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Palabra clave: ‘Oscar Arnulfo Romero’

El Papa abre la vía para beatificar al arzobispo Óscar Arnulfo Romero

Domingo, 24 de agosto de 2014
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1408483365_818743_1408484162_noticia_normalConmemoración del 34 aniversario del asesinato del arzobispo en marzo / EFE

“El principal representante de la teología de la liberación fue asesinado en 1980 en El Salvador”

Leemos en El País:

Por Juan José Dalton

El papa Francisco ha abierto la vía para la beatificación del asesinado arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, tras asegurar que no hay impedimentos en su caso y que el proceso está “en un camino normal”.

Romero, principal representante de la llamada Teología de la Liberación (una interpretación de la fe cristiana desde la perspectiva de los pobres), e incansable en la denuncia de la represión militar, fue asesinado en marzo de 1980 de un balazo, mientras oficiaba misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia para enfermos de cáncer. Un francotirador ejecutó una conspiración encabezada por el mayor de inteligencia Roberto D’Aubuisson, que en 1983 fundó el partido de derecha más importante del país, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), en el poder por 20 años. Nadie fue condenado por el crimen.

Se considera que la muerte de Romero, de 63 años, fue la gota que colmó el vaso y dio lugar a la guerra civil (1980-1992), entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejército, con el apoyo de Washington.

En una conferencia de prensa al regreso de su viaje por Corea del Sur, el Papa aseguró que Romero era “un hombre de Dios” y que “el proceso estaba en la Congregación para la Doctrina de la Fe, bloqueado por prudencia. Ahora ha pasado a la Congregación para los Santos y está siguiendo el camino normal de un proceso”.

Antes de asumir la presidencia el pasado 1 de junio, el mandatario salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, viajó a la Santa Sede para tratar la beatificación de Romero, a quien se conoce como San Romero de América, el defensor de los derechos humanos.

Para ser beatificado es necesario que se le reconozca el martirio o que se le atribuya un milagro. Los mártires pueden alcanzar el primer paso previo a la santidad sin que se les atribuya un milagro. Pero éste sí es necesario para la canonización.

“Lo que me gustaría es que aclarasen cuándo hay un martirio por confesar la fe —odium fidei—, y cuándo por trabajar para el prójimo como ordena Jesús”, aclaró el Pontífice. “Este es un trabajo de los teólogos, porque detrás de él hay una larga lista. Tenemos que seguir el proceso y el Señor tiene que dar una señal. Ahora, los postuladores deben moverse, porque ya no hay impedimentos” indicó.

En El Salvador, las palabras del papa Francisco han sido acogidas con alegría

“Estamos sumamente complacidos”, aseguró el ministro de Asuntos Exteriores, Hugo Martínez, “por el interés y determinación de su Santidad y muy optimistas por el nuevo impulso a esta causa”.

Romero nació el 15 de agosto de 1917 en el municipio de Ciudad Barrios, al oriente de El Salvador. Era el segundo de ocho hermanos. Su padre, Santos Romero, era el telegrafista y empleado de correos. Fue nombrado arzobispo de San Salvador, el 3 de febrero de 1977. A finales de la década de 1970 Romero desde su púlpito denunciaba las graves violaciones a los derechos humanos que cometía el ejército salvadoreño.

Un día antes de ser asesinado, el arzobispo pidió al ejército no continuar con las masacres: “Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Hermanos, ustedes son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: No matar. […] Queremos que el Gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios que cese la represión”.

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Una actualización eco-feminista de la predicación del Dios de la vida de Monseñor Romero

Martes, 26 de marzo de 2024
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“Para Monseñor Romero, el fundamento de su esperanza era el Dios de la vida”

“Para Mons. Romero, la presencia de Dios entre los pobres tenía fuertes implicaciones, a saber, su liberación de la opresión, de la violencia y de la muerte”

“Han pasado más de 40 años desde del asesinato de Mons. Romero, pero los ídolos de la riqueza y la seguridad siguen cobrándose nuevas víctimas”

“Pero, ¿cómo tener esperanza ante el poder devastador de los ídolos de la muerte? Para Monseñor Romero, el fundamento de su esperanza era el Dios de la vida”

“Como la historia ha demostrado, Mons. Romero se decidió definitivamente por la vida y dio la suya a cambio. Tal vez la dio, a pesar de todos sus temores y dudas, en la confianza de que los ídolos no son eternos, mientras que el Dios vivo sí lo es”

Introducción

 Pocos días antes de su muerte, Monseñor Romero exclamó una frase que puede ser considerada como su testamento personal y teológico:nada me importa tanto como la vida humana” (homilía del 16.03.1980). En esta pequeña frase está condensada su predicación, praxis y martirio, y entre líneas se deja vislumbrar su fe en el Dios de la vida. A continuación, vamos a desplegar diferentes aspectos y aristas de su predicación del Dios de la vida con el afán de hacer memoria subversiva, utópica y actualizante. Para ello nos dejamos iluminar por el eco-feminismo que pone en evidencia la vinculación entre la violencia contra la naturaleza y la violencia contra las mujeres e invita a reconectarnos con los hilos de la red sagrada de la vida.

La predicación de Monseñor Romero: los ídolos de muerte y el Dios de la vida

 Si no hay nada más importante que la vida, entonces hay que desenmascarar y denunciar todo aquello que se hace pasar por más importante, los ídolos de la muerte: “yo denuncio, sobre todo, la absolutización de la riqueza. Éste es el gran mal de El Salvador; la riqueza, la propiedad privada como un absoluto intocable y ¡ay del que toque ese alambre de alta tensión, se quema…! (Homilía del 12 de agosto de 1979). Con esta metáfora Monseñor mostró de forma gráfica las características de los ídolos: son algo creado y adorado o absolutizado por los seres humanos –así como el becerro de oro en el relato del éxodo–, son intocables e incuestionables, prometen salvación pero traen muerte, necesitan víctimas para subsistir (cfr. Sobrino, 2017, p. 345).
Mons. Romero terminó teniendo razón con su metáfora del alambre de alta tensión. No sólo la inmensa mayoría de los campesinos fueron privados de los medios para satisfacer sus necesidades vitales por el statu quo imperante; también fueron perseguidos hasta la muerte todos aquellos que lo tocaron y cuestionaron, reivindicando sus derechos básicos y luchando por cambios estructurales: campesinos y campesinas, sindicalistas, estudiantes, periodistas, sacerdotes y religiosos y religiosas, etc. Cayeron víctimas de dos ídolos a la vez: el de la riqueza y el de la doctrina de la seguridad nacional, que procede del primero y está a su servicio.

Según Mons. Romero, las fuerzas de seguridad están legitimadas para mantener la estructura económica y política con todos los medios y protegerla de los críticos y enemigos de la nación, incluso mediante detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones y asesinatos (cfr. Romero, 2007, p. 136). El propio Romero fue testigo de estas atrocidades y describió su misión como “recoger cadáveres” (citado en: Sobrino, 2019, p. 159). Se convirtió en el primer referente para las madres de los desaparecidos y después en su santo patrón.

En medio de este sufrimiento -desafiando a los ídolos de la muerte- Mons. Romero confesó su fe en el Dios de la vida ycelebró su presencia entre los pobres:

“Creemos con el apóstol Juan que Jesús es «la Palabra de la Vida» (1 Jn 1:1), y que donde hay vida ahí se manifiesta Dios. Donde el pobre comienza a vivir, donde el pobre comienza a liberarse, donde los hombres son capaces de sentarse alrededor de una mesa común para compartir, allí está el Dios de vida.” (Romero, 2007, p. 190)

Para Mons. Romero, la presencia de Dios entre los pobres tenía fuertes implicaciones, a saber, su liberación de la opresión, de la violencia y de la muerte. Y la confesión del Dios de la vida sólo podía ser honrada y liberadora si iba precedida del lamento y la denuncia de los ídolos de la muerte.

Llama la atención que Mons. Romero no espiritualizara la liberación ni la dejara como un concepto abstracto en el vacío. Tanto en sus homilías como en sus cartas pastorales, la vinculó a la organización, que es a la vez un derecho inalienable y un deber ético y cristiano. “Nadie puede (…) privar a los hombres del derecho de organización y menos a los pobres, porque proteger a los débiles es la razón principal de las leyes y de la organización.” (Romero, 2007, S. 78). Defender los derechos de los pobres y vulnerables es un servicio a Dios, ya que corresponde al Dios de la Biblia, que defiende a los pobres, a los débiles y a las víctimas y cuya gloria es el pobre que vive (cfr. Romero, 2007, p. 192).

Aquí Mons. Romero hace suyo el sueño de la Conferencia de Medellín “de que los pobres tengan la suficiente fuerza para no ser víctimas de los intereses de unos pocos, como lo demuestra la historia” (p. 78). Las víctimas se convierten en sujetos de su propia liberación y en principales impulsores de una nueva sociedad. En el contexto de la persecución estatal bajo la doctrina de la seguridad nacional, Mons. Romero defendió a las personas organizadas de la sospecha general de terrorismo y subversión ilícita, enfrentándose – en términos actuales – a la criminalización de los defensores de derechos humanos.

La actualidad de los ídolos de la muerte

Así como los conflictos sociales y la dictadura militar de El Salvador no eran un caso aislado en la época de Romero, sino que reflejaban la realidad de gran parte del continente latinoamericano, las actuales crisis sociales, políticas y ecológicas del país también reflejan la situación de muchos otros países, especialmente del Sur global.

Han pasado más de 40 años desde del asesinato de Mons. Romero, pero los ídolos de la riqueza y la seguridad siguen cobrándose nuevas víctimas. En El Salvador, las comunidades rurales están amenazadas por proyectos de minería metálica, los llamados “proyectos de la muerte“, que contaminan irreversiblemente el suelo y las aguas subterráneas. Aunque, gracias a los esfuerzos de las organizaciones ambientales, la minería metálica fue prohibida en 2017, las empresas nunca se han retirado del todo de El Salvador y olfatean altos beneficios en el mercado internacional. Se están talando grandes extensiones de bosque para construir edificios de lujo y centros comerciales, secando literalmente el agua de las comunidades pobres vecinas. El monocultivo de la caña de azúcar, cuyas exportaciones benefician a una pequeña minoría, destruye el suelo, consume enormes cantidades de agua y contamina el aire al quemar la caña después de la cosecha. El grito de los pobres se une al grito de la tierra (cfr. Papa Francisco, 2015, LS 49).

En el contexto del estado de excepción decretado por el presidente Nayib Bukele el 27 de marzo de 2022 para supuestamente combatir la delincuencia de pandillas y mantener la seguridad pública, en el lapso de un año y medio aproximadamente 72.000 personas fueron detenidas sin proceso judicial, entre ellas activistas de derechos humanos y medioambientales que habían luchado contra la minería metálica en su región. En la vecina Honduras, importantes activistas medioambientales han sido criminalizados y encarcelados en los últimos años y algunos incluso han sido asesinados, como Berta Cáceres (†2016), que participaba en la defensa de los ríos ante las hidroeléctricas.

Tanto las crisis ecológicas como las detenciones masivas bajo el régimen de excepción han provocado una enorme crisis de cuidado y de abastecimiento en El Salvador, que recae principalmente sobre las mujeres. Ellas no sólo son responsables del trabajo de cuidados en el seno de la familia, sino que muchas también mantienen solas a sus hijos y otros familiares. Y cada vez son más las mujeres que hacen cola de día y de noche ante las abarrotadas cárceles, esperando una señal de vida de sus hijos detenidos.

La necesidad de una actualización eco-feminista de la predicación de Mons. Romero

Tal como muestra esta ubicación de los ídolos de la muerte en El Salvador de hoy, la proclamación del Dios de la vida de Mons. Romero exige una actualización eco-feminista. Al igual que la teología de la liberación, el eco-feminismo es también una reflexión basada en la concientización colectiva de experiencias sistemáticas de opresión y violencia y en una praxis que responde a ellas. Los sujetos no son indistintamente los pobres o aquellos que no toman la vida por supuesto (cfr. Sobrino, 2017, p. 151), sino aquellas personas que sufren ante todo la destrucción ecológica y la violencia: las mujeres. Las autoras eco-feministas ven una fuerte vinculación entre la violencia contra la tierra y la violencia contra las mujeres (y otros grupos desfavorecidos por la intersección de opresiones), desenmascarando esa violencia como patriarcal. Al mismo tiempo -y basándose en experiencias concretas- reconocen a las mujeres afectadas por la violencia patriarcal como sujetos primarios de una práctica ecológica y feminista de cuidado y liberación, que nos invita a todos a “reubicarnos dentro del tejido de la comunidad de vida de la tierra como una forma de detener la destrucción del planeta” (Ress, 2010, p. 112).

Para actualizar la predicación de Mons. Romero vamos a dar tres pasos: En primer lugar, con referencia a las autoras Amaranta Herrero e Ivone Gebara, desenmascararemos al ídolo de la riqueza como capitalismo patriarcal, que ha carcomido todas las dimensiones de la existencia humana, especialmente la forma en que percibimos la realidad. A continuación, asociaremos el ídolo de la seguridad nacional con la deificación de la imagen del hombre fuerte y dominante, apoyándonos en reflexiones de Marilú Rojas. Finalmente, vamos a encontrarnos con la presencia del Dios de la vida en el testimonio de mujeres y sus comunidades que resisten, sanan y esperan contra toda esperanza. Los textos de Geraldina Céspedes resultan de gran ayuda para poner en palabras las expresiones plurales y a menudo anónimas de la espiritualidad eco-feminista operante.

Desenmascarar el capitalismo patriarcal como primer ídolo de la muerte

En su momento, Mons. Romero ya había vinculado el ídolo de la riqueza con el capitalismo como sistema de violencia estructural para mantener los privilegios de una minoría, identificándose con la tradición del magisterio de la Iglesia. En su cuarta carta pastoral, enfatizó: “Este es el capitalismo que condena la Iglesia en Puebla siguiendo el magisterio de los últimos Papas y de Medellín” (Romero, 2007, p. 135).

