Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Hombre’

Relación de Comunión

Domingo, 4 de junio de 2023

relationdecommunion

Maurice Zundel escribió páginas emocionantes sobre el corazón humano, este espacio donde la conciencia que se despierta accede en el sentido de su dignidad de su inviolabilidad, y que se revela, detrás del mí prefabricado y condicionado que lo recubre, como un espacio de pura acogida del otro, el espacio que no puede ser violado por principios autoritarios, ni siquiera divinos, sino que vive de la apertura y de la comunión con el Otro, a la imagen del Dios de Pobreza que  se desposee de él mismo perpetuamente en la relación de ofrenda que mantienen entre ellas las tres Personas de la Trinidad.

” (…) La Trinidad es la liberación de una pesadilla en la que la humanidad se debate cuando se sitúa frente a una divinidad de la que depende y a la que es sometida: ¿Por qué Él bastante más que yo? ¿Por qué soy la criatura, y Él el Creador? ¿Por qué, si es mi creador, me puso en esta situación de saber que yo soy su esclavo? ¿Por qué me dio justo bastante inteligencia para comprender que dependo de Él? ¡Hay una rebelión sorda e implacable qué sube del corazón del hombre en esta confrontación de su espíritu con esta especie de Dios que aparece en él como la apisonadora del espíritu!

En la apertura del Corazón de Dios a través del Corazón del Cristo, hay justamente esta manifestación increíble y maravillosa que Dios es Dios porque se comunica, que es Dios porque se da todo, porque el es la desapropiación infinita y eterna, porque tiene la transparencia de un niño, la transparencia en la que toda especie de apropiación es imposible, donde la mirada siempre es dirigida hacia “El Otro”, donde la personalidad, donde el yo, es sólo un altruismo puro e infinito. ¡Allí está la gran confidencia qué resplandece en el Evangelio de Cristo! ¡La perla del reino, es para que Dios sea este Dios!

¡Jesús, revelándonos la Trinidad, nos libró de Dios! Nos libró de este Dios pesadilla, exterior a nosotros, límite y amenaza para nosotros: ¡nos libró de aquel Dios! Nos libró de nosotros mismos que necesariamente estábamos, y sordamente, aunque no nos atrevíamos a reconocerlo, en rebelión contra este Dios.

Con la Trinidad, entramos en el mundo de la relación. (…)

Subsistir en forma de don, subsistir como una relación con los demás otro, subsistir en una respiración pura de amor, tenemos ahí el Dios que se transparenta y se revela personalmente en Jesucristo. (…)

Lo que justamente es tan patético, y lo que nos hace sensible la diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y el paso que trasciende que hay que obrar del uno al otro, es que, mientras que en el Antiguo Testamento el pecado supremo, el pecado original, es querer ser como Dios, en el Nuevo,  es esto mismo lo único que es necesario. (…)

¡Se trata de ser como Dios! Y, en el fondo, esta intuición nietzscheana, esta voluntad de ser Dios, de no sostener a ningún Dios aparte de sí mísmo, es el bosquejo de una vocación auténtica. ¡Pero atención! ¡Sí, ser como Dios, pero después de haber reconocido en Dios justamente  la desapropiación infinita, la pobreza suprema, el despojo translúcido!

Si Dios es aquel Dios, si hay en nuestro corazón una espera infinita, ser como Dios, ahora esto quiere decir desapropiarnos fundamentalmente de nosotros mismos para que nuestra vida se cumpla como la suya en un don sin reserva.”

*

Maurice Zundel,
Le Problème que nous sommes“,
Le Sarment, Fayard, 2000, pp 39-42

relation-de-communion

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

*

Juan 3, 16-18

***

Si se pretendiese que una oración tuviera la precisión de un tratado de teología, entonces la oración a la Trinidad seria una cima casi inalcanzable. Sin embargo, la oración no es el fruto de unos razonamientos. En caso contrario, esperemos que la teología nos saque de esta contradicción. Ella, en efecto, ha creado el término técnico de circumincesión (o pericoresis, según la etimología griega) para hablar del “movimiento inamovible” de la presencio recíproca de las tres personas de la Trinidad – “Lo mismo que tu estés en mi y yo en ti”, le dice Jesús al Padre- en el rico “tránsito” de la circulación del Amor. De la misma forma, la verdadera oración trinitaria, como cualquier oración cristiana pasa sin cesar de una Persona a la otra. De este modo, Cristo, desde el momento que lo contemplamos como Hijo de Dios, nos remite al Padre, que nos lo “entrega”, y el Padre, cuando le expresamos nuestra acción de gracias, nos remite al Espíritu que el Hijo nos da “de parte” del Padre, y así incesablemente, cualquiera que sea el orden que empleemos e indistintamente de la Persona a la que inicialmente nos dirijamos en nuestra oración. Porque la oración trinitario sigue la lógico del amor, que es compartido y comunicado.

*

J. Moingt,
Los tres visitadores. Conversaciones sobre la Trinidad,
Mensajero, Bilbao 2000.

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , , , , , , ,

No tengo miedo de nada… porque tengo un defensor

Domingo, 14 de mayo de 2023

A nosotros van dirigidas estas palabras… Jesús nos envía un defensor que nos irá enseñando todo recordando lo que Él nos ha enseñado… “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama”.

image2-682x1024

 

“Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse.

Yo he hecho esta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado.

Ya no tengo miedo a nada, ya que el Amor destruye el temor.

Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. No estoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas.

Acojo y comparto. No me aferro a mis ideas ni a mis proyectos.

Si me presentan otros mejores, o ni siquiera mejores sino buenos, los acepto sin pesar. He renunciado a hacer comparaciones. Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siempre es lo mejor.

Por eso ya no tengo miedo. Cuando ya no se tiene nada, ya no se tiene temor.

Si nos desarmamos, si nos desposeemos, si nos abrimos al hombre-Dios que hace nuevas todas las cosas, nos da un tiempo nuevo en el que todo es posible.

¡Es la Paz!”

*

Atenágoras I
(1886-1972), patriarca de Constantinopla,

*

(en: OLIVIER CLÉMENT, Dialogues avec le Patriarche Athénagoras I, Éd. Fayard, Paris 1969, p.183. Traducido y ofrecido por Xavier Melloni, en Cetr.)

 

image3

***

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.”

*

Juan 14,15-21

***

Estando en comunión con Jesús, nos encontramos bajo el influjo del Espíritu Santo y podemos ser creativos, obrar plenamente de un modo nuevo en la lucha por el Reino, la ciudad del amor. En Jesús y a través de él, podemos hacer frente a las fuerzas del mal y de la mentira inscritas en los corazones y en los grupos humanos, fuerzas que aplastan la vida, que aplastan a los débiles y a los humildes. Ya no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espíritu Santo en nosotros.

Ya no somos nosotros los que vivimos, sino Jesús en nosotros. Jesús ha venido a hacer nuevas todas las cosas. En comunión con él en el Espíritu Santo, también nosotros podemos hacer nuevas todas las cosas y hacer cosas más grandes aún que las hechas por Jesús (Jn 14). Estando en comunión con Jesús, nuestras acciones nacen de la comunión y están orientadas hacia la comunión. También nuestras palabras están llamadas a brotar del silencio de la comunión para llegar al silencio del amor. Estamos llamados a beber en el corazón de Cristo para volvernos fuentes de vida para los otros, para dar nuestra vida a los otros.

