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Cierre del Congreso peruano: «Que las nuevas bancadas abracen la diversidad»

Sábado, 5 de octubre de 2019
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Captura-de-pantalla-2019-10-03-a-las-12.56.01-p.m.-1018x509Por Vero Ferrari

El 30 de setiembre de 2019 será recordado como un día histórico para todas y todos los peruanos, y sobre todo para la comunidad LGTBI. Ese día, el presidente Martín Vizcarra decidió cerrar un Congreso coptado por fuerzas fundamentalistas y llamó a elecciones parlamentarias alegando la falta de transparencia de la bancada fujimorista y sus aliadxs.

Horas después, el Congreso respondió aprobando la suspensión de Vizcarra de sus funciones presidenciales durante 12 meses por «incapacidad temporal». Y juramentó a la vicepresidenta Mercedes Aráoz como «presidenta en funciones» del país, aunque renunció al día siguiente.

El fujimorismo contra los derechos de las personas LGBT

Desde que empezó la legislatura, en 2016, el fujimorismo se opuso a cualquier avance de derechos en educación o reconocimiento, así, los proyectos de ley de unión civil, matrimonio igualitario, despenalización del aborto por violación e identidad de género estuvieron congelados en comisiones sin ninguna posibilidad de pasar al Pleno del Parlamento para que fueran votados.

El Decreto Legislativo N° 1323, que buscaba sancionar los crímenes de odio motivados por orientación sexual e identidad de género, fue derogado en parte por esta clase política conservadora encabezada por los congresistas de Fuerza Popular aliados con congresistas evangélicos. Por suerte, el presidente nunca reconoció esta derogación así que el DL sigue siendo efectivo y herramienta para sancionar la discriminación.

El fujimorismo y sus aliados continuamente han obstaculizado cualquier proyecto de ley que incluyera el enfoque de género, impidiendo, por ejemplo, que haya una política carcelaria con este enfoque para reducir la violencia que viven las mujeres lesbianas, bisexuales y trans, y los hombres gays, bisexuales y trans en situación de carcelería.

También han perseguido legalmente a quienes osaban desarrollar estos temas en los Ministerios. Así, propiciaron que las y los ministros de Educación fueran continuamente obligados a renunciar por intentar proteger la política educativa con enfoque de género, y que las y los especialistas que trabajaban estos temas sean sancionados administrativa y legalmente usando como excusa “el interés superior del niño y las buenas costumbres”, perdiendo sus trabajos y viéndose sometidos a comisiones investigadoras congresales con el único fin de hostigarlos, lo que los afectaba económica y psicológicamente.

Pero ya no están más, la población les dijo que no, que ya basta, y salieron todas las semanas a marchar exigiendo que se vayan todos y el presidente los escuchó. Desde el 30 se fueron todos, y sus intentos por vacar al presidente y poner en su lugar a la vicepresidenta usurpando su lugar no han tenido ningún apoyo ni legitimidad, nadie los quiere más.

En cuatro meses habrá nuevas elecciones para elegir a 130 congresistas, seguiremos vigilantes de que estos no representen a las agendas más retardatarias, para poder vivir en un país que respete y abrace a su diversidad. Hace tiempo nos merecemos a gente buena ocupando esos lugares, y entre ellos a LGTBI luchando para que el Estado repare y pague la deuda histórica que tiene con todos nosotres.

Fuente Agencia Presentes

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“Necrocristianismo”, por Carlos Osma

Viernes, 16 de agosto de 2019
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ObeliscoLeído en su blog Homoprotestantes:

Hace solo unas horas que he llegado a Buenos Aires, Marcelo me ha recogido en el aeropuerto y me ha llevado hasta el apartamento donde pasaré una semana. Todavía tengo que repasar la presentación de mi libro que haré mañana en la Iglesia Evangélica Rio de la Plata, y además estoy cansado de casi veinte horas de viaje, pero no me resisto y salgo a la calle para conocer la ciudad. Mientras camino, voy escuchando los gritos de gente que ofrece cambiar dólares o euros por pesos argentinos, y observo también personas que viven en la calle y se tapan con mantas y cartones para soportar el frío invernal. Que vivimos en un mundo globalizado en el que nos cuesta diferenciar si estamos paseando por Barcelona o Buenos Aires, no tiene tanto que ver con el hecho de que podamos tomarnos el mismo café, en la misma taza, silla y mesa del Starbuks, sino con que tengamos incluso el mismo indigente que nos abre la puerta del establecimiento mientras nos extiende la mano para que le demos una moneda, y observemos los mismos cartones que sirven de hogar para las mismas personas a las que somos incapaces de poner cara, y mucho menos nombre.

Una señora muy amable se dirige a mí para decirme que en menos de media hora empezará la reunión en su iglesia, y que puedo asistir libremente (la expresión me lleva a preguntarme si hay alguna otra modalidad de asistencia, ¿pueden obligarme?). Le agradezo la invitación y me invento una excusa mientras observo “su iglesia” que es un edificio inmenso más parecido a una sala de multicines o un centro comercial que a cualquiera de las iglesias evangélicas que yo he conocido antes. Tras las enormes puertas de cristal veo pantallas de televisión gigantes que retransmiten celebraciones, mientras intercalan versículos e invitaciones para asistir. Hay que reconocer que en temas publicitarios están al día. Doscientos metros después un joven sonriente me explica que la reunión en la iglesia ya ha comenzado, pero que si me apuro puedo llegar a la predicación. ¿Cómo es posible que a tan poca distancia haya dos iglesias evangélicas de tal magnitud? No se lo voy a preguntar, algo me dice que su cara de incredulidad sería igual a la que puse yo cuando un amigo noruego me preguntó por qué en Barcelona había un bar en cada esquina. Y sin meditarlo demasiado me dejo llevar por la curiosidad, entro en la iglesia, y me siento en un banco.

Hay muchísima gente, cientos de personas, y el predicador está a punto de comenzar su sermón. Ya sé que comenzará diciendo que somos unos pecadores que merecemos el peor de los castigos, después dará la buena noticia de que dios nos ama y que envió a su hijo unigénito a la cruz para salvarnos, y finalmente hará un llamado para que la gente se levante y se acerque hasta donde él está para entregar su vida a Cristo y recibir la salvación (No sé si buscar la salvación en un dios capaz de torturar a su hijo de esa manera es la mejor opción). El evangelista-showman me ha parecido pretencioso, egocéntrico y poco creíble, y la manera tan burda de restregarnos su machismo y homofobia la he encontrado intolerable incluso para estar dentro de una mega iglesia evangélica. He visto vendedores de salvación que podrían hacer lo mismo con cortinas o aspiradoras desde muy joven, así que lo único que me interesaba hoy era ver si la representación-predicación era convincente y si aquí en el Cono Sur han hecho alguna innovación. Lamentablemente tengo que decir como Qohelet que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Sin embargo, cuando ha hecho el llamado se han levantado decenas de personas, la mayoría de ellas mujeres, y con toda probabilidad (la estadística nunca falla) también personas LGTBIQ. Mientras me pregunto por qué tanta gente siente atracción por quienes les maltratan y rechazan, creo ver entre los arrodillados una cara familiar. Agudizo mi vista, y creo reconocerle: es el amable desconocido que me ha abierto la puerta del Starbuks. Me levanto de mi asiento, salgo de la iglesia, y mientras camino por la calle Lavalle no puedo dejar de pensar en la amenaza que suponen para cualquier sociedad los movimientos evangélicos fundamentalistas.

Hay que reconocer que están llegando donde sus Gobiernos son incapaces: a los más desfavorecidos. De hecho, su éxito es una clara denuncia del abandono y la exclusión que padece una parte importante de la población, ya sea en Buenos Aires, en Lima, en Bogotá, o en Barcelona. Pero también es evidente que su labor (me refiero principalmente a la de sus dirigentes) no es gratis, ni altruista, ellos quieren ahora conseguir no solo el dinero de quienes no lo tienen, sino también influencia política para imponer su visión del mundo. A quienes nos parecen patéticas las iniciativas que en este sentido realizan los insignificantes movimientos evangélicos en España, nos resulta preocupante que en otros lugares del mundo estén avanzando claramente para conseguir sus fines. Nunca como hoy dentro de esta iglesia, me había percatado del peligro real que suponen para la convivencia. Su objetivo no es crear una sociedad más libre donde también cristianos y cristianas puedan aportar al bien común, sino imponer a toda la población la sociedad que ellos consideran que dios quiere. Ni educación en la diversidad, ni derechos para las personas LGTBIQ, ni regulación de la natalidad, ni separación Estado e iglesias, ni divorcio, ni feminismo, ni ateísmo, ni seres humanos críticos, ni ciencia que no se alinee con sus convicciones… Únicamente un viaje al pasado más oscuro a ritmo de música celestial. Quienes venimos de entornos evangélicos fundamentalistas sabemos cómo se trata allí la disidencia, la diversidad y el sentido común. Por eso me resulta alarmante que estén imponiendo sus agendas a los Gobiernos de varios países.

Un fundamentalista (o como dice un amigo, un necrocristiano) tiene todo el derecho a serlo, a vivir en el cementerio que considere más adecuado siempre y cuando no haga daño a nadie. Las sociedades plurales y abiertas deberían proteger sus derechos, al igual que el de sus hijos e hijas a recibir una educación inclusiva que les empodere. Pero las sociedades a las que aspiramos, sean estas lo imperfectas que sean, no pueden ser la evangelicocracia que estos grupos proponen. El sectarismo y la exclusión son una fuente económicamente rentable para algunos pocos, pero también un generador de violencia e inestabilidad para la mayoría. Para verificar esto no hace falta más que echar la vista al pasado, que es exactamente hacia donde están decididos a llevarnos. Financiar, aliarse, o dar cobertura al necrocristianismo es una manera de acabar con la libertad de expresión y la democracia (valores que únicamente defienden para ellos, no para toda la sociedad). Y en la denuncia del peligro que supone el movimiento fundamentalista también tiene que participar el resto del cristianismo. Se necesita oír de una manera más clara desde dentro de las iglesias, que la propuesta de estos movimientos no tiene nada que ver con el mensaje de Jesús, que sin libertad para escoger no hay fe, y por tanto no hay seguimiento ni cristianismo. Obligar a una persona de manera legal a que se comporte de la forma que consideramos cristiana, no es un comportamiento cristiano… La acción de fe, nace siempre, y aquí no hay excepción alguna, de la libertad. Negar el matrimonio a personas del mismo sexo, impedir legalmente el aborto, obligar a niños y niñas a recibir formación religiosa, etc., no hace a una sociedad más cristiana, sino menos libre. Y los cristianos y cristianas que denuncian todo esto no están siendo desleales a otros creyentes que ven el cristianismo de forma diferente a la suya, sino que denuncian su apropiación por parte de unas minorías sectarias que buscan únicamente beneficiarse económica o políticamente de las necesidades de los más desfavorecidos e imponer una agenda retrógrada e injusta.

El fundamentalismo no es cristianismo, es más bien la enfermedad más peligrosa que en este momento lo amenaza. El necrocristianismo tampoco es una propuesta política regeneradora de la sociedad, sino un totalitarismo que puede acabar con ella. Nunca hasta hoy, paseando por las calles de Buenos Aires, había sido tan consciente de esta realidad. Hasta ahora lo había relacionado con una experiencia personal opresiva de la que afortunadamente pude escapar. Pero ahora es más bien una amenaza colectiva a la que urge dar entre todos una respuesta contundente, clara, imaginativa y realmente evangélica.

Carlos Osma

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“La cruz y la cama”, por Carlos Osma

Sábado, 15 de junio de 2019
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cruzcamaDe su blog Homoprotestantes:

Cuentan los evangelios que mientras Jesús agonizaba en la cruz las personas que pasaban por delante de tan terrible escenario le decían: “¡Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz!”. Y es que claro, tenían razón, los Hijos de Dios tienen otros sitios más honrosos donde morir: en su cama por ejemplo. Desde entonces hasta ahora, aquellos mensajes inhumanos han cambiado mucho, y ahora los guardianes del orden nos dicen a nosotras que para ser “Hijas de Dios” hemos de descender de nuestras deshonrosas camas, y subirnos a sus maravillosas cruces de neón para que todo el mundo pueda ver lo divinas que somos. No sé, pero tengo la sensación de que para mucha gente el cristianismo es un viaje de la cruz a la cama, o de la cama a la cruz.

Es verdad que podríamos decir que, tal y como se narra en los evangelios, la vida de Jesús fue un camino de la cama a la cruz, o mejor dicho del cajón donde se daba de comer a las bestias en el que su madre lo acostó al nacer, a la cruz del Gólgota donde el poder Romano lo hizo crucificar junto a otros dos malhechores. La cama y la cruz fueron para Jesús dos lugares no escogidos en donde se hizo patente que existía un poder político, pero también religioso, que controlaba su vida de principio a fin. Fue el edicto de Julio Cesar el que motivó que sus padres tuvieran que viajar hasta Belén, y fue la condena del Gobernador Poncio Pilato la que le llevó hasta el Gólgota.

Las camas y las cruces de las personas LGTBIQ son lugares donde los poderes patriarcales y LGTBIQfóbicos nos sacan y nos meten a conveniencia. Si nos mantenemos en silencio nos crucifican, si lanzamos gritos de dolor al infinito, nos vuelven a crucificar. En ese lugar, en el Gólgota, donde nos llevan a la fuerza tras golpearnos toda la vida con sus látigos de cuero negro, nos levantan para mostrar nuestra caricatura al resto del mundo y para exponer de una forma deformada quienes somos. Allí, en cada una de las cruces que decoran sus iglesias, nos cuelgan todos los días junto a otras malhechoras. Y lo hacen mientras nos invitan a bajarnos de ellas y comportarnos como “Hijos de Dios” en alguna de sus terapias reparativas. Pero si por el contrario hemos decidido ser felices y alejarnos de sus cruces sangrientas y sus terapias diabólicas, entonces nos sitúan en la cama, y allí nos representan como depravadas sexuales que se dejan llevar por sus instintos. Ya no somos cuerpos deformes, sino puro sexo, animales salvajes y nada más. De la cama a la cruz, o de la cruz a la cama. Un círculo enfermizo nacido de mentes que no pueden estar muy sanas.

Lo interesante de Jesús es que fue consciente de la existencia de poderes que le querían condicionar, a él y al resto de seres humanos que tenía a su alrededor. Poderes que en su época se podían denominar demoníacos, pero también otros que tenían nombres propios. Y ante ellos, no optó por bajar la cabeza, no escogió ni la cruz ni la cama como lugares donde vivir ante el resto del mundo, sino los espacios en los que era necesario hacer oposición activa a cualquier poder que limitaba la libertad y la vida de las personas. Por eso me resulta tan difícil entender el cristianismo de tanta gente que no choca nunca con los poderes que pretenden condicionarlas, que les van chupando la sangre hasta dejarlas sin vida. Personas que no han escuchado a nadie merodeando en sus camas y diciendo que se puede hacer en ellas, o que jamás han visto la vida desde lo alto de una cruz hecha a su medida.

No hay otra forma para salir de la falacia que va de la cama a la cruz y de la cruz a la cama que seguir el ejemplo de Jesús, de todos aquellos momentos de su vida que él si escogió y que no le fueron impuestos de una manera absoluta. La cama y la cruz no son lugares que debamos evitar, por razones bien diversas nuestras vidas se componen también de ellos. Pero no únicamente de ellos. Lo que determina quienes somos, no está ahí, sino lo que nos lleva hasta ellos, y cómo hemos sido capaces de luchar contra esos poderes para ser más libres. Yo diría que verse a uno mismo en el prójimo, y al prójimo en uno mismo, fue el motor que sí podría definir la vida de Jesús. Ese fue el poder al que él sirvió, más allá del resto de poderes que como a cualquier mortal lo influyeron y condicionaron. Y ese, el prójimo, es el lugar que da sentido al cristianismo y que nos puede alejar de esos círculos absurdos que se construyen entre nuestras camas y nuestras cruces.

A Jesús se le expulsa de la cama, y no tanto por motivos históricos, sino porque lo que podría ocurrir en ella a la mayoría de la gente le parece poco divino, y se le sube a una cruz donde demostrar con su sufrimiento que fue fiel al mandato de su Padre. No sé lo que ocurre, o no ocurre, en la cama de estas personas para pensar de esta manera. Pero también hay veces que se le baja de la cruz a marchas forzadas porque el fracaso es demasiado desestabilizador para teologías infantiles, y se le lleva solo y envuelto en una sábana hasta la cama que será el sepulcro donde resucitará milagrosamente. Me pregunto qué vidas tan naifs tienen estas personas que son incapaces de integrar el fracaso en sus teologías.

