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Palabra clave: ‘Benedicto XVI’

Representar la Trinidad ¿Espíritu Santo mujer? (Benedicto XIV: SN 1745).

Domingo, 27 de mayo de 2018
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33532947_984981095012416_2517594251345264640_nDel blog de Xabier Pikaza:

El motivo que hoy expongo, como preparación para la fiesta de la Trinidad (27.5.18), puede parecer banal, pero es uno de los más importantes que se pueden plantear en teología y en la vida de la Iglesia.

Así puede evocarlo esta hermosa imagen del Espíritu Santo como Mujer (o joven asexuado) que se le apareció a Santa Crescencia de Keufbeuron, imagen cuya devoción ella propagó, siendo “criticada” por el Papa Benedicto XIV, con “sabias razones”, pero quizá sin razón de fondo, como podrá ver quien siga leyendo. Éstos son los temas de fondo:

1. La visión femenina del Espíritu Santo (y de la Trinidad) es un tema que se viene planteando en teología desde hace casi 100 años, desde perspectivas distintas, por autores tan significativos como H. Urs von Balthasar, L. Boff y A. Amato.

2. Es importante la posibilidad (¿necesidad?) de crear unos ministerios femeninos en la Iglesia, o de abrir los actuales a mujeres. Sobre ese tema acaba de decir, por ejemplo, el Card. Brandmüller (cf. RD 15.5.118) que quien eso defiende “es un hereje o está excomulgado”. Mejor sería preguntarse si es Brandmüller quien va en contra de la verdadera la comunión de la Iglesia (por muy cardenal que sea).

3. Es necesario estudiar y actualizar la revelación de Dios y la función de la mujer, en cuanto mujer y persona, en el despliegue y vida de la iglesia.

33500543_984981398345719_8591156677699436544_n Es importante el tema de un tipo de homosexualidad en cierto clero de la Iglesia, que muchas veces se vincula (al menos implícitamente, y casi siempre con falsedad) con la pederastia y el celibato, cosas que son muy distintas. El asunto no es claro y estos días han saltado chispas (y no de fuego de amor) desde Chile al Vaticano, y no parece que puedan resolverse con los planteamientos actuales de la Iglesia

Entre esos temas puede parecer menos importante el de “pintar la Trinidad” (o el Espíritu Santo) con rasgos femeninos o masculinos. En ese contexto se pueden y deben ofrecer unos principios:

1. A Dios se le ha representado (verbal y pictóricamente) como Padre (varón), pero quizá se le debería presentar, con tanta o más razón como Madre o como Mujer joven (o incluso como niño/niña, cf. imágenes). El tema se halla absolutamente abierto.

2. Ciertamente, Jesús Hijo de Dios ha sido Varón, pero no es redentor y salvador por varón (macho), sino por persona, en griego de los credos por ser anthropos.

3. Del Espíritu Santo se dice que es “persona” de otra forma, ser dual, amor mutuo… en forma de fuego o paloma, con tempestad y viento, suave o impetuoso. Algunos grandísimos santos, como Santa Crescencia de Keufbeuren (1662-1784) le vieron y pintaron como mujer, y así le han visto otros muchos.

33662376_984980705012455_6550988044629966848_n4. En los dos últimos siglos, los niños que han visto a una “Señora” han dicho (= o les han dicho) que era la Virgen, y así se la venera en lugares como Lourdes o Fátima, con aprovechamiento de muchos fieles. Pero cuando, a principios del siglo XVIII Crescencia, santa vio a la misma Señora pensó y dijo, con honda teología, que era el Espíritu Santo (en forma de mujer, o quizá de joven doncel asexuado).

5. Ese tema preocupó mucho a Benedicto XIV (Prospero Lambertini), uno de los papas más cultos y prudentes de todos los tiempos (1740 al 1758), que estudio bien la cuestión, con los mejores teólogos del tiempo, y escribió una carta (Sollicitudini Nostrae), al obispo de Augsburgo, Alemania, que le había planteado unas preguntas sobre la conveniencia de aprobar el culto de cierta imagen impulsada por Santa Crescencia (a la que algunos querían ya beatificar), en la que el Espíritu Santo aparecía representado bajo la figura de un hermoso joven de carácter axesuado (más mujer que varón). El Papa Lambertini aprovechó la ocasión para desarrollar con gran rigor la doctrina de las imágenes de la Trinidad, siguiendo la tradición de la Iglesia y teniendo en cuenta el parecer de los mejores teólogos y estudiosos de la pintura de su tiempo y de los dos siglos anteriores.

Con esa ocasión quiero desarrollar el tema, que he debido estudiar con más detalle en mi Enchiridion Trinitatis. Espero que el mismo lector saque las conclusiones pertinentes.

1. Imágenes 1-2: El Espíritu Santo como mujer (o joven asexuado) y como niño/niña, cuya devoción era propagada por Santa Crescencia (y que se sigue propagando en su nombre en ciertas iglesias, tras su canonización el año 2001). Benedicto XIV no se mostró favorable a esas imágenes, como verá quien siga leyendo

2. Imágenes 2-4: Representaciones antropomórficas de la Trinidad, que el Papa Benedicto XIV miró también con prevención.

3. Sobre Santa Crescencia (1662-1884, canonizada por Juan Pablo II el año 2001) y su influjo en la Iglesi, cf. http://www.franciscanos.org/osservatore/mariacrescencia.htm (habría que pensar por qué sólo Juan Pablo II, que veía también de algún modo al Espíritu Santo como Mujer canonizó a Crescencia, dos siglos y medio después de su muerte).

4. Bibliografía: Cf. F. BOESPFLUG, Dieu dans l’art. Sollicitudini Nostrae de Benoit XIV (1745) et l’affaire Crescence de Kaufbeuren, Cerf, Paris 1984, 21-61; E. TOURÓN DEL PIE, La iconografía mercedaria en Interián de Ayala, O. de M. (1657-1730) Estudios 151 (1985) 357-380. Cf. también, varios: La Trinidad en el Arte, SET, Salamanca 2004. Para imágenes trinitarias en el arte: GERMÁN DE PAMPLONA, Iconografía de la Santísima Trinidad en el arte medieval español, CSIC, Madrid 1970

BENEDICTO XIV: SOLLICITUDINI NOSTRAE (1745). La Mujer y Espíritu Santo en la iconografía.

(Motivo de la carta. La representación del Espíritu Santo).

8. Me habéis escrito sobre la publicación y vasta difusión de ciertas imágenes en las que el Espíritu Santo aparece bajo la forma de un hermoso joven, con la leyenda Veni Sancti Spiritus (Ven Espíritu Santo). Dado que esas imágenes se han multiplicado y extendido de algún modo por muchos sitios, se plantean dos cuestiones que deben resolverse.

(a) Si la hermana Crescencia ha creado, aprobado y vulgarizado estas imágenes.

(b) Si, dejando a un lado su autor, el uso, producción y veneración de este tipo de iconos puede ser admitido al interior y al exterior de las iglesias. Ahora no tratamos de la primera cuestión… 10. Sobre la segunda cuestión, queremos alabar y aprobar ante todo el celo apostólico con el que habéis procurado que las imágenes de ese tipo sean retiradas y alejadas de los lugares públicos: monasterios, coros e iglesias.

(Imágenes de Dios).

33426055_984982118345647_251719752521613312_n(11). Pues a nadie se le oculta que sería un error impío y sacrílego, indigno de la naturaleza divina, que alguien pensara que puede representar por medio de colores al Dios Óptimo Máximo tal como es en sí mismo. Pues para ello habría que pintar y representar su imagen como si fuera una sustancia material, provista de figura corporal y de miembros. Si alguien le atribuyera a la naturaleza divina estas cualidades caería sin más en el error de los antropomorfitas.

(12) Sin embargo, a Dios se le puede representar tal como leemos en la Sagrada Escritura, donde se dice que se apareció a los hombres… (15) Porque, si las mismas Escrituras Sagradas dicen que Dios se dejó ver por los hombres de esta o de aquella forma ¿por qué no podrán representarle de ese modo los pintores?

(Imágenes del Espíritu Santo: paloma, llamas de fuego…).

(16) Una vez que han quedado claros los principios anteriores, será fácil precisar la forma en que los pintores pueden presentar la imagen del Espíritu Santo, de manera que se distingan las imágenes que pueden aprobarse y aquellas que no… En los Santos Evangelios se cuenta que, con ocasión del Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo descendió sobre él en apariencia corporal, como una paloma… Leer más…

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50 años de ‘Ser cristiano’: En la historia de la teología contemporánea hay hitos que merecen ser recordados

Miércoles, 13 de marzo de 2024
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IMG_2518Del blog de Ricardo Miguel Martí Pensar un cristianismo incómodo:

El texto del teólogo suizo Hans Küng, publicado en 1974, entre las obras teológicas más sorprendentes

“En 1974, el teólogo suizo, Hans Küng publica “Ser cristiano” (Christ sein, Piper, 1974), un libro que se cuenta entre las obras teológicas más sorprendentes, no sólo de la década de los setenta, sino de toda la época posterior a la segunda guerra mundial”

“Su mérito es haber roto con las normas que regían en la teología sistemática católica y que encontrará con el paso de los años, tenaz resistencia entre los especialistas de esta disciplina, una resistencia que muchas veces se ha agotado en la crítica global o en el silencio altanero”

“En su autobiografía, Küng hace una confesión reveladora: “¿Cuánto tiempo llevo trabajando ya en mi “Introducción al cristianismoʺ, que pronto me gustaría tener lista?”

“Dejo de lado por ahora el entrecomillado donde refiere a ‘su’ introducción al cristianismo, que oculta una larga amistad y enfrentamiento con Joseph Ratzinger, y me detengo en el surgimiento de la obra”

“Con “Ser cristiano” se inauguró un tipo muy peculiar de libro teológico, una síntesis muy pensada de narración y reflexión. Pero lo que Küng narra como historia dramática, lo que ha de ser narrado, deja ver que este teólogo no ha “entendido” (“se ha apropiado”) una figura como la de Jesús”

En la historia de la teología contemporánea hay hitos que merecen ser recordados.

En 1974, el teólogo suizo, Hans Küng publica “Ser cristiano (Christ sein, Piper, 1974), un libro que se cuenta entre las obras teológicas más sorprendentes, no sólo de la década de los setenta, sino de toda la época posterior a la segunda guerra mundial. Su mérito es haber roto con las normas que regían en la teología sistemática católica y que encontrará con el paso de los años, tenaz resistencia entre los especialistas de esta disciplina, una resistencia que muchas veces se ha agotado en la crítica global o en el silencio altanero.

En su autobiografía, Küng hace una confesión reveladora: “¿Cuánto tiempo llevo trabajando ya en mi ‶Introducción al cristianismoʺ, que pronto me gustaría tener lista? En efecto, para terminar un libro tan abarcador y elaborado hasta el más mínimo detalle, hace falta paciencia y más paciencia. Requiere sentarse al escritorio una y otra vez y trabajar hasta bien entrada la noche; y ello, en medio de todas las controversias y luchas” (H. Küng, Verdad controvertida. Memorias. Madrid, Trotta, 2009, p. 415). Quien por oficio se dedica a estos menesteres y se gana la vida con ello, puede entender “algo” de lo que estas palabras significan. Dejo de lado por ahora el entrecomillado donde refiere a “su” introducción al cristianismo, que oculta una larga amistad y enfrentamiento con Joseph Ratzinger, y me detengo en el surgimiento de la obra.

El itinerario de la obra en su gestación

En 1970 Küng había tenido una ponencia en un Congreso en Bruselas del “grupo Concilium” con el título “¿En qué consiste el mensaje cristiano?”, a la par, venía impartiendo varios seminarios en la Facultad de teología católica de la Universidad de Tubinga, relacionados con temas como: “la esencia del cristianismo” según los grandes teólogos del siglo XX, sobre “nuevos libros sobre Jesús” y “lo distintivamente cristiano en la ética contemporánea”. Ese año aparece su obra “La encarnación de Dios. Introducción al pensamiento de Hegel como prolegómenos para una cristología futura” (Menschwerdung Gottes. Eine Einführung in Hegels theologisches Denken als Prolegomena zu einer künftigen Christologie, Band 7, Verlag Herder, Freiburg im Breisgau, 2016), que ofrece su primera síntesis entre filosofía y teología.

Küng gestó el primer borrador de “Ser cristiano” en el marco de un viaje alrededor del mundo en 1971, que lo lleva por Afganistán y la India. En Bangalore toma contacto con el más importante teólogo evangélico indio, Medathilparampil Mammen Thomas, del United Theological College, por entonces moderador del Consejo Mundial de Iglesias y autor del muy difundido libro “El desconocido Jesús del hinduismo” (The Unkown Jesus in Hinduism, SCM, Press, London, 1969). En este centro de estudios, tiene una disertación sobre el tema desarrollado en Bruselas. La presencia de Küng en Bangalore inquieta a la jerarquía episcopal india, sobre todo al arzobispo de Bombay, el cardenal Valerian Gracias, a quien había conocido en época del Concilio. Afortunadamente su conferencia sobre la actualidad del mensaje cristiano es bien entendida y el debate resulta agradable y constructivo. Por aquellos meses, el conflicto desatado por su obra ¿Infalible? Una pregunta (1970), se halla en plena ebullición: correspondencia con Roma, obispos alemanes y teólogos de alto calibre.

En ese contexto álgido, avanza su investigación para la hechura del libro. La cuestión de fondo es presentar no un Jesús eclesiásticamente “domesticado” sino el verdadero Jesús. En la segunda parte de la obra, que Küng titula “lo distintivo”, desarrolla tres temas centrales: lo peculiar del cristianismo, el Cristo real y Cristianismo y judaísmo. En los tres capítulos ofrece una “cristología fundamental”, que incorpora los mejores estudios sobre el “Jesús histórico” hasta el momento conocidos. Autores del ámbito alemán, como: Schweitzer, Dibelius, Bultmann, Bornkamm Conzelmann, Jeremías, Cullmann, Marxsen, Lohfink, Haag, Fuchs y Käsemann; del mundo anglosajón, Dodd, Taylor, McKenzie, Robinson y un centenar de otros estudios en campo protestante, aparecidos a partir de 1933, en importantes comentarios bíblicos, como el dirigido por G. Kittel y G. Friedrich (Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament), o el Comentario teológico al Nuevo Testamento, dirigido por A. Wikenhauser y A. Vögtle (Herders Theologischer Kommentar zum Neuen Testament), en 1953.

El “horizonte”, primera parte de la obra, está planteado por Küng desde “El reto de las grandes religiones”, una cualidad de “su” enfoque cristológico y de la esencia del cristianismo que atraviesa “toda” su obra, particularmente lo que serán sus estudios sobre El cristianismo y las grandes religiones (Europa, 1987), El Judaísmo. Pasado, Presente, Futuro (Trotta, 20198), y El Islam. Historia, Presente, Futuro (Trotta, 20113).

Küng reconoce que el cristianismo, debido principalmente al Vaticano II y a la nueva mentalidad misionera del Consejo Ecuménico de las iglesias, ha cambiado en sentido positivo la actitud de la Iglesia católica con respecto a las religiones universales; al desprecio del pasado ha sucedido la alta estimación, a la desantención, la comprensión, al proselitismo; el estudio y el diálogo (H. Küng, Ser cristiano, Madrid, Cristiandad, 1977, p. 105-141). Küng ve la esencia del Ser cristiano en la persona de Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, Mesías y profeta del reino, muerto y resucitado, que en los días de su ministerio público, generó entorno a sí un “movimiento” de discípulos y discípulas, con el encargo de anunciar y descubrir el reino que ya operaba en ellos.

Se trata de comprender a Cristo desde su “indispensable” contexto judío, pero en la apertura cósmica de su figura y mensaje, que integra y abraza las culturas, religiones y sabidurías de la tierra. Aquí late mucho de lo novedoso de su aporte, que algunos verán como límite y cuestionamiento. Küng opta por un enfoque “ascendente” que considera más difícil que el “descendente”. La tarea en extremo fascinante, es poner de relieve con ayuda de la moderna exégesis bíblica, cómo el joven hombre de Nazaret, con su mensaje y su conducta, hace saltar por los aires todos los esquemas que la religión construye a lo largo del tiempo. La palabra “escándalo”, pequeña piedra en la que se puede tropezar, es una de las claves de su obra. Jesús en persona vino a ser la piedra de escándalo; todo lo que él dijo e hizo fue un escándalo ininterrumpido. ¡A qué tremendas consecuencias teóricas y prácticas le llevó su particular identificación radical con la causa de Dios que es la causa del hombre! Combativo hacia todas las direcciones, desde todas partes fue también combatido (Ser cristiano, p. 350).

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Con la vista puesta en la situación epocal (los 70’), Küng deja claro que este Jesús no anuncia una nueva teoría teológica ni una nueva ley, pero tampoco se anuncia a sí mismo. Anuncia el reino de Dios, lo cual para nuestro tiempo, quiere decir lo siguiente: la causa de Dios, la voluntad de Dios, es la causa del ser humano, el bien del ser humano. Si se acepta esto, se comprenden los reproches dirigidos contra él: ¿no se trata, como dicen los sacerdotes y los escribas, de un hereje, un falso profeta, un embaucador del pueblo, un blasfemo? En último término, la disputa gira, de hecho, en torno a Dios, en cuyo nombre, Jesús actúa y como cuyo enviado se presenta. Sin embargo, Jesús no apela a un nuevo Dios, sino al Dios de Israel, pero entendido de una manera nueva; no sencillamente como Dios de los devotos de la ley, de los “justos”, sino como padre de los perdidos, los débiles, los pobres, los oprimidos, los pecadores. A este Dios se dirige de forma totalmente insólita como “Padre” suyo y nuestro. Está claro que con este mensaje, el camino de Jesús debía ineludiblemente pasar por el “conflicto” con los poderosos en el ámbito del Estado como en el de la religión.

La detención, la condena y la muerte violenta de Jesús fueron consecuencia lógica de su actitud hacia Dios y el ser humano. Los guardianes de la ley, el derecho y la moral reaccionaron con violencia a su acción no violenta, su muerte en la cruz. Que Jesús de Nazaret fue ejecutado en una cruz es una de las realidades más ciertas de la historia que narran los relatos evangélicos. El sufrimiento al que se vio sometido con este suplicio extremo se interpreta como una maldición de la ley: aquel al que sus discípulos consideran Enviado y Mesías de Dios, aparece ante los fieles a la ley como representante del criminal, del “pecador”. Y así, Jesús muere abandonado de los hombres y de Dios. Pero Dios, el Padre de Jesús, “interviene” en la historia y como dice la fórmula antigua “lo hizo resucitar librándolo de las angustias de la muerte”. Los testimonios auténticos y decisivos de fe de la comunidad son inequívocos: ¡el Crucificado vive para siempre junto a Dios! Y al mismo tiempo, es el “Señor” presente por el Espíritu en su Iglesia y, en fin, el escondido Señor del mundo (“cosmocrátor”) con cuyo señorío ha empezado ya el reinado definitivo de Dios (Ser cristiano pp. 374, 395, 397, 400, 428, 442, 447).

Unas palabras sobre el “destinatario” del libro considero una primera “clave” para entender la propuesta de Küng: “Este libro ha sido escrito para aquellos que por una u otra razón quieren, honrada y sinceramente, informarse de lo que es el cristianismo, saber en qué consiste propiamente ser cristiano. También ha sido escrito para aquellos que no creen, pero preguntan seriamente; que han creído, pero están insatisfechos de su incredulidad; que creen, pero no se sienten seguros en su fe; que andan indecisos tanto frente a sus convicciones como frente a sus dudas en la fe. Ha sido escrito, pues, para cristianos y ateos, gnósticos y agnósticos, pietistas y positivistas, católicos tibios y católicos fervientes, protestantes y ortodoxos” (Ser Cristiano p. 15).

La segunda “clave” se halla al final del libro, en lo que enuncia como sugerencias: “Imitando a Cristo Jesús, el ser humano puede en el mundo actual, vivir, actuar, sufrir y morir realmente como ser humano: sostenido por Dios y ayudando a los demás en la dicha y en la desdicha, en la vida y en la muerte” (Ser cristiano p. 759). Un detenido examen de la obra, muestra que Küng intenta hablar del mensaje cristiano de manera científicamente responsable, para ello, considera como condiciones imprescindibles la exactitud histórica y la interpretación crítica de la historia. En este aspecto, se siente cercano y en plena sintonía con Edward Schillebeeckx, que acababa de publicar en holandés “Jesús. La historia de un Viviente” (E. Schillebeeckx, Jezus. Het verhaal van een Levende, Bloemendaal, Nelissen, 1974), obra que caerá recién en observación en 1980, una vez que fuera traducida al inglés, bajo el implacable control de la “Sagrada” Congregación para la Doctrina de la Fe, en manos del celoso doctrinero polaco el cardenal Franjo Šeper, el mismo, que el 15 de diciembre de 1979, firmará la declaración con la que Küng ya “no podrá ser considerado como teólogo católico, no pudiendo ejercer como tal el oficio de enseñar” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Documentos 1966-2007, Madrid, BAC, 2008, p. 185).

Tanto Küng como Schillebeeckx, consideran que la exégesis fundada sobre el método histórico-crítico exige una teología dogmática con responsabilidad histórico-crítica. Otro aporte de “Ser cristiano” absolutamente en línea con los avances del Vaticano II en el declaración “Nostra aetate”, es que el diálogo teológico serio con el judaísmo, sólo puede desarrollarse de manera razonable sobre la base de una cristología “ascendente”. Una idea que retoma Küng en su Teología para la postmodernidad (Theologhie im Aufbruch. Eine ökumenische Grundleguung, München, Piper, 1987, pp. 186-187) es que quien quiera dialogar con judíos o musulmanes a partir de las doctrinas clásicas helenísticas de la Trinidad y la encarnación comienza un diálogo aparente que en seguida llega a su fin.

Una palabra sobre el trabajo diario que implicó la redacción de “Ser cristiano”. Küng escribió cada página dos veces a mano, luego la dictaba al “magnetófono” y la volvía a controlar y corregir; a partir de allí, pasaba a ser leída y mejorada por sus colaboradores más cercanos, Hermann Häring y Karl-Josef Kuschel; el texto volvía de nuevo a sus manos para pulirlo literalmente y darle lustre. Cuando terminaba un capítulo, su amigo y compañero Walter Jens se encargaba de revisarlo con ojos críticos.

Dada la “amplitud” temática y los múltiples cruces con otras especialidades, procuraba que los capítulos difíciles fueran examinados por expertos en los distintos temas, por ejemplo, para las secciones sobre las grandes religiones, recurrió a su colega y amiga Julia Ching, nacida en Shangai que enseñaba en la Catholic University of America (Washington, DC) y que había adquirido fama mundial como experta en el neoconfucianismo; los capítulos sobre el Nuevo Testamento los hacía revisar por su amigo y profesor en Tubinga, Gerhard Lohfink; como también las secciones sobre ética teológica, las compartía con Alfons Auer y Wilhem Korff. Mientras tanto se ha clarificado el título del libro. Quien recorre la entera obra de Küng y sus centenares de capítulos sabe que le encantaban los títulos en forma interrogativa, de allí que su primera intención fue: “¿Ser cristiano? Una introducción”.

El editor Klaus Piper, con un certero instinto para los títulos, le propone “Ser cristiano” (Christ sein); un título poco habitual, que en alemán ni siquiera deja claro si se ha de añadir al final un punto o un signo de exclamación o de interrogación; o sea, si “Ser cristiano” alude a una forma de ser o un deber. Pero precisamente eso le confiere interés al título, y de hecho, éste se impone con tanta rapidez que pronto se hace usual hablar de “Ser cristiano”. El 3 de octubre de 1974, en Sursee (su patria chica), Küng ya tiene el primer ejemplar en sus manos, y el 10 de octubre, en el vigésimo aniversario de su ordenación sacerdotal, lo presenta a la opinión pública en una rueda de prensa en la Feria del libro de Frankfurt.

