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“La fuerza de los rituales religiosos”, por José Mª Castillo, teólogo

Lunes, 17 de agosto de 2015
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ritualDe su blog Teología sin Censura:

Es un hecho que Jesús instituyó la eucaristía en una cena. Y es también un hecho que los cristianos celebramos la eucaristía en una misa. Una cena es una experiencia humana. Una misa es un ritual religioso. Lo que nos está diciendo, en un asunto tan central como éste, que – en el cristianismo, al menos, y sin duda alguna -, cuando está en juego nuestra relación con Dios, los rituales religiosos han tenido (y siguen teniendo) más fuerza que la experiencia humana, incluso cuando se trata de una experiencia tan importante como es la experiencia de comer y beber. Comer y beber compartiendo mesa y mantel con quienes decimos que son nuestros “hermanos”. Esto no es una teoría. Es un hecho.

¿Por qué, en un asunto que es capital para personas creyentes, los rituales religiosos se superponen a la experiencia humana y son más determinantes que lo humano, incluso más decisivos que la vida misma, en tantos casos y en tantos asuntos que son fundamentales para la felicidad o la desgracia de muchas personas? Y conste que, al hacer esta pregunta, no estamos imaginando situaciones extravagantes ni sucesos poco frecuentes. Nada de eso. Esta cuestión se refiere a cosas tan normales y tan presentes en la vida de cualquiera, que, si empezamos por los evangelios, los constantes conflictos, que tuvo Jesús con los dirigentes religiosos de su tiempo, se referían casi todo ellos, de una forma o de otra, precisamente a este problema. Si curaba a los enfermos en sábado, si comía con gente de mala fama, si dejaba de observar los ayunos que imponía la religión, si no practicaba los rituales purificatorios antes de las comidas, si no mantenía la debida compostura y respeto en el templo, en definitiva, en todos estos casos nos encontramos siempre con el mismo asunto. Un asunto que Jesús formuló en la tremenda pregunta que hizo cuando, un sábado, curó a un manco en la sinagoga: ¿Qué está permitido en sábado, hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar? (Mc 3, 4). O sea, ¿qué es lo primero: someterse al ritual del sábado o hacer feliz la vida de un enfermo? En definitiva, ¿lo más importante es el ritual religioso o la experiencia humana?

Y no pensemos que este tipo de historias se presentaron en la vida de Jesús y, con Jesús, se acabaron tales historias. Todo lo contrario. Con el paso del tiempo, el problema se fue agigantando. Entre otras cosas, porque sabemos que este asunto está presente en todos los rincones del mundo. Donde hay religión y, con ella, hay dirigentes religiosos, allí está el problema. En la historia del cristianismo, el desastre ha sido brutal. Desde las guerras de religión, las cruzadas y la inquisición, pasando por el colonialismo y acabando con el integrismo de los fundamentalistas, católicos o herejes, cristianos o musulmanes, a fin de cuentas lo mismo da. Además, el mismo problema está presente todos los días y por todas partes: en los matrimonios divorciados que no pueden acercarse a comulgar, en los homosexuales que se ven despreciados hasta en su propia casa, en los matrimonios rotos, en los amores imposibles, en la vida sexual de tantas gentes, ¿qué sé yo?

Esto es una historia interminable. Y siempre tropezamos en la misma piedra. La piedra de algún extraño ritual religioso, que, en el fondo, lo que nos está recordando es que, por encima de lo humano, hay algo que es más fuerte que lo humano, y a lo que lo humano – nos guste o no nos guste – se tiene que someter siempre. Y si no te sometes, te atienes a las consecuencias. Unas veces, porque tendrás que arrastrar, durante toda tu vida, el pesado lastre de la mala conciencia. Otras veces, porque te verás rechazado por la familia, los amigos, la sociedad…. Y en otros casos, porque, a fuerza de pasarlo mal, terminarás siendo carne de confesionario o del despacho de un psiquiatra, teniendo además (tantas veces) que ocultar celosamente en el armario lo que resulta socialmente impresentable.

¿Hay derecho a que la vida sea así? ¿Es tolerable que, por estas cosas, nos llevemos frecuentemente como perros y gatos, teniendo que ocultar en nuestra intimidad secreta muchas cosas que nos hacen sufrir inútilmente y sin pies ni cabeza?

Y como es lógico, siempre acabamos en lo mismo: si Dios es Dios, ¿cómo permite estas cosas? ¿cómo puede querer estas cosas? ¿cómo y por qué no hace aguantar estas cosas?

Seguiré con el tema. Pero, antes de seguir con este desagradable asunto, sólo un par de preguntas: ¿Es Dios el que quiere, provoca o permite todo este asombroso embrollo de oscuridades, miedos y tormentos? Y si no es Dios, ¿son sus representantes en la tierra (curas y rabinos, imanes y bonzos, chamanes y profetas…) los que lo provocan porque les conviene?

Continuaremos con el tema.

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Protestante Digital: Del fundamentalismo al resentimiento

Jueves, 9 de julio de 2015
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colau-bandera-gaiDel blog Homoprotestantes:

Esta semana la revista fundamentalista evangélica “Protestante Digital” nos ha regalado un editorial cuyo encabezado muestra la deriva de quienes se han quedado sin argumentos: “Del nacionalcatolicismo a la bandera arco iris”. Me gustaría hacer unas cuantas observaciones sobre dicho editorial.

Para empezar la bandera del arcoíris, bandera rainbow, o bandera de la libertad, fue utilizada públicamente por primera vez como símbolo del colectivo homosexual en San Francisco en el año 1978, como homenaje al activista homosexual Harvey Milk que había sido asesinado hacía unos días. Una bandera cuyos colores intentan reflejar la diversidad de todos los seres humanos, y el deseo de ser tratados con la misma dignidad. Sin embargo no es la primera vez que el símbolo del arcoíris se utiliza  para este fin, en la historia del protestantismo también la utilizó Thomas Müntzer en la revolución campesina del siglo XVI en Alemania para denunciar el trato injusto que sufrían campesinos y artesanos por parte de los gobernantes desorientados por malos sacerdotes: “Mira, los señores y los potentados están en el origen de cada usura, de cada apropiación indebida y de cada robo”. En la ciudad alemana de Stolberg se puede visitar la estatua de este reformador sosteniendo la bandera arcoíris entre sus manos.

Es cierto que hay sectores en la sociedad española que no están por dar los mismos derechos a todas y todos, por respetar la diversidad que existe en el país. Piensan que unas personas por amar, comportarse, vestirse, pensar u opinar de una determinada manera (cada sector determina esa manera), tienen más derechos que otras. Pero eso no es lo que dice nuestra Constitución ni lo que deben defender los representantes escogidos por toda la ciudadanía. La defensa de la igualdad y el respeto a la diversidad son pilares sobre los que nos hemos propuesto construir la sociedad. Por eso no hay contradicción alguna en que una bandera arcoíris ondee en los ayuntamientos de todo el país, mostrando el compromiso político con la justicia para todas y para todos.

El problema que tienen las cruces cristianas, o la ideología que defiende el fundamentalismo, es que nuestra sociedad ha tenido que padecer sus consecuencias. La cruz ha sido utilizada demasiadas veces para dividir, para humillar, menospreciar o incluso asesinar a personas. La sospecha e inquietud que producen las religiones que quieren ocupar el espacio público, no nacieron ayer, y no deberíamos sorprendernos de que esto ocurra. Además si en los últimos años el cristianismo oficial, sea del signo que sea, ha estado más por imponer una ideología de la discriminación, y por mantener ventajas fiscales y posibilidades de influencia política para su propio beneficio, no es difícil entender que exista el recelo a que sus símbolos representen a todos. Tampoco hay que olvidar que si el colectivo LGTBI en todo el mundo lucha por vivir y por sus derechos, el cristianismo no hace lo mismo. Les recuerdo por ejemplo a los fundamentalistas evangélicos, que han sido los telepredicadores americanos evangélicos quienes han puesto el caldo de cultivo del odio con el que son tratados los homosexuales en países como Uganda. Allí, no hay banderas arcoíris en los ayuntamientos, pero si mucho dolor y sufrimiento generado por el fundamentalismo.

Me sorprende también que el editorial enfrente discriminaciones, cuando creo que son todas las discriminaciones, todo lo que limite a los seres humanos, lo que debe ser rechazado en nombre del evangelio. La vida de un cristiano decapitado en Siria vale lo mismo que la de un homosexual lanzado desde una torre en el mismo país. Es una bajeza y una falta de sensibilidad priorizar una muerte a otra. Además, si estamos hablando de nuestro país, el editorial se olvida de que hay personas como el que aquí escribe que ha sido víctima de las dos discriminaciones, una por ser gay y otra por ser protestante. Y le podría explicar donde reside la diferencia: cuando era niño y me obligaban a asistir a clases de religión católica a pesar de ser protestante o me invitaban a quedarme en el pasillo mientras el resto de mis compañeros y compañeras se quedaban en el aula, yo podía explicarles a mis padres lo que me ocurría, podía compartir con otros cristianos la situación; y sobre todo, la ley estaba de parte de mi familia. Pero cuando en mi adolescencia me dí cuenta de que era homosexual, no tuve nada de eso. No conozco ningún evangélico en este país que se haya intentado quitar la vida por la discriminación que padece, pero no puedo decir lo mismo de las personas LGTBI que conozco. Aprovecho para decir, que el colectivo LGTBI es diverso, pero jamás he sentido ningún rechazo por ser protestante, de hecho la colaboración con entidades LGTBI siempre ha sido fácil. Sin embargo el fundamentalismo es incapaz incluso de reconocer que existen evangélicos LGTBI, de sentarse para hablar y escuchar sus experiencias antes de enviarlos al infierno para siempre.

Finalmente vuelvo al encabezado del editorial: “Del nacionalcatolicismo a la bandera arco iris”. Me parece una falta de respeto utilizar a cientos de miles de desaparecidos, asesinados, torturados y encarcelados por el franquismo en un artículo como éste, creo que no hacía falta, y que esto merecería una disculpa. Entre todas esas víctimas había miles de homosexuales que fueron internados en campos de concentración para vagos y maleantes. Y también había muchos protestantes, que se opusieron a un régimen que no respetaba las libertades. Por otra parte pienso que el encabezado deja ver que el fundamentalismo vive ajeno al mundo en el que vive al hacer dicha comparación. Las personas que levantan la bandera arcoíris creen que los fundamentalistas tienen que ver respetados sus derechos en este país, todo el mundo forma parte de la sociedad diversa en la que vivimos. Lo que no creen es que puedan mandar mensajes de odio, discriminar o incitar a la violencia hacia las personas LGTBI. Y sinceramente, en este editorial, más que evangelio y amor, se transmite impotencia y resentimiento.

Decía Thomas Müntzer que cuando las autoridades no cumplen su papel “la espada les será quitada”, y quizás es eso lo que les está ocurriendo a las iglesias cristianas que dicen predicar el evangelio, la reconciliación y la liberación; que como no lo hacen, son otras instituciones, otras personas las que se encargan de levantar la bandera del arcoíris que Dios nos regaló según el libro del Génesis como signo de una sociedad que no volverá a ser destruida. Y algunas personas, entre las que me cuento, piensan que encima de ese arcoíris vuelan los azulillos, y los sueños que soñaron se pueden hacer realidad. Así que en vez de entre papeles en blanco y negro, prefieren estar en algún lugar por encima del arcoíris desafiando sueños de justicia y liberación.