La cama y la cruz de Jesús, y también las nuestras, son lugares vigilados por poderes que nos controlan y pretenden condicionarnos de manera absoluta. Y el mensaje de vida de Jesús es que podemos resistirnos a ellos, aunque a veces nos venzan y dejemos entrar en nuestra cama ideologías de muerte, o en nuestras cruces teologías sin experiencia. El sentido que tienen nuestras cruces y nuestras camas no se encuentran en ellas mismas, sino en lo que ocurre entre ambas. La cuna de Belén y la cruz del Gólgota solo pueden entenderse a través de la vida de Jesús, de su implicación en la vida de muchas personas que eran los daños colaterales de normas y leyes divinizadas por poderes con intereses demasiado humanos. Es en la vida compartida con el prójimo donde se puede percibir que la liberación, la salvación, es el origen y la meta de la fe cristiana. Es desde allí desde donde acabaremos con los poderes que quieren someternos. Sin prójimo, ni cama ni cruz tienen sentido.

Carlos Osma

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7 líderes de iglesias evangélicas fundamentalistas y anti LGTBI pillados en escándalos sexuales

Miércoles, 22 de mayo de 2019
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índiceLa semana pasada, Jerry Falwell Jr. apareció en los titulares cuando se informó que Michael Cohen supuestamente ayudó a detener la publicación de fotos del activista antigay poco antes de apoyar a Trump para presidente en 2016.

Según Reuters, Falwell se puso en contacto con Cohen en 2015 para solicitar ayuda en relación con un “asunto personal embarazoso” que involucraba a él, a su esposa y a su hijo de 20 años, perdón, encargado de la piscina de Miami.

Se rumoreaba que el chico de la piscina poseía fotos sucias de Falwell y las usaba para chantajear al líder evangélico por valor de 1,8 millones de dólares. Falwell negó que tales fotos existieran, y el chico de la piscina negó haberle chantajeado, pero tampoco negó el pago de 1,8 millones de dólares, lo que aún no se ha explicado.

Por supuesto, Falwell no es el primer líder de la iglesia antigay en verse envuelto en un extraño escándalo sexual, alegado o confirmado.

Aquí hay otros seis líderes anti-gay de la iglesia que fueron expuestos recientemente por hipocresía…

Ernest Angley

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El ex líder de 97 años de la Iglesia Catedral de la Gracia en Akron, Ohio, que hizo su carrera predicando la homofobia y estafando a la gente con demencia con los ahorros de su vida, tuvo una escandalosa grabación de sí mismo que se filtró a los medios a principios de este año.

En la grabación, que fue hecha en 1996, Angley es escuchado admitiendo que se desnudó y se masturbó con un hombre sin nombre en su cama, pero insiste en que el encuentro no fue gay porque “yo no lo hice correrse“. “No lo eyaculé”, dice Angley. “Yo no lo hice correrse….[Y] él no me hizo correrse. No, no lo hizo!”

Matthew Dennis Patterson

jerry-falwell-jr-y-otros-6-lideres-de-la-iglesia-atrapados-en-escandalos-sexuales-2El pastor de 45 años de la Iglesia Bautista Nolensville Road en Nolensville, Tennessee y autoproclamado “oponente vocal” de los derechos de los LGBTQ fue expulsado de su puesto en abril de 2018 después de que los miembros de la congregación comenzaron a quejarse de sus peticiones de “participar en actividades extrañas” con sus hijos.

Patterson fue acusado de pedir a numerosos niños que se desnudaran hasta los calzoncillos y se sentaran en su cara en el transcurso de 20 años. La policía no dijo cuántos años tenían los niños en el momento del supuesto abuso; sin embargo, Patterson fue acusado de ocho cargos de agresión sexual agravada, cada uno de los cuales estaba relacionado con un niño diferente.

Gary y Gay Evens

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Evans, de 72 años de edad, era el pastor del templo bautista Rushville Baptist Temple en Rushville, Indiana, fue acusado de tres cargos de abuso de menores, cuatro cargos de agresión sexual y cinco cargos de solicitación de menores en octubre de 2017.

Evans, que predicaba regularmente sobre los males de la homosexualidad, fue arrestado después de que varias niñas de su iglesia, todas menores de 10 años, les dijeron a sus padres que las había atraído a su oficina con dulces y luego las tocó inapropiadamente.

Mientras tanto, su esposa de 70 años, Gay, fue acusada de atacar verbal y físicamente a la policía cuando se llevaron a su esposo, lo que también resultó en su arresto. Luego, en enero de 2018, fue acusada de amenazar a su nuera, que delató a Evans a la policía, con un arma.

Donnie Romero

jerry-falwell-jr-y-otros-6-lideres-de-la-iglesia-atrapados-en-escandalos-sexuales-4.jpgEl pastor que celebró abiertamente horrores como la masacre de Pulse fue forzado a renunciar a su trabajo en la Iglesia Bautista Stedfast en Fort Worth, Texas en enero después de su participación en un escándalo de sexo y drogas.

En un sermón poco después del año nuevo, Romero reveló que había abandonado abruptamente su puesto, pero fue vago sobre la razón por la que, simplemente diciendo: “No he estado gobernando bien mi casa. He sido un terrible esposo y padre. Siento mucho el daño que esto puede causar a la gente”.

Unas semanas más tarde, el pastor Steven Anderson, quien inicialmente ordenó a Romero en 2014, dijo que Romero había cometido “pecados graves” que incluían “marihuana y juego” y “estar con prostitutas”.

Timothy Lee Reddin

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El pastor antigay de 67 años de edad de la Iglesia Bautista Turner Street en Fayetteville, Arkansas, fue arrestado en agosto de 2018 por enviar mensajes de texto con alguien que él creía que era un niño de 14 años pero que en realidad era un policía encubierto.

Reddin, padre casado de cuatro hijos y abuelo de siete, arregló una cita con el niño para tener relaciones sexuales. Cuando llegó al punto de encuentro, se encontró con oficiales. Fue arrestado y acusado de intento de coerción y seducción de un menor.

Fue la segunda vez que se involucró en este tipo de cosas. 18 años antes, fue condenado por posesión de pornografía infantil y pasó 27 meses en prisión.

Paul Edward Acton Bowen

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El pastor de jóvenes de 37 años de edad y autoproclamado “autor de best-sellers” de Alabama fue acusado de sodomía en segundo grado, incitando a un niño a entrar en un vehículo o casa con fines inmorales, y de abuso sexual en segundo grado de un menor en abril de 2018.

La víctima era un joven varón, pero la policía local no liberó su edad salvo para decir que tenía “más de 12 años pero menos de 16” y que era un “conocido de la familia” de Bowen.

Días después de su arresto, la esposa de Bowen de dos años, Ashley, solicitó el divorcio, buscando la casa de la pareja, todo el dinero en sus cuentas conjuntas y una orden de restricción contra su esposo.

Fuente Cromosomax/Cristianos Gays

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“Will Graham, tranquilo, coja aire y cuente hasta cinco”, por Carlos Osma

Lunes, 29 de abril de 2019
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banksyDe su blog Homoprotestantes:

Hermano Will,

Ayer leí su artículo “No, no, no, Jesucristo no era marica” en el Magacín de Protestante Digital, y finalmente he decidido dar mi opinión sobre su campaña de acoso tras la publicación de mi libro “Solo un Jesús marica puede salvarnos”. Personalmente no le conozco, no tengo ni la más mínima idea de quién es usted, la primera vez que escuché su nombre fue hace unos meses cuando promovió también un boicot contra la Editorial Clie utilizando la revista Protestante Digital. Me reitero, no le conozco personalmente, así que lo que le voy a decir ahora tiene que ver con la imagen que proyecta en la red, que no sé si se corresponde con la realidad. Y se lo voy a decir como se lo diría a mi propio hermano porque, aunque me pueda gustar más o menos, el Dios que reveló el Jesús marica al que yo sigo nos ha hecho hermanos a usted a mí.

Tiene razón cuando afirma en su artículo que soy profesor de matemáticas, así que se puede imaginar que estoy acostumbrado desde hace años a trabajar con adolescentes, y tengo que decirle que su comportamiento desde que “Solo un Jesús marica puede salvarnos” salió a la luz, me recuerda demasiado a las pataletas que tienen algunos de mis alumnos cuando las cosas no se hacen como ellos quieren. Suele pasar con alumnado que tiene una alta autoexigencia, una mínima capacidad de frustración, y una absoluta incapacidad para ponerse en el lugar de los demás. Son alumnos a los que se les ha consentido todo, y que están acostumbrados a mirar a los demás por encima del hombro. Adolescentes en realidad inseguros porque, o no han recibido el amor que merecían, no les han puesto límites claros cuando eran niños, o ambas cosas.

No le ha gustado el título de mi libro, lo entiendo, tranquilo, coja aire y cuente hasta cinco. Hay muchas cosas en el mundo que seguro no le gustan, si quiere ser constructivo láncese a leer otros libros, o puede escribir usted el suyo propio (a lo mejor ya lo ha hecho, disculpe, pero como le he dicho, no le conozco de nada) y explicar porqué no se puede aplicar el término marica a Jesús (aunque le recomiendo que se informe antes, por sus comentarios he de decirle que no tiene ni idea de lo que puede llegar a significar, ni para qué lo utilizo yo en mi libro). Si no quiere seguir regodeándose en lo superficial y anecdótico, pero por alguna razón está interesado en seguir hablando de “Solo un Jesús marica puede salvarnos”, le invitaría a leérselo para después poder hacer una crítica consistente y madura. Mi libro creo que es valiente, pero estoy convencido de que no es perfecto. Mucha gente me escribe para darme las gracias y decirme lo que le ha aportado, otras para preguntarme o pedirme aclaraciones (aprovecho para decirle que si le ofendía el título del libro podía haberme escrito un mensaje antes para preguntar, y le hubiera explicado las razones. Mi correo es público homoprotestantes@gmail.com, somos personas adultas nunca me he escondido de nadie).

Reitero que me parece correcto que exprese su opinión sobre el título de mi libro, pero me parece que debería reconocer que se ha excedido en su crítica. Llamar al boicot de una librería cristiana, ya no estoy hablando de una gran distribuidora, sino de la librería con la que una persona se gana la vida dignamente, porque tiene a la venta “Solo un Jesús marica puede salvarnos”, puede usted justificarlo como quiera, pero si de verdad cree en ese “amado Señor” al que apela en su último artículo y le queda una mínima empatía, sabe muy bien que no está bien lo que ha hecho. Y le diría que todo el mundo comete errores, pero hacerse la víctima no es el camino, al menos el del Jesús marica al que yo sigo. El mío le diría que cogiera el teléfono y llamase a dicha librería para preguntar cómo han vivido el boicot, seguro que después acabará por darse cuenta de que les debe una disculpa, privada, pero también pública.

No le puedo decir que me entristece que Facebook le haya censurado su página, creo en realidad que tardó demasiado en hacerlo, los mensajes de odio no deberían tener espacio en las redes sociales. Imagino que no estará de acuerdo con esta manera de calificar sus mensajes, pero para que entienda a qué se refiere la mayoría de la población cuando utiliza esta expresión, se lo explicaré poniendo como ejemplo su artículo de ayer. Si dice que Dios no acepta ninguna relación sexual fuera del matrimonio heterosexual, está dando una opinión (al utilizar la palabra heterosexual creada a finales del sigo XIX para hablar sobre la Biblia, algunos opinamos también que demuestra cierta ignorancia), sin embargo, cuando afirma que “cualquier tipo de relación sexual fuera de los confines del matrimonio heterosexual está bajo la ira de Dios”, le da un matiz violento que puede leerse como una amenaza.  Si dice que Cristo guardó la ley, está dando una opinión (para mi manera de entender bastante sesgada, y que sigue delatando cierta ignorancia sobre la Biblia), pero si afirma que “Cristo abrazó la enseñanza del Dios Padre tocante a la homosexualidad revelada en las escrituras”, después de decir que esa enseñanza es “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos [1], y no lo matiza de ninguna forma, entonces estamos hablando de un claro mensaje de odio. Triste, aunque no sorprendente, que se haga en una revista que se dice cristiana, como Protestante Digital. Con ese texto con el que me amenaza, ha sufrido mucha gente, y ha servido para justificar el asesinato de muchas otras. Cualquier persona con un mínimo de empatía, se da cuenta de que esto es inaceptable.

Habla de falsos Cristos en su artículo de ayer, y estoy convencido de que en cualquiera de nuestros Cristos hay mucho de falso. Para usted la palabra marica convierte en falso al Jesús al que yo sigo. Tengo que decirte que la falta de amor es lo que convierte para mí en falso al suyo. Únicamente utiliza dos veces la palabra amor, una para decir “amado Señor” y otra para exclamar “¡Te amamos, Señor Jesús!”, si se fija siempre referidas a un Jesús abstracto, divino, lejano… Y sin embargo su comportamiento real en estas últimas semanas ha mostrado una absoluta falta de amor fraterno. No únicamente conmigo, sino con mucha gente a la que ha intentado hacer daño, escondiéndose tras el celo de un Dios lleno de ira. Pregúntese qué parte de sí mismo ha puesto en ese Dios, y a qué se debe tanta ira. Mi Jesús marica revela a un Dios que pone el amor por delante de la ira, por delante de la ley, por delante de mis inseguridades… Mi Jesús marica recela siempre de los que dicen que aman a Dios, pero se comportan de manera injusta con sus hermanos y hermanas. Mi Jesús marica le diría, y con esto acabo, algo parecido a: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” [2].

Carlos Osma

[1] Lv 20,13

[2] 1 Jn 4,7-8

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Un cristiano fundamentalista quema libros LGTB+ de una biblioteca en Iowa y activistas recaudan para comprar más

Martes, 6 de noviembre de 2018
Comentarios desactivados en Un cristiano fundamentalista quema libros LGTB+ de una biblioteca en Iowa y activistas recaudan para comprar más

quema-libros-infantiles-lgtbEl pasado 19 de octubre un señor llamado Paul Dorr de Orange City, en Iowa, se fue a la biblioteca municipal, sacó varios libros infantiles de temática LGTB+ y los quemó a las puertas del lugar.

No puedo permitir que los indecentes adultos de la Junta Directiva de la Biblioteca de Orange City arrastren al próximo grupo de niños a su realidad sexual engañosa sin oponer una firme resistencia“, decía David mientras quemaba libros.

Aunque la biblioteca no confirmó si iban a reponer los libros o no, su portavoz Amanda Vazquez explicó a la prensa que la Junta está al tanto del vídeo y están estudiando emprender acciones legales contra Dorr; algo a lo que también se suma la policía de la ciudad. Dorr tiene varias semanas para pagar los libros que quemó, o se le puede acusar de una falta leve que puede conllevar una pena de 30 días de cárcel y una multa de 625$.

Pero no sólo es una quema de libros, no, porque cuando quemas libros LGTB+ estás enviando un mensaje de odio y si no perseguimos eso como un delito de odio entonces no sé qué hacemos…

Si a la biblioteca ahora le diera por reponer esos libros (entre ellos estaba Two Boys Kissing de David Levithan, uno de los libros más censurados en los últimos años en bibliotecas públicas) lo tendrá muy fácil: varios activistas han recaudado miles de dólares para comprar más libros LGTB+ y llenar la biblioteca con ellos. Por un lado Justin Scott, director estatal de la organización de Ateos Americanos, organizó una colecta en Facebook que ya lleva recaudados 1.321 dólares. “Creo que habría sido mejor que Dorr se guardara su homofobia y su transfobia para si mismo“, explica Scott en un post de Facebook, “Mira el apoyo incesante -de cristianos, ateos y todos los que están en medio- que la comunidad LGTB+ está recibiendo gracias a su asqueroso truco.

A eso hay que sumarle una campaña de GoFundMe que ya ha recaudado más de 2.300 dólares para llenar las bibliotecas de todo el país con libros de temática LGTB+.

Y es que ahora que ya no se habla tanto sobre las lamentables “leyes de los lavabos” que los republicanos han promovido (y siguen promoviendo) para prohibir a las personas trans utilizar el baño de su género percibido parece que toca buscarse un nuevo enemigo. Y en un movimiento absolutamente inesperado, la ultra derecha decide atacar la cultura acusándola de adoctrinar a los niños. ¿Por qué nos recuerda al Nazismo?

