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Aprender a saber escuchar.

Martes, 7 de noviembre de 2023

IMG_1147       Una de mis experiencias, hace décadas, pero más aún hoy en día es “la necesidad que tienen, y tenemos, las personas de hablar y de ser escuchadas”. Y esto pide, como contrapartida “saber escuchar“. Y “saber escuchar” es un aprendizaje humano que pide un esfuerzo interior considerable. Es vaciarse de sí mismo/a para permitir que la otra persona te encuentre dispuesto. Pura empatía y compatía, que no es la simpatía. No te pide ni opinión ni consejo, sólo quiere ser escuchada. Pero cuando escuchamos debemos intentar evitar no formular y pensar la respuesta que le podemos dar… Una realidad relacional humana muy compleja.

      Pero es necesario hacer el esfuerzo de aprender a escuchar. Y me viene a la cabeza en estos momentos por propia experiencia y por comentarios de otros, la situación que se encuentran médicos y médicas: Escuchar y escribir en el ordenador a la vez. Debo constatar el esfuerzo que hacen por atender o escuchar humanamente…. Las nuevas tecnologías nos están pidiendo otra forma de escucha. No hay pedagogía porque todo es nuevo. Todo va deprisa. Y existe una cierta deshumanización. ¿Cómo lo haremos? Lo que queda claro es una faena totalmente personal. En otras palabras: adquirir madurez al hacer uso de los nuevos medios.

      Y “saber escuchar” requiere “querer escuchar”. Y aunque se quiere escuchar, existe la necesidad de hablar. ¿Cómo conjugarlo? Ciertamente, hay muchos libros que hablan. Por citar uno histórico: EL ARTE DE ESCUCHAR de Erich Fromm, del año 1975. Hay otros como también artículos. Es muy fácil escribir. Resumiendo, cada persona debe hacer su método desde la propia interioridad.

     Por tanto, un primer paso profundo y necesario para “saber escuchar” es necesario aprender a escucharse a sí mismo, auscultarse. Penetrar y compenetrarse con uno/a mismo/a. ¿Cómo soy? ¿Qué soy? ¿Quién soy? ¿Para qué sirvo? Y otros cuodlibetos. Todo ello por la sencilla razón si no te has enfrentado, no digo resolverlo porque probablemente nunca lo puedas resolverlo porque estamos siempre en proceso de cambio y mutación, puedes mezclar o proyectar o poner en la otra persona a los tuyos propios problemas, angustias o inquietudes.

        Entonces hay que pensar que el silencio interior es absolutamente imprescindible para poder escuchar sinceramente al prójimo. No matar al ego sino situarlo, en ese silencio, al margen, no marginado, de nuestra interioridad para que pueda contemplar la inmensidad de los mundos que hay, vivimos y somos. Y de ahí surgirá “la capacidad de escucha, que es un arte, no una ciencia”. Y hablando del silencio, un libro que fue publicado hace dos años, de una persona bien experimentada, Teresa Guardans: SILENCIO (2021) es muy inspirador por esta temática.

       Esta actitud pide, ciertamente, buscar aquellos lugares adecuados para ayudar a silenciar, pero también cualquier lugar físico es adecuado si se sabe gestionar la relación de hablar, no charlar, y escuchar, no oír. Pero al mismo tiempo entiendo que quien escucha se hace un gran favor a sí mismo/a por la riqueza humana que aprende al escuchar, que no es poca, además del gran bien que hace a quien habla.

        Resumiendo: “saber escucharse, dialogarse, comprenderse es el primer trabajo que hacer para aprender “el arte de saber escuchar”, lo que lleva a los verdaderos diálogos en los diferentes ámbitos. Y así, el diálogo, saber escuchar, es mucho más potente que la potencia de la violencia que hace comprender la impotencia de laviolencia. Y recordando que el ser, que llamamos humano, es un ser animal viviente, pero inacabado genéticamente, que la palabra lo completa, la cual crea la cultura y nos abre los ojos a una doble realidad: Vivir y contemplar. Y el arte de escuchar también está presidido por el arte de contemplar la inmensidad de los mundos.

       Y concluyo con un pensamiento que me llamó la atención. Escrito hace más de 25 siglos, hacia el s. IV aec, que se encuentra en un libro titulado Proverbios: Quien rechaza aprender, cae en desgracia.

 Jaume PATUEL pedapsicogogo

(Remitido)

Espiritualidad , , ,

“Lavarse con silencio”, por Pedro Miguel Lamet.

Viernes, 20 de octubre de 2023

IMG_0580Leído en su blog:

Vivimos dentro de una nube de ruidos, por dentro y por fuera

Vivimos más que nunca ensordecidos por el ruido. Hay un ruido exterior que no para: en el bar, en el coche, en casa, en la calle.

Hay otro ruido interior más peligroso, el de la mente, que runrunea dentro de nosotros desde un personaje que creemos ser y no somos.

La mente siempre nos contamina con sus ruidos, alejándonos de lo que es. Sólo el silencio nos libera. Pero le tenemos pavor, porque lo identificamos con soledad y vacío, sin apreciar que es una soledad acompañada del Universo y un vacío lleno.

El silencio interior es la mejor terapia que existe. Dice Ana María Schlutter que “el silencio es regresar a casa”, es decir, recuperar nuestra identidad

Se trata de sortear ese “loro interior” e ir conectando con el fondo de nuestro ser, donde estamos bien; quizás porque salimos así de fábrica y poco a poco nos hemos ido estropeando con palizas mentales e identificaciones absurdas

La tristeza mayor del hombre proviene de sentirse separado, en definitiva, solo en medio de una multitud, solicitado por millones de signos y sonidos. El silencio cura porque nos conecta con lo que somos,

Contaba una joven monja que muy agobiada fue a consultar a su director espiritual: “Mire, padre, estoy muy preocupada. Es que, cuando estoy mejor en la capilla, es cuando no hago nada, ni pienso en nada; simplemente estoy”. El sacerdote sonrió: “No se preocupe, hermana, acaba de descubrir el silencio”. La religiosa no se fue muy convencida. ¿Cómo podía alcanzar aquella paz interior sin pensar, reflexionar, sin leer algo? Y sin embargo, estando así simplemente, saboreaba una quietud y una alegría que nunca hasta entonces había disfrutado.

Vivimos más que nunca ensordecidos por el ruido. Hay un ruido exterior que no para: en el bar, en el coche, en casa, en la calle. La radio, la tele, el móvil, mensajes, publicidad nos embotan los sentidos.

Pero hay otro ruido interior más peligroso, el de la mente, que runrunea dentro de nosotros desde un personaje que creemos ser y no somos. Te da la tabarra con la culpabilidad del pasado, que ya no existe, y, por tanto, se convierte en una tortura inútil. O con las preocupaciones de lo que va a venir, un futuro lleno de miedos que nos adelantamos también inútilmente de forma masoquista, porque aún no sabemos realmente cómo será. La mente siempre nos contamina con sus ruidos, alejándonos de lo que es.

Sólo el silencio nos libera. Pero le tenemos pavor, porque lo identificamos con soledad y vacío, sin apreciar que es una soledad acompañada del Universo y un vacío lleno. Escribe Benedetti:

Qué espléndida laguna es el silencio
allá en la orilla una campana espera
pero nadie se anima a hundir un remo
en el espejo de las aguas quietas.

Si nada más levantarnos, se enciende la tele en casa, y se apaga al irnos a la cama; si las noticias, en su mayoría negativas, nos bombardean día y noche; si el teléfono móvil, la publicidad y las redes sociales se han convertido en nuestro cordón umbilical con la vida, vivimos dentro de una nube de ruidos.

Un autor anónimo medieval del siglo XIV escribió un libro titulado La nube del no saber. Es curioso lo moderno que resulta este viejo tratado en rechazo de toda conceptualización, en lo que coincide con el interés que despierta hoy en Occidente la meditación oriental del Yoga y el Zen. Quizás porque se ha convertido en una urgente necesidad de subsistir. Se trata de un hecho que va más allá de las religiones e incluso de la fe y la increencia. El silencio interior es la mejor terapia que existe. Dice Ana María Schlutter que “el silencio es regresar a casa”, es decir, recuperar nuestra identidad que está en el fondo de nuestro ser, sobre el cual hemos echado mucha hojarasca, mucho ruido.

A la gente le da miedo el silencio porque cree que cuando se queda sola consigo misma le van a morder todos sus monstruos interiores. O que no va a conseguirlo por las distracciones y pensamientos que reaparecen. Hay métodos sencillos como contar respiraciones de diez en diez o repetir una frase o una palabra. Pero el objetivo es intentar, sin tensiones, sortear ese “loro interior” e ir conectando con el fondo de nuestro ser, donde estamos bien; quizás porque salimos así de fábrica y poco a poco nos hemos ido estropeando con palizas mentales e identificaciones absurdas: nos centramos en el papel que representamos en la comedia de la vida más que en lo que en el fondo somos.

No deja de ser paradójico en un mundo hipercomunicado como el nuestro, que la tristeza mayor del hombre provenga de sentirse separado, en definitiva, solo en medio de una multitud, solicitado por millones de signos y sonidos. El silencio cura porque nos conecta con lo que somos, nos devuelve a la unidad con todo. Mejor lo sintetiza esta hermosa frase de Tagore: “Pues que se prende en ti el polvo de las palabras muertas, lava tu alma en el silencio”.

Espiritualidad

Silencio

Jueves, 3 de agosto de 2023

Del blog Nova Bella:

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Las palabras pesan.

Si los pájaros hablaran,

no volarían.

*

Doctor en Alaska

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***

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Silencio

Viernes, 28 de julio de 2023

Del blog Nova Bella:

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No es que el silencio no hable,

lo que no hace es dejar ecos.

