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Archivo para la categoría ‘Espiritualidad’

Miseria

Sábado, 27 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Misery is the river of the world. (*)

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Tom Waits

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(*) La miseria es el río del mundo.

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Somos Pan”, por Carmen Notario.

Sábado, 27 de abril de 2024

IMG_4402Estamos leyendo estos días el capítulo seis del evangelio de San Juan, un largo capítulo con mucho contenido teológico. Si somos capaces de no pasar de largo y nos adentramos en el evangelio, en la intención de Jesús, y en lo que la primera comunidad cristiana nos quiere transmitir, nos ayudará en nuestro camino de discipulado.

Un alimento tan básico como el pan para muchas culturas, el alimento de los pobres como nos comentaba alguien, se convierte en uno de los símbolos principales del cristianismo, ¿por qué?

Son muchos los pasajes de los evangelios en los que Jesús: da de comer a los que le escuchan, multiplica el pan para que toda la multitud quede saciada, sienta a la mesa a personas enfrentadas entre sí, y al final de su vida se da él mismo como verdadera comida, entregando su cuerpo, todo su ser para la vida de muchos. Su legado es que hagamos lo mismo unos con otros.

Hacer pan, algo tan común sobre todo en los pueblos, propio del tiempo de nuestras abuelas, suena hoy como un lujo que no nos podemos permitir: no tenemos tiempo.

Los ingredientes nos vienen dados. El largo proceso hasta conseguir la harina, pasa por sembrar la semilla, darle tiempo a que se pudra en la tierra, esperar a que crezca, segar el campo, separar el grano de la cizaña, triturarlo… nos recuerda que el discipulado no es un camino fácil y que hay que saber vivir las diferentes etapas hasta convertirnos en un ingrediente apto para mezclarnos con los demás. Algo similar ocurre con el aceite. El agua nos viene dada como regalo y por eso, a veces la damos por supuesta. La levadura, la sal, no son imprescindibles aunque le añaden textura y sabor.

Cuando me coloco delante de todos estos ingredientes siento un gran respeto por lo que tengo delante porque sé que al mezclarlos se producirá una reacción que dará lugar a una masa “viva”. Esa es la sensación que experimento cuando después de mezclar todo lo saco del recipiente y lo pongo en una superficie plana para amasar. Cuanto más amaso, más flexible se vuelve… tiene vida propia y por eso crece si la dejo reposar. Amasar con otros es lo mejor que nos puede pasar. Cada persona le da una forma diferente a su pan pero aprendemos mirando y observando.

Tiene que pasar por el calor del fuego, se tiene que cocer, hasta hacerse crujiente, comestible, nutritivo. Su olor nos transporta al hogar, a la madre, a la mesa compartida con hermanos con sus risas y sus llantos. Es alrededor de la mesa donde nos sinceramos, compartimos lo mejor de nosotros y nos comprometemos con la vida propia y de muchos.

Si Jesús hubiera querido se podía haber quedado al nivel de dar de comer a todos, de luchar por la justicia distributiva y habría sido aplaudido por las masas, incluso aquellos que sustentaban el poder no se habrían puesto en su contra de una forma tan virulenta.

Jesús nos presenta el Reino como un cambio radical de valores, de comportamiento que está ya sembrado en cada ser humano; lo único que hay que hacer es, descubrirlo. Cuando nos quitamos las caretas y nos presentamos tal y como somos experimentamos no solo la felicidad propia, sino que le damos una vuelta de 180 grados a las relaciones humanas (y con el resto de los seres vivos), basadas en la solidaridad y la sostenibilidad.

La Tierra, el Universo no está acabado; es una Cosmogénesis en la que tu y yo aportamos nuestro grano de arena para que continúe su evolución. Cuéntanos lo que tú haces con tus manos. Ellas también son tierra y son co- creadoras con Dios de este mundo maravilloso que se nos regala cada día.

Carmen Notario, SFCC

Fuente espiritualidadcym@gmail.com

Espiritualidad , ,

“En general se entiende”, por Pedro Miguel Ansó Esarte.

Sábado, 27 de abril de 2024

IMG_3681El pasado mes de enero publiqué un breve ensayo (1) cuyo prólogo, de la pluma de José Arregi, reprodujo recientemente Fe Adulta. En él he realizado un ejercicio consistente en repensar el cristianismo, perentoria necesidad si queremos que dicho movimiento, que no fundó Jesús de Nazaret sino que se derivó de sus propuestas, sea significativo para la vida de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Durante las semanas siguientes he esperado con cierta ansiedad los juicios de los lectores que, como es sabido, suelen proceder en primer lugar de familiares y amigos. Y ha habido una curiosa coincidencia en dos afirmaciones: que en general se entiende y que les ha hecho pensar. Este segundo juicio me ha agradado sobremanera pues coincidía de pleno con mi intencionalidad: no dar respuestas cerradas ni dogmáticas, sino aportar elementos de reflexión para que cada lector sacara sus propias conclusiones.

Más me ha preocupado la primera afirmación pues si solo se ha entendido “en general” implica que algo no se ha entendido. No entender un texto en su totalidad es una preocupación muy extendida en una sociedad como la nuestra que tiende, por diversos motivos, al pensamiento fácil y a la consigna simplista. Voy a romper aquí una lanza en defensa de la tesis siguiente: nadie tenemos la obligación de entender un texto en su totalidad. Comprendo que esta afirmación, en boca de una persona que se ha dedicado a la enseñanza, pueda causar cierto estupor, pero si esta defensa da que pensar me sentiré complacido. Y es que trabajamos con la falacia de que lo meritorio es entenderlo todo, cuando en realidad lo plausible es ante todo el intento.

¿Qué hay un párrafo que no se entiende? Seguramente al finalizar el capítulo la dificultad se habrá desvanecido como brizna de niebla al sol. ¿Que un capítulo no se ha entendido? Probablemente el resto de los capítulos arrojará luz sobre él, de acuerdo con el principio de que todas las partes de un texto son solidarias entre sí. ¿Que el libro no se entiende en su totalidad? Otros libros acudirán en su auxilio. Contemos también con la realidad de que los lectores no tenemos la competencia necesaria para abordar algunos temas; nadie podemos abarcar en estos momentos la totalidad del saber. Es sabido que los sabios de la antigüedad se han diluido en nuestros actuales especialistas y que la concepción aristotélica de la Filosofía como “ciencia de la totalidad de las cosas, por sus causas últimas, adquirida a la luz de la razón” (según el libro de texto en el que me inicié de adolescente en dicha disciplina) es ya una antigualla.  A partir del siglo XVII las ciencias particulares, a medida en que fueron adquiriendo un método y progreso propios, fueron saliendo del tronco común de la Filosofía. Ya Kant (siglo XVIII) no dominaba todo el panorama científico del momento y mucho menos filósofos posteriores.

Los seres humanos tenemos cierta tendencia a culpabilizarnos con excesiva facilidad, con una inercia que nos viene quizá de nuestra cultura judeocristiana. Tendemos, por defecto, a cuestionarnos a nosotros cuando en realidad, a veces, deberíamos poner en tela de juicio la habilidad para pensar o escribir del escritor. La tarea de transportar las ideas desde la mente al papel es delicada y requiere un exquisito cuidado y especial destreza. En ocasiones se producen desajustes entre lo pensado y lo redactado; y por ello solemos, en ocasiones, disculparnos: “yo no quise decir eso”. No pasa nada, siempre que seamos conscientes de que escribir es un arte que se perfecciona con la práctica. Enriquecer el vocabulario y domesticar la sintaxis son tareas no menos laboriosas que esculpir una buena escultura o pintar un bello cuadro.

Los textos, además, parecen estar investidos de cierta sacralidad -la primacía del texto escrito sobre el oral- y rápidamente nos aprestamos a realizar ante ellos la genuflexión. Pero hay que perderles miedo pues si son realmente buenos deberían ser sugestivos, provocadores y generadores de sentido. Si un texto no llega a conmovernos o a cuestionar nuestras creencias, no deberíamos quizá dedicarle demasiado tiempo.

Ciertamente la época en la que nos ha tocado vivir no deja demasiado espacio para el pensamiento crítico. Abundan los mensajes cortos, propios de las redes sociales, las consignas partidistas y las falsas noticias que se cuelan como verdades inconcusas en las mentes irreflexivas. Pensar requiere silencio, sosiego y una mente despierta y activa. Elvira Lindo lo dice en un reciente artículo: “El peligro de que sea la obra de arte la que juzga a quien mira y no al contrario es que el público se acaba sometiendo a lo que dicta su grupo y no arriesga una opinión, sino que repite consignas. Se supone que una va al cine, lee un libro o escucha una canción no para engullir el mensaje trillado, sino para poner en suspenso alguna convicción.”

En resumen, que nadie sacralice un texto ni deje de leerlo solo por temor a sus dificultades. Confío en que todo esto, en general y en particular, se entienda.

