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Vivir en incandescencia

Domingo, 28 de mayo de 2023

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¿ Qué palabra tener

Que mantenga vivo

Y atraviese el espesor de la muerte?

¿ Qué verbo de carne

Puede levantar el  pesado  entorpecimiento

De los vivos sin vida,

Despertar la luz enterrada?

¡ Tarea imposible –

Pero la Palabra

Venida de lo Alto

Desangra al corazón herido –

El deseo

en palabras de amor repudiado

– Revelación Suprema –

Abre a la conversación vertical!

*

Eric de Rus,
Vivir en incandescencia,
Ad Solem, 2013

*

 

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

-“Paz a vosotros.”

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

“Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo.”

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

“Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”

*

Juan 20,19-23

***

La Iglesia tiene necesidad de su perenne Pentecostés. Necesita fuego en el corazón, palabras en los labios, profecía en la mirada. La Iglesia necesita ser templo del Espíritu Santo, necesita una pureza total, vida interior. La Iglesia tiene necesidad de volver a sentir subir desde lo profundo de su intimidad personal, como si fuera un llanto, una poesía, una oración, un himno, la voz orante del Espíritu Santo, que nos sustituye y ora en nosotros y por nosotros «con gemidos inefables» y que interpreta el discurso que nosotros solos no sabemos dirigir a Dios. La Iglesia necesita recuperar la sed, el gusto, la certeza de su verdad, y escuchar con silencio inviolable y dócil disponibilidad la voz, el coloquio elocuente en la absorción contemplativa del Espíritu, el cual nos enseña «toda verdad».

A continuación, necesita también la Iglesia sentir que vuelve a fluir, por todas sus facultades humanas, la onda del amor que se llama caridad y que es difundida en nuestros propios corazones «por el Espíritu Santo que nos ha sido dado». La Iglesia, toda ella penetrada de fe, necesita experimentar la urgencia, el ardor, el celo de esta caridad; tiene necesidad de testimonio, de apostolado. ¿Lo habéis escuchado, hombres vivos, jóvenes, almas consagradas, hermanos en el sacerdocio? De eso tiene necesidad la Iglesia. Tiene necesidad del Espíritu Santo en nosotros, en cada uno de nosotros y en todos nosotros a la vez, en nosotros como iglesia. Sí, es del Espíritu Santo de lo que, sobre todo hoy, tiene necesidad la Iglesia. Decidle, por tanto, siempre: «¡Ven!»

*

Pablo VI,
Discurso del 29 de noviembre de 1972.

*

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Conservar el amor

Jueves, 25 de mayo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Si se trata de elegir entre no ser amado y ser vulnerable,

sensible y emocional,

entonces puedes conservar tu amor.

*

Chuck Palahniuk

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No tengo miedo de nada… porque tengo un defensor

Domingo, 14 de mayo de 2023

A nosotros van dirigidas estas palabras… Jesús nos envía un defensor que nos irá enseñando todo recordando lo que Él nos ha enseñado… “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama”.

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“Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse.

Yo he hecho esta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado.

Ya no tengo miedo a nada, ya que el Amor destruye el temor.

Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. No estoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas.

Acojo y comparto. No me aferro a mis ideas ni a mis proyectos.

Si me presentan otros mejores, o ni siquiera mejores sino buenos, los acepto sin pesar. He renunciado a hacer comparaciones. Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siempre es lo mejor.

Por eso ya no tengo miedo. Cuando ya no se tiene nada, ya no se tiene temor.

Si nos desarmamos, si nos desposeemos, si nos abrimos al hombre-Dios que hace nuevas todas las cosas, nos da un tiempo nuevo en el que todo es posible.

¡Es la Paz!”

*

Atenágoras I
(1886-1972), patriarca de Constantinopla,

*

(en: OLIVIER CLÉMENT, Dialogues avec le Patriarche Athénagoras I, Éd. Fayard, Paris 1969, p.183. Traducido y ofrecido por Xavier Melloni, en Cetr.)

 

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***

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.”

*

Juan 14,15-21

***

Estando en comunión con Jesús, nos encontramos bajo el influjo del Espíritu Santo y podemos ser creativos, obrar plenamente de un modo nuevo en la lucha por el Reino, la ciudad del amor. En Jesús y a través de él, podemos hacer frente a las fuerzas del mal y de la mentira inscritas en los corazones y en los grupos humanos, fuerzas que aplastan la vida, que aplastan a los débiles y a los humildes. Ya no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espíritu Santo en nosotros.

Ya no somos nosotros los que vivimos, sino Jesús en nosotros. Jesús ha venido a hacer nuevas todas las cosas. En comunión con él en el Espíritu Santo, también nosotros podemos hacer nuevas todas las cosas y hacer cosas más grandes aún que las hechas por Jesús (Jn 14). Estando en comunión con Jesús, nuestras acciones nacen de la comunión y están orientadas hacia la comunión. También nuestras palabras están llamadas a brotar del silencio de la comunión para llegar al silencio del amor. Estamos llamados a beber en el corazón de Cristo para volvernos fuentes de vida para los otros, para dar nuestra vida a los otros.

*

Jean Vanier,
Jesús, el don del Amor,
Editorial Claret, Barcelona 1994.

*

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Leonardo Boff: “Debemos respetar la forma como Dios quiso aproximarse a nosotros”

Jueves, 27 de abril de 2023

CF94B9B2-FC9D-4E74-8409-7F4833B0B1BDEl teólogo, filósofo y escritor publica su nuevo libro ‘La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret’ en Vozes

Uno de los mayores intelectuales del país, el teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff, 84 años, acaba de lanzar su nuevo libro La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret (Editora Vozes)

Boff se vuelve, en su nuevo trabajo, hacia la figura del Jesús histórico, el hombre, y el mensaje original que pasó a propagar en la Palestina del siglo I

La Iglesia se distanció del mensaje original al aliarse con el poder político de las clases dominantes. Lo cual, en su opinión, empieza a cambiar ahora con el Papa Francisco

“Jesús no vino a fundar una nueva religión. Vino a enseñarnos a vivir como él vivió”

Uno de los mayores intelectuales del país, el teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff, 84 años, acaba de lanzar su nuevo libro La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret(Editora Vozes).