*

Hugo Mugica

***

 

 

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Triunfo

Martes, 11 de julio de 2023

Del blog Nova Bella:

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Que nuestro propio amor triunfe por su propia fuerza,

por su propia energía,

en silencio

*

Maria Casares a Albert Camus

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***

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Cortar las alas

Martes, 27 de junio de 2023

Del blog Nova Bella:

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Somos los hijos de la ley del silencio.

Somos los hijos del miedo. 

Somos los hijos del peligro

esos a los que no pudisteis

cortar las alas.

*

Hasier Larretxea

***

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Silencio

Sábado, 22 de abril de 2023

Del blog Nova Bella:

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Si va a morir, con él muere;

Si va a vivir, con él vive.

Entre muerte y vida, calla,

Porque testigos no admite.

*

Luis Cernuda

***

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Sábado Santo… en silencio ante el Señor.

Sábado, 8 de abril de 2023

© Carmelo Blazquez 2013

 

(Fotografía de Carmelo Blazquez)

Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte hasta que con su resurrección se inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pascuales.

Hombre en Soledad

 Contigo vengo, Dios, porque estás solo
en soledad de soledades prieta.
Conmigo vengo a Ti, porque estoy solo,
sintiendo por el pecho un mar de pena.
Qué tristeza me das, Dios, Dios, sin nadie
que te descanse, Dios, de tu grandeza,
que te descanse de ser Dios, sin nada
que te pueda inquietar o te comprenda.
Qué tristeza me doy, perdido en todo,
y todo mudo, tan lejano y cerca,
cada vez más presente ante mis ojos
en un mutismo que no se revela,
con el corazón loco por saberte,
preguntando en la noche que se adensa.
Con voz de espadas clamo por mi sangre,
rebusco con mis manos en la tierra
y escarbo en mi cerebro con mis ansias.
Y silencio, silencio, mudez tensa.
Dios, pobre mío, todo lo conoces.
Para Ti todo ha sido: nada esperas.
Hasta lo que me duele y no me encuentro
Tú lo conoces ya, porque en mí piensas.
Yo no conozco nada, Dios, y tengo
socavones de amor llenos de inquietas,
oscuras criaturas que me gritan
palabras, no sé dónde, que me queman,
preguntas que me tuercen y retuercen,
sábana viva chorreando estrellas.
Qué compasión me tengo, Dios, pequeño
llamando siempre a la inmutable puerta
con las palmas sangrando, a la intemperie
de mis luces y dudas y tormentas.
Qué compasión te tengo, Dios, tan solo,
siempre despierto, siempre Dios, alerta,
sin un pecho bastante, Dios, Dios mío,
que ofrezca su descanso a tu cabeza.
Cómo me dueles, Dios. Cómo me dueles,
herido por la angustia que te llena,
sin poder descansarte, sin caberte
en mis entrañas ni aun en mis ideas.
No puedo más Contigo, que me rompes
creciendo por mi dentro y por mi fuera,
cercándome, estrechándome, ahogándome,
dejando, sin saberlo, en mí tu huella.
Y soy hombre, Señor. Soy todo caspa
de angustiosa esperanza contrapuesta,
arcilla informe de reseco olvido,
quizá, capricho de tu indiferencia.
Señor, qué solo estás. Cómo estoy solo,
yo con mi carga insoportable a cuestas.
Tú, con todo y sin nada —(¡todo, nada! —
más que Tú, Dios perdido en tu grandeza,
muerto de sed de amor de algo supremo,
Dios, algo que te alegre y que te encienda.
Sin nada superior a Ti creado,
mi voz alzada al límite no llega
a rumor que resbale por tus sienes,
a brisa en tus oídos, que se secan
de no oír desde nunca una palabra
que antes de estar en hombre no supieras,
pobre Creador, Dios mío sin sosiego,
preso en tu creación, en diferencia.
A Ti vengo, Señor, porque estoy solo,
a veces aun sin mí. Pero no temas,
Señor que has puesto en mí necesidades
sin darme el modo de satisfacerlas.
Perplejo, recomido de inquietudes,
de Ti tengo dolor; de mí, conciencia
de ser como no quiero: ser inútil,
vana palabra, humana ventolera
con sabor de cenizas y de ortigas
clavándome alfileres en la lengua,
y un huracán de vida por la carne
que no ha encontrado carne que florezca.
Versos, versos, mas versos, siempre versos,
¿y para qué, Dios mío? Dentro queda
una fuente de llanto sofocado
minándome la hirviente calavera,
sin encontrar salida a la congoja
cada vez más patente. Y todo niebla.
Contigo vengo, Dios, porque estoy solo;
me huyes cada vez, más te me alejas.
¿No tienes qué decirme, Dios, qué darme?
¿No ves, Señor, no ves, Dios, cómo tiembla
este vaho que se alza de mi vida,
hierbecilla perdida que se hiela?
Encallece mi alma, Dios. Haz dura
la mano y la mirada: hazme de piedra.
Quítame el sentimiento que me escuece.
Borra, Señor, con sol, mi inteligencia.
Déjame en paz, en flor, en roca, en árbol,
en muda, resignada, dulce bestia
caminante con ritmo y sin sentido
por un mundo de instintos e inocencia,
o dame con la luz aquel sosiego
original del prado que apacientas

*

Ramón de Garciasol,
Hombre en soledad,

***

La tierra está extenuada. Todo duerme y espera. También reposa el cuerpo de Jesús. Como en el caso de Lázaro, la muerte de Jesús no es más que un sueño. Mientras su alma descendía a llevar la victoria a lo más hondo de los infiernos, su cuerpo duerme pacíficamente en la tumba, esperando las maravillas de Dios.

Y es que este Gran Sábado no es como otros. Algo ha cambiado radicalmente. El velo del Templo se rasgó hace poco, brutalmente, dejando al descubierto al Santo de los Santos. El Templo ya no está en su lugar. El sábado ya no está en el sábado. Ni la pascua en la pascua.

Todo está en otro sitio. Todo está aquí cerca, cerca del cuerpo que duerme en la tumba. Todo es espera, ahora debe suceder todo. La Iglesia, esposa de Jesús, no se desorienta. Sigue ¡unto a la tumba que encierra el cuerpo amado. El amor no flaquea, no se desespera. El amor todo lo puede, todo lo espera. Sabe ser mas fuerte que la muerte.

¿Qué no habría hecho en aquella hora de tinieblas el amor de algunos, entre ellos el de la Virgen María, para que Jesús fuera arrancado de la muerte? Sólo Dios lo sabe. ¿Alguno ha presentido la densidad de vida que colma este cadáver y esta tumba, como jardín en primavera, donde incluso la noche es un crujido de vida y de savia que fluye? Nosotros no lo sabemos. Sólo sabemos que José de Arimatea hizo rodar una gran piedra hasta la boca de la tumba antes de irse, mientras María Magdalena y la otra María estaban allí, firmes junto a la tumba. Seguramente, no saben nada todavía, pero perseveran en el amor. El vacío que se ha creado de repente entre ellas es tan grande que sólo Dios puede llenarlo. Con ellas, toda la Iglesia espera en el amor.

*

André Louf,
Solo l’amore vi bastera.
Commento spirituale al Vangelo di Luca
,
Cásale Monf. 1985, 63s).

***

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Silencio de estrella

Sábado, 4 de marzo de 2023

Del blog Nova Bella:

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Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

*

Pablo Neruda

***

 

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Con obispos en gran medida silenciosos, las hermanas católicas expresan solidaridad después del tiroteo masivo en el Club Q.

Viernes, 9 de diciembre de 2022

2383E48D-3C40-48BE-B8ED-EA039F6432B4Mujeres religiosas y otros líderes católicos en los EE. UU. han expresado su solidaridad y dolor a raíz del tiroteo masivo del mes pasado en un club nocturno LGBTQ+, de Colorado incluso cuando los obispos de la nación han permanecido en gran medida en silencio.

La Leadership Conference of Women Religious (Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas), que representa a miles de hermanas católicas, emitió una declaración a los afectados por el ataque del Club Q, que mató a cinco personas e hirió a casi dos docenas, así como a personas LGBTQ en general. Los líderes de LCWR escribieron:

“”Como mujeres del Evangelio, nos oponemos a todas las formas de exclusión y violencia cometidas contra cualquier miembro de la familia humana. No puede haber tolerancia para el odio. Nos comprometemos a trabajar por el cambio de estructuras y sistemas que promuevan mensajes y acciones de violencia, en particular aquellos dirigidos hacia las personas que carecen de libertad y se les niega la dignidad humana. Nuestra fe requiere algo más de nosotros. Estamos llamadas a ser instrumentos de paz.

“También nos comprometemos a abordar las causas profundas de la violencia dentro de nosotras mismas al examinar nuestro propio pensamiento, palabras, creencias y acciones que perpetúan la discordia en nuestras relaciones y nuestros círculos de influencia. El ciclo de violencia debe detenerse con las acciones que tomamos para detener el odio e iniciar la curación hacia las relaciones correctas, particularmente con aquellos afectados por el abuso de poder.”

Por separado, la Federación de Estados Unidos de las Sisters of St. Joseph (Hermanas de San José) emitió una declaración que denunció el “tiroteo masivo homofóbico y transfóbicas” que ocurrió justo antes del Día del Recuerdo Transgénero. La Federación declaró lo siguiente:

“Como mujeres de votos religiosas, asociadas, agregadas, Trabajadores de San José y socios en la misión que comparten este carisma de amor unificador, nombramos que los crímenes de odio violentos no ocurren de forma aislada. El lenguaje, las creencias y las prácticas que condenan, rechazan, señalan o culpan a las personas LGBTQ+ deben rechazarse explícitamente, particularmente por líderes religiosos e iglesias…

“Estamos llamados a interrumpir activamente las interacciones de odio en la vida diaria y desmantelar los sistemas que refuerzan esta retórica y violencia en la sociedad, incluyendo la legislación anti-LGBTQ+ que está barriendo por todo el país. Esto incluye criticar el apoyo y el respaldo de la Iglesia Católica de dicha legislación “.

