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Francisco advierte a los padres sinodales que no quiere “batallas ideológicas” ni polarizaciones

Miércoles, 4 de octubre de 2023
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IMG_0755“No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”

El pontífice dio el puntapié inicial para el Sínodo que hasta el 29 de octubre reunirá a más de 400 participantes, incluidas 54 mujeres con derecho a voto

“Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”

Pidió que los participantes se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”

Del 4 al 29 de octubre, Asamblea sinodal en Roma

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Unidad, unidad, unidad. Ese es el deseo del Papa para la Iglesia, pese a una vez más haber recibido críticas de los conservadores en la víspera de un Sínodo. Pero Francisco mantiene el rumbo y, al inaugurar este miércoles la reunión que hasta el 29 de octubre reunirá a laicos y religiosos de todo el mundo, rechazó nuevamente las “batallas ideológicas” en la Iglesia.

Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”, planteó el pontífice este miércoles en su homilía de apertura, y agregó que “no se trata de si el Sínodo abrirá esta puerta o daré tal o cual permiso”.

 “No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”, les dijo, luego de que esta semana recibiera un fuerte mensaje de cinco cardenales conservadores con críticas a los temas que tratará el Sínodo. Aún está fresca la tinta de la carta de “los cinco” que bajo la aparente neutralidad teológica de los “dubia” buscaron emplazar al Papa a polarizar la reunión, de forma totalmente infructuosa.

Así, pidió que los participantes se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”

El Sínodo “no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión”, agregó.

En su mensaje a los participantes hombres y mujeres que serán parte de la reunión destinada a debatir, entre otros temas de alto impacto mediático, sobre la acogida de las personas homosexuales y la comunión de personas divorciadas vueltas a casar, el Papa dio líneas del tipo de Iglesia que imagina.

La convocatoria papal a la unidad no pudo haber sido más clara: Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente“, pidió.

Así, Jorge Bergoglio habló de una Iglesia que, “en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda”.

En una homilía en la que llamó a que los participantes del Sínodo rechacen el “espíritu de división y de conflicto, el pontífice volvió a plantear también la apertura de la institución “a todos“, como había hecho en un vuelo al regreso de Portugal en agosto.

“Una Iglesia que acoge. En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo”, sostuvo Francisco.

De acuerdo al pontífice, el Sínodo debe mostrar una Iglesia “que no impone cargas y que  repite a todos: ‘vengan, todos los que están afligidos y agobiados, vengan ustedes que han extraviado el camino o que se sienten alejados, vengan ustedes que le han cerrado la puerta a la esperanza”.

Durante la duración del Sínodo de este mes, los miembros trabajarán en grupos lingüísticos y luego se dividirán en los denominados círculos menores con los que buscarán reflexiones comunes sobre los temas de la reunión.

El Vaticano publicó el mes pasado el denominado “Instrumentum laboris para el “Sínodo de la Sinodalidad“, que incluye preguntas a los participantes sobre el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de divorciados o el colectivo LGTBQ+ en la Iglesia, cambios profundos en la estructura institucional de la Iglesia, el papel del primado de Pedro, cómo aprender de otras comunidades cristianas e, incluso, la creación de un ministerio específico para el cuidado de los “descartados“.

La reunión tendrá la particularidad ya anunciada por el Vaticano de que, por decisión de Francisco, habrá 54 mujeres con derecho a voto, algo reservado a los hombres hasta este año, entre los 365 participantes con posibilidad de sufragio.

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Texto íntegro de la homilía del Papa

El Evangelio que hemos escuchado está precedido por el relato de un momento difícil de la misión de Jesús, que podríamos definir de “desolación pastoral”. Juan Bautista dudaba de que él fuera realmente el Mesías; muchas ciudades por las que había pasado, a pesar de los milagros realizados, no se habían convertido; la gente lo acusaba de ser un glotón y un borracho, mientras poco antes se lamentaba del Bautista porque era demasiado austero (cf. Mt 11,2-24). Sin embargo, vemos que Jesús no se deja vencer por la tristeza, sino que levanta los ojos al cielo y bendice al Padre porque ha revelado a los sencillos los misterios del Reino de Dios: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños» (Mt 11,25). En el momento de la desolación, por tanto, Jesús tiene una mirada que alcanza a ver más allá: alaba la sabiduría del Padre y es capaz de discernir el bien escondido que crece, la semilla de la Palabra acogida por los sencillos, la luz del Reino de Dios que se abre camino incluso durante la noche. 

Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas. No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas. No. Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están afligidos y agobiados. Partamos, pues, de la mirada de Jesús, que es una mirada que bendice y acoge. 

1. Es, sobre todo, una mirada que bendice. Cristo ―aun cuando experimentó el rechazo y encontró a su alrededor tanta dureza de corazón―, no se dejó aprisionar por la desilusión, no se volvió amargado, no abandonó la alabanza. Su corazón, cimentado sobre el primado del Padre, permaneció sereno aún en medio de la tormenta. 

Esta mirada de bendición del Señor nos invita también a ser una Iglesia que, con corazón alegre, contempla la acción de Dios y discierne el presente; que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda. Esta es la sabiduría espiritual de la Iglesia, resumida con serenidad por san Juan XXIII: «Ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico» (Discurso para la solemne apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, 11 octubre 1962). 

La mirada de bendición de Jesús nos invita a ser una Iglesia que no afronta los desafíos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto, sino que, por el contrario, vuelve los ojos a Dios que es comunión y, con asombro y humildad, lo bendice y lo adora, reconociéndolo como su único Señor. Le pertenecemos a Él y ―recordémoslo―, la única razón de nuestra existencia es llevarlo a Él al mundo. Como nos dijo el apóstol Pablo, sólo podemos gloriarnos «en la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (Gal 6,14). Esto nos basta, sólo Él nos basta. No queremos glorias terrenas, no queremos quedar bien a los ojos del mundo, sino llegar a él con el consuelo del Evangelio, para testimoniar mejor, y a todos, el amor infinito de Dios. De hecho, como dijo precisamente Benedicto XVI al dirigirse a una Asamblea sinodal, «la cuestión para nosotros es: Dios ha hablado, ha roto verdaderamente el gran silencio, se ha mostrado, pero ¿cómo podemos hacer llegar esta realidad al hombre de hoy, para que se convierta en salvación?» (Meditación durante la Primera Congregación General de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, 8 octubre 2012).

Esta es la cuestión fundamental. Esta es la principal tarea del Sínodo: volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia. Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente. Es así como Jesús quiere a su Iglesia, su Esposa. 

2. Después de la mirada de bendición, contemplamos la mirada de Cristo que acoge. Mientras aquellos que se creen sabios no reconocen la obra de Dios, Él se alegra en el Padre porque se revela a los pequeños, a los sencillos, a los pobres de espíritu. Y así, a lo largo de toda su vida, asume esta mirada acogedora hacia los más débiles, los que sufren, los descartados. A ellos, en particular, se dirige diciendo lo que hemos oído: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mt 11,28). 

Esta mirada acogedora de Jesús nos invita también a ser una Iglesia que acoge. En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo. En el diálogo sinodal, en esta hermosa “marcha en el Espíritu Santo”, que realizamos juntos como Pueblo de Dios, podemos crecer en la unidad y en la amistad con el Señor para observar los retos actuales con su mirada; para convertirnos, usando una bella expresión de san Pablo VI, en una Iglesia que «se hace coloquio» (Carta enc. Ecclesiam suam, n. 34). Una Iglesia “de yugo suave” (cf. Mt 11,30), que no impone cargas y que repite a todos: “vengan, todos los que están afligidos y agobiados, vengan ustedes que han extraviado el camino o que se sienten alejados, vengan ustedes que le han cerrado la puerta a la esperanza, ¡la Iglesia está aquí para ustedes!”. 

3. Hermanos y hermanas, Pueblo santo de Dios, frente a las dificultades y los retos que nos esperan, la mirada de Jesús que bendice y que acoge nos libra de caer en algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma. 

Caminemos juntos: humildes, vigorosos y alegres. Caminemos siguiendo las huellas de san Francisco de Asís, el santo de la pobreza y la paz, el “loco de Dios” que llevó en su cuerpo las llagas de Jesús y, para revestirse de Él, se despojó de todo. San Buenaventura cuenta que, mientras rezaba, el Crucifijo le dijo: «Francisco, vete y repara mi casa» (Legenda maior, II, 1). El Sínodo sirve para recordarnos que nuestra Madre Iglesia tiene siempre necesidad de purificación, de ser “reparada”, porque todos nosotros somos un Pueblo de pecadores perdonados, siempre necesitados de volver a la fuente, que es Jesús, y emprender de nuevo los caminos del Espíritu para que llegue a todos su Evangelio. Francisco de Asís, en un período de grandes luchas y divisiones entre el poder temporal y el religioso, entre la Iglesia institucional y las corrientes heréticas, entre cristianos y otros creyentes, no criticó ni atacó a ninguno, sólo abrazó las armas del Evangelio: la humildad y la unidad, la oración y la caridad. ¡Hagamos lo mismo también nosotros! 

Y si el Pueblo santo de Dios con sus pastores, provenientes de todo el mundo, alimentan expectativas, esperanzas e incluso algunos temores sobre el Sínodo que comenzamos, recordemos una vez más que no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión. El Espíritu Santo deshace, a menudo, nuestras expectativas para crear algo nuevo que supera nuestras previsiones y negatividades. Abrámonos e invoquemos al Espíritu Santo, Él es el protagonista. Y con Él caminemos, con confianza y alegría.

 

Fuente Religión Digital

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El cardenal Matteo Zuppi de Bolonia elogió a la escritora progresista italiana Michela Murgia, autora de ‘God Save the Queer’, con motivo de su muerte.

Lunes, 18 de septiembre de 2023
Comentarios desactivados en El cardenal Matteo Zuppi de Bolonia elogió a la escritora progresista italiana Michela Murgia, autora de ‘God Save the Queer’, con motivo de su muerte.

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Entrar en el foco de luz y revelar que sí, que soy católica. Soy católica y feminista. Creo en Dios y defiendo la perspectiva queer, es decir, la posibilidad de no etiquetar en base al género o la orientación sexual.

Murgia es conocida por ser una defensora de causas progresistas, incluida la igualdad LGBTQ+. Murgia fue autora del controvertido libro God Save the Queer: A Feminist Catechism, y también apoyó abiertamente la ordenación de las mujeres y el derecho al aborto. Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, era amigo de Murgia y la ensalzó en una carta leída en su funeral en Roma. John Allen, Jr., editor de Crux, citó esta amistad como un ejemplo del enfoque de la Iglesia Católica en un enfoque “ambos/y” del mundo, en lugar de obligar a las personas a tomar decisiones de “uno u otro”, modelando el diálogo y el compromiso.

Por John Allen, Jr.

Italia es un país que venera a artistas e intelectuales, en parte porque desde la antigüedad, la cultura ha sido su principal exportación. Así, la reciente muerte de una novelista y ensayista de 51 años llamada Michela Murgia, después de una larga lucha contra el cáncer, ha sido un drama nacional aquí, incluso en medio de la tradicional crisis de mediados de agosto.

Sin duda, Michela no era del agrado de todos.

Aunque profesaba ser una católica creyente, sus posiciones fuertemente progresistas en temas como la liberación de la mujer, los derechos LGBTQ+, el aborto, la eutanasia y la reproducción artificial –expresadas, por ejemplo, en su manifiesto de 2002 God Save the Queer: A Feminist Catechism– generaron admiración y consternación en aproximadamente igual medida.

A pesar de estar en desacuerdo con la doctrina católica oficial en muchos puntos, Murgia fue enterrada durante un funeral en la Basílica de Santa María en Montesanto en la Piazza del Popolo de Roma, más conocida como la “Iglesia de los Artistas” desde todos los domingos durante más de Desde hace 70 años se celebra allí una liturgia especial para personas del mundo del arte y la cultura.

imagesUn retrato de Michela Murgia en su funeral el 12 de agosto de 2023 en Roma. (Crédito: captura de pantalla).

El funeral fue celebrado por el padre Walter Insero, rector de la basílica que también se desempeña como capellán de la emisora nacional italiana RAI desde 2004. En 2021, el Papa Francisco lo nombró monseñor.

Durante la liturgia, Insero leyó un mensaje del cardenal Matteo Zuppi de Bolonia, presidente de la conferencia episcopal italiana y actualmente enviado especial del Papa Francisco para el conflicto en Ucrania. Resulta que Zuppi y Murgia tenían una larga amistad y Zuppi quería rendir homenaje.

“El libro de su vida no está terminado, y sus páginas seguirán escritas con letras de amor, en ese lenguaje universal del espíritu que revela la grandeza de cada persona y la eternidad que se esconde en todos nosotros”, escribió Zuppi. .

Zuppi dijo que incluso cuando Murgia se acercaba al final, ella todavía se acercó para asegurarle sus oraciones por su misión en Ucrania.

“Me sorprendió que ella estuviera preocupada por los demás en un momento que era tan difícil para ella”, dijo Zuppi. “Pero ese es el secreto de la vida, que, finalmente, es el secreto de Dios”.

Como era inevitable en una época profundamente partidista, el fallecimiento de Murgia fue más notado en la izquierda italiana que en la derecha. Un grupo de activistas LGBTQ+ se reunió frente a la iglesia y, cuando concluyó el funeral, la multitud afuera estalló en un coro de Bella Ciao, una canción de protesta del siglo XIX asociada con la resistencia de izquierda.

41LcBEQN6hL._SX317_BO1,204,203,200_En ese contexto, no todos los católicos aquí quedaron satisfechos con la demostración de afecto de Zuppi.

En muchos sentidos, el escenario recuerda, en una especie de igualdad y oposición, a lo que ocurrió en 2007, cuando murió otra célebre escritora italiana, sólo que en este caso cuyo atractivo era más de derechas: Oriana Fallaci, cuya obra más conocida es La rabbia e l’orgoglio (La rabia y el orgullo), en la que critica el ascenso del Islam militante y pide a Europa que defienda su identidad cultural.

Al igual que Murgia, Fallaci murió de cáncer, aunque en su caso a los 77 años.

Para Fallaci, su ruptura con la ortodoxia católica no se produjo por un punto político específico sino por algo mucho más fundamental: la existencia misma de Dios. En una palabra, era atea y una vez definió el cristianismo como una “hermosa fábula”.

Sin embargo, vio el catolicismo como una piedra angular de la cultura occidental y defendió enérgicamente sus valores, ayudando a acuñar el término “Eurabia” para describir lo que ella veía como una progresiva islamización de Europa, transformando el continente de la cuna de la civilización cristiana a un puesto avanzado del mundo árabe.

En ese contexto, al igual que Murgia, también mantuvo una amistad con un prelado católico de alto rango a pesar de rechazar el sistema de creencias que él representaba. En su caso, el prelado era el arzobispo Salvatore “Rino” Fisichella, ex capellán del parlamento italiano que, en ese momento, era rector de la Universidad Lateranense de Roma, y que hoy se desempeña como Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización del Vaticano. .

La amistad se desarrolló durante los últimos años de la vida de Fallaci, después de que ella escribiera una carta elogiando una entrevista que él había concedido sobre el Islam y la libertad religiosa al periódico italiano Corriere della Sera. Hacia el final, dijo Fisichella, los dos hablaban por teléfono a veces tres o cuatro veces al día. (Fallaci estaba en Nueva York, donde había vivido durante décadas, recibiendo tratamiento en el Centro Oncológico Sloan Kettering).

Después de su muerte, Fisichella rindió homenaje a Fallaci, diciendo que a pesar de su ateísmo y anticlericalismo, él vio signos de cristianismo vestigial. Al final, ella regresó a Florencia, no deseando morir en el exilio, y Fisichella reveló que el día antes de que llegara el fin, visitó a Fallaci y le ofreció una bendición a pesar de su incredulidad.

“Lo hice porque Oriana Fallaci amaba la vida y porque el Dios de los cristianos es el Dios de la vida”, dijo Fisichella. “Lo hice porque, aunque Oriana Fallaci decía que no creía, tenía una gran esperanza”.

Entonces, como ahora, algunos católicos se opusieron al acercamiento de Fisichella, en parte debido al ateísmo de Fallaci y en parte porque podría interpretarse como un respaldo a sus estridentes puntos de vista antiislámicos.

Juntando la amistad Zuppi/Murgia y la de Fallaci/Fisichella, esto es lo que me viene a la mente.

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Michela Murgia con el papa Francisco

En principio, no sorprende que el clero de una Iglesia que defiende la fe y los valores tradicionales esté cerca de pensadores y escritores conservadores. De la misma manera, para una Iglesia con un fuerte énfasis en la justicia social, no hay nada inusual en que sus clérigos sean amigos de intelectuales y activistas liberales.

La gloria del catolicismo, sin embargo, es que puede hacer ambas cosas a la vez. Como dijo una vez el Papa Benedicto XVI, la genialidad histórica del catolicismo es que, mientras otras tradiciones tienden a ser una cosa o la otra, el instinto católico es ambas cosas. No es que la Iglesia apoye un extremo u otro, sino que tiene la capacidad de abrazar ambos.

Para los partidarios que insisten en ver a la Iglesia como el terreno en el que se libran batallas ideológicas de suma cero, esta dinámica de ambos/y siempre resultará desconcertante. Para otros, sin embargo, la base de la fe es que esas batallas estériles no tienen por qué ser la última palabra.

Fuente Crux

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Francisco: “Dorothy Day nos confirma que la Iglesia crece por atracción, no por proselitismo”

Miércoles, 6 de septiembre de 2023
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medium_2023-08-20-c04020f863Prefacio de la autobiografía ‘Encontré a Dios a través de sus pobres. Del ateísmo a la fe: mi camino interior

“Una mujer libre, Dorothy Day, capaz de no esconder lo que no teme definir “¡errores de los eclesiásticos!”, pero que admite que la Iglesia tiene que ver directamente con Dios, porque es suya, no nuestra, la ha querido Él, no nosotros, es su instrumento, no algo de lo que podamos servirnos”

“Creyentes y no creyentes son aliados en la promoción de la dignidad de toda persona cuando aman y sirven al más abandonado de los seres humanos”

La vida de Dorothy Day, tal como ella nos la cuenta en estas páginas, es una de las posibles confirmaciones de lo que el Papa Benedicto XVI ya ha sostenido con vigor y que yo mismo he recordado en varias ocasiones: “La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo”. El modo en que Dorothy Day cuenta su acercamiento a la fe cristiana atestigua que no son los esfuerzos humanos ni las estratagemas los que acercan a las personas a Dios, sino la gracia que brota de la caridad, la belleza que brota del testimonio, el amor que se convierte en hechos concretos.

Toda la historia de Dorothy Day, esta mujer estadounidense comprometida toda su vida con la justicia social y los derechos de las personas, especialmente de los pobres, los trabajadores explotados y los marginados por la sociedad, declarada Sierva de Dios en el año 2000, es un testimonio de lo que ya afirmaba el Apóstol Santiago en su Carta: “Pruébame tu fe sin obras, y yo te probaré por las obras mi fe” (2,18).

Quisiera destacar tres elementos que emergen de las páginas autobiográficas de Dorothy Day como valiosas lecciones para todos en nuestro tiempo: la inquietud, la Iglesia, el servicio.

imagesDorothy es una mujer inquieta: cuando vive su camino de adhesión al cristianismo es joven, aún no ha cumplido los treinta, hace tiempo que ha abandonado la práctica religiosa, que le había parecido, como señala su hermano, a quien dedica este libro, algo “morboso”. En cambio, creciendo en su propia búsqueda espiritual, llega a considerar la fe y a Dios no como un “parche“, por utilizar una famosa definición del teólogo luterano Dietrich Bonhoeffer, sino como lo que realmente debería ser, es decir, la plenitud de la vida y la meta de la propia búsqueda de la felicidad. Dorothy Day escribe: “La mayoría de las veces los destellos de Dios me llegaban cuando estaba sola. Mis detractores no pueden decir que fue el miedo a la soledad y al dolor lo que me hizo volverme hacia Él. Fue en esos pocos años en los que estaba sola y rebosante de alegría cuando le encontré. Finalmente le encontré a través de la alegría y el agradecimiento, no a través del dolor”.

