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20.6.21. Caída la tarde, les dijo: Crucemos al otro lado

Domingo, 20 de junio de 2021
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5960629782_21061c88c8_oDel blog de Xabier Pikaza:

La iglesia, una tarea del otro lado

Así empieza el evangelio de este domingo 12 TO (Mc 4, 35-41). No fue fácil acoger y cumplir entonces aquel mandato de Jesús (hacia el 30 y el 70 d.C.). Tampoco lo es hoy, año 2021, aunque el papa Francisco siga hablando de iglesia en salida. Salir sí, pero: ¿Habrá que dejar los diversos vaticanos? ¿Qué barco hay que tomar? ¿Qué leyes, dogmas y poderes podemos llevar… o tendremos que salir como estamos, sin más, como dice el evangelio, nosotros mismos en la frágil barca?

Estas cuestiones me ocupan desde hace 50 años, cuando mi amigo F. de la Calle  (1937-2021) defendió en el Bíblico de Roma (con I. de la Potterie) una tesis doctoral titulada “Situación (=geografía) al servicio de Kerigma en el evangelio de Marcos”, que en parte habíamos preparado juntos. No quedé satisfecho. Queríamos salir con un Kerigma (al modo de Bultmann o de una iglesia bien establecida), para imponer nuestra verdad (y nuestro centro) a los de la periferia

Yo sospechaba ya entonces que el evangelio era la frontera (Jesús en/con los pobres, los excluidos, los paganos), estar y ser al otro lado. Así lo he comprobado con la tesis doctoral M. Villalobos (Cuerpos Abyectos, en el evangelio de Marcos, Herder, Barcelona 2021).  A su juicio, según Mc 4, 35, el tema y tarea es estar al otro lado, aprendiendo a ser y querer (dejarnos querer) por los de fuera, que no son sólo paganos de frontera (al otro lado de Galilea), sino pobres, enfermos, oprimidos, excluidos, homosexales…

Todo el evangelio de Marcos está lleno de gentes del otro lado: De salud incierta (leprosos, paralíticos), de identidad fronteriza (prostitutas, publicanos, eunucos),  de dignidad y género variado (expulsados, oprimidos, por sexo y raza etc. como dirá luego Mt 25, 31-46) etc. El evangelio es saber que somos “del otro lado”; que allí debemos ir para aprender lo que somos, para ser acogidos, para estar, para ser (e incluso para dar), porque el mismo Dios de Jesús es del otro lado.

Éste es el tema: Habiendo presentado su programa en Galilea (Mc 4, 1-34), Jesús decidió cruzar el largo   (vayamos al otro lado: eis to peran). Así lo hizo, con prisa, aquella misma tarde, al acabar: Vayamos (no “id” vosotros, ni “voy yo”, sino vayamos) al otro lado. Y así de pronto, para cumplir su mandato, toman a Jesús como estaba (con lo puesto), empujaron las barcas hasta el agua, colocaron los remos, izaron las velas al viento se fuero al otro lado:

Texto. Mc 4, 35-41:

images(a. Introducción). 35 Y aquel mismo día, al caer la tarde, les dijo: Vayamos a la frontera (al otro lado).36 Y dejando a la gente, le tomaron tal como estaba en la barca y le acompañaban otras barcas.

(b. Tormenta) 37 Y se desató una fuerte tormenta de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca, de suerte que la barca estaba ya a punto de llenarse (de agua). 38 Y él estaba a popa, durmiendo sobre el cabezal, y lo despertaron, diciéndole: Maestro ¿no te importa que perezcamos?

(c. Jesús) 39 Y levantándose, increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate! ¡Enmudece! El viento amainó y sobrevino una gran calma. 40 Y les dijo:¿Por qué sois cobardes? ¿No tenéis aún fe? 41 Y temieron con un gran temor y se decían unos a otros: ¿Quién pues es éste, porque hasta el viento y el mar le obedece.

El otro lado de la vida. Un texto programático y extraño.

 Este es el tema, como he dicho: Dios es “del otro lado” (y con Dios también Jesús), y nosotros. Algo de eso sabía el filósofo Anaximandro de Mileto (siglo VI a.C.), cuando dijo que Dios es el “apeiron” (el otro lado, la frontera de la frontera). Algo de eso supo, en ese mismo tiempo, la tradición de Isaías de Jerusalén cuando situaba a Yahvé al otro lado (en el principio y ser de todo lo que existe). Mucho de eso supo y dijo con su vida Jesús de Nazaret cuando buscó, encontró y proclamó la gloria de Dios en los hombres y mujeres del otro lado (publicanos, prostitutas, enfermos, excluiros…), iniciando con ellos el camino del Reino.

1.Esta es la primera misión de Jesús según el evangelio de Marcos. Es la primera, y sigue siendo (por ahora) la última, la definitiva. El evangelio es ir (vayamos) eis to peran: es decir, al “límite” o frontera, al otro lado, sin llevar cosas nuestras (para imponer lo que somos), sin apoderarnos de las cosas de los otros (ir a conquistar, a tomar sus tierras); ir y ser con ellos lo que somos, ofreciendo, compartiendo, conviviendo.

2.La palabra central de Jesús es “vayamos al otro lado” (a la frontera), vivamos y seamos “en el otro lado”, para aprender, para compartir.  Pero inmediatamente después, leyendo el pasaje (Mc 4, 35-41), parece que Jesús no cumple lo que dice, pues el relato se detiene (se enreda) en una aparente “leyenda” de tempestad calmada. Es como si Marcos se olvidada del programa de Jesús (ir al otro lado, estar a la frontera)… y en vez de decir lo que pasa cuando se va al otro lado se detuviera en la tempestad de la travesía. Para ir al otro lado hay que “pasar” la gran tormenta.

3.El paso al otro lado implica una gran tormenta… de la que parece que aún no hemos salido, tras 2000 años de evangelio. Ciertamente, puede (y en un plano se trata) tratarse de una tempestad marina (física, externa) que los discípulos de “lago” (pescadores de aguas de poco fondo) conocían bien… Pero leyendo bien vemos que se trata de una tempestad mucho más hondo: Ir al otro lado significa salir, dejar lo que somos, empezar a ser en otro lugar, vida y circunstancia… Es evidente que llega la tormenta.

4.La tempestad o tormenta no es de Jesús, él está tranquilo, descansando (ha llegado la noche), y duerme. Él es de un lado y del otro, no lleva consigo “dogmas”, imposiciones legales, historias eternas de poderes, pequeños o grandes “concilios”… Cuando lleguen al otro lado, en la mañana recién amanecida, hará lo que hay que hacer, según el evangelio. Jesús es un “hombre” (=una persona) del otro lado: Del lado de los paganos, de los hombres “furiosos” (de Mc 5, 1ss), de las mujeres oprimidas (Mc 5,21ss). No lleva nada, va a cuerpo. Por eso puede dormir.

5.La tempestad es de los discípulos… Ir al otro lado significa para ellos perder sus antiguas seguridades, sus factorías de pesca, sus ventajas establecidas… Ir al otro lado sería ir a conquistas las tierras del otro lado (como ha hecho desde hace siglo la “Europa cristiana”… o la USA de la nueva frontera (según la doctrina famosa de Kennedy): Tras haber roto y conquistado las tierras de vida de los otros (moros, indígenas, negros, indios…) hay que conquistar nuevas fronteras…

6.Pero Jesús no va a conquistar, no va a imponer, no va a expulsar a moros, indígenas, salvajes, negros, indios… va simplemente a compartir evangelio.  Es evidente que Jesús vaya “dormido”, tranquilo, en la proa de la barca. Pasar al otro lado es simplemente convivir con los del otro lado, sin llevar nada para imponer, sin ejército para conquistar, sin dinero que ganar… La iglesia, en cambio, ha ido en su barca haciendo a veces muchas cosas buenas, pero también con imposiciones y normas para exigir, con soldados para defenderse….

0293182b-3f8e-4901-870e-015dc006b9a0_16-9-aspect-ratio_default_0         La mayor parte de los exegetas e intérpretes del evangelio han pasado por alto el programa de Jesús (vayamos al otro lado) y se han fijado en la pura anécdota de la tempestad.  Por eso se han fijado en el “milagro externo”: Una tempestad dura, a la salida de Galilea… Ciertamente, la tempestad es importante,  pero el tema de fondo no es la tempestad en sí, sino su razón, su motivo, su causa. Es la tempestad actual, propia de la iglesia 2021[1].

Año 2021. Vamos al otro lado.

Mc 4:35 Y en aquel día, al caer la tarde, les dijo: Vayamos al límite, al otro lado (a la frontera). 36 Y dejando a la gente, le tomaron tal como estaba en la barca y le acompañaban otras barcas.

             La escena anterior, desde Mc 4, 1, parece haber transcurrido a la vera del mar de Galilea, donde Jesús enseña a la muchedumbre desde la barca. Al final, al caer la tarde, dijo a los suyos (a aquellos a quienes ha enseñado en privado, probablemente a los Doce, a los que se ha referido el verso anterior, 1, 34): ¡Pasemos a la otra orilla! (eis to peran: 4, 35).

            En la orilla derecha (mirando desde la dirección del del río que lo atraviesa), que es la franja galileo/judía del “mar” de Galilea, quedan aquellos a quienes ha enseñado. En la otra orilla que es la izquierda ha de encontrar a otras personas, que están a la distancia de un corto viaje de barca a través de la noche, pero muy alejadas en plano cultural y religioso, pues no son judías sino siro-helenistas, de religión pagana. En principio, la travesía no tiene por qué ser difícil, porque el lago/mar no es ancho (unos 16 km), y porque sus discípulos, al menos los de 1, 16-20, son pescadores, expertos en barcas.

Muchos habían venido de otras partes a la vertiente galilea (Mc 3, 7-8), incluso del otro lado, es decir, de la Decápolis (4, 25; de todas maneras, la ciudad de Escitópolis, que formaba parte de la Decápolis, se encontraba en la orilla occidental del río Jordán, hacia el sur de Galilea). Pero ahora es Jesús quien decide pasar al otro lado del mar, a la zona oriental de la Decápolis pagana. Geográficamente está cerca: sus colinas se ven desde el lado galileo del “mar” de Genesaret; pero sus gentes parecen lejanas: distintas por cultura y religión, por tradiciones y formas de existencia[2].

La decisión de cruzar el mar (como los hebreos de Ex 14-14 habían cruzado el Mar Rojo para salir de Egipto) proviene del mismo Jesús, después que ha culminado su enseñanza en Galilea con el sermón de las parábolas. De esa forma inicia un nuevo comienzo en la travesía del evangelio, y su gesto nos sitúa, simbólicamente, al inicio de una gran marcha o misión universal de la iglesia, que ha de hallarse dispuesta a llevar su semilla a tierra pagana, es decir, a convivir con la gente del otro lado (paganos de la Decápolis, en España diríamos “moros”, gentes de vida distinta, personal, social…).

Jesús manda (pasemos, vayamos) y sus compañeros se arriesgan a pasarle en barca y van con él hacia un lugar distinto, a través del mar que puede embravecerse, en medio de la noche. Sin llevar nada, a cuerpo (sin llevar su pequeño emporio de poderes religiosos y/o sociales). A partir de aquí, los protagonistas son los discípulos, que “toman” a Jesús “tal como estaba” (hôs en) en la barca.

Fijemos bien esas palabras. Los discípulos no “meten” a Jesús en la barca, sino que le “toman” (paralambanousin), tal como está, es decir, como ha estado a lo largo de un día de enseñanza, sin dejarle siquiera bajar de la barca y tomar ropa, libros y/o leyes de repuesto.

Sin duda, es arriesgado cruzar el mar en esas condicione. Pero es evidente que ese riesgo se encuentra calculado: forma parte de la estrategia eclesial de un evangelio donde los discípulos de Jesús pueden presentarse como una familia en la tormenta, en medio de la noche (o a la caída la tarde). Jesús va en una barca y le acompañan otras, iniciando de esa forma un recorrido ejemplar de evangelio[3].

Las resistencias para pasar al otro lado (sigue el año 2021)

Mc 4,37 Y se desató una fuerte tormenta de viento y las olas se abalanzaban sobre la barca, de suerte que la barca estaba ya a punto de llenarse (de agua). 38 Y él estaba a popa, durmiendo sobre el cabezal, y lo despertaron, diciéndole: Maestro ¿no te importa que perezcamos?

Como indicará el próximo relato (5,1-20), Jesús cruza el mar con sus discípulos (¡en varias barcas, una especie de flotilla evangélica!) con el fin ofrecer el mensaje en la región de los gerasenos, que él quiere “limpiar” de demonios, como había empezado limpiando la sinagoga de Cafarnaúm (1, 21-28). Descubriremos entonces (en la curación del geraseno) que el mar es peligroso, lugar endemoniado donde caen y se ahogan los cerdos poseídos por el Diablo (5,13). Pues bien, por ese mar van embarcados los discípulos ahora, mientras se desata la tormenta y Jesús duerme en la popa, como indiferente a lo que pasa, cansado tras un día de trabajo (4,37-38).

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“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 25 de abril de 2021. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 25 de abril de 2021
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30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

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4.10.20 DOM27 TO (La gran parábola: Mt 21, 33-43). Les matamos y quedamos así con la herencia. Terror económico, político y religioso

Domingo, 4 de octubre de 2020
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455px-Brooklyn_Museum_-_The_Son_of_the_Vineyard_(Le_fils_de_la_vigne)_-_James_TissotDel blog de Xabier Pikaza:

Ésta no es “una” más, es “la” parábola, la historia presente y futura, entendida en forma teológica (el amo es Dios) y antropológica (dueños, renteros, sacerdotes/senadores y asesinados somos nosotros). Es la parábola del terror de la cruz: Matar torturando, para retener la herencia de todos.

Normalmente, condenamos a los sanedritas judíos con los soldados romanos, como si ellos fueran los únicos asesinos terrorista, y nosotros los inocentes. Pero la parábola no “es” ellos, somos todos los que de modo indirecto o directo matamos (nos aprovechamos de aquellos que matan).

Ésta es la parábola-bomba, de los que dicen o piensan “que maten, y la viña será nuestra”. Es la parábola de todos los que mueren para “ventaja” de otros, en este caso, sacerdotes y senadores (políticos, jueces y ricos…).

Esta parábola es la “bomba” del evangelio, y Dios quiere (deja) que estalle, como palabra de amenaza… y salvación más alta: Fuego he venido a traer a la tierra ¿Qué puedo querer sino que arda? (Mt 10, 34-36; Lc 12, 49-53). Es la bomba de Dios, que puede convertir el asesinato terrorista en principio de salvación, desde las víctimas crucificadas.

Parábola, la historia humana

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo: “Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo.” Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.” Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Le contestaron: “Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.” Y Jesús les dice: “¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos (Mt 21, 33-43)

 Sentido general

1524376515_archive___Puede_estallar_una_guerra_nuclear__Que_esta_pasando_entre_Estados_Unidos_y_Corea_del_Norte_Esta parábola, que Mateo ha tomado de Marcos 12, 1-12 (cf. Lc 20, 9-19), retocándola en algún punto, describe la historia de Israel y de la Iglesia cristiana, la historia de la humanidad como lucha a muerte por la herencia, con terroristas grandes y pequeños, de guante blanco y guante negro, que siguen matando para apoderarse de la herencia de la tierra

En esta parábola “los terroristas que dicen matemos para quedar con la herencia” son los grandes gurús y benefactores de la historia oficial, los sacerdotes del Gran Templo, los “senadores” de la gran ciudad y del imperio… Ciertament, hay otros terroristas que han dicho y que dicen “matemos” para heredar… Terroristas políticos-militares, económicos y sociales (dueños de negocios de droga y tráfico de personas…). Pero aquí, en esta parábola, los terroristas (los que dicen matemos) son sacerdotes y “senadores”, los dueños legales de la historia, con Jerusalén  y Roma al fondo.

Los sacerdotes y “senadores”, poder religioso y civil de Israel y de la Iglesia, de las naciones-estado y de las multinacionales, se han apoderado dela “herencia”, y están dispuestos a matar por ella al Hijo-Heredero (que son los pobres de Jesús y con Jesús, los expulsados de las iglesias y naciones, de las multinacionaes). De esa forma actúan unos poderes que viven matando a otros, a diferencia de los publicanos y las prostitutas que han optado por el Reino (cf. Mt 23, 31).

 Ésta parábola condena a los renteros que se han adueñado de la viña de Dios, que es de todos, de manera que al final (en el fondo) se les conmina a sacerdotes y “senadores ricos” (dueños de naciones y multinaciones): “Se os quitará el Reino y se dará a otro pueblo que reparta (comparta) los frutos” [1].

 1_422-1579034_20200817123304Ésta es una palabra de juicio y condena contra los que gobiernan matando, esclavizando, asesinando… y una llamada de esperanza para los asesinados y explotados, porque “Dios” quitará el Reino a los asesinos y se lo dará a ellos.

El propietario de la viña es un oikodespotês, es decir, el verdadero Dueño de la casa, que debía ser una gran familia, en la línea de Mt 19, 29-20. Pues bien, en este contexto de disputa con las autoridades de Jerusalén, Jesús pone de relieve el hecho de que el Señor de la casa les ha confiado el cuidado de la herencia para servicio de todos (a ellos, sacerdotes, y con ellos a los “señores” de este mundo). Pero ellos ellos han querido adueñarse, y lo están haciendo, de un modo egoísta, violento, homicida. Esto dice el texto. Por comodidad divido el texto en tres secciones: Parábola (21, 33-39); interpretaciones (21, 40-42); conclusión (21. 43-45).

  La viña es la vida humana. Tres lecturas

La viña es Israel o, quizá mejor, la obra de Dios en su sentido extenso, el mundo entero, y los “viñadores” aparecen así como encargados de una tarea superior, es decir, de la obra y tarea de Dios, al servicio de todos los hombres. Así entendida, esta parábola se encuentra entrelazada no sólo con la historia de Israel, sino con la vida y destino de Jesús, de manera que ella puede interpretarse en tres planos:

  1. Es la parábola biográfica de Jesús, el heredero, representante de todos los hombres… Esta parábola cuenta la historia de Jesús, heredero oficial, representante de los pobres, que viene a pedir en nombre de ellos la herencia del mundo
  2. Es, al mismo tiempo, la parábola de la la religión, representada por Israel y por la Iglesia.  La iglesia de Israel  y la iglesia cristiana son la conciencia del mundo y así tienen que decir con su vida y con su obra que los herederos de “Dios” son los pobres, tienen que estar dispuestos a que les maten por ello… Ellos también (los eclesiásticos judíos, cristianos etc. corren el riesgo de apoderarse de la herencia, de matar al heredero, a los pobres.
  3. Esta es la parábola de la historia humana… y puede y debe contarse sin apelar directamente a Dios. Es la historia representada por sacerdotes y senadores (gobernantes, militares, dueños del dinero…) que se apoderan de la herencia de todos, matando a los pobres…. Es la historia de una humanidad que se destruye a sí misma

Es la parábola de la vida de Jesús, como signo y compendio de la historia del mundo 

 Esta es una parábola para los administradores de la viña, que, mirados en perspectiva bíblica, eran en tiempos de Jesús los sacerdotes y ancianos (senadores) del pueblo, que aparecerán después como sacerdotes y fariseos (21, 44). La parábola se eleva así en contra de los dirigentes de Jerusalén, en sentido religioso, social y económico, es decir, contra aquellos que triunfan matando a los siervos de Dios, y viven a costa de la herencia de los otros, es decir, de todos.

Es una parábola que les recuerda (y nos recuerda) que no son (no somos) dueños  de la viña (de un sacerdocio, rabinato o propiedad sagrada), sinoadministradores al servicio del cultivo de la tierra de Dios, cuyos frutos han de ser para los pobres, los necesitados[3].

La parábola supone que el dueño (Dios, amigo de los pobres) ha enviado a sus siervos para que recuerden a los agricultores, que no son propietarios de la viña, que no pueden hacer lo que ellos quieran con su finca (su dinero, su vino, su imperio…), que son renteros y, por tanto, servidores de una tarea y de una tierra para bien de todos, y en especial de los más pobres. Mc 12, 2-5 contaba la historia de esos enviados de manera más libre y literaria (un siervo, otro siervo, otro siervo…:). Mateo lo hace aquí de manera más monótona, hablando de dos tandas de siervos (24, 34-36), a quienes los renteros hieren, matan y apedrean, como se decía en la historia deuteronomista[4]. Leer más…

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Murió Chadwick Boseman, un Black Panther con Jesús en el corazón

Jueves, 3 de septiembre de 2020
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Chadwick-Boseman-butt-sexy-RG4MEI-565x768Creyente desde joven, pocos meses antes de su muerte envió un mensaje instando a “disfrutar de la sencillez de la creación de Dios”.

La muerte del actor Chadwick Boseman este pasado 28 de agosto, a los 43 años, ha conmocionado Hollywood y al mundo entero, que perdió a su célebre “pantera negra” y a uno de los actores más queridos por la comunidad afroamericana.

Un breve comunicado anunció la trágica noticia al tiempo que confirmaba que había padecido un cáncer de colon sobre lo que Boseman nunca habló públicamente, a pesar de que estuvo en tratamiento desde 2016 (durante cuatro años) y de que rodó muchas de sus películas entre sesiones de quimioterapia y cirugías.

