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Quién fue María Felicitas Jaime, autora de la gran novela lésbica argentina del siglo XX

Martes, 9 de abril de 2024

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María Felicitas Jaime (1950-2017) fue periodista, escritora y militante feminista. Integrante pionera de la CHA, escribió la gran novela lésbica del siglo pasado.

Es 1985. Hace apenas 3 años que Argentina recuperó la democracia. María Felicitas Jaime, escritora, periodista, lesbiana, se sienta y escribe.

No es fácil ser homosexual en una ciudad como Buenos Aires que, pese a su cosmopolitismo, aún conserva resabios de gran aldea y aún tiene demasiado frescos los recuerdos de la última dictadura, durante la cual fuimos perseguidos como en cualquier caza de brujas que se precie”.

Escribe, pero no con su nombre. Firma con el seudónimo María No. El texto es para la revista Diferentes, dirigida, sobre todo, a varones gays. Y les dice que, si ser homosexual fue difícil para los varones, “mucho más duro fue para nosotras, no porque seamos más perseguidas: una estadística de entre casa demostraría que por una chica detenida hay o hubo 10 chicos. La persecución con nosotras trabaja de manera diferente, a la mujer en general se le niega el derecho a su sexualidad, existimos en tanto objeto para el goce del hombre”.

Una pionera 

María Felicitas Jaime (1950-2017) fue periodista, escritora y militante feminista. Trabajó como redactora de Radio Nacional, escribió para las revistas SuperHumor y Diferentes, también para el diario Los Andes de Mendoza. También fue guionista de televisión y secretaria de redacción del Semanario Diálogo. Escribió una colección en fascículos sobre educación sexual y cuentos en libros de bolsillo sobre temática erótica.

Según una entrevista inédita de Juan Queiroz a Marta Paz, Felicitas integró el primer grupo de «Mujeres de la CHA».

Teresa De Rito, la primera vicepresidenta de la CHA, la recuerda: “Fui la primera mujer y sindicalista en dar la cara, la segunda Celeste Carballo, Felicitas en una revista aportó lo suyo, luego Ilse Fuskova”.

Dentro de la redacción de Diferentes impulsaba la edición de ‘Diferentes Mujer’. Pero, aunque salió publicitada en la misma revista, el proyecto nunca se concretó. Como cuenta el archivo de Potencia Tortillera, en los últimos 10 números de Diferentes, María No fue la encargada de firmar las editoriales publicadas en la primera página.

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Presentación de Diferentes Mujer, una edición que nunca salió. 
Archivo: Moléculas Malucas-Marcelo Reiseman, programa de memorias de la CHA

Una novela lésbica en los 90

Felicitas migró con Bea Albertini, su pareja, a Madrid en los ‘90. Allá publicó Cris & Cris, en 1992. La novela cuenta la historia de Mariana, una periodista lesbiana que vive en Buenos Aires y un día conoce a otra Cris, una abogada casada con un hombre.

“Cuando apareció la novela en España fue un boom, pues aunque ya estábamos en los noventa, casi no se hablaba de lesbianismo; apenas de gays. Se vendió muy bien. Gracias al éxito de la novela, intervino en varios grupos de lesbianas que la invitaban y caían rendidas a sus pies ya que llegaron a amar Cris & Cris”, cuenta Bea.

Dictaba talleres de lectura y escritura, algunos en las bibliotecas de la Comunidad de Madrid. El curso que dictó en la Universidad de Verano Maspalomas, Gran Canaria, tuvo récord de asistentes: hablaron del libro, de lesbianismo, de feminismo.

“Emigramos a España en parte por aventura, y en parte por la situación política y social. En lo social, parecía no haber sitio para nosotras, fue una sensación bastante fea que sientes en tu propio país”, dice Bea.

Para Bea, Felicitas no fue sólo su pareja, sino también una gran luchadora por los derechos de la gente oprimida, una persona a la que “le importaban todas las minorías silenciadas”. Cuenta que en notas periodísticas y en radio denunció el trabajo infantil, que hablaba de lesbianismo y de la opresión de la mujer, y que lo hacía con ironía y figuras retóricas para evitar la censura reinante durante el gobierno militar. Aunque, igualmente, la censura llegó en forma de amenazas y despidos.

