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Festividad de Santiago Apóstol

Jueves, 25 de julio de 2024

Santiago_el_Mayor_peregrino,_de_El_Greco._(Museo_de_Santa_Cruz_de_Toledo)

(Santiago el Mayor peregrino, de El Greco. Museo de Santa Cruz de Toledo.)

Santiago, llamado «el mayor», era hijo de Zebedeo y de Salomé (Mc 15,40; Mt 27,56) y hermano mayor de Juan el evangelista. Junto con él fue llamado entre los primeros discípulos de Jesús, y siempre se le cita entre los tres primeros apóstoles en el Nuevo Testamento.

Fue testigo privilegiado de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,37), de la transfiguración de Jesús (Mt 17,1) y de la agonía de Jesús en Getsemaní (Mt 26,37). Fue decapitado hacia el año 44, en tiempos de Herodes Agripa, en los días de la Pascua (Hch 12,1-3).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los apóstoles

4,33.5.12.27b-33; 12,1b

En aquellos días, los apóstoles datan testimonio de la resurrección del Señor con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los trajeron y los condujeron a presencia del consejo, y el sumo sacerdote los interrogó: -¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.

Pedro y los apóstoles replicaron: -Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. «El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero». «La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión con el perdón de los pecados». Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen. Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos, y el rey Herodes hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan.

 La primera lectura de la solemnidad de Santiago, patrón de España, presenta a nuestra consideración la idea del testimonio de la resurrección de Jesús por parte de los apóstoles. Este testimonio, mandato expreso del Señor, no puede ser encadenado por ninguna instancia humana, porque el testigo debe obedecer a Dios antes que a los hombres. Y puede hacerlo gracias al Espíritu Santo, «que Dios da a los que le obedecen». Esta obediencia llevó a Santiago a derramar su sangre, corroborando con ello su testimonio, su «martirio».

***

Salmo:

Sal 66, 2-3. 5. 7-8

R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines de la tierra. R

***

Segunda lectura: 2 Corintios 4,7-15

Hermanos:

Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros.

Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos; nos encontramos en apuros, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no quedamos a merced del peligro; nos derriban, pero no llegan a rematarnos.

Por todas partes vamos llevando en el cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

Porque nosotros, mientras vivimos, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

Así que en nosotros actúa la muerte, y en vosotros, en cambio, la vida.

Pero como tenemos aquel mismo espíritu de fe del que dice la Escritura: Creí y por eso hablé, también nosotros creemos, y por eso hablamos, sabiendo que el que ha resucitado a Jesús, el Señor, nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos dará un puesto junto a él en compañía de vosotros.

Porque todo esto es para vuestro bien; para que la gracia, difundida abundantemente en muchos, haga crecer la acción de gracias para gloria de Dios.

 El mensaje central de esta segunda lectura podríamos resumirlo de este modo: «Por todas partes vamos llevando en el cuerpo la muerte de Jesús» (v. 10a). Lo que Pablo dice por experiencia directa, lo aplica literalmente la liturgia al apóstol cuya solemnidad celebramos hoy: de Jesús a Pablo y de Pablo a Santiago, y así sucesivamente, se va creando, a lo largo de la historia, la cadena de los testigos o, mejor aún, de los «mártires» en sentido propio.

Puede decir que lleva la muerte de Jesús en su propio cuerpo no sólo quien recibe la gracia excepcional de derramar la sangre por amor a Cristo y a los hermanos, sino también quien, día tras día, vive con seriedad y serenidad la radicalidad evangélica. Quien realiza esta experiencia puede hablar en nombre de Jesús, puede decir que es siervo del Evangelio por lo que anuncia, pero sobre todo por lo que hace y por cómo vive: «Creí y por eso hablé» (v. 13).

La palabra de los testigos no sólo es significativa, sino también eficaz: precisamente porque tiene la elocuencia de la experiencia vivida, de la sangre derramada, del martirio padecido.

***

Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya
Astro brillante de España, apóstol Santiago,
tu cuerpo descansa en la paz,
tu gloria pervive entre nosotros. R

***

Evangelio: Mateo 20,20-28

En aquel tiempo,

La madre de los Zebedeos se acercó a Jesús con sus hijos y se arrodilló para pedirle un favor. Él le preguntó:

-¿Qué quieres? Ella contestó: -Manda que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando tú reines.

Jesús respondió:

-No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa de amargura que yo he de beber?

Ellos dijeron:

-Sí, podemos.

Jesús les respondió:

-Beberéis mi copa, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes lo ha reservado mi Padre.

Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo:

-Sabéis que los jefes de las naciones las gobiernan tiránicamente y que los magnates las oprimen. No ha de ser así entre vosotros. El que quiera ser importante entre vosotros, sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, sea vuestro esclavo. De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos.

***

 Mateo nos refiere en esta página de su evangelio, tal vez con una sutil ironía, la petición que la madre de los Zebedeos -Juan y Santiago- presentó a Jesús. Si bien estamos dispuestos a mostrarnos un tanto indulgentes con la madre, lo estamos ciertamente un poco menos con los dos hermanos, que con una excesiva rapidez se declaran dispuestos a compartir con Jesús el cáliz, la copa, que ha de beber. Afortunadamente, Jesús sabe cambiar en bien lo que, humanamente hablando, podría parecer fruto de la intemperancia y de la precipitación.

El discurso se convierte de hipotético en profético: Jesús predice la muerte que Santiago padecerá por su fidelidad radical al Maestro y al Evangelio.

Y no sólo esto, sino que de este diálogo -que, por otra parte, suscita el desdén de los otros apóstoles- extrae Jesús también una lección de humildad para todos los que quieran seguirle por el camino del Evangelio. La grandeza de los discípulos de Jesús puede y debe ser valorada con unidades de medida bastante diferentes a las que conoce el mundo. En la escuela de Jesús se aprende a subvertir la escala de valores y a considerar válido sólo lo que lo es a los ojos de Dios. Precisamente, según

el ejemplo que nos dejó Jesús: siendo rico, se hizo pobre; aun siendo Señor, se hizo siervo-esclavo; siendo maestro, aprendió a obedecer al Padre; siendo sacerdote, se hizo víctima por amor.

MEDITATIO

«El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos» (Mt 20,28). Es más que lícito que nos preguntemos qué psicología brota de una afirmación autobiográfica como ésta, y la respuesta no puede ser equívoca. Estamos frente a un gran don que Jesús ha hecho a sus discípulos de ayer y de hoy, ofreciéndoles la posibilidad de penetrar en su corazón de Hijo inmolado por amor, en su espiritualidad de Cordero inmolado en rescate de los hermanos.

Todo esto es lo que se expresa mediante la metáfora del «servicio», un término que ha de ser bien entendido: hemos de rescatarlo de todo tipo de servilismo, de toda abdicación pasiva a la propia libertad, y hemos de inscribirlo en el horizonte de una total expropiación personal y de una entrega completa de nosotros mismos al Padre. La luz de esta afirmación de Jesús se difunde, obviamente, por todo el Evangelio.

Jesús, sin embargo, se presenta también como siervo «de muchos», a saber: de todos los que el Padre le ha confiado como hermanos, oprimidos por el pecado, pero abiertos al don de la liberación. El cáliz de la pasión, que Jesús acepta libremente de manos del Padre, sólo espera ser saboreado también por aquellos por los que el Maestro de Nazaret lo bebió hasta las heces.

ORATIO

Tu ley, Señor Jesús, es el signo de tu realeza: tú nos quieres obedientes porque sólo a través de la obediencia -como tú mismo demostraste- se llega a rey.

Tu ejemplo, Señor Jesús, manifiesta tu profunda identidad de Hijo: Hijo de Dios Padre que vive y expresa siempre su propia sumisión en su plena disponibilidad.

Tu Palabra, Señor Jesús, ilumina nuestro camino: el que tú nos muestras no vale sólo para ti, sino también para todos los que, libremente, te han elegido como maestro y te siguen con alegría por el camino del Evangelio.

Tu martirio, Señor Jesús, lo fuiste viviendo en cada momento de tu vida: quien ha aprendido a conocerte a través de las páginas evangélicas sabe que, para ti, ser siervo significaba vivir del todo para Dios y del todo para los hermanos. Ésta es la «ley real» de la que habla el apóstol Santiago en su carta.

CONTEMPLATIO

El objetivo de los dos discípulos [Juan y Santiago] es obtener el primado respecto a los otros apóstoles. […] ¿Os dais cuenta de cómo todos los apóstoles son aún imperfectos? Tanto los dos que quieren elevarse sobre los diez como los diez que tienen envidia de ellos. Ahora bien, fijémonos en cómo se comportan a continuación y les veremos exentos de todas estas pasiones. […]

Santiago no sobrevivirá mucho tiempo. En efecto, poco después del descenso del Espíritu Santo, llegará su fervor a tal extremo que, dejando de lado todo interés terreno, llegará a una virtud tan elevada que morirá inmediatamente (Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de Mateo, Roma 1967, pp. 98 y 99ss).

ACTIO

Repite y medita a menudo durante el día estas palabras: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mt 20,28).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Las fiestas de los santos proponen ejemplos oportunos a la imitación de los fieles. A esta función de ejemplaridad ha querido unir siempre la Iglesia el reconocimiento de la intercesión de los santos en favor de sus hermanos los hombres. Éste es el motivo por el que, desde siempre, ha aceptado y fomentado gustosa la designación de determinados santos como patronos para los diversos pueblos.

La liturgia de la misa de Santiago, patrono de España, no hace sino corroborar esta misma idea. Santiago, que «bebió el cáliz del Señor y se hizo amigo de Dios», fue siempre, junto con su hermano Juan y con Pedro, uno de los apóstoles que gozó de las mayores intimidades de Jesús. Y si bien su acción en el evangelio no adquiere el relieve de la de los otros dos predilectos, fue él quien primero selló con su propia sangre la entrega al Señor y a la predicación de su doctrina. Esta misma acción, tras su muerte, es reconocida por nosotros en favor de «los pueblos de España», precisamente como respuesta a su elección como patrono. Pero, al mismo tiempo que reconocemos gustosos su acción en el pasado, pedimos de cara al futuro que, así como  él mantuvo su entrega plena a Jesús hasta el sacrificio de su propia vida, así también, «por el patrocinio de Santiago, España se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos»(http://sagradaramiliadevigo.net).

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Biblia, Espiritualidad

“El camino de la vida”: Santiago, apóstol – B (Mateo 20,20-28)

Jueves, 25 de julio de 2024

IMG_6184Solemnidad de Santiago, apóstol, patrono de España

En pocos años ha crecido de manera insospechada el número de gentes, sobre todo jóvenes, que recorren «el camino de Santiago». No es fácil saber a qué se debe exactamente tal atracción. Peregrinar es mucho más que hacer deporte o vivir una aventura. Mucho más que emprender un viaje turístico o recorrer una ruta cultural. ¿Qué buscan quienes se ponen en camino hacia Santiago?

El camino ha sido desde muy antiguo un símbolo empleado para significar la vida humana. Vivir es caminar, dar pasos, marchar hacia el futuro. Lo dijo de forma bella Jorge Manrique en sus famosas Coplas: «Partimos cuando nacemos andamos mientras vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos así que cuando morimos descansamos». Quien peregrina largas horas fácilmente comienza a repensar su vida de peregrino por esta tierra.

El camino es siempre marcha hacia adelante: ¿hacia dónde? El peregrino se pone en camino por algo: ¿qué le anima a emprender la marcha? Sin meta no hay camino sino un ir de una parte a otra vagando sin sentido. Solo la meta convierte el recorrido en camino. Solo la meta da sentido a los esfuerzos de cada día. La pregunta es inevitable: ¿Cuál es la meta de la vida?, ¿hacia dónde hemos de encaminar nuestros pasos?

Siempre se emprende el camino con esperanza y cierto temor, con confianza y con incertidumbre. Es necesario andar el camino acertado, no extraviarse, no seguir caminos equivocados. Así sucede también en la vida. Hemos de encontrar nuestro propio camino: ¿qué quiero hacer con mi vida?, ¿a qué quiero dedicarla? La grandeza de una persona se mide por la meta a que aspira y por el ideal que moviliza sus esfuerzos. Solo cuando sigue su vocación personal, sale el joven de la indefinición y del gregarismo.

Con el paso de los días, la peregrinación se va convirtiendo en escuela que permite ahondar en lo esencial de la vida. El cansancio, la marcha en silencio, la perseverancia en el esfuerzo, van conduciendo al peregrino hacia el fondo de su corazón. Es entonces cuando pueden brotar las preguntas esenciales: ¿No es Dios la meta última del ser humano? ¿No es la vida un peregrinar hacia nuestra patria verdadera? ¿No es Cristo el camino que hemos de seguir para encontrarnos con el Padre?

La llegada a Santiago, el encuentro con el apóstol testigo del Señor, la acción de gracias a Dios, la súplica callada, la reconciliación sacramental y la participación en la eucaristía puede culminar una experiencia religiosa renovadora como pocas.

José Antonio Pagola

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25.7.24. Santiago, hermano de Juan ¿Un lobby zebedeo?

Jueves, 25 de julio de 2024

IMG_6399Del blog de Xabier Pikaza:

La figura de Santiago, a quien Hech 12, 2 llama “hermano de Juan”  ha sido desde el siglo XI d.C.  una figura importante del cristianismo occidental (jacobino o jacobeo), como indicaré a continuación:  

1.Introducción sobre los “santiagos” del NT y de la tradición cristiana.

Mc 10, 35-45: Contra un riesgo Zebedeo de Santiago: Jesús no ha venido a dominar sobre iglesias y pueblos, sino a dar su vida, como Hijo el del hombre, a favor todos

Lc 9, 55: Jesús reprime a Santiago (y a su hermano) porque quieren mandar fuego del cielo contra sus enemigos, diciéndoles “no sabéis de qué espíritu sois”.