Boseman, de 43 años, no había hablado públicamente de su enfermedad diagnosticada por primera vez en 2016, y continuó trabajando principalmente en películas de Hollywood entre múltiples operaciones y quimioterapias, dijo su familia en un comunicado.

“Fue un honor para su carrera dar vida al rey T’Challa en Pantera Negra”, añadió la familia. “Un verdadero luchador, Chadwick perseveró a través de todo eso”.“Murió en su casa, con su esposa y junto a su familia”, indicó el comunicado.

Boseman dio vida al primer superhéroe negro en conseguir su propia película independiente en Marvel, “Pantera Negra”, que batió récords en 2018.

Era un actor muy querido por la comunidad afroamericana de Estados Unidos porque encarnó en la gran pantalla a figuras afroamericanas emblemáticas como el deportista Jackie Robinson en “42” (2013) y el músico James Brown “Get on Up” (2014), y participó en la última cinta de Spike Lee “Da 5 Bloods”.

Pero su gran papel fue el de “Black Panther en la franquicia Marvel, que dedicó una cinta a este superhéroe  y se convirtió en todo un emblema de orgullo para sus seguidores. La película, ambientada en el ficticio reino africano de Wakanda, fue adorada por la crítica y el público, convirtiéndose en la primera cinta de cómic nominada al Óscar en la categoría de mejor película, y recaudó 1.347 millones de dólares en todo el mundo.

El que fue su pastor, Samuel Neely, contó que conoce a Boseman desde niño y lo bautizó en la pequeña Iglesia Bautista Welfare, en Anderson, en Carolina del Sur. Neely comentó que “Él hizo muchas cosas positivas dentro de la iglesia y en nuestra comunidad. Cantaba en el coro, trabajó en el grupo de jóvenes. Siempre estaba haciendo algo, ayudando y sirviendo. Esa era su forma de ser”.

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Boseman mantuvo su fe cristiana a través de su carrera hacia el estrellato de Hollywood. El actor era conocido por testificar abiertamente de su fe, algo que sin embargo los grandes medios generalmente no recogían.

Aunque Pantera Negra (Black Panther) no es una película que trate temas de la fe cristiana, en su rodaje coincidió con la actriz Sope Aluko (también cristiana evangélica) que interpretaba a Shaman. Ella contó que durante la grabación de la película era común que ambo compartiesen sobre su fe en Jesús.

Apenas unos meses antes de su muerte, el actor envió un mensaje a su coprotagonista de Marshall, Josh Gad, instándolo a “disfrutar de la sencillez de la creación de Dios”.

Impacta también verle cantando gospel y orando en el descanso del rodaje de una de sus recientes películas, en un video que ha sido difundido en instagram. Fue en el descanso del rodaje de una película de Spike Lee (que es quien lo ha difundido).

La fe cristiana de Boseman nace desde su juventud, y hay abundante testimonio de ella, por lo que este momento grabado no es una excepción o anécdota, sino una muestra de la espiritualidad en la vida del exitoso actor.

El film es de este año, y en español se titula “Hermanos de armas” (Da 5 Bloods). Los cuatro actores que le acompañan siguen la canción de gospel tarareando, con los ojos cerrados y las cabezas inclinadas, en una escena llena de espiritualidad.

Dios es mi amigo, Jesús es mi amigo canta Bosman con preciosa voz, terminando con una oración con las manos levantadas al cielo.

Curiosamente, hace muchos años, el también actor de fe cristiana Denzel Washington acordó pagar a nueve estudiantes de la Universidad de Howard para que participaran en un programa de verano con la Academia Británica de Actuación Dramática en Oxford, Inglaterra. Un joven Chadwick Boseman fue uno de esos nueve becados.

Por este motivo, en 2019, Boseman mencionó con agradecimiento a Denzel Washington en su discurso en los premios AFI Life Achievement Awards 2019. Boseman dijo: “Ha sido un honor conocerte ahora, aprender de ti y unirme a este trabajo contigo”. Y a continuación  hizo referencia al versículo bíblico de Efesios 3:20, diciendo: “Que Dios los bendiga para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”.

Fuente Infobae/Evangélico Digital

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El ideal de servicio. “A esto he venido, a servir” (Mt 20.28), por Ramón Hernández

Jueves, 16 de enero de 2020
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lavatorio-5La coincidencia circunstancial de que hoy (19 de Noviembre) la Iglesia católica celebre la “jornada mundial de los pobres” encuadra a las mil maravillas el tema de esta reflexión. ¿Somos conscientes los cristianos de que seguimos a un líder que se hace comida y bebida para compartir?  El pobre, y todo hombre lo es, es la diana a que apunta el cristianismo y la piedra angular de su fortaleza, pues el Verbo se encarnó para enriquecernos.

La palabra clave del cristianismo no hace referencia a una “idea” y a su universo conceptual sino a una “acción” y a su contexto de esfuerzo. Esa palabra es claramente “amar” como acción exigente que, al llevarse a efecto, genera una gran libertad y abre una panorámica espectacular.

Dependemos unos de otros

La naturaleza hace que los seres vivos dependamos unos de otros. Los seres humanos, más incluso que nuestros congéneres. Frente a animales que, al nacer, se echan a correr, los humanos viviríamos pocas horas de no recibir cuidados vitales especiales en ese preciso instante.

Por muy autosuficientes que lleguemos a sentirnos, a lo largo de la vida seguimos siendo casi tan dependientes como al nacer. De hecho, cuando en una pesadilla del sueño me veo solo en el mundo, de la conciencia de mi abisal impotencia nace la angustia de que mi propia andadura vital será triste y corta. Aterrado por la soledad, me veo como un torpe Robinson incapaz de sobrevivir.

La idea troncal de servicio

La idea cristiana de servicio (el “he venido a servir”, de Jesús de Nazaret) hace posible nuestra andadura humana porque, amén de mostrar nuestras severas carencias y limitaciones, nos asigna la misión de comportarnos conforme a un orden moral que, al regular nuestra conducta, asegura nuestra supervivencia. Nuestra conciencia propugna la vida humana, esa gran maravilla que es fruto de la valiosa y misteriosa cooperación de lo que hemos dado en llamar reinos mineral, vegetal y animal.

El ideal de servicio, piedra angular del cristianismo, inspira y encuadra las actuaciones de otras organizaciones internacionales de gran renombre, tales como, por ejemplo, el Rotary International, organización a la que dediqué unos años de intensa actividad y de la que salí escaldado al constatar la distancia infranqueable que a veces media entre la idea y su plasmación. Su sublime eslogan básico de “dar de sí antes de pensar en sí” ilumina y enamora. Los rotarios, profesionales ávidos de comunicación, siguen la estela de un ideal que les alumbra, les seduce y les emociona al obligarse los clubes a realizar cada año cinco precisos proyectos de servicio en cinco campos diferentes: el del propio grupo, el de la sociedad en general a través de la profesión de cada cual, el de la propia demarcación territorial del grupo, el de la comunidad internacional y el de las nuevas generaciones.

Hermoso ideal que entronca, más allá de lo meramente social y profesional, con las aspiraciones más genuinas del evangelio cristiano y de la conciencia de humanización. Sin duda, es el ideal que inspira las actuaciones de la mayoría de las ONG, nacidas en nuestro tiempo de la necesidad de atender con premura las carencias de determinados grupos humanos o de todo un territorio. Reconforta saber que donde los seres humanos padecen necesidades inaplazables para la subsistencia y para cuya satisfacción no se bastan por sí mismos, allí acuden otros con capacidad profesional y económica para hacerlo.

Ojalá que, conforme a la más persuasiva propaganda que hacen los partidos políticos en las campañas electorales, este ideal impregne de verdad la acción política. El ideal de servicio es uno de los pilares más sólidos que sustentan la sociedad, una razón irrefutable que hace que la humanidad entera sea, a pesar de tantas conductas depredadoras, acreedora a una larga supervivencia sobre la tierra.

En la Iglesia católica

Como ocurre en otros ámbitos, también en este merece una mención especial la Iglesia católica, muchas veces denostada merecidamente por su arcaica estructura jurisdiccional y dogmática y por un bagaje moral que carga pesados fardos de obligaciones sobre las espaldas de sus fieles, pero se vuelve flexible y permisiva ante las deplorables conductas de dirigentes que claudican ante las exigencias del servicio que dicen prestar.

Obviando tan deleznables lacras, propias de las sociedades que se fundamentan en el poder, el más corrosivo de los cuales es el eclesial, la realidad es que la Iglesia católica viene avalada por una gigantesca obra en beneficio del hombre.  Desde la perspectiva de la acción humanitaria, es posible que nunca haya existido o pueda existir una institución equiparable. De ahí que no sea el poder eclesiástico sino la caridad cristiana lo que sostiene una compleja estructura que requiere una piedra angular consistente.

Horizonte de humanización

Si desde la mera crónica de las calamidades de unos hombres, a las que otros prestan socorro, saltamos al hombre en sí, sea como problema humano o como fuerza de solución, el pesimismo sobre el destino fatídico de la humanidad se desvanece a impulsos de la fuerza inconmensurable que brota del hecho de que los seres humanos nos conmovemos ante las catástrofes públicas y el dolor ajeno hasta redoblar o triplicar nuestras fuerzas y nuestras capacidades en beneficio de los damnificados.

Nunca sabremos si somos héroes o cobardes hasta el día en que nos veamos en una situación de peligro extremo en la que la rapidez de intervención pueda salvar la vida de un hombre. En frío, seguro que nos acobardaría adentrarnos en una casa en llamas para rescatar a un niño o lanzarnos a un río desbordado para tenderle la mano. Pero, llegado el momento, puede que una fuerza interior, superior a nosotros mismos, nos fuerce a emprender acciones tan arriesgadas sin medir sus secuelas. La fuerza que dimana del sentido de humanidad que atesoramos nos hace humanos y nos mantiene en pie en una sociedad tan egoísta como la nuestra.

El faro del ideal de servicio alumbra el camino de humanización del hombre. Nuestra categoría no se mide por las riquezas acumuladas o por el poder acaparado, sino por convertir nuestros haberes en fuente abierta y por la disposición a servir a nuestros semejantes.

Ávidos de dinero, poder y fama, hemos entronizado la más pura depredación humana creyendo que no se puede ser alguien sin ningunear a otros, rico sin empobrecerlos o señor sin esclavizarlos. La crudeza de la vida, que no permite muchos señores ricos, nos obliga afortunadamente a comportarnos como auténticos seres humanos que se ayudan a vivir.

El ideal de servicio sitúa el poder y el señorío en el servicio. El cristianismo habla de ser el último para ser el primero, de un Dios benefactor.  El servicio deifica. Cuando el señor sirve al esclavo es cuando consolida y transfiere su propio señorío.

Ramón Hernández Martín

Fuente Fe Adulta

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La Virgen de los Homosexuales

Jueves, 3 de octubre de 2019
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nuestra_senora_de_los_gaysDel blog de Xabier Pikaza:

“El Dios de Cristo se identifica no sólo con los hambrientos, desnudos… sino también con los homosexuales victimizados”

“Tuve hambre y me disteis de comer (J. Puente, sobre F. Ebner) desde la perspectiva de ‘fui homosexual y me acogisteis'”

“Esta obra de Ebner ayuda a superar un paradigma sexual de opresión”

“El Dios de Cristo se identifica no sólo con los hambrientos, desnudos… sino también con los homosexuales victimizados”

Publiqué  hace un tiempo una reseña de la primera edición de este importante libro de J. Puente López, analista político/literario, pensador cristiano, amigo (cf. Periodista Digital Org 12.1.18). Hoy vuelvo a presentar introducción al mismo libro, con motivo de su 2ª. Edición, retomando un motivo central de la obra, que el autor entiende desde Mt 25,31-46: Tuve hambre y me disteis de comer, desde la perspectiva de fui homosexual y me acogisteis.

Lo hago con una novedad muy significativa desde dentro de la tradición católica: La Virgen María se aparece como amiga-madre de los homosexuales, a quienes acoge en su seno, diciéndonos a todos fui homosexual y me acogisteis, en la línea de la Virgen de la Merced, del amor y la ternura, de la misericordia liberadora del Magníficat. Publico en esa línea un gran trabajo de J. Puente, retomando la filosofía de F. Ebner, desde una perspectiva personalista y social, condensada en este libro (Un paso adelante…):

Richard-Hörmann+Ferdinand-Ebner-Ethik-und-Leben-Fragmente-einer-Metaphysik-der-individuellen1. Según J. Puente, la obra de Ebner no ayuda sólo a superar un paradigma sexual de opresión, que convierte a los homosexuales en víctimas de una cultura patriarcal androcéntrica, sino que en un contexto evangélico más amplio es superación de todo tipo de opresiones (desde Mt 25: Tuve hambre…, hambre de amor).

2. Según Mt 25, el Dios de Cristo se identifica no sólo con los hambrientos, desnudos… sino también con los homosexuales victimizados. Jesús no dice sólo tuve hambre y me disteis de comer, sino fui homosexual y me acogisteis como humano.

3.Hay teólogos ultra-ortodoxos (falsamente ortodoxos), que escriben en “portales” informático bien conocidos (infoxx), que están haciendo correr en torno a Mt 25, 31-46 dos afirmaciones falsas. (a) Que la confesión de Cristo “tuve hambre…” etc. no se pude interpretar en clave de “género” (fui homosexual…). (b) Que los pequeños de Mt 25, 31-46 (pobres, homosexuales, desnudos, exiliados…) son sólo presencia de Cristo por ser “católicos de iglesia oficial”  y por ser pequeños/expulsados por humanidad universal (negando así el principio básico de la encarnación cristiana.

“Se están haciendo correr en torno a Mt 25, 31-46 dos afirmaciones falsas”

Demostré el carácter universal (humano) de esta presencia de Cristo en los sufrientes (hambrientos, exiliados, excluidos…),  en una línea en la que caben de un modo especial los oprimidos sexuales (los homosexuales en cuanto excluidos), en un libro sobre Mt. 25, que J. Puente cita generosamente.

En esa línea, continuando lo que dije hace un año de esta obra, en su primera edición, quiero incluir hoy en mi blog esta espléndida interpretación que J. Puente me (nos) ofrece del pensamiento de J. Ebner y de su propia filosofía/teología a partir de Mt 25, 31-46.

Escribo esta reseña del pensamiento de J. Puente conmocionado todavía por el suicidio de un “homosexual” de Iglesia (clérigo de alta corporación católica) que, no pudiendo resistir la presión condenatoria de sus falsos colegas de falso cristianismo, sintiéndose incapaz de rehacer su vida, fue a ponerla y  matarse, ante el Dios de la Vida, delante de una imagen de la Virgen María, madre-hermana de los homosexuales sufrientes.

El problema clave no es su muerte/suicidio: Dios es Vida, y en ella ha sido acogido este homosexual suicidado; él se ha refugiado en  la Virgen María que es patrona, es decir padre-madre-signo de los homosexuales sufrientes, ante su famoso santuario de… En sus brazos de signo-presencia de Dios descansa de su cansado y fuerte caminar de amor. El problema es el tema es que este homosexual suicidado (¡si, suicidado, pues le han “suicidado”!) no haya encontrado en su corporación ni fuera de ella a nadie que le dijera de verdad, con el corazón y los ojos del amor, con las manos y las lágrimas: ¡Vive,  hermano, vive amor, tal como eres, pues Dios te ama así y no te quiere distinto!

Pero ese hermano-amigo suicidado no encontró palabras ni presencia de amor. Él no fracasó, ha fracasado la institución-corporación que ha puesto una ley dudosísima por encima del evangelio del amor.  Con él y en él hemos muerto muchos… pero queremos que esa muerte sea principio de resurrección.

Así murió él, poniendo su amor crucificado ante la Virgen de los Homosexuales, que le recibió en el seno de su vida, la Vida del Cristo de Dios. Con su recuerdo y presencia quiero vivir… y en esa línea, a favor de la vida, me atrevo a presentar estas palabras de Julio, que sitúa el tema una parte del tema de los homosexuales a la luz de Mt 25, 31-46.

Gracias, Julio, por haberme mandado este trabajo, que publico emocionado por tu amistad y conocimiento, todo lo que sigue es tuyo.

Desposeídos y excluidos: la cuestión social 

51W09DclKLLTodos en la Iglesia están de acuerdo en que debemos acoger con respeto y caridad cristiana a toda clase de personas. También al pecador y al que tiene otra forma de ver la vida. Dedicarnos a descalificar al prójimo y a buscar herejes no es la mejor manera de testimoniar el Evangelio. Tampoco damos testimonio cristiano si cerramos los ojos ante los necesitados y los excluidos.

Julio L. Martínez ha escrito en la prensa española (ABC, 17 de agosto de 2019) un artículo, “El crimen de la solidaridad”, sobre el tema de los inmigrantes en el que dice lo siguiente: “El ejercicio de la solidaridad más que enemigo a batir es energía benéfica que nos conecta con las fuentes de la humanidad y nos da la energía moral (pre-política) para transformar las estructuras injustas. Un icono evangélico de la dimensión ético-política de la solidaridad unida a la justicia se encuentra en el Juicio final (Mt. 25, 31-46). Jesús se identifica con el que tiene hambre, es forastero o está en la cárcel, y dice: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hijos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Hace algunas décadas Xabier Pikaza en su libro “Hermanos de Jesús y servidores de los más pequeños” (1984) nos hizo ya ver la importancia del nuevo esquema antropológico y de apertura universal del designio de Dios que representa Mt 25, 31-46.

Eso es lo que se quiere destacar. Ese es el tema central de mi libro. Es ahí donde Ebner vio el corazón de la fe cristiana y de la ética evangélica, y aquello que pone de relieve la obra “Un paso adelante. Cien años con Ebner. Cristianismo, cultura y deseo”. El resto de las reflexiones que se hacen, algunas publicadas ya en RD, tratan de mostrar o explicar la tesis principal.

Los excluidos y la barbarie de la guerra

“La guerra europea descubre el estado verdadero de la especie humana. Es más que una mera cuestión política y económica. Indica adonde llegan después de todo los hombres con toda su política y economía” (F. Ebner, II, 410, año 1917).

Nos resulta difícil en la Iglesia entender aquello de “misericordia quiero y no sacrificios” del Antiguo Testamento (Oseas, 6, 6) y del Nuevo (Mt 9, 13). Y cuando creemos haberlo entendido nos empeñamos en ver el pecado en la conducta de los demás, por ejemplo, en aquellos que no pueden relacionarse íntimamente con los demás más que desde la condición sexual que Dios les dio, y nos sentimos orgullosos de no ser como ellos, orgullosos como decía el fariseo en la narración de Lc 18, 9-14, de no ser pecadores como los demás hombres.

1181561Con razón decía Ebner que “querernos los unos a los otros” en el sentido también de saber “soportarnos” y “sufrirnos los unos a otros” (“einander leiden”) es el mandato que nos acompaña en el caminar que nos propone la realidad de Cristo. Es la enseñanza de la carta a los Colosenses (3, 13). No sería una mala norma de vida social y comunitaria. A Ebner no se le ocultaba esta dificultad de llevar a la práctica con compasión y misericordia el mandamiento del amor y la enseñanza de Mt 25, 31-46, de tener “las entrañas conmovidas”, como el Evangelio, de “tener compasión” (Mt 14, 14).

En su Fragmento 14 y también en su diario de 1917 nos recuerda Ebner lo que cuenta Tolstói de una comunidad cristiana en Rusia, los “Duchoborzen”. Tolstói explica que acostumbran a postrarse ante cada persona porque en cada hombre ven a Dios. “Sin embargo, – dice Ebner – qué enormemente difícil le resulta al hombre, aunque sea solo interiormente, postrarse ante el Tú, ante la presencia de Dios en otro hombre”. Y en su diario de 1917 escribe: “Se afirma que Jesús dijo: Has visto a tu hermano, entonces has visto a tu Dios. Si hay una experiencia de Dios entonces es la experiencia del tú en otro hombre (la experiencia espiritual propiamente dicha, según el sentido de la enseñanza de los evangelios)”. Los editores del Diario de 1917 señalan con razón que Ebner está pensando aquí en el pasaje de Mt 25, 40.

“En su opción por el prójimo la conciencia de la persona cuestiona el totalitarismo y la violencia”

Sin duda la repetida referencia a esta enseñanza de Cristo en la obra de Ebner indica que es una verdad central para él en su forma personal de entender y de vivir la fe cristiana. No prescinde de la rica realidad del mundo, no la olvida, pero ve su realidad a través del otro, a través de la relación con el tú, que es esencial para establecer una correcta relación con Dios y con el mundo que Dios ha creado. “En la realidad de otro hombre – en el tú – se nos da su realidad” (“ihre Wirklichkeit”, su realidad, la del mundo). “Pero también la realidad de Dios”. Y es desde esta comprensión como debemos entender su crítica cultural y social. Una crítica que nunca se hizo sin estar acompañada aquí y allá, en diversos textos, de una valorización del significado de esa tendencia inicial que lleva al hombre en sus afanes creativos y en sus intereses culturales a buscar un sentido a su existencia.

la_merced(Imagen: la Virgen de la Merced o Guadalupe, de Montserrat, el Pilar o Torreciudad que ha acogido a su “suicida de amor”, en su manto de amiga del alma, como madre- de los homosexuales, la que derriba del trono a los potentados y acoge a los oprimidos… Bajo su manto están los cautivos, no cautivos de su homosexualidad, sino de la prepotencia de aquellos de aquellos que les oprimen bajo una falsa ley de no-amor).

