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“Mujeres sacerdotes, imanas, rabinas”, por Juan José Tamayo teólogo

Lunes, 28 de agosto de 2023

IMG_0130Leído en su blog:

“¿Es posible la existencia de una religión sin misoginia, sin discriminación de las mujeres?”

“He leído recientemente el libro de la escritora Yolanda Alba Sacerdotas. La mujer en las diferentes liturgias y religiones (Almuzara, Córdoba)”
“¿Mujeres sacerdotes, imamas, rabinas? Por supuesto que sí, responde la Alba. Y no como un capricho o privilegio feminista”

“Incluso en los monoteísmos masculinos encontramos el rostro femenino de Dios, que fue ocultado por las tradiciones patriarcales y por las interpretaciones androcéntricas”

“Me parece un signo esperanzador en el cambio de paradigma que se está produciendo en las religiones el que varios colectivos de mujeres pertenecientes a diferentes congregaciones religiosas católicas se incorporen a las multitudinarias manifestaciones del tan revolucionaria efeméride”

Las religiones siempre se han llevado mal con las mujeres. Es proverbial, más aún, un hecho empíricamente verificable, su misoginia, que las conduce, por lo general, a excluir a las mujeres del espacio de lo sagrado y de toda responsabilidad en las esferas del poder y del saber. ¿Será que Dios prohibe a las mujeres el acceso a lo sagrado, al sacerdocio, al imamato y al rabinato por ser impuras y, por ello, no pueden representar a la divinidad?

He leído recientemente el libro de la escritora Yolanda Alba Sacerdotas. La mujer en las diferentes liturgias y religiones (Almuzara, Córdoba) que responde negativamente a esta pregunta. Y lo hace no a la ligera, sino a través de un detallado y riguroso recorrido por la historia de las religiones desde las antiguas civilizaciones, del Nilo al Eúfrates, los cultos romanos, las druidesas celtas, pasando por el judaísmo, el cristianismo, el islam, el budismo, el hinduismo, las religiones africanas, las culturas y religiones de Indoamérica, Amerindia y Afroamérica. Y así hasta el siglo XXI donde la autora busca -y encuentra- a mujeres rabinas, sacerdotas, pastoras, obispas, ayatolás y sacerdotisas-brujas.

Ahí radica uno de los principales méritos de este libro: en que, frente a la pereza de muchos historiadores de las religiones a la hora de investigar sobre el papel fundamental de las mujeres en el terreno religioso, Yolanda Alba no se queda en la superficie y en los estereotipos patriarcales, generalmente negativos, sino que indaga, investiga, inquiere, busca –uso intencionadamente los cuatro verbos-, hasta encontrar el lugar protagónico que corresponde a las mujeres en el mundo de lo sagrado.

La autora ofrece un análisis dialéctico. Por una parte subraya el empoderamiento de las mujeres que se rebelan contra la marginación a la que son sometidas por el poder religioso en manos de los varones. Por otra, constata su papel subalterno y dependiente a partir de la inferioridad femenina, que se naturaliza y legitima apelando incluso al acto creador de Dios.

¿Mujeres sacerdotes, imamas, rabinas? Por supuesto que sí, responde la Alba. Y no como un capricho o privilegio feminista –el feminismo no defiende caprichos ni privilegios, sino derechos iguales-, sino como una legítima reivindicación en plena sintonía con la existencia de mujeres sacerdotes en todas las religiones a lo largo de la historia, con la teoría de género, las reivindicaciones de igualdad del feminismo y los movimientos feministas dentro de las religiones.

Hay una pregunta que recorre toda la obra: “¿Y si Dios fuera mujer?”. Quizá lo sea y la mayoría de las religiones lo han ocultado, al contar la vida y la historia de Dios y de los dioses desde la perspectiva del varón, al pasar del matrismo al patriarcado. “La historia y la teología patriarcales –afirma Yolanda Alba- omiten cualquier clase de información relacionada con la conquista de la diosa y la destrucción de la cultura que floreció en el pasado: la historia de esa época se enterró y solo ha surgido en la última mitad del siglo XX” (p. 83).

Incluso en los monoteísmos masculinos encontramos el rostro femenino de Dios, que fue ocultado por las tradiciones patriarcales y por las interpretaciones androcéntricas. La Biblia hebrea es un buen ejemplo de las imágenes femeninas con las que se presenta a Dios. La lectura feminista de los textos considerados sagrados de las religiones ayuda a recuperar dicho rostro.

Tras la lectura de esta excelente obra, me pregunto: ¿Es posible la existencia de una religión sin misoginia, sin discriminación de las mujeres? ¿Es posible una religión organizada desde la igualdad y la justicia de género? Es posible y necesario, pero no podemos negar que resulta difícil por la resistencia del patriarcado religioso, que presenta a Dios con atributos varoniles y convierte al varón en masculinidad sagrada, conforme a la afirmación de la pensadora feminista Mary Daly : “Si Dios es varón, el varón es Dios”.

Pero no por ello resulta imposible. Tenemos ejemplos en los movimientos de mujeres que resisten al patriarcado en el interior de las religiones y se organizan autónomamente, y en las numerosas experiencias igualitarias que se dan en las comunidades religiosas.

El feminismo como teoría crítica de la sociedad patriarcal, como movimiento social y como revolución reivindicativa de la subjetividad de las mujeres, constituye una excelente aliado para el objetivo de la creación de religiones y movimientos de espiritualidad, pensados organizados y vividos sin discriminación por razones de género, etnia, cultura, creencia religiosa, clase social, identidad sexual y discapacidad. A su vez, las religiones igualitarias son las mejores aliadas de las luchas feministas. Eso debería tenerlo en cuenta el movimiento feminista, que no siempre reconoce la importancia de los movimientos feministas dentro de las religiones en la lucha feminista

Me parece un signo esperanzador en el cambio de paradigma que se está produciendo en las religiones el que varios colectivos de mujeres pertenecientes a diferentes congregaciones religiosas católicas se incorporen a las multitudinarias manifestaciones del tan revolucionaria efeméride.

Estoy seguro de que este libro contribuirá al cambio de paradigma que se está produciendo en la sociedad y que debe producirse en las religiones: de la discriminación a la igualdad y a la justicia de género. Mi felicitación a la autora, Yolanda Alba, y mi invitación a que lean el libro los teólogos y dirigentes religiosos varones de las diferentes tradiciones religiosas y movimientos espirituales. Seguro que les (nos) ayudará a quebrar cráneos ideológicamente endurecidos, a liberarse (nos) de las estructuras mentales patriarcales excluyentes en las que con frecuencia suelen (solemos) estar cómodamente instalados y a abrir nuevos horizontes inclusivos fraterno-sororales.

¿Significa dicha liberación perder derechos? En absoluto. El único derecho que está aquí en juego es el de la igualdad entre hombres y mujeres. Y en la medida en que lo recuperen las mujeres, se habrá conseguido plenamente. Lo más contrario a los derechos humanos es la actual situación de la abismal desigualdad de género en las religiones, a decir verdad, en una más que en otras.

Con afirma Mary Wollstonecraft en su libro Vindicación de los derechos de la mujer, de 1792, pionero del feminismo filosófico, “las desigualdades entre los hombres y las mujeres son tan arbitrarias como las referidas al rango, la clase o los privilegios”.

¿Significa esa liberación que los varones perdemos privilegios? Sin duda. Y  deberíamos ser nosotros ser los primeros en desprendernos de dichos privilegios, que no pueden confundirse con derechos, por mucho que sea el tiempo en que vienen disfrutándolos injustamente.

Termino con una apelación al feminismo, en este caso aplicado a las religiones, que es una de las mejores mediaciones teóricas y prácticas para conseguir la igualdad (no clónica) y para eliminar los privilegios de la masculinidad hegemónica y sagrada.

Fuente Religión Digital

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¡Feliz Día del Orgullo LGTBIQ+!

Miércoles, 28 de junio de 2023

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Un día de reivindicación, un día de manifestación, por quienes no pueden hacerlo.

Un día de acción de gracias por ser como somos, porque el Dios Trinidad nos ha hecho diversos en la comunión

Un día para decirles a los jerarcas de nuestras diferentes denominaciones que se equivocan marginándonos en las iglesias, sinagogas, mezquitas…

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Un día para gritar a los cuatro vientos ¡Gracias Padre porque nos has hecho así y nos amas!

 

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¡¡¡Feliz Día del Orgullo!!!

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Y para la lectura espiritual que publicamos cada día, te recomiendo detenerte un momento a lo largo del día y disfrutar con este artículo que ya publicamos hace dos años al que puedes acceder pinchando aquí: “Beato Bernardo de Hoyos: El matrimonio místico entre personas del mismo sexo con Jesús”

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Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , , ,

“¿Es Jesús una figura única en la Historia?”, por Gonzalo Haya

Viernes, 2 de junio de 2023

jesus¿Es la plenitud única, definitiva, inigualable e insuperable de la revelación de Dios?

          Los cristianos así lo hemos creído, y hemos considerado al cristianismo como única religión verdadera; y esto nos ha alejado de otras religiones (y nos ha enfrentado a ellas), impidiendo el diálogo y la cooperación, que la caridad, el sentido común y la conciencia nos están reclamando.

Dios es sólo Uno, es el mismo para todas las religiones, ¿Son falsas esas religiones porque presentan a Dios de una manera distinta a la nuestra (un Dios no personal). Dios es inexpresable, inabarcable para el ser humano, incluso es  Concordantia oppositorum; ¿y podemos rechazar a otras religiones porque ofrecen aspectos distintos de Dios?

¿Es posible que Dios no se haya manifestado verdaderamente a los miles de millones de seres que vivieron antes que Cristo, ni a los que que han vivido después pero no lo han conocido, o a los que han rechazado la presentación cultural (y colonialista) que les ha ofrecido la Iglesia. Dios se ha manifestado a todo hombre en su conciencia, y a todos los pueblos mediante profetas más sensibles que han organizado, con mayor o menor acierto, la práctica social de esa experiencia.

Esas religiones se diferencian más en sus creencias y explicaciones que en el comportamiento individual y social de sus miembros; y por su parte el cristianismo es vida, acción, seguimiento de Jesús más que creencias; ortopraxis más que ortodoxia.

Nuestra experiencia actual tiene que reconocer que esas religiones han sido instrumento de salvación, y de humanización ética, para miles de millones de personas, y que en ellas se encuentran héroes, santos y místicos como en nuestra religión.

Cómo entender los textos del Nuevo Testamento

Entonces ¿cómo entender los textos del Nuevo Testamento que parecen indicar la exclusividad de Cristo como revelación de Dios.

  • Nadie conoce al Padre sino el Hijo, y a quien el Hijo quiera revelárselo” (Mt          11,27).
  • “Sólo hay un Señor, Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las   cosas y por quien vivimos también nosotros” (1 cor 8,6).
  • “A Dios nadie lo ha visto jamás; El Hijo único, que es dios y vive  en íntima unión con el            Padre, nos lo ha dado a conocer” (Jn 1,18).
  • “Porque uno solo es Dios y uno solo es el mediador ente Dios y la humanidad: el hombre       Cristo Jesús” (1Tim 2,5)
  • “Cristo entró una vez por todas en el lugar santísimo, no con sangre de machos cabríos o de toros, sino con la suya propia, rescatándonos así para         
  • siempre” (Heb 9,11-12)
  • “Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación” (Hech 4,12)

Knitter se ha planteado este problema y ofrece algunas explicaciones. Los primeros cristianos estaban impresionados por una profunda experiencia de Cristo, y expresaban estos sentimientos con el lenguaje de los enamorados (“eres único”, “la más guapa del mundo”); posteriormente este lenguaje emocional se fue interpretando en términos conceptuales y filosóficos para presentar un gran cuadro doctrinal ante la filosofía griega. Lamentablemente las creencias (la ortodoxia) han superado (y casi desplazado) a la práctica del seguimiento de Jesús (ortopraxia). Por eso desconfiamos de otras religiones que tienen otras creencia, aunque mantienen un proceder semejante al  nuestro.

Los primeros cristianos estaban imbuidos del tono nacionalista del Antiguo Testamento, que le imprimió la reforma de Esdras y Nehemías (hasta el punto de expulsar  a las mujeres extranjeras de los judíos para evitar la contaminación religiosa). Las religiones de los pueblos vecinos eran tradicionalmente corruptoras de la fe de Israel.  Ademas el laxismo moral y las de injusticias de la sociedad romana, potencia invasora dominante, eran contrarias e incompatibles con el Reino de Dios proclamado por Jesús;  Los cristianos  instintivamente excluyeron esas religiones principalmente por sus prácticas no por sus razonamientos. No conocían otras religiones de gran altura espiritual como el budismo, el hinduismo, el confucianismo, cuyo proceder concordaba con el del Reino de Dios.

La Biblia nos muestra que la revelación de Dios es progresiva, no podemos quedarnos estancados en un texto de la Biblia. Jahvé era inicialmente un dios tribal, compatible con los dioses de otras tribus, Con a evolución cultural, la conciencia va actualizando y reinterpretando los textos sagrados. Rahner recomendaba que el cristiano deber rezar con la Biblia en una mano y el periódico en la otra.

Por su parte, Jesús no mostró ni rechazo ni exclusión de la religión de los pueblos vecinos cuando acogió a la muchedumbre que se le acercaba y multiplicó los panes (anticipo de la eucaristía); cuando envió al geraseno a proclamar las maravillas que Dios había hecho en su vida (Mc 5,1), o cuando ponderó la fe de la mujer cananea  (Mt 7,24-30) y del centurión romano (Lc 7,2-9).

Knitter concluye que los títulos que los primeros cristianos fueron atribuyendo a a Jesús le corresponden verdaderamente pero no únicamente; uno se siente salvado por Jesús, pero no experimenta que sea el único salvador posible para todo el mundo. Jesús no es la manifestación de Dios completa, definitiva e insuperable; pero sí es una manifestación de validez universal, decisiva, e indispensale.