Carlos Osma

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Metodista, Iglesias Evangélicas , , , , , , ,

“Fundamentalismo religioso y homofobia”, por Luis Rivera-Pagán

Viernes, 19 de junio de 2015
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 apocalipsis-5
Oigo unas voces confusas
y enigmáticas
que tengo que descifrar…
Dicen que soy un hereje y un blasfemo;
y otros aseguran que he visto la cara de Dios.
(León Felipe)

En este breve ensayo nos ocuparemos de la manera en que el fundamentalismo cristiano, apoyándose en una lectura monolítica y rígida de las escrituras sagradas canónicas, se convierte en apologista principal del discrimen contra la comunidad LGBTTQ.Fundamentalismo e intolerancia

El fundamentalismo cristiano nació dentro de la tradición evangélica estadounidense como un rechazo a múltiples cambios culturales que sectores religiosos conservadores catalogaban de secularismo y alejamiento de las normas sociales ordenadas por Dios. Sus puntos de disputa y polémica han sido diversos: las investigaciones históricas críticas de las escrituras sagradas que ponen en duda su inspiración divina, inerrancia e infalibilidad; las interpretaciones metafóricas de ciertos dogmas teológicos (nacimiento virginal de Jesús, su resurrección, su retorno triunfal al cabo de los tiempos); el darwinismo y la teoría de la evolución, que parece afectar la visión de la creación narrada en el Génesis bíblico; la diversificación de las estructuras familiares y de relaciones entre parejas; la apelación al consenso social para regular los códigos jurídicos y las normas éticas comunitarias (Barr, 1978; Marsden, 2006).

Diversos autores protestantes conservadores publicaron entre 1910 y 1915 una serie de tratados bajo el título general de Los fundamentos (The Fundamentals) (Torrey et al., 1994). Esos tratados tuvieron, gracias al apoyo financiero de algunos acaudalados magnates, amplia difusión y generaron polémicas intensas y amargas en el seno de las agrupaciones religiosas y eclesiásticas. De su título – Los fundamentos – nació la designación del movimiento: fundamentalismo. Los fundamentalistas se perciben como guerreros de la fe; cruzados del cristianismo evangélico ortodoxo.

Se trataba de defender los pilares tradicionales de la fe cristiana del temido efecto revisionista de los análisis críticos bíblicos y la teología liberal y modernista. Pero, esos debates teológicos, al interior de las iglesias, se acompañaron pronto de otra preocupación: el preservar y proteger la cultura y civilización cristiana occidental de los supuestos efectos nocivos germinados por la creciente secularización de la sociedad. De ahí, por ejemplo, las fuertes batallas contra las teorías de la evolución de la especie humana, el feminismo y sus reclamos de igualdad para la mujer, incluyendo los derechos reproductivos femeninos y su posible ordenación al ministerio o sacerdocio, y, más recientemente, los reclamos de reconocimiento jurídico y dignidad social de la comunidad LGBTTQ.

Mark Juergensmeyer (2000) detecta, en muchos grupos que reclaman legitimidad religiosa para su intolerancia moral, una pretensión de reactivar el patriarcado heterosexista. En el contexto social liberal de la modernidad tardía, esa postura conduce a una amarga hostilidad contra las señales de lo que esos grupos tildan como “degeneración moral”. La homosexualidad es uno de los blancos de crítica y ataque de integristas y fundamentalistas de distintas tradiciones religiosas: cristianas, judías, islámicas, hindúes. Su retórica ética y su praxis social se impregnan de homofobia. El homoerotismo deja de ser, en esa perspectiva teológica, una conducta protegida por el derecho a la intimidad individual, y se convierte en acción diabólica, en símbolo privilegiado del imperio de Satanás.

Fundamentalismo y homofobia en Puerto Rico

En los últimos años, las iglesias puertorriqueñas han descubierto que representan un sector considerable de la sociedad y que pueden intentar determinar matices y dimensiones significativas de la vida colectiva. Es un error estimar como perversa esa intención. Su objetivo sincero es mitigar la crisis de valores que ellos perciben en la ética comunitaria. Es indudable, sin embargo, que muchas de sus intervenciones en el ámbito público se restringen a asuntos de moralidad sexual: la educación sexual, los derechos reproductivos femeninos, la disponibilidad de medios anticonceptivos, la interrupción voluntaria de los embarazos, los prontuarios atrevidos de algunos cursos universitarios y el homoerotismo. Sin duda, muchas participaciones en el ámbito público de varios líderes religiosos tienen que ver primordialmente con lo que el escritor Luis Rafael Sánchez ha tildado “las grescas que acontecen al sur del ombligo” (Sánchez, 1999, p. 111).

Algunos líderes religiosos parecen nuevos Torquemadas buscando herejes y heterodoxos a quienes quemar en la cruel hoguera de la opinión pública. Se proclaman sagrados fisgones y auditores de la intimidad personal. Siguiendo a pie juntillas el ejemplo de los fundamentalistas estadounidenses, de quienes reciben aliento, inspiración e ideas, buena parte de estos líderes han hecho de la guerra contra los homosexuales, gais y lesbianas pilar central de sus diatribas y censuras (McNeill, 1993; Seow, 1996; Wink, 1999).

Líderes eclesiásticos prominentes hacen de la polémica contra la homosexualidad un signo distintivo de su ministerio en la palestra pública. Esgrimen los horrores legendarios de Sodoma y Gomorra para estigmatizar toda propuesta de liberar las normas legales de prejuicios atávicos. No tienen problema alguno en convertir la Biblia en una antología de “textos del terror”. Se trata de una peculiar idolatría de la letra sagrada. Cuando se menciona a Sodoma, por lo general se pasa por alto el texto profético de Ezequiel 16: 49, donde el pecado de esta legendaria ciudad se formula de una manera distinta a la que acostumbramos oír – “Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la dulce vida tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente”.

La homofobia ha sido la obsesión que ha caracterizado las intervenciones públicas de los fundamentalistas boricuas durante los inicios de este nuevo siglo. En Puerto Rico, la conducta homosexual se consideraba delito grave, según el código penal vigente por décadas. En el 2003, en un proceso de revisión de las leyes penales del país para ponerlas al día en consonancia con las normas jurídicas modernas, destacados juristas desarmaron críticamente los fundamentos en derecho del artículo 103 del código penal puertorriqueño, el bastión de la discriminación legal de los homosexuales (Álvarez González, 2001). Ese artículo afirmaba lo siguiente: “Toda persona que sostuviere relaciones sexuales con una persona de su mismo sexo o cometiere el crimen contra natura con un ser humano será sancionada con pena de reclusión por un término fijo de diez (10) años.”

Aunque esa disposición legal nunca se aplicaba, ya que nadie era arrestado ni acusado por violarla, los apologistas de la criminalización de las relaciones homosexuales defendían su vigencia alegando sus supuestas virtudes religiosas y morales. Eliminarlo, alegaban, equivalía a legitimar las relaciones entre parejas del mismo sexo y a degradar el matrimonio tradicional. Un nutrido grupo de líderes religiosos asumieron vigorosamente el liderato, en la discusión pública, de la oposición contra la posible descriminalización de las relaciones homosexuales. El pueblo puertorriqueño presenció durante meses la intensa polémica pública entre juristas, sociólogos, sicólogos u otros peritos, por un lado, que propugnaban eliminar del código penal la criminalización de la homosexualidad, registrada en ese artículo 103, y líderes de distintas confesiones y agrupaciones religiosas, citando versículos bíblicos que a su entender expresan el repudio divino absoluto de la homosexualidad.

Los argumentos centrales de esos religiosos fueron, reducidos a lo esencial, dos: los mandamientos bíblicos, alegados reflejos de la voluntad divina, y la naturaleza de la sexualidad humana, tal como Dios la ha supuestamente diseñado. De acuerdo al primero, los mandamientos bíblicos, la cosa parece sencilla: la Biblia, se alega, condena la homosexualidad. El problema es que si se toma el sendero de los “textos del terror”, los resultados pueden ser sencillamente aterradores. La Biblia, por ejemplo, ordena matar las brujas (Éxodo 22: 18) y las desposadas no vírgenes (Deuteronomio 22: 20-21). Ambos textos no quedaron en el vacío. Hombres con poder social y mentalidad patriarcal los leyeron con mucha atención, antes de proceder a cegar atribuladas vidas femeninas. En el siglo diecinueve, los defensores norteamericanos de la esclavitud encontraron en la Biblia un arsenal muy útil para sus pretensiones de conservar intactas las leyes que convertían a unos seres humanos en propiedad y mercancía de otros seres humanos (Haynes, 2002).

Por siglos, textos canónicos atribuidos a san Pablo proporcionaron argumentos muy convenientes para los opositores de la equidad en derechos de las mujeres. Las tradiciones patriarcales de la cristiandad, hoy tan criticadas pero no totalmente superadas en las iglesias, tienen un innegable anclaje bíblico. Los siguientes versículos de la primera epístola de Pablo a Timoteo fueron, durante centurias, baluartes sólidos de una profunda tradición social de misoginia patriarcal:

“Que las mujeres escuchen la instrucción en silencio, con todo respeto. No permito que ellas enseñen, ni que pretendan imponer su autoridad sobre el marido: al contrario, que permanezcan calladas. Porque primero fue creado Adán, y después Eva. Y no fue Adán el que se dejó seducir, sino que Eva fue engañada y cayó en el pecado. Pero la mujer se salvará, cumpliendo sus deberes de madre, a condición de que persevere en la fe, en el amor y en la santidad, con la debida discreción” (Primera epístola de Pablo a Timoteo 2: 11-15)

Citando esos versículos como alegada expresión fiel y autorizada de la voluntad divina teólogos y filósofos de la cristiandad defendieron durante casi dos milenios la prioridad ontológica del varón sobre la mujer (“porque primero fue creado Adán, y después Eva”), la responsabilidad femenina del terrible pecado original que rige como perversa maldición sobre toda la historia humana (“no fue Adán el que se dejó seducir, sino que Eva fue engañada y cayó en el pecado”), la reclusión de la mujer en sus funciones maternales (“la mujer se salvará, cumpliendo sus deberes de madre”) y su sumisión perpetua al silencio y la obediencia (“Que las mujeres escuchen la instrucción en silencio… No permito que ellas enseñen, ni que pretendan imponer su autoridad… al contrario, que permanezcan calladas.”) Sólo cuando biblistas y teólogos comenzaron a estudiar ese rígido mandato en su contexto histórico específico; a saber, como manifestación ideológica de una sociedad helenística patriarcal ya superada culturalmente y no como expresión de la voluntad divina (Schüssler Fiorenza, 1983), pudo iniciarse la lenta superación de la subordinación femenina, la cual, dicho sea de paso, aún no concluye.

Lo anterior no quiere decir que la Biblia sea un texto insignificante para la reflexión ética. Todo lo contrario. Las escrituras sagradas hebreo cristianas presentan desafíos constantes y complejos de lectura e interpretación. Es imposible leer la Biblia, con la mente libre de prejuicios, sin percibir el predominio en ella de la convocatoria profética a la solidaridad con los desvalidos y marginados. “Abre tu boca en favor de quien no tiene voz y en defensa de todos los desamparados… y defiende la causa del desvalido y del pobre” (Proverbios 31: 8-9); “¡Defended al desvalido y al huérfano, haced justicia al oprimido y al pobre, librad al débil y al indigente, rescátenlos del poder de los impíos!” (Salmo 82: 3-4). Las condenas en la Biblia, frecuentes en los profetas y en los Evangelios, se dirigen, en su gran mayoría, contra quienes usan el poder público – político, económico y religioso – para la injusticia y la opresión. Ejemplo destacado es el amargo juicio que Jeremías hace de la conducta de Joaquín, rey de Judá (Jeremías 22: 13-16):

“!Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!… ¿No… hizo [tu padre] juicio y justicia, y entonces le fue bien? El juzgó la causa del afligido y del menesteroso… ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová.”

O el profeta Miqueas (Miqueas 3: 1-4), apostrofando a los gobernantes de Israel por su injusticia y el abuso del poder:

“Oíd ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo? Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos; que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla. Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.”

