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El momento de ser profético y dar descanso es ahora

Martes, 23 de julio de 2024

IMG_3188La publicación de hoy es de la colaboradora de Bondings 2.0. Yunuen Trujillo.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el decimosexto domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

“¡Ay de los pastores!
que extravían y dispersan el rebaño de mi prado,
dice el Señor.”
(Jeremías 23:1)

A nuestros lectores, debo avisarles: hoy tengo un fuego en mi corazón, más parecido a Jesús volteando las mesas que a mi calma habitual. Este fuego de justa incredulidad arde ante la forma en que muchos de los que actualmente pastorean nuestra iglesia engañan desde el púlpito. Quizás si te cuento lo que pasó el fin de semana pasado entenderás por qué.

Desde que me mudé de residencia, he estado buscando un nuevo hogar espiritual. Mi antigua parroquia de 20 años está ahora a una hora de distancia, lo que hace que sea más difícil asistir a misa allí. Entonces, después de una larga búsqueda, encontré una nueva parroquia que me parecía acogedora y pensé que había encontrado un nuevo hogar espiritual. La semana pasada asistí a misa allí.

La misa comenzó con un monólogo inusual del pastor sobre la violencia, que era comprensible dado el reciente intento de asesinato de un candidato presidencial. Su llamamiento a favor de vías pacíficas fue oportuno y pareció apropiado. Sin embargo, algo se sentía bastante mal, aunque no podía precisar por qué.

Intenté reenfocarme mientras continuaba la misa, hasta que llegamos a la homilía ofrecida por el diácono. “Ésta es una batalla espiritual“, declaró. Sin embargo, no se refería a la violencia reciente. Más bien, describió al mismo candidato político como líder de los cristianos en una batalla espiritual y a cualquier persona opositora como agente del mal. Continuó: “El mundo nos dice que se supone que debemos dar la bienvenida a las personas en los llamados ‘matrimonios homosexuales’ y [insertar aquí otros grupos marginados]… pero esta batalla espiritual se ganará.”

¿Esperar, qué? En un instante, una homilía contra la violencia sobre un incidente específico se convirtió en un sermón contra los homosexuales y los grupos marginados. Independientemente del partido o grupo político que uno apoye, ese es un camino lejano e injusto.

Mientras escuchaba, mi corazón se aceleró. Ese día no vine a misa para que me acosaran indirectamente. Parecía un discurso de la temporada electoral de 2014, no de 2024, especialmente después del viaje continuo de la Iglesia a través de un proceso sinodal, escuchando y discerniendo historias, incluidas las historias de aquellos que están marginados.

Entonces el diácono dijo: “¿Ves esos bancos vacíos? Están vacíos porque los católicos no hemos proclamado la verdad. Ya no debemos avergonzarnos de decir la verdad. Debemos ser valientes”. Curiosamente, estuve de acuerdo con esa última afirmación, pero dudo que mi interpretación fuera la que él pretendía.

Sentí malestar entre algunos en los bancos: jóvenes que parecían desconcertados, padres claramente incómodos, personas mayores con miedo de estar en desacuerdo. Yo estaba allí, hambrienta de un nuevo hogar espiritual, pero me quedé espiritualmente hambrienta junto con otros después de que se predicó la Palabra. Pero la verdadera fiesta, la Eucaristía, aún estaba por llegar.

IMG_6318Icono de María Magdalena

Después de la Comunión, mi corazón sabía qué hacer. Una idea, una voz en mi corazón que decía “sé valiente, proclama y testimonia, alimenta al hambriento, sacude el polvo“. Sentí como una especie de fuego dentro de mí que resonó con María Magdalena, cuya fiesta es mañana: del tipo que nos invita a dar testimonio incluso si la gente no nos cree o nos rechaza de plano. Tenía el toque añadido de ser algo que nunca haría.

Hacia el final de la Misa, después de que pasaron todas las partes solemnes y se leyeron los anuncios parroquiales, invitaron a aquellos que tenían cumpleaños próximos a pasar al frente. Así que lo hice. Después de decir mi nombre y recibir una bendición, me di vuelta, miré a las personas en los bancos y – con mi voz habitual, que puede ser alta, y en un tono totalmente tranquilo y respetuoso – dije lo siguiente: “Soy una persona LGBTQ , Soy católica, estoy casada por lo civil y también soy… iglesia. La paz sea con vosotros“.

Por un segundo vi sus rostros, algunos asombrados, otros sorprendidos, algunos desconcertados, algunos felices. Se escuchó un aplauso en algunas áreas y, mientras me alejaba, escuché algunos comentarios de “gracias por decir eso“. La despedida masiva continuó como de costumbre.

Las lecturas y el Evangelio de hoy nos recuerdan que el Señor es nuestro pastor, que nos da reposo, no angustia. Escuchamos que Su bondad y bondad nos siguen todos los días de nuestra vida, que los que antes estaban lejos ahora están cerca a través de la Sangre de Cristo, y que nuestro corazón debe conmoverse cuando vemos personas sin pastor.

Cuando quienes nos pastorean fallan, debemos estar ahí unos para otros y defendernos unos a otros. Debemos alimentarnos unos a otros aunque sólo sea con la reflexión, la amistad y el testimonio. Damos testimonio de quienes lo necesitan y de quienes están abiertos a escuchar. Debemos seguir compartiendo nuestras historias siempre que sea seguro, respetuoso y dentro de espacios dedicados cuando estén disponibles, pero también superando los límites dentro de las ventanas de oportunidad. No hacerlo haría que muchas personas pasaran hambre, se sintieran desesperanzadas y se extraviaran.

Quizás no hagas lo que yo hice ese día, pero el Espíritu Santo te mostrará esas oportunidades de pastoreo: sé valiente, testifica y da descanso. Más que nunca, ahora es el momento de ser proféticos.

—Yunuen Trujillo (ella/ella), Ministerio Nuevos Caminos, 21 de julio de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“Rezar juntos y reír en común”. 16 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,30-34)

Domingo, 21 de julio de 2024

37_16_TO_B_1467541La escena está cargada de ternura. Llegan los discípulos cansados del trabajo realizado. La actividad es tan intensa que ya «no encontraban tiempo para comer». Y entonces Jesús les hace esta invitación: «Venid a un sitio tranquilo a descansar».

Los cristianos olvidamos hoy con demasiada frecuencia que un grupo de seguidores de Jesús no es solo una comunidad de oración, reflexión y trabajo, sino también una comunidad de descanso y disfrute.

No siempre ha sido así. El texto que sigue no es de ningún teólogo progresista. Está redactado allá por el siglo IV por aquel gran obispo poco sospechoso de frivolidades que fue Agustín de Hipona.

«Un grupo de cristianos es un grupo de personas que rezan juntas, pero también conversan juntas. Ríen en común y se intercambian favores. Están bromeando juntas, y juntas están en serio. Están a veces en desacuerdo, pero sin animosidad, como se está a veces con uno mismo, utilizando ese desacuerdo para reforzar siempre el acuerdo habitual.

Aprenden algo unos de otros o lo enseñan unos a otros. Echan de menos, con pena, a los ausentes. Acogen con alegría a los que llegan. Hacen manifestaciones de este u otro tipo: chispas del corazón de los que se aman, expresadas en el rostro, en la lengua, en los ojos, en mil gestos de ternura».

Tal vez lo que más nos sorprende hoy en este texto es esa faceta de unos cristianos que saben rezar, pero saben también reír. Saben estar serios y saben bromear. La Iglesia actual aparece casi siempre grave y solemne. Parece como que los cristianos le tenemos miedo a la risa, como si la risa fuera signo de frivolidad o de irresponsabilidad.

Hay, sin embargo, un humor y un saber reír que es signo más bien de madurez y sabiduría. Es la risa del creyente que sabe relativizar lo que es relativo, sin dramatizar sin necesidad los problemas.

Es una risa que nace de la confianza última en ese Dios que nos mira a todos con piedad y ternura. Una risa que distiende, libera y da fuerzas para seguir caminando. Esta risa une. Los que ríen juntos no se atacan ni se hacen daño, porque la risa verdaderamente humana nace de un corazón que sabe comprender y amar.

José Antonio Pagola

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“Andaban como ovejas sin pastor”. Domingo 21 de julio de 2024. Domingo 16º de tiempo ordinario

Domingo, 21 de julio de 2024

Leído en Koinonia:

41-ordinarioB16 cerezoJeremías 23,1-6: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores:
Salmo responsorial: 22
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Efesios 2,13-18:
Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.
Marcos 6,30-34:
Andaban como ovejas sin pastor.

Jr 23, 1-6

En el Primer (Antiguo) Testamento los guías políticos y religiosos son presentados con frecuencia como pastores y el pueblo como el rebaño. La figura del jefe como pastor cobró vigencia a partir de David, el pastor convertido en rey. El rebaño no es propiedad de los pastores sino del Señor, ante el cual ellos son sus representantes, por eso él mismo les tomará cuentas. El oficio de los jefes se ha pervertido y esto ha permitido la dispersión y el extravío del rebaño. El rey Joaquín con su política desatinada provocó la intervención de Babilonia. La expulsión que se menciona aquí parece referirse a la primera deportación. La intervención del Señor se justifica por tratarse de su rebaño, está desarrollada en tres tiempos: repatriación de los deportados, nombramiento de pastores ejemplares y resonancia escatológica. Se pasa de los pastores al Pastor-Jefe, al rey davídico en quien los judíos ponen su confianza.

Jeremías es consciente de que el desorden, la situación de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en función del bien público sino en función de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores. Los pueblos viven añorando el cambio de la situación cada vez que se presenta la oportunidad de un nuevo gobierno. La esperanza y la ilusión de que algún día haya oportunidad para vivir en la justicia no se acaban aunque los hechos nos muestren que las situaciones siguen iguales. En este momento el problema de injusticia se ha agudizado más, porque los dirigentes de los pueblos tienen que obedecer al orden económico internacional, aunque haya esperanza no se encuentran las salidas, porque se requiere de la voluntad política de los grandes dirigentes del mundo y principalmente de quienes manejan la economía mundial. Hoy encontramos en el mundo más desorden, más injusticia, más desplazamiento. Que la palabra de Jeremías nos ayude a seguir creyendo que es posible la justicia.

Ef 2, 13-18

Este texto parece ser una inserción dentro de la carta a los Efesios, es diferente en el lenguaje, en las ideas y en la forma. Inserción en forma de himno sobre Cristo: la paz y la persona que nos trae la paz. Cristo derribó la pared divisoria, hizo de los dos ámbitos: judíos y gentiles, uno solo y destruyó por medio de su carne la enemistad.

El convertir la ley en una norma absoluta trae como consecuencias el casuismo y el legalismo; destruyendo este carácter de la ley, se elimina la enemistad. La gran acción de Cristo por la cual se demostró que es nuestra paz fue la eliminación de la ley como dogma, como norma absoluta y suprema que separaba a Dios y a los seres humanos, y a judíos y gentiles. Si los jefes dispersan, Jesús tiene la capacidad de reunir y de acabar con todo aquello que separa y divide a hombres y mujeres.

A Pablo le tocó enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luchó hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos también dentro de la comunidad cristiana. En el texto de hoy nos recuerda que en Cristo Jesús desaparecen todo antagonismo y toda situación de injusticia que hacen que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre sí… El evangelio es un mensaje de carácter universal, derriba los muros sociales, políticos, económicos, culturales y hermana a todos los hombres y mujeres.

Mc 6, 30-34

Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús le dio lástima de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor. Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que comer y descansar era atender a la multitud.

Si Jeremías en su tiempo se queja de los guías políticos mucha más aguda es la situación en tiempos de Jesús. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.

La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento; unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino, en otro pasaje del evangelio cuando María y los familiares de Jesús se enteran de que no les queda tiempo de comer por andar en los trabajos del Reino, vienen a buscarlo porque creen que se está enloqueciendo. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva. Leer más…

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Dom 21.7.24. Ovejas con pastor. Cristo pan, palabra y casa (Mc 6, 30-34)

Domingo, 21 de julio de 2024

5DA7C205-DD96-4C5A-9E73-0D007786180DDel blog de Xabier Pikaza:

Estas son sus tres tareas. Viene en nombre de Dios y encuentra a los hombres sin pan, palabra ni hogar, en lucha de muerte. Por eso empieza a reunirles, en una casa de vida compartida, abriendo para ellos (con ellos) un camino de pan y palabra.