INTRODUCCIÓN.

Hubo al principio de la Iglesia diversos “santiagos” (=jacobos), entre los que destacan dos:

— Santiago el Menor o Pequeño , hermano del Señor Jesús , a quien se suele llamar “el menor” o pequeño, dirigente máximo de la iglesia judeo-cristiana de Jerusalén, que participa en el “concilio” del año 49/50 y que mantiene una polémica apasionada y leal con Pedro y Pablo.

— Santiago el Zebedeo, hermano de Juan (Hech 12,2), llamado el “Mayor” o “grande por su estatura o porque que tuvo un papel importante en la historia de Jesús y en la primera iglesia de Jerusalén.  Éste es el Santiago  a quien la tradición posterior ha vinculado a Compostela, cuya fiesta hoy celebramos y cuya historia bíblica quiero recoger brevemente.

Historia de Santiago Zebedeo.

Según la tradición de los sinópticos (no del evangelio Juan), los “zebedeos, Santiago (=Jacob) y Juan forman parte del grupo de los primeros llamados (Mc 1, 19) y aparecen como miembro del grupo de los tres o cuatro discípulos preferidos de Jesús (cf. Mc 1, 29; 5, 37; 9, 2; 13, 3; 14, 33 par), cuya historia he precisado en otro lugar (comentarios a Marcos y Mateo).

Jesús (o la primera tradición de la iglesia) les ha dado el nombre de Boanerges, hijos del trueno (Mc 3, 17), quizá por su ardor mesiánico (vinculado al fuego de Dios), aunque es posible que la palabra «trueno» se utilice en sentido apocalíptico(cf. Ap 10, 3-4; 11, 19; 16, 18). Ellos serían testigos apasionados de la obra de Jesús, preparando en Jerusalén la llegada del Reino de Dios.

También les encontramos entre aquellos que quieren ocupar los primeros puestos en el Reino (cf. Mc 10, 35.41) y quieren que el fuego de Dios destruya a los que no reciben a Jesús, en especial a los samaritanos (Lc 9, 54. En esa línea, Santiago y Juan han sido fuertemente criticados por Jesús (según Marcos y Lucas).

— Santiago representa en esa línea una iglesia de poder, una iglesia que espera a Jesús, que llegará muy pronto, en Jerusalén, para instaurar un Reino Universal, de tipo socio-político y religioso. Así aparece varias veces en los sinópticos, especialmente en el evangelio de Marcos.

— Santiago y Juan (con Pedro) han sido testigos de algunos milagros de Jesús (“resurrección” de la Hija de Jairo…: Mc 5) y ha recibido en el Tabor la promesa y garantía de la resurrección de Jesús (Mc 9), aunque ha corrido el riesgo de entenderla en línea de toma de poder.

Santiago Mártir

A pesar de teso, Santiago el Mayor o Compostelano, hermano de Juan, ha sido un testigo fiel de Jesús, dejándose matar por el Reino de Cristo, aceptando paradójicamente la muerte… Éste es su cambio, esta es su conversión… Quería “reinar”, pero aprendió a morir:

Así se lo dice Jesús según la tradición de Mc 10: “mi cáliz beberéis…”. Santiago y Juan, los partidarios de un reino “político” (casi militar) de Jesús aparecen en el evangelio como llamados al martirio… Reinar significa estar dispuesto a morir por los demás. Ha debido ser un hombre “fogoso” (de fuego, como indica la tradición.

 — Este Santiago ha sido un miembro importante de la iglesia, uno de los dirigentes de la comunidad primitiva de Jerusalén, pues Hech 12, 2 afirma que el rey Agripa (41-44 d. C.) hizo matar a Santiago, el hermano de Juan, como supone de un modo indirecto Mc 10, 39, donde Jesús le asegura que será capaz de beber su cáliz, lo mismo que su hermano Juan.

 En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles.2 Y mató a espada a Saniado hermano de Juan.3 Y viendo que esto agradaba a los judíos, procedió a prender también a Pedro (Hech 12, 2).

Este Santiago actuó en la iglesia de Jerusalén como miembro del “lobby más político/social de Jesús“… Y así lo vio el rey Agripa, a quien el emperador Claudio hizo rey de 41 d. C., con el intento fracasado de “pacificar” todo el territorio de Israel/Palestina… Y para dar “ejemplo” contentar a otros “lobbis” judíos le mando ejecutar, queriendo matar también a Pedro.

Pedro logró escaparse, con la ayuda de un “ángel”, es decir, de buenos amigos en la administración judía, como indica con toda precisión Hechos 12. Conforme a la indicación de Mc 10, dirigida a Santiago y a su hermano Juan…. (mi cáliz beberéis…) da la impresión de  también Juan fue ejecutado por cristiano peligroso… y pudo ser, pero mucho más tarde, según la tradición, pues en en concilio de Jerusalén (año 49, Hch 15 y Gal 2),  Juan participa junto a Pedro en el grupo “pro-judío” (de la diarquía pro-judía) del Concilio, pero pactando con los otros dos grupos, el de Pablo/Bernabé y el de Jacobo, hermano del Señor.

Tradición posterior, Santiago en Compostela

Es prácticamente imposible que este Santiago saliera de Jerusalén para venir en cuerpo mortal a Zaragoza (donde la visitó la Virgen del Pilar) y para llegar hasta Compostela, de donde volvió a Jerusalén — Durante 10 años (del 30 al 40 d.C.), Santiago Zebedeo fue con Pedro y Juan dirigente máximo de la Iglesia de Jerusalén (condenado a muerte precisamente por ello).

 Durante esos años, la Iglesia de Jerusalén no mandó misioneros por el mundo, cosa que empezará a hacer sólo tras el Concilio del 49/50…. Cuando al fin de la carta a los Romanos Pablo dice que quiere llegar a España está suponiendo (=afirmando) que ningún cristiano ha llegado antes allí como misionero.

Pero la tradición posterior ha hecho bien (simbólicamente) al llevar a Santiago Zebedeo por Zaragoza (revelación de la Madre de Jesús como pilar de la iglesia hispana) hasta a Compostela… para volverle a llevar de muerto a Compostela, conservando allí su cuerpo (su memoria) como signo de la misión occidental del evangelio, hasta los límites de Finis-terrae, fin de la tierra.  donde está enterrado en sentido simbólico muy profundo, en un campo de estrellas.

Esa ha sido para la iglesia de occidente la primera peregrinación “espiritual”, simbólica… respondiendo al ardor de Santiago Zebedeo, el primer apóstol que muere por defender a Cristo (siendo como era ardoroso, incluso en sentido político/militar, como le verá más tarde la tradición de Compostela).

Esa tradición posterior, que aparecen en los escritos apocalípticos de San Beato de Liébana, le ha vinculado desde el siglo X/XI con la ciudad hispana de Santiago de Compostela, donde estaría enterrado, al occidente del mundo antiguo, lugar que se ha convertido en uno de los santuarios preferidos de la cristiandad. Santiago aparece así como otro Pablo… Apóstol de Jesús que llegó con el evangelio militante al extremo de la tierra conocida. Ciertamente llegó “en espíritu”, y sigue estando en Compostela, recibiendo a todos los que van…

El tema real no es si Santiago llegó físicamente a Compostela o si está enterrado allí (que lo está, en espíritu). El problema es “qué santiago llegó…” y sigue estando en Compostela:

Si el primer Santiago Boanerges, hijo de trueno, que quería imponerse políticamente sobre el mundo, haciendo que Dios mandara  fuego del cielo para matar a los enemigos…

O si el Santiago Santiago que fue ajusticiado por el rey Herodes Agripa hacia el año 41 d.C. porque causaba conflictos en su Reino político-militar (donde quiso actuar como un Netanyahu antiguo).

De la identidad de Santiago Zebedeo y de su conversión depende el futuro de la Iglesia, no sólo de la iglesia compostelana (donde se conserva su memoria), sino de la Iglesia universal… pues a partir de la muerte de Juan Zabedeo, convertido al fin a Jesús, comenzó la gran salida de Pedro y Pablo, que ha llegado y sigue llevando el evangelio a todos los pueblos de la tierra

PETICIÓN Y PROFECÍA DE LOS ZEBEDEOS (Mc 10, 35-45)

(a. Petición) 35 Y se le acercaron Santiago  y Juan, los hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.36 Jesús les preguntó: ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le contestaron: Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria.

(b. Respuesta. Profecía) 38 Jesús les replicó: No sabéis lo que pedís. )Podéis beber el cáliz que yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que seré bautizado?39 Ellos le respondieron: Sí, podemos. Jesús entonces les dijo: Beberéis el cáliz que yo he de beber y seréis bautizados con el bautismo con que yo seré bautizado. 40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.

(c. Confirmación) 41 Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Jacobo y Juan. 42 Jesús los llamó y les dijo: Sabéis que los que parecen mandar a las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus magnates las oprimen. 43 No ha de ser así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos. 45 Pues tampoco el Hijo del humano ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por mucho (1)

Como representantes de la lógica del mando ha presentado Marcos a Jacobo y Juan, los primeros conspiradores de la iglesia, que utilizan a Jesús para saciar su sed de jerarquía. No buscan algo nuevo, insisten en la línea anterior de búsqueda de “poder”, de Roca (es decir Pedro) o de los Doce (9, 33-34; cf. 8, 33).

Juan es sin duda un reincidente, pues ya quiso controlar el Nombre de Jesús, impidiendo que un exorcista no comunitario pudiera valerse del nombre de Jesús (9, 38-41). Ambos son “hijos del trueno” (Mc 3, 17), en línea de fuego y violencia, pues quisieron que el fuego del cielo destruyera a lo samaritanos, un día que no quisieron recibirles (cf. Lc 9, 54). Habían sido llamados al principio para la pesca final (1, 16-29); unidos a Pedro, acompañaron a Jesús en la “resurrección” de la hija del Archisinagogo (5, 37) y en la transfiguración (9, 2).

Por eso, al pedirle ahora un puesto a la derecha e izquierda de su gloria, parecen responder con confianza a su confianza. Es lógico y bueno lo que piden (estar siempre al lado de Jesús), pero lo piden con lógica de mando, elevándose sobre el resto de los discípulos, y sobre todos los que forman el reino de Jesús, ocupando los puestos fundamentales “en su gloria” (en tê doxê sou), compartiendo su poder o su realeza. Es evidente que, siguiendo el orden en que aparecen siempre, Jacobo (¡quizá el mayor!) ocuparía el trono o asiento a la derecha de Jesús y Juan a su izquierda. Así formarían con Jesús el triunvirato del Reino. Pueden pensar en un reino político, que se instaurará en Jerusalén, tan pronto como lleguen (a pesar de los anuncios de derrota y muerte de Jesús). Leer más…

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Santiago Apóstol

Jueves, 25 de julio de 2024

santiago-apostol-21Del Blog de José Luis Sicre El Evangelio del Domingo:

En el Nuevo Testamento hay tres Santiago: el Mayor, hermano de Juan, cuya fiesta celebramos hoy; el Menor, hijo de Alfeo; y Santiago, «el hermano del Señor», que desempeña un papel muy importante en los Hechos de los Apóstoles; Eusebio de Cesarea lo presenta como el primer obispo de Jerusalén.

 Lo fundamental de la 1ª lectura, tomada del libro de los Hechos, es la última frase, sobre la decapitación de Santiago por orden de Herodes Agripa I, nieto de Herodes el Grande. Como esto se cuenta en menos de un versículo (12,1b), la liturgia ha antepuesto un fragmento sobre el testimonio de los apóstoles a partir del c.4, utilizando varios versículos, suprimiendo otros, y cambiando su orden (4,33.5.12.27b-33). La muerte de Santiago queda enmarcada en el valor de los apóstoles, que se consideran obligados a «obedecer a Dios antes que a los hombres», aunque les cueste la vida.

 La 2ª lectura (2 Corintios 4,7-15) habla también de las persecuciones y dificultades del apóstol, pero Pablo está seguro de que «quien resucitó al Señor Jesús, también con Jesús nos resucitará a nosotros».

 Evangelio (Mateo 20,20-28)

 Conviene situarlo en su contexto. Jesús acaba de anunciar su muerte y resurrección. ¿Cómo reaccionarán los doce? Al primer anuncio reaccionó Pedro protestando. Al segundo siguió un silencio cargado de tristeza. Al tercero reaccionan todos de la manera más imprevisible, como si no se hubieran enterado de nada.

Entonces la madre de Santiago y Juan, que no estaba presente durante el anuncio anterior, pide para sus hijos algo totalmente contrario a lo que Jesús ha venido enseñando.

 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacer una petición.

Él le preguntó:

-¿Qué deseas?

Ella le contestó:

-Manda que, cuando reines, estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

Jesús contestó:

-No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber la copa que yo voy a beber?

Le contestan:

-Podemos.

Les dice:

-Mi copa la beberéis, pero sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; será para los que mi Padre tiene destinados.

Cuando los otros diez lo oyeron, se indignaron con los dos hermanos.

Pero Jesús los llamó y les dijo:

-Sabéis que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a los súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros; antes bien, quien quiera ser grande entre vosotros que se haga vuestro servidor; y quien quiera ser el primero, que se haga vuestro esclavo. Lo mismo que el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos.

El relato de Mateo se basa en el de Marcos, pero introduce un cambio curioso. En Marcos son los dos hermanos quienes hacen la petición; en Mateo es la madre. No creo que responda a la tendencia habitual de Mateo de exculpar a los discípulos, porque Santiago y Juan se hallan presentes. Incluso quedan peor que en Marcos, porque buscan una recomendación.