*

Jean Vanier,
Jesús, el don del Amor,
Editorial Claret, Barcelona 1994.

*

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , ,

In memoriam

Viernes, 24 de marzo de 2023

En un aniversario más del asesinato de Monseñor Romero

romero_y_grande.jpg_1279359724

+

“La oración es la cumbre del desarrollo humano. El hombre no vale por lo que tiene, sino por lo que es”

(Homilía 24-07- 1977).

*

“Ningún hombre se conoce mientras no se haya encontrado con Dios”

(Homilía 10-02-1980).

*

“Es inconcebible que se diga a alguien “cristiano” y no tome como Cristo una opción preferencial por los pobres”

(Homilía 9-09-1979).

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Hogar

Viernes, 9 de septiembre de 2022

Del blog de Henry Nouwen:

Screenshot 2022-08-24 at 14-48-07 Sir Lawrence Alma-Tadema O.M. R.A. (1836-1912)

,Sir Lawrence Alma-Tadema, (1836-1912)
El poeta Gallus soñando

“Un hombre en una situación extrema no puede apegarse a la vida si nadie le espera. Todo el que vuelve de un viaje largo y difícil busca a alguien que lo espere en la estación o en el aeropuerto. Todos quieren contar su historia y compartir sus momentos de pena y de gozo con alguien que esté en el hogar, que le espere a su vuelta”.

*

Henri Nouwen,
El sanador herido

Buen-viaje-amor

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Relación de Comunión

Domingo, 12 de junio de 2022

relationdecommunion

 

Maurice Zundel escribió páginas emocionantes sobre el corazón humano, este espacio donde la conciencia que se despierta accede en el sentido de su dignidad de su inviolabilidad, y que se revela, detrás del mí prefabricado y condicionado que lo recubre, como un espacio de pura acogida del otro, el espacio que no puede ser violado por principios autoritarios, ni siquiera divinos, sino que vive de la apertura y de la comunión con el Otro, a la imagen del Dios de Pobreza que  se desposee de él mismo perpetuamente en la relación de ofrenda que mantienen entre ellas las tres Personas de la Trinidad.

” (…) La Trinidad es la liberación de una pesadilla en la que la humanidad se debate cuando se sitúa frente a una divinidad de la que depende y a la que es sometida: ¿Por qué Él bastante más que yo? ¿ Por qué soy la criatura, y Él el Creador? ¿ Por qué, si es mi creador, me puso en esta situación de saber que yo soy su esclavo? ¿ Por qué me dio justo bastante inteligencia para comprender que dependo de Él? ¡ Hay una rebelión sorda e implacable qué sube del corazón del hombre en esta confrontación de su espíritu con esta especie de Dios que aparece en él como la apisonadora del espíritu!

En la apertura del Corazón de Dios a través del Corazón del Cristo, hay justamente esta manifestación increíble y maravillosa que Dios es Dios porque se comunica, que es Dios porque se da todo, porque el es la desapropiación infinita y eterna, porque tiene la transparencia de un niño, la transparencia en la que toda especie de apropiación es imposible, donde la mirada siempre es dirigida hacia “El Otro”, donde la personalidad, donde el yo, es sólo un altruismo puro e infinito. ¡ Allí está la gran confidencia qué resplandece en el Evangelio de Cristo! ¡ La perla del reino, es para que Dios sea este Dios!

¡Jesús, revelándonos la Trinidad, nos libró de Dios! Nos libró de este Dios pesadilla, exterior a nosotros, límite y amenaza para nosotros: ¡ nos libró de aquel Dios! Nos libró de nosotros mismos que necesariamente estábamos, y sordamente, aunque no nos atrevíamos a reconocerlo, en rebelión contra este Dios.

Con la Trinidad, entramos en el mundo de la relación. (…)

Subsistir en forma de don, subsistir como una relación con los demás otro, subsistir en una respiración pura de amor, tenemos ahí el Dios que se transparenta y se revela personalmente en Jesucristo. (…)

Lo que justamente es tan patético, y lo que nos hace sensible la diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y el paso que trasciende que hay que obrar del uno al otro, es que, mientras que en el Antiguo Testamento el pecado supremo, el pecado original, es querer ser como Dios, en el Nuevo,  es esto mismo lo único que es necesario. (…)

¡ Se trata de ser como Dios! Y, en el fondo, esta intuición nietzscheana, esta voluntad de ser Dios, de no sostener a ningún Dios aparte de sí mísmo, es el bosquejo de una vocación auténtica. ¡ Pero atención! ¡ Sí, ser como Dios, pero después de haber reconocido en Dios justamente  la desapropiación infinita, la pobreza suprema, el despojo translúcido!

Si Dios es aquel Dios, si hay en nuestro corazón una espera infinita, ser como Dios, ahora esto quiere decir desapropiarnos fundamentalmente de nosotros mismos para que nuestra vida se cumpla como la suya en un don sin reserva.”

*

Maurice Zundel, “Le Problème que nous sommes“, Le Sarment, Fayard, 2000, pp 39-42

relation-de-communion

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.”

*

Juan 16, 12-15

***

Lentamente he empezado a darme cuenta de que en el gran circo, lleno de domadores de leones y de trapecistas que con sus maravillosas acrobacias reclaman nuestra atención, la historia verdadera y real la contaban los payasos. Los payasos no están en el centro de los acontecimientos. Aparecen entre una gran exhibición y otra, se mueven con torpeza, caen y nos hacen sonreír de nuevo tras la tensión creada por los héroes que veníamos a admirar. Los payasos no están coordinados entre ellos, no consiguen realizar las cosas que intentan hacer; son cómicos, se mueven con un equilibrio precario y son desmañados, pero… están de nuestra parte. No reaccionamos ante ellos con admiración, sino con simpatía; no con estupor, sino con comprensión; no con la tensión, sino con una sonrisa. De los acróbatas decimos: «¿Cómo conseguirán hacerlo?». De los payasos decimos: «Son como nosotros». Los payasos, con una lágrima y una sonrisa, nos recuerdan que compartimos las mismas debilidades humanas […].

Entre las acciones emocionantes de los héroes de este mundo, tenemos una constante necesidad del payaso, de personas que con su vida vacía y solitaria -de oración y de contemplación nos revelen la otra cara y nos ofrezcan así consuelo, alivio, esperanza y una sonrisa. En esta grande, ajetreada, fascinante y turbadora ciudad continuamos sintiendo la tentación de unirnos a los domadores de leones y a los trapecistas, que reciben la máxima atención. Pero cada vez que aparecen los payasos se nos recuerda que lo que cuenta realmente es algo diferente a lo espectacular y a lo sensacional: es lo que pasa entre una escena y otra. Los payasos, con su comportamiento «inútil», nos muestran no sólo que muchas de nuestras preocupaciones, de nuestros afanes, de nuestras ansias y tensiones tienen necesidad de una sonrisa, sino que también nosotros tenemos pintura blanca en nuestro rostro y estamos llamados a comportarnos como payasos.

