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Chile: “Diputados evangélicos contrarios a la adopción homoparental juegan a perdedor”

Lunes, 25 de febrero de 2019
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adopcionhomoparental-770x394Así reaccionó el Movilh luego de que los/as diputados/as RN Francesca Muñoz, Cristóbal Urruticoechea y Eduardo Durán persistieran con su homofobia.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) lamentó hoy que los diputados evangélicos de RN Francesca Muñoz, Cristóbal Urruticoechea y Eduardo Durán, anunciaran que en marzo realizarán gestiones ante La Moneda para impedir la legalización de la adopción homoparental.

“Retomaremos el trabajo de conversación con el Gobierno luego del receso para enfrentar la votación de este proyecto tan importante”, dijo Durán a El Mercurio, mientras que Urricoechea añadió que la “figura materna y paterna no se puede reemplazar por dos personas de idéntico sexo”.

El dirigente del Movilh, Rolando Jiménez, lamentó “que estos diputados tengan como eje de su agenda la negación de derechos a las personas LGBT, el desprecio a las familias homoparentales y su rechazo a respetar el interés superior del niño, toda vez que al negar la adopción a un tipo de parejas, se disminuye la posibilidad de encontrar el mejor hogar posible para los hijos/as”.

El activista, quien ha participado de todas las sesiones del Congreso Nacional sobre la adopción homoparental, añadió que “de todas formas advertimos que tanto en la Cámara de Diputados, como en el Senado contamos con las mayorías necesarias para aprobar la adopción homoparental. Los diputados evangélicos de RN juegan a perdedor. Esperamos que el Gobierno no entre en estos juegos, pues la adopción homoparental es un compromiso del Estado de Chile ante la CIDH”.

El pasado 23 de enero la Comisión de Familia despachó el proyecto que reforma la ley de adopciones incorporando a las parejas del mismo sexo y prohibiendo todo tipo de discriminación basada en la orientación sexual e identidad de género, tras aprobar propuestas del Movilh que fueron ingresadas como indicaciones por diversos parlamentarios.

Tras ello, la norma deberá ser votada por la Sala de la Cámara y luego iniciar su trámite en el Senado.

Fuente MOVILH

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Piden 15 años para un responsable de la Iglesia Evangélica por dar alimentos a cambio de sexo

Martes, 5 de febrero de 2019
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1516772793473Y por apropiación indebida de productos de un Banco de Alimentos de Vícar

Muchas de las víctimas se veían obligadas a acceder debido a su precaria situación

La Fiscalía Provincial de Almería va a solicitar 15 años y siete meses de prisión para V.G.H.M., el hombre de 63 años identificado como el responsable “por delegación” de una entidad de Vícar acusado de exigir relaciones sexuales a mujeres en situación de exclusión social a cambio de alimentos, a lo que muchas de ellas se veían obligadas a acceder debido a su precaria situación.

El Ministerio Público acusa al procesado de los delitos continuados de abuso sexual, acoso sexual y apropiación indebida, ya que según las pesquisas policiales que siguió la Guardia Civil de Vícar, además se habría hecho con unos 4.304 euros en productos procedentes del Banco de Alimentos entre los años 2016 y 2017 que no llegaron nunca a ser entregados a sus beneficiarios.

Según el escrito de acusación provisional, el hombre se habría hecho cargo desde 2014 de la inscripción, recogida, almacenamiento y entrega de alimentos a personas en situación de exclusión, asumiendo el control de dicha actividad “como figura visible de la Iglesia Evangélica La Puerta”.

Desde tal posición, el hombre “se ponía en contacto con diversas mujeres que se encontraban en extrema situación de precariedad” a las que “exigía mantener con él relaciones sexuales a cambio de alimentos, dinero u otro tipo de ayuda”, según sostiene la Fiscalía, que apunta que el acusado se aseguraba el consentimiento de ellas “por la situación crítica de necesidad” que padecían, dado que algunas de estas mujeres tenían hijos a su cargo y ningún tipo de sustento.

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La Guardia Civil halló alimentos en condiciones de “insalubridad” o con la fecha de caducidad vencida durante un registro de la vivienda en mayo de 2018. La investigación de la operación Asuero se inició en enero del mismo año, cuando una de las víctimas presentó una denuncia dada la “extrañeza” de recibir menos alimentos que “algunas de sus vecinas en su misma situación”.

Los agentes tomaron manifestación a 30 personas, de las que 24 confirmaron que recibían menos alimentos de los que debían recibir y seis mujeres reconocieron que, por su situación, habían accedido a mantener relaciones sexuales con él a cambio de la comida.

La Fiscalía pide una multa de 12 meses a razón de 12 euros diarios para el acusado, además del alejamiento a más de 500 metros de algunas de las víctimas durante diez años y una indemnización de 3.404 euros al Banco de Alimentos.

Fuente Religión Digital

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“Cómo reformar la Iglesia”, por Carlos Osma

Miércoles, 31 de octubre de 2018
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ReformaiglesiaMonumento a la Reforma, Ginebra

En el Día de la Reforma, publicamos este artículo del blog Homoprotestantes:

En ocasiones escucho reflexiones, predicaciones, o leo artículos en los que se anima a reformar la Iglesia. Si además la persona que hace este llamamiento pertenece al ámbito protestante, en algún momento repite la archiconocida frase: “Una iglesia reformada, siempre reformándose”. Bien es cierto que en pocas ocasiones indica en qué debe consistir esa reforma, porqué es necesario hacerla, y qué le ha llevado a pensar así. En realidad, en la mayoría de ocasiones, creo que la frase es más bien una muletilla, un elemento de la tradición que sobrevuela el discurso para indicar que se es protestante, que no se es fundamentalista, o que se está a años luz de otras iglesias en las que no hubo reforma.

En Martín Lutero encuentro también esa voluntad de transformación, de reforma de la realidad religiosa en la que estaba inmerso, pero entiendo que esta voluntad tuvo su origen en una experiencia previa de insatisfacción real, no teórica. Lutero tenía una autocomprensión negativa de sí mismo y esto le limitaba y le producía sufrimiento. Desde muy joven le acompañó el temor a un Dios castigador que le exigía una vida de sacrificios interminables. Por eso se dedicó al ayuno, a la autoflagelación, a la confesión constante; aunque nada de todo esto le hizo sentirse reconciliado con Dios.

Siempre hay casos excepcionales, es verdad, pero el de Lutero no lo es, creo que en la mayoría de ocasiones las reformas no surgen de personas que se encuentran cómodas con el sistema en el que viven, sino de las que padecen sus consecuencias negativas. Jamás una persona satisfecha con su iglesia querrá reformarla. Jamás una persona a la que le va bien con la vida que tiene querrá que ésta cambie. Seguro que en algún momento dirán eso de que es necesario reformarse, adaptarse, transformarse… pero serán sólo palabras. La reforma nace de una insatisfacción profunda con el sistema, no de palabras huecas biensonantes.

El 31 de octubre de 1517 Lutero clavó en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittemberg sus 95 tesis. Por aquel entonces el papa León X quería renovar la Basílica de San Pedro en Roma, y desarrolló una campaña para recaudar fondos mediante la venta de indulgencias. Los compradores recibían a cambio una reducción de sus días de castigo en el purgatorio e incluso el perdón de los pecados. Lutero podría haber colaborado con dicha campaña aunque sus planteamientos teológicos no la vieran con buenos ojos, o podría simplemente haberse callado. Pero al leer algunas de sus tesis encontramos que no fue así:

Tesis 21. “En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa”.

Tesis 22. “De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida”.

Con sus 95 tesis Lutero convierte su insatisfacción en una denuncia. Porque la insatisfacción que es incapaz de denunciar, no puede reformar ninguna iglesia, ni ninguna vida. Hay un momento en el que la experiencia de opresión debe surgir y convertirse en algo real para que el cambio pueda ser posible. Si Martín Lutero se hubiera callado, no estaríamos hablando hoy de reforma protestante. Evidentemente la denuncia situó a Lutero en un lugar peligroso, y él lo sabía, no era un ignorante ni un loco, tenía conocimiento de lo que les había ocurrido a muchos otros reformadores anteriormente. Para que una iglesia pueda ser reformada, para que sea real la petición de una reforma constante, se necesitan personas que denuncien el status quo y que asuman las consecuencias de hacerlo. En iglesias donde todo esto es imposible, donde las voces discordantes son excomulgadas, o donde éstas no se atreven a levantar la voz por cobardía, no hay posibilidad real de reforma. El Espíritu Santo dirige la iglesia hacia la reforma a través de voces proféticas.

Cuando algunos cristianos y cristianas alaban la respuesta de Lutero ante las exigencias del papa León X para que se retractara de 41 de sus 95 tesis: “No puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro actuar contra la conciencia”. Deberían preguntarse si alguna vez se han enfrentado a una situación como esa dentro de la iglesia, y si actuaron como Lutero, defendiendo su conciencia, o como León X, que trató a Lutero como un delincuente, prohibió la posesión o lectura de sus escritos y dio inmunidad a quien lo asesinara. ¿Dónde se alinearon? ¿Con quienes defendían la conciencia o quienes defendían la ortodoxia?

Martín Lutero vivió una experiencia opresiva y levantó la voz para oponerse a lo que él consideraba erróneo e injusto, pero no se quedó ahí. Se atrevió también a hacer una propuesta basada en la tradición bíblica y eclesial, que le liberaba de sus temores al igual que al resto de cristianos. Se atrevió a dejar sin argumentos a quienes utilizaban las condenas y el temor en beneficio propio. Y lo hizo afirmando que la salvación es un regalo de Dios, dado por gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo[1]”. No tenía mucho sentido el sentirse culpable, el vivir atemorizado, condenado… La liberación no se encontraba ni en la Ley ni en los dirigentes de la iglesia, sino en la fe en el Dios de Jesús. Por eso un cristiano no debía tener como sumo juez al papa, sino a Jesucristo y su Palabra en la que se revela su voluntad.

La liberación que supuso la Biblia para cristianos como Lutero es difícil de entender hoy, ya que la ortodoxia evangélica la ha petrificado y puesto al servicio de la opresión. La Biblia ya no es fuente de liberación, sino una ley que está al servicio del capricho del líder de turno que dice poseer la lectura verdadera. Las lecturas fundamentalistas han debilitado profundamente la percepción de la Biblia como lugar de liberación para los seres humanos. Las personas LGTBI somos unas de las danificadas por este proceso diabólico que pretende destruir cualquier autocomprensión positiva que podamos hacer de nosotros mismos, al mismo tiempo que exige una represión de nuestros deseos y un reconocimiento de culpabilidad por ser como somos. Sólo comprando sus indulgencias con mentiras podemos alcanzar la salvación que ellos nos otorgan.

Pero es desde esta situación opresiva desde la que las personas LGTBI podemos convertirnos en profetas que traen una nueva reforma a la iglesia. Una reforma que no nacerá del legalismo, sino de la experiencia y la liberación del texto bíblico de manos de quienes lo están adulterando. Y esto ocurrirá si nos atrevemos, como Martín Lutero y tantos otros reformadores, a levantar la voz denunciando la opresión heteronormativa aunque esto signifique nuestra expulsión de las iglesias que no dejan espacio al profetismo, y que son más sensibles a las lecturas literalistas y las tradiciones homófobas que al dolor que éstas producen. Y si partimos de nuestra experiencia y somos valientes en la denuncia, también podremos encontrar respuestas que dejen sin sentido al poder heteronormativo. En realidad no tenemos que buscar demasiado, ni ser muy originales, porque la Palabra de Dios siempre ha dado vida a quienes la han visto negada, y es por gracia que vivimos los cristianos, por medio de la fe… no por cualquier otra cualidad humana, ni siquiera la heterosexualidad.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por vuestra heterosexualidad, para que nadie se gloríe[2]”.

Las cristianas y los cristianos LGTBI somos una oportunidad de reforma para la iglesia, una oportunidad para curar de heteronomatividad sus discursos, sus lecturas, su praxis. Una oportunidad, ni la primera ni la última, de hacer del evangelio una fuente de liberación para toda la Iglesia.

Carlos Osma

[1] Rm 5,1

[2] Ef 2,8-9 El texto pone “obras” donde pongo “vuestra heterosexualidad”.

Cristianismo (Iglesias), Cuáqueros, Iglesia Adventista del Séptimo Día, Iglesia Anglicana, Iglesia Bautista, Iglesia Católica, Iglesia Luterana, Iglesia Metodista, Iglesia Presbiteriana, Iglesias Evangélicas, Iglesias Reformadas (Calvinistas) , , , , , ,

“La mentira os dará poder”, por Carlos Osma

Viernes, 21 de septiembre de 2018
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6219452d-b169-4a8d-bec4-1088c69e98f5De su blog Homoprotestantes:

Aunque uno de los textos más conocidos del evangelio afirma que “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres[1], la historia muestra una y otra vez que las iglesias han preferido el “aprenderéis a mentir, y la mentira os dará poder”. Y es que, como cualquier otra institución, las iglesias se han sentido muchas veces amenazadas por personas, ideologías o cosmovisiones; y ante esa supuesta amenaza han respondido a menudo de forma poco evangélica, poco humana. Esa es nuestra historia, esconderla sería faltar a la verdad y un impedimento para liberarnos.

Es difícil encontrar instituciones que controlaran mejor la utilización del relato con fines represivos. Antes de entrar a humillar, discriminar, someter e incluso asesinar a un grupo de personas, las iglesias sabían que era necesario crear un relato que diera legitimidad a su barbarie. Los judíos, por ejemplo, fueron los que asesinaron a Jesús; eran sucios, olían mal, eran criminales, avaros y maestros del engaño. Las mujeres que se negaron a poner su cuerpo y su capacidad reproductiva al servicio de poder, fueron denominadas brujas: depravadas sexuales capaces de asesinar a niños, o desenterrarlos de sus sepulturas, para comérselos en los banquetes de sus aquelarres. Los negros eran los descendientes de Cam, que había avergonzado a su padre Noé, y habían sido castigados con la maldición divina de ser siervos de sus hermanos[2]. Las personas negras no tenían la inteligencia del resto de seres humanos, eran sanguinarias, ladronas, supersticiosas e indignas de confianza. Los dirigentes de la Iglesia católica, eran para los protestantes, los representantes del poder del Anticristo y la Prostituta de Babilonia de la que habla el Apocalipsis. Sus seguidores, personas incultas, idólatras y supersticiosas. Los protestantes fueron, para los católicos: herejes, herramientas diabólicas contra la Iglesia, mentirosos, comunistas y masones.

Me parece evidente que las iglesias deberían ser abanderadas de la lucha por la justicia y la dignificación de las personas que son oprimidas en nombre de la heteronormatividad, el binarismo de género y el patriarcado. Sin embargo, para muchas de ellas, estas tres ideologías han sido disueltas de tal manera en sus estructuras, que las confunden con el evangelio mismo y son incapaces de extirparlas de su seno por miedo a perder su esencia. Hago aquí un inciso para indicar lo perverso que ha llegado a ser un cristianismo que entiende que estas tres ideologías son parte esencial del evangelio, y está dispuesto a pasar por encima de la vida de tanta gente para defenderlo. Ante esta visión completamente alejada del evangelio de Jesús, estas iglesias perciben a las personas LGTBIQ, a los colectivos que las apoyan, y a los poderes políticos que legislan en favor de toda la población (también LGTBIQ), como una amenaza.

Como han hecho casi siempre, ante la sensación de amenaza, han decidido contraatacar. La fórmula clásica del silencio, de no nombrar y expulsar a la marginación, ya no es suficiente para someter y humillar a las personas LGTBIQ en Occidente. Así que para hacerlo ahora con éxito, son conscientes de que necesitan un relato que haga de estas personas un peligro para la sociedad, y sobre todo para las iglesias (que se convertirían en objetivo prioritario de las personas LGTBIQ). Si hacemos un repaso a titulares de algunas páginas cristianas conservadoras observaremos como intentan construir dicho relato: ¿Podemos salvar el Encuentro Mundial de las Familias del lobby gay? (infoCatólica), El estado se está sometiendo a la ideología de género (Protestante Digital), Expertos alertan que los medios de comunicación estimulan la transexualidad de los niños (Bibliatodo Noticias), Cristiano podría ser condenado a 2 años de prisión por decir que la homosexualidad es pecado (Noticia Cristiana),  Activista reconocida LGBT abandona su estilo de vida, se rinde a Jesús (Mundo Cristiano), Condenaron a panaderos por negarse a hacer un pastel pro-homosexual (La Gaceta Cristiana), FEREDE reitera su preocupación y posicionamiento crítico por las leyes antidiscriminación “solo para gais” tras la aprobación de la ley andaluza (Actualidad Evangélica), Un pediatra augura en el futuro una “oleada de suicidios” debido a la ofensiva trans en los niños (Religión en Libertad)…. No importa que el relato de persecución del cristianismo por parte del supuesto lobby LGTBIQ sea falso, lo esencial es construirlo y hacerlo creíble para mantener el poder y la influencia en todas las facetas de la sociedad y de la vida privada del mayor número posible de personas.

