Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Navidad’

“Navidad: cuando Dios mató a Dios”, por Luis Fernando González Gaviria.

Jueves, 5 de enero de 2023

Navidad-Dios-mato_2517058284_16338991_660x371“La Navidad es don, pues a través de ella podemos de nuevo volver a repensar todo, renunciando al absolutismo teológico-dogmático que sigue prolongando en esta hora de la historia formas y esquemas anticuados”

“La opción radical de Dios ha sido todo lo humano, la Encarnación, la Kénosis. En Dios palpita la humanización del hombre que desea configurarse sin límite en esta hora de la historia”

“El Dios de los cristianos no es un sordo indiferente que escucha de vez en cuando las súplicas de sus hijos para dar alguna respuesta”

“La Encarnación es escándalo para quienes escrupulosamente desean abandonar su condición y volverse dioses, nada más anticristiano, pero al mismo tiempo es la única alternativa para volver a reconfigurar desde la experiencia de Jesús el rostro humano de Dios para todos”

Cada época trae consigo nuevos predicados, nuevas formas, nuevos paradigmas en los cuales se dice la realidad que nos acontece. Esta constante brota de la capacidad inagotable de futuro que habita en el interior del ser humano. La persona que está en el mundo tiene una fuerza que lo impulsa siempre hacia adelante, esta realidad está inscrita en su biología desde siempre. Somos esencialmente en evolución y Dios no escapa a este dinamismo.

Todavía resulta escandaloso atrevernos a mirar el pesebre. Las formas pintorescas en las que son exhibidos hoy, resultan siendo una apología al arte y no un referente de capacidad inagotable de sentido capaz de arropar al ser humano. El pesebre se volvió competencia abandonando su fuerza creadora de kénosis. En este entramado de posibilidades, una pregunta resulta más exigente para dar forma y respuesta a una deuda pendiente que los cristianos tenemos en el siglo XXI: ¿Qué decimos cuando decimos Dios? De la respuesta a la pregunta se vivirá a Dios como una opción de profundo sentido y libertad o una carga insoportable gestada en las defensas rancias y anacrónicas de los supuestos defensores de la verdad

Hemos volcado sobre Dios todo, menos la auténtica experiencia liberadora de Jesús (Cfr. Jn 10,10). Hemos puesto por encima estructuras, dogmas, poderes, interpretaciones amañadas, anacronismos obsoletos y nostálgicos, etc. Por estas y otras muchas razones, Dios resulta siendo insoportable, incomprensible, recalcitrante, todo lo antihumano. Volvimos a Dios un monstruo, producto de nuestras torpes proyecciones (Cfr. Mt 12, 1-8).

¿Será que lo que yo creo de Dios está en sintonía con la experiencia del Evangelio? ¿El Dios en quien creo es producto de mi frágil proyección o es de verdad la experiencia portadora de sentido de Jesús? ¿Lo que sabemos y hemos construido de Dios será más bien mis pretensiones egoístas y las de otros? Desde este ángulo, Freud tenía razón: “Dios no es más que una proyección infantil”. Cargamos a Dios de tantas palabras, forzamos tanto su demostración, nos atrincheramos ante el mundo creyendo que eran ellos los equivocados, que terminamos matando nosotros mismos la experiencia de lo divino en los demás.

La Navidad es don, pues a través de ella podemos de nuevo volver a repensar todo, renunciando al absolutismo teológico-dogmático que sigue prolongando en esta hora de la historia formas y esquemas anticuados. En Navidad Dios puede volver a decirse Él mismo, en sus coordenadas, en su autenticidad, en su salida inagotable de sí mismo al ser humano (Cfr. Éx 3, 7-9; Flp 2, 6-7). Navidad no es algo distinto a Dios, al Dios de Jesús que acontece desde el interior del ser humano hacia el otro, cualquier otro (Cfr. Evangelii Gaudium, #11).

El pesebre conmueve y escandaliza. El encorvamiento sobre nosotros, y desde el cual proyectamos falsamente a Dios, se cae a pedazos al ver que Él se ha humanizado hasta el extremo (Cfr. Jn 1,14). Su opción jamás ha sido la jerarquía, los títulos honoríficos, los puestos de poder, todo ello signo de una Iglesia en decadencia que sigue ahogando la experiencia de abajamiento (Cfr. Mateo 20,25). La opción radical de Dios ha sido todo lo humano, la Encarnación, la Kénosis. En Dios palpita la humanización del hombre que desea configurarse sin límite en esta hora de la historia.

Navidad_2517058286_16339068_667x375

La única oportunidad que tenemos para ser verdaderamente humanos es matar a Dios, sin miedo, sin escrúpulos. Matar al Dios que nos alimentaron y en el que nos obligaron a creer. El único que puede hacer eso en nosotros es Dios mismo, más aún, ya lo hizo. La Encarnación rompe con nuestras lógicas proyectivas y nos lanza a un nuevo horizonte de humanización que nos ubica en el mundo, y desde el mundo, saber que la Encarnación nos devuelve la mirada profundamente humana, nos impulsa a ir al interior, nos llama desde lo que somos a descubrir una presencia que nos habita y trasciende (Cfr. 1 Juan 1, 1-4).

En Navidad descubrimos que el Dios de los cristianos no es una fuerza que está más allá del cosmos, en las alturas insondables del cielo donde el ser humano apenas puede dar una mirada sin más. El Dios de los cristianos no es un fugitivo que después de la creación se desentendió de su obra y mira pasivamente lo que ocurre en ella. El Dios de los cristianos no es un sordo indiferente que escucha de vez en cuando las súplicas de sus hijos para dar alguna respuesta. El Dios de los cristianos es existencia concreta, realidad dada y acontecida que hace historia en plural; es la Vida misma que corre por nuestras venas, de esta manera, “Dios se ha hecho hombre en Jesús: él se ha expresado en este hombre y en este hombre se ha ligado para siempre a la humanidad” (Anselm Grün – La fe de los cristianos, 2007).

Ante las falaces y distorsionadas comprensiones del ser humano que se dan en nuestro tiempo, el Dios de los cristianos acontece como respuesta desde las entrañas del mundo (Cfr. Juan 1, 1-18). Humanándose hasta el extremo da su respuesta, aleja de sí el fatalismo apologético que encierra en conceptos la vida y abre para nosotros el hecho vital dinámico como don en gasto. El Dios de la Navidad, que es el Abbá de Jesús, se autodona en la historia y en la realidad, escenarios estrechamente humanos y desde los cuales podemos entenderlo de manera siempre nueva.

La claridad del acontecimiento Encarnacionista permite reelaborar la imagen de Dios desde nuestro ser, nos obliga a abandonar los sueños idílicos e infantiles de ser dioses y nos permite resituarnos en la historia como lugar teológico por excelencia. Dios y el hombre se reconocen, ambos acontecen. En el don del uno para el otro quedan transformados, afectados hondamente hasta el punto que ya no serán los mismos, de esta manera, el misterio de la encarnación es central, de manera que, desde ese misterio insondable, Dios empieza a ser para nosotros diferente. Porque, en la encarnación, Dios se funde y se confunde con lo humano. Hasta el punto de que ya no es posible ni entender, ni acceder a Dios, prescindiendo de lo humano y, menos aún, entrando en conflicto con lo humano, con todo lo que es verdaderamente humano y, por tanto, con todo lo que nos hace felices a los humanos, nos realiza, nos perfecciona y nos hace gozar y disfrutar de la vida humana en toda su amplitud y hermosura (José María Castillo – La humanización de Dios, 2005).

En una realidad desencantada por todo lo humano, con ansias desenfrenadas de superar lo humano, Dios quiere ser el más humano de todos. La carne, la nuestra, la que nos cubre, es poesía exquisita de Dios para este momento histórico. El misterio que encierra la palabra Dios, usada y abusada a lo largo del tiempo, se va aclarando en la medida que seamos conscientes que Él nos habita, que está dentro. La Encarnación es escándalo para quienes escrupulosamente desean abandonar su condición y volverse dioses, nada más anticristiano, pero al mismo tiempo es la única alternativa para volver a reconfigurar desde la experiencia de Jesús el rostro humano de Dios para todos. En Navidad Dios dejó de ser lo que pensamos y proyectamos, en Navidad Dios mató a Dios y empezó a palpitar en nosotros el Misterio de su presencia para siempre.

Fuente Religión Digital

Biblia, Espiritualidad , , , ,

Gonzalo Haya: Reflexión Navideña 2022.

Miércoles, 4 de enero de 2023

1443378197_152734_1443379679_noticia_normalLa Navidad ha pasado a ser unas vacaciones y un festejo popular, más que la conmemoración del nacimiento de Jesús. Las luces, los regalos, las comidas de empresa, contrastan con el pesebre de Belén. El símbolo de la humildad y la pobreza se pierde bajo los excesos de las compras y el relumbrón del mercado. El árbol de los regalos ha sustituido o ha ensombrecido al pesebre; ya ni siquiera recuerdan “los presentes de los Reyes Magos”; pero todo esto no puede ocultar la pobreza del Niño, de los pastores, y de los inmigrantes

Por otra parte, no faltan cultos religiosos, donativos a las asociaciones de beneficencia, incluso artículos y reflexiones que tratan de sacar a flote el sentido de la Navidad.

¿Qué lectura social y religiosa podemos hacer sobre esta celebración de la Navidad? ¿La Navidad es una fiesta? Para los pastores de Belén fue una fiesta, para Herodes fue una pesadilla. ¿Qué es para nuestra cultura occidental?