También emitió una declaración Desmond Drummer, pastor de la Iglesia Católica del Santísimo Sacramento, South Fulton, Georgia. Drummer escribió, en parte [en negrita en original]:

Como personas de fe que afirman la dignidad de cada persona humana, nos solidarizamos con la comunidad LGBTQ+ en Colorado Springs -aquí en Metro Atlanta y en todas partes- que están experimentando miedo e incertidumbre a medida que surgen los detalles de este tiroteo masivo. Mientras la investigación de este acto criminal continúa, los cristianos deben evaluar el grado en que nuestra retórica religiosa continúa deshumanizando y traumatizando a las personas que se identifican pública y silenciosamente como miembros de la comunidad LGBTQ+.”

“Si este tiroteo masivo en el Club Q se considera oficialmente un acto de odio anti-LGBTQ+, será fácil condenarlo. La tarea más difícil es reflexionar honestamente sobre nuestras disposiciones, suposiciones y silencio que permiten que la falta de respeto impregne nuestras iglesias, familias y sociedades. Las semillas de la violencia se encuentran en nuestros pensamientos y palabras, y en lo que no hacemos.”

En particular, tanto en las declaraciones aquí como en las respuestas anteriores de los líderes laicos, hay más que sólo expresiones de dolor. Los obispos permanecen en silencio en gran medida, pero otros líderes católicos reconocen que la simpatía no es suficiente cuando la discriminación y la violencia que enfrentan las personas LGBTQ+ ha sido causada, en parte, por mensajes católicos negativos. Una vez más, las mujeres Religiosas demuestran que son  mucho más proféticas que los obispos cuando se trata de inclusión LGBTQ+.

—Robert Shine (él/él), nuevas formas del ministerio, 6 de diciembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , ,

Después del tiroteo en Colorado, y el silencio de los obispos, otros líderes católicos hablan

Lunes, 28 de noviembre de 2022

C654F100-C153-40C4-BC5C-C4CAEB66C178Los católicos están reaccionando al tiroteo masivo en un club nocturno de Colorado LGBTQ+ el pasado fin de semana. Si bien las declaraciones de los obispos han sido más tibios, muchos otros líderes católicos ofrecieron fuertes declaraciones de solidaridad con las víctimas y la comunidad LGBTQ+.

A nivel local, el obispo James Golka de Colorado Spring emitió una declaración sobre la tragedia el lunes, reconociendo que “el tirador parecía atacar a los miembros de la comunidad LGBTQ”, que era “especialmente preocupante”. Sin embargo, la mayor parte de la declaración de Golka abordó la necesidad de leyes de seguridad de armas y apoyo para el bienestar mental y la intervención de crisis.

Cerca, el arzobispo Samuel Aquila de Denver publicó una breve declaración que carecía de cualquier mención de personas LGBTQ+, e incluso sugirió “los motivos siguen sin estar claros” en estos “actos aleatorios de asesinato”.

Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. No emitió una declaración, sino que volvió a compartir la declaración de la Diócesis de Colorado Spring en las redes sociales con el comentario adicional:

“Los obispos de USCCB se unen a su hermano, la mayoría del reverendo James Golka y la comunidad de Colorado Springs para lamentar este acto violento y rezar por todos los afectados. ¡Señor ten piedad!”

Los líderes de algunas organizaciones católicas y congregaciones religiosas tuvieron respuestas más fuertes. Pax Christi USA, el Movimiento Nacional de Paz Católica, emitió una declaración del director ejecutivo Johnny Zokovitch, quien comentó:

“A raíz del tiroteo en Colorado Springs, Pax Christi USA se une al ministerio de nuevas formas en el llamado a los líderes católicos en diócesis, parroquias, universidades católicas y escuelas en todo Estados Unidos para que dejen en claro tanto su condena de violencia contra los miembros de la comunidad LGBTQ y sus esfuerzos para poner fin a la discriminación contra las personas LGBTQ”.

La declaración del New Ways Ministry alentó a todos los obispos a condenar la violencia anti-LGBTQ+, establecer programas educativos en diócesis sobre el respeto de los pueblos LGBTQ y a unir manifestaciones y vigilias en apoyo de las personas LGBTQ+ en las próximas semanas. Todos los católicos, dijo la organización, deben volverse más activos en los esfuerzos de no discriminación.

La provincia de Denver de los redentoristas publicó una fuerte declaración en su sitio web que decía, en parte:

“Como redentoristas rezamos a Cristo, el Redentor para que colme a las víctimas con una nueva vida inagotable y otorgan a sus familias y amigos que cura el consuelo. También extendemos nuestras oraciones al bienestar de la comunidad LGBTQ en Colorado Springs, ya que enfrenta el trauma de este ataque y el dolor en el que incurrió. Nosotros, como redentoristas, reconocemos que las personas LGBTQ son especialmente vulnerables a una cantidad excesiva e injustificada de violencia en el mundo. Nosotros, como redentoristas, nos comprometemos a trabajar en contra de tal violencia y discriminación y ayudar a aquellas personas LGBTQ que lo sufren. Como seguidores del Redentor, esperamos que las personas LGBTQ encuentren con nosotros un lugar de seguridad y estima.

“En 2016, cuando 49 personas murieron y 53 más resultaron heridas en el club nocturno de Pulse en Orlando, Florida, pocos obispos y líderes católicos hablaron públicamente contra esa tragedia, aunque es una práctica común hacerlo cuando un grupo minoritario específico es atacado . Y cuando estos líderes lo hicieron, muy pocos mencionaron a las víctimas como miembros de la comunidad LGBTQ, los redentoristas de la provincia de Denver invitan a otros obispos católicos y líderes de órdenes religiosas y congregaciones a unirse en solidaridad con la comunidad LGBTQ en Colorado Springs en este momento e identificar a las víctimas como personas LGBTQ, para que la iglesia pueda profundizar su misión como un lugar de seguridad y estima para las minorías vulnerables “. [Boldface en original]

El Consejo General de las Hermanas Dominicanas de Adrian emitió una declaración que decía “El dolor de nuestros corazones” en dolor, y agregó:

“No hay lugar para crímenes de odio en nuestra nación ni para el lenguaje enojado y venenoso que a menudo precede a tales actos malvados, ya sea cometido contra miembros de la comunidad LGBTQ+ o personas negras, indígenas, latinas o asiático-estadounidenses o porque de la fe religiosa de una persona. Como mujeres de fe, creemos en la dignidad inherente de cada persona, cada una de nosotros maravillosamente hecha (Salmo 139) a la imagen de Dios (Génesis 1:27) “.

Del mismo modo, el presidente de los Padres Paulistas, el p. René Constanza, expresó su profunda tristeza por el tiroteo masivo en una declaración, comentando:

“La violencia dirigida a nuestras hermanas y hermanos LGBTQ debe detenerse.

“La retórica que deshumaniza y no respeta la dignidad inherente de aquellos que se identifican como LGBTQ es inaceptable, incluida la adoptada por los miembros de nuestra propia Iglesia Católica y otras comunidades de fe…

“Es hora de que nuestra sociedad aborde la ira, el desprecio y la indiferencia que alimentan la violencia contra todas las personas debido a su orientación sexual, color de la piel, raza o religión”.

DignityUSA emitió una declaración que decía, en parte:

“Estamos particularmente perturbados por cómo algunos líderes y miembros de nuestra propia Iglesia Católica contribuyen a un clima donde LGBTQIA+ las personas experimentan deshumanización y marginación. La Política de la Arquidiócesis de Denver, excluyendo a los estudiantes transgénero, y hablar sobre las personas LGBTQIA+ como perjudiciales para la misión de la iglesia, lanzada solo dos semanas antes del tiroteo del Club Q, es solo un ejemplo de formas en que nuestra comunidad enfrenta la exclusión. Hacemos un final inmediato de tales decretos, que algunos pueden ver como justificación para la discriminación y la violencia “.

 Outreach, el sitio web LGBTQ de América, ofreció oraciones por aquellos impactados y observados:

“Lo que está claro. . El efecto que tiene el lenguaje estigmatizante sobre la seguridad y el bienestar de las personas LGBTQ. El lenguaje que busca rechazar, condenar, aislar, culpar o dirigir personas LGBTQ debe ser rechazado, especialmente por líderes religiosos.

“Tal lenguaje solo conduce a un mayor acoso, palizas y violencia. Las iglesias y otras instituciones religiosas están llamadas a pararse del lado de todos los que están perseguidos de alguna manera, incluidas las personas LGBTQ “.

Los católicos en los bancos también condenaron la violencia y ofrecieron un claro apoyo a las personas LGBTQ+. Sally Odenheimer, que es católica y tuvo una madre lesbiana, asistió a una vigilia de Denver por las víctimas del tiroteo. Ella le dijo a DenveriteDenverite que afirmar a las personas de fe debe contrarrestar el odio de la derecha religiosa porque “todavía estamos aterrorizados”. Odenheimer concluyó:

“Temía toda mi vida cuando era niño, que alguien descubriera que mi madre era gay. No volveremos a la década de 1950. Me niego.”

