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Archivo para la categoría ‘Espiritualidad’

“Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad”, por Hermann Rodríguez Osorio sj.

Sábado, 4 de mayo de 2024

IMG_4407A propósito de Juan 10, 11-18

Hace 28 años, el Viernes Santo de 1996, un 5 de abril, murió en Nairobi, capital de Kenya (África) el padre Carlos Alberto Calderón, sacerdote de la arquidiócesis de Medellín, quien participaba en una experiencia de evangelización “ad gentes” (entre gentiles) con los Misioneros de Yarumal. Tenía 47 años. 

“Noche de luna llena en el desierto Samburu. Las Ilakir de Enkai (en lengua samburu, las estrellas que son los ojos de Dios) se han escondido. ¡Bienvenida la Hermana muerte! La fiebre me sube intensamente. No hay posibilidad de ir hasta el hospital de Wamba… Como de costumbre nuestro Toyota está dañado. Siento una intensidad grande, alegre ante la muerte. He vivido apasionadamente el amor por la humanidad y por el proyecto de Jesús… Muero plenamente feliz… Cometí errores, hice sufrir personas… ¡Espero su perdón! Qué bueno morir como los más pobres y marginados… sin posibilidad de llegar al hospital… Qué bueno que nadie siga muriendo así. ¡Ojalá ustedes se comprometan a esto! ¡Un abrazo intenso de amor para todos y para todas!”

Estas fueron las últimas palabras que escribió, de su puño y letra, el P. Carlos Alberto Calderón, sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín, que se fue de misionero a Kenya a fines de 1994. Alcanzó a estar entre los Samburus, cerca de Barsaloi, algo más de un año. Después de unos meses de aprendizaje de la lengua, el kisamburu, y de acercamiento a esta nueva cultura que lo esperaba a sus 46 años de edad, cayó enfermo el 28 de febrero de 1996; esa noche escribió la carta de despedida que está más arriba. La fiebre le llegó a 39 grados. Dos días después fue trasladado a Wamba para ser atendido de una malaria cerebral. Ese mismo día la fiebre le subió a 42.2 grados y entró en coma. Al día siguiente, lo llevaron en una avioneta hasta Nairobi para tratarlo en una unidad de cuidados intensivos, pero el daño ya estaba hecho… Le detectaron una lesión cerebral muy severa. El lunes 25 de marzo, después de un común acuerdo para respetar el derecho a morir dignamente que Carlos Alberto había firmado y siempre había defendido, la familia le exige al médico que le desconecte todos los aparatos y no le prolongue artificialmente la vida. Así duró varios días más, debatiéndose entre la vida y la muerte. Por fin, el 5 de abril, Viernes Santo aquel año, nació definitivamente para la vida eterna, dejando entre sus familiares, amigos y conocidos, un testimonio transparente de entrega a Dios y a su pueblo.

Es curioso que en su última carta común, enviada a sus familiares y amigos en diciembre de 1995, decía: “De Nairobi, la capital de Kenya, estamos a 550 kms. (…) por carretera destapada en pésimo estado (…). A 85 kms. está Wamba, un pequeño caserío Samburu en donde un grupo italiano de solidaridad, en unión con la diócesis de Marsabit, construyó hace más de 20 años un gran hospital (…). Este hospital es un verdadero milagro de la solidaridad, aquella a la que algún escritor latinoamericano llamara ‘La ternura de los pueblos’. Si no fuera por este hospital, muchísima gente habría muerto y la población Samburu estaría diezmada, pues esta es una zona con alto riesgo de enfermedades como la Malaria, el polio, la tuberculosis, el paludismo cerebral, etc., y la asistencia en salud por parte del gobierno es pésima (…). Es precisamente en este hospital de Wamba a donde nosotros trasladamos los enfermos graves en el carro de la misión, casi el único vehículo que circula por estos lados. Allí también tenemos asistencia gratuita todos los sacerdotes, religiosas y laicos que trabajamos en la diócesis de Marsabit; les contamos esto para que se tranquilicen, pues ante algún eventual problema de salud podemos acudir a este hospital”.

Pienso en Carlos Alberto cuando leo este texto evangélico sobre el Buen Pastor: “El buen pastor da su vida por sus ovejas (…). Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. (…). El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad”. Carlos Alberto Calderón entregó su vida generosa y totalmente en la misión entre los Samburu en Kenya. Seguir al Buen Pastor es entregar la vida allí donde nos ha tocado vivir o donde Él nos envíe en misión… Porque, en último término, como dice un cantautor latinoamericano: “La vida no vale nada, si no es para perecer, porque otros puedan tener, lo que uno disfruta y ama…”.

Hermann Rodríguez Osorio, SJ*

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Espiritualidad, Iglesia Católica , ,

«A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7) Papa Francisco.

Viernes, 3 de mayo de 2024

Del blog de Alfonso J.Olaz El Rincón del Peregrino:

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«A los pobres los tienen siempre con ustedes» (Mc 14,7) Papa Francisco.

¡Me agaché para recoger al pobre Jesús,
Y al levantarlo reconocí a mi Hermano JESÚS!

¡Jesús, mientras yo duermo!
Tú estás velando conmigo!

¡Para Creer!

No me harán falta los oídos. Entenderé todas las lenguas.

¡Para Ver!

No necesitaré mis ojos,
Veré con los tuyos, Todo.

!Para Hablar!

No necesitaré mi lengua
Ni estudiar todas las lenguas.
Con tu lengua, me harás hablar
Y todas las lenguas entenderé.

¡Y el que no creía, ahora Creerá!

¡Para ser Fuerte como Tú!

No necesitaré mis brazos
Ni mis piernas
Solo me bastará
¡El Creer con el corazón!

¡¡Al despertar Vi!!

¡Que no era un sueño!!
Me agaché,
Y toque los oídos al que no oía.
¡Al Alejado!

! Al que estaba ciego!

Puse barro en sus ojos,
Del que no veía
Y por Creer Vio.
¡El Increyente!

¡Al mudo!

Toque su lengua
¡Y me pregunto por TI!
¡El que no te conocía!

¡Al que no tenía brazos!
Ni piernas, me agaché para recogerlo. ¡Y él me abrazó con Él!

En mi casa los acogí a todos.
La que tú me diste Jesús,
La casa común

Para que fuéramos esa tarde y-
Para siempre, Tu Fraternidad Universal.

Siendo ellos, mis hermanos;
mis oídos, mis ojos, mi lengua y mis,  brazos y piernas,
Las de Jesús,
¡Las de mis pobres, mis hermanos y hermanas!

*

Alfonso Olaz
13.04.24

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

“La fe radiante de Dietrich Bonhoeffer” (I), por José Arregi

Viernes, 3 de mayo de 2024

Dietrich Bonhoeffer Dietrich Bonhoeffer

De su blog Umbrales de Luz:

Dietrich Bonhoeffer nació en 1906 en Breslavia, Alemania (hoy Wroclaw, Polonia). Se hizo pastor luterano y se opuso al ascenso del nazismo en Alemania en la década de 1930. Sospechoso de participar en el atentado contra Hitler, fue encarcelado en Berlín en 1943, pero mantuvo contactos con el mundo exterior. Posteriormente fue trasladado a una prisión de la Gestapo y finalmente internado en un campo de concentración. Sus compañeros de prisión fueron testigos de su humildad, bondad y radiante fe hasta el momento final de su ahorcamiento en abril de 1945.

Rose-Marie-Barandiaran : Quise tener esta conversación con el teólogo José Arregi (a quien los lectores de Golias tienen la oportunidad de leer) porque la vida y la espiritualidad de Bonhoeffer me parecieron tocar cuestiones que nos preocupan hoy. Enumeraré sólo algunas: el ateísmo, la trascendencia, la realidad, la omnipotencia, el sufrimiento, la posición de la Iglesia y… cuál debe ser nuestra tarea como seres humanos…

Ya en 1931, Bonhoeffer constató el auge del ateísmo entre sus contemporáneos. En 1944, escribió a María, su novia: “El mundo avanza hacia la adultez, hace tabula rasa de una falsa imagen de Dios, se encamina a una era no religiosa”.

¿Qué piensas, José, casi 80 años después de Bonhoeffer?

José Arregi: Son palabras de un hombre justo de fe probada al fuego del crisol. Lo ha arriesgado todo por lo más verdadero, y está a punto de perderlo…. A punto de perderlo, a no ser que haya que invertir todas nuestras categorías religiosas y teológicas, de verdad y de mentira, de ganancia y de pérdida, de vida y de muerte.

Conmueve imaginar a un joven pastor luterano de 37 años, brillante profesor de teología, extraordinariamente dotado de corazón, inteligencia y palabra, miembro destacado y peligrosamente comprometido de la Iglesia confesante antinazi, encerrado en una estrecha celda oscura de 2 x 3 m., tan oscura como su destino personal, y sumido en reflexiones teológicas. En sus entrañas sensibles y en su mente lúcida bullen interrogantes que sacuden todas las certezas: ¿Será que el mundo, y sobre todo Europa, esta Europa ilustrada y convulsa, está abandonando la vida por negar a Dios? ¿O será que debe negar al “Dios religioso” tapa-agujeros, para poder encontrar a Dios como gracia de vivir en libertad y bondad, más allá de la religión y de todos sus credos, normas y cultos? ¿Qué es, pues, Dios? ¿Y quién es Cristo para nosotros hoy? ¿Tiene algo que ofrecer todavía el cristianismo? ¿Qué cristianismo, qué Iglesia? Son nuestras preguntas 80 años después.

Bonhoeffer, de buen tono vital a pesar de todo, no se encoge ante ningún interrogante, aunque sacuda los cimientos vitales y carezca de respuestas. Siente la imperiosa necesidad de una nueva teología, un nuevo lenguaje para hablar de Dios, de Jesús, para anunciar el Evangelio a un mundo que ni entiende ni puede aceptar las creencias tradicionales ligadas a una cosmovisión y antropología en ruinas. No llegó a elaborar la teología que intuía. De él nos ha quedado un pensamiento fragmentario, inacabado: fue ahorcado en abril de 1945, a sus 39 años, de los que los dos últimos los pasó en la cárcel.

Sus reflexiones fundamentales, las más novedosas, a menudo paradójicas y provocadoras, se hallan en las cartas que escribió a su amigo y luego editor Bethge entre abril y septiembre de 1944 desde la cárcel de Tegel, a las afueras de Berlín. No estoy seguro de comprender exactamente o de interpretar correctamente algunas de sus afirmaciones lapidarias más conocidas y citadas: que “Dios nos abandona”, que Cristo es “señor de los arreligiosos”, que es necesario un “cristianismo arreligioso” o “mundano”, que hemos de vivir “como si Dios no existiera”, “vivir ante Dios sin Dios”…  ¡Cuánto me gustaría que hubiese sobrevivido muchos años y hubiera podido ahondar y sistematizar sus intuiciones profundas y creo que certeras! Su pensamiento es atrevido, abierto, en búsqueda, y diré lo que me sugiere para nuestro tiempo, no menos mortífero y peligroso que el suyo.

Dicho esto, vayamos a tu pregunta. ¿Qué pensaba realmente sobre el ateísmo? No sabría decirlo con seguridad. Nunca se llamó ateo, pero llama la atención que, en medio de una sociedad europea moderna en la que el ateísmo crecía de manera imparable –sobre todo, de momento, entre las masas obreras y las élites intelectuales–, confiese que siente más simpatía por los ateos que por los creyentes. Y que al mundo tradicional premoderno, religioso y teísta –la inmensa mayoría de los que asistían a los cursos y a los oficios presididos por el teólogo pastor– éste lo califique como “mundo menor de edad”, “ignorante” e “inconsciente”. Y más todavía: que declare tajantemente que el mundo ateo que niega a “Dios” está más cerca de Dios que el mundo religioso que lo afirma.

Bonhoeffer invierte así la interpretación teológica tradicional del ateísmo, y eso presupone una profunda metamorfosis de la noción misma de Dios, de Cristo, del cristianismo, de la fe, de la Iglesia. Nos ofrece bocetos parciales de una nueva teología, iluminadora si sabemos entenderla y aplicarla hoy con honradez intelectual y vital.

R.M.B. : Para Bonhoeffer, la “trascendencia” no significa “huir de este mundo para encontrar soluciones en el más allá”. La “transcendencia”, para él, es simplemente “el prójimo en mi camino”.

Encuentro esta admisión profundamente conmovedora y directamente vinculada a Jesús de Nazaret.

J.A.: Así es. Claro que el judío Jesús imaginaba un “Dios” Señor del cielo y de la tierra, pero eso no es lo decisivo. Lo decisivo es que el Jesús de los relatos evangélicos –el Jesús “real” (y plural) de las primeras comunidades cristianas, más allá de la estricta historicidad y más allá del dogma, el Jesús que Bonhoeffer llama siempre Jesucristo o Cristo, que le inspiraba a él y que nos puede inspirar a nosotros– declara: “No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7,21). Traduzcámoslo: “No todo el que cree en los dogmas y me da culto experimentará la presencia de Dios, sino quien viva humanamente en justicia, misericordia y libertad”.

Su parábola del buen samaritano es una crítica de la religión y de la transcendencia religiosa donde las haya: hacerse prójimo de la persona herida es para Jesús el criterio de lo divino y de lo humano. “Entended lo que significa: Misericordia quiero y no sacrificios” (Mt 9,13, citando Os 6,6), no divinidades, templos, códigos y credos.

“Permaneced fieles a la tierra” –había proclamado el Zaratustra de Nietzsche–, alejaos de “esperanzas sobreterrenales”, no seáis “despreciadores de la vida”, “no queremos entrar en el reino de los cielos: nos hemos hecho humanos y queremos el reino de la tierra”. Más cerca de Nietzsche que de los discursos religiosos, también Bonhoeffer reclama el reino de Dios en la tierra, no en el más allá. Para el teólogo pastor, libre entre los barrotes de una cárcel, la transcendencia, la fe, el cristianismo se realiza en la misericordia y la justicia, que no son cosas diferentes. Dios se encarna en la vida humanamente vivida, en nosotros como en Jesús. Y me gustaría añadir: Dios se encarna en el universo, en la tierra, en la comunión de los vivientes y de todos los seres; Bonhoeffer no lo dijo todavía, pero quiero imaginar que hoy lo diría. La transcendencia no se opone a la inmanencia, sino que es su realización profunda, que no significa perfecta.