“Felicitas fue una mujer estupenda, generosa, abierta. Estuvimos juntas treinta y pico de años, y desde el día que nos conocimos. Para mí fue toda una aventura”, dice Bea.

Felicitas recibió cientos de cartas en España tras la publicación de Cris & Cris. Lesbianas y madres de lesbianas le agradecían: el libro les había hecho comprender mejor a sus hijas.

A Cris & Cris le siguió Pasiones (Horas y Horas, 1994) y Cenicienta en Chueca (Edisco Editorial, 2003). También publicó cuentos, libros colectivos, y novelas eróticas de bolsillo bajo seudónimo. 

IMG_3906Edición española de Cris & Cris

La militancia antes del exilio

En 1985 escribió en la revista Diferentes una nota titulada “Para un gay nada mejor que otro gay”, donde entrevista a cuatro lesbianas. Firma bajo el seudónimo María No. Era la única columna dedicada a lesbianas. La audiencia y el contenido de la revista era para y de varones gays.

María No cuenta ahí que, después de una intensa búsqueda, logró reunir «a cuatro chicas homosexuales para charlar sobre sus cuestiones específicas dentro de una organización mixta como la CHA, pero básicamente protagonizada por varones. Bien podrían esta entrevista y este testimonio representar un llamado a sus pares a organizarse para debatir acerca de la autoexclusión que les pesaba y sobre el silencio del feminismo heterosexual”, explica Moléculas Malucas, donde aparece este archivo.

En el texto, Felicitas escribe: “A nadie le preocupa que un hombre pasados los treinta no se haya casado, una está harta de las indirectas de tías que en cada fiesta o velatorio familiar le pregunta: “¿Y vos, para cuándo?”, y ya se sabe que tiene colgado el cartel de solterona, lo cual resulta un estigma así una logre el Nobel de algo”. 

Y sigue: “Estas sutiles formas de la represión paradójicamente, en vez de otorgarle más libertad, la sume en estado paranoicos. Cuando vive en pareja se siente señalada, en su laburo se relaciona lo menos posible con mujeres, se hace llamar veinte veces por algún amigo (…). Por esto llega un momento en que la conclusión parece obvia: Para un homosexual no hay nada mejor que otro homosexual. Aunque esto, hasta que las cosas cambien, signifique encerrarse en un ghetto y desde allí pelear por nuestros derechos y lograr la integración gradual y sana con el resto de la sociedad”.

En el año que Felicitas escribía ese texto, la CHA funcionaba a través de distintos grupos, que se reunían cada uno en casa de un miembro, en general una vez por semana. Ella integraba el grupo Oscar Wilde, que nació en 1983.

“Era un grupo chiquito que funcionaba también como espacio de contención, para compartir historias comunes. María Felicitas Jaime se sumó un poco después que yo. Hablábamos de todo un poco. Con el grupo hicimos algunos textos sobre la derogación de los edictos policiales”, cuenta Marta Paz en Nosotras, las homosexuales, del archivo Moléculas Malucas.

Se sentía muy bien en ese grupo que formaban unas 8 personas “todos bastante cultos y dedicados a la lucha a favor nuestro”, dice Bea. En ese espacio pudo militar con su nombre y apellido. Durante el festejo en Plaza de Mayo por los 100 días de democracia, Felicitas desfiló con su pareja bajo la pancarta de la CHA.

El rescate

En 2023 se publicó por primera vez en Argentina en la Editorial De Parado, que dirigen Mariano Blatt y Fram Visconti.

IMG_3908Mariano y Fram consideran que es “la gran novela lésbica del siglo XX”. ¿Por qué? “Porque no existen novelas lésbicas argentinas en el SXX que traten el tema de la sexualidad tan libremente, no como un problema ni como una carga. Para Mariana la protagonista ser lesbiana es parte de su vida, lo toma naturalmente. La mayoría de las novelas gays del siglo pasado son crueles con los personajes queer y con finales atroces para aquellos que se atreven a cruzar los límites de la heterosexualidad”.

Llegaron a ella por Juan Queiroz, un investigador y coleccionista que está a cargo, junto a Mabel Bellucci, de Moléculas Malucas, una revista digital y proyecto crítico cultural que recupera archivos queer.