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net

Fuente Atrio

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Gonzalo Haya: Teología Comparada de las Religiones.

Viernes, 5 de mayo de 2023

religionesDesde finales del siglo pasado, algunas Universidades están introduciendo una Facultad de Teología Comparada. No se trata de mostrar una paleta de pintor para que cada uno elija el color o los colores que más le gusten. Se trata de partir de la teología de la propia religión y compararla con la visión correspondiente de otras religiones Dios, salvación, muerte, vida eterna, pecado, castigo) para contrastarla con soluciones que amplían o matizan el propio punto de vista. Para ello, el profesor de cada tema teológico debe conocer bien otras religiones además de la propia.

Se ha superado la creencia de que la propia religión representa la verdad total y ofrece el único camino de salvación. Extra ecclesia, nulla salus, Fuera de la Iglesia no hay salvación, decía todavía Benedicto XVI.

El pensamiento actual es que cada cultura, en sus circunstancias particulares, ha ido plasmando y socializando su espiritualidad, en sus creencias, ritos y preceptos. Dios se ha manifestado a cada pueblo por medio de personas especialmente sensibles y abiertas a la escucha. “Dios habló en otro tiempo a nuestros antepasados por medio de los profetas, y lo hizo en distintas ocasiones y de múltiples maneras” (Hebreos 1,1) aunque el autor de este texto sólo pensara en el pueblo judío.

En consecuencia, cada religión es camino de salvación para cada pueblo. Entonces ¿dónde quedan los textos paulinos que presentan a Jesús como único camino de salvación? Los teólogos han tratado de compatibilizar estos textos con la evidencia actual del pluralismo religioso; y propusieron el “inclusivismo”, según el cual los creyentes de otras religiones se salvarían también en Cristo; serían como “cristianos anónimos”.

Estas explicaciones nos resultan hoy un tanto farisaicas; preferimos decir que Pablo habla en el ambiente judeocristiano y su teología es válida para los que pertenecen, o eligen pertenecer; a esa cultura. Su teología se compone de teselas para conformar el puzle cristiano, pueden no encajar en el puzle hinduista o musulmán. Así como algunas teselas no encajarán en el puzle cristiano.

Dios es un Misterio inabarcable por el hombre. Nosotros sólo captamos algunos aspectos que nos resultan comprensibles, porque se parecen (mejor dicho, fundamentan) nuestros mejores valores éticos. Pero según sus propias experiencias cada religión destaca algunos aspectos menos aceptables para otras.

El Islam, como su mismo nombre indica, destaca la sumisión a Dios. El cristianismo está más condicionado por el niño de Belén y por la invocación Abbá, papaíto, y olvida esa sumisión (hoy incluso parece que la rechaza).

El cristianismo de gran importancia a un Dios personal, mientras que las religiones orientales creen en un Dios impersonal, que explica mejor la experiencia mística de la identificación del hombre con Dios. Los místicos cristianos reconocen esa ientificación pero han tenido que contentarse con una especie de unión conyugal con Dios.

En la práctica, la cultura de nuestro mundo occidental, desde el que estamos dialogando, nos lleva a considerar las diversas religiones como verdaderas relaciones con Dios, igualmente salvíficas. Sus creencias, ritos y preceptos son parcialmente válidos, como los nuestros; aunque si prescindimos de los detalles y vamos solamente al fondo encontraremos una espiritualidad común arraigada en la conciencia.

El diálogo interreligioso nos muestra aspectos de Dios menos apreciados en nuestra religión, nos permite apreciarnos como hermanos, y multiplica la eficacia para superar las grandes injusticias que se cometen (que cometemos) en nuestro mundo actual.

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net

Budismo, Cristianismo (Iglesias), Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , , , ,

La mayoría de las personas LGBTQ+ en Inglaterra y Gales no se consideran religiosas.

Sábado, 15 de abril de 2023

EDC7D321-2DFF-4EBB-A616-19FA9F612018“Muchas personas LGBT+ abandonan sus comunidades religiosas por la forma en que las tratan”

Por Conor Clark

La mayoría de las personas LGBTQ+ en Inglaterra y Gales no se describen a sí mismas como religiosas, según nuevas cifras de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).

Los datos, que se publicaron el 4 de abril, se extrajeron del censo de 2021 que hizo preguntas sobre orientación sexual e identidad de género por primera vez.

Un total de 1,5 millones de encuestados (3,2 % de la población de 16 años o más) dijeron que se identificaron como LGB+, y las áreas urbanas registran las proporciones más altas de personas LGBTQ+.

Alrededor de 748.000 (1,5%) de los que respondieron dijeron que son homosexuales o lesbianas, solo un 0,2% más que los 624.000 (1,3%) que se describieron como bisexuales.

Otros 165.000 (0,3%) seleccionaron “otra orientación sexual“.

Se utilizaron aproximadamente 10 categorías para identificar creencias religiosas dentro del censo: ninguna, cristiana, budista, hindú, judía, musulmana, sikh, otra, no responde y no aplica.

Más de seis de cada 10 (63%) de las personas lesbianas, gays y bisexuales y casi cuatro de cada 10 (36%) de las personas trans dijeron que “no tenían religión”.

Esto se comparó con el 37% de la población general que dijo no ser religioso.

De las personas LGBTQ+ que dijeron que seguían una determinada religión, Christian fue la respuesta más común con un 26 % para las personas lesbianas, gays y bisexuales y un 36 % para las personas trans.

Solo el 2% de las personas lesbianas, gays y bisexuales y el 15% de las personas trans se identificaron como musulmanas, mientras que el 6% de las personas lesbianas, gays y bisexuales y el 10% de las personas trans optaron por la opción de “otra religión”.

La activista cristiana gay Jayne Ozanne,  que preside la Coalición de Terapia de Conversión Prohibida, dijo a GAY TIMES que los hallazgos “lamentablemente no sorprenden dada la forma en que la mayoría de las religiones juzgan, condenan y excluyen a las personas LGBT+”.

“Si bien debe recordarse que las preguntas sobre la sexualidad y la identidad de género fueron voluntarias, y aquellos que están en conflicto o nerviosos por identificarse abiertamente son, por definición, más propensos a ser religiosos y, por lo tanto, no están incluidos en estas estadísticas, es un hecho conocido que muchas personas LGBT+ abandonan sus comunidades religiosas debido a la forma en que las tratan”, continuó.

Los datos del censo publicados a principios de año encontraron que las personas de entre 16 y 24 años tienen más del doble de probabilidades de identificarse como miembros de la comunidad LGBTQ+ en comparación con la población general.

La Generación Z fue la más propensa a identificarse como LGBTQ+ en Inglaterra y Gales con una tasa del 6,91 % al 3,16 %, respectivamente.

De los mayores de 70 años que alcanzaron la mayoría de edad cuando la homosexualidad aún era un delito penal, solo el 0,37% se identificó como LGB+.

Fuente GayTimes

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Jairo del Agua: Si quieres agua y llueve… ¡Pon el balde majadero! La eficacia de la oración y la imaginación piadosa.

Martes, 15 de noviembre de 2022

Milagros 1Nos ha hecho “creer” que hay que arrancar los milagros a Dios con la azada de la oración y buenas dosis de dolor y sangre.

Y nos han engañado y nos siguen engañando. Mi lema de juventud era “amor y sacrificio”, como el de varios santos. Error gordo, ahora lo veo claro. Con “amor” basta y sobra.

Algunas amistades me dicen que soy muy bruto escribiendo en un román paladino que ofende a los católicos. Sinceramente, a mí lo que me ofende es que me engañen y que mi Iglesia me haya dejado tirado, como a tantísimos jóvenes de este tiempo. Con la gloriosa excepción de curas y teólogos buenos que, como este predicador de papel, están empujando el carro para sacarlo del socavón de la tradición y el inmovilismo.

Suelo responder a esos cariñosos críticos que lean el Evangelio, que comparen lo que digo y cómo lo digo con las palabras de Jesús a los “guías ciegos”, mucho más duras y contundentes.

La eficacia de la oración no está en unos “resultados” que Dios te envía. No esperes un aprobado o una matrícula. No pretendas un premio en respuesta a la “moneda de la oración” que introduces en el “tragaperras divino”.

Él no puede darte nada porque ya te lo ha dado todo y te lo está dando todo. ¿Cuántas veces das cuerda a tu corazón? ¡Anda, pero si marcha solo! ¿Cuántas veces has pedido que salga el sol? ¿O que las semillas sembradas germinen y den su multiplicado fruto? ¿O que tus hijos crezcan en cuerpo y espíritu? Mi lista de preguntas podría ser inacabable.

Igual, exactamente igual, pasa con todo lo demás. Todo, absolutamente todo, está dispuesto para tu bien y tu felicidad. Pero, amigo mío, eres tú el que se lo tiene que currar, el que tiene que buscar, el que tiene que moverse, el que tiene que sembrar. Porque tú eres el administrador de tu vida.

Son inútiles las cadenas de oración, las novenas, los rosarios, las misas, las peregrinaciones… Eso solo son “imaginaciones piadosas” y esfuerzos baldíos. Salvo que te ILUMINEN y FORTALEZCAN, te empujen a actuar y hagas lo que te corresponda. ¡No pidas Paz, sé pacífico! ¡No pidas Luz, utiliza la cabeza! ¡No pidas fraternidad, sé hermano de verdad! ¡No insistas en pedir amor para todos, derrocha tu amor a todos!

Nos han consolado con la “imaginación piadosa” de creer que cada vez que rezas Dios te suelta unas “gotitas de gracia”, por eso hay que insistir tanto. ¡Qué torpes! ¡Dios se está derramando siempre sobre sus criaturas! Pero eres tú el que tiene que poner el balde y recoger su lluvia abundante y permanente. “Estoy a la puerta y llamo” (Ap 3,20). Él está siempre a nuestro favor, aunque no sepas ni rezar.

¿Por qué, entonces, sentimos consuelo con nuestras prácticas piadosas erróneas? (Siempre que sean sinceras e interiorizadas). Muy sencillo, por “el agujero”. Porque todos los seres humanos nacemos con un “enorme agujero dentro”, el ansia de una Madre, el “íntimo intimísimo de ti mismo”, ese “reino de Dios” que predicó el Nazareno, el ombligo por donde te alimenta la Trascendencia a la que sigues unido, quieras o no, lo sepas o no.

Esa emoción al acudir al Creador es consecuencia de tu fragilidad, de tu pequeñez, de tu “agujero”, que necesita ser llenado para sentirse seguro y en paz ante las inclemencias de la vida. “Nos hiciste, Señor, para ser tuyos. Y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (San Agustín).

Totem 2Si, en vez de cristiano, fueras miembro de una tribu inculta, sentirías parecido consuelo al rezar al “tótem pájaro” que preside el poblado. Muchos antepasados adoraron al sol y sintieron tu misma emoción.

Lo que no entiendo es que, siendo cristianos, todavía recemos a “pájaros” sin que en nuestra conciencia suene una aguda alarma. Es el entontecimiento de las “rutinas” impuestas por un “ambiente religioso” prepotente, irrebatible y utilitarista.

No importa en QUIÉN se crea. Lo importante son los BENEFICIOS que esperas obtener. Hemos vendido nuestra capacidad de pensar por unas falsas seguridades. Lo mismo que en la tribu primitiva.

Como católico no puedo rendir mi libertad y conciencia al “sometimiento clerical”. No puedo aceptar que no hayamos avanzado casi nada después de siglos de “revelación progresiva” (luces sucesivas de Dios para hacerse entender por el hombre, limitado, frágil, primitivo e incapaz). Y no sepamos distinguir al Abba de una efigie, de un becerro de oro o de un tragaperras. Lo importante -parece- es tener un “agarradero” para sentirnos seguros.

Hemos llegado al monoteísmo judío y poco más. Ni siquiera las revelaciones del Hijo han prosperado. ¿Por qué? Porque miramos ATRÁS, cosificamos la Religión, momificamos el Libro (en vez de mirar sus luces, coleccionamos los troncos quemados), consagramos a los “sirvientes” (que se erigen en guías “poderosos e irrefutables”). Y, sobre todo, no utilizamos la cabeza (nos han enseñado que la “fe” es decir “amén”, aún en contra de la razón).

Nuestra Iglesia católica es, a estas alturas, más judía que cristiana (perdonad si molesto con la evidencia). Está adherida al Dios “intervencionista y mágico” de los judíos, incompatible con el Abba de Jesús. Por eso en vez de sentirnos LIBRES siguiendo a Quien vino a liberarnos, estamos ATADOS a lo ANTIGUO y a las “interpretaciones erróneas” de los primeros judeocristianos.

Y no me duelen prendas en incluir a Pablo, Pedro y demás apóstoles primeros. Ellos no pudieron verlo todo, ni entenderlo todo, imbuidos como estaban en su judaísmo. Se lo advirtió Jesús: “Pero ahora no estáis capacitados para entenderlas…” (Jn 16,12). También ellos tenían derecho a equivocarse, como lo tenían a montar en burra.

Muchos siglos después nosotros tenemos derecho a VER lo que ellos no pudieron ver y a viajar en avión mejor que en pollino. Tenemos derecho y obligación de marginar el judaísmo primero y sus ignorancias para ser “fieles al Hijo” que vino a mostramos cómo era el Padre, nuestro modelo. “Oísteis que fue dicho… pero yo os digo…” (Mt 5,21).

El que crea que exagero o disparato que preste atención a las “oraciones oficiales”. Comprobará que el 75% son “instrucciones a Dios para que cumpla”. Otro 15% son “encomiendas a seres humanos” para que convenzan a Dios de que sea misericordioso y ceda. Solo un porcentaje exiguo son alabanzas, gracias, ofrecimientos, expresiones de confianza (fe) o expresiones de nuestros deseos y determinaciones.

Sin embargo, en la oración, lo único posible es buscar LUZ y ENERGÍA para caminar el Camino de la existencia, buscar la Verdad y motivar la Vida, abriéndonos a la Fuente. Para eso es la Comunidad y las oraciones comunitarias. Para eso es la Iglesia.