Fuente  Pink News, vía HateQueer

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“La amenaza de la desesperación”, por Carlos Osma

Lunes, 5 de noviembre de 2018
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desesperacion1De su blog Homoprotestantes:

Iba a empezar diciendo que respeto a quienes entienden el cristianismo como desesperación. Me refiero a los que creen que la vocación que han recibido consiste en hacer que la fe se mantenga como siempre fue, sin cambio, sin transformación, sin vida. Pero estaría mintiendo, porque en el fondo tengo la certeza de que los embalsamadores del evangelio son el peligro más importante al que se enfrenta hoy el cristianismo.

Ni secularismo, ni ateísmo, o ni ningún otro ismo… La fuerza que actualmente amenaza de muerte la fe cristiana, es otra fe, que también se llama cristiana, pero que no convierte a los seres humanos en seguidores de Cristo, sino de una ideología neoconservadora que aliena a los seres humanos haciéndoles creer que poseen la verdad. Además, los transforma en una especie de robots sin empatía hacia el prójimo, cuya única finalidad reside en la conversión de los “no creyentes” a su cristianismo de la desesperación.

Pienso que la amenaza debe ser tomada en serio, porque este tipo de cristianismo no ha venido aquí para compartir espacios con otras maneras de entender la fe. Ha venido a destruirlo todo, a imponerse a toda costa, a hacer desaparecer a quienes piensan diferente. Y es difícil encontrar una respuesta certera que esté a la altura de la amenaza, porque hasta ahora se había resistido frente a otras fes cristianas que, aunque cercanas, no las reconocíamos como hermanas. Hoy son iglesias, comunidades, amistades con las que se comparten instituciones comunes, quienes a todas luces se han alejado del seguimiento de Jesús y predican otro evangelio. Un evangelio sin gracia, sin capacidad real de traer salvación. Y si al principio se creyó que lo mejor era respetar el camino que cada iglesia cristiana había tomado, y tratar de tener una convivencia lo más fraternal posible, hoy parece evidente que urge desenmascarar esta ideología pseudocristiana que confunde el evangelio con una moral decimonónica, y espiritualiza a Jesús de tal forma que cuesta encontrar alguna similitud con el que aparece en los evangelios.

Creo que la manera más honesta de actuar, es dejar de tomar una postura defensiva, intentando amoldarnos a los espacios que esta ideología deja para sobrevivir. Su voluntad real, es acabar con el evangelio, con la apertura, con la duda, pero sobre todo: con la esperanza. Hay que denunciar, aunque sean personas con las que hemos compartido una gran parte de nuestro camino cristiano. Hay que levantar la voz, decir que eso no es cristianismo, que es cobardía, ignorancia; que es miedo, inseguridad. Una huida y una renuncia total a la posibilidad de construir el Reino de Dios, un reino de iguales en libertad. Hay que llamarlos al arrepentimiento, mostrando que el cristianismo sin esperanza no es posible. Que la esperanza, esa que se implica en la transformación del mundo para mejorar la vida, a veces se pierde, pero no podemos renunciar a ella para siempre porque es ahí donde reside lo esencial de nuestra fe cristiana.

Urge recomponer un relato consistente que ponga al ser humano y su liberación como centro, porque el relato de la desesperación nos está asfixiando. Predicar la buena noticia hoy, como lo fue desde el principio, no tiene nada que ver con la verdad sino con la esperanza. Pero sin caer en el engaño de quienes la colocan en el futuro y vacían hoy la vida. La esperanza de la que habló Jesús se aferra a lo real e imperfecto del momento presente, huye despavorida de los discursos del miedo de quienes predican condenas y fuego eterno, y nos empuja hacia lo que parece imposible: la justicia, el amor, el prójimo… Hacia la felicidad y la vida. Una vida que no se somete a las interpretaciones del dios de la letra, sino que se abre para que Dios vaya reescribiendo su voluntad en ella.

Los fariseos de hoy, esos y esas que han convertido la Biblia en un código legal, hacen lo que siempre han hecho: predicar el antirreino. Situándose por encima del resto de seres humanos. Ellos son el verdadero peligro que amenaza con dar por muerto el evangelio. Pero donde hay peligro, crece también la esperanza. Solo un cristianismo aferrado a ella, a su predicación y a su realización, podrá superar el envite. La ley lleva a la muerte, la esperanza a la resurrección. Ella es sin duda, la última palabra. Aquella con la que Dios certifica que está del lado de la diversidad y de la vida.

Carlos Osma

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“El fundamentalismo de derechas crece”, por José Mª Castillo

Martes, 23 de octubre de 2018
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45204844411_125723e2bb_zDe su blog Teología sin censura:

El conocido sociólogo Anthony Giddens, director de la London School of Economics, publicó en 1999 un pequeño libro de divulgación (“Un mundo desbocado”), en el que analiza algunas cuestiones de actualidad. Y uno de los asuntos que estudia es el del “fundamentalismo.

Un tema de actualidad. Porque el integrismo de derechas está cobrando fuerzas en la sociedad, en la política, en la religión y en otros ámbitos de la vida. Baste pensar lo que está ocurriendo en Italia, Hungría, Polonia, Austria, Suecia, EE. UU., Brasil, etc.

¿Por qué se presentan situaciones o momentos, en la historia, en los que el fundamentalismo da la cara con especial vigor y encuentra más acogida en amplios sectores de la sociedad? Sin duda alguna, un factor determinante del fundamentalismo es la “inseguridad”. La gente quiere sentirse segura. Pero ocurre que, ahora mismo, en este mundo casi todo está cambiando tanto y a tal velocidad, que cada día y por motivos muy diversos, son muchas las personas y los grupos humanos que se sienten inseguros y con miedo, sobre todo cuando miran al futuro.

Como es lógico, en estas situaciones, aumentan los miedos, Y, con los miedos, crece también la inseguridad. Se producen así las condiciones ideales para que, quienes pueden ofrecer motivos de seguridad a la gente, saquen tajada y hagan “su agosto”. Por eso, de tiempo en tiempo, aparecen dictadores o gobernantes que dominan a los pueblos y a las gentes, que se les someten con un entusiasmo que no es fácil entender.

Un ejemplo elocuente, en este orden de cosas, puede ser lo que ocurrió en la Alemania de la segunda guerra mundial. Un país en el que existió un cristianismo que hizo posible Auschwitz, o al menos no lo impidió. No hubo una protesta, una resistencia general de los cristianos en Alemania cuando Auschwitz se hizo visible, ni cuando se conoció más y más lo que allí ocurría. La mayoría de aquellos alemanes e incluso no pocos de aquellos facinerosos habían recibido durante años clases de religión cristiana, asistían con frecuencia al culto divino y escuchaban sermones e instrucciones morales (Thomas Ruster). Y nadie dijo ni pío. O pocos fueron los que se atrevieron a protestar. Es evidente que el miedo a la inseguridad sellaba las bocas. Es un ejemplo entre tantos otros, algunos de los cuales los tenemos aquí, entre nosotros.

Entonces, ¿en qué quedamos? ¿qué es y en que consiste el “fundamentalismo”? Guiddens ha encontrado una fórmula acertada: fundamentalismo es “tradición acorralada”. Y lo explica: el fundamentalismo “no tiene nada que ver con el ámbito de las creencias, religiosas o de otra clase. Lo que importa es cómo se defiende o sostiene la verdad de las creencias”. Ya sean creencias políticas, religiosas, sociales…

Si el “fundamentalismo” es “tradición acorralada”, no olvidemos que acorralado se ve el que se siente “encerrado y sin escapatoria”. ¿Por qué ahora mismo, en la Iglesia, en el Vaticano, hay gente importante que no soporta al papa Francisco? ¿Por qué los que no lo soportan son los fundamentalistas, los más fieles a su tradición, los que sostienen sus creencias como defendían las suyas los fariseos que se enfrentaron a Jesús?

Es evidente que tanto la derecha como la izquierda se sienten más seguras en la fidelidad a las tradiciones de antaño que aceptando los cambios que más necesita el “mundo desbocado” en que vivimos. Cambios que nos exigen ser “ciudadanos del mundo” antes que fundamentalistas aferrados a tradiciones que ya han perdido su razón de ser.

La cosa está clara. En estas condiciones, el fundamentalismo de la derecha crece con fuerza entre las gentes que hoy se sienten más inseguras. Porque los cambios, que se nos imponen, es al fundamentalismo al que ponen más nervioso. A fin de cuentas, es el fundamentalismo el que se siente más inseguro.

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“¿Cómo se engendró el monstruo Bolsonaro?”, por Gerardo Szalkowicz

Sábado, 20 de octubre de 2018
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jair-bolsonaroPara quienes nos acusen de “meternos” en política y atacar a un candidato, habría que recordarles que Bolsonaro es un fundamentalista religioso homófobo, misógino y racista. Su triunfoparcial se celebró por parte de sus seguidores con amenazas y agresiones a mujeres y personas LGTBI. Da igual quién esté frente a él… Bolsonaro no puede llegar al poder…

Algo cambió el domingo en la política latinoamericana. La foto asusta: casi 50 millones de brasileños y brasileñas votaron por un proyecto abiertamente fascista. El 46% del electorado del país más grande de la región (y el quinto del mundo) eligió a un candidato que reivindica la tortura y hace apología de la dictadura, que despliega una retórica de odio, machista, racista y homofóbica descomunal y que promete armar a la población y privatizar las empresas estatales. De yapa, su hijo se convirtió en el diputado más votado de la historia brasileña.

El refortalecimiento de la derecha pura y dura ya se venía acentuando con los Macri, Piñera, el propio Temer, Mario Abdo, Iván Duque y varios más. Pero la irrupción de una ultraderecha troglodita que logra conquistar una enorme base social -un experimento que se instaló en EEUU con Trump y que se extiende en Europa- es un emergente novedoso en América Latina que nos alborota los diagnósticos. Y enciende todas las alarmas.

Brasil quedó al borde del abismo. Y más allá de las urgencias de cara a la segunda vuelta, toca desentrañar la película completa ante el retorno del oscurantismo. ¿Cómo se gestó este fenómeno político, sociológico y hasta religioso llamado Jair Messias Bolsonaro?

El triunfo de la “antipolítica”, o la política del odio

Para comprender este tsunami político es necesaria una mirada retrospectiva de largo aliento. O al menos de mediano. Un país cuya independencia fue proclamada por un príncipe portugués, que no vivió procesos revolucionarios, cuya última dictadura duró 21 años y tuvo una salida bastante consensuada, parió una sociedad históricamente despolitizada. Pero este sentimiento “antipolítica” se repotenció en los últimos años, estimulado por la operación Lava Jato y los grandes medios. Tras el golpe institucional que destituyó a Dilma en 2016 y la paupérrima gestión de Michel Temer, quedó en evidencia la putrefacción del sistema político y se impuso un sentido común de rechazo a la clase dirigente. De hecho, los principales castigados de la elección del domingo fueron los dos principales partidos del establishment: el PSDB, cuyo candidato Geraldo Alckmin no llegó al 5%, y el MDB de Temer que postuló a Henrique Meirelles y obtuvo un magro 1,2%.

Pero este proceso tuvo como condimento central una fuerte campaña de satanización mediática y judicial contra el PT, que permitió asociar la epidemia de corrupción unilateralmente a esa fuerza política y justificar socialmente la irregular prisión y proscripción de Lula.

En ese marco emerge este ignoto ex militar desbocado que logra capitalizar la implosión de los partidos de derecha y centro-derecha, la consolidación de ese fuerte sentimiento anti-PT y la aguda crisis económica que potenció el hastío. Como la política aborrece el vacío, Bolsonaro aparece como el candidato antisistema –pese a que hace 28 años ejerce como diputado- que promete resolver esta crisis multidimensional a fuerza de mano dura y prédica mesiánica. Y de ser un legislador marginal, que ganó fama cuando juró por el militar que torturó a Dilma, se convirtió en el efecto más siniestro de esta democracia agonizante.

El fundamentalismo religioso

No se pueden entender esos 50 millones de votos sin la militancia activa que desplegó la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios. La fuerza evangélica neopentecostal -que juega cada vez más en el terreno político en toda la región– ataca en tres frentes simultáneos: en el Congreso, donde “la bancada de la Biblia” controla la quinta parte de la Cámara de Diputados; en la prensa masiva con su multimedio Record, el segundo del país achicándole distancias a la Rede Globo; y en las barriadas populares, donde tiene una penetración territorial que no logra ningún partido.

Quizá parte del ascenso abrupto de Bolsonaro se explique por el despliegue de miles de pastores haciendo campaña furiosa por el ex militar en los días previos a la votación.

Las otras tres patas de la mesa

Otro factor clave en la construcción de consenso alrededor de Bolsonaro fueron los grandes medios, que terminaron aceptando al mal menor ante la irreversible polarización con el PT y el fracaso de los candidatos del orden. Las fake news antipetistas se multiplicaron en las últimas semanas e hicieron estragos en las redes sociales. Algo similar pasó con el poder empresarial y financiero, que también cerró filas con Bolsonaro. No es para menos: su gurú económico es Paulo Guedes, un Chicago boy que asegura un rumbo ultraliberal.

Por último, el creciente poderío del llamado “Partido Militar”, que este domingo cuadruplicó su presencia al ritmo de la debacle de la política tradicional. Además de Bolsonaro y su compañero de fórmula, el inefable general Hamilton Mourão, al menos 70 candidatos militares fueron electos y tres disputarán gobernaciones estadales en segunda vuelta.

Los límites del progresismo

También al PT se merece reflexionar sobre su responsabilidad en la despolitización de la sociedad brasileña y en la creación del Frankenstein Bolsonaro. Durante 12 años faltó audacia para avanzar en transformaciones raizales, como hubiera sido la tan reclamada reforma política o una ley que limitara la concentración mediática. Y sobre todo, no se profundizó en el empoderamiento popular y la formación político-ideológica, facilitando el terreno para la diseminación de valores retrógrados y autoritarios.

Y una vez fuera del Palacio de Planalto, el progresismo brasileño se conformó en dar la pelea casi exclusivamente en el andamiaje institucional. Salvo la gimnasia de movilización permanente de los movimientos populares, la estrategia petista quedó atrapada en la telaraña de un sistema democrático controlado por el golpista entramado mediático, religioso, militar y financiero.

Tal vez en la respuesta callejera de las mujeres brasileñas y su poderosa consigna #EleNão se puedan encontrar algunas pistas de cómo enfrentar a los profetas del odio y su monstruo Bolsonaro.

Gerardo Szalkowicz

Periodista. Editor de Nodal. Colabora en diversos medios como Tiempo Argentino, TeleSUR, Rebelión, ALAI y otros. Conduce el programa radial “Al sur del Río Bravo” por Radionauta FM. Coordinador, junto a Pablo Solana, del libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”.

Fuente Alainet: https://www.alainet.org/es/articulo/195824

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“La mentira os dará poder”, por Carlos Osma

Viernes, 21 de septiembre de 2018
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6219452d-b169-4a8d-bec4-1088c69e98f5De su blog Homoprotestantes:

Aunque uno de los textos más conocidos del evangelio afirma que “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres[1], la historia muestra una y otra vez que las iglesias han preferido el “aprenderéis a mentir, y la mentira os dará poder”. Y es que, como cualquier otra institución, las iglesias se han sentido muchas veces amenazadas por personas, ideologías o cosmovisiones; y ante esa supuesta amenaza han respondido a menudo de forma poco evangélica, poco humana. Esa es nuestra historia, esconderla sería faltar a la verdad y un impedimento para liberarnos.

Es difícil encontrar instituciones que controlaran mejor la utilización del relato con fines represivos. Antes de entrar a humillar, discriminar, someter e incluso asesinar a un grupo de personas, las iglesias sabían que era necesario crear un relato que diera legitimidad a su barbarie. Los judíos, por ejemplo, fueron los que asesinaron a Jesús; eran sucios, olían mal, eran criminales, avaros y maestros del engaño. Las mujeres que se negaron a poner su cuerpo y su capacidad reproductiva al servicio de poder, fueron denominadas brujas: depravadas sexuales capaces de asesinar a niños, o desenterrarlos de sus sepulturas, para comérselos en los banquetes de sus aquelarres. Los negros eran los descendientes de Cam, que había avergonzado a su padre Noé, y habían sido castigados con la maldición divina de ser siervos de sus hermanos[2]. Las personas negras no tenían la inteligencia del resto de seres humanos, eran sanguinarias, ladronas, supersticiosas e indignas de confianza. Los dirigentes de la Iglesia católica, eran para los protestantes, los representantes del poder del Anticristo y la Prostituta de Babilonia de la que habla el Apocalipsis. Sus seguidores, personas incultas, idólatras y supersticiosas. Los protestantes fueron, para los católicos: herejes, herramientas diabólicas contra la Iglesia, mentirosos, comunistas y masones.

