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Archivo para julio, 2023

Tomad, Señor, y recibid…

Lunes, 31 de julio de 2023
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En la Fiesta de San Ignacio de Loyola, la pregunta es acuciante: “¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo?”

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Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber
y mi poseer;
Vos me lo diste;
a Vos, Señor, lo torno;
todo es vuestro,
disponed todo a vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y gracia,
que esto me basta.

*

San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales,
Cuarta Semana, Contemplación para alcanzar amor, Primer punto.

San_Ignacio

Bibliografía. Hay infinidad de biografías y estudios sobre San Ignacio. Libros de interés

Iñigo López de Loyola nació en Loyola (Azpeitia, Guipúzcoa, España), en el año 1491, en el seno de una familia noble en decadencia. Su deseo de alcanzar gloria le llevó a dedicarse a la carrera militar. Fue herido gravemente en una pierna durante la defensa del castillo de Pamplona, atacado por los franceses.

Durante su convalecencia, la simple lectura de algunos libros sobre la vida de los santos y de Jesús le impulsó a la práctica de una dura ascesis, durante la cual escribió la mayor parte de sus famosos Ejercicios espirituales.

Tras abandonar la vida de mendicante solitario, estudió primero en España y después en París; en esta última ciudad conoció a Francisco Javier y a algunos otros, con los cuales reunió el primer núcleo de la Compañía de Jesús, grupo que dará vida a un nuevo tipo de vida religiosa, basada en la práctica de la caridad y centrada en la misión, un nuevo tipo de vida que servirá de ejemplo a innumerables congregaciones modernas. Ignacio murió en Roma, el 31 de julio de 1556. Fue canonizado en el año 1622 junto con san Francisco Javier, su compañero de la primera hora.

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

Yo, Ignacio de Loyola…

Lunes, 31 de julio de 2023
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Ignacio-Loyola-61“Yo, Ignacio de Loyola, pretendo en estas líneas decir algo acerca de mí y de la tarea de los jesuitas de hoy, supuesto que aún hoy sigan sintiéndose comprometidos con aquel espíritu que en otro tiempo determinó, en mí y en mis primeros compañeros, los comienzos de esta orden.

Ya sabes que, tal como entonces lo expresaba, mi deseo era «ayudar a las almas», es decir, comunicar a los hombres algo acerca de Dios y de su gracia, de Jesucristo crucificado y resucitado, que les hiciera recuperar su libertad integrándola dentro de la libertad de Dios. Yo deseaba expresarlo tal como siempre se había expresado en la Iglesia, y realmente creía (y era una creencia cierta) que eso tan antiguo podía yo decirlo de una manera nueva. ¿Por qué? Porque estaba convencido de que, primero de un modo incipiente durante mi enfermedad de Loyola y luego de manera decisiva durante mis días de soledad en Manresa, me había encontrado directamente con Dios. Y debía participara los demás, en la medida de lo posible, dicha experiencia.

Cuando afirmo haber tenido una experiencia inmediata de Dios, lo único que digo es que experimenté a Dios, al innombrable e insondable, al silencioso y, sin embargo, cercano. Experimenté a Dios, también y sobre todo, más allá de toda imaginación plástica. A El que, cuando por su propia iniciativa se aproxima por la gracia, no puede ser confundido con ninguna otra cosa.

Semejante convicción puede sonar como algo muy ingenuo, pero en el fondo se trato de algo tremendo. Yo había encontrado realmente a Dios, al Dios vivo y verdadero, al Dios que merece ese nombre superior a cualquier otro nombre.

Pero, por de pronto, repito que me he encontrado con Dios, que he experimentado al mismo Dios. Dios mismo. Era Dios mismo a quien yo experimenté; no palabras humanas sobre El. Dios y la sorprendente libertad que le caracteriza. Lo que digo es que sucedió así.

Una cosa sigue en pie: que Dios puede y quiere tratar de modo directo con su criatura; que el ser humano puede realmente experimentar cómo tal cosa sucede; que puede captar el soberano designio de la libertad de Dios sobre su vida.

¿Se trata de algo nuevo o de algo viejo? ¿Es algo obvio o resulta sorprendente? ¿Se trata de algo que haya que relegar a un segundo plano en la Iglesia de hoy y de mañana, debido a que el hombre ya casi no soporta la callada soledad ante Dios y trata de refugiarse en una especie de colectividad eclesial, cuando en realidad dicha colectividad ha de edificarse sobre la base de hombres y mujeres espirituales que hayan tenido un encuentro directo con Dios, y no sobre la base de quienes, a fin de cuentas, utilizan a la Iglesia para evitar tener que vérselas con Dios y su libre incomprensibilidad?

Una cosa, sin embargo, sigue siendo cierta: que el ser humano puede experimentar personalmente a Dios.

El verdadero precio que hay que pagar por la experiencia a la que me refiero es el precio del corazón que se entrega con creyente esperanza al amor del prójimo

*

Karl. Rahner,
Palabras de Ignacio de Loyola a un jesuíta de hoy,
Sal Terrae, Santander 1978; pp. 4-8.

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“¿Nacemos por casualidad, vivimos por inercia y morimos por accidente” (Sartre). O ponemos un principio y fundamento (S Ignacio)?

Lunes, 31 de julio de 2023
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42301465-947E-4AEF-94BA-6BE54ABEC5A6Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre: 

01.- San Ignacio y su tiempo

San Ignacio vivió en el siglo XVI, siglo y tiempos recios como decía JI Tellechea en su biografía de San Ignacio. Es la época en la que comienza la modernidad (Galileo, Copérnico…) son los tiempos de Lutero, del Concilio de Trento, de San Ignacio. En la Iglesia existía una gran corrupción y se imponía una Reforma que no terminaba de llegar desde Roma.

Finalmente la Reforma se desencadena en el norte de Europa, en Alemania, promovida por Lutero, “padre” del protestantismo naciente contra el que reaccionará Roma con su Contrarreforma tridentina.

    Como fruto de la Contrarreforma (Trento) fueron surgiendo diversos movimientos e instituciones católicas con la buena finalidad de elevar un poco el nivel de una iglesia que se encontraba en una situación peor que decadente. Surgen varios movimientos sacerdotales: los jesuitas, el oratorio de sacerdotes de San Felipe de Neri (1515-1595), un poco más tarde los sacerdotes vicencianos (San Vicente de Paúl, 1576-1660), la Escuela sacerdotal francesa de San Sulpice del padre Olier ya en el siglo XVII, el movimiento sacerdotal promovido por el cardenal Bérulle (1575-1629), a su vez impulsado por San Francisco de Sales. Los jesuitas, fundados por san Ignacio (Compañía de Jesús) contribuirán también a esta reforma en la Iglesia.

02.- Principio y fundamento

    S Ignacio contribuyó a su tiempo y a la historia de la Iglesia con los “Ejercicios Espirituales”. Sobre todo la primera meditación: principio y fundamento.

Francisco Javier y toda la espiritualidad ignaciana se cimentarán en esta Roca que es Dios.

El fundamento de la existencia es Dios.

    Hoy en día vivimos en la llamada postmodernidad: después de lo moderno, después de la modernidad. Cultualmente vivimos en una gran frivolidad, superficialidad.

Han caído lo que llamábamos “grandes relatos”: el Éxodo, la libertad, incluso la justicia, la religión, etc. Y en estos tiempos que vivimos lo que nos interesa es el “relato pequeño”. A mí dame un buen sueldo a fin de mes, unas buenas vacaciones y déjame de libertad, de justicia, de idealismos, de patria, de honradez, de Dios, etc…

Podríamos aplicarnos aquello que decía JP Sartre (1905-1980) en su novela “La Náusea”: “Nacemos por casualidad, vivimos por inercia y morimos por accidente. Somos una pasión inútil“.

Nos hemos quedado sin principio ni fundamento. No tenemos cimiento, roca en la que cimentar nuestra vida. En lenguaje coloquial podríamos decir que “no tenemos fundamento” ni en la vida ni en la muerte.

    Hace unos días decía el presidente Sánchez que su pretensión (la de su gobierno) era hacer la vida más fácil. Yo creo que se trata de hacer una vida más digna, más fundamentada, mejor anclada, con criterios idealistas sanos y fuertes. Una vida blanda no vale mucho la pena.

    La vida no es un pasatiempo. Nos hará bien fundamentarla.

03.- También hoy la Iglesia necesita una gran reforma.

 El obispo de Roma: Francisco.

    Es evidente que la iglesia actual necesita una Reforma del peso y talante de la del siglo XVI.

El papa Francisco, jesuita, intenta como buenamente puede –y le dejan-  llevar adelante otra reforma con la cuestión de la sinodalidad.

Francisco podrá hacer mucho o poco. El tiempo, la historia y el bloque de cardenales, obispos, laicos y movimientos religiosos contrarios a Francisco dirán. (Es penoso el documento sobre la sinodalidad que ha sacado la Conferencia episcopal española).

Pero los gestos y símbolos de Francisco, su Magisterio  son más evangélicos: los pobres, vivir en Santa Marta y no en las estancias pontificias, la reducción de protocolos litúrgicos y políticos, “menos doctrinarismo” y mayor acercamiento a los pobres, su preocupación continua por los emigrantes, su viaje a Canadá para pedir perdón a los indios y por la pederastia, la cuestión de los homosexuales, la empatía con la laicidad del Estado, la firme voluntad de cambio, de renovación y saneamiento de la Curia, de la Iglesia. Por otra parte, no hay homilía o discurso en el que no haya una palabra del Dios de misericordia.

    Según me parece, Francisco podrá lograr poco, por lo que, quizás, habremos de quedarnos en el buen espíritu y tono vital-eclesial del papa Francisco. En mi opinión no se conseguirá mucho, pero no perdamos la memoria de que las cosas fueron y pueden ser de otro modo.

    Hoy en día, como en tiempos de San Ignacio es necesaria una Reforma en la contrarreforma que surgió después del Concilio Vaticano II, un saneamiento a fondo de tantas cuestiones eclesiásticas que no tiene nada que ver con el Evangelio de Jesús.

Como san Ignacio habremos de volver al principio y fundamento que no es el mundo eclesiástico, sino Dios.

