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El obispo Schneider, de Kazajistán denuncia el “apoyo” de muchos prelados a la ideología ‘neomarxista’ LGTB

Miércoles, 24 de mayo de 2023
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Prelados en los más altos puestos de la Iglesia están apoyando la ideología LGTB, de raíz neomarxista, denuncia el obispo auxiliar de Astaná, Athanasius Schneider, en una entrevista concedida a John-Henry Westen, de LifeSiteNews.

Para Schneider, la ideología LGBT busca destruir la familia y menciona que hay defensores de estas ideas heterodoxas incluso entre el episcopado católico. Sin embargo, también subrayó que debemos mantenernos alegres como católicos y no caer en la desesperación, ya que podemos estar seguros de que nuestro Señor Jesucristo está con nosotros.

El hecho de que Estados Unidos esté impulsando la ideología LGBT en otros países del mundo es para el prelado kazajo “una señal muy clara de que ya estamos en una especie de totalitarismo global con poder político”. Hay que recordar, dijo, que la ideología LGBT es “una rebelión contra el creador” “básicamente neomarxista”, y “Marx y Engels escribieron que el objetivo final del comunismo será destruir la familia”.

“Por eso tenemos que advertir a la gente y organizar una alianza mundial de resistencia, de buena gente de buena voluntad, con sentido común. Incluso los no cristianos deben ayudarnos a oponernos a esta ideología del globalismo neomarxista”.

Schneider alertó de que eclesiásticos en los más altos «puestos en la Santa Sede» están «colaborando con la ideología mundialista para socavar la claridad de la revelación divina, especialmente para promover el relativismo doctrinal».

Subrayó que “tenemos que orar con mucha confianza y amor y orar por el Papa, para que Dios lo ilumine y que el Señor le conceda finalmente a su Iglesia, a nuestra Santa Madre Iglesia nuevamente, fuerte, valiente , santos papas y obispos católicos.”

… Y este es el personaje:

Schneider es considerado un tradicionalista. Ha criticado a los miembros de la Iglesia que considera que no se adhieren a la fe y se han rendido al “cruel mundo pagano” y denuncia que “la mayoría de los obispos están bastante callados o temerosos en cuanto a la defensa de la fe católica” y afirma que “el papado no es el propietario de la tradición o la liturgia, sino que debe conservarlos como un buen jardinero”.

“… Debemos crear grupos de verdaderos católicos, académicos, familias y miembros del clero que defenderán con valentía la verdad católica, sobre todo las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, el orden natural, y los mandamientos de Dios…” 

Schneider ha viajado frecuentemente para celebrar conferencias por lo que en 2018 fue advertido por la Santa Sede para que limitara sus salidas de la diócesis. Desde entonces ha aumentado su presencia en conferencias vía vídeo.

Comunión

Schneider es un firme defensor de la tradición anterior a los años 70 de recibir la Sagrada Comunión en la boca y de rodillas como muestra de amor y respeto al cuerpo y la sangre de Jesucristo. Este es el tema de su libro de 2008 Dominus Est, en el que defiende esta tradición estandarizada en el siglo V en la Iglesia Católica y defendida arduamente por el padre de la Iglesia el papa Gregorio Magno. En 2009 escribió: “Ser consciente de la grandeza del misterio eucarístico implica una manera especial de distribuir y recibir el cuerpo de Cristo.” 

Schneider ha sostenido firmemente la enseñanza de la Iglesia de que el divorcio y volver a casarse fuera de la Iglesia son pecados mortales de adulterio que impiden a la persona recibir la Comunión. En 2016, el papa Francisco emitió la exhortación apostólica Amoris laetitia que parecía permitir a los divorciados y a los casados por segunda vez recibir la Eucaristía, algo que fue puesto en práctica por algunos obispos causando gran controversia. Scnhneider criticó duramente la práctica afirmando que “las enseñanzas perennes son más poderosas y ciertas que la voz y práctica discordante de admitir adúlteros en la Eucaristía, incluso cuando esta práctica es promovida por un Papa o por obispos diocesanos.” El 7 de abril de 2018, Schneider, junto con los cardenales Raymond Leo Burke y Walter Brandmüller, participó en una conferencia en la que rechazaban esta práctica propuesta por los obispos alemanes.

Abusos sexuales

El 25 de agosto de 2018, el arzobispo Carlo Maria Viganò, antiguo nuncio apostólico de los Estados Unidos, publicó una carta con una serie de advertencias a la Santa Sede sobre la conducta sexual inapropiada de Theodore McCarrick, acusando a Francisco de inacción ante las acusaciones y pidiendo su renuncia.11 Schneider dijo que no había ninguna causa razonable y plausible para dudar de la veracidad del contenido del documento y exigió “ser implacables y transparentes en la limpieza de la Iglesia de males” particularmente con “las camarillas y redes homosexuales” en la curia a la que él y otros miembros de la Iglesia han culpado de causar la epidemia de abusos.

Relaciones interreligiosas

Schneider se ha pronunciado en contra de la inmigración musulmana a Europa. Ha afirmado que la gran inmigración musulmana durante la década de 2010 fue orquestada por “poderosas organizaciones políticas internacionales … para quitarle a Europa su identidad cristiana y nacional. Está destinada a diluir el carácter cristiano y nacional de Europa“. Schneider alegó que la guerra civil siria fue orquestada por potencias internacionales con el fin de provocar una crisis migratoria para descristianizar Europa, y que la inmigración masiva a Europa desde el norte de África también fue “creada artificialmente”.

Liturgia

Schneider es un promotor de la Misa Tridentina. Ha reprendido a los sacerdotes por usar “un estilo de liturgia descuidado y superficial, casi un entretenimiento”, y agregó que la liturgia debe ser conducida con “belleza y reverencia“. Según Schneider, “no se puede cambiar la liturgia según los gustos de la época. La liturgia es atemporal”. Schneider ha dicho misa en el rito bizantino en numerosas ocasiones, elogiándola como “impregnada de respeto, reverencia, espíritu sobrenatural y adoración”. 

Schneider criticó el cierre de iglesias durante la pandemia de COVID-19, remarcó que muchos otros establecimientos permanecieron abiertos y propuso que las iglesias pudieran permanecer abiertas de manera segura si se siguieran los procedimientos sanitarios y se ofrecieran misas adicionales para limitar el número de fieles.

Declaración de Verdades

En una conferencia teológica en Roma en diciembre de 2010, Schneider propuso la necesidad de “un nuevo Syllabus” (recordando el Syllabus de errores de 1864), en el que la autoridad docente papal corregiría las interpretaciones erróneas de los documentos del Concilio Vaticano II.

El 10 de junio de 2019, Schneider, junto con los cardenales Burke y Jānis Pujats, así como los arzobisposkazajos Tomasz Peta de Astaná y Jan Paul Lenga, publicaron una “Declaración de Verdades de 40 puntos que reafirman las enseñanzas tradicionales de la Iglesia. Los obispos escribieron que tal declaración era necesaria en una época de “confusión y desorientación doctrinal casi universal”. Pasajes específicos de la declaración responden implícitamente a los escritos del Papa Francisco. La declaración establece que “la religión nacida de la fe en Jesucristo” es la “única religión querida positivamente por Dios”, aparentemente aludiendo al Documento sobre la Fraternidad Humana firmado por el Papa Francisco, que declaró que la “diversidad de religiones” es “querida por Dios”. Tras cambios recientes en el Catecismo para oponerse a la pena capital, la declaración establece que la Iglesia “no se equivocó” al enseñar que las autoridades civiles pueden “ejercer legalmente la pena capital” cuando sea “verdaderamente necesario” y para preservar el “orden justo de las sociedades.” 