Me parece evidente que las iglesias deberían ser abanderadas de la lucha por la justicia y la dignificación de las personas que son oprimidas en nombre de la heteronormatividad, el binarismo de género y el patriarcado. Sin embargo, para muchas de ellas, estas tres ideologías han sido disueltas de tal manera en sus estructuras, que las confunden con el evangelio mismo y son incapaces de extirparlas de su seno por miedo a perder su esencia. Hago aquí un inciso para indicar lo perverso que ha llegado a ser un cristianismo que entiende que estas tres ideologías son parte esencial del evangelio, y está dispuesto a pasar por encima de la vida de tanta gente para defenderlo. Ante esta visión completamente alejada del evangelio de Jesús, estas iglesias perciben a las personas LGTBIQ, a los colectivos que las apoyan, y a los poderes políticos que legislan en favor de toda la población (también LGTBIQ), como una amenaza.

Como han hecho casi siempre, ante la sensación de amenaza, han decidido contraatacar. La fórmula clásica del silencio, de no nombrar y expulsar a la marginación, ya no es suficiente para someter y humillar a las personas LGTBIQ en Occidente. Así que para hacerlo ahora con éxito, son conscientes de que necesitan un relato que haga de estas personas un peligro para la sociedad, y sobre todo para las iglesias (que se convertirían en objetivo prioritario de las personas LGTBIQ). Si hacemos un repaso a titulares de algunas páginas cristianas conservadoras observaremos como intentan construir dicho relato: ¿Podemos salvar el Encuentro Mundial de las Familias del lobby gay? (infoCatólica), El estado se está sometiendo a la ideología de género (Protestante Digital), Expertos alertan que los medios de comunicación estimulan la transexualidad de los niños (Bibliatodo Noticias), Cristiano podría ser condenado a 2 años de prisión por decir que la homosexualidad es pecado (Noticia Cristiana),  Activista reconocida LGBT abandona su estilo de vida, se rinde a Jesús (Mundo Cristiano), Condenaron a panaderos por negarse a hacer un pastel pro-homosexual (La Gaceta Cristiana), FEREDE reitera su preocupación y posicionamiento crítico por las leyes antidiscriminación “solo para gais” tras la aprobación de la ley andaluza (Actualidad Evangélica), Un pediatra augura en el futuro una “oleada de suicidios” debido a la ofensiva trans en los niños (Religión en Libertad)…. No importa que el relato de persecución del cristianismo por parte del supuesto lobby LGTBIQ sea falso, lo esencial es construirlo y hacerlo creíble para mantener el poder y la influencia en todas las facetas de la sociedad y de la vida privada del mayor número posible de personas.

Pienso que el cristianismo no está llamado a ejercer poder, sino a liberar(se), y para ello debería cambiar la mentira por la verdad. No me estoy refiriendo a una verdad absoluta, Dios me guarde, sino a conocer la realidad a la que se enfrentan las personas LGTBIQ, también las que son cristianas, antes de crear un clima de confrontación. Estaría bien que, en vez de hacer oídos sordos a las críticas de muchas personas por la experiencia sufrida dentro de las iglesias a raíz de los discursos homobófobos y tránsfobos que en ellas se realizan; se sentasen a dialogar y se dejaran interpelar por sus palabras, y por qué no, aclararan aquellas que han podido ser malinterpretadas.  La única razón por la que se niegan a hacerlo es porque son conscientes de que su discurso no tiene nada que ver con la vida y la realidad, sino con el poder, y con la incapacidad de repensar su fe de una manera que sea liberadora (¿a qué Jesús está siguiendo este cristianismo?). Es incomprensible que sigan negando la humillación que padecen los cristianos LGTBIQ que hay dentro de sus iglesias, y sean incapaces, no digo ya de empatizar, sino de escuchar, de tratarles como seres humanos. También a las personas que ya no forman parte de sus comunidades porque fueron maltratadas y expulsadas.

Que un país tenga una educación que respete las diversidades y que no trate de imponer la heteronormatividad por la fuerza, que existan leyes (que se pongan en práctica) que condenen a quienes agreden a las personas LGTBIQ, que todo el mundo tenga el mismo derecho a formar y ver reconocida su familia, que de la diversidad y la igualdad de derechos se haga bandera, que haya justicia para quienes padecieron represión por su diversidad sexual o de género, que nadie tenga que renunciar a su fe o a la comunidad de la que forma parte por ser LGTBIQ, que una persona trans y su familia sean acompañadas de manera no invasiva pero sí empoderadora, teniendo todos los recursos que necesitan a su alcance de manera ágil… Y podríamos seguir y seguir enumerando las necesidades y las luchas de las personas LGTBIQ (y de una sociedad -y pocas iglesias- que ha hecho suyas sus reivindicaciones). Y al enumerarlas, no aparece ninguna de las amenazas que el discurso cristiano fundamentalista ha generado para hacerse pasar por una víctima, en vez reconocer y arrepentirse por su colaboración y promoción de la LGTBIQfobia. Se puede seguir mintiendo, pero me parece ofensivo que se haga en nombre de Dios, y que no haya más voces cristianas que hagan una denuncia rotunda del burdo relato que se está intentando construir. Porque el evangelio, Jesús mismo, llama a la verdad, y la verdad no tiene nada que ver con el relato que pretenden imponer. La única forma de aproximarse a esa verdad, es sentarse en la misma mesa con las personas LGTBIQ para dialogar e intentar comprender sus demandas. Y después, mantenerse con el discurso del antievangelio del poder, como tantas y tantas veces, o decidirse por el evangelio de la liberación.

Carlos Osma

Notas:

[1] Mt 8,32

[2] Gn 9,18-28

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“Un pastor en apuros”, por Carlos Osma

Jueves, 13 de septiembre de 2018
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secuestroDe su blog Homoprotestantes:

Imagina que vives en la maravillosa ciudad de Valencia, junto al rio Turia, y que de vez en cuando te pasas por su catedral y subes los 207 escalones del Micalet para disfrutar de las vistas y pasar un buen rato. Supón que eres un pastor evangélico y que después del culto del domingo, dejas a tu mujer e hijos en casa, y te vas a dar una vuelta por el imponente Oceanogràfic para ver los diferentes hábitats marinos y sumergirte con algún tiburón. Ponte en la piel de este pastor y visualízalo sentado en su coche, con la puerta trasera abierta, en la Avenida del Cid en pleno mes de marzo, pocos días después de que el fuego haya convertido en cenizas las monumentales fallas y las tracas y petardos todavía resuenen en su memoria. Mira por el retrovisor a través de los ojos de este pastor, que mantiene el coche en marcha mientras el nerviosismo delata que lo suyo no son los secuestros, y observa cómo los dos cutres sicarios, que ha contratado por 140 euros, intentan introducir por la fuerza en el automóvil a su musculado amante sin demasiada fortuna.

Sitúate ahora un mes antes, en febrero; estás dentro de una iglesia evangélica, justo en una asamblea en la que se está decidiendo si dicho pastor debe ser expulsado por su conducta inmoral. No es fácil dictaminar si el tema es que ha sido infiel a su mujer, o si el problema es que lo ha sido con un hombre; aunque como la esposa no aparece por ningún lado y nadie se acuerda de ella, todo parece indicar que estamos en el segundo de los casos. Ahora, por difícil que resulte, intenta descubrir que pasa por la cabeza de nuestro protagonista que está a punto de perder su trabajo y el sustento de su familia… piensa en la hipoteca, en sus hijos, en el coche… piensa en los recibos de la luz, del teléfono y del gas… y presupón que lo único que este señor de 53 años ha hecho en la vida es ser pastor, y evidentemente carece de otra formación. No es difícil deducir que está aterrado, desesperado y que se siente acabado. Y entonces escucha sus escusas y sus mentiras patéticas negándolo todo.

Vayamos hacia atrás más de cuarenta años, y pregúntate porque este señor no huyó de la iglesia evangélica en la que fue criado cuando descubrió su problema…. ese que no se podía nombrar en aquel momento. O en el peor de los casos, si no procede de una iglesia evangélica, ¿qué hizo que se decidiera a formar parte de una de ellas? Y para más inri, ¿por qué se casó?, ¿y por qué aceptó ser pastor en una iglesia homófoba? (bueno, si hablamos de Valencia, y quería ser pastor, tenía que serlo en una que fuera homófoba). No es que esté lanzando preguntas sobre el comportamiento de este ministro evangélico, lo que en realidad me interesa más, es saber qué le ofrecía la iglesia evangélica para que estuviera dispuesto a hacer tantos disparates juntos.

Supongo que mis lectoras se habrán percatado de que hasta ahora he hablado de un secuestro, de juicios sumarísimos eclesiales, de miedo, de recibos de luz, de incongruencia, de engaño… Y por mucho que estos elementos intenten hacer del artículo un texto trepidante, habrán echado en falta (sobre todo si estamos hablando de un pastor evangélico) palabras como: evangelio, amor, empatía, coherencia. ¿Por qué un pastor desesperado en vez de intentar secuestrar a su amante para grabar un mensaje en el teléfono móvil desmintiendo su relación, y así seguir engañando a su comunidad, no sube al púlpito de la iglesia y denuncia la homofobia que le ha llevado a tener una doble vida? Y si este señor no se mueve por motivaciones evangélicas, ¿por qué está dispuesto a cometer un delito pensando más en mantenerse dentro de la iglesia, que en justificarse ante su mujer? Para seguir teniendo trabajo, pensará muchos lectores, y quizás tengan gran parte de razón; pero creo que no toda.

Con esta noticia los medios de comunicación evangelicales, como de costumbre, podrían haberse dedicado a caricaturizar a las personas LGTBIQ presentándolas como poco fiables, mentirosas y peligrosas. Pero no se han hecho eco de ella. Y es que, pienso yo, la imagen real de un pastor evangélico en su coche, con el pie dispuesto a pisar el acelerador, la mano derecha en el cambio de marchas, los ojos fijos en el retrovisor, y pidiéndole a dios que su plan de secuestro saliese bien para poder seguir asistiendo a la iglesia; más que ridiculizar a las personas LGTBIQ, deja ver con claridad meridiana que el mensaje de liberación que deberían predicar en sus iglesias, ha sido sustituido por otro que solo busca la dependencia de sus fieles. Y eso solo es posible porque en algún momento perdieron la fe en el poder de transformación real sobre la vida de las personas que tiene el mensaje de Jesús, el evangelio. Es triste decirlo, pero nuestro pastor secuestrador, no pensó en ningún momento en comportarse de manera evangélica, sino en seguir formando parte de su mundo evangelical. Y con toda seguridad es eso lo que predicaba desde el púlpito de su iglesia, y lo que se predica en el resto de púlpitos evangelicales: dependencia, no evangelio.

La dependencia, que recorre el mensaje evangelical de arriba abajo, es una renuncia al evangelio y el reconocimiento implícito de la perdida de la fe. Y en esas circunstancias las personas se ponen en manos de las obras de la ley, e intentan hacer parecer que están a la altura de las exigencias de quienes les darán su visto bueno. Y cuando no pueden, y se sienten aterradas por la posibilidad de perder el mundo que les da tanta seguridad, deciden vivir una doble vida. Pero si por alguna razón sus obras de la carne salen a la luz, entonces tendremos unos seres humanos desesperados dispuestos a mentir, coaccionar y secuestrar; unos hombres y unas mujeres dispuestas a todo. La dependencia es un veneno con el que conscientemente se pretende cautivar conciencias en las comunidades evangelicales, un veneno que acaba haciendo una caricatura del evangelio. Ante esta propuesta demoníaca, hay que seguir afirmando con rotundidad que donde hay evangelio, donde hay buena noticia, allí está el espíritu de Dios, y donde está su espíritu, allí hay libertad; allí hay “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”.  Y que: “contra tales cosas no hay ley[1]”.

Carlos Osma

Notas:
[1] Gl 5,22-23

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“Teología de la prosperidad”, por Antonio Spadaro.

Sábado, 1 de septiembre de 2018
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deadkennedysEnsayo del jesuita Spadaro y del evangélico Figueroa en la Civiltá Cattólica

La teología de la prosperidad conduce a un “Evangelio diferente”

“El peligro es transformar a Dios en un poder a nuestro servicio, a la Iglesia en un supermercado de la fe”

El peligro de un «evangelio diferente»

(Antonio Spadaro S.I. – Marcelo Figueroa, en la Civiltá cattolica).-«Teología de la prosperidad»: tal es el nombre más conocido y descriptivo de una corriente teológica neopentecostal evangélica. El núcleo de esta «teología» es la convicción de que Dios quiere que sus fieles tengan una vida próspera, es decir, que sean económicamente ricos, físicamente sanos e individualmente felices. Este tipo de cristianismo coloca el bienestar del creyente en el centro de la oración y transforma a su Creador en aquel que hace realidad sus pensamientos y deseos.

El peligro de esta forma de antropocentrismo religioso, que pone en el centro al hombre y su bienestar, es el de transformar a Dios en un poder a nuestro servicio, a la Iglesia en un supermercado de la fe, y la religión en un fenómeno utilitarista y eminentemente sensacionalista y pragmático.

Como veremos más adelante, esta imagen de prosperidad y bienestar hace referencia al denominado american dream, al «sueño estadounidense». No se identifica con él, sino con una interpretación reductiva suya. En sí, este «sueño» es la visión de una tierra y de una sociedad entendidas como un lugar de oportunidades abiertas. Históricamente fue la motivación que impulsó a lo largo de los siglos a muchos emigrantes económicos a dejar su propia tierra y a ir a los Estados Unidos para conseguir un lugar en el que su trabajo produjese resultados inalcanzables en su «viejo mundo».

La «teología de la prosperidad» parte de esta visión, pero la traduce mecánicamente en términos religiosos como si la opulencia y el bienestar fuesen el verdadero signo de la predilección divina a «conquistar» mágicamente con la fe. Esta «teología» fue difundida en todo el mundo durante décadas —gracias a gigantescas campañas mediáticas— por movimientos y ministros evangélicos, especialmente los neocarismáticos.

El objetivo de nuestra reflexión es ilustrar y valorar este fenómeno, que quiere ser también una tentativa de justificación teológica del neoliberalismo económico. Al final verificaremos cómo el papa Francisco ha intervenido varias veces para indicar los peligros de esta teología que, como se ha dicho, «oscurece el evangelio de Cristo».[1]

La difusión en el mundo

El «evangelio de la prosperidad» (prosperity gospel) ha ido difundiéndose no solamente en los Estados Unidos, donde nació, sino también en África, especialmente en Nigeria, Kenia, Uganda y Sudáfrica. En Kampala hay un gran estado cubierto, la Miracle Center Cathedral, cuya construcción costó siete millones de dólares. Es la obra del pastor Robert Kayanja, que desarrolló también un vasto movimiento muy presente en los medios de comunicación de masas.

Pero el «evangelio de la prosperidad» ha tenido también un notable impacto en Asia, sobre todo en India y Corea del Sur. En este último país hubo en los años ochenta un fuerte movimiento autóctono vinculado a esta corriente teológica, promovido por el pastor Paul Yonggi Cho. Este predicó una «teología de la cuarta dimensión», según la cual los creyentes, mediante el desarrollo de visiones y sueños, iban a poder llegar a controlar la realidad, obteniendo casi todo tipo de prosperidad inmanente.[2]

Se observa también un arraigo en la República Popular China gracias a las «Iglesias de Wenzhou». Wenzhou es un gran puerto oriental en la provincia de Zhejiang, en cuya zona han ido apareciendo grandes cruces rojas en cada vez más edificios. Tales cruces suelen indicar la presencia de una «Iglesia de Wenzhou», una comunidad creada por varios empresarios locales y vinculada al movimiento de la «teología de la prosperidad».[3]

En América Latina la difusión y la propagación de esta teología se dio de manera exponencial, y ello desde 1980, aunque también pueden encontrarse raíces de este proceso entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Este fenómeno religioso se traduce desde el punto de vista mediático en el uso de la televisión por parte de figuras muy carismáticas de algunos pastores, que lanzan un mensaje simple y directo montado en torno a un espectáculo de música y de testimonios y a una lectura fundamentalista y pragmática de la Biblia.