¿Quién podrá apartarnos del amor de Dios? (Romanos 8)

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La enseñanza de la Iglesia debe reconocer que el género no es binario, escribe una periodista católica

Lunes, 31 de julio de 2023
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profile-pic-rome-768x771Rebecca Bratten Weiss,

os guiños pastorales del Papa Francisco a la comunidad LGBTQ+ han marcado un nuevo territorio en la forma en que los líderes de la iglesia abordan la identidad de género a nivel pastoral, pero su distinción entre dicho ministerio y la llamada “ideología de género” ilustra que gran parte de la comprensión de la Iglesia Católica sobre el sexo y el género todavía se basa en ideas defectuosas y sin fundamento sobre las realidades biológicas.

En el National Catholic Reporter, Rebecca Bratten Weiss, editora digital de U.S. Catholic, explora la forma en que las afirmaciones de “ideología de género” no reflejan las realidades de género en la naturaleza a favor de las afirmaciones doctrinales de la iglesia. Incluso el Papa Francisco, con su énfasis en la escucha sinodal, separa el ministerio pastoral de una “ideología de género” moderna que ha llamado “una de las colonizaciones ideológicas más peligrosas… haciendo que el mundo sea igual, todo aburrido, todo igual”.

Weiss elogia al Papa Francisco por su instinto pastoral de “juzgar menos y escuchar más“, nombrando su 2013 “¿Quién soy yo para juzgar?” comenta como “un importante cambio de perspectiva” después de “siglos de retórica deshumanizante de las autoridades católicas”, incluidos sus predecesores, los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Muchos líderes de la iglesia como Francis, enmarcan sus posiciones sobre el género como inmutables y binarias al afirmar que están defendiendo el orden creado por Dios contra las ideas modernas que entienden tanto el sexo como el género como más complicados y multifacéticos. Weiss señala, “[l]as categorías de hombre y mujer, tal como existen en la naturaleza, no son un uno u otro, ni un binario absoluto. Más bien, residen en un espectro”. En los humanos, también, la comprensión científica de lo que hace que una persona sea hombre o mujer continúa evolucionando, y no depende simplemente de la composición cromosómica o los órganos sexuales. En otras palabras, las ideas fijas de hombre o mujer, sin nada entre o fuera de estas categorías, no es la realidad ni para la humanidad ni para el resto del mundo natural.

Debido a estos entendimientos en evolución, Weiss señala que la teología católica en realidad no está defendiendo la “realidad” contra la “ideología”, como a menudo pretende hacer:

“[L]a iglesia ya tiene una ideología preferida de género, que es complementaria, esencialista y comprometida con una visión binaria rígida de todo el mundo natural. El verdadero debate no es sobre si la ideología de género es mala, sino sobre qué ideología sobre el género se alinea mejor con la realidad”.

Una comprensión del género que es a la vez mutable y en un continuo, argumenta, está más alineada tanto con la naturaleza como con el ejemplo del Evangelio de Jesús dando la bienvenida a todas las personas creadas a imagen de Dios. También refleja “una comprensión de la persona como dinámica, capaz de crecer y transformarse, reflejando la creatividad divina”.

En contraste con la acusación del Papa Francisco de “ideología de género”, la perspectiva que argumenta Weiss tiene en cuenta la diversidad de la naturaleza “reconoce y honra la complejidad y singularidad de cada individuo, las muchas formas diferentes en que cada ser creado refleja la imagen de Dios”.

Izengabea

La comunidad LGBTQ+ sigue siendo objeto de odio y discriminación, experimentando violencia manifiesta, así como ataques legislativos y políticos. Para que el Papa Francisco categorice las nuevas interpretaciones del género basadas en la naturaleza como “peligrosas”, corre el riesgo de sufrir un mayor daño y exclusión para las personas que ya están marginadas. Weiss escribe sobre un camino diferente y mejor:

“La iglesia ha cambiado antes. Se desarrollan las enseñanzas magistrales. Tal vez sea hora de que la enseñanza de la iglesia se desarrolle una vez más, para reflejar mejor la verdad y ofrecer atención pastoral a aquellos que no encajan perfectamente en las categorías artificiales de género en las que parecen obsesionados nuestros líderes de la iglesia. Nuestros hermanos LGBTQ son vulnerables a nuevas amenazas de violencia anticristiana y contra la vida. Los católicos que afirman ser defensores de la verdad y testigos vivos del Evangelio no deberían agravar estas amenazas. Y los líderes de la iglesia, incluido el Papa Francisco, harían bien en preguntarse si su postura hacia las personas trans está realmente en línea con las enseñanzas de Jesús”.

—Angela Howard McParland (ella/ella), New Ways Ministry, 21 de julio de 2023

Fuente New Ways Ministry,

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El obispo Joseph María Bonnemain afirma que “El comportamiento sexual entre personas del mismo sexo no puede ser aprobado”

Lunes, 31 de julio de 2023
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ECBFE68B-BD11-43D5-8F5B-3AFFB197E596Joseph Maria Bonnemain

Un obispo suizo que había hablado positivamente sobre las protecciones legales para las parejas del mismo sexo, a pesar de que se opuso al reciente referéndum de igualdad matrimonial de la nación, y que señaló que su aparente contradicción dependía de la palabra “matrimonio“, afirma ahora que no se pued aprobar las relaciones entre personas del mismo sexo.

El controvertido obispo de Coira, Joseph Bonnemain, ha confirmado que a pesar de cumplir  75 el años, el Papa le ha dado una prórroga de cinco años más.

El obispo, nacido en Barcelona y miembro del Opus Dei, ha concedido una entrevista a The Pillar y ha hablado sobre algunas de las polémicas que le salpican durante estos años como obispo de la conservadora diócesis suiza.

Bonnemain señala que para él, el cristianismo “se trata de una relación personal y viva con Cristo. No es una figura del pasado, sino el centro del cosmos y de la historia”.

Cuando fue nombrado obispo de Coira, causó conmoción su decisión atípica de no elegir escudo episcopal. El obispo español da la siguiente respuesta para justificar su decisión: “Respeto la tradición de que los obispos suelen tener un escudo de armas. Esta tradición ha surgido sobre todo del hecho de que durante siglos los obispos también ocuparon una posición temporal de poder. Desde el Concilio Vaticano II, se ha hecho más claro que los líderes de la Iglesia ejercen un ministerio pastoral exclusivamente espiritual. Por eso quise subrayar con la renuncia al escudo de armas que entiendo mi actividad en la Iglesia como una actividad fraterna y que la Señal de Cristo de la Cruz me basta. Así que traté de estilizar una Cruz con el lema horizontal combinado con una barra vertical”.

El prelado de la diócesis suiza se defiende también de las críticas sobre algunas de sus declaraciones sobre la homosexualidad y asegura que “siempre he afirmado, de acuerdo con la fe de la Iglesia Católica, que las personas con sentimientos u orientación hacia el mismo sexo merecen todo nuestro respeto. Pueden integrarse y participar activamente en la Iglesia como miembros de pleno derecho”.

Sobre esta misma cuestión, enfatiza que “el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo, por otro lado, no puede ser aprobado. Basado en la revelación bíblica, el sacramento del matrimonio es la fidelidad indisoluble y de por vida de una sociedad entre un hombre y una mujer, orientada hacia el bienestar mutuo y la procreación y educación de la descendencia”.

Por otro lado, subraya que respeta ”la decisión democrática en nuestro país (Suiza) de reconocer legalmente las parejas del mismo sexo por parte del estado. Sin embargo, en mi opinión, usar el término “matrimonio para todos” [“ Ehe für alle ” en alemán] genera confusión. Diferentes realidades son nombradas con el mismo término, lo cual no sirve al entendimiento.

“Es por eso que inicialmente abogué por llamar a lo que la Iglesia siempre ha llamado matrimonio, y como la sociedad civil lo ha llamado durante siglos, “biomatrimonio”. Es decir, en el sentido de original, inmutable, genuino. Esto crearía una diferencia conceptual del nuevo llamado ‘matrimonio para todos’”, agrega.

Otro de los asuntos polémicos en los que se ha visto envuelto este obispo del Opus Dei es a consecuencia del código de conducta que introdujo en la diócesis en abril del 2022 y que fue fuertemente criticado por sacerdotes de la diócesis. El obispo Bonnemain defiende en la entrevista con The Pillar que “este código contiene sugerencias y propuestas o instrucciones muy concretas sobre cómo comportarse profesionalmente en el campo de la pastoral en relación con las cuestiones de cercanía y distancia en situaciones interpersonales”.

“Incluso el grupo de sacerdotes que criticó el código dice estar de acuerdo con cerca del 95% del contenido. Sin embargo, puedo entender que la redacción de algunos puntos pueda causar dificultades de comprensión”, destaca el obispo.

Sobre las tensiones existentes dentro de la diócesis, el prelado reconoce su existencia y afirma que “no se puede negar que existe una tensión interna entre dos orientaciones en cuanto a la comprensión de la Iglesia”. Además, no duda en señalar que “esta tensión no es muy diferente de la que también existe en la Iglesia mundial y que el Papa Francisco menciona muy a menudo. La Iglesia no debe ser algo parecido a un museo, sino dinámica y en evolución. Pero tampoco debe ser un campo experimental para la arbitrariedad”.

Fuente The Pillar

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Utopía americana: mujeres trans huyen de Centroamérica

Lunes, 31 de julio de 2023
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20230724-Revista-Alharaca-Proyecto-nuevo-1200x600Cuatro mujeres trans que huyeron de México y Centroamérica hacia Estados Unidos relatan por qué se embarcaron en el camino migrante. Con tiempos y lugares distintos, todas tienen en común el abandono del Estado y una sociedad conservadora que les empujó a buscar la sobrevivencia lejos de Guatemala, Honduras, México y El Salvador.

La violencia de género y la falta de oportunidades obliga a las mujeres trans de Centroamérica y México a migrar. Las protagonistas de esta historia, Sasha, Ana Andrea, Tanya y Rachel, vivieron en sus países vulneraciones que las empujaron a huir para salvarse.

Ellas son parte de unas cifras estremecedoras: entre el 1 de octubre de 2019 y el 20 de septiembre de 2020 fueron asesinadas 350 personas transgénero en todo el mundo, el 98 % de las víctimas fueron mujeres y el 82 % de los casos sucedieron en Centroamérica, según datos del Proyecto de Monitoreo de Homicidios de Personas Transgénero realizado por Transrespect vs Transphobia.

