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David E. DeCosse: “La enseñanza de la Iglesia sobre la dignidad de la mujer me hizo cambiar de opinión sobre la penalización del aborto”.

Sábado, 3 de septiembre de 2022
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876D3606-2A35-43A1-8DB9-B7A931477A29Las posiciones sobre la prohibición o legalización del aborto se polarizan hasta el extremo. Pero desde la universidad Santa Clara de California, en la revista National Catholic Reporter, un veterano profesor de teología moral expresa su testimonio sobre cómo la reflexión de una conocida monja española le hizo discernir mejor los valores en juego y cambiar de postura. AD.

Era un argumento hermético que decía así: El aborto es una violación de la ley moral universal, sin excepciones, contra la eliminación directa de la vida inocente. Esta ley moral debe reflejarse en la medida de lo posible en la ley civil. Cualquier invocación del derecho a violar dicha ley moral y civil es absurda. El caso contra el aborto legal es definitivo para el significado de la fe católica.

Siguiendo esta lógica, en 1980 y 1984 voté a Ronald Reagan para presidente principalmente por su capacidad de nombrar jueces para el Tribunal Supremo de Estados Unidos que anularan el caso Roe contra Wade, la decisión de 1973 que estableció el derecho constitucional a elegir un aborto.

Cuarenta años después ya no pienso así. Cuando la decisión del caso Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization que eliminaba el derecho a elegir un aborto fue anunciada el 24 de junio la leí y me encontré más de acuerdo con el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, que dijo “Tanto la opinión del Tribunal como el disenso muestran una implacable ausencia de dudas sobre la cuestión legal que no puedo compartir”.

Sin duda, los asuntos del corazón han influido en el cambio de mi forma de pensar: un matrimonio fracasado; escuchar largamente complejas historias de sexo y sufrimiento; semanas pasadas en el Catholic Worker de Los Ángeles trabajando con las vulnerabilidades imprevistas de los residentes de Skid Row. Estas experiencias movieron mi corazón desde las cómodas expectativas de mi educación suburbana hacia un mundo crudo incapaz de ocultar sus dramas de gracia y pecado. El cambio en mi forma de pensar sobre la ley y el aborto surgió de esas experiencias.

Un cambio superó a todos los demás: la inclusión de todas las implicaciones de la dignidad de la mujer en mis reflexiones morales al respecto. Nunca he dudado del derecho a la vida del feto. Pero dos implicaciones de la dignidad de la mujer han sido especialmente formativas a la hora de ampliar mi comprensión del abanico de valores que están en juego en cuestiones de derecho y aborto: la plena capacidad moral de la mujer y su derecho a la integridad corporal.

La agencia moral de las mujeres embarazadas

En su encíclica de 1995 Evangelium vitae el Papa Juan Pablo II dijo que nadie puede apelar a la autoridad de la conciencia para justificar el aborto, ya que nunca está permitido violar la ley moral universal y sin excepciones contra la eliminación directa de la vida inocente. Esa forma de plantear las cosas reflejaba perfectamente mi pensamiento a principios de los años ochenta. Pero empecé a encontrar el argumento incompleto e incluso involuntariamente ofuscado: Podía ver el papel del feto, pero ¿cuál era el papel de la mujer embarazada en el argumento?

O bien las mujeres parecían estar totalmente ausentes de tales argumentos, que se centraban en cambio por completo en el derecho a la vida del feto, o bien se consideraba a las mujeres como individuos presentes pero irreflexivos, cuyos cuerpos eran escenarios de lucha legal por parte de otras personas, o bien se consideraba a las mujeres embarazadas correctamente como objetos de compasión, pero no se las veía como agentes morales plenos capaces de decidir por sí mismos sobre un asunto tan íntimo.

Una declaración concisa y contundente de la Hna. Teresa Forcades, benedictina catalana, me convenció de lo incompleto de tales opiniones. En 2009, Forcades habló en una entrevista televisiva a favor del “derecho a decidir” de la madre en materia de derecho civil y aborto. En respuesta, el Vaticano exigió su afirmación pública de la doctrina moral de la Iglesia. A su vez, Forcades emitió una declaración pública en la que argumentaba que la cuestión de la ley y el aborto debía considerarse propiamente en el pensamiento católico como un choque de absolutos: el absoluto del derecho a la vida y el absoluto del derecho a la autodeterminación ante Dios de cualquier mujer embarazada.

“La autodeterminación”, argumentó, es un “derecho fundamental que protege la dignidad humana y prohíbe absolutamente y bajo cualquier circunstancia que una persona sea utilizada como un objeto… el derecho a la autodeterminación es el derecho a la vida espiritual”. Pero también argumentó: “Nadie, ni el Estado ni la Iglesia ni la madre, tiene derecho a violar el derecho a la vida del feto”.

El argumento de Forcades tiene el mérito de nombrar en términos católicos la dificultad real a la que nos enfrentamos con la ley y el aborto. No es el conflicto que imaginé hace 40 años entre los que dicen la verdad y los relativistas amantes de la libertad. Se trata más bien de un conflicto de bienes absolutos. Ver las cosas bajo esta luz ayuda a poner de manifiesto el derecho de la mujer a ejercer su agencia moral -o, en la terminología de Forcades, su autodeterminación-, especialmente cuando se enfrenta a un embarazo difícil. Hace cuarenta años, la ley moral en estas cuestiones me parecía universal y sin excepciones. Reflexionando ahora sobre la dignidad de la mujer embarazada manifestada en su agencia moral, creo que debe haber excepciones.

El derecho a la integridad corporal

Pocos eslóganes encendieron más mis energías provida del pasado que “mi cuerpo, mi elección”. En el eslogan leí la historia relativista de nuestro tiempo, que en nombre de una realidad material como el cuerpo, todo vale. También me sentí unida a la Iglesia católica de Estados Unidos al pensar que nuestra batalla sobre el aborto era precisamente con el absolutismo proabortista que el eslogan representaba.

Pero con el tiempo empecé a pensar de forma diferente sobre el eslogan. En primer lugar, se hizo evidente que la mayoría de las personas que estaban a favor del aborto no eran los absolutistas con eslogan de mis pasadas fantasías sobre la guerra cultural. Y, en segundo lugar, empecé a reflexionar sobre la importancia permanente del cuerpo en el pensamiento moral católico y, por tanto, a considerar si, incluso en aras del derecho a la vida, es una injusticia utilizar la fuerza coercitiva de la ley para obligar a las mujeres embarazadas a utilizar su cuerpo de una forma prescrita por otros.

Recientemente, la teóloga Kathleen Bonnette, en un artículo publicado en America, pedía que el pensamiento católico sobre la ley y el aborto prestara más atención al derecho a la integridad corporal de las mujeres embarazadas. Basándose en los escritos del Papa Juan XXIII, explicaba que el derecho significa “el reconocimiento de que nuestros cuerpos son propios, que importan, y que tenemos derecho a determinar qué o quién tiene acceso a ellos”.

Al igual que la afirmación de Forcades sobre el derecho a la autodeterminación, el perspicaz argumento de Bonnette sobre el derecho a la integridad corporal nombra un hecho moral que con demasiada frecuencia se omite en las consideraciones católicas sobre el aborto. Su argumento también invita a centrarse en las numerosas formas en que la integridad del cuerpo de las mujeres se ve amenazada por las agresiones sexuales y las violaciones, por el propio embarazo y, especialmente, por los embarazos que ponen en peligro la vida, y por la escandalosa y a menudo racializada falta de atención médica para las embarazadas y las puérperas pobres.

Mi absolutismo católico de los años 80 pretendía que la ley civil restringiera al máximo el aborto porque sólo importaba el derecho a la vida del feto. Pero eso es demasiado simple: Afirma sólo una injusticia en juego en estos asuntos. Sería mejor, dice Bonnette, reconocer también una dolorosa e inevitable paradoja: que por su naturaleza coercitiva las leyes que pretenden restringir la injusticia del aborto pueden también violar la integridad corporal de las mujeres. Bonnette afirma que el derecho civil puede seguir restringiendo el aborto. Pero también insiste en que, por respeto a la integridad corporal de la mujer, la Iglesia debería recurrir más a los métodos de persuasión. Bonnette tiene razón. El enfoque católico del aborto se ha basado demasiado en la ley.

En los años ochenta, mi caso católico contra el aborto era hermético. Lo único que faltaba eran las mujeres embarazadas implicadas en el asunto.

Por David E. DeCosse, director de ética religiosa y católica en el Centro Markkula de Ética Aplicada de la Universidad de Santa Clara

[Traducción española publicada con permiso de NCR Publishing Company www.NCROnline.org]

Fuente Fe Adulta

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María Magdalena: pionera de la igualdad.

Jueves, 1 de septiembre de 2022
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41B6A585-F775-4646-B032-C47BCF42AEC6Del blog de Juan José Tamayo:

“Tenemos una tarea urgente: despatriarcalizar a Dios, a Jesús de Nazaret y a las organizaciones cristianas”

Durante las últimas décadas se está produciendo un fuerte movimiento de recuperación de la figura de María Magdalena por parte de especialistas de la biblia cristiana, que leen los textos en perspectiva de género, de historiadores e historiadoras

Fue precisamente esa corriente que pretendía emanciparse del dominio patriarcal la que posibilitó el nacimiento del movimiento de Jesús como discipulado igualitario de hombres y mujeres, en el que estas ocuparon un lugar central y no puramente periférico

Las mujeres que siguen a Jesús suelen ser citadas en los evangelios en referencia a un varón; María Magdalena, no: una prueba más de su independencia de toda estructura patriarcal

Ella cumplió las tres condiciones para ser admitida en el grupo apostólico: haber seguido a Jesús desde Galilea, haber visto a Jesús resucitado y haber sido enviada por él a anunciar la resurrección

El reconocimiento de María Magdalena como primera testigo del Resucitado explica su protagonismo en el cristianismo primitivo, al mismo nivel que Pedro, e incluso mayor en algunas iglesias

María Magdalena nos convoca el 22 de julio, día de su fiesta, a un gran encuentro contra las brechas de la desigualdad cada vez mayores entre el Norte Global y el Sur Global y los dualismos excluyentes, por la sororidad-fraternidad eco-humana y la  ciudada-nía y cuidada-nía entre los seres humanos y la naturaleza con capacidad para superar las discriminaciones e injusticias de género y de todo tipo que destruyen  el tejido eco-social. Con motivo de tan importante efeméride voy a hacer una reflexión sobre la figura de María Magdalena, la otra Magdalena desconocida, olvidada, maltratada, a quien defino como “pionera de la igualdad (no clónica)”.

Durante las últimas décadas se está produciendo un fuerte movimiento de recuperación de la figura de María Magdalena por parte de especialistas de la biblia cristiana, que leen los textos en perspectiva de género, de historiadores e historiadoras, que llevan a cabo una reconstrucción antipatriarcal de los primeros siglos del cristianismo, y de la teología feminista, que hace unalúcida y certera hermenéutica de la sospecha de los textos patriarcales. Papel fundamental han desempeñado en esta recuperación los evangelios de carácter gnóstico, entre los que cabe citar el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, el Evangelio de María y Pistis Sophia.

El movimiento igualitario de Jesús de Nazaret

Las actuales investigaciones sociológicas, de historia social, antropología cultural y hermenéutica feminista sobre los orígenes del cristianismo sitúan el grupo de seguidores y seguidoras de Jesús en el horizonte de los movimientos de renovación del judaísmo del siglo I, junto con los esenios, terapeutas, penitenciales y otros. Lo ubican asimismo dentro de los movimientos que lucharon contra la explotación patriarcal en las distintas culturas: griega, romana, asiática y judía. En la historia de Israel/Palestina hubo intensas luchas protagonizadas por mujeres que ocuparon un lugar político y cultural muy importante.

Las primeras seguidoras de Jesús eran mujeres galileas que se reunían para comidas comunes, eventos de oración y encuentros de reflexión religiosa con el sueño de la liberación de las mujeres en Israel/Palestina. Fue precisamente esa corriente que pretendía emanciparse del dominio patriarcal la que posibilitó el nacimiento del movimiento de Jesús como discipulado igualitario de hombres y mujeres, en el que estas ocuparon un lugar central y no puramente periférico. La presencia y el protagonismo de las mujeres en dicho movimiento, reconoce la teóloga Elisabeth Schüssler Fiorenza, fue de la mayor importancia para la praxis de la solidaridad desde abajo. Su actividad fue determinante para que el movimiento de Jesús continuara después de la ejecución del fundador y se extendiera fuera del entorno judío.

Las diferentes tradiciones evangélicas coinciden en señalar que estas mujeres fueron protagonistas en momentos fundamentales del movimiento puesto en marcha por Jesús de Nazaret: al comienzo en Galilea, en su seguimiento como itinerantes, junto a la cruz en el Gólgota y en la resurrección como primeras testigos. La mayoría de las veces se citan tres nombres de mujeres dentro de un grupo femenino numeroso (Lucas 8,2-3, por ejemplo, cita a María Magdalena, Juana y Susana). Es la misma tendencia seguida en el caso de los varones (Pedro, Santiago y Juan). Con ello se pretende mostrar el lugar destacado que unas y otros ocupan en la comunidad.

La mujer que aparece casi siempre citada en primer lugar en el grupo de las amigas y discípulas de Jesús es María Magdalena, que toma el nombre de su lugar de origen, Magdala, pequeña ciudad pesquera de la costa oriental del lago de Galilea, entre Cafarnaún y Tiberíades. Ella es discípula de primera hora, pertenece al grupo más cercano a Jesús, ocupa un lugar preeminente en él, hace el mismo camino que el Maestro hasta Jerusalén, comparte su proyecto de liberación y su destino. Las mujeres que siguen a Jesús suelen ser citadas en los evangelios en referencia a un varón; María Magdalena, no: una prueba más de su independencia de toda estructura patriarcal.

La fidelidad o infidelidad a una causa y a una persona se demuestran “cuando vienen mal dadas”, en la hora de la persecución y del sufrimiento. Cuando Jesús es condenado a muerte, los discípulos varones huyen por temor a ser identificados como miembros de su movimiento y correr la misma suerte que él. Solo las mujeres que le habían seguido desde Galilea le acompañan en el camino hacia el Gólgota y están a su lado en la cruz. Dentro del grupo de mujeres, como acabo de indicar, los evangelios citan a María Magdalena en primer lugar. Ella funge como discípula fiel no de un Mesías triunfante, sino de un crucificado por subvertir tanto el orden establecido religioso como el político de carácter imperial y patriarcal.

Testigo de la resurrección

Los distintos relatos evangélicos coinciden en presentar a las mujeres como testigos de la resurrección y a María Magdalena como la primera entre ellas. Es precisamente ella quien comunica la noticia a los discípulos, quienes reaccionan con incredulidad. Ella cumplió las tres condiciones para ser admitida en el grupo apostólico: haber seguido a Jesús desde Galilea, haber visto a Jesús resucitado y haber sido enviada por él a anunciar la resurrección. El reconocimiento de María Magdalena como primera testigo del Resucitado explica su protagonismo en el cristianismo primitivo, al mismo nivel que Pedro, e incluso mayor en algunas iglesias.

Sin embargo, en las cartas paulinas y otros escritos dela Biblia cristiana, el testimonio de las mujeres ya no aparece, y María Magdalena es sustituida por Pedro. Ello se debe a que la Iglesia estaba empezando a someterse al dominio masculino, que muy pronto comenzó a suprimir el importante lugar ocupado por las mujeres en el movimiento de Jesús.

El silenciamiento, por parte de Pablo y de otras tradiciones de la Biblia cristiana, de la aparición de Jesús a María Magdalena y a otras mujeres llevó derechamente a la exclusión de estas de los ámbitos de responsabilidad comunitaria. Pero, a pesar de ese silenciamiento, las mujeres constituyen la referencia indispensable de la transmisión del mensaje evangélico; más aún, son el eslabón esencial para el nacimiento de la comunidad cristiana. Sin el testimonio de las mujeres, hoy quizá no habría Iglesia cristiana.