Autor de más de 100 libros, traducidos a prácticamente todas las lenguas modernas, Boff se vuelve, en su nuevo trabajo, hacia la figura del Jesús histórico, el hombre, y el mensaje original que pasó a propagar en la Palestina del siglo I. Mensaje del cual, como afirma en esta entrevista por email a O DIA, la Iglesia se distanció al aliarse con el poder político de las clases dominantes. Lo cual, en su opinión, empieza a cambiar ahora con el Papa Francisco, que vuelve a  acercar la Iglesia al mensaje original de Jesús.

-¿Cuál es la visión central de este nuevo libro suyo y por qué decidió escribirlo?

-Hay una antigua discusión sobre en qué momento el hombre Jesús de Nazaret se dio cuenta de que era el Hijo de Dios. La mayoría de los estudiosos evitan esta pregunta por miedo a psicologizar la conciencia de Jesús. A mí siempre me ha preocupado: si Jesús es realmente un hombre como nosotros, nuestro hermano, ¿cómo surgió lentamente su conciencia de ser Hijo de Dios? La concepción tradicional afirma que ya en el seno de María tenía esa conciencia y se relacionaba con el Padre. Esta visión destruye el concepto de encarnación, que es asumir todo lo que es humano y las distintas etapas de la vida, como el bebé que aún no piensa ni habla, y también las limitaciones, las crisis y las superaciones propias de la condición humana. Lloró la muerte de su amigo Lázaro, acariciaba a los niños y nunca criticó a las mujeres, sino que las defendió como a María Magdalena y a la Samaritana.

-El libro se atiene más al Jesús histórico que al Cristo de la fe. ¿Por qué es importante no perder de vista al Jesús histórico?

-Debemos respetar la forma en que Dios quiso acercarse a nosotros a través de su Hijo, que se encarnó en la condición humana con sus altibajos. No debemos pasar inmediatamente al Cristo de la fe. Debemos partir siempre de la historia concreta de Jesús, de cómo vivía, cómo pensaba, cómo se relacionaba con las mujeres, con los pobres, con los ricos, con el poder y con las amenazas de muerte. Ser cristiano, fundamentalmente, es seguir al Jesús histórico. Él no vino a fundar una nueva religión. Vino a enseñarnos a vivir como él vivió: con amor incondicional, con compasión hacia los que sufren en este mundo, con indignación contra quienes fingían ser piadosos pero eran falsos y fariseos. Incluso llegó a usar la violencia con quienes hacían negocios dentro del templo de Jerusalén. Y cultivaba una gran amistad con Lázaro y sus hermanas Marta y María.

-¿Qué fue y cómo se dio la experiencia mística que tuvo el hombre Jesús de esa amorosidad de Dios-Abba?

-Ante el asombro de sus padres, María y José, Jesús desde pequeño se refería a Dios como ‘Papá’ (Abba). Eso era extraño pues los judíos de aquel tiempo, y los de hoy también, muestran tanta reverencia hacia Dios que casi no pronuncian su nombre. Además, en la Biblia judaica, el Antiguo Testamento, jamás aparece esa expresión Abba aplicada a Dios. Es el nombre que los niños usan afectuosamente para su padre o para su abuelo. Que Jesús use esa palabra, Abba, revela cierta intimidad, cierta amorosidad hacia el Dios de la tradición de Abraham, Isaac y Jacob.

Pero cuando tenía cerca de 25-26 años oyó que Juan Bautista estaba bautizando a mucha gente en el río Jordán. El bautismo implicaba sumergirse en las aguas del río. Jesús, por curiosidad, fue a ver lo que pasaba allí. Conversó rápidamente con Juan Bautista y con algunos de sus discípulos. Entró en un grupo para dejarse bautizar. Se sumergió como todos. Ellos salieron y él se quedó parado en medio del río. Fue ahí cuando tuvo un profundo choque existencial, una verdadera sacudida en su interior. Tuvo la experiencia profunda de ser el Hijo del Padre, expresada en estas palabras: ‘Tu eres mi Hijo amado y en ti he puesto toda mi alegría’. Jesús tuvo la experiencia de la radical amorosidad de Dios-Padre, como ‘Papá’ (Abba).

Quien experimenta así al Padre se siente su Hijo. Las experiencias radicales, dicen los místicos y también los psicólogos, no se dejan expresar con palabras. Así, los evangelistas usan metáforas: una paloma descendió sobre él o se oyó una voz del cielo. Por eso, Jesús fue al desierto. Allí profundizó esta experiencia  y definió cual sería su misión: ni un profeta que transforma piedras en pan, ni un Sumo Sacerdote que introduce una forma religiosa y ética, ni un rey poderoso sobre tierras y pueblos. Descubrió que debería ser, como está en el profeta Isaías, el Siervo sufriente, que se identifica con los que sufren en este mundo, que debía curar enfermos, consolar a los afligidos e incluso devolver la vida a quien había muerto, como Lázaro o la hija de Jairo. Y vivenció el amor y la ternura infinita de Dios, presente en la palabra Abba.

-¿Qué significados y proporciones podría asumir hoy el mensaje que Jesús comenzó a difundir a partir de esta experiencia?

-Jesús experimentó el amor radical de Dios por todos, sin importar su condición moral, ya fuera pecador o piadoso cumplidor de los mandamientos. Jesús se acerca a los pecadores, como se consideraba a los recaudadores de impuestos, entra en casa del rico Zaqueo, se encuentra especialmente con los pobres y los oprimidos: a todos quiere anunciar con sus palabras y su ejemplo este mensaje liberador: no temáis, Dios es un Padre amoroso de misericordia infinita. Nadie puede poner límites a su amor y a su misericordia. Todos, pecadores y santos, están bajo el arco iris de la misericordia de este Papá querido (Abba).

