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San José, gran patrono

Martes, 19 de marzo de 2024

San Jose y Jesus AdolescenteDel blog de xabier Pikaza:

San Jose ha sido y sigue siendo en la Iglesia , un gran patrono. Así le recordamos como:

Patrono de padres, físicos o adoptivos, de aquellos que saben que la vida es para darla en amor, y para acompañar y guiar el hijo (ver cuadro del Greco, con Toledo al fondo) Felicidades

Patrono de maridos respetuosos, que se fían de sus mujeres, que aceptan el misterio de Dios en ellas, que las aman y comparten la vida con ellas… Felicidades.

Patrono de trabajadores artesanos, sin tierra propia: Así aparece el 1 Mayo, un Día llamado de José Operario, así en la Biblia como obrero

Patrono de novios…. de todos aquellos que buscan mujer buena y que por eso le florece la Vara del amor (ver imagen 2, según tradición oriental, de las Hermanas de Belén)

Patrono de las monjas a las que protege, hombre de la casa que ellas necesitan (así le vio Santa Teresa)

Patrono de la Buena Muerte: así le han visto y rezado nuestro abuelos, porque murió, en manos de Jesús y de María y protege en la muerte a los que le invocan

Patrono de niños sin padre, pues lo fue del Hijo de Dios, que nació sin protección el mundo… como los niños perdidos y abandonados (recogió al hijo de Dios, recogiendo y reconociendo como suyo al hijo de María)

Patrono de la Iglesia, familia de Jesús, que él ha de proteger, como protegió a Jesús (como declaró el Papa León XIII)

Patrono de “seminaristas”: jóvenes que se preparan para hacer un oficio también vinculado a Jesús…, en clave de familia o celibato, siempre a ras de tierra, como José.

Patrono de emigrantes y forasteros... Así aparece buscando refugio en Egipto, burlando para ello a la policía de Herodes y a las autoridades del nuevo país (que parecen mejores que la de Europa hoy en día, que no dejan pasan a José con su muer y su hijo…)

— Patrono de viudos, pues una tradición (apócrifa) dice que era viudo y que acogió a María abandonada, con su Niño, Hijo de Dios…

Se podrían añadir otros patronazgos, pero voy a limitarme al Nuevo Testamento sabe que es “padre” personal de Jesús (cf. Mt 1-2; Lc 2,1, 26–2, 52; Jn 1, 45; 6, 42) y como fiel ejecutor de la obra de Dios. La tradición católica ha destacado su importancia como “padre humano” (no simplemente biológico) del Hijo de Dios, vinculándole de un modo especial a María, su esposa.

Basta lo dicho… este día de San José. Pueden quedarse aquí todos los que quieran detenerse este día de José en algunos signos de su figura y recuerdo en la Iglesia, con las dos figuras que presento…

Las reflexiones que siguen recogen una meditación básica sobre el sentido bíblico de Jesús, desde la perspectiva de los evangelios de Lucas y, sobre todo, de Mateo. El texto está tomado básicamente de Historia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2013). Buen día de san José a todos.

Datos básicos

IMG_3164(1) Mateo.

La conversión de José… ser padre de Jesús. Mateo presenta a José como Hijo de David (Mt 1, 20), es decir, como un heredero de las promesas mesiánicas, un hombre «justo» (dikaios) que cumple lo que exige y pide la ley divina (Mt 1, 19). Lógicamente, él tenía que presentarse como trasmisor de las promesas mesiánicas, como alguien capaz de decir a Jesús lo que ha de ser, la forma en que debe comportarse, como portador de la voluntad y de la misión de Dios para su hijo. Pues bien, el ángel de Dios le pide que renuncie a su paternidad, con los derechos que ella implica, poniéndose al servicio de la obra de Dios María, su esposa (Mt 1, 18-25).

De esa forma le pide lo más fuerte y costoso que puede pedirse a un hombre, especialmente si es israelita: que renuncie a su derecho y que acepte, acoja y cuide la obra que Dios ha realizado en su mujer María. Frente al varón dominador que duda de su esposa y la utiliza, frente al hombre que pretende «conquistar» a las mujeres y tomarlas como territorio sometido, se eleva aquí la voz más alta del ángel de Dios pidiendo al varón José que respete a la mujer María, aceptando lo que Dios realiza en ella. En el principio de la historia de la liberación cristiana está la fe de este buen varón José, que se ha dejado cambiar, convirtiéndose de algún modo en cristiano ante María.

(2) Lucas.

La diferencia de José. Se sitúa ya en la vida pública de Jesús, que acaba de anunciar su mensaje de gracia universal (Lc 4, 18-19), retomando el mensaje de Is 61, 1-2 y 58, 6 y anunciando el gran → jubileo, pero omitiendo las palabras clave de Is 61, 2 donde de habla «del día de venganza de nuestro Dios». Eso significa que abre el mensaje de salvación a todos los pueblos, como sigue suponiendo el texto, cuando alude a la tradición del mensaje y milagros de Elías y Eliseo, que ofrecieron su ayuda los extranjeros (habiendo en Israel muchos enfermos (Lc 4, 24-26).

Pues bien, en vez de alegrarse por ello, sus paisanos de Nazaret rechazan a Jesús y quieren asesinarle, conforme a una ley de linchamiento colectivo (cf. Lc 4, 20-29). No pueden aceptar que Dios cure (trasforme) por igual a nacionales y extraños: no quieren libertad ni evangelio para aquellos que, a su juicio, no lo merecen. En este contexto apelan a la memoria del padre de Jesús: «Todos daban testimonio sobre él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es este el hijo de José?» (Lc 4, 22).

Ciertamente, saben que es hijo de José (en plano legal, nacional). Por eso, su pregunta no es para que respondamos «sí» y de esa manera ratifiquemos el origen familiar de Jesús, sino para que distingamos a Jesús de José, que a los ojos de los nazarenos tenía que haber sido un defensor de la identidad israelita, un partidario de la separación entre los buenos israelitas y los malos extranjeros. Por eso, la pregunta puede sonar de esta manera: «¿Cómo siendo hijo de José puede comportarse de esta forma?». Sabemos poco de José, pero lo sabido es suficiente para afirmar que es «hijo de David» en el sentido nacional israelita (cf. Lc 1, 27.32). Por eso, los nazarenos recuerdan aquí al José «nacionalista» (probablemente ya muerto), para oponer su figura a la de Jesús, que les parece no nacionalista. De esa forma, el hijo de José parece haberse vuelto contrario a los principios de actuación de su padre.

Mt 1,18-25. Una introducción.

Mateo parece un judeocristiano empeñado en abrir el mensaje y vida de Jesús, verdadero Israel, hacia el ancho espacio de los pueblos de la tierra. Para eso desarrolla y tematiza aspectos que Marcos dejaba velados: la ruptura israelita de Jesús aparece ya para Mt en su mismo surgimiento (como hijo de una madre virgen); la apertura a los gentiles se anuncia en la escena de los magos que buscan y encuentran al rey de Israel con su madre, como indicaremos en plano de historia, símbolo y mito.

El evangelio empieza con una genealogía que introduce a Jesús en la línea de las generaciones masculinas de Israel, desde Abrahán, por David y los hombres de la cautividad, hasta José, el esposo de María (1,1-17). Todo parece normal dentro de un mundo masculino donde la herencia del semen (N engendró a N…) va de padres a hijos, sobre un silencio pasivo de mujeres. Esta es la huella de Dios, unos varones que engendran a varones en tradición de vida y palabra que pasa de padres a hijos, como ratifica la Misná en perspectiva doctrinal.

Pues bien, en esa misma lista de varones patriarcas (¡que sigue avanzando, solemne y monótona!) ha introducido Mt cuatro mujeres (Tamar, Rahab, Rut y la mujer de Urías: 1,3-6), para indicar que, desbordando el principio masculino, actúa Dios de una manera providente, por cauces humanamente irregulares. Es como si quisiera mostrar que la misma genealogía patriarcal resulta frágil, no es lugar y medio de despliegue de Dios, en contra de una tradición sacralizada (El Dios judío está vinculado de forma casi esencial a la genealogía: a la historia de la tradición del pueblo como unidad de generación que se mantiene desde Abrahán hasta el final de los tiempos. En esta perspectiva, Mt no puede fundarse en una genealogía adámica (como Lc 3, 23-38); necesita partir de Israel, de la sucesión patriarcal de generaciones de su pueblo, para superarla a partir del nacimiento virginal (no genealógico) de Jesús).

La línea patriarcal acaba en José, representante último de la genealogía israelita, depositario de una tradición que viene desde Abrahán. Ciertamente, es un varón concreto, esposo de María (1,16). Pero aquí es algo más que un individuo privado: es el signo y meta de todo el camino patriarcal, encarnación concreta del Israel masculino, genealógico y mesiánico.

José aparece como culmen de una línea que está centrada en David (1, 20) en el sentido fuerte del término: es descendiente y heredero de los derechos reales del fundador de la monarquía “mesiánica”. Pues bien, el narrador de la genealogía le llama simplemente esposo de María (1,16), como indicando que su poder genealógico (patriarcal) depende de sus relaciones con la madre de Jesús: es como príncipe consorte; no es siquiera padre biológico del heredero.

Sería difícil hallar un ejemplo más fuerte de ruptura antipatriarcal. José encarna la autoridad de la familia israelita, la promesa de la herencia de Abrahán, el reino de David… Pues bien, todo eso ha quebrado cuando llega el verdadero mesías de Dios. Mateo no emplea un lenguaje conceptual, antilegal, para expresarlo; pero dice lo mismo que Pablo en Gal y Rom (cf Gal 4, 4) con un bellísimo símbolo de nacimiento mesiánico (divino), utilizando para ello métodos que son conocidos en su ambiente judeocristiano y pagano.

El relato de la anunciación a José

Viejos son los métodos formales del relato, pero lo que cuenta Mt es nuevo, algo que nunca había sucedido y por eso su lenguaje se vuelve distinto y sólo es posible allí donde la historia genealógica se rompe y se abre simbólicamente al misterio del evangelio. Leer más…

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“Homo Integralis”, por Jaume Patuel

Jueves, 14 de marzo de 2024

IMG_3376IMG_3377En nuestra incesante búsqueda por entender el cosmos y las intrincadas relaciones de la naturaleza humana, a menudo olvidamos explorar un territorio igualmente fascinante: el universo interior del ser humano. El ser humano, con su complejidad biológica, emocional, mental y espiritual, puede ser visto como un microcosmos dentro del universo macrocósmico. En este sentido, la noción de Homo Integralis emerge como un concepto que busca explorar e integrar todos los aspectos del ser humano, desde su dimensión física hasta su dimensión más intangible. Todo lo que es material es tangible, pero no todo lo tangible es material.

La idea de Homo Integralis implica un viaje hacia la integración interior. Este camino no es un recorrido sencillo, ya que implica abrazar y comprender todos los aspectos de nosotros mismos, incluyendo las partes que a menudo ignoramos o reprimimos. Esta integración no se refiere sólo a aceptar nuestros defectos y debilidades, sino también a reconocer y abrazar nuestras cualidades positivas y potencialidades latentes. Nacemos completos pero inacabados.

La práctica de la meditación, la introspección y otras técnicas de silencio se han utilizado desde tiempos inmemoriales como herramientas para explorar e integrar el universo interior del ser humano. A través de estas prácticas, podemos aprender a conectarnos con nosotros mismos a un nivel más profundo, liberándonos de las limitaciones de la mente y explorando las dimensiones más profundas de nuestra conciencia. A menudo nos encontramos desequilibrados en alguna de las dimensiones, dando lugar a conflictos internos y malestar. Para conseguir la plenitud y la armonía, es esencial integrar y equilibrar todas estas dimensiones. La tensión es parte normalísima de la vida.

En la dimensión física, esto puede acarrear la práctica de ejercicios físicos, una alimentación saludable y el descanso adecuado. En la dimensión emocional, es importante explorar y comprender nuestras emociones, permitiéndonos sentirlas sin juicio y gestionarlas de forma saludable para que las vivimos como sentimientos que lleven a un respeto. En la dimensión mental, la práctica de la claridad mental y la presencia plena puede ayudarnos a liberarnos de los patrones de pensamiento limitantes y cultivar una mente más tranquila y clara. Y saber que las creencias son constructos de la mente. Por último, en la dimensión espiritual o interioridad, la búsqueda de significado y propósito puede conducirnos a una sensación de conexión con algo mayor que nosotros mismos: El gran misterio de los mundos: ES.

En la sociedad contemporánea, nos encontramos inmersos en una cultura que promueve el individualismo, la competición y la búsqueda incesante de los logros externos. En este contexto, el concepto de Homo Integralis adquiere una relevancia especial, ya que nos recuerda la importancia de conectar con nosotros mismos y con los demás de forma auténtica y significativa. Y viviendo que si no existe la integración de la profundidad de conciencia no hay proceso de madurez integral.

En un mundo cada vez más conectado digitalmente, también es crucial ser consciente de este Yo interior para evitar la fragmentación y desconexión como indicaba anteriormente. La tecnología, pese a sus ventajas, puede enajenarnos de nosotros mismos si no somos conscientes de su impacto y no establecemos límites saludables.

Es de clara evidencia la situación crítica de la visión global del mundo y de una percepción multifactorial. Creo que podemos constatar, además, un incremento de poder en manos de pocas personas. Y éstas viven y sabiéndolo que la adición al poder no tiene límites. La diferencia con tiempos pasados, y no demasiado lejanos, es que había medios pero controlados con los efectos. Ahora, siglo XXI, las herramientas destructivas son, además de muchas, efectos inhumanos junto con un ataque a la naturaleza. Algunos se sienten propietarios no únicamente de las poblaciones sino también de la Madre Tierra, el planeta, y con un intento de dominar el Universo. ¿No podríamos llamarlo “locura” o “una grave psicosis megalomaníaca junto a paranoia infernal”?: Quien no piensa y no ve cómo yo, que es un ego hinchado, es un enemigo a hacer desaparecer o esclavizar. No es necesario realizar una detallada descripción y masoquizarnos. Tal vez, el pensamiento anterior podríamos aplicarlo a casos concretos. La persona lectora puede realizar un juicio personal.

Además, en un momento en que la crisis climática, las desigualdades sociales, las guerras con sus intereses ideológicos y económicos y otros problemas globales amenazan nuestra supervivencia colectiva, el tener conciencia de que la interioridad hay que nutrirla porque no es un añadido a lo humano, sino una dimensión intrínseca y necesaria para vivir. Sólo cuando estamos integrados internamente y conectados con nuestro entorno, que es también el Universo, podemos responder eficazmente a los retos que nos enfrentamos como sociedad.

El concepto de Homo Integral recuerda que el ser humano es mucho más que el conjunto de sus dimensiones. Somos seres multidimensionales con capacidad increíble para la transformación y la evolución. En la búsqueda de la integración interior, encontramos un camino hacia la plenitud y la armonía, tanto a nivel personal como colectivo. En última instancia, la integración interior puede conducirnos a una comprensión más profunda de nosotros mismos y de nuestro sitio en el Universo, abriendo la puerta a un crecimiento y una evolución constantes.

   Y ante esto, recordemos una frase de Albert Einstein (1879-1955): “Es más fácil deconstruir o desmenuzar un átomo que una creencia”…..

Jaume PATUEL PUIG,
pedapsicogogo.

Fuente, Remitido de su blog Valors, por el autor

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In memoriam: Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. יום הנצחה לזכרם של קורבנות השואה

Sábado, 27 de enero de 2024
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El 27 de enero se celebra internacionalmente el Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, una fecha que Naciones Unidas estableció en 2005 con el objetivo de rendir homenaje a las víctimas del genocidio judío. En 2024 se conmemora este recuerdo, cuando se cumplen 82 años del envío de homosexuales a campos de concentración nazis y 79 de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz.

«Sería un peligroso error pensar que el Holocausto fue un simple producto de la locura de un grupo de criminales nazis. Más bien todo lo contrario, el Holocausto fue la culminación de milenios de odio, culpabilización y discriminación de los judíos, lo que ahora llamamos antisemitismo.».

Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.

israel-levanta-el-primer-monumento-a-los-gays

Fuga de Muerte:

(Traducción de José María Pérez Gay)

Leche negra del alba te bebemos de tarde
te bebemos al mediodía y en la mañana
te bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire
donde no estamos encogidos
Un hombre vive en la casa
juega con las serpientes
escribe cuando oscurece a Alemania tu pelo de oro
Margarete
escribe y sale de la casa
y brillan las estrellas y silba a sus perros
silba a sus judíos
y los manda a cavar una tumba en la tierra
y nos ordena ahora toquen para bailar

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía
te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
Un hombre vive en la casa
y juega con las serpientes y escribe
y escribe cuando oscurece a Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith
cavamos una tumba en el aire
donde no estamos encogidos
Grita
caven más hondo canten unos toquen otros
y empuña el acero del cinto
lo blande
sus ojos son azules
hundan más hondo las palas
toquen unos bailen otros

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana y al mediodía
te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith
un hombre juega con serpientes
Grita toquen más dulce la muerte
La muerte es un maestro de Alemania
y grita toquen más oscuro los violines
luego ascienden al aire
convertidos en humo
sólo entonces tienen una tumba en las nubes
donde no están encogidos.

Leche negra del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía
la muerte es un maestro de Alemania
te bebemos en la tarde y de mañana
bebemos y bebemos
la muerte es un maestro de Alemania
sus ojos son azules
te alcanzan sus balas de plomo
te alcanzan sin fallar
un hombre vive en la casa
tu pelo de oro Margarete
lanza sus mastines contra nosotros
nos regala una tumba en el aire
juega con las serpientes y sueña
la muerte es un maestro de Alemania
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamith.

*
Paul Celan

(1952)

memoria_holocausto

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Auschwitz como advertencia

Sant’Egidio: “La respuesta más eficaz al odio es la cultura y el conocimiento de la historia”

El Papa recuerda el Holocausto y advierte sobre “las propuestas ideológicas que vienen a salvar a los pueblos y terminan destruyéndolos”

El Rey de España llama en Jerusalén a estar alerta ante el resurgir del discurso del odio

“Recuerdo del Holocausto: educar para un futuro mejor”

A los 75 años de Auschwitz: Dios es Palabra. El silencio clamoroso y asesino que quiso borrar el recuerdo de la raíz judía.