Aquí, Dorothy Day nos enseña que Dios no es un mero instrumento de consuelo o de alienación para el hombre en la amargura de sus días, sino que colma en abundancia nuestro deseo de alegría y realización. El Señor anhela corazones inquietos, no almas burguesas que se contentan con lo existente. Y Dios no quita nada al hombre y a la mujer de todos los tiempos, ¡sólo da el céntuplo! Jesús no vino a proclamar que la bondad de Dios constituye un sustituto del ser hombre, nos dio en cambio el fuego del amor divino que lleva a cumplimiento todo lo bello, verdadero y justo que habita en el corazón de cada persona. Leer estas páginas de Dorothy Day y seguir su itinerario religioso se convierte en una aventura que hace bien al corazón y puede enseñarnos mucho para mantener viva en nosotros una imagen verdadera de Dios.

20526068_838079009702626_4461301964745255976_nDorothy Day, en segundo lugar, reservó hermosas palabras para la Iglesia católica, que a ella, procedente y perteneciente al mundo del empeño social y sindical, a menudo le parecía estar del lado de los ricos y de los terratenientes, no pocas veces insensibles a las exigencias de esa verdadera justicia social e concreta igualdad en la que -nos recuerda la misma Day- son ricas tantas páginas del Antiguo Testamento. A medida que crecía su adhesión a las verdades de fe, también lo hacía su consideración de la naturaleza divina de la Iglesia católica. No con una mirada de fideísmo acrítico, casi de defensa de oficio de su propio nuevo “hogar” espiritual, sino con una actitud honesta e iluminada, que sabía discernir en la vida misma de la Iglesia un elemento de  irreductible vínculo con el misterio, más allá de las muchas y repetidas caídas de sus miembros.

Dorothy Day señala: ‘Los mismos ataques dirigidos contra la Iglesia me demostraron su divinidad. Sólo una institución divina podría haber sobrevivido a la traición de Judas, a la negación de Pedro, a los pecados de los muchos que profesaban su fe, que deberían haber cuidado de sus pobres’. Y, en otro pasaje del texto, afirma: “Siempre he pensado que las fragilidades humanas, los pecados y la ignorancia de quienes han ocupado altos cargos a lo largo de la historia no han hecho sino demostrar que la Iglesia debe ser divina para perdurar a través de los tiempos. Yo no habría culpado a la Iglesia de lo que consideraba errores de los clérigos”.

¡Qué maravilla oír tales palabras de una gran testigo de la fe, de caridad y de esperanza en el siglo XX, el siglo en que la Iglesia fue objeto de críticas, aversiones y abandonos! Una mujer libre, Dorothy Day, capaz de no esconder lo que no teme definir “¡errores de los eclesiásticos!”, pero que admite que la Iglesia tiene que ver directamente con Dios, porque es suya, no nuestra, la ha querido Él, no nosotros, es su instrumento, no algo de lo que podamos servirnos. Esta es la vocación y la identidad de la Iglesia: una realidad divina, no humana, que nos lleva a Dios y con la cual Dios puede llegar a nosotros.

Por último, el servicio. Dorothy Day ha servido a los demás toda su vida. Incluso antes de llegar a la fe de forma completa. Y este ponerse a disposición, a través de su trabajo como periodista y activista, se convirtió en una especie de “autopista” con la que Dios tocó su corazón. Y es ella misma quien recuerda al lector cómo la lucha por la justicia es una de las formas en las que, incluso sin saberlo, cada persona puede hacer realidad el sueño de Dios de una humanidad reconciliada, en la que la fragancia del amor supere el nauseabundo olor del egoísmo. Las palabras de Dorothy Day son muy esclarecedoras al respecto: “El amor humano en su máxima expresión, desinteresado, luminoso, que ilumina nuestros días, nos permite vislumbrar el amor de Dios por el hombre. El amor es lo mejor que nos es dado conocer en esta vida”. Esto nos enseña algo verdaderamente instructivo incluso hoy: creyentes y no creyentes son aliados en la promoción de la dignidad de toda persona cuando aman y sirven al más abandonado de los seres humanos.

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Cuando Dorothy Day escribe que el lema de los movimientos sociales para los trabajadores de su tiempo era “problema de uno, problema de todos”, me ha recordado una famosa frase que Don Lorenzo Milani, el sacerdote de Barbiana cuyo centenario de nacimiento se conmemora este año, hace decir al protagonista de Carta a una profesora: “He aprendido que el problema de los demás es el mismo que el mío. Salir de él todos juntos es política. Salir de él solo es avaricia’. Por tanto, el servicio debe convertirse en política: es decir, en opciones concretas para que prevalezca la justicia y se salvaguarde la dignidad de cada persona. Dorothy Day, a quien quise recordar en mi discurso al Congreso de los Estados Unidos durante mi viaje apostólico de 2015, es un estímulo y un ejemplo para nosotros en este arduo pero fascinante camino.

© 2023 – Dicasterio para la Comunicación – Libreria Editrice Vaticana

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El veto del Vaticano al nombramiento de un teólogo LGBTQ-positivo plantea serias preocupaciones

Miércoles, 30 de agosto de 2023
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IMG_2903El Vaticano ha intervenido para evitar que un teólogo se convierta en decano de un seminario italiano aparentemente por sus puntos de vista sobre la sexualidad, que incluyen escritos LGBTQ positivos. La debacle ha suscitado preocupaciones sobre la libertad académica en la iglesia y la relación entre la academia y la Curia romana.

El otoño pasado, la facultad del Colegio Filosófico-Teológico de Bressanone en la región del Tirol de Italia eligió al Siervo  Servita P. Martin Lintner, profesor de teología moral, como su nuevo decano. Sin embargo, el Dicasterio para la Cultura y la Educación del Vaticano notificó posteriormente al obispo de la diócesis en la que se encuentra el seminario, Ivo Muser, que el nombramiento de Lintner había sido bloqueado. Massimo Faggioli, teólogo de la Universidad de Villanova, Pensilvania, informó sobre el curso de los acontecimientos en Commonweal:

“Después de seis meses sin respuesta, el obispo Muser, en Roma de visita, pasó por el Dicasterio para la Cultura y la Educación para preguntar. De allí fue enviado al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, donde supo que efectivamente se había tomado una decisión en enero. Era negativo, y se había hecho sin buscar el diálogo con el obispo de Lintner o con el propio Lintner, y sin una explicación transparente de los motivos.

“Resultó que el Vaticano emitió su negación debido a ciertas ‘publicaciones del profesor Lintner sobre cuestiones de moralidad’. En un acuerdo con Lintner, quien es sacerdote y miembro de la Orden de los Siervos de María, el obispo Muser renunció a la derecho de recurso jerárquico contra esta decisión. Por lo tanto, la facultad del colegio debe elegir un nuevo decano”.

Según Faggioli, el veto del Vaticano se debió a los escritos de Lintner sobre la sexualidad, incluido el apoyo a las uniones del mismo género, así como a las identidades transgénero:

“Se ha informado que su libro El redescubrimiento de Eros (publicado en alemán en 2011 y en italiano en 2015) fue denunciado anónimamente en 2012 por dos personas diferentes. El Dicasterio para la Fe investigó; aunque no encontró nada contrario a la doctrina moral católica, buscó aclaraciones de Lintner. Uno se refería al capítulo sobre la homosexualidad. Lintner apoya abiertamente la bendición de las uniones del mismo sexo, ha hablado públicamente sobre la necesidad de abordar el abuso sexual en la Iglesia y aboga por el diálogo entre la enseñanza de la Iglesia y la investigación sobre género, con la participación de personas transgénero. Es partidario de alejarse de una concepción de las normas y prohibiciones basadas en la moral, como la que se sigue percibiendo como la doctrina católica sobre la sexualidad”.

El incidente de Lintner ha suscitado declaraciones de solidaridad de teólogos alemanes e italianos, así como de asociaciones teológicas e instituciones públicas en las que participa Lintner. Es ex presidente tanto de la Sociedad Europea de Teología Católica como de la Asociación Internacional de Teología Moral y Ética Social. Crux informó que este último emitió un comunicado diciendo, en parte, “La falta de transparencia tanto en el procedimiento como en la decisión misma no deja otra posibilidad que la de ver en esta forma de proceder una demostración de poder curial”.

Lintner ha elegido un camino de no confrontación, pero no se ha quedado callado. El 3 de julio emitió un comunicado que fue firme y dialógico al mismo tiempo:

“La decisión del Vaticano en mi contra ha llevado a muchos de los fieles no solo a la incomprensión, sino también a una seria molestia. Pone en duda el éxito de la sinodalidad. También me disgusta ver cómo se confirma la actitud crítica o incluso negativa de otras personas hacia la iglesia. Quienes me conocen saben que tengo conciencia de pertenencia a la iglesia, y saben de mi lealtad constructivo-crítica al magisterio eclesial”.

También se hace eco de la preocupación de otros teólogos por la sinodalidad dado el comportamiento del Vaticano, explicando:

“Me duele notar cómo esto ha reforzado una actitud crítica o negativa hacia la Iglesia entre diferentes personas. Quien me conoce sabe bien cuán fuerte es mi sentido de pertenencia a la Iglesia y mi lealtad crítica y constructiva a su autoridad docente”.

Citando la solidaridad con colegas que han enfrentado desafíos similares de libertad académica, Lintner agregó que el suyo “no era solo un caso individual, sino un problema institucional”.

Faggioli, quien estudia historia de la iglesia y eclesiología, escribió que el incidente de Lintner es preocupante porque revela problemas persistentes entre los teólogos y el Vaticano. También cuestiona si las viejas formas del oficio doctrinal realmente han cambiado bajo el Papa Francisco, quien criticó las viejas formas al nombrar al nuevo prefecto de ese dicasterio este año. Faggioli comentó:

“La relación entre la teología y la Iglesia institucional ha experimentado algunos cambios desde la elección de Francisco. Por un lado, ha habido una tregua obvia después de las eras de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Sin embargo, parece que la teología ha respondido más a los impulsos del Papa que la Curia. . .

“[Además,] el discurso de Francisco sobre la renovación eclesial tiene lugar en gran medida sin la participación de teólogos, y en particular de mujeres teólogas. Esto da a algunos dicasterios de la Curia motivos para comportarse, en casos como este, etsi Franciscus non daretur (‘como si Francisco no existiera’). El Vaticano, por lo tanto, tiene dos vías paralelas que no se cruzan”.

Sin embargo, las numerosas reacciones negativas y protestas han tenido un efecto, ya que el Dicasterio para la Cultura y la Educación se retractó parcialmente al anunciar que el veto es válido “por el momento”, pero el dicasterio tardará el próximo año en revisarlo también.

—Angela Howard McParland (ella/ella) y Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 11 de agosto de 2023

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Fuente New Ways Ministry,

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El ultra Mons. Strickland dirige el Rosario en un acto de oración contra la legislación que permite el aborto en Ohio y la enmienda transgénero

Lunes, 14 de agosto de 2023
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Joseph-Edward-Strickland-obispo-Tyler_2467863195_16128982_660x371Obispo Joseph Strickland

Los habitantes de Ohio votaron el martes 8, en una elección especial para determinar si se eleva el umbral requerido para enmendar la constitución estatal, y luego, tres meses después, los votantes aprobarán o rechazarán una medida electoral para consagrar el acceso al aborto en la constitución estatal .

Un voto de “sí” en las elecciones de Ohio sobre el “State Issue 1“significaría que los cambios futuros a la constitución requieren un apoyo del 60 %, por encima del mínimo actual del 50 % más uno.

Según relata LSN, el obispo Joseph Strickland de Tyler, Texas, se dirigió a los pro-vida de Ohio en el Rosario en una manifestación de oración celebrada en Norwood, Ohio, no lejos del centro de Cincinnati, en oposición a los cambios propuestos a la constitución del estado que consagrarían el aborto como un derecho y permitirían las cirugías de identidad de género sin notificación o consentimiento de los padres.

Mientras el obispo Strickland dirigía a todos los presentes en el rezo de los Misterios Luminosos del Rosario, una imágen de la Virgen María era llevada alrededor de la manifestación como un signo de consagración del estado de Ohio a la Virgen y una súplica por su protección de todos los niños en el estado.

Agradeciendo a los presentes “por tomarse el Día del Señor… para hacer lo que debemos hacer un domingo, estar con la familia y los amigos, rezar, apoyar la verdad, vivir para el Señor de la vida”, Strickland introdujo el Rosario, diciendo: “Ahora pasamos al mayor poder que tenemos: el Rosario de la Santísima Virgen María. Doy la bienvenida a aquellos de vosotros que quizá no forméis parte de la comunidad católica, pero sois parte de la familia de Dios, y sois preciosos ante sus ojos. Somos preciosos ante nuestro Dios amoroso si respiramos; ésa es la señal que Dios nos da de que nos ama hagamos lo que hagamos. Y porque nos ama, nos llama del pecado a una vida virtuosa a la luz de su Hijo”.

En la concentración del Rosario del 6 de agosto, organizada por Joe Condit, The Catholic Speakers Organization y Catholics for Catholics, se rezó por la aprobación y se animó al mayor número posible de personas a votar “sí” a la Cuestión 1, que requeriría que una mayoría más amplia de habitantes de Ohio votara a favor de cualquier nueva propuesta de enmienda constitucional y podría impedir que se aprobara la enmienda a favor del aborto. El martes 8 de agosto se celebró una elección especial sobre la Cuestión 1.

Una propuesta de enmienda de la Constitución de Ohio para consagrar el aborto como un derecho ha conseguido recientemente suficientes firmas para entrar en la papeleta electoral de noviembre. Si es aprobada por los votantes de Ohio, prohibirá categóricamente la prohibición del aborto después de la “viabilidad” si tal aborto fuera considerado necesario por un médico “para proteger la vida o la salud de la paciente embarazada”.

Los críticos conservadores también han advertido que el lenguaje extremadamente amplio de la enmienda podría permitir que los jóvenes puedan recibir cirugías de reasignación en el estado sin notificación y consentimiento de los padres porque la propuesta prohíbe cualquier interferencia directa o indirecta o “cargas” impuestas a las “decisiones reproductivas.

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Otros oradores en la concentración de oración fueron el actor católico Jim Caviezel, la ex ejecutiva de Planned Parenthood convertida en defensora de la vida Abby Johnson, el general Michael Flynn, asesor principal de Católicos para Católicos, y otros destacados líderes cristianos.

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El obispo de Tyler (EEUU)  desaconsejó a sus fieles la vacuna contra el covid y difundió obispo difundió un video en el que llaman a Francisco “payaso diabólicamente desorientado”

“No tengo ninguna tentación de dejar mi Iglesia por la misma razón que Francisco siempre la ataca, porque es la verdadera Iglesia y un payaso diabólicamente desorientado como Francisco sabe que es su trabajo destruir esta Iglesia porque tiene que deshacerse de la verdadera religión”.

Este comentario, que forma parte de un vídeo titulado “El Papa Francisco, Nancy Pelosi y la cultura tiránica de la muerte”, difundido por la publicación tradicionalista The Remnant, fue retuiteado por el obispo Joseph Strickland, titular de la diócesis norteamericana de Tyler, en un nuevo ejemplo de la indisimulada disidencia de algunos pastores norteamericanos con el magisterio de Bergoglio.

En el vídeo difundido por el obispo Strickland -que se centra en las cuestiones de la negación de la comunión a los políticos pro-abortistas como Nancy Pelosi y las restricciones del papa Francisco a la misa tridentina-, el editor de esa publicación ultra, Michael Matt, vierte muchas declaraciones incendiarias contra el Papa, lo que, según destacan algunos medios católicos de Estados Unidos,plantea serias dudas sobre la fidelidad del obispo Strickland al papa y su aceptación del Concilio Vaticano II”.

Retahíla de descalificaciones al Papa

“Este papa está predicando un evangelio completamente nuevo, y bajo su dirección la Iglesia católica, que solía ser considerada la luz en la colina… ahora no puede ser confiable”; “Roma y el Papa Francisco han perdido la autoridad docente”. “Francisco se opone a 2000 años de enseñanza de la Iglesia“; la enseñanza cristiana “está siendo gradualmente socavada por el experimento de Francisco, que por supuesto es sólo una continuación del experimento del Concilio Vaticano II”… son algunas de las otras afirmaciones que se hacen en el citado vídeo.

“Un triste comentario sobre la Iglesia y el Estado en nuestro tiempo. Tenemos que despertar y defender la Verdad. Jesucristo es el Rostro de la Verdad. De nuevo a esto digo Viva Cristo Rey”, señala el obispo de Tyler en el tuit en el que difunde el video, en lo que no parece un comentario precisamente crítico con el autor de las burdas críticas al Papa.

“¿Es aceptable que un obispo de la Iglesia católica promueva vídeos que socavan públicamente la comunión con el Papa? ¿Qué mensaje envía esto a los católicos de su diócesis (por no mencionar a todos los que ven sus publicaciones en las redes sociales)?”, se han preguntado algunos medios norteamericanos.

Ante las críticas, el obispo, de nuevo a través de Twitter, señaló, sin cuestionar el video, que mi intención con esto no era menospreciar al Papa Francisco, sino reconocer lo devastador de este comentario. La santidad de la vida y la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía son nuestros fundamentos”.

Apoyo del obispo a curas supremacistas

En todo caso, el autor del vídeo sí parece compartir más la visión del obispo Strickland que la del Papa, por ejemplo en su condena a la postura proabortisa de Nancy Pelosi.Pero no es la primera vez que este prelado amaga con la confusión. En 2019, compartió accidentalmente un enlace a un sitio web sedevacantista en su Twitter, algo de lo que luego sí se disculpó. Y sonado es también su apoyo a los vídeos de un sacerdote supremacista y que afirma que no se puede ser católico y miembro del Partido Demócrata.

Además, monseñor Strickland ha sido muy crítico con la vacuna contra el covid, ha difundido desinformación sobre ella y ha ignorado, además, el llamamiento del Papa a vacunarse contra como un “acto de amor” hacia los demás, y en su lugar ha desanimado a los católicos a vacunarse.

Tal y como señala el portal Where Peter Is que ha documentado muchas de las polémicas declaraciones de este obispo, así como su actividad en las redes sociales, uno comienza a preguntarse cuánto más de este tipo de comportamiento puede permitirse un obispo católico antes de que se le pidan responsabilidades.

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Visita apostólica del Vaticano al ‘obispo rebelde’ de Texas: “Rechazo el programa de Francisco de socavar la fe”

El 12 de mayo pasado, el obispo de Tyler, diócesis al este del Estado de Texas (EEUU), Joseph Strickland, estuvo muy activo en su cuenta de Twitter, donde, además de alabar, por ejemplo, al cardenal Müller por una intervención suya, escribió: “Creo que el Papa Francisco es el Papa, pero es hora de que diga que rechazo su programa de socavar el Depósito de la Fe. Sigue a Jesús”.

 Un mes después, Strickland ha tenido que abrir las puertas de la diócesis a una visita apostólica enviada por el Vaticano de la que apenas se ha sabido nada, salvo la confirmación por parte de fuentes diocesanas, según recoge el National Catholic Reporter.

Dados los tiempos con los que la Santa Sede se tomas estas decisiones, no parece probable que la visita tenga que ver con ese tuit en particular, suficientemente representativo de una línea en la que la comunión deja mucho que desear, pero esa dura línea de confrontación con el sucesor de Pedro viene de lejos y le ha convertido en uno de los estandartes de la línea más conservadora del Episcopado estadounidense, uno de los más refractarios al pontificado del papa Bergoglio.

Loas al cardenal Sarah

Con constantes loas en su Twitter a otro purpurado poco afín a Francisco, como es el cardenal Sarah, Strickland declaró en una entrevista de octubre de 2020, que la Iglesia era “débil” y “no clara” bajo el pontificado de Francisco y desafió al Papa a “despedirlo“.

Inequívocamente contrario al acercamiento pastoral de la Iglesia al colectivo LGTBI propiciado por Francisco, el obispo de Tyler no ha dudado en descalificar esa posición aperturista y calificado de “blasfemias” los postulados mantenidos por el jesuita James Martin, ‘comisionado’ por el Papa para ser punta de lanza en esa avanzadilla pastoral que ahora sabemos por el instrumentum laboris que será también abordada en el próximo Sínodo sobre la sinodalidad.