Marcos 6,30-34

En aquel tiempo, los enviados volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma…, diciendo a sus discípulos “dadles de comer”.

Salmo 23 (22).  Salmo responsorial,  salmo engañoso 

Jesús acepta implícitamente la primer parte del salmo…, pero rechaza explícitamente la segunda… No reúne a los suyos en el templo, sino que en sentido fuerte les expulsa del templo.., y por eso le matan los malos pastores de Israel y Roma. Gran parte de la problemática actual de la iglesia puede y debe entenderse como reinterpretación de este salmo.

PRIMERA PARTE. TÚ ERES MI PASTOR (Sal 23, 1-4).   

  1. Yahvé es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas
  2. y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.
  3. Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:
  4. tu vara y tu cayado me defienden. 

Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.

            Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes,  en medio de una tierra calcinada,  reparando su cansancio y superando  los peligros, a través de “senderos justos” .

Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte) nada temo, porque tú vas conmigo ; este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.

Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden. la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.

 Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.

SEGUNDA PARTE, EN LA CASA DE YAHVÉ (23, 5-6). 

  1. Preparas una mesa ante mí, | enfrente de mis enemigos;
  2. me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.
  3. Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,
  4. Y  habitaré en la casa Yahvé | por años sin término.

Como he dicho, el salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente), en la mesa del templo de Jerusalén, frente a sus enemigos: Ante la mesa que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa  . No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).

   Este salmista del templo ya no es Jesús… que no va al templo para enfrentarse con sus enemigos, sino para expulsarles…Este es un salmo espiritualista, no es el salmo del mensaje de Jesús…

 El orante ha pasado de ser “oveja” o pastor de ovejas en los caminos arriesgados de estepas orientales a ser miembro de una comunidad de culto del templo (la gran asamblea; Sal 22, 23-26), en la que ha sido admitido, quizá con la oposición de algunos miembros. Parece que en ese sentido ha de entenderse la frase enigmática “frente a mis enemigos”  : Él está en la mesa, nadie podrá nunca separarle de ella, expulsarle de la compañía de Yahvé, pero éste fin del salmo advierte que en esa casa “sigue habiendo enemigos”, quizá grupos enfrentados.

Esa expresión (frente a mis enemigos) puede y debe entenderse de manera afirmativa: A pesar de que tengo enemigos (personas y grupos que piensan de un modo distinto y querrían expulsarme) estoy sentado a la mesa de Yahvé y ellos deben aceptarlo (no pueden impedirlo). Pero ella  conserva un rasgo muy significativo: En otros salmos, incluso en Sal 22, daba la impresión de que los enemigos eran aniquilados en la gran lucha final; aquí, en cambio, sigue habiendo enemigos, incluso al fin, en el mismo templo, pues el culto del  santuario de Yahvé sigue estando dividido entre grupos enfrentados, pero sabiendo que los otros, los enemigos, no podrán expulsar nunca al orante justo.

Dios mismo ha preparado esa mesa del templo para el orante, sirviéndole en ella: Unge su cabeza con perfume, declarándole triunfador (un tipo de mesías, ungido); mantiene siempre llena su copa… Aquí se ha invertido la imagen del hombre sometido a Dios pastor (que le domestica y dirige desde fuera), pues Dios se ha convertido en servidor del hombre, le unge, le orece su vino en la copa… y así la acompaña todos los días de la vida, como muestran las dos frases finales.

Tu Bondad/Bien y Misericordia me acompañan… No se trata ya de la bondad de Dios, sino del Dios que es Bien/Bondad. Ciertamente, él hace que todas las cosas sean buenas (como declara el relato de la creación, Gen 1); pero él mismo es quien aparece ya como Bien  y  como Misericordia   , esto es, como  bondad amorosa para el hombre.

– Y así el orante puede terminar su salmo diciendo: habitaré en la casa Yahvé | por años sin término  , en el doble sentido de “volver” (de retornar al principio de Dios) y de “habitar” en el mismo Dios.

Éste ha sido y sigue siendo uno de los “salmos místicos” que ha marcado un  camino de  experiencia interior y de vida  para los cristianos, partiendo de Jn 10, donde Jesús aparece como Dios Pastor, que no sólo guía a las ovejas, sino que las “conoce” (comparte con ellas su intimidad de amor, les ofrece su misma vida en alimento).

Pero, al mismo tiempo, pero, en otra perspectiva, la  lectura de este salmo ha conservado los rasgos de un Cristo/Dios pastor que “juzga” a sus ovejas, es decir, que discierne su conducta y que puede separar a unas de otras (ofrecer salvación, declarar condena), como se dice en Mt 25,  31-46, siguiendo una larga tradición judía, que aparece no sólo en los profetas como Ezequiel, sino en muchos texto apócrifos y apocalípticos.

            Éste ha sido un salmo “místico”, no sólo porque presenta al Dios de Cristo como “pastor” de los hombres, sino, sobre todo, como aquel que les invita a su mesa en el templo, ofreciéndoles su propia vida como alimento (eucaristía litúrgica y personal).

REINTERPRETACIÒN DE JESÚS.  Marcos 6,30-34 

Él les dijo: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

  1.  Jesús se reúne con sus discípulos para descansa…… pero no en el templo, sino en el campo. Vienen a buscarle… como ovejas sin pastor… Jesús acoge a todos en su casa, sobre el mundo……
  2. Necesitan palabra, Jesús les enseña… les ofrece la palabra.
  3.  Tienen hambre… les da de comer… en el campo, comida humana, física… pan y los peces, en el mundo entero…

PAN, PALABRA, CASA.

     Éstas son las tres claves del evangelio, del proyecto y acción de Jesús, tal como he puesto de relieve en mi Comentario a Marcos (Verbo Divino, Estella 2012), que se centra en los tres motivos principales del proyecto de Jesús: Pan, casa y palabra (o pan, palabra, casa)

En muchos casos, el pan tiene que ser lo primero… lo más importante. Si un hombre tiene hambre tienes que darle de comer, como sabe Mt 25, pero sabiendo que no sólo de pan vive el hombre, sino también de casa (familia) y de Palabra… Un pan sin casa se seca pronto, un pan sin palabra se acaba enmoheciendo, se vuelve veneno. Por eso, el pan pide casa, y pide palabra.

LO PRIMERO ES LA CASA FRATERNA (CF. MC 3, 20-35). Los escribas de Jerusalén le juzgan endemoniado porque acoge a los posesos; sus parientes de la Iglesia judeocristiana le declaran loco. Jesús responde acogiendo en su corro (igualdad fraterna, círculo de comunicación) a los que cumplen la voluntad de Dios, haciéndolos su madre, hermana y hermano. Leer más…

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Descanso merecido y frustrado. Domingo 16. Ciclo B.

Domingo, 21 de julio de 2024

3f02b10accf0550a398b114bd281506696794857d72ba75d8dc1d37fa69a1e4fDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

¿Un relato imposible o un relato simbólico?

El evangelio empalma con el del domingo anterior, cuando Jesús envía a los discípulos de misión.

Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él entonces, les dice: “Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.” Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.

Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

A primera vista se entiende tan bien que casi da vergüenza comentarlo. Pero hay un detalle sorprendente e inexplicable: cuando Jesús y los discípulos se montan en la barca en busca de un lugar solitario, cuenta Marcos que muchos los vieron marcharse, fueron corriendo de todos los poblados y llegaron allí antes que ellos.

¿Es posible que la gente vaya corriendo desde Cafarnaúm, Betsaida, Magdala, y llegue antes que la barca a un sitio que nadie sabe cuál es? Imposible. Esto demuestra que el relato no hay que leerlo desde un punto de vista histórico (lo que ocurrió aquel día) sino simbólico.

            El primer aspecto que subraya Marcos es el enorme interés de la gente por Jesús. Ya lo ha dicho antes, indicando que eran tantos los que iban y venían en su busca que no tenían tiempo ni para comer. Cuando Marcos leyese este texto en su comunidad, es posible que le obligara a preguntarse: ¿sentimos nosotros el mismo interés por Jesús? ¿Vamos corriendo detrás de él, o preferimos quedarnos cómodamente sentados en casa?

            El segundo aspecto es la dedicación de Jesús a la gente. Cuando se acercan a la orilla y ve a la multitud reunida, no le dice a Pedro que vuelva mar adentro y busque otro sitio. Siente compasión de ellos porque los ve abandonados, como ovejas sin pastor. Si el primer aspecto sirve de autoexamen a la comunidad, este se dirige a sus responsables. ¿Siento compasión de la gente, o procuro quitarme de en medio cuando me van a fastidiar mi merecido descanso?

            El tercer aspecto, muy importante, es que Jesús, al sentir compasión, no se dedica a hacer milagros, sino a enseñar. Y la gente parece satisfecha con eso. El viaje en busca de Jesús ha merecido la pena.


Pastores malos, pastores buenos, descendiente de David (Jeremías 23,1-6)

El texto recoge ideas típicas de mediados del siglo VI a.C., durante el destierro de Babilonia. Es el resultado de unir diversas intervenciones proféticas, muy breves y tenidas en diversos momentos. No debe extrañarnos que existan diferencias.

Por entonces era frecuente acusar a los reyes, los pastores, de haberse despreocupado del pueblo y provocar que marchara al destierro. La primera intervención de Dios se centrará en castigar a los monarcas.

¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: «Vosotros dispersasteis mis ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas. Así que voy a pediros cuentas por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor.

Pero el castigo no basta. Si los israelitas están dispersos, la siguiente intervención de Dios consistirá en reunirlos de todos los países.

Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde los expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multiplique.

¿Qué ocurrirá después? Los textos proféticos difieren bastante en este aspectos, y se pueden distinguir tres tendencias: 1) Dios mismo será el rey de Israel, mentalidad que se mantiene en el Padrenuestro cuando pedimos: «Venga a nosotros tu reino». 2) Habrá una restauración de la monarquía, con buenos reyes, no como los anteriores. 3) Dios suscitará un rey maravilloso. El texto elegido por la liturgia mezcla las dos últimas ideas: en un caso se habla de “pastores”, en plural

 Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá -oráculo el Señor-.

 Pero la última promesa se refiere a un único descendiente de David que gobernará rectamente, practicando el derecho y la justicia.

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y le pondrán por nombre: «El-Señor-nuestra-justicia.

En cualquier caso, restauración de la monarquía o rey ideal, los israelitas que escuchaban estas promesas proféticas imaginaban a un soberano poderoso y respetado, con capacidad de implantar la justicia y traerles el bienestar. Ya que esta lectura se ha elegido por su relación con el evangelio, es importante advertir cómo cambia la imagen. Jesús no es un monarca sentado en su trono; no es temido, como la mayoría de los reyes antiguos; se mueve en un ambiente sencillo, humilde, de campesinos y pescadores; y su misión principal no consiste en administrar justicia, sino en enseñar. Algo que puede parecer decepcionante, pero que a sus contemporáneos entusiasma hasta el punto de seguirlo de todas partes.

De Galilea y de todo el mundo (Efesios 2,13-18)

Según el evangelio, los galileos siguieron a Jesús desde todas partes. Años más tarde, el seguimiento se produjo en muchos países, y la iglesia adquirió un aspecto nuevo al estar formada por cristianos de origen judío y de origen pagano. La experiencia actual de Estados Unidos y Europa con respecto a los migrantes ayuda a comprender lo difícil que resulta sentirse unidos, iguales y hermanos los miembros de distintos pueblos.

Desde el punto de vista religioso, en el siglo I, el mayor motivo de conflicto era la Ley de Moisés, con sus mandamientos y decretos. El judío que los practicaba se consideraba «cerca de Dios». El pagano, que ni los conocía ni los practicaba, estaba «lejos». ¿Cómo podría conseguirse la unión de judíos y paganos? Para los judíos contemporáneos de Jesús y de Pablo, la respuesta era clara: que el pagano se circuncide y observe la Ley de Moisés. Pero lo que hace Jesús, según el autor de la carta, es revolucionario: en vez de obligar a observar la Ley, la anula con sus mandamiento y decretos. Al morir por todos, destruye la enemistad y hace que todos, lejanos y cercanos, tengamos acceso al Padre en un mismo Espíritu

Hermanos, ahora estáis unidos a Cristo Jesús gracias a su muerte, los que antes estabais lejos, ahora estáis cerca. Él es nuestra paz; el que de ambos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad; anulando en su propio cuerpo la ley, sus mandamientos y decretos. Él ha formado de los dos, en su propia persona, una nueva humanidad, haciendo así la paz. Él hizo de los dos un solo cuerpo y los ha reconciliado con Dios por medio de la cruz, destruyendo en sí mismo la enemistad; con su venida anunció la paz a los que estabais lejos y a los que estaban cerca; porque por él los unos y los otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu.

