Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Cuaresma’

Transformados en el desierto, confiando en las promesas de Dios

Lunes, 17 de marzo de 2025

IMG_0404Maxwell Kuzma

La reflexión de hoy es de nuestro invitado Maxwell Kuzma, un hombre transgénero que vive en una granja en Ohio y escribe sobre la intersección entre la identidad queer y la fe. Puedes seguirlo en Twitter @maxwellkuzma.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Segundo Domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.

Las lecturas litúrgicas de hoy nos invitan a contemplar temas de transformación, discernimiento y fe en medio de la incertidumbre. Nos ayudan en nuestro camino espiritual, siempre lleno de altibajos, gozosa exuberancia y quietud desértica. Los católicos LGBTQ+ solemos ser especialmente sensibles al discernimiento espiritual sereno en nuestros caminos. La Cuaresma nos ofrece muchas ayudas.

En la lectura del Génesis, presenciamos la alianza de Dios con Abram, donde Dios le promete una descendencia tan numerosa como las estrellas. Esta promesa llega en medio de la incertidumbre para Abram, quien, aunque fiel, lucha por comprender plenamente cómo se cumplirán las promesas de Dios. Su pregunta: “¿Cómo sé que la poseeré?” refleja las dudas y preguntas que muchos de nosotros tenemos en nuestro camino espiritual.

IMG_0401Abraham y las estrellas’ de Waylon Smith.

Ante desafíos o períodos de duda, puede ser difícil confiar plenamente en los planes de Dios para nosotros. Al igual que Abram, muchos católicos LGBTQ+ enfrentamos momentos de incertidumbre y cuestionamiento, especialmente cuando nuestras experiencias de identidad y amor no siempre son plenamente comprendidas o aceptadas por la sociedad o la Iglesia. Sin embargo, la promesa de Dios a Abram nos recuerda que, incluso en medio de nuestras dudas y luchas, somos parte de una historia más grande. El pacto que Dios hizo con Abram no fue solo para él, sino para las generaciones venideras, y de igual manera, el amor y la fidelidad de Dios se extienden a todos, independientemente de nuestra identidad o experiencias. No estamos solos en nuestro camino; las promesas de Dios siguen siendo para nosotros, y estamos invitados a caminar con fe, incluso cuando el camino parezca incierto.

La respuesta al Salmo de hoy, «El Señor es mi luz y mi salvación», subraya aún más este tema de la confianza y la fe. En momentos de miedo u oscuridad, recordamos que Dios es nuestro guía y refugio. A través del discernimiento, apaciguamos nuestros miedos al detenernos y mirar hacia nuestro interior para escuchar la apacible voz de Dios.

Las personas LGBTQ+ de fe tienen una relación única con el discernimiento, una relación inusualmente profunda debido al autoconocimiento necesario para encontrarnos plenamente con Dios, tal como somos. A menudo nos sentimos marginados o excluidos, y este salmo nos asegura que Dios nos ve, nos conoce y siempre está con nosotros. Las palabras del salmista reflejan la importancia de esperar en el Señor con valentía y confianza. Al enfrentar desafíos sociales y personales, nos aferramos a la creencia de que el amor y la presencia de Dios nos guiarán en la oscuridad.

En la lectura de Filipenses, San Pablo insta a la comunidad a “mantenerse firmes en el Señor” e imitar a quienes viven según el ejemplo de Cristo. Es muy fácil sentirse desanimado o aislado cuando enfrentamos el rechazo o luchamos por reconciliar nuestra fe con nuestra identidad. Pero también sabemos que Cristo siempre está presente con los vulnerables y marginados. Incluso si todos nos alejaran, Cristo nos vería y estaría con nosotros.

IMG_0403Finalmente, el pasaje del Evangelio de Lucas narra la historia de la Transfiguración, donde Jesús revela su gloria divina a Pedro, Juan y Santiago en la cima de la montaña. Este momento de revelación divina nos recuerda quién es Jesús. La gloria de Dios no siempre es visible en la vida cotidiana, pero siempre está presente. Nosotros también estamos invitados a escuchar a Jesús, como nos ordena la voz desde la nube, y a confiar en la promesa de transformación que ofrece a todos.

Para las personas LGBTQ+, la Transfiguración también es una fuente de esperanza. Así como los discípulos presenciaron un destello de la gloria de Jesús, nosotros también estamos llamados a vernos a la luz del amor y la gloria de Dios. Esta luz brilla sobre todas las personas, independientemente de su identidad o origen. Nos llama a aceptar nuestro verdadero ser y a confiar en que, incluso en momentos difíciles, la gloria de Dios está presente y transformará nuestras vidas de maneras que no siempre podemos ver en el momento.

Al reflexionar sobre estas lecturas, recordamos que este tiempo de Cuaresma nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestro propio camino espiritual, de mantenernos firmes en nuestra fe y de escuchar la voz de Jesús que nos llama a la transformación. Así como la fe de Abram fue contada como justicia y los discípulos vislumbraron la gloria divina, nosotros también estamos llamados a vivir con fe, confiando en que la alianza de Dios con nosotros es verdadera y que su luz nos guiará en cada momento de oscuridad e incertidumbre.

—Maxwell Kuzma, 16 de marzo de 2025

Para una reflexión guiada sobre el evangelio de hoy, consulta la entrega sobre la Transfiguración de Journeys, la serie de reflexiones bíblicas del Ministerio New Ways Ministry para personas LGBTQ+ y sus aliados.

 

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

“Vivir ante el misterio ”. 2 Cuaresma – C (Lucas 9,28-36)

Domingo, 16 de marzo de 2025

IMG_0334El hombre moderno comienza a experimentar la insatisfacción que produce en su corazón el vacío interior, la trivialidad de lo cotidiano, la superficialidad de nuestra sociedad, la incomunicación con el Misterio.

Son bastantes los que, a veces de manera vaga y confusa, otras de manera clara y palpable, sienten una decepción y un desencanto inconfesable frente a una sociedad que despersonaliza a las personas, las vacía interiormente y las incapacita para abrirse al Trascendente.

La trayectoria seguida por la humanidad es fácil de describir: ha ido aprendiendo a utilizar con una eficacia cada vez mayor el instrumento de su razón; ha ido acumulando un número cada vez mayor de datos; ha sistematizado sus conocimientos en ciencias cada vez más complejas; ha transformado las ciencias en técnicas cada vez más poderosas para dominar el mundo y la vida.

Este caminar apasionante a lo largo de los siglos tiene un riesgo. Inconscientemente hemos terminado por creer que la razón nos llevará a la liberación total. No aceptamos el Misterio. Y, sin embargo, el Misterio está presente en lo más profundo de nuestra existencia.

El ser humano quiere conocer y dominar todo. Pero no puede conocer y dominar ni su origen ni su destino último. Y lo más racional sería reconocer que estamos envueltos en algo que nos trasciende: hemos de movernos humildemente en un horizonte de Misterio.

En el mensaje de Jesús hay una invitación escandalosa para los oídos modernos: no todo se reduce a la razón. El ser humano ha de aprender a vivir ante el Misterio. Y el Misterio tiene un nombre: Dios, nuestro «Padre», que nos acoge y nos llama a vivir como hermanos.

Quizá nuestro mayor problema sea habernos incapacitado para orar y dialogar con un Padre. Estamos huérfanos y no acertamos a entendernos como hermanos. También hoy, en medio de nubes y oscuridad, se puede oír una voz que nos sigue llamando: «Este es mi hijo… Escuchadlo».

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió” . Domingo 16 de marzo de 2025. Domingo 2º de Cuaresma (C)

Domingo, 16 de marzo de 2025

18-cuaresmaC2 cerezoLeído en Koinonia:

Génesis 15, 5-12. 17-18: Dios hace alianza con Abrahán, el creyente.
Salmo responsorial: 26:  El Señor es mi luz y mi salvación.
Filipenses 3, 20-4, 1: Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso.
Lucas 9, 28b-36: Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.

Análisis

El texto de Gn 15 pertenece a una unidad que tiene dos partes muy marcadas: la primera vv.1-6 sobre la promesa de un hijo y descendencia, la segunda vv.7-21 sobre la promesa de la tierra. El texto que hoy presenta la liturgia presenta una cierta confusión ya que encontramos la conclusión de la primera parte, y parte de la segunda. Muchos estudiosos se han preguntado por la antigüedad del texto, hoy parece haber acuerdo que si bien mucho material es antiguo, tenemos también elementos tardíos (como por ejemplo semejanzas con el Segundo Isaías). Incluso los primeros defensores de la teoría de fuentes del Pentateuco afirmaban que descubrir las fuentes de este texto resultaba muy difícil si no imposible.

La primera parte (vv.1-6) nos muestra la promesa de Dios (v.1), la objeción de Abraham, (vv.2-3), la respuesta de Dios en forma de signo (vv.4-5: v.4, negación a la objeción, v.5, signo en el cielo) y aceptación de Abraham (v.6). Como vemos, la liturgia sólo incorpora el signo y la aceptación final. La escena es muy conocida, por ser uno de los momentos iniciales, primordiales, del Primer Testamento.

Es sabido que a los domingos de Cuaresma se les ha asignado «textos bíblicos fuertes», referentes a elementos o dimensiones capitales de la fe judeo-cristiana. Este de hoy es claro: nada menos que la Alianza de Dios con Abraham, la Alianza que dio origen a todo, porque a partir de ahí es que supuestamente se comenzaría a formar el pueblo de Israel –de la descendencia de Abraham– y de ahí saldría Jesús, y de ahí el cristianismo, la Iglesia, y de ahí todo el Occidente Cristiano. De hecho, sin ir más lejos, la Doctrina del Destino Manifiesto de los Estados Unidos de América considera a este país como el nuevo Israel para los tiempos de la modernidad democrática. Países, religiones –incluido el Islam– y culturas creen llevar dentro de su código genético cultural el ADN de Abraham, todas ellas se consideran, de alguna manera, elegidas por Dios, queridas por Él, por medio de este Patriarca privilegiado que hoy estaría marcando más de la mitad de la Humanidad (cristianos y musulmanes ya sumamos el 54% de la población actual).

Al hecho mismo de esta Alianza de Yavé con Abraham se apela en el Parlamento del Estado Israelí para invocar el derecho de Israel a la tierra que ocupa, en medio de un conflicto de dimensiones prácticamente mundiales. Esos pocos versículos del capítulo 15 no son pues un fragmento piadoso sin importancia. Treinta y cinco siglos más tarde (según la tradición bíblica) del hecho que relata, sigue teniendo siendo considerado, pues, decisivo, cultural y políticamente.

¿Pero fue histórico un hecho tan importante? Más concretamente, ¿lo fue el personaje protagonista, Abraham? En muchas universidades –estamos queriendo hablar de hechos científicos, no de creencias religiosas– hace tiempo que se enseña que no, que no lo es, a la luz de las investigaciones arqueológicas más avanzadas. Obviamente, estamos ante una nueva edición del conflicto de la fe con la ciencia. En nuestra fe y en nuestras eucaristías podemos seguir hablando de todo esto, pero no podríamos hacerlo en el ámbito riguroso de la ciencia o de la universidad.

No vamos a resolverlo ahora, ni siquiera a abordarlo como sería conveniente. Solamente queremos dejar constancia de esta cuestión pendiente. Como el domingo pasado, recomendamos abordar el tema del «nuevo paradigma arqueológico-biblico». Véase la revista VOICES (eatwot.net/VOICES) y tómese su último número –en línea, gratuito–).

La carta de Pablo a los Filipenses tiene una serie de puntos que merecerían ser discutidos. Señalemos, sin embargo, que 3,1-4,1 parece ser una unidad (o quizá hasta 4,3 por la repetición de la invitación a estar alegres). En la mayor parte del cap. 3 Pablo alerta a la comunidad contra los “perros”, “obreros malos”, “falsos circuncisos”, todo lo que parece una ironía contra los grupos judaizantes, es decir quienes pretendían que los cristianos para ser verdaderamente salvados previamente debían aceptar la circuncisión. El tema es complicado: ¿quiénes eran? la cosa se discute, pero parecen ser grupos que pretenden que los cristianos venidos del mundo no judío se hagan a sí mismos primero judíos (circuncisión mediante) para poder gozar luego de los beneficios de la salvación. Puede ser para evitar conflictos: el judaísmo es una religión lícita, las novedades no son bien vistas por algunos griegos; puede ser por cerrazón ante la novedad de parte de los “judaizantes”; puede ser por una suerte de idolatría de la Ley, la circuncisión y la misma ley puestas casi al mismo nivel que Dios… la cuestión es que misioneros itinerantes han llegado a Filipos e insistido en que es necesario hacerse judíos por la circuncisión, y dejar de ser perros (= paganos). Pablo les dice que ellos son los incircuncisos, los perros, etc… A continuación presenta una especie de “curriculum” frente a los que lo cuestionaban: él tiene tantas o más razones para gloriarse de ser judío, pero no pone allí su seguridad, “todo eso lo tiene como estiércol” y sigue en camino para alcanzar a Cristo. Estemos donde estemos, avancemos (3,16).

El Evangelio de la Transfiguración según la versión de Lucas propone una serie de elementos que es interesante tener en cuenta. La diferencia con los textos de Mateo y Marcos hizo que muchos se pregunten si Lucas tuvo en su poder una fuente propia, aunque otros piensan que posiblemente las diferencias se deban propiamente a la redacción del evangelista.

Los elementos comunes son conocidos: Jesús ha anunciado que le espera el rechazo y la muerte. En los otros Sinópticos Pedro se ha escandalizado y Jesús lo compara con “Satanás” aunque esto es omitido por Lc. Jesús anuncia que quien quiera ser discípulo debe cargar la cruz (“cada día” añade Lc). Esto es muy duro, pero termina aclarando que “algunos de los que están… no probarán la muerte hasta que vean” (Mt aclara “al Hijo del hombre viniendo”) el Reino. Precisamente Jesús se aparta a algunos y les hará “ver”. Así sucede la Transfiguración.

Hay elementos que son propios de Lc y son interesantes: a diferencia de Mc/Mt los días son “ocho”, Jesús sube “al” monte (como si supiéramos cuál es) y sube “para orar” lo que es muy frecuente en Lc; lo que ocurre sucede “mientras oraba”, como una consecuencia de esta oración. Lc agrega como algo importante el contenido de la conversación entre Jesús, Moisés y Elías. Agrega el temor en medio de la nube, Jesús es además de “Hijo” presentado como “elegido”. Finalmente Lc omite toda relación entre Elías y el Bautista en el descenso del monte. Es interesante que este monte no sea el monte Sión, lugar donde Dios se encuentra con su pueblo: la cita “este es mi hijo” remite al Sal 2 que en v.6 dice que “ha instalado a su rey en Sión, su monte santo”.