Interlocutora preferente de Jesús

En los diálogos de revelación de los Evangelios de tendencia gnóstica, María Magdalena aparece como interlocutora preferente de Cristo resucitado y hermana de Jesús, discípula predilecta y compañera del Salvador.

Esa posición privilegiada provoca celos en algunos apóstoles, especialmente en Pedro, quien, según el apócrifo Pisis Sophia, reacciona en estos términos:Maestro, no podemos soportar a María Magdalena porque nos quita todas las ocasiones de hablar; en todo momento está preguntando y no nos deja intervenir”.

Apóstola de apóstoles es el título que da a María Magdalena Hipólito de Roma, quien no considera a las mujeres mentirosas, sino portadoras de la verdad, y las llama apóstolas de Cristo. En la misma línea se expresa Jerónimo, quien reconoce a María Magdalena el privilegio de haber visto a Cristo resucitado “incluso antes que los apóstoles”.

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La opción de Jesús ante el amor de Magdalena

Sin embargo, con el proceso de patriarcalización, clerizalización y jerarquización del cristianismo, María de Magdala fue relegada al olvido; más aún, es representada como la penitente y la sirvienta de Jesús en agradecimiento por haber expulsado de ella los malos espíritus. Mejor suerte tuvo María de Nazaret, madre de Jesús, que fue declarada Madre de Dios, elevada a los altares y tratada casi con honores divinos.

Veinte siglos después, se vuelve a hacer justicia a María Magdalena. Lo que hace falta es vencer las resistencias del pensamiento androcéntrico y de la organización patriarcal de la mayoría de las iglesias cristianas, y recuperar en la práctica la tradición del movimiento de Jesús como discipulado de iguales en el seguimiento de Jesús y el proseguimiento de su causa de liberación de todas las esclavitudes.

El movimiento feminista ha reconocido a María Magdalena como “pionera de la igualdad”. Es hora ya de que las iglesias cristianas hagan el mismo reconocimiento en su seno y devuelvan a las mujeres el protagonismo que tuvieron en el movimiento de Jesús y en el cristianismo primitivo y que deben recuperar hoy.

La patriarcalización de Dios y de Jesús se traduce en organizaciones cristianas jerárquico-patriarcales, que, en un círculo vicioso, legitiman, apoyan y refuerzan el patriarcado político, familiar, moral, educativo, etc. Patriarcado religioso y patriarcado político ejercen una doble legitimación

Despatriarcalizar a Dios y a Jesús de Nazaret

Afirma la prestigiosa intelectual feminista Mary Daly (1928-2010) en su libro emblemático Más allá de Dios Padre. Hacia una filosofía de la liberación de la mujer (1973): “Si Dios es varón, el varón es Dios”. En la misma dirección apunta Kate Millet, referente del feminismo radical, en su obra pionera Política sexual (1970): El patriarcado tiene a Dios de su lado”. Hoy se sigue presentando a Dios como varón, que solo se deje presentar por varones y convierte a estos en “masculinidades sagradas”, en contra del relato de la creación del Génesis que habla del hombre y de la mujer creados a imagen de Dios. Se continúa patriarcalizando a Jesús de Nazaret, convirtiendo un hecho biológico en principio teológico que excluye a las mujeres de toda representación jesuánica. La patriarcalización de Dios y de Jesús se traduce en organizaciones cristianas jerárquico-patriarcales, que, en un círculo vicioso, legitiman, apoyan y refuerzan el patriarcado político, familiar, moral, educativo, etc. Patriarcado religioso y patriarcado político ejercen una doble legitimación.

Tenemos una tarea urgente: despatriarcalizar a Dios, a Jesús de Nazaret y a las organizaciones cristianas. Es condición necesaria para recuperar el cristianismo igualitario de María Magdalena y re-crear comunidades cristianas libres de discriminaciones de género, religión, cultura, identidad sexual, clase social, etc. Dicha tarea hay que llevarla a cabo en sintonía y colaboración con los movimientos feministas, que deben apoyar la causa de la igualdad y la justicia en las iglesias y las religiones, al tiempo que las comunidades cristianas y religiosas igualitarias deben hacer causa común con los movimientos de emancipación de las mujeres.

Deconstruir las masculinidades hegemónicas y sagradas

Ah, y sin olvidar que dicha causa requiere luchar contra las masculinidades hegemónicas en la sociedad y contra las masculinidades sagrada en las religiones, lo que exige la implicación de los varones feministas en la deconstrucción de las masculinidades tóxicas, que predominan en las mentes y las prácticas de los varones y dominan todas las esferas de la vida pública, y la construcción de nuevos modelos de masculinidad: masculinidades otras, alternativas, que eliminen, y no reproduzcan, los roles aprendidos desde la infancia en torno a lo femenino y lo masculino.

Fuente Religión Digital

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La última que cierre la puerta

Miércoles, 17 de agosto de 2022
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79B6FF30-F758-4DF3-93A7-20AF2C64A690Mari Paz López Santos
Madrid

ECLESALIA, 04/07/22.- Cuando viajo, visito familia o amigos y coincide que es domingo me gusta ir a misa a la iglesia del pueblo, a la parroquia más cercana de donde esté alojada.

El domingo del Corpus asistí a la Eucaristía de las diez de la mañana en un pueblo de Toledo. Había bastante gente para la hora que era, al menos eso me pareció. Fue una misa sencilla. La de doce sería la solemne junto a la procesión por el pueblo.

Estaba sentada cerca de la puerta de entrada y como llegué con tiempo pude ver el goteo de personas entrando a la iglesia. No fui contando como para una estadística pero, una vez más, me di cuenta de lo que ya sabemos.

Salió el sacerdote hacia el altar y unos acordes de guitarra acompañaron a una suave voz femenina entonando el canto de entrada.

Otra mujer se levantó dirigiéndose al ambón proclamó la primera lectura: “En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo…” (Gn 14, 18-20).

Antes de que ésta volviera a su sitio, otra mujer caminaba ya por el pasillo central para poner voz a las palabras de Pablo: “Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido…” (1Co 11, 23-26).

Tras la homilía, otras dos mujeres se acercaron a coger dos cestas de mimbre para hacer la colecta.

Llegado el momento de la Comunión la mujer con la guitarra y voz suave entonó una bella oración:

“Dime cómo ser Pan,
cómo ser alimento
que sacia por dentro,
que trae la Paz”.

Viendo la fila de personas que se formó para ir a comulgar, sin poder evitarlo, me puse a contar: mujer, mujer, mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer… detuve mi mente. La fila avanzaba pero para qué seguir.

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Un triste pensamiento me abordó: “La última que cierre la puerta”. Me levante e incluyéndome en la fila me acerqué a comulgar.

Las mujeres en la Iglesia limpian, barren, ponen las flores, preparan cálices, albas, estolas; ponen voz a Melquisedec, a Pablo, al Génesis, al Apocalipsis… pero no a Jesús en los cuatro evangelios que nos dejaron escritos.

No, no será una mujer la que cierre la puerta porque las mujeres en la Iglesia no cierran puertas, pero sí quieren abrir las que están cerradas para ellas.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedenciaPuedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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Las mujeres y el discernimiento

Miércoles, 27 de julio de 2022
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Mujeres-sinodo_2430366946_15951672_660x371“Hay que tener mucho arrojo para animar a fieles a discernir en el seno de una Iglesia y Religión”

“El Papa señaló que discernir es uno de los tres verbos del Sínodo, que es camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesia”

“Es de valentía y hay que tener mucho arrojo para animar a fieles a discernir en el seno de una Iglesia y Religión”

“Los textos de la Biblia judía y del Corán, referidos a la mujer, nada de parecido tienen con los Evangélicos antes indicados, tan de delicadeza femenina”

“Mucho y trascendental debió ocurrir para pasar de unos textos tan respetuosos hacia lo femenino, a la realidad, la de la Iglesia católica, de una religión muy clerical a base de varones”

I.- El discernimiento y los jesuitas:

Al inicio del proceso sinodal, en el Discurso del Papa Francisco pronunciado el sábado 9 de octubre de 2021 en el Vaticano (Aula Nueva del Sínodo), al poco de comenzar Discurso, el discernimiento ya es mencionado: “Y para comenzar un discernimiento en nuestro tiempo, siendo solidarios con las fatigas y los deseos de la humanidad”. Recordó el Papa más adelante, lo siguiente, que es esencial y que muchos parecen olvidar: “El protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo”.

Luego el Papa constató el malestar y sufrimiento de numerosos agentes pastorales, de los organismos de participación de las diócesis y de las parroquias, y también de “las mujeres que a menudo siguen quedando al margen”. El 10 de octubre de 2021, en la Homilía de la Santa Misa de Apertura del Sínodo de los Obispos, el Papa señaló que discernir es uno de los tres verbos del Sínodo, que es camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesial.

No es sorprendente que un Papa que es jesuita, perteneciente a la Societatis Iesu, emplee con tanta frecuencia el sustantivo “discernimiento, que es un elemento base, decisorio, de la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, que está en sus Ejercicios Espirituales y en otros textos. Ya en la importante Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), fechada el 24 de noviembre de 2013, a meses apenas de haber sido elegido Papa (que lo fue el 13 de marzo de 2013), la palabra discernimiento aparece once veces.

Ese repetido empleo de terminología tan jesuítica, da pie pensar que el Sínodo (2021-2023) tenga en sus fases originales y de inicio una fundamental influencia e impulso por parte de la Compañía de Jesús, que si siempre estuvo muy ligada al Papado, incluso por voto especial, ahora lo está mucho más, en tiempos en los que el Papa es también jesuita (S.J.) Y la discreción de la Compañía, muy agazapada, sin sobresalir en los primeros sitiales del Sínodo, promovido –reitero- por un Papa jesuita, es prueba de prudencia ante lo que pudiera ocurrir en el futuro, acaso indeseable, y de un vital instinto de conservación por parte de la varonil y militante orden religiosa, cuyo Fundador, de cojera por herida de guerra, no quiso hijas, hermanas o madres a su lado.

Es curioso constatar la evolución radical de los jesuitas en la Historia de la Iglesia. En tiempos contemporáneos, siguiendo las directrices y mandatos del documento final de la Congregación General, la número 32, que eligió General al Padre Arrupe, los jesuitas están a la cabeza del progresismo y son su avanzadilla en el mundo eclesiástico. Antes, en anteriores tiempos, cerca del Renacimiento, y más tarde, en tiempos de la Modernidad, los jesuitas hicieron el papel de “contras”, pues fueron los protagonistas del fenómeno de la “Contra-reforma” primero (respuesta católica a la reforma protestante de Lutero, que comenzó en el siglo XVI) y de la “Contra-revolución” después en el siglo XIX, esenciales en el Papado del anti/modernista Pio IX, agrupados en torno a la revista Civiltà Cattolica, e inspiradores de la extremista encíclica Quanta Cura y Syllabus, en 1864. Es normal que los del magis (del siempre más), difíciles a clasificar por ser muy plurales, transiten con facilidad de la contra al pro, o del pro a la contra.

Sobre ello algo ya escribimos, aquí, en Religión Digital, cuando titulamos El jesuita con tricornio, en referencia al Padre Pirrone. confesor del príncipe Salina en la novela siciliana El Gatopardo. Y para leer un análisis detallado del papel desempeñado por los jesuitas en el largo y fundamental Papado de Pío IX, se recomienda el libro de Jean Lacouture, Jesuitas, editado por Seuil, en 1991.

II.- Peligros del discernimiento:

Es de valentía y hay que tener mucho arrojo para animar a fieles a discernir en el seno de una Iglesia y Religión, pues puede producirse, con facilidad, una confusión entre lo que son pensamientos del discernimiento adecuados, muy aplaudidos por unos, y pensamientos de discernimiento inadecuados, de supuestas apostasías, cismas y herejías, muy rechazados por otros. Insisto en que hay que tener mucho cuidado, para no llevarse sorpresas, pues se conocen los inicios y nunca los finales en las incitaciones al discernimiento, colectiva e individualmente, siendo de evitar las tentaciones al fuego, salvo que se sea un pirómano, allí donde hay materias tan combustibles como son los dogmas y los anatemas, de tanta tradición católica, no siendo fortuito que el concilio de Latrán en 1215, que definió el dogma, fuera el de la institución de la Inquisición.

Siempre se dijo que a los alemanes y a sus aprendices, incluidos los españoles, enloquece la metafísica y, naturalmente, la teología, con sus cóncavos o picudos discernimientos, siendo esa la causa de tanta locura, de extremismo y de tantos extremistas a lo germánico, que, al igual que Goethe, hablan alemán en la intimidad, entretenidos en fuegos fatuos. Muchos consideran normal lo que ocurre ahora a los alemanes, en su Sínodo, como se consideró normal lo que les ocurrió en su exitoso Concilio, el Vaticano II, que tanto influyeron, aunque ya protestaban de todo y protestándolo todo. Algunos dirán que de aquellos polvos conciliares resultan los presentes barros sinodales. De lo que estoy seguro es que lo último nunca lo reconocerá el cardenal Kasper, que ahora, bélicamente, discursea sobre “golpes sinodales de Estado”, asunto tenebroso por venir de un germano.

Más dejemos, por ahora, los radicalismos sinodales de los alemanes y alejémonos también de los de alguna diócesis, más o menos española. Bástenos la llamada “ponderación”, nada revolucionaria de la Conferencia Episcopal Española, la  cual, en la conclusión de la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, el 11 de junio de 2022 (Asamblea Final Sinodal de la Iglesia en España), señaló que la participación sinodal había sido principalmente de personas ya implicadas en la vida de la Iglesia, mayoritariamente mujeres, y que entre los temas de más fuerte resonancia en el proceso sinodal, el primer lugar lo ocupó el papel de la mujer en la Iglesia.

III.- Ya en lo femenino:

Es normal que la llamada “Revolución feminista”, que nació en el siglo XIX  y que continúa exitosa en el siglo XXI, golpease las puertas de los tres monoteísmos, el Judaísmo, el Islam y el Cristianismo, considerados baluartes o fortalezas del llamado patriarcado, y con unos textos fundamentales, por ser palabra de Dios, de un “Dios Padre”, tachados por ser de apoteosis masculina. Surge una diferencia entre el cristianismo y los otros dos monoteísmos, pues en los Evangelios la posición de Cristo hacia la mujer no puede ser menos patriarcal y más liberadora, de profundo respeto. Emmanuelle Seyboldt, cristiana protestante y “pastora”, escribió: “Los evangelios presentan a Jesús de una manera que se pudiera calificar de feminista”.

Acaso no tanto, pero son de recordar en sentido favorable a la mujer, episodios evangélicos como el encuentro de Jesús con la mujer samaritana (San Juan, 4, 8-43), la discusión con Marta (Lucas, 10, 38-42) y ese fascinante episodio de Jesús con la mujer adultera (San Juan, 8, 1-11), en el que, sorprendentemente, Jesús escribió en la arena sin saber el qué (“Jesús, inclinándose hacia abajo, escribía con el dedo en la tierra”). Esos tres episodios están magníficamente comentados en la Edición de Antonio Piñero, Los Libros del Nuevo Testamento, editorial Trotta 2022, 2ª edición, páginas 1336 y siguientes, 835 y siguientes, y 1358 y siguientes. A esos tres “episodios”, habrá de añadirse un cuarto, que consta en los cuatro Evangelios canónicos, acerca de la presencia de mujeres, María Magdalena, María la de Jacobo y José, y la madre de los hijos del Zebedeo; un cuarto muy importantes, pues inició el relato acerca de la Resurrección del Señor, esencial en el Cristianismo.

