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“ Masculinidad y pederastia clerical: Sin compasión”, por Juan José Tamayo.

Viernes, 4 de febrero de 2022
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“Negativa expresa a constituir una comisión externa e independiente de la jerarquía”

  “La pederastia clerical se convierte así en la mayor perversión de lo sagrado y de la divinidad. Es la confirmación del viejo adagio latino: corruptio optimi pessima”

“La estructura jerárquico-patriarcal de la iglesia católica se sustenta en la masculinidad de Dios que da lugar a la masculinidad sagrada de los clérigos. Esta constituye la base del patriarcado religioso que, a su vez, legitima el patriarcado político, social, familiar”

“El comportamiento de la jerarquía eclesiástica demuestra, hasta ahora, insensibilidad ante el dolor de las víctimas, falta de compasión al no ponerse de su lado, no curar sus heridas, no contribuir a aliviar sus sufrimientos”

“¿Qué decir de la actitud de la judicatura y la fiscalí en la ciudadaníaa en los casos de pederastia clerical? Tengo mis dudas de que en determinados sectores de ambas instituciones no exista todavía complicidad, connivencia e incluso temor reverencial hacia la jerarquía eclesiástica”

Unidas Podemos, Bildu y ERC piden al Congreso que investigue los abusos a menores en la Iglesia católica

Ante la ‘gravedad‘ de lo sucedido y la ‘inacción’ de esta institución, el PNV pide que una comisión independiente investigue los abusos en la Iglesia: “Resultará más respetuosa con las víctimas”

El Gobierno reitera su apoyo a las víctimas de abusos en la Iglesia y el PP se niega a la investigación.  El PSOE estudia la “mejor opción para abrir un espacio de investigación”

Alejandro Palomas se reunirá con Sánchez para hablar sobre abusos: “Conversamos y vi que está ‘muy por labor'”

La pederastia clerical es uno de los mayores escándalos de la iglesia católica en los últimos ochenta años, que ha destruido la dignidad y la vida de decenas de miles de personas. No se trata de “solo pequeños casos”, como afirma, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, refiriéndose a la Iglesia católica española, sino que es un problema estructural que afecta a toda la institución, está instalado en la propia organización jerárquico-patriarcal y contagia a todo el cuerpo eclesial.

Los pederastas dentro de la iglesia católica se ubican en el ámbito de lo sagrado y en los diferentes espacios del poder eclesiástico: cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, miembros de congregaciones religiosas masculinas, párrocos, profesores de colegios religiosos, formadores de seminarios y noviciados, padres espirituales, confesores, etc. Todos ellos se consideran representantes de Dios, y sus comportamientos, por muy perversos que sean, se ven legitimados por “su” Dios. La pederastia clerical se convierte así en la mayor perversión de lo sagrado y de la divinidad. Es la confirmación del viejo adagio latino: corruptio optimi pessima.

La estructura jerárquico-patriarcal de la iglesia católica se sustenta en la masculinidad de Dios que da lugar a la masculinidad sagrada de los clérigos. Esta constituye la base del patriarcado religioso que, a su vez, legitima el patriarcado político, social, familiar, etc. “El patriarcado tiene a Dios de su lado” afirma Kate Millet en su libro Política sexual (1970), que inaugura la tercera ola del feminismo: el feminismo radical.

La alianza y complicidad entre ambos patriarcados se traduce en la naturalización de la inferioridad de las mujeres, las niñas, los niños y las personas en situación de mayor vulnerabilidad, hasta llegar a legitimar la violencia contra ellas.

Llegados aquí, se establece un pacto de silencio, ocultamiento y encubrimiento en torno a la pederastia clerical, y cuando aparecen casos probados, lejos de ponerlos en manos de la justicia, se tiende a negarlos, minusvalorar su gravedad, calificarlos de excepciones irrelevantes frente a la ejemplaridad de la mayoría del clero, mirar para otro lado y a poner el foco en otros sectores de la sociedad donde se dice que es mayor el número de casos de pederastia.

Cuando aparecen informes a partir del testimonio de las víctimas, que merecen total credibilidad porque hablan desde el sufrimiento causado por la violencia sexual de que han sido objeto, se duda de su objetividad y se les acusa de falta de rigor. Es lo que ha sucedido con la investigación del diario El País, entregada al papa Francisco y al cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE, que ha sido descalificada y acusada de falta de pruebas, como hizo el cardenal Cañizares en la rueda de prensa tras la reunión con el papa. ¿Resultado de esta actitud? Complicidad en la pederastia.

Todo menos investigar. Lo dijo en su día el secretario general de la CEE: “No estamos por la labor de hacer investigaciones sociológicas o estadísticas, sino conocer a cada víctima (y posible ¿? agresor) con nombres y apellidos”. Parece, sin embargo, que, en los últimos días se ha producido un cambio de actitud en la Conferencia Episcopal Española, que se ha mostrado dispuesta a investigar. ¿Es realmente así? Habría que matizar. El cambio se debe a la evidencia de las investigaciones externas, a la reivindicación de las víctimas y a que el Papa lo ha exigido, no a la propia convicción de un sector importante del episcopado ante la criminalidad contra la infancia.

Aun así y todo, la investigación se limitaría a crear oficinas en cada diócesis con la negativa expresa a constituir una comisión externa e independiente de la jerarquía que analice en profundidad y de manera objetiva los hechos, sus causas y consecuencias con la obligación de reparar. Las victimas ya han expresado su escepticismo y desconfianza ante tales medidas, ya que puede significar negarse a conocer la verdad, o mejor, a reconocerla. Dicha negativa contraviene el mensaje de Jesús de Nazaret: “La verdad os hará libres” (Juan 8,32).

El comportamiento de la jerarquía eclesiástica demuestra, hasta ahora, insensibilidad ante el dolor de las víctimas, falta de compasión al no ponerse de su lado, no curar sus heridas, no contribuir a aliviar sus sufrimientos y no acompañar a las víctimas en la vivencia del “calvario oculto” al que se refería en este periódico una mujer que había sido abusada de niña por un sacerdote.

Al menos cuatro Conferencias episcopales europeas han creado agencias independientes de investigación con luz y taquígrafos y sin interferencia eclesiástica alguna: Francia, Bélgica, Alemania y, hace unos días, Portugal, tras la petición pública de 241 católicos de abrir una investigación nacional independiente en torno a los abusos sexuales producidos durante los últimos 50 años; en apenas cinco días la comisión ha recibido 102 denuncias.

Hay una pregunta que me viene rondando desde que comenzaron a ver la luz las primeras denuncias de las víctimas y los primeros casos investigados por instancias ajenas a la jerarquía de la iglesia católica española: ¿por qué no toma la iniciativa de crear esa comisión independiente interdisciplinar? He escuchado respuestas como que tienen miedo a lo que pudieran encontrarse, que no quieren llegar al fondo de la verdad y que se resisten a reconocer la magnitud del problema. De ser ciertas dichas respuestas, supondrían una gravísima irresponsabilidad por parte de la CEE y, lejos de defender la honorabilidad de la iglesia católica de España, provocarían un descrédito todavía mayor en la ciudadanía.

Por último, ¿qué decir de la actitud de la judicatura y la fiscalí en la ciudadaníaa en los casos de pederastia clerical? Tengo mis dudas de que en determinados sectores de ambas instituciones no exista todavía complicidad, connivencia e incluso temor reverencial hacia la jerarquía eclesiástica; actitudes que se superpongan indebidamente a la obligada investigación de la comisión de delitos, que les incumbe. Lo que tiene que quedar claro es que no existen dos justicias, la religiosa y la civil, sino una sola, la civil, a quien corresponde investigar los delitos, en este caso, contra la indemnidad sexual de los menores, que son las personas más desprotegidas y con frecuencia las más vulnerabilizadas.

  Juan José Tamayo es profesor emérito de la universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros cabe citar: Hermano islam (Trotta, 2019); La compasión en un mundo injusto (Fragmenta, 2021)


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Jesús Espeja: “Dos patologías en la Iglesia: Clericalismo y patriarcalismo”

Jueves, 25 de febrero de 2021
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1537973088495-1-1140x500De su blog La Iglesia se hace diálogo:

“En la Biblia escrita por hombres y en una cultura patriarcal, la mujer aparece como inferior y debe estar sometida sumisamente al hombre”

“Magisterio y teología con frecuencia vienen recomendando a las mujeres que estén sujetas a su esposo, y han dado pie a un machismo cada vez más intolerable que aún hoy sufren muchas mujeres en matrimonios cristianos”

“La minusvaloración de la mujer en la Iglesia es innegable dado que no tiene acceso ninguno a las instancias de poder hoy en manos de los ministerios ordenados que sólo pueden ejercer los varones”

“En el clericalismo se excluye a los laicos que son la mayoría de los bautizados, y en el patriarcalismo se excluye a las mujeres que son la mayoría de los creyentes”

El papa Francisco habló recientemente sobre la posibilidad de que las mujeres sean lectoras, acólitas o diaconisas. Respetando las decisiones de las autoridades eclesiásticas en el hoy de la Iglesia, es manifiesta la discriminación de la mujer no solo en la sociedad sino también dentro de la organización y funcionamiento eclesiales.

En la Biblia escrita por hombres y en una cultura patriarcal, la mujer aparece como inferior y debe estar sometida sumisamente al hombre; salió de las costilla del varón, es la culpable de la caída y todavía en tiempo de Jesús, el varón podía despedir a su esposa, mientras ella no tenía derecho a pedir el divorcio. Esa mentalidad prevalece a lo largo de la historia bíblica, si bien otro documento sobre los orígenes dice que Dios creó al ser humano “hombre y mujer” a imagen suya. Una mentalidad que tiene también su apoyo en la filosofía de Aristóteles: “la mujer es un varón mutilado”, “un error de la naturaleza”.