Si la consideramos estadística y superficialmente, la Navidad vuelve a ser una festividad pagana, como en su tiempo lo fue del solsticio de invierno. La sociedad aprovecha cualquier pretexto para romper la rutina con alguna festividad. Esto es necesario y sano; hasta los más pobres celebran sus fiestas con un vasito de vino.

Según el evangelio de Juan, Jesús asistió a una boda y transformó el agua en vino para que no decayera la fiesta; y comparó el Reino de Dios con un banquete. Y es que Él quiso ser pobre y prefirió a los pobres pero ¡para que dejaran de ser pobres! Su ideal no era la pobreza sino el bienestar de todos.

Jesús tenía amigos como Lázaro (no el que mendigaba ante el rico Epulón sino el que tenía un chalé con su sepulcro en el jardín). La pobreza o la austeridad sólo son un medio circunstancialmente necesario; lo que importa es el amor, como les hizo ver a los discípulos que criticaban el caro perfume que aquella mujer “malgastó” para ungirle.  La cruz no tenía que haber sucedido, fue una decisión del poder religioso y político para acallar la promoción de un mundo mejor.

El cristianismo no se pierde porque muchos renuncien a las celebraciones religiosas y se vayan a la playa, de turismo, o a las salas de fiesta. El cristianismo se pierde porque unos y otros, por defender nuestros privilegios, toleramos los desalojos de las viviendas, y la falta de médicos o de vacunas en los pueblos empobrecidos por la explotación, la guerra o el cambio climático. Lo que seca la raíz cristiana, lo que cambia la sana alegría en placer egoísta, es la complicidad tácita ante esa pobreza e injusticias. Por eso Ignacio Ellacuría, buen conocedor del pueblo, proponía una “austeridad compartida”.

La Navidad es fiesta para los que trabajan por un mundo más fraterno, y es festejo pagano para quienes se olvidan de esa fraternidad.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , , ,

“En el camino de Navidad”, por Gabriel Mª Otalora

Martes, 3 de enero de 2023

Portrait of Mr. Dag Hammarskjöld, Secretary-General of the United Nations. Dag Hammarskjöld, Secretario-General de las Naciones Unidas* y Premio Nobel de la Paz 1961

De su blog Punto de Encuentro:

Es propio de las fechas navideñas darnos un gusto especial con historias bonitas que nos endulcen este tiempo entrañable y lleno de sentido para algunos, y desazonador y triste para una mayoría creciente de personas. En mi caso, he tenido la oportunidad de conocer el diario Marcas en el camino, escrito por Dag Hammarskjöld en su época de ministro del gobierno sueco y después, cuando le nombran Secretario General de la ONU, en 1953. Y el gusto especial ha llegado al leerlo.

Se trata del único Premio Nobel de la Paz a título póstumo, tras el accidente de aviación ocurrido en circunstancias más que sospechosas cuando volvía de mediar en la guerra intestina que sufría el Congo. Ese fue uno de los conflictos en los que se implicó desde lo que él llamaba la “diplomacia preventiva”. Otro de sus pasiones fue la economía política. Hammarskjöld, junto con su hermano, Bo, entonces en el Ministerio de Bienestar Social, abrió el camino a la creación del actual llamado “Estado de bienestar”.

 Tras su muerte prematura se publicó este diario, un texto que ha dado brillo a mis particulares fechas navideñas. Se trata de un conjunto de pensamientos, poemas, aforismos y oraciones que me recuerdan a las meditaciones de Marco Aurelio sin el enfoque estoico, y donde impera una mirada espiritual comprometida y a la vez esperanzada de la realidad.

Hammarskjöld ofrece unas experiencias palpitantes que dan valor a la vida, alentando al cultivo del propio jardín, incluso con exclamaciones como esta: “¡Ay de aquél que no intuye su valor!”. Quiere que nos tomemos en serio nuestra profunda voluntad creadora, incluyendo el servicio que supone mejorar la vida de los demás. Sus páginas son un tratado de sabiduría desde su experiencia “a pie de obra” que demanda la implicación del lector. Resultan recurrentes las veces que apela a la fuerza de la voluntad creadora, del conocimiento de la realidad y de nosotros mismos como una potencia esencial para crecer nosotros y hacer crecer en humanidad a nuestro alrededor. A lo que tendrías que atreverte, nos dice, es a ser tu mismo, sin medir la altura de la montaña antes de alcanzar la cima; entonces verás lo baja que era.

Es de la opinión que en cada momento te eliges a ti mismo, aunque no todas las elecciones íntimas logran la congruencia entre uno mismo y lo elegido. La vida abarca mucho más allá de los límites de nuestras expectativas, y por eso mismo la vida, a veces, parece más difícil que la muerte. Sus páginas son de una madurez llena de oscuridades radiantes alejadas de quien reparte recetas; son las experiencias de alguien que madura todo y saca fruto de todo. A quien le parece raquítica la vida -reflexiona-, ¿no será más bien que sus manos son demasiado pequeñas, que están empañadas sus pupilas, que es él quien tiene que crecer? El viaje más largo, sin duda, es hacia el interior, uno de los lugares más fructíferos, donde hay que valorar la importancia de ser acogedor para salvar la ternura. Y más allá de eso, el amor, perdonando y sabiendo que podemos creer en el perdón con solo que nosotros mismos perdonemos. Así es posible descubrir que la humildad es lo contrario de la humillación.

Todo esto escrito entre viajes y conflictos internacionales, entre reuniones de gobierno y actuaciones como alto cargo de Naciones Unidas. Alta política que hoy no goza de buena prensa. La política es nuestra forma de vivir en sociedad, sobre todo tal como la entendió este diplomático sueco: la dignidad de la persona en lugar de su instrumentalización, el bien común de todos, más allá de un genérico interés general. Frente a la desafección creciente de la política que prioriza en sus representantes el interés personal, la búsqueda de seguridades futuras y el poder, Hammarskjöld refleja en su diario todo lo contrario: el compromiso político y su abnegada entrega por la paz y el bien común evidenciando la fuerza convincente de sus ideales.

Con todo, sus reflexiones no provienen de un mar en calma ni una iluminación pacífica, sino de una exigencia personal transformada en soledad que le inquietaba hasta el punto de considerar la idea del suicidio. Sin embargo, lo que destila su diario es que las tormentas no fueron más fuertes que su afán constructivo de vivir para sí mismo y para los demás, en medio de sentimientos de soledad, que unas veces roza la desesperación y otras se muestra cargado de una profunda espiritualidad gracias a la búsqueda incansable que nace de ser mejor posibilidad de uno mismo allá donde esté.

El propio Hammarskjöld llamó a esta biografía interior “una especie de Libro Blanco sobre mis negociaciones conmigo mismo y con Dios”. Curiosamente, no hace en ellas referencia a ningún suceso ni persona concreta; son las marcas en el camino lo que importan, de ahí el nombre de su día. Aprendamos de este gran personaje.

* (7 de abril de 1953-18 de septiembre de 1961)

Biblia, Espiritualidad , , , ,

Emma Martínez Ocaña: ¡Feliz Navidad!

Sábado, 31 de diciembre de 2022

navidad-sabor-Amazonia_2182591724_14140195_660x371FELIZ NAVIDAD…  es el deseo más repetido en estos días.

¿Qué deseo yo para mí y para quienes deseo una feliz navidad?

Que celebrar el “cumpleaños” de Jesús sea una ocasión para recordar algunas de las lecciones de vida que podemos aprender del relato que de Jesús nos narran los evangelistas (más allá de que seamos o no creyentes, cristianos, católicos…)

Podemos aprender:

· Una manera de estar en la realidad con atención y lucidez a lo que pasa y descubrir por qué pasa lo que pasa.

· Una manera de mirar la realidad sintiéndose parte de ella, siendo con ella, sintiéndose parte de la humanidad: “lo que hagáis a los demás a mí me lo hacéis”, sintiéndose uno con el Misterio de Amor fundante de todo lo que es que Jesús nombraba como Abba.

· A subvertir el orden establecido cuando éste no es orden sino desorden establecido.

· Dejar que se conmuevan nuestras entrañas ante el grito de dolor de tantas personas apaleadas, saqueadas, “descartadas” y ese estremecimiento se convierte en misericordia operativa.

· A perdonar de corazón sin renunciar a la justicia.

· A amar sin condiciones, gratuitamente, y al tiempo con un amor preferencial hacia las víctimas del desamor.

· Estar en la vida no como maestr@s que lo sabemos todo sino como discípul@s de la vida, aprendiendo de las personas, de la realidad, desde su mirada contemplativa cotidiana.

· A mirar la realidad no como objetos a utilizar, acaparar, poseer sino como presencia reveladora de la fuente de la Vida.

· A vivir sobriamente descubriendo dónde está la verdadera riqueza que no está en el poseer sino en el ser.

· A pasar por la vida sencillamente haciendo el bien, echando una mano.

· A vivir siendo libre del “ego” (diríamos hoy) y poder ser libre para amar, liberar, empoderar.

· A no claudicar ante las amenazas, calumnias y la propia muerte porque amó más la fidelidad al proyecto de justicia y fraternidad (Rieno de Dios le llamó él) que su propia vida.

Si esto aprendiésemos sí podríamos de verdad vivir una Navidad que nos haga felices a todas las personas y salvaguarde la vida en nuestro planeta.

FELIZ NAVIDAD.

Emma Martínez Ocaña

Fuente Religión Digital

Espiritualidad

Y si no hubiese luces de Navidad.