 Mucho y trascendental debió ocurrir para pasar de unos textos tan respetuosos hacia lo femenino, a la realidad, la de la Iglesia católica, de una religión muy clerical a base de varones, denunciado por el mismo Papa y siendo conclusión de la fase sinodal diocesana la denominada superación del clericalismo. Acaso en ello haya un deseo divino, propiciador de la  sequedad vocacional, y que sin las mujeres no sea superable el galopante secularismo. Y aquí procede hacer  tres observaciones:

A).- Los textos de la Biblia judía y del Corán, referidos a la mujer, nada de parecido tienen con los Evangélicos antes indicados, tan de delicadeza femenina. La lectura en clave femenina de los textos judíos y musulmanes han de exigir interpretaciones y hermenéuticas que no precisan los textos cristianos, pues a estos bastará quitarles la roña acumulada y no esconderlos. A dicho efecto sirve de prueba el libro escrito a tres voces por la cristiana Emmanuelle Seyboldt, la judía Floriane Chinsky y la musulmana Kahina Bahloul, titulado Mujeres y dioses, publicado en Francia en 2021 y ahora es muy actual por la conclusión de la fase diocesana del Sínodo. En ese libro se trata de dar respuesta al asunto del papel de las mujeres en las tres religiones, tan marcadas por siglos de patriarcado, y ello a través del diálogo a tres, de  una mujer “pastor” en una Iglesia protestante, de una mujer “rabino” en una Sinagoga judía  y de una mujer “imán” en una Mezquita. Interesante el reportaje sobre Kahina publicado el pasado 17 de junio en ABC,  si bien la apellida indebidamente, Bahlqui.

B).- Se destaca la enorme importancia del clericalismo católico, de alguna equivalencia o parecido al clericalismo musulmán del Chiismo, y no existiendo clérigos ni en el Judaísmo ni en el Sunismo musulmán, pues ni los rabinos ni los ulemas e imanes son clérigos en sentido estricto. Es de señalar lo ocurrido en los años 1980-1990, con la llegada al poder en Irán de los clérigos chiítas encabezados por el ayatollah Khomeyni: una llegada que supuso una conquista del Poder, preocupación y ocupación primordial de hombres clérigos, y, además, una revisión fundamentalista de textos musulmanes y de prácticas, con la consiguiente apoteosis de lo masculino y un endemoniar lo femenino. Basta observar la realidad de las mujeres en Irán, hoy.

 C).- Es de juristas y de Justicia no generalizar sobre clérigos, pues unos o muchos son ejemplares y otros, en especial, los ya en la jerarquía, son del “ordeno y mando”, del abuso de superioridad y del prevalimiento, que encubren el miedo, miedo al otro sexo. Frente a ellos, a las mujeres queda no sólo el reproche, incluso el de las más altas autoridades eclesiásticas, sino también la denuncia por pisotear dignidades humanas. Y traigo a colación la reciente sentencia, de uno de Junio de 2022, la número 544,  de la Sala 2ª del Tribunal Supremo, presidida por el sabio magistrado don Manuel Marchena, discípulo, por cierto, de los jesuitas de Deusto. Y una Sentencia que cita al filósofo Rawls, recordando lo que llamó “el deber de civilidad”, que ha de estar insito en los que dicen estar sujetos al “deber de religiosidad”.

(Deberá continuar con el asunto de los cuerpos, también el de las mujeres, con la peculiaridad cristiana de un Dios encarnado, con ese texto tan peculiar que es El Cantar de los Cantares y con los monoteísmo “liberales” en el Islam y Judaísmo, regidos por mujeres)

Fuente Religión Digital

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“Más de lo mismo”, por José Ignacio González Faus.

Viernes, 8 de julio de 2022
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sacerdotisas-anglicanasDe su blog Miradas Cristianas:

Seguimos con lo del celibato y ministerio femenino

Una perspectiva histórica, otra científica y otra espiritual

Lo que debe contar aquí son aquellas palabras de Jesús: “os conviene que yo me vaya porque si no, no vendrá a vosotros el Espíritu que os conducirá a la plenitud de la verdad”

Según Aristóteles, la mujer es intrínsecamente inferior al hombre. Según Platón, dialogar solo se puede con hombres porque las mujeres no tienen altura para eso.

Ser constructor y responsable de una comunidad implica renunciar de entrada a esa actitud de enfocar todas las cuestiones desde el ángulo de los propios derechos.

Las reacciones diversas y variadas (privada y públicas) sobre las últimas reflexiones dedicadas al celibato y ministerio femenino, eran previsibles y confirman lo que creo que todos sospechamos aunque no queremos reconocer: que, sobre todo en lo que toca al ministerio de la mujer, hay en la Iglesia divisiones muy grandes que nos alejan de aquel “sensus communis fidelium” donde la teología veía siempre una señal del Espíritu. Dije por eso que es hora de la pedagogía más que de la confrontación. Y quisiera adoptar ahora aquella actitud de Pablo que, a la vez que proclamaba que se pueden comer carnes sacrificadas a los ídolos (¡que eran las más baratas en las carnicerías!), buscaba convencer a los contrarios de que, si los ídolos no son nada, aquellas carnes no pueden estar manchadas por ninguna clase de impureza.

Intentemos mirar desde tres perspectivas.

1. Perspectiva histórica.- Después volveremos a los argumentos. Ahora quisiera hacer una prospectiva: imaginemos que en dos días Francisco cambia toda la legislación eclesiástica y tenemos en poco tiempo un grupo de mujeres presidiendo las misas habituales. Mi pronóstico, como muy probable, es que decenas o cientos de millones de católicos dejarían de ir a misa cuando presidiera una mujer, y que esa huelga encontraría el apoyo de buena parte del clero y algunos obispos. ¿Sería razonable correr un riesgo de ese tamaño, precisamente en estos momentos tan “antifrancisco”? Una iglesia cismática será todo lo contrario de una iglesia sinodal. Y repito que ese pronóstico no me parece improbable.

En la situación vivida hasta ahora, muchas veces teníamos que aprender a decir: “la Iglesia nunca será como yo querría, pero la acepto”. Y la culpa de esa desilusión estaba entonces en las autoridades eclesiásticas, que bastante hicieron sufrir a algunos. En la Iglesia del futuro tendremos que decir lo mismo: pero la razón de ese desencanto ya no estará en las mal llamadas “jerarquías” sino en el mismo pueblo de Dios. De ahí la importancia de esa pedagogía paciente.

2.- Perspectiva científica.- Personalmente, los argumentos de que Jesús no llamó mujeres al apostolado me parece que no prueban nada porque confunden la voluntad de Jesús con la sociedad en que vivió Jesús. El seguimiento de Jesús no consiste en hacer miméticamente lo que Él hizo, sino en hacer lo que Él haría hoy. El número de doce parecía intocable al principio (como se refleja al comienzo del libro de los Hechos) hasta que se vio que la universalidad del cristianismo llevaba a olvidarlo. También se podía haber argumentado que Jesús solo eligió para apóstoles a judíos, vinculando eso con la visión veterotestamentaria del sacerdocio. Por suerte no se hizo (quizá gracias al primitivo rechazo judío hacia el cristianismo).

En cualquier caso, creo que lo que aquí debe contar son aquellas palabras de Jesús: “os conviene que yo me vaya porque si no, no vendrá a vosotros el Espíritu que os conducirá a la plenitud de la verdad”. Temo que los contrarios al ministerio femenino se estén cerrando a esa “plenitud de la verdad”. Y esto no es nuevo: está también el dato de esa Junia de la carta a los romanos, llamada por Pablo “apóstol” y a la que parece que se le masculinizó el nombre para evitar problemas. Y están todas las acusaciones paganas al primer cristianismo como “corruptor de la mujer”, que obligaron a aparcar muchos primeros pasos, para no alejar a los paganos que era la causa más urgente entonces.

En esta cuestión ha jugado también un papel negativo el repetido tópico de algunas feministas laicas, que pretenden que el cristianismo es antifeminista y el paganismo era feminista, y que mucha gente se lo ha tragado. Sobre eso solo dos detalles: es el gran Aristóteles quien define a la mujer como intrínsecamente inferior al macho, como un “varón a medio hacer” (vir dimidiatus). Y bastantes problemas le creó a su admirador Tomás de Aquino que, en este punto se apartó de quien él llamaba “el filósofo”. Y es el gran Platón quien escribe que para dialogar solo podemos hacerlo con hombres porque las mujeres no tienen altura para eso. A pesar de la Diótima de Sócrates ¿cuántas mujeres participan en los diálogos de Platón? Y hasta podría ser que (dada la situación social de la mujer entonces) algo de apariencia tuviera ese argumento. Pero la razón griega ya podría haber aprendido a distinguir entre lo que es de la naturaleza y lo que puede ser de la historia.

En fin: para cualquier problema histórico que se presente, hace falta mucha paciencia y mucho estudio. Personalmente y a lo largo de los años, fui aprendiendo tres principios que los presento aquí por si ayudan a alguien.

1.- Mirar de no argumentar desde mis sentimientos (por justificados que estén) sino desde los datos aquilatados. Y aquilatar los datos, en el campo de la historia, es bastante difícil: porque pasa el tiempo y alguien descubre un dato o una hipótesis nueva que sacude muchas “evidencias” tranquilas.

2.- Cuando disiento de alguien, tratar de ver qué puede haber de verdad en lo que dice, en la línea de lo que san Ignacio llamaba “salvar la proposición del prójimo”. Para no quedarme yo sin esa dosis de verdad.

3.- Analizar y preguntarme: si un polemista bien dotado disintiera de lo que digo ¿qué argumentos podría darme? Digo polemista bien dotado refiriéndome a aquellos que aportan argumentos; no a los que se limitan a llamarte comunista o facha y creen que con eso ya te han refutado del todo.

Incoherente como soy y he sido, no pretendo que esos principios los he cumplido siempre. Pero sí creo que tienen su valor, y los ofrezco aquí por si le sirven a alguien [1].

3. Perspectiva espiritual.- Pasando a un campo más de espiritualidad y menos analítico, creo que la misión del ministerio eclesial consiste en ser creador de comunidad (mi libro Hombres de la comunidad, fue traducido al inglés como Builders of community, y aplaudí mucho esa traducción cuando se me propuso). Cito esto porque quien de veras quiera ser creador (y responsable) de comunidad, habrá de estar dispuesto a sacrificar muchas veces derechos propios; y a sacrificarlos sin buscar por otro lado compensaciones de mayor dignidad y poder. Desde la reclamación de los propios derechos como actitud primaria, poca comunidad se construirá.

Aquí viene la importancia de lo que califiqué como “desacerdotalizar” el ministerio. El que preside la eucaristía no es quien consagra el pan y el vino porque tiene un poder casi mágico; consagra toda la asamblea. Ya en el siglo XII escribió el beato abad Guerrico (gran amigo de san Bernardo) que “el sacerdote no consagra solo ni ofrece solo sino que toda la comunidad de los creyentes consagra y ofrece con él”. Si las palabras las pronuncia él solo es porque estamos escuchando una narración y en los relatos es uno solo el que narra. Y la necesaria presencia del ministro eclesiástico en la celebración eucarística no es porque sea él quien tiene ese poder mágico de consagrar pronunciando unas palabras. Es porque él, por así decir, hace oficialmente presente a la Iglesia en aquella celebración. Y es la Iglesia, como “sacramento raíz” la que tiene eso que llamamos poder de consagrar.

Permítaseme por eso añadir que me parece ridículo y clerical el que, en las concelebraciones, cuando llega lo de “esto es mi cuerpo etc.”, todos los curas presentes extiendan la mano y pronuncien esas palabras. No hace ninguna falta ese gesto porque sin él, consagrarán igual. Pero este detalle me parece un ejemplo de esa mentalidad de poder que se ha vinculado tanto al ministerio eclesial cuando, curiosamente, la palabra ministerio significa literalmente: “lugar de lo menor”.

4. Despedida y cierre.- Termino como he dicho otras veces: todo esto es solo una palabra de un individuo particular. Sabiendo además que los intelectuales tendemos a volver las cosas más lentas y a desesperar a los impacientes: porque la verdad es lenta y, como decía la gran Teresa: “padece más no perece”. Hay personas activas que suelen tener una intuición bastante certera de las cosas. Y hay que darles campo, aun sabiendo también que su intuición nunca es perfecta del todo. (Desde Hegel a Agustín, no ha habido genio que no dijera también alguna tontería seria).

Y sobre todo, no hay que perder el buen humor. Porque como me dijo una vez el amigo Pep Vives, no sé qué Padre de la Iglesia decía que “el Espíritu Santo es el buen humor de Dios”.

Así que “veni sancte Spiritus”.

[1] Quizá cabría añadir el consejo de leer bien lo que se lee y asegurarse de que el autor dice lo que yo le hago decir. Porque hace poco he asistido a este detalle curioso: en un blog el autor se dirige al presidente Biden diciéndole que no tiene ningún derecho a erigirse en autoridad mundial y que esa autoridad debería estar en la ONU. Pues bien, uno de los comentaristas escribe: “el presente artículo nos deja con la idea de que el presidente Biden es una autoridad mundial legítima; la autoridad legítima es el consejo de seguridad de Naciones Unidas” (¡!). Sin llegar a tanto pero, al menos, procuremos no leer así ni caminar en esa dirección.

 

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‘Mujer que no poseeré jamás’, de Miguel Ángel Mesa Bouzas

Sábado, 11 de junio de 2022
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CFB507A4-135D-42E5-BE4E-5E344E2D4A03Miguel Ángel Mesa publica su poemario ‘debido’ en la editorial Punto Rojo Libros

‘Mujer que no poseeré jamás’: “He aquí un libro de poesías en el que la mujer es la protagonista”

En las páginas de este libro, Mujer que no poseeré jamás, se encuentran la mayoría de los poemas que he escrito en los últimos veinticinco años, aproximadamente, con el tema de la mujer de mar de fondo.

Era un trabajo pendiente que debía a la mujer, a las mujeres; mujeres concretas en la mayoría de los casos, que han sido para mí un motivo, un compromiso, un encuentro profundo y vital que me ha hecho crecer humanamente desde mi juventud.

Aunque en la actualidad haya crecido el grado de equidad entre hombres y mujeres, tanto en España como en otros países del mundo, sigue existiendo una sociedad muy machista, patriarcal, androcéntrica, que tiene grandes y graves problemas pendientes.

Desde los años ochenta del siglo pasado he ido analizando en profundidad esta realidad, con tantas diferencias, desigualdades, violencias, y buscando junto a muchas otras mujeres que la situación vaya cambiando, en especial, para las más vulnerables y desfavorecidas.

He crecido en conciencia feminista a lo largo de estos años. Pero ese crecimiento se ha dado, como decía al principio, principalmente en los encuentros. He dicho en multitud de ocasiones que siempre me he sentido “bendito entre las mujeres”. Mis amigas, en el día a día, mis compañeras de compromiso, luchas y esperanzas, en mi barrio de Canillejas, en Madrid y en otras partes del mundo han sido, cada una de ellas, una estrella, una luz, un abrazo, un impulso, para llegar a reconocer, a palpar, a animar y dejar salir el ánima, el lado femenino que existe en mí.

Por todo ello, he querido dedicar estos poemas, que son la mejor forma de expresión que tengo dentro de mí, a la “Mujer que no poseeré jamás”. Porque deseo caminar a su lado, no por delante. Porque no pretendo poseer, sino ayudar a que emprenda su propio vuelo. Porque tener un vínculo de amistad, de vida en común, no tiene que limitar la libertad, al contrario, debe abrir las puertas de la casa y del corazón para que cada uno crezca y se desarrolle personalmente, desde cualquier actividad y ambiente.

Solo así el amor será auténtico y, como escribo en mi primer poema, “lo invadirá todo”.

Por lo tanto, he aquí un libro de poesías en el que la mujer es la protagonista de cada una de ellas y yo, solamente, el feliz y fascinado compañero de andadura.


C05750BD-FE87-4D2A-BD17-81E875CBF20EMiguel Ángel Mesa Bouzas (Autor), nació en 1959 en Madrid. Está casado y es padre de una hija y un hijo.

Su formación literaria es totalmente autodidacta. Muchos de sus artículos y poemas han ido apareciendo en distintas revistas, páginas web y en las redes sociales.