*

H.J.M. Nouwen,
Il clown di Dio. Una vita spirituale per il nostro tempo,
Brescia 2000, pp. 7 y 162, passim.

***

***

Espiritualidad , , , , , , , , , , , , , ,

El pecado de la mala teología.

Viernes, 3 de junio de 2022

Del blog Amigos de Thomas Merton:

EL-EXPRESO-DE-MEDIANOCHE_principalGaleriaApaisada

“Pienso que Robinson tiene razón cuando dice que el cristianismo ha tendido cada vez más a predicar la «palabra desencarnada», a reducir a Cristo a conceptos abstractos formales con que la gente corriente ya no es capaz de arreglárselas. Ha de haber teología, y la teología ha de ser abstracta, al menos hasta cierto punto. Lo que importa es que el propio teólogo no trate con una fría «desencarnación», un Cristo mental que ya no le sea visible cuando encuentra a su prójimo. El pecado de la mala teología ha sido ese precisamente: poner a Cristo contra el hombre, y considerar a todos los hombres de carne y hueso como «no Cristo», hasta el punto de suponer que muchos hombres, enteras clases de hombres, naciones y razas son, de hecho, «anti-Cristo». Dividir a los hombres arbitrariamente según su conformidad con nuestro propio Cristo limitado, mental y desencarnado, y decidir sobre esa base que la mayor parte de los hombres son «anti-Cristo». Eso deja al descubierto a nuestra teología. En tal momento, no tenemos que poner en cuestión a la humanidad, sino a nuestra teología. Una teología que acaba en desamor no puede ser cristiana.

*

Thomas Merton

Conjeturas

no-a-los-muros

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Estremecimiento

Sábado, 15 de enero de 2022

Del blog Nova Bella:

10BC9DC7-04CE-4AF6-BF3A-16B69C0D644A

Lo que vale en un hombre

es lo que se estremece en él

*

Goethe

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Domingo, 3 de octubre de 2021

a_14

 

CONTIGO

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?

*

Luis Cernuda

***

 

“… De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.”

*

Marcos 10, 2-16

***

matrimoniogay1

*

Una pareja de esposos tiene derecho a acoger y celebrar el día de su matrimonio viviéndolo como un triunfo incomparable. Si las dificultades, las resistencias, los obstáculos, las dudas y las vacilaciones no han sido simplemente orillados, sino lealmente afrontados y vencidos – y es ciertamente un bien que las cosas no discurran de una manera demasiado suave-, entonces ambos esposos habrán obtenido efectivamente el triunfo decisivo de su vida; con el «sí» que se han dicho recíprocamente han decidido con toda libertad dar una nueva orientación a toda su vida; ambos han desafiado con serena seguridad todos los problemas y las perplejidades que la vida hace nacer frente a cada vínculo duradero entre dos personas y han conquistado, mediante un acto de responsabilidad personal, una tierra nueva para su vida.

        El matrimonio es más que vuestro amor recíproco. Posee un valor y un poder mayores, porque es una institución santa de Dios, a través de la cual quiere conservar a la humanidad hasta el fin de los días. Desde la perspectiva de vuestro amor, os veis solos en el escenario del mundo; desde la perspectiva del matrimonio, sois un eslabón en la cadena de las generaciones que Dios hace nacer y morir para su gloria, llamándolas a su Reino.

        Desde la perspectiva de vuestro amor veis solo el cielo de vuestra alegría personal; el matrimonio os inserta de una manera responsable en el mundo y en la responsabilidad de los hombres; vuestro amor os pertenece a vosotros solos, es personal; el matrimonio es algo suprapersonal, es un estado, un ministerio. Dios hace vuestro matrimonio indisoluble, lo protege de todo peligro interior y exterior; Dios quiere ser el garante de su indisolubilidad.

        Ésta es una alegre certeza para cuantos saben que ninguna fuerza en el mundo, ninguna tentación, ninguna debilidad humana, puede desatar lo que Dios mantiene unido; más aún, quien sabe esto puede decir con confianza: «Lo que Dios ha unido no lo puede separar el hombre». Libres de todas las ansias que el amor lleva siempre consigo, podéis deciros, con seguridad y confianza total: no podremos perdernos nunca más, pues nos pertenecemos recíprocamente hasta la muerte por voluntad de Dios.

        Vivid juntos perdonándoos recíprocamente vuestros pecados, sin lo cual no puede subsistir ninguna comunidad humana, y mucho menos un matrimonio. No seáis autoritarios entre vosotros, no os juzguéis ni os condenéis, no os dominéis, no echéis la culpa el uno a la otra ( * ), sino acogeos por lo que sois y perdonaos recíprocamente cada día, de corazón. Desde el primero al último día de vuestro matrimonio, debe seguir siendo válida esta exhortación: acogeos… para la gloria de Dios. Habéis oído la palabra que Dios dice sobre vuestro matrimonio. Dadle gracias por ella, dadle gracias por haberos guiado hasta aquí y pedidle que funde, consolide, santifique y custodie vuestro matrimonio: de este modo seréis «algo para alabanza de su gloria».

*

Dietrich Bonhoeffer,
Resistencia y sumisión,
Ediciones Sígueme, Salamanca 1983.

***

( * ) El uno al otro, la una a la otra, añadimos nosotros…

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Firmamento

Miércoles, 8 de septiembre de 2021

Del blog Nova Bella:

850D380D-EFDE-46A4-8F3B-A10C0400D84F

“El hombre es un sol

y sus sentidos son los planetas”

*

Novalis

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Agua ideal: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro…

Domingo, 29 de agosto de 2021

IMG_1688

Agua ideal

Agua redonda y cerrada,
el agua del pozo piensa.

El agua andante del río
es buena como una arteria.

La del mar… está muy lejos
para la sed de la tierra.

El torrente lleva el agua
sin saber por qué la lleva.

La fuente, en su boca clara,
la lleva como un poeta.

…Yo busco un agua sin cauces,
pero pensativa y buena.
Honda y cercana. Y sonora.
¡Señor, el agua perfecta!

Los dos bueyes hermanos
sorben pausadamente
la sangre del ocaso.

Los plátanos aplaudían
en silencio, con sus manos verdes
y aterciopeladas.

La torrentera embestía
las rocas como una vaca
de lengua turbia.

Y la tarde
se moría desangrada…

En la feria de tus viñas,
los cascabeles dorados
—de miel y de sol—, Septiembre.
Bajo el toldo de tu cielo,
¡dulce domingo del año!

*

Pedro Casaldáliga,
Palabra ungida (Poemas), 1955

***

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. ( Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes la manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas. ) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús

– “¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores“?

Él contesto:

– “Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.”

Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:

– “Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.”

