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Nancy Cárdenas, líder del movimiento lésbico mexicano

Sábado, 22 de junio de 2019
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Nancy-Cárdenas-696x383 Foto: Ulisex

Esta es la historia de Nancy Cárdenas, la mujer que se convirtió en la líder del movimiento lésbico, gay y feminista en México.

Directora de teatro, escritora, poeta, locutora, cineasta y doctora en Letras. ¿Qué más podía ser Nancy Cárdenas, una mujer cuya convicción le ayudó a romper los esquemas tradicionales de la familia? Ser la activista pionera del movimiento feminista y lésbico en México. Calificada como «valiente y arriesgada» por su entrañable amigo, el escritor Carlos Monsiváis, Cárdenas se convertiría en un ícono del movimiento LGBT+ en unas décadas muy difíciles para la comunidad.

Aunque la homosexualidad nunca ha sido condenada en nuestro país, los homosexuales (término que anteriormente englobaba a todos los LGBT+) sufrían de represión y discriminación. La sociedad altamente conservadora, fiel seguidora de las enseñanzas religiosas, mantenía a nuestra comunidad alejada de todos los ámbitos públicos. Sin embargo, esto no fue impedimento para que Nancy luchara por los derechos de la mujer y de los LGBT+.

 Sus verdaderas pasiones

Originaria de Parras, Coahuila, desde pequeña Cárdenas tuvo la convicción de dedicarse al teatro y al cine. Por ello decidió trasladarse a Ciudad de México para estudiar un doctorado en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Además, estudió artes escénicas en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, y en la ciudad de Lodz, Polonia.

Nancy-Cárdenas-2 Foto: DocPlayer

Dichos conocimientos le permitieron realizar varias puestas en escena en México. Y muchas de ellas fueron polémicas para la época. Por ejemplo, la primera obra de teatro gay que se montó en nuestro país: Los chicos de la banda, de Mart Croweley. Y la primera obra en México que abordaba el tema del VIH y ek sida: SIDA… así es la vida, de William Hoffmann. Además, Nancy realizó la obra El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas, la cual le valió el Premio de la Asociación de Críticos de Teatro.

A la par de los montajes, Nancy también trabajó en conjunto con Carlos Monsiváis para realizar el documental México de mis amores, en 1979. Este trata acerca de los 80 años del cine mexicano y sus principales exponentes a nivel mundial. Asimismo, participó junto a Monsiváis en el programa El cine y la crítica, de Radio UNAM.

 Nancy Cárdenas, líder del movimiento estudiantil

De acuerdo con Monsiváis en su carta a Nancy, desde las manifestaciones estudiantiles de la década de los 50, Cárdenas se convirtió en una líder indiscutible. Posición que fue reafirmada durante los movimientos de 1968, cuando fue una de las principales activistas de la Asamblea de Intelectuales y Artistas en apoyo del Movimiento Estudiantil.

Aquel fatídico 2 de octubre, Cárdenas estaba en compañía de sus amigos Beatriz Bueno y Luis Prieto en la Plaza de las Tres Culturas, cuando inició la masacre de universitarios. «Milagrosamente», según Monsiváis, los tres asistentes salieron con vida de la tragedia.

«Fue la única vez que te sentí deprimida a fondo, sin recursos emocionales, sin otra preocupación que la suerte de los amigos desaparecidos».

Un ícono LGBT+

Debido a su temperamento y la opresión que vivía la comunidad LGBT+, Nancy decidió salir del clóset con su círculo más allegado. Además, inició un grupo para discutir la liberación gay, convirtiéndose en el primer grupo que exigía el reconocimiento de los derechos LGBT+ en el país.

En 1973, mientras hablaba sobre prácticas homofóbicas de los psicoanalistas y los psiquiatras durante una entrevista en el noticiero 24 Horas de Televisa, conducido por Jacobo Zabludovsky, Nancy dio a conocer su verdadera orientación: era lesbiana. Cárdenas hizo historia al convertirse en la primera persona en salir del clóset en televisión abierta y sin miedo a las represalias.

Al día siguiente de la entrevista se reunió con Carlos Monsiváis en un restaurante de la Zona Rosa, en la capital mexicana. Él esperaba una serie de amenazas y agresiones por parte de los transeúntes. Pero para su sorpresa, la mayoría de las personas se acercaba para felicitarla y expresarle su apoyo. Un mesero se acercó a decirle: «Le agradezco a nombre de todos». Sin embargo, el gobierno se empeñó en presentarla como «enemiga de México» por sus ideas liberales.

Nancy-Cárdenas-3-1024x655Carlos Monsiváis también luchó por los derechos LGBT+ en compañía de Nancy Cárdenas. / Foto: 80 grados

Pronto, Nancy fundó el Frente de Liberación Homosexual. Durante la conmemoración de la masacre de Tlatelolco, Cárdenas encabezó la primera manifestación del Orgullo en la ciudad. Aunque el contingente era pequeño, fue suficiente para despertar el ánimo de la comunidad LGBT+ para exigir los derechos y respeto que se merecía.

Hablando se entiende la gente

En 1975, durante el Congreso por el Año Internacional de la Mujer en el Centro Médico de la Ciudad de México, Cárdenas participó en la única mesa dedicada al lesbianismo. En esta participaron expertas de Inglaterra, Estados Unidos y Francia. A su salida del inmueble, un grupo de mujeres «de aspecto popular» —según Monsiváis— increpó a Nancy, gritándole: «¡Fuera, Nancy Cárdenas, de México! ¡Mueran las lesbianas! ¡Por un México limpio de la perversión!». Lejos de sentirse atacada, Nancy se aproximó al contingente y les dijo:

«A ver, mis chulas, ¿qué les pasa? ¿Ya me conocían? ¿Verdad que no? ¿Y qué tienen contra mí? ¿Les he hecho algo? ¿Verdad que no? Vamos a conversar porque yo soy de las que creen que hablando se entiende la gente. Qué gusto conocerlas».

Nancy-Cárdenas-4

Miembros de la comunidad LGBT+ exigiendo sus derechos. / Foto: Twitter (@gobmx)

Las mujeres no supieron qué responderle, por lo que inmediatamente bajaron las pancartas con mensajes de odio y se apartaron. No obstante, no dejaron de mostrar su desprecio hacia Nancy, la mujer que luchaba por los derechos femeninos y de la comunidad LGBT+.

Nancy Cárdenas padecía cáncer de mama, enfermedad que terminó con su vida el 23 de marzo de 1994. Un día que quedó marcado por la muerte de una de las mujeres más sobresalientes del último siglo.

Fuente SoyHomosensual

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Universidad La Salle cancela evento sobre “ideología de género” y contra “falsos derechos”

Jueves, 20 de junio de 2019
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110619-la-salleBien por la Universidad:

Luego de que en las redes sociales se hiciera viral el evento titulado “Deconstruyendo el feminismo y la ideología de género”, el cual la Universidad La Salle en Ciudad de México planeaba realizar en sus instalaciones, la institución anunció por medio de un comunicado que anunciar la cancelación de dicho evento ante las críticas.

La conferencia, que sería dictada por Agustín Laje y Nicolás Márquez, tenía por meta abordar el supuesto “peligro de los falsos derechos”, términos utilizados para descalificar los movimientos de la diversidad sexual y del feminismo.

El evento es impulsado por la organización Consejo Mexicano de la Familia y sería llevado a cabo a10:00 horas en la Sala de Juicios Orales de la Facultad de Derecho del plantel de La Salle. La venta de los boletos se realizó a través de Ticketmaster y tenían un costo de 100 pesos.

“(La universidad) es un espacio educativo plural, diverso y abierto al intercambio de ideas, posturas e ideologías, siempre a favor de la generación de conocimiento. Nuestra filosofía está centrada en la persona como eje fundamental, por lo que se manifiesta en contra de cualquier tipo de discriminación o violencia”, señaló la institución en un comunicado.

Asimismo, aclaró que la universidad no organizó el evento ni convocó a estudiantes al mismo. Al enfatizar que las actividades realizadas por organizaciones ajenas a la escuela no representan la postura de la universidad, pues puntualizó que “las ideas y opiniones vertidas son responsabilidad del particular que contrata un espacio a través del servicio de renta de infraestructura”.

Cabe destacar que la decisión de cancelar el evento se hizo solo después de múltiples denuncias de activistas y estudiantes sobre el uso de la universidad para realizar actos que reproducen discursos de odio. La cancelación también llegó después de que la institución recibiera un documento proveniente del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México.

“Este tipo de mensajes fomentan la persistencia de prácticas discriminatorias en contra de personas que, se cree, transgreden las normas socialmente aceptadas del género y del sexo”, señaló COPRED en su texto.

Además agregó: “Si bien es cierto que la libertad de expresión es un derecho humano reconocido en nuestra Constitución y en los tratados internacionales ratificados por México… tiene como límite el respeto de otros derechos humanos como la igualdad y la no discriminación”.

Agustín Laje y Nicolás Márquez son autores de Libro Negro de la Nueva Izquierda, un texto en el que muestran su oposición a lo que llaman “la ideología de género”, un término erróneo utilizado para descalificar las luchas por los derechos de las personas de la diversidad sexual y las mujeres.

Fuente Desastre.mx

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Pepe Mallo: “El patriarcalismo sacralizado fomenta un discurso misógino y homofóbico”

Lunes, 8 de abril de 2019
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cruzDel blog de Rufo González Atrévete a orar:

La Iglesia es masculina… y machista”

 ”La Iglesia no es femenina, y menos aún feminista”

“La Iglesia es mujer. Es ‘la’ Iglesia, no ‘el’ Iglesia. Me gusta describir la dimensión femenina de la Iglesia como seno acogedor que genera y regenera la vida”, ha declarado el papa Francisco (Discurso al Pontificio Consejo de Cultura, febrero de 2015). Afortunadamente no dijo que la Iglesia es feminista, porque, según sus propias palabras “Todo feminismo acaba siendo un machismo con faldas”. (¡¡¿Se referirá a los clérigos?!!). Pues no, papa Francisco. Resulta emotivamente encantadora tan vehemente aseveración; pero la Iglesia no es femenina, y menos aún feminista. Hasta el presente ha exhibido sin disimulos su masculinidad, y más aún su machismo. La masculinidad y el machismo eclesial se remontan a su prehistoria: el “patriarcado ancestral”. El término “patriarcado” designa una estructura social jerárquica, basada en un conjunto de ideas, prejuicios, símbolos, costumbres e incluso leyes respecto de las mujeres, por la que el género masculino domina y oprime al femenino. Machismo atávico y religión van indisolublemente unidos, son absolutamente inseparables, forman las dos caras de una misma moneda. El patriarcalismo sacralizado ha fomentado históricamente un constante y monótono discurso misógino y homofóbico.

“Perspectiva de género”

En los últimos tiempos, se ha apreciado una inquietante ola de masculinización. Los líderes autócratas y populistas de derechas son un ejemplo de esta nueva masculinidad desacomplejada. En España, el programa de los apodados “partidos de la tetosterona” insiste en su implacable lucha contra el feminismo como agresor de la masculinidad. Al igual que en los regímenes ultranacionalistas y arcaicos, para estos partidos la mujer tiene un único papel en la sociedad: ser esposa, madre y ama de casa. Contra las abusivas prerrogativas machistas, las mujeres han salido a las calles en masivas manifestaciones, incluida la huelga, a favor de la igualdad de género y de sus derechos y contra la violencia machista y la discriminación social y laboral que el machismo inveterado les ha sustraído. Nunca se ha visto en las calles tanto color morado fuera de la Semana Santa. Gracias a lo que se ha llamado “perspectiva de género” ha aumentado la conciencia crítica ante la discriminación entre hombres y mujeres. Con la perspectiva de género se ha conseguido implementar políticas de igualdad de oportunidades para las mujeres. La defensa del feminismo no solo ha originado reacciones de adhesión o rechazo. Ha provocado también la necesidad de un urgente planteamiento sobre el modelo tradicional de la mujer y el feminismo.

¿Cómo se posiciona la Iglesia ante el actual empuje de las corrientes feministas? El Concilio Vaticano II, en la Constitución “La Iglesia en el Mundo Moderno”, reconoció “la nueva relación social entre el hombre y la mujer”, rechazando el “patriarcalismo tradicional”. Sin embargo, tanto en la dirección como en el ejercicio ministerial de la Iglesia, las mujeres están marginadas de los puestos importantes y jerárquicos; la toma de decisiones y la misión pastoral la ejercen los hombres. Las mujeres continúan siendo  ninguneadas por la estructura eclesial, que les cierra las puertas a los ministerios y a los órganos de poder y reduce a las religiosas a meras sirvientas de obispos y cardenales. Ante esta situación de invisibilidad y en un momento en el que el feminismo adquiere pujanza, las mujeres católicas también se plantan, exigen su lugar en la institución, participar en las estructuras de decisión, y denuncian los abusos de poder del clericalismo, fruto de una “cultura patriarcal” que tiene en la Iglesia católica uno de sus más firmes puntales.

Tergiversación y manipulación de las Escrituras en beneficio del machismo

La cultura machista-patriarcal está hondamente arraigada en todas las sociedades del planeta. La Iglesia  es una de las instituciones o corporaciones más  patriarcales de la historia, y teológicamente ha tergiversado y manipulado las Escrituras para beneficio de su solapado machismo. Las representaciones de Dios son en su mayoría patriarcales. Se han forjado imágenes que presentan a Dios con símbolos y atributos masculinos que dan lugar al patriarcado religioso que justifica el patriarcado en todos los demás órdenes de la sociedad. Por otra parte, desde los primeros siglos del cristianismo, la teología especulativa ha  interpretado las Escrituras de tal manera que favorecieron la doctrina de la “perversidad femenina”. Fue la mujer quien sedujo a Adán para que pecara, trayendo así el pecado al mundo. Y recurren al pasaje del Génesis que dicta sentencia contra las mujeres: “Parirás a tus hijos con dolor. Tu deseo será el de tu marido y él tendrá autoridad sobre ti”.  Por su parte, la Iglesia se muestra a sí misma como la representación de Dios en la Tierra, gestora e intérprete de su palabra y voluntad. Cuando las manifestaciones, cada vez más frecuentes y graves, de los clericales “portavoces de Dios” insisten sistemáticamente en su crítica a la igualdad y a las iniciativas que buscan denunciar y corregir la desigualdad, lo que hacen es presentar, como sus voceros, a un dios machista y homófobo. Y cuando la Iglesia usa el término de “ideología de género”, ¿no está también creando una “ideología” del determinismo natural, bíblico, al defender que cada sexo tiene una misión concreta que desempeñar?

