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Creyentes fundamentalistas, ¿Son auténticos creyentes?

Sábado, 19 de agosto de 2017
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dada22222Quisiéramos matizar que está reflexión se refiere a los fanáticos fundamentalistas, no a todos los creyentes musulmanes. El Islam no es culpable, lo es el fanatismo islamista, como lo son los supremacistas blancos de Charlottesville, no el Cristianismo…

“Porque es una cuestión de fe, la solución del problema no es sólo cuestión policial y de armas”

“Los terroristas islámicos no son barbaros, ni cobardes, ni locos porque saben perfectamente lo que hacen”

(Manuel Mandianes, antropólogo del CSIC).- Un terrorista islamista puede actuar sólo pero no es un solitario sino que piensa y actúa como miembro de una comunidad de creyentes. En general, son creyentes fundamentalistas: que siguen un texto, el fundamento, al pie de la letra: la literalidad tal como ellos la entienden, y fanáticos: que se guían ciega y exclusivamente por sus ideas, sin prestar atención ninguna al resto del mundo circundante. Parafraseando aquella frase célebre entre los primeros cristianos se puede decir: “sangre de fieles (islámicos), semilla de creyentes”.

Ha podido recibir sus creencias de sus padres, en la mezquita, de un grupo, de un maestro. La única manera de defender su religión y extenderla hasta el confín de la tierra es actuar, desplegar el que ellos creen que es el mensaje de Alá: extender la UMMA, la comunidad de creyentes, hasta los confines el mundo. Para lograrlo hay que convertir a los infieles y al que no quiera convertirse hay que hacerle la guerra santa. También el Evangelio envía a los apóstoles a predicar al mundo entero para que el que oiga se convierta si quiere.

Muchos dicen: “Eso (el terrorismo) no es Islam porque no está en el Corán”, tampoco la devoción a San Antonio está en la Biblia y sin embargo es practicada por millones de católicos. Una cosa es la ortodoxia teológica y otra la religión vivida y practicada por los fieles. El terror es uno de los medios para lograr sus propósitos y fines. El terror es uno de los medios para preparar el camino, para que los infieles se conviertan; son maquiavélicos, los fines justifican todos los medios.

Los terroristas islámicos no son bárbaros, ni idiotas, ni cobardes, ni bastardos, ni locos porque saben perfectamente lo que hacen, ni incoherentes porque lo hacen para desplegar la esencia del mandato de Alá, ni mercenarios porque no actúan por grandes sumas de dinero puesto que la mayoría de ellos se auto inmolan y los otros saben que, en la mayoría de los casos, antes o después, serán atrapados por la policía.

Tanto da que nazcan en Francia como en Alemania, Inglaterra o España; ellos son islámicos. La inadaptación a un estado no islámico hace parte integrante y constitutiva de su identidad. Los islamistas no se adaptan “Es la voluntad de Alá que todos los demás se adapten a ellos”, piensan ellos. Su fe está por encima de cualquier otra circunstancia que identifique al ciudadano.

Los líderes, muchos columnistas y tertulianos y parte de la inteligencia de Europa no entienden esto porque no han pensado en ello, y porque muchos de ellos son ateos y desprecian la fuerza de la fe. Por eso, porque desconocen los términos del problema, todo lo que dicen se reduce a pura y vana palabrería que sólo sirve para desahogo y confesar la angustia que atenaza a las comunidades. Porque es una cuestión de fe, la solución del problema no es sólo cuestión policial y de armas.

Jesús Bastante

Fuente Religión Digital

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La cristiana fundamentalista Linda Harvey ‘aconseja’ no dejar solos a jóvenes para evitar homosexualidad

Sábado, 5 de agosto de 2017
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ht_mission_america_linda_harvey_nt_120913_wmainLa cristiana fundamentalista y homófoba Linda Harvey, dijo durante su programa de radio que la convivencia entre hombres del mismo sexo, principalmente, adolescentes podría ser una de las principales causas de la homosexualidad.

 “En los círculos del mismo sexo, las conexiones homosexuales pueden convertirse en una aventura en los campamentos y pijamadas”. “La oportunidad está en todos los lugares donde estudiantes del mismo se unen para socializar”, aseguró Linda Harvey durante su programa de radio.

Linda Harvey es la fundadora del grupo Mission: America, el cual ha causado polémica por difundir ideas de odio contra los derechos LGBT, sobre todo cuando se trata de matrimonios del mismo sexo.

Hace unos cuantos días, nos enteramos de que esta misma mujer fue quien hace unos años intentó patentar el arcoíris para que la comunidad LGBTTIQ dejara de utilizarlo como símbolo. Y es que según ella, el hecho de que fuera relacionado con la homosexualidad era una violación.

“La dulce imagen del arcoíris ha sido violada, violada por los engaños fraudulentos y ahora sirve con demasiada frecuencia como un letrero espeluznante para la esclavitud del pecado homosexual grave. Está claro que Dios no pretendía que el arcoíris representara la rebelión,y la división. Entonces, ¿cómo se convirtió este símbolo precioso en la bandera, con pocas objeciones, por la depravación humana, la lujuria, el desafío y la herejía”.

Fuente Chueca.com

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“Comentarios a la petición homófoba de FEREDE”, por Carlos Osma

Jueves, 27 de julio de 2017
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marianoblazquezDe su blog Homoprotestantes:

Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), presentó hace unos días una solicitud a la Comisión Asesora de Libertad Religiosa para que se estudiase la Proposición de Ley contra la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgéneros e intersexuales (LGTBI), que con casi toda probabilidad será aprobada el próximo mes de septiembre en el Congreso de los Diputados. Antes de entrar a valorar los tres puntos que contiene esta solicitud me gustaría aclarar que entiendo como positiva toda aportación que pretenda hacer que esta ley sea lo más justa posible para todas y todos los ciudadanos de este país, y también que más allá de buenas palabras y comunicados, echo de menos solicitudes de este tipo realizadas por FEREDE en temas como los desahucios, la destrucción de la clase media en nuestro país o la reacción del Gobierno ante la población siria desplazada por la guerra, por poner sólo tres ejemplos. Dicho esto reproduzco y comento los tres puntos de la solicitud de FEREDE firmada por Mariano Blázquez.

Punto 1. Estamos de acuerdo en la defensa de los derechos de todas las personas y colectivos, y de la lucha en contra de toda forma de discriminación y violencia. Como cristianos, y como minoría evangélica, que hemos sufrido persecución y todavía sufrimos discriminación (directa e indirectamente), estamos del lado siempre del que las sufre, y apoyaremos todas las medidas que tiendan a evitarlas. Al mismo tiempo, queremos distanciarnos de los discursos y actitudes que buscan la confrontación, polémica y el ataque al que piensa o vive de manera diferente.

Podemos repetirlo hasta la saciedad, pero los hechos de FEREDE desmienten sus palabras, y no sólo no trabajan contra la discriminación que sufren las personas LGTBI sino que colaboran con ella. Para empezar volvemos a recordar en el año 2005 firmó un comunicado junto a la Iglesia Católica, la Federación de Comunidades Judías de España y el Arcipreste de la Catedral Ortodoxa Griega en Madrid, promoviendo la discriminación a las personas LGTBI al pedir que no se modificara la estructura del matrimonio y se reservara únicamente para personas heterosexuales. También en ese mismo año FEREDE aprobó un documento en el que se extralimitaba en sus competencias, y con el que pretendía convertirse en una especie de Conferencia Episcopal, amenazando con la expulsión a los pastores e iglesias que casaran a personas del mismo sexo. Finalmente, ha quedado meridianamente claro que tampoco ha querido intervenir en el acoso que la Iglesia Evangélica Española (IEE) sufre en diferentes Consejos Evangélicos, por su postura a favor de la inclusión de las personas LGTBI.

No es cierto que su posición esté del lado de las personas que sufren, está del lado de la homofobia y de la defensa de una ideología heteropatriarcal. La discriminación que realmente hemos sufrido y seguimos sufriendo los evangélicos en España, no les ha ayudado a conectar con la que sufrimos otros colectivos como las personas LGTBI. Y aquí sinceramente creo que deberían preguntarse porqué, cuál es la razón por la que se han radicalizado y posicionado tan en contra de los derechos humanos, haciendo que su testimonio se vea claramente perjudicado. Los evangélicos LGTBI no creemos que FEREDE esté de nuestro lado, jamás ha realizado ninguna iniciativa dirigida expresamente a conocer nuestra situación dentro de las comunidades a las que representa. Su comportamiento siempre ha sido el de la negación y la exclusión, y su discurso radicalizado no está muy alejado del que estos días ha realizado el líder checheno Ramzán Kadýrov en una entrevista para la cadena HBO, al afirmar que no hay homosexuales en Chechenia, y que si existe alguno “que se los lleven a Canadá para purificar nuestra sangre”. Para FEREDE no hay protestantes LGTBI, y si hay alguno, deberíamos irnos de sus iglesias para purificar su testimonio.

Punto 2. Que no obstante lo anterior, estamos seriamente preocupados por el contenido de estas leyes y, especialmente por la nueva proposición de Ley estatal, porque no solo protegen frente a la discriminación, sino que, en nuestra opinión, van mucho más allá y se posicionan claramente a favor de los respetables postulados ideológicos particulares del colectivo LGTBI, promoviéndolos y sancionando desde la Ley y el Poder Público cualquier discrepancia frente a los mismos, algo que rompe la neutralidad debida de las Administraciones Públicas en lo ideológico y también en lo religioso. Igualmente, manifestamos nuestra preocupación por el apoyo explícito que estas normas suponen al lobby gay, y por la sumisión que los partidos políticos parecen estar mostrando a la presión que dicho lobby ejerce, permitiendo que sea el propio colectivo LGTBI el que redacte este proyecto de ley que sea tramitado sin debate ni reflexión por parte de los partidos políticos y otros colectivos de la sociedad civil.

Pienso que este punto transmite la visión dicotómica del mundo que tienen los evangélicos fundamentalistas, para ellos el mundo está dividido siempre en dos partes: los buenos y los malos, los evangélicos y los no evangélicos, los nuestros y el resto. En todos los lugares, en cada familia, en cada iglesia, en todas las asociaciones, en cada rincón de nuestra sociedad hay personas LGTBI. Y esta ley lo que pretende es construir una sociedad más cohesionada y más justa facilitando la vida de todos sus ciudadanos. No hay un ataque a los hombres heterosexuales masculinos, o a las mujeres heterosexuales femeninas. ¿Por qué querríamos las personas LGTBI atacar a nuestros padres, hijas o amistades? Lo que pone de manifiesto esta ley es que las niñas lesbianas femeninas, los adolescentes transexuales masculinos o las ancianas heterosexuales masculinas (por poner tres ejemplos), deben tener reconocidos todos sus derechos. Y es necesario proteger, sobre todo a las personas más vulnerables, de quienes promueven el odio y la discriminación con sanciones reales y contundentes. ¿Es esto lo que le preocupa a FEREDE? En mi opinión ninguna entidad que de cobertura a algún tipo de discriminación debe recibir dinero público. Si no suman, si no están por todas y todos, que se paguen ellos solos sus mundos a parte.

Parece también un poco naíf la idea de que las Administraciones Públicas son neutrales ideológicamente. Es evidente que siempre hay una ideología detrás de cada ley, de cada norma, de cada actuación de los poderes públicos. Lo que ocurre es que hay ideologías, como la que defiende FEREDE, que quizás por cobardía se intentan esconder o invisibilizar tras conceptos como “natural”, “normal”, “voluntad de Dios” o “Palabra de Dios”. FEREDE se siente atacada porque esta ley intenta conquistar algo de espacio a la heteronormatividad en la que vivimos inmersos. ¿Cómo es posible que una entidad como FEREDE crea que la niña trans de cualquier familia, quizás también una familia evangélica, no tenga derecho a una educación que le permita ser feliz y abogue por el mantenimiento de una ideología que la discrimina? Al señor Blázquez le preguntaría: ¿Cómo se sentiría si su hijo fuese transgénero?… ¿Qué haría? ¿Lo llevaría a su iglesia? ¿Se sentiría tranquilo cada día al dejarlo en el colegio?¿Le educaría para que agachase la cabeza y asumiese que merece la discriminación? Personalmente yo quiero que mis hijas, al igual que el resto de sus compañeros y compañeras, vean respetada su realidad familiar en todos los entornos donde se socializan. No entiendo porqué debería aceptar que mi hija sea discriminada, o porqué debería callarme si alguien me insulta en la calle o a través de un medio de comunicación. Me cuesta realmente ver, qué es lo que le da tanto miedo al señor Blázquez, y cómo puede pretender vender que las cristianas y cristianos tienen derecho a discriminar apelando a la libertad de expresión. Promover el odio no es libertad de expresión, es simple y llanamente promover el odio, un pecado desde el punto de vista evangélico, y un delito cuando se apruebe la ley el próximo mes de septiembre.

Punto 3. Consideramos que algunos artículos de la proposición de ley vulneran el ejercicio de derechos fundamentales consagrados en la Constitución, tales como, entre otros, el derecho a la libertad de conciencia, a la libertad de expresión, la libertad de prensa, etc., y sobre todo, en lo que a esta Federación y a la propia Comisión concierte, el derecho a la libertad e identidad religiosa y el derecho a la educación de los hijos conforme a las propias creencias. Por ello, creemos que esta proposición de Ley tiene contenidos inconstitucionales.

