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¿Qué sabemos del trabajo de San José ( y de Jesús)?

Jueves, 2 de mayo de 2024

IMG_4508Del blog de Xabier Pikaza:

Mc 6, 3 define a Jesús como artesano (tekton), trabajador eventual  de la construcción, no Como obrero en sentido moderno, con trabajo fijo, cobertura legal y salario  asegurado.  Mt 13, 5 añade que era “hijo del tekton” (de José).  He desarrollado con cierta amplitud  este motivo en  Historia de Jesús, cap. 1).

El israelita (galileo) ideal era propietario de una tierra, una heredad de Dios, como supone la Misná (siglo II- IV dC), que toma como referencia una sociedad de agricultores (familias) libres. Pues bien, por la política urbana de Herodes y su hijo (Antipas), muchos agricultores galileos no pudieron mantener sus propiedades (en contra de lo que supone la ley del jubileo: Lev 25).

José y Jesús han sido campesino sin tierra; no formaba parte de una estirpe sacerdotal probablemente acomodada, como la de Juan Bautista (cf. Lc 1) o F. Josefo (según su Autobiografía), sino que era pobre efectivo, un marginal, un marginado [1]. No se enfrentó a los poderes dominantes desde arriba, ni pidió limosna, ni se limitó a mejorar con pequeños retoques lo que había, desde el interior del sistema, peroinició una mutación social (por revelación de Dios), precisamente desde aquellos que, como él, carecían de poder y tierra, desde la escuela de pobreza y trabajo alienado de millones de personas, que dependían de aquello que otros quieran ofrecerles.

José era un trabajador a cuenta ajena..  El trabajo en casa y campo propio arraiga al hombre (familia) en una tierraque puede entenderse como don trasmitido por generaciones (de padres a hijos).  El  trabajo en casa y obra ajena  convierte al hombre en dependiente de otros.  El tiempo de José, con la implantación de una agricultura comercializada (al servicio del imperio) estaba transformando, degradando, la vida en Palestina.  Muchos estaban perdían su herencia, y no podían creer en el Dios de los «buenos» propietarios. No tenían patrimonio (en línea patriarcal), ni herencia para dejarla a los hijos, de manera que se habían convertido en itinerantes de la vida, obligados a “pedir” trabajo en aldeas y pueblos, sin estructuras familiares fijas, ni casas vinculadas a la tierra. Ciertamente, algunos pudieron enriquecerse, pero la  mayoría eran pobres. Para ellos proclamó Jesús el Reino.

  Clases sociales, una gran disonancia:

(1) Como israelita (nazoreo), Jesús era portador de una promesa de posesión o heredad. (2) Pero formaba parte de aquellos que habían perdido la tierra, expulsados de la promesa de Dios, a quienes él quiso anunciar el Reino.

Esta experiencia plantea un problema, y para precisarlo debo analizar la división de clases que había por entonces en Galilea (Palestina).

Clase gobernante, funcionarios. En la cúpula se hallaban los altos oficiales romanos (Procurador…) y los reyes vasallos herodianos (Antipas o Filipo) bajo Roma (unas pocas decenas de personas). Tenían muchas tierrasy recibían grandes impuestos, para disfrute personal y para financiar edificaciones y empresas militares y sociales. Se apoyaban en una subclase militar, sacerdotal e intelectual (un 5% de la población):

Jesús no luchó directamente contra los gobernantes y soldados de Roma, pero su visión de Dios y de su Reino se oponía a la estructura sagrada del imperio, y al orden superior de los sacerdotes, que decidieron su muerte, unidos a Roma. Por otra parte, el proyecto de Jesús se oponía a la clase intelectual de los escribas oficiales, que tenían una visión distinta de la Ley (Escritura) y de su incidencia en la vida del pueblo.

