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No esperes que alguien venga a salvarte.

Domingo, 10 de marzo de 2024
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DOMINGO 4º DE CUARESMA (B)img_men_2073_2014-4-29_6

Jn 3,14-21

Estamos en el c. III. Este evangelio es un esquema teológico. Cada capítulo tiene identidad por sí mismo, aunque éste es el que menos unidad interna muestra. El punto de partida es el diálogo con Nicodemo: “te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo: eso es imposible. Jesús insiste: “El que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios; lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es espíritu”. ¿Cómo puede ser eso?

El domingo pasado, Jesús criticó el culto idolátrico del templo. Hoy arremete contra la manera de interpretar la Ley que tienen los fariseos. En ambos casos se trata de instituciones antiguas vacías de contenido que hay que sustituir. No se trata de una nueva interpretación, (es lo que busca Nicodemo) sino de algo completamente distinto: hay que nacer de nuevo. No debemos pensar en discursos pronunciados por Jesús. Juan pone en boca de Jesús una cristología muy avanzada de finales del s. I.

Lo mismo que Moisés levantó la serpiente. Lo que hizo Moisés es recordar al dios egipcio Ranenutet (representado por la serpiente). Dios le manda construir la imagen de otro dios. Es necesario saber que el dios egipcio era a la vez veneno y antídoto; muerte y vida; opresión y salvación. Jesús crucificado representa a la vez, muerte y vida, humillación y exaltación. Al decir “levantado” va más allá de una alusión a la serpiente. La cruz es manifestación de la lealtad de Dios. Es la exaltación de Jesús.

Para que todo el que lo haga objeto de su adhesión (crea) tenga Vida definitiva. “Vida definitiva” denota la calidad de vida propia del estadio definitivo. Traducir por “eterna” empobrece el significado, por insistir solo en la duración y no en la calidad. El resultado de ser levantado en alto es plenitud de Vida. El Espíritu que nos comunicará será la fuente de verdadera Vida para todos los que le acepten.

Demostró Dios su amor al mundo. El amor se hizo visible en un acto. No se dirige solo a los cristianos, sino al mundo. Jesús es el don de Dios a la humanidad. “Dar a su Hijo” no se refiere sólo a la encarnación, sino a la crucifixión. Para Juan, Jesús es enviado al mundo. Para los sinópticos, a Israel. La salvación destinada a todos. No solo al pueblo elegido, sino a todas las naciones. Se acabaron los privilegios. La Vida del Espíritu es para todos. A finales del s. I. el cristianismo era ya religión universal.

El que le presta adhesión no tendrá sentencia; el que se la niega, ya tiene la sentencia. No hay lugar para la indiferen­cia. La sentencia, negativa o positiva, no es consecuencia de un acto de Dios. Es el resultado de una actitud por parte del hombre. Si comprendiéramos bien este versículo, cambiaría todo el modo de entender la moral. Desde la visión farisaica, Dios juzgaba a los hombres después de ver sus acciones. Si eran conforme a la Ley, los salvaba, si eran contrarias a la Ley, los condenaba. Para Dios todo está en equilibrio. Cada acto coloca al hombre en su sitio.

Los hombres han preferido las tinieblas a la luz.Su modo de obrar” denota el proceder habitual, no un acto puntual. En el prólogo había dicho: “y la Vida era la luz de los hombres”. No es la luz la que da Vida (como maestro), sino al revés, es la Vida la que te iluminará. Sin Vida no se puede aceptar la luz. La falta de Vida lleva consigo el rechazo de la luz. Mantener una relación con Dios desde la Ley, desde lo externo, sin Vida, es mantener la relación de injusticia. El que oprime al hombre no puede aceptar la luz. La adhesión a Jesús exige salir de la situación de opresión.

El que obra con bajeza…  El que practica la lealtad. Obrar con bajeza se opone a “practicar la lealtad”. “Hacer la verdad” es un semitismo y lo opuesto es “hacer la falsedad“. El que es cómplice de la muerte no puede aguantar la Vida. La considera como una agresión. No se eligen las tinieblas por el valor que puedan tener en sí, sino por odio a la luz. No son las doctrinas (luz) las que separan de Dios, sino la conduc­ta (Vida). Quien con su modo de obrar daña al hombre, se opone al amor-vida. Rechazando la luz, cree poder continuar haciendo el mal sin ser descubierto.

Practicar la lealtad es lo contrario de obrar con bajeza. Equivale a hacer lo que es bueno para el hombre. Al decir lealtad, muestra que el amor es algo práctico. La Vida es anterior a la luz. El acercamiento a la luz se hace por amor, no para que se vean las obras. “Realizadas en unión con Dios”. No obras hechas según Dios, sino algo más. Obras en las que, con la actividad del hombre, se ve la de Dios revelando su gloria-amor. Creer va unido a las obras buenas. La incredulidad acompaña a las malas.

En el trozo del discurso que acabamos de analizar, nos encontramos con los aspectos más originales de la salvación ofrecida por Jesús: 1) La salvación es Vida. 2) Viene de Dios que es VIDA. 3) Es don gratuito e incondicional. 4) Es absoluto, no una alternativa a la condenación. 5) Exige la adhesión a Jesús. 6) Se manifiesta en las obras. Cada punto nos tendría que advertir de los errores en que caemos a la hora de hablar de esa salvación. Esperar de Dios una salvación raquítica.

Hablar de salvación es plantearse el sentido último de la vida. Sería desplegar las más elevadas posibilidades humanas. El término “salvación” tiene connotación negativa y eso es muy peligroso a la hora de entender el evangelio. El pensar en la salvación en términos negativos ha paralizado nuestra vida espiritual. He creído que, si elimino el pecado, estoy salvado. Salvarse no es evitar la condenación, sino llevarnos a plenitud de ser, al límite las posibilidades de nuestro verdadero ser.

La verdadera salvación no puede venirme de fuera; tiene que surgir de lo más hondo de mi ser. Desde ahí, Dios hace posible mi plenitud. Hay que tener claro que me salva totalmente Dios y me salvo totalmente yo. La acción de Dios y la del hombre, ni se suman ni se restan ni se interfieren, porque son de naturaleza distinta. “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti” (S. Agustín). Todo lo que depende de Dios ya está hecho. Para que se complete mi salvación solo falta lo que depende de mí.

La conciencia que tenemos de que Dios puede no salvarme es prueba de que esperamos una salvación equivocada. Queremos que Dios nos libere del sufrimiento, la enfermedad, la muerte. Todo eso forma parte de nuestra condición de criaturas y es inherente a nuestro ser. Ni Dios puede hacer que sigamos siendo criaturas sin limitacio­nes. Buscar la salvación por ahí, es un error garrafal. La salvación no es cambiar lo que soy ni añadir nada a lo que ya soy. Es una toma de conciencia de lo que en realidad soy, vivir a tope esa toma de conciencia y manifestarla en el amor.

Falsa y verdadera salvación

Salvación consecuencia de una idea falsa de Dios:

Dios ofendido que necesita defender su honor.

Salvación como rescate, gracias a la muerte de Cristo.

Salvación como la superación de un desastre. El pecado del hombre.

Salvaciones consecuencia de una idea falsa del hombre:

El hombre empecatado sin posibilidad de salir del fango

Sálvese quien pueda. El hombre individual sin conexión social con los demás.

Tengo un alma que salvar y es cosa exclusivamente mía.

Se salva el alma, no los cuerpos.

Salvación consecuencia de una idea falsa del mundo:

El mundo como algo perverso que había que reprobar.

Recompensa para el más allá por haber despreciado el más acá.

Desconexión de la naturaleza como ámbito en el que nos desarrollamos.

La salvación de Jesús como algo ajena a nuestras luchas.

La salvación es plenitud de humanidad

Salvarse es desplegar lo que nos hace plenamente humanos.

A medida que nos hacemos más humanos, crece nuestra plenitud.

La salvación nunca podrá estar completada.

Ninguna clase de paraíso puede satisfacer la necesidad de salvación.

El ser humano es un proyecto que nunca podrá ser alcanzado del todo.

La salvación nunca será un seguro a todo riesgo.

La salvación nunca nos curará de nuestra finitud.

No puede haber diferencia entre una salvación divina y una humana.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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El evangelio de Juan

Domingo, 10 de marzo de 2024
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jesus-y-nicodemo

Jn 3, 14-21

«Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras»

Como dice Heidegger, hemos sido arrojados a este mundo sin saber quiénes somos, ni conocer su propósito, ni quien lo soporta, ni qué hay detrás de todo este cosmos inmenso del que formamos parte integrante… En definitiva, sin saber si algo de esto tiene algún sentido y con la tarea de vivir con decoro una vida que acaba en la muerte.

Para afrontar este reto necesitamos referencias; algo en que confiar; que nos permita situarnos en el mundo y dar sentido a nuestra vida. Hay quienes confían en su razón, y abrazan planteamientos metafísicos con los que tratan de dar respuesta a las preguntas límite de su existencia. Otros apuestan por el conocimiento espiritual que obtienen directamente en su interior. Otros, quizá conscientes de sus limitaciones, se dejan guiar por los criterios de alguien que les sirve de referencia.

Para los cristianos esa referencia es Jesús, el carpintero de Nazaret, el que con sus palabras y sus obras nos ha mostrado quién es Dios para nosotros, quiénes somos nosotros, cuál es el sentido de nuestra vida y cómo vivirla. Todo lo que un cristiano necesita para vivir con sentido está dicho en Jesús, y eso lo convierte en su mejor referencia.

Y aquí es donde el evangelio de Juan resulta sorprendente para muchos, y no por la teología sublime que desarrollan sus comunidades y plasma su evangelio (con cumbres geniales, fundamento de la fe de muchos cristianos y de la mía propia), sino porque es difícil comulgar con ese Jesús hierático y estereotipado que nos presenta.

Juan convierte a Jesús en instrumento de verter conceptos a través de interminables discursos que nada tienen que ver con el estilo de Jesús. El resultado es un Jesús mítico, sin empatía, y por tanto incompatible con el seguimiento masivo que muestran los evangelios; un Jesús sin limitaciones humanas, que lo sabe todo, que es incapaz de sentir cansancio, tentación, o angustia; o de dudar, o de indignarse; que habla para eruditos y no para la gente, en definitiva, que más parece una deidad disfrazada, que el hombre verdadero capaz de fascinar hasta el punto en que Jesús lo hacía y lo sigue haciendo veinte siglos después.

Mi referencia es el Jesús histórico, el que habla de Dios contando cuentos sencillos a gente sencilla, el que disfruta rodeado de esa gente, que cena con pecadores para devolverles la dignidad que todos les niegan, que abre una puerta a la esperanza a los desesperanzados, que entusiasma a la gente hasta el punto de olvidarse de comer por escucharle, que vive en permanente conflicto con los poderosos, que sube a Jerusalén sabiendo lo que le espera, que se indigna en el Templo, que se juega la vida para salvar la de una adúltera desconocida, que toma precauciones para que no le prendan sus enemigos, pero que luego es capaz de llegar hasta el final… el que se angustia en Getsemaní y muere en el Calvario.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Vivir en la luz.

Domingo, 10 de marzo de 2024
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IMG_3475Comentario al Evangelio Jn 3, 14-21

10 de marzo de 2024

Este IV domingo de cuaresma es denominado en la liturgia “laetare”, haciendo referencia a la antífona ¡Alégrate, Jerusalén! Se rompe el esquema de la Cuaresma, tradicionalmente vista como un tiempo gris, para introducir un tono de alegría por la próxima llegada de la Pascua. El texto que hoy nos ocupa nos da claves interesantes para poder vivir en esa alegría, más existencial que emocional, y que procede de la profundidad de nuestra persona.

Comienza el texto haciendo referencia a Moisés iniciándose así un diálogo entre Jesús y el judaísmo a través del encuentro con Nicodemo. Todo este discurso de Jesús concentra tres mensajes en uno y que puede ayudarnos a redirigir nuestra vida para avanzar en un camino más auténtico.

El primer mensaje hace referencia a la vida eterna. Inmediatamente la mente nos lleva al más allá, a lo escatológico, a la vida tras la muerte. Sin embargo, el texto está expresado en presente, por tanto, la vida eterna es una realidad de nuestro interior que ya existe y configura nuestra raíz más profunda. Esta vida eterna está hecha de la misma Divinidad que se encarna en nuestra humanidad para “no perecer” nunca.

¿Te animas a conectar y ser más consciente de esta vida eterna que forma parte de tí?

El segundo mensaje quizá puede incomodar mucho a los creyentes que entienden la Religión como una elección divina a determinadas personas para juzgar lo que es bueno y lo que es malo, lo puro y lo impuro; una elección personal para salvar al mundo de las garras del mal y del “pecado”. Y, precisamente, quien pone el criterio de la bondad, la luz, la verdad, según el evangelio, es Dios mismo a través de Jesús. No puede ser más claro: Él no viene a condenar a nadie, no viene a decidir qué ovejas son de buena calidad y cuáles no. La existencia “del Hijo” tiene sentido para mostrar el camino de la plenitud humana, en lenguaje teológico, el camino de la salvación.

¿Te animas a vivir en coherencia con esta visión que no busca condenar sino acoger, incluir y bendecir?

El tercer mensaje podríamos resumirlo como la ética de la luz; vivir en la luz tiene un impacto en nuestra persona, en las acciones, decisiones y relaciones. Vivir en la luz es vivir en transparencia, honradez, más cerca de la verdad, pero también en una valentía y fuerza que puede descolocar y, en muchos casos, sofocar “las tinieblas“. La persona que decide vivir en la luz, movida por Dios según este texto, va dejando un rastro de bondad, de coherencia, de profundidad y de osadía; se trata de una luz integradora, inclusiva y que vence la mentira, las trampas y la mediocridad.

¿Te animas a vivir en la luz y liberar a tu mundo, nuestro mundo, de las sombras que ocultan, matan, maldicen y dividen?