Declaración con motivo del 75º aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau: Los obispos de Europa dicen no al antisemitismo y a la manipulación política de la verdad histórica

Mensaje del Secretario General con motivo del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. 27 de enero de 2017

Día internacional de Conmemoración en memoria de las victimas del Holocausto. 27 de enero

75 años ya de la liberación del Campo de Auschwitz

Francisco: “Auschwitz es un grito de dolor que está pidiendo un futuro de respeto, de paz y de encuentro”

Francisco recuerda Auschwitz: “Si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”

Día de las Víctimas del Holocausto: el mundo recuerda también hoy a los homosexuales asesinados.

Siempre Auschwitz

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Un mismo amor… San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno

Martes, 2 de enero de 2024
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Si es verdad que cada santo es una ilustración viva del Evangelio, esto vale de modo particular en el caso de los amigos capadocios Basilio y Gregorio, testigos de la fidelidad y de la belleza del ideal cristiano vivido y realizado en plenitud.

    Basilio, con su fuerte personalidad de líder, de hombre de acción, y Gregorio, elevadísimo poeta y teólogo, nos muestran con su vida qué significa asistir a la escuela de la verdadera sabiduría y recibir como don el Espíritu, que escruta también las profundidades de Dios. “El mundo tiene necesidad de santos dotados de genio” (Simone Weil): los dos grandes amigos, a los que veneramos en esta memoria como obispos y doctores de la Iglesia, han alcanzado por la caridad de Cristo lo que les ha hecho obradores del bien al servicio de los hermanos y cantores admirados de la belleza de Dios.

    Desde su juventud habían afirmado: “Para nosotros era una cosa grande y un gran nombre ser cristianos y ser llamados cristianos”, y mantuvieron durante toda su vida la fe en su amistad porque vivieron “acrecentando el misterio santo y nuevo de Cristo, de quien habían recibido el nombre con que eran llamados”. Esto les convirtió de verdad en sal y luz no sólo para su tiempo, sino para toda la Iglesia, en todos los tiempos.

***

Como si una misma alma sustentase dos cuerpos.

Nos habíamos encontrado en Atenas, como la corriente de un mismo río que, desde el manantial patrio, nos había dispersado por las diversas regiones, arrastrados por el afán de aprender, y que, de nuevo, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, volvió a unirnos, sin duda porque así lo dispuso Dios.

En aquellas circunstancias, no me contentaba yo sólo con venerar y seguir a mi gran amigo Basilio, al advertir en él la gravedad de sus costumbres y la madurez y seriedad de sus palabras, sino que trataba de persuadir a los demás, que todavía no lo conocían, a que le tuviesen esta misma admiración. En seguida empezó a ser tenido en gran estima por quienes conocían su fama y lo habían oído.

En consecuencia, ¿qué sucedió? Que fue casi el único, entre todos los estudiantes que se encontraban en Atenas, que sobrepasaba el nivel común y el único que había conseguido un honor mayor que el que parece corresponder a un principiante. Éste fue el preludio de nuestra amistad; ésta la chispa de nuestra intimidad; así fue como el mutuo amor prendió en nosotros.

Con el paso del tiempo, nos confesamos mutuamente nuestras ilusiones y que nuestro más profundo deseo era alcanzar la filosofía, y, ya para entonces, éramos el uno para el otro todo lo compañeros y amigos que nos era posible ser, de acuerdo siempre, aspirando a idénticos bienes y cultivando cada día más ferviente y más íntimamente nuestro recíproco deseo.

Nos movía un mismo deseo de saber, actitud que suele ocasionar profundas envidias, y, sin embargo, carecíamos de envidia; en cambio, teníamos en gran aprecio la emulación. Contendíamos entre nosotros, no para ver quién era el primero, sino para averiguar quién cedía al otro la primacía; cada uno de nosotros consideraba la gloria del otro como propia.

Parecía que teníamos una misma alma que sustentaba dos cuerpos. Y, si no hay que dar crédito en absoluto a quienes dicen que todo se encuentra en todas las cosas, a nosotros hay que hacernos caso si decimos que cada uno se encontraba en el otro y junto al otro.

Una sola tarea y afán había para ambos, y era la virtud, así como vivir para las esperanzas futuras de tal modo que, aun antes de haber partido de esta vida, pudiese decirse que habíamos emigrado ya de ella. Ése fue el ideal que nos propusimos, y así tratábamos de dirigir nuestra vida y todas nuestras acciones, dóciles a la dirección del mandato divino, acuciándonos mutuamente en el empeño por la virtud; y, a no ser que decir esto vaya a parecer arrogante en exceso, éramos el uno para el otro la norma y regla con la que se discierne lo recto de lo torcido.

Y, así como otros tienen sobrenombres, o bien recibidos de sus padres, o bien suyos propios, o sea, adquiridos con los esfuerzos y orientación de su misma vida, para nosotros era maravilloso ser cristianos, y glorioso recibir este nombre.

*

De los sermones de san Gregorio Nacianceno, obispo.

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Fernando Us, el guía espiritual maya que abraza su diversidad

Martes, 2 de enero de 2024
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IMG_1871Fernando encontró sentido y pertenencia en las prácticas ancestrales, donde se ordenó como sacerdote. En esta entrevista cuenta cómo fue hacer ese camino siendo una personas de la diversidad sexual.

Fernando Us es un guía espiritual Maya K’iché de 43 años. Nació en la aldea Macalajau en Uspantán Quiché, a 158 kilómetros de la capital guatemalteca. Es disidente sexual, hije de Natalia Álvarez y Reyes Us. En los ‘70, su padre, un catequista reconocido por el Vaticano, integró el CUC (Comité de Unidad Campesina) durante el conflicto armado interno.

Fernando fue católico hasta los 20 años y en su «crisis de la sexualidad», como le llama, tomó la decisión de no seguir siéndolo. El catolicísimo guatemalteco tiene profundas raíces indígenas y en su búsqueda espiritual Fernando encontró sentido y pertenencia en las prácticas ancestrales, donde se ordenó como Ajq’ij (sacerdote).

Fernando nos recibe para la entrevista en la Asociación de Sacerdotes Mayas. Fue fundada en las afueras de la capital en 1994. Desde su aspecto, ya rompe estereotipos de género – cabello largo, uñas de las manos decoradas con esmalte azul-. Nos contó su lucha por retomar su camino como guía espiritual disidente en un contexto social conservador pero marcado por el sincretismo.

En la época de las misiones, se impuso la infraestructura de las iglesias católicas en los lugares sagrados originarios. Muchas de las ceremonias y las celebraciones católicas tienen su correspondencia indígena. Por ejemplo, la Semana Santa coincide con el tiempo de meditación llamado Wayeb en la cosmovisión maya. Es una semana de pasaje entre año y año. Desde la perspectiva filosófica maya, ese periodo es «un tiempo no tiempo» porque no hay guardianes. Los abuelos se van a concejo y se aconseja no salir durante esos días, sólo meditar, porque los encargados de cuidar, los nawals, están ocupados.

La Asociación de Sacerdotes Mayas de Guatemala cuenta actualmente con 50 guías espirituales entre K’iche’s, Q’eqchi’ y Mam.

IMG_1870Fernando Us prepara las ofrendas para la ceremonia

El santo de les excluides

En nuestra asociación hay una especie de combinación de sincretismo,  aunque la palabra no me gusta. Nuestro templo tiene al abuelo San Simón, una deidad, un santo reconocido por “los paganos”, como llama la iglesia católica a les excluides. Al abuelo San Simón le gustan las trabajadoras sexuales, los mareros (pandilleros), la gente en contexto de calle, la diversidad sexual. Para nosotros es el abuelo «Mam Ximon, el abuelo». Los que estamos aquí nos hemos formado en la espiritualidad maya, con el calendario, la numerología. Con esos recursos atendemos la consulta a la gente. No es una adivinanza.  Hay dones para interpretar señales corporales, imágenes. Nuestro aprendizaje con nuestro oráculo, nuestro tzité (frijol rojo), nuestra vara, lo que nos enseña a contar la energía del día», comienza a contar Fernando.

– ¿Cuánto tiempo llevas siendo guía espiritual?

– Soy guía espiritual hace diez años. Mi primera formación fue en Comalapa, a 52 kilómetros de la capital. Duró 9 meses y recibí mi vara. La vara o bastón es el objeto de los Ajq’ij. Es el núcleo del don o poder del ajq’ij o guía espiritual. Es quien lo protege, su nawal. Me gradué en Iximché, un sitio arqueológico precolombin. Pero no asumí ni ejercí. Cuando quise ejercer tuve muchas dificultades. Hasta que conocí a un guía de la diversidad sexual por Facebook gracias a una celebración de una cofradía en Santiago Sacatepéquez. Yo tenía 35 años y él tenía 24 años. Me sentí conectado con él aunque yo quería que esta segunda parte de mi formación fuera con una mujer. Él me formó y me dijo: «Si usted quiere ejercer ahora tiene que volver a hacer el proceso». Y tuve que volver a hacer el proceso de nueve meses.

«Tuve dos celebraciones, con los hombres y las mujeres»

Hace diez años la guía espiritual Nana Angelina, con quien hizo su primera consulta por una cuestión de amores, le dijo cuál era su propósito en la vida. Su «Chak Patán». Le dijo que tenía «Vara» y un trabajo espiritual que hacer.

– Cuando entre aquí a la Asociación de Sacerdotes Mayas no fue un tema que discutiéramos. Me hicieron preguntas, sobre los nawales y lo de los frijoles rojos. Luego se fueron a consultarse entre sí, volvieron y me aceptaron. El tema de la sexualidad no fue un tema y no ha sido un tema. Hay bromas y lo veo más en los hombres porque no saben cómo tratarme. A veces entre broma y broma me dicen «Nana». La primera celebración que tuve aquí de las mujeres guías espirituales me dijeron que participara con ellas. Que ese lo organizamos las mujeres. Lo relacionado con la comida, las flores, el material ceremonial donde están invitados los demás pero lo organizamos las mujeres, ya tuve dos celebraciones.

– ¿Ha habido alguna situación de violencia o bullying por temas de sexualidad al pertenecer a una comunidad de guías espirituales?

No tenemos casos de acoso sexual o violencia de género. La junta directiva está integrada por dos hombres y dos mujeres, hay variedad sin haberlo negociado, los demás somos miembros activos y parte de la asamblea. Tenemos un Kamal E es el que dirige, es el abre caminos, lleva nuestro camino. Tata Chepe es esa persona mayor, es quiché de San Pedro Jocopilas, y guía nuestro trabajo espiritual y el trabajo administrativo.

IMG_1869El altar de Fernando Us

Día de consulta en «Toj Ajmac» 

Pedimos permiso a  Fernando para tomar unas fotografías durante la celebración de una ceremonia. La Asociación es un espacio que cuenta con varios espacios que funcionan como consultorios y donde guías reciben a las personas. Enfrente  de cada uno hay un espacio pequeño con una especie de chimenea dividida en dos. En el lado derecho se coloca material ceremonial para agradecer y en el lado izquierdo se ofrenda para limpiar las energías. Fernando se coloca su pañuelo ceremonial color rojo mientras nos explica la energía del día. Es un día Toj Ajmac, para que los guías ofrenden.

– ¿Qué significa estar en un día Toj Ajmac?

– Toj es pagar y traducido se ha dicho agradecer. Pero en nuestra espiritualidad uno paga por lo que quiere y paga por lo que ya recibió. Un católico me decía el otro día «ustedes como que siempre están en deuda». Pues algo así. Toj bal es lo más parecido al Karma. Es como que estás arrastrando una deuda. A veces nos sale en la consulta un Toj a la persona y le decimos que eso no es suyo, es de su linaje. Tenemos que pagar para ser liberados, para detener una enfermedad, para ya no sufrir. Pagar para seguir comiendo es más o menos la lógica de nuestra espiritualidad. Y el Ajmac inicialmente fue llamado secreto. Todo tiene un secreto y no es que se guarde un secreto. Por ejemplo: El agua del río no se puede molestar. No se puede estarle tirando piedras o saltar. Brincar en el río molesta al agua y eso es un secreto. Porque si no después te van a asustar, es nuestra creencia que así va ocurrir.

Fernando con los secretos se refiere a las tradiciones orales, esas historias que se cuentan de generación en generación. Es la energía que rige. La iglesia católica tradujo eso como pecado. El Ajmac también incluye la sexualidad,  y tiene su «secreto». Por ejemplo, los problemas de erección que traen consultantes se ve como si no hubieran ofrendado al nawal del Ajmac.

– ¿Qué significa el fuego para ti como guía espiritual?

Fernando: El fuego es la manera en que me comunico con los abuelos, con los nawales y el espíritu de las personas, en mucho de los casos invoco al espíritu del nawal de la persona, su cajaleb que traducido es su cargador, lo que le sostiene. No solo me sostiene mi cuerpo sino mi nawal, mi linaje. Cuando una persona viene con dificultades le propongo llamar a su espíritu, a su nawal que es quien le va acompañar en esas dificultades de la vida y eso es partir fuego, la respuesta que podamos encontrar o dialogo para mi es posible hacerlo a través del fuego y está relacionado con el Toj que su representación gráfica es una llama.

– ¿Cómo es ser disidente sexual siendo parte de una comunidad maya? Hay casos de compañeras trans en los Departamentos del país que han contado el tema de violencia desde adentro de las comunidades y autoridades mayas. ¿Qué pensas sobre esto? ¿Te ha tocado vivirla?

– Yo creo que la religión es un sistema de transmisión de valores y sometimiento, hemos estado bajo una tradición cristiana por muchos años y no estamos fuera de esas relaciones de violencia. La hay donde hay  mayor influencia evangélica, en comunidades indígenas porque se somete el cuerpo de las mujeres, y las disidencias sexuales pues están criminalizadas o por lo menos demeritadas. En mi caso yo tuve diálogos en ese proceso de asumir mi sexualidad, de conflicto, yo sabía que era gay, me hacía el loco y pensaba que algún día voy a despertar voy a tener hijos y todo está resuelto pero eso no fue así.

Cuando empecé a buscar orientación visitando primero lo que tenía más cercano, curas, monjas no encontré ninguna respuesta. Me acuerdo que mi mamá escuchaba al Padre Hugo Estrada, un conocido sacerdote católico y poeta guatemalteco). Lo fui a buscar y me dijo que todo lo que le había pasado a mi papá durante la guerra y a mi familia era por cosas malas que hacíamos, incluyéndome a mí (referente a la sexualidad). Yo tenía 17 años y lejos de darme tranquilidad empecé a convulsionarme más porque vivía una historia que no quería tener. No quería ser homosexual. Me sentía pecador, sucio, no era algo que podía compartir con mi familia, no era algo que podía mostrar pero eso era yo. 

Cuando empiezo a hablar con los primeros guías me dijeron lo mismo, «Cuando naciste la luna no estaba bien colocada», «tu mama tal vez ingirió más de un alimento que otro» o «Tal vez karma lo que estas pasando». Luego mi maestro José Telón aceptó formarme.

Mi segundo maestro Anibal Culajay con quien retomé el camino de guía espiritual es abiertamente gay.

 – ¿En este momento cómo nombras tu identidad sexual?

– Yo te diría que la primera identidad que asumí en un país tan racializado que tenemos una puede no darse cuenta de lo que es aunque lo vea, aunque tu lo mires puedes pensar que no sos eso. En el proceso de los acuerdos de Paz en el 1996 en el ingreso de la Misión de Paz en Guatemala y el debate del Informe de la Verdad. Se empieza a pedir los testimonios de los sobrevivientes del conflicto armado interno, mi mamá fue de las primeras que fue a dar su testimonio, primero al REMHI y después a la Comisión de la Verdad. Allí recibí una sacudida grande al darme cuenta de qué lado de la historia habíamos estado nosotros.

Mi familia fue afectada por el conflicto y empecé a encontrar una relación y lo primero que yo reivindiqué es ser indígena aunque yo ya tenía los conflictos de la identidad sexual y después llegó la reivindicación sexual. Y sí, hubo una etapa fuerte donde yo me reivindiqué con mucha potencia ser de la diversidad sexual Hoy siento que ya todos estos pedazos que hacen parte de mi vida van encontrando su lugar en mí. Me reconozco como disidente sexual aunque sé que la disidencia puede generar una energía de resistencia, de incomodidad de los propios acrónimos (LGBT) que nos dan tantas limitaciones, muy estáticos, muy rígidos.

«Lo primero que yo reivindiqué es ser indígena »

– ¿No crees que el término puede ser muy binario también?

Fernando: Puede serlo y lo he pensado pero en el trabajo espiritual yo utilizo el mundo binario, hay energía femenina y masculina. Me sigue sirviendo, hay nawales que son femeninos.

 – ¿Qué mensaje le darías a les jóvenes que están en búsquedas de su espiritualidad?

– Creo que en primer lugar decir no solo a las juventudes sino a la gente que es necesario verse, asumirse, reconocerse. La espiritualidad es una dimensión que no necesariamente toda la gente lo comparte y acepte. Yo como Fernando Us digo que somos seres espirituales y tenemos una profunda dimensión espiritual que en algún momento se vuelve nuestro único recurso para refugiarnos, resguardarnos pero ojala, las, les jóvenes puedan buscar la espiritualidad como una afirmación. Que puedan buscarla como una reafirmación de su identidad, de su cultura, como reafirmación de su cosmovisión y no como un resguardo de la violencia y de la muerte. El ejercicio de la espiritualidad ha conllevado a la persecución y aun en la actualidad parte de la persecución va dirigida a los guias espirituales que defienden el territorio y los recursos, para mí la espiritualidad también es política. .Si queremos digámosle religión y eso es muy complicado por lo que hemos pasado, el control espiritual, control moral, sanción que hay para las diversidades sexuales, la categoría de la sospecha moral que es mucho más fuerte. Pues animar a la juventudes a asumirse y si la espiritualidad es una posibilidad para asumirse quienes son que utilicen ese recurso.

15 de diciembre de 2023
Pilar Salazar
 Edición: María Eugenia Ludueña, Ana Fornaro

Espiritualidad, General, Historia LGTBI , , , , , , , , , ,

2024, bajo el signo de la confianza.

Lunes, 1 de enero de 2024
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camino

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.