*

Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

***

*

La lucha espiritual es un movimiento esencial de la vida espiritual cristiana. Se trata de una lucha interior, no dirigida contra seres exteriores a uno mismo, sino contra las tentaciones, los pensamientos, las sugestiones y las dinámicas que llevan a la consumación del mal. Pablo, sirviéndose de imágenes bélicas y deportivas (la carrera, el boxeo), habla de la vida cristiana como de un esfuerzo, de una tensión interior por permanecer en la fidelidad a Cristo, que implica desenmascarar las dinámicas a través de las cuales se abre camino el pecado en el corazón del hombre, para poder combatirlo en el mismo momento en que surge. El lugar de esta batalla es, en efecto, el corazón. Vigilancia y atención son la «fatiga del corazón» (Barsanufio) que permite al creyente llevar a cabo su purificación: es del corazón, en efecto, de donde brotan las intenciones malvadas y es el corazón el que debe transformarse en morada de Cristo gracias a la fe.

        En este sentido, la «custodia del corazón» constituye la obra por excelencia del hombre espiritual, la única verdaderamente esencial. En esta lucha es menester ejercitarse: es preciso, en primer lugar, saber discernir nuestras propias tendencias pecaminosas, nuestras propias debilidades, las tendencias negativas que nos marcan de un modo particular; en consecuencia, Tiernos de llamarlas por su nombre, asumirlas y no removerlas y, por último, sumergirnos en la larga y fatigosa lucha dirigida a hacer reinar en nosotros la Palabra y la voluntad de Dios.

        El órgano de esta lucha es el corazón, entendido en sentido bíblico como órgano de la decisión y de la voluntad, no sólo de los sentimientos. La capacidad de lucha espiritual, el aprendizaje del arte de la lucha (Sal 144,1; 18,35), resulta esencial para la acogida de la Palabra de Dios en el corazón humano. Los expertos en la vida espiritual saben que esta lucha es más dura que todas las luchas externas, pero conocen asimismo el fruto de la pacificación, de la libertad, de la docilidad y de la caridad que produce.

*

E. Bianchi,
La palabra de la espiritualidad,
Milán 1999.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Simone Weil

Martes, 24 de agosto de 2021

Hoy hace 78 años que fallecía Simone Weil… Simone Weil (París, 3 de febrero de 1909-Ashford, 24 de agosto de 1943) fue una filósofa, activista política y mística francesa a cuyos textos y vida hemos recurrido en muchas ocasiones…. Formó parte de la Columna Durruti durante la Guerra Civil española y perteneció a la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Dejó abundantes escritos filosóficos, políticos y místicos, incentivados por su publicación tras su muerte en 1943 a causa de tuberculosis. Albert Camus la describió como «el único gran espíritu de nuestro tiempo».

simone-weil

“No es el modo como una persona habla de Dios lo que me permite saber si ha morado en el fuego del amor divino, sino el modo en que habla de las cosas terrenas”

*

“Es falsa toda concepción de Dios incompatible con un movimiento de caridad pura”.

(Carta a un religioso, Editorial trotta)

*

“No tengo necesidad de ninguna esperanza, de ninguna promesa, para creer que Dios es rico en misericordia. Conozco esa riqueza con la certeza de la experiencia, yo misma la he tocado. Lo que de ella conozco por contacto sobrepasa de tal modo mi capacidad de comprensión y gratitud que ni la misma promesa de felicidades futuras añadiría nada al significado que para mí tiene, de la misma forma que para la inteligencia humana la adición de dos infinitos no es una adición.”

(A la espera de Dios. Editorial Trotta)

***

simone-weil2

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

Jesús Espeja: “Dos patologías en la Iglesia: Clericalismo y patriarcalismo”

Jueves, 25 de febrero de 2021

1537973088495-1-1140x500De su blog La Iglesia se hace diálogo:

“En la Biblia escrita por hombres y en una cultura patriarcal, la mujer aparece como inferior y debe estar sometida sumisamente al hombre”

“Magisterio y teología con frecuencia vienen recomendando a las mujeres que estén sujetas a su esposo, y han dado pie a un machismo cada vez más intolerable que aún hoy sufren muchas mujeres en matrimonios cristianos”

“La minusvaloración de la mujer en la Iglesia es innegable dado que no tiene acceso ninguno a las instancias de poder hoy en manos de los ministerios ordenados que sólo pueden ejercer los varones”

“En el clericalismo se excluye a los laicos que son la mayoría de los bautizados, y en el patriarcalismo se excluye a las mujeres que son la mayoría de los creyentes”

El papa Francisco habló recientemente sobre la posibilidad de que las mujeres sean lectoras, acólitas o diaconisas. Respetando las decisiones de las autoridades eclesiásticas en el hoy de la Iglesia, es manifiesta la discriminación de la mujer no solo en la sociedad sino también dentro de la organización y funcionamiento eclesiales.

En la Biblia escrita por hombres y en una cultura patriarcal, la mujer aparece como inferior y debe estar sometida sumisamente al hombre; salió de las costilla del varón, es la culpable de la caída y todavía en tiempo de Jesús, el varón podía despedir a su esposa, mientras ella no tenía derecho a pedir el divorcio. Esa mentalidad prevalece a lo largo de la historia bíblica, si bien otro documento sobre los orígenes dice que Dios creó al ser humano “hombre y mujer” a imagen suya. Una mentalidad que tiene también su apoyo en la filosofía de Aristóteles: “la mujer es un varón mutilado”, “un error de la naturaleza”.

Esta visión discriminatoria de la mujer ha entrado en el discurso y organización de la Iglesia. Jesucristo se pudo a lado de los excluidos-niños, pobres, mujeres abandonadas; fiel a esa conducta, la primera comunidad cristiana confiesa que, entre los cristianos ya no hay discriminación “hombre ni mujer”, pues todos los bautizados tienen la misma dignidad. Pero ya san Pablo, formado en la cultura del pueblo judío, recomienda: “que los hijos obedezcan a sus padres, los esclavos a los amos, y las mujeres a sus maridos; y que las mujeres se callen”. Magisterio y teología con frecuencia vienen recomendando a las mujeres que estén sujetas a su esposo, y han dado pie a un machismo cada vez más intolerable que aún hoy sufren muchas mujeres en matrimonios cristianos.

La minusvaloración de la mujer en la Iglesia es innegable dado que no tiene acceso ninguno a las instancias de poder hoy en manos de los ministerios ordenados que sólo pueden ejercer los varones. Minusvaloración más escandalosa cuando en la sociedad civil se declara la igualdad de derechos fundamentales para el hombre y para la mujer, y algunas de ellas ocupan puestos de relevancia y de poder en organismos nacionales e internacionales.

La Iglesia está en camino y ansía todavía llegar a ser lo que no es. A la hora de responder a esa vocación sufre hoy dos patologías: el clericalismo y el patriarcalismo. El clericalismo entendido como reducción de la Iglesia al clero ha sido y es lamentable patología denunciada claramente por el papa Francisco. El patriarcalismo, por no decir machismo, es otra nefasta patología de la comunidad cristiana.