FELIZ DOMINGO

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

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Vivir en la luz

Domingo, 10 de marzo de 2024
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IMG_3394Domingo IV de Cuaresma

10 marzo 2024

Jn 3, 14-21

  Una formación moralista, rígida y perfeccionista puede inducirnos a pensar que vivir en la luz significa ser perfectos, sin lugar para las sombras. Sin embargo, tal actitud, además de inhumana porque exige algo inalcanzable para la persona, provoca justo los efectos contrarios a los que pretendía lograr.

La actitud moralista y perfeccionista produce, entre otros, un doble efecto: por una parte, suele engordar el ego, alimentando el orgullo y la vanidad de quien se cree más “cumplidor” que los demás; por otra, es fuente de tensión y rigidez que fácilmente desemboca en peligrosas y dolorosas tendencias neuróticas.

Tales efectos resultan fáciles de comprender: la sobreexigencia y rigidez fácilmente fracturan a la persona, que compensará su tensión interior cultivando una imagen neurótica de sí misma.

Vivir en la luz no tiene nada que ver con lo que esa formación enseñaba. Significa, por el contrario, vivir en la verdad o, si se prefiere, en la humildad, entendida en el sentido teresiano de “caminar en verdad”.

La humildad permite aceptar la propia verdad con todas sus aristas. Sabe que no hay luz exenta de sombras. Y reconoce que los humanos no estamos llamados a ser “perfectos” -como una mala traducción del evangelio dio a entender-, sino a ser “completos”.

La expresión “vivir en la luz” posee un doble significado: por un lado, significa ser transparentes; por otro, comprender que, en nuestra identidad profunda, sin negar las sombras propias del nivel personal, somos luz. Por lo que vivir en la luz no es otra cosa que vivir la verdad de lo que somos.

Por el contrario, “preferir la tiniebla” significa vivir en la mentira y el engaño -aparentando ser lo que no somos o maquillando aquello que podría dejarnos en mal lugar- o en la ignorancia, desconociendo lo que somos en profundidad.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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La luz de Cristo es un gozo, no una carga angustiosa

Domingo, 10 de marzo de 2024
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IMG_3100Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Nicodemo un hombre de la noche.

        El pasaje del evangelio que hemos escuchado hoy forma parte del diálogo entre Jesús y Nicodemo, (Juan 3).

        Nicodemo era un fariseo importante en Jerusalén: de la élite religioso cultural. Pero Nicodemo está de noche, que no significa solamente la noche horaria, sino que está en las tinieblas. Sin embargo Nicodemo busca la luz que no halla en su mundo judío. Por eso se acerca a Jesús.

El evangelio de San Juan emplea algunas contraposiciones: verdad – mentira, vida – muerte, luz – tinieblas (noche).

La noche es una de esas contraposiciones y significa la carencia de luz, la ausencia de verdad, falta de la Palabra, Cristo no está presente y, cuando Cristo no está presente, estamos de noche.

Nicodemo, como los Magos o como el ciego de nacimiento: buscan la luz en la noche de la vida, en su noche personal, social y religiosa, en la noche de la vida.

        Es una postura honesta: amar y buscar la luz, la verdad.

Seguramente que también nosotros estamos faltos de luz, quizás porque la luz se hizo presente y no la recibimos, quizás porque hemos apagado la luz en nuestras vidas y preferimos las tinieblas a la luz.

Al menos ¿nos queda nostalgia de la luz?

02.- El siglo XVIII es el siglo de las luces.

En Europa (quizás en todo el mundo occidental) el siglo XVIII es denominado el “siglo de las luces”, es la época de la Ilustración.

En la modernidad ilustrada la razón sustituye a la fe, las ciencias remplazan a la teología, la autoridad político-científica se superpone a la Biblia, al Magisterio creyente, la esperanza queda dinamitada por la confianza en el progreso, en la tecnología.

Podemos observar que –ciertamente- con la modernidad tenemos más cosas, más medios para vivir. Solemos decir que hoy vivimos mejor que antes. Yo no sé si vivimos mejor que antes. No creo. Tenemos más medios técnicos que nuestros mayores; basta mirar la cocina de nuestra casa, los medios y cosas que tenemos, pero lo que no sé es si vivimos, si nos encontramos más serenos y centrados en la vida.

Las bajas por salud mental en Euskadi se duplican en seis años y rozan las 43.500.

Del año 2019 a hoy las enfermedades mentales han aumentado en un 51%

Diario Vasco el 4. Marzo. 2024

03.- La razón y las ciencias no responden a las grandes cuestiones de la vida.

La razón, las ciencias, el progreso, la tecnología no son capaces de responder a las grandes cuestiones de la vida. Sobre todo no arrojan mucha luz a las cuestiones ético-morales, y callan ante las cuestiones del sentido de la vida y de la muerte.

Decía un matemático-filósofo austriaco del siglo XX (L. Wittgenstein, 1889-1951) que: “las cuestiones que no podemos responder no son ni verdaderas ni falsas, sino carentes de sentido”; por lo tanto esas cuestiones mejor no planteárselas.

¿La vida tiene sentido? No lo sabemos, pues entonces déjala de lado. ¿Hay algo después de esta vida? No lo sabemos, pues entonces ni te lo plantees.

Sin embargo, él mismo (Wittgenstein)  se dio cuenta de que tales problemas de fondo siguen haciendo carrera en la vida del ser humano. Siempre aflora el problema del sentido de la vida, la cuestión acerca de qué nos cabe esperar, el problema de la muerte…

Quizás hoy en día estas cuestiones se plantean en la consulta de la psiquiatría, pero salen a la luz.

La sociedad ilustrada ha prescindido de estas cuestiones. No se permite que los grandes problemas salgan a flote ni en la educación escolar y universitaria, ni en medios de comunicación, ni en los parlamentos, etc… Ni te plantees esas cosas.

Ahora bien: dos cuestiones:

  • El hambre y la sed no son enfermedades, son necesidades humanas.

Por mucho que la sociedad me diga que no me plantee el sentido de la vida, yo tengo hambre y sed de sentido de la vida, de esperanza.

  • Por otra parte, ¿Vivimos mejor prescindiendo y al margen de todo pensamiento? ¿Se es más moderno, más progresista y más feliz sin Dios y sin fe?

Nietzsche (1844-1900), padre del ateísmo y del nihilismo más radical “nos condenó a vivir errantes, sin horizonte y sin nada: Estamos condenados a una espesa noche, errantes por la existencia…

Posiblemente hoy en día social y culturalmente  estamos en esa noche espesa.

¿A qué se debe, si no, el enorme aumento de enfermedades mentales, depresiones y suicidios? ¿A qué se debe ese descentramiento ético y social?

04.- En el ámbito cristiano.

      Por otra parte en el seno de las Iglesias cristianas: católico, luterana, anglicana, etc. vivimos una profunda deserción. Las Iglesias se han vaciado; el clero  escasea y el número de seminaristas ha descendido enormemente. La Iglesia apenas tiene relevancia ni significación en la sociedad, en la cultura, en la educación, etc.

          No sé hasta qué punto los planes de pastoral, las posiciones ideológicas religiosas son la luz que pueda iluminar las tinieblas que nos embargan.

      Pensar que las iglesias se van a llenar y que los seminarios y conventos se van a ver repletos de seminaristas y novicios me parece que es muy poco real y una fantasía ilusoria.

05.-  ¿La red barredera?

        En los evangelios aparece aquella imagen de la Iglesia como una barca que pesca una gran cantidad peces, de cristianos con red, incluso la barca casi se hundía.

        Hoy no va a ocurrir eso, al menos entre nosotros.

        Ni la evangelización, ni la fe van a ser masivas, sino muy personales. Habremos de trabajar estas cosas no en régimen de cristiandad.

       Guipúzcoa tiene 730.000 habitantes. ¿Todos los guipuzcoanos somos  cristianos o creyentes? No. Eso es pensar en régimen de cristiandad, que si lo fue,  hace tiempo que ya no cierto.

        No nos hagamos, ni creemos falsos espejismos de que en tres o cuatro años nuestra diócesis va a ser una Iglesia de Pentecostés.

        El cristianismo en los países europeos en las próximas décadas será, probablemente, una iglesia de minorías y probablemente será, como anunciaba K Rahner allá por los años 60’ del siglo pasado, el creyente del futuro será místico o no será.

06.- La fe es una dicha

        Tal estado de cosas no debe hacernos perder la paz, ni crear un desasosiego pensando nostálgicamente que cualquier tiempo pasado fue mejor.

         Vivamos gozosamente en la luz de la fe. Vivamos con calma y serenidad en la luz de Cristo en nuestro interior.

        La luz de Cristo acontece en nuestro interior, en el fondo de nuestro ser. Ilumina nuestra vida y es algo gozoso.

        Esa luz es misericordia. La luz de Cristo nos hace bien en la noche que estamos viviendo.

La lecturas de hoy y toda la Palabra son un canto a la vida y a la salvación por la misericordia de Dios: que tengan vida, que ninguno perezca, que todos se salven

        Todo el evangelio de san Juan es una invitación y una siembra de la vida: en el principio había vida, Yo soy el pan de vida, el agua de vida, Yo soy el camino la verdad y la vida, el grano de trigo ha de caer en tierra para dar vida

      Si la fe os resulta una carga insoportable y de angustia, es que no es el Evangelio del Señor. Si el sistema eclesiástico os da miedo y cansera, es que no es la luz de Cristo.

        No sufráis la fe, disfrutad de ella, de la luz de Cristo. Disfrutad de la luz, de la vida.

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Actuando por la liberación LGBTQ: un control de Cuaresma

Sábado, 9 de marzo de 2024
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IMG_3464IMG_3463Elliott Barnhill

La publicación de hoy es del colaborador invitado Elliott Barnhill (él/ellos). Elliott es estudiante del United Theological Seminary of the Twin Cities, donde sus estudios se centran en los temas queer y trans que se encuentran en la teología histórica cristiana, la espiritualidad y el arte devocional. Son católicos practicantes y les apasionan las resonancias entre la historia católica y los movimientos de liberación LGBTQ. Vive en Minneapolis, Minnesota.

Estamos en el punto medio de la Cuaresma, que es cuando muchos cristianos evalúan cómo va la temporada. Alrededor de la tercera o cuarta semana de cada año, me doy cuenta de que las prácticas que tenía toda la intención de llevar a cabo no están funcionando y me comprometo a aplicar otras nuevas. Sin embargo, este año la Cuaresma ha sido especialmente difícil. Como miembro de la comunidad LGBTQ+ de EE. UU., enfrentar una y otra vez nuestros crecientes problemas sociales es agotador. Me he dado cuenta de que en este momento de la Cuaresma necesito centrarme en la esperanza.

Si bien la Cuaresma es una temporada de penitencia, a menudo nos olvidamos del motivo de la penitencia y la oración. La penitencia y los sacrificios de la Cuaresma tienen como objetivo acercarnos a Dios y, al hacerlo, prepararnos para la Pascua. Nuestras prácticas de Cuaresma deberían ayudarnos a unirnos a Jesús mientras ora en el desierto, permitiéndonos encontrarnos con Dios en los términos de Dios. Durante la Cuaresma, nuestro objetivo es convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos, para poder acercarnos más al Señor. Dicho todo esto, ¿cómo sabemos lo que Dios quiere que hagamos?

Los teólogos de la liberación hablan de un Dios que trabaja por la liberación de todos. Estos teólogos argumentan que la Biblia apoya su teoría, porque en las historias bíblicas se muestra una y otra vez que Dios está predispuesto hacia aquellos que experimentan opresión y odio contra ellos. En Éxodo, Dios libera a los israelitas de la esclavitud en Egipto. En Hechos, Dios obra a través de los Apóstoles para crear una comunidad equitativa de cristianos. En Lucas, Dios elige nacer en un pesebre y predicar en un monte que “bienaventurados los que lloráis” (Lucas 6:21). En la Biblia, Dios está presente en la lucha por la liberación. Si la Cuaresma es el tiempo en el que buscamos encontrarnos con Dios, entonces quizás nosotros mismos deberíamos empezar a trabajar por la liberación.

Aquí en los EE. UU., actualmente nos enfrentamos a una avalancha de legislación presentada contra las personas LGBTQ+ con el objetivo de limitar nuestra libertad y dignidad. El odio contra nosotros se ve avivado por las cuentas de redes sociales dedicadas a difundir información errónea y mentiras. Aun así, trabajamos por la liberación y la justicia porque creemos en la esperanza de un futuro mejor para nosotros, nuestros pares y las próximas generaciones. Esperamos que llegue el día en que terminen la homofobia y la transfobia y podamos vivir plena y libremente como nosotros mismos, sin las trabas de un odio infundado. Nuestra comunidad LGBTQ está profundamente involucrada en la lucha por la libertad y la justicia, y nosotros, en la comunidad católica LGBTQ, tenemos esta oportunidad de Cuaresma para renovar nuestro compromiso con el llamado de Dios a trabajar por la liberación.

Entonces, ¿cómo pueden nuestras comunidades unirse en la búsqueda de la liberación LGBTQ en esta Cuaresma? A continuación se muestran algunos elementos de acción por los que puede abogar en su comunidad:

1.- Organice a miembros de su comunidad religiosa para que participen en protestas públicas y defensa de cuestiones LGBTQ.

2.- Pida a sus compañeros feligreses que escriban cartas a sus representantes, pidiendo una legislación que apoye a la comunidad LGBTQ.

3.- Anime a sus compañeros feligreses a escribir cartas a sus obispos y líderes diocesanos para hablar en contra de la legislación que daña la dignidad y la libertad de las personas LGBTQ.

4.- Organice una colecta para una organización benéfica o sin fines de lucro que apoye a personas LGBTQ, como un programa de apoyo para jóvenes, una clínica médica o un refugio para personas sin hogar.

5.- Crea conciencia en tu comunidad sobre temas LGBTQ importantes, como la lucha contra el acoso, la atención médica para personas transgénero y el matrimonio igualitario. Esto se puede lograr mediante correos electrónicos o redes sociales. En algunos casos, podría ser información del boletín de la iglesia.