Su gran pasión y lo que más ha escrito es poesía. Ha publicado unos 20 libros desde 1995 en varias editoriales.


Detalles del Libro

ISBN/13: 9788419238474
Num. Páginas: 166
Tamaño: 150 X 210 mm
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Año de publicación: 2022
Categoría: POESÍA
Editorial: Punto Rojo Libros S.L.

Fuente Ed. Punto Rojo Libros

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Karine Jean-Pierre es la nueva secretaria de prensa de la Casa Blanca

Sábado, 14 de mayo de 2022
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GettyImages-1233120269-1Karine Jean-Pierre . (Foto de NICHOLAS KAMM/AFP a través de Getty Images)

Soy una mujer negra, soy gay, soy madre”

“Soy todo lo que Trump odia”, dijo Karine Jean-Pierre allá por 2018.

 

Joe Biden nombró a Karine Jean-Pierre como su próxima secretaria de prensa de la Casa Blanca, convirtiéndola en la primera persona negra y abiertamente LGBTQ+ en ocupar el cargo.

Jean-Pierre asumirá el codiciado papel de Jen Psaki, quien debe dejar la Casa Blanca el 13 de mayo, dijo el presidente en un comunicado.

“Me enorgullece anunciar que Karine Jean-Pierre será la próxima secretaria de prensa de la Casa Blanca”, dijo Joe Biden. “Karine no solo aporta la experiencia, el talento y la integridad necesarios para este difícil trabajo, sino que seguirá liderando la comunicación sobre el trabajo de la administración Biden-Harris en nombre del pueblo estadounidense. Jill y yo conocemos y respetamos a Karine desde hace mucho tiempo y ella será una voz fuerte que hable por mí y por esta administración”.

Jean-Pierre se ha desempeñado como subsecretario principal de prensa y asistente adjunto del presidente desde que Joe Biden asumió el cargo en 2021.

Antes de unirse a la Casa Blanca, Jean-Pierre trabajó en asuntos públicos para MoveOn.org y fue analista político para NBC y MSNBC.

Durante la administración Obama-Biden, Jean-Pierre se desempeñó como director político regional de la oficina de asuntos políticos de la Casa Blanca. También trabajó en las campañas electorales de Obama de 2008 y 2012.

Además de su experiencia política, Jean-Pierre trabajó como directora de campaña para la Iniciativa de Libertad Reproductiva de la ACLU.

La representación es importante y dará voz a muchos, pero también hará que muchos sueñen en grande sobre lo que es realmente posible.

Psaki elogió a Jean-Pierre en Twitter poco después de que se hiciera pública la noticia y escribió: “Será la primera mujer negra y la primera persona abiertamente LGBTQ+ en servir como secretaria de prensa de la Casa Blanca. La representación es importante y dará voz a muchos, pero también hará que muchos sueñen en grande sobre lo que es realmente posible”.

El nombramiento de Karine Jean-Pierre se produce en medio de ataques “sin precedentes” contra la comunidad LGBTQ+

La noticia del nombramiento de Jean-Pierre fue bien recibida por los grupos de defensa LGBTQ+.

El LGBTQ Victory Institute, una organización que trabaja para aumentar la cantidad de personas LGBTQ+ en el gobierno, dijo que el éxito de Jean-Pierre inspirará a los jóvenes.

“Karine es una servidora pública de toda la vida y una feroz defensora de LGBTQ”, dijo Annise Parker, presidenta y directora ejecutiva del LGBTQ Victory Institute,  en un comunicado. “Estamos orgullosos de haber abogado por su nominación histórica. Como secretaria de prensa de la Casa Blanca, no solo podrá usar su podio para representar a la Administración Biden, sino también a la comunidad LGBTQ durante una época de odio y ataques anti-LGBTQ sin precedentes. Como la primera persona LGBTQ y la primera persona negra en ocupar este cargo, su nombramiento inspirará a innumerables jóvenes que buscan esperanza y motivación durante un capítulo oscuro en la historia de nuestra nación”.

Parker elogió a Jean-Pierre por romper el “techo lavanda”, y dijo que solo lo había hecho a través de “valor, poder y compromiso. Confiamos en que seguirá siendo una fuerte aliada y socia mientras trabaja en el cargo más alto del país”.

La noticia también fue bien recibida por Sarah Kate Ellis, presidenta y directora ejecutiva de GLAAD.

“Karine Jean-Pierre es una comunicadora brillante y una persona de enorme inteligencia, humor y aplomo, habilidades que le serán muy útiles a ella y a nuestro país en su nuevo cargo. Hay pocos trabajos más visibles o importantes para nuestra democracia que compartir información con el cuerpo de prensa de la Casa Blanca y responder a sus preguntas. Toda nuestra comunidad espera ver a Karine cumplir con nuestra nación y representar a todas las personas LGBTQ con orgullo. Tener a una persona de color queer hablando del presidente de los Estados Unidos dice todo sobre el talento y el corazón de Karine, y reconoce que las personas LGBTQ pueden pertenecer, contribuir y tener éxito en cada lugar”. Agregó: “Toda nuestra comunidad espera ver a Karine cumplir con nuestra nación y representar a todas las personas LGBTQ con orgullo”.

Fuente Pink News

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“Praedicate Evangelium: La estructura debe estar al servicio de lo esencial”, por Consuelo Vélez

Sábado, 30 de abril de 2022
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5DB23E30-6B25-47CF-911A-E1EB5372BBCEDe su blog Fe y Vida:

“Laicado y la vida religiosa pueden ocupar los puestos de dirección que hasta ahora eran solamente para el clero”

 “Comencemos por el título: ‘Predicar el evangelio’. Es un título muy sugerente para marcar una intencionalidad: la estructura debe estar al servicio de lo esencial”

“Hay colegios, hospitales, universidades, casas de la tercera edad, guarderías y, en fin, un sin número de obras llamadas ‘apostólicas’ que ya no son signo del reino. Son una gran empresa que funciona muy bien y sirve a muchas personas, pero que no testimonian el evangelio”

“La mentalidad piramidal con base en el ministerio del orden está tan introyectada en todo el pueblo de Dios que necesitamos un ejercicio de conversión profunda para que algún día sea realidad. ¡Muy difícil cambiar el rostro clerical de la Iglesia!”

“Ojalá que este documento mueva en algo a la curia romana pero no sobraría que cada uno, en la estructura eclesial en que se encuentra, revise su organización eclesial y proponga reformas a la luz de esta intencionalidad evangelizadora”

Por fin se publicó la Constitución Apostólica Predicate Evangelium con la que el papa Francisco da directrices para la reforma de la curia. Ha sido uno de los propósitos de su pontificado y, aunque han pasado nueve años y parecía que nunca salía, al final la tenemos. Siendo sincera, conozco tan poco de la curia vaticana que al leer esta constitución no sé qué cosas cambian efectivamente. Por supuesto podría leer la anterior constitución y señalar los cambios, pero mejor dejar eso a los especialistas.

Sin embargo, a propósito de esa reforma, se pueden hacer algunos comentarios que ayuden a reflexionar sobre el servicio que ha de prestar la necesaria estructura de cualquier institución para garantizar su funcionamiento. Comencemos por el título: “Predicar el evangelio”. Es un título muy sugerente para marcar una intencionalidad: la estructura debe estar al servicio de lo esencial. En efecto, la razón de ser de la Iglesia no es ella misma, sino el ser sacramento del reino. Su tarea es anunciar la buena noticia, el amor de Dios por toda la humanidad.

¿Cómo hacerlo? Ante todo, con el testimonio -de palabra y de obra- y este testimonio ha de ser el de la “misericordia, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo, estando del lado de los más débiles, más enfermos, más sufridos. Por esto, la evangelización implica la opción preferencial por los pobres y de ahí, que la Jornada Mundial de los pobres que el papa instituyó en 2016, fue encargada al Dicasterio de la Evangelización. Pero también se señala que este Dicasterio ha de discernir los signos de los tiempos y estudiar las condiciones socioeconómicas y ambientales de los destinatarios. Muy importantes estas intencionalidades porque la evangelización no es un conjunto de doctrinas a transmitir sino un discernimiento de la voz de Dios que se revela en la historia.

Todo lo anterior puede iluminar el sentido de todas las obras De la Iglesia que surgieron con esa perspectiva evangelizadora. Ellas nacen del compromiso con una realidad y van creciendo y consolidándose, garantizando así su permanencia. Pero no siempre ese crecimiento mantiene la sencillez del evangelio, la agilidad de la vida sobre la norma, la significatividad que esa obra puede tener para la realidad actual.

Hay colegios, hospitales, universidades, casas de la tercera edad, guarderías y, en fin, un sin número de obras llamadas “apostólicas” que ya no son signo del reino. Son una gran empresa que funciona muy bien y sirve a muchas personas, pero que no testimonian el evangelio porque sus costos, su prestigio, su seguridad, las hace inaccesibles para algunos, especialmente, para los más pobres. Siempre habría que hacer un discernimiento profundo sobre ellas para ser capaz de soltarlas cuando no prestan un servicio evangelizador y emprender otras que mantengan la buena noticia del reino.

Pero volvamos a la Constitución Praedicate Evangelium. Tal vez lo más interesante es lo de abrir las funciones de gobierno y de responsabilidad a todo el pueblo de Dios. Es decir, ahora el laicado y la vida religiosa pueden ocupar los puestos de dirección que hasta ahora eran solamente para el clero. Para que esto sea posible ha sido necesario aclarar que el oficio de gobierno no necesariamente está asociado al ministerio del orden, como lo ha sido hasta el presente. Será maravilloso que se introduzca ese rostro plural en la curia vaticana. Sin embargo, pasarán muchas décadas para verlo hecho realidad.

¿Será que el clero soltará el poder? No es fácil. ¿Será que el laico cuando ocupe algún puesto de responsabilidad querrá que muchos otros laicos estén allí, perdiendo el privilegio de ser de los pocos laicos en tan importantes puestos? ¿será que la jerarquía cumplirá las disposiciones que el laicado tome? Debería ser porque la iglesia es un pueblo de Dios, todos con la misma dignidad, pero ejerciendo ministerios distintos -no mejores, ni de mayor rango- sino distintos, todos ellos para la edificación del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Pero la mentalidad piramidal con base en el ministerio del orden está tan introyectada en todo el pueblo de Dios que necesitamos un ejercicio de conversión profunda para que algún día sea realidad. ¡Muy difícil cambiar el rostro clerical de la Iglesia! Pero no imposible si buscamos empujarlo.

La reforma también está en la dinámica de la descentralización para que tengan más protagonismo las Conferencias Episcopales y de mayor corresponsabilidad entre todos los Dicasterios. No tengo la menor idea cómo funcionan esas oficinas. Pero la impresión que se tiene es que son lugares casi inaccesibles y que después de que allí se pronuncie alguna decisión, revertirla será muy difícil. Conocemos el papel inquisidor de la Doctrina de la fe -que con Francisco ha cambiado bastante su cara- pero también de las dificultades para que allí se entienda la dinámica de la vida de las comunidades y contribuyan a que las normas se ajusten a la vida y no la vida a las normas preconcebidas. Conozco casos muy cercanos en los que las consultas a dichos Dicasterios han traído más complicaciones que facilidades, porque eso de que la ley es para el ser humano y no al contrario, se ha quedado en los pasajes del evangelio, pero muy poco en la praxis de la Iglesia.

Los que conocen más de cerca la intencionalidad del papa con esta Reforma de la curia, anotan que hay que leerla en la dinámica de la Exhortación Evangelii Gaudiumcon todo lo que allí se propone de una Iglesia en salida, de la dimensión social de la fe, de la opción por los pobres, del protagonismo del laicado, etc. Y también hay que leerla en la línea de la sinodalidad de la que estamos hablando en este último tiempo.

Por tanto, no podemos quedarnos en leer las normas que allí se describen para cada dicasterio sino hacerlo en ese horizonte para sacar consecuencias más relevantes. De hecho, en la Predicate Evangelium se afirma que cualquier cambio de estructuras no depende solo de disposiciones organizativas sino de los sujetos que realizan esas funciones. Verdaderamente es así, la mejor organización fracasa si los sujetos que están en ella no responden a los objetivos que se persiguen, aunque también es verdad que por muy buenas intenciones que tengan los sujetos si las estructuras no contribuyen, tampoco se pueden realizar muchas cosas.

Ojalá que este documento mueva en algo a la curia romana pero no sobraría que cada uno, en la estructura eclesial en que se encuentra, revise su organización eclesial y proponga reformas a la luz de esta intencionalidad evangelizadora. Lamentablemente, la estructura esclerotizada que tiene hoy nuestra iglesia no solo se vive en esos espacios universales sino también en espacios eclesiales más pequeños, allí donde se debería vivir la libertad del espíritu de Dios y de donde podría surgir más vida que hiciera posible la tan anhelada reforma de la Iglesia.

(Foto tomada de: Discurso a la Curia Romana: El Papa llama a “un cambio en la mentalidad pastoral” – ZENIT – Espanol)

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“ Celebremos la Pascua en femenino”, por Consuelo Vélez.

Sábado, 23 de abril de 2022
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0564D532-1E72-4463-82D2-7C8CD7E2656FDe su blog Fe y Vida:

Los estudios sobre los orígenes cristianos y la presencia de las mujeres en ellos, nos están permitiendo descubrir otra manera de leer lo femenino y de remarcar el protagonismo que ellas tuvieron

Hasta ahora es que se hace el esfuerzo de visibilizar a las mujeres en estas celebraciones, no desde el papel asignado a ellas en la sociedad patriarcal sino desde lo que en realidad significaron en esos momentos cruciales de la vida de Jesús

Lo que sucede en el triduo pascual es bastante conocido para los que celebramos la fe. Entre la historia sagrada que nos contaron de niños/as, las muchas películas que relatan los acontecimientos de estos días y la liturgia anual con la que conmemoramos el triduo pascual, logramos conocer los personajes y los hechos acontecidos. Sin embargo, hasta ahora es que se hace el esfuerzo de visibilizar a las mujeres en estas celebraciones, no desde el papel asignado a ellas en la sociedad patriarcal sino desde lo que en realidad significaron en esos momentos cruciales de la vida de Jesús.

En el imaginario patriarcal es normal que las mujeres estén presentes en los acontecimientos, pero que no cuenten demasiado. Por ejemplo (aunque este texto no se refiere al misterio pascual, pero es muy conocido), en la multiplicación de los panes, el escritor sagrado dice que hubo comida para casi 5000 hombres sin contar mujeres y niños (Mt 14, 13-21). Ellas forman esa multitud que ronda la vida, pero no hace falta identificarlas con detenimiento; en ese caso sirven para mostrar que la multitud era inmensa y esto es suficiente. Es Jesús quien multiplica los panes y los discípulos los que los reparten.

En los momentos dolorosos, con más razón están presentes las mujeres porque el sufrimiento forma parte del papel que han de cumplir en la vida y que la sociedad patriarcal, refuerza. Las mujeres no le huyen al dolor, están ahí, de pie, más, si son sus seres queridos los que están sufriendo. Por eso no extraña que María, la madre de Jesús este allí, porque así son las madres, siempre acompañando a sus hijos en todas las situaciones. Y las otras mujeres, también aparecen solidarias y entre todas forman aquellos cuadros que las películas nos muestran de gritos, dolor, desgarro, haciendo muy trágicos y dolorosos esos relatos. No estoy diciendo que no hubo demasiado dolor en un hecho como la crucifixión, lo que quiero expresar es que las mujeres son las que lo encarnan ya que los discípulos, según el relato, habían huido muy asustados y preferían negar su pertenencia a ese grupo para no correr la misma suerte del maestro (curiosamente, aunque negaron a Jesús, parece que a los varones se les perdonan las cosas más fácilmente porque luego no se les recrimina demasiado…)

Ahora bien, los estudios sobre los orígenes cristianos y la presencia de las mujeres en ellos, nos están permitiendo descubrir otra manera de leer lo femenino y de remarcar el protagonismo que ellas tuvieron. Al acudir a las fuentes bíblicas, con los medios que hoy tenemos para interpretarlas, se rescatan sus nombres, liberándolas de ese anonimato plural de “las mujeres” que casi siempre se les aplica. Al pie de la cruz, según el evangelio de Marcos (15, 40-41) estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén. Según los exégetas, para referirse a ellas se usan los dos verbos que tipifican el discipulado: “le seguían y le servían”. Es decir, estas mujeres son verdaderas discípulas y no solo ellas tres sino “otras muchas”, como dice el evangelista, quienes estaban con Jesús desde Galilea hasta Jerusalén. No es un grupo de mujeres que se conmueven ante el sufrimiento de Jesús y le acompañan por el sentimentalismo propio de las mujeres en la sociedad patriarcal, sino porque son discípulas y forman parte del movimiento de Jesús.

