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Navidad: Netanyahu (Herodes) y la matanza de inocentes en Gaza

Viernes, 29 de diciembre de 2023
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IMG_2082Netanyahu, como Herodes Imagen generada por IA

“Feliz Navidad a todos con mucha compasión por tantas víctimas en Gaza, con luz y discreta alegría

“En su furor vengativo, su fuerza militar, aérea, marítima y terrestre ha asesinado a miles de niños, muchos de ellos todavía yacen bajo los escombros, además de a muchos otros miles de civiles que ni siquiera pertenecen a Hamas. No podemos dejar que esta tragedia oscurezca la fiesta radiante de Navidad. Ella es demasiado preciosa para no ser recordada y celebrada”

“Dios entró en el mundo en la oscuridad de la noche, sin que nadie lo supiese. No hay pompa ni gloria, que imaginaríamos adecuadas a un niño que es Dios. Pero prefirió llegar fuera de la ciudad, entre animales”

“Es una alegría inaudita: nuestra humanidad, débil y mortal, a partir de Navidad empezó a pertenecer al mismo Dios. Por eso algo nuestro ha sido ya eternizado por el Divino Niño que nos garantiza que los Herodes de la muerte jamás triunfarán”

En estos días estamos asistiendo a la actualización del relato bíblico: un rey feroz, celoso de su poder, manda matar a todos los niños menores de un año. El Herodes de hoy tiene un nombre, Benjamín Netanyahu. En su furor vengativo, su fuerza militar, aérea, marítima y terrestre ha asesinado a miles de niños, muchos de ellos todavía yacen bajo los escombros, además de a muchos otros miles de civiles que ni siquiera pertenecen a Hamas. No podemos dejar que esta tragedia oscurezca la fiesta radiante de Navidad. Ella es demasiado preciosa para no ser recordada y celebrada.

Volvamos al relato que nos llena de encanto aún ahora, más de dos mil años después. José y María, su esposa, embarazada de nueve meses, vienen de Nazaret, en el norte de Palestina, a Belén, en el sur. Son pobres como la mayoría de los artesanos y campesinos mediterráneos. A las puertas de Belén, en estos días arrasada por las tropas de Netanyahu, María se pone de parto: se sostiene el vientre pues la larga caminada ha acelerado el proceso de gestación. Llaman a la puerta de una posada y oyen lo que los pobres de la historia oyen siempre: “no hay sitio para ustedes en la posada” (Lc 2,7).

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Navidad de paz entre Israel y palestina Agustín de la Torre

Bajan la cabeza y se alejan preocupados. ¿Cómo va a dar a luz? Descubren en las cercanías un establo de animales. Allí hay un pesebre con pajas, un buey y una mula que, extrañamente, permanecen en silencio, observando. Ella da a luz un niño, entre los animales. Hace frío. Lo envuelve en pañales y lo acuesta sobre las pajas. El crío llora alto como todos los recién nacidos.

Hay pastores que velan en la noche, vigilando el rebaño. Según los criterios de pureza legal de la época, los pastores eran considerados impuros y por eso despreciados, por estar siempre rodeados de animales, su sangre y sus excrementos. La visión idílica de los griegos y de los romanos que idealizan la figura de los pastores, tocando alegremente su flauta, era diferente. Pero son estos pobres e impuros los primeros en ver al Puer divinus, al niño divino.

De repente los envolvió una luz y escucharon desde lo Alto una voz anunciándoles: “no temáis, os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo; acaba de nacer el Salvador; esta es la señal: encontrareis un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. Al ponerse, presurosos, en camino oyeron un cántico maravilloso, de muchas voces, que venía de lo Alto: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres amados por Dios” (Lc 2,8-18). Llegan y confirman todo lo que se les había comunicado: ahí está el niño, tiritando, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, en compañía de animales.