La petición la interpretamos mal si la aplicamos a lo que ocurrirá «en el cielo». Los dos hermanos y su madre están pensando en lo que ocurrirá «en la tierra», cuando Jesús triunfe y se convierta en rey de Israel en Jerusalén. Quieren un puesto a la derecha y otro a la izquierda: Presidente de Gobierno y Primer Ministro. Para ellos, lo importante es subir. No aceptan el sufri­miento, ni ser como niños, ni han caído en la cuenta del escándalo que provocan con su actitud.

La respuesta de Jesús, menos dura de lo que cabría esperar, procede en dos pasos. En primer lugar, les recuerda que para triunfar hay que pasar antes por el sufrimiento, beber el mismo cáliz de la pasión que él beberá. No queda claro si Juan y Santiago entendieron lo que les dijo Jesús sobre su cáliz y su bautismo, pero responden que están dispuestos a lo que sea. Entonces Jesús, en un segundo paso, les echa un jarro de agua fría diciéndoles que, aunque beban el cáliz, eso no les garantizará los primeros puestos. Están ya reservados, no se dice para quién.

Los otros diez también reaccionan en contra de la enseñanza de Jesús. No hay corrección fraterna individual sino indignación comunitaria.

Jesús aprovecha para enseñarles cómo deben ser las relacio­nes dentro de la comunidad. En la postura de los dos hermanos detecta una actitud muy humana, de simple búsqueda del poder. Para que los discípulos no caigan en ella, Jesús les presenta dos ejemplos opuestos: 1) El que no deben imitar: el de los reyes y monarcas helenísticos, famosos por su abuso del poder. 2) El que deben imitar: el del mismo Jesús, que ha venido a servir y a dar su vida en rescate por todos.

En medio de estos dos ejemplos queda la enseñanza capital: «el que quiera subir, sea servidor vuestro y el que quiera ser primero sea esclavo vuestro». En la comunidad cristiana debe darse un cambio de valores absoluto. Pero esto es lo que debe ocurrir «entre vosotros», dentro de la comunidad. Jesús no dice nada a propósito de lo que debe ocurrir en la sociedad, aunque critica indirectamente el abuso de poder. Es impor­tante tener presente que este texto no puede usarse hipócritamen­te contra los políticos, sin aplicarnos a nosotros la segunda parte.

Reflexión final

Las tres lecturas nos sugieren que la fiesta de Santiago no debemos utilizarla para lanzar las campanas al vuelo en plan nacionalista y superficial. Su ejemplo, y el de los demás apóstoles, fue la entrega plena a la proclamación del evangelio, aunque implicase persecuciones y muerte. Santiago nos anima a ser fieles a Jesús y al evangelio.

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25 de julio de 2024. Solemnidad de Santiago

Jueves, 25 de julio de 2024

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Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros; el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo

(Mt 20, 20-28)

Esta fiesta de Santiago que se nos cuela en pleno domingo viene a recordamos algo muy importante: somos peregrinas, peregrinos. Necesitamos que nos lo recuerden porque nos pasa como a los discípulos, que se nos olvida, y en lugar de querer caminar tras las huellas de Jesús andamos buscado lugares de privilegio. Asientos de mando. Puestos importantes.

Sea como sea, los puestos importantes junto a Jesús no son como los imaginamos. El trono de Jesús es una cruz, es decir, el último y más inhóspito lugar. Si queremos estar a su derecha o a su izquierda nos espera una cruz, un lugar marginal. Esta es su manera de ser grande. Así no los manifiesta Él mismo a lo largo de toda su vida. Y así nos lo han ransmitido las primeras comunidades de creyentes que consignaron por escrito la vida y la enseñanza de Jesús, pero cuando leemos el evangelio, además de descubrir la grandeza de la Buena Noticia, se pone de manifiesto también la torpeza humana.

Aquellos primeros seguidores no entendían a Jesús. Lo habían dejado todo y andaban por Galilea detrás del Maestro, pero a cada paso se ponía de manifiesto que ni siquiera la convivencia estrecha con Jesús es suficiente para entrar en su Reino.

Y no es que el Reino sea difícil de encontrar, somos nosotras las que nos perdemos con soberana facilidad. Queremos ser discípulas, nos ponemos en camino, pero nos cuesta abandonarnos a un amor tan gratuito, a una verdad tan profunda y a una confianza tan extrema. Nos empeñamos en adoquinar el camino e incluso nos hemos atrevido a poner peajes. Sin embargo el Reino de Jesús es insobornable. El camino único para cada persona y solo se llega cuando acogemos a las demás como hermanas. Metiendo cualquier título que nos separe en la maleta del olvido y sirviendo, que es el segundo nombre del amor.

Oración 

A tu derecha o a tu izquierda, con las manos prontas para el servicio y los pies ligeros para el camino, compartiendo tu misma suerte, tu mismo destino. Amén

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

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Servir sin esperar nada a cambio

Jueves, 25 de julio de 2024

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No es fácil hacer una reflexión coherente en esta fiesta de Santiago. Sabemos que se trata de una fiesta más sociológica que religiosa; la prueba está en que la celebramos como fiesta o no, dependiendo de los intereses del político de turno. Desde el punto de vista religioso no tiene mayor relevancia, pero aun así debemos aprovecharla para recordar nuestros orígenes y tomar conciencia de los primeros pasos del cristianismo en nuestra España. Aunque la relación de Santiago con nuestra patria no sobrepasa el ámbito de la leyenda, puede ser una ocasión para experimentar la pertenencia.

También puede ser una buena ocasión para expresar juntos nuestro agradecimiento. Acción de gracias a todos aquellos primeros seguidores de Jesús que nos han ayudado a ser lo que somos. Y no cabe duda que la vivencia de los apóstoles fue vital para todo el que, más tarde, ha querido acercarse a él. No olvidemos que la eucaristía es siempre “acción de gracias”. En la figura de Santiago, agradecemos a todos los que nos han ayudado a iniciarnos y progresar en la fe. Conscientes de que es una riqueza que no hemos merecido, pero que tenemos que descubrir y desplegar.

La fiesta de cualquier apóstol nos recuerda que lo que nosotros pretendemos vivir hoy, ya lo han vivido hace dos mil años, otros que eran tan humanos y tan limitados como nosotros. El evangelio que acabamos de escuchar, no tiene desperdicio; pero curiosamente no es ningún alegato a favor de Santiago y Juan, y tampoco de los otros diez. El recordar esas pretensiones tan “humanas” nos lleva a los fundamentos de la primera comunidad y nos recuerda como se fue desarrollando y extendiendo desde un insignificante grupo de discípulos muy duros de mollera.

El evangelio nos recuerda una de la claves del mensaje de Jesús. No es fácil entrar en la dinámica del servicio total a los demás sin esperar nada a cambio, como actitud básica en la vida de un seguidor de Jesús. Es uno de los puntos del evangelio que están sin estrenar. Poquísimos cristianos, a través de los dos mil años de cristianismo, han sido capaces de vivir esa simple enseñanza. Hoy sigue siendo para nosotros, la piedra donde tropezamos en nuestro intento de vivir el evangelio. Descubrir que el centro es siempre el otro nos llevaría a una auténtica actitud evangélica.

Se ha utilizado la religión para escalar puestos y vivir mejor. Cuentan de un monaguillo que tocaba las campanas con todo entusiasmo a la muerte de un Papa. Cuando le preguntaron qué le ponía tan eufórico, contestó: El escalafón es el escalafón. Seguimos intentando por todos los medios, estar por encima de los demás. Ni clérigos ni laicos dejan de buscar el ser más que los demás, el mandar y disponer según su voluntad. Esa voluntad se da por supuesto que es la voluntad de Dios.

El ser humano es social en todos los aspectos de la vida, también en el religioso. El seguimiento del evangelio no se puede hacer individualmente y desentendiéndose de de los demás, pero esa interdependencia tiene que vivirse con sentido de comunidad. En ningún caso debemos refugiarnos en guetos cerrados o peor aún, defensivos contra todo lo que no somos capaces de integrar. El grupo nos tiene que ayudar a comprender mejor y a vivir el evangelio.

El evangelio propone una alternativa al poder, como dominio y opresión. Para Jesús, todo poder que no se ejerce como servicio a todos es una usurpación del evangelio. Santiago y Juan pretendían aprovechar su cercanía a Jesús como un medio para alcanzar el poder. Jesús les ofrece una alternativa a ese mismo poder. Esta propuesta desbarata nuestra instintiva tendencia al domino de otro y a la opresión. Los primeros seguidores de Jesús aprendieron la lección, aunque les costó Dios y ayuda.

La necesidad de estar por encima de los demás es signo de que estamos anclados en nuestro falso yo. Nadie podrá superar esa exigencia del ego si no deja de identificarse con la parte de sí mismo que no es más que apariencia. El evangelio de hoy nos pone en guardia sobre esa tentación de emplear la religión para estar por encima de los demás. Recordemos que la diatriba de Jesús no va dirigida solo contra los dos hermanos sino también contra los diez que demuestran tener las mismas aspiraciones.

Vamos a aprovechar esta fiesta para pensar en nuestra pertenencia a una nación. Sin duda tenemos mucho que rectificar en la forma que hemos tenido de vivir la fe en comunidad. Hemos dejado atrás el nacionalcatolicismo, pero dudo que hayamos superado el afán de vencer al opositor en lugar de convencer desde la vivencia religiosa. No podemos evocar esta fiesta para seguir defendiendo nuestros instintos patrioteros, oponiéndonos con uñas y dientes a todo el que no es de los nuestros.

La campaña de desprestigio y acoso que está sufriendo hoy el cristianismo en España no debe asustarnos y debe servir de acicate para superar actitudes trasnochadas. En vez de quejarnos, lo que tenemos que hacer es ser más fuertes, pero desde la postura de Jesús, abandonando todo privilegio y poniéndonos a nivel de los más bajos para elevar a todos desde ahí. Los apóstoles no lo entendieron todo de repente, pero supieron aprender de sus mismos errores. Los fallos tienen que hacernos más firmes.

También tiene sentido celebrar con los no creyentes una fiesta sociológica. Cada pueblo, y el conjunto de todos los pueblos de España, tenemos que vivir en comunidad para poder solucionar los problemas que afectan a todos. El primer requisito para que nos comprometamos en la búsqueda del bien común, será potenciar el sentido de pertenencia. El pertenecer a una familia no impide, sino que potencia la pertenencia a un pueblo o ciudad, sea grande o pequeña. La pertenencia a un municipio no tiene que impedir para nada la integración en la región. Si la pertenencia a una comunidad no me hace sentirme más seguro y más libre es que están mal planteados.

Jesús nos dijo: No será así entre vosotros. Pero la historia y los oprimidos nos dicen: “Ha sido y sigue siendo así entre nosotros”. Seguimos con la misma dinámica de los dos hermanos. Debemos comparar lo que vivimos con la propuesta de Jesús. No vale la excusa: “primero hay que servir a Dios y luego a los hombres”. Esta idea es sencillamente diabólica, porque bajo el pretexto de servir a Dios, estamos preparados para servirnos de todo dios, y dispensarnos de servir a los demás.

Ni poder ni riqueza ni honores tienen valor para Jesús, porque no ayudan a ser más humanos. Lo único que nos hace más humano es el servicio a los demás. El único valor absoluto es el hombre, cualquier hombre; a él tiene que estar orientado todo lo demás. Esta actitud, que es la clave del mensaje de Jesús, la hemos cambiado por otra que no se le parece en nada. Para la Iglesia, lo importante es la institución no la persona. En nombre de la institución se puede machacar impunemente a la persona concreta, poniendo como excusa que hay que sacrificarse por la comunidad.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Poder o Servicio

Jueves, 25 de julio de 2024

IMG_6185Fiesta de Santiago 

25 julio 2024

Mt 20, 20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó:

-“¿Qué deseas?”.

Ella contestó:

– “Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”.

Pero Jesús replicó:

– “No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”.

Contestaron:

-“Lo somos”.

Él les dijo:

– “Mi cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre”.

Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:

– “Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos”.

 

  Parece que la búsqueda de poder, en todos los niveles, es tan antigua como la humanidad. También en el reducido grupo de Jesús, que siempre lo denunció con fuerza, afloró la lucha interna por ese motivo. El evangelista Mateo, tratando de “suavizar” la situación, pone la petición en boca de la madre de los Zebedeos, aunque sabemos por Marcos (10,35) que no fue ella, sino los propios hermanos, quienes reclamaban de Jesús los lugares de privilegio.

  ¿Qué tiene el poder que lo convierte en objeto prioritario de deseo? Fundamentalmente, promesa de autoafirmación, de bienestar y de seguridad. Veamos cada una de ellas.

  El yo se afirma en la comparación, confrontándose con los otros -si dejara de confrontarse, saldría de la consciencia de separatividad y terminaría diluyéndose- y marcando su (imaginada) superioridad. El poder le promete una posición de superioridad e incluso de dominio, sumamente golosa para él.

  El yo trata de eludir constantemente la frustración. Desde su pretensión de que la realidad responda a sus deseos, cree encontrar en el poder la posición privilegiada para conseguir todo lo que se propone.

  El yo, como vacío que es, hambrea seguridad. Ahí nace su necesidad compulsiva de aferrarse a todo aquello que puede sostenerlo: posesiones, bienes, títulos, imagen, relaciones… Pues bien, el poder promete otorgarle una aureola de fuerza y de superioridad, haciéndole creer que se encuentra a salvo de los miedos.

  Eso es lo que el poder promete. Pero la realidad es bien distinta: lo que realmente produce es división y enfrentamiento. Y es aquí donde se hace patente la sabiduría de Jesús, constatando cómo funciona el ejercicio del poder, previniendo de su trampa (“no será así entre vosotros”) y compartiendo su propio camino de servicio.