(1) POR UN CRISTIANISMO CREÍBLE. Reflexiones de un cristiano de a pie (Tirant, 2024)

Pedro Miguel Ansó Esarte

Fuente Fe Adulta

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Mística del trabajo

Viernes, 26 de abril de 2024

Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Si uno se lleva bien con su trabajo y lo hace con tranquilidad, está orando todo el tiempo. Es importante recuperar este equilibrio, y comprender que el trabajo realizado como es debido no impide orar. El trabajo hecho como es debido es oración. Como es debido: lo cual no quiere decir que tengas que regodearte con él, ni que debas empeñarte en hacerlo a la perfección; es hacerlo como instrumento de Dios. Hay en esta actitud un sustrato de profundo misticismo. No es una mística. Es misticismo, una forma de estar unido a Dios.”

*

Thomas Merton

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Sueños

Jueves, 25 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Solo sueño conmigo misma

aunque haya en mi otros personajes

que se atemorizan entre sí.

*

Ana Blandiana

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Revisando la imagen de Dios.

Jueves, 25 de abril de 2024

IMG_4162Siento que necesitamos cambiar urgentemente las imágenes que tenemos de Dios y que transmitimos en nuestras manifestaciones de fe y en nuestras celebraciones.

Por supuesto que no pretendo sentar pontificado. Espero iniciar un cambio de lenguaje y por lo tanto, un cambio de conceptos en torno a Dios.

Jesús de Nazaret nos transmitió su Mensaje con unas palabras que luego hemos ido cambiando y convirtiéndolas en un mensaje religioso, pero no cristiano.

En el evangelio, Jesús vive, busca, anuncia el Reinado de Dios. Una sociedad nueva desde el Dios Amor. Y en ese mensaje tienen centralidad los pobres, los que están al margen del camino. Jesús se encuentra y vive con los que están al borde de la sociedad. Jesús dialoga con ellos, tiene misericordia. Entrañas maternas de donde brota el amor y la bondad.

Esto pone en evidencia muchas figuras del dios que hemos elaborado. Hemos imaginado y anunciado un dios individual, varón, blanco, que vive al otro lado de las estrellas. Vigila el mundo para juzgar a los buenos y a los malos. Él no se contamina con la realidad de los humanos. Tiene una moral y un juicio exigente. Le encantan las ceremonias y la riqueza en los templos, celebraciones, con mucho oro y trajes elegantes, con templos con mucho arte. Amigo de los ritos y costumbres superficiales (un niño que reza las tres avemarías, aunque sea malo, se salva). Un dios que pide caridad con los pobres pero que no se identifica con ellos… Damos donativos a los pobres, pero no somos pobres con los pobres.

Un dios que está ajeno a las guerras y violencias. No está presente en las personas que sufren, que viven las consecuencias del hambre y la guerra. Está ausente en Gaza y Ucrania. No está a favor de los indefensos ni derriba a los poderosos. Un dios arbitrario, que manda la lluvia cuando quiere y cura… la enfermedad a quien le parece…

Un dios al que se le ofende con nuestros pecados y que necesita enviar a su Hijo a la cruz para redimirnos. No es el Jesús que, entregando su vida, nos salva y va transformando nuestras vidas, porque Él entrega su vida en cada momento de su caminar terreno hasta la Cruz. Favorece a los ricos como un regalo por ser buenos y empobrece a los débiles y pobres, porque les toca la mala suerte.

Un dios a favor del Patriarcalismo. A semejanza de los hombres…

Sin embargo Dios es hombre y mujer. No tiene forma. Es todo con todos y todas. Padre y Madre. El Verbo se hizo carne… Es un Dios afroasiático, negro y blanco. Se ha manifestado de diversas formas, no solo en el Cristianismo, sino en todas las religiones. Por eso podemos vivir un Ecumenismo, no solo entre las diversas religiones cristianas, sino entre todos los modos religiosos, porque Dios se hace presente en todos ellos.

Un Dios de la vida en las personas y en la ecología. Dios se hace vida y acompaña a toda la creación llenándola de vida. No se complace en “en este valle de lágrimas”, sino que nos llena de Vida y Esperanza. Resucitado, vive con nosotros.

Un Dios de la muerte y la Resurrección. Vivo, presente en cada persona y en cada realidad. No reservado a los templos. Toda la creación, el cosmos entero es un templo. No necesitamos acudir a las catedrales ni a los lugares sagrados para encontrarnos con Dios. Podemos ENCONTRAR la experiencia de Dios en nuestro quehacer cotidiano, en nuestras relaciones, creencias, liturgias y hasta en el respeto de nuestra moral. Un Dios vivo como ALGUIEN presente en toda NUESTRA VIDA.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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Pozo blanco del amor del hortelano. En memoria de S. Juan de la Cruz) (I-IV)

Miércoles, 24 de abril de 2024

Del blog de Alfonso J. Olaz El Rincón del Peregrino:

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Pozo blanco del amor del hortelano
(En memoria de S. Juan de la Cruz) (I-IV)

Pozo blanco del hortelano divino (I)

 Descanso de amores ya cumplidos
Terminada la tarea, y comenzando ya el reposo bien merecido
El hortelano te ofrece sus amores,
De todos sus jugos que embriagan y no dan amargura.
De flores olorosas, fragancias divinas
De rosas sin espinas, De mieles que saben al amado.

Amores que no hechizan,
Dardos que van directamente al corazón
Amor que hiere de amor, sin heridas que desangran,
Sin marcas ni cicatrices siendo corazón amado.

Fundiéndose en el Sol del amado,
Y ya habiendo entregado tu corazón partido
Ahora lo recibido será el corazón del amado
Cantos que se hacen amores,
De lenguas varias y con muchos sentidos.
Sentidos que se hacen divinos, de corazón, con mucho amor.

Alma que toda se trastoca,
Llorando el corazón de los sentidos que la razón no alcanza
Y volando tan alto, tan alto,
Que nada puede hacer y solo dejarse hacer
Ya no hay miedo, Ya no hay muerte
No es muerte porque es vida muy sentida,
Que rompe todos los sentidos,
De esta vida y sabe que eso es la Vida.

Ya no hay miedo, y de miedo nadie muere
Y en el miedo no está la Vida
Es Vida que es más grande que el miedo,
Pues es Vida y de esto nadie ha muerto.

Y sí de Vivir con Miedo,
Que es la Muerte en vida, Sin vivir
Y morimos sin haber vivido,
Olvidando que hubo un hombre hortelano que está vivo,
Y esperando a que le demos vida,
Para ser Vida de nuestra vida.

Pozo blanco del amor del hortelano (II)

En las luces y olores de tu huerto,
Que no son de esta tierra mojada
Que está siempre iluminada,
De los vestidos de sus frutales
De las flores que son para la amada
Y de los frutos que recoge el amado.

En este Valle de Lágrimas que hacemos,
Es posible un lugar llamado paraíso
Del paraíso ya aquí también recibido,
Donde es posible el amor del amado
Y Él te susurra que seas paraíso,
Donde caben todos, todos, Todos…
Seré paraíso para todos, para todos mis hermanos.

El huerto del Hortelano Junto al pozo blanco (III) 

Junto a la casita de mi amado,
Seré fraternidad para todos mis hermanos
Pozo blanco del amor del hortelano
Huerta divina en la brisa del mediodía,
Que seca el sudor del amado.

En la tarde peina sus cabellos de caracol de plata
Para en la gran noche danzad, amado con amada
Entre sus rosales, besos de fresa
Y entre las fresas,
Cintas de tus amores de todos tus colores.

En el huerto luce un pequeño jardín,
En el jardín una fuente, en la fuente una  jarra
La Jarra es del hortelano divino
Y junto a ella unos vasos para invitar a sus amigos
Agua fresca con limón, con menta y albahaca.

Enamorados, Pasos de dos amores,
Ritmos de la guitarra del hortelano,
Adagios, Arabescos, giros y saltos perfectos.

Y allí los dos os miraréis entre las estrellas
Y subiréis a ellas, sin las miradas del hombre
Con la escalera del Maestro divino
Con su bendición, sombrero de plata y bastón de nácar

Y allí tocando la más alta estrella,
Me darás a probar de lo que me diste el otro día
Amor que no cesa, que embriaga sin resaca
Rasgando dulcemente la tela de la amada,
Sin dolor, sintiendo, sin sentidos.

Cantando sin garganta,
Con la tuya tocando el Arpa de tu memoria divina,
Entre los rosales y las moreras de tu huerto
Y allí de las parras de tus uvas,
Me darás de ellas para saciar mi sed por mi amada
Y mi amada recibirá lo que yo no le di y siempre me pidió:
Ir por donde yo no quería ir, para hacer lo que yo no quería hacer.

Pozo blanco del amor del hortelano Hortelano divino (IV)

Que cada día riegas y estercolas tu huerto,
Eres Amor que enamoras Todo…
Y en tu locura del Amor por el hombre,
Te has fijado para darle de tu brisa,
Y tu corazón se lo has dado Todo.

¿Cómo es posible amar?
¿Y morir cada día por el amor que te has dado?
¡Haciéndote el menor entre los menores!
Humillándote siendo Dios, Creo porque eres Padre.