Nombrado obispo por Benedicto XVI en 2012, Strickland también ha utilizado Twitter para criticar a otros obispos expresando su apoyo a los sacerdotes a quienes aquellos habían disciplinado en sus propias diócesis.

Fuente Agencias/Religión Digital

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“Preocupación por las víctimas en la sociedad y en la Iglesia “, por Leonardo Boff

Viernes, 11 de agosto de 2023
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inmigrantes_2521557820_16357900_660x371Millones de personas en el mundo son víctimas de discriminación, desprecio y odio

Estamos viviendo a nivel mundial y nacional una extraña paradoja. Por una parte constatamos, como en ningún periodo histórico anterior, una creciente preocupación por las víctimas de crímenes cometidos personal o colectivamente. Por otro lado, verificamos una clamorosa indiferencia hacia las víctimas, ya sean de crímenes de feminicidio sobreviviente, o de conflictos de alta letalidad y hacia los millones de refugiados e inmigrantes

Esta preocupación por las víctimas adquirió resonancia mundial, cuando la Iglesia Católica (pero también otras iglesias), tras mucha vacilación despertó a la exigencia ética y moral de oír a las víctimas y compensar el daño psicológico y espiritual causado. Al principio no era así. Un decreto de autoridades del Vaticano exigía, bajo pena canónica, que los sacerdotes pederastas no fuesen denunciados a las autoridades civiles.

Fue necesario que interviniesen los papas, especialmente el Papa Francisco para dar centralidad a las víctimas de los abusos sexuales. Él se reunió con muchas de ellas.  Varias veces pidió perdón en nombre de toda Iglesia por los crímenes cometidos

Estamos viviendo a nivel mundial y nacional una extraña paradoja. Por una parte constatamos, como en ningún periodo histórico anterior, una creciente preocupación por las víctimas de crímenes cometidos personal o colectivamente. Por otro lado, verificamos una clamorosa indiferencia hacia las víctimas, ya sean de crímenes de feminicidio sobreviviente, o de conflictos de alta letalidad y hacia los millones de refugiados e inmigrantes, que buscan huir de guerras o del hambre, principalmente en Europa y en Estados Unidos. Estos últimos especialmente son los más rechazados.

 En 1985 la ONU publicó la “Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder”. Fue un paso decisivo en defensa de las víctimas siempre olvidadas por la justicia en regímenes autoritarios o en democracias de baja intensidad, controladas por los poderosos, principales causantes de víctimas.

Curiosamente en Brasil, la visión de los derechos humanos concernía prioritariamente a la defensa de los autores de los delitos, cuando su preocupación central fue siempre la protección de la dignidad de toda persona humana, de sus derechos en todas sus dimensiones.

Un cierto giro jurídico en Brasil

A pesar de haber en Brasil, por lo general, un déficit normativo acerca del incentivo a los derechos de las víctimas, cabe constatar que en el Derecho Penal Contemporáneo esta preocupación ha adquirido últimamente cierta importancia. Se introdujeron   modificaciones en el Código del Proceso Penal determinando como requisito para la fijación de sentencia criminal por parte del juez, los daños por el crimen realizado. El juez impone indemnizaciones y la obligación al condenado de resarcir a la víctima.

En suma, hay que enfatizar cierto giro jurídico: antes la responsabilidad civil se centraba en el criminal, ahora se vuelve hacia la víctima y la compensación del daño sufrido por esta: “de una deuda de responsabilidad se ha pasado a una reparación de indemnización”.

Victimas-Shame_2574052591_16617334_667x375‘Shame’, una exposición sobre las víctimas

Esta preocupación por las víctimas adquirió resonancia mundial, cuando la Iglesia Católica (pero también otras iglesias), tras mucha vacilación despertó a la exigencia ética y moral de oír a las víctimas y compensar el daño psicológico y espiritual causado. Al principio no era así. Un decreto de autoridades del Vaticano exigía, bajo pena canónica, que los sacerdotes pederastas no fuesen denunciados a las autoridades civiles.

“Todo quedaba ocultado dentro del mundo eclesial. Al pedófilo se le transfería a otra parroquia o diócesis, sin tener en cuenta que también allí continuaban los abusos”

Todo quedaba ocultado dentro del mundo eclesial. Al pedófilo se le transfería a otra parroquia o diócesis, sin tener en cuenta que también allí continuaban los abusos. Este vicio afectaba a sacerdotes, obispos y hasta cardenales. Se alegaba que el silencio (nada obsequioso) era para no desmoralizar a la institución Iglesia universal, y preservar su buen nombre como la guardiana de la moralidad y de los valores occidentales.

Esto nos remite al farisaísmo, tan combatido por el Jesús histórico, ya que los fariseos predicaban una cosa y vivían otra, dándose por piadosos (Lucas 11,45-46). Ese fariseísmo prevaleció un buen tiempo en el interior de la Iglesia Católica.

Versión moralista

La versión predominante de las autoridades vaticanas era moralista: la pedofilia se juzgaba como un pecado; bastaba confesarlo y todo quedaba resuelto. Pero encubierto. Doble error fatal: no era solo un pecado; era un crimen horrendo y vergonzoso. El tribunal adecuado para juzgar tal crimen no era el derecho canónico sino la justicia civil del Estado. Así que sacerdotes, obispos y hasta cardenales tuvieron que enfrentarse a tribunales civiles, reconocer el delito y someterse a la pena. Para otros, el propio Papa se anticipaba y mandaba a un cardenal pedófilo a un convento para que, recogido, se redimiese de sus crímenes.

El segundo error fatal: solo se tenía en cuenta al eclesiástico pederasta. Pocos pensaban en las víctimas. Inicialmente así era como se trataba el problema de la pedofilia, inclusive dentro de la Curia Romana.

Fue necesario que interviniesen los papas, especialmente el Papa Francisco para dar centralidad a las víctimas de los abusos sexuales. Él se reunió con muchas de ellas.  Varias veces pidió perdón en nombre de toda Iglesia por los crímenes cometidos. Ha habido diócesis en Estados Unidos que casi fueron a la quiebra por las indemnizaciones que tuvieron que pagar a las víctimas, impuestas por los tribunales civiles.

Prácticamente en todos los países y diócesis se ha investigado a clérigos pedófilos, algunas de forma dramática como en el caso de Chile que ocasionó la renuncia de gran parte del episcopado. No menos dramática fue la investigación en Alemania, involucrando al Papa Benedicto XVI, en el tiempo en que era cardenal-arzobispo de Múnich. Tuvo que admitir delante de un tribunal civil haber sido indulgente con un sacerdote pederasta, transfiriéndolo simplemente a otra parroquia.

Escisión en la mente de las víctimas

Lo grave de los abusos sexuales por parte de personas del clero es la profunda escisión que crea en la mente de las víctimas. Por su naturaleza, un clérigo está rodeado de respeto por ser portador de lo sagrado y, eventualmente, es considerado como representante de Dios. Mediante el abuso criminal se rompe espiritualmente el camino de la víctima a Dios. ¿Cómo se puede pensar y amar a un Dios cuyo representante comete esos crímenes? Ese daño espiritual, además del psicológico, está poco señalado en los análisis que se han hecho y se hacen.

Acto-reconocimiento-victimas-catolica-Navarra_2479262072_16166597_667x375Acto de reconocimiento a víctimas abusos en la Iglesia católica en Navarra

Millones y millones de personas en todo el mundo son víctimas de discriminación, desprecio, odio y hasta de muerte por el color de su piel, por ser de otra creencia o de otra ideología política, de otra opción sexual o simplemente por ser pobres. Fueron los países europeos cristianizados los que hicieron más víctimas con la Inquisición, con guerras de 100 millones de muertos. Fueron ellos quienes comercializaban con personas arrancadas de África y las vendían como esclavas en las Américas y otras partes. Impusieron a sangre y fuego el colonialismo, el capitalismo depredador, el uso sistemático de la violencia para imponer en el mundo sus supuestos valores cristianos.

Desde el justo Abel hasta el último elegido, las víctimas tendrán el derecho de gritar hasta el juicio final contra las injusticias que les han sido impuestas. En el lenguaje de una víctima indígena del siglo XVI, refiriéndose a los brutales colonizadores: “ellos fueron el anticristo sobre la tierra, el tigre de los pueblos, el chupador del indio”. Habrá un día en que toda la verdad saldrá a la luz, a pesar de que en el tiempo presente, en las palabras de San Pablo “la verdad está aprisionada por la injusticia” (Romanos 1,18). Pero la verdad y no la violencia creadora de víctimas, escribirá la última palabra del libro de la historia.

*Leonardo Boff ha escrito Teología del cautiverio y de la liberación, Ed. San Pablo 1985.

Traducción de María José Gavito Milano

Fuente Religión Digital

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¿Actualizar la Iglesia católica? SÍ. Pero ¿en qué y hasta dónde?

Martes, 8 de agosto de 2023
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Actualizar-Iglesia-catolica-SIPero_2575552421_16622330_660x371Teología para una Iglesia en salida

Reflexiones tras el XIII Coloquio Abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”

Relato del “Porqué” y del “cómo” del XII y XIII Coloquio del Foro “Curas de Madrid y Más”, respuesta indirecta a la “Carta abierta” de José María Vigil al Foro hablando sobre ellos

05.07.2023 | Jesús María López Sotillo

El pasado día 19 de junio celebramos el XIII Coloquio Abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”. Unas horas antes del inicio del acto, el teólogo José María Vigil dirigió a nuestro Foro una carta abierta, publicada en Religión Digital, comentando la información sobre el mismo que daba este medio. A título personal, pero con el conocimiento del asunto que me proporciona ser miembro de la Comisión Permanente del Foro, contesto a la carta mencionada, al tiempo que doy cuenta del “porqué” y del “cómo” de nuestro coloquio del día 19 de junio y, también, del “porqué” y “cómo” del que celebramos el día 27 de febrero, ya que a ambos se refiere Vigil en su escrito.

Debo empezar manifestando a José María Vigil la gratitud de los miembros del Foro y, expresamente, la mía propia, por habernos dedicado tiempo, pensamiento y palabras. Los dos coloquios que comenta, pese a que, curiosamente, han resultado ser los menos concurridos de la serie, han sido también los que han abordado problemas teológicos más complejos y difíciles de plantear y de resolver. Quisiera que estas palabras mías sirvieran para mostrar lo cierto de esta afirmación.

En el que celebramos el  27 de febrero la pregunta en torno a la que intercambiamos puntos de vista fue “¿Tiene la Iglesia libertad para actualizarse?”. En el del día 19 de junio  la cuestión a debatir ha sido “¿Se puede ser hoy a la vez fieles al Evangelio y a los signos de los tiempos?”. Al proponer sendos diálogos en torno a ambas cuestiones el objetivo era suscitar un debate sobre asuntos teológicos que en los lejanísimos tiempos del Concilio Vaticano II suscitaban enorme interés en millones de personas, dentro y fuera de la Iglesia Católica. Hoy muchas personas desconocen qué asuntos eran aquellos. Y otras no tienen interés alguno en dedicarles ni un segundo de su tiempo o de su pensamiento.

Son asuntos que tienen que ver con los numerosos y profundos cambios que la Iglesia Católica, para actualizarse, debería introducir en su doctrina teológica y moral, en su liturgia, en su estructura organizativa y en su articulación canónica de todo ello. A finales de los años cincuenta y durante los años 60 y 70 del siglo pasado, gracias a la convocatoria y a la celebración del Concilio Vaticano II, esos asuntos eran conocidos. Y se hablaba de ellos con claridad. Y había esperanza de que los cambios se produjeran. Y se trabajó mucho para que tal cosa acabara pasando. El adjetivo “nuevo” o “nueva” acompañaba a casi todos los ámbitos de la teoría y de la práctica del catolicismo: Nueva liturgia, Nueva Historia de la Iglesia, Nueva lectura de los textos bíblicos, Nueva moral… Y ese adjetivo era sustituido con frecuencia por el sustantivo “secularización”: Secularización de la liturgia, Secularización de la Acción caritativa, Secularización de la Teología, Secularización de la moral… Pero la llegada en 1978 del cardenal Karol Józef Wojtyła a la sede pontificia trajo consigo el empeño de acabar sin contemplaciones y hasta de forma cruenta con ese afán renovador y secularizador. Y, poco a poco, Juan Pablo II, el nuevo papa, y el cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI, prefecto desde 1981 de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo consiguieron. Y, a la vez, el joven papa no dejaba de proclamar que era necesario emprender y llevar a cabo con éxito una “nueva evangelización de Europa”, llamada a culminar con una nueva evangelización del resto del planeta. Aunque, pese al nombre, pronto se vio que no era para enseñar nada nuevo, sino para enseñar y asentar de nuevo la antigua doctrina preconciliar de la Iglesia.

Fruto de este exitoso empeño cercenador, a día de hoy es muy reducido el número de personas que guarda memoria viva de las ilusiones que despertó el Vaticano II. Su edad es avanzada. Y les pesa el cansancio acumulado en muchos años de lucha por materializar aquellos sueños de antaño sin obtener apenas éxito alguno. A la sociedad en general ya le da igual que la Iglesia cambie o no cambie. Bastantes católicos piensan que está bien cómo está. Muchos otros, por su parte, creen que los cambios a introducir están relacionados fundamentalmente con la moral individual o institucional. Y no entienden por qué la jerarquía eclesiástica no accede a ello. No entienden por qué no acepta la democratización de órganos de gobierno eclesial. No entienden por qué no acepta el celibato  opcional de los clérigos o la ordenación sacerdotal de las mujeres o una liturgia menos ritualista y más participativa y encarnada en la vida, o el divorcio o los anticonceptivos o la desculpabilización de la homosexualidad o la reproducción asistida o el aborto o la eutanasia. Ese tipo de cuestiones es el que aparece con frecuencia en las respuestas a los cuestionarios preparatorios del Sínodo de la Sinodalidad.

Ese era el objetivo de nuestro XII Coloquio abierto: sacar a relucir que lo que frena los cambios en la Iglesia, no sólo los de tipo moral, sino también y sobre todo los de tipo teológico, litúrgico, institucional y canónicos

Sabiendo que ese es el clima que reina en la Sociedad y en la Iglesia Católica, está justificada la pregunta “¿Tiene la Iglesia libertad para actualizarse?”. Muchos católicos conservadores dicen “NO”. Pero la mayoría contesta “SÍ”, y, como acabamos de señalar, no entiende por qué la Jerarquía se niega a ello. Desconoce que detrás hay razones teológicas que el papa y el resto de los obispos esgrimen como justificadoras de su cerrazón. La mayoría no cae en la cuenta de que esas razones “teológicas” son las que hay que poner en cuestión. La mayoría no comprende que hay que confrontándolas con otras razones que justifican pedir y promover los cambios demandados. En los tiempos conciliares y durante los primeros años del postconcilio todo esto sí se sabía. Ahora hay que volver a enseñarlo. Hay que volver a comprenderlo. Ese era el objetivo de nuestro XII Coloquio abierto: sacar a relucir que lo que frena los cambios en la Iglesia, no sólo los de tipo moral, sino también y sobre todo los de tipo teológico, litúrgico, institucional y canónicos, es la aceptación de que existe un conjunto de enseñanzas inmutables, porque son palabra divina revelada o que se sustenta en ella y la desarrolla.

El Concilio Vaticano II abordó este problema desde sus inicios. Finalmente volvió a proclamar como verdad cierta que la Revelación divina existe y que el contenido de la misma es en concreto el que la Iglesia, mediante su Magisterio, designa como tal. Pero instó a estudiar en profundidad los textos bíblicos, la “Palabra de Dios” por antonomasia, para conocer y comprender cuál es exactamente la palabra divina que contienen y transmiten. Y, además, frente a la tesis protestante, reafirmó la doctrina del Concilio de Trento de que mediante su Tradición y su Magisterio, la Iglesia, sus obispos, pueden interpretar y desarrollar el contenido de la palabra revelada. E instó a estar atentos a lo que dio en llamar “los signos de los tiempos”, pues pueden contener como un susurro divino, que, sin ponerla en cuestión, justifique nuevas interpretaciones o desarrollos de la Palabra revelada. Es una solución de consenso que sirvió para que el 18 de noviembre de 1965, recibiera el voto casi unánime de los padre conciliares y fuera promulgada por Pablo VI, la Constitución Dogmática “Dei verbum”. Habían pasado más de tres años desde que empezó a debatirse, y quedaban solo dos semanas para la clausura del Concilio.

Tomando esa vía de escape, que hoy nos parece muy estrecha, fue posible entonces llevar a cabo un cierto aggiornamento de la Iglesia, una cierta actualización. Pero inmediatamente se abrió otro debate. Tuvo inmerso en él a los padres conciliares y a sus asesores teológicos durante las cuatro sesiones del Concilio y entre los espacios intermedios. Y no hizo más que incrementarse en los primero años del postconcilio: ¿Actualización? SÍ. Pero ¿en qué y hasta dónde? Los documentos conciliares son un testimonio patente de los equilibrios, a veces totalmente forzados, a los que llegaron los padres conciliares en torno a los diferentes asuntos que fueron objeto de actualización. En nuestro XIII Coloquio abierto nos planteamos ese mismo problema. Aunque lo planteamos con otro tipo de pregunta, “¿Se puede ser hoy a la vez fieles al Evangelio y a los signos de los tiempos?

Hay muchos católicos que consideran que la fidelidad no debe ponerse ni en uno ni en otro extremo, ni en “el Evangelio” ni en el supuesto susurro divino que puedan contener “los signos de los tiempos”, sino en la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, proclamados solemnemente y principalmente en los Concilios ecuménicos del siglo IV, en el Concilio de Trento y en el Concilio Vaticano I. Pero entre los católicos que consideran que la Iglesia tiene libertad para actualizarse y que hay motivos bien fundados para hacerlo las posiciones sobre el “en qué” y en el “hasta dónde” son diversas y hasta contrapuestas. En la Introducción al Coloquio pusimos sobre la mesa, para dialogar sobre ellas, tres de dichas posiciones. Primero, la que defienden José María Vigil y el resto de autores del libro “Después de Dios. Otro modelo es posible”. Luego, la que ha defendido el profesor José María Castillo en muchos de sus libros, de la que ofrece una síntesis contundente en el último de ellos, “Declive de la Religión. Futuro del Evangelio”. Y, en tercer lugar, la que practican, por ejemplo, Javi Baeza y la comunidad de San Carlos Borromeo. En el curso del diálogo salió a relucir otra más, de la que luego hablaré.

José Manuel Vigil, autor de la Carta abierta al Foro, y el resto del grupo de teólogos y pensadores espirituales al que pertenece se sitúan claramente entre quienes piensan que hoy ya no es posible mantener de forma simultánea las dos fidelidades, al Evangelio y a los Signos de los tiempos, a los que ellos designan con otro nombre. Piensan y enseñan que la fidelidad a lo que hoy en día nos enseñan sobre el universo y sobre el ser humano las ciencias físicas y biológicas lleva a romper con buena parte de la doctrina eclesial, incluida la que encontramos en lo que Castillo llama “El Evangelio” o, dicho más precisamente, en la que encontramos en los escritos neotestamentarios. Hay que hacer emerger, piensan y enseñan, “otro modelo” de espiritualidad. Ha de ser un modelo en el que no tiene cabida, entre otras imágenes, la figura de un Dios personal y providente, pero en el que, curiosamente, se ha de mantener como un pilar fundamental la preocupación por los más necesitados, aunque las ciencias positivas no puedan decir nada definitivo al respecto. Pero eso sí, desprovista de las fundamentaciones y de las motivaciones mitológicas que, a su juicio, ofrecen los relatos bíblicos.