Algún tiempo después, he aquí que vienen bajando por el camino tres sabios de Oriente. Sabían interpretar las estrellas. Llegan. Se extasían ante la misteriosidad de la situación. Identifican en el niño a aquel que iría a sanar la existencia humana herida. Se inclinan, reverentes, y dejan presentes simbólicos: oro, incienso y mirra. Con el corazón ligero y maravillados toman el camino de vuelta, evitando la ciudad de Jerusalén, pues ahí reinaba un “Netanyahu” terriblemente belicoso, dispuesto a mandar matar a quien viera al niño divino.

Lección: Dios entró en el mundo en la oscuridad de la noche, sin que nadie lo supiese. No hay pompa ni gloria, que imaginaríamos adecuadas a un niño que es Dios. Pero prefirió llegar fuera de la ciudad, entre animales. No constó en la crónica de la época, ni en Belén, ni en Jerusalén, mucho menos en Roma. Sin embargo, ahí está Aquel que el universo estaba gestando dentro de sí hacía miles de millones de años, la “luz verdadera que ilumina a cada persona que viene a este mundo” (Jn 1,10).

Debemos respetar y amar la forma como Dios quiso entrar en este mundo: anónimo como anónimas son las grandes mayorías pobres y menospreciadas de la humanidad. Quiso empezar desde abajo para no dejar fuera a nadie. La situación humillada y ofendida de ellos fue la que el propio Dios quiso hacer suya.

Pero hay también sabios y hombres estudiosos de las estrellas del universo, los cosmólogos, los astrofísicos que captan por detrás de las apariencias el misterio de todas las cosas. Ven en este niño que tirita de frio, moja los pañales, lloriquea y busca, hambriento, el pecho de su madre, el Sentido Supremo de nuestro caminar y del propio universo. Para ellos también es Navidad. Dios vino no para divinizar al ser humano, vino para humanizarse, para enseñarnos a vivir.

Es verdad lo que se dice:“Todo niño quiere ser hombre. Todo hombre quiere ser rey. Todo rey quiere ser Dios. Solo Dios quiso ser niño”.

Este es un lado, gozoso: un rayo de luz en medio de la noche oscura. Un poco de luz tiene más derecho que todas las tinieblas.

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Pero hay otro lado, sombrío y también trágico, mencionado antes. Hay un “Netanyahu” que no teme matar inocentes. José, atento, pronto se da cuenta de que quiere mandar matar al niño recién nacido. Huye a Egipto con María y el niño en brazos, que duerme, busca el pecho y vuelve a dormir.

Miles de niños han sido asesinados en tierras de la Franja de Gaza parte de Palestina, la tierra de Jesús. Entonces se oyó uno de los lamentos más conmovedores de todas las Escrituras: “En Ramá se oye una voz, gran llanto y gemidos, es Raquel que llora a sus hijos asesinados y no quiere ser consolada porque los perdió para siempre” (Mt 2,18).

Los Herodes se perpetúan en la historia, también durante cuatro años en Brasil, bajo el presidente Bolsonaro que, insensible, dejó morir 300 mil ciudadanos por negarles las vacunas salvadoras y actualmente en Palestina, bajo un cruel Primer Ministro de Israel, Netanyhau. No obstante, habrá siempre una estrella, como la de Belén, que ilumine nuestros caminos. Por más perversos que sean los Herodes, ellos no pueden impedir que el sol nazca cada mañana trayéndonos esperanza, especialmente aquel que fue llamado “El Sol de la Esperanza”.

Es una alegría inaudita: nuestra humanidad, débil y mortal, a partir de Navidad empezó a pertenecer al mismo Dios. Por eso algo nuestro ha sido ya eternizado por el Divino Niño que nos garantiza que los Herodes de la muerte jamás triunfarán.

Feliz Navidad a todos con mucha compasión por tantas víctimas en Gaza, con luz y discreta alegría.