Clericalismo y celibato constituyen los puntales del machismo

Estos dos pilares, a través de las propias estructuras de poder y soberanismo, contribuyen poderosamente a mantener todos los prejuicios misóginos y la idea de la mujer siempre dependiente y subordinada al varón. La Iglesia-jerarquía y celibataria se ha convertido en  creadora de desigualdades propiciando la exclusión. Relega y margina a la mujer y a homosexuales y transexuales, excluye de la comunión a quienes han intentado rehacer su vida tras un fracaso matrimonial y proscribe de manera inhumana e injusta a sacerdotes  que responsablemente optaron por el matrimonio.

Es hora ya de que la Iglesia formule una sincera autocrítica, que reconozca sus arraigados errores estructurales, cambie sus arcaicas leyes y lleve a buen término en todos los órdenes la igualdad de todos los bautizados, hombres  y mujeres. Nunca es demasiado tarde para reconstruir y hacer que renazcan las aspiraciones legítimas y la indiscutible dignidad de las mujeres y la  completa igualdad de los hijos de Dios.

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“Sin lugar a dudas las mujeres se sienten excluidas en la Iglesia católica”, por Lidia Rodríguez.

Sábado, 6 de abril de 2019
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BinarioProfesores.jspLa profesora de Teología de la Universidad de Deusto Lidia Rodríguez ha considerado necesario terminar con la discriminación de la mujer en la Iglesia católica, como hicieron hace mucho otras iglesias cristianas, que tienen sus “arzobispas”, “obispas”, “diaconisas” y pastoras.

Rodríguez (Valencia, 1968), quien ha intervenido en Pamplona en el ciclo de conferencias organizado por el Foro Gogoa, ha afirmado en una entrevista con Efe que la mujer en la Iglesia católica se siente discriminada y ha apuntado que en algunos casos se está silenciando la corriente teológica feminista.

Doctora en Teología Bíblica por la Universidad de Deusto, Rodríguez es presbítera ordenada de la Unión Bautista y ha desempeñado labores pastorales durante quince años en la Comunidad Cristiana Evangélica de Bilbao.

Sus últimas publicaciones están dedicadas a la relación entre Biblia y cultura y a la exégesis feminista del Antiguo Testamento.

ENTREVISTA

¿Las mujeres se sienten excluidas en la Iglesia católica?

Sin lugar a dudas, sobre todo las que han estudiado Teología, que han estudiado Biblia, mujeres que por ejemplo son profesoras de religión en centros de primaria y de secundaria, mujeres que están trabajando en las diferentes diócesis.

Pero no es ésta una realidad muy conocida…

Sí se han levantado muchas voces críticas con la situación de las mujeres dentro de la Iglesia católica y, de hecho, no es extraño hoy leer a mujeres teólogas feministas católicas. Lo que sucede es que en muchas ocasiones ese discurso no llega de forma generalizada y en algunas ocasiones incluso hay ‘cierres’ de lugares de conferencias o no se promociona el asistir a este tipo de actos.

¿Quiere decir que se trata de silenciar a las teólogas feministas?

En algunos contextos y en algunos círculos sí, en otros no. Es injusto hacer una especie de ‘enmienda a la totalidad’. Hay facultades de Teología donde se acoge el discurso feminista sin dificultad, hay diócesis que promocionan a mujeres y hay otras que no. El panorama es bastante diverso. El futuro de las mujeres depende muchas veces de en qué diócesis están trabajando, quiénes son esos obispos, esos decanos de facultades o de institutos de teología.

¿Ocurre esta discriminación en todas las Iglesias cristianas?

El patriarcado ha marcado siempre la subordinación de las mujeres en todos los sectores, en el económico, en el intelectual y, por supuesto, en el religioso y en todo el mundo cristiano también. Ahora bien, hay tradiciones eclesiales donde sí que hay una sanción dogmática oficial en contra del sacerdocio presbiterado para las mujeres, pero en otras tradiciones cristianas, no.

Por un lado, las Iglesias orientales ortodoxas siempre han mantenido la figura de las mujeres diaconisas y ahora se están reivindicando desde su propio pasado, desde su propia tradición, porque siempre han existido.

En la Iglesia católica está sucediendo algo muy parecido, hay una serie de estudios que se han presentado al Papa Francisco acerca de las diaconisas de la Iglesia antigua para reivindicar esa figura.

Sin embargo en las Iglesias protestantes es muy variable la situación. Por ejemplo, la Iglesia anglicana tiene arzobispas y obispas, la Iglesia luterana también, en muchísimos grupos protestantes hay pastoras, y ahí encontramos diferencias bastante notables.

¿Hay visos de solución a este problema?

Si en la Iglesia católica ya hay unos textos que marcan la prohibición explícita de la ordenación de mujeres, va a ser bastante complicado, va a tardar mucho tiempo en que realmente haya un cambio de esa oficialidad, de esa dogmática oficial.

En otras tradiciones cristianas, hay un debate interno, que en muchos casos ya se ha resuelto, a favor del ordenamiento eclesial de las mujeres. Es decir, se ha normalizado su presencia.

¿Es necesario un Concilio Vaticano III para tratar este asunto?

Para esto y para otras muchas cosas, como lo que tiene que ver con la actualización del pensamiento teológico general y por supuesto en relación a las mujeres, pero también el diálogo interreligioso o el encuentro entre culturas. Hay muchos aspectos que necesitan el famoso ‘aggiornamento‘ (“actualización” en italiano) que pregonó el Vaticano II.

Lidia Rodríguez

Fuente EFE/Religión Digital

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“¿El Feminismo es un machismo con faldas? “, por Consuelo Vélez

Viernes, 8 de marzo de 2019
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Teologia-feministaDe su blog Fe y Vida:

El próximo 8 de marzo celebraremos el Día internacional de la mujer, y, una vez más, surge la pregunta: ¿qué significa este día? Se pueden dar varias respuestas. Por una parte, hay avances. Se nota mayor conciencia sobre la realidad de subordinación, maltrato, invisibilización que las mujeres han vivido a lo largo de la historia y se hacen esfuerzos por superar esa situación. Las jóvenes comienzan a tener otra visión del mundo donde ellas tienen más cabida y no dudan en querer ocupar los lugares que antes estaban reservados exclusivamente a los varones. La conciencia feminista crece en muchos ambientes y se hace cada vez más difícil tolerar los abusos y discriminaciones que en razón de su sexo han sufrido. En según qué ambientes, hasta una cree que en verdad todo ha cambiado y estamos viviendo en un mundo inclusivo para las mujeres.

Pero, por otra parte, no todo es optimismo y aún se nota la necesidad de seguir trabajando por crecer en la conciencia feminista. Especialmente entre las clases más desfavorecidas, la realidad subordinada de las mujeres ha cambiado muy poco. Su acceso a la educación es muy deficiente y sus posibilidades de vida y desarrollo en iguales condiciones que los varones, no es nada promisorio. Capítulo aparte es la violencia que sigue atacando a las mujeres en tantos frentes. Cada día se tiene más conciencia de que lo que se creía que no era abuso, ¡sí lo es! Por eso los movimientos como por ejemplo, “#me too”, han visibilizado aquellos abusos que parecían hasta ‘normales’ en según qué medios (artísticos, deportivos, etc.) y han permitido que muchas mujeres digan lo que nunca creyeron iban a decir y levanten denuncias concretas de los abusos sufridos, sin importar que hayan pasado muchos años. Es que hasta ahora fueron capaces de romper ese silencio que se impone y que hace tan difícil reconocer que también ellas han sido abusadas.

Ahora bien, lo que todavía clama al cielo es la situación de las mujeres dentro de la Iglesia. Las palabras muy desafortunadas del Papa Francisco en la cumbre contra la pederastia, son un ejemplo muy claro de lo poco que se entiende esta realidad y de lo lejos que se está de superarla. En dicha cumbre, participó Linda Ghisoni, experta en Derecho Canónico y subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida. Una vez que terminó su intervención el Papa dijo queinvitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad del feminismo eclesiástico, porque a fin de cuentas “todo feminismo termina siendo un machismo con faldas. No podemos entrar en lo que el papa tiene en su corazón, ni en su entendimiento sobre el tema de las mujeres. Nos fijamos solo en las palabras dichas sabiendo que se podrían hacer salvedades si se consideran otros aspectos. Pero, en primer lugar, el papa habla de invitar” a una mujer a hablar. O sea, es claro que en la iglesia y en sus grandes problemas (como es el de los abusos, que no solo afecta a los niños, sino también a las religiosas y a las mujeres en general, como ha ido saliendo cada vez con más fuerza), las mujeres solo son “invitadas”. No se tiene una palabra de autoridad qué decir, no se tiene derecho a intervenir por su propia iniciativa, sino cuando el clero crea que conviene escucharnos. Pero la cosa no termina ahí. Como si fuera un problema, un descrédito o una situación extraña (de hecho lo es porque este tipo de invitaciones a hablar al clero no es muy común) el papa deja claro que no se crea que eso es “feminismo eclesiástico”. Parece que abrir espacios a las mujeres es caer en el feminismo. ¿Habrán entendido los jerarcas qué es el feminismo? Por lo que sigue diciendo el papa sobre el machismo con falda, no se ha entendido.

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Cansa explicar una y otra vez lo obvio. Pero toca seguir haciéndolo. El Feminismo no es lo contrario del machismo. En estricto orden, no es machismo Vs feminismo. Es machismo Vs hembrismo. Esta última palabra es rara, poco conocida, pero es la que corresponde al machismo ejercido por las mujeres. El feminismo, por el contrario, es un movimiento social que ha permitido que las mujeres alcancen derechos civiles, sociales, culturales, sexuales, etc. Sin el feminismo no hubiera sido posible romper con esa visión limitada de la mujer, negándole su identidad igual que el varón. Pero aunque la afirmación de esa igual dignidad no se niega, las prácticas cambian lentamente y si en la sociedad han avanzado, en la iglesia, como acabamos de constatar, lo han hecho muy pero muy poco. Sí, en el vaticano y en otras instancias eclesiales va entrando el feminismo, el auténtico, el que inquieta la conciencia de los clérigos y les pregunta: ¿cuándo tendremos voz y voto en la instancia eclesial? ¿cuándo nuestra palabra será escuchada con todo respecto por nuestra condición de mujeres con igual dignidad que los varones? Pero más aún, ¿cuándo no seremos tratadas como una imagen decorativa para que la “feminidad” entre a la iglesia?

Y esto último es otro punto que tampoco logra entenderse y al que también el Papa hizo referencia: “Invitar a hablar a una mujer sobre las heridas de la Iglesia es invitar a la Iglesia a hablar sobre sí misma, sobre sus heridas”, y añadió que lo que se debe hacer es adoptar el estilo de una mujer, esposa y madre”. “Sin este estilo hablaremos del pueblo de Dios como organización, fuerza sindical, pero no como la familia nacida de la madre Iglesia”. Está bien que se reconozca que la Iglesia es madre pero sin olvidar que la iglesia somos todos, por lo tanto, varones y mujeres de iglesia hemos de tener las actitudes de la madre, no solamente la mujer. Y en estas expresiones esta la ambigüedad con la que la jerarquía trata a las mujeres. Al decirle que la iglesia es como una madre, está diciendo que no levantemos más la voz por espacios de participación porque a fin de cuentas la iglesia se identifica con la mujer. Es lo mismo que se ha hecho desde siempre cuando dicen que las mujeres somos imagen de la Virgen María y ella es la más importante en la Iglesia, por lo tanto, no hay lugar tampoco a ninguna otra petición especial, porque ya tenemos a quien imitar y eso debe ser suficiente para nosotras.

Nada de lo dicho es desconocido para las mujeres y varones que tienen conciencia feminista y están construyendo una sociedad y una iglesia distinta. Pero todo esto, tan obvio, es desconocido por muchos jerarcas en la iglesia y por eso, conmemorar el día internacional de la mujer, una vez más, no puede menos que volver a interpelar los ambientes eclesiales: ¿cuándo escucharán la voz de las mujeres? ¿cuándo cambiarán la estructura clerical, machista y patriarcal que hoy es claro, caracteriza a la iglesia? ¿cuándo podremos ser verdaderamente una iglesia inclusiva? Falta mucho en la sociedad pero falta mucho más en la iglesia. Por eso, volvamos a levantar la voz en este 8 de marzo y no dejemos de soñar y hacer todo lo posible porque algún día todo lo que falta se haga realidad.

Fuente Religión Digital

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Un nuevo momento para el feminismo”, por Justa Montero

Viernes, 8 de marzo de 2019
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cms-image-000016912“El movimiento feminista está articulando una propuesta global y proponiendo un nuevo sentido común que impugna la lógica capitalista”

“Se trata de aterrizar la articulación entre el patriarcado y el capitalismo racializado en el contexto neoliberal”

“La interseccionalidad señala la relación entre los diversos modos de opresión y el ecofeminismo añade su relación con los procesos de explotación del medio ambiente”

El 8 de marzo siempre ha sido una fecha señalada. En el Estado español, desde 1978, año tras año, las calles se han teñido del morado feminista. La convocatoria de huelga de 2018 mostró un potente feminismo transversal, en el que millones de mujeres de todo el mundo se sintieron convocadas para expresar su hartazgo e indignación por las muy diversas formas en que el machismo y el patriarcado se expresan en sus vidas.

Las huelgas feministas, que se iniciaron en 2016 con el llamado del movimiento feminista argentino, al que se fue sumando el de muchos otros países, son el testimonio del nuevo momento de la interpelación feminista que se venía fraguando en la última década.