Esta visión discriminatoria de la mujer ha entrado en el discurso y organización de la Iglesia. Jesucristo se pudo a lado de los excluidos-niños, pobres, mujeres abandonadas; fiel a esa conducta, la primera comunidad cristiana confiesa que, entre los cristianos ya no hay discriminación “hombre ni mujer”, pues todos los bautizados tienen la misma dignidad. Pero ya san Pablo, formado en la cultura del pueblo judío, recomienda: “que los hijos obedezcan a sus padres, los esclavos a los amos, y las mujeres a sus maridos; y que las mujeres se callen”. Magisterio y teología con frecuencia vienen recomendando a las mujeres que estén sujetas a su esposo, y han dado pie a un machismo cada vez más intolerable que aún hoy sufren muchas mujeres en matrimonios cristianos.

La minusvaloración de la mujer en la Iglesia es innegable dado que no tiene acceso ninguno a las instancias de poder hoy en manos de los ministerios ordenados que sólo pueden ejercer los varones. Minusvaloración más escandalosa cuando en la sociedad civil se declara la igualdad de derechos fundamentales para el hombre y para la mujer, y algunas de ellas ocupan puestos de relevancia y de poder en organismos nacionales e internacionales.

La Iglesia está en camino y ansía todavía llegar a ser lo que no es. A la hora de responder a esa vocación sufre hoy dos patologías: el clericalismo y el patriarcalismo. El clericalismo entendido como reducción de la Iglesia al clero ha sido y es lamentable patología denunciada claramente por el papa Francisco. El patriarcalismo, por no decir machismo, es otra nefasta patología de la comunidad cristiana.

En el clericalismo se excluye a los laicos que son la mayoría de los bautizados, y en el patriarcalismo se excluye a las mujeres que son la mayoría de los creyentes. En la Iglesia como pueblo de Dios, todos los bautizados tienen la misma dignidad y los mismos derechos, aunque haya distintas funciones. Nadie es más que nadie. Cuando alguno cree que solo él tiene hilo directo con el Espíritu se equivoca, porque todos recibimos el Espíritu que a todos nos hace hermanos.

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Juan José Tamayo: “Las condenas patriarcales a la Teología Feminista proyectaron sobre Dios una imagen misógina”

Lunes, 15 de junio de 2020
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Marcha-feminista_2238386164_14673999_660x371“Con Francisco continúa la injusticia de género en todos los terrenos”

“La Teología Feminista llamaba la atención sobre la discriminación de las mujeres, que desemboca en violencia machista, feminicidio, como invariante histórica e instrumento normalizado en la sociedad y la Iglesia patriarcales”

“Cuestionaba las masculinidades sagradas como única representación divina, rechazaba la moral de esclavas que las religiones imponen a las mujeres”

“El resultado de la investigación fue la acusación a la Conferencia del Liderazgo de posturas contrarias a la fe de la Iglesia en cuestiones como el sacerdocio y la homosexualidad, de errores doctrinales y de promover un feminismo radical”

En el centenario del nacimiento de Juan Pablo II y en el quince aniversario de la elección de su sucesor, Benedicto XVI voy a reflexionar sobre una teología que no ha tenido el reconocimiento que merece, ni siquiera en los discursos religiosos críticos dentro del cristianismo y en el ámbito del feminismo, cuando se trata de una de las más creativas y metodológicamente “revolucionarias” de los últimos cincuenta años: la Teología Feminista.

En un primer momento apenas se la tuvo en consideración. Se la desdeñó y situó del lado de las teologías de genitivo por creerse que su novedad no consistía en otra cosa que en incorporar a la mujer como un tema más en el programa teológico. Por ello ni siquiera el Magisterio eclesiástico reaccionó ante su nacimiento ni reparó en su originalidad. “Cosas de mujeres”, interpreto que dijeran los defensores de la teología patriarcal y del dogma católico.

Pero la Teología Feminista era más que eso. Llevaba a cabo una verdadera revolución metodológica, un giro hermenéutico y un análisis de la realidad desde la perspectiva de género, que suponía una verdadera conmoción en el discurso teológico. En su mediación socio-analítica llamaba la atención sobre la discriminación de las mujeres, que desemboca en violencia machista, feminicidio, como invariante histórica e instrumento normalizado en la sociedad y la Iglesia patriarcales.

Violencia contra las mujeres, no como simple fenómeno marginal sino como el instrumento habitual, fundamental y más eficaz del patriarcado para someter a las mujeres. Ni siquiera la Teología de la Liberación en sus orígenes reparó en tamaña injusticia, que afectaba a más de la mitad de la humanidad, y de manera especial a las mujeres del entonces llamado “Tercer Mundo” u hoy “Sur global”.

Aplicando al ámbito religioso las categorías de análisis de la teoría de género, la Teología Feminista (feminismos, género, patriarcado, autonomía, violencia de género, masculinidades hegemónicas, masculinidades sagradas, pacto entre mujeres, fraternidad-sororidad, feminización de la pobreza, hermenéutica de la sospecha, etc.) dirigía su crítica radical a las estructuras jeráquico-piramidal-patriarcales de las iglesias, cuestionaba las masculinidades sagradas como única representación divina, rechazaba la moral de esclavas que las religiones imponen a las mujeres.

A su vez creaba sus propias organizaciones teológicas sin pedir autorización al Vaticano y sin necesidad de asesores teológicos varones, proponía alternativas comunitarias de corresponsabilidad y autoridad compartida, defendía la democracia paritaria en las instituciones religiosas, leía los textos fundantes, en este caso del cristianismo, desde la sospecha de que estaban escritos en un lenguaje androcéntrico y que era necesario despatriarcalizar.

“Al darse cuenta de la seriedad y del carácter “revolucionario” de la iniciativa, el Magisterio eclesiástico y sus teólogos asesores comenzaron a sospechar del peligro de dicha teología”

Al darse cuenta de la seriedad y del carácter “revolucionario” de la iniciativa, el Magisterio eclesiástico y sus teólogos asesores comenzaron a sospechar del peligro de dicha teología y a vigilarla de cerca. A las sospechas siguieron las censuras, que  desembocaron en condenas. Unas y otras procedían de jerarcas patriarcales y de teólogos androcéntricos –todos, o la mayoría, clérigos-, insensibles a la discriminación de las mujeres.

Las condenas recayeron sobre algunas de las más reconocidas teólogas con una excelente formación interdisciplinar desde la perspectiva feminista, una sólida fundamentación epistemológica, una gran capacidad de diálogo interdisciplinar y de interlocución con las diferentes tendencias de la Teología Feministas, especialmente con las decoloniales.

Las condenas patriarcales confirmaban la afirmación de Mary Daly: “Si Dios es varón, el varón es Dios” y se colocaba a Dios del lado del patriarcado religioso para condenar a las teólogas feministas proyectando sobre Él una imagen misógina y sexista, que le hacía un flaco favor a la hora de presentarlo como Dios de todos los seres humanos. ¿Quién iba a creer en un Dios misógino? En palabras de Kate Millet, autora de Política sexual, referente de la tercera ola del feminismo, “el patriarcado tiene a Dios de su parte”, y no solo de parte del patriarcado religioso, también del político, incluso en sociedades secularizadas.

Una de las teólogas sometidas a este proceso patriarcal por parte de la nueva Inquisición fue la norteamericana Elisabeth Johnson, autora de obras tan relevantes de teología feminista como La que es. El misterio de Dios en el discurso teológico feminista (Herder, 2002), Verdadera madre nuestra (Herder, 2005) y La búsqueda de Dios vivo. Trazar las fronteras de la teología de Dios (Sal Terrae, 2008). En ellas de-construye el lenguaje patriarcal de la teología, que está en el sustrato del sexismo y de la misoginia, cuestiona las imágenes androcéntricas de Dios y busca reconstruir imágenes integradoras de la divinidad, privilegiando las que surgen desde abajo a partir de las experiencias del sufrimiento y de las luchas emancipatorias de las mujeres y las tienen que ver con la vida.

La amplia difusión de su libro La búsqueda de Dios vivo provocó el malestar de los obispos estadounidenses que, a través de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, acusaron la obra de “falsedades, ambigüedades y errores”, de no concordar con la doctrina católica en sus puntos fundamentales y de llegar a conclusiones “teológicamente inaceptables”. Elisabeth Johnson expresó su malestar por la tergiversación de su pensamiento y la falta de diálogo y respondió con una réplica rigurosamente argumentada.

Después, la censura contra la Teología Feminista desembocó en una investigación durante cuatro años a la Conferencia del Liderazgo de Mujeres Religiosas de Estados Unidos, organización que agrupa a numerosas congregaciones religiosas femeninas estadounidenses, por la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el cardenal conservador alemán Gerhard Müller, discípulo de Benedicto XVI, quien lo nombró para dejarlo “todo atado y bien atado” en el terreno doctrinal tras su renuncia.

El resultado de la investigación fue la acusación a la Conferencia del Liderazgo de posturas contrarias a la fe de la Iglesia en cuestiones como el sacerdocio y la homosexualidad, de errores doctrinales y de promover un feminismo radical. Además, el cardenal Müller consideró “una abierta provocación contra la Santa Sede” la concesión del “Premio al Sobresaliente Liderazgo” por parte de la Conferencia de Liderazgo a la teóloga Elisabeth Johnson, que había sido condenada por el Vaticano unos años antes.