José María Castillo está en el polo contrario. En 2021 hizo en Religión Digital un comentario crítico al libro “Después de Dios. Otro modelo es posible”. A los autores les pareció infundado y ofensivo. Y dos de ellos, José Arregui y José María Vigil le respondieron públicamente en ese mismo medio. José María Castillo solo admite la fidelidad a lo que él, en singular, llama “el Evangelio”, no a la Tradición ni al Magisterio posteriores ni tampoco a los Signos de los tiempos actuales. Fidelidad única y exclusivamente a  los orígenes del cristianismo. Fidelidad a la palabra viva que fue y que transmitió Jesús de Nazaret. Una palabra opuesta por completo a la religión judía de su tiempo y, en general, a cualquier tipo de religión institucionalizada y regida por clérigos. Una palabra que induce a una vivencia de la fe sin ritos ni obligaciones religiosas inventadas por la clase sacerdotal para dotarse de poder y autoridad y acumular dinero. Fidelidad únicamente a la fe en Dios, en el Dios del que Jesús es “Verbo encarnado”, y al amor al prójimo, para aliviar en cada tiempo y lugar sus padecimientos. Todo lo que dentro de la Iglesia se salga de ahí debe ser desmontado.

El querido y admirado Javi Baeza y su asombrosa comunidad de San Carlos Borromeo huyen de los debates teológicos. Tanto si son del estilo del que suscitan los autores de la obra “Después de Dios. Otro modelo es posible” como si son del estilo del que abre la obra “Declive de la Religión. Futuro del Evangelio”. Y, también, por supuesto, huyen de los que suscitan quienes sostienen que por encima de todo hay que ser fieles a la Tradición y al Magisterio, tal como los conservan, transmiten e interpretan el Papa y el resto de los obispos en comunión con él. A ellos, como a muchos otros cristianos dentro de la Iglesia Católica, lo que les preocupa sobre todo es el sufrimiento de las personas, el maltrato que muchas padecen, la pobreza, el abandono, la marginación, la explotación… que menoscaban su dignidad y les hacen mucho daño. Lo que buscan por todos los medios es hacer algo para quitar o aminorar ese dolor. Y lo hacen en nombre de Dios. Seguros de que esa es su voluntad y de que les ayuda en dicha empresa. No tienen, sin embargo, interés en debatir si realmente ese Dios es el Dios del que habló Jesús o si existe realmente o si es como creen que es. Han abrazado y practican y enseñan como dadora de sentido esa fe. Y, coherentes con ella, aunque celebran liturgias, entienden que el verdadero culto a Dios es el ejercicio de la caridad y la defensa de la justicia. Sin querer enredarse en disputas teológicas o metafísicas, dirían ellos, sobre cómo fueron las cosas en los orígenes o cómo evolucionaron después o sobre qué nuevas mutaciones piden los signos de los tiempos que se lleven a cabo ahora.

Yo creo, y ésta es la otra postura que salió a relucir a lo largo del diálogo, que la Iglesia Católica, como las otras iglesias cristianas y las demás religiones vivas, confrontada con los saberes modernos, tanto de las ciencias positivas como de las ciencias históricas o filológicas, debe asumir que necesita una renovación profunda. Y considero que ha de llevarla a cabo mirando a sus orígenes, pero sin quedarse sólo en ellos, sino mirando, también, hacia lo que podemos aprender de los llamados “signos de los tiempos”. Pero, a la vez, sin prescindir por completo del resto de la historia cristiana, que se ha desarrollado entre uno y otro extremo. Creo, además, que a la hora de  transmitir todo esto se debiera hacer mostrando a quienes viven apoyados en una fe que llamaríamos tradicional que hay cierta continuidad entre dicha fe y la fe renovada que se les propone. Considero que no es necesario romper con todo, sino que algo importante se puede conservar. “El Evangelio” en singular, contrariamente a lo que da a entender José María Castillo, no ha existido nunca. Siempre, tras la muerte de Jesús, existieron diferentes modos de entender, de vivir y de transmitir la fe que él hizo suya y comenzó a esbozar con palabras y obras en su corta vida pública. El modo de articular el seguimiento de Jesús de los llamados “cristianos helenistas”, de quienes aprendió el cristianismo San Pablo, a quien tan duramente critica Castillo y de cuyas posiciones da testimonio en su Carta a los Gálatas, podría ponerse en valor. A mi juicio, permite establecer puentes entre el que pudo ser el núcleo central de la predicación de Jesús y lo que hoy demanda de nosotros la toma en consideración de lo que nos enseñan las ciencias modernas.

Son, como espero haber mostrado, cuestiones profundas y complejas las que nos planteamos en nuestros dos últimos coloquios. El debate sobre sus respuestas sigue vivo y habría de relanzarse con claridad y sin miedo.

Fuente Religión Digital

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Se trata de transformar, transfigurar la vida

Domingo, 6 de agosto de 2023
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índiceDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Trans – figurar.

    Tal vez nos ha ocurrido también a nosotros, cuando hemos escuchado una música, o hemos visto la constancia de una persona en su trabajo, o tal vez hemos pasado mil veces por delante de la Iglesia de nuestro pueblo o hemos leído una poesía o un salmo y no nos han dicho nada. Pero un buen día vemos esas mismas realidades y nos han impactado, hemos caído en cuenta de aspectos y valores de los que no éramos conscientes.

Muchas veces cuando te encuentras con determinadas personas, “no ves nada”, no translucen nada, al menos nada que valga la pena. Otras veces el encuentro con una persona sencilla, pobre, humilde, transmite luz, bondad, cercanía…

Podemos emplear la palabra transmitir para hablar de transfigurar.

¿Transfiguramos y transformamos las realidades de la vida en luz, en sensatez, en pensamiento?

En el lenguaje del concilio Vaticano II podríamos pensar que la creación, la vida, el amor son sacramento de Dios. La naturaleza, el amor de la pareja, la amistad son como un sacramento de Dios.

02.- No fue tarea sencilla ver a Cristo en Jesús.

    ¡Cuántas veces y cuánto tiempo vieron sus discípulos y sus paisanos a Jesús, pero no vieron a Cristo! De hecho, muchos dejaron de ser sus discípulosdel Señor. (Jn 6).

Incluso pensemos que María, la madre del Señor, sabía, ¡Claro que sabía que Jesús era su hijo!, pero hubo de llegar a la fe en que su hijo era Cristo, la Palabra de Dios.

Por eso decimos de la Virgen María que es la primera creyente en Cristo. Era madre de Jesús, pero hubo de llegar a creer que su hijo era expresión, hijo de Dios.

03.-  Textos  muy semejantes: Bautismo y Transfiguración.

    En el NT Dios habla –directamente- solamente en dos momentos: en el Jordán (Bautismo de Jesús) y en el Tabor (Transfiguración).

En ambos momentos se escucha una voz del cielo: Este es mi hijo amado…

Ambos momentos (bautismo y Transfiguración) son como una epifanía (manifestación) de Jesús. Jesús es  expresión de Dios. Jesús transmite a Dios Padre.

Jesús se manifiesta, en su corporeidad: en sus encuentros con personas, enfermos, en sus discusiones con fariseos, en sus momentos trágicos de muerte y momentos de gloria: resurrección.

Contrastes del relato de la transfiguración:

La escena de la Transfiguración está llena de contrastes.

  • Jesús se encuentra en plena gloria pero habla de su muerte. Los discípulos casi entran en el cielo, pero están asustados y «se caían de sueño».
  • Quieren quedarse allí, pero tienen que bajar y subir a Jerusalén.
  • Dios les manifiesta al Hijo escogido, pero se les ordena no decir nada.

El relato de la transfiguración: un mundo de símbolos

El relato de la Transfiguración está tejido de muchas reminiscencias bíblicas:

Los montes son el lugar más cercano al cielo, casi tocan el cielo, el lugar de Dios. Moisés y Jesús están con Dios.

¿Procuro encontrarme cerca de Dios?

La nube es la protección que Dios ofrece al pueblo ante el rigor del solo caminando por el desierto de la vida. ¿Me siento protegido por Dios? ¿Dios me acompaña en la vida?

    rostros resplandecientes, luz, vestidos luminosos. Desde la luz, desde Dios las cosas y los problemas de la vida y de la muerte se ven de manera distinta.

¿Hay luz en mi vida?

    Escuchadle, Escucha Israel. Es sensato y razonable escuchar, acoger la Palabra y las palabras que se nos dicen en la vida. ¿”Atiendo a razones” en mi vida?

    El Padre, todo padre, se complace en sus hijos. Dios se complace en su Hijo y en nosotros que también lo somos. Lo mejor que nos puede pasar es que nos sintamos queridos y acogidos por Dios. Todo está, pues, preparado:

04.- La transfiguración es un acontecimiento de oración. [1]

    Probablemente este relato de la Transfiguración es la experiencia de fe a la que llegaron en la oración los primeros cristianos, discípulos. En Jesús terminaron por ver la expresión, lo que Dios y la vida nos quieren siempre decir. En algún momento, (proceso, etapa de la vida) los primeros creyentes, representados en Pedro, Santiago y Juan, llegaron a la fe en Cristo a través del encuentro con Jesús.

    La Transfiguración fue también la experiencia fundamental de la vida de Jesús, que probablemente no ocurrió en un momento, ni en un monte, ni con los tres citados, sino después de mucho caminar y pensar las cosas en el camino de la vida.

Podemos pensar que desde la perspectiva de muerte y resurrección que Jesús va intuyendo en su vida, ilumina, transforma, transfigura toda la existencia de Jesús. Tal experiencia de encuentro (oración) con Dios confiere una luz a su vida, a sus problemas, que Jesús también tuvo problemas y crisis en su vida.

El encuentro con Dios transfigura la vida y la muerte, su vida y la nuestra, su muerte y la nuestra.

05.- Transfigurar la monotonía de la vida.

    La mayor parte de los días de la vida son muy parecidos.

    Sin embargo hay días y acontecimientos diferentes; días de mayor profundidad y densidad existencial, que transfiguran la vida:

  • cuando una persona, por los caminos que solamente Dios sabe, descubre el sentido de la vida en la noche oscura del alma, de la depresión: cambia la vida
  • el día en que una pareja se decide casar, todo se transfigura.
  • cuando nace un niño en la familia, la vida de esa familia es ya otra.
  • cuando uno decide entregar su vida al servicio de la iglesia, la vida se configura de un modo especial.
  • cuando vivimos acontecimientos decisivos: enfermedades, muertes, la vida queda transformada.
  • Cuando Oteiza talló, esculpió las piedras de Aránzazu, se transformaron en iconos.

Estas vivencias, encuentros, acontecimientos hacen de la vida otra cosa, es “otra historia” y realmente comienza otra historia.

06.- Transfigurar la realidad.

Vivir es transfigurar las realidades de la vida, es transformar, salir de la mera realidad:

  • la comida no es un mero engullir proteínas por muy ecológicas y científicas que sean. “Comer” es convivir, compartir, acoger, celebrar, disfrutar, despedir… Y eso es transfigurar el Cordero pascual, el pan, el vino, el agua, la mesa, la palabra, etc.
  • La sexualidad no es el simple ejercicio de unas funciones somático-genitales, sino que es amistad y amor, ágape, es entrega, es acompañarse en la vida, compartir, apoyarse y apoyar, procrear, educar, etc. Y eso es transfigurar lo meramente corpóreo en amor.
  • Ser presbíteros, monjes, religiosos o cristianos no es meramente ritualizar sacramentos casi por arte de magia, sino que ser presbítero es vivir el evangelio en el seno de una comunidad cuidando la fe y la esperanza de la comunidad, sobre todo, estando atento a los más pobres. Y eso es transfigurar lo puramente eclesiástico en vida evangélica.
  • Las “piedras” y el cemento, la madera y el hierro, no son para el ser humano meramente granito, roble o materias primas, sino que son Aranzazu, el Peine del Viento, los libros, las mesas, los quirófanos y, a su vez, estos se transforman en salud, cultura, vida. Y esto es transfigurar.

Transfigurar es salir de uno mismo, transcender la materialidad para llegar a una tierra nueva, una comprensión nueva, una vivencia de la realidad llena de luz y sentido. Estamos llamados a transfigurar, transformar la vida.

La Eucaristía es una  transfiguración. Es importante que la transfiguración se realice en el pan y vino, pero más importante que seamos nosotros los que quedemos transfigurados.

Probablemente la afirmación central de la Transfiguración es la voz que brota del cielo

Este es mi hijo amado, escuchadle

Transfiguración, Ciudad del Vaticano, Librería Editrice Vaticana, 2007, Madrid, Ed La Esfera de los Libros

[1] J. Ratzinger – Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Primera parte. 2007, p 361.

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La enseñanza de la Iglesia debe reconocer que el género no es binario, escribe una periodista católica

Lunes, 31 de julio de 2023
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profile-pic-rome-768x771Rebecca Bratten Weiss,

os guiños pastorales del Papa Francisco a la comunidad LGBTQ+ han marcado un nuevo territorio en la forma en que los líderes de la iglesia abordan la identidad de género a nivel pastoral, pero su distinción entre dicho ministerio y la llamada “ideología de género” ilustra que gran parte de la comprensión de la Iglesia Católica sobre el sexo y el género todavía se basa en ideas defectuosas y sin fundamento sobre las realidades biológicas.

En el National Catholic Reporter, Rebecca Bratten Weiss, editora digital de U.S. Catholic, explora la forma en que las afirmaciones de “ideología de género” no reflejan las realidades de género en la naturaleza a favor de las afirmaciones doctrinales de la iglesia. Incluso el Papa Francisco, con su énfasis en la escucha sinodal, separa el ministerio pastoral de una “ideología de género” moderna que ha llamado “una de las colonizaciones ideológicas más peligrosas… haciendo que el mundo sea igual, todo aburrido, todo igual”.

Weiss elogia al Papa Francisco por su instinto pastoral de “juzgar menos y escuchar más“, nombrando su 2013 “¿Quién soy yo para juzgar?” comenta como “un importante cambio de perspectiva” después de “siglos de retórica deshumanizante de las autoridades católicas”, incluidos sus predecesores, los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Muchos líderes de la iglesia como Francis, enmarcan sus posiciones sobre el género como inmutables y binarias al afirmar que están defendiendo el orden creado por Dios contra las ideas modernas que entienden tanto el sexo como el género como más complicados y multifacéticos. Weiss señala, “[l]as categorías de hombre y mujer, tal como existen en la naturaleza, no son un uno u otro, ni un binario absoluto. Más bien, residen en un espectro”. En los humanos, también, la comprensión científica de lo que hace que una persona sea hombre o mujer continúa evolucionando, y no depende simplemente de la composición cromosómica o los órganos sexuales. En otras palabras, las ideas fijas de hombre o mujer, sin nada entre o fuera de estas categorías, no es la realidad ni para la humanidad ni para el resto del mundo natural.

Debido a estos entendimientos en evolución, Weiss señala que la teología católica en realidad no está defendiendo la “realidad” contra la “ideología”, como a menudo pretende hacer:

“[L]a iglesia ya tiene una ideología preferida de género, que es complementaria, esencialista y comprometida con una visión binaria rígida de todo el mundo natural. El verdadero debate no es sobre si la ideología de género es mala, sino sobre qué ideología sobre el género se alinea mejor con la realidad”.

Una comprensión del género que es a la vez mutable y en un continuo, argumenta, está más alineada tanto con la naturaleza como con el ejemplo del Evangelio de Jesús dando la bienvenida a todas las personas creadas a imagen de Dios. También refleja “una comprensión de la persona como dinámica, capaz de crecer y transformarse, reflejando la creatividad divina”.

En contraste con la acusación del Papa Francisco de “ideología de género”, la perspectiva que argumenta Weiss tiene en cuenta la diversidad de la naturaleza “reconoce y honra la complejidad y singularidad de cada individuo, las muchas formas diferentes en que cada ser creado refleja la imagen de Dios”.

Izengabea

La comunidad LGBTQ+ sigue siendo objeto de odio y discriminación, experimentando violencia manifiesta, así como ataques legislativos y políticos. Para que el Papa Francisco categorice las nuevas interpretaciones del género basadas en la naturaleza como “peligrosas”, corre el riesgo de sufrir un mayor daño y exclusión para las personas que ya están marginadas. Weiss escribe sobre un camino diferente y mejor:

“La iglesia ha cambiado antes. Se desarrollan las enseñanzas magistrales. Tal vez sea hora de que la enseñanza de la iglesia se desarrolle una vez más, para reflejar mejor la verdad y ofrecer atención pastoral a aquellos que no encajan perfectamente en las categorías artificiales de género en las que parecen obsesionados nuestros líderes de la iglesia. Nuestros hermanos LGBTQ son vulnerables a nuevas amenazas de violencia anticristiana y contra la vida. Los católicos que afirman ser defensores de la verdad y testigos vivos del Evangelio no deberían agravar estas amenazas. Y los líderes de la iglesia, incluido el Papa Francisco, harían bien en preguntarse si su postura hacia las personas trans está realmente en línea con las enseñanzas de Jesús”.

—Angela Howard McParland (ella/ella), New Ways Ministry, 21 de julio de 2023

Fuente New Ways Ministry,

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Debemos sembrar semillas LGBTQ+ en el Sínodo, incluso cuando la mayoría falla

Lunes, 17 de julio de 2023
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IMG_0044La reflexión de hoy es del editor gerente de Bondings 2.0, Robert Shine.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el 15º Domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.

La esperanza abundó en octubre de 2021 cuando el Papa Francisco lanzó el “Sínodo sobre la Sinodalidad”. Este proceso de varios años de caminar juntos como pueblo de Dios es visto por muchos como el evento eclesial más importante desde el Concilio Vaticano II en la década de 1960. Es muy probable que sea la marca definitoria del pontificado de Francisco.

Ya llevamos casi dos años en este viaje. Varias etapas han ido y venido —local, diocesana, nacional, continental—, frecuentemente marcadas por la escucha, la apertura, el diálogo y la reflexión. Los temas LGBTQ+ fueron prominentes en cada etapa, apareciendo en muchos informes nacionales y en seis de los ocho informes continentales. El documento de trabajo para la asamblea de este octubre incluye dos referencias a la inclusión LGBTQ+, y un documento anterior de la oficina del Sínodo reconoció cuán frecuente era el problema a nivel mundial. Y ahora, habrá una serie de líderes de iglesias LGBTQ positivos que participarán en la asamblea del Sínodo en Roma este octubre.

Lo confieso: este camino sinodal todavía me emociona mucho y tengo grandes esperanzas en él. A menudo me he preguntado cómo debe haber sido ser católico después del Vaticano II cuando había tanta energía por la reforma en la iglesia y la justicia en el mundo. Ha sido difícil de imaginar.

Crecí en una iglesia diferente donde Benedicto XVI era Papa y el abuso sexual del clero era lo que ocupaba los titulares. Si bien aún quedan muchos desafíos para la iglesia y el mundo, ahora entiendo un poco mejor cómo era esa energía en la era posterior al Vaticano II, cuando tantos profetas hablaron y comenzaron tantos grupos católicos de justicia.

Aún así, algunas personas hoy me advierten que maneje las expectativas. Estas advertencias no provienen de los críticos abiertos del Sínodo, sino de amigos y colegas comprometidos con el camino sinodal, pero que cuestionan esa esperanza inicial que una vez compartimos.

Todo esto estaba en mi mente cuando me senté con las lecturas de hoy que presentan la parábola del sembrador. Las lecturas no me entusiasmaron. No solo es una parábola que todos conocen, sino que incluso es una parábola que Jesús explica directamente. Muchas reflexiones sobre esta parábola se centran en los “héroes” de esta historia: las semillas que caen en tierra fértil y dan frutos en abundancia. Estas semillas, que Jesús explica, son las personas que escuchan la palabra de Dios y la entienden. Ellos son quienes debemos esforzarnos por ser con vidas interiores ricas y relaciones fructíferas con Dios. En resumen, todas las lecturas parecen bastante sencillas.

Sin embargo, la mayor parte de la parábola y la explicación de Jesús en realidad no se trata de los aparentes héroes, las semillas en tierra fértil. En cambio, se presta más atención a los fracasos: las semillas en un sendero que se convirtió en comida para pájaros, las semillas quemadas por el sol por carecer de raíces, las semillas estranguladas por las espinas. Las tres cuartas partes de las semillas arrojadas por el sembrador de la parábola simplemente murieron. Si las semillas son la palabra de Dios, esa es una tasa de fracaso bastante alta para recibir a Dios.