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministerio, 23 de noviembre de 2022

Fuente New Ways Ministry

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Mentira

Jueves, 24 de noviembre de 2022

Del blog Nova Bella:

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A veces el silencio es la peor mentira

*

Miguel de Unamuno

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Desierto, espacio interior

Martes, 8 de noviembre de 2022

desierto“Para la libertad nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que os sometan al yugo de la esclavitud” (Gálatas 5,1)

Carmen Herrero Martínez
Fraternidad Monástica de Jerusalén,
Estrasburgo (Francia).

ECLESALIA, 17/10/22.- Con los lectores de Eclesalia, quiero compartir esta reflexión sobre el desierto y silencio en nuestro propio interior, en medio del mundo en el que nos toca vivir. El desierto y el silencio van unidos. En el sentido espiritual no hay desierto sin silencio ni silencio sin desierto, ambos nos conducen al encuentro con nosotros mismos y con el Creador; esta es la finalidad que pretendemos al retirarnos al desierto interior.

Todos sabemos que el desierto es un lugar geográfico, al que no es fácil retirarse. Sin embargo, siempre podemos retirarnos al desierto de nuestro propio corazón y allí vivir la espiritualidad del desierto. A este desierto del corazón y de la mente queremos retirarnos con esta reflexión.

El desierto simboliza la belleza, imaginamos el amanecer, una puesta de sol y una clara luna; el silencio, la calma, la soledad que invitan a la interioridad, a la relación consigo mismo y con Aquel que se hace Presencia cuando todo se acalla. El desierto también simboliza la austeridad, la ascesis, el ayuno, la sed, el cansancio, la pobreza y el desprendimiento. Valores humanos y espirituales que construyen a la persona, adquiriendo poco a poco una espiritualidad, una manera de ser y de pensar.

En nuestros días, tan envueltos en el ruido, en tanta palabra vacía, junto a imágenes tan agresivas, banales y carentes de sentido, en una sociedad enloquecida que no sabe muy bien a dónde va, urge retirarse al desierto para encontrarse consigo mismo y construirse como persona; porque la dispersión nos acecha por todas partes y nos hiere en nuestro más profundo centro, distrayéndonos de lo esencial. En nuestra sociedad, todo tiende a divertirnos y sacarnos de nuestro propio centro, de nuestra interioridad, robándonos nuestra libertad. Si queremos ser personas libres, equilibradas, reflexivas y orantes, hemos de purificarnos de tantas toxinasnegativas como se van acumulando en nuestro propio cerebro, influenciándonos en nuestra manera de ser y de vivir. Vivir la espiritualidad del desierto ayuda a purificar nuestro interior, más todavía, a evitar que entren en nosotros banalidades. El silencio, la soledad y la oración son como un contrafuerte que hace barrera a toda influencia nociva de un mundo materializado sin profundidad ni alma.

Por todos los medios hemos de evitar que ni en nuestra mente ni en el corazón entre aquello que contaminay oscurece” nuestra mente y nuestra conciencia. Porque hoy día con el relativismo, todo es bueno, todo da igual. No permitamos que esa perla, límpida y diáfana que todos llevamos dentro, se mancille y contamine con tanta basura como este mundo intenta vendernos como un buen producto, para nuestro propio bienestar y desarrollo personal. Si vivimos en la superficie de lo que en realidad somos, lo mejor de nosotros mismos se queda en el fondo de nuestro ser, adormecido, sin darle la oportunidad de que se desarrolle y llegue a ser lo que en realidad es: creatura creada para vivir en relación con su Creador y en armonía consigo misma y con sus hermanos en humanidad. Y todo esto, desde la plena libertad, sin influencias ni ataduras exteriores. En general, vivimos bastante distraídos, sin profundizar en el verdadero sentido de nuestra existencia y en lo que realmente somos y valemos. Vivimos en los arrabales de nuestra existencia. De aquí nacen muchas de las enfermedades modernas: de la ruptura que se da entre lo que vivimos y lo que estamos llamados a vivir.

A quienes intentamos y queremos ir por el camino de la libertad, la interioridad y la armonía interior, el desierto nos ayudará a tomar conciencia de nuestra fragilidad y también de nuestra grandeza: “Somos creados a imagen de Dios” (Gn 1,26). Venimos de la naturaleza divina. El desierto nos ayuda a ser conscientes de lo que realmente somos: Templos de Dios. La Trinidad habita en nosotros. Dios uno y trino se ha encarnado en nosotros. Pablo dirá: “No sabéis que sois templos del Dios” (1 Cor 6,19). De aquí que el verdadero desierto lo hemos de crear y vivir dentro de nosotros mismos; porque el desierto no es solamente un lugar geográfico, que sin duda puede ayudarnos y tiene un gran atractivo, sino la presencia de Dios que me habita y quiere entablar un diálogo de amor conmigo. “La conduciré al desierto y le hablaré al corazón” (Is. 2,14). El verdadero desierto es descubrir y vivir la presencia del Dios invisible y saberme tiernamente amado/a. El desierto no es tanto un lugar, como la disposición y vivencia interior en medio de la baraúnda que nos toca vivir. El desierto no es la ausencia de los hombres ni del ruido, sino la presencia Divina. Pues, puedo estar en el desierto geográfico más perfecto llevando sobre mí el mundo de los deseos, recuerdos y frustraciones, y vivir totalmente de espaldas a Dios. Al contrario, puedo vivir en medio de las multitudes y del ruido y vivir en presencia de Dios y armonía conmigo misma. Pero para lograr este estado interior se necesita una fuerte ascesis y disciplina, para ir contra corriente de todo aquello que desgarra mi unidad interior y roba mi capacidad de pensar y de decidir en plena libertad. El verdadero sentido del desierto es vivir en su Presencia, bajo su mirada amorosa y transformadora. “El mirar de Dios es amor”. Dirá Juan de la Cruz. Mi verdadero desierto es la purificación de todo, para ser capaz de percibir la mirada amorosa de Dios que eternamente tiene sobre mí, la cual me va recreando a su imagen y semejanza. El desierto es tomar conciencia de la transformación que el Espíritu Santo realiza en mi interior haciéndome una nueva creatura.

Si así vivimos el desierto, en medio de nuestra vida cotidiana, todo aquello que me dispersa de mí mismo y de Dios lo iré dejando, como puede ser: el estar apegados todo el día al móvil, respondiendo y enviando mensajes; conversaciones vanas; imágenes y lecturas superficiales; programas de televisión que no me aportan nada y me roban el tiempo. Vivir el desierto en el corazón de las ciudades, en la vida diaria exige disciplina, voluntad y discernimiento para elegir y optar por todo aquello que realmente me lleva a vivir en armonía, en paz y serenidad conmigo mismo, en compañía de Dios y en comunión con mis hermanos y hermanas en humanidad. Este es el verdadero sentido espiritual y místico del desierto. Decía el papa Francisco que la Cuaresma es tiempo de crecer en la amistad con Jesús. Esta es la finalidad del desierto: “Vivir y crecer en esta amistad con Aquel que sabemos nos ama”, por decirlo con palabras de Santa Teresa. Jesús cuando se retira al desierto no es tanto para estar solo como para estar en compañía con su Padre. “Por la mañana, antes de que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando” (Mc 1,35). El desierto no es vivir la tranquilidad y el bienestar personal, sino vivir en compañía, en relación amorosa, en un movimiento de acogida y entrega a la acción del Espíritu Santo en mí vida.

El discernimiento, en nuestras elecciones cotidianas, se impone más que nunca; dado el abanico tan enorme que tenemos de dispersión con las nuevas tecnologías. El desierto nos enseña a amarnos a nosotros mismos, a elegir todo aquello que me construye como persona adulta y libre, sin alienaciones ni influencias ajenas, y a despegarme de todo aquello que me va destruyendo. ¡Esto es muy importante! Viviéndolo así el desierto no da miedo, al contrario, es atrayente, todavía más, es una necesidad vital tras la cual se corre. En el desierto no hay caminos trazados, el camino lo has de hacer tú.

En la vida también hay desiertos no elegidos y hemos de darles vida, aprendiendo a vivirlos desde una dimensión teologal. Pensemos en el desierto de la enfermedad, de la muerte de un ser querido, de la vejez, de la precariedad extrema, de los refugiados y perseguidos, de la violencia que se da en la sociedad y de tanta soledad no elegida. Tantas familias rotas… Estos son los desiertos de nuestras ciudades, los desiertos habitados, acompañados de una profunda tristeza y soledad. Tomemos conciencia de tantos desiertos en los que viven muchos de nuestros hermanos en humanidad y seamos solidarios desde la oración y compartiendo nuestros bienes y nuestro tiempo. Seamos hospitalarios, pues la ley de hospitalidad es una necesidad de la vida del desierto, que se convierte en virtud. Esta ley de hospitalidad la encontramos en el Antiguo Testamento: Abrahán acoge a tres hombres que pasan junto a su tienda en Mambré (Gén 18,1-8); Labán recibe con honores al servidor de Abrahán (Gén 24,28-32); Lot introduce en su casa a los ángeles (Gén 19,1-8). La norma sigue en vigor en tiempos posteriores, como demuestra el relato de Jueces 19,16-24.

Retirarse al desierto es hacer propia la historia de la humanidad, llevarla consigo, para presentarse al Señor en la oración, el dueño de la Historia, para que la purifique y la salve; pues en los desiertos del mundo Jesús es el único que puede saciar nuestra sed y sanar todas las heridas. “Jesús es la fuente de agua viva” (Jn 7,38) y sacia nuestra hambre: “Yo soy el pan de vida” (Jn 6, 51). Él es el médico: “Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias” (Mt. 8,17). “Toda enfermedad y toda dolencia” (Mt. 4,23).