Fuente Religión Digital

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“Evangelio y Política: Herodes y Pilatos”, por José Mª Castillo

Martes, 9 de enero de 2018
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220px-Gebhard_Fugel_Kreuzweg_Stuttgart_St_Elisabeth_01De su blog Teología sin Censura:

En los evangelios se relatan dos episodios tremendos, que se nos suelen pasar desapercibidos, pero que dan mucho que pensar. Herodes, en una noche de fiesta y juerga, degolló a Juan Bautista (Mc 6, 14-29 par). Pilatos, sin saber por qué, mandó asesinar a unos galileos que ofrecían un “sacrificio” (Lc 13, 1-5). Herodes y Pilatos, dos criminales sin entrañas, dueños de la vida y de la muerte de sus súbditos, de acuerdo con las conveniencias del poder político, tal como este poder se ejercía en la Antigüedad.

Según los evangelios, esto es lo que hacían los políticos en tiempos de Jesús. Atrocidades que (sin pensarlo mucho) ahora nos parecen cosas de otros tiempos y, por supuesto, intolerables. Sin embargo, a mí por lo menos, hay algo en estos relatos que me resulta más chocante. No me refiero a lo que dicen los dos relatos criminales, que acabo de mencionar. Estoy pensando en lo que no dice esos relatos tan injustos, tan sanguinarios, tan brutales.

¿A qué me refiero? Jesús se enteró de ambas noticias. Y no protestó. Ni denunció ante el pueblo lo que aquella pobre gente tenía que soportar y el peligro constante que les amenazaba. Al menos, en los evangelio no se dice ni palabra del enfrentamiento y la denuncia profética, que, a juicio de una conciencia honesta, se tendría que haber hecho, con libertad y valentía, por aquellas atrocidades injustificables.

¿Jesús fue cobarde? ¿Fue incoherente? ¿Se hizo cómplice, con su silencio, de aquella política criminal? No. Y mil veces “No”. Protestar dónde y cuándo “se tiene derecho a protestar” es exactamente lo mismo que perder el tiempo. Los que mandaban entonces – y los que mandan ahora – sabían entonces y saben ahora que los manifestantes, que tienen derecho a manifestarse, no les quitan el sueño, ni les van a obligar a portarse como gente honesta. Porque la honestidad (para los que mandan) consiste precisamente en permitir “lo que está permitido”, que es “manifestarse”.

Y es que, volviendo al Evangelio, la “causa de Jesús” no estuvo en lo que dijo (o dejó de decir) ante Herodes, ante Pilatos o ante la gente. El problema está en lo que hacemos y decimos ante los “hombres de la religión”, Ante los que han hecho de la religión el “instrumento de poder” más oculto y más eficaz. Precisamente cuando todo el mundo piensa que la religión está en crisis.

Está en crisis lo que dicen los curas. Lo que no está en crisis es lo que se callan los “hombres de la religión”. Los que han hecho del Evangelio una religión. Es decir, han convertido el “anhelo de justicia” (eso es el Evangelio) en “anhelo de poder” (eso es la religión). Es el anhelo que todos tenemos y en el que tiene su consistencia el sistema.

Por eso el sistema sabe que a la religión no se le toca. Y esa fue, ni más ni menos, la tentación suprema que superó Jesús (Mt 4, 8-10 par). El Evangelio va por otro camino. Exactamente el camino opuesto. Por eso Jesús nació en un pesebre y murió colgado de un palo, la cruz de los más indeseables. Y si ese era su proyecto, ¿de qué podía servir decirles a Herodes y a Pilatos que eran criminales? Lo que Jesús le dijo a la gente, cuando se enteró del crimen de Pilatos, no fue gritar que tenía que cambiar el gobernante tirano, sino afirmar que quienes tenían que cambiar eran los gobernados sumisos: “si no cambiáis de vida, vais a terminar todos igual” (Lc 13, 3). La sociedad no se arregla cambiando a los políticos, sino cambiándonos nosotros, los que vivimos anhelando, no la justicia que necesita el mundo, sino la sumisión al que nos manda lo que más nos gusta.

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¿El lugar donde Pilatos juzgó a Jesús?

