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La Alegría de creer

Jueves, 31 de agosto de 2023

Madeleine

Ya que las palabras no están hechas para permanecer inertes en nuestros libros,
sino para tomarlas y correr el mundo en nosotros,
permite, oh Señor, algunas chispas de esa lección de felicidad,
de ese fuego de alegría que encendiste un día en la montaña
nos toquen, nos muerdan, nos atropellen, nos invadan.

Que penetren como “chispas en la hojarasca”
y recorremos las calles de la ciudad acompañando la ola de las multitudes
contagiando la dicha, contagiando alegría.

Porque ya estamos hartos
de todos los heraldos de malas noticias, de tristes noticias:
hacen tanto ruido que ya no resuena tu palabra.

Que nuestro silencio estalle en su ruido, que palpita con tu mensaje.

*

Madeleine Delbrêl

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La alegría no es lo mismo que la felicidad.

Viernes, 4 de agosto de 2023

Del blog de Henri Nouwen:

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La alegría es fundamental en la vida espiritual. Sea lo que sea lo que pensemos o digamos sobre Dios, si no estamos alegres, nuestros pensamientos y palabras no pueden dar fruto. Jesús nos revela el amor de Dios para que su alegría pueda ser nuestra, para que nuestra alegría sea completa. La alegría es la experiencia de saber que eres amado incondicionalmente y que nada puede quitarte ese amor

La alegría no es lo mismo que la felicidad. Puedes sentirte infeliz por muchas cosas, pero la alegría sigue estando ahí, porque viene de saber que Dios nos ama.. . La alegría no solo nos ocurre. Tenemos que optar por ella y seguir optando por ella cada día. Es una elección basada en el conocimento de que pertenecemos a Dios y hemos encontrado en Dios nuestro refugio y nuestra seguridad, y de que nada, ni siquiera la muerte, puede quitarnos a Dios”.

*

Henri Nouwen

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Estad siempre alegres

Sábado, 29 de julio de 2023

Cuando voy andando por la calle y miro a las modelos de los anuncios, observo que casi ninguna sonríe. Las miradas son frías, sumisas o desafiantes, según lo que la publicidad pretenda vendernos. Pero la alegría está ausente de sus rostros. Y no alcanzo a entender cuál es el sentido de esta estrategia publicitaria.

Este es un síntoma más de cómo vivimos cotidianamente en nuestras sociedades «avanzadas y civilizadas». Las crisis permanentes que sufrimos no hacen más que incrementar el sentimiento de pesar, al comprobar que no hay salida ni futuro para millones de personas, en especial para las más vulnerables.

 Siempre que salen reportajes de televisión en los que nos muestran la situación de los países empobrecidos, a cooperantes que intentan transformar esa realidad, o si hemos tenido la suerte de visitar alguno de estos lugares, hay algo que nos asombra y sobrecoge, contemplando las condiciones en las que viven: los ojos de los niños y las niñas, muchas veces, se muestran vivaces, chispeantes, acogedores, y una sonrisa recorre su rostro transformándolo. Esto no quiere decir que estén felices ni contentos por vivir en la miseria, intentando sobrevivir cada día, sin más futuro que el día de hoy. Pero hay… un algo más que a nosotros nos falta.

La situación de nuestro país, y la de muchos de nuestro entorno, está a años luz de la que se vive en la mayoría de los estados más pobres y explotados de África, Asia o Latinoamérica. Incluso con los inhumanos recortes que han practicado los gobiernos neoliberales de turno, haciéndonos volver a experimentar realidades que no contemplábamos desde hace muchos años.

La alegría no viene de la mano de los bienes que poseemos o por tener asegurado el futuro, aunque para vivir gozosamente necesitemos de unos bienes imprescindibles, de unos servicios esenciales de educación, casa, trabajo y sanidad, de una vida con un mínimo de dignidad y seguridad.

Pero la alegría profunda, la que nos hace dichosos, la que nos invita a gozar de la existencia con una sonrisa en los labios, nace de algo más profundo, que radica en nuestro interior. Aceptándose a sí mismo como uno es, admitiendo cómo son los demás, gozando de las sorpresas que se nos regalan cada día, admirándonos ante lo inesperado que nos aguarda a la vuelta de la esquina, disfrutando de la vida en familia o con los amigos, estando satisfechos con lo que tenemos, sin pretender vivir por encima de nuestras posibilidades, o pasando por encima de quien sea para conseguir un mejor puesto de trabajo, comprometiéndonos por sembrar a nuestro alrededor semillas de solidaridad, entendimiento, armonía, diálogo, tolerancia, respeto, felicidad…

Una persona alegre, que regala una sonrisa a cualquier persona que encuentra en su camino, renueva y hace respirable, acogedor, el ambiente en el que se mueve. Necesitamos, en estos momentos de tanta desesperación, tristeza y desencanto, recuperar el don de la alegría, del gozo de sentirse querido, y repartiendo a la vez cariño a nuestro alrededor.