Durante el pontificado del Papa Francisco no se ha producido ninguna amonestación ni condena contra la Teología Feminista, como tampoco contra las organizaciones religiosas femeninas de orientación feminista. Sin embargo, Francisco no se ha destacado precisamente por su afinidad con el feminismo ni por devolver a las mujeres en la Iglesia católica y en la teología el protagonismo requerido por mor de justicia de género y justificado teológicamente. Más bien todo lo contrario. Continúa la injusticia de género en todos los terrenos.

Durante el encuentro de los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo en el Vaticano para tratar sobre la pederastia en la Iglesia, el Papa Francisco afirmó que “el feminismo acaba siendo un feminismo con faldas. En una entrevista con Jordi Évole en el programa de La Sexta “Salvados” reconoció haberse equivocado. Corrigió tan taxativa afirmación por otra más matizada: “Todo feminismo corre el riesgo de convertirse en un machismo con pollera (= falda). La otra me equivoqué”. Autocorregirse es poco frecuente en un Papa. Por eso, haberlo hecho es algo que le honra.

Con todo, creo que, tras siete años de pontificado “franciscano”, el feminismo y la Teología Feminista siguen siendo dos de sus asignaturas pendientes y constituyen uno de los criterios para que pueda ser considerado consecuentemente renovador o no.

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Demetrio Velasco: “El sistema patriarcalista y clerical ataca la ‘ideología de género’, desfigurándola, para así poder diabolizarla y condenarla”

Miércoles, 4 de marzo de 2020
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ideologia-de-genero“El patriarcado es una de las causas más importantes de la desigualdad humana, si no de la más importante”

“Abundan las legitimaciones ideológicas y religiosas de este sistema de dominación patriarcalista, argumentando que la desigualdad de hombres y mujeres es un hecho natural y querido por Dios, podemos comprender que la hipoteca de la lógica patriarcal y clerical plantea un reto de enorme trascendencia”

“Los cristianos seguimos contemplando el proceder de una iglesia patriarcalista y clerical que sigue manteniendo a las mujeres en una situación de subordinación incompatible con una praxis cabalmente evangélica”

“Una parte importante de la Iglesia jerárquica ha seguido manteniendo, desde un jusnaturalismo premoderno y sacralizado, una concepción desigualitaria de la mujer, que tanto en el orden biológico, como en el ontológico, la destina a ser subordinada e inferior al varón”

La lógica patriarcalista, radicalmente desigualitaria, tiene tras de sí una historia milenaria cuyo peso se hace sentir todavía en nuestros días con una fuerza y una vigencia enormes.

Si por patriarcado entendemos un sistema de dominación que ejercen los varones en cuanto género en todas las esferas de la vida, desde la familiar a la política, configurando las instituciones más importantes de la sociedad y determinando las relaciones sociales de exclusión y subordinación de las mujeres, es obvio que estamos hablando de una de las causas más importantes de la desigualdad humana, si no de la más importante.

Si, además, abundan las legitimaciones ideológicas y religiosas de este sistema de dominación patriarcalista, argumentando que la desigualdad de hombres y mujeres es un hecho natural y querido por Dios, podemos comprender que la hipoteca de la lógica patriarcal y clerical plantea un reto de enorme trascendencia. Para los cristianos/as habituados a convivir en una Iglesia de estructura patriarcalista y clerical, profundamente desigualitaria, el reto es todavía mayor.

En efecto, a menudo nos sorprendemos de que en las sociedades más progresistas sigan manteniéndose situaciones de injustificable desigualdad entre hombres y mujeres en casi todos los ámbitos de la vida (salarios, control del poder, hegemonía cultural); con frecuencia nos escandalizamos de los brutales casos de “violencia de género” que se dan en el seno de las familias; cada día nos golpea la inhumana situación de la explotación sexual y de acosos en que se ven inmersas multitud de mujeres; casi siempre los cristianos seguimos contemplando el proceder de una iglesia patriarcalista y clerical que sigue manteniendo a las mujeres en una situación de subordinación incompatible con una praxis cabalmente evangélica. Pero en estas circunstancias no solemos preguntarnos por las razones profundas que originan estas situaciones de dominación y opresión de las mujeres, que siempre nos remiten al sistema patriarcalista y clerical vigente.

Solamente una praxis coherente puede luchar contra este sistema de dominación que es el patriarcalismo clerical. Se han dado muchos y muy relevantes pasos en este sentido. Los diferentes feminismos han sabido explicitar, con mayor o menor éxito, las formas de caminar hacia esta praxis. Me limito a referirme a una cuestión que considero especialmente significativa por lo que se refiere a la actitud de los cristianos/as al respecto. Es la posición que la Iglesia católica sigue manteniendo ante lo que despectivamente denomina “Ideología de género”.

Una de las aportaciones clave del feminismo, desde sus orígenes, ha sido la de ver en el género la categoría central para comprender las relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres y la de explicar la construcción social de dicha categoría.

Frente a lafalacia naturalista” que ha situado siempre en lo biológico la determinación de lo femenino como inferior y subordinado a lo masculino, la teoría feminista del género demuestra que dicha inferioridad y condición femenina es fruto de una construcción humana y social que hay que deconstruir.

La mujer, más allá de su condición sexual, es un sujeto humano que exige ser socializada como tal, es decir, en condiciones de libertad, igualdad y autonomía espiritual. De ahí, la necesidad de humanizar lo sexual y controlarlo desde la autonomía y responsabilidad de la mujer. La teología feminista no sólo ha asumido este reto de ver en la categoría de género “un signo de los tiempos para, desde su adecuada comprensión, comenzar a deconstruir el patriarcalismo clerical, sino que nos recuerda que, si de verdad creemos que la mujer es, como ser humano, “imagen de Dios”, se debe cuestionar y se debe deconstruir toda la categorización teológica, jurídica y cultural que de la mujer se ha hecho en la Iglesia para legitimar su condición de subordinación y dominación.

La reacción del sistema patriarcalista y clerical ante el intento feminista de humanizar y dignificar a la mujer ha sido la de atacar la “ideología de género”, desfigurándola, para así poder diabolizarla y condenarla. La ideología de género, se dice, además de querer borrar la diferencia entre hombres y mujeres y de subrayar que la relación entre ellos es fundamentalmente polémica y hostil, origina una situación de relativismo moral que conlleva la promiscuidad sexual y la ruina de la familia tradicional.

Querer negar la naturaleza sexual que diferencia esencialmente a hombres y mujeres es ir contra la naturaleza y contra el plan divino. La ideología de género es una expresión del materialismo individualista y antinatural que amenaza la vida humana en todos los sentidos. Por lo que respecta a la posición de una parte importante de la Iglesia jerárquica, se ha seguido manteniendo, además, desde un jusnaturalismo premoderno y sacralizado una concepción desigualitaria de la mujer, que tanto en el orden biológico, como en el ontológico, la destina a ser subordinada e inferior al varón. Ni la renovación conciliar ni las aportaciones del pensamiento feminista han podido desactivar coherentemente las estructuras sexista y desigualitarias.

Los cristianos/as, ante la lógica desigualitaria del patriarcalismo clerical, tenemos ante nosotros el reto ineludible de aplicar aquí, una vez más, el principio de Encarnación, que nos obliga a seguir el camino de Jesús de forma históricamente suficiente. Desde él es injustificable seguir “condenando a distancia”, en abstracto, dicha lógica, sin implicarnos en desmontar las causas ideológicas, sociopolíticas y religiosas que la alimentan.

Para la Iglesia es ineludible el compromiso por desterrar de su ordenamiento jurídico y de su vida institucional todas las discriminaciones de género que nada tienen que ver con el Dios encarnado en Jesús.

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Los obispos portugueses cargan contra el “adoctrinamiento” de la ideología de género

Sábado, 31 de agosto de 2019
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Obispos-portugueses_2153494664_13865198_660x371Que ellos hablen de adoctrinamiento… tiene bemoles la cosa.

Advierten a los padres de su introducción en las escuelas

Relanzan un documento publicado por primera vez en 2013, en el que cargan contra la “pretensión” de la “ideología” de “renunciar a los datos biológicos para identificar las diferencias entre hombres y mujeres”, la cual tachan de “ilusoria”

Recuerdan a los padres sus “derechos sobre la orientación que se debe dar a la educación de sus hijos”

(Vatican News).- Los Obispos portugueses se unieron a las preocupaciones de algunos sectores de la sociedad civil sobre la introducción de la ideología de género en las escuelas.

El Consejo de Ministros aprobó una medida a tal efecto el pasado 16 de agosto. Se trata del Decreto nº 7247/2019 de los Ministerios de Educación y de Igualdad y Ciudadanía, que “establece medidas administrativas” para la aplicación de las disposiciones de una ley aprobada en 2018.

Se ha lanzado una petición contra la medida, que hasta ahora ha recogido más de 32.000 firmas.

Un instrumento de “adoctrinamiento”

Por su parte, la Conferencia Episcopal Portuguesa ha relanzado en línea un documento pastoral sobre el tema publicado en 2013. En el texto, titulado “La visión cristiana de la sexualidad. A propósito de la ideología de género”, la Iglesia en Portugal advierte contra los intentos de introducir la enseñanza de la teoría de género en las escuelas, definida como un instrumento de “adoctrinamiento” y un intento de transmitir las tesis de esta ideología “como un dato científico compartido e indiscutible”.

“Igualdad de género”

Una ideología que quiere determinar una “revolución antropológica”, poniendo la identidad sexual en segundo plano “como condición natural y biológica”. De hecho, “en lugar de sexo (fundamental para identificar a una persona), se habla de ‘género’ (construcción cultural y psicológica de una identidad), en vez de igualdad entre hombres y mujeres, se habla de ‘igualdad de género’, mientras que ‘la familia’ es sustituida por ‘las familias’”.