Pienso que el cristianismo no está llamado a ejercer poder, sino a liberar(se), y para ello debería cambiar la mentira por la verdad. No me estoy refiriendo a una verdad absoluta, Dios me guarde, sino a conocer la realidad a la que se enfrentan las personas LGTBIQ, también las que son cristianas, antes de crear un clima de confrontación. Estaría bien que, en vez de hacer oídos sordos a las críticas de muchas personas por la experiencia sufrida dentro de las iglesias a raíz de los discursos homobófobos y tránsfobos que en ellas se realizan; se sentasen a dialogar y se dejaran interpelar por sus palabras, y por qué no, aclararan aquellas que han podido ser malinterpretadas.  La única razón por la que se niegan a hacerlo es porque son conscientes de que su discurso no tiene nada que ver con la vida y la realidad, sino con el poder, y con la incapacidad de repensar su fe de una manera que sea liberadora (¿a qué Jesús está siguiendo este cristianismo?). Es incomprensible que sigan negando la humillación que padecen los cristianos LGTBIQ que hay dentro de sus iglesias, y sean incapaces, no digo ya de empatizar, sino de escuchar, de tratarles como seres humanos. También a las personas que ya no forman parte de sus comunidades porque fueron maltratadas y expulsadas.

Que un país tenga una educación que respete las diversidades y que no trate de imponer la heteronormatividad por la fuerza, que existan leyes (que se pongan en práctica) que condenen a quienes agreden a las personas LGTBIQ, que todo el mundo tenga el mismo derecho a formar y ver reconocida su familia, que de la diversidad y la igualdad de derechos se haga bandera, que haya justicia para quienes padecieron represión por su diversidad sexual o de género, que nadie tenga que renunciar a su fe o a la comunidad de la que forma parte por ser LGTBIQ, que una persona trans y su familia sean acompañadas de manera no invasiva pero sí empoderadora, teniendo todos los recursos que necesitan a su alcance de manera ágil… Y podríamos seguir y seguir enumerando las necesidades y las luchas de las personas LGTBIQ (y de una sociedad -y pocas iglesias- que ha hecho suyas sus reivindicaciones). Y al enumerarlas, no aparece ninguna de las amenazas que el discurso cristiano fundamentalista ha generado para hacerse pasar por una víctima, en vez reconocer y arrepentirse por su colaboración y promoción de la LGTBIQfobia. Se puede seguir mintiendo, pero me parece ofensivo que se haga en nombre de Dios, y que no haya más voces cristianas que hagan una denuncia rotunda del burdo relato que se está intentando construir. Porque el evangelio, Jesús mismo, llama a la verdad, y la verdad no tiene nada que ver con el relato que pretenden imponer. La única forma de aproximarse a esa verdad, es sentarse en la misma mesa con las personas LGTBIQ para dialogar e intentar comprender sus demandas. Y después, mantenerse con el discurso del antievangelio del poder, como tantas y tantas veces, o decidirse por el evangelio de la liberación.

Carlos Osma

Notas:

[1] Mt 8,32

[2] Gn 9,18-28

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“Un pastor en apuros”, por Carlos Osma

Jueves, 13 de septiembre de 2018
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secuestroDe su blog Homoprotestantes:

Imagina que vives en la maravillosa ciudad de Valencia, junto al rio Turia, y que de vez en cuando te pasas por su catedral y subes los 207 escalones del Micalet para disfrutar de las vistas y pasar un buen rato. Supón que eres un pastor evangélico y que después del culto del domingo, dejas a tu mujer e hijos en casa, y te vas a dar una vuelta por el imponente Oceanogràfic para ver los diferentes hábitats marinos y sumergirte con algún tiburón. Ponte en la piel de este pastor y visualízalo sentado en su coche, con la puerta trasera abierta, en la Avenida del Cid en pleno mes de marzo, pocos días después de que el fuego haya convertido en cenizas las monumentales fallas y las tracas y petardos todavía resuenen en su memoria. Mira por el retrovisor a través de los ojos de este pastor, que mantiene el coche en marcha mientras el nerviosismo delata que lo suyo no son los secuestros, y observa cómo los dos cutres sicarios, que ha contratado por 140 euros, intentan introducir por la fuerza en el automóvil a su musculado amante sin demasiada fortuna.

Sitúate ahora un mes antes, en febrero; estás dentro de una iglesia evangélica, justo en una asamblea en la que se está decidiendo si dicho pastor debe ser expulsado por su conducta inmoral. No es fácil dictaminar si el tema es que ha sido infiel a su mujer, o si el problema es que lo ha sido con un hombre; aunque como la esposa no aparece por ningún lado y nadie se acuerda de ella, todo parece indicar que estamos en el segundo de los casos. Ahora, por difícil que resulte, intenta descubrir que pasa por la cabeza de nuestro protagonista que está a punto de perder su trabajo y el sustento de su familia… piensa en la hipoteca, en sus hijos, en el coche… piensa en los recibos de la luz, del teléfono y del gas… y presupón que lo único que este señor de 53 años ha hecho en la vida es ser pastor, y evidentemente carece de otra formación. No es difícil deducir que está aterrado, desesperado y que se siente acabado. Y entonces escucha sus escusas y sus mentiras patéticas negándolo todo.

Vayamos hacia atrás más de cuarenta años, y pregúntate porque este señor no huyó de la iglesia evangélica en la que fue criado cuando descubrió su problema…. ese que no se podía nombrar en aquel momento. O en el peor de los casos, si no procede de una iglesia evangélica, ¿qué hizo que se decidiera a formar parte de una de ellas? Y para más inri, ¿por qué se casó?, ¿y por qué aceptó ser pastor en una iglesia homófoba? (bueno, si hablamos de Valencia, y quería ser pastor, tenía que serlo en una que fuera homófoba). No es que esté lanzando preguntas sobre el comportamiento de este ministro evangélico, lo que en realidad me interesa más, es saber qué le ofrecía la iglesia evangélica para que estuviera dispuesto a hacer tantos disparates juntos.

Supongo que mis lectoras se habrán percatado de que hasta ahora he hablado de un secuestro, de juicios sumarísimos eclesiales, de miedo, de recibos de luz, de incongruencia, de engaño… Y por mucho que estos elementos intenten hacer del artículo un texto trepidante, habrán echado en falta (sobre todo si estamos hablando de un pastor evangélico) palabras como: evangelio, amor, empatía, coherencia. ¿Por qué un pastor desesperado en vez de intentar secuestrar a su amante para grabar un mensaje en el teléfono móvil desmintiendo su relación, y así seguir engañando a su comunidad, no sube al púlpito de la iglesia y denuncia la homofobia que le ha llevado a tener una doble vida? Y si este señor no se mueve por motivaciones evangélicas, ¿por qué está dispuesto a cometer un delito pensando más en mantenerse dentro de la iglesia, que en justificarse ante su mujer? Para seguir teniendo trabajo, pensará muchos lectores, y quizás tengan gran parte de razón; pero creo que no toda.

Con esta noticia los medios de comunicación evangelicales, como de costumbre, podrían haberse dedicado a caricaturizar a las personas LGTBIQ presentándolas como poco fiables, mentirosas y peligrosas. Pero no se han hecho eco de ella. Y es que, pienso yo, la imagen real de un pastor evangélico en su coche, con el pie dispuesto a pisar el acelerador, la mano derecha en el cambio de marchas, los ojos fijos en el retrovisor, y pidiéndole a dios que su plan de secuestro saliese bien para poder seguir asistiendo a la iglesia; más que ridiculizar a las personas LGTBIQ, deja ver con claridad meridiana que el mensaje de liberación que deberían predicar en sus iglesias, ha sido sustituido por otro que solo busca la dependencia de sus fieles. Y eso solo es posible porque en algún momento perdieron la fe en el poder de transformación real sobre la vida de las personas que tiene el mensaje de Jesús, el evangelio. Es triste decirlo, pero nuestro pastor secuestrador, no pensó en ningún momento en comportarse de manera evangélica, sino en seguir formando parte de su mundo evangelical. Y con toda seguridad es eso lo que predicaba desde el púlpito de su iglesia, y lo que se predica en el resto de púlpitos evangelicales: dependencia, no evangelio.

La dependencia, que recorre el mensaje evangelical de arriba abajo, es una renuncia al evangelio y el reconocimiento implícito de la perdida de la fe. Y en esas circunstancias las personas se ponen en manos de las obras de la ley, e intentan hacer parecer que están a la altura de las exigencias de quienes les darán su visto bueno. Y cuando no pueden, y se sienten aterradas por la posibilidad de perder el mundo que les da tanta seguridad, deciden vivir una doble vida. Pero si por alguna razón sus obras de la carne salen a la luz, entonces tendremos unos seres humanos desesperados dispuestos a mentir, coaccionar y secuestrar; unos hombres y unas mujeres dispuestas a todo. La dependencia es un veneno con el que conscientemente se pretende cautivar conciencias en las comunidades evangelicales, un veneno que acaba haciendo una caricatura del evangelio. Ante esta propuesta demoníaca, hay que seguir afirmando con rotundidad que donde hay evangelio, donde hay buena noticia, allí está el espíritu de Dios, y donde está su espíritu, allí hay libertad; allí hay “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”.  Y que: “contra tales cosas no hay ley[1]”.

Carlos Osma

Notas:
[1] Gl 5,22-23

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“Los sodomitas son los políticos populistas que predican la xenofobia”. Entrevista a Luca Negro, presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas en Italia

Sábado, 4 de agosto de 2018
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lucaDel blog Homoprotestantes:

Desde diciembre de 2015 es el presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas en Italia. Una Federación compuesta por varias iglesias que van desde la Iglesia Valdense – la histórica iglesia reformada de Italia, fundada en el siglo XII –, hasta el Ejército de Salvación, pasando por la Iglesia Bautista. ¿Cuáles son los pros y contras de una federación tan diversa?

En realidad la Federación no es tan diversa. Sus miembros son mayoritariamente las iglesias del protestantismo histórico, que están presentes en nuestro país desde el siglo XIX. Participan en el movimiento ecuménico, tienen una teología abierta y una lectura bíblica que no está caracterizada por el literalismo o el fundamentalismo… No forman parte de la Federación las iglesias “evangelicales” (pentecostales y otras). Claro que hay un diálogo con estas iglesias, pero un dialogo que a veces es más difícil a nivel ético que teológico.

Usted es pastor de la Unión Cristiana Evangélica Bautista de Italia, una iglesia que – junto a valdenses y metodistas – hace años empezó a trabajar la inclusión de las personas LGTBI. ¿Cómo fueron esos comienzos?

Un grupo de hermanos y hermanas bautistas, metodistas y valdenses nos reunimos informalmente en 1997 durante la Asamblea de la Federación, y decidimos crear una Red evangélica sobre Fe y Homosexualidad. Esta red – la REFO, Rete evangelica fede e omosessualità – nació en 1998. Antes y durante la Asamblea/Sínodo de las iglesias “BMV” (bautistas, metodistas y valdenses) de 1990 trabajamos para que se creara una comisión BMV sobre fe y homosexualidad. Una comisión que lleva trabajando en estos casi veinte años en la formación bíblica y teológica. En 2010 el Sínodo metodista y valdense decidió a favor de la bendición de parejas del mismo sexo, aunque en aquel momento todavía no había una ley de uniones civiles, como la que fue aprobada en 2016. Los bautistas son congregacionalistas, es decir, que cada iglesia puede decidir autónomamente sobre este tema. Aun así, en la Asamblea Bautista de 2016 se aprobó por mayoría la bendición de parejas del mismo sexo.

¿Qué avances se han conseguido hasta hoy?

Además de la bendición de parejas del mismo sexo, muchas iglesias, particularmente en las ciudades más grandes, han recibido como miembros a personas homosexuales. También se han implicado cada año, alrededor del 16 de mayo, en la organización de vigilias ecuménicas de oración contra la homofobia.

¿Qué falta todavía?

Aún hay iglesias y sectores de iglesias que no están por la inclusión; en particular, éste es el problema con congregaciones donde la mayoría de los miembros son de origen africano o latinoamericano. En la Unión Bautista hay también algunas congregaciones que han sido fundadas por misioneros de Brasil, que tienen otra posición sobre la inclusión de las personas homosexuales. Esta problemática será discutida en la próxima Asamblea de la Unión Bautista del mes de noviembre.

Las iglesias bautistas en Cataluña, España, o Sudamérica, son muy beligerantes hacia las personas LGTBI y sus derechos. ¿Qué ha podido influir en Italia para que esto sea diferente?

Los bautistas italianos tienen una tradición de cooperación con el resto de iglesias del protestantismo histórico. El movimiento bautista tiene más de 150 años de vida en Italia, y nació como expresión de un “Risorgimento” (resurgimiento) nacional a nivel religioso. Los primeros misioneros fueron ingleses y americanos del Norte (más abiertos que los del Sur de los Estados Unidos), y el liderazgo bautista siempre fue muy italiano, con raíces profunda en la cultura italiana más liberal y progresista.

En Italia no existe el matrimonio entre personas del mismo sexo, sino la unión civil. Tampoco los hijos e hijas de familias LGTBI pueden ver reconocidos a sus dos padres o madres (salvo raras excepciones tras litigios judiciales interminables). ¿A qué cree que se debe tanta resistencia a la igualdad de derechos?

La cultura católica y la influencia del Vaticano han tenido una gran importancia, por ejemplo, en el retraso con el que se ha aprobado la ley de uniones civiles. No se puede olvidar que en Italia tenemos la Santa Sede. Y también al nuevo Papa, que es muy abierto cuando se habla de ecumenismo, paz, justicia y otros temas sociales; pero que es muy tradicional cuando se trata de ética y familia. En cuanto a nuestras iglesias, desde hace años preferimos no hablar de “familia” sino de “familias”, en plural.

Actualmente mucho se habla de la inestabilidad política en su país y el aumento de los populismos. También de la posible salida del euro o incluso, de la Unión Europea. ¿Vive Italia una crisis? ¿A qué se debe?

El Gobierno actual es eminentemente populista, una extraña alianza entre un movimiento claramente de derecha y xenófobo, la Liga de Matteo Salvini, y un movimiento populista con elementos de izquierda, el Movimiento 5 Estrellas. No sé cuánto podrá durar esta alianza. El riesgo para los 5 Estrellas es convertirse completamente en subalternos de Salvini. De todas formas, esta situación tiene mucho que ver con la incapacidad del centro-izquierda de renovarse, y con el sectarismo interno y externo del Partido Democrático (interno por la falta de pluralismo del secretario saliente Matteo Renzi, y externo por no haberse arriesgado a hacer una alianza de gobierno con los 5 Estrellas).

¿Qué le ha parecido la decisión del ministro Matteo Salvini de ordenar cerrar los puertos italianos para impedir que atracara el barco Aquarius, que transportaba 630 personas rescatadas por MSF y Sos Meiterranée de las aguas del Mediterráneo?

Ha sido una decisión irresponsable. Como declaró Paolo Naso, responsable de nuestro programa para los refugiados MediterraneanHope: “Lo que nos anima es el espíritu del evangelio. El enemigo no son las ONG, sino la guerra y la violación de los derechos humanos. Tras un terremoto no se procesa a los rescatadores”.

¿No cree que la Unión Europea se comporta únicamente como una unión económica, y deja toda la responsabilidad de la crisis humanitaria que se está viviendo en el Mediterráneo a los países del sur de Europa?

Claro que sí, y la búsqueda de un “alma para Europa” es una constante preocupación de las iglesias europeas.

¿La Federación de Iglesias Evangélicas en Italia está realizando acciones o tiene algún programa para intervenir ante este drama humano en sus costas?

