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Leonardo Boff: “Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz”

Viernes, 20 de noviembre de 2020
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Sororidad-solidaridad-pandemia_2286681328_15082674_660x371“La Covid-19 cuestiona el sentido de la vida”

“Los mantras del neoliberalismo fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial”

“Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza”

La irrupción de la Covid-19, alcanzando a todo el planeta y matando a más de un millón de vidas sin poder ser veladas ni recibir el cariño último de sus familiares, además de infectar a otros muchos millones de personas, plantea la inquietante pregunta: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Por qué todo este sufrimiento? ¿Qué nos quiere decir la naturaleza con este virus invisible que ha puesto de rodillas a todas las potencias militares, haciendo ineficaces sus armas de destrucción masiva? La Covid-19 cayó como un meteoro sobre el sistema del capital y el neoliberalismo. Sus mantras fueron destrozados. ¿Sirvió para algo el lema de Wall Street “la codicia es buena”? Nadie come computadoras, ni se alimenta de los algoritmos de la inteligencia artificial.

¿Cuáles eran los dogmas de la fe capitalista y neoliberal?: Lo esencial es el lucro, en el menor tiempo posible, la competencia feroz, la acumulación individual o corporativa, el saqueo cruel de los recursos de la naturaleza, dejando las externalidades por cuenta del estado, la indiferencia ante la tasa de iniquidad social y ambiental, la postulación de un Estado mínimo para escapar de las leyes limitantes y poder acumular más libremente.

Si hubiésemos seguido estos mantras, el exterminio de vidas humanas habría sido incalculable. Sin políticas públicas, las personas serían tragadas por un destino atroz.¿Qué nos ha salvado? Aquellos valores y actitudes ausentes en el sistema del capital y el neoliberalismo: darnos cuenta de que no somos “dioses” sino totalmente vulnerables y mortales, expuestos a lo imprevisible. Lo que cuenta no es el lucro sino la vida; no es la competencia sino la solidaridad; no es el individualismo sino la cooperación entre todos; no el asalto a los bienes y servicios de la naturaleza sino su cuidado y protección; no un estado mínimo, sino el estado suficientemente pertrechado para atender las demandas urgentes de la población. Dicho directamente: ¿qué vale más, la vida o el lucro? ¿La naturaleza o su expoliación desenfrenada?

Responder a estas preguntas inaplazables es interrogarse sobre el sentido o el absurdo de nuestra vida, personal y colectiva. El aislamiento social es una especie de retiro existencial que la situación nos ha impuesto. Se crea la oportunidad de hacer estas preguntas ineludibles. Nada es fortuito en este mundo. Todo guarda una lección o un sentido secreto que debe ser revelado, por más desconcertante que sea la realidad. Lo que no podemos permitir es que este sufrimiento colectivo sea en vano. Funciona como un crisol que purifica el oro, que acrisola nuestra mente, y pone en jaque ciertos hábitos para ser revisados y otros nuevos para ser incorporados, especialmente en lo que se refiere a nuestra relación con la naturaleza y el tipo de sociedad que queremos, menos perversa y más solidaria.

Todo el mundo habla de la medicina, de la técnica, de los insumos y especialmente de la búsqueda ansiosa de una vacuna contra la Covid-19. Pocos hablan de la naturaleza. Pero es necesario considerar el contexto del brote del coronavirus. No está aislado. Vino de la naturaleza que durante siglos fue saqueada irresponsablemente por el proceso industrial del capitalismo y también del socialismo, en la falsa suposición de que la Tierra tendría recursos infinitos. Hemos deforestado despiadadamente y destruido así los hábitats de miles de virus que viven en los animales e incluso en las plantas. Al perder su “morada natural”, buscan en nosotros un sitio para sobrevivir. Así hemos conocido una amplia gama de virus como el zica, el chikungunya, el ébola, las series derivadas del SARS, como el de la Covid-19 entre otros.

Se trata de un contraataque de la naturaleza o de la Madre Tierra contra la humanidad, con el que quiere darnos una severa advertencia: “detengan la agresión despiadada, que destruye las bases físico-químicas-ecológicas que sostienen vuestra vida; de lo contrario podríamos enviarles virus mucho más letales que podrían diezmar a miles de millones de ustedes, de la especie humana, y afectar gravemente a la biosfera, ese fino manto un poco mayor que el filo de una navaja que garantiza la continuidad de la vida”.

¿Prevalecerán estas advertencias vitales o el afán de acumular y asegurar intereses materiales? ¿Tendremos suficiente sabiduría para responder a la alternativa que el Ser que hace ser a todos los seres nos presenta?: Te propongo la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida para que puedas vivir con tu descendencia” (Dt 30:19). Portadores de una fe en un Dios “apasionado amante de la vida” (Sab 11,26) apostamos todavía por un sentido de la historia y de la vida. Ellas escribirán la última página de la saga humana, construida con tanto esfuerzo en este planeta.

Esto sin embargo no debe desviar nuestra mirada de lo que está ocurriendo en el escenario mundial y específicamente en el brasilero, donde un jefe de estado negacionista no tiene como proyecto cuidar de su pueblo y de nuestra exuberante naturaleza. Con desprecio e ironía se comporta como Nerón que presenciaba como Roma ardía tocando la cítara.

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Destrucción Agencias

A pesar de todo esto, nuestra esperanza no muere. Como afirma la Fratelli tutti del Papa Francisco: “La esperanza nos habla de una realidad enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en los que vive” (Nº 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que una virtud, es un principio, un motor interior que proyecta nuevos sueños y visiones, tan bien formulados por el filósofo alemán Ernst Bloch en El principio esperanza. Esta esperanza nos recuperará el sentido de vivir en este pequeño y amado planeta Tierra.

Aunque somos seres contradictorios, hechos simultáneamente de luz y de sombras, creemos que la luz triunfará. Muchos bioantropólogos y neurocientíficos nos confirman que somos por esencia seres de bondad y de cooperación. Prevalece una bondad fundamental en la vida.