El desierto, como ya hemos dicho, es una realidad geográfica; pero espiritualmente es un estado de vida, una manera de ser, pensar y obrar. Para vivir la espiritualidad del desierto tengo que poner los medios necesarios, cada uno debe saber elegirlos. Fomentar tiempos de silencio, soledad, reflexión, oración, lectura de la Palabra de Dios, van creando en nosotros la espiritualidad del desierto acompañada de hospitalidad y de encuentro. Las personas que se mantiene en conexión con su propio centro y lo cultivan, son hospitalarias y transmisora de sabiduría.

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SILENCIO

Desierto y silencio van unidos. “Vuestra fuerza está en el silencio” (Is 30,15). “Guarda silencio y yo te enseñaré sabiduría” (Job 33,33). Esto es lo que nos dice la Palabra de Dios. Sin embargo, el “sonido” del silencio, es algo que asusta a muchas personas, pues les da miedo, ya que les obliga a encontrarse con su yo más profundo, con la realidad de lo que son. La espiritualidad del desierto va unida a la práctica del silencio. El silencio es como el agua tranquila del estanque que al asomarnos refleja nuestra cara. Si no queremos reconocer nuestra identidad, nuestro verdadero rostro, nos apresuramos a remover las aguas para que nuestro rostro desaparezca. Pero removiendo las aguas nos perdemos en el ruido, en el ajetreo y en la falsedad de nuestra propia imagen.

Cuando vamos al desierto, hemos de ponernos en la presencia de Dios, tal como somos, sin miedo ni disimulos, para poder escuchar lo que el Señor nos dice al corazón. Lo primero que debemos hacer es silenciar, en la manera de lo posible, el ruido exterior, pero ante todo tenemos que acallar el ruido de nuestra mente con sus preocupaciones, dispersiones y pasiones; que son las que más ruido hacen dentro de nosotros mismos y las que más nos dispersan y quitan la paz. Si estos ruidos no se acallan, el silencio puede llegar a ser una tortura insoportable. De aquí nace la dificultad de vivir el silencio, el desierto; porque en el silencio escuchamos la barahúnda que nos habita y ella nos molesta y desestabiliza, porque no nos gusta nuestra propia imagen. Y ante ello preferimos vivir en el ruido que desdibuja y nos distrae de nuestra propia realidad. El silencio es imprescindible para encontrarse con uno mismo, con Dios y con los demás. El desierto es silencio interior. No se trata de un silencio alienante, sino de una actitud interior que me capacita para descubrir la verdad en mi vida, para poner orden en mi interior y ser receptiva a la acción del Espíritu Santo que me sana y unifica. El silencio me capacita para la escucha. Aquel que sabe guardar silencio adquiere sabiduría. Y la sabiduría le llevará a saber gobernar su vida desde la verdad, la rectitud y el bien obrar. Y desde esta sabiduría, crecerá y ayudará a crecer a otras personas en su integridad humana y espiritual.

Desierto y silencio son gemelos que te invitan y te dan la mano para alzar el vuelo: el vuelo del amor, el vuelo de la libertad y de la paz .

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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En silencio ante el misterio

Jueves, 20 de octubre de 2022

Del blog de José Arregi Umbrales de Luz:

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En el diario de su viaje a España en 2002, tras su visita a la Abadía de las Monjas Benedictinas de Oviedo, Ernesto Sábato escribe:

“Quedé enmudecido por el silencio, la altura de la nave, la gente rezando. En las paredes de piedra, tallas antiguas recuerdan aquellos hechos que la fe ha consagrado en el alma de los seres humanos durante milenios, otorgándoles sentido a la vida y a la muerte, solemnizando los grandes acontecimientos de la existencia y dándoles coraje ante el infortunio. Lo sedimentado a través de los siglos parece proporcional a la belleza de sus piedras desgastadas.

Quedo como siempre impresionado por la fe, esa locura de la que hablaba Pascal; algunas personas están rezando; ¿por qué?, ¿a quién? Y algo más profundo y misterioso que el razonar de mi inteligencia se me impone lenta, pero hondamente hasta dejarme con el alma embriagada por atisbo de lo desconocido.

He tenido una formación rabiosamente anticlerical, y quizá atea, aunque ¿qué sabe uno lo que es ser creyente o ateo? Entonces correspondíamos, Matilde y yo, a lo que se llamaba ser un ‘librepensador’. Así se definía mi padre, y así fui educado, y así educamos a nuestros hijos. (…).

Ahora, cuando tanta vida ha pasado, tanto amor  de la gente, tantas culpas, disgustos, violencias, tanto desconocimiento y estupidez, ya el ateísmo se me desmorona frente a estas pocas personas sentadas o arrodilladas, que silenciosamente abren su miseria humana ante el abismo.

Estoy mareado, y quedo por un rato sentado en un banco. Toda aquella virulencia, aquellos tiempos de arrogante fuerza y juventud se han apaciguado y un sentimiento más antiguo, y probablemente originado por mis años, me silencia ante este misterio.

Esas narraciones religiosas, que por milenios repararon el alma, cifras de sentido, o dudas alzadas en el interior del templo. Las oraciones, esa locura de creerse escuchados”

*

Ernesto Sábado,
España en los diarios de mi vejez,
Seix Barral, 2004, p. 50-51).

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El valle del silencio

Viernes, 14 de octubre de 2022

Del blog de Miguel Ángel Mesa  Otro mundo es posible:

Las hojas caen silentes, mariposas amarillas

desde las altas ramas y el ajado calendario,

aleteando leves hasta alfombrar

la habitual cotidianidad de los días.

Cada vez se prolonga más el otoño

y más tarda en acontecer la ansiada primavera,

haciendo que la humedad y el frío

ahonde el dolor en las gastadas articulaciones.

Se vuelve habitual la visita de las despedidas,

las ausencias, las separaciones,

durante la alargada noche de la existencia.

Solo me salva su mirada de sucumbir al naufragio,

sus ojos profundos, que dicen tanto,

brillando aún, risueños, desde el valle del silencio.

*

Miguel Ángel Mesa

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Josean Manzanos: Silencio y vida.

Sábado, 17 de septiembre de 2022

D2870266-93B0-4387-951E-F36F8E014753Josean Manzanos, presidente de la asociación Ixileku (Pilar Barco)


“Cuando somos capaces de entrar en nuestro silencio personal, descubrimos el sentido de todo. No hace falta nada más”.

 

La asociación “Ixileku” enseña a encontrar la paz emocional desde el silencio.

Entrevista de Eunate F. Domínguez a Josean Manzanos, Presidente de la asociación Ixileku Elkartea. En Noticias de Álava, 2 de julio de 2022:

Es padre de cuatro hijos, profesor de secundaria, escritor y también es responsable de los masters universitarios y de los cursos de Expertos de Educación de la Interioridad en España y América Latina, cofundador de Urleku (ONG que trabaja en la creación de pozos de agua en comunidades de países del Sur que no tienen acceso al agua potable), y Josean Manzanos también es presidente de la asociación Ixileku Elkartea y creador de espacios de silencio en las ciudades y en los espacios públicos. Precisamente esta asociación enseña a encontrar la paz emocional desde el silencio y se expresa como una asociación sin ánimo de lucro que, de forma orgánica, colectiva, independiente y aconfesional, apuesta por un camino de introspección para alcanzar la plenitud y felicidad a través de una experiencia interior. Todos los jueves los ciudadanos pueden conectar con esta experiencia y conectar desde el silencio.

Desde su asociación, todos los jueves hacen una actividad familiar que se llama ‘espacios verdes, lugares de silencio’. ¿En qué se basa esta actividad? 

Está basada en un proyecto que realizamos para el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Firmamos un convenio de colaboración para unir los espacios verdes de la ciudad con espacios de silencio para las personas que los disfrutan. El gran problema que se observaba en la ciudad era que, aun viviendo en una capital verde rodeada de espacios naturales, muchas personas no lograban conectar estos espacios exteriores de naturaleza con su propia geografía interior. Nosotros como asociación realizamos un proyecto que vinculara el espacio exterior de la ciudad, con el espacio interior de las personas que habitamos la ciudad.

¿A quién está dirigida? 

Está dirigida a todas las personas de todas las edades, aunque recomendamos que las personas que acuden con niños vengan acompañadas para poder orientar la actividad dentro del silencio. Llevamos ya ocho años realizando esta propuesta de silencio, todos los jueves durante todas las semanas del año de forma ininterrumpida, excepto los días festivos y el mes de agosto.

¿Cómo nació esta idea?

Esta idea nace fundamentalmente para dar respuesta al ruido constante en el que todas las personas vivimos. Ya somos conscientes como ciudadanos que un mundo sumergido en el ruido nos desestabiliza, nos perturba, y nos descentra. Además, somos una asociación que apuesta por la creación de espacios de silencio y meditación en las ciudades para ofrecer un sentido a nuestro quehacer cotidiano más allá del propio hacer, y así poder centrarnos en lo que realmente somos como humanidad.

¿Cuál es el objetivo de esta actividad?

El objetivo es sencillo y, a la vez, fundamental: ofrecer un tiempo de silencio compartido dentro de un espacio natural de forma que conecte nuestra geografía interior con lo que vemos y con lo que nos rodea habitualmente. Esta es la razón que da sentido a realizar esta actividad en un espacio como Ataria, que es uno de los iconos más importantes de la presencia de la naturaleza dentro de la ciudad.

Sois una asociación sin ánimo de lucro que pretende apostar por un camino de introspección para alcanzar plenitud y felicidad a través de una experiencia interior. ¿Cuáles son las técnicas que utilizáis para lograr esta plenitud interior?