Dos novelas (incluyendo Cris & Cris) y un libro de cuentos fueron publicados en España en editoriales especializadas en literatura queer y nunca llegaron a nuestro país. Eso nos pareció rarísimo. Igual nos contó la viuda que el libro tenía una pequeña circulación en Argentina entre sus amigas y conocidas que la convirtió en novela de culto. Solo era cuestión de publicarla y acercarla a nuevas generaciones”, explicó Fram a Agencia Presentes. 

Felicitas murió a los 66 años en Mendoza. “Nos dejó en 2017; y también nos dejó una novela inédita y un libro de poemas inconcluso”, cuenta Bea.

El segundo libro, Pasiones, saldrá en abril, el mes que viene, en Argentina, publicado por la Editorial De Parado.

7 de marzo de 2024
Rosario Marina
Edición: Ana Fornaro

Fuente Agencia Presentes

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“ Oh, ¡feliz culpa!” de Ivan León

Sábado, 2 de abril de 2022
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«Si no se habla de ello, no existe».

Y así, en el silencio, viven infinitud de historias que esperan una oportunidad para ser contadas. Como ocurre con las terapias de conversión hacia las personas LGTBIQ+. Pero ¿existen en nuestro país? Y, sobre todo, ¿qué es lo que sucede en esas sesiones? ¿Es un mero acompañamiento, como sostiene la Iglesia Católica, o se trata de algo más? ¿Cómo se afronta una vida después de tanto tormento emocional?

Esta historia, sincera y cercana, recoge un testimonio de lo sucedido en aquellas supuestas sesiones de acompañamiento, presentando las experiencias y el desarrollo vital de uno de sus participantes, y, lo más importante, su posterior adaptación a un mundo nuevo, diferente a todo lo que había conocido antes.

«El miedo obliga al ocultamiento, persuade de guardar la historia en un cajón, a modificar la voz, la persona y el texto. […] Oh, ¡feliz culpa! es una reflexión honesta sobre la relación con los fantasmas, sobre cuánto puede llegar a determinar el daño y qué podemos hacer con él». Del prólogo de Víctor Mora.

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Ficha Técnica

Editorial: Egales
ISBN: 978-84-18501-63-0
Fecha de edición: 2022
Idioma: Castellano
Encuadernación: Rústica
Dimensiones: 14 cm x 20 cm
Nº páginas: 158
Precio: 17,95€
Materias: Autoayuda / Biografía/Memorias/Diarios/Cartas/ Ensayo / Narrativa Masculina / Religiones /

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Entrevista con Iván León, autor de ‘Oh, feliz culpa!’

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

Oh, feliz culpa! es la primera novela de Iván León, y es también el primer testimonio sobre las llamadas “terapias de conversión” que, dentro de la Iglesia Católica, se realizan a personas del colectivo LGTBI+. Este libro es una experiencia novelada, un relato del presente que expone hechos, situaciones y consecuencias que, erróneamente, muchos creen que forman parte únicamente del pasado. Hablamos con su autor.

– ¿Qué nos vamos a encontrar los lectores en ¡Oh, feliz culpa!?

Creo que una de las notas principales de este relato sería su normalidad. Y ese, precisamente, es su punto fuerte. Me explico. Cuando se habla de estos temas (terapias de conversión y cosas por el estilo) solemos pensar en cosas terriblemente obscenas: campamentos al estilo norteamericano, terapias de aversión de los años cincuenta y cosas así. Y es un error. A día de hoy estas cosas suceden entre bambalinas, discretamente. Son, en la mayoría de casos, machaques constantes, discursos funestos y una fuerte presión social. Por eso, creo que cualquiera que se acerque a este relato podrá comprobar como, sin apenas darse cuenta, ha ido introduciéndose en un bucle del que es difícil salir. Otra característica es que, partiendo de esa misma normalidad, genera una gran intimidad. ¿Quién no ha experimentado la incertidumbre en sus propias carnes? ¿O quién no se ha enfrentado a un cierto cuestionamiento? En ese sentido, creo que es fácil que haya una cierta empatía entre narrador y lector, lo que facilita mucho la tarea de inmersión. Y, por supuesto, eso mismo permite definir imágenes mucho más vivas para que también sea posible disfrutar del relato.

– ¿Qué te llevó a decidirte a escribir tu historia?