O Jesús en su amarga confrontación con los líderes religiosos de su época, quienes intentaban imponer sobre la conciencia humana sus restrictivos códigos de pureza (Mt. 23: 27-28):

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de… toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía…”

Así como una vez se reconoció, al menos por las voces más ilustradas y sensatas, la impertinencia e insensatez de usar la Biblia como arsenal contra la teoría heliocéntrica, la evolución de las especies, el gobierno republicano, la abolición de la esclavitud, la tolerancia del pluralismo religioso o la igualdad de las mujeres, hoy debemos evitar emplearla como instrumento de discrimen y persecución contra quienes defienden su derecho a la intimidad de sus orientaciones sexuales. Los auténticos lectores de la Biblia encuentran en ella horizontes cada vez más amplios de solidaridad y respeto a la diversidad humana como reflejo temporal de la trascendencia eterna divina. Por algo la hermenéutica bíblica ha nutrido toda otra hermenéutica académica y, en general, la crítica literaria secular (Auerbach, 2003).
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“Jaume Llenas. Sí, pero no.”, por Carlos Osma

Sábado, 9 de mayo de 2015
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JAUMELLENASDel blog Homoprotestantes:

Hace unos días llegó a mi página de facebook el mensaje de un amigo que decía: “Dale al link y lee el artículo Carlos, vale la pena”.  Cuando hice lo que pedía me sorprendió ir a parar a la página de la revista Protestante Digital, y mucho más a un artículo de Jaume Llenas, presidente de la Alianza Evangélica Española (AEE). Para quien lo desconozca, la AEE no es una iglesia o denominación evangélica, actualmente se comporta más bien como un lobby que intenta imponer una visión fundamentalista dentro de las entidades evangélicas en España.

El artículo llevaba el título de “Vergüenza y desvergüenza[1] y venía a denunciar de una forma clara y contundente la imposición por parte del Cardenal de Barcelona Lluís Martínez i Sistach de una ceremonia de Estado católica por las víctimas del accidente aéreo de Germanwings. Jaume Llenas afirmaba en su artículo con mucho acierto que los Estados democráticos no deberían ser confesionales, ni dar preferencia a ninguna religión en detrimento del resto. Reconocía que lo que más le dolía era la desvergüenza de la jerarquía católica, que seguía pensando que el país era suyo, y la actuación de los representantes políticos que habían acatado lo que Cardenal Sistach les imponía. Finalmente sentenciaba: “siento vergüenza de lo que veo en este país que no siente como suyo al diferente, al secular, al laico, al judío, al musulmán, al evangélico”.

Creo que la mayoría de protestantes de este país compartimos las palabras de Jaume Llenas, aunque algunos como Guillem Correa, Secretario general del Consell Evangèlic de Catalunya, se prestase por decisión propia a ser palmero del Cardenal de Barcelona en la misa que finalmente se realizó en la Sagrada Familia. Sin lugar a dudas ha sido un desprecio a las familias no católicas que han perdido a un ser querido, pero también a todas aquellas que creemos que el cristianismo debe intentar unir, y no dividir, y que los representantes políticos lo son de todas y todos, no sólo de quienes profesan la religión mayoritaria. El catolicismo ya no es como dijo el dictador Francisco Franco la única religión de la nación española, también hay desde hace cientos de años musulmanes, judíos o protestantes, por nombrar algunos. Y sobre todo, hay una mayoría de la población a la que le importa bien poco la religión.

Como me sentí bastante cercano a las palabras de Jaume Llenas, busqué otras declaraciones que había realizado anteriormente sobre temas similares, y encontré muchas que comparto: “el grado de justicia de una sociedad se mide por su respeto a las minorías”, “Debemos defender la libertad de cada uno de comportarse, creer o vestir como desee”, o “No se puede fomentar el odio, la exterminación del otro, ni hacer apología del odio o la violencia[2]”. Y volví a preguntarme qué hace el presidente de una organización fundamentalista como la AEE haciendo estas afirmaciones. ¿Era un discurso sincero, o simplemente una pose?

No me hizo falta mucho tiempo para descubrir que al enarbolar la bandera del respeto a las minorías sólo buscaba el beneficio de la comunidad evangélica, y que bien poco le interesaba el respeto a otras minorías. Su discurso eran sólo palabras, bien diferentes a las que utilizó en el año 2005 para oponerse a que los homosexuales pudiéramos alcanzar el reconocimiento como ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones que el resto. Jaume Llenas firmó un comunicado en el que se oponía a que dos personas del mismo sexo pudieran casarse y a que sus hijos e hijas pudieran ver reconocidos legalmente a sus dos madres o padres. Es decir, se posicionó contra los derechos de otra minoría, que por cierto, es más numerosa que la evangélica en España.

En diciembre de 2014 en una entrevista que concedió a la revista Protestante Digital Jaume Llenas volvió a quitarse la careta de defensa de la libertad individual y de oposición a los discursos de odio y afirmó que no le parecía bien que las iglesias inclusivas ministraran el pecado del colectivo homosexual haciéndoles sentir bien, que lo que él quería era ministrar a este colectivo para sacarlos del lugar en el que están. La entidad que preside, la AEE, sigue promoviendo todavía hoy la idea de que el homosexual puede ser reorientado hacia la heterosexualidad con una terapia apropiada, o que debe permanecer célibe toda la vida. Esa es su idea de respeto a las minorías.

Cuando alguien habla de respeto a las minorías, lo debe hacer cuando en el seno de la entidad que preside existe ese mismo respeto. Nadie puede obligar a nadie a que piense de una determinada manera, pero cuando se silencia la experiencia de cristianos y cristianas lgtbi, cuando se niega su existencia dentro de las iglesias evangélicas, cuando se les anima a unas terapias peligrosas, o cuando se les obliga a ser como la mayoría para poder ser escuchados y tenidos en cuenta; uno queda invalidado para pedir que la minoría a la que pertenece sea tratada con respeto. También muchos cristianos y cristianas sienten vergüenza y decepción cuando ven que las iglesias evangélicas en España no sienten como suyos a los diferentes, a la lesbiana, al transexual, a la bisexual, o al gay. Si el señor Llenas cree que es un desprecio la identificación de español y católico, muchos sentimos lo mismo cuando se identifica evangélico y heterosexual. La apropiación que los heterosexuales evangélicos como Jaume Llenas han hecho de la iglesia, es una verdadera indignidad. Por lo menos el Cardenal de Barcelona Lluís Martínez i Sistach ofreció un lugar decorativo a quienes no eran católicos.

Me gustaría terminar parafraseando un párrafo del artículo “Vergüenza y desvergüenza” del señor Jaume Llenas.

“Somos una iglesia de memoria herida, somos una iglesia invertebrada, porque nuestra iglesia se construye los unos contra los otros. Somos una iglesia vergonzosa porque la heteronormatividad  la ha construido uniformizándola e imponiéndose a quienes no son heterosexuales, y se han utilizado púlpitos, iglesias, revistas, consejos evangélicos, alianzas y federaciones para reprimir, callar e incluso eliminar físicamente a quienes no eran heterosexuales”.

Carlos Osma

[1] http://protestantedigital.com/blogs/35990/verguenza_y_desverguenza

[2] http://protestantedigital.com/sociedad/31129/El_grado_de_justicia_de_una_sociedad_se_mide_por_su_respeto_a_las_minoriasrsquo

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Las religiones y el terrorismo”, por Leonardo Boff

Domingo, 15 de febrero de 2015
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061217-las-tres-religiones-culturas-alianza-de-civilizaciones-laicista-fundamentalismoLeído en la página web de Redes Cristianas

Los principales conflictos del final del siglo XX y de los inicios del nuevo milenio tienen un trasfondo religioso. Así en Irlanda, en Kosovo, en Cachemira, en Afganistán, en Iraq y en el nuevo Estado islámico, extremadamente violento. Quedó claro en París, con el asesinato de los caricaturistas y otras personas por fundamentalistas islámicos. ¿Cómo entra la religión en esto?

No sin razón escribió Samuel P. Huntington en su conocido libro El choque de civilizaciones: «En el mundo moderno, la religión es una fuerza central, tal vez la fuerza central que motiva y moviliza a las personas… Lo que en último término cuenta para las personas no es la ideología política ni el interés económico, aquello con lo que las personas se identifican son las convicciones religiosas, la familia y los credos. Por estas cosas luchan y hasta estarían dispuestas a dar su vida» (1997, p.79). Critica la política exterior norteamericana por no haber dado nunca el debido peso al factor religioso, considerado algo pasado y superado. Craso error. Es el sustrato de los conflictos más graves que estamos viviendo.

Nos guste o no nos guste, a pesar del proceso de secularización y el eclipse de lo sagrado, gran parte de la humanidad se orienta por la cosmovisión religiosa, judaica, cristiana, islámica, sintoísta, budista y otras.

Como afirmaba ya Christopher Dawson (1889-1970), el gran historiador inglés de las culturas: «las grandes religiones son los cimientos sobre los cuales reposan las civilizaciones» (Dynamics of World History,1957,p.128). Las religiones son el “point d’honneur” de una cultura, pues a través de ella proyectan sus grandes sueños, elaboran sus dictámenes éticos, confieren un sentido a la historia y tienen una palabra que decir sobre los fines últimos de la vida y del universo. Solamente la cultura moderna no ha producido ninguna religión. Encontró sustitutivos con funciones idolátricas, como la Razón, el progreso sin fin, el consumo ilimitado, la acumulación sin límites y otros. La consecuencia fue denunciada por Nietzsche que proclamó la muerte de Dios. No que Dios haya muerto, pues no sería Dios. Es el hecho de que los hombres mataron a Dios. Con eso quería significar que Dios no es ya punto de referencia para valores fundamentales, para una cohesión por encima entre los humanos. Los efectos los estamos viviendo a nivel planetario: una humanidad sin rumbo, una soledad atroz y el sentimiento de desenraizamiento, sin saber hacia dónde nos lleva la historia.

Si queremos tener paz en este mundo necesitamos recuperar el sentimiento de lo sagrado, la dimensión espiritual de la vida que están en los orígenes de las religiones. A decir verdad, más importante que las religiones es la espiritualidad, que se presenta como la dimensión de lo humano profundo. Pero la espiritualidad se exterioriza bajo la forma de religiones, cuyo sentido es alimentar, sustentar e impregnar la vida de espiritualidad. No siempre lo realizan porque casi todas las religiones, al institucionalizarse, entran en el juego del poder, de las jerarquías y pueden asumir formas patológicas. Todo lo que es sano puede enfermar. Pero por lo “sano” medimos las religiones, así como a las personas, y no por lo “patológico”. Y ahí vemos que ellas cumplen una función insustituible: el intento de dar un sentido último a la vida y ofrecer un cuadro esperanzador de la historia.

Sucede que hoy el fundamentalismo y el terrorismo, que son patologías religiosas, han adquirido relevancia. En gran parte debido al devastador proceso de globalización (en verdad es occidentalización del mundo) que pasa por encima de las diferencias, destruye identidades e impone hábitos extraños a ellas.

Por lo general, cuando eso ocurre, los pueblos se agarran a aquellas instancias que son los guardianes de su identidad. En las religiones guardan sus memorias y sus mejores símbolos. Al sentirse invadidos como en Iraq y en Afganistán, con miles de víctimas, se refugian en sus religiones como forma de resistencia. Entonces la cuestión no es tanto religiosa. Es antes política que usa la religión para autodefenderse. La invasión genera rabia y deseo de venganza. El fundamentalismo y el terrorismo encuentran en ese complejo de cuestiones su nicho de origen. De ahí los atentados del terror.

¿Cómo superar este impasse civilizacional? Es fundamental vivir la ética de la hospitalidad, disponerse a dialogar y aprender con el diferente, vivir la tolerancia activa, sentirnos humanos.

Las religiones necesitan reconocerse mutuamente, entrar en diálogo y buscar convergencias mínimas que les permiten convivir pacíficamente.

Antes de nada es importante reconocer el pluralismo religioso, de hecho y de derecho. La pluralidad se deriva de una correcta comprensión de Dios. Ninguna religión puede pretender encuadrar el Misterio, la Fuente originaria de todo ser o cualquier otro nombre que quieran dar a la Suprema Realidad, en las mallas de su discurso y de sus ritos. Si así fuera, Dios sería un pedazo del mundo, en realidad, un ídolo. Él está siempre más allá y siempre más arriba. Entonces hay espacio para otras expresiones y otras formas de celebrarlo que no sea exclusivamente a través de una religión concreta.

Los once primeros capítulos del Génesis encierran una gran lección. En ellos no se habla de Israel como pueblo elegido. Se hace referencia a todos los pueblos de la Tierra, todos como pueblos de Dios. Sobre ellos se eleva el arco iris de la alianza divina. Este mensaje nos recuerda todavía hoy que todos los pueblos, con sus religiones y tradiciones, son pueblos de Dios, todos viven en la Tierra, jardín de Dios y forman la única Especie Humana compuesta de muchas familias con sus tradiciones, culturas y religiones.