En el clericalismo se excluye a los laicos que son la mayoría de los bautizados, y en el patriarcalismo se excluye a las mujeres que son la mayoría de los creyentes. En la Iglesia como pueblo de Dios, todos los bautizados tienen la misma dignidad y los mismos derechos, aunque haya distintas funciones. Nadie es más que nadie. Cuando alguno cree que solo él tiene hilo directo con el Espíritu se equivoca, porque todos recibimos el Espíritu que a todos nos hace hermanos.

Espiritualidad , , , ,

Hombre y mujer lo creó…

Sábado, 13 de febrero de 2021

Del blog Pays de Zabulon:

@ketaandunicorns-600x744

He aquí una natividad singular, que, probablemente, sorprenderá a algunas personas.

Pero después de todo … dado que Dios nos hizo hombre y mujer … este secuestro de la obra de Domenico Beccafuni no debería sorprendernos.

Esto no quiere decir que un hombre varón sea una mujer, un individuo femenino.

Tampoco se trata de decir, de manera irreverente, que María era un varón;

Pero Dios hizo al hombre, macho y hembra.

A partir de ahí, todo lo que se dice sobre el hombre – se entiende, la humanidad – debería aplicarse tanto al individuo masculino como al femenino.

Esto ya debería dejar claro de una vez por todas que no hay superioridad de un género sobre otro. El individuo femenino es igual a la combinación. Ciertamente no hemos pensado lo suficiente sobre este enorme avance del Libro del Génesis en un mundo donde la naturaleza animal no siempre aboga en esta dirección.

Pero aún más, sugiere que todos los valores sexuales: amor, amistad, paternidad, igualdad, justicia, promesa de vida … no tienen nada que ver con nuestro ser de género sino con nuestro propio ser. Esto abre enormemente el campo de posibilidades.

Fuente de la foto: cuenta de Instagram de  KETA & UNICORNS

***

 

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

Jose Arregi: Jesús, una persona humana como nosotros.

Jueves, 28 de enero de 2021

Roger Lenaers es un anciano y sabio jesuita belga, autor de libros como Otro cristianismo es posible y Aunque no haya un Dios ahí arriba (Abya Yala, Quito, 2008 y 2013), escritos con inteligencia y con alma para quienes quieren seguir siendo discípulos de Jesús sin exiliarse del mundo actual con su cosmovisión, sus ciencias y su lenguaje.

Tras haber dedicado su vida a enseñar teología a jóvenes universitarios, a sus 70 años, ya jubilado, inició otra vida: se fue de párroco a un pueblecito de 300 habitantes perdido en los Alpes, en el Tirol austríaco. Lo de perdido es un decir, pues mucho más perdidas están nuestras grandes ciudades inhumanas con sus lujosas avenidas y sus barrios de miseria.

Allí se fue el sabio jesuita guiado por su luz, buscando luz y libertad, y entre los pacíficos habitantes de Vorderhornbach las encontró. Allí ha respirado el aire de las alturas y de lo más profundo, el Aliento vital que anima el Cosmos, el Espíritu que gime y goza en el corazón de todos los seres. Allí ha vivido y convivido, pensado y escrito, predicado y escuchado el mensaje de Jesús, hasta los 95 años. Allí ha formulado en palabras claras y sencillas las claves fundamentales para decir y vivir otro cristianismo posible –y necesario– en estos tiempos de cambios culturales tan profundos: un cristianismo liberado de dogmas y creencias trasnochadas, de intervenciones arbitrarias de un Dios Supremo omnipotente, de revelaciones y de elecciones particulares, de nacimientos virginales y resurrecciones físicas, de exorcismos y curaciones milagrosas, de muertes expiatorias e infiernos eternos, de normas morales de otro mundo caduco, de instituciones eclesiales propias del Medioevo.

Allí escribió hace cinco años un libro-resumen, traducido al español y prologado por Manuel Ossa, recientemente editado y presentado por José María Vigil y Santiago Villamayor: Jesús,¿una persona humana como nosotros? En él, el anciano sabio jesuita, que desde hace unos meses vive en una residencia de mayores en Lovaina (Bélgica), invita con pasión y libertad a liberar a Jesús del ropaje mitológico de los Evangelios, y dejar que emerja de su fondo como figura inspiradora de vida y de liberación para hoy.

En las líneas que siguen quiero referirme a la pregunta formulada por el título del libro: ¿Fue Jesús una persona humana como nosotros? Que en el año 2021, con la Tierra más amenazada que nunca por la pandemia humana, con la humanidad más desgarrada que nunca por la prisa y la competición universal, más peligrosa que la Covid-19 con todas sus incertidumbres y angustias, cuando todos nuestros telediarios debieran abrirse con la pregunta –científica, filosófica, teológica– más crucial de nuestro tiempo: “¿Cómo lograremos entre todos una vacuna para esta loca y asfixiante competitividad universal?”, que en esta encrucijada alarmante en que nos hallamos nos preguntemos si Jesús fue una persona humana como nosotros… revela dónde se halla todavía la teología cristiana. Perdida en cuestiones bizantinas y escolásticas, con perdón de bizantinos y escolásticos. Pero ahí estamos, y el sabio anciano jesuita tiene razón de plantear la pregunta, para devolver a la persona y al mensaje de Jesús de Nazaret su fuego profético, sus bienaventuranzas subversivas y consoladoras, su pregón pascual, su potencial transformador para este pobre mundo nuestro.

Volvamos, pues, a la pregunta: ¿fue Jesús una persona humana como nosotros? Solo para poder entenderla, hay que volver muchos siglos atrás. Tras 100 años de intrincadas e interminables, para nosotros hoy extravagantes, discusiones que siguieron al Concilio de Calcedonia (451) sobre Jesús, constituido de dos naturalezas (humana y divina) y una persona (divina), el Concilio II de Constantinopla (553) estableció que Jesús era un ser humano completo (cuerpo y mente), pero no una “persona (hipóstasis) humana” propiamente dicha, pues su centro y sujeto personal profundo o su yo último era divino, “uno de la Trinidad”. Y suponía el Concilio que lo divino es esencialmente distinto de lo humano.

Roger Lenaers quiere devolver la cordura o el sentido común –la cordialidad o la sensibilidad profunda, en definitiva– a nuestra manera de entender a Jesús, para que nos haga más humanos. Creo, sin embargo, que no lo consigue del todo. ¿Era Jesús como nosotros? Sí y no, responde Lenaers. Yo estoy de acuerdo allá donde dice que sí, pero disiento allá donde dice que no. Y no es porque niegue lo evidente, a saber, que todos los seres humanos somos muy semejantes, pero absolutamente únicos a la vez, sino porque pienso que el teólogo belga, bajo una igualdad superficial y formal, sigue imaginando una desigualdad esencial y de fondo entre Jesús y todo el resto de los humanos.

Supera, sí, el Concilio de Calcedonia y el II de Constantinopla, y no es poco: Jesús no fue un ser híbrido compuesto de doble naturaleza (humana y divina) cuya “hipóstasis” o sujeto o centro personal era la “persona divina”. “Fue persona humana como nosotros” (p. 158), y tuvo, por lo tanto, “las mismas necesidades, deseos y reacciones que nosotros” (p. 158). Fue un Homo Sapiens como nosotros. Faltaría más.