El hombre común, que conforma la gran mayoría, se levanta, gasta un tiempo precioso en los autobuses, va al trabajo, a menudo duro y mal pagado, lucha por su familia, se preocupa por la educación de sus hijos, sueña con un país mejor. Sorprendentemente, es capaz de hacer gestos generosos, ayudar a un vecino más pobre que él y, en casos extremos, arriesgar su vida para salvar a una niña inocente amenazada de violación. En él está actuando el principio esperanza.

En este contexto, no me resisto a citar los sentimientos de uno de nuestros más grandes escritores modernos, Erico Veríssimo, en su famoso “Contempla los lirios del campo”.

Si en ese momento un habitante de Marte cayera a la tierra, se asombraría al ver que en un día tan hermoso y suave, con un sol tan dorado, la mayoría de los hombres estaban en oficinas, talleres, fábricas… Y si le preguntase a alguno de ellos: ‘Hombre, ¿por qué trabajas tan furiosamente durante todas las horas de sol?’ – escucharía esta singular respuesta: ‘Para ganarme la vida’. Y sin embargo, la vida allí se ofrecía a sí misma, en una milagrosa gratuidad. Los hombres vivían tan ofuscados por los deseos ambiciosos que ni siquiera se daban cuenta. Ni con todas las conquistas de la inteligencia habían descubierto una manera de trabajar menos y vivir más. Se agitaban en la tierra y no se conocían, no se amaban como debían. La competencia los convirtió en enemigos. Y hacía muchos siglos, habían crucificado a un profeta que se había esforzado por mostrarles que eran hermanos, sólo y siempre hermanos. (Ver Lírios do Campo, Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1973. p. 292).

La irrupción de la Covid-19 reveló estas virtudes, presentes en los humanos pero especialmente en los pobres y las periferias, porque se refugiaron allí, ya que la cultura del capital reina en las ciudades, con su individualismo y falta de sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de las grandes mayorías de la población. ¿Qué se esconde detrás de estos gestos diarios de solidaridad? Se esconde el principio esperanza y la confianza de que, a pesar de todo, vale la pena vivir porque la vida, en su profundidad, es buena y fue hecha para ser llevada con coraje que produce autoestima y sentido de valor.

Hay aquí una sacralidad que no viene bajo el signo de lo religioso sino bajo la perspectiva de lo ético, del vivir correctamente y del hacer lo que debe ser hecho. El reconocido sociólogo austríaco-norteamericano Peter Berger, ya fallecido, escribió un libro brillante, relativizando la tesis de Max Weber sobre la total secularización de la vida moderna con el título: Un rumor de ángeles: la sociedad moderna y el redescubrimiento de lo sobrenatural (Voces 1973/2013). Allí describe numerosos signos (los llama “rumor de ángeles”) que muestran lo sagrado de la vida y el significado secreto que siempre tiene, a pesar de todo el caos y las contradicciones históricas.

Voy a dar, siguiendo a Peter Berger, sólo un ejemplo banal, conocido por todas las madres que cuidan a sus hijos por la noche. Uno de ellos se despierta asustado. Tiene una pesadilla, se da cuenta de la oscuridad, se siente solo y se deja llevar por el miedo. Grita llamando a su madre. Esta se levanta, toma al niño en su regazo y en un gesto primordial de magna madre le acaricia y le da besos, le dice cosas dulces y le susurra: “Hijito, no tengas miedo; mamá está aquí. Todo está bien, no pasa nada, querido”. El niño deja de sollozar. Recupera su confianza y poco después se duerme, tranquilo y reconciliado con la oscuridad.

Esta escena común esconde algo radical que se manifiesta en la pregunta: ¿no está la madre engañando al niño? El mundo no está en orden, no todo está bien. Y sin embargo estamos seguros de que la madre no engaña a su hijo. Sus gestos y sus palabras revelan que, a pesar del desorden imperante, reina un orden profundo y secreto.

Así que creemos que los tiempos de la Covid-19, tan dramáticos, pasarán. Esperamos, y cómo esperamos, que por debajo y dentro de ellos se va fortaleciendo un orden escondido que irrumpirá cuando todo pase. De esta manera, la sociedad y toda la humanidad podrán caminar hacia un sentido mayor, cuyo diseño final se nos escapa. Pero siempre hemos intuido que existe y que será bueno. Él será quien escriba la última página con un final feliz. Como escribió el filósofo del Principio Esperanza, Ernst Bloch, verificaremos que el verdadero génesis no fue al principio de las cosas sino al final. Sólo entonces será verdad: “Dios vio todo lo que había hecho y le pareció muy bueno” (Gen 1:31).

Traducción de Mª José Gavito Milano

Fuente Religión Digital

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Ilia Delio, teóloga: “¿Cómo le dice el Papa al mundo lo que debe hacer, cuando encabeza una institución basada en el patriarcado?”

Viernes, 13 de noviembre de 2020
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“La evaporación de la religión o una religión de evolución”

El 3 de octubre, fiesta del transitus de San Francisco de Asís, el Papa Francisco firmó su nueva encíclica, Fratelli tutti, sobre el orden social y la hermandad universal

Como en su encíclica anterior, el Papa llama la atención sobre los problemas del mundo, la disparidad radical entre ricos y pobres, la cultura de consumo, el individualismo desenfrenado, el exceso de riqueza…

Pero sin una revisión teológica significativa y sin desmantelar el patriarcado de la iglesia institucional, el Papa está hablando con algunos amigos cercanos mientras el resto del mundo hace fila para el iPhone más nuevo

El mundo cambiará cuando cambien las personas humanas, cuando el ser humano sea empoderado por la chispa del amor interior, cuando la religión no sea asfixiante sino fuente de novedad y creatividad

(Espiritualidad Integradora Cristiana).- El 3 de octubre, fiesta del transitus de San Francisco de Asís, el Papa Francisco firmó su nueva encíclica, Fratelli Tutti , sobre el orden social y la hermandad universal. Como en su encíclica anterior ” Laudato Si ‘ , sobre el cuidado de nuestra casa común “, el Papa llama la atención sobre los problemas del mundo, la disparidad radical entre ricos y pobres, la cultura de consumo inflada que está afectando el calentamiento global y el individualismo desenfrenado, asociado con el exceso de riqueza. La encíclica tiene como objetivo promover un movimiento universal hacia la fraternidad y la amistad social basada en el amor compasivo, siguiendo la parábola del buen samaritano ( Lucas 10: 29-37 ).