(Continuará)

Rose-Marie Barandiaran – José Arregi

(Publicado en GOLIAS Magazine 211, julio-agosto 2023, pp. 20-22)

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Fuerza II

Jueves, 2 de mayo de 2024

Del blog Nova Bella:

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El más fuerte es el que abraza más,

el que integra más y mejor,

el que no se deja nada ni nadie fuera.

*

Luis Ruiz del Árbol

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¿Qué sabemos del trabajo de San José ( y de Jesús)?

Jueves, 2 de mayo de 2024

IMG_4508Del blog de Xabier Pikaza:

Mc 6, 3 define a Jesús como artesano (tekton), trabajador eventual  de la construcción, no Como obrero en sentido moderno, con trabajo fijo, cobertura legal y salario  asegurado.  Mt 13, 5 añade que era “hijo del tekton” (de José).  He desarrollado con cierta amplitud  este motivo en  Historia de Jesús, cap. 1).

El israelita (galileo) ideal era propietario de una tierra, una heredad de Dios, como supone la Misná (siglo II- IV dC), que toma como referencia una sociedad de agricultores (familias) libres. Pues bien, por la política urbana de Herodes y su hijo (Antipas), muchos agricultores galileos no pudieron mantener sus propiedades (en contra de lo que supone la ley del jubileo: Lev 25).

José y Jesús han sido campesino sin tierra; no formaba parte de una estirpe sacerdotal probablemente acomodada, como la de Juan Bautista (cf. Lc 1) o F. Josefo (según su Autobiografía), sino que era pobre efectivo, un marginal, un marginado [1]. No se enfrentó a los poderes dominantes desde arriba, ni pidió limosna, ni se limitó a mejorar con pequeños retoques lo que había, desde el interior del sistema, peroinició una mutación social (por revelación de Dios), precisamente desde aquellos que, como él, carecían de poder y tierra, desde la escuela de pobreza y trabajo alienado de millones de personas, que dependían de aquello que otros quieran ofrecerles.

José era un trabajador a cuenta ajena..  El trabajo en casa y campo propio arraiga al hombre (familia) en una tierraque puede entenderse como don trasmitido por generaciones (de padres a hijos).  El  trabajo en casa y obra ajena  convierte al hombre en dependiente de otros.  El tiempo de José, con la implantación de una agricultura comercializada (al servicio del imperio) estaba transformando, degradando, la vida en Palestina.  Muchos estaban perdían su herencia, y no podían creer en el Dios de los «buenos» propietarios. No tenían patrimonio (en línea patriarcal), ni herencia para dejarla a los hijos, de manera que se habían convertido en itinerantes de la vida, obligados a “pedir” trabajo en aldeas y pueblos, sin estructuras familiares fijas, ni casas vinculadas a la tierra. Ciertamente, algunos pudieron enriquecerse, pero la  mayoría eran pobres. Para ellos proclamó Jesús el Reino.

  Clases sociales, una gran disonancia:

(1) Como israelita (nazoreo), Jesús era portador de una promesa de posesión o heredad. (2) Pero formaba parte de aquellos que habían perdido la tierra, expulsados de la promesa de Dios, a quienes él quiso anunciar el Reino.

Esta experiencia plantea un problema, y para precisarlo debo analizar la división de clases que había por entonces en Galilea (Palestina).

Clase gobernante, funcionarios. En la cúpula se hallaban los altos oficiales romanos (Procurador…) y los reyes vasallos herodianos (Antipas o Filipo) bajo Roma (unas pocas decenas de personas). Tenían muchas tierrasy recibían grandes impuestos, para disfrute personal y para financiar edificaciones y empresas militares y sociales. Se apoyaban en una subclase militar, sacerdotal e intelectual (un 5% de la población):

Jesús no luchó directamente contra los gobernantes y soldados de Roma, pero su visión de Dios y de su Reino se oponía a la estructura sagrada del imperio, y al orden superior de los sacerdotes, que decidieron su muerte, unidos a Roma. Por otra parte, el proyecto de Jesús se oponía a la clase intelectual de los escribas oficiales, que tenían una visión distinta de la Ley (Escritura) y de su incidencia en la vida del pueblo.

‒ José y Jesús Jesús no eran de la Subclase militar poderosa. No había entre los judíos una clase militar estricta, pues el gran ejército estaba en manos de Roma y de su gobernador (Poncio Pilato), de manera que en conjunto ellos se hallaban bajo el mando de una milicia exterior (que se juzgaba sagrada), aunque Antipas, rey vasallo de Galilea-Perea, mantenía un pequeño ejército, que podía considerarse israelita, aunque integrado en la milicia romana. Ciertamente, en tiempo de Jesús no existía un ejército celota (anti-romano) estricto, que sólo surgirá en los años anteriores a la guerra (67-73 dC), pero había un conflicto militar latente, pues muchos judíos veían el ejército de Roma como signo demoníaco. Jesús no reclutará soldados, ni planeará un levantamiento militar, pero morirá condenado por el comandante del ejército romano (Poncio Pilato).

‒ No eran de la Subclase sacerdotal. Roma ejercía un control militar de tinte religioso indirecto (reconocía a todos los dioses, a condición de que estuvieran sometidos a la “diosa” Roma), pero, a fin de asegurar su dominio, pactó con la clase levítica judía, presidida por un Sumo Sacerdote, con gran autoridad, con templo propio e instituciones vinculadas a un Dios tradicional, reconocido por Roma. El judaísmo formaba una comunidad de templo y sus sacerdotes, en pacto con Roma, eran servidores imperiales; por eso, y por su propia tradición, poseían mucha autonomía y tenían además un pequeño ejército (guardia para-militar del templo) y controlaban una parte considerable de la economía de Jerusalén.

‒ No eran de la subclase intelectual rabínico-farisea.En tiempo de Jesús estaba surgiendo una élite pensante muy significativa, formada por escribas (especialmente fariseos), que interpretaban y recreaban la Escritura y tradiciones, adaptadas a las necesidades de la población. Ellos estaban vinculados con los sacerdotes, pero, al mismo tiempo, disfrutaba de gran autoridad, aunque no tanta como la que lograrán después, en el judaísmo rabínico, a partir del II dC. Pues bien, al lado de esa “élite pensante oficial” había en el conjunto de Israel un intenso movimiento “intelectual” (lo que he llamado un thinkingtank), en línea más profética y mesiánica. En esa línea se sitúa el movimiento de Jesús, que no puede entenderse como creador de una nueva clase intelectual, sino como superador de todas las clases elitistas.

José y Jesús no era de la clase mercantil… que vivía de la compra-venta del trabajo de otros….  Las relaciones entre campesinos habían dejado de ser directas y surgió una clase especial de burócratas mercantiles, con los grandes propietarios de la tierra (¡bajo el Dios Mamón!), que controlaban y dirigían no sólo los excedentes agrícolas, sino gran parte de los productos de la tierra, de forma que muchos agricultores libres se hicieron renteros, artesanos dependientes o mendigos.

Ciertamente, Jesús (el hijo de José, el tekton)  no fue purista, ni condenó en bloque el comercio, ni rechazó a los publicanos (recaudadores), pero quiso que la acción económica y el dinero estuvieran al servicio de todos, de forma que sólo Dios fuera divino. En esa línea, su proyecto implicaba una transformación socio-religioso, con lo que ello implica de interpretación de la ley, en clave profética. No fue reformador, como algunos fariseos, empeñados en mejorar las relaciones económicas, sino profeta radical, en la línea de la tradición israelita, pues un dinero que no sirve a los hombres se vuelve Mamona, el dinero absolutizado, idolatría concreta que destruye al hombre.

ARTESANOS DEPENDIENTES, CLASE OPRIMIDA

José y Jesús pertenecían a la sub-clase de de los artesanos mendicantes de trabajo, campesinos que habían perdido sus tierras y debían vender su trabajo (y venderse) al servicio de reyes, ciudades o templos y comerciantes o propietarios ricos.

Al principio no había reyes, sacerdotes o soldados profesionales (jerarquía social, sacral y militar), ni comerciantes que controlaran los excedentes alimenticios al servicio de una clase superior no-productiva (como entre los cananeos y fenicios), sino comunión (federación) de agricultores-pastores autónomos, capaces de organizarse y defenderse, intercambiando bienes y servicios (sin una clase liberada para funciones “superiores”). Pero las cosas cambiaron y surgió el sacerdocio con el poder sacral y la monarquía con el poder político-militar. Pues bien, Jesús nació y vivió en un momento clave de esa transformación, marcada por la caída de los agricultores libres y el surgimiento de un subproletariado campesino, bajo reyes, ciudades y comerciantes.

Las tierras pasaron a manos de una clase mercantil (vinculada a gobernantes, grandes propietarios y/o sacerdotes), y los campesinos perdieron su autonomía, viniendo a depender de ciudades y/o comerciantes, que controlaban, dirigían y consumían la producción.

Los campesinos trabajaban y producían al servicio de una estructura social clasista; no vivían, por tanto, en igualdad y comunión (económica, social y/o religiosa), sino en dependencia de otros. Habían sido libres y autónomos (autosuficientes), al menos en sentido imaginario, pero luego engrosaron la gran lista de los sometidos o dependientes. Sin duda, algunos seguían trabajando su campo, pero no para sí mismos, sino bajo dependencia de otros, bajo el poder de los estamentos superiores.

  • El artesano campesino ha perdido las tierras, por presión fiscal o violencia económica, y necesita que otros le contraten y paguen, no es autosuficiente: No tiene asegurada la comida para la familia. En un momento posterior (en la Edad Moderna) los braceros/artesanos, convertidos en obreros, han podido volverse poderosos. Pero en el tiempo de Jesús, en general, carecían de organización y estaban en el escalón más bajo de la sociedad.
  • Había artesanos itinerantes,eventuales, al servicio de ricos agricultores ricos o propietarios con ciertos medios económicos. Entre éstos parecen hallarse José y Jesús, que no ha sido (que sepamos) obrero de la construcción del templo, ni de las cortes y ciudades de los reyes galileos (¡algunos dicen que trabajó en la construcción en Séforis…!), sino que dependía de un mercado de trabajo más inestable.

EL SUBMUNDO DE LOS DESCLASADOS. ENFERMOS, IMPUROS, MENDIGOS…

Jesús no parece haber formado parte de estas clases inferiores, pero se sintió cerca de ellas, y en su nombre habló, prometiéndoles la liberación del Reino. En ese fondo se sitúa su experiencia y su mensaje de Jesús. No había aprendido su doctrina en un entorno elitista (como F. Josefo), ni en escuelas oficiales (al servicio de la gran tradición), sino que fue campesino, vinculado a las tradiciones nazoreas (davídicas), rabino rural entre los pobres, como recuerda Mc 6, 3 al llamarle tekton [3], hombre cercano a los últimos del mundo:

  • ‒ Esclavos. La economía romana era esclavista y se fundada en la existencia de hombres-objeto, sin derechos personales. Pero en el contexto rural de Galilea, en tiempos de Jesús, había pocos esclavos, o tenían menos importancia. Lógicamente, Jesús no pudo iniciar una rebelión de esclavos (como Espartaco en Italia: 71 aC), sino que promovió un movimiento de Reino, con campesinos, artesanos y mendigos, un proyecto de sanación e igualdad universal (cf. Gal 3, 28).
  • Impuros, degradados. Han existido en muchos lugares (intocables, parias…). No parece que ellos formaran una clase especial en Galilea (como en la India), pero aparecen con mucha frecuencia en la historia de Jesús: Enfermos impuros, leprosos y en especial posesos o endemoniados. En ese contexto podemos hablar también de expulsados sociales (publicanos) o socio-religiosos (prostitutas), cuya presencia es importante en el evangelio.
  • Prescindibles. Se dice que no aportan nada, ni importan a nadie, de manera que todo seguiría igual si murieran. Son los pobres, al margen de la sociedad, sin posibilidad de que se escuche su palabra (prostitutas envejecidas, enfermos abandonados, locos, leprosos…). En principio, dependen de otros, como pobres radicales (ptojoi), que no pueden ni siquiera trabajar, pues no hay trabajo o son incapaces de realizarlo, viviendo de mendicidad. Su número varía, y pueden multiplicarse en momentos de crisis. Entre esos que no cuentan, pues carecen de influjo político o laboral, ha iniciado Jesús su movimiento.

EL TEMA DE JEÚS, UN TEMA INTEGRAL DE VIDA

Había gran disonancia entre el ideal (imaginario) la realidad. Conforme al ideal, formulado tras el Exilio (576-539 aC; cf. Lev 25), la tierra debía repartirse entre todos cada 49/50 años. Pero de hecho gran parte de ella (y la riqueza) quedó en manos de una casta gobernante, al servicio de las clases ricas, bajo el dominio de la nueva política imperial sometida a Mamón, el gran (Mt 6, 24) [4].

José y Jesús no fueron artesanos parcial, por vocación, nis experto, por opción, capaz de enriquecerse a través de su destreza (al servicio de la administración política o religiosa), sino simple artesano, como la mayoría de los nuevos pobres, trabajador eventual, en tiempos de crisis y ruptura de los tejidos sociales

 Jesús, el tekton, hijo de José  Tekon No empezó por las capitales, marcadas por la injusticia y división social. Posiblemente pensaba que en ellas no podía iniciarse un cambio humano, pues eran responsables de la opresión de los campesinos-artesanos.Fue profeta campesino, desde el campo de Galilea, donde proclamó el Reino de Dios a los pobres, subiendo a Jerusalén (que era signo de las promesas de Dios) para culminar su obra y volver quizá de nuevo a Galilea (cf. Mc 14, 28; 16, 7).