El evangelista Mateo (27, 55-56) nombra a María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Como podemos ver, a diferencia de Marcos que nombra a Salomé, Mateo nombra a la madre de los hijos de Zebedeo. Mateo dice que le servían. Esto podría identificarse con el servicio propio de las mujeres, con lo cual se quita fuerza al discipulado, pero convendría recordar que si algo caracteriza a los discípulos es el servicio. Según Lucas, Jesús les dice que “El está en medio de ellos como el que sirve” (22,27). Si esto es así, ¿por qué cuando relacionamos esa palabra con las mujeres se refiere al servicio ordinario y cuando es a los varones al servicio propio del discipulado? Necesitamos cambiar la mentalidad para asociar las palabras a las mujeres y recuperar todo el protagonismo que tuvieron.

Lucas no nombra a las mujeres que están al pie de la cruz porque este evangelista tiende a invisibilizarlas. Se refiere al genérico las mujeres que le habían seguido desde Galilea y que estaban lejos mirando estas cosas (Lc 23, 49). Pero al inicio del evangelio si había dado nombres concretos (8, 1-3): Algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían con sus bienes. Por supuesto esta expresión de servirle con sus bienes, las vuelve a colocar en el papel que la sociedad patriarcal les asigna de ayudar de muchas maneras. Pero lo que interesa es el conjunto de los evangelios que testimonian esa presencia discipular de las mujeres en el movimiento de Jesús.

El evangelista Juan (19, 25) es quien nos presenta a María la madre de Jesús, a la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y a María Magdalena. Pero aquí no podemos olvidar que Juan presentó a María como discípula en las bodas de Caná, cuando ella dice: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2, 5). Por tanto, María no es solamente la madre que acompaña a su hijo hasta el final de sus días, es ante todo la primera discípula que estará en el acontecimiento de pentecostés, testimoniando que esta comunidad es, en verdad, un grupo de varones y mujeres que excede el clericalismo que hoy se sigue esgrimiendo como círculo dominante en la Iglesia y que nuestras liturgias siguen reforzando con la presencia de tanto clérigo en los altares.

María Magdalena llevará el día de la resurrección un protagonismo único: Jesús se le aparece y la envía a anunciar la buena noticia a los hermanos (Jn 20, 17-18; Mt 28, 8-10; Mc 16, 9-11). De ahí que hoy se le reconozca como primera testiga de la resurrección y apóstola entre los apóstoles.

Por lo tanto, recuperar los nombres de estas mujeres de los orígenes nos ayuda a pensar la pascua en femenino y esto no por una moda actual sino por justicia con el proyecto de reino, proyecto por el que Jesús entregó su vida y que consiste en esta familia de hermanas y hermanos, donde todos están llamados a ejercer los distintos ministerios para el bien de la comunidad. Dejar a las mujeres en el anonimato sigue sumergiendo a la Iglesia en esa institución anacrónica para este presente porque las mujeres ya no admiten más un segundo lugar, así, las autoridades eclesiásticas se empeñen en justificarlo como voluntad divina.

(Foto tomada de: https://salamancartvaldia.es/noticia/2015-03-18-las-mujeres-junto-a-la-cruz-salome-228294)

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¿Y si el próximo secretario de Estado fuera mujer?

Viernes, 25 de marzo de 2022
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Jesus abrazo mujerUna de las novedades está en la modificación del papel de la Secretaría de Estado, que deja de ser un ‘primus inter pares’ entre los diferentes dicasterios para convertirse, en la práctica, en una ‘secretaría del Papa’

“Todos -y por lo tanto también los laicos y los fieles laicos y laicas – pueden ser nombrados en funciones de gobierno de la Curia romana, en virtud del poder vicario del Sucesor de Pedro”

“Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo misionero en la medida en que ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús. No puede ser ignorado en la actualización de la Curia, cuya reforma, por tanto, debe incluir la implicación de laicos y laicas, también en roles de gobierno y responsabilidad”

Una de las grandes novedades de ‘Praedicate Evangelium’, la histórica reforma de la Curia promulgada ayer, por sorpresa (y con bastante malestar por parte de los vaticanistas y de buena parte del episcopado mundial, que se enteró ‘por la prensa’ de su contenido), está en la modificación del papel de la Secretaría de Estado, que deja de ser un ‘primus inter pares’ entre los diferentes dicasterios para convertirse, en la práctica, en una ‘secretaría del Papa’.

Los artículos 44 y 45 de la nueva Constitución lo dejan claro: “La Secretaría de Estado, como Secretaría Papal, asiste de cerca al Romano Pontífice en el ejercicio de su suprema misión. Art. 45 § 1. Se rige por el Secretario de Estado”.  En el artículo 12, por si había dudas, se aclara que “la Curia Romana se compone de la Secretaría de Estado, los Dicasterios y los Organismos, todos jurídicamente iguales entre sí”.

El ‘perfil bajo’ de la futura Secretaría de Estado es uno de los objetivos perseguidos por el grupo de cardenales que asesora al Papa para la reforma de la Curia (el famoso C-7), que ahora nadie sabe si proseguirá o no con sus trabajos, aunque todo parece indicar que este ‘consejo de sabios’ continuará acompañando a Francisco en la implementación de ‘Praedicate Evangelium’. De hecho, ya se le había quitado el acceso directo a fondos después del ‘escándalo Becciu’. 

En busca de la igualdad

El otro gran aspecto de la Constitución Apostólica está en el hecho de que permitirá a cualquier católico laico bautizado, incluidas las mujeres, dirigir la mayoría de los departamentos del Vaticano bajo una nueva constitución para la administración central de la Santa Sede. Así se cita en el texto, que apunta a que “todos -y por lo tanto también los laicos y los fieles laicos y laicas – pueden ser nombrados en funciones de gobierno de la Curia romana, en virtud del poder vicario del Sucesor de Pedro”.  

“Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo misionero en la medida en que ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús. No puede ser ignorado en la actualización de la Curia, cuya reforma, por tanto, debe incluir la implicación de laicos y laicas, también en roles de gobierno y responsabilidad”, destaca Francisco. Esto implica que podremos ver a laicos, y a mujeres, dirigir dicasterios. ¿También la Secretaría de Estado? En puridad, también. ¿Lo veremos?

Identidad y misión de las mujeres y los hombres

La lucha por la igualdad -entendiendo que la Iglesia es una estructura jerárquica y, todavía hoy, patriarcal-, se observa en el nuevo dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vocación de la nueva Curia, que incluirá entre sus objetivos “profundizar la reflexión sobre la relación entre el hombre y la mujer en su respectiva especificidad, reciprocidad, complementariedad e igual dignidad”.

Así, ofrecerá “su contribución a la reflexión de la Iglesia sobre la identidad y la misión de las mujeres y los hombres en la Iglesia y en la sociedad, promoviendo su participación, valorando las peculiaridades de las mujeres y los hombres, y elaborando también modelos de funciones de liderazgo para las mujeres en la Iglesia”. Al menos sobre el papel, toda una revolución. Que se presenta este lunes, 21 de marzo, el día en que arranca la primavera. La primavera meteorológica, porque la de Bergoglio, pese a quien le pese, lleva nueve años floreciendo.

Fuente Religión Digital

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Consejos para la mujer fuerte

Martes, 8 de marzo de 2022
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Celebremos este 8 de Marzo con un poema de una mujer fuerte… Del Blog de Gioconda Belli:

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Consejos para la mujer fuerte

Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzar tu corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra:
se visten como culpas, como oportunidades, como precios que hay que pagar.
Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos
hasta lo más profundo del magma de tu esencia
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.

Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.

No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quién eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.

Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta
a nadar contra corriente.

Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo
rodealo de fosos profundos
pero hazle anchas puertas y ventanas.

Es menester que cultives enormes amistades
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.

Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.

Haz de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero
Guarda las distancias
Constrúyete. Cuidate
Atesora tu poder
Defiéndelo
Hazlo por ti
Te lo pido en nombre de todas nosotras.

*

Gioconda Belli

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Hasta que la igualdad se haga costumbre

Martes, 8 de marzo de 2022
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ECzNNAeWsAIkrVOEl relato de la mujer encorvada, símbolo actual, potente y liberador

“La desigualdad injusta entre hombres y mujeres muestra muy bien el mecanismo de desigualdad en el mundo”

“Los demonios de unas creencias religiosas que nos han cargado con identidades falsas y destructivas”

“Dentro de las Iglesias cristianas hace ya tiempo que las teólogas feministas, las organizaciones feministas católicas, muchas mujeres creyentes en Jesús,  hemos levantado la voz con fuerza y energía promoviendo desde hace un par de años La revuelta de las Mujeres en la Iglesia”

“También hoy hay autoridades religiosas que, como el jefe de la sinagoga, se indignan y nos niegan tanto la realidad de injusticia como nuestro derecho a reclamar igualdad de hecho y de derecho dentro de la sociedad y de Iglesia”

Y si Dios se hubiera encarnado mujer. por Vicente L. García Corres y Paloma Pérez Munaín

¿Y si Jesús hubiese sido mujer?

Alcanzar la equidad entre hombres y mujeres, una lucha en todos los rincones del planeta

La persecución religiosa también golpea más fuerte a las mujeres

El ‘Vía Crucis’ de las mujeres católicas

Herstóricas’: Mujeres al servicio del Evangelio, en el altar de San Antón

“Imaginamos y construimos una Iglesia nueva, donde las mujeres ya somos, y nos reconocemos con autoridad y liderazgo”

¿Qué dice el texto sobre ella, y en qué medida es un símbolo actual? 

 Lucas la describe así: “una mujer a la que un espíritu tenía enferma desde hacia 18 años.”

“estaba encorvada”

“Y no podía de ningún modo enderezarse” (v.10-11)

Vamos a aproximarnos a esta narración como un modo de evidenciar e iluminar la realidad de muchas mujeres aún hoy en el mundo.

La desigualdad injusta entre hombres y mujeres muestra muy bien el mecanismo de desigualdad en el mundo. Expresa la creencia de que hay unas personas con más derechos que otras, unas personas superiores y otras inferiores, unas personas llamadas a gobernar y otras a obedecer…

El texto la describe así:

Padecía esa situación desde hacía 18 años, (desde hacía muchísimo tiempo, “siempre ha sido así”…)
 Enteramente encorvada no podía sino mirar el mundo que le rodeaba desde la perspectiva que le era impuesta por ese  “espíritu” (demonio) que la poseía
No podía enderezarse de ningún modo, y su lugar de referencia estaba restringido al suelo.
Desconocía su verdadera talla.
Estaba en silencio. No dice una sola palabra para interceder por ella misma, no pide nada, no hace nada para ser vista (silenciosa e invisible).
Está en la sinagoga, al final detrás de los varones, escuchando a Jesús.

Esta descripción de la mujer encorvada es una buena imagen simbólica para expresar la situación de millones de mujeres hoy en el mundo, como una y otra vez ponen de relieve los informes de Naciones Unidas.

   Encorvadas por “los demonios”:

Demonios del sexismo, clasismo, racismo, patriarcalismo social y eclesial. Los demonios de la violencia estructural e intra-familiar. 

Los demonios de la esclavitud y explotación sexual y económica, la prostitución forzada y la llamada “libre”, la compra-venta de sus cuerpos no solo en la prostitución sino, en todo tipo de pornografía (las mujeres son un cuerpo para usar, abusar y tirar sin problemas), compraventa de sus cuerpos, también en los vientres de alquiler, en el tráfico sexual y laboral de sus personas, de sus órganos, en la violación sistemática fuera y dentro del matrimonio o pareja. 

Los demonios de la desigualdad de oportunidades, la doble o triple jornada laboral, el peso de responsabilidades familiares no compartidas, culpabilidades y angustias.

Los demonios de la subordinación y dependencia económica y afectiva.

Los demonios de la negación de la categoría “trabajo” al trabajo doméstico, equiparando falsamente trabajo y salario, y considerando a esas mujeres trabajadoras de su propio hogar como “económicamente no activas”, cuando la economía mundial está sustentada en gran parte por el trabajo gratuito de las mujeres. Estos demonios consideran el cuerpo de las mujeres como cuerpos reproductores, no productores.

Los demonios de una concepción falsa del amor donde se vincula amor, con celos, con control, con violencia personal o vicaria, incluso con el asesinato.

Los demonios de costumbres “culturales” y/o religiosos donde se mutila el cuerpo de las mujeres para robarles el placer sexual, dónde se ocultan sus cuerpos, se niega su independencia…

Los demonios, introyectados en muchas mujeres aún, de la sumisión, pasividad, sentimiento de inferioridad, falta de autoestima y resignación.

Los demonios del mito destructivo de la belleza diseñada por los varones que lleva a muchas mujeres a someterse a operaciones varias para ser “sexualmente deseables y bellas”, a tener graves problemas con la alimentación, la anorexia y la bulimia son solo enfermedades que hablan de este mito, la anorexia es además un arma política para controlar la fuerza de las mujeres. La dieta hipocalórica deja a las mujeres sin energía vital provoca pasividad, ansiedad y debilidad afectiva.

Los demonios de unas creencias religiosas que nos han cargado con identidades falsas y destructivas: “la tentadora”, “la pecadora”,” la llorona arrepentida” (María Magdalena) , “la culpable de la muerte, el dolor…” “la mentirosa y no digna de ser creída”, “la incapacitada para revelar el ser de Dios”, para ser sujeto de los 7 sacramentos,(uno se nos ha negado por ser mujeres), inferior a los varones “el hombre es la cabeza de la mujer” ( parece que a nosotras nos toca ser un cuerpo sin cabeza)  

¿Qué otros demonios podemos reconocer?

   “Silenciadas”. Las mujeres no somos silenciosas, gustamos de la comunicación y tenemos facilidad para ella. Pero hemos sido sistemáticamente silenciadas por un lenguaje androcéntrico y patriarcal que nos ha hecho invisibles en la historia y en las Iglesias y nos  ha impedido ,durante siglos, decirnos a nosotras mismas quienes somos, mostrar nuestras capacidades y valores. El lenguaje nombra y da identidad. Lo que  no se nombra…no existe.

“En nuestro lugar”.  Sin duda no en los primeros puestos, sino al final, en lugares invisibles.

En muchas ocasiones las mujeres hemos escuchado como un gran elogio por parte de los varones  el hecho de “saber estar en nuestro lugar” .

Leer más…

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Iglesia Católica , ,

Noches de blanco y negro

Viernes, 4 de marzo de 2022
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Me cobija el alma, la noche en blanco y negro transnacional…
¡Soy símbolo!
¡Soy comunidad!
Me huele la ropa a mamá
Me huelen a mujeres los caminos

En el tránsito se pintan huipiles con lágrimas
Tejen las niñas, con rimas y Cantos…
¡Noches de negro y blanco!
Se rompe el orbe donde pisan

Construyen muros de esperanza,
detrás del reflejo…
Del rayo de luz que alumbra su ojo siempre izquierdo

En el pequeño muro sobre el cual
pintan esperanzas,
Hay agua donde pisan
Mares de cometas

Lamentos de mis antepasadas de ojos marrones
De ojos azules y velos rosas
No camino sola, camino de la mano de mis
cantos, piso fuerte, dejos raíces…
Se esparcen como semillas,
que florecen en medio de los mares que paren niños al amanecer

En medio de mi pecho nace la pertenencia…
¡No tengo ciudadanía, porque soy de aquí y soy de allá!
Me niego a que me borren, aunque soy otra
¡En noches de blanco y negro!
*

Idania Mejía

Tras las huellas de Sophía

***

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“ Masculinidad y pederastia clerical: Sin compasión”, por Juan José Tamayo.