¿Quién podría argumentar contra los valientes esfuerzos de un líder mundial que intenta restaurar el sentido de bondad moral y justicia en el mundo? De hecho, mi propósito no es desmentir al Papa, cuyo corazón parece estar en el lugar correcto; sino llamar la atención sobre el problema más profundo que subyace a los problemas del mundo, a saber, la evaporación de la religión.

En este sentido, la encíclica del Papa es alarmante. Jesús de Nazaret amonestó a sus discípulos a no sacar la astilla del ojo de su hermano sin antes quitar la viga de su propio ojo (Mateo 7: 3-5). Esta advertencia se refleja a la luz del consejo del Papa al mundo.

Santa Clara de Asís, quien fue la compañera espiritual de Francisco de Asís y conocida como la piedra más fuerte de todo el movimiento franciscano, escribió a sus hermanas: “Debemos ser espejos y ejemplos unos para otros para que podamos ser espejos y ejemplos para el mundo.”

Si predicamos los ideales evangélicos de Jesús, primero debemos estar dispuestos a ponerlos en práctica. Después de todo, si queremos que el mundo supere su adicción al poder, al dinero y al progreso, entonces debemos estar dispuestos a desvincularnos nosotros de estas cosas, porque ¿dónde sino encontrará el mundo su imagen?

Francisco de Asís era consciente de que para vivir una vida llena de Dios tendría que someterse a una conversión de corazón. Todas las grandes religiones del mundo promueven algún tipo de autodisciplina para reflejar la divinidad. Cada religión, a su manera, se da cuenta de que no cambiamos el mundo, nos cambiamos a nosotros mismos y la forma en que vemos el mundo. Una vida cambiada cambia el mundo. Ésta es la esencia de Francisco de Asís.

una-pareja-gay-polaca-viaja-al-vaticano-para-desplegar-una-bandera-gigante-del-orgullo-frente-al-papa-francisco-pidiendo-ayuda-0El Papa aboga por grandes ideas que no llegan a imponer políticas públicas: justicia, comunidad, compasión y, lo mejor de todo, sororidad y fraternidad. La ironía de su mensaje es que la Iglesia Católica Romana es la institución más homofóbica del mundo de hoy. Con un llamado a la solidaridad humana y a la fraternidad, el Papa busca establecer la equidad en el mundo, describiendo una visión de hermandad universal donde “todas las personas son mis hermanos y hermanas, y … el mundo realmente pertenece a todos”.

Sin una revisión teológica significativa y sin desmantelar el patriarcado de la iglesia institucional, el Papa está hablando con algunos amigos cercanos mientras el resto del mundo hace fila para comprar el último modelo del iPhone.

¿Cómo le damos sentido a esto en una iglesia que no considera a las mujeres como iguales? ¿Una iglesia que no permitirá la ordenación de mujeres o incluso la capacidad de las mujeres para predicar? ¿Una iglesia que insiste en mandar sobre los derechos del cuerpo de la mujer? ¿Una iglesia que excluye a las personas LGBTQ de la plena aceptación y no permite que las personas divorciadas y vueltas a casar participen en la liturgia?

joac-y-hoac-ante-el-dia-de-la-mujer-trabajadora_560x280¿Cómo le dice el Papa al mundo lo que debe hacer cuando encabeza una institución basada en el patriarcado, la jerarquía y las diferencias ontológicas?

Algunos de los mejores estudios críticos sobre el racismo hoy apuntan a la Iglesia Católica como la fuente misma del problema del racismo, los primeros cristianos distinguiéndose de los judíos como los puros y los salvados. ¿Cómo busca el Papa establecer un mundo de equidad cuando la doctrina teológica está arraigada en una metafísica de la sustancia, donde la masculinidad es ontológicamente superior a la feminidad y serblanco es salvífico?

Según un artículo reciente de Forbes , el Vaticano no es un modelo de fraternidad; más bien, está atrapado en luchas de poder, incluidas diferencias ideológicas, abuso financiero y una crisis de pedofilia clerical no resuelta que ha redefinido la justicia como una reprimenda o pérdida del trabajo sin enjuiciamiento penal.

El Vaticano está impregnado de secretismo y clericalismo y parece que no hay esfuerzos reales para limpiar las telarañas que asfixian a la institución. Si bien Francisco lamenta los problemas del mundo, no reconoce que, en muchas áreas, incluida la atención médica y la educación, la vida global ha mejorado . La tasa general de pobreza ha disminuido en los últimos 10 años y, aunque queda un largo camino por recorrer para equilibrar un nivel standard globalde vida, los esfuerzos para lograrlo no están del todo ausentes.

El hecho es que la tecnología ha acelerado la tasa de evolución en los últimos 30 años, y los países donde la tecnología ha crecido significativamente también han visto una reducción de la pobreza y mejoras en la educación y la atención médica. China es un ejemplo de ello; también lo es la India .

El hecho de que la tecnología informática haya cambiado el panorama mundial tan rápidamente merece consideración. Margaret Wertheim señala que el ciberespacio comenzó a llenar un vacío a mediados del siglo XX. Comenzamos a estudiar la materia, a aprender sobre física cuántica e inventamos formas de extender la inteligencia humana.