El Padre ya lo tiene todo cumplido y realizado, volcado siempre sobre sus criaturas. Somos nosotros los que debemos seguir sus instrucciones, no a la inversa. Y tener la seguridad (fe) de que está ACTUANDO desde dentro y fuera de nosotros, sin pedirlo siquiera.

LluviaAmigo mío, Dios siempre llueve. Eres tú el que tiene que sacar el balde grande y limpio de tu persona para que se llene con su derroche. Dios siempre cumple, porque es fiel. Eres tú el que puede perderse por falta de LUZ y fracasar por falta de ENERGÍA.

Para eso vas a la iglesia. NUNCA para disparatar dándole instrucciones al mismísimo Dios e insultarle llamándole sordo, desmemoriado e inmisericorde.

Yo ya no puedo decir “Señor ten piedad”. Me brota del fondo un rotundo “Señor Tú tienes piedad”, “Señor Tú nos das la Paz”. Y me siento seguro y gozoso. ¿Cómo podemos decir a la Piedad Infinita que tenga piedad?

Te he contado mi experiencia y mis convicciones. Ahora tú haz con tu balde lo que quieras. Mantenlo en el trastero de las rutinas y sigue pidiendo que se llene de agua. Pero no te extrañe si, al cabo de los años, tu balde sigue vacío y seco. Y hasta puede que te atrevas a mencionar el “silencio de Dios”, esa gran blasfemia de los que no aprendieron aquello de “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!” (Mt 13,9 y más).

P.D.

“Dios no necesita el olor de los humos de ningún sacrificio ni de ninguna expiación humana”. “Salva el amor de Dios. No salvan las religiones, ni el culto, ni los cumplimientos legalistas”.

“El misterio de Dios desborda todas las religiones, incluido el cristianismo. Nosotros conocemos la manifestación última y más plena de Dios en Jesús, pero la riqueza de su revelación permanece abierta a la acción del Espíritu. Nuestro espíritu debe estar, por tanto, abierto”.

José Mª Mardones en “Matar a nuestros dioses” (Cap. 7- 5).

 

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El blog de Jairo del Agua

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Jairo del Agua: El “hueco” de Dios y el egoísmo religioso.

Miércoles, 24 de agosto de 2022

Cristianismo poderDe la idolatría del “becerro de oro” a la actual de la “vaca lechera”

Me he preguntado munchas veces por qué los humanos nos conformamos con ídolos, con supercherías, con magias, con irracionalidades… Es decir, con una religión falseada.Todos necesitamos un Dios, con el nombre e imagen que sea. Sabemos que somos frágiles, limitados, necesitados, que tenemos un inicio y un fin, que somos caducos. Nuestra propia naturaleza pequeña clama por un Dios trascendente al que poder agarrarnos.

Se trata de la “religión primaria” de todos los seres humanos de todos los tiempos. Necesitamos “dioses” más poderosos que nosotros que ayuden nuestra limitación y expliquen nuestro origen. En principio es un “movimiento egoísta”. Queremos conseguir que los “dioses” nos sean propicios y nos libren de los peligros de este mundo.

Tanto necesitamos ese auxilio que hasta matamos para conseguirlo. No necesito citar las múltiples religiones que practicaron “sacrificios humanos”.En un momento dado de la evolución humana se empieza a vislumbrar que un Dios auténtico tiene que ser único. Poco “dios” sería si tiene que compartir su poder. Poco racional nos parece hoy lo del Olimpo.

Y de la tradición del Dios único de Abraham venimos los cristianos y demás religiones monoteístas. Nosotros, además, contamos con la ratificación de Jesús al que consideramos Hijo de Dios. De su seguimiento nace la Iglesia Católica con todos sus avatares, exageraciones, putrefacciones y disgregaciones.

Lo que hoy resulta tremendamente chocante es que la mayoría católica siga siendo de “creyentes primarios”, es decir, totalmente adheridos a la “religión egoísta”, como lo fueron nuestros ancestros de cualquier creencia religiosa.

Más absurdo todavía es que nos hayamos construido nuestro Olimpo particular o “imaginario Cielo”. En el que reina un teórico y limitado Dios único, auxiliado por una pléyade de “diosecillos menores” (vírgenes y santos) cuya intervención y súplicas necesita para actuar. Nos parece normal porque lo hemos mamado y nadie nos saca del error, pero en realidad practicamos un “politeísmo asimétrico” y una “piedad mitológica”.

Y es que lo que nos interesa es tener “dioses” que nos den seguridad, cubran nuestras necesidades y nos libren de los peligros. Nos hemos construido “dioses manejables y utilitarios” que nos sean propicios, exactamente lo mismo que buscaban los primitivos homínidos.

Hemos emulado el “becerro de oro” de los israelitas y nos hemos construido una invisible “vaca lechera” a la que poder ordeñar con nuestras peticiones o las “ficticias intercesiones” de nuestros santos vaqueros o de la gran vaquera, mediadora de todos los lácteos.

¿Y qué hemos hecho con Jesús de Nazaret? Pues nos hemos quedado en su frase “más primaria”: “Pedid y recibiréis” (Mt 7,7), totalmente acorde con la cultura y mentalidad de sus oyentes. Y la hemos interpretado en su sentido más aprovechado: lo básico es “pedir”, así conseguiremos saciarnos. La lección previa: “no seáis como los paganos…” (Mt 6,5 y ss) la hemos despreciado.

Así hemos llegado, tras XXI siglos, al eje actual de nuestra religión: PEDIR para CONSEGUIR. No importa si nos fabricamos ídolos, si somos irracionales, si nos separamos de las enseñanzas de Jesús, lo importante es CONSEGUIR que Dios baje y nos colme. ¿Eso no es egoísmo infantil puro y duro?

No es verdad que amemos a Dios. Lo que amamos es su supuesta capacidad de auxiliarnos. Lo que nos interesa son “el pan y los peces”. Lo mismito que aquellos israelitas que querían hacer rey a Jesús después de la multiplicación (Jn 6,26).En quien de verdad estamos interesados es en un ídolo: “el dios intervencionista”, al que intentamos contentar y convencer directa o indirectamente.

¿Cuántos piensan y actúan hoy como si todo dependiera de nosotros? Pues muy pocos. Los Guías nos empujan a colgarnos del “ídolo intervencionista”. ¿En esa actitud no subyace otro “movimiento egoísta”? Si viven del Pueblo, han de convencernos de que son “útiles materialmente” para que no les abandonemos. Hace unos días me han hablado del cobro de sacramentos en algunas Parroquias e, incluso, del pago previo de las formas para las primeras comuniones.

¿Por qué los fieles aguantan y toleran estas inmundicias? Respuesta sencilla: “Porque nos han inculcado que desafiar a los curas es desafiar a Dios”. Error garrafal.

No pongo en duda la buena intención de la mayoría de Curas y Religiosos con galones o sin ellos. Lo que denuncio es que su rancia doctrina, sus ritos y sus devociones NO se orientan a hacernos más “libres y autónomos” sino todo lo contrario. La religión católica de hoy tiende a hacernos “dependientes” de ese “dios intervencionista” y de quienes se consideran sus administradores.

¿Por qué, entonces, hay personas que se sienten consoladas, apoyadas y hasta felices con nuestra religión?

1º) Porque el “ambiente humano” es decisivo para las creencias religiosas. Hemos mamado que somos los verdaderos, los fetén, los hijos predilectos, los que tenemos asegurado el cielo y el amparo divino (si no crees eso, eres un hereje o un ateo). Es una primera etapa elitista y poco religiosa. Muchos no pasan de ahí y se acomodan en una “religión infalible, ritual y estética”.

Eso mismo creen o creían, por ejemplo, los adoradores del “tótem pájaro”, del “dios sol” o de la “diosa Anubis”. Eso mismo creen los seguidores de otras religiones o sectas.CREER da “seguridad sicológica”, una de las fuentes de la felicidad. Y si creo junto con millones de personas (ambiente humano), más seguridad.

Con ello se cubre una de las necesidades básicas del ser humano: la SEGURIDAD sicológica. Aunque aquello en que creemos sea más falso que un gato con cinco patas.

2º) En una etapa progresiva los creyentes descubren “el hueco”. Puede ser tarea de años y de intensidad diversa. Es una experiencia confirmada por millones de seres humanos a lo largo de los siglos. Nos han creado con inteligencia para que aprendamos a construirnos, perfeccionarnos a lo largo de la vida y ayudarnos. Somos seres evolutivos y sociales.

Cuando minoramos la imagen del “dios intervencionista” (la “vaca sagrada” que nos provee cuando la ordeñamos con nuestras oraciones y sacrificios) y el “egoísmo religioso” (que solo busca auxilios puntuales) algunos profundizan y descubren “el hueco”. Sobre todo los profesionales de la religión y personas más piadosas.

Ese “hueco” es una especie de “hambre” o “nostalgia” que se siente en el interior y busca instintivamente a la Madre de la que salió.Ese “instinto espiritual” se siente en el fondo de la persona, en la zona profunda de la sensibilidad anexa al ser, lo íntimo y constituyente de cada persona. Y se somatiza en el bajo vientre.

Quizás entonces observes la creación y te des cuenta que ya contiene todo lo que necesitas para vivir, aunque tengamos que trabajar para conseguirlo. Puede que algunos desembarquen en el “ateísmo” al no necesitar un “dios” que les consiga las naranjas o el pescado.

Quizás entonces descubras la fuerza de la interioridad y en ella unos “valores”, que no hemos sembrado, pero están ahí y son parte de nuestra personalidad. Sumergido en esa interioridad, percibirás unas “aspiraciones” (también en el fondo de la sensibilidad) que van más allá de conseguir el cocido de cada día.

Quizás empieces a vivir la seducción de ese “hueco interior” y a disfrutar de su atracción gravitatoria. Quizás descubras que la bondad, la paz, la compasión, el amor están en ese interior como “aspiraciones” que jamás se colman, siempre te dejan con hambre. Es inevitable que te percibas limitado, pobre, pequeño. Algunos a esa sensación de finitud la llaman erróneamente “pecado” y se culpabilizan, probablemente fruto de una tenebrista formación religiosa.

Cuando descubres esto “vivencialmente” intuyes que Alguien debe tener todo eso sin límites. Es entonces cuando te das de bruces con el Dios Trascendente, que es más que tú, y el Dios Inmanente que inunda tus limitados cimientos y tiende a expandirse dentro de ti.Has desembarcado en el “hueco”. Has comprobado tus límites pero también tus potencialidades. Has descubierto la “experiencia mística”. “Nos hiciste Señor para ser tuyos, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (Agustín de Hipona).

Esto es común a todos los seres humanos. Desde ahí se vive la universalidad, la fraternidad, el ecumenismo, la vivencia de un único Dios. Te sentirás “ínfimo y efímero, pero necesario” para construir una Humanidad más humana.

Quizás llegues a definir a ese Dios que te inunda y circunda, como “Infinitud de las aspiraciones profundas del hombre”, sin más connotaciones, separaciones, privilegios o absolutismos.

Quizás te des cuenta que ese “Dios Infinito” que tiende a expandirse en tu “hueco” no puede ser el “dios tacañón” al que invocamos continuamente para que suelte la lluvia, el pan o la salud.

Quizás llegues a la certeza de que todas nuestras necesidades están atendidas en la Creación, que nada hay que pedir, que solo hay que “trabajar y administrar” lo que se ha confiado a nuestra “libertad y autonomía”.

Si te quedas en la superficie, solo sentirás tus necesidades biológicas y sicológicas. Te estancarás en la oración de petición y permanecerás siendo un creyente infantil, dominado por los clérigos (de cualquier religión).Nunca serás realmente “libre y autónomo” ni conocerás la dulzura de los frutos del Espíritu.

Esa vivencia del “hueco” alegra el corazón de los católicos y de todos los místicos de cualquier religión.

Cuando vives desde ahí poco importa que interiorices ante el “tótem pájaro”, el “sol” o un “sagrario”. La “vivencia religiosa” con sus consuelos y deleites están ahí para todos los seres humanos. Empezarás a entender lo que significa “adorar en espíritu y verdad” (Jn 4,23).

3º) La etapa de la coherencia.

Una vez descubierta vivencialmente la existencia de un Dios trascendente e inmanente, posible para cualquier ser humano, entran en juego dos factores: el “ambiente religioso” y la “búsqueda de coherencia” (somos seres que pensamos).

El “ambiente religioso” pesa muchísimo, sobre todo en etapas inmaduras (domina el creer en lo que otros te dicen: “fe de paja”). Pero la “búsqueda de coherencia”, propia de seres inteligentes, te conduce a descubrir el “Dios coherente”. Será un motor de progreso no solo para saltar de una religión a otra, sino para evolucionar en la propia religión.Los primeros cristianos no se convirtieron por una gracia especial, ni por un bautismo transformante, sino porque sintieron desde dentro que la “luz de Jesús” era coherente con sus vivencias profundas.

Puede que los textos escriturarios describan mágicamente algunas conversiones, como tantas y tantas cosas de la Biblia, escrita en una etapa mítica y mágica de la humanidad, incluido el NT.

Pero el acercamiento al “Dios coherente” te lleva a deducir que el Espíritu Santo -con tanto trajín en nuestro cristianismo- no tiene ningún “elegido” y se derrama igualmente TODO en TODOS.Lo dice el Evangelio: “Hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos” (Mt 5,45). “Está escrito en los profetas: TODOS serán enseñados por Dios” (Jn 6,45).

Es la “disposición personal” de cada uno y el “ambiente humano” (de lo que vengo hablando) lo que consigue que te moje o te resbale ese Espíritu que llueve sobre TODOS. Lo describe claramente la “parábola del sembrador” (Mt 13,3).