Sábado, 31 de diciembre de 2022

camino-de-las-estrellasHe hecho un gran descubrimiento. Mirando en las calles de Logroño, llenas de luces, no se pueden ver las estrellas. Ahora me explicó por qué cuando los magos llegan a Jerusalén, dice el evangelio que la estrella se ocultó. Yo diría mejor, no se podía ver.

Y es que, si una luz nos ofusca, no nos deja percibir lo que hay detrás. Y el lujo, la arrogancia, el boato… obscurecían a la estrella.

¿Cómo va a saber un señor que vive entre millones de dinero, los apuros que supone pagar una bombona de gas? ¿Cómo va a experimentar un señor con tres pisos o chalets, lo que supone el embargo y el desahucio? Hay personas que se quedan asombradas porque ¿cómo puede una criada tener unas horas libres cada día y el fin de semana entero?

Herodes y los magos no pudieron ver al Niño porque su boato se lo impedía.

Y realmente es un problema de luces. Cuando tenemos tanto lanzamiento de luz, quedamos ofuscados. Las luces y los anuncios nos ponen en primer plano las ofertas y nos encierran en ellas hasta que las compremos.

Sobran luminarias, sobran anuncios, sobran falsas perspectivas de lujo. Nos ocultan la realidad. Y así no vemos la dureza, pero a la vez la vista tan natural, tan profunda de las personas.

Para descubrir la estrella, para conocer al niño Jesús, hay que estar al raso, al aire libre, sin intereses económicos, sociales, religiosos o políticos. Como los magos. Y entonces encontramos la Luz, la Paz. Si somos buscadores, nos encontraremos con Dios.

A veces me explico porque algunos pobres quieren vivir fuera de la ciudad, al aire libre. San Francisco descubrió al recién nacido siempre y lo plasmó en un sencillo belén.

Nos lo dijo ese niño cuando creció: “felices los pobres porque verán y captarán el Reino de Dios”. Quiero celebrar la presencia siempre de Jesús en nuestra vida. Para ello apagaré muchas luces de propaganda.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , ,

Navidad

Jueves, 29 de diciembre de 2022

tumblr_oo220oR4cw1vn2bdjo1_1280

En Navidad,
buscar es mi oficio;
encontrar, tu regalo gratuito;
y compartir, el desafío abierto
que tengo todos los días
que sueño,
vivo
y gozo
las buenas nuevas
que nacen en tu regazo
y dejas en mis manos.

Y cuando no es Navidad
por el tiempo,
el clima,
los sentimientos
o los hechos…
¡lo mismo!

*

Florentino Ulibarri

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

La Navidad de las travas y trans: relato de un abrazo

Miércoles, 28 de diciembre de 2022

04-2000x1000Viviana González, egresada del Bachillerato popular trans Mocha Celis y estudiante de literatura, escribe este relato sobre la Navidad de las travas.

Señorita, señorita despiértese por favor; le decía el doctor del hospital a la Yuli, mientras le presionaba levemente el hombro derecho. Ella hacía minutos se había quedado profundamente dormida en una silla, en sala de internación al lado de la cama de la Nancy. En sus oídos sonaban los temas de Madonna; ella misma los había grabado en el cassette. La música pasaba como por un puente del auricular blanco que prendía de su walkman rojo. El abrupto despertar le hizo entrar en un estado reiterado de alerta.

– Necesitamos pasar a su amiga a terapia intensiva para mantenerla monitoreada continuó el doctor.

–¿Pasó algo?– preguntó la Yuli.

–Su estado de salud se agravó, respondió él–. Le sugiero que usted vaya a su casa a descansar. Los pacientes de terapia sólo son atendidos por médicos, y ya no hay mucho que usted pueda hacer

–¿Pero ella va estar bien?–interrumpió la Yuli mientras intentaba terminar de despertarse refregándose el puño sobre uno de sus ojos.

El doctor le explicó que, dado al alto grado de infección que venía sufriendo durante semanas la paciente, había derivado en un diagnóstico de septicemia. Y le anticipó que los pronósticos no eran para nada alentadores. Así vez le recomendó que no se retirara sin dejarles un número de teléfono para mantenerse comunicados. Terminó de decir esto último y se fue.

Generalmente, este tipo de consecuencias son provocadas por antiguas aplicaciones de silicona líquida.

Tanto la Yuli como las otras compañeras de Nancy conocían muy bien estas patologías, muy comunes en las travas. Este tipo de dolencias físicas, las travas más aguerridas, las tienen lo suficientemente entrenadas para poder sobrellevarlas.

Con la noticia de la poca salud de la Nancy, la Yuli quedaba quebrada y conmovida. Así como pasa el viento por las memorias de la Yuli, así pasaban los recuerdos. Así como van años en el tiempo, así su compañera de rutas se estaba yendo.

 Yuli miró fijamente a la cara de Nancy  y atravesando el cristal caliente y húmedo de sus propias lágrimas, dejó que su mirada agonizara  sobre los ojos convalecientes de la Nancy. Los ojos de la Nancy decían mucho sin pronunciar ni una sola palabra. Fue entonces cuando Yuli, quien sí podía hablar, pronunció las únicas palabras que gambeteaban y huían de una inaceptable despedida.

–No llores amiga– dijo la Yuli–. Todo va a salir bien. Tragaba saliva mientras lo decía.

–Hoy ya es 24 de diciembre, ¿sabías? –continuó–. Es cierto que no es lo mismo cuando una no está, aunque la noche se llene de fuegos artificiales, seguramente entre las chicas de la zona va haber mucho silencio. Todas te vamos a extrañar, pero quédate tranquila que si esta noche pinta algo de escabio, vamos a brindar y lo primero que vamos a pedir es por tu pronta recuperación.

La Yuli intentaba con su frágil optimismo darle esperanzas a quien ya las había perdido.

–Ahora me tengo que ir– dijo la Yuli. El doctor dijo que te van a cambiar de habitación para darte una mejor atención. Parece que en este lugar los doctores tienen mejor onda que los otros hospitales que recorrimos.

La Yuli lo decía mientras forzadamente procuraba sonreír para ocultar tanta zozobra.

–Te aseguro que mañana me tenés acá sin falta y les voy a decir a las chicas que vengan también conmigo. Ellas hace días que te quieren visitar. Les voy decir que vengan sin miedos. Y les voy a contar que acá a las travas nos tratan bien, como personas de verdad. Se van aponer contentas cuando les cuente que acá no existe  desamparo ni desamor . Por fin dimos con un buen lugar donde se preocupan por nosotras. De seguro que después todas van a querer venir atenderse en este hospital.

Sonreía entre sollozos estado de congoja; emociones lo suficientemente fuertes, de esas que aprietan como un nudo en la garganta.

La Yuli respiró profundo y con una gran bocanada de aire que llevó hasta sus pulmones, retomó.

–Ahora me voy para el hotel, ¿sabés?. Necesito pegarme un baño y cambiarme para ir a trabajar. Bueno, eso si logro entrar sin cruzarme a Eva, la encargada. Hace varios días me viene corriendo por la plata de alquiler de la habitación y vos sabes cómo es. Solo Dios sabe que yo le quiero pagar, pero no puedo juntar la puta plata. Y cada día se agranda más la cuenta. Viste cómo es esto. Los fines de año, siempre es la misma mierda, nunca hay un peso, la mayoría de los clientes, por lo menos los que tienen plata, son justamente los que se van con sus familias de vacaciones y la zona termina por ser  un desierto. Los chongos que se quedan a dar vueltas son los mismos garroneros de siempre. Viste cómo es el teje, solo van a buscar cocó y a alguna de las chicas que se cope de onda. Y nosotras de llevar plata pa’ la casa ni hablar.

La Yuli no paraba de hablar

La opacidad de la mirada perdida de la Nancy; aunque parecía no entender, asemejaba viajar lentamente por cada una de las palabras que hilaba la Yuli. A ella los nervios la llevaban a tropezar entre sus propias palabras , aunque por dentro peregrinaban las lágrimas resignadas, aceptando la más cruel y dura realidad.

La Yuli tocó  su cartera y de allí extrajo una estampita del sagrado corazón de Jesús. Se apoyó suavemente sobre la cama y se acostó al lado de su amiga con el simple propósito de tomarla de la mano y abrazarla. Un sinónimo: estoy aquí con vos y no te dejo ir. Así permaneció un largo tiempo hasta que finalmente, en ese infinito abrazo, la Nancy cerró sus ojos hasta nunca más. Mientras en sus oídos se llevaba las últimas palabras que escuchó de la Yuli, las de despedida.

– No preguntes por qué , pero  aunque estemos un poco tristes, toma mi mano que yo voy a sostener la tuya hasta que vos estés lista para soltarla.

No pasaron más que unos pocos minutos hasta que la Nancy comenzó a perder la fuerza en su mano –la Yuli ahogada en la pena de ese final infinito terminó por despedirla diciendo: “Tranquila compañera que yo voy a estar bien. vete en paz y descansa. Ve a cielo amiga mía. Ve con Dios y vive por fin, por mí, por vos y por todas las que quedamos; una muy y feliz navidad.

En ocasiones para las travas, los abrazos de despedidas, dejan heridas tan profundas que ni miles de Navidades son capaces de cicatrizar.

22 de diciembre de 2022
Viviana González
Ana Karenina
Edición: María Eugenia Ludueña

Fuente Agencia Presentes

General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , ,

“Navidad: El “peligroso” mensaje de Dios a los hombres “, por José María Castillo, teólogo.