Leonardo Boff es columnista del JBonline, filósofo y teólogo.

Traducción de MJ Gavito Milano

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Un buen fundamento, el mejor antídoto contra el fundamentalismo

Miércoles, 4 de febrero de 2015
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coexistenciaDel blog de Xabier Pikaza:

Lo que llamamos normalmente “fundamentalismo”, tanto en el plano de la cultura como de la política y de la religión, nace de la ausencia de un buen fundamento. Quien tiene un buen fundamento, quien cree de verdad en lo que cree no es nunca fundamentalista, sino un hombre de principios, que sabe respetar la fe de otras personas.

En esa línea añado (para ir a lo concreto) que un judío de fundamento nunca ha sido ni será fundamentalista en el sentido estrecho del término, sino todo lo contrario. Por eso quiero que el judío vaya a la raíz y fundamento de su experiencia social y religiosa, en el sentido fuerte del término: Cuanto más “crea” en su misión mesiánica (ser fermento de comunión para todos los pueblos), cuanto más fundamentado esté menos fundamentalista será en sentido negativo. Un judío que rechaza a los demás , que niega el valor de los otros pueblos (a los que debe ofrecer su testimonio) deja de ser judío.

Un cristiano de fundamento deja de ser cristiano en el momento en que se hace fundamentalista, en el sentido estrecho del término. Un cristiano que deja de amar a los enemigos (a los distintos en cuanto distintos), queriendo imponer su verdad a los otros, deja de ser cristiano. Por eso, no quiero que el cristiano renuncie a su verdad “absoluta” y crea que en el fondo todo da lo mismo, pues su verdad “absoluta” (si se quiere utilizar, a pesar de todo, ese término) es lque el debe dar su vida por los demás (para que los otros tengan vida), como muestra el símbolo-dogma de Cristo.

Un musulmán de fundamento deja de ser musulmán si quiere imponer su fe a los otros: Deja de creer en el Dios de la Paz (Shalam, Islam) para creer en sí mismo, en una palabra petrificada. Por eso, no quiero que el musulmán abandone su fe más profunda (en el sentido de radical), sino que profundice en ella, descubriendo en la radicalidad de Dios (¡Dios clemente y misericordioso!) el principio de toda apertura a los demás. En ese sentido, lo “absoluto” (en cuanto fundante) deja de ser absoluto-separado y se convierte en principio de comunicación.

A partir de aquí he retejido unas reflexiones sobre el fundamentalismo, que pueden ayudarnos a entender algunas actitudes de judíos y de musulmanes (en el cercano oriente) y también de cristianos, con materiales que pueden ayudarnos a entender el movimiento (pseudo-)fundamentalista de la IS.

 1. Las religiones, espacios de encuentro comuntario

1. Las religiones no son experiencias “colectivas” (de masas), sino comunitarias (de encuentro personal)… Experiencias que han nacido, en general,de la aportación y experiencia creadora (distinta) de los grandes maestros, como Moisés (los profetas bíblicos), Jesús o Muhammad… Ellos no han buscado una legitimación colectiva sin más, sino que han ofrecido a los demás su experiencia radical de encuentro con lo divino,en comunión de libertad, sin imposición de grupo (con los matices que se deben precisar en cada caso y circunstancia).

2. Por eso, al lado de la comunicación (diálogo inter-religioso), que es básica, tiene que darse la búsqueda de lo fundamental, en el sentido fuerte del término, tal como lo han descubierto y explorado los grandes maestros, como Jesús y Muhammad. En esa línea, creer (por ejemplo) en Jesús como revelador de la verdad fundamental de Dios y del hombre (creer en su verdad absoluta) implica creer en la comunión de los hombres, asumiendo la tarea de poner la propia vida al servicio de esa comunión (para que les vaya muy bien a los distintos –¡enemigos!–, rezando y preocupándose por ellos, como dice el Sermón de la Montaña).

3.En general, los “anti-fundamentalistas” suelen ser fundamentalistas de otro tipo (en otra línea). Lo más parecido a un fundamentalismo de derechas es uno de izquierdas, lo más parecido a un fundamentalista religioso es un fundamentalista anti-religioso (valga esa terminología). Se suele decir “dime de qué presumes y de diré de qué careces”. Los que presumen de anti-fundamentalitas suelen ser a veces fundamentalistas larvados. Desde ese fondo quiero ofrecer las aportaciones que siguen, ofreciendo tres “principios”, para añadir después el trabajo que un servidor y J. F. Durán Velasco hemos publicado en X. Pikaza y A. Aya, Diccionario de las tres religiones (Verbo Divino, Estella 2009).

2. Tres principios:

1. Hay que distinguir entre búsqueda de lo fundamental (radicalidad) y fundamentalismo. Como en otros casos (aunque no siempre), la terminación “-ismo” suele tener un matiz peyorativo. En ese sentido, un fundamentalista es aquel que sólo valora lo suyo, excluyendo lo de todos los demás. Pues bien, en contra de eso, aquel que busca lo fundamental (radical) de una religión no es fundamental-ista “condenable”, sino que puede ofrecer un testimonio ejemplar de hondura religiosa y de comunión. En esa línea, el buen fundamentalismo es hoy más necesario que nunca.

2. El diálogo de religiones no debe hacerse negando las particularidades de cada una y conservando un cómodo común denominador (que sería una racionalidad difusa), sino intentando que cada religión busque y desarrolle sus valores más hondos: el judaísmo la promesa mesiánica, el cristianismo la encarnación de Dios en la historia, el Islam la trascendencia de Dios… Allí donde un judío, un cristiano o un musulmán buscan de forma intensa sus raíces pueden no sólo encontrarse, sino dialogar de un modo fecundo al servicio de la humanidad. Un buen fundamentalista es siempre un hombre de comunión, pues busca en lo más propio aquello que le permite dialogar mejor con los demás.

3. El riesgo está en la búsqueda y cultivo de un aspecto marginal de cada religión, no en línea de “experiencia fundamental”, sino de puro fundamental-ismo…
Cuando una religión olvida su centro (su núcleo inspirador) y se deja prender por aspectos marginales de su historia se vuelve fundamental-ista. En ese sentido, ser fundamentalista es perder el “fundamento”, es olvidar la esencia. Por eso, el mejor antídoto contra al fundamentalismo es buscar y cultivar el fundamento de cada religión, en apertura hacia las otras, al servicio de la revelación del misterio de Dios, que es la plenitud de lo humano. Leer más…

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El predicador que pidió “lapidar a todos los gays” defiende el ataque al Charlie Hebdo

Domingo, 11 de enero de 2015
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noticias_file_foto_928387_1420737572Y yo me pregunto por qué este individuo que no sólo desprestigia y secuestra al verdadero Islam, sino que justifica un delito de odio y se muestra como una amenaza para la sociedad, no es detenido. No nos cansaremos de repetir que gentuza como este iman o los que asesinaton brutalmente a las 12 personas en París, no representan al Islam, sino al integrismo fanático. No confundamos.

El adoctrinamiento fundamentalista y el extremismo religioso son armas tremendamente peligrosas para la sociedad, que causan terribles actos como el ocurrido ayer contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo. Por desgracia, hay personajes que creen ciegamente en estas doctrinas. Anjem Choudan, predicador de Londres, es uno de ellos. En 2009 dijo que “todos los gays del mundo deben ser lapidados sin excepción, ha defendido los actos terroristas, llevados a cabo por los yihadistas, que han dejado por el momento, 12 muertos en París.

Sus argumentos son propios de alguien totalmente cegado por el fanatismo. La culpa es del Gobierno francés. ¿Por qué permitieron a Charlie Hebdo que siguiesen publicando este tipo de viñetas contra el profeta? Los musulmanes consideramos el honor de Mahoma como algo más profundo incluso que el amor que se tiene a un padre. El castigo por herir el honor del profeta, según la ley Sharia (ley musulmana), es la muerte. Como todos los musulmanes quieren defender este honor, muchos terminan tomándose la justicia por su propia mano. El Gobierno puso a todos en riesgo permitiendo esto”, dice en una columna publicada hoy (8 de enero) en el USA Today.

“La libertad de expresión no es aplicable a insultar a los profetas de Alá, sea cual sea el punto de vista que tengan sobre lo ocurrido en Paris. Ya lo dijo Muhammad, quien falta el respeto a un profeta debe morir, añade.

Además, recordó que sigue pensando que todos los gays deberían morir bajo lapidación, según él, “como pide la Sharia”.

Fuente USA Today, vía Ragap

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El Consejo Evangélico de Madrid no sigue las enseñanzas de Jesús. Entrevista con la pastora Esther Ruiz de Miguel

Domingo, 2 de noviembre de 2014
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Esther R.Del blog Homoprotestantes:

Esther Ruiz, muchas gracias por acceder a esta entrevista para el blog Homoprotestantes. Eres pastora de la Iglesia Evangélica Española (IEE), concretamente de la Iglesia de Cristo en Madrid. ¿Cuándo se fundó esta iglesia y desde cuando forma parte del Consejo Evangélico de Madrid (CEM)?

La Iglesia de Cristo en Madrid se fundó en 1912 y fue uno de los miembros fundadores del CEM.

Según su página Web el CEM se fundó en 1993 para promover la comunión cristiana y la unión de las Iglesias Evangélicas e instituciones de confesionalidad protestante en la Comunidad de Madrid. ¿Crees que esta sigue siendo su función hoy en día?

No, en absoluto, según lo que yo he podido ver hoy no sigue las enseñanzas de Jesús, ni los principios de la no discriminación, ni de la libertad religiosa que está reconocida en nuestra Constitución y leyes. Hoy el CEM no tiene nada que ver con los propios estatutos sobre cuál es su función principal. Imagínate que de las 400 iglesias que pertenecen al CEM, 48 miembros fueron con una idea común de apoyo a esos dos anexos a esa asamblea extraordinaria.

Te refieres a los dos puntos que el CEM aprobó el pasado siete de octubre para ser incluidos en su Reglamento de Régimen Interno en una asamblea extraordinaria. Uno de ellos el que dice que no aprueba ni apoya las relaciones sexuales que no sean entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio. ¿No crees que el CEM se extralimita en sus funciones?¿Se creó para esto?

Claro que no se creó para esto, yo creo que el sector más conservador ha tomado el CEM como si fuera suyo, y faltan al respeto al resto. No puede ignorarse que hay otras interpretaciones de la Biblia, ni se debe cerrar un organismo federativo de manera fundamentalista. El CEM no es una Iglesia, sólo da testimonio de lo que todas juntas confiesan. No saben nada de pluralidad, ni de comunión cristiana, ni de fraternidad. Pero sí saben de imposiciones.

Por tus respuestas entiendo que el CEM no es la casa común de las iglesias protestantes. Según tu percepción, una institución que nació para representar a los protestantes de Madrid se ha convertido en un lugar que pretende uniformizar e imponer el fundamentalismo. ¿Crees que se está intentando expulsar a las iglesias de la IEE de esta institución? ¿Es algo que se ha hecho conscientemente?

Sí, creo que se está intentando expulsar a la IEE del CEM porque entienden que nosotros no tenemos la misma línea que ellos y lógicamente saben que no nos van a imponer nada. Van diciendo que la IEE es una iglesia inclusiva sin dejarnos apenas expresarnos.

En la IEE hay personas que creen en una iglesia inclusiva y personas que no creen que la iglesia deba ser inclusiva, pero mantenemos el diálogo y el respeto. Además, no se si te has dado cuenta de que el voto era secreto y se han permitido concluir y hacer público que esos cuatro votos en contra eran de la IEE sin que nada lo pruebe, saltándose el más mínimo rigor democrático. Nada más terminar la asamblea se dedicaron a difundir la noticia. Lo que más me molestó fue ver al principal inquisidor, sentado en la primera fila y observando.

Por su puesto que lo que ha ocurrido ha sido premeditado. Ya llevaban tras la IEE varios años, pero nuestra participación en una celebración con Santa Cena en marzo de este año con ICM, fue el punto que provocó esta asamblea con la redacción de este anexo en el régimen interno del CEM.