La Federación trabaja esta área desde hace años. Tras la tragedia del 3 de octubre de 2013, cuando cerca de la isla italiana de Lampedusa murieron casi 400 refugiados, abrimos un observatorio sobre las migraciones en la isla misma de Lampedusa, donde junto a otras organizaciones de la sociedad civil trabajamos la información y la acogida de los migrantes. En 2016 comenzamos un proyecto piloto ecuménico, los Corredores Humanitarios, que consiste en transportar – de forma legal, en este caso- refugiados “vulnerables” desde el Líbano, con un programa de integración en la sociedad italiana. En dos años hemos acogido de esta forma a más de 1200 refugiados. Y este año hemos firmado un acuerdo con la ONG española Open Arms para apoyarlos en su trabajo de “search and rescue” en el Mar Mediterráneo – aunque el éxito de este trabajo será difícil con el Gobierno actual.

Para finalizar, y agradeciendo su amabilidad al conceder esta entrevista, le quería preguntar qué ha significado en su larga experiencia como pastor evangélico, pero también como cristiano, la palabra, o mejor dicho, la acción de acoger.

Acoger es uno de los conceptos básicos de una teología bíblica. Recién me invitaron a tener un estudio bíblico sobre el tema de la acogida en la Asamblea de la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK) en Novi Sad, sobre el texto de Génesis 18 –Abraham acogiendo tres viajeros-. Lo que traté de explicar es que este episodio es antitético a Génesis 19, la destrucción de Sodoma. Génesis 18 nos ensena la importancia de acoger, y Génesis 19 nos muestra el pecado de la no-acogida. Porque este es en realidad el pecado de Sodoma. Los “sodomitas” de hoy no son los LGBTI, sino todos los que predican la xenofobia, y particularmente los políticos populistas. El Nuevo Testamento (Hebreos 13,2) habla de la acogida como “filoxenia”, amistad para el extranjero. La “filoxenia” es precisamente lo contrario a la “xenofobia”.

Entrevista realizada a Luca Negro por Carlos Osma

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“Querida Eva”, por Carlos Osma

Jueves, 2 de agosto de 2018
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beautiful-1867093_1280De su blog Homoprotestantes:

Tienes toda la razón, la primera vez que te escribí fue para comentarte que había algo en tu discurso evangélico que era diferente al resto. No era un discurso fundamentalista, ni paternalista, tampoco liberal; era una aproximación muy humana a la homosexualidad. Y eso lo hace quien en algún momento de su vida ha sido consciente de que no cabe en alguna etiqueta que la mayoría entiende como natural o divina. Es cierto que el envoltorio de tu discurso era ortodoxo, pero las mujeres como tú, siempre logran en algún momento de su vida desbordar los límites que les limitan o, mejor dicho, les asfixian. La ortodoxia evangelical es como una cámara de gas para todas las personas LGTBIQ que, por desgracia, hemos nacido en ese entorno.

Supongo que cuando he utilizado la palabra “desgracia” habrás sentido cierta incomodidad, a mí también me pasa. La razón es que en ese entorno hemos recibido cosas muy valiosas que nos han construido como personas y a las que no estamos dispuestos a renunciar; pero por otro lado, y por eso utilizo la palabra, nos ha generado un disonancia entre quienes somos, y quienes nos dicen que debemos ser. Entiendo el conflicto por el que has pasado, imagino que no te ayudará saber que hay millones de personas que han tenido que pasar por lo mismo… Algunas de ellas, no han sido tan fuertes como tú; unas no han podido, muchas no se han atrevido, y otras, se han acostumbrado a vivir una doble vida. Estaría bien que te preguntaras qué ha hecho que tú te decidieras por el camino de la dignidad, de la autenticidad, y de la verdad. Quizás te des cuenta que, además de la homofobia, hay personas de tu entorno que te han transmitido que el evangelio no es la aceptación de unos dogmas, sino una forma de vivir que produce liberación en quienes lo siguen.

Siento lo que estás pasando ahora, es sin lugar a dudas el momento más doloroso; cuando encuentras la incomprensión de tu familia e iglesia. Cuando te sientes sola, y además engañada, pero te aferras a la fe. Es difícil encajar que tu familia te vea de otra manera por haberles dicho que eres lesbiana, cuando en realidad tú sigues siendo la misma persona de siempre; y que estén dispuestos a perderte, o incluso a echarte de casa, si no aceptas sus principios homófobos. No te voy a mentir, no sé qué ocurrirá en el futuro, si acabarán por aceptarte o si preferirán alejarse de ti… Quizás unos hagan una cosa y otros otra. Necesitan tiempo para encajar lo que ha ocurrido, aun así, te recomiendo una cosa: no les esperes. Todo el mundo tiende a vivir en su zona de confort, y no se moverán de allí, si tú te quedas a su lado. Tienes que moverte, tienes que vivir tu vida, y ellos decidirán si quieren esforzarse por estar a tú lado. Les va a costar, hay que reconocer que también ellos padecerán a partir de ahora la homofobia de su entorno evangélical… Pero tendrán que decidir si quieren o no estar contigo. Esa decisión no es tuya, tú puedes decidir darles tiempo, ser comprensiva, dialogante… pero no puedes obligarles a que te quieran como eres. Es duro, lo sé… Pero las cosas son así.

Respecto a tu iglesia, te lo voy a decir de una manera romántica: creo que los besos de la mujer a la que amas te han hecho despertar del sueño en el que vivías inmersa. Los evangélicos no somos “el remanente fiel”, ni “los escogidos”, tampoco “los verdaderos seguidores de Jesús”. En la mayoría de ocasiones (siempre hay excepciones) su discurso de amor hacia los seres humanos, es únicamente un gancho para hacer proselitismo. Actualmente el trato que las iglesias evangelicales nos dan a las personas LGTBIQ, es la prueba irrefutable de que se han alejado del evangelio, del seguimiento de Jesús. Sé que es difícil, muy difícil, romper con personas con las que has compartido juegos, enseñanzas, experiencias, sueños… desde que eras una niña. Sé que descubrir la contradicción profunda que hay entres sus palabras y sus actos, te puede llevar a una crisis de fe. Pero es mejor poner tierra de por medio… No tienes nada que hacer, necesitarán que seas un chivo expiatorio para poder seguir aferrándose a su manera de interpretar la Biblia. Si quieres tener alguna posibilidad de tener una fe evangélica sana, escapa, no mires atrás. No te rindas, sigue buscando y compartiendo tu fe con quienes tengan una visión más acorde con las enseñanzas de Jesús. Espero que vivas cerca de las pocas comunidades inclusivas que existen en el país, pero si no es así, siempre hay personas con las que quedar un día para dialogar, leer la Biblia, u orar juntas, en un ambiente en el que todo el mundo pueda mostrarse tal como es.

Me comentas que no puedes orar, que estás rota y que no puedes permitirte en este momento abrirte de esa manera. A mí me ayudó en aquel momento escribir… expresar como me sentía. Sacar la irá, el enfado, la rabia, y expresar el dolor que tenía dentro de mí. No sé si tú puedes hacer lo mismo, y si te puede también ayudar… no pierdes nada por intentarlo. Creo que fue C.S. Lewis quien dijo que la oración no cambia a Dios, sino que nos cambia a nosotros. Y esto es lo más importante: cambiarte por dentro, volver a repensar todo lo que has aprendido desde que eras una niña, quedarte con las muchísimas cosas buenas por las que deberías estar agradecida, y desechar las que te restan y te hacen daño… Las que no te permiten vivir de la forma que Dios ha pensado para ti.

Tengo que decirte también que eres una mujer afortunada, no todo el mundo se ha enamorado. Me explicas que las cosas en este momento son difíciles para las dos. Si tienes claros tus sentimientos, yo no me rendiría… En Cataluña celebramos el día de Sant Jordi, el caballero que según la leyenda salvó a la princesa del dragón. A mis hijas les he enseñado desde pequeñas que nadie tiene que venir a salvarlas, que ellas pueden tomar la iniciativa. Así que si yo fuera tú, me iría directamente a por ella, a sacarla de esa cueva oscura donde está metida y que seguro le hace ser infeliz. Si lo logras y ella acepta, pues disfrutad todo lo que podáis de vuestro amor… Si no, pasa página y mira hacia el futuro. Eres una gran mujer, y las grandes mujeres no se rinden fácilmente.

Sé que en este momento te sientes frágil, tengo que decirte que yo no te veo así… Has tenido mucho valor para decir sencillamente quien eres. Ya me gustaría ver a todas esas personas que ahora te dan la espalda, saber qué hubieran hecho ellas en tu situación. Me decías en tu última carta que te habías dado cuenta de que antes no permanecías callada para intentar someterte a lo que Dios quería, sino por miedo a romper tu reputación y perder el mundo en el que vivías. Ya ves que tenías razón, pero a pesar de eso has actuado con determinación… Ahora eres más libre, no pierdas la oportunidad de avanzar en ese camino que tú misma vas a tener que trazar. No es tan fácil como el camino ya marcado por el que muchas personas transitan, pero sin duda es mucho más auténtico y apasionante. No te dejes engañar por espejismos, ni te rindas a la aceptación de nadie… Sigue adelante, el Señor está contigo, Él es tu pastor.

Carlos Osma

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“Nueva ola teológica evangelical hispana”, por Carlos Osma.

Miércoles, 20 de junio de 2018
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leerSarcasmo del bueno en este post de su blog Homoprotestantes:

Según el profesor de Antíguo Testamento de la Facultad de Teología Evangélica de la Cruz Chispeante, Natanael Baleia, a Jonás se lo tragó un pez. Anna Whitemind, conocida especialista y licenciada en el gélido Seminario de Fair Bannks, pero que trabaja como misionera en un pueblecito soleado de la costa de Cádiz, afirma que hay pruebas bíblicas concluyentes de que Dios creó el mundo en siete días. Por su parte, el teólogo (por aclamación popular, aunque no pudo asistir a ninguna de las clases del Seminario Unido del Cristo Exaltado) Paco Gata, ha escrito un libro explicando que Moisés redactó el Pentateuco porque la Biblia lo dice. El profeta Juan Patmos, que recibe directamente los títulos teológicos gracias al Espíritu Santo, demostró en el pasado encuentro de hombres heterosexuales con Biblia negra y corbata azul, que sin lugar a dudas estamos viviendo los últimos tiempos tal y como claramente relata el libro del Apocalipsis. Éstas son solo cuatro muestras del alto nivel teológico del evangelicalismo “made in Spain” que tiene como máxima: “Si sabes leer… eres un gran teólogo”.

¡Qué haríamos sin personas tan formadas como éstas que conocen tan bien la Biblia y que nos transmiten sus enseñanzas de manera pura y sin mancha! Gracias a ellas el evangelicalismo está manteniéndose como el último remanente fiel que hace frente a la poderosísima ideología de género. Allí están ellos, y algunas de ellas, expulsando a diestro y siniestro a quienes se atrevan a poner en entredicho la autoridad de la Biblia. Su guerra es sin cuartel, y además de hacer manifestaciones, intentan llegar a lugares de influencia política para imponer la Santa Palabra de Dios (que sin duda se equivoco haciendo nacer a su Hijo en casa de unos donnadies, cuando podría haberlo hecho en la cuna del Emperador Julio César, y así le hubiera sido mucho más sencillo imponer políticamente el Reino de Dios). Lo más destacable de las puntas de lanza de la teología patria es que no se han dejado llevar por los discursos ideológicos de la izquierda más radical, y se mantienen a lo suyo, luchando contra degenerados peligrosos que quieren destruir el orden, la familia y la Iglesia; en vez de (por ejemplo) perder sus energías en denunciar la corrupción política, o el empobrecimiento de la población. No, ellos no van a caer en el engaño, saben que su enemigo más importante no es la incoherencia, sino dos personas del mismo sexo retozando felizmente una encima (o detrás) de la otra a la hora de la siesta.

La próxima semana El Concordato Evangélico Hispano de la Biblia Totalmente Abierta, entregará un premio al Doctor en Teología por la Universitat Evangèlica de Castelldefels Pau Llest, por haber demostrado que a Daniel no se lo comieron los leones porque, además de en un dibujo que tuvo que colorear en la escuela dominical cuando era pequeño, lo pone en la Biblia. Me he enterado de este importantísimo premio, porque mis amigos Chencho y Dimas, a los que conocí en un encuentro de Cristianos Exploradores cuando teníamos cinco años, pero con los que no volví a coincidir hasta que el año pasado los reconocí bailando en el pódium de la discoteca Furor Gay; me lo dijeron la semana pasada. Me llamaron para explicarme que han dejado lo del pódium, lo de las discotecas, y también lo de ser gais. Lo de acostarse juntos todavía no lo han dejado del todo, pero están seguros que con oración, un poco de tiempo, y la ayuda de la profetisa Elisa Mg Boses (que estudió en la Facultad Pentecostal Filipina de Torremolinos especializada en profetismo y curaciones divinas); dejarán de hacerlo. Y cuando les pregunté por qué querían dejar de acostarse juntos, me respondieron que porque la Biblia lo dice. Además, me invitaron a la entrega de premios en Castelldefels para que conozca a Pau Llest, Elisa Mg Boses, y a Marcelo Atraente; que es un exgay brasileño guapísimo con el que han creado un trío para cantar, bailar y adorar a Dios. Se supone que ese tal Marcelo ha hecho también un posgrado en la Universidad Rey Juan Carlos (milagrosamente no hacía falta asistir a las clases ni hacer exámenes), demostrando que Satanás existe, porque lo dice la Biblia, y además es gay. Esto último, aunque no lo diga explícitamente la Biblia, lo deduce por lo peligroso que es su tridente para todos los hombres de bien.

Nada, que no me ha hecho falta esperar hasta la próxima semana para conocer a tan ilustres personajes de la teología hispana, que ya me he decidido a estudiar teología en alguno de los reputadísimos centros superiores de teología evangelical del Estado. Y aunque me niego a hacerme heterosexual (al menos por el momento), si me lo preguntan, pondré en sus formularios de inscripción que sí lo soy. Quiero formar parte de la nueva ola teológica hispana que bucea en las profundidades bíblicas para extraer todas sus enseñanzas. De hecho, esta misma tarde he empezado a leer la Biblia y he descubierto cosas increíbles, yo que siempre he sido un amante de la naturaleza, me he quedado anonadado al saber que Dios salvó de una gran inundación a todos los animales de la Tierra haciéndoles entrar en un arca… En realidad a todos no, solo a una pareja de cada, al resto incluyendo a los seres humanos, los fulminó. Pero bueno, parece ser que se lo merecían. Dios siempre sabe lo que hace. No sé si este descubrimiento me permitirá entrar en segundo o tercer curso directamente en alguna facultad que tenga denominación de origen evangelical, pero por si acaso voy a pedir que me hagan un examen que valore mi nivel inicial.  En tres años me veo Doctor en Teología… y de ahí a escribir en las mejores revistas evangelicales y ser invitado a dar grandes conferencias, hay solo un paso. Quiero servir al Señor… y estoy dispuesto a leer y leer la Biblia, a aprenderme sus versículos de memoria, y el nombre de cada uno de los personajes que intervienen. Quiero ganar todos los esgrimas bíblicos, y dejar boquiabierto al personal. Después montaré una iglesia, y llamaré a Chencho, Dimas y a Marcelo Atraente, para que amenicen con su música y sus bailes el tiempo de alabanza, antes de que yo suba al púlpito y predique la verdad que pone en la Biblia a todo el mundo que quiera escucharme.

Carlos Osma

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Momentos histó(é)ricos para el movimiento LGTBI (y las iglesias evangélicas), por Carlos Osma

Sábado, 17 de marzo de 2018
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histeriaDe su blog Homoprotestantes:

Creo que no exagero al decir que en el Estado Español volvemos a vivir unos momentos históricos ante la más que probable aprobación en el Congreso de los Diputados de una ley integral para la igualdad de las personas LGTBI y en contra de la discriminación por orientación sexual o identidad de género. En realidad, todavía existe la posibilidad de realizar enmiendas, y es probable que algún que otro punto sea retocado. Aunque esto sea así, y se tenga que continuar trabajando por leyes totalmente igualitarias, es evidente que la lucha del colectivo LGTBI ha conseguido sensibilizar a la sociedad española y ha logrado que sus demandas sean asumidas por la mayoría de la población. Por esa razón, más pronto que tarde, las leyes que protegen la diversidad de los mensajes de odio y las agresiones, acabarán por implementarse completamente.