Se le ha olvidado al señor Blázquez que la Constitución deja también muy claro cuales son los límites a la libertad de expresión: “Estas libertades tienen su límite… en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y la infancia”. Y evidentemente quienes promueven la discriminación de las personas LGTBI y sus familias, no están amparados por la libertad de expresión. En cuanto al derecho a la educación de los hijos conforme a las propias creencias, pues ciertamente que existe dicho derecho pero no es ilimitado, en nuestro país por ejemplo una familia no puede someter a su hija a una ablación esgrimiendo su derecho a educarla en los valores que consideran más adecuados. Tampoco, por mucho que una familia pretenda transmitir valores de discriminación por religión, género, o procedencia, no puede exigir que se eduque a sus hijos con esos valores. Aunque parece que para las iglesias que representa FEREDE el derecho a la discriminación a las personas LGTBI (no importa si son sus hermanas, hijos o abuelas) es un mandato divino; gracias a Dios para la mayoría de la población de este país no es así. Y esto les debería llevar a hacer una reflexión que no sea simplista y sectaria quedándose en que los valores “del mundo” no son iguales que los del evangelio. Si fuese así estarían transmitiendo a la sociedad que el evangelio es una fuente de injusticia y opresión. Todas las personas tienen algún familiar, algún amigo que es LGTBI, y por decencia y empatía, algo que parece no tener el señor Blázquez, la mayoría de personas piensa que es mejor una sociedad donde todo el mundo sea tratado con igualdad respetando su diversidad.

Justo este año se conmemora en todo el mundo el V Centenario de la Reforma Protestante y cuesta identificar a FEREDE con un movimiento que liberó a millones de personas de la tiranía religiosa. No sé si las corrientes evangélicas que tienen el control de FEREDE son realmente protestantes o necesitan una nueva Reforma para liberar a los creyentes evangélicos del adoctrinamiento sectario en el que están inmersos. No existe Reforma si se pretende eliminar la separación entre el poder político y el religioso, si hay más interés en conseguir influencia política que en escuchar la voz de quienes viven sometidos por ideologías alienantes como la heteronormatividad. Y se hace flaco favor al evangelio cuando se predica que sólo puede entenderse desde posturas homóbofas. Ojalá esta ley permita que se eduque a muchos niños y niñas evangélicos en el respeto a la diferencia, ya que en sus iglesias y familias no va a ser posible. Una pena que tenga que ser de esta forma, pero si queremos construir una sociedad más libre, justa e igualitaria, no deberíamos dejar que las leyes que ordenan nuestra convivencia estén condicionadas por entidades que promueven la discriminación.

Carlos Osma

Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas , , , ,

“Da miedo la religión mal entendida”, por José Mª Castillo

Sábado, 25 de marzo de 2017
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fotonoticia_20170322155317_422_93_93_0_0De su blog Teología sin Censura:

El terrorismo religioso, que la humanidad viene soportando desde que en el mundo hay religiones organizadas, se ha hecho más preocupante y peligroso desde que el desarrollo tecnológico ha posibilitado el manejo de medios de comunicación y de destrucción violenta que, hace menos de un siglo, no existían. Y, puesto que las tecnologías de la información y de la muerte avanzan a una velocidad que ya no controlamos, cada día que pasa nos da más miedo el “terrorismo religioso”. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, con frecuencia, el hecho religioso se entiende mal. Y se vive al revés de cómo se tendría que vivir.

La religión no es Dios. La religión es el medio para relacionarnos con Dios. El problema está en que Dios, por definición, es “trascendente”. Es decir, Dios no está a nuestro alcance, ya que la “trascendencia” constituye un ámbito de la realidad que no es el nuestro. “A Dios nadie lo ha visto jamás”, dice el Evangelio (Jn 1, 18). El cristianismo ha resuelto este problema viendo en Jesús, el Señor, la revelación de Dios. Otras religiones encuentran distintas “representaciones” de Dios. Pero – insisto – ninguna religión puede asegurar que ve a Dios y sabe lo que Dios quiere en cada momento y en cada situación.

Todo esto supuesto, se comprende el peligro que entraña la religión. Porque las creencias religiosas nos pueden llevar al convencimiento de que lo que a mí me conviene o a mí me interesa, eso es lo que Dios quiere. Y si hago lo que Dios quiere, ese Dios (que puede ser una “representación” mía) me puede “mandar que mate” o que “robe” o que “odie” o “utilice” a otras personas, etc. Y lo que es peor, si mato o robo…, “mi Dios” me dará el premio del paraíso de la gloria y los placeres.

Con lo cual, ya tenemos el montaje ideológico perfecto para odiar, robar, matar, no sólo con la conciencia tranquila, sino que la convicción del deber cumplido y el futuro ideal asegurado. Si a semejante tinglado mental le añadimos la fuerza del “deseo”, la pasión, los sentimientos y las ambiciones que son tan frecuentes en la vida, ya podemos echarnos a temblar.

Todo esto viene de lejos. Cuando san Bernardo (s. XII) organizaba las cruzadas, publicó un libro en el que decía que matar al infiel sarraceno no era un “homicidio”, sino un “malicidio”. O sea, se podía matar con buena conciencia. Cuando el papa Nicolás V (s. XV) le mando una bula al rey de Portugal en la que “le hacía donación” de toda Africa, de forma que sus habitantes fueran sus esclavos, puso la primera piedra del esperpento y los horrores del negocio de la esclavitud. Cuando Alejandro VI concedió a los Reyes Católicos la bula para invadir y apoderarse de los territorios y riquezas de América, justificó el colonialismo.

La desigualdad, en dignidad y derechos, que las religiones han establecido entre hombres y mujeres, entre homosexuales y heterosexuales, han acarreado humillaciones y sufrimientos indecibles. Los horrores de los terroristas religiosos actuales, que matan matándose ellos mismos, porque así se van derechos al paraíso, convierten en un acto heroico lo que es un acto criminal.

Es evidente que, con la experiencia de estas atrocidades (y tantas otras…), necesitamos gobernantes, policías y jueces que nos protejan. Pero este fenómeno, tan arraigado en la historia y tan fundido (y confundido) en las creencias más hondas de millones de seres humanos, sólo se puede resolver mediante la educación. Y con el replanteamiento del hecho religioso, con su fuerza genial. Y con se peligrosidad aterradora.

Como creyente cristiano, termino recordando que, según el Evangelio, las tres grandes preocupaciones de Jesús fueron: 1) el problema de la salud (relatos de curaciones), 2) el hambre y sus consecuencias (relatos de comidas); 3) las relaciones humanas, centradas en la bondad con todos y siempre. ¿No es esto lo que más necesitamos para que este mundo y esta vida resulten más soportables? Y que cada cual lo viva con religión o sin ella. O en la religión que mejor le lleve a vivir así.

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“Menores transexuales, libertad e inquisición”, por Carlos Osma

Miércoles, 15 de marzo de 2017
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ninasconpene

De su blog Homoprotestantes:

A principios de año en las marquesinas de ciento cincuenta paradas de autobús de Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Pamplona, se colgaron unos carteles en los que, debajo del dibujo de dos niñas y dos niños desnudos y cogidos de la mano, se podía leer: “Hay niñas con pene y niños con vulva”. La iniciativa formaba parte de una campaña con la que Chrysallis Euskal Herria1, una asociación de familias de menores transexuales, pretendía concienciar sobre la realidad de estos niños y niñas, y sobre las dificultades con las que se encuentran en su día a día. En pocas horas algunas de esas marquesinas sufrieron diferentes actos vandálicos. Además, la asociación católica Centro Jurídico Tomas Moro, muy bien relacionada con la organización ultraconservadora Hazte Oír, remitió un escrito al fiscal de menores del País Vasco para que iniciara acciones por un acto que consideraba criminal y contra la inocencia de los niños. Chrysallis se defendió de las críticas recibidas justificando su derecho a luchar por la felicidad de sus hijos e hijas, y apeló a los derechos de todas las personas y a la libertad de expresión.

Hace sólo unos días Hazte Oír iniciaba otra campaña con la que pretendía recorrer varias ciudades españolas con un autobús en cuyo lateral se podía leer: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo”.Una iniciativa que inmediatamente recibió el rechazo social, político e institucional en todo el país, y que en pocas horas fué prohibida por un juzgado madrileño por dirigirse a “personas con una orientación sexual distinta para lesionar su dignidad”. Inmediatamente Hazte Oír denunció que “la inquisición gay” había impuesto su dictadura, y que se estaba produciendo un adoctrinamiento de los menores en la “ideología de género” y un atentado contra la libertad de expresión. A pesar de eso, afirmaban que no les amedrentarían y que continuarían con la campaña.

Que la Iglesia Católica, y el actual papa, se hayan posicionado en multitud de ocasiones contra lo que denominan “adoctrinamiento en la ideología de género”, hacía esperar que dieran algún tipo de cobertura a la iniciativa de la organización católica Hazte Oír, ya que de alguna manera dicen apoyarse en la posición oficial de esta iglesia. Sin embargo parece evidente que defender una acción que la mayoría de la población ha entendido como una agresión gratuita y absurda a unos menores, no era la mejor opción. Tampoco el situarse al lado de una organización de la que, según elplural.com, una sentencia judicial afirma que algunos de sus dirigentes mantinen vínculos con la sociedad secreta y paramilitar El Yunque: “Movimiento de extrema derecha que busca el reinado de Dios en la tierra y lucha contra homosexuales, ateos, inmigrantes o judíos2”. De hecho en 2015 el obispo de Getafe afirmó que no prestarían apoyo a las iniciativas de Hazte Oír ya que no compartía con ella “ni el sentido de pertenencia eclesial, ni los medios que emplean”. De esta manera queda claro que Hazte Oír no sólo es percibida como una amenaza a la convivencia por la mayoría de la sociedad española, sino también por la Iglesia Católica.

Sin embargo gran parte del movimiento evangelical en España si ha salido en defensa de Hazte Oír enarbolando la bandera de la libertad de expresión, y denunciando “la inquisición gay”. Que este movimiento mayoritario e influyente en la Iglesia Evangélica tenga poco que ver con los movimientos de reforma protestante que se dieron en el país a partir del siglo XVI, quizás justifica que olviden que la única Inquisición que ha habido en España ha sido católica, y que desde 1478 a 1834 ejecutó a miles de personas por ser protestantes, homosexuales, moriscos, judaizantes; por ser distintos. Sin embargo comparar esta barbarie con la defensa que los colectivos lgtbi, junto a la mayoría de la población, han intentado hacer de niños y niñas transexuales, es como poco, una aberración. Y lo que delata, es que el movimiento evangelical no conecta con la sociedad española, que es una ideología que viene de otros lugares y a la que le falta empatía con quienes están en una situación de vulnerabilidad. Una ideología que sólo es capaz de sentirse cómoda con las posiciones más extremistas e intolerantes, y a la que la libertad de expresión sólo le importa cuando tiene que ver con la suya. De hecho todas las entidades e iniciativas evangelicales dejan fuera a quienes piensan de forma diferente, lo que las hace ser endogámicas y tener poca capacidad de reforma para hacer comprensible e historicamente relevante el evangelio.

De todo lo ocurrido quizás lo más sorprendente ha sido que una sociedad que practica diariamente la transfobia haya sentido empatía por la agresión que suponía para niños y niñas transexuales la campaña de Hazte Oír. Que un juez afirme que la campaña atenta contra “personas con una orientación sexual distinta”, deja bien claro que al menos terminológicamente no sabía de lo que estaba hablando. De la misma forma, que padres y madres de todo el país pongan el grito en el cielo porque alguien niegue que existen niños con vulva y niñas con pene, no deja de ser sorprendente, ya que es lo que aparece en los libros de texto de sus hijos e hijas, y no parece que se hayan quejado antes. Aunque quizás lo que denotan todas estas contradicciones es que hemos llegado a un punto en el que la población es capaz de empatizar con las injusticias que genera el discurso tradiconal sobre sexo, género y orientación sexual. Y por esta razón, la petición de entidaes como Chrysallis, de una eduación donde se entienda, valore y respete la diversidad, sea verdaderamente urgente. No se trata de adoctrinar para manipular identidades u orientaciones, eso es lo que algunos pretenden seguir haciendo; sino informar, ayudar a entenderse a uno mismo y a los demás. Se trata de hacer a la gente más libre, y para eso es necesaria la educación, por eso nuestro sistema educativo necesita reflexionar sobre qué cosas deben ser cambiadas. Que un niño con vulva o una niña con pene, sea feliz, hace mejor nuestra sociedad. Y para los que somos cristianos la hace más evangélica.

Si yo fuera transexual no me gustaría nacer en alguna de las familias de Hazte Oír, preferiría hacerlo en cualquiera de las de Chrysallis, familias que son capaces de reaprender, de dejarse cuestionar y de enfrentarse a todo para entender y defender a sus hijos e hijas. Por eso prefiero sus marquesinas, aunque sean rotas por algún intransigente, que el autobús tránsfobo. En ellas veo presente al Dios en el que creo, ellas son reflejo de un amor incondicional que ha sido puesto a prueba, pero que ha salido reforzado.

Carlos Osma

Notas:

1 https://chrysallis.org.es/chrysallis-euskal-herria/

2http://www.elplural.com/comunicacion/2017/02/03/el-yunque-la-sociedad-paramilitar-vinculada-con-hazteoir-cada-vez-menos

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“No es la homofobia sino el literalismo bíblico”, por Carlos Osma

Viernes, 27 de enero de 2017
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literalismohomofobiaDe su blog Homoprotestantes:

Después de haber hablado con muchas personas LGTBI que procedían de iglesias evangélicas, me he dado cuenta de que ninguna de ellas tenía interés por conocer los argumentos con los que rebatir la homofobia que padecían dentro sus familias o comunidades. Nunca nadie me ha preguntado: ¿Qué puedo decirles para que se den cuenta de que la homofobia es un pecado? Puede parecer sorprendente, pero aunque mayoritariamente hemos arrastrado sentimientos de culpabilidad, la verdad es que nunca he conocido a un evangélico LGTBI, por muy conservador o fundamentalista que fuese el entorno del que procedía, que no tuviese claro que era objeto de un odio y discriminación que Jesús hubiese rechazado.