Martes, 27 de diciembre de 2022

rohinyásDe su blog Teología sin censura:

En tantas y tantas ocasiones, cuando llega la Navidad, el disparate se agranda y el desajuste de nuestro nivel de vida y nuestra forma de vivir – si es que todo esto se piensa despacio – se hace insoportable

Nuestros “belenes” se montan y embellecen con tan buena voluntad y delicadeza como enorme es la ignorancia que envuelve semejante disparate

La Navidad da que pensar. Porque es la expresión más elocuente de que quien manda en nuestras vidas no es el “poder opresor”, que pone orden en el mundo y en la vida, sino el “poder seductor”, que satisface las apetencias y hasta los caprichos de los que mejor lo pasan

Las fiestas religiosas, como Navidad, Semana Santa, fiestas patronales y otras semejantes, tal como se celebran normalmente, dan motivo para pensar, si es que se piensa en este asunto sin miedo de llegar a conclusiones incómodas, preocupantes y posiblemente desagradables.

Es un hecho que, de las fiestas religiosas, hemos hecho unos festejos, que suelen ir del descanso a la diversión y la juerga: viajes, turismo, regalos, comilonas, con lo que todo eso lleva consigo de gastos y buena vida. O sea, el consumo y la vida, que son privilegio de los poderosos a costa de la distancia que va dejando, en la cuneta de la vida, a millones de desgraciados, los que carecen de casi todo.

Si esto es verdad, en tantas y tantas ocasiones, cuando llega la Navidad, el disparate se agranda y el desajuste de nuestro nivel de vida y nuestra forma de vivir – si es que todo esto se piensa despacio – se hace insoportable.

En Navidad recordamos y festejamos el nacimiento de Jesús, que vino a este mundo de tal manera, que su madre lo tuvo que colocar en un “pesebre”. El texto griego utiliza la palabra “phatnê”, que significa un “pesebre” de animales (Lc 2, 7. 12. 16) y que se aplica también al buey y al asno que se desatan del “pesebre” para llevarlos a comer (Lc 13, 15) (cf. ThWNT IX, 51-57). Nuestros “belenes” se montan y embellecen con tan buena voluntad y delicadeza como enorme es la ignorancia que envuelve semejante disparate.

Por supuesto, nuestros “belenes” son una expresión elocuente de buena voluntad. Y una ocasión excelente para unir a las familias, reunir a los amigos y así promover la mejor y más sana convivencia. Todo esto es verdad. Pero no es toda la verdad.

Porque si la Navidad se piensa a fondo y con una mentalidad sana y limpia, pronto se advierte que todo esto oculta un “hecho cultural” de fondo, que está en la base del demasiado sufrimiento que soporta el mundo, la sociedad y la cultura en que vivimos. En efecto, si pensamos despacio que – según enseña el Evangelio – Dios se hizo visible y tangible en este mundo, entrando en él por la oscura y maloliente ambientación de un pesebre para estancia y descanso de animales; y ese mismo Dios salió de este mundo “aceptando la función más baja que una sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado” (Gerd Theissen), se hace inevitable y necesario pensar a fondo que la Navidad y la Semana Santa nos están diciendo que Dios vino y se fue de nuestro mundo, dejando un mensaje tan desconcertante, que se nos hace incomprensible, inaceptable y, en no pocos aspectos, hasta peligroso.

¿En qué consiste tal mensaje? Consiste, ni más ni menos, en que la fuerza determinante, que cada día manda más en el mundo no es el poder “vertical”, sino el poder “horizontal” (cf. Peter Sloterdijk). Es sencillamente el poder y la fuerza, que mandan en el mundo y en la vida, no por la “imposición”, que somete, sino por la “atracción”, que seduce.

Navidad-pobres_2406369346_15848542_660x371

Nos situamos así en el eje y la fuerza que manda en el mundo cada día más y más. El eje de la publicidad no es el poder que se impone, sino la seducción que nos atrae con una fuerza irresistible. En definitiva, como ya dijeron los pensadores del siglo XVI, hay algo más en el “afecto” que no se da en el “acto de querer” como tal. Ese “algo más” consiste en la pasividad característica del amor y, por tanto, del enamoramiento.

En definitiva, el “afecto” no es ni solo sentimiento, ni sola voluntad. Es algo más concreto y más complejo, al mismo tiempo. Es la complacencia provocada en nuestra intimidad (en nuestras potencias apetitivas) mediante la atracción del bien; esta complacencia desempeña un deseo de unión que se apodera de toda la persona. O sea, como bien sabemos, el “poder seductor” es más determinante que el “poder opresor”.

Ahora bien, como sabemos de sobra, cuando cada día, a la hora de comer, ponemos la tele, palpamos la evidencia de tantas atrocidades y violencias, que son el grito diario de un “poder opresor”, que no oprime a nadie y además se ve derrotado por el “poder seductor” de los más ambiciosos, los más corruptos, los más encanallados, la lista interminable de los que, por la evidencia y la eficacia del “poder seductor”, hacen cada día más extensa la lista de las víctimas que el “poder opresor” no alcanza a controlar.

No cabe duda. La Navidad da que pensar. Porque es la expresión más elocuente de que quien manda en nuestras vidas no es el “poder opresor”, que pone orden en el mundo y en la vida, sino el “poder seductor”, que satisface las apetencias y hasta los caprichos de los que mejor lo pasan.

Dicho esto, hay que hacerse algunas preguntas: ¿qué poder manda en mí? ¿qué fuerza organiza y gestiona mi vida? ¿el “poder opresor”? ¿o el “poder seductor”.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Navidad cristiana y Navidad universal”, por José Arregi

Lunes, 26 de diciembre de 2022

7A54C862-5242-491C-BD6C-A6B505966B52Leído en su blog Umbrales de Luz:

Puede que la Navidad de las calles iluminadas, la propaganda consumista, los villancicos rayados, las reuniones desganadas, los regalos obligados… nos guste más o menos o que incluso nos disguste. Sin embargo, si acertáramos a liberarla de su explotación comercial, de nuestras ambiciones engañosas, también de nuestras liturgias insulsas, palabrería vacía y dogmas trasnochados, si abriéramos los ojos y la miráramos en su hondura universal, la Navidad podría tocarnos el corazón, encender en él una llama de paz creadora, volverlo más humano para nuestro bien y el bien común de la Tierra.

Me refiero no solo a la Navidad cristiana, sino también a la Navidad universal, la del sol en los solsticios de cada año y en el milagro del amanecer de cada día, la Navidad de las azaleas en flor, la Navidad de cada nacimiento deseado y esperado en cualquiera de sus formas, la Navidad del renacimiento del bien y de la esperanza en el mundo a pesar de todo. ¡Bendita sea la Navidad universal de la Vida en todas sus formas!

Bendita sea también la Navidad de Jesús de Nazaret con ese entrañable imaginario que llevo grabado en las entrañas desde niño: el pesebre, la gruta, los pastores y campesinos, los campos de Belén, el coro de ángeles en medio de la noche, la estrella que guía a los sabios de Persia, los cofres de oro, incienso y mirra. Esa fue mi primera Navidad y es aún hoy la primera para el niño que sigo siendo. Pero para el viejo de 70 años en que sin darme cuenta me he convertido, la Navidad de Jesús es ni más ni menos que mi icono más cercano e inspirador de la Navidad universal. Y a esta Navidad de Jesús no sé si llamarla cristiana, porque el cristianismo vino cien años después y porque, en el fondo, Navidad no hay más que una.

Ya se celebraba con otros nombres mucho antes de Jesús. Milenios antes, muchos pueblos festejaban el solsticio de invierno, en torno al 21 de diciembre en el hemisferio norte y en torno al 20 de junio en el hemisferio sur, cuando la inclinación de la luz solar sobre la Tierra es máxima y la noche empieza a ser más corta y el día más largo. Era y sigue siendo la fiesta del sol y de la Tierra, la fiesta de sus frutos dados en comida común, la fiesta de la Vida.

Los mayas, aimaras, incas y mapuches celebraban y todavía celebran el retorno o la nueva salida del sol. Y lo mismo los maoríes de Nueva Zelanda, los dogos de Mali y los sami de Laponia. E igualmente en Japón, en China, en la India y en Persia. Y los pueblos eslavos, como Rusia y Ucrania, al igual que los celtas. Los germanos y escandinavos evocaban el nacimiento de Frey, dios del sol, de la lluvia y de la fertilidad, representando la divinidad con un árbol de hoja perenne. En Roma celebraban “la Natividad del Sol invicto” el 21 de diciembre, y los practicantes del culto mitraico en todo el imperio romano conmemoraban el nacimiento de Mitra en una cueva el 25 de diciembre.

A medida que el cristianismo se extendió y que a partir de Constantino se impuso, sucedió lo que ha sucedido en todos los tiempos, culturas y religiones: la nueva religión asimiló la fiesta antigua y la revistió de un nuevo nombre, motivo y significado. Así, la fiesta de la luz y de la naturaleza que renace se convirtió en fiesta del nacimiento de Jesús, nueva luz –la misma Luz– que ilumina y consuela la vida. Nada se pierde, todo se transforma. Cambian los calendarios y los nombres, los rituales y los significados concretos, pero vuelve el mismo Sol sobre la misma Tierra. Vuelve a revelarse, a hacerse presente, el misterio vivificador de la Luz.