Pero ahí se acaba la igualdad. Pues Jesús, afirma Lenaers, no se sitúa en el “bajo nivel evolutivo en que estamos nosotros” (p. 52).  “Nosotros no somos más que el eslabón perdido entre el Hombre del Neanderthal y el ser humano como debería llegar a ser alguna vez. Con su modo de ser otro, Jesús de Nazaret nos da una idea de cómo podrá ser ese humano por venir” (p. 68). Así, por ejemplo: “hombre como nosotros, debió haber tenido las mismas necesidades sexuales que nosotros, pero de toda evidencia [?] las manejó de manera distinta al término medio de la humanidad y no fue dependiente de ellas, sino interiormente libre, con la misma libertad que demostró tener frente al dinero, a las apariencias y a la crítica de sus adversarios” (p. 158). “La trascendencia humana de Jesús consistía esencialmente en su ser y vivir totalmente para otros” (p. 162), lo que es “inalcanzable para nosotros” (p. 162). ¿Quién vive, quién puede vivir “totalmente para otros”?

Conclusión rotunda y no poco aventurada: Jesús “no era una persona como nosotros” (p. 162). Sic. Es como un salto al vacío desde lo alto de un pico alpino. Jesús habría sido, pues, un Homo Sapiens, sí, pero perfecto. ¿Cómo lo sabemos? Ahí flaquea el sabio jesuita, pues se limita a decir que “la normalidad humana… no explica la irradiación que salía de Jesús” (p. 162).

Un Homo Sapiens perfecto ¿no es una contradicción en los términos? ¿No somos por definición fruto, maravilloso fruto, frágil fruto, de una evolución azarosa esencialmente inacabada y abierta? ¿Puede alguien siquiera concebir una persona humana de nuestra especie con inteligencia perfecta, voluntad perfecta, emotividad perfecta, espiritualidad perfecta…? ¿No nos define el “no hago lo que quiero y hago lo que no quiero”, a causa de nuestro cerebro limitado, de sus disfunciones congénitas, de la genética heredada, de las condiciones ecológicas y económicas, la cultura recibida, los miedos acumulados, toda nuestra historia personal y colectiva? ¿Y por qué no vamos a imaginar que, en un planeta lejano o en nuestro propio planeta dentro de millones de años o dentro solo de 100 años o menos haya una especie, humana, transhumana o posthumana, más “humana” –solidaria y bienaventurada– y por lo tanto “divina” que nosotros, incluido Jesús?

¿Y por qué tendríamos que imaginar a un Jesús “milagrosamente” libre de esa finitud constitutiva de nuestra especie y de todas las especies? ¿Podemos imaginar razonablemente a un Jesús que nunca hubiera padecido rencillas, resquemores ni resentimientos, que nunca hubiera experimentado envidia, codicia y orgullo, que nunca hubiera flaqueado y sucumbido en su confianza, su solidaridad y su esperanza? Si fuera así, no sería humano. Y yo no puedo imaginarlo sino como una persona humana, hecha como todos –cada uno a su manera y con su nivel de realización que nadie puede medir ni juzgar desde fuera– de arcilla animada llena de luz y de sombras. Solo así, y no porque fuera perfecto ni siquiera el más perfecto, podría seguir inspirándome.

Y yo, por la cultura “cristiana” que me ha forjado y por mi historia personal que no puedo ni quiero borrar, quiero seguir inspirándome en Jesús, en esa figura recia y dulce, desconcertante y también contradictoria, que ha quedado consignada en los evangelios, tanto canónicos como apócrifos, y ha sido transmitida de generación en generación, de bondad en bondad y de error en error, hasta hoy. Para que la humanidad se levante y camine hacia la paz que busca.

Aizarna, 17 de enero de 2021

www.josearregi.com

Espiritualidad ,

Íntimo

Jueves, 10 de diciembre de 2020

DDD3EFF2-AC9D-4610-93C7-03165851A807

En el hombre actúan múltiples fuerzas: conociéndolas, puede abarcar todas las cosas que hay a su alrededor -estrellas y montañas, mares y ríos, plantas y animales, y toda la humanidad que está cerca de él, y de este modo puede enriquecer su mundo interior. Puede amarlas, puede odiarlas y rechazarlas; puede ponerse contra ellas o bien tender a ellas y atraerlas hacia sí.

Puede actuar sobre el mundo que le rodea y modificarlo según su propia voluntad. Un variado fluctuar de alegría y de codicia, de aflicción y de amor, de calma y de excitación acompaña el ritmo del corazón.

Sin embargo, su fuerza más noble es ésta: reconocer que hay algo más elevado por encima de él, venerar este algo más elevado e insertarse en él. El hombre puede conocer a Dios por encima de él, puede adorarle y puede ofrecerse a sí mismo «a fin de que Dios sea glorificado». Ésta es la ofrenda: que la sublimidad de Dios brille en el espíritu; que el hombre adore esta sublimidad; que no se detenga de una manera egoísta en sus propias posesiones, sino que las trascienda, que se comprometa a sí mismo a fin de que sea glorificado el excelso Dios. La fuerza más profunda del alma es su capacidad de ofrenda. Es en lo íntimo del hombre donde tienen su sede la calma y la limpidez de donde sube la ofrenda a Dios (Romano Guardini).

*

Romano Guardini

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

Dios no se hizo ángel, se hizo hombre

Jueves, 19 de noviembre de 2020

Del blog Amigos de Thomas Merton:

68a310449de4af924b16cfffca0eaa34

(Elisabeth Olsson Wallins  “Ecce Homo“)

¡La alegría de ser hombre! Este hecho, que soy un hombre, constituye una verdad y un misterio teológicos. Dios se hizo hombre en Cristo. Al convertirse en lo que yo soy, Él me unió a Sí mismo e hizo de mí su epifanía, de manera que ahora se supone que yo lo revelo a Él. Mi existencia misma como hombre depende de que, en virtud de mi libertad, yo obedezca Su luz, permitiéndole así revelarse a Sí mismo en mí. Y el primero en ver esta revelación es mi propio yo. Yo soy Su misión para mí mismo y, a través de mí, para todos los hombres. ¿Cómo podré yo verlo o recibirlo a Él, si desprecio o temo lo que soy, un hombre? ¿Cómo puedo yo amar lo que soy –hombre–, si odio al hombre en los demás?

El simple hecho de mi humanidad debería ser fuente inagotable de gozo y placer. Al alegrarme por aquello que mi Creador ha hecho de mí, estoy abriendo mi corazón a la salvación que me ofrece mi Redentor. Es una manera de saborear las primicias de la redención y la restauración. El gozo de ser hombre es tan puro que quienes tienen una comprensión cristiana débil pueden incluso llegar a confundirlo con el gozo de ser algo distinto del hombre: por ejemplo, un ángel o algo parecido. Pero Dios no se hizo ángel. Se hizo hombre.