Teniendo esto en cuenta podemos comprender mejor un texto que escribió al final de su vida, que es revelador. Se trata de un párrafo de su epílogo al Fragmento del año 1916, el “Nachwort de 1931”, lo último que escribió, donde habla del dinero como del “engaño de la vida” (“Lebensillusion”), y de la “llamada cultura de la humanidad” que se crea a costa de millones de seres humanos que quedan excluidos de ella y excluidos (“ausgeschlossen”) en resumidas cuentas de una existencia digna del hombre.

En este texto Ebner relaciona íntimamente su crítica cultural con la trágica situación de millones de personas en su tiempo. ¿No tenía derecho a ser un tanto pesimista culturalmente si la gran cultura europea no había evitado la Primera Guerra Mundial y se estaba preparando para la segunda? Se calculaba que cerca de un millón de personas, entre alemanes y franceses, habían perecido en la batalla de Verdún en 1916. La guerra era un “asesinato en masa organizado”. La cultura que desembocaba en aquella masacre aparecía así como falta de humanidad auténtica. El respeto a la vida y a los valores humanos estaba ausente en aquella sociedad de la Primera Guerra Mundial. Un cristiano no podía ser un representante del optimismo cultural teniendo delante de los ojos aquella barbarie, lo cual no quería decir que esa comprensión del cristianismo fuera ciega para los valores de la vida de la verdadera cultura.

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Campaña en la Iglesia de Inglaterra, para permitir el matrimonio igualitario

Miércoles, 24 de abril de 2019
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Canon-Jeremy-PembertonJeremy Pemberton y Laurence Cunnington

“El matrimonio es un regalo de Dios para todas las personas.”

Los matrimonios entre personas del mismo sexo en la Iglesia de Inglaterra requerirían un cambio en la ley del Reino Unido

Se ha lanzado una nueva campaña en la que se pide a la Iglesia de Inglaterra que ponga fin a la prohibición de las bodas entre personas del mismo sexo.

La Campaña por la Igualdad de Matrimonios en la Iglesia de Inglaterra se lanzó el viernes (12 de abril), buscando el fin de las reglas que prohíben las bodas entre personas del mismo sexo en las parroquias de la Iglesia, y el fin de las reglas que se dirigen a los vicarios homosexuales para que se casen.

La campaña, dirigida por varios miembros del clero, se inicia exactamente cinco años después de que el capellán del hospital Jeremy Pemberton desafiara las reglas de la Iglesia para casarse con su pareja del mismo sexo, lo que llevó a la revocación de su permiso para oficiar.

El Reverendo Andrew Foreshew-Cain, dijo: “Felicitamos a Jeremy y Laurence por su aniversario de bodas, y nos regocijamos con las muchas parejas del mismo sexo que han hecho compromisos matrimoniales fieles y de por vida en los últimos años. La Iglesia de Inglaterra ha pasado demasiados años diciendo que lamenta la forma en que trata a las personas LGBT+, mientras continúa con su propia injusticia hacia nosotros en el matrimonio y el ministerio. Es hora de que lo que se hace coincida con lo que se dice“.

La Rev. Canon Rosie Harper, miembro del Sínodo General de la iglesia, añadió: “El matrimonio’enriquece la sociedad y fortalece la comunidad’, como dice el servicio matrimonial de la C de E, y la Iglesia debe estar abierta a todas las parejas amorosas que quieran hacer ese compromiso, independientemente de su sexualidad. Acojo con beneplácito esta campaña y busco el día en que pueda dar la bienvenida a las parejas gay y lesbianas a mi iglesia para el día de su boda“.

El Rev. Dr. Nicholas Bundock, de St. James y Emmanuel, Didsbury, añadió: “Es hora de que la Iglesia de Inglaterra comience a sanar la herida y el dolor que ha causado a las personas LGBT+ y a acoger y bendecir sus fieles y amorosas relaciones en la iglesia“.

Permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo en la Iglesia de Inglaterra requeriría un cambio en la ley, ya que la Ley de Matrimonio (Parejas del Mismo Sexo) de 2013 prohibía explícitamente a la Iglesia de Inglaterra y a la Iglesia de Gales llevar a cabo matrimonios entre personas del mismo sexo como parte de una“cerradura cuádruple” para apaciguar a los oponentes religiosos del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Varias otras iglesias dentro de la Comunión Anglicana, incluyendo la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos, la Iglesia Episcopal Escocesa y la Iglesia Anglicana de Canadá han adoptado uniones del mismo sexo. Sin embargo, la Iglesia de Inglaterra ha sido más resistente al cambio.

El actual Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, también ha reprendido previamente a las iglesias de Estados Unidos y Escocia por abrazar las bodas entre personas del mismo sexo.

Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTB

La aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones inmovilistas que sigue manteniendo, por ejemplo, la Iglesia católica.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

Un avance al que hace ahora un año se sumaba también la Iglesia anglicana de Canadá, que pocos meses después elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos (Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana).

En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en los últimos años ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que sin embargo no acaba de producirse.

Fuente Cromosomax/Cristianos Gays

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El obispo anglicano Kevin Robertson, abiertamente gay, protesta por la exclusión de su esposo de la Conferencia de Lambeth 2020

Jueves, 21 de marzo de 2019
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z_8 Kevin Robertson en su boda con Mohan Sharma,

Un obispo gay ha protestado la decisión del Arzobispo de Canterbury de excluir a las parejas del mismo sexo de asistir a la Conferencia de Lambeth 2020, que se celebra una vez cada diez años en la Iglesia Anglicana.

El Reverendo Kevin Robertson, de Toronto, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos, que fue elegido obispo de la Iglesia anglicana de Canadá, el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana, fue informado personalmente por el Arzobispo Justin Welby en enero que su esposo Mohan Sharma, su pareja de 10 años con quien se casó en septiembre pasado,  no sería invitado a asistir a la reunión.

1536542_530428817061830_1038240057732470850_nKevin Robertson y Mohan Sharma con sus hijas

“Fue decepcionante no sólo para mí y para mi esposo, Mohan, sino que también le pregunté qué mensaje envía esto a los anglicanos más progresistas, no sólo en el Reino Unido y Norteamérica, sino también a los anglicanos homosexuales y lesbianas en lugares de la Comunión donde es muy difícil salir del armario”, dijo Robertson en una entrevista con Church Times publicada el jueves 14 de marzo.

El 15 de febrero se anunció que Welby había prohibido a los esposos del mismo sexo asistir a la Conferencia de Lambeth 2020, la reunión de obispos anglicanos de todo el mundo. Se esperaba que la reunión tuviera lugar en 2018, pero se enfrentó a retrasos debido al temor de boicot de los obispos africanos por la presencia de miembros abiertamente homosexuales.

La iglesia anglicana global se enfrenta a una división cada vez más fraccionaria entre las iglesias occidentales liberales que aceptan a personas LGBT+ y una facción de iglesias africanas de línea dura que no lo hacen.

Robertson dijo que creía que la decisión de Welby de excluir a los cónyuges del mismo sexo de la conferencia estaba motivada por la homofobia, ya que otros cónyuges heterosexuales han sido invitados independientemente de si son la primera pareja de los obispos. “Sé que a medida que nos acercamos al 2020, hay obispos que se han divorciado y se han vuelto a casar, en algunos casos más de una vez, que están siendo invitados, y sus cónyuges también están siendo invitados“, dijo Robertson al Church Times.

Robertson no es el único obispo afectado por la prohibición.

WINDSOR, ENGLAND - MAY 18: The Archbishop of Canterbury Justin Welby (L) with American bishop Michael Curry at St George's Chapel, Windsor, ahead of the royal wedding of Prince Harry and Meghan Markle on May 18, 2018 in Windsor, England. Prince Harry and Meghan Markle have invited Michael Curry to give the address at their wedding, while the Archbishop of Canterbury, will officiate as the royal couple make their marriage vows. (Photo by Steve Parsons - Pool / Getty Images) El Arzobispo de Canterbury Justin Welby (izda) con el obispo estadounidense Michael Curry, cuya Iglesia Episcopal ha protestado por la exclusión de los cónyuges LGBT. (Steve Parsons – Pool/Getty Images)

La Iglesia Episcopal -cuyo líder, el obispo Michael Curry, dio un memorable sermón sobre el poder del amor en la boda del Príncipe Harry y Meghan Markle- también expresó su preocupación por la decisión de Welby.

La prohibición de los cónyuges del mismo sexo afecta directamente a una de sus obispos, la Obispa Auxiliar de Nueva York Mary Glasspool, que está casada con Becki Sander, su pareja desde hace más de 30 años. Al dirigirse a la Cámara de Obispos el jueves, la Reverenda Glasspool dijo que estaba “conmocionada, herida y enfurecida” cuando recibió la noticia de la decisión en diciembre.

Mary-Becki_mdObispa Mary Glasspool y Becki Sander,

En una declaración publicada en el Episcopal News Service el viernes (15 de marzo), la Cámara de Obispos de la iglesia describe estar “agraviada y angustiada” por la decisión, y también “preocupada por el uso de la exclusión como un medio para construir la comunión”.

El grupo de planificación de los cónyuges de los obispos de la Iglesia Episcopal también emitió una declaración sobre la Conferencia de Lambeth 2020, expresando su solidaridad con Sander. Decía: “La comunidad de cónyuges entiende que la Comunión Anglicana no es unánime en lo que respecta al matrimonio, y que, en la vida de la Comunión, se trata de un asunto complejo. La exclusión de los cónyuges del mismo sexo, sin embargo, parece una reacción simplista a esta compleja cuestión. Nos entristece que no todos sean bienvenidos a caminar, escuchar y testificar con nosotros, y que no se escuchen todas las voces en esta reunión”.

El Obispo de Liverpool, Paul Bayes, condenó la postura del Arzobispo el mes pasado, diciendo que su esposa no asistirá a la conferencia para mostrar solidaridad con los obispos homosexuales.

Un fuerte defensor de los derechos LGBT+, dijo: “Lamento profundamente que en las complejidades de nuestra vida como pueblo mundial este acto de exclusión haya tomado su lugar.”

¿Un paso más hacia el anunciado cisma?

kevinComo bien sabemos, la aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones negacionistas y ultraconservadoras con el colectivo LGTB que siguen manteniendo las jerarquías católicas española y vaticana, con el papa Francisco a la cabeza.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. Más recientemente, en 2012, aprobaba la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. Un avance al que recientemente se sumaban sus compañeros canadienses, como ya dijimos arriba.

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En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que ha colocado al anglicanismo al borde del cisma. Veremos si el paso dado ahora en Toronto lo precipita, o si por el contrario los anglicanos siguen manteniendo el cada vez más inestable equilibrio.

Para todos aquellos que comprendáis el inglés y estéis interesados, insertamos a continuación una entrevista a Kevin Robertson realizada el pasado julio, en la que el entonces candidato a obispo desgranaba su pensamiento. Solo un detalle, para terminar. La cita bíblica favorita del nuevo obispo: “En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor” (Primera Epístola de Juan, 4,18)…

Fuente Cromosomax/Cristianos Gays/Dosmanzanas

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¡PERDÓN! El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor

Viernes, 21 de septiembre de 2018
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abusosReflexión de instituciones católicas sobre los escándalos de pederastia

Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz

Mea culpa’ de Blázquez: “Ha habido abusos sexuales, autoridad prepotente, encubrimiento”

Víctimas demandan a la Iglesia de Pensilvania para que publique los nombres de curas abusadores

Un cura guatemalteco, penado con 16 años de cárcel por violar a una menor

Cardenal Barreto: “Figari es un pervertido sexual, económico y manipulador de conciencias”

El Papa destituye “de forma inapelable” al cura chileno Cristián Precht por abusos

El obispo de Jalandar, acusado de violar a una monja, ofrece al Papa su renuncia temporal

Un grupo de instituciones católicas quiere pedir perdón a la sociedad por los escándalos de pederastia, denunciar algunos defectos de la Iglesia que han podido contribuir a ella y pedirle que estudie todas sus causas (psicológicas, sociales y estructurales), lamentando que todo el servicio humano que la Iglesia intenta aportar quede ofuscado y contaminado por esta peste de nuestra época. Ojalá que la comisión vaticana que acaba de ser convocada encuentre caminos para solucionar este drama.

Eso intenta decir el siguiente texto. Si la prisa, el verano y las inevitables dificultades de este tipo de acciones, han impedido a algunos firmar, queda siempre la posibilidad de adherirse a él (dirigiéndose a Religión Digital).

Nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y reparar el daño causado… El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor… Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz…, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando… Es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. (Francisco, obispo de Roma, Carta al pueblo de Dios, 20.08.2018)

I.- EL ESCÁNDALO

Quien recibe a un niño a Mí me recibe. Y quien escandalice a uno de esos pequeños, más le valdría que le colgasen en el cuello una muela de tahona y lo arrojasen en alta mar (Mt 18, 5.6).
Jesús fue de Galilea al Jordán y se presentó a Juan Bautista para ser bautizado por él (Mt 3,13)

Las líneas que siguen quieren ser una sincera y pública petición de perdón que, como cristianos, presentamos a la sociedad por el monstruoso escándalo de la pederastia clerical. Si hemos proclamado otras veces que “la iglesia somos todos” eso no puede valer solamente a la hora de participar en decisiones sino también a la hora de asumir responsabilidades por humillantes que éstas sean.

Por otro lado, como cristianos sabemos que nuestra solidaridad llega hasta el extremo de hacer nuestras de alguna manera las culpas de nuestros hermanos, como también (por ese misterio de la “comunión de Lo Santo” que confesamos en el Credo) participamos de la bondad y la fe de nuestros hermanos. Jesús de Nazaret, “el santo de Dios”, se alineó con todos los pecadores en la fila de los que buscaban ser bautizados por Juan y, a pesar de la extrañeza de éste, le obligó a bautizarle. Algo así es el sentido que quisiéramos dar a esta petición de perdón. Porque, en verdad, nos sentimos sinceramente abrumados y sucios por esos escándalos increíbles.

Pero toda petición de perdón es inane si no va acompañada, además de por el dolor, por un decidido propósito de enmienda. Eso es lo que quisiéramos ir poniendo en práctica a lo largo de estas reflexiones: ir buscando las causas y analizar los hechos para ver si es posible que estos no se repitan nunca más. Lo hacemos aun sabiendo que nos falta información, que hay muchos puntos oscuros y que quizá no conocemos todos los contextos. Por eso iremos sugiriendo también las informaciones de que disponemos y que ojalá algún día puedan ir completándose.

Un auténtico sacrilegio.

La pederastia es monstruosa por la minoría de edad de la víctima. En nuestra sociedad hipócrita, tan amiga de cacarear los derechos humanos, solo parecen tener derechos aquellos que tienen fuerza y voz para reclamarlos. Y eso es, precisamente, lo que no tienen los niños.

En un mundo que se suele caracterizar por el desprecio de los niños dado que “no son rentables”, y que ha dado lugar a aberraciones como los niños soldado o los niños esclavos (unos 180 millones hoy en día), nuestra iglesia ha contribuido a esas páginas tan negras, añadiendo la epidemia de los niños abusados. Es como para echarse a llorar y no cesar en ese llanto hasta que desaparezca el dolor de los maltratados.

Paradójicamente, es conocido que la hija pequeña de Karl Marx (Eleanor, 1855-1898), dejó escrito que su padre (“el moro” como le llamaban los hijos, tan hostil por otro lado al cristianismo) “me contó la historia del carpintero de Nazaret que fue crucificado por los poderosos. Mi padre decía que podemos perdonarle mucho al cristianismo porque nos enseñó a amar a los niños”1. El contraste entre ese testimonio y los escándalos actuales no puede sernos más desgarrador.

El crimen mayor: la ocultación.

Cuesta creer que un ser humano pueda experimentar una atracción casi irresistible por el sexo con niños. La pederastia es una enfermedad además de un pecado. No es una simple variante de la sexualidad como pretenden a veces sus defensores. En el orgasmo pleno sexual, al placer material le acompaña siempre una especie de éxtasis psicológico o espiritual que es el que le da su plenitud tan asombrosa. Cuando ese éxtasis espiritual lo constituye el amor pleno, limpio y total hacia la otra persona, la sexualidad funciona.

Cuando falta ese amor, la dimensión “espiritual” del sexo es sustituida por otros factores psicológicos como el poder, la posesividad, el desprecio y hasta el odio, los cuales degradan la relación y cumplen aquella tesis de que lo pésimo no es más que la corrupción de lo óptimo2. Cuando la sexualidad discurre por esos cauces antinaturales nunca encuentra la plena satisfacción anhelada y acaba buscándola en formas insólitas y degradadas de relación. Se cumple aquí el famoso diagnóstico del Buda: “tratar de aplacar las pasiones cediendo a ellas es como querer calmar la sed bebiendo agua salada”.

No obstante, lo más monstruoso de estos casos no está en la fragilidad y debilidad humanas que siempre son comprensibles: pues esa fragilidad justificaría una caída particular, pero nunca una hipócrita doble vida, mantenida durante años. Los autores de esas monstruosidades ¿iban a confesarse? Y si era así: ¿qué consejos recibían y qué propósito de enmienda aportaban a esa confesión? ¿Habían llegado a entenebrecer su conciencia hasta el punto de considerar normales esas aberraciones y seguir viviendo con absoluta tranquilidad?

Nuestro mundo ya conoció la tranquilidad con que los nazis juzgaban normales los campos de concentración. Eso era lo más sorprendente y eso es, también ahora, lo que más nos escandaliza de todas estas historias: el intento de haberlas mantenido ocultas durante tanto tiempo. Es increíble el episodio de aquella niña que fue a contar a un cura lo que le había ocurrido y recibió como única respuesta: “confiésate y no lo digas a nadie”.

Por eso, casi más incomprensible que la actuación de esos depravados ha sido la insensibilidad de tantos obispos y responsables a la hora de escuchar a las víctimas, la imposición de silencio y el procedimiento casi sacrílego de limitarse a trasladar al delincuente a otra parroquia. ¿Qué formación moral habían recibido todos aquellos eclesiásticos? ¿No se preguntaron nunca qué apostolado podrían ejercer ni qué bondad podrían transmitir quienes vivían en esa hipócrita doble vida?

Por tanto, parece necesario analizar y buscar las causas no ya personales sino estructurales de toda esta tragedia. Porque el propósito de enmienda personal es inútil en sujetos ya envejecidos o desaparecidos. Y el horror podría seguir repitiéndose en sus sucesores si no han desaparecido las causas que lo propiciaron. Hay que buscar, por así decir, los “pecados” o las complicidades de la institución, que posibilitaban o favorecían conductas tan monstruosas.

II.- PROPÓSITO DE ENMIENDA

Lamentar que en todo nuestro mundo occidental haya una banalización o degradación generalizada de la sexualidad, como han hecho algunas altas jerarquías para justificar escándalos tan horribles, es insuficiente. No basta con echar mano del clásico recurso de culpar a los otros, al que tan propensos somos los humanos. Independientemente de la verdad que pueda tener ese lamento, no es lo que toca ahora. La enmienda ha de afectar a los defectos propios, lo cual supone primero reconocerlos abiertamente.

Sin pretensiones de exhaustividad intentaremos analizar algunos vicios estructurales, arraigados en nuestra Iglesia y que pueden acabar generando disfunciones o “células neoplásicas“, primero quizás leves pero, a la larga, tan terribles como la que estamos intentando comprender aquí.

Este análisis es tanto más necesario cuanto que la Iglesia tenía antes fama de ser extremadamente severa frente a determinados delitos sexuales del clero. Cuando una mujer era solicitada por el cura en el confesonario, el antiguo derecho canónico la obligaba presentar al obispo una denuncia contra el solicitante; la castigaba con excomunión si no hacía esa denuncia, y la excomunión no podía ser levantada mientras no se llevara a cabo la denuncia. Juan XXIII publicó una instrucción titulada “Crimen sollicitationis”, encargando de estos problema no a la congregación del clero sino a la congregación “de la fe” (entonces “santo oficio”), el organismo más importante del entramado curial.

¿Qué ha ocurrido para que se haya podido pasar de aquella severidad al increíble laxismo actual? Sin pretender ser exhaustivos vamos a sugerir algunos puntos para ese análisis. Aunque, de entrada, ya se sospecha intuitivamente que el factor publicidad ha podido ser decisivo en ese cambio.

Clericalismo

No parece tan claro que estos actos espantosos sean solo una consecuencia del celibato obligatorio, pues en bastantes casos parece tratarse de individuos homosexuales que, no sabiendo cómo afrontar su situación, optaron por hacerse curas: tengamos en cuenta que algunos caso son de hace bastantes años, cuando la sociedad no ofrecía a los homosexuales una manera sana y digna de vivir su condición (y ojalá que esto sea también un aviso para la Iglesia).