*

Salmo 139 (138)

***

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Estrategias por Navidad: Dios decidió convertirse en un inmigrante al venir Jesucristo a este mundo

Martes, 26 de diciembre de 2023
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“Jesús emigró a la tierra para vivir entre nosotros”

“Contemplar el nacimiento en estos días me ha llevado de nuevo a pensar que dentro de todas las estrategias, la “estrategia de Dios” es otra. Cuando tantos proyectos se van a hacer en estos días, pocas veces pensamos en la estrategia posible para realizarlos”

“Lo hace naciendo en un pesebre. No lo ejecuta arrojándose desde el pináculo de la Roca Santa para que sus ángeles lo acunen y lo protejan. Ni haciendo volar panes y peces desde los camiones y aviones celestiales ante las manos en alto de hombres y mujeres hambrientos

Si Dios lo hubiera “sabido”… Si se hubiera dejado aconsejar por nosotros en su migración encarnadora, otro gallo nos hubiera cantado… para lograr “mejores” resultados

No dejan de asombrarme los vericuetos estratégicos de los políticos para introducirse en el mercadeo de las presencias mediáticas. “Ahora te veo”, o “ahora no te veo”. “Nos citamos ” o “no nos citamos tal día u otro”. “Depende donde, con quién y cómo” etc.  ¡Uff ¡. Uno termina cansando de tanta creación de expectativas que luego en la práctica terminan con resultados que parecen de humo la mayoría de las veces. La estrategia de comunicación, no solo la publicitaria navideña sino la de los gurús de los políticos es continua y atosigante . Y estos días , dejando caer progresiva y lentamente gotas de expectativas baratas,  se desvelan más si cabe como un arma estudiada, manejada, actualizada permanentemente… mientras el contenido necesario, real , sincero y verdadero del mensaje a transmitir se esconde entre bambalinas. Los hilos de los estrategas siguen maniobrando para presencias, frases, dimes y diretes con el fin de desbancar al contrario en titulares, fogonazos, fotografías y demás impactos. La verdad termina escondida y recibida casi desde la sospecha.

Metido estos días en la contemplación la Verdad clara y transparente del Nacimiento, un escalofrío se coló en mi vida a través de una pequeña ventana de la gruta desde donde, estos días, la luna de Belén, cada día más grande, se centraba en el pesebre iluminándolo desde lo alto. Luz blanca dirigida a hacia la blanca desnudez del Niño : Dios dirige sus pasos y “emigra”, desde “el cielo” hacia nosotros. Por el camino de la identificación con la pobreza, con la vulnerabilidad, con la necesidad… Mientras tanto, el aliento de los animales (la creación entera) le calienta, y unas manos limpias cubren al Niño con pañales. Arropándole como una “Nana, nanita, nana…”.

Contemplar el nacimiento en estos días me ha llevado de nuevo a pensar que dentro de todas las estrategias, la “estrategia de Dios” es otra. Cuando tantos proyectos se van a hacer en estos días, pocas veces pensamos en la estrategia posible para realizarlos. Por eso me fijo en la encarnación que nos habla siempre de la estrategia de Dios. Que no es nuestra estrategia y que estoy seguro la corregiríamos, si pudiéramos, advirtiéndole al mismo Dios por su manera de hacer las cosas.

Ha habido una decisión divina previa y gratuita –la salvación y la liberación – y una forma sobre “cómo” hacerlo. El “qué” y el “como” .Veamos:  La Trinidad contempla desde “la eternidad” (EE. 101) la realidad de un mundo desconcertado y desorientado en búsqueda de sentido. Las tres personas deciden que la “segunda persona” se abaje y se haga “uno de tantos” para indicarlo y realizarlo. Lo sorprendente no está solo en la decisión, sino en el “cómo hacerlo”. En la estrategia.

Y lo hace naciendo en un pesebre. No lo ejecuta arrojándose desde el pináculo de la Roca Santa para que sus ángeles lo acunen y lo protejan. Ni haciendo volar panes y peces desde los camiones y aviones celestiales ante las manos en alto de hombres y mujeres hambrientos. Tampoco rifando a voleo en las loterías de la vida, riquezas y reinos para que todos adoren al benefactor. No fue así. Muchos piensan que se equivocó de estrategia. Comprensible. El marketing y el manejo de los “big-data” vino “después.

Si Dios lo hubiera “sabido”… Si se hubiera dejado aconsejar por nosotros en su migración encarnadora, otro gallo nos hubiera cantado… para lograr “mejores” resultados.

La segunda persona de la Trinidad, el Dios del universo, decidió convertirse en un inmigrante al venir Jesucristo a este mundo.  Además, Jesús no solamente fue un inmigrante en “su deidad” sino también en su “humanidad”. Como muchos niños, Jesús y su familia huyeron a Egipto. Su familia tuvo que huir a un país extranjero, dejar atrás tierra y cultura. Tuvieron que comunicarse en un idioma diferente, comer comida diferente, convivir con costumbres diferentes. Su padre tuvo que dejar su trabajo y buscar trabajo en una tierra extraña. El evangelio de Mateo nos relata esta historia (Mt 2: 13-15; 19-20). Y la fotografía de Mateo 25 nos retrata su vida.

Dios humanizado vivió entre nosotros. En otras palabras, Jesús emigró a la tierra para vivir entre nosotros. Uno pensaría que su visita fue recibida con regocijo. Pero las expectativas mesiánicas eran acunadas desde otras estrategias (las del poder, las de lo espectacular, las de las riquezas). No sé si como ahora  para sacar provecho propio Pero ya Juan nos indica que “en el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; mas el mundo no le conoció. A los suyos vino, pero los suyos no le recibieron” (Jn.10-11). Jesús, “despojándose de su rango” (Flp. 2,6-11) sufrió el rechazo de aquellos con los que se identificaba y que quería salvar. Jesús ejemplificó perfectamente la gracia y la verdad, pero aun así su presencia no fue celebrada y valorada como era de esperarse. ¿Le falló la estrategia? ¡ Desconcierta¡

¿Cómo es Dios? y nos invita a otras rutas para descubrirlo . ¿Dónde tendemos a encontrarnos con Dios y a verlo? ¿En la fuerza, en el poder? Recordad el poema de Machado al Cristo de los gitanos. “Siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar. No puedo cantar ni quiero a ese Jesús del madero sino al que anduvo en el mar”. El Dios que nos resulta fácil es el Dios del poder, el que anda sobre el mar… El Dios al que aquí no quiere cantar Machado es al Dios de la cruz y del rechazo. “No puedo cantar ni quiero”. Aquí hay una conversión que operar en nosotros. ¿La señal de que Dios está ahí es que se halla envuelto en pañales y recostado en un pesebre?

Así es Dios. Nos los ilumina la luna de Belén.

¿Cómo concebimos a Dios? ¿Qué imagen tenemos de él? ¿Cómo nos lo representamos y, por tanto, en qué Dios creemos y cómo lo predicamos?

En Jn 1,18 y se repite 1 Jn 4, 12, se dice que a Dios nadie le ha visto jamás, que el Hijo nos lo ha dado a conocer. Quizá cuando nosotros decimos Jesús es Dios ya tenemos una definición clara de lo que es Dios. No sé si verdadera o falsa pero una idea:

Quizá cuando nosotros decimos Jesús es Dios ya tenemos una definición clara de lo que es Dios. No sé si verdadera o falsa pero una idea: Dios es todopoderoso, eterno, principio y fin de todas las cosas…

Vamos a poner otro foco en esta imagen. Si en vez de decir que Jesús es Dios decimos que Dios es Jesús (que también es verdad…) ¿cómo es Dios?

 Hoy me lo ilumina la luna en la gruta de Belén, alumbrando al pesebre (o naciendo en una patera). ¿Cómo es Dios? Lo que “veo” es que Dios es pequeño, pobre, necesitado de cariño, que llora, que tiene frío, que produce compasión, que tiene que huir y emigrar…

Dios podrá ser el juez todopoderoso y eterno, inamovible pero lo que sí sé es que cuando se nos ha querido manifestar se nos ha manifestado de otra manera. Se nos ha manifestado como quien nos necesita.

Y ahí me quedo… Delante suyo. En la Gruta de los desplazados. Con José y con María. Ante sus brazos abiertos. Y mis manos extendidas. ¡Se me salta el corazón! Como quien sirve.

Que se lo pregunten estos días a la luna. Luna llena por su cercanía al solsticio del invierno. La luna de las largas noches. Mirada de Dios que ilumina al niño de Belén y posado en él mismo nos invita a seguir reflejando su vida. En el “qué” y en el “cómo”:  Manifestando la clara estrategia de Dios.

Fuente Religión Digital

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Natividad del Señor

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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05-Navidad (B) cerezo


Misa del día

Isaías 52,7-10

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

*

Salmo responsorial: 97

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

*

Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por el HijoEn distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: “Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”, o: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.”

*

Juan 1,1-18

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotrosEn principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”” Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(25 de diciembre de 1977)

Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Cómo María, como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo esto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.

Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en tercer lugar, la Iglesia manifestación de Cristo.

PROLONGAR LA ENCARNACIÓN

Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación, o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aquí en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.

NAVIDADES TRISTES

Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de Navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo de aquellas madres y esposas que “en esta celebración de Navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos”. En otra carta parecida dice: “Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad”. Y cartas de expresión así dolorosa, pues, son muchas las que llegan. Por nuestra parte hemos tratado de hacer todo lo que está a nuestro alcance recurriendo a recursos jurídicos y estamos dispuestos siempre, pues, a ayudar el dolor de la humanidad. Leer más…

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“No quedarnos fuera”. Natividad del Señor – B (Lucas 2,1-14)

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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IMG_1911Hay quienes viven la religión como «desde fuera». Pronuncian rezos, asisten a celebraciones religiosas, oyen hablar de Dios, pero se limitan a ser «espectadores». Como dice el pensador francés Marcel Légaut, lo viven todo desde una «representación extrínseca» de Dios. No «entran» en la aventura de encontrarse con Dios. Se quedan siempre a cierta distancia.

Sin embargo, Dios está en lo íntimo de cada ser humano. No es algo separado de nuestra vida. No es una fabricación de nuestra mente, una representación medio intelectual o medio afectiva, un juego de nuestra imaginación que nos sirve para vivir «ilusionados». Dios es una presencia real que está en la raíz misma de nuestro ser.

Esta presencia no es evidente. No se capta como se captan otras cosas más superficiales. Se la percibe en la medida en que uno se percibe a sí mismo hasta el fondo. Su misterio es tan inalcanzable como lo es el misterio de cada ser humano. Dios se me hace presente cuando me hago presente a mí mismo con verdad y sinceridad. No es posible entrar en la experiencia de Dios si uno vive permanentemente fuera de sí mismo.

Sin esta apertura interior a Dios no hay fe viva. La voz de Dios comenzamos a escucharla cuando escuchamos hasta el fondo nuestra verdad. Dios actúa en nosotros cuando le dejamos activar lo mejor que hay en nuestro ser. Toma cuerpo en nuestra existencia en la medida en que lo acogemos. Su presencia se va configurando en cada uno de nosotros adaptándose a lo que le dejamos ser.

Lo humano y lo divino no son realidades que se excluyen mutuamente. No tenemos que dejar de ser humanos para ser de Dios. Lo humano es «la puerta» que nos permite «entrar» en lo divino. De hecho, las experiencias más intensas de comunicación, de amor humano, de dolor purificador, de belleza o de verdad son el cauce que mejor nos abre a la experiencia de Dios.

No es extraño que el evangelio de Juan presente a Cristo, Dios hecho hombre, como la «puerta» por la que el creyente puede entrar y caminar hacia Dios. En Cristo podemos aprender a vivir una vida tan humana, tan verdadera, tan hasta el fondo, que, a pesar de nuestros errores y mediocridad, nos puede llevar hacia Dios. Pero hemos de escuchar bien la advertencia del evangelista. La Palabra de Dios «vino al mundo», y el mundo «no la conoció»; «vino a su casa», y «los suyos no la recibieron».

José Antonio Pagola

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Cristo entre los escombros…

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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Niño Jesús entre escombros. Captura de pantalla del video: Navidad silenciosa en Belén: Solidaridad con los palestinos en Gaza del canal de Al Jazeera en inglés en YouTube.

Una liturgia de lamento

Servicio dado en la Iglesia Evangélica Luterana de la Natividad: Belén, 23 de diciembre de 2023

Este pesebre es nuestro mensaje al mundo de hoy y es simplemente este: El genocidio debe terminar YA. Repitamos al mundo: ¡DETENGAN este genocidio YA!

Belén: cerrado por Navidad. Las iglesias cristianas de Belén han cancelado oficialmente todo tipo de celebraciones.

Estamos enfadados…

Estamos quebrantados…

Este debería haber sido un momento de alegría; en cambio, estamos de luto. Tenemos miedo. Más de 20 mil asesinados. Miles de personas siguen bajo los escombros. Cerca de 9 mil niños y niñas asesinadas de las formas más brutales. Día tras día tras día. ¡Un millón novecientos mil desplazados! Cientos de miles de viviendas destruidas. Gaza, tal como la hemos conocido, ya no existe. Esto es una aniquilación. Es un genocidio. El mundo está mirando; las iglesias están mirando. Los habitantes de Gaza envían imágenes en directo de su propia ejecución. ¿Quizás al mundo le importe? Pero continúa… Nos preguntamos: ¿podría ser este nuestro destino en Belén? ¿En Ramallah? ¿En Yenín? ¿Es este también nuestro destino?

Estamos atormentados por el silencio del mundo. Los líderes de los llamados “libres” se alinearon uno tras otro para dar luz verde a este genocidio contra una población cautiva. Dieron su cobertura. No sólo se aseguraron de pagar la factura por adelantado, sino que ocultaron la verdad y el contexto, proporcionando el respaldo político. Y se ha añadido otra capa más: el respaldo teológico, donde la Iglesia occidental ocupa el centro de atención. Nuestros queridos amigos y amigas sudafricanas nos enseñaron el concepto de “la teología de estado”, definida como la justificación teológica del status quo con su racismo, capitalismo y totalitarismo”. Esto lo logra haciendo un mal uso de conceptos teológicos y textos bíblicos para sus propios fines políticos.

Aquí en Palestina, la Biblia es usada como un arma en contra nuestra. Nuestro propio texto sagrado. En nuestra terminología, en Palestina, hablamos del Imperio. Aquí nos enfrentamos a la teología del Imperio. Un disfraz para superioridad, supremacía, “elección” y el derecho propio. A veces se le pone una bonita portada usando palabras como misión y evangelización, cumplimiento de las profecías y la expansión de la libertad. La teología del Imperio se convierte en una poderosa herramienta para enmascarar la opresión bajo el manto de la sanción divina. Divide a las personas en “nosotros” y “ellos“. Deshumaniza y demoniza. Habla de una tierra sin gente, incluso cuando saben que la tierra tiene gente, y no cualquier gente. Pide vaciar Gaza, del mismo modo que calificó la limpieza étnica de 1948 como “un milagro divino”. Ahora nos pide a nosotros y nosotras, palestinos y palestinas que vayamos a Egipto, o quizá a Jordania, o ¿por qué no directo al mar? Pienso en las palabras que le dijeron a Jesús sus discípulos cuando iban a entrar en Samaria: “Señor, ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y los consuma?”. Esto dijeron de los samaritanos. Esta es la teología del Imperio, es lo que están diciendo acerca de nosotros hoy.

Esta guerra nos ha confirmado que el mundo no nos ve como iguales. Quizás sea el color de nuestra piel. Tal vez sea porque estamos del lado equivocado de una ecuación política. Ni siquiera nuestro parentesco con Cristo nos protegió. Como han dicho, si es necesario matar a 100 palestinos para capturar a un solo “militante de Hamás“, ¡que así sea! A sus ojos no somos humanos (pero a los ojos de Dios… ¡nadie puede decirnos que no lo somos!). ¡La hipocresía y el racismo del mundo occidental son transparentes y atroces! Siempre toman las palabras de los palestinos con sospecha y reservas. No, no nos tratan por igual. Sin embargo, a la otra parte, a pesar del claro historial de desinformación, ¡casi siempre se considera su palabra como infalible!

A nuestros amigos europeos: ¡No quiero volver a oírlos darnos sermones sobre derechos humanos o derecho internacional! No somos blancos, supongo, por lo que no se aplica a nosotros según la lógica que usan. En esta guerra, las muchas personas cristianas del mundo occidental se aseguraron que el Imperio tuviera la teología necesaria. ¡Es defensa propia, nos dijeron! (Y pregunto nuevamente, ¿de qué manera el asesinato de 9 mil niños y niñas es defensa propia?). Bajo la sombra del Imperio, convirtieron al colonizador en víctima y al colonizado en agresor. ¿Hemos olvidado que ese Estado fue construido sobre las ruinas de las ciudades y pueblos de los mismos habitantes de Gaza?

Estamos indignados por la complicidad de la iglesia. Que quede claro: el silencio es complicidad, y los llamados vacíos a la paz sin un alto el fuego y el fin de la ocupación, y las palabras superficiales de empatía sin acción directa, están todos bajo la bandera de la complicidad. Así que este es mi mensaje: hoy Gaza se ha convertido en la brújula moral del mundo. Gaza era un infierno en la tierra inclusive antes del 7 de octubre y el mundo mantuvo silencio. ¿Nos debería sorprender su silencio hoy?

Si no están consternados por lo que está sucediendo; si no están conmocionados hasta lo más profundo, algo anda mal con su humanidad. Si nosotros, como cristianos y cristianas, no estamos indignados por este genocidio, por el uso de la Biblia como arma para justificarlo, ¡algo anda mal con nuestro testimonio cristiano y está comprometiendo la credibilidad del mensaje del Evangelio! Si dejan de llamar lo que está sucediendo un genocidio, que recaiga sobre ustedes. Es un pecado y una oscuridad lo que abrazan voluntariamente. Algunos ni siquiera han pedido un alto el fuego… Me refiero a las iglesias.

Siento pena por ustedes; estaremos bien. A pesar del inmenso golpe que hemos sufrido, los palestinos nos recuperaremos. Nos levantaremos de nuevo de la destrucción, como siempre lo hemos hecho como palestinos; aunque este es, con diferencia, el mayor golpe que hemos recibido en mucho tiempo. Pero nuevamente, por aquellos que son cómplices, lo siento por ustedes. ¿Podrán algún día recuperarse de esto? Su caridad, sus palabras de asombro DESPUÉS del genocidio, no harán ninguna diferencia. Y sé que estas palabras vendrán. Pero sus palabras de arrepentimiento no te bastarán. No aceptaremos sus disculpas después del genocidio. Lo hecho, hecho está. Quiero que se miren al espejo… y pregunten: ¿dónde estaba yo cuando Gaza estaba viviendo un genocidio?