¿Qué te hubiera gustado explicar en la asamblea respecto a la forma en la que la IEE está abordando la pastoral de las personas LGTB?

Algunas iglesias de la IEE, y una parte importante de la membresía de la IEE, no está de acuerdo con la iglesia inclusiva. Otras están totalmente a favor y defienden que esto no debería ni cuestionarse. Lo lógico es ir adelante juntos, en la enseñanza, en el acompañamiento mutuo y en la luchar y la búsqueda para llegar a ser una Iglesia que viva en el respeto.

El Sínodo de la IEE ha recomendado el trabajo bíblico y teológico para avanzar en el consenso y conocer mejor los unos la posición de los otros. En muchas iglesias se ha vivido la diversidad como una fuente exclusiva de división, nosotros hemos elegido abordar la cuestión desde la perspectiva pastoral, en el cuidado de las personas; y eso empieza por nuestra capacidad de diálogo.

Cuando hablamos de homosexualidad muchas veces nos centramos en las tensiones y enfrentamientos. Pero, ¿puedes hablarnos de tu experiencia con protestantes LGTB a quienes conoces? Después de la asamblea del otro día, ¿entiendes mejor la situación por la que han tenido que pasar?

Conozco personas tanto fuera como dentro de la IEE que son protestantes y del colectivo LGTB, y me cuesta hablar o decir algo como experiencia diferente a los que son heterosexuales. Para mí, la relación personal y la experiencia de fe no tiene que ver con el sexo, sino con la persona. Yo miro más la belleza de la amistad o el amor hacia todos. Además Jesús no habló al sexo, habló a las personas.

Después de la experiencia en la asamblea del CEM, pienso que lo que hemos vivido ha sido la discriminación como iglesia plural. No es nuevo que personas que defienden creer en el amor de Dios no acepten la verdad de los demás, ya tenemos experiencia de quienes se atribuyen ser la iglesia verdadera. He sentido una actitud de desprecio y entiendo a las personas a las que les hacen pasar por esa desagradable experiencia. Para nosotros siempre ha sido preocupante el sufrimiento de los excluidos, sean del tipo que sean.

¿Y ahora qué? Si el CEM no quiere seguir el ejemplo de la IEE de mantener en su seno a iglesias con diferente sensibilidad respecto a la aceptación de las personas LGTB en sus comunidades: ¿Qué pueden hacer las iglesias de la IEE? ¿Están obligadas a acatar el reglamento para no ser expulsadas?

Bueno, pues lo que nos han demostrado las iglesias que asistieron a esa asamblea, es que a la IEE no nos quieren tal como somos. Lo cierto es que esto tampoco es nuevo, nunca han aceptado nuestro ecumenismo ni nuestra perspectiva teológica. ¿Qué pintamos ahí, si ese no es nuestro sitio? Dios no hace acepción de personas y todos somos sus hijos. Para nosotros lo que es muy grave es que si se excluye a alguno como hijo de Dios, nos están excluyendo a los demás. Pienso que en esta manera de entender el CEM, como “Iglesia verdadera” y una “Conferencia Episcopal” inapelable, no tiene cabida la IEE.

Por el momento lo que si vamos a hacer es una nota de prensa aclaratoria en la que explicaremos el por qué no aceptamos ese tipo de enmiendas. Las iglesias de la IEE se van a reunir para decidir una postura común y actuar según el mejor testimonio de Jesucristo y de nuestra solidaridad con los excluidos.

¿No crees que la FEREDE debería mediar en todo esto?

Pues claro que sí, estoy segura que ya no les queda mucho tiempo para seguir mirando hacia otro lado. De aquí a nada tendrán que definirse.

¿Crees que su posición será otra?

Hasta ahora ha sido otra. Por ejemplo respecto del reconocimiento en el código civil del matrimonio entre personas del mismo sexo. En aquel momento se declaró la postura mayoritaria, pero no se modificó la normativa para hacerla excluyente. Lo que nos han manifestado es que la FEREDE tiene muy claro su carácter federativo y que no es una súper iglesia.

¿No ves posible crear otro tipo de instituciones formadas por iglesias que no estén envenenadas de fundamentalismo? En otros países las iglesias históricas como la IEE, no se relacionan con el Estado junto a las iglesias de corte fundamentalista. ¿Hay alguna posibilidad de crear una Federación de Iglesias Protestantes? ¿Sólo queda acatar o ir por libre?

Desde luego acatar no, e ir por libre tampoco. Aunque prefiero ir por libre si fuese necesario. Después de este episodio, creo que deberíamos plantearnos como seguir. Respecto a lo de hacer una Federación de Iglesias Protestantes habría que ver como hacerlo. Creo que se podría hacer.

¿Descartas la posibilidad de tomar acciones legales contra el CEM? Es difícil entender que una institución que recibe subvenciones de un Gobierno que está por la igualdad de todas y todos, ponga en su reglamento una cláusula de contenido homófobo tan explícito.

A pesar de todo, no lo descarto. Lo que ha ocurrido es intolerable.

Esther, muchas gracias por acceder a realizar esta entrevista y por contarnos de primera mano lo que ocurrió en la última Asamblea del CEM. Y muchas gracias por defender una Iglesia que es para todas y todos los que quieren seguir a Jesús desde lo que son, y no desde lo que les pretenden imponer.

Carlos Osma

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“La enfermedad del fundamentalismo”, por Leonardo Boff, teólogo y escritor

Lunes, 13 de octubre de 2014
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14958223557_d49bf135fa_zLeído en la página web de Redes Cristianas

Todo lo que está sano puede enfermar. La religión, al contrario de lo que dicen sus críticos como Freud, Marx, Dawkins y otros, se inscribe dentro de una realidad saludable: la búsqueda de la Última Realidad por el ser humano, que da un sentido último a la historia y al universo. Esa búsqueda es legítima y se encuentra atestiguada en las más antiguas expresiones del homo sapiens/demens, pero puede conocer expresiones enfermizas. Una de ellas, la más frecuente hoy, es el fundamentalismo religioso, que también se manifiesta donde reina el pensamiento único en política.

El fundamentalismo no es una doctrina en sí, sino una actitud y una forma de vivir la doctrina. La actitud fundamentalista surge cuando la verdad de su iglesia o de su grupo es entendida como la única legítima con exclusión de todas las demás, consideradas erróneas y por eso sin derecho a existir. Quien imagina que su punto de vista es el único válido está condenado a ser intolerante. Esta actitud cerrada conduce al desprecio, a la discriminación y a la violencia religiosa o política.

El nicho del fundamentalismo se encuentra históricamente en el protestantismo norteamericano de finales del siglo XIX cuando irrumpió la modernidad no solo en lo tecnológico, sino también en las formas democráticas de convivencia política y en la liberalización de las costumbres. En este contexto surgió una fuerte reacción por parte de la tradición protestante, fiel a los ideales de los «padres fundadores», todos procedentes del rigorismo de la ética protestante. El término fundamentalismo está unido a una colección de libros publicados por la Universidad de Princeton por los presbiterianos que llevaba por título Fundamentals. A Testimony of Truth, 1909-1915 (“Los fundamentos, el testimonio de la verdad”).

En esta colección se proponía un antídoto a la modernización: un cristianismo riguroso, dogmático, fundado en una lectura literalista de la Biblia, considerada infalible e inequívoca en cada una de sus palabras, por ser considerada Palabra de Dios. Se oponían a toda interpretación exegético-crítica de la Biblia y a la actualización de su mensaje para los contextos actuales.

Esta tendencia fundamentalista ha estado siempre presente desde entonces en la sociedad y en la política norteamericana. Adquirió expresión religiosa en las llamadas «electronic Churches», esas iglesias que se valen de los modernos medios televisivos de comunicación que cubren el país de costa a costa y que tienen otras semejantes en Brasil y en América Latina. Combaten a los cristianos liberales, los que practican una interpretación científica de la Biblia y aceptan los movimientos modernos de las feministas, de los homoafectivos, de los que defienden la descriminalización del aborto. Todo eso es interpretado por ellos como obra de Satanás.

La vertiente política asimiló a la religiosa, uniéndola a la ideología política del «destino manifiesto», creada después de la incorporación de territorios de México por parte de Estados Unidos, según la cual los norteamericanos tienen el destino divino de llevar claridad, los valores de la propiedad privada, del libre mercado, de la democracia y de los derechos a todos los pueblos, como lo afirmó el segundo presidente de Estados Unidos, John Adams. Como rezaba la versión popular y política, los americanos son «el nuevo pueblo escogido» que va a llevar a todos a la «Tierra de Emanuel, sede de aquel Reino nuevo y singular que será concedido a los Santos del Altísimo» (K. Amstrong, En nombre de Dios, Companhia das Letras, São Paulo 2001).

Esa amalgama religioso-política ha dado origen a la arrogancia y al unilateralismo en las relaciones internacionales de la política exterior norteamericana que perdura también bajo Barack Obama.

Un tipo semejante de fundamentalismo lo encontramos en grupos católicos extremadamente conservadores que todavía sostienen que «fuera de la Iglesia no hay salvación». Se afanan en convertir al mayor número de personas que pueden para librarlas del infierno. Algunos grupos evangélicos, especialmente en sectores de las iglesias carismáticas con sus programas de TV, revelan discursos fundamentalistas, particularmente de cara a las religiones afrobrasileras, pues consideran sus celebraciones como obras de Satanás. De ahí los frecuentes exorcismos y hasta invasiones de terreiros para «purificarlos» del Exu.

El fundamentalismo más visible tanto en grupos católicos como en algunos grupos evangélicos se muestra en las cuestiones morales: son inflexibles ante los problemas del aborto, las uniones de los homoafetivos, el empeño de las mujeres por su libertad de decisión. Promueven verdaderas guerras ideológicas en las redes sociales y medios de comunicación contra todos los que discuten tales cuestiones, aunque estas formen parte de la agenda de todas las sociedades abiertas.

Lamentablemente tenemos una candidata a la presidencia de la República, Marina Silva, que manifiesta un tipo de fundamentalismo que es el biblicismo. Hace una lectura literalista de la Biblia, como si en ella se encontrase la solución de todos los problemas. Como bien dijo el Papa Francisco, la Biblia antes que un depósito de verdades es una fuente inspiradora para la iniciativas humanas benéficas. Hay que ponerla detrás de la cabeza para iluminar la realidad, no delante de los ojos, tapando así la realidad.

El Estado brasilero es laico y pluralista. Acoge todas las religiones sin adherirse a ninguna. Según la constitución no es lícito que una determinada religión imponga a toda la nación sus puntos de vista. Una autoridad puede tener sus convicciones religiosas pero no es por ellas, sino por las leyes como debe gobernar. Existen cuatro evangelios, no solo uno. Y todos ellos conviven entre sí en la diversidad de las interpretaciones que dan del mensaje de Jesús. Es un ejemplo de la riqueza de la diversidad. El mismo Dios es la convivencia eterna de Tres Divinas Personas que por el amor forman un sólo Dios. La diversidad es fecunda.

Traducción de Mª José Gavito Milano

 

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“Malafaia habla, Marina obedece, pues ve en eso la voluntad de Dios”, dice Leonardo Boff

Viernes, 12 de septiembre de 2014
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2014_09_entrevista_boff_reproducaoFuente Viomundo , Adital

Por Conceição Lemes

Leonardo Boff es uno de los más brillantes y respetados intelectuales de Brasil. Teólogo, escritor y profesor universitario, exponente de la Teología de la Liberación. Se hizo conocido por su historia de defensa intransigente de las causas sociales. Actualmente se dedica sobre todo a las cuestiones ambientales.

Conoce a Marina Silva, candidata del PSB para la Presidencia de la República, desde los tiempos en que ella actuaba en Acre y estaba muy vinculada a la Teología de la Liberación. Acompañó toda su trayectoria.

 En 2010, llegó a soñar conque una representante de los pueblos de la floresta, de los caboclos, de los ribereños, de los indígenas, de los peones viviendo en situación análoga a la esclavitud, llegara a presidente de Brasil. Hoy, no.

 “Está quedando cada vez más claro que Marina tiene un proyecto personal de ser presidente, cueste lo que costare”, observa Boff en entrevista exclusiva con Viomundo. Para Boff, Marina aceptó plenamente el recetario neoliberal.