Por desgracia, lo que dice este autor no siempre se cumple. En muchos conflictos políticos, económicos, sociales, entre cristianos, lo que triunfa no es la paz sino la enemistad. No somos una «nueva humanidad» sino una multitud de inhumanidades. Necesitamos ir en busca de Jesús para que él nos enseñe.

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“Marcharon a un lugar tranquilo”. Domingo XVI del Tiempo Ordinario. 21 de julio de 2024

Domingo, 21 de julio de 2024

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“En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.”

(Mc 6, 30-34)

Esto del seguimiento de Jesús es una cosa muy completa. Hoy nos encontramos con que los apóstoles acaban de regresar de sus primeras “prácticas” y le cuentan al Maestro cómo les ha ido.

Probablemente recordarían muchas veces ese momento en el que compartirían mil anécdotas y en el que, en mitad de un ambiente tan familiar e íntimo, Jesús querría llevárselos a descansar.

Sí, Jesús pensó en su descanso y marcharon a un lugar tranquilo. Luego las cosas fueron diferentes, pero seguro que aquellos corazones entusiasmados y cansados sintieron el alivio que provoca que alguien vele por tu descanso.

Es seguro que cayeron en la cuenta de este detalle y también es seguro que no lo olvidaron. Y es seguro porque lo sabemos gracias a que ellos lo contaron. Lo contaron una y otra vez hasta que esta pequeña anécdota se convirtió en parte de la Buena Noticia.

Gracias al alivio y alegría que sintieron aquellos primeros discípulos podemos seguir escuchando ahora nosotras el susurro de la voz del Maestro que nos dice: –Venid vosotras solas a un sitio tranquilo a descansar un poco.

Y también a nosotras se nos vuelve en cansancio más ligero porque esa es la magia del cuidado. Más allá de las medicinas, una persona enferma que se siente querida y cuidada es capaz de afrontar incluso la muerte con mejor ánimo.

Seguro que todos recordaremos alguna vez en la que alguien ha pensado en nuestro descanso. El solo hecho de saber que alguien está preocupado por nosotras nos ha dado nuevas fuerzas.

La infinita ternura de Dios siempre está pensando en nuestro alivio y descanso. Siempre quisiera llevarnos a un lugar tranquilo, pero más de una vez se encuentra asaltada por una muchedumbre que la reclama como le sucedió a Jesús.

A nosotras nos toca hacernos conscientes de esta solicitud divina tan real como cualquiera de nuestros cansancios. Sí, debemos despertar a la ternura de Dios que cuida con esmero de cada una de nosotras, que se esconde en cada repliegue de nuestra cotidianidad para acariciarnos con una brisa suave y fresca, para saciar nuestra sed o para arrancarnos una sonrisa.

Oración

Despierta, Trinidad Santa, nuestra conciencia y nuestro espíritu para que sepamos reconocer la Ternura que derramas sobre la humanidad y que alivia cualquier cansancio.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús nos enseña a estar disponibles, más allá de toda programación.

Domingo, 21 de julio de 2024

jesus-orando-a-solasDOMINGO 16º (B)

Mc 6,30-38

Debemos tener presente el contexto del relato. Los apóstoles acaban de volver de la misión a la que Jesús les ha enviado. Entre el envío y el regreso, nos ha contado la muerte de Juan Bautista. Terminada la misión de los doce, se vuelven a reunir y se cuentan las peripecias de la tarea que acaba de concluir. Parece ser que les ha ido bien y vienen encantados (Lc lo dice expresamente). La euforia de la gente que los busca ratifica la visión. El éxito se les sube a la cabeza y no les deja tomar la postura adecuada.

Aunque no sea estrictamente histórico, para entender este pasaje, debemos recordar que después de los primeros éxitos en Cafarnaún, Jesús se retira al desierto para poner en orden sus ideas. En este pasaje, son los enviados los que tienen éxito y deben ser también ellos los que se retiren a examinar su actitud vital. Marcos nos está diciendo que los discípulos necesitan una seria reflexión sobre el éxito de su misión para no equivocarse al interpretar lo ocurrido, como Jesús necesitó meditar sobre su mesianismo.

Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar. El mismo Jesús, que les empujó a una actividad febril, los lleva ahora a un alejamiento de esa misma gente para dedicarse a una reflexión seria. No se trata solo de la preocupación por su cansancio. Se trata, sobre todo, de que entiendan bien el sentido de lo que está sucediendo y no se dejen llevar por falsos espejismos. Por dos veces se dice que van al desierto, para dejar claro que necesitan una reconversión. El desierto es siempre signo de cambio profundo.

El texto griego no dice ‘lugar tranquilo’ o despoblado sino lugar desértico’. La diferencia es importante si tenemos en cuenta el significado que Marcos da al desierto, como lugar de lucha contra el mal. Inmediatamente después de ser bautizado coloca a Jesús en el desierto, para que allí aclare cuál va a ser su verdadera misión, superando la tentación del un mesianismo triunfalista. Después del éxito en la sinagoga de Cafarnaún y la curación de la suegra de Pedro y cuando todo el mundo le buscaba, se marcha él solo al descampado.

Se les adelantaron. Los planes van a ser frustrados por una urgencia mayor, la de la gente. En la profunda humanidad manifestada hoy, tenemos que descubrir su verdadera divinidad. El relato habla del grupo. “Los reconocieron”, “se les adelantaron”. Al incorporar a los doce a su propia misión, queda establecido el grupo como comunidad. Está hablando de las pequeñas comunidades que se constituyeron después de Pascua. La búsqueda de la gente refleja una carencia de apoyo y estímulo que posibilita la tarea de Jesús.      

Como ovejas sin pastor. Es una imagen clásica en el AT. En una cultura en que la ganadería era el principal medio de subsistir, todos sabían perfectamente lo que se estaba insinuando con la imagen del pastor. Siguiendo la primera lectura, Jesús hace una crítica a los dirigentes que, en vez de cuidar de las ovejas, las utilizan en beneficio propio. Siempre ha pasado lo mismo. Nunca han faltado pastores, pero han sido tantas las falsas ofertas, hechas con tanta persuasión, que el pueblo se ha sentido indefenso ante las tales ofertas.

Le dio lástima. Hoy no le conmueve un ciego o leproso, sino la gente descarriada. La ‘compasión’ sería una manera más adecuada de expresar el amor, superando los malentendidos que la palabra ‘lástima’ comporta. Podemos sentir lástima de una persona, pero no mover un dedo para sacarla de su situación. En todos los tiempos podemos constatar políticos y eclesiásticos que no tienen en cuenta al pueblo a la hora de tomar sus decisiones. La actitud de Jesús es el mejor antídoto contra la búsqueda del aplauso.

Y se puso a enseñarles con calma. Por encima de los planes de Jesús, está la necesidad de la gente. El texto griego no dice “con calma” sino “muchas cosas”. Del contexto se deduce que dedicó todo el día a esa tarea, pues a continuación Marcos narra la primera multiplicación de los panes, que empieza advirtiendo de que se hizo tarde. El tiempo es lo más preciado que tenemos, dedicarlo los demás es la mejor manera de responder a las exigencias del evangelio. La vocación del cristiano es ser para los demás.

Hay en esta frase un sutil mensaje que no es fácil descubrir. Todos estamos acostumbrados a programar nuestras ‘buenas acciones’. Las obras de caridad son catorce, ni una más ni una menos. Nos quedamos tan a gusto cuando cumplimos nuestra programación, pero cuando nos importunan pidiéndonos algo a destiempo nos subimos por las paredes. Jesús no enseña a estar siempre disponibles sin programaciones fáciles.

Se cumple la promesa de Jeremías. Jesús es el único pastor. Como dice Juan, él es el modelo de pastor, el único que no nos va a engañar ni se va a aprovechar de nosotros. Con todos los demás hay que tener cuidado, porque nos pueden desviar poniendo sus intereses por delante de los nuestros. Es una tentación en la que los seres humanos caemos casi siempre; incluso cuando hablamos de Dios es para ponerlo a nuestro servicio.

Hoy, más que nunca, andan las ovejas desorientadas. Si hay una característica de nuestro tiempo, es precisamente la desorientación. Es urgente distinguir el verdadero mensaje de evangelio de tanta ideología y partidismo en que hoy está envuelto. Cuando Pablo dice que derribó el muro que los separaba, no se refiere a una situación externa, sino a una actitud de fidelidad a sí mismo, que permite superar la barrera del odio. Lo que nos separa es siempre nuestro falso yo. Nuestro verdadero ser es idéntico en todos.

Cuando en el evangelio Jesús invita a los apóstoles a retirarse al “desierto”, está tratando de decirnos que solo en el silencio y en el recogimiento interior, podemos encontrar el verdadero ser y solo después de encontrarlo, podemos indicar a los demás el camino. Sin vida interior, sin meditación profunda, no puede haber espiritualidad. Sin esa vivencia no podemos ayudar a los demás a descubrir la vida que llevan dentro. Si encontramos a Dios en nosotros, llevarlo a los demás será la tarea más urgente y más fácil de nuestra vida.

El evangelio de hoy es un reconocimiento de la necesidad del silencio para recuperar la armonía interna, amenazada por el exceso de actividad en cualquier orden. El estrés que hoy padecemos se debe a que no tenemos tiempo para nosotros mismos. Esta falta de tiempos tranquilos nos impide asimilar y ordenar los acontecimientos, que, de esa manera, nos pueden destrozar, como la comida no digerida y por lo tanto indigesta.

Busca en tu interior y descubre allí el verdadero guía. No mendigues más agua que se te da a cuentagotas. Busca la fuente que está siempre manando y a tu entera disposición.

El dedicarse a los demás y la dedicación a uno mismo no son dos aspectos que se puedan separar. La contemplación y la acción no pueden disociarse. Todo acercamiento a Dios lleva directamente a los demás. Si nos olvidamos de uno de los aspectos, fallaremos

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Fascinante Jesús.

Domingo, 21 de julio de 2024

 

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«Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco»

El pasaje de hoy no va de teología, ni hay simbología, ni encierra mensaje alguno, sino que se limita a presentarnos una escena entrañable de la vida de Jesús. Los doce acaban de volver de su primera misión y se mueren de ganas de compartir su experiencia. Pero están agotados, porque allí donde van se ven rodeados de muchedumbres que demandan su atención y no les dejan respirar.

Necesitan descanso, y Jesús les propone tomarse el día libre en algún sitio apartado para poder charlar tranquilamente y coger fuerzas para seguir adelante. En su travesía por el lago hacia alguna cala solitaria pueden pescar algunos peces y compartirlos alrededor de una hoguera… Estupendo plan.

Pero al llegar se encuentran el lugar lleno de un gentío que les espera y que da al traste con la excursión, con la charla y con su ansia de descanso. Y aquí Jesús muestra su talante, pues en lugar de contrariarse por ver truncados sus planes, se compadece de ellos (porque son como ovejas sin pastor) y se dispone a enseñarles…

Habían ido corriendo por la costa para no perderse ni un solo día la predicación, y allí estaban. Estaban los empecatados e impuros a quienes las autoridades religiosas habían cerrado toda vía a la esperanza, los que se sentían necesitados del Dios que predicaba Jesús, los que veían arder sus corazones cuando le escuchaban, «jamás hombre alguno habló como éste», los que buscaban sanar de alguna dolencia, los que sentían curiosidad por escuchar al profeta, los que veían en él al mesías libertador de Israel al que esperaban…

Y todo esto consecuencia del carisma de Jesús, de su increíble capacidad de fascinar a la gente, de su coraje al enfrentarse a los poderosos en defensa de los necesitados, de su capacidad de discutir de teología con escribas y fariseos y salir airoso, de su facilidad para hablarles de Dios y que le entendiesen, de su actitud consecuente con lo que predicaba, de que no hacía distinción de clases, de que no despreciaba a los pecadores, de que trataba a cada uno como al más importante de los hombres…

Para todos ellos, aquello era el reino de Dios en la Tierra, ya no había que esperar más, estaba allí, junto a ellos.