Sobre el nacimiento de Jesús, nadie sabe nada salvo que fue hijo de María y de José (o quizás de un padre desconocido) y que nació en Nazaret en una familia numerosa y pobre. Fue libre y hermano, compasivo y sanador. Por eso sus seguidores le reconocieron como el Cristo o Mesías, aquel que esperaban y que había de anunciar la buena noticia a los pobres, curar a los enfermos, liberar a los cautivos, y con el tiempo poetas como Lucas crearon bellos relatos simbólicos que narran su nacimiento. Hubo también quienes le confesaron como el Verbo o el Logos divino creador del mundo. “La Palabra se hizo carne”, se lee en el Evangelio de Juan. En el siglo IV se elaboró el actual Credo que confiesa a Jesús como el único Hijo de Dios, “de la misma naturaleza del Padre”, que “se encarnó de María Virgen”. Y así empezaron a celebrar de manera ritual el nacimiento de Jesús.

Yo lo sigo haciendo, pero no puedo creer el Credo a la letra. No puedo pensar razonablemente en un Dios Omnipotente, Creador anterior y exterior al mundo que, en los 13.700 millones de años de este universo en expansión con cientos de miles de millones de galaxias que albergan probablemente incontables planetas con vida, en este universo que tal vez no sea más que uno entre otros universos sin número, se haya encarnado plenamente solo una vez, y lo haya hecho justamente en el planeta Tierra, en esta especie pasajera que es el Homo Sapiens, hace 2000 años, en un varón judío llamado Jesús, que habría sido concebido sin gametos masculinos y habría venido a la Tierra para expiar nuestros pecados.

Ya no puedo creer en el dogma de la encarnación entendido a la letra, pero celebro la Navidad de Jesús. Cada día, en estas fiestas miraré y me inclinaré con ternura ante nuestro Belén de casa. Bet-lehem, casa del pan. Entrañable Belén en un mundo lleno de deseos y dolores. Me uniré a la pequeña comunidad de Aizarna y cantaré con ella de corazón y de boca las palabras del Credo cristiano: “Se encarnó de María Virgen”, sin sujetarme al significado tradicional, trasnochado, de las palabras. Celebraré la Navidad cristiana de Jesús, símbolo de la Navidad del corazón sin fronteras, la Navidad de la humanidad, la Navidad del planeta, la Navidad del Cosmos infinito, hecho de fuego o de luz. Cosmos eterno hecho de materia espiritual. Misteriosa matriz animada de Creatividad de la que nacen universos, soles, planetas, azaleas, petirrojos y corderillos, y este admirable y tan contradictorio Homo Sapiens que tal vez desaparezca antes de alcanzar el equilibro que busca, su verdadera divinidad: la bondad feliz creadora.

No faltarán quienes digan que esta Navidad que celebro no es cristiana. No sé a qué llaman cristianismo. En cuanto a mí, pienso que ser cristiano no requiere profesar a la letra doctrinas hoy incomprensibles, en instituciones jerárquicas hoy sin sentido, y que ese cristianismo desaparecerá, ya está desapareciendo. Pienso que ser cristiano, en el fondo, consiste en crear y cuidar la vida, tan maravillosa y frágil, la vida hermanada y gozosa, siguiendo el Espíritu o la inspiración de Jesús, bendito sea.

Aizarna, 22 de diciembre de 2022

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Navidad ¿Qué va a cambiar?

Domingo, 25 de diciembre de 2022

noc3abl

¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

*

Maurice Zundel

 

vierge-afrique
***

El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

        Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

        Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

*

W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

“Una noche diferente “. Natividad del Señor – A (Lucas 2,1-14)

Domingo, 25 de diciembre de 2022

Christmas Ornament with silhouette of nativity scene with Mary, Joseph, and Bethlehem. Ornament is hanging from branch of tree. Horizontal image would be good for Chistian or religious use.

La Navidad encierra un secreto que, desgraciadamente, escapa a muchos de los que en esas fechas celebran «algo» sin saber exactamente qué. No pueden sospechar que la Navidad ofrece la clave para descifrar el misterio último de nuestra existencia.

Generación tras generación, los seres humanos han gritado angustiados sus preguntas más hondas. ¿Por qué tenemos que sufrir, si desde lo más íntimo de nuestro ser todo nos llama a la felicidad? ¿Por qué tanta frustración? ¿Por qué la muerte, si hemos nacido para la vida? Los hombres preguntaban. Y preguntaban a Dios, pues, de alguna manera, cuando buscamos el sentido último de nuestro ser estamos apuntando hacia él. Pero Dios guardaba un silencio impenetrable.

En la Navidad, Dios ha hablado. Tenemos ya su respuesta. No nos ha hablado para decirnos palabras hermosas sobre el sufrimiento. Dios no ofrece palabras. «La Palabra de Dios se ha hecho carne». Es decir, más que darnos explicaciones, Dios ha querido sufrir en nuestra propia carne nuestros interrogantes, sufrimientos e impotencia.

Dios no da explicaciones sobre el sufrimiento, sino que sufre con nosotros. No responde al porqué de tanto dolor y humillación, sino que él mismo se humilla. No responde con palabras al misterio de nuestra existencia, sino que nace para vivir él mismo nuestra aventura humana.

Ya no estamos perdidos en nuestra inmensa soledad. No estamos sumergidos en pura tiniebla. Él está con nosotros. Hay una luz. «Ya no somos solitarios, sino solidarios» (Leonardo Boff). Dios comparte nuestra existencia.

Esto lo cambia todo. Dios mismo ha entrado en nuestra vida. Es posible vivir con esperanza. Dios comparte nuestra vida, y con él podemos caminar hacia la salvación. Por eso la Navidad es siempre para los creyentes una llamada a renacer. Una invitación a reavivar la alegría, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y la confianza total en el Padre.

Recordemos las palabras del poeta Angelus Silesius: «Aunque Cristo nazca mil veces en Belén, mientras no nazca en tu corazón estarás perdido para el más allá: habrás nacido en vano».

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad ,

Rondas de Navidad

Sábado, 24 de diciembre de 2022

felicitacion_2019_LR

Rondar por esos lugares poco frecuentados,
que no existen para los mercados
y están abandonados
de políticos, gobernantes y ricos.

Rondar por barrios periféricos,
parques tristes y sin alumbrado,
pabellones con nuevos esclavos
y campos de refugiados superpoblados.

Rondar por las costas del Mediterráneo
y ver pateras, cayucos y barcos a la deriva
llenos de hermanos nuestros
solo con lo puesto y el último soplo de vida…

Rondar por esos sitios olvidados
donde siguen naciendo niños
que tienen el futuro hipotecado
porque les negamos lo mínimo necesario.

Rondar por esos espacios cercanos,
con los ojos bien abiertos
y el corazón ardiendo,
para ver a los que se esconden o escondemos.

Rondar, saliendo de nosotros mismos
y de los belenes de exposición y concurso,
para encontrarnos con los sin techo
que son hermanos nuestros.

Rondar y estar despiertos,
porque Tú vienes, como vienen todos ellos,
sólo con lo puesto

 *

Fuente Fe Adulta

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“Llevaré al portal mi impotencia”, por Viqui Molins

Sábado, 24 de diciembre de 2022

SON126857Leído en su blog:

Teresa de Ávila

Cuando no se puede hacer más…

22.12.2022 | Viqui Molins

En mi tierra uno de los villancicos más típicos y conocidos és el que empieza así: “Qué li darem en el noi de la Mare…?” Con esa pregunta retòrica de què es lo que le vamos a llevar de regalo al recien nacido, un regalo que le guste al Niño y a la Madre, se muestra la ingenuidad típica de Navidad, en donde los regalos se convierten en símbolos. Bueno, siempre que no se interponga la publicidad y las estructuras creadas en torno a un mundo más materilista que celebrativo.

Ayer, precisamente, cuando salia del Hospital de Campaña de Santa Anna después de ensayar con “Los Hermanitos del Cordero” y los acogidos nuestro Belen viviente, me encontré en la entrada con un amigo de los que participan en nuestra Mesa de fraternidad. Las circunstancias de la vida le han llevado a vivir en la calle desde hace unos meses y por más que él se esfuerza -y yo con él- en buscar una solución, no la encontramos. Sólo puedo sentarme a su salo y acompañarle, a veces casi en silencio, unidos en nuestras dos impotencias.

Un poco más allà, me encuentro con otro amigo que me habla de un “hijo” mío al que he acompañado semanalmente durante más de diez años en la cárcel y por el que sufro diariamente desde que “desapareció” cuando parecía que ya estaba rehabilitado. Y por más que lo busco y los buscan, no logro dar con él. Algunos lo han visto vagando por las calles, demacrado y en un estado lamentable. Sé que no se atreve a volver… Y yo sigo esperando poder abrazarle como al hijo pródigo.

Llego a casa y en el Telediario me entero de la detención de uno al que intentamos ayudar hace tiempo y que volvió a recaer…

Ante todo esto comento con mis “compañeros” de esfuerzos aparentemente valdíos, lo necesario que es hacer un simbólico “master” de fracasos para entregar nuestros esfuerzos y nuestro amor a los más necesitados.

Es entonces cuando encuentro la respuesta a la pregunto del villancico: ¿Qué voy a llevar de regalo navideño a la Madre de Jesús para su recien nacido? Pues, ¡lo que tengo: MI IMPOTENCIA!.

