Ángel de Castro

Esteban y Pablo son una pareja gay que suele frecuentar los establecimientos de la calle Fita de Zaragoza porque, tal y como reconocen a este diario, “es un lugar que hasta ahora sentían como suyo, donde había seguridad”. Una percepción modificada a base de la brutal paliza que recibieron, especialmente Esteban, el pasado 6 de diciembre. “Se abalanzaron sobre nosotros y mientras nos pegaban nos gritaban maricones de mierda”, afirman.

Reconocen que inicialmente solo denunciaron el robo violento sufrido porque los ocho jóvenes que les abordaron no solo les insultaron y les agredieron, sino que, además, les quitaron el teléfono móvil y la cartera que llevaban encima. El nerviosismo con el que acudieron a la comisaría, además del dolor que uno de ellos sentía por los dientes rotos y el labio partido, les hizo olvidar que además de la sustracción de sus objetos personales también hay un delito de odio. Hecho que subsanaron ayer en una ampliación de denuncia ante el Cuerpo Nacional de Policía.

A esta pareja no se les olvida lo que sufrieron en la madrugada del 6 de diciembre. “Estábamos tranquilamente dentro de uno de los establecimientos y un chico dijo que le habían quitado su abrigo, así que al rato entró la Policía para ver qué había ocurrido y hacer un cacheo de todos los clientes”, recuerda Pablo, quien destaca que “la noche comenzó movida”.

Fue el único incidente, si bien cuando salieron del establecimiento y avanzaron unos cuantos metros, ocho jóvenes con los que habían coincidido en el interior del pub debieron salir tras sus pasos y en un momento dado les asaltaron y golpearon de forma brutal. En la madrugada siguiente se produjo la lluvia de botellas en el pub Urano, también a grito de “maricones de mierda” y “sidosos”.

Fuente El Periódico