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Cinco Fiestas en una. Navidad es Dios, son ellos, somos nosotros

Miércoles, 26 de diciembre de 2018
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8460A8E2-E037-45E2-8E80-51B028609F4DDel blog de Xabier Pikaza:

Navidad es una cena de familia en la que abuelos, hijos y nietos quieren recuperar su amor y su unión ante la Vida. Pero, además de esa cena, son muchos los cristianos que quieren celebrar (y celebramos) una “misa” de familia más grande: El nacimiento de Dios que ha sido en Belén y que sigue siendo entre nosotros.

Desde ese fondo quiero poner de relieve cinco fiestas de Navidad, para que cada lector pueda destacar una de ellas… No hace falta leer todas estas navidades seguidas, pero cada una de ellas puede ofrecer un destello de esperanza ante el misterio de nuestro camino por la vida.

37078CAE-A1BF-423B-B2BD-A03E8214D0071. La Navidad es Belén, una historia de la Biblia… algo que pasó en otro tiempo, con María y José… Por eso he querido poner como imagen 2 una foto de la gruta tradicional de Belén,para decir que nosotros (tú, yo, todos) también Navidad.

 

2. La Navidad son los pastores, los marginados y fugitivos del mundo, los más pobres, los niños de la periferia. La Navidad son esta mujer y hombre que quieren “pasar al niño” al otro lado de la valla (imagen uno), para que pueda vivir, simplemente vivir, en un mundo que será también de riesgo

3. La Navidad es Dios, Dios que ha querido nacer entre los hombres. no para dominarles desde arriba, sino para ser en ellos y con ellos

4. Navidad es la Iglesia que da testimonio del nacimiento de Dios en el conjunto de la historia, la comunidad de los creyentes hecha carne palpitante de amor, para el amor

5. Navidad eres tú, somos nosotros, Dios que nace en nuestra vida… (imagen 4) Tú mismo eres Belén y los Pastores, y la Virgen María…Eres nacimiento, una puerta de Dios entre en el gran universo y en la historia.

1. PRIMERA NAVIDAD. BELÉN DE JUDÁ

Tomo aquí Belén en sentido simbólico, como ciudad del Mesías que un día ha nacido, pues de hecho él pudo haber nacido en Nazaret. Así lo cuenta el evangelio de Lucas:

En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero… Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada… (Lc 2, 1-14).

El nacimiento de Jesús es un hecho histórico, que expresa y proclama el nacimiento de Dios en la historia de los hombres. No nace en el palacio del rey, ni en la catedral de las religiones, sino en un descampado, entre los no aceptamos por la sociedad que esta noche celebra sus grandes cenas. No, no está allí, en esas cenas, está fuera.
– Históricamente, Jesús nació de una madre conocida, en un lugar y tiempo que ignoramos (probablemente en Nazaret), para iniciar una vida concreta de entrega a los demás y de anuncio de Reino, en amor, que le llevó a la cruz.

– Su nacimiento se ha narrado pronto como símbolo del amor providente de Dios, de un Dios que visita a los hombres, asumiendo su pobreza y ofreciendo, en medio de ellos, un fuerte testimonio de esperanza salvadora, en Belén, lugar de la genealogía mesiánica de David, un pastor que llegó a ser rey.

El evangelio no tiene que explicar ni razonar; simplemente cuenta, situando el nacimiento de Jesús en el contexto de historia y esperanza de la humanidad. Sabe que Jesús es el Mesías de Israel y así lo debe destacar, pero sabe al mismo tiempo sabe que es también el deseado de los siglos y así narra:

C69A61CC-5FCE-4B3A-80F0-5856B9650E37– En tiempo del César Augusto…. Parece que ya existe un rey perfecto, para todos los humanos, Emperador de Dios sobre la tierra. Pues bien, mientras dominaba en Roma el Emperador sagrado (como dice un famoso texto de evangelio político, encontrado en Priene, Asia Menor), nace escondido, fuera del palacio, el rey excelso de la humanidad, mostrando que el otro (el César Augusto) carece del poder real. Bajo un emperador del mundo (en tiempos de globalizaciòn del poder y del consumo), nace el Dios de la vida, sin más riqueza que un pesebre abierto de pastores.