Entendemos que las personas no podemos encontrar una plenitud total sin un camino de introspección que nos permita entendernos y entender lo que nos rodea. Por eso, nuestras técnicas son diferentes para poder ofrecer a cada persona aquella que más se acerque a su propia experiencia personal. No tenemos métodos propios y estructuras fijas, sino que abrimos posibilidades y caminos diferentes para cada persona, aunque todas ellas tienen un centro común al que se dirigen; el silencio. Son formas y accesos que nos permiten llegar hasta ese silencio personal y colectivo. En nuestra página web ofrecemos un gran abanico de posibilidades que vamos trabajando en diferentes momentos y lugares.

¿Cuáles son los diferentes caminos y posibilidades al acceso interior?

Todos los caminos y posibilidades hacia el interior tienen que atravesar las tres dimensiones más importantes de las personas: la mente, el cuerpo y las emociones. Y en torno a estos tres ámbitos, ofrecemos diferentes caminos de introspección. Todos ellos están enfocados a encontrar un silencio habitado por una experiencia de totalidad, plenitud y de sentido.

¿Cómo nació esta asociación?

Nuestra asociación nace desde hace ya más de 20 años cuando descubrimos que la pregunta más importante que las personas nos podemos hacer es: ¿cómo descubrir el sentido de la vida y lo esencial que habita en nosotros? Comenzamos desde entonces un camino que estado nutrido por diferentes experiencias que nos han permitido encontrar el centro de nuestra asociación que es caminar hacia el silencio.

¿Quiénes pueden acudir a vosotros?

Formamos la asociación personas de todas las edades. Familias con hijos, jóvenes y personas de avanzada edad. Entendemos nuestra asociación como un espejo de la propia realidad que vivimos en la que lo intergeneracional es una riqueza. Y pueden acudir a nosotros personas de todas las edades, culturas, creencias, y de todas las formas de entender la vida y su sentido.

¿Cuántas personas trabajan esa paz emocional con esta asociación?

Realmente no trabajamos la paz emocional como objetivo. Más bien trabajamos la experiencia de encuentro con el silencio profundo, que te permite estar en paz contigo y con los demás. No es un trabajo emocional, es una experiencia de sentido. Somos más de 60 personas las que formamos la asociación, pero son muchas más las que se vinculan a nosotros desde las diferentes experiencias que realizamos. Además, tenemos en otras ciudades personas que comparten su vínculo con la asociación y que realizan también actividades centradas en el silencio y coordinadas con nosotros.

¿Por qué desde el silencio?

Esta es la pregunta más importante. El silencio es la forma natural de la vida; todo está en silencio, y somos nosotros quienes lo solemos perturbar. Entendemos el silencio como la experiencia definitiva a la que se llega cuando se encuentra el sentido de la vida y de la existencia. Todo lo que rodea al silencio lo vivimos como formas de acceso anteriores, pero no últimas. Cuando somos capaces de entrar en nuestro silencio personal, descubrimos el sentido de todo. No hace falta nada más.

También se definen como exploradores.

Realmente nos sentimos así. Más exploradores que otros conceptos que invitan al sedentarismo o al conformismo de lo que ya se ha encontrado hasta este momento en la historia. Una persona exploradora siempre está abierta a descubrir algo nuevo. Los accesos que muchas veces nos ofrecen los caminos de introspección recorridos hasta el siglo XX invitan más al sedentarismo que a la exploración. Y nosotros nos sentimos siempre enfocados hacia esa apertura que ofrece la novedad que se abre en cada tiempo de la historia.

¿Cuál es vuestra filosofía de vida?

Cuando nos preguntan quiénes somos, siempre decimos que tenemos cuatro fuentes de las que bebemos. Una es el silencio, como lugar definitivo de sentido y plenitud. Es el centro de nuestra experiencia. Otro es el cuidado entendiendo que cuando nos sentimos profundamente vinculados a los demás, entendemos realmente qué significa la palabra amar. La tercera fuente es la apertura sabiendo que debemos estar permanentemente dispuestos a incorporar nuevas percepciones que nos permitan entender la propia evolución de la vida; no quedarnos con lo ya sabido y descubierto. La última, es la indagación porque sentimos que en esta actitud de exploración descubrimos la posibilidad permanente de entendernos mejor y de comprender más que no nos rodea.

En los últimos años cada vez son más las personas que conectan con este estilo de vida más pausado, relajado, incluso la meditación es una actividad cada vez más demandada entre los ciudadanos y el yoga está cogiendo fuerza. ¿Qué opinas al respecto?, ¿vivimos en una sociedad muy estresada?

No conectamos con un modo de vida más pausado porque sea una moda. Conectamos con una forma de entender la vida más silenciosa y pausada porque es la manera de entenderla. Una vida que está separada de esta quietud que tiene toda la existencia, se convierte en una enfermedad. Y esta es la razón por la que tantas personas no se sienten bien y necesitan diferentes ayudas y terapias. En Ixileku no nos identificamos particularmente con ninguna técnica concreta como yoga, zen, u otras, y, a la vez, con todas ellas y aquellas otras que permiten encontrar ese sentido de la vida a través del silencio. Esas barreras que algunas personas ponen entre occidente y oriente, o entre creencias y no creyentes, para nosotros no existen. Nuestra vida como asociación y nuestro camino común, está centrado en la experiencia de una espiritualidad sin adjetivos; en silencio de plenitud; un vacío fértil en el que está todo.

¿Qué tipo de actividades soléis realizar?

Nuestras actividades centrales son aquellas que tienen que ver con los espacios de silencio y meditación que hemos creado y ofrecemos en cada lugar. Además, también ofrecemos diferentes accesos al silencio a través de meditaciones guiadas, de la palabra, de las tertulias, del movimiento, del arte, de la música y de formaciones de indagación presenciales y on-line. Todas nuestras actividades se ofrecen desde una conexión con la naturaleza, y todas nuestras experiencias tienen que ver con la exploración de ese silencio dentro uno mismo y de la Vida.

¿Por qué vuestro símbolo es un círculo en espiral?

Con este símbolo expresamos lo que hemos descubierto; existe un lugar interior de plenitud; un vacío fértil (que no es hueco ni está vacío) que da sentido a la vida y que se abre permanentemente hacia una comprensión más amplia; más dilatada. Podríamos decir que “Ixileku es la palabra en el extremo del silencio…”

¿Se puede vivir en calma siempre?

Dentro de nosotros mismos siempre hay un lugar de calma. La dificultad es permanecer en ese lugar interior y saber qué es ahí donde nada está inquieto. Normalmente vivimos en la corteza de nosotros mismos y por ello nos sentimos desorientados. Cuando aprendemos a estar en ese lugar interior de serenidad, toda inquietud externa se percibe pasajera.

¿Es difícil llegar a esa paz espiritual o plenitud total?

Todo lo que queremos alcanzar como personas necesita de práctica, constancia y un cierto esfuerzo. Pero una vez que mantenemos nuestro entrenamiento interior, el camino se hace más fácil. Para llegar a una paz interior y a una plenitud de vida (y esto lo saben y viven los más jóvenes y las nuevas generaciones), no hace falta ser una persona especial, ni seguir a un gurú, ni tener un maestro, ni pertenecer necesariamente a un movimiento religioso…; basta con tomar la firme convicción de hacer un camino hacia dentro y permanecer en él.

¿Qué consejos daría a una persona que está en este momento ‘atascada’ emocionalmente o con cuadros de ansiedad?

Más que consejos yo le invitaría entrar en un proceso interior de reconocimiento, observación y crecimiento. La ansiedad es un estado que manifiesta una distorsión o distancia entre lo que eres, lo que piensas y lo que haces. Y las personas también tenemos que alcanzar y reconocer que nuestra vida emocional es menor que nuestro estado esencial. Es decir, una vez identificada y gestionada nuestra emoción, podemos aprender a distanciarnos de ella, porque lo que hay en el interior de nosotros mismos es mucho mayor. La emoción es pasajera, lo que somos permanece siempre.

¿Quién puede apuntarse a vuestra asociación y cómo se trabaja con vosotros?

Para sumarse a nuestra asociación es muy sencillo. Basta con conocernos y sentir que lo que hacemos conecta con lo que esa persona siente y busca. No pedimos nada más. Ser parte de Ixileku es comenzar un camino hacia el silencio que cada persona hace de forma individual y colectiva. Además, supone poder participar y animar todas las experiencias que ofrecemos. Yo invitaría a entrar en nuestra página web: www.ixileku.org y participar de algunas de las experiencias y encuentros que ofrecemos. En Vitoria-Gasteiz nos podemos encontrar cada jueves a las 19.00 horas en el Centro Ataria (junto al Bakh, c/ Biosfera, 4) y compartir silencio común.

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fuente: Publicado en Noticias de Álava el 2 de julio de 2022. Tomado del Boletín semanal de Enrique Martínez Lozano.

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“¿Actualizamos el Espíritu de Jesús?”, por JL Vázquez Borau.

Sábado, 10 de septiembre de 2022

a701d18233cc5fc329a38d4635395b2d--religious-icons-marieDe su blog Café diálogo:

El Maestro Interior

El silencio es nuestro gran enemigo, pues nos lleva a nuestros interrogantes y a nuestras verdades más íntimas. Es por esto que no queremos escucharlo. Sin el silencio interior no podemos escuchar a Dios y no podemos reconocer su presencia en nuestra vida. Sin el silencio interior no podemos crecer como personas ni como creyentes. San Bernardo, refiriéndose a un teólogo le dice: «Árido es todo el alimento del alma si no es rociado con este aceite; es insípido si no se sazona con esta sal. Lo que escribes no tiene sabor para mí, si no leo en ello a Jesús». Y afirma: «Solo Jesús es miel en la boca, cántico en el oído, júbilo en el corazón».