Sínodo Amazónico

En septiembre de 2019, Schneider y Burke publicaron una carta de 8 páginas denunciando seis supuestos errores teológicos en el documento de trabajo para el Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica, y pidiendo que el Papa Francisco “confirme a sus hermanos en la fe mediante un rechazo inequívoco de los errores”. Burke y Schneider criticaron el documento del Sínodo por su “panteísmo implícito”, apoyo al clero casado, al papel más importante de las mujeres en la liturgia y a una apertura excesiva a los rituales y prácticas paganos amazónicos. Pidieron a los laicos y al clero que rezaran al menos una década del Rosario y que ayunaran semanalmente por el rechazo de tales ideas durante un período de 40 días desde el 17 de septiembre al 26 de octubre.

Concilio Vaticano II

En un artículo fechado el 31 de mayo de 2020, Schneider declaró públicamente que se había adherido a la opinión de muchos católicos tradicionales sobre el Concilio Vaticano II. Ahora cree que el Concilio introdujo declaraciones erróneas nunca antes enseñadas por el magisterio de la Iglesia. También afirma que las novedades del Concilio son directamente responsables de la crisis de fe vivida en la Iglesia católica en la segunda mitad del siglo XX y en el siglo XXI.

Fuente Agencias/Wikipedia

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Müller arremete contra la “Herejía Sinodal Alemana”, determinada por la “ ideología LGBT actualmente imperante”

Lunes, 1 de agosto de 2022
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Conference for priests at the Pontifical Lateran University in Rome March 11. Pictured: Bishop Gerhard Muller of Regensburg, Germany. (CNS photo/Paul Haring)El ex prefecto cree que “Roma ha reaccionado, tarde, ante las maquinaciones anticatólicas”

El cardenal añade que “se trata de una recaída en la antigua inmoralidad de los paganos que, por su rechazo a Dios, están «entregados a pasiones deshonrosas», aunque Dios haya escrito la ley moral natural en sus corazones y conciencias”

El purpurado califica de “adiós abierto al cristianismo” las propuestas sobre moral del sínodo alemán, “especialmente en lo que respecta a la sexualidad” que, en su opinión, “ya no debe estar determinada por la Palabra de Dios, sino por la ideología LGBT actualmente imperante”

“Tarde, pero quizá no demasiado, ‘Roma’ ha reaccionado ante las maquinaciones anticatólicas del Camino Sinodal Alemán, herejías que se oponen diametralmente a la enseñanza católica sobre la revelación y la obediencia de la fe”. El ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y cabeza de la oposición (junto a los desaparecidos Sarah y Burke), Gerhard Müller, ha arremetido contra la “Herejía Sinodal Alemana”, así como a la tibieza con la que, hasta la fecha, se le ha tratado desde el Vaticano.

En un artículo publicado en kath.net, el purpurado califica de “adiós abierto al cristianismo” las propuestas sobre moral del sínodo alemán, “especialmente en lo que respecta a la sexualidad” que, en su opinión, ya no debe estar determinada por la Palabra de Dios, sino por la ideología LGBT actualmente imperante”.

“Es lo contrario de la reforma”

El Camino Sinodal Alemán es lo contrario de la reforma, es decir, la renovación de nuestra mente y comportamiento en el espíritu de Cristo“, sostiene el cardenal, quien añade que “se trata de una recaída en la antigua inmoralidad de los paganos que, por su rechazo a Dios, están «entregados a pasiones deshonrosas», aunque Dios haya escrito la ley moral natural en sus corazones y conciencias”.

No sólo eso: Müller cree que el Camino Sinodal alemán fomenta “abominable crimen del aborto y el infanticidio”, reflejo de “un pansexualismo que revela el nihilismo de quienes han perdido la fe en el Dios vivo”. “¡No os dejéis engañar! La mala compañía corrompe la buena moral. Sed sobrios, como es debido, y no pequéis. Algunas personas no saben nada de Dios. Lo digo para que te avergüences”, concluye el purpurado, citando a San Pablo.

Fuente Religión Digital

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“Demasiada autoridad”, por Jesús Fernández.

Viernes, 3 de mayo de 2019
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1409398727452superarzo00003Falsa obediencia ante tanta falsa autoridad. Demasiada organización.

Decía Lutero que en la Iglesia hay demasiada jerarquía, demasiada autoridad, exceso de rango. La palabra “jerarquía” viene de dos vocablos griegos y significa “orden sagrado”. ¿Creen los fieles que en la Iglesia de Jesús que tiene su origen en Aquel que se humilló hasta la muerte y una muerte de cruz, exista tanto rango y se luche por ocupar una posición más alta que otros? Esto afecta al terreno de las iniciativas. No se reconocen más que aquellas que procedan de la superioridad o del poder. No hay otros principios de legitimidad que la superioridad, la autoridad, que no es, como tal, una convicción sino una condición de la financiación de las ideas. Porque en los superiores está la llave de la caja. ¿Creen los fieles que cuando lleguen al cielo y toquen el timbre les va a abrir la puerta un cardenal, un obispo? Decía Nietzsche que el cielo estaba vacío de cristianos. Busquen obispos en el cielo. No les encontrarán. La muerte iguala a todos. La reducción es total. Todos han sido reducidos al estado laical de creyentes. Allí no hay poder. Sólo hay gloria. En el cielo nuevo y en la tierra nueva no hay lágrimas ni dolor pero tampoco rango y autoridad. La jerarquía se ha convertido en anarquía. Todos laicos.

Mucha autoridad y poca libertad. Mucho mandato y mucha obediencia. Falsa obediencia ante tanta falsa autoridad. Demasiada organización. Esa es la fórmula y la ecuación en la Iglesia Católica. Cuando Lutero critica el exceso de autoridad temporal en la Iglesia de su tiempo se refiere a estos dos aspectos: primero demasiado poder temporal dentro de la comunidad de fe y segundo, relaciones de poder del Papado en relación con los otros poderes de este mundo, de esta sociedad.

Raymond Cardinal Leo Burke visits the Oratory of Ss. Gregory and Augustine to celebrate Benediction of the Blessed Sacrament followed by a Reception. As Archbishop of St Louis, Cardinal Burke canonically established the Oratory on the first Sunday of Advent 2007, the same year as our Holy Father's motu proprio, Summorum Pontificum. This will be his first pastoral visit to the Oratory!

Aquí comienza la crítica a la Iglesia dual. Primero Marx  con la religión como alienación económica. Y ahora Freud con la afectividad como descarga y sublimación. Estos son los dos problemas de la Iglesia de hoy: la riqueza y la afectividad. Muchos de sus miembros más cualificados han cambiado o mezclado la economía, el amor al dinero por sensaciones, por emociones, por otras sensaciones de la epidermis. Marx y Freud. A este paso, como disminuyan tanto los clérigos y sigan nombrando tantos obispos y jerarquía, va a haber más jerarquía que fieles. Esto no puede seguir así. La fe no nace de la autoridad. Los obispos, como decía San Agustín, son los primeros creyentes. Comparaba a la Iglesia con una esfera que tiene dos mitades, dos caras: una oscura, opaca y otra clara, luminosa. Pero está girando y a medida que se oscurece una parte se ilumina otra. La Iglesia organización está perdiendo credibilidad. Ojalá la gane por la otra parte.