Ante esta realidad, las mujeres trans no solo huyen sino también se organizan y crean sus propias formas de resistir y acuerparse. Ana Andrea Molina es prueba de ello. Siendo indocumentada, creó el refugio para migrantes LGBTIQ+ Casa Anandrea. En el lugar, además dan asistencia jurídica a las mujeres para que puedan salir de los centros de detención luego de cruzar la frontera sur de Estados Unidos.

Sasha, Rachel y Tanya han estado ahí y cuentan su historia alrededor del trabajo de la organización que le acercó a una nueva oportunidad de vida.

Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa ¡Exprésate! en América Latina.

Esta nota fue publicada originalmente en Alharaca

26 de julio de 2023
Víctor Peña y Mónica Campos / Alharaca
Edición: Revista Alharaca

Fuente Agencia Presentes

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El tesoro escondido

Domingo, 30 de julio de 2023
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 En Éxodo

La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo
y oigo como se acerca Tú Venida.

Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tú vida.

Al acecho del Reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo y extranjero.

Y me llama Tú paz como un abismo
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo.

*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la espera
Editorial Sal Terrae, Santander 1986

***

 

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

“El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?

Ellos le contestaron:

– “Sí.”

Él les dijo:

“Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.”

*

Mateo 13,44-52

***

“Se puede definir al hombre como el que busca la verdad”

Juan Pablo II

La vida que Dios da al hombre es original y diferente de la de los demás criaturas vivientes, o que el hombre aunque proveniente del polvo de la tierra (cf Gn 2,7; 3,19; Job 34,15; Sol 103,14; 104,29), es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencio, resplandor de su gloria (cf Gn 1,26-27; Sol 8,6). Al hombre se le ha dado un altísima dignidad, que tiene sus raíces en el vínculo íntimo que lo une o su Creador: en el hombre se refleja la realidad misma de Dios.

En la vida del hombre, la imagen de Dios vuelve o resplandecer y se manifiesta en toda su plenitud con lo venida del Hijo de Dios en carne humana: “El es Imagen de Dios invisible” (Col 1 ,15), “resplandor de su gloria e impronta de su sustancia” (Heb 1,3). El es la imagen perfecta del Padre… La plenitud de la vida se da a cuantos aceptan seguir a Cristo. En ellos, la imagen divina es restaurada, renovada y llevada a perfección. Este es el designio de Dios sobre los seres humanos; que “reproduzcan la imagen de su Hijo” (Rom 8,29). Solo así con el esplendor de esta imagen, el hombre puede ser liberado de lo esclavitud de lo idolatría, puede reconstruir lo fraternidad rota y reencontrar su propio identidad

*

Juan Pablo II,
carta encíclica Evangelium vitae, nn. 34.36.

***

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“Un tesoro oculto”. 17 Tiempo ordinario – A (Mateo 13,44-52)

Domingo, 30 de julio de 2023
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40. A 17

No todos se entusiasmaban con el proyecto de Jesús. En bastantes surgían no pocas dudas e interrogantes. ¿Era razonable seguirle? ¿No era una locura? Son las preguntas de aquellos galileos y de todos los que se encuentran con Jesús en un nivel un poco profundo.

Jesús contó dos pequeñas parábolas para «seducir» a quienes permanecían indiferentes. Quería sembrar, en todos, un interrogante decisivo: ¿no habrá en la vida un «secreto» que todavía no hemos descubierto?

Todos entendieron la parábola de aquel labrador pobre que, mientras cavaba en una tierra que no era suya, encontró un tesoro escondido en alguna tinaja. No se lo pensó dos veces. Era la ocasión de su vida. No la podía desaprovechar. Vendió todo lo que tenía y, lleno de alegría, se hizo con el tesoro.

Lo mismo hizo un rico comerciante de perlas cuando descubrió una de valor incalculable. Nunca había visto algo semejante. Vendió todo lo que poseía y se hizo con la perla.

Las palabras de Jesús eran seductoras. ¿Será Dios así? ¿Será esto encontrarse con él? ¿Descubrir un «tesoro» más bello y atractivo, más sólido y verdadero que todo lo que nosotros estamos viviendo y disfrutando?

Jesús está comunicando su experiencia de Dios: lo que ha transformado por entero su vida. ¿Tendrá razón? ¿Será esto seguirle? ¿Encontrar lo esencial, tener la inmensa fortuna de hallar lo que el ser humano está anhelando desde siempre?

Entre nosotros, mucha gente está abandonando la religión sin haber saboreado a Dios. Les entiendo. Yo haría lo mismo. Si una persona no ha descubierto un poco la experiencia de Dios que vivía Jesús, la religión es un aburrimiento. No merece la pena.

Lo triste es encontrar a tantos cristianos cuyas vidas no están marcadas por la alegría, el asombro o la sorpresa de Dios. No lo han estado nunca. Viven encerrados en su religión, sin haber encontrado ningún «tesoro». Entre los seguidores de Jesús, cuidar la vida interior no es una cosa más. Es imprescindible para vivir abiertos a la sorpresa de Dios.

José Antonio Pagola

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” Vende todo lo que tiene y compra el campo”. Domingo 30 de julio de 2023. 17º domingo de tiempo ordinario.

Domingo, 30 de julio de 2023
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40-OrdinarioA17Leído en Koinonia:

1Reyes 3,5.7-12: Pediste discernimiento
Salmo responsorial: 118:  ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!
Romanos 8,28-30:  Nos predestinó a ser imagen de su Hijo
Mateo 13,44-52: Vende todo lo que tiene y compra el campo

 La palabra de Dios siempre nos va a proponer motivos y razones para acrecentar nuestra inseguridad frente a la vida y frente al seguimiento, de una causa que creemos muy importante para los que nos llamamos cristianos: el Reino, la Utopía.

Las lecturas de hoy son un llamado al cambio de actitudes relativas de nuestras prácticas, muchas veces tan egoístas, a los valores profundos y absolutos que propone Jesús desde la propuesta del proyecto del Reino.

Hay que tener muy claro que la presentación de Salomón que hace el primer libro de los Reyes, pretende mostrar (bastante románticamente) lo que para el escritor sagrado representaba y significaba este rey “maravilloso” en la teoría, pero que en la práctica y por lo que consiguió en la historia del pueblo, no pasó a ser sino un rey más, que se aprovechó de su poder para explotar, esclavizar y manipular la conciencia débil del pueblo, y construir su reinado de gloria en la magnificencia literaria que se construyó en torno a su figura y su reinado.

Hay que saber diferenciar entre la estructura del reino que representa Salomón (la de la monarquía con sus estructuras económicas, políticas, militares y religiosas para manejar los hilos del poder) y la propuesta del Reino que presenta y enseña Jesús con sus palabras, pero sobre todo con su práctica de justicia y de igualdad.

Descubrir el mensaje que se revela por Jesús y su reinado, abre los horizontes hacia una nueva humanidad. Una vez que se ha descubierto el valor absoluto que tiene el Reino, es necesario tomar una posición, y frente a este descubrimiento ningún precio es demasiado alto, pues el Reino se convierte en el único valor absoluto para quien lo descubre.

El proyecto del «Reino de los cielos», según la expresión de Mateo, se convierte para muchas personas en una alegre pero exigente sorpresa, que en el caminar normal de la vida se produjo por medio de un encuentro afortunado que impregnó de una gran riqueza la existencia. Ese Reino trajo una exigencia, que genera al mismo tiempo inseguridad, pues se descubre que es necesario venderlo todo, despojarse de muchos «bienes» que atan, e ir al encuentro de la absoluta posesión del Reino, como su mayor riqueza. Quien ha descubierto desde su práctica concreta en la vida, los valores del Reino… encontró su mejor tesoro, la mejor perla que podía estar buscando extraviadamente en otros rincones.

Las dos parábolas iniciales (del tesoro escondido y de la perla) parece que se contrapusieran a la llamada e invitación de Jesús a dejar bienes y riquezas para seguirlo. Sin embargo nos enseñan las parábolas, que el Reino es la mayor riqueza para el seguidor de Jesús: Luego de sentir la llamada de Jesús y de descubrir el Reino, el camino se debe seguir con alegría, porque se ha encontrado todo.

En estas dos parábolas, el Reino es la realidad que supera a nuestro egoísmo. Dejar las certezas inseguras del hoy, por la certeza mayor, abre los caminos para que venta a nosotros el reinado de Dios, el Buen Vivir, el mayor Bien (Ubi bonum, ibi Regnum), la transformación radical de nuestro mundo, con sus tantas y tantas estructuras injustas.

Para el seguidor de Jesús es necesario romper los esquemas de muchas estructuras que deshumanizan. Personas que esperan un cambio sin ponerse en búsqueda, pero se atan a su herencia legalista, que no les permite salir a encontrar nuevas posibilidades para su existencia o para la existencia de los demás. Estas parábolas se refieren a otras personas, que encuentran un sentido que creían perdido para sus vidas y se arriesgan al cambio y a la novedad, y se ponen en marcha hacia proyectos alternativos de hermandad solidaria entre los seres humanos.

Jesús concluye esta enseñanza preguntando si han entendido todo lo dicho por medio de la palabra, que había estado escondida, pero que ahora no deja de salir a la luz. Y presenta el modelo ideal del discípulo, capaz de entender el mensaje del Reino y sacar oportunamente lo viejo y lo nuevo del mensaje que ha recibido. La novedad del Reino viene por medio de la palabra, acumulada en la historia del propio pueblo por medio de sus valores, la cultura, el proyecto original en torno al cual se dio origen a Israel como pueblo, sus luchas y procesos en búsqueda de la justicia y su interpretación de la historia desde un Dios liberador, con su opción por los pobres. Esta oferta del Reino que propone Jesús es una realidad que quiere hombres y mujeres capaces de incorporar los propios valores del Reino a las nuevas realidades que Jesús puso en marcha a partir del anuncio y la práctica del Reino. Leer más…

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30.7.23. Dom 17 TO. Tesoro, perla, red… Invitación a las parábolas (Mt 13, 44-53).