Ante la presencia de Moisés y Elías interviene Pedro, pero “no sabe lo que decía”, probablemente Lc lee la clásica incomprensión propia de Mc pensando que es toda la Iglesia la que debe ser reunida por el Señor, o porque no se le puede dar a Dios una morada… La nube es un signo de la presencia divina y de su gloria (“vieron la gloria”, v.32), y por eso cuando los discípulos entran en la nube (sólo Lc señala expresamente que también ellos quedan cubiertos por la nube) “se llenaron de temor”; ellos no son simples espectadores, la nube es reunión de los discípulos en torno a la palabra de Dios, y unidos a su vez con los personajes del cielo en una suerte de “comunión de los santos”. Sin embargo, como en Getsemaní, el sueño los vence (22,45-46), no son testigos del diálogo, y sólo después de la resurrección comprenderán.

Escúchenlo” es la clave del relato: para estar en cercanía a Jesús no es necesario armar tiendas, sino escucharlo, vivir de su palabra. La peregrinación no ha terminado, estamos en camino aunque la transfiguración ilumine brevemente el escándalo de la cruz anunciada; la Iglesia en marcha a su éxodo en el cielo mira el monte, como Israel miraba el Sinaí en su éxodo.

De golpe, súbitamente todo termina y encontramos a “Jesús solo”. Sin prohibición de por medio, los discípulos guardan el secreto, seguramente porque no han comprendido y se mantienen en el misterio.

Comentario

¡Jesús es tan extraño…! Después de tirar abajo todas las expectativas propias de su tiempo, y remarcar que como Mesías lo van a matar, y así salvará a todos, -después de eso-, dice que sus seguidores deben caminar su mismo camino, deben pasar las mismas cruces, y hasta el mismo martirio, y esto ¡cada día!… ¿Quién lo entiende? Pero cuando todo parece, casi, una invitación al masoquismo, se nos manifiesta transfigurado… “¡esto es lo que les espera!”, nos señala, como en un relámpago en medio de la noche. Cruz y resurrección, van tan de la mano, que se hace imposible separarlas. La resurrección da un sentido nuevo y fructífero a una vida que quiere gastarse y entregarse, como el fruto da sentido al entierro del grano. Pero también, la muerte da un sentido nuevo a la resurrección, ¡¡¡el amor nunca se hace tan generoso como cuando da la vida!!!, y Jesús no será un Mesías “allá en las nubes”, sino uno que camina nuestros pasos, uno que pasó por la cruz y que se dirige a Jerusalén, tierra de Pascua, y tierra que es punto de partida de la misión.

La transfiguración es un anticipo; es un “eclipse al revés”: una luz en medio de la noche. Da un sentido completamente nuevo a la vida, ¡y a la muerte! Hace comprensible la maravillosa reflexión de Hélder Câmara: “El que no tiene una razón para vivir, no tiene una razón para morir”.

La Transfiguración es decirnos “esto es lo que les espera”, es decirnos que “dar la vida vale la pena”. Todo proceso de conversión y cambio tiene sentido porque tenemos una roca firme, tenemos uno que no cambia, y garantiza nuestra vida fecunda, un “resucitado que es el crucificado” (J. Sobrino). Por eso la importancia que tiene “escuchar” a Jesús. Es la voz del profeta de los tiempos finales, del profeta como Moisés, que nos enseña el camino de la vida, el camino del éxodo que es camino de Pascua. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

16.3. 25. Dom 2º de Cuaresma. Transfiguración, camino de paz (Lc 9, 28-36)

Domingo, 16 de marzo de 2025

IMG_0390Del blog de Xabier Pikaza:

Un judío argentino, oficial del ejército de Israel, me dijo un día: Yo veo a Jesús con frecuencia o, más bien, me siento Jesús, en la Cima más alta, que llamáis de la Transfiguración, que es la Montaña de la Guerra de Israel, muy cerca de  Meguido, Harmagedón, cuando subo a reparar mi espíritu cansado o a preparar la próxima guerra final de Israel:

Estábamos celebrando un Congreso sobre Religión y Paz, en Majadahonda (Madrid), debía ser el año 1983. Hablamos de la Transfiguración. Presidió la misa R. Panikker.

El argentino me dijo  que subía al Tabor para tomar fuerza con Moisés y Elías, para vencer a los enemigos de Israel.  

El texto de Lucas 9 que este domingo 16.3.25 nos ofrece la liturgia nos pide que subamos al Tabor de Jesús, para verle con Moisés y Elías, e iniciar un camino  de éxodo de paz que conduce a la verdadera Jerusalén.

Los políticos de Europa, Rusia y USA quieren dinero para armas que les permitan ganar la paz. Yo, con el evangelio, quiero ofreceros una meditación cuaresmal de cuaresma, para convertir el Monte del Tabor en Monte de Bienaventuranza de la paz, con Jesús, Moisés, Elías… y mi compañero argentino de guerra a quien sigo recordando por sus buenas discusiones

Un judío y un cristiano en el Tabor

 Allí se me muestran, sobre la altura hoy ocupada por signos cristianos, los dos personajes centrales de mi historia, Moisés, hombre de Ley, Elías, el profeta. Se me aparecen con toda claridad, les veo con ojos cerrados, les siento con ojos abiertos, se apoderaban de mi espíritu y escucho la gran voz de la Altura Infinita, lo mismo que Jesús: ¡Tú eres mi Hijo, redime tú esta tierra, libérala de los poderes enemigos!

 Así me siguió diciendo el judío:

Sobre el monte me elevo con Jesús, como él y me siento enviado por Dios para cumplir la tarea de liberación del pueblo, con la ley de Israel en la mano (Moisés), con la experiencias más alta de oración (Elías…), con razones y con armas… Jesús retomó allí en su tiempo el buen camino, pero que no lo supo culminar… o no lo culminaron sus seguidores, los cristianos. Por eso, nosotros, los buenos judíos, herederos de Jesús, en la línea de Moisés y Elías, debemos culminarlo, con leyes, razones, armas y oraciones

Sí, ya sé que Usted, cristiano, no quiere o puede reconocerlo, me dijo, pero el Tabor es el monte de Barac, el Rayo, el gran guerrero de Israel, con Débora, la Abeja, la profetisa más grande. Allí subieron los soldados escogidos, como sabe Jueces 4, y de allí bajaron, con la ayuda del Dios de Moisés y de Elías (aunque Elías sea posterior), para vencer en la gran batalla a todos los cananeos y palestinos enemigos. No hace falta que se lo recuerde.

Usted lee la Biblia, y sabe que este monte, antes de lo que llaman Transfiguración de Jesús, era y sigue siendo la Montaña de la Transfiguración militar y victoriosa de Israel, con Barac y Débora.

 No quise argumentar, guardé silencio. Pero, en un momento dado, se situó en un plano personal y me preguntó: Y usted, cristiano ¿ve a Jesús? ¿Le ve con Moisés y con Elías, como el judío eterno, el hombre universal de la libertad israelita? ¿No habrá espiritualizado y deshumanizado a Jesús y convertido  esta imagen poderosa de la Transfiguración, que es una de “jura de bandera” de Israel, en una especie de evocación puramente estética de un cielo superior “sin carne” y sin historia, un Icono contemplativo de tipo helenista para evadirse del mundo real, mientras los hombres, mujeres y niños reales siguen oprimidos?

Soy de respuestas retardadas, quizá retrasadas. No quise entrar en polémica con el judeo-argentino, oficial del Ejército de Israel. No dije nada al buen porteño-israelita, que interpretaba con armas de guerra el relato de la Transfiguración y que subía a Tabor para retomar la experiencia de Jesús, con signos de Barac/Débora y para así cumplirla liberando toda la tierra de Israel, el mundo entero, e iniciando la era mesiánica anunciada por Moisés y Elías?

IMG_0389No le dije entonces nada, pero he seguido pensando en ello, año tras año, como podrá ver quien lea mi Historia de Jesús y mis Comentarios de Marcos y Mateo (Verbo Divino, Estella 2012 y 2017). Sé que aquel judío tenía en parte razón: Al Tabor hay que subir para tomar fuerza y bajar a la lucha por la liberación de los pobres y enfermos … Pero tengo la impresión de que la respuesta de aquel oficial no es la definitiva.

El camino de Jesús desde el Tabor incluye un elemento contemplativo, pero es ante todo un camino de compromiso real con la historia, un camino de transformación personal como muestra el Evangelio de Marcos, un camino de éxodocomo muestra la versión de Lucas que hoy se lee, que no dice muerte, como ha traducido el texto litúrgico de este domingo, sino que pone éx-odo, como pone el texto griego (como he puesto entre paréntesis en la versión del princpio),. Le tengo un gran respeto a la tradición oriental/ortodoxa del Icono de la Transfiguración, pero no interpreta ni asume todos los elementos del texto.

Una lectura “situada”. Para comprender el texto.

Éste relato de la Transfiguración ha sigo leído y entendido desde diversas perspectivas por la tradición. Aquí van algunas de ellas.

  1. Mi dialogante judío leía el evangelio en plano mesiánico-militar, partiendo de Barac/Débora,a quienes unía con Jesús, deseando reiniciar y culminar desde el Tabor la Gran Guerra de la reconquista judía y de la culminación mesiánica del Gran Israel… Jesús estaba en el buen camino, pero no supo culminarlo.
  2. Los exegetas profesionales leen este pasaje desde una perspectiva de Pascua cristiana y de fiesta judía de los Tabernáculos. La tradición cristiana anterior a Marcos habría “creado” simbólicamente este pasaje para presentar a Jesús Resucitado, Hijo de Dios, introduciendo su figura pascual en un momento de su historia anterior, con Moisés y Elías… De esa forma se habría cumplido, por otra parte, la fiesta judía de los Tabernáculos, es decir, de la plenitud del descanso futuro del Pueblo.
  3. Los cristianos helenistas habría reinterpretado este pasaje en línea de “transfiguración sacral”,convirtiendo la escena en un “signo de cielo”, en el Icono por excelencia. Se trata de “ver” más allá de los accidentes y formas externas, la verdad de Dios que se expresa en Jesús, de un modo simbólico. Éste ha sido y sigue siendo el Icono más importante (el sacramento fundamental) de una parte significativa de la Iglesia ortodoxa.
  1. La Iglesia Católica ha querido aplicar este Icono a la vida de los religiosos contemplativos ,como han marcado varios documento sobre el despliegue de la Vida Religiosa (como decía Vida Fraterna en Comunidad”, año 1994). La vida religiosa sería un Tabor continuado, un lugar de encuentro con el Dios de Jesús en la montaña.

Todo lo anterior es importante, pero el signo de la Transfiguración tiene otros elementos importantes, como indica el texto de  Lucas de la liturgia de hoy:

Lucas 9, 28b-36

IMG_0391En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte/éxodo  que iba a consumar en Jerusalén  (τὴν ἔξοδον αὐτοῦ, ἣν ἤμελλεν πληροῦν ἐν Ἱερουσαλήμ). Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.”No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.”Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

– Perspectiva histórica.

Aquí se habla de un “hecho”. En esta línea se destaca la experiencia religiosa de Jesús y puede pensarse que la escena presenta un hecho de su vida pública: se transfiguró sobre la montaña y sus tres discípulos principales le descubrieron como Hijo de Dios, escuchando unas palabras de la nube que tomaron como voz divina, revelación transformante del misterio que presente a Jesús diciendo: ¡ese es mi Hijo querido, escuchadle!

Esa interpretación es valiosa, pero debemos añadir que las palabras de la nube divina no se dirigen a Jesús sino a los discípulos, para fortalecer su fe vacilante. El mensaje de Dios parece situarnos en contexto actual (post-pascual). Dios no está hablando aquí a Jesús, se dirige a nosotros y nos dice quién es Jesús,para  que le escuchemos. Por eso diremos que ésta es una escena de pascua.

– Perspectiva apocalíptica.

La escena original no hablaría de una transfiguración histórica de Jesús (Mc 9, 2c sería posterior), sino de una visión y esperanza escatológica: los cristianos han visto a Jesús tras su muerte sobre el cielo, con Moisés y Elías, anticipando el final del tiempo como Pedro interpreta rectamente en Mc 9, 5 (9, 6 es posterior). Aquí no se contaría lo que pasó, sino lo que esperamos que pase. También nosotros, como Pedro, Juan y Santiago queremos subir a la Montaña de Dios, para ver a Cristo trasfigurado. La voz del cielo ratifica esa esperanza.

– Perspectiva pascual. Ese pasaje nos contaría una experiencia pascuL… Tenemos que ver a Jesús resucitado, como le vieron Pedro, Santiago y Juan. Los diversos elementos del relato (montaña, proclamación mesiánica, voz de Dios…) hacen pensar que estamos ante una experiencia de resurrección, interesada en mostrar a Jesús como hijo de Dios (Mc 9, 7) o rey escatológico. El mensaje del texto estaría cerca de Rom 1, 3-4 que identifica pascua y nacimiento del Hijo: el blanco de las vestiduras (Mc 9, 3) es color celeste de los ángeles (Mc 16, 5; Mt 28, 3; Jn 20, 12) o santos (Ap 6, 11; 7, 9, etc.); Moisés y Elías son habitantes del cielo con quienes dialoga Jesús. Los creyentes viven, según esto, a dos niveles: unidos a Jesús pertenecen al mundo divino, donde quieren integrarse con Pedro (Mc 9, 5); pero la Voz de Dios les invita al cumplimiento del mensaje de Jesús (oídle), mientras siguen viviendo sobre el mundo (Mc 9, 7).

Sentido. Entender y vivir la transfiguración

Desde esos tres planos se entiende el pasaje: cuando la Voz de la nube (presencia de Dios) atestigua que Jesús es su Hijo (Mc 9, 7) no alude sólo al fin del tiempo o a la pascua, sino a su realidad humana, en el camino de la historia, pues en ella ha venido a desplegarse su filiación divina. El misterio de la gloria orante de Jesús se funda en Dios y por eso es necesario que Dios mismo lo proclame.

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

La anticipación del triunfo de Jesús y de nuestro triunfo. 2ª domingo de Cuaresma. Ciclo C

Domingo, 16 de marzo de 2025

08-transfiguaracionDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El domingo 1º de Cuaresma se dedica siempre a las tentaciones de Jesús, y el 2º a la transfiguración. El motivo es fácil de entender: la Cuaresma es etapa de preparación a la Pascua; no sólo a la Semana Santa, entendida como recuerdo de la muerte de Jesús, sino también a su resurrección. Este episodio, que anticipa su triunfo final nos ayuda a enfocar adecuadamente estas semanas.