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Christine Schenk, CSJ: “Las primeras iglesias domésticas estaban dirigidas por mujeres”

Jueves, 29 de febrero de 2024
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IMG_2925Ellas fueron elementos clave de la expansión del cristianismo en Roma

El “movimiento de Jesús” se difundió rápidamente por todo el Imperio romano gracias en parte a la iniciativa de las viudas y de las mujeres en calidad de apóstoles, profetas, evangelistas, misioneros y jefes de iglesias domésticas

Las mujeres de estas comunidades no solo salvaban a los huérfanos y a las viudas pobres, sino que también profetizaban en las primeras reuniones de la Iglesia primitiva

En el primero de una serie de cuatro ensayos, Christine Schenk, basándose en documentación literaria, nos habla de las mujeres en el cristianismo primitivo

¿La vida religiosa tal como la conocemos hoy -tanto contemplativa como activa- ha evolucionado a lo largo de dos mil años”

(Vatican News).- Cuando era una joven monja de San José tenía el gran deseo de entender quiénes habían sido nuestras antepasadas en la fe. A pesar de ser una apasionada de los textos bíblicos, a menudo me resulta difícil reconocerme en ellos porque los textos de nuestro leccionario casi siempre hablan de nuestros antepasados-hombres. Las devotas discípulas de Jesús -a excepción de María de Nazaret- son prácticamente invisibles.

Cuando comencé a estudiar para el máster en teología en el seminario local, devoré toda la información sobre las mujeres del cristianismo primitivo. En esta serie de cuatro ensayos quiero identificar las raíces históricas de las comunidades religiosas femeninas y tal vez ayudar a los lectores a comenzar a reconocerse en la historia de los primeros cristianos.

La difusión del cristianismo

El “movimiento de Jesús” se difunde rápidamente por todo el Imperio romano, en parte gracias a la iniciativa de las viudas y de las mujeres en calidad de apóstoles, profetas, evangelistas, misioneros y jefes de iglesias domésticas. Su crecimiento también se puede atribuir al apoyo financiero de mujeres empresarias cristianas como María Magdalena y Juana (cf. Lc 8, 1-3), Lidia (cf. Hch 16, 11-40), Febe (cf. Rom 16, 1-2), Olimpia, diaconisa del siglo IV, y otras. El Papa Benedicto XVI reconoció precisamente esto cuando, el 14 de febrero de 2007, dijo que «la historia del cristianismo habría tenido un desarrollo muy diferente si no hubiera habido la generosa contribución de muchas mujeres». “En el ámbito de la Iglesia primitiva, la presencia femenina” – anotaba de nuevo – “ha sido cualquier cosa menos secundaria”.

El “movimiento de Jesús” se difunde rápidamente por todo el Imperio romano, en parte gracias a la iniciativa de las viudas y de las mujeres en calidad de apóstoles, profetas, evangelistas, misioneros y jefes de iglesias domésticas

La iglesia doméstica

Las primeras iglesias domésticas estaban dirigidas por mujeres como Grapte, que en el siglo II era la cabeza de la comunidad de viudas que cuidaban de los huérfanos en Roma (fig. 1), y Tabità, viuda del siglo I “dedicada a obras buenas y actos de caridad” (cf. Hch 9, 36-43), que fundó una comunidad de iglesia doméstica en Jaffa. Fue a través de las iglesias domésticas que los primeros cristianos tuvieron acceso a las redes sociales que los pusieron en contacto con personas de diferentes clases sociales.

Cuando una mujer cabeza de familia, tal vez una viuda adinerada como Tabita o una mujer liberada de la esclavitud como Prisca (cf. Rom 16, 3-5), se convertía al cristianismo, los evangelistas cristianos como Junia (cf. Rom 16, 7) o Pablo tenían acceso no solo a su hogar sino también al grupo de personas que protegían y a su clientela, y esto significaba que sus esclavos, libertos, niños, familiares y personas que por razones profesionales estaban en contacto con estas mujeres también se convertirían. Así fue como cuando Pablo convirtió a Lidia (cf. Hch 16, 11-15) tuvo automáticamente acceso a una amplia gama de relaciones sociales y, por lo tanto, a un público potencialmente muy amplio (fig. 2). En la investigación titulada “A Woman’s Place“, Carolyn Osiek y Margaret Y. MacDonald demuestran cómo las mujeres cristianas de clases sociales más bajas podían iniciar pequeñas empresas gracias a su inserción en la red social cristiana y así adquirir cierta seguridad económica. Esto a su vez implicaba el acceso a una clase más alta y, por lo tanto, una mayor libertad de movimiento, en particular dentro de la familia ampliada de la antigüedad.

“Cuando Pablo convirtió a Lidia (cf. Hch 16, 11-15) tuvo automáticamente acceso a una amplia gama de relaciones sociales y, por lo tanto, a un público potencialmente muy amplio”

Mujeres evangelizadoras

Celso, conocido crítico de la Iglesia primitiva, tenía una escasa opinión de la evangelización hecha por las mujeres. Sin embargo, aunque de forma involuntaria, aportó pruebas independientes de la iniciativa de las mujeres en el cristianismo primitivo cuando afirmó que los cristianos convencían a las personas para que “abandonaran al padre y a los maestros y en su lugar fueran con las mujeres y los niños, compañeros de juego, a las casas de las mujeres, o a las curtidurías o a los talleres de los rumiantes”. (Orígenes, Contra Celso). La crítica de Celso coincide con afirmaciones en otros textos del cristianismo primitivo, según las cuales la evangelización se hacía de persona a persona, de casa en casa, por mujeres que llegaban a otras mujeres, niños, libertos y esclavos. Su crítica nos dice que las mujeres cristianas (y pocos hombres) tomaron iniciativas fuera de las reglas del patriarcado en función de su fe en Cristo.

“Su crítica nos dice que las mujeres cristianas (y pocos hombres) tomaron iniciativas fuera de las reglas del patriarcado en función de su fe en Cristo”

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Contribuciones específicas de las mujeres

Tres son las innovacionessignificativas que se producen en la sociedad romana entre los siglos I y IV y que pueden atribuirse a la evangelización y a los ministerios de guía de las mujeres cristianas. La primera, alrededor del siglo IV, es la libertad de elegir una vida celibataria, que derriba efectivamente un pilar del patriarcado, es decir, la obligación de contraer matrimonio. La segunda es que las viudas y vírgenes cristianas salvan, socializan, bautizan y educan a miles de huérfanos que de otro modo morirían por ser abandonados o serían destinados a la prostitución. La tercera es que las actividades de vinculación y evangelización de las mujeres desempeñan un papel determinante en la transformación de la sociedad romana de una cultura preeminentemente pagana a una cultura preeminentemente cristiana.

Conclusión

Se pueden reconocer elementos de vida religiosa no solo en las primeras comunidades de viudas, como la de Grapte o Tabita, sino también en aquellas mujeres que eligieron la vida célibe, como las cuatro hijas profetisas de Felipe (Hch 21,9) y las comunidades femeninas en Asia menor, de las que se habla en las Actas de Tecla (fig. 3). Las mujeres de estas comunidades no solo salvaban a los huérfanos y a las viudas pobres, sino que también profetizaban en las primeras reuniones de la Iglesia primitiva (cf. 1 Cor 11; Hch 21, 8-19). Su ejercicio contracultural de la autoridad en el contexto de la vida doméstica cotidiana es una de las claves a menudo silenciadas de la rápida difusión del cristianismo. La autoridad misionera y la guía profética de las mujeres en su amplia red social cambia el rostro del Imperio Romano.

Las mujeres de estas comunidades no solo salvaban a los huérfanos y a las viudas pobres, sino que también profetizaban en las primeras reuniones de la Iglesia primitiva

IMG_2926El material utilizado para este artículo está tomado en gran parte del libro de la autora Crispina y sus hermanas: mujeres y autoridad en el cristianismo primitivo (Fortress Pres, 2017). En su segundo artículo, que aparecerá próximamente, describe una investigación original sobre las primeras mujeres cristianas entre los testimonios arqueológicos en frisos de sarcófagos fechados entre los siglos III y V.

Fuente Religión Digital

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“Fiducia Supplicans: los que comen con las manos limpias”, por Leandro Gaitán

Miércoles, 31 de enero de 2024
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IMG_2484“¿No es una monstruosidad bendecir a la tripulación de un bombardero nuclear para que tenga éxito en su misión?

Para muchos laicos, sacerdotes, obispos y cardenales, dicha declaración es una suerte de puerta abierta al mismísimo Averno (las redes sociales son un testimonio lapidario de tales reacciones)”

Ante semejante conmoción, no puedo evitar recordar cuando, en el año 1945, el padre George Zabelka bendijo a la tripulación del Enola Gay y del Bockstar para que tengan éxito en su misión: arrojar sendas bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki”

“Los laicos y sacerdotes que ahora juntan firmas en Change.org para hacer lobbismo mediático contra el Papa Francisco y presionarle para que anule FS (como si la Iglesia fuera una democracia y no una institución jerárquica), ¿dónde estaban en aquel momento?”

“Cuando alguien se horroriza fácilmente con los pecados ajenos nunca está demás responderle con un ‘tu quoque’ (tú también) o dicho de manera coloquial, ¿y por casa cómo andamos?”

Recuerdo que hace algunos años, cuando redactaba mi tesis doctoral, estudié el surgimiento de la llamada generación Beat, un movimiento contracultural formado por jóvenes que se revolvían, entre otras cosas, contra el moralismo hipócrita de la sociedad estadounidense de aquellos años (50’ y 60’). Una sociedad en la que una joven podía ser señalada y criticada si utilizaba una falda un poco más corta de lo “permitido” o en la que se retiraba el saludo a una pareja de novios que decidía convivir antes del matrimonio.

Una sociedad que, no obstante, aplaudía como foca la frenética carrera armamentista, las carnicerías humanas de Corea y Vietnam o que perdía la compostura si una persona de color no cedía el asiento a una persona blanca en el autobús (porque muchos estaban a favor de la segregación racial). Eso sí, una sociedad que, al mismo tiempo, jamás faltaba a los servicios religiosos los días domingos.

Con similar perplejidad “beat” contemplo la forma escandalosa con que han reaccionado algunos sectores de la Iglesia por la declaración Fiducia Supplicans(desde ahora, FS). Para muchos laicos, sacerdotes, obispos y cardenales, dicha declaración es una suerte de puerta abierta al mismísimo Averno (las redes sociales son un testimonio lapidario de tales reacciones).

Ante semejante conmoción, no puedo evitar recordar cuando, en el año 1945, el padre George Zabelka bendijo a la tripulación del Enola Gay y del Bockstar para que tengan éxito en su misión: arrojar sendas bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. No eran una pareja, eran un grupo. Según parece, se puede bendecir a un grupo que se une para utilizar armas de destrucción masiva contra población civil.

Y también se pueden bendecir armas, aunque recientemente el Papa Francisco recomendara dejar de hacerlo (¡otra vez el progre y buenista de Bergoglio metiendo sus narices donde nadie le llama!). No tengo noticias de que ese acontecimiento haya generado peticiones tan airadas al entonces Papa Pío XII para que se prohibieran ese tipo de bendiciones. No tan airadas como las que generó FS. Según declara el mismo padre George Zabelka: “Que yo sepa, ningún cardenal ni obispo estadounidense se opuso a estos bombardeos masivos. El silencio en estos asuntos resulta ser aprobación”.

IMG_2480¿Dónde estaban los conservadores en aquel momento para oponerse a semejante monstruosidad? ¿O no es una monstruosidad bendecir a la tripulación de un bombardero nuclear para que tenga éxito en su misión (más aún en un contexto de guerra no-nuclear)? Pues eso aconteció antes del rupturista, discontinuista y cuasi-cismático Concilio Vaticano II (perdón por la ironía). Sospecho entonces que, para los que todavía guardan cierta nostalgia de aquellos tiempos pretéritos, la bendición del padre Zabelka estuvo de maravillas, no así —faltaría más— las bendiciones que permite FS.

También recuerdo que, en el año 1999, el Papa San Juan Pablo II besó solemnemente el Corán delante del imán chiíta de la mezquita de Khadum. Pregunto entonces: si permitir la bendición de parejas irregulares o del mismo sexo es una forma de aprobación, el beso solemne del Corán por parte del Santo Padre, ¿no fue también una especie de aprobación?

Quizás algún lector pensará que estoy incurriendo en falsa analogía, o para decirlo de otra manera, que estoy mezclando “churras con merinas”. Pues no me parece una comparación desacertada. Vamos unos años más adelante. En 2006 el Papa Benedicto XVI bendijo a los exponentes de las comunidades musulmanas de Italia y a los embajadores de los países de mayoría islámica acreditados ante la Santa Sede. Sus palabras fueron éstas: “¡Que el Dios de la paz os llene con la abundancia de sus bendiciones, al igual que a las comunidades que vosotros representáis!”.

¿Fue una bendición litúrgica o de corte pastoral-informal (según el distingo de FS)? Entiendo que fue una bendición pastoral. Los musulmanes que, por su misma condición, no reconocen a Jesucristo como segunda persona de la Trinidad (habiendo tenido, en muchos casos, la posibilidad de conocer el cristianismo), ¿viven o no en pecado? ¿Se puede bendecir una comunidad que no manifiesta ninguna intención de arrepentimiento por negar la divinidad de Jesucristo, ni mucho menos, de conversión al cristianismo? Pues parece que sí se puede, al menos sí de manera informal.

A pesar de eso me pregunto: ¿dónde estaban los conservadores para rechazar en masa la bendición de musulmanes? ¿dónde estaban las Conferencias Episcopales de África para oponerse al Papa Benedicto XVI por bendecir a miembros de una religión que, aún hoy, persigue, secuestra, tortura y asesina masivamente a los cristianos en distintas regiones de aquel continente (y fuera también)? ¿por qué nadie alzó la voz para advertir que un católico no puede besar un libro que legitima toda forma de violencia contra los “infieles” (es decir, contra los mismos católicos)? Qué es más “pecaminoso”, ¿rechazar la divinidad de Jesucristo y combatir a quienes la afirman, o ser homosexual, reconocer la divinidad de Jesucristo y pedir una bendición informal para que el mismo Señor Jesucristo le otorgue su ayuda?

Hago aquí un breve paréntesis para aclarar que no es mi intención emitir juicios de valor sobre el actuar de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, sino poner en evidencia una contradicción o, por qué no decirlo con todas las letras, una hipocresía. De lo hecho por estos papas, podría decirse que un gesto de caridad no conlleva la aceptación del error.

Ejemplos en sintonía con los recién mencionados hay para hacer dulce. Recordaré uno más. Las bendiciones de narcotraficantes, mafiosos y delincuentes de toda índole. En 1991, el padre Rafael García Herreros bendijo al narco-criminal Pablo Escobar Gaviria y a su séquito de sicarios. Fue otra bendición en grupo, no en pareja. Todos asesinos que fueron bendecidos a pesar de no dar señales de arrepentimiento por el mal cometido y de perseverar en su conducta nefanda. Sí, hablo de Pablo Escobar Gaviria, el mismo que apenas dos años antes, había ordenado hacer estallar un avión de Avianca en pleno vuelo para asesinar a un candidato presidencial. No hubo sobrevivientes de aquel atentado (110 fallecidos).

Otra vez pregunto: ¿estaba el padre García Herreros aprobando solapadamente el actuar de esos criminales con su bendición? Los laicos y sacerdotes que ahora juntan firmas en Change.org para hacer lobbismo mediático contra el Papa Francisco y presionarle para que anule FS (como si la Iglesia fuera una democracia y no una institución jerárquica), ¿dónde estaban en aquel momento? ¿dónde estaban todos los que hoy actúan como auténticas estrellas del lobby “anti-Bergoglio” en las redes sociales para gritar a voz en cuello que esa bendición grupal era inaceptable? Insisto, podría seguir con la casuística ad infinitum. No quiero meterme, por ejemplo, en el oscuro terreno de la política. Bendiciones y comuniones concedidas a dictadores, líderes y miembros de grupos terroristas, etc., en la mayoría de los casos sin que esta gente muestre signos de arrepentimiento ni abandone sus actividades delictivo-criminales.

IMG_2485No puedo evitar experimentar perplejidad “beat” al observar cómo aquellos que callaron ante las situaciones recién descriptas, hiperventilan al pensar que una pareja en situación irregular o del mismo sexo pueda acercarse al despacho parroquial para pedir una bendición e invocar la asistencia de la Gracia. Se parecen a los ortodoxos rusos quienes, por boca del Obispo Hilarión Alfeyev, han afirmado que, a causa de FS, ya no será posible “esperar una futura unidad entre católicos y ortodoxos”.

Sí, ha leído correctamente, lo afirmaron los ortodoxos rusos, que han bendecido submarinos nucleares con misiles balísticos intercontinentales y plataformas de lanzamiento de misiles nucleares desde tierra que podrían convertir una ciudad con millones de habitantes en un páramo infernal sin posibilidades de supervivencia siquiera para las cucarachas. Sin ir más lejos, el patriarca ortodoxo ruso Kirill dijo, el pasado mes de octubre, que las bombas y las ojivas atómicas rusas están bajo la protección de San Serafino de Sarov. ¡Menos mal! Muy tranquilos estarán ahora sus potenciales víctimas sabiendo que, eventualmente, serán borrados de la faz de la Tierra por misiles que se encuentran bajo la protección del santo ruso. Si estas absurdidades no fueran hechos reales, pensaría que son bromas típicas de un 28 de diciembre.

Continúo con mi perplejidad “beat”. Una perplejidad que asume dimensiones mastodónticas cuando pienso en los pecados cometidos “de la cintura para arriba”. Cuando pienso, por ejemplo, si puede un sacerdote bendecir a un comunista, a un fascista o a un capitalista recalcitrante. Sí, también leyó bien, a un capitalista de esos que comulga de rodillas, pero luego te quiere convencer de que está muy bien que una multinacional instale una fábrica en un pueblo perdido de Honduras, para contratar gente a la que hace trabajar 12 hs. por día (de lunes a lunes) produciendo polos que la empresa vende a 60 € en Madrid, Berlín o Londres, mientras les paga (a esos “empleados”) 1 € al mes. Vuelvo sobre lo mismo: parece que es correcto bendecir a gente que defiende y promueve ideas/políticas que justifican, de diferentes maneras, el abuso desmedido de poder sobre otros (frecuentemente en condiciones de vulnerabilidad extrema). ¿Será que me estoy fijando en menudencias? ¿Será que, a fin de cuentas, lo único importante es que sean heterosexuales?

Mi perplejidad “beat” alcanza cotas insospechadas cuando observo que, el gran escándalo de FS, parece deberse a que se mete en un tema de índole sexual. Recuerdo, en este sentido, las reacciones que provocó en su tiempo la publicación de la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI. Humanae Vitae y Fiducia Supplicans son, probablemente, los dos documentos del post-concilio que mayor cantidad de reacciones negativas han provocado. En el primer caso, por parte del sector “progresista” y en el segundo caso, del sector “conservador”.

Difícilmente se puedan encontrar documentos o situaciones en la historia reciente de la Iglesia que hayan generado tanto “pataleo” como cuando los Papas se pronunciaron sobre temas vinculados a la sexualidad. Parece que los católicos nos empeñamos porfiadamente en dar la razón a quienes afirman que, para la Iglesia, el tema sexual es materia de escándalo. Abro aquí otro paréntesis para decir que de ningún modo estoy minimizando la importancia antropológico-teológica de la sexualidad, solo pretendo expresar la sorpresa que me produce este particular fenómeno. Los papas han escrito documentos sobre diversidad de temas muy sensibles y complejos. Sin embargo, nunca han logrado suscitar reacciones tan destempladas como cuando han hablado sobre temas relacionados con la sexualidad.

Esto sigue, mi estado de desconcierto y estupefacción casi supera al de los jóvenes “beat” cuando pienso en las contradicciones de la propia vida, esas que quizás no se ven ni son evidentes para los que nos rodean (y de las que nadie está exento, yo el primero). Me refiero, por ejemplo, al varón o mujer heterosexual, eventualmente casado/a por iglesia y con hijos (modelos arquetípicos del laico “bendecible”), que quizás mira pornografía en momentos de soledad, engaña directa o indirectamente a su cónyuge, le maltrata psicológica o físicamente, ignora a sus hijos porque prioriza el éxito profesional y el dinero, difama a los demás, es avaro, soberbio, mentiroso, envidioso, etc.

Todos pecados que confiesa ante el sacerdote cada quince días, pero en los que sistemáticamente vuelve a caer, frecuentemente sabiendo que los repetirá y sin hacer demasiado esfuerzo (o ninguno) para evitarlos, y sin que eso le afecte o provoque una particular crisis de conciencia.

Esa persona, incluso asiste a misa, comulga y recibe la bendición todos los domingos y fiestas de guardar. Situaciones como la recién descripta constituyen el pan nuestro de cada día en la vida de la Iglesia, y todos lo aceptamos porque tiene que ver con la impronta paradojal y dramática de la existencia humana. Tiene que ver, en definitiva, con el hecho fácilmente verificable de que todos somos pecadores, de que nuestra naturaleza está herida por el pecado.

El problema es cuando, quienes así viven, se creen legitimados para actuar como guardias en un panóptico desde donde miran, juzgan y deciden a quién se sube o se baja el pulgar. Y desde ese panóptico, se han lanzado a las redes sociales para escupir sus venenos contra FS y el Papa Francisco. Cuando alguien se horroriza fácilmente con los pecados ajenos nunca está demás responderle con un “tu quoque” (tú también) o dicho de manera coloquial, ¿y por casa cómo andamos?

Hagamos una revisión exhaustiva de nuestras propias vidas y luego veamos qué autoridad tenemos para “tirar la primera piedra” (Jn 8,7). En efecto, ¿es éticamente plausible vivir señalando a quienes “no comen con las manos limpias”, como relata el conocido pasaje evangélico (Mc 7, 1-8 y 14-23), sin atender al estado del propio corazón (quizás convertido en un auténtico lodazal)?

Ante esta lamentable situación de inflexibilidad y vehemente rechazo hacia FS, y ya en el paroxismo de la perplejidad “beat”, me viene a la mente una frase de San Josemaría Escrivá sobre la que creo, modestamente, que convendría reflexionar: “Ten entrañas de piedad, y no olvides que [ese pecador] aún puede ser un Agustín, mientras tú no pasas de mediocre” (Camino, nº 675). Hago un pequeño añadido a esta frase para terminar: tal vez, recibida en el momento adecuado, el tipo de bendición “al paso” que permite FS, podría suponer un antes y un después en la aparición de ese nuevo “Agustín”.

Fuente Religión Digital

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El documento de bendición del Papa Francisco revoluciona toda la atención pastoral

Miércoles, 17 de enero de 2024
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IMG_2186(Vatican Media)

El director ejecutivo del Ministerio New Ways calificó la aprobación por parte del Vaticano de bendiciones para parejas del mismo sexo como una “revolución pastoral” que ayuda “no sólo a las personas LGBTQ+ sino a cualquiera que haya resultado herido” por un enfoque “policial” de la atención pastoral que prosperó bajo la dos papados anteriores.

En un ensayo para The National Catholic Reporter, Francis DeBernardo identifica el párrafo 25 de Fiducia Supplicans, el nuevo documento que aprobó las bendiciones, como significativo porque “advierte que ‘un análisis moral exhaustivo no debe ser una condición previa para conferir’ una bendición… El párrafo dice que la iglesia debe evitar ‘basar su praxis pastoral en la naturaleza fija de ciertos esquemas doctrinales o disciplinarios’”.

DeBernardo proporcionó un contexto histórico para enfatizar la importancia del párrafo 25:

“El párrafo 25 es revolucionario porque anula el enfoque pastoral dominante que la Iglesia Católica ha adoptado a lo largo de los siglos, un enfoque que enfatizaba la vigilancia de la ortodoxia doctrinal y exigía obediencia estricta en lugar de ofrecer bienvenida y extender misericordia. Este enfoque llegó a ser casi un fetiche durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Si bien muchas personas sufrieron debido a este enfoque, desde principios de la década de 1980 hasta la elección del Papa Francisco, las personas LGBTQ+ a menudo fueron seleccionadas para un “análisis moral exhaustivo” antes de que se las considerara elegibles para participar activamente en la vida de la iglesia”.