Varios elementos pueden ayudar a una lectura de este recorrido. Uno de ellos es el análisis feminista de la complejidad y profundidad de la crisis y su impacto en las vidas y cuerpos de las mujeres. Supone hablar de la profundización de la división sexual del trabajo, de la privatización del trabajo de cuidados en el marco de las familias, con el consiguiente aumento de la carga de trabajo para las mujeres y el deterioro de las condiciones laborales de quienes los realizan (desde las mujeres en los hogares, las trabajadoras de hogar a las de los servicios sociales). Producto todo ello de la inhibición del Estado y de los hombres de esta responsabilidad.

Este análisis trata de establecer la interrelación de la producción y la reproducción social como parte del mismo proceso económico, y abre alternativas para politizar la reproducción y poner sobre la mesa la centralidad de los cuidados, con el consiguiente cambio de paradigma económico.

En definitiva se trata de aterrizar la articulación entre el patriarcado y el capitalismo racializado en el contexto neoliberal. Algunos de sus efectos son la profundización de las desigualdades, el enfrentamiento a cualquier proyecto colectivo como el que representa el feminismo porque  impugna el sistema, la mercantilización de todos los aspectos y espacios de la vida. También supone el reforzamiento del Estado autoritario, que necesita mayor violencia institucional para imponer la salida a su propia crisis, que en esa lógica establece como respuesta a las violencias machistas la vía punitivista y el refuerzo de la lógica “securitaria” frente a la inseguridad que el propio sistema genera, y requiere cada vez más de la disciplina y moralización desde la sexualidad y los cuerpos de las mujeres, volviendo a establecer la distinción entre las buenas y malas mujeres, de la vida y de la propia sociedad.

Las mujeres en el cruce de relaciones de poder

Otro elemento que explica el actual transitar del feminismo es el proceso por el que se va armando el mapa de los conflictos que atraviesan la vida de las mujeres. Esto supone entrar de lleno en el debate sobre el sentido de la diversidad. Dar voz a la diversidad de las mujeres no se inscribe en la lógica de adaptación al mercado en su búsqueda de nuevos nichos de negocio, ni en constituirse en nuevas sujetas de consumo como busca el neoliberalismo, en hacer del feminismo una moda. Se trata de articular una propuesta inclusiva de cambio de las condiciones del 99% de las mujeres, y explica la profundidad social de la contestación feminista, su amplitud y transversalidad.

La interseccionalidad suena a palabro y sin embargo es una herramienta teórica muy útil para entender la dimensión política transformadora de la diversidad de las mujeres. La interseccionalidad señala la relación entre los diversos modos de opresión, patriarcal, capitalista, colonial, las estructuras sociales en que se apoya y las relaciones de desigualdad y poder que generan, a lo que el ecofeminismo añade su relación con los procesos de explotación de los recursos y el medio ambiente.

Es lo que permite hablar de un feminismo anticapitalista y antirracista que no entiende la diversidad como una suma de identidades particulares, ni como una excusa para establecer jerarquías de opresiones, sino que intenta comprender cómo operan esas jerarquías sociales sobre las condiciones materiales de vida y la subjetividad de las mujeres. La situación de las temporeras de la fresa de Huelva, atravesadas por su condición de mujeres, trabajadoras, “migrantes” y marroquíes, víctimas de la explotación, la violencia sexual y el racismo, es un claro ejemplo.

Esta perspectiva amplia da forma explícita al sujeto del feminismo y articula una agenda política atravesada por el reconocimiento de esta diversidad y del reconocimiento de la agencia de las mujeres, de su capacidad para tomar la palabra y expresar. Lo contrario supone mantener una situación de privilegio en el establecimiento de las necesidades, las reivindicaciones y la agenda feminista. Y como señala Chandra Mohanty, “situarse en el privilegio es lo que alimenta la incapacidad de ver a las que no lo comparten”; contra ese riesgo nos alertan las mujeres que el sistema excluye y criminaliza, las que sufren las nuevas formas de explotación, las trabajadoras del sexo que están organizadas, las mujeres racializadas, las mujeres que deciden ponerse el hiyab o las mujeres trans.

La diversidad y la perspectiva interseccional es lo que está dando un significado global al feminismo, el impacto social de la movilización y de la propuesta feminista.

El nuevo internacionalismo feminista

Un último elemento que explica esta nueva ola feminista es el nuevo internacionalismo. Conectadas por redes y encuentros, la política del contagio ha ampliado sus horizontes desde los feminismos locales. Traduce en clave feminista la relación que el capital establece entre el Norte y el Sur global. Son las cadenas globales de los cuidados por las que se transfieren los cuidados de las mujeres del Sur a sus familias, a las mujeres del Norte y las suyas. Son los efectos de las empresas extractivistas del Norte global para apropiarse de recursos y tierras en países como los centroamericanos, donde asesinan a defensoras de las tierras y de los derechos humanos, a feministas, o las expulsan de sus territorios y las obligan a migrar; como sucede con las mujeres que huyen de las guerras que provocan la lucha por apropiarse de esos recursos. Son las violencias que traspasan fronteras en la trata con fines de explotación sexual, mujeres que pueden acabar encerradas en un CIE sin que el Estado les ofrezca ninguna protección. Y son quienes sufren la violencia institucional que representa la negación de asilo a las mujeres que salen de sus países por ser trans o lesbianas.

El internacionalismo, tejido sobre prácticas feministas transnacionales, pone en relación estas situaciones y las salidas a las mismas, sin caer en las continuas trampas que desde el poder transnacional tratan de justificar, en nombre de la defensa de los derechos de las mujeres, políticas militaristas, invasiones a países, políticas antiinmigración e islamófobas.

Hoy inicia también los esfuerzos para articular las resistencias feministas a una extrema derecha que se presenta como solución a la crisis del propio sistema general, tratando de imponer una salida ultraliberal y ultrapatriarcal con los terribles efectos conocidos para las mujeres. Por eso los intentos de descalificar y deslegitimar el feminismo y su resistencia al proyecto capitalista patriarcal estarán a la orden del día.

El feminismo está articulando luchas desde las reivindicaciones más concretas, poniendo sobre la mesa una propuesta global, y proponiendo un nuevo sentido común que impugna al que rige la lógica capitalista y neoliberal.

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Justa Montero forma parte de la Asamblea Feminista de Madrid y de la Coordinadora estatal de organizaciones feministas.

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¿Quiénes son los “machistas con faldas”? ¡Los gerifaltes vaticanos! , por Victorino Pérez Prieto

Viernes, 8 de marzo de 2019
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47217279941_3d1fa4b597_bDe su blog Armonía en la Diversidad:

El papa Francisco ha vuelto a meter la patareaccionando mal en la cumbre contra los abusossexuales, precisamente después del discurso de la primera mujerque habló allí, la experta en Derecho Canónico Linda Ghisoni, subsecretaria del Dicasterio Laicos, Familia y Vida. Han sido unas palabras graves y otra vez desilusionantes que empañan su pontificado: “Todo feminismo termina siendo un machismo con faldas”. Pero el machismo es peligroso, abusador, violento e incluso asesino; el machismo mata, como nos recuerdan los frecuentes asesinatos de género. No así el feminismo; ni siquiera el más radical.

“Invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico –dijo Francisco- porque, al final, cualquier feminismo termina siendo un machismo con falda. No”. Añadiendo:No se trata de dar más funciones a las mujeres en la Iglesia –sí, esto es bueno, pero así no se resuelve el problema– se trata de integrar a la mujer como figura de la Iglesia en nuestro pensamiento”. Aunque la frase repetidamente citada en días pasados se sitúe en su contexto, no deja de ser menos grave; pues coloca el pensamiento de Francisco en una concepción arcaica de la mujer en la Iglesia y la sociedad.

Además de la injusta descalificación que hace Francisco del feminismo, el “machismo con faldas” al que el papa debe dirigir sus ataques verbales y canónicos es al machismo con faldas de los curas y monseñores Vaticano; los que están allí y los acudieron de todo el mundo al encuentro sobre la pederastia. Ellos son los que han abusado y encubierto abusos durante décadas e, impunemente, en los siglos anteriores. Hasta el mismo papa reconoció los abusos sexuales por parte de curas y obispos que han sufrido y sufren muchas monjas. ¿Quiénes son los “machistas con faldas”? ¡Los gerifaltes vaticanos y otras jerarquías eclesiásticas! Y no se trata solamente de McCarrick, Pell o Barbarin, sabemos que son bastantes más los purpurados y muuuuchos más los curas y frailes abusadores y/o encubridores. Todos adolecen del mismo machismo de los que usan pantalones, aunque les guste ir vestidos como las mujeres.

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No es de extrañar que saltaran enseguida las voces de muchas mujeres conscientes de la gravedad de esta afirmación de Francisco. Solo un par de ellas:

Esa frase es asesina. Hermano Francisco, que no te enteras, acabas de perder la ocasión de tu vida de callar para no decir peligrosas tonterías, ofendiendo a más de la mitad de la que crees es tu iglesia, y es tan tuya como nuestra. Tú sí eres un machista con faldas. Y me da igual que salgan ahora dos millones de féminas aquejadas de síndrome de Estocolmo a defenderte. Estas frases en algunos países son delito de incitación al odio misógino, y ese odio mata” (Luz Galilea, facebook).

Y más contundentemente una periodista: “Francisco, que estaba llamado a ser el pontífice de mentalidad abierta, tan distinto de sus predecesores, no deja de ser lo que han sido siempre él y todos los que forman parte del régimen teocrático… Un machista con faldas”. “Es un Papa posmoderno… pero sigue diciendo las mismas tonterías de toda la vida:que la mujer es mujer en tanto que esposa y madre” (Najat El Hachmi, El Periódico).

Ya Isabel Gómez Acebo había comentado en su blog que “decir que las mujeres son más espirituales, maternales, permite justificar el hecho de que la autoridad sea dada a los hombres” (“El feminismo del Papa Francisco”).

En uno de los últimos post anteriores de este blog comenté las tristes palabras de otra de su frases desafortunadas: el no al celibato opcional de los sacerdotes católicos. Y podíamos nombrar otras, como  la necesidad de “curar” a los homosexuales de su “mal”; mucho más si quieren entrar en el seminario y ser curas. En este contexto, con respecto a la pederastia, el papa olvida, que la mayor parte de los abusos en la iglesia no son de homosexuales, sino de heterosexuales. El problema no está en la identidad sexual, sino en el abuso de poder de los presuntos célibes.

Los analistas vaticanos dirán que Francisco sigue sin sacar adelante cuatro de las grandes transformaciones que anunció a su llegada: las finanzas, la reforma de la curia, la comunicación y la lucha contra la pederastia. A pesar del sinfín de cambios en los dicasterios vaticanos, los fracasos de los nombramientos y las contradicciones se han multiplicado uno tras otros. Por eso, un alto cargo vaticano favorable al Papa ha llegado a decir: “El problema no es ya el sector conservador, al que enervó. Cunde cierta desilusión.

Se ha señalado la caída de popularidad de Francisco, pese a seguir siendo alta. No tengo datos del estado español, pero en el último año esta popularidad pasó en Italia de un 88% en 2013 a un 71%  en 2018 (empresa Demos). El bajón es más acentuado en Estados Unidos, donde solo el 51% lo valora favorablemente; un 19% menos que en enero de 2017 (Pew Research Center). ¿Terminó la euforia por la primavera de Francisco? Como siga por ese camino, sin una definición clara y unas tomas de postura más valientes, quizás sí.

Fuente Religión Digital

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Misericordia y justicia ante la desigualdad global.

Lunes, 17 de diciembre de 2018
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dibujo grises18Comunicado de la XIX Semana Andaluza de Teología.

ECLESALIA, 03/12/18.-

La producción de “residuos humanos” -es decir, las poblaciones “superfluas” de migrantes, refugiados y demás parias empobrecidos- es una consecuencia del proceso globalizador a nivel mundial y su ensalzado progreso económico. Dicha globalización provoca un número cada vez más elevado de personas privadas de medios adecuados de subsistencia, al mismo tiempo que el planeta se está quedando sin lugares habitables para ellas y tal vez algún día también para todos los humanos en un desastre ecológico global.

La Unión Europea carece de respuestas ante los desafíos que plantea nuestro entorno geoeconómico y geopolítico. No tiene visión estratégica ni a largo ni a medio plazo. Deja al Mercado gestionar “automáticamente” la demanda migratoria y no quiere asumir su responsabilidad política y moral para con refugiados y migrantes. Su falta de visión y decisión, de previsión y de gestión de las migraciones beneficia directamente a los movimientos y partidos políticos xenófobos y a los traficantes de personas. Podemos decir que la crisis de las migraciones es la crisis de la propia Europa como proyecto humanizador y civilizatorio que pretendía ser un verdadero espacio de libertad, justicia y seguridad al servicio del reconocimiento e igual garantía de los derechos humanos.

Las migraciones interpelan: o apostamos por ser humanos en una sola humanidad, o se agudizarán las diferencias practicando la cultura del “descarte” que dice el Papa Francisco. Leyes de extranjería cada vez más severas y criminalizadoras, crueles medidas de control de fronteras, políticas de extrema dureza contra los “fugitivos” (migrantes o refugiados), miles de ahogados en el mar, gobiernos que no quieren ver ni hacer justicia, trabajadores extranjeros a explotar y sin derechos, auge de la xenofobia y de populismos que propagan el odio étnico, el temor y el rechazo a quienes llegan hasta aquí: personas con la muerte a su espalda y un muro ante su rostro. Vivimos enredados en una dinámica de rechazo de “los otros”, víctimas silenciadas, olvidando que en ellas nos jugamos nuestro propio ser, personal y colectivo.

Discriminar, invisibilizar, ignorar, minusvalorar, marginar, explotar son prácticas cada vez más extendidas en nuestras sociedades y forman parte de la experiencia cotidiana de las personas y colectivos que las sufren: mendigos, los sin techo, migrantes y refugiados, desempleados y parados, mujeres víctimas de trata, pensionistas empobrecidos, desahuciados, barrios marginales y marginados, minorías de todo tipo, etc.