El contexto: la promesa

Jesús ha anunciado que debe padecer mucho, ser rechazado, morir y resucitar. Y ha avisado que quienes quieran seguirle deberán negarse a sí mismos y cargar con la cruz. Pero tendrán su recompensa cuando él vuelva triunfante. Y añade: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán antes de ver el reinado de Dios». ¿Se cumplirá esa extraña promesa?

El cumplimiento: la transfiguración

Ocho días después de estas palabras, Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, aparecieron con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían del sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: Maestro, que bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle.

Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

El relato podemos dividirlo en dos partes: la subida a la montaña y la visión. Desde un punto de vista litera­rio es una teofanía, una manifestación de Dios, y los evangelistas utilizan los mismos elementos que empleaban los autores del Antiguo Testamento para describirlas. Por eso conviene recordar algunos datos de la famosa teofanía del Sinaí, cuando Dios se revela a Moisés.

            La teofanía del Sinaí

Dios no se manifiesta en un espacio cualquiera, sino en un sitio especial, la montaña, a la que no tiene acceso todo el pueblo, sino sólo Moisés, al que a veces acompaña su hermano Aarón (Ex 19,24), o Aarón, Nadab y Abihú junto con los setenta dirigentes de Israel (Ex 24,1). La presen­cia de Dios se expresa mediante la imagen de una nube espesa, desde la que habla (Ex 19,9). Es también frecuente que se mencione en este contexto el fuego, el humo y el temblor de la montaña, como símbolo de la gloria y el poder de Dios que se acerca a la tierra. Estos elementos demuestran que los evangelistas no pretenden ofrecer un informe objetivo, histórico, de lo ocurrido, sino crear un clima semejante al de las teofanías del Antiguo Testa­mento.

            La subida a la montaña

Jesús sólo elige a tres discípu­los, Pedro, Santiago y Juan. Este dato no debemos interpretarlo solo como un privilegio; la idea principal es que va a ocurrir algo tan grande que no puede ser presen­ciado por todos.

Lucas introduce aquí un cambio pequeño pero importante. Marcos y Mateo dicen que subieron a una montaña alta y apartada; Lucas, que “subieron a la montaña para rezar”. La altura y aislamiento del monte no le interesa, lo importante es que Jesús reza en todas las ocasiones trascendentales de su vida.

            La visión

En ella hay cuatro elementos que la hacen avanzar hasta su plenitud. El primero es la transformación del rostro y las vestiduras de Jesús. El segundo, la aparición de Moisés y Elías. El tercero, la aparición de una nube luminosa que cubre a los presentes. El cuarto, la voz que se escucha desde el cielo.

En ella hay cuatro elementos que la hacen avanzar hasta su plenitud.

  1. La transformación del rostro de Jesús. Lucas destaca que el cambio se produce mientras Jesús oraba, y se centra en el cambio de su rostro más que en el de sus vestidos: “Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.” Es un anticipo de las apariciones de Cristo resucitado, cuando su rostro es difícil de identificar para María Magdalena, los dos de Emaús y los discípulos en el lago.
  2. La aparición de Moisés y Elías. Moisés es el gran mediador entre Dios y su pueblo, el profeta con el que Dios hablaba cara a cara. Según la tradición bíblica, sin Moisés no habrían existido el pueblo de Israel ni su religión. Elías es el profeta que salva a esa religión hacia el siglo IX a.C., cuando está a punto de sucumbir por el influjo de la religión cananea. Sin Elías habría caído por tierra toda la obra de Moisés. Por eso los judíos concedían especial importancia a estos dos personajes. El hecho de que se aparezcan ahora a los discípu­los (no a Jesús) es una manera de garantizarles la importancia del personaje al que están siguiendo. No es un hereje ni un loco, no está destruyendo la labor religiosa de siglos, se encuentra en la línea de los antiguos profetas, llevando su obra a plenitud.

En este contexto, las palabras de Pedro proponiendo hacer tres chozas suenan a simple despropósito. Pero son conse­cuencia de lo que ha dicho antes: «qué bien se está aquí». Es mejor quedarse en lo alto del monte que cargar con la cruz y seguir a Jesús hasta la muerte.

  1. Como en el Sinaí, el monte queda cubierto por una nube.
  2. Las palabras de Dios reproducen exactamente las que se escucharon en el momento del bautismo, cuando Dios presentaba a Jesús como su siervo. Pero aquí se añade un imperativo: “¡Escuchadle!” La orden se relaciona directamente con las anteriores palabras de Jesús, sobre su propio destino y sobre el seguimiento y la cruz de sus discípulos.

            Resumen

La transfiguración supone para los discípulos una enseñanza creciente: 1) al ver transformados su rostro y sus vesti­dos tienen la expe­riencia de que su destino final no es el fracaso, sino la gloria; 2) la aparición de Moisés y Elías confirma que Jesús es el culmen de la historia religiosa de Israel y de la revela­ción de Dios; 3) la voz del cielo les enseña que seguir a Jesús no es una locura, sino lo más conforme al plan de Dios.

            La anticipación de nuestro triunfo (Filipenses 3,17-4,1)

A la comunidad de Filipos, igual que a otras fundadas por Pablo, llegaron misioneros cristianos, pero de la línea radical, judaizante. Estaban convencidos de salvarse por observar una serie de normas alimentarias (“su Dios es el vientre”) y por la circuncisión (“se glorían de sus vergüenzas”); en consecuencia, aunque no lo reconozcan, para salvarse no es preciso que Jesús muera por nosotros, y se comportan como enemigos de la cruz de Cristo”.

            Frente a esta postura, los filipenses, seguidores de Pablo, no aspiran a cosas terrenas sino que aguardan a un salvador, Jesús, que transformará nuestro cuerpo humilde a semejanza del suyo glorioso. Esta promesa de la transformación de nuestro cuerpo es la que ha movido a elegir esta lectura, en paralelo con la del evangelio: la transfiguración de Jesús no solo anticipa su gloria sino también la nuestra.

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.

Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. El transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelos de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

            La teofanía a Abrahán (Gn 15, 5-12. 17-18)

El texto ha sido elegido por su importancia en la historia de la salvación, que se recuerda en las primeras lecturas de los domingos de Cuaresma, pero no tiene relación estricta con el evangelio.

En el libro del Génesis, Abrahán, presentado como un pastor seminómada, recibe las dos mayores promesas que puede desear: una descendencia numerosa y una tierra donde asentarse. El texto podemos dividirlo en tres partes: la primera promete una descendencia numerosa como las estrellas; la segunda, la tierra (sin concretar de qué tierra se trata, se supone la de Canaán); la tercera une los dos temas: la descendencia de Abrahán heredará la tierra (en este caso se le atribuye una extensión fabulosa).

            1)

                        En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrahán y le dijo:

                        – Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.

                        Y añadió:

                        – Así será tu descendencia.

                        Abrahán creyó al Señor, y se le contó en su haber.

            2)

            El Señor le dijo:

            – Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos para darte en posesión esta tierra.

            El replicó:

            – Señor Dios, cómo sabré yo que voy a poseerla.

            Respondió el Señor:

            – Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.

            Abrahán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrahán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrahán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.

3)

            Aquel día el Señor hizo alianza con Abrahán en estos términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

II Domingo de Cuaresma. 16 marzo, 2025

Domingo, 16 de marzo de 2025

imagen-web-1-539x303

 

Una voz desde la nube decía:
-Este es mi Hijo, el escogido; escuchadle.”

(Lc 9, 28b- 36)

A los matrimonios o las parejas se les suele preguntar algo así como: “Y vosotros, ¿cómo os conocisteis?”. A las personas consagradas nos suelen preguntar por nuestra vocación.

Pienso que si a Jesús le hubiéramos preguntado por su vocación nos habría contado dos cosas: el momento de su bautismo en el Jordán y el momento que describe el evangelio de hoy, y que nosotros llamamos la transfiguración.

Esos son dos momentos decisivos de la vida de Jesús y es probable que Jesús mismo hablara de ellos en más de una ocasión, de hecho nos los cuentan los tres evangelios sinópticos: Marcos, Mateo y Lucas.

Las primeras seguidoras de Jesús guardaron en el corazón el recuerdo de estos dos “hitos” en la vida de su Maestro. Las dos veces que Jesús oye la voz del Padre que le recuerda su propia identidad: “Este es mi Hijo”.

El núcleo fuerte de cualquier vocación no es hacer esto o aquello sino descubrir quiénes somos. Cuando Dios nos llama nos desvela nuestra identidad. Por eso la vocación no es una cosa que sucedió si no que se renueva diariamente.

La llamada de Dios es a SER, ¿a ser qué? ¡A ser HIJAS AMADAS! Esto es lo más importante. Después viene la manera concreta de realizarlo que es única para cada persona. Unas responderán desde el matrimonio, otras desde la vida consagrada, la maternidad o paternidad, la soltería. Desde un compromiso total con la gente empobrecida o desde una opción preferencial por la vida de oración. Porque aunque aparentemente la llamada es la misma para todas y todos, ya se sabe (las madres lo saben muy bien): ¡no hay dos hijas iguales!

Acompañemos a Jesús en este día importante de su vida. Recreemos en nuestro corazón los detalles de aquel momento: la montaña, la intimidad con los amigos, el encuentro con Dios, su voz… Jesús nos deja entrar en una de sus experiencias más profundas.

Hoy nos lleva consigo a lo alto de una montaña, para orar. ¿Te apuntas?

Oración

¡Qué hermoso es estar aquí!, Trinidad Santa, en el corazón mismo de la oración del Hijo. Escuchando la voz del Padre. Fluyendo en el amor de la Santa Ruah que nos va transformando en lo que somos: HIJAS AMADAS SUYAS.

*

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

En Jesús (y en nosotros) está siempre lo divino, aunque se perciba.

Domingo, 16 de marzo de 2025

DespertarDOMINGO 2º DE CUARESMA (C)

Lc 9,28-36

Toda la Biblia es el relato de la manifestación de Dios. Son leyendas construidas para fundamentar las creencias de un pueblo. La Alianza sellada por Abrahán con el mismo Dios es el hecho más importante de la epopeya bíblica. Hay un detalle muy significativo. Dios no llegó a la cita hasta que vino la noche y Abrahán cayó en “un sueño profundo…

La conversación con Moisés y Elías fue sobre el “éxodo de Jesús” (pasión y muerte). Se trata de un relato pascual. Todos los relatos evangélicos son pascuales. Me refiero a que en un principio se pensó como relato de resurrección, pero con el tiempo se retrotrajo a la vida terrena de Jesús, para potenciar el carácter divino de Jesús y su conexión con el AT.

Todos los elementos del relato se toman del AT. El monte, lugar de la presencia de Dios. El resplandor, signo de que Dios estaba allí. La nube en la que Dios se manifestó a Moisés. La voz, que es el medio por el que Dios comunica su voluntad. El miedo presente siempre que se experimenta lo divino. Las chozas, alusión a la fiesta mesiánica en la que se conmemoraba el paso por el desierto. Moisés y Elías: La Ley y los Profetas.

El relato se presenta como una transfiguración. Cambió la figura, lo que se puede percibir por los sentidos. En lo esencial, Jesús fue siempre el mismo. En Jesús, como en todo ser humano, lo importante es lo divino que no puede ser percibido por los sentidos. En los relatos pascuales, el Jesús que se les aparece, es el mismo que anduvo con ellos en Galilea. En los relatos de su vida, se dice lo contrario. Jesús, con el que viven, es ya el glorificado.

Las interpretaciones de este relato, apuntan siempre a una manifestación de “gloria”. La gloria de Dios no tiene nada que ver con la gloria humana. En Dios, la gloria es su esencia, no algo añadido. Si en Jesús habitaba la plenitud de la divinidad, quiere decir que Dios y su “gloria” nunca se separaron de él. Como hombre sí podría recibir gloria. Cuando queremos añadírsela después de su muerte, seguimos cayendo en la gran tentación de siempre.

En Jesús está ya la plenitud de la divinidad, pero está en su humanidad, aunque no se puede percibir por los sentidos. Todo lo que Jesús nos pidió que superáramos, lo queremos recuperar con creces. Jesús acaba de decir que tiene que padecer mucho; que seguirle es renunciar a sí mismo. Pedimos a Dios que recubra de oropel nuestra escoria.

Lo divino no es lo contrario de lo humano, sino compatible con nuestras limitaciones. Es absurda una esperanza de futuro. Dios nos ha dado ya todo lo que podría darnos. Claro que esto contradice nuestras expectativas. Pero esa es la clave: ¿Estamos dispuestos a aceptar la salvación que Jesús ofrece, o seguimos esperando una ‘salvación’ para nuestro falso yo?

¡Escuchadle a él solo! Seguimos, como Pedro, aferrados al Dios del AT. El cristianismo ha velado de tal forma el mensaje de Jesús, que es casi imposible distinguir lo que es mensaje evangélico y lo que son resonancias del AT. Hoy son numerosos los odres nuevos, que esperan vino nuevo, porque no aguantan el vino viejo y agrio que les seguimos ofreciendo.

El hecho de que Moisés y Elías se retiraran antes de que hablara la voz, es una advertencia para nosotros que no acabamos de superar el Dios del AT. Jesús ha dado un salto en la comprensión de Dios que debemos dar nosotros también. En realidad, en ese salto consiste toda la buena noticia de Jesús. El Dios del AT no es buena noticia sino temible noticia.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Discernimiento.

Domingo, 16 de marzo de 2025

Transfiguration_YearC_ethiopiaLc 9, 28-36

«Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña para orar»

Los sinópticos recalcan el hábito de Jesús de retirarse a menudo a orar buscando la soledad de la montaña; en ocasiones, acompañado de sus amigos más cercanos. Pero hay tres momentos cruciales en que su oración tiene un carácter especial, y los evangelistas se hacen eco de ello narrando con detalle la escena. Son momentos en que debe tomar las decisiones más importante de su vida, y en todos ellos recurre a la oración en busca de lucidez para discernir y fortaleza para responder.

El primero se recoge en el texto de la semana pasada y se desarrolla en el desierto de Judea. Jesús ha terminado de afianzar su vocación en el entorno del Bautista y se siente llamado a lanzarse a los caminos de Galilea a proclamar la buena Noticia del Reino… Pero esa decisión implica abandonar su oficio, su vida tranquila y a su familia, y lanzarse a una aventura arriesgada de final incierto. No es una decisión sencilla, ni mucho menos.