– En tiempo del censo. El emperador ejerce su poder organizando un recuento de súbditos que le permita conocer a los hombres de su imperio, para exigirles tributo y tenerlos sometidos. En ese contexto, como miembro de un grupo oprimido, en camino de exilio llega el niño. No se sabe si ese censo se hizo en aquel tiempo, cuando nació Jesús, ni si obligaba a todos a empadronarse en el lugar de origen, pero sirve para situar a Jesús en el contexto histórico de un imperio que quiere tener dominio sobre todo, incluso sobre Dios. El imperio lo cuenta todo, todo lo somete, para controlar los impuestos. Pero hay algo que el emperador no puede contar, es la vida de Dios, que nace en un niño, que no tiene casa que le reciba.

2. SEGUNDA… ENTRE LOS MARGINADOS

Nace Dios, después de milenios de preparación, pero nadie de los grandes de este mundo le recibe. No le reciben en el pueblo sagrado de Belén (en la Catedral, en el Palacio, en las cortes.. ), no le acogen en las casas de los ciudadanos pudientes del lugar, pues la tienen cerrada por el miedo a los ladrones. Por eso llega al mundo a cielo abierto y le reclinan sobre un pesebre de animales, de manera que así puede aparece como señor y salvador de todos los vivientes.

No está allí la televisión para recoger el acontecimiento, ni el emperador de Roma, ni el sacerdote de Jerusalén, ni el sabio de Atenas, ni el místico de la India, ni el comerciante de China, ni el chamán de Siberia… No hay nadie a quien Dios pueda contar su historia… a no ser unos “pastores”, es decir, es decir, unas personas que no están inscritas en los grandes censos. Ellos, los pastores, eran en aquel tiempo los irregulares, como si hoy dijéramos: los que no tienen casa, ni cena, ni seguridad, los caminantes, exilados, inmigrantes…

Nadie recibe a Jesús (reyes, sacerdotes, comerciantes…). Todos están ocupados en otras cosas, tienen otros trabajos, problemas, comidas… Pero hay gente libre para Dios, es decir, para la vida, en los campos, fuera de las grandes listas de las celebraciones oficiales, como los pastores de antaño. Sólo unos “pastores” que no tienen nada, ni casa, sólo unos establos en el campo abierto.

Nace Dios entre los expulsados de la ciudad, entre emigrantes, nómadas de la vida, tribus urbanas o gente de la estepa… Había por allí unos pastores, gente que pasa, que observa en la noche… Normalmente tendríamos miedo: ¿Quién puede estar por ahí en la noche? ¿Quién puede venir a la cueva…? Tendríamos ganas de llamar a la policía. Pero no, entre los excluidos, fuera de la vida social organizada, están los pastores que vienen y encuentran al niño “en el pesebre”.

En un sentido, la noche es tiempo de miedo, no es para andar por los campos, no es para meterse en las cuevas… Pero ésta es una noche distinta, noche para que nazca el niño, para que vengan y adoren los marginados de la tierra, entre los que Dios ha nacido.

3. TERCERA. DIOS MISMO VIENE A CELEBRAR

1696D523-359A-483E-90CF-E06C04F672F2Esto es lo más grande. No es fiesta de Belén, ni de pastores… No es fiesta de emperadores, comerciantes, soldados o sacerdotes y sabios… Es fiesta de Dios, que se alegra y baila, porque nace su Hijo entre los hombres de forma salvadora, no para imponerse sobre ellos, no para mandar desde arriba, sino para compartir desde dentro, con ellos, el camino de la vida:

«Un silencio sereno lo envolvía todo y al mediar la noche su carrera, Dios quiso que naciera entre los excluidos y expulsados de la sociedad el niño…» (cf. Sab 18,14-16).