Durante este tiempo, la doctrina fue utilizada como herramienta de exclusión, afirma:

“Si bien la homofobia tradicional y tradicional puede haber desempeñado un papel en tales actitudes pastorales prejuiciosas y discriminatorias hacia las personas gays y lesbianas, debemos recordar que la forma en que se justificaron estas actitudes y prácticas fue a través del apoyo de la doctrina de la iglesia. Los teólogos pro-LGBTQ fueron censurados. Los ministros pastorales solidarios fueron excluidos de los programas de la iglesia. Y, por supuesto, las personas LGBTQ+ no sólo no fueron bendecidas, sino que a menudo fueron directamente rechazadas de los espacios católicos, incluidas las parroquias”.

Y DeBernardo continúa ilustrando que tales actitudes todavía están activas en algunas áreas de la iglesia:

“Lo único que los líderes católicos parecían poder decir a las personas LGBTQ+ era ‘No’. Esta actitud de responder a las personas LGBTQ+ sólo a través de una lente de doctrina (que ha sido cada vez más cuestionada por más y más teólogos y obispos) continúa este día. Es lo que apoya a los líderes de la iglesia que despiden a personas LGBTQ+ de sus trabajos en escuelas y parroquias católicas. Está detrás de la manía de las cláusulas morales en las instituciones eclesiásticas. Respalda las políticas restrictivas sobre conformidad de género que muchas diócesis han instituido. Y es la base de las leyes que apoyan los obispos y que criminalizan a las personas LGBTQ+”.

El nuevo documento intenta detener esta utilización de la doctrina como arma:

Fiducia Supplicans pone fin a la era de la vigilancia doctrinal, una política que Francisco ha estado promoviendo desde el comienzo de su papado. La política de Francisco no era sólo para las personas LGBTQ+ sino para cualquiera que fuera herido por las aplicaciones draconianas del “cuidado pastoral”. Este nuevo documento cita el primer documento oficial del pontífice, la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, en la que instruía a evitar “una actitud narcisista”. y el elitismo autoritario, según el cual en lugar de evangelizar se analiza y clasifica a los demás, y en lugar de abrir la puerta a la gracia, se agotan las energías en inspeccionar y verificar.’

La conclusión de DeBernardo es que Fiducia Supplicans representa un cambio revolucionario hacia una forma nueva y más acogedora de cuidado pastoral. Este nuevo enfoque es beneficioso no sólo para las personas LGBTQ+, sino para todos aquellos a quienes los ministros pastorales puedan haber perjudicado por su rigidez doctrinal:

“El Papa Francisco está poniendo fin a las prácticas excluyentes de los dos pontífices anteriores al afirmar que la misericordia de Dios no es algo que los humanos puedan limitar. … Esa es una buena noticia no sólo para las personas LGBTQ+, sino para cualquiera que haya sido marginado o excluido por políticas diseñadas para justificar las reglas de la institución”.

Para leer el ensayo completo de DeBernardo, haga clic aquí.

—Robert Shine, New Ways Ministry, 2 de enero de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“¿Soy cristiano? ¿Es necesario ser cristiano?”, por Gonzalo Haya

Martes, 9 de enero de 2024
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SER HERMANO - MEMORIA PROFETICA DE JESUS - ESP - sin cintillo_resizeEl cristianismo ha heredado del judaísmo la necesidad de un Salvador, aunque la idea de salvación ha evolucionado mucho en treinta siglos.

La nación judía se constituyó mediante un pacto, ratificado con la circuncisión, en el que Yahvé les hacía la Promesa de un Mesías que traería la Salvación de su pueblo (salvación esencialmente política y social, salida de Egipto y posesión de la tierra prometida) y ellos se comprometían a cumplir La Ley.

Jesús, como Mesías, proclamó la llegada del Reino de Dios en este mundo (en fraternidad social, no en poder político) y más allá del fin de este mundo.

El cristianismo se fue formando con las comunidades de judíos y paganos creyentes en Jesús como Señor y Mesías y como participantes en el Reino de Dios, entendido como ampliación de la Promesa. Esta ampliación se realizaba sin necesidad de la circuncisión ni el cumplimiento de La Ley, según aprobó el concilio de Jerusalén a instancias de Pablo. (El retraso del Reino facilitó la evolución desde una salvación política y social en este mundo hacia una salvación eterna).

Todavía Benedicto XVI, en el siglo XX, consideraba que “fuera de la Iglesia no hay salvación” (salvación considerada ya fundamentalmente personal y eterna). Para muchos cristianos y teólogos esta exclusión de los creyentes de todas las demás religiones sería un fracaso del proyecto y del amor de Dios; y el teólogo Karl Rahner incluyó a toda persona de buena fe como cristianos anónimos, herederos de la Promesa de salvación.

Actualmente el Pluralismo religioso reconoce que Dios se ha manifestado muchas veces y de diversas maneras a los distintos pueblos según la cultura de su época y región, y en consecuencia tienen la misma esperanza de salvación.

Según el Evangelio ¿fueron cristianos Marta, María y Lázaro? ¿Fue cristiana la mujer sirofenicia, que hizo ver a Jesús que el Reino de Dios se ofrecía también a los paganos? ¿Fue cristiano el geraseno al que Jesús envió a anunciar a sus paisanos las maravillas que Dios le había concedido?

¿Fue cristiano Santiago el hermano del señor y representante de la Iglesia de Jerusalén? ¿Fue cristiano Pedro que acudía al Templo a orar, rehusaba comidas prohibidas por la Ley, y entrar en casa de un pagano?

En la parábola del Juicio final la división no es entre creyentes o no creyentes sino entre los que escucharon la voz de la conciencia, la compasión, y los que no la escucharon.

No necesitamos un Salvador porque la salvación la llevamos dentro: Dios constituye nuestro verdadero Ser; sólo necesitamos dejar que se manifieste. Las religiones sólo pueden facilitar que se “encarne” en nuestra vida espaciotemporal, como el campesino colabora en el desarrollo espontáneo de la semilla.

Creo por tanto que no es imprescindible ser cristiano para colaborar en la salvación terrenal del género humano (y de todo el planeta) y para desarrollar más allá del tiempo nuestra dimensión espiritual. El cristianismo no es necesario, pero Jesús es un personaje cautivador que ha despertado los valores dormidos de mi conciencia.

¿Soy cristiano?

Si ser cristiano es estar bautizado, soy cristiano. Si ser cristiano es aceptar como infalibles las doctrinas y preceptos de la Iglesia jerárquica, no soy cristiano.

Si ser cristiano es tomar como orientación los escritos del Nuevo Testamento (recopilados y aceptados por las primeras comunidades cristianas), soy cristiano. Si ser cristiano es tomar estos escritos como revelados y “palabra de Dios”, no soy cristiano.

No sé si puedo llamarme cristiano. Si ser cristiano es aceptar el proyecto de Jesús y proponerme seguirlo y transmitirlo, como una manera socializada de vivir el mensaje inscrito en el corazón de todo ser humano, soy cristiano.

Si Jesús me preguntara ¿me amas más que los creyentes de otras religiones? le respondería, evitando las comparaciones, Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo”.

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net

Espiritualidad

La hermana Jeannine Gramick, cofundadora del New Ways Ministry, nombrada “Creadora de noticias de 2023”

Viernes, 29 de diciembre de 2023
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IMG_0975El Papa Francisco con la hermana Jeannine Gramick, SL, junto con miembros del personal del Ministerio New Ways (desde la izquierda) Matthew Myers, Francis DeBernardo y Robert Shine.

La hermana Jeannine Gramick, SL, cofundadora del New Ways Ministry, ha sido nombrada “Creadora de noticias de 2023” por el National Catholic Reporter, cuya revisión de fin de año destacó a los católicos marginados.

La designación de Gramick por parte de NCR se anunció ayer en un editorial, señalando que en 2023 hubo un “movimiento extraordinario, aunque tentativo, en un área en particular: cómo la Iglesia Católica incluye y ministra a sus miembros LGBTQ”. Acontecimientos como el que el Papa Francisco condenara las leyes de criminalización o se mostrara abierto a bendecir a las parejas queer “alguna vez habrían parecido obra de un novelista desconectado de la realidad”. El editorial de NCR continúa:

“Pero en las últimas cinco décadas de experiencia católica estadounidense, tal vez ninguna persona haya tenido el tipo de impacto para los miembros de nuestra comunidad LGBTQ como Loretto Sor Jeannine Gramick.

“Desde que lanzamos el Ministerio New Ways con el difunto Salvatoriano P. Robert Nugent en 1977, ha sido una defensora incansable, persistente y eficaz. Ha llevado las cicatrices del abuso por parte de las autoridades eclesiásticas con una dignidad poco común.

“En 1999, cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger, el futuro Benedicto XVI, les prohibió a ella y a Nugent cualquier trabajo pastoral con personas LGBTQ, Gramick se mantuvo en silencio y fue a Roma para ver si se revertía esa orden.

“Cuando el Vaticano en 2000 presionó a la primera congregación religiosa de Gramick, las Hermanas de la Escuela de Notre Dame, para que le ordenara que dejara de hablar públicamente sobre su ministerio LGBTQ, ella simplemente se mudó a otra congregación y, nuevamente, siguió adelante.

“Incansable es la palabra, ciertamente. Otro descriptor sería exitoso. Otra, quizás más importante, sería la astucia. Al sentir un cambio en los vientos romanos, Gramick y sus colegas de New Ways iniciaron una correspondencia directa con Francisco a principios de 2021.

“Sorprendentemente, respondió el Papa. Llamó a Gramick “una mujer valiente”, que había sufrido por su ministerio. También agradeció al conjunto del grupo su “trabajo vecinal”.

“Este octubre, Francisco y Gramick se reunieron personalmente en el Vaticano para un encuentro histórico de 50 minutos en la residencia del Papa. Gramick, siempre practicante de la construcción persistente de relaciones, se aseguró de alterar la disposición de la sala para acercar un poco su silla a la del Papa.

“No podemos decir exactamente qué ha hecho que Francisco esté más abierto y consciente este año de las necesidades de los católicos LGBTQ. Pero ciertamente, esa hermana que movió su silla hacia adelante ha tenido un impacto enorme. Por sus 50 años de exitosa defensa, ministerio e influencia, Loretto Sor Jeannine Gramick es la creadora de noticias de NCR de 2023”.

El editorial de NCR elogia brevemente a otros defensores LGBTQ+ de Estados Unidos, como Juan Carlos Cruz, sobreviviente de abuso y confidente del Papa; Francis DeBernardo, director ejecutivo del New Ways Ministry; Marianne Duddy-Burke, directora ejecutiva de DignityUSA; y al Padre James Martin, SJ, de Outreach por su comprometido trabajo. Los esfuerzos combinados de los católicos LGBTQ+ y sus aliados durante la era del Papa Francisco han significado, según el editorial, que “la iglesia de 2023 ciertamente no es la iglesia de 2013”.

En una columna separada, el editor de NCR, Joe Ferullo, y la editora de medio ambiente, Stephanie Clary, explican un poco cómo el periódico llegó a elegir a Gramick como su creador de noticias del año. Describen 2023 como “el año en el que las personas y los problemas de los márgenes católicos ocuparon un lugar central”, particularmente durante la Asamblea General del Sínodo de octubre. Ferullo y Clary escriben:

“Sin duda, la presencia de más voces dentro de la sala del sínodo desafió a aquellos que han estado protegidos por sus tiendas de campaña más pequeñas e insonorizadas, ninguna tanto como el testimonio de los católicos LGBTQ y sus defensores y aliados… El cambio incremental a veces parece pequeño e insignificante, pero debido a las valientes e importantes contribuciones de las mujeres, los laicos y los católicos LGBTQ en la asamblea sinodal, cualquiera de estos grupos podría haber sido nombrado noticia.

“Gran parte de este progreso hacia el bien común y la inclusión radical logrado en 2023 se produjo con el apoyo del Papa Francisco (a quien siempre se le podría nombrar un creador de noticias, aunque nos gusta elegir a un católico estadounidense). Finalmente acordamos elegir a Loretto Sr. Jeannine Gramick como la creadora de noticias del año 2023 de NCR. Dedicó años de defensa y sufrió años de adversidad en su ministerio LGBTQ. Durante demasiado tiempo fue una voz solitaria que gritaba al vacío. Pero todos sus esfuerzos fueron reconocidos por el propio Francisco en octubre pasado, cuando a Gramick se le concedió una reunión individual con el pontífice que generó titulares.

“En una iglesia siempre alerta por milagros entre nosotros, ese momento ciertamente calificaba. Ella fue escuchada”.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 15 de diciembre de 2023

Fuete New Ways Ministry

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Ya no hay distinción entre fe y política en la derecha lgtbifoba

Martes, 26 de diciembre de 2023
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Cardenal Raymond Burke

Los católicos ultraconservadores piensan que el Papa no es católico porque no es creyente del MAGA.

Informe sobre la destitución del Obispo Strickland: “Autoridad episcopal a persona equivocada

¿Por qué Francisco retiró los privilegios cardenalicios a Burke?: “Los usaba contra la Iglesia”

Viganò acusa al Papa de “cobarde autoritarismo” tras el cese de Strickland

El Papa Francisco continúa enviando a los funcionarios de la iglesia estadounidense un mensaje contundente. Ya basta con todos los ataques anti-LGBTQ+ al estilo MAGA contra el Vaticano, otros católicos y la sociedad en general. Dos semanas después de que el Papa tomara la dramática e inusual medida de despedir a un obispo estadounidense de extrema derecha, está despojando al ex cardenal Raymond Burke de su paga de jubilación y lo desaloja de su departamento en el Vaticano.

Uno de los problemas más confusos que enfrenta la gente racional hoy en día es cómo la religión y la fe se han entrelazado tan estrechamente con la política de derecha y ultraderecha. El problema ha sido más pronunciado cuando se trata de los evangélicos conservadores, quienes de alguna manera lograron pasar por alto todos los pecados de Donald Trump y expulsaron de sus filas a cualquiera que no adorara en el altar de Trump.

Ahora estamos viendo lo mismo en la Iglesia Católica Romana. La gran diferencia es que, a diferencia del movimiento evangélico, los católicos reconocen la supremacía de una sola persona, el Papa. Pero si preguntas a los católicos estadounidenses conservadores si el Papa es católico, te dirán rotundamente que no. La razón, en gran parte, es que el Papa Francisco no es fanático de Donald Trump.

El problema ha estado latente durante mucho tiempo, pero llegó a un punto crítico este otoño cuando Francisco finalmente llegó al límite de su paciencia con dos de las voces más fuertes del MAGA en la jerarquía estadounidense: Joseph Strickland, el obispo de Tyler, Texas, y el cardenal Raymond Burke.Joseph Strickland

Aunque Strickland era jefe de una diócesis relativamente pequeña, ha cobrado gran importancia en la esfera de los medios de derecha como antagonista del Papa Francisco. Aceptó el papel con entusiasmo, apareciendo en YouTube, teniendo una cuenta de Twitter con 175.000 seguidores y realizando trucos publicitarios como ir al Dodger Stadium para protestar contra el equipo de béisbol que honra a las Hermanas de la Perpetua Indulgencia.

De hecho, Strickland estaba obsesionado con todo lo LGBTQ+. Ha criticado a Francisco por tener palabras amables que decir sobre las personas LGBTQ+, sugiriendo que el Papa está socavando intencionalmente a la Iglesia. Strickland respaldó videos que describían a Francisco como un “payaso diabólicamente desordenado. Strickland siguió aumentando la retórica. En una conferencia patrocinada por la derecha Noticias del sitio de vida, Strickland leyó una carta de un amigo anónimo que llamaba a Francisco “usurpador”. Si a Francisco no le gustaban sus críticas, dijo Strickland, el Papa podría despedirlo. Que es exactamente lo que hizo.

IMG_1914Joseph Strickland

Ahora Strickland se compara con cualquier mártir que le venga a la mente. El problema es que los mártires no obtienen el título por estar en desacuerdo con el Sumo Pontífice.

Burke era igual de malo, con un giro. Prácticamente respaldó a Trump y se regocijó de cómo Trump “defendería los valores cristianos” como presidente. Mientras tanto, Burke restó importancia a la crisis de abuso sexual de la Iglesia y la achacó a la “agenda homosexual”. Comparó a los homosexuales con asesinos y no pudo soportar las modestas propuestas de Francisco hacia la comunidad LGBTQ+. “Desafortunadamente, está muy claro que la invocación del Espíritu Santo por parte de algunos tiene como objetivo impulsar una agenda que es más política y humana que eclesiástica y divina”, dijo Burke. Eso es bastante rico para alguien que solía ser amigo del asesor de Trump, Steve Bannon.

Burke ha sido uno de los prelados anti-LGBTQ+ más feroces de la Iglesia católica. Ha llamado a la homosexualidad una “enfermedad”, ha dicho a los padres que no deberían permitir que sus hijos conozcan parejas del mismo sexo y ha culpado del escándalo de abuso infantil de la iglesia a los homosexuales “hedonistas” y no a los propios sacerdotes depredadores de la iglesia.

Se ha quejado de que la Iglesia se ha desviado de la “ley moral absoluta” al no condenar “la plaga de la agenda homosexual” con suficiente fuerza. Burke fue uno de los principales defensores de la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país.

También ha sido un líder en denunciar el uso de condones para prevenir el VIH. Su oposición a los condones llevó a su exilio del Vaticano por parte del actual Papa. Burke intervino para que despidieran al jefe de una organización eclesiástica por aprobar la distribución de preservativos a prostitutas en Myanmar. Francisco aprovechó el episodio para destituir a Burke de su poderoso puesto y enviarlo a Guam como castigo.

Favorito del ex Papa Benedicto XVI, la caída en desgracia del extravagante cardenal estadounidense ha sido un espectáculo continuo. El portavoz conservador incluso se ha enfrentado con el Papa por su vestimenta. Si bien Francisco prefiere prendas sencillas, Burke siguió el ejemplo de Benedicto de usar vestimentas extravagantes como largas colas de seda aguada, brocados dorados y guantes de terciopelo. En un momento, los funcionarios del Vaticano supuestamente le pidieron a Burke que “bajara un poco el tono”.

El Papa ha castigado repetidamente a Burke por sus escandalosas payasadas. Anteriormente fue destituido de su puesto en la oficina de la iglesia que nombra nuevos obispos. En 2014, fue despojado de su puesto como jefe del tribunal más alto del Vaticano y, en cambio, fue nombrado para un papel ceremonial como jefe de la orden religiosa medieval, los Caballeros de Malta.

Desde su retiro, Burke había pasado el tiempo despotricando contra el Papa, acusándolo de intentar destruir la Iglesia desde dentro.

También se opuso a los mandatos de la vacuna COVID-19 por considerarlos “totalitarios”, afirmó que la vacuna inserta microchips en las personas y afirmó falsamente que la vacuna se desarrolló “mediante el uso de líneas celulares de fetos abortados”.

Muchos antivacunas evangélicos y católicos utilizaron esta última afirmación como excusa para no vacunarse, citando “objeciones religiosas” al aborto. A mitad de la pandemia, Burke contrajo el virus y pasó semanas conectado a un ventilador.

Mientras Burke estaba en el hospital, el Vaticano publicó un anuncio de servicio público en el que Francisco y otros líderes católicos de alto rango desacreditaban los desvaríos de Burke. “Recibir las vacunas autorizadas por las respectivas autoridades es un acto de amor”, dijo el Papa Francisco. “Y ayudar a la mayoría de las personas a hacerlo es un acto de amor. Amor por uno mismo, amor por nuestras familias y amigos, y amor por todos los pueblos. Vacunarse es una forma sencilla pero profunda de cuidar unos de otros, especialmente de los más vulnerables“.

Durante todo esto, Burke ha estado viviendo en un apartamento de 5000 pies cuadrados en el Vaticano, sin pagar alquiler. En su libro En el armario del Vaticano, Frédéric Martel da una descripción detallada del apartamento eso cae en la categoría del “¿Está diciendo lo que creo que está diciendo?”. Baste decir que es resplandeciente, desde el espejo de tres lados donde Burke, que tiene afición por el mejor atuendo eclesiástico, puede admirarse hasta “el extraño cuarto húmedo digno de un balneario de lujo”. En resumen, no es la celda monástica que uno esperaría de alguien que hizo voto de pobreza (entre otros). Por el contrario, Francisco vive en barrios muy modestos.

Strickland y Burke enmarcan sus desacuerdos con Francisco como doctrinales, pero en realidad son igualmente políticos. Ambos prelados consideraban que sus funciones eran tanto políticas como pastorales. Strickland tuiteaba sobre QAnon y Burke les decía a los católicos que no votaran por el presidente Joe Biden.

Ninguno de los dos tuvo ningún problema con Trump. No lo criticaron, aunque había mucho que criticar. La separación de familias en la frontera fue “crueldad en su máxima expresión”, en palabras del Papa. Sin embargo, Strickland y Burke dedicaron su tiempo a atacar al Papa por cuestiones LGBTQ+.

En todo caso, se unieron al rebaño MAGA y lo santificaron. Para ellos prácticamente no había distinción entre política y religión.

O para muchos de los seguidores de Trump. El trumpismo es tanto un artículo de fe como doctrinas básicas. En los casos de Strickland y Burke, aún más. El juramento de lealtad que hicieron al papado ocupa el segundo lugar después del juramento que hicieron a un movimiento político. Para justificarse, dicen que los mueve la religión. Pero en este caso su religión es la política.

Fuente LGBTQNation

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“Adviento y Navidad sin ocaso”, por Felisa Elizondo

Jueves, 21 de diciembre de 2023
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vela-resized-600cuatro-velas-rojas-adviento-numeros_73661-55“Sobre el tiempo que vivimos sigue sombreando la Navidad con su regalo de una Vida”

Adviento y Navidad. Estas dos palabras resultaban inseparables para quienes vivían cristianamente las semanas finales de cada año. Pero están ahora mismo desigualmente presentes: un anuncio que inunda pantallas y escaparates habla con mucha anticipación de la Navidad en forma de “felices fiestas”. Pero nos haría bien recordar que la espera -el adviento- prepara y agranda la acogida, como la víspera anticipa algo del estallido de la fiesta

“El lenguaje de la liturgia, con palabras antiguas y símbolos eficaces, sigue insistiendo en la importancia de un tiempo de espera, de unas semanas que nos van habituando a pensar en algo impensable: el acontecimiento de un Dios que abraza nuestra carne”

Adviento y Navidad. Estas dos palabras resultaban inseparables para quienes vivían cristianamente las semanas finales de cada año. Pero están ahora mismo desigualmente presentes: un anuncio que inunda pantallas y escaparates habla con mucha anticipación de la Navidad en forma de “felices fiestas”. Pero nos haría bien recordar que la espera -el adviento– prepara y agranda la acogida, como la víspera anticipa algo del estallido de la fiesta.

Con todo, el lenguaje de la liturgia, con palabras antiguas y símbolos eficaces, sigue insistiendo en la importancia de un tiempo de espera, de unas semanas que nos van habituando a pensar en algo impensable: el acontecimiento de un Dios que abraza nuestra carne.

En defensa de este espacio que prepara el asombro de la Navidad, leo en un artículo reciente: “Adviento es el tiempo de la espera y de la esperanza. No es el tiempo del futuro, es el tiempo del presente. La humanidad tiene derecho a esperar tiempos mejores y a encontrar el sentido de su camino y de su búsqueda“. El profeta Isaías nos lo dice de manera muy hermosa: “Al final de los días… confluirán hacia Jerusalén de todos los pueblos… Dios nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas…”.

”De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas”. Y el Evangelio insiste en este tiempo: “Estad en vela porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Estad preparados”… Ahora que la humanidad siente también el frío de la insolidaridad, de la pobreza de muchos, del terrorismo cruel y fanático, de la guerra en Ucrania y en Gaza, el Adviento nos invita a creer que habrá primavera” (A. Fernández Barrajón).

Apareció la ternura y el amor de Dios en Jesús” (Tit 3,4)

Una Carta que llega desde los tiempos primeros, resume así el misterio de la Navidad: un gesto de la mayor ternura. Y la Carta a los Gálatas, el texto más cercano al nacimiento de Jesús, menciona explícitamente a su madre: “Dios envió a su propio Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley”. Dejada esta sobriedad, los evangelistas de la infancia se detienen a evocar detalles que documentan que el “Hijo del Altísimo” ha tenido una madre sencilla, como cualquiera de nosotros. Y una tradición bimilenaria ha seguido celebrando ese acontecimiento único que sombrea la historia entera, incluso el hoy olvidadizo y secularizado.