La socióloga ambiental española Amaranta Herrero define el capitalismo como “patriarcal” y demuestra que “este sistema se sustenta en el trabajo gratuito de las mujeres, así como en el dominio y expolio de la naturaleza” (Herrero, 2018, p. 22). Aunque el trabajo de cuidados, realizado mayoritariamente por mujeres, es una piedra angular de este sistema, no está reconocido ni registrado en él. Su invisibilidad se revela por el hecho de que toda existencia y toda vida se reduce al valor del dinero (cfr. Herrero, 2018, p. 22). Sólo aquello que produce beneficios y contribuye al crecimiento cada vez más rápido de las estructuras creadas por el capital es real y valioso.

De este modo, la tierra y todos sus bienes son despojados de su dignidad y santidad, al igual que comunidades humanas enteras, cuyos medios de subsistencia son destruidos por la extracción de materias primas, los megaproyectos de construcción, etc., especialmente en el Sur Global. Las más afectadas son las mujeres que viven en los países empobrecidos, en tanto se les asigna el ya mencionado trabajo de cuidados, que está relacionado “con el aprovisionamiento de alimentos, leña o agua” (Herrero, 2018, p. 26), entre otras cosas. En el desempeño del rol de género que la sociedad les asigna, pueden “ver de primera mano las agresiones ecológicas contra campos, bosques o ríos (Herrero, 2018, p. 26).

Se hace difícil creer que las dinámicas destructivas del capitalismo patriarcal no se detengan ante los medios de subsistencia de la humanidad en su conjunto y de la Tierra en su totalidad, y que el sistema – especialmente una minoría que se lucra – estén cavando así su propia tumba. Como afirma Amaranta Herrero (2018), el capitalismo patriarcal ha conseguido “llevar al planeta a una nueva era geológica, hostil e impredecible” que daña irreversiblemente al conjunto de seres vivos que forman la trama de la vida e incluso amenazar la propia supervivencia humana” (p. 22).

Ante esta dimensión catastrófica, cabe preguntarse por qué se mantiene este sistema con tanta obstinación y por todos los medios, si su dinámica es a todas luces suicida. En este panorama se suscita la cuestión de la antropodicea, e implícitamente se plantea también la pregunta de la teodicea como cuestionamiento de Dios como fundamento que posibilita todos los sistemas humanos, y ambas sólo pueden responderse en la práctica. Y son precisamente estas preguntas existenciales las que suscitan un análisis teológico de la realidad, que a su vez revela el carácter idólatra del capitalismo patriarcal.

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San Romero de América: querido y venerado por su pueblo

Viernes, 24 de marzo de 2023
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El arzobispo de San Salvador fue asesinado el 24 de marzo de 1980

Juan José Tamayo: Actualidad de Monseñor Romero en el 43º aniversario de su asesinato

Los abogados del ‘proceso Romero’ denuncian que el Estado no muestra interés en esclarecer el caso, no investiga. Los abogados del ‘proceso Romero’ denuncian que “”el Estado no muestra interés en esclarecer el caso, no investiga”

Un bello artículo que aparecía el año pasado en la página de la Congregación de los Sagrados Corazones, Provincia de Chile y Argentina:

Al conmemorarse el 42º(este año, 43º) aniversario de su martirio, con su asesinato aún impune, podríamos destacar dos razones por las cuales Óscar Arnulfo Romero, obispo de los años ochenta, sigue tan vigente  en el siglo XXI y es transversal a las distintas generaciones, siendo admirado, amado, venerado por su pueblo, y reconocido como “San Romero de América”.

El Salvador es el más pequeños de los países centroamericanos y uno de los tres más densamente poblados en la región, según cifras del Banco Mundial. Desde la guerra civil de los ’80, ha tenido una limitada democracia, con malos gobiernos, grupos armados criminales, mafia, y pandillas que han intensificado la violencia gracias a diferentes ideologías políticas que buscan controlar el país.

En este contexto, la violación sistemática de los derechos humanos sigue siendo el principal e histórico problema.

La pobreza aunque ha disminuido por alcanzar mejores rentas, se agrava con el problema migratorio, y últimamente, por la mala salud pública que ha dejado más en evidencia la pandemia.

PROFETA

Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por defender, precisamente, los derechos humanos de su pueblo en medio de la cruenta guerra civil que afectó a este país.

Justamente, él denunció la violencia militar y paramilitar (de los escuadrones de la muerte y de los comandos urbanos de la guerrilla), en una confrontación armada que se extendió por 12 años, dejando más de 75 mil muertos, 8 mil desaparecidos y un millón de refugiados.

El arzobispo mártir, Romero, levantó su voz dentro del movimiento popular para exigir un alto a la represión, y a la vez, denunciar el sistema económico que condenaba a la miseria a miles de generaciones en su país.

Estas condiciones no han cambiado sustantivamente en El Salvador, por lo cual su legado sigue fuerte y su voz sigue siendo oída cada día.

IMPUNIDAD

Pero por su martirio, Óscar Arnulfo Romero llegó a los altares antes de que sus sicarios a los tribunales de justicia.

Un informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas, en 1993, creada con motivo de los acuerdos del proceso de paz que puso fin a la guerra civil en El Salvador, responsabilizó a los escuadrones de la muerte que dirigía el coronel, ya fallecido, Roberto D´Aubuisson, líder de la inteligencia política y fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que gobernaría el país durante dos décadas. Este informe también señalaba a otros militares: los capitanes Alberto Saravia, Eduardo Ávila, Fernando Sagrera y Mario Molina, entre otros.

Pero una ley de amnistía de 1993 impidió, entonces, iniciar un proceso en contra de ellos. Ha habido intentos posteriores de buscar justicia a través de los tribunales pero sin avances ni logros.

CANONIZACIÓN

El Papa Francisco canonizó a Romero. Pero antes fue reconocido en su santidad por el propio pueblo que lo ha venerado desde aquel 24 de marzo, cuando una religiosa de la capilla donde celebraba la eucaristía, exclamó: «¡Han matado al santo!. Luego, el obispo (catalán-brasileño), Pedro Casaldáliga, lo consagró también en su santidad al escribir: «San Romero de América, nuestro pastor y mártir».

Estos hechos vienen a ser la segunda razón de cómo el amor y veneración de los más sencillos se ha mantenido y hasta crecido en estos 42 años.

EJEMPLO DE PASTOR

En los países de América Latina, tenemos la lamentable experiencia de quienes acceden a instancias de poder, sean estas políticas, sociales, económicas o eclesiales, muy pronto rompen el vínculo con su base que les legitima,  y como consecuencia, se vuelven más insensibles a los problemas de sus respectivas realidades.

Con Óscar Arnulfo Romero, sucedió todo lo contrario.

El obispo mártir de El Salvador, usó su poder arzobispal, no para sentarse en la cátedra y pedir o buscar beneficios eclesiásticos. Desde ese lugar, el poder lo uso en tanto servicio, como tiene que ser en perspectiva evangélica, y su enérgica voz fue su principal arma para defender al pueblo pobre y sufriente. La proclamación de la verdad fue siempre su pasión.

MEMORIA AGRADECIDA

Hoy, al conmemorarse los 42 años de su asesinato, aún impune, la gente sencilla y pobre que lo ama, venera, se encomienda, y confía en él, no es solo de El Salvador. Es de todo el continente y por ello se le reconoce como el «Santo de América”.

En la actual crisis de nuestra iglesia, deberíamos pedir que San Romero de América ilumine en la conversión a su pueblo a quienes hoy tienen la responsabilidad de pastorear. Que les de la valentía de reconocer errores y de transformarse en verdaderos profetas. Que les aumente su capacidad de escucha, como Romero escuchó a Rutilio Grande y a su gente en su propio proceso de conversión.

por Aníbal Pastor N. / periodista

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Fuente foto: Serie podcast «La senda hacia el martirio» de la Radio YSUCA, dependiente de la Vicerrectoría de Proyección Social de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, UCA.

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“Romero, santo de los Derechos Humanos”, por Fernando Bermúdez.

Jueves, 5 de septiembre de 2019
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san-romero-4La mayoría de las canonizaciones se han reservado para aquellas personas que, aunque optaron por el servicio a los pobres, no cuestionaron las causas de la pobreza. Fueron personas obedientes y sumisas, no conflictivas para los poderes establecidos y no denunciaron las violaciones a los Derechos Humanos.

Gracias al papa Francisco se ha reconocido la santidad de los defensores de los derechos humanos. Para monseñor Romero los derechos humanos son derechos divinos porque cada ser humano es imagen viviente de Dios. Decía:

“La Iglesia defiende los derechos humanos de todos los ciudadanos con preferencia de los más pobres, débiles y marginados; debe promover el desarrollo de la persona humana y ser la conciencia crítica de la sociedad” (5. 3.1978). “Nada me importa tanto como la vida humana. Es algo tan serio y tan profundo, más que la violación de cualquier otro derecho humano” (16.3.1980).

La ONU proclamó el 24 de marzo, fecha de su muerte, “Día Internacional del Derecho a la Verdad sobre las violaciones de los Derechos Humanos y la dignidad de las víctimas”. Se trata de un reconocimiento de la importancia de rendir tributo a quienes han dedicado sus vida a la lucha por promover y proteger los derechos humanos, y a quienes la han perdido en ese empeño, como es el caso de monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien se consagró activamente a la promoción y protección de los derechos humanos.

La labor de Óscar Romero fue reconocida internacionalmente a través de sus mensajes, en los que denunció violaciones de los derechos humanos de la población más vulnerable. Fue un hombre profundamente humanista entregado al servicio de la humanidad sufriente, consagrado a la protección de vida humanas y a la promoción de la dignidad de todo hombre y mujer. Hizo llamamientos constantes al dialogo para evitar la violencia. Salió en defensa de la dignidad de la persona, de los perseguidos, de los pobres y de los bienes que son comunes.

Esta proclama de Naciones Unidas tiene para El Salvador y para el mundo un valor histórico indiscutible: el legado de monseñor Romero se ha institucionalizado de manera universal. Jon Sobrino lo ha calificado como una “canonización laica”. La visión y posición de Romero con respecto a los derechos humanos estuvo configurada por tres realidades específicas: una situación de agravio (opresión y represión), su fe cristiana (de la que se nutre su utopía y denuncia), y una práctica inspirada en esa fe (su reacción ante el sufrimiento de las víctimas). Monseñor Romero constató que los derechos de los pobres son estructural e institucionalmente violados a causa de la injusticia social y de la represión. A esa realidad la calificó de un “desorden espantoso”, y consideraba que la Iglesia traicionaría su fidelidad al Evangelio si dejara de ser defensora de los derechos de los pobres.

En coherencia con ese amor y esa fidelidad, defendió a las víctimas de la opresión y la represión. Lo hizo de una forma sorprendentemente humanizadora. Y las defendió con misericordia:

“Me duele mucho el alma de saber cómo se tortura a nuestra gente, de saber cómo se atropellan los derechos de nuestro pueblo…”. “Queremos ser la voz de lo que no tienen voz para gritar contra tanto atropello a los derechos humanos”…“Queremos el derecho a una vida digna para toda persona, particularmente de la gente más pobre. No me interesa una seguridad personal de mi vida mientras mire en mi pueblo un sistema económico, social y político que reprime y tiende cada vez más a abrir esas grandes diferencias sociales”.

Como vemos, su defensa y lucha por los derechos humanos no era abstracta y ahistórica, era defensa del débil contra el fuerte. Y lo hacía desde su fe en un Dios que se ha revelado como protector y defensor del huérfano, la viuda, el emigrante y el pobre; un Dios que se enfrenta a los gobernantes que se consideran dioses del mundo para exigirles que “hagan justicia al que sufre y al pobre” (Salmo 82).

En la proclama de Naciones Unidas se invita a todos los Estados miembros, así como a las entidades de la sociedad civil, a observar de manera apropiada esta celebración del 24 de marzo. Deja claro que esta memoria no se relaciona solo con actos conmemorativos, sino, sobre todo, con la puesta en práctica de las opciones primordiales a las que se consagró el obispo Romero: opción por la verdad, la justicia y la cercanía con el pueblo sufriente, opciones necesarias para transformar la deshumanización que predomina hoy en el mundo. En verdad podemos afirmar que Óscar Romero es el santo de los Derechos Humanos.

Romero sigue interpelándonos. ¿Qué diría hoy ante la violencia estructural de un sistema que mata de hambre a millones de personas, obligando a otras a emigrar?, ¿qué diría ante el hacinamiento y muertes de migrantes y refugiados en las fronteras o en el Mediterráneo porque Europa y Estados Unidos les cierra las puertas?, ¿qué diría ante el racismo y la xenofobia de Trump, de Bolsonaro, de Orbán y de los movimientos de ultraderecha que priorizan un nacionalismo inhumano y cruel? Romero es una voz desafiante en un mundo donde los derechos humanos están siendo relegados.

Fernando Bermúdez López

Fuente Fe Adulta

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Rebautizan una calle de Nueva York con el nombre de San Óscar Romero

Miércoles, 30 de enero de 2019
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san_romeroHonran al gran pastor en la avenida 179, en Washington Heights

La iniciativa fue idea del concejal Ydanis Rodríguez y de la congregación de la iglesia de Holy Rood

El santo salvadoreño Óscar Romero, asesinado en El Salvador por un francotirador de los escuadrones de la muerte, el 24 de marzo de 1980, comparte a partir de este domingo el nombre de una calle en la ciudad de Nueva York.

La designación de la calle, que conservará también su antiguo nombre, ha sido una iniciativa del concejal Ydanis Rodríguez y de la congregación de la iglesia de Holy Rood.

De este modo, la avenida 179, situada en el barrio de Washington Heights, en el norte de Nueva York, comparte desde hoy su nombre con el de calle de San Romero de América, en honor al religioso recientemente canonizado.

Nacido en la población salvadoreña de Ciudad de Barrios en 1917, Monseñor Romero fue beatificado el 23 de mayo de 2015 en una ceremonia organizada en la Plaza Divino Salvador del Mundo, en San Salvador.