Cambiemos un poco la parábola presentando a las personas y aliados LGBTQ+ como sembradores. Las semillas son nuestras historias, nuestra fe, nuestras alegrías y esperanzas, nuestras penas y ansiedades, nuestra defensa y ministerio, siendo arrojadas por el paisaje, en este caso la Iglesia Católica. Si somos honestos, a menudo es cierto que nuestra tasa de fracaso es casi la misma que la de Dios. Trabajamos mucho, nos arriesgamos tanto, nos sacrificamos bastante y, sin embargo, las semillas que echamos fracasan: se topan con gente que no comprende, gente que nos acepta pero con limitaciones, gente que es aliada hasta que cuesta, gente dispuestos a ceder su privilegio para crear equidad para otros.

No quiero sugerir que el fracaso, ya sea en la palabra de Dios o en nuestro trabajo, deba ser el enfoque. El fracaso no es la comida para llevar aquí. La conclusión es que incluso cuando la tasa de fallas es alta, Dios todavía produce bienes en gran abundancia. La historia de la iglesia está repleta de historias de cómo las semillas de la palabra de Dios fueron plantadas en la rica tierra de pequeñas comunidades o incluso de una persona singular con una fe profunda, que luego tuvo un impacto enorme para cambiar el mundo.

Estos últimos dos años, las personas LGBTQ+ y sus aliados han estado sembrando semillas de inclusión a lo largo del proceso sinodal. Es probable que muchas de esas semillas, quizás la mayoría, fracasen. Pero solo se necesitan unas pocas semillas en la tierra adecuada para que Dios produzca un bien tremendo. No podemos saber qué conversación tuvimos, carta que escribimos, recurso que compartimos u oración que pronunciamos que será la semilla que echará raíces. Por eso debemos seguir sembrando ampliamente, predicando la inclusión a todo aquel que escuche y testimoniando la santidad de nuestras identidades y nuestro amor.

El viaje continúa hasta octubre de 2024 con más altibajos por venir. Pero cuando veo cuán poderoso ha sido el impacto de los católicos pro-LGBTQ+ en este proceso hasta ahora, ¿cómo no puedo tener esperanzas? No obtendremos todo lo que buscamos. Eso es seguro. Sin embargo, sí creo que habrá muchos buenos frutos de las semillas que arrojamos que están encontrando un suelo fértil.

Para ver la cobertura completa de Bondings 2.0 del Sínodo sobre la sinodalidad, haga clic aquí. Para ver todos los recursos del New Ways Ministry sobre el Sínodo, incluida una lista completa de los participantes de la asamblea de octubre de 2023 con registros LGBTQ+, haga clic aquí.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 16 de julio de 2023

Fuente e New Ways Ministry

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Carta apostólica ‘Sublimitas et misericordia hominis’ sobre Blaise Pascal, un pensador genial y atento a los pobres

Viernes, 14 de julio de 2023
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IMG_2188Grandeza y miseria del hombre: la paradoja del pensamiento de Blaise Pascal

El Papa Francisco dedicó su Carta Apostólica ‘Sublimitas et miseria hominis‘ a la obra del filósofo y teólogo francés, en el cuarto centenario de su nacimiento

“Si Blaise Pascal es capaz de conmover a todo el mundo,es porque habló de la condición humana de una manera admirable. Sería engañoso, sin embargo, ver en él solamente a un especialista en moral humana, por muy brillante que fuera. El monumento formado por sus Pensamientos, algunas de cuyas fórmulas aisladas se han hecho célebres, no puede ser verdaderamente comprendido si se ignora que Jesucristo y la Sagrada Escritura son a la vez el centro y la clave”, señala el Papa en su carta apostólica

“Llegado a este punto, Pascal, que ha escudriñado con la increíble fuerza de su inteligencia la condición humana, la Sagrada Escritura e incluso la tradición de la Iglesia, pretende proponerse con la sencillez del espíritu de infancia como humilde testigo del Evangelio; es ese cristiano que quiere hablar de Jesucristo a los que se apresuran a declarar que no hay ninguna razón sólida para creer en las verdades del cristianismo. Pascal, al contrario, sabe por experiencia que lo que dice la Revelación no sólo no se opone a las exigencias de la razón, sino que aporta la respuesta inaudita a la que ninguna filosofía habría podido llegar por sí misma”

“Infatigable buscador de la verdad”, “pensador brillante”, “atento a las necesidades materiales de todos”, “enamorado de Cristo”, “cristiano racionalidad fuera de lo común” y de “inteligencia inmensa e inquieta”. Estas son algunas de las definiciones del filósofo y teólogo francés Blaise Pascal que el Papa Francisco ofrece en su Carta Apostólica Sublimitas et miseria hominis, escrita con motivo del cuarto centenario del nacimiento del hombre que también fue matemático y físico, y publicada hoy, día del aniversario.

“Grandeza y miseria del hombre”, explica el Papa, forman la paradoja que está en el centro de la reflexión y del mensaje de Pascal, que nació el 19 de junio de 1623 en Clermont, en el centro de Francia, y murió con sólo 39 años, el 19 de agosto de 1662, en París.

La antigua pregunta del alma: “¿Qué es el hombre?”

Desde niño y durante toda su vida, recuerda Francisco, “buscó la verdad” y con la razón “rastreó sus signos, especialmente en los campos de las matemáticas, la geometría, la física y la filosofía”. ” Realizó descubrimientos extraordinarios desde muy tierna edad”, pero no se detuva allí , y en un siglo de grandes progresos científicos, “acompañados de un creciente espíritu de escepticismo filosófico y religioso”, Blaise Pascal “se mostró como un infatigable buscador de la verdad”, siempre “inquieto”, atraído por “nuevos y más amplios horizontes”. Por eso no pudo acallar la antigua pregunta del alma humana, relatada por el salmista: “¿Qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides?”. “Una nada respecto al infinito, un todo respecto a la nada”, escribió en una meditación recogida en sus Pensamientos, un “conjunto de fragmentos publicados póstumamente, que son las notas o borradores de un filósofo impulsado por un proyecto teológico”.

No se cierra a los demás ni siquiera en la última enfermedad

Su actitud básica, según el Pontífice, es de “asombrada apertura a la realidad”, lo que le lleva a abrirse a otras dimensiones del conocimiento, pero también a la sociedad. Pascal, por ejemplo, ideó en París, en 1661, “el primer sistema de transporte público de la historia, los ‘Carruajes de cinco centavos’”. Y “ni su conversión a Cristo”,  “ni su extraordinario esfuerzo intelectual en defensa de la fe cristiana”, subraya el Papa Francisco, “lo convirtieron en una persona aislada de su época”. Tan atento a los problemas sociales que no se cerró “a los demás ni siquiera en la hora de su última enfermedad”.

Uno de sus biógrafos recoge estas palabras suyas, que, comenta el Papa, “expresan la etapa final de este camino evangélico”: “Si los médicos dicen verdad y Dios permite que salga de esta enfermedad, estoy resuelto a no tener más ocupaciones ni otro empleo del resto de mis días que el servicio de los pobres”. “Es conmovedor, escribe Francisco, constatar que, en los últimos días de su vida, un pensador tan brillante como Blaise Pascal no viera mayor urgencia que dedicar su energía a las obras de misericordia: «El único objeto de la Escritura es la caridad»”.

Acompaña nuestra búsqueda de la verdadera felicidad

El Pontífice, con su Carta, pretende “poner en evidencia lo que, en su pensamiento y en su vida, considero apropiado para estimular a los cristianos de nuestro tiempo y a todos nuestros contemporáneos de buena voluntad en la búsqueda de la verdadera felicidad”, porque Pascal, cuatro siglos después, “sigue siendo para nosotros el compañero de camino que acompaña nuestra búsqueda de la verdadera felicidad y, según el don de la fe, nuestro reconocimiento humilde y gozoso del Señor muerto y resucitado”.

Porque “habló de la condición humana de una manera admirable”, pero no sólo como especialista en costumbres humanas, sino como hombre que puso a Jesucristo y a la Sagrada Escritura en el centro de su pensamiento. En efecto, había llegado a la certeza de que, en palabras del filósofo, ‘no solamente no conocemos a Dios más que por Jesucristo, sino que no nos conocemos a nosotros mismos más que por Jesucristo’. Se trata de una afirmación “extrema”, pero no doctrinal, que el Papa Francisco aclara en el documento.

Fuera del amor, “no hay verdad que valga la pena”

Pascal, “hombre de inteligencia prodigiosa”, se preocupó de hacer saber a todos que “Dios y la verdad son inseparables”, pero también que “fuera de los objetivos del amor, no hay verdad que valga”. “No hacemos un ídolo con la verdad misma, porque la verdad sin la caridad no es Dios y es su imagen y un ídolo al que no hay que amar ni adorar”. El Papa está convencido de que “la inteligencia y la fe viva de Blaise Pascal, quien quería demostrar que la religión cristiana es ‘venerable porque ha conocido bien al hombre’ y ‘amable porque promete el verdadero bien’, pueden ayudarnos a atravesar las oscuridades y las desgracias de este mundo”.

Una mente científica excepcional

Francisco recuerda la infancia de Blaise, que perdió a su madre cuando sólo tenía 3 años, con su padre, jurista y matemático, quien, para ocuparse solo de la educación de sus tres hijos (también de sus hermanas Jacqueline y Gilberte), trasladó a la familia a París cuando Blaise tenía 9 años. Y ya entonces demostraba sólo teoremas geométricos, incluso antes de leerlos en los libros. “En 1642, a los diecinueve años”, escribe el Pontífice, “inventó una máquina de aritmética, antecesora de nuestras calculadoras”. Así, Pascal “nos recuerda la grandeza de la razón humana y nos invita a utilizarla para descifrar el mundo que nos rodea”. Su “espíritu de geometría”, práctica confiada de la razón natural, “lo hacía solidario con todos sus hermanos en busca de la verdad, le permitirá reconocer los límites de la inteligencia misma y, al mismo tiempo, abrirse a las razones sobrenaturales de la Revelación”. En sus Pensamientos relata una paradoja: “Le ha costado tanto a la Iglesia demostrar que Jesucristo era hombre contra aquellos que lo negaban, como demostrar que era Dios; y las posibilidades eran igualmente grandes”.

Tenía la certeza sobrenatural de la fe

El amor apasionado de Pascal a Cristo y el servicio a los pobres, “no eran el signo de una ruptura en el espíritu de este discípulo audaz”, continúa el Papa Francisco, “sino el de una profundización hacia la radicalidad evangélica, una progresión hacia la verdad viva del Señor, con la ayuda de la gracia”. Tenía la certeza sobrenatural de la fe y “la veía tan acorde con la razón, aunque infinitamente superior a ella”, y sobre esto discutía animadamente con quienes no la poseían. A ellos, escribía, “nosotros sólo podemos dársela por razonamiento, en espera de que Dios se la dé por sentimiento de corazón”. Pascal admiraba la sabiduría de los antiguos filósofos griegos, pero subrayaba que “la razón por sí sola no puede resolver los interrogantes más elevados y urgentes”.

El tema del sentido integral de nuestra vida

El Papa recuerda que el tema que más interesaba al hombre de su tiempo y también de hoy es “el del sentido pleno de nuestro destino, de nuestra vida y de nuestra esperanza, el de una felicidad que no está prohibido concebir como eterna, pero que sólo Dios está autorizado a conceder”. En los Pensamientos encontramos el principio fundamental de que “la realidad es superior a la idea”, y debemos recordarlo, escribe Francisco, hoy que ” las ideologías mortíferas que continuamos padeciendo en los ámbitos económico, social, antropológico y moral mantienen a quienes las siguen dentro de burbujas de creencia donde la idea ha reemplazado a la realidad”.

Ante su miseria, el hombre busca la distracción

Hablando, siempre por paradoja, de la condición humana, Pascal recuerda, con realismo, según el Pontífice, que “hay una desproporción insoportable, por una parte, entre nuestra voluntad infinita de ser felices y de conocer la verdad; y, por otra, nuestra razón limitada y nuestra debilidad física, que conduce a la muerte”. Que “nos amenaza a cada instante” y que es “el final que espera a la vida más bella del mundo”. Por eso el hombre no puede “permanecer solo en sí mismo”, porque “su miseria y la incertidumbre de su destino son insoportables“. Debe distraerse, y de aquí se deduce ” “que a los hombres les guste  tanto el bullicio y el movimiento”. Lo hace con el trabajo, el ocio, las relaciones familiares o las amistades, pero también, por desgracia, con los vicios. Así experimenta su dependencia, su vacío y también el tedio, la tristeza y la desesperación.

El abismo de la condición humana sólo puede ser colmado por Dios

“Un abismo infinito” define el filósofo esta condición humana, que “sólo puede ser llenado por un objeto infinito e inmutable, es decir, por el mismo Dios”. El hombre es al mismo tiempo, para Pascal, ” Juez de todas las cosas, indefenso gusano, depositario de la verdad, cloaca de incertidumbre y de error, gloria y desecho del universo”. Opuestos irreconciliables para la razón humana. ‘Las grandezas y miserias del hombre son tan evidentes, leemos en Pensamientos, que es necesariamente preciso que la verdadera religión nos enseñe que hay algún gran principio de grandeza en el hombre y que hay un gran principio de miseria’. Es preciso además que nos explique esas asombrosas contradicciones”.

Así, Pascal, que ” ha escudriñado con la increíble fuerza de su inteligencia la condición humana, la Sagrada Escritura e incluso la tradición de la Iglesia”, para el Papa Francisco “pretende proponerse con la sencillez del espíritu de infancia como humilde testigo del Evangelio”. Es ese cristiano que “quiere hablar de Jesucristo a los que se apresuran a declarar que no hay ninguna razón sólida para creer en las verdades del cristianismo”, porque sabe “que lo que dice la Revelación no sólo no se opone a las exigencias de la razón, sino que aporta la respuesta inaudita a la que ninguna filosofía habría podido llegar por sí misma”.

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La experiencia mística de la “Noche de Fuego”

En la carta apostólica, el Papa analiza a continuación la experiencia mística de la “Noche de fuego” del 23 de noviembre de 1654, tan intensa y decisiva que Pascal la anotó en un pedazo de papel, el “Memorial”, que había cosido en el forro de su abrigo, y que fue descubierto después de su muerte. Define su encuentro por analogía con el experimentado por Moisés ante la zarza ardiente. “Sí, nuestro Dios es alegría”, comenta Francisco, ” y Blaise Pascal lo testimonia a toda la Iglesia y a todo el que busca a Dios”. “No es el Dios abstracto o el Dios cósmico”, escribe el filósofo y teólogo francés, sino que es “el Dios de una persona, de una llamada, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Dios que es certeza, que es sentimiento, que es alegría”.

Esa noche Pascal experimenta “el amor de este Dios personal, Jesucristo”, que lo lleva “por el camino de la conversión profunda y, por tanto, de la ‘renuncia total y dulce’”,  vivida el amor, al que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia”. Antes de esa noche, Pascal no duda de la existencia de Dios, lo que le falta, escribe Gouhier, “y lo que espera, no es un conocimiento sino un poder, no una verdad sino una fuerza”. Que le es dada, aclara el Pontífice, “por la gracia”.

Pascal y la razonabilidad de la fe en Dios

A continuación, el Papa Francisco cita a Benedicto XVI, quien recordó cómo ” la tradición católica, desde el inicio, ha rechazado el llamado fideísmo, que es la voluntad de creer contra la razón”, y Pascal está profundamente apegado a la “razonabilidad de la fe en Dios”. “Pero si la fe es razonable, también es un don de Dios y no puede imponerse: ‘No se demuestra que debamos ser amados sometiendo a método las causas del amor; sería ridículo’”, observa Pascal con la finura de su humor. Como recordaron los padres conciliares en la declaración Dignitatis humanae, Jesús dio testimonio de la verdad, pero “no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían”.

Conocemos la realidad no sólo con la razón, sino también con el corazón

Aunque la fe sea de un orden superior a la razón, aclara a continuación el Papa, “esto no significa ciertamente que se oponga a ella, sino que la supera infinitamente”. Leer la obra de Pascal, por tanto, “es ponerse en la escuela de un cristiano con una racionalidad fuera de lo común, que tanto mejor supo dar cuenta de un orden establecido por el don de Dios superior a la razón”. El filósofo analiza también la “inteligencia intuitiva”, que está conectada con lo que llama “corazón”: “Conocemos la verdad -escribe- como el hecho de que el Dios que nos hizo es amor, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se encarnó en Jesucristo, que murió y resucitó para nuestra salvación, no se pueden demostrar por la razón, pero pueden ser conocidas por la certeza de la fe, y pasan entonces del corazón espiritual a la mente racional, que las reconoce como verdaderas y puede a su vez exponerlas”. Pascal, subraya a continuación el Pontífice, “nunca se resignó a que algunos de sus hermanos en humanidad no sólo no conocieran a Jesucristo, sino que desdeñaran tomarse en serio el Evangelio”, y establece, escribe, “una gran diferencia entre los que se afanan con todas sus fuerzas por conocerlo, y los que viven sin preocuparse ni pensar en ello“.

La disputa teológica entre Jansenistas y Jesuitas

Para concluir, el Papa Francisco analiza la relación de Pascal con el jansenismo. Recuerda que Jaqueline, una de las hermanas, había entrado en la vida religiosa en Port Royal, “en una congregación cuya teología estaba fuertemente influenciada por Cornelius Jansen”. Y que Pascal fue a hacer un retiro a la abadía de Port Royal. Cuando, en los meses siguientes, surgió en la Sorbona una importante controversia, que oponía a los jesuitas con los “jansenistas”, sobre la cuestión de la gracia de Dios y sobre la relación de la gracia con la naturaleza humana, en particular con el libre albedrío, el filósofo, que no era partidista, recibió el encargo de los jansenistas de defenderlos. Lo hizo, entre 1656-57, publicando dieciocho cartas, conocidas como Provinciales. El Papa comenta que algunas de sus afirmaciones, relativas, por ejemplo, a la predestinación, tomadas de la teología del último San Agustín, “no parecen correctas”.

La justa crítica al pelagianismo

Pero añade que “al igual que san Agustín había tratado de combatir a los pelagianos en el siglo V, que afirmaban que el hombre puede, por sus propias fuerzas y sin la gracia de Dios, hacer el bien y salvarse, Pascal pensaba sinceramente estar atacando entonces al pelagianismo o semipelagianismo, que creía identificar en las doctrinas seguidas por los jesuitas molinistas” (llamados así por el teólogo Luis de Molina). “Reconozcámosle la franqueza y la sinceridad de sus intenciones” es la invitación de Francisco. Que no quiere “volver a abrir la cuestión”, pero subraya que “la justa advertencia en las posiciones de Pascal sigue siendo válida para nuestro tiempo: el neo – pelagianismo, que haría depender todo ‘del esfuerzo humano encauzado por normas y estructuras eclesiales’” nos intoxica “con la presunción de una salvación ganada con nuestras fuerzas”. Y que la última posición de Pascal, antes de su muerte, respecto a la gracia, “y en particular al hecho de que Dios ‘quiere que todos los se salven y lleguen al conocimiento de la verdad'” es “perfectamente católica”.

El deseo de morir en compañía de los pobres

Finalmente, cuando compuso su magnífica Oración para pedir a Dios el buen uso de las enfermedades, en 1659, “Pascal era un hombre pacificado, que ya no se dedicaba a la polémica, ni tampoco a la apologética”. Estando a punto de morir, escribe su biógrafo, “ tenía un gran deseo de morir en la compañía de los pobres”. Después de recibir los Sacramentos, sus últimas palabras fueron: “«¡Que Dios no me abandone jamás!”. El deseo del Pontífice es que “su obra luminosa y los ejemplos de su vida, tan profundamente sumergida en Jesucristo”, nos puedan ayudar a seguir hasta el final el camino de la verdad, la conversión y la caridad”.