Para afrontarla hace lo que tantas veces hizo después a lo largo de su vida; sube al desierto y permanece largo tiempo en oración y penitencia. Y allí, en la soledad del desierto, entregado a la oración, decide responder a la llamada venciendo la acuciante tentación de ignorarla. Ya no vuelve a Nazaret, sino que va a Cafarnaún acompañado de Juan, Andrés, Simón y Natanael para iniciar desde allí la misión a la que se siente llamado.

El segundo discernimiento corresponde al evangelio de hoy. Jesús tiene que decidir entre permanecer en Galilea o universalizar su mensaje llevando la buena noticia al mismo corazón de Judea. Si permanece en Galilea como profeta rural, el alcance de su mensaje será muy limitado, pero al menos su vida no correrá peligro. En cambio, si sube a Jerusalén pondrá en grave riesgo su vida, pues sabe que las autoridades le buscan para matarle: «Vayamos también nosotros a Jerusalén a morir con él», dice Tomás, consciente del enorme peligro que ello entraña.

En este caso, el discernimiento queda en cierto modo velado porque Lucas incluye una teofanía que  pretende dejar claro (antes de iniciar el relato de la pasión) quién es el hombre que va a subir a Jerusalén, va a ser prendido por las autoridades, torturado y muerto en cruz. Lucas nos viene a decir: no os equivoquéis; Dios está con ese hombre que aparentemente es vencido por los sacerdotes; y no con quienes lo matan… «Y una voz desde la nube decía: Éste es mi hijo amado»

El tercer discernimiento tiene lugar en Getsemaní. Esa tarde Jesús ha organizado una cena de despedida con sus discípulos porque sabe que las cosas han ido demasiado lejos y su suerte está echada. Ya en el huerto, Jesús tiene que tomar la decisión definitiva: escabullirse amparado en las sombras de la noche, o ser consecuente con su misión y aguantar a pie firme la llegada de los guardias. Una decisión brutal, como también lo fue su angustia: «Padre, aleja de mí este cáliz».

Por fidelidad a la misión, en el primer caso Jesús renuncia a la vida cómoda de Nazaret, en el segundo a la seguridad de Galilea y en el tercero a la propia vida.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí 

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Dejarnos transfigurar .

Domingo, 16 de marzo de 2025

transfiguration-21Lc 9, 28b-36

Comentario Evangelio domingo. 16 marzo 2025

El Evangelio de hoy nos remite a una pregunta que frecuentemente las cristianas y los cristianos contemporáneos nos hacemos: ¿Cómo hacer experiencia de Dios en medio del ruido, el ajetreo y los compromisos cotidianos? ¿Cómo vivir la dimensión contemplativa y orante de nuestra fe y dejarnos transfigurar por ella, como le sucedió al propio Jesús y a tantos hombres y mujeres testigos, que nos han precedido?

El texto nos da algunas claves para ello.

El cuidado de la dimensión comunitaria

Aunque la oración es personal tiene una dimensión comunitaria, una comunidad de sentido y esperanza, que sostiene. Una comunidad, desde la que se clama a Dios conjuntamente, se expresa el anhelo de amor y comunión. Por eso Jesús invita a Pedro a Juan y a Santiago a subir al monte Horeb con Él.

Dejarse sorprender por las paradojas y la revolución de los adverbios, que propone el Evangelio.

En la tradición judeocristiana, el monte Horeb es el lugar de la revelación de Dios por excelencia. Lugar de teofanía, donde Dios selló su alianza de amor con Moisés. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual “subir al monte Horeb” y contemplar los destellos del Misterio, más que ascender, implica descender. La espiritualidad cristiana más que a los arriba de la historia y la condición humana, remite a los abajo. Invita a adentrarse en la profundidad del corazón, en la fuente del ser, a aventurarse en su hondura, vivir haciendo hoyo, traspasando la corteza de la superficialidad, hasta descubrir esa experiencia que tan bellamente expresó Etty Hillesum:

Hay en mí un pozo profundo. Y en ese pozo está Dios. A veces consigo llegar a él, pero lo más frecuente es que las piedras y escombros obstruyan el pozo y Dios quede sepultado. Entonces es necesario volver a sacarlo a la luz (…) Voy a ayudarte Dios mío a no apagarte en mí

Ascender al Horeb” no es tampoco abstraerse de la realidad, ni idealizarla, sino más bien atreverse, con la ayuda del Espíritu, a perforarla y descubrirla habitada por un Amor que nos trasciende y trasfigura, si así se lo permitimos. Es decir, dejarnos configurar por el Amor, transformándonos internamente (sensibilidad, orientación vital) y externamente (prácticas, relaciones, etc.) para ser cauce de tanto don recibido.

-Participar de la vida de Dios y sus testigos y profetas, dejando que algo de sus vidas impregne las nuestras

La oración es comunicación, es interrelación, es participación de la vida de Dios. Por ello nos conecta también con la larga cadena de hombres y mujeres testigos y profetas que sostienen y acompañan nuestra fe. Expresado en la teología más clásica de la iglesia, la oración nos hace participar de la comunión de los santos y santas. En este sentido nos arraiga en una larga tradición de buscadores y buscadoras comprometidos y comprometidas en hacer histórica la utopía del evangelio. Nos sostiene y alienta una inmensa nube de testigos.

-Estar dispuestos y dispuestas a espabilarnos, como les sucede a los apóstoles 

Despertarnos de nuestras inercias, rutinas y comodidades. No pactar con ellas, sino avivar la sensibilidad para captar al Dios de la vida, que nos sorprende siempre empujando y sosteniendo la fragilidad, en nosotros y nosotras mismas, y en los y las demás.

-No caer en la tentación de separar a Dios de la historia, y del mundo. No “aspirar a hacer tres tiendas.”

La oración cristiana no nos aísla en burbujas espirituales, sino que nos implica y complica con el sacramento del encuentro, la projimidad humana y la comunión con toda vida. Nos lleva a un modo de estar en el mundo “de parte de Dios”, comprometidos y comprometidas con la realidad y el cuidado de la casa común.

-Escuchar al Hijo y su palabra encarnada en la historia y en lo profundo del corazón humano y dejarnos sobrecoger por esa experiencia.

Arrodillar el corazón ante este misterio. Dejar que cale en nosotros y nosotras como lluvia ligera, para que a su tiempo se traduzca en frutos, porque la experiencia de Dios se verifica siempre en las obras.

¿Cómo ayudarnos como comunidades cristianas a abrirnos a la experiencia de Dios y dejarnos transfigurar por ella?

Pepa Torres Pérez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Es hermoso estar aquí.

Domingo, 16 de marzo de 2025

IMG_0333Comentario al evangelio del domingo 16 marzo 2025

Lc 9, 28b-36

Soy consciente de que esa afirmación puede sonar como una insolencia o incluso como una afrenta para quien sufre con desesperación, física o psíquicamente. Sé bien que hay momentos en los que, atrapadas por sufrimientos tan insoportables como incomprensibles, las personas pueden verse sumergidas en ideaciones suicidas. Y sé también que quien busca el suicidio lo hace porque tiene la sensación subjetiva de no poder soportar la “carga” de una existencia marcada por la angustia y el sinsentido.

Parece innegable que todo depende de nuestra capacidad de “ver”. Sin duda, nuestro modo de ver puede estar condicionado e incluso cegado por experiencias dolorosas. Algo nos pudo haber sucedido que, conformando incluso la manera de funcionar de nuestro cerebro, hace sumamente difícil mantener una mirada luminosa hacia la realidad en su conjunto. Algo nos puede estar sucediendo ahora que absorbe nuestra energía y nos introduce en la apatía. Todo ello puede impedirnos “ver” con claridad.

Sin embargo, cuando es posible retirar el filtro producido por sufrimientos de todo tipo y nos es dado “ver” lo que somos, lo que aparece es hermosura. Todo sigue siendo lo mismo, pero aparece ahora todo ante nuestros ojos como transfigurado. Y descubrimos que esa hermosura no es algo añadido a la vida, sino su propio resplandor. La vida es hermosa.

Ahora bien, esa hermosura no alimenta el narcisismo -que desearía hacer una “choza” para instalarse cómodamente en ella-, sino que dinamiza y moviliza, como expresión de la propia vida que busca desplegarse fluyendo también a través de nosotros.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

La Transfiguración acontece en la fe y en la oración, (no es la pasarela Cibeles).

Domingo, 16 de marzo de 2025

índiceDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01.- La transfiguración.

¿Qué puede significar la Transfiguración?

Los textos bíblicos no son un mero reportaje de lo que ocurrió. El relato de la Transfiguración no es un hecho espectacular, histórico, sino que es expresión de la experiencia de fe del encuentro de aquellos tres discípulos (la iglesia naciente) con JesuCristo.

La Transfiguración es una narración de gran contenido cristiano que nos la ofrecen los tres evangelios sinópticos. Este relato está compuesto con símbolos tomados del AT y aplicados a Jesús – Cristo:

  • La montaña era lugar cercano a Dios, que vive en el cielo.

Las montañas eran el lugar más cercano al cielo lugar, donde vive Dios; por eso las montañas eran consideradas como el lugar de la máxima cercanía con Dios.

Los grandes “acontecimientos” de JesuCristo acontecen en un monte. Estas cosas acontecen cerca de Dios (monte) y en la oración.

  • Jesús subía y pasaba largas noches de oración en la montaña.
  • Jesús fue tentado en lo alto de un monte.
  • Su gran predicación aconteció tras la noche en oración en el monte de las bienaventuranzas.
  • Jesús toma conciencia de su mesianismo y los creyentes (representados por Pedro, Santiago y Juan) en el monte de la Transfiguración.
  • Jesús llega a la angustia de muerte en la oración del monte de los Olivos.
  • Jesús es crucificado en el monte
  • Jesús llega o vuelve definitivamente a Dios desde el monte de la Ascensión.
  • Nube: como protección de Dios al pueblo que caminaba por el desierto.
  • Resplandor: propio del ámbito de Dios.
  • Tres tiendas: la tienda es el lugar de Dios. [1]
  • Elías y Moisés: profetismo y ley: síntesis del AT

02.- Ver en Jesús a Cristo.

Y ¿qué puede significar la Transfiguración?

Jesús era hombre. Humana e históricamente Jesús era un judío del siglo I en el que no era fácil ver en él a Cristo como expresión de Dios, como hijo de Dios

¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven sus hermanas aquí con nosotros?  (Mc 6,3). ¡Cómo va a ser hijo de Dios!

La Transfiguración acontece en la fe, por tanto para quien es creyente.

El relato de la Transfiguración está ubicado inmediatamente después del acto de fe de Pedro. «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo

Los discípulos, los primeros que siguieron a Jesús, llegaron a creer en Él como Mesías / Hijo de Dios por la fe, no por gestos y hechos espectaculares, sino por la fe.

Desde la experiencia de Jesús llegaron a creer en Cristo. Desde la materialidad de las palabras y acontecimientos de Jesús, llegaron a intuir y creer que aquel hombre, Jesús, era expresión de Dios, hijo, Palabra de Dios: Este es mi Hijo amado, escuchadle.

        Al Jesús hombre podemos llegar por la historia, por los relatos evangélicos, etc. Pero a Cristo llegamos por la fe. Pedro, Santiago y Juan, (y todos los creyentes) llegamos a Cristo cuando creemos en Él. A JesuCristo no se le demuestra, se cree en Él.

03.- La vida como signo y sacramento.

        El ser  humano transfigura las realidades de la vida y llega a ver y vivir en ellas algo más que la pura materialidad

        Y esto acontece no en la verificación empírica, en las ciencias, sino en la oración, en la fe, en el silencio, en la profundidad de la vida…

La vida está llena de signos y de símbolos que nosotros interpretamos: transfiguramos: un regalo es signo de afecto, de amor; unos colores son signo de una institución, de una nación; una iglesia románica, gótica, etc. son signo de una trascendencia…

        Jesús hombre es signo (sacramento) de Dios: hijo de Dios: Este es mi hijo, escuchadle; quien me ve a mí, ve al Padre…

        Y ya en el tiempo de las comunidades cristianas, Jesús se hace presente en el prójimo: ¿Cuándo te vimos hambriento, enfermo, desnudo, enfermo o encarcelado y te ayudamos o no te ayudamos? Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos…

        El ser humano, el prójimo es signo, sacramento de JesuCristo.

04.- Silencio y oración.

        La transfiguración de Jesús acontece en la oración. Jesús subió a la montaña con Pedro, Santiago y Juan a orar.

Las vivencias y decisiones más profundas de la vida acontecen, se producen en la oración. La oración es la respiración de la vida. En medio del ruido de la sociedad, en plena algarabía de los medios de comunicación, la Transfiguración es un acontecimiento  de silencio y oración.

        Dios está cerca en el silencio y la oración.

05.- La transfiguración como expresión (teofanía) de Dios.

        El relato de la Transfiguración es semejante al del bautismo de Jesús. En ambos se nos dice: Este es mi hijo amado, escuchadle.

Jesús es la expresión, la Palabra (S Juan), el hijo de Dios. Escuchando y acogiendo a JesuCristo, estamos cerca de Dios.

        Caminemos en paz de Dios por el desierto de la cuaresma y de la vida, caminemos, que somos ciudadanos del cielo (S Pablo / Filipenses). (Dios nos libre de quien cree que su patria es donde ha nacido).

 Éste es mi Hijo, escuchadle.

[1] La fiesta de las tiendas en el pueblo judío celebra el camino por el desierto hasta la libertad y la tierra de promisión.

 

 

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Escuchar a Jesús, verdadero profeta de Dios”, por Consuelo Vélez

Domingo, 16 de marzo de 2025

IMG_0340De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del II domingo de Cuaresma (16-03-2025)

Jesús sube a orar pero no es una oración sin contenido sino un ponerse a la escucha de la voluntad de Dios, como los profetas

En este pasaje de la transfiguración se está revelando que Jesús es el “Hijo elegido” a quien hemos de escuchar

Revelar a Jesús como el Hijo Elegido a quien hay que escuchar, es una invitación de Lucas a dejar de escuchar a los profetas del Antiguo Testamento y escuchar al “profeta” de Dios, a su propio Hijo

Ocho días después de estos discursos, tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar.

Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura. De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.  Cuando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús:

– Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a armar tres chozas: una para ti, una para Moisés y una para Elías –no sabía lo que decía-.

Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron. Y se escuchó una voz que decía desde la nube:

– Éste es mi Hijo elegido. Escúchenlo.

Al escucharse la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto

(Lc 9, 28b-36).