‒ José y Jesús Jesús no eran de la Subclase militar poderosa. No había entre los judíos una clase militar estricta, pues el gran ejército estaba en manos de Roma y de su gobernador (Poncio Pilato), de manera que en conjunto ellos se hallaban bajo el mando de una milicia exterior (que se juzgaba sagrada), aunque Antipas, rey vasallo de Galilea-Perea, mantenía un pequeño ejército, que podía considerarse israelita, aunque integrado en la milicia romana. Ciertamente, en tiempo de Jesús no existía un ejército celota (anti-romano) estricto, que sólo surgirá en los años anteriores a la guerra (67-73 dC), pero había un conflicto militar latente, pues muchos judíos veían el ejército de Roma como signo demoníaco. Jesús no reclutará soldados, ni planeará un levantamiento militar, pero morirá condenado por el comandante del ejército romano (Poncio Pilato).

‒ No eran de la Subclase sacerdotal. Roma ejercía un control militar de tinte religioso indirecto (reconocía a todos los dioses, a condición de que estuvieran sometidos a la “diosa” Roma), pero, a fin de asegurar su dominio, pactó con la clase levítica judía, presidida por un Sumo Sacerdote, con gran autoridad, con templo propio e instituciones vinculadas a un Dios tradicional, reconocido por Roma. El judaísmo formaba una comunidad de templo y sus sacerdotes, en pacto con Roma, eran servidores imperiales; por eso, y por su propia tradición, poseían mucha autonomía y tenían además un pequeño ejército (guardia para-militar del templo) y controlaban una parte considerable de la economía de Jerusalén.

‒ No eran de la subclase intelectual rabínico-farisea.En tiempo de Jesús estaba surgiendo una élite pensante muy significativa, formada por escribas (especialmente fariseos), que interpretaban y recreaban la Escritura y tradiciones, adaptadas a las necesidades de la población. Ellos estaban vinculados con los sacerdotes, pero, al mismo tiempo, disfrutaba de gran autoridad, aunque no tanta como la que lograrán después, en el judaísmo rabínico, a partir del II dC. Pues bien, al lado de esa “élite pensante oficial” había en el conjunto de Israel un intenso movimiento “intelectual” (lo que he llamado un thinkingtank), en línea más profética y mesiánica. En esa línea se sitúa el movimiento de Jesús, que no puede entenderse como creador de una nueva clase intelectual, sino como superador de todas las clases elitistas.

José y Jesús no era de la clase mercantil… que vivía de la compra-venta del trabajo de otros….  Las relaciones entre campesinos habían dejado de ser directas y surgió una clase especial de burócratas mercantiles, con los grandes propietarios de la tierra (¡bajo el Dios Mamón!), que controlaban y dirigían no sólo los excedentes agrícolas, sino gran parte de los productos de la tierra, de forma que muchos agricultores libres se hicieron renteros, artesanos dependientes o mendigos.

Ciertamente, Jesús (el hijo de José, el tekton)  no fue purista, ni condenó en bloque el comercio, ni rechazó a los publicanos (recaudadores), pero quiso que la acción económica y el dinero estuvieran al servicio de todos, de forma que sólo Dios fuera divino. En esa línea, su proyecto implicaba una transformación socio-religioso, con lo que ello implica de interpretación de la ley, en clave profética. No fue reformador, como algunos fariseos, empeñados en mejorar las relaciones económicas, sino profeta radical, en la línea de la tradición israelita, pues un dinero que no sirve a los hombres se vuelve Mamona, el dinero absolutizado, idolatría concreta que destruye al hombre.

ARTESANOS DEPENDIENTES, CLASE OPRIMIDA

José y Jesús pertenecían a la sub-clase de de los artesanos mendicantes de trabajo, campesinos que habían perdido sus tierras y debían vender su trabajo (y venderse) al servicio de reyes, ciudades o templos y comerciantes o propietarios ricos.

Al principio no había reyes, sacerdotes o soldados profesionales (jerarquía social, sacral y militar), ni comerciantes que controlaran los excedentes alimenticios al servicio de una clase superior no-productiva (como entre los cananeos y fenicios), sino comunión (federación) de agricultores-pastores autónomos, capaces de organizarse y defenderse, intercambiando bienes y servicios (sin una clase liberada para funciones “superiores”). Pero las cosas cambiaron y surgió el sacerdocio con el poder sacral y la monarquía con el poder político-militar. Pues bien, Jesús nació y vivió en un momento clave de esa transformación, marcada por la caída de los agricultores libres y el surgimiento de un subproletariado campesino, bajo reyes, ciudades y comerciantes.