*

Thomas Merton
Diarios, agosto 1965

Ecce Homo + Elisabeth Ohlson Wallin +1998

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Alas

Sábado, 11 de julio de 2020

ANGEL[1]_david_vance

El hombre curado por la salvación de Dios, íntegro, y en este sentido simplemente santo, permanece en una situación de incertidumbre sorprendente, incomprensible para sí mismo, y, precisamente por eso, capaz de darle, de una manera misteriosa -por así decirlo-, alas. Aunque, evidentemente, está convencido de la imposibilidad de alcanzar la perfección en esta tierra, esa imposibilidad no se transforma, sin embargo, en él en una cárcel opresora, ni tampoco el pensamiento de tener que alcanzar su propia perfección se le convierte en una idea obsesiva. Puesto que sabe, en efecto, que su morada tiene que ser construida ¡unto a Dios en la gracia, habita confiado en su cabaña destinada a la destrucción y prosigue caminando libre a través del tiempo. Al consentir padecer misteriosas privaciones en vistas a un más allá inaccesible, da también su consentimiento a las misteriosas misiones que le han sido confiadas de lo alto; precisamente cuando pensaba que no podría disponer ya de fuerza alguna, aumentan las fuerzas en él, las alas le sostienen y lo que le ha sido confiado para que lo administre es incluso más de lo que él mismo podía imaginarse. De ahí que pueda repartirlo, aunque sea sólo como algo que pertenece a otros, llegado de una manera incomprensible a sus manos.

*

H. U. von Balthasar,
Todo en el Fragmento,
Milán 1990, p. 94

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Relación de Comunión

Domingo, 7 de junio de 2020

relationdecommunion

Maurice Zundel escribió páginas emocionantes sobre el corazón humano, este espacio donde la conciencia que se despierta accede en el sentido de su dignidad de su inviolabilidad, y que se revela, detrás del mí prefabricado y condicionado que lo recubre, como un espacio de pura acogida del otro, el espacio que no puede ser violado por principios autoritarios, ni siquiera divinos, sino que vive de la apertura y de la comunión con el Otro, a la imagen del Dios de Pobreza que  se desposee de él mismo perpetuamente en la relación de ofrenda que mantienen entre ellas las tres Personas de la Trinidad.

” (…) La Trinidad es la liberación de una pesadilla en la que la humanidad se debate cuando se sitúa frente a una divinidad de la que depende y a la que es sometida: ¿Por qué Él bastante más que yo? ¿Por qué soy la criatura, y Él el Creador? ¿Por qué, si es mi creador, me puso en esta situación de saber que yo soy su esclavo? ¿Por qué me dio justo bastante inteligencia para comprender que dependo de Él? ¡Hay una rebelión sorda e implacable qué sube del corazón del hombre en esta confrontación de su espíritu con esta especie de Dios que aparece en él como la apisonadora del espíritu!

En la apertura del Corazón de Dios a través del Corazón del Cristo, hay justamente esta manifestación increíble y maravillosa que Dios es Dios porque se comunica, que es Dios porque se da todo, porque el es la desapropiación infinita y eterna, porque tiene la transparencia de un niño, la transparencia en la que toda especie de apropiación es imposible, donde la mirada siempre es dirigida hacia “El Otro”, donde la personalidad, donde el yo, es sólo un altruismo puro e infinito. ¡Allí está la gran confidencia qué resplandece en el Evangelio de Cristo! ¡La perla del reino, es para que Dios sea este Dios!

¡Jesús, revelándonos la Trinidad, nos libró de Dios! Nos libró de este Dios pesadilla, exterior a nosotros, límite y amenaza para nosotros: ¡nos libró de aquel Dios! Nos libró de nosotros mismos que necesariamente estábamos, y sordamente, aunque no nos atrevíamos a reconocerlo, en rebelión contra este Dios.

Con la Trinidad, entramos en el mundo de la relación. (…)

Subsistir en forma de don, subsistir como una relación con los demás otro, subsistir en una respiración pura de amor, tenemos ahí el Dios que se transparenta y se revela personalmente en Jesucristo. (…)

Lo que justamente es tan patético, y lo que nos hace sensible la diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y el paso que trasciende que hay que obrar del uno al otro, es que, mientras que en el Antiguo Testamento el pecado supremo, el pecado original, es querer ser como Dios, en el Nuevo,  es esto mismo lo único que es necesario. (…)

¡Se trata de ser como Dios! Y, en el fondo, esta intuición nietzscheana, esta voluntad de ser Dios, de no sostener a ningún Dios aparte de sí mísmo, es el bosquejo de una vocación auténtica. ¡Pero atención! ¡Sí, ser como Dios, pero después de haber reconocido en Dios justamente  la desapropiación infinita, la pobreza suprema, el despojo translúcido!

Si Dios es aquel Dios, si hay en nuestro corazón una espera infinita, ser como Dios, ahora esto quiere decir desapropiarnos fundamentalmente de nosotros mismos para que nuestra vida se cumpla como la suya en un don sin reserva.”

*

Maurice Zundel,
Le Problème que nous sommes“,
Le Sarment, Fayard, 2000, pp 39-42

relation-de-communion

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

*

Juan 3, 16-18

***

Si se pretendiese que una oración tuviera la precisión de un tratado de teología, entonces la oración a la Trinidad seria una cima casi inalcanzable. Sin embargo, la oración no es el fruto de unos razonamientos. En caso contrario, esperemos que la teología nos saque de esta contradicción. Ella, en efecto, ha creado el término técnico de circumincesión (o pericoresis, según la etimología griega) para hablar del “movimiento inamovible” de la presencio recíproca de las tres personas de la Trinidad – “Lo mismo que tu estés en mi y yo en ti”, le dice Jesús al Padre- en el rico “tránsito” de la circulación del Amor. De la misma forma, la verdadera oración trinitaria, como cualquier oración cristiana pasa sin cesar de una Persona a la otra. De este modo, Cristo, desde el momento que lo contemplamos como Hijo de Dios, nos remite al Padre, que nos lo “entrega”, y el Padre, cuando le expresamos nuestra acción de gracias, nos remite al Espíritu que el Hijo nos da “de parte” del Padre, y así incesablemente, cualquiera que sea el orden que empleemos e indistintamente de la Persona a la que inicialmente nos dirijamos en nuestra oración. Porque la oración trinitario sigue la lógico del amor, que es compartido y comunicado.

*

J. Moingt,
Los tres visitadores. Conversaciones sobre la Trinidad,
Mensajero, Bilbao 2000.

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , , , , , , ,

No tengo miedo de nada… porque tengo un defensor

Domingo, 17 de mayo de 2020

A nosotros van dirigidas estas palabras… Jesús nos envía un defensor que nos irá enseñando todo recordando lo que Él nos ha enseñado… “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama”.

image2-682x1024

“Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse.

Yo he hecho esta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado.

Ya no tengo miedo a nada, ya que el Amor destruye el temor.

Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. No estoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas.

Acojo y comparto. No me aferro a mis ideas ni a mis proyectos.

Si me presentan otros mejores, o ni siquiera mejores sino buenos, los acepto sin pesar. He renunciado a hacer comparaciones. Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siempre es lo mejor.

Por eso ya no tengo miedo. Cuando ya no se tiene nada, ya no se tiene temor.