Viernes, 4 de febrero de 2022
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“Negativa expresa a constituir una comisión externa e independiente de la jerarquía”

  “La pederastia clerical se convierte así en la mayor perversión de lo sagrado y de la divinidad. Es la confirmación del viejo adagio latino: corruptio optimi pessima”

“La estructura jerárquico-patriarcal de la iglesia católica se sustenta en la masculinidad de Dios que da lugar a la masculinidad sagrada de los clérigos. Esta constituye la base del patriarcado religioso que, a su vez, legitima el patriarcado político, social, familiar”

“El comportamiento de la jerarquía eclesiástica demuestra, hasta ahora, insensibilidad ante el dolor de las víctimas, falta de compasión al no ponerse de su lado, no curar sus heridas, no contribuir a aliviar sus sufrimientos”

“¿Qué decir de la actitud de la judicatura y la fiscalí en la ciudadaníaa en los casos de pederastia clerical? Tengo mis dudas de que en determinados sectores de ambas instituciones no exista todavía complicidad, connivencia e incluso temor reverencial hacia la jerarquía eclesiástica”

Unidas Podemos, Bildu y ERC piden al Congreso que investigue los abusos a menores en la Iglesia católica

Ante la ‘gravedad‘ de lo sucedido y la ‘inacción’ de esta institución, el PNV pide que una comisión independiente investigue los abusos en la Iglesia: “Resultará más respetuosa con las víctimas”

El Gobierno reitera su apoyo a las víctimas de abusos en la Iglesia y el PP se niega a la investigación.  El PSOE estudia la “mejor opción para abrir un espacio de investigación”

Alejandro Palomas se reunirá con Sánchez para hablar sobre abusos: “Conversamos y vi que está ‘muy por labor'”

La pederastia clerical es uno de los mayores escándalos de la iglesia católica en los últimos ochenta años, que ha destruido la dignidad y la vida de decenas de miles de personas. No se trata de “solo pequeños casos”, como afirma, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, refiriéndose a la Iglesia católica española, sino que es un problema estructural que afecta a toda la institución, está instalado en la propia organización jerárquico-patriarcal y contagia a todo el cuerpo eclesial.

Los pederastas dentro de la iglesia católica se ubican en el ámbito de lo sagrado y en los diferentes espacios del poder eclesiástico: cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, miembros de congregaciones religiosas masculinas, párrocos, profesores de colegios religiosos, formadores de seminarios y noviciados, padres espirituales, confesores, etc. Todos ellos se consideran representantes de Dios, y sus comportamientos, por muy perversos que sean, se ven legitimados por “su” Dios. La pederastia clerical se convierte así en la mayor perversión de lo sagrado y de la divinidad. Es la confirmación del viejo adagio latino: corruptio optimi pessima.

La estructura jerárquico-patriarcal de la iglesia católica se sustenta en la masculinidad de Dios que da lugar a la masculinidad sagrada de los clérigos. Esta constituye la base del patriarcado religioso que, a su vez, legitima el patriarcado político, social, familiar, etc. “El patriarcado tiene a Dios de su lado” afirma Kate Millet en su libro Política sexual (1970), que inaugura la tercera ola del feminismo: el feminismo radical.

La alianza y complicidad entre ambos patriarcados se traduce en la naturalización de la inferioridad de las mujeres, las niñas, los niños y las personas en situación de mayor vulnerabilidad, hasta llegar a legitimar la violencia contra ellas.

Llegados aquí, se establece un pacto de silencio, ocultamiento y encubrimiento en torno a la pederastia clerical, y cuando aparecen casos probados, lejos de ponerlos en manos de la justicia, se tiende a negarlos, minusvalorar su gravedad, calificarlos de excepciones irrelevantes frente a la ejemplaridad de la mayoría del clero, mirar para otro lado y a poner el foco en otros sectores de la sociedad donde se dice que es mayor el número de casos de pederastia.

Cuando aparecen informes a partir del testimonio de las víctimas, que merecen total credibilidad porque hablan desde el sufrimiento causado por la violencia sexual de que han sido objeto, se duda de su objetividad y se les acusa de falta de rigor. Es lo que ha sucedido con la investigación del diario El País, entregada al papa Francisco y al cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE, que ha sido descalificada y acusada de falta de pruebas, como hizo el cardenal Cañizares en la rueda de prensa tras la reunión con el papa. ¿Resultado de esta actitud? Complicidad en la pederastia.

Todo menos investigar. Lo dijo en su día el secretario general de la CEE: “No estamos por la labor de hacer investigaciones sociológicas o estadísticas, sino conocer a cada víctima (y posible ¿? agresor) con nombres y apellidos”. Parece, sin embargo, que, en los últimos días se ha producido un cambio de actitud en la Conferencia Episcopal Española, que se ha mostrado dispuesta a investigar. ¿Es realmente así? Habría que matizar. El cambio se debe a la evidencia de las investigaciones externas, a la reivindicación de las víctimas y a que el Papa lo ha exigido, no a la propia convicción de un sector importante del episcopado ante la criminalidad contra la infancia.

Aun así y todo, la investigación se limitaría a crear oficinas en cada diócesis con la negativa expresa a constituir una comisión externa e independiente de la jerarquía que analice en profundidad y de manera objetiva los hechos, sus causas y consecuencias con la obligación de reparar. Las victimas ya han expresado su escepticismo y desconfianza ante tales medidas, ya que puede significar negarse a conocer la verdad, o mejor, a reconocerla. Dicha negativa contraviene el mensaje de Jesús de Nazaret: “La verdad os hará libres” (Juan 8,32).

El comportamiento de la jerarquía eclesiástica demuestra, hasta ahora, insensibilidad ante el dolor de las víctimas, falta de compasión al no ponerse de su lado, no curar sus heridas, no contribuir a aliviar sus sufrimientos y no acompañar a las víctimas en la vivencia del “calvario oculto” al que se refería en este periódico una mujer que había sido abusada de niña por un sacerdote.

Al menos cuatro Conferencias episcopales europeas han creado agencias independientes de investigación con luz y taquígrafos y sin interferencia eclesiástica alguna: Francia, Bélgica, Alemania y, hace unos días, Portugal, tras la petición pública de 241 católicos de abrir una investigación nacional independiente en torno a los abusos sexuales producidos durante los últimos 50 años; en apenas cinco días la comisión ha recibido 102 denuncias.

Hay una pregunta que me viene rondando desde que comenzaron a ver la luz las primeras denuncias de las víctimas y los primeros casos investigados por instancias ajenas a la jerarquía de la iglesia católica española: ¿por qué no toma la iniciativa de crear esa comisión independiente interdisciplinar? He escuchado respuestas como que tienen miedo a lo que pudieran encontrarse, que no quieren llegar al fondo de la verdad y que se resisten a reconocer la magnitud del problema. De ser ciertas dichas respuestas, supondrían una gravísima irresponsabilidad por parte de la CEE y, lejos de defender la honorabilidad de la iglesia católica de España, provocarían un descrédito todavía mayor en la ciudadanía.

Por último, ¿qué decir de la actitud de la judicatura y la fiscalí en la ciudadaníaa en los casos de pederastia clerical? Tengo mis dudas de que en determinados sectores de ambas instituciones no exista todavía complicidad, connivencia e incluso temor reverencial hacia la jerarquía eclesiástica; actitudes que se superpongan indebidamente a la obligada investigación de la comisión de delitos, que les incumbe. Lo que tiene que quedar claro es que no existen dos justicias, la religiosa y la civil, sino una sola, la civil, a quien corresponde investigar los delitos, en este caso, contra la indemnidad sexual de los menores, que son las personas más desprotegidas y con frecuencia las más vulnerabilizadas.

  Juan José Tamayo es profesor emérito de la universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros cabe citar: Hermano islam (Trotta, 2019); La compasión en un mundo injusto (Fragmenta, 2021)


Fuente Religión Digital

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“No podemos combatir una forma de opresión sin combatirlas todas al mismo tiempo”

Sábado, 15 de enero de 2022
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'NSSR/Lang: Philosophy, Spinoza and Nietzsche / GPHI with professors Omri Boehm and Chiara Bottici, room U304, University Center'

Entrevista con la filósofa italiana Chiara Bottici, autora de AnarcaFeminismo

Acaba de lanzarse en español el libro manifiesto que es, además, un adelanto de un volumen de más de 300 páginas que se publicará en marzo del año próximo. Esta nueva forma de nombrar apuesta también a componer el feminismo con la filosofía anarquista, que postula un orden sin jerarquías ni gobernantes.

La filósofa italiana Chiara Bottici, profesora actualmente en la New School for Social Re-search (Nueva York), acaba de lanzar en español su libro-manifiesto AnarcaFeminismo (NED Ediciones). No es menor la “a” que corrige y altera el vocablo más tradicional de anarcofeminismo. Es una inflexión de la lengua, dice la autora, introducida “por movimientos sociales que tratan de feminizar el concepto para dar visibilidad a una faceta específicamente feminista dentro de la teoría y práctica anarquista”.

De formato breve, este manifiesto es también adelanto de un volumen de más de trescientas páginas que se publicará en marzo del año próximo. El manifiesto abrirá paso, dirá frases sintéticas, que el espesor de las páginas próximas se encargarán de sustentar y diversificar. Cada capítulo del manifiesto termina con la frase “¡ni una menos!”, conjugada cada vez en distintos idiomas.

Aun desdoblado en ambas versiones del libro, el tono “manifiesto” de la filósofa es evidente y se inscribe sin dudas en un tono de época, que es el de un ciclo de auge del movimiento feminista transnacional. Lo hace desde un lugar concreto: una interpelación desde la filosofía y la teoría política en particular a las preguntas políticas de urgencia, impregnadas de coyuntura. Por eso, es un ida y vuelta el que refulge al interior de ambos libros: las lecturas y debates filosóficos son “activados” y convocados en relación a una declinación de manifiesto que, se confiesa, está en construcción, en plena marcha.

La apuesta teórica de Bottici puede leerse en sus propias palabras: dice que entiende la filosofía “como un esfuerzo enredado con otras prácticas de creación de sentido como la literatura y el psicoanálisis”. Anarcafeminismo es una manera de enredar y, sobre todo, de componer al feminismo con la filosofía anarquista y también de hacer justicia con un término y una historia que ha sido descalificada e incluso olvidada. Para eso, la filósofa hace precisiones: el anarquismo no significa falta de organización, ni menos aún ausencia de una comunidad política. Más bien, se trata de “un orden incluso en ausencia de un ordenante”. Explica: “el anarcafeminismo significa un feminismo sin arché, esto es, un feminismo sin jerarquías ni gobernantes —ya sean jerarquías sexuales, económicas, políticas o raciales—. No podemos combatir una forma de opresión sin combatirlas todas al mismo tiempo, pues todas las formas de opresión habitan la misma casa, que es la creencia según la cual algunas personas son superiores a otras, y esta superioridad justifica su dominación”.

De quienes va citando, no todxs se autodefinen como anarcafeministas, pero ella lxs incluye, lxs acerca, lxs emparenta. Anarcafeminista se convierte casi una categoría electiva, de adscripción, más que de encuadre o de construcción de un canon. De hecho, Bottici dedica varios párrafos a explicar por qué lxs pensadorxs anarquistas se saltan el canon y, si hay uno, es casi secreto o clandestino (un anti-canon). En esa búsqueda de filamentos de composición, de textos y militancias Bottici da cuerpo a la propuesta anarcafeminista. En ese recorrido debe leerse también el desplazamiento de su propio lugar de enunciación (como autora) que empieza con el yo y se traslada al “nosotrxs”. Hay, además, una suerte de tercer género de escritura en su libro: sin puntos ni comas, autobiográfico y poético, que se inserta entre un capítulo y otro. No es la primera vez que se dedica a que sus escritos feministas sean también en cierto modo experimentales y en eso tiene mucho que ver su trabajo sobre imágenes e imaginación.

Su Manifiesto se presentó de forma virtual en el último congreso de ciencia política realizado en la Universidad de Rosario. Ahí comenzó esta conversación que la convertimos en entrevista para Las/12.

-¿Cómo describirías tu trayectoria feminista en términos biográficos? ¿Y cuándo surgió especialmente tu interés por la teoría feminista?

–En cierto modo, siempre he sido feminista porque muy pronto me di cuenta que las mujeres y las personas de género fluido eran objeto de discriminación y violencias sistemáticas. Nací en una pequeña ciudad italiana llamada Carrara, conocida por sus canteras de mármol y por sus tradiciones anarco-sindicalistas. Sin embargo, su inclinación política de izquierda no la hizo un entorno menos patriarcal. Durante mucho tiempo, la violencia de género que presencié me pareció normal: el mar chocaba contra la orilla, el sol salía todos los días en el cielo, y las mujeres y las personas LGBTQ+ eran objeto de discriminación y violencia sistemáticas. Aprendí a vivir con esa violencia del mismo modo que aprendí a nadar.

-¿Hubo una confrontación primero teórica con esa realidad?

-La teoría empezó cuando me di cuenta que las cosas no tenían por qué ser así. Primero, como adolescente, formé parte de la izquierda marxista autonomista y creí que una revolución proletaria se haría cargo de todos los problemas. En los grupos de los que formaba parte, los ideales comunistas y anarquistas iban de la mano. Fue sólo mucho después, cuando leí literatura feminista a finales de mis veinte años, que me di cuenta que incluso el anarquismo puede convertirse fácilmente en hombre-arquismo (N. de E.: se pierde el juego de palabra que sí funciona en inglés: man-archism), a menos que agreguemos un objetivo feminista específico a nuestras luchas por la libertad. El anarquismo, por definición, está llamado a luchar contra todas las formas de opresión, por tanto, tiene que ser feminista si no quiere terminar siendo contradictorio, pero los seres humanos reales están llenos de esas contradicciones.

-Es una experiencia de teoría no sólo ligada a la formación universitaria…

-La literatura y la filosofía feministas fueron una parte muy importante, pero fue en gran parte autodidacta. Fui a la escuela a los 6 años, en 1981, y recibí el título de doctora en filosofía en 1999 habiendo leído sólo a hombres: durante todos mis años en la escuela pública italiana sólo me habían enseñado ideas, libros, poesía, filosofía escritas por un solo género: varones cis. No es exagerado decir que fui educada en la “escuela de hombres” italiana. La teorización feminista comenzó cuando me di cuenta de que había también otras escuelas y otros mundos posibles.

Unidad pluralista

Anarcafeminista, dice Bottici, es un nombre para luchar contra todas las opresiones y formas de explotación y lo hace desde una aspiración pluralista: “¡O todxs somos libres o ningunx lo será!”. La unidad y pluralidad simultáneas se inscribe también como apuesta por lo que llama una “teoría crítica intersticial global”. Intersticial y global en principio parecen locaciones contrapuestas, pero en este libro no lo son. Lo global no refiere a un espacio liso ni a una mirada panorámica totalizante. Por el contrario, declara deconstruir y confrontar esa mirada colonial como la única capaz de dar cuenta de lo global (volviéndolo sinónimo de imperial). De ese modo, “lo global como marco” pone a los intersticios en los que se produce teoría y se hace política como espacios estratégicos. La interseccionalidad toma una deriva espacial-geográfica: mostrar cómo lo local se intersecta en múltiples escalas evidencia los regímenes conectados de opresión pero también la dimensión transnacional de los espacios de resistencia.