A lo largo de siglos, los cristianos, con ayuda de pormenores que datan incluso de los apócrifos, han recreado una y otra vez la escena del portal/pesebre y han compuesto incontables “villancicos. La historia de representaciones plásticas cuenta ya con un  fresco del siglo III, conservado en las catacumbas romanas de San Sebastián, donde puede advertirse incluso la estrella. Y prosigue hasta los festivales de luces que  proyectan ahora mismo imágenes del Portal en fachadas futuristas. La gruta, con María, José y el Niño en el pesebre (y con el buey y el asno “apócrifos”) ha sido mil veces dibujada o esculpida por manos de autores anónimos y geniales. Otro tanto puede pensarse de la música navideña, popular o culta.

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Algunas glosas de la Navidad

La literatura cristiana recoge testimonios de la celebración de la Navidad desde los siglos primeros. Se pueden encontrar menciones desde san Ireneo de Lyon, tanto en Occidente como en el  Oriente cristiano al que fue extendiéndose la fiesta. Del siglo V nos han llegado sermones de san León Magno, el papa que detuvo nada menos que a Atila a las puertas de Roma, con párrafos como estos: “Exultemos en el Señor, queridos hermanos, y abramos nuestro corazón a la alegría más pura, porque ha llegado el día que para nosotros significa la nueva redención, la antigua preparación, la felicidad eterna. En efecto, al cumplirse el ciclo anual, se renueva para nosotros el elevado misterio de nuestra salvación, que, prometido al principio y acordado al final de los tiempos, está destinado a durar para siempre”.

O este otro: “Hoy el autor del mundo ha nacido del seno de una virgen: aquel que había hecho todas las cosas se ha hecho hijo de una mujer que él mismo había creado. Hoy el Verbo de Dios se ha manifestado revestido de carne y, mientras que antes nunca había sido visible a ojos humanos, ahora incluso se ha hecho visiblemente palpable. Hoy los pastores han escuchado la voz de los ángeles anunciando que había nacido el Salvador en la sustancia de nuestro cuerpo y de nuestra alma” (Sermo 22, In Nativitate Domini, 2, 1; Sermo 26, In Nativitate Domini, 6, 1).

Una antología de decires sobre la Noche reclamaría decenas y decenas de páginas. Grandes nombres han glosado los pasajes bíblicos referidos al misterio de este asombroso comienzo.

La noche de Greccio

Con el pasar de los tiempos, la celebración encontró tonos y modos diversos. En una aldea perdida del Lacio y en 1223, tres años antes de su muerte, el “Poverello de Asís” (el poeta Bobin lo ha apodado con el mayor acierto “el Bajísimo”) quiso recrear al vivo lo sucedido en Belén. Llevado -dicen las fuentes- por su afán de imitar al máximo al Maestro y porque quería que todas las gentes se alegrasen con la memoria de aquella Noche.

En su relato, conocido como la primera vida del santo, Celano anota también con cuidado los motivos de aquel empeño: “La suprema aspiración de Francisco, su más vivo deseo y su más elevado propósito, era observar en todo y siempre el santo Evangelio, y seguir la doctrina de nuestro Señor Jesucristo y sus pasos con suma atención, con todo cuidado, con todo el anhelo de su mente, con todo el fervor de su corazón. En asidua meditación recordaba sus palabras y con agudísima consideración repasaba sus obras. Tenía tan presente en su memoria la humildad de la Encarnación y la caridad de la Pasión, que difícilmente quería pensar en otra cosa”.

Celano y el propio san Buenaventura se refieren, cada uno con su modo de decir, a aquel “belén viviente” del siglo XIII. Así Celano, el primer biógrafo, anota: “El bienaventurado Francisco celebraba la fiesta de Navidad con mayor reverencia que cualquier otra fiesta del Señor, porque, si bien en las otras solemnidades el Señor ha obrado nuestra salvación, sin embargo, como él decía, comenzamos a ser salvos el día en que nació el Señor. Por eso quería que en ese día todo cristiano se alegrase en el Señor, y que, por amor a Aquel que se nos dio a sí mismo, todo hombre fuese alegremente dadivoso, no sólo con los hombres, sino también con los animales y las aves”.

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El Belen de Greccio según Giotto

San Francisco y el día de Navidad

Y este es su relato de lo sucedido aquella noche: “Digno de recuerdo y de celebrarlo con piadosa memoria es lo que hizo tres años antes de su gloriosa muerte, cerca de Greccio, el día de la natividad de nuestro Señor Jesucristo.

Vivía en aquella comarca un hombre, de nombre Juan, de buena fama y de mejor vida, a quien el bienaventurado Francisco amaba con amor singular, pues siendo de noble familia y muy honorable, despreciaba la nobleza de la sangre y aspiraba a la nobleza del espíritu. Unos quince días antes de la navidad del Señor el bienaventurado Francisco le llamó y le dijo: ‘Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre el heno entre el buey y el asno’. En oyendo esto el hombre bueno y fiel, corrió presto y preparó en el lugar señalado cuanto el santo le había indicado”.

De aquella noche, festejada con teas y cirios aldeanos, se pudo decir que allí la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora a la humildad”. El santo había cuidado de que participaran todos, los hermanos y los labriegos. Y se dice que la alegría le llevó a intentar “persuadir al emperador a que diese una ley especial para que en la Navidad del Señor los hombres proveyeran abundantemente a las aves, al buey y al asno y a los pobres”.

Este modo franciscano de celebrar el Misterio ha dejado una impronta innegable en la historia de la espiritualidad. El Giotto lo plasmó unos años más tarde en uno de sus famosos frescos.

Tras la espera, habrá Navidad

La memoria creyente sabe que cada tiempo ha aguardado y vivido su Navidad. La devotio moderna continuó extendiendo aquel modo “sensible” de celebrar los misterios de la vida del Jesús. Basta recordar cómo, con un lenguaje bien suyo, san Ignacio de Loyola propone una “contemplación del nacimiento del Salvador en el libro de los Ejercicios Espirituales: El  primer preámbulo es la historia: y será aquí, cómo desde Nazaret salieron Nuestra Señor grávida cuasi de nueve meses, como se puede meditar píamente, asentada en una asna, y Joseph y una ancilla (la ancilla no se menciona en otros casos) llevando un buey para ir a Belén, a pagar el tributo que César echó en todas aquellas tierras. El segundo preámbulo es la composición viendo el lugar; será aquí con la vista imaginativa ver el camino de Nazaret a Bethlém, considerando la longura, la anchura, y si llano o si por valles o cuestas sea el tal camino; asimismo mirando el lugar o espelunca (cueva) del nacimiento, quán grande, quán pequeño, quán baxo, quán alto, y como estaba aparejado”.

También en nuestros días, a la vez tensos, agitados y olvidadizos, esperamos que se cumpla el anuncio del Evangelio de Lucas: “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que viene de lo alto para iluminar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1,78). Un pregón no desmentible que, en 2011 y en una homilía de la fiesta, Benedicto XVI comentaba así: “Encontramos la ternura y el amor de Dios que se inclina hasta nuestros límites, hasta nuestras debilidades, hasta nuestros pecados, y se abaja hasta nosotros. San Pablo afirma que Jesucristo «siendo de condición divina (…) se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres” (Flp 2, 6-7).

Y proseguía: “Contemplemos la cueva de Belén: Dios se abaja hasta ser recostado en un pesebre, que ya es preludio del abajamiento en la hora de su pasión. El culmen de la historia de amor entre Dios y la humanidad”. Que es como afirmar que el Amor dura, y que sobre el tiempo que vivimos sigue sombreando la Navidad con su regalo de una Vida que no tiene ocaso.

Felisa Elizondo

Fuente Religión digital

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Declaración del Vaticano: “Se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y del mismo sexo”

Martes, 19 de diciembre de 2023
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IMG_1897IMG_1901Sin embargo, la Iglesia Católica aún debe responder si todavía considera tales relaciones como un “pecado grave contra la ley de Dios”.

En resumidas cuentas, seguimos siendo cristianos de segunda… al final va a ser mejor y más digno acudir a las bendiciones del Día de San Antón…

“Se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”

“No cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones”, sostiene la declaración, firmada por el Papa Francisco y preparada por Doctrina de la Fe

“No se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”

Lee aquí la histórica declaración del Vaticano

New Ways Ministry: La aprobación de las bendiciones del Papa es un regalo anticipado de Navidad para los católicos LGBTQ+

Bendecir a las parejas LGBTQ+ es un “verdadero desarrollo” en la enseñanza de la Iglesia, dice el Vaticano

James Martin, sj: “La declaración del Vaticano es un gran paso adelante en el ministerio de la Iglesia a las personas LGBTQ. Ahora estaré encantado de bendecir a mis amigos en uniones del mismo sexo

Un corazón de pastor que nunca cierra la puerta, por Andrea Tornielli

Rocco Buttiglione: “¿No cambia nada, entonces? No, cambia mucho, es casi una revolución. Esta declaración ofrece una primera respuesta, a la vez coherente con la tradición y abierta a lo nuevo

Una bendición de “crecimiento”, no de “reconocimiento”: Así han acogido los episcopados la nota de Doctrina de la Fe

Silencio episcopal en España: sólo Munilla se revuelve contra la norma vaticana: “No vamos a bendecir el pecado”: la ‘fachosfera digital’ se planta contra la decisión del Vaticano de bendecir a uniones de hecho y parejas gay

Los colectivos LGTBI, divididos: Entre “un regalo de Navidad” y las “bendiciones apartheid”

MOVILH:”Papa autoriza bendiciones apartheid para parejas del mismo sexo y heterosexuales no unidos en matrimonio

Presidente de CRISMHOM, sobre el ‘‘ del Vaticano a la bendición de parejas homosexuales: “Es un pequeño avance pero todavía no se nos considera iguales”

Comunicado de CRISMHOM, ante la declaración del Vaticano: “Estamos tan dentro de la Iglesia como los demás”

Se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio“. Declaración histórica de la Santa Sede, que acaba de ser dada a conocer, “presentada al Santo Padre, que la aprobó con su firma”, y que permitirá, a partir de ahora, que sacerdotes puedan bendecir a una pareja del mismo sexo o a un matrimonio civil, o una pareja de hecho. 

En la declaración “‘Fiduci supplicans’ sobre el sentido pastoral de las bendiciones”, la Santa Sede abre una puerta hasta ahora cerrada, sin necesidad de reformular la doctrina, ni de elaborar nuevas normas. “No se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”

Como ya ocurriera en las famosas últimas Dubia a los cardenales, “la presente Declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión”.

“No obstante“, añade la declaración,que “implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia“, se ofrece “una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones”, que “permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica”.

Una declaración que, según la introducción firmada por el prefecto de Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, “quiere ser también un homenaje al Pueblo fiel de Dios, que adora al Señor con tantos gestos de profunda confianza en su misericordia y que, con esta actitud, viene constantemente a pedir a la madre Iglesia una bendición”.

La parte más innovadora de la Declaración, que le dedica una buena parte del texto, es sobre Las bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo”. “En el horizonte aquí delineado se coloca la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio”, se lee.

¿Por qué? Entre otras razones, porque “la Iglesia acoge a todos los que se acercan a Dios con corazón humilde, acompañándolos con aquellos auxilios espirituales que permiten a todos comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su existencia”. Una bendición que “aunque no se incluya en un rito litúrgico“, sí “une la oración de intercesión a la invocación de ayuda de Dios de aquellos que se dirigen humildemente a Él”.

Y es que, señala el escrito, “¡Dios no aleja nunca al que se acerca a Él!”. Este gesto, el de la bendición, “no pretende sancionar ni legitimar nada, las personas pueden experimentar la cercanía del Padre que desborda los méritos y deseos”. Por ello, el Vaticano reclama que “la sensibilidad pastoral de los ministros ordenados debería educarse, también, para realizar espontáneamente bendiciones que no se encuentran en el Bendicional”, para que “dejen de ser un simple gesto” y “evitando que se conviertan en un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento”.

Eso sí, aclara: “Las decisiones que, en determinadas circunstancias, pueden formar parte de la prudencia pastoral, no necesariamente deben convertirse en una norma. Esto es: “no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos“, porque “el Derecho Canónico no debe ni puede abarcarlo todo”.

Por esllo, “no se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”. Con todo, “para evitar cualquier forma de confusión o de escándalo, cuando la oración de bendición la solicite una pareja en situación irregular, aunque se confiera al margen de los ritos previstos por los libros litúrgicos, esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo sexo“.

En cambio, añade el documento, “tal bendición puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación”. ” Lo que se ha dicho en la presente Declaración sobre las bendiciones de parejas del mismo sexo, es suficiente para orientar el discernimiento prudente y paterno de los ministros ordenados a este respecto“, culmina el capítulo, que aclara que “no cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones”.

Por su parte, Francis DeBernardo, director ejecutivo del New Ways Ministry afirma en una declaración sobre la última declaración del Vaticano sobre las bendiciones que “abre el camino para que las relaciones de las personas LGBTQ+ sean bendecidas en la iglesia”. Y continúa:

“El Papa Francisco dio a los católicos LGBTQ+ un regalo de Navidad anticipado este año al aprobar bendiciones para parejas del mismo sexo. La afirmación anterior de la oficina doctrinal del Vaticano de que “Dios no bendice el pecado” ha sido desarraigada por la nueva exhortación: “¡Dios nunca rechaza a nadie que se le acerca!”

No se puede subestimar cuán significativa es la nueva declaración del Vaticano. Aprobar bendiciones para parejas del mismo sexo es ciertamente monumental. Pero el Papa Francisco va más allá al afirmar que las personas no deben ser sometidas a “un análisis moral exhaustivo” para recibir una señal del amor y la misericordia de Dios. Semejante declaración es un paso más que el Papa Francisco ha dado para revertir la dura vigilancia del cuidado pastoral, tan común bajo sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVIl.

En cambio, el Papa Francisco desea una pastoral en la que, como dice la declaración, “cada hermano y cada hermana puedan sentir que, en la Iglesia, son siempre peregrinos, siempre mendigos, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecido.” Al abrir bendiciones a parejas del mismo sexo, la iglesia institucional ahora amplía las formas en que los católicos LGBTQ+ pueden conocer el amor de Dios. Y esta declaración beneficia no sólo a las parejas bendecidas, sino a toda persona queer y aliado que haya tenido una relación difícil con la iglesia.

Esta declaración es una prueba de que la enseñanza de la iglesia puede cambiar (y de hecho cambia). El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha revocado por completo su declaración de 2021 que prohibía las bendiciones queer porque, afirmó, “Dios no bendice el pecado”. ¿Y cómo se produce el cambio? La aprobación formal en la enseñanza a menudo reconoce lo que la gente ya está haciendo pastoral y teológicamente. La práctica precede a la enseñanza. Lo mismo ocurre con las bendiciones LGBTQ+.

Durante décadas, los laicos, junto con algunos religiosos y clérigos, han pedido una mayor inclusión de las parejas del mismo sexo. En los últimos años, este llamado se ha vuelto más fuerte en lugares como Alemania, donde el proceso del Camino Sinodal aprobó tales bendiciones a principios de este año. La cuestión de las bendiciones ha sido un punto polémico en Alemania, provocando críticas del Vaticano e incluso del Papa Francisco. Su decisión ahora de aprobar las bendiciones muestra que el Papa está dispuesto a escuchar, aprender y responder significativamente al pueblo de Dios, algo que todo líder de la iglesia debería hacer.

Cuando tuve el honor de reunirme con el Papa Francisco en octubre pasado, una de sus declaraciones que más me impresionó fue que lo que más le molesta en la iglesia son los sacerdotes que castigan a la gente en el confesionario. Ese tiempo, dijo, debería ser un tiempo de bienvenida, amor y misericordia, no un castigo. Esta nueva declaración sobre la bendición de parejas del mismo sexo es un ejemplo de ese tipo de actitud pastoral.

Los católicos LGBTQ+ de todo el mundo dan la bienvenida a este regalo anticipado de Navidad, que los acerca mucho más a ser miembros plenos e iguales de la Iglesia que tanto aman.

Fuente Religión Digital/New Ways Ministry

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Carta del Vaticano crítica a los católicos alemanes pro-LGBTQ+ aumenta las tensiones

Martes, 19 de diciembre de 2023
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IMG_1691Cardenal Pietro Parolin, derecha, con el Papa Francisco

El conflicto entre los católicos alemanes y el Vaticano ha alcanzado un nuevo mínimo. El Vaticano publicó una carta criticando a la Iglesia alemana, específicamente sobre la homosexualidad y la ordenación de mujeres, pero un destacado obispo alemán defendió enérgicamente los esfuerzos de los católicos en su país.

A finales de noviembre se hizo pública una carta del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, a la doctora Beate Gilles, una laica que es secretaria general de la Conferencia Episcopal Alemana. La carta, fechada el 23 de octubre, niega rotundamente que sea posible cualquier cambio en la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad o la ordenación de mujeres. La carta llega antes de tres reuniones previstas para 2024 entre obispos alemanes y funcionarios de la Curia del Vaticano para discutir, según OSV News, “lo que es inmutable en la doctrina y disciplina de la Iglesia y lo que puede modificarse”.

El conflicto actual surge del proceso de la Vía Sinodal de Alemania que concluyó en marzo. El proceso de varios años que incluyó tanto a obispos como a laicos emitió llamados históricos para que la Iglesia Católica revise las enseñanzas sobre ética sexual, dé plena bienvenida a las personas transgénero e intersexuales, bendiga a las parejas del mismo género y más. También propuso un Consejo sinodal en el futuro que practicaría la toma de decisiones conjunta entre obispos y líderes laicos.

La carta de Parolin se conoció poco después de que se hiciera pública una carta del Papa Francisco expresando sus propias preocupaciones sobre la Iglesia alemana. Dirigiéndose a cuatro mujeres laicas en Alemania que estaban preocupadas por el Camino Sinodal, el Papa objetó las cuestiones de género y sexualidad, criticando principalmente la propuesta de un Consejo sinodal. Según el National Catholic Reporter, Francisco escribió, en parte: “Yo también comparto esta preocupación por los numerosos pasos concretos que están tomando ahora gran parte de esta iglesia local y que amenazan con alejarse cada vez más del camino común. de la iglesia universal”.

Los católicos alemanes han negado las afirmaciones de que están avanzando hacia el cisma o que no están en sintonía con la Iglesia universal. Irem Stetter-Karp, presidenta del Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK), dirigido por laicos, señaló que ya se estaban llevando a cabo reformas más amplias en la Iglesia, no sólo en Alemania, y tal vez la carta refleje la mente de Parolin, no la del Papa. OSV News informó:

“[Stetter-Karp] dijo que incluso antes del Sínodo sobre la Sinodalidad en el Vaticano, el Cardenal Parolin había dicho que era imposible dar a las mujeres derechos de voto en el sínodo porque eso contradeciría el derecho canónico. “¿Y qué hizo nuestro Papa? De repente se hizo legal y se puso en práctica”, dijo Stetter-Karp a KNA.

“Thomas Soeding, miembro del Presidium del ZdK, afirmó que en repetidas ocasiones se intentó “hacer pasar verdades parciales sacadas de contexto como declaraciones definitivas de Roma”. El ZdK no se dejará intimidar por esto, afirmó. Por el contrario, fue positivo ‘que haya y deba haber un proceso de diálogo entre Alemania y Roma’”.

IMG_1689Arzobispo Estanislao Gądecki

Sin embargo, ese diálogo es cada vez más difícil. Una disputa entre dos obispos revela cuán alta es la temperatura. El obispo Georg Bätzing de Limburgo, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, respondió duramente a las críticas contra los católicos alemanes hechas por el Arzobispo polaco Stanislaw Gadecki de Poznan, presidente de la Conferencia Episcopal Polaca.

En octubre, Gadecki escribió al Papa Francisco describiendo las resoluciones del Camino Sinodal como “extremadamente inaceptables y anticatólicas”, que están “inspiradas en ideologías liberales de izquierda”. Centra las críticas a la propuesta de bendecir a las parejas del mismo sexo. En ese momento, tanto Gadecki, un destacado opositor de los derechos LGBTQ+, como Bätzing estaban en el Vaticano participando en la primera Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. La carta de Gadecki se hizo pública en noviembre.

Bätzing respondió al arzobispo polaco con su propia carta pública, diciendo que Gadecki actuó con un “comportamiento poco fraternal”.America informó:

“Según el periódico [polaco] Rzeczpospolita, el obispo Bätzing dijo al arzobispo Gadecki: ‘Rechazo expresamente este enfoque del arzobispo, el tono de su carta y también la forma en que se presentan los hechos’. Él mismo había elegido un camino diferente escribiendo directamente al arzobispo e informando al Papa, añadió.

“El obispo Bätzing cuestionó en su carta si el presidente de una conferencia episcopal nacional tenía derecho a juzgar la catolicidad de otra iglesia local. ‘Por lo tanto, permítanme dejar claro que considero que la carta del Arzobispo supone un enorme exceso en su autoridad’”.

La avalancha de cartas de noviembre sigue a la Asamblea General del Sínodo del mes anterior, que dejó a los defensores católicos LGBTQ+ y a otros decepcionados con el documento final de la asamblea, que ni siquiera utilizó el término “LGBTQ+”.

IMG_1903Obispo Georg Bätzing

Cada vez es más difícil imaginar cómo se resolverán las tensiones entre los católicos alemanes, el Vaticano y otros prelados críticos del Camino Sinodal. Se está produciendo un cierto atrincheramiento. Wunibald Müller, un teólogo alemán, habla en nombre de muchos católicos no sólo en su país, sino en todo el mundo. Katholisch.de informó:

‘Los católicos ya no se dejan sermonear por Roma sobre lo que se les permite discutir y lo que es necesario cambiar en la Iglesia para que la Iglesia pueda seguir siendo un lugar para ellos o volver a convertirse en un lugar donde puedan vivir su propia vida. fe unida a convicción”, dijo Müller a katholisch.de el domingo.

“El amor entre parejas del mismo sexo – incluso cuando se expresa sexualmente – es amor y sigue siendo amor. “Este amor está fundamentalmente tan bajo la bendición de Dios como el amor de las parejas heterosexuales. Esto ya no es necesario discutirlo”, continuó Müller. Esto debe darse por sentado en la Iglesia y, al menos en la Iglesia alemana, esto es cada vez más así. ‘No hay vuelta atrás y no habrá vuelta atrás, por mucho que algunas personas en el Vaticano se resistan’”.

El conflicto en el que se encuentran el Papa Francisco, el cardenal Parolin, el obispo Bätzing, el arzobispo Gadecki y muchos más líderes de la iglesia es complicado. Puede parecer más una disputa que un progreso. Los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI pasaron décadas intentando suprimir ese conflicto abierto, silenciando a los teólogos y condenando a los ministros pastorales marginales.

Sin embargo, los debates de hoy son en realidad una señal saludable de progreso. El Papa Francisco instó a los jóvenes en 2013 a “hacer un lío” y ha pedido continuamente a los delegados del Sínodo que hablen con honestidad y sin miedo. La sinodalidad es bastante complicada. Trae consigo muchas dificultades y perturbaciones. Las cartas en guerra tal vez no sean el mejor enfoque, pero si la iglesia realmente quiere escuchar e incluir a más laicos como personas influyentes, será la iglesia la que necesariamente tendrá que tratar las cuestiones de género y sexualidad como asuntos inestables y que necesitan desarrollo.

En todo esto, una verdad está clara: los días de Roma locuta, causa finita (“Roma ha hablado, el asunto está hecho”) han terminado. El fiel modelo de sinodalidad de los católicos alemanes debería ser tratado por la Iglesia en general como un regalo, no como una amenaza.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 4 de diciembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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Un obispo de Estados Unidos advierte a una universidad católica que puede perder su título de ‘católica’ si acepta a transexuales

Martes, 5 de diciembre de 2023
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IMG_1598IMG_1592Kevin C. Rhoades, obispo de la diócesis de Fort Wayne-South Bend, ha escrito una nota condenatoria denunciando la decisión de una universidad católica de la diócesis que ha decidido admitir a mujeres Trans.