Nada de esto se entiende si partimos de ese Jesús lejano, hierático y estereotipado que tantas veces se nos presenta para poner de relieve su divinidad. Si exceptuamos a “Juan” (que lo convierte en una especie de portavoz de su teología con pocos rasgos humanos), el Jesús que se desprende del evangelio tuvo que ser una persona muy cercana y empática, capaz de arrastrar a la gente con su estilo abierto, su novedad y su personalidad.

Como solía repetir Ruiz de Galarreta: «¡Fascinante Jesús!».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Fuente Fe Adulta

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Descansar como Jesús. La Ecología del corazón.

Domingo, 21 de julio de 2024

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(Mc 6,30-34)

La lectura de este domingo nos recuerda la necesidad de descanso y cuidado interior en nuestra vida a partir de la propia experiencia de los apóstoles y Jesús. Junto a ello, la invitación a vivir estas necesidades humanas desde una espiritualidad integradora en la que la contemplación y la acción son inseparables.

Jesús, tras un periodo intenso de trabajo, invita a los suyos a estar con él en un lugar más apartado y tranquilo. Es decir, a tomar distancia de la realidad para descubrirla con nuevos ojos y volver a ella con renovada energía y sentido. Se trata de un “distanciarse” que no es evasivo, sino que capacita para vivir con más gratuidad y hondura la vida misma y sus “trajines”.

Frente a un descanso individualista, autorreferencial o consumista, Jesús nos propone un descanso comunitario, como comunitaria es la vida y el compromiso al que nos urge el evangelio. Un tiempo para descansar buscando espacios más gratuitos y contemplativos en el que experimentar que somos mucho más que nuestras tareas, por comprometidas que sean. Un tiempo para el cuidado de la interioridad, para retomar y profundizar motivaciones.

Pero, la realidad es persistente y la contemplación y la acción no son separables, sino que están mutuamente imbricadas, de ahí la tensión entre el deseo de intimidad y descanso con Jesús de los discípulos y la realidad de las personas que les apremian con sus necesidades y búsquedas, porque como señala el texto, se sienten como ovejas sin pastor.

La compasión de Jesús, su capacidad de conmoción, de sentir con los más abatidos e invisibles, nace precisamente de su capacidad de contemplación, de ese cuidado en tensión de su interioridad en medio del ajetreo de la vida y sus quehaceres. Porque la vida cristiana es una tensión permanente, como nos señala el texto, entre el Dios que se nos da y las tareas cotidianas, entre la gente y la intimidad con Él, en la soledad del corazón.

Para vivir fecundamente esta tensión necesitamos lo que el papa Francisco llama una ecología del corazón compuesta de descanso, contemplación y compasión (Ángelus 18 de Julio del 2021). Solo oxigenándonos por dentro, desde la apertura a la gratuidad de Dios y su compasión podemos abrazar la debilidad humana empezando por la nuestra y poniéndonos a su servicio.

Aprovechemos la oportunidad que nos ofrecen las vacaciones de verano para hacer más hueco a la intimidad de Dios en nuestra vida, a cuidar más los tiempos de escucha contemplativa a la Palabra viva en la realidad de nuestro mundo y en lo profundo del corazón.

Pepa Torres Pérez

Fuente Fe Adulta

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Descanser

Domingo, 21 de julio de 2024

IMG_6210Domingo XVI del Tiempo Ordinario

21 julio 2024

Mc 6, 30-34

El ego se caracteriza por un afán protagónico, como si llevara inscrita en su ADN la necesidad de ocupar el centro de todo lo que se mueve. Tanto es así que, de manera espontánea, tiende a dividir la realidad en dos mitades: yo y todo lo demás (lo que no soy yo). Aparte del error dicotómico y dualista que supone, tal lectura pone de relieve el lugar, tan arrogante como equivocado, que el yo pretende ocupar en el escenario del mundo.

De cara a consolidar tal protagonismo, el ego busca, por encima de todo, hacer: realizar cosas, moverse de acá para allá, llevar la iniciativa, estar siempre ocupado… Tal afán le aporta otros “beneficios” colaterales en dos direcciones: por un lado, le sirve de excusa para alejarse de su mundo interior, no cuestionarse, ni mirar hacia dentro -esto explica el activismo e incluso la adicción al trabajo-; por otro, lo utiliza como recurso para autoafirmarse sosteniéndose en los logros que alcanza, desde bienes, estatus o poder, hasta imagen social y autocomplacencia. Ante tales expectativas, ¿cómo no priorizar el hacer y el hablar? Indudablemente, uno y otro alimentan al ego.

En este contexto, resulta más actual que nunca la invitación de Jesús: “Venid solos a un sitio tranquilo a descansar”. Descansar significa ser capaces de soltar todo aquello a lo que nos habíamos aferrado y ejercitarnos en simplemente ser. Por eso me gusta el neologismo que escuché en alguna ocasión y que habla de “descanser”: dejar de hacer para aprender a ser. Y ocurre entonces lo mismo que Juan de la Cruz aplicara al amor: “quien anda en amor ni cansa ni se cansa”.

Si el ser es genuino, no hay riesgo alguno de caer en la inactividad ni en la pereza, ya que ser es sinónimo de dinamismo. Pero, desde ahí, la acción habrá cambiado radicalmente, tanto por lo que se refiere a su origen, como a su dirección, a su motivación y al modo de desarrollarse.

La cuestión es si tenemos el coraje de detenernos, abrirnos a toda nuestra verdad y escuchar, en lo más profundo de nosotros mismos, el anhelo que nos llama a ser.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Noble actitud: sentir compasión

Domingo, 21 de julio de 2024

jesus-orando-a-solasDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Venid a un sitio tranquilo a descansar un poco…

        Los apóstoles vuelven cansados de las tareas misionales.

        Jesús les dice: venid a descansar a un sitio tranquilo…

Pero no se trata de un descanso tipo vacaciones del capitalismo. Eso se llama turismo o cosa parecida.

El descanso de Jesús es vivir en paz y en calma. Se trata de descanso y serenidad personal.

El descanso de Jesús es interior, es el estar con él, que meditábamos el pasado domingo.

El capitalismo nos programa los cansancios para programarnos las vacaciones. Y las vacaciones son como los “sanfermines”. Lanzan el cohete y todo el mundo sale disparado en un vuelo low cost hacia la playa de moda o hacia un país más o menos exótico…

Viktor Frankl criticaba este tipo de “kilometradas” como una ansiedad neurótica que no descansa el espíritu, la psicología, ni el espíritu humano.

Algo de esto podemos observar también en la vida pastoral de la iglesia. La vida pastoral se ha convertido en un activismo litúrgico ritual, pero sin calma, sin presencia. Según me parece, es preferible que un cura este en una y no en cinco  parroquias, y que esté presente (pastoral de presencia) en un pueblo atendiendo a los enfermos, a los niños, a los ancianos, etc… a que esté de “Herodes a Pilatos” celebrando misas. Mejor estar en calma, descansado en una comunidad, que no convertirse en trasportes litúrgicos en varias parroquias, sin estar en ninguna…

Estemos tranquilos y con serenidad en la vida:  tengamos descanso interior…

El descanso nos viene de poner serenidad en nuestra vida, de “poner en orden las cosas”, la propia existencia. Descansar en alguien, en último término en Dios.

02.- El Buen Pastor

Las dos lecturas de hoy nos hablan de los pastores: de los falsos pastores y del Buen Pastor.

Es una imagen muy bíblica. Dios es el Pastor de Israel: El Señor es mi Pastor… dice el salmo 22. El Señor guía a su pueblo … El buen Pastor apacienta, guía y lleva su rebaño hacia fuentes tranquilas, hacia verdes praderas. El evangelio de S Juan aplica esta  imagen a Jesús: Yo soy el Buen Pastor (Jn  10).

Es una noble tarea ser buenos pastores en la vida.

Los padres de familia y otros miembros de la familia sois buenos pastores. Un buen maestro, un médico vocacionado, algunos psicólogos competentes son buenos pastores. Algunas personas religiosas son también buenos pastores.

Sería muy noble también que políticos y sindicalistas, periodistas, medios de comunicación, juristas actuasen también guiando honradamente al pueblo y no tanto “asalariados” de los intereses de sus ideologías.

Jesús es buen Pastor que nos conoce y nos orienta en la vida. Estemos bien con Él y dejémonos guiar por Él.

03.- Sintió lástima.

        ¡Cuántas veces vemos en los evangelios que Jesús siente compasión, lástima de un enfermo, de quien sufre, de los marginados, del pueblo que vivía como ovejas sin pastor.

Jesús cuando ve aquellas gentes siente compasión de ellas porque, o no tenían pastores, o si los tenían era mejor que no los tuvieran: eran como un rebaño sin pastor… Y es que: todos los anteriores han sido salteadores y asalariados, (Jn 10, 8). Han sido cambistas y vendedores …

Sentir lástima, compasión es una actitud muy noble en la vida.

Hoy en día da pena que los políticos anden a la greña por si reciben o no a unos emigrantes. Se ha cambiado la compasión por los intereses políticos.

En la mentalidad bíblica se da un gran respeto por el extranjero y emigrante:

no maltratarás ni oprimirás al extranjeros, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto, (Éxodo 22,21).

Políticos que hacen la guerra y otros muchos que fabrican, venden o regalan armamento son los pastores de hoy en día, los que “guían” hoy al pueblo. ¿No andaremos también nosotros como ovejas sin pastor?

Jesús siente lástima: se acerca siempre con misericordia y bondad al ser humano, al pueblo.

Jesús no le pidió “papeles” a la samaritana, que no era judía, ni al centurión romano, no consideró ilegal a nadie…

Jesús se acerca al ser humano no por su nacionalidad, ni por su rectitud moral, ni por su riqueza o prestigio social o político…

Jesús se acerca a nosotros, a las personas, con misericordia: siente lástima. Jesús no viene con leyes y mandatos, ordenando esto o aquello, Jesús nos mira con afecto, con el corazón. Jesús lo vive todo desde la compasión. Era su manera de ser.

Jesús no pasa de largo ante el dolor, el sufrimiento, se acerca, acoge, sana, perdona. Así fue vivido y recordado por las primeras generaciones cristianas.

La cercanía, la compasión, la bondad sanan, alivian el sufrimiento. Jesús sufre con nosotros.

Jesús es el buen Pastor, quien ama, guía y llega a dar la vida por sus ovejas, por los suyos…

04.- ¿Nos sentimos queridos y guiados por el Buen Pastor?

        Es sanante y cristiano sentirnos no despreciados, ni abandonados, mucho menos condenados, sino acompañados por el Buen Pastor.

        Así podremos transmitir también a los demás, a las gentes sencillas, la bondad de Dios.

        A veces pensamos que la gente se ha marchado de la iglesia por cuestiones doctrinales, ¿No será que en la Iglesia no se percibe la compasión y la misericordia de Dios.

 

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“ Pedir sensibilidad para escuchar el clamor de las gentes y no pasar de largo”, por Consuelo Vélez

Domingo, 21 de julio de 2024

IMG_6228De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del domingo XVI del Tiempo Ordinario 21-07-2024

 Jesús siente compasión de toda la gente porque los ve sin nadie que los guie y se pone a enseñarles

Para la misión es imprescindible mirar la realidad, comprenderla y responder a ella

Hay que captar al Dios que acontece en la historia y se compromete con ella

En la misión, responder con todo lo que podamos, siempre dispuestos a atender a las necesidades de las gentes

 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: “vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario para descansar un poco”. Pues los que iban y venían eran muchos y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor y se puso a enseñarles muchas cosas (Mc 6, 30-34).

El evangelio del domingo pasado nos había mostrado que Jesús envía a sus discípulos a predicar y expulsar demonios. En este evangelio, ellos regresan para contarle a Jesús todo lo que han hecho. Él los acoge, tal vez, entendiendo el esfuerzo que supone la misión e invitándolos a descansar un poco. Alcanzan a irse en una barca a un lugar aparte, pero llega la multitud antes que ellos y ya no es posible el descanso. Jesús siente compasión de toda la gente porque los ve sin nadie que los guie y se pone a enseñarles.