 “Ella lo dice con cierto orgullo inconsciente, sin darse cuenta de lo que realmente significa: mercado libre, reducción de gastos públicos (menos médicos, menos profesores, menos agentes sociales, etc.), fluctuación del dólar y contención de la inflación con la eventual alza de intereses”, alerta. “Como consecuencia, rigor salarial, desempleo, hambre para las familias pobres, muertes evitables. Es lo peor que nos podría ocurrir. Todo esto viene bajo el nombre genérico de ‘austeridad fiscal’ que está hundiendo a las economías de la zona del Euro”.

 Sobre la autonomía del Banco Central prevista en el programa de Marina, Boff detona: “Creo que es una falta total de brasilidad. Significa renunciar a la soberanía monetaria del país y entregarla al juego del mercado, de los bancos y del sistema financiero capitalista nacional y transnacional. La forma en que el capital se impone es mantener bajo su control a los Bancos Centrales de los países”.

 Lea nuestra entrevista completa. En ella, Leonardo Boff aborda el retroceso de Marina en relación con la criminalización de la homofobia, su trayectoria religiosa, la influencia de Silas Malafaia, Neca Setúbal (Banco Itaú), Guilherme Leal (Natura) y del economista neoliberal Eduardo Gianetti da Fonseca. También la autonomía formal del Banco Central y el riesgo de que ella sufra impeachment (juicio político).

 Viomundo — El último viernes, Marina publicó su programa de gobierno, que preveía el reconocimiento de la unión homoafectiva y la criminalización de la homofobia. Bastó que el pastor Malafaia tuiteara cuatro frases para que ella retrocediera. ¿Qué piensa de esa postura? ¿Es cristiano no criminalizar la homofobia, que frecuentemente provoca asesinatos?

Leonardo Boff — Está quedando cada vez más claro que Marina tiene un proyecto personal de ser presidente, cueste lo que costare. En una ocasión, llegó a declarar que uno de los objetivos de esta elección es sacar al PT del poder, lo que hace suponer amarguras no digeridas en contra del PT que ayudó a fundar.

 Malafaia, líder de la Iglesia Asamblea de Dios, a la que Marina pertenece, es su Papa. El Papa dice, y ella fundamentalistamente obedece, pues ve en eso la voluntad de Dios. Y ahí cambia de opinión. Creo que no lo hace por oportunismo político sino por obediencia a la autoridad religiosa, lo que creo que, en el régimen democrático, es injustificable.

 Un presidente debe obediencia a la Constitución y al pueblo que la eligió y no a una autoridad exterior a la sociedad.

 Viomundo — ¿Cuál es el riesgo para la democracia brasilera de que alguien en la presidencia esté sometido a visiones tan retrógradas en pleno siglo XXI, ignorando los avances, las modernidades?

Leonardo Boff — Un fundamentalista es uno de los actores políticos menos indicado para ejercer el cargo de la responsabilidad de presidente. Éste debe tomar decisiones dentro de los parámetros constitucionales, de la democracia y de un estado laico y pluralista. Éste tolera todas las expresiones religiosas, no opta por ninguna, aunque reconozca el valor de ellas para la calidad ética y espiritual de la vida en sociedad.

 Si un presidente obedece más los preceptos de su religión que los de la Constitución, hiere la democracia y entra en conflicto permanente con otros hasta de su base de sustentación, pues los preceptos de una religión particular no pueden prevalecer sobre la totalidad de la sociedad.

 De seguir estrictamente en esta línea, puede llegar unimpeachment para Marina, por inhabilidad para coordinar las tensiones políticas y gerenciar conflictos siempre presentes en sociedades abiertas.

 Viomundo — Hace tiempo Marina Silva estuvo vinculada a la Teología de la Liberación. Actualmente, es de la Asamblea de Dios. ¿Qué diría usted de esta trayectoria religiosa? ¿Qué representa este guiño hacia el conservadorismo exacerbado?

Leonardo Boff – Respeto la opción religiosa de Marina como la de cualquier persona. Yo la conozco de Acre y ella participaba en los cursos que mi hermano teólogo Frei Clodovis (trabajaba 6 meses en la PUC de Río y 6 meses en la iglesia de Acre) y yo dábamos sobre Fe y Política y sobre Teología de la Liberación.

 Aquí se hablaba de la opción por los pobres contra la pobreza, la urgencia de pensar y crear otro tipo de sociedad y de país, cuyos principales protagonistas serían las grandes mayorías pobres junto con sus aliados, venidos de otras clases sociales. Marina era una líder reconocida y amada por toda la Iglesia.

 Después, al dejar Acre, por razones personales, se convirtió a la Iglesia Asamblea de Dios. Ésta se caracteriza por un cristianismo fundamentalista, pietista y alejado de las causas de la pobreza y de la opresión del pueblo. Pregona la Biblia, preferentemente el Antiguo Testamento, con una lectura totalmente descontextualizada de aquel tiempo y de nuestro tiempo. Como fundamentalista es una lectura literal, al estilo de los musulmanes.

 Políticamente tiene consecuencias graves: Marina puso el foco en el pietismo y en el fundamentalismo, en la vida espiritual desconectada de la historia presente y casi no habla más de la opción por los pobres y de la liberación. Por lo menos no es éste el foco de su discurso.

 La liberación para ella es espiritual, del pecado y de las perversiones del mundo. Con ese pensamiento es fácil ser capturada por el sistema vigente de mercado, de la macroeconomía neoliberal y especulativa.

 Esto es innegable, pues sus asesores son de ese campo: la heredera del Banco Itaú María Alice (Neca), Guilherme Leal de Natura y el economista neoliberal Eduardo Gianetti da Fonseca. Los pobres perdieron una aliada y los opulentos ganaron una legitimadora.

 ¡Y yo que en 2010 soñaba conque una representante de los pueblos de la floresta, de los caboclos, de los ribereños, de los indígenas, de los peones viviendo en situación análoga a la esclavitud, de los obreros explotados de las grandes fábricas, de los invisibles, alguien que vendría de los fondos de la mayor floresta húmeda del mundo, la Amazonia, llegara a ser presidente de uno de los mayores países del mundo, Brasil! Ese sueño fue una ilusión que duele hasta hoy. ¡Por lo menos vale como un sueño que nunca muere!

 Viomundo — El programa de Marina prevé autonomía al Banco Central. ¿Qué piensa de esa medida?

Leonardo Boff — Yo me pregunto, ¿autonomía de quién y para quién?

 Creo que es una falta total de brasilidad. Significa renunciar a la soberanía monetaria del país y entregarla al juego del mercado, de los bancos y del sistema financiero capitalista nacional y transnacional. Un/a presidente/a es electo/a para gobernar a su pueblo y uno de los instrumentos principales es el control monetario que así le es sustraído. Esto es absolutamente antidemocrático y comporta una sumisión a la tiranía de las finanzas que son cada vez más voraces, poniendo a países enteros en quiebra como es el caso de Grecia, de España, de Italia, de Portugal y de otros países.

 Viomundo — Esa medida, ¿expresa la influencia de Neca Setúbal, heredera del Itaú, en su futuro gobierno?

Leonardo Boff — Quien controla la economía controla el país, sobre todo porque vivimos en una sociedad de “Gran Transformación” denunciada por el economista húngaro-americano Karl Polaniy en 1944 cuando, como dice, pasamos de una sociedad con mercado a una sociedad sólo de mercado. Entonces todo se convierte en mercadería, inclusive las cosas más sagradas como el agua, los alimentos, los órganos humanos.

 La forma en que el capital se impone es mantener bajo su control a los Bancos Centrales de los países. A partir de ese control, establecen los niveles de los intereses, la meta de la inflación, la fluctuación del dólar y el porcentaje del superávit primario (aquella cantidad sacada de los impuestos y reservada para pagar a los rentistas, aquellos que prestaron dinero al gobierno).

 Los bancos juegan un papel decisivo, pues es a través de ellos que se hacen las transferencias de los préstamos al gobierno y se reclaman intereses por los servicios. Cuanto mayor sea el superávit primario, la alícuota Selic, más lucran. Puede ser que la citada Neca Setúbal haya tenido influencia para que la candidata Marina creyera en este recetario, viejo, antipopular, dañino para las grandes mayorías, pero altamente benéfico para el sistema macroeconómico vigente.

 Viomundo — Las evaluaciones realizadas hasta ahora muestran que el programa económico de Marina es el mismo que el de Aécio Neves, candidato del PSDB a la Presidencia. Son neoliberales. ¿Qué representaría para Brasil el retorno a ese modelo? ¿Usted cree que si fuera electa, el gobierno de Marina tendría connotaciones neoliberales?

Leonardo Boff — Marina acogió plenamente el recetario neoliberal. Ella lo dice con cierto orgullo inconsciente, sin darse cuenta lo que eso realmente significa: mercado libre, reducción de gastos públicos (menos médicos, menos profesores, menos agentes sociales, etc.), fluctuación del dólar y contención de la inflación con la eventual alza de intereses.

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El Estado Islámico destruye la mezquita en honor a Jonás

Domingo, 27 de julio de 2014
Comentarios desactivados en El Estado Islámico destruye la mezquita en honor a Jonás

la-mezquita-de-jonas-destruida_560x280Las comunidades chií, cristiana, sufí, yazidí, y Kurda ven como el avance islamista radical borra todo vestigio religioso, cultural y humano. Y la Comunidad Internacional mirando para otro lado… ¿No es esto un genocidio?

Reconocido por el Islam como el profeta Yunus

Argumentan que “la mezquita se ha convertido en un lugar de apostasía”

Milicianos del grupo extremista Estado Islámico –antiguo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS)– han destruido este jueves con explosivos la mezquita erigida en honor a la figura bíblica de Jonás, reconocido por el Islam como el profeta Yunus, ubicada en la localidad iraquí de Mosul.

En base a las informaciones publicadas por el portal de noticias Iraqi News, los milicianos ordenaron a las personas que se encontraban en su interior abandonar el edificio antes de demolerlo, argumentando que “la mezquita se ha convertido en un lugar de apostasía”.

La explosión ha provocado daños en varias viviendas ubicadas en los alrededores de la mezquita. El suceso ha tenido lugar un día después de que el Estado Islámico destruyera la mezquita del Imam Yahya Abul Qasim, que tenía 1.400 años de antigüedad.

El grupo extremista ha destruido en las últimas semanas múltiples lugares de culto de las comunidades chií, cristiana, sufí y yazidí, así como de cualquier otro grupo opuesto a su interpretación radical del Islam.

Esta misma semana, el Estado Islámico ha dado un ultimátum a los residentes kurdos de Mosul para que abandonen la ciudad o se expongan a ser ejecutados, apenas días después de emitir una amenaza similar contra la comunidad cristiana de la localidad.

En 2003, la comunidad cristiana de Mosul tenía unos 35.000 fieles. En los once años siguientes al comienzo de la guerra, el número cayó trágicamente a alrededor de 3.000 y ahora quedan apenas dos decenas.

El líder de la Iglesia Católica Caldea, la principal iglesia del país, Louis Raphael Sako, valoró que los milicianos del Estado Islámico son peores que el líder mongol Genghis Khan y su nieto Hulagu, que redujeron a cenizas Bagdad.

“¿Cómo es posible que en el siglo XXI se expulse de sus casas a la gente por ser cristianos, chiíes, suníes o yazidis?”, se preguntó. “Las familias cristianas han sido expulsadas de sus casas, sus bienes han sido robados, y sus viviendas han sido expropiadas en nombre del Estado Islámico”, explicó.

“Esto no pasó nunca en la historia cristiana o islámica. Esto no lo hicieron ni Genghis Khan ni Hulagu”, remachó. Hulagu Khan encabezó un Ejército que saqueó Bagdad en 1258, matando a decenas de miles de personas, destruyendo un califato con 600 años de existencia y dejando la ciudad en ruinas.

EL ESTADO ISLÁMICO

mezquita-desrtruida-por-el-estados-islamicoEl Estado Islámico es una organización ‘yihadista’ nacida en Irak y relacionada –aunque no vinculada– con la red terrorista Al Qaeda. Con la sublevación en 2011 contra el régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, el grupo penetró en Siria y desde allí ha lanzado en las últimas semanas una ofensiva que le ha permitido hacerse con el control del norte y el oeste de Irak.