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Carta del cura Joaquín Sánchez al cardenal Omella sobre TRECE TV: “El sesgo hace mucho daño a la Iglesia. Aparecemos de nuevo identificados con la derecha y ultraderecha”

Miércoles, 12 de julio de 2023
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PARROCO JOAQUIN SANCHEZJoaquín Sánchez

“Quiero poner el acento en un programa que he visto en ocasiones y veo con más frecuencia recientemente que se llama “El Cascabel”. Es un tertulia donde la falta de respeto, la mala educación, el desprecio y el odio, sí el odio, Cardenal Omella, está tan presente que siento vergüenza e indignación”

“Se critica al Gobierno actual, que, por cierto, muchas medidas sociales sintonizan con la Doctrina Social de la iglesia, en contraposición, a la postura de la derecha y la ultraderecha”

“¿Cómo desde un medio católico se puede llamar a las personas de Podemos gentuza?”

“Me imagino que, aunque conservadores, no se sentirán identificados con ese periodismo ofensivo y hasta panfletario, y no lo digo en sentido irónico”

Me consta que ha habido quejas sobre la orientación de TRECE TV, cuyo propietario es la Iglesia Católica. Quejas que se han producido porque tiene una orientación política claramente de derechas y que nada tiene que ver con el pluralismo informativo y con el análisis riguroso de los acontecimientos.

Sesgo que comparto y que hace mucho daño a la propia Iglesia porque aparecemos de nuevo identificados con la derecha y ultraderecha, a la cual la legitimamos, aunque sus decisiones vayan en contra de la orientación evangélica y la Doctrina Social de la Iglesia. Te pongo un ejemplo. Nosotros defendemos el trabajo digno y, dentro de estas condiciones dignas, exigimos un salario justo que permita a las familias llegar a final de mes y dar a los hijos un futuro que genere oportunidades y calidad de vida, como afirma el papa Benedicto XVI en la Carta Encíclica Caritas in Veritate, número 63.

Lo lógico, lo humano y lo evangélico sería que desde TRECE se hubiera valorado la decisión de subir el SMI del Gobierno actual y criticar la postura de la derecha y ultraderecha, pero se critica al Gobierno actual, que, por cierto, muchas medidas sociales sintonizan con la Doctrina Social de la iglesia, en contraposición, a la postura de la derecha y la ultraderecha. Sencillamente triste, doloroso, injusto y no hace honor a la verdad, porque somos altavoces de las derechas y no de los pobres, aunque haya programas, que están muy bien, sobre la solidaridad.

Quiero poner el acento en un programa que he visto en ocasiones y veo con más frecuencia recientemente que se llama “El Cascabel”. Es un tertulia donde la falta de respeto, la mala educación, el desprecio y el odio, sí el odio, Cardenal Omella, está tan presente que siento vergüenza e indignación. Desprecios, insultos y odio a todo lo que no sea derecha y ultraderecha.

¿Cómo desde un medio católico se puede llamar a las personas de Podemos gentuza? ¿Cómo se puede dirigir al ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con tono despectivo “Zp”? Y, no te quiero decir nada, Omella, con la cuestión del sanchismo, que lo convierte en una obsesión enfermiza y brota un odio profundo digno de estudio. Estas son algunas de las lindezas que se pueden oír, además de tergiversar la realidad para promocionar a la derecha.

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10 años esparciendo odio en el medio de la Conferencia Episcopal Española

Un odio que nace del fanatismo

Es un odio que nace de un fanatismo y un fundamentalismo que nada tiene que ver con el periodismo, con el servicio a la verdad y al bien común, como afirma el papa Francisco. He observado como los propios tertulianos bajan la cabeza ante esa avalancha de odio y disparates que sale de la boca de quien dirige ese programa; me imagino que, aunque conservadores, no se sentirán identificados con ese periodismo ofensivo y hasta panfletario, y no lo digo en sentido irónico.

Ante todo esto me preguntó si es posible hacer desde TRECE TV un periodismo plural y, si no pueden, hacerlo tenéis la obligación moral de decirlo; eso sí, por lo menos eviten tanto insultos, descalificaciones y odios a toda la izquierda y a todo lo que no sea derecha y ultraderecha. ¿O estamos pidiendo un imposible para una Iglesia cuya seña de identidad es el amor, el respeto, la dignidad humana y la verdad?

Fuente Religión Digital

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Carta abierta a Monseñor Munilla, por Miguel Sánchez Zambrano.

Jueves, 6 de julio de 2023

munilla_560x280Muy estimado Pastor, D. José Ignacio Munilla.

Desde el respeto que le profeso, deseo responder a sus palabras, sobre el colectivo LGTBI, en Radio María el lunes 12 de junio. Han pasado dos semanas y le aseguro que las he reflexionado en profundidad. Le respondo desde mi condición de miembro de la Iglesia y de hijo de Dios y por tanto hermano de usted en Él. También lo hago desde mi identidad homosexual, al haber dispuesto Dios que así la tuviera. Decirle que el serlo lo considero y lo vivo, como un don de Dios, pues como afirma el obispo brasileño Cruz Santos “si la persona no elige ser gay, la atracción por el mismo sexo, solo puede ser un regalo de Dios”.

También le escribo como persona que, con 14 años, sufrí abuso de poder y de conciencia de un sacerdote escolapio (estudié en los Escolapios de Granada) que a esa edad me condeno a un doble infierno, precisamente por sentir atracción por mis iguales. Esto me produjo un tremendo shock emocional que derivo y somatice en una patología epiléptica y un rechazo a lo que yo era (sí Dios me condena por medio del escolapio, yo debo condenarme, me decía a mí mismo). Ambas patologías (Epilepsia y Homofobia internalizada) han quedado sanadas, al hacer un Proceso de Justica Restaurativa, en el que el Provincial actual de la Comunidad Escolapia, me levantó la condena, me manifestó su consternación y vergüenza por lo sucedido y me confirmó que la Misericordia de Dios jamás condena, recibiendo su bendición. De este modo, he logrado salvar mi amor a la Iglesia y trabajar desde dentro, con todas mis fuerzas, por desmontar la pertinaz condena de amplios sectores de la misma, incluido usted mismo, que es justo lo que nos pide a los homosexuales cristianos el portavoz de la Conferencia Episcopal Francesa, Mons. Oliver R.- Dumes: “Amad a la Iglesia y desde dentro, ayudadla a progresar en el reconocimiento de vuestro amor”. Esta ayuda la pretendo a través de mi libro, recientemente publicado, “Homosexualidad. Las razones de Dios” (Ed. San Pablo) en el que trato de desmontar la condena de los versículos bíblicos en que la Iglesia se basa para hacerlo, fundamentalmente Génesis y Levítico y exponer detalladamente las bases bíblicas en que podría basarse para realizar un profundo cambio que la llevase a la aceptación plena de sus hijos e hijas LGTBI, en igualdad de derechos con sus hijos e hijas heterosexuales.

Ha sido un extenso y profundo trabajo de investigación de más de 10 años, cuyo resultado es el aludido libro, que me permito aconsejarle su lectura, del que en diciembre le envié amplia información, ofreciéndole enviárselo a su Diócesis, carta de la que no he recibido respuesta alguna, aparte de su silencio.

Con esta carta abierta pretendo responder a sus palabras en Radio María. Ante todo, decirle D. José Ignacio, que la Biblia jamás condena el amor entre dos de igual género (lógico, pues Dios es amor y no puede condenarse a sí mismo). Lo que se condena en el A. Testamento (Gén. 19) es el intento de violación sexual a los enviados del Señor, por parte de los habitantes de Sodoma. Condena que se repite en Jueces 19. Igualmente, en Levítico, se condena el acto homosexual, por no ser procreativo, al igual que se condena eyacular fuera del cuerpo de la mujer o la relación con esta en periodo menstrual. Esta condena, a todo acto no reproductivo, es plenamente consecuente al estar dirigida al pueblo judío, un pueblo primitivo, que ha de atravesar un desierto durante 40 años, camino de la Tierra Prometida y corre serio peligro de desaparecer, si no se hace todo lo posible por facilitar la natalidad, por lo que queda lógicamente prohibido todo acto sexual no procreativo. Jamás, en ningún párrafo bíblico, se condena la relación homoafectiva entre dos iguales, elegida libremente y con un compromiso mutuo de fidelidad.

Como es lógico, todo lo anterior lo sabe usted de sobra y mucho mejor que yo.

Y entrando ya en materia y con el respeto antes expresado tratare de comentar (y desmontar) sus palabras en Radio María, aludiendo a sus declaraciones claramente homófobas, respecto a las personas LGTBI.

Monseñor, en primer lugar, dice usted y dice muy bien, que el arcoíris es la imagen de la alianza de Dios con el hombre y critica duramente que sean esos los colores elegidos por nuestra comunidad. Le diré que precisamente por ello, esa es nuestra bandera, para así hacer presente la alianza y más aún,la complicidad de Dios con las personas homosexuales. Siento en mi corazón dicha alianza y siento como Dios se complace al haberme creado como Él ha querido, como lo hace con todas sus criaturas, incluida las heterosexuales.

Afirma usted que “las personas LGTBI, van contra la naturaleza y contra la realidad”. Se lo respondo en forma de pregunta: ¿Cómo es posible que algo que existe en la naturaleza humana (las diversas variables que se dan en las personas en como sentir y vivir la sexualidad) pueden ir contra la naturaleza de las mismas? ¿Cómo Dios puede crear una identidad sexual concreta que vaya contra la propia naturaleza creada por Él mismo?

Esa es mi realidad y mi naturaleza: sentir atracción por mis iguales y ninguna atracción por los de diferente género, al igual que el hombre heterosexual siente atracción por el género diferente (la mujer) y ninguna por las personas de su igual género. Por último, los “bi” sienten atracción por ambos géneros. Esa es la realidad y es la naturaleza de cada uno de nosotros, la que Dios nos ha concedido en su diversidad creadora, ¿lo entiende usted? Hago mías sus propias palabras: “Negar la realidad evidente y constatada es muy poco inteligente”.

Vamos con la siguiente cuestión, que usted aborda en Radio María, afirmando que “introducir a la fuerza la ideología LGTBI, crea personas heridas, que sufren”. Con dolor le voy a enumerar las verdaderas razones por las que sufre una persona homosexual: por la incomprensión y rechazo de sus familiares, por discriminaciones múltiples, por situaciones de burla y vejaciones, por acusaciones malévolas, como ser los difusores del V.I.H.; por el riesgo (generalmente imposibilidad) de manifestar en público el afecto que sentimos por la persona que amamos y sobre todo lo anterior, los que somos cristianos, nos produce un hondo sufrimiento, la idea de que Dios nos rechaza y que cada vez que compartimos nuestra sexualidad, estamos cometiendo un grave pecado, tal como nos recuerda la Iglesia. En realidad, todas las razones de angustia y dolor expuestas se basan en esto último, pues el aludido rechazo de la Iglesia ha impregnado la cultura, las costumbres y las relaciones humanas hasta nuestros días, sobre todo en el ámbito del llamado mundo occidental cristiano en que vivimos. Estas heridas, este sufrimiento, este rechazo generalizado, propiciado desde siempre por la Iglesia ha sido revelado incluso en el arte y se resume en el lema de la primera obra teatral gay “Los chicos de la banda”: “pídeme un homosexual feliz y te daré un cadáver sonriente”.

El máximo dolor que llega a sufrir el homosexual cristiano lo ha generado la Institución Eclesial, que le afirma que Dios le dice: “te condeno si vives según la identidad sexual que te he dado”, mientras él escucha en su corazón, esa misma voz de Dios que le dice: “te amo y te bendigo cuando actúas según el don de ser homosexual que yo te he dado”.

Sí, el sufrimiento causado por la Iglesia y por las “áreas” de influencia de la misma (sociedad y familia) ha sido profundo y lo más sangrante, ha sido gratuito. Su incapacidad para replantearse su actitud condenatoria ante sus víctimas, es para nosotros, lo más triste y doloroso. Por ello, todo homosexual que logra mantener su fe y no abandonar la Iglesia, tiene que recorrer un camino de crecimiento espiritual, ciertamente muy doloroso.

A continuación, Monseñor, usted se refiere en su alocución en Radio María, al mes de junio, mes del Sagrado Corazón, que parece, según usted, haber sido “secuestrado” por el mundo LGTBI, convirtiéndolo en el mes del Orgullo. Lo primero es decirle que al igual que usted se siente orgulloso de ser hetero (supongo) igualmente y por las mismas razones, los homosexuales nos sentimos orgullosos (y añado, agradecidos) de serlo, solo que hasta hace bien poco era absolutamente imposible expresar nuestra identidad sexual, gracias a la represión y opresión que la sociedad heterosexista, imbuida por la religión ha ejercido contra nosotros, desde hace siglos.

Precisamente hablando de este mes dedicado al Sagrado Corazón, seguro que usted, D. José Ignacio, conoce muy bien al máximo propagandista de la devoción al mismo. Me refiero al jesuita beato Bernardo de Hoyos (1711-1735) que escribió vívidamente su matrimonio místico gay con Jesús. Sí, lo ha leído bien.

Tenía 18 años cuando tuvo una visión en la que se casaba con Jesús. En sus escritos espirituales no habla de amada y amado como lo hace Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, sino que se refiere al amante y al amado, “amante buscando al amante, amigo en el amigo transformado”.

Bernardo describe así su experiencia como novio de Cristo:

“El Señor me entrega un anillo de oro y me dice: “que este anillo sea una prenda de nuestro amor. Tú eres mío y yo soy tuyo. Puedes llamarte a ti mismo Bernardo de Jesús (…) y yo seré Jesús de Bernardo, pues tu y yo somos uno, Mi honor es tuyo, tu honor es mío. Considera la posibilidad de mi gloria como la de un cónyuge, considérala la tuya como la de mi cónyuge. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío”.

Como usted verá, el relato del Beato Bernardo es un verdadero canto de extraordinaria belleza romántica al matrimonio ente dos hombres. Mientras Prelados y Pastores, como usted, se niegan a bendecir (rechazando) las uniones de dos iguales que se aman, la vida y visión de los santos nos narran historias muy diferentes, como esta en que Cristo-esposo, se une en matrimonio místico con otro hombre, Bernardo de Hoyos, que fue beatificado por Benedicto XVI en abril de 2010. Leer más…

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¿Nueva evangelización o vieja eclesialización?

Martes, 27 de junio de 2023
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jesus-hipsterJuan Zapatero  Ballesteros
Sant Feliú de Llobregat (Barcelona).

ECLESALIA, 29/05/23.- Desde que Juan Pablo II comenzase a hablar de «nueva evangelización» a finales de la década de los 70 del siglo pasado, lo han venido reiterando de manera insistente sus sucesores, Benedicto XVI y Francisco. Quiero hacer una salvedad: por lo que a este último respecta, cabe decir que lo ha hecho y lo viene haciendo de manera muy diferente; incluso me atrevería a decir que opuesta en muchos casos. Al menos esa es la impresión que tengo, cuando comparo la manera de hablar y sobre todo de actuar de este último respecto a sus dos predecesores.

Digo esto, porque creo que, tal y como muchas personas y sectores de la Iglesia entienden en la actualidad dicha evangelización, están más cerca de la doctrina, de la moral y de la liturgia de Juan Pablo II y Benedicto XVI que de Francisco.

No sé, pero cuando yo pienso en el significado y sentido de evangelizar, me viene a la mente la Buena Noticia de Jesús que predicó y puso en práctica, pues, al fin y al cabo, eso significa «Evangelio». Me lleva de manera inmediata a aquella escena de la sinagoga de Nazaret, Lc 4, 16-21, donde Jesús se presentó a sus conciudadanos “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos”. Jesús se aplica a sí mismo el mensaje que el profeta Isaías había anunciado ocho siglos antes. Un mensaje que está en plena consonancia, por otra parte, con la respuesta que da a los emisarios que llegaron a Él enviados por Juan Bautista, Lc 7,19-23, “Id y decid a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados”.

Una Buena Noticia que el evangelista Mateo se encargará de recordar en qué consiste a aquellos judíos intransigentes, legalistas y amantes del culto por encima de las personas, Mt 25,34-46, “Tuve hambre y me disteis de comer, me visteis desnudo y me vestisteis, en la cárcel y me visitasteis. En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Un mensaje que le acompañó a Él mismo en todo momento con una actitud de servicio y entrega generosa por su parte y cuyo mejor ejemplo podemos encontrar en el lavatorio de los pies a sus discípulos en la Última Cena, Ju 13,1-20, “Se levanta Jesús de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una jofaina y se pone a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido”.

Junto a esta actitud clara y evidente en favor de la humanización de toda la gente, Jesús se mostró totalmente en contra de quienes pretendían hacer del culto y del cumplimiento de la ley sin más, o incluso por encima de las personas, el centro de la religión y del Evangelio. La parábola del Buen Samaritano, que refiere el evangelista Lucas, es su enseñanza más clara en este sentido.

Entonces, ¿Jesús se opuso al culto como factor de evangelización? ¿Lo censuró como contrario al compromiso y al “evangelio”? No, en absoluto. Ahora bien, tal y como le dijo a la Samaritana, Jn 4,3-42,“El culto se ha de hacer en espíritu y en verdad. Ya no sirve el culto que los judíos practican en el Templo de Jerusalén ni el de los samaritanos en Garizim”.

Después de lo dicho, la pregunta que me hago es si la “nueva evangelización” de la que viene hablando la jerarquía de la Iglesia de manera tan insistente desde hace ya un tiempo, está en la línea de la Buena Nueva que encontramos en el Evangelio por parte de Jesús, o en la vuelta a la liturgia, a los ritos, cumplimientos, etc., que comenzaron a prevalecer en la Iglesia a partir de un momento de su historia. Está claro que la evangelización que se pretende llevar a cabo hoy será nueva en la medida que enlace con aquel primer anuncio de las primeras comunidades cristianas, fundamentado en una manera de actuar y de vivir entroncada de manera directa con el propio hacer y la propia vida de Jesús: Hch 2, 42-46.

En cambio, no será anuncio nuevo, sino eclesialización vieja y caduca, si lo que se pretende es volver a la Iglesia del 313, Edicto de Milán, y de manera definitiva del 380: el emperador Teodosio convierte el cristianismo en religión oficial del imperio. No es nueva la evangelización si lo que pretende es resucitar una Iglesia de cristiandad que, a la postre, busca fomentar la unicidad, que no hace sino empobrecer y aborregar, en detrimento de la unidad, tal y como Jesús rogó al Padre: Ju 17, 20-23, que fomenta la libertad del Espíritu. Tampoco es nueva si lo que busca es volver a utilizar fórmulas y sistemas de ser, estar y actuar que recuerdan tiempos y circunstancias ya superados o que, al menos, debieran estarlo.

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Al hilo de lo que acabo de decir y bajando al plano de lo cotidiano y concreto, me pregunto, por ejemplo, qué pretenden en la actualidad tantísimos ministros representantes de la jerarquía de la Iglesia con esos atuendos externos en cuanto al vestir que los diferencian de los laicos, si nos referimos a la comunidad eclesial, y de los ciudadanos en general, si pensamos en la sociedad civil.

Me temo que debajo de todo ello no está solo, ni mucho menos, una cuestión canónica, sino una visión teológica muy concreta sobre la Iglesia y sobre la propia sociedad, que yo creía que ya había quedado superada para siempre por el concilio Vaticano II: una Iglesia como sociedad perfecta frente a una Iglesia como pueblo de Dios.

¿Es precisamente a través de liturgias cargadas, celebraciones farragosas, inciensos abundantes, sotanas y roquetes recuperados de viejos baúles, maestros de ceremonias que controlan el rito hasta el extremo, sermones vacíos y alejados de la vida, etc., que pretenden evangelizar a hombres y mujeres postcristianos, para quienes todo lo anterior no les dice nada en medio de la vida rutinaria y a veces tediosa en que se encuentran viviendo?

Que conste que he pretendido simplemente traer a colación algunas de las numerosas realidades actuales por parte de la jerarquía eclesiástica con las que, según ella, pretende evangelizar, no sé si de nuevo o de manera novedosa, a hombres y mujeres alejados de la fe o revitalizar la de quienes ya la profesan.