A nuestros amigos y amigas que están aquí con nosotros: han dejado a sus familias e iglesias para estar con nosotros. Encarnan el término “acompañamiento“: una solidaridad costosa. Pensemos en las palabras de Jesús: “Estábamos en prisión y nos visitaron“. Qué marcada diferencia con el silencio y la complicidad de los demás. Su presencia aquí es lo que significa la solidaridad. Su visita ya ha dejado una impresión que nunca nos podrán quitar. A través de ustedes, Dios nos ha dicho “no están desamparados”. Como dijo esta mañana el padre Rami de la Iglesia Católica, han venido a Belén y, como los Reyes Magos, trajeron regalos, pero regalos que son más preciosos que el oro, el incienso y la mirra. Trajeron el don del amor y la solidaridad”.

Necesitábamos esto. Para esta temporada, tal vez más que nada, nos preocupaba el silencio de Dios. En estos dos últimos meses, los Salmos de lamento se han convertido en preciosos compañeros. Gritamos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué has abandonado Gaza? ¿Por qué escondes tu rostro a Gaza? En nuestro dolor, angustia y lamento, hemos buscado a Dios y lo hemos encontrado bajo los escombros en Gaza. Jesús se convirtió en víctima de la misma violencia del Imperio. Cuando estuvo en nuestra tierra fue torturado. Crucificado. Se desangró mientras otros observaban. Lo mataron y gritó de dolor: Dios mío, ¿dónde estás?

Hoy en Gaza, Dios está bajo los escombros. Y en esta temporada navideña, mientras buscamos a Jesús, no lo encontraremos del lado de Roma, sino de nuestro lado del muro. Está en una cueva, con una familia sencilla, bajo ocupación. Vulnerable. Habiendo a duras penas sobrevivido una masacre. Con una familia de refugiados. Aquí es donde se encuentra Jesús.

Si Jesús naciera hoy, nacería bajo los escombros de Gaza.

Cuando glorificamos el orgullo y la riqueza, Jesús está bajo los escombros…

Cuando confiamos en el poder, la fuerza y las armas, Jesús está bajo los escombros…

Cuando justificamos, racionalizamos y teologizamos el bombardeo de niños y niñas, Jesús está bajo los escombros…

Jesús está bajo los escombros. Este es su pesebre. Se siente en casa con los marginados y las marginadas, quienes sufren, los oprimidos y los desplazados.Este es su pesebre. He estado mirando, contemplando esta imagen icónica… Dios está con nosotros, precisamente de esta manera. ESTA es la encarnación. Desmarañado. Ensangrentado. Empobrecido.

Este niño es nuestra esperanza e inspiración. Lo miramos y lo vemos en cada niño asesinado y sacado de debajo de los escombros. Mientras el mundo continúa rechazando a los niños y las niñas de Gaza, Jesús dice: “cuanto le hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”. “Lo hicieron conmigo“. Jesús no sólo los llama suyos, ¡él es parte de ellos! Él es la niñez de Gaza. Miramos a la Sagrada Familia y la vemos en cada familia desplazada y errante, ahora sin hogar y desesperada. Mientras el mundo discute el destino del pueblo de Gaza, como si fueran cajas no deseadas en un garaje, Dios en la narrativa navideña comparte su destino. Él camina con ellos y los llama suyos.

Este pesebre trata sobre la resiliencia – صمود. La resiliencia de Jesús está en su mansedumbre; debilidad y vulnerabilidad. La majestuosidad de la encarnación reside en su solidaridad con los marginados. Resiliencia porque este mismo niño, se levantó en medio del dolor, la destrucción, la oscuridad y la muerte para desafiar a los Imperios; para decirle la verdad al poder y lograr una victoria eterna sobre la muerte y la oscuridad.

Hoy es Navidad en Palestina y este es el mensaje navideño. No se trata de Papá Noel, árboles, regalos, luces… etc. ¡Dios mío! ¿Cómo retorcimos el significado de la Navidad? ¿Cómo hemos comercializado la Navidad? Estuve en Estados Unidos el mes pasado, el primer lunes después del Día de Acción de Gracias, y me sorprendió la cantidad de adornos y luces navideñas, todos los productos comerciales. No pude evitar pensar: “Nos envían bombas, mientras celebran la Navidad en su tierra. Cantan sobre el príncipe de paz en su tierra, mientras tocan el tambor de la guerra en la nuestra”. Navidad en Belén, lugar del nacimiento de Jesús, es este pesebre. Este es nuestro mensaje al mundo de hoy. Es un mensaje evangélico, un mensaje de Navidad verdadero y auténtico, sobre el Dios que no se quedó callado, sino que dijo su palabra y su Palabra es Jesús. Nacido entre los que están bajo ocupación, las y los marginados, Él es solidario con nosotros en nuestro dolor y quebrantamiento.

Este pesebre es nuestro mensaje al mundo de hoy y es simplemente este: El genocidio debe terminar YA. Repitamos al mundo: ¡DETENGAN este genocidio YA!

Este es nuestro llamado. Esta es nuestra súplica. Esta es nuestra oración. ¡Escucha, oh Dios! Amén.

Sermón completo en inglés: (2) Vidéo | Facebook

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“Natividad del Señor. Tres misas el mismo día”. 25 de diciembre

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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62A8447D-D6C4-4A16-A106-872D8E4E133ADel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Natividad del Señor

Tres misas el mismo día

La celebración de tres misas el día de Navidad debe de ser muy antigua, porque la famosa misa del Gallo, por la noche, se remonta al siglo V. Sigue la misa de la aurora y se termina con la del día. Cada una de ellas tiene sus lecturas propias, las mismas en los tres ciclos (A, B, C). No es normal que la gente asista a las tres misas. Por eso indico brevemente el mensaje global de los tres evangelios.

El de la misa del Gallo nos habla de un niño que nace muy pobremente, sin nada que envidiarle a los más pobres de la actualidad. Pero, inmediatamente después, un ángel nos presenta a ese niño como Salvador, Mesías y Señor.

El de la misa de la aurora indica diversas reacciones ante ese niño: los pastores corren a visitarlo y vuelven alabando y dando gloria a Dios; los presentes se admiran; María medita todo lo que oye.

El evangelio de la misa del día, el Prólogo de Juan, dice de ese niño algo más grande que el ángel a los pastores: es el Verbo de Dios, que lo acompaña desde el principio, antes de la creación. Y, aunque fue ignorado por el mundo y rechazado por su propio pueblo, se hizo carne, habitó entre nosotros y nos concede poder ser hijos de Dios.

25 de diciembre

Misa de medianoche

Aunque desconocemos el día y la hora en que nació Jesús, imagino que fueron estas palabras del libro de la Sabiduría las que animaron a situar el nacimiento a medianoche: «Un silencio sereno lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó desde el trono real de los cielos» (Sab 18,14-15).

En cualquier caso, el papa Sixto III (siglo V d.C.), introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, «en seguida de cantar el gallo», en un pequeño oratorio situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor. Ya que los antiguos romanos denominaban Canto del Gallo al comienzo del día, a la medianoche, se quedó con el nombre de Misa de Gallo la que se celebraba a esta hora.

La liturgia, con tres lecturas preciosas y muy ricas de contenido, suponen un desafío para quien pretenda comentarlas sin agotar al auditorio.

Tres motivos de alegría (Isaías 9,2-7)

En El Danubio rojo, película ambientada en la Segunda Guerra Mundial, la noche de Navidad, en medio del frío y la nieve, un grupo numeroso de soldados y refugiados comienza a cantar en un tren el villancico «Noche de Dios». Ese es el ambiente más adecuado para entender la primera lectura. El profeta se dirige a un pueblo que camina en tinieblas, que ha sufrido durante un siglo la opresión del imperio asirio, y le anuncia un cambio prodigioso: un mundo de luz y alegría. Por tres motivos:

el fin del opresor, el imperio asirio, que oprime a Israel con el yugo y el bastón, como si fuera un animal de carga; será derrotado, igual que lo fueron los madianitas en tiempos de Gedeón;

el fin de la guerra, simbolizado por la desaparición, no de lanzas y espadas, sino de los elementos menos peligrosos del soldado: bota y túnica;

la aparición de un niño, que se puede interpretar como el nacimiento de un príncipe o su entronización. Influido por el ritual egipcio, se coloca sobre sus hombros un manto que simboliza el poder, y se le dan diversos nombres: en Egipto eran cinco, aquí son cuatro, que expresan las cualidades más admirables que se pueden esperar de un gobernante: que sepa aconsejar, que sepa defender, que se comporte como un padre con sus súbditos, que traiga un reinado de paz. Por último, abandonando el influjo egipcio y con mentalidad plenamente judía, se relaciona a este niño con David. Y su labor de paz, justicia y derecho, aparentemente imposible, será obra del celo de Dios.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;

Habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo:

Se gozan en tu presencia, como gozan al segar,

como se alegran al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro,

los quebrantaste como el día de Madián.

Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre

serán combustible, pasto del fuego.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado:

lleva a hombros el principado, y es su nombre:

«Maravilla de Consejero, Dios fuerte,

Padre de eternidad, Príncipe de la paz».

Para dilatar el principado con una paz sin límites,

sobre el trono de David y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho,

desde ahora y por siempre.

El celo del Señor del universo lo realizará.

Dos motivos de compromiso (Carta a Tito 2,11-14).

El autor une la primera venida de Jesús («se ha manifestado la gracia de Dios») con la segunda y definitiva («la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo»). ¿Motivos de alegría? Sin duda. Pero estas dos venidas son también motivo de compromiso. Amor con amor se paga. Hay que renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, llevar una vida sobria y honrada, esperar la vuelta del Señor, dedicarse a las buenas obras.

Querido hermano: Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

¿Un niño pobre o un personaje maravilloso? (Lucas 2,1-14)

El evangelio de esta noche consta de dos escenas radicalmente distintas, pero que se complementan.

El nacimiento de un niño pobre

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

La primera escena, que se desarrolla únicamente en la tierra, contrasta a poderosos y débiles. Empieza hablando del emperador Augusto, con autoridad para dar órdenes a todos sus súbditos, y del gobernador de Siria, Cirino, que manda empadronarse a la población de su provincia, cada cual en su ciudad, sin preocuparle las molestias que eso puede causar.

Frente a los poderosos, los débiles, representados por una familia muy modesta, a la que solo le cabe obedecer, aunque la esposa deba recorrer, embarazada, los 150 km de Nazaret a Belén. Según Lucas, cuando llegan a su destino no encuentran alojamiento y deben pasar algunos días en la parte baja de una casa, donde están los animales. Son pobres, y para ellos no hay sitio en el piso de arriba («la posada»).

Los «nacimientos» que se montan actualmente en iglesias, casas particulares y otros sitios, ofrecen un pesebre bonito y limpio. Lucas piensa en uno muy distinto, en el que habrá comido un animal poco antes, arreglado aprisa para recostar al niño.

Es una escena de pobreza y humillación. Basta pensar en José, un padre que no tiene otra cosa que ofrecer a su mujer y a su hijo. La escena no se presta a comentarios románticos, sino a preguntas candentes: ¿por qué Gabriel no le dijo a María toda la verdad? ¿Por qué le anunció que su hijo sería el rey de Israel sin advertirle que no tendría riqueza ni poder? ¿Por qué elige Dios el camino de la pobreza y la humillación? ¿Por qué rechazamos los cristianos a quienes no pueden pagarse un pasaje en avión o en barco para llegar hasta nosotros? ¿Por qué no imaginamos que Dios pueda nacer en una chabola de mala muerte, en una familia pobre que trabaja recogiendo la aceituna? ¿Se puede esperar algo de este hijo de emigrantes, que no tendrá cultura ni formación?

El Salvador, el Mesías, el Señor

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente, un ángel del Señor se les presentó, la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:

-No temáis, os anuncio una buena noticia, que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:

-Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.

La segunda escena se desarrolla en cielo y tierra. Es también de poderosos y débiles, de ángeles y pastores. La profesión de pastor, aunque a algunos le recuerde a los antiguos patriarcas de Israel, era de las más despreciadas y odiadas en aquel tiempo, sobre todo por los campesinos. En la escala social de la época, los pastores ocupan el penúltimo lugar, el de las clases impuras, porque su oficio se equipara al de los ladrones. Y pasar la noche al aire libre, vigilando el rebaño, no es la ocupación más agradable. El hecho de que el ángel se dirija a ellos deja clara la «política incorrecta» de Dios. El gran anuncio del nacimiento del Mesías no se comunica al Sumo Sacerdote de Jerusalén, ni a los sacerdotes y levitas, ni a los estudiosos escribas, ni a los piadosos fariseos.

Por otra parte, el anuncio modifica totalmente la imagen de la escena anterior. El niño que ha nacido no es un simple niño pobre. Su nacimiento supone «una gran alegría para todo el pueblo», porque es Salvador, Mesías y Señor. Este ángel anónimo es muy escueto. No comenta ninguno de los tres títulos. Pero es más sincero que Gabriel. No oculta que, a pesar de su grandeza, el niño está envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Afortunadamente, los pastores no son especialistas en la Biblia ni teólogos. En tal caso habrían preguntado de inmediato de qué o de quién iba a salvar ese niño; si era un mesías-rey, como David, o un mesías-sacerdote, como Aarón; si su señorío era igual que el de Dios o que el del César; si los pañales y el pesebre debían ser interpretados de forma real o simbólica… y cómo se compagina la «gran alegría para todo el pueblo» con el hecho de que, años después, el pueblo termine alejándose del Calvario golpeándose el pecho. En realidad, los pastores no tienen tiempo de preguntar nada porque, de pronto, aparece una legión del ejército celestial alabando a Dios y proclamando la paz.

¿Qué harán los pastores? Quien desee saberlo tendrá la respuesta en el evangelio de la Misa de la Aurora.

Pero el lector del evangelio puede ponerse en su lugar y advertir el mensaje que le está proponiendo Lucas. La vida de Jesús se puede interpretar de dos formas muy distintas: desde una óptica puramente humana o desde la fe. La primera resulta descarnada y dura. La segunda puede parecer ingenua; si no de cuento de hadas, de cuento de ángeles. Si se mantiene en la primera, terminará viendo a Jesús como un personaje peligroso y considerando justa su condena a muerte. Si acepta la segunda, a pesar de todas las dudas, terminará creyendo en él como su Salvador.

25 de diciembre

Misa de la aurora

El evangelio de la misa del Gallo nos dejaba con una duda: ¿qué harán los pastores tras escuchar al ángel y al coro celeste? No han recibido ninguna orden, solo una buena noticia. Lucas no se limita a contar su reacción.

Tres reacciones ante la noticia (Lucas 2,15-20)

Sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado». Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.

María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios. Esta gente, tan despreciada socialmente, corre hacia Jesús, cree que un niño envuelto en pañales y en un pesebre puede ser el futuro salvador, aunque ellos no se beneficiarán de nada, porque, cuando ese niño crezca, ellos ya habrán muerto. La visita de los pastores simboliza lo que dirá Jesús más tarde: «Te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla».

Está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás personas de la posada, pero que probablemente representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores.

Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello. En los relatos de la infancia, Lucas ofrece dos imágenes muy distintas de María. En la anunciación, Gabriel le comunica que será la madre del Mesías, y ella termina alabando en el Magnificat las maravillas que Dios ha hecho en ella. Sin embargo, cuando Jesús nace, Lucas habla de María de forma muy distinta. A partir de ese momento, todo lo relacionado con Jesús le resulta nuevo y desconcertante: lo que dicen los pastores, lo que dirá Simeón, lo que le dirá Jesús a los doce años cuando se quede en Jerusalén. En esas circunstancias, María no repite: «proclama mi alma la grandeza del Señor». Se limita a callar y meditar, igual que hará a lo largo de toda la vida pública de Jesús.

Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios.

Lucas juega con el lector, lo desafía. ¿Qué salvador les ha nacido a los pastores? ¿Qué señal portentosa puede ser un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? Al día siguiente, los pastores estarán de nuevo con el rebaño, vigilando en medio del frío. Pero su vida ha cambiado, y la dureza de su vida no les impide alabar y dar gloria a Dios. Con ello se convierten en un ejemplo perfecto para el cristiano.

Una buena noticia para Jerusalén y la Iglesia (Isaías 62, 11-12)

Este breve pasaje recoge una imagen típica de la época del destierro en Babilonia: Jerusalén como esposa y madre. Como esposa, su marido, el Señor, la ha abandonado; como madre, ha perdido a su hijos, ha quedado despoblada. El profeta le anuncia un cambio radical: su marido vuelve, como salvador, acompañado de sus hijos.

La liturgia aplica este anuncio de la llegada de un salvador al nacimiento de Jesús. Y en los pastores podemos ver a ese «pueblo santo» y a «los redimidos del Señor». Cuando se piensa en los millones de cristianos que celebran la Navidad, vemos cómo se cumple la antigua profecía.

El Señor hace oír esto hasta el confín de la tierra:

«Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador, que llega.

El premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede».

Los llamarán «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»,

y a ti te llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».

Una buena noticia para nosotros (Carta a Tito 3,4-7)

El evangelio habla de tres reacciones ante el nacimiento de Jesús. La carta de Pablo se centra en Dios y en nosotros.

Ante todo, lo ocurrido es una manifestación de la bondad de Dios y de su amor al hombre. Como diría el cuarto evangelio: «De tal manera amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único» (Juan 3,16). Si la gente se admiró de lo que decían los pastores, igual debemos admirarnos nosotros de esta prueba del amor de Dios. Sobre todo, teniendo en cuenta que no es algo que nosotros hayamos merecido ni ganado por nuestros propios méritos.

Además, la salvación que entonces tuvo lugar se actualiza en nuestro bautismo, que nos hace nacer de nuevo, nos concede abundantemente el Espíritu Santo, y nos hace herederos de la vida eterna, donde «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4,17).

Querido hermano:

Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

 

25 de diciembre

Misa del día

La misa de la aurora nos presentó a María meditando lo que han contado los pastores. Es una pena que Lucas, que transmitió en el Magnificat su reacción a las palabras de Isabel, en este caso guarde silencio. Dos teólogos cristianos, los autores del cuarto evangelio y de la carta a los Hebreos, sí nos dejaron su reflexión sobre Jesús y su nacimiento. La liturgia les antepone la visión de un profeta-poeta.