Durante la ceremonia de canonización, celebrada en El Vaticano, el pasado 10 de octubre ante 7.000 salvadoreños, el papa Francisco calificó a Romero como “un pastor insigne del continente americano” que “supo encarnar con perfección la imagen del buen Pastor que da la vida por sus ovejas”.

Romero se caracterizó por denunciar constantemente en sus homilías los ataques de los cuerpos de seguridad contra la población civil y otras violaciones a los Derechos Humanos, sobre todo a partir de marzo de 1977, cuando fue asesinado su amigo, el sacerdote Rutilio Grande, promotor de comunidades cristianas de base.

Monseñor Romero fue asesinado mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador, poco antes del estallido de la guerra civil salvadoreña (1980-1992).

Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, que desde el 10 de abril de 2015 tiene la consideración de “Hijo Meritísimo de El Salvador”, fue ordenado sacerdote en 1942, consagrado obispo en 1970 y arzobispo de San Salvador en 1977, el mismo año en el que fue elegido vicepresidente de la conferencia Episcopal de El Salvador.

La Comisión de la Verdad, que investigó los crímenes ocurridos durante la guerra, dictaminó, en su informe de 1993, que Monseñor Romero había sido asesinado por orden de Roberto d’Aubuisson, fundador del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA, derecha), que gobernó el país entre 1989 y 2009

Fuente Agencias/Religión Digital

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Francisco usará el cíngulo ensangrentado que llevaba Romero el día en que lo mataron

Sábado, 13 de octubre de 2018
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el-cingulo-de-romero_560x280El Papa también vestirá una casulla de Pablo VI durante la canonización del domingo

Se trata de una manera de manifestar la cercanía con los nuevos santos

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Gaspar Romero: “Hubo un tiempo en que nadie, empezando por la jerarquía, se acordaba de él

Monseñor Romero, (casi) Santo… ¿En España también?

 José María Castillo: “Tengo miedo, me van a matar”

Della Rocca: “Romero no quería ser un político, no le interesaban las ideologías”

Rosa Chávez: “Vemos en Romero lo que queremos como país, y con él delante lo vamos a conseguir”

7.000 salvadoreños peregrinan al Vaticano para la canonización de monseñor Romero

La reina Sofía de España asistirá a las canonizaciones de Pablo VI y Óscar Romero

El papa Francisco utilizará un cíngulo ensangrentado que perteneció a monseñor Óscar Arnulfo Romero, durante la ceremonia de canonización que se realizará el domingo en el Vaticano y donde el arzobispo salvadoreño será declarado santo de la iglesia católica.

El cíngulo es una especie da lazo que los sacerdotes se ciñen a la cintura. El que usará el pontífice es el cíngulo que Romero usaba el 24 de marzo de 1980, cuando fue asesinado.

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El padre Simeón Reyes, director de comunicaciones del arzobispado de San Salvador, aseguró que Francisco había solicitado el palio, una insignia de lana bordada con cruces que los arzobispos llevan en el cuello y hombros, pero este fue colocado a Romero cuando murió.

Reyes aseguró este hecho es uno de los hechos singulares del pontífice “Se trata de las formas muy propias del papa Francisco de manifestar la cercanía con los nuevos santos”, que incluye también al papa Pablo VI.

El papa solicitó también para el acto de canonización del domingo una casulla de Pablo VI, vestidura que llevan durante la misa.

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Fuente Agencias/Religión Digital

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“Tu pueblo te hizo santo”: El Salvador se prepara para la canonizacion de Romero

Viernes, 5 de octubre de 2018
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santoromero_560x280Tojeira presidirá una misa que unirá los martirios del arzobispo y los de Ellacuría y los jesuitas de la UCA

El 14 de octubre, Roma se convertirá en la capital del pequeño país centroamericano, que tendrá a su primer santo

(J. B./Vatican News).-Tu pueblo te hizo santo. Este es el lema con el que la Iglesia de El Salvador se está preparando para la canonización del arzobispo mártir, Óscar Romero. Y lo hará con un encuentro nacional de fe para celebrar al primer santo salvadoreño.

Para el cardenal Gregorio Rosa Chávez, quien conoció de cerca a Romero, esta “expresión de fe” se realizará en cuatro grandes momentos, desde la mañana del 13 de octubre hasta la misma ceremonia de la canonización.

Uno de los momentos más especiales se dará a las ocho de la tarde (hora salvadoreña), cuando el padre José María Tojeira, director del Instituto de derechos humanos de la UCA, presidirá una homilía, donde se unirán el martirio de Romero y los de Ellacuría y sus compañeros, masacrados nueve años después del arzobispo.

A las dos de la mañana ya del 14 de octubre, se transmitirá en pantallas gigantes, la ceremonia de canonización desde el Vaticano, que finalizará a las cuatro y media de la madrugada. Desde el Salvador con cantos en la cripta de la catedral metropolitana.

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Las actividades que se harán en torno a la ceremonia de canonización antes, durante y después serán las siguientes: El 7 de octubre en la catedral se llevará cabo la misa de envío a los peregrinos que irán al Vaticano. El 10 de octubre, el Colectivo para la canonización junto a Concertación Romero, impulsarán una marcha en la cual pedirán justicia por el asesinato de Mons. Oscar Arnulfo Romero y el 28 de octubre será la misa de agradecimiento a nivel nacional con los obispos salvadoreños y se ha invitado también a los obispos centroamericanos.

El padre Joaquín Alvarez, representante de las comisiones que están organizando todas las celebraciones de la canonización, y miembro del Consejo presbiteral, dijo en la conferencia, que cuando desde Roma, en el Salvador estén presenciando la ceremonia de canonización, y al momento en que el Papa Francisco pronunciará el nombre de Mons. Romero, a partir de allí se ha planificado una gran fiesta, con fuegos pirotécnicos, grupos de danza, mil guitarristas que entonarán un canto para Mons. Romero, se soltarán globos. Después de ese momento, cuando finalice la ceremonia de canonización todos los presentes irán a la cripta de la Catedral, para vivir un momento más íntimo con Mons. Romero, habrá una actividad artística-religiosa. Habrá una marimba, dijo el sacerdote, un instrumento que le gustaba mucho a Mons. Romero.

En Roma: antes durante y después

El martes 9 y el miércoles 10 conferencias en el Vaticano y en el colegio Pio Latinoamericano, sobre la vida del futuro santo y el Papa Pablo VI, el martes; y el miércoles Mons. Romero cuando fue seminarista.

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El jueves 11 y el viernes 12 dos eventos culturales dedicados al santo: un recital que cantará la cantante de música cristiana salvadoreña, Inés de Viaud. Y la presentación del musical “Romero“, dirigido por el padre Lucas Pandolfi.

El sábado 13 de octubre, en los Jardines Vaticanos se rezará el Rosario ante la imagen de la Patrona del País, Nuestra Señora de la Paz, y luego en Roma, en la zona del Eur, será descubierta una escultura de Mons. Romero. En la tarde será celebrada una misa presidida por el presidente de Caritas Internationalis, cardenal Luis Antonio Tagle, y testimonios sobre Mons. Romero y Pablo VI. Y más testimonios, cantos que hablan de Romero, “el sonido de su voz”. El evento es organizado por Caritas Internationalis. Mons. Oscar Romero es Patrono de Caritas.

A las nueve de la noche dará inicio la vigilia en la iglesia de Santa María in Campitelli, dirigida por la asociación amigos de Romero.

El domingo 14 de octubre, después de la ceremonia de canonización, a las tres de la tarde en la iglesia de Santo Spirito in Sassia se asistirá a la oración diaria de la Coronilla de la Divina Misericordia. También se presentará un documental suizo sobre Mons. Romero. Y el lunes por la tarde, en la basílica de Santa María in Trastevere, se dará una misa de acción de gracias.

Tour en Roma, el tour Romero como seminarista, es un recorrido a la ciudad en lugares donde él estuvo y comentó sus impresiones. Serán la plaza de San Pedro, Basílica, catacumbas, etc. Habrá también una “noche salvadoreña”, donde se le cantará al nuevo santo, se contarán anécdotas. Horario y lugar aún por definir. Habrá una exposición de fotos sobre Romero, lo organizan periodistas salvadoreños, que explicarán cómo fue vista la muerte de Mons. Romero en el mundo.

Como es tradición, el Papa Francisco recibirá el lunes 15 de octubre a los peregrinos venidos a la ceremonia de Canonización, en el Aula Pablo VI a las once de la mañana.

Fuente Religión Digital

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Óscar Romero y los sacerdotes secularizados

Jueves, 24 de agosto de 2017
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Reproduction made at the Monsignor Romero Historical Museum in San Salvador, El Salvador on August 21, 2014, of an undated picture showing Monsignor Oscar Arnulfo Romero, Archbishop of San Salvador and Human Rights defender during the Salvadorean civil war from 1981 to 1992. Pope Francis on February 3, 2015 approved a decree declaring slain Salvadoran archbishop Oscar Romero a martyr for the church. The cleric, a defender of the poor and vocal critic of the military in El Salvador, was shot dead in 1980 while celebrating mass. Declaring him a martyr clears the way for him to be beatified, which can lead to sainthood. AFP PHOTO / Monsignor Romero Historical Museum RESTRICTED TO EDITORIAL USE-NO MARKETING-NO ADVERTISING CAMPAIGNS-MANDATORY CREDIT: AFP PHOTO / MONSIGNOR ROMERO HISTORICAL MUSEUM- DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS FILE-EL SALVADOR-ROMERO-VATICAN-POPE Óscar Romero registraba cada noche lo más notable del día

Del blog de Hilari Raguer:

Su diario del 9 de noviembre de 1979

“… por el hecho de haberse retirado del ministerio, no dejan de ser miembros selectos de la Iglesia”

(Hilari Raguer).- Durante los dos últimos años de su vida, hasta el día en que fue asesinado, Óscar Romero registraba cada noche en cinta magnetofónica lo más notable de su actividad durante aquella jornada. Diez años después de su muerte, la curia arzobispal de San Salvador publicó Su diario, transcripción fiel de aquellas cintas, sin introducción, notas ni comentarios, sólo un documento del canciller certificando la fidelidad de la transcripción.

Ante la inminencia de su canonización se han publicado muchos y merecidos elogios de su actuación, pero, sin ser lo más importante de su personalidad episcopal, creo oportuno divulgar un pasaje del 9 de noviembre de 1979 que no he visto citado ni comentado en ninguna parte. Lo transcribo.

“Otra invitación muy interesante para la noche. Una reunión de ex-sacerdotes que han encontrado en esta reunión fraternal la manera de compartir sus preocupaciones y su situación de sacerdotes retirados del ministerio. Sintieron mucha alegría de que yo estuviera con ellos y me propusieron su idea de crear una comunidad de base.

Yo les animé en su propósito, ya que, por el hecho de haberse retirado del ministerio, no dejan de ser miembros selectos de la Iglesia. Que el carácter sacerdotal que llevan les capacita para una obra de Iglesia, como es una verdadera comunidad eclesial de base, desde la cual tienen que vivir la característica misionera y santificadora de la Iglesia. Noto mucha sinceridad, mucha cordialidad y un gran sentido de adhesión a la jerarquía”.

(Óscar Arnulfo Romero, Su diario, Arzobispado de San Salvador, San Salvador, 1989, p. 329)

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Gaspar Romero: “Mi hermano Óscar…”

Lunes, 21 de agosto de 2017
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gaspar-y-foto-romero-5-anosGaspar Romero (foto El Faro). En el recuadro, la madre Guadalupe con Oscar Arnulfo, Zaida, Rómulo y el mayor, Gustavo

“Su pecado fue defender a los pobres, pedir justicia”

“Fue el Papa quien sacó el proceso de beatificación del pantano en el que se encontraba” 

Cardenal Ezzati: “Monseñor Romero comprendió el dolor de los más pobres como su camino”

“MI HERMANO OSCAR…”. Entrevista a Gaspar Romero: “El 15 de agosto, día de su cumpleaños y Asunción de María, recuerdo perfectamente que mi madre me dijo que él llegaría alto” 

(Alver Metalli. Tierras de América).- A las diez de la mañana la temperatura ya llega a 30 grados. Navidad con 40º no es algo raro en estas latitudes, donde los árboles navideños no conocen los copos de nieve. No lo es para Gaspar Romero, que se defiende del calor sentado junto a la puerta de una sala que da al patio, lleno de plantas verde intenso.

Es el menor de los siete hermanos nacidos del matrimonio de Santos Romero y Guadalupe Galdámez, y lo separan doce años del segundo, el famoso Óscar Arnulfo. Es jovial y lúcido, con sus 87 años. Le informo sobre el encuentro que acabo de tener con el sacerdote Rafael Urrutia, quien estuvo a cargo de la causa de beatificación de su hermano Óscar, y la noticia de que la documentación sobre un cuarto milagro, por el que tal vez sea reconocido como santo, acaba de ser enviada a Roma para que la examinen los miembros de la congregación vaticana encargada del tema.

Los otros dos casos de presuntas curaciones inexplicables, la de un ecuatoriano y la de un mexicano, están siendo estudiados pero todavía en El Salvador. Gaspar Romero escucha con atención, visiblemente interesado. Después de asimilar las noticias que le estoy transmitiendo, me pregunta si estuve en la cripta de monseñor Romero, en el subsuelo de la catedral metropolitana. Me recomienda que vaya y observe con atención una pintura “muy bonita” de un doctor Usulutan, quien agradece al beato Romero por un milagro recibido.

“A mí personalmente me han contado muchas curaciones y gracias recibidas por muchos fieles, pero que no tienen base científica, y que hay muchas personas que por intercesión de monseñor han recobrado la salud o encontrado trabajo…”.

Le muestro una foto tomada del sitio salvadoreño Supermartyrio. En la imagen, desteñida por el tiempo, se ve a la madre, Guadalupe Galdámez de Romero, con largos cabellos oscuros, y sus hijos. Óscar Arnulfo acurrucado en el borde de una silla junto con Zaida, Rómulo en los brazos de su madre y el mayor, Gustavo, de pie a su lado. La fotografía – explica el sitio que la publicó por primera vez – fue tomada el 21 de noviembre de 1922, cuando Óscar Arnulfo tenía cinco años y es, a todos los efectos, la imagen más antigua de Romero niño que se conoce.