Es por ello que mi pregunta pretende dilucidar simplemente si se trata de una evangelización nueva y, por lo mismo, llena de vida y de sentido, o, por el contrario, volver a una eclesialización vieja, caduca y carente de verdaderas razones de esperanza que ofrecer

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Papa Pablo VI y homosexualidad – rumores sobre amantes: Sobrino nieto gay de Pablo VI se casa con su pareja.

Lunes, 12 de junio de 2023
Comentarios desactivados en Papa Pablo VI y homosexualidad – rumores sobre amantes: Sobrino nieto gay de Pablo VI se casa con su pareja.

paolo-vi-nipote-gay-unione-civile-compagno-960x640Sobrino nieto del Papa Pablo VI recientemente se casó con su pareja. Hace casi medio siglo, su tío abuelo comentó sobre el tema de la homosexualidad: siguieron los rumores de su propio amante.

Un sobrino nieto del Papa Pablo VI (1963-1978), homosexualse casó con su pareja. El diarioCorriere della Sera informó sobre el evento en la ciudad de Capriano del Colle, en el norte de Italia, cerca de Brescia, durante el fin de semana. Alrededor de 250 invitados estuvieron presentes en el sí de derecho civil entre Giulio Montini y su pareja Matteo.

Una ceremonia con pocos invitados en el corazón de la Bassa Bresciana. Es el que se celebró en la tarde del 2 de junio en Capriano del Colle, en una encantadora casa particular del pueblo. Dos chicos de Brescia se juraron amor eterno, mientras que la ceremonia estuvo a cargo del alcalde de Capriano Stefano Sala. Sin publicación en el registro pretoriano, un círculo de un máximo de 250 personas para compartir lo que, muy probablemente, se puede definir como el mejor momento de la vida de los dos chicos.

A pesar de toda la discreción del caso, se ha difundido la noticia de que el sobrino nieto del santo Papa Pablo VI, o el bresciano (nacido en Concesio) Giovanni Battista Montini, ha decidido consolidar su vínculo afectivo con un joven ante la ley italiana, que no reconoce su posibilidad de contraer matrimonio, se ha difundido rápidamente en el país (y no solo). Así que el 2 de junio, pasadas las 15 horas, Giulio Montini (su abuelo Ludovico era hermano del Papa Pablo VI) se casó con su Matteo. Los dos, frente a la familia y emocionados invitados, pronunciaron el “sí”. Giulio Montini y su esposo Matteo, que trabajan en Brescia aunque en diferentes sectores, vivirán juntos en Capriano del Colle, donde normalmente pagarán impuestos como cualquier otra. ciudadano, a pesar de no tener derecho a contraer matrimonio en matrimonio regular.

El proceso causó un gran revuelo en Italia, porque el abuelo de Montini, Ludovico, era hermano de Giovanni Battista Montini, conocido como Pablo VI. Fue Papa de 1963 a 1978. En 1975, durante su mandato, la Congregación del Vaticano para la Doctrina de la Fe publicó un declaración “aprobada y reafirmada” sobre cuestiones de ética sexual.

41a6M1PK5NLEl Papa Pablo VI, nacido Giovanni Battista Montini el 26 de septiembre de 1897 en Concesio (BS), fue el pontífice de la Iglesia Católica de Roma de 1963 a 1978. De joven, Montini emprendió estudios eclesiásticos y se destacó por su brillante inteligencia. Ordenado sacerdote en 1920, trabajó en la Secretaría de Estado del Vaticano. Su carrera eclesiástica se desarrolló rápidamente y en 1954 fue nombrado arzobispo de Milán. Durante su pontificado, el Papa Pablo VI condujo a la Iglesia a través de un período de profundo cambio social y cultural, abordando temas como el control de la natalidad, el ecumenismo y el papel de la Iglesia en la sociedad moderna. Es conocida por haber albergado el célebre Concilio Vaticano II, que supuso importantes reformas en la liturgia y el diálogo interreligioso. Partidario del diálogo y de la paz, y promovió la apertura de la Iglesia al mundo contemporáneo. Murió el 6 de agosto de 1978 y sin duda es considerado uno de los papas más amados de la historia.

Durante el pontificado de Pablo VI, la Iglesia Católica mantuvo una posición firme respecto a la homosexualidad, considerándola moralmente inaceptable. El Papa Pablo VI, en línea con la enseñanza tradicional de la Iglesia, no aprobaba las relaciones entre personas del mismo sexo y consideraba la homosexualidad una desviación moral. En 1975, la Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces dirigida por el Cardenal Joseph Ratzinger (el futuro Papa Benedicto XVI), emitió una declaración reafirmando la posición de la Iglesia sobre la homosexualidad, condenando los actos homosexuales como “intrínsecamente desordenados”.

La Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe también trata el tema de la homosexualidad. “Contrariamente a la enseñanza constante del Magisterio de la Iglesia y la sensibilidad moral del pueblo cristiano, algunos hoy, citando observaciones de naturaleza psicológica, han comenzado a juzgar con indulgencia e incluso a tolerar por completo las relaciones homosexuales de ciertas personas”, dice el comunicado. lee la introducción al tema.

Además, la Congregación distingue a los homosexuales que, por diversos factores, viven esta sexualidad de forma transitoria y aquellos “que, por algún tipo de pulsión innata o por alguna disposición patológica, que se consideran incurables, lo son para siempre”. Algunos consideraban que la tendencia en estos últimos era tan natural “que debe considerarse como una justificación de sus relaciones homosexuales en una sincera comunidad de vida y amor similar al matrimonio”.

Es cierto que también los homosexuales deben ser atendidos con comprensión pastoral, pero no se puede utilizar ningún método pastoral que justifique moralmente a estas personas, continúa diciendo. “Según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regulación esencial e indispensable. Son condenadas en la Sagrada Escritura como graves aberraciones y presentadas como el triste resultado de un rechazo de Dios. Este juicio de la Sagrada Escritura, al no permitir la Conclusión de que todos aquellos que sufren de esta anomalía son personalmente responsables de ella, pero testifica que los actos homosexuales son intrínsecamente malos y no pueden tolerarse de ninguna manera”, concluye el párrafo.

El pontificado de Pablo VI fue criticado y atacado tanto por los demócratas cristianos conservadores como por los socialistas y comunistas progresistas. El escritor francés Roger Peyrefitte en 1976 denunció al Papa, declarando públicamente que el Papa Pablo VI era gay y tenía una relación homosexual con el actor Paolo Carlini. La historia se difundió, pero posteriormente fue desmentida por diversas fuentes, que consideraron una mentira la afirmación de Peyrefitte motivada por su descontento con la enseñanza de Pablo VI sobre la homosexualidad. A pesar de la negación, los rumores continuaron y Pablo VI decidió abordar el tema personalmente. Durante el Ángelus del Domingo de Ramos de 1976, declaró que era objeto de burlas e insinuaciones calumniosas, agradeció a quienes le habían mostrado solidaridad e invitó a considerar detenidamente un documento de la Iglesia sobre la sexualidad. Sin embargo, los rumores no disminuyeron por completo durante los últimos años del papado de Montini y después, y ni el Papa ni Carlini, que nunca se ha pronunciado sobre la acusación, pudieron volver a intervenir sobre el asunto.

Pablo VI abordó las acusaciones en la oración del Ángelus

70297_photo_scale_160x200pablo_vi_sacerdotePaolo VI y Paolo Carlini

Siguieron reacciones negativas, por ejemplo, del escritor francés Roger Peyrefitte (1907-2000). Este designó a Pablo VI. como homosexual. Afirmó saber que el Papa mantuvo una relación con un actor de cine italiano cuando era arzobispo de Milán. Las acusaciones se publicaron primero en un periódico francés y luego en un italiano.

Sorprendentemente, Pablo VI. en un rezo del Ángelus en el Vaticano, se refirió a “estos y otros incidentes deplorables” que “tienen su origen en una reciente declaración de nuestra Congregación para la Doctrina de la Fe sobre ciertas cuestiones de ética sexual”. Agradeció a los presentes la oración por su persona, que “ha sido objeto de burlas y de insinuaciones terribles y calumniosas por parte de cierta prensa que no respeta la honestidad y la verdad”. Ante unas 20.000 personas, agradeció “esta muestra de piedad infantil y de sensibilidad moral”.

Posteriormente, Pablo VI fue declarado beato el 19 de octubre de 2014 por el Papa Francisco. Cuatro años después, el mismo Bergoglio lo canonizó como santo en la Plaza de San Pedro el 14 de octubre de 2018.

Por Severina Bartonitschek (KNA)

Fuente katholisch.de

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“Repetir una idea tonta no la convierte en realidad”: Donde algunos obispos se equivocan sobre las identidades trans

Martes, 16 de mayo de 2023
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9017fa4c2d29b88ccadd2ed43e510e26Lisa Fullam, D.V.M.,

La publicación de hoy es de la colaboradora de Bondings 2.0 Lisa Fullam, D.V.M., Th.D., profesora emérita, Escuela Jesuita de Teología de la Universidad de Santa Clara. Las publicaciones anteriores de Lisa en el blog están disponibles aquí.

Una de las acusaciones más curiosas dirigidas a las personas transgénero en los documentos magisteriales católicos es la de dualismo, que de alguna manera las personas trans están adoptando la postura de que el cuerpo y el alma/mente/espíritu se consideran separables en la persona humana, y que el sexo corporal es una cuestión de elección personal.

El Papa Benedicto XVI planteó esta preocupación en su carta de 2012 a la Curia: “La gente cuestiona la idea de que tiene una naturaleza, dada por su identidad corporal, que sirve como elemento definitorio del ser humano. Niegan su naturaleza y deciden que no es algo que les ha sido dado previamente, sino que la hacen ellos mismos”.

El Papa Francisco retomó el tema en Amoris Laetitia,  hablando de “una ideología de género que ‘niega la diferencia y la reciprocidad en la naturaleza de un hombre y una mujer y prevé una sociedad sin diferencias sexuales… En consecuencia, la identidad humana se convierte en la elección de el individuo, que también puede cambiar con el tiempo” (n. 56).

En 2019, la Congregación para la Educación Católica tocó el mismo tambor, aunque hizo un mal uso de la terminología básica: “el concepto de género se considera dependiente de la mentalidad subjetiva de cada persona, que puede elegir un género que no corresponda a su sexo biológico, y por tanto con la forma en que los demás ven a esa persona (transgenerismo)” (n. 11).

Más recientemente, el arzobispo Paul Coakley de la ciudad de Oklahoma atacó “el movimiento transgénero” de esta manera: “El movimiento transgénero tiene sus raíces en una forma moderna de dualismo donde el cuerpo y el alma/mente/espíritu son realidades separadas. Desde este punto de vista, la persona humana es el habitante inmaterial de un anfitrión físico. Por lo tanto, el cuerpo material puede ser manipulado al servicio del alma/mente/espíritu inmaterial”.

Repetir una idea tonta no la convierte en realidad. Además, esta acusación es exactamente al revés; cualquier dualismo cuerpo/alma aquí está en las mentes de los magistrados, no en las de las personas a las que atacan. Dejame explicar.

La antropología católica fundamental sostiene que la persona humana es espíritu encarnado, en otras palabras, un compuesto inseparable de cuerpo y alma. La resurrección (la de Jesús y, con el tiempo, la nuestra) no es simplemente una cuestión de espíritus incorpóreos que flotan, sino que involucra cuerpos físicos: Jesús resucitado comió y bebió con sus amigos, invitó a Tomás a tocar sus heridas, pescado a la parrilla en la playa para desayuno. Su cuerpo no era idéntico a su cuerpo anterior, tenía una tendencia inquietante a aparecer en habitaciones cerradas, por ejemplo, pero seguía siendo un cuerpo, carne y hueso, no solo espíritu. En el pensamiento católico, no tenemos cuerpos, somos cuerpos. No somos meramente materiales, sino materia animada; nuestros espíritus/almas/mentes informan y animan nuestro ser corporal.

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Así que los Papas y otros. entendieron bien esa parte. (¡Uf!) En lo que se equivocaron fue en su descripción de la identidad trans: parecen pensar que las personas trans simplemente eligen su forma corporal de la misma manera que uno podría elegir la ropa para el día, una cuestión de capricho o gusto personal. Veo dos errores en esta suposición.

Primero, las personas trans son las últimas en decir que los cuerpos son una cuestión de capricho o una simple elección. (Una advertencia: no pretendo representar aquí la experiencia de cada persona trans, sino solo de aquellas con las que he leído y hablado). Muchas personas trans salen de una profunda sensación de desconexión entre quienes saben que son y cómo son etiquetados, vestidos, tratados y socializados. Para algunas personas trans, esto comienza a la edad en que los niños expresan por primera vez su identidad de género, alrededor de los 2 a 4 años de edad; para otros esto se convierte en un asunto urgente más adelante, en la pubertad o más allá. La transición puede requerir un enorme coraje ya que las personas arriesgan las relaciones con familiares y amigos, la carrera y la seguridad: las personas trans están sujetas a crímenes de odio a un ritmo que supera al de las personas LGB, quienes son atacadas de manera desproporcionada en comparación con la población general. La transición en cada etapa es una declaración de que los cuerpos son muy importantes y deben alinearse con el sentido más profundo de uno mismo.

En segundo lugar, un creciente cuerpo de evidencia psicológica y neurológica muestra que la identidad trans no es solo una cuestión mental, sino que involucra ciertos aspectos de la función cerebral: un fenómeno biológico/corporal, no puramente psicológico. [1] Por ejemplo, algunos hombres trans que toman testosterona notan efectos psicológicos y sociales de la hormona más allá de los efectos “meramente” físicos. Curiosamente, algunos neurocientíficos están planteando preguntas sobre si el género causa cambios epigenéticos en el cerebro. La epigenética explora cómo el entorno y la experiencia de uno pueden influir en cómo se expresan los genes, lo que podría afectar el sexo biológico (al menos si el “sexo biológico” se entiende, correctamente, como algo más que una cuestión de cromosomas X o Y, sino descriptivo de todo el organismo) . Así, nuevamente, la acusación magisterial de que la “mente inmaterial” se está imponiendo arbitrariamente sobre el cuerpo material es simplemente falsa.

Cualquier dualismo cuerpo/alma, claramente, está en la mente magisterial, no en la experiencia de las personas trans o en un creciente cuerpo de evidencia científica que afirma su sentido de identidad.

Sospecho que el error fundamental en la postura magisterial es una falta de imaginación moral. Como hombres cisgénero, probablemente no puedan imaginar la identidad trans como algo más que contradicciones de sus seres cis encarnados. De hecho, para ellos lo sería, pero no para las personas trans. En general, es posible que hagan un esfuerzo por escuchar a las personas trans, no solo por hablar de ellas.

—Lisa Fullam, 11 de mayo de 2023

[1] Para un relato popular, véase Francine Russo,Is There Something Unique About the Transgender Brain? Scientific American, 1 de enero de 2016.

Fuente New Ways Ministry

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Gonzalo Haya: Teología Comparada de las Religiones.

Viernes, 5 de mayo de 2023
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religionesDesde finales del siglo pasado, algunas Universidades están introduciendo una Facultad de Teología Comparada. No se trata de mostrar una paleta de pintor para que cada uno elija el color o los colores que más le gusten. Se trata de partir de la teología de la propia religión y compararla con la visión correspondiente de otras religiones Dios, salvación, muerte, vida eterna, pecado, castigo) para contrastarla con soluciones que amplían o matizan el propio punto de vista. Para ello, el profesor de cada tema teológico debe conocer bien otras religiones además de la propia.

Se ha superado la creencia de que la propia religión representa la verdad total y ofrece el único camino de salvación. Extra ecclesia, nulla salus, Fuera de la Iglesia no hay salvación, decía todavía Benedicto XVI.

El pensamiento actual es que cada cultura, en sus circunstancias particulares, ha ido plasmando y socializando su espiritualidad, en sus creencias, ritos y preceptos. Dios se ha manifestado a cada pueblo por medio de personas especialmente sensibles y abiertas a la escucha. “Dios habló en otro tiempo a nuestros antepasados por medio de los profetas, y lo hizo en distintas ocasiones y de múltiples maneras” (Hebreos 1,1) aunque el autor de este texto sólo pensara en el pueblo judío.

En consecuencia, cada religión es camino de salvación para cada pueblo. Entonces ¿dónde quedan los textos paulinos que presentan a Jesús como único camino de salvación? Los teólogos han tratado de compatibilizar estos textos con la evidencia actual del pluralismo religioso; y propusieron el “inclusivismo”, según el cual los creyentes de otras religiones se salvarían también en Cristo; serían como “cristianos anónimos”.

Estas explicaciones nos resultan hoy un tanto farisaicas; preferimos decir que Pablo habla en el ambiente judeocristiano y su teología es válida para los que pertenecen, o eligen pertenecer; a esa cultura. Su teología se compone de teselas para conformar el puzle cristiano, pueden no encajar en el puzle hinduista o musulmán. Así como algunas teselas no encajarán en el puzle cristiano.

Dios es un Misterio inabarcable por el hombre. Nosotros sólo captamos algunos aspectos que nos resultan comprensibles, porque se parecen (mejor dicho, fundamentan) nuestros mejores valores éticos. Pero según sus propias experiencias cada religión destaca algunos aspectos menos aceptables para otras.

El Islam, como su mismo nombre indica, destaca la sumisión a Dios. El cristianismo está más condicionado por el niño de Belén y por la invocación Abbá, papaíto, y olvida esa sumisión (hoy incluso parece que la rechaza).

El cristianismo de gran importancia a un Dios personal, mientras que las religiones orientales creen en un Dios impersonal, que explica mejor la experiencia mística de la identificación del hombre con Dios. Los místicos cristianos reconocen esa ientificación pero han tenido que contentarse con una especie de unión conyugal con Dios.

En la práctica, la cultura de nuestro mundo occidental, desde el que estamos dialogando, nos lleva a considerar las diversas religiones como verdaderas relaciones con Dios, igualmente salvíficas. Sus creencias, ritos y preceptos son parcialmente válidos, como los nuestros; aunque si prescindimos de los detalles y vamos solamente al fondo encontraremos una espiritualidad común arraigada en la conciencia.

El diálogo interreligioso nos muestra aspectos de Dios menos apreciados en nuestra religión, nos permite apreciarnos como hermanos, y multiplica la eficacia para superar las grandes injusticias que se cometen (que cometemos) en nuestro mundo actual.

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net

Budismo, Cristianismo (Iglesias), Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , , , ,

Leonardo Boff: “Debemos respetar la forma como Dios quiso aproximarse a nosotros”

Jueves, 27 de abril de 2023
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CF94B9B2-FC9D-4E74-8409-7F4833B0B1BDEl teólogo, filósofo y escritor publica su nuevo libro ‘La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret’ en Vozes

Uno de los mayores intelectuales del país, el teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff, 84 años, acaba de lanzar su nuevo libro La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret (Editora Vozes)

Boff se vuelve, en su nuevo trabajo, hacia la figura del Jesús histórico, el hombre, y el mensaje original que pasó a propagar en la Palestina del siglo I

La Iglesia se distanció del mensaje original al aliarse con el poder político de las clases dominantes. Lo cual, en su opinión, empieza a cambiar ahora con el Papa Francisco

“Jesús no vino a fundar una nueva religión. Vino a enseñarnos a vivir como él vivió”

Uno de los mayores intelectuales del país, el teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff, 84 años, acaba de lanzar su nuevo libro La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret(Editora Vozes).

Autor de más de 100 libros, traducidos a prácticamente todas las lenguas modernas, Boff se vuelve, en su nuevo trabajo, hacia la figura del Jesús histórico, el hombre, y el mensaje original que pasó a propagar en la Palestina del siglo I. Mensaje del cual, como afirma en esta entrevista por email a O DIA, la Iglesia se distanció al aliarse con el poder político de las clases dominantes. Lo cual, en su opinión, empieza a cambiar ahora con el Papa Francisco, que vuelve a  acercar la Iglesia al mensaje original de Jesús.

-¿Cuál es la visión central de este nuevo libro suyo y por qué decidió escribirlo?