“ Ante el uso del sistema educativo para afirmar y difundir esta ideología, es bueno recordar la primacía de los derechos de los padres sobre la orientación que se debe dar a la educación de sus hijos ”

Respetar el derecho de los padres de elegir la educación de sus hijos

Sin embargo, advierte el documento, esta “pretensión de renunciar a los datos biológicos para identificar las diferencias entre hombres y mujeres es ilusoria. Los Obispos portugueses, por lo tanto, reafirman el derecho de los padres a opinar sobre este punto: “Ante el uso del sistema educativo para afirmar y difundir esta ideología, es bueno recordar la primacía de los derechos de los padres sobre la orientación que se debe dar a la educación de sus hijos”.

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Arzobispo de Toledo: “No creo en la igualdad de género”

Sábado, 13 de julio de 2019
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braulio-rodriguez_270x250Qué matraca, Dios mío… ¿por qué no lee un poquito para ilustrarse su ilustrísima?

Carga contra el “pensamiento único” y “radicalismo” de la ‘ideología de género’

“Creo en la igualdad entre el sexo femenino y el sexo masculino, esto es, entre los seres humanos. Creo, pues, en la igualdad de sexos”, matiza Braulio Rodríguez en su escrito semanal

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha afirmado que la ideología de género no es la solución para vencer al “machismo inaceptable” que sigue en la sociedad cuya erradicación, según añade, impide que sigan muriendo mujeres “injustamente y algún hombre”. “De ningún modo”.

En su escrito semanal, Rodríguez afirma que no cree en la igualdad de género.

“Creo en la igualdad entre el sexo femenino y el sexo masculino, esto es, entre los seres humanos. Creo, pues, en la igualdad de sexos”, manifiesta el arzobispo toledano.

“No me gusta la desigualdad por la que la mujer sufre en tantos campos; detesto la violencia contra la mujer y, por supuesto, condeno sin ninguna clase de dudas las muertes que hombres-habría que decir ‘el macho’– comete contra la mujer; como también detesto las muertes de niños por ser niños, de adultos y de ancianos, como me duele que haya quienes mueren por falta de seguridad en el trabajo, por ahorrarse un dinero, o por tantas discriminaciones que se dan en la sociedad humana”, ha argumentado.

No obstante, se reafirma en que no cree en la igualdad de género. “¿Por qué razón? Porque, aunque no existe ninguna diferencia en cuanto a la dignidad y a los derechos fundamentales entre hombre y mujer, hay diferencia entre sexo masculino y el sexo femenino. Lo cual no me impide ver la igualdad radical entre las dos partes que constituyen la humanidad: la mujer y el hombre”.

Bajo su punto de vista, hay diferencia entre los sexos, aunque éstos son complementarios, y las diferencias entre hombre y mujer no se deben “simplemente” a una cuestión de género, cultura, educación o mala educación, o asignación de roles. “Pero no me escandalizo porque niños y niñas, por ejemplo, jueguen a juegos que no sé por qué tiene que ser de niños o de niñas”.

“Acepto o entiendo que existan quienes defienden la igualdad de género. No tengo por qué ser partidario del pensamiento único. Por eso mismo, me parece muy radical la postura de los que consideran que quienes no aceptamos la igualdad de género, tan marcada hoy en nuestra sociedad, somos retrógrados, o de pensamiento inferior. Mucho menos que odiamos a las mujeres. En absoluto”, indica el arzobispo toledano.

Con todo, afirma que el “mayor radicalismo” es el que impera en occidente, con Europa y España incluidas, el que defiende que solo la “opción género” es válida y todas demás explicaciones sobre qué es el ser humano, el hombre y la mujer, deben desaparecer. “Según ellos, están superadas”.

Y nos ha llamado la atención la respuesta del anterior concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de San Sebastián:

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Pepe Mallo: “El patriarcalismo sacralizado fomenta un discurso misógino y homofóbico”

Lunes, 8 de abril de 2019
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cruzDel blog de Rufo González Atrévete a orar:

La Iglesia es masculina… y machista”

 ”La Iglesia no es femenina, y menos aún feminista”

“La Iglesia es mujer. Es ‘la’ Iglesia, no ‘el’ Iglesia. Me gusta describir la dimensión femenina de la Iglesia como seno acogedor que genera y regenera la vida”, ha declarado el papa Francisco (Discurso al Pontificio Consejo de Cultura, febrero de 2015). Afortunadamente no dijo que la Iglesia es feminista, porque, según sus propias palabras “Todo feminismo acaba siendo un machismo con faldas”. (¡¡¿Se referirá a los clérigos?!!). Pues no, papa Francisco. Resulta emotivamente encantadora tan vehemente aseveración; pero la Iglesia no es femenina, y menos aún feminista. Hasta el presente ha exhibido sin disimulos su masculinidad, y más aún su machismo. La masculinidad y el machismo eclesial se remontan a su prehistoria: el “patriarcado ancestral”. El término “patriarcado” designa una estructura social jerárquica, basada en un conjunto de ideas, prejuicios, símbolos, costumbres e incluso leyes respecto de las mujeres, por la que el género masculino domina y oprime al femenino. Machismo atávico y religión van indisolublemente unidos, son absolutamente inseparables, forman las dos caras de una misma moneda. El patriarcalismo sacralizado ha fomentado históricamente un constante y monótono discurso misógino y homofóbico.

“Perspectiva de género”

En los últimos tiempos, se ha apreciado una inquietante ola de masculinización. Los líderes autócratas y populistas de derechas son un ejemplo de esta nueva masculinidad desacomplejada. En España, el programa de los apodados “partidos de la tetosterona” insiste en su implacable lucha contra el feminismo como agresor de la masculinidad. Al igual que en los regímenes ultranacionalistas y arcaicos, para estos partidos la mujer tiene un único papel en la sociedad: ser esposa, madre y ama de casa. Contra las abusivas prerrogativas machistas, las mujeres han salido a las calles en masivas manifestaciones, incluida la huelga, a favor de la igualdad de género y de sus derechos y contra la violencia machista y la discriminación social y laboral que el machismo inveterado les ha sustraído. Nunca se ha visto en las calles tanto color morado fuera de la Semana Santa. Gracias a lo que se ha llamado “perspectiva de género” ha aumentado la conciencia crítica ante la discriminación entre hombres y mujeres. Con la perspectiva de género se ha conseguido implementar políticas de igualdad de oportunidades para las mujeres. La defensa del feminismo no solo ha originado reacciones de adhesión o rechazo. Ha provocado también la necesidad de un urgente planteamiento sobre el modelo tradicional de la mujer y el feminismo.

¿Cómo se posiciona la Iglesia ante el actual empuje de las corrientes feministas? El Concilio Vaticano II, en la Constitución “La Iglesia en el Mundo Moderno”, reconoció “la nueva relación social entre el hombre y la mujer”, rechazando el “patriarcalismo tradicional”. Sin embargo, tanto en la dirección como en el ejercicio ministerial de la Iglesia, las mujeres están marginadas de los puestos importantes y jerárquicos; la toma de decisiones y la misión pastoral la ejercen los hombres. Las mujeres continúan siendo  ninguneadas por la estructura eclesial, que les cierra las puertas a los ministerios y a los órganos de poder y reduce a las religiosas a meras sirvientas de obispos y cardenales. Ante esta situación de invisibilidad y en un momento en el que el feminismo adquiere pujanza, las mujeres católicas también se plantan, exigen su lugar en la institución, participar en las estructuras de decisión, y denuncian los abusos de poder del clericalismo, fruto de una “cultura patriarcal” que tiene en la Iglesia católica uno de sus más firmes puntales.

Tergiversación y manipulación de las Escrituras en beneficio del machismo

La cultura machista-patriarcal está hondamente arraigada en todas las sociedades del planeta. La Iglesia  es una de las instituciones o corporaciones más  patriarcales de la historia, y teológicamente ha tergiversado y manipulado las Escrituras para beneficio de su solapado machismo. Las representaciones de Dios son en su mayoría patriarcales. Se han forjado imágenes que presentan a Dios con símbolos y atributos masculinos que dan lugar al patriarcado religioso que justifica el patriarcado en todos los demás órdenes de la sociedad. Por otra parte, desde los primeros siglos del cristianismo, la teología especulativa ha  interpretado las Escrituras de tal manera que favorecieron la doctrina de la “perversidad femenina”. Fue la mujer quien sedujo a Adán para que pecara, trayendo así el pecado al mundo. Y recurren al pasaje del Génesis que dicta sentencia contra las mujeres: “Parirás a tus hijos con dolor. Tu deseo será el de tu marido y él tendrá autoridad sobre ti”.  Por su parte, la Iglesia se muestra a sí misma como la representación de Dios en la Tierra, gestora e intérprete de su palabra y voluntad. Cuando las manifestaciones, cada vez más frecuentes y graves, de los clericales “portavoces de Dios” insisten sistemáticamente en su crítica a la igualdad y a las iniciativas que buscan denunciar y corregir la desigualdad, lo que hacen es presentar, como sus voceros, a un dios machista y homófobo. Y cuando la Iglesia usa el término de “ideología de género”, ¿no está también creando una “ideología” del determinismo natural, bíblico, al defender que cada sexo tiene una misión concreta que desempeñar?

Clericalismo y celibato constituyen los puntales del machismo

Estos dos pilares, a través de las propias estructuras de poder y soberanismo, contribuyen poderosamente a mantener todos los prejuicios misóginos y la idea de la mujer siempre dependiente y subordinada al varón. La Iglesia-jerarquía y celibataria se ha convertido en  creadora de desigualdades propiciando la exclusión. Relega y margina a la mujer y a homosexuales y transexuales, excluye de la comunión a quienes han intentado rehacer su vida tras un fracaso matrimonial y proscribe de manera inhumana e injusta a sacerdotes  que responsablemente optaron por el matrimonio.