 La sabiduría -el acierto en la existencia- no pasa por acumular poder, sino por servir hasta dar la vida. La búsqueda de poder es el programa del ego, que terminará en frustración; el servicio nace de la comprensión de lo que somos.

¿Qué hay en mí de búsqueda de poder, aunque solo sea en mis relaciones más cercanas, y qué hay de servicio?


Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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El poder es como el nogal, que no deja crecer nada a su sombra.

Jueves, 25 de julio de 2024

IMG_6333Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Las raíces de nuestra fe y de nuestra traditio

Celebramos hoy la fiesta de Santiago Apóstol hermano de Juan, hijos del Zebedeo y apodados, “hijos del trueno” posiblemente por su violencia cercana al zelotismo.

Aunque evangelizó fuera de Jerusalén probablemente muere en Jerusalén, al poco tiempo de la muerte y resurrección de Jesús, hacia el año 41-44.

Estas celebraciones de las fiestas de los apóstoles: Pedro y Pablo, Andrés, Bartolomé, Santiago, etc. constituyen una llamada a pensar y a agradecer las raíces de nuestra fe, así como de nuestra tradición cultural.

Ellos nos transmitieron y hasta nosotros ha llegado la fe en el Señor Jesús.

02.- Resurrección de Cristo

        En la primera lectura del libro de los Hechos hemos escuchado el cómo Santiago y los primeros cristianos vivían y predicaban el núcleo original de la fe cristiana: predicaban a Cristo resucitado: daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús.

        La resurrección es el centro de nuestra fe y de nuestra esperanza. Sin embargo la resurrección del Señor, y la nuestra, ha quedado muy difuminada en la vida de la Iglesia. De la resurrección no pensamos ni hablamos ya ni en los funerales.

        Y sin embargo la resurrección es la piedra angular de nuestra fe, porque como “aquello” (la resurrección), no; “esto” del “más acá”, tampoco…

        Si Cristo no ha resucitado, nuestra fe y nuestra palabra es inútil, (1Cor 15,14).

        La resurrección es la meta de nuestra esperanza y la esperanza que aguardamos es la alegría y serenidad del presente.

        No nos dispersemos y perdamos el tiempo y el humor en cuestiones secundarias o terciarias.

Miremos y esperemos (esperanza) la resurrección y la vida a la que estamos llamados.

03.- Aires de Grandeza

        No sé qué tiene el poder que tanto atrae.

        Entre los discípulos y personas cercanas a Jesús había ansias de poder. Un grupo de discípulos esperaban un mesías poderoso; la suegra (la familia) de Pedro vivía en una fiebre de poder…, que Cristo hubo de curar. En el pasaje del evangelio de hoy encontramos la petición de la madre de los Zebedeos a Jesús de dos puestos (¿dos carteras?) en su futuro Reino (gobierno)  para sus hijos.

Lo de Jesús es otra historia. Para Jesús grande es quien sirve. El poder tiraniza: los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor.

El poder tiraniza. O dicho de otra manera, el poder es como el nogal, que no deja crecer nada a su sombra.

Contrasta mucho el liderazgo de Jesús y de los cristianos con el poder mundano. La autoridad de Jesús se basa en la misericordia y el servicio. El mayor entre ellos debe ser el servidor de todos, y el primero debe ser el último. Jesús mismo es el ejemplo, ya que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida.

El modo de entender Jesús estas cosas es una llamada a reconsiderar nuestras ideas sobre el poder y el liderazgo.

En un mundo y en una Iglesia donde la grandeza a menudo se mide por el estatus, la riqueza, el apellido, los cargos, el poder, Jesús nos llama a un modelo radicalmente diferente. Nos invita a buscar la grandeza a través del servicio y la humildad, poniendo las necesidades de los demás por encima de las nuestras.

El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor

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En la fiesta de Santa María Magdalena, hoy 22 de julio… María Magdalena ¿por qué nos cuesta llamarla “santa”?

Miércoles, 24 de julio de 2024

IMG_6364De su blog Fe y Vida:

En 2016 el papa Francisco decretó que la conmemoración de María Magdalena (22 de julio) debía pasar a ser “fiesta litúrgica como el resto de los apóstoles”, llamándola “Apóstola de los apóstoles”. Según explicó el secretario de la Congregación para el Culto Divino de ese momento, esa decisión respondía “al contexto actual que requiere una reflexión más profunda sobre la dignidad de la mujer, la nueva evangelización y la grandeza del misterio de la misericordia divina”. Recordaba que ya Juan Pablo II había prestado atención a la importancia de la mujer en la misión de Cristo y de la Iglesia, poniendo énfasis en la figura de María Magdalena como primera testiga de la resurrección y quién anunció a los apóstoles ese acontecimiento. Por esto se afirma, en el decreto que, “Santa María Magdalena es un ejemplo de evangelización verdadera y auténtica, es decir, una evangelista que anuncia el gozoso mensaje central de Pascua”.

Sin embargo, esta recuperación de la figura de María Magdalena todavía no ha penetrado suficientemente en el imaginario y en la creencia de la mayoría de los cristianos. Persiste lo que se afirmó de ella durante siglos:  pecadora (prostituta) a la que Jesús había perdonado. Esta imagen de María Magdalena surgió por haberla identificado con la pecadora arrepentida que entra en casa de Simón el fariseo (Lc 7, 36-50) y con María la hermana de Lázaro y Marta, la cual también unge a Jesús (Jn 12, 1-8). Cuando el texto de Lucas se refiere “a algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios” (8.2), está queriendo decir que fue curada de su enfermedad -probablemente muy grave -de ahí los siete demonios-, pero en ningún momento refiriéndose a su condición moral.

Aunque en la actualidad hay muchos estudios sobre María Magdalena, no se han concretado, en la práctica, todas las consecuencias que la correcta interpretación bíblica sobre ella trae para las mujeres en la Iglesia. La primera, es el reconocimiento de María Magdalena al mismo nivel que los apóstoles. De hecho, ella -y otras mujeres- le siguieron desde Galilea hasta Jerusalén, condición que luego se invoca en el libro de Hechos de los Apóstoles para nombrar al apóstol en reemplazo de Judas (Hc 1,21). Por lo tanto, no debería costar tanto imaginar a las mujeres formando parte del colegio apostólico. Tenemos la certeza que María Magdalena fue Apóstola y así lo celebramos.

Otra consecuencia es que siendo la primera evangelizadora no hay razón para no tomar las enseñanzas de las mujeres con el mismo valor que la de los varones. Todavía cuesta aceptar la enseñanza teológica impartida por mujeres en seminarios y facultades de teología. Por supuesto, algo ha cambiado y más mujeres son reconocidas en el ámbito teológico y en el servicio eclesial. Sin embargo, su participación sigue siendo pequeña, nada equitativa con respecto al número de varones que ocupan dichos espacios, ni sus logros académicos y pastorales son tomados con la misma seriedad, interés y respeto que tantas veces se toma el aporte de los teólogos y de los clérigos.

Quiero hacer notar, además, las pocas veces que damos a María Magdalena el título de “santa”. Efectivamente, ella lo es y así la podríamos llamar para seguir borrando esa imagen tan invocada de prostituta y que ha contribuido a identificar a las mujeres con los pecados referidos a la sexualidad. No sólo no hay muchos esfuerzos por llamarla santa, como tampoco de resaltar demasiado su fiesta. Sería una ocasión propicia para posicionar la verdad sobre ella. Mucho menos hay interés en llamarla Apóstola, ni primera evangelizadora aunque tres evangelistas relatan el envío que Jesús le hace para que anuncie a los discípulos su resurrección (Mc 16, 7; Mt 28, 7; Jn 20, 17) e, incluso Lucas, quien progresivamente fue invisibilizando el papel de las mujeres en su evangelio, de todas maneras, no deja de constatar que son las mujeres las que anuncian esa buena noticia a los apóstoles, colocando a María Magdalena en primer lugar (Lc 24, 9).

Últimamente se ha utilizado su figura -en la literatura y en el cine- para mostrarla como compañera de Jesús o resaltando su protagonismo en la primera comunidad, con el fin de contrarrestar la figura de Pedro. Pero, ninguna de estas dos aproximaciones, están en la Biblia.

En tiempos de trabajar por una Iglesia sinodal, seguir visibilizando a María Magdalena en los roles que verdaderamente tuvo al lado de Jesús y en la naciente comunidad cristiana, ayudará significativamente a acelerar la participación plena de las mujeres en la Iglesia. Por eso, es de desear que esta celebración de su fiesta, el próximo 22 de julio, podamos vivirla con más profundidad, sintiendo así que no es una rareza que 50 mujeres voten en el próximo sínodo sino, por el contrario, lo extraño es que no haya muchas más mujeres en esos niveles de decisión donde se gesta el futuro de la Iglesia, esta misma Iglesia que sin el primer anuncio hecho por María Magdalena, tal vez nunca habría existido.

Cabe anotar, finalmente que, a pesar de las resistencias al lenguaje inclusivo en algunos círculos eclesiásticos (y sociales), fue Santo Tomás quien habló de ella como “apóstola” y el Decreto de su fiesta mantiene ese término en femenino. Sería bueno, dejar las resistencias y acostumbrar nuestros oídos a los términos femeninos que permiten visibilizar a las mujeres. Sin darnos cuenta pronto esas palabras nos sonarían igual de normales que todos los términos que hasta hoy se han ido creando en nuestro lenguaje.

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El momento de ser profético y dar descanso es ahora

Martes, 23 de julio de 2024

IMG_3188La publicación de hoy es de la colaboradora de Bondings 2.0. Yunuen Trujillo.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el decimosexto domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

“¡Ay de los pastores!
que extravían y dispersan el rebaño de mi prado,
dice el Señor.”
(Jeremías 23:1)

A nuestros lectores, debo avisarles: hoy tengo un fuego en mi corazón, más parecido a Jesús volteando las mesas que a mi calma habitual. Este fuego de justa incredulidad arde ante la forma en que muchos de los que actualmente pastorean nuestra iglesia engañan desde el púlpito. Quizás si te cuento lo que pasó el fin de semana pasado entenderás por qué.

Desde que me mudé de residencia, he estado buscando un nuevo hogar espiritual. Mi antigua parroquia de 20 años está ahora a una hora de distancia, lo que hace que sea más difícil asistir a misa allí. Entonces, después de una larga búsqueda, encontré una nueva parroquia que me parecía acogedora y pensé que había encontrado un nuevo hogar espiritual. La semana pasada asistí a misa allí.

La misa comenzó con un monólogo inusual del pastor sobre la violencia, que era comprensible dado el reciente intento de asesinato de un candidato presidencial. Su llamamiento a favor de vías pacíficas fue oportuno y pareció apropiado. Sin embargo, algo se sentía bastante mal, aunque no podía precisar por qué.

Intenté reenfocarme mientras continuaba la misa, hasta que llegamos a la homilía ofrecida por el diácono. “Ésta es una batalla espiritual“, declaró. Sin embargo, no se refería a la violencia reciente. Más bien, describió al mismo candidato político como líder de los cristianos en una batalla espiritual y a cualquier persona opositora como agente del mal. Continuó: “El mundo nos dice que se supone que debemos dar la bienvenida a las personas en los llamados ‘matrimonios homosexuales’ y [insertar aquí otros grupos marginados]… pero esta batalla espiritual se ganará.”

¿Esperar, qué? En un instante, una homilía contra la violencia sobre un incidente específico se convirtió en un sermón contra los homosexuales y los grupos marginados. Independientemente del partido o grupo político que uno apoye, ese es un camino lejano e injusto.

Mientras escuchaba, mi corazón se aceleró. Ese día no vine a misa para que me acosaran indirectamente. Parecía un discurso de la temporada electoral de 2014, no de 2024, especialmente después del viaje continuo de la Iglesia a través de un proceso sinodal, escuchando y discerniendo historias, incluidas las historias de aquellos que están marginados.

Entonces el diácono dijo: “¿Ves esos bancos vacíos? Están vacíos porque los católicos no hemos proclamado la verdad. Ya no debemos avergonzarnos de decir la verdad. Debemos ser valientes”. Curiosamente, estuve de acuerdo con esa última afirmación, pero dudo que mi interpretación fuera la que él pretendía.

Sentí malestar entre algunos en los bancos: jóvenes que parecían desconcertados, padres claramente incómodos, personas mayores con miedo de estar en desacuerdo. Yo estaba allí, hambrienta de un nuevo hogar espiritual, pero me quedé espiritualmente hambrienta junto con otros después de que se predicó la Palabra. Pero la verdadera fiesta, la Eucaristía, aún estaba por llegar.

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Después de la Comunión, mi corazón sabía qué hacer. Una idea, una voz en mi corazón que decía “sé valiente, proclama y testimonia, alimenta al hambriento, sacude el polvo“. Sentí como una especie de fuego dentro de mí que resonó con María Magdalena, cuya fiesta es mañana: del tipo que nos invita a dar testimonio incluso si la gente no nos cree o nos rechaza de plano. Tenía el toque añadido de ser algo que nunca haría.

Hacia el final de la Misa, después de que pasaron todas las partes solemnes y se leyeron los anuncios parroquiales, invitaron a aquellos que tenían cumpleaños próximos a pasar al frente. Así que lo hice. Después de decir mi nombre y recibir una bendición, me di vuelta, miré a las personas en los bancos y – con mi voz habitual, que puede ser alta, y en un tono totalmente tranquilo y respetuoso – dije lo siguiente: “Soy una persona LGBTQ , Soy católica, estoy casada por lo civil y también soy… iglesia. La paz sea con vosotros“.

Por un segundo vi sus rostros, algunos asombrados, otros sorprendidos, algunos desconcertados, algunos felices. Se escuchó un aplauso en algunas áreas y, mientras me alejaba, escuché algunos comentarios de “gracias por decir eso“. La despedida masiva continuó como de costumbre.