Domingo, 30 de julio de 2023
Comentarios desactivados en 30.7.23. Dom 17 TO. Tesoro, perla, red… Invitación a las parábolas (Mt 13, 44-53).

614-bKjO87L._SX329_BO1,204,203,200_Del blog de Xabier Pikaza:

Este evangelio ha recogido dos parábolas fulgurantes de Jesús (perla y tesoro (13, 44-46) con una alegoría escatológica (red barrerera:13, 46-50) y una reflexión  sobre el buen escriba-maestro que vincula sabiamente lo antiguo con lo nuevo, 13,51-52), como he puesto de relieve en comentario a Mateo.  

La postal que sigue es una “invitación a las parábolas”: Ir más allá de un evangelio manipulado, volver de un modo personal,  agradecido, emocionado, al fulgor de las parábolas de Jesús.

¿Tenemos miedo a las parábolas?  Nos asusta el tesoro, la perla ¿Qué hacemos? Preferimos la vulgar mediocridad. Nos da miedo el riesgo: No queremos vender todo para vivir de/con el tesoro. ¿No creemos en el reino y por eso camuflamos y las embellecemos falsamente las parábolas para no cumplirlas?.
(Cf. Historia de Jesús, VD, Estella 2013).‒ En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.‒ El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra (Mt 13,44-46).A los pobres de Galilea les hablaba Jesús de un inmenso tesoro escondido en el campo de su vida, de una perla preciosa, de más valor que todo lo que ellos podían imaginar. Hablaba Jesús a los pobres, que nada tenían, y les ofrece un tesoro una perla más preciosa.

Entendido así, el Reino de Dios no es pobreza, ni es sacrificio, sino la más alta riqueza, mayor que todos los tesoros de los reyes y que todas las perlas de los comerciantes. Hay algo mayor, un don, algo que todos pueden encontrar y adquirirlo. Ellos que no tienen nada pueden encontrar y encuentran (reciben por Jesús) el Tesoro del Reino, la Perla del Rey

Estas dos parábolas (tesoro, perla) nos sitúan ante la máxima riqueza; pero ellas exigen, el mismo tiempo, el mayor desprendimiento: hay que dejarlo (venderlo), jugárselo todo para alcanzar el tesoro, para obtener la perla. Estas parábolas no pueden entenderse en sentido moralista, pues rompen la lógica del mundo:

‒ ¿Es justo engañar al dueño del campo, no decirlo que tiene un tesoro y comprarla la tierra por un poco de dinero?
‒ ¿Es razonable venderlo todo para comprar la perla…? ¿De qué vivirá la familia del comerciante en perlas si se arruina al comprar la perla más valiosa.El evangelio no responde a esas ni a otras preguntas que hagamos, sino que nos invita a romper las redes de un  pensamiento instrumental/interesado y egoísta, centrado en el negocio… para soñar en lo más alto, para pensar en lo más hondo, para comprometernos a descubrir y cultivar nuestro tesoro, la perla de la vida.2. EVANGELISTA, HOMBRE DE IGLESIA (MT 13, 47-50). UNA MORAL DE JUICIO 

 El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

El Reino se parece a una red… Ésta no es ya una parábola, sino una alegoría, que nos sitúa ante un tipo de moral ordinaria de juicio, según la cual Dios condena a los flacos (los peces pequeños, expulsados de nuevo) y salva a los “gordos y ricos”, en una línea de justicia conmutativa… Dios recibe en su reino a los “peces gordos”…, Dios echa nuevamente  al mar a los peces flacos y malos…

Ciertamente, en un sentido, esa moral de justicia es buena, responde a la división de los hombres (peces buenos, peces malos; obras buenas, obras malas…). Pero, en sí misma, esa alegoría no responde al mensaje de Jesús que viene a salvar precisamente a los pecadores y excluidos (a los flacos y pecadores) , como puso de relieve Pablo.

Esta alegoría  de la pesca…. es una advertencia moral de la Iglesia posterior, no una parábola de Jesús, que ha venido a salvar precisamente a los “peces flacos”.

Ciertamente, esta alegoría tiene cierto valor… pues nos invita a descubrir lo que somos, para transformarnos y así convertirnos en peces buenos… Pero es una alegoría de prudencia “humana”, no de enseñanza salvadora de Jesús, que se expresa en las dos parábolas anteriores paradójicas y sorprendentes (del tesoro y de la perla).

Por otra parte, esa separación de peces gordos y flacos separación no se puede hacer en este mundo, como sabía la parábola de la cizaña (¡no cortéis en este mundo la cizaña…!). Además, las redes de Dios son distintas a las redes de este mundo… y Jesús ha muerto para salvar a todos.
3. APLICACIÓN FINAL, UNA “BUENA TEOLOGÍA”: EL BUEN ESCRIBA

¿Entendéis bien todo esto?” Ellos le contestaron: “Sí.” Él les dijo: “Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo. (Mt 13, 51-52)

Jesús pregunta a sus discípulos si entienden. Ellos le dicen que sí y luego se presenta como un “escriba sabio” que mezcla lo antiguo y lo nuevo… El mensaje de Israel y las palabras de Jesús... Ese escriba bueno y sabio que mezcla lo antiguo y lo nuevo está actuando en la elección de los textos anteriores, y en su vinculación.

– Mt 13, 44-46 es mensaje nuevo, es parábola de Jesús, es don de Dios que se ofrece a todos, como perla, como tesoro…
– Mt 13, 47-50 forma parte del discurso moral y apocalíptico del judaísmo del tiempo de Jesús, sino advertencia moral de la igleisa. En sentido estricto no es evangelio.

– Mt 13, 51-52. Es invitación al buen magisterio, que recoge e integra lo antigua con lo nuevo. Pero el buen maestro (el buen escriba) tiene que recuperar también eso e integrarlo en el mensaje de Jesús… 

Mateo no quiere ser infiel a Jesús y a los pobres hombres mezquinos que somos, y por esotiene que vincular el fulgor de las parábolas de Jesús con un tipo de ley judía (que se expresa en la alegoría de la red), para que así el “buen judaísmo” (de los peces gordos, religiosos) pueda entrar en la novedad de las parábolas de Jesús. Leer más…

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Parábolas para tiempo de crisis (III). DOMINGO 17. CICLO A

Domingo, 30 de julio de 2023
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Jesus_Mafa_Hidden_Treasure_Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

En los dos domingos anteriores, el discurso en parábolas ha respondido a tres preguntas que se hacía la antigua comunidad cristiana y que nos seguimos planteando nosotros:

1) ¿Por qué no aceptan todos el mensaje de Jesús? (parábola del sembrador).

2) ¿Qué hacer con quienes no lo aceptan? (el trigo y la cizaña).

3) ¿Tiene futuro esta comunidad tan pequeña? (el grano de mostaza y la levadura)

Quedan todavía otras dos preguntas por plantear y responder. 

¿Vale la pena?

La pregunta que puede seguir rondando en la cabeza de los segui­dores de Jesús es si todo esto vale la pena. A la pregunta responden dos parábolas muy breves, aparentemente idénticas en el desarrollo y con gran parecido en las imágenes. Por eso se las conoce como las parábolas del tesoro y la perla. Lo que ocurre en ambos casos es lo siguiente:

  1. a) El protagonista descubre algo de enorme valor.
  2. b) Con tal de conseguirlo, vende todo lo que tiene.
  3. c) Compra el objeto deseado.

Sin embargo, hay curiosas diferencias entre las dos parábolas, empezando por los protagonistas.

El suertudo y el concienzudo

El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.

El protagonista de la primera es un hombre con suerte. Mientras camina por el campo, encuentra un tesoro. Su primera reacción no es llevarlo a la oficina de objetos perdidos (que entonces no existe) ni poner un anuncio en el periódico (que tampoco existe). Ante todo, lo esconde. Repuesto de la sorpresa, se llena de alegría y decide apropiarse del tesoro, pero legalmente. La única solución es comprar el campo. Es grande y caro. No importa. Vende todo lo que tiene y lo compra.

El protagonista de la segunda parábola es muy distinto. No pierde el tiempo paseando por el campo. Es un comerciante concienzudo que va en busca de perlas de gran valor. Por desgracia, la traducción litúrgica ignora este aspecto: en vez de “El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas”, debería decir “a un comerciante en busca de perlas finas”. No la encuentra por casualidad, va tras ella con ahínco. Como buen comerciante, calculador y frío, no salta de alegría cuando la encuentra, igual que el protagonista de la primera parábola. Pero hace lo mismo: vende todo lo que tiene para comprarla.

La perla y el comerciante

Otra diferencia curiosa es que la primera parábola compara el Reino de los Cielos con un tesoro, pero la segunda no lo compara con una perla preciosa, sino con un comerciante. Este detalle ofrece una pista para interpretar las dos parábolas.

Ni bonos basura ni timo de la estampita

No olvidemos que estas parábolas se dirigen a una comunidad que sufre una crisis profunda y se pregunta si ser cristiano tiene valor. En términos modernos: ¿me han vendido bonos basura o me han dado el timo de la estampita? La respuesta pretende revivir la experiencia primitiva, cuando cada cual decidió seguir a Jesús. Unos entraron en contacto con la comunidad de forma puramente casual, y descubrieron en ella un tesoro por el que merecía la pena renunciar a todo. Otros descubrieron la comunidad tras años de inquietud religiosa y búsqueda intensa, como ocurrió a numerosos paganos en contacto previo con el judaísmo; también éstos debieron renunciar y vender para adquirir.

Las parábolas, aparte de infundir ilusión, animan también a un examen de conciencia. ¿Sigue siendo para mí la fe en Jesús y la comunidad cristiana un tesoro inapreciable o se ha convertido en un objeto inútil y polvoriento que conservo sólo por rutina?

Al mismo tiempo, nos enseñan algo muy importan­te: es el cristiano, con su actitud, quien revela a los demás el valor supremo del Reino. Si no se llena de alegría al descubrir­lo, si no renuncia a todo por conseguirlo, no hará perceptible su valor. Estas parábo­las parecen decir: «Cuando te pregunten si ser cristiano vale la pena, no sueltes un discurso; demuestra con tu actitud que vale la pena».

¿Qué ocurrirá a quienes aceptan el reino, pero no viven de acuerdo con sus ideales?