Estamos en contra del celibato obligatorio, pero no por esta razón sino porque el derecho de las comunidades cristianas a la eucaristía pasa por delante del derecho que pueda tener la autoridad eclesiástica para poner determinadas condiciones a quienes piden ordenarse de presbíteros. Por otro lado, hoy en día el presbítero tiene muchas más facilidades “normales” si quiere ser infiel a su compromiso: lo escandaloso e incompresible no es ahora que un cura intente seducir a una mujer, sino que intente abusar de un niño. Y finalmente (y aunque ha interesado menos a los medios de comunicación informar sobre eso), la plaga de la pederastia se ha dado también en profesionales casados o no vinculados a ninguna ley celibataria. Parece pues que hay que intentar buscar un poco más allá.

Hace ya más de diez años, el obispo australiano Geoffrey Robinson recibió de la Conferencia episcopal de su país el encargo de investigar todos los escándalos de pederastia. Conforme iba adentrándose en su estudio fue viendo que los casos de pederastia no eran solamente un problema de sexualidad, sino sobre todo un problema de poder: y de poder clerical. Y la sorpresa le llegó cuando comenzó a recibir avisos de la curia romana indicándole que orientara sus investigaciones en otra dirección. Como Robinson no hizo caso recibió una reprimenda más clara advirtiéndole de que el papa estaba muy preocupado con su trabajo. Prescindamos ahora de la gran probabilidad de que ese disgusto del papa era una simple invención de la curia, que tantas veces suele actuar de esa manera. Lo decisivo es que el obispo renunció a su trabajo y publicó un libro contando su historia3. Vale la pena citar algún párrafo de esa obra:

“Llegué a la firme convicción de que en la Iglesia católica es imperativo que haya un cambio profundo y duradero” (p. 9). “Todo abuso sexual es ante todo un abuso de poder…, el poder espiritual es el más peligroso de todos (14). “Una ‘mística’ del sacerdocio, un estado de elevación permanente… significaba que el sacerdote no podía ser simplemente expulsado por un delito como cualquier otro trabajador” (p. 15).

Obispo Robinson

Esto por un lado. Por el otro:

“Una carta oficial (7 de agosto de 1996) expresaba ‘la constante preocupación de la Congregación para los Obispos, por haber expresado en los últimos meses opiniones seriamente críticas para con la doctrina magisterial y la disciplina de la Iglesia’. Me decían que ‘en una reciente audiencia el santo padre ha sido plenamente informado de su postura pública en estos temas y ha mostrado seria preocupación respecto de usted’. Dos meses después (16 de octubre de 1966), recibí una nueva carta informándome de que ‘la documentación pertinente será reenviada para información y examen a la Congregación para la Doctrina de la fe’, lo que implicaba que yo era sospechoso de alguna forma de herejía” (p. 23).

“De aquellos polvos estos lodos” dice el refrán castellano. La obsesión por reivindicar el ministerio presbiteral como poder y no como servicio, latente ya en el mismo nombre de “sacerdote” (que el Nuevo Testamento solo aplica a Cristo y nunca a los ministros de la Iglesia), y tan opuesta al espíritu de Jesús que ordenaba rechazar los títulos de “padre” o “maestro” y prohibía aprovecharse del ministerio para obtener ventajas personales (cf. Mt 23,) ha sido con casi seguridad una de las causas estructurales de la peste que hoy lamentamos.

Francisco ha denunciado repetidas veces al clericalismo: ya antes de ser obispo de Roma como “hipocresía” y “mundanidad” contrarias al espíritu de Jesús; y más tarde como forma de impedir la eclesialidad de los laicos y “como uno de los peligros más graves de la Iglesia” (en 2017). Parece también innegable que la obsesión de la congregación romana por frenar las investigaciones del obispo Robinson era, en realidad, una defensa de su propio clericalismo.

Ahora bien: como ya hemos dicho, cuando la dimensión espiritual que acompaña al ejercicio de la sexualidad no es el amor, suele ser muchas veces la del poder: la experiencia de un señorío absoluto al que nada se resiste y que engrandece al que lo posee.

Y lo que es ese clericalismo a niveles individuales, es el eclesiocentrismo a niveles colectivos.

Eclesiolatría

Junto al clericalismo, como hermano gemelo suyo, debemos hablar de un falso amor a la Iglesia, un pecado habitual y estructural de eclesiolatría: de amar a la Iglesia más que a Dios, con la excusa de que es la representante de Dios. De esta manera se pone el “buen nombre” de la Iglesia por encima del buen nombre de Dios, único que merece toda gloria. Y se olvida culpablemente que, según los evangelios, el verdadero objeto del amor de Dios no es la Iglesia sino “el mundo”4. Y la Iglesia no es más que una servidora y manifestadora de ese amor de Dios al mundo.

Desgraciadamente, ambos pecados vienen de lejos. En paralelo con todos los casos de pederastia hemos asistido a la monstruosidad de Marcial Maciel, un episodio verdaderamente patológico que no es hora de contar aquí, pero sobre el que estuvieron llegando quejas a la curia romana durante casi cincuenta años y cuyo protagonista, “por su gran amor a la Iglesia” (a parte de la gran capacidad de engaño y seducción que él poseía), logró sortear todas esas acusaciones como meras calumnias, manchando así el pontificado de Juan Pablo II que lo propuso públicamente como modelo para la juventud.

Hoy consta que el cardenal Ratzinger, cuando dirigía la Congregación de la fe, recibió por valija diplomática un dossier secreto, elaborado entre otros por antiguas víctimas de Maciel y, cuando un año más tarde, los redactores pudieron entrevistarse con él, Ratzinger les declaró que él no podía hacer nada pues Maciel era intocable para el papa, por ser un gran defensor de la Iglesia.

De hecho, una de las primeras medidas de Ratzinger nada más llegar a papa fue ordenar a Maciel, ya anciano, que abandonara toda actividad en la congregación por él fundada y se retirara a orar en silencio5. Por eso, quizá convenga citar aún otros ejemplos más antiguos de esa eclesiolatría que tanto daño ha hecho a la misma Iglesia. Porque muestran que los casos comentados no son del todo excepcionales y que ese falso amor necesita una radical reforma.

Es sabido que el ateo Ch. Maurras, fundador de la llamada “Action Française”, y predecesor en cierto sentido de la extrema derecha de Le Pen, decía que, pese a su ateísmo, admiraba a la iglesia porque “ha sabido desactivar el veneno del Magníficat que llevaba en su seno”. Pues bien, Pío X se negó siempre a condenar la Action Française porque Maurras era “un gran defensor de la Iglesia“. Y hubo que esperar a que su sucesor Benedicto XV diera ese paso. Resulta irónico (y patético) que luego, este sector de la Iglesia tan engañado en estos casos, tachara de “tontos útiles” a los cristianos de orientación socialista… Pero aún nos queda otro ejemplo.

La tragedia más dolorosa e increíble es del arzobispo Carranza en el siglo XVI: cuando tras varios años en la cárcel de la inquisición, se declaró su inocencia, los inquisidores reaccionaron diciendo: “vale más que sufra un solo hombre que el que padezca desdoro tan santo tribunal”, por lo que Carranza siguió en la cárcel donde murió poco después6.

Esto es lo que algunos han llamado “el principio Caifás”, muy poco cristiano pero demasiadas veces presente en la Iglesia católica. A ese supuesto “desdoro” de tan santa institución le había respondido san Bernardo muchos siglos antes: “yo solo he leído que Dios es Amor. En ningún lugar he leído que sea honor o Dignidad”7.

¡Qué contraste entre esos horrores y las lúcidas palabras del Nazareno: “quien pretenda salvar su vida la perderá. Quien entregue su vida por Mí y el Evangelio, la salvará”! (Mc 8,35). Eso es lo que ha ocurrido con la eclesiolatría. Y esa eclesiolatría tiene una matriz muy concreta.

La curia romana

Sin ánimo de herir, pero desde la necesidad de ser honestos que impone nuestro tema, y con el deseo de que la Iglesia sea la que Dios se merece y no la que más favorece a sus dirigentes, debemos añadir que la curia romana, con su enorme poder frente a toda la iglesia y frente al mismo papa, ha sido la institución donde más han cuajado y desde donde más se han propagado los pecados anteriores. Por algo Francisco ha hablado también del “carrerismo” como otro de los grandes males que nuestra iglesia debe evitar.

Sin caer en el lenguaje panfletario de Lutero (que calificaba a la curia como “la gran prostituta”), sí debemos reconocer que su negativa a la reforma contribuyó a la ruptura de la Iglesia europea del s. XVI, que esa reforma fue reclamada insistentemente en el Vaticano II por cardenales como König y Lercaro (ante las protestas del cardenal Ottaviani), que el intento de reforma de Pablo VI fue aguado por la misma curia, y que tanto los discursos de Francisco a la curia como el nombramiento de una comisión para su reforma, van en la línea de lo que intentamos decir. No tratamos de acusar a nadie sino de poner de relieve cómo unas determinadas condiciones y estructuras pueden cambiar la mentalidad de quienes viven totalmente insertos en ellas y para ellas.

La hipocresía de nombrar a los dirigentes de congregaciones obispos de diócesis inexistentes (contraviniendo así un Canon del Concilio de Calcedonia -¡en el s. V!- que prohibía nombrar obispo a nadie sin una iglesia real a la que servir) ha podido facilitar una mentalidad más propia de lo que la sociología califica como “organisations’man” que de un seguidor de Jesús.

Se ha llegado a decir que la curia romana ha producido más increyentes que Marx, Freud y Nietzsche juntos. Nadie podrá negar, al menos, que en vez de parecerse al grupo de seguidores que caminaban junto a Jesús, se parece más a los otros pequeños grupos de ex sumo-sacerdotes y saduceos que el sanedrín enviaba a espiar a Jesús para ver qué delito podrían encontrarle. Y que fomenta la mentalidad de esos futbolistas que aspiran a jugar en el mejor equipo y ser en él de los mejores: no hace falta ponderar más cuán contrario es eso a la misión de la Iglesia.

Una vez más, no decimos esto con ánimo de inculpar a personas que, seguramente, serán ante Dios mucho mejores que nosotros. Pero es necesario poner de relieve que la Iglesia no está exenta de la ley que amenaza a todas las instituciones sociales: medidas que aportan grandes beneficios a corto plazo pueden acabar siendo nefastas a largo plazo.

Suele ponerse como ejemplo paradigmático el caso de la monarquía de Israel que, de momento, pareció convertir a aquel pequeño pueblo en casi un imperio, pero a medio y largo plazo provocó la división del pueblo de Dios y la corrupción de casi todos los monarcas, favoreciendo así la calamidad posterior del destierro. Puede valer aquí la sabia máxima de Tony de Mello: “una sociedad que domestica a los rebeldes, ha ganado su paz pero ha pedido su futuro”8.

Pero es que, además, la curia romana ha tenido una seria responsabilidad en nuestro siguiente apartado.

Nombramiento de obispos

Una de las cosas que más extrañan en la peste de la pederastia clerical es la presencia de tantos nombres de obispos y hasta cardenales, entre los encubridores pero a veces incluso entre los violadores. Ello suscita la pregunta de cómo y con qué criterios se habían hecho esos nombramientos.

No disponemos de información precisa sobre quién era el papa y el nuncio y el prefecto de la congregación romana de obispos, cuando fueron nombrados los ahora inculpados.

En el caso dramático de Chile habría que investigar hasta qué punto, obispos nombrados durante la dictadura de Pinochet, por un Nuncio totalmente cómplice del dictador, han sido piezas fundamentales en este escándalo. En cualquier caso, parece innegable que existe una vaga tendencia a nombrar los obispos atendiendo mucho menos al pastor que cada iglesia local necesita y mucho más a que no resulten personas conflictivas para la curia romana.

Esa inercia puede ser humanamente comprensible porque toda institución tiende a protegerse (y basta con recordar cómo, en tiempos de Msr. Romero, el Vaticano recibía casi cada domingo, una queja del departamento de estado norteamericano por la homilía de monseñor). Pero, por comprensible que resulte, ese modo de proceder contradice advertencias muy serias de la misma autoridad eclesiástica: “los papas, en el juicio final, han de dar cuenta a Dios de los que ellos promovieron a obispos o abades” declaró el V Concilio de Letrán hacia 1517. Y el concilio de Trento añadió que “pecarán mortalmente, haciéndose cómplices de los pecados ajenos, si no elijen a quienes creen ser más dignos y útiles para cada iglesia”9.

Pero es que, además de todo eso, el sistema actual de nombramiento de obispos es una medida excepcional que se ha convertido en regla, y contradice la práctica eclesial del primer milenio (atribuida a los mismos Apóstoles, por los Padres de la Iglesia), según la cual cada iglesia local elegía sus propios pastores casi por completo. Cuando surgían problemas, se apelaba a Roma y, si la apelación prosperaba, Roma nunca elegía ella al obispo sino que ordenaba repetir las elecciones.

El reiterado eslogan “clerus populusque” (“clero y pueblo”) designaba al sujeto de los nombramientos. Y la norma de san Celestino papa: “no se dé a nadie un obispo que no sea querido” (“nullus invitis detur episcopus”) fue repetida por otros muchos papas del s. V y ha servido incluso como título de un estudio sobre los nombramientos episcopales10. De este modo, en una sociedad no democrática, la Iglesia se convertía en lo que llaman “comunidad de contraste” por su práctica democrática.

Aunque no podamos medir la proporción exacta, parece innegable que el sistema actual de nombramientos ha tenido su parte en la catástrofe de los curas pederastas y de los encubridores. Porque además, ese sistema engendra luego mecánicamente unas formas autoritarias de proceder. A raíz del drama que estamos comentando, un antiguo miembro de la curia romana ha contado que él fue testigo hace años del nombramiento de un cardenal del que la curia sabía que había cometido algún abuso a menores. Pero nadie avisó de eso al papa porque “la creación de cardenales es algo absolutamente personal del papa sin ningún consejo o trámite curial”11.

Parece increíble que esas aberraciones puedan ocurrir en una institución que pretende ser “maestra en humanidad” por su larga historia. Pero la historia sirve para muy poco si nos negamos a aprender de ella.

El cambio de sistema no será fácil. Pero precisamente por eso, nos parece urgente ir poniéndolo en práctica poco a poco, para evitar que luego se haga precipitadamente y con costes mayores.

Como contraste.

Todos esos propósitos no buscan más que poner en práctica lo que la misma Iglesia se ha dictado a sí misma en los tiempos actuales. Permítase mostrarlo con una rápida selección de textos del Vaticano II en su Constitución sobre la Iglesia en el mundo:

“La Iglesia sabe que es mucha la distancia que se da entre el mensaje que ella anuncia y la fragilidad humana de los mensajeros a quienes está confiado el Evangelio… Comprende cuánto le queda por madurar en la relación que debe mantener con el mundo… Necesita de modo muy peculiar la ayuda de quienes por vivir en el mundo, sean o no creyentes, conocen a fondo las diversas instituciones y disciplinas… Reconoce agradecida que recibe ayuda de parte de los hombres de toda clase o condición… Más aún: confiesa que le han sido de mucho provecho y le pueden ser todavía, la oposición y aún la persecución de sus contrarios” (43.44)… Aprecia con el mayor respeto cuanto de verdadero, bueno y justo se encuentra en las variadísimas instituciones fundadas ya o que incesantemente se fundan en la humanidad… No pone su esperanza en privilegios dados por el poder civil; más aún, renunciará al ejercicio de ciertos derechos legítimamente adquiridos, tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio, o las nuevas condiciones de vida exijan otra disposición” (42.76).

Ya sabemos que del dicho al hecho siempre hay un gran trecho. Pero parece claro que en esas palabras no asoman para nada ni el clericalismo ni el eclesiocentrismo que hemos señalado como causas originarias del drama de la pederastia que quisiéramos contribuir a enmendar radicalmente. Aunque, dicho ahora irónicamente, esos textos puedan evocar la lúcida profecía atribuida entonces a uno de los peritos conciliares: lo que encontrará más resistencia en los sectores conservadores de la Iglesia, no es la LG (constitución sobre la Iglesia en sí misma) sino la GS (relación de la Iglesia con el mundo)…

Sería interesante haber podido estudiar la procedencia de los casos de pederastia: si de iglesias ricas o de iglesias pobres. África tiene fama de no guardar demasiado bien el celibato, pero se trata más bien de convivencia con mujer que de pederastia. Nombres como Estados Unidos y Australia (y quizás hasta Chile) también pueden despertar algunas sospechas pero, desgraciadamente, no sabemos si lo que hay en esos países ricos es más corrupción o simplemente más información.

III.- PUBLICIDAD COMPLETA Y LIMPIA

Le presentaron a Jesús una mujer diciéndole: “ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio; la Ley manda apedrear a las tales. Tú ¿qué dices?”. Jesús se inclinó y escribía silencioso sobre la arena. Ante la insistencia de los acusadores, levantó la cabeza y dijo: “el que de vosotros esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. Al oír esto, todos se fueron marchando poco a poco, comenzando por los más ancianos. Entonces Jesús se acercó a la mujer: “¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?”. Y ella respondió: “ninguno Señor”. Y Jesús: “pues yo tampoco te condeno; vete en paz, pero no peques más” (Juan 8, 1ss.).

Por molesta y dolorosa que haya sido la publicidad de esos escándalos, hay que agradecerla con toda el alma porque será la única manera de que puedan tener remedio. Pero esa información tiene también su ética que no siempre ha sido respetada. El pasaje del evangelio que encabeza esta tercera parte ofrece un contraste llamativo: por un lado Jesús reconoce claramente la razón de los acusadores al decir a la mujer que no vuelva a pecar. Sin embargo, a pesar de eso, niega a los acusadores capacidad para condenarla: porque cuando la condena es impura, mancha también al acusador. Leer más…

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“El buen pastor da la vida por las ovejas”. Domingo 22 de abril de 2018. Domingo cuarto de Pascua

Domingo, 22 de abril de 2018
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30-PascuaB4 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 4,8-12: Ningún otro puede salvar.
Salmo responsorial: 117: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
1Juan 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es.
Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

Con la palabra «pastor» se designaba en el Antiguo Oriente con frecuencia también a los reyes. Entre los egipcios, los reyes egipcios eran representados con los dos distintivos del pastor: el azote (o espantamoscas) y el cayado. Tanto en el arte de Mesopotamia como en el griego se encuentra la figura del pastor llevando a hombros un cordero; el dios griego Hermes fue representado llevando un carnero. Los cristianos utilizaron esta imagen para representar a Jesús, como buen pastor.

En el Antiguo Testamento Dios le encomienda a David la tarea de pastorear a su pueblo Israel (2Sam 5,2) y los príncipes del pueblo se comparan con frecuencias con pastores. Ezequiel contrapone los dirigentes de Israel -que se apacientan a sí mismos en lugar de apacentar a sus ovejas- con el Señor, como modelo de pastor: «Como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones» (Ez 34,1-10.12).

El evangelista Juan presenta a Jesús como «buen pastor», o por dar una traducción más adecuada, como «modelo de pastor». El pastor modelo se define porque da su vida en función de las ovejas. Quien no ama a las ovejas hasta ese extremo no es buen pastor. El pastor aparece en el evangelio de hoy por oposición al asalariado o mercenario que apacienta a las ovejas por dinero; el asalariado cuando viene el peligro (lobo) deja que mueran las ovejas.

La relación del pastor-Jesús con las ovejas-pueblo es una relación personal y recíproca de conocimiento profundo e íntimo (conozco a las mías y ellas me conocen a mí). Conocer a Jesús significa experimentar su amor e identificarse con su persona y actividad. Esta relación de conocimiento-amor es tan profunda que Jesús la compara a la que existe entre él y el Padre, basada también en la comunidad de Espíritu, que crea la unidad de designio y de propósito.

Pero el rebaño de Jesús no se limita al pueblo de Israel, pues Jesús proclama que tiene otras ovejas que no son de ese recinto, palabra que designa el atrio del templo o, más ampliamente, a la institución judía, en la cual se han arrogado los puestos de poder unos individuos que carecen de todo derecho a ello y que son en realidad explotadores (ladrones) que usan de la violencia (bandidos) para someter al pueblo, manteniéndolo en un estado de miseria (cf. Jr 2,8; 23,1-4; Ez 34,2-10; Zac 11,4-17). Son esa gente que ha convertido la casa de su Padre en casa de negocios (Jn 2,16).

Él tiene otras ovejas que no son del pueblo de Israel, pues pertenecen al mundo pagano y ha venido para formar una nueva comunidad humana que no se limita ya a los judíos sino que se extiende a todos sin distinción de raza, credo o estatuto social.

Jesús, el modelo de pastor, demuestra que es el verdadero pastor porque entrega su vida por las ovejas. Ante su auditorio de dirigentes judíos (v. 19) que lo odian e intentan matarlo, Jesús afirma que es precisamente su prontitud para desafiar la muerte lo que hace manifestarse en él el amor del Padre.

Jesús se entrega a sí mismo y así se recobra, porque al darse él mismo hace suyo el dinamismo de amor del Padre y de esta manera realiza su condición de hijo, adquiriendo la plenitud del propio ser. La demostración continua de amor del Padre se realiza en la presencia y actividad incesante del Espíritu en Jesús y se manifiesta en su obrar.

Como Jesús, quien se da a sí mismo por amor no lo hace con la esperanza de recobrar la vida como premio a ese sacrificio (mérito), sino con la certeza de poderla tomar de nuevo, por la fuerza del amor mismo. Donde hay amor hasta el límite hay vida sin límite, pues el amor es fuerza de vida. Dar la vida significa creer hasta el fin en la verdad y potencia del amor.