Las lecturas y el Evangelio de hoy nos recuerdan que el Señor es nuestro pastor, que nos da reposo, no angustia. Escuchamos que Su bondad y bondad nos siguen todos los días de nuestra vida, que los que antes estaban lejos ahora están cerca a través de la Sangre de Cristo, y que nuestro corazón debe conmoverse cuando vemos personas sin pastor.

Cuando quienes nos pastorean fallan, debemos estar ahí unos para otros y defendernos unos a otros. Debemos alimentarnos unos a otros aunque sólo sea con la reflexión, la amistad y el testimonio. Damos testimonio de quienes lo necesitan y de quienes están abiertos a escuchar. Debemos seguir compartiendo nuestras historias siempre que sea seguro, respetuoso y dentro de espacios dedicados cuando estén disponibles, pero también superando los límites dentro de las ventanas de oportunidad. No hacerlo haría que muchas personas pasaran hambre, se sintieran desesperanzadas y se extraviaran.

Quizás no hagas lo que yo hice ese día, pero el Espíritu Santo te mostrará esas oportunidades de pastoreo: sé valiente, testifica y da descanso. Más que nunca, ahora es el momento de ser proféticos.

—Yunuen Trujillo (ella/ella), Ministerio Nuevos Caminos, 21 de julio de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“El cristianismo de María Magdalena” por Juan José Tamayo, teólogo.

Lunes, 22 de julio de 2024

mary-magdalene-6e5a131d0dc85e1439fe556313b910251421f22f-s6-c30El Papa Francisco elevó la Memoria de María Magdalena, convirtiéndola en fiesta, que se celebrará todos los años el 22 de Julio. Por eso, para este día, recomendamos la lectura de los artículos, muchos, que hemos dedicado a la figura de la Apostolorum Apostola, y refrescamos este que leímos en la página web de Redes Cristianas

En su obra La Ciudad de las Damas, de principios del siglo XV, la escritora francesa Christine de Pisan constataba la disparidad entre la imagen negativa de los varones sobre las mujeres y el conocimiento que tenía de sí misma y de otras mujeres. Los varones afirmaban que el comportamiento femenino estaba colmado de todo vicio; juicio que en opinión de Christine demostraba bajeza de espíritu y falta de honradez. Ella, por el contrario, tras hablar con muchas mujeres de su tiempo que le relataron sus pensamientos más íntimos y estudiar la vida de prestigiosas mujeres del pasado, les reconoce el don de la palabra y una inteligencia especial para el estudio del derecho, la filosofía y el gobierno.

La situación de entonces se repite hoy en la mayoría de las religiones, que se configuran patriarcalmente y nunca se han llevado bien con las mujeres. Estas no suelen ser consideradas sujetos religiosos ni morales, por eso se las pone bajo la guía de un varón que las lleve por la senda de la virtud. Se les niega el derecho a la libertad dando por supuesto que hacen mal uso de ella. Se les veta a la hora de asumir responsabilidades directivas por entender que son irresponsables por naturaleza. Son excluidas del espacio sagrado por impuras. Se las silencia por creer que son lenguaraces y dicen inconveniencias. Son objeto de todo tipo de violencia: moral, religiosa, simbólica, cultural, física, etc.

Sin embargo, las religiones difícilmente hubieran podido nacer y pervivir sin ellas. Sin las mujeres es posible que no hubiera surgido el cristianismo y quizá no se hubiera expandido como lo hizo. Ellas acompañaron a su fundador Jesús de Nazaret desde el comienzo en Galilea hasta el final en el Gólgota. Recorrieron con él ciudades y aldeas anunciando el Evangelio (=Buena Noticia), le ayudaron con sus bienes y formaron parte de su movimiento.

La teóloga feminista Elisabeth Schüssler Fiorenza ha demostrado en su libro En memoria de ellaque las primeras seguidoras de Jesús eran mujeres galileas liberadas de toda dependencia patriarcal, con autonomía económica, que se identificaban como mujeres en solidaridad con otras mujeres y se reunían para celebrar comidas en común, vivir experiencias de curaciones y reflexionar en grupo.

El movimiento de Jesús era un colectivo igualitario de seguidores y seguidoras, sin discriminaciones por razones de género. No identificaba a las mujeres con la maternidad. Se oponía a las leyes judías que las discriminaban, como el libelo de repudio y la lapidación, y cuestionaba el modelo de familia patriarcal. En él se compaginaban armónicamente la opción por los pobres y la emancipación de las estructuras patriarcales. Las mujeres eran amigas de Jesús, personas de confianza y discípulas que estuvieron con él hasta el trance más dramático de la crucifixión, cuando los seguidores varones lo abandonaron.

En el movimiento de Jesús las mujeres recuperaron la dignidad, la ciudadanía, la autoridad moral y la libertad que les negaban tanto el Imperio Romano como la religión judía. Eran reconocidas como sujetos religiosos y morales sin necesidad de la mediación o dependencia patriarcal. Un ejemplo es María Magdalena, figura para el mito, la leyenda y la historia, e icono en la lucha por la emancipación de las mujeres.

A ella apelan tanto los movimientos feministas laicos como las teologías desde la perspectiva de género, que la consideran un eslabón fundamental en la construcción de una sociedad igualitaria y respetuosa de la diferencia. María Magdalena responde, creo, al perfil que Virginia Woolf traza de Ethel Smyth: “Pertenece a la raza de las pioneras, de las que van abriendo camino. Ha ido por delante, y talado árboles, y barrenado rocas, y construido puentes, y así ha ido abriendo camino para las que van llegando tras ella”.

Las mujeres fueron las primeras personas que vivieron la experiencia de la resurrección, mientras que los discípulos varones se mostraron incrédulos al principio. Es esta experiencia la que dio origen a la Iglesia cristiana. Razón de más para afirmar que sin ellas no existiría el cristianismo. No pocas de las dirigentes de las comunidades fundadas por Pablo de Tarso eran mujeres, conforme al principio que él mismo estableció en la Carta a los Gálatas: “ya no hay más judío ni griego, esclavo ni libre, varón o hembra”.

Sin embargo, pronto cambiaron las cosas. Pedro, los apóstoles y sus sucesores, el papa y los obispos, se apropiaron de las llaves del reino, se hicieron con el bastón de mando, que nada tenía que ver con el cayado del pastor para apacentar las ovejas, mientras que a las mujeres les impusieron el velo, el silencio y la clausura monacal o doméstica. Eso sucedió cuando las iglesias dejaron de ser comunidades domésticas y se convirtieron en instituciones políticas e Iglesia.

¿Cuándo se reparará tamaña injusticia para con las mujeres en el cristianismo? Habría que volver a los orígenes, más en sintonía con los movimientos de emancipación que con las Iglesias cristianas de hoy. Es necesario cuestionar la primacía –el primado- de Pedro, que implica la concentración del poder en una sola persona e impide el acceso de las mujeres a las responsabilidades directivas compartidas.

Hay que recuperar el discipulado de María Magdalena, “Apóstol de los Apóstoles, como la llama Elisabeth Schüssler en un artículo del mismo título pionero en las investigaciones feministas sobre el Testamento cristiano, en referencia al reconocimiento que se le daba en la Antigüedad cristiana. Es necesario revivir, refundar el cristianismo de María Magdalena, inclusivo de hombres y de mujeres, en continuidad con los profetas y las profetisas de Israel y con el profeta Jesús de Nazaret, pero no con la sucesión apostólica, de marcado acento jerárquico-patriarcal.

Un cristianismo olvidado entre las ruinas valladas de la ciudad de Magdala, lugar de nacimiento de María Magdalena, que visité hace tres años, a siete kilómetros de Cafarnaún, donde tuvo su residencia Jesús de Nazaret durante el tiempo que duró su actividad pública. En las excavaciones que se llevan a cabo en Magdala se descubrió en 2009 una importante sinagoga Ahí se encuentra la memoria subversiva del cristianismo originario liderado por Jesús y María Magdalena, que fue derrotado por el cristianismo oficial.

Pero de aquel cristianismo sepultado bajo esas ruinas emerge un cristianismo liberador vigoroso, desafiante, y empoderado a través de los movimientos igualitarios que surgen en los márgenes de las grandes iglesias cristianas, como surgió en los márgenes el primer movimiento de Jesús, de María Magdalena y de otras mujeres que le acompañaron durante los pocos meses que duró su actividad pública..

Es necesario heredar la autoridad moral y espiritual de María de Magdala como amiga, discípula, sucesora de Jesús y pionera de la igualdad. En definitiva, Jesús Nazaret, María Magdalena, Cristina de Pisan, Virginia Woolf, los movimientos feministas, las comunidades de base y la teología feminista de las religiones caminan en dirección similar. Por ahí han de ir las nuevas alianzas, creadas desde abajo y no desde el poder, en la lucha contra la violencia de género y la exclusión social de las mujeres.

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Juan José Tamayo es miembro del Comité Científico del Instituto Universitario de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona, 2013) y de Invitación a la utopía. Ensayo histórico para tiempos de crisis (Trotta, Madrid, 2012), que tiene un capítulo dedicado a la utopía feminista.

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Celebrando a Santa María Magdalena, recordamos que la resurrección también es para nosotros

Lunes, 22 de julio de 2024

planyourvisit_robertlentz_marymagdalene-1El post de hoy es una reflexión para la Fiesta de Santa María Magdalena. Para encontrar las lecturas de ese día, haga clic aquí.

El colaborador invitado de hoy es Russ Petrus, codirector de FutureChurch, una organización de reforma que busca cambios que brinden a todos los católicos romanos la oportunidad de participar plenamente en la vida y el liderazgo de la Iglesia. Antes de su trabajo con FutureChurch, Russ sirvió en el ministerio parroquial en Boston y Cleveland. Tiene una Maestría en Divinidad de la Escuela de Teología y Ministerio de Boston College, completando la mayoría de sus estudios en la Escuela de Teología Weston Jesuit.

El 7 de julio fue mi sexto trabajo con FutureChurch, una organización de reforma que busca cambios que brinden a todos los católicos romanos la oportunidad de participar plenamente en la vida y el liderazgo de la Iglesia. Completamente inconsciente de ello, mi esposo Daniel compartió la memoria de Facebook, escribiendo: “Qué gran cambio fue en nuestras vidas cuando te mudaste a este trabajo…” Me inundó la emoción al recordar ese día. A medida que nos acercamos a la fiesta del 22 de julio de Santa María de Magdala, me doy cuenta cada vez más de los ecos de la historia de María en la mía. Y orando con su testimonio, me encuentro, de una manera completamente nueva, confiada y enviada para anunciar la resurrección, tal como ella lo fue hace unos 2.000 años.

Después de años de saber que era gay, finalmente reuní el coraje para salir del armario en 2001 cuando era estudiante de primer año en Canisius College, una escuela jesuita, en Buffalo, NY. Salté a los brazos abiertos del equipo de ministerio del campus que me celebró, mis dones y mis relaciones. Fue durante mis cuatro años de licenciatura que discerní un llamado al ministerio. Salí y me enamoré de Daniel, quien ahora es mi esposo. Finalmente, viviendo auténticamente, amándome a mí mismo y siendo amado por quien era, me sentí realmente vivo. Y especialmente cuando estaba involucrado en el ministerio.

Lucas 8: 2-3 nos dice que, habiendo sido sanada de siete demonios, María de Magdala, junto con otras mujeres, siguió a Jesús y apoyó su ministerio con sus recursos. Me pregunto: ¿Cuáles eran los demonios de los que María fue sanada? Sabemos que no fueron los siete pecados capitales (esa es una invención posterior que le impuso el Papa Gregorio I). Pero, ¿eran el tipo de duda, miedo al rechazo, imágenes de un Dios que no la amaba, una misoginia internalizada similar a la homofobia internalizada, temas que nosotros, como católicos LGBTQ +, también somos demasiado familiares? ¿O eran dolencias físicas, como la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias o los pensamientos suicidas paralizantes físicamente que tienen demasiadas personas LGBTQ +? Y cuando Jesús la sanó, ¿cómo fue eso? ¿Fue tan simple como mostrar su amor incondicional y abrazarla por lo que era y los dones que tenía para compartir?

Vivo con mi llamado al ministerio, lo seguí a Weston Jesuit School of Theology en Cambridge, MA, y obtuve una Maestría en Divinidad, aprendiendo todo lo que pude, absorbiendo el amor de Dios por mí, por todos nosotros, tal como lo había hecho María Magdala. hecho como siguió a Jesús desde Galilea.

MM-squareCualquiera que sea la apariencia de su curación, María debe haberse sentido verdaderamente viva después de ella: abrazándose a sí misma, siguiendo a Jesús, amando y siendo amada por él, aprendiendo de él y participando en su ministerio. ¿Qué más podría haberla obligado a seguirlo hasta la cruz, incluso cuando los discípulos varones se dispersaron atemorizados?

Después de años de vivir con integridad, las cosas comenzaron a cambiar para mí cuando comencé a trabajar en parroquias diocesanas. La vida honesta y auténtica que una vez había abrazado no fue bien recibida ni acogida en mi propia iglesia. De hecho, ser auténtico se convirtió en una carga, una amenaza para mi sustento y todo por lo que había trabajado y estudiado tan duro. En este ambiente hostil, como los hombres que habían seguido a Jesús, me encontré negando… escondiéndome… traicionando. Pronto volví al armario, coaccionado allí por consejeros y pastores bien intencionados y por amenazas de las autoridades eclesiales. Cerré mi página de Facebook y seleccioné cuidadosamente todo lo que publiqué o se publicó sobre mí. Daniel y yo siempre vivimos en el extremo opuesto de la ciudad de la parroquia para que nadie nos viera accidentalmente por ahí. Si alguien se cruzaba con nosotros en una cita, lo presentaba como mi “amigo”.