Este texto es la antesala del primer relato de la multiplicación de los panes que meditaremos la próxima semana. Por ahora digamos que, para la misión, no es suficiente el envío -aunque sin él nadie puede atribuírsela. Para la misión es imprescindible mirar la realidad, comprenderla y responder a ella. Es necesario tener en cuenta a los destinatarios que, en este caso, Jesús describe como ovejas sin pastor. En otras palabras, quien realiza la misión ha de tener un oído en la realidad y otro en la Biblia, como han dicho algunos teólogos, porque hay que captar al Dios que acontece en la historia y se compromete con ella.

Digamos algo más: la misión reclama todas las fuerzas de los discípulos, todo su tiempo, toda su persona. En eso consiste la evangelización: en dar buenas noticias a la gente que tiene tanta incertidumbre, tanta dificultad, insatisfacción, necesidades vitales, situaciones difíciles. Pero no daremos buenas noticias si no conocemos las necesidades que las requieren.

La enseñanza que ofrece Jesús no tiene nada que ver con doctrinas, con temas, con mandatos, como a veces lo hacen muchos evangelizadores. Tiene que ver con las vidas de esas multitudes que necesitan una orientación, un horizonte distinto.

¿Cuáles son las necesidades de nuestros contemporáneos? ¿Qué necesitan las personas hoy en su vida concreta para que el evangelio sea una palabra de liberación y esperanza? Estamos muy preocupados porque se van alejando más y más personas de la Iglesia, pero no tomamos en serio las reformas urgentes que se precisan en “sujetos, estructuras, procesos y acontecimientos sinodales” como se está diciendo en el sínodo de la sinodalidad, para responder a los desafíos actuales. Conviene, entonces, agradecer la confianza que el Señor ha tenido al enviarnos en misión, pero, también, pedir la sensibilidad adecuada para escuchar el clamor de las gentes y no pasar de largo, ignorándolo. Por el contrario, responder con todo lo que podemos, con los mismos sentimientos que tuvo Cristo, siempre dispuesto a atender a las multitudes que le siguen.

(Foto tomada de: https://matrimoniosnazaret.com/jesus-el-primer-evangelizador/)

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Amarillo, blanco, morado y negro son los colores de la bandera no binaria. En el Día de las Personas No Binarias: “Sé quien eres y sé así de bien”

Lunes, 15 de julio de 2024

9B1DB9FD-D2B5-43DB-BD55-A71F0D3B22A1La publicación de hoy es de M. Hakes (they/them), colaboradora de Bondings 2.0..

Las lecturas litúrgicas de hoy para el decimoquinto domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

Este domingo, 14 de julio, es un gran día para mí. Por supuesto, es el 15.º domingo del Tiempo Ordinario, y cada domingo es motivo de celebración. Pero este domingo cae el 14 de julio, que es tanto el Día Internacional de las Personas No Binarias (¡un saludo a mis otros enbies!) como mi cumpleaños.

Amarillo, blanco, morado y negro son los colores de la bandera no binaria.

Una tradición en mi comunidad de Catholic Worker en el cumpleaños de uno es compartir un poco de sabiduría que ha adquirido a lo largo del camino. Mi pedacito de sabiduría de hoy, en palabras de San Francisco de Sales, es este: “Sé quien eres y sé así de bien”. Nuestro desafío entonces es hacer que sea más fácil para los demás ser quienes son, especialmente aquellos más marginados. Como escribe el teólogo de la liberación Gustavo Gutiérrez, “Estamos llamados a hacernos prójimos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables entre nosotros”.

Las lecturas litúrgicas de este domingo sustentan mi pedacito de sabiduría de cumpleaños. En la primera lectura del Libro de Amós, nos encontramos con el profeta llamado por Dios para decir la verdad a los poderosos. Amós proviene de orígenes humildes, pastor y cultivador de sicomoros, pero Dios lo elige para entregar un mensaje de justicia y rectitud a Israel. En nuestro mundo, uno podría esperar que los líderes provengan de posiciones de poder y privilegio. El teólogo James Alison escribe: “Dios es un Dios que va repetidamente contra la corriente, hacia aquel que es considerado como nadie”.

La elección de Amós por parte de Dios nos recuerda que los caminos de Dios no son nuestros caminos y su camino poco convencional hacia la profecía nos invita a reflexionar sobre cómo Dios a menudo trabaja a través de individuos y comunidades inesperados. Esto nos desafía a ampliar nuestra comprensión de quién está llamado a participar en la misión de justicia y amor de Dios.

El salmo de hoy canta en respuesta: “Cerca está, en verdad, la salvación de Dios para los que le temen, la gloria habita en nuestra tierra”. Al hablar de la misericordia y el amor inquebrantable de Dios, que se extienden a todos los que buscan la justicia, el salmista resuena con el anhelo de un mundo donde la justicia y la paz se abrazan, haciéndose eco del llamado profético de Amós. En la segunda lectura, de la Carta a los Efesios, Pablo nos recuerda que somos amados y elegidos por Dios, colmados de sus bendiciones.

En la lectura del Evangelio de Marcos, Jesús envía a los doce apóstoles a proclamar el Reino de Dios, instruyéndolos a viajar ligeros de equipaje y confiar en la hospitalidad de los demás. Deben predicar el arrepentimiento, sanar a los enfermos y cuidar a los marginados. Las instrucciones de Jesús a los apóstoles son las mismas para nosotros hoy, como nos recuerda el Papa Benedicto XVI: “El Evangelio de Cristo nos llama constantemente a dejar atrás la comodidad y la seguridad y a embarcarnos en un camino de solidaridad con los que sufren y los marginados”. Verdaderamente, el Camino de Jesús es un camino radical que desafía las dinámicas de poder convencionales y exige una reorientación hacia el reino de justicia y compasión de Dios.

IMG_6182En este 15.º Domingo del Tiempo Ordinario y Día Internacional de las Personas No Binarias (¡y mi cumpleaños!), imaginemos lo que podríamos hacer como iglesia si encarnáramos la hospitalidad y la inclusión radicales de Cristo. Imaginemos por un momento una iglesia que abrazara plenamente a las personas LGBTQ+, donde las personas LGBTQ+ fueran totalmente bienvenidas y afirmadas en sus identidades, donde pudieran ser quienes son y serlo bien. Como escribe la teóloga queer Elizabeth Stuart: “La iglesia está llamada a ser un lugar donde todos sean bienvenidos y donde todos puedan encontrar un hogar”. El ministerio de sanación y liberación de Jesús nos invita a desmantelar las barreras que impiden que las personas LGBTQ+ participen plenamente en la vida de la iglesia, afirmando su dignidad inherente como hijos amados de Dios.

Las lecturas de hoy nos desafían a abrazar el llamado de Dios a la justicia, la inclusión y el amor radical: trabajar por el reino de Dios donde todos sean incluidos, valorados y amados, y desmantelar las estructuras de exclusión y discriminación. Al reflexionar sobre estas lecturas, que nos inspiremos para trabajar por un mundo donde todas las personas sean reconocidas y valoradas, donde la justicia y la misericordia florezcan, y donde el amor transformador de Dios se manifieste en medio de nosotros. Y que nuestras iglesias se conviertan en comunidades de amor, justicia y solidaridad, donde todos, incluso nuestros hermanos queer, puedan vivir plena y auténticamente quienes son y en quienes se están convirtiendo.

—M. Hakes (ellos/ellas), New Ways Ministry, 14 de julio de 2024

Nota del editor: ¡Feliz cumpleaños, M.!

Fuente New Ways Ministry

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“¿Sin apoyo social?”. 15 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,7-13)

Domingo, 14 de julio de 2024

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¿Cómo podría la Iglesia recuperar su prestigio social y ejercer de nuevo aquella influencia que tuvo en nuestra sociedad hace solamente algunos años? Sin confesarlo quizá en voz alta, son bastantes los que añoran aquellos tiempos en que la Iglesia podía anunciar su mensaje desde plataformas privilegiadas que contaban con el apoyo del poder político.

 ¿No hemos de luchar por recuperar otra vez ese poder perdido que nos permita hacer una «propaganda» religiosa y moral eficaz, capaz de superar otras ideologías y corrientes de opinión que se van imponiendo entre nosotros?

¿No hemos de desarrollar unas estructuras religiosas más poderosas, fortalecer nuestros organismos y hacer de la Iglesia una «empresa más competitiva y rentable»?

Sin duda, en el fondo de esta inquietud hay una voluntad sincera de llevar el evangelio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, pero ¿es ese el camino a seguir? Las palabras de Jesús, al enviar a sus discípulos sin pan ni alforja, sin dinero ni túnica de repuesto, insisten más bien en «caminar» pobremente, con libertad, ligereza y disponibilidad total.

Lo importante no es un equipamiento que nos dé seguridad, sino la fuerza misma del evangelio vivido con sinceridad, pues el evangelio penetra en la sociedad no tanto a través de medios eficaces de propaganda, sino por medio de testigos que viven fielmente el seguimiento a Jesucristo.

Son necesarias en la Iglesia la organización y las estructuras, pero solo para sostener la vida evangélica de los creyentes. Una Iglesia cargada de excesivo equipaje corre el riesgo de hacerse sedentaria y conservadora. A la larga se preocupará más de abastecerse a sí misma que de caminar libremente al servicio del reino de Dios.

Una Iglesia más desguarnecida, más desprovista de privilegios y más empobrecida de poder sociopolítico será una Iglesia más libre y capaz de ofrecer el evangelio en su verdad más auténtica.

José Antonio Pagola

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“Los fue enviando”. Domingo 15 de julio de 2024. Domingo 15º de tiempo ordinario

Domingo, 14 de julio de 2024

40-ordinarioB15 cerezoLeído en Koinonia

Amós 7,12-15: Ve y profetiza a mi pueblo.
Salmo responsorial: 84: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Efesios 1,3-14: Nos eligió en la persona de Cristo, antes de Crear el mundo.
Marcos 6,7-13: Los fue enviando.

El santuario de Betel tenía también su significación política para el Reino del Norte. Por eso el sacerdote Amasías tiene que cuidar su puesto defendiendo los intereses del rey. Amós, en el comienzo de su misión profética, encuentra rechazo de parte de la estructura religiosa, esto le augura problemas y dificultades pero está dispuesto a enfrentarlos. Vive de lo que hace, su vida no depende de su labor profética, de ahí que puede actuar con libertad tanto frente a la estructura religiosa como a la estructura política. Yahvé mismo le ha pedido que vaya a profetizar a Betel, así que Amasías va a tener que escucharlo aunque se incomode y aunque él no sea del Reino del Norte.

El papel político e «ideológico» (justificativo) que toda religión juega –en un sentido o en otro- en el contexto sociológico en el que se mueve, es ya un descubrimiento de la conciencia moderna que a nadie se le escapa. Ya nadie es tan ingenuo como para pretender que su discurso o su práctica religiosa no hagan ninguna referencia a lo social, a lo político o a lo económico. El apoliticismo de la religión es simplemente imposible, o bien ilusorio o ingenuo. La religión hace política de alguna manera, inevitablemente, como Jesús asumió definidamente su postura social y política frente a la realidad de su momento. No se trata de negar las implicaciones sociales y políticas de nuestra práctica cristiana: lo que es necesario es que esa política sea secundum Marcum, secundum Matheum, secundum Lucam. O sea, «según el Evangelio». Es el Evangelio mismo el que nos obliga a hacer política. Pero no una política según los intereses del rey, o los intereses de los poderosos, o los intereses del sistema, o nuestros propios intereses, sino según el interés del amor, de la fraternidad, de la justicia, de la opción por los pobres, de la Utopía (del Reino, del «otro mundo posible» del Evangelio).

Aparte de los casos individuales locales (cada templo, cada comunidad cristiana…) ¿qué papel ideológico-político está jugando el cristianismo respecto al capitalismo occidental y su sistema explotador? La visión de «otros» puede ayudarnos: el mundo musulmán, por ejemplo, mira al sistema económico occidental como capitalista, explotador, invasor, imperialísticamente globalizador, fuera de todo derecho internacional y del mínimo respeto a la convivencia entre los pueblos, y como «el sistema cristiano», el de los actuales «cruzados»… Para muchos pensadores musulmanes, el cristianismo es el sistema religioso ideológico justificador del capitalismo mundial. El cristianismo como conjunto hace política y economía, y no precisamente «según el Evangelio».