Muchos cristianos mantienen una “fe de paja”, muy frágil, muy insegura, muy postiza. Creen en “otros seres humanos” y solo siguen ritos, rúbricas, peticiones, doctrinas y conductas impuestas por seres humanos. Lo mismo ocurre en otras religiones.

Esto, que es normal en una primera etapa, es una barbaridad en la edad madura. En realidad son “robots” programados que buscan cubrir unas necesidades humanas. O “bebés” conducidos por otros en sus carritos, sin apoyo en las certezas y evidencias interiores. Es totalmente explicable que abandonen el carrito cuando se dan cuenta de que están siendo conducidos o manipulados. Los responsables cultivaron árboles sin raíces, construyeron “casas sobre arena” (Mt 7,26).

No basta creer o someterse a alguien que te dice lo que has de creer. Hay que utilizar la luz que el Creador nos ha dado: la inteligencia. Ella nos afirma que un “dios manipulable e imperfecto” no puede ser Dios.

La maduración religiosa (la vivencia) te conduce a la coherencia. Entonces te preguntas, contrastas, te dejas interpelar con libertad. Tu inteligencia coherente y tu vivencia interior se alían para llevarte a la “adhesión” de lo que coincide (es coherente) con tus “aspiraciones profundas”.Cuando hace unos años, en el Sínodo de mi Diócesis, me dejaron intervenir por 3 minutos (máximo permitido a los laicos) ante la Asamblea General presidida por todos los Obispos y Curas de graduación les espeté este comentario: “Yo no creo por lo que me han enseñado o me mandan creer los Obispos. Creo porque mis “aspiraciones profundas” coinciden con la predicación y ejemplo de Jesús de Nazaret”.

Esa misma coherencia te lleva a ajustar las imágenes distorsionadas de Dios que corren por nuestro Pueblo. Muchas promovidas o consentidas por quienes deberían iluminar y guiar.

Por esa coherencia jamás imaginarás que Dios está contenido o se identifica con algo material. Ni en el tótem, ni en el sol, ni en una escultura, ni en una custodia.

Te percatarás de la cantidad de ídolos y seudoreligión que arrastramos. Te darás cuenta que los “signos” (sacramentos) solo son eso, signos, algo que te remite al Dios que te inunda, te circunda y te trasciende. La única criatura que es recipiente de Dios es el ser humano. “Cuanto hicisteis con uno de estos pequeños conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40).

Sin embargo, hemos llenado nuestras iglesias de imágenes, reliquias, sagrarios, etc., cuanto más preciosistas mejor. Hemos materializado la religión, hemos construido una cantidad ingente de ídolos.Los símbolos son útiles para conducirte a lo que simbolizan. Los carteles del camino son muy útiles, pero si te paras a rezarlos o adorarlos frustras totalmente tu viaje.

He orado horas y horas delante de cualquier sagrario, todavía me encanta doblar la rodilla y sentirme en adoración. Pero sé que esa lamparilla encendida y el sagrario solo es el recordatorio de que Dios está con nosotros, dentro de ti y de mí, manteniendo la creación en su esencia. Si por un momento se distrajese y retirase su potencia creadora, todo desparecería, hasta los adoquines de la calle que transito a diario.

Por eso el mejor templo para contemplar, profundizar y ver a Dios es tu interioridad, la naturaleza y tu semejante. Si no corriera el riesgo de que me encerrasen en un manicomio, me arrodillaría ante un ser humano (de cualquier religión) para adorar a Dios, sobre todo si es alguien que sufre. Ahora sé que el Dios Inmanente que nos constituye a los dos (y a toda la humanidad) solo se puede mostrar por mi corazón y mis manos.

Cuando llegas a este punto poco importa cómo llames a ese Ser ignoto (al que nunca abarcarás) con tal de que sea coherente con tu inteligencia. Y nada te separará de los otros seres humanos o criaturas de este mundo. Todos y todo lo vivirás con esa fraternidad de criaturas del mismo Padre.

Una religión que separa, acapara, se apropia y esclaviza en nombre de un “dios” (se llame como se llame) es racionalmente falsa. “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,16), incluidas sus “manifestaciones religiosas”. Y ahí los católicos hacemos agua.

No basta vivir el “hueco”, ese “ansia de Dios” que nos habita. Hay que ser coherentes en lo que oramos y en lo que obramos. Es decir, cabeza, manos y corazón deben estar sintonizados. Eso es lo que llamamos “unificación de la persona”.

He llegado a comprender que toda manifestación religiosa oficial debería tener la finalidad de “ILUMINAR” nuestra inteligencia para acertar a administrar nuestra vida y vislumbrar (creer) a ese Dios que ya nos lo ha dado TODO.

Y por otro lado a “MOTIVAR” nuestra voluntad para seguir lo que ya llevamos dentro, el parecido con ese Creador, su “imagen y semejanza”.

Me consta que muchos católicos, cuando leen lo que voy publicando, piensan: “Este modo de hablar es duro, ¿Quién puede hacerle caso?” (Jn 6,60). Y se vuelven a sumergir en las jaulas, en que nos tienen encerrados los jerarcas, con el precioso don de la razón bien adormecido.Nos han vendido con fraude que superar a los que mandan es pecado, herejía, falta de fe, condena segura…

Sin embargo, Aquél al que sigo prefiere la libertad: “¿También vosotros queréis marcharos?” (Jn 6,67). Porque sin libertad, sin apertura al “espíritu y vida” (Jn 6,63) no puede existir una religión auténtica.

Lo enseñan lo maestros espirituales: Hay que “desinstalarse” para progresar. Pero la mayoría de los católicos viven cómodamente “instalados”. Y si alguien se mueve libre como una veleta al viento de la “Ruah”, se le proscribe o expulsa.

 

Los nuevos “arrendatarios de la viña” se han adueñado de la viña, como los de antaño. No hay más que ver cómo se encumbran ante el Pueblo y cómo exigen reverencias, inciensos y sometimientos.

Cuando veo estas imágenes me pregunto: ¿Éstos son de verdad “servidores”, “discípulos de Jesús”, o prepotentes impostores?

Leo estos días una frase del Papa Francisco: “¡Si Jesucristo no nos pone en crisis, quizás hayamos aguado su mensaje!”
Jairo del Agua

Fuente Blog de Jairo del Agua https://jairoagua.blogspot.com/

Espiritualidad , , , ,

“ Oh, ¡feliz culpa!” de Ivan León

Sábado, 2 de abril de 2022

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«Si no se habla de ello, no existe».

Y así, en el silencio, viven infinitud de historias que esperan una oportunidad para ser contadas. Como ocurre con las terapias de conversión hacia las personas LGTBIQ+. Pero ¿existen en nuestro país? Y, sobre todo, ¿qué es lo que sucede en esas sesiones? ¿Es un mero acompañamiento, como sostiene la Iglesia Católica, o se trata de algo más? ¿Cómo se afronta una vida después de tanto tormento emocional?

Esta historia, sincera y cercana, recoge un testimonio de lo sucedido en aquellas supuestas sesiones de acompañamiento, presentando las experiencias y el desarrollo vital de uno de sus participantes, y, lo más importante, su posterior adaptación a un mundo nuevo, diferente a todo lo que había conocido antes.

«El miedo obliga al ocultamiento, persuade de guardar la historia en un cajón, a modificar la voz, la persona y el texto. […] Oh, ¡feliz culpa! es una reflexión honesta sobre la relación con los fantasmas, sobre cuánto puede llegar a determinar el daño y qué podemos hacer con él». Del prólogo de Víctor Mora.

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Ficha Técnica

Editorial: Egales
ISBN: 978-84-18501-63-0
Fecha de edición: 2022
Idioma: Castellano
Encuadernación: Rústica
Dimensiones: 14 cm x 20 cm
Nº páginas: 158
Precio: 17,95€
Materias: Autoayuda / Biografía/Memorias/Diarios/Cartas/ Ensayo / Narrativa Masculina / Religiones /

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Entrevista con Iván León, autor de ‘Oh, feliz culpa!’

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

Oh, feliz culpa! es la primera novela de Iván León, y es también el primer testimonio sobre las llamadas “terapias de conversión” que, dentro de la Iglesia Católica, se realizan a personas del colectivo LGTBI+. Este libro es una experiencia novelada, un relato del presente que expone hechos, situaciones y consecuencias que, erróneamente, muchos creen que forman parte únicamente del pasado. Hablamos con su autor.

– ¿Qué nos vamos a encontrar los lectores en ¡Oh, feliz culpa!?

Creo que una de las notas principales de este relato sería su normalidad. Y ese, precisamente, es su punto fuerte. Me explico. Cuando se habla de estos temas (terapias de conversión y cosas por el estilo) solemos pensar en cosas terriblemente obscenas: campamentos al estilo norteamericano, terapias de aversión de los años cincuenta y cosas así. Y es un error. A día de hoy estas cosas suceden entre bambalinas, discretamente. Son, en la mayoría de casos, machaques constantes, discursos funestos y una fuerte presión social. Por eso, creo que cualquiera que se acerque a este relato podrá comprobar como, sin apenas darse cuenta, ha ido introduciéndose en un bucle del que es difícil salir. Otra característica es que, partiendo de esa misma normalidad, genera una gran intimidad. ¿Quién no ha experimentado la incertidumbre en sus propias carnes? ¿O quién no se ha enfrentado a un cierto cuestionamiento? En ese sentido, creo que es fácil que haya una cierta empatía entre narrador y lector, lo que facilita mucho la tarea de inmersión. Y, por supuesto, eso mismo permite definir imágenes mucho más vivas para que también sea posible disfrutar del relato.

– ¿Qué te llevó a decidirte a escribir tu historia?

Supongo que el independizarme, en sentido amplio. El salir de casa me exponía a grandes preguntas. Ya no era un yo metido en una estructura, sino que me enfrentaba en soledad a un montón de experiencias nuevas.Necesitaba construir un relato que respondiese a quién era. Un relato que me permitiese tomar posesión de mí mismo y presentarme ante el mundo. Un relato sobre el cual poder edificar. Y eso pasaba por integrar algunas experiencias complejas. El escribir sobre esta etapa fue, por decirlo así, algo providencial. Durante una visita a la UCM, donde me formé, estuve charlando con un profesor y le comenté lo que me rondaba por la cabeza, las dudas sobre ese proceso de construcción de la identidad. Y su respuesta fue sencilla: “Escribe. Somos filólogos, ¿no? La formación que os proporcionamos no es únicamente académica, sino que podéis aprovecharla para vuestra vida.” Y realmente aquella conversación fue lo que, durante el confinamiento, me animó a escribir toda esta historia.

– ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Terrible. Algo más en serio, diría que ha sido un proceso complejo, lleno de baches. Uno de los primeros problemas fue encontrar el tono adecuado. ¿Desafiante? ¿Lastimero? ¿Algo más neutro? Sin embargo, una tarde, durante una charla, se me ocurrió una idea sencilla: presentar mi experiencia subjetiva como una suerte monólogo interno. Algo así como permitir al lector acceder a mis vivencias, aunque con la distancia que proporciona la retórica. En términos algo más mundanos, hubo días y días. Algunos días fueron una auténtica catarsis y otros, simplemente, rellenar el espacio literario. Supongo que, para entendernos, debe ser similar al proceso de creación de una pintura: hay días que das vida a la figura principal y otros, te limitas a iluminar el fondo. En resumen, ha sido un proceso largo, aunque he contado siempre con ayuda y referentes.

– Hablas en varias ocasiones de la tentación de ceder al olvido, ¿crees que eso es posible? Creo que en tu novela hay un enlace muy bonito entre la historia personal y la memoria colectiva, sobre todo para quienes entendemos que la memoria es algo vivo, es decir, que afronta problemas y situaciones que aún están lejos de haber quedado atrás. ¿Qué piensas sobre este tema?

Olvidar. En cierto sentido, olvidar sería algo similar a negar. Negar un hecho o una experiencia concreta. Y negar no es más que una forma, respetable, de gestionar algún aspecto concreto de la realidad. Aquí que cada uno gestione como pueda, que bastante tenemos con lo que tenemos. Aunque creo que, en la medida de lo posible, hay que afrontar las experiencias vitales con cierta osadía. Tratando de hacerlas nuestras para poder sacar algún partido de ellas, si es que fuese posible. Y si no, para, al menos, poder revisitar aquellos lugares sin aquel terrible estrés que provoca el trauma. Por otra parte, creo que la relación entre el individuo y la colectividad es muy estrecha. Uno no puede ser si los demás no le ayudan a ser. Y, por supuesto, la colectividad no puede constituirse si cada uno de los individuos no se integran en ella. Hay que acabar con el mito del self-made-man, porque nos aísla y nos impide establecer vínculos de confianza y apoyo. Y, precisamente, sin estos vínculos, sin esta confianza, creo que nos veríamos abocados al desastre porque una de las principales estrategias de supervivencia siempre ha sido la comunicación de saberes. Algún humano comunicaba a otro tal o cual saber, o amenaza, y así el grupo podía valerse de ese conocimiento para sobrevivir. Creo que aquí ocurre algo similar: la experiencia personal de cada uno puede ayudarnos no sólo a constituirnos como colectividad, como sociedad, sino que además puede ayudarnos a desarrollar estrategias adaptadas a la realidad que se nos presenta.

– “Yo tampoco sé ser un hombre, pero ¿a quién le importa?” Cuánto pesan los estándares del género, cuánta violencia pueden crear… algunas ideas presentes en tu novela. ¿Es que lo hacemos mal, es que no lo somos, o es que nadie tiene la potestad de decir quién es qué salvo uno mismo?