Las tierras pasaron a manos de una clase mercantil (vinculada a gobernantes, grandes propietarios y/o sacerdotes), y los campesinos perdieron su autonomía, viniendo a depender de ciudades y/o comerciantes, que controlaban, dirigían y consumían la producción.

Los campesinos trabajaban y producían al servicio de una estructura social clasista; no vivían, por tanto, en igualdad y comunión (económica, social y/o religiosa), sino en dependencia de otros. Habían sido libres y autónomos (autosuficientes), al menos en sentido imaginario, pero luego engrosaron la gran lista de los sometidos o dependientes. Sin duda, algunos seguían trabajando su campo, pero no para sí mismos, sino bajo dependencia de otros, bajo el poder de los estamentos superiores.

  • El artesano campesino ha perdido las tierras, por presión fiscal o violencia económica, y necesita que otros le contraten y paguen, no es autosuficiente: No tiene asegurada la comida para la familia. En un momento posterior (en la Edad Moderna) los braceros/artesanos, convertidos en obreros, han podido volverse poderosos. Pero en el tiempo de Jesús, en general, carecían de organización y estaban en el escalón más bajo de la sociedad.
  • Había artesanos itinerantes,eventuales, al servicio de ricos agricultores ricos o propietarios con ciertos medios económicos. Entre éstos parecen hallarse José y Jesús, que no ha sido (que sepamos) obrero de la construcción del templo, ni de las cortes y ciudades de los reyes galileos (¡algunos dicen que trabajó en la construcción en Séforis…!), sino que dependía de un mercado de trabajo más inestable.

EL SUBMUNDO DE LOS DESCLASADOS. ENFERMOS, IMPUROS, MENDIGOS…

Jesús no parece haber formado parte de estas clases inferiores, pero se sintió cerca de ellas, y en su nombre habló, prometiéndoles la liberación del Reino. En ese fondo se sitúa su experiencia y su mensaje de Jesús. No había aprendido su doctrina en un entorno elitista (como F. Josefo), ni en escuelas oficiales (al servicio de la gran tradición), sino que fue campesino, vinculado a las tradiciones nazoreas (davídicas), rabino rural entre los pobres, como recuerda Mc 6, 3 al llamarle tekton [3], hombre cercano a los últimos del mundo:

  • ‒ Esclavos. La economía romana era esclavista y se fundada en la existencia de hombres-objeto, sin derechos personales. Pero en el contexto rural de Galilea, en tiempos de Jesús, había pocos esclavos, o tenían menos importancia. Lógicamente, Jesús no pudo iniciar una rebelión de esclavos (como Espartaco en Italia: 71 aC), sino que promovió un movimiento de Reino, con campesinos, artesanos y mendigos, un proyecto de sanación e igualdad universal (cf. Gal 3, 28).
  • Impuros, degradados. Han existido en muchos lugares (intocables, parias…). No parece que ellos formaran una clase especial en Galilea (como en la India), pero aparecen con mucha frecuencia en la historia de Jesús: Enfermos impuros, leprosos y en especial posesos o endemoniados. En ese contexto podemos hablar también de expulsados sociales (publicanos) o socio-religiosos (prostitutas), cuya presencia es importante en el evangelio.
  • Prescindibles. Se dice que no aportan nada, ni importan a nadie, de manera que todo seguiría igual si murieran. Son los pobres, al margen de la sociedad, sin posibilidad de que se escuche su palabra (prostitutas envejecidas, enfermos abandonados, locos, leprosos…). En principio, dependen de otros, como pobres radicales (ptojoi), que no pueden ni siquiera trabajar, pues no hay trabajo o son incapaces de realizarlo, viviendo de mendicidad. Su número varía, y pueden multiplicarse en momentos de crisis. Entre esos que no cuentan, pues carecen de influjo político o laboral, ha iniciado Jesús su movimiento.