Jesús afirma su absoluta libertad en su entrega. Nadie puede quitarle la vida, él la da por propia iniciativa. Indica así que, aunque sean las circunstancias históricas las que van a llevarlo a la muerte, eso puede suceder porque él ha hecho su opción de llegar hasta el fin.

El Padre, que ama a Jesús, le deja plena libertad; como Hijo, Jesús dispone de sus actos (Está en mi mano entregarla, etc.; cf. 3,35). La relación entre Jesús y el Padre no es de sumisión, sino de amor que identifica. El mandamiento del Padre no es una orden, sino un encargo; formula el designio común del Padre y Jesús, que nace de su comunión en el Espíritu (5,30). El evangelista utiliza el término “mandamiento” para oponerlo a los de la antigua Ley. Moisés recibió muchos (Éx 24,12; Dt 12,28, etc.), Jesús uno solo, el del amor hasta el extremo, el mismo que será propuesto a la humanidad (12,49; 13,34).

Y este pastor modelo -que es Jesús-, es también según Pedro en el libro de los Hechos, «la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular» de la comunidad.

Queremos añadir una «nota crítica» para evitar un peligro que puede conllevar el comentario de la primera lectura de hoy. Es a respecto del famoso versículo Hch 4,12: «No hay bajo el cielo otro nombre que podamos invocar para ser salvos». Será una tentación fácil, para las personas de mentalidad más conservadora, enrumbar su reflexión o su homilía como el comentario a esa fórmula tan altisonante y absoluta. Probablemente no caerán en el exclusivismo eclesiocéntrico («fuera de la Iglesia no hay salvación»), pero tal vez caerán en el exclusivismo cristocéntrico («fuera de Cristo no hay salvación»), aunque sea por vía inclusiva («todos, aunque no lo sepan siquiera, se salvan por Cristo»). Es el mensaje de muchos fundamentalistas cristianos: «¡Sólo Jesús salval! ¡No hay salvación fuera de Jesús!». Tal fundamentalismo estaría justificado «literalmente» desde la misma Palabra de Dios…

J.A.T. Robinson (Truth is Two-eyed, The Westminster Press, Filadelfia 1979, 105) piensa que la interpretación exclusivista del texto (Hch 4,12) es engañosa. «Lo cierto -dice- es que el término ‘salvarse’ (y ‘salvación’) es el mismo que se usa tres versículos antes (4,9) al hablar del ‘enfermo’ que ha sido ‘curado’. El contexto no es el de la comparación de las religiones, sino el del carácter curativo de la fe. El problema es ‘con qué poder’ el cojo ha logrado ‘curarse completamente’ (3,16). ¿Ha sido por algún poder innato, por la piedad de los apóstoles (3,12) o ‘en nombre de Jesús’, que es quien suscita la fe (3,16)?». Ésas son las alternativas que el texto tiene en mente, el contexto del que no se puede sacar la frase. La conclusión es que el versículo en cuestión no puede tomarse como base para justificar el exclusivismo religioso universal (frente a todas las religiones). El lenguaje que allí se está utilizando es un lenguaje «confesional» hacia Cristo y su acción sanadora, y no se le puede hacer decir nada respecto a la no validez de las otras religiones del mundo, en las que ni de lejos podía pensar la comunidad.

Así como «sería monstruoso seguir dando por válido hoy día el axioma «extra Ecclesiam nulla salus»» (Torres Queiruga, El diálogo de Religiones, pág. 7), hay que plantearse igualmente la superación de las fórmulas cristológicamente exclusivistas (que normalmente llamamos inclusivistas). «Ya no cabe hablar sin matices o reservas de simple «cristocentrismo». Frases como «no existe conocimiento de Dios sino en Jesucristo», pueden tener sentido en un lenguaje interno, de naturaleza inmediatamente «confesante»(18); pero, en rigor, deben ser desterradas, no sólo por ser psicológicamente ofensivas para los demás, sino por ser objetivamente falsas, pues implican la negación de toda verdad en las demás religiones, incluido el AT. El centro último y decisivo para todos -como, por lo demás, sucedía para el mismo Jesús- radica en Dios». (Torres Queiruga, Cristianismo y religiones: inreligionación y cristianismo asimétrico, «Sal Terrae» 997[enero 1997]3-19; RELaT 241: servicioskoinonia.org/relat/241.htm). Mucho cuidado pues con los fervores exclusivistas cristocéntricos, dignos de mejor causa. Leer más…

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“Dios más allá de unidad y dualidad”, por José Arregi

Miércoles, 14 de marzo de 2018
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dibzddlwaauhr1eLeído en su blog:

No quiero renunciar a la palabra ‘Dios’ para decir el Misterio más hondo de todo lo real, aunque entiendo muy bien a quienes renuncian a ella por ser tan equívoca, la más equívoca de todo el diccionario. Tanto, que si alguien me pregunta: ‘¿Tú crees en Dios?’, no le respondo ni que sí ni que no, sino que depende de lo que entienda por ‘Dios’. Y lo hago por respeto al Misterio, que habita, sí, en la palabra, pero abriéndola al Infinito más allá de los significados de todas las palabras.

El ‘Dios’ que imaginas, ciertamente no existe. Aun cuando asientas al dogma de su existencia y afirmes que es el Creador del mundo y único y trino a la vez, puedes estar seguro: ese ‘Dios’ en quien piensas no existe. No digo que Dios no sea, sino que el ‘Dios’ de tu mente no existe. Lo dijo San Agustín: “Si comprendes, no es Dios”. El ‘Dios’ en quien piensas es siempre un objeto creado por tu mente.

Y si alguien me pregunta: ‘¿Dios es personal?’, le vuelvo a preguntar: ‘¿Qué significa personal para ti?’. Si ‘personal’ expresa la singularidad de cada individuo, lo que a cada uno le hace único y distinto de todo otro individuo de su especie o de otra, entonces ciertamente Dios no es personal. Si personal significa relación de alteridad hecha de amores y desamores, de heridas y perdones, de emociones positivas y negativas, predilecciones y rechazos propios del ego humano, Dios no es personal. Dios no es una persona en relación con otras personas. Es el Misterio de la Relación. Es compasión universal. No es el Tú de un yo, ni el Yo de un tú. Es Amor creador. Es respiro. Es Alma de todo.

Dios no es Alguien. No es un sujeto contrapuesto a un objeto, algo, ni a un sujeto, alguien. Dios no es un ente entre otros entes, ni el Ente Primero, causa exterior de este mundo. Si Dios fuera Alguien, se opondría a otro alguien o a otro algo, no sería la Realidad Absoluta. Pero Dios no se suma con nada, ni se contrapone a nada, ni se cuenta dentro ni fuera de ninguna serie. Dios no se añade ni se resta a nada. Es sin número ni género. ES.

Por eso escribió el joven teólogo Bonhöffer en una cárcel nazi donde fue ahorcado en 1945: “Un Dios que hay no lo hay”. Otros grandes teólogos de su época, tales como Tillich y Robinson, enseñaron lo mismo. Desgraciadamente, su camino no fue seguido por la teología, ni protestante ni católica.

Aquellos pioneros entendieron y asumieron el diagnóstico de Nietzsche, quien se había limitado a tomar nota de la muerte no del Misterio, sino del ‘Dios’ arcaico de la moral y del dogma. Aquellos teólogos declararon el fin no de Dios, sino del viejo teísmo nacido hace 5.000 años en la imaginación y en los panteones indoeuropeos y semitas. Revisaron a fondo todo el sistema religioso tradicional, y quisieron expresar su aliento liberador originario en los nuevos paradigmas espirituales, científicos y políticos. La evolución del cristianismo y de las demás religiones en Europa y en el mundo hubiese sido seguramente muy distinta, si las propuestas conceptuales y prácticas de aquellos profetas de los años 50 del siglo pasado hubieran sido adoptadas y secundadas. Pero las iglesias y las religiones se aferraron al ’Dios’ del pasado, y cerraron su futuro.

No hay, pues, ‘Dios’ como hay un sofá en el salón o una prímula o flor de San José en la orilla sombreada del camino o unos ánades reales nadando en el río. Dios no es ninguna forma, aunque no es sino en las formas. Es el Fondo y el Origen permanente de toda forma. No es nada de lo que ‘hay’, sino el Todo de cuanto es. Así lo vieron desde muy antiguo los místicos y místicas de las distintas filosofías y sabidurías, religiosas o no. Dios no es ‘otro’ de nada, ni de ti, ni de mí, ni de la prímula del camino. Dios no es Lo Otro de nada, es ‘Lo no-Otro’, escribió en el siglo XV el teólogo, filósofo y místico, además de cardenal, Nicolás de Cusa. Dios y yo no somos dos. Dios y mundo no son dos. No hay dualidad.

Claro que no-dualidad –cuidado con el malentendido– no significa unidad. Así pues, Dios y mundo tampoco son uno. Dios no es la parte de un todo ni la suma de todas las partes, sino el Todo presente en cada parte. No es un ente, sino el Ser de todo ente, el fuego creador que arde en lo profundo de todos los seres, más allá de la forma, del uno y del dos, que pertenecen a lo que se puede contar. Invócalo si quieres como Tú, pero trasciende esa imagen, trasciéndete en ti, en todo.

Una poderosa corriente espiritual de la no-dualidad, tan antigua y universal como la mística, tanto religiosa como no religiosa, recorre hoy el mundo, y creo que es su única salvación contra la imposición violenta de una única forma global y contra la lucha fratricida de las diversas particularidades. La espiritualidad de la no-dualidad también la única salvación de las tradiciones religiosas, llamadas a liberarse de sus creencias y de sus dioses hechos a imagen humana, y poder así seguir inspirando una praxis liberadora y la comunión de todos los vivientes.

La ciencia nos brinda un conocimiento dual de las partes del Todo por su método basado en el análisis, la medida y la verificación. Necesitamos la ciencia, al servicio del bienestar común. Pero necesitamos aun más la mirada o la conciencia espiritual expandida que nos permite admirar, amar y encarnar en la vida el Misterio más hondo de todos los seres, más íntimo y Real que toda identidad y diferencia.

Ese Misterio o Dios es lo que somos y es nuestra vocación. Es el Bien Común verdadero de todos los seres. Solo nos salvaremos si lo sabemos y si buscamos darle forma política, hacia un Horizonte que trasciende todas las formas.

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Una activista trans es tiroteada y arrojada a un montón de basura en un parque en Puerto España (Trinidad y Tobago)

Lunes, 11 de diciembre de 2017
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i5vqzdiqp0Sasha Alister Patterson, una activista trans de 28 años, ha sido asesinada a tiros y abandonada en el parque Nelson Mandela de Puerto España, capital de la república caribeña de Trinidad y Tobago. Con la muerte de Patterson, las víctimas por violencia en el archipiélago trinitario en los últimos días alcanzan la veintena. El activista Jason Jones ha explicado que “cuando presenté mi caso por primera vez, hice algunos cursos de capacitación sobre el VIH con personas de la comunidad. Sasha estaba tratando de desarrollar programas para la comunidad trans en Trinidad y Tobago. Ella fue una persona clave en la difusión de mensajes de sexo seguro”. El colectivo LGTB en este país es víctima de una fuerte represión por parte de las autoridades y de la propia sociedad. De hecho, no existen leyes que protejan el reconocimiento de la libre identidad de género y las relaciones entre personas del mismo sexo son ilegales, con penas que pueden alcanzar los 25 años.

Aunque la policía detenía a dos hombres tras el asesinato en Puerto España de la activista Sasha Alister Patterson, todavía no se ha confirmado su supuesta relación o responsabilidad en los hechos. Según la versión de los agentes, la joven de 28 años (natural de Tobago) estaba en el parque Nelson Mandela cuando unos hombres se le acercaron y le dispararon varias veces. Posteriormente, la arrojaron a una pila de basura y la abandonaron (desconocemos si en ese momento Patterson seguía con vida).

En declaraciones a medios locales (que, por otra parte, no respetan su auténtica identidad femenina), vecinos del entorno en el que se produjo el crimen han asegurado que “escucharon varias explosiones fuertes”. También “observaron un vehículo de motor Suzuki a toda velocidad”. Pocos más datos se han hecho públicos sobre este lamentable y trágico suceso. En cualquier caso, el asesinato de Patterson ha golpeado al activismo LGTB de Trinidad y Tobago. La joven era una activista por los derechos de las personas trans y estaba implicada en la prevención del VIH.

Colin Robinson, presidente de Coalition Advocacy for Inclusion of Sexual Orientation, ha responsabilizado a los “horribles” reportajes de los medios y los comentarios de las redes sociales sobre el asesinato de Patterson por agregar más violencia hacia la comunidad. Anderson Bridgelal, un activista LGTB con el que compartió su lucha la víctima, añade que Patterson “fue mucho más valiente de lo que me atrevo a aventurar”.

En la misma línea, el activista Jason Jones también ha expresado su lamento por la pérdida de Sasha Alister Patterson: “es una gran pérdida. Era una persona genuinamente encantadora, lo siento profundamente por toda la comunidad”. Jones vive en el exilio, pero tendrá que viajar a Trinidad y Tobago el próximo año para seguir enfrentándose a las leyes LGTBfóbicas del país en los tribunales. Respecto a este punto, está financiando los costes, los viajes y las demandas a través del ‘crowdfunding’. No obstante, ya ha recibido más de 50 amenazas de muerte (que no puede tomarse a la ligera, después del asesinato de su mejor amigo frente a su casa).

Jones dice que se encuentra “muy asustado” tras el asesinato de Patterson: “tanto como hablar sobre los riesgos y las dificultades en un país donde somos criminalizados”. Y añade que “esto ha marcado un tono oscuro a medida que entramos en el caso en enero, lo que hace que mi seguridad sea aún más un problema”.

El mismo activista denuncia que en los viajes que realiza a Trinidad y Tobago carece protección y debido a la persecución y violencia que está padeciendo la comunidad LGTB, ni siquiera se reunirá con sus amigos por temor a ponerlos en el punto de mira de extremistas LGTBfóbicos: “no quiero ser un objetivo que los ponga en riesgo”.

Fuente Dosmanzanas

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La Iglesia Episcopal Escocesa, “castigada” por oficiar matrimonios entre personas del mismo sexo

Viernes, 6 de octubre de 2017
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scottish-episcopal-church-signEl Arzobispo de Canterbury supervisará personalmente el “castigo” impuesto a su rama escocesa por su adhesión a las uniones entre personas del mismo sexo.

La Iglesia Anglicana sancionó el martes a su rama escocesa, la Iglesia Episcopal de Escocia, por haber reconocido el matrimonio igualitario y celebrado ese sacramento en las iglesias.

La Iglesia Episcopal de Escocia votó en junio pasado retirar de su doctrina la frase que estipula que el matrimonio es la unión “entre un hombre y una mujer”.

La rama escocesa del movimiento anglicano comenzó a celebrar bodas homosexuales este año después de que los obispos, el clero y los laicos apoyaran abrumadoramente el cambio. Desde entonces, se han celebrado varios matrimonios homosexuales en iglesias de Edimburgo o Glasgow, y en la provincia de Morray, en el norte de Escocia.

Sin embargo, la Iglesia Anglicana ha acordado aplicar un castigo a la iglesia por la decisión, ya que afirman que estos matrimonios no están en línea con las enseñanzas anglicanas.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, confirmó en una reunión de dirigentes anglicanos en Canterbury, al sureste de Inglaterra, que los obispos anglicanos aplicaron las mismas sanciones a la rama escocesa que a la Iglesia Episcopal de EEUU el año pasado y que pasan, entre otras cosas, por vetos a su inclusión en organismos institucionales o por su exclusión de procesos de tomas de decisiones.

“El obispo Mark Strange, primado de la Iglesia Episcopal de Escocia anunció en su presentación inicial que esperaba que pasara eso y que lo aceptaba. Me correspondía decidir sanciones y eso es lo que se hará, como hice en 2016”, explicó Justin Welby.

Mark Strange había anticipado que iba a recibir sanciones por la nueva doctrina sobre el matrimonio, pese a haber integrado una cláusula de conciencia para permitir que los sacerdotes en desacuerdo pudieran abstenerse de celebrar bodas.

Reconozco que esta decisión haya podido provocar furia o dolor en la comunidad anglicana“, declaró Strange, que agregó que buscaría “reconstruir la relación” entre la Iglesia Anglicana y su rama escocesa.

La cuestión del matrimonio igualitario de la ordenación de personas homosexuales desgarra desde hace años a la Iglesia Anglicana (85 millones de fieles), entre las ramas más liberales de EEUU o Reino Unido y las conservadoras, mayoritarias en Kenia o Nigeria.

Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTB

La aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones inmovilistas que sigue manteniendo, por ejemplo, la Iglesia católica.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

Un avance al que hace ahora un año se sumaba también la Iglesia anglicana de Canadá, que pocos meses después elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos (Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana).

En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en los últimos años ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que sin embargo no acaba de producirse.

¿Y las otras iglesias de Escocia?

La que es iglesia principal del país, la Iglesia de Escocia (una iglesia presbiteriana que carece de obispos y que no pertenece al ámbito anglicano) también ha iniciado su correspondiente camino inclusivo. En 2016, de hecho, aprobó la ordenación de pastores casados civilmente con personas del mismo sexo, una vez que una mayoría de presbiterios dieron su visto bueno. Ello no supuso la aprobación del matrimonio religioso igualitario ni obligaba a las congregaciones más conservadoras, que siguen contando con la libertad de refrendar a sus pastores, aunque no es de esperar que pase mucho tiempo antes de que dé el paso.

Lo que no se puede decir, obviamente, de la segunda iglesia de Escocia en número de fieles, la Iglesia católica (que aún así mantiene a nivel local posiciones que contrastan, por ejemplo, con las de la Iglesia católica española: hace pocos meses, por ejemplo, hacíamos referencia a la aprobación de un plan de “escuelas seguras” para alumnos LGTB en los colegios católicos escoceses).

Fuente Religión Digital/Cristianos Gays

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Evangélicos de Nashville salen del armario como abiertamente homofóbicos… y les responden

Miércoles, 6 de septiembre de 2017
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780x580-noticias-nashville-statementNashville Statement – Foto: Uso permitido

Ampliamos la noticia que adelantábamos el pasado sábado día 2:

Un grupo de líderes evangélicos publica lo que han denominado el Manifiesto de Nashville en el que manifiestan su rechazo categórico hacia el matrimonio igualitario, matizan la manera en la que se permite a las personas colectivo LGBT en su iglesia y advierten que permitir la homosexualidad y la transexualidad es pecado. La alcaldesa de Nashville y muchos otros líderes religiosos han condenado el manifiesto, resaltando los peligros de la doctrina que proponen.

El martes pasado, 29 de agosto, un grupo de más de 150 líderes evangélicos publica el Manifiesto de Nashville, en el que reiteran categórica y fehacientemente su creencia de que el matrimonio debe ser exclusivamente entre un hombre y una mujer y afirmando que Dios creó dos sexos distintos, que el acto sexual sólo debe ocurrir dentro de los límites del matrimonio heterosexual y que incluso aprobar y tolerar a personas homosexuales o transexuales es «un pecado de inmoralidad». Se trata de un manifiesto que surge de la Conferencia de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur, convocada por el Consejo de Masculinidad y Feminidad Bíblico (CBMW por sus siglas en inglés: Council on Biblical Manhood and Womanhood) el viernes anterior, 25 de agosto, en Nashville. La alcaldesa de la ciudad, Megan Barry, ha condenado el uso que del nombre de Nashville hacen los evangelistas, desmarcándose del contenido del Manifiesto, como también han hecho numerosos grupos de católicos abiertos al colectivo LGBT.

El Manifiesto de Nashville y lo que defienden sus acólitos

«AFIRMAMOS que Dios ha diseñado el matrimonio para ser un pacto, una unión sexual, procreativa y duradera entre un hombre y una mujer, como marido y esposa, y quiere significar el pacto entre Cristo y su esposa, la iglesia. NEGAMOS que Dios haya diseñado el matrimonio como una relación homosexual, polígama o poliamorosa. También negamos que el matrimonio sea un mero contrato humano y no un pacto hecho delante de Dios».

«AFIRMAMOS que las diferencias divinamente ordenadas entre el hombre y la mujer reflejan la creación y el diseño originales de Dios y están destinados al beneficio y florecimiento humano. NEGAMOS que tales diferencias sean un resultado de la Decadencia o sean una tragedia a ser superada».

«AFIRMAMOS que las personas que experimentan atracción sexual por el mismo sexo pueden tener una vida rica y fructífera agradando a Dios a través de la fe en Jesucristo, siempre que, como todos los Cristianos, caminen en la pureza de la vida. NEGAMOS que la atracción sexual para el mismo sexo sea parte de la bondad natural de la creación original de Dios, o que ponga a una persona fuera de la esperanza del evangelio».

«AFIRMAMOS que es pecaminoso aprobar la inmoralidad homosexual o la transexualidad y que esa aprobación constituye una separación esencial de la fidelidad y el testimonio cristiano. NEGAMOS que la aprobación de la inmoralidad homosexual o la transexualidad sea una cuestión de indiferencia moral sobre la cual los cristianos fieles de otro modo deberían estar de acuerdo en no estar de acuerdo», son algunas de las 14 premisas que se defienden en el Manifiesto de Nashville, todas ellas relacionadas con la sexualidad de las personas en respuesta a una realidad que denominan «cada vez más post-cristiana (…). Este espíritu secular de nuestra época representa un gran desafío para la iglesia cristiana».