Nos hubiera gustado conocer sus amistadas de adolescencia y sus relaciones posteriores, cuando los hombres de Israel solían casarse (¡antes de los treinta años!), pero los evangelios no han dicho nada sobre el tema, de manera que debemos guardar un silencio respetuoso, limitándonos a decir que estaba arraigado en las tradiciones campesinas y laborales de Galilea, asumiendo un camino profético y mesiánico. A diferencia de una tradición cristiana posterior que ha tendido a espiritualizar su mensaje y figura, los primeros cristianos siguieron enraizando a Jesús en su contexto social y laboral: No quisieron fundar un Reino interior, de almas excelsas, separadas, sino transformar y culminar la historia de Israel, desde el Reino que viene.

 No fue un artesano influyente, en la línea de Jeroboam, «joven decidido a quien Salomón puso al mando de los obreros de la construcción» (cf. 1 Rey 11, 28), que pudo iniciar un levantamiento y fundar un nuevo reino (cf. 1 Rey 12). Tampoco fue un jefe de sindicatos obreros, para liderar una revolución social, con toma de poder, como muchos a lo largo del siglo XIX y XX, con la creación de un partido político triunfante, sino un portavoz de los más pobres, sin más posesión que su trabajo (o su falta de trabajo), no para tomar el poder, sino cambiarlo (superarlo). Así se distingue de gran parte del movimiento cristiano posterior, que será básicamente urbano, de manera que los no cristianos se llamaran paganos (de «pago», campo), habitantes de aldeas, que no han aceptado el nuevo orden social cristiano.

 Muchos preguntan: ¿Qué hizo Jesús en treinta años de vida oscura y oculta (cf. Lc 3, 23), antes de anunciar su mensaje? Aprendió a ser “hombre”, escuchando a Dios a través de la voz de los demás (cf. Heb 5, 8). Durante treinta años, antes de iniciar su propia obra, él trabajó con los pobres de su pueblo, aprendiendo en la fuerte escuela de la vida, para escuchar por ella la voz de Dios, vinculándose (dialogando) quizá con otros grupos (¿esenios, proto-fariseos?). Sólo después inicio en las zonas rurales un movimiento social y religioso que pudo extenderse después a todos los estratos de la población, empezando por la periferia de las ciudades del imperio romano. Él no se había opuesto a las ciudades por atavismo rural, sino por protesta contra su imposición.

Jesús   empezó trabajando para después ser otra cosa (como si el trabajo hubiera sido un tiempo de paréntesis o prueba), sino que lo hizo por exigencia social y laboral, como artesano campesino (cf. Lc 3, 23). Primero maduró como artesano, comprendiendo y conociendo la tarea de la vida, por experiencia laboral y luz sagrada. Después, abandonó su trabajo (artesano) y familia, no por rechazo, sino por llamada de Dios, y así empezó a recorrer un camino distinto, que nadie hasta entonces había explorado, tras haber pasado por la escuela de Juan Bautista.

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El amor significa más… o menos

Jueves, 2 de mayo de 2024

IMG_4252María Doyle Roche

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Mary M. Doyle Roche, profesora asociada de estudios religiosos en el College of the Holy Cross en Worcester, MA, donde imparte cursos de ética cristiana. Mary también ayuda a coordinar Outfront, la alianza LGBTQIA+ para profesores y personal de Holy Cross.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha renovado su campaña Matrimonio: Único por una razón bajo el lema Love Means More con un sitio web elegante, interactivo y gráficamente atractivo. Muchas personas pueden verse representadas en la elección de las imágenes fotográficas para el sitio web (familias diversas en términos de raza y etnia, imágenes de hombres abrazados, imágenes de mujeres abrazadas, imágenes de niños y jóvenes). Pero la nueva portada muestra el mismo libro de siempre, ¡y no es el evangelio!

La iniciativa se enmarca como una intervención en tiempos de polarización en los que parece que tantas personas han perdido (o nunca han desarrollado) la capacidad de estar en desacuerdo de buena fe sobre asuntos de importancia. Según el comunicado de prensa que anuncia el lanzamiento en febrero de 2024, la iniciativa Love Means More es el resultado de una amplia consulta con obispos, pastores, educadores, profesionales médicos y de salud mental y líderes católicos laicos involucrados en el ministerio de vida familiar. Los obispos afirman haber escuchado las preguntas y preocupaciones de “individuos que se identifican como LGBT”, pero hay poca evidencia de una auténtica escucha y participación en el contenido.

En Love Means More, los obispos dicen que están consternados cuando las personas que están de acuerdo con las conclusiones de la Iglesia en cuestiones políticas (como la legislación que prohíbe el divorcio sin culpa, el matrimonio entre personas del mismo sexo y los derechos reproductivos) lo hacen por virulenta homofobia, patriarcado y misoginia. y el racismo, todo lo cual los obispos dicen aborrecer. En lugar de responder a su malestar como una invitación a mirar críticamente si la homofobia, el racismo o la misoginia también podrían ser fuerzas impulsoras entre algunos cristianos, los obispos se propusieron obstinadamente tranquilizar a las personas de fe que abogan por políticas homofóbicas, racistas o misóginas que en realidad no son homofóbicos, racistas o misóginos.

El supuesto “diálogo” del sitio web equivale a un formato de preguntas y respuestas al estilo escolástico: pregunta, respuesta, objeciones y respuestas a las objeciones. La mayoría de las referencias se remontan a documentos familiares de la iglesia y pronunciamientos papales. En una sección que aborda si el matrimonio es una “unión real” o simplemente un “contrato social”, los obispos utilizan tácticas descaradas de miedo al citar investigaciones que demuestran que es más probable que los maridos abandonen a sus esposas que reciben un diagnóstico grave que las esposas a sus maridos. en la misma situación. Parece que los obispos no consultaron a las innumerables parejas y familias del mismo sexo y queer unidas en uniones civiles que han cuidado a los gravemente enfermos y han acompañado a sus seres queridos en su muerte y duelo, y tuvieron que luchar sin descanso por el derecho a hacerlo con No hay apoyo de la jerarquía.

IMG_4250De hecho, el sitio menciona figuras importantes de la teoría feminista como Judith Butler y Simone de Beauvoir, aunque no hay notas que guíen al lector hacia sus contribuciones y sus argumentos se envían sumariamente. En lugar de inclinarse hacia la ambigüedad o las tensiones que existen a medida que aprendemos más sobre sexo y género a través de la experiencia y la investigación, o teorías atractivas que nos han ayudado a pensar crítica y creativamente, el sitio simplemente enmarca las tensiones como incoherencia. Los obispos no pueden o no quieren reconocer que una lucha teórica seria con los conceptos de género ha proporcionado fundamento e impulso para desafiar el abuso, la explotación, la manipulación y la violencia basados en el género, que fueron tolerados durante mucho tiempo por la jerarquía y que la ignorancia de los obispos hace es poco probable que los aborden seriamente. Es como si los obispos creyeran que la defensa de la dignidad de las mujeres y las personas LGBTQIA+ se hubiera desarrollado sobre ruedas de inevitabilidad sin un pensamiento crítico y una defensa apasionada.

La iniciativa Love Means More se trata mucho menos de tener una conversación fructífera sobre el amor y la vida, la intimidad y el compromiso, que de proporcionar respuestas simplistas a preguntas complejas y refutaciones sencillas de las experiencias de las personas cuando no se ajustan a las enseñanzas de la Iglesia. Los casos o viñetas proporcionadas dan la impresión de fingir una preocupación pastoral, reiterando conclusiones ya dadas. Estas historias no contienen la complejidad y los matices de las experiencias de las personas. Los obispos sí piden misericordia, acompañamiento y un enfoque pastoral más compasivo, pero el objetivo es siempre repetir y reafirmar la enseñanza.

Lo que necesitamos, y lo que he escuchado a la gente LGBTQIA+ pedir una y otra vez, es una práctica de escucha profunda y transformadora en la Iglesia. De hecho, el amor “significa más” y hay muchísimas oportunidades de experimentar lo que ese “más” podría ser, de experimentar la gracia, si escuchamos y aprendemos juntos en lugar de hacer clic en un sitio que espera que todos estemos satisfechos. menos.

—Mary M. Doyle Roche, 19 de abril de 2024

Fuente New Ways Ministry

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1º de Mayo: San José Obrero

Miércoles, 1 de mayo de 2024

En la fiesta del 1º de Mayo, no podemos olvidarnos de que Jesús de Nazaret era un obrero, de estirpe de obreros, encallecidas sus manos con el trabajo diario, solidario con los que sufrían las injusticias y el desprecio, hermano de los “anawim“…

UnNacimientoQueCambioElMundo006

Vivías del trabajo cotidiano,
fuiste un trabajador, un simple obrero;
¿tu fidelidad?: –“es José el carpintero”-,
un humilde currante, un artesano.

Trabajo en el que fuiste nuestro hermano;
un trabajo de honrado jornalero
que en todo cuanto hace pone esmero,
porque sabe que Dios usa su mano.

Patrono del trabajo y su salmista,
-manos callosas y dedo vendado-
enseña al hombre de hoy, tan derrotista,
a vivir su trabajo ilusionado,
más alegre, cristiano y optimista,
más solidario y más humanizado.

*

JESÚS ADOLESCENTE EN EL TALLER DE JOSÉ.-John Everett Millais

*

Y EL VERBO SE HIZO CLASE

En el vientre de María

Dios se hizo hombre.

Y en el taller de José

Dios se hizo también clase.

*

Pedro Casaldáliga,
“Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual”,
Sal Terrae, 1984,

***

Dios creó al hombre no para vivir aisladamente, sino para formar sociedad. De la misma manera, Dios «ha querido santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente».

Desde el comienzo de la historia de la salvación, Dios ha elegido a los hombres no solamente en cuanto individuos, sino también en cuanto miembros de una determinada comunidad. A los que eligió Dios manifestando su propósito, denominó pueblo suyo (Ex 3,7-12), con el que además estableció un pacto en el monte Sinaí.

Esta índole comunitaria se perfecciona y se consuma en la obra de Jesucristo. El propio Verbo encarnado quiso participar de la vida social humana.

Asistió a las bodas de Caná, bajó a la casa de Zaqueo, comió con publicanos y pecadores. Reveló el amor del Padre y la excelsa vocación del hombre evocando las relaciones más comunes de la vida social y sirviéndose del lenguaje y de las imágenes de la vida diaria corriente.

Sometiéndose voluntariamente a las leyes de su patria, santificó los vínculos humanos, sobre todo los de la familia, fuente de la vida social. Eligió la vida propia de un trabajador de su tiempo y de su tierra […].

Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los hombres se asocian a la propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad sobreeminente laborando con sus propias manos en Nazaret.

De aquí se deriva para todo hombre el deber de trabajar fielmente, así como también ei derecho al trabajo. Y es deber de la sociedad, por su parte, ayudar, según sus propias circunstancias, a los ciudadanos para que puedan encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente.

Por último, la remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.

*

Gaudium et spes, 32 y 67

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Giuseppe Pelliza da Volpedo: “El cuarto estado” (1901). Milán.

***

 

 

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Francesc Torralba: “En todo creyente hay también un agnóstico”

Miércoles, 1 de mayo de 2024

IMG_4170IMG_4172El filósofo y teólogo catalán publica, con Fragmenta, ‘Benaurances para agnòstics

“Un ejercicio intelectual intenso y extenso en el tiempo que me ha permitido profundizar en una de las páginas más bellas del Evangelio”: Francesc Torralba, sobre el proceso de escritura de su nuevo libro, Bienaventuranzas para agnósticos (Fragmenta)

A través de una larga serie de cartas cruzadas ficticias entre Francisco (alter ego del autor) y Guillem (un amigo agnóstico), el teólogo y filósofo barcelonés ofrece una mirada personal al texto de las bienaventuranzas

“Podemos alcanzar una felicidad imperfecta, pero sólo si velamos por causas nobles … Es la felicidad que tiene quien pacifica un entorno, quien lucha por la justicia, el que con su entrega consigue un bien para los demás. Esto es lo que realmente nos llena”

(Flama).- “Un ejercicio intelectual intenso y extenso en el tiempo que me ha permitido profundizar en una de las páginas más bellas del Evangelio”. Así describe Francesc Torralba el proceso de escritura de su nuevo libro, Bienaventuranzas para agnósticos (Fragmenta), un trabajo en el que, a partir de una larga serie de cartas cruzadas ficticias entre Francesc (alter ego  del autor) y Guillem (un amigo agnóstico), el teólogo y filósofo barcelonés ofrece una mirada personal al texto de las bienaventuranzas. “Sólo por esta página, vale la pena leer todos los Evangelios”, asegura Torralba sobre estos principios divinos a través de los cuales despliega con maestría los grandes principios de la propuesta cristiana.

– ¿Cómo surgió la idea de ese libro en forma de diálogo ficcionado?

– El epistolario es un género literario que siempre me ha interesado. He publicado varios libros de cartas, pero éste es un epistolario ficticio porque yo soy el emisor y el receptor de las cartas. Me gusta este género porque a través de él se da vida a dos personajes distintos que tratan los temas desde distintos ángulos. Me interesa la voz del creyente, pero también la del agnóstico. Quiero dar relevancia a sus preguntas y cuestiones y también a ese punto de vista opuesto al mío. La mejor forma de hacerlo era a través de un diálogo abierto y sin complejos sobre una cuestión de interés universal: la felicidad.

– ¿Qué hace pensar que las bienaventuranzas puedan ser susceptibles de una “adaptación” para agnósticos?

– Todo ser humano, por naturaleza, desea ser feliz. Sin embargo, hay varios caminos hacia la felicidad y no todos son coincidentes. Me ha interesado presentar el programa de felicidad que emana del Evangelio y, en particular, del Sermón de la montaña. Lo he querido hacer considerando en serio las objeciones que presentan mis amigos agnósticos, para ver qué congruencia o solvencia tiene el programa de felicidad que plantea Jesús en las ocho bienaventuranzas. No me propongo adaptarlas a la visión agnóstica, sino presentarlas de forma significativa y razonable, atendiendo a sus preguntas y cuestiones. Un título más largo y quizás más adecuado habría sido: ‘Las Bienaventuranzas explicadas a mis amigos agnósticos’, pero el editor, con buen criterio, lo desaconsejó para simplificarlo y hacerlo más ágil.