Se entiende por espiritualidad una existencia religiosa comprometida. El elemento más importante de la espiritualidad es el compromiso de fe de una existencia con Dios. Se trata de una experiencia, de un entendimiento y una comprensión de la relación con Dios, así como una actitud ética que gobierne la vida de la persona. De esta manera podemos decir que hay una espiritualidad hindú, budista, judía, musulmana y cristiana.

La espiritualidad cristiana es la forma en que una persona, que está animada por la presencia viva y por la acción del Espíritu de Cristo, reacciona y actúa habitualmente de acuerdo a Él. De esta forma la espiritualidad cristiana abarca toda la persona humana (cuerpo, alma, espíritu). Para San Pablo una persona es espiritual, cuando todo su ser y toda su vida están ordenados, dirigidos e influenciados por el Espíritu de Dios (1 Cor 2,12, 14) por su aliento, que es vida. Actualiza el espíritu de Jesús.

Hay que entrar en lo profundo de nosotros mismos, donde reina el silencio, para encontrarse con el Maestro interior: Cristo Jesús, en quien reconocemos «la imagen visible del Dios invisible» (1 Col1,15). Por medio de Él vislumbramos tanto lo que es Dios como lo que estamos llamados a ser. El cristiano es aquel que vive de la luz de Cristo y es el mismo parte de esa luz, lo que comporta una gran responsabilidad social. El encuentro con Cristo no nos aparta de la tarea de transformar el mundo, sino que nos empuja a un compromiso cósmico e histórico sin reserva.

JL Vázquez Borau

Fuente Religión Digital

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“”Dios, el gran silencio del universo”, por Juan José Tamayo Acosta, teólogo.

Jueves, 28 de julio de 2022

Jose-Saramago_2462463765_16105687_660x371“Mis encuentros con José Saramago”

“Estamos celebrando el centenario del nacimiento del escritor portugués José Saramago, ateo convencido. Efectivamente, la vida y la obra de Saramago fueron una permanente lucha titánica con-contra Dios”

“Muchas son las definiciones de Dios con las que me he topado. Pero, sin duda una de las más bellas definiciones de Dios es la de Saramago: ‘Dios es el gran silencio del universo, y el ser humano el grito que da sentido a ese silencio'”

“Siempre se declaró ateo, y desde su ateísmo fue un crítico impenitente de las religiones, de sus atropellos, de sus engaños, sobre todo de las guerras y cruzadas convocadas, legitimadas y santificadas por ellas en nombre de Dios”

“Durante los últimos cinco años de su vida tuve el privilegio de disfrutar de su amistad y compartir experiencias de fe e increencia, de solidaridad y trabajo intelectual, en total sintonía. Cabe destacar el sentido solidario de la vida que le caracterizó. Por eso me atrevo a aplicarle el nombre de ‘Buen Samaritano’, parábola liberada de toda connotación religiosa”

Estamos celebrando el centenario del nacimiento del escritor portugués José Saramago, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1998 por su capacidad para “volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía”. Y lo estamos haciendo con diferentes actividades en reconocimiento a una de las figuras más señeras de la literatura del siglo XX en el horizonte ético de la liberación de los pueblos oprimidos, con los que siempre se mostró solidario y a quienes defendió de los imperialismos y supremacismos. El pasado 18 de junio celebramos otra efeméride significativa: los doce años de su fallecimiento, que dejó un gran vacío y una orfandad difícilmente superable en el mundo literario no solo hispano-portugués, sino también a nivel mundial y en terreno de la ejemplaridad moral.

El 30 de mayo pasado celebramos un “Acto literario en recuerdo del Premio Nóbel: JOSÉ SARAMAGO. ÉTICA Y LITERATURA”, organizado por la Fundación Siglo Futuro, con sede en Guadalajara, en el que intervinimos: Juan Garrido, presidente de ls Fundación Siglo Futuro, Pilar del Río, periodista, esposa del Premio Nóbel y presidenta de la Fundación José Saramago, Nativel Preciado, periodista y escritora, Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz, y yo mismo. En este este artículo voy a desarrollar algunas de las ideas que expuse en dicho evento en el que participaron 200 personas.

Durante los últimos cinco años de la vida de Saramago tuve el privilegio de disfrutar de su amistad y compartir experiencias de fe e increencia, de solidaridad y trabajo intelectual, en total sintonía. Dos fueron los momentos especiales de dicho disfrute y un tercero que no pudo celebrarse.

“Dios es el gran silencio del universo”

El primero tuvo lugar en Sevilla en enero de 2006. Caminábamos por las calles sevillanas José Saramago, su esposa la periodista y traductora de sus obras al castellano Pilar del Río, la pintora Sofía Gandarias y yo en dirección del Paraninfo de la Universidad Hispalense para participar en un Simposio sobre Diálogo de Civilizaciones y Modernidad. A las 9 de la mañana, al pasar por la plaza de la Giralda, comenzaron a repicar alocadamente las campanas de la catedral de Sevilla –antes mezquita, mandada construir por el califa almohade Abu Yacub Yusuf-.

“Tocan las campanas porque pasa un teólogo”, dijo Saramago con su habitual sentido del humor.

-“No –le contesté en el mismo tono- repican las campanas porque un ateo está a punto de convertirse al cristianismo”.

En ese diálogo fugaz, la respuesta de Saramago no se hizo esperar:

Eso nunca. Ateo he sido toda mi vida y lo seguiré siendo en el futuro”.

De inmediato me vino a la mente una poética definición de Dios que le recité sin vacilar:

-“Dios es el gran silencio del universo, y el ser humano el grito que da sentido a ese silencio”.

-“Esa definición es mía”, reaccionó sin dilación.

-“Efectivamente, por eso la he citado –le contesté-. Y esa definición está más cerca de un místico que de un ateo”.

Mi observación le impresionó. Nadie le había dicho nunca nada parecido y le dio que pensar, sin por ello dejarse embaucar por mi ocurrencia. Efectivamente, la vida y la obra de Saramago fueron una permanente lucha titánica con-contra Dios. Como lo fuera la del Job bíblico –al que Bloch llama “el Prometeo hebreo”, quien maldice el día que nació, siente asco de su vida y osa preguntar a Dios, en tono desafiante, por qué le ataca tan violentamente, por qué le oprime de manera tan inhumana y por qué le destruye sin piedad (Job, 10). O como el patriarca Jacob, quien pasó toda una noche peleando a brazo partido con Dios y terminó con el nervio ciático herido (Génesis 32,23-33). No es el caso de Saramago, que salió indemne de las peleas con Dios y nunca se dio por vencido.

Muchas son las definiciones de Dios con las que me he topado a lo largo de mis cincuenta años dedicado a la teología, precedidos de la formación católica catequética de la escuela y la parroquia de mi pueblo. Fue allí donde aprendí la primera definición de Dios en el catecismo del padre Gaspar Astete, la repetí de carrerilla muchas veces y todavía soy capaz de hacerlo hoy:

“Dios es una cosa lo más excelente y admirable que se puede decir y pensar, infinitamente Bueno, Poderoso, Sabio, Justo, Principio y Fin de todas las cosas,[premiador de buenos y castigador de malos]”.

Durante mis estudios de teología tuve que dar cuenta de la demostración de la existencia de Dios conocida como el “argumento ontológico”, de Anselmo de Canterbury, del que Albert Camus decía con razón que no conocía a ninguna persona que hubiera dado su vida por defenderlo.

Pero sin duda una de las más bellas definiciones de Dios es la de Saramago que acabo de citar. La leí en sus Cuadernos de Lanzarote, de 1993, y la he dado a conocer doquiera he hablado del premio Nobel portugués. Lo recuerda el propio Saramago en O Caderno. Textos escritos para o blog. setembro de 2008-março de 2009 de esta guisa:

“Hace muchos años, nada menos que en 1993, escribí en los Cuadernos de Lanzarote unas palabras que hicieron las delicias de algunos teólogos de esta parte de Iberia, especialmente Juan José Tamayo que, desde entonces, generosamente me ofreció su amistad. Fueron estas: ‘Dios es el gran silencio del universo, y el ser humano el grito que da sentido a ese silencio’. Reconózcase que la idea no está mal formulada, con su quantum satis de poesía y su intención levemente provocadora bajo el sobreentendido de que los ateos son muy capaces de aventurarse por los escabrosos caminos de la teología, aunque la más elemental” (Companhia Das Letras, Sâo Paulo, 2009, p. 144).

Esta definición merecería aparecer entre las veinticuatro definiciones –con ella, veinticinco- de otros tantos sabios reunidos en un Simposio que recoge el Libro de los 24 filósofos (Siruela, Madrid, 2000), cuyo contenido fue objeto de un amplio debate entre filósofos y teólogos durante la Edad Media. Para un teólogo dogmático, definir a Dios como silencio del universo quizá sea decir poco.

Para un teólogo heterodoxo como yo, seguidor de las místicas y los místicos judíos, cristianos y musulmanes como el Pseudo-Dionisio, Rabia de Bagdad, Abraham Abufalia, Algazel, Ibn al Arabi, Rumi, Hadewich de Amberes, Margarita Porete, Hildegarda de Bingen, Maestro Eckhardt, Juliana de Norwich, Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Baal Shem Tov) cristianos laicos como Dag Hammarksjlöd, indúes como Tukaram y Mohandas K. Gandhi, y la mística laica Simone Weil, es más que suficiente. Decir más sería una falta de respeto para con Dios, se crea o no en su existencia. “Si comprendes –decía Agustín de Hipona- no es Dios”.