En este evangelio Jesús toma consigo a Pedro, Juan y Santiago y sube a una montaña a orar. Sabemos que Lucas le da mucha importancia a la oración de Jesús: en el bautismo (Lc 3, 21); antes de elegir a los Doce (Lc 6, 12); al preguntar quién dice la gente que es (Lc 9, 18); antes de enseñar el Padre nuestro (Lc 11, 1); en el huerto (Lc 22, 41), etc. No es una oración sin contenido sino un ponerse a la escucha de la voluntad de Dios, como los profetas. Lucas presenta a Jesús como “el” profeta y, en ese sentido, la oración juega ese papel fundamental de escuchar a Dios para después hablar al pueblo en su nombre.

El texto continúa diciendo que el rostro de Jesús cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura. Está hablando con Moisés y Elias comentando la partida (el éxodo) de Jesús a Jerusalén. El lenguaje utilizado nos sitúa en el ámbito de lo divino con rasgos apocalípticos que nos encaminan a hablar del misterio pascual que está próximo a acontecer en Jerusalén. Mientras tanto, los discípulos duermen, pero cuando despiertan, ven la manifestación de Jesús y Pedro le dice a Jesús que allí se encuentran muy bien pidiendo hacer tres tiendas, tal vez, rememorando la fiesta de las tiendas o también el tiempo de Israel en el desierto. Lo cierto es que esa gloria que alcanzan a vislumbrar se opaca con la nube y quedan asustados. En realidad, en este pasaje de la transfiguración se está revelando que Jesús es el “Hijo elegido” a quien hemos de escuchar. El texto corresponde a una unidad donde se dice quién es Jesús: Herodes dice que es el Bautista (Lc 9,9); la gente dice que es Juan el Bautista o Elías o un profeta (Lc 9, 19); Pedro afirma que es el “Cristo de Dios” (Lc 9, 20).

Revelar a Jesús como el Hijo Elegido a quien hay que escuchar, es una invitación de Lucas a dejar de escuchar a los profetas del Antiguo Testamento y escuchar al “profeta” de Dios, a su propio Hijo. El pasaje finaliza con el silencio que guardan los discípulos.

La invitación hoy es también para nosotros que ya sabemos la identidad de Jesús, profeta de todos los tiempos, cuya palabra revela el querer de Dios sobre la humanidad. De nuestra apertura a esa escucha dependerá que el reino de Dios siga haciéndose presente con más radicalidad en el aquí y ahora de nuestra historia.

 (Foto tomada de: https://www.vaticannews.va/es/fiestas-liturgicas/transfiguracion.html

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“ Escuchadle a Él ”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF.

Domingo, 16 de marzo de 2025

transfiguration1De su blog Kristau Alternatiba (Alternativa Cristiana):

Escuchadle a Él 

Si el primer Domingo de Cuaresma contemplamos a Jesús en su condición humana, tentado por el diablo en el desierto y durante su vida, en este segundo Domingo el Evangelio que se nos da, el de la Transfiguración de Jesús, nos lleva a confesar que en aquella carne mortal quedaron «entre paréntesis» las prerrogativas divinas de Aquel que «se despojó de sí mismo tomando la condición de hombre y esclavo» (Flp 2,7): su identidad profunda, de hecho, permaneció como la del Hijo de Dios y su destino fue la gloria divina (cf. Flp 2,9-11).

Estamos pues ante este relato testimoniado por los tres evangelios sinópticos (cf. Mc 9,2-10; Mt 19,2-9), cada uno con detalles diferentes y significativos. Lucas escribe que «ocho días después» (Lc 9,28a), el día del cambio, es decir, el día de la confesión de Pedro, que reconoció y confesó a Jesús como «el Cristo de Dios» (Lc 9,20), el día en el que Jesús mismo anunció por primera vez la necesidad de su pasión, muerte y resurrección (cf. Lc 9,22), Jesús decide subir al monte santo para dedicarse a la oración. Trae consigo a sus discípulos más cercanos, Pedro, Juan y Santiago, a quienes había prometido la visión del reino de Dios antes de su muerte (cf. Lc 9, 27).

Jesús entra en ese encuentro con Dios ejercitándose en la escucha de su voz, de su Palabra, para poder comprenderla, asumirla y custodiarla en el propio corazón y, en consecuencia, poder decir su “amén” a esta voluntad de Dios.

La oración de Jesús está toda aquí, y así es también la oración del cristiano: no hay mucho que decir a un Padre que sabe lo que necesitamos (cf. Mt 6,8) y lo que tenemos en el corazón, no hay largos discursos que pronunciar (cf. Mt 6,7), sino que basta con responder al Señor con la obediencia, con el “” asumido libremente y con una gran fe amorosa.

Muchas veces –nos lo atestiguan los Evangelios, especialmente Lucas (cf. Lc 5,16; Lc 6,12; Lc 9,18)– Jesús buscó la soledad, la noche, la montaña, para vivir esta oración asidua al Padre. También ahora, después de la confesión de Pedro, que marcó un salto adelante en la fe de los discípulos y les permitió revelar su muerte y resurrección, Jesús entra en oración.

Sabemos bien que la oración no cambia a Dios sino que nos transforma, pero lo olvidamos fácilmente, porque la forma de oración pagana que quiere hablar a Dios, que quiere doblegarlo a nuestros deseos, está en nuestras fibras de criaturas frágiles y necesitadas, dispuestas a hacer de Dios aquel que siempre puede decirnos “”. Jesús, sin embargo, no reza así, porque sabe que es él quien debe decir “” a Dios, no al revés.

Pues bien, en esa escucha del Padre, en esa adhesión a Él, se realiza la revelación dirigida a los tres discípulos, que quedan así constituidos «testigos de su gloria» (cf. 2 P 1, 16): el rostro de Jesús aparece «diverso», sus vestiduras resplandecientes de luz. Para nosotros, los hombres, ésta es la visión de la gloria: percibimos un cambio en Jesús, contemplamos su alteridad, su «transfiguración» («se transfiguró»: Mc 9,2; Mt 17,2).

Más allá de lo insuficiente de nuestras palabras, la realidad es que Jesús es percibido en su alteridad: el hombre Jesús, a quien los tres discípulos siguieron como profeta y Mesías, tiene otra identidad, todavía no revelada, pero que con este acontecimiento se les revela momentáneamente, por alusión, pero en todo caso de modo suficiente para transformar su fe en Él.

Aquí no podemos decir mucho más, balbuceamos, nos sentimos en presencia de un acontecimiento que sólo debe ser adorado.

A lo largo de los siglos, los cristianos se han planteado muchas preguntas al leer este pasaje. En la tradición oriental se ha llegado a pensar que en verdad Jesús permaneció igual, mientras que fueron los ojos de los discípulos los que sufrieron una transfiguración, hasta el punto de poder leer y ver lo que no veían cotidianamente.

Otros cristianos han pensado que en este acontecimiento Jesús permitió a los apóstoles ver su gloria, de la que se había despojado en la encarnación, una gloria no perdida sino sólo “puesta entre paréntesis“.

Otros, más recientemente, prefieren ver en el relato de la Transfiguración una anticipación de la Pascua: sería fruto de la fe en Jesús resucitado, de su identidad revelada en la resurrección, y por tanto leída a posteriori como profecía de la Pascua.

Diferentes lecturas, todas posibles, que no son excluyentes entre sí. Nosotros con sencillez, con ojos sencillos, acogemos el misterio de este acontecimiento como una revelación: Jesús, aquel hombre de Galilea, que como un profeta tenía discípulos y hablaba a las multitudes, aquel hombre precario, frágil, en camino de muerte, era en verdad el Hijo de Dios y sus prerrogativas divinas no aparecían porque era verdadera y totalmente hombre y no en condición de semidiós. ¡Sí, aquel hombre era el Hijo de Dios!

Para testimoniarlo, intervienen ante todo Moisés y Elías, en su gloria de vivir en Dios. Están a su lado y le hablan de su «éxodo», de su fin, de su muerte que se producirá dentro de poco en Jerusalén, la ciudad hacia la que se dirige: será un éxodo, un paso, porque el Padre lo resucitará en la gloria (cf. Lc 9,51; 24,51).

Lo que Jesús había anunciado como su fin próximo en Jerusalén es llamado “gloria” por la Ley (Moisés) y los Profetas (Elías). Aquí está la convergencia en Jesús de todas las Escrituras de Israel, que sólo en él encuentran unidad y pleno cumplimiento. Para los tres discípulos este acontecimiento aparece como un sello de aquello que siguen: lo que les sucede está de acuerdo con todas las Escrituras, es según la revelación de Dios dada hasta entonces a Israel, el pueblo de la alianza.

Incapaces de afrontar este misterio, Pedro, Juan y Santiago están agobiados por el sueño, pero consiguen vencerlo y contemplar “la gloria” de Jesús y de los dos hombres que hablan con Él de su pasión, muerte y resurrección. El peso de la gloria los invade, de modo que, de alguna manera, ven venir con poder el reino de Dios (cf. Mc 9,1).

Pedro entonces, en una especie de éxtasis, pide a Jesús que haga duradero ese momento, como un momento de visión y ya no de fe, de felicidad y ya no de fatiga, de paz y ya no de lucha espiritual. Pero mientras Pedro aún estaba hablando de manera extática, he aquí que la nube de la Shekinah, de la Presencia de Dios, viene y los envuelve con su sombra, causando temor y temblor en los discípulos.

Están ante Dios en su esfera de vida, no en la luz deslumbrante sino en la nube que oscurece y no les deja ver: sienten miedo pero no ven nada, perciben la Presencia de Dios pero no la ven. Pero ellos oyen, escuchan, porque a Dios no se lo ve sin morir (cf. Ex 33,20), pero siempre se lo escucha, como había enseñado Moisés a los hijos de Israel: “El Señor os habló desde el fuego y oísteis el sonido de sus palabras, pero no visteis ninguna figura; ¡Sólo había una voz!” (Dt 4,12).

La voz de Dios resuena en aquella nube como revelación de la identidad de Jesús y, al mismo tiempo, como tarea para sus discípulos: “Éste es mi Hijo, el Elegido; ¡Escúchalo!”. ¿Qué escuchan realmente Pedro, Juan y Santiago? Escuchan la profecía de Isaías sobre el Siervo anónimo del Señor, figura esperada por los creyentes de Israel: «He aquí mi Siervo, mi Elegido» (Is 42,1).

La revelación es ahora Jesús mismo, su persona y el gran mandato: “¡Escucha, Israel!”. (Shemá Yisra’el: Dt 6,4) se convierte en: “¡Escuchad al Hijo, escuchadlo!”. También la escucha de la Ley y de los Profetas debe convertirse en escucha de Jesús, el Hijo a quien Dios ama porque cumple su voluntad, según la misión recibida. Los tres ahora conocen a Jesús: es el Hijo amado de Dios, enviado por Él para ser escuchado.

Así, en silencio, termina este acontecimiento narrado con dificultad: Jesús está de nuevo solo con los tres, quienes, mudos por el estupor y la adoración del misterio, no hablan, no saben contar lo que han visto, hasta después de que Jesús ha resucitado de entre los muertos.

De hecho, la transfiguración es un signo y una profecía de la resurrección misma: también los justos serán transfigurados en el Reino de Dios después de su muerte.

En verdad, también nosotros esperamos este acontecimiento, deseamos participar en él en nuestra vida y de hecho lo hacemos, pero no tenemos la fe suficiente para verlo como gloria de Dios: ¡seguimos siendo hombres y mujeres de poca fe!

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

***

Subir, contemplar y escuchar

Después del primer Domingo, en el que se nos narra el episodio de las tentaciones, en el segundo Domingo de Cuaresma el Evangelio nos lleva al monte para entrar en el acontecimiento de la Transfiguración del Señor. Este texto concluye la primera parte del Evangelio de Lucas, en la que el evangelista nos lleva cada vez más a comprender la identidad de Jesús.

Herodes piensa que es un profeta, la gente dice que es el Bautista, los discípulos dicen que es el Cristo de Dios, pero no saben qué quiere decir Cristo ni qué quiere decir Dios, y Jesús explica que es el Hijo del Hombre. El Hijo del Hombre es la figura gloriosa de Daniel 7 que será Juez del mundo, la figura más divina que existe, pero que tendrá que sufrir. Él será el Siervo de Yhwh, que pasa por la cruz, y así vencerá el mal.

Subió al monte a orar. Sólo Lucas enfatiza que Jesús está orando, mientras ora su rostro cambia de apariencia. La manifestación del rostro de Jesús, y por tanto del rostro del Padre, se produce en el encuentro personal de Jesús con Dios Padre. Jesús necesita de esta intimidad y en la oración se hace visible la verdad y plenitud de su identidad.

Nos encontramos en una encrucijada del Evangelio, en un encuentro con Él dado a pocos. En esta oración se deja acompañar por Pedro, Juan y Santiago y serán también los mismos discípulos quienes le acompañarán en otra oración, la de Getsemaní, donde Jesús se dispondrá a mostrar no su rostro glorioso y luminoso, sino el desfigurado.

En el fondo se trata del mismo acto: por una parte se ve el rostro oculto, privado, y por otra se ve el rostro público, humillado, desfigurado hasta el punto de no ser la apariencia de un hombre y que aparecerá después de la oración en Getsemaní. Sólo después de haber visto aquel rostro desfigurado levantado en la cruz del monte Calvario, sólo después de haber visto su rostro después de la resurrección, los discípulos comprenderán lo que les había sido revelado por el Padre acerca del Hijo el día de la transfiguración.

Y he aquí dos hombres que hablaban con él…. Los discípulos ven junto a Jesús a dos hombres que le hablan de su éxodo, es decir, de su muerte en la cruz. Son Moisés y Elías, la ley y los profetas.

Dos hombres se les aparecerán a las mujeres en el sepulcro (Lucas 24,4) y nuevamente a través de la ley y los profetas las mujeres entenderán lo que ha sucedido. El mismo Jesús resucitado, en el camino de Emaús (Lc 24,13ss), explicará a través de Moisés, de los Profetas, del Antiguo Testamento, cómo era necesario que el Señor sufriera estas cosas para entrar en su gloria. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“¿Cuaresma un tiempo de desierto?”, por Carmiña Navia

Jueves, 13 de marzo de 2025

IMG_8803Para llegar a tu verdadero ser, hay que atravesar tu propio desierto.
Libérate de todo lo que crees ser para llegar a lo que eres de verdad.
Mantente en el silencio, hasta que se derrumbe
el muro que te separa de ti mismo.
Fr. Marcos Rodríguez

En las tradiciones espirituales el desierto ha sido identificado siempre como un ámbito de silencio, meditación profunda y encuentro con el fondo mismo de nuestro ser. En su horizonte último, una posibilidad de encuentro con la Divinidad que nos habita. En nuestra sociedades y ciudades actuales es difícil desear o encontrar el desierto. Las dinámicas que vivimos nos han hecho crear la absoluta necesidad de vivir “conectados”, entendiendo por ello: vivir pendientes de la última noticia y colgados de cualquier acontecer sea importante o anodino. Necesitamos aturdirnos con el exterior, escuchar el interior nos asusta. Esa conexión permanente no nos da tregua y el mundo en su desorden y en su caos se nos mete al corazón mismo de nuestro diario vivir.