En otras palabras, dichas también por el Papa Francisco: no hay condenación eterna, es sólo de este mundo, Dios no puede perder a ningún hijo o hija que haya creado con amor. Si perdiera a alguien, no sería a Dios. Como se dice en el libro de la Sabiduría: “Él creó a todos por amor y a nadie con odio, de lo contrario no lo habría creado. Él es el apasionado amante de la vida”. Este mensaje liberador de Jesús es contrario a toda una tradición que anunciaba el Evangelio con el miedo y la amenaza del infierno. Así se ha hecho durante casi todos los siglos, algo que muchas iglesias pentecostales todavía practican.

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-De qué forma la Iglesia Católica se distanció de ese mensaje original a lo largo de los años? 

-La Iglesia se distanció del mensaje liberador de Jesús desde que se alió con el poder político de los emperadores romanos ya en los siglos II-III, comenzando con Constantino y continuando prácticamente hasta nuestros días. En lugar de ser un movimiento, se convirtió en una institución religiosa. Como cualquier institución, ella define quién está dentro y quién fuera, establece doctrinas y leyes, condena y premia. En este contexto, el método del miedo al infierno se utilizaba con todos aquellos que no se sometían a lo que ella ordenaba. A pesar de eso, debemos reconocer que ella guardó los cuatro evangelios, referencia común para todas las iglesias. Dentro de ellas, muchos asumieron el seguimiento de Jesús, pobre y amigo de los pobres, como San Francisco de Asís, la Hermana Dulce, la Madre Teresa de Calcuta y el actual Papa Francisco de Roma. Vivieron el seguimiento de Jesús sin amoldarse (sin desprecio) al camino religioso tradicional.

-Usted es amigo y consejero del Papa Francisco. ¿Cómo evalúa los 10 años de su pontificado?

-Durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI la Iglesia experimentó un retorno a la gran disciplina. Se reveló como un castillo cerrado e inmune a los avances de la modernidad, penetrada, según ellos, por muchos errores y desviaciones. Hubo mucha vigilancia sobre las doctrinas y condena a muchos teólogos, los más progresistas. La renovación de la Iglesia, iniciada por el Concilio Vaticano II (1962-1965), sufrió un retroceso. Se hablaba el invierno de la Iglesia.

Con el Papa Francisco, que viene de la periferia donde vive la mayoría de los católicos se ha producido un gran cambio. Este Papa siempre se entendió a sí mismo como un teólogo de la liberación de corte argentino: liberación del pueblo oprimido y de la cultura silenciada. Inauguró una nueva forma de ser Papa, sin los aparatos y títulos heredados aún del Imperio Romano y del Renacimiento. Abandonó el palacio papal y se fue a vivir a una casa de huéspedes, Santa Marta.

-¿En qué medida el pontificado de Francisco se aproxima del mensaje original de Jesús?

-El Papa Francisco ha traído una primavera a la Iglesia, con un aire de libertad y apertura a todas las diversidades. Ha dicho que la Iglesia debe ser como un hospital de campaña que acoge a todos sin preguntar por su origen, religión o condición moral. Como él dice con frecuencia, “una Iglesia siempre en salida” hacia los problemas humanos, especialmente los de los más pobres y los de la gran pobre que es la Madre Tierra, a la que debemos cuidar como nuestra Casa Común.

En mi opinión, Francisco está inaugurando una nueva genealogía de Papas que vienen de la periferia de la Iglesia y del mundo y que revelan un nuevo rostro del mensaje liberador de Jesús. Por eso, este Papa habla constantemente del Jesús histórico y del modo en que vivió, es decir, una existencia para los más vulnerables e invisibles. Jesús se distanciaba de la religión estricta de la época, ponía en el centro el amor y la misericordia. No hay que olvidar que fueron los religiosos quienes le condenaron a muerte en la cruz. Su resurrección, que es más que la reanimación de un cadáver, significa una insurrección contra la justicia perversa de la época. Él anticipó el fin bueno del ser humano, realizando todas sus potencialidades. El Papa Francisco actualiza y nos hace más accesible el mensaje original de Jesús, de su misericordia sin límites, tema fundamental de sus pronunciamientos.

-¿En qué momentos de la humanidad se ha puesto en práctica el mensaje original de Jesús? ¿Por los hombres o por las mujeres?

-Yo diría que en todas las generaciones ha habido mujeres y hombres cristianos que se sintieron fascinados por la figura y la práctica del Jesús histórico. Han llegado a decir: ‘humano como Jesús, sólo Dios mismo’. No buscaban el poder, sino el servicio a los más desamparados. La lista sería inmensa. Pero sin duda sobresalen Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, ambos místicos de ojos abiertos y manos trabajadoras. San Francisco de Asís fue quizá quien más se asemejó a Jesús de Nazaret, viviendo entre leprosos y pobres y llamando a todas las criaturas con el dulce nombre de hermanos y hermanas. Y muchas mujeres que también lo seguían y sólo ellas permanecieron al pie de la cruz. De América Latina no podemos dejar de mencionar al obispo y santo, Don Óscar Romero, obispo de El Salvador, que fue asesinado en la misa cuando levantaba el cáliz con la sangre de Cristo que se mezcló con su sangre.

-¿Está usted trabajando o dispuesto a trabajar en un nuevo libro? ¿De qué va a tratar?

-Vivo dando charlas por todo Brasil y también en el extranjero. Intento imprimir un tono liberador, propio de la teología de la liberación, sobre todo cuando atiendo a grupos de base y movimientos sociales. Además de eso, escribo a menudo, pues ya son más de cien libros.

En los últimos años he trabajado intensamente en ecología integral y he colaborado en la formación de una ecoteología de la liberación. Desde 2001 escribo un artículo semanal, que no ha fallado nunca, y es traducido al español, italiano, alemán y muchos en inglés.