-Pero usted no está en la foto.

Gaspar Romero la toma con la punta de los dedos, como si fuera una hostia.

“Vine después”, dice sonriendo. “Los de esta foto murieron todos”.

Los únicos que todavía viven son él y Tiberio Arnoldo Romero, radicado en San Miguel, el pueblo donde Óscar fue primero seminarista y luego obispo. “Yo vengo después que él. Mi hermana ya falleció”.

 

-¿Qué se siente o cómo se vive con un hermano casi santo?

oscar-y-hermanosGaspar Romero admite que nunca pensó que aquel hermano con el que creció pudiera llegar a ser santo. “Vivíamos juntos y veía su carácter…”. Se ve que busca la palabra apropiada para definirlo. “Diferente”, dice después en tono muy contenido. “Pero recuerdo una predicción de mi madre”, revela. Era el año 1942, Romero todavía se encontraba en Roma para completar su formación académica en la Pontificia Universidad Gregoriana. “Hablando con ella del cumpleaños de Óscar Arnulfo el 15 de agosto, día de la Asunción de María, recuerdo perfectamente que me dijo que llegaría muy arriba”.

No dice si pensaba en el cielo de los beatos o de los santos, y con pudor desvía la conversación sobre el Papa actual, al que no conoce personalmente sino “solo por correspondencia”, como aclara. Pero le gusta mucho. “Él fue quien sacó el proceso de beatificación del pantano en el que se encontraba. Sé que no progresaba por la oposición que había aquí entre nosotros”, en El Salvador. Da algunos nombres, unos bastante conocidos y otros menos. Le recuerdo que el Papa, después de la beatificación, dijo una expresión muy fuerte, de martirio sufrido incluso después de su muerte, un martirio “que continuó después de su asesinato” por las calumnias de “sus hermanos en el sacerdocio y en el episcopado”.

“Sí, efectivamente así fue, se lo escuché decir a él también los últimos días“, exclama Gaspar. “Su pecado fue defender a los pobres, pedir justicia para que no se cometieran prepotencias contra la gente pobre. Por eso la oligarquía lo hizo matar. Los diarios lo ultrajaban, los de este país, que son diarios de los ricos y dicen lo que los ricos piensan. Decían que era comunista, que era guerrillero, y la oligarquía salvadoreña mandó a Roma tres obispos, el de San Miguel, el de San Vicente y el de Santa Ana, para que lo denunciaran y para pedir que lo transfirieran. Monseñor lo supo y le disgustó mucho que tres hermanos en el episcopado hubieran ido a denunciarlo. Fue muy doloroso para él, porque eran algunos de los que él había ayudado”. Y agrega que “hoy también hay difamadores” en la Iglesia de El Salvador.

-¿Y conoce personas que hayan cambiado de opinión sobre monseñor Romero, que hayan sido críticas y hostiles y ahora piensen distinto?

“Si, y vinieron a verme. Me dijeron que lo lamentaban mucho y que estaban arrepentidas porque habían repetido cosas falsas sobre monseñor Romero. Piden perdón a Dios y a él por las ofensas que le hicieron”.

 

-Como ocurrió con Rutilio Grande antes que él..

“Cuando nombraron obispo a Romero, el padre Rutilio era director del seminario San José de la Montaña. Rutilio le pidió que lo trasladara a El Paisnal, donde había nacido. Allí adoctrinaba a la gente, les enseñaba que no se dejaran ultrajar por los patrones, que pidieran un trato justo y salarios decentes. Y eso provocó también su muerte: la extrema derecha lo mandó asesinar”.

-¿Qué significó aquello para su hermano?

“Cuando monseñor Romero supo que habían matado a Rutilio, fue allí. Llegó al lugar donde lo estaban velando, en el parque. Preguntó por qué no lo velaban en la iglesia y lo hizo llevar dentro. Permaneció toda lo noche junto al cuerpo de Rutilio. Allí comenzó también su amistad con los jesuitas (Rutilio Grande era jesuita, nda), que se habían distanciado de él y lo criticaban”.

-¿Es cierto que en aquel momento, delante del cadáver de Rutilio Grande, comienza – como dicen sus biógrafos – el cambio de Romero?

“Sì, allí comenzó en él una transformación. Le pidió al Presidente de la República, el doctor Carlos Humberto Romero, que se investigara el asesinato del padre Rutilio hasta identificar a los culpables. El Presidente le dijo que no sabía quiénes eran los responsables pero que haría investigar a fondo y en un mes tendría respuestas. Pero no fue así. Pasó el mes y como no había responsables seguros, monseñor Romero rompió con el gobierno”.

romero_01Lo que también tuvo consecuencias para su hermano menor. Gaspar Romero habló sobre eso en una entrevista al diario on line El Faro en agosto de 2011: «Yo tenía un cargo muy bueno en ANTEL (la empresa de telecomunicaciones nacional, nda), de jefe. Y de repente llegó la orden, recuerdo que fue un viernes: me pasaron a la portería, a trabajar de las 7 de la noche 7 de la mañana. Yo iba a preguntar el porqué, que qué había hecho, hasta pedí audiencia, pero nunca me la dieron. Entonces, yo cumplí y me fui a la portería. Cuando logré hablar con mi jefe, me lo confirmó: “Es por su hermano”».

En la misma entrevista Gaspar Romero habla de los días previos al asesinato de su hermano y de las consecuencias que él sufrió.

 

«Yo recibía también muchas amenazas anónimas en mi casa, desde malcriadezas y groserías hasta algunas muy finas, en las que me decían que querían mucho a mi hermano y que yo intercediera. El viernes antes de que lo mataran (a Monseñor Romero lo asesinaron un lunes) me llegó un anónimo que decía algo así: si mi hermano no desiste de sus homilías, las horas las tiene contadas, que lo iban a secuestrar y que yo se lo dijera. Era bien pulida, bien nítida. Entonces fui a verlo y me dijo: “No le hagás caso, botálo”».

Fue la última vez que habló con su hermano.

«No te preocupés, me dijo, y si me llega a pasar algo, vos vas a ser el primero de la familia en saberlo. Y fueron palabras proféticas, porque el 24 de marzo yo estaba trabajando cuando a las 6 y pico de la tarde me habló mi jefe y me dijo que fuera a la Policlínica, que habían herido a mi hermano. Yo ya sabía, verdad, y salí corriendo. Al llegar no me querían dejar entrar, pero me identifiqué. Como a las 10 entraron todos mis parientes, y ahí estuve toda la noche».

Las palabras más candentes llegan antes de la despedida. La temperatura también ha subido y está cerca de los 35 grados. Le refiero un diálogo con el canciller de la arquidiócesis de San Salvador, Rafael Urrutia, quien acompañó a monseñor Romero a los altares y ahora está haciendo lo mismo con Rutilio Grande.

-Me dijo que si hoy Romero estuviera vivo, diría las mismas cosas que decía en los años ’80…

“Yo le digo más: si hoy estuviera aquí, lo hubieran matado de nuevo. Porque él hubiera seguido defendiendo a los pobres de tantas injusticias, tanta miseria y tanta corrupción“.

Artículo publicado en Tierras de América y Vatican Insider el 24 de diciembre de 2016 con el título: NAVIDAD CON LOS ROMERO. Entrevista a Gaspar el menor de los siete hermanos del beato salvadoreño: “Si mi hermano estuviera aquí, lo hubiera matado de nuevo”

 

Fuente Tierras de América

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San Romero de América, en los altares y en los corazones

Domingo, 24 de mayo de 2015
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beatificacion-de-monsenor-romero_560x280Multitudinaria beatificación de Oscar Arnulfo Romero en San Salvador

Monseñor Paglia dice que “Romero cargó sobre sus hombros todo el dolor de los pobres”

(José M. Vidal).- Fiesta de la fe y del amor para elevar a los altares oficialmente (en los corazones ya estaba) al obispo mártir de la justicia Oscar Arnulfo Romero. En la plaza de Cristo Salvador abarrotada de fieles. En una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, que aseguraba, en su homilía, que la opción proferencial por los pobres del nuevo beato no era ideológica, sino evangélica.

Acompañado de cientos de obispos, cardenales y sacerdotes. Con casullas rojas, como corresponde a la beatificación de un mártir.

“Que se digne inscribir en el número de los beatos a Oscar Arnulfo Romero”, pide el arzobispo de San Salvador. A continuación, el postulador de su causa, Vincenzo Plagia lee la biografía del aspirante a beato. Y reslata que, en sus obras, escribió: “Los pobres son la encarnación de Cristo”. O “deseo ser una hostia ofrecida al Señor sobre el altar”. Y el Señor se lo concedió.

Y Paglia sigue contando su vida y sus palabras. Decía, por ejemplo, “el obispo no es sólo un profeta, sino un creador de comunidad”. Y su relato se ve interrumpido por aplaudos. “Con Romero, Jesús caminaba de nuevo con su pueblo”, dice monseñor Plagia. Y añade que cargó sobre sus hombros con todo el dolor de los pobres. “El pueblo sintió el olor de pastor de Romero y éste llegó a ser un ejemplo de pastor que defiende a los pobres”.

Lo acusaron de hacer política, pero Romero aclaraba: ‘lo que busco hacer no es política, sino Evangelio que tiene que iluminar las calles del país

Paglia dice que Romero veneraba a Pablo VI, mientras a Juan Pablo II apenas tuvo tiempo de conocerlo. “El secreto de la verdad, para mí, es estar en comunión con el Papa” “Su voz se difundió por toda la tierra y el sensus fidelium lo veneró desde siempre como santo”. “Hoy Romero sigue pidiendo nuestra conversión”

Con esta celebración se lleva a cabo la misa interrumpida el día del martirio y la otra interrumpida la del día del funeral. Y, desde el cielo, Romero bendice a este país, a todo el mundo, a toda la Iglesia y al Papa Francisco que sentimos cerca de nosotros en estos momentos“.

A continuación se lee, precisamente, la carta del Papa Francisco en la que concede el permiso para beatificar a monseñor Romero. Y el pueblo aplaude y canta el Amén.

Y, entre una estruendosa ovación, llegan las reliquias de monseñor Romero. En una urna, la camisa ensangrentada que llevaba el dia de su asesinato. Mientras suena “Tu reino es justicia, tu reino es paz, venga a nosotros tu reino, Señor”.

El pueblo de el Salvador, a través de su arzobispo, monseñor Alas, agradece la beatificación al Papa: “Expreso nuestro más profundo agradecimeinto al Papa Francisco por la beatificación del mçártior Oscar Romero, que derramó su sangre en defensa de la fe”.

Tras las lecturas, la intencionada homilía de monseñor Amato.

Algunas frases de la homilía del cardenal Amato

“La beatificación de monseñor Romero es una fiesta de gozo y de fraternidad. Un don del Espíritu Santo a la Iglesia y a la noble nación salvadoreña”

“La del obispo es una dura tarea, como decía San Agustín”

“Romero amó a sus fieles y a sus sacerdotes con el afecto y con el martirio, dando la vida como ofrenda de reconciliación y de paz”

“Testigo heróico del Reino de Dios”

“Las almas de los justos están en las manos de Dios”

“La memoria de Romero sigue viva y da consuelo a los pobres y marginados de la tierra”

“Nada ni nadie separó a Romero de Cristo y de su Evangelio”

“Una bala traidora lo hirió de muerte y su sangre se mezcló con la sangre redentora de Cristo”

“¿Quién era Romero? ¿Cómo se preparó al martirio?”

“Era un sacerdote bueno, un obispo sabio, pero sobre todo un hombre virtuoso. Amaba a Jesús y lo adoraba en la eucaristía. Amaba a la Iglesia y al Papa y a su pueblo”

“El martirio no fue una improvisación, sino que tuvo una larga preparación”

“Hombre de fe profunda y de esperanza inquebrantable”

“Siempre decía: ‘Con tu todo y con mi nada haremos mucho”

“Un cambio en su vida de pastor casi tímido fue el asesinato de Rutililo Grande, jesuita salvadoreño”

“Este evento tocó el corazón de monseñor Romero”

“Los campesinos se quedaban huérfanos y Romero quiso tomar su puesto”

“La liberación que el padre Grande predicaba se inspira en la fe”

“Desde aquel día, su lenguaje se volvió más explícito en la defensa del pueblo oprimido, sin preocuparse de las amenazas que cotidianamente recibía”

“Sus palabras no eran una provocación al odio y a la venganzia, sino una invitación a la concordia de sus hijos divididos”

“Soñaba que un día, sobre las ruinas del mal, brillaría la gloria de Dios y su amor”

“Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica. Su caridad se extendía también a los perseguidores”

“La caridad pastoral le infundía una fortaleza extraordinaria”

“Tengo que ir adelante. No guardo rencor a nadie, decía”

“Romero es otra estrella luminosa que se enciende en el firmamento espiritual de la Iglesia americana”

“Son muchos los santos de este maravilloso continente”

“Tierra de amor y fidelidad a la buena noticia del Evangelio”

“Su beatificación, fiesta de paz, de justicia y de perdón”

“Que su martirio sea una bendición para El Salvador para las familias, los pobres y los ricos. Para todos los que buscan la felicidad”

“Romero no es un símbolo de división, sino de paz, de concordia y de fraternidad”

“Romero es nuestro. Pertenece a la Iglesia y a la humanidad”

“Romero es nuestro, pero también de todos. Para todos es el profeta del amor de Dios y del amor al prójimo”

“Beato Oscar Romero, ruega por nosotros”

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Obama celebra la beatificación de monseñor Romero y pide inspirarse en él

Domingo, 24 de mayo de 2015
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obama-en-su-visita-a-la-tumba-de-romero_560x280“Figura inspiradora para El Salvador y toda América”

Agradeció a Francisco su decisión de beatificar al Santo de América

El presidente de EEUU, Barack Obama, celebró la beatificación del mártir salvadoreño monseñor Óscar Arnulfo Romero, que se realizará hoy en San Salvador ante unas 285.000 personas, y dijo que su figura debe servir de inspiración para trabajar por la justicia y la paz.