Si consideramos América Central, Guatemala y Costa Rica se han convertido probablemente en los dos bastiones principales de esta corriente religiosa. En Guatemala ha sido determinante la presencia del líder carismático Carlos Enrique Luna Arango, llamado «Cash Luna». Costa Rica es la sede del canal evangélico de televisión satelital TBN-Enlace.

En América del Sur la difusión más significativa se dio en Colombia, Chile y Argentina, pero no cabe duda de que Brasil merece una consideración especial, porque posee una dinámica propia y un movimiento pentecostal autóctono como la «Iglesia Universal del Reino de Dios». Este grupo, denominado también «Deja de sufrir», tiene ramificaciones en toda América Latina, pero ha conservado un idioma intermedio entre el español y el portugués, que determina un tipo de comunicación peculiar y minuciosamente estudiado. Basta analizar el anuncio de la «Iglesia Universal» brasileña para encontrar en ella un fuerte mensaje de prosperidad y bienestar ligado a la frecuentación personal de sus templos con el fin de recibir múltiples beneficios.

Este «evangelio» es objeto de anuncio propagandístico a través de una presencia masiva en los grandes medios de comunicación y está apoyado por su fuerte incidencia en la vida política.

Los orígenes del movimiento y el «sueño estadounidense»

Si buscamos los orígenes de estas corrientes teológicas las encontramos en los Estados Unidos, donde la mayoría de los investigadores de la fenomenología religiosa estadounidense las hacen remontarse al pastor neoyorkino Essek William Kenyon (1867-1948). Kenyon sostenía que a través del poder de la fe pueden modificarse las realidades materiales concretas. Pero la conclusión directa de esta convicción es que la fe puede llevar a la riqueza, a la salud y al bienestar, mientras que la falta de fe lleva a la pobreza, a la enfermedad y a la desdicha.

En realidad, los orígenes de la «teología de la prosperidad» son complejos, pero aquí presentamos las raíces más significativas, remitiendo, para una profundización, a libros y ensayos especializados. Por ejemplo, la teóloga Kate Ward escribió sobre la influencia de Adam Smith, en especial de su «teoría de los sentimientos morales».[4] La autora muestra en este sentido cómo para Smith la compasión no tiene que ver con los pobres, sino con la admiración hacia aquellos que han tenido una historia exitosa.

Estas doctrinas se han asociado con el positive thinking, el «pensamiento positivo», y se han alimentado también en una medida importante de él. El positive thinking es expresión del denominado american way of life («modo de vida estadounidense»). En tal sentido, se relacionan con la «posición excepcional» que Alexis de Tocqueville, en su célebre obra La democracia en América (1831), atribuyó a los estadounidenses. Según este autor, en virtud de dicha excepcionalidad «se ha de creer que ningún pueblo democrático llegará a encontrarse nunca en una posición semejante». Tocqueville llega a afirmar que ese modo de vida plasma también la religión de los estadounidenses.

A veces son las mismas autoridades estadounidenses las que certifican esta conexión.[5] En su reciente discurso sobre el estado de la Unión, pronunciado el 30 de enero de 2018, el presidente Donald Trump afirmó, para describir la identidad del país: «Juntos estamos redescubriendo “la manera estadounidense de vivir”», y prosiguió: «En los Estados Unidos sabemos que la fe y la familia, no el Gobierno y la burocracia, son el centro de la vida estadounidense. El lema es: “En Dios confiamos” (In God we trust). Y celebramos nuestras convicciones, a nuestra policía, a nuestros militares y veteranos como héroes que merecen nuestro total y constante apoyo». Así pues, en unas pocas frases aparecen ya Dios, el ejército y el sueño estadounidense.[6]

Las «megaiglesias» del «evangelio diferente»

Un impulso fundamental a estas ideas de «prosperidad evangélica» se dio con el denominado «movimiento de la fe», que tuvo como principal mentor al pastor y autoproclamado «profeta» Kenneth Hagin (1917-2003). Una de las características de Hagin eran visiones recurrentes que lo llevaban a dar una interpretación singular de algunos textos muy conocidos de la Biblia. Tal es el caso, por ejemplo, de Mc 11,23-24: «En verdad os digo que si uno dice a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis». Estos dos versículos son para Hagin pilares de la «teología de la prosperidad».

Según afirma, la fe milagrosa, para traducirse en obras, debe ser sin incertidumbres, especialmente en las cosas imposibles: debe declarar específicamente el milagro y creer que se lo obtendrá de la manera imaginada. Hagin enfatizó también otro aspecto: que el milagro deseado se considere como ya sucedido. Es decir, se debe desplazar su realización del futuro al pasado.

Tanto Kenyon como Hagin comprendieron que la comunicación de masas era un instrumento fundamental para la rápida difusión de sus enseñanzas. El primero se sirvió de su show personal «Kenyon’s Church of the Air» [«La Iglesia del aire de Kenyon»], y el segundo, del programa «Faith Seminar of the Air» [«El seminario de fe del aire»].

Hay algunos predicadores que pueden citarse como continuadores de las teologías de Kenyon y Hagin y de su estrategia de comunicación. El primero de ellos es Kenneth Copeland —que fue «ungido» por el mismo Hagin como sucesor suyo—‍, con su programa televisivo «Believer’s Voice of Victory» [«La voz de victoria del creyente»], que ha difundido en gran parte del mundo estas doctrinas. Del mismo modo, Norman Vincent Peale (1889-1993), pastor de la Marble Collegiate Church de Nueva York, alcanzó popularidad con sus libros con títulos elocuentes en su significado: El poder del pensamiento positivo; Cambia tus pensamientos y cambiará todo; Guía para una vida apacible. Peale fue un predicador exitoso, y llegó a mezclar marketing y predicación.

En los Estados Unidos millones de personas frecuentan asiduamente «megaiglesias» que difunden estas teologías de la prosperidad. Los predicadores, profetas y apóstoles enrolados en esta rama extrema del neopentecostalismo han ocupado espacios cada vez más importantes en los medios de comunicación de masas, han publicado una enorme cantidad de libros que se han convertido rápidamente en superventas y han pronunciado conferencias que muy a menudo llegan a millones de personas a través de todos los medios disponibles de Internet y de las redes sociales.

Nombres como Oral Roberts, Pat Robertson, Benny Hinn, Robert Tilton, Joel Osteen, Joyce Meyer y otros han acrecentado su popularidad y riqueza profundizando, enfatizando y extremando este evangelio. Joyce Meyer afirma que su programa televisivo «Enjoying everyday life» [«Gozar de la vida de cada día»] llega a dos terceras partes del mundo a través de la radio y la televisión y ha sido traducido a 38 idiomas.[7]

Lo que resulta absolutamente claro es que el poder económico, mediático y político de estos grupos —a los que hemos definido genéricamente como «evangélicos del sueño estadounidense»— los hace mucho más visibles que el resto de las Iglesias evangélicas, también que las de la línea pentecostal clásica. Además, su crecimiento es exponencial y directamente proporcional a los beneficios económicos, físicos y espirituales que prometen a sus seguidores: bendiciones todas que están muy lejos de las enseñanzas de una vida de conversión propia de los movimientos evangélicos tradicionales.

Si bien surgieron y pasaron después por diversas denominaciones, estos movimientos han recibido no pocas críticas también de los grupos de aquellas Iglesias carismáticas que han mantenido su religiosidad evangélica basada en los milagros, las profecías y los signos. Muchos sectores evangélicos tanto tradicionales como más recientes (bautistas, metodistas, presbiterianos…) han criticado duramente esos movimientos, llegando a denominar lo que proclaman como «un evangelio diferente».[8]

El bienestar económico y la salud

Como ya hemos anticipado, los pilares del «evangelio de la prosperidad» son sustancialmente dos: el bienestar económico y la salud. Esta acentuación es fruto de una exégesis literal de algunos textos bíblicos utilizados dentro de una hermenéutica reduccionista. Al Espíritu Santo se lo reduce a un poder al servicio del bienestar individual. Jesucristo ha abandonado su papel de Señor para transformarse en un deudor de cada una de sus palabras. El Padre ha sido reducido «a una especie de botones cósmico [cosmic bellhop] que se ocupa de las necesidades y de los deseos de sus criaturas».[9]

En los predicadores de este evangelio, la «palabra de fe» que pronuncian pasa a ocupar el lugar que tradicionalmente ocupa en el movimiento evangélico por la Biblia como norma de fe y de conducta, llegando a elevársela a la potencia y al efecto de la palabra apostólica del «ungido». Hablar en nombre de Dios de manera directa, concreta y específica da a la «palabra positiva» un sentido creativo considerado capaz de hacer que las cosas sucedan si los que asisten no la obstaculizan con su falta de fe.

Al mismo tiempo, enseñan que, tratándose de una «confesión de fe», los seguidores, con sus palabras, son responsables de lo que les sucede, trátese de la bendición o de la maldición económica, física, generacional o espiritual. Un refrán que muchos pastores repiten reza: «Hay un milagro en tu boca» («There is a miracle in your mouth»). El proceso milagroso es el siguiente: visualizar detalladamente lo que se quiere, declararlo expresamente con la boca, reclamárselo a Dios con fe y autoridad y considerarlo ya recibido. Por último, el «reclamar» las promesas de Dios extraídas de los textos bíblicos o de la palabra profética del pastor coloca al creyente en una posición dominante respecto de un Dios prisionero de su misma palabra tal como esa palabra es percibida y creída por el fiel.

El tema de la salud ocupa un papel preponderante en la «teología de la prosperidad». En estas doctrinas es la propia mente la que debe concentrarse en las supuestas leyes bíblicas que después producen la potencia deseada a través de la lengua. Se presupone, por ejemplo, que un enfermo, sin recurrir al médico, puede curarse con solo concentrarse y pronunciar en presente o en pasado frases bíblicas u oraciones inspiradas en la Escritura. Una de las frases utilizadas de manera instrumental es: «Por las llagas de Cristo ya estoy sanado». A su juicio, estas palabras causan de manera inmediata el «desbloqueo» de la bendición divina, que en ese mismo momento operará la curación.

Evidentemente, sucesos luctuosos o desastres, también naturales, o tragedias, como las de los migrantes u otras similares, no ofrecen narrativas convincentes que sirvan para mantener a los fieles vinculados al «evangelio de la prosperidad». Este ese el motivo por el cual, en estos casos, se nota una falta total de empatía y de solidaridad por parte de los adherentes. No hay compasión por las personas que no son prósperas, porque, claramente, ellas no han seguido las «reglas» y, por tanto, viven en el fracaso y, consiguientemente, no son amadas por Dios.

Un Dios de «alianzas» y de «semillas»

Una de las características de estos movimientos es el énfasis que ponen en la «alianza» sellada por Dios con su pueblo, sus testamentos de la Biblia. Y principalmente se ha tratado de alianzas con sus patriarcas. Es así como el texto de la alianza con Abrahán ocupa un lugar central, en el sentido de la prosperidad que promete. La lógica de este concepto del «Dios de las alianzas» es que, del mismo modo como los cristianos son hijos espirituales de Abrahán, son también herederos de los derechos materiales, de las bendiciones financieras y de las ocupaciones territoriales terrenas. Más que de una alianza bíblica parecería que se trata de un «contrato». Leer más…

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“La crispación en que vivimos”, por José Mª Castillo

Viernes, 17 de agosto de 2018
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44016623541_bb7773eb5c_zDe su blog Teología sin Censura:

“El problema es que nos hemos deshumanizado”

No es fácil analizar y explicar, al detalle y hasta el fondo, lo que nos está pasando, desde no hace mucho, en España, en Europa, por todo el mundo. No me refiero, ni sólo ni principalmente, a la crisis económica. Aunque, por supuesto, los problemas relacionados con la gestión de la economía tienen mucho que ver con lo que estamos viviendo. Pero el problema más preocupante, ahora mismo, está en otra cosa.

Me refiero a la experiencia de “crispación colectiva” que estamos viviendo. Ya he dicho que esto tiene mucho que ver con la economía. También con la política. Y mucho, tal como están las cosas en este momento. Por otra parte, el cambio de cultura y de costumbres, que estamos viviendo, es tan rápido y tan profundo, que no acertamos a entender lo que nos está ocurriendo. Todo esto, como es lógico, produce malestar, inseguridad, crispación…

Pero me da la impresión de que hay otros factores, en este momento, que son determinantes para ponernos más nerviosos o quizá más crispados. Ahora mismo tenemos el problema de los inmigrantes. Europa supo formular la declaración universal de los “Derechos Humanos”. Y ahora mismo Europa, por mantener a toda costa su alto nivel de bienestar, no duda en quebrantar, en cosas muy fundamentales, esos “derechos”, que ella misma declaró y difundió por todo el mundo.

El hecho es que las cosas han venido rodadas de manera, que, ahora mismo nos vemos metidos de lleno – quizá sin darnos cuenta – en un “fundamentalismo”, que no sabemos definir, ni tenemos conciencia de lo que nos está pasando, ni por tanto acertamos a salir de este callejón sin salida.

Hablo de “fundamentalismo”, que no es ni fanatismo, ni autoritarismo. El fundamentalismo es vuelta a las fuentes, a los orígenes, a lo más auténtico. Recuperar nuestra verdadera y única autenticidad. Por eso, cuando en este asunto tan básico, nos vemos amenazados, entonces es cuando se encienden todas las alarmas. Y el fundamentalismo se pone en marcha.

De ahí que, con toda la razón del mundo, el conocido sociólogo Anthony Giddens ha definido el “fundamentalismo” como “tradición acorralada”. Lo estamos sintiendo en nuestras carnes. Cuando cada día nos enteramos de que Asia y África se nos vienen encima – lanchas, pateras, barcos sobrecargados de cientos de personas…, como les pasa a los norteamericanos con las gentes de la América hispanoparlante – quisiéramos levantar murallas para protegernos de los invasores. Los que nos invaden porque vienen huyendo de las guerras que nosotros hacemos posibles con nuestro gran negocio de la venta de armamentos, la compra del coltán para que sigan funcionando nuestros móviles, el gas, el petróleo, la madera, los metales preciosos… ¿qué sé yo?

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Así las cosas, ¡por lo que más quieran!, que no nos engañen los políticos, ni sus técnicos, ni sus medios de comunicación. El problema está en que nos hemos “deshumanizado”. Y la “humanización”, a fondo y para todos, nos da miedo. ¿No tendría que ser un “proyecto global”, en este sentido, lo que más nos debería preocupar y lo primero que tendríamos que hacer?

¿Qué esto es una utopía? Ya lo sé. Pero también estoy seguro de que la más peligrosa y la más inútil de todas las utopías es la que consiste en un mundo sin utopía. Un mundo así, se convertiría inmediatamente en una momia.

A fin de cuentas, por lo que ha sido mi profesión y mi vida, según mis creencias religiosas, los cristianos decimos que Dios, para salvar al mundo, se humanizó. Pues eso digo yo. De la “tradición acorralada” no nos saca nada más que lo que nos sacó de las manadas de chimpancés: nuestra “condición humana”. Esto es lo que más nos urge a todos: ser profundamente humanos.

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“Querida Eva”, por Carlos Osma

Jueves, 2 de agosto de 2018
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beautiful-1867093_1280De su blog Homoprotestantes:

Tienes toda la razón, la primera vez que te escribí fue para comentarte que había algo en tu discurso evangélico que era diferente al resto. No era un discurso fundamentalista, ni paternalista, tampoco liberal; era una aproximación muy humana a la homosexualidad. Y eso lo hace quien en algún momento de su vida ha sido consciente de que no cabe en alguna etiqueta que la mayoría entiende como natural o divina. Es cierto que el envoltorio de tu discurso era ortodoxo, pero las mujeres como tú, siempre logran en algún momento de su vida desbordar los límites que les limitan o, mejor dicho, les asfixian. La ortodoxia evangelical es como una cámara de gas para todas las personas LGTBIQ que, por desgracia, hemos nacido en ese entorno.