6.- Inicie un grupo de lectura en su comunidad religiosa que se centre en libros que han sido prohibidos debido a su contenido LGBTQ. Pida a sus librerías y bibliotecas públicas que los almacenen.

7.- Comuníquese con los miembros LGBTQ de su comunidad religiosa para preguntarles cómo les está yendo. Invítelos a tomar un café después de la iglesia. Es posible que aprecien el apoyo.

La lucha por la liberación de la homofobia y la transfobia puede ser difícil, pero ahí es siempre donde está Dios: en las difíciles tareas que promueven la libertad y la justicia. Al trabajar juntos para ayudar a las personas LGBTQ a vivir una vida plena y feliz, nos unimos a Dios en la obra de Dios, y de eso se trata la Cuaresma.

—Elliott Barnhill (él/ellos), 7 de marzo de 2024

Fuente New Ways Ministry

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Una larga vida en la tierra: para Nex Benedict

Lunes, 4 de marzo de 2024
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IMG_3251Nex Benedict

La reflexión de hoy es de Allison Connelly-Vetter, colaboradora de Bondings 2.0.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el tercer domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.

Últimamente he estado pensando mucho en las leyes. Como mujer queer, tengo muy presente el panorama político que cambia rápidamente para las personas LGBTQ+ en los Estados Unidos. La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) está rastreando 469 proyectos de ley anti-LGBTQ  en Estados Unidos en este momento. En 2023 se presentó  una cantidad récord de proyectos de ley anti-LGBTQ en 2023: al menos 510, lo que representa casi el triple de la cantidad de proyectos de ley presentados en 2022. En 2024, 11 Estado tienen leyes que impiden que las personas transgénero utilicen instalaciones sanitarias acordes con sus identidades de género .

Estas leyes tienen consecuencias reales para las personas trans y no binarias, especialmente para jóvenes como Nex Benedict, un joven no binario de 16 años Two-Spirit (de dos espíritus) de ascendencia Chahta (Choctaw) que vivía en Owasso, Oklahoma. A Nex le encantaba la naturaleza, dibujar, leer, jugar videojuegos como Ark y Minecraft, ver The Walking Dead y tener un gato, Zeus. El 7 de febrero de 2024, Nexfue violentamente atacado  por compañeros de estudios en el baño de niñas de su escuela. Nex murió al día siguiente a causa de sus heridas. Nex es al menos la segunda persona trans o no binaria violentamente asesinada en 2024..

La muerte de Nex no ocurrió en un vacío político. Oklahoma ha aprobado varias leyes duramente anti-trans  en los últimos años. La muerte de Nex fue el resultado de una pelea en el baño de una escuela que Nex estaba obligado a usar por ley, y el ataque ocurrió en un estado que prohíbe los cuidados de afirmación de género. Su fallecimiento es fundamentalmente inseparable de la legislación transfóbica que controlaba su vida y su autonomía.

Las leyes son el tema central de la primera lectura litúrgica del Éxodo de hoy en la que se presenta lo que ahora se conoce como los Diez Mandamientos. Aunque memoricé estas reglas en la escuela primaria, una frase llamó mi atención nuevamente: “Honra a tus [padres], para que tengas una larga vida en la tierra” (Éxodo 20:12, énfasis mío).

IMG_3393Allison Connelly-Vetter

En este versículo, Dios revela el verdadero propósito de los Diez Mandamientos. Dios no tiene la intención de avergonzar o controlar al pueblo de Dios para que siga algún plan rígido. Más bien, Dios da estas leyes como una bendición, para que el pueblo de Dios “tenga una larga vida” en el contexto de su comunidad y su hogar.

Cuán diferentes son las leyes de amor de Dios de las leyes anti-trans de Oklahoma, que se elaboran a través del miedo, la intolerancia y la ignorancia deliberada. Nex Benedict, como todos los hijos de Dios, merecía una larga vida en su tierra. La muerte de Nex Benedict fue permitida por las leyes de Oklahoma, pero está prohibida por la ley de Dios.

El mensaje de que las leyes de Dios están hechas para ayudar a las personas a prosperar, no para explotarlas, aparece en la lectura del Evangelio de hoy, que contiene la famosa historia de Jesús limpiando el Templo. Al crecer, pensé que Jesús simplemente estaba molesto porque la gente vendía cosas en un lugar de culto. Sin embargo, como aprendí en el seminario, la compra y venta de animales en el Templo era una práctica esperada y casi necesaria, ya que los viajeros al Templo necesitaban comprar animales para un sacrificio.

Los cambistas del Templo cobraban precios exorbitantes y depredadores por las palomas, la compra sacrificial más asequible para los pobres. Estos comerciantes obligaban a los viajeros pobres (muchos de los cuales eran agricultores y pescadores que apenas sobrevivían bajo los aplastantes impuestos del Imperio Romano) a pagar grandes sumas de dinero para poder hacer el sacrificio requerido. Por eso Jesús se dirige específicamente a los vendedores de palomas y les dice que “saquen [las palomas] de aquí”. Al limpiar el Templo, Jesús estaba protestando por la explotación de los pobres.

Esta historia ha sido interpretada con narrativas que promueven una agenda antijudía, pero se aplica apropiadamente a los legisladores y cabilderos cristianos en los Estados Unidos que promulgan el mismo tipo de violencia económica y legal contra los marginados. En Oklahoma, el senador estatal David Bullard presentó un proyecto de ley en 2023 que “constituiría un delito grave que los médicos proporcionen procedimientos de transición de género a cualquier persona menor de 26 años”. Citando la fe cristiana como motivación para esta ley anti-trans, Bullard, un diácono bautista, dijo que “el nombre de la ley alude a un pasaje del Libro de Mateo que sugiere que cualquiera que haga pecar a un niño debe ser ahogado en el mar con un una piedra de molino colgaba de sus cuellos”. Me imagino que si Jesús hubiera estado presente en la audiencia de ese proyecto de ley en el Senado del estado de Oklahoma, también habría volteado algunas mesas allí.

No puedo dejar de pensar en Nex Benedict y en cómo deberían seguir aquí, acurrucando a su gato y subiendo de nivel en su videojuego. Nex Benedict, y todos y cada uno de los jóvenes trans y no binarios, merecen una vida larga, una vida larga y fácil de alegría, juego y amor. Una larga vida en la tierra, en su tierra, ya sea que esa tierra sea Oklahoma o Tennessee o cualquiera de los otros, ya  demasiados, estados con legislación anti-trans en los libros.

Espero que nunca olvidemos a Nex Benedict. Espero que nuestra fe cristiana nos obligue a trabajar por la vida y la liberación de cada hijo de Dios, mientras que al mismo tiempo denunciamos y condenamos la transfobia y el acoso. Espero que volteemos pronto todas las mesas de explotación, violencia y muerte que nos arrebatan a nuestros jóvenes trans y queer.

Nex Benedict, decimos tu nombre. Honramos tu memoria. Nunca dejaremos de luchar por la larga vida que mereces.

—Allison Connelly-Vetter (ella/ella), 3 de marzo de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“Qué religión es la nuestra”. 3º de Cuaresma – B (Juan 2,13-25)

Domingo, 3 de marzo de 2024
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IMG_2934Todos los evangelios se hacen eco de un gesto audaz y provocativo de Jesús dentro del recinto del Templo de Jerusalén. Probablemente no fue muy espectacular. Atropelló a un grupo de vendedores de palomas, volcó las mesas de algunos cambistas y trató de interrumpir la actividad durante algunos momentos. No pudo hacer mucho más.

Sin embargo, aquel gesto cargado de fuerza profética fue lo que desencadenó su detención y rápida ejecución. Atacar el Templo era atacar el corazón del pueblo judío: el centro de su vida religiosa, social y política. El Templo era intocable. Allí habitaba el Dios de Israel. ¿Qué sería del pueblo sin su presencia entre ellos?, ¿cómo podrían sobrevivir sin el Templo?

Para Jesús, sin embargo, era el gran obstáculo para acoger el reino de Dios tal como él lo entendía y proclamaba. Su gesto ponía en cuestión el sistema económico, político y religioso sustentado desde aquel «lugar santo». ¿Qué era aquel Templo?, ¿signo del reino de Dios y su justicia o símbolo de colaboración con Roma?, ¿casa de oración o almacén de los diezmos y primicias de los campesinos?, ¿santuario del perdón de Dios o justificación de toda clase de injusticias?

Aquello era un «mercado». Mientras en el entorno de la «casa de Dios» se acumulaba la riqueza, en las aldeas crecía la miseria de sus hijos. No. Dios no legitimaría jamás una religión como aquella. El Dios de los pobres no podía reinar desde aquel Templo. Con la llegada de su reinado perdía su razón de ser.

La actuación de Jesús nos pone en guardia a todos sus seguidores y nos obliga a preguntarnos qué religión estamos cultivando en nuestros templos. Si no está inspirada por Jesús, se puede convertir en una manera «santa» de cerrarnos al proyecto de Dios que Jesús quería impulsar en el mundo. Lo primero no es la religión, sino el reino de Dios.

¿Qué religión es la nuestra?, ¿hace crecer nuestra compasión por los que sufren o nos permite vivir tranquilos en nuestro bienestar?, ¿alimenta nuestros propios intereses o nos pone a trabajar por un mundo más humano? Si se parece a la del Templo judío, Jesús no la bendeciría.

José Antonio Pagola

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“Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. Domingo 03 de marzo de 2024. Domingo tercero de Cuaresma

Domingo, 3 de marzo de 2024
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21-cuaresma B3 cerezoLeído en Koinonia:

Éxodo 20,1-17: La Ley se dio por medio de Moisés.
Salmo responsorial: 18: Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
1Corintios 1,22-25: Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero, para los llamados, sabiduría de Dios.
Juan 2,13-25: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

El evangelio de Juan coloca esta manifestación mesiánica de Jesús al comienzo de su actividad pública y en el contexto de una fiesta de Pascua en Jerusalén. Para Juan es muy importante poner a Jesús y a su comunidad en ese marco de la sucesión de las fiestas judías. Eso lo vemos a lo largo de todo el evangelio, pues no hay ningún acontecimiento fuera de ese marco. Juan optó por encuadrar toda la actividad pública de Jesús en el tiempo religioso de los que su propio Evangelio define como “los judíos” (!). Al organizar la narración en función de una serie de fiestas judías, deja entrever una construcción ideológica y cultural rica, articulada e intencionada (hoy sabemos que las cosas no se sucedieron así, sino que se trata de una organización literaria de la narración, con una intención significativa).

La pascua judía es confrontada por Jesús y su comunidad discipular tres veces en el evangelio de Juan. Es evidente el simbolismo: con Jesús irrumpe una nueva Alianza (tres siempre simboliza el nacimiento de algo nuevo). El tiempo del Reino construye una nueva festividad. El tiempo de las fiestas judías es contrapuesto con un tiempo inusual y alternativo. El relato centra su interés en la dialéctica entre la estructura simbólica y temporal del judaísmo, y una estructura nueva alternativa que se quiere afirmar e institucionalizar.

El simbolismo de la revelación mesiánica de Jesús es sumamente resaltado en la confrontación con el templo. El relato necesita hacerlo; al fin y al cabo se está construyendo y afirmando una nueva identidad. El templo de Jerusalén es el centro de las instituciones y símbolo de la gloria y el poder de la nación judía (tanto la residente en Palestina como la que se encuentra en la Diáspora). El evangelio emplea un símbolo conocido para indicar la presentación mesiánica de Jesús: el “látigo con cuerdas”. Era proverbial la frase “el látigo del Mesías” para significar la violencia que implica la irrupción de la era mesiánica. El uso que Jesús hace del “látigo” no deja la menor duda acerca de su identidad y del proyecto que encarna: con él arroja fuera del templo el ganado que se vendía para los sacrificios, las ovejas y los bueyes. Sacrificios, como ovejas y bueyes, así como sus potenciales compradores (sólo los ricos podían ofrecer este tipo de ganado en el sacrificio) son puestos fuera del horizonte del nuevo proyecto mesiánico-profético.

Al echar todos afuera del templo con sus ovejas y sus bueyes, Jesús declara la invalidez del culto de los potentados, del que los sacrificios constituían el momento cumbre. Jesús no denuncia solamente, como habían hecho los profetas, «el culto que encubre la injusticia», sino que declara infame «el culto que es en sí mismo una injusticia», por ser medio de explotación, pero sobre todo «por ser legitimación religiosa de la injusticia y del crimen». No propone una reforma del culto, sino su abolición.

La expulsión de los bueyes tiene que ver con la misma constitución de la sociedad tributaria-monárquica. El primer rey de Israel se constituyó a partir del “grupo de campesinos propietarios de bueyes”. No es de extrañar que a partir de entonces, latifundistas, bueyes y sacrificios en el templo estén articulados en un solo proyecto, y que se correspondan ideológica y religiosamente. Además el dios Baal de los agricultores cananeos se representaba con un buey. La agricultura y la ganadería necesitan su propio dios y su propio culto. Los latifundistas fueron aliados importantes de Herodes para la consolidación de su poder, y él, como retribución, mantuvo en forma opulenta al templo. Así podemos entender por qué el templo estaba lleno de bueyes, si la ideología religiosa dominante cuyo centro simbólico estaba allí era la justificación principal del sistema social estratificado y concentrador en Palestina desde la Reforma de Josías.

La expulsión de las ovejas del templo tiene también un rico sentido simbólico. Las ovejas son figura del pueblo, encerrado en el recinto donde está condenado al sacrificio. Los dirigentes explotan y asesinan al pueblo –verdadera víctima del culto–, sacrifican y destruyen al rebaño, a cuya costa viven. Jesús no se propone reformar aquella institución religiosa propósito por cierto inútil, sino rescatar al pueblo de ella.