Sin embargo, también es cierto que por muy variadas que hayan sido las conversaciones, siempre ha habido un momento en el que ha hecho acto de presencia la pregunta sobre la manera en la que se pueden justificar los cuatro o cinco versículos que tradicionalmente la homofobia evangelical ha utilizado para hacer divino su odio. Siempre, y digo siempre, tarde o temprano alguien lanza al aire alguna pregunta similar a éstas: ¿Qué quieren decir en realidad esos versículos? ¿Qué otros versículos podemos citar para que sepan que no es pecado lo que sentimos? Es evidente pues, que la marca con la que la bestia ha querido sellar nuestros deseos, tiene en principio más que ver con el literalismo bíblico que con la homofobia.

Si bien es cierto que en principio fue la homofobia y que más tarde el literalismo vino por añadidura, al menos si nos lo planteamos en un plano temporal, no creo que hoy en día la homofobia sea la razón principal por la que las iglesias evangélicas muestran una reacción tan alérgica y tan poco evangélica con las personas LGTBI. En realidad creo que sólo es una muleta a la que se agarra con fuerza el literalismo para seguir dando pasos hacia delante. Lo que nos abrasa a las personas LGTBI evangélicas es sin lugar a dudas el fuego de la homotransfobia, pero ese fuego está ahí porque el literalismo bíblico es un combustible altamente inflamable.

No estoy diciendo que la Biblia no refleje lo que nosotros hoy en día identificamos como homofobia. Respeto mucho el trabajo de las personas que intentan hacernos ver que la Biblia está libre de ella, y aunque en muchos casos nos han ayudado a descubrir que algunos de los textos a los que se aferra el literalismo para atacarnos en realidad no tienen ningún contenido homófobo, soy de los que piensa que la Biblia fue escrita por seres humanos que dejaron en ella la huella de su manera de ver a Dios, el mundo y el ser humano. Y sin lugar a dudas la homofobia es una de esas huellas. Aún así también creo que la Biblia muestra principios y valores que hacen incompatible la homofobia con el seguimiento de Jesús. Sin ir más lejos el mandamiento evangélico de amar al prójimo como a uno mismo, invalidaría directamente cualquier acción que promoviese la discriminación y la exclusión de una persona por su manera de ser, sentir, o por su manera de amar. Y sin embargo, las iglesias evangélicas son uno de los actores principales que se oponen a nuestros derechos. ¿Por qué?

Si tenemos en cuenta que hoy en día las comunidades cristianas más homófobas son también las fundamentalistas y literalistas, es fácil deducir lo que ya antes he indicado: que la homofobia es sólo un arma en manos del verdadero culpable, que es el literalismo. Los fundamentalistas cristianos tienen pánico a un mundo que sea más complicado del que se han construido a base de leer al pie de la letra los textos bíblicos. No les importa que ni siquiera Jesús lo hiciese, que su maestro les enseñase que la Biblia ha de interpretarse a partir del ser humano y no de la letra. Y que el temor a la realidad no se vence con legalismo, maldiciones y fuego eterno, sino que se acompaña y transforma con amor. No les importa el daño que puedan producir a las personas LGTBI, tampoco a otros colectivos a los que estigmatizan, lo importante es que puedan sentirse seguros con las respuestas que encuentran en una lectura literal y superficial de la Biblia. Por eso es evidente que esta ideología tan simplista como cruel no tiene nada que ver con el evangelio, porque se basa en anestesiar el miedo y manipular la realidad y no en liberar a los seres humanos de la opresión.

Cada vez veo más inútiles los debates sobre la inclusividad dentro de las comunidades cristianas, y pienso que más bien se debería empezar por denunciar el literalismo como una ideología que amenaza al cristianismo y ante el que la mayoría de comunidades evangélicas de nuestro país se han rendido. Los fundamentalistas literalistas no siguen el evangelio de Jesús, eso lo sabemos bien quienes hemos padecido su odio. Pero no es sólo misión nuestra denunciarlo, lo es de todas aquellas personas cristianas que son conscientes de los daños que esta ideología produce. El centro del problema no son las demandas de justicia de las personas LGTBI, sino el literalismo que genera odio y discriminación alrededor de todas las personas cristianas que lo han divinizado. Creer que se puede leer al pie de la letra unos textos escritos hace miles de años y trasladarlos acríticamente a la realidad que nos rodea, independientemente de la violencia y de las víctimas que produzcan, es un ataque a la Palabra de Dios, una utilización demoníaca de la Biblia; y quienes como evangélicos decimos que ha sido inspirada por un Dios de amor, no podemos permanecer callados ante quienes con ella predican a un Dios cruel que excluye y margina.

Carlos Osma

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Los poderosos cultivan fundamentalismos

Sábado, 17 de diciembre de 2016
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061217-las-tres-religiones-culturas-alianza-de-civilizaciones-laicista-fundamentalismo“Fundamentalismo es la corriente religiosa o ideológica que promueve la interpretación literal de sus textos sagrados fundacionales, o la aplicación intransigente y estricta de una doctrina o práctica establecida” (Wikipedia). Se trata de una actitud vital contraria a cualquier cambio en las doctrinas y las prácticas que se consideran esenciales e inamovibles en un sistema ideológico, especialmente religioso.

Los fundamentalistas interpretan sus textos fundacionales (Biblia, Corán…) al pie de la letra, sin tener para nada en cuenta la cultura de las épocas en las que se escribieron los textos, su marco histórico, las evoluciones progresivas de los mensajes, ni los desafíos actuales de las ciencias.

Exigen ser gobernados por líderes infalibles y leyes inamovibles. Sólo así se sienten seguros. Los cambios les aterrorizan. Su verdad es la única y, por consiguiente, su militancia se concreta en amargos desprecios y crueles violencias.

Las grandes religiones monoteístas con mucha frecuencia han mantenido actitudes fundamentalistas. Todas en su historia están manchadas de despreciada sangre inocente. Y todos los dictadores se han aupado sobre ideologías fundamentalistas.

El fundamentalismo mantiene al pueblo idiotizado, sin posibilidad de construir nada nuevo. Es como una religión universal, intercultural, que permite y fomenta el mantenimiento de gobiernos religiosos y políticos dictatoriales, para que se mantenga todo fijo y único, sin posibilidad de cambios.

Las intuiciones de Rockefeller

En cuanto un sector del pueblo comienza a desprenderse de sus enfoques fundamentalistas, los grandes de la tierra se ponen muy nerviosos. El Concilio Vaticano II (1962-65) y su aterrizaje en Latinoamérica con los documentos Justicia y Paz de Medellín (1968) fomentaron un poderoso despertar del pueblo. La Biblia, por primera vez en manos de este pueblo creyente y oprimido, superados básicamente los fundamentalismos, potencializó fuertemente la concientización y organización popular.

En esta misma época, en 1968, el magnate Nelson Rockefeller, vicepresidente entonces de Estados Unidos, después de una gira por Latinoamérica informaba que la Iglesia Católica no era ya “un aliado seguro para Estados Unidos”. Cincuenta años antes el presidente Roosevelt había alertado que: “Será larga y difícil la absorción de estos países por Estados Unidos, mientras sean países católicos”.

Entre los campesinos paraguayos, y de algunos otros países, este despertar se concretó en las Ligas Agrarias Cristianas. En Latinoamérica en general fue cuajando en diversos tipos de Comunidades Eclesiales de Base. Y ello les asustó a Rockefeller y compañía. Según su visión este tipo de catolicismo era “un centro peligroso de revolución potencial”. No les agrada ver que la Iglesia Católica de entonces “educa a los pueblos, les da cultura, les hace pensar y les anuncia la inalienable dignidad de los hombres”. Por ello planificaron cómo reemplazar a los católicos latinoamericanos por “otro tipo de cristianos”.

Los documentos de Santa Fe

Son documentos de la CIA redactados en la ciudad de Santa Fe, capital del Estado de Nuevo México, entre los años 1980 y 2000, que planifican la proyección del poder global de Estados Unidos. Cada Documento venía a tener una vigencia de  4 ó 6 años. En mayo de 1980 se hizo “Santa Fe I” dirigido a Ronald Reagan. A finales de 2000 vio la luz “Santa Fe IV”.

Analizan concienzudamente la realidad económica, política y cultural de Latinoamérica, amenazada, según ellos, por una influencia creciente del comunismo, enmascarado en los nuevos tipos de católicos.

A pesar de que su contenido es esencialmente económico-político, les preocupa el factor religioso, especialmente las nuevas vivencias de la Iglesia Católica.

El documento de 1980 advierte que la presencia de determinadas tendencias en la Iglesia Católica y algunos textos de las conferencias episcopales latinoamericanas eran peligrosos para la política exterior de Estados Unidos.

El cuarto, en el 2000, pide “combatir por todos los medios a la Teología de la Liberación y controlar los medios de comunicación de masas…”

Para ello, recomiendan la promoción de sectas fundamentalistas desencarnadas de la realidad: neo-pentecostales, mormones, Testigos de Jehová y aun la secta Moon. El presidente Nixon apoyó el proyecto totalmente. Y el Congreso financia un creciente envío de misioneros fundamentalistas, especialmente mormones, que han llenado el continente de capillas de línea espiritualista, enemigas de todo tipo de compromiso socio-político.

Reacciones vaticanas

Los medios de comunicación –los de los poderosos- desarrollaron una fuerte campaña de desprestigio y demonización de la Teología de la Liberación, y de los teólogos y obispos que la desarrollaban. Y, por supuesto, de las organizaciones populares que la vivían. Se les acusaba de infiltración marxista, de ingenuos idiotas útiles o directamente de comunistas infiltrados en la Iglesia… La insidiosa campaña, bien orquestada, fue produciendo desconfianzas, recelos, distanciamientos de las autoridades eclesiásticas… Y dolorosos desconciertos entre el pueblo.
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La ultraderecha cristiana colabora con el movimiento LGTB

Viernes, 14 de octubre de 2016
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Homofobia religiosaEsta ultraderecha cristiana, que ha adecuado su mensaje a un nuevo contexto y ha actualizado su homofobia para que resulte más sutil, escondiéndola tras un mensaje de supuesta libertad, está haciendo posible algo en lo que considero que no se han parado a pensar.

 Si bien es cierto que desde que en la Comunidad de Madrid entró en vigor la Ley LGTB el pasado 11 de agosto, tan celebrada y necesaria, los ataques han sido constantes, con las habituales cartas de obispos llenas de despropósitos, centros escolares que difunden el discurso de odio contra las personas no heterosexuales y medios de comunicación que condenan insistentemente dicha ley, esto ayuda al movimiento en favor de los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales casi tanto como la propia legislación que los protege.

Voy a explicarme más detenidamente, porque es muy posible que algún lector haya pensado que he perdido el juicio y, de momento, creo, sigo en mis cabales. Esta ultraderecha cristiana, que ha adecuado su mensaje a un nuevo contexto y ha actualizado su homofobia para que resulte más sutil, escondiéndola tras un mensaje de supuesta libertad, está haciendo posible algo en lo que considero que no se han parado a pensar.

Insisten en argumentar que la legislación que protege nuestros derechos ataca directamente el derecho de algunos padres que pretenden inculcar a sus vástagos las supuestas virtudes de la educación cristiana, que ellos entienden de una forma muy particular, pues dentro de ese concepto parecen querer amparar que hay personas que son libres de difundir un mensaje de odio y fomentar con él la discriminación de otras personas, llegando incluso a reivindicar su derecho a aplicar torturas que se disfrazan de “terapias” llevadas a cabo por personas con poca o ninguna instrucción y que persiguen en último término la erradicación de la Diversidad Sexual y de Género.

No entraré a valorar qué entienden estos señores por cristianismo, porque ni es el objetivo que hoy me ocupa ni me interesa, limitándome a esperar una verdadera revolución cristiana que expulse de los templos a los mercaderes del odio que se arrogan la representación única de un mensaje espiritual que han prostituido hasta límites insospechados; solo considero que, si estos señores reivindican estas atrocidades están haciendo posible que lesbianas, gais, bisexuales y transexuales empecemos a demandar “libertades” iguales, y exijamos poder educar a nuestros hijos dentro de un discurso de odio equivalente. Ese odio que nos profieren puede hacer posible que, por ejemplo, dos mujeres lesbianas inculquen a sus descendientes libremente la idea de que el cristianismo es una enfermedad mental, que puede tener curación a través de determinadas terapias, etc. Sería hasta divertido darles las gracias, pero sucede que el modelo social que pretendemos construir las personas verdaderamente comprometidas con los ideales de libertad e igualdad no se fundamenta en una redistribución del odio sino, al contrario, en una democratización de la libertad en que ninguna pueda emplearse para cercenar otras.

Dejando a un lado la broma, es bien cierto que ese mensaje extravagante que escuchamos desde obispados, centros de enseñanza y medios de comunicación ultra es un gran aliado inconsciente para nuestros intereses, precisamente porque su extravagancia, el tono delirante de sus declaraciones, no hace sino afianzar más y más nuestro progreso. Era esperable que aparecieran voces radicalizadas en su homofobia ahora que nuestro derecho a la igualdad empieza a ser compartido por una amplísima mayoría de nuestra sociedad, intentando a la desesperada sostener un sistema de discriminación que se derrumba.