Vaticano-reformas_2272882722_14949607_667x375Es interesante notar que el Vaticano II y el nacimiento del mundo cibernético son eventos contemporáneos; sin embargo, el Vaticano II nunca se implementó lo suficiente como para lograr un cambio real en la iglesia. Los cibernéticos, por otro lado, engendraron una nueva filosofía de transhumanismo y una nueva cultura de trascendencia humana. A todos los efectos prácticos, la tecnología suplantó a la religión en el siglo XX.

Estamos en una marcación rápida tecnológica pero no sabemos hacia dónde vamos, si vamos juntos o si debemos avanzar en absoluto. El ritmo de la evolución tecnológica está superando la capacidad de reflexión humana y de elecciones críticas, y la velocidad del progreso es impresionante. El Papa quiere la fraternidad universal, pero la comunidad humana quiere una nueva vida.

La novedad y la creatividad marcan la trascendencia humana. Siguiendo la tesis del fallecido historiador canadiense David Noble, la creatividad es la marca de la divinización. Llegar a ser como Dios es trascendernos a nosotros mismos, inventar, crear, ir más allá de lo que somos para convertirnos en lo que no somos. Esto es tan cierto en América del Norte como en Cochabamba o en Sudán.

Desafortunadamente, Occidente ha estampado su huella gigante sobre la faz del globo y quiere que el mundo siga su máxima: Dios está en la máquina y ya no en las iglesias. El resto del mundo lo sigue porque el Dios de la religión institucional es demasiado blanco, masculino, viejo y prácticamente muerto.

La tecnología impulsa los mercados hoy en día y frenar la economía neoliberal es replantear la tecnología a lo largo de líneas religiosas y éticas. Hacerlo requiere mucho más que proponer una ética del bien común o reorganizar las ideas de Tomás de Aquino para satisfacer las necesidades del mundo.

Necesitamos una metafísica que involucre adecuadamente a un mundo de proceso y cambio. Necesitamos una teología que se sienta cómoda en la evolución, como preguntó Teilhard de Chardin : “¿Quién dará a la evolución su propio Dios?”

Sin una revisión teológica significativa y sin desmantelar el patriarcado de la iglesia institucional, el Papa está hablando con algunos amigos cercanos mientras el resto del mundo hace fila para el iPhone más nuevo. La pandemia es un espejo de la disfunción global, como reconoce el Papa, pero también muestra un mundo privado de un Dios creíble y una fe vitalizadora, tan innovadora y creativa como la última tecnología.

Papa-Francisco5Sospecho que Francisco le está hablando al mundo porque nadie lo escucha en casa, o tal vez porque tiene miedo de hablar con sus propios hermanos, miedo de desmantelar el culto a un sacerdocio patriarcal y abrir las puertas de la iglesia a una comunidad real, en la que las mujeres gocen de plenos derechos y libertad.

El mundo pide algún tipo de dirección, un Dios creíble, una vitalidad de fe que no frene el crecimiento y el progreso. El mundo cambiará cuando cambien las personas humanas, cuando el ser humano sea empoderado por la chispa del amor interior, cuando la religión no sea asfixiante sino fuente de novedad y creatividad. Necesitamos una nueva religión de la Tierra, escribió Teilhard de Chardin, una religión de evolución, un Dios que se sienta en casa con lo incompleto, el caos y la complejidad. Estoy esperando que el Papa aborde esta preocupación.

Ilia Delio, miembro de las Hermanas Franciscanas de Washington, DC,  es catedrática de Teología en la Universidad de Villanova. Es autora de 22 libros, incluido Making All Things New: Catholicity, Cosmology and Consciousness (Orbis Books 2015), y editora general de la serie Catholicity in an Evolving Universe .

Traducción: Magdalena Bennásar y Carmen Notario

Publicado en National Catholic Reporter

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Leonardo Boff: “La fe, como una bicicleta, tiene dos ruedas: la de la religión y la de la política”

Lunes, 9 de noviembre de 2020
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Migrantes-menores-EEUU_2154094576_13868519_660x371La dimensión política de la fe hoy

“Muchos reducen la religión solo a la rueda de oración y celebraciones, especialmente las cadenas de televisión católicas. Estas son generalmente de un cristianismo meramente devocional, de misas, santos, rosarios”

“Casi nunca se habla de justicia social, del drama de los millones de desempleados, del grito de los oprimidos ni del grito de la Tierra. En este campo hay que comprometerse, tomar partido, para escapar del cinismo ante una realidad con tantas iniquidades”

“El que es sordo ante los sufrimientos humanos no tiene nada que decir a Dios”

La fe no es un acto al lado de otros actos. Es una actitud que engloba todos los actos, a toda la persona, el sentimiento, la inteligencia, la voluntad y las opciones de vida. Y una experiencia originaria de encuentro con el Misterio que llamamos Dios vivo y con Jesús resucitado y con el Espíritu. Ese encuentro cambia la vida y la forma de ver todas las cosas. Por la actitud de fe vemos que todo está ligado y religado a Dios, como Aquel Padre/Madre que ha creado todo, acompaña todo y atrae todo para que todos puedan vivir con espíritu fraterno, con cuidado de unos a otros y con cuidado de la naturaleza. Este amor social constituye el mensaje central de la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti. La fe no solo es buena para la eternidad, lo es también para este mundo.

En este sentido, la fe engloba también la política con P mayúscula (política social) y con p minúscula (política partidaria). Siempre se puede preguntar: ¿en qué medida la política, ya sea social o partidaria, es instrumento para la realización de los bienes del Reino como el amor social, la fraternidad sin fronteras, la justicia personal y social, la solidaridad y la tolerancia? En qué medida la política crea las condiciones para que las personas se abran a la cooperación y no se devoren unas a otras mediante la competición sino en comunión unos con otros y con Dios. Esta es llamada en la reciente encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti: “la Política Mejor”, que incluye el corazón y también la ternura y la gentileza, como de forma sorprendente se dice en ella.