Todos los grupos judíos esperaban la utopía del Reino, de forma que la agitación del primer siglo hizo a muchos pensar que la hora estaba próxima. Para los zelotas era la hora de tomar las armas contra la ocupación romana para instaurar el reino de Dios en el cual el templo y su personal ya no estuvieran sujetos a ningún imperio. Los saduceos no esperaban activamente el Reino y se contentaban con mantener como mejor podían el culto del templo con la ayuda de las autoridades romanas. Los esenios, como los zelotas, estaban listos para tomar las armas por el Reino, pero se habían retirado al desierto en espera del momento oportuno (kairós), considerando que el templo estaba en manos ilegítimas. Los fariseos también consideraban que para que llegara el Reino había que acabar con el dominio extranjero y restaurar la autonomía del templo. Sin embargo, no entraron a ninguna guerrilla y se dedicaron a la más riguroso observancia de la ley.

A diferencia de los grupos anteriores, la actitud de Jesús y de su comunidad discipular es de tajante oposición al templo, lo que aparece de una manera mucho más radicalmente –no sólo como rechazo de un culto de los poderosos– en las acciones contra los cambistas, a quienes les desparrama las monedas, y contra los vendedores de palomas, a quienes les ordena quitar de en medio su mercancía.

Los cambistas representaban “el sistema financiero” de la época. Todos los varones judíos mayores de 21 años estaban obligados a pagar un tributo anual al templo, e infinidad de donativos en dinero iban a parar al tesoro del templo. Además, en la antigüedad, los templos, por la inmunidad que les confería su carácter sagrado, eran el lugar elegido por los pudientes para depositar sus tesoros. El templo de Jerusalén llegó a ser uno de los mayores bancos de la antigüedad. Pero pagar el tributo y los donativos no se podía hacer en monedas que llevasen la efigie imperial, considerada idolátrica por los judíos: el templo acuñaba su propia moneda y los que iban a pagar tenían que cambiar sus monedas por las del templo. Los cambistas cobraban, naturalmente, su comisión. Al volcar sus mesas y desparramar sus monedas, Jesús estaba atacando directamente el tributo al templo y, con él, al sistema económico religioso dominante. El templo es para Jesús una empresa que explota económicamente al pueblo. De hecho, el culto proporcionaba enormes riquezas a la ciudad y a los comerciantes, sostenía a la nobleza sacerdotal, al clero y a los empleados. La acción de Jesús toca, por tanto, un punto neurálgico: el sistema económico e ideológico que representaba el templo en Israel.

La acción contra los vendedores de palomas es igualmente de enorme impacto ideológico. Las palomas eran animales sacrificiales de menor importancia, pues con ellas los pobres ofrecían sus cultos a Dios; sin embargo el hecho de que sus vendedores hayan sido los únicos a quienes Jesús se dirige y a los que hace responsables de la corrupción del templo, quiere hacer ver la enorme preocupación de Dios por la suerte de los pobres y su enojo por quienes hacen negocio con su pobreza. En contraste con las dos acciones anteriores, Jesús no ejecuta acción alguna, sino que se dirige a los vendedores mismos acusándolos de explotar a los pobres por medio del culto, del impuesto, y del fraude de lo sagrado.

El templo es “casa del mercado”, y allí el dios es el dinero. Al llamar a Dios mi Padre, Jesús no lo identifica con el sistema religioso del templo. La relación con Dios no es religiosa sino familiar, está en el ámbito de la casa familiar. La relación se desacraliza y se familiariza. En la casa del Padre ya no puede haber comercio ni explotación, siendo casa-familia acoge a quien necesite amor, intimidad, confianza, afecto.

Aún, Jesús da un paso más en su confrontación radical con el templo al proponerse él mismo como santuario de Dios. Frente al poder de Herodes (cuarenta y seis años de construcción del templo) emerge el poder del resucitado (tres días). En el Reino de Dios no se requiere templos sino cuerpos vivos. Éstos son los santuarios de Dios, donde brilla su presencia y su amor, si viven dignamente. Jesús no viene a continuar la línea religiosa tradicional. Vino a proponer una humanidad restaurada a partir del principio de la ultimidad de la vida en cuerpos que viven con dignidad. Sobre esta base es posible soñar y construir otra manera de vivir y otra manera de creer. Leer más…

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Cuaresma Dom 3 (3.3.24). Destruiré este templo: Cueva de ladrones, casa de negocios (Jn 2, 23-15)

Domingo, 3 de marzo de 2024
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IMG_3389Del blog de Xabier Pikaza:

 Tras entrar en Jerusalén, para proclamar el Reino, Jesús quiso limpiar la religión, expulsando del templo a los ladrones/negociantes que se habían allí establecido.

Tres fueron las tentaciones de Jesús según Mt 4 y Lc 4 (dinero, poder y mala religión). Las tres se condensan aquí en el templo, que Jesús “purifica” (quiere destruir/cambiar) para comenzar su ministerio de nueva humanidad/iglesia.

Los sinópticos (cf. Mc 1, 15-17) sitúan esa purificación al final del ministerio mesiánico de Jesús, como principio de su pasión y muerte.  Jn 2, 14-16 la sitúa al comienzo. Sólo tras haber “limpiado” el tiemplo puede iniciar su tarea de humanidad.  

Dos evangelios, una experiencia de fondo.

 Marcos. “Llegaron a Jerusalén y entrando en el templo comenzó a expulsar a los que vendían y compraban en el templo. Volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían las palomas, y no consentía que nadie pasase por el templo llevando cosas. Luego se puso a enseñar diciéndoles: ¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Vosotros, sin embargo, la habéis convertido en cueva de bandidos/ladrones” (Mc 11, 15-18).

Juan: “Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad esto de aquí; no convirtáis la casa de mi Padre en un Oikos emporiou (casa, emporio o centro de negocios)” (Jn 2, 14-17).

Marcos, cueva de bandidos.

Su comparación de fondo (el templo/iglesia es una cueva de ladrones económicos o bandidos políticos, pues ambas cosas significa lestes) viene de Mc 15, 17, que la toma de Jer 7, 11. Según ella, el templo/religión es una cueva/guarida de ladrones económicos y/o bandidos político-sacerdotales (lêstôn), que emplean su poder y religión para robar con violencia y guardar (justificar) así lo robado.

El profeta Jeremías utilizó esa expresión en torno al 600 a.C., cuando Nabucodonosor rey de Babel (actual Irak) se creía justificado por Dios para conquistar/robar medio mundo, haciéndose llamar “civilizador”, enviado del Dios Marduk. Pues bien, a juicio de Jeremías, los sacerdotes/ricos de Jerusalén seguían en el fondo la misma política/religión de Nabucodonosor, justificando sus robos con el templo. Como  nuevo Jeremías habla y sufre Jesús por criticar el poder/opresión del templo.

Juan, casa de negocios, emporio económico.

IMG_3390Interpreta la “cueva de bandidos” (lenguaje profético de Marcos), en forma de  centro comercial, oikos  emporiou, un gran centro comercial. De esa forma ha pasado  del lenguaje de reyes/bandidos militares y de templos ligados a esos reyes al lenguaje “comercial” de fenicios y griegos que, en vez de robar haciendo guerras de conquista con soldados, crearon “emporios” o colonias comerciales, a lo largo y a lo ancho del Mediterráneo y del mundo occidental, enriqueciéndose a costa de los pobres. Todavía actualmente, una antigua ciudad comercial de los griegos, ubicada en Cataluña/España se llama, se llama Ampurias” o el emporio.

Pues bien, conforme a la visión de Jesús, según el evangelio de Juan, el templo de Jerusalén se había convertido en un emporio, centro o casa comercial al servicio de los ricos (conforme a la nueva economía de mercado griegos. Este es el tema de fondo del evangelio de este domingo 3.3.24 (3º de Cuaresma) que comentaré en lo que sigue, comparando la visión de Marcos y la de Juan, teniendo a fondo las dos expresiones: Cueva de ladrones, casa de negocios. Para los evangelistas ambas cosas son en el fondo lo mismo.

La gran transformación, el cambio de la iglesia.

 Son muy importantes otros temas: los vinculados al “sexo pervertido” (posible pederastia, poca madurez afectiva de algunos cristianos, clérigos o laicos…), los del tema de la autoridad (discusiones sobre el sínodo de la iglesia alemana o de las iglesias del mundo entero, con violencias y opresiones de diverso tipo… Pero el evangelio de este domingo, que sigue al anterior de la transformación/transfiguración del Tabor, se centra en el dinero. La transformación de la iglesia empieza por lo económico: Echar de la iglesia a los ladrones de la cueva, convertir la casa/emporio de economía en lugar de comunión y servicio mutuo en amor.

El tema de fondo (de Jesús y de la iglesia) sigue siendo el dinero, con el poder/bandidaje que ello implica. El Papa Francisco y otros líderes eclesiales están consiguiendo cambios importantes en una línea de transformación sinodal de la iglesia, pero se les hace casi imposible el tema de la “conversión económica”, vinculada a la conversión ecológica y a la creación de una hermandad/fraternidad de “pobres”.

Conforme al lenguaje de la iglesia, desde el AT, el tema no consiste en no tener, sino en tener compartiendo, poniendo pobreza y/o dinero al servicio de la fraternidad.

Marcos, un tema de bandidos.

 Según Marcos los responsables del templo lo han convertido en “cueva de ladrones” (spelaion lêstôn: cf. Jer 7, 11), un lugar para robar al pueblo fiel, en nombre de Dios, con medios de bandidaje anti-legal (engañando, robando, matando)  o con medios de bandidaje aparentemente legal, propio de reyes y dirigentes políticos (en aquel entorno de Jer 7, donde los que robaban eran precisamente reyes nobles del pueblo). Ese es el modelo más oriental de los imperios ladrones, que estaban conquistando y robando a lo grande, es decir, en aquel tiempo (en torno al 600 a.C. los babilonios).

Pues bien, Jeremías dice a los sacerdotes de Jerusalén y “nobles” de Jerusalén que están haciendo lo mismo que los ladrones del imperio de los babilonios, que conquistan el mundo para apoderarse de sus riquezas.

En el fondo, los sacerdotes del templo de Jerusalén (en tiempo de Jesús, en nuestro tiempo) corren el riesgo de convertir el gran templo, la gran iglesia, en una sucursal de los bandidos político/militares, con la diferencia de que lo hacen en nombre del Dios de Israel o del Dios de Jesucristo El tema de fondo del templo de Jerusalén en el evangelio de Marcos sigue siendo este maridaje entre religión y dinero injusto (dinero de bandidos), puesto al servicio de una religión de engaño.

Juan: Nuevos bandidos, agentes de negocios.

IMG_3391Según Juan, los sacerdotes han convertido la Casa de su Padre en centro de negocios (oikos emporiou, casa de comerciantes). De esa forma pasa del modelo del imperio-ladrón de oriente (Babilonia) a la terminología de un comercio colonial, conforme al esquema de los fenicios y griegos que habían creado “colonias” a lo ancho del Mar Mediterráneo para “cambiar mercancías con ventaja”, para así enriquecerse, sin necesidad de mantener grandes tropas imperiales, que eran caras.

Por oro fueron muchos hispanos, anglosajones, holandeses, alemanes y rusos por el mundo entero, diciendo que iban a evangelizar o civilizar a los salvajes… pero de hecho buscando dineros o comercio al servicio de la metrópoli.

El evangelio de Juan utiliza una terminología comercial moderna, empleada también por el Evangelio de Tomás 64). Según esa terminología, los soldados/bandidos de  Marcos (cueva de ladrones, que roban que roban pero no sabe negociar, sino que meten lo robado en una cueva) se convierten en agentes comerciales, en directores económicos de emporio (que van por ahí sin robar a mano armada, pero están protegidos por ejércitos de soldados, legisladores y jueces de diverso tipo…).

Este cambio de la imagen “cueva de bandidos” a “casa de negocios” se impone en la iglesia de occidente a partir del siglo XII d.C., cuando la iglesia aparece (con ciertos  banqueros judíos, florentinos, renanos o flamencos como creadora de un tipo de economía capitalista.

   Conforme a su lógica de gratuidad (de Reino), Jesús ha subido Jesús al templo de Jerusalén, para culminar su obra, que en este contexto tiene sentido destructor. No se limita a purificarlo o reformarlo un poco, condenando sus excesos, para que volviera a estar limpio, como siempre debió hallarse, sino que anuncia y expresa simbólicamente su ruina (como hizo al presentar en este contexto  signo de la higuera): ¡Qué nadie coma nunca más de sus frutos! (cf. Mc 11, 14).

‒ Expulsa a vendedores y compradores de animales para los sacrificios… ( Mc 11,15b). De esa forma hace imposible todo el ejercicio de los sacrificios de animales, fundados en la compra y ofrecimiento de animales a Dios. Según eso, Jesús ha «expulsado» del templo (es decir, de lo sagrado) a los poderes económicos que lo controlan

‒ Derriba las mesas de cambistas de dinero y de los vendedores de palomas (Mc 11,15c). No se limita a expulsar a los vendedores, sino que derriba ese centro material del templo que es la mesa de los cambios, el banco de la economía y de la venta de palomas. Ése es un gesto simbólico: Como derriba Jesús estas mesas, vendrá a derrumbarse en el suelo el edificio «sagrado» del templo.

– Jesús no deja que pasen por el templo con utensilios de compra-venta y de servicios materiales… Jesús impide así que el templo tenga otras funciones sociales de transformación económica o laboral. Quiere que el templo (la religión) sea espacio de encuentro humano, de comunicación personal.

– Jesús quiere que el templo sea casa de encuentro (de oración) entre todas las naciones: Espacio y camino de comunión con Dios y de diálogo entre los hombres y mujeres, sin intermediarios sacerdotales (es decir, sin funcionarios de lo sagrado).