Creo que habría que empezar por el principio y preguntarse qué es eso de ser un hombre. Porque dependiendo de quién plantee la pregunta, fijará un estándar u otro. Y, en cualquier caso, creo que ese estándar seguiría sin ser universalmente válido. Porque definir un ideal así resulta extremadamente complejo Algunos podrían apelar a los cánones y cosas así, pero, ¿a qué cánones nos apegamos? Porque hay tantos hombres como momentos históricos y grupos culturales, cada uno de los cuales tiene una pretensión de verdad y universalidad que resultan soeces en conjunto. Así que, ¿con qué hombre nos quedamos? En cualquier caso, creo que muchas veces es una obsesión social más que un problema real. Si uno es funcional y consigue articular un relato que le sirve para encarar la realidad, ¿cuál es el problema? Creo que la verdadera preocupación debería ser el poder construir relatos cercanos y prácticos y que tengan un gran potencial explicativo para la propia persona. Tratar de definir una masculinidad y una feminidad hegemónicas e inmutables me parece un burdo intento de categorizar y cauterizar la realidad para poder etiquetarla y hacerla manejable.

“Aquel pasillo parecía no tener fin. Avanzaba penosamente, sin tener aún claro qué sucedería a continuación. Y, sobre todo, seguía sin tener la completa certeza de que aquello fuese a funcionar.” Así comienza “Vorágine”, la primera parte de tu libro, unas líneas que marcan el inicio de aquellos encuentros… desde el ahora, ¿qué te gustaría decirle a tu yo de ese entonces?

Creo que no sabría bien qué decirle. Seguramente lo mirase en silencio con cierta simpatía y lo dejase marchar. Aunque es probable que le viniese bien saber que, en realidad, todo va mucho menos en serio y mucho más en serio de lo que aparenta. Sería, simplemente, una cuestión de afinar la comprensión. Pero claro, eso es algo que te da el tiempo. Así que es normal que cometamos ciertos errores de ese tipo.

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Oh, feliz culpa! de Iván León, editada por Egales y con prólogo de Víctor Mora, ya disponible en librerías y en la web de la editorial.

Fuente: Blog Uno de cada 10, 20Minutos

Biblioteca, General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“Religiones por la Paz” propone una oración por Ucrania y un viaje de líderes religiosos a Kiev

Jueves, 24 de marzo de 2022

Religiones-Paz_2434866516_15974527_660x371Piden evitar “un ciclo interminable de violencia y trauma” 

Una oración interreligiosa y un momento de silencio juntos para invocar la paz en Ucrania: es la iniciativa para hoy, 24 de marzo, promovida por la asociación internacional “Religiones por la Paz”en colaboración con la “Asociación Patient

Afirman: “La primera parte de este viaje será elevar una oración común por la paz, un momento compartido por representantes de diferentes confesiones”

El siguiente paso, anuncian, será organizar el viaje de una delegación de líderes religiosos y una reunión en Kiev para que, “con su presencia orante y pacífica, inviten a las partes beligerantes a iniciar una tregua y participar en negociaciones concretas”

Los miembros del Comité Juvenil Internacional de “Religiones por la Paz” también han escrito un mensaje en el que “condenan la violencia y la pérdida de vidas, la falta de respeto por la ley y el desprecio por los derechos humanos y piden el cese inmediato de hostilidades”

El Papa confiesa: “El odio y la rabia a la guerra la aprendí de mi abuelo”

(Agencia Fides) – Una oración interreligiosa y un momento de silencio juntos para invocar la paz en Ucrania: esta es la iniciativa promovida para hoy, 24 de marzo, por la asociación internacional “Religiones por la Paz” (Religions for Peace) en colaboración con la “Asociación Patient”, con sede en Polonia, con el objetivo de garantizar el apoyo y la solidaridad, por parte de los creyentes de diferentes confesiones religiosas, a las personas afectadas por la crisis humanitaria derivada de la guerra en Ucrania.

Una nota de “Religiones por la Paz”, enviada a la Agencia Fides, afirma: “La primera parte de este viaje será elevar una oración común por la paz, un momento compartido por representantes de diferentes confesiones: la oración y el silencio se vivirán simultáneamente, a nivel virtual, en muchos lugares del mundo, por grupos de personas que no pueden reunirse en presencia, grupos de personas de buena voluntad que se reunirán compartiendo un momento de silencio e invocación a Dios, expresando la cercanía con la mente y con el corazón al pueblo de Ucrania”.

El siguiente paso, como anuncian, será organizar el viaje de una delegación de líderes religiosos y una reunión en Kiev para que, “con su presencia orante y pacífica, inviten a las partes beligerantes a iniciar una tregua y participar en negociaciones concretas”. Los líderes religiosos, se subraya, “simplemente abogan por una resolución pacífica del conflicto y la reconciliación de los pueblos”. “Todos los creyentes de Europa, de cualquier comunidad religiosa, están llamados a unirse a este esfuerzo para detener el ruido de las armas y erradicar el odio del corazón de los pueblos”, se afirma en la nota.

En los últimos días, los miembros del Comité Juvenil Internacional de “Religiones por la Paz” también han escrito un mensaje en el que condenan la violencia y la pérdida de vidas, la falta de respeto por la ley y el desprecio por los derechos humanos, y dicen estar “profundamente preocupados por esto, especialmente por los jóvenes a los que se les roba un futuro pacífico”.

“Sin un camino hacia la paz y la diplomacia, las heridas de este conflicto sólo perpetuarán un ciclo interminable de violencia y trauma”, advierte el Comité, compuesto por jóvenes de diferentes religiones, que pide “un cese inmediato de las hostilidades y el compromiso de los líderes políticos y religiosos para resolver esta guerra y evitar más violencia en el futuro”.

Fuente Religión Digital

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El primer ministro australiano hace una declaración antiLGTBIQ para “proteger a los religiosos de la cultura de la cancelación”

Jueves, 9 de diciembre de 2021

morrison1-1Australia ha presentado un nuevo proyecto de ley para evitar la discriminación, protegiendo a los religiosos de la cultura de la cancelación.

El jueves (25 de noviembre), el primer ministro australiano, Scott Morrison, homófobo y cristiano pentecostal, presentó el proyecto de ley sobre discriminación religiosa, que, según él, permitirá a las organizaciones religiosas, como iglesias, escuelas y centros de trabajo, pasar por encima de las leyes contra la discriminación, siempre que sus “declaraciones de creencias” no “amenacen, intimiden, acosen o vilipendien a una persona o grupo”.

Al presentar el proyecto de ley en la cámara baja del parlamento australiano, el primer ministro anti-LGBT+ y cristiano pentecostal dijo: “Muchas personas de diversas tradiciones religiosas están preocupadas por la falta de protección religiosa contra la prevalencia de la “cultura de la cancelación” en la vida australiana.

“Las personas no deben ser anuladas, perseguidas o vilipendiadas porque sus creencias sean diferentes a las de otros. Los australianos no deberían preocuparse de mirar por encima del hombro, temerosos de ofender a un anónimo en Twitter o de transgredir el zeitgeist político o social”.

En realidad, el proyecto de ley permitiría a los religiosos australianos discriminar legalmente a las minorías, incluidas las personas LGBT+ y las personas con discapacidad, han advertido los defensores.

El Centro Jurídico de Derechos Humanos de Australia (Australia’s Human Rights Law Centre) explicó en un comunicado que “permitiría a las personas hacer declaraciones de creencias despectivas, ofensivas y perjudiciales, incluso en los lugares de trabajo, las escuelas y los servicios de salud, y que anulan las leyes federales, estatales y territoriales contra la discriminación, negando así a las víctimas una importante vía de justicia” y también “conceden una licencia sin precedentes a los organismos religiosos, incluidas las escuelas y las organizaciones benéficas, para discriminar a las personas de una fe diferente o sin fe en una serie de circunstancias”.

Adrianne Walters, directora jurídica del centro, afirmó en un comunicado: “Nuestras leyes deben proteger a las personas, sean o no creyentes, de la discriminación, sin conceder a las organizaciones religiosas una nueva licencia para discriminar a otros. Las mujeres, las comunidades LGBT+, las personas con discapacidad, los estudiantes y las personas de fe no deben temer un trato injusto y perjudicial”.

“La ley propuesta por el gobierno de Morrison fracasa en todos los frentes”.

Anna Brown, directora general del grupo de derechos LGBT+ Equality Australia, declaró a Al Jazeera: “Lo que hoy constituye una discriminación, mañana será legal, permitiendo a la gente decir cosas dañinas, insultantes y degradantes. Cosas como que un trabajador médico le diga a una persona que vive con el VIH que el sida es un castigo de Dios, o a una persona que vive con una discapacidad que su discapacidad es causada por el diablo”.

Se espera que el proyecto de ley sea votado por el Senado australiano el próximo año. La discriminación religiosa ha sido un tema de conversación para los conservadores en Australia desde la aprobación de la igualdad matrimonial

Después de que Australia legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2017, el debate en torno a la “discriminación religiosa” alcanzó un punto álgido.

En ese momento, los conservadores del gobierno del país incluso lanzaron una investigación sobre si la igualdad matrimonial restringiría la libertad de expresión de los grupos religiosos.

El debate se desató de nuevo a nivel nacional, y mundial, cuando en 2019 el jugador de rugby Israel Folau fue despedido del equipo de rugby New South Wales Waratahs y de la selección australiana por hacer comentarios homófobos, entre ellos que “el infierno espera” a los homosexuales.

Más tarde, Folau emprendió una acción legal contra Rugby Australia, alegando que su empleo fue despedido por motivos de religión. Las dos partes llegaron finalmente a un acuerdo no revelado.

Fuente Pink News

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Homofobia/ Transfobia., Islam, Judaísmo , , , , , , , , ,

Sobre la idea de Dios

Sábado, 23 de octubre de 2021

Del blog Amigos de Thomas Merton:

0718-2295-rchilite-99-00035-fig6Las visiones de Juliana de Norwich entre el estilo gótico y la abstracción

Figura 6 British Library, Egerton 1821, f. 7v, ca. 1490 

La idea humana de Dios tiene una historia porque ha significado siempre algo ligeramente distinto para cada grupo de personas que se han servido de ella en distintos momentos. La idea de Dios que un grupo de seres humanos crea en una generación puede carecer de significado para otra generación. En efecto, la afirmación «yo creo en Dios» no tiene un significado objetivo en sí, sino que —como cualquier otra afirmación— sólo significa algo en un contexto, cuando es proclamada por toda una comunidad. Por consiguiente, no hay una idea invariable contenida en la palabra «Dios»; al contrario, la palabra contiene toda una gama de significados, algunos de los cuales son contradictorios o incluso se excluyen mutuamente. Si la noción de Dios no hubiera tenido esta flexibilidad, no hubiera sobrevivido hasta llegar a ser una de las mayores ideas humanas. Cuando una concepción de Dios deja de tener significado o importancia, es descartada discretamente y sustituida por una teología nueva. Un fundamentalista negaría esto, porque el fundamentalismo es antihistórico: cree que Abrahán, Moisés y todos los profetas posteriores experimentaron a su Dios exactamente del mismo modo en que hoy se tiene experiencia de él… Cada generación ha de crear la imagen de Dios que tenga un significado para ella.

Lo mismo se puede decir del ateísmo. La afirmación «yo no creo en Dios» ha significado algo ligeramente distinto en cada periodo de la historia. Quienes han sido calificados como «ateos» a través de los siglos han negado siempre una determinada concepción de lo divino. ¿Es el Dios de los patriarcas, el Dios de los profetas, el Dios de los filósofos, el Dios de los místicos o el Dios de los deístas del siglo XVIII el «Dios» rechazado hoy por los ateos? Todos estos dioses han sido venerados como el Dios de la Biblia y del Corán por judíos, cristianos y musulmanes en distintos momentos de su historia.

 El ateísmo ha sido a menudo un estado de transición: judíos, cristianos y musulmanes fueron llamados ateos por sus contemporáneos paganos porque adoptaron una noción revolucionaria de la divinidad y de la transcendencia. ¿Es el ateísmo moderno una negación similar de un «Dios» que ya no encaja en la situación de nuestro tiempo?”.

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Karen Armstrong

Una historia de Dios

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La ‘laica’ Francia pierde la fe: por primera vez, hay más ateos que creyentes

Viernes, 1 de octubre de 2021

Notre-Damen_2310978959_15296433_660x371El 51% de los encuestados responde ‘No’ a la pregunta ‘¿Cree usted en Dios?’

En 1947 apenas un tercio (el 34%) de la población afirmaba no creer en ningún dios, una cantidad que ascendió al 44% en 2011. Ahora, por primera vez, y por poco, supera el 50%

La situación es similar en toda la ‘vieja’ Europa, como señaló recientemente el último informe del CIS

La encuesta llevada a cabo por la empresa Ifop a un panel de 1028 franceses, muestra cómo por primera vez desde que se realizan encuestas sobre el pensamiento religioso en el país, una mayoría se declara atea. Con una invariable progresión- Así, en 1947 apenas un tercio (el 34%) de la población afirmaba no creer en ningún dios, una cantidad que ascendió al 44% en 2011. Ahora, por primera vez, y por poco, supera el 50%.

Los responsables del estudio destacan esta tendencia, que no se ha visto afectada por la pandemia, ni por el incendio de Notre-Dame.

Como sucede en España (en realidad, en casi toda Europa), los más creyentes son los mayores de 65 años, aunque a diferencia de nuestro país -donde seis de cada diez jóvenes se declaran ateos o agnósticos-, la segunda horquilla de creyentes oscila entre los 18 y 34 años.

Otro aspecto destacado, y preocupante, es que cada vez se habla menos de religión en el circulo familiar. Y ya no hay diferencia entre religiones ‘buenas‘ y ‘malas’: el 54% de los encuestados piensan que todas están al mismo nivel.

Fuente Religión Digital

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Cara y cruz de las Religiones.

Viernes, 24 de septiembre de 2021

061217-las-tres-religiones-culturas-alianza-de-civilizaciones-laicista-fundamentalismoEn muchos casos las religiones mueven a realizar actos heroicos de solidaridad y sacrificio por los demás, pero también las religiones pueden mover a comportamientos bárbaros y crueles con multitud de víctimas inocentes.