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“Diezmos, derroches y vacíos “, por Dolores Aleixandre

Sábado, 24 de diciembre de 2022

NocheDios ya lo ha dicho todo y se ha quedado en silencio

15.12.2022

Parece propio de nuestra humana condición la tendencia a calcular, medir, reservar, hacer recuentos y particiones. Y eso desde los tiempos del neandertal bíblico, cuando Abrán correspondía al banquete y la bendición de Melquisedec “dándole el diezmo de todo” (Gn 14,20), algo que, de entrada, no parece gran cosa. También Jacob echó mano de su calculadora y, después de reconocer que Dios le había protegido de manera asombrosa, hizo esta promesa: “De todo lo que me des, te daré el diezmo” (Gn 28,22). El mismo Zaqueo, con reconocida fama de rumboso, no se arriesgó más allá de entregar “la mitad de sus bienes” y Jesús tuvo la elegancia de no preguntarle lo que pensaba hacer con la otra mitad y para cuándo la guardaba.

Da la impresión de que Dios está bastante hecho a la idea de que los humanos, “damos para lo que damos” y, como si hubiera hecho suyo el buen conformar del enamorado Gutiérrez de Cetina, viene a decir por boca de un profeta algo parecido a esto: “Ya que el diezmo me dais, dádmelo al menos”. Por eso aparecen en boca de Malaquías estas palabras sorprendentes: “Esto dice el Señor: traed íntegros los diezmos al tesoro del templo para que haya sustento en mi templo. Y después, ponedme a prueba y veréis cómo os abro las compuertas del cielo y vacío sobre vosotros bendiciones sin medida” (Mal 3,6-9).

Es una afirmación pasmosa, apenas recordada y medio perdida en el último de los profetas menores, pero que se merecería un lugar de honor entre los textos de la liturgia navideña. Porque si hay un momento en que se cumple su profecía, es precisamente en este tiempo en el que Dios, escuchando por fin aquello de “Cielos lloved vuestra justicia”, abre las compuertas de sus bendiciones, las hace llover de manera torrencial y vuelca sobre esta gentencilla estrecha y mezquina que somos, el tesoro de su Hijo.

Frente a nuestros diezmos bien calculados, Él revela su condición pródiga y excesiva. Frente a nuestras mitades cuidadosamente reservadas, Él derrocha sin medidas ni límites y la plenitud de su bendición descansa sobre el Niño acostado en un pesebre.

No hay que esperar más palabras porque Dios ya lo ha dicho todo y se ha quedado en silencio. No hay que desear más dones porque no tenía más que ese Hijo y nos lo ha entregado. Nos desconcierta este Dios silencioso y vaciado y solo se orientan en la oscuridad quienes como María, los pastores o los magos guardan una centella de obstinada confianza en el corazón y siguen caminando y esperando.

Aunque sea de noche.

Fuente Alandar Diciembre 2022

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“Alegría y esperanza en esta Navidad “, por Miguel Ángel Mesa

Sábado, 24 de diciembre de 2022

Hace unos días nos reunimos en comunidad para celebrar la Navidad, con un tema que, de fondo y forma, se sintetizaba en dos palabras: Alegría y Esperanza. Dos términos que sirven para este tiempo y para cualquier momento de nuestra vida. Como la misma Navidad.

Y hoy, recordando los comentarios de quienes asistimos, la emoción que sentimos y los anhelos con los que salimos a vivir lo celebrado, me venía a la mente, no sé por qué, un texto de Pablo en su carta a los Romanos: “¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro…?” (cf. 8,35-39).

Las circunstancias sociales y políticas que vivimos en nuestros días no son, claramente, el mejor caldo de cultivo para vivir la alegría y la esperanza: guerras, hambre, cierre de fronteras a la emigración, violencia contra la mujer, desahucios, múltiples injusticias, marginación, privatización de la sanidad, mayor empobrecimiento… Todo ello difundido, amplificado y deformado por los medios de (in)comunicación y las redes sociales, lo que nos conduce es a la tristeza, el desaliento, la apatía y la indiferencia.

Sin negar en absoluto estas realidades que se dan cada día en nuestra sociedad y en nuestro mundo, nuestra fe, nuestros sueños, nuestra apuesta cotidiana por ayudar a construir otro mundo más justo, pacífico, fraterno y sororal, nos impulsa a no dejarnos aplastar por los sucesos de la realidad que padecemos, poniéndonos cada día de nuevo en marcha, con los pasos vacilantes de un niño, de una niña pequeña, pero con las seguridad de que a nuestro lado hay unos brazos vigilantes que no nos dejarán caer, una voz que nos invita con ternura a caminar, una confianza absoluta en ese cariño que se nos ofrece.

La encarnación de tantas personas en nuestro mundo por hacer un mundo más dialogante, equitativo y humano nos muestra la senda a recorrer. Hay muchas estrellas que nos iluminan en la noche oscura e indican el horizonte hacia el que debemos dirigirnos, estrellas que ya se han apagado pero cuya luz aún sigue presente en nuestro interior, y otras vivas, luminosas, ejemplares, ardientes. Las personas marginadas, violentadas, oprimidas, perseguidas, empobrecidas… nos señalan el lugar donde debemos asentar nuestro corazón y nuestro trabajo para que la Vida llegue a sus vidas en plenitud, para que renazcan y renazcamos nosotros y nosotras también a una nueva vida.

Aunque parezca mentira, tenemos muchas razones para vivir con alegría y esperanza. No la alegría y la esperanza fugaz, como las luces de estas fiestas que, a su término, se recogen y se guardan, sino a la esperanza y la alegría profundas que provienen del Amor, el verdadero amor recibido y ofrecido, que nos impulsa a “humanizar a la humanidad practicando la proximidad, de la mano de la fiel esperanza” (Pedro Casaldáliga). Un amor que, haciéndose eficaz por el compromiso, la alegría y la esperanza, nadie nos lo podrá arrebatar.

Así, sí. Feliz Navidad.

Espiritualidad , ,

Misa de Medianoche

Sábado, 24 de diciembre de 2022

navidad-maximino-cerezo

Hermanos y hermanas, que la venida de Jesús sea Buena Noticia para nosotros y para el mundo va a depender de nuestra capacidad de asombro, nuestra mirada y de nuestra vida. Oremos.

La Palabra se hizo carne

• Queremos una Iglesia que sea Buena Noticia hoy, capaz de despojarse de estructuras, formas y lenguajes que hoy no hacen bien. Una Iglesia que sea encarnación de Jesús, proclamación y apuesta sin fisuras por su Reino.

La Palabra se hizo carne

• Queremos acercarnos a Belén, a todos los belenes de hoy y acoger a toda la infancia que hoy se encuentra a la intemperie sin tener las necesidades básicas cubiertas.

La Palabra se hizo carne

• Queremos alejarnos de lo que brilla, de lo que llama la atención, de lo que cuenta o es valioso para este mundo y aprender a descubrir las señales de encarnación en lo pequeño y escondido.

La Palabra se hizo carne

• Queremos acercarnos a los demás desde la ternura, siempre con esperanza, caminar hacia los descampados y periferias de nuestras ciudades para ser palabra y presencia que descanse, aliente, restaure, consuele, pacifique…

La Palabra se hizo carne

• Queremos encontrarnos con Jesús en medio de nuestra debilidad humana, entre las personas que no saben, que no pueden, que no tienen, que viven en medio de la noche.

La Palabra se hizo carne

Padre Madre buena, para encontrarnos con el Niño no tenemos que subir sino bajar y simplemente contemplar y descubrir la fuente de todo Amor. Te damos las gracias por tu encarnación.

Vicky Irigaray

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , ,

Natividad del Señor: Misa de medianoche.

Sábado, 24 de diciembre de 2022

pastores

 

LECTIO

 Isaías 9,1-3.5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en tierra de sombras una luz les ha brillado.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se alegran ante ti con la alegría de la siega, como se regocijan al repartirse un botín.

Porque, como hiciste el día de Madián, has roto el yugo que pesaba sobre ellos, la vara que castigaba sus espaldas, el bastón opresor que los hería.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Sobre sus hombros descansa el poder, Y es su nombre: «Consejero prudente, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz».

Dilatará su soberanía n medio de una paz sin límites, asentará y afianzará el trono y el reino de David sobre el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará.

***

Todas las lecturas bíblicas de las misas de Navidad, si bien con perspectivas diversas, intentan responder a una pregunta: ¿cuál es el sentido de la Navidad? Iniciamos el recorrido desde los antiguos profetas. El oráculo de Isaías presupone una situación dramática para el país de Israel, porque el estrépito de las armas resuena por doquier. La invasión asiría (siglo VIII a.C.) comenzada en Galilea amenaza ya la misma Judea y Jerusalén, y el pueblo, bajo el terror enemigo, camina en la oscuridad y no sabe adonde dirigirse. A esta gente sin esperanza anuncia el profeta: «El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz». Luego, dirigiéndose a Dios, exclama: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (v. 2).

¿Qué es lo que permite a los hombres pasar de las tinieblas a la luz, de la tristeza a la alegría? La alusión de Isaías se refiere a la huida de los Asirios, pero el profeta de Dios habla también de fuga de todo enemigo.

Anuncia la alegría por el que será: «Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz» (v. 5), el que, verdadero héroe de Israel, cumplirá todo esto. Pero ¿cómo será posible todo esto? Isaías responde: «El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará» (v. 6). He aquí, pues, el sentido y el mensaje más antiguo de la Navidad: el fin del miedo, la liberación de la dominación enemiga y todo ello gracias a que: «un niño nos ha nacido» (v. 5: cf. Is 7,14; Miq 5,1- 3; 2 Sm 7,12-16), un descendiente de David que dará vida a una sociedad en la que habrá justicia, paz, alegría y que dará a todos el coraje de vivir.

 *

Tito 2,11-14

Porque se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres.