A esta última pregunta responde la parábola de la red lanzada al mar.

El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

No queda claro si se habla de toda la humanidad, donde hay buenos y malos, o de la comunidad cristiana, donde puede ocurrir lo mismo. Ya que el tema del juicio universal se ha tratado a propósito del trigo y la cizaña, parece más probable que se refiera al problema interno de la comunidad cristiana. Interpretada de este modo, empalmaría muy bien con las dos anteriores. Hay gente dentro de la comunidad que no vive de acuerdo con los valores del evangelio, que no mantiene esa experiencia de haber descubierto un tesoro o una perla. ¿Qué ocurrirá con ellos? La respuesta es muy dura («a los malos los echarán al horno encendido») pero convie­ne completarla con la última parábola del evangelio de Mateo, la del Juicio final (Mt 25,31-46), donde queda claro cuáles son los peces buenos y cuáles los malos. Los buenos son quienes, sabiéndolo o no, dan de comer al hambriento, de beber al sediento, visten al desnudo, hospedan al que no tiene techo… Los que ayudan al necesitado, aunque ni siquiera intuyan que dentro de ellos está el mismo Jesús.

Conclusión

¿Entendéis bien todo esto?»

Ellos le contestaron:

― Sí.

Él les dijo:

― Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.

Mateo termina las siete parábolas comparando al predicador del evangelio con un padre de familia. Parece un nuevo enigma, esta vez sin explicación. En sentido inmediato, el escriba que entiende del reinado de Dios es Jesús. Para exponer su mensaje ha usado cosas nuevas y viejas. Del baúl de sus recuerdos ha sacado cosas antiguas: alguna alusión al Antiguo Testamento, la técnica parabólica y el lenguaje imaginati­vo de los profetas. Pero la mayor parte consta de cosas nuevas, fruto de su experiencia y de su capacidad de observación: la vida del campesino, del ama de casa, del pescador, del comerciante, de la gente que lo rodea, le sirven para exponer con interés su mensaje. Por eso, la comparación final es también una invitación a los discípulos y a los predicadores del evangelio a ser creativos, a renovar su lenguaje, a no repetir meramente lo aprendido.

La primera lectura

La primera lectura nos invita a pedir a Dios esta sabiduría, igual que Salomón se la pidió para gobernar a su pueblo.

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:

― Pídeme lo que quieras.

Respondió Salomón:

― Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?

Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:

― Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.

Reflexión final

            El discurso en parábolas nos ha ocupado tres domingos. Su problemática es tan actual e interesante que ha merecido la pena. Dada la situación actual de la iglesia, quizá su mayor mensaje es el de esperanza y entusiasmo. Seguir a Jesús merece la pena y tiene futuro, con tal de renunciar a ser cedro del Líbano y contentarnos con ser árbol de mostaza. Aunque pequeña, como la levadura, la comunidad cristiana siempre podrá hacer el bien a los pájaros del cielo, aunque no se queden a anidar en sus ramas.

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30 de Julio. Tiempo Ordinario. Domingo XVII. Ciclo A

Domingo, 30 de julio de 2023
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TO-D-XVII

 

 

“El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.”

(Mt 13, 44-52)

Y este domingo también tenemos varias parábolas. Jesús quiere darnos a conocer el Reino. Busca, incansable, numerosos ejemplos. Comparaciones. Muchas imágenes. Para que podamos comprenderlo.

Dos de las parábolas de hoy: la del tesoro y la de la perla, nos hablan del valor del Reino. Descubrir el Reino, descubrir el Rostro de Dios que Jesús vino a mostrarnos es una suerte. Una inmensa alegría.

Algo por lo que vale la pena vender todo lo demás. Quizá durante demasiado tiempo en la Iglesia le hemos dado mucho protagonismo a la renuncia. Al sacrificio. Pero el Reino de Dios, el mensaje de Jesús no es cuestión de renuncia. Es cuestión de elección.

Cuando elegimos algo en la vida es porque lo deseamos, porque nos gusta. Nos parece valioso. Elegimos una carrera, un oficio, un lugar donde vivir. Y también cosas más pequeñas: un móvil, un pantalón o un plato de comida.

Nuestra vida está llena de elecciones y cada elección implica un esfuerzo y también una renuncia.

Cada elección que hacemos, por pequeña que sea, nos hace ejercitar nuestra libertad. Nos obliga a decidir.

No conozco a nadie que haya comprado algo que le hiciera ilusión (un teléfono, un coche…) que salga triste de la tienda pensando que solo se ha podido comprar uno y ha tenido que dejar los demás.

Sin embargo mucha gente te mira con condescendencia cuando haces una opción de vida por el Reino, como es ser monja. Y te preguntan: “¿no te da pena no poder…?”

¡No!, no me da pena. He hecho una elección. He elegido aquello que pienso que puede llenar plenamente mi vida. ¡Cierto! dejo muchas cosas, muchas otras posibilidades, el concesionario se queda lleno de coches cuando compramos uno. Pero lo que he elegido me llena de alegría. Si tuviera que llevarme todos los coches del mercado sería absurdo y agobiante. Me quedo con uno y lo disfruto, lo cuido y se lo enseño con alegría a todo el mundo.

Y con el Reino de Dios es aun mejor porque no pierde valor al salir del concesionario, no contamina y no se estropea. Tiene garantía indefinida.

Oración

Trinidad Santa, danos la alegría y el convencimiento de quien ha hecho una elección libre y decidida por tu Reino.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La incapacidad de descubrir la cizaña en nosotros impide que la aceptemos en los demás.

Domingo, 30 de julio de 2023
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Mt 13, 24-43

La parábola de la cizaña es una de las siete que Mateo narra en el capítulo 13. Como decíamos el domingo pasado, se trata de un contexto artificial. Como todas las parábolas se trata de un relato anodino e inofensivo por sí mismo, pero puede llevarnos a una reflexión muy seria sobre la manera que tenemos de catalogar a las personas como buenos y malos. Mal entendida, puede dar pábulo a un maniqueísmo nefasto, que tergiversa el mensaje de Jesús. Bien y mal se encuentran inextricablemente unidos en cada uno de nosotros.

El punto de inflexión en la lógica del relato lo encontramos en las palabras del dueño del campo: “dejadlos crecer juntos hasta la siega”. Lo lógico sería que se ordenara arrancar la cizaña en cuanto se descubriera en el sembrado, para que no disminuyera la cosecha. Pero resulta que, contra toda lógica, el amo ordena a los criados que no arranquen la cizaña, sino que la dejen crecer con el trigo. Este quiebro debe hacernos pensar. No es que el dueño se haya vuelto loco, es que quiere hacernos ver que otra actitud ante la realidad es posible.

El domingo pasado, una cosecha del ciento por uno era el quiebro que nos obligaba a saltar a otro plano. Esa desorbitada cosecha no se puede dar en el trigo, luego tenemos que dar un salto para entender lo que nos quiere decir. Ya no se trata de tierra y grano sino de fruto espiritual. En esta parábola, la falta de lógica está en no arrancar la cizaña. Si en el trigo se nos pide hacer lo contrario de lo que se debe, nos obliga a saltar a otro nivel en que eso sea posible. En el orden espiritual no solo no se debe arrancar la cizaña, sino que no se puede separar.

El dueño siembra buena semilla. La cizaña tiene un origen distinto. Según aquella mentalidad, hay un enemigo del hombre empeñado en que no alcance su plenitud. Pero la hipótesis del maniqueísmo es innecesaria. Durante milenios el hombre trató de buscar una respuesta coherente al interrogante que plantea la existencia del mal. Hoy sabemos que no tiene que venir ningún maligno a sembrar mala semilla. Las limitaciones, que inevitablemente nos acompañan como criaturas, dan razón suficiente para explicar los fallos de toda vida humana.

Casi cuatro mil millones de años de evolución han ido siempre en la dirección de asegurar la supervivencia del individuo y de su especie. A ese objetivo estaba orientado cualquier otro logro. El ser humano descubre que hay un objetivo más valioso que el de la simple supervivencia. Al intentar caminar hacia esa nueva plenitud de ser que se le abre en el horizonte, el hombre tropieza con esa enorme inercia que le empuja al objetivo puramente egoísta. En cuanto se relaja un poco, aparece la fuerza que le arrastra en la dirección equivocada.

El objetivo de subsistencia individual y el nuevo horizonte de unidad-amor que se le abren al ser humano no son contradictorios. En el noventa por ciento deben coincidir. Pero esa pequeña proporción que les diferencia no es fácil de apreciar. Como en el caso de la cizaña y el trigo, solo cuando llega la hora de dar fruto queda patente lo que los distingue. Es inútil todo intento de dilucidar teóricamente lo que es bueno o lo que es malo. La mayoría de las veces las personas solo descubren lo bueno o lo malo después de innumerables errores.

El trigo y la cizaña tienen que convivir a pesar de que son plantas antagónicas y lo que produce una, será siempre a costa de la otra. La cizaña perjudica al trigo, pero la realidad es que son inseparables. Aplicado al ser humano, la cosa se complica hasta el infinito, porque en cada uno de nosotros coexisten juntos cizaña y trigo. Nunca conseguiremos eliminar del todo nuestra cizaña. Solo aceptando esto, superaremos el puritanismo y lo aceptaremos tal como es.

Esta mezcla inextricable no es un defecto de fábrica, como se ha hecho creer con mucha frecuencia; por el contrario, se trata de nuestra misma naturaleza. Dejaríamos de ser humanos si se anularan todas nuestras limitaciones. No solo es absurdo el considerar a uno bueno y a otro malo, sino que el solo pensar que una persona se pueda considerar perfecta, es descabellado. Arrancar la cizaña en nosotros y en los demás ha sido una tentación inmemorial.

También hoy Jesús, a petición de sus discípulos, explica la parábola. No se trata de una explicación de Jesús, sino de un añadido de la primera comunidad, que convirtió la parábola en alegoría para utilizarla como instrumento moralizante. En la explicación que el evangelio da se ve con toda claridad la diferencia entre parábola y alegoría. Podemos apreciar cómo se desvía el acento desde la necesidad de convivir con el diferente a la insistencia en que los malos serán quemados, con la intención de que el miedo a ser quemados nos haga mejores.