Supongo que el independizarme, en sentido amplio. El salir de casa me exponía a grandes preguntas. Ya no era un yo metido en una estructura, sino que me enfrentaba en soledad a un montón de experiencias nuevas.Necesitaba construir un relato que respondiese a quién era. Un relato que me permitiese tomar posesión de mí mismo y presentarme ante el mundo. Un relato sobre el cual poder edificar. Y eso pasaba por integrar algunas experiencias complejas. El escribir sobre esta etapa fue, por decirlo así, algo providencial. Durante una visita a la UCM, donde me formé, estuve charlando con un profesor y le comenté lo que me rondaba por la cabeza, las dudas sobre ese proceso de construcción de la identidad. Y su respuesta fue sencilla: “Escribe. Somos filólogos, ¿no? La formación que os proporcionamos no es únicamente académica, sino que podéis aprovecharla para vuestra vida.” Y realmente aquella conversación fue lo que, durante el confinamiento, me animó a escribir toda esta historia.

– ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Terrible. Algo más en serio, diría que ha sido un proceso complejo, lleno de baches. Uno de los primeros problemas fue encontrar el tono adecuado. ¿Desafiante? ¿Lastimero? ¿Algo más neutro? Sin embargo, una tarde, durante una charla, se me ocurrió una idea sencilla: presentar mi experiencia subjetiva como una suerte monólogo interno. Algo así como permitir al lector acceder a mis vivencias, aunque con la distancia que proporciona la retórica. En términos algo más mundanos, hubo días y días. Algunos días fueron una auténtica catarsis y otros, simplemente, rellenar el espacio literario. Supongo que, para entendernos, debe ser similar al proceso de creación de una pintura: hay días que das vida a la figura principal y otros, te limitas a iluminar el fondo. En resumen, ha sido un proceso largo, aunque he contado siempre con ayuda y referentes.

– Hablas en varias ocasiones de la tentación de ceder al olvido, ¿crees que eso es posible? Creo que en tu novela hay un enlace muy bonito entre la historia personal y la memoria colectiva, sobre todo para quienes entendemos que la memoria es algo vivo, es decir, que afronta problemas y situaciones que aún están lejos de haber quedado atrás. ¿Qué piensas sobre este tema?

Olvidar. En cierto sentido, olvidar sería algo similar a negar. Negar un hecho o una experiencia concreta. Y negar no es más que una forma, respetable, de gestionar algún aspecto concreto de la realidad. Aquí que cada uno gestione como pueda, que bastante tenemos con lo que tenemos. Aunque creo que, en la medida de lo posible, hay que afrontar las experiencias vitales con cierta osadía. Tratando de hacerlas nuestras para poder sacar algún partido de ellas, si es que fuese posible. Y si no, para, al menos, poder revisitar aquellos lugares sin aquel terrible estrés que provoca el trauma. Por otra parte, creo que la relación entre el individuo y la colectividad es muy estrecha. Uno no puede ser si los demás no le ayudan a ser. Y, por supuesto, la colectividad no puede constituirse si cada uno de los individuos no se integran en ella. Hay que acabar con el mito del self-made-man, porque nos aísla y nos impide establecer vínculos de confianza y apoyo. Y, precisamente, sin estos vínculos, sin esta confianza, creo que nos veríamos abocados al desastre porque una de las principales estrategias de supervivencia siempre ha sido la comunicación de saberes. Algún humano comunicaba a otro tal o cual saber, o amenaza, y así el grupo podía valerse de ese conocimiento para sobrevivir. Creo que aquí ocurre algo similar: la experiencia personal de cada uno puede ayudarnos no sólo a constituirnos como colectividad, como sociedad, sino que además puede ayudarnos a desarrollar estrategias adaptadas a la realidad que se nos presenta.

– “Yo tampoco sé ser un hombre, pero ¿a quién le importa?” Cuánto pesan los estándares del género, cuánta violencia pueden crear… algunas ideas presentes en tu novela. ¿Es que lo hacemos mal, es que no lo somos, o es que nadie tiene la potestad de decir quién es qué salvo uno mismo?