Las personas LGTBI han sido uno de los colectivos que más han sufrido la discriminación, sobre todo durante la dictadura franquista. Sin embargo, cuando ésta acabó supieron integrarse o colaborar con aquellos otros movimientos que buscaban construir un país más libre. Otro de sus logros es haber sabido conjugar la diversidad y la unidad dentro de su colectivo. Diversidad yo diría que en la mayoría de aspectos, pero unidad a la hora de defender derechos que después cada cual puede utilizar como considere más oportuno. Y finalmente sus campañas para que la gente saliera del armario, han permitido visibilizar lo que la homofobia quería esconder: que hay muchas personas que no encajan dentro de los postulados heteronormativos, y que la homofobia es una fuente de sufrimiento. No era verdad que las personas LGTBI son un pequeño grupo que padece un trastorno y que puede llegar a ser peligroso. Sino que es un porcentaje significativo de la población al que puede pertenecer mi hija, mi mejor amigo, mi madre o mi compañero de trabajo.

Las iglesias evangélicas por su parte, más que un momento histórico, lo que están viviendo es un momento histérico. Para entender las razones que sorprendentemente les han traído hasta aquí, estaría bien intentar hacer un análisis partiendo de la evidencia de que también fueron un colectivo oprimido por la dictadura franquista; además la Jerarquía católica tuvo mucho que ver con toda aquella violencia que las personas y las iglesias evangélicas padecieron durante décadas. Sin embargo, salvo algunas excepciones, el movimiento evangélico en la transición no se situó del lado de quienes pretendían hacer del Estado Español un lugar más libre para todos y todas, sino que se centró únicamente en exigir y en alcanzar sus propios derechos legítimos. No supieron en aquel momento crear alianzas con otros colectivos, quizás por una visión demasiado espiritual de su fe, por no ser capaces de ver como prójimos a quienes no son evangélicos, o porqué los movimientos evangélicos que empezaron a aterrizar en aquel momento en el país, lo hacían con una intención únicamente proselitista.

El hecho es que la mayoría del movimiento evangélico creó un pedestal apilando sus biblias, y se subió a él para mirar al resto por encima del hombro. Quizás fue eso lo que les impidió estudiarla profundamente e introducir los debates teológicos que tenían lugar en otros lugares del mundo. Se situaron por encima del bien y del mal y se autodesignaron poseedores de la verdad. A partir de aquí fueron expulsando de sus iglesias a las personas que tenían otros puntos de vista, e impidieron por todos los medios cualquier debate que no fuera absolutamente inevitable (lugar de la mujer en la iglesia, divorcio, etc). En consecuencia, no solo quienes se situaron al frente de sus entidades fueron personas con un perfil conservador, sino que en muchos casos tampoco eran los más capacitados. La realidad es que la mayoría de iglesias se han ido vaciando, y su crecimiento exponencial en los últimos años, se debe exclusivamente a la población inmigrante que llega para buscar una vida mejor. Estos dos factores son clave para entender a día de hoy la desconexión entre la sociedad española y sus iglesias evangélicas. Parten de visiones del mundo y del ser humano diferentes, y no porque una sea cristiana y la otra no, sino porque la gran mayoría de iglesias evangélicas no están integradas en la sociedad, sino que viven de espaldas a ella. En unas ocasiones por que una iglesia de Madrid actúa como si estuviera en Carolina del Sur, y puede pasarse días lamentando la muerte de Billy Graham mientras que no sabría decir más de dos nombres de evangélicos españoles que lucharon contra la dictadura franquista; y en otras, porque una iglesia de Barcelona es idéntica a otra de Pekín y, a pesar de pertenecer al Consell Evangèlic de Catalunya, su interacción con la población autóctona es escasa. Sorprende ver que los dirigentes de las entidades más importantes del país, sean casi exclusivamente personas de origen español, cuando la composición de sus iglesias es otra.

Si unimos conservadurismo y procedencia de lugares con otras visiones de la sexualidad, la masculinidad o la familia, entendemos que las leyes LGTBI sean todo un problema para las iglesias evangélicas. Hay un choque real y frontal entre las dos visiones, una que basa su legitimidad en la voluntad divina que dicen conocer, y otra en el bienestar y los derechos de una parte de la población que está siendo discriminada. Pero las iglesias evangélicas como han hecho durante siglos en este país, se defienden sin entrar en diálogo y cerrándose sobre sus postulados, esperando resistir la embestida de millones de personas que luchan por sus derechos. Algo absurdo, pero que tiene su lado dramático, puesto que para resistir han decidido antes depurarse y expulsar de dentro de sus entidades a quienes consideran traidoras; en este caso a la  Iglesia Evangélica Española (IEE) por su posición inclusiva. Sin embargo es una medida sin duda triste para la historia de las iglesias evangélicas en España, que profundiza en su sectarismo, pero que no impedirá que éstas en algún momento acaben por sumarse a la defensa de los derechos de todas las personas, también las LGTBI. Para empezar porque no es cierto que solo la IEE está por una postura inclusiva, existe un porcentaje minoritario todavía, pero en ascenso en todas las iglesias, que están por la inclusión. Y en otra porque el cambio generacional es irremediable, y los jóvenes evangélicos de este país, no perciben las cosas de la misma manera.

La histeria actual dentro del movimiento evangélico español está sacando a la luz sus carencias, y estas están basadas en una falta de formación teológica, una falta de integración en la sociedad, y una alarmante falta de empatía con el prójimo discriminado. Por tanto puede ser una oportunidad inmejorable para ella para intentar suplir sus carencias. Es triste ver como en vez de alinearse con las entidades que trabajan por los derechos humanos, en este caso han acabado alineándose con una Jerarquía católica que no hace mucho tiempo atrás, colaboró en su discriminación. Han decidido tristemente, alinearse con el opresor, en vez de con los oprimidos. Estaría bien que más de uno y de una se parase a pensar porqué esto es así. Y como se ha perdido una oportunidad de oro para mostrar que los evangélicos y las evangélicas estamos por los derechos humanos, por hacer de nuestro entorno un lugar más justo. Se ha perdido la oportunidad de evangelizar, de dar buenas noticias. Pero no es tarde todavía.

Ahora se preparan para los envites que inevitablemente llegarán, porque cuando por fin se aprueben las leyes LGTBI, es lógico que las personas busquen defender sus derechos y el de sus hijos e hijas. Ojalá sea con Ley de igualdad LGTBI, pero si no es así, será en la próxima que no tardará en llegar, o en la siguiente, el final es inevitable. Es lógico que las familias LGTBI quieran que sus hijos e hijas reciban una educación inclusiva, también las familias que tienen hijos o hijas LGTBI… y así en todos los ámbitos de la sociedad. Es comprensible  que no se admitan discursos de odio, insultos, o todas aquellas acciones que hagan sufrir a una persona por ser LGTBI. Quienes promuevan el odio tendrán que asumir las consecuencias, como en cualquier otro aspecto que tiene que ver con la convivencia. No habrá vuelta atrás, el poder que tienen las iglesias evangélicas para presionar a los partidos políticos en otros países contra las leyes que protegen a las personas LGTBI, no es el mismo en España. Además nuestra sociedad está vacunada contra la injerencia de la religión en la política.

Las iglesias evangélicas pueden escoger volver a las catacumbas para resistir, pero en este caso les vendría mejor volver al evangelio, a ser portadoras de buenas noticias. Repensar sus postulados a la luz del mensaje de Jesús, valorar como han tratado dentro de ellas a las personas LGTBI y si ha sido un trato evangélico, sentarse con familias y entidades LGTBI para entender cuales son sus peticiones y porqué… y ponerse a estudiar la Biblia a fondo para buscar una respuesta diferente a la que han dado hasta hoy, dejándose guiar por el Espíritu y por el prójimo. Escuchar a las iglesias que ya han dado pasos en esta dirección. Quizás así, salen airosas en este momento para ellas histérico, pero que para nosotras, las personas LGTBI, es sin ninguna duda histórico.

Carlos Osma

Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas ,

#BoicotCLIE2017

Martes, 26 de diciembre de 2017
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20171210_161627De su blog Homoprotestantes:

Me había propuesto no decir ni una palabra sobre el boicot que la supuesta santa y evangélica inquisición está promoviendo contra la editorial CLIE, pero a sabiendas de que no conozco todo lo que hay tras las bambalinas, y de que corro el riesgo de ser tachado de extremista por quienes han salido en defensa de la mayor casa editorial en el mundo de libros cristianos en español; finalmente he decidido dar mi opinión, sorprendido por lo rápido que algunas personas están haciendo pasar a CLIE por una editorial progresista a la que los fundamentalistas pretenden coartar la libertad de expresión.

Si todavía hay alguien que no sabe lo que ha pasado, lo resumo en pocas palabras: Willy Graham, un colaborador de la revista fundamentalista Protestante Digital, ha comenzado la campaña #BoicotCLIE2017 porque considera que esta editorial está rompiendo el consenso que, al menos oficialmente, existe en el movimiento evangélico español sobre las personas homosexuales. Ese consenso se resume en que no hay personas homosexuales, sino personas con tendencias homosexuales, y que las prácticas homosexuales son un pecado claramente condenado en la Biblia. Y Willy (una persona supuestamente con tendencias heterosexuales que ya algunos han comenzado a poner en duda), considera todo eso porque CLIE hace unos años publicó el libro del teólogo Thomas Hanks “El evangelio subversivo” y porque en el “Gran diccionario Enciclopédico de la Biblia” de esta misma editorial, su Editor General, Alfonso Ropero, escribió un artículo sobre homosexualidad que le parece demasiado gayfriendly. La campaña ha tenido gran repercusión, pero algunos cristianos y cristianas con razón han calificado la actitud de Willy de inquisitorial, y para contrarrestarla han comenzado otra pidiendo a la gente que regale un libro de CLIE estas navidades, o que comparta en las redes fotografías de los que ya tienen y más les han aportado o ayudado.

No hay que ser muy inteligente para saber que, si en el mundo hispano las comunidades evangélicas son mayoritariamente conservadoras o fundamentalistas, algo tendrá que haber aportado la editorial CLIE que es una de las que más literatura les ha suministrado. Así que la identificación de CLIE con la teología que Willy llama liberal, es bastante poco convincente, por lo que el columnista debe tener otros motivos para atacarla. Algunas personas han propuesto que Willy presentó algún libro que la editorial no quiso publicar, pero no me parece creíble, sobre todo cuando uno sabe exactamente como funciona el “mundo fundamentalista”. Y es que, tras las buenas caras, las sonrisas y los “Dios te bendiga”, se esconden las envidias, los recelos y las desconfianzas. En realidad, el fundamentalismo está sometido a una gran presión externa e interna, y es difícil seguir manteniéndolo en pie sin ningún tipo de reforma. Sus dogmas se aguantan con alfileres, y creo entrever una psicosis interna que percibe a quienes son capaces de aportar algo, o simplemente destacar sobre la media, como un peligro para todos. La caza de brujas está al orden del día, y la única razón que la justifica es el miedo y la envidia, además de cierta arrogancia e imprudencia. No conozco a Willy, pero apuesto a que se le pueden aplicar alguna de estas actitudes. Como Caín, no ha podido soportar que personas como Alfonso Ropero le hagan sombra.

Para despejar cualquier duda sobre si las acusaciones recibidas eran ciertas, Eliseo Vila, presidente de CLIE, ha confirmado que la editorial sigue siendo tan homófoba como siempre, que el libro de Thomas Hanks se descatalogó, y que el “Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia” fue modificado en las siguientes ediciones. Que todo se debió a una negligencia de Alfonso Ropero, pero que errores tiene cualquiera. A simple vista parece que Eliseo Vila tiene razón, porque al hacer una búsqueda en la página web de la editorial sobre libros que hablen de homosexualidad, rápidamente se concluye que la homofobia continúa siendo la seña de identidad de CLIE, y si no, aquí va una cita de uno de esos libros: “Defender la heterosexualidad y promover que la homosexualidad no es buena, tampoco debería ser considerado ilegal… toda persona que acuda a nosotros considerando que su atracción por el mismo sexo es algo con lo que no quiere convivir, encontrará comprensión y ayuda para afirmar o reconducir su orientación sexual”. Así que todo el mundo cristiano homófobo puede seguir comprando sin temor sus libros. Aunque quienes no lo sean, además de defender la libertad de CLIE para publicar lo que considere más pertinente, también podrían aportarle algo denunciando su homofobia.

Me cuesta creer que en la familia de Eliseo Vila, o en las del resto de su Junta Rectora, no haya personas homosexuales. Y me pregunto yo, como les pueden mirar a la cara después de lo que ha ocurrido. Sobre todo, porque no me creo a Eliseo Vila cuando dice que la homosexualidad es un pecado, sino que entiendo que está protegiendo los intereses de la editorial (intereses económicos me refiero). La “pela es la pela” y aquí no hay ni familia, ni principios (por muy cristianos que sean). Una vez dicho esto, me gustaría añadir que mucho se critica al negocio económico que se ha construido alrededor del colectivo lgtbi, pero se ignora que existía ya antes. Y me refiero al negocio que comienza un autor cristiano que escribe un libro de ayuda a homosexuales, que continúa en una editorial que lo distribuye a un módico precio a una librería evangélica, que a su vez lo vende a un pastor al que paga una iglesia, con el que predica en su comunidad para hacer sentir enfermo y culpable a un joven gay, que necesitará ayuda pastoral (vuelta a gastar horas de pastorado), que más tarde necesitará pagar un psicólogo evangélico para que le haga una terapia de reconversión (quizás sea ese mismo psicólogo el que escribió el libro, yo conozco a más de uno) y le convenza para que se case; para que después un abogado evangélico lleve el divorcio, o en el peor de los casos, un hospital evangélico tenga que atenderlo por un intento de suicidio. Quien crea que la homofobia evangélica no mueve dinero es que está ciego… Y por mucho que se critique, estoy absolutamente convencido de que para nosotros los homosexuales es mejor gastarse el dinero en una tienda de calzoncillos con relleno de un barrio gay, que pagar a tanto mamarracho que nos quiere amargar la vida. Los calzoncillos con relleno también son un engaño, pero por lo menos pueden ayudarnos a tener un final más feliz.

Solo tengo tres libros de CLIE en mi biblioteca: el “Nuevo diccionario bíblico ilustrado”, el “Comentario al Nuevo Testamento”, y el maravilloso y recomendable “Evangelio Subversivo”. Y aunque tengo preferencia por otras editoriales que considero más progresistas, no dudaría en comprar un libro de ésta si me pareciese interesante. Creo que la diversidad de opiniones y posicionamientos nos enriquece a todas y todos, y no voy a decirle a nadie qué tiene que leer y qué no, para eso ya están los inquisidores de Protestante Digital. Pero de la misma manera pienso que CLIE debería retirar de su catálogo todos los libros que promueven la homofobia, y debería hacerlo no por cobardía (como ha hecho con el libro de Thomas Hanks y el artículo de Alfonso Ropero), sino porque una editorial que se define así misma como cristiana, no puede ser un eslabón más de una cadena de homofobia. No se trata de impedir que la gente lea un libro con un posicionamiento que no compartimos, sino de denunciar que está colaborando con el sufrimiento de mucha gente. Seguro que hay personas que se sienten incómodas con lo que estoy pidiendo yo ahora, no vaya a ser que las confundan con Willy. Pero no se aporta nada si no se señala que la libertad de expresión, sobre todo cuando se supone que viene de personas cristianas, termina cuando con ella se está destrozando la vida de otra. Puede ser la vida profesional, como la de Alfonso Ropero o Thomas Hanks, pero también la vida de tantas y tantos evangélicos lgtbi que sufrirán en carne propia tanto odio disfrazado de cristianismo evangélico que todavía puede encontrase en el catálogo de libros de CLIE.