En el comunicado firmado por el obispo y publicado en la página web de la diócesis, afirma que la semana del 20-26 de noviembre se enteró de que la Junta Directiva de Saint Mary’s College, una universidad católica para mujeres, ha cambiado su política de admisión y ahora considerará para la admisión no sólo a los solicitantes “cuyo sexo asignado al nacer es femenino”, sino también a los solicitantes “que viven consistentemente y se identifican como mujeres”. En una carta a colegas y estudiantes de Saint Mary’s, el presidente explicó que “Saint Mary’s considerará a los solicitantes de pregrado cuyo sexo asignado al nacer sea femenino o que consistentemente vivan y se identifiquen como mujeres”.

La carta del presidente de la universidad expresaba su compromiso de funcionar como “una universidad católica para mujeres”. Incluía una cita del Papa Francisco sobre el amor a los demás y el reconocimiento del valor y la valía de los demás.

El obispo lamenta que esto fue parte de la justificación del cambio en la política de admisión. La carta afirma que Saint Mary’s, “como líder comunitaria inclusiva”, tiene como objetivo continuar “creando un entorno al que todas las mujeres pertenecen y prosperan”.

El obispo se queja afirmando que “Es decepcionante que yo, como obispo de la diócesis en la que se encuentra Saint Mary’s College, no haya sido incluido ni consultado sobre un asunto de importante enseñanza católica. Los obispos tienen la responsabilidad particular de “promover y ayudar en la preservación y fortalecimiento” de la identidad católica de los colegios y universidades católicas en sus diócesis (cf. Ex corde Ecclesiae #28). Por este motivo, escribo sobre esta reciente decisión del Saint Mary’s College”.

El obispo estadounidense recuerda que «una de las cuatro características esenciales de un colegio o universidad católica es “la fidelidad al mensaje cristiano tal como nos llega a través de la Iglesia” ( Ex corde Ecclesiae 13). Esta fidelidad institucional incluye “el reconocimiento y la adhesión a la autoridad docente de la Iglesia en materia de fe y moral” ( Ex corde Ecclesiae 27). En esta nueva política de admisión, Saint Mary’s se aparta de la enseñanza católica fundamental sobre la naturaleza de la mujer y, por lo tanto, compromete su identidad misma como universidad católica para mujeres».

El prelado escribe a los directivos de la universidad y les advierte de que «llamarse a sí misma una “universidad de mujeres” y admitir estudiantes varones que “consistentemente viven y se identifican como mujeres” sugiere que la universidad afirma una ideología de género que separa sexo de género y afirma que la identidad sexual se basa en la experiencia subjetiva del individuo». Además, les recuerda que «esta ideología está en desacuerdo con la enseñanza católica».

Al obispo Rhoades no le ha gustado nada que utilicen citas del Papa Francisco para justificar esa decisión y alega que en muchas ocasiones, el Papa Francisco «ha reafirmado la enseñanza de la Iglesia sobre la encarnación sexual de la persona humana y ha criticado diversas formas de ideología de género. La carta del presidente de Saint Mary’s cita al Papa Francisco sobre la importancia del amor, pero no menciona el continuo rechazo del Santo Padre a la ideología de género, la misma ideología detrás de esta nueva política».

En ese sentido, reitera que «la Iglesia siempre ha rechazado una antropología dualista que separa cuerpo y alma y que consigna la identidad sexual a la autodeclaración individual. La nueva política de admisión del Saint Mary’s College sugiere erróneamente que “mujer” es una categoría puramente social en la que cualquiera, independientemente de su sexo, puede habitar».

También critica que «la carta del presidente también habla erróneamente del “sexo asignado al nacer”, una expresión común que transmite la comprensión filosófica de que el sexo no es un aspecto innato y reconocible de nuestra naturaleza encarnada, sino una categoría arbitraria que puede cambiarse. Normalmente, el sexo de una persona puede determinarse mucho antes del nacimiento. El sexo de una persona se descubre, no se asigna. Es Dios quien crea a los seres humanos como hombre o mujer».

El obispo entiende que la universidad «desea promover el amor, la inclusión y la aceptación dentro de la comunidad, pero no lo hace de forma auténtica cuando separa el amor de la verdad». Para justificar esta afirmación, cita la encíclica Caritas in Veritate del Papa Benedicto XVI que escribió: “Sólo en la verdad brilla la caridad, sólo en la verdad se puede vivir auténticamente la caridad. La verdad es la luz que da sentido y valor a la caridad… Sin verdad, la caridad degenera en sentimentalismo. El amor se convierte en un cascarón vacío que debe llenarse de forma arbitraria. En una cultura sin verdad, éste es el riesgo fatal que enfrenta el amor. Cae presa de emociones y opiniones subjetivas contingentes, la palabra ‘amor’ es abusada y distorsionada, al punto que llega a significar lo contrario”.

 Rhoades afirma que «estamos llamados a amar, respetar y mostrar compasión por todos, especialmente aquellos que están marginados o experimentan ridículo, rechazo o incluso amenazas de violencia o daño». Sin embargo, el obispo argumenta que «tal solidaridad en el amor no significa afirmar una comprensión de la identidad sexual que no sea cierta. Significa afirmar la dignidad de cada persona como persona humana creada a imagen y semejanza de Dios y como hermano o hermana en la familia de la Iglesia o en la familia humana».

Por todo ello, el obispo «insta a la Junta Directiva de Saint Mary’s College “a corregir su política de admisiones en fidelidad a la identidad y misión católica que tiene la responsabilidad de proteger y rechazar ideologías de género que contradicen las enseñanzas autorizadas de la Iglesia Católica sobre la persona humana, el sexo y género».

Fuente Today’s Catholic

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“José María Castillo: Humanizar a Dios y a Jesús de Nazaret“, por Juan José Tamayo.

Viernes, 24 de noviembre de 2023
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“Con su fallecimiento, la teología española vive una profunda experiencia de orfandad”

“Con el fallecimiento de José María Castillo en Granada a los 94 años el 12 de noviembre la teología española vive una profunda experiencia de orfandad”

“Él me introdujo en la teología crítica y me ayudó a descubrir el sentido comunitario del cristianismo. Años después fuimos entrañables amigos y colegas durante más de cuarenta años en la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII”

“Su larga vida ha sido un permanente ejercicio de pensamiento crítico y liberador que le supuso no pocas censuras y “maltratos” de parte de la jerarquía eclesiástica como la expulsión de la cátedra de la Facultad de Teología de Granada y la censura de varios de sus libros”

“Se mostraba en plena sintonía con Francisco en su crítica del clericalismo. En el terreno teológico hizo contribuciones luminosas que resumo en estas cuatro: la humanización de Dios, la humanidad de Jesús de Nazaret, el declive de la religión y el futuro del Evangelio”

“Pues bien, la humanización de Dios y la humanidad de Jesús de Nazaret conducen derechamente a humanizar la teología: tarea que llevó a cabo ejemplarmente José María Castillo”

Con el fallecimiento de José María Castillo en Granada a los 94 años el 12 de noviembre la teología española vive una profunda experiencia de orfandad ya que desde principios de los sesenta del siglo pasado hasta su muerte ha sido uno de los teólogos más creativos e influyentes en el cristianismo español y latinoamericano.

Una orfandad que estoy viviendo en primera persona ya que fue profesor mío, y ciertamente uno de las más queridos, en la licenciatura de teología en la Universidad Pontificia de Comillas, ya con sede en Madrid, a principios de los setenta del siglo XX. Élme introdujo en la teología crítica y me ayudó a descubrir el sentido comunitario del cristianismo. Años después fuimos entrañables amigos y colegas durante más de cuarenta años en la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII, de la que él era cofundador, vicepresidente y uno de sus miembros más activos hasta pocos días antes de su muerte. Participamos juntos en numerosos encuentros y congresos y en 2005 publicamos en Trotta el libro Iglesia y sociedad en España.

Durante cincuenta años fue miembro de la Compañía de Jesús, que abandonó a punto de cumplir los 80 en un gesto de coherencia intelectual y en un ejercicio de libertad pensamiento y de conciencia. Se doctoró en teología en Roma durante la celebración del Concilio Vaticano II, que dejó una profunda impronta en su vida y en su teología. Fue profesor en la Universidad Gregoriana de Roma, la Universidad Pontificia de Comillas, la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), de San Salvador (El Salvador), y la Facultad de Teología de Granada de la que fue expulsadojunto con su compañero Juan Antonio Estrada.

Su larga vida ha sido un permanente ejercicio de pensamiento crítico y liberadorque le supuso no pocas censuras y “maltratos” de parte de la jerarquía eclesiástica como la expulsión de la cátedra a la que acabo de referirme y la censura de varios de sus libros.

En su obra Memorias. Vida y pensamiento ofrece lúcidas reflexiones sobre sus experiencias vitales e intelectuales y sus vivencias políticas, sociales y religiosas en los diferentes momentos de la historia de España que le tocó vivir: la dictadura de Primo de Rivera, la II República, la larga dictadura franquista y los años cuarenta y cinco años de recuperación de la democracia. En las Memorias hace también un pormenizado, riguroso y ameno recorrido por la historia de la Iglesia católica bajo los ocho Papas que conoció: Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, quien lo recibió en el Vaticano y le confesó que leía sus libros.

“En su obra Memorias. Vida y pensamiento ofrece lúcidas reflexiones sobre sus experiencias vitales e intelectuales y sus vivencias políticas, sociales y religiosas en los diferentes momentos de la historia de España que le tocó vivir”

 IMG_1336Se mostraba en plena sintonía con Francisco en su crítica del clericalismo. Llamó la atención sobre la contradicción y la incoherencia en las que vive instalada buena parte de la jerarquía católica pues, afirma, “enseña lo contrario de lo que vive” y no respeta los derechos humanos en el seno de la institución eclesiástica.

En el terreno teológico hizo contribuciones luminosas que resumo en estas cuatro: la humanización de Dios, la humanidad de Jesús de Nazaret, el declive de la religión y el futuro del Evangelio.

Dirigentes religiosos y expertos en lo sagrado han deshumanizado a Dios y lo han presentado como autoritario, violento. justiciero, vengativo, imágenes todas ellas que están grabadas en el imaginario social de creyentes y no creyentes, y que llevan a alejarse de él e incluso a negarlo. Como respuesta a tamaño falseamiento, Castillo cree que la principal y más original aportación del cristianismo a las tradiciones religiosas de la humanidad es que Dios se humaniza en Jesús de Nazaret y el Trascendente se hace presente en la inmanencia. Pero no se encarna en lo religioso o lo sagrado, sino en lo humano, que lleva a luchar contra toda forma de deshumanización en el mundo.

Para demostrarlo hace un recorrido por algunas de las mejores tradiciones teológicas y místicas del cristianismo, desde Pablo de Tarso y su teología del “vaciamiento” de Dios hasta Rahner y Paul Tillich. Se detiene de manera especial en San Juan de la Cruz, que escribió un bellísimo poema sobre Dios sin citar ni una sola vez a Dios: el Cántico espiritual, basado varios libros de la Biblia hebrea, especialmente el Cantar de los cantares, que la gran especialista en la mística del Siglo de Oro español, Lola Josa, define como “despatriarcalizante” como lo es igualmente el Cántico. Castillo se refiere también al Maestro Eckhart, quien escribió: “Por eso le pido a Dios que me libre de Dios” y Dorothee Sölle lo reformula pidiendo a Dios que la libere del “Dios del patriarcado”.

La apología de lo divino ha llevado con frecuencia a las religiones a minusvalorar, e incluso a negar, lo humano. La religión ha caminado con frecuencia en dirección contraria a lo humano hasta el punto de que hay personas muy religiosas que tienen comportamientos rayanos en lo inhumano. Algo similar sucedió en la historia del cristianismo y en la teología cristiana con la persona de Jesús de Nazaret, de quien se aceptó sin dificultad su divinidad y se puso entre paréntesis y se cuestionó su humanidad. Castillo cree que tal planteamiento constituye una grave desviación de la relación entre lo humano y lo divino y un desenfoque en la relación entre la divinidad y la humanidad del fundador del cristianismo. Como respuesta afirma que solo se llega a alcanzar la plenitud de lo divino consiguiendo la plenitud de lo humano y que solo podemos pensar a Dios, acceder a él y encontrarnos con él desde nuestra humanidad. Esa fue la experiencia de Jesús de Nazaret y el camino que trazó a sus seguidores: encontrar a Dios en todos y cada uno de los seres humanos. El centro del cristianismo es Jesús de Nazaret que, a su juicio, no es propiedad exclusiva del cristianismo, y menos de la Iglesia, sino que puede ser considerado “patrimonio de la humanidad”.

Solo se llega a alcanzar la plenitud de lo divino consiguiendo la plenitud de lo humano y que solo podemos pensar a Dios, acceder a él y encontrarnos con él desde nuestra humanidad”

Pues bien, la humanización de Dios y la humanidad de Jesús de Nazaret conducen derechamente a humanizar la teología: tarea que llevó a cabo ejemplarmente José María Castillo.

Su extenso y profundo legado teológico encuentra el mejor resumen en su último libro Declive de la religión y futuro del Evangelio, cuya tesis es que desde el siglo III de la era común la Iglesia concedió más importancia a la religión y al dogma que al Evangelio, que es Buena Noticia de la liberación de las personas y los colectivos empobrecidos y la Carta magna del cristianismo.

Sus opciones radicales

Junto a su extenso y original legado teológico, Castillo nos deja unas opciones radicales a las que nunca renunció: el seguimiento de Jesús y el proseguimiento de su causa, frente a la obediencia al Código de Derecho Canónico; la espiritualidad liberadora para gente insatisfecha, incluidas las personas no creyentes, frente a la ascética mortificadora del cuerpo; el compromiso social en los lugares de marginación, frente a la cómoda instalación en el sistema; la teología popular (no populista), vinculada a las comunidades de base y elaborada desde el dolor y el sufrimiento de las víctimas, frente a la teología sin compasión ni entrañas de misericordia; la conciencia crítica frente al sometimiento clerical a la institución eclesiástica; la libertad de conciencia, frente a la obediencia ciega al magisterio eclesiástico; la opción ético-evangélica por las personas y los sectores más vulnerables de la sociedad, frente al interclasismo que termina privilegiando a las clases acomodadas; la defensa de los derechos humanos en la Iglesia y en la sociedad, frente a su sistemática transgresión por aquellos organismos nacionales e internacionales cuya misión es velar por su práctica, sobre todo en favor de aquellas personas, pueblos y grupos humanos a quienes se les niega, y por el Código de Derecho Canónico, que no respeta la división de poderes, ni practica la democracia, ni, en con secuencia, respeta los derechos humanos y las libertades de los cristianos y las cristianas.

Termino esta semblanza con una deliciosa anécdota que cuenta de su madre en sus Memorias. A propósito de una pregunta que le hizo de pequeño Pepe Castillo a su madre sobre el misterio de la Santísima Trinidad, ella le contestó: “Pepito, en eso no se piensa”. Durante sus noventa y cuatro años de vida seguro que Pepito habrá seguido otros sabios consejos de su madre, pero este ciertamente no, porque ha pensado, y mucho, sobre la Trinidad, pero no a través de los complejos e ininteligibles razonamientos de la vieja neoescolástica, sino como experiencia comunitaria y solidaria de Dios, sobre todo del Dios de Jesús de Nazaret, el Cristo liberador.

Fuente Religión Digital

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Los católicos se resisten a la carta de los obispos del Área de la Bahía que niegan las identidades transgénero

Viernes, 24 de noviembre de 2023
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Bishop-CordileoneIMG_1363Obispo Michael Barber de Oakland, izquierda, y Arzobispo Salvatore Cordileone de San Francisco

Los padres católicos y los miembros de la comunidad se han resistido firmemente a una carta conjunta negativa para las personas transgénero enviada por dos obispos de California este otoño.

La carta, titulada The Body-Soul Unity of the Human Person,” (“La unidad cuerpo-alma de la persona humana”), fue firmada conjuntamente por el arzobispo Salvatore Cordileone de San Francisco y el obispo Michael Barber, SJ de Oakland. Los obispos condenaron la llamada “ideología de género” por ser “opuesta a la razón, a la ciencia y a una visión cristiana de la persona humana”. Cordileone y Barber enmarcan esta ‘ideología‘ (que parece referirse a actitudes e intentos de promover la inclusión y la aceptación de las personas transgénero y no binarias) como “[negando] ciertos aspectos fundamentales de la existencia humana, como la diferencia sexual entre hombres y mujeres, la complementariedad recíproca del hombre y la mujer, y la unidad esencial del cuerpo y del alma en la persona humana”.

Es notable que en esta carta no hay políticas ni directrices específicas, en contraste con numerosos obispos estadounidenses que en los últimos dos años han tratado de negar las identidades transgénero y no binarias con tales restricciones. Según una declaración de Peter Marlow, portavoz de la Arquidiócesis de San Francisco:

La intención [de la carta] era brindar claridad y recursos relacionados con las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la naturaleza de la persona humana… la carta pastoral fue diseñada para brindar claridad y orientación. Su propósito no era establecer una política explícita”.

Sin embargo, gran parte de la respuesta católica a esta carta ha sido positiva para LGBTQ y crítica sobre la posibilidad de que se deriven políticas anti-transgénero de la carta. En los últimos meses, algunos líderes de escuelas católicas en el Área de la Bahía sugirieron que las políticas anti-transgénero podrían ser inminentes. El  San Francisco Chronicle informó que “algunos padres estaban tan alarmados ante la perspectiva que se llevaron a sus hijos al final del año escolar”. Simplemente, la idea de tal política “fue recibida con respuestas emocionales y enojadas de muchos padres, estudiantes y personal”.

Deborah Simon-Weisberg, madre de la escuela secundaria Saint Joseph Notre Dame, Alameda, consideró seriamente no enviar a su hijo de regreso a la escuela ante posibles políticas negativas para LGBTQ, pero se ha sentido más optimista desde que la escuela tomó deliberadamente Medidas positivas para LGBTQ, incluida la contratación de un maestro abiertamente gay.

Robert Shine, director asociado del New Ways Ministry, fue citado en el artículo del Chronicle sugiriendo que los obispos del Área de la Bahía pueden haber optado por una carta en lugar de presentar políticas específicas precisamente debido a “las posibles consecuencias negativas” que una política causaría. dadas las opiniones claras y ruidosas pro-LGBTQ+ de muchos católicos de la zona.

El texto de la carta se hace eco de la Doctrinal Note on the Moral Limits to Technological Manipulation of the Human Body (Nota doctrinal sobre los límites morales a la manipulación tecnológica del cuerpo humano) emitida por el Comité de Doctrina de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, que denunció la atención que afirma el género y negó la experiencia vivida de personas transgénero y no binarias. que se identifican con un género que no se alinea con el sexo asignado al nacer.

La carta de Cordileone y Barber concluye citando al ex Papa Benedicto XVI, quien dijo que “cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido. Cada uno de nosotros es amado. Cada uno de nosotros es necesario”.

De hecho, cada uno de nosotros, incluidos los hermanos transgénero y no binarios, es el resultado de la voluntad creativa y amorosa de Dios. Cada uno de nosotros es amado, en la totalidad de nuestro ser y en la multiplicidad de identidades. Y cada uno de nosotros es necesario, en el mundo y en la iglesia. La respuesta pro-LGBTQ de la comunidad católica del Área de la Bahía a esta carta refleja esa realidad, y se espera que esa respuesta envíe un mensaje a los líderes católicos sobre lo que significa dar la bienvenida, abrazar y acompañar a nuestros hermanos transgénero.

—Phoebe Carstens (ellos/ellos), 16 de noviembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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“José María Castillo, la fuerza profética de lo débil”, por Pedro Miguel Lamet

Miércoles, 15 de noviembre de 2023
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La Universidad de Granada despide a José María Castillo, “maestro de generaciones, ciudadano fiel a sus compromisos y amigo de tantos

Juan Cejudo: “Castillo nos ha iluminado con su teología abierta”

José María Castillo, el gran teólogo de la teología popular, por Julio Millán Medina

¿Qué hubiera dicho José María Castillo?, por Jesús Lozano Pino

Para ti, José María Castillo, por Faustino Vilabrille

Leído en su blog:

Ante la muerte de un teólogo del pueblo

Un pintor habría utilizado para retratarlo colores pálidos para trazar suavemente un rostro entre frágil e inteligente, solitario y cordial, humilde y respondón

Un rasgo de sus comienzos nos emociona especialmente, su confesión de que de niño fue pastor literal de ovejas

Sobre el sustrato de una psicología frágil y sensible, como él mismo confiesa que es la suya, eso ha supuesto tener que afrontar muchas noches oscuras, incomprensiones, soledad e incluso tener que superar en varias ocasiones la depresión

El motor de lo que hago y deseo seguir haciendo, hasta el final de mis días, es la experiencia de Jesús, el Señor de mi vida, tal como lo he encontrado en el Evangelio.”

Adolfo Nicolás, al despedirse, le dijo: “Reza mucho por la Iglesia; porque más bajo de lo que ha caído, ya no puede caer”

“Ahora, que hemos entrado, en picado, en la crisis de la Religión y de Dios, empezamos a tomar conciencia de que al Dios trascendente solamente podemos conocerlo en la humanización de Dios, tal como lo vemos y lo palpamos en el Evangelio, en la vida y en las obras de Jesús.”

Acaso nunca habría podido imaginar José María Castillo, como ha sucedido a otros teólogos oficialmente proscritos, que un papa llegara a leer sus libros, llamarle personalmente y revalidar su trabajo de conciencia profética en la Iglesia.

 A los noventa y cuatro años de edad, después de una vida llena de estudio, búsqueda de la verdad evangélica y profunda bondad, pero difícil y plagada de obstáculos, se nos ha ido en Granada el teólogo popular libre y disidente, pero profundamente cristiano, José María Castillo. Sus datos biográficos y obituario se encuentran ya en otros sentidos y lúcidos artículos de RD. (José Manuel VidalJesús Bastante, Xavier Pikaza).

En estos momentos, con el dolor de su pérdida, más que los datos fríos y académicos de su vida nos interesa su perfil humano e intelectual.  Un pintor habría utilizado para retratarlo colores pálidos para trazar suavemente un rostro entre frágil e inteligente, solitario y cordial, humilde y respondón. Pero esa es solo la apariencia. Pepe Castillo es mucho más. Pueblo pequeño, escasez de la Andalucía oprimida, guerra y posguerra, franquismo y transición; Trento y Vaticano II, le configuran como marco político y vital. Un rasgo de sus comienzos emociona especialmente, su confesión de que de niño fue pastor literal de ovejas. Cuenta que durante años le dio vergüenza relatar esta vivencia infantil. Pero no solo es hermosa esa conexión primitiva con la naturaleza y la imagen bíblica del pastoreo, sino que viene a simbolizar lo que va a ser el eje de toda su vida: la centralidad del Evangelio como columna vertebral de su actividad teológica.

 Un continuo salto de obstáculos

Como en una película hay secuencias que se alternan en su relato: el proceso de ir descubriendo al verdadero Dios contra la falsa religión en su hijo, Jesús de Nazaret, y, como en un salto continuado de obstáculos, superar los escollos que le irá poniendo la Iglesia institucional o real. Sobre el sustrato de una psicología frágil y sensible, como él mismo confiesa que es la suya, eso ha supuesto tener que afrontar muchas noches oscuras, incomprensiones, soledad e incluso tener que superar en varias ocasiones la depresión. Pero nunca ha claudicado en su lucha hasta alcanzar la libertad e incluso, en la medida que es posible en este mundo, la felicidad.

En este proceso ha estado muy presente la Compañía de Jesús. Yo creo que en cierto modo ser jesuita imprime carácter. Con sus defectos -entre ellos cierto orgullo corporativo-, la orden que fundó San Ignacio no deja indiferentes. De los muchos ex jesuitas que he conocido pocos no sienten cierta añoranza, y la mayoría asegura que la experiencia a fondo de los Ejercicios ha marcado para siempre su vida. Lo curioso de Castillo es que, a pesar de que abandona dos veces la Orden (la primera por enfermedad en el noviciado, la segunda por conflictos que el resume como “higiene mental”), mantendrá siempre un vínculo de gratitud y aprecio, tanto que le  dedica a la Compañía sus memorias y le atribuye muchos de sus logros de formación y vivencia.