«El Señor ha consolado a su pueblo» (Isaías 52,7-10)

El texto de Isaías de la misa de la aurora presentaba a Jerusalén como esposa y madre, que recupera a su esposo y sus hijos. Este la presenta como ciudad, sin rey y en ruinas después de la caída en manos de los babilonios. Pero el mensaje de esperanza es el mismo: Dios vuelve a ella como rey, y las ruinas, reconstruidas, cantarán de alegría. Como en el caso anterior, la liturgia aplica la venida de Dios-rey a Jesús, que nace como Mesías y Salvador.

Qué hermoso son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!». Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.

«El Señor nos ha hablado por su Hijo» (Hebreos 1,1-6)

Imaginemos al autor de la carta ante el pesebre. Pero el niño no acaba de nacer, él escribe bastantes años después. Es mucho lo que ya se ha dicho y discutido sobre Jesús. Y él comienza su carta con un resumen ambicioso, que abarca desde el comienzo de los siglos hasta la glorificación del Señor.

Lo primero que destaca es la novedad de que Dios nos hable a través de su Hijo, no a través de profetas. Un hecho tan grande que no debemos esperar algo distinto y mayor: estamos en la «etapa final».

Luego acumula palabras para describir la dignidad del Hijo. Retrocede del momento en el que hereda todo (se supone que tras la resurrección) al momento en el que intervino en la creación del mundo. Habla de su identidad e identificación con Dios con expresiones misteriosas: «reflejo de su gloria, impronta de su ser». Dedica una frase, casi de pasada, a la vida terrena, en la que solo sugiere, de forma velada, su muerte, que purifica nuestros pecados. Y termina con su triunfo a la derecha de la Majestad y su encumbramiento por encima de los ángeles.

San Ignacio de Loyola, al hablar del nacimiento de Jesús, sugiere al ejercitante pensar cómo el Señor nace en suma pobreza «y al cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz» (Ejercicios espirituales, 110). El autor de la carta a los Hebreos tiene una perspectiva más amplia. No menciona aquí los sufrimientos y la muerte (tema que desarrollará más adelante) sino su triunfo y su gloria.

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»? Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

La historia del Verbo de Dios (Juan 1,1-5.9-14) (forma breve)

Dos advertencias:

1. Según muchos comentaristas, el autor del cuarto evangelio utilizó al comienzo un himno sobre el Verbo Dios, introduciendo por medio, en dos ocasiones, sendas referencias a Juan Bautista. La liturgia permite elegir entre la forma larga, con todo el texto actual, y la breve, que suprime lo referente a Juan. Es esta la que comentaré brevemente, presentando el himno como una historia del Verbo de Dios en cinco etapas.

2. Para comprender esta historia habría que conocer las reflexiones sobre la Sabiduría de Dios en los dos siglos antes de Jesús. En el segundo domingo después de Navidad se vuelve a leer el prólogo de Juan, y la lectura que lo acompaña es, con razón, la del libro del Eclesiástico.

Primera etapa: la Palabra junto a Dios

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios.

«En el principio creó Dios el cielo y la tierra». Así comienza el libro del Génesis. Para el autor del prólogo, en ese momento existía ya el Verbo, junto a Dios. Es lo mismo que se dice de la Sabiduría en el libro de los Proverbios y en el Eclesiástico.

Segunda etapa: el Verbo y la creación

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Aunque parece una nueva matización del Génesis, supone un desarrollo. Allí se dice que Dios crea por su palabra («dijo Dios») y su acción. Aquí, esa palabra se convierte en compañera suya imprescindible durante el acto creador. Todo fue creado por el Verbo: sol, luna, estrellas, montañas, mar, animales de toda especie, ser humano. Además de habernos creado, es también nuestra vida y nuestra luz. Dos términos claves en la teología del cuarto evangelio, que presentará a Jesús como «el camino, la verdad y la vida». En esa misma teología encaja la referencia a la tiniebla como símbolo de la oposición a Jesús y a Dios.

Tercera etapa: el mundo, creado por el Verbo, lo ignora.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

El mundo no se refiere aquí a los seres inanimados sino a las personas que ignoran a Dios, no lo adoran, o prescinden de él. El autor del Prólogo piensa en los pueblos paganos, que podrían haber conocido al Dios verdadero, pero que habían caído en diversas formas de idolatría.

Cuarta etapa: la Palabra se instala en Israel; unos lo rechazan, otros la acogen.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

¿Qué hará el Verbo cuando se vea ignorado por el mundo? Para un judío, la respuesta es clara: refugiarse en Israel, el pueblo elegido, igual que hacía la Sabiduría: «Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad». Pero el Verbo se encuentra con una desagradable sorpresa: «los suyos no lo recibieron». Da la impresión de que un autor posterior consideró esta afirmación demasiado pesimista y añadió que algunos lo recibieron, convirtiéndose en hijos de Dios. Pero este aparente añadido destruye el dramatismo del himno primitivo.

Quinta etapa: el Verbo se hace carne y habita entre nosotros.  

La Palabra ha sufrido dos derrotas: el mundo la ignora, su pueblo la rechaza. ¿Qué haría cualquiera de nosotros en su lugar? Quedarse junto a Dios y olvidarse de todos. Afortunadamente, Dios no es así. El Verbo toma la decisión más asombrosa que se puede imaginar.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Reflexión final

El fiel cristiano que haya acudido a la iglesia pensando escuchar unas lecturas bonitas y sencillas sobre Jesús niño y los pastores se encuentra en la misa del día con unas lecturas muy teológicas, pero que le recuerdan la dignidad e importancia de ese niño que ve en el pesebre.

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25 Diciembre. Solemnidad de la Natividad del Señor, ciclo B

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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No era él la luz, sino testigo de la luz”

(Jn 1, 1-8)

¡El comienzo del Evangelio de Juan me parece tan poético! Si trato de no intentar entenderlo todo y solo escucho… me quedo embobada… La repetición de las palabras (al principio, la Palabra, Dios, el mundo…) nos llevan más y más a nuestro interior sin que nos demos cuenta.

Se nos dice que Juan el Bautista no es la luz, sino testigo de la misma. A menudo nos gustaría ser nosotras la luz, alumbrar y deslumbrar, que nos aplaudan, que nos feliciten, que alaben nuestro trabajo… Hoy se nos muestra a Juan no como el centro, sino como aquel que sabe reconocer en Jesús que Dios Trinidad se involucra con la humanidad. Juan no puede callárselo, sino que necesita compartirlo con los demás. ¿Y nosotras? ¿Queremos ser la luz o dar testimonio? ¿Cómo compartir este testimonio?

Tenemos una figura en el Belén que ponemos en la iglesia, de un pastor con el brazo estirado hacia lo alto. Está indicando a los demás que miren, que escuchen la Buena Noticia que el ángel, mensajero de Dios, anuncia. Me llama la atención que el brazo está realmente separado del cuerpo. Nos invita a salir de nosotras y a señalar allí donde está la luz, allí donde hay personas mensajeras de Dios. Allí donde el silencio acompaña un momento de dolor. Varias personas reunidas celebrando la vida. Una comunidad de laicos acogiendo a una familia refugiada. Un proyecto de ayuda a mujeres obligadas a prostituirse. Jóvenes con y sin discapacidad divirtiéndose juntos. Una mirada de aceptación y una conversación con una persona que vive en la calle…

En estas semanas de correos electrónicos y whatsapps de buenos deseos, podríamos aportar nosotras esas “buenas noticias” que se dan a nuestro alrededor. Podemos ser testigos de la luz.

No nos dejemos engañar. Como dice el versículo 5, “la luz resplandece en las tinieblas”. La oscuridad no apaga la luz. En nuestra sociedad, invadida de malas noticias, tampoco. Sepamos ver la luz, la alegría, la entrega, el amor.

Oración

Gracias, Jesús, por hacerte persona como nosotras. Envíanos tu Espíritu que nos haga vivir conscientes de tu presencia en la humanidad.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Sólo la experiencia de Dios puede llevarnos a la comprensión del Prólogo..

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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Jn 1,1-18

Retomamos la idea central de la Navidad: La palabra se hizo carne, se hizo vida, se hizo luz. La encarnación es verdad fundamental del cristianismo, pero no siempre la hemos entendido bien. Estamos sin duda ante la página más sublime de toda la literatura. Se trata de un himno cristológico anterior a la redacción del evangelio, fruto de la experiencia de una comunidad eminentemente mística. Es una condensación de todo el evangelio. Es prólogo, pero con la misma rotundidad podía ser epílogo.

Es una osadía atreverme a comentar este texto. Ni tengo la preparación filosófica y teológica suficiente, ni la experiencia mística para hincarle el diente. El único consuelo es saber que lo que digo no es palabra de Dios, sino solamente un apunte que pueda ayudar a alguno a encontrar la dirección de su propia búsqueda. Querer expresar una experiencia mística con palabras es sencillamente descabellado, por eso se recurre a un lenguaje simbólico, poético, que violenta el sentido normal de las palabras.

El primer versículo nos dice ya tres cosas: Que el Logos está en el origen. (En el principio ya existía la Palabra). Que los dos estaban volcados el uno sobre el otro. (La Palabra estaba vuelta hacia Dios). Que, aunque distintos uno y otro eran lo mismo (La Palabra era Dios, Dios era la Palabra). Al comenzar con la misma palabra que el Génesis, nos está diciendo que la encarnación no es el comienzo de algo nuevo, sino la culminación de la creación. El Logos no comenzó, porque es el origen de todo. Luego se hace carne (comienza a ser en el tiempo) para terminar la creación del hombre. Arch no significa principio de tiempo sino origen, fundamento, anterior al tiempo.

La traducción de Logos por Palabra no es la más adecuada, porque se pierde la originalidad del concepto. La palabra Logos ya existía, pero el concepto al que quiere aludir es nuevo. Esta palabra se encuentra por primera vez en Heráclito. s. VI a C, (precisamente en Éfeso, donde parece que se escribió este evangelio) y significaba la realidad permanente dentro del devenir de la realidad material (panta rei). La utilizan los estoicos, Platón, y Filón de Alejandría que la emplea 1.200 veces en sus escritos. En NT tiene un amplísimo y a veces contradictorio significado; desde palabra engañosa hasta el sentido cristológico único del prólogo que estamos comentando.

Repito que aquí el concepto es original; no deducible de las distintas tradiciones literarias anteriores. Ese concepto no se vuelve a repetir ni siquiera en Juan. El concepto es incomprensible sin la experiencia pascual. Sin una experiencia mística no se puede acceder al significado que se quiere expresar. Podíamos decir que es el Proyecto eterno que en un momento dado se ejecuta. Dios crea por medio de su Palabra. También nos puede ayudar a comprender lo que quiere decir, la idea de Sabiduría preexistente de los libros sapienciales.

Es muy interesante la expresión: junto a Dios” (pros ton qeon)= vuelto hacia, volcado sobre. Expresa proximidad pero también distinción. Está en íntima unión por relación pero no se confunda con Dios. En griego (Kai qeos en o Logos) y en latín (et Deus erat Verbum), se dice que la Palabra era Dios, pero también que Dios era la palabra. qeos está sin artículo. Podíamos traducir: lo que era Dios, lo era la Palabra. Para los judíos, Dios era el totalmente trascendente; no podía haber otro. Para los helenistas, el peligro era lo contrario, el politeísmo. Por eso dice que ni es una “mónada” ni son dos.

Por medio de la Palabra se hizo todo”. En el AT, Dios crea por su Palabra. No se trata de un sonido que emite Dios. Otra vez tenemos que ir más allá del sentido primero. Quiere decir que el Logos es origen de todo. Con una redundancia, intenta llevarnos más allá de la misma palabra. Al margen de Dios y del Logos, no existe nada. No se trata sólo de lo que existe en el tiempo, sino de todo lo que existe en absoluto.

En la Palabra había Vida, y la Vida era la luz de los hombres”. Ojo al dato: No llegamos a la Vida a través de la luz, sino al revés. Jesús no es un Maestro que nos trae salvación con su enseñanza (como se da a entender en otras cristologías) sino Vida que nos lleva a la comprensión total viviéndola. Para la espiritual, el concepto es clave. Vivir es anterior a comprender. Sin vivencia no podremos comprender nada.

Y la tiniebla no la recibió. El mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron. Esta insistencia tiene que hacernos reflexionar. En Juan se percibe esa lucha entre la luz y la tiniebla. Era una idea que flotaba en el ambiente. En un escrito de Qunrám se dice: Que la luz no sea vencida por las tinieblas. Ni siquiera los suyos fueron capaces de descubrirla. Tenemos aquí el primer reproche al pueblo judío que no fue capaz de ver en Jesús la Vida que podía llevarle a la comprensión de la ley.

Pero a cuantos la recibieron… Vemos que lo anterior era una exageración. Unos no la recibieron, pero otros sí la recibieron. Se habla de creer en sentido bíblico. No se trata de la aceptación de verdades sino de aceptar su persona. Sería: Los que confían en el espíritu de Jesús. Les da poder para ser hijos de Dios. Aquí está la buena noticia. El que cree es engendrado como hijo de Dios. En Juan, se ve una diferencia clara en el concepto de hijo cuando se dice de Jesús y cuando se dice de otros. Para designar a Jesús dice uios y tekna para designar a otros, se emplea aquí y en Jn 11,52.

Es muy importante aclarar este concepto. En AT se usa la expresión “hijo de Dios” para referirse a los ángeles, al rey y al pueblo. Estos conceptos no sirven ni para aplicarlos a Jesús ni a los demás hombres. Nos dan una pista para poder comprender lo que quiere decir Juan. En el AT, el término hijo, se empleaba con sentido mesiánico. Se decía del enviado a cumplir una tarea de salvación en nombre de Dios. Esta idea, unida a la de la Sabiduría, pudo dar origen al concepto de “Hijo”, ser preexistente vuelto al Padre.

Y la Palabra se hizo carne. Meta de todo lo anterior. Se trata de la nueva presencia. Dios no está ya en el templo, ni en la tienda del encuentro. Ahora está en Jesús. No se identifica Palabra y Jesús. Se deja un margen para el misterio. Para la antropología semita hombre-carne, hombre-cuerpo, hombre-alma, hombre-espíritu, son aspectos de una solo realidad, el hombre. Se hizo hombre-carne; limitado pero susceptible de Espíritu. Se hizo carne, sin dejar de ser Logos, sin dejar de estar volcado sobre Dios.

Y habitó entre nosotros”. “eskenosen” significa plantar una tienda para vivir. Hace referencia a la presencia de Dios entre pueblo (tienda del encuen­tro). También de la Sabiduría se dice: “Habita en Jacob, pon tu tienda en Israel”. Siendo uno de nosotros, levantando su tienda en nuestro propio campamento, hizo presente y visible a Dios.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Duerme el niño Jesús

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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llegamos-Navidad-pandemia-cuestas_2295980381_15161048_660x371Lc 2, 1-14

«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

Ella estaba encinta, anochecía y se acercaba su hora. Recorrían las posadas pidiendo alojamiento, pero no había sitio para ellos. María aguantaba como podía el dolor y la zozobra. José suplicaba impotente y desgarrado, consciente del sufrimiento de su esposa. Al fin, un posadero les ofreció la cuadra para que María pudiese dar a luz con alguna intimidad.

Tras el parto se acurrucaron en un rincón sonriendo al niño que acababa de nacer. Algún pastor de los alrededores oyó su llanto en aquel lugar insólito y se acercó. Vio a María y José sonrientes en su rincón, pero ateridos de frío y extenuados de cansancio. Fue en busca de sus compañeros y volvieron con mantas y algo de alimento que llevaban en sus zurrones. Hicieron fuego y todos pudieron participar de la paz infinita de aquel momento. El niño dormía plácidamente.

Pasó lentamente la noche y llegó el alba. Parecía que todo seguía igual, pero todo había cambiado, porque el mundo, que caminaba en tinieblas, se había visto envuelto en una gran claridad. Como dijo el ángel a los pastores: «En la ciudad de David, ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor».

Que Jesús hubiese nacido así es una magnífica señal. Si hubiera nacido en el Templo de Jerusalén, hijo de reyes y rodeado de gente importante, todos podríamos decir: “más de lo mismo” … Pero nace desapercibido para todos los poderes y anunciado a los marginales; y ésa es la mejor señal de que todo ha cambiado. Es la señal de que por fin Dios está con los que le necesitan, que Dios está para salvar, no para oprimir, que ningún poder opresor tiene nada que ver con Dios; que Dios no está con los poderosos para asegurar su poder, sino con las víctimas de su poder para liberarlos

Como decía Ruiz de Galarreta: «El signo de la Navidad es la luz en la noche vista solo por los más sencillos. La noche sigue siendo noche, sigue habiendo dolor, vejez y desgracia, nos siguen apeteciendo mil cosas que destrozan nuestra vida… Vivimos en la noche, pero en la noche hay luz para ver mejor y poder caminar por la vida sin tropiezo».

«Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre»

Para ver a Dios, mirad a ese niño.

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí

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Como niebla que se filtra bajo la puerta cerrada.

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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nacimiento-mesias_mdsvid20130328_0051_3Juan 1, 1-18

Quizá cuando lleguemos a la eucaristía el día de Navidad y escuchemos el evangelio nos quedemos un tanto sorprendidos. Casi sin pensarlo estábamos esperando la lectura de Lucas, ese texto entrañable que nos hace visualizar a María y José con el Niño, a la mula y el buey… eso que en un día como el de Navidad todos tenemos hondamente grabado.

Y sin embargo nos encontramos con un evangelio que, de entrada, puede resultarnos un tanto difícil. Conocido como prólogo del evangelio de Juan, nos presenta lo que podemos considerar un resumen de la revelación: Desde siempre y continuamente, Dios creador de todo, que es la Vida y la Luz, hace una alianza extraordinaria con el mundo, con la humanidad, entregándole a su Hijo. Pero este mundo amado por Dios puede aceptar esta alianza aceptando a Jesús o no hacerlo y de ello se siguen unas consecuencias que van a la raíz de la persona a su modo de ser y vivir en el mundo, como “hijo” o como extraño. Y nos lo dice en un lenguaje que responde al momento cultural en que fue escrito, en muchos aspectos distinto al nuestro. Por eso vamos a intentar acercarnos al texto preguntándonos, ¿qué quiere decir el autor a los primeros cristianos de la comunidad de Juan, cristianos que vivían fuera del contexto judío? ¿Qué nos quiere decir a nosotros hoy?