Jesús Fernández González

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General , , ,

“La heráldica eclesiástica”, por Alejandro Fernández Barrajón

Sábado, 27 de agosto de 2016
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Raymond Cardinal Leo Burke visits the Oratory of Ss. Gregory and Augustine to celebrate Benediction of the Blessed Sacrament followed by a Reception. As Archbishop of St Louis, Cardinal Burke canonically established the Oratory on the first Sunday of Advent 2007, the same year as our Holy Father's motu proprio, Summorum Pontificum. This will be his first pastoral visit to the Oratory!De su blog Teselas:

Siempre me ha costado entender muchos signos y símbolos que, con frecuencia, acompañan la vida de la iglesia y a sus “dignatarios”: Capas rojas de terciopelo, escudos, anillos, puntillas, báculos de orfebrería, mitras, solideos… etc

Uno de ellos es el escudo episcopal, que muchos obispos, la mayoría, inmediatamente presentan nada más ser elegidos obispos. (Como si ya lo tuvieran preparado, por si acaso) Me resulta muy chocante que un obispo, pastor de una comunidad eclesial, se rodee de estos signos que sólo indican halos de grandeza, estatus de nobleza y que separan de manera significativa a quien lo exhibe y al pueblo sencillo y fiel al que está enviado a servir. No me imagino a Jesús de Nazaret portando y exhibiendo ante sus discípulos todos estos objetos de museo que resultan, además, sumamente caros. En un tiempo en que la iglesia, más que nunca, ha de volver a Jesús, todo esto debería ser revisado, de manera que los pastores puedan llegar más al pueblo y éste los sienta más suyos. “Pastores con olor a oveja“. No es un tema éste, superficial.

stemma-papa-francescoLa heráldica general y la heráldica eclesiástica surgen en el mismo tiempo, a principios del siglo XIV, y expresan lo mismo: mostrar la identidad familiar de quien lo porta a modo de escudo de armas y de rango superior dentro del escalafón social.

Por eso resulta un anacronismo absurdo mantener en nuestros días los “escudos de armas” de los obispos, así como otros signos que sólo pretenden destacar la grandeza de quien ha de hacerse pequeño para servir a los más pequeños. Mucho más si esos signos son de oro o de piedras preciosas, como báculos, anillos y pectorales, a los que muchos se agarran, como una costumbre, para señalar su condición y no pasar desapercibidos. ¡Penoso!

Eso mismo sucede con los objetos religiosos que usamos a diario para celebrar la Eucaristía: cálices de oro, en ocasiones, con incrustaciones preciosas, signos de un tiempo pasado y piezas más de museo de que exhibición diaria en un momento de tantas miserias humanas como nos rodean y nos cercan: Ahí están los refugiados, llamando ya a las puertas de Europa.

El papa Francisco tuvo el detalle de celebrar con un cáliz de madera la Eucaristía en su viaje a Lampedusa, no sin el escándalo de muchos, más pendientes de las formas que del fondo. Y utilizó también un báculo de madera y no pasó nada.

casal3jpg_EDIIMA20150812_0192_4Todos recordamos el momento en que fue elegido obispo del Mato Grosso, en Brasil, el obispo calaretiano Pedro Casaldáliga, poeta y hombre de Dios, ya sumido en las limitaciones propias de la vejez, pero fuerte y vigoroso en su apuesta por el evangelio de Jesús. Sus símbolos episcopales fueron un sombrero de paja que le regaló un líder campesino, un báculo de madera, elaborado por un indio tapirapé, jefe de una tribu, y un anillo dorado que le regalaron unos amigos de España y que enseguida regaló a su madre. Sus declaraciones fueron entonces muy significativas al respecto: “No tengo ningún capisallo ni pienso llevar ninguna insignia” Y después de una larga vida de entrega a su pueblo esto lo ha cumplido al pie de la letra.

Me pregunto por qué muchos obispos de nuestro tiempo no aprenden un poco de este ejemplo. Me rechinan los dientes de la fe cuando veo fotos de algunos obispos ataviados a la antigua usanza, paseando triunfantes por los pasillos de los palacios episcopales decorados de hermosos cuadros entre ménsulas versallescas doradas y cornucopias al más puro estilo barroco. Una nueva iglesia más sencilla y cercana a los pobres ha de abrirse paso también en lo superficial.

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La difícil unidad de la Iglesia

Domingo, 16 de agosto de 2015
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el-papa-francisco-ante-el-sinodoFrancisco no imaginaba las rivalidades que suscitaría la “Iglesia de la misericordia”

“La negación de la comunión sacramental a estas personas es un portazo pastoral a los fieles”

(Marco Antonio Velásquez, en Reflexión y Liberación).- El anhelo pastoral del papa Francisco de integrar a la mesa Eucarística, a las personas separadas y divorciadas vueltas a casar, se ha convertido en fuente de división en la Iglesia. En efecto, cuando Francisco asume la sede de Pedro no imaginaba las rivalidades que despertaría una cuestión que pastoralmente muchos obispos han resuelto de manera práctica, caso a caso, siguiendo los consejos del buen pastor, compasivo y misericordioso. Seguro que el mismo cardenal Bergoglio, como pastor de la Iglesia de Buenos Aires, lo enfrentó muchas veces.

Con la potestad del pastor de la Iglesia universal, Francisco decide enfrentar esto como un problema pastoral, que doctrinariamente parece resuelto, pero que en la práctica todos los obispos enfrentan en su fuero interno. Se trata de un tema que no sólo afecta a los obispos, sino también a los sacerdotes, quienes reciben requerimientos concretos de personas para facultarlos a recibir la comunión sacramental, ya sea en ocasiones específicas o de manera regular. Es una cuestión que afecta profundamente al corazón de los pastores que conocen cercanamente a sus fieles, porque saben que la negación doctrinaria tajante de la comunión, en estos casos, resulta en una falta de caridad evidente. La experiencia dice que cuando los obispos atraviesan el umbral de la amistad y de la fraternidad humana con sus fieles, optan por conceder, a veces privadamente, la autorización para comulgar.

En el presente, la negación de la comunión sacramental a estas personas es percibida como un verdadero portazo pastoral a los fieles, que concurren necesitados a requerir la compasión misericordiosa de su Iglesia. Los pastores cercanos saben que esas personas han acumulado una avidez de comunión, como muchísimas veces no encuentran entre quienes acuden regularmente a recibir el sacramento.

Éste parece ser el contexto en que Francisco ha querido enfrentar esto, poniéndolo en el corazón de la Iglesia y de los pastores; tema que ha llegado a ser el eje central del Sínodo de los obispos dedicado a la familia, cuya Asamblea Ordinaria se hará efectiva en octubre de 2015.

La Asamblea Extraordinaria del Sínodo, celebrada en octubre de 2014, dio indicios del ánimo pastoral para abordar el tema. La Relatio Synodi ha dejado huellas de la ausencia de un clima pastoral adecuado para respaldar al papa en la idea de integrar a la mesa Eucarística a personas separadas y divorciadas vueltas a casar, aun estableciendo un itinerario penitencial. Lamentablemente, dicha asamblea fue también la señal de partida de una campaña organizada para afianzar posiciones doctrinales tendientes a contrarrestar el imperativo de la misericordia, evitando socavar la disciplina sacramental respecto de la Eucaristía.

Luego de ocho meses de concluida la Asamblea Extraordinaria hay hechos reveladores. Los antagonismos liderados por los cardenales Kasper y Müller dan cuenta de una pudorosa rivalidad que, lejos de atenuarse, se ha agudizado, aunque con algo más de recato.

Los doctrinaristas han conseguido aglutinar consensos a través de la amplia geografía de la Iglesia, comprometiendo el apoyo de los obispos de África. La Iglesia latinoamericana, pese a ser la cuna pastoral del cardenal Bergoglio, no ha conseguido cerrar filas para respaldar el espíritu reformista del papa del tercer mundo. Por su parte, la Iglesia norteamericana, reservorio de tradiciones, no da cabida a mociones aperturistas, al igual que la Iglesia italiana y española. Luego, las principales lealtades provienen del resto de Europa, donde las iglesias de Alemania, de Francia y de Austria lideran una persistente corriente de apoyo. De manera similar y más silenciosa, la Iglesia asiática estrecha lealtades, tanto que el mismo papa acaba de sugerir en privado queel futuro de la Iglesia está en Asia” (relato del cardenal filipino, Luis Antonio Tagle).