Si a través de veinte siglos, la Iglesia hubiera hecho caso de esta parábola, ¡cuántos atropellos se hubieran evitado! En todos los tiempos se ha perseguido al que discrepa, solo por el afán de preservar el trigo. Se ha excomulgado, se ha desterrado, se ha quemado en la hoguera a miles de cristianos que eran bellísimas personas, aunque no coincidieran con la verdad oficial. Es patético que se haya declarado santos a algunos de los que han sido sacrificados.

Aún tenemos pendiente un cambio en nuestra actitud ante el diferente. Hemos sido educados en el exclusivismo. Jesús sabía muy bien lo que decía a un pueblo judío que se creía elegido y superior a los demás. A pesar de la claridad del mensaje, muy pronto olvidaron los cristianos las enseñanzas de Jesús y reprodujeron el exclusivismo judío. Una sola frase resume esta actitud totalmente antievangélica: “fuera de la Iglesia no hay salvación”. Esta máxima ha sido defendida todavía, por el último Catecismo de la Iglesia Católica.

La parábola no solo se aplica al orden moral sino a la doctrina y al culto. En las verdades también hay trigo y cizaña y tampoco se puede separar el error de la verdad. Dice un proverbio oriental: si te empeñas en cerrar la puerta a todos los errores, dejarás inevitablemente fuera la verdad. En el culto, el trigo sería un descubrimiento de Dios en nosotros y una verdadera relación con Él. Cizaña sería quedarnos en los ritos externos y no llegar a la vivencia. En la moral es mucho más sangrante la pretensión de exclusividad. Hemos predicado como voluntad de Dios lo que no son más que preceptos humanos.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Las parábolas vegetales.

Domingo, 30 de julio de 2023
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Mt 13, 24-43

«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza…»

Nunca me dejan de sorprender esas fotos que muestran templos orientales construidos con enormes sillares de roca, y ahora engullidos por la selva y destruidos piedra a piedra por la fuerza avasalladora de ramas y raíces. Es increíble que algo tan aparentemente blando e inofensivo nacido de una semilla frágil e insignificante, acabe imponiéndose con el paso del tiempo a lo que en principio había nacido para ser indestructible.

Pero así es.

Jesús creía en el poder incontenible de la semilla y plasmó su creencia en ese conjunto de parábolas singulares a las que llamamos “parábolas vegetales”. Cada una de ellas tiene su propio mensaje particular, pero de su conjunto podemos sacar dos conclusiones comunes: la primera y más importante es que el Reino no crece por la fuerza del dinero o la imposición del poder, sino que se siembra y crece por la fuerza interior de la Palabra.

La segunda es que la humanidad nunca va a alcanzar su plenitud si se limita a buscar la justicia promulgando leyes y amenazando con castigos. Es necesario cambiar el corazón de las personas sembrando en ellos el perdón, la compasión y el servicio. Las leyes coartan, pero no cambian el corazón y el mal persiste en ellos a pesar de los castigos.

Jesús hablaba en parábolas porque el lenguaje parabólico permite decir lo más profundo que se puede decir de Dios y del ser humano; aquello que no se puede expresar sino mediante este lenguaje. Intenta con ellas anunciar y presentar lo “divino” en el lenguaje humano; trata de facilitar a los oyentes esa otra dimensión de la realidad que no se ve, y que no puede enunciarse directamente en lenguaje terreno.

El resultado es que a través de las parábolas Jesús hace la mejor teología de la historia de la humanidad; una teología que no está reservada a los sabios e iniciados, sino al alcance de todos; principalmente de los humildes. Con demasiada frecuencia, los sabios complican su sencillez extrema y emborronan el mensaje.

Refiriéndonos ya a las dos parábolas del evangelio de hoy, la mostaza es un arbusto peligroso que invade los campos en los que cae. Es muy probable que con ella Jesús estuviese mostrando su confianza en que los criterios del Reino iban a acabar por imponerse a las viejas estructuras religiosas de Israel, y no es casual que lo haga delante de escribas y fariseos que sin duda estaban allí y acusaron el golpe.

La otra parábola —la cizaña— se presta a ser mal interpretada, y de hecho se suele interpretar muy mal: “En el mundo hay buenos y malos que viven mezclados los unos con los otros, pero, al final, Dios los separará y condenará a los malos al fuego”. Una interpretación muy desafortunada y alejada de la realidad. El bien y el mal son fuerzas contrapuestas que luchan tenazmente en nuestro interior, y en esa lucha, unas veces vence una y otras, la otra. Nadie está libre del mal, o como decía Ruiz de Galarreta: «No hay justos y pecadores, sino solo pecadores amados por Dios».

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer otro comentario sobre este evangelio publicado en fe adulta, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Las parábolas, imágenes para un sueño.

Domingo, 30 de julio de 2023
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cost_of_being_discipleMt 13, 24-30

Mateo en el capítulo 13 de su evangelio nos presenta a Jesús narrando a su auditorio una serie de parábolas a través de las cuales, dice el evangelista, les va exponiendo muchas cosas (Mt 13, 3). Las historias que propone reflejan el contexto agrario de la Palestina del siglo I y posiblemente para un lector o lectora del siglo XXI resulten lejanas e incluso le resulte difícil captar su carga profética. Pero lo importante está en ir más allá del ejemplo y sintonizar con la propuesta de fondo, con la mirada que propone, con el desafío que lanza.

Cuando Jesús presenta su enseñanza a través de parábolas no pretende ofrecer enigmas difíciles de resolver ni mensajes ocultos que haya que desvelar. Él busca ofrecer esperanza y sentido a quienes ven sus vidas destruidas, se sienten agobiad@s o margind@s. Con un lenguaje sugerente y sencillo, Jesús compara la acción amorosa de Dios en la historia con experiencias cotidianas que, más que de poder o omnipotencia, hablan de fragilidad y empatía: unas semillas, un poco de levadura, un tesoro escondido… Imágenes que hablan de confianza en un futuro diferente, que muestran a un Dios que es misericordia y perdón y que solo quiere salvar.

Sus parábolas son, además, invitaciones a comprometerse con el cambio, a estar atentas y atentos a los signos que muestran el camino, a sostenerse con paciencia activa en los procesos que transforman… como levadura, como semilla, como tesoro…

La parábola del trigo y la cizaña

En esta parábola el Reino de los cielos se identifica con un hombre que siembra su campo con buena semilla y su enemigo planta cizaña en medio de ella. La lógica parece decir, como expresan los criados, que es necesario arrancar la cizaña cuanto antes para que el trigo pueda seguir creciendo sin amenazas. Sin embargo, el dueño del campo prefiere esperar a la siega para separar el trigo de la cizaña.

La imagen de ver el trigo mezclado con la cizaña en los campos no era desconocida para l@s oyentes de Jesús. Seguramente sabían que la cizaña era una planta venenosa de forma parecida al trigo y que crecía como una mala hierba entre el cereal y que era necesario evitar que se confundiera o ahogara el trigo estando atent@s a su crecimiento y a separarla en cuanto fuese posible. Jesús, sin embargo, no buscaba abrir un debate sobre lo acertado o no, en términos agrícolas, de si la decisión del propietario del campo era adecuada o no. Él quería ir más allá. Quería cuestionar esas fronteras, rápidas y aparentemente seguras, que trazamos entre lo bueno y lo malo pues, como pasa con el trigo y la cizaña, no es tan fácil de distinguir y corremos el riesgo de juzgar equivocadamente o estigmatizar a personas con decisiones precipitadas o desde principios absolutos.

A Jesús, sus encuentros con la gente herida, con las personas enviadas a las cunetas sociales, con quienes han sido silenciados o ignorados por ser diferentes, le ayudaban a entender que nadie estaba perdido definitivamente. El Dios Abba que sostenía su vida lo invitaba a confiar, a esperar el cambio y la transformación de quien había errado en el camino, a ver más allá de categorías o identidades y anunciar sin descanso la Buena Noticia de un Dios siempre amor y perdón para todos sus hijos e hijas.

Más grises que blancos

A Mateo esta parábola le sirve para recordar a su comunidad que su opción de seguir a Jesús no hace a sus miembros más pur@s, ni mejores. Que en su vida personal y colectiva no hay blancos y negros sino muchos grises que hay que clarificar y acompañar. No se trata tanto de esperar un juicio final sino de comprender en el presente que hay que acoger lo diferente, respetar los ritmos, tener compasión con las heridas, acompañarnos en las caídas, sostenernos en la fragilidad y fortalecer nuestros vínculos para caminar juntos y juntas en la diferencia y diversidad.

Carme Soto Varela

Fuente Fe Adulta

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En busca del tesoro.

Domingo, 30 de julio de 2023
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IMG_0079Domingo XVII del Tiempo Ordinario

30 julio 2023

Mt 13, 44-52

Seamos o no conscientes de ello, existir implica buscar, por más que, en ese recorrido, puedan darse todo tipo de actitudes, que van desde la apatía escéptica hasta la pasión ansiosa o la desesperanza.

De entrada, nos percibimos como seres que se definen por su necesidad y su carencia, por lo que empezamos dirigiendo nuestra búsqueda hacia el exterior: tiene que haber “algo”, en algún lugar, que colme mi necesidad y sacie mi anhelo. Y ahí, según las situaciones y condiciones de cada cual, se abre todo un abanico de opciones, en las que proyectamos la respuesta ansiada.

Sin embargo, toda esa búsqueda acabará en frustración, ya que, aun sin advertirlo, nos habíamos equivocado de dirección: no hay nada “ahí afuera” capaz de saciar nuestro anhelo.

Esto explica que, llegados a un momento determinado, tras haber padecido alguna que otra frustración y atravesado alguna que otra crisis, nos preguntemos si no será necesario cambiar la mirada, dirigiéndola hacia nuestro interior. En ese momento es cuando iniciamos el llamado “camino espiritual” (o, simplemente, profundo). Es el camino de “vuelta a casa”.

Lo que sucede es que la dinámica de ese camino se va a ver modificada de manera sustancial. Tal vez, aunque sea en nuestro interior, todavía sigamos buscando, en la creencia errónea de que el “tesoro” es algo diferente a lo que ya somos. De nuevo, serán necesarias frustraciones y crisis, hasta llegar a comprender que, en lo profundo, somos ya eso que andamos buscando.