Como novelista y biógrafo he llegado a la conclusión de que una de las cualidades más destacadas de la Compañía, sobre todo los últimos tiempos, es su flexibilidad y tolerancia para albergar entre sus filas hombres tan distintos como Teilhard de Chardin y Karl Rahner, Gerald M. Hopkins y Carlo María Martini, generales como Janssens y Arrupe, y entre los españoles singularidades tan acusadas como los padres Llanos y Díez-Alegría. De estos dos grandes hombres, como Castillo, libres, proféticos y rompedores, he escrito biografías documentadas. La de José María Díez-Alegría la titulé “Un jesuita sin papeles: la aventura de una conciencia”. Precisamente por su objeción de conciencia Alegría tuvo que abandonar legalmente la Orden, aunque el simpar Arrupe, entonces superior general, le permitió seguir viviendo como un jesuita más en casas de la Compañía. No sé de otro instituto eclesial que haya tenido un gesto de este calibre.

A este respecto Pepe Castillo me contó una anécdota muy repetida en su encuentro con el papa Francisco, cuando le invitó a una audiencia en Roma. Después de haberle hecho varias de esas llamadas telefónicas que suele hacer a algunas personas por sorpresa, el ex jesuita granadino le dijo al papa jesuita argentino: “Convénzase, santidad, los dos somos jesuitas sin papeles”, lo que desencadenó un torrente de risas en el Papa. Castillo resume así lo mejor que sacó de sus dos noviciados, lo que “hay en la base y fundamento de mi vida es una “experiencia-clave”, que se mantiene firme en mí, tal como yo la siento, la percibo y es el motor de lo que hago y deseo seguir haciendo, hasta el final de mis días. Es la experiencia de Jesús, el Señor de mi vida, tal como lo he encontrado en el Evangelio”.

Contradicciones de nuestra Iglesia

Otro punto es su experiencia humana e intelectual en los centros de estudio donde ha ejercido su profesorado como Córdoba, Granada, Roma, El Salvador y otros muchos lugares. De ello afirmaba: “Esta Iglesia, a la que tanto debo, es la Iglesia que vive en una enorme y palpable contradicción. Es la contradicción que consiste en que la Iglesia enseña (o pretende enseñar) exactamente lo contrario de lo que vive. Y es el “clero”, lo digo sin rodeos, el que lleva la batuta de esta enorme orquesta ruidosamente desafinada”. Particularmente sensible a las contradicciones, estas estallan en su vida cuando se le prohíbe enseñar en Granada y al mismo tiempo se le admite, e incluso se le anima, a hacerlo en la UCA de San Salvador. “¿En Granada yo era peligroso y en El Salvador no lo era? ¿Cómo se explica esta contradicción?”. ¡Por lo visto la razón formal es que la de Granada era facultad eclesiástica y la de San Salvador civil! Como si la verdad dependiera de etiquetas.

Pepe admiraba la libertad profética de Pedro Arrupe, que le trató con gran comprensión y delicadeza, o las confidencias de su sucesor en el generalato, Adolfo Nicolás, que al despedirse le dijo: “Reza mucho por la Iglesia; porque más bajo de lo que ha caído, ya no puede caer”. Castillo se atreve a decir que Wojtyla y Ratzinger, “aunque hombres muy distintos, cada uno a su manera, le dieron más importancia a la fiel observancia de la Religión que a la presencia del Evangelio en la vida de los individuos y de la sociedad”.

Sea como fuere la trayectoria teológica de Pepe Castillo, insuflada de una enorme cultura y cientos de libros asimilados y otros escritos por él, es una continua superación de censuras y de problemas de libertad de cátedra. Llega a afirmar que la Teología es “un saber sometido a censura”. Su clave para entenderla es la encarnación como humanización de Dios. Por eso afirma en una estrecha unión de inmanencia y trascendencia: Si luchamos en serio por ‘humanizar’ esta sociedad y este mundo, entonces y sólo entonces, podremos pensar en serio que estamos luchando por ‘divinizar’ nuestra existencia.  Para señalar lo que distingue a un cristiano del que no lo es, afirma que se produce cuando “sólo queda en pie el amor, la bondad y el comportamiento que cada cual ha tenido en su vida con sus semejantes”.

Solo queda el amor

Muy esclarecedor es cuando se pregunta por su identidad de los últimos años: “¿Laico o jesuita arrepentido?”. De pronto se descubrió viejo y libre por primera vez, en el sentido de no estar atado para realizar lo que uno quiere hacer. Esto le supuso vivir contrastes, como tropezarse con gente que le felicitaba  y otros le evitaban,  como aquel compañero que se escondía detrás de un libro para no saludarle. Pero lo mejor es su conclusión: “¿Laico o jesuita arrepentido? Ni lo uno ni lo otro. Yo quiero creer en Jesús, buscar – en Jesús – a Dios. Y para alcanzar mi búsqueda, hacer lo que hizo Dios. O mejor –para hablar con precisión– intentar hacerlo. Que es, ni más ni menos, hacer lo que hizo Dios: “encarnarse”. Es decir, “humanizarse”: “La Palabra se hizo carne”. Dios se “humanizó”. Siendo profundamente humanos, así es como encontramos a Dios.”  O lo que le dijo Adolfo Nicolás en Roma: “Me alegra que te hayas salido de los jesuitas. Porque te conozco. Y sé que, tal como piensas y te comunicas, tú no podías ser feliz en la Vida Religiosa. Y no olvides que venimos a este mundo para ser felices. No para vivir siempre contrariados”.

Castillo piensa que el problema del hombre es Dios, y solamente en el Evangelio en Jesús, algo que en su opinión la Iglesia ha olvidado, volvemos a la centralidad. “Hizo falta pasar por la crisis religiosa, que provocó la Ilustración, para darnos cuenta de que a Dios no lo conocemos. Y ahora, que hemos entrado, en picado, en la crisis de la Religión y de Dios, empezamos a tomar conciencia de que al Dios trascendente solamente podemos conocerlo en la humanización de Dios, tal como lo vemos y lo palpamos en el Evangelio, en la vida y en las obras de Jesús”. De ahí la importancia que el profesor Castillo concedía al Dios humanizado, que veía como única vía de hacer presente a Dios en nuestro lacerado mundo, y para la Iglesia que esté centrada en el Evangelio, porque “una Iglesia empeñada en observar fielmente la Religión es una institución que vive y comunica un Evangelio falsificado”.

Pepe ha declarado siempre su amor a la Iglesia, “pero precisamente porque la quiero tanto, por eso no me puedo callar lo que yo veo como el fenómeno de fondo que ha desquiciado lo que quiso Jesús, mi verdadero Señor, cuando se despojó de todo rango y dignidad, de toda posesión de bienes y grandeza”. Por eso la Iglesia no tiene futuro si no es desde el seguimiento de Jesús y recuperando como centro el Evangelio. En su opinión lo que la gente de hoy rechaza de la Iglesia no es la “maldad”, sino la “mentira”, la contradicción entre lo que predica y lo que vive, y será creíble cuando sea capaz de romper las fronteras discriminatorias entre el clero y el laicado, el hombre y la mujer, y no convierta los ritos en una forma de liberarse de los miedos o de enorgullecerse como el fariseo frente al pobre publicano.

Cuídelo, Margarita” (Papa Francisco)

Con este pensamiento la irrupción del papa Francisco en estos últimos años del teólogo Castillo ha sido capital. Pocos días antes de que Benedicto XVI presentara su dimisión, el padre Adolfo Nicolás le hizo esta confesión en Roma: “Ten en cuenta que la Iglesia lleva más de treinta años sin gobierno”. Y añadió: “Juan Pablo II se ha dedicado a viajar por el mundo. Y Benedicto XVI ha ocupado su tiempo leyendo libros de alta especulación filosófica y teológica, a lo que añade la música clásica, que le encanta”. ¿Quién gobernaba la Iglesia? Responde Nicolás: “Los cardenales, que presidían los distintos dicasterios de la Curia Romana. Cardenales que han gobernado en una auténtica lucha entre ellos. Y así está la Iglesia”. Pepe reconocía que el papa Francisco es muy sencillo, pero al mismo tiempo difícil de entender. Él lo cifra todo en su bondad, “la fuerza más poderosa que tiene el ser humano”, junto a la valentía al atreverse a denunciar los desafueros de la sociedad actual y la propia Iglesia.

Pero quizás lo más impresionante fue la manera que el papa Francisco tuvo de recibir a José María Castillo y a Margarita, en cuya casa vive actualmente el teólogo en compañía de los hijos de esta. No deja de ser sorprendente que todo un papa invite a un ex jesuita con su compañera a la eucaristía, que a ambos les dedique un rato para charlar, y que al despedirse le diga a esta señora: “Cuídelo, Margarita, la Iglesia lo necesita”. “Naturalmente -comenta Castillo-, aquello fue, no sólo anular lo que motivó mi salida de la Compañía de Jesús, sino sobre todo reconocer mi servicio a la Iglesia. Y mi utilidad en ella”. ¡Qué diferencia de los que le daban esquinazo cuando se lo encontraba en la calle por “haber colgado los hábitos”, como se decía antes”!

Acaso nunca habría podido imaginar José María Castillo, como ha sucedido a otros teólogos oficialmente proscritos, que un papa llegara a leer sus libros, llamarle personalmente y revalidar su trabajo de conciencia profética en la Iglesia.

Algunos, aun después de muerto, seguirán tachándole de radical, rebelde, herético y fracasado. Compañero tengo que lo ha calificado incluso de “loco”. No importa. También a algunos profetas que han permanecido dentro de la institución les ha pasado lo mismo. Recuerdo que el padre Arrupe se encontró en el servilletero del comedor de Loyola una nota en la que algunos compañeros inmovilistas le acusaba de que “un vasco fundó la Compañía y otro se la estaba cargando”, y nunca olvidaré la humildad con que, medio paralizado por el ictus, me decía en su cuarto de enfermo de sí mismo: “Pobre hombre, ya no sirvo para nada. Pero yo lo veía claro, teníamos que dar ese paso; era algo muy hermoso, era algo de Dios”. Se refería a la opción por la justicia de los jesuitas como una consecuencia vertebral de la fe. Hoy un centenar de miembros de la Compañía han dado la vida por esos valores. Vivió nueve años de martirio incruento e incomprensión. Hoy finalmente va camino a los altares. Como otros muchos que nunca obtendrán aureola y viven desde la fidelidad y el silencio su mejor contestación, ya que el trigo que se pudre en la tierra también es profecía. Tuve el privilegio de prologar sus memorias y presentar en Madrid su libro “Declive de la Religión y futuro del Evangelio. En esta última ocasión mostró una gran humildad cuando le señalé que hoy existe una mística popular o religión por libre buscadora de la verdad más allá del mensaje evangélico.

Las comparaciones son odiosas. Pero somos muchos los que hemos vivido la conculcación de derechos humanos como los de libertad de expresión, de investigación teológica o de cátedra en la Iglesia. Dicen algunos que es ahora cuando finalmente un papa, con las limitaciones de una institución que se mueve con pasos paquidérmicos, está empezando a aplicar el Concilio Vaticano II. Eso también se debe a muchos años de sufrimiento y represión orgánica que estamos superando gracias a testigos y voces proféticas como la de José María Castillo. También él nos ha dejado miles de páginas, escritas por cierto con un estilo popular, fluido y asequible, sobre la esperanza en el futuro, siempre que destaquemos como imprescindibles “la oración y el seguimiento de Jesús”. Se pueden resumir en su proyecto, que sintetiza en tres palabras: “creer en Jesús de Nazaret. Gracias, querido Pepe, sigue recordándonoslo, libre ya de ataduras, censuras y miopías, desde esa dimensión donde ahora vives la verdad, perdido en el mar de amor en que siempre creíste.

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El homófobo cardenal Müller critica a Francisco y dice que James Martin estaba en el Sínodo para hacer propaganda LGTBI

Viernes, 10 de noviembre de 2023
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Conference for priests at the Pontifical Lateran University in Rome March 11. Pictured: Bishop Gerhard Muller of Regensburg, Germany. (CNS photo/Paul Haring)Gerhard Muller (CNS photo/Paul Haring)

El cardenal Gerhard Müller ha concedido una entrevista a la Nuova Bussola Quotidiada en la que critica duramente la primera parte del Sínodo sobre sinodalidad. El purpurado afirma que no es realmente un sínodo de obispos, condena que se hizo mucha propaganda LGTBI y afirma que todo el clero fue objeto de constante ataque, incluido de parte del Papa,  que se busca llegar al modelo del cristianismo protestante.

Se han perdido los criterios de la eclesiología católica, (…) no se dice abiertamente, pero el camino emprendido es el de la protestantización”. El balance que hace el cardenal Gerard L. Müller del Sínodo sobre la sinodalidad recién concluido es apocalíptico, como es habitual en él, sin la más mínima autocrítica con respecto a su anterior etapa inquisitorial ni al papel homófobo del pontificado del pastor alemán Benedicto XVI, causa del actual desprestigio católico.

El antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe participó en el Roma Life Forum, un evento de dos días organizado por LifeSiteNews, del cual fue ponente. En su intervención, el cardenal Müller afirmó, , que es una pura ilusión pensar en “modernizar la verdad del Evangelio con la ayuda de filosofías relativistas o antropologías ideológicamente corrompidas. Basta con ver las realidades locales donde prevalece esta teología progresista: seminarios vacíos, la desaparición de la vida monástica, el abandono de los fieles. Por ejemplo, en Alemania se han perdido 13 millones de católicos en 50 años, pasando de los 33 millones de 1968 a los 20 millones en 2023. Con este Sínodo se ha querido cambiar la estructura jerárquica de la Iglesia, se toma como modelo la iglesia anglicana o protestante, pero lo que vemos es que la sinodalidad destruye la colegialidad”.

Entrevista

– Eminencia, ¿qué entiende usted por cambio en la estructura de la Iglesia?

Simplemente que cuando el Papa convocó a los laicos cambió la naturaleza del Sínodo, que en cambio nació como expresión de la colegialidad de todos los obispos con el Papa. No es sólo el Papa quien gobierna la Iglesia, como pretenden hoy algunos aduladores del Papa Francisco, sino que también los obispos locales tienen responsabilidad sobre toda la Iglesia. Esta es la razón por la que Pablo VI, implementando el Concilio Vaticano II, estableció el Sínodo.

– Podría parecer una simple reforma para realzar el papel de los laicos….

… En realidad, ignora el sacramento del Orden, que no es sólo una función de servicio, sino una institución directa y especial de Jesucristo. Él constituyó la Iglesia con su jerarquía. Apelar al sacerdocio universal, de todos los creyentes, en este caso es una forma de negar esta estructura querida por Cristo. Todos los creyentes han recibido el Espíritu Santo, pero los obispos han recibido la consagración para gobernar y santificar la Iglesia. Si se quiere hablar con los laicos, bien, hay otros instrumentos, por ejemplo la Comisión Teológica Internacional. O se pueden crear otras instituciones ad hoc, no hay problema, pero el Sínodo tiene otra naturaleza y el Papa no puede cambiar la estructura sacramental de la Iglesia. No puede dar autoridad episcopal a alguien que no es obispo.

– ¿Por eso criticó también la disposición de que los obispos no lleven la sotana de hilo durante los trabajos del Sínodo?

La cuestión del hábito puede parecer un detalle insignificante, pero apunta a la postura que he mencionado antes. La comodidad no es un criterio: cuando voy a una boda, no voy vestido como iría a la playa, sería más cómodo pero no adecuado a la circunstancia. Un sínodo, como un concilio, es una liturgia, un culto a Dios, no una asamblea cualquiera. Así que hasta el vestido dice en lo que se ha convertido el sínodo, en un diluvio de cháchara.

– Aquí, por cierto, ya que el tema era la sinodalidad, ¿qué se discutió realmente?

En realidad, después de tantas discusiones, nadie sabe qué es la sinodalidad. Se habló de tantas cosas, en las mesas estaban los “facilitadores” que daban los temas día a día haciendo preguntas, pero el debate también fue muy congelado, tiempo limitado para las intervenciones (tres minutos) y todo fue grabado. Cada uno de los participantes tenía un monitor delante y cada intervención era grabada, incluso en vídeo. Luego ese continuo “hay que escucharse”, nadie quería hacer el papel de “alborotador”, en definitiva había una domesticación. Y también para la plenaria, muchos obispos estaban decepcionados, se quejaban del bajo nivel de las intervenciones; y luego no se pueden tratar temas teológicos con emociones.

– ¿Puede poner un ejemplo?

Llega un testimonio, una mujer habla de alguien cercano a ella que se suicidó porque era bisexual, y dice que el párroco la había condenado por su bisexualidad. E inmediatamente después viene la otra intervención: aquí, es la prueba de que la Iglesia debe cambiar de doctrina. En resumen, al final la culpa es de la doctrina de la Iglesia, es decir, de Dios que creó al hombre y a la mujer. ¿Cómo se abordan cuestiones así? Ahora bien, los LGBT se erigen en verdaderos intérpretes de la Palabra de Dios, pero transmiten una antropología perversa, falsa: no se interesan por las personas, por su salvación, sino que instrumentalizan a las personas con problemas para afirmar su ideología. Quieren destruir la familia y el matrimonio.

– A este respecto, usted ya ha declarado que al final este Sínodo sólo quería promover la agenda LGBT y el diaconado femenino. ¿Qué le ha dado esta impresión?

Porque se habló mucho de esto y muy poco de los temas esenciales de la fe, es decir, la Encarnación, la salvación, la redención, la justificación, el pecado, la gracia, la naturaleza humana, el fin último del hombre, la dimensión trinitaria y eucarística de la Iglesia, las vocaciones, la educación. Estos son los verdaderos desafíos, como lo es la difusión de una gran violencia, de aquellos que la justifican en nombre de Dios, como los fundamentalistas musulmanes. De esto nada, en cambio tantos discursos sobre la homosexualidad, y todos unilaterales.

– En cuanto al resto, basta ver a los invitados…

Exacto. ¿Por qué no se invitó a personas que fueron practicantes homosexuales y luego recuperaron su heterosexualidad, y que han escrito libros sobre su experiencia, como Daniel Mattson, por ejemplo (autor de ‘Por qué no me considero gay. Cómo recuperé mi realidad sexual y encontré la paz’, Cantagalli 2018, nota del editor)? El padre James Martin estaba allí solo para hacer propaganda. Nunca habló sobre la gracia y la salvación para estas personas, solo sobre ‘la Iglesia debe aceptar, la Iglesia debe… debe… debe…’. Pero, ¿cómo puede ser la Esposa de Cristo el objeto de nuestras diatribas? No es la Iglesia la que debe cambiar, sino nosotros los que debemos convertirnos.

– También causó cierto revuelo el hecho de que durante el Sínodo, el Papa Francisco recibiera y elogiara a la hermana Jeannine Gramick, fundadora en Estados Unidos de un movimiento ‘católico’ LGBT, condenada en su momento por Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El cardenal Hollerich (relator general del Sínodo) dijo que la homosexualidad no era el tema del sínodo, pero luego se habló de eso y se hicieron gestos evidentes, como este. Y el Papa siempre se presenta con estas personas. La justificación es pastoral, pero ¿de esta manera se favorece la pastoral para estas personas o se acepta esta condición como una expresión legítima de la naturaleza humana y de la fe cristiana? La cuestión queda abierta, pero claramente se favorece una cierta interpretación.

Hablando de sexualidad, ¿se abordó el tema de los abusos en el Sínodo? ¿Hubo eco del escándalo Rupnik?

Nadie tuvo el coraje de abordar realmente este tema, solo se usó como pretexto para atacar al clero. Todo es culpa del clericalismo, pero al final la culpa es de Jesucristo, que instituyó el apostolado. El clero es el conjunto de todos los obispos, sacerdotes y diáconos. No es su existencia la causa de los abusos, sino que hay individuos que no respetan el sexto mandamiento. Pero esto no se quiere decir, nunca se habla del pecado contra el sexto mandamiento, se encuentran otras excusas. Como en el caso de la bendición de parejas homosexuales: se dice que se debe evitar la confusión con el sacramento del matrimonio. Pero ese no es el tema. El tema es que los actos homosexuales y extramatrimoniales son un pecado mortal, por lo que no se pueden bendecir. No tiene nada que ver con la confusión, siempre tratan de desviar del punto.

– Entonces, ¿usted cree que la acusación de clericalismo es un pretexto para atacar a los sacerdotes como tales?

Es un hecho, incluso en el Sínodo siempre se habló mal de los sacerdotes y también el Papa lo hizo. Si en el documento final hay algunas palabras buenas, es obra de los redactores porque muchos se quejaron. Pero el tono general del Sínodo fue muy negativo. Se hace una caricatura del sacerdocio católico, como si fuera una casta en contraste con los laicos. En realidad, somos una sola comunión, pero con una especificidad porque no todos han recibido esta potestad sagrada. Aquí está la diferencia con el protestantismo, ellos niegan esta diferencia esencial del sacerdocio universal de los fieles; Lutero dice que el sacramento del orden no existe, que es un instrumento del diablo. No es posible llegar a un compromiso en este punto. Y sin embargo, en la Iglesia se intenta minimizar el sacerdocio ministerial, hablando siempre negativamente de los sacerdotes: abusadores, que someten a las mujeres, que castigan a los pecadores en el confesionario, siempre negativo. Pobres sacerdotes de hoy, atacados por todos lados, parece que las vocaciones molestan. ¿Dónde está la pastoral de las vocaciones? Es Jesús quien llama, no el Papa; los sacerdotes son de Jesús, no del Papa. Y este ejemplo se refleja incluso en muchos obispos que aprenden de esto y gobiernan en sus diócesis en contra de los sacerdotes.

– En resumen, desde el enfoque del Sínodo hasta la forma de hablar de los sacerdotes, parece que el ideal al que se quiere llegar es al protestantismo.

No lo expresan así, pero al final se llega a este punto.

Fuente Nuova Bussola Quotidiada

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Iacopo Scaramuzzi: “La Iglesia está llegando a un punto de ruptura en cuestiones de moral sexual”

Miércoles, 18 de octubre de 2023
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“La pederastia clerical es la historia de un gigantesco fracaso del gobierno –masculino– de la Iglesia católica”

“Francisco ha tomado una serie de decisiones – por ejemplo, el nombramiento de Víctor Manuel Fernández para dirigir el Dicasterio para la Doctrina de la Fe – que revelan una determinación para dejar bien su reforma y volverla irreversible para quien lo suceda”

“Al ser una autoridad moral y no una gran potencia política, económica o militar, la capacidad de la Santa Sede de incidir en la política internacional es siempre marginal, lo que no quita para que pueda ser eficaz”

“La fe, en definitiva, es cuestión de sexo. Todo lo cual encuentra, no obstante, escaso o nulo fundamento en las enseñanzas de Jesucristo en los Evangelios”

“Si se toma un manual del confesor de hoy y otro de hace doscientos años se descubre que en lo sustancial la moral sexual católica sigue inmóvil: el único sexo bueno es el que se hace entre esposos, abierto a la procreación”

Del 4 al 29 de octubre de 2023 se celebrará la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos; la segunda será en octubre de 2024. Hay quien considera este acontecimiento un “mini Concilio Vaticano III”. La tensión interna es alta. En teoría, el objeto de dicho encuentro habría de ser el método para abordar los problemas que tiene la Iglesia. No deberían, por tanto, producirse sorpresas de orden dogmático.

Sin embargo, ocurre que la Iglesia ha llegado a una encrucijada histórica. Pese a los esfuerzos de Francisco por evitar que en la Iglesia opere la lógica del conflicto y los bandos, resultará difícil alcanzar acuerdos en el Sínodo. Los abusos sexuales, el celibato obligatorio, el diaconato femenino, el papel de la mujer, la homosexualidad son temas que afectan no sólo al ministerio sacerdotal sino al propio ser de la Iglesia. El próximo Sínodo se dispone, por fin – con doscientos años de retraso –  a abordar esos tabúes. Las asambleas nacionales de las iglesias han llegado a conclusiones muy divergentes.