Pero esos argumentarios pobres e insostenibles acaban consiguiendo precisamente lo contrario de lo que se proponen: que cualquier persona que pueda albergar aún dudas decida finalmente que no puede posicionarse del lado del fanatismo. Progresamos en nuestra lucha activista y estos, aunque disfrazados de liberales, con un traje impecable y religiosamente dominical, empiezan a ser los últimos homófobos sobre la tierra. Y ladran, claro, porque cabalgamos.

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“¿Ha muerto la “Sola Scriptura”?”, por Carlos Osma

Viernes, 7 de octubre de 2016
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deadDe su blog Homoprotestantes:

Las iglesias evangélicas se apresuran a celebrar por todo lo alto el quinto centenario de la Reforma Protestante. Quinientos años desde que Martín Lutero colgara sus 95 tesis en la iglesia del Palacio de Witteberg para insistir en que la salvación humana no se podía comprar, que no había que pagar ningún precio a nadie, ni al mismo Papa, y que vana era la confianza de quienes compraban “indulgencias” para ganar la salvación. Todavía era demasiado pronto para que al monje agustino se le pudiera ocurrir una tesis 96 en la que se aclarase que tampoco las personas LGTBI tenían que pagar el precio del celibato o la heterosexualidad fingida, que la heterosexualidad no era la última “indulgencia” para lograr la salvación.  Aunque la tesis 96 no es necesaria, porque aunque la heterosexualidad les parezca a muchos el preciado bien que las iglesias deben vender y proteger, Lutero dejó claro en su tesis 62 que “El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios”.

Lutero fue un creyente sincero, aunque atormentado por una iglesia que predicaba el terror. Y fue su búsqueda de libertad, de quitarse de encima toda la opresión religiosa, la que le llevó a la Biblia, a la Scriptura. Fue a ella a la que se aferró y de la que se hizo “prisionero” para liberarse de un poder Papal al que identificaba como responsable de la opresión en la que vivían las cristianas y los cristianos de aquel tiempo. Por eso predicó que la Biblia es la única fuente de autoridad, y que cualquier persona puede interpretarla, quitándoles esa potestad a los obispos y al Papa. La visión cristiana de Lutero era liberadora, y chocaba directamente con quienes entendían el cristianismo como un lugar de poder y sometimiento.

Que la propuesta de Lutero tiene fisuras es evidente, afirmar que la Biblia es accesible para todos y que siempre se puede entender con claridad, hace pensar que no hay ningún tipo de intermediario entre el texto bíblico y el lector, cosa que evidentemente es falsa. Para empezar la mayoría de mortales no somos capaces de leer el texto bíblico original, y tenemos que conformarnos con las traducciones que existen. Traducciones que en muchas ocasiones introducen prejuicios y malentendidos. No puede ser más que la homofobia de los traductores la que hace aparecer por arte de magia la palabra “homosexuales” en varias traducciones de la Biblia, haciéndonos creer que ésta condena las relaciones afectivas entre dos personas del mismo sexo en una situación de igualdad, tal y como las entendemos hoy. Algo completamente ajeno a la época y al propósito del texto bíblico.

Tampoco cayó Lutero en que los lectores de la Biblia no nos acercamos a ella de forma neutra, como si no hubiésemos recibido ningún condicionamiento social, cómo si no fuéramos hijos e hijas del mundo al que pertenecemos. ¿Quién cree que no leemos la Biblia condicionados? ¿Quién piensa que una persona que ha crecido aborreciendo el amor entre dos personas del mismo sexo no impregnará de homofobia cualquiera de sus lecturas e interpretaciones bíblicas?

Estoy convencido de que muchos cristianos conservadores y fundamentalistas son conscientes de los puntos débiles de la propuesta de Lutero. Por eso mientras repiten una y otra vez “Sola Scriptura”, mientras se alzan como los últimos defensores de la Palabra, introducen en sus traducciones bíblicas toda la ideología que defienden. Y mientras repiten una y otra vez a sus seguidores y seguidoras que la Biblia deja muy claras las cosas, que todo es muy sencillo de entender, se afanan por promocionar el conservadurismo dentro de sus comunidades. De esa manera, los cristianos y cristianas a los que adoctrinan, encuentran en la Biblia lo que ellas y ellos quieren que encuentren.

Llegados a este punto, es normal que la mayoría de personas LGTBI no vean por ningún sitio la liberación que Lutero descubrió en la Biblia, más bien todo lo contrario. La Biblia es el lugar por antonomasia que utiliza el poder opresivo heteronormativo cristiano. ¿Ha muerto entonces la “Sola Scriptura” para nosotras y nosotros? ¿Sólo nos queda pagar el precio del abandono de nuestra fe, o la negación de nuestra afectividad, para someternos al poder de la palabra heteronormativa? ¿Es eso lo que nos ofrece la Reforma Protestante? Si es así, la “Sola Scriptura” que promovió la Reforma es para las personas LGTBI hoy, lo que el Magisterio de la iglesia era para Lutero a principios del siglo XVI.

Pero si estamos decididos a resistirnos a que la heteronormatividad nos arrebate todo, incluso la Scriptura, si nos aferramos a ella, reconociendo que no hay una manera perfecta de entenderla, ni de interpretarla, porque somos seres humanos que vivimos condicionados; quizás descubramos en ella la Palabra liberadora del evangelio de Jesús. Si logramos romper los muros de homofobia e intransigencia con la que el conservadurismo evangélico la ha rodeado, y somos capaces de leerla como personas LGTBI, con nuestras contradicciones, nuestras experiencias y la riqueza de nuestra diversidad; es posible que como Lutero, y muchas otras personas más a lo largo de la historia, encontremos en la Scriptura la Palabra que Dios quiere dirigirnos a nosotras y nosotros.

No se trata de cambiar el poder heteronormativo por otro LGTBI, no es un cambio de trono. Se trata de expulsar de la fe cristiana las ideologías que pretenden apropiarse de la manera correcta de interpretar el texto bíblico, para practicar la discriminación y la violencia contra otros seres humanos por su manera de ser, sentir, o amar. Se trata de permitir que las personas puedan acercarse a la Biblia para ser interpeladas por el mensaje del evangelio, no invitarlas a que se erijan en “obispos y papas” de colectivos a los que odian. Se trata de entender que la fe en Dios y el seguimiento de Jesús es algo que nos hace mejores personas, que nos hace crecer y ser más maduros. Y que eso no tiene nada que ver con convertir la Scriptura en una especie de Constitución o libro de leyes. Quienes hacen eso, que tristemente son mayoría en el movimiento evangélico, no forman parte de la Reforma Protestante que inició Lutero. Ya pueden celebrarla tantas veces como quieran, pero su religiosidad legalista es la que éste mismo denunció y de la que intentó escapar, como anteriormente hiciera el apóstol Pablo en sus cartas, o el mismo Jesús al predicar el evangelio.

                                                                                                                      Carlos Osma

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Cristiano fundamentalista amenaza con denuncia por discriminación si le despiden por homofóbico

Martes, 13 de septiembre de 2016
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780x580-noticias-david-hallUn funcionario cristiano de Illinois amenaza con denunciar a la Administración de la Seguridad Social si le despiden por negarse a completar una formación de sensibilización sobre la comunidad LGTB.

David Hall es un funcionario de 42 años de edad que trabaja como coordinador de sistemas de áreas en la oficina de la Administración de la Seguridad Social de Champaing (Illinois). Veterano después de 14 años en la agencia, ha entrado en conflicto con sus políticas de inclusión, negándose a ver un vídeo de sensibilización de la comunidad LGTB de 17 minutos porque su contenido entra en conflicto con su fe cristiana.

«En apoyo a un ambiente de trabajo inclusivo, así como para proporcionar un servicio ejemplar de atención al cliente, la Administración de la Seguridad Social ha anunciado cursos de capacitación sobre inclusión y diversidad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales para nuestros empleados», declara Doug Nguyen, supervisor del trabajador profundamente cristiano, explicando que se trata de una formación obligatoria que «recuerda a nuestros empleados su responsabilidad para proporcionar el más alto nivel de servicio a nuestros clientes, como representantes de la agencia» a través de una formación sobre conceptos referentes a la comunidad LGTB.

A pesar de ser cristiano, una fe en la que se supone debes amar al prójimo como a ti mismo y compadecer a los débiles y pecadores, el señor Hall no está dispuesto a completar la formación y se niega a ver un vídeo de 17 minutos, contraviniendo las directrices de su superior, quien le indicó que debía ver ese vídeo en abril, para darle una segunda oportunidad el 2 de junio y una tercera opción dos semanas después. Como consecuencia, por insubordinación, le suspendieron dos días de sueldo, el 15 y el 16 de agosto, al que el señor Hall ha respondido con una amenaza de denuncia por «discriminación» en caso de llegar a ser despedido.

«No voy a abandonar mi fe o comprometer mis creencias sólo por hacer lo que los demás y dejarme llevar. No creo que Dios quiera que haga eso. No estoy juzgando a la comunidad LGTB… pero creo que la tolerancia es una calle de dos sentidos. Desafortunadamente, creo que están equivocados. Pero ninguno de nosotros debería perder nuestros trabajos ni sustento por causa de nuestras creencias (…). Sé que no soy un mártir ni un intolerante. No estoy pidiendo la aprobación o el perdón de nadie; simplemente trato de vivir mi vida, mi fe y ser obediente con la voluntad de Dios», declara con rotundidad el señor Hall.

«Esto es algo contra lo que quiero luchar y exponer, para proporcionar a otros cristianos el valor de sus convicciones. No puedo decirle con cuántas personas he trabajado que me han dicho: ‘Dave, estamos cien por cien de acuerdo contigo, me gustaría tener el valor de hacer eso’, pero tienen miedo. Sus temores se están realizando a través de mí», declara David Hall convencido de que está haciendo lo correcto, sin ir por ello en contra de las personas homosexuales, bisexuales o transexuales.

Su abogado, Jason Craddock, le ha advertido sobre su comportamiento, puesto que al fin y al cabo no le van a obligar a ver pornografía, tan sólo un vídeo de sensibilización. Previamente ya representó a un B&B que rechazaron la petición de una pareja que quería celebrar una ceremonia de unión civil en 2011, siendo condenados a pagar una multa de 30.000 dólares en compensación por el daño moral a la pareja y 50.000 dólares por los costes legales del proceso por violar la Ley de los Derechos Humanos. Craddock admite que hay otros casos sobre cristianos que rechazan participar en actividades que consideran pecaminosas, advirtiendo que los cristianos están siendo perseguidos debido a su homofobia.

Fuente Universogay

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Obispos sufragáneos de Getafe y Alcalá rompen la comunión afectiva y efectiva con el metropolitano Carlos Osoro

Lunes, 15 de agosto de 2016
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tresbisbes-1024x576El trío lalala… Reig Plà/López de Andújar y Rico Pavés

Las terminales digitales de los rigoristas se ceban con el arzobispo de Madrid

Forman parte del grupito de prelados ‘resistentes’ a las reformas de Francisco

José Manuel Vidal).- Por intereses espurios o ideológicos los ‘tirapiedras’ católicos, es decir los rigoristas que confunden la fe con la ideología neocon, han colocado al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en su diana. Y ejercen el tiro al blanco con sus tirachinas digitales contra él con ocasión o sin ella. Esta vez, la causa de las pedradas es que el prelado madrileño no se sumó al vituperio firmado por los obispos de Getafe y Alcalá contra la Ley LGTBI de la Comunidad de Madrid.

En las ‘chinitas’ lanzadas contra monseñor Osoro, siempre recubiertas de falacias religiosas, le acusan de mirar para otro lado, de hacer de Don Tancredo, cuando la fe está en peligro, atacada por el PP, enemigo de la Iglesia. Y, sobre todo, le afean el hecho de no sumarse a la cruzada antigay, abanderada por los obispos de Getafe (monseñor López de Andújar y su auxiliar, monseñor Rico Pavés) y de Alcalá (monseñor Reig Pla).

Simplificando un poco y para que se nos entienda, estos tres prelados, que ya en la anterior etapa eclesial formaban parte del círculo más conservador del episcopado español, se sitúan ahora abierta y descaradamente en el frente anti Francisco. Forman parte del grupito de prelados ‘resistentes’ a las reformas del Papa, integrado por unos 15 mitrados y encabezados por su líder en la sombra, el cardenal jubilado Rouco Varela. Son los obispos del “antiguo régimen”, los que se quedaron anclados en la Iglesia roca fuerte e institución de poder, que impone su moral a toda la sociedad.

Frente a ellos, la mayoría de los prelados españoles tratan de acompasar su paso con el de Roma y plegarse a las directrices que desde allí llegan. Y eso es algo que tampoco le perdonan al arzobispo de Madrid, que, sin estridencias, quiere sacar a la Iglesia de la arena política partidista, hacerla pasar de aduana a hospital de campaña y poner su reloj a la hora del del Papa Francisco.

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Carl Schmitt

Según el teorema del experto alemán en teología política, Carl Schmitt, no hay teología política, si no hay enemigo. Seguidores, quizás sin saberlo, del teórico filonazi, los rigoristas que atacan a Osoro necesitan un enemigo exterior, para poder subsistir y dar razón y sentido a sus existencia. Un enemigo que antes era “el mundo, el demonio y la carne” y que hoy es incluso el PP, el partido del ministro del Opus, Fernández Díaz.

Quieren una iglesia que plante cara y, constituida en un poder más, imponga (diciendo que no impone, que sólo propone) su moral y su doctrina a los cuerpos y a las almas. Una vuelta a la Iglesia de cristiandad, que añoran. La Iglesia levadura en la masa del Evangelio les suena a buenismo. Desconocen que ya el jesuita Pierre Teilhard de Chardin, teólogo y científico, escribía, hace años, que “la Iglesia seguirá en decadencia hasta que no rompa con el mundo ficticio de la teología verbal, del sacramentalismo cuantitativo y de las devociones etéreas”.