Con casi 85 años estoy ya en el atardecer de la vida. Sigo trabajando, en la actualidad sobre la categoría Transparencia, ya que toda nuestra tradición grecolatina se ha estructurado sobre las categorías de Inmanencia y Trascendencia, colocándolas generalmente en oposición. La categoría Transparencia es típicamente cristiana, ya que la Trascendencia penetró en la Inmanencia a través de la Encarnación, haciendo transparentes la realidad humana y divina. La Transparencia es válida para todas las esferas, especialmente para la ética, y de modo particular para la política y para el mundo de los negocios.

Fuente Religión Digital

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Hacedlo todo por amor…

Miércoles, 26 de abril de 2023

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«El que hace la voluntad de mi Padre…, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre»
(Mateo 12,46-50)

 

      «Mis pensamientos no son vuestros pensamientos», dice el Señor (Is.55,8). El mérito, no consiste en hacer mucho o en mucho dar, sino en recibir, en amar mucho. Se ha dicho, que «es mucho más dulce dar que recibir» (Hch. 20,35), y es verdad; pero cuando Jesús quiere reservarse para sí la dulzura de dar, no sería delicado negarse. Dejémosle tomar y dar todo lo que quiera, la perfección consiste en hacer su voluntad, y el alma que se entrega enteramente a él es llamada por Jesús mismo «su madre, su hermana» y toda su familia. Y en otra parte: «Si alguno me ama, guardará mi palabra» (es decir, hará mi voluntad) y «mi Padre le amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada» (Jn 14,23). ¡Oh, qué fácil es complacer a Jesús, cautivarle el corazón! No hay que hacer más que amarle, sin mirarse una a sí misma, sin examinar demasiado los propios defectos…

Los directores hacen progresar en la perfección, imponiendo un gran número de actos de virtud, y llevan razón; pero mi director, que es Jesús, no me enseña a contar mis actos, me enseña a hacerlo todo por amor, a no negarle nada, a estar contenta cuando él me ofrece una ocasión de probarle que le amo; pero esto se hace en la paz, en el abandono, es Jesús quién lo hace todo, y yo no hago nada.

*

Teresa de Lisieux
(1873-1897),
carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Carta 121 (Obras Completas, Monte Carmelo 1980)

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Intimidad

Viernes, 21 de abril de 2023

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Estaba yo meditando sobre la muerte del Hijo de Dios encarnado. Todo mi afán y deseo era cómo poder vaciar mejor la mente de cuanto la ocupase, para tener más viva memoria de la pasión y muerte del Hijo de Dios.

Estando ocupada con este afán, de repente oí una voz que me dijo: “Yo no te amé fingidamente”. Aquella palabra me hirió con dolor de muerte, pues se me abrieron al punto los ojos del alma, viendo cuan verdadero era lo que me decía. Veía los efectos de aquel amor y lo que movido por él hizo el Hijo de Dios. Veía en mí todo lo contrario, porque yo le amaba sólo fingidamente, no de verdad. Ver esto era para mí un dolor de muerte tan insufrible que me creía morir. De pronto me fueron dichas otras palabras que aumentaron mi dolor […].

Mientras daba vueltas a aquellas palabras, él ańadió: “Soy yo más íntimo a tu alma que lo es tu alma a sí misma”. Esto aumentaba mi dolor, porque cuanto más íntimo le veía a mí misma, tanto más reconocía la hipocresía de mi parte. Estas palabras suscitaron en mi alma deseos de no querer sentir, ni ver ni decir nada que pudiese ofender a Dios. Y es que eso es lo que Dios requiere a sus hijos, a los que ha llamado y escogido para sentirle, verle y hablar con él.

*

Ángela de Foligno,
Libro de Vida,
Salamanca 1991, 169-170, passim.

***

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Felices los que creen sin haber visto ( Jn 20, 29)

Domingo, 16 de abril de 2023

Domingo de la Misericodia

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Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacedlos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenerlos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

*

San Juan de la Cruz,

Cántico Espiritual, estrofas 10 y 11

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Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

“Paz a vosotros.”

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

“Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.”

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

-“Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

-“Hemos visto al Señor.”

Pero él les contestó:

Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

-“Paz a vosotros.”

Luego dijo a Tomás:

-“Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

Contestó Tomás:

-“¡Señor mío y Dios mío!

Jesús le dijo:

-“¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.”

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

*

Juan 20,19-31

***

En el evangelio de hoy encontramos un cenáculo y una puerta cerrada. Una puerta cerrada por temor a alguien es una historia de todos los días, anticipada en el siervo de la parábola que entierro el talento por miedo a perderlo. Afortunadamente, al Señor no le importan nada nuestros cerrojos, y entra y sale como quiere su caridad. Camina o se detiene, trabaja y descansa, habla o se calla, sin que le importen nuestros temores. El Señor muestra que no se ofende por la incredulidad de Tomás, incluso la convierte en un argumento para nuestra fe. No es verdad que al Señor le disgusten ciertas resistencias. Cuando se trata de resistencias razonables, cuando el hombre obra con lealtad, con honestidad, como un hombre que, antes de fiarse de otro, prueba si puede hacerlo por sí solo, entonces el Señor no puede estar descontento. Basta con profundizar un poco en el episodio de Tomás.

Es cierto que este último se mostró reservado y reacio y que, antes de exclamar «¡Señor mío y Dios mío!», quiso asegurarse con la pequeña garantía que ofrecen los sentidos, pero añora el Señor sabe que puede contar con él más que con los otros, que ese grito es un credo que continuará también ante el martirio. Los tipos como Tomás tardan algo en arrodillarse, pero cuando lo hacen se arrodillan de verdad, cuando aman lo hacen de verdad. Cuando Tomás se ofrece, es un hombre el que se ofrece. Y si ofrece a Cristo su propio corazón, es un corazón de hombre el que le ofrece. Y si inclina su cabeza ante él, es una cabeza de hombre la que se inclina. De este modo comienza la adoración «en espíritu y en verdad».