Domingo, 18 de enero de 2015
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1-jesus-before-caiaphasUn antiguo palacio de Herodes

Descubrimiento del arqueólogo estadounidense Shimon Gibson

(Valores Religiosos).- Un grupo de arqueólogos localizó una prisión en el lugar donde, según creen, pudo haber sido sometido a juicio y condenado a muerte Jesús. Se trata de un palacio en la zona oeste del centro histórico de Jerusalén donde, según se cree, se situaba el palacio del rey Herodes durante el siglo I, según publica el diario estadounidense The Washington Post.

Según el profesor de arqueología de la Universidad de Carolina del Norte Shimon Gibson, el lugar donde habría tenido el juicio conforme al relato del Evangelio de San Juan “estaría cerca de una de las puertas de la ciudad y pavimentado con losas de piedra”, y añadió que “los detalles concuerdan con los descubrimientos arqueológicos que se realizaron cerca de la prisión”.

En la actualidad, la tradición sitúa el lugar del juicio de Jesús en un lugar conocido como “El empedrado” situado en la fortaleza Antonia (donde antiguamente había un cuartel militar) y, según se cree, el “praetorio” del procurador romano de entonces, Poncio Pilato, y cuyo pavimento coincide también con la descripción.

De hecho, quienes recorren la Vía Dolorosa por la que, según la misma tradición, Jesucristo partió del praetorio por las calles de Jerusalén hacia el monte Golgota (a las afueras de la antigua muralla) para ser crucificado, lo hacen actualmente desde ese lugar.

Sin embargo, “algunos afirman que dicho praetorio podría estar en el cuartel militar y otros creen que el general romano debía ser huésped en el palacio de Herodes“, donde se produjo el descubrimiento arqueológico, según explica Gibson.

 A juicio del arqueólogo estadounidense,hay pocas dudas de que el juicio tuvo lugar en algún punto del complejo del palacio de Herodes, aunque reconoce que “no hay ninguna inscripción que declare que ocurrió ahí”

“Pero todo -las fuentes evangélicas, históricas y arqueológicas- encaja y tiene sentido”, asegura. Aún así, los expertos consultados por el diario estadounidense consideran “poco probable” que se cambie la ruta de la actual Vía Dolorosa, pese a que, según el responsable de dirigir la excavación, el arqueólogo del distrito de Jerusalén Amit Reem, dicho recorrido varió a lo largo de la historia.

“En el período bizantino, por ejemplo, empezaba cerca del área donde ahora está el museo, en la parte oeste de la ciudad. No fue hasta el siglo XIII cuando se movió a la fortaleza Antonia, situada cerca de la mezquita de al-Aqsa y la cúpula dorada“, asegura Reem.

El hallazgo tuvo lugar durante las obras para expandir el Museo de la Torre de David, cerca de cual se sabe con certeza que se situaba el palacio del excéntrico rey judío, y que se alargó durante 15 años debido a la falta de financiación y las guerras.El hallazgo tuvo lugar durante las obras para expandir el Museo de la Torre de David, cerca de cual se sabe con certeza que se situaba el palacio del excéntrico rey judío, y que se alargó durante 15 años debido a la falta de financiación y las guerras.

Los arqueólogos localizaron el palacio y la prisión al derruir un edificio abandonado colindante con el museo y comenzar a extraer capas de suelo de un lugar donde antes se albergaban unas prisiones, durante la dominación del Imperio Otomano y, posteriormente, la del Británico.

Además de dicho palacio, las excavaciones sacaron a la luz otros descubrimientos como las inscripciones en las celdas de los judíos presos durante el conflicto en 1940 para crear el Estado de Israel, restos de industria textil de la época de los cruzados y un sistema de alcantarillado subterráneo que probablemente se situaba bajo el palacio de Herodes. “Es como una tarta que muestra todas las capas de Jerusalén”, según la directora del museo, Eliat Lieber.

De hecho, los responsables de dicha institución ya indicaron que están trabajando en nuevas guías del museo que expliquen la historia cristiana que podría albergar el lugar y, según su directora, confían en que “se convierta en un lugar de visita” para los turistas y peregrinos de dicha confesión.

Fuente Religión Digital

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