El ISIS proclamó a finales de junio el Califato Islámico y nombró califa a su líder, Abú Bakr al Baghdadi. La nueva organización se declara Estado independiente y reclama que todos los musulmanes del mundo le juren fidelidad.

“El Estado Islámico representado por la autoridad de su pueblo en la voz de sus dirigentes, líderes y el Consejo de la Shura ha resuelto anunciar el establecimiento del Califato Islámico”, explicó el portavoz del ISIS, Abú Muhammad al Adnani, según una grabación de audio recogida por la web especializada en islam radical SITE.

Así, Al Bagdadi se ha convertido en la máxima autoridad de este Estado Islámico. “Aclaramos a los musulmanes que con esta declaración de califa tiene efecto sobre todos los musulmanes, que deberán jurar lealtad al califa Ibrahim y apoyarle”, remachó el ISIS.

Fuente (Religión Digital/Agencias)

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Los guardianes aficionados de la ortodoxia

Jueves, 3 de julio de 2014
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topic(Por Manuel Bru, en Aleteia).- Siempre me han dado un poco de miedo, por amor a la Iglesia, los guardianes aficionados de la ortodoxia. Y los hay de todo pelaje.

En realidad los únicos guardianes de la ortodoxia de la fe y de las costumbres, según la vieja denominación, son los obispos, sucesores de los apóstoles. Y lo son de toda la fe, y de todas las costumbres. Luego viene Paco con “las rebajas” y resulta que de la fe nos guardamos mucho de no errar en los dogmas, y caímos fácilmente en la tentación de relativizar las cosas más importantes, como que Dios es todo ternura y misericordia. Y en cuanto a las costumbres, porque por supuesto Dios también es justo y quiere que también seamos justos todos sus hijos, no se porque razón los guardianes aficionados de la ortodoxia se rasgan las vestiduras ante los pecados de debilidad y, en cambio, muestran una manga ancha como el Canal de Suez con respecto a los pecados del bolsillo (a saber: la cuentas en paraísos fiscales, los fraudes, los negocios turbios, las especulaciones financieras y los desprecios sociales).

14094531458_7fc0f0c856_zEntre los guardianes de la ortodoxia, aficionados porque no les corresponde en primera línea, pero entendidos por su formación académica, están algunos teólogos. Los hay que si les tiras de la lengua ven herejías en tantas partes que en realidad sólo se salvan ellos mismos, eso sí, cada un por separado, porque entre ellos mismos no se pasan ni una. La cosa merece un tal análisis entre lo frívolo y lo patológico, y nada que ver en realidad con la verdadera ciencia teológica, que esto va por modas, o como en la política, por legislaturas.

La ortodoxia así se va alternando entre el poder y la oposición. En una misma ciudad, pongamos el caso, un centro de estudios teológicos podía ser acusado de poco ortodoxo hace un año y, gracias a Dios, desde que está el Papa Francisco, se han evaporado todos los prejuicios.

En cambio, en la misma ciudad, otro centro que levantaba la bandera de la ortodoxia más exquisita, pasa a ser el gran tribunal donde todos los días se critica el magisterio del nuevo Papa. ¿Qué cosas, verdad?

Bueno, todo esto pasa, en el fondo, porque no nos terminamos de creer lo que el mismo Papa nos dice: que mejor es una Iglesia accidentada por comprometerse, que impoluta por no contaminarse. ¿Y no será que lo que nos hace falta es guardianes de la ortodoxia de la misión siempre arriesgada, de la gloria de Dios que es la vida del hombre? ¡Es sólo una pregunta!

Vía El Barón Rampante

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“¿Se puede ser cristiano y fundamentalista?”, por Carlos Osma.

Miércoles, 21 de mayo de 2014
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FundamentalismDel blog Homoprotestantes:

Para responder a esta pregunta tendríamos que situarnos en un entorno determinado, y si ese entorno son las iglesias evangélicas en España, yo diría que ser fundamentalista es la única forma posible de ser cristiana y cristiano. O al menos esa es la posición oficial, la que se impone, la que dice por donde ir y por donde no ir, la que decide quien puede seguir y quien debe marcharse; la que bendice las iglesias, teologías, pensamientos o iniciativas con el tan anhelado sello de garantía evangélico.

Es cierto que todavía existen reductos evangélicos no fundamentalistas, oasis en medio de un desierto de papel y cartón por donde hace tiempo que no corre el agua que trae vida. Pero estos milagrosos oasis tienen suficiente con seguir tirando, con intentar no ser abrasados con el fuego ardiente del fundamentalismo. Allí están ellos, como Don Quijotes luchando contra molinos de viento, engañándose pensando que el mayor problema que tiene el mensaje evangélico en nuestro país es el laicismo, la falta de inversiones, el poco apoyo institucional, la falta de relevo generacional, etc, etc, etc… Cuando la realidad es otra muy diferente: la amenaza más grande que en este país tienen las iglesias protestantes, las comunidades evangélicas, es ni más ni menos que el fundamentalismo.

Cuando yo me pregunto si se puede ser cristiano y fundamentalista no me refiero a lo institucional, a la realidad que nos envuelve, sino a si ser fundamentalista tiene algo que ver con el mensaje de Jesús, con lo fundamental del evangelio. ¿Es el fundamentalismo cristianismo, o es otra cosa que ha conseguido manipularlo para defender planteamientos que nada tienen que ver con los del evangelio?

Si utilizamos la máxima de por sus frutos los conoceréis, creo que la respuesta está muy clara. El fundamentalismo no es cristianismo, de hecho nada tiene que ver con él. Y para eso no tenemos más que escuchar a miles de personas que han tenido que salir por piernas de las iglesias evangélicas por no asentir con los ojos y la mente cerradas a lo que se les quería imponer como verdad absoluta. El fundamentalismo defiende la “verdad” y el cristianismo trae salvación a la vida de los seres humanos, y estas dos cosas siempre han sido muy diferentes e incluso antagónicas. Cuando se defiende la “verdad”, es siempre para oprimir a alguien, al diferente, al que no piensa, siente, o actúa como la mayoría. El fundamentalismo no predica el evangelio, sino una ideología neoconservadora que podría estar defendiendo con otra religión o incluso sin religión alguna. Los fundamentalistas evangélicos se llevan muy bien con cualquier otro grupo que defienda el pensamiento único, el comportamiento gregario y el mundo en dos colores. Véase cuales son sus preferencias políticas en cualquier país.

Cuando salimos de España y vemos como actúa el cristianismo fundamentalista en otros países vemos hasta donde puede llegar si le dejan, en Uganda son ellos los que apoyan las leyes homófobas conocidas como “la caza al gay” que han sembrado el terror y la muerte en la comunidad lgtb de esté país. ¿Alguien duda de que pasaría si los fundamentalistas evangélicos en España tuviesen la misma capacidad de influencia? ¿Podríamos las personas lgtb casarnos?¿Estarían nuestras hijas e hijos protegidos? ¿Podríamos decir sin temor yo soy de esta manera o de aquella otra? A nadie se le escapa que la forma de actuar de los ahora inofensivos fundamentalistas evangélicos sería otra muy diferente: la de las terapias reparativas y la de la estigmatización. Para ver que esto es así… visite este domingo cualquier iglesia evangélica de su ciudad, y si tiene ojo para la diversidad, lo verá bien claro.

Pero no sólo en el tema de la diversidad sexual, en cualquier otro. El cristianismo fundamentalista “caza” todo lo que le molesta. Lo aísla, lo ataca y lo devora; es un depredador nato, ha nacido para imponerse, y para aniquilar lo que no se somete a su manera de ver el mundo. Puede leer, citar, gritar todos los versículos que quiera, no importa…. utiliza la Biblia para defender lo indefendible: que el evangelio puede excluir a gente. Su mentira más grande es hacer creer a todo el mundo que defienden la palabra de Dios, esa palabra que desconocen… el fundamentalismo hace años que se alejó del estudio serio de la Biblia porque no le interesaba lo que escuchaba. Repiten versículos como cotorros, y su teología gira y gira entorno a si misma sin tener contacto con la realidad, ni con otras disciplinas humanas… El fundamentalismo grita insistentemente que ellos sólo defienden la verdad que encuentran en la Biblia, pero miente: sólo defiende su manera de ver el mundo y utiliza una lectura infantil y llena de ignorancias para conseguirlo. Pregunte a unos cuantos fundamentalistas si creen que a Jonás se lo tragó un pez, si Jesús transformó el agua en vino o si Pablo se cayó de su caballo y tuvo una visión divina. Y la respuesta de la inmensa mayoría de estos fundamentalistas, por no decir todos, será un rotundo sí. Esa es su manera seria, inteligente y coherente de interpretar la Biblia. Y son esos, los que creen que una serpiente habló con Adán y Eva, los que dicen que defienden la verdad que encuentran en la Biblia.

El fundamentalismo no es cristianismo, y lo está intentando destruir, y con él a miles de personas. El fundamentalismo es ante todo ignorancia, miedo a la realidad cambiante y no siempre fácil de entender. El fundamentalismo es una ideología de poder que quiere imponer sus planteamientos por encima del ser humano. No es cristianismo, o al menos el cristianismo que se desprende del evangelio. Y como cualquier otro poder que intenta engañar al ser humano debe ser denunciado sin miedo por las iglesias y los cristianos y cristianas.

El fundamentalismo es diabólico, intenta engañar y destruir a los seres humanos, reduciéndolos a simples adoradores del Dios “verdad absoluta”, que es un falso ídolo del verdadero Dios desconocido que se ha revelado en Jesucristo como un Dios de amor y reconciliación para todas y todos. Y es con ese fundamentalismo con el que tenemos que vérnoslas hoy en día los cristianos evangélicos. Es ese nuestro principal problema interno; No nos confundamos, el fundamentalismo ha venido para destruir el evangelio, no para predicarlo.

Carlos Osma

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¡Querían orar por mí para sacarme el diablo!

Sábado, 10 de mayo de 2014
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pentecostalQuisiera, para empezar, decir que me he animado a escribir mi testimonio como creyente por cinco motivos en concreto que me gustaría que las diferentes iglesias, comunidades y grupos, tengan siempre presente:
1- Que las personas que acuden a sus reuniones no les pertenecen, deben respetar sus Derechos Humanos y orientación sexual, (desde comentarios, meditaciones, predicaciones o sermones).

2- Que el amor al próximo empieza aceptando a la persona tal y como es, el resto es obra de Dios, evítese culpabilizar, juzgar o condenar a alguien. Ese papel solo le corresponde a Dios.

3- Que Dios trata con cada un@ de nosotr@s, como un Dios (Padre, Madre), personal, de forma diferente, en la intimidad, como lo haría cualquier padre o madre en la vida real, con cada uno de sus hij@s, ya que conoce sus temperamentos, su carácter, sus necesidades, sus diferentes edades, etc. Por tanto, tengo que respetar y aceptar las vivencias y diferentes realidades espirituales de mis herman@s en la fe (recordad siempre que en la diversidad espiritual esta toda la riqueza y Dios usa muchos medios y caminos diferentes, para que lleguemos hasta Él/Ella).

4- Que la única religión verdadera y perfecta no existe, nadie tiene la exclusividad de Dios ni de su Verdad.

5- Que si no tenemos en cuenta lo que arriba he mencionado ¿Realmente amamos a nuestro prójimo, como Dios nos pide, sin ningún tipo de excepciones ni limitaciones?

Tengamos presente siempre estos cinco importantes puntos arriba mencionados, pues en nuestras iglesias, comunidades grupos, etc., no tratamos con muebles de quitar y poner, de usar y tirar, sino con personas con inquietudes espirituales, con sus sentimientos y emociones. Cualquier maltrato psicológico o espiritual recibido de forma consciente o inconsciente por parte de los diferentes ministerios hacia su membresía puede dar lugar ya no sólo a que muchas personas abandonen dicha iglesia, congregación, comunidad o grupo, sino también a que la persona renuncie para siempre, en base a la herida tan profunda recibida en su alma, a su crecimiento y relación con Dios.