*

P. Mazzolari,
La parola che non passa,
Vicenza 1984, pp. 138s, passim

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Un amor más grande

Miércoles, 12 de abril de 2023

Del blog de Henri Nouwen:

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“Esta es la principal intuición para la experiencia espiritual: somos conocidos en profundidad y con detalle por el amor que nos creó y que nos sostiene; conocidos también como miembros de una comunidad de creación que depende de nosotros y de la que dependemos. Este amor conoce nuestras limitaciones, así como nuestro potencial y nuestra capacidad tanto para el mal como para el bien; ese continuo centrarnos en nosotros mismos con el que explotamos a la comunidad en nuestro beneficio. Sin embargo, como amor, no busca anularnos ni manipularnos. En vez de eso nos ofrece la gracia constante del autoconocimiento y la aceptación que puede liberarnos para poder vivir un amor más grande

*

Henri Nouwen,
Esta noche en casa.

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Largo el olvido

Martes, 11 de abril de 2023

Del blog Nova Bella:

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Es tan corto el amor

y tan largo el olvido”.

*

Pablo Neruda

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“El subrogado”, por Dolores Aleixandre

Jueves, 6 de abril de 2023

lavatorio-5Jesús, con delantal y una jofaina con agua, pasa a ser uno más de cualquier colectivo de trabajadores subrogados

31.03.2023

Salgo resoplando del cine después de ver El triángulo de la tristeza de Ruben Östlund, una de esas películas que preferirías no haber visto porque te deja inquieta y removida. Un crucero y sus personajes se convierten en la parábola perfecta de un mundo dominado por la desigualdad: un grupo de asiáticos o africanos frotan de rodillas la cubierta del barco; otros se mueven en la sala de máquinas, friegan ollas en la cocina o limpian baños; la tripulación se somete con obediencia servil a los caprichos de unos pasajeros mega ricos; el capitán, borracho, apenas sale de su camarote.

No les voy a contar la película ni a recomendarles que la vean, pero a mí me ha ayudado a entender un poco más el sentido de la escena de Jesús lavando los pies de los suyos y a ir un poco más allá del “qué humilde el Señor poniéndose al servicio de sus discípulos…”

Conviene leer despacio Juan 13 para darse cuenta de cómo el narrador va creando, desde el comienzo, un climax creciente muy bien diseñado: sitúa la escena en un contexto litúrgico sagrado: víspera de la fiesta de la pascua…; presenta a Jesús dominando con poderío la situación, – sabía…, volvía a Dios…, lo tenía todo en sus manos…; alude a su amor extremo para ponerle en la cumbre de la condición humano/ divina.

Los lectores, atraídos hacia arriba por este crescendo, esperamos un desenlace majestuoso: ahora Jesús se pondrá en pie irradiando luz y, envuelto en el manto de su señorío, elevará su voz poderosa y pronunciará un discurso sublime anunciando su paso al Padre; y sus discípulos, conmovidos, se arrojarán a sus pies adorándole.

Pero todo se despeña hacia abajo de manera abrupta: desaparecen sin dejar rastro el ceremonial litúrgico, las alusiones trascendentes y el ambiente de solemnidad: Jesús se ha quitado el manto, se ha ceñido una toalla y se ha puesto a lavar los pies de los suyos y a secárselos después. “Tomó la condición de esclavo haciéndose como uno de tantos”, dirá Pablo (Fil 2,7). En versión actualizada: Jesús, con delantal y una jofaina con agua, pasa a ser uno más de cualquier colectivo de trabajadores subrogados, esos hombres y mujeres invisibles que habitan el revés del mundo al servicio de quienes nos sentamos a la mesa. Sonlas kelis en los hoteles y los riders que pedalean trayéndonos comida; manejan cepillos, escobas, aspiradoras, detergentes o bolsas de basura; se inclinan en invernaderos, hacen turnos de noche, cosen y planchan en talleres clandestinos, acarrean bultos, empujan carretillas, se suben a andamios, bajan a las minas de coltán, recogen algodón a 50º.

Jesús ya los había llamado dichosos en las bienaventuranzas – desposeídos, hambrientos, sometidos…- , pero ahora da un paso más y desciende él mismo a su espacio. Muy poco después, Simón de Cirene – contratado por horas – le ayudará a cargar con su cruz y otros dos derrotados por la vida, agonizarán crucificados junto a él.

Bajará a la oscuridad última de lo humano y su nombre será descartado de la nómina de los vivos y los útiles. Pero Aquel en quien confía hasta su último aliento, sabrá dónde encontrarle cuando llegue la hora de levantarle de entre los muertos: en la periferia de la ciudad, en un sepulcro prestado y custodiado por dos mercenarios del imperio.

Y cuando reciba el Nombre sobre todo nombre, estarán a su lado, como una cuadrilla de colegas, todos los subrogados de la historia.

Fuente Alandar Abril 2023

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Jesús en el centro (2)

Sábado, 25 de marzo de 2023

Del blog de Henri Nouwen:

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Jesús es la revelación del amor infinito e incondicional de Dios por nosotros, los seres humanos. Todo lo que Jesús hizo, dijo y experimentó quiere mostrarnos que el amor que más soñamos es el que Dios nos da, no porque lo merezcamos, sino porque Dios es un Dios de amor“.

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Henri Nouwen

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Nunca

Sábado, 18 de marzo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Nunca mengua el amor ni se desvía

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William Shakespeare

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Desasosiego

Jueves, 16 de marzo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Amor empieza por desasosiego

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Sor Juana Inés de la Cruz

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Todo

Martes, 14 de marzo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Todo lo que sabemos del amor

es que el amor es todo lo que hay

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Emily Dickinson

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Muero de amor

Jueves, 2 de marzo de 2023

Del blog Nova Bella:

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No es que muera de amor, muero de ti.

Muero de ti, amor, de amor de ti.