En este contexto, la existencia de una “Filial Súplica a su Santidad el Papa Francisco”, firmada hasta ahora por 460 mil adherentes de todo el mundo, es un hecho inédito y coercitivo de su autoridad papal. La iniciativa, promovida con motivaciones del cardenal norteamericano Raymond Leo Burke, busca presionar al papa para que reafirme la doctrina tradicional de la familia.

Se configura así un verdadero ambiente cismático en torno a la posibilidad de implementar reformas pastorales, que puedan conducir a habilitar canales de acogida sacramental a personas que, con su drama vital, interpelan a la conciencia cristiana de la Iglesia.

Al revisar la nómina de los asistentes a la Asamblea Sinodal de octubre próximo, todo indica que el papa no contará con el respaldo de los padres sinodales (más de dos tercios de los votos) para aggionar a la Iglesia en este ámbito. Recordando que en la Iglesia sólo los concilios y la autoridad del papa tienen facultad resolutiva para emprender reformas de esta naturaleza, todo indica que los padres sinodales darán, en este terreno, una dolorosa señal de soledad al papa de la misericordia.

A buena hora, después de la Asamblea Sinodal la Iglesia entera ha sido llamada a vivir el Año de la Misericordia, un tiempo que se espera permita sanar heridas eclesiales y dar testimonio de misericordia a quienes esperan mucho de su Iglesia. Sólo así el pueblo de Dios estará acogiendo aquel mandato de Jesucristo: “Pero vayan, y aprendan lo que significa: ‘Misericordia quiero, que no sacrificio’; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.” Mt 9,13.

Marco Antonio Velásquez Uribe

Consejo Editorial Revista Reflexión y Liberación

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Palos en la rueda de Francisco

Domingo, 9 de agosto de 2015
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Papa-Francisco5Perdido el debate doctrinal, la minoría conservadora amenaza con un cisma tras el Sínodo

“Si el Señor no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos otra elección que ésa”

(Jesús Martínez Gordo).- A partir del próximo mes de octubre asistiremos, finalizado el Sínodo ordinario de obispos dedicado a la familia, a uno de los momentos más importantes del pontificado de Francisco, a lo que se podría llamar su hora de la verdad.

En efecto, una vez debatidas y aprobadas las resoluciones que los obispos estimen oportunas y presentadas para su ratificación, es de esperar que este papa, lleno de gestos felizmente descolocantes y de un magisterio refrescante, baje a la arena y -dicho coloquialmente- se “moje” aprobando toda una serie de propuestas sobre la familia y la moral sexual. Va a ser particularmente interesante constatar qué decisiones toma sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, es decir, sigan perteneciendo plenamente a la Iglesia.

Como es sabido, ésta es una cuestión abierta por el mismo papa Francisco el 29 de julio de 2013 cuando, a su regreso de las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Rio de Janeiro y en conversación con los periodistas, reconoció la necesidad de abordar “el problema de la comunión a las personas en segunda unión”, algo, apuntó en aquella ocasión, que es preciso realizar con misericordia: “si el Señor no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos otra elección que ésa”.

La oposición a semejante posibilidad no tardó en aparecer. Y estuvo liderada por cinco cardenales de indudable peso en la curia vaticana, al menos durante los pontificados anteriores, y con una contundencia inusitada: “no es coherente con la voluntad de Dios” (Gerhard Ludwig Müller); resulta “insostenible” (Walter Brandmüller); es “ilícita” porque cuestiona “la ley divina” de “la indisolubilidad del matrimonio” (Velasio De Paolis); va “en contra de la voluntad del Señor” (Carlo Caffarra); recurrir a la misericordia sin verdad es un atentado contra la fe (Raymond Leo Burke).

El Sínodo extraordinario celebrado en octubre del año pasado evidenció que, aunque la propuesta favorable a la plena incorporación eclesial de los divorciados casados no alcanzara entonces la mayoría requerida (dos tercios), la posición radicalmente contraria de estos cardenales -y oficial hasta entonces en la Iglesia católica- pasaba a ser sorprendentemente minoritaria en el aula sinodal.

 los-opositores-al-papa-franciscoLos opositores del Papa

 Y el mismo papa Francisco no solo no retiraba -en nombre de una unidad supuestamente en peligro- el estudio de esta cuestión en un próximo Sínodo, sino que volvía a recabar el parecer de la base eclesial sobre éste y otros asuntos referidos a la familia y a la moral sexual.

Desde entonces se ha asistido a un debate a fondo que, a diferencia de otras ocasiones, ha presentado una particularidad también inaudita: han sido notables las aportaciones que, con una libertad encomiable y con una argumentación impecable, se han esforzado por desmontar el intento de la minoría sinodal por capitalizar en exclusiva la rectitud doctrinal.

No es verdad -y menos infalible- que, a la luz de la escritura, de la tradición patrística, de los concilios y del corpus jurídico eclesial vigente, sea incompatible un comportamiento misericordioso con los divorciados vueltos a casar y el reconocimiento de la indisolubilidad del matrimonio. Más bien, todo lo contrario.

Quizá porque la minoría sinodal da ya por perdido el debate sobre la consistencia doctrinal de quienes -como el cardenal W. Kasper, entre otros- son partidarios de articular misericordia e indisolubilidad, se asiste estas últimas semanas a un cambio de estrategia: da lo mismo -se propala también aquí, entre nosotros, en el País Vasco- lo que se apruebe en el próximo Sínodo ordinario de octubre. El papa Francisco va a dar la callada por respuesta a una propuesta partidaria de reconocer, en nombre de la misericordia, la plena eclesialidad de los divorciados vueltos a casar.

Según este infundio, el papa Bergoglio adoptaría semejante estrategia no sólo ante la supuesta “fortaleza” dogmática, escriturística, jurídica y patrística de la posición minoritaria, sino también ante el temor de un posible cisma en la Iglesia católica. Como contrapartida, enfatizan, impulsaría un magisterio todavía mucho más atento a las contradicciones sistémicas del capitalismo imperante y, sobre todo, a las urgencias sociales que están aflorando.

Sinceramente, no veo a Francisco en esta estrategia. Y no lo veo porque me parece un comportamiento más propio de un “capitán Araña” que de un obispo con entrañas pastorales y convencido -como es el caso- de que hay que estar al lado de la gente hasta el final.

Sí lo veo, en cambio, ratificando lo aprobado en el Sínodo y buscando no romper los puentes con la minoría sinodal, a pesar de que ésta intente marcar (y agrandar) distancias en nombre de la “verdad” y de una supuesta rectitud doctrinal abanderada -tan gratuita como supuestamente- por ellos.

Si la minoría sinodal quiere convencer, tiene que aportar argumentos más consistentes que los esgrimidos hasta el presente. Y, por supuesto, olvidarse de esta estrategia.

Fuente Religión Digital

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El “sí” de Irlanda al matrimonio igualitario impacta profundamente en la Iglesia católica

Domingo, 14 de junio de 2015
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soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1Aunque hemos ido informando de todas estas noticias, viene bien agruparlas para ver la ofensiva contra el matrimonioigualitario de buena parte de la jararquía vaticana…

Los resultados del referéndum irlandés han caído como una auténtica bomba en el mundo católico, especialmente entre la jerarquía. Una sociedad antaño tenida por firme seguidora de la doctrina de la Iglesia se muestra ahora muy alejada de sus enseñanzas en materia de moral sexual: el “sí” de Irlanda al matrimonio igualitario es también un “no” a la postura oficial de la Iglesia católica. Las reacciones que han trascendido oscilan entre el rechazo a lo que se considera casi una traición y la preocupación ante el toque de atención que supone el resultado.