Ella nos enseña a renunciar a la vida sin religión y a los deseos del mundo, para que vivamos en el tiempo presente con moderación, justicia y religiosidad, aguardando la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, el cual se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de que seamos su pueblo escogido, siempre deseoso de practicar el bien.

***

Pablo escribe a Tito, su discípulo convertido del paganismo y ahora obispo de Creta, explicándole el sentido de la venida de Jesús a nosotros con palabras llenas de esperanza: «Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (v. 11). La universalidad de la salvación es una dimensión esencial de la Navidad, y su verdadero mensaje es el anuncio de salvación y de vida nueva para toda la humanidad sin distinciones de razas ni colores, de clases sociales, ni de dotes intelectuales ni ninguna otra cosa. El Salvador que nos ha sido dado no es sólo un niño que ha elegido nacer en un pobre establo, entre incomodidades y queridos silencios, es sobre todo la sonrisa de Dios que se ha hecho visible, porque no ha perdido su esperanza en los hombres. Ha venido para enseñarnos el camino del bien, de la sobriedad y de la justicia, el desprecio de los atractivos malos e ilusorios del mundo, a la espera del retorno glorioso del Señor (v. 13). Libremente, dirá Pablo, «se entregó a sí mismo por nosotros» (v. 14), primero habiéndonos del Padre y llamándonos amigos, y después, al final, muriendo en la cruz por amor, nos ha liberado de toda esclavitud para reconducir al Padre, de una vez para siempre, a la humanidad reconciliada con él. Sólo la fe ayuda a descubrir el poder de Dios en la vivencia de un pobre. Desde que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, quiere ser acogido y reconocido como hombre: aquí es posible la búsqueda de Dios, porque él se ha quedado entre nosotros.

*

Lucas 2,1-14

En aquellos días apareció un decreto del emperador Augusto ordenando que se empadronasen los habitantes del imperio. Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria.

Todos iban a inscribirse a su ciudad. También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, desde la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta.

Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche al raso velando sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces les entró un gran miedo, pero el ángel les dijo:

“No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será también para todo el pueblo: Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.

Y de repente se juntó al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».

***

Sobre el fondo de los anuncios proféticos (cf. Miq 5,1-4; 1 Sm 16,1-3), Lucas en el evangelio nos habla del nacimiento histórico de Jesús. El relato es simple, pero sugestivo, lleno de matices teológicos y construido sobre el modelo del anuncio misionero, que comprende tres momentos. Primero la narración del acontecimiento: el edicto de César Augusto en tiempos de Quirino, gobernador de Siria, y el nacimiento de Jesús en Belén, en la pobreza, en un país sometido a una potencia extranjera (w. 1-7); después el anuncio hecho por los ángeles a los pastores, primeros testigos del evento de la salvación (w. 8-14); y, por último, la acogida del anuncio, con los pastores que van a la gruta, encuentran a Jesús, y sucesivamente el relato de su experiencia a otros (w. 15-20).

El punto central del relato, sin embargo, son las palabras de los ángeles a los pastores, que consideran con respeto el sentido gozoso del acontecimiento y la fe en Jesús Salvador en la figura de un niño pobre, «envuelto en pañales, acostado en un pesebre» (v. 12). Dos motivos, pues, se iluminan uno a otro en el texto: la visible pobreza en la vivencia humana de Jesús y la gloria de Dios escondida en su presencia entre los hombres. Sólo unos cuantos pastores, representantes de gente pobre y humilde, reconocen al Mesías esperado: éste es el signo divino extraordinario del inicio de una época nueva en la historia de los hombres.

MEDITATIO

Para contemplar el misterio de Navidad necesitamos, sobre todo, simplicidad para asombrarnos ante su mensaje. Capacidad de asombro y mirada de niño son los medios necesarios para gustar el anuncio lleno de alegría de esta noche santa. Y esta alegría tiene una motivación clara: el nacimiento de un niño, Salvador universal, que trae motivos de esperanza para todos, que son paz, justicia y salvación. Y ¿qué signos cualifican a este niño? La debilidad, la pobreza, la impotencia y la humildad, cosas que el mundo ha rechazado siempre y que, por el contrario, ha hecho propias el Hijo de Dios.

Con la venida de Jesús las falsas seguridades de los hombres han zozobrado, porque Dios ha elegido no a los fuertes ni a los sabios, ni a los poderosos de este mundo, sino a los débiles, a los pequeños, a los necios, a los últimos: ha elegido «un niño acostado en un pesebre » (Le 2,7.12.16; cf. 1 Cor 1,27; Mt 11,26), pobre, marginado y desestimado. Precisamente sobre esta pobreza se despliega el esplendor del mundo del Espíritu, mientras nosotros estamos complicados en dramas de conciencia, porque nos tienta seguir principios de fuerza, de poder, de violencia. El niño de Belén nos dice que el milagro de la paz de la Navidad es posible para aquellos que acogen sus dones.

A esta luz el acontecimiento de esta noche no es sólo una fecha para conmemorar, sino evento capaz, también hoy, de contagio y de transformación. Cuatro son las noches históricas de la humanidad, según una antigua tradición rabínica: la noche de la creación (Gn 1,3), la de Abraham (Gn 15,1-6), la del Éxodo (Ex 12,1-13) y la de Belén, es decir, esta noche, que es la más importante, porque el Hijo de Dios ha traído su paz, distinta de la pax augusta, y es el fundamento de la «civilización del amor» (Pablo VI). ¿Somos capaces de vivir el misterio?

ORATIO

Te damos gracias, Señor del universo y de los hombres, porque en Jesús niño, que vino a la tierra portador de tus dones -la paz, la alegría, la justicia y la salvación-, se ha manifestado tu amor a todos. Queremos comprender, si bien con la pequeñez de nuestra mente, algo del misterio del Verbo encarnado, porque con ello se iluminará nuestro misterio humano.

Para los judíos era absurdo pensar que la Palabra definitiva de Dios apareciese en la debilidad del hombre Jesús. Para los paganos era escándalo aceptar la plena humanidad del Hijo de Dios, lugar indigno de la divinidad.

Nosotros, por el contrario, creemos que la Palabra, en un momento histórico muy preciso, «se hizo carne» en la fragilidad e impotencia como toda criatura, naciendo de una mujer, María (cf. 1 Jn 4,2-3), y creemos que en Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, reside la revelación definitiva del Padre y el anuncio de la fe que nos salva.

El hombre del tercer milenio tiene necesidad de Jesús, revelador de tu amor de Padre, para escapar de su individualismo y de su superficialidad, que lo privan de los verdaderos valores en que se puede encontrar la esperanza de vivir. Señor, el nacimiento de tu Hijo nos revela que también nosotros en Jesús hemos sido hechos hijos tuyos y te podemos conocer.

Haz que toda nuestra vida, sobre el modelo de la de Cristo, se vuelva en actitud de docilidad filial hacia ti y, para ello, en la noche de Navidad nos ponemos de rodillas, en adoración ante el rostro humano del Jesús-Niño, tu Hijo unigénito, en el que resplandece e irradia tu rostro invisible de Padre, para ver nuestro rostro divino.

CONTEMPLATIO

Pero ¿quién soy yo? ¿Podré decir algo digno de lo que se ve? Me faltan las palabras: la lengua y la boca no son capaces de describir las maravillas de esta solemnidad divina. Por eso yo con los coros angélicos grito y gritaré siempre: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».

Dios está en la tierra; ¿quién no será celeste? Dios viene a nosotros, nacido de una Virgen; ¿quién no se hará divino hoy y anhelará la santidad de la Virgen, y no buscará con celo la sabiduría, para hacerse más cercano a Dios? Dios está envuelto en pobres pañales; ¿quién no se hará rico de la divinidad de Dios si acoge algo humilde?

Exulto como los pastores y me sobresalto escuchando estas voces divinas: ansío ir al pesebre que acoge a Dios y deseo llegar a la celestial gruta: anhelo ver el misterio manifestado en ella y allí, en presencia del Engendrado, levantar la voz cantando: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!» (Sofronio de Jerusalén, Le Omelie, Roma 1991, 55-57).

ACTIO

Repite a menudo y vive hoy la Palabra: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En aquella noche de Navidad una multitud del ejército celeste se apareció en Belén a los pastores, diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!»; en este mismo momento nosotros celebramos ¡untos el nacimiento de nuestro Señor y su pasión y muerte. Según el mundo, este modo de comportarse es extraño. Porque ¿quién en el mundo puede llorar y alegrarse al mismo tiempo y por el mismo motivo? En efecto, o la alegría será dominada por la aflicción, o la aflicción será aniquilada por la alegría; solamente en nuestros misterios cristianos podemos alegrarnos y llorar al mismo tiempo y por la misma razón. Pero pensad un poco en el significado de la palabra «paz». ¿No os parece extraño que los ángeles hayan anunciado la paz mientras el mundo está incesantemente azotado por la guerra o por el miedo de la guerra? ¿No os parece que las voces angélicas se hayan equivocado y que la promesa fue una desilusión y un engaño?