El tesoro siempre había estado aquí, pero éramos incapaces de reconocerlo. No había que conquistarlo, sino simplemente descubrirlo. Es entonces cuando toda búsqueda cesa -más aún, descubres que la propia búsqueda te alejaba del tesoro, porque te estabas diciendo que este se hallaba en “otro lugar”-. Lo que ha quedado es un “caer en la cuenta” de lo que realmente somos, más allá de la forma en que nos manifestamos.

Y lo que somos -lo que alienta, impulsa, sostiene y constituye nuestra persona- es aquello que sostiene a todos los seres, aquello de lo que, en último término, está hecho todo lo real. Somos consciencia pura, plenitud de presencia. A partir de ahí se abrirá un camino de integrar lo reconocido y dejarnos vivir en coherencia con ello. Pero habrá cesado la ignorancia original y la ansiedad insaciable.

Y comprendemos entonces la sabiduría que encierran las palabras de Nisargadatta: “Deja de buscar; déjate encontrar”.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Lo que más te importa en la vida es tu “dios”, tu tesoro

Domingo, 30 de julio de 2023
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Sin títuloDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

Un corazón sensato y sabio.

    En la primera lectura (1Reyes) hemos escuchado lo que Salomón le pide a Dios. Salomón no le pide a Dios poder, ni escaños parlamentarios, ni una economía solvente. Sino que le pide: da a tu siervo un corazón dócil. Podía haber pedido al Señor otras cosas: poder, armas, etc., pero le pidió un corazón dócil, comprensivo y esa fue su Sabiduría.

Salomón le pide a Dios un corazón sabio y sensato. Dios se lo concede.

    Esta podría ser también nuestra oración: concédenos, Señor, tener cabeza en la vida y buen corazón. Es lo que dice el salmo 89: Enséñanos a calcular nuestros años para que tengamos un corazón sensato.

    El Señor no se molestó por la actitud de Salomón de sentirse débil, por sus dudas, sus búsquedas, sino más bien al contrario: al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido honradez y sensatez en la vida

        Vivir la vida con sensatez …

01.- Lo más central en la vida de una persona es el que se toma absolutamente en serio

Durante estos últimos domingos venimos escuchando en el evangelio alusiones y parábolas de lo que constituye el centro del pensamiento y de la actividad de Jesús: el Reino e los cielos. “El Reino de los cielos” se parece a la siembra, a un tesoro, a la perla fina…

El Reino de Dios, el Reino de los cielos, es el símbolo bíblico para expresar el deseo, esfuerzo y nostalgia de vivir bajo la acción y valores de Dios. Jesús se pasó la vida sembrando este Reino de Dios y nos dejó esta hermosa y noble tarea: Seguir sembrando el Reino.

    Lo más importante, el acto más central en la vida de una persona es aquello por lo que está dispuesto a entregarlo todo, incluso la vida y, al mismo tiempo está también dispuesto a dejarlo todo.

    Mañana, 31 de julio, celebramos la fiesta de San Ignacio. La primera meditación de los Ejercicios es “principio y fundamento” de la vida, que es otro modo de decir y plantear: ¿cuál es el centro, lo esencial y decisivo de nuestra vida? ¿Qué es lo absoluto en mi vida?

    Conviene ser sensatos y no equivocarse a la hora de elegir el eje de la existencia, la piedra angular, el tesoro de nuestra vida.

    El hombre de hoy sigue siendo tan religioso o siente la misma necesidad de absoluto que San Ignacio o que en los tiempos de Cristo. Lo que ha cambiado a este respecto no es el ser humano, sino los “reinos”, “los tesoros”, las “piedras preciosas”,  “los ídolos”. Muchos de nuestros conciudadanos tienen como horizonte de su vida el placer, el poder de todo tipo, dinero, consumismo, la nación, etc.

Hemos rezado en el salmo 118: El Señor es la porción de mi vida, mi herencia en la vida. Tiene mucha hondura. Los tesoros de este mundo, las riquezas de esta vida son lo que son, son buenos, pero no fundamentan la existencia humana.

02.- Corazón y sabiduría.

    Son dos dimensiones que configuran la vida humana: el corazón (el sentimiento) y la inteligencia (la razón).  Tal vez nosotros empleamos más la razón y la ciencia. Por los vericuetos de la historia occidental ha predominado la Ilustración, el progreso, lo tecnológico.

    Ciertamente todas son dimensiones válidas, pero:

  • No es lo mismo la razón que la verdad. (No es lo mismo tener la razón, que ser sensato). Hay momentos o situaciones en lo que se puede tener ciencia y disciplina, pero no sensatez ni sabiduría. Se trata de tener sensatez y bondad en la vida.
  • Restregar la razón en la cara hace daño. No es humano echar en cara siempre la razón. Vivir siempre de la razón sin corazón, sin caridad, no es muy humano y menos cristiano.
  • Una razón sin caridad, (bondad) no es “verdad”, es algo de venganza.

Concluyo.

    Este domingo estival puede ofrecernos un momento para pensar:

¿Cuál es el tesoro de mi vida?

Ciencia tenemos, y nos sobra, pero ¿tenemos corazón?

¿Sabemos -sabiduría, saborear-  vivir sensatamente? ¿Sabemos, -sabiduría- vivir?

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Estad siempre alegres

Sábado, 29 de julio de 2023
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Cuando voy andando por la calle y miro a las modelos de los anuncios, observo que casi ninguna sonríe. Las miradas son frías, sumisas o desafiantes, según lo que la publicidad pretenda vendernos. Pero la alegría está ausente de sus rostros. Y no alcanzo a entender cuál es el sentido de esta estrategia publicitaria.

Este es un síntoma más de cómo vivimos cotidianamente en nuestras sociedades «avanzadas y civilizadas». Las crisis permanentes que sufrimos no hacen más que incrementar el sentimiento de pesar, al comprobar que no hay salida ni futuro para millones de personas, en especial para las más vulnerables.

 Siempre que salen reportajes de televisión en los que nos muestran la situación de los países empobrecidos, a cooperantes que intentan transformar esa realidad, o si hemos tenido la suerte de visitar alguno de estos lugares, hay algo que nos asombra y sobrecoge, contemplando las condiciones en las que viven: los ojos de los niños y las niñas, muchas veces, se muestran vivaces, chispeantes, acogedores, y una sonrisa recorre su rostro transformándolo. Esto no quiere decir que estén felices ni contentos por vivir en la miseria, intentando sobrevivir cada día, sin más futuro que el día de hoy. Pero hay… un algo más que a nosotros nos falta.

La situación de nuestro país, y la de muchos de nuestro entorno, está a años luz de la que se vive en la mayoría de los estados más pobres y explotados de África, Asia o Latinoamérica. Incluso con los inhumanos recortes que han practicado los gobiernos neoliberales de turno, haciéndonos volver a experimentar realidades que no contemplábamos desde hace muchos años.

La alegría no viene de la mano de los bienes que poseemos o por tener asegurado el futuro, aunque para vivir gozosamente necesitemos de unos bienes imprescindibles, de unos servicios esenciales de educación, casa, trabajo y sanidad, de una vida con un mínimo de dignidad y seguridad.

Pero la alegría profunda, la que nos hace dichosos, la que nos invita a gozar de la existencia con una sonrisa en los labios, nace de algo más profundo, que radica en nuestro interior. Aceptándose a sí mismo como uno es, admitiendo cómo son los demás, gozando de las sorpresas que se nos regalan cada día, admirándonos ante lo inesperado que nos aguarda a la vuelta de la esquina, disfrutando de la vida en familia o con los amigos, estando satisfechos con lo que tenemos, sin pretender vivir por encima de nuestras posibilidades, o pasando por encima de quien sea para conseguir un mejor puesto de trabajo, comprometiéndonos por sembrar a nuestro alrededor semillas de solidaridad, entendimiento, armonía, diálogo, tolerancia, respeto, felicidad…

Una persona alegre, que regala una sonrisa a cualquier persona que encuentra en su camino, renueva y hace respirable, acogedor, el ambiente en el que se mueve. Necesitamos, en estos momentos de tanta desesperación, tristeza y desencanto, recuperar el don de la alegría, del gozo de sentirse querido, y repartiendo a la vez cariño a nuestro alrededor.

La dicha interior va ligada también al sentido del humor. Debemos reírnos mucho más de lo que lo hacemos habitualmente. Algo muy aconsejable para el bienestar personal es reírse de uno mismo. Y de algunas de las circunstancias que nos rodean. Un humor, una alegría, que no significa evasión del sufrimiento y de los problemas, sino un recurso imprescindible para mirar de otra manera los acontecimientos diarios, una ayuda vital para no caer en la desilusión.

«Felices quienes sueñan, e intentan hacer realidad sus sueños, y en ese esfuerzo, sea positivo o no, experimentan la dulzura de haber sembrado estrellas de alegría».

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Miguel Ángel Mesa
Espiritualidad para tiempos de crisis,
coed. Desclée y Religión Digital

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad

“Aunque no veamos los frutos, los caminos se van abriendo “, por Consuelo Vélez

Sábado, 29 de julio de 2023
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veamos-frutos-caminos-van-abriendo_2573752600_16614517_660x371De su blog Fe y Vida:

29.06.2023 Consuelo Vélez

El pasado 15 de junio se realizó el Webinar: “Teología feminista en prosa, poesía y critica: muchas voces en concierto”, organizado por el grupo “Tras las huellas de Sofía”, en el que participaron cinco reconocidas teólogas: Judith Ress, Carmiña Navia, Isabel Gómez-Acebo; Mary E. Hunt e Ivone Gebara. Compartieron de manera testimonial algo de su recorrido personal y teológico, además de los nuevos caminos que transitan (todas coincidían en su interés actual por la literatura). Al escucharlas surgía rápidamente la admiración por todos sus logros, el agradecimiento por el camino que han abierto y que siguen abriendo, el respeto por la vida comprometida que han llevado y que respalda todas sus palabras y el deseo sincero de poder aprender más de todos sus aportes y continuar todo el legado que han sabido sembrar a lo largo de sus años.