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Jaime Sabines

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Creación

Sábado, 25 de febrero de 2023

Del blog Nova Bella:

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La creación es como el amor,

no puedes hacer nada contra ella

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Bacon

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Crecer en la amistad

Miércoles, 22 de febrero de 2023

jesus-abraza-a-joven-fotoPregón de Cuaresma

Carmen Herrero Martínez,
Fraternidad Monástica de Jerusalén,
Tenerife

ECLESALIA, 27/02/17.- Con la celebración del Miércoles de Ceniza, comenzamos una nueva Cuaresma. Tiempo de gracia, de conversión y de misericordia, por parte del Padre bueno que constantemente invita a sus hijos al banquete de la Pascua. Pues, Cuaresma es un caminar con alegría y jubilo hacia Pascua, la resurrección de Cristo y nuestra propia resurrección.

Pero, ¿cómo conducirse por este camino que durante cuarenta días nos lleva a la Pascua? Y, ¿qué provisiones tomar para llegar a resucitar con Cristo y vivir en plenitud la vivencia pascual?

Debemos conducirnos con dignidad, esa dignidad que nos viene de ser lo que somos: hijos e hijas de Dios, amados del Padre desde toda la eternidad, salvados en su Hijo. Desde esta convicción y certeza caminaremos con gozo y los obstáculos y dificultades del camino podrán ser superados; porque no caminos solos, sino con Aquel que es nuestro Camino: Jesús. En él pongo toda mi esperanza, él es mi fortaleza, mi energía y dinamismo que me lleva a caminar con paso firme y ligero a su lado; siempre mirando hacia adelante, sin volver la vista atrás, apoyando mis pasos sobre sus pasos.

¿Qué provisiones poner en mi mochila para este camino de cuarenta días?

La primera condición es que mi mochila tiene que estar muy ligera de peso para que no sea un obstáculo al caminar. Entonces mi primera disposición es la sobriedad.

De qué sobriedad se trata: sobriedad en tus deseos, pensamientos, sueños y fantasías. La sobriedad te lleva a revenir a tu propia realidad concreta, y esto pasa por la conversión. ¡Déjate convertir! Evangelizar las zonas más profundas de tu corazón; es decir, deja que la gracia de la cuaresma entre en ti y te reconstruya desde el interior. Seguro que, si logras hacer esta experiencia, tu caminar será más ligero y rápido, tu alegría mayor y tu esperanza infinita.

La sobriedad te lleva a la verdad. Vivir en verdad, hacer la verdad en tu vida. “la verdad os harás libres” (Jn 8, 32). Y, ¿qué es la verdad? La verdad es Cristo, conocer a Cristo nos lleva a hacer la verdad en nuestra vida, pues no podemos conocer a Cristo y vivir en la mentira, en el pecado, el desorden, la esclavitud de tantos ídolos como nos acechan. La cuaresma, ante todo, tiene que llevarte a un mayor conocimiento de Jesucristo, a rechazar con energía todo ídolo que se te presente y se anteponga al amor a Jesús y a vivir en verdad y libertad.

El conocimiento de Jesús te lleva al amor y el amor a la identificación. La cuaresma tienen que ayudarnos, a nosotros los cristianos, a identificarnos cada vez más con Cristo, y a partir de esta identificación podremos vivir esta muerte y resurrección que nos conduce a la Pascua.

Desde este conocimiento, amor e identificación con Jesús; las cuatro características propias de cuaresma serán la necesidad del: desierto, la oración, el ayuno y la limosna; en nuestro lenguaje actual, el compartir, el ayudar a nuestros hermanos necesitados, manifestada de mil maneras….

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– Desierto: Vivir el desierto no como una ascesis sin alma, sino como una necesidad para estar asolas con Aquel que se me ama y quiere entablar una relación de amor conmigo: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,4). Retirarse al desierto como necesidad de escucha amorosa y de estar a solas con Dios. Descubrir la mística del desierto, no quedarse solamente en la austeridad que implica el desierto, ésta es real, pero la mística es superior.

– Oración: La oración es el fruto del desierto, “acostumbrarse a soledad es gran cosa para la oración” dirá Teresa de Jesús. El desierto nos conduce a la escucha, la escucha al amor y el fruto del amor es la oración que transforma y une con el ser Amado. La oración que le agrada al Señor, es la oración de un corazón sosegado, acallado, unificado; abierto a acoger su Presencia y a vivir en su intimidad. No todos podemos retirarnos al desierto como lugar geográfico para orar; pero si podemos retirarnos, y debemos retirarnos, al desierto de nuestro propio interior. Pues el desierto no es la ausencia de las personas, sino la presencia de Dios. Y orar es vivir en su presencia.

– Ayuno: El ayuno es esencial en el seguimiento de Jesús, y también para vivir una relación, justa y armoniosa entre mi yo y las cosas. No dejándome poseer por ellas ni tampoco quererlas poseer. La justa relación con las cosas, y los alimentos, consiste en reconocer con gratitud su valor, su necesidad, y como dice san Ignacio de Loyola. “Las cosas se usan tanto en cuanto me ayudan al fin perseguido”. El saber privarse, sentir la necesidad y hasta el hambre material, nos lleva a la libertad y a valorar las cosas que Dios ha creado para nuestra necesidades; y a pensar en tantos hermanos nuestros como carecen de lo más esencial, en parte por el mal uso que hacemos de los recursos de la naturaleza; del acaparamiento y la posesión desmesurada. Ahí tendría que ir orientado nuestro ayuno.

Y siendo muy importante esta orientación del ayuno material, él debe de conducirnos mucho más lejos, a ese otro ayuno del yo que es el que realmente nos quita la libertad, nos esclaviza y nos impide ver al hermano con amor. Como le pasó al rico de la parábola de Lázaro (Lc 16, 19-31). Su pecado no está en que fuese rico, sino en que ignoró a su hermano en necesidad. Vivía al margen de Dios y como consecuencia no reconoció a su hermano. El papa Francisco en su mensaje de Cuaresma dice: “toda persona es un don”. El ayuno de mi yo me lleva a reconocer el de mi hermano, y juntos caminar hacia la Pascua.