La discriminación femenina es un hecho evidente en toda sociedad y en todo el mundo. Aunque es verdad que la desigualdad no se presenta con la misma intensidad en todas partes y culturas, lo cierto es que dicha desigualdad está presente en todas ellas y siempre obedece a la misma causa: el patriarcado como sistema simbólico y social creado y organizado por los varones. Un sistema que vive en los discursos ideológicos y se concreta en las estructuras sociales que priorizan el ejercicio del poder masculino con instituciones y normas opresoras para las mujeres.

El duro recorrido histórico del feminismo por lograr la igualdad de género tiene aún muchos retos hasta alcanzar la autonomía personal y el reconocimiento social de las mujeres. Frente al patriarcado dominador y dominante ya no hay marcha atrás en lo conseguido por las mujeres, que apuestan por rozar lo increíble y tener su lugar en un mundo no pensado para ni por ellas. Vivir como diferentes y a la vez como iguales y construir una sociedad igualitaria es un largo camino siempre por hacer.

Ante la irracionalidad, silenciamiento e indiferencia de cuanto sucede en el mundo y en nuestros entornos más próximos, no podemos olvidar nuestra misión como ciudadanos/as y como cristianos/as: ACOGER. La acogida debe prevalecer sobre leyes, normas y protocolos. Hemos de cuidarnos mutuamente. Porque la acogida no es algo unidireccional. Acojo si me dejo acoger. Me acogen si soy capaz de disponerme a la acogida. Esos cuidados recíprocos son los que nos constituyen como personas y como comunidad cristiana. Acogida, cuidados, comunidad, solidaridad, gratuidad, etc. son obligación de justicia y son adjetivos necesarios que pueden hacer de la vida colectiva y personal algo completamente diferente y más feliz. He aquí la tarea que nos queda: salvar lo que nos salva y contar con los que no cuentan.

Sabemos que el compromiso del seguimiento evangélico conlleva un decidido combate contra la idolatría del dinero, del poder, del consumo, de la violencia. En otras palabras, un combate a favor de la justicia que se desborda en la solidaridad como plenitud de aquella. Misericordia y justicia son los criterios para discernir, probar y comprobar que nuestra adhesión a Jesús de Nazaret es creíble y nos aproxima a la propuesta de que otro mundo es posible y necesario.

23, 24, 25 noviembre 2018.Torrox (Málaga)

Comunicado de la XIX Semana Andaluza de Teología.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Contra la plumofobia. Parte 2: Feminismo

Jueves, 6 de diciembre de 2018
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women-3422243_1280-minContinuación del interesante artículo de Guido Astolfi que hemos leído en Cáscara Amarga:

La homofobia y discriminación (plumofobia1) que la comunidad LGBTTTIQA expresa entre sí es resultado del machismo estereotípico impuesto por la sociedad, pero esencialmente también es resultado de una lucha no aprendida: el feminismo.

Contrario a lo que el machismo (propio o ajeno), la desinformación y los prejuicios nos han hecho creer, el feminismo no es una lucha de las mujeres únicamente. Hay que comenzar por entender que el feminismo es un sistema ideológico que, tomando como punto de partida la perspectiva de género (análisis de la construcción sociocultural del hombre y la mujer) pretende realizar transformaciones funcionales, reales y estructurales en las relaciones culturales y sociales que redunden en el fin de la opresión sexual y la eliminación de jerarquías por género.

 Se le llama feminismo porque la lucha fue iniciada por mujeres a inicio del siglo pasado, pero conforme se ha ido desarrollando ésta ha ido involucrado adeptos, incluso el mismo movimiento por los derechos de la comunidad LGBTTIQA provienen inequívocamente de ideas y propuestas feministas.

El feminismo parte de una base conceptual: la sororidad, un pacto entre mujeres para la “eliminación social de todas las formas de opresión social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer”(2).

La lucha sororidaria es por una integración que evite desgastantes luchas intestinas y que nos haga a todas y todos participes del mismo frente: la erradicación de la violencia de género. Este concepto llega a ser trascendental en la construcción del movimiento feminista, pues permite el robustecimiento y solidificación de sus filas así como la integración de un cuerpo de estudio que permite análisis tan profundos como la deconstrucción del mismo movimiento.

Pese a que nuestros objetivos e ideas son similares, parecemos ubicarnos lejos de ésta identidad feminista, pues son notables las encarnizadas afrentas que vive el colectivo contra si mismo: parece que lejos de reflejarnos, solo nos confrontamos. Los motivos sobran, las conciliaciones faltan.

No es que el feminismo sea la panacea o que no tenga confrontaciones internas, sino que han aprendido a que existen distintas versiones y fuentes del feminismo y por tanto no se puede llegar a un purismo, llevando con ello la aceptación e integración de una manera más o menos respetuosa por las ideas ajenas.

Los miembros del colectivo de diversidad sexual adolecemos de un término similar que nos recuerde de forma más expedita esa hermandad, esa adelfia que nos une como miembros del mismo colectivo en pro de transformar nuestra sociedad por una incluyente, humana, libre de violencia y discriminación.

Adelfia (3) que luche contra la plumofobia, contra perpetuar roles y estereotipos de género; que nos ayude a reflexionarnos e integrarnos de manera profunda como simples seres humanos que cohabitamos el mismo mundo, que seamos como seamos tenemos las mismas capacidades para trabajar, para amar, sentir, soñar.

1 Plumofobia: Discriminación contra los miembros de la comunidad LGBTTIQA por miembros de la misma comunidad.

2 Ríos, M. L. (2006). Pacto entre mujeres: Sororidad. Aportes para el debate, https://www.asociacionag.org.ar/pdfaportes/25/09.pdf.

3 Adelfia: Vocablo griego que apela al sentimiento irrestricto de hermandad

¿Por qué solo esperamos ser tratados con respeto o como iguales por los demás y no lo hacemos nosotros mismos por sinónimo? No es necesario que todo provenga de alguien más. Así mismo, que la limitación lingüística no sea el pretexto para restringir la explorar la mayor cantidad de recursos ideológicos, conceptuales, etcétera que nos ayuden a ser más tolerantes y receptivos de nuevas formas de ser y pensar, por que sí el respeto y aceptación no comienza por uno mismo, no podemos esperar a que comience por el otro.

Bibliografía

Bermejo, D. (27 de Junio de 2017). ‘Plumofobia’, así es la homofobia entre gays que se multiplica en Internet. El Mundo España, pág.http://www.elmundo.es/f5/comparte/2017/06/27/5950fa0a46163f5d4b8b465d.html.

Ríos, M. L. (2006). Pacto entre mujeres: Sororidad. Aportes para el debate, https://www.asociacionag.org.ar/pdfaportes/25/09.pdf.

Fuente Cáscara Amarga

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“El poder del silencio en el trabajo por la justicia”

Lunes, 10 de septiembre de 2018
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pic-mary-huntPonencia de Mary Hunt en el XXXVIII Congreso de Teología Juan XXIII

“El silencio no es para los tímidos”. Y mal usado “puede ser una trampa especialmente para las mujeres y otros que han sido marginados”

(Mary E. Hunt. Teóloga feminista. USA).- Por favor, únanse a mí en dos minutos de silencio comunitario. Gracias. Buenas tardes. Estoy encantada de estar con ustedes finalmente para esta conferencia. Mis más sinceras gracias a Juan José Tamayo y a Margarita Pintos por invitarme y organizar un tiempo delicioso en Madrid. Me sentí honrada de haber sido invitada en varios años, pero un compromiso con una conferencia de mujeres todos los años en esta fecha me impidió decir que sí. Estoy agradecida de estar aquí ahora. Me disculpo por mis errores en español, pero sé que el mal español es preferible al perfecto inglés.

Este fin de semana he aprendido mucho sobre las muchas formas en que la espiritualidad y la justicia se superponen. Mi contribución es mirar “El poder del silencio en el trabajo de la justicia”. Esta apreciación de la contemplación es un elemento esencial para hacer un cambio social. Lo hago desde una perspectiva feminista basada en la tradición católica y profundamente endeudada con otras formas de espiritualidad.

Comienzo con mi contexto, a saber, la comunidad progresista de los Estados Unidos. Luego, hablaré sobre la importancia de la meditación / contemplación en términos sociales amplios, ofreceré ejemplos contemporáneos de cómo funciona, y concluiré con el papel de la oración contemplativa en el sostenimiento de las energías.

Contexto:

Vengo desde los Estados Unidos, donde nos vemos envueltos en una situación política escandalosa y peligrosa. Se ve empeorado por la avaricia, la discriminación, la xenophobia, y el desprecio por el medio ambiente. El final de la administración Trump no puede llegar lo suficientemente pronto para el bien del mundo.

Mientras tanto, yo, como muchos estadounidenses, me opongo a las políticas de “Hacer que Estados Unidos sea grandioso de nuevo” (“Make America Great Again“) con cada fibra de nuestro ser. Las próximas elecciones son cruciales para cambiar el rumbo desastroso en el que nos encontramos. Las personas ricas y poderosas ganan exponencialmente más, mientras que los inmigrantes adultos en un país de inmigrantes son arrancados de sus hijos y los ciudadanos pobres no tienen cuidado de la salud, la educación y los empleos que merecen. Lo más difícil para mí es saber que un gran porcentaje de la población, lo suficiente para elegirlo, está de acuerdo con los métodos de Trump. Cambiar esas actitudes es crucial para hacer un cambio social.

Entonces, la meditación, que algunos creen que puede transformar los campos de energía, es una herramienta bienvenida, aunque de ninguna manera sustituye el trabajo duro de organizar, lobby, registrar votantes y el resto necesario para detener la marea.

También vengo del extremo progresivo del espectro religioso enraizado en la tradición católica. Como feminista, hace tiempo que rechazo lo que Elisabeth Schüssler Fiorenza útilmente definido como la iglesia ‘kyriarchal’. ‘Kyriarchy’ es las formas de opresión inter-estructuradas que crean las condiciones para la injusticia. La Iglesia católica institucional es una que literalmente “señorea” al clero sobre los laicos, a los hombres sobre las mujeres, a los religiosos sobre los seculares. Las feministas en la religión se han adscrito a este análisis durante décadas, creando abundante investigación y recursos para superarlo.

El resto del mundo nos está mostrando ahora que la institución católica se encuentra en el descrédito global y pronto en la ruina financiera. Informes recientes sobre la conducta criminal del clero católico y su encubrimiento por parte de funcionarios de la iglesia en los más altos niveles marcan el final de la Iglesia Católica Romana tal como la conocíamos en los Estados Unidos y tal vez en el resto del mundo.

Los católicos representan el 20% de la población de EE. UU., 51 millones de adultos en los EE. UU., aproximadamente 3 millones menos que en 2007. El porcentaje de católicos que asiste a misa semanal cayó un 6% del 2014 al 2017 con cifras actuales muy por debajo del 40%. Somos muy similares a muchos países europeos como España y la antigua Irlanda católica.

Los católicos de EE. UU. están disgustados y desmoralizados por un reciente informe del gran jurado que documentó más de 1.000 niños violados y abusado por más de 300 sacerdotes en un solo estado con 49 estados más donde se deben realizar investigaciones similares. Los funcionarios legales aseguran que las cifras reales de víctimas / sobrevivientes son mucho más altas de lo que se informa. El informe reveló que los obispos reasignaban rutinariamente al clero criminal en lugar de prohibirles el ministerio. Este es un problema nacional ya que los sacerdotes se mueven como si se tratara de un tablero de ajedrez gigante de una parroquia a otra dentro de una diócesis o de una diócesis a otra en todo el país.

silencio

En el caso de Theodore McCarrick, cardenal arzobispo de Washington DC, el público se enteró de que algunos obispos son delincuentes. McCarrick es acusado creíblemente no solo de pedofilia, sino también de actos sexuales con personas a su servicio, a saber, seminaristas y sacerdotes. Si bien tales infracciones en el lugar de trabajo no siempre son criminales según la legislación de EE. UU., siempre están fuera de normas éticas. Parece que el sexo con el jefe era importante para avanzar en el sistema clerical. Esto arroja dudas sobre todos los clérigos de más alto nivel. ¿Obtuvieron sus trabajos debido a su competencia o debido al cumplimiento en un sistema despreciable?

Tal vez el asunto más difícil en el caso de McCarrick ha sido la respuesta de los miembros del clero que “todos sabían”. Si “todos sabían”, ¿cómo llegó a ser cardenal, el jefe de una de las diócesis más prestigiosas, ¿cómo ganó la confianza del Papa y llegó a ser un portavoz clave contra el abuso sexual del clero? Las acusaciones del Arzobispo Carlo Maria Viganò, el ex Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, de que incluso el Papa Francisco era consciente de que un papa anterior había sancionado a McCarrick, agrega otra capa de engaño a toda esta repugnante escena.

Obviamente, la mentira sistemática y la duplicidad caracterizan el “negocio de lo normal” (“business as usual“) en la iglesia institucional católica. Esta es la norma en una estructura que otorga un poder desproporcionado al clero sobre los laicos. Es una cultura enfermiza de sexualidad reprimida y desinformada, un caso de kyriarchy escribe grande.

Por estas y otras razones, creo que la institución católica ha seguido su curso. Pero los desafíos de la vida cotidiana: un niño se enferma, un padre muere, uno pierde su trabajo, una relación termina, continúa y la gente necesita recursos pastorales y espirituales para tratar con ellos. Millones de personas que solían ser católicas buscarán en otra parte en su búsqueda de ser religiosos.

Por supuesto, algunos dejarán de lado la religión por completo, una opción comprensible. Pero debido a que tanto trabajo de justicia social es impulsado por una ética basada en la religión, me preocupa de dónde vendrá la motivación para que la gente se mantenga comprometida. Creo que es importante mantener los contornos de los valores construidos interreligiosamente. Algunos de nosotros traemos contenido cristiano, católico y liberacionista.

Las feministas han sabido este problema por décadas: la misma tradición religiosa que nos dio nuestros valores más profundos era completamente insegura en forma institucional. Mientras que Jesús todavía podría tener alguna apelación, la institución nos repele.  Un objetivo de la Convergencia Mujer-Iglesia, por ejemplo, no ha sido reformar o reestructurar la iglesia institucional, sino dejar que las necesidades del mundo, y no las fallas de la iglesia, establezcan nuestra agenda.