Mi testimonio:

“Respecto a mis raíces como creyente digamos que he tenido una trayectoria larga. En mis orígenes, ya que estamos en un país de mayoría católica, aunque no practicante, fui católico.

Cuando ya tuve 18 años mi búsqueda espiritual me llevo a una iglesia evangélica pentecostal, donde fui bautizado por inmersión en agua, allí estudié bastante la Biblia, y llegué a ser ordenado incluso diácono. … Estuve entre 10 ó 12 años, pero había una parte de mi que se sentía bastante mal. Como gay llevaba doble vida, mi sexualidad estaba para ellos oculta, pues algunas de sus predicaciones, malas interpretaciones de los textos bíblicos, eran totalmente homófobas y cuando ocurría esto me dolía bastante.

Un día no pude más, me sinceré con el pastor y ancianos de la iglesia y todo cambió: Me destituyeron como diácono, decían que tenían que orar mucho por mí, que había sido poseído por espíritus inmundos, carnales de deseo hacia los hombres, etc., etc. Querían imponerme las manos, orar por mí para sacarme el diablo y todo lo inmundo que había dentro de mí. Tanta barbaridad junta no estaba dispuesto a soportar, por mi propia dignidad, como persona y como gay, no consentí esto y me marche para siempre de tal iglesia.

Sabía que Dios me amaba como gay y por tanto que ni dentro ni fuera de mí había nada malo. Salí de la iglesia, esos “herman@s” a los que consideraba tales, más que amig@s, me negaban incluso el saludo por la calle, era “alguien del mundo”. Llegué incluso a tener varios “hij@s espirituales”, es decir, varios amig@smíos de toda la vida que se “convirtieron”, todos ellos siguen en esa iglesia. Perdí su amistad e incluso no me hablan. Imaginaos cómo pueden comer a uno el coco en nombre de Dios.

En un principio cuando aprecias a tanta gente que ha compartido su experiencia espiritual contigo pues duele, pero gracias a Dios Él me ayudó pronto a superar esto. Luego encontré un grupo LGTB de cristian@scatólicos muy liberales con el que me integré y fui bien recibido, en ningún momento oculté de dónde venía. La verdad es que lo que menos me gustaba del grupo era su nombre…. pues el nombre para mí llevaba a mucha confusión a gente que no estuviera dentro del grupo o que no nos conociera, ya que daba a entender que comulgábamos con todo lo que la Jerarquía de la iglesia Católica dice, cosa que era justo lo contrario, además la mayoría de ell@s, aun siendo católicos, no iban a misa y eran muy críticos con la Jerarquía de la Iglesia Católica y el Vaticano. El fundador del grupo al estar dando clases en centros católicos y enterarse que la Jerarquía católica iba a presionar para que todo activista gay fuera puesto en el paro prefirió dimitir como coordinador del cargo y no asistir más a nuestras reuniones. Por votación empecé yo a ocupar el cargo e inicié una gran reforma del grupo…

Ahora mismo somos un Grupo inclusivo de Creyentes y no creyentes (agnósticos, ateos, humanistas, etc.) con la incorporación de personas también heterosexuales, en una Comunidad Autónoma de España.

Y es que no olvidemos que: “Dios siempre escribe recto, en renglones torcidos, jejejeje”.

Fuente: Asuntos Religiosos FELGTB

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Darrell Trigg, el cristiano anti gay que quiere ser ‘rey de Estados Unidos’ por mandato divino

Sábado, 10 de mayo de 2014
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Darrell_Trigg_Christian_partyDarrell Trigg, autor del manual ‘El desarrollo de una vida de oración más eficaz: Un enfoque práctico’, ha declarado sus intenciones de postularse para presidente de los Estados Unidos de América en 2016. Será el primer paso para después autoproclamarse ‘Rey de EE.UU’ e impulsar que todos los derechos logrados por la comunidad LGBT se anulen. A pesar de que se define como un candidato “independiente”, tiene la intención de crear en el futuro una nueva formación, el Partido Cristiano. Su programa se basa en unos principios fundamentales que ‘han de traer honor y gloria a Dios, establecer la religión cristiana como la única oficial y nacional, ayudar a dirigir a millones de personas a tener una relación más cercana con Dios, convertir la Biblia en la guía de los principios morales y proteger el matrimonio (entre hombre y mujer), la familia y el hogar‘.

Como todos los iluminados, Trigg afirma que tiene el deber se presentarse a las elecciones porque así se lo pidió Dios: Cristo se me ha revelado espiritualmente y no tengo ninguna duda de que sé que es su voluntad para mí que sea el próximo Presidente de los Estados Unidos de América. Vamos a pasar por alto el hecho de que muchos de los candidatos republicanos a la presidencia en las elecciones de 2012 se declararon de manera similar, ‘divinamente predestinados’. Ninguno de ellos, por supuesto, ganó pero con el fin de tener éxito en su agenda, Trigg tendría que anular los derechos de la Nación, disolver la capacidad legislativa del Congreso, cerrar el sistema judicial, la construcción de un millón de las cárceles más, hacerse cargo de todos los planes de estudio, vetar a los medios de comunicación y a todos los proveedores de telecomunicaciones. En definitiva, tirar al cubo de la basura, la Constitución y la Carta de Derechos en USA.

Lo que realmente persigue Trigg es proclamarse rey de EE.UU. Los monarcas absolutistas consideraban que su liderazgo era ordenado por Dios, su autoridad bendecida y sus decretos sacrosantos y de inmediata ejecución.

Darrell tiene su propia página web en Internet (www.darrelltriggforpresident.com). Dice que sintió el llamado de Dios para desarrollar la plataforma de la campaña hace tres años contando con el apoyo que recibió de su esposa y la inspiración divina. Desde entonces, ha estado trabajando en su proyecto político.

Trigg no habla de estrategias presidenciales, pero en cambio, afirma: “Si usted estudia la historia de la nación de Israel, cuando tenían un rey que honró a Dios y siguieron sus mandamientos, los bendijo enormemente, sin embargo, si tenían un rey que deshonró a Dios y no hacía caso a sus mandamientos eran, a menudo, derrotados y esclavizados“.

Y para que quede constancia de su llamada de Dios, Trigg ha colgado un video en Youtube donde cuenta los motivos de este mandato divino que le impulsa a presentarse a las presidenciales de 2016:

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“El fantasma del fundamentalismo”, por Carlos Osma.

Viernes, 11 de abril de 2014
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bancada-evangelica-e-a-cura-gayDel blog Homoprotestantes:

Cada vez es más preocupante la identificación que se hace entre religión y fundamentalismo. Un proceso que en algunos lugares como en nuestro país, o más aún en nuestras iglesias evangélicas, parece ya imparable. Tanto es así, que las personas que no comparten los principios fundamentalistas, son vistos como creyentes que se han dejado arrastrar por las ideas y las formas de vivir de su entorno, o directamente como falsos cristianos.

En el libro Cristianismo y Liberación [1], Juan Martín Velasco nos recuerda que el fundamentalismo es sólo una forma determinada de cristianismo, que aparece como resistencia a la modernidad y a las consecuencias que esta trae consigo. Y es que a finales del siglo XIX ocurren una serie de cambios, en el conocimiento humano y en la sociedad, que producen un fuerte impacto en la visión que tradicionalmente había tenido el cristianismo: aparece una nueva forma de ver la realidad, la historia y la moral gracias a los descubrimientos científicos, la primacía de la razón, el evolucionismo, la secularización de la sociedad…

Algunos cristianos ante esta nueva situación, apostaron por dialogar con la modernidad e inculturar su fe a las circunstancias que les tocó vivir. Pero otros, los fundamentalistas, cerraron filas ante lo que denominaron “recta doctrina”. Si los primeros creyeron necesario responder a las nuevas preguntas y los nuevos retos para que el cristianismo siguiese diciendo algo a la sociedad en la que vivían, los segundos tuvieron miedo de perder la identidad y actuaron a la defensiva. Se replegaron y se dedicaron a afirmar verdades absolutas que les permitiesen vivir más tranquilos.

Es en estas circunstancias que en julio de 1920, el periódico neoyorkino The Watchman-Examiner, pone por primera vez nombre a este movimiento que cree vivir en un mundo hostil, que se siente amenazado y que necesita por tanto, definir su identidad con toda precisión: “Proponemos aquí y ahora que se adopte un nuevo nombre para designar a las personas que entre nosotros insisten en que no sean cambiados los puntos de referencia…que sean llamados Fundamentalistas…cuando utilice este término lo entenderé como un elogio y no como un insulto”.

Si nos aproximamos a este movimiento observaremos que no es monolítico, que en realidad deberíamos hablar de fundamentalismos, ya que en él encontramos desde grupos que han decidido alejarse de la sociedad, con el proselitismo como único medio de relación con el entorno, a las corrientes selectivamente tradicionales y selectivamente modernas. Estas últimas, en mi opinión son las que están más presentes en nuestro país. No rechazan todo lo producido por la modernidad, sino que escogen aquellos elementos que les pueden permitir alcanzar la influencia sociopolítica que desean.

Las características de los fundamentalismos son muchas, pero me gustaría resaltar tres de ellas por la significación y la relevancia que han adquirido en nuestro país.

La primera, apuntada anteriormente, es el intento de presentar a los creyentes que no comparten sus puntos de vista como cristianos no auténticos. Una división entre cristianos verdaderos, que son únicamente los que afirman sus principios, y aparentes, contaminados por el liberalismo, el modernismo o el relativismo. Para saber si un cristiano es verdadero debe, por un lado, afirmar lo que el fundamentalismo ha establecido como “recta doctrina”, y por otro, tener un nuevo nacimiento que lo separe completamente de los que no lo han hecho. La búsqueda de una experiencia en que basar su fe, que no deje lugar a la duda.

La segunda, la lectura literal de la Biblia, que es inerrable no sólo en cuestiones teológicas, sino también históricas y científicas. Absolutizarla hasta ponerla en lugar de Dios mismo, confundiéndola con él. Una especie de idolatría bíblica en la que el lector fundamentalista aparece como un adorador neutro sin ningún tipo de condicionante. Algo paradójico si tenemos en cuenta que los distintos grupos fundamentalistas hacen lecturas diferentes, e incluso contradictorias, de los mismos textos. Unas diferencias que se presentan como no esenciales: “En ciertas cosas podemos interpretar distinto, pero en las fundamentales tenemos que coincidir”. Evidentemente ellos nos explican cuales son estos puntos fundamentales y como deben ser creídos y afirmados. En el fondo, creo que no deja de ser una utilización de la Biblia para defender los propios puntos de vista, presentándolos como divinos.

Y por último, estos grupos se presentan como portadores y defensores de la verdad. Una verdad sin condicionante alguno, una verdad absoluta que se deriva de la revelación que ellos encuentran en la Biblia. Ya no hay fe, no hay confianza del creyente, no existe el riesgo de creer: ahora hay seguridades, verdades. Ya no es necesario buscar, no hay lugar para la duda. La verdad que ofrece el fundamentalismo es una anestesia para los que se sienten incapaces de dar respuesta al complejo mundo donde vivimos. El cristianismo entendido como un conjunto de personas, al que unos cuantos van guiando y controlando con la verdad que poseen.

Ante todos estos movimientos, que parecen tener claras todas las cosas, que nos muestran a un Dios tan humano, que nos hacen preguntarnos si no están hablando de ellos mismos, creo que deberíamos hacer hincapié en el Dios trascendente y en el ser humano real. Explicar que aunque son necesarias las imágenes que nos hacemos de Dios, es absurdo presentar cualquier imagen de Dios como definitiva y verdadera. Afirmar todas las veces que sea necesario que el Dios que nos reveló Jesús, respeta la vida y la realidad del ser humano. Una vida y una realidad que no quiere someter sino liberar. Y por último advertir que la consecuencia del fundamentalismo, es la opresión del ser humano por parte de un ídolo que el hombre mismo ha construido a su imagen y semejanza.

Carlos Osma

Publicado en Lupa Protestante en Marzo de 2007

[1] Tamayo J.J. Cristianismo y liberación. Homenaje a Casiano Floristán. (Madrid; Editorial Trotta, 1996), pp. 271-293.

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