La dicha interior va ligada también al sentido del humor. Debemos reírnos mucho más de lo que lo hacemos habitualmente. Algo muy aconsejable para el bienestar personal es reírse de uno mismo. Y de algunas de las circunstancias que nos rodean. Un humor, una alegría, que no significa evasión del sufrimiento y de los problemas, sino un recurso imprescindible para mirar de otra manera los acontecimientos diarios, una ayuda vital para no caer en la desilusión.

«Felices quienes sueñan, e intentan hacer realidad sus sueños, y en ese esfuerzo, sea positivo o no, experimentan la dulzura de haber sembrado estrellas de alegría».

*

Miguel Ángel Mesa
Espiritualidad para tiempos de crisis,
coed. Desclée y Religión Digital

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No pares de sembrar estrellas, aunque a simple vista no se vean.

Domingo, 16 de julio de 2023

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Toda nuestra andadura por la tierra no consiste en otra cosa que en ser semejantes a Jesús, imagen del Padre, en estor cada vez más unidos a él. ¿Por qué hemos escuchado esta parábola del sembrador? Porque la comunión con el Señor es fruto de lo unión de lo fe, y la parábola del sembrador nos recuerda las exigencias preliminares de eso unión. Jesús nos revela al Padre porque es lo Palabra y lo imagen del Padre. Nosotros únicamente podemos conocer al Hijo acogiendo su Palabra y creyendo en su nombre. Nuestros ojos no pueden abrirse y reconocerlo si previamente nuestro corazón no se transforma arde gracias a la escucha de lo Palabra, como les sucedió a los discípulos  de Emaus. Y esto solo es obra del Espíritu Santo, que es capaz de crear en los que perseveran “un corazón para entender, ojos para ver; oídos para oír” (Dt 29,3). Esto significa que, para poder transfigurarnos a semejanza del Hijo amado, es necesario, sobre todo, escucharlo. Su luz mona para nosotros desde lo Palabra de Dios. Algo verificable en nuestras relaciones humanas si pasamos unos junto a otros sin decirnos nada, es el infierno; pero si desde el corazón se le dirige lo palabra al otro, que ha sido creado a imagen de Dios, esa palabra se convierte en luz, en una palabra de comunión. Nuestro Dios es luz porque es amor. Todo tiene su origen en aquella Palabra que es Jesús y que debemos escuchar, acoger y custodian Es la Palabra del Padre, que se convierte en luz para nosotros, despierta nuestra fe y abre los ojos de nuestro corazón. La Palabra que nos dice: somos amados por él, nada podré separarnos de su amor y este amor esta destinado a transformar nuestra vida. Sí, si le escuchamos, respondiéndole en el silencio del corazón, seremos “luz” en la verdad de nuestras acciones. Podremos amar. Sin él no podemos nada, absolutamente nada, pero can la fuerza del Espíritu, sea cual sea el abismo de nuestra debilidad, nada es imposible. Arraigados en el Amor que es Dios, produciremos el único fruto auténtico del Espíritu: el fruto del amor.

*

J. Carbon,
La alegría del Padre,
Magnano 1992 45—47.

***

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas:

– “Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.”

Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:

– “¿Por qué les hablas en parábolas?”

Él les contestó:

“A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure.” ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.

Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno.

 

*

Mateo 13,1-23

***

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Imagen: El sembrador de estrellas, de  Alonso Ríos Vanegas (Ciudad Universitaria de Medellín, Colombia)

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Alegría y VIII

Sábado, 13 de mayo de 2023

Del blog Nova Bella: 

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Quiero alegrarme y regocijarme en ti

*

Salmo 9

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Alegría VII

Martes, 9 de mayo de 2023

Del blog Nova Bella:

 

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Les he dicho esto para que tengan mi alegría

y así su alegría sea completa.