– ¿Ha sido complicado para usted meterse en el papel de Guillermo? ¿Cómo ha sido ese proceso?

– No ha sido difícil presentar la perspectiva agnóstica. En todo creyente existe también un agnóstico, alguien que duda, busca, busca, se cuestiona lo que cree. Sólo ha sido necesario darle vida, dejar que se exprese y razone. Guillermo es un agnóstico culto y respetuoso, formado en la tradición cristiana que valora y ama el Evangelio, pero no cree en Dios, ni en ninguno de los dogmas del Credo de Nicea. La he querido presentar con toda solvencia racional y hacer de él un interlocutor válido y serio que plantea preguntas inquietantes que obligan al creyente a repensar lo que da por obvio, claro y evidente. No he querido hacer un esperpento o una caricatura, sino legitimar su posición y entender sus argumentos contrarios a la propuesta de felicidad del Evangelio.

– ¿Qué representan las bienaventuranzas, a grandes rasgos, en el conjunto de la fe cristiana?

– La felicidad perfecta no es posible en ese mundo. Hay demasiado sufrimiento, demasiado dolor, demasiado crueldad para ser verdaderamente felices. Deberíamos encerrarnos en una burbuja opaca y ser ajenos a todo lo que implica alcanzar ese estado de felicidad. No podemos ser felices al constatar tanto sufrimiento en el mundo. Podemos alcanzar una felicidad imperfecta, pero sólo si velamos por causas nobles, si damos lo que somos a los demás, si nos entregamos a quienes sufren. La felicidad que emana del Evangelio no es el confort material, ni el placer sensorial, tampoco es la serenidad psicológica. Es un estado que adviene cuando con su acción o palabra mejoras la vida de los demás, aunque sea de un único ser humano en el planeta. Es la felicidad que tiene quien pacifica un entorno, quien lucha por la justicia, el que con su entrega consigue un bien para los demás. Esto es lo que realmente nos llena.

– Las bienaventuranzas se encuentran dentro del sermón de la montaña, una parte del evangelio que inspiró en buena parte la vida de Gandhi. ¿Por qué cree que el líder pacifista se sintió cautivado por el mensaje de Jesús?

– Gandhi reconoció que el cristianismo le atrajo profundamente, pero nunca renunció de su religión materna, el hinduismo, pero el mensaje de las bienaventuranzas y, en particular, la bienaventuranza que se refiere a los pacificadores, le fascinó. Gandhi luchó por la paz, por el reconocimiento de derechos y por la liberación de su pueblo del imperialismo británico a través de la no-violencia. Jesús vio a un maestro moral de la humanidad, un referente en el camino de desapego. Gandhi vivió con pobreza, luchó por la justicia y por la paz. Forma parte de los santos que no reconoce al santoral. Es una lámpara que ilumina la noche.

Jordi Pacheco

Religión Digital / Flama – (agenciaflama.cat)

Fuente Religión Digital

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Fuerza I

Martes, 30 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Sin importar si la fuerza es tuya o mía.

*

McEnroe

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“El lirio y el pájaro”, por Gabriel Mª Otalora

Martes, 30 de abril de 2024

Fotografi efter blyantstegning udført ca. 1840 af N. C. Kierkegaard

IMG_4348De su blog Punto de encuentro:

20.04.2024 | Gabriel Mª Otalora

La humildad lo es todo. Sin embargo, tiene poco prestigio mientras que socialmente tiende a desaparecer de la cultura que nos rodea, proclive al individualismo; sus consecuencias no pueden ser peores: egoísmo, subjetivismo y narcisismo. No es la mejor tarjeta de visita para una sana convivencia, tal y como atestigua el volumen de trabajo de los psicólogos y los psiquiatras. Jesús de Nazaret no hablaba por hablar.

Ser humilde no significa ser simple o inseguro. Todo lo contrario, una persona que posea una adecuada autoestima es la que puede desarrollar mejor los valores de la humildad. Desde luego que no es virtud de necios.

Si nos centramos en el Evangelio, no se puede ser cristiano verdadero sin vivir seriamente la humildad; porque imita a Cristo: “El que sea el mayor entre vosotros que se haga como el menor, y el que manda que sea como el que sirve” (Mc 10,43). “Si no os hacéis como niños, no podréis entrar en el reino de los cielos” (Mt 23,12; 18,3). Miradme a mí, “que no he venido a ser servido, sino a servir” (Mc 10,45).

Venid a mí, que soy manso y humilde de corazón… Dios se ha hecho pequeño, para que podamos ser grandes, con grandeza verdadera: la humildad de corazón. Esta humildad de Dios se nos hace presente de una manera radical, en el misterio de la Encarnación para integrarse por amor en nuestra historia, y compartir así plenamente lo que somos y lo que tenemos, incluyendo las limitaciones propias de nuestra condición menos en el pecado.

El filósofo Soren Kierkegaard elige otro pasaje del Evangelio para recrear una fábula en torno al pasaje de los lirios del campo y de las aves del cielo (Mateo, Lucas y el apócrifo Tomás), advirtiendo de los riesgos de la falta de humildad. Lo sencillo, que no simple, es sabio:

Había una vez un lirio que crecía sano en un lugar apartado, junto a un arroyo. Era una flor que vivía despreocupada y alegre. El tiempo pasaba felizmente hasta que un día se le acercó un pajarillo; habló con el lirio y le cantó alguna cancioncilla. El pájaro volvió al día siguiente, y al otro… Después de una semana, de pronto se ausentó unos cuantos días, hasta que al fin otra vez regresó diariamente. Esto le pareció al lirio extraño; pero sobre todo suele ocurrir lo que le pasó al lirio: a medida que se alternaban sus visitas con sus ausencias le echaba más en falta por el cariño que le iba cogiendo al pájaro. Pero aquel pajarillo no era un buen pájaro, trataba casi todo el tiempo de darse importancia, utilizando para ello la libertad de ir y venir que no tenía el lirio y haciéndole sentir a este lo atado que estaba a la tierra.

El pájaro se daba importancia y acababa sus peroratas con alguna humillación: “Comparado con ellos pareces un don nadie. Eres tan insignificante que no sé con qué derecho te llamas a ti mismo un lirio”. Cuanto más escuchaba al pájaro, el lirio se pasaba el día pensando que era un desgraciado, que no era justo estar sujeto al suelo. El murmullo del agua, que siempre lo había acompañado, se le antojó aburrido y los días se le hicieron cada vez más largos. No aceptaba su condición envidiando el vuelo del pájaro.

Y empezó a decirse: ¿Por qué no me tocó existir en otras circunstancias? Por fin, un día, la flor se confió al pájaro y le contó sus deseos. Le pidió ayuda para cambiar. Por la mañana temprano vino el pajarillo; con su pico echaba a un lado la tierra que rodeaba la raíz del lirio para que éste pudiera quedar libre. Terminada la tarea, el pájaro se irguió vanidoso, ascendió sujeto en el pico del pájaro… ¡Pero se marchitó por el camino!

Las personas humildes triunfan porque escapan de los trastornos de la altura y se valoran por lo que son, sin claudicar ante el arrogante pájaro. Y a la vez, son capaces de valorar a los demás, lo que conduce a la sana  colaboración. Si el preocupado lirio se hubiera contentado con ser lirio donde nació, no habría llegado a preocuparse comparando su naturaleza con la del pájaro; hubiera permanecido en su lugar, y ahí hubiese sido el mejor lirio que él pudiera llegar a ser. Y quien dice lirio, dice cualquiera de nosotros.

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Reconfigurar la vida,

Lunes, 29 de abril de 2024

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Reconfigurar la vida,

Reconfigurar la vida:
ponernos en tus manos humanas y divinas,
o al alcance de tu brisa que va y viene
por esos lugares de la historia
poco señalados y menos frecuentados.

Reconfigurar la vida:
aceptar los golpes, marcas y heridas,
pero no arrugarse ni detener la historia;
vibrar menos sin perder la música
y mantener fresca la memoria.

Reconfigurar la vida:
vivirte cada día como vid verdadera
siendo sarmientos que se alimentan y maduran
con tu savia viva y gratuita
y que fructifican en uva generosa en esta tierra.

Reconfigurar la vida:
admirar tus surcos y huellas
en nuestra carne vieja y correosa;
abrirse a tus sugerencias
aunque no llegue a entenderlas.

Reconfigurar la vida:
jugar al juego que tú jugaste,
partiéndonos en tiras, esquejes o estrellas,
y compartirse con dignidad
dándose en fraternidad.

Reconfigurar la vida:
aceptar como centro, eje y motor
tu Espíritu en nuestra vida;
poner todas las cruces bajo su presencia
y agarrarnos a él con esperanza.

Reconfigurar la vida:
descubrirnos como flor florecida
-hermosa, perfumada y distinta-;
acercarnos a los otros dignamente
y hacer un jardín para los caminantes.

Reconfigurar la vida:
vivir en el mundo
siendo flor y fruto en la tierra;
admirar y amar a las personas
y agradecer la vida.

*

Florentino Ulibarri
Fe Adulta

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Una picazón imposible de ignorar

Lunes, 29 de abril de 2024

IMG_4429Ruby Almeida

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Ruby Almeida, quien ha estado involucrada en la defensa de los católicos LGBTQIA en todo el mundo durante las últimas dos décadas, incluido el liderazgo en Quest, Bridge and Embrace India, y la Red Global de Católicos Arco Iris. También ayuda a gestionar un programa para personas que desean volver a practicar la fe católica.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Domingo V de Pascua  se pueden encontrar aquí.

En la lectura del evangelio de hoy, Jesús nos ruega a todos y cada uno de nosotros: “Permaneced en mí, como yo permanezco en vosotros“. Este anhelo ha sido expresado por muchas personas marginadas y distanciadas con las que me he topado a lo largo de mis varias décadas de ministerio en la comunidad de fe LGBTQIA. Es una especie de picazón imposible de ignorar.

He visto a adultos llorar cuando hablaban de su camino de fe; esa efusión de emociones que han estado reprimidas durante tanto tiempo es una experiencia catártica y liberadora para ellos. Verlos crecer en la confianza en sí mismos, sabiendo que son amados y que son miembros valiosos de la comunidad de fe, todo esto crea un espacio y una oportunidad para que se acerquen más a Jesús. Pueden convertirse en el pámpano que da mucho fruto en su discipulado con Cristo, la vid, para usar otra de las imágenes del evangelio de hoy.

Por eso me duele mucho que aquellos que dicen ser “buenos cristianos” se atrevan a ser tan críticos. Estos “buenos cristianos” a menudo encuentran las formas menos cristianas de marginar y aislar a los miembros de nuestra comunidad LGBTQIA al centrarse en una característica de identidad, no en el ser humano, la persona creada por Dios. Cuando el Papa Francisco estaba consolando a un hombre gay que sentía que la Iglesia lo condenaba por su sexualidad, el Papa dijo que debemos ver a la persona como un “sustantivo y no como un adjetivo”. No hace falta decir que ese hombre gay rompió a llorar cuando escuchó esas palabras de afirmación.

Soy muy consciente de los desafíos y disparidades que enfrentamos en la sociedad y dentro de nuestra comunidad eclesial cuando intentamos vivir nuestras vidas auténticas y holísticas. Los escenarios de hostilidad, disensión y dolor causados por unos pocos son suficientes para destruir la noción de que todos somos hijos de Dios. Quizás en estos escenarios empecemos a creer que no somos dignos de un lugar en la mesa, o incluso del amor.

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El escultor canadiense Timothy Schmalz sentado junto a su escultura “Jesus the Homeless“.(jesús el sin techo) Espera que la escultura se presente en ciudades de todo el mundo, fundida en bronce para que dure por la eternidad como un recordatorio para los cristianos del mensaje de Jesús en Mateo 25. | (Foto: Cortesía de Timothy P. Schmalz Inc.)

Durante algún tiempo, he ayudado a ministerios para ayudar a dar la bienvenida a la iglesia a personas separadas: el programa Landings, durante la última década y, más recientemente, los Ritos de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA). El programa Landings trata de escuchar con compasión a aquellos católicos bautizados que se han distanciado de su fe, aquellos que se marchitan en la vid como menciona el evangelio de hoy. En casi todos los programas que hemos realizado, siempre ha habido al menos una persona de la comunidad LGBTQIA con el deseo de reconectarse con su fe. Sus historias son tan poderosas como las de aquellos que no son de la comunidad. Todos comparten una experiencia común de ser marginados y juzgados, de sentirse indignos del amor de Dios. Esta marginación no es el plan de Dios, sino lo que le hacemos a nuestros semejantes. Una vez finalizado el programa, los participantes descubren la alegría absoluta de ser parte de una comunidad de fe donde son aceptados, amados y respetados por quienes son.

Este paso del juicio anticristiano a la bienvenida cristiana fue visible en la misa del domingo pasado. Una persona sin hogar había encontrado refugio en un banco en la parte trasera de la iglesia y durante toda la misa durmió un sueño muy necesario sentado erguido. Nadie en la iglesia intentó desalojar a la persona ni avergonzarla. Al terminar la misa, se estiraron y durmieron profundamente. Sin juicio. Sólo bienvenida y amor.

La Iglesia —nuestra Iglesia, nosotros somos la Iglesia, la vid sobre la cual crecen nuestras ramas— necesita ser nutrida y sostenida por la amorosa compasión de las palabras, los hechos y las acciones de Cristo. Nuestra Iglesia nunca puede ser un lugar que dé estatus a las opiniones, juicios y condenas de unos pocos creados por el hombre. Los marginados, los forasteros, los marginados son con quienes Cristo eligió ponerse del lado y entre ellos estar. Por lo tanto, debemos quedarnos para pelear la buena batalla. La lucha por el amor, la compasión y la dignidad que todos y cada uno de los seres humanos merecen.

—Rubí Almeida, 28 de abril de 2024

Fuente New Ways Ministry

IMG_4436Nota: El escultor canadiense Tim Schmalz dijo que el Papa Francisco bendijo la estatua, pero dos catedrales rechazaron su imagen de bronce de Jesús en un banco del parque.

“Imagínese una figura de tamaño natural totalmente envuelta en una manta o un saco de dormir, con lo único visible los pies de la figura”, dijo. “Si miras los pies, en realidad ves las heridas de Jesús”.