«El espíritu de nuestra época no se deleita en el buen diseño de Dios de varón y hembra. En consecuencia, la confusión reina sobre algunas de las cuestiones más fundamentales de nuestra humanidad (…). El objetivo del Manifiesto de Nashville es hacer brillar una luz en la oscuridad; declarar la bondad del diseño de Dios en nuestra sexualidad y en la creación de nosotros como hombres y mujeres», declara Denny Burk, presidente del CBMW, en cuya página se han apresurado a rescatar un manuscrito similar publicado en 1987, el Manifiesto de Denvers. Entre los firmantes del Manifiesto de Nashville abundan los teólogos y pastores, así como también se puede encontrar algunos escritores ultracatólicos, como Rosaria Butterfield o Sam Alleberry, o incluso algunos de los asesores de Donald Trump, como James Robinson.

Detractores cristianos y un contraminifiesto

«Este es ciertamente otro día triste en la historia del movimiento evangélico moderno», declara Brandan Robertson, pastor cristiano y activista LGBT, responsable de una protesta ante la Conferencia de Ética y Libertad Religiosa. Alentado por la progresiva aceptación que determinados grupos religiosos han tenido hacia el colectivo LGBT, Robertson afirma que «la parte más rompedora de este manifiesto es que este documento promoverá y perpetuará una doctrina que causará daño psicológico verificable a los jóvenes LGBT cristianos en iglesias alrededor del mundo (…). Estoy seguro de que las generaciones futuras mirarán hacia atrás a esta resolución y la verán tan despreciable como las ex declaraciones de los Bautistas del Sur promueven la esclavitud y la segregación (…). Más y más cristianos líderes están dando un paso adelante para anunciar lo contrario del Manifiesto de Nashville, que las + personas LGBT están muy bien y maravillosamente creadas a la imagen diversa de nuestro Dios expansivo y les da la bienvenida al igual que nosotros en nuestro lugar en el Iglesia y en la sociedad».

En la misma línea, algunos miembros de la comunidad cristiana se han apresurado a destacar la particularidad del momento en el que se publica este documento, muy poco después de los tristes acontecimientos de Charlottesville, tildándolo de «insensible» y advirtiendo que podría causar más daño que bien al marginar todavía más a las minorías que se integran en la iglesia a pesar de su orientación sexual y su identidad de género. Los detractores del manifiesto consideran que son puntos de vista ultratradicionales despertados por el efecto de la administración Trump, que ha abierto un debate sobre quién tienen la legitimidad de hablar sobre moralidad públicamente, denunciando igualmente que son argumentos de los que se apropian los supremacistas blancos.

«Se trata de hombres blancos y heterosexuales que tratan de mantener su control sobre la iglesia y tratan de mantener su control sobre las mujeres. Ellos saben que no pueden mantener su posición en la sociedad, y por lo tanto sólo se aferran a la paja (…). Lo llaman un ‘manifiesto’. Los supremacistas blancos emiten manifiestos. Y quieren decir que esto es bíblico, pero no lo es», declara Nancy Petty, pastor de la Iglesia Baptista Pullen Memorial de Raleigh, casada con otra mujer, quien señala que es una respuesta propia de los representantes del heteropatriarcado, que se sienten amenazados a medida que más iglesias reconocen las uniones entre personas del mismo sexo y ordenan pastores gays y lesbianas.

«Si el fruto de la doctrina regularmente y consistentemente crea vergüenza, lesinoanes autoinflingido, suicidio, y corazones rotos, familias e iglesias, deberíamos escuchar», publica con ironía la escritora cristiana Jen Harmaker, advirtiendo que el manifiesto es perjudicial para los homosexuales y sus familias, añadiendo en un tuit que «Si el fruto del ‘Manifiesto de Nashville’ es sufrimiento, rechazo, vergüenza y desesperación. El momento es insensible más allá de las palabras». Mientras que el cómico Kumail Nanjiaji lo tilda de «maligno», el líder de Black Lives Matter, DeRay Mckersson asegura que «el Dios que conozco no apoya esto». Tres ciudadanos de Nashville, que consideran que el manifiesto evangelista no representa la naturaleza inclusiva de la ciudad de Nashville, no han dudado en redactar su propio manifiesto: El Manifiesto exacto de Nashville, que han subido a Internet y ya lleva más de 500 firmas.

Fuente Universogay

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La Iglesia episcopaliana de Escocia aprueba el matrimonio religioso entre personas del mismo sexo

Sábado, 10 de junio de 2017
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scottish-episcopal-church-signLa Iglesia Episcopal de Escocia aprueba celebrar matrimonios gay

Vota a favor en un Sínodo en Edimburgo

Sus autoridades se muestran “complacidas” por “acercar la Iglesia” a la sociedad

La Iglesia Episcopal escocesa se ha convertido en la primera Iglesia cristiana en Reino Unido en celebrar los matrimonios homosexuales en su interior. Este hito se ha logrado después de que el Sínodo de Edimburgo votara eliminar la restricción que limitaba los enlaces a personas de diferente sexo, según ha informado este jueves la BBC.

El Sínodo General de la Iglesia episcopaliana de Escocia ha aprobado, por una clara mayoría, la reforma de su canon para abrir el matrimonio a las parejas del mismo sexo. Se trata de la rama escocesa de la comunión anglicana, una iglesia que aunque cuenta con pocos fieles (es la tercera del país, tras la Iglesia de Escocia y la Iglesia católica) sí tiene peso simbólico. Escocia, recordemos, aprobó el matrimonio civil igualitario en febrero de 2014, en un proceso independiente al de Inglaterra y Gales.

La votación necesitó el respaldo de dos tercios de la cámara de obispos y ha dejado a la Iglesia escocesa en una posición complicada, ya que la mayor parte de la comunidad anglicana ha expresado su desacuerdo con la decisión.La modificación del canon de la Iglesia episcopaliana ha sido aprobado por mayoría de las tres cámaras que componen el Sínodo: la de los obispos (4 votos a 1, un 80% a favor), la de los clérigos (42 votos a 20, un 67,7% a favor) y la de los laicos (50 votos a 12, un 80,6% a favor).

voto-iglesia-episcopaliana-de-escocia-300x173El matrimonio entre personas del mismo sexo se legalizó en Escocia a finales de 2014 y tanto la Iglesia de Escocia como la Católica Romana se opusieron a esta medida, provocando un intenso debate. Sin embargo, la primera aprobó el pasado mes de mayo un informe para permitir a los sacerdotes celebrar este tipo de enlaces en el futuro.

De esta forma, la regulación del matrimonio en el seno de la Iglesia episcopaliana de Escocia deja de considerar el matrimonio solo como la unión de un hombre y una mujer e incluirá un reconocimiento expreso de que el matrimonio puede ser entendido de formas diversas. Eso sí, ningún sacerdote de la Iglesia episcopaliana será obligado a celebrar bodas entre personas del mismo sexo si no lo desea.

John Armes, obispo de la Iglesia Episcopal, en declaraciones al medio británico ha expresado su satisfacción porque las parejas puedan casarse en ella y así “estar bendecidas por Dios”. También se ha mostrado “complacido” por “acercar nuestra Iglesia” a esa parte de la sociedad.

De las tres iglesias principales de Escocia, la episcopaliana es sin duda la más inclusiva. Ya en 2011, con el proceso de discusión del matrimonio igualitario ya abierto en el país, el reverendo David Chillingworth, obispo de Saint Andrews, Dunkeld y Dunblane y primado de la Iglesia, se mostraba a favor. “Si tras el periodo de consultas el Gobierno de Escocia y el Parlamento creen que deben legislar esta materia, creo que están en su derecho a hacerlo”, expresaba entonces. Sobre la posibilidad de que su iglesia hiciera lo propio también dejaba claro su postura favorable, aunque respetando los correspondientes procedimientos. “Jesús no llamó a la iglesia a ser una ciudadela de ortodoxia. Él fue constantemente criticado por pasar su tiempo con personas que no se ajustaban a los patrones convencionales y que eran consideradas inaceptables por los demás”, declaró.

Finalizado el correspondiente proceso, que dio inicio en 2015, Chillingworth se ha mostrado feliz por el resultado. “Al eliminar el requisito del género de nuestro canon matrimonial, nuestra iglesia afirma que una pareja del mismo sexo no solo está casada, sino que está casada a los ojos de Dios”, ha asegurado. Chillinworth ha reconocido que esta decisión puede resultar dolorosa para una parte de la Iglesia episcopaliana, pero está convencido de que ahora comienza un “camino de reconciliación”.

Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTB

La aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones inmovilistas que sigue manteniendo, por ejemplo, la Iglesia católica.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

Un avance al que hace ahora un año se sumaba también la Iglesia anglicana de Canadá, que pocos meses después elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos (Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana).

En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en los últimos años ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que sin embargo no acaba de producirse.

¿Y las otras iglesias de Escocia?

justflagsLa que es iglesia principal del país, la Iglesia de Escocia (una iglesia presbiteriana que carece de obispos y que no pertenece al ámbito anglicano) también ha iniciado su correspondiente camino inclusivo. En 2016, de hecho, aprobó la ordenación de pastores casados civilmente con personas del mismo sexo, una vez que una mayoría de presbiterios dieron su visto bueno. Ello no supuso la aprobación del matrimonio religioso igualitario ni obligaba a las congregaciones más conservadoras, que siguen contando con la libertad de refrendar a sus pastores, aunque no es de esperar que pase mucho tiempo antes de que dé el paso.

Lo que no se puede decir, obviamente, de la segunda iglesia de Escocia en número de fieles, la Iglesia católica (que aún así mantiene a nivel local posiciones que contrastan, por ejemplo, con las de la Iglesia católica española: hace pocos meses, por ejemplo, hacíamos referencia a la aprobación de un plan de “escuelas seguras” para alumnos LGTB en los colegios católicos escoceses).

Fuente Dosmanzanas

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Kevin Roberston, reverendo abiertamente gay, con pareja y padre de dos hijos, elegido obispo de la Iglesia anglicana de Canadá

Jueves, 22 de septiembre de 2016
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kevin-robertsonNuevo paso adelante del anglicanismo en su ya largo camino hacia la plena inclusión de las personas LGTB. Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos, ha sido elegido obispo de la Iglesia anglicana de Canadá. Se trata, en nuestro conocimiento, del primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia de la comunión anglicana.

Kevin Robertson ha sido elegido uno de los tres nuevos obispos sufragáneos de la diócesis de Toronto, la mayor de la Iglesia anglicana de Canadá. Su ordenación tendrá lugar el próximo 7 de enero. La de “obispo sufragáneo” es una posición parecida a la de obispo auxiliar en la Iglesia católica: se trata de un obispo que no ocupa la cabeza de la diócesis, sino que ayuda y complementa al obispo principal. La diócesis de Toronto cuenta, de hecho, con un arzobispo (Colin Johnson) y cuatro obispos sufragáneos, tres de los cuales serán nuevos a partir de enero. Junto a Robertson han sido elegidas para ostentar esa posición dos nuevas mujeres obispas: Riscylla Walsh Shaw y Jenny Andison.

La Iglesia anglicana de Canadá, recordemos, ha aprobado el matrimonio religioso entre personas del mismo sexo este mismo año. Se trata, por cierto, de la tercera confesión religiosa del país después de la Iglesia católica, cuya oposición al matrimonio igualitario es sobradamente conocida, y de la Iglesia Unida de Canadá (United Church of Canada), que por el contrario destaca por su inclusividad (celebra desde hace años bodas entre personas del mismo sexo y tuvo al frente a un pastor abiertamente gay, Gary Paterson, entre 2012 y 2015).

Los anglicanos canadienses ascienden a más de medio millón, si nos atenemos a los miembros registrados por la propia institución, o a más de 1,6 millones, si a lo que nos referimos es al número de personas que se identifican como anglicanos en el censo.

“Estoy abrumado”

“Estoy abrumado”, ha declarado Robertson tras conocer la decisión del Sínodo de la diócesis. Ha sido elegido en segundo lugar, alcanzando la mayoría suficiente en la cuarta ronda de votaciones.

“Realmente no esperaba encontrarme en esta tesitura, pero me siento profundamente honrado. Creo que es un día histórico para nuestra iglesia. No es un secreto que soy el primer obispo abiertamente gay con pareja que elige la diócesis, y posiblemente toda la Iglesia de Canadá. Sé que para algunas personas es todo un desafío, y que para otras es la consecución de lo que han estado esperando y por lo que han rezado durante mucho tiempo. La paz y la unidad de la Iglesia es muy importante para mí, y seguiré trabajando para mantenerla como obispo”, ha añadido.

¿Un paso más hacia el anunciado cisma?

Como bien sabemos, la aceptación de la homosexualidad en la comunión anglicana es todavía desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias, si bien los avances inclusivos que ha experimentado una parte de esta rama del cristianismo distan mucho de las posiciones negacionistas y ultraconservadoras con el colectivo LGTB que siguen manteniendo las jerarquías católicas española y vaticana, con el papa Francisco a la cabeza.

La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. Más recientemente, en 2012, aprobaba la ordenación de personas transexuales. También fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. Un avance al que recientemente se sumaban sus compañeros canadienses, como ya dijimos arriba.

En el otro extremo, sin embargo, se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que ha colocado al anglicanismo al borde del cisma. Veremos si el paso dado ahora en Toronto lo precipita, o si por el contrario los anglicanos siguen manteniendo el cada vez más inestable equilibrio.

Para todos aquellos que comprendáis el inglés y estéis interesados, insertamos a continuación una entrevista a Kevin Robertson realizada el pasado julio, en la que el entonces candidato a obispo desgranaba su pensamiento. Solo un detalle, para terminar. La cita bíblica favorita del nuevo obispo: “En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor” (Primera Epístola de Juan, 4,18)…

Fuente Dosmanzanas

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Dios judío, cristiano, musulmán…. Un Dios migrante

Sábado, 16 de julio de 2016
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

Ayer comenté la experiencia de las migraciones, antiguas y nuevas, con ocasión del próximo Congreso de Aveiro, apelando de un modo especial a la Biblia.

Hoy quiero retomar ese motivo desde Dios a quien presento como Dios Migrante, no sólo porque camina con los hombres, sino porque él mismo es camino, en las tres grandes versiones del monoteísmo profético (dejo a un lado las religiones de Oriente)

La experiencia israelita de Dios (¡Yo soy!, Soy el que soy), está en la base de gran parte de las interpretaciones posteriores de Dios, como indican las reflexiones que ahora siguen. Por un lado, Dios no es judío, ni cristiano, ni musulmán: Es el que Es. Por otro lado, es Dios de los judíos, cristianos y musulmanes (y de todos los hombres).

imagewsPues bien, ese Dios israelita que dice “soy el que soy”, como si no caminara se ha vuelto caminante en nuestra historia… de manera que podemos afirmar que somos una migración de Dios. Se esa forma, su nombre se ha vuelto, como en el Éxodo de Egipto: Yo soy el que camino con vosotros.

El yo más profundo de los emigrantes que somos, eso es Dios, y así quiero contar con brevedad su historia en estas reflexiones, que se inscriben dentro del diálogo y discusión que vengo manteniendo en este blog sobre el tema de las migraciones, desde una perspectiva cristiana… que quisiera ser europea, aunque ya no está tan claro si Europa quiere ser un lugar de migraciones abierto al encuentro de los pueblos


Punto de partida.

Para los judíos, Yahvé (Soy el que Soy)se ha hecho Nombre de misterio, de manera que no lo pronuncian. Los gnósticos antiguos y modernos se sienten molestos con Yahvé, no aceptan su presencia liberadora, su opción por los pobres: prefieren un Dios de interioridad, separado de la historia, sin comprometido de justicia.

La filosofía ilustrada intepretó el ¡Yo soy! como ontología: expresión del Ser Supremo o de la Idea Fundante (de la mente que se dice a sí misma), separando así a Yahvé de nuestra historia de liberación humana. Los cristianos afirman que el Nombre de Yahvé se ha expresado plenamente, como misterio de liberación, por medio de Jesús, viniendo a presentarse al fin como Padre… Los musulmanes identifican al “Yo soy el que Soy” con Allah, de quien hablé con cierta extensión en un post anterior, que ha sido enriquecido por muchos participantes y en especial por Disidente y Fernando.

Las interpretaciones de esta palabra originaria (Yahvé: Yo-Soy) han sido y siguen siendo diferentes, definiendo de algún modo las más hondas visiones de Dios en occidente. Destacaremos las más importantes, para fijarnos al final en la cristiana. Evidentemente, ofrecemos una visión muy general del tema, que debería matizarse con muchísimo cuidado.

1. Judaísmo

Los judíos han destacado el valor de este Nombre, condensando en Yahvé su experiencia de misterio. Por un lado, han seguido vinculándolo al pueblo, como dice el Shema (Escucha, Israel, Yahvé, tu Dios es un Dios único….: Dt 6, 4-9), retomado por el doble mandamiento de Mc 12, 28-34 par.. Por otro, lo han sacralizado, de tal forma que procuran no escribirlo ya ni pronunciarlo, en signo de respeto religioso. Yahvé [D”S, G’’D, YHWH] es Dios en sí, en su absoluta plenitud y lejanía, separándolo así de su pueblo.

De esa manera, al separar el Nombre de Dios y dejarlo fuera de la “circulación” social y religiosa, los judíos posteriores han tenido que buscarle “sustitutos”. Por eso han dicho y siguen diciendo en su lugar palabras más o menos equivalentes (pero nunca iguales) como Adonai, Kyrios, Dominus o Señor (the Lord) y, sobre todo, Ha-Shem (El Nombre). Así expresan de algún modo la grandeza de Dios, pero sin expresarla. Estas palabras ya no actúan como “nombres” (no expresan lo que es Dios), sino como adjetivos que evocan de algún modo su grandeza. Los judíos han optado por divinizar de algún modo el Nombre (Yahvé), dejándolo así, distinto, separado, como expresión de absoluta transcendencia.

Como guardianes de la Lejanía divina, testigos de la separación inefable de su Dios, han querido mantenerse a lo largo de los siglos los judíos. Este es su tesoro, esta su grandeza: ellos conocen un Nombre que no puede pronunciarse, pero que les hace distintos y ricos sobre el mundo. Las traducciones cristianas de la Biblia han seguido la costumbre judía poniendo (y algunas lo hacen todavía) Señor o su equivalente allí donde la Biblia Hebrea dice Yahvé. Es buena esta reserva, si ayuda a descubrir y explicitar mejor el contenido misterioso del Dios personal de la historia israelita, pero quizá nos impide recordar que Yahvé es ante todo un Nombre propio de redención, signo de la presencia liberadora de Dios entre los humanos, como ha vuelto a descubrirlo el evangelio.

2. Gnosis

Los gnósticos (quizá de origen judío y cristiano) de los siglos II y III d. de C. han invertido esa visión del judaísmo, interpretando el nombre de Yahvé no como señal del más alto misterio, sino como expresión de un “dios opresor”, que mantiene a los humanos sometidos. Así tienden a identificar este Nombre con el principio divino del error y el egoísmo, es decir, con un Dios falso: Yahvé, Dios del AntiguoTestamento, sería en el fondo un demonio (=Satanás); sólo el Padre de Jesús o un Dios puramente espiritual es para ellos verdadero.

Por eso, allí donde en la Escritura israelita (Ex 3, 14) el Dios Yahvé proclama Yo soy (o sus equivalentes), algunos textos gnósticos hacen que se escuche la voz del “Verdadero Dios” (superior y contrario al Dios israelita) que le responde ¡Te equivocas, Samael, Dios ciego! . Así llaman a Yahvé con nombres despectivos, como Dios de vergüenza (Samaél), Dios ciego de lucha y egoísmo, Yavaot, Yaldabaot, Yaot, o salvador material que sólo se ocupa de las cosas externas, incapaz de iluminar a los humanos, ofreciéndoles una experiencia espiritual de superación del mundo. En esa línea, podemos añadir que la crítica del Dios israelita constituye el principio de todo antisemitismo religioso. Conforme a la visión de esta Gnosis el Dos judío sería seria egoísta, estaría vinculado sólo a un pueblo, como fuerza irracional que mata con violencia a los contrarios: a los egipcios en el Mar Rojo, a los cananeos en Palestina. Los gnósticos entienden el ¡Yo soy! de Jahvé en la línea de ¡Nosotros, los judíos, somos! como pueblo separado de los otros). Por eso, frente al ¡Yo soy! judío, materialistra y tribal, quieren situar el Absoluto de la divinidad universal.

Conforme a la visión gnóstica carece de sentido la encarnación cristiana: Dios no podría intorducirse de verdad en este mundo. Precisamente para defendere la encarnación han aceptado los cristianos el Antiguo Testamento, entendiendo el ¡Yo soy! de Dios no en forma egoísta, sino liberadora. De todas formas, debemos recordar con todos los auténticos judíos y cristianos que el ¡Yo soy! no puede interpretarse en la línea de una autoridad arrogante y egoísta, como expresión de un Señor que se afirma a sí mismo en contra (a costa) de los otros. Al contrario, nosotros sabemos que el Yahvé israelita sólo dice Yo soy para afirmar Yo estaré con vosotros, os libraré devuestras opresones. (“Sobre el origen del mundo” en J. M. Robinson (ed.), The Nag Hammadi Library in English, Brill, Leiden 1977, II, 5, 103, 5-19. Para lectura ulterior: F. García Bazán, Gnosis.La esencia del dualismo antiguo, Castañeda, Buenos Aires 1978; H. Ch. Puech, En torno a la Gnosis I-II, Taurus, Madrid 1982).