*

Juan

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Alegría VI

Viernes, 5 de mayo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Por eso me regocijo en debilidades

*

Pablo

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Alegría V

Miércoles, 3 de mayo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Me llenarás de alegría en tu presencia

*

Salmo 16

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Alegría IV

Sábado, 29 de abril de 2023

Del blog Nova Bella:

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Aun así, yo me regocijaré en el Señor,
¡me alegraré en Dios, mi libertador!

*

Habacuc

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General , ,

Alegría III

Jueves, 27 de abril de 2023

Del blog Nova Bella:

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Tu consuelo llenaba mi alma de alegría

*

Salmo 94

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Alegría II

Jueves, 20 de abril de 2023

Del blog Nova Bella:

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Porque el Señor tu Dios está en medio de ti
como guerrero victorioso.
Se deleitará en ti con gozo.

*

Sofonías

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Alegría I

Martes, 18 de abril de 2023

Del blog Nova Bella:

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Yo desbordo de alegría en el Señor,

como un esposo que se ajusta la diadema

*

Isaías

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Cuaresma: Tiempo de alegría y entusiasmo.

Miércoles, 15 de marzo de 2023

pablo

Tiempo para ayunar de la desilusión,
emprendiendo caminos no hoyados,
abriendo mi hogar y mi corazón
a tantas personas cercadas por el desamparo.

Tiempo para difuminar el rostro de la soledad,
vislumbrar destellos en el horizonte,
unir voluntades y tejer redes de amistad,
solidaridad y acompañamiento.

Tiempo para abatir fronteras, defensas y muros,
abrir las puertas a quienes se juegan la existencia
para dejar atrás la violencia y el hambre,
y así empezar a construir un nuevo futuro.

Tiempo para una nueva primavera
donde rebroten de nuevo los sueños,
donde la esperanza se convierta en la fuerza
que reactive la audacia y el deseo.

Tiempo para escuchar tu voz, tantas voces,
en la brisa y también en el clamor del viento,
de sanar las heridas producidas por el odio y el desprecio,
de sembrar semillas de dignidad y consuelo.

Tiempo para abandonar la celada de la tristeza
y abrirme al gozoso lazo de la alegría,
al gozo de sentirme nuevamente entusiasmado,
la dicha de dejar en ti, en quienes me quieren, mi cuidado.

Cuarenta días para dejarme asombrar
por cada nuevo amanecer a tu lado,
cuarenta noches para dejarme transformar
por tu ternura, tu mirada y tu cálido abrazo.

Cuarenta días como símbolo y empeño de toda una vida.

*

Miguel Ángel Mesa

ECLESALIA,

13/03/23.

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(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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Navidad ¿Qué va a cambiar?

Domingo, 25 de diciembre de 2022

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¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

*

Maurice Zundel

 

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El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

        Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

        Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

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W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

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“Alegría y esperanza en esta Navidad “, por Miguel Ángel Mesa

Sábado, 24 de diciembre de 2022

Hace unos días nos reunimos en comunidad para celebrar la Navidad, con un tema que, de fondo y forma, se sintetizaba en dos palabras: Alegría y Esperanza. Dos términos que sirven para este tiempo y para cualquier momento de nuestra vida. Como la misma Navidad.

Y hoy, recordando los comentarios de quienes asistimos, la emoción que sentimos y los anhelos con los que salimos a vivir lo celebrado, me venía a la mente, no sé por qué, un texto de Pablo en su carta a los Romanos: “¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro…?” (cf. 8,35-39).

Las circunstancias sociales y políticas que vivimos en nuestros días no son, claramente, el mejor caldo de cultivo para vivir la alegría y la esperanza: guerras, hambre, cierre de fronteras a la emigración, violencia contra la mujer, desahucios, múltiples injusticias, marginación, privatización de la sanidad, mayor empobrecimiento… Todo ello difundido, amplificado y deformado por los medios de (in)comunicación y las redes sociales, lo que nos conduce es a la tristeza, el desaliento, la apatía y la indiferencia.

Sin negar en absoluto estas realidades que se dan cada día en nuestra sociedad y en nuestro mundo, nuestra fe, nuestros sueños, nuestra apuesta cotidiana por ayudar a construir otro mundo más justo, pacífico, fraterno y sororal, nos impulsa a no dejarnos aplastar por los sucesos de la realidad que padecemos, poniéndonos cada día de nuevo en marcha, con los pasos vacilantes de un niño, de una niña pequeña, pero con las seguridad de que a nuestro lado hay unos brazos vigilantes que no nos dejarán caer, una voz que nos invita con ternura a caminar, una confianza absoluta en ese cariño que se nos ofrece.