-Hay una antigua discusión sobre en qué momento el hombre Jesús de Nazaret se dio cuenta de que era el Hijo de Dios. La mayoría de los estudiosos evitan esta pregunta por miedo a psicologizar la conciencia de Jesús. A mí siempre me ha preocupado: si Jesús es realmente un hombre como nosotros, nuestro hermano, ¿cómo surgió lentamente su conciencia de ser Hijo de Dios? La concepción tradicional afirma que ya en el seno de María tenía esa conciencia y se relacionaba con el Padre. Esta visión destruye el concepto de encarnación, que es asumir todo lo que es humano y las distintas etapas de la vida, como el bebé que aún no piensa ni habla, y también las limitaciones, las crisis y las superaciones propias de la condición humana. Lloró la muerte de su amigo Lázaro, acariciaba a los niños y nunca criticó a las mujeres, sino que las defendió como a María Magdalena y a la Samaritana.

-El libro se atiene más al Jesús histórico que al Cristo de la fe. ¿Por qué es importante no perder de vista al Jesús histórico?

-Debemos respetar la forma en que Dios quiso acercarse a nosotros a través de su Hijo, que se encarnó en la condición humana con sus altibajos. No debemos pasar inmediatamente al Cristo de la fe. Debemos partir siempre de la historia concreta de Jesús, de cómo vivía, cómo pensaba, cómo se relacionaba con las mujeres, con los pobres, con los ricos, con el poder y con las amenazas de muerte. Ser cristiano, fundamentalmente, es seguir al Jesús histórico. Él no vino a fundar una nueva religión. Vino a enseñarnos a vivir como él vivió: con amor incondicional, con compasión hacia los que sufren en este mundo, con indignación contra quienes fingían ser piadosos pero eran falsos y fariseos. Incluso llegó a usar la violencia con quienes hacían negocios dentro del templo de Jerusalén. Y cultivaba una gran amistad con Lázaro y sus hermanas Marta y María.

-¿Qué fue y cómo se dio la experiencia mística que tuvo el hombre Jesús de esa amorosidad de Dios-Abba?

-Ante el asombro de sus padres, María y José, Jesús desde pequeño se refería a Dios como ‘Papá’ (Abba). Eso era extraño pues los judíos de aquel tiempo, y los de hoy también, muestran tanta reverencia hacia Dios que casi no pronuncian su nombre. Además, en la Biblia judaica, el Antiguo Testamento, jamás aparece esa expresión Abba aplicada a Dios. Es el nombre que los niños usan afectuosamente para su padre o para su abuelo. Que Jesús use esa palabra, Abba, revela cierta intimidad, cierta amorosidad hacia el Dios de la tradición de Abraham, Isaac y Jacob.

Pero cuando tenía cerca de 25-26 años oyó que Juan Bautista estaba bautizando a mucha gente en el río Jordán. El bautismo implicaba sumergirse en las aguas del río. Jesús, por curiosidad, fue a ver lo que pasaba allí. Conversó rápidamente con Juan Bautista y con algunos de sus discípulos. Entró en un grupo para dejarse bautizar. Se sumergió como todos. Ellos salieron y él se quedó parado en medio del río. Fue ahí cuando tuvo un profundo choque existencial, una verdadera sacudida en su interior. Tuvo la experiencia profunda de ser el Hijo del Padre, expresada en estas palabras: ‘Tu eres mi Hijo amado y en ti he puesto toda mi alegría’. Jesús tuvo la experiencia de la radical amorosidad de Dios-Padre, como ‘Papá’ (Abba).

Quien experimenta así al Padre se siente su Hijo. Las experiencias radicales, dicen los místicos y también los psicólogos, no se dejan expresar con palabras. Así, los evangelistas usan metáforas: una paloma descendió sobre él o se oyó una voz del cielo. Por eso, Jesús fue al desierto. Allí profundizó esta experiencia  y definió cual sería su misión: ni un profeta que transforma piedras en pan, ni un Sumo Sacerdote que introduce una forma religiosa y ética, ni un rey poderoso sobre tierras y pueblos. Descubrió que debería ser, como está en el profeta Isaías, el Siervo sufriente, que se identifica con los que sufren en este mundo, que debía curar enfermos, consolar a los afligidos e incluso devolver la vida a quien había muerto, como Lázaro o la hija de Jairo. Y vivenció el amor y la ternura infinita de Dios, presente en la palabra Abba.

-¿Qué significados y proporciones podría asumir hoy el mensaje que Jesús comenzó a difundir a partir de esta experiencia?

-Jesús experimentó el amor radical de Dios por todos, sin importar su condición moral, ya fuera pecador o piadoso cumplidor de los mandamientos. Jesús se acerca a los pecadores, como se consideraba a los recaudadores de impuestos, entra en casa del rico Zaqueo, se encuentra especialmente con los pobres y los oprimidos: a todos quiere anunciar con sus palabras y su ejemplo este mensaje liberador: no temáis, Dios es un Padre amoroso de misericordia infinita. Nadie puede poner límites a su amor y a su misericordia. Todos, pecadores y santos, están bajo el arco iris de la misericordia de este Papá querido (Abba).

En otras palabras, dichas también por el Papa Francisco: no hay condenación eterna, es sólo de este mundo, Dios no puede perder a ningún hijo o hija que haya creado con amor. Si perdiera a alguien, no sería a Dios. Como se dice en el libro de la Sabiduría: “Él creó a todos por amor y a nadie con odio, de lo contrario no lo habría creado. Él es el apasionado amante de la vida”. Este mensaje liberador de Jesús es contrario a toda una tradición que anunciaba el Evangelio con el miedo y la amenaza del infierno. Así se ha hecho durante casi todos los siglos, algo que muchas iglesias pentecostales todavía practican.

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-De qué forma la Iglesia Católica se distanció de ese mensaje original a lo largo de los años? 

-La Iglesia se distanció del mensaje liberador de Jesús desde que se alió con el poder político de los emperadores romanos ya en los siglos II-III, comenzando con Constantino y continuando prácticamente hasta nuestros días. En lugar de ser un movimiento, se convirtió en una institución religiosa. Como cualquier institución, ella define quién está dentro y quién fuera, establece doctrinas y leyes, condena y premia. En este contexto, el método del miedo al infierno se utilizaba con todos aquellos que no se sometían a lo que ella ordenaba. A pesar de eso, debemos reconocer que ella guardó los cuatro evangelios, referencia común para todas las iglesias. Dentro de ellas, muchos asumieron el seguimiento de Jesús, pobre y amigo de los pobres, como San Francisco de Asís, la Hermana Dulce, la Madre Teresa de Calcuta y el actual Papa Francisco de Roma. Vivieron el seguimiento de Jesús sin amoldarse (sin desprecio) al camino religioso tradicional.

-Usted es amigo y consejero del Papa Francisco. ¿Cómo evalúa los 10 años de su pontificado?

-Durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI la Iglesia experimentó un retorno a la gran disciplina. Se reveló como un castillo cerrado e inmune a los avances de la modernidad, penetrada, según ellos, por muchos errores y desviaciones. Hubo mucha vigilancia sobre las doctrinas y condena a muchos teólogos, los más progresistas. La renovación de la Iglesia, iniciada por el Concilio Vaticano II (1962-1965), sufrió un retroceso. Se hablaba el invierno de la Iglesia.

Con el Papa Francisco, que viene de la periferia donde vive la mayoría de los católicos se ha producido un gran cambio. Este Papa siempre se entendió a sí mismo como un teólogo de la liberación de corte argentino: liberación del pueblo oprimido y de la cultura silenciada. Inauguró una nueva forma de ser Papa, sin los aparatos y títulos heredados aún del Imperio Romano y del Renacimiento. Abandonó el palacio papal y se fue a vivir a una casa de huéspedes, Santa Marta.

-¿En qué medida el pontificado de Francisco se aproxima del mensaje original de Jesús?

-El Papa Francisco ha traído una primavera a la Iglesia, con un aire de libertad y apertura a todas las diversidades. Ha dicho que la Iglesia debe ser como un hospital de campaña que acoge a todos sin preguntar por su origen, religión o condición moral. Como él dice con frecuencia, “una Iglesia siempre en salida” hacia los problemas humanos, especialmente los de los más pobres y los de la gran pobre que es la Madre Tierra, a la que debemos cuidar como nuestra Casa Común.

En mi opinión, Francisco está inaugurando una nueva genealogía de Papas que vienen de la periferia de la Iglesia y del mundo y que revelan un nuevo rostro del mensaje liberador de Jesús. Por eso, este Papa habla constantemente del Jesús histórico y del modo en que vivió, es decir, una existencia para los más vulnerables e invisibles. Jesús se distanciaba de la religión estricta de la época, ponía en el centro el amor y la misericordia. No hay que olvidar que fueron los religiosos quienes le condenaron a muerte en la cruz. Su resurrección, que es más que la reanimación de un cadáver, significa una insurrección contra la justicia perversa de la época. Él anticipó el fin bueno del ser humano, realizando todas sus potencialidades. El Papa Francisco actualiza y nos hace más accesible el mensaje original de Jesús, de su misericordia sin límites, tema fundamental de sus pronunciamientos.

-¿En qué momentos de la humanidad se ha puesto en práctica el mensaje original de Jesús? ¿Por los hombres o por las mujeres?

-Yo diría que en todas las generaciones ha habido mujeres y hombres cristianos que se sintieron fascinados por la figura y la práctica del Jesús histórico. Han llegado a decir: ‘humano como Jesús, sólo Dios mismo’. No buscaban el poder, sino el servicio a los más desamparados. La lista sería inmensa. Pero sin duda sobresalen Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, ambos místicos de ojos abiertos y manos trabajadoras. San Francisco de Asís fue quizá quien más se asemejó a Jesús de Nazaret, viviendo entre leprosos y pobres y llamando a todas las criaturas con el dulce nombre de hermanos y hermanas. Y muchas mujeres que también lo seguían y sólo ellas permanecieron al pie de la cruz. De América Latina no podemos dejar de mencionar al obispo y santo, Don Óscar Romero, obispo de El Salvador, que fue asesinado en la misa cuando levantaba el cáliz con la sangre de Cristo que se mezcló con su sangre.

-¿Está usted trabajando o dispuesto a trabajar en un nuevo libro? ¿De qué va a tratar?

-Vivo dando charlas por todo Brasil y también en el extranjero. Intento imprimir un tono liberador, propio de la teología de la liberación, sobre todo cuando atiendo a grupos de base y movimientos sociales. Además de eso, escribo a menudo, pues ya son más de cien libros.

En los últimos años he trabajado intensamente en ecología integral y he colaborado en la formación de una ecoteología de la liberación. Desde 2001 escribo un artículo semanal, que no ha fallado nunca, y es traducido al español, italiano, alemán y muchos en inglés.

Con casi 85 años estoy ya en el atardecer de la vida. Sigo trabajando, en la actualidad sobre la categoría Transparencia, ya que toda nuestra tradición grecolatina se ha estructurado sobre las categorías de Inmanencia y Trascendencia, colocándolas generalmente en oposición. La categoría Transparencia es típicamente cristiana, ya que la Trascendencia penetró en la Inmanencia a través de la Encarnación, haciendo transparentes la realidad humana y divina. La Transparencia es válida para todas las esferas, especialmente para la ética, y de modo particular para la política y para el mundo de los negocios.

Fuente Religión Digital

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James Martin. sj.: “En demasiados sectores de la Iglesia los fieles LGBTQ+ son tratados como leprosos, como plaga”

Lunes, 24 de abril de 2023
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EFt0kSKXoAA8lyJ“Solo deseo que los oponentes del Papa Francisco traten al Papa con un poco más de respeto”

“Como Jesús, el Papa enseña tanto con palabras como con gestos concretos”, añade el jesuita, quien se mostró gratamente sorprendido por “su acercamiento a las personas LGBTQ+, que ha sido una inmensa bendición no solo para esa comunidad, sino también para sus familias y amigos”

Sobre el Sínodo: “Lo que se plantea es la necesidad de escuchar a las personas que están en los márgenes de la Iglesia, no solo las personas LGBTQ, sino también los pobres, las mujeres, los divorciados vueltos a casar y, en general, aquellos que pueden estar en desacuerdo con algún aspecto de la enseñanza de la Iglesia”

“Los obispos que parecen oponerse al Santo Padre (…). Para mí, esto es simplemente asombroso e increíble. No recuerdo que San Juan Pablo II o Benedicto XVI hayan sido tratados de esta manera por sus críticos”

“En demasiado sectores de la Iglesia los fieles LGTBQ+ todavía son tratados como leprosos, como una plaga. Se les demoniza con un lenguaje deshumanizante, que solo aumenta el acoso, la intimidación y la violencia. Es lo último que un grupo marginado necesita de su Iglesia”. El jesuita James Martin, sj., hace tiempo que no tiene pelos en la lengua. Estandarte de los derechos de los gays en la Iglesia, y respaldado por el Papa Francisco, acaba de conceder una entrevista a Familia Cristiana en la que, entre otras cosas, defiende las polémicas palabras del Papa sobre la homosexualidad: “Su reciente llamamiento para que la Iglesia se oponga a la criminalización de la homosexualidad es muy importante”.

“Creo que el Papado de Bergoglio ha sido un éxito rotundo”, constata Martin, quien admite ser “un poco parcial, siendo jesuita y admirador suyo”. “Como Jesús, el Papa enseña tanto con palabras como con gestos concretos”, añade el jesuita, quien se mostró gratamente sorprendido por “su acercamiento a las personas LGBTQ+, que ha sido una inmensa bendición no solo para esa comunidad, sino también para sus familias y amigos”. 

“Algunos católicos tienden a olvidar que cuando el Papa se dirige a estas personas, no solo les da la bienvenida, que son un porcentaje relativamente pequeño de católicos, sino también a sus familias y amigos”, añade Martin, quien admite que algunos de sus comentarios sobre la ‘complementariedad’ de los roles de hombres y mujeres pueden llevar a algunas personas a pensar, por ejemplo, que las mujeres son amorosas, cariñosas, maternales y que los hombres son jefes y líderes, cuando en realidad conocemos a hombres que son amorosos. y mujeres líderes”.

Una Iglesia con necesidad de escuchar

Respecto a los retos del Sínodo, Martin subraya que “lo que se plantea es la necesidad de escuchar a las personas que están en los márgenes de la Iglesia, no solo las personas LGBTQ, sino también los pobres, las mujeres, los divorciados vueltos a casar y, en general, aquellos que pueden estar en desacuerdo con algún aspecto de la enseñanza de la Iglesia”.

“¿Podemos escuchar sus experiencias de Dios? ¿Podemos permitir que el Espíritu nos desafíe, nos desafíe y nos pruebe?”, se pregunta el sacerdote norteamericano, que lamenta la “división muy clara” entre conservadores y progresistas entre los católicos estadounidenses, y se muestra más preocupado por “los obispos que parecen oponerse al Santo Padre“.

“Para mí, esto es simplemente asombroso e increíble. No recuerdo que San Juan Pablo II o Benedicto XVI hayan sido tratados de esta manera por sus críticos”, denuncia Martin quien, no obstante, no cree que haya riesgo de cisma. “Solo deseo que los oponentes del Papa Francisco traten al Papa con un poco más de respeto”.

Fuente Religión Digital

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Hna. Jeannine Gramick: La enseñanza de la Iglesia sobre temas LGBTQ+ “cambiará inevitablemente”

Miércoles, 19 de abril de 2023
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5dd58f2417b9d2760973cffd_jgramickHermana Jeannine Gramick

La Hna. Jeannine Gramick, SL, cofundadora del Ministerio New Ways, ha escrito un ensayo en el National Catholic Reporter  que refleja el llamado del Papa Francisco a la despenalización de la homosexualidad. En él, ofrece una evaluación del compromiso pasado de la iglesia con las personas LGBTQ+ e ilustra una visión de cambio positivo en el futuro.

Gramick celebra el llamado del Papa Francisco para poner fin a las leyes que criminalizan a las personas LGBTQ+, pero también señala que, como el Papa expresó la declaración, “no es un crimen. Sí, pero es pecado” se podría haber dicho de una manera más apropiada:

“La declaración del Papa, ‘Es un pecado’, nos hizo pensar a mí y a algunos de mis colegas sobre la ambigüedad del uso de pronombres. ‘Eso’, como Francisco estaba usando el pronombre, obviamente se refería a actos homosexuales, que la enseñanza oficial de la iglesia juzga como inmorales. Pero muchas personas, incluidos muchos líderes católicos y personas en países donde las personas LGBTQ son criminalizadas, creen que “eso” se refiere simplemente a ser homosexual. La enseñanza católica no considera que ser homosexual sea un pecado”.

Gramick afirma que el término de la jerarquía “objetivamente desordenado” para referirse a una orientación homosexual es dañino y que no refleja las experiencias vividas de las personas queer ni datos científicos precisos:

“No es de extrañar que las personas lesbianas y gays se sientan rechazadas por la iglesia cuando se usa ese lenguaje… Junto con muchos otros católicos, incluidos los obispos, creo que el lenguaje del ‘desorden’ debe eliminarse del catecismo y de la enseñanza oficial de la iglesia”.

Un argumento conservador frecuente contra la idea de que la iglesia debe actualizar su actitud hacia la comunidad LGBTQ+ es que la enseñanza católica no puede cambiar, pero Gramick señala que esta idea es falsa:

Esa idea es simplemente incorrecta. En 2017, en una celebración del 25.º aniversario de la publicación del catecismo, Francisco dijo: “La doctrina no se puede preservar sin dejar que se desarrolle, ni se puede vincular a una interpretación rígida e inmutable sin degradar el funcionamiento de la Espíritu Santo.’

Es precisamente ese desarrollo de la doctrina lo que los católicos LGBTQ+ y sus aliados han estado pidiendo. No quieren una interpretación de la ética sexual que sea “rígida e inmutable” y “degradante de la obra del Espíritu Santo”.

Los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI vieron una fuerte oposición a cualquier evolución en la enseñanza católica sobre ética sexual. Se silenció a teólogos, religiosas, sacerdotes y obispos que criticaron la enseñanza de la iglesia sobre temas LGBTQ+. Bajo el Papa Francisco, ha habido un cambio significativo en la forma en que el Vaticano ha abordado el diálogo dentro de la iglesia. Este Papa ha permitido conversaciones abiertas sobre si se deben cambiar las enseñanzas de la iglesia. Gramick argumenta que la capacidad de Francisco para escuchar “el sensus fidelium del pueblo de Dios” es particularmente importante con respecto a la forma en que la iglesia institucional se encuentra con las comunidades queer:

“Con cada década que pasa, los católicos se sienten más cómodos aceptando a las personas LGBTQ. Más de las tres cuartas partes de los católicos estadounidenses apoyan sus derechos humanos y civiles y más de la mitad aprueba las uniones civiles entre personas del mismo sexo. Esta aceptación social es similar entre los católicos en gran parte del mundo occidental”.

El Sínodo sobre la Sinodalidad es una oportunidad para que el Papa Francisco camine con su rebaño y escuche sus preocupaciones. Dado que muchos católicos perciben la necesidad de una perspectiva teológica más justa sobre los temas LGBTQ+, ahora es el momento de que los activistas hagan oír sus preocupaciones. Gramick afirma que la enseñanza de la iglesia sobre la sexualidad “cambiará inevitablemente” y, sin embargo, solo ocurrirá cuando los católicos se pronuncien. Ella concluye:

“Aquellos que ven la necesidad de un cambio deben seguir sus conciencias… Es necesario que haya un coro de voces en todo el mundo, que rechace el lenguaje cruel e inhumano que ha herido a innumerables personas LGBTQ, fomentado su degradación y provocado una violencia indescriptible en su contra. No podemos darnos el lujo de estar en silencio. Millones de vidas LGBTQ están en juego”.

El llamado del Papa Francisco a la despenalización de la homosexualidad es un paso emocionante hacia la plena emancipación de las personas LGBTQ+. Sin embargo, la propia retórica de la iglesia a menudo perpetúa la misma discriminación que Francisco ha condenado. Pasando a la próxima reunión del Sínodo en Roma, el pueblo de Dios tiene la oportunidad de pedir una solidaridad más unificada con la comunidad queer que refleje la aceptación radical de Cristo de todos los pueblos.

—Andru Zodrow (él/él), New Ways Ministry, 11 de abril de 2023

Fuente New Ways Ministry

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