Reflexionad ahora sobre cómo habló de la paz nuestro Señor mismo. Dijo a sus discípulos: «Mi paz os dejo, mi paz os doy». ¿Entendía Él la paz como nosotros la entendemos: el reino de Inglaterra está en paz con sus vecinos, los barones están en paz con el rey, el jefe de familia que cuenta sus pacíficas ganancias, la casa bien limpia, su mejor vino sobre la mesa para el amigo, su mujer que canta a sus hijos? Aquellos hombres que eran sus discípulos no conocían nada de esto: ellos salieron a hacer un largo viaje, a sufrir por tierra y por mar, a encontrar la tortura, la desilusión, a sufrir la muerte con el martirio. ¿Qué cosa quería, pues, decir Él? Si queréis saberlo, recordad que dijo también: «No os la doy como la da el mundo». Así pues, Él dio la paz a sus discípulos, pero no como la da el mundo

*

T. S. Eliot,
Asesinato en la catedral,
Madrid 1996.

***

Biblia, Espiritualidad ,

Cristianos Gays os desea una Feliz Navidad

Sábado, 24 de diciembre de 2022

1345216791_0

 

“Como nos ama
hacese a nuestra medida”

Santa Teresa de Jesús

Los Administradores y Moderadores de Cristianos Gays queremos desearos a todos una muy feliz Navidad, a pesar de la Pandemia y sabiendo que hemos de cuidarnos entre todos siguiendo las recomendaciones sanitarias.

Deseamos que el Niño Dios se encarne no solo en nuestros corazones, sino también en nuestras obras.

Que sepamos reconocer a este Dios que se hace carne en una madre soltera, criado por un padre que no es el suyo en lo humano. Al margen de lo establecido. Por eso felicitamos la Navidad con el Niño que nace en el hogar con dos madres. El hogar con dos padres. El hogar con una sola madre o con un solo padre. Porque hogar es donde hay amor, no un numero y tipo de personas. Y si hay amor, ahí nace Jesús.

Hoy contemplamos en el relato del Evangelio cómo la Palabra se hizo carne (Jn 1, 1-18). Nos suele resultar complicado pensar en Jesús tal y como nos lo presenta hoy Juan: preexistente, divino, revelador del Padre… Es un misterio que desborda pero que llena de gozo desmesurado. Dios se nos muestra de una forma inauditamente cercana porque el amor tiende a abajarse y a hacerse próximo. También mi amor debe tender a encarnarse en gestos hacia los demás que muestren cómo es Dios.

Gracias por los que entráis, leéis, compartís y nos regaláis vuestra amistad y oraciones.

Que el Niño Dios colme de bendiciones todos vuestros nobles deseos y esperanzas.

¡Feliz Navidad!

***

Cerremos la puerta detrás de nosotros. Escuchemos con oído atento la inefable melodía que resuena en el silencio de esta noche. El alma silenciosa y solitaria canta al Dios del corazón su canto más suave y afectuoso. Y puede confiar que él le escucha. De hecho, este canto no debe ya buscar al Dios amado más allá de las estrellas, en una luz inaccesible, donde habita y ninguno puede verle.

Como es Navidad, como la Palabra se ha hecho carne, Dios está cerca, y la dulcísima palabra, la palabra del amor, encuentra su oído y su corazón en la sala más silenciosa del corazón. Y quien se ha detenido cerca de sí, aunque es de noche, en esta paz nocturna, en las honduras del corazón de Dios, percibe la dulce palabra del amor. Es preciso estar tranquilos, no temer la noche, hay que callar. De otro modo no se escucha nada.

De hecho, la última cosa se dice solamente en el silencio de la noche, cuando, por la llegada llena de gracia de la Palabra en la noche de nuestra vida, se ha hecho Navidad, noche santa, noche de silencio.

*

Karl Rahner,
Dios se ha hecho hombre,
Brescia 31990, 72-73).

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

¡Señor de la noche, Dios de luz, Visita mi establo oscuro!

Sábado, 24 de diciembre de 2022

refugees_30

Para decir juntos nuestra fe.

¡Señor de la noche, Dios de luz,
Visita mi establo oscuro!
Prepara en mí una cuna
Para que la Navidad tenga lugar esta noche (…)

En tus tierna manos
deposito mi miedo de no ser …
Esta noche naceremos
de un mismo aliento;
Nacerás en mí
Para venir al mundo que me rodea,
Y yo naceré de ti,
Acogida como una reina
Acogido como un rey
Hasta en mis más sombríos rincones.

¡ Señor de la noche, Dios de luz,
Visita mi establo oscuro!
Prepara en mí una cuna
Para que Navidad se efectue esta noche (…)
Entonces, por fin, en mi desierto
habrá sitio para los otros,
Aquellos que te nombro ahora
En un silencio
Que implora tu compasión.

*

Lytta Basset

***

Nota:

Esta tarde a las 16:00, hora española, aparecerá la felicitación de Navidad y, a partir de las 18:00h, los textos y meditaciones de la Misa de Media Noche, y otros textos más para que nos acompañen los momentos previos a la cena de Nochebuena y a lo largo de esta noche santa… Acordémonos de quienes esta noche la pasan solos o no pueden celebrarlo por multitud de razones….

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , ,

Reconstruir la Navidad

Sábado, 24 de diciembre de 2022

belen_2185891397_15161573_667x678Mari Paz López Santos
Madrid

ECLESALIA, 12/12/22.- Hace unos días me llamó la atención el anuncio publicitario de una conocida marca de construcciones para niños. Se acercan las fiestas navideñas y, a modo de eslogan, animaban a «reconstruir la Navidad».

No soy muy permeable a los anuncios publicitarios ni de la televisión ni de cualquier otro medio. Me agotan. Pero en esta ocasión el mensaje reconstruir la Navidad se hizo hueco en mí y he estado unos días dándole vueltas;  viendo cómo podía concretar el escueto anuncio publicitario en lo que es para mí la Navidad.

Creo en aquella Navidad, la primera, que se construyó en el silencio de una noche de Belén, en la periferia de los que no importaban.

Una construcción que no era de ladrillos ni de pequeñas piezas de plástico de las del juego de niños del anuncio, sino de duro camino y obediencia a la burocracia imperial, de puertas cerradas y establo abierto, de rechazo y acogida, de espera y esperanza; de visitas de los nadies y respeto de los que esperaban el suceso.

Creo en la primera Navidad, desde el primer lloro del Niño que acababa de nacer y sería la Palabra en la que creer.

¿Cómo hemos llegado a tanta frivolidad desde algo tan sencillo, silencioso e intenso? Por un método muy utilizado en el mundo actual: la deconstrucción, es decir, “deshacer analíticamente algo para darle una nueva estructura”, esto en palabras del diccionario de la Real Academia.

En palabras como para andar por casa, se podría decir que deconstruir es convertir algo que es, en otra cosa que no es pero que, desde la conveniencia de un sistema que quiere acapararlo todo, parezca que sigue siendo lo que es pero que, una vez deconstruido, ya no es. ¡Algo así, sencillito!

La demoledora máquina de deconstrucción es muy poderosa. Afecta costumbres, ideas  tradiciones, culturas milenarias, religiones, etc. y en general al sentido común, tan echado en estos tiempos.

Navidad no es el perfume más caro, no. Ni la cena de empresa en la que los que no se aguantan durante el año, se emborrachan juntos. Navidad no es la cena obligada en la que hay que colocar a los comensales con cuidado para que los diferentes pareceres no acaben en choque de trenes. Navidad no es la orgía del consumo mezclada con sentimentalismo emocional. Navidad no es llenar las plazas y calles más importantes de las ciudades con luces a modo de atractivo turístico o reclamo político. Navidad no es el insoportable machaque publicitario en los medios de comunicación. Esto no es Navidad. Esto es la socialmente “deconstruida Navidad”.

Mi pensamiento volvió al anuncio que originó la reflexión y me retó sin más preámbulos: ¿Qué es para mí la Navidad?

Fui al evangelio de Lc 2,1-20, para centrarme. Es un relato complejo donde suceden cosas preocupantes, a gente sencilla, que no le quedó otra que obedecer un decreto del emperador, ponerse en marcha con la dificultad de un embarazo a término y no tener un sitio donde descansar y ser ayudados. Un establo fue su refugio, no es el sitio ideal, pero se apañaron. Fueron visitados por quienes acampaban al raso, los pastores, y figuraban bajo mínimos en la escala social. “Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor les envolvió con su luz. Ellos se asustaron. El ángel les dijo: “No tengáis miedo, pies os anuncio la gran alegría, que lo será para todo el pueblo. En la ciudad de David os ha nacido un salvador, el mesías, el Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales acostado en un pesebre”.

Es una fiesta cristiana a la que creyentes y no creyentes estamos invitados, es una invitación a la Vida con sentido.

¿Cómo reconstruir la Navidad? Sabiendo elegir más allá de lo que marca el “César-Consumo”, sin duda nuestras decisiones y elecciones ayudarán a reconstruir la Navidad.

Pero lo realmente importante es reconstruir el sentido de la Navidad desde dentro, en el interior de cada uno, comprendiendo que la libertad de abrir las puertas al Niño que llega no nos la puede arrebatar nadie y que el mensaje que trae para quien quiera acogerle es para siempre. Esta relación modifica los esquemas y ayuda a fortalecer a quien no quiera ahogarse en los vaivenes del mundo.

Aquella Navidad vino envuelta en silencio, sencillez, precariedad, desamparo y compañía solidaria. Y sigue siendo tan actual que no es difícil adentrarse en ella acercándose donde reine el silencio, la sencillez, la precariedad, el desamparo y la compañía solidaria.

Miremos y acompañemos a quienes viven con los mínimos, lejos de las personas queridas con las que no podrán compartir, tratados como delincuentes y privados de los derechos fundamentales; las personas mayores que estos días sufren de soledad con tristeza especial y los que tampoco tendrán un sitio que no sea la calle para vivir y celebrar.

En estas y otras muchas realidades la Navidad sigue construida como la primera.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedenciaPuedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

Espiritualidad ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.