– Compartir: el compartir nos lleva al despojo, a la generosidad, a la pobreza evangélica; y, sobre todo, a tener en cuenta al hermano más necesitado. Quien sabe compartir nunca se empobrece, antes bien, se enriquece con creces. La sagrada Escritura nos lo certifica; pero también la vida misma. “El que siembra escasamente, escasamente cosechará; y el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Cada uno dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, porque Dios ama al  que da con alegría” (2 Cor 9,6-7).

Quiero terminar con las palabras del papa Francisco en su mensaje de Cuaresma: “El cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”. Y si crezco en la amistad con el Señor, creceré también en el amor ami mi hermano, y unidos celebraremos la Pascua, la plenitud de la vida cristiana-

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Trabajador gay despedido escribe sobre poner la otra mejilla en una iglesia sinodal

Lunes, 20 de febrero de 2023

B5B594F3-3944-46C6-B096-E63A2AC7BD33Mark Guevarra

La publicación de hoy es del colaborador invitado Mark Guevarra. Mark es un estudiante de doctorado en Graduate Theological Union, en Berkeley, California, con interés en la sinodalidad.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el 7º Domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

Un enemigo se define como alguien que es hostil, siente odio y causa daño a un oponente. La mayoría de nosotros tenemos enemigos hasta cierto punto, personas que nos persiguen con rencor, nos odian y nos causan daño. Entonces, la enseñanza de Jesús hoy de poner la otra mejilla es todavía algo que nos desafía tanto individual como comunitariamente, dado que a lo largo de la historia la iglesia ha enfrentado y continúa enfrentando persecución. Entonces, ¿cómo ponemos la otra mejilla?

Jesús no está diciendo que debemos ser un felpudo que invita a más daño a nosotros mismos, sino que debemos tener compasión por nuestros enemigos y no tomar represalias. La palabra para amor que se usa en esta lectura del evangelio es ágape, la palabra principal para amor en los evangelios, lo que implica que así es como los cristianos debemos amar. Ágape es darnos libremente, motivados por la creencia de que somos amados por completo.

Ágape es la clave para la verdadera felicidad y libertad, y es la compasión y la caridad encarnadas. Esto se demuestra en la Cruz cuando Jesús ora por los que lo han puesto allí: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Muchos de nosotros hemos escuchado esa oración a lo largo de los años y nos hemos preguntado: “¿Cómo puede alguien perdonar como Jesús frente a una angustia, una vergüenza y una traición insoportables?” Y sin embargo, ágape es lo que estamos llamados a hacer.

El 6 de febrero cumplí el quinto aniversario de haber sido despedido como asociado pastoral por ser gay y tener una relación amorosa. Fue una experiencia dolorosa perder mi ministerio y ver rechazada mi vocación y años de formación. Me sentí atacado y traicionado. Inmediatamente después del despido, a menudo me encontré tratando de entender por qué la iglesia institucional nos despidió a mí y a muchos otros. En medio de la noche, debatía ferozmente en mi mente con los funcionarios de la iglesia que me despidieron. Era mentalmente agotador y durante meses perdí incontables horas de sueño. Otras noches, me sentaba a llorar más allá de las palabras simplemente enumeradas por lo que había sucedido. El único respiro que encontraba en mis momentos de lucha o congelamiento era basarme en la fe. Encontré consuelo en la oración: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Poner la otra mejilla significaba dejar ir y encontrar consuelo en mi impotencia. De esta manera, la mano liberadora de Jesús me libera de mi instinto de contraataque, de huir a falsas seguridades o de congelarme en sentimientos negativos.

Poner la otra mejilla también significa ser compasivo con aquellos que me han lastimado. No solo significa aprender sobre la historia, los contextos, los sistemas individuales y comunitarios y el pecado que lo impregna todo, sino también la gracia que obra para transformarlo todo y la gracia que me llama a ser parte de la construcción de la justicia y la paz. El evangelio no termina con la Cruz y la muerte, sino con el perdón y un llamado a continuar la obra liberadora de Jesús de restaurar la justicia.

B8CE4B70-5A32-40E6-AA8E-536E5BBAB33BDespués de leer los resúmenes sinodales de cientos de diócesis y los resúmenes de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. y la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá, está claro que la iglesia, los sistemas abusivos, las miembros y sus enseñanzas. Entonces, ¿cómo se ve poner la otra mejilla en nuestra iglesia sinodal?

Poner la otra mejilla significa liberarse del ciclo de daño causado a las personas LGBTQ+ por la iglesia institucional, que solo se puede lograr a través del ágape. He encontrado sanación en mi trabajo doctoral que se enfoca en las prácticas de justicia restaurativa entre las personas LGBTQ+ y la iglesia institucional. La Catholic Mobilizing Network (Red de Movilización Católica) ha estado trabajando durante años para transformar el sistema de justicia penal de los EE. UU. para que sea menos punitivo y más reparador. Este enfoque de justicia restaurativa puede enseñar mucho a la iglesia a medida que se vuelve más sinodal. Podemos poner la otra mejilla descubriendo las verdades y aprendiendo a tenerlas en cuenta, reconociéndolas y lamentándolas, comprometiéndonos a poner fin a los ciclos de daño y haciendo reparaciones.

El evangelio de hoy nos enseña que poner la otra mejilla es la clave para la felicidad duradera del individuo, pero también tiene implicaciones importantes para la iglesia en su conjunto.

—Mark Guevarra, 19 de febrero de 2023

Fuente The New Ways Ministry

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La Ley del Corazón.

Domingo, 19 de febrero de 2023

Del blog de la Communion Béthanie:

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Señor enséñame la ley,
la ley del corazón,
la que respeta al otro.
Una ley de amor que despierta
y no una ley que vigila.
Concédememe el ver el sufrimiento de mi hermano
sin negarme a mirarlo.
Concédeme el escuchar la llamada de mi hermano
sin negarme a responder.
Concédeme el tomar la mano de mi hermano
sin negarme a apretarla.
Señor enséñame tu ley.
Tu ley del corazón.
Tu ley de amor.