En la Iglesia católica, y en el cristianismo en general, tenemos claros ejemplos de las dos cosas: Francisco de Asís y más recientemente Charles de Foucauld,  podían ser dos ejemplos muy conocidos de la primera actitud, pero además son incontables los héroes y las heroínas anónimas que han dado su vida por el bien del prójimo. Al otro lado tenemos la caza de brujas, la inquisición y las cruzadas con su secuela de sufrimiento y muerte.

¿Por qué se dan dos comportamientos tan contradictorios? El Evangelio invita claramente a la primera de las opciones, y no da la menor justificación para la segunda. Jesús mismo fue víctima de esa represión cruel y rechazó tajantemente cualquier recurso a la fuerza para evitar su ejecución. Resucitado ni por asomo da muestra de cualquier deseo de pedir cuentas a los que le han condenado.  Todo parece haber quedado  en el olvido.

El Evangelio es el anuncio de una Buena Noticia para todos. En él son fundamentales el amor, el perdón, la tolerancia, incluso con el mal. “¿Quieres que vayamos a arrancar la cizaña? ¡No! No sea que al recoger la cizaña arranquéis con ella el trigo. Dejad crecer juntas las dos cosas hasta la siega”. Pero la Santa Inquisición decidió que nada de dejarlo para más tarde. ¡A la hoguera ya con todos los que ellos consideraban que eran cizaña!

Conozco poco el Islam, pero tampoco creo que la fe de los musulmanes en Ala dé motivos para  los bárbaros  atentados de los grupos terroristas o la actitud de los talibanes hacia las mujeres. Recuerdo haber leído hace tiempo lo que escribió un místico musulmán sobre la mujer: “Dios creó a la mujer de una costilla del hombre, debajo de su brazo, para protegerla, y  junto a su corazón, para amarla”.

¿Cómo desde esos principios se ha podido llegar a las aberraciones de la tortura y las hogueras de la inquisición? ¿A la opresión y brutalidad de los talibanes sobre la mujer? ¿Cómo se han puesto en marcha esos movimientos  de crueldad y violencia?

En mi opinión creo que este tremendo cambio está muy relacionado con la institución del clero y la jerarquía. Nos encontramos aquí con un proceso  en el  que se acaba constituyendo un grupo social, exclusivamente masculino,  que se considera elegido por Dios e investido de una autoridad divina para la defensa de la fe y la pureza de la doctrina.

Pero en la realidad lo que hace esta jerarquía es caer en la tentación original. Una tentación de la que se ha hablado muy poco en la Iglesia, parece que no interesaba demasiado ese tema. De lo que se ha hablado mucho es del pecado original y su transmisión a todos los seres humanos, sin embargo  apenas se ha especificado que ese pecado era consecuencia de haber  caído en la tentación original. La tentadora sugerencia  de la serpiente a Eva en el paraíso: “El día que comáis de ese árbol, se abrirán vuestros ojos, y seréis como Dios, conocedores  del bien y el mal”. 

¿Por qué en la Iglesia se ha reflexionado tan poco sobre esa tentación original? ¿Será que la jerarquía consideraba que eso era algo mítico, que no iba con ellos? ¿Que ellos sí podían ser conocedores del bien y el mal sin necesidad de comer de ningún árbol, sólo por revelación divina?

Y así, en ese papel de conocedores del bien y del mal,  un día consideran que, junto a los mandamientos de la Ley de Dios, había que poner los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, que también obligan bajo pecado mortal como los revelados a Moisés en el Sinaí. O se les ocurre que, en ciertas circunstancias, las opiniones del Sumo Pontífice son palabra de Dios. Y otro día llegan al convencimiento de que la fe auténtica –la suya, naturalmente–  se defiende mandando a la hoguera a los que tengan opiniones teológicas distintas.

El islam tampoco tiene sacerdotes ni una jerarquía establecida por su fundador, pero la profesión clerical es muy abundante entre los musulmanes. Entre los clérigos encontramos Imanes, jeques, mulás, y ayatolás. Talibán quiere decir estudiante, estudiante de la ley islámica, y naturalmente su profesor será un clérigo, imán, ayatolá o lo que sea.

Con razón ha dicho el Papa Francisco que es necesario desclericalizar la Iglesia. No es tarea fácil, hay que mover una enorme institución con un peso de siglos. Pero el Evangelio es muy claro: “Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo”.

Javier Domínguez

Fuente Fe Adulta

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Cuatro de cada diez españoles se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico

Viernes, 3 de septiembre de 2021

BERNARDOHOYOSLas cifras se triplican en dos décadas: pronto serán más que los católicos

En la franja de 18 a 34 años, el 60% se declara no religioso, mientras solo un 30% dice sentirse católico

Apenas el 16,7% de los encuestados se describen como católicos practicantes. Mientras, los católicos no practicantes también retroceden con respecto a enero pasado (39,9% frente a 41,6%)

España ha dejado de ser católica. Lo reconocen hasta los obispos en su último plan pastoral 2021-205, y lo confirma el último estudio del CIS: casi cuatro de cada diez españoles (38,7) se declaran ateos o no creyentes, el máximo histórico. Frente a ellos, apenas el 16,7% de los encuestados se describen como católicos practicantes.

Se trata del máximo histórico del número de no creyentes, y del mínimo de los practicantes. Si se mantiene este ritmo en menos de dos años, los no creyentes en España podrían superar por primera vez a los creyentes.

El informe del CIS también refleja un desplome de tres puntos solo en los siete meses de este año entre los católicos practicantes. Mientras, los católicos no practicantes también retroceden con respecto a enero pasado (39,9% frente a 41,6%). Aunque han remontando ligeramente, ya que el mes de mayo pasado, el barómetro marco un número añun más bajo, 38,7%.

Abriendo aún más el marco temporal, el declive de la religiosidad en España, se ve aún más claro. En el año 2000, las personas no religiosas apenas alcanzaba el 13,1% de la población. Diez años después, en 2010, los no creyentes ya habían experimentado un salto notable de 7,1 puntos para situarse en el 20,2% de los españoles. Y en 2021, el número de ateos, agnósticos o no creyentes se ha triplicado con respecto a hace 20 años, al rozar el 39%.

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Y el futuro parece indicar que esta tendencia lejos de revertirse, se incrementará. Porque el barómetro del CIS refleja que en la franja de 18 a 34 años, el 60% se declara no religioso, mientras solo un 30% dice sentirse católico. Un dato que coloca a España cerca de la media europea, ya que según estudios recientes la mayoría de jóvenes se declara no religioso.

Fuente Religión Digital

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Naciones Unidas denuncia el aumento de los discursos del odio por motivos religiosos

Lunes, 23 de agosto de 2021

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22 de agosto: Día de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias

“Seguimos siendo testigos del aumento del discursos de odio, la intolerancia e incluso la violencia física y los ataques a personas, grupos y sitios, simplemente debido a sus creencias religiosas o su importancia”, sostiene el secretario general de la ONU

“La libertad de religión o de creencias es un Derecho Humano, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Hoy, este derecho se está probando

 ONU reclama terminar con el acoso a la Comunidad Musulmana Ahmadía en el mundo: En Argelia, Bangladesh, Egipto, Indonesia, Irán, Malasia, Pakistán o Sri Lanka.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha recordado este viernes a las víctimas de la violencia basada en la religión, con motivo del Día Internacional de este hecho, y ha lamentado el “aumento de la intolerancia”.

Seguimos siendo testigos del aumento del discurso de odio, la intolerancia e incluso la violencia física y los ataques a personas, grupos y sitios, simplemente debido a sus creencias religiosas o su importancia”, ha destacado Guterres en un discurso publicado por Naciones Unidas.

Ahondando en este aspecto, el secretario general de la ONU ha apuntado que, a menudo, este tipo de violencia va acompañada de la vulneración de otros Derechos Fundamentales, incluido e derecho a la libertad de pensamiento o de conciencia.

861A654F-52F5-447E-B415-FDD9231605C4Además, en un contexto de crisis pandémica derivada de la COVID-19, el racismo y el estigma, junto con la desinformación, “ha exacerbado aún más esta peligrosa convergencia”.

“A pesar de los riesgos, las víctimas continúan hablando con gran valentía para defender sus derechos. Me solidarizo plenamente con ellos y con los decididos esfuerzos de los actores de la sociedad civil, líderes comunitarios y religiosos para movilizarnos contra cualquier acto de violencia o discriminación”, ha aseverado Guterres.

Así pues, el líder de Naciones Unidas ha puesto en los Estados la responsabilidad de “prohibir y disuadir la discriminación y la violencia”, así como “proteger los Derechos Humanos de las minorías religiosas y garantizar que los autores de estos delitos rindan cuentas”, a la par que la comunidad internacional apoya a las víctimas de estos “actos atroces”.

Naciones Unidas ha remarcado haber hecho de este problema una prioridad que se debe abordar a través de algunas de las iniciativas que se han lanzado en esta materia, como el Llamado de acción por los Derechos Humanos, o el Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre Discursos de Odio, junto con el Plan de las Naciones Unidas para salvaguardar los lugares religiosos.

La libertad de religión o de creencias es un Derecho Humano, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Hoy, este derecho se está probando”, ha añadido Guterres, quien ha zanjado su discurso apuntando a un compromiso global para “cambiar el rumbo de esta terrible tendencia” y para construir “sociedades más inclusivas y pacíficas, donde la diversidad se celebra como una riqueza”.

Fuente Religión Digital

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El gobernador de Ohio firma el proyecto de ley que permite a los médicos rechazar la atención a las personas LGBT +

Miércoles, 14 de julio de 2021

FILE - In this Dec. 13, 2019 file photo, Ohio Gov. Mike DeWine speaks about his plans for the coming year during an interview at the Governor's Residence in Columbus. A new report is questioning the effectiveness of an expansion of electronic monitoring of inmates in Ohio. The 77-page report was presented Monday, Jan. 6, 2020 to DeWine's task force looking at how inmates are supervised after release. The report says there's limited evidence that the widespread use of GPS monitoring will reduce the rate at which ex-offenders commit new crimes or that it will enhance public safety. (AP Photo/John Minchillo)El gobernador Mike Dewine  (AP Photo/John Minchillo)

El gobernador de Ohio ha firmado un proyecto de ley que permite a los médicos rechazar la atención médica a pacientes LGBT + si tienen una objeción basada en motivos “morales”.

La disposición quedó enterrada en un documento de 700 páginas de enmiendas de última hora al proyecto de ley de presupuesto de dos años del estado, que el gobernador Mike DeWine aprobó el miércoles pasado (30 de junio).

Permite a cualquier proveedor médico, desde médicos y enfermeras hasta investigadores, técnicos de laboratorio y compañías de seguros, “la libertad de negarse a realizar, participar o pagar cualquier servicio de atención médica que viole la conciencia del médico, la institución o el pagador según lo informado por las creencias morales, éticas o religiosas ”.

Esta amplia exención religiosa levantó importantes señales de alerta para los grupos de derechos de las mujeres y LGBT +, y múltiples defensores en el estado expresaron una seria preocupación.

“Hoy, el gobernador DeWine consagró la discriminación LGBTQ en la ley, amenazando el bienestar médico de más de 380.000 personas LGBTQ en Ohio, una de las poblaciones LGBTQ más grandes del país”, dijo el presidente de la Human Rights Campaign, Alphonso David, en un comunicado. “Los médicos en Ohio pueden negar la atención o la cobertura de atención básica, médicamente necesaria y potencialmente vital para las personas LGBTQ simplemente por quiénes son”.

La siniestra exención religiosa fue una sorpresa para muchos, ya que no fue una de las muchas iniciativas en el proyecto de ley de presupuesto que se destacaron en el sitio web del gobernador. “Saben que no podrían aprobar esto por sus méritos como un proyecto de ley independiente, porque literalmente nadie está pidiendo que se apruebe”, dijo Dominic Detwiler de Equality Ohio al Columbus Dispatch.

Efectivamente, la comunidad médica del estado se opone abrumadoramente a la ley, como se subraya en una carta a los negociadores presupuestarios firmada por la Asociación de Hospitales de Ohio, la Asociación de Hospitales de Niños de Ohio, la Asociación Médica del Estado de Ohio y la Asociación de Planes de Salud de Ohio.

“Las implicaciones de esta política son inmensas y podrían conducir a situaciones en las que la atención al paciente se vea comprometida de manera inaceptable”, advirtieron.

Sin embargo, el gobernador DeWine defendió el proyecto de ley, señalando que solo permite la denegación de atención en casos de “objeciones de conciencia a un servicio de atención de salud en particular”.

Insistió en que la cláusula de conciencia cambiará muy poco y afirmó que nadie en Ohio será discriminado. “Esto simplemente pone en el estatuto lo que ha sido la práctica de todos modos”, dijo. “Digamos que el médico está en contra del aborto, el médico no aborta. Si hay otras cosas con las que tal vez un médico tiene un problema de conciencia, se resuelve, alguien más hace esas cosas “.

Aquí se refirió a una cláusula de redacción flexible que requiere que el profesional médico, cuando sea posible, “intente transferir al paciente a un colega que le proporcionará el procedimiento solicitado”, siempre que hacer esa derivación no viole también su conciencia.

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Pero el Dr. Todd Kepler, director médico del suroeste de Equitas Health, dijo que el lenguaje “ampliamente amplio” del proyecto de ley exacerbará las barreras existentes para la atención de muchos grupos marginados, como los adictos a las drogas, las personas que viven con el VIH y la comunidad LGBT +.

Son personas como estas, que ya viven con pocas opciones de atención médica en su comunidad, las que se verían más afectadas. “Digamos que resulta que soy un paciente gay y quería ver a un proveedor en mi ciudad, y realmente no había otros proveedores en la ciudad. Pero encuentran eso moralmente inaceptable, podrían rechazarme ”, dijo a WCPO. “Y el lenguaje es tan amplio que incluso se podría hacer a nivel institucional. Entonces, si tiene un hospital que tal vez tenga una afiliación con una institución religiosa, y nuevamente, esa es la única institución en la ciudad, teóricamente podrían rechazar a ese paciente para recibir atención médica “.