Monseñor Romero, asesinado de un tiro el 24 de marzo de 1980 en plena misa cuando era arzobispo de San Salvador, fue una figura inspiradora para la gente de El Salvador y de toda América”, destacó Obama en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.

Según Obama, Romero fue un hombre “inteligente” y “valiente“, que “hizo frente a los males que veía sin temor, guiado por las “necesidades” de la población “oprimida y pobre” de su país.

El mandatario recordó que se emocionó “profundamente” cuando tuvo la oportunidad de visitar la tumba del arzobispo en marzo de 2011, dentro del viaje que realizó a San Salvador.

El Salvador ha avanzado mucho en los últimos 35 años”, subrayó Obama, quien agregó que actualmente el trabajo que realiza EEUU en ese país y en toda Centroamérica se guía por la “visión” de Romero y está orientado a “promover oportunidades económicas, fortalecer el imperio de la ley y crear vecindarios más seguros”.

Obama agradeció también al papa Francisco por su decisión de beatificar a Romero y por su “liderazgo” al enfatizar la obligación compartida de “ayudar a los que más lo necesitan”. Esperemos que la visión del arzobispo Romero nos inspire a todos a respetar la dignidad de todos los seres humanos y a trabajar por la justicia y la paz“, concluyó.

Miles de devotos de monseñor Romero llenaban hoy, desde primeras horas de la madrugada, la plaza del Salvador del Mundo de la capital salvadoreña, donde el arzobispo será beatificado a las 10.00 hora local (16.00 GMT) ante unas 285.000 personas, según estimaciones de la Iglesia católica.

El 24 de marzo de 1980, monseñor Romero fue asesinado de un tiro en el pecho mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital Divina Providencia de San Salvador.

La Comisión de la Verdad que investigó los crímenes cometidos durante la guerra civil de El Salvador (1980-1992) indicó que “existe plena evidencia” de la complicidad en este asesinato del ya fallecido Roberto D’Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido que gobernó el país entre 1989 y 2009.

Una ley de amnistía aprobada un año después de los Acuerdos de Paz que en 1992 pusieron fin a la guerra civil en el país dejó en la impunidad el crimen de monseñor Romero, recordado por denunciar las injusticias cometidas en los años previos al conflicto armado. (RD/Agencias)

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San Romero de América, pastor y mártir en defensa de los pobres

Viernes, 22 de mayo de 2015
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san_romero¡Alegrémonos! El sábado 23 de mayo tendrá lugar en San Salvador la ceremonia de beatificación de Óscar Arnulfo Romero, que fuera arzobispo de esa ciudad desde 1977 hasta su asesinato, a los 62 años, mientras celebraba la eucaristía, el 24 de marzo de 1980. Su vida y su muerte nos interpelan a los que formamos parte de Redes Cristianas a vivir el cristianismo con coherencia y poniendo en primer lugar a los pobres y a los que sufren por la violencia y la injusticia, y a seguir trabajando por una iglesia cuyas prioridades sean las que tuvo Monseñor Romero, cuya sangre -en un mundo sediento de testimonio- ha sido la mejor “teología narrativa” que podíamos recibir de un obispo:

 «Como pastor estoy obligado por mandato divino a dar la vida por quienes amo, que son todos los salvadoreños, aun por aquellos que vayan a asesinarme. Si llegaran a cumplirse las amenazas, desde ya ofrezco a Dios mi sangre por la redención y resurrección de El Salvador

Su beatificación, y su eventual canonización posterior, devolverá –como dice su postulador- a los hombres de buena voluntad el legítimo derecho a enarbolar el ideal del amor a los otros hasta el extremo. “Y para los cristianos-católicos, lo hayamos conocido o no, será la expresión personificada del creyente que, con la coherencia de su testimonio y los principios fundamentales de su fe, entendió e hizo suya, con plena conciencia, la opción incondicional por la vida”.

Siguiendo el intrincado protocolo que nuestra Iglesia exige para seleccionar ejemplos existenciales que proponernos, el camino de San Romero de América (tal como lo bautizó Casaldáliga, recogiendo una costumbre popular iniciada el mismo día de su muerte) ha sido largo. En vida, sufrió por sus difíciles relaciones con algunos de sus hermanos obispos. Y, tras su muerte, sólo uno de los miembros de la Conferencia Episcopal Salvadoreña asistió a su funeral. Jon Sobrino nos cuenta que, aún años después, en marzo de 1996, monseñor Revelo (que fue en el pasado obispo auxiliar de Romero, y su gran adversario) le criticó, en un almuerzo con Juan Pablo II, por ser responsable de nada menos que “los 70.000 muertos que se dieron en este país”. Así que no es de extrañar los treinta y cinco años necesarios para llegar aquí. A pesar de que en pocas figuras se produce como en él la aclamación del pueblo sencillo con la que tradicionalmente se elegía a los santos. Y aunque contraste con lo notorios que han resultado, en décadas recientes, algunos procesos de beatificación y canonización desarrollados de forma fulminante, y que obviaron las controversias que ensombrecían a algunos de sus protagonistas. Ha sido, sin duda, decisivo -y muy de agradecer- el impulso dado al proceso por el papa Francisco, que en febrero pasado autorizó la promulgación del decreto para declararlo mártir de la Iglesia… Un obispo asesinado por «odio a la fe». Y, para escándalo de muchos, ¡a manos de otros cristianos!

Óscar Romero fue a lo largo de su vida un notable cristiano, sacerdote y obispo, de talante conservador, que tomó posesión del cargo de arzobispo de San Salvador el 22 de febrero de 1977, en una época particularmente convulsa en su país. El asesinato, unas semanas después, de su íntimo amigo, el jesuita Rutilio Grande, párroco comprometido con las Comunidades Eclesiales de Base y la organización de los campesinos, le llevó a convocar –en contra de la opinión del nuncio apostólico y de otros obispos- una misa única, para mostrar la unidad de su clero. Esta misa, celebrada en la plaza Barrios de San Salvador, fue el inicio de un profundo cambio personal, de una coherente radicalización, y de tres años de “vida pública” que –como a Jesús de Nazaret- le llevaron al martirio.

Monseñor Romero dijo la verdad pública, vigorosa, insistente, larga, repetida y responsablemente, con autoridad, y en fidelidad total al Evangelio. Las palabras de la homilía pronunciada la víspera de su asesinato son memorables:

«En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!»

Treinta y cinco años después, celebramos con el pueblo salvadoreño y con la Iglesia universal, mediante su proclamación como beato, lo que ya Ellacuría dijo en el funeral pronunciado en la UCA pocos días después del asesinato: “con Monseñor Romero, Dios pasó por El Salvador”.

Fuente Editorial de Redes Cristianas

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SALVADOREÑOS CONMEMORARÁN MAÑANA EL 32 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROMERO

Miles de salvadoreños recuerdan al obispo mártir en murales, estatuas y llaveros

San Romero de América: “Nunca van a callar la voz de un santo”

Todo preparado para la multitudinaria beatificación de este sábado en San Salvador

Monseñor Óscar Arnulfo Romero, símbolo de una Iglesia cercana a los pobres, será beatificado el sábado, aunque los salvadoreños ya lo arropan como un santo al que rezan por un país más justo y lo recuerdan en murales, estatuas y hasta llaveros.

Monseñor Romero será proclamado beato en una multitudinaria ceremonia en la plaza Salvador del Mundo de la capital salvadoreña.

“Monseñor Romero fue un hombre extraordinario, preocupado por su rebaño y es un ejemplo claro al mundo de un pastor que vivió y que sufrió junto a los más pobres”, reseñó monseñor Jesús Delgado, quien fue secretario personal de Romero.

El 23 de marzo de 1980, monseñor Romero en una homilía hizo un vehemente llamamiento a los soldados a desobedecer órdenes de disparar contra el pueblo: Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión. Un día después del emotivo llamamiento, un francotirador de la extrema derecha le disparo en el pecho cuando oficiaba la misa ante en la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia, en el norte de la capital.

El 30 de marzo, la multitud que acudió a su funeral fue dispersada a balazos por soldados que dejaron numerosos muertos.

El magnicidio de Romero, fue el detonante de una guerra civil que duró doce años (1980-1992) y dejó 75.000 muertos.

Su vida y la iglesia

Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, un pueblo cafetalero en el departamento de San Miguel, a 156 kilómetros al noreste de San Salvador.

Su vida religiosa comenzó en 1931, cuando ingresó al seminario menor de San Miguel, donde fue conocido como ‘El niño de la flauta’, por el pequeño instrumento de bambú que heredó de su padre.

En 1937, fue aceptado en el seminario mayor San José de la Montaña, en San Salvador, y siete meses más tarde, viajó a estudiar teología en Roma, donde presenció las calamidades de la Segunda Guerra Mundial y fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942.

El 21 de junio de 1970, fue nombrado obispo auxiliar de la capital y, más tarde, obispo de Santiago de María, Usulután, el 15 de octubre de 1974, en momentos que comenzaba la represión contra campesinos organizados.

Conocido entonces por su postura conservadora, Romero fue ungido arzobispo el 23 de febrero de 1977, a sus 59 años.

En marzo de 1977, el asesinato de su amigo el sacerdote Rutilio Grande, junto a dos campesinos, transformó a Romero, quien hizo de la denuncia su bandera. Por las denuncias que transmitía por la radio católica YSAX y el semanario Orientación, Romero llegó a ser conocido como ‘La voz de los sin voz’.

Sencillo y admirado

Asesinato-arzobispo-Oscar-Romero-marzo_LNCIMA20130628_0300_27Muchos salvadoreños lo recuerdan como un hombre sencillo, que disfrutaba de fotografiar escenas de la vida cotidiana. Era sencillo, le gustaba el contacto directo con la gente. Me dolió su muerte, pues es de los pocos que he conocido que vivió íntegramente el Evangelio”, recuerda el artesano de la madera Fernando Llort, quien conoció personalmente a monseñor Romero. Llort recuerda que Romero visitó varias veces su taller en la ciudad de La Palma, a 86 kilómetros al norte de San Salvador y en una ocasión le pidió que le hiciera un báculo para usar en las misas.

Otros que quizás no lo conocieron en vida visitan a diario la cripta de Romero, en el sótano de la Catedral, donde los fieles se arrodillan, depositan flores, prenden velas y le rezan para pedir mejores tiempos en el país. Uno de tales visitantes, don Guadalupe Navarro, un albañil de 77 años devoto del pastor rememoró: el día que lo mataron, lloré, perdíamos la esperanza de cambios en el país, pero hoy vemos una luz y esa luz es nuestro San Romero, nunca van a callar la voz de un santo. Hoy, la imagen de Romero se multiplica en estatuas, murales, camisas, llaveros, y tazas con su rostro que se venden en las calles.

Ante su tumba han desfilado personalidades como el fallecido papa Juan Pablo II en 1983. Años después, en 2011, lo visitó Barack Obama.

Una Comisión de la Verdad creada por la ONU, culpó al fallecido mayor del ejército Roberto d’Aubuisson, fundador de la entonces gobernante Alianza Republicana Nacionalista, de derecha, de ser el responsable de “organizar y supervisar” el asesinato.

La causa para canonizar a Romero se abrió en la Iglesia Católica local en 1994 y en Roma en 1997. En abril de 2013, el papa Francisco desbloqueó el proceso y el 3 de febrero de 2015 firmó el decreto que reconoce a Romero como mártir de la iglesia.

Por su parte, y tal y como informa Radio Vaticana, el coordinador regional de Caritas en América Latina y el Caribe, el padre Francisco Hernández Rojas de Costa Rica explica cómo funciona esta red de Caritas en Latinoamérica compuesta por 22 conferencias episcopales y destaca la importancia de monseñor Óscar Arnulfo Romero quien será beatificado el próximo 23 de mayo en El Salvador. “Caritas América Latina y el Caribe es un órgano de comunión adscrito al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) dentro del departamento de justicia y solidaridad del CELAM” en los que desarrollan varios ejes de trabajo, como el del medio ambiente, la gestión de los riesgos y las emergencias.

Otro de los ámbitos en los que trabajan es la ‘Dignidad, derechos humanos y construcción de paz’ del cual el padre Francisco Hernández explica que “el punto de partida siempre es la dignidad humana en la misma perspectiva que nos señala el Magisterio social de la Iglesia y desde allí queremos construir una perspectiva de derechos donde todos los seres humanos seamos sujetos de derechos, y también de deberes, y que puedan ser respetados y que podamos ser constructores y sujetos de nuestra propia historia…”.

En esta línea, el sacerdote costarricense señala a Radio Vaticano que “monseñor Óscar Arnulfo Romero es la expresión de la búsqueda de una sociedad justa, fraterna y solidaria como el ‘mínimo de la caridad’ así como nos enseña el Magisterio social de la Iglesia, expresado muy bien, magistralmente, por el Papa Benedicto XVI en -la Encíclica- Caritas in Veritae”. “Monseñor Romero es esa expresión de la entrega en la caridad de una Iglesia que quiere proteger a sus hijos, a sus hijas, que quiere defenderlos, que quiere que todos, cada uno de sus hijos y de sus hijas tengan iguales oportunidades, haya una sociedad equitativa, donde todos puedan encontrar los elementos necesarios para una vida humana tal como lo expresa el documento de Aparecida”.

(RD/Agencias)

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Por otra parte, crece la polémica por la organización de la beatificación de Mons. Romero. Organizaciones romeristas cuestionan el slogan de “Mártir por amor”. También critican que sectores que trabajaron por Romero no estén invitados al acto.

Cecilia Morales/ Antonio Soriano
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Organizaciones como Articulación Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBES), Tutela Legal María Julia Hernández, Comité Nacional Monseñor Romero, Comunidad Monseñor Romero Cripta, entre otras, alzaron ayer sus voces para cuestionar la organización de los actos de beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, programada para el próximo sábado.

Las organizaciones dicen sentir “temor” porque se desfigure el legado de Romero ahora que es una “marca oficial”. Critican el eslogan “Mártir del amor”. Dicen que puede ser cualquier cosa y que no dice nada del mártir por su pueblo. Recuerdan que el decreto del vaticano dice “por odio a la fe”. Este eslogan, según el colectivo, refleja a un Romero sin compromiso.