Es hora ya de que la Iglesia formule una sincera autocrítica, que reconozca sus arraigados errores estructurales, cambie sus arcaicas leyes y lleve a buen término en todos los órdenes la igualdad de todos los bautizados, hombres  y mujeres. Nunca es demasiado tarde para reconstruir y hacer que renazcan las aspiraciones legítimas y la indiscutible dignidad de las mujeres y la  completa igualdad de los hijos de Dios.

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Contra la plumofobia. Parte 2: Feminismo

Jueves, 6 de diciembre de 2018
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women-3422243_1280-minContinuación del interesante artículo de Guido Astolfi que hemos leído en Cáscara Amarga:

La homofobia y discriminación (plumofobia1) que la comunidad LGBTTTIQA expresa entre sí es resultado del machismo estereotípico impuesto por la sociedad, pero esencialmente también es resultado de una lucha no aprendida: el feminismo.

Contrario a lo que el machismo (propio o ajeno), la desinformación y los prejuicios nos han hecho creer, el feminismo no es una lucha de las mujeres únicamente. Hay que comenzar por entender que el feminismo es un sistema ideológico que, tomando como punto de partida la perspectiva de género (análisis de la construcción sociocultural del hombre y la mujer) pretende realizar transformaciones funcionales, reales y estructurales en las relaciones culturales y sociales que redunden en el fin de la opresión sexual y la eliminación de jerarquías por género.

 Se le llama feminismo porque la lucha fue iniciada por mujeres a inicio del siglo pasado, pero conforme se ha ido desarrollando ésta ha ido involucrado adeptos, incluso el mismo movimiento por los derechos de la comunidad LGBTTIQA provienen inequívocamente de ideas y propuestas feministas.

El feminismo parte de una base conceptual: la sororidad, un pacto entre mujeres para la “eliminación social de todas las formas de opresión social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer”(2).

La lucha sororidaria es por una integración que evite desgastantes luchas intestinas y que nos haga a todas y todos participes del mismo frente: la erradicación de la violencia de género. Este concepto llega a ser trascendental en la construcción del movimiento feminista, pues permite el robustecimiento y solidificación de sus filas así como la integración de un cuerpo de estudio que permite análisis tan profundos como la deconstrucción del mismo movimiento.

Pese a que nuestros objetivos e ideas son similares, parecemos ubicarnos lejos de ésta identidad feminista, pues son notables las encarnizadas afrentas que vive el colectivo contra si mismo: parece que lejos de reflejarnos, solo nos confrontamos. Los motivos sobran, las conciliaciones faltan.

No es que el feminismo sea la panacea o que no tenga confrontaciones internas, sino que han aprendido a que existen distintas versiones y fuentes del feminismo y por tanto no se puede llegar a un purismo, llevando con ello la aceptación e integración de una manera más o menos respetuosa por las ideas ajenas.

Los miembros del colectivo de diversidad sexual adolecemos de un término similar que nos recuerde de forma más expedita esa hermandad, esa adelfia que nos une como miembros del mismo colectivo en pro de transformar nuestra sociedad por una incluyente, humana, libre de violencia y discriminación.

Adelfia (3) que luche contra la plumofobia, contra perpetuar roles y estereotipos de género; que nos ayude a reflexionarnos e integrarnos de manera profunda como simples seres humanos que cohabitamos el mismo mundo, que seamos como seamos tenemos las mismas capacidades para trabajar, para amar, sentir, soñar.

1 Plumofobia: Discriminación contra los miembros de la comunidad LGBTTIQA por miembros de la misma comunidad.

2 Ríos, M. L. (2006). Pacto entre mujeres: Sororidad. Aportes para el debate, https://www.asociacionag.org.ar/pdfaportes/25/09.pdf.

3 Adelfia: Vocablo griego que apela al sentimiento irrestricto de hermandad

¿Por qué solo esperamos ser tratados con respeto o como iguales por los demás y no lo hacemos nosotros mismos por sinónimo? No es necesario que todo provenga de alguien más. Así mismo, que la limitación lingüística no sea el pretexto para restringir la explorar la mayor cantidad de recursos ideológicos, conceptuales, etcétera que nos ayuden a ser más tolerantes y receptivos de nuevas formas de ser y pensar, por que sí el respeto y aceptación no comienza por uno mismo, no podemos esperar a que comience por el otro.

Bibliografía

Bermejo, D. (27 de Junio de 2017). ‘Plumofobia’, así es la homofobia entre gays que se multiplica en Internet. El Mundo España, pág.http://www.elmundo.es/f5/comparte/2017/06/27/5950fa0a46163f5d4b8b465d.html.

Ríos, M. L. (2006). Pacto entre mujeres: Sororidad. Aportes para el debate, https://www.asociacionag.org.ar/pdfaportes/25/09.pdf.

Fuente Cáscara Amarga

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Plumofobia: un rechazo interno

Miércoles, 5 de diciembre de 2018
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gay-2792177_1280-minInteresante artículo de Guido Astolfi que hemos leído en Cáscara Amarga:

 La plumofobia comienza a extenderse cada vez más. Consiste en la discriminación entre miembros del colectivo LGTB por su excesiva “pluma”.

El colectivo LGBTTTIQA1 es experto en destrucciones y guerras pues ha sobrevivido a hostilidades por parte del patriarcado heterosexual gran parte de la historia contemporánea. Sin embargo, es víctima de otra guerra, una dolorosa y que lacera sus entrañas: insultos como “Pinche jota”, “Vestida”, “Afeminada” parecen ser un común entre la violenta sociedad mexicana actual. Y no, en esta ocasión no nos referimos a este tipo de expresiones cuando surgen de personas homofóbicas, sino cuando provienen desde el mismo colectivo LGBTTTIQA. Esta discriminación ha sido denominada plumofobia.

¿Qué es la plumofobia?

La plumofobia es un término construido principalmente por medios electrónicos y algunos impresos españoles a partir de la derivación de homofobia como la aversión hacia la homosexualidad o hacia las personas homosexuales2 y de pluma que es una expresión coloquial española que refiere “Afeminamiento en el habla o los gestos de un varón”. De este modo, se entiende al concepto plumofobia como la aversión hacia el afeminamiento o hacia las personas con afeminamiento, así como el comportamiento masculino de las mujeres.

Este tipo de marginación surgió del propio sistema de dominación machista, pero se ha enraizado hasta los confines del propio Colectivo, el cual pretendiera ser un oasis de inclusión y aceptación, pero que ha resultado ser tan selectivo como el mismo sistema que pretende transformar.

Datos sobre la plumofobia

Para entender la plumofobia del Colectivo es necesario mostrar datos duros que resulten representativos. En 2016, la revista inglesa Gay Times realizó un estudio donde indica que el 57% de los homosexuales que actúan como heterosexuales (“straight acting”) consideran que los homosexuales afeminados dañan la reputación y dan una mala imagen del colectivo, de modo que un gran porcentaje de los straight acting analizados se sienten más identificados con el sector heterosexual que con el colectivo LGBTTTIQA, así mismo es mucho más claro el por qué el 33% de ellos indicaron no haber sido discriminados en los últimos cinco años3. Cabe destacar que este estudio no ha sido replicado en México, tampoco en ningún país de habla española.

¿Qué está pasando con la plumofobia?

¿Qué sugieren los resultados de este estudio? La respuesta más clara y contundente es la interiorización de la homofobia por parte del Colectivo, resultado de la imposición de la construcción del género, es decir, seguimos perpetuando prejuicios sobre el comportamiento y actitud que un hombre o una mujer debe ser o tener pese al hecho de que el Colectivo es resultado del rompimiento con esta imposición.

La plumofobia ha desgarrado lo que podría ser la integración colectiva en pos del reconocimiento de nuestros derechos humanos civiles y ha convertido en arena de lucha el interior del Colectivo, resultado de la valorización otorgada a la cultura de la superficialidad.

La superficialidad ha sido alimentada por diversos factores dentro de los cuales destacan los medios de comunicación, esencialmente aquellos donde la imagen cobra un valor significativo, como la televisión y el cine, que han mostrado como único modelo la antigua figura tradicional del hombre como un ser hiper masculinizado, viril, rígido, siempre atento a las insinuaciones sexuales, competitivo, poderoso, triunfador, fuerte, dominante, seguro de sí mismo, rudo: siempre demostrando que es un hombre en contraposición con la figura tradicional femenina: delicada, sumisa, tierna, llorosa, insegura, miedosa y débil.

Así la figura homosexual masculina es caricaturizada bajo un modelo femenino lleno de debilidad, mientras que la figura homosexual femenina es exagerada bajo características de rudeza innecesaria y resentimiento contra los hombres.

Es evidente que esta cultura de lo superficial ha sido engrosada con otros rechazos más como la gordofobia, mucho más evidente después del surgimiento de redes sociales como Grindr o Tinder que han reforzado la idea de la imagen como elemento primordial en la interacción humana.

Por ello es importante reconocer este patrón de rechazo en nuestro comportamiento a fin de combatirlo: hay que fomentar nuestra tolerancia a través de la información, recordar la amplitud del lenguaje en virtud de no perpetuar tradiciones homófobas, pero esencialmente abrir nuestras mentes y corazones a la diversidad y al respeto por aquello que, tal vez no compartimos, pero que sin duda debemos tratar con la misma dignidad que nos gustaría ser tratados, es decir, sin escarnio ni burla de ningún tipo.