Los obispos y laicos rigoristas quieren cultivar de nuevo ambiciones de primacía, cuando lo que Francisco busca es todo lo contrario: regenerar el catolicismo en busca de sus orígenes, para que pueda curar las heridas de la condición humana, sin otros intereses confesados o inconfesables. Se trata de abandonar la lógica del poder, que pretende controlar las mentes y los cuerpos de las personas, diciéndoles qué deben pensar y cómo deben comportarse.

Se trata de asumir la lógica del servicio hacia la vida concreta y la experiencia espiritual de cada persona. Se trata de pasar el principio de la verdad por el principio de la realidad evangélica. Se trata de pasar de una religión que se concibe como la única verdad a la que ama el diálogo, porque sabe que la verdad es Dios. Se trata de optar por el mundo ficticio de la teología del catecismo (como hacen los rigoristas) o por el universo real de las preguntas vitales y de sentido (como hace el Papa).

En el caso de los obispos rigoristas de Getafe y Alcalá se juega otra cuestión interna, pero no de menor calado: la ruptura de la comunión afectiva y efectiva. Ambos obispos al frente de sus respectivas diócesis forman parte de una entidad que las aglutina, llamada Provincia eclesiástica madrileña. Un organismo de coordinación pastoral, que se nuclea en torno a la archidiócesis de Madrid y que tiene en su arzobispo al primus inter pares entre los obispos de la citada circunscripción eclesiástica. Por eso, Carlos Osoro figura como arzobispo metropolitano y las diócesis de Getafe y Alcalá son sufragáneas de la de Madrid.

Como es obvio, los obispos sufragáneos Reig y López de Andújar no le deben obediencia al metropolitano Osoro. Cada obispo en su diócesis es dueño, amo y señor, como se decía antes. O mejor dicho, servidor, como se dice en tiempos de Francisco.

carlos-osoro-papa-franciscoCarlos Osoro con Francisco

Es decir, si los citados obispos actuasen por separado, no habría nada que objetar. Pero, al unirse y firmar dos documentos seguidos sobre el mismo tema (el anterior, hace unos meses) en comandita, rompen la comunión afectiva y efectiva con el metropolitano.

¿Por qué actúan los dos obispados sufragáneos juntos y no por separado? ¿Quién está detrás de esta dinámica perversa? ¿Quién mueve los hilos de Reig y de López de Andújar y su auxiliar, Rico Pavés? La pretensión de estos obispos parece ser el convertirse, de cara a la galería, en adalides de la recta doctrina. Con lo cual, indirectamente, colocan en el disparadero de los tirapiedras a su metropolitano, monseñor Osoro.

Los sufragáneos (que dependen de la jurisdicción y autoridad de otro, según el diccionario de la RAE) señalan a Osoro y consiguen que, a los ojos de los rigoristas (pocos, pero maquiavélicos y fundamentalistas), pase por ser un tibio y acomodaticio Don Tancredo. Eso sí, también consiguen, por efecto rebote, que a los ojos de la mayoría de la gente (eclesiásticos incluidos) se agigante la figura del prelado madrileño como el hombre del Papa en España.

Los obispos de Getafe y Alcalá dan munición a los rigoristas, pero se desacreditan. Hacia afuera, por fundamentalistas y aduaneros doctrinarios sin corazón, fariseos que imponen fardos pesados en las espaldas de los demás. Y hacia adentro, porque rompen el sacrosanto principio de la comunión. Ése que invocaban, en otros tiempos, para imponer su particular visión doctrinaria a toda la Iglesia.

En definitiva, el tradicionalismo de los rigoristas (obispos y sus terminales digitales) es como un pájaro asustado que vuela hacia atrás, hacia el pasado, y quiere mantener a la Iglesia en el largo invierno de la involución. Les fastidia asumir que nadie puede parar la primavera en primavera.

Fuente Religión Digital

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Extremista cristiano dispara a una transexual en Indiana

Viernes, 22 de julio de 2016
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E0014813665--308848Permanece en la cárcel un extremista cristiano que disparó a una transexual en el salón de belleza del que era propietaria en lo que se considera un crimen de odio.

Gerald Duane Lewis es un extremista cristiano de 26 años de edad que permanece en la cárcel por el intento de asesinato de Crystal Raquel Cash, una mujer transexual, de 55 años de edad, a la que disparó en el rostro cuando le preguntó si podía utilizar el cuarto de baño del salón de belleza del que es propietaria, el 10 de julio, en Indiana.

El acusado se enfrenta a cargos de intento de asesinato, robo y llevar armas sin permiso. Según se informa, no hubo provocación alguna previa por parte de la víctima, por lo que autoridades federales consideran el incidente como un crimen de odio. La víctima fue trasladada al hospital por heridas sufridas en el rostro y la mandíbula, actualmente sigue sin poder hablar. El hermano de la víctima, Johnny Dickens, ha hablado en defensa de su hermana, a quien las autoridades habían tratado como varón inicialmente, manifestando su enfado por la manera peyorativa en la que algunos medios de comunicación se habían referido al negocio que regentaba, hablando de su salón de belleza como si fuera un centro de masajes.

Lewis proclama ser miembro de un grupo cristiano Israel United in Christ (Israel Unido en Cristo), que ha sido incluido entre los grupos de odio por el Southern Poverty Law Center, organización no gubernamental de defensa de los derechos civiles conocida por sus victorias legales contra grupos de supremacía blanca. Parece estar ligado también a Black Hebrew Israelites (Negros Hebreos de Israel), una sub-secta del movimiento separatista negro, que creen que los afroamericanos son los verdaderos judíos, el pueblo bíblico elegido por Dios. Se oponen a la integración y el matrimonio interracial y son virulentos antisemitas, antiblancos y antiLGTB que frecuentemente expresan sus puntos de vista en público.

Por su lado, el grupo Israel Unido en Cristo ha manifestado públicamente su oposición al matrimonio interracial y la forma de vida de la comunidad LGTB y proclaman que hispanos y afroamericanos son las 12 tribus bíblicas de Israel. Sin embargo, después de que Lewis se haya confesado autor del disparo en la vista preliminar, el 15 de julio, el líder del grupo extremista cristiano ha renegado del acusado, indicando que ya no forma parte del grupo.

Fuente Universogay

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“Atentado en un club (gay) de Orlando”, por Carlos Osma

Domingo, 19 de junio de 2016
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Orlando2De su blog Homoprotestantes:

Leo la noticia de la barbarie de Orlando en el periódico y ninguna pista sobre la razón por la que Omar Mateen eligió el Club Pulse para cometer el atentado y no el de la acera de enfrente. A primera vista la motivación parece ser xenófoba, porque se recalca varias veces que la discoteca celebraba una fiesta hispana. O en todo caso, por el fanatismo religioso del asesino, un atentado islamista, un nuevo ataque contra Occidente por parte de otro seguidor de ISIS. Bien es cierto que en un párrafo de la noticia se afirma que uno de los supervivientes, Dean, perdió a su novio en la tragedia. ¿Novio de Dean? ¿Es una errata o Dean era gay? ¿Había algún homosexual más en esa fiesta?

El Vaticano parece estar tan perdido como yo, según la nota que P. Federico Lombardi ha enviado a los medios de comunicación, las víctimas son… inocentes (no se si de aquí tenemos que suponer que en otras ocasiones hay víctimas que se lo merecen), además comenta Lombardi que el Papa Francisco espera que pronto se esclarezcan las “oscuras razones” por las que Omar Mateen eligió este peculiar club para realizar el atentado más mortífero en territorio estadounidense desde las Torres Gemelas. ¿Oscuras razones? ¿Insinúa el vaticano que el lugar del atentado no se eligió al azar? ¿Hay alguna turbia y oscura razón por la que este fanático perturbado eligió el Club Pulse?

En el plató de Sky News, el escritor inglés Owen Jones monta un numerito y se marcha indignado de una tertulia que analizaba las razones de lo ocurrido en Orlando. El presentador y la otra tertuliana no paraban de contradecir a Owen cuando este afirmaba que el Club Pulse es un club gay y que estamos ante un atentado LGTBIfóbico. ¿Y porqué tanta gente ocultaba este dato? ¿Porqué se puede decir que se celebraba una fiesta hispana y no que esa fiesta era para la comunidad LGTBI hispana de la ciudad? Owen Jones antes de levantarse y salir del plató lanzó una certera pregunta: ¿Si el atentado hubiese ocurrido en una sinagoga no estaríamos hablando de antisemitismo? Entonces, si ha ocurrido en un club gay: ¿Por qué no decimos claramente que es un atentado LGTBIfóbico?

El conocido Padre Ángel en Madrid ha organizado un funeral en una iglesia católica de Madrid en memoria de las víctimas del atentado de Orlando. Cuando Alejandro, pastor de ICM de aquella ciudad, le propuso al Padre Ángel que el acto fuese ecuménico, éste le respondió por terceros que por respeto a su obispo no podía hacerlo, y que tenía miedo a que le “regañasen” por volver a juntarse con personas LGTBI. ¿Un funeral cristiano por las víctimas de un atentado LGTBIfóbico pero alejados de las “oscuras” personas LGTBI cristianas? La cuadratura del círculo a la que nos han acostumbrado muchas instituciones, denunciar la LGTBIfobia en un acto LGTBIfóbico. Y todo eso en nombre de Dios y ante las cámaras de televisión para mostrar lo moderno e inclusivo que es uno.

En Barcelona el President de la Generalitat y el resto de su Gobierno acudieron al acto que organizaron las entidades LGTBI de la ciudad condal, y ante una bandera gigante con un crespón negro mantuvieron un minuto de silencio para mostrar su repulsa  por la violencia LGTBIfóbica que tuvo lugar en el Club Pulse. Aquí se dijeron las cosas por su nombre, sin silencios ni ambigüedades. Pero para poco sirven las palabras si no hay medidas concretas que luchen por acabar con ella. ¿Qué utilidad tiene que se diga que existe una lacra que se llama LGTBIfobia que asesina a miles de personas cada año si no se hace nada para erradicarla? ¿En qué nos ayuda tener una ley contra la LGTBIfobia si no se implementa? La LGTBIfobia se tiene que trabajar desde la educación, formando a niños y niñas en la riqueza que supone la diversidad. Sin pasos firmes y concretos que hagan de los centros educativos lugares donde construir una sociedad más tolerante, sucesos terribles como los de Orlando se volverán a repetir. En los últimos seis años se han contabilizado casi 1800 personas asesinadas en el mundo por su orientación sexual o identidad de género, pero probablemente estas cifras sólo son la punta del iceberg. Sin políticas decididas no se acabará con el peligro que supone para todas y todos la LGTBIfobia.

Desde muchos foros cristianos fundamentalistas también ha habido una condena del atentado. Repiten que aunque no están de acuerdo con las “practicas” homosexuales, toda persona tiene derecho a la vida. No son capaces de darse cuenta que la religión ha dado razones y cobertura a la mente de este enfermo, probablemente homosexual, para realizar la masacre. Y que, aunque en un grado mucho menor, todos los días hay personas que tienen que padecer la violencia LGTBIfóbica en nombre de la religión. O en realidad sí que se dan cuenta, pero no les importa. Sería difícil encontrar en un contexto cristiano fundamentalista una persona que no conozca algún caso de un homosexual cristiano que fue maltratado y rechazado por su comunidad debido a su orientación sexual. Los discursos LGTBIfóbicos de la mayoría de instituciones cristianas disparan todos los días veneno que asesina a muchas personas. Y no lo hacen por su fe, porque Dios, porque Alá, no es un asesino. Es un Dios que nos ha hecho diversos como reflejo de su poder y de su amor. ¿Cómo es posible que con todo el dinero que manejan algunas de estas instituciones no hayan hecho estudios reales sobre las consecuencias de su LGTBIfobia? Quizás si lo hicieran se quedarían sin argumentos para defender la discriminación. No es cristianismo lo que predican, no es evangelio, es muerte.

Finalmente me alegro de todas las instituciones, seculares y también cristianas que han sabido poner nombre a lo que aquí a ocurrido, pero que además trabajan todos los días por construir una sociedad y unas iglesias donde las personas LGTBI no son sólo recordadas por las tragedias, sino donde pueden vivir con naturalidad y con libertad su orientación sexual o identidad de género, llamando a las cosas por su nombre, sin esconderse, y aportando todas sus capacidades. El 11 de Junio, justo en el mes donde celebramos el día del Orgullo, formará parte para siempre de nuestra historia, de la historia de la comunidad LGTBI. Una comunidad que siempre ha sabido llorar a sus muertos, pero también dignificarlos evitando que sean manipulados, borrados o ignorados. El 11 de Junio tuvo lugar un atentado, quizás terrorista, pero seguro que LGTBIfóbico. Y las víctimas tienen derecho a que se sepa que fueron asesinadas por sentir, por amar, por entenderse, por percibirse, de una manera diferente a la mayoría.

Carlos Osma

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“Cristianos homosexuales: enfermos y abusados”, por Carlos Osma

Martes, 17 de mayo de 2016
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NIÑOUn excelente análisis de Carlos Osma en su blog Homoprotestantes:

Hace unas semanas se aprobó en la ciudad chilena de Concepción una ordenanza en la que la municipalidad se comprometía, entre otras cosas, a implementar políticas públicas contra la discriminación de las personas LGTBI. La mayoría de las iglesias evangélicas estuvieron en contra de esta ordenanza, y el obispo Carlos Adams, presidente de la Unidad Evangélica de Chile, mostró su descontento en el canal TVU haciendo uso de unas palabras muy poco evangélicas: “Lo que a ellos (los homosexuales) les ha pasado es un problema mental, nada más, que han sido violados cuando niños. Hay muchos de ellos que se creen mujer, les donan hasta los ovarios. Realmente hay un problema de cabecita ahí. La tendencia nuestra es llevarlos al camino, que se encuentren con dios y formen su familia, como es lo natural de la vida”.