Por su parte, los movimientos populares emancipatorios, la izquierda mundial, sabe que, excepto la gloriosa excepción de la teología de la liberación y sus comunidades eclesiales y sus mártires, en la gran mayoría de los casos el cristianismo ha «justificado» a -y se ha identificado con- la derecha, el capital, el patriarcalismo, el «orden», el poder… como sucesor del imperio romano, que es. Lo contrario ha sido –y sigue siendo- minoritario y excepcional dentro del cristianismo. Veinte siglos de historia están ahí para demostrarlo. El cristianismo como conjunto es un «santuario de Betel», en el que Amasías tiene como punto de referencia al Rey, y Amós no es acogido en él. Amós –que no era sacerdote, que ni siquiera era «profeta profesional»- es la personificación de los cristianos individuales y grupos de base de corazón sencillo, que sienten la exigencia de la Justicia de Yahvé y denuncian la complicidad del Santuario. Los representados aquí por Amós no son sólo los teólogos críticos, ni los obispos proféticos, sino todos los cristianos de a pie de corazón limpio de intereses y sensibles a las exigencias del Evangelio.

Ef 3, 1-14: El misterio que no fue dado a conocer en tiempos pasados…

Para Pablo es claro que no sólo los judíos sino también los gentiles están ahora en Cristo y participan de la bendición de Dios que tiene lugar también en Cristo.

La gran dificultad en el comienzo de la Iglesia fue aceptar a los gentiles. Pablo se esfuerza en esta alabanza de bendición a Dios por mostrar que quien se bautiza participa también de la elección, de la gracia o remisión de los pecados y de la iniciación en el misterio de Dios. Los miembros de la Iglesia somos, según el apóstol, los que hemos recibido la bendición: elegidos desde siempre y antes de todas las cosas, elegidos y destinados por Cristo para la condición santa de hijos y para que lleguemos a la plenitud de nuestro ser al transformarnos en imágenes de su Hijo, gracias a la acción del Espíritu y al haber sido agraciados en el Amado con el perdón de los pecados mediante la sangre de Cristo, elegidos para que mediante la sabiduría y la prudencia que, proceden del mismo Espíritu, penetremos en el misterio de Dios.

En el misterio de la voluntad de Dios, de su propósito y realización en Cristo, nos hallamos incluidos también nosotros los cristianos procedentes tanto del judaísmo como de la gentilidad, porque en él está definida nuestra esencia, en él experimentamos el perdón de los pecados.

Pablo siente que esta realidad terrena tiene que evolucionar, que el plan de Dios es recapitular todas las cosas en Cristo y que los cristianos no debemos permanecer al margen de las transformaciones sociales. Hemos sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo para ser sensibles a la acción transformadora de Dios, acción transformadora que tampoco es exclusiva de los cristianos. El compromiso del cristiano es hacer que este mundo de injusticia se transforme en una sociedad de hermanos pues se supone que entendemos cuál es la voluntad y el plan de Dios sobre la humanidad y el cosmos. Esta tarea no es fácil, porque no vivimos aislados de los demás y porque el mal ha sido institucionalizado por el ser humano.

Mc 6, 7-13: Jesús envía a los doce.

Comienza una nueva etapa en el proceso del seguimiento, la etapa de la misión. Ahora les corresponde a los Doce proclamar lo que han visto y oído. Jesús es consciente de que tendrán que enfrentar el mal en todas sus dimensiones por eso les da poder para hacerlo y les da algunas recomendaciones, les indica que es necesario un cierto estilo de pobreza, tener capacidad para acomodarse a las circunstancias y saber que van a ser aceptados o rechazados. La proclamación de la Buena Nueva debe hacerse en libertad, a nadie se puede obligar a aceptarla. Jesús les está hablando desde su propia vida, les está aportando desde su práctica pastoral.

Todos los comienzos tienen sus dificultades -así lo vemos también en la experiencia de Amós-, pero además están llenos de esperanza y de alegría porque se tiene la motivación de sacar a adelante un proceso. Jesús les advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa. Sin embargo, la experiencia para cada evangelizador será siempre diferente y a veces donde creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada. Quien evangeliza debe tener presente que es Dios quien hace que surja el fruto, pero también debe disponerse para que el mensaje que transmita motive, inquiete y sea más creíble.

Jesús sabe lo que les espera a los Doce. Los envía de dos en dos. La compañía es apoyo, fuerza y motivación para cumplir mejor con la misión y para resistir a las dificultades. La tarea que van a realizar es una tarea liberadora pero, ¿están capacitados para hacerla? Al final del texto se nos dice cómo los discípulos expulsaron muchos demonios y curaron muchos enfermos. De esta forma los Doce van adquiriendo autonomía y confianza en sí mismos, se dan cuenta de que son capaces de hacer lo mismo que hace Jesús.

El que es enviado sabe que debe permanecer en el lugar hasta que cumpla con su misión, así lo vemos en Amós y en las indicaciones que Jesús les da a los Doce. El enviado no va a nombre personal, va en nombre de quien lo envió. Además Jesús cuenta con la buena voluntad de muchos hombres y mujeres que son solidarios, que abren la puerta de su casa para compartir, de ahí que se atreva a decirles que se queden en la casa donde entren hasta que vayan a otro lugar. Pero también les dice que donde no los reciban ni los escuchen, al marcharse sacudan el polvo de los pies. El gesto de sacudir los pies se hacía públicamente y expresaba condena y separación. Este gesto lo podemos leer también como señal de intolerancia de parte del evangelizador que no soporta que lo rechacen y que no lo reciban. No se puede obligar al otro a que reciba la Buena Nueva, también los demás tienen derecho a disentir, a manifestar que no están de acuerdo y el evangelizador debe tener una actitud más tolerante y comprensiva, debe esperar una nueva oportunidad.

Contrariamente a lo que fue la práctica de Jesús, el anuncio del Evangelio, en la mayoría de los casos y de los tiempos, se ha impuesto a los demás, unas veces en forma violenta empleando la fuerza del poder o de las armas, otras veces con las leyes o con la presión social o la presión psicológica, manejando el miedo por la amenaza de la condenación. También ejercemos una cierta violencia cuando insistimos en la costumbre de bautizar a los niños en vez de arriesgarnos a que sean ellos quienes elijan hacerse cristianos libremente cuando sean adultos. Entre las grandes religiones, el cristianismo por lo menos tiene una historia que desacredita mucho la supremacía numérica mundial de la que está tan orgulloso. Su gran magnitud cuantitativa deja mucho que desear y suscita muchas dudas sobre su futuro en un mundo cada vez menos susceptible de coerción religiosa. Se adivina un futuro –que ya es presente en regiones de vieja cristiandad- de disminución y abandono, una situación que no debería interpretarse catastróficamente, sino como la oportunidad de recuperar la calidad que se sacrificó a la cantidad.

Jesús dice a sus enviados que si no es recibido el mensaje, sacudan el polvo de sus pies y se vayan, y es claro que no quiere que obliguen a nadie a aceptar el mensaje. Es más coherente con la «política de Dios» ser menos en número -por ser celosamente respetuosos de la libertad religiosa-, que ser más cuantitativamente a base de bajar el nivel de la calidad evangélica de los métodos evangelizadores. Leer más…

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Dom 14.7.24. Marginar el “instrumento” sinodal, retomar el evangelio (Mc 6, 6-12)

Domingo, 14 de julio de 2024

IMG_6177Del blog de Xabier Pikaza:

Dije  hace dos días en RD y FB que el “instrumento de trabajo” para el Sínodo  “estaba algo vacío de evangelio“.

La fortuna litúrgica ha querido que este domingo (14.7.24, Dom 15 TO, Ciclo B) toque un evangelio clave (Mc 6, 6-12) para plantear desde otra perspectiva,  como haré en la reflexión que sigue.

Mc 6, 6b-12 (+ 6, 30)

  • (a. Envío) 6b. Y recorría las aldeas del entorno enseñando. 7 y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos,
  • (b. Autoridad) dándoles poder sobre los espíritus impuros.
  • c. Equipamiento) 8 Les ordenó que no tomaran nada para el camino, excepto un bastón. Ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja. 9 Que calzaran sandalias, pero que no llevaran dos túnicas. 10 Les dijo además:
  • (c Programa de Misión) Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de aquel lugar. 11 Si en algún sitio no os reciben ni os escuchan, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies, como testimonio contra ellos.
  • (b’. Cumplimiento de la misión) 12 Y, saliendo predicaban para que se convirtieran. 13 Expulsaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. (a’ Retorno) [en Mc 6, 30-32]

Introducción

  Éste pasaje ofrece unas líneas básicas de la sinodalidad para la nueva misión siglo XXI (Sínodo 2024), desde una perspectiva de recreación de iglesia. Hay en el NT otros pasajes importantes para replantear el tema, empezando por las cartas originales de Pablo, siguiendo por Juan, pasando por Hechos y culminando en cartas deutero-paulinas, pero Mc 6, 6-13 par es el más significativo.

  1. Los misioneros van “de dos en dos”. No hay autoridad de un hombre aislado (obispo, presbítero) porque el evangelio se propone y expande como testimonio de vida-amor de varias personas (hermanos, amigos, esposos…). Las iglesias modernas en general no han tenido en cuenta este principio.
  2. Los misioneros no llevan ninguna riqueza (ni alforja), ni libros de ley, ni documentos de acreditación, porque su misma es testimonio y tema de evangelio). Muchos misioneros han ido y siguen yendo de esa forma pero las iglesias han apelado en general a organizaciones piramidales de poder sagrado.
  3. Los misioneros de Marcos son emigrantes en camino, y van desamparados, sin dinero (alforja), sin poder (sin bastón) y sin más organización que su vida compartida, de dos en dos. Así llegan como pobres e indefensos, emigrantes de evangelio y se asientan por un tiempo entre las gentes del pueblo, viviendo quizá en carpas (no se dice), bajo un árbol o en un cobertizo abandonado, como rostro compartido suplicante de evangelio y, si al cabo de unos días nadie les acoge siguen caminando dejan el lugar y siguen caminando.
  4. De esa manera ofrecen con su humanidad compartida y amenazada un testimonio evangelio. Así viven y se muestran en profunda paz de Dios, como mendicantes que no piden, no molestan ni amenazan a nadie, limitándose a mostrar con el amor que se tienen sí y que irradian que ellos forman parte de un “planeta” llamado evangelio. Asi responden, si es que les preguntan…
  5. Si les expulsan o no les reciben se van sin protestar, en silencio bondadoso, como han venido, sacudiéndose hasta el polvo de los pies para no llevar consigo nada…. Si alguna casa les invitan y acogen en alguna casa entran en alla, y reciben lo que les dan y dan lo que ellos tienen…
  6. De esa manera dan el testimonio de Jesús y ofrecen un camino posible “conversión”, una vida diferente, vida liberada, sana, libre de demonios, en clave de Reino de Dios, no de imperio del mundo… Así lo dicen,, sin presumir de ello, actuando como “terapeutas” de la buena nueva: Descubren pronto si hay “demonios” en la casa, en el ambiente y, de un modo muy simple, sin imposiciones ni grandes ceremonias los expulsan, de forma que los habitantes de la casa quedar liberados para el amor mutuo, para la esperanza de la vida paz…

 IMG_6176He escrito sobre este pasaje (Mc 6, 6-13 y par) largo comentario en Evangelio de Marcos. La Buena Noticia de Jesús (Verbo Divino, Estella 2012, 456-469) y también en Historia de Jesús, VD,  Estella 2013. Acuda allí quien quiera seguir mejor el hilo de mi exposición. Aquí ofrezco sólo algunas ideas iníciales, situándome en el lugar donde había querido situarme hace dos días en mi comentario al Instrumentum Laboris del Sínodo 2024..

Esquema del texto.

(a) Envío (6, 6b-7a). Jesús comienza a enseñar de nuevo en la aldeas del entorno (6, 6b), y para ampliar su misión llama y comienza a enviar a los Doce, de dos en dos, dándoles su misma autoridad (6, 7a).