3. Islam. Religiones monoteístas

Los musulmanes han evitado en general la hondura del “Yo soy”, afirmando que Dios se ha expresado para siempre por Mahoma, de manera sencilla y segura, para todos los humanos, sin distinción de razas o culturas. El mensaje teológico ha sido siempre el mismo, desde Moisés hasta Jesús, pero los receptores no han sabido conservarlo limpio, lo han mezclado con palabras que no vienen de Dios, lo han adulterado. Por eso ha sido necesaria la profecía de Mahoma, como hemos puesto de relieve en otro post.:

La piedad no estriba en que volváis vuestro rostro
hacia el Oiente o hacia el Occidente (=rezar mirando a Jerusalén o la Meca)
-sino en crer en Dios y en el ültimo día,
-en los ángeles, en la Escritura y en los profetas,
-en dar de la hacienda, por mucho amor que se le tenga,
a los parientes, huérfanos, necesitados, viajeros, mendigos y esclavos,
en hacer la azalá (oración) y el azaque (=la limosna)… (Corán 2, 177).

Estos son los pilares de la fe musulmana. En ella quedan incluidas las Escrituras (las antiguas están contenidas en el único Corán, manifestación suprema de la Suprema Verdad de Dios) y los profetas (enviados de Dios, tal como culminan en el mismo Mahoma), con los ángeles que son signo del misterio. De esa forma, los musulmanes universalizan y simplifican de algún modo la confesión de fe judía o Sahadá, diciendo: La ilaha illa Allah: no hay más dios que Allah, no hay más divinidad que el Divino.

En esa línea, el Islam se encuentra cerca del judaísmo. No hay en el Islam teología intradivina: no puede haber especulación sobre Dios, pues Él sigue siendo un misterio; ha revelado su Libro/Palabra en el Corán, pero su esencia sigue estando escondida, de tal forma que resulta imposible decir que Jesucristo es su “Hijo”, como afirman los cristianos. Para el Islam la esencia de Dios sigue siendo misteriosa, incognoscible. Lógicamente, judíos y musulmanes se sienten vinculados en su teología más profunda, tanto en la visión del Dios trascendente (no trinitario), como en la visión de su revelación (por la ley de Moisés, por la profecía de Mahoma). Esta vinculación es tan honda que algunos llegan a sostener que judaísmo e Islam son variantes de una misma religión de fondo: afirman unos que el Islam es herejía (simplificadora, universalizadora) del judaísmo; añaden otros que el judaísmo es una herejía (concretización nacional) del Islam eterno. Pero los judíos siguen manteniendo en el fondo de su experiencia y recuerdo el “Yo soy” de Yahvé en la montaña sagrada, como secreto de libertad, mientras los musulmanes apelan al conjunto del Corán, evitan ese misterio del Nombre secreto, limitándose a decir que “no hay más dios que Allah”.

Esta Sahada o confesión de fe musulmana, proclamada desde todos los almuédanos y repetida sin cesar por los creyentes, resume la fe musulmana. Ella sola basta para expresar la sumisión religiosa y expresar que un hombre (o mujer) es musulmán. Dios ya no tiene un nombre especial (como el Yahvé de los israelitas), ni aparece vinculado de forma intradivina (trinitaria) a su mesías o revelador (como el Padre de Jesús para los cristianos). Pero debemos añadir que, siendo transcendente, Dios habla (revela su Corán/Libro eterno) a su profeta o enviado que es Mahoma. Esto es confesar la fe para un musulmán: someterse a Dios y aceptar su manifestación por medio de Mahoma

Es normal que judíos y musulmanes rechacen la encarnación de Dios en Jesús, viendo en ella una especie de recaída en el politeísmo pagano. Lógicamente, ellos rechazan también la Trinidad: piensan que Dios se ha revelado, pero no ha penetrado de verdad en el mundo, no se ha identificado con la persona y obra de Jesús de Nazaret. En ese sentido, Judíos y musulmanes parecen más humildes: piensan que Dios está arriba y que nunca podemos conocerle del todo. Por el contrario, los cristianos se atreven a definir a Dios como Padre de Jesús (Trinidad), arriesgándose a penetrar en su misterio, afirmando que en el origen y base de todo está el amor del Padre al Hijo en el Espíritu.

4. Filosofía

La filosofía occidental, fundada en la experiencia griega del Ser (vinculando así helenismo y judaísmo) ha interpretado el ¡Yo soy! (Soy el que Soy) israelita en perspectiva de trascendencia (Dios separado) y plenitud ontológica (el ser divino es lo absoluto). De esa forma, el Nombre de Dios pierde su referencia salvadora (su raíz israelita, su vinculación a Moisés) y viene a convertirse en expresión de la Realidad en sí, de eso que pudiéramos llamar la identidad ontológica.

Lógicamente, Yahvé deja de ser el Nombre propio de aquel con quien debemos dialogar de un modo personal, presencia liberadora, y viene a interpretarse como Ser en sí (=Aseidad ontologica). Al presentarse como Yahvé, Soy el que soy, Dios se vuelve Ser Supremo, Esencia pura y plena, el primero y más alto de todos los Conceptos. Decir Yahvé es decir Divinidad, como puede verse en San Anselmo: es el Ser más alto, la más perfecta realidad que puede ser pensada.

Gran parte de la crítica moderna anti-teísta ha combatido al Dios de la filosofía, que aparece como Gran Ser (ontología original) y/o como Concepto Supremo (idea perfecta). Este es el Dios separado de la historia (no es salvador), impasible (no sufre con el sufrimiento de su pueblo), autosuficiente (no se vincula a los humanos). Contra ese Dios en sí (Yo soy ontológico o ideológico), contra ese Señor autosuficiente donde que se vinculan (e identifican) un tipo de Ser del pensamiento griego y un Yo soy israelita vaciado de su fuerza salvadora, se dirige gran parte de la crítica religiosa de la modernidad.

Gnosis antigua y filosofía moderna se vinculan de algún modo: ambas vacían al Dios israelita (a su Yo soy) de la experiencia y fuerza de la historia. La gnosis criticaba a Yahvé porque no acepta su revelación en la historia y porque quiere elaborar una visión religiosa partiendo de una sabiduría intimita, propia de los iniciados sabios. La filosofía moderna ha rechazado a Yahvé porque ha querido vincular a Dios con el Ser de su pensamiento y de sus obras (con el Todo del Mundo) o con el propio pensamiento, olvidando también el sufrimiento de los pobres.

Pues bien, en contra de eso, después de treinta siglos de dolor y esperanza, judíos y cristianos (unidos en esto y separados de los musulmanes) seguimos vinculados a la experiencia israelita de Yahvé, a quien vemos como Dios liberador. Yahvé no es para nosotros un simple signo de identidad ontológica o interioridad sagrada, sino el Nombre personal de aquel que se revela (despliega su presencia) liberando a los pobres y oprimidos de la tierra. No es alguien que se impone desde arriba, exigiendo sumisión (como parece buscar el Islam), sino Aquel que nos quiere y por querernos dice Yo soy, es decir, Estoy con vosotros en medio del camino de la vida. Sobre esta base seguimos vinculados judíos y cristianos, aunque luego interpretemos a Yahvé en perspectivas diferentes, como indicaremos en todo lo que sigue ((No podemos entrar en la gran polémica entre Dios judío y Dios filosófico. Siguen siendo significativos en este campo trabajos como los de H. Mühlen, El concepto de Dios, en Varios, Trinidad ¿mito o misterio?, Sec.Trinitario, Salamanca 1973, 153-179; E. Jüngel, Dios como misterio del mundo, Sígueme, Salamanca 1985.))

5. Cristianismo

Los cristianos interpretamos a Yahvé como presencia salvadora (liberadora) que se compromete en favor de todos los hebreos oprimidos. Seguimos, por eso, en la línea de la Biblia Israelita. Pero damos un paso más y añadimos que el mismo Yahvé, Nombre supremo del Dios liberador, se identifica con el Padre de Nuestro Señor. Jesucristo. Por eso, en un sentido, los cristianos seguimos vinculados a la revelación del Sinaí: nos situamos con Moisés ante la Zarza Ardiente, escuchamos su palabra de liberación, nos comprometemos a seguir su camino. Pero pensamos que eso resulta al fin insuficiente. Leer más…

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John Shelby Spong: “Sólo el 16% del Nuevo testamento fue pronunciado realmente por Jesús”

Viernes, 24 de junio de 2016
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54627_N_22-10-12-12-56-46John Shelby Spong, obispo de la Iglesia Episcopaliana de Estados Unidos, no le tiene miedo al progreso. A sus 81 años recibe en Londres la entrevista de ABC a través de Skype. Se encuentra en Europa para impartir conferencias en varios países, entre otros España. Sus «dudas» sobre los dogmas establecidos, –religiosa, social y politicamente–, le han conferido una imagen de «revolucionario» en su país natal, donde esta rama de la iglesia anglicana tiene cerca de dos millones de seguidores. Sus ideas también le han valido muchas críticas desde sectores más conservadores, que no comparten su postura.

Fiel defensor de los derechos civiles en los Estados Unidos, lleva décadas «combatiendo el seguimiento a pies juntillas de la Biblia». De ella dice que es «un libro que crece y que cambia», y que por tanto no puede entenderse como algo estático. Sus teorías, y con ellas la de la mayoría de sus colegas obispos, han desembocado en una lucha por los derechos de todos los seres humanos en igualdad y bendice el matrimonio entre homosexuales.

Pregunta.- Es usted miembro del «Seminario de Jesús», una reunión de 250 estudiosos de todo el mundo sobre la Biblia y el Nuevo Testamento. Además, participa en las investigaciones actuales sobre el Jesús histórico. ¿Cuál es su aportación en este terreno?

– El «Seminario de Jesús» intenta determinar cuánto del Nuevo Testamento puede ser definido como literalmente cierto, cuántos de los dichos de Jesús fueron dichos realmente por Él. Jesús vivió entre el año 4 antes de Cristo y el año 30 de nuestra era, y el primer evangelio no fue escrito hasta el año 72, así que tenemos 42 años entre la crucifixión y la narración escrita de la historia de Jesús. Durante ese periodo de tiempo fue traducido del arameo –que es la lengua que Jesús solía usar en su conversación– y del griego, que es una lengua que ellos no hablaban. Así que no está escrito por testigos oculares, sino por la segunda generación de cristianos, que contaban la historia a la gente una y otra vez y pasó mucho tiempo antes de que lo recogieran por escrito. Es muy difícil determinar qué es lo que Jesús dijo literalmente o lo que realmente hizo. Son intentos de interpretar la vida de Jesús. Hay que leer la Biblia de un modo diferente, sin interpretaciones literales. Se puede ser cristiano sin interpretar las escrituras al pie de la letra.

P.- Propone todo un cambio en el sistema religioso establecido.

– Las interpretaciones de Jesús no pueden ser entendidas como fotografías de Jesús, no son grabaciones de Jesús. Una de las cosas que ha hecho el «Seminario de Jesús» es estudiar cada palabra que se le atribuye en el Nuevo Testamento. La conclusión del estudio, que duró 15 años, fue que sólo un 16% de las palabras atribuidas a Jesús fueron realmente pronunciadas por Él, y que el 84% restante eran interpretaciones de la Iglesia. No me puedo imaginar ni por un momento a Jesús diciendo «Yo soy la verdad» o «El que coma mi carne nunca tendrá hambre». No creo que eso fuera lo que Jesús dijo, pero es lo que la gente resumía de su experiencia con Jesús. Así que creo que tenemos un gran trabajo por delante para educar a la gente sobre lo que es la Biblia y también sobre lo que no es.

P.- Como obispo de la Iglesia Episcopaliana ha participado usted repetidas veces en las Conferencias Lambeth que cada 10 años celebra su Iglesia. ¿En qué consisten estas conferencias?

– Se reúnen obispos de todas las partes del mundo para tratar temas que están siendo discutidos globalmente. En 1988 el tema principal fue si las mujeres podían ser sacerdotes. La conclusión a la que se llegó fue que si las mujeres deseaban dar ese paso y ordenarse sacerdotes, estaba bien. En 1998, el debate se centró en el colectivo homosexual y se les terminó por dar la bienvenida y recepción a la vida en la Iglesia.

P.- ¿Y fue un debate fácil?

– Fue una de las peores conferencias, probablemente la peor a la que yo he asistido. Naciones como Estados Unidos, Escocia en particular y quizá Nueva Zelanda, tomaron liderazgo y nos empujaron a un trato más apropiado hacia los homosexuales. Sin embargo, países del tercer mundo de África, de Latinoamérica o del Sudeste de Asia fueron tremendamente negativos hacia el tema homosexual. Esto no significa que toda África comparta esta posición. De hecho, un gran obispo anglicano defendió acaloradamente a los homosexuales y les dio una abierta bienvenida a la vida en la Iglesia, pero hubo también obispos que se oponían.

P.- Algunos homosexuales aprovecharon esa «bienvenida» para entrar en el obispado estadounidense.

– A día de hoy tenemos dos obispos declaradamente gays en Estados Unidos, que han sido elegidos por sus iglesias, y son tremendamente apreciados en sus respectivas comunidades, uno en New Hampshire y el otro en Los Ángeles. Cuando yo me retiré como obispo de Newark teníamos 35 gays y lesbianas sirviendo en la vida de mi diócesis y 31 viviendo abiertamente con sus parejas. Debo decir que eran magníficos sacerdotes y nunca tuve la más mínima queja sobre el comportamiento de mis clérigos gays o lesbianas, ni sexual ni de otro tipo.

P.- Es un paso muy importante para el colectivo homosexual.

– Sí. La Iglesia de Estados Unidos está creciendo en una manera mucho más abierta. Nuestro Presidente Obama ha apoyado el matrimonio homosexual, nuestro Vicepresidente también, el partido Democrático lo mismo, y éste ha sido uno de los puntos tratados en la última campaña a las elecciones. Los Estados Unidos ya no discriminan a las personas gays y lesbianas en las Fuerzas Armadas y eso fue un compromiso de la administración Obama. Uno de nuestros senadores conservadores dijo en una ocasión que no le importaba la inclinación sexual de los soldados siempre y cuando supieran disparar. Es ahí a donde hemos llegado como nación. Sobre este tema se ha evolucionado enormemente, pero en algunas partes del sur, de donde yo provengo, las personas son mucho más conservadoras que en el área de Nueva York, que es donde vivo.

P.- ¿También se ha evolucionado en la cuestión racial?

– Creo que podemos decir lo mismo sobre las razas. Si echamos la vista atrás vemos que en el siglo XIX hubo obispos cristianos que apoyaban abiertamente la esclavitud, y se apoyaban en la Biblia para defenderla. Más tarde, cuando la Guerra Civil acabó con la esclavitud e instauramos un sistema odioso llamado segregación, tuvimos obispos cristianos apoyando la segregación enarbolando para ello la Biblia. Nos enseñaron que los homosexuales eran enfermos mentales o depravados morales, y que la Biblia lo probaba. Nos enseñaron que la mujer era por naturaleza inferior al hombre, y que la Biblia lo probaba. Finalmente, en el siglo XX también nos apoyamos en la Biblia para deshacernos de todo eso.

P.- ¿Tanto se ha avanzado en la igualdad de sexos?

– La revolución femenina nos ha ayudado a ver a las mujeres como seres humanos completos. En Estados Unidos casi tuvimos una mujer Presidente en 2008, Hilary Clinton, y fue una competidora realmente dura para el Presidente Obama. Ya no queda sino reconocer que todos los seres humanos han sido creados a imagen de Dios, cada ser humano es amado por Dios en la persona de Jesús y que cada ser humano está llamado a ser todo lo que pueda ser.

P.- Entonces la frase «es un trabajo de hombres» le chirriará al oído…

– Soy padre de 4 hijas, y no quiero que nadie las discrimine, no quiero que nadie pueda decir a mis hijas que no pueden ser presidentas de Estados Unidos, o arzobispos de Canterbury o Papa sólo porque hayan nacido mujer. Quiero que tengan el derecho de hacer lo que sean capaces de hacer. Veo puertas abiertas a las mujeres en mi país que estuvieron cerradas para mi madre. Y no quiero que nadie diga a mis hijos o a mis nietos que ellos no van a ser capaces de ser algo. No veo ninguna razón para ignorar los esquemas del pasado, lo que debemos hacer es condenarlos. Muy a menudo no es un orgullo como cristianos ver el trato que se ha dado a las mujeres, a los gays y lesbianas, a la gente de color, etc. Hemos tratado a un montón de seres humanos de un modo muy negativo a lo largo de la historia del cristianismo. Eso no es compatible con la llamada de Jesús a amar a tu prójimo como a ti mismo, que Él mismo definió como el resumen de toda su palabra.

P.- Usted se sitúa en la línea de pensamiento del obispo J.A.T. Robinson, que causó impacto en los años 60 y 70 con libros como «Honest to God». ¿Qué puede decir al respecto?

– John Robinson ha sido mi amigo y mentor y he estudiado en detalle su vida. He intentado continuar con algunas de las cosas que él empezó. John Robinson no es un obispo radical, era sólo un obispo que intentaba cambiar el conocimiento contemporáneo que tenemos de la Biblia. No conozco ningún estudioso moderno que piense todavía que el evangelio de Mateo fuera escrito por Mateo, o que el evangelio de Lucas fuera escrito por Lucas, o el de Juan escrito por Juan, sino que lo fueron por comunidades que lo hicieron en lenguajes que jamás habló Jesús, y que intentan representar su conocimiento de Jesús. Esto es muy diferente a pensar que son hechos literales. John Robinson es uno de mis héroes.

P.- ¿Entonces no hay que seguir los preceptos de la Biblia a pies juntillas?

– La Biblia es un libro que crece y que cambia. Si miras a las partes más antiguas de la Biblia, Dios no parece amar a nadie más que a los judíos: abre el mar Rojo y ahoga a todos los egipcios. Sin embargo, el Nuevo Testamento dice que debes amar a tus enemigos y que debes bendecir a los que te persiguen. La Biblia es un libro cambiante y que crece, y es hora de que invitemos a nuestra gente a entender esta Biblia. La Biblia no está hecha al dictado de Dios, y esto para el fundamentalismo es un punto crítico.

P.- ¿Aprueba el uso del preservativo?

– La verdad es que no me suelen preguntar mucho sobre este tema… Creo que la única manera de proteger a las mujeres de daños biológicos es permitir que puedan llevar a cabo una planificación familiar de un modo apropiado, así que apoyo la libertad reproductiva para ellas.

P.- Hablar de libertad reproductiva, ¿incluye el aborto?

– Hablar del aborto es más delicado. Si se hiciera una planificación familiar efectiva, el aborto se reduciría automáticamente. Cuando yo era obispo de Newark, en el centro de Newark, que era una ciudad muy pobre y con un alto porcentaje de gente de color, las niñas eran carne de cañón para los abortos. Era muy fácil que se quedaran embarazadas. Por un lado, tenemos la vida de una niña embarazada de 14 ó 15 años, y por otro la de un feto que aún no ha nacido. Es una decisión que afecta a una vida, pero yo no estoy de acuerdo con el tratamiento de todos los abortos como algo malvado. Creo que el aborto debe ser seguro, legal y lo menos frecuente posible. Las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres para decidir sobre su vida, así que cualquier ley que las discrimine es equivocada. Si echamos un vistazo a Europa, los países que más ensalzan la figura de las mujeres vírgenes son los que más las discriminan. Es sólo en el norte de Europa donde ese simbolismo religioso ha quedado superado, y las mujeres han conseguido igualdad. La Iglesia tiene que empezar a cuidar su imagen y plantearse algunas cuestiones sobre si la Virgen María debe ser un icono para todas las mujeres o si es un icono impuesto por los hombres a las mujeres. Es uno de los grandes debates que tendríamos que afrontar.

Aurora Vasco

ABC (Extracto de una entrevista realizada en 22/10/2012)

Vía Fe Adulta

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La Iglesia episcopaliana, “castigada” por sus compañeros anglicanos por aprobar el matrimonio igualitario responde.

Jueves, 21 de enero de 2016
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the_episcopal_church_welcomes_youLa Iglesia episcopaliana de Estados Unidos ha sido sancionada por los primados de la Comunión Anglicana, a la que no podrá representar en organismos internacionales. El motivo: su posición inclusiva en materia LGTB, especialmente en lo referido al matrimonio.

En la reciente reunión de primados de la Comunión Anglicana se ha producido una decisión que no por esperada deja de ser lamentable: la Iglesia episcopaliana de Estados Unidos ha sido sancionada por su inclusividad con las personas LGTB. En particular, se le reprocha la reciente modificación de su su canon matrimonial para incluir a las parejas del mismo sexo. Aunque los episcopalianos ya admitían la bendición de estas parejas, quedaban todavía excluidas del matrimonio religioso propiamente dicho. La decisión fue la culminación natural de un proceso inclusivo iniciado años antes, pero sin duda la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos —que consideró inconstitucional la prohibición del matrimonio civil igualitario— actuó como catalizador. Los episcopalianos fueron así la segunda confesión cristiana mainstream en aprobar el matrimonio religioso igualitario en pocos meses: en marzo de 2015 había hecho lo propio la Iglesia presbiteriana.