Supongo que cuando he utilizado la palabra “desgracia” habrás sentido cierta incomodidad, a mí también me pasa. La razón es que en ese entorno hemos recibido cosas muy valiosas que nos han construido como personas y a las que no estamos dispuestos a renunciar; pero por otro lado, y por eso utilizo la palabra, nos ha generado un disonancia entre quienes somos, y quienes nos dicen que debemos ser. Entiendo el conflicto por el que has pasado, imagino que no te ayudará saber que hay millones de personas que han tenido que pasar por lo mismo… Algunas de ellas, no han sido tan fuertes como tú; unas no han podido, muchas no se han atrevido, y otras, se han acostumbrado a vivir una doble vida. Estaría bien que te preguntaras qué ha hecho que tú te decidieras por el camino de la dignidad, de la autenticidad, y de la verdad. Quizás te des cuenta que, además de la homofobia, hay personas de tu entorno que te han transmitido que el evangelio no es la aceptación de unos dogmas, sino una forma de vivir que produce liberación en quienes lo siguen.

Siento lo que estás pasando ahora, es sin lugar a dudas el momento más doloroso; cuando encuentras la incomprensión de tu familia e iglesia. Cuando te sientes sola, y además engañada, pero te aferras a la fe. Es difícil encajar que tu familia te vea de otra manera por haberles dicho que eres lesbiana, cuando en realidad tú sigues siendo la misma persona de siempre; y que estén dispuestos a perderte, o incluso a echarte de casa, si no aceptas sus principios homófobos. No te voy a mentir, no sé qué ocurrirá en el futuro, si acabarán por aceptarte o si preferirán alejarse de ti… Quizás unos hagan una cosa y otros otra. Necesitan tiempo para encajar lo que ha ocurrido, aun así, te recomiendo una cosa: no les esperes. Todo el mundo tiende a vivir en su zona de confort, y no se moverán de allí, si tú te quedas a su lado. Tienes que moverte, tienes que vivir tu vida, y ellos decidirán si quieren esforzarse por estar a tú lado. Les va a costar, hay que reconocer que también ellos padecerán a partir de ahora la homofobia de su entorno evangélical… Pero tendrán que decidir si quieren o no estar contigo. Esa decisión no es tuya, tú puedes decidir darles tiempo, ser comprensiva, dialogante… pero no puedes obligarles a que te quieran como eres. Es duro, lo sé… Pero las cosas son así.

Respecto a tu iglesia, te lo voy a decir de una manera romántica: creo que los besos de la mujer a la que amas te han hecho despertar del sueño en el que vivías inmersa. Los evangélicos no somos “el remanente fiel”, ni “los escogidos”, tampoco “los verdaderos seguidores de Jesús”. En la mayoría de ocasiones (siempre hay excepciones) su discurso de amor hacia los seres humanos, es únicamente un gancho para hacer proselitismo. Actualmente el trato que las iglesias evangelicales nos dan a las personas LGTBIQ, es la prueba irrefutable de que se han alejado del evangelio, del seguimiento de Jesús. Sé que es difícil, muy difícil, romper con personas con las que has compartido juegos, enseñanzas, experiencias, sueños… desde que eras una niña. Sé que descubrir la contradicción profunda que hay entres sus palabras y sus actos, te puede llevar a una crisis de fe. Pero es mejor poner tierra de por medio… No tienes nada que hacer, necesitarán que seas un chivo expiatorio para poder seguir aferrándose a su manera de interpretar la Biblia. Si quieres tener alguna posibilidad de tener una fe evangélica sana, escapa, no mires atrás. No te rindas, sigue buscando y compartiendo tu fe con quienes tengan una visión más acorde con las enseñanzas de Jesús. Espero que vivas cerca de las pocas comunidades inclusivas que existen en el país, pero si no es así, siempre hay personas con las que quedar un día para dialogar, leer la Biblia, u orar juntas, en un ambiente en el que todo el mundo pueda mostrarse tal como es.

Me comentas que no puedes orar, que estás rota y que no puedes permitirte en este momento abrirte de esa manera. A mí me ayudó en aquel momento escribir… expresar como me sentía. Sacar la irá, el enfado, la rabia, y expresar el dolor que tenía dentro de mí. No sé si tú puedes hacer lo mismo, y si te puede también ayudar… no pierdes nada por intentarlo. Creo que fue C.S. Lewis quien dijo que la oración no cambia a Dios, sino que nos cambia a nosotros. Y esto es lo más importante: cambiarte por dentro, volver a repensar todo lo que has aprendido desde que eras una niña, quedarte con las muchísimas cosas buenas por las que deberías estar agradecida, y desechar las que te restan y te hacen daño… Las que no te permiten vivir de la forma que Dios ha pensado para ti.

Tengo que decirte también que eres una mujer afortunada, no todo el mundo se ha enamorado. Me explicas que las cosas en este momento son difíciles para las dos. Si tienes claros tus sentimientos, yo no me rendiría… En Cataluña celebramos el día de Sant Jordi, el caballero que según la leyenda salvó a la princesa del dragón. A mis hijas les he enseñado desde pequeñas que nadie tiene que venir a salvarlas, que ellas pueden tomar la iniciativa. Así que si yo fuera tú, me iría directamente a por ella, a sacarla de esa cueva oscura donde está metida y que seguro le hace ser infeliz. Si lo logras y ella acepta, pues disfrutad todo lo que podáis de vuestro amor… Si no, pasa página y mira hacia el futuro. Eres una gran mujer, y las grandes mujeres no se rinden fácilmente.

Sé que en este momento te sientes frágil, tengo que decirte que yo no te veo así… Has tenido mucho valor para decir sencillamente quien eres. Ya me gustaría ver a todas esas personas que ahora te dan la espalda, saber qué hubieran hecho ellas en tu situación. Me decías en tu última carta que te habías dado cuenta de que antes no permanecías callada para intentar someterte a lo que Dios quería, sino por miedo a romper tu reputación y perder el mundo en el que vivías. Ya ves que tenías razón, pero a pesar de eso has actuado con determinación… Ahora eres más libre, no pierdas la oportunidad de avanzar en ese camino que tú misma vas a tener que trazar. No es tan fácil como el camino ya marcado por el que muchas personas transitan, pero sin duda es mucho más auténtico y apasionante. No te dejes engañar por espejismos, ni te rindas a la aceptación de nadie… Sigue adelante, el Señor está contigo, Él es tu pastor.

Carlos Osma

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“Fundamentalismo y Maniqueísmo”, por Enrique Martínez Lozano.

Sábado, 24 de febrero de 2018
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tolerancia-y-respetoToda creencia fundamentalista –propia de quien se cree en posesión de la verdad– conlleva la descalificación de quienes discrepan, y se plasma en una visión maniquea que divide a los humanos en dos bloques radicalmente diferenciados: “nosotros” frente a “ellos”. “Nuestros” son todos aquellos que afirman y sostienen lo propio; “ellos” son quienes no alcanzan ni siquiera a verlo. Con “nosotros” están la bondad y la verdad; con “ellos”, la maldad y la mentira; de nuestra lado, la honradez, frente a la falsedad de los otros…

La misma creencia fundamentalista, que lleva a una visión maniquea de la realidad y a la descalificación de todos aquellos que no la comparten, se plasma en dos actitudes características: el victimismo y el simplismo de los análisis.

Quien se cree en posesión de la verdad vive la discrepancia como una ofensa. Por ello, fácilmente se sentirá víctima ante cualquier posicionamiento que no contemple sus propios postulados: la lectura victimista brota de manera automática ante el hecho simple de actuaciones que cuestionan la “verdad” que dan por supuesta e incuestionable.

 Del mismo modo, las creencias fundamentalistas no admiten matices y, mucho menos, análisis críticos. Para todo fundamentalista, las cosas son simplemente como él las ve, o quizás mejor, como el filtro de su creencia le permite verlas. Lo cual casa con el maniqueísmo al que hacía referencia. El “con  nosotros o con ellos” se traduce aquí en “la verdad contra la mentira”. ¿Para qué habrían de ser necesarios análisis críticos? Es la creencia la que ya ha decidido la verdad o el error de las cosas: “verdadero” es aquello que la sostiene; “error”, lo que la cuestiona.

En este sentido, es significativamente reveladora la anécdota según la cual, cuando Galileo pidió al cardenal que presidía la comisión que lo estaba juzgando que observara el firmamento a través del telescopio para comprobar el movimiento de los planetas, este respondió: “No necesito mirar por ningún sitio; yo sé bien cómo son las cosas”.

Si se observa con cuidado, no es difícil advertir, detrás de ello, un sentimiento etnocéntrico. Característico de la consciencia mítica, el etnocentrismo conlleva la creencia de que solo su grupo es portador de la verdad (y de la salvación). Pero es justamente ese lema –“Estamos en la verdad”– el que, explícito o latente, constituye el postulado básico del fundamentalismo, de donde se derivan el conjunto de actitudes y comportamientos que son asumidos acríticamente y justificados apriorísticamente por el propio grupo.

Por lo que, en ningún contexto como en este, se muestra especialmente sabia la advertencia de Antonio Machado: “¿Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela”.

Enrique Martínez Lozano

Boletín Semanal

Fuente Fe Adulta

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“¿Cómo dejar de ser fundamentalista?”, por Carlos Osma

Viernes, 26 de enero de 2018
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manhumorDe su blog Homoprotestantes:

Antes de entrar en materia quería dejar claro que ser fundamentalista no es una enfermedad, y que por mucho que algunos científicos afirmen que tiene una base biológica, yo opino que se aprende a lo largo de la vida. Puede ser en la familia donde nacimos, o en algún otro entorno al que hemos ido a parar por razones diversas (un chico guapo que nos invitó a su iglesia, haber encontrado un lugar donde nos sentíamos seguras, estar sacando algún provecho económico…). Pero lo más importante de todo es que para salir de esta situación tan poco deseable, no vamos a necesitar ningún tipo de intervención quirúrgica ni medicación (salvo algún que otro relajante en caso de que nuestro nivel de estrés se dispare). Por último aclaro que, aunque me dirija prioritariamente a la población fundamentalista lgtbi, es posible extrapolar mi reflexión a fundamentalistas heterosexuales.

Para empezar: ¡No te desanimes! Si por fin eres consciente de que eres una fundamentalista, tengo que decirte que no solo has dado el primer paso, sino que has dado el más difícil e importante. Casi la totalidad de fundamentalistas viven ignorando que lo son. Así que abrir la puerta del armario (o el closet, como dicen al otro lado del océano), y romperla completamente para decir… “aquí estoy yo, soy maricristifundamentalista pero esto me hace sufrir, porque me siento más rara que nadie” o “ser lesbitransfundamentalista es muy cansado, y me está dejando un cutis horroroso”, es la muestra de que los milagros todavía existen y de que debes estar agradecida a nuestra diosa queer, porque aunque no es la de verdad verdadera, cada día se preocupa por nosotras más que cualquier otra.

Llegados a este punto, es muy importante que no sigas actuando como antes, ten en cuenta esta máxima “para que te ocurra algo nuevo, tienes que comportarte de una forma diferente”. Así que empieza alejando de tu mente la pregunta heterofariseafundamentalista por antonomasia, es decir: “¿qué dice la Biblia sobre las personas lgtbi?”. Esa no es una pregunta nuestra, sino de los heterofundamentalistasignorantes que no tienen ni idea de que es una aberración aplicar estas identidades modernas a la Biblia. Además, después de años de lavado de cerebro, no creerás que por haber hecho trizas un armario, ahora eres capaz de percibir las cosas tal y como son… de leer de una forma pura para saber la Verdad. (Ya se que esto es lo más difícil de todo, pero hay que renunciar a la Verdad… siento decirte que esa Verdad que te han inculcado no existe… a partir de ahora tendrás que conformarte con verdades en minúsculas). Ahora bien, ni se te ocurra renunciar a la Biblia dejándoles a los bibliolátricosfundamentalistas el botín… de lo que se trata es de leerla desde tu perspectiva, pero añadiendo al menos tres matices que te ayudarán a alejarte de lo que hacías antes: léela sin intentar justificarla (si algo te gusta lo dices, si algo te parece intolerable, también), no la leas contra nadie o para demostrar que tienes razón (dejar de utilizarla como un arma es difícil, pero poco a poco y con constancia, lo lograrás); y por último intenta que tu propia experiencia de exclusión, y la del resto de personas que tienes cerca, te ayuden a interpretarla (leerla en grupo puede ayudarte mucho, sobre todo si escuchas a los demás). Date tiempo, no te presiones… con el tiempo volverás a redescubrir la Palabra de una forma liberadora.

Ya sé que la vida parece más sencilla si las cosas son blancas o negras… pero si de verdad te has animado a ser un gaycristianosincomplejos, así todo junto, tendrás que acostumbrarte a los colores y a los matices. La gran riqueza de las bicristianasorgullosas es que son capaces de percibir la diversidad y disfrutar con ella. Esto no es una guerra entre el lado luminoso y el lado oscuro de la fuerza, atrévete a comportarte como una cristilesbianaexploradora y descubre nuevas posibilidades… Observa, escucha, toca, huele, siente lo que te rodea… ya verás cómo después te es más difícil hacer afirmaciones categóricas. Aléjate del mundo de las ideas, y sumérgete en el mundo real que te envuelve… No le digas a la gente qué debe hacer, no esperes que la gente sea divina, que todo sea perfecto. Disfruta del arcoíris, utilízalo como un tobogán para pasarlo bien tal y como eres, con gente que es como es. Aprende a reírte más, también de ti mismo, el sentido del humor es básico, deja en tu pasado fundamentalista la rigidez… Ahora te vendrá bien relajarte para disfrutar.

Si estás decidido a ser un gayexfundamentalistasatisfecho no busques continuamente confirmación divina de lo que te ocurre (si te ha salido un novio maravilloso, eso no quiere decir que Dios te ha hecho un regalo), o justifiques lo injustificable (si tu novia te ha dejado porque la tratabas de pena, eso no significa que Dios tiene algo mejor para ti). Las cosas ocurren… no trates de darles siempre un significado que no tienen para protegerte de la realidad. Hay veces que las cosas te irán bien, y otras que lo harán fatal, pero nada tienen que ver con la divinidad… Si algo bueno (o malo, según como se mire) tiene nuestra diosa queer es que cree que somos mayores y nos podemos valer por nosotras mismas. De todas formas, no viene mal de vez en cuando pararse a pensar y preguntarse por qué nos ocurren algunas cosas… No somos VIH+ porque Dios nos esté castigando por nuestro buen gusto, o porque Dios nos quiera poner a prueba, o porque así podremos ayudar a otras personas poniéndonos en su lugar… Somos VIH+ sencillamente porque aquel día no nos pusimos un condón. De la misma manera que tenemos un resfriado de narices porque nos apeteció un sábado por la tarde bailar con nuestro novio en el jardín mientras llovía. No fue Dios el que mandó el resfriado, ni la lluvia, ni el novio, ni la casa con jardín, todo se debió a la magia del momento. Acéptalo, aprende, y a partir de ahora no olvides la medicación.

Quizás podría llegar a darte la razón en eso de que los heterosexuales tienen muy mal gusto, pero no por ello son personas malas a las que les es imposible “ver la luz” … tampoco los gais o las lesbianas que no coinciden con el estándar que consideras aceptable son ignorantes o moralmente inferiores… Si quieres dejar de ser una triste cristianalgtbifundamentalista, deberás dejar de intentar hacer cambiar y traer al buen camino a quien no es o piensa como tú… Esto no es una batalla, una cruzada para que los cristianosgayscomodiosmanda impongan su moral o su visión del mundo. Deja tu soberbia a un lado, bájate de tu pedestal desde el que dictas como debe ser el mundo, y olvídate de catalogar a la gente como buena o mala, santa o pecadora, digna de salvación o condenación. Olvídate de ser Dios o de creer que Dios es tu hermana gemela a la que conoces antes de que te parieran. Acepta que de Dios sabes bien poco. Así que travístelo, mariconéalo, o conviértelo en una mujer estupenda, pero no olvides que no tienes ni puñetera idea de quién o cómo es. Eso te ayudará a no meter la pata.

Reconoce que no eres un ser especial, o al menos más especial que el resto. El elitismo y la posibilidad de mirar a los demás por encima del hombro lo perdiste justo cuando dejaste de ser una reinadespóticafundamentalista. Ya no perteneces a los escogidos, no formas parte de ningún remanente fiel. Sencillamente eres una seguidora de Jesús de Nazaret, y a veces, no sabrás si le estás siguiendo a él o a un rubio y guapo europeo de ojos azules al que le encantan los hombres. Así que pregúntate continuamente si sigues a uno u a otro. Y te avanzo que la mejor manera de saber la respuesta es discernir si en el fondo solo buscas reafirmar quién eres, o estás mirando más allá de tu ombligo depilado. Ya sé que lo de la existencia del prójimo en nuestra educación yosoyelcentrodelmundofundamentalista es un punto complicado, pero no tienes otra posibilidad si realmente estás decidida a dejar atrás el fundamentalismo. Hay que ser autocrítico en todo lo que haces y dices, pero sin flagelarte cuando te descubras recayendo en tu ego, es la única manera real de avanzar sin autoengañarte.