La fe como una bicicleta

La fe no es sólo una experiencia personal de encuentro con Dios y con Cristo en el Espíritu. Se traduce concretamente en la vida. Es como una bicicleta, tiene dos ruedas a través de las cuales se vuelve concreta: la rueda de la religión y la rueda de la política.

La rueda de la religión se realiza mediante la meditación, la oración, las celebraciones, la lectura de la Biblia, incluso la popular, las peregrinaciones, los sacramentos, en una palabra, por el culto.

Muchos reducen la religión solo a esta rueda, especialmente las cadenas de televisión católicas. Estas son generalmente de un cristianismo meramente devocional, de misas, santos, rosarios y de ética familiar. Casi nunca se habla de justicia social, del drama de los millones de desempleados, del grito de los oprimidos ni del grito de la Tierra. En este campo hay que comprometerse, tomar partido, para escapar del cinismo ante una realidad con tantas iniquidades. Este tipo de cristianismo hace difícil entender por qué Jesús fue preso, torturado, juzgado y condenado a muerte en una cruz. Este tipo de cristianismo es un cristianismo cómodo como si Jesús hubiera muerto de viejo y rodeado de seguidores.

Más grave es el tipo de fe proclamada por las iglesias neo-pentecostales con sus televisiones y sus programas multitudinarios. Allí no se escucha nunca el mensaje del Reino de amor, de justicia, de fraternidad y de perdón. Nunca se escucha la palabra fundamental del Jesús histórico: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios… ¡ay de vosotros, ricos, porque ya tuvisteis vuestro consuelo!” (Lc 6,20.24). En su lugar, se vuelve a un tipo de lectura del Antiguo Testamento (raramente la tradición profética) donde se destacan los bienes materiales. No predican el evangelio del Reino, sino el evangelio de la prosperidad material.

La mayoría son pobres y lógicamente necesitan una infraestructura material básica. Es el hambre real que martiriza a millones de creyentes. Pero “no sólo de pan vive el hombre”, dijo el Maestro. El ser humano tiene fundamentalmente otro tipo de hambre: hambre de reconocimiento negado a las mujeres, a los más humildes, a los negros, a los homoafectivos, a los LGBT, hambre de belleza, de trascendencia, hambre de un Dios vivo que es un Dios de ternura y amor hacia los más invisibles. Todo esto, esencia del mensaje del Jesús histórico, no se escucha en las palabras de los pastores. La mayoría de ellos son lobos con piel de oveja, ya que explotan la simple fe de los más humildes para su propio beneficio. Y lo peor es que son políticamente conservadores y hasta reaccionarios, actúan de forma partidista, normalmente, apoyando a políticos de conducta dudosa, interfiriendo, como ocurre hoy en Brasil, en la agenda del gobierno, indicando nombres para altos cargos. No respetan la Constitución que prescribe la laicidad del Estado. El actual presidente, que una vez fue católico, se aprovecha por conveniencia de estas iglesias neo-pentecostales como base de apoyo para su gobierno de sesgo reaccionario, autoritario y fascistoide.

Junto a ellos, hay un grupo de católicos nostálgicos del pasado, conservadores que se oponen incluso al Papa, al Sínodo Pan-Amazónico, usando verdaderas mentiras, noticias falsas (fake news) y otros ataques por medio de sus youtubes. Pueden ser católicos conservadores, pero nunca cristianos según la herencia de Jesús, porque en esa herencia no cabe el odio, las mentiras y las calumnias que difunden.

La rueda de la política, la segunda, es su lado práctico. La fe se expresa mediante la práctica de la justicia, la solidaridad, la denuncia de la opresión, la protesta y la práctica de la solidaridad sin fronteras, el amor social y la fraternidad universal, como subraya el Papa en Fratelli Tutti (n.6). Como puede verse, la política aquí es sinónimo de ética.

Manifestacion-favor-inmigrantes-refugiados-EEUU_1871522966_12732870_660x371Tenemos que aprender a equilibrarnos en ambas ruedas para poder andar correctamente. Entre los que viven una ética de solidaridad, de respeto y de búsqueda de la verdad, hay muchos que se confiesan ateos. Admiran la figura de Jesús por su profunda humanidad y su coraje para denunciar los males sociales y, por eso, sufrir persecución y ser crucificado. El Papa Francisco lo enfatiza bien: prefiero estos ateos éticos a los cristianos que son indiferentes al sufrimiento humano y a las clamorosas injusticias del mundo. Aquellos que buscan la justicia y la verdad están en el camino que termina en Dios, porque su verdadera realidad divina es de amor y de verdad. Tales valores valen más que las muchas oraciones si en ellas no están presentes la justicia, la verdad y el amor. El que es sordo ante los sufrimientos humanos no tiene nada que decir a Dios y sus oraciones no son escuchadas por Él.

En las Escrituras judeocristianas la rueda de la política (ética) aparece más importante que la rueda de la religión institucional (culto, cf. Mt 7:21-22; 9:13; 12:7; 21:28-31; Gál 5:6; Stg 2:14 y los profetas del AT). Sin ética, la fe es vacía e inoperante. Son las prácticas y no las prédicas lo que cuenta para Dios. De nada sirve decir “Señor, Señor” y organizar así toda una celebración y una aeróbica religiosa; más importante es hacer la voluntad del Padre que es amor, misericordia, justicia y perdón, todas cosas prácticas, por lo tanto, éticas (cf. Mt 7,21).