1 LGBTTTIQA: Colectivo Lesbico, Gay, Bisexual, Trasvesti, Transexual, transgénero, Intersexual, Queer y Asexual

2 (Real Academia Española , 2018)

3 (Withey, 2016)

Bibliografía

Abundancia, R. (27 de Junio de 2017). Plumofobia: puedes ser gay o lesbiana, pero que no se note. El País, págs. https://smoda.elpais.com/moda/plumofobia-puedes-gay-lesbiana- no-se-note/.

Bermejo, D. (27 de Junio de 2017). ‘Plumofobia’, así es la homofobia entre gays que se multiplica en Internet. El Mundo España, pág.http://www.elmundo.es/f5/comparte/2017/06/27/5950fa0a46163f5d4b8b465d.html.

Durán, A. (2017). Plumofobia, racismo y discriminación en las apps de ligue gay. Vice España, https://www.vice.com/es/article/xy7q4a/apps-gay-discriminacion-lgbt.

Real Academia Española . (2018). Homofobia. Obtenido de Real Academia Española :http://dle.rae.es/?id=KbVHzwk

Withey, J. (27 de Octubre de 2016). Over half of ‘straight acting’ gay guys think ‘feminine gay men give them a bad reputation’. Gay Times, págs. http://www.gaytimes.co.uk/news/52306/over-half-straight-acting-gay-guys-think- feminine-gay-men-give-bad-reputation/.

Fuente Cáscara Amarga

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Por qué dirán “Nosotras parimos, nosotras decidimos” cuando quieren decir “nosotras parimos, vosotros decidís”

Sábado, 1 de diciembre de 2018
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En un sorprendente y sórdido giro de los acontecimientos, el histórico eslogan feminista “Nosotras parimos, nosotras decidimos” se ha convertido en un alegato en favor de la gestación subrogada. Decía Groucho Marx que “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros” y como el humorista estadounidense, parece que para la Asociación por la gestación subrogada no es problema apoderarse de este lema por el que muchas mujeres han muerto en favor de sus intereses. ¿Por qué dirán “Nosotras parimos, nosotras decidimos” cuando quieren decir “nosotras parimos, vosotros decidís”?

Nosotras parimos, nosotras decidimos

Nunca he estado embarazada. Nunca he tenido que verme en la disyuntiva de tener que pensar en un aborto, en seguir adelante o en dar a un potencial retoño en adopción. Pero sé que me gustaría poder decidir sin que nadie lo hiciera por mi. Después de todo, es mi cuerpo.

El cuerpo de la mujer parece pertenecer a muchas personas salvo a una: a ella misma. Y en este debate encontramos agentes esperados como las instituciones y otros tan bizarros y anacrónicos como la iglesia.

No hace falta que te lo diga: abortos ha habido siempre y los seguirá habiendo, aquí y en Lima. Cuando un aborto es legal, los plazos y procedimientos se llevan a cabo con la seguridad y garantía que proporciona un estado de relativo bienestar: con pruebas médicas, controles rutinarios, intervenciones… a coste cero, lo que permite que cualquier mujer pueda acceder a ellos.

Pero, ¿qué pasa cuando el aborto no es legal? Clínicas clandestinas a precios desorbitados, vuelos express a X (inserte aquí una capital de estado a la que desplazarse SI PUEDES PAGAR EL BILLETE Y EL PROCEDIMIENTO)… Esta explicación no es nueva y no por ello no pierde su validez porque las mujeres seguimos encontrando muchas piedras en el zapato.

Sin embargo, la sensación de ser una vasija andante no nos abandona.

Por qué está mal que uséis el lema Nosotras parimos, nosotras decidimos

Tras esta introducción obvia pero necesaria, vamos a lo de ayer, cuando la Asociación por la gestación subrogada inicia una campaña apropiándose del lema “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Seguimos con obviedades: ser padre o madre no es un derecho. Tampoco es una obligación.

Y si quieres ser padre o madre pero no puedes por el motivo que sea, siempre te quedará la adopción. Sí, es un proceso largo y repleto de pruebas que seguramente no sea el mejor del mundo. Una buena idea sería luchar por agilizarlo aumentando los recursos destinados a tal fin. Hay muchos niños en el mundo que necesitan una familia.

Por otro lado, es lógico que haya muchas pruebas para verificar la idoneidad de los potenciales padres/madres. Normal, no le van a dar un bebé a cualquiera, ¿no crees? Estás adoptando a una persona que ya ha llevado una vida difícil, así que mejor asegurarse de que va a un hogar estable en todos los sentidos.

Ahora bien, imaginemos que vas a obviar a todos esos niños que necesitan una familia. No. Tú quieres un niño o una niña y lo quieres tener desde el minuto cero de su existencia. Además quieres que tenga tu ADN, porque tú eres Daenerys Targaryen de la Tormenta, la que no arde, rompedora de cadenas, madre de dragones, Khaleesi de los Dothraki, Reina de los Ándalos y los Rhoynar…y claro, en tu unicidad y exclusividad en el mundo, es normal que quieras prolongar tu legado.

A día de hoy, la seguridad social cubre la reproducción asistida bajo ciertos requisitos, pero no la gestación subrogada. En el primer caso, el procedimiento afecta única y exclusivamente a los potenciales padres/madres. Pero en el segundo, entra en escena una tercera persona más.

No es que done un óvulo o esperma, es que va a ceder su vida y su cuerpo durante 9 meses, con las posteriores consecuencias. Y las habrá. No hablamos de complicaciones, sino de un embarazo y parto normal, con sus efectos a medio, corto y largo plazo:

– Alteración del metabolismo de los hidratos de carbono, que puede acabar en una diabetes gestacional (con dieta o tratamiento, que es la insulina) y se asocia con mayor riesgo de padecer diabetes tras acabar el embarazo.
– Depresión post-parto.
– Problemas musculoesqueléticos (tendones con mayor facilidad para la rotura, esguinces con infinita facilidad…).
– Hemorroides.
– Varices en las piernas y varices vulvares por la dificultad para el retorno venoso.
– Lumbalgias muy frecuentes.
– Vómitos, sobre todo en el primer trimestre pero que pueden llegar a ser muy incapacitantes.
– Problemas de encías (gingivitis) y pérdida de piezas dentarias.
– Insomnio.
– Alteraciones del estado de ánimo y de la libido.
– Estrías
– Acidez.
– Manchas hiperpigmentadas en la piel de la cara.
– Necesidad de ponerse vacunas (tosferina y gripe).
– Múltiples visitas a la matrona, médico, obstetra… unos cuantos análisis de sangre y orina.
– Preeclampsia.
– Evidentemente riesgo de aborto y de legrado si no es posible químicamente.
– Síndrome de Sheehan (un infarto de la glándula pituitaria por hemorragia post-parto).
– Hemorragias post-parto que requieran transfusión de sangre.
– Episiotomías, desgarros perineales. Posible incontinencia urinaria o fecal.
– Alteraciones de la coagulación en el embarazo y mayor riesgo de trombosis y tromboembolismos (pulmonares y en miembros inferiores).
– Anemia durante el embarazo (muy frecuente y que obliga a tomar hierro).
– Estreñimiento

Algunos son reversibles. Otros no.

En resumen: va a perjudicar su vida para ayudarte a ti. Salvando las distancias, son como las donaciones en vida. En la organización nacional de trasplantes son muy claros:

(…)garantizar los derechos de ambas partes, la libertad en las decisiones, voluntariedad, gratuidad y altruismo

Le puedes donar a un familiar, pero también puedes donar a un desconocido y alargar su vida considerablemente gracias a empeorar la tuya. Eso sí, gratis. Volviendo a los vientres de alquiler, es como cuando Phoebe de Friends se ofreció a ser el vientre de los hijos de su hermano. Ojo a la frase que dice cuando tiene a los trillizos entre sus brazos:

Pero, ¿qué pasa si no es gratis y hay intereses económicos detrás? Pues que vas a encontrar muy pocas mujeres con una situación económica solvente y estable que se ofrezcan a este procedimiento para unos desconocidos. Y si te dicen que sí, probaremos suerte y les pediremos un riñón, por si las moscas.

Las que si que te van a decir que sí serán mujeres con problemas económicos, que necesitan el dinero y están dispuestas a correr ese riesgo por una buena suma de dinero. Es lo que tiene la desesperación. Como dice Rodrigo Rato, “Es el mercado, amigo”. La ley de la oferta y la demanda. Menos mal que no hay leyes que permitan ese mercadeo con órganos o con personas.

¿Y sabes por qué? Porque si necesitas el dinero, entonces no estás decidiendo libremente. Nosotras parimos y vosotros decidís.

*Gracias a La Birgisdóttir por su asesoramiento médico

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Fuente AmbienteG

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Vaticano, reino de hombres

Miércoles, 8 de marzo de 2017
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Hoy, 8 de Marzo, es necesario seguir recordando esta injusticia antievangélica…

Las empleadas son sólo el 18%

En 2004, el personal femenino era del 13%

El Vaticano, como sede de la Iglesia Católica, siempre ha sido una burocracia abrumadoramente masculina, y estadísticas dadas a conocer el viernes antes del Día Internacional de la Mujer sustentan esa percepción.

El año pasado, apenas 18% de los empleados de la Santa Sede eran mujeres, comparado con 17% hace cuatro años.

monjas-altar-limpian_560x280Pero en el Estado de la Ciudad del Vaticano -que administra los museos del Vaticano, su supermercado, su farmacia y una tienda por departamentos libre de impuestos- ha habido un incremento más marcado en la inclusión de mujeres, de acuerdo con estadísticas dadas a conocer el viernes. En el 2004, 13% del personal eran mujeres, pero en el 2014 la cifra había subido a 19%.