Las catedrales de Toronto y Nueva York rechazaron previamente la estatua en 2013.

Schmalz espera que la gente se siente a los pies de la escultura y se inspire para ayudar a los demás.

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‘Escritos Paulinos, Introducción al Estudio de la Biblia’, un libro de Carlos Gil

Lunes, 29 de abril de 2024

IMG_6870Del blog de Xabier Pikaza:

Carlos Gil Arbiol, Escritos Paulinos, Introducción al Estudio de la Biblia, Verbo Divino, Estella, 2024, 650 págs.

Enciclopedia paulina, con rigor crítico, claridad y pedagogía, para estudiantes, historiadores y teólogos, escrita a “tres bandas”, para aquellos que sitúan a Pablo dentro del judaísmo, para aquellos que le entienden desde el comienzo cristianismo y para quienes le interpretan como maestro y guía de universalidad, por encima y en la base de las “leyes” y normas de vida.

Pablo sigue siendo el primero y más importante de los antropólogos (pensadores) de occidente, uno de los fundadores de la “modernidad”. Así lo ha visto Gil Arbiol, así lo ha presentado en esta obra sorprendente (extraordinaria, necesaria) que tengo el pacer de presentar. Ha sido mi libro de cabecera de esta Pascua 2024. Gracias, Carlos. Me has enseñado mucho. Me has dejado pendientes muchos temas y caminos. Es la mejor señal de que eres buen guía.

Obra

            Enciclopedia bíblico/teológica de y sobre Pablo y su obra (su escuela), escrita a “cuatro manos”:

 (a) Aportación histórica, en el cruce entre el nuevo judaísmo rabínico y el cristianismo eclesial. Puede y debe entenderse desde ambas riberas, la rabínica y la cristiana, con un fondo apocalíptico-sapiencial, judeo-helenista, en un contexto de sabiduría helenista y de universalidad romana.

(b) Novedad literaria. Pablo es un “rabí” judío, buen conocedor de los métodos literarios del entorno helenistas, y un estratega mesiánico, creador de comunidades judeo-cristianas, que utiliza sus cartas como medio de  evangelización y dirección social (de creación de grupos), entendidos como asociaciones (iglesias) escatológicas, entendidas como “cuerpos” del mesías de  Israel, abierto no sólo al imperio romano, sino a todos los pueblos de de la tierra.

(c) Creación de iglesias. Pablo se siente llamado por Dios para crear “una iglesia” o gran comunidad de convocados por el Dios de Israel en torno (a partir) de Cristo Jesús, mesías “crucificado”. Ésta es su novedad, ésta es el sentido y fin de su obra. Estrictamente hablando, Pablo no es un escritor, ni un pensador en abstracto, sino un creador de comunidades, que no se vinculan un tipo de ley nacional judía, ni por un “ordo” sapiencial o imperial greco-romano, sino por la llamada e impulso del Cristo-Crucificado de Israel, principio de comunión universal.

 (d) Pablo es, finalmente, un teólogo, siendo básicamente un “antropólogo”, portador de una nueva experiencia de Dios, en la línea de la tradición profético-apocalíptica judía, un hombre que se inscribe en la tradición mesiánica de Jesús, al lado de los Doce “apóstoles” primeros (con Pedro) y de los seguidos “hebreos” de Jesús, representado especialmente por Jacobo y los “hermanos de Jesús”, que siguen formando para de la comunidad de Jerusalén. Su visión de Dios y del ser humano resultan inseparables y se vinculan en la “experiencia” de contraste de la muerte del Mesías, entendida como juicio y principio creador de Dios.

(e) Obra de estudio y recreación  judeo-cristiana universal. Conforme a la fisión de Gil Arbiol, que básicamente asumo, carece de sentido separar al Pablo judío del Pablo cristiano. Pablo es judío, siendo “mesiánico” (cristiano), y es cristiano siendo “judío”, profeta, estratega y “pensador”. El hecho de que cierto judaísmo le haya condenado (estigmatizado)  es una prueba de que no ha sido aún asimilado por un tipo de tradición israelita; tengo la certeza de que el futuro un tipo de judaísmo legal/político depende de su lectura de Pablo (de lo que Pablo implica de universalismo y de mesianismo del Cristo crucificado.

(f) Obra abierta. Pablo sigue siendo para los cristianos una “cuestión pendiente”. No se trata de liberarse de Pablo para que el cristianismo sea “puro” (vuelva a su fuente), sino de asumir radicalmente a Pablo, al lado de Pedro y del Discípulo amado (al lado de los sinópticos). El futuro de las iglesias cristianas depende también (como el futuro del judaísmo) de una lectura radical de Pablo. Ésta es, a mi juicio, la aportación de fondo de esta obra maestra de Carlos Gil Arbiol.

 AUTOR: GIL ARBIOL CARLOS (1970- ).

IMG_4126 Teólogo católico, nacido en Tudela (Navarra), de la Orden de los Franciscanos Capuchinos. Estudió teología en la Universidad de Deusto/Bilbao (1995-1997), en Jerusalén (1997-1998) y en St. Andrews, Escocia (1999-2000), con Philip Esler, defendiendo su tesis doctoral en Teología Bíblica Deusto (2001), bajo la dirección de Rafael Aguirre (Los valores negados. Ensayo de exégesis socio-científica sobre la autoestigmatización en el movimiento de Jesús, Estella 2003).

Ésta es una tesis pionera en el campo de los estudios bíblicos, pues pone de relieve la forma en que las acusaciones contra Jesús y su grupo se convierten en principio de identificación y de valoración positiva de su movimiento mesiánica, desde la perspectiva de los marginados y excluidos de la sociedad.

Es profesor en la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto desde 2001 y de la Escuela Superior de Estudios Franciscanos de Madrid. Ha impartido cursos en diversas facultades de Teología de España y América y es miembro de la Society of Biblical Literature desde 2001. Además de la tesis doctoral, ya citada, ha publicado Guía de Lectura de 1 y 2 Tesalonicenses” (Estella 2004) y ha dirigido y editado con C. Bernabé el libro homenaje a Rafael Aguirre, titulado: Reimaginando los orígenes del cristianismo(Estella 2008).

Ha publicado también varios libros y trabajos de investigación y divulgación sobre Nuevo Testamento y orígenes del cristianismo en revistas nacionales y extrajeras y dirige una nueva colección de libros de divulgación sobre temas bíblicos titulada “Qué se sabe de…”, cuyo primer volumen, colaboración con R. Aguirre y C. Bernabé es: Qué se sabe de… Jesús de Nazaret” (Estella 2009). Forma parte del “Grupo de investigación de los orígenes del cristianismo”, que ha editado una serie de obras pioneras sobre el surgimiento e identidad de la Iglesia.

ÍNDICE

  • Parte primera TEMAS INTRODUCTORIOS      
  • Capítulo I: Introducción a los estudios paulinos
  • Capítulo II: La vida de Pablo
  • Capítulo III: Características literarias de las cartas paulinas
  • Parte segunda LAS CARTAS DE PABLO   
  • Capítulo IV: La Primera Carta a los Tesalonicenses
  • Capítulo V: La Primera Carta a los Corintios
  • Capítulo VI: La Carta a los Gálatas
  • Capítulo VII: La Segunda Carta a los Corintios
  • Capítulo VIII: La Carta a los Filipenses
  • Capítulo IX: La Carta a Filemón
  • Capítulo X: La Carta a los Romanos
  • Parte tercera LAS CARTAS DEUTEROPAULINAS  
  • Capítulo XI: Las cartas a los Colosenses y a los Efesios
  • Capítulo XII: La Segunda Carta a los Tesalonicenses
  • Capítulo XIII: Las cartas pastorales: Tito y 1-2 Timoteo

PABLO VIDA Y OBRA. CRONOLOGÍA

IMG_4127Se llamaba Saulo/Saúl, de la tribu de Benjamín (Flp 3, 4-6), como el rey israelita de su nombre (1 Sam 9, 2), y había nacido en Tarso de Cilicia, en la diáspora judía de Asia Menor, hacia el 5 d C , pero después cambió (o completó) su nombre hebreo con el romano de Paulo, Pablo (el Pequeño)  Muchos han dicho que fue traidor a su pueblo, añadiendo que tenía una formación más pagana que judía  Algunos añaden que fue un creyente religioso, un organizador social, primer impulsor de la misión cristiana, más romano que cristiano  Otros, en fin, aseguran que, habiendo perseguido a un tipo de cristianos primitivos, fue el verdadero inventor del cristianismo  Pero, en realidad, él siguió siendo un judío, pero un judío mesiánico o cristiano

 Como fariseo (Flp 3, 5), había perseguido a los cristianos helenistas (quizá de la línea de Esteban: Hch 6‒7) porque destruían la cohesión nacional (legal) del judaísmo y negaban la unidad de Dios, al identificar a su Hijo-Mesías con un crucificado  Ciertamente, como perseguidor de los cristianos, él debía saber por qué les perseguía, y en un momento dado supo que ellos tenían razón, descubriendo, por revelación pascual, la identidad de Jesús resucitado, como he puesto de relieve en el capítulo anterior  Desde ese fondo quiero evocar algunos momentos de su vida cristiana:

‒ Años 33-35  Damasco  Misión árabe  Los tres primeros años de su experiencia cristiana están vinculados a la “misión en Arabia” (cf  Gal 1, 17), posiblemente en el entorno de la ciudad nabateo-helenista de Damasco o en alguna zona entre Decápolis y Palmira, preparándose quizá para entrar después en Jerusalén, desde oriente, con la ofrenda de los gentiles convertidos (en la línea de la tradición de los magos: Mt 2), para esperar allí la venida del Cristo resucitado (cf  Isaías III, cap  6)  No debió tener mucho éxito, de forma que abandonó esa misión a los tres años  Si ella hubiera triunfado el futuro del cristianismo hubiera sido distinto, con rasgos más semitas, más abierto a Siria‒Babilonia que a Roma (helenismo)  Pero esa misión acabó con la huida de Pablo de Damasco

35-48  Miembro de la Iglesia de Antioquía  Al abandonar Damasco y su entorno, Pablo fue a Jerusalén a “conversar” con los apóstoles anteriores (cf  Gal 1, 1821), pero no quedó allí, como Santiago, ni inició la misión en la costa de Palestina (como Pedro), ni la de Samaría, como Felipe (cf  Hech 8-11), sino que se hizo miembro de la Iglesia helenista de Antioquía, vinculándose en especial con Bernabé… Ambos actuaron como apóstoles de esa Iglesia, desde la perspectiva del cristianismo helenista, abandonando el exclusivismo judío y creando comunidades donde no se exigía el cumplimiento nacional de la Ley israelita

‒ 48/49 al 57  “Concilio” de Jerusalén y misión universal (Gal 2, 1‒10; Hch 15) Pablo y Bernabé se reunieron en Jerusalén con Santiago (hermano de Jesús, líder de la Iglesia judeo‒cristiana) y con Pedro (discípulo directo de Jesús, misionero judeo-cristiano), para defender su misión a los gentiles  Tanto Santiago como Pedro aceptaron su propuesta, y Pablo, que se sintió con libertad para iniciar una misión abierta a los gentiles, y así lo hizo, tras discutir con Pedro y separarse de Bernabé y de la comunidad de Antioquía por una diferencia sobre la comunión de mesa entre cristianos de origen judío y pagano  Pablo optó por una misión entre paganos, sin obligarnos a cumplir la ley nacional judía (pero en fidelidad al AT, entendido en forma universal), y de esa forma fue creando iglesias cristianas entre Asia Menor, Macedonia y Grecia, creando y organizando comunidades mesiánicas, con las que mantuvo una fecunda correspondencia epistolar

‒ Del 57 al 62  Por Jerusalén a Roma  Muerte  Hacia el año 57, realizada su tarea de oriente, escritas sus cartas básicas, Pablo quiso culminar su misión en occidente (España), donde se propuso llegar, pasando por Roma, para preparar así la venida final del Cristo  Pero antes quiso pasar por Jerusalén, para entregar una colecta de sus iglesias, manteniendo así el contacto con la comunidad judeo‒cristiana de Santiago  Pero algunos le acusaron y prendieron y, tras dos años de encarcelamiento, hacia el año 59, le envíaron a prisionero a Roma en espera de juicio  Aquí se acaba lo que sabemos de su historia  Posiblemente le condenaron a muerte y le ejecutaron hacia el 62-63 d C.

 UNA VOCACIÓN PROFÉTICO‒MESIÁNICA QUE SIGUE PENDIENTE

Sobre la “vocación” de Pablo ha escrito Lucas, desde una perspectiva posterior (hacia el 90 d C ), un relato, tres veces matizado (Hech 9, 1-19; 22, 6-16; 26, 12-18), afirmando que Jesús (a quien Pablo, perseguía) salió a su encuentro y se le manifestó como Señor e Hijo de Dios  Pero es más directo el testimonio del mismo Pablo, defendiendo su llamada en contra de aquellos que le acusaban, diciendo que no había conocido a Jesús:

Ya sabéis mi conducta anterior en el judaísmo, cómo perseguía con fuerza a la iglesia de Dios y la asolaba  Y aventajaba en el judaísmo a muchos de los contemporáneos de mi pueblo, siendo muy celoso de las tradiciones de mis padres  Pero cuando Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, quiso revelar en mí a su Hijo, para que lo predicara entre los gentiles    no consulté con nadie el tema    sino que fui a Arabia y volví de nuevo a Damasco  Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro y permanecí con él quince días; pero no vi a ninguno de los demás apóstoles, sino a Santiago (Gal 1, 13-19) .

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El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

Domingo, 28 de abril de 2024

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En la oquedad de nuestro barro breve
el mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna lengua a Su Verdad se atreve.
Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.

Mayor que todo dios, nuestra sed busca,
se hace menor que el libro y la utopía,
y, cuando el Templo en su esplendor Lo ofusca,
rompe, infantil, del vientre de María.

El Unigénito venido a menos
traspone la distancia en un vagido;
calla la Gloria y el Amor explana;

Sus manos y Sus pies de tierra llenos,
rostro de carne y sol del Escondido,
¡versión de Dios en pequeñez humana!