Ésta es la noche de la palabra de Dios, que no escucha el rey en su palacio, ni el sacerdote en su templo, ni los comerciantes en sus tiendas… Esta es la noche de la fiesta de Dios. Él mismo ha querido nacer, él invita. Leer más…

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Los artistas franceses se unen contra la homofobia en un emotivo single

Miércoles, 26 de diciembre de 2018
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A230A5E7-A55D-49EB-B2C1-CC2A2B255C1CHasta 70 cantantes franceses que encabezan las listas de éxitos han lanzado un nuevo single llamado De l’Amour para apoyar la lucha contra la homofobia.

La encantadora y hermosa melodía cuenta la historia del refugiado gay Azamat: Él fue el primer refugiado a quien esta organización benéfica ayudó a escapar de la persecución en su país de origen.

La canción acaba de ser lanzada en las plataformas de descarga y todas las ganancias de sus ventas se destinarán a la caridad francesa Urgence Homophobie.

Entre los artistas que se ofrecieron como voluntarios para cantar en la pista y aparecer en un video evocador estaban Emmanuel Moire, Christophe Willem y Muriel Robin.

990FA05E-F29F-4D16-A306-CB303D4E47D9Emmanuel Moire  (en la fotografía) fue uno de los muchos artistas que también relataron sus propias historias de homofobia.

En una entrevista en para la emisora de radio francesa Pure Charts afirmó que había sido víctima de homofobia durante sus años escolares.

“En el patio de la escuela, sentí que no era como otros niños, era diferente. Recibí insultos y abuso verbal homofóbico. Pero qué gay no ha vivido alguna vez en su vida una humillación, palabras violentas que te recuerdan que eres diferente, que no tienes derecho a amar a alguien del mismo sexo que tú y que no tienes derecho a estar ahí”.

Otras estrellas que participan son Christiane Taubira, Marc-Olivier Fogiel, Elodie Frégé, Vincent Dedienne, Camille Cottin, Alex Lutz, Amanda Lear, Elise Lucet, Valérie Damidot, Karine Le Marchand, Daphne Burki, Laurent Ruquier, Christophe Beaugrand, Zabou, Agnès Jaoui, Laura Smet, Amir, Amel Bent, Romane Bohringer, Liliane Rovère y Stéfi Celma.

Urgence Homophobie ha informado de que han lanzado la canción para crear conciencia sobre las terribles situaciones a las que las personas LGTBI se siguen enfrentando.

La organización benéfica tiene como objetivo abordar la homofobia en todo el mundo y ayuda a los refugiados LGTBI de países en los que son perseguidos.

“En algunos países del mundo, el hecho de ser homosexual o trans todavía se considera un delito punible con prisión o la pena de muerte“, dijo la organización.

“Con más del 15% de agresiones físicas adicionales registradas en Francia en 2018 (en comparación con el año anterior), todavía no son libres de amarse o asumir su identidad, incluso en nuestro país”.

Fuente Oveja rosa

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La Fiscalía de Granada pide internamiento psiquiátrico para un joven que protagonizó una brutal agresión homófoba contra su tío, al que ha causado graves secuelas neurológicas

Miércoles, 26 de diciembre de 2018
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homofobia-rusa-vacunaUn joven de 21 años que agredió brutalmente a su propio tío, asegurando que lo tenía que matar «por maricón», se enfrenta a un internamiento psiquiátrico a solicitud de la Fiscalía de Granada, al considerar sus facultades mentales perturbadas. La agresion tuvo lugar el pasado 2 de abril, y la víctima, de 37 años, sufrió gravísimas lesiones que le provocaron un coma y que le han dejado graves secuelas neurológicas. 

Ocurrió el pasado 2 de abril, en Vélez de Benaudalla (Granada), pasadas las once de la noche, cuando se inició una discusión entre tío y sobrino. El joven llamó a su tío «maricón de mierda» y comenzó a golpearlo brutalmente con un palo. La víctima intentó escapar del domicilio familiar, pero el joven continuó la agresión en la calle, donde además lo golpeó repetidas veces en la cabeza con una piedra. Su tío quedó tumbado en el suelo, inconsciente, sobre un gran charco de sangre. «Eso te pasa por maricón», le decía el joven. Los testigos aseguran, de hecho, que este insistía en que tenía que «matar por maricón» a su tío, incluso en presencia de los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar.