Carlos Osma

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Homofobia/ Transfobia. , , , , ,

“Atentados, religiones y desculpabilizaciones”, por Carlos Osma

Viernes, 25 de agosto de 2017
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BARCELONA, SPAIN - NOVEMBER 16: Muslims from Barcelona gather to condemn Friday terror attacks in Paris by holding posters at Placa Sant Jaume in Barcelona, Spain on November 16, 2015. (Photo by Albert Llop/Anadolu Agency/Getty Images) De su blog Homoprotestantes:

No hay programa de televisión o de radio, no hay artículo periodístico o declaración de responsable polític(a)o que no intenten aclarar que los atentados cometidos en Barcelona y Cambrils por el ISIS nada tienen que ver con el Islam. Le faltó tiempo a la Comisión Islámica de España para condenar esta acción terrorista, sabiendo que las musulmana(e)s españolas serían víctimas colaterales de lo ocurrido. Gente que bastante tiene con intentar tirar hacia adelante con su familia lejos de su país, o personas que todos los días tienen que demostrar que son tan catalanas como los demás, que llevan años viviendo aquí, y que las catorce víctimas mortales y la interminable lista de heridos las sienten tan suyas como el resto.

Sin embargo, si tengo que ser sincero en todo este discurso de los medios de comunicación y responsables políticos hay algo que no me convence, que no me parece que responda a la realidad. Centro mi reflexión no sólo en el ámbito del Islam, sino también en el resto de religiones abrahámicas. Me parece que toda esa voluntad de desculpabilizar a las religiones de la violencia que se realiza todos los días en nombre de Dios, si por una parte es correcta, porque qué culpa tiene cualquiera de mis alumnas musulmanas, o de mis amigos judíos, o yo mismo como cristiano, de que alguien decida sembrar la muerte a su alrededor en nombre de Dios; por otra no lo es tanto, ya que este trato infantil a las religiones las puede hacer sentirse seguras a corto plazo, pero no resuelve el problema de fondo, que no es otro que la facilidad que tienen para albergar o incluso crear violencias.

Toda la razón para quienes ahora estarán pensando que la violencia más grande que sufre la mayoría de la población en el mundo se llama capitalismo, y que nada tiene que ver con la religión. Supongo que también es verdad que la violencia es innata al ser humano y que toda institución humana tiene que lidiar con ella. Si a algún(a) creyente esto le sirve para acallar su (mala) conciencia, pues bien, pero para mí no es una respuesta completamente satisfactoria. Nuestras religiones generan violencia, y además no son actos puntuales, la historia es ejemplo de lo continuada, macabra e indiscriminada que es la violencia que se realiza en nombre de Dios, y que todas las religiones han realizado en algún momento. Y no solo en el pasado sino también el presente, porque aunque es loable el trabajo que realizan para defender la vida donde nadie más se atreve a hacerlo, no lo es menos, que cristianos, judíos y musulmanes son lobbys poderosísimos contra los avances en los derechos de las minorías y contra la vida de algunas mayorías.

Se echa de casa a una hija lesbiana, se apedrea a un mujer “adultera” , se pone una bomba en una iglesia cristiana, se tira la casa de una familia palestina, se golpea hasta la muerte a un hombre transexual, se apoyan gobiernos corruptos, se miente, se engaña, se excluye, se predica el odio contra los diferentes, se disfruta de privilegios predemocráticos, se vende a una hija al mejor postor, se azota a un hijo, se niega a una mujer la posibilidad del sacerdocio, se culpabiliza a personas con vih+, se realiza una ablación, se empuja a abortos sin las condiciones mínimas de higiene, se justifica una guerra, se aplica la pena de muerte, se realizan terapias reparativas a homosexuales, se silencian las voces discordantes incluso a tiros… se bombardea, se atropella a turistas en las Ramblas de Barcelona…Y podríamos seguir y seguir explicando todo lo que se hace amparándose en la voluntad divina. Y podríamos seguir y seguir diciendo que las religiones no tienen la culpa de todo esto. Quizás es verdad por una parte, pero intuyo que es mentira por otra.

¿Qué hace de la religión un lugar propicio para lo mejor y lo peor del ser humano? Supongo que la respuesta es que cualquier creación del ser humano tiene esta dicotomía. Sin embargo yo intuyo un problema añadido, y es que al darle a la religión un halo divino, se aleja toda la responsabilidad del ser humano, y de la comunidad religiosa y se lanza al infinito, a Dios mismo. En esas condiciones todo está permitido, incluso cualquier acto que a simple vista nos parezca inhumano. ¿No puso Abraham a Isaac encima de un altar para sacrificárselo a Dios? ¿Pues por qué no voy a golpear a mi hija por decirme que se a enamorado de otra mujer? ¿No mandó Dios a Josué a conquistar la Tierra Prometida? ¿Pues por qué no voy a robar a los palestinos su casa? ¿No le dijo Dios a Débora que las tribus debían ir a la guerra? ¿Pues por qué no me va a decir Dios a mí que me ponga un chaleco explosivo y lo haga estallar en medio de un mercado de Irán?

Y no solo es que no hay responsabilidad para ser crítico con los propios actos, sino que se supone que se tiene acceso a la verdad absoluta, a lo correcto, a lo justo; frente al resto del mundo que está equivocado. Yo y los míos seguimos la voluntad divina, somos el remanente fiel, y el resto se han apartado más o menos de lo que Dios ha determinado. Nuestra responsabilidad es por tanto, traerlos de nuevo al redil, al lugar correcto, al pensamiento verdadero, a la ortodoxia. Los míos, los que piensan como yo, son mi comunidad y me otorgan mi identidad. Un pensamiento que tienen algunas personas que viven a nuestro alrededor, y que en mi opinión es el origen de toda violencia que se hace en nombre de Dios.

Aquí es donde deberíamos incidir los creyentes en nuestras propias tradiciones religiosas si no queremos que la violencia religiosa se perpetúe. Explicar que tener fe en Dios, tener una determinadas convicciones, no suponen tener la verdad, estar en el camino correcto, frente al resto que estaría perdido. Que el centro de toda religión debería ser la vida, la felicidad de todos los seres humanos, y que las convicciones o las tradiciones son un medio para lograrlo, pero que podemos modificarlas, reinterpretarlas o incluso cambiarlas, si vemos que generan violencia y sufrimiento. Los atentados en Barcelona, o los que tienen lugar en muchos lugares del mundo, no son religiosos, o quizás sí, porque se apropian de las brechas que la religión ha creado dentro de ella para albergar la violencia. Podemos desentendernos y decir como los medios de comunicación que religión y violencia no tienen nada que ver, o hacer una reflexión y cambiar todo aquello que es capaz de dar una mínima justificación a quienes siembran de muerte nuestras calles, pero también nuestras mezquitas, sinagogas o iglesias. No importa que seamos minorías, deberíamos denunciar y poner en evidencia todos aquellos mensajes de odio que nuestras tradiciones religiosas predican todos los días. El valor supremo de la religión no es la Ley de Dios, sino el ser humano independientemente de cualquier otro condicionante. Por esa razón todo lo que lo convierte en un esclavo de la Ley, o en un medio para alcanzar cualquier tierra prometida o Edén perdido, no tiene nada que ver con el Dios que se reveló a Abraham, ese del que nos habla la Biblia hebrea, la cristiana o el Corán.

Carlos Osma

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“Cristiano, protestante y liberal. Por decir algo”, por Carlos Osma

Lunes, 5 de junio de 2017
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adult-1869621_1920De su blog Homoprotestantes:

No soy el primero al que han educado dando preferencia a lo de ser cristiano antes que a lo de evangélico. Nadie negaba lo segundo, pero cuando se le preguntaba a alguno de mis familiares su confesión, decía: “Soy cristiano”. Sólo en el caso de que se pidiera una aclaración, se añadía: “Cristiano evangélico”. La razón era muy sencilla, se daba énfasis a la experiencia personal antes que a las estructuras religiosas. “Nosotros no seguimos una religión, seguimos a Cristo”, esta es una de las frases que desde niño más me han repetido.

A pesar de esta declaración de principios también es cierto que cuando conocíamos a una persona evangélica, quizás porque no había demasiadas en nuestro entorno, dábamos por hecho que era como de la familia. Que alguien confesara la fe evangélica indicaba sin lugar a dudas que iba en nuestro mismo barco y que seguía al mismo Cristo. Con los católicos era diferente, y aunque en otros planos las relaciones podían ser muy buenas, en lo tocante a la experiencia espiritual ellos eran únicamente religiosos que se habían perdido adorando a imágenes y olvidando la Palabra de Dios.

Fue sobre todo en mi etapa universitaria cuando conocí la diversidad evangélica. De pronto, como los caracoles después de la lluvia, surgieron a mi alrededor cientos de grupos y denominaciones evangélicas que hasta entonces no sabía que existían. Al principio pensé que más o menos todos éramos iguales, pero no, la realidad mostraba una gran diversidad que cada vez iba en aumento. Así que asumí lo que se daba por hecho en la comunidad a la que asistía: Que no todos los evangélicos éramos igual de fieles a la Palabra de Dios, que eso dependía de la denominación, y que, aunque seguíamos siendo hermanos, algunos evangélicos interpretaban erróneamente ciertos textos de la Biblia. De todas formas se me decía que esto no era tan grave, porque compartíamos la convicción de que la salvación era por la gracia de Dios y de que la Biblia era su Palabra infalible.

Hoy me queda muy lejos esa experiencia de unidad, ese significado que de por sí tenía la palabra evangélico. Para empezar ya nunca utilizo esa expresión, ahora sólo me trae a la mente rechazo, incomprensión y fundamentalismo. No consigo encontrar puntos de encuentro con gran parte de las personas que se autodenominan evangélicas. Esta palabra ya no dice nada de mi experiencia como cristiano. Y cuando coincido con alguien que se dice evangélico, me pongo primero a la defensiva y espero a ver si su nivel de intransigencia va a hacer posible algún tipo de diálogo. Hay veces que me equivoco, pero cuando no es así y me preguntan sobre mi fe, les respondo lo que me enseñaron de niño: “Yo soy cristiano”. Y por mucho que insistan, a lo sumo añado: “Cristiano protestante”. Si con eso no tienen suficiente termino con lo de: “Protestante liberal”. Hasta ahora nadie ha necesitado más apellidos.

Las coletillas pueden tener su función y su importancia, pero a mí cada día me dicen menos del contenido. Evangélicos, católicos, o incluso judíos o musulmanes, el nombre ni dice ni desdice nada. La actitud hacia Dios, la manera de ver el mundo, y la forma de entender al resto de seres humanos, eso es lo que me une o lo que me dificulta entender a otro creyente. Vivo la extraña experiencia de no ver al Dios al que yo sigo en personas que recibieron la misma educación que yo, y supongo que ellos deben sorprenderse también. Con algunos aún hay un canal para compartir nuestra vivencia de Dios, pero con la mayoría hace años que se rompió. El fundamentalismo es lo que tiene, o se acepta lo que ellos dicen, o no hay nada más que hablar. Hay que vivir, pensar y sentir como ellos quieren. Las normas las ponen ellos, y si no, la ruptura. Ya puede ser un conocido, tu hermano o tu madre, no importa.

“Soy cristiano”, eso es lo que me han enseñado, ahí está lo más importante de todo, la esencia de mi fe. Y lo soy, no en la medida que sigo la fe de mi familia, o la de la comunidad en que me educaron, sino cuando intento seguir a Cristo. No necesito que nadie confirme mi experiencia de seguimiento, o que le ponga un sello de aceptación. Yo sé en quién he creído y cuándo soy o no, fiel a su llamada. No es una fe individual, no estoy diciendo eso, sino más bien abierta a las experiencias de Dios de cualquier creyente, no priorizo ningún nombre más allá del de Cristo. Esto es lo esencial de mi educación en una familia cristiana, y aunque hubo momentos en los que pensé que se habían equivocado, ahora me doy cuenta de que debo estarles eternamente agradecido.

Carlos Osma

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“Paradigmas homosexualidad y cristianismo”, por Carlos Osma

Miércoles, 24 de mayo de 2017
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rohrer-minichDe su blog Homoprotestantes:

En todas las iglesias existen personas lgtbi, nada hace pensar que el porcentaje sea diferente que en el resto de la población. Por esa razón el cristianismo, como la vida misma, también es lgtbi, o mejor dicho, también se vive desde una orientación sexual o de género no normativa. Además, no es algo nuevo, siempre ha habido personas lgtbi en las iglesias, desde su origen. No hay ninguna indicación en la Biblia que nos haga pensar que Jesús solo escogió a discípulos y discípulas heterosexuales, o que las multitudes que le seguían formaban parte de una especie de “apartheid heterosexual”. Tampoco al leer los evangelios podemos afirmar que Jesús tuviera una atracción sexual y afectiva hacia las mujeres. La probabilidad de que Jesús fuera gay, es la misma que la de cualquier otro ser humano, ya que según la tradición cristiana Jesús fue hecho en todo igual que nosotros.

Sin embargo la manera en la que el cristianismo asume su homosexualidad es bien diversa y esto genera fuertes tensiones internas, además de afectar a la forma en la que es percibido por el resto de la sociedad. La razón de que esto sea así es que, como en el resto de la población, la forma en la que los cristianos entienden el mundo y se entienden a ellos mismos no es siempre la misma. En el caso del protestantismo y el evangelicalismo todo esto se traduce en que la afirmación “la Biblia dice…” no puede hacerse sin poner sobre la mesa el paradigma al que pertenece quien habla. La aceptación, indiferencia o la condena de las personas lgtbi tienen más que ver con la manera de entender el mundo y al ser humano, que con unos cuantos versículos que se encuentran en la Biblia.

Las controversias bíblicas entre cristianos y cristianas o entre iglesias que parten de paradigmas distintos no tienen mucho sentido, puesto que el conflicto se esconde en el paso previo que da lugar al supuesto punto de partida de la discusión. Además jamás se resolverá demostrando bíblicamente al otro la validez de una interpretación determinada, sino haciendo que una de las dos partes abandone el paradigma al que pertenece. Lo cual, no es fácil, y personalmente creo que no se puede conseguir con una discusión que no te implica personalmente. Cambiar los valores, creencias, y formas de percibir la realidad necesita algo más que una discusión o un diálogo sereno y respetuoso.
Sintetizando mucho, y mostrando con claridad el lugar desde el que reflexiono, percibo tres diferentes paradigmas que se dan en el cristianismo y que a continuación explico brevemente.

Paradigma fundamentalista

Esta cosmovisión percibe el mundo como un peligro y entiende que los cristianos y cristianas poseen una verdad revelada en la Biblia, a la que tienen acceso independientemente de sus condicionantes personales, que debe ser predicada a toda persona para transformarla. Desconfían de todo avance, por eso se alinean con las tesis que pretenden conservar las tradiciones. Rechazan también los aportes de las ciencias que no sirvan para ratificar sus posiciones previas, y no los aplican en la interpretación de los textos bíblicos. Por eso su interpretación es literal. Según este paradigma los genitales determinan si somos hombres y mujeres, y a partir de ellos se asocia a cada persona unas características y funciones determinadas. Al ser esta división divina, quienes no encajan dentro de su paradigma, se revelan contra la voluntad de Dios y no pueden ser tratados como cristianos. Dentro de sus comunidades aplican una ética estricta, silencian las voces discordantes impidiendo la reflexión, ejercen presión y maltrato psicológico a las personas lgtbi, y expulsan a quienes no siguen la “verdad oficial”. Paradójicamente, al ser su posición cada vez más minoritaria en la sociedad, empiezan a presentarse como víctimas que se ven privadas de libertad de expresión, cuando en realidad son ellas mismos quienes no la respetan en sus comunidades.

Paradigma paternalista

Quizás la diferencia más clara con el paradigma fundamentalista es que, aunque siguen creyendo que existe una verdad revelada en la Biblia y accesible fácilmente a quien la busca desinteresadamente, el mundo es un lugar donde el Reino de Dios se puede revelar, y por tanto donde el amor cristiano debe hacerse presente. La primera función de cristianos y cristianas es acompañar sin condenar, y por tanto, aunque las personas lgtbi no formen parte de la voluntad divina original, la tarea del cristianismo es mostrar a un Dios que acoge tanto a buenos como a malos, a enfermos como a sanos. El énfasis bíblico recae sobre todo en los textos de los evangelios donde no se juzga a pecadores y pecadoras, sino que se les llama a seguir al maestro. La actitud de todo creyente, es en consecuencia una actitud maternal y de acompañamiento a aquellas personas lgtbi que quizás por causas biológicas o ambientales, no viven acordes con el diseño divino. Se trata por tanto, de un paradigma que pone el énfasis en el yo heterosexual más que en el prójimo lgtbi, porque de lo que se trata es de “comportarse como un buen cristiano”, “demostrar amor”, situando a la persona lgtbi como objeto que muestra hasta que punto la persona heterosexual se comporta de manera “cristiana”. En el fondo un paradigma que sigue discriminando y victimizando a las personas lgtbi, pero en este caso por respetables y amorosas personas cristianas que no tendrían nada que ver con los intransigentes fundamentalistas.