Pozo blanco del amor del hortelano
Y porque eres el Maestro Hortelano del pozo blanco
Has dejado en cada uno de nosotros,
Ser semilla en tu huerto,
Vivir en tu pozo blanco,
Cerca de tu fuente junto a la casita del hortelano.
Para que creamos que somos de tu misma familia
Que siempre hemos estado junto a tu parentela,
Y somos de tu descendencia.

La misma que pasaba las tardes en Nazaret,
Junto a tu madre María, Y tu padre José.

En vuestro pequeño huerto, Limpio y recogido
Esperando a que la voz del sol se recogiera.
Para contemplar la noche divina con Jesús
Y junto a vosotros, querida familia
Escuchar los cuentos y cantos que tuvimos en aquellas noches,
Que nos has dejado Y ahora ya son nuestras.

Pozo blanco del amor del hortelano

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 Alfonso Olaz

 

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Segunda imagen tomada de https://www.educo.org/blog/por-que-son-importantes-los-huertos-escolares

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“Las mujeres siguen a Jesús: memoria y conflicto”, por Carme Soto Varela

Miércoles, 24 de abril de 2024

IMG_4037El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa”

“Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas”

“Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18)”

Al comienzo de la Semana Santa quizá no esté de más recordar el lugar de las mujeres en los acontecimientos que celebramos estos días y a partir de ellos preguntarnos por el horizonte de seguimiento al que hoy las mujeres creyentes podemos aspirar. En esa encrucijada entre la pregunta y el recuerdo está la legitimación de los anhelos de muchas mujeres de encontrar en la Iglesia un lugar propio, inclusivo y liberador y de un reconocimiento pleno de su palabra y de su experiencia espiritual.

El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa. Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas. Se van dando pasos, sin duda, pero todavía queda mucho camino por recorrer y muchos cambios que implementar para que la Iglesia sea de verdad esa comunidad inclusiva que Jesús proclamó.

Una memoria conflictiva

María Magdalena es quizá un ejemplo paradigmático de cómo el horizonte del discipulado de las mujeres se fue resignificado para que encajara en las expectativas y valores que las sociedades tradicionalmente han asignado al sexo femenino colaborando en su silenciamiento y a su lugar secundario en la Iglesia.

En la memoria colectiva cristiana sigue arraigada, a pesar de los estudios serios y contrastados que se han hecho sobre su figura, la idea de su identidad pecadora y redimida por su amor a Cristo. Las relecturas que se han ido haciendo de ella a lo largo de los siglos en el arte, la literatura, el cine o las reflexiones religiosas la han perpetuado como un modelo de la fragilidad y dependencia femenina.

Un modelo con el que cada vez se identifican menos las mujeres. Como nos recuerda Carmen Bernabé: “Desde en el último tercio del siglo XX, la memoria de María Magdalena discípula de primera hora, apóstol, enviada con autoridad ha sido reivindicada como ejemplo, inspiración y modelo de autoridad por teólogas feministas y grupos de mujeres que encuentran en ella la fuerza y legitimidad para empoderarse en situaciones muy difíciles, para reivindicar una mayoría de edad en la Iglesia y una participación igual a los varones en los órganos de decisión de la vida comunitaria “ (Qué se sabe de… María Magdalena, 2020, 216).

Ella alienta así el testimonio y la audacia de muchas mujeres que nos reconocemos en su impotencia, en su silenciamiento, pero también en la confianza y en su adhesión a la persona de Jesús, que la mantuvo en la certeza de la esperanza, la capacitó para reconocerlo resucitado y la fortaleció en la difícil y arriesgada misión de ser portadora del primer anuncio del kerigma a pesar de muchos obstáculos.

Pero no las creyeron…(Lc 24, 8)

El evangelio de Lucas nos transmite con claridad la dificultad que la primera comunidad de Jesús tuvo en creer el testimonio de las mujeres sobre su encuentro con Jesús resucitado. Siglo tras siglo las mujeres seguimos experimentando como se cuestiona nuestra palabra y de nuestra experiencia. No se duda de nuestra fe ni de nuestra necesaria implicación eclesial, pero se sigue sosteniendo en la teología y a tradición un techo de cristal para nuestros carismas y dones.

La “negra sombra” de los abusos dentro y también fuera de la Iglesia planea en la vida de las mujeres como una niebla mucho más densa. El testimonio de muchas mujeres victimas de abusos sexuales, de autoridad y de conciencia, muchas mas veces de las esperables, son puestos entre paréntesis porque se considera que, siendo adultas, hay libre consentimiento. No falta,tampoco, quien sigue pensando que la seducción es un arma de mujer, descargando así de culpabilidad a quien agrede.

Las mujeres en nuestras parroquias, asociaciones, comunidades… nos seguimos encontrando con situaciones cotidianas que evidencian multitud de micromachismos que, casi imperceptiblemente, nos relegan a un lugar segundario, nos silencian o nos obligan a escuchar explicaciones o reflexiones en tono paternalista como si nuestra condición natural fuese la ignorancia (mansplaining).

Estas experiencias no son anecdóticas y tienen nombres propios, sufrimiento y cansancio. Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18).

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“Itiel Arroyo y la homosexualidad”, por Carlos Osma

Miércoles, 24 de abril de 2024

IMG_4036De su blog Homoprotestantes:

Aunque algunes vivamos cómodas en nuestra burbuja cristiana, formando parte de comunidades donde lo queer es un valor que suma a todos, la realidad de la inmensa mayoría de cristianas queer pasa por otro lugar: por la influencia de discursos, teologías, prácticas y experiencias que las denigran. Y eso no lo deberíamos olvidar. Aunque algunes se sitúen por encima del bien y del mal, o lo que es peor, de la realidad, para decirnos que ya tenemos todo lo que queríamos, que bajemos la voz y que respetemos a quienes piensan diferente a nosotres, tendríamos que levantarla aún más para decirles que no, que no queremos un trozo de pastel, que lo queremos todo, y para todes. Y que cada uno puede pensar lo que quiera, y cuanto más diferente a nosotras mejor, pero no estamos dispuestes a que sus pensamientos impacten negativamente sobre nuestros derechos, nuestra dignidad, nuestra fe: sobre nuestra vida.

El otro dia un joven cristiano que procede de un entorno fundamentalista, me explicó que sentía atracción per personas de su mismo sexo y que estaba intentando mantenerse célibe para ser fiel a Jesús, aunque reconocía que le era imposible y eso le hacía sentir muy culpable. Cada vez que hablo con alguna persona que me cuenta algo parecido -lamentablemente muy a menudo- es como si retrocediera treinta años, y siento como si el tiempo -y la mente- se hubiera congelado en fundamentalandia. Después, me envió un vídeo de Itiel Arroyo, que parece ser es uno de los influencers del fundamentalismo hispano en este momento, donde en una entrevista animaba a los hombres que tienen atracción hacia otros hombres a mantenerse célibes para ser fieles a Jesús. Todo esto envuelto en el discurso queerfóbico clásico de que una cosa es la ideología queer -a la que se debe oponer todo cristiano- y otra las personas con atracción hacia personas de su mismo sexo -obviando el concepto de orientación sexual- a las que hay que acoger para ayudarlas a superar su trauma -que evidentemente no está producido por la discriminación, sino por algún problema infantil con sus padres-.

Sí, en nuestra burbuja cristiana este discurso es todo menos cristiano, y se basa en la ignorancia sobre el ser humano y sobre la Biblia. Pero en la realidad de muchas cristianes hoy, es la Verdad bajada del cielo y revelada por profetas como Itiel Arroyo: «Renuncio con dolor a acostarme con otras mujeres, a ser adúltero. Renuncio a esos deseos porque he encontrado un deseo superior que es Jesucristo. De la misma forma que yo renuncio a esas cosas que deseo, la gente que tiene atracción hacia personas del mismo sexo, debe plantearse: ¿estoy dispuesto a renunciar a este deseo por amor a Jesús? Jesús puede ser suficiente para ti».

Y podemos reírnos al escucharlo, y decirle a Itiel Arroyo que los pactos en su matrimonio deberían también incluir a su mujer. O jugar al psicoanálisis barato como él -aunque intuyo que nos saldrá caro- e invitarle a sentarse en un diván para descubrir cómo ha construido él ese deseo superior al que llama Jesucristo -no vaya a ser una proyección de sus prejuicios-. Podemos enfadarnos y preguntarnos de dónde se saca este señor que Jesús quiso que las personas queer renunciáramos a mantener relaciones afectivas sanas, saludables y activas, por amor a él -o si más bien lo que pretende es que renunciemos nosotras para no tener él que renunciar al literalismo bíblico, y que su teología desfasada pueda seguir manteniéndose en pie-. O relativizarlo todo, y decir que la culpa en el fondo no es de Itiel Arroyo, que personas como estas siempre las ha habido y siempre las habrá, sino de quienes están dispuestes a hacerle caso. Pero estaríamos pasando por alto hasta qué punto influye el entorno de las personas que escuchan a estos predicadores de la queerfobia, y como puede impactar en sus relaciones familiares, de amistad, o incluso laborales, el oponerse a estos discursos.