Creo que esto es común en el mundo posmoderno donde las preocupaciones religiosas del pasado han sido reemplazadas por los problemas morales del futuro. Si eso es cierto, entonces nuestra audiencia es mucho más grande de lo que imaginamos. Es irónico en un momento en que una importante institución religiosa está en colapso y gran parte de sus enseñanzas y prácticas son recibidas con escepticismo y rechazo total, ¡y son los teóloga/os de la liberación y nuestra/os colegas quienes todavía están en pie! Durante mucho tiempo he predicho que los que fuimos vistos como herejes por papas y cardenales tendremos más probabilidades de ser juzgados por la historia como apologistas de los valores del Evangelio.

Décadas de trabajo de grupos católicos como Dignity, Women-Church Convergence, comunidades eucarísticas intencionales y muchos de los grupos que patrocinan esta reunión para vivir una fe que hace justicia allanan el camino para nuevas modelos en la era posmoderna. Pero la pregunta para muchas personas es por dónde empezar.
Propongo que el silencio contemplativo es un buen punto de partida. Escuchar las profundas agitaciones del universo no dará todas las respuestas. Pero el silencio contemplativo dará tiempo para que el Espíritu emerja en medio del estruendo de la injusticia.

El peor resultado posible de la debacle política de los EE. UU. sería olvidar nuestra historia como un experimento en democracia y un refugio para aquellos que huyen de la persecución. Del mismo modo, el peor resultado de la desaparición de la institución católica sería que la gente dejara de lado el poderoso mensaje de amor y justicia de la tradición, para confundir esos conceptos básicos con una institución que ha demostrado ser incapaz de llevar la carga del Evangelio. El silencio hace espacio para que todo eso surja.

Título:

El título de mi conferencia, “El poder del silencio en el trabajo de la justicia” está inspirado en la gran ética feminista Beverly Wildung Harrison. Publicó Nuestro derecho a elegir: hacia una nueva ética del aborto en 1984, que sigue siendo el tratamiento feminista cristiano definitivo del aborto. Mi título es un riff sobre la conferencia / artículo que dio titulado “El poder de la ira en el trabajo del amor.” Como defensora de la justicia social presbiteriana desde hace mucho tiempo, especialmente para las mujeres, escribió: “Mi método teológico está en consonancia con esas otras teologías de la liberación que afirman que lo que es auténtico en la historia de la fe surge únicamente del crisol de la lucha humana … debemos aprender lo que debemos saber sobre el amor de la inmersión en la lucha por la justicia.” (p. 8) “La ira no es la opuesto al amor Se entiende mejor como una señal de sentimiento de que no todo está bien en nuestra relación con otras personas o grupos o con el mundo que nos rodea. La ira es un modo de conexión con los demás y siempre es una forma vívida de cuidado … Donde la ira se eleva, allí está presente la energía para actuar “(p. 14).

De forma paralela, afirmo que el silencio no es lo opuesto a la acción o las palabras. Más bien, entrar en silencio es entrar más profundamente, indefenso en las realidades del mundo. No se trata de aislarse de las luchas del mundo, sino de abrazarlas al nivel más profundo incluso cuando el abrazo ocasiona desesperación, incluso cuando las soluciones humanas parecen imposibles.

El silencio no es para los tímidos. No es un aliado de la inacción. El silencio es una fuente de poder, perspicacia y perspectiva. El silencio afina y mejora las ideas; ayuda a hacer que el Espíritu y no el Ego sean primarios. El silencio no es fácil. Pero es esencial para el proceso de hacer justicia en la medida en que brinda al buscador de justicia un ancla confiable, algo de protección en las aguas agitadas de la vida cotidiana.

La filósofa mística del siglo XII Hildegard de Bingen lo expresó de esta manera: “No está lejos de las orillas del silencio hasta los límites del habla. El camino no es largo, pero el camino es profundo. No solo debes caminar allí, debes estar preparado para saltar.” Con Hildegard, afirmo esta conexión íntima entre el silencio y el habla y nos urge a dar un salto juntos.

Tomemos otros dos minutos para saltar al silencio comunitario antes de continuar. Gracias.

1. La importancia de la meditación / contemplación en términos sociales amplios

Es fascinante observar que a medida que la hegemonía cristiana pierde terreno en el Occidente, crecen los anhelos del espíritu humano por el significado y el valor, por la conexión y la comunidad, por la justicia y la paz. Así que no es sorprendente ver la maravillosa proliferación de muchas formas de práctica contemplativa, desde las formas budistas de sentarse hasta el yoga, incluido el yoga caliente que es bastante popular. Es común que los jóvenes incluyan alguna forma de estas prácticas en sus rutinas habituales, no necesariamente atribuyéndoles ningún valor religioso, sino entendiendo la salud y el bienestar general involucrados. Después de todo, se supone que la meditación es útil para el control de la presión arterial, la reducción del estrés y para la integración personal básica y el equilibrio.

Nada de esto es trivial para quienes trabajan en el cambio social. Conocemos el estrés de dictadores opuestos, autócratas, racistas e incluso jerarcas eclesiásticos. Aún así, soy profundamente escéptica de la comercialización de la espiritualidad. Encuentro pernicioso que proveedores poco escrupulosos de soluciones espirituales vendan virtualmente cualquier cosa a personas que buscan significado y valor. Creo que las personas que buscan son particularmente susceptibles a esos vendedores ambulantes. El silencio no está a la venta.

Lo que está ampliamente disponible es la persistente sabiduría religiosa sobre la contemplación que me lleva a definirla como “la parte más profunda de mí tocando en la parte más profunda de la creación y la parte más profunda de la creación tocando en lo más profundo de mí.” Aprendo de los hindúes y budistas, por no mencionar los primeros contemplativos cristianos de los Padres del Desierto a Mechtild de Magdeburgo, Juliana de Norwich e Hildegard de Bingen. A la luz de nuestra emergencia ecológica planetaria, el mío es un enfoque práctico que refleja tantos otros esfuerzos religiosos y refracta como un prisma la razón concreta y decidida para unir nuestras energías en la contemplación comunitaria con la expectativa razonable de que cambiará las cosas.

2. Ejemplos contemporáneos

Como una defensora feminista de la justicia social ocupada con las injusticias de la Iglesia y el Estado, debo decir que, a pesar de todo mi trabajo como teólogo de la liberación, casi siempre di la liturgia, el ritual y la oración al último lugar. Pero hace unos veinte años, pasé varias semanas viviendo en una yurta en las montañas de Nuevo México como parte de un retiro para activistas sociales con el objetivo de evitar que nos quemáramos. Fue una inmersión en el silencio y la meditación budista que resultó muy útil para alejarme de un cinismo bien desarrollado, creado por una relación demasiado estrecha con las cosas católicas. Leer más…

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Homenaje a la Miriam de Magdala en ti

Martes, 21 de agosto de 2018
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dsc02619Magdalena Bennasar
Bilbao.

ECLESALIA, 23/07/18.- Siempre hablamos de ella. Muchas de nosotras la consideramos nuestra maestra y hermana mayor. En ella proyectamos nuestros modelos de discípula, de mujer libre de las redes del patriarcado, y, sobre todo, de mujer empoderada por un amor personal, profundo que como catapulta la lanzó a la tarea que Jesús le encomendó: contarle al mundo que Él vive. Contarle al patriarcado que así no, y los frutos desafortunadamente los vemos hoy más claramente… así no.

Ella tiene el secreto, la llave del cómo. Y nos lo cuenta, entre líneas, porque nunca interesó demasiado, y la manera de silenciarla fue considerarla prostituta. Ellos, el patriarcado sabían que este término tenía un poder fulminante entre hombres y mujeres.

Tenemos una amiga en Holanda y hace unas semanas nos llevó a conocerlas en sus ventanas rojas, en sus calles tortuosas. Teresa, nuestra amiga va mucho a visitarlas. Pasa por delante de sus ventanas a una hora prudente, y les sonríe. Eso hicimos, y ellas se dan cuenta de tu sonrisa sororal. Jesús debía hacer eso. Yo me las imaginé, saliendo de sus ventanas donde humilladas maquillan sus cuerpos y  esperan que alguien compre su servicio, y liberadas de esa dependencia para alimentar a sus hijos… correr a una vida normal, como la nuestra. ¡Cómo no iba a enternecerse Jesús!

También a Miriam de Magdala la colocaron, ellos, en una ventana roja, pero gracias a muchas hermanas y hermanos biblistas que la sacaron hoy puede correr por nuestras calles en nuestras sandalias, como la discípula que fue y que sigue siendo hoy en ti y en mí.

Más que yo hablar, de nuevo, de ella, debo decir que es ella la que me habla de nosotras, de mí.

¿Qué nos dices Miriam de Magdala a las mujeres discípulas de hoy?

Aquí y ahora, te invito a que te hagas la pregunta, si quieres… yo me la he hecho y ahondando en el alma me encuentro con una palabra “haz tú lo mismo, descubre la Miriam de Magdala adormecida en tu hondón, en tu congelado interior, en tu fantasía…descongélala, sácala de cualquier ventana roja, y dale cobijo en tu alma de discípula”.

Si le dejas, se hará carne de tu carne. Si le dejas, te ayudará a caldear ese frío interior que nos impide caldear el mundo con la presencia del Amado.

Conozco a muchas mujeres hoy que encarnan su espíritu y corren por nuestras calles. Son entre otras, las beguinas de hoy. Dejaron atrás el patriarcado y sus redes e iniciaron grupos por ejemplo en USA las SFCC’s: Sisters for Christian Community (Hermanas para la comunidad cristiana), empiezan en 1970, están por muchos países, libres, empoderadas, sin propiedades, sin superioras, son una comunidad ecuménica, profética (prefieren este término positivo a lo que legalmente sería no-canónica)… otras mujeres  Miriams están en sus casas, mujeres se diría que solteras, pero totalmente comprometidas con el Resucitado siendo sus manos, su pensamiento, su mirada…

Es un momento histórico apasionante. Lo viejo está reviejo, lo nuevo brotando, madurando.

Las Miriam de Magdala de hoy, muchas tienen teología, predican, escriben, acompañan…somos miles. No salimos en las noticias, ni en las revistas eclesiásticas, no somos importantes para el mundo patriarcal, pero somos el tesoro escondido, la riqueza que salva el cristianismo. Jesús hoy, de nuevo pondría su movimiento en manos de Miriam de Magdala.

Jesús, el Amado, el Resucitado, hoy pone su movimiento emergente en nuestras manos de mujer, de nuevo. Manos de parteras y de predicadoras, manos de discípulas, maestras, profesoras y hermanas.

Somos una revolución, a lo femenino, como ellas, las primeras, en nuestras casas, en nuestros círculos, en las facultades de teología, en educación,  en las redes sociales…somos imparables.

Esa energía de la Ruah, atrae, reforma, suscita, se trata de acoger, acompañar, dar a luz, ayudar a nacer…

Feliz día hermana Miriam de Magdala.

Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Las divertidas ocurrencias de los niños en temas de feminismo, género y sexualidad

Martes, 21 de agosto de 2018
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frases-divertidas-ninosNiños y niñas tienen siempre esa respuesta que te deja con la boca abierta y no sabes qué contestar. Su mundo es tan sencillo que, a veces, las personas adultas no somos conscientes de que la respuesta más fácil es, casi siempre, la acertada.

Preguntamos a mamás y papás frases dignas de encuadernar de esas personitas que nos sorprenden día a día y de las que tanto tenemos que aprender sobre temas tan complejos como feminismo/machismo, orientación sexual, diversidad familiar o transexualidad.

Nos han regalado las siguientes perlas.

Laia, 8 años

¿Mamá, puedo quitarme esto, que me pica que no me aguanto?— Se lo quita pero sigue—. Es que no lo entiendo. ¿Qué utilidad tiene ponerle ahí un lazo? ¿Como adorno? ¿Porque soy chica y es más cuqui ponerle un lacito? Pues que sepas que me parece muy machista. ¿Qué pasa, que por ser chica tengo que ir más incómoda? A ver si se le ocurre a alguien ponerle un lacito a una camiseta interior de niño o, ya que nos ponemos, a unos calzoncillos.

Lara, 7 años

Mamá, quiero tanto a Irene que no sé si la quiero como amiga o como novia.

Alejandro, 7 años

Un día quedé con una chica que intentó caerle bien a mi hijo jugando con él. Le había tocado una bola mágica que respondía a las preguntas y estábamos jugando a ello cuando la chica le preguntó a la bola:

— ¿Va a encontrar tu madre al príncipe azul?

Mi hijo se quedó mirándola con cara de «No me puedo creer esta pregunta» y le respondió:

A mi madre no le gustan los príncipes azules, le gustan las princesas azules.

Nerea, 5 años

En el cole tenía una mejor amiga a la que quería mucho y hablaron de ser novias. A los días llegó otra compañera, un poco repipi, y les dijo que dos chicas no podían ser novias y Nerea le contestó:

Sí se puede, porque mis tías se han casado y son muy felices.

Ángela, 6 años

Ángela y su hermana solas en el salón discutiendo porque su hermana le dice:

Que sí, que ya sé que antes eras un chico y ahora quieres ser chica, no pasa nada.

Y Ángela le responde súper indignada:

No es que yo sea un chico que quiere ser chica es que soy una chica porque yo siento que lo soy y si lo sientes lo eres. Cada uno puede ser lo que quiera y yo soy una chica.

Vida, 4 años

Vida se inventa canciones desde siempre y un día íbamos en el coche y la escucho cantar:

No quiero ser una princesa solaaaaaaa, no quiero ser una princesa sin nadaaaaaaa, quiero seeeeeeeer… Una princesa guerreraaaaaaa.

Me la como.

Mireia, 7 años

Mamá, ¿tú te has casado?

Sí, amor

¿Con quién?

Con mami

Noooo, quiero decir si te has casado con un chico.

— No, amor, con un chico no. Yo elegí casarme con una chica.

¿Y yo?

Tú, si algún día te quieres casar, elegirás a quien tú quieras, chico o chica, da lo mismo.