Creo que habría que empezar por el principio y preguntarse qué es eso de ser un hombre. Porque dependiendo de quién plantee la pregunta, fijará un estándar u otro. Y, en cualquier caso, creo que ese estándar seguiría sin ser universalmente válido. Porque definir un ideal así resulta extremadamente complejo Algunos podrían apelar a los cánones y cosas así, pero, ¿a qué cánones nos apegamos? Porque hay tantos hombres como momentos históricos y grupos culturales, cada uno de los cuales tiene una pretensión de verdad y universalidad que resultan soeces en conjunto. Así que, ¿con qué hombre nos quedamos? En cualquier caso, creo que muchas veces es una obsesión social más que un problema real. Si uno es funcional y consigue articular un relato que le sirve para encarar la realidad, ¿cuál es el problema? Creo que la verdadera preocupación debería ser el poder construir relatos cercanos y prácticos y que tengan un gran potencial explicativo para la propia persona. Tratar de definir una masculinidad y una feminidad hegemónicas e inmutables me parece un burdo intento de categorizar y cauterizar la realidad para poder etiquetarla y hacerla manejable.

“Aquel pasillo parecía no tener fin. Avanzaba penosamente, sin tener aún claro qué sucedería a continuación. Y, sobre todo, seguía sin tener la completa certeza de que aquello fuese a funcionar.” Así comienza “Vorágine”, la primera parte de tu libro, unas líneas que marcan el inicio de aquellos encuentros… desde el ahora, ¿qué te gustaría decirle a tu yo de ese entonces?

Creo que no sabría bien qué decirle. Seguramente lo mirase en silencio con cierta simpatía y lo dejase marchar. Aunque es probable que le viniese bien saber que, en realidad, todo va mucho menos en serio y mucho más en serio de lo que aparenta. Sería, simplemente, una cuestión de afinar la comprensión. Pero claro, eso es algo que te da el tiempo. Así que es normal que cometamos ciertos errores de ese tipo.

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Oh, feliz culpa! de Iván León, editada por Egales y con prólogo de Víctor Mora, ya disponible en librerías y en la web de la editorial.

Fuente: Blog Uno de cada 10, 20Minutos

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Pedro Miguel Lamet, sj.: “Hoy en día, la gente está buscando encontrarse con Dios por libre”

Jueves, 3 de septiembre de 2020
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107099333_1192560467767491_3074763609261015065_oInteresante libro y entrevista…

“En España, y en la Iglesia católica, se ha tenido mucho miedo a la mística”

“Mucha gente, estos días, ha buscado una luz interior, no pensar… pensamos demasiado, y esos pensamientos nos torturan. Y cuando estás encerrado en una habitación es peor. El místico, o bien se santifica, o bien se vuelve loco”

“Todo lo que nos conduce al silencio es bueno. En un mundo como el nuestro, donde hay tanto ruido, hace falta estar en silencio un rato. Si Jesús dice que el Reino de los cielos está dentro de nosotros, si haces silencio en tu vida te estás encontrando con Dios, como sea”

‘La noche enamorada de San Juan de la Cruz, es la última novela de Pedro Miguel Lamet, sj., publicada, con éxito, en Mensajero. En ella, nos relata una frustrada historia de amor que tiene como involuntario protagonista al místico, y que se ha revelado muy oportuna en estos tiempos raros de coronavirus y confinamiento.

Lamet ha vivido el confinamiento “en comunidad, en una comunidad bastante longeva (media de 80 años), y hemos sobrevivido todos”. ¿Recuerdas una situación similar?, le preguntamos “Nada, ni siquiera la guerra, que es una cosa muy triste. Yo no viví la guerra, pero la situación es de ciencia ficción, es algo tan nuevo que lo ves en una peli y no te lo crees…. Son unos ejercicios espirituales obligados”.

¿Eso lo habéis notado?

Aquí hay dos posibilidades. Una es alimentar la esperanza y otra es desesperarse, muy humanas las dos. La gente ha salido como de un internado, por eso hay tanto problema con la desconfinación.

San Juan de la Cruz podría decirnos muchas cosas sobre el confinamiento. ¿Podemos entroncar al protagonista de la novela con lo que nos ha pasado?

Claro que sí, y de forma muy directa. Es uno de los pocos personajes de la historia de la mística que coincide con la idea de la nada, el vacío, lo profundo. El gran descubrimiento de San Juan de la Cruz es que hay que pasar por un desasimiento, a través del vacío, para llegar al todo. Coincide con las búsquedas del zen o el yoga, que exigen olvidarse de todo. Mucha gente, estos días, ha buscado una luz interior, no pensar… pensamos demasiado, y esos pensamientos nos torturan. Y cuando estás encerrado en una habitación es peor. El místico, o bien se santifica, o bien se vuelve loco.