Como agregó Randy Phillips del Greater Dayton LGBT Center, “comienza una pendiente resbaladiza cuando comenzamos a escoger y elegir a quién podemos tratar y a quién no queremos tratar”. Preguntó: “¿A cuántos se les va a negar la atención simplemente porque viven con autenticidad?”

Fuente Pink News

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Un Dios radicalmente nuevo

Martes, 13 de julio de 2021

Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“La muerte de Jesús, tal como es interpretada por los primeros cristianos, no escapa totalmente a las categorías sacrificiales del Antiguo Testamento, que han puesto a su disposición un lenguaje entre tantos otros. Pero hay que ser conscientes del desplazamiento que supone la reutilización neotestamentaria de esas categorías sacrificiales. Lo que está en juego realmente es el acceso al espacio divino, el acceso a Dios. Con su muerte, Cristo abre el acceso al Dios de la antigua alianza de una manera radicalmente nueva. Para mí, la novedad reside en el hecho de que este acceso se hará, de ahí en adelante, no de abajo hacia arriba (el sacrificio religioso como medio de reconciliación del hombre con Dios), sino de arriba hacia abajo: Dios, en Jesús, viene a encontrarse con el hombre hasta en la muerte. Si existe un sacrificio, es un «sacrificio» entendido como el fin de una comprensión de Dios y el nacimiento de otra nueva. Y esto Jesús lo hace, efectivamente, «por nosotros».

Aunque de maneras diferentes, los Evangelios, san Pablo y el autor de la Carta a los Hebreos no están diciendo otra cosa: se pasa, de la idea de un sacrificio orientado a permitir a los hombres acercarse a lo divino, a la confesión de un Dios que muere al mismo tiempo que mueren con él las representaciones que de él nos hacemos. Creo que no somos realmente conscientes de hasta qué punto el cristianismo ha acabado con la lógica sacrificial. La destrucción del templo obligó al judaísmo a dar ese paso; para el cristianismo, la causa fue la muerte de su Mesías: su resurrección subraya, en cierta manera, que se ha terminado la muerte sacrificial, puesto que la víctima se ha levantado de entre los muertos.

Queda preguntarse si una tradición demasiado larga de lectura eclesial clásicamente sacrificial de la muerte de Jesús, es decir, casi exclusivamente sustitutiva, no ha ocultado en cierta manera la novedad, sobre el trasfondo de una herencia asumida, que dejan entrever los textos del Nuevo Testamento. Para los autores del Nuevo Testamento que hemos leído, la muerte de Jesús no es tanto el fruto de un plan indispensable de Dios, sino más bien el resultado de la respuesta violenta que suscita la proclamación de un Dios radicalmente otro, radicalmente diferente y, por lo tanto, insoportable para los hombres.

Los autores del Nuevo Testamento afirman simplemente –aunque este «simplemente» es esencial– que en su muerte Jesús no se limita a soportar la violencia, sino que la combate y la subvierte: su muerte y su resurrección nos están diciendo, al fin y al cabo, que la violencia, incluso religiosa, es decir, sacrificial, no tiene la última palabra. Ni el hombre ni Dios salen indemnes de ello. En este sentido, la muerte de Jesús tiene verdaderamente una dimensión sacrificial: en la muerte libre y soberanamente aceptada de Jesús, lo que se sacrifica es el Dios de las religiones tradicionales.

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Jean-Daniel Caussé, Élian Cuvillier
(Viaje a través del cristianismo)
Sal Terrae

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¡Feliz Día del Orgullo LGTBI!

Lunes, 28 de junio de 2021

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Un día de reivindicación, un día de manifestación, por quienes no pueden hacerlo.

Un día de acción de gracias por ser como somos, porque el Dios Trinidad nos ha hecho diversos en la comunión

Un día para decirles a los jerarcas de nuestras diferentes denominaciones que se equivocan marginándonos en las iglesias, sinagogas, mezquitas…

Un día para gritar a los cuatro vientos ¡Gracias Padre porque nos has hecho así y nos amas!

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¡¡¡Feliz Día del Orgullo!!!

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Y para la lectura espiritual que publicamos cada día, te recomiendo detenerte un momento a lo largo del día y disfrutar con este artículo que ya publicamos hace dos años al que puedes acceder pinchando aquí: “Beato Bernardo de Hoyos: El matrimonio místico entre personas del mismo sexo con Jesús”

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Noemí Ubach: “Si conseguimos desmontar la misoginia en las religiones, estaremos dando un paso adelante en la lucha feminista”

Jueves, 11 de marzo de 2021

Noemi-Ubach-conseguimos-desmontar-religiones_2320577984_15382739_660x371Entrevista a la portavoz de la coordinadora de mujeres creyentes, ‘Alcem la veu

“El trabajo en red es nuestra fuerza, y las complicidades con mujeres de distintas ciudades, una gran riqueza personal”

“El Papa Francisco ha realizado pequeños cambios, que aunque insuficientes, son importantes simbólicamente porque abren caminos”

“Quedan muchas estancias por airear en la Iglesia, pero hay signos de esperanza que hay leer para aprovecharlos”

Convocadas por la coordinadora de mujeres creyentes ‘Alcem la veu’ (Alcemos la voz), un centenar de personas se manifestaron el pasado domingo 7 de marzo frente a la fachada de la Catedral de Barcelona bajo el lema ‘Per la dignitat i la igualtat de les dones a l’Església’ (Por la dignidad y la igualdad de las mujeres en la Iglesia.

Quieren cambios profundos que permitan el liderazgo compartido entre ambos sexos, un cambio de mentalidad y un reconocimiento diferente de la mujer en el ámbito eclesiástico y teológico. La manifestación fue un paso más de un camino que llevan a cabo con determinación, a sabiendas de las dificultades que, a buen seguro, seguirán encontrando.

Son optimistas de cara al futuro. Tal como reconoce Noemí Ubach, portavoz de ‘Alcem la veu’ y miembro del Movimiento de Profesionales Católicos de Barcelona, “tardará mas o menos, pero si las mujeres estamos convencidas de ello, esta ola feminista es imparable”.

Qué valoración hace del nombramiento de la religiosa francesa Nathalie Becquart, como subsecretaria del Sínodo de los Obispos por el papa Francisco. Hasta ahora es una de las pocas mujeres con voz y voto en el Vaticano y, al igual que otras, comparte la subsecretaría con un varón. ¿Esto es una señal de resistencia de la Santa Sede hacia la plena inclusión de la mujer?

Aplaudimos el nombramiento de mujeres en cargos de responsabilidad y liderazgo en la Iglesia. El Papa Francisco ha realizado pequeños cambios, que aunque insuficientes, son importantes simbólicamente porque abren caminos, como la reforma del Código de Derecho Canónico sobre acolitado y lectorado. Estos pequeños pasos vienen a demostrar que el inmovilismo no tiene la última palabra, ni aún en la Iglesia. Ahora bien, los sectores eclesiales más conservadores, con los que el mismo Papa tiene que lidiar, tienen todavía peso en Roma, ya que para cada cargo femenino hay un doble masculino. Quedan aún muchas estancias por airear, pero hay signos de esperanza que es necesario leer para aprovecharlos: persistir es conseguir.

¿Qué acogida ha tenido Alcem la veu en la Iglesia y en la sociedad desde que hiciera público su manifiesto a inicios de 2020? 

El año pasado en menos de un mes ya teníamos 1.000 adhesiones al manifiesto, y este año en dos o tres días ya se habían agotado las 100 plazas para el acto presencial del 7M (no podíamos ser más por razones sanitarias). Nos ha sorprendido la cantidad de personas que nos han mostrado su apoyo. “Ya era hora que este tema saliera a la luz, yo os sigo”, dicen muchas mujeres y algunos hombres católicos.

Recientemente se ha constituido ‘Alcem la veu Menorca’ a raíz del caso de Carmen Mascaró, que fue apartada del catecismo en octubre de 2020 por casarse con otra mujer. ¿Han brindado ayuda a las compañeras menorquinas? 

Hemos estado en contacto con ellas y les hemos mostrado todo nuestro apoyo. Admiramos su valentía y determinación en hacer público el caso, para que no pase desapercibido. En la medida de nuestras posibilidades hemos querido ser altavoz de este suceso para que este tipo de discriminaciones no queden sin respuesta. En la sección en la que colaboramos de la revista Foc Nou, publicamos un artículo al respecto y mantenemos el contacto para acciones futuras.

“Queremos que la Iglesia entera sea testimonio de vida fraterna, y que la misma estructura eclesial, ahora tan impregnada de prejuicios hacia las mujeres, pueda cambiar”

¿Durante este último año, ha habido algún tipo de complicidad con otras feministas ajenas al catolicismo?

A nivel personal, amigas feministas nos muestran su apoyo: Aprecian nuestra valentía  y saben que tenemos mucho trabajo por delante. A nivel institucional no hemos hecho todavía contactos, más allá de complicidades puntuales en las redes sociales. Algunas mujeres no aceptan que se pueda ser feminista y católica, pero estoy coonvencida de que si conseguimos ir desmontado la misoginia en las religiones (no solo en la católica) estaremos dando un paso adelante en la lucha feminista. Por otro lado, las mujeres reivindicamos el derecho a la libertad religiosa y de culto, como queda recogido en la Declaración de Derechos Humanos.

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¿Cómo es ese trabajo en red que llevan a cabo de forma agrupadas en el colectivo “Revuelta de mujeres en la Iglesia” y con la asociación internacional Catholic Women Council?

Nos coordinamos con el movimiento de la Revuelta para algunas acciones, como por ejemplo fijar la fecha de los actos del 8M. También conjuntamente hemos enviado una carta al Papa Francisco con nuestras reivindicaciones. El año pasado tuvimos la visita de responsables de Voices of Faith el mismo día del acto reivindicativo del 8M y nos ayudaron en la difusión del evento. Este año nos unimos al proyecto de CWC de convocar un sínodo de mujeres para la primavera de 2022. El trabajo en red es nuestra fuerza, y las complicidades con mujeres de distintas ciudades, una gran riqueza personal.

 ¿Por qué se empeñan en seguir formando parte de una institución cuya jerarquía, a menudo, se comporta de forma tan dogmática y excluyente?

Formamos parte de la Iglesia, y es nuestra casa. En muchas de nuestras asociaciones y movimientos laicos hemos podido vivir la Iglesia como comunidad de iguales, han sido espacios de libertad e igualdad, jóvenes, mujeres y hombres juntos compartiendo proyectos, liderazgos, celebrando la fe y dando respuesta a nuestra dimensión espiritual. En ese espacio muchas de nosotras hemos crecido, nos hemos formado, hemos compartido fe y vida, y toda esta experiencia gratificante nos ha conformado como personas.

Por esa misma razón queremos que la Iglesia entera sea testimonio de vida fraterna. Deseamos que la misma estructura eclesial, ahora tan impregnada de prejuicios hacia las mujeres, pueda cambiar. Que el marco cultural y legal que rige los espacios de poder y toma de decisiones, lastrados por el clericalismo, vaya cediendo a un modo de hacer más respetuoso con la diversidad, el diálogo y con la dignidad de todos los bautizados. Porque la defensa de la dignidad sin igualdad es paternalismo o hipocresía. Soñamos una Iglesia mejor porque la hemos vivido y sabemos que no es sólo posible sino deseable.

Fuente Religión Digital

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Sara Lumbreras y Lluis Oviedo: ¿Qué pasará con la religión después de la COVID?

Martes, 29 de diciembre de 2020

20131031_011553_1103lipcolAdemás, la pandemia nos ha forzado a reevaluar algunos de nuestros comportamientos y los recursos disponibles para afrontarla. La pandemia podría transformar nuestra manera de entender la fe religiosa, y esta fe renovada podría ser un apoyo fundamental para superar la situación a la que nos enfrentamos.

La percepción de lo religioso depende intensamente del contexto social y las circunstancias personales. Ciertos momentos pueden dotar a la experiencia religiosa de una intensidad especial que sería impensable en otros momentos. Sabemos que nuestro entorno tiene un efecto que con frecuencia es determinante en nuestro modo de experimentar la trascendencia. No es lo mismo el ajetreo de la ciudad que trasladarse a una aldea o vivir en el campo abierto. El caso del desierto es aún más extremo, y la historia de las religiones ofrece una larga lista de lugares sagrados por su relación con el medio natural. La experiencia tampoco es la misma en tiempos serenos y relajados que la que se vive en momentos difíciles. Estas variaciones se incluyen en la lista de factores que inciden en la experiencia religiosa, que va mucho más allá de la presencia de ciertas estructuras mentales que favorecen la percepción de agentes sobrenaturales – como indican los psicólogos cognitivistas – o la conveniencia de algunos rasgos que alientan conductas prosociales, como sugieren los evolucionistas.

Por otro lado, el fenómeno religioso – siempre elusivo y difícil de objetivar – ha sido observado a partir de sus funciones o bien de su utilidad para las personas y las sociedades. El planteamiento funcionalista ha sido siempre, al menos desde el gran sociólogo Emile Durkheim, una fuente de buena información sobre lo religioso, un acceso a esa realidad que nos revelaba, si no qué es, al menos qué hace o qué proveen las creencias y prácticas religiosas. Ciertamente, la sociología de la religión ha desarrollado varias propuestas y teorías que hoy enriquecen un repertorio denso y plural. También en nuestro tiempo la cuestión de la religión se plantea – de forma legítima – en torno a sus funciones y utilidad. Hasta cierto punto la cuestión tradicional sobre la credibilidad de una fe religiosa, como la cristiana, se expresa de forma más indirecta y práctica en términos de utilidad o de prestaciones que sirvan a personas y grupos. Si un conjunto de creencias no supera dicho test – si aportan o no algo práctico, si resuelven o no determinados problemas, entonces se vuelve irrelevante. La cultura que nos envuelve es eminentemente pragmática. De acuerdo con ella, si la religión no presta ningún servicio positivo (o si resulta en más impactos negativos que positivos) entonces no debería mantener un lugar en nuestras sociedades.