Difícilmente pueden exagerarse las repercusiones del “sí” de Irlanda al matrimonio igualitario. Entre ellas, está sin duda su impacto en la Iglesia católica. No es de extrañar: Irlanda es un país tradicionalmente católico y con una intensa influencia de la Iglesia hasta tiempos muy recientes. Hasta 1993 las relaciones homosexuales eran delito, y el divorcio no fue legal hasta 1996, tras un referéndum celebrado en noviembre de 1995. La legislación irlandesa sobre aborto sigue siendo una de las más restrictiva del mundo occidental. Y sin embargo ahora la Iglesia católica se encuentra con que su población aprueba el matrimonio igualitario en votación popular y por amplia mayoría.

Entre la jerarquía las reacciones han sido fundamentalmente de dos tipos. Unas han sido indignadas, rechazando frontalmente el resultado y reafirmando sin matices la doctrina oficial. Otras, en cambio, apuntan a un serio problema de sintonía entre esta y una mayoría de fieles, especialmente los más jóvenes.

Quienes deploran la decisión del pueblo irlandés…

Entre las reacciones de rechazo, destaca muy especialmente la del secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, que reconoció sentirse entristecido y aseguró que ”no creo que solo podamos hablar de una derrota de los principios cristianos, más bien es una derrota para la humanidad”. Unas declaraciones que dieron la vuelta al mundo y que numerosos medios de comunicación señalaron como contradictorias con la postura aparentemente aperturista del papa Francisco en materia LGTB.

Más rotundo se mostró incluso el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, uno de los que más visiblemente se opone a los rumbos nuevos, en forma o contenido, del pontificado de Francisco. Literalmente Burke declaró que “esto es un desafío a Dios. Es sencillamente increíble. Los paganos puede que tolerasen los comportamientos homosexuales pero nunca se atrevieron a llamarlo matrimonio”.

… y quienes ven una llamada de atención

Más interés tienen las reacciones de aquellos sectores de la jerarquía católica que aprecian en los resultados del referéndum una llamada de atención a la Iglesia por parte de sus fieles. Destaca muy especialmente la del arzobispo de Dublín y primado de Irlanda, Diarmuid Martin, que reconoció que lo sucedido plantea un desafío y señaló que “la Iglesia católica tiene que poner los pies en la tierra y no negar esas realidades”. Martin afirmó igualmente que “la Iglesia necesita hacer un test de realidad y ver en qué áreas tenemos que preguntarnos: ‘¿Nos hemos alejado completamente de los jóvenes?”. Según el arzobispo de Dublín, la Iglesia debe plantearse si está abierta a todos o “solo para acólitos”.

Eamon Martin, arzobispo de Armagh y primado de “Toda Irlanda” (título eclesial distinto al que ostenta el arzobispo de Dublín) declaró por su parte a la cadena pública irlandesa RTÉ que la Iglesia estaba “de luto”. A su juicio, en la campaña se había confundido el “respeto a los gais” con la cuestión del matrimonio. Igualmente, calificó de “valiente” la decisión de quienes votaron “no”. Sin embargo, en un esfuerzo por evitar el reproche de homofobia, Eamon Martin afirmó que en ocasiones se puede ser ofensivo sin buscarlo y reconoció que el debate sobre el matrimonio había permitido conocer el “aislamiento” que habían vivido gais y lesbianas. En este sentido, el resultado señala a la Iglesia, a su juicio, la necesidad de acercarse a este colectivo.

Igualmente Eamon Martin se mostró favorable a que los hijos de parejas del mismo sexo sean bautizados si así se solicita, insistiendo no obstante en que ello no significa que se esté “de acuerdo” con el comportamiento de gais y lesbianas. Por último, resulta llamativa su  declaración de que “no creo que lo que hayan dicho 750.000 personas sea relevante“, refiriéndose a quienes votaron “sí” (confundiendo por cierto las cifras, pues 750.000 fueron los que votaron en contra, mientras que los votos favorables ascendieron a 1,2 millones). Martin trató también de interpretar el voto de muchas personas a favor del matrimonio igualitario como un simple gesto de apoyo a “algún amigo gay” (como si esa amistad no pudiera hacer replantearse seriamente a una persona su postura sobre el matrimonio).

Tambén el diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, propugnaba la tesis del “desafío” que el referéndum plantea a la Iglesia católica. “El margen entre el sí y el no es demasiado amplio como para no aceptar la derrota: ésta es resultado de la gran participación, en particular de los jóvenes”, reconocía en un editorial. “No hay anatema, sino un desafío a enfrentar por parte de toda la Iglesia”, añadía.

En definitiva, parece que sectores significativos de la jerarquía católica aceptan ya que existe un divorcio con la sociedad en materia LGTB. De ahí a que en un futuro se materialicen cambios en la doctrina hay sin embargo todo un mundo.

Fuente Dosmanzanas

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El Papa Francisco ante un dilema histórico

Domingo, 24 de mayo de 2015
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cont_b7yq7jnwf5lg96mEl papa no cesa en denunciar la corrupción del clero, mientras el G9 lo asiste en el desafío de seguir ordenando las finanzas vaticanas y en simplificar la curia.
(Marco Antonio Velásquez).

Después de la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de Familia, realizada en octubre de 2014, parecen haberse aquietado las hostilidades hacia el papa, por su espíritu reformista. De hecho, el mismo Francisco ha dado señales de tranquilidad, reafirmando el magisterio tradicional de la Iglesia, concediendo mayor confianza a alguno de los cardenales disidentes, como Carlo María Caffarra, y tomando pública distancia de líderes reformistas, como el cardenal Walter Kasper.

Sin embargo, tal quietud es más aparente que real, porque los opositores han optado por trabajar más silenciosa que bulliciosamente, dejando atrás un estilo que sirvió para alertar a la Iglesia universal y conseguir adhesión. Paralelamente, el papa no cesa en denunciar la corrupción del clero, mientras el G9 lo asiste en el desafío de seguir ordenando las finanzas vaticanas y en simplificar la curia.

En una institución donde predomina el statu quo, son esperables las tensiones que originan los cambios. Dicho ambiente contrasta con la sólida adhesión y apoyo que concita la persona del papa Francisco, quien expone su liderazgo para sensibilizar a las naciones tras el objetivo de globalizar la solidaridad, la justicia y la paz, así como para promover en la Iglesia la autonomía laical, el respeto a la conciencia personal y la acogida de los carismas.

Detrás de cada acto pontificio hay mensajes significativos que no pasan inadvertidos. Como los nombramientos del último consistorio que lapidaron el carrerismo eclesial; o la aprobación de la esperada beatificación de monseñor Romero, que reconoce oficialmente a esa Iglesia pueblo de Dios, concediendo estatus eclesial a las luchas liberadoras de los pobres y de los pueblos oprimidos.

En este contexto, el análisis de la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de la Familia de octubre pasado aporta reveladoras pistas para evaluar el ambiente eclesial que rodea al papa Francisco. En tal sentido, la Relatio Synodi dejó una huella inconfundible del pulso eclesial y una medida de la evolución de la Iglesia desde el Concilio Vaticano II.
Reconociendo las diferencias existentes entre un concilio y una asamblea sinodal, hay algo en común que ayuda a evaluar la calidad de la comunión eclesial. En este sentido, el consenso de las votaciones de los padres conciliares y sinodales es un buen indicador del clima de comunión.