Donde yo he dicho Itiel Arroyo, estoy convencido de que entre todas podríamos decir decenas, cientos, miles de nombres de cristianos católicos, ortodoxos, evangélicos, con el mismo discurso. Y únicamente necesitamos multiplicar el número de esos nombres por diez, por cien, para entender la magnitud de dolor que ha producido y sigue produciendo el discurso queerfóbico fundamentado en el pseudocristianismo fundamentalista. Aunque lo importante no es poner un número, sino caras, porque la cosa se entiende mejor cuando una persona te mira a los ojos para explicarte su sufrimiento por no poder liberarse del odio que estos profetas han introducido dentro de ella.

Nuestra burbuja cristiana queerfriendly seguro que no ha sido fácil de construir, ni de mantener, pero las burbujas acaban siempre por explotar, y nos dejarán en algún momento a la intemperie. Por eso es importante construir sobre roca, con estructuras firmes y resistentes, a prueba de terremotos y huracanes integristas y fundamentalistas. Y para eso es imprescindible la apertura, los brazos abiertos de la inclusión de quienes han sido expulsados de otras comunidades, el botiquín del evangelio del amor para curar las heridas, la fraternidad para que todes seamos una. Pero también es necesaria la denuncia, no podemos mantenernos calladas ante el daño que la mayor parte de las comunidades cristianas, guiadas por personas profundamente queerfóbicas y que dan cobertura a influencers del odio, están generando en tantas y tantas personas.

Si Itiel Arroyo -o cualquier otro- necesita apelar al Jesucristo queerfóbico que se ha construido para no ser infiel a su mujer, nosotres le respetamos, es su decisión. Pero que a eso no le llame evangelio, ni lo imponga como un modelo a seguir para las personas queer. Para nosotres el evangelio pasa por la libertad, por la comunidad de la diversidad, por el Jesús que Ɐmaba a uno de sus discípulos, por el Jesús que nos ama a todes sus discípules y no nos exige sacrificios absurdos como renunciar al sexo o al amor. Lo que predican personas como Itiel Arroyo no es evangelio, tiene un nombre: odio. Y si con algo deberíamos ser intolerantes las cristianas, es con el odio.

Carlos Osma

El Discípulo Que[er] Jesús ∀maba

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Espiritualidad, General, Homofobia/ Transfobia. , , ,

Saciado

Martes, 23 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Fui a beber a los pozos del deseo
y pasé por encima de la vileza del pecado…

*

Ibn Suhayd

***

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“Una ojeada a la Razón. Una reflexión muy personal”, por Mariano Álvarez Valenzuela.

Martes, 23 de abril de 2024
Digital StillCamera

Digital StillCamera

Desde siempre se nos ha dicho que el ser humano es un animal racional, es decir, dos realidades en una, y siempre me he preguntado cómo es posible lograr tal equilibrio. Por lo pronto lo animal no define a la razón y la razón si define a lo animal además de definirse a ella misma, aspecto éste último algo contradictorio, pues es ella misma quien afirma que lo definido no debe entrar en la definición bajo el riesgo de caer en una tautología, y que en este caso sería además una pedante egología:” Esto es así porque lo digo yo”.

Mal empezamos si la propia razón empieza contradiciéndose e imponiéndose autoritariamente. La razón-sujeto (definidora) es a su vez razón-objeto (definida), es decir, juez y parte, y ya se sabe que quien parte y reparte se queda con la mejor parte. Pero la situación no queda aquí, todavía se complica más al entrar la razón en una esquizofrenia múltiple, pues en todo juicio (ámbito exclusivo de la razón), además del juez, intervienen el fiscal que acusa y el defensor que se justifica ante dicha acusación. Es como si el acelerador y el freno de un vehículo fuesen el mismo pedal, derraparíamos constantemente, y no digamos nada si además queremos que tome parte el jurado, dejémoslo aparte de momento.

Así las cosas, la razón dista mucho de ser una destiladora de equilibrios. Pero la cosa no queda tampoco aquí si su prepotencia le lleva a querer universalizarse como agente clarificador y ordenador de toda realidad. ¿Será esta la causa de que en su interior surja una inconsciente razón llamada duda? ¿Quién hará de juez entre ambas?

Así resulta que este animal racional, el ser humano, asume un cierto pragmatismo dual, el de convivir con su razón científica objetiva sin dudas y a la vez con su razón filosófica llena de dudas. Es como no acabar de fiarse uno mismo de sí mismo. ¡Menudo desasosiego! Con todo esto, la razón resulta ser ya de entrada un principio de diferenciación social, autoclasificándonos unos como de letras y otros como de ciencias, pero no nos preocupemos, nuestra realidad va mucho más allá de las ciencias y las letras, incluso más allá de la razón que en este caso sería de las razones.

Este más allá de toda razón en la persona, reside en una facultad suprarracional, pero muy anclada a su materialidad, aunque la razón en su papel de agente clarificador y ordenador no se haya podido negar a ponerle nombre con el calificativo de “voluntad”. No hay razón que se le resista. Cuando a alguien se le pide explicaciones sobre ciertos actos y decisiones inexplicables, acaba exclamando: ¡Porque me lo pide el cuerpo! ¡Porque me da la gana!…

Si la razón se afana en limpiar, abrillantar y dar esplendor creando un orden enmarcado por leyes, la voluntad muchas veces actúa reactivamente contra dicho marco legal, confirmando así el principio de la dinámica de toda realidad física y que la propia razón expresa diciendo que: “A toda acción se le opone una reacción igual y de sentido contrario”.

Pero este aparente irracionalismo que emerge desde los sentimientos, no se ve exento de tener que dar razón de lo que su cuerpo le pide como bien apuntaba B. Pascal en su conocida expresión de: “El corazón tiene razones que no entiende la razón”.

Por lo que la cuestión que nos debemos plantear no reside tanto en considerar a una como la buena y la otra como la contraria. Hay que procurar limpiar y esclarecer, pero sin renegar de lo emotivo, de lo pulsional, lo pasional, y en definitiva de lo que nos pide el cuerpo o nos dé la gana, pero ambas han de aproximarse en una dinámica de complementariedad que las unifique.

Razón y corazón no funcionan por separado. El pensamiento meramente espiritual, descansa en su base cerebral, que se extiende por todo el entramado neuronal del sistema nervioso conformando su base somática, de ahí que somos también inteligencia sintiente, pero, así como una exaltación de la razón sobre el corazón se traduce en una “cabezo-nada”, también una exaltación del sentimiento sobre la razón se traduce en una “corazo-nada”. En definitiva, ambas por separado quedan en nada. En este contexto, no hemos hecho nada más que un intento de resucitar la vieja filosofía de la doble verdad, que algunos filósofos árabes, en su día, trataron de introducir en contraposición a la verdad filosófica y teológica.

La buscada sabiduría se aviene cuando empezamos a trabajar en ese buscado equilibrio dinámico “racio-cordial”, equilibrio que demanda la presencia de la sabiduría hebrea y de la razón helénica. La primera empieza diciendo “tú”, para poder reflejarse en él y percibirse. La segunda empieza por un “yo” que duda hasta de sí mismo.

La primera se encuentra a “” por un acontecimiento que le viene de fuera de “”. La segunda se busca a “” sin querer salir de “”.

El mundo griego comienza con el “yo” de la duda, que es como un “no yo”, pues esa es su esencia, la de negarse continuamente y reafirmarse a partir de su negación, que también por necesidad lógica debería ser una negación dudosa. El mundo hebreo comienza con el “creo”, te creo, te veo, me fio, es el “fiat” del asentimiento. Son dos cosmovisiones que o se reclaman en una complementariedad o se contraponen, no hay más opciones.

Kant que era un pensador de oficio, decía que la razón no es solamente un pensar invadido por la duda que no nos permite salir de un hiperbólico racionalismo, sino también un querer práctico que busca su norte, su sentido, en donde el riesgo, la apuesta, la voluntad, el tanteo, el instinto y podríamos añadir el sufrimiento, las alegrías y en definitiva a toda pulsión inconsciente.

También Wittgenstein, un gran apasionado por la filosofía y la matemática, considerado un gran pensador metafísico de este siglo pasado (ayer), desmitificaba la razón diciendo que cualquier decir racional es un decir paradójico. Recordemos que toda paradoja es una idea contradictoria, pero sin contradicción lógica, lo que la convertiría en un sofisma. Toda paradoja es un razonamiento en apariencia válido, pero que contraviene al sentido común. ¡Cuántas paradojas se nos cuelan inconscientemente en nuestro llamado sentido común simplemente porque no rompen las reglas de la lógica!

La presencia que acontece al “yo” del mundo hebreo que razona para poder reconocerse y poder responderle, le dice: Heme aquí dispuesto y abierto a tu palabra para acogerte y para ser acogido, pues sin “ti” no podría decir “yo”, y sin mí, tú tampoco podrías pronunciarte y no se produciría ni encuentro ni acontecimiento alguno.

Del saber al querer y del querer al saber, cuanto no sea así, no pasaría de ser un absurdo Kafkiano.