Como es lógico el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) expresó su repudio a estas homofóbicas declaraciones. Sin embargo, y sin voluntad alguna de justificar las palabras del obispo, creo que Carlos Adams no estaba mintiendo del todo. Simplemente estaba describiendo su experiencia con las personas LGTBI cristianas. Me atrevo a pensar que el obispo, como muchos evangélicos alrededor del mundo, no han puesto un pie fuera de su “mundillo evangélico” desde que nacieron, o al menos desde hace una eternidad. Y los homosexuales que conocen, los que compartieron con ellos escuela dominical, coro, estudios bíblicos y cultos de alabanza; son cristianos que han sufrido abusos y tienen problemas psicológicos.

Cuando a un niño o a una adolescente evangélica, se le impide mostrar su identidad de género o su orientación sexual, está sufriendo un maltrato, un abuso. Para mucha gente esto no tiene ninguna importancia, simplemente se les está “llevando por el buen camino”, pero todas las personas LGTBI que han nacido dentro de familias e iglesias cristianas como las del obispo Carlos Adams, han sido castradas, infantilizadas, culpabilizadas, y marcadas con el fuego candente de la homofobia en su interior. Un maltrato psicológico que se justifica como “llevarlos al camino” o “a lo natural de la vida”. Se entiende por tanto que familias y comunidades como éstas, que las hay en todo el mundo, no quieran leyes que luchen contra la discriminación de las personas LGTBI. Y mucho menos, que visibilicen que estos buenos cristianos son unos maltratadores, torturadores y asesinos.

Antes de empezar a hablar de enfermedades mentales en el colectivo LGTBI cristiano, querría aclarar que no comparto el estigma que acompaña a las enfermedades mentales. Al igual que puedo enfermar de anginas, gonorrea o gripe, puedo hacerlo con una depresión. Y opino que todas las discriminaciones que acompañan a las enfermedades (no me olvido tampoco del sida), sólo tienen que ver con la ignorancia. Las enfermedades no nos hacen mejores o peores personas, sólo nos hacen más vulnerables, y más necesitados y necesitadas de ayuda y recursos públicos.

Una vez explicado esto, me gustaría decir que sí, que dentro de las iglesias cristianas la mayoría de personas LGTBI tienen algún problema psicológico. Me refiero sobre todo a las que pudiendo salir de allí corriendo, prefieren quedarse sentadas en sus bancos para ser insultadas y menospreciadas. Una persona sana que entra en una iglesia en la que le dicen que no tiene derechos, que no tiene la misma dignidad que el resto de personas, que no tiene porque explicar continuamente a quien quiere, que no tiene porque mirar las cosas con sus propios ojos… no tardaría más de cinco minutos en marcharse. Las cristianas y cristianos LGTBI que a pesar de ser discriminados, se mantienen dentro sus iglesias, es porque han sufrido un abuso espiritual tan fuerte desde hace años, que necesitan ayuda terapéutica para poder salir de allí. Quien no cree que puede exigir el mismo trato que su hermano heterosexual con el que compartió escuela dominical, es porque ha interiorizado que no está a su mismo nivel. Sin huir o revelarse ante esta humillación, sólo pueden vivir las personas que están enfermas.

Ninguna lesbiana ni ningún gay atrapados en iglesias homófobas, viven el evangelio de Jesús. Sólo tienen un enganche emocional, una dependencia psicológica, un trastorno, una enfermedad. El evangelio nos hace personas maduras, no niños de diez años que necesitan a alguien que les diga como tienen que comportarse. Es posible que no pudiéramos salir huyendo de la iglesia a la que nos llevaban nuestros padres cuando teníamos cinco años, pero si ahora tenemos veinticinco, treinta, o cincuenta años, y no somos capaces de enviar todo eso al infierno de la homofobia; es porque necesitamos un buen especialista que nos ayude.

El evangelio liberador no abusa de las personas ni les produce problemas psicológicos, las iglesias evangélicas como las del obispo Carlos Adams, sí. El evangelio nos habla de amor, no de reprimir el amor. Nos habla de una nueva identidad cuando la anterior no nos hacia felices. De plenitud, no de castración. De felicidad, no de aceptar resignadamente una tortura psicológica. El evangelio de Jesús nos llama sin lugar a dudas, a salir de todas esas pseudocomunidades cristianas homófobas, para vivir el evangelio junto a otros cristianos y cristianas que trabajan por la justicia. Y una manera de trabajar por la justicia es pedir que las leyes protejan a las personas LGTBI de los discursos de odio y discriminación. No deberían salir gratis comentarios como estos, sobre todo porque hay muchos menores que padecerán en sus casas y sus iglesias las consecuencias de esas palabras tan irresponsables y diabólicas.

Carlos Osma

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La emotiva reunión de dos hermanos separados por la homofobia de sus padres cristianos

Martes, 17 de mayo de 2016
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hermanos-reunidosEl reencuentro de 2 hermanos separados por la homofobia de sus padres.

Hace años, un niño perdió a su hermano. Se marchó de casa y lo dio por desaparecido. Ya adulto, ha descubierto que en realidad se le había localizado años atrás, pero que sus padres habían rechazado que volviera y prohibido que contactara con su hermano. Finalmente ha logrado reencontrarse con él y ha compartido su historia en redes sociales.

Una historia de profunda homofobia. Homofobia y religión van muchas veces de la mano y juntas fueron las causantes de una trágica separación. La historia de estos dos hermanos, John y Ryan, se volvió trágica cuando Ryan fue obligado a irse de casa de sus padres con 16 años por ser gay.

A través de la red social Reddit, su protagonista, que quiere mantener el anonimato, cuenta (parte 1, parte 2, parte 3) como hace años su hermano mayor desapareció de su vida. Un buen día se fue de su casa y nunca más supo de él. John era mucho más pequeño y no entendía por qué su hermano se había ido con un hombre mayor (su pareja por entonces) a casa de un vecino a por algo y nunca había regresado. “Me dio un abrazo, me dijo que me quería y se fue. Nunca volvió”.

Haciendo memoria, recuerda que poco antes lo había visto con un chico mayor que él, con el que probablemente se marchó: “El día antes de desaparecer, le recuerdo en casa y cuidando de mí (…) En ese día, vino un chico. Lo recuerdo. Era mayor, casi de la edad de nuestro padre. Mi hermano me hacía ir a mi habitación cada vez que oía el timbre. Más tarde, cuando el chico se había ido, mi hermano me pedía que no dijera nada de él (…) El día antes de desaparecer, recuerdo que vino ese chico. Estaba en la cocina y me acuerdo de estar mirando hacia arriba y verlo besar a mi hermano. Se abrazaban. No les importaba que los estuviera viendo. El chico mayor me saludó y yo le saludé, y luego seguí viendo dibujos animados”.

El protagonista de la historia recuerda que a su hermano se le dio por desaparecido. Sus padres pronto quitaron su nombre de la lista de personas desaparecidas, porque ellos habían sido los causantes de su desaparición, por no aprobar su homosexualidad y su relación con un hombre. Pero el pequeño John tardó en descubrir la verdad, pensaba que su hermano había desaparecido para siempre sin saber por qué. Años más tarde, sin embargo, ha descubierto que en realidad llevaba tiempo localizado, pero que habían sido sus padres quienes le habían prohibido volver a casa y que tuviera ningún contacto con su hermano pequeño: “Contacté con unos detectives que mi familia conocía desde que mi hermano había desaparecido. Cuando empecé a preguntar, me dijeron que mi hermano ya no estaba en ninguna lista de personas desaparecidas. Cuando pregunté qué significaba eso, me dijeron que lo habían quitado a petición de mis padres (…) Habían encontrado a mi hermano hace años —hace mucho, mucho tiempo— y descubrieron que estaba viviendo con otro hombre. Es gay, y eso repugnó a mis padres. Mi hermano intentó acercarse a ellos. Ellos le dijeron que no querían tener nada que ver con él, que yo no lo recordaba y que yo no querría verle…”.

Cuando descubrió por qué, ya muchos años después y habiendo formado su propia familia, la furia se apoderó de él: “mis padres odian sinceramente a mi hermano por ser quien es, por ser gay. Me ocultaron este secreto toda mi p*ta vida. Mi hermano se perdió el nacimiento de su sobrino, mi boda, graduaciones, TODO. Todo por culpa de mis padres y de sus mentiras”.

Cuando el hermano pequeño supo esto, decidió contactar con la policía y hacer uso del número de contacto que había dejado su hermano por si querían localizarlo. John logró pues, conseguir el número de teléfono de su hermano tras mucho esfuerzo y así fue la emotiva reunión de dos hermanos separados por la homofobia de sus padres cristianos. Tras el inicial desconcierto, hubo ocasión para un emotivo reencuentro. Le llamó y John escuchó a Ryan decir “¿quién es?”. Así lo relata John:

“Era su voz. Conocía esa voz. ¡Mi hermano! El que había estado desaparecido toda mi vida. Me cubrí la boca con mis manos temblorosas y me quedé sentado. Él seguía preguntando quién era. El hombre que se escuchaba de fondo estaba intentando hablarle. Me colgó el teléfono. Le llamé de nuevo, inmediatamente. Me contestó otra vez.

Le dije: “conseguí tu número”. Me preguntó quién era y qué quería. Le dije: “soy yo”. Hubo un silencio larguísimo. Pensaba que me había colgado. Entonces escuché cómo le decía a alguien que bajara la radio y cerrar la ventana. Me preguntó mi nombre. Se lo dije y me dijo que estaba mintiendo. Le expliqué que había conseguido su nombre a través de la asociación de niños desaparecidos con la ayuda de detectives. Me preguntó de qué color eran los cordones de unos zapatos que llevó a un picnic cuando éramos niños, y recuerdo a mi madre enfurecida por sus cordones rojos con zapatos azules. Fue la última vez que estuvimos juntos como una familia.

Me di cuenta de que estaba llorando. Lo primero que me preguntó fue: “¿dónde estás?”. Y le dije que vivía a unas pocas de casa. Sin dudar me dijo: “voy para allá”. Fue al aeropuerto sin equipaje, compró un billete de avión y vino directamente a verme”.

Cuando Ryan volvió a ver a John tras un montón de años le dijo: “pensaba que me odiabas y que no querías saber nada de mí”. Se sentaron en un bar a hablar durante horas. Tras unas 6 horas John le pidió que viniera a su casa a conocer a su mujer. Ryan por su parte estaba casado con un médico y vivían en la costa pacífica. Tienen 2 hijas de 12 y 8 años, y una vida maravillosa.

Sin embargo, la alegría no ha podido ser completa, pues sus padres siguen rechazando al hijo mayor: “Mi padre le cerró la puerta en las narices. Mi madre lo abrazó, le dijo que se cuidara y le cerró la puerta”. Con todo, el hijo menor ha tomado una decisión drástica: mudarse (por lo que se deduce de su testimonio viven en distintos puntos de Estados Unidos), dejar de vivir cerca de sus padres y compartir su vida con su hermano y su familia: “Mi hermano quiere que mi esposa y yo nos mudemos para estar más cerca de él (…) No puedo perdonar a mis padres. No tengo ninguna razón para permanecer cerca de ellos. Quiero estar con mi familia. Quiero recuperar todo el tiempo perdido”.

En definitiva, una historia de homofobia pero también de reencuentro y superación. Les deseamos a los dos hermanos una feliz vida compartida con sus familias. Qué triste que la homofobia destrozara una familia con mentiras, pero más vale tarde que nunca para que estos dos hermanos separados durante años volvieran a reconectar.

Fuente Cromosomax

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El enigma del fundamentalismo religioso

Miércoles, 6 de abril de 2016
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monoteistass“Hay que volver a los fundamentos pero sin rigidez”

“Los credos monoteístas se deslizan hacia convicciones absolutas”

“No hay que negar la historia sino aproximarse a ella de forma abierta”

(Manuel Fraijó, El País).- El fundamentalismo petrifica la Biblia y la convierte en autoridad absoluta”. Así se expresa, pensando en el cristianismo, el teólogo J. Moltmann. Identifica de esta forma una de las tentaciones de las religiones monoteístas: su fe puede, con relativa facilidad, deslizarse hacia convicciones absolutas. Intentemos una mínima clarificación.

Desde luego, nadie reprochará a las religiones que retornen una y otra vez a sus fundamentos. Sus fundadores y el credo al que ellos dieron lugar no puede ser un me- ro punto de partida que caiga en el olvido. Los orígenes no se marginan impunemen- te. Las religiones, como las personas y los pueblos, tienen grandes obligaciones con- traídas con el recuerdo; sin él se perece. “Qué sea el hombre”, escribió el filósofo W. Dilthey, “solo se lo dice su historia“.

Es necesario, pues, que las religiones siempre vuelvan -sobre todo en tiempos convulsos- a su primera hora, a sus fundadores, a sus libros sagrados en busca de la anhelada identidad. Pero la identidad no es algo cerrado ni enlatado que se acumule solo en los inicios y condene a los nacidos después a ser meros repetidores. El momento fundacional no agota las posibilidades de configuración de los proyectos religiosos. El tiempo añadido, la tradición, los siglos transcurridos ayudan a perfilar la intuición originaria.