Paradigma evangélico

En este paradigma, el mundo, la realidad que envuelve a cada ser humano, no es sólo un lugar donde se puede revelar el Reino de Dios, sino el lugar privilegiado desde donde se interpreta la Biblia. La Biblia no es Palabra de Dios cuando es leída o predicada de forma abstracta, sino cuando es vivida e interpretada desde la realidad del prójimo. Solo el otro y la otra, sobre todo cuando sufre una situación de injusticia, puede hacer de la Biblia palabra divina que interpela. Por esta razón no hay verdades absolutas que permitan discriminar a nadie, no hay fórmulas eternas, ni lecturas o interpretaciones que nos autoricen a situarnos como sujetos ante los demás para objetivarlos. El amor sitúa al prójimo a nuestro nivel, y su experiencia nos puede ayudar a salir de los condicionantes que impiden a nuestro ego entender la voluntad divina. Por eso las lecturas legalistas de la Biblia no tienen ningún sentido, y en sí mismas no constituyen una lectura evangélica. Los conocimientos que aportan las ciencias son útiles tanto para entender al prójimo, como para entender el contexto en el que se enmarcan los textos bíblicos. El evangelio no trata tanto de verdades, sino de prójimos; cuando nuestras lecturas los liberan son evangélicas, cuando los discriminan no lo son. Y es aquí donde las personas lgtbi se entienden a sí mismas como lugares desde donde la Palabra de Dios puede leerse, y al mismo tiempo, como sujetos que son interpelados por la Palabra de Dios que se revela en otros seres humanos. Jesucristo era liberador, no porque defendiese la Ley de la Torá, tampoco por que la interpretase de una forma progresista y acorde con la sociedad en la que vivía, sino porque la leía siempre desde la realidad de la persona que vivía oprimida para liberarla. En eso consiste el evangelio.

Cada comunidad cristiana puede formar parte de uno de estos paradigmas, o reflejar varios de ellos a la vez, todo dependerá del grado de madurez que posean para albergar la diversidad. Sin embargo es importante destacar que el tipo de comunidad a la que pertenezca una persona lgtbi, puede hacer que ésta viva el cristianismo de una forma opresiva o liberadora. Quizás sea razonable que una determinada comunidad necesite de un tiempo más o menos largo para replantearse el lugar que ocupan dentro de ella las personas lgtbi, pero no lo es tanto, que las personas lgtbi se nieguen a buscar, transformar, o incluso construir comunidades donde puedan vivir el evangelio de una forma saludable. Ver el daño que la homofobia infringe a muchas personas lgtbi dentro de unas comunidades cristianas que se niegan a abandonar, es descorazonador, y nos hace preguntarnos si es el evangelio lo que pretenden seguir, o simplemente necesitan lugares que les den seguridad, aunque sea a un precio tan alto. Quizás serán las personas cristianas lgtbi más jóvenes, que gracias a los avances sociales se resisten más a vivir discriminadas dentro de sus iglesias, las que nos permitirán ver en pocos años más comunidades realmente evangélicas, y menos paternalistas y fundamentalistas.

Carlos Osma

Artículo publicado originalmente en Locademia de Teología.

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“Performance en el CEM por el quinto centenario de la Reforma “, por Carlos Osma

Viernes, 31 de marzo de 2017
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dietawormsDe su blog Homoprotestantes:

Para quien todavía no se ha enterado, este año se celebra el quinto centenario de la Reforma, y quizás sea por eso que el Consejo Evangélico de Madrid (CEM) nos dedicó hace unos días una performance expulsando como miembro activo de este organismo a las comunidades de la Iglesia Evangélica Española (IEE), una de las iglesias fundadoras del CEM y de las más antiguas del Estado. Aunque tampoco se puede descartar del todo que la causa de lo ocurrido sea el exceso de testosterona contenida en dicho Consejo. Las pruebas que apuntan a este segundo supuesto es que de los doce cargos escogidos o ratificados de la junta directiva del CEM, sólo dos fueron a parar a manos de mujeres: la consejería de la mujer y una vocalía (todo muy progre e innovador).

Pero quienes conocen el funcionamiento del CEM, y no salieron a dar una vuelta en el momento de la votación que llevaría a la IEE al purgatorio evangélico madrileño (la FEREDE ha impedido que la cosa acabara en el infierno), apuntan que lo sucedido se enmarca claramente en los actos de conmemoración del quinto centenario. Se trataría, con mayor o menor fortuna (eso lo deben valorar los espectadores), de recrear la asamblea que hace casi quinientos años tuvo lugar en Worms, y que pretendía que Lutero se retractase de algunas de sus 95 tesis que tanto revuelo habían creado dentro de la Iglesia. Sí, fue ese el momento en el que Lutero dijo aquella frase tan nuestra (y que me perdonen los evangelicales del CEM): “ A menos que no esté convencido mediante el testimonio de las Escrituras o por razones evidentes -Ya que no confío en el CEM- me mantengo firme en las Escrituras a las que he adoptado como mi guía. Mi conciencia es prisionera de la Palabra de Dios, y no puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro o correcto actuar contra la conciencia”.
 

De todas formas, especialistas en performances creen que la cosa se les ha ido un poco de las manos, y que no se logró crear en el público el efecto deseado. Quizás sea porque al final solo el 54% del Sacro Imperio Evangelical madrileño votó por la expulsión de la IEE (por si no saben de cuentas, y aunque no esté literalmente en la Biblia, 38 votos de 70 son un 54%), así que lo de “marcar paquete” le salió bastante mejor al Papa León X, al que no se le escapó ni un voto. Esta victoria tan ajustada ha creado un verdadero desconcierto en el movimiento evangélico español. Por un lado están los que creen que hay que seguir con la performance hasta que la gente entienda lo que se quería decir. Sería el caso del lobby evangelical de Protestante Digital haciendo aparecer a la IEE y sus seguidores, como religiosos que se dejan llevar por los deseos e intereses de este mundo, mientras ellos siguen las verdaderas enseñanzas de Dios que estudian en sus reconocidísimos seminarios, que destacan en el mundo (evangelical) entero. Y por otro lado estarían quienes creen que lo de la performance ha llegado demasiado lejos y se debería volver a la cordura. Se trata en este caso de la propia IEE, pero también de la Iglesia Evangélica Reformada Episcopal (IERE), que ha sorprendido gratamente a más de uno (entre los que me incluyo) ofreciéndose a ir al purgatorio el tiempo que sea necesario para acompañar a su iglesia hermana. O de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, que cito al final porque para los evangelicales del CEM suena muy vieja, lejana, y además, no pueden expulsarla de ningún lado. De lo que no tenemos ni idea es de lo que piensan las entidades públicas como la Comunidad de Madrid, que ponen el dinero de los madrileños y madrileñas (sean altos, ateos, lesbianas o bomberas) para subvencionar performances como éstas.

Para intentar explotar el globo que se ha montado, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), ha mostrado su preocupación y sus dudas sobre la legalidad de lo ocurrido en la asamblea del CEM. Pero como pasa a menudo, no parece que los evangelicales del CEM, se hayan dado por aludidos, ellos sólo se someten a su verdad verdadera, y no a lo que diga una entidad humana, por mucho que sea su representante ante el Estado. Lo que me pregunto yo, es porqué no hacen un Consejo Evangelical Bibliolátrico Divino, y así pueden expulsar a quienes deseen de donde quieran, y dejan en paz al común de los mortales. Pero como ésto parece que todo el mundo lo da por imposible, se comenta que las comunidades de la IEE en Madrid han decidido impulsar un nuevo Consejo Protestante de Madrid, junto a otras comunidades de otras iglesias protestantes/evangélicas que se identifiquen más con Lutero que con León X, y así dejar ver que lo del cisma madrileño va de veras. ¿Se quedará todo esto en la comunidad de Madrid o se exportará a otros lugares del Estado? ¿Corre también peligro FEREDE como único representante evangélico/protestante ante el Estado? Tiempo al tiempo… Eso lo dirá la bestia, que ha despertado en Madrid, pero amenaza con hacerlo en otros lugares.

Y pongo al final lo que quizás debería ir al principio, y es que todo este “sarao” se ha montado porque a los evangelicales, por mucho que sólo les guste compartir cargos con otros hombres tan machotes como ellos en el CEM, no les gustan las mariconerias. Y lo del documento de Mamré, que suscribieron las iglesias de la IEE, y en el que afirmaban que caminaban hacia la plena aceptación de las relaciones homosexuales estables en el seno de la iglesia, les parece un despropósito. Y en esto no quieren aceptar interpretaciones diversas, la Biblia se lee como ellos dicen, o está mal leída. La verdad es una, y es la suya, y es la que van a imponer en las entidades de las que formen parte. Quien no la acepte, mientras ellos tengan la sartén por el mango, ya sabe donde está la puerta. Y eso es lo que predican, fuera y dentro de sus iglesias, y esa es la sociedad por la que trabajan: una en la que no hay libertad de conciencia, y mucho menos libertad para decidir con quien quieres tener una relación afectiva o sexual. Pero mientras tratan de influir en nuestra sociedad para imponer su moral evangelical súper divina, se presentan como víctimas de la intolerancia de los progresistas, y van lloriqueando que no se respetan sus derechos. ¡Por favor, un poco de masculinidad, León X lo hizo mucho mejor! La IEE ha sido mucho más creíble en su papel, nos ha hecho creer que la Reforma continua, que la valentía de Lutero, todavía se da en algunas iglesias evangélicas. Así que quizás va a ser verdad, que en este país podremos celebrar este año y con razón, el quinto centenario de la Reforma.

Carlos Osma

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“Menores transexuales, libertad e inquisición”, por Carlos Osma

Miércoles, 15 de marzo de 2017
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ninasconpene

De su blog Homoprotestantes:

A principios de año en las marquesinas de ciento cincuenta paradas de autobús de Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Pamplona, se colgaron unos carteles en los que, debajo del dibujo de dos niñas y dos niños desnudos y cogidos de la mano, se podía leer: “Hay niñas con pene y niños con vulva”. La iniciativa formaba parte de una campaña con la que Chrysallis Euskal Herria1, una asociación de familias de menores transexuales, pretendía concienciar sobre la realidad de estos niños y niñas, y sobre las dificultades con las que se encuentran en su día a día. En pocas horas algunas de esas marquesinas sufrieron diferentes actos vandálicos. Además, la asociación católica Centro Jurídico Tomas Moro, muy bien relacionada con la organización ultraconservadora Hazte Oír, remitió un escrito al fiscal de menores del País Vasco para que iniciara acciones por un acto que consideraba criminal y contra la inocencia de los niños. Chrysallis se defendió de las críticas recibidas justificando su derecho a luchar por la felicidad de sus hijos e hijas, y apeló a los derechos de todas las personas y a la libertad de expresión.

Hace sólo unos días Hazte Oír iniciaba otra campaña con la que pretendía recorrer varias ciudades españolas con un autobús en cuyo lateral se podía leer: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo”.Una iniciativa que inmediatamente recibió el rechazo social, político e institucional en todo el país, y que en pocas horas fué prohibida por un juzgado madrileño por dirigirse a “personas con una orientación sexual distinta para lesionar su dignidad”. Inmediatamente Hazte Oír denunció que “la inquisición gay” había impuesto su dictadura, y que se estaba produciendo un adoctrinamiento de los menores en la “ideología de género” y un atentado contra la libertad de expresión. A pesar de eso, afirmaban que no les amedrentarían y que continuarían con la campaña.

Que la Iglesia Católica, y el actual papa, se hayan posicionado en multitud de ocasiones contra lo que denominan “adoctrinamiento en la ideología de género”, hacía esperar que dieran algún tipo de cobertura a la iniciativa de la organización católica Hazte Oír, ya que de alguna manera dicen apoyarse en la posición oficial de esta iglesia. Sin embargo parece evidente que defender una acción que la mayoría de la población ha entendido como una agresión gratuita y absurda a unos menores, no era la mejor opción. Tampoco el situarse al lado de una organización de la que, según elplural.com, una sentencia judicial afirma que algunos de sus dirigentes mantinen vínculos con la sociedad secreta y paramilitar El Yunque: “Movimiento de extrema derecha que busca el reinado de Dios en la tierra y lucha contra homosexuales, ateos, inmigrantes o judíos2”. De hecho en 2015 el obispo de Getafe afirmó que no prestarían apoyo a las iniciativas de Hazte Oír ya que no compartía con ella “ni el sentido de pertenencia eclesial, ni los medios que emplean”. De esta manera queda claro que Hazte Oír no sólo es percibida como una amenaza a la convivencia por la mayoría de la sociedad española, sino también por la Iglesia Católica.

Sin embargo gran parte del movimiento evangelical en España si ha salido en defensa de Hazte Oír enarbolando la bandera de la libertad de expresión, y denunciando “la inquisición gay”. Que este movimiento mayoritario e influyente en la Iglesia Evangélica tenga poco que ver con los movimientos de reforma protestante que se dieron en el país a partir del siglo XVI, quizás justifica que olviden que la única Inquisición que ha habido en España ha sido católica, y que desde 1478 a 1834 ejecutó a miles de personas por ser protestantes, homosexuales, moriscos, judaizantes; por ser distintos. Sin embargo comparar esta barbarie con la defensa que los colectivos lgtbi, junto a la mayoría de la población, han intentado hacer de niños y niñas transexuales, es como poco, una aberración. Y lo que delata, es que el movimiento evangelical no conecta con la sociedad española, que es una ideología que viene de otros lugares y a la que le falta empatía con quienes están en una situación de vulnerabilidad. Una ideología que sólo es capaz de sentirse cómoda con las posiciones más extremistas e intolerantes, y a la que la libertad de expresión sólo le importa cuando tiene que ver con la suya. De hecho todas las entidades e iniciativas evangelicales dejan fuera a quienes piensan de forma diferente, lo que las hace ser endogámicas y tener poca capacidad de reforma para hacer comprensible e historicamente relevante el evangelio.

De todo lo ocurrido quizás lo más sorprendente ha sido que una sociedad que practica diariamente la transfobia haya sentido empatía por la agresión que suponía para niños y niñas transexuales la campaña de Hazte Oír. Que un juez afirme que la campaña atenta contra “personas con una orientación sexual distinta”, deja bien claro que al menos terminológicamente no sabía de lo que estaba hablando. De la misma forma, que padres y madres de todo el país pongan el grito en el cielo porque alguien niegue que existen niños con vulva y niñas con pene, no deja de ser sorprendente, ya que es lo que aparece en los libros de texto de sus hijos e hijas, y no parece que se hayan quejado antes. Aunque quizás lo que denotan todas estas contradicciones es que hemos llegado a un punto en el que la población es capaz de empatizar con las injusticias que genera el discurso tradiconal sobre sexo, género y orientación sexual. Y por esta razón, la petición de entidaes como Chrysallis, de una eduación donde se entienda, valore y respete la diversidad, sea verdaderamente urgente. No se trata de adoctrinar para manipular identidades u orientaciones, eso es lo que algunos pretenden seguir haciendo; sino informar, ayudar a entenderse a uno mismo y a los demás. Se trata de hacer a la gente más libre, y para eso es necesaria la educación, por eso nuestro sistema educativo necesita reflexionar sobre qué cosas deben ser cambiadas. Que un niño con vulva o una niña con pene, sea feliz, hace mejor nuestra sociedad. Y para los que somos cristianos la hace más evangélica.

Si yo fuera transexual no me gustaría nacer en alguna de las familias de Hazte Oír, preferiría hacerlo en cualquiera de las de Chrysallis, familias que son capaces de reaprender, de dejarse cuestionar y de enfrentarse a todo para entender y defender a sus hijos e hijas. Por eso prefiero sus marquesinas, aunque sean rotas por algún intransigente, que el autobús tránsfobo. En ellas veo presente al Dios en el que creo, ellas son reflejo de un amor incondicional que ha sido puesto a prueba, pero que ha salido reforzado.