Si nos desarmamos, si nos desposeemos, si nos abrimos al hombre-Dios que hace nuevas todas las cosas, nos da un tiempo nuevo en el que todo es posible.

¡Es la Paz!”

*

Atenágoras I
(1886-1972), patriarca de Constantinopla,

*

(en: OLIVIER CLÉMENT, Dialogues avec le Patriarche Athénagoras I, Éd. Fayard, Paris 1969, p.183. Traducido y ofrecido por Xavier Melloni, en Cetr.)

image3

***

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.”

*

Juan 14,15-21

***

Estando en comunión con Jesús, nos encontramos bajo el influjo del Espíritu Santo y podemos ser creativos, obrar plenamente de un modo nuevo en la lucha por el Reino, la ciudad del amor. En Jesús y a través de él, podemos hacer frente a las fuerzas del mal y de la mentira inscritas en los corazones y en los grupos humanos, fuerzas que aplastan la vida, que aplastan a los débiles y a los humildes. Ya no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espíritu Santo en nosotros.

Ya no somos nosotros los que vivimos, sino Jesús en nosotros. Jesús ha venido a hacer nuevas todas las cosas. En comunión con él en el Espíritu Santo, también nosotros podemos hacer nuevas todas las cosas y hacer cosas más grandes aún que las hechas por Jesús (Jn 14). Estando en comunión con Jesús, nuestras acciones nacen de la comunión y están orientadas hacia la comunión. También nuestras palabras están llamadas a brotar del silencio de la comunión para llegar al silencio del amor. Estamos llamados a beber en el corazón de Cristo para volvernos fuentes de vida para los otros, para dar nuestra vida a los otros.

*

Jean Vanier,
Jesús, el don del Amor,
Editorial Claret, Barcelona 1994.

*

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , ,

“Ecce Homo”: Jesús, la imagen del hombre que somos

Sábado, 28 de marzo de 2020

Del blog Amigos de Thomas Merton:

10172686_10206696293676035_4150402484658181494_n

El hombre es un ser múltiple, que cambia. No le ha sido concedido ni atribuido permanecer siempre idéntico. Por eso es difícil de decir quién y qué es realmente. Hay muchas cosas de las que posiblemente no le gusta hablar. Huye de sí mismo. Lo consigue, porque para reflexionar en sí mismo y hablar de sí mismo hace falta tiempo y no estar continuamente ocupado. Uno de los elementos que constituyen lo que el hombre es, es lo indecible; y por eso permanece mudo.

¿Qué aspecto tendría la imagen del hombre que mostrase precisamente aquello que el hombre es, pero que ni quiere con tesarse a sí mismo que lo es ni está dispuesto a serio?

1. Tendría que ser la imagen del hombre que está para morir. Porque no queremos morir y, sin embargo, estamos tan entregados a la muerte que ésta lo domina ya todo en la vida como un poder siniestro.

2. Ese moribundo debería estar colgado entre el cielo y la tierra. Porque en ninguno de los dos sitios nos encontramos plenamente como en nuestra casa: porque el cielo está lejos, y la tierra no nos resulta una patria agradable.

3. Ese moribundo debería estar solo. Porque cuando se trata de dar el último paso tenemos la impresión de que los demás se despiden de nosotros con perplejidad y recato -incapaces de solucionar su propio problema- y nos dejan solos.

4. Ese hombre de la imagen debería estar empalado entre una vertical y una horizontal. Porque la intersección de la horizontal, que todo lo quiere abarcar en la anchura, con la vertical, que exclusivamente tiende en su verticalidad a la unidad única, corta el centro del corazón humano y lo destroza.

5. Ese moribundo debería estar bien clavado. Porque nuestra libertad en este mundo desemboca necesariamente en la necesidad de la miseria. Debería tener un corazón traspasado. Porque al final todo se transforma en una lanza que hace correr hasta la última gota de la sangre de nuestro corazón.

6. Debería llevar sobre sí una corona de espinas. Porque los últimos dolores vienen del espíritu, no del cuerpo. Y dado que, en definitiva, todos los hombres son como es ese hombre, ese solitario debería estar rodeado de las imágenes de sus semejantes, que son exactamente iguales que él. A uno de ellos se le podría pintar como lleno de esperanza, y al otro como lleno de desesperación. Porque nunca acabamos de saber si al morir prevalece en nuestro corazón la desesperación o la esperanza.

Con eso la imagen quedaría prácticamente terminada. No mostraría todo lo que hay en el hombre, pero sí todo aquello que es preciso que nos muestre, porque estamos empeñados en no verlo -la misma desesperación no es más que una forma de no querer ver. Todo lo demás, que también somos, no es preciso que nos lo muestren, porque lo conocemos amplia y sobradamente con alegría. Lo que esa imagen nos muestra de nosotros mismos nos plantea un problema, y es el problema mismo sobre nosotros mismos, que por nosotros solos somos incapaces de resolver.

unnamed

Esa imagen de nosotros mismos, que no nos hace ninguna gracia, nos la ha puesto Dios ante nuestros ojos en el Viernes Santo de su Hijo. Momentos antes de que se levantase esa imagen para que la viéramos, hubo uno que dijo: «Mirad al hombre» (Jn 19,5). […]

Al haber propuesto Dios de esta forma ante nuestros ojos la imagen según la cual hemos sido creados, ya no nos vemos obligados al contemplarla a considerar únicamente la cuestionabilidad de nuestra propia existencia. Dios, al forzarnos a hacernos la pregunta que somos nosotros mismos, nos da también la respuesta a esa pregunta. Solamente nos ha encontrado a nosotros, que somos la pregunta, en el juego incomprensible de su amor, porque sabe la respuesta. Y al haberse hecho hombre su misma palabra eterna, y al haber muerto ese hombre en la cruz de nuestra existencia, nos ha dado la respuesta y nos ha comunicado valor para contemplar la imagen de nosotros mismos, que se nos ocultaba, para colgarla en nuestros aposentos, para colocarla en nuestros caminos y para ponerla sobre nuestras sepulturas. […]

Porque somos de la misma madera que él, y porque también nosotros podemos morir ya nuestra muerte en plena vida, podemos no sólo entender su destino desde fuera, sino también participar de él internamente. Por la fe percibimos que su descenso a la impotencia del ser hombre ha santificado todas las horas del Sábado Santo de nuestra vida. Dejados a nosotros mismos, todo se habría reducido a un simple y solitario quedar expuestos a las tinieblas y al vacío de la muerte. Pero por el hecho de que El participó de nuestro destino y nos redimió por ello, ese Sábado Santo en su oscuridad nos trae la luz de la vida. Desde el momento en que él descendió a las profundidades sin fondo y sin base del mundo, ya no existen más abismos de la existencia en los que el hombre quede abandonado. Hay uno que ha ido por delante y lo ha sufrido todo para victoria nuestra. En el fondo de todas las caídas puede uno ya encontrar la vida eterna. «El que descendió es también el que subió sobre todos los cielos para llenar el universo» (Ef 4,10).

*

Karl Rahner

Escritos de Teología, VII, 150-152; 174-175

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.