La encarnación de tantas personas en nuestro mundo por hacer un mundo más dialogante, equitativo y humano nos muestra la senda a recorrer. Hay muchas estrellas que nos iluminan en la noche oscura e indican el horizonte hacia el que debemos dirigirnos, estrellas que ya se han apagado pero cuya luz aún sigue presente en nuestro interior, y otras vivas, luminosas, ejemplares, ardientes. Las personas marginadas, violentadas, oprimidas, perseguidas, empobrecidas… nos señalan el lugar donde debemos asentar nuestro corazón y nuestro trabajo para que la Vida llegue a sus vidas en plenitud, para que renazcan y renazcamos nosotros y nosotras también a una nueva vida.

Aunque parezca mentira, tenemos muchas razones para vivir con alegría y esperanza. No la alegría y la esperanza fugaz, como las luces de estas fiestas que, a su término, se recogen y se guardan, sino a la esperanza y la alegría profundas que provienen del Amor, el verdadero amor recibido y ofrecido, que nos impulsa a “humanizar a la humanidad practicando la proximidad, de la mano de la fiel esperanza” (Pedro Casaldáliga). Un amor que, haciéndose eficaz por el compromiso, la alegría y la esperanza, nadie nos lo podrá arrebatar.

Así, sí. Feliz Navidad.

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Lágrimas

Miércoles, 6 de julio de 2022

Del blog de Miguel Ángel Mesa Otro mundo es posible:

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Hay lágrimas que rocían los recuerdos.

Lágrimas amargas de tristeza.

Lágrimas desbordadas por la ausencia

o que acompañan el dolor y el sufrimiento.

Pero también hay lágrimas de alegría,

lágrimas que cicatrizan heridas,

lágrimas de arrobo ante la belleza,

lágrimas agradecidas por el don de la amistad…

Lágrimas que brotan sin un motivo,

o quizá por puro amor a la vida.

*

Miguel Ángel Mesa

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Dar testimonio… Con Paz y Alegría

Sábado, 7 de mayo de 2022

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Hermana Mónica Astorga OCD

La Buena Noticia se convierte en mala noticia cuando es anunciada sin paz ni alegría. Todo el que proclama el amor de Jesús, que perdona y cura, con un corazón amargado es un falso testigo.

Jesús es el salvador del mundo. Nosotros, no. Nosotros estamos llamados a dar testimonio, siempre con nuestra vida y, en ocasiones, con nuestras palabras, de las grandes cosas que Dios ha hecho en favor de nosotros. Ahora bien, ese testimonio debe proceder de un corazón dispuesto a dar sin recibir nada a cambio.

Cuanto más confiemos en el amor incondicionado de Dios por nosotros, más capaces seremos de anunciar el amor de Jesús sin condiciones internas ni externas.

*

H. J. M. Nouwen,
Pan para el viaje,
PPC, Madrid 1999

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Pascua II

Miércoles, 20 de abril de 2022

Del blog Nova Bella:

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*

¡Alegraos!

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La gran alegría

Viernes, 18 de marzo de 2022

Del blog Amigos de Thomas Merton:

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El hombre debe tomar su alegría tan en serio como se toma a sí mismo. Y ha de tener en sí mismo, en su corazón y en su Dios la certeza de haber sido creado para la alegría, incluso en el tiempo de la noche y de la prueba”.

“La vida de Dios se realiza dentro del hombre, en lo más íntimo de su interior. El hombre llega precisamente a ser él mismo allí donde se reconoce como el lugar en el que habita el Ser más alto y luminoso… y comprenda su propia vida como un chorro que brota del misterio de Dios. Solo esta clase de hombre será capaz del gran aliento, y ni el mundo ni la vida les serán deudores de nada… Volverá a sentir el resplandor de todas las cosas y estará ante ellas con respeto y cautela… Este hombre será el hombre de la gran alegría“.

La devoción y la alegría están íntimamente relacionados… El hombre corre siempre el peligro de quedar atascado en las duras experiencias que nos proporciona el destino, porque ya no es capaz de escuchar el mensaje interior de las cosas ni la íntima canción de los misterios“.

*

Alfred Delp

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Navidad ¿qué va a cambiar?

Sábado, 25 de diciembre de 2021

 

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¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

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Maurice Zundel

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El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

        Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

        Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

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W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

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