Pues yo cuando me case lo haré con Claudia.

María, 5 años

Estábamos en el parque y no había nadie con quien jugar. De repente aparece una niña con sus abuelos que se sientan en el otro lado del parque. Le digo:

Cariño, ¿por qué no le preguntas a esa niña si quiere jugar?

Después de jugar un rato se acercan donde los abuelos y puedo escuchar:

¿Cómo te llamas?

María, y tengo 3 mamás.

Y se va corriendo como si nada.

Leire, 6 años

Quedamos con una amiga que acababa de tener un bebé para que le pudiésemos conocer y pregunta mi hija:

¿Es niño o niña?

Mi amiga le responde que es un niño. Leire se le queda mirando y suelta:

Eso aún no se puede saber.

Mi amiga se ríe y le dice que sí se sabe porque ya ha nacido y es un niño. Leire la mira seriamente y le dice:

Es muy pequeño, hasta que no hable y lo diga no se sabe.

Fuente Oveja Rosa

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Por primera vez España tiene un gabinete feminista y dos ministros gays visibles…

Viernes, 8 de junio de 2018
Comentarios desactivados en Por primera vez España tiene un gabinete feminista y dos ministros gays visibles…

-PUN2.jpg de Producción ABC-640x0-noticias-perfil-de-twitter-maxim-huertaFernando Grande-Marlaska y Màxim Huerta, designados como ministros de Interior y Cultura y Deporte, respectivamente, son abiertamente homosexuales y han abanderado los derechos del colectivo LGBTIQ. 

Tras la conformación del equipo de trabajo que lo acompañará en el año y medio de gestión, el mandatario español, Pedro Sánchez, ha tuiteado que “el nuevo Gobierno de España es el reflejo de lo mejor de la sociedad a la que aspira a servir. Una sociedad paritaria, abierta, comprometida e intergeneracional. Un Gobierno progresista, modernizador y europeísta preparado para afrontar los desafíos del siglo XXI”.

 

Así lo ha llevado a la práctica con la designación de un gabinete integrado en su mayoría por mujeres. En 11 de los 17 Ministerios estarán al frente mujeres, incluidos el área económica.

El presidente del Gobierno español ha asegurado que el equipo que trabajará junto a él es “fiel reflejo” del movimiento feminista que brotó en España a partir del 8 de marzo de este año. Para el mandatario ese evento marcó un antes y un después en la sociedad española. Asimismo, ha hecho énfasis en que está comprometido con la igualdad.

Dejando claro su compromiso con las causas sociales y con la diversidad, Pedro Sánchez se pone a la vanguardia al incluir en su Gobierno a dos destacadas figuras defensoras de los derechos del colectivo LGBTIQ. En el Ministerio de Interior nombró al reconocido juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska y en la cartera de Cultura y Deporte designó al periodista y escritor Màxim Huerta, ambos abiertamente gays.

Este es el nuevo Gabinete

Estas son las 17 personas que acompañarán al mandatario Pedro Sánchez en su Gobierno:

Ministro del Interior: Fernando Grande-Marlaska, juez, 55 años

Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación: Josep Borrell, ingeniero aeronáutico, 71 años

Ministra de Economía y Empresa: Nadia Calviño, economista, 49 años

Ministra de Justicia: Dolores Delgado, fiscal, 55 años

Ministra de Defensa: Margarita Robles, jueza, 61 años

Ministra de Hacienda: María Jesús Montero, licenciada en Medicina, 52 años

Ministro de Fomento: José Luis Ábalos, profesor de primaria, 58 años

Ministra de Educación, Formación Profesional y portavoz del gobierno: Isabel Celaá, licenciada en Filología Inglesa, Filosofía y Derecho, 69 años

Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades: Pedro Duque, astronauta, 55 años

Ministro de Cultura y Deporte: Màxim Huerta, escritor, 47 años

Ministra de Política Territorial y Función Pública: Meritxell Batet, profesora de Derecho Constitucional, 45 años

Ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social: Magdalena Valerio,licenciada en Derecho, 58 años

Ministra de Industria, Comercio y Turismo: Reyes Maroto, economista, 44 años

Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación: Luis Planas, licenciado en Derecho, 65 años

Ministra para la Transición Ecológica: Teresa Ribera, licenciada en Derecho, 49 años

Ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social: Carmen Montón, licenciada en Medicina, 42 años

Vicepresidenta y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad: Carmen Calvo, profesora de Derecho Constitucional, 60 años.

Fuente Universogay

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“Ecofeminismos y teologías de la liberación (I)”, por Lucía Ramón Carbonell.

Lunes, 14 de mayo de 2018
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ecofeminismo-1Lucía Ramón Carbonell, filósofa y teóloga, profesora de la Cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia y miembro del área teológico de Cristianismo y Justicia

Este trabajo analiza la contribución de los ecofeminismos críticos de la liberación al movimiento feminista y ecologista y al movimiento altermundista en general. Plantea la necesidad de someter a crítica y reformular las legitimaciones religiosas de los discursos patriarcales que justifican la explotación de las mujeres y de la Tierra. Aborda el desencuentro entre teologías feministas y teologías de la liberación. Traza un breve recorrido de algunas de las aportaciones de las teologías ecofeministas críticas de la liberación elaboradas por mujeres cristianas en los cinco continentes. Y concluye proponiendo el desarrollo de una ecosofía transcultural y transreligiosa capaz de articular lo mejor de la diversidad de la vida, de las culturas y de las personas y que contribuya a un cambio cultural profundo en orden a unas relaciones más justas entre los seres humanos y la naturaleza.

El ecofeminismo es hoy como una gran rotonda de tráfico en la que confluyen personas y colectivos que proceden de vías muy diversas: el activismo ecologista y feminista, el mundo académico, las religiones, grupos locales y redes internacionales (1). El denominador común es señalar la existencia de una interconexión entre la explotación de las mujeres y de la naturaleza. Ambas se enraízan en una cosmovisión patriarcal y en unas estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas que es necesario modificar si queremos acabar con esa forma de dominación (2).

Los desastres ecológicos han demostrado que nuestros sistemas científicos y técnicos son insuficientes para contrarrestar los efectos de una tecnología usada irresponsablemente y de forma depredadora para explotar, manipular y apropiarse de las riquezas de la naturaleza, las mujeres –especialmente las mujeres empobrecidas– y los pueblos colonizados. Una tecnología al servicio de una economía guiada exclusivamente por la lógica del máximo beneficio, y que está colonizando los sujetos y las relaciones sociales de acuerdo con los parámetros neoliberales. Como alternativa a esta cultura basura que considera a millones de seres humanos como prescindibles y que externaliza los costes ecológicos y humanos, los diversos ecofeminismos propugnan una revolución cultural como el único camino viable.

Para afrontar estos retos necesitamos una nueva epistemología, una nueva antropología, una nueva cosmología, una nueva ética y una nueva política que partan del reconocimiento de que la vida se desarrolla y se mantiene por medio de la cooperación, el cuidado mutuo y el amor. Una nueva cultura que nos enseñe a saciar nuestras necesidades más profundas con los bienes de gratuidad –la ternura, el consuelo, el cariño, el sentido– frente a una cultura del individualismo posesivo, que asocia la felicidad con la acumulación de bienes de consumo y de capital. Para expresar este ambicioso objetivo las ecofeministas utilizamos metáforas cotidianas y muy cercanas a nuestra experiencia que expresan nuestra aspiración a un mundo que sea hogar habitable para todas las criaturas vivientes: “retejer el mundo”, “sanar las heridas” o sustentar y cuidar “la trama de la vida” (3).

Desde los orígenes del ecofeminismo encontramos activistas y pensadoras en las que se entrecruzan experiencia espiritual, ecologismo y compromiso socio-político. Vandana Shiva, Petra Kelly, Wangary Maathai y Marina Silva, son solo algunos nombres muy conocidos.

Los ecofeminismos críticos de la liberación vividos y formulados por mujeres creyentes de diversas religiones muestran cómo una espiritualidad liberadora y la lucha por la ecojusticia y la justicia de género se potencian. Sus aportaciones son relevantes no sólo en el ámbito de las religiones, sino también para el movimiento feminista y ecologista en general y dentro del movimiento altermundista (4).

Los sistemas de dominación y los discursos que los legitiman hunden sus raíces en concepciones teológicas que siguen operantes en muchas culturas, a veces de forma secularizada, y que deben ser sometidas a crítica y reformuladas para ser superadas. Es ingenuo pensar que podemos dejar los discursos religiosos al margen de estas transformaciones.

Todo indica que las religiones no van a desaparecer y siguen teniendo una enorme influencia en la construcción de la identidad de los sujetos. La mayoría de pobres del mundo son mujeres empobrecidas y creyentes. Lo religioso tiene demasiada importancia, poder e influencia como para dejarlo en manos de unas élites clericales que a menudo defienden más sus intereses y sus ideologías que los valores religiosos de las comunidades religiosas que dicen representar en exclusiva.

Hoy, en el seno y en los márgenes de las tradiciones religiosas existe una pugna entre los y las que defienden una visión y una práctica humanista y de emancipación y aquellos que tratan de imponer una visión legitimadora del orden establecido. Conocer y visibilizar estos movimientos de emancipación, entre los que se encuentran las teologías y movimientos ecofeministas de las diversas religiones, es fundamental para impulsar esa transformación social y cultural a la que nos hemos referido y que se está demandando desde frentes diversos (5). En este artículo, por motivos de extensión, me limitaré a presentar algunas aportaciones de los ecofeminismos críticos de la liberación de las mujeres cristianas de los cinco continentes.

Teologías feministas y teologías de la liberación

Las teologías feministas y ecofeministas críticas de la liberación toman su metodología de la teología de la liberación. Esta constituye una nueva manera de hacer teología y de leer la realidad en clave crítico-liberadora que nace en América Latina en los años sesenta del siglo pasado. Gustavo Gutiérrez, su iniciador, la ha definido como reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la fe y de sus textos fundantes (6). En las teologías de la liberación (TL) las ciencias sociales son fundamentales para el diagnóstico de la realidad y el análisis de los mecanismos de opresión y la búsqueda de alternativas. Pero su novedad principal es una nueva interpretación de la realidad en la que la praxis de la liberación es un momento interno del proceso de conocimiento.

No obstante las TL elaboradas por varones han sido mayoritariamente ciegas al sexismo y a la realidad de las mujeres pobres y de sus necesidades específicas, especialmente en lo relativo a la salud y la sexualidad (7). Ha sido imprescindible la reflexión teológica de las mujeres para poner de manifiesto sus lagunas patriarcales y sexistas y para desarrollar TL más inclusivas. Las pioneras en esta reformulación de la teología de la liberación en clave feminista fueron las teólogas europeas y norteamericanas, entre las que destacaron Mary Daly, Letty Rusell, Rosemary R. Ruether y Elisabeth Schüssler Fiorenza (8). Ellas introdujeron los instrumentos de análisis y las categorías antropológicas y políticas del feminismo en su quehacer teológico y trataron de articularlas con las nuevas perspectivas abiertas por la TL, sentando las bases de la teología feminista contemporánea. Muchas teólogas de otros continentes han reconocido esa deuda intelectual, como la brasileña Ivone Gebara, que como muchas otras comenzó su andadura como activista y teóloga en las Comunidades Eclesiales de Base y estrechamente vinculada a la TF:

«A partir de los años ochenta encontré el feminismo y la teología feminista europea y norteamericana. Me abrieron horizontes […] y me ayudaron a formular preguntas que estaban dentro de mí. Poco a poco comencé a percibir que en mi trabajo teológico en la línea de la liberación faltaba tomar en consideración “el lugar de las mujeres como lugar teológico”. En realidad las mujeres casi no eran consideradas como personas autónomas, como ciudadanas con derechos. Ocurría en la sociedad y, principalmente, en las instituciones cristianas. Comencé a darme cuenta de la cruz silenciosa y silenciada que las mujeres cargaban. Aceptaban su condición como “destino”. Sus preguntas personales y grupales no existían para la teología. Sus cuerpos eran manipulados y controlados como si fueran propiedad ajena. Su búsqueda de liberación debía estar sometida a búsquedas más amplias, más generales, es decir, a las propuestas de aquellos que imponían las leyes para el cambio social»(9).

Por todo ello las teologías feministas cristianas se presentan hoy como teologías críticas de la liberación que se estructuran según la metodología propia de la TL y quieren contribuir a la eliminación de la grave y masiva exclusión socio-económica, política, eclesial y teológica de las mujeres. Son teologías contextuales que se nutren de las experiencias históricas de las mujeres concretas en su lucha por la vida y que quieren capacitarlas como sujetos teológicos críticos que participen en la elaboración de los discursos que les afectan y que afirmen su autoridad para hacerlo. Su ideal moral y político es la justicia para las mujeres: el reconocimiento pleno de su dignidad, la promoción de su participación en todos los ámbitos de la sociedad y el reparto igualitario de las cargas y los beneficios sociales. Para estas TF la política y la espiritualidad son inseparables: toda teología tiene implicaciones políticas que deben ser evaluadas críticamente. Sin salud para las mujeres, en el sentido más integral de la palabra, no hay salvación.

Las teologías feministas críticas de la liberación reflexionan desde el compromiso concreto en favor de la liberación de las mujeres. A partir del sufrimiento real de las mujeres en unas culturas patriarcales que las excluyen y las minusvaloran, analizan las causas de esa discriminación, establecen acciones que deben emprenderse para eliminarla y proponen una visión alternativa del futuro. Su objetivo es la transformación de las personas, las instituciones y la sociedad hacia unas relaciones de mayor justicia, mutualidad y cooperación.

Notas:

1 H. Eaton, Introducing Ecofeminst Theologies, T&T Clark International/Continuum, Londres/Nueva York, 2005, p. 3.

2 R. R. Ruether, Integrating Ecofeminism, Globalization and World Religions, Rowman & Littlefield Publishers, Maryland, 2005.

3 I. Diamond y G.F. Orenstein, Reweaving the World: The Emergence of Ecofeminism, Sierra Club Books, San Francisco, 1990; Judith Plant, Healing the Wounds: The Promise of Ecofeminist, New Society Publishers, Filadelfia, 1989.