No sé si os he podido ayudar en algo, aunque con no haberos aburrido me doy por satisfecho. Pero no quería acabar este artículo sin decirle a mis lectores y lectoras lgtbi que provienen de entornos fundamentalistas, que es posible superarlo, que las heridas con el tiempo y un poco de amor al lado, se curan. Que hay gente a nuestro alrededor de la que podemos aprender mucho, que nada se termina cuando salimos del mundoimaginariofundamentalista, sino que más bien todo vuelve a comenzar. Podemos hacerlo con rencor, sintiéndonos unas víctimas, o podemos hacerlo mirando al futuro con la ilusión de saber que tenemos todavía una vida por delante para ser felices, cientos de personas por conocer y experiencias que vivir. Es posible que sea solo yo, pero pienso que algo parecido debieron sentir aquellos cuatro pescadores del evangelio, que como todos los días estaban echando sus redes al agua cuando escucharon la voz de Jesús que les llamaba a otra vida. Por eso dejaron sus redes, las barcas, su mundo, y fueron tras él.

Carlos Osma

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Europa, ideología de género y fundamentalismo evangélico

Jueves, 28 de diciembre de 2017
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homofobia1(Alex Roig).- Ese fino periodista que es César Vidal, acaba de destapar un episodio que, según él, “ha sido pasado por alto por la práctica totalidad de los medios de comunicación, pero que reviste una importancia extraordinaria”. Actualmente, nos informa, las naciones que integran el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay más Venezuela en estado de suspensión y Bolivia de incorporación) se encuentran negociando un tratado comercial con la Unión Europea.

Pues bien, denuncia y alerta, “la UE ha condicionado la firma de ese tratado a que las naciones hispanoamericanas acepten en el seno de sus legislaciones internas las leyes de ideología de género.  El dato reviste una enorme gravedad, primero, porque se trata de un acto de imperialismo intolerable […]  La ideología de género está siendo impuesta sobre naciones que sienten repugnancia por ella”.

Es cierto que la Unión Europea está en trato con Mercosur, pero esto no muy “actual” ni una novedad oculta, lleva ya 18 largos de negociaciones. Esto es así porque en este tratado no sólo está en juego la llamada “ideología de género -como veremos-, ni mucho menos los intereses económicos, que beneficiarían a ambas partes, y en especial a Europa que bien podría haber la vista gorda sobre determinados aspectos de los derechos humanos, como hacen otros, con tal de llenarse los bolsillos de plata.

Tampoco es de hoy la difamación: “En forma engañosa suele afirmarse que las negociaciones Mercosur-UE en marcha son sobre todo de tipo comercial. No es así, la mayor parte de los temas en discusión son de carácter estructural y comprometen el conjunto de la economía en ámbitos críticos tales como servicios, patentes, propiedad intelectual, compras públicas, inversiones y competencia” (Jorge Marchini, “Union Europea-Mercosur: ¿qué se está negociando?” Nodal. Noticiero de América Latina y El Caribe 7 julio, 2017).

Europa, además de los asuntos legales de inversión y competencia con los que tropieza, alerta también a los países del Mercosur acerca de “un riesgo de aumento de la contaminación del agua, por lo que pide a los gobernantes de Mercosur «una normativa más estricta» sobre el efecto potencial negativo sobre la biodiversidad, agravado por el desarrollo de la demanda de biocombustibles en Europa” (Ganadores y perdedores).

libroPor su parte, los sindicalistas de Europa y del Cono Sur plantearon a las autoridades de ambos bloques sus principales preocupaciones y exigencias para que la negociación avance hacia un verdadero acuerdo de asociación que permita reforzar las relaciones políticas, sociales, económicas y culturales entre ambas regiones y que sea capaz de potenciar el respeto a los derechos humanos, el empleo digno, el desarrollo sostenible y los valores democráticos, evitando que se constituya en un mero tratado de libre comercio (Sindicatos de Europa y Latinoamérica exigen transparencia en las negociaciones”).

De esto se deduce que Europa no es únicamente una unión de mercados o de bancos -aunque haya mucho de eso-, sino de naciones en torno a una Idea, una idea conocida por Estado de Bienestar, quizá la última utopía de nuestros días. Una utopía, la primera en la historia, puesta en práctica sin violencia y con tremendos resultados positivos para su población. Esta utopía molesta, y mucho a los poderosos de este mundo. Es un mal ejemplo para sus ciudadanos sometidos a todo tipo de incertidumbres, un precedente peligroso que cuestiona sus políticas económicas de desigualdad.

Europa es como una piedra en la bota de los Imperios rojos y azules que se están repartiendo el mundo a su propio gusto. Por eso hay que tantos tiburones que quisieran acabar con la utopía europea, y lo cierto es que están muy cerca de conseguirlo. Europa, además, y desgraciadamente, no se valora a sí misma, “Europa no se quiere”, como documenta magistralmente el periodista Arturo San Agustín (El buitre sobre el Tíber. Península, Barcelona 2008).

Europa ha apostado, y fuerte, por los derechos humanos, tiene experiencia suficiente para saber qué son los regímenes absolutistas, los juicios sin garantía; la tortura y la mutilación; la discriminación por cuestión de religión, raza o sexo. Es preocupante que en muchos círculos latinoamericanos, incluso llamados cristianos, se hable despectivamente de los derechos humanos y se los trate de pura ideología al servicio de los zurdos y de los terroristas. Lo malo es que esto se contagie al ciudadano europeo que no se quiere, que no se valora. De momento, parece que este ciudadano, o sus representantes, están haciendo frente a los nuevos apóstoles de la desigualdad.

derechosAhora, vayamos al grano, ¿qué es eso de ideología de género que, según nuestro periodista de Protestante Digital, se está imponiendo sobre las pobres naciones latinoamericanas? La expresión ideología de género es, hasta donde se puede seguir la pista, es un término propio del papa Juan Pablo II, para quien, en consonancia con la doctrina católica tradicional sobre la sexualidad, es profundamente ofensivo decir que las características sexuales no están determinadas por Dios y la naturaleza, y que las personas pueden nacer en un sexo y decidir ser de otro. Para el católico conservador la homosexualidad no es natural, perturba la idea de una identidad sexual claramente definida por Dios y la naturaleza, y por tanto es una inclinación al mal, una inclinación a violentar la voluntad divina.

A esta ideología de género, o más correcto, contra ella, se han sumado la mayoría de las iglesias evangélicas, y con tal entusiasmo que ha dado lugar al extraño fenómeno del “ecumenismo del odio“. El evangelicalismo es por lo general muy adverso a la Iglesia católica, hasta el punto de que el mismo término “ecumenismo” es objeto de condenación. Sin embargo, en muchos países se está dando ese “ecumenismo del odio”, que consiste en buscar el apoyo de los católicos y de las Conferencias Episcopales de los distintos países de Latinoamérica para manifestarse conjuntamente contra la “ideología de género”. Así hemos podido observar en un mismo evento la presencia de evangélicos fundamentalistas, ultracatólicos de HazteOir y algún que otro obispo.

El cristiano conservador está en todo su derecho de aferrarse a su convicción de la vivencia de sexualidad “como Dios manda”, el problema surge, inevitablemente, cuando la mayoría de los gobiernos democráticos liberales admiten, por una parte, la licitud de una ética que, por motivos religiosos, se opone a la homosexualidad; y por otra, en cuanto garantes de las minorías, admiten en un mismo pie de igualdad a aquellos ciudadanos de distinta orientación sexual a la anterior, y por ley exigen que sean respetados y reconocidos sus derechos como cualquier otro ciudadano.

A nivel privado y de fe, claro que existe una tensión ineludible entre el rechazo religioso de lo homosexual, y la protección de este por parte del Estado constitucional, pero la convivencia pacífica exige, por ley, que nadie sea discriminado por cuestión de raza, religión o sexo. El reto para las iglesias cristianas es cómo conjugar esta ley constitucional con su propia ley religiosa, sin infringir ni una ni otra.

Pero la cuestión es más compleja, pues detrás de este movimiento de protesta y rechazo de lo homosexual se encuentran fuerzas económicas muy poderosas, que están utilizando para sus intereses la llamada “ideología de género”; a la que tienen mucho interés de presentar como una conspiración contra la familia, pero que lo que realmente están haciendo es manipular los sentimiento de muchos creyentes y ciudadanos conservadores para desviar la atención de los verdaderos problemas del pueblo: la creciente precariedad económica del ciudadano, que ni aun teniendo trabajo puede salir de la pobreza; la privatización de los bienes o derechos sociales a la educación, la salud y la seguridad. Detrás de la agenda contra ideología de género se esconden muchos intereses de corte económico y político, que poco a poco se van introduciendo en las sociedades emergentes para perpetuar la vieja esclavitud. Mucho nos temenos que la cuestión homosexual se está utilizando como una cortina de humo para ocultar intereses económicos que no quieren operar a la luz del día.

maniPor último, se puede desaprobar la homosexualidad en todas sus formas por motivos de conciencia y de creencia, pero nunca, y menos en cuanto cristianos, se puede alentar o fomentar el odio al homosexual. Es más, tampoco se puede guardar silencio ante el abuso, la violencia e incluso el linchamiento de este, y no me estoy refiriendo a gobiernos de carácter teocrático como el existente en algunos países musulmanes, donde colgar o arrojar desde una torre al homosexual está al orden del día, sino a naciones de ese Mercosur que, según César Vidal, “sienten repugnancia” por la ideología de género que Europa quiere imponerles. ¿No será que Europa quiere que los derechos humanos se respeten, aunque sea un poco?

El Señor Vidal, que es muy viajado, no puede ignorar que, por ejemplo, en Colombia aumentan homicidios de homosexuales y transexuales, que “en muchos lugares de América Latina, salir a la calle como homosexual significa estar expuesto a graves amenazas, palizas o incluso la muerte”. Por cierto, Colombia ya permite el matrimonio gay, pero la resistencia de sectores religiosos se vio reflejada en 2016 en las campañas de rechazo al histórico acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, al que acusaban de promover una “ideología de género” .

Según Marilia Brochetto, de CNN, casi 600 personas murieron a lo largo de América Latina por la violencia contra la población LGBT entre enero de 2013 y marzo de 2014, según un informe de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) de 2015. ¿Sabían que en los primeros meses de 2017 en América Latina y Estados Unidos se han registrado al menos 41 crímenes contra la comunidad LGBT, a los que se suman múltiples agresiones e incluso torturas? (telesur). La ONG Transgender Europe coloca en números absolutos a Brasil primero entre 33 países con asesinatos de personas LGBT registrados en 2016, con 123 casos, seguido por México, 52 (Vanguardia). Según la ONG Grupo Gay de Bahía, entre el 1 de enero y el 20 de septiembre de 2017 en Brasil se han registrado un total de 277 asesinatos de personas LGTB, lo que supone un promedio de 1,05 al día, superando así el dato de 2016 con una media de 0,95, lo que a todas luces, también es una auténtica barbaridad.

el-desconciertoEl pasado 7 de noviembre de 2017, la filósofa estadounidense Judith Butler, fue “quemada en efigie” como bruja en São Paulo. Judith Butler es conocida por ser feminista y defensora de la igualdad de género. Fue a Brasil difundir la versión en portugués de su libro Parting Ways: Jewishness and the Critique of Zionism (Caminos Divergentes. Una crítica judía al sionismo“), grupos conservadores aprovecharon el acto cultural para arremeter contra ella como “bruja comunista”, defensora de la “ideología de género” y “atentar en contra de la familia”. Portaban muñecas gigantes representando la filósofa a las que prendieron fuego (El desconcierto.cl).

Las iglesias, los individuos, pueden estar en contra de la homosexualidad, pero guardar silencio frente a estos actos de violencia es hacerse cómplices de los mismos y está muy lejos del espíritu de Jesucristo.

Significativamente, “si nos fijamos en la religión como variable, lo que encontramos es que cuanto más católico sea el país, más probabilidades habrán de aceptar la homosexualidad y viceversa. Cuanto más protestantes son, menos probabilidades tienen de aceptar esto y menos probabilidades tienen de tener una legislación activa sobre los derechos de los homosexuales”. Las personas LGBT que viven en países dominados por iglesias evangélicas tienden a ser las que tienen más dificultades. Las iglesias católica y evangélica tienen puntos de vista similares sobre la homosexualidad, aunque hay diferencias notables. Aunque ambos se oponen a la homosexualidad, “el clero católico tiende a ser menos opuesto a los estatutos contra la discriminación que el clero evangélico” (cnn). La prueba está precisamente en los mismos países latinoamericanos donde paradójicamente se asesinan a tantos homosexuales.

la-terrible-amenazaAmérica Latina ofrece una narrativa contradictoria. “Mientras que muchos derechos LGBT en los Estados Unidos están enredados en disputas legales en estados individuales, en América Latina, las leyes sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción, el cambio de género en las tarjetas nacionales de identidad y las leyes contra la discriminación entraron en vigor en la década pasada, muchos de ellos antes de que la Corte Suprema de Estados Unidos legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo” (cnn).

Es triste comprobar que para muchos cristianos conservadores parece que el problema más grave de la familia y del país, no es la pobreza, la violencia, el machismo, el abuso infantil dentro del círculo familiar, la inseguridad, la desatención sanitaria, la falta de escolarización, la xenofobia, la discriminación social…, todo parece indicar que para muchos buenos ciudadanos y creyentes ejemplares el único problema, el más amenazante, es, son, los chicos gays, las chicas lesbianas.

Fuente Religión Digital

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#BoicotCLIE2017

Martes, 26 de diciembre de 2017
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20171210_161627De su blog Homoprotestantes:

Me había propuesto no decir ni una palabra sobre el boicot que la supuesta santa y evangélica inquisición está promoviendo contra la editorial CLIE, pero a sabiendas de que no conozco todo lo que hay tras las bambalinas, y de que corro el riesgo de ser tachado de extremista por quienes han salido en defensa de la mayor casa editorial en el mundo de libros cristianos en español; finalmente he decidido dar mi opinión, sorprendido por lo rápido que algunas personas están haciendo pasar a CLIE por una editorial progresista a la que los fundamentalistas pretenden coartar la libertad de expresión.

Si todavía hay alguien que no sabe lo que ha pasado, lo resumo en pocas palabras: Willy Graham, un colaborador de la revista fundamentalista Protestante Digital, ha comenzado la campaña #BoicotCLIE2017 porque considera que esta editorial está rompiendo el consenso que, al menos oficialmente, existe en el movimiento evangélico español sobre las personas homosexuales. Ese consenso se resume en que no hay personas homosexuales, sino personas con tendencias homosexuales, y que las prácticas homosexuales son un pecado claramente condenado en la Biblia. Y Willy (una persona supuestamente con tendencias heterosexuales que ya algunos han comenzado a poner en duda), considera todo eso porque CLIE hace unos años publicó el libro del teólogo Thomas Hanks “El evangelio subversivo” y porque en el “Gran diccionario Enciclopédico de la Biblia” de esta misma editorial, su Editor General, Alfonso Ropero, escribió un artículo sobre homosexualidad que le parece demasiado gayfriendly. La campaña ha tenido gran repercusión, pero algunos cristianos y cristianas con razón han calificado la actitud de Willy de inquisitorial, y para contrarrestarla han comenzado otra pidiendo a la gente que regale un libro de CLIE estas navidades, o que comparta en las redes fotografías de los que ya tienen y más les han aportado o ayudado.