“Monseñor dio la vida en defensa de los pobres, de los excluidos, de los marginados, de las víctimas de violaciones de derechos humanos y ahora se lo pueden convertir en un santo totalmente pasivo”, expresó José Roberto Lazo Romero, uno de los miembros del colectivo y exempleado de Tutela Legal del Arzobispado. Lazo también criticó la forma de distribuir las zonas para el acto de beatificación al reservar un espacio para “pobres/campesinos” y no cree que la gente deba asistir al acto como una estadística. “La iglesia jerárquica debe tener más sensibilidad y le va a llevar bastante tiempo asumir este legado, su pensamiento, su pastoral y su opción preferencial por los pobres”.

Por su parte, el presbítero, Simeón Reyes, dijo que respeta la opinión de las organizaciones y lamentó que el acto esté creando divisiones. No obstante, defendió el trabajo que están haciendo las organizaciones del evento. Sobre el jingle de “Mártir por amor” se refiere a que Monseñor fue mártir “por amor a los pobres” o mártir por “amor a la justicia”. “Mártir por amor lo que hace es concentrar todos estos motivos fundamentales por los que Monseñor da la vida, que hayan algunos que no están de acuerdo, bueno lo respetamos”, declaró a Diario El Mundo.

El vocero de la organización rechazó que estén haciendo un uso mediático de Monseñor Romero. “Todo católico debe alegrarse por lo que está sucediendo, un beato, un santo no divide sino que ayuda a estar en más en comunión unos con otros, pueden estar en desacuerdo, pero es que es difícil estar en acuerdo con todos”, reflexionó el padre Reyes sobre las críticas a la ceremonia.

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Rouco presiona a los obispos para que no asistan a la “beatificación política” de monseñor Romero

Viernes, 22 de mayo de 2015
Comentarios desactivados en Rouco presiona a los obispos para que no asistan a la “beatificación política” de monseñor Romero

romero-rouco-720_560x280Desde luego, hay pájaros de mal agüero que no se resignan a “morir matando”… 

La ausencia de prelados españoles avergüenza al propio Nuncio del Papa

El único representante oficial de la CEE será el sacerdote José María Gil

(José M. Vidal).- No se resigna a pasar a un segundo plano. El cardenal Rouco Varela mandó tanto y durante tanto tiempo en la Iglesia española que se sigue sintiendo como una especie de “reina madre” del episcopado. Y en calidad de tal, ha llamado personalmente por teléfono a varios prelados españoles, para disuadirlos de asistir a la elevación a los altares del arzobispo salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero, por considerar que se trata de “una beatificación política”.

Y las presiones de Rouco han surtido efecto, al menos por ahora. Oficialmente, ni un sólo obispo español estará en la beatificación del Santo de América. La única representación oficial del episcopado la ostentará el secretario general, José María Gil. A no ser que algún prelado se decida a última hora a coger un avión por su cuenta con destino a San Salvador.

En círculos eclesiales se habla de “vergüenza“. Cuentan en esos mismos ámbitos que el propio Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini, se quedó de piedra al leer esta mañana la nota oficial de la Conferencia episcopal. Y llamó a su presidente, el cardenal Blázquez, para mostrarle su desacuerdo con la decisión.

En los pasillos de la última Plenaria, algunos obispos comentaron su deseo de ir a la beatificación de Romero. Ésos fueron precisamente los que recibieron las llamadas telefónicas del arzobispo emérito de Madrid.

Los demás son conscientes del feo que hace la jerarquía española a la Iglesia salvadoreña y, de rebote, al propio Papa, pero creen que ya es demasiado tarde, para enmendar el error, plantarse ante Rouco y plantearse el viaje de prisa y corriendo, dado que la beatificación es pasado mañana en San Salvador.

Poco tiempo y problemas de agenda han aducido la mayoría de los prelados a los que llamó el Nuncio del Papa, para quejarse. El cardenal Cañizares fue el que se mostró más abierto a la sugerencia de Fratini y hasta podría decidirse asistir al acto.

Pero el ridículo ya está hecho. Porque monseñor Romero es el arzobispo mártir de una Iglesia hermana, vinculada con la española por ser heredera de la fe que allí llevamos, por los misioneros que desde entonces hasta ahora han dejado allí sus vidas. Entre ellos, Rutilio Grande o Ignacio Ellacuría y sus hermanos jesuitas, asesinados por la dictadura militar salvadoreña.

Romero es un mito. Romero es un símbolo. Romero es la antítesis del obispo-príncipe. Romero es un modelo acabado de la Iglesia hospital de campaña, que apuesta por los pobres y da la vida (literalmente) por ellos. Él encarna como nadie esa otra forma de ser Iglesia, enraizada en el Evangelio y en la justicia, que ha estado reprimida y, ahora, de la mano de Francisco, vuelve por sus fueros.

Ante ese icono, el episcopado español se retrata una vez más. Y es que, en la etapa eclesial anterior a Francisco (hace menos de tres años), hablar de Romero, Gutiérrez, Casaldáliga o Helder Cámara era poco menos que nombrar a “herejes” y personajes anti-Iglesia. Ahora, Romero y Cámara van camino de los altares y tanto Casaldáliga como Gutiérrez (y la Teología y la espiritualidad de la Liberación, que representan) han sido rehabilitados por Roma.

Ese giro copernicano es el que no acepta el cardenal Rouco Varela ni el grupito de prelados que todavía lo secunda. Siguen en sus trece, fieles al viejo modelo eclesial y poniendo palos, abierta o camufladamente, en las ruedas del pontificado del Papa Bergoglio. Les parece que se está pasando de rosa al elevar a los altares a los iconos de la ‘progresía’.

Otro grupo de obispos (entre ellos, los que decían en Añastro que querían ir a la beatificación) todavía se dejan condicionar por una llamada del cardenal gallego. Unos porque le deben favores. Otros, porque no se atreven a contradecirle.

Y la gran mayoría de los prelados se deja llevar por la vieja inercia del “no significarse”. Es decir, mantenerse quietos y callados, sin hacer ruido y, por lo tanto, sin subirse decididamente y con ganas al carro de Francisco.

De ahí que esta espantada del episcopado español sea una anécdota con fuerza de categoría. Un episodio con fuerza significativa, que retrata a la perfección la situación actual de la jerarquía española y lo mucho que tendrá que remar el pontificado de Francisco, para que sus reformas y su forma de vivir y predicar el Evangelio llegue a España y cuaje en la jerarquía de su Iglesia.

Fuente Religión Digital

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El Vaticano reconoce que hubo una campaña para denigrar a monseñor Romero

Martes, 24 de marzo de 2015
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SALVADOREÑOS CONMEMORARÁN MAÑANA EL 32 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROMEROEste martes se cumplen 35 años de su martirio, en vísperas de su beatificación

Se le tildó de “desequilibrado”, “marxista” o “títere manipulado por la teología de la liberación”

Treinta y cinco años después del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero, el Vaticano reconoció que hubo una campaña para denigrar al religioso centroamericano, cuya beatificación estuvo bloqueada en la época de Juan Pablo II y reivindicada en la nueva era de Francisco, que lo considera un modelo para América Latina.

Asesinado en San Salvador cuando oficiaba misa el 24 de marzo de 1980 por un francotirador contratado por la ultraderecha, monseñor Romero fue tildado tanto en los últimos años de su vida como después de muerto de ser un desequilibrado”, “un marxista”, un “títere manipulado por curas de la teología de la liberación que le escribían sus encendidos sermones” contra la oligarquía, las injusticias sociales y la represión en su país.

Acusaciones, denuncias y críticas lanzadas por diplomáticos, políticos, religiosos y hasta cardenales.

Intrigas y presiones que frenaron el proceso de canonización de monseñor Romero, quien será finalmente beatificado el próximo 23 de mayo en su ciudad, 19 años después de que el proceso fuera abierto oficialmente por el Vaticano en 1997.

El arzobispo italiano Vincenzo Paglia, actual presidente del Consejo Pontificio de la Familia y postulador de la causa de beatificación de monseñor Romero, reconoció en febrero pasado las numerosas trabas que el proceso sufrió.

De no haber sido por el papa latinoamericano Francisco Romero no hubiera sido beatificado, confesó.

Entre los enemigos de Romero dentro del Vaticano figuran dos influyentes cardenales, los colombianos Alfonso López Trujillo, ya fallecido y conocido por sus posiciones ultraconservadoras y Darío Castrillón Hoyos, jubilado, los cuales ocupaban en la década del 90 importantes cargos en la Curia Romana.

“López Trujillo temía que la beatificación de Romero se transformara en la canonización de la Teología de la Liberación”, recordó Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de San Egidio, el movimiento católico que apoyó y financió la causa de Romero.

Los enemigos de la canonización del prelado centroamericano arremetieron aún antes de que la causa fuera abierta formalmente y lo criticaban por su cercanía al teólogo jesuita Jon Sobrino, censurado por años por el Vaticano como uno de los grandes exponentes de la Teología de la Liberación, quien sobrevivió a la matanza perpetrada en 1989 por militares salvadoreños contra seis compañeros jesuitas.

Los problemas doctrinales, el extenuante análisis de sus homilías, el temor de una instrumentalización ideológica por parte de la izquierda de su beatificación fueron algunos de los argumentos para obstruir la causa.

“Por 15 años la causa estuvo en un estado de parálisis burocrático”, explicaron fuentes religiosas, que acusan a la Congregación para la Doctrina de la Fe, liderada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy en día el papa emérito Benedicto XVI, de frenar el proceso.

Juan Pablo II estaba convencido de que Romero era un mártir, no sé lo que pensaba Benedicto XVI. Creo que para él era más un asunto de oportunidad. Ninguno de los dos conocían la situación en la región como la conoce el papa Francisco”, comentó en Roma monseñor Jesús Delgado, su exsecretario personal.

Delgado acaba de lanzar en italiano un libro con las cartas inéditas de Romero entre 1977 y 1980 con el título “La iglesia no puede callar”.

Tras haber sido un obispo conservador muy cercano al poder, Romero asumió el arzobispado de San Salvador en febrero de 1977, pero su conversión y cercanía con la Teología de la Liberación comenzó 15 días después de su asunción horrorizado por la represión y la pobreza.

Si bien el papa polaco incluyó personalmente el nombre de Romero en la lista de los “testigos de fe” del siglo XX durante el Jubileo del año 2000 y rezó ante su tumba cuando visitó El Salvador, algunos no olvidan “la humillación” a la que lo sometió en vida cuando lo recibió tras muchas dificultades en 1979 en el Vaticano.

“Buscaba respaldo y terminó sintiéndose solo, decepcionado, frustrado, humillado”, escribió en un testimonio María López, quien conversó con Romero pocos días después de ese encuentro.

El anuncio pocos días después de su elección en marzo del 2013 de Jorge Mario Bergoglio de que quería “una Iglesia pobre y para los pobres“, desbloqueaba de hecho el proceso.

Francisco empleaba casi las mismas palabras que hace más de tres décadas monseñor Romero: “La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres”.

Cuando en agosto pasado Francisco reconoció que “no hay más impedimentos” para su beatificación, quería decir que se había encontrado el camino para elevarlo a los altares.

En efecto la beatificación, sin necesidad de probar un milagro tras ser proclamado un mártir por su fe, resulta coherente con su papado y respalda la lucha por la justicia social en América Latina.

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Romero y el escuadrón de los 500

Domingo, 22 de marzo de 2015
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1422969219_OscarArnulfoRomeroSan Romero de América

La Iglesia del país presentará a la Santa Sede el testimonio de medio millar de mártires

Un millón de fieles doblarán la población de San Salvador para la beatificación de Romero

La beatificación será el 23 de mayo. El pequeño país centroamericano hará las cosas en grande. Con el pensamiento puesto en toda América Latina

por Andrea Bonzo

Ahora que la fecha es oficial –el 23 de mayo se celebrará la esperada beatificación de Romero- El Salvador se está movilizando para hacer las cosas en grande. Empezando por el altar, cuyo proyecto fue ilustrado incluso con una foto por el vicepostulador de la causa, Mons. Rafael Urrutia. La ceremonia se llevará a cabo en la Plaza Salvador del Mundo (dedicada al patrono del país) aunque, como explicó el arzobispo de San Salvador Mons. José Luis Escobar Alas, quizás el lugar elegido no tendrá espacio suficiente para contener la multitud que está prevista. “No tenemos un lugar que pueda acoger a un millón, o medio millón de personas”. Por eso el arzobispo hizo saber que las autoridades están evaluando la posibilidad de colocar pantallas gigantes para retransmitir la ceremonia en toda la ciudad.

Escobar Alas hizo también un anuncio que pocos esperaban: “Estamos recogiendo el testimonio de más de 500 hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, sobre todo catequistas, que dieron la vida por su fe”, con el propósito de presentar todo en el Vaticano “para pedir que también sean declarados mártires” en un proceso colectivo, porque “son verdaderos testigos de la fe católica”.

Por otra parte es muy elocuente el simbolismo de la fecha elegida para la ceremonia aunque no sea el 24 de marzo, cuando se cumplen 35 años del asesinato (es muy poco tiempo para organizar un acto de tales dimensiones). El blog Super Martyrio, que sigue atentamente el proceso de beatificación del obispo, no deja de destacarlo: “La beatificación de Monseñor Romero en vísperas de Pentecostés será significativa como reflexión sobre la muerte de Romero”. En efecto, Pentecostés es el 40º aniversario de la primera carta pastoral de Romero, titulada “El Espíritu Santo en la Iglesia”, que en cierta forma se considera un compendio del pensamiento y de las ideas del próximo beato. La carta fue publicada precisamente en Pentecostés del año 1975, cuando Romero era obispo de Santiago de María.

Que las cosas se harán en grande lo anunció también el presidente, Salvador Sánchez Cerén, ex guerrillero y miembro del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Ya poco después del anuncio del reconocimiento del martirio, el presidente había convocado a la nación “a la paz y reconciliación definitiva”, cosa que volvió a ratificar ayer en Twitter: “La figura de Mons. Romero une y reconcilia a toda la sociedad salvadoreña”.