Los documentos del concilio se aprobaron de manera casi unánime, registrando en promedio, el conjunto de ellos, una aprobación del 98,5% de los votos conciliares. En ese contexto, la aprobación promedio del 92,5% que tuvieron los 62 numerales de la Relatio Synodi muestra un menor consenso, respecto del alcanzado en el concilio. Incluso hay cuatro numerales de la Relatio Synodi que revelan una acentuación de posiciones divergentes, como son las cuestiones atingentes al acceso a los sacramentos de la comunión y de la reconciliación, a la comunión espiritual y al reconocimiento de elementos positivos entre quienes no viven el matrimonio cristiano, así como la acogida con respeto y delicadeza de las personas homosexuales. En estos temas el nivel de rechazo superó el 30% y llegó al 40% en el caso del acceso a los sacramentos para personas en situación conyugal irregular.

Si el 1,5% de disenso registrado en el Concilio Vaticano II generó un doloroso cisma eclesial que perdura en la actualidad, es evidente que disensos cercanos al 40% como los manifestados en la Relatio Synodi, revelan un significativo cambio del espíritu eclesial entre el Concilio Vaticano II y el Sínodo de la Familia. Surge así una medida de la involución del Concilio en 50 años y una magnitud de la oposición al papa Francisco en cuestiones pastorales.

Con estos datos, es comprensible que las tensiones eclesiales, lejos de calmarse, están presentes y activas. Sin embargo, lo nuevo, es que después de la Asamblea Extraordinaria del Sínodo éstas se manifiestan ya no directamente contra el papa, sino contra los reformistas. Herida la comunión eclesial, las disputas se vuelven más sutiles y técnicas, menos visibles.

Por ejemplo, la tesis aperturista liderada por el cardenal Walter Kasper enfrenta nuevos obstáculos. Cuando en el Consistorio de febrero de 2014, el cardenal Kasper sorprendió a la asamblea refiriendo un trabajo teológico del profesor Joseph Ratzinger, publicado en 1972, donde proponía una solución pastoral para rehabilitar a los divorciados vueltos a casar, nadie imaginó que 44 años después, a fines de 2014, el propio papa emérito, con la ayuda del cardenal Gerhard Müller, publicaría una Retractatio como parte de una colección teológica. En ella, el papa emérito, con el rigor teológico que lo caracteriza, no hace sino reconocer la evolución de su pensamiento, coherente con lo instruido por el mismo desde la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Otro caso da cuenta que, después de la Asamblea Extraordinaria del Sínodo, un grupo de 100 personalidades católicas envió al papa Francisco una Súplica Filial, para que clarifique la desorientación causada por la eventualidad que en el seno de la Iglesia se abra una brecha tal que permita el adulterio con el acceso posterior a la Eucaristía, por parte de parejas divorciadas y vueltas a casar civilmente. Entre los firmantes figuran el cardenal Raymond Leo Burke y el cardenal Jorge Medina Estévez, junto a una lista de obispos y laicos de organizaciones pro-vida y de familia.

Más recientemente, el cardenal Gerhard Müller ha aparecido afirmando la autoridad del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al proponer la supremacía de dicho dicasterio respecto de las Conferencias Episcopales, en cuestiones de doctrina y disciplina matrimonial y familiar. Ello, en respuesta al cardenal Reinhard Marx, quien como presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania había declarado que “no somos una sucursal de Roma”.

Así, la Asamblea Sinodal de octubre próximo no será fácil para el papa. De hecho, los opositores apuntan a hacer sentir un clima cismático en Roma, algo que en el corazón de un papa constituye un serio límite y un acto de fuerte coacción, en cuanto el obispo de Roma, junto con presidir en la caridad, es el signo de la unidad de la Iglesia.

El papa Francisco sabe que el futuro de la Iglesia se juega en su capacidad de aggiornamento a los desafíos que le plantea el mundo; un terreno donde la Iglesia debe enfrentar aquella vieja pugna entre el imperio de la Ley y el de la misericordia. Visto así, el papa Francisco enfrenta en su conciencia de pastor un serio dilema teológico-pastoral, una cuestión que Jesucristo enfrentó transgrediendo la Ley -no por capricho, sino por misericordia- asumiendo una conducta que le impuso los mayores costos personales que, en última instancia, lo llevaron a la cruz.

Marco Antonio Velásquez Uribe
Revista Reflexión y Liberación

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Francisco: “Nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo”

Martes, 9 de diciembre de 2014
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papa-francisco-homosexuali2-default“Y una cosa que me dije desde el primer momento fue: “Jorge no cambies, seguí siendo el mismo, porque cambiar a tu edad es hacer el ridículo”

¿Será entonces que Francisco es el mismo Bergoglio que afirmó que el matrimonio igualitario era la guerra del Diablo cuando se iba a aprobar en Argentina?

(Elisabetta Piqué, La Nación).- “Dios es bueno conmigo; me da una sana dosis de inconciencia. Voy haciendo lo que tengo que hacer”. “Una cosa que me dije desde el primer momento fue: ‘Jorge, no cambies, seguí siendo el mismo porque cambiar a tu edad es hacer el ridículo’“. Son algunas de las frases que, a punto de cumplir 21 meses de pontificado, y con la espontaneidad de siempre, el papa Francisco pronunció en una entrevista exclusiva con el diario La Nación de Argentina.

El exarzobispo de Buenos Aires, que el 17 de diciembre cumplirá 78 años, dijo que la reforma de la curia romana en curso no estará lista el año próximo, como se especulaba. Admitió, por otra parte, que “falta mucho todavía” para terminar el trabajo de limpieza emprendido en el Vaticano y habló con gran naturalidad de las resistencias que enfrenta, que no le preocupan.

“La resistencia ahora se evidencia, pero para mí es un buen signo que las ventilen, que no las digan a escondidas cuando uno no está de acuerdo. Es sano ventilar las cosas, es muy sano“, aseguró, en una entrevista de 50 minutos que tuvo lugar el jueves último en la Casa de Santa Marta, en el Vaticano, su hogar desde que fue elegido al trono de Pedro el 13 de marzo de 2013.

Accesible, de buen humor y relajado, Francisco no eludió temas candentes, como las controversias que rodearon el último sínodo extraordinario de obispos, de octubre pasado, sobre la familia, que dejó a la luz divisiones en cuanto a cómo enfrentar desafíos como el de los católicos divorciados vueltos a casar, que se animó a definir como “excomulgados de hecho”.

“El cardenal alemán Wálter Kasper (favorable a una apertura hacia los divorciados) lo que hizo fue decir ‘busquemos hipótesis’, es decir, él abrió el campo. Y algunos se asustaron”, explicó.

Nada ha cambiado aún. Para tranquilizar a esos sectores que creen que el sínodo creó confusión, el Papa también recordó que el sínodo “es un proceso” y que “no se tocó ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio”.

Francisco concedió la entrevista exclusiva a La Nación en vísperas de un cita clave: la fiesta de la Virgen de Guadalupe, patrona de América latina, el viernes.

Hablando del aluvión de argentinos que viajan a Roma para sacarse la foto con él, confirmó que, en vista de las elecciones del año próximo, decidió no recibir más en privado a políticos, sino tan solo al término de las audiencias generales de los miércoles en la Plaza de San Pedro.

La Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático, de la Constitución, en este momento sería un error. Todos tienen que colaborar en eso y elegir luego las nuevas autoridades. Para no interferir con eso, no recibo más a políticos en audiencia privada”, dijo.

Además, confirmó que en el 2016 pretende viajar a Argentina y en el 2015 a otros tres países de América latina -que prefirió no mencionar-, y, por primera vez, al continente africano.

