Albert Einstein predijo la existencia de ondas gravitacionales hace casi un siglo. Sin embargo, durante todo este tiempo nadie había logrado observarlas. Ahora, y gracias a la labor de un equipo de científicos, entre los que se encuentra la astrofísica queer de origen pakistaní Nergis Mavalvala, ha sido posible comprobar su existencia en el espacio.
Lo cierto es que aún hoy las mujeres son una rareza en el mundo de las ciencias —y más aún las mujeres pakistaníes—. Pero Mavalvala, de 47 años y profesora asociada de Física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), reveló en una entrevista concedida en 2012 a la revista Science que no le importa “estar al margen de cualquier grupo social“.
A principios de 1990, Mavalvala fue tutelada por el profesor del MIT Rainer Weiss, que estaba investigando las ondas gravitacionales. La astrofísica llegó a Estados Unidos en 1986, procedente de Pakistán, siendo aún adolescente. Allí asistió al Wellesley College, universidad en la que pronto consiguió hacerse un hueco en el departamento de Física. Además, en 2010 logró hacerse con uno de los prestigiosos premios ‘genio’ que concede la Fundación MacArthur.
Sobre su orientación sexual, Mavalvala no salió del armario hasta unos años después de su llegada a América. Encontró el amor por primera vez siendo ya una veinteañera. Su novia comenzó a visitarle en el laboratorio y entró a formar parte de su círculo y vida social. Nergis Mavalvala se define a sí misma como queer, un término inglés que comenzó siendo aplicado de forma despectiva a las personas homosexuales y que con el tiempo ha sido asumido como propio por parte del colectivo LGTB, muy especialmente por aquellas personas que disienten del discurso dominante en materia de género.
“Nunca he tenido experiencias negativas debido a esto [su orientación]. Mi entorno de trabajo siempre fue un gran apoyo”, reconoce. “Algunas personas se aventuran en territorios que otros consideran peligrosos o desagradables. No son ni tontos ni intrépidos. Ellos ven una situación y tienen confianza en que la están interpretando lo suficientemente bien, así que allá van“, comenta Mavalvala, quien añade que, en relación a su salida del armario, tan solo miró a su alrededor e hizo balance de su entorno de trabajo. Pensó que su sexualidad marcaría poco la diferencia con respecto a los que le rodeaban. Y lo cierto es que sus instintos demostraron estar en lo cierto.
La científica apunta que se crió en un ambiente familiar poco represivo. “Crecí en una familia donde no se observaban realmente los estereotipos de género. Así que crecí pensando que las mujeres pueden, deben y deberían hacer cualquier cosa. Eso es muy importante para mí”, apostilla. También comenta que sus padres siempre dieron prioridad a su educación de ella y a la de sus hermanas, incluso cuando esto no resultaba fácil. “La educación es un valor importante en nuestra familia. Algunos miembros de la familia no entienden completamente lo que hago, pero les gusta ¡porque a mí me encanta lo que hago!“, comenta.
Durante la mencionada entrevista a Science, la física se describió a sí misma como una “declarada [fuera del armario] persona queer de color“. En 2014, Mavalvala recibió el premio al ‘Científico del año’ otorgado por la Organización Nacional de Científicos y Técnicos Profesionales Gais y Lesbianas. Y, en octubre del pasado año, Mavalvala fue la protagonista de Out To Innovate, un congreso para estudiantes y científicos LGTB.
Cabe señalar que incluso en Pakistán, donde la situación de las personas LGTBI es bastante complicada, el primer ministro Nawaz Sharif ha elogiado a Mavalvala, que actualmente vive con su pareja y su hijo en Boston, como fuente de inspiración para científicos y estudiantes paquistaníes. “Toda la nación está orgullosa de su valiosa contribución”, aseguró Nawaz. De momento, la astrofísica planea continuar trabajando en la mejora de la sensibilidad de los detectores LIGO, uno de los mayores detectores de ondas gravitacionales.
El histórico descubrimiento, uno de las más importantes de las últimas décadas, en tanto en cuanto se trataba de la última predicción de Einstein que faltaba por observar de forma directa, ha recibido una gran atención mediática y podría ser merecedor del Premio Nobel de Física. Todo ha sido posible gracias al trabajo de un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de California, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la colaboración científica LIGO (Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales).
Fuente Dosmanzanas
General, Historia LGTBI
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