Sin embargo, la mirada está puesta mucho más allá de las fronteras del pequeño El Salvador. Prima la convicción de que Romero debe ser un beato para todo el continente. “Esta beatificación es un regalo enorme para América Latina, un emblema de paz”, había anticipado el embajador de El Salvador ante la Santa Sede, Manuel Roberto López, apenas se anunció el reconocimiento del martirio. Se sumó luego el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien definió a Romero como “un símbolo de toda América”. Si el presidente Sánchez Cerén decide confirmar el propósito que manifestó en privado a los obispos salvadoreños, se enviarán invitaciones para la ceremonia de beatificación “a todos los presidentes de América Latina”.

La celebración promete ser una fiesta de todo el continente, aunque solo falte el latinoamericano más famoso. “¡Allí habrá guerra entre el cardenal Amato y monseñor Paglia!”, bromeó Francisco en el vuelo de retorno de Manila. “¿Cuál de los dos hará la beatificación? Yo personalmente, no. Es normal que las beatificaciones sean celebradas por el cardenal del Dicasterio o algún otro”. Pero la incógnita ya fue develada y la ceremonia estará presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato.

 

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La comisión de teólogos de la Santa Sede reconoce el martirio de Óscar Romero

Domingo, 11 de enero de 2015
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vive1_560x280El Papa podría anunciar su beatificación el 24 de marzo, en el 35 aniversario de su asesinato

Francisco quiere hacer coincidir su viaje a Centroamérica para presidir la ceremonia

(Jesús Bastante).- Paso definitivo para la canonización del obispo mártir de El Salvador. La comisión de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos acaba de aprobar, por unanimidad, la declaración de “martirio” de Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa por un grupo de paramilitares.

Según adelanta el diario Avvenire (propiedad de la Conferencia Episcopal italiana), el próximo paso es que sea la propia Congregación la que confirme este juicio y, finalmente, la aprobación del Papa. En este caso, al incoarse la causa del martirio, no es preciso un milagro para la declaración de beato.

Distintas fuentes apuntan que podría ser el propio Francisco quien beatificase a Romero el próximo mes de septiembre, si finalmente viaja a El Salvador durante la gira que le llevará a Estados Unidos y algunos países de centro y sudamérica. Otras fuentes afirman que el Papa podría anunciar dicha declaración el martes 24 de marzo, coincidiendo con el 35 aniversario de su asesinato.

Curiosamente -tal vez no tanto-, el propio Francisco citó expresamente a monseñor Romero en su audiencia general del miércoles. Y es que el impulso de Bergoglio ha resultado definitivo para acabar con la paralización de un proceso que estuvo frenado en Roma desde 1998.

Su postulador en la fase inicial fue Vicenzo Paglia, actual responsable del Pontificio Consejo para la Familia. Tras más de veinte años durmiendo el sueño de los justos en un cajón, la causa se reactivó en 2012, y una vez designado como Papa Francisco, se desbloqueó definitivamente.

En más de una ocasión, Bergoglio ha citado el ejemplo de Romero, y según fuentes del episcopado salvadoreño, llegó a decir a los obispos del país que la beatificación del arzobispo mártir era prácticamente un hecho. Apenas quedan semanas para que esta noticia se confirme, y “San Romero de América” deje de ser una frase esperanzada para convertirse en una oración oficial en la Iglesia católica.

Fuente Religión Digital

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Romero, el obispo mártir que puede convertirse en el primer santo salvadoreño.

Domingo, 23 de marzo de 2014
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vive1_560x280Leemos en Religión Digital:

El obispo de San Salvador fue asesinado hace 34 años

Muchos salvadoreños y latinoamericanos desde hace años llaman al arzobispo asesinado “San Romero de América”

Tras el giro dado a su causa por Francisco, podría ser beatificado en 2015

El arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, asesinado hace 34 años, fue “un gran profeta” y puede convertirse pronto en el primer santo salvadoreño gracias al nuevo giro que el papa Francisco le dio a su proceso en el Vaticano. Así lo dijo a Acan-Efe el presidente de la Fundación Monseñor Romero, Ricardo Urioste, quien durante el arzobispado de Romero fue su vicario general (segundo al mando) y cuya institución organiza homenajes por los 34 años del asesinato, que se cumplirán el lunes.

 Urioste dijo confiar en que Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por un francotirador desconocido mientras oficiaba una misa en San Salvador, sea beatificado y canonizado durante el papado de Francisco, quien en abril del año pasado ordenó que se desbloqueara su proceso de beatificación, que empezó en 1994.

SALVADOREÑOS CONMEMORARÁN MAÑANA EL 32 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROMERO Romero se caracterizó por denunciar las injusticias cometidas en los años previos al conflicto armado salvadoreño (1980-1992), que ocasionó unos 75.000 muertos, 8.000 heridos y 12.000 desaparecidos.

 De acuerdo a Urioste, el primer paso hacia la santificación de Romero, para que sea venerado a nivel mundial, es que sea declarado beato, lo cual podría ocurrir antes de 2017.

 En septiembre del año pasado “estuve platicando” con el arzobispo postulador de la causa de Romero en el Vaticano, Vincenzo Paglia, quien aseguró que podría ser beatificado “antes” de los próximos tres años, relató.

 “No puedo detallar qué, pero por ciertos datos que hemos tenido (de Roma) es muy posible que sea en el 2015; no absolutamente seguro, pero es muy posible“, indicó.

 Señaló que “la beatificación es el primer paso, con el cual se dice que la persona está en el cielo y que se le puede dar culto en el país de donde él es originario, pero no universalmente”.

 El siguiente paso, “la canonización, en cambio, abre la posibilidad de darle culto en el mundo entero” como un santo, explicó.

 Urioste reconoció que no se puede establecer cuánto tiempo pasaría entre beatificación y canonización, ya que “todo depende del estudio que se vaya haciendo, aparte de que para ser canonizado (…) se necesita que haga un milagro comprobado científicamente” como tal.

P1080914 Sin embargo, destacó que el Papa “puede dispensar de ese milagro, si él lo quiere, como de hecho ha dispensado al papa Juan XXIII, que va a ser canonizado ahora en abril”, aunque “no hizo el milagro necesario”.

 El papa Francisco ha sido “fundamental” para que el proceso de Romero avance, por lo que su canonización también “podría llegar en su período”, destacó Urioste.

 Pese a que su proceso sigue en estudio, muchos salvadoreños y latinoamericanos desde hace años llaman al arzobispo asesinado “San Romero de América”.

 “Definitivamente, (Romero) fue un hombre muy santo, un hombre de mucha oración (…), que cumplió su cometido de obispo (…) igual que Jesús, un hombre muy cercano a los pobres, recordó Urioste.

 Cada año, en marzo, el magnicidio de Romero es conmemorado en El Salvador, principalmente por la Fundación Monseñor Romero.

 La celebración de este año se inició el lunes 17, con distintas actividades, y concluirá el domingo próximo con una misa en la Catedral Metropolitana, en el centro de San Salvador.

 Pero el “Día Grande” de la celebración será el sábado, cuando se celebrará la tradicional “Peregrinación de la luz” que recorrerá las principales calles de San Salvador hasta la catedral, donde los restos del obispo mártir están sepultados.

el-romero-de-cerezo Romero era “humilde” y “tímido”, pero cuando “llegaba al púlpito se transformaba”, denunciaba todas la injusticias de aquel entonces y defendía a los más pobres y desprotegidos, evocó Urioste.

 Fue “un gran profeta” que nunca tuvo miedo, concluyó.

 La Comisión de la Verdad, que investigó los crímenes cometidos durante la guerra civil, señaló como uno de los autores principales del homicidio del arzobispo al ya fallecido militar Roberto D’Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido que gobernó el país durante 20 años (1989-2009) y que ahora está en la oposición.

 Pese a que el actual Gobierno ha pedido perdón por la muerte de Romero y le ha rendido homenajes, como denominar con su nombre el aeropuerto del país y el salón de honores de la Presidencia, su crimen sigue impune 34 años después, al igual que muchos que se cometieron en el marco de la guerra civil salvadoreña.(RD/Agencias)

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Monseñor Romero será beatificado en 2017.

Domingo, 16 de marzo de 2014
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romero_01Leemos en Religión Digital:

El 24 de marzo se cumplen 34 años del martirio del arzobispo salvadoreño

La ONU declaró el día de su asesinato como “Día Internacional de monseñor Oscar Arnulfo Romero”

 Romero fue asesinado por ser un fiel defensor de los pobres de este país, quienes eran perseguidos y masacrados por las fuerzas gubernamentales en los años 70 y 80

La conmemoración del 34 aniversario de la muerte del arzobispo salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero, se dará en medio de gran expectativa ante su posible beatificación en 2017, dijo hoy la Fundación Romero.

Luisiana de Beltrán, una de las representantes de la fundación, señaló a Notimex que “hay toda una expectativa grande que monseñor Romero sea beatificado en 2017“, año en que el mártir cumplirá 100 años de su natalicio.

ÓSCAR-ROMERO-2Explicó que el cardenal de Honduras, Oscar Rodríguez Maradiaga, asesor del papa Francisco, le comentó al presidente de la Fundación Romero, monseñor Ricardo Urioste, que el Postulador Causa de la Santa Sede le comunicó que el mártir salvadoreño sería beatificado en el año venidero.

Indicó que el acercamiento del actual Gobierno del presidente Mauricio Funes con el papa Francisco también es visto como indicios y augurios que avanza el proceso para que monseñor sea beatificado.

Beltrán anunció que las actividades de conmemoración del 34 aniversario del asesinato del obispo iniciarán el lunes próximo y concluirán el día 23.

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Interesante documental sobre su vida:

Podéis ver la película copleta sobre su vida en este video:

http://www.youtube.com/watch?v=vQKNKW6WomM

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El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo.

Domingo, 2 de marzo de 2014
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romer_560x280Leemos en Religión Digital:

El cardenal Sandri pone como ejemplo de santidad a los tres obispos mártires

El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo

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“Fueron víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres”

(J. Bastante).- Son los tres obispos mártires de Latinoamérica. En México, El Salvador y Argentina, víctimas de la dictadura y de la defensa del Evangelio de los pobres y para los pobres. Reivindicados por esta primavera de la Iglesia, Óscar Romero, Enrique Angelelli y Juan Jesús Posadas Ocampo acaban de ser reconocidos por la Pontificia Comisión Para América Latina como “víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres”.

Así lo asumió el cardenal Leonardo Sandri durante la Eucaristía que ha tenido lugar esta mañana en el Vaticano: “Quisiera conmemorar a tres pastores concretos,  desde luego sin anticiparme al juicio de la Iglesia y  sin dar a las palabras “martirio” y “mártir” una significación canónica y teológica y evitando cualquier interpretación política”.

ocampo-posadas-sigue-siendo-recordado-en-mexicoEl Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, México, asesinado el 24 de mayo 1993. El Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado el 24 de marzo 1980 (“la causa de canonización de Mons. Romero ha sido introducida y esperamos pronto verlo como modelo para toda la Iglesia”, añadió Sandri), y, especialmente, el Obispo Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja, Argentina, muerto el 4 de agosto 1976, en un sospechoso accidente de auto y en un contexto de valentía del Obispo. “De él recuerdo hoy no solamente la pasión y el convencimiento de que su muerte fue por ser defensor de Dios, de la persona humana y del Evangelio, apuntó el purpurado argentino.

Citando los ejemplos de estos tres pastores, vienen a la memoria las palabras de Benedicto XVI: El mártir es una persona sumamente libre, libre frente al poder, libre frente al mundo; una persona libre, que en un acto definitivo dona a Dios toda su vida”, añadió el cardenal Sandri.

el-obispo-angelelliFinalmente, el responsable de la Comisión Para América Latina incidió en la fe “del Pueblo de Dios en América Latina,  que Aparecida convoca para ser discípulos y misioneros y la del Oriente cristiano,  convocado, después del Sínodo especial para el Medio Oriente,  a la comunión y al testimonio”.

Ésta es la homilía íntegra de Sandri:

Queridos Hermanos y Hermanas:

Terminaremos hoy nuestra Plenaria con esta última celebración eucarística en honor del Sagrado Corazón de Jesús. De este modo nuestra plenaria acaba con la mirada puesta en Cristo crucificado y resucitado, núcleo esencial de nuestra fe y núcleo fundamental a proclamar en la emergencia educativa y en la “traditio” de la fe a nuestra juventud.

Aquí sobre el altar que guarda las reliquias de San Juan Crisóstomo reviviremos el sacrificio de la cruz, poniéndonos con nuestra mente y nuestro corazón frente al costado abierto de Cristo, traspasado por la lanza del soldado, para adorar el misterio de nuestra salvación y de aquí sacar el coraje necesario para el anuncio del Evangelio y para nuestro testimonio de discípulos.

Una constante de la historia cristiana es la persecución y la cruz que en este mundo y en este tiempo de la Iglesia toca a muchos de sus hijos. Es la entrega de la propia vida en medio de la violencia y del desprecio de los valores de la dignidad de la persona humana, de los ataques a personas, a símbolos y a lugares sagrados de nuestra fe que han tenido por consecuencia no solamente el secuestro sino también el asesinato y la muerte de obispos, sacerdotes, religiosos, y religiosas. Esta línea roja de la sangre de los mártires, ha sido registrada en veinte siglos de historia y las Iglesias Orientales Católicas como también las comunidades ortodoxas y otros cristianos han sido y son hoy protagonistas de esta evangélica nota de identidad del discípulo con su maestro y esta fue y es la garantía de la esperanza cierta del cielo nuevo y de la tierra nueva que esperamos ver y tocar con nuestras manos en la eternidad.

Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica “Ecclesia in Medio Oriente”, escribe: “La situación en Medio Oriente es en sí misma un llamamiento urgente a la santidad de vida. Los martirologios enseñan que los santos y los mártires, de cualquier pertenencia eclesial, han sido – y algunos lo son todavía – testigos vivos de esta unidad sin fronteras en Cristo glorioso, anticipando nuestro “estar reunidos” como pueblo finalmente reconciliado en él” (EMO n. 11).