Perdón Señor por las faltas a tu ley.
Y sobre todo por la ley aplicada al pie de la letra.
Perdón por todas las leyes
que han puesto al hombre de rodillas,
las que lo han humillado,
las que le arrancaron a su padre, a su madre,
a su mujer y a sus niños.

Perdón por todas estas leyes inicuas,
por estas caricaturas de la ley
que todavía hoy dictan la ley.
Las que permiten castigar injustamente
a causa del color de la piel,
a causa de la extrañeza del nombre.
A causa de su orientación sexual.

Perdón por todas estas leyes infames
que todavía hoy
por toda la tierra,
en todas las naciones,
civilizadas o no,
crucifican al hombre.

Concédeme, Señor,
el vivir alrededor de mí
una ley que en tu nombre
libere al hombre,
una ley que ponga en pie al hombre.

*
Según Robert Riber

***

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

– “Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente.” Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.”

*

Mateo 5,38-48

***

Deberíamos realizar un progresivo desarme intelectual, moral y religioso. No justificar lo injustificable. Creer en lo fuerza del amor Sacar de la eucaristía la certeza de curar nuestras heridas profundas. Quisiera detenerme en esta última idea; la fuerza terapéutica de la eucaristía como memoria. Cada vez que hacemos memoria de la muerte y resurrección de Cristo, el mismo Señor nos introduce, por el Espíritu, en la plenitud de su existencia pascual, donde se ha transformado por siempre en don ofrecido y alabanza perenne, incluido su humanidad. La memoria es un gran regalo del Creador y Redentor; nos permite recordar con gratitud el pasado, rememorar las grandes obras realizadas por Dios en favor nuestro, reanimar con atención y discernimiento el momento presente, insertarnos con vigor, esperanza y responsabilidad en lo historia de la salvación.

Durante la misa, cuando el sacerdote extiende las manos sobre el pan y sobre el vino, invoca al Espíritu Santo no sólo para que estos elementos se conviertan en el cuerpo y la sangre de Cristo, sino también para que nosotros, unidos con Cristo, nos transformemos en ofrenda agradable, capaces de comprometernos en la historia de la salvación por el reino de amor y de paz. En la eucaristía, el Espíritu actúa en nosotros para que nuestra memoria se cure de cualquier tipo de rencor resentimiento y se colme de recuerdos agradecidos. Uno de los frutos más preciosos es el vivir el presente can la máxima solicitud y caminar hacia el futuro con viva esperanza y fiel empeño como constructores de paz. En una memoria agradecida, moldeada por la espiritualidad eucarística, no cabe el rencor el odio, la venganza, la violencia. Conscientes de nuestra total dependencia de la gracia, pedimos “vivir en constante oración y súplica, guiados por el Espíritu”(Et 6,l8). Así crece en nosotros la “conformidad con la voluntad de Dios”, aceptamos las cosas como desafío y kairés, como don e invitación para corresponder desde la Fe a nuestro empeño de ser testigos de la paz. La memoria agradecida de lo que Cristo ha hecho por nosotros se convierte en un medio formidable para transformar nuestras eucaristías en una ocasión donde nos revestimos con las armas de la paz, verdad y justicia.

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Bernard Häring – V. Salvolcli,
Nón violenza. Per osare la pace,
Padua 1992, 26ss.

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“Cordialidad”. 19 de febrero de 2023. 7 Tiempo ordinario (A). Mateo 5, 38-48.

Domingo, 19 de febrero de 2023

14_7-TO-A_1655813No es la manifestación sensible de los sentimientos el mejor criterio para verificar el amor cristiano, sino el comportamiento solícito por el bien del otro. Por lo general, un servicio humilde al necesitado encierra, casi siempre, más amor que muchas palabras conmovedoras.

Pero se ha insistido a veces tanto en el esfuerzo de la voluntad que hemos llegado a privar a la caridad de su contenido afectivo. Y, sin embargo, el amor cristiano que nace de lo profundo de la persona inspira también los sentimientos, y se traduce en afecto cordial.

Amar al prójimo exige hacerle bien, pero significa también aceptarlo, respetarlo, valorar lo que hay en él de amable, hacerle sentir nuestra acogida y nuestro amor. La caridad cristiana induce a la persona a adoptar una actitud cordial de simpatía, solicitud y afecto, superando posturas de antipatía, indiferencia o rechazo.

Naturalmente, nuestro modo personal de amar viene condicionado por la sensibilidad, la riqueza afectiva o la capacidad de comunicación de cada uno. Pero el amor cristiano promueve la cordialidad, el afecto sincero y la amistad entre las personas.

Esta cordialidad no es mera cortesía exterior exigida por la buena educación, ni simpatía espontánea que nace al contacto con las personas agradables, sino la actitud sincera y purificada de quien se deja vivificar por el amor cristiano.

Tal vez no subrayamos hoy suficientemente la importancia que tiene el cultivo de esta cordialidad en el seno de la familia, en el ámbito del trabajo y en todas nuestras relaciones. Sin embargo, la cordialidad ayuda a las personas a sentirse mejor, suaviza las tensiones y conflictos, acerca posturas, fortalece la amistad, hace crecer la fraternidad.

La cordialidad ayuda a liberarnos de sentimientos de indiferencia y rechazo, pues se opone directamente a nuestra tendencia a dominar, manipular o hacer sufrir al prójimo. Quienes saben comunicar afecto de manera sana y generosa crean en su entorno un mundo más humano y habitable.

Jesús insiste en desplegar esta cordialidad no solo ante el amigo o la persona agradable, sino incluso ante quien nos rechaza. Recordemos unas palabras suyas que revelan su estilo de ser: «Si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?».

José Antonio Pagola

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