4 Una excelente propuesta en este sentido accesible en castellano es la obra de la teóloga brasileña Ivone Gebara, Intuiciones ecofeministas. Ensayo para repensar el conocimiento y la religión, Trotta, Madrid, 2000.

5 Entre los autores que han señalado la necesidad de este cambio de paradigma véase: Rafael Díaz-Salazar, Desigualdades internacionales ¡Justicia ya!, Icaria, Barcelona, 2011, pp. 82-84; AA.VV., Cultural and Spiritual Values of Biodiversity, Nueva

York, PNUMA, 2007; G. Gardner, El espíritu y la tierra. Religión y espiritualidad para un mundo sostenible, Bakeaz, Bilbao, 2005; id., «Involucrar a las religiones para modelar las visiones del mundo» en The Worldwatch Institute, La situación del mundo 2010: Cambio cultural. Del consumismo hacia la sostenibilidad, Icaria, Barcelona, 2010; M. Löwy, «La justicia global y la teología de la liberación», El Ciervo, núm. febrero, 2009; AA.VV., El paradigma ecológico en las ciencias sociales, Icaria, Barcelona, 2007; Ó. Mateos y J. Sanz, «Cambio de época ¿cambio de rumbo? Aportaciones y propuestas desde los movimientos sociales», Cuadernos de Cristianismo Justicia, núm. 186, Barcelona, 2013.

6 G. Gutiérrez, Teología de la liberación. Perspectivas, Sígueme, Salamanca, pp. 38 y 40-41.

7 E. Voula, Los límites de la liberación: Praxis como método de la Teología Latinoamericana de la Liberación y de la Teología feminista, IEPALA, Madrid, 2000.

8 Para una panorámica de las teologías feministas y su historia con abundantes referencias bibliográficas veáse L. Ramón Carbonell, «Introducción general a la historia de las teologías feministas», en M. Arriaga y M. Navarro (eds.), Teología feminista I, Arcibel, Sevilla, 2007, pp. 103-177.

9 I. Gebara, «Itinerario teológico», en J. J. Tamayo–J. Bosch, Panorama de la Teología Latinoamericana, Verbo Divino, Estella, 2001, p. 232. El testimonio de todas las teólogas en esta antología es unánime.

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Movimientos

Sábado, 21 de abril de 2018
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docrqllwsaeedi2De su blog Un grano de Mostaza:

Algo está revolucionando hoy el mundo de relacional entre hombres y mujeres: muchas de ellas han decidido romper el silencio y sacudirse el peso de violencia con el que cargaban y se ha provocado un inesperado tsunami.

La situación me hace pensar en otra “revolución” femenina, la provocada en la Palestina del s. I por la inaudita novedad de la actitud de Jesús hacia las mujeres: por fin alguien las miraba de frente, las escuchaba, dialogaba con ellas, no rehuía su contacto, ni sus perfumes ni su afecto; hablaba del reino de Dios como de un espacio sin dominación, anulaba las pretensiones de superioridad masculina, no se interesaba por cuestiones de sexo o de pureza, actuaba con asombrosa libertad.

Ellas entonces comenzaron a comportarse de forma inesperada, dejando atrás los estereotipos establecidos: tomaban la palabra, decían lo que pensaban, intervenían, empujaban, insistían, realizaban gestos atrevidos y rompedores. María de Betania se sentaba a sus pies como discípula, algo prohibido a las mujeres; una pecadora irrumpía en un banquete al que no había sido invitada y le ungía llorando; una samaritana lo reconocía como Mesías y hablaba de él a todos; una mujer encorvada se enderezaba al contacto de sus manos; otra sorprendida en adulterio, volvía a su casa erguida y libre. Algunas se le acercaban buscando algo pero otras no pedían nada y lo ofrecían todo: su casa, sus bienes, su escucha, su presencia, sus perfumes, su fe sin condiciones.

No sabemos el alcance que tendrán movimientos como el #Me too. Lo incuestionable es que el iniciado por las mujeres del Evangelio sigue abierto para nosotros: es el camino de la cercanía y la proximidad con Jesús, el de fluir en un mutuo entendimiento, el de practicar una apasionada afinidad con su Evangelio.

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Asesinada a balazos Marielle Franco, concejala de Río de Janeiro afrodescendiente, abiertamente lesbiana, feminista y activista por los derechos humanos

Lunes, 19 de marzo de 2018
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20180315_foto_mariellefranco El asesinato de la activista Marielle Franco desata una oleada de protestas en Brasil.

Marielle se había convertido en un icono de la lucha feminista y trabajaba para instaurar el Día de la Visibilidad Lésbica en el país.

Marielle Franco era afrodescendiente, abiertamente lesbiana, feminista y activista en favor de los derechos humanos. Militaba en el Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), y en 2016 fue elegida concejala de Río de Janeiro. En la noche del pasado miércoles, Franco fue asesinada tras participar en un acto de su partido  en favor de los derechos de las mujeres negras. Todo apunta a que existe una motivación política en su asesinato.

El pasado miércoles la activista por los derechos humanos Marielle Franco fue tiroteada mientras conducía por el centro de Río de Janeiro mientras regresaba de un acto titulado Jóvenes negras: moviendo las estructuras. En el ataque, también falleció el conductor del vehículo. En las últimas horas se ha sabido que las balas utilizadas podrían haber sido robadas a la policía.

Franco era especialmente crítica con el presidente brasileño que ha decretado una intervención militar en Río de Janeiro para combatir la violencia que azota el estado. Marielle, criada en una de las favelas más pobres de Brasil se había erigido como símbolo feminista y trataba de llevar a la agenda política las cuestiones de género. Asimismo, intentaba oficializar el “Día de la visibilidad lésbica”.

Franco, criada ella misma en una favela, era muy crítica con la violencia que habitualmente ejerce la Policía de Río de Janeiro contra los habitantes de los barrios más desfavorecidos, así como con la reciente decisión del Gobierno brasileño de militarizar la ciudad con el argumento de combatir la inseguridad. Las sospechas de que el asesinato de Franco no haya sido un delito común sino un atentado político se ven acrecentadas tanto por el proceder de los pistoleros (que interceptaron intencionadamente el vehículo en el que circulaba Franco antes de disparar contra ella y contra su chófer, que también resultó muerto) como por el hecho de que las balas utilizadas formaran parte de lotes vendidos a la Policía de Brasilia en 2006.

Lo sucedido ha provocado que miles de personas salieran a la calle este jueves y viernes en Río, Sao Paulo y otras ciudades llenando las redes sociales con los hastahags #MariellePresente y #LutoPorMarielle.

La actividad política de Franco se había centrado en la defensa de los sectores más desfavorecidos, y muy especialmente de los habitantes de las favelas y de las mujeres. Y aunque su condición de mujer lesbiana quizá no haya sido en este caso el factor determinante del asesinato, no puede dejar de tenerse en cuenta en un país que sufre las consecuencias de una brutal LGTBfobia. Según datos del Grupo Gay de Bahía, entre enero y septiembre de 2017 un total de 277 personas LGTB fueron víctimas de homicidio en ese país, la cifra más alta desde que este colectivo comenzó hace ya más de tres décadas a hacer este recuento.

Un deterioro al que también nos hemos referido en fechas recientes al recoger tanto el episodio de acoso que sufrió Judith Butler en una visita al país para participar en un debate universitario como la decisión de un juez federal contra la orden del Consejo Federal de Psicología (el organismo que regula el ejercicio de esta actividad profesional en Brasil) que prohibía desde hace años las “terapias” reparadoras de la homosexualidad.

No debe perderse de vista el papel que la pujanza de los grupos evangélicos está jugando. A finales de 2016, en las mismas elecciones en las que Marielle Franco conseguía su acta de concejal de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, un obispo evangélico con historial homófobo, se hacía con la alcaldía de Río de Janeiro. Y en estos momentos Jair Bolsonaroun homófobo recalcitrante que pese a ser católico defiende sin tapujos la agenda conservadora del frente parlamentario evangélico (transversal a diversos partidos políticos) ha conseguido colocarse entre los favoritos para hacerse con la presidencia del país en las elecciones que tendrán lugar en octubre de este año. Unas elecciones que tienen lugar, recordemos, después de un periodo de profunda regresión política tras la polémica destitución de Dilma Rousseff y su sustitución por el conservador Michel Temer, vinculado a varios casos de corrupción.

Fuente | Lamarea.com, vía Dosmanzanas/EstoyBailando

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“Lo que le debemos al Feminismo”, por Ramón Martínez

Martes, 13 de marzo de 2018
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we-can-do-it-rosie-the-riveter-poster-carsten-reisingerLeído en Cáscara Amarga:

Suele ser habitual que el discurso político que persigue erradicar las violencias motivadas por la orientación sexual, y la expresión e identidad de género de sus víctimas -lo que vulgarmente se conoce hoy como «Movimiento LGTB»– insista en que comparte orígenes y metodología con el Feminismo, e incluso que afirme que gran parte de sus éxitos se deben, precisamente, a los logros alcanzados por el movimiento feminista.

Pero me preocupa observar que rara vez se llega a explicar a qué orígenes, métodos y logros se refiere este movimiento reivindicativo que llamamos nuestro cuando se vincula con el Feminismo. Creo que hoy, 8 de marzo, es el momento adecuado para escribir algunas líneas sobre esta vinculación que, siendo cierta, nunca está suficientemente explicada, reivindicada y, faltaría más, agradecida.

Cualquier persona interesada por la historia debería poder apreciar que las «olas» que nos sirven para diferenciar distintas características y demandas principales dentro del Feminismo suelen coincidir con otras «olas» reconocibles dentro de este llamado «Movimiento LGTB».

Ambas formas de reivindicación política tienen su origen último en la Ilustración, a partir de la cual las mujeres alzan definitivamente la voz exigiendo el derecho al voto, mientras se defienden, por su parte, postulados que reclaman la despenalización de las prácticas sexuales heterodoxas.

Tampoco es casual que, muchas décadas más tarde, una nueva oleada reivindicativa haga coincidir el nacimiento del Feminismo Radical con el nuevo discurso político «LGTB» nacido a partir de las revueltas de Stonewall en 1969.

Desde entonces ha sido habitual que el activismo en defensa de los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales mirara hacia el Feminismo -e incluso se involucrara activamente en él, en el caso de las mujeres lesbianas- para enriquecer sus propios análisis de la realidad y tomar ideas para resolver sus problemáticas particulares.

historia Porque sucede que ambas metodologías son, en el fondo, la misma: reflexionar sobre las discriminaciones que se derivan de los mandatos del género, que no solo conlleva una serie de actividades adscritas a cada uno de los sexos sino que también, entre ellas, incorpora órdenes específicas sobre hacia quién debe -y no debe- dirigirse nuestro deseo.

Pero lo que esta reivindicación «LGTB» le debe al Feminismo va más allá de su evidente vinculación histórica y el uso de sus mismos métodos. Es preciso recordar que sin muchos de los logros alcanzados por la vindicación feminista no habría sido posible comenzar siquiera la defensa de los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.

Un tema de tanta relevancia para las mujeres como es el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, si bien puede parecernos alejada de nuestro discurso habitual -por desgracia-, resulta absolutamente fundamental para «nuestro» movimiento.

El derecho al aborto y su reivindicación sitúan sobre el tablero de lo político una cuestión crucial para quienes defendemos el derecho a sentirse atraído sexualmente por cualquier persona independientemente de su sexo y género, porque el derecho al aborto y su reivindicación rompen la vinculación tradicional entre práctica de la sexualidad y la reproducción, reconociendo que esta no es la única consecuencia posible de aquella y que su fin último es el placer.

De este modo, el derecho al aborto y su reivindicación hacen posible que otras personas podamos defender que la práctica de nuestra sexualidad, aun no encaminada a la reproducción, es totalmente legítima, porque la sexualidad humana no se centra en la reproducción sino en el placer.

De un modo similar también las reivindicaciones de las personas que viven expresando un género diferente al que les fue asignado en el momento de su nacimiento deben el reconocimiento de esta libertad, en última instancia, a un postulado feminista nacido de la pluma de la mismísima Simone de Beauvoir: su ya clásico «no se nace mujer, se llega a serlo», que cuestionaba la vinculación entre una determinada corporalidad y la obligatoriedad de cumplir con todos los mandatos de género adscritos a la categoría «mujer».

Beauvoir criticaba que su corporalidad supusiera, para las mujeres, un destino del que era imposible escapar; un destino prediseñado a través del género y sus mandatos. Con esto abría la posibilidad no solo de la liberación de todas las mujeres, que podrían evitar el cumplimiento de los roles de género desligando de ellos su corporalidad, sino también de todas esas personas que, aun siendo adscritas al nacer a un género determinado, viven o desean vivir libres de sus imposiciones.

feminismo-kysb-u501199639104eob-624x385la-verdadSe abría así, gracias al Feminismo, la posibilidad de iniciar en clave política el reconocimiento de las realidades trans. E incluso añadiría yo que las realidades de género no binario que hoy empiezan a ser cada vez más visibles deben también parte del fundamento de su reivindicación al trabajo que el Feminismo viene haciendo para diluir la frontera inquebrantable entre los dos estereotipos de género hegemónicos: cuando la teoría feminista cuestiona el comportamiento humano prediseñado en blanco y negro hace posible la aparición de infinitos tonos de gris.

Hace unos meses tras una conferencia un oyente se me acercó para preguntarme qué nombre darle a este movimiento «nuestro» que trabaja para erradicar la homofobia, la transfobia y la bifobia.

Me decía que si ese movimiento con el que tanto tenemos en común se llama Feminismo debe haber algún otro -ismo que podamos emplear. Se lo dije entonces, y hoy vuelvo a decirlo: este movimiento que se ha desarrollado históricamente junto al Feminismo, que aprende de sus análisis, bebe de sus discursos, y se fundamenta en sus éxitos no puede, evidentemente y por razones obvias, llamarse «Feminismo», aunque quizá fuera este su nombre más preciso, pues es el movimiento social al que más se parece y del que en buena parte depende y ha de depender.