De estos últimos años recuerdo a los 52 mártires de la Catedral Siro-católica de Bagdad, en cuya reconsagración participé en diciembre 2012, y recuerdo el dolor y, la mayoría de las veces, la muda impotencia con la que se tiene que asistir al avance del mal, al desprecio de Dios y de su ley y al desprecio de la dignidad de la persona humana. Y me he preguntado cual era el nexo que podía existir entre esta realidad y la de nuestra América Latina. Es la sangre de Cristo, que ahora vemos derramada en la persona de nuestros hermanos, víctimas de persecución, del terrorismo en general, y del terrorismo de estado en particular, de la violencia irracional y de la del narcotráfico en particular o víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres, implícita en la fe cristológica, como indicado por el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la Conferencia de Aparecida (cfr también Aparecida nn. 391-392 y ss.) el nexo de nuestras dos realidades. Leer más…

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“Nayib Bukele, rehén del fundamentalismo evangélico”, por Juan José Tamayo

Martes, 20 de febrero de 2024
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Leído en su blog:

De nuevo presidente de El Salvador tras unas elecciones fraudulentas

El artículo 154 de la Constitución salvadoreña establece que “el período presidencial será de cinco años y comenzará y terminará el día primero de junio, sin que la persona que haya ejercido la Presidencia pueda continuar en sus funciones ni un día más”

En dicho encuentro, Bukele expuso su testimonio sobre el apoyo que recibió de Dios en su acceso a la presidencia del país. Contó cómo el Espíritu Santo anunció a unos pastores evangélicos antes de las elecciones que él sería presidente de El Salvador

Bukele tomó la Asamblea rodeado de militares y policías, violando el dispositivo de seguridad legislativa. Se sentó en la silla del presidente del Poder Legislativo, hizo sonar el gong para abrir la sesión, se quedó en silencio, se cubrió el rostro con las manos, se puso a orar y, haciendo apelación a una legitimidad divina, dijo que Dios le había hablado y le había dicho que “tuviera paciencia

Nayib Bukele acaba de conseguir la presidencia de la República de  por segunda vez. Y lo ha hecho en unas elecciones fraudulentas ya que la Constitución salvadoreña prohíbe la reelección. El artículo 154 establece que “el período presidencial será de cinco años y comenzará y terminará el día primero de junio, sin que la persona que haya ejercido la Presidencia pueda continuar en sus funciones ni un día más”. El artículo 248 es contundente al afirmar que “no podrán reformarse en ningún caso los artículos de esta Constitución que se refieren a la forma y sistema de Gobierno, al territorio de la República y a la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República”. Por si hubiera alguna duda sobre la no continuidad del Presidente, según el artículo 75, “pierden los derechos de ciudadano los que suscriban actas, proclamas o adhesiones para promover o apoyar la reelección o la continuación del Presidente de la República, o empleen medios directos encaminados a ese fin”. Según este artículo, promoviendo su reelección y presentándose a ella, es el propio Bukele el que pierde sus derechos de ciudadanía.

En esta artículo voy a centrarme en la alianza del Bukele con los sectores evangélicos fundamentalistas, de los que es rehén. Son ellos quienes legitiman religiosamente su política represiva, autoritaria y, a la postre, antidemocrática, desde que asumió la presidencia por primera vez en 2019. En diciembre de 2018, en vísperas del cierre de la campaña electoral a la presidencia de la República salvadoreña, el candidato Bukele se comprometió ante un grupo de pastores evangélicos a crear una Secretaría de Valores en sintonía con la educación moral que ellos impartían en sus iglesias. En su toma de posesión como presidente de la República, el 1 de junio de 2019, invitó a dirigir una oración al pastor evangélico argentino Dante Gebel, ministro de las Asambleas de Dios, pastor de River Church de Anaheim (California) y cantante en estadios abiertos donde ha conseguido reunir a 100.000 personas

Años antes de ser presidente, Bukele recibió la visita de Franklin Cerrato, pastor evangélico para la diáspora salvadoreña en Estados Unidos, con quien desde entonces mantiene una estrecha relación.  El 23 de julio de 2019, Cerrato organizó un encuentro de líderes evangélicos de la diáspora, del Movimiento Pastores por El Salvador y de la Latino Coalition for Israel con Bukele, ya como presidente de la República, en el hotel Crowne Plaza de San Salvador, donde presentó una propuesta de Iglesia para la nación y un plan de trabajo conjunto para “recuperar los valores y principios para la familia”. En dicho encuentro, Bukele expuso su testimonio sobre el apoyo que recibió de Dios en su acceso a la presidencia del país. Contó cómo el Espíritu Santo anunció a unos pastores evangélicos antes de las elecciones que él sería presidente de El Salvador.

El ‘anuncio’ de Dios

En 2012 había ganado las elecciones a la alcaldía de San Salvador. Su intención era volver a sus empresas una vez terminada su gestión en la alcaldía. Pero sus planes cambiaron cuando un grupo de pastores de distintos países se presentó en su despacho para informarle de lo que Dios les había comunicado: que sería presidente de la República y después tendría otro cargo que no le revelarían.

En citado encuentro del 23 de julio estuvo presente Mario Bramnick, pastor asesor de Donald Trump, cuya misión era defender a Israel y convencer a los líderes latinoamericanos para que trasladaran sus embajadas en Israel a Jerusalén. El pastor anunció allí el final del cautiverio de El Salvador y de toda América Latina y declaró a Bukele libertador de su país: “Estamos en una etapa de cumplimiento de la profecía de los 70 -dijo-. El tiempo del cautiverio se acabó, el Señor está levantando Ciros no solo en Estados Unidos, sino en Latinoamérica. Bolsonaro es un Ciro, su presidente Bukele es un Ciro para este tiempo. Dios está sobre él” [1].

Bramnick reconoció estar en un tiempo “muy sobrenatural” y presumió de que, gracias a la intervención divina y al lobby de la Oficina de la Fe de la Casa Blanca, el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, ya había trasladado a Jerusalén su embajada en Israel. La vinculación de Bukele con pastores ultraconservadores no se limita a encuentros puntuales, son relaciones sostenidas por redes cercanas a Bramnick, con fuertes lazos políticos con gobiernos de derecha y una expresa oposición al matrimonio homosexual y al aborto, propuestas fundamentales de la agenda moral de los pastores evangélicos, que coinciden con las de la Iglesia católica.

Otros personajes políticos de la derecha salvadoreña han reforzado la tendencia presidencial hacia el fundamentalismo. La diputada del Partido Conciliación Nacional, Eileen Romero, presentó en noviembre de 2019 en la Asamblea Legislativa una moción para decretar la lectura obligatoria de la Biblia en las escuelas. También en noviembre de 2019, la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa otorgó un espacio en la agenda oficial para que un grupo de diez pastores evangélicos entrara a orar por los diputados y las diputadas para que “Dios los ilumine” a la hora de legislar sobre los grandes temas del país.

Oraciones para legitimar el autogolpe

IMG_2877Desde su elección como presidente de la República de El Salvador, en junio de 2019, Nayib Bukele viene dando numerosas muestras de autoritarismo y autocracia, que llegaron a su zenit con el autogolpe de Estado en febrero de 2020. El 9 de febrero de ese año convocó por vía de urgencia a la Asamblea Legislativa para aprobar un crédito de 109 millones de dólares para su plan de seguridad pública, denominado Control Territorial, que había sido impugnado anteriormente por fallos de tipo constitucional. Esta situación llevó a la parte opositora de la Legislatura a rechazar la convocatoria. Ante la negativa, Bukele hizo un llamamiento a la insurrección popular pidiendo a la gente que acudiera al exterior de la Asamblea para presionarla por la aprobación del crédito extraordinario. El Ejército le prestó públicamente lealtad y le mostró su disposición a cumplir sus órdenes. Las Fuerzas Armadas ocuparon las calles adyacentes a la Asamblea y finalmente todo el recinto legislativo. Se trataba de una violación del Estado laico y de un retroceso democrático.

Ese mismo día, con la sola asistencia de 28 de los 84 diputados, Bukele tomó la Asamblea rodeado de militares y policías, violando el dispositivo de seguridad legislativa. Se sentó en la silla del presidente del Poder Legislativo, hizo sonar el gong para abrir la sesión, se quedó en silencio, se cubrió el rostro con las manos, se puso a orar y, haciendo apelación a una legitimidad divina, dijo que Dios le había hablado y le había dicho que “tuviera paciencia”.

Lo que hizo Bukele en realidad fue un intento de golpe contra la Asamblea Legislativa al entrar en ella rodeado de militares y policías y, a la postre, contra la democracia, así como una usurpación de la función del presidente del Legislativo. La toma militar de la Asamblea fue un atentado contra la regla democrática de separación de poderes, que pretendió legitimar religiosamente a través de la oración que hizo sentado en la sede del presidente del Poder Legislativo. Los únicos apoyos con los que contó fueron su partido aliado, el ejército y la policía. Con la toma militar del Parlamento demostró su negativa al diálogo y su incapacidad para llegar a acuerdos con las diferentes fuerzas políticas representadas en la Asamblea Legislativa.

Numerosos colectivos sociales condenaron la militarización, la toma violenta y la profanación del espacio legislativo nacional. La oposición reclamó la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para frenar lo que calificó de “autogolpe de Estado”. La OEA no se pronunció al principio de manera concluyente, pero días después respaldó a Bukele.

Gestión autoritaria de covid-19 en El Salvador

Volvió a demostrar su perfil autoritario, antidemocrático y religiosamente fundamentalista durante la pandemia de la covid-19. Declaró “Estado de Excepción” sin que se hubiera producido un solo caso de contagio. Cuando los casos de contagio aumentaron, anunció en la cadena nacional de radio y televisión que la presidencia, en vista de la difícil situación, decretaría el domingo 24 de mayo de 2020 como Día Nacional de la Oración “para que Dios sane nuestra tierra y nos permita vencer la pandemia que está golpeando al mundo entero”.

Nuevamente, el 9 de agosto del mismo año, cuando la pandemia estaba en su mayor escalada en El Salvador, decretó otro Día Nacional de la Oración “para pedir a Dios que nos proteja de esta enfermedad y nos libre de sufrimiento”. Cuando los casos comenzaron a bajar, atribuyó el descenso, entre otras causas, a los días nacionales de la oración decretados por él.

Recuperar la figura profética de monseñor Romero

En el clima de integrismo político-religioso reinante hoy en El Salvador, creo necesario recuperar la figura profética y de gran talla moral de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de El Salvador, asesinado por orden del Mayor Roberto D’Aubuisson y canonizado por el papa Francisco el 14 de octubre de 2018. Cuarenta y cuatro años después de su asesinato sigue siendo faro que ilumina la oscuridad del presente. Él es hoy un símbolo del cristianismo liberador que asumió la opción ética y evangélica por las personas y los colectivos empobrecidos de su país. Ejerció una ciudadanía crítica y activa y defendió que fueran los propios salvadores “los forjadores de nuestra historia” y no permitieran que poderes exteriores les impusieran el destino a seguir.

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 Romero fue un excelente pedagogo popular que, a través del método jocista del ver-juzgar-actuar y de la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, contribuyó a que el pueblo pasara de la conciencia ingenua e intransitiva a la conciencia transitiva y crítica, de la conciencia mítica a la conciencia histórica y de esta a la praxis transformadora. Constituye un referente en la lucha por la justicia para creyentes de las diferentes religiones y para no creyentes de distintas ideología, así como para los políticos por su manera de entender y practicar la relación crítica y dialéctica entre poder y ciudadanía, y para los dirigentes religiosos por su correcta articulación entre fe y política, sin caer en el fundamentalismo.

Monseñor Romero es piedra angular en la construcción de la cultura de paz en El Salvador, en América Latina y en todo el mundo; cultura de paz que no es la ausencia de conflictos ni se limita a la ausencia de guerra, sino que ha de ir acompañada del trabajo por la igualdad en todos los ámbitos, siempre que no desemboquen en uniformidad, y del respeto a las diferencias de todo tipo, siempre que no desemboquen en desigualdad.

Romero no se instaló cómodamente en el (des)orden establecido, ni consintió con el pecado estructural, ni hizo las paces con el gobierno, como le pedía Juan Pablo II. Encarnó la utopía en su vida, su mensaje y su práctica liberadora, no como ideal irrealizable y fantasmagórico, sino conforme a los dos momentos que la caracterizan: la denuncia de los poderes que oprimían a las mayorías populares y la propuesta de alternativas.

La mejor expresión del compromiso de monseñor Romero con la utopía fue la respuesta que dio a la pregunta de un periodista sobre si tenía miedo a que lo mataran: “Si me matan, resucitaré en el pueblo”

La mejor expresión del compromiso de monseñor Romero con la utopía fue la respuesta que dio a la pregunta de un periodista sobre si tenía miedo a que lo mataran: Si me matan, resucitaré en el pueblo”. No estaba hablando de la resurrección de los muertos, ni de la vida eterna. Se refería a la nueva vida del pueblo salvadoreño, liberado de la violencia estructural, la guerra, la injusticia y la pobreza.

Otra lección que nos enseña monseñor Romero y que nos invita a practicar en tiempos de supremacismo como los que estamos viviendo es su actitud anti-imperialista. Él se enfrentó al Imperio estadounidense en una carta dirigida a su presidente, Jimmy Carter, en la que se oponía a la ayuda económica y militar de Estados Unidos al Gobierno de El Salvador, porque, a su juicio, constituía una injerencia inaceptable en los destinos de su país y reforzaba la injusticia y la represión contra el pueblo.

La espiritualidad es una dimensión constitutiva del ser humano, como lo es la sociabilidad. Monseñor Romero es hoy un ejemplo de espiritualidad liberadora. Él fue una persona espiritual, sin caer en el espiritualismo; un místico sin caer en el misticismo evasivo de la realidad; una persona profundamente religiosa, pero no con una piedad ajena a los conflictos sociales, sino inmersa en ellos.

[1] Ciro fue el rey persa que liberó a Israel de la dominación de Babilonia.

Fuente Religión Digital

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