Para entender a fondo la unidad pluralista hay que comprender que el proyecto de Bottici, en términos filosóficos, es un feminismo spinoziano. De hecho, dentro de Anarcafeminismo (en su versión extensa) se despliega un libro sobre el filósofo Baruch Spinoza, para argumentar una ontología de lo transindividual. Diciendo que Spinoza propone una suerte de paradojal “altruísmo egoísta”, a partir del cual para mejor perseverar en nuestra potencia de existir, formamos asociaciones; Bottici aplica la misma fórmula al feminismo. No existe el feminismo como figura a secas, individual, recortada. Existe en la medida que, para perseverar, produce alianzas, asociaciones, tramas. Más que agregar adjetivos o cualificaciones como si fuesen listas de intenciones o adjetivos modificadores de un sustantivo esencial, el feminismo tiene capacidad de ser en la medida en que se expresa en alianzas. El feminismo, casi como una tecnología afectiva y política de composición, permite leerse en relación al concepto de cuerpo al que Bottici le dedica muchas reflexiones. No hay cuerpo sin proceso de afectación: por eso el cuerpo tiene una naturaleza procesual. El cuerpo no es uno, sino una red de procesos, que convierte lo individual en siempre ya transindividual. El cuerpo, dicho en singular, siempre es plural. No hay punto de partida que no sea colectivo, incluso cuando se parte del “propio” cuerpo.

 -¿Qué te permite la ontología transindividual a la hora de conceptualizar el feminismo?

-Adoptando una ontología transindividual, también podemos usar el concepto de mujer fuera de un marco cisnormativo o heteronormativo, y así emplear el término de tal modo que incluya todo tipo de mujeres: mujeres femeninas, mujeres masculinas, mujeres AFAN [mujeres a quienes fue asignado el sexo femenino en su nacimiento], mujeres AMAN [mujeres a quienes fue asignado el sexo masculino en su nacimiento], mujeres bisexuales, mujeres trans, mujeres cis, mujeres asexuales, mujeres queer y tantas otras mujeres. Sólo si los cuerpos de las mujeres son teorizados como procesos, como el lugar de un devenir que se desarrolla a diferentes niveles, sólo entonces seremos capaces de hablar de «mujeres» sin incurrir en una normatividad cis- o hetero-.

 -¿Cuál es el lugar de Anarcafeminista en tu trabajo?

-El proyecto Anarcafeminismo es una parte integral de mi compromiso de toda la vida con las políticas de la imaginación como teórica, y con los movimientos sociales como activista. Viniendo de una familia que ha sido profundamente afectada por el régimen fascista (tengo un abuelo asesinado a tiros por los nazis y otro deportado a un campo de trabajo nazi), me sentí atraída desde muy temprano a investigar cómo puede la gente llegar a construir mentiras institucionales tan gigantescas como el fascismo, creer que están haciendo el bien (porque muchos de ellos lo creen) y convertir así esas mentiras en profecías autocumplidas. Mientras la mayoría de los filósofos que me rodeaban trabajaban en las condiciones de la razón pública, a mí me impulsaba investigar las condiciones de la imaginación pública.

 -Un tema clave en estos tiempos otra vez…

-Sí, hay preguntas que no podemos dejar: ¿cómo podemos imaginar juntxs un mundo mejor y, al mismo tiempo, asegurarnos de que quienes están oprimidxs hoy no se conviertan a su vez en lxs opresorxs de mañana? Hemos visto que eso ocurre una y otra vez en el curso de la historia. Ahí es donde entra Anarcafeminismo: tenemos que luchar contra el patriarcado y la androcracia (esto significa que los hombres cisgénero constituyen el sexo soberano), al tiempo que nos aseguramos de que nuestras luchas feministas no generen más jerarquías y mecanismos de opresión en su interior. De ahí la necesidad de combinar la perspectiva anarquista que sostiene que la libertad es indivisible con el enfoque feminista sobre cómo se oprime a los segundos sexos (es decir, a las mujeres, a los dos espíritus y a las personas LGBTQI+ de todo el mundo). Creo que lo global es el problema y por lo tanto lo global tiene que ser la solución, por lo que necesitamos construir una plataforma feminista que pueda ser la base de nuevas solidaridades y luchas globales. Leer más…

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“Me llamo Araceli y, cuando sea posible, estoy disponible para ser vicaria”

Sábado, 8 de enero de 2022
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18F0D224-8D5E-4D1F-92CD-7C11634E0CCB“¿Qué hace una feminista como yo en una iglesia como ésta?”

Me considero una mujer afortunada y feliz por poder compartir mi vida y mi fe con un grupo de personas que creen en una Iglesia sencilla, igualitaria y evangélica

Las mujeres católicas hemos salido a la calle, a los medios de comunicación, nos hemos rebelado y seguiremos proclamando y alzando nuestra voz “hasta que la igualdad sea una costumbre en nuestra iglesia”

Jesús de Nazaret propuso igualdad entre hombres y mujeres, los derechos humanos así lo establecen, pero en nuestra Iglesia estamos muy lejos de que esta igualdad se alcance y se respete

Tenemos una iglesia muy clerical, hecha por y para los hombres ordenados, que no nos deja espacio, es una gerontocracia fuera de época; y una Iglesia clerical no se puede soportar

Me llamo Araceli, Aratxu, y formo parte del grupo Berpiztu.

Sí, hoy quiero contaros que yo estoy disponible para ser vicaria, si fuera elegida para ello; y, como yo, muchas mujeres en nuestra diócesis. No dejo de preguntarme, tal y como están las cosas, si yo podría ser vicaria en la diócesis de Bizkaia, en el caso de que algún día —no tardando mucho— fuera posible.

Ahora estoy jubilada y si tuviera que definirme en pocas palabras diría que soy una mujer madura, cristiana y feminista. Estos han sido los tres ejes de mi vida.

La madurez: la búsqueda de la preciada madurez a través de un proyecto personal de vida que llevo haciendo, y compartiendo con mi grupo de referencia, durante más de 25 años. Siempre he querido dirigir mi propia vida, no ser como una barca a la deriva. El proyecto personal de vida, compartido en el grupo de referencia, ha sido la brújula que me ha guiado en el proceso de crecimiento personal, familiar y social.

Cristiana: me defino como cristiana porque he logrado establecer una relación personal con Jesús de Nazaret. Cultivando mi espiritualidad, mi inteligencia emocional y espiritual mediante diversas experiencias a lo largo de la vida, pero, principalmente, mediante la oración, la meditación y el compromiso con la vida y conmigo misma.

Gracias a mi comunidad cristiana de Sestao, a toda ella, a Cáritas, a mi grupo de referencia, he podido mantener y mantengo mi relación personal con Jesús. La revisión de vida, el discernimiento, las alegrías y las penas, el compromiso sindical, la oración compartida, mis relaciones personales y afectivas… Me considero una mujer afortunada y feliz por poder compartir mi vida y mi fe con un grupo de personas que creen en una Iglesia sencilla, igualitaria y evangélica.

Mi tercer eje: soy feminista. En mis años de trabajo como maestra (25) he tratado de enseñar y educar en valores: la solidaridad, la responsabilidad, el respeto, la justica y la igualdad entre todos los seres humanos, sin distinción de raza, sexo, país, religión…

En mis 16 años como sindicalista también he procurado trabajar por la igualdad y la no discriminación de la mujer en el mundo del trabajo, y más concretamente en el ámbito de la enseñanza, y creedme si os digo que queda mucho, mucho camino por recorrer.

Muchas veces me he preguntado: ¿Qué hace una feminista como tú en una iglesia como esta? Es aquí donde quiero enmarcar la reflexión que hoy nos ha convocado: vicarios/vicarias; laicos y laicas. Y para ello, tres pinceladas de la Iglesia que yo quiero y por la que apuesto con mi compromiso de vida.

¿Podemos ser las mujeres vicarias, diaconisas, sacerdotisas? Yo creo que sí ¿Qué opina la teología feminista? ¿Qué dice sobre ello?

Quiero citar ahora una frase del movimiento Revuelta de Mujeres en la Iglesia, con el que me siento muy identificada: “Limpiar y poner flores, que lo hagan los señores”. Este movimiento, y otros muchos semejantes, reivindican en nuestra iglesia la necesidad de que las laicas y laicos tengamos “voz y voto”. Las mujeres católicas hemos salido a la calle, a los medios de comunicación, nos hemos rebelado y seguiremos proclamando y alzando nuestra voz “hasta que la igualdad sea una costumbre en nuestra iglesia”.

Hago míos los enunciados del movimiento Revuelta de Mujeres y cito literalmente: “Basta ya a la profunda discriminación que vivimos”. “Queremos recuperar las prácticas liberadoras de Jesús con las mujeres, poner fin al machismo en la Iglesia” o “hasta que laicos y laicas tomen la palabra en la eucaristía, en la Iglesia”. “Queremos que el pensamiento femenino se oiga, que podamos estar en los foros de debate, que se pueda escuchar a las teólogas…” Y queremos una serie de derechos que no tenemos reconocidos, entre ellos, poder ser vicarias laicas.

Jesús de Nazaret propuso igualdad entre hombres y mujeres, los derechos humanos así lo establecen, pero en nuestra Iglesia estamos muy lejos de que esta igualdad se alcance y se respete.

No se trata únicamente de que algún día, no tardando mucho, algunas de nosotras podamos ser vicarias o sacerdotisas. Este es el momento de que la Iglesia católica empiece a tomar conciencia de que las mujeres tenemos un papel protagonista en ella, y de que no estemos subordinadas a los hombres. No podemos ser subsidiarias de lo que ellos dicen, tenemos que tomar las decisiones conjuntamente, avanzando hacia la paridad.

¿Estáis de acuerdo?

Una iglesia que no nos deja espacio

Tenemos una iglesia muy clerical, hecha por y para los hombres ordenados, que no nos deja espacio, es una gerontocracia fuera de época. “Con voto, con voz, así nos quiere Dios” “Sin mujeres no hay futuro” o “Una iglesia clerical no se puede soportar”. Hartas ya de tanta desigualdad alzamos la voz y decimos: Yo también estoy disponible para ser elegida vicaria. Y espero que sea posible cuanto antes.

Voz y voto en todos los niveles. Creemos que tienen que cambiar las estructuras, el Derecho canónico y una cultura interna de la Iglesia que, a veces, las mujeres hemos interiorizado con demasiada normalidad, en el sentido de aceptar ser siempre las segundas o las terceras. “No se trata de ser las primeras, se trata de ser iguales”, afirman los movimientos feministas en nuestra Iglesia, y yo estoy de acuerdo.

Este Papa ha nombrado mujeres en cargos importantes, se están dando pasitos, pasitos, pero hay que avanzar más y más rápido, empezando por nuestra Diócesis. Ahora es el momento. Una iglesia patriarcal ya no nos sirve. Las mujeres estamos unidas, somos Iglesia, no vamos contra ella y lo que queremos es que se nos reconozcan unos derechos que tenemos por el hecho de ser bautizadas.

Lo dicho: “Cuando sea posible, estoy disponible para ser vicaria, si soy elegida para ello. Y espero que tal posibilidad —ya existente en otras diócesis— sea real en la nuestra cuanto antes”.

 Fuente Religión Digital

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Pablo y las mujeres

Sábado, 18 de diciembre de 2021
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Monforte de Lemos (Lugo).

ECLESALIA, 12/11/21.- Para muchas personas, San Pablo es un misógino, pero esas personas se olvidan de que Pablo vivió en una época determinada y que no era un marciano, es cierto que en algunas de sus cartas -o de sus discípulos- la cosa no esta clara, pudiera dar esa sensación si se leen mal, pero solo si se leen mal; claro que así es como lee La Biblia el noventa y nueve por ciento de quienes se acercana a ella. Pero ¿puede ser misógino, un hombre que en una época en la cual la mujer, mandaba menos que el perro y el gato de la casa, tenga mujeres como colaboradoras?

Pablo en sus cartas o epístolas nombra a todas las personas que colaboran con él en su misión apostólica y en estas cita a muchas mujeres: una tal María, Claudia, Trifosa, Febe diaconisa, Priscila, Loida y Eunice. En Hechos 16 11,15 se nos cuenta que Pablo y sus compañeros se encontraron en la ciudad de Tiatira con una mujer llamada Lidia, comerciante en púrpura, un producto exclusivo y muy caro. Esta mujer los recibió en su casa y allí Pablo fundó una de sus comunidades. Pablo acogió para su apostoládo a Lidia no a su esposo.

Febe era una de sus diaconisas, pero hay más, Pablo tenía una relacción de amistad, con un matrimonio que hacían tiendas de campaña lo mismo que él. El esposo se llamaba Aquila, y, la señora Priscila. Pablo los tiene como colaboradores en el apostolado, al mismo nivel el esposo que la esposa.

Es verdad que en la carta a los efesios (sobre la que algunos exegetas dicen que es de un discípulo), Pablo manda a la mujer ser sumisa al marido (eso era lo normal en su época y hasta no hace mucho), pero se pasa por alto que manda al esposo amar a la esposa como a sí mismo, como a su propia carne, como Cristo a la Iglesia. Los esposos de la época de Pablo no tenían que amar a sus esposas, el matrimonio era para hacer niños que luego fueran buenos servidores del Estado, sin embargo, Pablo incluye el amor. En la epistola a los Galatas dice algo que ayuda equilibrar lo dicho al hablar de la sumisión de la mujer y, desde luego, algo que ningún misógino diría jamás: “Ya no hay hombre ni mujer, esclavo ni libre, barbaro o escita, pues todos sois uno, en Cristo Jesús” (Ga 3, 28).

Creo que con esto, queda desmantelada la idea de un Pablo misógino.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedenciaPuedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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Carmen Notario: Y si fuese tu último día…

Martes, 30 de noviembre de 2021
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maxresdefault¿Cómo vivirías ese día, cómo tratarías a las personas, a la Tierra de la que vienes y a la que vuelves?

Te invito a una meditación como homenaje a la Tierra y a las mujeres que sufren violencia. Para ello, para que este momento sea orante y sincero, intentamos relajarnos no como objetivo de la meditación, sino como preludio a un importante encuentro.

Respiramos y hacemos silencio, apagamos el móvil y cerramos la puerta de la habitación y la de las ideas y ocupaciones, para acudir a una cita postergada por las urgencias. La cita es con la Presencia que nos habita. Esa Presencia es callada y respetuosa con nuestros ruidos: espera, aguanta, acoge.

…Y si hoy fuese el último día que tengo para vivir conscientemente dueña de mi ser y de mis decisiones ¿qué haría? Se me ocurre que lo primero que haría sería bajar las actitudes defensivas y reconocer mi humus, de donde vengo y a donde voy.

Todo empieza en la Tierra; mira las imágenes que ofrecemos y escucha tu reacción interior ante la naturaleza en estado puro, sin manipulación ni explotación…todo fluye, no hay violencia, hay vida.

Es la violencia la que causa bloqueos y los bloqueos originan violencia, contra una misma, o contra las personas y sobre lo apropiado de la naturaleza.

Me pregunto ¿cómo expreso mi descontento, mi inseguridad? ¿Ataco a alguien, culpo a los demás? La crítica destructiva es el refugio de los cobardes, de las que no enfrentan.

Por todo ello podemos deducir que la violencia es normalmente signo de inmadurez, de miedo a la verdad liberadora.

Recuerdo una tarde en la calle Arturo Soria de Madrid, dos niños de unos 8 años golpeaban con todas sus fuerzas un árbol, con una rama caída. Su padre a poca distancia pegado literalmente al móvil ni se enteraba. Les dije a los niños, con mucha calma y cara de pena «no le peguéis al árbol, está vivo, y no os hace ningún daño». Me miraron con ojos a cuadros y bajaron su arma. Su padre se percató y acudió: es lo que querían, la atención de su padre que pegado al móvil, no estaba con sus hijos; fue la agresividad de ellos y mi presencia lo que consiguió su atención. La víctima era el árbol, agotado de limpiar contaminación, y apaleado sin sentido pero, también unos niños desatendidos, que tarde o temprano tendrán problemas de atención, de adicción, de depresión…

Esta historia real, insignificante aparentemente, llevada a diferentes aspectos de la vida, y de nuestras relaciones nos invita a preguntarnos, cuando soy violenta o agresiva ¿qué busco?, ¿de dónde arranca ese problema?