Con el tiempo, mi cuerpo comenzó a repugnar, mostrando serios signos de estrés crónico. Dos terapeutas me dijeron que no podía seguir viviendo esta vida encerrado. Dado el estrés de los dos, no es de sorprender que mi relación con Daniel estuviera en un terreno difícil. Sin embargo, no sabía qué más hacer. Todavía estaba pagando mi título y no pude evitar preguntarme si los catorce años anteriores y los miles de dólares habían sido en vano.

 Los evangelios nos dicen que ya sea sola (Jn 20,1) o con otras mujeres (Mt 28,1; Mc 16,1; Lc 23,55-24,3) María de Magdala se dirige al sepulcro en esa primera Pascua peligrosa. Mañana. ¿Qué pasó por su mente cuando llegó a ungir el cuerpo de Jesús? ¿Se preguntó si todo había sido en vano? ¿Se arrepintió de haber “desperdiciado” sus preciosos recursos? ¿Ungir su cuerpo le traerá el cierre? ¿Podría hacer las paces con todo lo que había sucedido? Y al mirar dentro de la tumba vacía, ¿se sintió confundida y asustada sin saber qué hacer a continuación?

Entonces sucede: ¡Jesús resucitado se le revela! Le confía la Buena Nueva de la Resurrección y la envía a proclamarla en su nombre. Y como fiel seguidora que ha sido todo el tiempo, va y anuncia la noticia a los apóstoles. ¡Resurrección! La vida había cambiado, no solo para ella, sino para todos y para siempre.

Mientras miraba dentro de mi propia cueva oscura, finalmente llegué a la conclusión de que era hora de hacer un cambio, lo que sea que eso signifique. Entonces, abrí una ventana del navegador y comencé mi búsqueda de una nueva forma de ministerio. Y, para mi sorpresa, encontré una vacante para un Director de Programa de tiempo completo en FutureChurch, una organización dedicada a la justicia en la iglesia. ¡Solicité y me contrataron! Como María de Magdala, no podría haber sabido lo que encontraría al enfrentar mi tumba, pero no debería haberme sorprendido al encontrar el amor de Dios por mí incluso en ese lugar desolado.

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Hoy, vivo mi vida y mi ministerio como mi yo auténtico. Y, con gratitud, recuerdo lo que ese cambio significó para mí y para Daniel: ambos podríamos vivir y ser las personas que Dios amaba. Cuando el matrimonio igualitario se convirtió en la ley del país, nos casamos. Ahora, podemos vivir donde queramos vivir, y cuando salimos en una cita, puedo presentarlo con orgullo como mi esposo. Una vez más soy el católico gay ruidoso y orgulloso que amaba ser. ¡Resurrección!

Mientras me esfuerzo por vivir mi llamado, me solidarizo con otros que están luchando: con Dios, con la Iglesia, con la familia, con mis compañeros de trabajo o con otras personas importantes. He experimentado mis propios demonios, mi propio llanto en una tumba vacía. Sin embargo, con gratitud, sé que la resurrección no fue solo para Jesús. Lo compartió. Con María de Magdala primero, y con todos nosotros –como algo para vivir, algo para anunciar– cada día de nuestra vida. Entonces, mientras celebramos la Fiesta de Santa María de Magdala, invito a aquellos que están sufriendo a manos de los líderes de la iglesia a recordar a María de Magdala, orar con ella y confiar en el amor y cuidado incondicional de Dios por ustedes. La resurrección también es para ti.

FutureChurch promueve la celebración de la fiesta de María de Magdala en las comunidades católicas de todo el país y del mundo. Para obtener más información sobre nuestros recursos y oportunidades para celebrar a María de Magdala, haga clic aquí.

—Russ Petrus, FutureChurch, 18 de julio de 2021

Fuente New Ways Ministry

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“Rezar juntos y reír en común”. 16 Tiempo Ordinario – B (Marcos 6,30-34)

Domingo, 21 de julio de 2024

37_16_TO_B_1467541La escena está cargada de ternura. Llegan los discípulos cansados del trabajo realizado. La actividad es tan intensa que ya «no encontraban tiempo para comer». Y entonces Jesús les hace esta invitación: «Venid a un sitio tranquilo a descansar».

Los cristianos olvidamos hoy con demasiada frecuencia que un grupo de seguidores de Jesús no es solo una comunidad de oración, reflexión y trabajo, sino también una comunidad de descanso y disfrute.

No siempre ha sido así. El texto que sigue no es de ningún teólogo progresista. Está redactado allá por el siglo IV por aquel gran obispo poco sospechoso de frivolidades que fue Agustín de Hipona.

«Un grupo de cristianos es un grupo de personas que rezan juntas, pero también conversan juntas. Ríen en común y se intercambian favores. Están bromeando juntas, y juntas están en serio. Están a veces en desacuerdo, pero sin animosidad, como se está a veces con uno mismo, utilizando ese desacuerdo para reforzar siempre el acuerdo habitual.

Aprenden algo unos de otros o lo enseñan unos a otros. Echan de menos, con pena, a los ausentes. Acogen con alegría a los que llegan. Hacen manifestaciones de este u otro tipo: chispas del corazón de los que se aman, expresadas en el rostro, en la lengua, en los ojos, en mil gestos de ternura».

Tal vez lo que más nos sorprende hoy en este texto es esa faceta de unos cristianos que saben rezar, pero saben también reír. Saben estar serios y saben bromear. La Iglesia actual aparece casi siempre grave y solemne. Parece como que los cristianos le tenemos miedo a la risa, como si la risa fuera signo de frivolidad o de irresponsabilidad.

Hay, sin embargo, un humor y un saber reír que es signo más bien de madurez y sabiduría. Es la risa del creyente que sabe relativizar lo que es relativo, sin dramatizar sin necesidad los problemas.

Es una risa que nace de la confianza última en ese Dios que nos mira a todos con piedad y ternura. Una risa que distiende, libera y da fuerzas para seguir caminando. Esta risa une. Los que ríen juntos no se atacan ni se hacen daño, porque la risa verdaderamente humana nace de un corazón que sabe comprender y amar.

José Antonio Pagola

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“Andaban como ovejas sin pastor”. Domingo 21 de julio de 2024. Domingo 16º de tiempo ordinario

Domingo, 21 de julio de 2024

Leído en Koinonia:

41-ordinarioB16 cerezoJeremías 23,1-6: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores:
Salmo responsorial: 22
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Efesios 2,13-18:
Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.
Marcos 6,30-34:
Andaban como ovejas sin pastor.

Jr 23, 1-6

En el Primer (Antiguo) Testamento los guías políticos y religiosos son presentados con frecuencia como pastores y el pueblo como el rebaño. La figura del jefe como pastor cobró vigencia a partir de David, el pastor convertido en rey. El rebaño no es propiedad de los pastores sino del Señor, ante el cual ellos son sus representantes, por eso él mismo les tomará cuentas. El oficio de los jefes se ha pervertido y esto ha permitido la dispersión y el extravío del rebaño. El rey Joaquín con su política desatinada provocó la intervención de Babilonia. La expulsión que se menciona aquí parece referirse a la primera deportación. La intervención del Señor se justifica por tratarse de su rebaño, está desarrollada en tres tiempos: repatriación de los deportados, nombramiento de pastores ejemplares y resonancia escatológica. Se pasa de los pastores al Pastor-Jefe, al rey davídico en quien los judíos ponen su confianza.

Jeremías es consciente de que el desorden, la situación de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en función del bien público sino en función de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores. Los pueblos viven añorando el cambio de la situación cada vez que se presenta la oportunidad de un nuevo gobierno. La esperanza y la ilusión de que algún día haya oportunidad para vivir en la justicia no se acaban aunque los hechos nos muestren que las situaciones siguen iguales. En este momento el problema de injusticia se ha agudizado más, porque los dirigentes de los pueblos tienen que obedecer al orden económico internacional, aunque haya esperanza no se encuentran las salidas, porque se requiere de la voluntad política de los grandes dirigentes del mundo y principalmente de quienes manejan la economía mundial. Hoy encontramos en el mundo más desorden, más injusticia, más desplazamiento. Que la palabra de Jeremías nos ayude a seguir creyendo que es posible la justicia.

Ef 2, 13-18

Este texto parece ser una inserción dentro de la carta a los Efesios, es diferente en el lenguaje, en las ideas y en la forma. Inserción en forma de himno sobre Cristo: la paz y la persona que nos trae la paz. Cristo derribó la pared divisoria, hizo de los dos ámbitos: judíos y gentiles, uno solo y destruyó por medio de su carne la enemistad.

El convertir la ley en una norma absoluta trae como consecuencias el casuismo y el legalismo; destruyendo este carácter de la ley, se elimina la enemistad. La gran acción de Cristo por la cual se demostró que es nuestra paz fue la eliminación de la ley como dogma, como norma absoluta y suprema que separaba a Dios y a los seres humanos, y a judíos y gentiles. Si los jefes dispersan, Jesús tiene la capacidad de reunir y de acabar con todo aquello que separa y divide a hombres y mujeres.

A Pablo le tocó enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luchó hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos también dentro de la comunidad cristiana. En el texto de hoy nos recuerda que en Cristo Jesús desaparecen todo antagonismo y toda situación de injusticia que hacen que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre sí… El evangelio es un mensaje de carácter universal, derriba los muros sociales, políticos, económicos, culturales y hermana a todos los hombres y mujeres.

Mc 6, 30-34

Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús le dio lástima de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor. Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que comer y descansar era atender a la multitud.

Si Jeremías en su tiempo se queja de los guías políticos mucha más aguda es la situación en tiempos de Jesús. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.

La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento; unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino, en otro pasaje del evangelio cuando María y los familiares de Jesús se enteran de que no les queda tiempo de comer por andar en los trabajos del Reino, vienen a buscarlo porque creen que se está enloqueciendo. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva. Leer más…

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Dom 21.7.24. Ovejas con pastor. Cristo pan, palabra y casa (Mc 6, 30-34)

Domingo, 21 de julio de 2024

5DA7C205-DD96-4C5A-9E73-0D007786180DDel blog de Xabier Pikaza:

Estas son sus tres tareas. Viene en nombre de Dios y encuentra a los hombres sin pan, palabra ni hogar, en lucha de muerte. Por eso empieza a reunirles, en una casa de vida compartida, abriendo para ellos (con ellos) un camino de pan y palabra.

Marcos 6,30-34

En aquel tiempo, los enviados volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma…, diciendo a sus discípulos “dadles de comer”.

Salmo 23 (22).  Salmo responsorial,  salmo engañoso 

Jesús acepta implícitamente la primer parte del salmo…, pero rechaza explícitamente la segunda… No reúne a los suyos en el templo, sino que en sentido fuerte les expulsa del templo.., y por eso le matan los malos pastores de Israel y Roma. Gran parte de la problemática actual de la iglesia puede y debe entenderse como reinterpretación de este salmo.

PRIMERA PARTE. TÚ ERES MI PASTOR (Sal 23, 1-4).   

  1. Yahvé es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; | me conduce hacia fuentes tranquilas
  2. y repara mis fuerzas; | me guía por el sendero justo, | por el honor de su nombre.
  3. Aunque camine por cañadas oscuras, | nada temo, porque tú vas conmigo:
  4. tu vara y tu cayado me defienden. 

Actualmente, siglo XXI, al menos en el mundo occidental, esta imagen se nos ha hecho difícil de entender y de aceptar: No nos sentimos bien si alguien nos guía, no somos “animales domésticos”, dependientes de un Dios exterior, sino dueños y gestores de la propia vida, sin necesidad de “pastores”. En un plano, ese nuevo sentimiento de libertad es bueno, y este mismo salmo lo ratifica al final. Pero en otro sentido, la visión del “Dios pastor”, vinculado a nuestra propia identidad de “rebaño de hombres libres”, sigue siendo necesaria: Nuestro despliegue en la vida ha sido un prodigio, la mayor de las maravillas de la tierra; la humanidad ha surgido por obra especial de una Presencia y Guía que podemos comparar con la del pastor, que nos ha hecho capaces de tener lo que tenemos, que nada nos falte.

            Las notas principales de la presencia y obra de este Pastor divino son tradicionales y apenas necesitan comentario, teniendo en cuenta las condiciones del pastoreo trashumante antiguo, en una tierra de estepas semidesérticas, como las del entorno de Israel: Con la ayuda del Dios-Pastor, con su presencia educadora, el hombre ha sido capaz de encontrar verdes praderas y tranquilas fuentes,  en medio de una tierra calcinada,  reparando su cansancio y superando  los peligros, a través de “senderos justos” .

Aunque camine por cañadas oscuras (de oscuridad de muerte) nada temo, porque tú vas conmigo ; este Dios-presencia, en medio del riesgo de muerte de la vida humana, define y sostiene la su existencia. El hombre ha sido y sigue siendo un viviente acompañado, bordeando sin cesar el riesgo de la muerte-oscura que le rodea y amenaza. Un camino por la oscuridad rodeada de muerte, pero abierta a la Vida es la existencia humana.

Porque tu vara y cayado me sosiegan-defienden. la vara es un tipo de “cetro” de orientación y mando (propio incluso de reyes); el cayado es más bien un bastón defensivo, que podía llevar punta de hierro, para luchar contra las fieras y contra posibles enemigos.

 Según esto, la vida de los grupos humanos y de las personas en particular ha sido un “milagro” de educación (maduración, crecimiento) que el salmista atribuye a la presencia de Dios, como Pastor y guía. En un sentido, el hombre es dueño de sí (capaz de defenderse); pero, al mismo tiempo, su vida ha sido y sigue siendo resultado de una presencia superior. El hombre es porque Yahvé (el que es), siendo su presencia y providencia activa, le ha hecho surgir y le mantiene en vida.