Juan de la Cruz tiene una faceta increíble, que a la vez es enormemente sensual, colorista, poeta, y eso parece una contradicción (ser tan asceta y el Cántico espiritual es un canto de amor, es el cantar de los cantares llevado a la lírica)

¿Qué nos cuentas en esta novela?

Yo ya trabajé en esta novela hace diez años (salió como El Místico). Juan de la Cruz sigue teniendo una vigencia tremenda, y era una oportunidad volverlo a sacar. La historia narra el hecho de un mercader y poeta en Segovia, que se enamora de Ana de Peñalosa, una mujer viuda que le rechaza porque ha sido seducida espiritualmente por San juan de la Cruz. El poeta va por toda España, buscando las razones de este frailecito. Es un camino iniciático por los lugares de la vida del santo.

Hay muchos místicos en esa época…

Santa Teresa aparece en la novela, y toda la España de los alumbrados… El mejor poema de San Juan de la Cruz, el Cántico Espiritual, no salió hasta diez años después de su muerte, porque la Inquisición no lo quería permitir, aunque se hicieron copias a mano y estaban en todos los conventos.

Una época muy complicada, por la reforma, en la que cualquier cosa podía resultar sospechosa…

En la época de la persecución de los luteranos, empiezan a venir a España, y Felipe II les ataca muy duramente. Hay reflejos en la novela de una mujer perseguida por la Inquisición… la historia del amor humano. Confronto el amor humano y el amor divino como parte de un mismo amor.

En España, y en la Iglesia católica, se ha tenido mucho miedo a la mística (…). Una de las cosas por la que Juan de la Cruz tiene una gran actualidad, es que hoy día la gente está dando un salto a la mística, ‘en calderilla’, con el mindfulness, el yoga… algunas relajaciones durante el día. La gente va buscando encontrarse con Dios por libre.

¿Eso es bueno o es malo, sobre todo recordando documentos como el último de la CEE, en el que arremete contra estas prácticas?

Ana María Schlutter, muchos religiosos son considerados maestros zen, muchos jesuitas, el mismo Masiá…. Todo lo que nos conduce al silencio es bueno. En un mundo como el nuestro, donde hay tanto ruido, hace falta estar en silencio un rato. Si Jesús dice que el Reino de los cielos está dentro de nosotros, si haces silencio en tu vida te estás encontrando con Dios, como sea. Y una persona que no ha conocido a Jesucristo… cualquier tipo de oración, o concentración, es buena y es un camino. Igual no llegas a la comunión perfecta, pero hay que caminar andando.

¿Este coronavirus ha servido para algo? Da la sensación de que tras el confinamiento todos salimos corriendo y nos hemos olvidado… ¿ No íbamos a salir mejores?

Esto ha sido como unos ejercicios espirituales obligatorios, que se toman bien o mal. Y luego está el síndrome del internado. El niño que sale del internado tarifando, y buscando irse a la discoteca o de botellón. Y eso es lo que está pasando. Yo creo que algo nos queda: no digo que el miedo sea bueno, pero cierta mieditis nos resitúa en la vida. El coronavirus está ahí, y eso supone una relativización. Nos relativiza lo que teníamos, el tabú, lo más maravilloso era el placer, divertirnos, salir de casa… Llega un momento en que dices, cuidado, primero está la salud. Relativizas muchas cosas. Gente muy querida que ha muerto, médicos… esto de la vida, ¿qué es? Esa pregunta se la ha hecho la gente.

Una de las cosas que llaman la atención es que se desprecia a los monjes y monja de clausura, porque no aportan a la sociedad. Pero son baterías energéticas en medio del mundo irradiando silencio, paz y alegría. En conjunto, esos espacios de silencio en el mundo, son como grandes pilas, y al mismo tiempo armonía, porque el ser humano se realiza en la paz, no en el estrés.

¿Qué nos puede aportar el mensaje de san Juan de la Cruz para la sociedad postcoronavirus?