Por ética en la política se entiende la dimensión de responsabilidad, la voluntad de construir relaciones de participación y no de exclusión en todos los ámbitos de la vida social. Significa ser transparente y aborrecer la corrupción. Hoy en día, problemas como el hambre, el desempleo, el deterioro general de las condiciones de vida y la exclusión de las grandes mayorías son de naturaleza social y política, y por lo tanto éticos. Aquí la fe debe mostrar su poder de movilización y transformación (Fratelli Tutti n.166)

Política social (P) y política partidaria (p)

Como dijimos anteriormente, hay dos tipos de política: una escrita con P mayúscula y otra con p minúscula: Política social (P) y política partidaria (p).  Política social (P): es todo lo que concierne al bien común de la sociedad, o bien es la participación de las personas en la vida social. Por ejemplo, la organización de la salud, la red escolar, el transporte, la apertura y el mantenimiento de las calles, el agua y el alcantarillado, etc. tiene que ver con la política social, así como la lucha por conseguir un puesto de salud en el barrio, reunirse para llevar la línea de autobuses hasta arriba del monte: todo esto es política social. Definiéndolo brevemente podemos decir: política social o política con P mayúscula es la búsqueda común del bien común.

Política partidaria (p): es la lucha por el poder del estado, para conquistar el gobierno municipal, estatal y federal. Los partidos políticos existen para alcanzar el poder del estado, ya sea para cambiarlo (proceso libertario) o para ejercerlo tal como está constituido (para gobernar el statu quo existente). El partido, como la misma palabra dice, es parte y parcela de la sociedad, no toda la sociedad. Cada partido tiene detrás los intereses de grupos o clases que elaboran un proyecto, dirigido a toda la sociedad. Si llegan al poder del estado (gobierno) dirigirán las políticas públicas de acuerdo con su programa y su visión particular de los problemas.

En cuanto a la política de partidos, es importante que la persona de fe considere los siguientes puntos:

– ¿Cuál es el programa del partido?

– ¿Cómo entra el pueblo en este programa? Si se ha discutido a nivel de base; si satisface las demandas reales y urgentes del pueblo; si prevé la participación popular a través de sus movimientos y organizaciones; si se le ha escuchado en su concepción, implementación y control.

– ¿Quiénes son los candidatos que representan el programa?

– Qué biografía tienen, si siempre han mantenido un vínculo orgánico con las bases, si son verdaderos aliados y representantes de las causas de la justicia y la transformación social con más justicia y derechos, o si quieren mantener las relaciones sociales tal como están, con las contradicciones e incluso con las iniquidades que encierran.

Hoy en día, ante la ascensión del pensamiento conservador y fascistoide en Brasil y en otros países del mundo, es necesaria la participación de cristianos conscientes y comprometidos para recuperar la democracia en riesgo de ser demolida, los derechos personales y sociales y también los derechos de la naturaleza, devastada por la codicia del capital brasileño y mundial, responsable, entre otros, de los grandes incendios de la Amazonia y del Pantanal.

Estos sencillos criterios bastan para comprender el perfil del partido y de los candidatos, de derecha (si quieren mantener inalterada la relación de fuerzas que favorece a los que están en el poder); de izquierda (si pretenden cambios sustanciales para superar las estructuras perversas que marginan a las grandes mayorías), o de centro (los partidos que equilibran la izquierda y la derecha, buscando siempre ventajas para ellos mismos y para los grupos que representan). Para los cristianos, es necesario analizar en qué medida estos programas están en sintonía con el proyecto de Jesús y los apóstoles, cómo ayudan a la liberación de los oprimidos y marginados, y en qué sentido abren espacio para la participación de todos. Pero es importante destacar: la decisión partidista es un asunto de cada conciencia y un cristiano sabe qué dirección tomar.

Dada la coyuntura de exclusión social debida a la lógica del neoliberalismo, la financiarización de la economía y el mercado, la fe apunta a una política partidaria que debería revelar una dimensión popular y libertaria, de abajo hacia arriba y de dentro hacia fuera, como ha proclamado el Papa Francisco a los movimientos sociales populares y en la encíclica Fratelli Tutti (n.141-151). Esta política apunta a otro tipo de democracia: no sólo la democracia representativa/delegada, sino una democracia participativa por la cual el pueblo con sus organizaciones ayuda a discutir, decidir y orientar los asuntos sociales.

Por último, es importante inaugurar una democracia socio-ecológica que incorpore como ciudadanos con derechos a ser respetados a la Tierra, a los ecosistemas y a los seres de la creación con los que tenemos vínculos de interdependencia. Todos somos “Fratelli Tutti” según las dos encíclicas del Papa Francisco, Laudato Sì: sobre el cuidado de la Casa Común“de 2015 y la reciente de 2020 Fratelli Tutti.

La política partidaria, tiene que ver con el poder, que para ser fuerte quiere tener siempre más poder. En esto hay un riesgo, el riesgo del totalitarismo de la política, de politizar todas las cuestiones, de ver sólo la dimensión política de la vida. Contra esto debemos decir que todo es político, pero la política no lo es todo. La vida humana, personal y social, aparece con otras dimensiones, como la afectiva, la estética, la lúdica y la religiosa.

Conclusión: la memoria peligrosa de Jesús

bajarcruzpobresLos cristianos pueden y deben participar en la política a todos los niveles, con P mayúscula y con p minúscula. Su acción se inspira en el sueño de Jesús, que implica un impulso de transformación de las relaciones sociales y ecológicas, presentado con valentía en la encíclica Fratelli Tutti. Sin embargo, no debemos olvidar nunca que somos herederos de la memoria peligrosa y libertaria de Jesús. Debido a su compromiso con el proyecto del Reino del amor, de justicia, de intimidad filial con el Padre y, específicamente, debido a su compasión con los humillados y ofendidos, fue llevado a la muerte en la cruz. Resucitó para, en nombre del Dios de la vida, animar la insurrección contra una política social y partidista que penaliza a los más pobres, elimina a los profetas y persigue a los predicadores de una mayor justicia, y para fortalecer a todos los que quieren una sociedad nueva con una relación de hermandad y cuidado hacia la naturaleza, con todos los seres, amados como seres humanos, y con el Dios de ternura y de bondad.