Os propongo que nos paremos en aquellas expresiones que nos resulten más significativas, que enganchen con nuestra vida. Pueden ser alguna de estas:

“Vino a su casa y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron les dio poder de ser hijos de Dios”

Vino a su casa es una expresión entrañable. Juan dice que el mundo, nuestro mundo, es la casa de Dios, ¿lo creemos y lo sentimos así? Nuestro mundo con todo lo que en él hay, con todas las personas y realidades. A todo ello Dios llama “su casa”.

Es más, si Dios viene a nosotros, cada uno de nosotros somos “casa” de Dios. ¿Lo experimentamos y disfrutamos así? Quizá sería bueno que pensásemos, si Dios viene a mi casa, ¿me encontrará en ella? ¿O estaré fuera corriendo enredada en mil cosas, incluso para preparar la Navidad?

¿Dónde busco a Dios? ¿Dónde espero encontrarle? Porque nos avisa “en el mundo estaba… y el mundo no le conoció” ¿Participo de ese afán que tenemos los seres humanos de clasificar, de hacer apartados y de dejar a Dios lejos, en su cielo, cuando Él, nos dice el evangelio, vino y está continuamente, desde el principio, viniendo a “su casa” que es nuestro mundo, nuestra persona…?

Y si no le reconocemos, ¿cómo vamos a recibirle? ¿No estamos muchas veces “recibiendo” a un Dios hecho a nuestra medida, según nos conviene, que poco tiene que ver con el Dios de Jesús?

La gran noticia de la Navidad no es solo que Dios nos entrega a su Hijo en ese niño, ser humano como nosotros, es también que nosotros podemos ser hijos de Dios. Pero solo si le descubrimos, si le acogemos, si le recibimos… a Él, a ese Jesús hecho niño, pobre, indefenso, vulnerable… todo eso que a nosotros no nos gusta, de lo que tantas veces huimos. Esta Navidad, ¿nos decidimos a abrir nuestro corazón y acoger a este Dios que nos sorprende y nos descoloca? Solo cuando lo hagamos podremos experimentar el inmenso amor de Dios que nos transforma en sus hijas e hijos queridos.

“Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”

La Palabra, el hijo de Dios, Jesús, que estaba junto a Dios desde el principio, viene para estar junto a nosotros. En estos días valoramos mucho el “juntarnos”, el estar cerca de las personas a las que queremos, sentirnos arropados, acompañados y protegidos. Y escuchamos que esta Palabra, este Jesús hijo de Dios, deja de estar solo junto a Dios para estar junto a nosotros.

Y el evangelio suele traducir el texto con el verbo acampar. Es importante, el que acampa se va a quedar, no viene de visita. Pero acampar es distinto de instalarse, de residir. Se queda con nosotros de una forma humilde y pobre. No viene al palacio, al templo, ni siquiera a una buena casa en una barriada segura. Las tiendas de campaña nos hablan de existencia cercana y precaria, en la que se comparte mucho con los vecinos, en la que no nos protegemos con puertas blindadas ni con alarmas, en las que nos conocemos todos y confiamos en los que nos rodean… Así ha venido Dios a vivir entre nosotros, sin deslumbrar, sin imponer…

¿Y nosotros, hemos acampado así en nuestro mundo, en nuestro entorno, o estamos parapetados tras unos gruesos muros que nos aíslan y defienden?

La Navidad, año tras año, también nos dice que esta alianza de Dios con nuestro mundo es definitiva. Que por mucho mal que veamos y experimentemos, nuestro Dios está presente en la raíz de nuestra naturaleza humana, de nuestro mundo y su historia. Que la Encarnación no es algo que sucedió, es algo que sucede continuamente. A veces es verdad, lo hace de una forma casi imperceptible, en palabras del Papa Francisco, “como la niebla que se filtra bajo la puerta cerrada” (LS 112) pero se filtra, aunque no abramos la puerta. ¡Qué gran promesa!

Nos queda a nosotros, llamados a ser hijos e hijas, descubrir esta empecinada resistencia del bien y la bondad en nuestro mundo, acogerla y multiplicarla acogiendo a este Niño que trastocará nuestra vida pero nos hará inmensamente felices para siempre. ¡Feliz Navidad!

 

Mª Guadalupe Labrador Encinas, fmmdp

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La vida tiene sentido y dirección desde el principio hasta el final

Lunes, 25 de diciembre de 2023
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31803518206_a8dc0b97a0_kDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Prólogo del evangelio de San Juan

        En este día de Navidad hemos escuchado el prólogo del Evangelio de San Juan. Un texto -un tejido- solemne.

Algún místico dijo con toda sensatez que, en diciendo el Logos / la Palabra, Dios ya no tenía nada más que decirnos a los seres humanos.

        El prólogo de S Juan es una meditación acerca de cómo Dios entra en la historia de la humanidad.

        Este prólogo no habla de cómo nació Jesús, ni dónde, ni cuándo, ni quienes fueron sus padres, ni de Belén, ni Herodes, ni magos…

        Todo queda centrado en que el Verbo, la Palabra se hicieron debilidad: sarx. El Verbo se hizo carne.

        S Juan se sitúa antes del tiempo, antes de la creación. La creación viene después: por medio de la Palabra.

02.- La Palabra (logos)

        La Palabra no es una cuestión gramatical, del Diccionario de la Lengua. La Palabra es lo que Dios nos quería decir. Y lo que Dios nos quería decir es Jesús: Dios salva.

        La Palabra, el Logos, significa también razón de ser, sentido de la vida.

        La Palabra es la luz, que ilumina al ser humano y confiere sentido a la existencia.

        Desde el principio, -en  principio- la existencia humana tiene sentido

Si miramos a nuestro mundo no podemos decir que la luz el sentido y la vida iluminen nuestro momento: cegueras culturales, guerras, depresión, suicidios…         En esta etapa de vacío nihilista, de sinsentido, de depresión humana, de suicidio, nos hace bien recordarnos a nosotros mismos que la vida tiene sentido. La Palabra llena de sensatez -sentido- la vida.

        Nos hace bien volver al niño nacido y ver en la Palabra  la expresión de Dios: luz y vida.

03.- La Palabra se hizo carne

El Evangelio de san Juan nos dice desde el principio que la Palabra se ha hecho carne (sarx), debilidad, ser humano.  Y esto es lo que celebramos en Navidad: que Dios es aquel, que menor no puede ser pensado: un débil y pobre niño.

        Con respeto hacia otras religiones, el cristianismo no es una religión pseudomística, un éxtasis, un nirvana o un yoga, mucho menos el cristianismo es una vivencia espiritualoide.

        Las comunidades que leían el evangelio de Juan habían sufrido las primeras desviaciones espiritualistas (gnósticas) de tipo griego a las que repugnaba lo material y corpóreo. Por eso San Juan desde el comienzo subraya que la Palabra se hizo no un dios etéreo y flotante, sino que se hizo hombre, sarx.

Los cristianos de aquellas comunidades joánicas se sentían herederos de una tradición muy noble, santamente corpórea y materialista: el Discípulo Amado había recostado su cabeza en el corazón de Cristo: la cabeza había entendido lo que decía el amor. Habían experimentado el servicio en el lavatorio de sus pies. El ciego vio con sus ojos la luz de la nueva creación del barro y el espíritu (saliva) de Jesús. Esa comunidad cristiana nacía al pie de la cruz (María y el Discípulo Amado). Tomás había tocado el cuerpo resucitado del Señor metiendo su mano en el costado bautismal del Señor.

        Os transmitimos lo que hemos visto y oído, (1Jn 1,3).

El Dios de Jesús, Jesús está en medio de la vida, de la humanidad: “En el corazón de las masas”, que decía aquel libro que R Voillaume publicó en 1968. [1]

Feliz Navidad

[1] R Voillaume perteneció a los “Hermanitos de Foucauld”, cristianos con una presencia callada, silenciosa en medio del mundo. Ni tan siquiera evangelizan, están con una silenciosa presencia pre-evangelizadora.

 

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Gloria a Dios, paz en los hombres (Vigilia Navidad: Lc 2,14)

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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Navidad1Del blog de Xabier Pikaza:

Éste es el himno de los ángeles de Navidad: Gloria a Dios en las alturas (hypsistois) “y” en la tierra paz (eirênê) en/entre los hombres a quienes él ama (hombres de la eudokia o buena voluntad de Dios). Las gloria celeste de Dios se identifica con la paz terrestre de los hombres.

Buena voluntad (amor) de Dios, eso es la Navidad

Esa expresión (eudokía) podría referirse a la buena voluntad de algunos hombres (como cuando se dice: nosotros los demócratas, nosotros los pacíficos, nosotros  los de buena voluntad), dejando fuera de ese círculo de buenos al grupo inmenso de hombres y mujeres de mala voluntad, que serían en general “los otros” (bárbaros, incultos, pobres de la tierra).

Pero esa traducción referida a la buena/mala voluntad de los hombres es imposible por razones teológicas, psicológicas y de contexto

  • (a) Éste es un texto de “pasivo divino” y la buena voluntad a la que alude no puede ser la de los hombres, sino la de Dios. Los hombres no son aquí agentes,  sino destinatarios de la buena voluntad de Dios.
  • (b) Si el texto aludiera a unos hombres que presumen de “buena voluntad” sería una expresión de orgullo, y se le podría aplicar el refrán: “Dime de qué presumes y te diré de lo que careces”.
  • (c) Este es texto de “oráculo divino” (angélico) de navidad, como expresión suprema la buena voluntad de Dios (=amor)  que se expresa en el niño nacido de esa buena voluntad divina.

La Gloria a Dios en la altura se expresa en (=se identifica con) la paz en la tierra en los hombres de la buena  voluntad de Dios (= amados por Dios

Gloria de Dios “y” paz de los hombres no son dos cosas, de manera que una se pueda sumar a la otra, sino que son lo mismo:

La gloria de Dios es la paz entre los hombres, pues el “y” que une los dos “esticos” o elementos del paralelismo poético no es un “y” de separación o contraste, sino de identificación profunda, como en el caso del adagio de Ireneo de Lyon:  gloria dei / vivens homo, la gloria de Dios es el hombre viviente (la gloria de Dios consiste en que los hombre “vivan”)

En esa línea, el canto de los ángeles de Lc 2, 14 puede traducirse gloria dei / pax in hominibus bonae voluntatis, es decir, la gloria de Dios en la altura es la paz en la tierra entre los hombres de (la)  buena voluntad. Dios se expresa en el cielo como gloria/majestad y en la tierra como paz,  una paz que proviene su buena voluntad salvadora.

Navidad, paz de Dios en los hombres

Ésta es la expresión más honda de la Navidad, la teología de la encarnación, que Jn 1, 14 ha expresado de un modo muy suyo, diciendo “y el Verbo se hizo Carne” y que Lc 2, 14 describe de una forma casi idéntica: La gloria (doxa) de Dios se encarna en la paz (eirênê) entre los hombres.

No se podía haber dicho de un modo mejor, ni en un momento más oportuno (año 2023, tiempo de guerra en Israel), por boca del canto de los ángeles que son los mensajeros  de la verdad de Dios, tal como se revela en el cielo como gloria  y en la tierra como en la paz entre los hombres (que son depositarios de la buena voluntad de Dios.

            Éste es el himno supremo de la Navidad, el villancico de los ángels

Una palabra esa está latente en todo el AT, pero sólo se revela y despliega, se  canta y acoge plenamente en la Navidad del Hijo de Dios. Hay muchos que no se han enterado todavía, incluso dentro de los órdenes más altos de la iglesia, pensando que hay un tipo de “piedad/religión” que se expresa como gloria de Dios (en forma litúrgica o pietista), fuera del camino de paz entre los hombres. En contra de eso, según este canto de Navidad, la gloria de Dios (religión, piedad) se identifica con la paz/amor entre los hombres.No hay religión, hay culto, ni misa, ni hay santidad, sino en forma de paz entre los hombres

El Dios de Navidad no es obligación, imposición, ni miedo; no es amenaza ni castigo…  sino gloria divina y principio de paz  para cada familia, para todos los hombres y pueblos, que son presencia de la buena voluntad de Dios sobre la tierra. La gloria/culto de Dios consiste en que los hombres se amen, es decir, reciban y desplieguen en su vida la paz de la vida de Dios. Este es el lenguaje, éste es el canto y el “dogma” glorioso de la Navidad.

Vigilia de Navidad

Será bueno, en esta vigilia de Navidad 2023,  crear un momento de silencio, para que cada uno y todos podamos escuchar, la palabra del canto de paz que nos llega a todos, desde la noche de Belén, con los ángeles del cielo y los pastores de la tierra, acompañándonos unos a otros, acogiéndonos en amor, de manera que no quede nadie expulsado, condenado y rechazado sobre el mundo.

 No dijeron más los ángeles en la noche de Belén, ni más se necesitaba; pero tampoco dijeron menos. Sólo acogiendo, viviendo y comunicando la paz del Cristo de Belén podemos celebrar la Navidad.  Shalam/shalom aleikum, Eirênê hymin, Paz a vosotros, “feliz Navidad Gabon, Egun barri.

DESARROLLO BÍBLICO

(1) Principios y elementos.Paz (shalom) es una de las palabras y experiencias centrales del judaísmo. La Biblia supone que hombre real vive amenazado por la guerra, aunque llamado a la paz, como sabe un texto clave del Deuteronomio: «hoy pongo ante ti bien y mal, vida y muerte» (cf. Dt 30, 15). Dios coloca al hombre ante la paz y la guerra, pero no se mantiene indiferente, como si nada le importara una cosa ni otra, sino que se  compromete por la paz, de manera que la experiencia de Israel, su religión, viene a mostrarse como una llamada y camino de paz, que se identifica con el triunfo de la vida.

Es una paz histórica, vinculada a la presencia del Dios soberano que “truena y cabalga” sobre las nubes de la tormenta, conforme a la palabra solemne deSal 29: desde el alto cielo, sentado sobre el trono, al final del huracán, Dios extiende su mano y bendice a su pueblo con la paz (cf. Sal 29, 11). Ésta es la paz del reino mesiánico, cuya venida se espera y se canta en el templo, es la paz de una vida que puede extenderse gozosa, abundante, por toda la tierra, desde el centro de Jerusalén.:

«Oh Dios, da tu juicio al rey, y tu justicia al hijo del rey. Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus pobres con rectitud. Los montes producirán paz para el pueblo; y las colinas, justicia. Juzgará a los pobres del pueblo; salvará a los hijos del necesitado y quebrantará al opresor. Durará con el sol y la luna, generación tras generación… En sus días florecerá el justo; habrá abundancia de paz, hasta que no haya más luna» (Sal 77, 1-7; cf. 86, 8-10).

Es una paz vinculada al orden del cosmos. Arco iris. Los textos apocalípticos empezaban a propagar la idea de que el mismo cosmos se hallaba pervertido, de que había una lucha superior de astros contra astros, de satanes contra arcángeles (como pone de relieve la literatura del ciclo de Henoc). Pues bien, en ese contexto, después de haber destacado el riesgo del pecado y desmesura, que puede llevarnos al diluvio, el autor bíblico ha querido poner de relieve el fundamento de paz de este mundo que se expresa, por encima del diluvio, en el arco iris. Éste es el pacto de una paz, expresada en la estabilidad básica del mundo, al servicio del hombre:

«No volveré jamás a maldecir la tierra por causa del hombre… Tampoco volveré a destruir todo ser viviente… Mientras exista la tierra, no cesarán la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche» (Gen 8, 21-22). «Ésta será la señal del pacto que establezco entre yo y vosotros…: Yo pongo mi arco en las nubes como señal del pacto que hago entre yo y la tierra. Y sucederá que cuando yo haga aparecer nubes sobre la tierra, entonces el arco se dejará ver en las nubes…» (Gen 9, 12-14).

Ésta, al mismo tiempo, una paz mesiánica, vinculada a la ciudad de Jerusalén. Es la paz del mensajero de Dios (evangelista) que llega a su ciudad, para anunciar la concordia. Es la paz de los que vienen a Sión, para aprender el oficio de la concordia, destruyendo sus armas, haciendo de las espadas arados y de las lanzas podaderas, conforme a la visión y esperanza final de Is 2, 2-4. En el fondo, el mesianismo israelita se identifica con la paz, entendida como plenitud y justicia, como reconciliación y alabanza. Por eso se dice ante el Mesías, portador de paz: «Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, oh hija de Jerusalén! He aquí, tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un borriquillo, hijo de asna. Destruiré los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén. También serán destruidos los arcos de guerra, y él hablará de paz a las naciones. Su dominio será de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra». Éste es el rey de la paz mesiánica que Jerusalén ha esperado, como sabía Jesús de Nazaret, cuando subió de esa manera a la ciudad, aunque (evidentemente) no todos los judíos hayan aceptado su signo ni todos los cristianos lo hayan seguido (Zac 9, 9-10; cf. Mt 21, 4-7). A continuación presento algunos de los rasgos de esa paz mesiánica.

(2) Esa paz implica renuncia a la guerra, nueva Jerusalén. Otros pueblos han esperado también algún tipo de paz final, entendida como paraíso. Pero Israel lo ha hecho de un modo muy especial, partiendo de su visión de Dios que Fuente de Paz, y que así ha venido (viene) a revelarse a los hombres y mujeres de su pueblo Israel, que responden confiados y comprometidos:   «Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo ni llamaremos “dios” a la obra de nuestras manos» (Os 14, 4). En esa línea, los grandes profetas han condenado a los que buscan la paz por medio de las armas: «Ay de los que bajan a Egipto por auxilio, confiados en su caballería; confían en los carros numerosos, en los jinetes fuertes, sin mirar al Santo de Israel… Pues bien, los egipcios son hombre y no dioses; sus caballos, carne, y no espíritu» (Is 31, 1-3). Leer más…

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“Recuperar lo esencial de la Navidad”, por Consuelo Vélez.