La racionalidad humana es a su vez ética y metafísica, carne y espíritu, animal y racional, y ambas acaban siendo el substrato de una voluntad bien informada para poder afrontar el reto de su existencia en libertad.

En este punto, primigenio y último, nada separa al creyente del no creyente sino la fe. Para creer y tener fe, la voluntad es quien tiene la última palabra para poder enfrentarse a ese abismo que supera a toda razón y a todo querer. Ante este abismo llamado libertad, la voluntad no solo está sola, sino que debe renunciar a su soledad para abandonarse libremente en la alteridad de en Quien se puede ver reflejado y ya pueda decir “yo” sin dudas…… ¡Qué riesgo!

La vida humana tiene su singular riesgo llamado libertad, que nos singulariza uno a uno sin límites espacio-temporales. Solamente la voluntad es quien asume en última instancia dicho riesgo, por muchas “cabezo-nadas” y “corazo-nadas” que le vengan en forma de hipótesis o en forma de ganas, ya que siempre la tesis, su tesis, la confirma su voluntad.

Mariano Álvarez Valenzuela

Fuente Atrio

Espiritualidad

“¿Quién teme al género?” de Judith Butler. Una lectura reveladora para los católicos LGBTQ+

Martes, 23 de abril de 2024

IMG_3951 Adam Beyt

La publicación de hoy es del colaborador invitado Adam Beyt (él/él), profesor asistente visitante de Teología y Estudios Religiosos en Saint Norbert College, Wisconsin. Su primer libro, Remaking Humanity: Embodiment and Hope in Catholic Theology, es una teología política constructiva que utiliza el trabajo del teólogo dominicano Edward Schillebeeckx y la filósofa estadounidense Judith Butler. El libro se publicará en Bloomsbury en el otoño de 2024.

Con la publicación del libro Gender Trouble de 1990, la filósofa estadounidense Judith Butler (ellos/ella) articuló un marco muy influyente sobre cómo académicos, activistas y muchas personas queer debaten hoy sobre el género. A partir de este trabajo, los escritos de Butler han popularizado la idea de que el género es una actuación. Este término no significa que sea un “espectáculo”, sino un proceso continuo y repetido, mediante el cual los cuerpos se clasifican como masculinos y femeninos y se les enseña a habitar disposiciones, comportamientos y orientaciones culturalmente condicionados.

Según la teoría de Butler, podríamos pensar en el género como un “proyecto de grupo local” mediante el cual se construye socialmente y se encarna contextualmente. En otras palabras, desde el momento en que un médico anuncia “¡es un niño!” En el caso de un niño al que se le asigna un varón al nacer, el niño es continuamente “educado como varón” en una determinada forma de estar en el mundo. Butler, entre muchos otros académicos, ha reconocido que su trabajo no fue el primero en hacer esta observación sobre el género, sin embargo, su trabajo ha sido un compañero de conversación útil para discutir temas LGBTQ+ y su relación con otros aspectos de la vida pública.

En las últimas décadas, la propia Butler se ha convertido en el objetivo de lo que muchos movimientos anti-LGBTQ+, junto con ciertos grupos de feministas, han denominado “ideología de género”. De hecho, Butler fue quemada en efigie en Brasil en 2017. Originada en la década de 1990, en la década de 1990, la frase “ideología de género” se ha convertido en un término general para muchos conservadores sociales, incluido el Papa Francisco y otros líderes católicos, que interpretan el discurso que involucra “género”. ”para desviarse de lo que creen que son las leyes reveladas de la naturaleza. Para quienes aceptan la “Teología del Cuerpo” (TOB) de Juan Pablo II, la “ideología de género” abarca cómo las interpretaciones ahora generalizadas de la “libertad” se han desviado de la “verdad” nupcial del cuerpo humano. Para TOB, los cuerpos humanos tienen sólo dos formas sexuadas distintas, limitadas a lo que muchos etiquetarían hombres y mujeres cisgénero. Una pareja así debe implementar amorosamente el don de la sexualidad de Dios para complementarse mutuamente en un matrimonio heterosexual, monógamo y sacramental, que sea a la vez unitivo y abierto a la creación de vida. La “ideología de género”, según afirman sus críticos, socava este supuesto significado del cuerpo, incitando a las personas a utilizar anticonceptivos artificiales, someterse a cuidados que afirmen el género, exigir acceso al aborto y actuar según deseos sexuales que están “intrínsecamente desordenados”.

IMG_3955En Who’s Afraid of Gender?, (¿Quién teme al género?), Butler ofrece su respuesta a tales críticas en una de sus obras más públicas y de mayor lectura, proporcionando un interlocutor de conversación revelador para los católicos que afirman queer hoy en día. Butler señala que el “género” se ha convertido en un “fantasma”, un “fenómeno psicosocial… un lugar donde los miedos y ansiedades íntimos se organizan socialmente para incitar pasiones políticas”. Este fantasma nombra “una forma de organizar el mundo provocada por el miedo a una destrucción de la que se responsabiliza al género”. Para decirlo en términos más religiosos, el movimiento que se opone a la llamada “ideología de género” interpreta las afirmaciones culturalmente omnipresentes en torno al género como si fuera un “demonio” que necesita ser exorcizado del discurso público para defender el bien común. Para Butler, este demonio llamado “género” oscurece otros miedos y prejuicios.

Butler comienza el trabajo centrándose en el uso de la “ideología de género” en las declaraciones del Vaticano, destacando su aparición en declaraciones del Papa Francisco y otros documentos como el muy denostado texto de 2019 “Varón y Mujer Él los creó” de la Congregación para la Educación Católica. Si bien Butler elogia el enfoque más amable de Francisco sobre el tema, les preocupa la comparación que hace el pontífice de la ideología de género con las armas nucleares. Butler también señala cómo el término “ideología de género” se considera a través de términos coloniales, lo que significa que el marco imperialista occidental de “género” se está imponiendo erróneamente al Sur Global. De hecho, la variación humana en cuanto a género, sexo y sexualidad (y la inescrutabilidad de esas categorías mismas) sigue siendo un fenómeno universal en todas las culturas y geografías.

Luego, Butler rastrea cómo el “fantasma de género” atraviesa diferentes localidades y movimientos, que van desde la xenofobia de Viktor Orbán de Hungría hasta las feministas radicales transexclusivas (TERF) del Reino Unido, que se refieren a sí mismas como “críticas de género”. Es importante destacar que Butler también cita a académicos negros y decoloniales que señalan cómo la mediación cultural del género también está entrelazada con categorías conectadas con la  raza y la colonizacion.

A lo largo de la carrera de Butler, las reflexiones sobre la ética han sondeado sus raíces judías para poner en primer plano la responsabilidad hacia las comunidades marginadas. Estas preocupaciones morales se superponen con las de los católicos, como honrar la dignidad humana y construir un mundo más justo donde todos puedan prosperar. En ¿Quién teme al género?, las citas de Butler incluyen a teólogos que afirman queer como Elizabeth Johnson, CSJ, y Dan Horan, OFM, junto con una referencia positiva a DignityUSA, una organización católica LGBTQ+.

IMG_3956Judith Butler

Su crítica termina con una exhortación a construir coaliciones para un mundo más justo, donde muchos tipos diferentes de humanos puedan ser libres. Además, su crítica se suma al coro de muchos otros católicos, incluido yo mismo, que exigen relatos vivificantes de la humanidad en la teología católica. Diferentes géneros, habilidades, razas y sexualidades pueden reflejar la imagen sagrada de Dios (Imago Dei), como un caleidoscopio del glorioso misterio de lo Divino.

El libro ofrece un útil punto de partida sobre cómo un pensador influyente se enfrenta a un esfuerzo concertado y global para socavar la dignidad humana de las personas queer y su participación en la vida pública. Lo recomiendo para aquellos que quieran una visión estimulante de los debates en curso sobre género, dignidad humana y nuestras vidas compartidas.

Mientras anticipamos otro documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que se espera reproduzca el fantasma incoherente en torno a la “ideología de género”, recordemos que la misericordia, el amor y la justicia de Dios exigen mucho más de nuestra Iglesia.

—Adam Beyt (él/él), 5 de abril de 2024

Fuente New Ways Ministry

Biblioteca, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , ,

Pastor de tu pueblo.

Lunes, 22 de abril de 2024

Isaias-40-Buen-Pastor

Pastor de tu pueblo.

Pastor de tu pueblo,
Tú nos guiaste por mesetas montes y cañadas,
con paciencia, ternura y sabiduría,
como los viejos pastores guían sus rebaños.

Hoy estamos desorientados y sin sueños.
¿Por qué no vienes a estar con nosotros un rato?
¿Por qué no nos sacas de estos apriscos vanos?
¿Por qué sigues sentado en tu trono de nubes?

Andamos errantes por campos agostados
sorbiendo el polvo y nuestro llanto;
nos flaquean el ánimo y las fuerza
y no encontramos un lugar de descanso.

Hemos perdido el horizonte que nos señalaste
y somos víctimas de nuestros miedos,
de nuestros anhelos frustrados en el camino,
de nuestros egoísmos y laberintos diarios.