El papa Francisco ha prometido nombrar a más mujeres para posiciones de alto rango en el Vaticano, aunque ha descartado nombrar a una mujer para dirigir una congregación. En la actualidad, solamente dos mujeres tienen el rango de subsecretarias.

(RD/Agencias)

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Ministerio femenino

Domingo, 23 de octubre de 2016
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mujeres-sacerdotes1Las mujeres, no solo las feministas, se preguntan por qué en la Iglesia católica las mujeres no forman parte de la jerarquía (diaconado, presbiterado, episcopado), cuando en la Iglesia Luterana y en la Iglesia Anglicana hay pastoras ordenadas y obispas.

El argumento que se suele dar en contra del ministerio femenino es que Jesús eligió 12 apóstoles varones. En este sentido tanto Pablo VI como Juan Pablo II cerraron la puerta al ministerio femenino en la Iglesia católica.

Pero estas decisiones papales no son infalibles y los argumentos que aducen son más sociológicos y anatómicos que teológicos. El patriarcalismo dominante en Israel impedía que Jesús hubiera nombrado a mujeres entre los 12 apóstoles que representaban a las 12 tribus de Israel. Por otra parte Jesús no quiso establecer una nueva sociedad religiosa sino inspirar un camino evangélico que con el tiempo se tenía que estructurar a la luz del Espíritu. Además, Jesús, en contra de la costumbre de su tiempo, habla con mujeres, las sana y perdona y las admite en su grupo de discípulos. Jesús resucitado se aparece a las mujeres antes que a los apóstoles y María Magdalena es considerada la apóstol de los apóstoles. En Pentecostés el Espíritu desciende sobre hombres y mujeres.

En las comunidades fundadas por Pablo aparecen mujeres en cargos importantes de gobierno: Febe, Junia, Prisca, María, Trifena, Trifonia, Pérside, etc. Teológicamente hablando tanto el varón como la mujer son imagen de Dios.

Lo que sucedió es que las estructuras patriarcales greco-romanas, los prejuicios acerca de  la inferioridad de las mujeres, el ansia de poder patriarcal… excluyeron a las mujeres de los ministerios. Las razones de tal exclusión son sociológicas, no teológicas y nacen de una lectura literalista y fundamentalista de la Escritura y del ansia de poder.

El 12 de mayo último, en una reunión del Papa Francisco con la Unión  de Superioras Generales, una de ellas preguntó qué impide que la Iglesia ordene diaconisas como sucedió en la Iglesia primitiva, puesto que las mujeres trabajan en la Iglesia, enseñan, acompañan a enfermos y pobres, presiden la liturgia en ausencia del sacerdote… El Papa ante este cuestionamiento ha nombrado una comisión de expertos y expertas para estudiar el diaconado femenino y su presencia en la Iglesia primitiva.

Se abre pues una puerta al ministerio femenino, una puerta que hasta ahora parecía definitivamente cerrada. Confiamos que esta apertura pueda conducir a los demás ministerios femeninos en la Iglesia. Esto nos daría una imagen de Iglesia jerárquica menos hierática y poderosa, más humana y tierna, más alegre y sencilla, más cercana al pueblo y a los pobres.

Víctor Codina

Cristanisme i Justicia

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Las mujeres en el diálogo interreligioso

Viernes, 23 de enero de 2015
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pag13_cantarentierra_web-3-a10dcVoces. Victorino Pérez Prieto. [alandar] Como es bien sabido, desde el neolítico, a todo lo largo de la historia y hasta hoy mismo, el sexismo patriarcal ha marginado a las mujeres de todo protagonismo social. Afortunadamente, desde hace más de 30 años se ha estado haciendo una excelente reflexión al respecto, que busca recuperar su presencia para hacerla visible en la Iglesia y la sociedad y recuperar su riquísima aportación, particularmente en la teología, el pensamiento y la espiritualidad. Pero hay aún un aspecto en el que esta discriminación de la mujer sigue siendo muy palpable: su ausencia en el diálogo interreligioso; un punto muy sensible y una triste constante en todas las religiones, que no ha sido tratada hasta recientemente… y muy poco. Las teólogas feministas han dicho, con razón, que el programa de diálogo interreligioso ha adolecido de una naturaleza patriarcal, que ha llevado a una participación insuficiente de las mujeres y a la ausencia de sus intereses en las publicaciones al respecto.

Maura O’Neill, una de las mujeres que se ha acercado a esta cuestión con una publicación de referencia, ha escrito con mucha razón: La voz de las mujeres ha sido tradicionalmente excluida del diálogo entre los representantes de las religiones mundiales. Esta exclusión oscurece la diversidad misma de la perspectiva de la mujer dentro de cada tradición” (Mending a Torn World: Women in Interreligious Dialogue). Y la conocida teóloga feminista R. Radford Ruether escribe: “El feminismo llama a un nuevo contexto para situar las necesidades de lo divino. No sólo respecto del Judaismo y el Cristianismo, el Islam y el Budismo, sino también respecto a las antiguas religiones tribales, que no han permitido la experiencia de lo divino por los caminos apuntados por las mujeres” (Feminist and Jewish-Christian Dialogue, en The Myth of Christian Uniqueness, de J.Hick-P.Knitter).

Ciertamente, la ausencia de las mujeres en el diálogo religioso empobrece el diálogo mismo, privándolo de la riqueza que estas aportan; tanto de sus particulares talentos como de sus diferentes puntos de vista. Contrariamente, el feminismo es una de las principales revoluciones del siglo XX y la teología feminista representa una nueva manera de vivir y pensar la fe religiosa desde las mujeres en las diferentes religiones: parte de las experiencias de sufrimiento y resistencia de estas contra el patriarcado; recupera la memoria de las antepasadas que trabajaron por avanzar hacia la libertad y la emancipación de las mujeres; reescribe la historia de las religiones desde la perspectiva de género, utilizando sus categorías para analizar las estructuras patriarcales y discursos androcéntricos de las religiones y proponer una teología alternativa.

Esta teología feminista y la hermenéutica feminista se han ido generalizando en las últimas décadas en el mundo de las religiones, tanto en la lectura y reinterpretación de los textos sagrados como en la reflexión teológica hecha desde esa reinterpretación. Como escribe Cady Stanton, una de las primeras teólogas feministas, en su Biblia de la mujer, un libro de referencia escrito junto con otras mujeres: “La Biblia es un libro escrito por hombres que nunca han visto a Dios ni han hablado con él” (The Women’s Bible); pero es necesario tener también en cuenta que decir “la Biblia” es semejante a decir textos sagrados de las otras grandes religiones.

Hablar de religión y mujer a lo largo de la historia es hablar de tristezas y alegrías, de opresión/sumisión y también de liberación; es hablar de invisibilidad y también de visibilidad y empoderamiento… Hay que reconocer que su discriminación histórica tiene una importante base en prejuicios religiosos que se van solventando lentamente. A pesar de que -según muchos antropólogos- el matriarcado precedió al patriarcado y la madre aparece como el signo más antiguo que emerge del espacio de sacralidad indiferenciada en el neolítico, cuando las madres representaban a la Gran Diosa o Diosa Madre. Pronto los varones acabaron por imponerse… y llegó la violencia: animus -ley de la fuerza- frente a anima -ley del cuidado y el cariño incondicional, la maternidad. Los varones dominaron a las mujeres y divinizaron la paternidad: Dios Padre, engendrador, dominador y todopoderoso.

La integración de las mujeres en el diálogo interreligioso significa escuchar su perspectiva y participar con ellas en su lucha pacífica por unas religiones igualitarias y no patriarcales. Sin duda, ellas entienden mejor que los varones lo que es trabajar en grupo, en un auténtico diálogo no jerarquizado, más allá de las etiquetas religiosas que dividen religiones y pueblos. Esta integración de las mujeres en el diálogo interreligioso generará más tolerancia interreligiosa frente a estereotipos negativos, como afirma otra teóloga feminista: “La perspectiva feminista sugiere la afirmación radical del pluralismo religioso, pero no sin dejar de tener presente un conocimiento crítico del bienestar en la comunidad humana al lado del diálogo interreligioso e intrarreligioso” (M. Hewitt Suchocki, Religious Pluralism from a Feminist Perspective, en J. Hick-P. Knitter).

La armonía cosmoteándrica que expresó genialmente Raimon Panikkar exige también una mutualidad andrógina que él no llegó a elaborar, pero que nosotros y nosotras podemos y debemos elaborar ahora.

Imagen extraída de: alandar

Fuente Cristianismo y Justicia

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“Pederastia y masculinidad sagrada”, por Juan José Tamayo, teólogo

Domingo, 4 de enero de 2015
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1-599x275Leído en la página web de Redes Cristianas

Mi artículo El perverso juego de la pederastia (EL PERIODICO DE CATALUÑA, 14 de diciembre; REDES CRISTIANAS, 15 de diciembre; ATRIO, 16 de diciembre; AMERINDIA, 27 de diciembre), ha tenido numerosas reacciones, muchas de ellas favorables y con valiosas aportaciones, sobre todo de colectivos feministas, especialistas en estudios de género, algunos colegas teólogos y lectoras y lectores no identificados. Me han llegado también algunos denuestos, muy gruesos, por cierto, y, por ello, irreproducibles. Agradezco los primeros y lamento los segundos, no por las críticas, que siempre hay que acoger con respeto, sino por el tono insultante, que no facilita el debate. Respondo a unos y otros profundizando en los argumentos expuestos y aportando otros nuevos.

Ante tamaños e indignos delitos contra la dignidad de personas indefensas como los cometidos por los pederastas hay que indignarse, denunciar, tomar medidas, pedir justicia, exigir sanciones para que no reine la impunidad. Ojalá se hubieran producido estas reacciones desde el principio, cuando comenzaron a conocerse los casos de pederastia, y no se hubiera esperado a actuar cuando se habían dado ya miles y miles de agresiones y cuando muchos de los delitos habían prescrito.