SEGUNDA PARTE, EN LA CASA DE YAHVÉ (23, 5-6). 

  1. Preparas una mesa ante mí, | enfrente de mis enemigos;
  2. me unges la cabeza con perfume, | y mi copa rebosa.
  3. Bondad y tu misericordia me acompañan | todos los días de mi vida,
  4. Y  habitaré en la casa Yahvé | por años sin término.

Como he dicho, el salmista da un gran salto, para situarse en el lugar en que ahora se encuentra (al menos simbólicamente), en la mesa del templo de Jerusalén, frente a sus enemigos: Ante la mesa que el mismo Yahvé le ha preparado en su casa  . No camina ya buscando descanso de agua y sombra, en medio de duros senderos de muerte, sino que puede sentarse y se sienta ante la mesa de Dios, hasta saciarse sin fin. Su bienaventuranza no se expresa aquí en forma de visión (contemplar a Dios, cara a cara…), sino de banquete (comer siempre en la casa de Dios).

   Este salmista del templo ya no es Jesús… que no va al templo para enfrentarse con sus enemigos, sino para expulsarles…Este es un salmo espiritualista, no es el salmo del mensaje de Jesús…

 El orante ha pasado de ser “oveja” o pastor de ovejas en los caminos arriesgados de estepas orientales a ser miembro de una comunidad de culto del templo (la gran asamblea; Sal 22, 23-26), en la que ha sido admitido, quizá con la oposición de algunos miembros. Parece que en ese sentido ha de entenderse la frase enigmática “frente a mis enemigos”  : Él está en la mesa, nadie podrá nunca separarle de ella, expulsarle de la compañía de Yahvé, pero éste fin del salmo advierte que en esa casa “sigue habiendo enemigos”, quizá grupos enfrentados.

Esa expresión (frente a mis enemigos) puede y debe entenderse de manera afirmativa: A pesar de que tengo enemigos (personas y grupos que piensan de un modo distinto y querrían expulsarme) estoy sentado a la mesa de Yahvé y ellos deben aceptarlo (no pueden impedirlo). Pero ella  conserva un rasgo muy significativo: En otros salmos, incluso en Sal 22, daba la impresión de que los enemigos eran aniquilados en la gran lucha final; aquí, en cambio, sigue habiendo enemigos, incluso al fin, en el mismo templo, pues el culto del  santuario de Yahvé sigue estando dividido entre grupos enfrentados, pero sabiendo que los otros, los enemigos, no podrán expulsar nunca al orante justo.

Dios mismo ha preparado esa mesa del templo para el orante, sirviéndole en ella: Unge su cabeza con perfume, declarándole triunfador (un tipo de mesías, ungido); mantiene siempre llena su copa… Aquí se ha invertido la imagen del hombre sometido a Dios pastor (que le domestica y dirige desde fuera), pues Dios se ha convertido en servidor del hombre, le unge, le orece su vino en la copa… y así la acompaña todos los días de la vida, como muestran las dos frases finales.

Tu Bondad/Bien y Misericordia me acompañan… No se trata ya de la bondad de Dios, sino del Dios que es Bien/Bondad. Ciertamente, él hace que todas las cosas sean buenas (como declara el relato de la creación, Gen 1); pero él mismo es quien aparece ya como Bien  y  como Misericordia   , esto es, como  bondad amorosa para el hombre.

– Y así el orante puede terminar su salmo diciendo: habitaré en la casa Yahvé | por años sin término  , en el doble sentido de “volver” (de retornar al principio de Dios) y de “habitar” en el mismo Dios.

Éste ha sido y sigue siendo uno de los “salmos místicos” que ha marcado un  camino de  experiencia interior y de vida  para los cristianos, partiendo de Jn 10, donde Jesús aparece como Dios Pastor, que no sólo guía a las ovejas, sino que las “conoce” (comparte con ellas su intimidad de amor, les ofrece su misma vida en alimento).

Pero, al mismo tiempo, pero, en otra perspectiva, la  lectura de este salmo ha conservado los rasgos de un Cristo/Dios pastor que “juzga” a sus ovejas, es decir, que discierne su conducta y que puede separar a unas de otras (ofrecer salvación, declarar condena), como se dice en Mt 25,  31-46, siguiendo una larga tradición judía, que aparece no sólo en los profetas como Ezequiel, sino en muchos texto apócrifos y apocalípticos.

            Éste ha sido un salmo “místico”, no sólo porque presenta al Dios de Cristo como “pastor” de los hombres, sino, sobre todo, como aquel que les invita a su mesa en el templo, ofreciéndoles su propia vida como alimento (eucaristía litúrgica y personal).

REINTERPRETACIÒN DE JESÚS.  Marcos 6,30-34 

Él les dijo: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.” Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

  1.  Jesús se reúne con sus discípulos para descansa…… pero no en el templo, sino en el campo. Vienen a buscarle… como ovejas sin pastor… Jesús acoge a todos en su casa, sobre el mundo……
  2. Necesitan palabra, Jesús les enseña… les ofrece la palabra.
  3.  Tienen hambre… les da de comer… en el campo, comida humana, física… pan y los peces, en el mundo entero…

PAN, PALABRA, CASA.

     Éstas son las tres claves del evangelio, del proyecto y acción de Jesús, tal como he puesto de relieve en mi Comentario a Marcos (Verbo Divino, Estella 2012), que se centra en los tres motivos principales del proyecto de Jesús: Pan, casa y palabra (o pan, palabra, casa)

En muchos casos, el pan tiene que ser lo primero… lo más importante. Si un hombre tiene hambre tienes que darle de comer, como sabe Mt 25, pero sabiendo que no sólo de pan vive el hombre, sino también de casa (familia) y de Palabra… Un pan sin casa se seca pronto, un pan sin palabra se acaba enmoheciendo, se vuelve veneno. Por eso, el pan pide casa, y pide palabra.

LO PRIMERO ES LA CASA FRATERNA (CF. MC 3, 20-35). Los escribas de Jerusalén le juzgan endemoniado porque acoge a los posesos; sus parientes de la Iglesia judeocristiana le declaran loco. Jesús responde acogiendo en su corro (igualdad fraterna, círculo de comunicación) a los que cumplen la voluntad de Dios, haciéndolos su madre, hermana y hermano. Leer más…

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Descanso merecido y frustrado. Domingo 16. Ciclo B.

Domingo, 21 de julio de 2024

3f02b10accf0550a398b114bd281506696794857d72ba75d8dc1d37fa69a1e4fDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

¿Un relato imposible o un relato simbólico?

El evangelio empalma con el del domingo anterior, cuando Jesús envía a los discípulos de misión.

Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él entonces, les dice: “Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.” Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.

Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

A primera vista se entiende tan bien que casi da vergüenza comentarlo. Pero hay un detalle sorprendente e inexplicable: cuando Jesús y los discípulos se montan en la barca en busca de un lugar solitario, cuenta Marcos que muchos los vieron marcharse, fueron corriendo de todos los poblados y llegaron allí antes que ellos.

¿Es posible que la gente vaya corriendo desde Cafarnaúm, Betsaida, Magdala, y llegue antes que la barca a un sitio que nadie sabe cuál es? Imposible. Esto demuestra que el relato no hay que leerlo desde un punto de vista histórico (lo que ocurrió aquel día) sino simbólico.

            El primer aspecto que subraya Marcos es el enorme interés de la gente por Jesús. Ya lo ha dicho antes, indicando que eran tantos los que iban y venían en su busca que no tenían tiempo ni para comer. Cuando Marcos leyese este texto en su comunidad, es posible que le obligara a preguntarse: ¿sentimos nosotros el mismo interés por Jesús? ¿Vamos corriendo detrás de él, o preferimos quedarnos cómodamente sentados en casa?

            El segundo aspecto es la dedicación de Jesús a la gente. Cuando se acercan a la orilla y ve a la multitud reunida, no le dice a Pedro que vuelva mar adentro y busque otro sitio. Siente compasión de ellos porque los ve abandonados, como ovejas sin pastor. Si el primer aspecto sirve de autoexamen a la comunidad, este se dirige a sus responsables. ¿Siento compasión de la gente, o procuro quitarme de en medio cuando me van a fastidiar mi merecido descanso?

            El tercer aspecto, muy importante, es que Jesús, al sentir compasión, no se dedica a hacer milagros, sino a enseñar. Y la gente parece satisfecha con eso. El viaje en busca de Jesús ha merecido la pena.


Pastores malos, pastores buenos, descendiente de David (Jeremías 23,1-6)

El texto recoge ideas típicas de mediados del siglo VI a.C., durante el destierro de Babilonia. Es el resultado de unir diversas intervenciones proféticas, muy breves y tenidas en diversos momentos. No debe extrañarnos que existan diferencias.

Por entonces era frecuente acusar a los reyes, los pastores, de haberse despreocupado del pueblo y provocar que marchara al destierro. La primera intervención de Dios se centrará en castigar a los monarcas.

¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño -oráculo del Señor-. Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: «Vosotros dispersasteis mis ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas. Así que voy a pediros cuentas por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor.

Pero el castigo no basta. Si los israelitas están dispersos, la siguiente intervención de Dios consistirá en reunirlos de todos los países.

Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde los expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multiplique.

¿Qué ocurrirá después? Los textos proféticos difieren bastante en este aspectos, y se pueden distinguir tres tendencias: 1) Dios mismo será el rey de Israel, mentalidad que se mantiene en el Padrenuestro cuando pedimos: «Venga a nosotros tu reino». 2) Habrá una restauración de la monarquía, con buenos reyes, no como los anteriores. 3) Dios suscitará un rey maravilloso. El texto elegido por la liturgia mezcla las dos últimas ideas: en un caso se habla de “pastores”, en plural

 Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá -oráculo el Señor-.

 Pero la última promesa se refiere a un único descendiente de David que gobernará rectamente, practicando el derecho y la justicia.

Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y le pondrán por nombre: «El-Señor-nuestra-justicia.

En cualquier caso, restauración de la monarquía o rey ideal, los israelitas que escuchaban estas promesas proféticas imaginaban a un soberano poderoso y respetado, con capacidad de implantar la justicia y traerles el bienestar. Ya que esta lectura se ha elegido por su relación con el evangelio, es importante advertir cómo cambia la imagen. Jesús no es un monarca sentado en su trono; no es temido, como la mayoría de los reyes antiguos; se mueve en un ambiente sencillo, humilde, de campesinos y pescadores; y su misión principal no consiste en administrar justicia, sino en enseñar. Algo que puede parecer decepcionante, pero que a sus contemporáneos entusiasma hasta el punto de seguirlo de todas partes.

De Galilea y de todo el mundo (Efesios 2,13-18)

Según el evangelio, los galileos siguieron a Jesús desde todas partes. Años más tarde, el seguimiento se produjo en muchos países, y la iglesia adquirió un aspecto nuevo al estar formada por cristianos de origen judío y de origen pagano. La experiencia actual de Estados Unidos y Europa con respecto a los migrantes ayuda a comprender lo difícil que resulta sentirse unidos, iguales y hermanos los miembros de distintos pueblos.

Desde el punto de vista religioso, en el siglo I, el mayor motivo de conflicto era la Ley de Moisés, con sus mandamientos y decretos. El judío que los practicaba se consideraba «cerca de Dios». El pagano, que ni los conocía ni los practicaba, estaba «lejos». ¿Cómo podría conseguirse la unión de judíos y paganos? Para los judíos contemporáneos de Jesús y de Pablo, la respuesta era clara: que el pagano se circuncide y observe la Ley de Moisés. Pero lo que hace Jesús, según el autor de la carta, es revolucionario: en vez de obligar a observar la Ley, la anula con sus mandamiento y decretos. Al morir por todos, destruye la enemistad y hace que todos, lejanos y cercanos, tengamos acceso al Padre en un mismo Espíritu

Hermanos, ahora estáis unidos a Cristo Jesús gracias a su muerte, los que antes estabais lejos, ahora estáis cerca. Él es nuestra paz; el que de ambos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad; anulando en su propio cuerpo la ley, sus mandamientos y decretos. Él ha formado de los dos, en su propia persona, una nueva humanidad, haciendo así la paz. Él hizo de los dos un solo cuerpo y los ha reconciliado con Dios por medio de la cruz, destruyendo en sí mismo la enemistad; con su venida anunció la paz a los que estabais lejos y a los que estaban cerca; porque por él los unos y los otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu.

Por desgracia, lo que dice este autor no siempre se cumple. En muchos conflictos políticos, económicos, sociales, entre cristianos, lo que triunfa no es la paz sino la enemistad. No somos una «nueva humanidad» sino una multitud de inhumanidades. Necesitamos ir en busca de Jesús para que él nos enseñe.

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“Marcharon a un lugar tranquilo”. Domingo XVI del Tiempo Ordinario. 21 de julio de 2024

Domingo, 21 de julio de 2024

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“En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.”

(Mc 6, 30-34)

Esto del seguimiento de Jesús es una cosa muy completa. Hoy nos encontramos con que los apóstoles acaban de regresar de sus primeras “prácticas” y le cuentan al Maestro cómo les ha ido.

Probablemente recordarían muchas veces ese momento en el que compartirían mil anécdotas y en el que, en mitad de un ambiente tan familiar e íntimo, Jesús querría llevárselos a descansar.

Sí, Jesús pensó en su descanso y marcharon a un lugar tranquilo. Luego las cosas fueron diferentes, pero seguro que aquellos corazones entusiasmados y cansados sintieron el alivio que provoca que alguien vele por tu descanso.

Es seguro que cayeron en la cuenta de este detalle y también es seguro que no lo olvidaron. Y es seguro porque lo sabemos gracias a que ellos lo contaron. Lo contaron una y otra vez hasta que esta pequeña anécdota se convirtió en parte de la Buena Noticia.