Según podemos leer en el diario granadino Ideal, la Fiscalía acusa al joven de un delito de homicidio en grado de tentativa, pero pide para él un internamiento psiquiátrico durante nueve años, al padecer un trastorno mental relacionado con el consumo de diversos estupefacientes, y considerar que la agresión ocurrió en el contexto de un cuadro psicótico. También solicita privación de licencia de armas por diez años y orden de alejamiento de al menos 500 metros, junto a prohibición de comunicación con su tío por ese mismo periodo de tiempo. Está previsto que el juicio tenga lugar el 28 de enero en la Audiencia Provincial de Granada.

La víctima llegó a estar en coma y sufre graves secuelas neurológicas, si bien de acuerdo a un reconocimiento realizado en julio no se puede establecer cuál será su estado definitivo hasta transcurrido un año. Es previsible, en cualquier caso, que sufra un trastorno cognitivo permanente, además de secuelas motoras y estéticas. Ojalá su evolución sea la más favorable posible.

Fuente Dosmanzanas

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Chile: Destruyen placa conmemorativa del Primer Monumento LGBTI

Miércoles, 26 de diciembre de 2018
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C56C237F-157F-40B9-B804-DDF4C75335D3Movilh pidió al municipio que indague sobre la existencia de cámaras en el sector. Desde instalado el monumento hubo amenazas que llamaban a “rayarlo, a mancharlo, a mearlo, en fin a vandalizarlo”.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) denunció hoy que el Primer Monumento LGBTI instalado en el Cerro Santa Lucía fue atacado por desconocidos, los cuales destruyeron la placa conmemorativa ubicada sobre una cápsula del tiempo que resguarda documentos con la historia de la diversidad sexual y de género en Chile.

La placa en cuestión, inaugurada el pasado 10 de diciembre, indicaba que “enviamos un saludo al Chile del futuro con la esperanza de que en este territorio y en el mundo habrá plena igualdad, no discriminación y respeto a los derechos humanos de todas las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales y heterosexuales”.

“Repudiamos este acto vandálico, a todas luces homofóbico y tranfóbico, que pretende dañar la memoria histórica de un grupo social discriminado por su orientación sexual o identidad de género. Haremos todo lo posible por ubicar a los responsables”, dijo el dirigente del Movilh, Rolando Jiménez.

Añadió que junto con denunciar el hecho ante la “municipalidad de Santiago, hemos solicitado que indaguen la existencia de cámaras en el sector para saber si hay algún registro de este atentado de odio”.

Jiménez explicó que “inicialmente lanzaron piedras a la placa, y ahora, la rompieron completamente, sin dejar rastro de la misma. Es, por donde se mire, un ataque, lo cual nos tiene muy tristes.”

“Si piensan que conseguirán su objetivo, se equivocan, pues re-instalaremos la placa las veces que sea necesario. La dignidad y los derechos humanos, siempre serán superiores a la delincuencia”, finalizó.

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A solo días de instalarse el Primer Monumento LGBTI el Movilh tomó conocimientos de las primeras amenazas y declaraciones de odio contra la iniciativa proveniente de neonazis y grupos conservadores.

Se trata de seguidores del ex candidato presidencial José Antonio Kast que llamaron a  “rayarlo, a mancharlo, a mearlo, en fin a vandalizarlo, como lo que hacen ellos cuando algo no les gusta”, y  del neonazi Movimiento Social Patriota (MSP)  que criticó públicamente la instalación del símbolo LGBTI

Bajo la placa conmemorativa se encuentra una cápsula de acero que contiene archivos de prensa, videos, campañas, informes de derechos humanos, fotografías y mensajes de personas e instituciones de Chile y del extranjero. La cápsula será destapada en 100 años más.