Tema actual. Tres conversiones  del templo

Conversión económica, un templo-iglesia que no sea cueva de bandidos ni emporio económico. El templo de Jerusalén constituía el centro mercantil del pueblo israelita, que se había comprometido a mantener sus instituciones y su culto, al menos tras la “restauración” del exilio (año 525 a. C.) y las reformas de Esdras y Nehemías (cf. Neh 10, 2-39). El templo así entendido ejercía funciones económicas que podían ayudar al pueblo… pero se terminó convirtiendo en cueva de bandidos/emporio de ricos. Sin un cambio radical en este campo no ser puede hablar

de conversión cristiana. No se trata de expulsar del templo a los bandidos/bandidos, sino a los “arribistas económicos”. En eso estamos, en eso quiere estar en Roma en Papa Francisco, en su forma actual de administración, ese cambio/conversión que quiso Jesús se le está (se nos está) resistiendo. Hay tarea para muchas cuaresmas.

  • Conversión política. En un plano, los judíos habían separado religión y vida social, de tal forma que podían conservar su propia identidad religiosa y su culto mientras que el orden político quedaba bajo el Imperio. En esa línea, Jesús dijo dad a Dios lo que es Dios, devolver al Cesar lo que es del César…Pero de hecho las grandes iglesias se han aliado con los políticos… En Europa Occidental el gran cambio jurídico se dio hace 800 años, en el concordato de Worms (1222) y después en la revolución francesa, con la separación de la iglesia y el poder político…

Pero el tema sigue pendiente. Un tipo de “derecha política” (perdónese) la expresión quiere mantener el poder utilizando a la iglesia (y a la inversa, un tipo de iglesia se apoya en la derecha)… En otra línea ha existido y existe un tipo de izquierda que quiere tomar el poder religioso, desde los celotas/sicarios del tiempo de Jesús.

No parece que haya solución hasta que se supere un tipo de poder de imposición social, económica y religiosa. No se trata de cambiar el poder, sino de superarlo, no se trata de tomar el poder, sino de transformarlo en gratuidad-servicio. Hay tema largo para superar un tipo de iglesia-emporio económico, para convertirla mercado gratuito de intercambio de vida. Convertir el mercado monetario en “merced”-regalo de vida. Por andaba Jesús al expulsar a los imperiales/comerciantes de emporio. Le quedan algunos por expulsar, del Vaticano y de sus alrededores, no sólo católicos, sino protestantes, ortodoxos y de otras tendencias “cristianas”.

  • Conversión religiosa, conversión cristiana de iglesia.En tiempos de Jesús, el templo se había convertido en gran edificio de imposición religiosa. Lo mejor que le podía suceder a aquel templo, para bien de la gente, es que fuera destrucción, convertido en “casa de comunión/oración” de todos los pueblos. El templo simbolizaba y expresaba el poder religioso de unos sacerdotes sobre l conjunto del pueblo… Se sigue tratando hoy de superar el poder religioso, convirtiendo la religión verdadera en principio de perdón, fraternidad y libertad. Eso quiso Jesús, por eso le mataron.

‒ Yo destruiré este templo, hecho con manos humanas… (cf. Mc 14, 58). Sin destrucción de un templo construido por “intereses humanos” de poder-dinero-sometimiento no puede haber evangelio. Jesús va en contra de un templo construido por manos humanas, lo mismo que la torre de Babel (cf. Gen 10), un templo construido al servicio  como capital externo, signo de pecado. Quizá pudiéramos decir con Esteban (cf. Hech 7, 47-53), que este templo, cerrado en sí mismo, ha sido el “pecado originario” de Israel, pues ha servido para negar la profecía universal y liberadora del mensaje original de Dios.

‒ Y en tres días edificaré otro, no hecho por manos humanas (Mc 14, 58). El templo antiguo era un edificio hecho por intereses humanos (kheiropiêton, cf. Hech 7, 41.48), de forma que más que signo de Dios era un ídolo satánico, en la línea de la “mammona”, el Dios dinero opresor( Mt 6, 24). Frente al “ídolo” de aquellos que quieren encerrar a Dios en sus propias construcciones, al servicio de su seguridad y su poder ( se eleva Dios que creará precisamente “humanidad”, a los “tres días”, es decir, en el tiempo de plenitud escatológica del Reino.

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Jesús, nuevo templo de Dios. Domingo 3º de Cuaresma. Ciclo B

Domingo, 3 de marzo de 2024
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expulsion-mercaderes-grecoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

La escena de la expulsión de los mercaderes del templo la cuentan los cuatro evangelios. Pero, como ocurre a menudo, hay algunas diferencias entre ellos.

Preguntas para un concurso

  1. ¿Cuándo tuvo lugar dicha escena? ¿Al comienzo de la vida de Jesús o al final?
  2. Esta escena ha sido pintada por numerosos artistas, entre ellos el Greco. En todas ellas aparece Jesús empuñando un azote de cordeles. Pero, de los cuatro evangelios, sólo uno menciona dicho azote; en los otros tres Jesús no recurre a ese tipo de violencia. ¿De qué evangelio se trata?
  3. Sólo un evangelio dice que Jesús prohibió transportar objetos por la explanada del templo. ¿Cuál?
  4. ¿Qué evangelista cuenta la escena de la forma más breve?
  5. ¿Quién la cuenta con más detalle, incluyendo una discusión con las autoridades judías?

 Respuestas

  1. Juan la sitúa al comienzo de la vida de Jesús. Mateo, Marcos y Lucas al final, pocos días antes de morir.
  2. El único que menciona el azote es Juan.
  3. Esa prohibición sólo se encuentra en Marcos.
  4. El más breve es Lucas.
  5. Juan.

El relato de Juan (Jn 2,13-25)

El concurso anterior no se debe a un capricho. Pretende recordar que los evangelistas no cuentan el hecho histórico tal como ocurrió, sino transmitir un mensaje. Por eso alguno insiste en un detalle, mientras otros lo omiten por no considerarlo adecuado para su auditorio. Lucas, por ejemplo, reduce al mínimo la actitud violenta de Jesús, mientras que Juan la subraya al máximo. El relato de Juan se divide en dos partes: la expulsión de los mercaderes y la breve discusión con los judíos.

Un gesto revolucionario

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

̶ Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»

A nuestra mentalidad moderna le resulta difícil valorar la acción de Jesús, no capta sus repercusiones. Nos ponemos de su parte, sin más, y consideramos unos viles traficantes a los mercaderes del templo, acusándolos de comerciar con lo más sagrado. Pero, desde el punto de vista de un judío piadoso, el problema es más grave. Si no hay vacas ni ovejas, tórtolas ni palomas, ¿qué sacrificios puede ofrecer al Señor? ¿Si no hay cambistas de moneda, cómo pagarán los judíos procedentes del extranjero su tributo al templo? Nuestra respuesta es muy fácil: que no ofrezcan nada, que no paguen tributo, que se limiten a rezar. Esa es la postura de Jesús. A primera vista, coincide con la de algunos de los antiguos profetas y salmistas. Pero Jesús va más lejos, porque usa una violencia inusitada en él. Debemos contemplarlo trenzando el azote, golpeando a vacas y ovejas, volcando las mesas de los cambistas.

Imaginemos la escena en nuestros días. Jesús entra en una catedral o una iglesia. Se fija en todo lo que no tiene nada que ver con una oración puramente espiritual, lo amontona y lo va tirando a la calle: cálices, copones, candelabros, imágenes de santos, confesionarios, bancos…  ¿Cuál sería nuestra reacción? Acusaríamos a Jesús de impedirnos decir misa, poder comulgar, confesarnos, incluso rezar.

¿Por qué actúa Jesús de este modo? En el evangelio de Marcos, lo explica como un buen maestro, empalmando dos textos proféticos, de Isaías y Jeremías: “¿No esta escrito: Mi casa será casa de oración para todos los pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos”.

En el evangelio de Juan, Jesús no actúa como maestro sino como hijo: “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.” Estamos al comienzo del evangelio (lo único que se ha contado después de la vocación de los discípulos ha sido el episodio de las bodas de Caná), y ya se anuncia lo que será el gran tema de debate entre Jesús y las autoridades judías en Jerusalén: su relación con el Padre. Ese sentirse Hijo de Dios en el sentido más profundo es lo que le provoca esa fuerte reacción de cólera, incluso trenzando y usando un látigo (detalle que no aparece en los Sinópticos).

Juan explica esta reacción con unas palabras que no aparecen en los otros evangelios: «Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: El celo de tu casa me devora.» El celo por la causa de Dios había impulsado a Fineés a asesinar a un judío y a una moabita; a Matatías, padre de los Macabeos, lo impulsó a asesinar a un funcionario del rey de Siria. El celo no lleva a Jesús a asesinar a nadie, pero sí se manifiesta de forma potente. Algo difícil de comprender en una época como la nuestra, en la que todo está democráticamente permitido. El comentario de Juan no resuelve el problema del judío piadoso, que podría responder: «A mí también me devora el celo de la casa de Dios, pero lo entiendo de forma distinta, ofreciendo en ella sacrificios». Quienes no tendrían respuesta válida serían los comerciantes, a los que no mueve el celo de la casa de Dios sino el afán de ganar dinero.

La reacción de las autoridades

 Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:

̶  ¿Qué signos nos muestras para obrar así?

Jesús contestó:

̶  Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

Los judíos replicaron:

̶  Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

En contra de lo que cabría esperar, las autoridades no envían la policía a detener a Jesús (como le ocurrió siglos antes al profeta Jeremías, que terminó en la cárcel por mucho menos). Se limitan a pedir un signo, un portento, que justifique su conducta. Porque, en ciertos ambientes judíos, se esperaba del Mesías que, cuando llegase, llevaría a cabo una purificación del templo. Si Jesús es el Mesías, que lo demuestre primero y luego actúe como tal.

La respuesta de Jesús es aparentemente la de un loco: “Destruid este templo y en tres días lo reconstruiré. El templo de Jerusalén no era como nuestras enormes catedrales, porque no estaba pensado para acoger a los fieles, que se mantenían en la explanada exterior. De todas formas, era un edificio impresionante. Según el tratado Middot, medía 50 ms de largo, por 35 de ancho y 50 de alto; para construirlo, ya que era un edificio sagrado, hubo que instruir como albañiles a mil sacerdotes. Comenzado por Herodes el Grande el año 19 a.C., fue consagrado el 10 a.C., pero las obras de embellecimiento no terminaron hasta el 63 d.C. En el año 27 d.C., que es cuando Juan parece datar la escena, se comprende que los judíos digan que ha tardado 46 años en construirse. En tres días es imposible destruirlo y, mucho menos, reconstruirlo.

Curiosamente, Juan no cuenta cómo reaccionaron las autoridades a esta respuesta de Jesús. (Resulta más lógica la versión de Marcos: los sumos sacerdotes y los escribas no piden signos ni discuten con Jesús; se limitan a tramar su muerte, que tendrá lugar pocos días después.) Pero el evangelista sí nos dice cómo debemos interpretar esas extrañas palabras de Jesús. No se refiere al templo físico, se refiere a su cuerpo. Los judíos pueden destruirlo, pero él lo reedificará. Tenemos aquí, también desde el comienzo del evangelio, algo equivalente a los tres anuncios de la Pasión y Resurrección en los Sinópticos, aunque dicho de forma mucho más breve: “Destruid este templo (Pasión) y en tres días lo levantaré” (Resurrección).

Cuaresma y resurrección

Esto último explica por qué se ha elegido este evangelio para el tercer domingo. En el segundo, la Transfiguración anticipaba la gloria de Jesús. Hoy, Jesús repite su certeza de resucitar de la muerte. Con ello, la liturgia orienta el sentido de la Cuaresma y de nuestra vida: no termina en el Viernes Santo sino en el Domingo de Resurrección.

Jesús, nuevo templo de Dios

Hay otro detalle importante en el relato de Juan: el templo de Dios es Jesús. Es en él donde Dios habita, no en un edificio de piedra. Situémonos a finales del siglo I. En el año 70 los romanos han destruido el templo de Jerusalén. Se ha repetido la trágica experiencia de seis siglos antes, cuando los destructores del templo fueron los babilonios (año 586 a.C.). Los judíos han aprendido a vivir su fe sin tener un templo, pero lo echan de menos. Ya no tienen un lugar donde ofrecer sus sacrificios, donde subir tres veces al año en peregrinación. Para los judíos que se han hecho cristianos, la situación es distinta. No deben añorar el templo. Jesús es el nuevo templo de Dios, y su muerte el único sacrificio, que él mismo ofreció.

Portentos y sabiduría (1 Corintios 1,22-25)

En la segunda lectura aparece también el tema de los prodigios. Pablo, judío de pura cepa, pero que predicó especialmente en regiones de gran influjo griego, debió enfrentarse a dos problemas muy distintos. A la hora de creer en Cristo, los judíos pedían portentos, milagros (como se ha contado en el evangelio), mientras los griegos querían un mensaje repleto de sabiduría humana. Poder o sabiduría, según qué ambiente. Pero lo que predica Pablo es todo lo contrario: Cristo crucificado. El colmo de la debilidad, el colmo de la estupidez. Ninguna universidad ha dado un doctorado “honoris causa” a Jesús crucificado; lo normal es que retiren el crucifijo. Pero ese Cristo crucificado es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Quien sienta la tentación de considerar el mensaje cristiano una doctrina muy sabia humanamente, digna de ser aceptada y admirada por todos, debe recordar la experiencia tan distinta de Pablo.

Hermanos:
Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados -judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

El Decálogo: tercer momento de la Historia de la salvación (1ª lectura)

            Pensando especialmente en los catecúmenos se recuerda en la primera lectura el Decálogo. A pesar de su enorme interés, es difícil tratar las tres lecturas en la homilía. Por su estrecha relación con la Cuaresma convendría limitarse a la segunda y al evangelio.

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Tercer Domingo de Cuaresma. 03 de marzo, 2024

Domingo, 3 de marzo de 2024
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«Jesús fue a Jerusalén.»

(Jn 2, 13-25)

Jesús se dirige a Jerusalén, lugar donde está situado el templo. Templo de piedra, de tradición, donde la ley es la norma. En él se encontraba el arca de la Alianza y, por lo tanto, la presencia de Dios.

Lo que pone de relieve este texto es que la absolutización de la religión trae los totalitarismos. La dualidad entre lo profano y lo religioso ha provocado demasiado enfrentamiento y sufrimiento.