Esos pasos intermedios reclaman también vigencia y cierta normatividad. Es más: se impone incluso una consideración amable del momento presente. Las religiones son comunidades narrativas de acogida que ayudan a vivir y morir digna y esperanzadamente. Cuando una religión margina alguno de estos tres estadios -los orígenes, la tradición y el momento presente- y se aferra a que el velo se rasgó por completo en los mitificados momentos iniciales surge el fundamentalismo. Su pecado no se localiza, pues, en la búsqueda de fundamento; es humana y necesaria, sin ella se camina a la deriva. El fundamentalismo se hace fuerte cuando las religiones, además de afirmar legítimamente su trascendencia, niegan, ya sin legitimidad para ello, su contingencia histórica y las heridas que el paso del tiempo ocasiona. La negación de la historia es una invitación solemne al fundamentalismo.

El peligro fundamentalista afecta a múltiples ámbitos de nuestras sociedades. Sin embargo, resulta extraño que esté tan presente en las religiones, sobre todo en las monoteístas. Y es que, en palabras del teólogo W. Pannenberg, “el fundamentalista es el hombre de la cosa segura”. Pero ¿qué es lo seguro en las religiones? ¿No es la fe confiada, sin certezas ni evidencias, su seña de identidad? El mundo al que se aso- man los creyentes es tan misterioso, tan tremendo y fascinante, que debería resistirse a la chata objetivación fundamentalista. La experiencia religiosa se forja en contac- to con símbolos, mitos, ritos y leyendas.

Se podría afirmar, con P. Ricoeur, que es “el reino de lo inexacto”. ¿Cómo se puede ser fundamentalista en un escenario tan resbaladizo, en un universo tan cargado de misterio e incertidumbre? Más bien parece que la persona religiosa debería estar familiarizada con el espesor de lo inefable, con los muchos nombres y rostros de lo divino. Todas las religiones saldrían ganan- do si incluyesen en su biblia pequeña el verso de José Ángel Valente: “Murió, es decir, supo la verdad”. Pero hasta entonces, hasta que no doblemos la última curva del camino, la verdad será una criatura huidi- za, especialmente para el fundamentalista.

El filósofo H. Bergson abordó estos interrogantes distinguiendo dos clases de religión: la estática y la dinámica. La primera se agota en la búsqueda de seguridades. Su problema es el miedo, que intenta esquivar acumulando certezas doctrinales y pautas inmutables de conducta que defiende con ira, intransigencia y fanatismo. En definiti- va, la religión estática rechaza las fatigas de la duda y el ejercicio de la razón crítica.

En cambio, la religión dinámica está fa-miliarizada con las preguntas que “el terror de la historia” (M. Eliade) suscita. Sabe que preguntar es ser piadoso. De ahí que, según Bergson, la religión dinámica culmine en la mística. “Superhombres sin orgullo” llama a los místicos, cuya cima son para él san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús. No puede extrañar que este gran europeo muriera (1941) pidiendo “un suplemento de alma” para un mundo en el que ya se vislumbraba que la mecánica estaba ganando la partida a la mística.

Destacados conocedores de la historia de las religiones monoteístas señalan dos ámbitos especialmente sensibles al fundamentalismo. En primer lugar, la comprensión e interpretación de sus textos sagrados. Casi tres siglos lleva el cristianismo a vueltas con la exégesis de su Biblia. La aplicación del método histórico-crítico a los textos bíblicos no ha supuesto su debilitamiento, sino una mayor fortaleza. Algo parecido se espera de la incipiente exégesis crítica del Corán. El libro sagrado de los musulmanes determina rígidamente todos los aspectos de su vida religiosa y social. Según el islam, el Corán fue dictado íntegramente al Profeta Mahoma por un ángel en el cielo. Tal vez esta procedencia divina tan directa esté en el origen del temor a someter el Corán a los rigores de la exégesis histórico-crítica. Un temor que no es unánime: existe un islam fundamental que empieza a asomarse a la exégesis crítica del Corán; menos propenso a esta tarea es el islam fundamentalista, siempre volcado en la interpretación literal del texto sagrado; y ajeno a las fatigas de la interpretación histórico-crítica es el fundamentalismo islámico, de triste actualidad por los fines bastardos con los que lee y aplica determinados pasajes del Corán. No existe, pues, un único islam, como tampoco existe un solo cristianismo o un único judaísmo. Sería injusto no diferenciar cuidadosamente.

En segundo y último lugar: a todas las religiones les cuesta separar lo sagrado de lo profano. Muchos musulmanes defienden que, por el honor de Alá, no debería haber zonas francas seculares. Sin embargo, los estudiosos del islam están convencidos de que en algunos países musulmanes el islam está evolucionando y terminará percatándose, como le ocurrió al cristianismo, de que en la vida no todo es religión.

Al comienzo de este siglo, profetas de mal agüero aseguraron que el siglo XXI sería “el siglo de Jesús contra Mahoma”. Es de esperar que aún estemos a tiempo de evitarlo. Y el mejor camino es el de la aproximación mutua, serena y reflexiva, más atenta a lo que une que a lo que separa. En su viaje a Centroáfrica el papa Francisco acudió a una gran mezquita musulmana a orar. En realidad, así fue al principio.

Las crónicas narran que, tras cuatro meses de asedio, el califa Omar (632) conquistó Jerusalén sin ningún género de violencia. Entró como un peregrino, a lomos de un camello y vistiendo un manto usado. A la hora de la oración, el patriarca de Jeru- salén, Sofronio, le ofreció su iglesia para que rezase en ella; pero Omar declinó la invitación con estas o parecidas palabras: mejor no, no sea que el día de mañana, después de mi muerte, algún musulmán te la arrebate diciendo: “Aquí oró Omar”. Un comienzo de diálogo prometedor.

Manuel Fraijó es catedrático emérito de la Facultad de Filosofía de la UNED.

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“Si dos hombres tienen relaciones sexuales…. deben morir.”, por Carlos Osma

Jueves, 10 de marzo de 2016
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Felix-and-LeviticusDe su blog Homoprotestantes:

Hace unos días la Universidad de Sheffield expulsó a uno de sus alumnos por hacer un comentario en Facebook oponiéndose al matrimonio entre personas del mismo sexo. Felix Ngole, que así se llama el alumno, justificó su posicionamiento homófobo apelando a la Biblia, concretamente a un texto del libro del Levítico. A partir de ese momento muchas entidades cristianas han salido en tromba para defenderle y denunciar la supuesta persecución que sufren los cristianos por parte de los colectivos LGTBI que no respetan la libertad de expresión. Ngole ha ido un poco más allá y ha advertido que “los estudiantes en las universidades inglesas están siendo censurados en sus opiniones y creencias”.

Personalmente no estoy muy seguro de que una persona que apela a un libro como el Levítico, escrito hace miles de años, para oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo, tenga las cualidades reflexivas y críticas que se esperan de alguien que está realizando unos estudios universitarios. La propia universidad decía sentirse consternada por el nivel de intransigencia que Ngole había demostrado en sus comentarios de Facebook, y dudaba de que pudiese desarrollar su futura labor como trabajador social de la manera más adecuada.

Parece ser que Felix Ngole utilizó el texto: “Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación[1]. Un versículo que evidentemente no está hablando del matrimonio entre personas del mismo sexo, y que es utilizado por los fundamentalistas para oponerse a cualquier derecho de las personas LGTBI. Lo que parece que Ngole olvidó decir es que ese texto no sólo dice que dos hombres que se acuestan juntos cometen abominación, sino que además especifica cuál debe ser su castigo: “morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos”. Así que si este versículo, como parece opinar Ngole, es válido para justificar que dos personas del mismo sexo no pueden casarse, también lo sería para argumentar que se las debería asesinar.

Es difícil entender que cristianismo profesan personas que creen en un Dios que al menos en un momento de la historia opinaba que los homosexuales debían morir sin remedio y que su sangre debía caer sobre ellos. Ngole, que vive exiliando en Inglaterra desde 2003, procede de Camerún, un país centroafricano donde la homosexualidad está penada con cinco años de cárcel. Hace dos años varios medios de comunicación occidentales se hicieron eco de la muerte en aquel país de Roger Mdebe, que había sido condenado a tres años de prisión por “tentativa a la homosexualidad”, delito que consistía en haber enviado un mensaje a un amigo declarándole su amor.

La bogada Alice Nkom conocida en Camerún por su lucha a favor de la despenalización de la homosexualidad explica que “la homofobia es una cuestión de ignorancia, el Estado y las iglesias se aprovechan de ello y difunden mensajes homófobos por todos sus medios. En Camerún, las iglesias son propietarias de numerosas radios que extienden sentimientos homófobos”. En el caso de Roger Mdebe su propia familia interpretó su muerte como una liberación divina.

Cuando las entidades fundamentalistas levantan su voz para denunciar que un joven camerunés no tiene derecho a la libertad de expresión en Europa, se olvidan de los jóvenes cameruneses LGTBI que no tienen derecho a expresar sus sentimientos y su identidad. Su amnesia les impide denunciar las políticas de incitación al odio de las iglesias cristianas en varios países africanos que conducen a la muerte de muchas personas. Pero no hace falta irse tan lejos, cuando las iglesias evangélicas en Europa o América dicen sentirse discriminadas por no poder expresar sus opiniones homófobas, se les olvida los miles de cristianos LGTBI que expulsan de sus iglesias cuando se atreven a decir quiénes son o a quien aman.

Parapetarse en la libertad de expresión para ejercer la homofobia, o en las convicciones religiosas para promover la discriminación y el odio, es una falacia. La tolerancia tiene un límite bien claro, el de la intolerancia. Nadie entendería que entidades cristianas defendiesen la libertad de expresión de un estudiante que apelase a una tradición ancestral para condenar por ejemplo el placer sexual en la mujer, y que omitiese que esa misma tradición propone mutilar genitalmente a las niñas. Entonces, ¿por qué lo hace cuando un estudiante apela a la Biblia, el texto central del cristianismo, para defender posiciones homófobas? Que la homofobia se defienda ella sola, y no manche los pilares en los que se fundamenta nuestra fe para ensuciarlos con su odio. Tal como ha hecho la Universidad de Sheffield, las iglesias cristianas deberían expulsar de sus comunidades toda muestra de odio e intolerancia que se justifiquen insultando el nombre del Dios de amor en el que creemos. El Dios cristiano jamás se ha opuesto al amor entre dos personas; y por descontado no es, y nunca ha sido, un asesino. Leer más…

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“Jesús no murió por nosotros”, por Carlos Osma

Lunes, 25 de enero de 2016
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Rambla.BarcelonaDe su blog Homoprotestantes:

No me gusta el aire, aunque sea de colores, con el que algunas personas hinchan sus discursos religiosos. Esos discursos que después nos explotan a otros en la cara. No, no me gusta el humo que sale de las hogueras en el que algunos piden que nos metamos para vivir según la voluntad divina. Y es que estoy harto de tanta paja, de tanta hoja superflua, de tanta flor de un día….De tantos superhombres y supermujeres espirituales, ejemplares, sabelotodo. Me he hartado de la pose, de lo que hay que decir, de lo que se puede pensar, de lo aceptable, de lo correcto, de la única forma canónica de interpretar la Biblia. Paso de todo, ya no hay referentes que nos sirvan, nos han dejado huérfanos, así que no tengo porque seguir sus consejos paternalistas.

“Eres un pecador, pero Jesús murió por ti” dice un predicador callejero en las Ramblas de Barcelona. Y lo dice convencido de que está transmitiendo un mensaje de vida o muerte que los transeúntes debemos aceptar para no ir al infierno eterno. Y lo dice, porque él así lo siente, porque gracias a ese mantra que un día interiorizo, su vida ahora es otra y por fin es feliz. Lo miro y no sé que hacer, si reír o llorar, pero opto por lo que hace la mayoría; ignorarle. Sin embargo me voy pensando en lo absurdo de la escena, en que fueron personas como él, atemorizadas por la posibilidad de perder sus seguridades, las que asesinaron a Jesús. Señores gritones, religiosos y sabelotodo que en el fondo sólo se movían por intereses personales. Integristas fariseos como ese predicador -después de haber visto tantos, uno los reconoce al instante- que siguen silenciando, humillando y asesinando si les dejan, a quienes les rompen los rudimentarios cimientos que sustentan su vida.

A los pocos pasos una mujer intenta darme un folleto y me dice “Jesús te ama” , tengo que apartarme rápidamente por los empujones de la gente, la policía corre detrás de un carterista. Los turistas se sorprenden, pero los que vivimos por aquí sabemos que no hay que darle mucha importancia, policías y carterista se conocen desde hace tiempo, y si esta vez lo alcanzan por trigésima tercera vez, mañana un juez lo dejará de nuevo en la calle para que todo vuelva a ser como siempre. “Jesús te ama”, vuelve a decirme impasible la señora con su sonrisa impostada mientras extiende su brazo con un folleto de colores. No sé porqué, pero esta vez no me dejo robar la dignidad y le digo:  “Gracias por recordármelo, a los gays también nos gusta que nos digan cosas de esas de vez en cuando. Viniendo de una persona religiosa como usted es una novedad”. Su cara cambia y veo que intenta buscar en su manual de cuatro pasos para salvar a los pecadores, las palabras más adecuadas para responderme. “Dios no ama el pecado, pero sí ama al pecador”. Que poco original, me digo a mí mismo, ciertamente no hay nada nuevo bajo el sol. “Pues aplíqueselo señora, Dios la ama, pero no soporta su homofobia. Sepa usted que su odio hace sufrir a mucha gente. Y lo peor, es que utiliza a Dios para justificarlo. Tenga un poco más de respeto , no sea tan arrogante, y no utilice a Dios como un arma”. Creo que me he pasado un poco, para empezar porque la señora no me ha escuchado, y ahora se ha puesto a recitarme como un loro unos cuantos versículos de la Biblia. Y después porque las personas que hay a mí lado se apartan y me miran como diciendo: “Déjala en paz, ¿crees de verdad que vas a conseguir algo?”. Tienen toda la razón, dejo de jugar a ser un policía que persigue a ladronas de verdades. Que se las quede todas ella si las necesita, de hecho el puñado que yo tenía, hoy por hoy ya no me sirven.