EL TEMA DE JEÚS, UN TEMA INTEGRAL DE VIDA

Había gran disonancia entre el ideal (imaginario) la realidad. Conforme al ideal, formulado tras el Exilio (576-539 aC; cf. Lev 25), la tierra debía repartirse entre todos cada 49/50 años. Pero de hecho gran parte de ella (y la riqueza) quedó en manos de una casta gobernante, al servicio de las clases ricas, bajo el dominio de la nueva política imperial sometida a Mamón, el gran (Mt 6, 24) [4].

José y Jesús no fueron artesanos parcial, por vocación, nis experto, por opción, capaz de enriquecerse a través de su destreza (al servicio de la administración política o religiosa), sino simple artesano, como la mayoría de los nuevos pobres, trabajador eventual, en tiempos de crisis y ruptura de los tejidos sociales

 Jesús, el tekton, hijo de José  Tekon No empezó por las capitales, marcadas por la injusticia y división social. Posiblemente pensaba que en ellas no podía iniciarse un cambio humano, pues eran responsables de la opresión de los campesinos-artesanos.Fue profeta campesino, desde el campo de Galilea, donde proclamó el Reino de Dios a los pobres, subiendo a Jerusalén (que era signo de las promesas de Dios) para culminar su obra y volver quizá de nuevo a Galilea (cf. Mc 14, 28; 16, 7).

Nos hubiera gustado conocer sus amistadas de adolescencia y sus relaciones posteriores, cuando los hombres de Israel solían casarse (¡antes de los treinta años!), pero los evangelios no han dicho nada sobre el tema, de manera que debemos guardar un silencio respetuoso, limitándonos a decir que estaba arraigado en las tradiciones campesinas y laborales de Galilea, asumiendo un camino profético y mesiánico. A diferencia de una tradición cristiana posterior que ha tendido a espiritualizar su mensaje y figura, los primeros cristianos siguieron enraizando a Jesús en su contexto social y laboral: No quisieron fundar un Reino interior, de almas excelsas, separadas, sino transformar y culminar la historia de Israel, desde el Reino que viene.

 No fue un artesano influyente, en la línea de Jeroboam, «joven decidido a quien Salomón puso al mando de los obreros de la construcción» (cf. 1 Rey 11, 28), que pudo iniciar un levantamiento y fundar un nuevo reino (cf. 1 Rey 12). Tampoco fue un jefe de sindicatos obreros, para liderar una revolución social, con toma de poder, como muchos a lo largo del siglo XIX y XX, con la creación de un partido político triunfante, sino un portavoz de los más pobres, sin más posesión que su trabajo (o su falta de trabajo), no para tomar el poder, sino cambiarlo (superarlo). Así se distingue de gran parte del movimiento cristiano posterior, que será básicamente urbano, de manera que los no cristianos se llamaran paganos (de «pago», campo), habitantes de aldeas, que no han aceptado el nuevo orden social cristiano.

 Muchos preguntan: ¿Qué hizo Jesús en treinta años de vida oscura y oculta (cf. Lc 3, 23), antes de anunciar su mensaje? Aprendió a ser “hombre”, escuchando a Dios a través de la voz de los demás (cf. Heb 5, 8). Durante treinta años, antes de iniciar su propia obra, él trabajó con los pobres de su pueblo, aprendiendo en la fuerte escuela de la vida, para escuchar por ella la voz de Dios, vinculándose (dialogando) quizá con otros grupos (¿esenios, proto-fariseos?). Sólo después inicio en las zonas rurales un movimiento social y religioso que pudo extenderse después a todos los estratos de la población, empezando por la periferia de las ciudades del imperio romano. Él no se había opuesto a las ciudades por atavismo rural, sino por protesta contra su imposición.

Jesús   empezó trabajando para después ser otra cosa (como si el trabajo hubiera sido un tiempo de paréntesis o prueba), sino que lo hizo por exigencia social y laboral, como artesano campesino (cf. Lc 3, 23). Primero maduró como artesano, comprendiendo y conociendo la tarea de la vida, por experiencia laboral y luz sagrada. Después, abandonó su trabajo (artesano) y familia, no por rechazo, sino por llamada de Dios, y así empezó a recorrer un camino distinto, que nadie hasta entonces había explorado, tras haber pasado por la escuela de Juan Bautista.

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