Sin embargo, Jesús inaugura una época nueva, no la de la ley, sino la de la experiencia, del Encuentro.

Él también tuvo que expulsar fuera de sí muchos “animales”, todos aquellos que no le permitían vivir en la coherencia, y le sometían a la ira, el miedo, el no entender…

Hoy Jesús nos habla de no vaciar de contenido lo esencial. Las piedras son piedras, pero su cuerpo es templo del Espíritu. Un templo que no admite cambistas, ni trueques, ni animales. Es espacio vacío, desalojado de todo aquello que no le permite vivir en ese silencio y soledad que hacen que el Espíritu haga en Él su morada.

Un cuerpo como el de Jesús que está habitado por el Espíritu y que nadie puede destruir. En la fluidez que da la libertad de pensar, sentir y obrar en coherencia, en esa autenticidad de llevar a cabo la voluntad de Dios.

Jesús es el ser humano libre, que crece en la medida que experimenta el amor por su Padre y por las personas, por eso su ser se dilata y dinamiza a medida que se expone al amor del Espíritu.

Las piedras son duras, rígidas, solo son receptáculos. Si pierden el espíritu, son edificios muertos, son obras de arte que nos recuerdan otros tiempos, por eso Jesús inaugura un templo nuevo, SU CUERPO, un cuerpo que se llena de vida, a medida que se vacía de sí mismo para llenarse del Amor de Dios.

Oración

Padre, ayúdanos a poner a punto nuestro cuerpo para que sea templo, como lo fue el de Jesús, dinamizado por tu espíritu.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús denuncia un culto externo que no exige un cambio interno.

Domingo, 3 de marzo de 2024
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jesus-cleanses-the-temple-900x450DOMINGO 3 º DE CUARESMA (B)

Jn 2,13-25

En las tres primeras lecturas de los domingos que llevamos de cuaresma, se nos ha hablado de pacto. Después de la alianza con Noe y con Abraham, se nos narra hoy la tercera alianza del Sinaí. La alianza con Noe fue la alianza cósmica del miedo. La de Abrahán fue la familiar de la promesa. La de Moisés fue la nacional de la Ley. ¿Cómo debemos entender estos relatos? Noe, Abrahán y Moisés son personajes legendarios.

La historia “sagrada” que narra la vida y milagros de estos personajes se escribió hacia el s. VII antes de Cristo. Son míticas leyendas que no debemos entender al pie de la letra. Se trata de experiencias vitales que responden a las categorías religiosas de cada época. Hoy nadie puede pensar que Dios le dio a Moisés unas tablas de piedra con los diez mandamientos. No fue Dios quien utilizó a Moisés para comunicar su Ley, sino Moisés el que utilizó a Dios para hacer cumplir unas normas que él elaboró sabiamente.

Dios no puede hacer pactos porque no puede ser “parte”. Una cosa es la experiencia de Dios que los hombres tienen según su nivel y otra muy distinta lo que Dios es. Jesús habló del Dios de la “alianza eterna”. Dios actúa de una manera unilateral y desde el ágape, no desde un “toma y da acá“. Dios se da totalmente sin condiciones ni requisitos, porque el darse es su esencia. En el Dios de Jesús no tienen cabida pactos ni alianzas. Lo único que espera de nosotros es que descubramos el don total de sí mismo.

No se trata de purificar el templo sino de sustituir. El relato del Templo lo hemos entendido de manera simplista. Siempre interpretamos la Escritura de manera que nos permita tranquilizar nuestra conciencia echando la culpa a los demás. Como buen judío, Jesús desarro­lló su vida espiritual en torno al templo; pero su fidelidad a Dios le hizo comprender que lo que allí se cocía no era lo que Dios esperaba. Recordemos que cuando se escribió este evangelio, ni existía ya el templo ni la casta sacerdotal tenía ninguna influencia. Pero el cristianismo se había convertido ya en una religión que imitó la manera de dar culto a Dios. Es el culto de ayer y de hoy el que debe ser purificado.

Es casi seguro que algo parecido a lo que nos cuentan sucedió realmente, porque el relato cumple perfecta­mente los criterios de historici­dad. Por una parte, lo narran los cuatro evangelios. Por otra es algo que podía interpretarse por los primeros cristianos, (todos judíos) como desdoro de Jesús, no es fácil que nadie se pudiera inventar un relato que critica todo el organigrama del culto desde una mayor fidelidad a Dios.

Nos han dicho que lo que hizo Jesús en el templo fue purificarlo. Esto no tiene fundamento, puesto que lo que estaban haciendo allí los vendedores, era imprescindible para la actividad del templo. Se vendían bueyes ovejas y palomas, que eran la base de los sacrifi­cios. Los animales vendidos estaban controlados por los sacerdotes; así se garantizaba que cumplían todos los requisitos de pureza. También eran imprescindibles los cambistas, porque al templo solo podía recibir dinero puro, es decir, acuñado por el templo. En la fiesta de Pascua, llegaban a Jerusalén israelitas de todo el mundo; para hacer la ofrenda no tenían más remedio que cambiar su dinero por el del templo.

Jesús quiso manifestar con un acto profético, que aquella manera de dar culto a Dios no era la correcta. En esos días de fiesta podía haber en el atrio del templo unas 8.000 personas. Es impensable que un solo hombre con unas cuerdas pudiera arrojar del templo a tanta gente. El templo tenía su propia guardia, que se encargaba de mantener el orden. Además, en una esquina del templo se levantaba la torre Antonia, con una guarnición romana. Los levantamientos contra Roma tenían lugar siempre durante las fiestas. Eran momentos de alerta máxima. Cualquier desorden hubiera sido sofocado.

Las citas son la clave para interpretar el hecho. Para citar la Biblia se recordaba una frase y con ella se hacía alusión a todo el contexto. Los sinópticos citan a (Is 56,3-7) “mi casa será casa de oración para todos los pueblos; y a (Jer 7,8-11) “pero vosotros la habéis convertido en cueva de bandidos”. Is hace referencia a los extranjeros y a los eunucos, y dice: “yo los traeré a mi monte santo y los alegraré en mi casa de oración. Sus sacrificios y holocaus­tos serán gratos sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”. En los tiempos mesiánicos, los eunucos y los extranjeros podrán dar culto a Dios. Ahora no podían pasar del patio de los gentiles.

El texto de (Jer 7,8-11) dice así: “No podéis robar, matar, adulterar, jurar en falso, incensar a Baal, correr tras otros dioses y luego venir a presentaros ante mí, en este templo consagrado a mi nombre, diciendo: ‘Estamos seguros’ para seguir cometiendo los mismos crímenes. ¿Acaso tenéis este templo por una cueva de bandidos?” Los bandidos no son los vendedores, sino los que hacen las ofrendas sin conversión. Son bandidos, no por ir a rezar, sino porque solo buscaban seguridad. Lo que Jesús critica es que, con los sacrificios, se intente comprar a Dios. Como los bandidos se esconden en las cuevas, seguros hasta que llegue la hora de volver a robar y matar.

Juan cita un texto de (Zac 14,20) “En aquel día se leerá en los cascabeles de los caballos: “consagrado a Yahvé”, y serán las ollas de la casa del Yahvé como copas de aspersión delante de mi altar; y toda olla de Jerusalén y de Judá estará consagrada a Yahvé y los que vengan a ofrecer comerán de ellas y en ellas cocerán; y ya no habrá comerciantes en la casa de Yahvé”. La inscripción “consagrado a Yahvé” la llevaban los cascabeles de las sandalias de los sacerdotes y las ollas donde se cocía la carne consagrada. En los días mesiánicos, no habrá distinción entre cosa sagrada y profana.

Los vendedores interpelados (los judíos) le exigen un prodigio que avale su misión. No reconocen a Jesús ningún derecho para actuar así. Ellos son los dueños y Jesús un rival que se ha entrometido. Ellos están acreditados por la institución misma, quieren saber quién le acredita a él. No les interesa la verdad de la denuncia, sino la legalidad de la situación, que les favorece. Pero Jesús les hace ver que sus credenciales han caducado. Las credenciales de Jesús serán, hacer presente la gloria de Dios a través de su amor.

Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré. Aquí encontramos la razón por la que leemos el texto de Jn y no el de Mc. Esta alusión a su resurrección da sentido al texto en medio de la cuaresma. Le piden una señal y contesta haciendo alusión a su muerte. Su muerte hará de él el santuario definitivo. La razón para matarlo será que se ha convertido en un peligro. El fin de los tiempos, en Jn, va ligado a la muerte de Jesús.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Los mercaderes del Templo.

Domingo, 3 de marzo de 2024
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Jn 2, 13-25

«Quitad esto de aquí. No hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado»

Entraron en el patio de los gentiles por el ángulo Suroeste, y allí se encontraron con los puestos de venta de animales para los sacrificios y las mesas de los cambistas de dinero extranjero por dinero del Templo. En ambos casos su función era necesaria para el buen funcionamiento del Templo, pues quien llegaba allí con la intención de ofrecer un sacrificio, precisaba de los unos y de los otros. Además, no estaban en el Templo propiamente dicho, sino en uno de los patios de libre acceso.

Pero todo el negocio era controlado por los sacerdotes, que habían convertido la actividad normal del Templo en algo muy lucrativo. Cada vez era mayor el número de nimiedades que requerían un sacrificio para que el infractor recuperase la pureza perdida, y así, los beneficios de esta empresa crecían sin cesar. Se multiplicaba la fortuna de aquellos privilegiados pertenecientes a la aristocracia sacerdotal, y ello a costa de los hombres y mujeres de las clases populares que, por su propia forma de vida, estaban más expuestos a verse inmersos en situaciones que requerían sacrificio para su expiación.

Jesús se había indignado muchas veces ante el espectáculo de esta mercadería, pues convertía al propio Dios en cómplice de las supercherías de las autoridades religiosas, pero la simple indignación no era motivo suficiente para intervenir en los negocios de aquella gente. En cambio, ahora, el motivo era muy distinto, pues Jesús quería hacer un gesto claro e inequívoco para mostrar que el Templo estaba acabado; que era estéril; que no tenía ningún papel en el Reino; que era el más rancio símbolo de lo viejo, de lo muy viejo; tanto, que ya los profetas habían proclamado en nombre de Yahvé: «Misericordia quiero, y no sacrificios».

Pero el Templo significaba sacrificios: sacrificio de animales y sacrificio de judíos y galileos para mantenerlo. Y en el Templo la palabra misericordia había perdido todo su significado. Por eso, Jesús le había dicho a la mujer samaritana: «Créeme mujer: Se acerca el tiempo en que no daréis culto al Padre ni en Garizim ni en Jerusalén. Llega la hora en que los que den culto auténtico, darán culto al Padre en espíritu y en verdad».

Era necesario destruir el Templo con sus sacrificios, sus tributos, su culto externo, su poder, sus sacerdotes corruptos, su mentalidad nacionalista… pues si permanecía en pie, nunca podría reinar Abbá; nunca podría instaurarse su Reino. Era necesario rasgar los odres viejos, porque no podían contener el vino nuevo.

Evidentemente, no le era posible derribar aquella inmensa edificación, pero al menos podía realizar un gesto que pusiese de manifiesto su rechazo; que lanzase un mensaje claro al pueblo de Jerusalén. Debían saber que su opción rompía con lo antiguo porque lo antiguo se había vuelto infecundo; porque había llegado el tiempo de convertirse a Abbá; porque había que optar, y hacerlo urgentemente; radicalmente.

Al entrar en el gran patio volvieron a aparecer ante sus ojos los puestos de venta de animales y los mostradores de los cambistas, y se volvió a indignar ante aquel espectáculo. Derribó las mesas de los cambistas. Luego se dirigió a los puestos de los vendedores de palomas y estrelló las jaulas contra el suelo. De entre las ramas rotas de sus jaulas, los pobres animales salían volando, despavoridos, provocando gran confusión y alboroto. Los vendedores de bueyes y ovejas, al ver lo que les venía encima, arrearon a sus animales hacia la puerta de salida más cercana.

Algunos de los vendedores —los más corajudos— decidieron permanecer en sus puestos de venta, porque no estaban dispuesto a dejarse avasallar por aquel hombre. Pero cuando llegó a ellos aquella fuerza desatada, con aquella determinación y aquel arrojo, con aquella mirada iracunda que taladraba el ánimo, decidieron no enfrentarse a él y seguir la estela de sus compañeros.

Los discípulos que habían entrado con él en el Templo estaban en un rincón del patio agrupados y desconcertados por la escena inaudita que se abría ante sus ojos. Ya estaban acostumbrados a que les sorprendiese con sus hechos y sus dichos, pero nunca hubiesen sospechado que pudiese hacerlo hasta ese punto. Pedro y los Zebedeos no entendían nada, pero estaban prestos a entrar en acción si alguien se le enfrentaba. Judas, estupefacto, contemplaba cómo Jesús actuaba justo en sentido contrario a como esperaba, pues en vez de atacar a los romanos, atacaba al Templo. Las mujeres temían por él, y el resto no salía de su asombro.

Al fin salieron del edificio central doce sacerdotes de túnica fastuosa y se dirigieron hacia donde él estaba. Sus ademanes nada tenían que ver con la pompa y el boato de los que habitualmente hacían gala, sino que eran apresurados; casi marciales. El que parecía su jefe, un hombretón iracundo de barba negra y abundante, se colocó a un palmo de las narices de Jesús, y le gritó en tono amenazador: «¿Con qué derecho haces estas cosas?»

Mucha gente contemplaba la escena desde la distancia. Los Zebedeos dieron un paso adelante para dirigirse hacia donde estaba Jesús; solo y rodeado de sacerdotes beligerantes. Pedro, que conocía mejor que nadie su coraje y su personalidad, les cogió del brazo y no les dejó ir. Si la cosa iba a mayores, él sería el primero en dar la cara, pero dudaba mucho que fuese necesario.