El sínodo extraordinario de obispos sobre la familia dejó en evidencia dos visiones de Iglesia, con un sector abierto al debate y otro que no quiere saber nada. ¿Es así? ¿Usted qué piensa?

No diría que la cosa es tan así… Es verdad, uno simplificando podría decir que había unos más de este lado, o más del otro, pero en un plano de búsqueda de la verdad. Usted me puede preguntar ‘¿hay algunos que son completamente tercos en sus posturas?’. Y, sí, alguno habrá. Pero eso no me preocupa. Es cuestión de rezar para que los convierta el Espíritu, si es que hay algunos de esos.

“Lo que sí se sintió fue una búsqueda fraternal de cómo enfrentar problemas pastorales de la familia. La familia está recontra baqueteada (maltratada), los jóvenes no se casan. ¿Qué pasa?

“Después, cuando vienen a casarse, que ya están conviviendo, creemos que con tres conferencias los preparamos para el matrimonio. Y eso no basta porque la gran mayoría no son conscientes de lo que significa el comprometerse para toda la vida.

“Benedicto lo dijo dos veces en el último año, que habría que tener en cuenta para la nulidad matrimonial qué fe tuvo esa persona cuando se casó. Si era una fe general, pero sabía perfectamente lo que era el matrimonio, como para conferírselo a la otra persona. Y eso es una cosa que debemos estudiar a fondo”.

Los sectores conservadores, sobre todo de Estados Unidos, temen un desmoronamiento de la doctrina tradicional de la Iglesia. Dicen que el sínodo creó confusión porque si bien habló de “elementos positivos” en convivencias y en las parejas homosexuales en el borrador, luego hubo marcha atrás…

El sínodo fue un proceso y así como la opinión de un padre sinodal, es de un padre sinodal, así también, un primer borrador, era un primer borrador, donde se recogía todo. Nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo.

“Lo que sí hablamos es de la familia que tiene un hijo o una hija homosexual, de cómo lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco inédita. O sea que en el sínodo se habló de la familia y de las personas homosexuales en relación a sus familias, porque es una realidad que a todo rato encontramos en los confesionarios: un padre y una madre que tiene un hijo o hija así.

“A mí me tocó varias veces en Buenos Aires. Y bueno, hay que ver cómo ayudar a ese padre o a esa madre para que acompañen a ese hijo o hija. Eso es lo que se tocó en el sínodo. Por eso alguno habló de elementos positivos en el primer borrador. Pero era un borrador relativo”.

El Papa afirmó no tener miedo de seguir el camino de la sinodalidad (palabra que deriva del griego “syn”, “odos”, caminar juntos), “porque es el camino que Dios nos pide, es más el Papa es garante, está ahí para cuidar eso”, y añadió: “En el caso de los divorciados y vueltos a casar, nos planteamos ¿qué hacemos con ellos, qué puerta se les puede abrir? Y fue una inquietud pastoral: ¿entonces les van a dar la comunión? No es una solución; eso solo no es la solución, la solución es la integración.

“No están excomulgados, es verdad. Pero no pueden ser padrinos de bautismo, no pueden leer la lectura en la misa, no pueden dar la comunión, no pueden enseñar catequesis, no pueden como siete cosas, tengo la lista ahí. ¡Si yo cuento esto parecerían excomulgados de facto! Entonces, abrir las puertas un poco más”.

Para toda América latina es un orgullo inmenso tener al primer papa latinoamericano. ¿Qué espera usted de América latina?

América Latina viene recorriendo un camino desde hace tiempo, desde la primera reunión del Celam. Monseñor Larraín, chileno, el primer presidente del Celam, ya muerto, le dio un gran impulso.

“Fue la conferencia de Río, después Medellín, después Puebla, Santo Domingo y Aparecida. Son hitos que el episcopado latinoamericano fue haciendo, colegialmente, con metodologías distintas. Primero tímidamente.

“Pero este camino de 50 años no se puede ignorar porque es un camino de toma de conciencia de una Iglesia en América latina, y de maduración en la fe. Junto con este camino se desplegó también una gran inquietud por estudiar el mensaje guadalupano. La cantidad de estudios sobre la Virgen de Guadalupe, sobre la imagen, sobre el mestizaje, sobre el Nican Mopoua, es impresionante, es una teología de fondo. Por eso al celebrar el día de la Virgen de Guadalupe, patrona de América, el 12 de diciembre y los 50 años de la Misa Criolla , estamos conmemorando un camino de la Iglesia latinoamericana.

Un reciente sondeo (Instituto Pew) demostró que, más allá del positivo “efecto Francisco”, hay católicos que siguen abandonando la Iglesia…

Conozco la estadística que dieron en Aparecida, es el único dato que tengo. Evidentemente hay varios factores que intervienen en eso, externos a la Iglesia. La teología de la prosperidad, por poner un ejemplo, inspira muchas propuestas religiosas que atraen gente. Pero luego la gente queda a mitad de camino. Leer más…

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“El papa, el sínodo y los maricones”, por Bruno Bimbi

Lunes, 20 de octubre de 2014
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El lobby ultraconservador trató de utilizar a Benedicto XVI para maniobrar contra Francisco. “Yo no soy el Papa, no se dirijan a mi”, fue su respuesta

El cardenal anti-gay que lideró la oposición al Papa

***

Seamos sinceros, por favor. ¿Ustedes realmente se creyeron que la reunión de tías solteronas del Vaticano iba a terminar con papá Francisco cantando “I Will Survive”?

Me mata tanta ingenuidad.

Una semana entera nos tuvieron a la espera, bombardeados por titulares de diarios e informes en los noticieros que contaban, orgullosos por ese argentino que consiguió sentarse en el trono de la última monarquía absolutista de Europa, que ahora la Iglesia católica, apostólica y romana iba a reconciliarse con los maricones. Que habría una “apertura” y una “acogida” (¡ay, señor traductor!) y no dirían más que somos sodomitas, pervertidos, desviados, antinaturales, pecadores, en fin, una manga de tragasables que irán al infierno por putos.

Dijeron que era histórico. Revolucionario. Una tormenta. Un cambio de época. No esperaron siquiera a ver el documento final, porque las ganas de confirmar que Francisco no es más Bergoglio y la Iglesia católica no es más apostólica ni romana tienen obnubilada a la prensa de casi todo el mundo, sobre todo a la argentina. Tienen una ganas bárbaras de creerle.

La primera versión del documento que pretendía resumir lo discutido en el “sínodo” por los obispos, vestidos con sus largas polleras negras y sus solideos y cinturones rosados, se titulaba Relatio post disceptationem —en latín clásico, esa lengua que solo ellas siguen hablando— y, para alegría de los más papistas que el papa, traía tres párrafos hablando de los omosessuali —en italiano, porque no había en latín una palabra para eso— y, curiosamente, el término no venía acompañado por las ofensas de siempre. ¡Extra, extra!

Los admiradores de Francisco estaban eufóricos, contándonos lo innovador y super-recontra-moderno que era ese texto que no nos insultaba más. Decía, presten atención, que los omosessuali tenemos “dones y talentos” y que podemos ofrecérselos a ellos, la comunità cristiana — y sólo a ellos, claro. Y se preguntaba —sí, se preguntaba, no afirmaba— si ellos serían capaces de “acogernos” y “evaluar” nuestra orientación sexual, pero siempre senza compromettere la dottrina cattolica su famiglia e matrimonio, por supuesto. No vaya a ser cosa que, de tanto evaluarnos y acogernos, alguien pueda pensar que la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio se movió medio milímetro del lugar donde Dios la puso, representado en el acto de ponerla por otras tías solteronas que se reunieron en el siglo XVI, con las mismas polleras negras, pero —según muestran las pinturas de la época del Concilio de Trento— sin nada rosado, salvo las de mayor jerarquía. Divas, ellas.