Carlos Osma

Notas:

1 https://chrysallis.org.es/chrysallis-euskal-herria/

2http://www.elplural.com/comunicacion/2017/02/03/el-yunque-la-sociedad-paramilitar-vinculada-con-hazteoir-cada-vez-menos

Espiritualidad, General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , ,

“Cómo reformar la Iglesia”, por Carlos Osma

Lunes, 31 de octubre de 2016
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ReformaiglesiaMonumento a la Reforma, Ginebra

En el Día de la Reforma, volvemos a publicar este artículo del blog Homoprotestantes:

En ocasiones escucho reflexiones, predicaciones, o leo artículos en los que se anima a reformar la Iglesia. Si además la persona que hace este llamamiento pertenece al ámbito protestante, en algún momento repite la archiconocida frase: “Una iglesia reformada, siempre reformándose”. Bien es cierto que en pocas ocasiones indica en qué debe consistir esa reforma, porqué es necesario hacerla, y qué le ha llevado a pensar así. En realidad, en la mayoría de ocasiones, creo que la frase es más bien una muletilla, un elemento de la tradición que sobrevuela el discurso para indicar que se es protestante, que no se es fundamentalista, o que se está a años luz de otras iglesias en las que no hubo reforma.

En Martín Lutero encuentro también esa voluntad de transformación, de reforma de la realidad religiosa en la que estaba inmerso, pero entiendo que esta voluntad tuvo su origen en una experiencia previa de insatisfacción real, no teórica. Lutero tenía una autocomprensión negativa de sí mismo y esto le limitaba y le producía sufrimiento. Desde muy joven le acompañó el temor a un Dios castigador que le exigía una vida de sacrificios interminables. Por eso se dedicó al ayuno, a la autoflagelación, a la confesión constante; aunque nada de todo esto le hizo sentirse reconciliado con Dios.

Siempre hay casos excepcionales, es verdad, pero el de Lutero no lo es, creo que en la mayoría de ocasiones las reformas no surgen de personas que se encuentran cómodas con el sistema en el que viven, sino de las que padecen sus consecuencias negativas. Jamás una persona satisfecha con su iglesia querrá reformarla. Jamás una persona a la que le va bien con la vida que tiene querrá que ésta cambie. Seguro que en algún momento dirán eso de que es necesario reformarse, adaptarse, transformarse… pero serán sólo palabras. La reforma nace de una insatisfacción profunda con el sistema, no de palabras huecas biensonantes.

El 31 de octubre de 1517 Lutero clavó en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittemberg sus 95 tesis. Por aquel entonces el papa León X quería renovar la Basílica de San Pedro en Roma, y desarrolló una campaña para recaudar fondos mediante la venta de indulgencias. Los compradores recibían a cambio una reducción de sus días de castigo en el purgatorio e incluso el perdón de los pecados. Lutero podría haber colaborado con dicha campaña aunque sus planteamientos teológicos no la vieran con buenos ojos, o podría simplemente haberse callado. Pero al leer algunas de sus tesis encontramos que no fue así:

Tesis 21. “En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa”.

Tesis 22. “De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida”.

Con sus 95 tesis Lutero convierte su insatisfacción en una denuncia. Porque la insatisfacción que es incapaz de denunciar, no puede reformar ninguna iglesia, ni ninguna vida. Hay un momento en el que la experiencia de opresión debe surgir y convertirse en algo real para que el cambio pueda ser posible. Si Martín Lutero se hubiera callado, no estaríamos hablando hoy de reforma protestante. Evidentemente la denuncia situó a Lutero en un lugar peligroso, y él lo sabía, no era un ignorante ni un loco, tenía conocimiento de lo que les había ocurrido a muchos otros reformadores anteriormente. Para que una iglesia pueda ser reformada, para que sea real la petición de una reforma constante, se necesitan personas que denuncien el status quo y que asuman las consecuencias de hacerlo. En iglesias donde todo esto es imposible, donde las voces discordantes son excomulgadas, o donde éstas no se atreven a levantar la voz por cobardía, no hay posibilidad real de reforma. El Espíritu Santo dirige la iglesia hacia la reforma a través de voces proféticas.

Cuando algunos cristianos y cristianas alaban la respuesta de Lutero ante las exigencias del papa León X para que se retractara de 41 de sus 95 tesis: “No puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro actuar contra la conciencia”. Deberían preguntarse si alguna vez se han enfrentado a una situación como esa dentro de la iglesia, y si actuaron como Lutero, defendiendo su conciencia, o como León X, que trató a Lutero como un delincuente, prohibió la posesión o lectura de sus escritos y dio inmunidad a quien lo asesinara. ¿Dónde se alinearon? ¿Con quienes defendían la conciencia o quienes defendían la ortodoxia?

Martín Lutero vivió una experiencia opresiva y levantó la voz para oponerse a lo que él consideraba erróneo e injusto, pero no se quedó ahí. Se atrevió también a hacer una propuesta basada en la tradición bíblica y eclesial, que le liberaba de sus temores al igual que al resto de cristianos. Se atrevió a dejar sin argumentos a quienes utilizaban las condenas y el temor en beneficio propio. Y lo hizo afirmando que la salvación es un regalo de Dios, dado por gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo[1]”. No tenía mucho sentido el sentirse culpable, el vivir atemorizado, condenado… La liberación no se encontraba ni en la Ley ni en los dirigentes de la iglesia, sino en la fe en el Dios de Jesús. Por eso un cristiano no debía tener como sumo juez al papa, sino a Jesucristo y su Palabra en la que se revela su voluntad.

La liberación que supuso la Biblia para cristianos como Lutero es difícil de entender hoy, ya que la ortodoxia evangélica la ha petrificado y puesto al servicio de la opresión. La Biblia ya no es fuente de liberación, sino una ley que está al servicio del capricho del líder de turno que dice poseer la lectura verdadera. Las lecturas fundamentalistas han debilitado profundamente la percepción de la Biblia como lugar de liberación para los seres humanos. Las personas LGTBI somos unas de las danificadas por este proceso diabólico que pretende destruir cualquier autocomprensión positiva que podamos hacer de nosotros mismos, al mismo tiempo que exige una represión de nuestros deseos y un reconocimiento de culpabilidad por ser como somos. Sólo comprando sus indulgencias con mentiras podemos alcanzar la salvación que ellos nos otorgan.

Pero es desde esta situación opresiva desde la que las personas LGTBI podemos convertirnos en profetas que traen una nueva reforma a la iglesia. Una reforma que no nacerá del legalismo, sino de la experiencia y la liberación del texto bíblico de manos de quienes lo están adulterando. Y esto ocurrirá si nos atrevemos, como Martín Lutero y tantos otros reformadores, a levantar la voz denunciando la opresión heteronormativa aunque esto signifique nuestra expulsión de las iglesias que no dejan espacio al profetismo, y que son más sensibles a las lecturas literalistas y las tradiciones homófobas que al dolor que éstas producen. Y si partimos de nuestra experiencia y somos valientes en la denuncia, también podremos encontrar respuestas que dejen sin sentido al poder heteronormativo. En realidad no tenemos que buscar demasiado, ni ser muy originales, porque la Palabra de Dios siempre ha dado vida a quienes la han visto negada, y es por gracia que vivimos los cristianos, por medio de la fe… no por cualquier otra cualidad humana, ni siquiera la heterosexualidad.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por vuestra heterosexualidad, para que nadie se gloríe[2]”.

Las cristianas y los cristianos LGTBI somos una oportunidad de reforma para la iglesia, una oportunidad para curar de heteronomatividad sus discursos, sus lecturas, su praxis. Una oportunidad, ni la primera ni la última, de hacer del evangelio una fuente de liberación para toda la Iglesia.

Carlos Osma

[1] Rm 5,1

[2] Ef 2,8-9 El texto pone “obras” donde pongo “vuestra heterosexualidad”.

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“¿Ha muerto la “Sola Scriptura”?”, por Carlos Osma

Viernes, 7 de octubre de 2016
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deadDe su blog Homoprotestantes:

Las iglesias evangélicas se apresuran a celebrar por todo lo alto el quinto centenario de la Reforma Protestante. Quinientos años desde que Martín Lutero colgara sus 95 tesis en la iglesia del Palacio de Witteberg para insistir en que la salvación humana no se podía comprar, que no había que pagar ningún precio a nadie, ni al mismo Papa, y que vana era la confianza de quienes compraban “indulgencias” para ganar la salvación. Todavía era demasiado pronto para que al monje agustino se le pudiera ocurrir una tesis 96 en la que se aclarase que tampoco las personas LGTBI tenían que pagar el precio del celibato o la heterosexualidad fingida, que la heterosexualidad no era la última “indulgencia” para lograr la salvación.  Aunque la tesis 96 no es necesaria, porque aunque la heterosexualidad les parezca a muchos el preciado bien que las iglesias deben vender y proteger, Lutero dejó claro en su tesis 62 que “El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios”.

Lutero fue un creyente sincero, aunque atormentado por una iglesia que predicaba el terror. Y fue su búsqueda de libertad, de quitarse de encima toda la opresión religiosa, la que le llevó a la Biblia, a la Scriptura. Fue a ella a la que se aferró y de la que se hizo “prisionero” para liberarse de un poder Papal al que identificaba como responsable de la opresión en la que vivían las cristianas y los cristianos de aquel tiempo. Por eso predicó que la Biblia es la única fuente de autoridad, y que cualquier persona puede interpretarla, quitándoles esa potestad a los obispos y al Papa. La visión cristiana de Lutero era liberadora, y chocaba directamente con quienes entendían el cristianismo como un lugar de poder y sometimiento.

Que la propuesta de Lutero tiene fisuras es evidente, afirmar que la Biblia es accesible para todos y que siempre se puede entender con claridad, hace pensar que no hay ningún tipo de intermediario entre el texto bíblico y el lector, cosa que evidentemente es falsa. Para empezar la mayoría de mortales no somos capaces de leer el texto bíblico original, y tenemos que conformarnos con las traducciones que existen. Traducciones que en muchas ocasiones introducen prejuicios y malentendidos. No puede ser más que la homofobia de los traductores la que hace aparecer por arte de magia la palabra “homosexuales” en varias traducciones de la Biblia, haciéndonos creer que ésta condena las relaciones afectivas entre dos personas del mismo sexo en una situación de igualdad, tal y como las entendemos hoy. Algo completamente ajeno a la época y al propósito del texto bíblico.

Tampoco cayó Lutero en que los lectores de la Biblia no nos acercamos a ella de forma neutra, como si no hubiésemos recibido ningún condicionamiento social, cómo si no fuéramos hijos e hijas del mundo al que pertenecemos. ¿Quién cree que no leemos la Biblia condicionados? ¿Quién piensa que una persona que ha crecido aborreciendo el amor entre dos personas del mismo sexo no impregnará de homofobia cualquiera de sus lecturas e interpretaciones bíblicas?

Estoy convencido de que muchos cristianos conservadores y fundamentalistas son conscientes de los puntos débiles de la propuesta de Lutero. Por eso mientras repiten una y otra vez “Sola Scriptura”, mientras se alzan como los últimos defensores de la Palabra, introducen en sus traducciones bíblicas toda la ideología que defienden. Y mientras repiten una y otra vez a sus seguidores y seguidoras que la Biblia deja muy claras las cosas, que todo es muy sencillo de entender, se afanan por promocionar el conservadurismo dentro de sus comunidades. De esa manera, los cristianos y cristianas a los que adoctrinan, encuentran en la Biblia lo que ellas y ellos quieren que encuentren.

Llegados a este punto, es normal que la mayoría de personas LGTBI no vean por ningún sitio la liberación que Lutero descubrió en la Biblia, más bien todo lo contrario. La Biblia es el lugar por antonomasia que utiliza el poder opresivo heteronormativo cristiano. ¿Ha muerto entonces la “Sola Scriptura” para nosotras y nosotros? ¿Sólo nos queda pagar el precio del abandono de nuestra fe, o la negación de nuestra afectividad, para someternos al poder de la palabra heteronormativa? ¿Es eso lo que nos ofrece la Reforma Protestante? Si es así, la “Sola Scriptura” que promovió la Reforma es para las personas LGTBI hoy, lo que el Magisterio de la iglesia era para Lutero a principios del siglo XVI.

Pero si estamos decididos a resistirnos a que la heteronormatividad nos arrebate todo, incluso la Scriptura, si nos aferramos a ella, reconociendo que no hay una manera perfecta de entenderla, ni de interpretarla, porque somos seres humanos que vivimos condicionados; quizás descubramos en ella la Palabra liberadora del evangelio de Jesús. Si logramos romper los muros de homofobia e intransigencia con la que el conservadurismo evangélico la ha rodeado, y somos capaces de leerla como personas LGTBI, con nuestras contradicciones, nuestras experiencias y la riqueza de nuestra diversidad; es posible que como Lutero, y muchas otras personas más a lo largo de la historia, encontremos en la Scriptura la Palabra que Dios quiere dirigirnos a nosotras y nosotros.

No se trata de cambiar el poder heteronormativo por otro LGTBI, no es un cambio de trono. Se trata de expulsar de la fe cristiana las ideologías que pretenden apropiarse de la manera correcta de interpretar el texto bíblico, para practicar la discriminación y la violencia contra otros seres humanos por su manera de ser, sentir, o amar. Se trata de permitir que las personas puedan acercarse a la Biblia para ser interpeladas por el mensaje del evangelio, no invitarlas a que se erijan en “obispos y papas” de colectivos a los que odian. Se trata de entender que la fe en Dios y el seguimiento de Jesús es algo que nos hace mejores personas, que nos hace crecer y ser más maduros. Y que eso no tiene nada que ver con convertir la Scriptura en una especie de Constitución o libro de leyes. Quienes hacen eso, que tristemente son mayoría en el movimiento evangélico, no forman parte de la Reforma Protestante que inició Lutero. Ya pueden celebrarla tantas veces como quieran, pero su religiosidad legalista es la que éste mismo denunció y de la que intentó escapar, como anteriormente hiciera el apóstol Pablo en sus cartas, o el mismo Jesús al predicar el evangelio.

                                                                                                                      Carlos Osma

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“Dentro del armario no hay cristianismo “, por Carlos Osma

Viernes, 2 de septiembre de 2016
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miedoDe su blog Homoprotestantes:

Todavía me sorprende que a día de hoy los evangélicos de mi país vivan mayoritariamente armarizados y se “dejen” maltratar psicológicamente por los discursos fundamentalistas que encuentran en sus iglesias y sus familias evangélicas. Me parece tan repugnante a veces el maltrato al que son sometidos que me cuesta entender porqué el fuego, que según la leyenda cayó sobre Sodoma, no cae de forma real sobre esas iglesias y esas familias y las hace desaparecer para siempre. Es que es patético ver como se humilla a la gente y se la hace sufrir de manera tan cruel mientras se canta y predica el amor de Jesús. ¡Que pandilla de hipócritas!

Pero dejando a un lado la actitud de estos supuestos seguidores de Jesús que en realidad no son más que un grupito de mediocres a los que les gustaría ser los primeros, me pregunto porqué los evangélicos lgtbi que formáis parte de todas y cada una de las iglesias evangélicas de este país, no salís huyendo de estos campos de concentración o cámaras de tortura. Sí, ya lo sé, sé que tenéis una dependencia emocional, y que si os atrevéis a ser vosotros mismos o vosotras mismas seréis expulsados del único mundo que conocéis y os da seguridad. ¿Pero qué seguridad es esa que te destroza la vida? ¿Qué seguridad es aquella que te lleva hasta la desesperación? ¿O aquella que te hace tirar por la alcantarilla la vida feliz que podrías tener?

Es absolutamente cierto que en la mayoría de ocasiones salir del armario en un entorno evangélico supone quedarte solo, quedarte sola. Y esa es una experiencia muy dura, que deja muy claro que evangelio siguen los evangélicos con los que crecimos. Pero bendita soledad aquella que te permite volver a construir tu vida, una vida de verdad, y no la vida de mierda que tienes ahora. Un regalo divino es la soledad en la que ya no escuchas las palabras paternalistas de quienes quieren ser buenos contigo pero que en realidad te hacen daño. Una oportunidad irrepetible quedarte sólo para empezar de nuevo, para abrirte a la esperanza de conocer algo distinto, para poder respirar y moverte con libertad. ¿Te imaginas? Quizás ni eso puedes ya.