Todo ello sucede mientras vivimos “una 3ª Guerra Mundial a pedazos” en el que tanto la alianza atlántica como los destropopulismos globales abrazarían de muy buen grado una iglesia más neoconstantiniana, como demuestra la guerra en Ucrania.

¿Qué rumbo tomará la Iglesia tras Francisco? Entrevistamos a Iacopo Scaramuzzi, vaticanista de Repubblica y autor de varios libros centrados históricamente en el papado de Francisco. El último, Il sesso degli angeli. Pedofilia, femminismo, lgbtq+: il dibattito nella Chiesa (no traducido al español), representa la ocasión perfecta para preguntar qué puede acontecer en el próximo Sínodo de la Iglesia y para reflexionar sobre las consecuencias que podría tener para el conjunto de la sociedad.

¿Cómo definiría la fase que está viviendo el pontificado de Francisco en este preciso momento?

IMG_0729Es la fase final. Creo que, si por él fuese, el papa gobernaría al menos otro par de años, hasta los 88 años, el tiempo necesario para llevar a cabo el sínodo en curso, que concluirá en octubre de 2024 y escribir la exhortación apostólica correspondiente. Desde luego depende también de su condición física, el propio Bergoglio es consciente de que antes de esa meta su salud puede deteriorarse. Por ello, me parece que, por un lado, el papa gobierna con la vista puesta en el Jubileo de 2025 y, por otro, “anda apañando la casa” con una cierta prisa. Me parece innegable, en cualquier caso, que tras la muerte de Benedicto XVI Francisco ha tomado una serie de decisiones – por ejemplo, el nombramiento de Víctor Manuel Fernández para dirigir el Dicasterio para la Doctrina de la Fe – que revelan una determinación para dejar bien su reforma y volverla irreversible para quien lo suceda.

 Ha pasado ya más de un año de la guerra de Ucrania. ¿Se atrevería a hacer un balance de la intervención del Vaticano hasta ahora? ¿Qué cabe esperar de la mediación del cardenal Zuppi en el futuro? 

Creo que, pese a las generosas ofertas de mediación y a un activismo notable del papa, la Santa Sede en este escenario resulta sustancialmente irrelevante. Las motivaciones de la guerra son profundas, sus destinos no dependen del palacio apostólico, menos aún teniendo en cuenta que tanto Rusia como Ucrania son países mayoritariamente ortodoxos, lo cual hace difícil que se dirijan a Roma para buscar la paz. Es cierto que el cardenal Matteo Zuppi, enviado especial del papa, está intentando lo imposible: en pocos meses ha pasado por Kiev (donde se vio con Zelensky), Moscú, Washington (donde fue recibido por Biden) y Pekín. Es la primera vez que un cardenal es recibido por las autoridades chinas no ya para hablar de cuestiones religiosas, sino de un problema geopolítico.

Si la evolución en el terreno de la guerra dejase mayor espacio a la diplomacia, el enviado papal, gracias a la red multilateral que va tejiendo, podría desempeñar un papel relevante.   El Vaticano, en todo caso, no ofrece un plan de paz sino una mediación humanitaria en un ámbito más bien circunscrito: la recuperación de los niños ucranianos deportados a Rusia y el intercambio de prisioneros políticos. Para entender la situación actual, comparémoslo con la actuación exitosa de la Santa Sede en el intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Cuba, que resultaría clave para que se sentaran en 2014 en una misma mesa, en el Vaticano, delegaciones de los dos países. La persuasión moral de Bergoglio jugó su papel en este hito, sin embargo, a diferencia de entonces, hoy no parece que los protagonistas, empezando por Rusia, deseen encontrar una salida a la guerra.

La pregunta anterior remite a una reflexión de mayor fondo aún: la influencia de la Iglesia en la política nacional e internacional. Frente a gente que sostiene que la Iglesia, pese al proceso de descristianización de Occidente en general, sigue contando lo suyo, hay otros muchos que se quejan, sobre todo desde dentro de la propia Iglesia, que ya no cuenta tanto, o incluso que ya no pinta casi nada. ¿Qué opina de ello? ¿Cuál cree que será la herencia de este papado a ese respecto? 

Al ser una autoridad moral y no una gran potencia política, económica o militar, la capacidad de la Santa Sede de incidir en la política internacional es siempre marginal, lo que no quita para que pueda ser eficaz. Lo demuestra, por ejemplo, el rol de Francisco con Estados Unidos y Cuba que acabo de mencionar, el de Juan Pablo II en la caída del muro de Berlín o la intervención de Juan XXIII con Kruschev y Kennedy para desactivar la crisis de los misiles de Cuba. Ahora bien: puede también resultar ineficaz, como demuestran, por ejemplo, el intento de Bergoglio de promover la paz entre Israel y Palestina o el de Wojtyla de parar la guerra de Estados Unidos en Iraq.

La gran apuesta de Francisco ha sido, por un lado, archivar la guerra fría, la cual, a mi modo de ver, había dejado encerrada a la Iglesia en el bando occidental (una consecuencia desdichada y flagrante de ello serían las persecuciones de cristianos en Oriente Medio) y la había convertido en vivero de los valores morales conservadores (funcionales a la alianza con Washington) – y, por otro, abrir canales de comunicación con Oriente, tierra históricamente espiritual donde la fe cristiana puede crecer mucho. Bergoglio obtuvo en este sentido dos éxitos históricos: el encuentro con el patriarca ruso Kirill en 2016, que acontecía por primera vez en la historia, y en 2018 el acuerdo con China relativo a los nombramientos de los obispos, que suponía también la primera vez en que Roma y Pekín hablaban desde que Mao Tse-tung llegara al poder.

Sin embargo, Francisco ha tenido mala suerte con la Historia, que sembró en su camino una ola de avatares geopolíticos profundos tales como la guerra en Ucrania que han hecho saltar por los aires toda su Ostpolitik. Pese a todo, tanto el rumbo como la intención de su proceder los considero atinados.

En su libro anterior, el excelente Dio in fondo a destra, traducido al inglés y al polaco pero no al español, trazaba una serie de hilos que iban de Fátima a Moscú pasando por Brasil o Estados Unidos, en los que informaba de cómo y por qué el nuevo destropopulismo global (Salvini, Bolsonaro, Putin, Le Pen, Trump…) manipulaban lo sacro para apuntalar lo profano político. Han pasado varios años ya desde su publicación. ¿Qué ha sucedido desde entonces? ¿Qué tendencias prevé?

matrimoniogay1Por desgracia, la tesis de fondo de mi libro no ha hecho sino confirmarse. La pandemia, que estalló tras la primera edición de mi libro, dejó en evidencia a los populistas de derecha, al revelar que los enemigos no eran los migrantes sino un virus chiquito que saltaba tranquilamente todas las fronteras, que sin la solidaridad internacional (y en concreto europea) no se podía salir de la crisis, que para afrontarla eran precisas la competencia y la ciencia. En teoría, los soberanistas deberían haber desaparecido tras la pandemia y, en cambio, volvieron más robustos que antes, desde Giorgia Meloni a Donald Trump pasando por Viktor Orban para llegar, por último a Javier Milei en Argentina.

¿Y por qué? Porque la política no es racionalidad sino pasiones y necesidades, y la pandemia aumentó ese sentido de inseguridad y malestar que ya cundía en los últimos años por todas partes por culpa de la crisis económica, las oleadas migratorias y una globalización deshumanizadora. La reacción a la sensación de decadencia (lo mismo da que sea real o percibida) es la cerrazón, la nostalgia de un pasado que se imagina mejor, el pensamiento simplón. Un repliegue que se nutre asimismo de lo peorcito de la religiosidad, entendida ésta como revoltijo de fe y superstición. En tierras de antigua evangelización, esa simplonería acude a la simbología del cristianismo para reivindicar una identidad que se percibe amenazada.

Vamos llegando a su libro sobre el sexo. Hay historiadores del cristianismo que sostienen que la Iglesia se halla en una crisis sistémica tan grave como la del Concilio de Trento, de la que se salió con la Contrarreforma. ¿Es para tanto? ¿Qué tiene que ver el sexo en ello?

La impresión es, en efecto, la de una crisis existencial de la Iglesia en la que el sexo tiene mucho que ver porque éste tiene que ver con el poder. El drama de los abusos sexuales, por ejemplo, no es un simple escándalo moral ni mucho menos un problema de incontinencia de los individuos, sino una crisis de sistema ya que desvela una malentendida concepción del sacerdote, figura impune en cuanto apartada y superior a los fieles (todo abuso sexual es también un abuso de poder); desvela, asimismo, una moral insistente hasta la obsesión acerca del acto sexual, que calló acerca de las relaciones entre personas del mismo sexo y el cuerpo de las mujeres, o aún peor, se emperró en negar la evidencia ante la inmadurez y las patologías sexuales no episódicas de seminaristas y sacerdotes. Dos cuestiones – ministerio sacerdotal y moral sexual – atinentes a la pura eclesiología, al ser Iglesia en el mundo de hoy. En los cuerpos y su intimidad se han combatido batallas de signo totalmente distinto.

¿De dónde nace Il sesso degli angeli y qué pretendía al publicarlo? 

Nace, primero de todo, de una propuesta de Goffredo Fofi, el editor, que, como sismógrafo sensible a las mutaciones profundas de la sociedad y de la Historia, acaso intuyó que en la catolicidad se está produciendo un cisma de gran calado. Nace también de mi sensación de que la Iglesia está alcanzando un punto de ruptura en cuestiones de moral sexual. Sensación que deriva de mi actividad de periodista “vaticanista”, que todos los días lidia con la actualidad vaticana. Roma es un observatorio privilegiado al ser la terminal del ajetreo que tiene lugar en la Iglesia católica de todo el mundo. Con el paso del tiempo llegó un punto en el que me percaté de que ocuparse de la Iglesia significaba ocuparse constantemente de sexualidad en sentido amplio: abusos sexuales, formación de la afectividad y la sexualidad de los sacerdotes, el nudo de la contracepción, el aborto, la bendición de las parejas gays, la comunión a los divorciados casados de nuevo, las discriminaciones que sufren las mujeres, la hipótesis del diaconato femenino y, en general, el “escándalo” de que la mujer entre en el sancta sanctorum del altar.

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‘C’est la confiance’. Exhortación Apostólica sobre Teresa de Lisieux: “La confianza puede conducirnos al Amor”

Martes, 17 de octubre de 2023
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teresaCon motivo del 150º aniversario del nacimiento de Santa Teresa del niño Jesús

Prender fuego en el corazón de la Iglesia: El tesoro de la santa de Lisieux, descrito por Francisco

El Papa Francisco publica la exhortación apostólica sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz -del Carmelo de Lisieux-

En ella, reconoce el tesoro de su ‘caminito espiritual: “es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que sólo Él puede hacer”

Poner fuego en el corazón de la Iglesia más que a soñar con su propia felicidad (42) le permitió a santa Teresita pasar de un fervoroso deseo del cielo a un constante y ardiente deseo del bien de todos… Llegando de este modo a la última síntesis personal del Evangelio, que partía de la confianza plena hasta culminar en el don total por los demás”

De manera especial los Pontífices siguieron de cerca su vida… Una alma misionera, señala Francisco, que enseña “su modo de entender la evangelización por atracción, no por presión o proselitismo. Vale la pena leer cómo lo sintetiza ella misma: ‘Al atraerme a mí, atrae también a las almas que amo…'”

(Vatican News).-La nueva Exhortación Apostólica «C’est la confiance» del Papa Francisco publicada este 15 de octubre, es dedicada a la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz: «La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor» (1), palabras de la joven santa francesa que «resumen la genialidad de su espiritualidad» (2).

En el 2023 se han conmemorado dos fechas importantes de Santa Teresa del Niño Jesús, el 2 de enero fue el 150º aniversario del nacimiento y el 23 de abril el centenario de su beatificación. El Papa Francisco ha querido que esta exhortación apostólica vaya más allá de una celebración y «sea asumido como parte del tesoro espiritual de la Iglesia». Además, «la fecha de esta publicación, memoria de santa Teresa de Ávila, quiere presentar a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española» (4)

En cuatro capítulos: Jesús para los demás; El caminito de la confianza y del amor; Seré el amor; En el corazón del Evangelio; y mediante 53 parágrafos el Pontífice presenta la vida y experiencia espiritual la santa francesa del Carmelo de Lisieux que dejó la vida terrena a los 24 años.

 «La Iglesia reconoció rápidamente el valor extraordinario de su figura y la originalidad de su espiritualidad evangélica», de manera espacial los Pontífices siguieron de cerca su vida: “Teresitaconoció al Papa León XIII en su peregrinación a Roma en 1887 a quien pidió permiso para entrar al Carmelo a la edad de 15 años. Pío X percibió su enorme estatura espiritual, luego de la muerte de joven santa. Y Benedicto XV la declara Venerable en 1921, elogiando «sus virtudes centrándolas en el “caminito” de la infancia espiritual», fue canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI: «quien agradeció al Señor por permitirle que Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz fuera “la primera beata que elevó a los honores de los altares y la primera santa canonizada por él”. El mismo Papa la declaró patrona de las Misiones en 1927». Luego fue proclamada una de las patronas de Francia en 1944 por el venerable Pío XII.

Posteriormente san Pablo VI recordaba con frecuencia sus virtudes cristianas. San Juan Pablo II en «1997 la declaró doctora de la Iglesia, considerándola además «como experta en la scientia amoris». También, «Benedicto XVI retomó el tema de su “ciencia del amor”, proponiéndola como «guía para todos, sobre todo para quienes, en el pueblo de Dios, desempeñan el ministerio de teólogos». Y el Papa Francisco canonizó «a sus padres Luis y Celia en el año 2015, durante el Sínodo sobre la familia» (6).

Jesús para los demás

El Papa Francisco en el primer capítulo presenta la experiencia cristiana en la santa, desde su oración, vida mística, pero con alma misionera y sin autoreferencialidad: «En el nombre que ella eligió como religiosa se destaca Jesús: el “Niño” que manifiesta el misterio de la Encarnación y la “Santa Faz”» (7), y «el Nombre de Jesús es continuamente “respirado” por Teresa como acto de amor, hasta el último aliento» (8).

Como Patrona de las misiones, recuerda el Papa en la exhortación apostólica, que «como sucede en todo encuentro auténtico con Cristo, esta experiencia de fe la convocaba a la misión. Teresita pudo definir su misión con estas palabras:En el cielo desearé lo mismo que deseo ahora en la tierra: amar a Jesús y hacerle amar”» (9).

Una alma misionera, señala Francisco, que enseña «su modo de entender la evangelización por atracción, no por presión o proselitismo. Vale la pena leer cómo lo sintetiza ella misma: “Al atraerme a mí, atrae también a las almas que amo…» (9), así lo escribía la santa en las últimas páginas de «Historia de un alma» (10) como su testamento misionero «con un ferviente espíritu apostólico» (11), dejándose guiar por la acción del Espíritu Santo: «Yo pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor, que me una tan íntimamente a Él que sea Él quien viva y quien actúe en mí» (12).

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Teresa de Ávila y Teresa de Lisieux

El caminito de la confianza y del amor

En el segundo capítulo el Santo Padre recuerda el valor de “El camino de la infancia espiritual” (14) propuesto por Santa Teresa del Niño Jesús que subraya la primacía de la acción de Dios y “la confianza” plena en la misericordia de Cristo:

«Teresita relató el descubrimiento del caminito en la Historia de un alma: “A pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente nuevo”» (15).

Francisco señala que la santa en su época «frente a una idea pelagiana de santidad, individualista y elitista, más ascética que mística, que pone el énfasis principal en el esfuerzo humano, Teresita subraya siempre la primacía de la acción de Dios, de su gracia» (17), por ello «prefiere destacar el primado de la acción divina e invitar a la confianza plena mirando el amor de Cristo que se nos ha dado hasta el fin» (19).

«Por consiguiente -escribe el Papa Francisco-, la actitud más adecuada es depositar la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites y que lo ha dado todo en la Cruz de Jesucristo» (20).

Sobre esta confianza el Santo Padre sugiere no asumirla solo en referencia a la santificación y salvación, sino también como un “abandono cotidiano” en Dios: «Tiene un sentido integral, que abraza la totalidad de la existencia concreta y se aplica a nuestra vida entera, donde muchas veces nos abruman los temores, el deseo de seguridades humanas, la necesidad de tener todo bajo nuestro control» (23).

El Papa recuerda las palabras de Santa Teresita que se refieren a ese “santo abandono” en el Amor: «Los que corremos por el camino del amor creo que no debemos pensar en lo que pueda ocurrirnos de doloroso en el futuro, porque eso es faltar a la confianza» (24).

Este testimonio es considerado por Francisco como “un fuego en medio de la noche”, ya que vivió su última etapa a finales del siglo XIX que la edad de oro del ateísmo moderno: «pero la oscuridad no puede extinguir la luz: ella ha sido conquistada por Aquel que ha venido al mundo como luz (cf. Jn 12,46). El relato de Teresita manifiesta el carácter heroico de su fe, su victoria en el combate espiritual, frente a las tentaciones más fuertes» (26).

Seré el amor

IMG_0941«“La Historia de un alma” es un testimonio de caridad, donde Teresita nos ofrece un comentario sobre el mandamiento nuevo de Jesús: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado (Jn 15,12)» (31), escribe el Papa Francisco en el tercer capítulo de su exhortación ofreciendo un panorama de la repuesta confiada del amor de la santa, a través del prójimo, al amor misericordiosos de Dios.

Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, recuerda el Santo Padre, expresaba en sus escritos su «amor esponsal» (32) con Cristo: «Teresita tiene la viva certeza de que Jesús la amó y conoció personalmente en su Pasión: Me amó y se entregó por mí (Ga 2,20)» (33). Y «el acto de amor “Jesús, te amo”, continuamente vivido por Teresita como la respiración, es su clave de lectura del Evangelio» (34), asegura el Pontifice.

Amor que santa Teresita vivió en la mayor sencilles y experimento en la vida cotidiana (35): «Teresita vive la caridad en la pequeñez, en las cosas más simples de la existencia cotidiana» (36), y en el corazón de la Iglesia, donde buscó su lugar (38): «…Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre…» (39).

«No es el corazón de una Iglesia triunfalista, es el corazón de una Iglesia amante humilde y misericordiosa» (40), señala Francisco. Afirmando además que «Tal descubrimiento del corazón de la Iglesia es también una gran luz para nosotros hoy, para no escandalizarnos por los límites y debilidades de la institución eclesiástica, marcada por oscuridades y pecados, y entrar en su corazón ardiente de amor, que se encendió en Pentecostés gracias al don del Espíritu Santo» (41).

Explica el Papa Francisco que este llamado de Dios a «poner fuego en el corazón de la Iglesia más que a soñar con su propia felicidad» (42) le permitió a santa Teresita «pasar de un fervoroso deseo del cielo a un constante y ardiente deseo del bien de todos, culminando en el sueño de continuar en el cielo su misión de amar a Jesús y hacerlo amar» (43). Llegando de este modo «a la última síntesis personal del Evangelio, que partía de la confianza plena hasta culminar en el don total por los demás» (44).

El Papa Francisco llega a un punto central de su exhortación apostólica, indicando que «C’est la confiance. Es la confianza la que nos lleva al Amor y así nos libera del temor, es la confianza la que nos ayuda a quitar la mirada de nosotros mismos, es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que sólo Él puede hacer. Esto nos deja un inmenso caudal de amor y de energías disponibles para buscar el bien de los hermanos. Y así, en medio del sufrimiento de sus últimos días, Teresita podía decir: «Sólo cuento ya con el amor» (45).

En el corazón del Evangelio

En el cuarto capítulo el santo Padre recuerda que el anuncio de una Iglesia misionera se centra en lo esencial: «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (47), y el aporte especifico que regala Teresita, “doctora de la síntesis”: «consiste en llevarnos al centro, a lo que es esencial, a lo que es indispensable. Ella, con sus palabras y con su propio proceso personal, muestra que, si bien todas las enseñanzas y normas de la Iglesia tienen su importancia, su valor, su luz, algunas son más urgentes y más estructurantes para la vida cristiana» (49).

El Papa Francisco afirma que la actualidad de santa Teresa del Niño Jesús perdura en toda su «pequeña grandeza: …En un tiempo de repliegues y de cerrazones, Teresita nos invita a la salida misionera, cautivados por la atracción de Jesucristo y del Evangelio» (52).

“Un siglo y medio después de su nacimiento, Teresita está más viva que nunca en medio de la Iglesia peregrina, en el corazón del Pueblo de Dios” (53), dice Francisco finzalizando con la oración:

“Querida santa Teresita, la Iglesia necesita hacer resplandecerel color, el perfume, la alegría del Evangelio. ¡Mándanos tus rosas! Ayúdanos a confiar siempre,como tú lo hiciste, en el gran amor que Dios nos tiene, para que podamos imitar cada díatu caminito de santidad. Amén.”

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Texto íntegro de la exhortación apostólica ‘C’est la confiance‘ del Papa Francisco sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios

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EXHORTACIÓN APOSTÓLICA C’EST LA CONFIANCE DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA CONFIANZA EN EL AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS CON MOTIVO DEL 150.º ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS Y DE LA SANTA FAZ 

1. «C’est la confiance et rien que la confiance qui doit nous conduire à l’Amour»: «La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor»[1]

2. Estas palabras tan contundentes de santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz lo dicen todo, resumen la genialidad de su espiritualidad y bastarían para justificar que se la haya declarado doctora de la Iglesia. Sólo la confianza,nada más”, no hay otro camino por donde podamos ser conducidos al Amor que todo lo da. Con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas, el Evangelio se hace carne en nosotros y nos convierte en canales de misericordia para los hermanos.

3. Es la confianza la que nos sostiene cada día y la que nos mantendrá de pie ante la mirada del Señor cuando nos llame junto a Él: «En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso, yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de Ti mismo».[2] 

4. Teresita es una de las santas más conocidas y queridas en todo el mundo. Como sucede con san Francisco de Asís, es amada incluso por no cristianos y no creyentes. También ha sido reconocida por la UNESCO entre las figuras más significativas para la humanidad contemporánea. [3] Nos hará bien profundizar su mensaje al conmemorar el 150.º aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar en Alençon el 2 de enero de 1873, y el centenario de su beatificación. [4] Pero no he querido hacer pública esta Exhortación en alguna de esas fechas, o el día de su memoria, para que este mensaje vaya más allá de esa celebración y sea asumido como parte del tesoro espiritual de la Iglesia. La fecha de esta publicación, memoria de santa Teresa de Ávila, quiere presentar a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española.

5. Su vida terrena fue breve, apenas veinticuatro años, y sencilla como una más, transcurrida primero en su familia y luego en el Carmelo de Lisieux. La extraordinaria carga de luz y de amor que irradiaba su persona se manifestó inmediatamente después de su muerte con la publicación de sus escritos y con las innumerables gracias obtenidas por los fieles que la invocaban.

6. La Iglesia reconoció rápidamente el valor extraordinario de su figura y la originalidad de su espiritualidad evangélica. Teresita conoció al Papa León XIII con motivo de la peregrinación a Roma en 1887 y le pidió permiso para entrar en el Carmelo a la edad de quince años. Poco después de su muerte, san Pío X percibió su enorme estatura espiritual, tanto que afirmó que se convertiría en la santa más grande de los tiempos modernos. Declarada venerable en 1921 por Benedicto XV, que elogió sus virtudes centrándolas en el “caminito” de la infancia espiritual, [5] fue beatificada hace cien años y luego canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI, quien agradeció al Señor por permitirle que Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz fuera “la primera beata que elevó a los honores de los altares y la primera santa canonizada por él”. [6].