El mundo es un pañuelo, eso lo sabemos todos, y cuando creía que por hoy ya había oído suficientes mensajes pseudocristianos, me tropiezo con un conocido al final de las Ramblas. “Hola Carlos.. ¡que gusto volver a verte!, que el Señor te bendiga”. Solo la frase ya me pone los pelos de punta, pero si además añadimos una joven sonriente que va cogida de su brazo, os podéis imaginar mi cara de poker. “Hoy nuestra comunidad se reúne en el Teatro Principal, ¿quieres venir?, la música te encantará.. y tienes que escuchar al pastor, es una gran persona y seguro que podrá aconsejarte. El Señor es todopoderoso y él puede cambiarnos. Murió por nosotros para hacernos nuevas criaturas”. Estaba a punto de contestarle algo educado para salir del paso, pero su acompañante no me dejó. “¿Eres Carlos? Yo soy Verónica, David me ha hablado de ti, y estoy también segura de que el Señor tiene grandes cosas para ti. Jesús te ama, él murió por ti”. Mi madre siempre me decía de pequeño que calladito estaba más guapo, y que contara hasta diez antes de contestar una impertinencia. Tengo que decir que llevaba contado hasta 35, y que el silencio se estaba haciendo un poco tenso, así que tuve que abrir la boca: “David, cuando queráis tú y el pastor de esta iglesia-pub salir del armario y comportaros como dos cristianos que no viven una doble vida sino que trabajan por la justicia, os pasáis por mi comunidad: Protestants Inclusius. Y Verónica, tengo que decirte que Jesús te ama, pero David no, o al menos como muchos hombres heterosexuales podrían amarte… así que si te espabilas, seguro que encuentras grandes cosas que Jesús tiene preparadas para ti”. Verónica y David no han tardado más de cinco segundos en volatilizarse y desaparecer de mi vista. Oigo la voz de mi madre en mi cabeza echándome en cara que no soy nadie para decirle a la gente como tiene que vivir su vida. Así que al final discuto un poco con ella, como cuando era un adolescente, y le digo que no se meta en lo que hago o dejo de hacer que ya soy mayorcito para ser sincero con quienes intentan engañarme.

Llego a casa y leo el evangelio e intento ser objetivo, sé que no puedo, que todavía soy víctima de la urticaria que me ha producido el episodio anterior. Y para empezar, intentando ir a los hechos, Jesús más que morir, fue asesinado. Parece estúpida la apreciación, pero no lo es. Porque uno puede morir por elección, por un resfriado, porque se ha hecho viejo o por un accidente, y todo eso no hace responsable a nadie en particular. Pero el Jesús del evangelio que acabo de leer dice que fue asesinado por un poder político concreto, el Romano, y a instancias de un poder religioso, el del judaísmo oficial de aquella época. Así que de un plumazo se me acaba de caer también al suelo la segunda afirmación: que el responsable de esa “muerte” sea yo mismo.

Y sigo leyendo y leyendo para saber porqué asesinaron a Jesús en una cruz y entiendo que lo hicieron sobre todo por miedo, y porque Jesús no se sometió ni al poder religioso de su época ni tampoco al político, los consideró, aunque distintos, corruptos por anteponer la ley y los intereses a las personas. Pudo haberse quedado en su pueblo de Galilea allí escondido, como algunas veces hacemos algunos, criticando en petit comité a quienes de verdad deciden que es lo que se puede hacer y pensar; pero en vez de eso se fue a Jerusalén, entró en el lugar que representaba el poder religioso, el Templo, y comenzó a echar de allí a vendedores y cambistas. Para Jesús, la casa de Dios se había convertido en una cueva de ladrones. Lo económico, había adulterado lo religioso. La casa de oración era más bien un supermarket donde los detergentes que dejaban las camisas blancas hacían caja. Evidentemente eso no sentó muy bien a los hombres de bien, influyentes, respetables y poderosos. Por eso decidieron matarlo.

Y así lo hicieron, en una cruz, al lado de otros dos impresentables. Y muerto el perro, se acabó la rabia. Nada nuevo bajo el sol, nada diferente que no siga ocurriendo todos los días: gente que muere por enfrentarse a gobiernos corruptos, voces silenciadas en las iglesias por incómodas, personas que se quedan en el camino de transformar la sociedad, desaparecidos por defender la dignidad de un pueblo o un colectivo… cruces y cruces de asesinados, de violados, de crucificados y crucificadas por los poderes religiosos, por los políticos y los económicos. Se puede espiritualizar todo eso e ignorar la realidad, se puede vender un discurso que no toca de pies en el suelo e invitar a la gente a que se evada, a que se crea salvada en un mundo injusto. Y no sólo se puede hacer, sino que se hace por ejemplo en las Ramblas de Barcelona cuando alguien te dice: “Eres un pecador pero Jesús murió por ti”. Su única intención es llenar la vulnerabilidad de quienes le escuchan con una vida piadosa, con normas fáciles pero injustas, con verdades trasnochadas contra la desorientación, con una ética victoriana para quienes no saben que hacer. Engaño con pinta de espiritualidad, engaño que le viene bien tanto al poder religioso, que gana fuerza e influencia, como al político y económico que se libra de un pensamiento crítico más. Y del Jesús de los evangelios, en el fondo, nada de nada. Se le espiritualiza para utilizarlo como escusa, como droga que adormece, como opio del pueblo.

Carlos Osma

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“Fundamentalismo y Espiritualidad sana”, por Chema Muñoz

Miércoles, 6 de enero de 2016
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HomofobiaDe su blog Cristiano Arco Iris:

He recibido críticas, insultos y amenazas de condenación eterna tras mi reciente apoyo a las comunidades de la IEE en Madrid, algunas incluso de predicadores latinoamericanos. Comprendo su intención de preservar “la doctrina” y salvar a las personas LGTB que nos atrevemos a vivir y disfrutar nuestra capacidad de amar en modo afectivo-sexual. Pero sus posturas me parecen ofensivas y hasta peligrosas, propias de una época anterior a la Declaración de los Derechos Humanos.

Los fundamentalismos “religiosos” son reacciones ideológicas frente al miedo que producen los cambios modernos en sociedades cada vez más laicas y libres. Suelen ir asociados a la intolerancia y el fanatismo. Rechazan toda adaptación del mensaje sagrado a la realidad socio-cultural como algo herético. Propician el rechazo y la agresividad contra quienes no compartimos su mentalidad y su forma de entender la fe y la espiritualidad.

Los fundamentalistas suelen apoyar sus posiciones doctrinales con textos fuera de contexto, citas de la Biblia o del Corán que usan como armas arrojadizas sin ningún tipo de rigor hermenéutico, y que se convierten en pretexto para justificar sus posturas dogmáticas o fanáticas. Exigen la absoluta uniformidad doctrinal, tratando de imponer normas morales muy rígidas, reglamentando todos los aspectos de la vida privada. Una mala formación teológica, una falsa y enfermiza experiencia espiritual, una escasa formación humana y una mentalidad cerrada y estrecha aumentan el peligro de radicalización de estas personas y colectivos.

Una espiritualidad sana acoge lo mejor de este mundo actual, no teme los cambios, acepta la laicidad, comprende a quienes no comparten sus creencias, valora los avances científicos y sociales como un bien por el que dar gracias, defiende los Derechos Humanos y la dignidad de todas las personas. No se cree en posesión de la Verdad sino que intenta descubrir la parte de verdad que tienen los demás. No trata de imponer sus ideas, sino de proponerlas y dialogar de modo constructivo y respetuoso.

Entre las personas católicas, protestantes y musulmanas, muchas compartimos esta espiritualidad abierta y positiva, que nos ayuda a ser más felices, generosos, solidarios, respetuosos y agradecidos. Poco tenemos que ver en la práctica con los fundamentalismos cristianos e islámicos, que tanto daño han hecho, hacen y harán si se lo permitimos. No son nuestros enemigos, pero integran grupos enfermos que pueden ser peligrosos. Y algunos lo son. Sus derechos llegan hasta donde empiezan los derechos de los demás. ¿No os parece?

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Primera cristiana encarcelada por no colaborar en bodas gays

Lunes, 14 de septiembre de 2015
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davis31Del blog Homoprotestantes:

La funcionaria americana kim Davis, que se ha negado a emitir licencias de matrimonio para parejas del mismo sexo, se ha convertido en el símbolo del acoso que dicen sufrir los cristianos fundamentalistas por ser fieles a su conciencia. Su encarcelación por desacato a un juez hace pensar a muchos cristianos y cristianas que quizás en poco tiempo acaben también ellas y ellos como Daniel en el foso de los leones por no transigir y respetar las leyes de Dios antes que las de los hombres.

Es difícil para mí entender toda esa victimización, y eso que he convivido mucho tiempo con el fundamentalismo. Que quienes defienden fervientemente la homofobia, es decir la discriminación y el odio hacia otras personas, se sientan víctimas porque no se les permite ejercerla, es de locos. Que alguien pueda creer que por haber aceptado una determinada ideología de odio tiene derecho a ir contra los derechos de otras personas, es totalmente incomprensible. Sólo se puede entender desde la intransigencia y la voluntad de imponer los propios principios por delante de los derechos de los demás.

No hace falta poner muchos ejemplos pero: ¿Qué ocurriría si un médico testigo de Jehová se negase a hacer una transfusión de sangre a una persona en situación crítica alegando problemas de conciencia? ¿Qué pasaría si un cocinero musulmán de una prisión se negase a hacer la comida  de los presos durante el Ramadán? ¿Qué ocurriría si un juez fundamentalista se negase a firmar sentencias de divorcio? ¿O si una policía pacifista se negase a detener a un delincuente? ¿Qué pasaría si una funcionaria lesbiana se negase a emitir licencias de matrimonio para personas de distinto sexo? Y podríamos seguir y seguir con infinidad de hipotéticas situaciones más.

Pero entonces: ¿Por qué ha sido una cristiana evangélica fundamentalista la que se ha atrevido a hacer una estupidez como esta, y por qué el lobby fundamentalista la apoya? Pues porque estos movimientos se nutren de personas que han atravesado problemas graves en su vida de toda índole y les ofrecen una verdad absoluta que ellas abrazan como un salvavidas que se niegan a soltar para no volver a su difícil vida anterior. Si todo lo que les han dicho no es verdad, vuelven a sentirse perdidas y perdidos en el mundo complicado en el que viven. Por eso son capaces de ir a la cárcel, porque la lectura fundamentalista de la Biblia es la única verdad que les permite tener una vida con sentido. Y lo que les ocurra a los demás les trae sin cuidado, el egoísmo es el único motor que mueve la experiencia religiosa fundamentalista. El prójimo sólo tiene valor en la medida que les ayuda a reforzar sus opiniones y decisiones, por eso hay gente en la puerta de la prisión para apoyar a Kim Davis . Lo que ella es como persona no les importa lo más mínimo (tampoco a ella lo que son como personas quienes están fuera apoyándola), si ella cometiese un error saltarían sobre su cuello sin pensarlo y después la abandonarían. Pero ella representa la defensa de la verdad que les da sentido, aunque esa verdad haga aguas, y aunque esa verdad vaya contra los derechos legítimos de otras personas que se aman y quieren casarse.

Me parece terrible la forma en la que está mujer lee e interpreta la Biblia, pienso que es de lo más pedante que una persona que a penas tienen conocimientos teológicos se atreva a decir qué dice la Biblia y cómo debe interpretarse de verdad. Saber leer no la convierte en teóloga, al igual que saber multiplicar no la convierte en matemática. Defiendo su derecho a leer la Biblia y sacar sus propias conclusiones, pero no a que sus interpretaciones (o las interpretaciones en las que ha sido instruida) le den carta blanca para vulnerar los derechos de otras personas. Si hoy le produce un problema emitir licencias de matrimonio a dos personas del mismo sexo, que se dedique a otra cosa. Si mañana decide pasarse del fundamentalismo, al veganismo, o al ateísmo, o mejor a un cristianismo que siga el ejemplo de un Jesús que era capaz de reconocer y respetar el amor de quienes tenía alrededor, pues que vuelva a su puesto de trabajo.

Si a esta señora firmar una licencia de matrimonio le hace tambalear el frágil mundo que a día de hoy le da sentido, pues que no las firme y se vaya a trabajar de otra cosa. Aunque quizás lo mejor sea que se atreva a construir una vida más consistente y menos fundamentalista que le permita ser más humana, y de rebote le ayude a conservar su trabajo. Si como ella ha dicho, se debe a la autoridad de “Dios” que es superior a las leyes de su país, pues que se cambie de trabajo o de país. Aunque yo no le recomendaría algunos países donde los dioses que tienen autoridad la impedirían trabajar, casarse cuatro veces, y sobre todo expresar sus opiniones.

Tampoco entiendo lo de encarcelar a esta mujer, me parece una medida desproporcionada y espero que pronto pueda salir de la prisión, al igual que espero que todas las personas del condado de Rowan puedan casarse libremente si así lo desean. Pero ya que va a estar unos días en prisión, espero que al igual que un ángel liberó a Daniel en el foso de los leones, un ángel ayude a Kim Davis a liberarse de los leones de homofobia que duermen a su lado. Quizás así encuentre al Dios de Jesús que encontramos en el evangelio. Él la puede liberar de odios y fobias, y le puede permitir ver la diversidad y el amor que tiene a su alrededor.

Carlos Osma

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas , , , , ,

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