*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera
Editorial Sal Terrae, Santander 1986

***

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento… que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece en mí … se seca… Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.”

*

Juan 15,1-8

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El capítulo 15 de Juan nos aproximará a Cristo. El Padre, por ser el viñador, debe podar el sarmiento para que dé más fruto, y el fruto que debemos producir en el mundo es bellísimo: el amor del Padre y la alegría. Cada uno de nosotros es un sarmiento.

La última vez que fui a Roma, quise dar algunas pequeñas enseñanzas a mis novicias y pensé que este capítulo era el modo más bello de comprender lo que somos nosotros para Jesús y lo que es Jesús para nosotros. Pero no me había dado cuenta de algo de lo que sí se dieron cuenta las jóvenes hermanas cuando consideraron lo robusto que es el punto de conexión de los sarmientos con la vid: es como si la vid tuviera miedo de que algo o alguien les arrancara el sarmiento. Otra cosa sobre la que las hermanas llamaron mi atención fue que, si se mira la vid, no se ven frutos. Todos los frutos están en los sarmientos. Entonces me dijeron que la humildad de Jesús es tan grande que tiene necesidad de sarmientos para producir frutos. Ese es el motivo por el que ha prestado tanta atención al punto de conexión: para poder producir esos frutos ha hecho la conexión de tal modo que haga falta fuerza para romperla. El Padre, el viñador, poda los sarmientos para producir más fruto, y el sarmiento silencioso, lleno de amor, se deja podar sin condiciones.

Nosotros sabemos lo que es la poda, puesto que en nuestra vida debe estar la cruz, y cuanto más cerca estemos de él y tanto más nos toque la cruz, más íntima y delicada será la poda. Cada uno de nosotros es un colaborador de Cristo, el sarmiento de esa vid, pero ¿qué significa para vosotras y para mí ser una colaboradora de Cristo? Significa morar en su amor, tener su alegría, difundir su compasión, dar testimonio de su presencia en el mundo.

*

Madre Teresa de Calcuta,
Missione d’amore, Milán 1985, pp. 79s).

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“Contacto vital con Jesús”. 5º Pascua – B (Juan 15,1-8)

Domingo, 28 de abril de 2024

Winter vineyard in La Rioja, Spain. Shot in January.

IMG_4256Según el relato evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su deseo más profundo: «Permaneced en mí». Conoce su cobardía y mediocridad. En muchas ocasiones les ha recriminado su poca fe. Si no se mantienen vitalmente unidos a él, no podrán subsistir.

Las palabras de Jesús no pueden ser más claras y expresivas: «Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí». Si no se mantienen firmes en lo que han aprendido y vivido junto a él, su vida será estéril. Si no viven de su Espíritu, lo iniciado por él se extinguirá.

Jesús emplea un lenguaje rotundo: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos». En los discípulos ha de correr la savia que proviene de Jesús. No lo han de olvidar nunca. «El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada». Separados de Jesús, sus discípulos no podemos nada.

Jesús no solo les pide que permanezcan en él. Les dice también que «sus palabras permanezcan en ellos». Que no las olviden. Que vivan de su evangelio. Esa es la fuente de la que han de beber. Ya se lo había dicho en otra ocasión: «Las palabras que os he dicho son espíritu y vida».

El Espíritu del Resucitado permanece hoy vivo y operante en su Iglesia de múltiples formas, pero su presencia invisible y callada adquiere rasgos visibles y voz concreta gracias al recuerdo guardado en los relatos evangélicos por quienes lo conocieron de cerca y le siguieron. En los evangelios nos ponemos en contacto con su mensaje, su estilo de vida y su proyecto del reino de Dios.

Por eso, en los evangelios se encierra la fuerza más poderosa que poseen las comunidades cristianas para regenerar su vida. La energía que necesitamos para recuperar nuestra identidad de seguidores de Jesús. El evangelio de Jesús es el instrumento pastoral más importante para renovar hoy a la Iglesia.

Muchos cristianos buenos de nuestras comunidades solo conocen los evangelios de «segunda mano». Todo lo que saben de Jesús y de su mensaje proviene de lo que han podido reconstruir a partir de las palabras de los predicadores y catequistas. Viven su fe sin tener un contacto personal con «las palabras de Jesús».

Es difícil imaginar una «nueva evangelización» sin facilitar a las personas un contacto más directo e inmediato con los evangelios. Nada tiene más fuerza evangelizadora que la experiencia de escuchar juntos el evangelio de Jesús desde las preguntas, los problemas, sufrimientos y esperanzas de nuestros tiempos.

José Antonio Pagola

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“El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.” Domingo 28 de abril de 2024. Domingo quinto de Pascua

Domingo, 28 de abril de 2024

31-PascuaB5 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 9,26-31: Les contó cómo había visto al Señor en el camino.
Salmo responsorial: 21: El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
1Juan 3,18-24: Éste es su mandamiento: que creamos y que amemos.
Juan 15,1-8: El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

Para entender bien este texto es necesario saber que tanto la vid (o las uvas) o como la higuera (o los higos) son símbolos del pueblo de Dios en el AT. Así, el profeta Oseas (9,10), refiriéndose al pueblo, dice: “Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva en la higuera descubrí a vuestros padres”. Jeremías (24,1-10) cuenta una visión con estas palabras: “El Señor me mostró dos cestas de higos… una tenía higos exquisitos, es decir, brevas; otra tenía higos muy pasados, que no se podían comer”. Los higos exquisitos aparecen como figura de los desterrados fieles a Dios; los «muy pasados que no se podía comer» son figura del rey, sus dignatarios y el resto de Jerusalén que han quedado en Palestina o residen en Egipto (v. 8).

Pero tanto la vid (que da agrazones en lugar de uvas) como la higuera (abundante en hojas, pero sin frutos) son figura del pueblo judío y de sus gobernantes, que no se han mantenido fieles a Dios. El fruto que Dios esperaba de Israel era el cumplimiento de las dos exigencias fundamentales de la Ley: el amor a Dios y el amor al prójimo como a sí mismo (12,28-31). Practicar ese amor, encarnado, según Is 5,7 (cf. Mc 12,1-2), en la justicia y el derecho, era la tarea preparatoria de la antigua alianza en relación con el reinado de Dios prometido. Sin embargo este pueblo no ha dado los frutos deseados a lo largo de la historia. Así Jeremías (8,4-13), después de constatar la corrupción de Jerusalén, que, a pesar de todo, se gloría de la Ley, termina descorazonado diciendo: «Si intento cosecharlos, oráculo del Señor, no hay racimos en la vid ni higos en la higuera».

El texto completo de este pasaje del profeta ilumina el sentido de la esterilidad: “Así dice el Señor: «¿No se levanta el que cayó?, ¿no vuelve el que se fue? Entonces, ¿por qué este pueblo de Jerusalén ha apostatado irrevocablemente? Se afianza en la rebelión, se niega a convertirse. He escuchado atentamente: no dice la verdad, nadie se arrepiente de su maldad diciendo: «¿Qué he hecho?». Todos vuelven a su extravío… mi pueblo no comprende el mandato del Señor. ¿Por qué decís: «Somos sabios, tenemos la Ley del Señor»?, si la ha falsificado la pluma falsa de los escribanos… Del primero al último sólo buscan medrar; profetas y sacerdotes se dedican al fraude”.

Semejante es el lamento de Miq 7,1ss: “¡Ay de mí! Me sucede como al que rebusca terminada la vendimia: no quedan uvas para comer, ni brevas que tanto me gustan”. La decepción del profeta proviene de que los piadosos y justos han desaparecido de la tierra y todos cometen malas acciones. A la higuera-Israel la conmina Jesús en el evangelio de Marcos de este modo: «Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti».

No le lanza una maldición que le desee directamente la muerte o algún mal.

Jesús no expresa odio o aborrecimiento hacia la higuera-institución. De hecho, no le dice: “No produzcas fruto”, ni tampoco anuncia que no encontrarán fruto en ella, condenándola a la esterilidad. Le dice: “Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti”. Expresa así Jesús el deseo vehemente de que ninguna persona, judía o no, recurra para su alimento-vida a la higuera-institución o dependa de ella; quiere que la humanidad repudie su doctrina y su ejemplo; que nadie busque nada en ella ni acepte nada de ella; que quede aislada al margen de la sociedad humana, y termine así su papel histórico.

El juicio tan tajante de Jesús sobre el templo y la institución, que los presenta como el prototipo de lo aborrecible, se debe a que ésta ha sido infiel a la misión que Dios le había asignado, en dos aspectos diferentes que serán explicitados en la perícopa siguiente: hacia fuera ha traicionado el universalismo que debía encarnar, y hacia dentro del pueblo se ha convertido en instrumento de explotación.

Con ello, siendo la institución judía con el templo la única representante en la tierra del verdadero Dios, deforma su imagen, convirtiéndolo en un Dios particularista y legitimador de la injusticia. Apaga así el faro que debía iluminar a la humanidad y cancela todo horizonte de esperanza. Es el juicio del Mesías sobre las instituciones de Israel. Constata el fracaso de la antigua alianza y, por su parte, declara el fin de la misión de Israel en la historia.

Como se ve, las palabras de Jesús no tendrán efecto más que si los cada uno siguiendo su deseo, renuncia a buscar alimento en la higuera, es decir, si dejan de profesar la ideología que la institución propone o las ventajas que procura la adhesión a ella. El cumplimiento de estas palabras, depende de la opción libre de los seres humanos.

Frente a aquel pueblo que había sido infiel a Dios a lo largo de la historia, Jesús funda un nuevo pueblo, una comunidad humana nueva, verdadero pueblo de Dios, cuya identidad le viene de la unión con Jesús, que le comunica incesantemente el Espíritu, y el fruto de su actividad depende de ella.

La vid o la viña es el símbolo de Israel como pueblo de Dios (Sal 80,9; Is 5,1-7; Jr 2,21; Ez 19,10-12). La afirmación de Jesús se contrapone a esos textos; no hay más pueblo de Dios (vid y sarmientos) que la nueva humanidad que se construye a partir de él (la vid verdadera, cf. 1,9: la luz verdadera; 6,32: el verdadero pan del cielo). Como en el AT, es Dios, a quien Jesús llama su Padre, quien ha plantado y cuida esta vid.

Advertencia severa de Jesús, que define la misión de la comunidad. Él no ha creado un círculo cerrado, sino un grupo en expansión: todo miembro tiene un crecimiento que efectuar y una misión que cumplir. El fruto es el hombre nuevo, que se va realizando, en intensidad, en cada individuo y en la comunidad (crecimiento, maduración), y, en extensión, por la propagación del mensaje, en los de fuera (nuevo nacimiento). La actividad, expresión del dinamismo del Espíritu, es la condición para que el hombre nuevo exista.

El sarmiento no produce fruto cuando no responde a la vida que recibe y no la comunica a otros. El Padre, que cuida de la viña, lo corta: es un sarmiento que no pertenece a la vid.

En la alegoría, la sentencia toma el aspecto de poda. Pero esa sentencia no es más que el refrendo de la que cada uno se ha dado: al negarse a amar y no hacer caso al Hijo, se coloca en la zona de la reprobación de Dios (3,36). El sarmiento que no da fruto es aquel que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu; el que come el pan, pero no se asimila a Jesús.

Quien practica el amor tiene que seguir un proceso ascendente, un desarrollo, hecho posible por la limpia que el Padre hace. Con ella elimina factores de muerte, haciendo que el discípulo sea cada vez más auténtico y más libre, y aumente así su capacidad de entrega y su eficacia. Pretende acrecentar el fruto: en el discípulo, fruto de madurez; en otros, fruto de nueva humanidad.

El sarmiento no tiene vida propia y, por tanto, no puede dar fruto de por sí; necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús. Interrumpir la relación con él significa cortarse de la fuente de la vida y reducirse a la esterilidad. Leer más…

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La Biblia del vino (1). Israel (AT). Una viña, una vid, cuatro copas de pascua (dom 5 Pascua, Jn 15)

Domingo, 28 de abril de 2024

84901E38-7894-4225-AC8C-4F17978B43F8Del blog de Xabier Pikaza:

Publiqué hace algún tiempo un libro titulado “Fiesta del pan, fiesta del vino. Mesa común y eucaristía” (VD, Estella 2000), que sigue siendo reeditado Quiero preparar, Dios mediante, dos libros menores, uno sobre el vino (Biblia y vino) y otro sobre el pan (Biblia y pan).

Con ocasión del evangelio de mañana (Dom 5 pascua,  28.4.24) he preparado don síntesis sobre el tema del vino, una en el AT (hoy: 27.4.24) y otra en el NT ( para mañana, partiendo de Jn 15, 1-8).

No es un estudio de “interpretación”, sino de recolección de textos. Quizá algún lector pueda utilizarlo para reflexionar sobre el tema.

Texto: Dom 5 Pascua 24,  Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.”

VISIÓN GENERAL (GRAN DICCIONARIO DE LA BIBLIA1363-1366)

El vino constituye con el pan y (y el aceite) el signo básico de la sacralidad y abundancia de la tierra prometida, apareciendo como uno de los elementos fundamentales de las → ofrendas del templo. Tiene un carácter ambiguo: está vinculado al riesgo de embriaguez, pero se utiliza, de un modo especial, en las fiestas y ofrendas del templo.

El vino se menciona frecuentemente en las listas de ofrendas que se presentaban a las divinidades en los sepulcros o en los templos del oriente y aparece en los cultos de → Baal. En Ras Shamra ciertos ritos litúrgicos daban ocasión para beber vino con (ofrecido a) los dioses. Los cultos de Dionisos, Attis o Mitra utilizarán el vino en los banquetes sagrados, lo mismo que hará después el orfismo. La famosa «confesión de fe» de Sal 16, 3-4 está vinculada al rechazo de las libaciones paganas: «No ofreceré sus libaciones con mis manos, ni mis labios pronunciarán sus nombres» (el nombre de los dioses a quienes se consagra el vino).