El mismo Papa la declaró patrona de las Misiones en 1927. [7] Fue proclamada una de las patronas de Francia en 1944 por el venerable Pío XII, [8] que en varias ocasiones profundizó el tema de la infancia espiritual. [9] A san Pablo VI le gustaba recordar su bautismo, recibido el 30 de septiembre de 1897, día de la muerte de santa Teresita, y en el centenario de su nacimiento dirigió al obispo de Bayeux y Lisieux un escrito sobre su doctrina. [10] Durante su primer viaje apostólico a Francia, en junio de 1980, san Juan Pablo II fue a la basílica dedicada a ella y en 1997 la declaró doctora de la Iglesia, [11] considerándola además «como experta en la scientia amoris». [12] Benedicto XVI retomó el tema de su “ciencia del amor”, proponiéndola como «guía para todos, sobre todo para quienes, en el pueblo de Dios, desempeñan el ministerio de teólogos». [13] Finalmente, tuve la alegría de canonizar a sus padres Luis y Celia en el año 2015, durante el Sínodo sobre la familia, y recientemente le dediqué una catequesis en el ciclo sobre el celo apostólico. [14]

1.- Jesús para los demás 

7. En el nombre que ella eligió como religiosa se destaca Jesús: el “Niño” que manifiesta el misterio de la Encarnación y la “Santa Faz”, es decir, el rostro de Cristo que se entrega hasta el fin en la Cruz. Ella es “santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz”. 

8. El Nombre de Jesús es continuamente “respirado” por Teresa como acto de amor, hasta el último aliento. También había grabado estas palabras en su celda: “Jesús es mi único amor”. Fue su interpretación de la afirmación culminante del Nuevo Testamento: «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16).

Alma misionera 

9. Como sucede en todo encuentro auténtico con Cristo, esta experiencia de fe la convocaba a la misión. Teresita pudo definir su misión con estas palabras: «En el cielo desearé lo mismo que deseo ahora en la tierra: amar a Jesús y hacerle amar». [15] Escribió que había entrado al Carmelo «para salvar almas». [16] Es decir, no entendía su consagración a Dios sin la búsqueda del bien de los hermanos. Ella compartía el amor misericordioso del Padre por el hijo pecador y el del Buen Pastor por las ovejas perdidas, lejanas, heridas. Por eso es patrona de las misiones, maestra de evangelización.

10. Las últimas páginas de Historia de un alma [17] son un testamento misionero, expresan su modo de entender la evangelización por atracción[18] no por presión o proselitismo. Vale la pena leer cómo lo sintetiza ella misma: «“Atráeme, y correremos tras el olor de tus perfumes”. ¡Oh, Jesús!, ni siquiera es, pues, necesario decir: Al atraerme a mí, atrae también a las almas que amo. Esta simple palabra, “Atráeme”, basta. Lo entiendo, Señor. Cuando un alma se ha dejado fascinar por el perfume embriagador de tus perfumes, ya no puede correr sola, todas las almas que ama se ven arrastradas tras de ella. Y eso se hace sin tensiones, sin esfuerzos, como una consecuencia natural de su propia atracción hacia ti. Como un torrente que se lanza impetuosamente hacia el océano arrastrando tras de sí todo lo que encuentra a su paso, así, Jesús mío, el alma que se hunde en el océano sin riberas de tu amor atrae tras de sí todos los tesoros que posee… Señor, tú sabes que yo no tengo más tesoros que las almas que tú has querido unir a la mía».[19] 

11. Aquí ella cita las palabras que la novia dirige al novio en el Cantar de los Cantares (1,3-4), según la interpretación profundizada por los dos doctores del Carmelo, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. El Esposo es Jesús, el Hijo de Dios que se unió a nuestra humanidad en la Encarnación y la redimió en la Cruz. Allí, desde su costado abierto, dio a luz a la Iglesia, su amada Esposa, por la que entregó su vida (cf. Ef 5,25). Lo que llama la atención es cómo Teresita, consciente de que está cerca de la muerte, no vive este misterio encerrada en sí misma, sólo en un sentido consolador, sino con un ferviente espíritu apostólico.

La gracia que nos libera de la autorreferencialidad 

12. Algo semejante ocurre cuando se refiere a la acción del Espíritu Santo, que adquiere de inmediato un sentido misionero: «Esa es mi oración. Yo pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor, que me una tan íntimamente a Él que sea Él quien viva y quien actúe en mí. Siento que cuanto más abrase mi corazón el fuego del amor, con mayor fuerza diré: “Atráeme”; y que cuanto más se acerquen las almas a mí (pobre trocito de hierro, si me alejase de la hoguera divina), más ligeras correrán tras los perfumes de su Amado. Porque un alma abrasada de amor no puede estarse inactiva». [20] 

13. En el corazón de Teresita, la gracia del bautismo se convierte en un torrente impetuoso que desemboca en el océano del amor de Cristo, arrastrando consigo una multitud de hermanas y hermanos, lo que ocurrió especialmente después de su muerte. Fue su prometida «lluvia de rosas». [21]

2.-  El caminito de la confianza y del amor 

14. Uno de los descubrimientos más importantes de Teresita, para el bien de todo el Pueblo de Dios, es sucaminito”, el camino de la confianza y del amor, también conocido como el camino de la infancia espiritual. Todos pueden seguirlo, en cualquier estado de vida, en cada momento de la existencia. Es el camino que el Padre celestial revela a los pequeños (cf. Mt 11,25).  Leer más…

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Francisco advierte a los padres sinodales que no quiere “batallas ideológicas” ni polarizaciones

Miércoles, 4 de octubre de 2023
Comentarios desactivados en Francisco advierte a los padres sinodales que no quiere “batallas ideológicas” ni polarizaciones

IMG_0755“No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”

El pontífice dio el puntapié inicial para el Sínodo que hasta el 29 de octubre reunirá a más de 400 participantes, incluidas 54 mujeres con derecho a voto

“Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”

Pidió que los participantes se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”

Del 4 al 29 de octubre, Asamblea sinodal en Roma

Todo lo que hay que saber sobre el Sínodo de la Sinodalidad 2021-2024

Qué es el Sínodo de la Sinodalidad y cómo se está desarrollando

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Francisco abre el Sínodo: “No somos un parlamento, no somos las Naciones Unidas; la Iglesia es otra cosa”

María Luisa Berzosa, facilitadora en la asamblea sinodal: “Si hay verdadera escucha, el modelo vertical de Iglesia cambiará”

Unidad, unidad, unidad. Ese es el deseo del Papa para la Iglesia, pese a una vez más haber recibido críticas de los conservadores en la víspera de un Sínodo. Pero Francisco mantiene el rumbo y, al inaugurar este miércoles la reunión que hasta el 29 de octubre reunirá a laicos y religiosos de todo el mundo, rechazó nuevamente las “batallas ideológicas” en la Iglesia.

Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas”, planteó el pontífice este miércoles en su homilía de apertura, y agregó que “no se trata de si el Sínodo abrirá esta puerta o daré tal o cual permiso”.

 “No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas”, les dijo, luego de que esta semana recibiera un fuerte mensaje de cinco cardenales conservadores con críticas a los temas que tratará el Sínodo. Aún está fresca la tinta de la carta de “los cinco” que bajo la aparente neutralidad teológica de los “dubia” buscaron emplazar al Papa a polarizar la reunión, de forma totalmente infructuosa.

Así, pidió que los participantes se mantengan lejos de “algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”

El Sínodo “no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión”, agregó.

En su mensaje a los participantes hombres y mujeres que serán parte de la reunión destinada a debatir, entre otros temas de alto impacto mediático, sobre la acogida de las personas homosexuales y la comunión de personas divorciadas vueltas a casar, el Papa dio líneas del tipo de Iglesia que imagina.

La convocatoria papal a la unidad no pudo haber sido más clara: Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente“, pidió.

Así, Jorge Bergoglio habló de una Iglesia que, “en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda”.

En una homilía en la que llamó a que los participantes del Sínodo rechacen el “espíritu de división y de conflicto, el pontífice volvió a plantear también la apertura de la institución “a todos“, como había hecho en un vuelo al regreso de Portugal en agosto.

“Una Iglesia que acoge. En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo”, sostuvo Francisco.

De acuerdo al pontífice, el Sínodo debe mostrar una Iglesia “que no impone cargas y que  repite a todos: ‘vengan, todos los que están afligidos y agobiados, vengan ustedes que han extraviado el camino o que se sienten alejados, vengan ustedes que le han cerrado la puerta a la esperanza”.

Durante la duración del Sínodo de este mes, los miembros trabajarán en grupos lingüísticos y luego se dividirán en los denominados círculos menores con los que buscarán reflexiones comunes sobre los temas de la reunión.

El Vaticano publicó el mes pasado el denominado “Instrumentum laboris para el “Sínodo de la Sinodalidad“, que incluye preguntas a los participantes sobre el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de divorciados o el colectivo LGTBQ+ en la Iglesia, cambios profundos en la estructura institucional de la Iglesia, el papel del primado de Pedro, cómo aprender de otras comunidades cristianas e, incluso, la creación de un ministerio específico para el cuidado de los “descartados“.

La reunión tendrá la particularidad ya anunciada por el Vaticano de que, por decisión de Francisco, habrá 54 mujeres con derecho a voto, algo reservado a los hombres hasta este año, entre los 365 participantes con posibilidad de sufragio.

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Texto íntegro de la homilía del Papa

El Evangelio que hemos escuchado está precedido por el relato de un momento difícil de la misión de Jesús, que podríamos definir de “desolación pastoral”. Juan Bautista dudaba de que él fuera realmente el Mesías; muchas ciudades por las que había pasado, a pesar de los milagros realizados, no se habían convertido; la gente lo acusaba de ser un glotón y un borracho, mientras poco antes se lamentaba del Bautista porque era demasiado austero (cf. Mt 11,2-24). Sin embargo, vemos que Jesús no se deja vencer por la tristeza, sino que levanta los ojos al cielo y bendice al Padre porque ha revelado a los sencillos los misterios del Reino de Dios: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños» (Mt 11,25). En el momento de la desolación, por tanto, Jesús tiene una mirada que alcanza a ver más allá: alaba la sabiduría del Padre y es capaz de discernir el bien escondido que crece, la semilla de la Palabra acogida por los sencillos, la luz del Reino de Dios que se abre camino incluso durante la noche. 

Queridos hermanos cardenales, hermanos obispos, hermanos y hermanas, estamos en la apertura de la Asamblea Sinodal. Y no nos sirve tener una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas. No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reformas. No. Estamos aquí para caminar juntos, con la mirada de Jesús, que bendice al Padre y acoge a todos los que están afligidos y agobiados. Partamos, pues, de la mirada de Jesús, que es una mirada que bendice y acoge. 

1. Es, sobre todo, una mirada que bendice. Cristo ―aun cuando experimentó el rechazo y encontró a su alrededor tanta dureza de corazón―, no se dejó aprisionar por la desilusión, no se volvió amargado, no abandonó la alabanza. Su corazón, cimentado sobre el primado del Padre, permaneció sereno aún en medio de la tormenta. 

Esta mirada de bendición del Señor nos invita también a ser una Iglesia que, con corazón alegre, contempla la acción de Dios y discierne el presente; que, en medio de las olas a veces agitadas de nuestro tiempo, no se desanima, no busca escapatorias ideológicas, no se atrinchera tras convicciones adquiridas, no cede a soluciones cómodas, no deja que el mundo le dicte su agenda. Esta es la sabiduría espiritual de la Iglesia, resumida con serenidad por san Juan XXIII: «Ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico» (Discurso para la solemne apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, 11 octubre 1962). 

La mirada de bendición de Jesús nos invita a ser una Iglesia que no afronta los desafíos y los problemas de hoy con espíritu de división y de conflicto, sino que, por el contrario, vuelve los ojos a Dios que es comunión y, con asombro y humildad, lo bendice y lo adora, reconociéndolo como su único Señor. Le pertenecemos a Él y ―recordémoslo―, la única razón de nuestra existencia es llevarlo a Él al mundo. Como nos dijo el apóstol Pablo, sólo podemos gloriarnos «en la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (Gal 6,14). Esto nos basta, sólo Él nos basta. No queremos glorias terrenas, no queremos quedar bien a los ojos del mundo, sino llegar a él con el consuelo del Evangelio, para testimoniar mejor, y a todos, el amor infinito de Dios. De hecho, como dijo precisamente Benedicto XVI al dirigirse a una Asamblea sinodal, «la cuestión para nosotros es: Dios ha hablado, ha roto verdaderamente el gran silencio, se ha mostrado, pero ¿cómo podemos hacer llegar esta realidad al hombre de hoy, para que se convierta en salvación?» (Meditación durante la Primera Congregación General de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, 8 octubre 2012).

Esta es la cuestión fundamental. Esta es la principal tarea del Sínodo: volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada, para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia. Una Iglesia unida y fraterna, que escucha y dialoga; una Iglesia que bendice y anima, que ayuda a quienes buscan al Señor, que sacude saludablemente a los indiferentes, que pone en marcha itinerarios para instruir a las personas en la belleza de la fe. Una Iglesia que tiene a Dios en el centro y, por consiguiente, no crea división internamente, ni es áspera externamente. Es así como Jesús quiere a su Iglesia, su Esposa. 

2. Después de la mirada de bendición, contemplamos la mirada de Cristo que acoge. Mientras aquellos que se creen sabios no reconocen la obra de Dios, Él se alegra en el Padre porque se revela a los pequeños, a los sencillos, a los pobres de espíritu. Y así, a lo largo de toda su vida, asume esta mirada acogedora hacia los más débiles, los que sufren, los descartados. A ellos, en particular, se dirige diciendo lo que hemos oído: «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré» (Mt 11,28). 

Esta mirada acogedora de Jesús nos invita también a ser una Iglesia que acoge. En una época compleja como la actual, surgen nuevos desafíos culturales y pastorales, que requieren una actitud interior cordial y amable, para poder confrontarnos sin miedo. En el diálogo sinodal, en esta hermosa “marcha en el Espíritu Santo”, que realizamos juntos como Pueblo de Dios, podemos crecer en la unidad y en la amistad con el Señor para observar los retos actuales con su mirada; para convertirnos, usando una bella expresión de san Pablo VI, en una Iglesia que «se hace coloquio» (Carta enc. Ecclesiam suam, n. 34). Una Iglesia “de yugo suave” (cf. Mt 11,30), que no impone cargas y que repite a todos: “vengan, todos los que están afligidos y agobiados, vengan ustedes que han extraviado el camino o que se sienten alejados, vengan ustedes que le han cerrado la puerta a la esperanza, ¡la Iglesia está aquí para ustedes!”. 

3. Hermanos y hermanas, Pueblo santo de Dios, frente a las dificultades y los retos que nos esperan, la mirada de Jesús que bendice y que acoge nos libra de caer en algunas tentaciones peligrosas: la de ser una Iglesia rígida, que se acoraza contra el mundo y mira hacia el pasado; la de ser una Iglesia tibia, que se rinde ante las modas del mundo; la de ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma. 

Caminemos juntos: humildes, vigorosos y alegres. Caminemos siguiendo las huellas de san Francisco de Asís, el santo de la pobreza y la paz, el “loco de Dios” que llevó en su cuerpo las llagas de Jesús y, para revestirse de Él, se despojó de todo. San Buenaventura cuenta que, mientras rezaba, el Crucifijo le dijo: «Francisco, vete y repara mi casa» (Legenda maior, II, 1). El Sínodo sirve para recordarnos que nuestra Madre Iglesia tiene siempre necesidad de purificación, de ser “reparada”, porque todos nosotros somos un Pueblo de pecadores perdonados, siempre necesitados de volver a la fuente, que es Jesús, y emprender de nuevo los caminos del Espíritu para que llegue a todos su Evangelio. Francisco de Asís, en un período de grandes luchas y divisiones entre el poder temporal y el religioso, entre la Iglesia institucional y las corrientes heréticas, entre cristianos y otros creyentes, no criticó ni atacó a ninguno, sólo abrazó las armas del Evangelio: la humildad y la unidad, la oración y la caridad. ¡Hagamos lo mismo también nosotros! 

Y si el Pueblo santo de Dios con sus pastores, provenientes de todo el mundo, alimentan expectativas, esperanzas e incluso algunos temores sobre el Sínodo que comenzamos, recordemos una vez más que no se trata de una reunión política, sino de una convocación en el Espíritu; no de un parlamento polarizado, sino de un lugar de gracia y comunión. El Espíritu Santo deshace, a menudo, nuestras expectativas para crear algo nuevo que supera nuestras previsiones y negatividades. Abrámonos e invoquemos al Espíritu Santo, Él es el protagonista. Y con Él caminemos, con confianza y alegría.

 

Fuente Religión Digital

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El cardenal Matteo Zuppi de Bolonia elogió a la escritora progresista italiana Michela Murgia, autora de ‘God Save the Queer’, con motivo de su muerte.

Lunes, 18 de septiembre de 2023
Comentarios desactivados en El cardenal Matteo Zuppi de Bolonia elogió a la escritora progresista italiana Michela Murgia, autora de ‘God Save the Queer’, con motivo de su muerte.

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Entrar en el foco de luz y revelar que sí, que soy católica. Soy católica y feminista. Creo en Dios y defiendo la perspectiva queer, es decir, la posibilidad de no etiquetar en base al género o la orientación sexual.

Murgia es conocida por ser una defensora de causas progresistas, incluida la igualdad LGBTQ+. Murgia fue autora del controvertido libro God Save the Queer: A Feminist Catechism, y también apoyó abiertamente la ordenación de las mujeres y el derecho al aborto. Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, era amigo de Murgia y la ensalzó en una carta leída en su funeral en Roma. John Allen, Jr., editor de Crux, citó esta amistad como un ejemplo del enfoque de la Iglesia Católica en un enfoque “ambos/y” del mundo, en lugar de obligar a las personas a tomar decisiones de “uno u otro”, modelando el diálogo y el compromiso.

Por John Allen, Jr.

Italia es un país que venera a artistas e intelectuales, en parte porque desde la antigüedad, la cultura ha sido su principal exportación. Así, la reciente muerte de una novelista y ensayista de 51 años llamada Michela Murgia, después de una larga lucha contra el cáncer, ha sido un drama nacional aquí, incluso en medio de la tradicional crisis de mediados de agosto.

Sin duda, Michela no era del agrado de todos.

Aunque profesaba ser una católica creyente, sus posiciones fuertemente progresistas en temas como la liberación de la mujer, los derechos LGBTQ+, el aborto, la eutanasia y la reproducción artificial –expresadas, por ejemplo, en su manifiesto de 2002 God Save the Queer: A Feminist Catechism– generaron admiración y consternación en aproximadamente igual medida.

A pesar de estar en desacuerdo con la doctrina católica oficial en muchos puntos, Murgia fue enterrada durante un funeral en la Basílica de Santa María en Montesanto en la Piazza del Popolo de Roma, más conocida como la “Iglesia de los Artistas” desde todos los domingos durante más de Desde hace 70 años se celebra allí una liturgia especial para personas del mundo del arte y la cultura.

imagesUn retrato de Michela Murgia en su funeral el 12 de agosto de 2023 en Roma. (Crédito: captura de pantalla).

El funeral fue celebrado por el padre Walter Insero, rector de la basílica que también se desempeña como capellán de la emisora nacional italiana RAI desde 2004. En 2021, el Papa Francisco lo nombró monseñor.

Durante la liturgia, Insero leyó un mensaje del cardenal Matteo Zuppi de Bolonia, presidente de la conferencia episcopal italiana y actualmente enviado especial del Papa Francisco para el conflicto en Ucrania. Resulta que Zuppi y Murgia tenían una larga amistad y Zuppi quería rendir homenaje.

“El libro de su vida no está terminado, y sus páginas seguirán escritas con letras de amor, en ese lenguaje universal del espíritu que revela la grandeza de cada persona y la eternidad que se esconde en todos nosotros”, escribió Zuppi. .

Zuppi dijo que incluso cuando Murgia se acercaba al final, ella todavía se acercó para asegurarle sus oraciones por su misión en Ucrania.

“Me sorprendió que ella estuviera preocupada por los demás en un momento que era tan difícil para ella”, dijo Zuppi. “Pero ese es el secreto de la vida, que, finalmente, es el secreto de Dios”.

Como era inevitable en una época profundamente partidista, el fallecimiento de Murgia fue más notado en la izquierda italiana que en la derecha. Un grupo de activistas LGBTQ+ se reunió frente a la iglesia y, cuando concluyó el funeral, la multitud afuera estalló en un coro de Bella Ciao, una canción de protesta del siglo XIX asociada con la resistencia de izquierda.

41LcBEQN6hL._SX317_BO1,204,203,200_En ese contexto, no todos los católicos aquí quedaron satisfechos con la demostración de afecto de Zuppi.

En muchos sentidos, el escenario recuerda, en una especie de igualdad y oposición, a lo que ocurrió en 2007, cuando murió otra célebre escritora italiana, sólo que en este caso cuyo atractivo era más de derechas: Oriana Fallaci, cuya obra más conocida es La rabbia e l’orgoglio (La rabia y el orgullo), en la que critica el ascenso del Islam militante y pide a Europa que defienda su identidad cultural.

Al igual que Murgia, Fallaci murió de cáncer, aunque en su caso a los 77 años.

Para Fallaci, su ruptura con la ortodoxia católica no se produjo por un punto político específico sino por algo mucho más fundamental: la existencia misma de Dios. En una palabra, era atea y una vez definió el cristianismo como una “hermosa fábula”.

Sin embargo, vio el catolicismo como una piedra angular de la cultura occidental y defendió enérgicamente sus valores, ayudando a acuñar el término “Eurabia” para describir lo que ella veía como una progresiva islamización de Europa, transformando el continente de la cuna de la civilización cristiana a un puesto avanzado del mundo árabe.

En ese contexto, al igual que Murgia, también mantuvo una amistad con un prelado católico de alto rango a pesar de rechazar el sistema de creencias que él representaba. En su caso, el prelado era el arzobispo Salvatore “Rino” Fisichella, ex capellán del parlamento italiano que, en ese momento, era rector de la Universidad Lateranense de Roma, y que hoy se desempeña como Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización del Vaticano. .

La amistad se desarrolló durante los últimos años de la vida de Fallaci, después de que ella escribiera una carta elogiando una entrevista que él había concedido sobre el Islam y la libertad religiosa al periódico italiano Corriere della Sera. Hacia el final, dijo Fisichella, los dos hablaban por teléfono a veces tres o cuatro veces al día. (Fallaci estaba en Nueva York, donde había vivido durante décadas, recibiendo tratamiento en el Centro Oncológico Sloan Kettering).

Después de su muerte, Fisichella rindió homenaje a Fallaci, diciendo que a pesar de su ateísmo y anticlericalismo, él vio signos de cristianismo vestigial. Al final, ella regresó a Florencia, no deseando morir en el exilio, y Fisichella reveló que el día antes de que llegara el fin, visitó a Fallaci y le ofreció una bendición a pesar de su incredulidad.

“Lo hice porque Oriana Fallaci amaba la vida y porque el Dios de los cristianos es el Dios de la vida”, dijo Fisichella. “Lo hice porque, aunque Oriana Fallaci decía que no creía, tenía una gran esperanza”.

Entonces, como ahora, algunos católicos se opusieron al acercamiento de Fisichella, en parte debido al ateísmo de Fallaci y en parte porque podría interpretarse como un respaldo a sus estridentes puntos de vista antiislámicos.

Juntando la amistad Zuppi/Murgia y la de Fallaci/Fisichella, esto es lo que me viene a la mente.

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Michela Murgia con el papa Francisco

En principio, no sorprende que el clero de una Iglesia que defiende la fe y los valores tradicionales esté cerca de pensadores y escritores conservadores. De la misma manera, para una Iglesia con un fuerte énfasis en la justicia social, no hay nada inusual en que sus clérigos sean amigos de intelectuales y activistas liberales.

La gloria del catolicismo, sin embargo, es que puede hacer ambas cosas a la vez. Como dijo una vez el Papa Benedicto XVI, la genialidad histórica del catolicismo es que, mientras otras tradiciones tienden a ser una cosa o la otra, el instinto católico es ambas cosas. No es que la Iglesia apoye un extremo u otro, sino que tiene la capacidad de abrazar ambos.

Para los partidarios que insisten en ver a la Iglesia como el terreno en el que se libran batallas ideológicas de suma cero, esta dinámica de ambos/y siempre resultará desconcertante. Para otros, sin embargo, la base de la fe es que esas batallas estériles no tienen por qué ser la última palabra.

Fuente Crux

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