Jesús, todavía sofocado por el esfuerzo, calmó su espíritu, esbozó una sonrisa y les contestó: «También voy a haceros yo una pregunta, y si me respondéis, os diré con qué poder hago yo estas cosas: El bautismo de Juan ¿era del cielo o era de los hombres?… Respondedme».

Se retiraron unos metros y se pusieron a cavilar. Eran conscientes de que la gente estaba siendo testigo de toda la escena y redoblaron sus esfuerzos por salir de aquel atolladero en que se habían metido; pero no tenía salida porque cualquier respuesta que diesen era mala para ellos: «No lo sabemos» … «Entonces, yo tampoco os digo con qué poder hago estas cosas». Y desentendiéndose de ellos, se acercó a sus amigos.

Cuando salió del Templo, los sacerdotes se reunieron con los escribas para ver la forma de perderle… Acababa de llegar y ya le temían.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Si cuidas, no abusarás.

Domingo, 3 de marzo de 2024
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cuerpo-cristoAl recibir las tablas de la Ley y sellar la Alianza con Yahvé, el pueblo, que peregrinaba hacia la Tierra Prometida, consideraba que el arca que albergaba las piedras contenía la “presencia del mismo Dios”.

Cuando David decidió trasladar el arca de la alianza a Jerusalén lo hizo con el propósito de construir un magnífico edificio para albergarla. El Templo de Jerusalén era concebido como la morada donde residía físicamente Yahvé, el Dios de Israel.

Sabemos que el Templo fue arrasado hasta sus cimientos en varias ocasiones; ya no se menciona la presencia del arca de la alianza, tal vez perdida para siempre durante el saqueo babilónico.

Herodes el Grande acometió sobre el 20 a.C. obras de ampliación y embellecimiento del Templo que no habían concluido en el tiempo de Jesús.

Y es en este momento, en el que el evangelio de Juan nos describe la subida de Jesús a Jerusalén.

Al llegar al templo nos presenta un panorama desolador: el templo, centro religioso y símbolo nacional de Israel, convertido en lugar de comercio y explotación.

“Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas instalados, y haciendo como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo. –Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios”. (Jn.2: 14, 16)

Me resultaría relativamente fácil hacer un comentario a este pasaje basándome en la simbología del “azote de cuerdas”, en lo que significan las “ovejas” y las “palomas” pero nos quedaríamos en el cambio que realizó Jesús con respecto al Antiguo Testamento.

Ya sabemos que Jesús establece una nueva relación entre Dios y las personas. Ya sabemos que Jesús es el nuevo templo y que a partir de Él no necesitamos intermediarios para nuestra relación con Dios.

También sabemos que los vendedores del templo representan a la jerarquía que explotaba a los pobres con el fraude de lo sagrado y que el dinero se había convertido en el dios del templo en lugar del Padre.

El arca de la Alianza ya no estaba en el templo, se había perdido por tanto el propósito del mismo. El lugar que había sido construido para recordar que Dios permanecía fiel y que el pueblo, que había hecho un compromiso de reciprocidad se había convertido en lugar de negocios, de explotación de los pobres en nombre de Dios.

¿Cómo no iba a enfadar a Jesús un panorama tan desolador como ese? ¿Cómo hubiera podido dejar de pronunciarse antes las autoridades judías, a pesar de estar seguro de que no le entenderían?

¿Son nuestros “templos” hoy lugar de oración, de relación con Dios?

No hace falta remontarnos a los tiempos de Jesús, sino leer algunos de los titulares que aparecen en nuestros periódicos de los últimos meses, me refiero a periódicos religiosos de Estados Unidos y España para pronunciar:

Basta ya de profanar el cuerpo, la mente y el espíritu de tantas mujeres, niñas y niños por parte de aquellos que creen tener  “poder” porque se les ha otorgado un ministerio que era para estar al servicio, no para “servirse de”.

Basta también de tergiversar el mensaje de Jesús por parte de aquellos que considerándose sucesores en la línea de los apóstoles, ni hacen ni dejan hacer: frustrados, amargados por una soledad invivible que cortan las iniciativas, que acallan la voz del Espíritu en ese cuerpo de Cristo que somos todas y todos.

* Una mujer que dice que fue abusada espiritualmente y sexualmente por un famoso jesuita demanda transparencia

La formación enfocada a la reparación de abuso infunde esperanza entre las religiosas indias

* El franciscano Javier Garrido

* La diócesis de Plasencia aparta  “temporalmente al cura que traficaba con estupefacientes”

* Australia: La Iglesia ve “muy preocupantes” las denuncias de abuso sexual contra un obispo

¿Hasta cuándo vamos a aguantar tanta humillación, tanto dolor, tanta frustración?

“La pasión por tu casa me consumirá”.

No hermanos, no os confundáis, no nos tratéis con condescendencia ni os escudéis en que estos son solo unos pocos casos. Las mujeres en la iglesia sí, reclamamos el diaconado, el sacerdocio, la plena participación en las decisiones que conciernen a la comunidad local como a la comunidad universal; pero lo que realmente reclamamos es que consideréis nuestro cuerpo y por tanto nuestra mente y nuestro espíritu como templo sagrado, como lo hizo Jesús.

Hay algunos hermanos enfermos que abusan sexualmente de mujeres, hombres, niñas y niños, pero el peligro de hacer del poder y del dinero ídolos, está en todos nosotros. También el conformismo “ñoño” de los que miran para otro lado, o que intentan calmar las aguas que esconden su mediocridad y tibieza.

La acción de Jesús descrita en este pasaje es violenta. El enfrentamiento con las autoridades judías no puede ser más dura. Han usurpado el lugar de Dios y se sirven del templo para enriquecerse haciendo uso de un poder que se han otorgado a sí mismos.

-“¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas? Les replicó Jesús:

– Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré.” Jn 2:18-19

Él se refería al santuario de su cuerpo.” Jn. 2:21

Cuando la verdad molesta lo más fácil es quitar a la persona de en medio. Jesús se está convirtiendo en alguien indeseable.

¿Cuál es la verdadera conversión, la metanoia, el cambio de mente y corazón al que se nos invita en esta cuaresma?

La verdadera alianza ya nos la ha mostrado Jesús dando su vida por la realización del proyecto de Dios desde siempre: hacernos hijxs y hermanxs. Solo hay un camino: Cristo crucificado, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres; y la debilidad de Dios es más potente que los hombres. (1Cor 1:24-25)

Carmen Notario, SFCC

espiritualidadcym@gmail.com

 Fuente Fe Adulta

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El Templo, el cuerpo y el mundo.

Domingo, 3 de marzo de 2024
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IMG_2935Domingo III de Cuaresma

3 marzo 2024

Jn 2, 13-25

 Si nos atenemos al testimonio del cuarto evangelio, Jesús no era muy amante del templo. Al gesto simbólico que narra este texto habría que añadir aquellas otras palabras que Juan pone en boca del Maestro de Galilea: “Ha llegado la hora en que, para dar culto al Padre, no tendréis que subir a este monte ni ir a Jerusalén [al templo]… Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Jn 4,21-24).

Las religiones han visto el templo como “la casa de Dios”, la morada de la divinidad. Eso casaba bien con la idea de un dios más o menos “controlado” por la autoridad religiosa. Jesús desmonta ese engaño y, con ello, desnuda cualquier idea sobre dios. La divinidad, según sus palabras, habita en nuestro cuerpo y, por extensión, en todo el mundo, en toda la realidad.

El dios del templo es el dios secuestrado. O, al menos, el dios hecho a nuestra propia medida. El Dios del que habla Jesús es Aquello que no tiene nombre -porque trasciende las formas- y que constituye la Profundidad de todo lo que es.

No es, por tanto, un dios separado, un ser antropomorfo, fruto de proyecciones humanas, hijo de nuestras necesidades y de nuestros miedos. La palabra “Dios” evoca, más bien, la dimensión profunda de lo real que se hace manifiesta en cada forma concreta, en el universo, en el planeta, en cada ser humano…

Quien ve a dios en el templo, puede caer en la trampa de pensar que es posible una relación con él al margen de la que fuera la relación con las cosas y las personas. Aquí se asientan el legalismo y el ritualismo religioso de quienes creen que se puede amar a dios independientemente de las actitudes que puedan vivir hacia los otros o hacia el mundo. Por el contrario, trascendida esa creencia, se comprende y experimenta que lo que se ha llamado “Dios” es tan radicalmente inseparable de las formas, que algún místico ha dicho de él que es lo no-otro de todo lo que es.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Habrá sinodalidad cuando el espíritu de Jesús esté en la Iglesia

Domingo, 3 de marzo de 2024
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jesus-echa-a-los-mercaderes-del-temploDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

 01.- Sustituciones de Jesús en el evangelio de San Juan

v 13 La Pascua, pero de los judíos.

        Comienza el evangelio de hoy diciendo que se celebraba la Pascuade los judíos.

Nunca en el Antiguo Testamento se habla de la Pascua del pueblo, ni de la Pascua de los judíos. La Pascua era la Pascua del Dios liberador, del Éxodo, de la tierra de promisión.

        San Juan habla de la Pascua de los judíos, de “vuestra Pascua”, que no es la Pascua del Señor. Ya no es la celebración del Éxodo, de la libertad, sino de los judíos. La Pascua de los judíos se había convertido en unos ritos religiosos comercializados.

        Jesús sustituye el Templo por su propia persona. Destruid este templo y en tres días los resucitaré.

        Igualmente Jesús sustituye el culto de la vieja religión veterotestamentaria. En el Evangelio de San Juan san Juan se produce la sustitución, la renovación del culto.

A la pregunta de la mujer samaritana (Jn 4): ¿dónde hay que adorar a Dios: aquí en Garizín (Samaria) o en Jerusalén (Judea)? Jesús responde:

A Dios se le adora en Espíritu y en verdad

02.- Jesús expulsa a los vendedores del Templo.

Jesús se encuentra en un templo y con un culto reducido a mercantilización de los sacrificios, ritos, venta de animales, etc.

        El templo, la religión se ha convertido en la “Banca” de Israel, en una pura comercialización.

        Toda buena realidad se pervierte cuando es utilizada como instrumento de poder.  Corruptio optimi pesssima: cuando lo mejor se corrompe resulta algo pésimo.

En nuestro caso se trata de una concepción mercantilista del cristianismo: yo me justifico a mí mismo con mis actos de culto en el Templo y así “compro” la gracia y la justificación (todo el problema de las indulgencias todavía no resuelto); y con todo ello, y  de paso, aplaco a Dios.

Es la visión más contraria a la gracia y al amor de Dios. El templo y el mundo religioso tienen el peligro, como todo, de convertirse en compra-venta.  ¿Se vende lo gratuito?

03.- Jesús hace un látigo

        La expulsión de los comerciantes del Templo  es un gesto profético mesiánico. El Mesías haría un látigo… Jesús destruye el sistema económico, de poder de lo religioso.

        El Templo cristiano es Cristo.

A Dios se le adora no en este templo que tiene más indulgencias, o en aquel que lo preside determinada persona. A Dios se le da culto en espíritu y en verdad

        Y sabemos que el espíritu de Jesús es el amor fraterno, la honradez (verdad), el servicio, la cercanía a los pobres y débiles.

04.- Tiempos de sinodalidad, de renovación eclesial.

Llevamos unos tres años en la Iglesia católica con la cuestión de la sinodalidad, de la renovación en la Iglesia.

Sínodo significa caminar juntos y sinodalidad significaría la Iglesia como Pueblo de Dios en camino, en peregrinación hacia el Reino. La sinodalidad subraya la dignidad común de todos los cristianos y afirma su corresponsabilidad en la misión evangelizadora.

Parece que la sinodalidad sería un recorrido que caminamos juntos hacia una reforma y renovación de la Iglesia, sería un cambio y adaptación al mundo a los problemas de hoy, etc. Cuestiones muy deseadas y deseables en la Iglesia.

        Pero mi impresión es que muchos tenemos una visión distorsionada de la cuestión. Muchos cristianos -jerarcas y laicos- piensan que la sinodalidad es como lo que ocurre en política: unas trasferencias que el gobierno central de la Iglesia entendida como jerarquía, Curia, Roma, Vaticano,  va a conceder -o no- a las Iglesias locales. Los laicos hablan, piden y vamos a ver qué responde Roma…

Pero eso no va a ser así ni es deseable que así sea.

        La Iglesia no es una multinacional, ni un gobierno central del que la gran mayoría de laicos pende y depende.

La Iglesia no es como un Estado cuyas instituciones y legislación hay que acatar porque lo dice que “gobierno central”.

05.- La Iglesia es la comunidad que vive del Espíritu del Señor. Ecclesia semper reformanda, siempre en Renovación.

        La Iglesia -toda la iglesia- es pueblo de Dios y vive de y en un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre, (Efe 4,5).

        La reforma en la Iglesia -creo yo- no va a venir porque se permitan o se prohíban desde la Curia determinadas cuestiones en la Iglesia.

       Renovación

Renovación significa “volver a lo nuevo”. Lo nuevo, lo más nuevo en la Iglesia es siempre el Evangelio del Señor, el espíritu de JesuCristo.

Posiblemente nos decepcione, pero para los cristianos lo nuevo, lo más nuevo no es el último canon o documento romano, sino que lo más nuevo es el Evangelio de Jesús, el espíritu de Jesús.

La renovación en la Iglesia, la sinodalidad se producirá cuando todos volvamos al Espíritu de Jesús: el amor fraterno, a la honradez (verdad), al servicio, a la cercanía, a los pobres y débiles.

        La jerarquía, la Curia se impone. (Es lamentable la actitud frente al episcopado alemán). Los laicos, -aunque a lo mejor hayan podido decir una palabra-, esperan pasivamente a que Roma emane unas cuantas disposiciones.

        El centro y la piedra angular de la Iglesia es Cristo. La sinodalidad, la renovación de la Iglesia se producirá cuando todos: jerarquía y pueblo volvamos al evangelio del Señor y cuando su espíritu embargue nuestro caminar.