La religión se ha asociado tradicionalmente, entre otras, a tres funciones diferentes: proporcionar significado (1); prestar recursos para hacer frente a la angustia y las dificultades vividas (2), y establecer normas morales junto a la motivación para cumplirlas (3). Sin embargo, la gran difusión de una mentalidad secular comprende la religión como un conjunto de creencias y prácticas que se han vuelto superfluas, de poca o nula utilidad en las sociedades avanzadas. ¿Sigue siendo útil la religión o podemos sustituir las funciones que prestaba por medios más eficientes y actuales?

La pandemia de Covid-19 ha reactivado esta discusión: no es claro hasta qué punto la religión, al menos sus expresiones más evolucionadas y universales, todavía tiene sentido y puede ayudar en estos tiempos difíciles. Sabemos que las crisis pueden tener repercusiones en la espiritualidad y la fe. Según algunos, el humanismo renacentista surgió de la crisis multidimensional provocada por la peste, que tuvo un impacto profundo no solo en la salud pública, sino que también reestructuró la dinámica social, desafió la economía y transformó las percepciones existentes sobre ciencia y religión. Durante los peores momentos de la epidemia, los enfermos eran abandonados a su suerte incluso por sus mismas familias, lo que llevó a un marcado individualismo en los supervivientes. A la vez, se hizo patente que tanto las iglesias como la medicina de aquellos momentos eran completamente impotentes ante la infección. La confianza en ambas instituciones se vio quebrada de tal manera que el teocentrismo medieval acabó desapareciendo, y comenzó a construirse una nueva ciencia basada en la experimentación. ¿Cambiará también la pandemia de Covid el papel de la religión? Examinemos esta cuestión para cada una de sus funciones.

La primera función de la religión es la de proporcionar significado, especialmente en tiempos difíciles. El sociólogo alemán Niklas Luhmann solía atribuir a la religión la función de determinar lo indeterminado; o gestionar riesgos inmanejables (Luhmann, Funktion der Religion, 1977). Donde otros sistemas sociales agotan sus recursos debido al exceso de complejidad y a la incertidumbre, la religión acude al rescate. Como regla general, cuando aumentan la incertidumbre y el riesgo, la función de la religión se vuelve más necesaria y más difícil de reemplazar por medios seculares. Luhmann siguió madurando su teoría social de la religión para señalar después su función de contribuir a superar o desactivar las paradojas que inevitablemente surgen del funcionamiento de los sistemas sociales. Se trata de un nivel más abstracto, pero probablemente la pandemia que vivimos también pone en evidencia algunas de esas paradojas – como es el caso de abundancia y precariedad, de seguridad e incertidumbre – y puede de nuevo volver la función de la religión más necesaria.

Los estudios de la socióloga Crystal Park aportan más luz a ese respecto. Su enfoque es más empírico, y señala que la religión se convierte en una fuente de significado más necesaria cuando los medios habituales que proveen sentido a muchos se ven desbordados por las circunstancias o por crisis personales o sociales que generan demasiada tensión o se vuelven más amenazantes. Está bastante claro que la fe religiosa sigue siendo una fuente potente de significado, pero no es ni mucho menos la única. La fe religiosa coexiste con otros sistemas de proyección de sentido, o sistemas de creencias y valores, como, por ejemplo, la dimensión familiar, la realización profesional, los grandes ideales que nos motivan, las mejores amistades, o las experiencias más exaltantes que podemos vivir y sentir. La cuestión no es tanto cuál sea la fuente de sentido mejor o más segura, pues no es necesario concebirlas en competencia, o en un esquema de ‘suma cero’, sino en qué medida la fe religiosa mantiene un cierto espacio y funcionalidad cuando el sentido de la vida se construye de forma plural y a menudo un tanto fragmentada, o bien parcelada según momentos o situaciones vitales. La cuestión es en qué medida la fe religiosa mantiene un cierto espacio y funcionalidad en el contexto actual, que probablemente implica una reorganización de los sistemas de sentido [1].

La segunda función de la religión, la del afrontamiento, está estrechamente relacionada con la primera. Desde hace algunas décadas se estudia desde varios puntos de vista la capacidad de la religión para afrontar situaciones difíciles. La función de afrontamiento (religious coping) se vuelve aún más valiosa en tiempos de amenaza y angustia, de crisis (a nivel personal o social) e, intuitivamente, en la enfermedad o la proximidad de la muerte. Existe una abundante literatura científica que establece firmemente el alcance y la efectividad del afrontamiento religioso, convirtiéndose ahora en un amplio programa de investigación, que se inspira sobre todo en los trabajos pioneros de Kenneth Pargament y su equipo[2].

La situación que vivimos en estos meses confiere un valor especial a los recursos de afrontamiento, que se necesitan con carácter de urgencia cuando hay que afrontar la enfermedad en primera persona o en un ser querido -una experiencia demasiado habitual para muchos en estos tiempos convulsos. Existe evidencia anecdótica de que, para muchos, la oración ha sido más frecuente e intensa durante los tiempos de confinamiento. Encontramos también ejemplos como el artículo de Tanya Luhrmann en The New York Times, con el título “Cuando Dios es tu terapeuta”[3], señalando el papel fundamental que desempeñan muchas iglesias en el cuidado de quienes padecen trastornos psicológicos. Incluso la famosa revista The Economistseñalaba hace pocos meses la importante función que las iglesias y otras entidades sociales pueden desempeñar para hacer frente a síntomas similares al trastorno de estrés postraumático asociados al Covid-19 y su tratamiento [4]. Lo cierto es que las estrategias de afrontamiento no son exclusivas y que esa exigencia psicológica ante situaciones de gran estrés, o del creciente número de casos de depresión, ansiedad y otras patologías causadas por la prolongada pandemia, han incrementado esta necesidad[5]. De nuevo, la religión no es ni mucho menos la única estrategia de afrontamiento disponible; las redes familiares y sociales proporcionan un apoyo insustituible. La relación con la naturaleza, el deporte, el arte o la lectura pueden también proporcionar un apoyo valioso.

La tercera función que atribuimos a la religión también es tradicional: las creencias y prácticas religiosas ayudan a alimentar una actitud más responsable hacia los demás en momentos en que tal actitud es particularmente necesaria, pero no todo el mundo parece estar convencido de dichos deberes sociales. También en este caso, una gran cantidad de investigaciones ha tratado de comprender hasta qué punto la religión está relacionada con el comportamiento prosocial[6]. Cierto consenso apunta sólo a algunas religiones, las denominadas ‘Post-Axiales’ (entre las que se inscriben el cristianismo, el judaísmo, el islam o el budismo). Estas religiones enfatizan los deberes morales hacia los demás junto a la devoción religiosa o espiritual. En otras palabras, el vínculo entre religión y deber social no puede asumirse en todos los casos, pero se observa bajo ciertas condiciones que incluyen a las principales religiones que existen en la actualidad. A menudo se observa una orientación de preferencia hacia el propio grupo o los miembros de la misma religión, lo que vuelve dicha inclinación un tanto parcial. De todos modos, cabe esperar que las personas religiosas se comporten de forma más responsable y respetuosa hacia los demás, sobre todo en tiempos de emergencia sanitaria en los que se invita a la población a extremar las precauciones para no contagiar a otros. Cabe esperar que aquellos más sensibles hacia los demás, motivados por creencias religiosas más exigentes en ese campo, puedan asumir conductas más convenientes para ellos y para el conjunto de la población. En otros términos, sería previsible que una población más religiosa – en el sentido de una religión prosocial – pudiera seguir mejor las consignas que pudieran limitar los contagios.

Todas las religiones post-axiales comparten las tres funciones descritas, lo que permite conjeturar una posible convergencia interreligiosa, una tendencia que permitiría superar algunos de los problemas acuciantes asociados al exclusivismo y el fanatismo religioso, que probablemente constituyen los dos principales argumentos actuales en contra de la religión. El exclusivismo constituye una barrera lógica a la creencia religiosa (“Si una religión es cierta, entonces no pueden serlo las otras. Por tanto, ninguna es cierta”).  El fanatismo religioso sería la consecuencia más desastrosa del exclusivismo y el impacto negativo por el que muchos juzgan a la religión en su conjunto.

Sin embargo, parece cada vez más claro que las principales religiones puedan encontrarse y compartir sus propuestas más profundas, o bien reconocerse mutuamente no tanto como instancias en competencia, sino como propuestas que colaboran a varios niveles para contribuir de manera positiva a las sociedades. Las religiones, según este principio, proporcionan significado, una estrategia de afrontamiento ante el dolor y también valores para guiar las decisiones personales para el bien común. Dichas prestaciones implican una cierta convergencia hacia objetivos comunes, o bien la asunción de prioridades en momentos difíciles que obligan a relativizar otros componentes y objetivos en cada forma religiosa: ahora, lo primero es hacer frente a la pandemia, y en eso estamos todos implicados.

Aunque la religión es mucho más que estas tres funciones, y el análisis en clave funcionalista es claramente parcial, evaluarlas debería ser el primer paso para valorar qué nos aporta la religión desde un punto de vista social, y clarificar si tiene sentido en un contexto que algunos sociólogos describen como ‘postsecular’. Si la religión contribuye de manera positiva a la realización de estas funciones, entonces su papel práctico en las sociedades debería reconocerse.

Necesitamos ir más allá de una visión simplista que identifica la religión con un sentimiento espiritual vago, cercano a lo estético y desprovisto de cualquier efecto práctico. Si la fe y la experiencia religiosa no tienen un impacto práctico en la vida de las personas, entonces es que no tienen demasiado sentido. Si, por el contrario, la fe nos resulta útil o sigue prestando funciones convenientes, seguirá teniendo un papel en nuestras sociedades. Ahora bien, parece bastante claro que la función de la religión en las sociedades avanzadas evoluciona con el tiempo y según circunstancias cambiantes. La pandemia ha introducido niveles de riesgo e incertidumbre, además de un incremento de trastornos mentales, que vuelve el recurso a la dimensión religiosa más necesario, su función más urgente. La situación actual invita a superar esquemas más reductivos en el tratamiento de lo religioso, y también a ir más allá de los modelos de secularización que se concibieron a partir de una cierta concurrencia entre las agencias religiosas y entidades políticas, educativas u otras. La idea de post-secularización implica más bien alcanzar un cierto nivel de integración constructiva y de colaboración entre esos sistemas sociales, cada uno con sus propias prestaciones y servicios. Como consecuencia, la percepción que precipita el actual estado de emergencia sanitaria invita a la fe religiosa a integrarse mejor en el conjunto social y con los demás sistemas o propuestas que tratan de afrontar la presente crisis, como es el sistema sanitario, el de la investigación científica, el de información, y el de gestión política. Además, dicha integración invita a las religiones a abandonar formas exclusivistas y a asumir un formato de convergencia y colaboración de cara al bien común. Este es un punto en el que insiste el Papa Francisco y su reciente encíclica Fratelli tutti, un punto que la pandemia ha evidenciado todavía más.

Es posible que la experiencia de la pandemia haya transformado nuestra manera de entender nuestro papel en el mundo. En un contexto de sociedad del cansancio, de estrés crónico generalizado, de valorar la economía y la productividad por encima de todo, la pandemia nos ha puesto de bruces con nuestra vulnerabilidad y la de nuestros seres queridos y, lo que es más importante, con las incongruencias entre los valores y la organización de la propia vida. Muchos han sentido de manera íntima e intensa la necesidad de sentido más allá del materialismo consumista en el que nuestras sociedades llevaban décadas funcionando de manera inconsciente y cada vez más insostenible. La confianza en las instituciones se ha visto gravemente erosionada y sigue deteriorándose, al igual que nuestro sistema económico. Cuando algo se destruye es necesario sustituirlo por algo que cumpla mejor las funciones faltantes. La pandemia está transformando nuestras sociedades, nuestra economía y nuestra ciencia. Si aprovechamos las oportunidades que vengan más allá de las tragedias que nos asolan ahora, podemos construir un mundo más sostenible y justo, una economía más humana y una ciencia más humilde, prudente y transparente. La religión puede contribuir a esta tarea aportando sentido, apoyando en los momentos difíciles y fomentando la cooperación desde un marco integrador. Esperamos que así sea.

Sara Lumbreras y Lluis Oviedo

Fronterasctr – Cátedra Ayala CTR

 [1]Park, Crystal L. “Making sense of the meaning literature: an integrative review of meaning making and its effects on adjustment to stressful life events.” Psychological bulletin 136.2 (2010): 257.

[2]The psychology of religion and coping: theory, research, practice. Kenneth I. Pargament. Guilford Press, New York, 1997.

[3]https://www.nytimes.com/2013/04/14/opinion/sunday/luhrmann-when-god-is-your-therapist.html

[4]https://www.economist.com/international/2020/08/29/worldwide-covid-19-is-causing-a-new-form-of-collective-trauma

[5]LixiaGuo,  MingzhouYu,WenyingJiang, HaiyanWang,Thepsychological and mental impact of coronavirus disease 2019 (COVID-19) on medical staff and general public – A systematic review and meta-analysis, Psychiatry Research291 (2020) 113190; https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113190

[6]Para revisiones de la extensa bibliografía disponible: Preston, Jesse Lee, Ryan S. Ritter, and J. Ivan Hernandez (2010), Principles of Religious Prosociality: A Review and Reformulation, Social and Personality, Psychology Compass4/8: 574–590;Galen, Luke. W. (2012). Does religious belief promote prosociality? A critical examination. Psychological Bulletin, 138, 876 –906.

Sara Lumbreras es profesora de la Escuela Superior de Ingeniería (ICAI) e investigadora del Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas. Además es miembro del Consejo Asesor de la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión.

Lluis Oviedo es profesor de la Universidad Antonianum de Roma y colaborador de la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión.

Fuente Fe Adulta

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , ,

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