Pero junto a todo lo anterior también quedaban interrogantes que interpelan, preocupan, duelen, comprometen. Estas fueron algunas de sus expresiones en las que más de una coincidía: “estoy cansada de escribir ensayos teológicos”; “la teología es una disciplina innecesaria porque es algo de la cabeza y quiero escribir algo que toque el corazón”; “la cosmovisión cristiana no cuaja con los nuevos desarrollos de la ciencia”; “estamos llamadas a experimentar la realidad desde el mundo de las ancestras y los ancestros”; “que sea posible dejar la propia cosmología y abrazar otras sin tener crisis”; “escribir teología pero al margen de la teología sistemática racional, más desde el sentimiento y la vivencia diaria de las mujeres”; “me encuentro en los límites de la Iglesia católica oficial con sus imaginarios patriarcales sobre Dios que no les dicen nada a las personas de este siglo XXI”; “es una etapa de más asombro o de más silencio ante el misterio”; “ya no me ubico en la teología como ciencia, con aparato científico; para mi edad ya es aburrido buscar aparatos científicos”; “tengo más preguntas que respuestas hechas”; “me molestan los feminismos radicales que son más dogmáticos que el mismo dualismo patriarcal”; “los discursos cristianos son de una inutilidad enorme, lo mismo las reglas morales y éticas que sigue formulando el clero diciendo que eso es lo que Dios quiere o no quiere, como si ellos fueran Dios”; “estamos en un tiempo histórico que ha superado la teología”; “ya nadie lee teología; en cambio, si leen novelas”. En fin, todas estas frases que casi las transcribo literalmente -aunque puede haber alguna pequeñísima variación- fueron expresándose a lo largo del webinar y es sobre las que quiero compartir algunas de las reflexiones que me suscitaron.

Estoy totalmente de acuerdo con que estamos en un nuevo momento en el que ya muchas de las tradiciones, expresiones, costumbres, visiones, definiciones, propuestas, metodologías, etc., que ostenta el cristianismo, ya no están diciendo casi nada a muchas personas, especialmente, a los/as jóvenes. Por esa misma razón la mayoría de mis escritos giran en torno a buscar actualizar la manera de comprender la revelación cristiana, de vivir la liturgia, la pastoral; insisto en entender la Sagrada Escritura -que considero ‘alma de la teología’ como afirmó Vaticano II- de una manera adecuada: dejando de lado todo literalismo para abrirnos a la pregunta hermenéutica: ¿qué quisieron decir los escritores sagrados para su tiempo y que podrían decir para el nuestro?

La reflexión sistemática busco hacerla desde las preguntas del contexto, desde la vida. Mis estudiantes conocen bien que mis clases de teología sistemática siempre están relacionadas con la vida concreta y que intento mostrar cómo aquello que se teologiza no es una teoría teórica sino una teoría que explica o sistematiza la vida para mejor entenderla y así poder recrear e impulsar nuevas prácticas en la existencia concreta. Hasta aquí, no estoy diciendo nada nuevo porque esta manera de proceder es el método latinoamericano, un método inductivo y encarnado en la realidad. Pero me atrevo a repetirlo porque ante algunas frases sobre la teología racional como innecesaria me permito disentir, al menos frente a la teología que intento hacer y que muchas personas hacen, donde se mantiene la tensión entre lo intelectual, lo afectivo, lo experiencial. Por eso no me parece adecuado generalizar así sobre la teología porque se pueden crear aprehensiones que no en todos los casos son justas. Si estas grandes teólogas no hubieran plasmado en teorías teológicas sus experiencias religiosas, ese legado no podría ser conocido más allá de su entorno inmediato, ni podría enriquecer a las generaciones siguientes. Pero es legítimo que los intereses vayan cambiando y haya nuevas dedicaciones. Pero me encantaría que no sientan cansancio ante la teología que hicieron, ni crean que es innecesaria.

Sobre vivir en los límites de la Iglesia católica oficial, va siendo la postura asumida por más personas porque a la Iglesia oficial no le interesa escuchar sus aportes, no quiere desinstalarse y, sobre todo, no quiere cambiar. Pero, al mismo tiempo diría a las teólogas, que con la riqueza que vamos teniendo desde nuestro trabajo teológico, no estamos en los límites sino en el corazón de la Iglesia, haciendo vida lo que reflexionamos, creemos, testimoniamos. El reino anunciado por Jesús no fue acogido por el centro, pero fue vivido en los límites y eso sigue vigente para el hoy. O, mejor aún, podríamos no hablar de límite ni de centro sino de lo que nadie nos puede impedir vivir, fruto de la propia coherencia con aquello que vivimos, teorizamos, practicamos.

Sobre los comentarios de las teologías feministas no me hago mucho problema porque hay tantas teologías feministas como teólogas. No tenemos por qué ser un colectivo homogéneo, como no lo han sido los teólogos de la liberación -a cada uno le respetan su teología y lo nombran individualmente-, ni tampoco las teologías renovadas europeas, con sus múltiples variantes en las que se habla de teólogos más que de colectivos. Creo que los aportes de las teólogas feministas han de individualizarse más y darle nombre propio a lo que cada una va proponiendo, sabiendo que no coinciden todas las propuestas, pero no por esto desvalorizar este horizonte de reflexión que nos ha permitido visibilizar a las mujeres en la Sagrada Escritura, en la teología, en las iglesias.

Finalmente, al final del webinar (y que me disculpen las teólogas si las interpreté mal) me hubiera gustado menos cansancio y más fuerza, menos decepción y más resistencia, menos pesimismo y más esperanza. Con esto no digo que estas teólogas no tengan todo esto y, precisamente, desde su dedicación actual a la literatura, muestran que siguen caminando con la riqueza de sus propias vidas. Pero quisiera recordar que, aunque no se vean con tanta claridad los frutos y, por eso, el cansancio surja, los caminos se van abriendo y nada de lo realizado se pierde. De hecho, como dice el evangelio de Juan: “porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador” (4, 37).

(Foto tomada de: https://losvalores.org/que-es-la-esperanza/)

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“Religarnos. Más allá del monopolio de la religión”, el nuevo libro de Elías Fernández, en Kairós

Sábado, 29 de julio de 2023
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‘Religarnos. Más allá del monopolio de la religión’ (Kairós, 2023), es el segundo libro de una trilogía en la que busco pensar en la intersección entre la mística, la filosofía y las luchas sociales

El libro consta de cinco partes y se desarrolla a dos niveles de interpretación. Cada una de las cinco partes trata una problemática específica, de tal modo que juntas completan el tejido del argumento que quiero presentar

Religarnos‘ quiere impulsar un debate en torno a la dimensión religiosa del colapso actual, así como invitar a reflexionar en serio el papel de la mística en la construcción de alternativas

La crítica a la religión se ha convertido en un lugar común. Abundan tanto las denuncias a sus abusos históricos e institucionales como las propuestas que apelan por una «espiritualidad sin religión». De lo que no se ha hablado suficientemente es de su papel en la crisis civilizatoria.

Este libro denuncia la dimensión religiosa de la crisis actual. Desvela a la religión como el monopolio radical que secuestra las capacidades personales y colectivas para relacionarnos con el Misterio, enajenándonos de la realidad en aras de un proyecto de mundo puramente artificial. El autor se aleja en su análisis tanto de las religiones institucionalizadas como de los rostros de la espiritualidad asimilada por el mercado. Busca la recuperación de la relación personal y comunitaria con la misteriosidad de lo real a través de la amistad y el retorno a los sentidos.

Religarnos. Más allá del monopolio de la religión (Kairós, 2023), es el segundo libro de una trilogía en la que busco pensar en la intersección entre la mística, la filosofía y las luchas sociales. El primer tomo, titulado El dinamismo místico. Mística, resistencia epistémica y creación del mundo nuevo (Aliosventos, 2022), se concentró en la pregunta por el saber místico y su pertinencia en la creación del mundo nuevo. En esta segunda entrega, mi intención es ofrecer una crítica a la religión y, junto con ella, a la sociedad contemporánea.

El libro consta de cinco partes y se desarrolla a dos niveles de interpretación. El primer nivel busca presentar una crítica sociohistórica al dispositivo “religión”, exponiendo genealógicamente la construcción del dispositivo y su papel dentro del sistema-mundo actual, subrayando la monopolización de la dimensión espiritual del ser humano. El segundo nivel -de orden más filosófico- trata de leer a la religión como una pretensión distópica y desproporcional por la cual la humanidad ha querido crear su propia realidad independientemente de los ciclos y ritmos de la vida. A esta pretensión le he nombrado como “artificialeza”, enfatizando la aspiración a construir un mundo totalmente artificial.

Religarnos_CBCada una de las cinco partes trata una problemática específica, de tal modo que juntas completan el tejido del argumento que quiero presentar. En la primera parte, ofrezco un desarrollo de la artificialeza en términos de colapso y crisis civilizatoria. Se describe el horror que atraviesa nuestras sociedades en tanto un afán por vivir desde mitos desencarnados que no se retroalimentan con la realidad, sino que, por el contrario, buscan implantar su propio proyecto en detrimento de todo aquello que sea diferente.

La segunda parte se enfoca en la crítica específica a la religión en tanto monopolización de la espiritualidad. También se evidencía la relación de la religión con el patriarcado, el colonialismo, la violencia sacrificial y el capitalismo. La tercera dialoga con distintas resistencias de comunidades y pueblos que enfatizan la dimensión comunal y convivial. En esta tercera parte se desglosa el argumento de la recuperación de los verbos frente a la sustantivación de la vida, de tal manera que hablemos no ya de salud sino de sanar -por ejemplo-, tomando la capacidad personal y colectiva de vivir nuestra propia vida.

Lejos de encontrar la respuesta en la máxima “espiritualidad sin religión”, en la cuarta parte analizo las supuestas “espiritualidades alternativas” que en realidad han caído bajo la lógica del mercado, repitiendo los mismos patrones que sus antecesoras institucionales. Finalmente, la quinta parte concretiza la reflexión en una propuesta de mística arraigada en la tierra, encarnada en el mundo y auténticamente alternativa a las lógicas civilizatorias que nos hunden en la catástrofe.

Religarnos quiere impulsar un debate en torno a la dimensión religiosa del colapso actual, así como invitar a reflexionar en serio el papel de la mística en la construcción de alternativas. Se agradece a la editorial Kairós por creer en este proyecto.

Fuente Religión Digital

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