Como ya no vivimos en el paradigma de “la cristiandad” los tiempos litúrgicos que marcan nuestros años, son significativos exclusivamente para quienes deseamos vivir en onda de Jesús de Nazaret. En este sentido creo que una forma actual de vivir la cuaresma es tratar de encontrar, aunque sea en ratos perdidos, un desierto, en la mitad de nuestras agitadas ciudades. Un cronotopo que nos permita, precisamente, entender, asimilar y profundizar en ese raudal de noticias que día a día nos invade.

Ese desierto nos ayudaría a entendernos mejor, a serenarnos cuando sea necesario, a comprender más a fondo las dinámicas del mal que nos habitan y los destellos de luz que nos jalonan hacia el lado del hermano. Nos ayudaría también a desechar en cada uno de nosotros y nosotras las grandes tentaciones que nos llegan y llaman: tentaciones que no tienen principio ni tendrán fin. Y desde ese desierto podríamos reemprender los caminos de una nueva praxis que genere nuestro aporte, aunque mínimo, en la construcción de un mundo más humano, más habitable, más sororo-fraterno.

Definitivamente el evangelio nos pide mucho más que cumplir con rituales o mandatos formales… el evangelio nos ofrece una Buena Noticia, que sólo lo será si los y las creyentes la hacemos realidad cada minuto en nuestra vida, cada momento en nuestro andar, cada relación o quehacer que emprendamos. El tejido social lo construimos la humanidad entera y si nuestro aporte a ese tejido social lo hace mejor, el mundo caminará hacia corredores cualitativamente diferentes: habitados por flores y no por espinas. Un tiempo largo o momentos perdidos de desierto se pueden convertir en motor, herramienta y apoyo para ello. Nuestras atafagadas ciudades claman por un desierto.

Salir y entrar de la Cuaresma no es ponernos la ceniza al principio y cantar al final “Resucitó” … es visitar de una manera diferente y en reposo nuestro mundo interior, nuestras relaciones, nuestras prácticas sociales… y conseguir en ellas un cambio, una metanoiaque nos sitúe en el corazón mismo del Evangelio. Si algo puede rescatar hoy al mundo, de los males sociales, económicos, políticos y éticos en que se encuentra es el mensaje evangélico; la Palabra y la Persona de Jesús que roturan caminos vírgenes.

Vivamos una Cuaresma 2025, diferente. Llena de vida y de sentido. Una Cuaresma que nos traiga retos.

Carmiña Navia Velasco

Cali, Marzo 2025

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , , ,

“Conversión cuaresmal, tan cerca y tan lejos”, por Gabriel María Otalora

Miércoles, 12 de marzo de 2025

IMG_0323De su blog Punto de Encuentro:

Conversión cristiana, hay que repetirlo, es tomar la decisión de un cambio de orientación personal en nuestra manera de sentir y pensar. Significa deseo de trabajarnos en nuestro interior para influir en los demás de otra manera, con nuestras acciones y omisiones. La Cuaresma es el tiempo especial para mejorar, así de fácil… decirlo, cuando lo que aprieta es el apego excesivo al placer y al consumismo.

La actitud de fondo que solemos pasar por alto, es trabajar este cambio interior desde el encuentro con el amor de Dios, que es lo que nos transforma. El Papa Francisco deja claro que el desapego en nuestra fe no es un fin en sí mismo, sino que tiene como objetivo lograr algo más grande: la comunión con Dios para compartirlo con nuestros semejantes; esto es evangelizar tras encontrarnos con “el tesoro escondido”.

A veces parece casi como si Dios callara justo cuando hemos dado el paso para acercarnos a Él; es entonces cuando a veces surge la tentación de creer que es imposible convertirse de verdad, que es tan difícil que la Cuaresma pierde su sentido y que la Buena Noticia se diluye con lo que esto supone para vaciar la tarea evangelizadora. Pero sentir no es saber. El que sabe, espera en Dios en clave de amor esperanzado

Ante los momentos de desánimo, de duda, y también de incoherencias, el Papa nos recuerda el valor de la oración y el don gratuito de su amor. La conversión es una gracia, y es necesario pedirle a Dios que nos ayude a perseverar en este cambio a mejor ante las tentaciones. El desánimo es parte del camino. Por eso mismo, las oraciones de petición en esta dirección son las que el Espíritu escucha y atiende siempre… pero dejando a Dios ser Dios respetando sus tiempos.

La metamorfosis espiritual es un proceso continuo. Requiere introspección y compromiso diario. Se trata de una transformación interna que nos impulsa a amar a Dios y por extensión, amar a nuestros semejantes. Nos hemos quedado, me parece, en el activismo social, loable y necesario, pero desprovisto de la actitud que Jesús nos mostró para hacer lo mismo. Aquí radica algo esencial: poner el acento en el cómo hacemos las cosas: la escucha activa, la sonrisa del corazón, la paciencia con quien se desahoga; trabajar nuestros defectos, limar las faltas de delicadeza, de maledicencia, de desconsideración.

No se trata solo de evitar el mal o cumplir con normas externas, signos de algo que debe anidar en nuestra interioridad. En este sentido, los musulmanes entienden mejor el Ramadán que nosotros la Cuaresma. No es un rito sino una purificación. Hemos llegado a no comer los viernes carne (picada) y sustituirla por pescado (rodaballo) perdiendo el sentido profundo de este tiempo purificador.

La mejor penitencia es domeñar nuestro interior a favor de quienes nos rodean, por amor a Dios. Misericordia quiero, y no sacrificios… lo recuerda el profeta Oseas en el AT. No es nuevo… Lo que ocurre es que nos viene mejor sacrificarnos en nuestras costumbres consumistas en lugar de cambiar nuestro estilo de vida. Lo esencial, repito, es la mejora personal, nuestra interioridad, procurando actitudes de bondad y compartiendo más y mejor nuestro tiempo y nuestro dinero; es difícil, y por eso la Cuaresma duda lo que dura como tiempo de reparación y de preparación para vivir el Triduo Pascual como se merece.

Este año 2025, Francisco nos exhorta a que dirijamos la mirada y el corazón especialmente a centrarnos en la verdadera compasión ante realidad de los inmigrantes y los refugiados, y en general con todos los vulnerables. La segunda mirada compasiva es a vivir la sinodalidad o la vocación de la Iglesia a caminar unida entre diferentes. En este sentido, el Papa advierte sobre el peligro del individualismo y subraya la importancia de escuchar, acompañar y trabajar en comunidad, sin dejar a nadie atrás. Es una manera esencial de vivir mejor nuestras comunidades eclesiales. Qué verdes estamos en esto…

Finalmente, el Papa nos invita a que vivamos la Cuaresma 2025 con verdadera esperanza cristiana, la que no defrauda si se vive como un estado anímico, como una orientación vital de que todo tiene sentido por encima de los sucesos intramundanos. A confiar plenamente en Dios desde nuestra necesidad de su perdón que transforma. Porque si no hay futuro en nuestro corazón, es imposible apasionarse.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Dios está aquí y nosotros también

Lunes, 10 de marzo de 2025

IMG_0316Desiré Findlay

La reflexión de hoy es de Desiré Findlay, directora espiritual certificada que vive en el área de Chicago y que disfruta del sol, la vida y todo lo que la haga reír o pensar profundamente.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Primer Domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.

Ríete y vuelve a empezar

Los vientos vinieron a llevárselo todo
Se hincharon y soplaron y dijeron:
¡Esto no es para ti!
Me derribaron
como castillos de arena en la orilla
construidos tan altos
que no había otro lugar a donde ir
excepto hacia abajo
Al día siguiente me quedé
mirando el paisaje vacío de mi vida
y me reí
porque sabía que esta era mi oportunidad
de volver a entrar al mundo
y empezar de nuevo.

La providencia de Dios y mi participación activa. Eso es lo que pienso cuando reflexiono sobre las lecturas litúrgicas de hoy. Escribí el poema anterior hace un par de semanas, después de reflexionar sobre algunos de los acontecimientos recientes de mi vida.

El mes pasado me despidieron de un trabajo que había estado pensando en dejar. Era un buen trabajo y una gran organización, pero era católica. Normalmente eso no es un problema, pero como miembro de la comunidad LGBTQIA+, tenía que mantener bastante silencio sobre mi vida personal y eso había comenzado a pesarme. Estaba en medio de la consideración de una nueva oferta de trabajo cuando USAID (United States Aid for International Development) fue desmantelada de manera devastadora.

La organización para la que alguna vez trabajé dependía de USAID para la mitad de su financiación. Con una pérdida tan abrumadora, tomaron la decisión de despedir a aproximadamente el 25% de su personal para tratar de mantener en funcionamiento la mayor cantidad posible de programas de asistencia. Mi equipo de nueve personas perdió a cuatro personas. Algunos miembros del personal lo vieron venir, otros se sorprendieron.

IMG_0315Yo ya había solicitado otros empleos mucho antes de que la ayuda internacional se convirtiera en un objetivo de la actual administración, pero había estado buscando por mis propios motivos personales. Resulta que –y siempre resulta que– el tiempo de Dios es impecable. Mientras mi equipo se reducía a casi la mitad, me ofrecí como voluntaria para irme y pude salvar a otro miembro del equipo del despido porque tenía otro trabajo al que recurrir.

He estado entre trabajos antes, pero en el pasado más reciente no tenía nuevas oportunidades en el horizonte. Pasé hambre muchas noches porque no tenía lo suficiente para pagar mis facturas mensuales, a pesar de tener un trabajo temporal mientras buscaba incesantemente un empleo de tiempo completo. Incluso entonces, Dios nunca me abandonó. Tenía gente que me apoyaba y me mantenía en pie hasta que pude valerme por mí misma.

Esta vez, sin embargo, las cosas sucedieron de manera diferente. Esta vez comencé a buscar un nuevo trabajo antes de necesitarlo. Como resultado, tenía un nuevo trabajo justo cuando mi otro trabajo llegó a su fin. ¿Las cosas siempre resultarán así? No. ¿Estaba haciendo algo mal la primera vez y por eso pasé tanto tiempo sin trabajar? Una vez más, no. Dios se manifiesta en nuestras vidas de manera diferente, pero Dios siempre se manifiesta.

Todos los pasajes de las lecturas de este domingo nos dicen que Dios está aquí para nosotros en abundancia y siempre lo estará. Por ejemplo:

Clamamos al Señor, el Dios de nuestros antepasados,
y Dios escuchó nuestro clamor
y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión.
(Deuteronomio 26:7)

Las lecturas también nos dicen que tenemos un papel activo en esa relación. Una historia sobre los oprimidos que asumen el poder: ¿dónde has visto esto antes? Un salmo cuya repetición nos insta a invocar a Dios en tiempos difíciles: ¿no estamos en tiempos difíciles ahora? Una carta que nos recuerda que debemos tener a Dios en nuestras mentes y en nuestros corazones: ¿hay momentos en los que has necesitado a Dios tanto en la calma como en la tormenta? Una lectura del Evangelio con un versículo introductorio que nos recuerda que Dios está con nosotros incluso en el desierto árido. ¿A dónde más podemos recurrir cuando todo parece imposible?

La ayuda internacional (su personal, sus programas y sus destinatarios en todo el mundo) está en problemas en este momento. Algunos de nosotros nos vemos afectados directamente, y cuando uno de nosotros se ve afectado, todos lo estamos. Desafortunadamente, ahora somos más los que estamos en la agenda. Las mujeres. La comunidad LGBTQIA+. Los pobres. Los inmigrantes.

Son muchos, así que tómate un descanso cuando lo necesites. Pasa un tiempo con Dios en silencio, lejos de las noticias y las redes sociales. Cuando estés listo para volver a participar, no lo hagas solo. Hazlo con tu comunidad, tu familia o familias elegidas y con Dios. Dios está aquí, y nosotros también.

–Desiré Findlay, 9 de marzo de 2025

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , , , , ,

“Lucidez y fidelidad ”. 1 Cuaresma – C (Lucas 4, 1-13)

Domingo, 9 de marzo de 2025

IMG_0244No le resultó fácil a Jesús mantenerse fiel a la misión recibida de su Padre sin desviarse de su voluntad. Los evangelios recuerdan su lucha interior y las pruebas que tuvo que superar, junto a sus discípulos, a lo largo de su vida.

Los maestros de la ley lo acosaban con preguntas capciosas para someterlo al orden establecido, olvidando al Espíritu, que lo impulsaba a curar incluso en sábado. Los fariseos le pedían que dejara de aliviar el sufrimiento de la gente y realizara algo más espectacular, «un signo del cielo», de proporciones cósmicas, con el que Dios lo confirmara ante todos.

Las tentaciones le venían incluso de sus discípulos más queridos. Santiago y Juan le pedían que se olvidara de los últimos y pensara más en reservarles a ellos los puestos de más honor y poder. Pedro le reprende porque pone en riesgo su vida y puede terminar ejecutado.

Sufría Jesús y sufrían también sus discípulos. Nada era fácil ni claro. Todos tenían que buscar la voluntad del Padre superando pruebas y tentaciones de diverso género. Pocas horas antes de ser detenido por las fuerzas de seguridad del templo, Jesús les dice así: «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas» (Lucas 22,28).

El episodio conocido como las «tentaciones de Jesús» es un relato en el que se reagrupan y resumen las tentaciones que hubo de superar Jesús a lo largo de su vida. Aunque vive movido por el Espíritu recibido en el Jordán, nada le dispensa de sentirse atraído hacia formas falsas de mesianismo.

¿Ha de pensar en su propio interés o escuchar la voluntad del Padre? ¿Ha de imponer su poder de Mesías o ponerse al servicio de quienes lo necesitan? ¿Ha de buscar su propia gloria o manifestar la compasión de Dios hacia los que sufren? ¿Ha de evitar riesgos y eludir la crucifixión o entregarse a su misión confiando en el Padre?

El relato de las tentaciones de Jesús fue recogido en los evangelios para alertar a sus seguidores. Hemos de ser lúcidos. El Espíritu de Jesús está vivo en su Iglesia, pero los cristianos no estamos libres de falsear una y otra vez nuestra identidad cayendo en múltiples tentaciones.