Pero somos los mismos que sacaste de la esclavitud,
que guiaste y acompañaste por el desierto
y después invitaste a vivir en todos los rincones
y países que tú amas, cuidas y mantienes.

Crecimos como las estrellas del cielo.
Llegamos hasta los confines de la tierra.
Nos hicimos presentes en todos los continentes,
y ahora estamos aletargados, encogidos, con miedo.

Nos dijiste que éramos tu rebaño escogido,
tu pueblo, tu iglesia, tus hermanos…,
y nos hemos convertido en el cachondeo diario
de quienes caminan a nuestro lado.

Tú, que eres buen pastor, con entrañas y corazón…
Tú, que conoces a los tuyos por su nombre…
Tú, que los defiendes de lobos y otros peligros…
Tú, que prometiste darnos vida siempre…

¡Sílbanos tus alegres canciones que motivan,
llévanos por tus caminos preferidos,
condúcenos a los pastos que alimentan
y a las fuentes refrescantes que Tú conoces.

¡Muéstranos tu rostro alegre y luminoso,
como el sol nos ofrece generoso el suyo!
¡Guíanos, en estos tiempos de duda e incertidumbre,
con paciencia, ternura y sabiduría!

¡Reúnenos,
cúranos,
defiéndenos
y danos tu Espíritu!

*

Florentino Ulibarri

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad

En la Declaración de Pedro, aprendemos la verdadera definición de alianza

Lunes, 22 de abril de 2024

IMG_6977La reflexión de hoy es de  Sarah Cassidy colaboradora de Bondings 2.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Domingo III de Pascua  se pueden encontrar aquí.

El término “aliado” ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente cuando se trata de igualdad LGBTQIA+. Con el aumento a nivel nacional de la legislación anti-LGBTQIA+, la necesidad de aliados fuertes y vocales es más importante que nunca. Pero ¿qué significa ser un verdadero aliado?

En la primera lectura litúrgica de esta semana, Pedro se presenta ante el Sanedrín, un antiguo organismo judicial judío. Imagínese en su posición. ¿Cómo te sentirías? ¿Nervioso, asustado, intimidado? Sé que todas estas emociones me atravesarían. Sin embargo, Pedro está “lleno del Espíritu Santo” y puede declarar firmemente su fe en Jesús frente a algunos de los miembros más altos de la sociedad. No duda ni tiene miedo.

En este momento de incertidumbre, la fe inquebrantable de Pedro en Jesús es admirable. Es fácil dar marcha atrás en tiempos de estrés, hacer temblar nuestros valores o simplemente seguir a la mayoría. Vemos esto en el activismo performativo moderno: activismo realizado para impulsar el capital social en lugar de apoyar genuinamente una causa. Muchas personas están dispuestas a sostener una bandera del Orgullo o publicar un mensaje pro-LGBTQIA+ en las redes sociales, pero cuando se trata de apoyar verdaderamente a las personas LGBTQIA+, muchas no lo logran. No todo el mundo está dispuesto a denunciar a un amigo homofóbico, proteger a una persona trans o no binaria de daños físicos o defender los derechos LGBTQIA+ en espacios políticos.

¿Qué pasaría si nuestra alianza y activismo fueran inquebrantables, como la creencia de Pedro en Jesús?

Me imagino un mundo donde todas las personas LGBTQIA+ se sientan amadas y apoyadas por al menos una persona en su vida. Este aliado tiene la fuerza no sólo de aceptar incondicionalmente al individuo LGBTQIA+, sino también de defenderlo activamente de un mundo homofóbico y transfóbico. Este amor no debería ser un privilegio. Debería ser un derecho humano.

Cuando pienso en mi propio viaje, agradezco a todas las personas que me han apoyado. Ni una sola vez me he sentido desagradable o indigno por mi carácter queer. Esta debería ser la experiencia de toda persona queer, pero en realidad soy uno de los afortunados. Estoy aquí porque tengo la suerte de estar rodeada de amigos y familiares que creen en la existencia LGBTQIA+.

Como individuos y como sociedad, debemos trabajar para convertirnos en mejores aliados, no solo haciendo más publicaciones en las redes sociales. Significa trabajar junto a la comunidad LGBTQIA+ a través de esfuerzos de organización y promoción. Significa presentarse en manifestaciones, denunciar verbalmente todas las formas de homofobia y transfobia y apoyar las iniciativas LGBTQIA+. Significa escuchar las necesidades de las personas LGBTQIA+ en lugar de hacer suposiciones y educarnos sobre la realidad de vivir en un mundo heteronormativo.

La alianza no solo debe incluir a quienes no forman parte de la comunidad LGBTQIA+, sino que también debe incluir a quienes forman parte de la comunidad. Aunque me identifico como queer, también me identifico como una mujer blanca, cisgénero y de clase media. Estas identidades privilegiadas me protegen del daño que sufren muchas otras personas queer, como las personas trans o de color. Por lo tanto, tengo el deber de usar mi poder de una manera que promueva los derechos de quienes enfrentan una marginación más profunda.

Mi esperanza es que todas las personas, incluyéndome a mí, tengan el coraje de ser como Pedro. Si somos capaces de abrazar el Espíritu Santo, hablar desde el corazón y proclamar con valentía la dignidad inherente de las personas LGBTQIA+, algún día seremos verdaderos aliados.

—Sarah Cassidy (ella), Ministerio New Ways, 21 de abril de 2024

Fuente New Ways Ministry

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X Encuentros Estatales de Fe y Espiritualidad. 10-12 de mayo de 2024

Lunes, 22 de abril de 2024

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Querida comunidad virtual:

Hemos recibido este mensaje para su difusión y os animamos a participar en estos encuentros que cada año realiza la sección de Fe y Espiritualidad de FELGTBI+.

Es una oportunidad única para conocer personas LGTBI+ creyentes de diversas religiones, confrontar ideas, sueños, etc.

Un abrazo,

Mudejarillo

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Queridas Comunidades y Entidades Hermanas:

Este año organizamos la X edición de los Encuentros Estatales de Fe y Espiritualidad, los cuales tendrán lugar del viernes 10 al domingo 12 de mayo de 2024 en El Escorial, Madrid.

En línea con el año temático, nuestros Encuentros estarán más centrados en la formación tanto en temas activistas como en religiosos y espirituales.

El lema escogido para este año es: Formándonos en una espiritualidad del arcoíris. Nuestro objetivo es que este espacio nos sirva para seguir aprendiendo más sobre la realidad creyente y espiritual.

Como personas LGTBI+ creyentes también estamos comprometidas con los derechos humanos. Estos espacios también nos sirven para reforzar lazos entre entidades y seguir comprometidas con el activismo.

Ya hemos abierto el plazo de inscripciones. Este es el enlace:

https://felgtbi.org/inscripcionesfe/

El coste de la inscripción son 62€.

Para cualquier duda, contactad con feyespiritualidad@felgtb.org

Os adjuntamos el cartel que hemos preparado que esperamos podáis dar difusión en vuestras entidades.
¡¡Os esperamos!!
Un abrazo federal,

Óscar Escolano
Coordinador Fe y Espiritualidad

feyespiritualidad@felgtb.org

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El buen pastor da la vida por las ovejas

Domingo, 21 de abril de 2024

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Tu blando silbo de Buen Pastor nos llama.

Tu corazón reclama, impaciente,

a todos los marginados,

a todos los prohibidos.

Tú nos conoces bien,

y nos consientes,

hermano de cruz y cómplice de sueños,

compañero de todos los caminos,

¡Tú eres el Camino y la Llegada!

*

Pedro Casaldáliga)

***

 

En aquel tiempo, dijo Jesús:

“Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.”

*

(Juan 10,11-18)

***

jesus

 

Cuando dice Jesús: «Yo soy el buen pastor y conozco a mis ovejas», es preciso atribuir al término conocer todo cuanto hay de más profundo, de más amoroso en los labios del Señor Jesús. «Y mis ovejas me conocen», porque así debemos conocerle nosotros, por nuestra parte, con ese conocimiento vital que supera todo conocimiento.

Un día comprendí de modo existencial lo que es el «conocimiento» del buen pastor. Estaba sentado a la mesa, a mediodía.  Habíamos trabajado durante toda la mañana, un trabajo sucio, con sacos de azúcar que nos dejaban a todos embadurnados. Me encontraba en el lugar de presidencia de la mesa, y por eso, dada la disposición de los sitios, veía de frente a todos mis compañeros de trabajo. Me sorprendía el hecho de que sus rostros parecían cubiertos por una especie de máscara anónima, compuesta de polvo, suciedad, cansancio… Todos se parecían. Después de la comida, como nos quedaba un poco de tiempo libre, una media hora, antes de reemprender el trabajo, me fui con cinco o seis de ellos a un pequeño café, el bar Gaby, como se llamaba la dueña. Era una auténtica marsellesa, próspera, vivaz, alegre; y cada vez que iba al bar Gaby, pensaba yo en la frase de Jesús: «Yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen». En efecto, la dueña del bar Gaby conocía a las ovejas que iban a su abrevadero; conocía el nombre, el apellido y el apodo de cada uno. Y hasta los nombres que podían resultar injuriosos en boca de otros, dichos por ella asumían un tono amistoso. Ella me conocía. Para ella, yo era unas veces Jackie; otras, el «Gafotas». Cada uno era cada uno. Entonces, en contacto con aquella mujer que conocía a sus ovejas y que sus ovejas la conocían, vi caer la máscara que tanto me había sorprendido hace un momento en el comedor: ante aquella mujer se habían vuelto hombres de nuevo, con su propio nombre y apellido. Y -de improviso surgía algo limpio y sencillo en sus miradas, que volvían a ser como la mirada de un niño.