Decía el patriarca oriental Ignacio IV (1920-2012) en 1968 en el Consejo Ecuménico de Upsala

Sin Espíritu, Dios está lejos, Cristo permanece en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple organización, la autoridad un dominio, la misión una propaganda, el culto una evocación y el actuar cristiano una moral de esclavos.

Pero en el Espíritu, Cristo resucitado está aquí, el Evangelio es fuerza de vida, la Iglesia significa la comunión trinitaria, la autoridad es un servicio liberador, la misión es un pentecostés, la liturgia es memorial y anticipación, el actuar humano queda divinizado.

Cuando el espíritu del Señor esté en el Pueblo de Dios, en la Iglesia, se producirá la sinodalidad, la renovación, la reforma.

Oh Señor, envía tu espíritu,

que renueve la faz de la tierra y de la Iglesia.

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Josep Vicent Martínez: Cuaresma, tiempo esperanzador

Martes, 27 de febrero de 2024
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cuaresma_portada_01Para prepararnos convenientemente a las fiestas pascuales de la Resurrección del Señor se nos ofrece la cuaresma, que no tiene por qué ser un tiempo triste, gris o negro, sino un tiempo esperanzador, porque tal y como dice el Papa Francisco en el mensaje para la cuaresma del presente 2024: “a través del desierto Dios nos guía hacia la libertad”

En verdad, nuestra vida puede compararse con un desierto en el que muchas veces nos resulta imposible subsistir.

Cuando Dios sacó a los israelitas de Egipto, el pueblo cayó en la cuenta de que el mismo Señor se había fijado en la dura esclavitud que el pueblo sufría y bajó a liberarlos de sus esclavitudes.

Pero la fe del pueblo debía ser probada para que Dios pudiera cerciorarse de que su pueblo, en verdad, le estaba siendo fiel.

No fue así. El pueblo se rebeló contra su Dios, contra su Libertador, contra su único Señor, y pese a que una y otra vez el pueblo volvía a arrepentirse y pedía perdón, el Señor les perdonaba, pero al cabo de poco tiempo los israelitas volvían a ser infieles a su Dios, el que les había sacado de la esclavitud, y recaían en la idolatría, rechazando al Dios vivo y verdadero.

Algo así es nuestra vida con sus altibajos, con nuestras caídas y nuestras infidelidades, con nuestros momentos de alegría y casi de euforia por tener un Dios rico en misericordia y lealtad, el Dios siempre fiel que nos llama a la verdadera libertad, al amor, a la confianza en Él, a la obediencia a sus mandatos, a servir a todos, en especial a los más pobres, a los descartados, a las víctimas, a los que yacen medio muertos a la orilla del camino sin que nadie les eche una mano, etc.

Pues bien, Dios es siempre fiel y no puede negarse a sí mismo. Nosotros somos débiles, quebradizos, pecadores; nos mata el tener y el poseer, pero los preferimos antes que el ser: es cierto que vivimos en la sociedad de la apariencia y del despilfarro mientras miles y miles de hermanos nuestros no tienen lo necesario para poder vivir dignamente.

El ayuno, la limosna y la oración, (los tres resortes que Jesús nos enseñó a practicar no para que los hombres se fijen en nosotros, sino para que esos resortes nos ayuden en nuestro camino de conversión), siguen siendo vigentes en pleno siglo XXI, siempre que los entendamos en su significado más profundo, el que Jesús les dio.

“Quiero misericordia, no sacrificios” nos exhorta el Señor.

Vamos a atravesar este desierto que es la cuaresma con la mirada fija en Jesús, el que inició y completa nuestra fe, como dice la carta a los Hebreos.

Y vamos a hacerlo en comunión con todos los miembros de la Iglesia, que es el Pueblo santo de Dios, con un gran amor al Papa Francisco, a nuestros Pastores, a los que viven y predican el Evangelio con sus palabras y con sus vidas, a los que están dispuestos a dar su vida por los demás.

Vamos a aprender de las mujeres creyentes, de las más pobres, de los desterrados, perseguidos, asediados, de las víctimas, de los niños, de los migrantes y refugiados, pues ellas y ellos son los preferidos del Señor y nos ayudan a orar en el Espíritu de Cristo, nos ayudan a esperar contra toda esperanza, a creer a pesar de todo.

Vamos a compartir nuestros bienes materiales y no materiales con los demás, que el ayuno y la limosna están para eso, no para presumir de religiosidad.

Recientemente el Papa Francisco nos recordó que hemos olvidado la adoración al Señor y el servicio a los demás.

¿Por qué no aprovechamos los días de la cuaresma para centrarnos en el Señor, y en consecuencia, para amar, servir y promover a los más pobres?

Entonces podremos ver hecho realidad cómo es el Señor mismo quien nos hace pasar del desierto y el egoísmo a la libertad y a la caridad fraterna que hoy tanto necesitamos personal y comunitariamente.

Josep Vicent Martínez, febrero de 2024.

Fe Adulta

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Nex Benedict y todos los hijos transfigurados de Dios, ¡Rogad por nosotros!

Lunes, 26 de febrero de 2024
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IMG_1293Nick Fagnant

La reflexión de hoy es del colaborador invitado Nick Fagnant. Nick es un estudiante de doctorado que estudia “Teología y Educación” en la Escuela de Teología y Ministerio Clough de Boston College. Después de una carrera de enseñanza y ministerio en escuelas secundarias católicas, el enfoque del trabajo actual de Nick es la “educación ignaciana queering”. A Nick también le encanta pasar tiempo con su sobrino, luchar con su perro y leer increíbles historias de ciencia ficción.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el segundo domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.

Hace apenas unos días conocimos información trágica sobre la paliza y muerte de una joven trans*. De la Human Rights Campaign:

Nex Benedict, un estudiante de secundaria no binario de 16 años, amaba la naturaleza y veía el programa de televisión The Walking Dead. Nex disfrutaba dibujando, leyendo y jugando Ark y Minecraft. Nex también tenía un gato, Zeus, al que amaban. La familia de Nex tiene parte de sus raíces en la nación Choctaw y estaba en un proceso para comprender más sobre la identidad de Nex, como muchos otros padres de jóvenes transgénero y no binarios. El 7 de febrero de 2024, Nex fue golpeado brutal salvajemente dentro de un baño en la escuela secundaria Owasso en Owasso, Oklahoma, donde Nex era estudiante. Nex fue llevado al hospital y dado de alta, para ser readmitido al día siguiente. El 8 de febrero de 2024, Nex sucumbió a las heridas sufridas y murió trágicamente”.

Tres niñas cisgénero golpearon a Nex en el baño de niñas, ya que la ley de Oklahoma exige que los estudiantes utilicen los baños escolares asociados con su sexo asignado al nacer. Si bien aún se investiga la causa de la muerte de Nex, la paliza propinada por las tres niñas no está en duda.

La muerte de Nex no es un caso singular. Especialmente durante el Mes de la Historia Afroamericana, recuerdo que las mujeres trans* negras corren un riesgo extremo de sufrir violencia, incluso si la violencia contra las mujeres trans* de color rara vez aparece en las noticias nacionales. En 2023, al menos 32 personas trans* o de género expansivo fueron asesinadas en los EE. UU., el 84 % de las cuales eran personas de color. Necesitamos recordar los nombres de personas trans* como London Price, que fue asesinada a tiros en Florida en octubre, y Sherlyn Marjorie, una querida artista drag, que fue asesinada por una ex pareja íntima. Necesitamos recordar a Tortuguita, una activista ambiental, que fue asesinada a tiros por un policía estatal durante una protesta, y a Zachee Imanitwitaho, una inmigrante ruandesa en Estados Unidos, que fue encontrada muerta en el estacionamiento de su lugar de trabajo. Necesitamos recordar a Unique Banks quien, junto con su madre, murió en un tiroteo masivo.

Y podemos seguir y seguir. Esta lista de nombres es trágica y abrumadora. Se lee como una letanía de santos. Estas personas trans* emprendieron un largo y confuso viaje para comprender sus identidades centrales, su yo mismo. Aunque les costó la vida, eligieron vivir auténticamente. En sus historias, quiero exaltarlos como los hijos amados y transfigurados de Dios que veo que son.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Segundo Domingo de Cuaresma, un tiempo para confrontar nuestros fracasos, me ayudan a procesar estas muertes, así como el pecado personal y social más amplio que apunta deliberadamente a estos miembros específicos de nuestra familia LGBTQ+.

El Evangelio de Marcos contiene tres momentos en los que el cielo cambia y una voz anuncia a Jesús como el Hijo de Dios. Esto ocurre por primera vez en el bautismo de Jesús en el Jordán. Aquí, las nubes se abren, una paloma desciende y una voz del cielo afirma que Jesús es el Niño “amado” de Dios. Nex, como tantos niños trans*, necesitaba escuchar esa voz sagrada que les decía que ellos también son amados de Dios. Especialmente como miembros del Cuerpo de Cristo, ¿cómo podemos anunciar mejor a las personas trans* como hijos amados de Dios? ¿Como nuestros queridos hijos?

El segundo acontecimiento ocurre en la lectura de hoy, la historia de la Transfiguración. Jesús está flanqueado en el monte por Moisés (que simboliza la Ley) y Elías (que simboliza a los Profetas). Una vez más, el cielo se abre y el Padre declara a Jesús como el Hijo amado. Mientras tanto, Peter, James y John se sienten confundidos y aterrorizados. Incluso en la Transfiguración, los más cercanos a Jesús no comprenden la verdad de quién es él.

Saber que tu cuerpo sagrado está transfigurado mientras las personas más cercanas a ti no comprenden tu identidad central como “amado” de Dios debe ser increíblemente solitario. Los padres de Nex dijeron que “estaban en un proceso para comprender más sobre la identidad de Nex“. Aprender las verdades fundamentales sobre un ser querido requiere dejar de lado intencionalmente el miedo y las ideas preconcebidas para poder abrazar la humildad y viajar junto a él mientras se descubre y revela.

Durante el resto del Evangelio de Marcos, los discípulos continúan su proceso relacional para discernir la identidad central de Jesús. Al igual que los padres de Nex, no pueden ver la plenitud del hijo transfigurado de Dios a quien aman. ¿Qué vemos cuando nos enfrentamos a personas contemporáneas, sagradas, transfiguradas y encarnadas? ¿Cómo tomamos la iniciativa de aprender más sobre las identidades trans*?

IMG_3251  Nex Benedict

La tercera descripción que hace Marcos de una voz que revela la verdadera identidad de Jesús ocurre en la crucifixión, después de que Jesús fuera traicionado y abandonado por los apóstoles. Esta vez, nuestras expectativas se ven trastocadas: no es Dios Padre, sino un soldado romano quien reconoce a Jesús como el Hijo. Marcos nos presenta a este soldado como modelo y esperanza de nuestra propia conversión de corazón y cultura. A pesar de actuar a menudo como el soldado romano en complicidad con una cultura de muerte, ¿cómo creamos una cultura de vida que apoye la seguridad de los niños trans* y promueva su florecimiento?

Es hora de que honremos al amado Niño de Dios celebrando a otros miembros transfigurados y de género expansivo del Cuerpo de Cristo. Pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos la ayuda de quienes nos han precedido:

Nex Benedict: ¡Ruega por nosotros!

London Price: ¡Ruega por nosotros!

Sherlyn Marjorie: ¡Ora por nosotros!

Tortuguita: ¡Ruega por nosotros!

Zachee Imanitwitaho: ¡Ruega por nosotros!

Unique Banks: ¡Ruega por nosotros!

Todos vosotros santos hermanos: ¡Rogad por nosotros!

Todos los amados y transfigurados Hijos de Dios que han sido asesinados por la confusión, el terror y el miedo de nuestro mundo: orad por nosotros, para que tengamos el coraje de trabajar por el día en que todos los Hijos trans*figurados de Dios estén seguros y sean celebrados. !

–Nick Fagnant, 25 de febrero de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“Escuchar a Jesús”. 2º Cuaresma – B (Marcos 9,2-10)

Domingo, 25 de febrero de 2024
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IMG_2900Cada vez tenemos menos tiempo para escuchar. No sabemos acercarnos con calma y sin prejuicios al corazón del otro. No acertamos a acoger el mensaje que todo ser humano nos puede comunicar. Encerrados en nuestros propios problemas, pasamos junto a las personas, sin apenas detenernos a escuchar realmente a nadie. Se nos está olvidando el arte de escuchar.

Por eso tampoco resulta tan extraño que a los cristianos se nos haya olvidado, en buena parte, que ser creyente es vivir escuchando a Jesús. Sin embargo, solo desde esta escucha nace la verdadera fe cristiana.

Según el evangelista Marcos, cuando en la «montaña de la transfiguración» los discípulos se asustan al sentirse envueltos por las sombras de una nube, solo escuchan estas palabras: «¡Este es mi Hijo amado: escuchadle a él!».

La experiencia de escuchar a Jesús hasta el fondo puede ser dolorosa, pero es apasionante. No es el que nosotros habíamos imaginado desde nuestros esquemas y tópicos. Su misterio se nos escapa. Casi sin darnos cuenta nos va arrancando de seguridades que nos son muy queridas, para atraernos hacia una vida más auténtica.

Nos encontramos, por fin, con alguien que dice la verdad última. Alguien que sabe para qué vivir y por qué morir. Algo nos dice desde dentro que tiene razón. En su vida y en su mensaje hay verdad.

Si perseveramos en una escucha paciente y sincera, nuestra vida empieza a iluminarse con luz nueva. Comenzamos a verlo todo con más claridad. Vamos descubriendo cuál es la manera más humana de enfrentarnos a los problemas de la vida y al misterio de la muerte. Nos damos cuenta de los grandes errores que podemos cometer los humanos y de las grandes infidelidades de los cristianos.

Hemos de cuidar más en nuestras comunidades cristianas la escucha fiel a Jesús. Escucharle a él nos puede curar de cegueras seculares, nos puede liberar de desalientos y cobardías casi inevitables, puede infundir nuevo vigor a nuestra fe.

José Antonio Pagola

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