Saramago en la presentación de Nuevo diccionario de Teología

El segundo encuentro tuvo lugar cuando le invité a presentar mi Nuevo Diccionario de Teología, publicado por la editorial Trotta a finales de 2005. Inicialmente su respuesta a mi invitación fue negativa. Yo atribuí su negativa a lo voluminoso del libro: 992 páginas a dos columnas, por tanto, cerca de dos mil páginas. Pero no, esa no fue la razón para rechazar mi invitación. El verdadero motivo era que a lo largo de tantas páginas no aparecieran las palabras “ateo” y “ateísmo”.

Efectivamente, no aparecían como entrada, pero sí al final, en la entrada TEISMO/ATEISMO. Cuando le advertí de ello, leyó con mucho interés los conceptos que más le interesaban y, por supuesto TEISMO/ATEÍSMO y aceptó participar en la presentación del libro junto con la filósofa Victoria Camps, celebrada en el Ateneo de Madrid. Hizo un elogio del Diccionario diciendo que era un libro fundamental tanto para personas ateas como para creyentes. Sus palabras confirmaron la orientación cultural y ética que quise dar a la obra desde el principio, muy alejada del carácter confesional y apologético que tienen no pocos diccionarios de teología.

Ateísmo y el “factor Dios”

Hubo un tercer encuentro programado que tristemente no pudo celebrarse por el fallecimiento de Saramago. Se trataba de un diálogo entre los dos. abierto al público en la biblioteca de su domicilio de Tías (Lanzarote) en torno a un tema que a ambos nos apasionaba “Ateísmo y el factor Dios”.

Saramago siempre se declaró ateo, y desde su ateísmo fue un crítico impenitente de las religiones, de sus atropellos, de sus engaños, sobre todo de las guerras y cruzadas convocadas, legitimadas y santificadas por ellas en nombre de Dios: “Una de ellas -afirma-, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones manda matar en nombre de Dios… Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción… han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana”. Con la historia en la mano, ¿quién va a negar tamaña verdad?

Pero la crítica de Saramago va más allá, y llega al corazón mismo de las religiones, a Dios mismo, en cuyo nombre, afirma, “se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, lo más horrendo y cruel”. Y pone como ejemplo la Inquisición, a la que compara con los talibanes de hoy, califica de “organización terrorista” y acusa de interpretar perversamente sus propios textos sagrados en los que decía creer, hasta hacer un monstruoso matrimonio entre la Religión y el Estado “contra la libertad de conciencia y el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa”.

Esta denuncia de Dios se sitúa dentro de las más importantes e incisivas críticas de la religión, como las de Epicuro, Demócrito y Lucrecio, las de los profetas de Israel/Palestina, de Jesús de Nazaret y del cristianismo primitivo, las de los maestros de la sospecha Marx, Nietzsche y Freud, y las de ateísmo moral que niega a Dios por su responsabilidad en el sufrimiento de las víctimas.

Aun cuando Saramago pensaba que los dioses son creación de la mente humana, le preocupaban los efectos del “factor Dios” -título de uno de sus más célebres y celebrados artículos-, que está presente en la vida de los seres humanos, creyentes o no, como si fuese dueño y señor de ella, se exhibe en los billetes del dólar, ha intoxicado el pensamiento y ha abierto las puertas a las más sórdidas intolerancias.

En su novela Caín recrea la imagen violenta y sanguinaria del Dios de la Biblia judía, “uno de los libros más llenos de sangre de la literatura mundial”, al decir de Norbert Lohfink, uno de los más prestigiosos biblistas del siglo XX. Imagen que continúa en algunos textos de la Biblia cristiana, donde se presenta a Cristo como víctima propiciatoria para reconciliar a la humanidad con Dios y que vuelve a repetirse en algunos teólogos medievales que presentan a Dios como dueño de vidas y haciendas y como un señor feudal, que trata a sus adoradores como si de siervos de la gleba se tratara y exige el sacrificio de su hijo más querido, Jesucristo, para reparar la ofensa infinita que la humanidad ha cometido contra Dios.

El Dios asesino de Caín sigue presente en no pocos de los rituales bélicos de nuestro tiempo: en los atentados terroristas cometidos por falsos creyentes musulmanes que en nombre de Dios practican la guerra santa contra los infieles; en dirigentes políticos autocalificados cristianos, que apelan a Dios para justificar el derramamiento de sangre de inocentes en operaciones que llevan el nombre de Justicia Infinita o Libertad Duradera; en la política sacrificial del Estado de Israel que, creyéndose el pueblo elegido de Dios y único dueño de la tierra que califica de “prometida”, lleva a cabo operaciones de destrucción masiva de territorios, muros carcelarios y asesinatos de miles de palestinos.

Sentido solidario de Saramago

Junto a la crítica de la religión, de Dios y del “factor Dios”, cabe destacar el sentido solidario de la vida que caracterizó a Saramago. Desde la filantropía y sin apoyatura religiosa alguna, fue el defensor de las causas perdidas, algunas de las cuales se ganaron gracias a su apoyo. Cito sólo tres, de entre las más emblemáticas. Una, era la solidaridad con el pueblo palestino ante la masacre de que fue objeto entre diciembre de 2008 y enero de 2009 por parte del Ejército israelí que causó 1400 muertos, y que el Nobel portugués calificó de genocidio. La segunda, el apoyo y acompañamiento a la dirigente saharaui Aminatu Haidar durante su huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote. La tercera, haber destinado los derechos de autor de su entonces última novela a los damnificados del terremoto de Haití.

Mientras releía su novela Caín me vinieron a la memoria las palabras de Epicuro: “vana es la palabra del filósofo que no sea capaz de aliviar el sufrimiento humano”. También la afirmación del teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, mártir del nazismo, que pagó con su vida su lucha contra Hitler “No estamos simplemente para vendar las heridas de las víctimas bajo las ruedas de la injusticia, estamos para trabar la rueda misma con la palanca de la justicia”.

En el caso de Saramago, sus palabras y sus textos no fueron vanos. Estuvieron cargados de solidaridad y de compromiso con las personas más vulnerables y los pueblos oprimidos, como el palestino, el saharaui y el haitiano. Por eso me atrevo a aplicarle el nombre de una parábola evangélica, quizá la más hermosa y de mayor contenido ético compasivo: el “Buen Samaritano”, liberada de toda connotación religiosa.

Esta parábola es, sin duda, una de las más severas críticas contra la religión oficial, leguleya e insensible al sufrimiento humano; una de las denuncias más radicales contra la casta sacerdotal y clerical, adicta al culto y ajena al grito de las víctimas, y uno de los más bellos cantos a la ética de la solidaridad, de la compasión, de la projimidad, de la alteridad, de la fraternidad-sororidad. Una ética laica, en fin, no mediada por motivación religiosa alguna.

El sacerdote y el clérigo, funcionarios de Dios, pasan de largo, peor aún, dan un rodeo para no auxiliar a la persona malherida. El samaritano, que estaba fuera de la religión oficial y era considerado un hereje para los judíos, aparece, a los ojos de Jesús y del propio jurista, como ejemplo a imitar por haber tenido entrañas de misericordia. Por su comportamiento humanitario, el hereje se convierte en sacramento del prójimo; por su actitud inmisericorde, el sacerdote y el levita devienen anti-sacramento de Dios: es la religión del revés o, si se prefiere, la verdadera religión, la que consiste en defender los derechos de las víctimas, caminar por la senda de la justicia y seguir la dirección de la compasión. Así entendieron la religión los profetas de Israel, los fundadores y reformadores de las religiones.

Se comparta o no la lectura de la Biblia judía que hace Saramago, creo que hay que estar de acuerdo con él en que “la historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros, ni nosotros lo entendemos a él”. ¡Excelente lección de contra-teología!

Cualquiera fuere la responsabilidad de Caín o de Dios en la muerte de Abel, queda en pie la pregunta que hoy sigue tan viva como entonces o más, y que apela a la responsabilidad de la humanidad en el actual desorden mundial, en las guerras y las hambrunas que asolan nuestro planeta: “¿Dónde está tu hermano”? (Génesis 4,9). Y la respuesta no puede ser un evasivo “No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?”, sino, siguiendo con la Biblia cristiana, la parábola evangélica del Buen Samaritano, que demuestra compasión con una persona malherida, que es religiosamente adversaria suya. ¡Excelente lección de ética solidaria!

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Déjame

Jueves, 16 de junio de 2022

Del blog Nova Bella:

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Déjame que me calle

con el silencio tuyo

déjame que te hable

también con tu silencio”

*

Pablo Neruda

***

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Perdí el timón

Sábado, 28 de mayo de 2022

Del blog de José Arregi Umbrales de Luz:

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Edelfelt, Albert (1854-1905) -1896
Marinero de Uusmaalainen (Emil Aaaltosen Museum)

*

Pierdo la montaña
en el carbón sediento que clama a la nube.

Pierdo el Timón
al usar mi brújula en busca de atajos.
Amenazada de Ausencia
ante el cruce de caminos,
mi Luz titubea.

Tiemblo en el vaivén repentino
de cada emoción,
cuando de ella se apodera el “yo”.
Entre el fango quedo atrapada,
como ranita bermeja
deseando subir a superficie,
como niebla que borra mi Sendero.

Se hace difícil sentirse Uno con el Universo
y no encuentro la Paz que necesito.

Cuando recobro el Silencio profundo
y sin esfuerzo me abandono,
de nuevo aparece la saeta hacia el vacío
disparando a lo Infinito.
La Atención se posa en la Atención.

¿Por qué… si mis palabas son tan fáciles
y mi apariencia tan sagrada,
por qué… siendo Esencia, Timón, Aurora,
no viene la diana a mi Casa
y pierdo mi Grandeza?

Simplemente… me olvidé de Ser.

*

Nora,
en www.www.espiritualidadpamplona-irunea.org

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