Cuantas veces el dolor se expresa con gritos contra alguien. O el maltrato reacciona con maltrato en una espiral de violencia imparable.

Como dice Chittister: En el momento que una mujer descubre que finalmente es respetada por lo que es en sí misma, más que por ser la hija o la esposa de un hombre, halla un pozo de posibilidades dentro de sí.

Hacernos respetar supone que nos respetamos a nosotras mismas y entre nosotras. Una manera muy frecuente de autoviolencia es dar cabida al sentimiento de culpabilidad que el patriarcado perpetra con total indiferencia.

No siempre el patriarcado es masculino. Conozco mujeres que pueden ser más patriarcales que la mayoría de varones y, de hecho, pueden crear violencia de todo tipo, sobre todo, utilizar sutiles herramientas para crear un vacío, una sospecha alrededor de alguna mujer porque es diferente, o porque piensa por sí misma. Si es varón, es un pionero y un creativo, si es mujer…

En 1 Juan 4,20 se nos dice «si alguno dice que ama a Dios pero odia a su hermano es un mentiroso…» me atrevo a parafrasear el texto: si no respetas a tu hermana, tampoco respetas a la tierra. Nuestras actitudes vienen dirigidas desde el interior y no somos uno con unos y otra con otros: o soy, o no soy respetuosa. Cuido o no cuido de no herir a las personas, luego puedo asegurar que también estoy intentando mimar la Tierra herida y violentada continuamente.

Hagamos silencio, silencio no cobarde que nos lleve a acoger luz sobre nuestras actitudes y revisar qué tipo de relación tengo conmigo misma, con las personas, con la Tierra y se deduce qué experiencia voy teniendo de Dios, como es su Presencia en mí.

Es más fácil hacer un listado de derechos que no se cumplen que desde una espiritualidad seria, mirar de frente las causas de mi violencia y atenderlas sin culpabilizarme ni culpabilizar.

DICHOSAS LAS QUE TRABAJAN POR LA PAZ, PORQUE A ESAS LAS VA A LLAMAR DIOS HIJAS SUYAS (Mateo 5,9)

Cerramos los ojos e interiorizamos ese eco, esa fuerza que se despliega dentro, cuando escuchamos el aletear de la verdad del Espíritu en nuestra casa interior.

Y piensa, ora, si fuese tu último día de consciencia consciente, ¿qué harías?, ¿qué defensas derribarías para salir al encuentro de la no violencia, de la paz que te hace hija de Dios?

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Georg Bätzing: “Hay gente que quiere mantener su fe, pero no ve cómo pueden hacerlo en esta Iglesia”

Sábado, 27 de noviembre de 2021
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Bätzing,_Dr._Georg_2009-08-30“El gran número de personas que abandonan la Iglesia es una señal: las estamos expulsando”

“No hay que preguntarse ‘qué será de nosotros’ como Iglesia sino ‘para quién estamos aquí’. Porque tenemos un mensaje de cuyo poder estoy muy convencido. El Evangelio despliega su poder también hoy. Los sacramentos están ahí para las personas y actúan en sus vidas”

“No soy un obispo para los demás obispos, sino para los fieles de mi diócesis. Tienen derecho a saber lo que pienso y cómo me posiciono. En este sentido, es un deber interior de conciencia si digo aquí y allá muy claramente lo que pienso”

“¿Tengo la expectativa de que el Camino Sinodal exija ahora el sacerdocio para las mujeres? Si lo exigiera, sabemos lo que Roma y el Papa tendrían que responder”

Que la Iglesia universal está en crisis, ya no hay quien lo niegue.  Y no sólo por los escándalos de abusos a menores en su seno sino también por la drástica disminución de sacerdotes y de feligreses. Lo sabe muy bien el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg Bätzing, quien ha mostrado de nuevo su preocupación ante la aparente falta de soluciones reales para paliar los males que corroen la institución. “Si no cambiamos nada, cambiaremos iremos hacia el cero. Necesitamos un cambio radical de perspectiva en la Iglesia”, afirma el prelado en una entrevista a Katholish.de.

Para Bätzing, preguntarse por el futuro de la Iglesia, (“¿Qué será de nosotros?”) es inútil y sólo conduce a la frustración, a la resignación y a buscar culpables. “Durante mis visitas, suelo decir que ninguno de nosotros tiene la culpa, simplemente para crear un poco de libertad y apuntar a un cambio de perspectiva: no hay que preguntarse ‘qué será de nosotros’ sino ‘para quién estamos aquí’. Porque tenemos un mensaje de cuyo poder estoy muy convencido. El Evangelio despliega su poder también hoy. Los sacramentos están ahí para las personas y actúan en sus vidas”, advierte el prelado.

A pesar de que el pasado verano ya mostró su “profunda conmoción y dolor” ante el descenso de fieles en Alemania, Bätzing considera que el mensaje cristiano sigue interesando a la gente, si bien son necesarios nuevos puntos de contacto. “Mi experiencia es que cuando salimos a otros medios, descubrimos gente que tiene las mismas preguntas que nosotros. Es posible que no les preguntes tan alto, o que no tengas compañeros para hablar de ellos. Si te haces presente ahí, en el desinterés, entonces de repente surgen espacios de interrogación. Lo hemos aprendido de maravilla con la cultura de la acogida. Espacios de preguntas y movimientos de búsqueda. No en masa. También tenemos que decir adiós a eso. Ya no seremos un movimiento de masas”.

“El tiempo de la timidez ha terminado”

A sus 60 años de edad, el presidente de los obispos alemanes no esconde sus opiniones sobre temas espinosos como la ordenación de mujeres o el celibato. Preguntado por si no sería necesaria más moderación por su parte, el prelado apunta que el episcopado alemán conoce perfectamente cuáles son sus convicciones. “Saben que no me callo sobre ellos, pero también saben que estoy abierto a las críticas. Si a alguien no le gusta lo que digo, puede decirlo, incluso públicamente. Pero ahora no es momento para la moderación. No soy un obispo para los demás obispos, sino para los fieles de mi diócesis. Tienen derecho a saber lo que pienso y cómo me posiciono. En este sentido, es un deber interior de conciencia si digo aquí y allá muy claramente lo que pienso”, reconoce.

“A mi edad”, agrega el obispo, “el tiempo de la timidez ha terminado. Antes era diferente. Hubo momentos en los que fui más reservado. Pero hay tanto en juego en nuestro tiempo que es importante decir lo que pensamos. Si no podemos hacer eso en la Iglesia, me preguntaría realmente si esta sigue siendo mi casa, y lo es”.

Reconoce Bätzing que en el transcurso de su vida, ciertos puntos de vista se han vuelto más claros. A este respecto, considero que la cuestión de las mujeres en la Iglesia es decisiva para el futuro. “Sobre esa cuestión, he cambiado mucho, de modo que incluso antes de ser obispo ya no veía que los argumentos a favor de que el sacerdocio esté reservado a los hombres sigan siendo asumidos por el pueblo de Dios. Y eso es una cualidad teológica. Si eso ya no ocurre, tengo que preguntarme si puedo argumentar de esa manera. Esa es la pregunta que me hago mucho. ¿Podría entonces imaginarme figurativamente a una mujer asumiendo un oficio sacramental en la Iglesia? Entonces hoy digo: Sí, puedo”, afirma.

 Preguntado por si las posibles trabas a las reformas del camino sinodal alemán podrían empeorar aún más las cosas en la Iglesia, Bätzing considera que no, puesto que ya la institución está en una posición pésima a ojos de la opinión pública y, sobre todo, a ojos de los miembros de la iglesia. “El hilo de la paciencia se estira hasta el punto de ruptura, incluso entre los más comprometidos. El elevado número de personas que abandonan la iglesia son señales: os estamos expulsando. No están contentos con la forma en que la Iglesia está cambiando y con el ritmo del cambio. Les gustaría formar parte de ella. Quieren mantener su fe, pero no ven cómo pueden hacerlo en esta Iglesia. Así que el drama ya está ahí. No puede ser peor”, resume.

Con respecto al Camino Sinodal, Bätzing reconoce que se trata de gestionar las expectativas. “¿Tengo la expectativa de que el Camino Sinodal exija ahora el sacerdocio para las mujeres? Si lo exigiera, sabemos lo que Roma y el Papa tendrían que responder. No puede introducirlo en absoluto, ahora, sino sólo a través de un proceso conciliar. Por lo tanto, esta exigencia sería imprudente y, en mi opinión, no se producirá”.

Fuente Religión Digital

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“Y las mujeres siguen pidiendo lo que les pertenece ¿Cuándo se les devolverá lo que es suyo?”, por Consuelo Vélez

Viernes, 26 de noviembre de 2021
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Se ha dado a conocer el “Documento para el Discernimiento comunitario de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe que fue inaugurada el 24 de enero de 2021, seguida por una fase de escucha cuyo resultado ha sido este Documento y que tendrá su encuentro presencial y virtual en la semana del 21 al 28 de noviembre próximos en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México. Recordemos que esta Asamblea tiene como novedad que no es sólo Episcopal sino de todo el Pueblo de Dios. El propósito de esta Primera Asamblea es hacer memoria de los aportes teológicos y pastorales de la V Conferencia de Aparecida, celebrada en 2007 y formular las orientaciones pastorales prioritarias que animarán nuestro caminar para los próximos años.

 El Documento para el Discernimiento comunitario tiene cuatro capítulos. El primero presenta el horizonte y propósito de la Asamblea recordando que desde las Conferencias de Medellín y Puebla la opción preferencial por los pobres ha sido una característica central de la Iglesia del Continente. El segundo capítulo muestra el entronque de esta Asamblea con la Conferencia de Aparecida resumiéndolo en la afirmación de “Todos somos discípulos misioneros en salida”. El capítulo tercero se refiere a los signos de nuestro tiempo que nos interpelan: la pandemia, el cuidado de la Casa Común, la creciente violencia en nuestras sociedades, el fortalecimiento de la democracia y la defensa y promoción de los derechos humanos y la educación integral y transformadora. Finalmente, el capítulo cuarto, trata los signos eclesiales que más nos interpelan: la Iglesia sinodal, el reto de anunciar el evangelio a las familias hoy, los jóvenes protagonistas de la sociedad y de la Iglesia hoy, de la pastoral en la ciudad a la pastoral urbana, un nuevo lugar para la mujer en la Iglesia y en la sociedad, el clericalismo, los casos de abuso en la Iglesia y el movimiento evangélico-pentecostal. En cada uno de estos signos se recoge lo expresado en la fase de escucha. Con seguridad no todos los participantes en esa fase expresaron las mismas inquietudes, ni las plantearon desde la misma perspectiva. Pero el Documento hace una síntesis que nos permite ver lo que preocupa, interpela, pide una respuesta.

En lo que me quiero fijar es en el signo eclesial sobre las mujeres que es uno de los temas pendientes en la Iglesia y en el que no se acaban de dar todos los pasos necesarios. Si recordamos, en el Documento final del Sínodo sobre la Amazonía (2019), documento que el papa Francisco dice que hay que tener en cuenta junto con la Exhortación Querida Amazonía (2020), se hicieron peticiones muy concretas sobre conferir ministerios a las mujeres y a los varones de forma equitativa e incluso se solicita el diaconado para las mujeres. El papa respondió en Querida Amazonía que los ministerios ordenados están reservados a los varones. De todas maneras, hay que reconocer pequeños pasos que se han dado desde entonces. Por una parte, se modificó, por petición del papa, el canon del Derecho Canónico que restringía los ministerios de lectorado y acolitado solo a varones. Ahora ya no hay excusa para que algunos presbíteros impidan que la mujer ejerza esos ministerios. Por otra parte, el papa ha nombrado a varias mujeres en algunos puestos de responsabilidad.

Pero la urgencia de una participación plena de las mujeres en la Iglesia sigue pendiente y es así como se expresa en el Documento para el Discernimiento comunitario de la Asamblea eclesial. En el numeral correspondiente a este ítem se estructura con las siguientes expresiones: lo que más duele, lo que nos da esperanza, lo más ausente, lo más presente y propuestas. Se refiere al ámbito social en el que se pide, especialmente, erradicar todas las violencias contra las mujeres y cómo la Iglesia también ha de levantar su voz para denunciar y exigir un cambio en este aspecto. Pero en el ámbito eclesialse sigue insistiendo en lo que todavía falta: que se acabe la desigualdad en razón del género, fruto del machismo, la falta de escucha y el no reconocimiento del empoderamiento de la mujer. Además, se recuerda, que la verdadera Iglesia de Jesucristo será aquella que reconozca en plenitud el trabajo de las mujeres y así contribuya también como institución social, a un mundo sin misoginia ya que, en no pocos casos, algunas autoridades son conservadoras, machistas y clericalistas dificultando el acceso de las mujeres a roles de liderazgo o dirección en una Iglesia dominada por varones, cuando ellas son la gran mayoría del pueblo de Dios. Refiriéndose a las religiosas llama la atención la conciencia, cada vez mayor, de que muchas veces se les relega al servicio doméstico de los varones, supeditadas al sacerdote o diácono permanente, ignorando o minimizando su voz. En ámbitos eclesiales la teología sigue siendo patriarcal, no liberadora, sin considerar el pensamiento de la mujer. La Iglesia no se abre seriamente a la reflexión sobre la posibilidad de recepción de ministerios ordenados para las mujeres cuando la Iglesia está poblada mayoritariamente por mujeres y duele que la mujer no pueda votar en algunas de las estructuras formales de la Iglesia.

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Como puede verse, las mujeres siguen pidiendo lo que les pertenece. En efecto, los estudios sobre la praxis de Jesús -su anuncio del reinado de Dios y el discipulado que se formó en torno suyo- y la organización de las primeras comunidades cristianas muestran la inclusión efectiva de las mujeres en roles de decisión, liderazgo y ministerial. O sea, las mujeres no están pidiendo algo inédito para ellas sino lo que les pertenece pero que la institucionalización y sacerdotalización posterior de la Iglesia fue quitándoles. Y, lamentablemente, la resistencia a hacer cambios es muy grande, expresándose en la creación de comisiones para estudiar si hubo diaconas en los orígenes de la Iglesia -vamos por la segunda comisión con el papa Francisco pero este tema ya había sido abordado antes, sin resultados positivos- y también en la resistencia de muchos cristianos, no solo clérigos sino varones y muchas mujeres, que no logran entender el sistema patriarcal en el que vivimos y se refleja en una iglesia encarnada en la historia y por eso, el documento para el discernimiento, afirma explícitamente: “falta a la mujer una mayor educación para cambiar el paradigma de sí misma y de su aporte a la sociedad y a la Iglesia”.

En definitiva, la Asamblea ya está a puertas de realizarse y esperemos dé frutos abundantes de renovación no solo para esta deuda pendiente con las mujeres sino para todos los otros signos sociales y eclesiales que interpelan y exigen una respuesta desde la fe. No me cabe la mejor duda de todo el esfuerzo, dedicación y compromiso que han puesto los organizadores. Pero mirando la dinámica de lo propuesto para su realización ya se ven ciertas ausencias del protagonismo laical: los saludos de bienvenida y discursos iniciales serán hechos por el clero. Las tres charlas sobre temas de reflexión están a cargo de presbíteros. La secretaria general la encabezan los clérigos. Sólo en algunos paneles y en ayudas para las síntesis y discernimiento aparecen algunos laicos/as y religiosas. Por supuesto los grupos de discusión contarán con la presencia fuerte del laicado, pero sigue la pregunta: ¿Cuándo la estructura de la Iglesia y la de los eventos eclesiales comenzará a reflejar una Iglesia sinodal? Esperemos que algo se avance aquí y el Sínodo sobre la sinodalidad continúe trabajando hacia ello.

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