Para seguir a Jesús con fidelidad hemos de identificar las tentaciones que tenemos los cristianos de hoy: la jerarquía y el pueblo; los dirigentes religiosos y los fieles. Una Iglesia que no es consciente de sus tentaciones pronto falseará su identidad y su misión. ¿No nos está sucediendo algo de esto? ¿No necesitamos más lucidez y vigilancia para no caer en la infidelidad?

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado”. Domingo 1º de Cuaresma

Domingo, 9 de marzo de 2025

17-cuaresmaC1 cerezoLeído en Koinonia:

Deuteronomio 26, 4-10: Profesión de fe del pueblo escogido.
Salmo responsorial: 90. Está conmigo, Señor, en la tribulación.
Romanos 10, 8-13:Profesión de fe del que cree en Jesucristo.
Lucas 4, 1-13: El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado.

Análisis

El texto “mi padre era un arameo errante”, fue motivo de arduas discusiones entre los estudiosos hace muchos años. Hoy parece que las aguas se han aquietado. Se afirmó —el gran biblista alemán G. von Rad— que estamos ante un “credo primitivo”, pronunciado en el santuario de Guilgal en la liturgia, y que representa el corazón histórico de Israel. Todo el Hexateuco, sigue diciendo, se formula a partir de este texto. Hoy tenemos muchos elementos para cuestionar su antigüedad, y podemos pensar que otros “credos” (como quizás el de Núm 20,14b-16) son más antiguos. Por otra parte, el esquema opresión-clamor-liberación es muy característico del autor deuteronomista (particularmente del libro de los Jueces) como para pensar en una pura originalidad. La importancia de la tierra, como lugar del descanso, tierra dada por Yahvé también es muy importante en el deuteronomista por lo que no parece fácil seguir sosteniendo lo que von Rad decía. Sin embargo hay un elemento que es característico de los credos israelitas, y no debiera discutirse, y es su dimensión histórica. El Dios de Israel es un Dios que se revela en la historia de su pueblo, en la de ayer y la de hoy. En este sentido es muy importante notar, por un lado los usos de las primeras personas del singular, y los plurales: el orante se planta personalmente ante Dios (“mi padre”, “traigo”…) pero cuando debe hacer memoria de su pecado y la intervención salvadora de Dios recurre al plural: “nos maltrataron”, “nos oprimieron”, “nos impusieron servidumbre”, “clamamos”, “escuchó nuestra voz”… “nos trajo”). Ese cambio de personas puede resumirse diciendo “mi padre era Israel, por lo tanto nosotros somos Israel”.

Tradicionalmente esto no ha tenido dificultad, pues desde siempre la tradición cristiana ha heredado con toda naturalidad esa visión según la cual nuestra fe es una respuesta a la intervención de Dios en la historia. Siempre nos ha parecido «natural» que Dios intervenga en el mundo con hechos milagrosos para decirnos algo, o para hacer algo con su pueblo. A Dios siempre lo hemos pensado como un vecino del piso de arriba, pero como un vecino que puede bajar en cualquier momento, y de hecho está siempre pendiente de nosotros. HOY es muy problemática esta visión, porque no forma parte ya de la cosmovisión moderna entender la realidad cósmica como dos pisos: el nuestro y el de Dios. Como sugiere el título del libro de Lenaers, «No hay un Dios ahí arriba». El Dios altísimo, el dios en lo alto del cielo… ha pasado a ser una frase hecha, con sabor añejo, o rancio, que ya no se sabe bien qué significa, porque en nuestra visión moderna actual no hay dos pisos, ni creemos estar conviviendo con vecinos del segundo piso que puedan bajar a éste en cualquier momento.

Hay además un nuevo problema respecto a la historia. Esas intervenciones de Dios en la historia, bien registradas en la Biblia, están siendo cuestionadas por la arqueología científica. No es el lugar para exponerlo aquí, pero puede ser una buena recomendación para la propia formación el estudiar el tema del «nuevo paradigma arqueológico bíblico»: hay toda una nueva visión –documentada, científica, arqueológica– sobre la historicidad de hechos principales que narra la biblia, y que desde siempre creímos literalmente históricos. En realidad no es nada nuevo, pues ya hace mucho tiempo que sabemos que Moisés no escribió el Pentateuco, o que Jesús no nació el 25 de diciembre ni en Belén… pero hay nuevos datos muy llamativos sobre otros elementos cuya historicidad sería decisiva. (Véase la revista VOICES (http://eatwot.net/VOICES) y tómese su último número –en línea, gratuito–; ofrece un buen material de lectura para iniciarse en el tema).

La Iglesia nos propone el Salmo 91 (90) por ser, precisamente, el que utilizará el diablo en la tentación. Quizá para que podamos ver cómo «sacar un texto de contexto puede ser diabólico»… No es unánime la opinión de frente a qué tipo de Salmo nos encontramos, y esto condiciona la interpretación. Unos piensan en un diálogo litúrgico, otros en una homilía sapiencial.

Luego de la sección teológica de la carta a los romanos (caps 1-8) y antes de la sección parenética (caps. 12-15), Pablo introduce un paréntesis sobre Israel (caps. 9-11). Paréntesis que no es ajeno a la totalidad de la misma ya que desde el comienzo nos dijo que la salvación es para todos, pero “primero para los judíos” (1,16; 2,10). Sin embargo, sus “hermanos de raza” demoran en reconocer a Cristo, y Pablo manifiesta su dolor por ello; de todos modos lo ve como un tiempo pedagógico de Dios para dar oportunidad a la conversión de los paganos. Después -quizá movidos por los celos- todo Israel se salvará (11,26). Pero esto no exime de responsabilidad a los judíos ya que miran la justicia que les viene de ellos mismos y no la que viene de Dios. La iniciativa de Dios (gracia) es uno de los temas centrales de la teología paulina, y es grave creer que de nosotros depende. Ese es el motivo, además, por el que Pablo abunda en citas de la Escritura en esta unidad. Este es el marco del párrafo que hoy nos propone la liturgia. Es evidente, y el manejo de los textos lo confirma, que Pablo es consciente de estar polemizando.

Parece que la fuente Q –en la que el evangelio de Lucas se inspira– expresó en tres tentaciones tomadas de las tentaciones del pueblo en el desierto, las tentaciones que tuvo Jesús en su ministerio, al menos las dos últimas aparecen destacadas. Allí donde Israel no supo hacer la voluntad de Dios, Jesús surge fiel, verdadero “Hijo” como ya el Bautismo lo había mostrado. Esto confirma la intención cristológica del relato, y también su probable intencionalidad polémica con el Israel de su tiempo.

Dado que la primera hace referencia a la “palabra de Dios”, la segunda a lo político y la tercera al Templo, algunos han pensado que se estaría ante una triple tentación profética, real y sacerdotal, pero no parece que eso esté en juego aquí. Sólo la tentación real aparece clara, mientras que la profética y más aún la sacerdotal no se revelan, y más aún, parecen muy improbables. Las respuestas apuntan en otra dirección.

En el relato de Lucas, a diferencia del de Juan, Jesús va del desierto a la ciudad, y en la ciudad comienza su ministerio, como en la ciudad culminará todo para desde allí comenzar, siempre conducido por el Espíritu el tiempo nuevo de la Iglesia. En la primera tentación, el diablo no discute que Jesús sea el Hijo de Dios, lo da por supuesto, y lo tienta a convertir en pan una piedra ya que lógicamente tiene hambre. Más que un “nuevo pueblo”, Jesús es “hijo de Dios”, “el Hijo de Dios”. ¿Por qué Jesús no obra el milagro? Porque los milagros que Jesús hace son siempre para los otros, como la multiplicación de los panes: allí Jesús mismo se preocupa: “denles ustedes de comer” (9,13). La segunda es la tentación de poder (exousía) política. En tiempos donde todo el mundo conocido está sometido al imperio romano, se puede ver de un golpe de vista todo: el imperio mismo es diabólico y perverso. E idólatra. La tercera tentación no sólo tiene como característica que ocurre en Jerusalén, sino también que el diablo cita la Escritura. La Escritura mal citada, o mal leída, también puede ser diabólica, o idolátrica. Por otra parte, Jesús deja muy claro que su ministerio es para otros, no para él. No es salvarse a sí mismo, como tampoco en la cruz: “si eres… sálvate” (23,35.37.39).

Como dos rabinos, Jesús y el diablo discuten con citas bíblicas. Y nos queda claro que es falso servidor de Dios el que se sirve de su ministerio en su propio provecho, que no es propio de los fieles a Dios reclamar milagros ya que Dios puede salvar sin necesidad de estas obras “maravillosas” o “teatrales”. Jesús nos muestra -con su vida- el camino de la obediencia de hijo conducido por el espíritu.

Comentario

El evangelio de Lucas, nos pone a Jesús en paralelo con el pueblo de Israel. En las mismas circunstancias en las que el pueblo fue infiel, Jesús sale adelante; y para resaltar el paralelo entre ambas situaciones, el evangelista recurre al desierto y a citas del Deuteronomio. Allí donde Israel cayó, allí Jesús sale adelante. Más que un acontecimiento es una plataforma, un programa: unidos a Jesús nada tenemos que temer, sólo el amor cuenta. Deberíamos aprovechar la Cuaresma para revisar cuántos desencuentros, cuántas infidelidades, cuántas injusticias… Pero, al revisarlas, corregirlas; es que la Cuaresma es tiempo de conversión, y conversión significa caminar, camino de vuelta al Padre.

Mientras el pueblo de Israel, en la tentación, no fue fiel y cedió, ahora nos encontramos a Jesús en la misma situación, en la misma tentación. ¡Y triunfa! Jesús aparece en el Evangelio de hoy como el que vence la tentación. Porque es posible vencerla. Muchas voces, de dentro y de fuera buscan separarnos de Dios, de sus proyectos, de sus caminos. Pero hay una voz más fuerte, más firme, que puede vencer esas otras voces si disponemos el corazón para escucharla. Hace falta tener un oído muy fino, un silencio atento, un corazón dócil. Chile  Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Mi padre fue un arameo emigrante (=errante). Historia y triunfo de los emigrantes bíblicos

Domingo, 9 de marzo de 2025

refugiados

Del blog de Xabier Pikaza:

Nosotros, herederos occidentales de la tradición de la Biblia, hemos olvidado y negado muchas veces nuestro nuestro origen: Somos  hijos de emigrantes/errantes que hemos entrado como ilegales en la tierra (Egipto, USA, España, Israel…) y nos hemos apoderado de ella, para hacernos después señores e impedir que otros entren…

La Biblia, en cambio, reconoce la verdad y nos hace confesar nuestro origen, para actuar en consecuencia.  Un país que no acoge emigrantes es infiel a la Biblia y está condenado a muerte… Será destruido por lo mismos emigrantes.

9.3.25. Dom 1 Cuaresma. Primera lectura. Dt  26, 4-10 

Confesión de fe. Este es el más importante de los  credos o confesiones de fe de la Biblia. El emigrante asentado en la nueva tierra lleva al templo una cesta con frutos de la tierra y da gracias a Dios diciendo.

“Mi padre fue un arameo errante (emigrante), que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.

Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos.

Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel . Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.” Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.”

Exégesis breve

Muchos exegetas y teólogos, como mi profesor N. Lohfink, del Bíblico de Roma, afirman que este pasaje es el más importante del Pentateuco y de la Biblia hebrea:

  1. Es el principio del final del Pentateuco (Dt  26-33), reconociendo ante Dios que los israelitas son hijos de un emigrante arameo (Jacob-Israel) y que así pueden presentarse como signo y defensores de todos los emigrantes.
  2. De esta confesión de fe  y de reconocimiento  histórico brota la obligación de acoger y ayudar a emigrantes, mujeres oprimidas y huérfanos.
  3. Un pueblo (como USA, Europa…) que no acote y ayuda a emigrantes y errantes está condenado a la destrucción inexorable, como sigue diciendo todo lo que sigue (Dt 26-33).
  4. He desarrollado este tema en varios de mis trabajos exegéticos.

ISRAEL,EL TRIUNFO DE LOS EMIGRANTES

 Hay tres hipótesis sobre la “entrada” de Israel en Palestina: Invasión violenta, emigración compleja, revolución social. La más significativa es la segunda, vinculada a la tercera 8:

– La hipótesis de la invasión violenta toma como base los datos teologizados de Jo 1-12 donde se supone que el pueblo, formado de antemano bajo la opresión de Egipto, madurado a la lucha en intensas travesías de desierto y acercándose a los vados del Jordán, como un conjunto estatal de doce tribus, conquistó Palestina en tres campañas militares bien organizadas, aniquilando a los cananeos anteriores y repartiendo la tierra entre los vencedores (Jos 13-22).

Esta perspectiva, desarrollada por la escuela Dtr y asumida por algunos historiadores y arqueólogos, supone una visión dualista y destructiva de la guerra: unos eran buenos, y otros, malos; por eso resultaba necesaria una política de tierra y población quemada. Sobre la muerte de los enemigos y la victoria militar de los elegidos pudo asentarse Israel en Palestina, en rápida campaña de conquista 9.

Hipótesis de la emigración. Contra lo anterior  se elevan  datos de carácter religioso, arqueológico, exegético e histórico que  hicieron pensar que los israelitas se habían instalado en Palestina  poco a poco, como emigrantes pacíficos que fueron creciendo hasta adueñarse de la tierra. Llegaban como nómadas  (seminómadas)  de los desiertos de Siria, el Sinaí y la estepa transjordana.

Algunos escapaban de la esclavitud de Egipto, otros venían por razones económico-sociales, en busca de una tierra. Iban llegando en oleadas intermitentes, del XVII al XII a. de C., para establecerse de manera pacífica en las zonas montañosas de Samaria, Judea o la alta Galilea, regiones poco habitadas,  instalándose allí, en proceso de sedentarización que les puso en contacto con las ciudades cananeas de la zona costera y los bajos valles palestinos.

El proceso fue básicamente pacífico. Los cananeos controlaban las rutas comerciales y, debido a su ventaja económico-marcial, podían aprovecharse de las aportaciones ganaderas y agrícolas de los nuevos inmigrantes, en provechosa simbiosis. Pero luego la balanza del poder se fue inclinando a los (pre-) israelitas: su misma experiencia religiosa, vinculada al Dios de sus antepasados y al culto más austero del desierto, les mantuvo unidos; así, fueron creando lazos de solidaridad guerrera, mientras las ciudades cananeas, arrastradas por la decadencia del imperio egipcio, que ejercía sobre ellas protectorado y arbitraje (cf. cartas de Tell El-Amarna), carentes de iniciativa y creatividad, fueron decayendo.