Traducción de Mª José Gavito  Milano

Fuente Religión Digital

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Leonardo Boff: “Fratelli Tutti representa una alternativa a la crisis global de civilización”

Jueves, 5 de noviembre de 2020
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Logo-Congreso-Amerindia_2274082593_14966110_660x371Amerindia reflexiona sobre “Ecología integral y quehacer teológico”

“El coronavirus es un mensaje que la Madre Tierra nos ha enviado para reflexionar, estamos ante un retiro existencial que nos lleve a descubrir en qué tenemos que cambiar”

“Frente a una crisis profunda, como nunca había vivido la humanidad, el Papa Francisco nos hace ver que necesitamos la sabiduría, la espiritualidad, las luces de los diversos pueblos, culturas e inspiraciones religiosas”

“Los pueblos originarios somos portadores y guardianes de una biodiversidad muy importante. Tenemos responsabilidad de cuidad, amar este inmenso territorio con aguas, bosques, aguas conocimientos y sabores

Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil

El cuidado de la casa común se impone como algo cada vez más necesario. Eso debe llevar a la teología a hacer una reflexión que ayude a hacer realidad esa preocupación. Siguiendo con los encuentros virtuales organizados por Amerindia para este mes de octubre, en los que se está reflexionando a partir del tema Teología de la Liberación en tiempos excepcionales de crisis y esperanza, este viernes se abordaba la cuestión de la Ecología integral y quehacer teológico.

 Esa es una cuestión abordada por Leonardo Boff desde la década de 1980, que ya colocaba entre los pobres a la gran pobre, que es la Madre Tierra, super explotada, devastada por la voracidad industrialista, especialmente el capitalismo”, una Tierra que está crucificada. Según él, Fratelli Tutti representa una alternativa a la crisis global de civilización, frente al paradigma de la modernidad, que considera al ser humano el dueño y señor de la naturaleza, el Papa propone que seamos hermanos, con nuevos sueños de fraternidad y amistad social. Somos llamados a entender que no dominamos, somos parte de la naturaleza, a ejemplo de San Francisco, o nos salvamos todos o nadie se salva, necesitamos una nueva civilización, centrada en la vida, insiste el teólogo.

Ante esa realidad, propone un nuevo paradigma cosmogénico, y recuerda que la nueva encíclica nos llama a rehacer nuestra humanidad con una política basada en la ternura, en la amabilidad, para con los más pequeños, pobres y débiles, que deben ser tratados y amados como hermanos. Siguiendo las voces de los científicos, Boff nos recuerda que si no cambiamos llegarán tragedias, la humanidad debe elegir su futuro entre una alianza global de cuidado y el riesgo de destrucción de la diversidad de la vida. Por eso, señala que estamos en una época que ha sido llamada de antropoceno, también necroceno, que provoca una destrucción de vidas en masa.

El teólogo brasileño considera que “el coronavirus es un mensaje que la Madre Tierra nos ha enviado para reflexionar, estamos ante un retiro existencial que nos lleve a descubrir en qué tenemos que cambiar”. Según Boff, “lo peor que nos podría pasar es volver a lo que era antes”, a un sistema asesino que crea una injusticia ecológica y otra social. Él insiste en que “la teología de liberación tiene que incorporar esa dimensión ecológica integral para ser fiel a su opción de fondo, a los pobres, haciendo una opción por la Tierra, para cuidarla”. Para ello, nos hacer ver que tenemos que asumir los cambios necesarios, si no lo hacemos, el riesgo es que no haya futuro.

Birgit Weiler abordaba su reflexión desde el contexto del Sínodo para la Amazonía, en el que destaca la escucha profunda, empática, de diferentes culturas y cosmovisiones preocupadas por la casa común”. Estamos ante una escucha como oportunidad de enriquecerse, de acoger un espíritu creativo, transformador. La teóloga alemana, que vive en Perú, afirma que, “frente a una crisis profunda, como nunca había vivido la humanidad, el Papa Francisco nos hace ver que necesitamos la sabiduría, la espiritualidad, las luces de los diversos pueblos, culturas e inspiraciones religiosas”, algo que se está viviendo en el proceso sinodal y nos llama a hacer teología en diálogo con otras tradiciones religiosas.

El coronavirus es un ejemplo de lo que pasa cuando no respetamos los límites de la naturaleza, cuando invadimos ecosistemas para explotar. Eso es algo que sucede en la Amazonía, donde estamos llegando al punto de no retorno, consecuencia de nuestra irresponsabilidad, sostiene Weiler. De ahí la necesidad de liberarse de una visión utilitarista, asumiendo una actitud contemplativa, “dejar que la Tierra nos hable y nos lleve a generar con ella un vínculo afectivo”, algo que podemos aprender con los pueblos originarios. Desde ahí sugiere “una teología desde la contemplación, que lleva a conectarse con lo bello, que también nos da energía para defender lo que está amenazado y maltratado”.

Es necesario aprender con los pueblos originarios a sentir un vínculo con la Tierra, desde un pensar más integral. Según la perita sinodal, de la misma forma que se maltrata a la Tierra, se maltrata a las mujeres, algo que aparece claramente en la Amazonía, donde ha crecido mucho la trata y explotación sexual de las mujeres, que no podemos olvidar que son las primeras cuidadoras de la vida. Ella propone el buen vivir como fuente de inspiración, “que nos vincula con un horizonte que nos lleva a entender la necesidad de vivir en relación, en comunión, en solidaridad, algo que nos remite a la esencia de Dios.

Los pueblos amazónicos entienden la tierra como una gran comunidad, como una sociedad de la que forman parte no solo los humanos, sino todo lo que forma parte del ambiente. Eso hace posible entender nuestra relación con la Tierra de otro modo, superando el modo occidental, jerarquizado, dualista, de dominio y prepotencia, asumido por el neoliberalismo. Vivir una vida de interconexión, intercomunicación e interdependencia, y experimentarla como algo que nos enriquece. También buscar proyectos alternativos, que buscan incluir, generando una corriente de ecología integral que quiere cuidar la vida y hacer crecer en lo que nos hace humanos.