El Primer Monumento LGBTI fue autorizado por el Consejo de Monumentos Nacionales y la Municipalidad de Santiago, patrocinado por el Museo de la Memoria y el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) y apoyado por el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Fuente MOVILH

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Navidad ¿qué va a cambiar?

Martes, 25 de diciembre de 2018
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¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

*

Maurice Zundel

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***

El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

        Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

        Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

*

W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

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Natividad del Señor

Martes, 25 de diciembre de 2018
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Leído en Koinonia:

Misa del día

Isaías 52,7-10

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

Salmo responsorial: 97

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por el Hijo

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: “Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”, o: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.”

Juan 1,1-18

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”” Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

 

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(25 de diciembre de 1977)

Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Cómo María, como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo esto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.

Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en tercer lugar, la Iglesia manifestación de Cristo.

PROLONGAR LA ENCARNACIÓN

Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación, o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aquí en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.

NAVIDADES TRISTES

Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de Navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo de aquellas madres y esposas que “en esta celebración de Navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos”. En otra carta parecida dice: “Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad”. Y cartas de expresión así dolorosa, pues, son muchas las que llegan. Por nuestra parte hemos tratado de hacer todo lo que está a nuestro alcance recurriendo a recursos jurídicos y estamos dispuestos siempre, pues, a ayudar el dolor de la humanidad.

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“Ante el misterio del niño”. Natividad del Señor – C (Lc 2,1-14 / Lc 2,15-20 / Jn 1,1-8)

Martes, 25 de diciembre de 2018
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Natividad_CLos hombres terminamos por acostumbrarnos a casi todo. Con frecuencia, la costumbre y la rutina van vaciando de vida nuestra existencia. Decía Ch. Peguy que «hay algo peor que tener un alma perversa, y es tener un alma acostumbrada a casi todo». Por eso no nos puede extrañar demasiado que la celebración de la Navidad, envuelta en superficialidad y consumismo alocado, apenas diga ya nada nuevo ni gozoso a tantos hombres y mujeres de «alma acostumbrada».

Estamos acostumbrados a escuchar que «Dios ha nacido en un portal de Belén». Ya no nos sorprende ni conmueve un Dios que se ofrece como niño. Lo dice A. Saint-Exupéry en el prólogo de su delicioso Principito: «Todas las personas mayores han sido niños antes. Pero pocas lo recuerdan». Se nos olvida lo que es ser niños. Y se nos olvida que la primera mirada de Dios al acercarse al mundo ha sido una mirada de niño.

Pero esa es justamente la gran noticia de la Navidad. Dios es y sigue siendo Misterio. Pero ahora sabemos que no es un ser tenebroso, inquietante y temible, sino alguien que se nos ofrece cercano, indefenso, entrañable, desde la ternura y la transparencia de un niño.

Y este es el mensaje de la Navidad. Hay que salir al encuentro de ese Dios, hay que cambiar el corazón, hacernos niños, nacer de nuevo, recuperar la transparencia del corazón, abrirnos confiadamente a la gracia y el perdón.

A pesar de nuestra aterradora superficialidad, nuestros escepticismos y desencantos, y, sobre todo, nuestro inconfesable egoísmo y mezquindad de «adultos», siempre hay en nuestro corazón un rincón íntimo en el que todavía no hemos dejado de ser niños.

Atrevámonos siquiera una vez a mirarnos con sencillez y sin reservas. Hagamos un poco de silencio a nuestro alrededor. Apaguemos el televisor. Olvidemos nuestras prisas, nerviosismos, compras y compromisos.

Escuchemos dentro de nosotros ese «corazón de niño» que no se ha cerrado todavía a la posibilidad de una vida más sincera, bondadosa y confiada en Dios. Es posible que comencemos a ver nuestra vida de otra manera. «No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos» (A. Saint-Exupéry).

Y, sobre todo, es posible que escuchemos una llamada a renacer a una fe nueva. Una fe que no anquilosa sino que rejuvenece; que no nos encierra en nosotros mismos sino que nos abre; que no separa sino que une; que no recela sino confía; que no entristece sino ilumina; que no teme sino que ama.