(b) Autoridad sobre los espíritus impuros (6, 7b). Los enviados son básicamente exorcistas, pues Jesús les ofrece su poder de expulsar demonios, haciendo así lo mismo que él hacia (cf. Mc 1, 27; 3, 22-30). Expulsar demonios no es hacer exorcismos de películacomo en las series de “exorcistas” que parecen hechas con mala idea, para impedir que se entienda el evangelio. Expulsar demonios significa lograr (procurar) que este mundo concreto no esté dominado por demonios de dinero, de violencia, de envidia, de sometimiento y expulsión, de mentira organizada, de autosuficiencia… Es como ir desactivando bombas para que la fuerte no estalle, como en la oración de Francisco:

Señor, haz de nosotros instrumento de tu paz. Que donde hay odio, pongamos amor. Que allá donde hay ofensa, pongamos perdón. Que donde hay discordia, pongamos concordia pongamos concordia…  Oh Señor, que no  busquemos  tanto ser consolados, cuanto consolar, ser comprendidos, cuanto   comprender, ser amados, cuanto amar. Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado,

(c) Equipamiento (6, 8-9). Más que lo que deben decir, Jesús les indica cómo deben “ser” (cómo deben), para realizar su misión: Sin llevar comida, ropa o dinero, en gesto de confianza mesiánica, pues ellos mismos son el evangelio, sin libros de ley, sin mandatos. En su mutuo amor, en su presencia generosa ellos son encarnación del evangelio.

(c’) Ser acogidos (6, 10-11). La misión no es lo que ellos hagan, sino lo que susciten y provoquen con su vida, con su ejemplo. Así van y se quedan, sobre el banco, en la ladera de parque, junto al río… sin pedir nada, pero ofreciendo todo, sino dispuestos a darse a sí mismo, como portadores compartidos de Jesús…Más que pregoneros de un mensaje externo, ellos mismos son mensaje, con su forma de estar ¿Cuánto tiempo pueden resistir así, en un pueblo, en una aldea…? Ellos mismos han de verlo, porque han sido templados al temple de Jesús, como germen de una vida liberada  sobre el mundo .

(b’): Acción (6, 12-13). Marcos resume al fin lo que han hecho en su tiempo lo que han hecho los discípulos, la forma en que han cumplido el envío de Jesús, incluyendo exorcismos (cf. 6, 7b), mensaje de conversión y curación de los enfermos.

(a’) Retorno (6,30-32). Los discípulos vuelven y cuentan a Jesús lo que han hecho, disponiéndose a pasar un tiempo de descanso juntos.

evangelio-de-marcos Marcos no ha concretado la relación que ha de existir entre los  dos o tres misioneros que formaban de cada grupo, ni cuántos grupos hubo,  aunque al formar los Doce, que según 3, 13-19 eran varones, se podría suponer que hubo al principio seis parejas de hombres/varones misioneros, pero no tenemos ninguna certeza de ellos, porque estos grupos de dos en dos no tienen por qué formar parte  de los representantes de las doce tribus de Israel

Donde dos o tres están o van en mi nombres estoy yo en medio de ellos (Mt 18, 20)

 Su misma relación es “evangelio”, testimonio y presencia del amor de Cristo. Las malas lenguas se preguntarán si  son hombre y mujer (¿qué hacen a oscuras?), o lo que es peor, dos hombres juntos… Jesús no dice aquí, no tiene que decir, si son varones o mujeres, si uno es superior a otros, si están bien ordenados… Dice simplemente que son dos testigos del evangelio con su misma vida de amor

Esta indicación (de dos en dos) puede entenderse de diversas maneras (pueden ser compañeros o hermanos, célibes o casados, varones o mujeres…), todas las variaciones posibles. La identidad sexual o individual de los misioneros es secundaria, Lo único definido es que vayan en pareja o en trío (dos o tres como en Mt 18, 20). No parece haber uno superior y otro inferior, uno que manda, otro que obedece, conforme al esquema jerárquico posterior de la Iglesia. Frente a la tendencia monárquica que ha triunfado después en algunas comunidades cristianas (quizá reforzada por personalidades como Pablo), aquí tenemos un modelo de ministerios duales, en la línea de lo que pudiera llamarse una “diarquía”.

Dándoles poder sobre los espíritus impuros. Estrictamente hablando, estos Doce enviados, de dos en dos, reciben y realizan su misión como exorcistas, pues el texto dice que Jesús les dio autoridad (exousia) sobre los espíritus impuros, de manera que así repiten y amplían la misma obra de Jesús, a quien el evangelio ha comenzado presentado  (Mc 1, 22-28), como alguien que tiene autoridad sobre los espíritus impuros.

Eso significa que estos dos o tres comparten su combate contra Satán, como Marcos ha desarrollado en 3, 22-30, en una línea solemnemente ratificada por Mt 18, 20: “donde estén dos o tres en mi nombre…”.Reciben la autoridad de Jesús y tienen poder sobre “aquello” que oprime y destruye a los hombres, pero caminando por doquier de dos en dos. No son exorcistas individuales, sino comunitarios… Son portadores de un amor mutuo que expulsa demonios, que vence opresiones, que supera depresiones, que anima caminos. Leer más…

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De discípulos a misioneros. Domingo 15. Ciclo B

Domingo, 14 de julio de 2024

jesus-marcos-6-7-13-aDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El fracaso en Nazaret no desanima a Jesús. Al contrario. Además de continuar predicando, como veíamos el domingo pasado, envía también a los discípulos a realizar su misma misión. Los profetas del Antiguo Testamento tenían a veces discípulos; pero, que sepamos, solo Eliseo encargó a uno de ellos realizar una misión concreta: ungir rey a Jehú (2 Re 9,1-10); la función del discípulo del profeta consiste en servirle de apoyo social y espiritual, memorizar sus palabras y transmitirlas a la posteridad. El enfoque que tiene Jesús de sus discípulos es distinto, más dinámico: no se limitan a aprender, deben también poner en práctica lo aprendido, y ampliar desde ahora la actividad de Jesús.

Las instrucciones a los discípulos (Marcos 6,7-13)

En aquel tiempo Jesús llamó a los doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevaran sandalias, pero no una túnica de repuesto.

Y decía:

-Quedaos en la casa donde entréis hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies en testimonio contra ellos.

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

El texto de Marcos trata brevemente cinco puntos:

  1. La autoridad. Cualquier embajador o misionero debe estar investido de una autoridad. La que reciben los discípulos es sobre los espíritus inmundos. Esta idea, tan extraña a la cultura de nuestra época, debemos considerarla en el contexto del evangelio de Marcos. Jesús, desde el primer momento, en la sinagoga de Cafarnaúm, ha demostrado su autoridad sobre un espíritu inmundo. Sus discípulos reciben el mismo poder. Son embajadores plenipotenciarios.
  2. Equipaje y provisiones. Es interesante advertir lo que se permite y lo que se prohíbe: solo se permite llevar un bastón y sandalias; en cambio, se prohíbe llevar comida (ni pan, ni alforja) y túnica de repuesto. El permiso del bastón y las sandalias contrastan con lo que dice el evangelio de Mateo, donde se prohíben. Es un caso interesante de cómo los evangelistas adaptan el mensaje de Jesús a las circunstancias de su comunidad: Marcos tiene en cuenta el apostolado posterior de largos viajes, por terrenos difíciles, que requieren el bastón y las sandalias. En cambio, la prohibición de comida y vestido de repuesto demuestra la enorme preocupación de Jesús por dar ejemplo de pobreza en una época en la que los predicadores religiosos eran acusados con frecuencia de charlatanes en busca de dinero.
  3. Alojamiento. Para evitar tensiones y peleas entre las personas que quisieran acogerlos en sus casas, Jesús ordena que se alojen siempre en la misma.
  4. Rechazo. El apostolado no tendrá siempre éxito. Igual que Jesús fue rechazado en Nazaret, ellos pueden ser rechazados en cualquier lugar.
  5. La actividad. Curiosamente, lo que deben hacer los discípulos no aparece hasta el final: «Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.» Lo mismo que hacía Jesús, a excepción del uso de aceite para curar enfermos. Esta práctica parece haber entrado en la iglesia en un momento posterior y está atestiguada en la carta de Santiago: «¿Que uno de vosotros cae enfermo? Llame a los ancianos de la comunidad para que recen por él y lo unjan con aceite invocando el nombre del Señor.» (Snt 5,14).

El rechazo ((1ª lectura: Amós 7,12-15)

En las instrucciones de Jesús, este tema es el que ocupa menos espacio. Solo se menciona como posibilidad. En cambio, la primera lectura nos recuerda que esta posibilidad fue y sigue siendo muy real.

En aquellos días Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós:

– Vidente, vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí profetizarás. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino.

Pero Amós respondió a Amasías:

– Yo no soy profeta ni hijo de profeta; yo era un pastor y un cultivador de sicómoros. Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: «Ve, profetiza a mi pueblo Israel».

A mediados del siglo VIII a.C., el profeta Amós, originario del sur (Judá) fue enviado por Dios a predicar en el Reino Norte (Israel), para denunciar las injusticias terribles que se cometían, favorecidas por la corte y el clero. El enfrentamiento más fuerte tiene lugar en el santuario de Betel (= Casa de Dios), con el sumo sacerdote Amasías, que lo expulsa. En el fondo, Amós tuvo suerte. A otros les cortaron la cabeza.

Si el texto de Amós se hubiera leído completo (cosa que horroriza a los liturgistas), se habría advertido una diferencia capital entre la reacción del profeta y la que deben tener los discípulos de Jesús. Cuando el sacerdote Amasías expulsa a Amós de Betel, este le responde anunciándole que su mujer será violada, sus hijos e hijas morirán a espada, perderá sus tierras y será deportado. El discípulo de Jesús, si es rechazado, debe limitarse a sacudirse el polvo de los pies. Ni una palabra de amenaza o condena. El juicio corresponde a Dios.

Una síntesis del mensaje (Efesios 1,3-14)

 

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales. Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos. Por puro amor nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos, por medio de Jesucristo y conforme al beneplácito de su voluntad, para hacer resplandecer la gracia maravillosa que nos ha concedido por medio de su querido Hijo. Él nos ha obtenido con su sangre la redención, el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que ha derramado sobre nosotros con una plenitud de sabiduría y de prudencia, dándonos a conocer el designio misterioso de su voluntad, según los planes que se propuso realizar por medio de Cristo cuando se cumpliera el tiempo: recapitular todas las cosas en Cristo, las de los cielos y las de la tierra. En Cristo también hemos sido hechos herederos, predestinados según el designio del que todo lo hace conforme a su libre voluntad, a fin de que nosotros, los que antes habíamos esperado en Cristo, seamos alabanza de su gloria; también vosotros los que habéis escuchado la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, en el que habéis creído, habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, el cual es garantía de nuestra herencia, para la plena liberación del pueblo de Dios y alabanza de su gloria.

El evangelio no concreta lo que los discípulos deben predicar. Solo dice que «predicaban la conversión», igual que Jesús. Al pasar los años, especialmente después de su muerte y resurrección, el mensaje de los apóstoles se fue enriqueciendo con lo que Jesús hizo y dijo, y también con una elaboración teológica de lo que él supuso para nosotros.

La introducción de la carta a los Efesios es un excelente ejemplo de esto último. Pero su estilo tan denso, barroco y recargado se presta a que los asistentes a la misa no se enteren de nada. Una pena, porque las ideas son espléndidas.

Adviértase que el texto habla generalmente de «nosotros» («nos ha bendecido», «nos eligió», «nos ha destinado», «nos ha obtenido», «hemos heredado», «nosotros, los que ya esperábamos en Cristo»). Pero termina hablando de «vosotros»y también vosotros», «habéis escuchado», «habéis creído», «habéis sido sellados». Parece lógico aplicar el «nosotros» a los cristianos de origen judío; el «vosotros», a los efesios, de origen pagano.

Ante la persona y la obra de Jesús, la reacción de los primeros debe ser bendecir a Dios por todos los beneficios que nos ha concedido a través de Cristo, que se resumen en estos cinco puntos: nos eligió; nos destinó a ser hijos suyos; por su sangre, nos perdonó los pecados; nos dio a conocer su proyecto de recapitular en Cristo todas las cosas; nos convirtió en herederos.

¿Y los efesios? ¿Y nosotros? La carta toma un rumbo muy distinto. No comienza hablando de lo que Dios ha hecho por nosotros, sino de lo que nosotros hemos hecho al escuchar la extraordinaria noticia de que hemos sido salvados: «habéis creído». Y entonces, Cristo nos ha marcado con el Espíritu Santo, «prenda de nuestra herencia». Muy pocas palabras, en comparación con los párrafos dedicados al «nosotros», pero con la novedad de la acción de Cristo y el don del Espíritu.

En cualquier caso, al recapitular Dios todas las cosas en Cristo, todo lo que se dice es válido para todos. También nosotros podemos y debemos proclamar: «Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales».