*

Jacques Loew,
Ese Jesús al que se llama Cristo,
Euramérica, Madrid 1973.

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“Va con nosotros”. 4º Pascua – B (Juan 10,11-18)

Domingo, 21 de abril de 2024

IMG_4141El símbolo de Jesús como pastor bueno produce hoy en algunos cristianos cierto fastidio. No queremos ser tratados como ovejas de un rebaño. No necesitamos a nadie que gobierne y controle nuestra vida. Queremos ser respetados. No necesitamos de ningún pastor.

No sentían así los primeros cristianos. La figura de Jesús, buen pastor, se convirtió muy pronto en la imagen más querida de Jesús. Ya en las catacumbas de Roma se le representa cargando sobre sus hombros a la oveja perdida. Nadie está pensando en Jesús como un pastor autoritario, dedicado a vigilar y controlar a sus seguidores, sino como un pastor bueno que cuida de sus ovejas.

El «pastor bueno» se preocupa de sus ovejas. Es su primer rasgo. No las abandona nunca. No las olvida. Vive pendiente de ellas. Está siempre atento a las más débiles o enfermas. No es como el pastor mercenario, que, cuando ve algún peligro, huye para salvar su vida, abandonando al rebaño: no le importan las ovejas.

Jesús había dejado un recuerdo imborrable. Los relatos evangélicos lo describen preocupado por los enfermos, los marginados, los pequeños, los más indefensos y olvidados, los más perdidos. No parece preocuparse de sí mismo. Siempre se le ve pensando en los demás. Le importan sobre todo los más desvalidos.

Pero hay algo más. «El pastor bueno da la vida por sus ovejas». Es el segundo rasgo. Hasta cinco veces repite el evangelio de Juan este lenguaje. El amor de Jesús a la gente no tiene límites. Ama a los demás más que a sí mismo. Ama a todos con amor de buen pastor, que no huye ante el peligro, sino que da su vida por salvar al rebaño.

Por eso, la imagen de Jesús, «pastor bueno», se convirtió muy pronto en un mensaje de consuelo y confianza para sus seguidores. Los cristianos aprendieron a dirigirse a Jesús con palabras tomadas del Salmo 22: «El Señor es mi pastor, nada me falta… aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo… Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida».

Los cristianos vivimos con frecuencia una relación bastante pobre con Jesús. Necesitamos conocer una experiencia más viva y entrañable. No creemos que él cuida de nosotros. Se nos olvida que podemos acudir a él cuando nos sentimos cansados y sin fuerzas, o perdidos y desorientados.

Una Iglesia formada por cristianos que se relacionan con un Jesús mal conocido, confesado solo de manera doctrinal, un Jesús lejano cuya voz no se escucha bien en las comunidades… corre el riesgo de olvidar a su Pastor. Pero ¿quién cuidará a la Iglesia si no es su Pastor?

José Antonio Pagola

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“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 21 de abril de 2024. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 21 de abril de 2024

30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

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Sal 23/22. El Señor es mi Pastor (יהוה רעי). Buen Pastor, sacerdote frente a mis enemigos (Dom 4 Pascua)

Domingo, 21 de abril de 2024

IMG_4222Del blog de Xabier Pikaza:

Este breve salmo, atribuido lógicamente a David, pastor y rey, a quien la tradición atribuye el orden sagrado del templo de Jerusalén,  desarrolla dos motivos básicos  de vida de Israel, conectados entre sí de un modo histórico y religioso.

(a) 23, 1-4. Yahvé es pastor de estepa y monte, que protege, guía y alimenta a su rebaño (pueblo, orante) por caminos fuertes, peligrosos, de trashumancia y riesgo, desde el principio de los tiempos, cuando los israelitas eran patriarcas trashumantes, pastores de estepa

(b) 23, 5-6. El mismo Yahvé aparece después como Dios/Señor/sacerdote de templo,  (casa de oración y vida, nueva Jerusalén) donde unge al orante y le ofrece una mesa de misericordia, en la que podrá mantenerse por siempre como triunfador

(c) En una mesa frente a enemigos… Mesa para  comer y beber, mesa para  vivir y esperar, pero frente a enemigos, en el centro de una lucha final. ¿Siempre luchando para comer? ¿Teniendo que matar a otros para comer yo? ¿Matando a todos los malos para quedar sólo los buenos? ¿Convirtiendo la lucha en principio de reconciliación superior?¿Cómo entender aquí la canción del pastorcito de Juan de la Cruz? Texto tomado de mi comentario a Salmos

Origen

            Es posible que este salmo sea la oración de un “devoto”, un creyente (un sacerdote), a quien han acusado sus enemigos, persiguiéndole  y queriendo expulsarle del culto de los fieles del templo; pero se ha defendido, ha triunfado, y puede mantenerse en el santuario, confesando a Yahvé como su Dios, tanto en su entorno anterior de trashumancia (como oveja de un rebaño protegido por Dios), como en su contexto posterior (actual) de presencia y culto en el templo. Pero lo esencial es que este salmo evoca, de modo muy intenso, el arco histórico de la identidad israelita, en sus dos momentos fundamentales… que nos sitúan ante un tercero::

(a) Prehistoria: Tiempo de pastores, lucha contra fieras, en medio de duras quebradas.  En principio, el orante se identifica como “oveja” de un rebaño guiado y defendido por Dios, no sólo en la etapa de los patriarcas (Jacob pastor, con Abraham…), sino a lo largo de los tiempos de trashumancia por zonas de estepa y desierto, desde la salida de Egipto hasta su establecimiento en torno a Jerusalén. De pastores de campo y de riesgo venimos, de cazadores, pescadores, entre riesgos de un mundo duro, en el que hemos logrado avanzar….

(b) Historia, tiempo de templo, comer frente a enemigos… Lucha entre hombres/pueblos por la comida del templo.  Superando el tiempo anterior de pastores de estepa, nómadas y trans-humantes de vida, luchando contra animales fieros y riesgos de mar y montaña, guiados por un Dios de la vida, este salmo nos sitúa ante la comunidad de creyentes, reunidos de un modo sacral en torno al templo de Jerusalén, donde Dios mismo aparece como “anfitrión”, en la casa sagrada que acoge a sus devotos, les unge, les llena de gloria y les “alimenta”, de forma que ellos pasan de ser ovejas de su rebaño (cf. Is 40, 11; Ez 34, 21-22; Sal 95,7) y huéspedes y amigos de su casa… Una casa de Dios pero enfrentados unos con otros (es decir, con enemigos…).

(c) ¿Habrá un tiempo nuevo?  Ya no somos pastores de ovejas, en medio de tierras quebradas, entre lobos… somo orantes de “templo”, en la casa de un Dios que nos ofrece su protección y comida, pero enfrentados unos con otros… ¿Habrá futuro para nosotros? Habrá un Dios de vida y redención, reconciliación para el nuevo tiempo? En ese contexto resuena atronadora y suavísima la canción del pastorcico de Juan de la Cruz.

Salmo de cambio de tiempos. Invitación a un futuro distinto

Este paso de la religión trashumante del Yahvé pastor y su rebaño a la religión establecida del Yahvé del templo con sus fieles, que comparten la mesa y oración (y que más tarde el libro de la Ley), constituye la clave de la historia de Israel, y aparece aquí resumida en esta espléndida oración, que, en su forma final,  no es ya propia de un Rey como David (aunque se le puede aplicar la primera parte), ni de unos sacerdotes, gestores del culto del pueblo (aunque también se les puede aplicar la segunda parte), sino de un creyente, que se defiende y eleva como representante o portavoz de la historia israelita.

            Pero el problema no es ya lo que ahora somos y tenemos en un templo de vida…. Protegidos por Dios… El problemas es si podremos ser en el futuro, si podremos superar la tensión de vivir “en frente” (en contra) de enemigos… El tema es la llegada del tercer reino de la humanidad reconciliada.

            Cambian de un momento a otro los “peligros”, vinculados primero con el tiempo de pastoreo con riesgos concretos de carencia y peligros de campo  (falta de agua, de pastos, de oscuros caminos, de fieras o bandidos…) y después con el tiempo del templo, con enemigos humanos, que se sientan o vigilan al otro lado de la mesa del orante, acechándole siempre. Pero la defensa de Yahvé (su presencia protectora) es siempre la misma en un momento y el otro, de forma que el salmista original o los que repiten y asumen su canto en el templo o en la liturgia particular de las comunidad, pueden habitar tranquilos (23,5), libres de temor, porque el Dios pastor y anfitrión (amigos) va con ellos y les acompaña.