Yo creo que las actitudes condenatorias, muy necesarias, no son suficientes, si se quedan en la mera denuncia. Pueden ser incluso un acto de cinismo si no se llega hasta el fondo del problema. Hay que ir a las raíces del fenómeno de la pederastia, mucho más extendido en la Iglesia católica que los casos que aparecen. Muchísimo más. Y en España también. Hasta ahora solo ha aparecido la punta del iceberg.

El valor del artículo, a mi juicio, no radica en hacer ver la gravedad del problema, que ya es conocido y que ninguna persona con un mínimo de racionalidad niega, sino en poner el dedo en la llaga, en haber señalado las causas de fondo de tan diabólico comportamiento: la masculinidad dominante convertida en sagrada, el poder igualmente sagrado de los varones consagrados a Dios sobre las almas y las conciencias, el poder fálico-sagrado sobre los cuerpos y el sistema patriarcal imperante en la Iglesia católica.

Mientras la masculinidad hegemónica se eleve a la categoría de sagrada y siga siendo la base del ejercicio del poder, mientras el patriarcado sea la ideología sobre la que se sustenta el aparato eclesiástico y la forma organizativa del mismo, volverán a producirse dichos comportamientos criminales contra las personas indefensas: niños, niñas, adolescentes, jóvenes, seminaristas, novicios, mujeres, personas discapacitadas, alumnos, alumnas, etc. Se buscarán métodos más sibilinos, pero las cosas no habrán cambiado

Y no me parece que haya voluntad, ni deseo, ni compromiso de cambiar las cosas a nivel institucional. Es verdad que con el papa Francisco se empieza a notar un cambio de prioridades, que ya no son el dogma, la moral sexual o la defensa de un único modelo de matrimonio calificado de “cristiano”. Las prioridades del papa argentino son la creación de una Iglesia de los pobres, el mensaje social liberador del cristianismo, la denuncia radical del actual modelo económico neoliberal. Francisco está demostrando un mayor respeto hacia las diferentes identidades y opciones sexuales que sus predecesores.

Pero, aun así y todo, en el organigrama eclesiástico siguen imperando la masculinidad hegemónica y el patriarcado homofóbico. No hay más que ver la organización jerárquico-patriarcal de la Iglesia católica: el papa, los cardenales, los arzobispos y obispos, las conferencia episcopales, los sacerdotes, los diáconos, el gobierno de la Iglesia (la Curia romana), los presidentes de las Congregaciones romanas, los responsables de la las instituciones judiciales, los miembros de la Comisión de cardenales nombrada por Francisco para la reforma de la Iglesia, los miembros del Sínodo de obispos sobre la familia con voz y voto, los que presiden y administran los sacramentos: ¡Todos hombres!

¿Y las mujeres? No son consideradas sujetos eclesiales, ni morales, ni sacramentales, son excluidas de los espacios de responsabilidad eclesial, del ámbito de lo sagrado, de los ministerios eclesiales, de la reflexión teológica “magisterial”, de la elaboración de la moral, de la representación eclesial. Los homosexuales son también excluidos de dichos espacios.

La organización patriarcal homofóbica no es una excepción o una desviación de la norma. Responde al más estricto cumplimiento y es la más escrupulosa aplicación de la legislación y de la actual normativa en la Iglesia católica, tal como se fija en el vigente Código de Derecho Canónico (promulgado por el papa Juan Pablo II, 25 de enero de 1983), que ha suplantado al Evangelio.

Más todavía: esta organización se pretende justificar teológica y bíblicamente apelando a los orígenes de la Iglesia, a su fundación divina, al orden jerárquico-patriarcal establecido por Jesús de Nazaret, conforme a la elección solo de hombres y al principio de la sucesión apostólica a la que solo tienen acceso los hombres. Por ello, al ser de origen divino y al responder a la voluntad del fundador, tal organización se considera inmutable e irreformable.

¿Dónde está la trampa de este razonamiento? En que no responde a los orígenes del cristianismo, ni al movimiento que puso en marcha Jesús de Nazaret, sino que es una reconstrucción ideológica dictada por el deseo de perpetuación de la hegemonía patriarcal en todos los campos dentro de la Iglesia: el doctrinal, el moral y el organizativo.

Estoy de acuerdo con las denuncias, con las condenas, con las sanciones, con la tolerancia 0 ante los numerosos casos de pederastia que se han producido y siguen produciéndose en todos los grados de la clerecía y en las diferentes instituciones católicas. Pero no es suficiente. Es necesario cambiar la actual estructura mental, organizativa y legislativa autoritaria de la Iglesia, que es patriarcal, homófoba y hegemónico-masculina, por otra que sea realmente igualitaria e inclusiva.

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Las 17 frases más machistas de la Biblia.

Domingo, 17 de agosto de 2014
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biblia-lincolnLa lectura de la Biblia puede liberar, puede sacar lo mejor de nosotras y nosotros, puede ayudarnos a superar dificultades, animarnos a involucrarnos en la mejora de nuestro pequeño mundo, o incluso del mundo entero. Pero también es cierto que la lectura literal puede ser letal…. así lo han vivido a lo largo de la historia millones y millones de personas, padeciendo los prejuicios de quienes intentaban hacer de la Biblia una ley para reforzar su poder, su manera de ver el mundo, o simplemente su ignorancia. Las mujeres han sido uno de esos grupos oprimidos en nombre de la supuesta voluntad divina que revelaba la Biblia. Y aquí compartimos 17 de los versículos que se utilizaban para apoyar la dominación de las mujeres por parte de los hombres.

1.- Génesis 3:16 (Dios a Eva)

Dijo asimismo a la mujer: Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces; con dolor parirás los hijos, y estarás bajo la potestad o mando de tu marido, y él te dominará.

2.- Jueces 21:10-12

Con esto destacaron diez mil hombres muy valientes, dándoles esta orden: Id, y pasad a cuchillo a los moradores de Jabes-Galaad, sin perdonar a sus mujeres y niños. Y habéis de ejecutarlo de modo, que matando a todos los varones y a las mujeres casadas dejéis empero con vida a las doncellas. Se hallaron en Jabes-Galaad cuatrocientas doncellas por casar, y las condujeron al campamento de Silo en tierra de Canaán.

3.- Deuteronomio 21:10-14

Si saliendo a pelear contra tus enemigos, el Señor Dios tuyo los entregare en tus manos y los cautivares. Y vieres entre los cautivos una mujer hermosa, y enamorado de ella, deseas tenerla por mujer, la introducirás; y se raerá el cabello, y cortarás las uñas; y dejará el vestido con que fue hecha prisionera, y quedándose de asiento en tu casa, llorará un mes a su padre, y a su madre, después de esto, te juntarás con ella, y tú serás su marido, y ella será mujer tuya. Si andando el tiempo te desagradare, la despacharás libre; no podrás venderla por dinero, ni oprimirla con tiranía, ya que la desfloraste.

4.- Deuteronomio 22:13-21

Si un hombre se casa con una mujer y se une a ella, pero después le toma aversión, la acusa falsamente y la difama, diciendo: ‘Yo me casé con esta mujer, y cuando me uní a ella comprobé que no era virgen’, entonces el padre y la madre de la joven tomarán las pruebas de su virginidad, y las exhibirán ante los ancianos, en la puerta de la ciudad. El padre de la joven dirá a los ancianos: ‘Yo entregué mi hija a este hombre para que fuera su esposa, pero él le ha tomado aversión y ahora la acusa falsamente, declarando que no encontró en ella las señales de la virginidad. Aquí están las pruebas de que mi hija era realmente virgen’. Y en seguida extenderán la sábana nupcial ante los ancianos de la ciudad. Entonces estos tomarán al hombre y lo castigarán por haber difamado a una virgen israelita, condenándolo, además, a pagarcien siclos de plata, que entregarán al padre de la joven. Ella seguirá siendo su mujer, y el hombre no podrá repudiarla nunca más. Pero si la acusación resulta verdadera y no aparecen las pruebas de la virginidad de la joven, la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la gente de esa ciudad la matará a pedradas, por haber cometido una acción infame en Israel, prostituyéndose en la casa de su padre. Así harás desaparecer el mal de entre ustedes.

5.- Jeremías 8:10

Por cuyo motivo yo entregaré sus mujeres a los extraños, sus tierras a otros herederos; porque desde el más pequeño hasta el más grande todos se dejan llevar de la avaricia; desde el profeta o cantor hasta el sacerdote, todos se ocupan en la mentira.

6.- 2 SAMUEL 12: 11

Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del Sol.

7.- LEVÍTICO 12: 1, 2 & 5

Hablo Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé luz a un varón, será inmunda 7 días…. Y si diera luz a una niña, será inmunda dos semanas…

8.- LEVÍTICO 15:19 Y 20

Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocaré será inmundo hasta la noche. Todo aquello sobre que ella se acostaré mientras estuviere separada será inmundo…

9.- ROMANOS 7: 2

Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive: pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.

10.- 1 PEDRO 3: 1

Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas…

11.- 1 CORINTIOS 11: 3, 7, 8 & 9

Pero quiero que sepáis que Cristo es cabeza de todo varón, y el varón es cabeza de la mujer… Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, porque él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

12.- EFESIOS 5: 22 & 23

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

13.- 1 CORINTIOS 14: 34 & 35

Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.

14.- 1 TIMOTEO 2: 11-15

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.

15.- JEREMÍAS 13: 26

Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia…

16.- ISAÍAS 3: 16-17

Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas.

17.- Éxodo 20: 17

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Fuente: Taringa, vía Homoprotestantes

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