Hoy, que es 8 de marzo, Día de la Mujer, apoyemos las reivindicaciones del Feminismo, la lucha por los derechos de las mujeres, porque son derechos humanos y porque, jamás se nos olvide, de los derechos de las mujeres dependen los derechos de toda la humanidad.

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¿Quién es la mujer que inspiró el cartel de “We can do it”?

Jueves, 8 de marzo de 2018
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we-can-do-it-rosie-the-riveter-poster-carsten-reisingerRosie la Remachadora es en nombre de la mujer que sacaba músculo y miraba de frente a un mundo que cuestionaba si la mujer era capaz o no…de trabajar. ¡Qué impactante suenan estas palabras a estas alturas! La imagen, pintada por J. Howard Miller, se convirtió en icono feminista en los 80, muchos años después de su creación.

No era un personaje del estilo de Fido Dido sino una mujer de carne y hueso la que inspiró ese significativo retrato. Su nombre era Naomi Parker Fraley, una mujer nacida en plena Guerra Mundial y que desgraciadamante se ha despedido de su amado país estando este en manos del soberanamente machista Donald Trump. Tenía 96 años.

Lo divertido de esta historia es que fueron varias las mujeres que afirmaban ser la modelo del cartel, por lo que tuvo que ser una investigación oficial iniciada en 2010 la que llegara hasta Naomi, entonces camarera en California. Hasta encontrarla, Geraldine Hoff Doyle, ya fallecida, suplantó su lugar y se llevó todo el mérito, solo por parecerse a la mujer del retrato. El cartel original fue encontrado a un comerciante de antiguedades, lo cual resolvió el enigma: en él ponía una fecha, 24 de marzo de 1942, y un texto:  “La hermosa Naomi Parker parece que va a pillarse la nariz en el torno que está utilizando”. El autor de la investigación no paró hasta encontrarla.

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No fue la validación social de la libertad femenina lo que llevó a la emancipación laboral de la mujer. -Desgraciadamente nunca nos lo han puesto tan fácil-. Fue la necesidad de que alguien ocupara los puestos que los hombres habían dejado vacantes para irse a la guerra. Sin embargo, hemos sabido aprovechar los reveses del destino y desde entonces no hemos soltado nuestros trabajos y la autonomía que ellos nos suponen. Obviamente, ¡we did it!

Fuente Oveja Rosa

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Benito Cerati: ‘Soy feminista, soy gay y soy feliz’

Miércoles, 21 de febrero de 2018
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2312386w740El fuerte descargo de Benito Cerati tras las críticas que recibió por declarar que es gay: “Papá, lamento que tengas tantos seguidores que nunca entendieron la apertura como la entendiste vos”

Luego de que Benito Cerati (24) decidiera recurrir a su cuenta de Twitter para hacer un profundo descargo en medio del fuerte debate sobre el feminismo que se instaló en los medios, el joven expresó su malestar ante la gran cantidad de agresiones que recibió.

“Hola. Soy Benito Cerati. Músico. Creador del proyecto Zero Kill, dos discos y un tercero en el camino. Soy feminista y lucho por la igualdad de género e inclusión de minorías. Soy gay y soy feliz, había escrito el hijo de Gustavo Cerati, que generó un aluvión de ataques en la red.

Lejos de dejarlo pasar, el músico volvió a usar la misma vía para sentar su postura: La cantidad de comentarios homófobicos que he recibido desde ayer no tiene precedente. No hinchemos las bolas con la falsa idea de que ya todos aceptamos todo porque es una mentira”.

Además, se dirigió a su papá, quien falleció en septiembre de 2014: Papá, lamento que tengas tantos seguidores que nunca entendieron a nuestra familia y que nunca entendieron el respeto y la apertura como lo entendiste vos. Si revivieras, como dicen varios, sería para cachetear a todos estos enfermos”.

“Tuve la suerte de entender la homosexualidad de chico porque muchísimos de sus amigos eran homosexuales; entendía la humanidad con la belleza potencial que tiene”, agregó Cerati.

“Para algunos no basta la cantidad de entrevistas que hay para entender el amor por la vida y la diversidad que tuvo”, continuó.

Entre sus tweets, también se dirigió a los usuarios: Que todo esto sirva no para tenerme en eje a mí. Yo soy una persona como todos. Sino para darnos cuenta de la homofobia y machismo que reina y que hay que acabar con esto ya”, cerró.

Fuente: Ciudad Magazine, vía SentidoG

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Feminismo radical, ideología de género y el Papa Francisco

Sábado, 20 de enero de 2018
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jesus“Lo que están en juego son las personas”

“El humo generado por críticos de la ‘ideología de género’ impide ver el sentido cristiano de la gracia”

(Alex Roig).- Suena siniestro leer que tras la ideología de género se encuentra el marxismo cultural y el feminismo radical, amén de otros agentes, empeñados en acabar con la familia tradicional y el mundo occidental tal como lo conocemos.

¿En relación a qué es “radical” el feminismo así calificado? Según sus críticos es “radical” en relación al feminismo moderado o tradicional de las primeras feministas, las cuales fueron buenas chicas que portaron el estandarte de la liberación femenina con justas reivindicaciones sociales como un salario digno o acceso a profesiones consideradas exclusivamente de hombres. Un feminismo al cual nada se puede objetar, sino todo lo contrario.

Pero a finales de los años sesenta surge en Estados Unidos un grupo de feministas radicales que empieza a desmarcarse de lo que hasta ese momento había sido el movimiento feminista reivindicativo en todo el mundo, dando lugar al feminismo agresivo contra el hombre y toda su cultura patriarcal, cuyo germen debe buscarse en la nueva izquierda surgida después de mayo del 68. “El corpus de esta ideología totalitaria incluye el sexo libre, el aborto, y la desaparición del matrimonio, la familia y la religión por ser instituciones opresoras”.

A juzgar por lo extremado de las afirmaciones de algunas de sus representados es fácil satanizar el feminismo radical, sin pararse a pensar en sus causas y razones reivindicativas, tras las que se esconden muchas experiencias de dolor, como la de, por ejemplo, la escritora estadounidense y activista Andrea Dworkin, cuya vida es todo un rosario de abusos.

Para empezar, abusos por parte de su padre, abusos de su primer marido. A los 18 años fue arrestada durante una protesta contra la guerra del Vietnam y estuvo en la cárcel de mujeres del Village, donde sufrió abusos de dos médicos. Todos estos factores dominaron sus batallas subsiguientes contra toda forma de violencia contra la mujer.

Tras licenciarse en Literatura en 1968 por el Bennington College, dedicó todas sus fuerzas a la lucha feminista. Básicamente, fueron batallas contra la pornografía, la pedofilia, la violencia contra la mujer y la conducta sexual del hombre como referente de la desigualdad imperante, ahondando en la utilización del sexo por el hombre como vehículo del poder patriarcal. En 1999, a los 53 años, fue drogada y violada en un hotel de París, un suceso que le hizo un daño enorme, agravado, además, porque hubo quien no creyó su historia.

Es evidente que muchas mujeres no han llegado al feminismo radical por pura teoría ni por promover caprichosamente una ideología de género, sino sencillamente como consecuencia de su propia experiencia de vejación y dolor. Se entiende perfectamente que sea una mujer, monja y teóloga católica, Ivone Gebara, la que pueda escribir una teodicea teológica hasta aquí no tratada por ningún teólogo o filósofo masculino, me refiero a El rostro oculto del mal. Una teología desde la experiencia de las mujeres (Trotta, Madrid, 2002).

Ciertamente, la experiencia de violencia sexual o machista no justifica necesariamente las posiciones extremas o radicales, pero ayuda a comprenderlas y obliga a buscar otras perspectivas y hermenéuticas más comprensivas, según el principio cristiano destacado por San Ignacio, de que antes de condenar la posición contraria, hay que intentar salvarla. Así es como se es fiel a aquel que dijo, “no he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo” (Jn 12, 47).

Cuando cada día somos testigos del abuso de la mujer, que en estos últimos meses ha tenido por protagonista a la industria del espectáculo de Hollywood, pero que es una realidad cotidiana que muchas niñas -y niños- llevan sufriendo desde la más tierna infancia en el seno mismo de su familia. Es triste comprobar que la violencia contra la mujer está presente en tanto en ámbitos privados como públicos; en el hogar y en trabajo; en la economía canalla de la prostitución, la pornografía y la trata de blancas; en la violencia física directa; en los feminicidios, que muchas veces quedan impunes.

Los que señalan los años 60 como génesis de la ideología de género, deben recordar que aquellos fueron marcados no solo por el movimiento feminista radical, sino también por protestas internacionales contra la guerra en Vietnam y contra la aceptación y hasta el apoyo de brutales dictaduras en Latinoamérica. Parte de aquella juventud se radicalizó al no ver posibilidades de eliminar esta violencia institucional. Protestaba por igual contra la violencia política y todo tipo de violencias, entre ellas la violencia de género.

Dicho esto, hay que aclarar que este tipo feminismo radical de los años 60-70 ya apenas si existe, excepto en Estados Unidos, donde siempre ha contado con grandes representantes, cuyo pensamiento fluctuó entre lo radical y lo moderado. Hoy muchas feministas abogan más por la cooperación que por la confrontación. En la actualidad, se puede decir con María Blanco, que “nadie tiene el monopolio de lo que piensan las mujeres, ni del feminismo auténtico, ni de la feminidad” (Afrodita desenmascarada. Una defensa del feminismo liberal, Deusto Ediciones, Barcelona, 2017).

Cathy Young, escribiendo a mediados del 2016 para The Washington Post, afirmaba que casi nadie niega la realidad histórica de la dominación masculina, pero la solución al problema, que ha creado un gran fractura en nuestra cultura, pasa no sólo por la guerra entre sexos. “Para formar parte de la curación, el feminismo debe incluir a los hombres, no sólo como aliados sino como socios, con una misma voz y una misma humanidad”.

Después de una década complicada, la Conferencia Episcopal Española reconocía que el tiempo transcurrido desde la publicación Directorio de la Pastoral Familiar en España (2003), donde los obispos llamaban la atención sobre las nuevas circunstancias en las que se desarrollaba la vida familiar, y la presencia en la legislación española de presupuestos que devaluaban el matrimonio, en la actualidad “permite advertir que, desde entonces, no son pocos los motivos para la esperanza. Junto a otros factores se advierte, cada vez más extendida en amplios sectores de la sociedad, la valoración positiva del bien de la vida y de la familia; abundan los testimonios de entrega y santidad de muchos matrimonios y se constata el papel fundamental que están suponiendo las familias para el sostenimiento de tantas personas, y de la sociedad misma, en estos tiempos de crisis”.

Los múltiples desafíos al concepto cristiano de la sexualidad y la familia están ahí, pero para responder a esta problemática, amplia y compleja, a la Iglesia no le queda otra vía que volver a reflexionar las viejas creencias a la luz de las nuevas realidades. Su labor es la búsqueda de la paz y el bien en cada nuevo contexto y en cada nuevo momento de la historia, sanar el egoísmo visceral que nos lleva a preferir siempre nuestros intereses en detrimento de los demás.

El ser humano, debido a lo arraigado de su pecado, ha construido una sociedad injusta y discriminadora, donde las esclavitudes antiguas da lugar a nuevos tipos de esclavitud, donde en última instancia todo se reduzca a mantener la diferencia entre los de arriba y los de abajo, entre la élite y la no-élite; entre los nuestros y los otros.

“Establecemos”, como dice Ivone Gebara, “colores y etnias superiores unas a otras, sexos superiores a otros, orientaciones sexuales más normales que otras. Y quien está del lado del poder y de la normalidad no duda en mantener relaciones excluyentes y culpabilizar a ‘los diferentes’ por muchos males del mundo”.

La Iglesia no es inmune a estos combates históricos entre la igualdad y la desigualdad, lo que en la Biblia se describe como “acepción de personas”, intolerable para el creyente. La Iglesia tiene miedo de las feministas radicales y la feministas tienen miedo de la Iglesia. “Las feministas”, escribía Alicia Miyares, “sabemos que los valores, tanto morales como políticos, de la igualdad y la libertad son falazmente cuestionados por discursos religiosos que pretenden interrumpir de continuo la marcha de la humanidad hacia modelos de democracia más perfectos”.

Los últimos papas, comenzando por Juan Pablo II, pasando por Benedicto XVI y llegando a Francisco, se han pronunciado inequívocamente contra la “ideología de género; esto no se puede negar.

En la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia sobre el amor a la familia, publicada en marzo de 2016, el Papa Francisco advierte: “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo” (n. 86). Con ello no hace sino defender la enseñanza sustentada en la Escritura y la Tradición sobre las relaciones hombre-mujer y el matrimonio.

Pero, téngase en cuenta una nota importante. Para Francisco, denunciar la ideología de género no implica negar ayuda o compañía a los homosexuales; no cierra los ojos a la urgencia de una teología pastoral adecuada, sensible y atenta a la realidad.

En la habitual conferencia de prensa que concede en el retorno de sus viajes internacionales, específicamente en el vuelo de Azerbaiyán a Roma, el Papa señaló que “las personas se deben acompañar como las acompaña Jesús. Cuando una persona que tiene esta condición llega hasta Jesús, Jesús no le dirá seguramente vete porque eres homosexual. No. Lo que yo he dicho, es esa maldad que hoy se hace en el adoctrinamiento de la teoría del género”. “Antes que nada, yo he acompañado en mi vida como sacerdote, obispo y también como Papa, he acompañado personas con tendencia homosexual y también con prácticas homosexuales. He acompañado, los he acercado al Señor, algunos no podían, pero yo he acompañado y nunca he abandonado a nadie, esto que quede claro”.

Anteriormente, el 26 junio 2016, Francisco se había atrevido a decir que la Iglesia católica debería disculparse con las personas gays por la forma en que las ha tratado. Fue durante el vuelo de regreso al Vaticano tras su visita a Armenia. El Papa hizo estas declaraciones cuando le preguntaron si estaba de acuerdo con los comentarios del cardenal alemán Reinhard Marx, quien dijo que la Iglesia debía disculparse con los homosexuales por haberlos “marginado”. Leer más…

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