Domingo, 24 de diciembre de 2023
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IMG_1987De su blog Fe y Vida:

Diciembre es un mes lleno de esperanza, alegría, fiesta, familia, novedad. A nivel social se celebra el fin de año con todo lo que esto trae de celebración, de terminar tareas y de esperar nuevos proyectos para el año que viene

A nivel religioso, para los que somos cristianos, se suma el acontecimiento que cambió la historia hace XXI siglos: la encarnación del Hijo de Dios y con ello la posibilidad de conocer a Dios a través de Jesús, de comprender lo que quiere sobre la humanidad, de experimentar que nuestro Dios no está lejos

Diciembre es un mes lleno de esperanza, alegría, fiesta, familia, novedad. A nivel social se celebra el fin de año con todo lo que esto trae de celebración, de terminar tareas y de esperar nuevos proyectos para el año que viene. A nivel religioso, para los que somos cristianos, se suma el acontecimiento que cambió la historia hace XXI siglos: la encarnación del Hijo de Dios y con ello la posibilidad de conocer a Dios a través de Jesús, de comprender lo que quiere sobre la humanidad, de experimentar que nuestro Dios no está lejos, sino que vive en medio de nosotros, porque Él es el Emanuel: “Dios con nosotros (Mt 1, 23).

Sin embargo, en medio de nuestras sociedades cada vez más secularizadas, se hace urgente volver a recordar el significado de esta fiesta y hacer el esfuerzo de vivirla con la profundidad que ella merece. No es una tarea fácil porque el clima de fiesta que acompaña estos días, no distingue mucho entre una tradición cultural y una religiosa. No quiere decir que han de oponerse, sino que muchos viven la navidad porque la sociedad de consumo la utiliza para promocionar sus ventas, pero no entienden prácticamente nada de lo que significa.

Navidad es alegría y fiesta, pero no puede ser ajena al dolor del mundo, a la exclusión de miles de personas de una vida digna, a las víctimas de las guerras y a tantos dolores, fruto del egoísmo humano y que no logramos revertir o no ponemos el suficiente empeño para ello. De eso nos habla lo que sufrieron María y José al llegar como peregrinos a Belén y “no encontrar sitio para ellos en el mesón (Lc 2, 7).

Donación y generosidad

Navidad es alegrarnos porque Dios ha tomado rostro humano y podemos reconocerlo en nuestra realidad, pero esto no puede ser ajeno a que vivimos en un mundo donde no se reconoce la presencia de Dios en los más vulnerables, en los más pobres, en los más necesitados. Continuamente se cumple lo que pasó en aquella noche del nacimiento de Jesús: solo los pastores creen el anuncio de los ángeles y van a ver al Niño, reconociéndolo y alabando a Dios por lo que habían visto y oído (Lc 2, 15-20). Los demás habitantes de Belén ni se dan cuenta de esa presencia divina en medio de ellos.

Navidad es donación y generosidad, pero lamentablemente este tiempo es más de derroche y lujo, gastos y desborde, pero no práctica de la solidaridad, constitutiva de la vida cristiana. Algunos se contentan con comprar regalos para algunos niños pobres, pero no lo relacionan con la urgente actitud de dar y repartir no solo de lo que nos sobra sino de incluso lo que estrictamente tenemos para vivir, a imagen de la primera comunidad cristiana, donde todo lo ponían en común para que nadie pasara necesidad entre ellos” (Hc 2, 44-45).

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Necesitamos volver a la simplicidad del relato de Lucas sobre el nacimiento de Jesús (Lc 2, 1-20), dejando que este texto tan conocido, tan representado, tan invocado, vuelva a conectarnos con lo esencial de la Buena Noticia que nos transmite. Es urgente recuperar lo esencial de la Navidad, liberándonos de tanta superficialidad que no tienen nada que ver con este acontecimiento. Lo esencial de la navidad es reconocer al niño Jesús entre nosotros, sentirlo en nuestro mundo, alegrarnos porque se ha hecho parte de nuestra historia y sigue viviendo entre nosotros. Lo esencial también es darnos cuenta que Jesús al encarnarse se puso de un lado de la historia: del lado de los más necesitados, de los excluidos, de los pobres. Pero también del lado de la justicia, de la misericordia, de la entrega, de la paz, de la reconciliación, del perdón, del cuidado de la creación. ¿Será que, junto a la fiesta, las luces, la música, los regalos, la comida, las novenas y todo el trajín de la navidad como tradición cultural, podremos volver a lo esencial, buscar lo esencial, querer lo esencial? Este podría ser el mejor propósito que podamos tener para este tiempo de navidad que viviremos. Vale la pena recrear, resignificar, recuperar la navidad con todo lo que ella trae para alimentar nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor.

Especial importancia tiene también en la navidad la presencia de María por su papel en la historia de salvación. El sí que dio cuando el ángel le anunció los planes de Dios sobre ella, hizo posible la navidad. No fue un sí ingenuo, irreflexivo, ciego. Fue un sí consciente y comprometido: ¿Cómo podrá ser esto si no conozco varón? (Lc 1, 34) y ante la respuesta del ángel, confirmó su aceptación y se dispuso a colaborar para hacerlo posible. De alguna manera, navidad también es una pregunta a cada cristiano sobre nuestra disposición a colaborar en hacer presente a Dios en la historia que vivimos. No somos espectadores de algo que pasó hace tantos siglos, sino que somos continuadores del misterio de la salvación en este presente.

Pidamos, entonces, que este tiempo navideño sea más que un tiempo festivo. Que sea la renovación de nuestro sí al estilo de María, que aceptó, gestó, dio a luz y acompañó la vida de su Hijo hasta el final. Estamos llamados a trasparentar a Jesús en nuestras vidas, testimoniarlo con nuestras actitudes, hacerlo creíble con nuestras obras. Navidad es el compromiso de hacer posible un mundo donde “amor y verdad se han dado cita, justicia y paz se abrazan, la verdad brota de la tierra y de los cielos baja la justicia (Salmo 85,10).

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Tuyo es todo esto, y todo es para ti.

Jueves, 14 de diciembre de 2023
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Juan de Yepes, hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, nació en Fontiveros (Ávila) en el año 1542. Tras una niñez llena de miseria, entró en 1563 en el Carmelo. En 1567, año de su ordenación sacerdotal, conoció a Teresa de Jesús en Medina del Campo y decidió seguirla en la fundación de la nueva familia del Carmelo. Fue primero carmelita descalzo en Duruelo, en 1568, y ocupó a continuación el cargo de maestro y formador.

En 1572 lo reclamó Teresa para confesor del monasterio de la Encarnación del que era priora. Fue perseguido y encerrado, entre diciembre de 1577 y agosto de 1578, en la cárcel conventual de Toledo, donde realizó una fuerte experiencia del sufrimiento y de la «noche oscura». Tras salir de la cárcel, se incorporó a la vida de la naciente Reforma y ocupó el cargo de superior en Segovia. Murió en Ubeda el 14 de diciembre de 1591. Fue canonizado por Benedicto XIII en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia por Pío XI el 24 de agosto de 1926.

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En la Fiesta del poeta enamorado de lo Indecible, Juan de la Cruz, traemos esta preciosas palabras… Hasta su prosa es poesía. El ritmo y la cadencia lo acompañan en revestir de palabra lo inefable.

La obra de Juan es un tratado ecológico, una espiritualidad telúrica. La primera mitad del Cántico Espiritual es un canto de amor a la creación y de comunión con ella. Versos arrobadores que cantan el desposorio con la creación. La relación entrañable con el cosmos, con la madre tierra, muestra una espiritualidad telúrica admirable:

 “Buscando mi amores…

¡Oh cristalina fuente…!

Mi Amado las montañas…

La música callada

 la soledad sonora

la cena que recrea y enamora”.

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Cántico espiritual

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San Juan

Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.”

*
Oración de alma enamorada

*

San Juan de la Cruz

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Juan de la Cruz es un enamorado de Dios. Trataba familiarmente con él, hablaba constantemente de él. Lo llevaba en el corazón y en los labios, porque constituía su verdadero tesoro, su mundo más real. Antes de proclamar y cantar el misterio de Dios, es su testigo; por eso habla de él con pasión y con dotes de persuasión no comunes: «Ponderaban los que le oían, que así hablaba de las cosas de Dios y de los misterios de nuestra fe, como si los viera con los ojos corporales». Gracias al don de la fe, los contenidos del misterio llegan a formar para el creyente un mundo vivo y real. El testigo anuncia lo que ha visto y oído, lo que ha contemplado, a semejanza de los profetas y de los apóstoles (cf. 1 Jn 1,1-2).

Como ellos, el santo posee el don de la palabra eficaz y penetrante; no sólo por la capacidad de expresar y comunicar su experiencia en símbolos y poesías transidos de belleza y lirismo, sino por la exquisitez sapiencial de sus dichos de luz y amor, por su propensión a hablar «palabras al corazón, bañadas en dulzor y amor», «de luz para el camino y de amor en el caminar».

La viveza y el realismo de la fe del doctor místico estriban en la referencia a los misterios centrales del cristianismo. Una persona contemporánea del santo afirma: «Entre los misterios que me parece tenía grande amor era al de la Santísima Trinidad y también al del Hijo de Dios humanado». Su fuente preferida para la contemplación de estos misterios era la Escritura, como tantas veces atestigua; en particular, el capítulo 17 del evangelio de san Juan, de cuyas palabras se hace eco: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).

Teólogo y místico, hizo del misterio trinitario y de los misterios del Verbo Encarnado el eje de la vida espiritual y el cántico de su poesía. Descubre a Dios en las obras de la creación y en los hechos de la historia, porque lo busca y acoge con fe desde lo más íntimo de su ser: «El Verbo Hijo de Dios, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, esencial y presencialmente está escondido en el íntimo ser del alma… Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con él, pues le tienes tan cerca. Ahí le desea, ahí le adora».

¿Cómo consigue el místico español extraer de la fe cristiana toda esa riqueza de contenidos y de vida? Sencillamente, dejando que la fe evangélica despliegue todas sus capacidades de conversión, amor, confianza, entrega. El secreto de su riqueza y eficacia estriba en que la fe es la fuente de la vida teologal: fe, caridad, esperanza. «Estas tres virtudes teologales andan en uno».

Una de las aportaciones más valiosas de san Juan de la Cruz a la espiritualidad cristiana es la doctrina acerca del desarrollo de la vida teologal. En su magisterio escrito y oral centra su atención en la trilogía de la fe, la esperanza y el amor, que constituyen las actitudes originales de la existencia cristiana. En todas las fases del camino espiritual son siempre las virtudes teologales el eje de la comunicación de Dios con el hombre y de la respuesta del hombre a Dios.

La fe, unida a la caridad y a la esperanza, produce ese conocimiento íntimo y sabroso que llamamos experiencia o sentido de Dios, vida de fe, contemplación cristiana. Es algo que va más allá de la reflexión teológica o filosófica. Y la reciben de Dios, mediante el Espíritu, muchas almas sencillas y entregadas.

Al dedicar el Cántico espiritual a Ana de Jesús, anota el autor: «Aunque a Vuestra Reverencia le falte el ejercicio de teología escolástica con que se entienden las verdades divinas, no le falta el de la mística que se sabe por amor en que no solamente se saben, mas juntamente se gustan». Cristo se les revela como el Amado; aún más, como el que ama con anterioridad, como canta el poema de «El pastorcico» .

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Carta apostólica Maestro en la fe,
en el IV centenario de la muerte de san Juan de la Cruz, 8-10.

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“Fuera de su nativa España, San Juan de la Cruz nunca fue un santo muy popular. Su doctrina es considerada como “difícil”, y le exige a los demás la misma austeridad intransigente que él practicó durante su vida entera. Sin embargo, un estudio más ceñido a su doctrina…, probaría que San Juan de la Cruz poseía todo el equilibrio, la prudencia y la “discreción” que caracteriza a la más elevada santidad. No es un fanático aplicado a sobrecargar a sus subordinados con fardos insoportables que acabarían por reducirlos a ruinas morales y físicas. Las exigencias que formula son inflexibles en lo esencial pero flexibles en sus aspectos accidentales. Su único propósito consiste en situar al hombre entero, cuerpo y alma, bajo la guía del Espíritu de Dios. En la práctica, San Juan de la Cruz se opuso inexorablemente al formalismo y la inhumanidad de quienes comparaba con “herreros espirituales” que martillaban violentamente las almas de sus víctimas para hacerlas calzar en algún modelo convencional de perfección ascética. Sabía muy bien que este tipo de ascetismo era uno de los más defectuosos, porque a menudo era una manifestación de incorregible orgullo espiritual. La claridad y la lógica de este carmelita español, sumada a su insuperable y experimentado conocimiento de las cosas de Dios, lo sitúan de lejos como uno de los más grandes y más confiables de todos los teólogos místicos”.

Ascenso a la Verdad”, páginas 320-323

Thomas Merton

Ed. Lumen,
vía Amigos de Thomas Merton

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

14.12.23. Juan de la Cruz, ecología enamorada

Jueves, 14 de diciembre de 2023
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são joão da cruzDel blog de Xabier Pikaza:

Hoy es el día de Juan de la Cruz, representante supremo de la ecología enamorada. El  concibe la naturaleza como espacio y camino de amor, en este tiempo de experiencia y tarea ecológica.

En Dubai, COP 28, se busca la manera de reducir los carburantes tóxicos para que el mundo pueda tener mejor salud, de forma que sea espacio de amor para los hombres.

Preparando la Navidad, plazas y calles se adornan con motivos ecológicos: Renos y abetos… Mi amado las montañas, los valles solitario, nemorosos.

Es tiempo para recordar dos cantos ecológicos supremos de Juan de la Cruz: Cántico Espiritual B: Canto 5 y 14/15.

Juan de la Cruz (1542-1591), poeta y mítico católico de Castilla, España, ha sido, heredero de una intensa tradición ecológica judía y musulmana, medieval y renacentista,   en comunión de espíritu con los grandes creadores y reformadores cristianos. Sus versos marcan lo que puede ser el punto de partida de la nueva espiritualidad cósmica y enamorada.

Benito Espinosa (1632-1677), el iniciador judío  (hispano-holandés)de la modernidad dijo “Deus sive natura”, Dios es principio viviente (humano-divino) de la naturaleza. Juan de la cruz, le abrió camino, desde una perspectiva hispano-judía universal, elevando su inmenso canto cósmico sagrado de la naturaleza, del que tomo y comento una estrofa simple (Canto 4) y una doble (Canto 14-14).

CANTO 5. Mil gracias derramando pasó por estos sotos

Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura, y, yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de hermosura.

 Este pasaje ofrece rasgos de fábula (los mismos bosques hablan), pero, a diferencia de las fábulas, ofrece una revelación de Dios por la naturaleza, en la línea de muchos salmos del AT, como ratifica el libro de Sabiduría o Rom 1-3. La Biblia sabe que “cielo y tierra proclaman la gloria de Dios” (Sal 19) y que el mismo cosmos actúa así como mensajero de su voz, señal de su misterio. A diferencia de Francisco, Juan de la Cruz no empieza preguntando a los astros del alto (sol, luna y estrellas…), sino a “sotos”, lugares bajos de Dios por los que pasan los pastores…

Las criaturas son como un rastro del paso de Dios, por el cual se rastrea su grandeza, potencia y sabiduría. Según dice san Pablo, el Hijo de Dios es resplandor de su gloria y figura de su sustancia (Heb 1,3). Es, pues, de saber que con sola esta figura de su Hijo miró Dios todas las cosas, que fue darles el ser natural…El mirarlas mucho buenas (cf. Gen 1,31) era hacerlas mucho buenas en el Verbo, su Hijo (CE 5, 3.4).

 De este paso de amor (Dios) por el mundo trata nuestro texto, hablando así de la creación, por la que Dios refleja su gloria y hermosura en todo lo creado, de manera que ellas, las creaturas del mundo, son positivas, buenas, amorosas, aunque no sean sin más el Amado en contra de lo que sucede en algunos dualismos extremos, que condenan el mundo como malo. En contra de ellos, Juan de la Cruz interpreta el mundo como encarnación y presencia de Dios [1].

            Esta es una ecología de la mirada. Las ovejas, que ella había guardado en su tiempo de pastora, no causaban sobresaltos ni problemas: estaban quietas, domesticadas, dóciles a perros y pastores y podíamos hallarlas siempre que quisiéramos, entre las majadas al otero. Pero ahora, al iniciar su ejercicio de amor, alejándose de los caminos trillados del trabajo de la tierra, la Amante ha preguntado a bosques, flores y espesuras, y ellos han podido y querido responderle, recogiendo así la voz del Amado [2].

El paso del Amado, Dios excelso, presencia de Belleza, por los sotos o espacios inferiores, define y establece todo lo que existe, como experiencia primordial de hermosura, que sólo en amor logra conocerse.La tarea primordial del hombre, el gozo que marca y configura su existencia, consiste en vincularse a la hermosura del paso del Amado Dios entre las cosas.

Mil gracias derramando. En el fondo de este verso, parece reflejarse el signo del sol-fuego que expande sin cesar sus rayos, como fuente de Vida que mana y derrama el agua por los campos, de manera desbordada, generosa, estando en todo, siendo, al mismo tiempo, lejana y esquiva. Es como un foco o manadero múltiple de gracia, que es totalmente nuestro, pero se evade y desaparece tan pronto como intentamos poseerle por la fuerza. Es nuestro, todo nuestro, y sin embargo ya no está si queremos agarrarle [3].

Pasó por estos sotos con presura. El Amado va cruzando y derramando gracia, porque ser es crear en amor, como saben los que aman. De esa forma actúa Dios: Lo hace todo, pero no se impone sobre nada, ni exige cosa alguna. De esa forma “es”, haciendo que las cosas sean. Lo enriquece todo, pero nada se reserva; todo lo puede, de nada se apodera. Por eso va pasando raudo, abriendo sendas con su propia vida.

Pasar por los sotos es criar los elementos, que aquí llama sotos; por los cuales dice que derramando mil gracias pasaba, porque de todas las criaturas los adornaba que son graciosas… Y dice que este paso fue con presura, porque las criaturas son las obras menores de Dios – que las hizo como de paso –, porque las mayores… eran las de la Encarnación del Verbo y misterios de la fe cristiana… (CE 5, 3).

 El Amado es Pascua, paso y presencia de amor, como ciervo que aparece y lo ilumina todo con su rayo y después desaparece, a fin de que podamos buscarle mejor, de manera que buscándole seamos, pues si no pudiéramos hacerlo moriríamos. Más tarde, cuando la Amante vaya encontrando al Amado (al final del itinerario), el tiempo podrá retardarse, de modo que la presura del paso se vuelva eternidad y la rapidez se vuelva calma amorosa, como evoca otro poema: “Quedéme y olvidéme /el rostro recliné sobre el Amado; /cesó todo y déjeme /dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado” (Noche 8) [4].