El texto también recordaba, por si quedaban dudas, que “las uniones entre personas del mismo sexo no pueden equipararse con el matrimonio entre el hombre y la mujer” y reclamaba al mundo que “tampoco es aceptable que se quiera ejercer presión sobre la actitud de los pastores o que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a la introducción de una legislación inspirada en la ideología de género” (la Iglesia le dice “ideología de género” a los estudios de género).

Benedicto manda saludos.

Por último, en el tercer párrafo, los obispos recordaban que la Iglesia tiene “problemas morales” con las parejas del mismo sexo, pero “reconoce” que “en algunos casos”, el apoyo mútuo “para el sacrificio” (WTF?) puede ser valioso, y hacían una confusa referencia a los niños con dos papás o dos mamás (aunque, obviamente, no usaban esas palabras), sin que quedase claro qué querían decir.

Y eso es todo.

Tenemos algunos dones y talentos. Pueden acogernos. Deven evaluarnos. Nuestras parejas siguen siendo un problema moral. La doctrina no se toca. Re-que-te-con-tra-mo-der-no. Pero apenas eso, para buena parte de los medios de comunicación de todo el mundo, era histórico. Revolucionario. Una tormenta. Un cambio de época. ¡Imaginate! La iglesia reconoce que tenemos algunos dones y talentos. ¡Guau!

Hagamos de cuenta, por un instante, que el sínodo hubiese terminado ahí y que ese texto fuese el documento final. Y hagamos de cuenta, por un instante, que no fuese un documento sobre los homosexuales, sino sobre los judíos. O sobre los negros. Y que dijese, con palabras parecidas, que tienen algunas cosas buenas, una que otra virtud, por lo cual estaría bueno acogerlos y evaluarlos, sin que eso comprometa la doctrina de la Iglesia sobre la judeidad y la negritud, que, como sabemos, es bien clarita. Me imagino que los negros y los judíos estarían contentísimos con semejante demostración de cariño y admiración.

Pero vos sos un denso, querés demasiado, no reconocés que es un gran avance.

—¿Cuál es el avance? A ver, explicame…

—Dicen que tienen dones, talentos. Antes decían que eran unos putos de mierda que se iban a ir al infierno. Es un avance, che, no seas tan exigente…

Pero no. Ni siquiera eso.

Después de una semana de discusiones, intrigas, trascendidos, aclaraciones, desmentidas, enojos y una incomprensible expectativa de casi todos los diarios del mundo, la reunión de tías solteronas decidió que no tenemos dones ni virtudes. O sea, para que quede claro: estuvieron una semana discutiendo sobre ese documento, porque no se ponían de acuerdo; votaron y decidieron, por mayoría, que no tenemos ningún don y ninguna virtud.

Ni una solita.

Ni siquiera eso fueron capaces de decir, aunque no fuese tan sincero, para disimular un poco.

El documento final, titulado en latín Relatio Synodi y divulgado este sábado, ya no trae más el subtítulo que hablaba de “acoger” a los omosessuali: ahora dice que hay que dar atención pastoral a sus familias. No dice más, repito, que los gays tengamos dones, ni virtudes, ni nada bueno. Dice, en cambio, que algunas familias viven la “experiencia” de tener dentro una persona con orientamento omosessuale. A esas familias, la Iglesia católica —que, por si quedaban dudas, sigue siendo apostólica y romana— debe darles atención pastoral para que entiendan que “no hay fundamento alguno para asimilar o establecer la más remota analogía entre las uniones del mismo sexo y el plan de Dios para el matrimonio y la familia”. Ni-la-más-re-mo-ta. Lo dicen estos señores de edad avanzada, desempleados y económicamente inactivos, que hablan en latín, usan polleras negras y solideos y cinturones rosados y son expertos internacionales en familia y matrimonio, pese a ser oficialmente castos, vírgenes, solteros y sin hijos. El plan de Dios, al que ellos tuvieron acceso através de la Wikileaks divina, no incluye a los omosessuali.

¿Entendieron, manga de putos?

Sin embargo, continúa el documento, los hombres y mujeres con orientamento omosessuale deben ser acogidos (y vuelve esa palabrita) “con respeto y sensibilidad”, evitándose todo tipo de “discriminación injusta”.

El respeto se nota mucho y se agradece inmensamente.

Lo más gracioso (por decirlo de alguna forma) es que la parte que habla de no discriminarnos injustamente es una cita, entre comillas, de un viejo documento escrito por Joseph Ratzinger en 2003, antes de ser papa (durante el reinado de Wojtila), titulado “Considerazioni circa i progetti di riconoscimento legale delle unioni tra persone omosessuali”. El objetivo del documento era, justamente, exigir a los gobiernos del mundo que discriminaran injustamente a las parejas homosexuales, negándoles el derecho al matrimonio civil. El documento de Ratzinger afirmaba, entre otras cosas, que “los actos homosexuales contrastan con la ley natural” y “cierran el acto sexual al don de la vida”, por lo que “no son el resultado de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” y “en ningún caso pueden recibir aprobación”. Las muestras de respeto, sensibilidad y no discriminación continúan: “los actos homosexuales están condenados como graves depravaciones” y aunque no pueda decirse que los que “padecen esta anomalía” sean personalmente responsables por ella, cometen actos “intrínsecamente desordenados”. Para ser precisos, la parte citada por los obispos, que dice que los omosessuali deben ser acogidos con “respeto, compasión y delicadeza” y no sufrir “discriminación injusta” (ahí está: la que ellos nos imponen es justa, obvio), ordena que vivamos castos (como supuestamente ellos viven) y dice que “la inclinación homosexual es objetivamente desordenada y las prácticas homosexuales son pecados gravemente contrarios a la castidad”.

Todo muy bonito.

El texto de Ratzinger, resucitado desde las catacumbas de la Inquisición por el sínodo franciscano y agregado a último momento en el documento (también agregaron, al final, una condena más explícita a los países que aprueban el matrimonio igualitario), era tan repulsivo que el escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de literatura, escribió una durísima crítica en la que afirmaba que

“con argumentos así, aderezados con la presencia sulfúrica del demonio, la Iglesia mandó a millares de católicos y de infieles a la hoguera en la Edad Media y contribuyó decisivamente a que, hasta nuestros días, el alto porcentaje de seres humanos de vocación homosexual viviera en la catacumba de la vergüenza y el oprobio, fuera discriminado y ridiculizado y se impusiera en la sociedad y en la cultura el machismo, con sus degenerantes consecuencias: la postergación y humillación sistemática de la mujer, la entronización de la viril brutalidad como valor supremo y las peores distorsiones y represiones de la vida sexual en nombre de una supuesta normalidad representada por el heterosexualismo. Parece increíble que después de Freud y de todo lo que la ciencia ha ido revelando al mundo en materia de sexualidad en el último siglo la Iglesia Católica —casi al mismo tiempo que la Iglesia Anglicana elegía al primer obispo abiertamente gay de su historia— se empecine en una doctrina homofóbica tan anacrónica como la expuesta en las doce páginas redactadas por el cardenal Joseph Ratzinger”.

Once años después, la Iglesia católica, que sigue siendo apostólica y romana, bajo el reinado de Francisco, que sigue siendo Bergoglio, continúa empecinada en la misma doctrina homofóbica anacrónica, aunque su departamento de marketing y relaciones públicas ahora funcione mucho mejor y algunos crean que ha cambiado algo.

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Fuente BlogsTodoNoticias

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