Un paso que ha supuesto que a la Iglesia episcopaliana se le aplique una sanción, consistente en que sus miembros no podrán ser elegidos para representar a la comunión anglicana en organismos internacionales. En palabras del comunicado oficial que hace pública la decisión: “Los desarrollos recientes en la Iglesia episcopal en relación a su canon matrimonial representan un apartarse de la fe y enseñanza mantenidas por la mayoría de nuestras provincias sobre la doctrina del matrimonio (…) Es nuestro deseo unánime caminar juntos. Sin embargo, dada la seriedad de estos asuntos, reconocemos formalmente esta distancia requiriendo que, por un periodo de tres años, la Iglesia episcopal no siga representándonos en organismos ecuménicos e interreligiosos. No deberá ser designada para comisiones permanentes internas; además, mientras participe en los órganos internos de la Comunión Anglicana, no tomarán parte en la toma de decisiones o en cualquier asunto relativo a doctrina o políticas”.

La Iglesia episcopaliana ha reaccionado con extrema elegancia, manifestando su pesar y su esperanza en el futuro. Así lo ha declarado su primado, Michael Curry:

“No es este el resultado que esperábamos. Y siendo verdad que estamos decepcionados, es importante recordar que la Comunión Anglicana no es en realidad una cuestión de estructura y organización. La Comunión Anglicana es una red de relaciones construida en asociaciones para la misión. Son relaciones fundadas en una fe común. Relaciones entre diócesis, de parroquia a parroquia a través del mundo (…) Es este un tiempo decepcionante para muchos. Y habrá dolor en el corazón de muchos. Pero es importante recordar que seguimos siendo parte de la Comunión Anglicana (…) Y la verdad es que puede que sea parte de nuestra vocación el ayudar a la Comunión, y a muchos otros, a crecer en una dirección donde podamos darnos cuenta y vivir el amor que Dios tiene por nosotros; de tal manera que un día podamos ser una Iglesia y Comunión donde todos los hijos e hijas de Dios sean plenamente bienvenidos”.

Otra de las reacciones que tiene interés es la reflexión de Brandan Robertson, cristiano evangélico abiertamente gay. “Creo que los primados anglicanos que están pidiendo la separación de la Iglesia episcopal por su postura en las relaciones entre personas del mismo sexo están actuando por miedo e ignorancia porque nunca se han sentado de verdad en la misma mesa —ni tampoco han caminado a su lado— con ningún discípulo LGTBQ+ de Jesús. Es fácil demonizar desde la distancia. Es fácil declarar ‘herético’ cuando nunca has andando en los zapatos de tu ‘otro’ ni has hecho experiencia de Dios a través de sus zapatos. Esos Primados —y en realidad todos los que se oponen enérgicamente a los LGTBQ+ cristianos— deben seguir el imperativo bíblico y conocer algunos fieles seguidores de Jesús que son LGTBQ+. Necesitan hacer experiencia de vida a través de sus ojos. Necesitan ver cuánto puede honrar a Dios nuestro ‘estilo de vida’. Porque mientras no lo hagan, lo único que harán será aferrarse a una teología desencarnada; y nada es más peligroso, destructivo y letal”, ha escrito Robertson.

Un conflicto que viene de atrás

Esta decisión no es más que es el último capítulo de un largo enfrentamiento entre dos grandes grupos. Por un lado están las iglesias del “sur global” (Global South), sobre todo del África anglófona, en particular Nigeria y Uganda. Por el otro, las iglesias de Estados Unidos y, en menor medida, Canadá. Las segundas han dado pasos decisivos hacia la inclusión mientras que las otras participan de la LGTBfobia extendida en sus países.

El conflicto se retrotrae varios años atrás. La primera fecha significativa puede situarse en 1998. Fue en la Conferencia de Lambeth (reunión de obispos de la Comunión Anglicana que tiene lugar cada diez años). Entonces se aprobó una resolución de condena de las relaciones homosexuales por “contrarias a la Escritura“. Se enfrentaban ya a la Iglesia episcopaliana, que llevaba años avanzando en la inclusión. No en vano, en 1988 el conocido obispo John Shelby Spong, de la diócesis de Newark (Nueva Jersey) hizo publicar Living in Sin?, donde planteaba ya la bendición de parejas del mismo sexo (hay traducción al español a cargo de la Asociación Marcel Légaut, con el título ¿Vivir en pecado?).

Esta resolución de la Conferencia de Lambeth no frenó a la iglesia episcopaliana. Y en 2003 se llegó a un punto de inflexión. Fue con la elección como obispo de New Hampshire de Gene Robinson, abiertamente gay y entonces con pareja (se divorció años después). Se conminó entonces a la Iglesia episcopaliana a no seguir ordenando obispos LGTB. Esta orden la cumplió un tiempo hasta que decidió proseguir su camino de inclusividad, eligiendo a Mary D.Glaspoool como obispa auxiliar de Los Angeles.

Durante este tiempo, además, esta iglesia ha ido posicionándose cada vez más claramente a favor del matrimonio igualitario. Un signo elocuente fue hacer tañer las campanas de la Catedral Nacional de Washington cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos derogó la sección tercera de la DOMA (Defense of Marriage Act), sentencia que está en la base de la que un tiempo después extendió el matrimonio igualitario a todo el país. El último paso ha sido la reforma del canon para aprobar el matrimonio religioso.

En cada uno de estos pasos, ha habido amenazas de cisma, nunca formalizadas. No en vano, numerosas iglesias opuestas a la inclusión han ido enfriando o rompiendo lazos con la iglesia episcopaliana. Ahora algunos ven el cisma más cercano. Sin embargo, conviene tener claro que, estrictamente, no hay cisma en esta sanción: como bien dice el primado de la Iglesia episcopaliana, esta sigue siendo parte de la Comunión Anglicana. No obstante, no deja de llamar la atención que el primado de toda la Comunión, el arzobispo de Canterbury Justin Welby (un cargo más bien honorífico, en modo alguno equivalente al papa de Roma) haya asegurado que un cisma “no sería un drama”, palabras que pueden ser muy reveladoras.

De momento, lo más significativo a nuestro juicio es que la Iglesia episcopaliana sigue firme en su camino hacia la plena inclusión. Afirman ciertamente el deseo de seguir en la Comunión, pero dejan clara su apuesta. Más aún, consideran que su misión incluye ayudar a otros a ver la necesidad de tal inclusión. De una manera análoga a la Iglesia Evangélica Española (amenazada también, en su caso de expulsión del Consejo Evangélico de Madrid), parece que las iglesias inclusivas están viendo claro que no deben echarse atrás por el rechazo de otras.

Fuente Dosmanzanas

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Los primados anglicanos tratan de evitar el cisma por las personas homosexuales

Martes, 12 de enero de 2016
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121108-justin-welby-801a.photoblog600Justin Welby, Arzobispo de Canterbury

Se encuentran desde el lunes en Londres

La ecología y los abusos a menores, en la agenda

En estas horas está viviendo un momento muy encendido el mundo anglicano: a partir del próximo lunes estarán en Londres los 38 primados de las Iglesias que pertenecen a la Comunión anglicana en el mundo para reunirse en asamblea, la primera convocada por Justin Welby desde que en 2013 se convirtió en el arzobispo de Canterbury.

La cita es extraordinaria: la Asamblea de los primados es un organismo que fue instituido a finales de los años setenta por el entonces arzobispo de Canterbury Donald Coggan. En teoría debería reunirse cada tres años, pero la última fue en enero de 2011 en Dublín y, en realidad, ese encuentro fue “a medias”, porque participaron solo 23 de las 38 provincias anglicanas. Fue una señal evidente de la fractura que se creó a mediados de la primera década de este siglo, después de que la Iglesia episcopal de los Estados Unidos y la anglicana de Canadá decidieran proceder con las ordenación de un obispo declaradamente homosexual y con la bendición de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Las que no participaron en la Asamblea convocada en 2011 por el entonces arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, fueron principalmente las Iglesias del llamado Global South, el sur del mundo, en donde se concentra en la actualidad la mayor parte de los 85 millones de fieles que conforman la Comunidad anglicana. Desde 2008, estas Iglesias se organizaron en un organismo oficial propio, la Gafcon (Global Anglican Future Conference), a la que se sumaron los primados de Kenya, Nigeria, Uganda, Sudán del Sur, el Congo, Ruanda, el de la provincia anglicana de Sudamérica y la Anglican Church of North America, en la que confluyen las comunidades anglicanas de los Estados Unidos y de Canadá que ya no se reconocen en las dos denominaciones locales oficiales.

Screen-shot-2014-09-24-at-6.01.03-PMConvocar a una nueva Asamblea de los primados ha sido todo un desafío para Justin Welby: antes de hacerlo visitó una por una todas las Iglesias que conforman la Comunidad anglicana y durante el verano del año pasado se aseguró de que cada uno de los primados participaran en el encuentro. Además hizo un gesto que ha causado algunos malestares en el ala liberal del mundo anglicano: invitó también a Foley Beach, el arzobispo de la Anglican Church of North America, que se sumó a la Gafcon, a pesar de que no fuera la provincia que forma parte de la Comunidad anglicana.

«La diferencia entre nuestras sociedades y culturas, además de la velocidad del cambio cultural en gran parte del hemisferio norte del mundo, nos lleva a la tentación de dividirnos como cristianos –escribió Welby en septiembre, al convocar oficialmente la Asamblea-, en cambio, el mandamiento de la Escritura, la oración de Jesús, la tradición de la Iglesia y nuestra misma comprensión teológica nos llama a la unidad. En la familia anglicana del siglo XXI deber hacer espacio para un desacuerdo profundo, y también para una crítica recíproca, pero permaneciendo fieles, juntos, a la revelación de Jesucristo».

Como se sabe, el papel del arzobispo de Canterbury es el de un “primero entre pares dentro de las Iglesias anglicanas. «No tenemos un Papa anglicano -escribió el mismo Welby en el texto de septiembre. Nuestra autoridad como Iglesia es difusa y se basa, al final, en la Escritura, rectamente interpretada. A la luz de esto, espero que nos encontremos bajo la guía del Espíritu Santo y busquemos una vía que nos permita concentrarnos en el servicio y en el amor recíproco, y, sobre todo, en el anuncio de la buena noticia de Jesucristo».

5698354-3x2-940x627A pesar del resultado obtenido, con la adhesión de todos los primados, la Asamblea se presenta como un encuentro difícil. Y se incorpora en esa dialéctica más general del universo cristiano, entre el norte y el sur, en relación con temas como la secularización y la ética sexual: una polarización que surgió también en la Iglesia católica durante el Sínodo sobre la familia.

El primado de Uganda, Stanley Ntagali, líder de una de las Iglesias anglicanas africanas más grandes, escribió en estos días una carta a sus fieles para explicarles que participará en «un encuentro» porque fue invitado por el arzobispo de Canterbury; pero todavía su Iglesia, como las demás que integran la Gafcon, no se considera en comunión con la Iglesia episcopal de los Estados Unidos ni con la Iglesia anglicana de Canadá. También añadió que permanecerá en Londres solamente «si el primer argumento de discusión en la Asamblea de los primados es el restablecimiento del orden divino en la Comunión anglicana». De lo contrario, indicó, «obedeceré lo establecido por nuestra Asamblea provincial y abandonaré el encuentro». Por su parte, el primado de la Iglesia episcopal de los Estados Unidos se limitó a decir: «Nos reuniremos para rezar, confrontarnos y apoyarnos recíprocamente en nuestro ministerio».

El arzobispo Welby quisiera evitar que la discusión se polarice otra vez por la cuestión de la homosexualidad. Por ello también invitó a hablar en la Asamblea al católico Jean Vanier, canadiense fundador de la comunidad de L’Arche y que desde hace décadas está comprometido en la acogida y en la valorización de las personas con discapacidades y de los más débiles en las comunidades cristianas. «Debemos reconocer que tendremos que afrontar algunas cuestiones muy difíciles dentro de la vida de la Comunión anglicana -dijo el arzobispo de Canterbury en un nuevo mensaje en el que invitó a los fieles a rezar por el éxito de la Asamblea-, pero hay también otras muchas, terriblemente difíciles, que tocan a toda la Iglesia de Cristo y al mundo entero». Palabras que en el comunicado oficial que difundió el sitio del evento van acompañadas por una anotación de procedimiento importante: «La agenda será establecida según el acuerdo común de todos los primados. Es probable que incluya la violencia provocada por motivos religiosos, la protección de los niños y de los adultos vulnerables, el medio ambiente y la sexualidad».

Episcopalianos: los más inclusivos entre los anglicanos

the_episcopal_church_welcomes_youLa Iglesia Episcopal de Estados Unidos anunció el pasado julio de 2015 su aprobación de las ceremonias matrimoniales entre personas del mismo sexo, pocos días después de que la Suprema Corte de Justicia legalizara la práctica en todo el país.

Muy importante decisión de la Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de la confesión anglicana, que resolvió modificar su canon matrimonial para incluir a las parejas del mismo sexo. Aunque los episcopalianos ya admitían la bendición de parejas del mismo sexo, estas quedaban todavía excluidas del matrimonio religioso propiamente dicho. La decisión es la la culminación natural de un proceso inclusivo ya iniciado hace años, pero sin duda la reciente sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que había considerado inconstitucional la prohibición del matrimonio civil igualitario, actuó como catalizador. Los episcopalianos son la segunda confesión cristiana mainstream que aprueba el matrimonio religioso igualitario en pocos meses: en marzo hizo lo propio la Iglesia presbiteriana.

“Como lo permite la ley, los canónigos permitirán de ahora en más el casamiento en el seno de la iglesia a TODAS las parejas, anunció la Iglesia Episcopal en su cuenta de Twitter, mientras celebraba su convención general en Utah. Sin embargo, la Iglesia Episcopal no obligará a los clérigos que tengan objeciones oficiar las ceremonias, indicó.

La Iglesia Episcopal es una rama de la Comunión Anglicana, que tiene más de 80 millones de miembros, con iglesias en todo el mundo.

Esta misma semana recogíamos algunas de las reacciones más significativas que desde el ámbito religioso se han producido a la sentencia del Supremo. La aprobación del matrimonio religioso entre personas del mismo sexo por parte de la Iglesia episcopaliana puede considerarse una más, aunque en este caso el debate ya se había iniciado mucho antes. La decisión adoptada finalmente es fruto de un compromiso entre los sectores progresistas y conservadores. Estos últimos, al asumir que la batalla estaba perdida, han conseguido al menos que los clérigos que quiera negarse a celebrar estos matrimonios puedan hacerlo sin ser sancionados por ello. Este compromiso ha permitido que la reforma haya sido aprobada por amplísima mayoría de los obispos reunidos en la 78ª Convención General episcopaliana, celebrada esta semana en Salt Lake City (Utah): 173 obispos a favor y solo 27 en contra.

La modificación del canon matrimonial episcopaliano sigue, por cierto, el modelo de leyes de matrimonio igualitario como la española: no crea una institución jurídica paralela y equivalente, ni añade ninguna referencia expresa a las parejas del mismo sexo. Se limita a actualizar los requisitos necesarios para contraer matrimonio, eliminando el que los contrayentes tengan que ser obligatoriamente “un hombre y una mujer” y refiriéndose simplemente a “la pareja”. Así es como queda el canon:

Canon 18: De la Celebración y Bendición del Matrimonio

Sec. 1. Todo Clérigo de esta Iglesia se regirá por las leyes del Estado sobre la creación del estado civil del matrimonio, así como por estos cánones sobre la solemnización del matrimonio. Los Clérigos pueden solemnizar un matrimonio por medio de cualquiera de las formas litúrgicas autorizadas por esta Iglesia.

Sec. 2. La pareja deberá notificar al Clérigo su intención de contraer matrimonio por lo menos con treinta días de anticipación a la solemnización. Siempre que una de las partes sea miembro de la Congregación del Clérigo, o ambas partes puedan proporcionar pruebas satisfactorias de la necesidad de acortar el lapso, se podrá omitir este requisito por causa justificada; en cuyo caso el Clérigo informará de inmediato de su acción por escrito al Obispo.

Sec. 3. Antes de la solemnización, el Clérigo determinará:

(a) que ambas partes tienen el derecho a contraer matrimonio de acuerdo con las leyes del Estado y consienten hacerlo libremente, sin fraude, coerción, error en cuanto a la identidad del cónyuge, ni reservas mentales; y

(b) que por lo menos uno de los contrayentes esté bautizado; y

(c) que ambas partes han sido instruidas por parte del Clérigo, o de una persona que el Clérigo conozca como competente y responsable, con respecto a la naturaleza, propósito y significado, así como los derechos, deberes y obligaciones del matrimonio.

Sec. 4. Antes de la solemnización, las partes deberán firmar la siguiente Declaración de Intención:

Somos conscientes de la enseñanza de la iglesia de que el propósito de Dios para nuestro matrimonio es para nuestro gozo mutuo, para la ayuda y la comodidad que nos brindaremos mutuamente tanto en la prosperidad como en la adversidad, y, cuando sea la voluntad de Dios, para el don y el patrimonio de los hijos y su formación en el conocimiento y el amor de Dios. También entendemos que nuestro matrimonio debe ser incondicional, mutuo, exclusivo, fiel y para toda la vida y nos comprometemos a empeñaros por aceptar estos presentes y cumplir estos deberes, con la ayuda de Dios y el apoyo de nuestra comunidad.

Sec. 5. Al menos dos testigos estarán presentes en la solemnización y, junto con el Clérigo y los contrayentes, firmarán el registro de la solemnización correspondiente; dicho registro deberá incluir la fecha y el lugar de la solemnización, nombres de los testigos, de los contrayentes y sus padres, la edad de los contrayentes, su condición religiosa y su(s) domicilio(s).

Sec. 6. Un obispo o presbítero puede bendecir un matrimonio civil usando cualquiera de las formas litúrgicas autorizadas por esta Iglesia.

Sec. 7. Todo clérigo de esta Iglesia podrá negarse, a su discreción, a solemnizar o bendecir cualquier un matrimonio. Sea resuelto además

Que este canon surta efecto en el primer domingo de Adviento de 2015.

La Iglesia episcopaliana cuenta con unos dos millones de bautizados, aunque su influencia social y cultural ha sido tradicionalmente superior a la que por su número de fieles se podría pensar que tiene. Episcopaliana es por ejemplo la Catedral Nacional de Washington, también conocida como la “casa nacional de oración”, imponente templo neogótico y símbolo religioso de primer orden, donde se han celebrado por ejemplo los funerales de estado de presidentes como Dwight Eisenhower o Ronald Reagan.

Ya antes de esta decisión la Iglesia episcopaliana una de las más inclusivas de entre las grandes confesiones cristianas. En 2003 hacía historia ordenando obispo a Gene Robinson, abiertamente gay. Y en 2009 rompía con la moratoria autoimpuesta varios años antes y decidía volver a ordenar obispos y obispas abiertamente homosexuales, así como bendecir a las parejas del mismo sexo. Más recientemente, en el verano de 2012, aprobaba la ordenación de personas transexuales.

En enero de 2013, la mencionada Catedral Nacional de Washington anunciaba que acogería ceremonias de matrimonio entre personas del mismo sexo. Y como un ejemplo más de esa afinidad con los derechos LGTB, en junio de 2013 sus campanas repicaban para celebrar la derogación por parte del Tribunal Supremo de la sección tercera de la DOMA, la norma que prohibía a la administración federal estadounidense reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo (una decisión que allanó definitivamente el camino para que dos años después el Supremo se pronunciase de forma definitiva contra la prohibición del matrimonio igualitario).

De lo que caben pocas dudas es de que la aprobación del matrimonio igualitario por los episcopalianos reavivará las tensiones y amenazas de ruptura formal de la comunión anglicana, cuyas iglesias mantienen posturas absolutamente contrapuestas en materia LGTB: de la inclusividad episcopaliana a la homofobia sin reservas de las iglesias anglicanas de África, pasando por las posiciones “equidistantes” de la Iglesia de Inglaterra, cada vez más difíciles de mantener.

Matrimonio igualitario e iglesias cristianas

La aprobación del matrimonio igualitario por los episcopalianos supuso, sin duda, un empujón fundamental para todos aquellos que buscan conciliar su fe religiosa con su vivencia como personas LGTB. Se trata, no olvidemos, de la segunda iglesia cristiana importante que da este paso en los Estados Unidos, tras los presbiterianos. Ya no se trata de iglesias minoritarias (como la inclusiva Iglesia Unida de Cristo o algunas corrientes cuáqueras, que a imitación de sus correligionarios del Reino Unido ya celebraban bodas entre personas del mismo sexo) sino de confesiones con millones de fieles y una larga historia.

Que se unen además a otras importantes iglesias cristianas fuera de Estados Unidos, como la Iglesia Luterana de Suecia (que aprobó ya en 2009 el matrimonio religioso entre personas del mismo sexo) o la Iglesia Luterana de Dinamarca (que lo permite desde 2012).

(Religión Digital/Dosmanzanas/Agencias)

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