Un sentido profundo de la libertad. Juan de la Cruz lo pasa fatal con sus hermanos, es encarcelado en Toledo, tiene que escaparse por un ventanuco. Escribió el Cántico en un retrete. Hasta el final de su vida, incluso es aparcado pro Teresa, que lo deja un poco orillado. El se queda totalmente despreciado por sus superiores cuando muere en Úbeda. Sin embargo nunca pierde la libertad interior. Hay una parcela dentro de nosotros que nadie nos puede arrebatar, es la libertad interior. Estemos en casa, fuera, leyendo, trabajando a distancia, si tienes libertad interior y puedes conectar con lo profundo de ti y sentirte bien, estás bien. Eso es comparable a lo de San Ignacio cuando en los ejercicios llega a la conclusión de que lo importante es que yo ame. Y esa es la razón de mi vida: si soy libre en ser amor me estoy realizando.

Una de las cosas que llaman la atención es que se desprecia a los monjes y monja de clausura, porque no aportan a la sociedad. Pero son baterías energéticas en medio del mundo irradiando silencio, paz y alegría. En conjunto, esos espacios de silencio en el mundo, son como grandes pilas, y al mismo tiempo armonía, porque el ser humano se realiza en la paz, no en el estrés.

¿Se le ha hecho justicia a San Jan de la Cruz en España?

Popularmente no, pero intelectualmente sí. Los poetas laicos, agnósticos incluso, dicen que es el mejor poeta en lengua castellana. Los auténticos buscadores de Dios, desde el punto de vista ecuménico, están profundizando en el diálogo interreligioso, piensan que es un adelantado y que a través de san Juan de la Cruz pueden contactar. Esto hace que se abra una vía nueva que está en San Juan de la Cruz, la vía mística. Yo prefiero la vía mística a la vía teológica. Los teólogos razonan y parcelan, dejan de sentir. Karl Rahner dictaba. Dicen que lo mejor de Rahner era cuando estaba tumbado y se inspiraba: la teología con sabiduría interior. Hay un déficit místico. Este debería ser el siglo de la mística….

Fuente Religión Digital

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La polémica novela de Boris Johnson

Martes, 3 de diciembre de 2019
Comentarios desactivados en La polémica novela de Boris Johnson

la-novela-de-boris-johnson-contiene-horribles-referenciasracistas-misoginas-y-homofobicas.jpgLa novela de Boris Johnson de 2004, Setenta y dos vírgenes, está siendo tuiteada en su totalidad (Matt Cardy / Getty / Twitter)

La novela de Boris Johnson contiene horribles referencias “racistas, misóginas y homofóbicas”

Setenta y dos vírgenes se describe como una “novela política cómica” y está protagonizada por un MP Tory rubio, en bicicleta y bufón (¿suena familiar?) Llamado Roger Barlow.

“Para un hombre como Roger Barlow”, escribe Johnson, “el mundo entero parecía ser una broma complicada … todo estaba siempre en juego, capaz de disputas; y religión, leyes, principios, costumbres: no eran más que palos del camino para apoyar nuestros vacilantes pasos “.

Con esto en mente, el libro se refiere a los árabes como “narices de gancho” y “ojos desorbitados”. Una persona de raza mixta se describe como “color café” mientras que otras se llaman “media casta”. La palabra “negroide” también se usa.

Se dice que un personaje parece “más inteligente que una modelo de lencería y, en todo caso, con senos más grandes”, mientras que a otra mujer se la describe elocuentemente como “una mujer de seis pies mega-titulada”.

El protagonista principal desea a su asistente personal, una joven llamada Cameron que se dice que “casi se abraza de emoción” al escuchar que su jefe está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.

El extracto en cuestión dice: “Ella estaba emocionada cuando él pareció adoptar una postura sobre el matrimonio homosexual. Su respuesta fue poco clara, sin duda deliberadamente, pero ella lo escuchó decir algo en el sentido de que el matrimonio homosexual era” un poco ronco cuando se considera que el matrimonio normalmente se considera entre un hombre y una mujer “. ¡Juerga!

“De inmediato fue como si se hubiera topado con un puñado de principios en el opaco minestrone de sus puntos de vista. En realidad, estaba CONTRA algo, pensó, casi abrazándose a sí misma con entusiasmo”.

Luego se le da la tarea de “decepcionar [ing]” de redactar una carta a un constituyente que busca “las alegrías del matrimonio con su” pareja “del mismo sexo”, con la respuesta de Barlow: “Adelante. Francamente, no veo por qué el estado debería objetar una unión entre tres hombres y un perro “.

El libro recibió críticas mixtas cuando fue lanzado y vendió alrededor de 46,000 copias.