No hay que ser muy inteligente para saber que, si en el mundo hispano las comunidades evangélicas son mayoritariamente conservadoras o fundamentalistas, algo tendrá que haber aportado la editorial CLIE que es una de las que más literatura les ha suministrado. Así que la identificación de CLIE con la teología que Willy llama liberal, es bastante poco convincente, por lo que el columnista debe tener otros motivos para atacarla. Algunas personas han propuesto que Willy presentó algún libro que la editorial no quiso publicar, pero no me parece creíble, sobre todo cuando uno sabe exactamente como funciona el “mundo fundamentalista”. Y es que, tras las buenas caras, las sonrisas y los “Dios te bendiga”, se esconden las envidias, los recelos y las desconfianzas. En realidad, el fundamentalismo está sometido a una gran presión externa e interna, y es difícil seguir manteniéndolo en pie sin ningún tipo de reforma. Sus dogmas se aguantan con alfileres, y creo entrever una psicosis interna que percibe a quienes son capaces de aportar algo, o simplemente destacar sobre la media, como un peligro para todos. La caza de brujas está al orden del día, y la única razón que la justifica es el miedo y la envidia, además de cierta arrogancia e imprudencia. No conozco a Willy, pero apuesto a que se le pueden aplicar alguna de estas actitudes. Como Caín, no ha podido soportar que personas como Alfonso Ropero le hagan sombra.

Para despejar cualquier duda sobre si las acusaciones recibidas eran ciertas, Eliseo Vila, presidente de CLIE, ha confirmado que la editorial sigue siendo tan homófoba como siempre, que el libro de Thomas Hanks se descatalogó, y que el “Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia” fue modificado en las siguientes ediciones. Que todo se debió a una negligencia de Alfonso Ropero, pero que errores tiene cualquiera. A simple vista parece que Eliseo Vila tiene razón, porque al hacer una búsqueda en la página web de la editorial sobre libros que hablen de homosexualidad, rápidamente se concluye que la homofobia continúa siendo la seña de identidad de CLIE, y si no, aquí va una cita de uno de esos libros: “Defender la heterosexualidad y promover que la homosexualidad no es buena, tampoco debería ser considerado ilegal… toda persona que acuda a nosotros considerando que su atracción por el mismo sexo es algo con lo que no quiere convivir, encontrará comprensión y ayuda para afirmar o reconducir su orientación sexual”. Así que todo el mundo cristiano homófobo puede seguir comprando sin temor sus libros. Aunque quienes no lo sean, además de defender la libertad de CLIE para publicar lo que considere más pertinente, también podrían aportarle algo denunciando su homofobia.

Me cuesta creer que en la familia de Eliseo Vila, o en las del resto de su Junta Rectora, no haya personas homosexuales. Y me pregunto yo, como les pueden mirar a la cara después de lo que ha ocurrido. Sobre todo, porque no me creo a Eliseo Vila cuando dice que la homosexualidad es un pecado, sino que entiendo que está protegiendo los intereses de la editorial (intereses económicos me refiero). La “pela es la pela” y aquí no hay ni familia, ni principios (por muy cristianos que sean). Una vez dicho esto, me gustaría añadir que mucho se critica al negocio económico que se ha construido alrededor del colectivo lgtbi, pero se ignora que existía ya antes. Y me refiero al negocio que comienza un autor cristiano que escribe un libro de ayuda a homosexuales, que continúa en una editorial que lo distribuye a un módico precio a una librería evangélica, que a su vez lo vende a un pastor al que paga una iglesia, con el que predica en su comunidad para hacer sentir enfermo y culpable a un joven gay, que necesitará ayuda pastoral (vuelta a gastar horas de pastorado), que más tarde necesitará pagar un psicólogo evangélico para que le haga una terapia de reconversión (quizás sea ese mismo psicólogo el que escribió el libro, yo conozco a más de uno) y le convenza para que se case; para que después un abogado evangélico lleve el divorcio, o en el peor de los casos, un hospital evangélico tenga que atenderlo por un intento de suicidio. Quien crea que la homofobia evangélica no mueve dinero es que está ciego… Y por mucho que se critique, estoy absolutamente convencido de que para nosotros los homosexuales es mejor gastarse el dinero en una tienda de calzoncillos con relleno de un barrio gay, que pagar a tanto mamarracho que nos quiere amargar la vida. Los calzoncillos con relleno también son un engaño, pero por lo menos pueden ayudarnos a tener un final más feliz.

Solo tengo tres libros de CLIE en mi biblioteca: el “Nuevo diccionario bíblico ilustrado”, el “Comentario al Nuevo Testamento”, y el maravilloso y recomendable “Evangelio Subversivo”. Y aunque tengo preferencia por otras editoriales que considero más progresistas, no dudaría en comprar un libro de ésta si me pareciese interesante. Creo que la diversidad de opiniones y posicionamientos nos enriquece a todas y todos, y no voy a decirle a nadie qué tiene que leer y qué no, para eso ya están los inquisidores de Protestante Digital. Pero de la misma manera pienso que CLIE debería retirar de su catálogo todos los libros que promueven la homofobia, y debería hacerlo no por cobardía (como ha hecho con el libro de Thomas Hanks y el artículo de Alfonso Ropero), sino porque una editorial que se define así misma como cristiana, no puede ser un eslabón más de una cadena de homofobia. No se trata de impedir que la gente lea un libro con un posicionamiento que no compartimos, sino de denunciar que está colaborando con el sufrimiento de mucha gente. Seguro que hay personas que se sienten incómodas con lo que estoy pidiendo yo ahora, no vaya a ser que las confundan con Willy. Pero no se aporta nada si no se señala que la libertad de expresión, sobre todo cuando se supone que viene de personas cristianas, termina cuando con ella se está destrozando la vida de otra. Puede ser la vida profesional, como la de Alfonso Ropero o Thomas Hanks, pero también la vida de tantas y tantos evangélicos lgtbi que sufrirán en carne propia tanto odio disfrazado de cristianismo evangélico que todavía puede encontrase en el catálogo de libros de CLIE.

Carlos Osma

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“El aprendizaje democrático de las religiones”, por José Ignacio Calleja

Lunes, 16 de octubre de 2017
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20131031_011553_1103lipcolCada vez que un atentado yihadista golpea a la vieja Europa, las religiones vuelven a estar en la picota, suscitándose un debate interminable. En absoluto creo que la solución es fácil, pero hay conceptos que, una vez asimilados, ayudan mucho a aclarar la diferencia entre lo legítimo en libertad para cada uno y lo abusivo en particularismos de grupo.

Está de más decir que en el terrorismo yihadista la religión juega un papel subordinado a una estrategia de lucha por el poder político y económico, en el inmenso mundo árabe y musulmán y en el mundo capitalista en cuanto tal. El cruce de intereses geoestratégicos y económicos en la zona es proverbial; las guerras de Afganistán, Irak, Siria, Yemen y, a su modo, Libia y Egipto lo ponen bien a las claras.

Por eso digo que el reclamo sobre la religión, y el muy complejo Islam en particular, juega un papel tan destacado en el imaginario popular como subordinado en la realidad. A mi juicio –y creo mucho en el condicionamiento de las creencias e ideales sobre las reacciones humanas–, la religión desempeña en este caso un papel instrumentalizado por factores materiales mucho más determinantes.

Dicho esto, vuelvo a la vieja y benéfica idea de que hay conceptos éticos y políticos que ayudan a encarar con garantía el lugar de las religiones en las culturas particulares y, a la vez, globalizadas. Tales son los de secularización del mundo y laicidad de la política. Son de origen occidental, es cierto, pero equivocarlos con un nuevo modo de colonialismo de la cultura grecolatina sobre todas las demás, y en particular, sobre la musulmana, es un inmenso error.

Cualquier sistema de creencias religiosas y cualquier cosmovisión no religiosa tienen que confrontarse con esta doble idea. La secularización reconoce que el mundo en todas sus expresiones es mayor de edad y goza de autonomía propia. La ciencia, la política, las artes y la ética, participan de esa mayoría de edad y tienen autonomía. No están sometidas a la tutela de autoridades ajenas que les dictan desde fuera lo que es verdad, lo que es bello, lo que es justo y bueno. No hay religiones que se encarguen por revelación divina de conocer para el mundo de los creyentes o no creyentes, de manera universal, todo eso que llamamos verdad, bondad y belleza. Nadie puede reclamar que –en su cultura–, una religión o una nación definen para todos lo que hemos de saber, lo que hemos de creer, lo que hemos de valorar. El mundo es mayor de edad y autónomo, y lo es a la medida de los humanos. No somos dioses.

Una autonomía que no es absoluta, sino relativa, pero relativa a la dignidad humana que entre todos vamos desvelando en su significado, y así la vamos haciendo ley común. Es el marco de los derechos humanos, cuya interpretación es discutida en no pocos casos, pero de esa discusión sólo se sale por la argumentación filosófica, experiencial y religiosa, por la democracia y, a veces, la objeción de conciencia. Evidentemente, una religión puede pedir de los suyos esta o aquella exigencia más precisa sobre el pensar, el votar o el obrar moral, pero eso, para los suyos, por causa de su fe. A los demás, se lo propone. Alguna vez, la contradicción reclamará la objeción de conciencia, pero nunca el terror y la violencia para imponer el bien según una concepción religiosa o nacional. Ni en la propia cultura ni en la ajena, la religión puede ignorar este proceder. Y si desde dentro de ella, esta idea es inaceptable, el problema es de la religión no de la cultura democrática. (Ahora no hablo de los lastres de ésta).

Y lo mismo viene avalado por el otro gran concepto ético en política, la laicidad. La laicidad de la política como condición formal del procedimiento democrático. Por esta condición, el Estado no tiene una religión propia, ni una cosmovisión no religiosa y alternativa a las religiones. No, el Estado tiene una ley común que se atiene a los derechos humanos y que respeta el libre juego de las concepciones culturales de sus ciudadanos, ¡religiosas o no!, exigiendo de todas argumentos, tolerancia y cumplimiento de la ley democrática.

No hace falta que las religiones o las cosmovisiones no religiosas se escondan, para evitar el conflicto. No sería justo con la libertad. Lo que se requiere es gente –religiosa o no, cristiana o musulmana, agnóstica o atea–, que respeta al mundo en su autonomía o mayoría de edad, ¡el mundo de los iguales en derechos y deberes!, convive y debate en el campo de juego de las leyes comunes, y, si es preciso oponerse al fondo moral de alguna de ellas, lo hace en cauces democráticos y con razones éticas que los demás pueden entender.

No se trata, en suma, de arrinconar las religiones en la conciencia de las personas, o en el pueblo de origen de los refugiados y migrantes, sino de reconocer lo dicho: vienes a un mundo donde la religión es particular y, su traducción a la vida pública, un derecho democrático ejercido en igualdad a los demás ciudadanos; y traducido de un modo que respete la mayoría de edad del mundo, la laicidad del Estado y los derechos humanos fundamentales de todos (y todas). La religión, la nación, la cultura propia y cualquier concepción del mundo, ¡ajena o del lugar!, no conservan derechos que puedan quebrar este doble principió que he querido presentar. Con esto, la religión, cualquier religión y concepción de la vida, está pertrechada para caminar en el laos, el pueblo de los iguales en derechos y deberes, y evitar toda tentación de terror y violencia.

José Ignacio Calleja

Fuente El Correo, vía Fe Adulta

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“Las religiones monoteístas ¿azote de la humanidad? “, por Jesús Gil García.

Viernes, 15 de septiembre de 2017
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coex_work_f21(Algunas anotaciones con ocasión de los atentados yihadistas en Cataluña y su vinculación religiosa)

Actualmente es común el sentir de los estudiosos de las religiones a la hora de señalar su origen. Las religiones no son de procedencia divina, por más que se reivindique su carácter divino. Ninguna religión ha sido creada por Dios. Tampoco el cristianismo. Jesús de Nazaret no es el fundador de la religión cristiana. Él inicia un movimiento de seguidores, que posteriormente lo convierten en religión algunos de ellos.

Las religiones monoteístas se fundamentan en un libro que se considera sagrado, por proceder de la inspiración divina (Tora, Biblia y Corán). Los tres son considerados en las respectivas religiones como palabra de Dios. Hay una característica común a las religiones del libro. Todas ellas hablan de culpa y pecado. Desobedecer las órdenes de la religión constituye un pecado contra Dios, merecedor de castigo, que impide la consecución de la gloria divina. La insistencia en el pecado provoca el miedo ante la posibilidad de la condenación eterna. El miedo sustenta la obediencia a las normas y mandamientos de la religión. Y crea los llamados “escrúpulos” que han maniatado a tantas personas religiosas en su proceso durante el periodo del nacional-catolicismo en que la religión ha estado presente en todos los estamentos sociales y en las conciencias de las personas creyentes.

Acudiendo a la memoria histórica constatamos que en todas las religiones de libro se han dado actitudes fundamentalistas, que radicalizan a sus seguidores hasta extremos realmente preocupantes. Su inmediata consecuencia es la lectura literal del libro que sustenta a estas religiones monoteístas. Lo que dice el libro sagrado ha de entenderse al pie de la letra, porque su procedencia divina avala la verdad absoluta del texto. Al mismo tiempo la postura fundamentalista conduce a la exclusividad de la religión- Los seguidores de cada religión no sólo consideran la verdad de su religión, sino también que es la única verdadera. Las demás son falsas religiones. Esta actitud ha llevado a la intolerancia en unos casos, e incluso a la persecución en otros momentos. Recordemos la Inquisición en la religión cristiana y el Santo Oficio, defensor de la ortodoxia doctrinal. Pensemos en la persecución entre judíos y palestinos en el momento actual en el Oriente Medio proclamando la exclusiva pertenencia de Palestina y la ciudad de Jerusalén. Y finalmente desde hace unos años estamos asistiendo al terrorismo islámico sobre todo en los países de Occidente y de la Unión Europea, por considerar infieles a los que no practican la religión del Islam. Todos estos atentados tienen un componente religioso y son llevados a cabo bajo el grito de “Alá es grande”.

Pensamos además que las religiones han sido utilizadas a través de la historia de la humanidad para fines no precisamente humanitarios por los poderes imperantes en ese momento. En vez de servir a una mayor humanización de la sociedad, han introducido el odio, la destrucción y la muerte. Este es el caso de los recientes atentados de Cataluña. En nombre de Alá se matan a personas inocentes, sembrando la destrucción y la barbarie. Opinamos que éste no puede ser el fin de ninguna religión, sino la promoción de la paz, el diálogo y el bienestar de los pueblos. Las religiones nunca han de ser el azote de la humanidad, como lo ha sido el yihadismo islámico en la ocasión  que nos ocupa.

La aceptación el pluralismo religioso es una opinión que creemos  imprescindible en nuestras sociedades para superar el fundamentalismo de las religiones judaica, islámica y cristiana. Nos parece que todas estas religiones son verdaderas, porque conducen a la persona humana a relacionarse con el Dios único. Proceden de culturas diferentes y circunstancias distintas. Por ello la tolerancia entre ellas es esencial. Ninguna es la única religión verdadera. Todas ellas son creaciones  e intentos humanos de acercar a la persona a lo trascendente. Tampoco el cristianismo es la única religión verdadera, por más de que así lo reivindiquen algunos sectores de la Iglesia católica. También queremos afirmar que las religiones han sido y son positivas en la construcción de sociedades realmente humanas, promoviendo valores de paz y concordia entre los pueblos.

En estos últimos años se habla de un nuevo paradigma cristiano, que es pluralista, porque afirma que todas las religiones son verdaderas. promoviendo la tolerancia y el diálogo entre ellas. Es también posreligional, porque va más allá de la religión, alimentando una espiritualidad laica y humanista, basada en los derechos humanos y los derechos de la Naturaleza. Esta ética se presenta como válida para todos los pueblos, culturas y religiones, y fundamentada en el amor como único mandamiento, promoviendo el bien común entre los pueblos.

La experiencia histórica de las religiones opinamos que ha sido en muchas ocasiones muy negativa e inspiradora de enfrentamientos entre los pueblos y las culturas. No podemos continuar por este camino de intransigencia religiosa. Ni el cristianismo se puede considerar la única religión varadera, ni Israel es el pueblo elegido por Dios para conseguir la Tierra Prometida, ni el Islam tiene que considerar infieles a los que no practican su religión.

Con la tolerancia entre las religiones se superará el odio entre los pueblos y las culturas. La intransigencia  conduce a la persecución, e incluso hasta la muerte de los que no piensan como ellos,  ni practican la misma religión, ni nombran a Dios de la misma manera. Nos parece que las religiones no pueden seguir siendo una de las causas importantes del enfrentamiento en nuestra sociedad. Que la experiencia de lo ocurrido en Cataluña nos haga reflexionar a todas las personas y nos conduzca hacia la tolerancia y la fraternidad/sororidad en la convivencia.

Jesús Gil García

Comunidad Cristiana Popular de Balsas

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Islam, Judaísmo ,

Recordatorio

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