Las ciudades palestinas no  tenían fuerzas para oponerse al avance religioso-social de las tribus israelitas, que las fueron absorbiendo, en  pequeñas guerras o de un modo pacífico. Este proceso, acelerado por el peligro filisteo, culminó en los reinados de Saúl y David (hacia el 1000 a. de C.). No hubo conquista militar propiamente dicha sino desarrollo superior de los israelitas, que lograron triunfar en plano demográfico, social y aun religioso, integrando en su estructura a las ciudades cananeas, como supondrían Jc y 1 Sam, ya ha defendido la escuela histórico-idealista de autores alemanes de la primera mitad del siglo XX 10.

Hipótesis de la revolución y conquista. La visión  anterior  encuentra dificultades. Ciertamente, había relación entre campesinos y pastores en los dos lados del Jordán; pero en aquel tiempo los pastores, más que nómadas (o aún seminómadas), capaces de emigrar por el desierto, eran trashumantes, moviéndose en un círculo de tierra bien determinado, en  complementariedad con los agricultores sedentarios, como sucedía hasta hace poco tiempo en lugares de la cuenca del Mediterráneo.

Antes del XIII a. de C. (domesticación del camello y razzias madianitas) no parece que hubiera invasiones de nómadas en torno a Palestina 11.  Por otra parte, las historias de Jc y la tradición que está al fondo de Jo hablan de guerras y cambios dentro de la misma tierra palestina.

Los protoisraelitas no eran simples invasores nómadas que, habiendo crecido en número, ocuparon el vacío de poder de las ciudades cananeas. Muchos de ellos se encontraban desde antiguo en la tierra y desde allí pudieron conquistarla en revolución popular que transformó la estructura social del conjunto, suscitando un pueblo nuevo en Palestina 12. Desde ese trasfondo estudiaremos la composición, ideología y carácter de la población (ejército) israelita 13.

 Comenzamos por la composición.La hipótesis de la invasión supone que los israelitas formaban ya un pueblo unitario y guerrero, que conquista Palestina desde fuera. La teoría de la inmigración les hace nómadas que fueron entrando pacíficamente, hasta crecer y adueñarse de las ciudades cananeas, carentes entonces de poder (por la decadencia de Egipto).

En línea de revolución creadora, pensamos que los protoisraelitas tenían  varias raíces: unos eran pastores transhumantes, otros campesinos marginales que habitaban en la zona montañosa, otros siervos de los señores feudales cananeos, aparceros de sus latifundios, etc. Algunos de ellos (o sus antepasados) aparecen en las cartas de Tell El-Amarna (XIV a. de C.) como habiru,  mercenarios inquietos, campesinos turbulentos que amenazan el frágil equilibrio feudal de las ciudades: son como un proletariado militar, personas dislocadas, que no han constituido todavía pueblo.

De un modo especial influyen los campesinos libres de la zona montañosa central de Palestina donde no había logrado imponerse el esquema feudal de las ciudades. Unos mismos  intereses económicos y un tipo de costumbres y creencias les fue vinculando hasta formar grupo importante en el mosaico inestable de ciudades y  poderes comerciales  cananeos 14 .

También parecen influir algunos fugitivos de Egipto, representados, quizá, por grupos de levitas y/o antepasados de los benjaminitas y efraimitas, portadores de una ideología sagrada de fuerte libertad. Conservan el recuerdo de la esclavitud a que se han visto sometidos en Egipto (Ex 1) y traen la certeza de que Dios mismo les sostiene en su camino (cf. Ex 3, 7-8), con el recuerdo de una intervención salvadora en la primera guerra santa, el paso del Mar Rojo :

 Yahvé retiró el mar con un recio viento solano que sopló toda la noche.  A la vigilia de la mañana miró Yahvé el campamento de los egipcios… y conturbó su campamento: agarrotó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar pesadamente, y  los egipcios dijeron: huyamos…15.

 Ese recuerdo, repetido y celebrado como memoria fundante por los que se sienten liberados de Egipto, constituye el trasfondo de la lucha de liberación de los hebreos, el principio de constitución del pueblo israelita. El  terror de Yahvé, la crecida del agua, los carros del ejército enemigo que no pueden maniobrar en un espacio pantanoso… serán una constante en las batallas primordiales de  las aguas de Js 11, 5-9 (Merom) y Jc 4 (Quisón) donde se enfrentan:

  El pueblo se formó partiendo, según eso, de habiru (mercenarios desclasados), campesinos trashumantes, fugitivos de Egipto… que se fueron vinculando en conjuntos de tipo tribal, unidos por consanguinidad y  oposición al sistema feudal de las ciudades cananeas (o de Egipto), en comunidad no estatal, pero vinculada en clave económica, social y religiosa. Las tribus forman así una sociedad igualitaria, sin estado central, en contra de las ciudades cananeas, dominadas por un rey y una clase superior sacralizada con vínculos divinos. Esas tribus israelitas se vinculan ante Yahvé, su Dios, en pacto que les obliga a combatir el sistema cananeo:

 Cuando marche mi ángel ante ti y te introduzca en la tierra del amorreo, del hitita y ferezeo… no adores a sus dioses ni les sirvas, no fabriques lugares de culto como los suyos,sino que has de destruirlos y derribar también sus piedras sagradas (Ex 23, 23-24).

 Estas palabras forman parte de un  pacto de constitución sacral y/o social del pueblo (cf.  Ex 34,10-11; Jc 2,1-5;  Dt 7 y 20) 17 que se instituye probablemente en Guilgal, santuario de la transformación israelita, que vincula a los federados de Yahvé, haciendo que se opongan a los cananeos para destruirlos, en guerra militar e innovación popular. No matan a todos los habitantes de la tierra, como dirá la teología oficial Dt,  sino que luchan contra la oligarquía sacral cananea y destruyen, en guerra sagrada, sus signos de opresión fundamental, ligados al rey y al culto 18.  Israel se vuelve así nación santa y pueblo sacerdotal (cf. Ex 19, 5-6) con marginados, campesinos y fugitivos que destruyen la opresión feudal de las ciudades cananeas y suscitan una estructura fraterna de familias unidas libremente como tribus, en clave de solidaridad y ayuda mutua 19

CONCLUSIÓN Y NOTAS.

Los pueblos que llevan una Biblia en la mano y no se reconocen emigrantes… y no acogen a los emigrantes,,, son por un lado mentirosos y por otro están  condenados a la muerte.  Siguen notas eruditas.

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Las tentaciones de Jesús. Primer Domingo de Cuaresma. Ciclo C

Domingo, 9 de marzo de 2025

imageDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El primer domingo de Cuaresma se dedica siempre a recordar las tentaciones de Jesús. También los evangelios sinópticos abren su vida pública con ese famoso episodio. Es un relato programático, para que el lector del evangelio sepa desde el primer momento cómo orienta Jesús su actividad y los peligros que corre en ella. Para eso, lo enfrentan con Satanás, que encarna las fuerzas de oposición al plan de Dios, y que intentará apartarlo de su camino.     

Las tentaciones empalman directamente con el episodio del bautis­mo y explican cómo entiende Jesús lo que dijo en ese momento la voz del cielo: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto. ¿Significa esto que la vida de Jesús vaya a ser cómoda y maravillosa como la de un príncipe?

1ª tentación: utilizar el poder en beneficio propio

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En aquello días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:

—Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.

Jesús le contestó:

—Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”. 

Partiendo del hecho normal del hambre después de cuarenta días de ayuno, la primera tentación es la de utilizar el poder en beneficio propio.

La tentación se deja de sutilezas y va a lo concreto: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. El pueblo de Israel, durante su marcha por el desierto, se quejó de hambre, murmuró, acudió a Moisés para que resolviese el problema. Jesús no necesita nada de eso. Es el Hijo de Dios. Puede resolver el problema fácilmente, por sí mismo. Pero Jesús, el nuevo Israel, demuestra que tiene aprendida desde el comienzo esa lección que el pueblo no asimiló durante años:Está escrito: No sólo de pan vive el hombre.

La enseñanza de Jesús en esta primera tentación es tan rica que resulta imposible reducirla a una sola idea. Está el aspecto evidente de no utilizar su poder en beneficio propio. Está la idea de la confianza en Dios. Pero quizá la idea más importante, expresada de forma casi subliminar, es esa visión amplia y profunda de la vida como algo que va mucho más allá de la necesidad primaria y se alimenta de la palabra de Dios.

2ª tentación: Tener, aunque haya que arrastrarse

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:

Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.

Jesús le contestó:

—Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto”.

Este episodio siempre me trae a la memoria mi decepción cuando subí a la cumbre del monte Nebo con la esperanza de ver, como Moisés, toda la Tierra Prometida. La neblina permitía ver el Mar Muerto a duras penas. Cuanto más alto llevase Satanás a Jesús, menos vería el esplendor de todos los reinos del mundo. El episodio no debemos interpretarlo en sentido literal e histórico. Lo importante es su sentido.

La segunda tentación no es la tentación provocada por la necesidad urgente, sino por el deseo de tener todo el poder y la gloria del mundo. ¿Es esto malo, tratándose del Mesías? Los textos proféticos y algunos Salmos hablaban de su dominio cada vez mayor, universal, concedido por Dios. Pero Satanás parte de un punto de vista muy distinto, propio de la mentalidad apocalíptica: el mundo presente es malo, no está en manos de Dios, sino en las suyas; es él quien lo domina y entrega su poder a quien quiere. Solo pone como condición que se postren ante él, que lo reconozcan como dios. Jesús se niega a ello, citando de nuevo un texto del Deuteronomio: “Está escrito: al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto”.

El relato es tan fantástico que cabe el peligro de no advertir su tremenda realidad. El ansia de poder y de gloria lo percibimos continuamente, y también es clara la necesidad de arrastrarse para conseguir ese poder. Pero este peligro no es solo de políticos, banqueros y grandes empresarios. Todos nos creamos a menudo pequeños ídolos ante los que nos postramos y damos culto.

3ª tentación: pedir pruebas que corroboren la misión encomendada.

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:

Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.

Jesús le contestó:

Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.

Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Esta tentación se presta a interpretaciones muy distintas. Podríamos considerarla la tentación del sensacionalismo, de recurrir a procedimientos extravagantes para tener éxito en la actividad apostólica. La multitud congregada en el templo contempla el milagro y acepta a Jesús como Hijo de Dios. Pero esta interpretación olvida un detalle importante: el tentador nunca hace referencia a esa hipotética muchedumbre, lo que propone ocurre a solas entre Jesús y los ángeles de Dios.

Considero más exacto decir que la tentación consiste en pedir pruebas que corroboren la misión encomendada. Nosotros no estamos acostumbrados a esto, pero es algo típico del Antiguo Testamento, como recuerdan los ejemplos de Moisés (Ex 4,1‑7), Gedeón (Jue 6,36‑40), Saúl (1 Sam 10,2‑5) y Acaz (Is 7,10‑14). Como respuesta al miedo y a la incertidumbre espontáneos ante una tarea difícil, Dios concede al elegido un signo milagroso que corrobore su misión. Da lo mismo que se trate de un bastón mágico (Moisés), de dos portentos con el rocío nocturno (Gedeón), de una serie de señales diversas (Saúl), o de un gran milagro en lo alto del cielo o en lo profundo de la tierra (Acaz). Lo importante es el derecho a pedir una señal que tranquilice y anime a cumplir la tarea.

Jesús, a punto de comenzar su misión, tiene derecho a un signo parecido. Basándose en la promesa del Salmo 91,11‑12 (a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en volandas para que tu pie no tropiece en la piedra), el tentador le propone una prueba espectacular y concreta: tirarse del alero del templo. Así quedará claro si es o no el Hijo de Dios.

Jesús no acepta esta postura, y la rechaza citando de nuevo un texto del Deuteronomio: “No tentarás al Señor tu Dios” (Dt 6,16). La frase del Deuteronomio es más explícita: No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá”, cuando el pueblo, durante la marcha por el desierto, se queja por falta de agua para beber y se pregunta:¿Está o no está con nosotros el Señor?” (v.7). En el fondo, cualquier petición de signos y prodigios encubre una duda en la protección divina. Jesús confía plenamente en Dios, no quiere signos ni los pide. Su postura supera con mucho incluso la de Moisés.

Cuando termina el relato de las tentaciones, Lucas añade queel tentador lo dejó hasta otro momento. Ese momento será al final de la vida de Jesús, cuando esté crucificado.

Nuestras tentaciones

Las tentaciones tienen también un valor para cada uno de nosotros y para toda la comunidad cristiana. Sirven para analizar nuestra actitud ante las necesidades, miedos y apetencias y nuestro grado de interés por Dios.

1) La necesidad primaria: afecto, comprensión.

2) ¿Está Dios en medio de nosotros?

3) La tentación de tener.

 

1ª lectura: recordar nuestra historia con gratitud (Deuteronomio 26, 4-10)

El texto del Deuteronomio recoge la oración que pronuncia el israelita cuando, después de la cosecha, ofrece a Dios las primicias de los frutos. Va recordando la historia del pueblo, desde Jacob (“mi padre era un arameo errante”), la opresión de Egipto, la liberación y el don de la tierra. En el contexto de la cuaresma, esta lectura nos invita a pensar en los beneficios recibidos de Dios y a ser generosos con él. El agradecimiento a Dios es más importante incluso que la mortificación cuaresmal.

Dijo Moisés al pueblo:

El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:

            “Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado”.

            Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios».

2ª lectura: confesar al Señor e invocarlo (Romanos 10, 8-13)

En este breve pasaje Pablo comenta dos frases de la Escritura, aplicándolas al tema de la salvación personal (1ª cita) y de toda la humanidad (2ª cita). ¿Cómo se alcanza la salvación? Confesando que Jesús es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos. Algo que estamos tan acostumbrados a repetir que no valoramos rectamente. A mediados del siglo I, confesar a Jesús como Señor (Kyrios), cuando el Emperador romano era considerado el único Kyrios (César), suponía mucho valor. Y confesar que Dios lo había resucitado podía provocar más sonrisas y escepticismo del que podemos imaginar.

La segunda cita «Nadie que cree en él quedará defraudado» la interpreta Pablo de forma revolucionaria. Para un judío, estas palabras sólo podrían aplicarse a los judíos, al pueblo elegido. Ellos serían los único en no quedar defraudados. En cambio Pablo la aplica a toda la humanidad, judíos y griegos. Cualquiera que invoca el nombre del Señor alcanzará la salvación.

Hermanos:

La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón».

Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:

«Nadie que cree en él quedará defraudado».

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará».

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.