Y es que las personas lgtbi que vivís armarizadas dentro de las iglesias evangélicas, podréis ser pastoras, cantantes, diáconos, o profesores de escuela dominical; pero no sois cristianas, o al menos no vivís el cristianismo. Porque el seguimiento de Jesús no tiene nada que ver con el paripé al que habéis reducido vuestra vida. El seguimiento de Jesús revienta todas las jaulas en las que os han metido, y es posible que os deje en medio de la nada, pero una nada donde podéis seguir a Jesús, al maestro, y no la montaña de ignorancias y superficialidades religiosas con las que hemos sido educados. Dentro de un armario no hay fe, no hay seguimiento, no hay amor.. No hay cristianismo. Y todo ese sufrimiento que produce la represión, y con el que crees ganarte el cielo, no sirve para nada… El cielo se vive desde aquí siguiendo a Jesús, no al mundillo evangélico que te dice como tienes que vivir tu vida para ser aceptable.

¡En algún momento hay que decidirse a ser valiente, digo yo!. En algún momento las lecturas bíblicas que has hecho desde que eras un niño o una niña y que mostraban a personas enfrentándose a la hipocresía, a las convenciones sociales, a la muerte incluso… deben interpelarte, deben decirte: “El evangelio me empuja a abandonar mi vida de engaño para poder vivir la vida de verdad que Dios quiere para mi”. En algún momento, si la homofobia en las que has sido educado, ha dejado algún resquicio para que el evangelio ponga una semilla dentro de ti, te dirás: “Yo quiero seguir a Jesús de verdad, y tengo que oponerme al odio de la homofobia. Mi fe, me llama a eso”. En algún momento, si no te han destrozado la vida, o no te han hecho perder la fe para siempre, te dirás: “Yo quiero ser cristiano”.

Y si no, puedes seguir como hasta ahora, con tu doble no vida, con el dolor en el pecho, con el miedo a ser descubierto. Con subidas y bajadas emocionales que a la larga te producirán una enfermedad psicólogica, si no la tienes ya. O con la comodidad de hacer alguna escapadita de vez y en cuando para aliviarte y después volver al redil a mirar con malos ojos a quienes no son tan buenos cristianos como tú. Puedes esconderte detrás de cinco versículos, o de la biblia entera, pero bien sabes que eres un cobarde, no un cristiano. Si quieres serlo tendrás que escuchar al maestro, que te llama a dejar las redes en las que estás atrapado, y con la que a veces intentas atrapar a otras y otros, y le sigas. Eso es el cristianismo, un salto al vacío, no un cambio de iglesia. Un salto al vacío, hacia la nada, pero con una clara dirección: la felicidad, el amor y la libertad.

Carlos Osma
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“Los besos de las mantis religiosas”, por Carlos Osma

Jueves, 4 de agosto de 2016
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EncapuchadosDe su blog Homoprotestantes:

Mientras comía este mediodía con mis dos amigos David y Toni pensaba en lo afortunado que soy de tener amigos heterosexuales como ellos que me aceptan. Es cierto que hace unos años no lo hacían, bueno, supongo que sí que lo querían hacer, porque ellos siempre han sido muy progres y han estado a la vanguardia del cristianismo liberal, pero no era cuestión de enfrentarse al mundo entero por una cosa tan poco relevante como una orientación sexual. Como ellos me decían entonces: “Tú haz lo que quieras, pero no hace falta que se entere todo el mundo, al fin y al cabo lo que haces en tu cama no es asunto de nadie”.  Actualmente han cambiado de opinión, y ponen en las estanterías de su biblioteca los libros de temática homosexual cristiana que antes tenían en su mesilla de noche. Además nos invitan a mi marido, a mis hijas y a mí, a que asistamos a su iglesia para que quede bien claro que son inclusivos y tolerantes, y de paso, llenar los bancos cada vez más vacíos de sus iglesias.

El primer plato ha sido un monólogo de David, casi no me ha dejado hablar, porque tenía una cosa que decirme y que no podía callarse más. Así, con la confianza que dan más de 30 años de amistad y haber compartido varias guerras, me ha dicho: “Carlos los gais no sois objetivos, estáis condicionados por la discriminación que habéis padecido”. He pensado que su tesis la corroboran muchas personas lgtbi que conozco para las que la palabra de un heterosexual vale mucho más que la del resto. Ya puedes decirles tú mil veces que Dios les ama, que se lo dice un heterosexual con pinta de buen cristiano, y ellos creen que han recibido un mensaje del cielo. También es cierto que aunque mi amigo sea hoy un maravilloso padre heterosexual cristiano, hace algunos años tuvo un rollo con un colega. Él dice que aquello sólo fue una etapa, y yo me lo creo, porque ¿cómo voy a dudar de un heterosexual como él?  Además una cosa es acostarse con una persona de tu mismo sexo y otra defender derechos y libertades, que es lo que hacemos las personas lgtbi.

Y es que tiene razón en eso de que no soy objetivo, los que padecemos una discriminación deberíamos esperar sentados a que algún salvador venga a liberarnos. Supongo que de eso iba el evangelio ¿no? De esperar a un salvador. Mi amigo David no tiene nada que ver con la homofobia, ni la ha padecido, ni la ha ejercido, por eso puede llegar a ser el salvador que los homosexuales necesitamos. La homofobia sólo tiene que ver con las personas lgtbi, sólo nosotros tenemos que liberarnos de ella, de la que decimos percibir por todos lados y de la que llevamos dentro. Nuestra experiencia, trabajo, visión, no tiene nada que aportar al mundo y la iglesia sin homofobia en la que vive mi amigo David.  Me tendría que haber dado cuenta antes de que quienes padecemos una discriminación no somos nadie para intentar liberarnos de ella. La historia lo ha dejado claro, si los esclavos no se hubiesen puesto a rezar y esperar a que sus opresores se movieran a misericordia, no vivirían hoy libres. Si las mujeres no  hubiesen lanzado en silencio sus súplicas al cielo mientras barrían sus casas, los hombres no hubieran venido a liberarlas y hoy no tendrían derechos.

En el segundo plato Toni me ha querido dejar claro su malestar con los cristianos “del movimiento gay”, porque según él estamos llevando las cosas demasiado lejos al poner la etiqueta de homófoba a todas las personas que en conciencia creen que el evangelio deja muy claro que la práctica de la homosexualidad es un pecado. Para mi amigo Toni, que me aclara una y otra vez que él acepta a todas las personas independientemente de su orientación sexual, las personas heterosexuales no han sido educadas en la homofobia, sólo las homosexuales. Es por eso que cuando sus amistades se oponen al reconocimiento de los derechos de las personas lgtbi, cuando miran con mala cara cualquier muestra de afecto homosexual, cuando piensan que es mejor que aquel miembro gay no pueda ser diácono o ni siquiera miembro de la iglesia, cuando invitan a una adolescente cristiana a visitar a un psicólogo para reorientarle esos deseos desordenados, cuando promueven normas dentro de la iglesia para que las personas lgtbi cristianas tengan claro que están en territorio enemigo; cuando hacen todas esas cosas, no lo hacen porque antes de aprender a leer la biblia, ya habían sido envenenadas por la homofobia… La heterosexualidad es neutra, pura y hasta divina… la heterosexualidad es la medida de todas las cosas, y no se puede poner en duda su buena fe a la hora de humillar y discriminar a una persona lgtbi en nombre de Dios. Sólo la heterosexualidad te da el nivel suficiente para poder leer e interpretar correctamente el texto bíblico. Y es desde esa pureza que se ven obligados a discriminar a los homosexuales.

Mi amigo Toni, que es un pastor muy querido, me vuelve a interpelar, a decir que no le parece justo eso de poner etiquetas de homofobia a la gente. Que no es necesario, que cada persona tiene su proceso y que con estas prácticas lo único que hacemos es crear un enfrentamiento que hará encallar aún más las cosas. Me pregunto si cuando mi amigo predica en su iglesia sobre el machismo, los excesos del poder económico o la corrupción, sigue también esta regla de dejar que cada persona haga su proceso y no se sienta interpelada por su comportamiento. Supongo que el cristianismo, ese que dice seguir a Jesús, va de eso… de callarse, de no denunciar nada; porque cada persona ya llegará algún día a la “conversión”. Ya lo dijo Jesús: “Bienaventurados los que se someten, los que se callan, los que no denuncian… porque así serán buenos cristianos”. Y me sigo preguntando, porque yo soy mucho de preguntar, que le ocurriría a mi buen amigo Toni si se atreviese a denunciar la homofobia de sus fieles, porque yo tengo muy claro lo que ha significado para muchas personas y para mí mismo no permanecer callado ante la homofobia. Es evidente que a una persona tan reconocida como él se le puede perdonar eso de ser inclusivo, aunque con el resto no habría tantos miramientos… A Toni su inclusividad le da un aura así como “esnob” en la mayoría de entornos evangélicos, como si fuera un Einstein de la teología a la que se le puede perdonar la excentricidad siempre que no haga de ella una bandera. Pero qué ocurriría si entendiese realmente qué es la homofobia y el daño que produce en mucha gente, y se atreviese a asumir que el evangelio le llama a denunciarla. ¿Cuántas colaboraciones, artículos, ponencias o charlas dejaría de hacer? ¿podría seguir siendo pastor? ¿Qué perdería? ¿Está mi amigo Toni defendiendo a cristianos homófobos, o se está defendiendo a él?

Me he sentido tan bien acogido por mis supuestos amigos heterosexuales que he preferido no tomar postre, he pasado directamente al café, a darme un chute de cafeína para ver si me despertaba y todo había sido un mal sueño. Pero la verdad es que no ha sido así, mis amigos que ahora se lanzan en brazos de la vanguardia y del progresismo estaban todavía ahí, hablando de los problemas que el “movimiento gay” está produciendo… Y yo cada vez los escuchaba menos, sus voces las empezaba a confundir con el aire que hacia esa tarde, o con el murmullo de gente que hablaba a nuestro alrededor. Al final los percibía sólo como ruido, como el resto del ruido que impide entender las cosas claramente. “Que Dios me cuide de mis amigos que de mis enemigos ya me cuido yo” decía mi abuela. Y qué razón tenía, en este momento son más peligrosos para la libertad y la inclusividad los supuestos progresistas heterosexuales inclusivos, que los homófobos más recalcitrantes. Con los segundos sabemos tratarnos desde hace miles de años, con esta nueva versión sofisticada de homofobia todavía tenemos que aprender a relacionarnos. No hay nada peor que un homófobo que se las da de inclusivo.

Me levanto y me despido, les doy la mano, prefiero no darles dos besos como tenemos por costumbre. Es mejor guardar distancias con las “mantis religiosas” sus besos pueden parecer afectuosos, pero la realidad te dice que corren el peligro de convertirse en mortales.

Carlos Osma

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“Cristianos homosexuales: enfermos y abusados”, por Carlos Osma

Martes, 17 de mayo de 2016
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NIÑOUn excelente análisis de Carlos Osma en su blog Homoprotestantes:

Hace unas semanas se aprobó en la ciudad chilena de Concepción una ordenanza en la que la municipalidad se comprometía, entre otras cosas, a implementar políticas públicas contra la discriminación de las personas LGTBI. La mayoría de las iglesias evangélicas estuvieron en contra de esta ordenanza, y el obispo Carlos Adams, presidente de la Unidad Evangélica de Chile, mostró su descontento en el canal TVU haciendo uso de unas palabras muy poco evangélicas: “Lo que a ellos (los homosexuales) les ha pasado es un problema mental, nada más, que han sido violados cuando niños. Hay muchos de ellos que se creen mujer, les donan hasta los ovarios. Realmente hay un problema de cabecita ahí. La tendencia nuestra es llevarlos al camino, que se encuentren con dios y formen su familia, como es lo natural de la vida”.

Como es lógico el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) expresó su repudio a estas homofóbicas declaraciones. Sin embargo, y sin voluntad alguna de justificar las palabras del obispo, creo que Carlos Adams no estaba mintiendo del todo. Simplemente estaba describiendo su experiencia con las personas LGTBI cristianas. Me atrevo a pensar que el obispo, como muchos evangélicos alrededor del mundo, no han puesto un pie fuera de su “mundillo evangélico” desde que nacieron, o al menos desde hace una eternidad. Y los homosexuales que conocen, los que compartieron con ellos escuela dominical, coro, estudios bíblicos y cultos de alabanza; son cristianos que han sufrido abusos y tienen problemas psicológicos.

Cuando a un niño o a una adolescente evangélica, se le impide mostrar su identidad de género o su orientación sexual, está sufriendo un maltrato, un abuso. Para mucha gente esto no tiene ninguna importancia, simplemente se les está “llevando por el buen camino”, pero todas las personas LGTBI que han nacido dentro de familias e iglesias cristianas como las del obispo Carlos Adams, han sido castradas, infantilizadas, culpabilizadas, y marcadas con el fuego candente de la homofobia en su interior. Un maltrato psicológico que se justifica como “llevarlos al camino” o “a lo natural de la vida”. Se entiende por tanto que familias y comunidades como éstas, que las hay en todo el mundo, no quieran leyes que luchen contra la discriminación de las personas LGTBI. Y mucho menos, que visibilicen que estos buenos cristianos son unos maltratadores, torturadores y asesinos.

Antes de empezar a hablar de enfermedades mentales en el colectivo LGTBI cristiano, querría aclarar que no comparto el estigma que acompaña a las enfermedades mentales. Al igual que puedo enfermar de anginas, gonorrea o gripe, puedo hacerlo con una depresión. Y opino que todas las discriminaciones que acompañan a las enfermedades (no me olvido tampoco del sida), sólo tienen que ver con la ignorancia. Las enfermedades no nos hacen mejores o peores personas, sólo nos hacen más vulnerables, y más necesitados y necesitadas de ayuda y recursos públicos.

Una vez explicado esto, me gustaría decir que sí, que dentro de las iglesias cristianas la mayoría de personas LGTBI tienen algún problema psicológico. Me refiero sobre todo a las que pudiendo salir de allí corriendo, prefieren quedarse sentadas en sus bancos para ser insultadas y menospreciadas. Una persona sana que entra en una iglesia en la que le dicen que no tiene derechos, que no tiene la misma dignidad que el resto de personas, que no tiene porque explicar continuamente a quien quiere, que no tiene porque mirar las cosas con sus propios ojos… no tardaría más de cinco minutos en marcharse. Las cristianas y cristianos LGTBI que a pesar de ser discriminados, se mantienen dentro sus iglesias, es porque han sufrido un abuso espiritual tan fuerte desde hace años, que necesitan ayuda terapéutica para poder salir de allí. Quien no cree que puede exigir el mismo trato que su hermano heterosexual con el que compartió escuela dominical, es porque ha interiorizado que no está a su mismo nivel. Sin huir o revelarse ante esta humillación, sólo pueden vivir las personas que están enfermas.

Ninguna lesbiana ni ningún gay atrapados en iglesias homófobas, viven el evangelio de Jesús. Sólo tienen un enganche emocional, una dependencia psicológica, un trastorno, una enfermedad. El evangelio nos hace personas maduras, no niños de diez años que necesitan a alguien que les diga como tienen que comportarse. Es posible que no pudiéramos salir huyendo de la iglesia a la que nos llevaban nuestros padres cuando teníamos cinco años, pero si ahora tenemos veinticinco, treinta, o cincuenta años, y no somos capaces de enviar todo eso al infierno de la homofobia; es porque necesitamos un buen especialista que nos ayude.

El evangelio liberador no abusa de las personas ni les produce problemas psicológicos, las iglesias evangélicas como las del obispo Carlos Adams, sí. El evangelio nos habla de amor, no de reprimir el amor. Nos habla de una nueva identidad cuando la anterior no nos hacia felices. De plenitud, no de castración. De felicidad, no de aceptar resignadamente una tortura psicológica. El evangelio de Jesús nos llama sin lugar a dudas, a salir de todas esas pseudocomunidades cristianas homófobas, para vivir el evangelio junto a otros cristianos y cristianas que trabajan por la justicia. Y una manera de trabajar por la justicia es pedir que las leyes protejan a las personas LGTBI de los discursos de odio y discriminación. No deberían salir gratis comentarios como estos, sobre todo porque hay muchos menores que padecerán en sus casas y sus iglesias las consecuencias de esas palabras tan irresponsables y diabólicas.

Carlos Osma

Cristianismo (Iglesias), General, Iglesias Evangélicas , , ,

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