A medida que el usuario de Twitter @VirginsJohnson comenzó a compartir extractos del libro a principios de este mes, los nuevos lectores están expresando su horror por el intento “humorístico” de Johnson y la incredulidad de que alguna vez se consideró aceptable publicar.

En declaraciones a iNews, la historiadora del libro, la Dra. Elizabeth Savage, dijo sobre los pasajes publicados en Twitter: “Es horrible: racista, misógino, homofóbico y más”.

La Dra. Zubaida Haque, subdirectora del grupo de expertos sobre igualdad racial Runnymede Trust, dijo que estaba claro que Johnson “no tenía reparos en usar referencias y estereotipos racistas casuales, ya sea en la ficción o en la vida real. E incluso cuando Boris Johnson argumenta que hemos entendido mal sus tópicos racistas porque estaban destinados a ser divertidos, tienes que preguntarte, ¿por qué sus ‘chistes’ o ‘referencias humorísticas’ siempre resultan en que los grupos minoritarios sean los más afectados? Reforzar los tópi os racistas a través del humor no es comedia; es racismo a través de otro vehículo “.

Fuente PinkNews

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Estas mitades que se buscan.

Miércoles, 4 de junio de 2014
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Del blog À Corps… À Coeur:

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Y luego, está también esta historia que me contó David, un día. Los antiguos griegos, me había dicho, creían que antaño todo estaba conectado con todo, en el universo. Uno en una armonía absoluta. Inmovilidad. El silencio debía ser ensordecedor. Luego, un día – ¿Pero ya había unos días?-, esta armonía fue alterada y el universo se fragmentó en una explosión enorme. Todo se separó en dos. Desde entonces, el espacio está lleno de mitades aisladas, cada una de ellas buscando sin encontrarla la mitad que se le ajuste perfectamente. En millones de posibles encuentros, ocurre sólo una vez, por una increíble coincidencia que dos mitades complementarias se encuentran. Esto debe cumplirse en un tráfago salvaje, un momento de éxtasis, tan grande que el tiempo se detiene de nuevo. A veces, pienso que David y yo fuimos dos de estas mitades que se buscan.

Pero no sé si retuve bien la historia y si la búsqueda de la otra mitad está unida a la física o al deporte. Posiblemente esto es solamente en el amor. Pero entonces, sé ahora que el amor y la felicidad pueden también adquirirse por el entrenamiento. Descubrí que había que tener el valor de sufrir para alcanzar el momento en el que las dos mitades se reúnan. Si esto no ocurre, y en general no ocurre, sólo hay dolor. Y un pobre consuelo: En cualquier caso, nos sentimos vivir.

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H. M. van den Brink, in “Sur l’eau“, Folio

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , ,

Sobre el agua.

Miércoles, 21 de mayo de 2014
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Del blog À Corps… À Coeur:

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Luego, mientras que nos dirigimos codo a codo hacia el hangar, cada uno de nosotros llevando su remo, David pone, un pequeño instante, su brazo alrededor de mis hombros. Su gesto no es gentil, sino amistoso. No burlón, sino sincero. ¡Estoy tan cansado! Pellizco la madera dura del remo y siento mis músculos extenderse una vez más. Una ola de infinita felicidad estalla en mis manos, mis brazos, mis hombros, mi pecho y mis piernas. Estoy cansado y feliz.

¿Felicidad? Es una cosa de la que no es necesario hablar. Una palabra de más y se vuelve ridículo. Dos palabras y se desvanece. Sin embargo, no es frágil la felicidad de este verano. Está hecha carne, músculos, sol y madera, agua y piedras. Podemos tenerla en sus manos y posar su cabeza arriba. La tengo en mi mano durante la una y no despega.

En este momento, es igual: este verano quedó bien grabado solamente en mi cabeza, pero también en todo mi cuerpo, desde el borde mis dedos endurecidos hasta la punta de mis pies. Aquel verano, en el que el río nos pertenecía, lo mismo que el club náutico, la ciudad, los prados y las cañas del borde del agua. La felicidad existe sólo si se la puede tocar, y lo tenía, todavía lo tengo, este verano de 1939, aquí, ahora, esta noche. Todavía oigo el suave murmullo del agua y siento el calor de las tablas en mis huesos.

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H. M. van den Brink, Sur l’eau, Folio

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