Gracias al alivio y alegría que sintieron aquellos primeros discípulos podemos seguir escuchando ahora nosotras el susurro de la voz del Maestro que nos dice: –Venid vosotras solas a un sitio tranquilo a descansar un poco.

Y también a nosotras se nos vuelve en cansancio más ligero porque esa es la magia del cuidado. Más allá de las medicinas, una persona enferma que se siente querida y cuidada es capaz de afrontar incluso la muerte con mejor ánimo.

Seguro que todos recordaremos alguna vez en la que alguien ha pensado en nuestro descanso. El solo hecho de saber que alguien está preocupado por nosotras nos ha dado nuevas fuerzas.

La infinita ternura de Dios siempre está pensando en nuestro alivio y descanso. Siempre quisiera llevarnos a un lugar tranquilo, pero más de una vez se encuentra asaltada por una muchedumbre que la reclama como le sucedió a Jesús.

A nosotras nos toca hacernos conscientes de esta solicitud divina tan real como cualquiera de nuestros cansancios. Sí, debemos despertar a la ternura de Dios que cuida con esmero de cada una de nosotras, que se esconde en cada repliegue de nuestra cotidianidad para acariciarnos con una brisa suave y fresca, para saciar nuestra sed o para arrancarnos una sonrisa.

Oración

Despierta, Trinidad Santa, nuestra conciencia y nuestro espíritu para que sepamos reconocer la Ternura que derramas sobre la humanidad y que alivia cualquier cansancio.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús nos enseña a estar disponibles, más allá de toda programación.

Domingo, 21 de julio de 2024

jesus-orando-a-solasDOMINGO 16º (B)

Mc 6,30-38

Debemos tener presente el contexto del relato. Los apóstoles acaban de volver de la misión a la que Jesús les ha enviado. Entre el envío y el regreso, nos ha contado la muerte de Juan Bautista. Terminada la misión de los doce, se vuelven a reunir y se cuentan las peripecias de la tarea que acaba de concluir. Parece ser que les ha ido bien y vienen encantados (Lc lo dice expresamente). La euforia de la gente que los busca ratifica la visión. El éxito se les sube a la cabeza y no les deja tomar la postura adecuada.

Aunque no sea estrictamente histórico, para entender este pasaje, debemos recordar que después de los primeros éxitos en Cafarnaún, Jesús se retira al desierto para poner en orden sus ideas. En este pasaje, son los enviados los que tienen éxito y deben ser también ellos los que se retiren a examinar su actitud vital. Marcos nos está diciendo que los discípulos necesitan una seria reflexión sobre el éxito de su misión para no equivocarse al interpretar lo ocurrido, como Jesús necesitó meditar sobre su mesianismo.

Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar. El mismo Jesús, que les empujó a una actividad febril, los lleva ahora a un alejamiento de esa misma gente para dedicarse a una reflexión seria. No se trata solo de la preocupación por su cansancio. Se trata, sobre todo, de que entiendan bien el sentido de lo que está sucediendo y no se dejen llevar por falsos espejismos. Por dos veces se dice que van al desierto, para dejar claro que necesitan una reconversión. El desierto es siempre signo de cambio profundo.

El texto griego no dice ‘lugar tranquilo’ o despoblado sino lugar desértico’. La diferencia es importante si tenemos en cuenta el significado que Marcos da al desierto, como lugar de lucha contra el mal. Inmediatamente después de ser bautizado coloca a Jesús en el desierto, para que allí aclare cuál va a ser su verdadera misión, superando la tentación del un mesianismo triunfalista. Después del éxito en la sinagoga de Cafarnaún y la curación de la suegra de Pedro y cuando todo el mundo le buscaba, se marcha él solo al descampado.

Se les adelantaron. Los planes van a ser frustrados por una urgencia mayor, la de la gente. En la profunda humanidad manifestada hoy, tenemos que descubrir su verdadera divinidad. El relato habla del grupo. “Los reconocieron”, “se les adelantaron”. Al incorporar a los doce a su propia misión, queda establecido el grupo como comunidad. Está hablando de las pequeñas comunidades que se constituyeron después de Pascua. La búsqueda de la gente refleja una carencia de apoyo y estímulo que posibilita la tarea de Jesús.      

Como ovejas sin pastor. Es una imagen clásica en el AT. En una cultura en que la ganadería era el principal medio de subsistir, todos sabían perfectamente lo que se estaba insinuando con la imagen del pastor. Siguiendo la primera lectura, Jesús hace una crítica a los dirigentes que, en vez de cuidar de las ovejas, las utilizan en beneficio propio. Siempre ha pasado lo mismo. Nunca han faltado pastores, pero han sido tantas las falsas ofertas, hechas con tanta persuasión, que el pueblo se ha sentido indefenso ante las tales ofertas.

Le dio lástima. Hoy no le conmueve un ciego o leproso, sino la gente descarriada. La ‘compasión’ sería una manera más adecuada de expresar el amor, superando los malentendidos que la palabra ‘lástima’ comporta. Podemos sentir lástima de una persona, pero no mover un dedo para sacarla de su situación. En todos los tiempos podemos constatar políticos y eclesiásticos que no tienen en cuenta al pueblo a la hora de tomar sus decisiones. La actitud de Jesús es el mejor antídoto contra la búsqueda del aplauso.

Y se puso a enseñarles con calma. Por encima de los planes de Jesús, está la necesidad de la gente. El texto griego no dice “con calma” sino “muchas cosas”. Del contexto se deduce que dedicó todo el día a esa tarea, pues a continuación Marcos narra la primera multiplicación de los panes, que empieza advirtiendo de que se hizo tarde. El tiempo es lo más preciado que tenemos, dedicarlo los demás es la mejor manera de responder a las exigencias del evangelio. La vocación del cristiano es ser para los demás.

Hay en esta frase un sutil mensaje que no es fácil descubrir. Todos estamos acostumbrados a programar nuestras ‘buenas acciones’. Las obras de caridad son catorce, ni una más ni una menos. Nos quedamos tan a gusto cuando cumplimos nuestra programación, pero cuando nos importunan pidiéndonos algo a destiempo nos subimos por las paredes. Jesús no enseña a estar siempre disponibles sin programaciones fáciles.

Se cumple la promesa de Jeremías. Jesús es el único pastor. Como dice Juan, él es el modelo de pastor, el único que no nos va a engañar ni se va a aprovechar de nosotros. Con todos los demás hay que tener cuidado, porque nos pueden desviar poniendo sus intereses por delante de los nuestros. Es una tentación en la que los seres humanos caemos casi siempre; incluso cuando hablamos de Dios es para ponerlo a nuestro servicio.

Hoy, más que nunca, andan las ovejas desorientadas. Si hay una característica de nuestro tiempo, es precisamente la desorientación. Es urgente distinguir el verdadero mensaje de evangelio de tanta ideología y partidismo en que hoy está envuelto. Cuando Pablo dice que derribó el muro que los separaba, no se refiere a una situación externa, sino a una actitud de fidelidad a sí mismo, que permite superar la barrera del odio. Lo que nos separa es siempre nuestro falso yo. Nuestro verdadero ser es idéntico en todos.

Cuando en el evangelio Jesús invita a los apóstoles a retirarse al “desierto”, está tratando de decirnos que solo en el silencio y en el recogimiento interior, podemos encontrar el verdadero ser y solo después de encontrarlo, podemos indicar a los demás el camino. Sin vida interior, sin meditación profunda, no puede haber espiritualidad. Sin esa vivencia no podemos ayudar a los demás a descubrir la vida que llevan dentro. Si encontramos a Dios en nosotros, llevarlo a los demás será la tarea más urgente y más fácil de nuestra vida.

El evangelio de hoy es un reconocimiento de la necesidad del silencio para recuperar la armonía interna, amenazada por el exceso de actividad en cualquier orden. El estrés que hoy padecemos se debe a que no tenemos tiempo para nosotros mismos. Esta falta de tiempos tranquilos nos impide asimilar y ordenar los acontecimientos, que, de esa manera, nos pueden destrozar, como la comida no digerida y por lo tanto indigesta.

Busca en tu interior y descubre allí el verdadero guía. No mendigues más agua que se te da a cuentagotas. Busca la fuente que está siempre manando y a tu entera disposición.

El dedicarse a los demás y la dedicación a uno mismo no son dos aspectos que se puedan separar. La contemplación y la acción no pueden disociarse. Todo acercamiento a Dios lleva directamente a los demás. Si nos olvidamos de uno de los aspectos, fallaremos

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Fascinante Jesús.

Domingo, 21 de julio de 2024

 

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«Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco»

El pasaje de hoy no va de teología, ni hay simbología, ni encierra mensaje alguno, sino que se limita a presentarnos una escena entrañable de la vida de Jesús. Los doce acaban de volver de su primera misión y se mueren de ganas de compartir su experiencia. Pero están agotados, porque allí donde van se ven rodeados de muchedumbres que demandan su atención y no les dejan respirar.

Necesitan descanso, y Jesús les propone tomarse el día libre en algún sitio apartado para poder charlar tranquilamente y coger fuerzas para seguir adelante. En su travesía por el lago hacia alguna cala solitaria pueden pescar algunos peces y compartirlos alrededor de una hoguera… Estupendo plan.

Pero al llegar se encuentran el lugar lleno de un gentío que les espera y que da al traste con la excursión, con la charla y con su ansia de descanso. Y aquí Jesús muestra su talante, pues en lugar de contrariarse por ver truncados sus planes, se compadece de ellos (porque son como ovejas sin pastor) y se dispone a enseñarles…

Habían ido corriendo por la costa para no perderse ni un solo día la predicación, y allí estaban. Estaban los empecatados e impuros a quienes las autoridades religiosas habían cerrado toda vía a la esperanza, los que se sentían necesitados del Dios que predicaba Jesús, los que veían arder sus corazones cuando le escuchaban, «jamás hombre alguno habló como éste», los que buscaban sanar de alguna dolencia, los que sentían curiosidad por escuchar al profeta, los que veían en él al mesías libertador de Israel al que esperaban…

Y todo esto consecuencia del carisma de Jesús, de su increíble capacidad de fascinar a la gente, de su coraje al enfrentarse a los poderosos en defensa de los necesitados, de su capacidad de discutir de teología con escribas y fariseos y salir airoso, de su facilidad para hablarles de Dios y que le entendiesen, de su actitud consecuente con lo que predicaba, de que no hacía distinción de clases, de que no despreciaba a los pecadores, de que trataba a cada uno como al más importante de los hombres…

Para todos ellos, aquello era el reino de Dios en la Tierra, ya no había que esperar más, estaba allí, junto a ellos.

Nada de esto se entiende si partimos de ese Jesús lejano, hierático y estereotipado que tantas veces se nos presenta para poner de relieve su divinidad. Si exceptuamos a “Juan” (que lo convierte en una especie de portavoz de su teología con pocos rasgos humanos), el Jesús que se desprende del evangelio tuvo que ser una persona muy cercana y empática, capaz de arrastrar a la gente con su estilo abierto, su novedad y su personalidad.

Como solía repetir Ruiz de Galarreta: «¡Fascinante Jesús!».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Fuente Fe Adulta

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Descansar como Jesús. La Ecología del corazón.

Domingo, 21 de julio de 2024

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(Mc 6,30-34)

La lectura de este domingo nos recuerda la necesidad de descanso y cuidado interior en nuestra vida a partir de la propia experiencia de los apóstoles y Jesús. Junto a ello, la invitación a vivir estas necesidades humanas desde una espiritualidad integradora en la que la contemplación y la acción son inseparables.

Jesús, tras un periodo intenso de trabajo, invita a los suyos a estar con él en un lugar más apartado y tranquilo. Es decir, a tomar distancia de la realidad para descubrirla con nuevos ojos y volver a ella con renovada energía y sentido. Se trata de un “distanciarse” que no es evasivo, sino que capacita para vivir con más gratuidad y hondura la vida misma y sus “trajines”.

Frente a un descanso individualista, autorreferencial o consumista, Jesús nos propone un descanso comunitario, como comunitaria es la vida y el compromiso al que nos urge el evangelio. Un tiempo para descansar buscando espacios más gratuitos y contemplativos en el que experimentar que somos mucho más que nuestras tareas, por comprometidas que sean. Un tiempo para el cuidado de la interioridad, para retomar y profundizar motivaciones.

Pero, la realidad es persistente y la contemplación y la acción no son separables, sino que están mutuamente imbricadas, de ahí la tensión entre el deseo de intimidad y descanso con Jesús de los discípulos y la realidad de las personas que les apremian con sus necesidades y búsquedas, porque como señala el texto, se sienten como ovejas sin pastor.

La compasión de Jesús, su capacidad de conmoción, de sentir con los más abatidos e invisibles, nace precisamente de su capacidad de contemplación, de ese cuidado en tensión de su interioridad en medio del ajetreo de la vida y sus quehaceres. Porque la vida cristiana es una tensión permanente, como nos señala el texto, entre el Dios que se nos da y las tareas cotidianas, entre la gente y la intimidad con Él, en la soledad del corazón.

Para vivir fecundamente esta tensión necesitamos lo que el papa Francisco llama una ecología del corazón compuesta de descanso, contemplación y compasión (Ángelus 18 de Julio del 2021). Solo oxigenándonos por dentro, desde la apertura a la gratuidad de Dios y su compasión podemos abrazar la debilidad humana empezando por la nuestra y poniéndonos a su servicio.

Aprovechemos la oportunidad que nos ofrecen las vacaciones de verano para hacer más hueco a la intimidad de Dios en nuestra vida, a cuidar más los tiempos de escucha contemplativa a la Palabra viva en la realidad de nuestro mundo y en lo profundo del corazón.

Pepa Torres Pérez

Fuente Fe Adulta

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