“La tierra es vientre sagrado del creador, del gran espíritu que genera toda la posibilidad de vida que existe en nuestra casa común”, según Laura Vicuña Pereira, que considera que “este útero sagrado engendro hijos e hijas que nacieron y crecieron, con la libertad de elegir la vida o la muerte”. Poco a poco se fue perdiendo el ser uno con la naturaleza, con la tierra, con el creador, algo que se perpetua hasta hoy. La auditora sinodal afirma que no podemos separar la condición de ecología integral del bien común.

La religiosa indígena, que trabaja con el pueblo karipuna, quiereser voz para este pueblo que lucha por mantener la vida, por mantener la casa común. Ella recordaba que “en el Sínodo los pueblos originarios decíamos al papa, a los cardenales, a los obispos, que nosotros queríamos que la Iglesia fuera una aliada, en defensa de la vida, de la tierra, de los derechos”. El cuidado de la casa común, nuestra única morada, es algo urgente, del que todos deben participar.

Como una de las representantes de los pueblos indígenas en la Conferencia Eclesial de la Amazonía, afirma que los pueblos originarios somos portadores y guardianes de una biodiversidad muy importante. Tenemos responsabilidad de cuidad, amar este inmenso territorio con aguas, bosques, aguas conocimientos y sabores”. Al mismo tiempo destaca la importancia de los sueños, algo que aparece en Querida Amazonía, como camino para hacer realidad un futuro mejor, a ser llevado a cabo en colectividad. En ese sentido, insiste en que el cuidado de las personas y el cuidado de la tierra son inseparables.

Fuente Religión Digital

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Amistad y fraternidad social

Miércoles, 28 de octubre de 2020
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carta-enciclica-fratelli-tuttiComunicado de MOCEOP sobre la encíclica “Fratelli Tutti

MOCEOP (Movimiento por el celibato opcional), jucecalomatic591@gmail.com
ESPAÑA

ECLESALIA, 23/10/20.- Con gran satisfacción hemos recibido la encíclica “Fratelli tutti” de Francisco sobre la fraternidad y la amistad social, inspirada en S. Francisco de Asís. La carta rezuma valores evangélicos y nos actualiza el mensaje de Jesús para nuestro mundo actual desde lo personal, lo cotidiano, la política y las instituciones. Se trata de una opción profética, social y política (en el sentido más pleno de la palabra).

Es un texto esperanzado, que frente a las sombras de un mundo cerrado nos estimula a gestar un mundo abierto para todos con sentido universal; con el impulso comunitario se puede lograr una vida más digna y más bella donde todas las personas tengamos tierra, techo y trabajo, porque estamos convencidos de que o nos salvamos todos o no se salva nadie.

Apoyamos las palabras de Francisco porque transmiten convicción, humanidad, claridad. Podríamos decir que nos confirma en nuestra fe en el hermano, en el cuidado al herido, en la ternura social y política, en la propiedad privada con función social, en la dignidad de la vida sin pena de muerte y sin cadena perpetua, en la paz social y política sin peleas ni discusiones estériles.

En la encíclica Francisco pregunta varias veces para confrontar a los lectores consigo mismos: ¿qué puedo hacer yo en democracia, economía, justicia, derechos humanos, respeto? Ante este recordatorio de actitudes evangélicas nosotros nos preguntamos: ¿podríamos pasar de largo y no apoyar y difundir esta carta papal cuando llevamos años soñando con una sociedad apoyada en la libertad, igualdad y fraternidad, como reclama Francisco y como Jesús anuncia en su Evangelio?

Por eso desde MOCEOP valoramos enormemente esta encíclica por su gran contenido social. De llevarse a cabo el Mundo sería muchísimo más habitable, fraterno y justo sin duda, pues el Reino de Dios que predicó Jesús se cumpliría en nuestro Mundo actual. Habla del “amor político” como forma de participación, no tanto en la política partidista, cuanto en la participativa: valora los movimientos populares como “poetas de lo social”; hace falta soñar otro mundo posible y hacerlo desde abajo: “sin ellos la democracia se atrofia”.

Pero aun valorando positivamente esta encíclica, pensamos que falta aplicar todo esto al interior de la Iglesia, de lo que Francisco apenas dice nada.

No puede haber relaciones fraternas en la Iglesia ni amistad social cuando existen jerarcas con posturas dictatoriales, sin admitir el diálogo, y se comportan como dirigentes superiores más preocupados por las operaciones inmobiliarias y financieras que de llevar a cabo una labor pastoral, siendo, como son, unos hermanos más con todos sus hermanos.

Para lograr la fraternidad y la amistad social en la Iglesia habría habría que cambiar algunas estructuras y modos de actuar eclesiales que constituyen “sombras de un mundo cerrado” como el Estado Vaticano, el Papa como jefe de Estado, nunciaturas, concordatos, privilegios financieros, títulos y tratamientos eclesiásticos, derecho canónico, liturgias ancestrales, dogmas inamovibles, propiedades y riquezas, desigualdad de la mujer, pues es escasa o nula la referencia a la perspectiva de género en todo el documento y que se cumplieran los derechos humanos dentro de la Iglesia.

En Moceop queremos un Iglesia comunitaria, comunidad de comunidades de iguales; pobre y de los y las pobres, Iglesia en salida al servicio del Reino, Iglesia samaritana… Y apostamos por hacerla real desde pequeñas comunidades fraternales y sororales, desclericalizadas y serviciales.

Habría que sacar conclusiones de esta encíclica para aplicarlas a la Iglesia.

Agradecemos a Francisco que nos haya regalado esta magnífica encíclica tan social, tan llena de valores evangélicos y tan necesaria para ser aplicada en nuestro Mundo. Le animamos en su impulso renovador…

Animamos a todos a su lectura para procurar llevarla a la práctica  (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

MOCEOP (Movimiento por el celibato opcional)

20 de octubre de 2020

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Recordatorio

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