Y, yéndolos mirando, con sola su figura. Todo lo que existe es mirada de Amado, de forma que la misma hermosura de montes y prados es reflejo de sus ojos que nos miran, haciendo así que todo sea hermoso y todo bueno porque miró Dios y descubrió que las cosas eran buenas, haciéndolas buenas, como dice Juan de la Cruz (CE 5,4; cr.Gén 1,31). El Amado miró y con sus ojos fue llenando todo de hermosura, para que pudiéramos ser al responderle también con nuestros ojos [5]

Con sola su figura. Los científicos del siglo XVII y XVIII decían que Dios era matemático, pues todo lo había construido con números, leyes y signos de geometría (o álgebra). Juan de la Cruz ha penetrado en un nivel más hondo pues sabe que Dios no ha creado las cosas con leyes de ciencia, sino con la luz de su mirada. La realidad menos perfecta, de tipo material, puede empezar a medirse con leyes sobre átomos y fuerzas que están ante nosotros, pero la misma física sabe que la realidad más honda es luz, un cruce misterioso de miradas.

La mirada posesiva viola, desnuda y destruye al mirado. Al contrario, la mirada gratuita del Amado viste de gracia y enriquece a quienes mira [6]. Conforme a Gén 3, los hombres caídos se vieron desnudos, tuvieron vergüenza y debieron vestirse con ropas externas (de fibra de higuera). El deseo posesivo nos desnuda de manera que debemos revestirnos de materia opaca (ropas), pues no somos ya capaces de vivir en un espacio de miradas transparentes. Pero aquí se ha invertido ese proceso de recubrimiento, porque el amor, cuando es profundo y verdadero, no tiene ya necesidad de trajes exteriores, pues viste y reviste de hermosura a personas y a cosas [7].

Canto  14‒15: Mi amado las montañas

Mi Amado las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos (CE 14)

El Papa Francisco habla de la ecología “enamorada” de Juan de la Cruz, destacando unas palabras centrales de su comentario: «Las montañas tienen alturas, son abundantes, anchas, y hermosas, o graciosas, floridas y olorosas. Estas montañas es mi Amado para mí. Los valles solitarios son quietos, amenos, frescos, umbrosos, de dulces aguas llenos, y en la variedad de sus arboledas y en el suave canto de aves hacen gran recreación y deleite al sentido, dan refrigerio y descanso en su soledad y silencio. Estos valles es mi Amado para mí» (CE XIV-XV, 6-7).

San Francisco de Asís había cantado, una por una, las grandes criaturas como hermanas (sol y luna, estrellas y elementos: tierra y agua, fuego y aire…). Más que hermanas, ellas son para San Juan de la Cruz realidad y presencia del Amado. No hay ecología sin enamoramiento de vida, que se expresa en forma de amor hacia los otros.

             Dice la amante que todas estas cosas (montañas, valles…) es su Amado en sí y lo es para ella, porque en lo que Dios suele comunicar en semejantes excesos, siente el alma y conoce la verdad de aquel dicho que dijo San Francisco, es a saber: ¡Dios mío y todas las cosas!

             La ecología es un tema político y económico, científico y social, pero es sobre todo fondo un tema de enamoramiento. Sólo por amor se respeta, se admira y se cuida el mundo, para gloria de Dios, para bien de los demás seres humanos. El mundo es, según eso, Un don que se da y comparte gratuitamente, sabiendo que cuanto más doy y comparto más tengo, pues las cosas sólo se disfrutan cuando se regalan y comparten. Los cinco elementos aquí cantados (montes, valles, islas, ríos, silbido del aire) no son referencia al Amado, sino el mismo Amado, que es montes y valles…

– Elección de elementos. San Francisco había sido más tradicional, citando, con el sol, luna y estrellas, las cuatro esencias o elementos básicos: tierra y agua, aire y fuego. Juan de la Cruz ha prescindido de los astros y del fuego (que aparece sólo en CE 39) y ha destacado algunos rasgos importantes de tierra, agua y aire, construyendo un universo simbólico de gran densidad que contrapone montes y valles, islas y ríos, para insistir finalmente en el silbo del viento, que volveremos a escuchar en CE 39. Pues bien, ese universo simbólico “es” Dios, no un simple camino que lleva a Dios.

– Naturaleza, Dios en amor. Aquí no hay ciudades ni plazas, no hay estados políticos ni pueblos. En un momento anterior (CE 3), Juan de la Cruz había aludido a los fuertes y fronteras, dejando abierta la amenaza de las divisiones y luchas sociales, la lucha de unos hombres contra otros. Es como si todas las restantes cosas hubieran quedado superadas y sólo contara el amor universal que vincula todo lo que existe, un amor que es Dios, unas realidades (montes, ríos…) que son Dios para los hombres. Ahora, al ver/admirar el mundo está viendo a Dios, pues como decía San Agustín: Ves la Trinidad si ves la caridad (Vides Trinitatem si caritatem vides, De Trinitate, VIII, 8,12).

– Un silbo de amor. Todas las criaturas culminan en el aire hecho llamada de amor. En esa línea (adaptando un famoso título de K. Rahner, “Oyente de la palabra”),definimos al hombre como aquel que puede escuchar y acoger el silbo amoroso de Dios. Pastores, ganados guardianes se comunican muchas veces por silbidos que sólo ellos entienden. También los enamorados en la noche silban y así se reconocen, de un modo personal, enviando sus mensajes. Pero sólo los enamorados de Dios escuchan el silbo de Dios (su llamada) en la voz del viento.

 La amante había dicho descubre tu hermosura (CE 11) y el Amado, apareciendo como ciervo vulnerado en el otero, ha respondido, CE 13). De esa forma, la amante recupera en el Amado todas las cosas, transfiguradas en amor, en un canto cósmico que vincula (identifica mundo y Dios). Hasta ahora, el mundo había ofrecido diversos perfiles de majadas y oteros (CE 2), montes y riberas (CE 3), bosques y espesuras (CE 4) donde podían rastrearse las huellas del Amado (CE 5). Pero ahora, el Amado/Dios se revela como mundo (CE 14) [8].

San Francisco había cantado, una por una a las criaturas como hermanas (sol y luna, estrellas y elementos: tierra y agua, fuego y aire…). Más que hermanas, ellas son para Juan de la Cruz expansiones y presencia del Amado. No las separa, diciendo “amada montaña, amados valles”, sino que las une y vincula con el único Amado, pues Dios se identifica con ellas, un Dios que no es ya padre ni madre, ni siquiera creador, sino, sencillamente Amado (divino, humano), en cada una de las cosas:

            Dice la esposa que todas estas cosas (montañas, valles…) es su Amado en sí y lo es para ella, porque en lo que Dios suele comunicar en semejantes excesos, siente el alma y conoce la verdad de aquel dicho que dijo San Francisco, es a saber: ¡Dios mío y todas las cosas! De donde, por ser Dios todas las cosas al alma y el bien de todas ellas, se declara la comunicación de este exceso por la semejanza de la bondad de las cosas… Que, por cuanto en este caso se une el alma con Dios, siente ser todas las cosas Dios, según lo sintió San Juan, cuando dijo: Lo que fue hecho en Él era vida Y así no se ha de entender que lo que aquí se dice que siente el alma es como ver las cosas en la Luz o las criaturas en Dios, sino que en aquella posesión siente serle todas las cosas Dios (Jn 1, 4. Juan de la Cruz CE, 14, 5).

                        Juan de la Cruz sabe que las cosas no son Dios (ni un amado humano) y pocos han destacado como él la fragilidad y finitud del mundo. Pero, en otro sentido, vinculándose al Amado, él sabe o, mejor dicho, siente que todas son Dios para él, siendo el Amado. En el ámbito del conocimiento racional, ellas son diferentes del amado, en dura objetividad. Pero en contemplación de amor son hermanas, son el mismo Amado. Sólo quien ama descubre y sabe que, desbordando argumentos y razones, todas las cosas son Amado, pues en él existen y se hacen presentes (cf. Jn 1, 1-5; Col 1, 15-18) [9].

                        Mi Amado, las montañas. Ellas son lo primero: altura de Dios que se desvela sobre la fuente de amor, cuando el Amado “asoma por el otero” de su vida hecha belleza que se expande de manera generosa, imponente y cercana.

Las montañas tienen alturas, son abundantes, anchas, hermosas, graciosas, floridas y olorosas. Esas montañas es mi Amado para mí (CE 14-15, 6)

            Los valles solitarios nemorosos. El mismo monte es valle solitario por el que discurre el agua de la fuente fresca, plenitud de enamorados, espacio nemoroso, bosque sagrado del Dios que en todas las cosas nos ama:

             Los valles solitarios son quietos, amenos, frescos, umbrosos, de dulces aguas llenos, y en la variedad de sus arboledas y suave canto de aves hacen gran recreación y deleite al sentido, dan refrigerio y descanso en su soledad y silencio. Esos valles es mi Amado para mí (CE14-15, 7).

Las ínsulas extrañas. El Amado es lo más alto y lo más bajo, monte y valle. Pues bien, aquí aparece, al mismo tiempo, como el más lejano, sorprendente y distinto, allende los mares. Las ínsulas más raras son Dios para el amante:

             Las ínsulas extrañas están ceñidas con la mar y allende de los mares, muy apartadas y ajenas de la comunicación de los hombres… Y así por las grandes y admirables novedades y noticias extrañas, alejadas del conocimiento común, que el alma ve en Dios, le llama (a Dios) ínsulas extrañas (CE14-15, 8).

Los ríos sonorosos. El Amado que era Fuente plateada es aquí fluir de vida, corriente de agua creadora que discurre con fragor inmenso y poder inasequible (cf. Ez 1, 24-25). Corrientes y aguas bravías no son enemigas de Dios (cf. Gn 1, 1-2; Sal 46, 3-4), sino potencia del Amado:

 Los ríos tienen tres propiedades: la primera, que todo lo que encuentran embisten y anegan; la segunda, que hinchen todos los bajos y vacíos que hallan delante; la tercera, que tienen tal sonido que todo otro sonido privan y ocupan. Y porque, en esta comunicación de Dios que vamos diciendo, siente el alma en Él estas tres propiedades, dice que su Amado es los ríos sonorosos… voz infinita… (CE14-15, 9).

 El silbo de los aires amorosos… La voz perene del río, que todo lo arrastra y aturde, voz del Dios fuerte, se vuelve suave silbo amoroso, llamada de vida que invita, en lo más íntimo del alma, susurro de gracia que anima en nosotros la existencia:

 Llámale silbo porque, así como el silbo, del aire causado, se entra agudamente en el vasillo del oído, así esta sutilísima y delicada inteligencia se entra con admirable sabor y deleite en lo íntimo de la sustancia del alma, que es muy mayor deleite que todos los demás(cf. CE 14-15, 14).

             Los grandes fenómenos (montes y valles, ínsulas y ríos) desembocan y culminan en este silbido de amor en la hondura de Dios (cf. 1 Rey 19, 11-13). Pero ahora este silbido no se opone a los signos anteriores (huracán, terremoto, fuego), que Elías había sentido sin ver allí a Dios, sino que los asume y culmina. La naturaleza entera silba desde Dios en amor.        Posiblemente existen otros tipos de enamoramiento, que estrechan y reducen la atención del amante, que queda así achicado, cerrado en el mundo reducido de sus propias visiones. Pero nuestro amor ensancha y amplía la mirada del amante, que ahora puede contemplarlo todo de un modo más hondo, como el primer día de la creación, aprendiendo así a nombrar en Dios en todas las cosas.

            San Francisco había sido más tradicional, citando, con el sol, luna y estrellas, las cuatro esencias o elementos básicos: tierra y agua, aire y fuego. Juan de la Cruz ha prescindido de los astros y del fuego (que aparece sólo en CE 39) y ha destacado algunos rasgos importantes de tierra, agua y aire, construyendo un universo simbólico de gran densidad que contrapone montes y valles, islas y ríos, para insistir finalmente en el silbo del viento, que volveremos a escuchar en CE 39. Pues bien, ese universo simbólico no es un camino que lleva a Dios, sino el mismo Dios, revelándose en su belleza y misterio [10].

– Naturaleza virgen. Este es un canto a la naturaleza, sin intervención humana. Aquí no hay ciudades ni plazas, no hay estados políticos ni pueblos. En un momento anterior (CE 3), Juan de la Cruz había aludido a los fuertes y fronteras, dejando abierta la amenaza de las divisiones y luchas sociales, la lucha de unos hombres contra otros. Pues bien, aquí han desaparecido esos rasgos de una guerra inter-humana y nos hallamos ante un mundo virgen, abierto sólo al amor, sin castillos ni campos militares. Es como si todas las restantes cosas hubieran quedado superadas y sólo contara el amor universal que vincula todo lo que existe, un amor que es Dios, unas realidades (montes, ríos…) que son Dios para los hombres [11].

– Un silbo de amor. Todas las criaturas culminan en el aire hecho llamada de amor. En esa línea (adaptando el título de un libro de K. Rahner, “Oyente de la palabra”),definimos al hombre como aquel que puede escuchar y acoger el silbo amoroso de Dios. Pastores, ganados y perros guardianes se comunican muchas veces por silbidos que sólo ellos entienden. También los enamorados en la noche silban y así se reconocen, de un modo personal, enviando sus mensajes. Pero sólo los enamorados de Dios escuchan el silbo de Dios (su llamada) en la voz del viento [12].

NOTAS

 [1] El mundo es presencia del Amado (Dios), pues los hombres no han sido criados para servir y someterse a Dios, como han dicho algunos moralistas ilustrados, sino para acoger y gozar su belleza enamorada en todas las cosas (bosques, prados…; cf. Jn 1, 1-3).

[2] Bosques y praderas han escuchado a la Amante y le responden. No hablan de ovejas que pastan en rebaños, sino del Ciervo de Amor que pasa y penetra en la espesura, sin que podamos aferrarle o encerrarles en los cortijos o majadas que vamos construyendo Para la Amante enamorada, el mundo entero habla del Ciervo de amor, que aparece ante ella como fuente de todas las palabras, manantial de creación (Jn 1, 1-14, cf. Col 1, 15), multiforme Amor, Amado.

[3] El Dios Amado de SJC no es una simple efusión de bondad impersonal, sino Alguien a quien queremos amar, una persona, que desea ser buscada y que así se va y se oculta cuando pensamos haberla poseído, de manera que debemos dejar todo y salir a buscarle, hasta que él quiera respondernos.

[4] Este paso parece estar marcado por la prisa, es decir, por el deseo de que Dios se encarne del todo. Pero esa prisa no es signo de la imperfección del mundo (y mucho menos de Dios), sino expresión de nuestra propia imperfección en el amor, pues no hemos penetrado todavía en las “subidas cavernas” de su misterio (cf. CE 37). De esa forma, aquello que pudiera parecer impotencia (el Amado se va tan de prisa que parece que jamás le alcanzaremos) se vuelve estímulo, aguijón que nos impulsa para seguirle raudos en la marcha hacia su amor, en inquietud amorosa.

[5] En este momento, el Amado es ante todo una mirada que nos saca de la oscuridad para que existamos, una conversación de ojos que nos provoca y eleva, tras despertarnos cuando estábamos dormidos, un brillo de Pasión que nos alza, nos enciende y nos pacifica, haciéndonos capaces de emprender la marcha hacia la verdad de nuestra vida, que es Vida en-amorada (en el Amor que es Dios).

[6] Los ojos no son para mirar cosas sin más, sino para mirarse unos a otros y descubrirse en amor.

[7] El bosque y la pradera se convierten de esa forma en lugar para el encuentro, lugar donde el Amado se irá mostrando en gratuidad abierta a la hermosura (cf. CE 11). En un determinado nivel, Dios ha hecho el mundo para que los hombres trabajen en sus cosas y así puedan construir su vida. Lo ha creado para que piensen, resuelvan los problemas que ese mismo mundo les plantea y de esa forma se piensen a sí mismos… Pero todo eso acaba siendo al fin subordinado. Dios ha creado este mundo para que así contemplemos su belleza, viviendo de esa forma en ella.

[8] Juan de la Cruz cita a Francisco, asumiendo el espíritu y fuerza de su Canto de las Criaturas.

[9] Muchos contemplativos y amantes, neoplatónicos, cabalistas judíos y renacentistas, sufíes musulmanes o místicos cristianos, han tenido una experiencia parecida, en perspectiva filosófica y/o religiosa. Muchos grandes pensadores de la modernidad, Espinosa y Schelling, Hegel y Nietzsche, parecen haber vislumbrado esa experiencia de la totalidad divina del mundo (aunque en forma menos amorosa). Juan de la Cruz vincula mundo y Amado, en enamoramiento personal y trasfiguración cósmica.

[10] En un momento anterior (CE 4), SJC había contrapuesto montes y riberas, como signo de totalidad; pero había evocado también otras oposiciones (flores y fieras: lo que atrae y lo que aleja). Aquí evoca la totalidad de elementos también contrapuestos (montañas-valle, ríos-islas), que culminan en el silbo del aire.

[11] SJC ha querido llevarnos a la naturaleza primigenia para que encontremos allí a Dios en soledad y en comunión completa con el mundo. Ciertamente, esa contemplación cósmica de Dios resulta inseparable de la justicia de la comunión interhumana y de la experiencia de la cruz, pero este elemento cósmico resulta fundamenta-

[12] En este contexto ha recordado SJC el carácter paciente o receptivo del entendimiento humano, que puede acoger la “inteligencia sustancial” de Dios, como Elías “a la boca de la cueva”, cuando escuchó el “silbo de aire delgado” de Dios (1 Rey 19, 12; cf. CE14, 13). Para SJC, el aire tiene otras funciones, que culminan en el “boca a boca” del beso enamorado (CE 17 y 39), pero aquí aparece como portador del “divino silbo que entra por el oído del alma”. El Cántico se vuelve así un ejercicio de escucha, en la línea de las revelaciones bíblicas, desde Elifaz que recibió en su oído “las venas de un susurro” divino (Job 4, 12-16), hasta Pablo “que oyó palabras secretas que al hombre no es lícito hablar” (2 Cor 12, 4).

[13]Montes y valles, ínsulas o ríos parecen apagarse en la noche, y queda el cosmos en su unidad, como música de cielo, sobre las restantes melodías A la música de las esferas astrales ha dedicado fray Luis de León varios poemas, que he comentado en Cántico Espiritual, Paulinas, Madrid 1992, 74-93

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