José Antonio Pagola

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La vida tiene sentido

Martes, 25 de diciembre de 2018
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441581A2-0506-4530-9EB5-8B41367DFB5EDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01. ¡QUÉ BAJO HA CAÍDO DIOS! 

Parece ser que el evangelio y los escritos (tres breves cartas) de san Juan, escritos muy tardíos en el NT: hacia el año 90-100 dC, están escritas para comunidades de cristianos en las que se había infiltrado ya un gnosticismo de matiz griego, platónico. De manera que, pensaban, que si Jesús había sido hombre, no podía ser Dios

La razón fundamental reside en que la filosofía griega no podía comprender que Dios se hiciera cuerpo (sarx), así como tampoco que la salvación proviniera del cuerpo, de la carne. Para el mundo griego la salvación consistía precisamente en librarse del cuerpo. El cuerpo es la tumba del alma para los griegos, (Platón).

Dios (los dioses) no podía caer tan bajo como para hacerse hombre.

De ahí que san Juan desde el comienzo trata de decir que sí, que Dios ha caído muy bajo, LA PALABRA SE HA HECHO CARNE, SER HUMANO. Y esto es lo que celebramos en Navidad: que Dios es aquel, que menor no puede ser pensado: un débil y pobre niño.

El cristianismo no es una religión pseudomística, un éxtasis, un nirvana o un yoga, una vivencia espiritualoide. El Dios de Jesús, Jesús está en medio de la vida, de la humanidad: “En el corazón de las masas”, que decía aquel libro que R Voillaume publicó en 1968.

02. LAS COMUNIDADES DE JUAN HAN EXPERIMENTADO LA PRESENCIA DE JESÚS CORPÓREO.

Los cristianos de aquellas comunidades joánicas se sentían herederos de una tradición muy noble, santamente corpórea y materialista: el Discípulo Amado había recostado su cabeza en el corazón de Cristo: la cabeza había entendido lo que decía el amor. Habían experimentado el servicio en el lavatorio de sus pies. El ciego vio con sus ojos la luz de la nueva creación del barro y el espíritu (saliva) de Jesús. Esa comunidad cristiana nacía al pie de la cruz (María y el Discípulo Amado). Tomás había tocado el cuerpo resucitado del Señor metiendo su mano en el costado bautismal del Señor.

Ser cristiano no es perderse en la estratosfera del zen, del yoga, de la pseudomística, sino adentrarse en la vida, en la enfermedad, en los pobres, hambrientos, etc. Hoy también se nos ha colado un gnosticismo pseudo cristiano en esas modalidades de eneagramas, meditaciones transcendentales.

El cristianismo es humanismo, no angelismo.

Os transmitimos lo que hemos visto y oído, (1Jn 1,3).

03. LA CORPOREIDAD DE JESÚS TRANSPARENTA A DIOS.

El mismo san Juan es quien dice que: a Dios nadie le ha visto, (Jn 1,18). A Dios “le conocemos” en tanto en cuanto “le vemos” a Jesús. Cristo es sacramento de Dios. En Cristo se transparenta Dios y el ser humano es sacramento, signo y presencia de Cristo. Y el prójimo es sacramento de Cristo. ¿Cuándo te vimos hambriento, sediento, enfermos, desnudo, encarcelado…? Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis pequeños hermanos.

Pretender formular estas cosas es algo imposible. El misterio de Dios en Jesús no se nos ha dado para formularlo, sino para ser creído en nuestra casa: vino a los suyos… Es en la ortopraxis donde se revela nuestra ortodoxia. Es en la manera de cómo nos relacionamos con Jesús (y con las personas) donde se verifica si nuestra comprensión de la encarnación es correcta.

04. NAVIDAD: LA VIDA TIENE SENTIDO Y PAZ

El prólogo del evangelio de San Juan, que hemos escuchado, es solemne, tiene una cierta majestuosidad literaria y bíblica. Evoca el Génesis: en el principio la tierra era un caos, (Gn 1,1-2), ahora, en el evangelio de Juan,: en el principio existía el Logos: la razón, la Palabra, el sentido de la vida…

Es hermoso pensar y vivir en un arco existencial en el que todo está en orden, bien, todo tiene sentido.