(1) Nombres.Se dice en hebreo de varias formas. (a) Yayin: bebida producida por fermentación de uva. Esta es una palabra que está relacionada con el oinos griego (el vinum latino y vino castellano). Proviene de la vid (originaria del sur del Caúcaso) y su elaboración aparece atestiguada, tanto en Mesopotamia como en Egipto hacia el 3.000 a. C., extendiéndose a través de los fenicios por todo el Mediterráneo. Al asentarse en Palestina, los israelitas consideraron vid y vino como bienes propios de esa tierra. (b) Tirós parece referirse a mosto (zumo de uva sin fermentar), aunque en los textos tardíos recibe el mismo sentido que yayin, refiriéndose al vino propiamente dicho (c) Sakar tiene un sentido más amplio que el anterior y puede traducirse por sidra (de la misma raíz que Sakar: sikera) y cerveza. Se produce de la uva, pero también, y sobretodo de cereales (cebada), frutas (dátiles, granadas y manzanas etc.).

En ese sentido evoca varios tipos de zumos y bebidas fermentadas. Cuando, más tarde, el cristianismo sólo acepte como bebida cultual el vino fermentado de uva (y no el mosto o zumo de frutas) estará interpretando la tradición bíblica de una forma restrictiva. Dentro del campo semántico y simbólico del vino caben en la Biblia bebidas diversas, entre las cuales (por analogía) podrían incluirse cervezas, sidras y zumos, propios de varias culturas del mundo. Volviendo a la tradición del Antiguo Testamento, la entrada y posesión de la → tierra por los israelitas está vinculada a la fiesta del vino, como muestra el relato de los → racimos de uva de los exploradores de la tierra de Canaán (Num 10, 20-26). Lógicamente, los israelitas solían beber vino en fechas importantes: cuando se declaraba la mayoría de edad del niño, en las bodas y fiestas, lo mismos que en los contratos y ceremonias sociales.

(2) Riesgo de embriaguez (→ nazareos, recabitas). La Biblia no ha creado ni acogido un mito del vino, equivalente al de Dionisio, Dios de la embriaguez y el sexo en Grecia. En ese sentido, ella ha sido más racionalistas que muchos griegos. En el principio (paraíso de Gen 1-3) no hay vid ni  vino, sino árboles frutales y animales… La vid y el vino aparecen después del diluvio, con Noé.

 Los israelitas celebran al vino, pero no lo ensalzan ni adoran como expresión de lo divino. A pesar de eso, ellos han trasmitido algunos relatos etiológicos, de tipo irónico, moralizante o crítico, que pueden situarse en el entorno de las fiestas del vino y que pueden orientarnos en la línea de la embriaguez y del riesgo del vino.

(a) comienzo del vino. Vino como riesgo, desnudez

«Noé fue labrador, plantó una viña, bebió vino, se embriagó, y quedó desnudo en medio de su tienda. Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y avisó a sus dos hermanos. Entonces Sem y Jafet tomaron el manto… y andando hacia atrás, vueltas las caras, cubrieron la desnudez de su padre sin verla. Cuando despertó de su embriaguez… Noé dijo: ¡Maldito Canaán! ¡Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem! ¡Dilate Dios a Jafet!» (Gn 9, 20-27).

 Al comienzo de la nueva historia, dispersos por el mundo, después del diluvio, los Noe y los nuevos habitantes de la tierra empiezan cultivando viñas y produciendo vino, una bebida que define de forma poderosa y ambigua su comportamiento. Antes no era necesario el vino. Ahora parece serlo, para mantener la vida humana, en gozo y fiesta, sobre la dura superficie de la tierra. Esta es la primera fiesta del vino anima al hombre (siendo así bendición), pero puede desnudarle, convirtiéndose en maldición: derrumba al padre (inconsciente) sobre el suelo, de manera que sus hijos pueden deshonrarle (Cam) o cubrirle con respeto y cuidado (Sem y Jafet). Así quedan prefigurados los caminos de la historia, el futuro de los pueblos: Cam simboliza a los cananeos y sureños, Sem a los semitas del oriente, Jafet a los pueblos del norte y oeste de Palestina.

(b) Hijas de Lot, vino como inconsciencia y engaño. La ambigüedad del vino se acentúa en el relato de las hijas de Lot, que ha vinculado sexo y vino. Hay buen vino de amor, como sabe el Cantar de los Cantares (cf. 2, 4.15; 4, 10; 5, 1; 6, 11; 7, 8-13; 8, 2). Pero hay también vino de embriaguez y engaño: «Subió Lot desde Soar y se quedó a vivir en el monte… Él y sus dos hijas se instalaron en una cueva. La mayor dijo a la pequeña: Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se una a nosotras, como se hace en todo el mundo. Ven, vamos a darle vino a nuestro padre, nos acostaremos con él y así engendraremos descendencia. Dieron vino a su padre aquella misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó… También la noche siguiente le dieron vino y la pequeña se acostó con él, sin que él supiera cuándo se acostó o se levantó. Las hijas de Lot concibieron de su padre. La mayor dio a luz un hijo, y le llamó Moab, padre de los actuales moabitas. La pequeña dio a luz un hijo, ye le llamó Ben Ammí: es el padre de los actuales ammonitas» (Gen 19, 30.38). También éste es un relato etiológico y burlesco (basado en la etimología popular de Moab y Ben-Ammi: del padre, hijo de mi pueblo), creado para descalificar a los vecinos de Israel, tan cercanos y enemigos. Es un relato mentiroso, pero sirve para evocar los riesgos del vino que, en manos de personas solitarias y ansiosas, puede crear la desmesura. Nadie es culpable y todos lo son: las muchachas no son responsables de su abandono, ni el padre fugitivo es responsable de su borrachera; todos (tanto Lot como sus hijas) acaban cayendo en las redes de su impotencia. Este es el gran riesgo del vino.

© Embriaguez aparente. Fiesta sin vino (1 Sam 1, 9-17). Este relato recoge tradiciones antiguas, pero las reelabora en perspectiva profética, quizá deuteronomista. El piadoso Elcana sube cada año a celebrar la fiesta de Yahvé, en el mismo santuario de → Silo (famoso por sus fiestas del vino), con sus dos mujeres. Una de ellas, → Ana, parece estéril:

 «Un año, después de haber comido y bebido, se levantó Ana y se puso ante Yahvé. Estaba llena de amargura y oró a Yahvé llorando sin consuelo… Como prolongase su oración ante Yahvé, Elí (sacerdote) observaba sus labios. Ana oraba para sí: se movían sus labios, pero no se oía su voz, y Elí creyó que estaba ebria, y le dijo: ¿Hasta cuándo va a durar tu embriaguez? ¡Echa el vino que llevas! Pero Ana le respondió: No, señor; soy una mujer acongojada; no he bebido vino ni cosa embriagante, sino que desahogo mi alma ante Yahvé… Elí le respondió: Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido» (1 Sam 1, 9-17 LXX).

 El relato nos sitúa en un contexto de fiesta de vino. Terminada la recolección, vendimiada la viña y pisadas las uvas, el buen israelita sube al templo, para ofrecer ante Dios los dones de la tierra, con sacrificios de animales. Evidentemente bebe y se alegra: es tiempo de fiesta. Pues bien, paradójicamente, en medio del gozo, una mujer eleva ante Dios su tristeza. La fiesta es alegría y fecundidad. Pero ella está sufriendo por estéril. La celebración del vino se vuelve tristeza si falta familia (el amor de los hijos). De manera significativa, (como harán los habitantes de Jerusalén, criticando a los cristianos, en una fiesta semejante de Pentecostés: Hech 2), el sacerdote piensa que ella está borracha, que el vino ha trastornado su cabeza, convirtiendo la fiesta del gozo en embriaguez y orgía. Ella responde: no ha bebido, es estéril, no puede gozar en la fiesta israelita del vino.

(4) Fiesta del vino. Jubileos. Los israelitas celebraban una fiesta del vino, vinculada a los → Tabernáculos; pero los textos actuales de la Biblia parecen haberla silenciado, quizá para evitar malos entendidos dionisíacos (de embriaguez). Por eso, los grandes catálogos legales (Ex 23, 14-19; 34, 18-23; Dt 16, 1-16; Lev 23) no han transmitido o legislado nada sobre ella. Por otra parte, el relato donde podía haberse trasmitido el origen de la fiesta del vino (Gen 9, 20-27) está dedicado en la Biblia actual a la embriaguez de Noé y al comportamiento de sus hijos. Pero lo que no ha conservado la Biblia oficial o canónica, lo han conservado algunos apócrifos, como el libro de los Jubileos, que tenía un gran influjo en tiempos de Jesús y que cuenta la instauración de la fiesta del vino:

«En el séptimo septenario de este jubileo, en su primer año, plantó Noé una viña en el monte donde se había posado el arca… Dio fruto al cuarto año, la vendimió ese año, en el mes séptimo guardó su fruto. Hizo así mosto, lo puso en una vasija y lo conservó hasta el quinto año, hasta el primer día del primer mes. Celebró ese día la Fiesta con regocijo e hizo un holocausto al Señor… Colocó toda la grasa en el altar en el que ofrecía el holocausto al Señor y añadió la carne de la ternera, el carnero y las ovejas. Puso encima masa (de harina) con aceite, luego derramó vino en el fuego que había encendido sobre el altar y echó incienso encima, levantando un buen aroma agradable al Señor, su Dios. Se regocijó y bebió de este vino él y sus hijos con gozo» (Jub 7, 1-6).

  Suele decirse Jub 7 ha recreado la historia truncada de Gn 9, 20-27, aunque es más probable que el camino haya sido el inverso: Gen 9 ha desacralizado un relato anterior, de tipo sacral, donde se contaba el descubrimiento y primer uso religioso del vino. Eso significa que Jub 7 habría conservado la tradición más antigua en la que Noe aparece como figura paradigmática: patriarca de nueva humanidad, iniciador de las fiestas de Israel, una de las cuales estaba dedicada a la elaboración y bebida del vino nuevo. Aquí se dice que Noé ha elaborado el vino para Dios y así lo derrama cuidadosamente sobre el altar donde, con la grasa de los animales sacrificados y la masa de harina amasada en aceite, se iba consumiendo la carne de los sacrificios.

La libación de vino va unida al incienso aromático y el humo de la combustión se eleva hacia la altura, siendo recibido por Dios. Sólo después de haber sacralizado las primicias del vino, Noé y sus hijos consumen regocijados el resto, en fiesta de gozo. Por eso, toman ritualmente la bebida que el mismo Dios ha recibido y sacralizado, inaugurando el tiempo del vino, que se repite y actualiza cada año, el primer día del mes primero.

(5) Fiesta del vino en Qumrán

.Los esenios (especialmente del grupo de Qumrán) han dado gran importancia al vino, tanto en sus comidas rituales como en su esperanza escatológica. Por eso, es normal que hayan estado muy influidos por la versión de Jubileos, donde se conservan algunas tradiciones antiguas sobre la fiesta del vino como anticipación y anuncio de la plenitud y cumplimiento de los tiempos. En ese fondo se sitúa un texto famoso del Rollo del Templo de Qumrán, que recoge leyes antiguas, contenidas en la Biblia, y otras que quizá han sido expulsadas de la literatura bíblica. Una de ellas evoca la fiesta del vino, que es culminación de todas las fiestas del año:

«Contaréis siete sábados completos desde el día en que traéis la gavilla… y traeréis una nueva ofrenda a Yahvé desde vuestros poblados: pan nuevo de flor de harina fermentado, primicias para Yahvé, pan de trigo, doce tortas; cada torta de dos décimos de flor de harina (11QT 18, 11-15)… Es la fiesta de las semanas y la fiesta de las primicias para recuerdo eterno… Traeréis vino nuevo para la libación: cuatro hin por todas las tribus de Israel, un tercio de hin por cada tribu. Ese día, todos los jefes de Israel ofrecerán a Yahvé doce carneros con el vino (11QT 19, 9-16) de la libación y ofrecerán… el holocausto… y su grasa la quemarán sobre el altar… Quemarán todo sobre el altar, con sus ofrendas y libaciones. Es un sacrificio de fuego de aroma que aplaca a Yahvé. Ofrecerán toda ofrenda con una libación, según lo prescrito…» (11QT 20, 1-10).

 Hay ciertas dificultades a la hora de identificar esta fiesta del pan nuevo y vino nuevo con la fiesta del vino nuevo de Jub 7. Da la impresión de que Jubileos la coloca en contexto de Tabernáculos (al comienzo otoñal del año). Por el contrario, el Rollo del Templo de Qumrán parece situarnos en contexto de Pentecostés (siete semanas tras la pascua y las primicias). Pero ignoramos los matices de los diversos calendarios de aquel tiempo y la forma de relacionar las diversas celebraciones pentecostales (ciclos de siete semanas). Por eso, dejamos el tema abierto, suponiendo que ambas fiestas del vino (y pan) nuevo coinciden de algún modo. La novedad del último texto (Rollo del Templo)está en su forma de vincular ambas fiestas, poniéndolas en el centro del calendario y las de celebraciones litúrgicas de Israel. Es evidente que los sacrificios de animales siguen siendo importantes, pero ahora empiezan a estar al servicio de las dos fiestas básicas: del pan y del vino. Este cambio resulta comprensible: muchos grupos separados, que solemos conocer como esenios, han dejado el calendario y culto oficial del templo de Jerusalén. Por eso no pueden celebrar los sacrificios animales (reservados para el templo). Pero pueden y quieren acentuar otros ritos y gestos, vinculados al pan y al vino. Muchos judíos del III a. C. al II d. C. han descubierto y resaltado el carácter sacral del pan y el vino. Entre ellos podrá estar Jesús.