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Domingo XV del Tiempo Ordinario. 15 de julio de 2024

Domingo, 14 de julio de 2024

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Les ordenó que no tomaran nada para el camino, excepto un bastón”

(Mc 6, 7-13)

Aquí estamos, en el domingo XV del tiempo ordinario que, además, coincide con el día 15 de julio: operación salida de vacaciones para unos, retorno para otros. ¿Es tu caso? Veamos, ¿a dónde te vas?, ¿en plan playa, monte, o tal vez algún circuito por Europa, Asia… al pueblo, o quizá a un monasterio? Mira tu maleta. Estas zapatillas para caminar, estas chanclas para la playa, la sombrilla…, este modelito para el paseo de la tarde, este otro para la terraza de la noche, esta chaqueta por si refresca, el chubasquero y el plegable por si llueve que con el cambio climático ya se sabe, crema solar, hidratante, repelente de mosquitos, el bastón de trecking, el portátil por si tienes asuntos pendientes del trabajo… Vuelve a mirar tu maleta. Si ya lo decía mi madre… “¡con el por si acaso se llena la maleta!”.

Resulta que hoy los discípulos de Jesús también están en operación salida. Párate a contemplarlos unos minutos. Observa sus maletas. ¿Qué ocurre?, ¿no las ves? ¡Ah! Es que Jesús les ha dicho que no lleven nada, solo un bastón. Ni pan, ni zurrón, ni dinero en la faja. Vaya tela, ¿te imaginas ir por ahí sin bolso, sin dinero, sin móvil…? También les ha dicho que calcen sandalias pero que no lleven dos túnicas. Vuelve a tu maleta y empieza a sacar la variedad de calzado que has metido, los modelitos de pasear, de la terraza de la noche… Vamos, quédate con lo puesto y el bastón de trecking. Entonces no necesitas maleta.

Como tampoco la necesitamos en el camino de la vida y sin embargo nos empeñamos en llevarla. Bien llena, hasta los topes, por si acaso: preocupaciones, miedos, ataduras, complejos, egoísmo, resentimientos, dudas, comparaciones… ¡Cuánto pesa y cuánto entorpece nuestra marcha!

Oración

Tú que también eres discípula del Maestro, escucha lo que te dice: “suelta todo eso, suelta, suelta… solamente un bastón”. ¿Quién es tu bastón?

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La misión no es una obligación añadida a la llamada.

Domingo, 14 de julio de 2024

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Mc 6,7-13

El párrafo que acabamos de leer es continuación del que leíamos el domingo pasado, pero con él comienza una nueva etapa en el evangelio de Marcos. Los discípulos van a tomar parte en la tarea que desarrolla el Maestro. Después de la experiencia de fracaso en su pueblo, Jesús no solo no deja de anunciar la “buena noticia” del Reino, sino que compromete a sus discípulos en esa tarea. El rechazo de los dirigentes y familiares le obliga a buscar otros interlocutores que no estén maleados por la enseñanza oficial. Las tres lecturas no hablan de la elección, pero la elección lleva implícita siempre la misión.

Es poco probable que Jesús enviara a los apóstoles a predicar. En primer lugar, mientras se sintieron judíos no fue necesaria la institución de los doce apóstoles. Solo cuando fueron rechazados por los dirigentes judíos sintieron la necesidad de otro fundamento paralelo a las doce tribus de Israel. En segundo lugar, los evangelios dejan claro que mientras vivieron con Jesús no entendieron nada de su mensaje; no podían comunicarlo a los demás. Solo cuando se adentraron en la experiencia pascual pudo empezar la misión. En tercer lugar, en los evangelios no se percibe una organización suficiente para esa misión.

Es Jesús quien toma la iniciativa. Les llamó y les envió”. Si hacía ya mucho tiempo que estaban con él, no necesitaba llamarlos, pero el poner los dos verbos juntos tiene una intención especial. La llamada y la misión están siempre unidas. No se precisa ni a dónde van ni cuánto va a durar la misión. Con ello está precisando las características de todas las llamadas y de todos los envíos. Todo los que vayan en nombre de Jesús deben ir en las mismas condiciones, en todos los tiempos. El evangelista está retrotrayendo al tiempo de Jesús una práctica que comenzó muy pronto en las primeras comunidades.

De dos en dos”, apunta al sentido comunitario de toda misión. No se trata de actuar como francotiradores, sino de ir en nombre de la comunidad. Así se evita, cualquier clase de superioridad de uno sobre otro. Con demasiada frecuencia olvidamos que todos somos enviados por y desde una comunidad. Tenemos que superar la tendencia a actuar por nuestra propia cuenta. Tiene también un aspecto legal. En un juicio solo se admitía el testimonio que fuera atestiguado por dos. No se espera que sean maestros, sino testigos.

Les da autoridad sobre los espíritus inmundos. Hay que tener mucho cuidado. El texto griego no dice “dynamis” sino “exousia”. No es fácil apreciar la diferencia entre ‘poder’ y ‘autoridad’. Está claro que no se trata de un poder mágico, sino de una superioridad sobre el mal. Se trata de una fuerza para superar, no solo los demonios de los demás, sino también sus propios demonios; es decir La superación personal de toda ideología que les impediría comunicar el verdadero mensaje. Esta lucha de los apóstoles contra sus propios prejuicios nacionalistas está presente en todo el evangelio de Marcos.

Les encargó...” El verbo griego significa ordenó. Es curioso que el texto hace más hincapié en lo que no deben llevar. Lo importante es el espíritu de los enviados. El bastón y las sandalias eran imprescindibles; el primero ayuda a caminar y puede ser muy útil contra las alimañas. Las sandalias eran el calzado de los pobres. El pan era signo de todo alimento. No van como mendigos, solo deben aceptar lo que necesitan en cada momento. La alforja era propia de los mendigos, que aseguraban así las próximas comidas. El dinero es símbolo de las seguridades. En griego no dice “túnica de repuesto”, sino “no llevéis puestas dos túnicas, que era característica de la gente rica.

Los judíos nunca se hospedaban en casa de paganos. Para Jesús cualquier casa es buena para hospedarse, y cualquier alimento digno de comerse. Para quedarse basta que les acoja una casa”,para marcharse tiene que existir rechazo de un lugar”. Lo importante es que les acepten y ellos acepten. En todo caso, deja clara la posibilidad de rechazo que acaba de sufrir el mismo Jesús en su tierra. El sacudir el polvo de los pies, era una costumbre de los judíos cuando salían de un lugar de paganos. No se trata de maldición alguna, sino de dar testimonio del hecho de que no querían llevarse nada de allí.

“Predicaban la conversión, echaban demonios y curaban”. Es curioso que ninguna de esas acciones fue descrita en el envío. La conversión de la que nos habla el evangelio, no debe entenderse desde el punto de vista moral. Se trata de “metanoia”. Un cambio de mentalidad que llevaría consigo un cambio en la manera de vivir. Sin emprender ese nuevo camino, de nada servirán los arrepentimientos y los propósitos. Seguimos sin entenderlo hoy. El echar demonios y curar son signos de la preocupación por los demás. El signo de que ha llegado el Reino es la ayuda incondicional a los demás.

La primera lectura nos pone ya en guardia. Los profetas de Betel quieren convertir a Amós en un profeta “al uso”: alguien que vive de un oficio siguiendo las directrices oficiales. Muy poco han cambiado las cosas. La Iglesia sigue siendo un santuario de Betel. Estar de parte de los poderosos, y no denunciar la injusticia ha sido una apostasía del cristianismo desde Constantino. A nadie entusiasma hoy nuestra predicación, mucho menos nuestra trayectoria vital. La misión no puede ser una programación venida de fuera, sino una exigencia vital, consecuencia de la llamada interna de Dios.

La clave está en que, al depender de los demás, se elimina toda tentación de superioridad. No son normas de ascetismo sino de confianza. Se trata de aprender a confiar en los demás, esperándolo todo de ellos. Saber dar eficazmente, supone haber aprendido antes a recibir con humildad. No hay nada más humillante para un ser humano que el tener que recibir de otro algo sin reciprocidad. La realidad que más une   a los hombres es el saber que tienen algo que dar y algo que recibir. En la gratuidad se alcanza el máximo de humanidad, tanto por parte del que da, como del que recibe.

La confianza de la misión debe apoyarse en el mensaje, no en los medios desplegados. Supone prescindir de lo superfluo y ni siquiera querer asegurar lo necesario. Jesús quiere que lleven el Reino de Dios a todos los hombres. No son dueños ni propietarios. Ese Reino es la “buena noticia” que todos deben descubrir. Jesús quería purificar toda religión. Jesús, ni dejó de pertenecer a la religión judía, ni fundó una nueva. Él reducir la predicación de Jesús a una religión más ha impedido que sea fermento para todas.

La misión no es tarea de unos pocos, sino la consecuencia inevitable de la adhesión a Jesús. La misión no consiste en predicar sino en hacer un mundo cada vez más humano. No se trata de salvaguardar, a toda costa, doctrinas trasnochadas o normas morales que no humanizan. Menos aún en conservar unos ritos fosilizados que ya no dicen nada a nadie. El mensaje de Jesús no se puede meter en fórmulas. Todo el que atiende a la llamada, y vive lo que vivió Jesús, está cumpliendo la misión de hacer presente el Reino.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Después de Jesús nosotros, la Iglesia.

Domingo, 14 de julio de 2024

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Mc 6, 7-13

«Y llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos»

Enviados por Jesús con su misma misión; excelente definición de Iglesia. Jesús se siente enviado por el Padre para proclamar la buena Noticia y nos pide que le echemos una mano. Primero se lo pide a los doce, luego a los setenta y dos, y luego, tras su muerte, a los Testigos y, a través de ellos, a todos nosotros. Como decía Ruiz de Galarreta: «Después de Jesús, nosotros la Iglesia».

Al menos en teoría, todos los colectivos humanos —desde las órdenes religiosas a los partidos políticos— trabajan para mejorar la sociedad. Cada uno desde sus creencias, su ideología o su óptica, y cada uno esforzándose para que el mundo siga los derroteros que considera más adecuados. Unos lo hacen a través de la oración, otros promulgando leyes que fomenten la convivencia, otros promoviendo las artes y las letras, otros propiciando el desarrollo económico, otros trabajando en defensa de los más vulnerables o defendiendo los intereses de un determinado grupo social…

Y dentro de ese panorama general, los cristianos tenemos encomendada la misión de sembrar humanidad y hacerlo al estilo de Jesús, es decir, no por la fuerza del dinero ni el ejercicio del poder, sino desde dentro, como la semilla que en unos casos da abundante cosecha y en otros se convierte en árbol frondoso donde anidan las aves del cielo… o como la levadura que fermenta toda la masa.

Las parábolas vegetales nos muestran la fe que tenía Jesús en el poder de la semilla sembrada; su primacía sobre la ley. Si tratamos de lograr la convivencia a través de las leyes, fracasaremos, pero si la sembramos, dará el ciento por uno. Porque la Ley deja a la persona a sus fuerzas, le pone preceptos que ha de esforzarse en cumplir, le amenaza, le premia, le castiga… pero no cambia su corazón. El evangelio le coloca ante el don de Dios, le hace conocer a su Padre, le convierte en Hijo, lo cambia por dentro… y ya no tiene que mandarle nada.

La esencia de nuestra pertenencia a la Iglesia es aceptar la misión; considerar la vida como misión. Para eso sirve la vida, para eso fuimos engendrados por Dios, por eso cuenta con nosotros. Unos lo hacen de forma radical, dejándolo todo para dedicarse a los más necesitados allí donde se encuentren. Otros tenemos la oportunidad de hacerlo desde nuestras ocupaciones habituales, las de todos los días, sin necesidad de hacer cosas nuevas, pero esforzándonos en hacer bien lo que hacemos; tomando como guía de nuestra conducta los criterios de Jesús; sembrándolos en el mundo.

Jesús resumió la misión en una frase sencilla e interpelante: «Que los hombres vean en vuestras buenas obras el amor del Padre» … Y aunque parezca lo contrario, este tipo de comportamiento tiene un notable efecto contagioso (las primeras comunidades cristianas eran contagiosas y no dejaban de crecer), y Jesús contaba con ello para extender el Reino. Si una parte significativa de los cristianos nos tomásemos en serio la misión, la sociedad humana se convertiría, sin eufemismos, en el reino de Dios.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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