En Navidad celebramos que la PALABRA se hizo uno de nosotros. La palabra distingue al ser humano del animal: la palabra es principio de entendimiento y comunicación, de trabajo, transformación, de amor y libertad.

PALABRA, (logos), tiene varios y densos significados: orden: sentido, razón, luz, verdad.

Es evidente que nuestra sociedad actual no es cristiana al menos en grandes sectores. Pero el problema principal no es la homosexualidad, la comunión o no de los divorciados, el aborto y cosas por el estilo. El problema de fondo es que hemos perdido el sentido de la vida, cuando no las ganas de vivir. Cada cual es muy libre de pensar y ojalá todos seamos libres y pensemos. Pero el orden en el universo, en el pueblo, el sentido, la razón, la luz, la verdad, etc. son cuestiones humanistas y cristianas con las que no podemos jugar. No sé si puede quitar o no la clase de religión, la filosofía, etc de nuestros centro de estudios. Lo que no se puede suprimir es la sensatez, el sentido, el horizonte y la ética. Muchas de las ideologías y muchos políticos se manifiestan ateos. Ya quisiéramos tener ateos como Dios manda. Para ser ateo hay que pensar un poco más de lo que piensan muchos de los políticos actuales. En la historia, incluso reciente, ha habido ateos o agnósticos de gran peso humanista e intelectual: Pío Baroja, Unamuno, Tierno Galván, etc. Lo que no se puede es ir de modernista por la vida arrasando con todo sentido, logos y esperanza y por obtener un puñado de votos

Todos habremos de poner manos a la obra y comenzar a dar pasos culturales, educativos, psicológicos, sociales para que los agitados fondos y profundidades de las personas, de las familias, de los pueblos vivamos con sentido y sensatez.

DESDE EL PRINCIPIO LA VIDA TIENE SENTIDO.

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Un Dios humano, un humano Dios: reflexión navideña “Jesús de Nazaret, la autopista que tenemos para acceder, entender y sentir a Dios”

Martes, 25 de diciembre de 2018
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belen-negro(Javier Elzo, sociólogo).- El año 1985, el pensador francés Marcel Gauchet significó al cristianismo “como la religión de la salida de la religión”. Pero, ante la confusión creada, Gauchet explica que no se entienda la expresión como si “la gente ya no creyera en Dios. ¡Realmente no creían más en otros tiempos! (….) La salida de la religión es la salida de la organización religiosa del mundo”, esto es: la religión no dicta ya la organización de la sociedad, lo que es otra cosa bien distinta.

Esto, concluye Gauchet, es lo que permite hablar del advenimiento de la democracia, pero solamente en regiones de cultura y religión cristiana, y no en la musulmana o judía ortodoxa, apostillará.

Pues, añade:

“lo que es determinante en el caso cristiano, es el propio Cristo. La idea de la encarnación no brilla por su racionalidad. La idea de un solo Dios parece incompatible con la idea de un Dios delegado que ejerza de intermediario. Es posible que (Dios) necesite un mensajero, como Moisés en los judíos o Mahoma en el caso del islam, pero con Cristo se trata de otra cosa, un enviado que es, él mismo, Dios. Un Dios que toma la forma de hombre. Pero esta extraña idea tiene un efecto importante. La encarnación obliga a concebir una alteridad radical de Dios (del Dios extraterrestre de Yahvé y de Alá). ¿Qué (quién) es este Dios que nos habla desde el interior de nuestro mundo de los hombres y que, por lo tanto, aparece completamente exterior al Dios de Yahvé y de Alá?”.

A Marcel Gauchet el Dios de los cristianos le resulta incomprensible. En realidad, le es imposible de concebirlo cuando la idea de Dios, su idea de Dios, se limita a la de un extraterrestre, omnipotente, que todo lo ve y lo juzga, que dicta, soberanamente, lo bueno y lo malo, como la idea del Dios de los vascos antes de la cristianización de Euskadi: “Jaungoikoa”, el Señor de arriba.