1 (Salmo de David).

Yahvé es mi pastor, nada me falta:

  1. 2 en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas
  2. 3 y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.
  3. 4 Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:
  4. tu vara y tu cayado me defienden.

 Preparas una mesa ante mí, frente a mis enemigos;

  1. me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.
  2. Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,
  3. Y  habitaré en la casa Yahvé | por años sin término
  4. En frente de mis enemigos

Éste salmo tiene, como he dicho, dos partes principales (Yahvé-Pastor, Yahvé rey sagrado de Templo) que van unidas de un modo inseparable, como es normal en otros salmos. Entre el pasado de los patriarcas-pastores y el presente de los devotos del templo queda un largo transcurso de historia simbólica (conquista de la tierra, monarquía de Jerusalén, quizá exilio…), que el salmo no necesita precisar, pasando como hace la etapa de pastores (promesa) a la etapa de fieles/levitas de un templo.

La imagen primera es de “pastores”, un símbolo  imagen que ha seguido vive en el mundo rural hasta tiempos muy recientes: La humanidad logró una madurez antes impensable cuando logró domesticar algunos animales (cf. Sal 8; Gen 2), de forma que, en vez de ser cazador fortuito de venados silvestres, se convirtió en pastor de animales domésticos (perros y caballos, vacas, ovejas…) a los que cuidaba y guiaba, para mantenerse de ellos. Éste fue un proceso doble, que está en el fondo de la “historia simbólica” de Gen 2:

Los hombres domesticaron animales, les pusieron nombres, vivieron en torno a ellos, los ofrecieron como sacrificio a Dios (a los dioses)… Sin animales domésticos, especialmente ovejas y cabras, perros y caballos no habrían subsistido sobre el mundo.

Por su parte, los animales (perros, ovejas, caballos…) domesticaron a los hombres… les ofrecieron un espacio de vida propia, d e humanidad…

Pero el gran salto se produjo cuando unos seres humanos crearon lazos de palabra-amor especial entre sí, varones y mujeres, antes el Dios de la palabra y de la vida, como sigue contando Gen 3, con los valores y riesgos que eso implica.

 Resulta esencial este recuerdo   de los israelitas posteriores, que seguían identificándose más con los pastores patriarcas nómadas (trashumantes) que con los agricultores sedentarios, simbolizados por los pueblos paganos cananeos. De esa forma pasa el salmo del recuerdo antiguo de los “jeques” pastores (patriarcas) a los fieles sedentarios del templo.

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PRIMER REINO. YAHVÉ, TÚ ERES MI PASTOR (23, 1-4).

No dice eres mi Rey, mi Padre o Sacerdote, sino mi Pastor, Ro’i (יהוה רעי לא אחס, El Señor es mi pastor, nada me falta) con acento de intensificación sobre la palabra hebrea, como para indicar que su vida (la vida de la humanidad) ha podido surgir y se ha desarrollado a través de una presencia gratuita, bondadosa y fuerte de Dios, como pastor que “domestica” a las ovejas, las guía, las protege… Eso significa que el hombre es un animal “domesticado”, educado por Dios, por una presencia superior de vida, a quien se conoce con el nombre de Yahvé (el que vive, hace vivir).

Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.

            Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes,  en medio de una tierra calcinada,  reparando su cansancio y superando  los peligros, a través de “senderos justos”.

            Esta última expresión se puede y debe entender de dos maneras. (a) Los hombres han recorrido senderos “rectos”, esto es, apropiados, que les han llevado a la supervivencia física. (b) Pero también han recorrido caminos de “justicia”, en un sentido social y religioso, pues de otra manera ellos habrían perecido todos, víctimas de la violencia universal. Desde ese fondo se entienden las dos frases fundamentales.

 – Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte) nada temo, porque tú vas conmigo (ydI_M'[i hT’îa;-yKi); este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.

Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden; la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.

 Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.

  1. SEGUNDO REINO. HABITAR EN LA CASA DE YAHVÉ (23, 5-6).

Como he dicho, el salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente): Ante la mesa que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa. No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).

El mismo Dios-Pastor se vuelve así anfitrión, quizá mejor de Amigo, que acoge a los amigos en su casa, ofreciéndoles alimento, como ha sabido la tradición antigua (la carne de los sacrificios que se comen en el templo es “carne de Dios”) y más tarde el cristianismo (que ha interpretado el pan y vino eucarístico como cuerpo y sangre de Cristo, Dios encarnado). Es evidente que estas afirmaciones, como las que forman parte del “misterio” religioso han de tomarse “simbólicamente”, no para indicar que no son verdaderas, sino para afirmar que lo son de un modo más alto.

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Pasado, presente y futuro. Domingo 4º de Pascua. Ciclo B

Domingo, 21 de abril de 2024

buenpastor6Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

En los domingos anteriores se han recordado diversas apariciones de Jesús resucitado. A partir de este domingo, y hasta la Ascensión, las lecturas del evangelio, tomadas siempre del evangelio de Juan, se centrarán en diversos aspectos de la relación entre Jesús y el cristiano: buen pastor, vid y sarmientos, mandamiento nuevo, oración sacerdotal.

No es fácil encontrar una relación entre las tres lecturas de hoy porque se usan imágenes muy distintas: Piedra angular para hablar de Jesús (1ª lectura); Padre e hijos para hablar de Dios y nosotros (2ª lectura); pastor y rebaño, para hablar de Jesús y nosotros (evangelio). Buscando una relación entre ellas la vería en el ritmo del tiempo (pasado, presente y futuro) de Jesús y de nosotros.

Pasado y presente de Jesús (Hechos 4,8-12)

Se supone conocido el relato anterior. Pedro y Juan suben al templo para la oración de media tarde y en la puerta Hermosa encuentran tendido a un lisiado que les pide limosna. Pedro lo agarra de la mano derecha, lo levanta y lo cura. Ante el asombro del pueblo, Pedro pronuncia un discurso en el que atribuye la curación a Jesús (este discurso se leyó en parte el domingo pasado, 3º del ciclo B). Los sacerdotes, el comisario del templo y los saduceos, se irritan al escuchar sus palabras y al día siguiente los convocan ante el Consejo y los interrogan. La respuesta de Pedro es la siguiente:

En aquellos días, lleno de Espíritu Santo, Pedro dijo:

-Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos.

Para un judío, el nombre equivale a la persona. El nombre de Jesús es Jesús. En estas pocas palabras se resume su pasado y su presente. El pasado ofrece una imagen de Jesús totalmente pasiva: no se recuerda su predicación ni sus milagros. Solo se cuenta lo que hicieron con él las autoridades judías y Dios. Las autoridades lo rechazaron y crucificaron; Dios los resucitó y convirtió en piedra angular. De esto se deduce su situación presente: él es quien ha curado al paralítico y el único que puede salvarnos a todos nosotros.

Presente y futuro del cristiano (1 Juan 3, 1-2) 

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

La 1ª lectura hablaba del pasado y el presente de Jesús. Esta 2ª habla de nuestro presente y nuestro futuro. El presente: somos hijos de Dios. El futuro: seremos semejantes a Dios. Cuando nace un niño siempre se buscan parecidos con el padre, la madre y otros miembros de la familia. Para el autor de la carta, nuestra semejanza con Dios no es algo que se perciba ya desde ahora; se manifestará en el futuro, cuando veamos a Dios cara a cara. Pero eso no impide que seamos ya realmente hijos de Dios. Lástima que esto no se valore. Si fuéramos hijos de un deportista famoso o de un cantante de moda, todos querrían hacerse una foto con nosotros.

Pasado y futuro de Jesús (Juan 10, 11-18)

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».»

La imagen del pastor era frecuente en el Antiguo Oriente para referirse al rey: simbolizaba la relación correcta con sus súbditos, que no debía ser despótica sino preocupada por su bienestar. Jesús se la aplica, pero llegando a un extremo que no se da entre los pastores: da la vida por sus ovejas. Es cierto que un pastor, a diferencia del asalariado, está dispuesto a luchar con el lobo para defender al rebaño. Pero no es normal que esté dispuesto a morir por sus ovejas. A tanto no llega. Jesús, en cambio, ve así su misión: dar la vida por ellas. No lo hace por obligación, forzado, sino libremente. Sabiendo que esa vida que entrega la podrá recuperar. Y esto tampoco puede hacerlo un pastor normal y corriente. Aunque el evangelio hable de Jesús como “el buen pastor” debería haber dicho: bueno y excepcional.

Este pasaje del evangelio concede también especial importancia al futuro de Jesús: a su labor con respecto a otras ovejas, a las que debe buscar para que haya un solo rebaño y un solo pastor. Es una referencia a las comunidades cristianas que se irían formando en países paganos y a todos nosotros.

Reflexión final

Relacionando las tres lecturas, Jesús, buen pastor nos ha salvado y nos ha conseguido el ser hijos de Dios. A nosotros nos corresponde escuchar su voz y agradecerle el don que nos ha hecho.

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