(6) Misná. Vino consagrado

.La Biblia recuerda en un lugar clave de la historia religiosa de Israel que Melquisedec, sacerdote pagano de Salem, Jerusalén, presentó a su Dios una ofrenda de pan y vino (Gn 14, 18). Eso significa que el santuario de Jerusalén había sido Casa del pan y el vino, ya en tiempos paganos. Lógicamente lo ha seguido siendo cuando se ha implantado allí el Yahvismo, como saben las leyes rituales, que regulan el uso (libaciones) de vino en los sacrificios (cf. Lev 23, 13; Num 15, 5-10). En el templo de Jerusalén se conservaba el vino de las ofrendas y libaciones, como recuerda una tradición de la Misná: «¿De donde se traía el vino? Kerutim y Hatulim tenían el mejor vino. El segundo en calidad procedía de Bet Rimmá y Bet Labán, en la montaña, y de Kefar Signa en la llanura [zonas de Judea]. No se lo metía en grandes tinajas, sino en pequeñas cubetas. Las cubetas no se llenaban hasta los bordes, a fin de que la fragancia se expandiera. No se tomaba el vino de la parte alta a causa de la espuma, ni tampoco del hondo a causa de las heces, sino que se tomaba del tercio (de la cubeta) o del medio…» (M. Men 8, 6-7). Había buen vino en el templo, para libaciones de Dios y consumo de los sacerdotes. En su conjunto, los israelitas (al menos los sacerdotes antiguos) celebraban el recuerdo y presencia de Dios con pan y vino, en la tierra prometida. Ciertamente, no todos compartían esta visión, pues había recabitas, nazireos y bautistas o penitentes, más empeñados en el agua de las purificaciones que en el vino de las bodas.

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El labrador, la vid y los sarmientos. Domingo 5º de Pascua. Ciclo B.

Domingo, 28 de abril de 2024

IMG_4363Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Evangelio (Juan 15,1-8)

        Este pasaje se conoce como «la parábola de la vid y los sarmientos». Título erróneo, porque no tiene en cuenta al protagonista principal, el labrador, que es quien poda, arranca y tira los sarmientos que no dan fruto. Y más bien que parábola es una fábula, donde los protagonistas son animales o plantas que pueden hablar y actuar. En este caso, los protagonistas secundarios, los sarmientos, no hablan, pero sí actúan. Algunos deciden mantenerse unidos a la vid, y dan fruto abundante. Otros deciden independizarse, cortar la relación con la vid, y dejan de dar fruto.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

El enfoque del evangelio, insistiendo en la idea de permanecer en Jesús, se comprende recordando un episodio de Lucas. En la aparición a los discípulos de Emaús, estos terminan pidiéndole: «Quédate con nosotros, Señor». En Juan cambia la perspectiva. Es Jesús quien nos dice: «Permaneced en mí». Es muy distinto «quedarse con» y «permanecer en», aunque parezcan lo mismo. Lo segundo habla de mayor intimidad, como la de un niño en el seno de su madre.

            El título habitual subraya la importancia de la vid. Y en parte lleva razón: de estar unidos a ella o separados de ella depende el futuro de los sarmientos. Pero la vid no hace nada. Simplemente está ahí. Todas las acciones las realizan el labrador o los sarmientos. Enfoque curioso, que nos obliga a reflexionar sobre la importancia de Dios Padre en la vida del cristiano; y el papel fundamental de Jesús, aunque a veces tengamos la impresión de que no hace nada en nuestra vida.

1ª lectura: la viña y la poda de Dios (Hechos de los Apóstoles 9, 26-31)

Aunque no tenga relación con el evangelio, el texto de los Hechos se puede leer como una concreción del mismo. El final nos dice cómo la vid, la comunidad cristiana, se extiende y fructifica. Y la primera parte, la que trata de Pablo, recuerda lo que dice la fábula a propósito del labrador: «a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto». Podar es cortar, herir al árbol, despojarlo de algo que le ha costado tiempo y esfuerzo producir. Pero el campesino lo hace para que esté más sano y fuerte. Eso es lo que hace Dios con Pablo.

En aquellos días, llegado Pablo a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no se fiaban de que fuera discípulo. Entonces Bernabé, tomándolo consigo, lo presentó a los apóstoles y él les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había actuado valientemente en el nombre de Jesús. Saulo se quedó con ellos y se movía con libertad en Jerusalén, actuando valientemente en el nombre del Señor. Hablaba y discutía también con los helenistas, que se propusieron matarlo. Al enterarse los hermanos, lo bajaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso. La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.

Después de su conversión, Pablo podría esperar que lo recibieran muy bien en Jerusalén. Pero ocurre algo muy distinto: no se fían de él, lo rehúyen, hasta que Bernabé lo presenta a los apóstoles. Cuando comienza a predicar, los judíos de lengua griega intentan eliminarlo y debe huir a Tarso. En realidad, toda la vida de Pablo fue una gran poda, una vida llena de persecuciones y sufrimientos. Pero a través de ellos se convirtió en el mayor de los apóstoles. Dio mucho fruto. Una buena enseñanza para los que quisiéramos que todo nos fuera bien en la vida, sin ningún tipo de dificultades.

2ª lectura: cómo permanecer unidos a la vid (1ª carta de Juan 3,18-24)

El evangelio insiste en la necesidad de que el sarmiento esté unido a la vid. La segunda lectura nos indica el modo concreto de mantener la unión.

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.

En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo. Queridos, si el corazón no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios. Cuanto pidamos lo recibimos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

El texto, como es habitual en Juan, resulta complicado y mezcla diversos temas: el amor falso y el verdadero, el complejo de culpabilidad, la confianza en Dios, la observancia de los mandamientos, la fe en Jesús y el amor mutuo, la permanencia en Dios y el don del Espíritu. Siguiendo la metáfora del evangelio, es una vid demasiado frondosa que conviene podar. Bastaría recordar que amar de verdad y con obras equivale a creer en Jesús y amarnos unos a otros. Esa es la forma de permanecer unidos a la vid y la única garantía de que daremos fruto como cristianos.

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5º Domingo de Pascua. 28 abril 2024

Domingo, 28 de abril de 2024
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«Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí solo, si no permanece en la vid, tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.»

(Jn 15, 1-8)

Bella imagen de la vid, es una alegoría llena de vida resucitada. Es la imagen de la unión entre Jesús y nosotr@s. ¿Qué vid existe sin sarmientos? ¿Qué Dios vive sin entregar lo que es a quien está unid@ en Él?

En este texto lo primero que salta a la vista es que la vid y los sarmientos son parte de la propia vid. No son dos vides con antagonismo entre la propia vid y el sarmiento, ni son lo mismo, que sería un monismo.

La vid y los sarmientos son diferentes, pero no existen separados. Es decir, las formas separan, porque son lo que  vemos con nuestra mente. Pero sin la proyección mental, entrando en la profundidad de la contemplación, las formas no existen, contemplamos la esencia, lo que es, y entonces no son dos cosas distintas, sino una, con diferencias, que es la auténtica maravilla.

Tanto la física cuántica, como la visión transpersonal nos hablan de que todo está interrelacionado. Nada existe separado, y esto nos lo relata el Evangelio.

El sarmiento no puede dar fruto de por sí”. “ Yo soy la vid , vosotros los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él ese da fruto abundante.” «Permaneced unid@s a mi como yo lo estoy a vosotr@s”.

En la misma línea, si Dios es Amor, ¿cómo puede el Amor vivir sin amor y el amor sin Amar? Nuestro Dios es un Dios Trinitario, diferentes maneras de amar, pero el Amor es solo uno. Somos un@ en Dios.

Esto no lo “entendemos” con nuestra mente discursiva, analítica, sino con la inteligencia del corazón, que es la que comprende con las entrañas en un silencio que se hace a veces denso, hasta llegar a ser transparente. Es entonces cuando se abren las compuertas del ser y se descubre la vida entretejida y conectada al AMOR, a la Vid.

Oración

Resucítanos a la nueva comprensión de la alteridad del amar para que seamos un@ en el Amor.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La vid tiene varios elementos: RaÍz, cepa, sarmientos y hojas.

Domingo, 28 de abril de 2024

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DOMINGO 5º DE PASCUA (B)

Jn 15,1-8

Estamos en el comienzo del capítulo 15 de Jn, incluido en el larguísimo discurso de despedida, que Jn pone en boca de Jesús, después de la cena. En esta parte del discurso, se habla de la comunidad y su misión en el mundo. Insiste en que la Vida de Dios debe atravesar a cada miembro para posibilitar el amor que se debe manifestar en obras. La división de los organismos vivos en partes siempre es inadecuada. Toda la vid es un único ser vivo. Para producir frutos necesita raíz, cepa y tallos y hojas.

El simbolismo de la viña es muy frecuente en el AT. Pero no es tan frecuente la imagen de la vid. Además, el sentido que le da Juan es completamente original. El doble aspecto de una misma vivencia individual y una proyección a los demás es la clave de la experiencia pascual. La Vida de Dios, la de Jesús y la de los discípulos es la misma. Aunque no se nombra expresamente, la Vida sigue siendo el centro de todo el discurso.

Hay que tener en cuenta que la vid es una de las plantas que no produce fruto de provecho si no se poda severamente. Su capacidad de echar follaje es tan grande que, si no se le aplican fuertes correctivos, se le va toda la fuerza en tallos y hojas. La poda se realiza en dos etapas. La primera se hace antes de que brote y consiste en eliminar casi todos los sarmientos del año anterior, dejando solo los más vigorosos, y de estos, una parte mínima (dos o tres nudos). La segunda se hace sobre los pámpanos, eliminado todos los tallos que no llevan fruto e incluso desmochando los que lo llevan.

Yo soy la vid verdadera. Detrás del símbolo de la vid, se esconde todo un mundo de sugerencias. Se trata de un ser vivo que se manifiesta a través de elementos distintos, pero unificados por una realidad que los trasciende, la vida. Una vez más es la Vida el centro del discurso. Todo el que se adhiere a Jesús forma parte de la misma vid. Forma una comunidad viva que fructifica. En el AT es frecuente que la viña sea improductiva.

Mi Padre es el labrador. Como en el AT, es el Padre quien la ha plantado y la cuida. Pero hay que tener cuidado a la hora de interpretar este aspecto. Jesús nunca se propone como centro de su mensaje. Él predica el Reino que es Dios. Nunca se interpone entre Dios y el ser humano. Jesús nos dice que lo que Dios es para él, lo es también para cada uno de los hombres. No pensemos que Jesús es más que el Padre. La alusión al Padre labrador, expresa interés porque que todo sarmiento dé fruto.

Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, lo elimina, y a todo el que produce fruto, lo poda, para que dé más fruto. Tenemos un juego de palabras muy curioso: “airei” no significa cortar ni arrancar sino abolir, quitar. “kathairei” no significa podar sino limpiar, purificar. Ni uno ni otro se utiliza para designar tareas agrarias. Al emplearlos nos fuerza a ira más allá del primer significado. El versículo siguiente nos saca de dudas: Vosotros estáis ya limpios por el mensaje que os he dado. limpios” no tiene nada que ver con la pureza legal. Para Juan el único pecado es la opresión. Como ellos han salido de ese ámbito, se han liberado del pecado.

No debemos entender estos versículos como si Dios actuara en nosotros desde fuera y mecánicamente. Para Jesús, Dios es la savia, la Vida que se comunica a toda la vid. Jesús es el primer sarmiento que vivió plenamente de esa savia divina. No debemos confundir al hombre Jesús con el Dios cristiano, sino como el primer cristiano que haciendo suya la misma Vida de Dios, nos ha indicado la manera de alcanzar la plenitud humana. El mensaje de Jesús consiste en que todos vivamos esa Vida divina.

Ni cada individuo, ni la comunidad deben considerarse entes estáticos. Están obligados a dar frutos. Sarmiento improductivo es el que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu. Incluso el que produce fruto tiene que seguir un proceso que no acaba nunca. Solo el don total y constante de sí mismo permitiría alcanzar la meta. El Espíritu es un dinamismo que no se detiene nunca. Sería la savia que está siempre fluyendo. El producir fruto no hace referencia a una moralidad sino a la Vida.

El sarmiento no tiene vida propia, necesita recibir la savia de la cepa. La ausencia de fruto delata la falta de unión con Jesús. La presencia de fruto manifiesta que la savia-Vida está llegando al sarmiento. Ni la Vid sin sarmientos puede producir frutos, ni los sarmientos separados de la cepa. Los frutos se alcanzan por la unidad de ambos. Esa unión con Jesús no es algo automático, ni ritual, ni externo. Exige la actualización constante por parte del discípulo. Cada individuo y cada comunidad tienen que estar constantemente eliminando todo aquello que le impida la identificación con Jesús.

Existe una fuerte tendencia a equiparar el “producir fruto” con las buenas obras. En Jn no se hace ninguna distinción entre ser y obrar. Adherirse a Jesús es inseparable de producir el fruto que esa adhesión conlleva, pero los frutos no son directamente las obras, sino la Vida-amor, que necesariamente se manifestará en obras. De esta manera queda erradicado el peligro de creer que son las obras las que me llevan a la identificación con Jesús. Solo la Vida-Amor nos hace ser uno con Jesús y con Dios.

Porque sin mí, no podéis hacer nada. Por activa y por pasiva repite la misma idea. El sarmiento, que es una sola vida con la cepa, produce fruto y hace que la vid sea capaz de dar fruto. El que está separado no sirve para nada porque no tiene vida. Se trata de participar de la misma Vida de Jesús, que es la del Padre. Recordad: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el padre; del mismo modo, el que me coma vivirá por mí”. Estar unido, comer a Jesús, es comprometerse con él y participar de su misma Vida. De la misma manera alejarse de Jesús es garantizarse la esterilidad y la muerte.

En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir fruto por haberos hecho discípulos míos. Queda claro que no pueden ser palabras pronunciadas por Jesús. Los discípulos no comenzaron a dar frutos hasta después de la experiencia pascual. Solo entonces descubrieron al verdadero Jesús y lo vivieron de verdad. No son palabras de Jesús, sino palabras de la comunidad. Si no hacemos esta composición de lugar, no habrá manera de dar auténtico sentido al evangelio de Juan.

El domingo pasado se hablaba de un solo rebaño, hoy nos habla de una sola vid. Jesús y los discípulos constituyen una sola realidad viva. Ser vid significa estar unido, no solo a Jesús y a Dios, sino a los demás sarmientos. Si me separo de otro sarmiento, que está unido a la vid, me tengo que separar de la vid. Esa es la experiencia pascual que debe continuar en nosotros. Todos participamos de la misma Vida de Dios, que es la de Jesús. La Vida es una sola; al participar de ella formamos una unidad con todo.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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