Pero a Gauchet la idea de un Dios hombre, hombre y Dios, de un Dios humano, de un Dios que nos habla desde la entraña misma de nuestra humanidad, aunque extraño pues ese Dios no ha salido de la categoría del Dios extraterrestre, le permite dar el salto a la autonomía de las realidades terrestres, utilizando, yo aquí, la expresión de Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, el Dios que no elimina la autonomía de la persona humana, mujer y hombre, y permite el advenimiento de la deliberación, de la discusión, incluso la posibilidad del NO a la religión, si esa es la opción de cada uno, el Dios que supera la teocracia para el advenimiento de la democracia.

Escribirá Gauchet en su blog que “Cristo viene simplemente para testimoniar el interés del Padre por la salvación de los hombres. No nos dice inmediatamente lo que hay que hacer, sino que hay que pensar en otro mundo. La encarnación de Cristo, continua Gauchet, es portador de toda una serie de desarrollos potenciales que necesitarán siglos y siglos para expresarse, pero que permitirán, paso a paso, la emergencia de un mundo humano autónomo a partir del mundo religioso. No hay nada sorprendente, para un cristiano convencido, pensar, sin dejar de ser perfectamente cristiano, que los hombres hacen su ley, que las relaciones entre ellos son un área y que lo que conecta a cada individuo a Dios, es otra”.

Es lo que, personalmente, siguiendo a Peter Berger, entiendo como la necesidad, y la virtud, de superar el dualismo entre lo sagrado y lo profano, como si de dos compartimentos estanco se tratara. Por ejemplo: si nos encontramos mal, rezamos, sí, pero vamos al médico, también,

Así descubrimos la autopista que, al menos los occidentales, tenemos para acceder a Dios, para entender a Dios, para sentir Dios: la persona humana de Jesús de Nazaret, que todas las navidades celebramos como hijo de José y de María, y que manifestaba tener una relación especial con Dios Padre al que, en su idioma, el arameo, denominaba Abba, expresión cariñosa de cercanía y consideración con el padre, con quien mantiene una particular proximidad que, en el lenguaje del siglo V, denominan consustancial al Padre en su divinidad.

Esta relación del hijo Dios con su padre Dios, conforma, junto al Espíritu Santo, Dios, el gran misterio de la divinidad de nuestro Dios. Sí, gran misterio, para el que las palabras se quedan cortas. Todas las palabras. Absolutamente todas. Como ante la música, permítaseme el salto en el vacío, que la definía Steiner como el ámbito a donde no llegan las palabras. Pero no por ello la música es menos real, menos perceptible, menos vibrante. Aunque algunos vibren más que otros ante la música, y según qué música. Como ante Dios y según qué Dios.

Hace más de un siglo un teólogo biblista dijo que nosotros creemos porque otros creyeron antes que nosotros. Pero hay más que eso. Otros, los compañeros de Jesus en su corta vida, tras el fiasco de su ejecución, al poco, tuvieron la experiencia vívida de que Jesús seguía con ellos de alguna manera. Seguían experimentando, vivo, al Jesus ejecutado. Decían que Dios le había resucitado. Así, no se dispersaron del todo, sino que conformaron núcleos de seguidores de Jesús, aquí y allá, y muy pronto, de boca en boca, se fueron pasando dichos y hechos de Jesús hasta que, ya muertos los compañeros de Jesús, decidieron poner por escrito esos hechos y dichos de Jesús. Y en esos textos, Jesús nos muestra donde podemos encontrarle, donde está Dios.

Por ejemplo, en la parábola del juicio final leemos en Mateo 25: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” (…) “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.

Este inmenso texto, que algunos denominan el evangelio de los ateos, es la otra autopista que nos lleva a Dios. Jesús, para los cristianos, es como nuestro hermano mayor y todo lo que hacemos a los necesitados, del tipo que sea, se lo estamos haciendo a sus hermanos menores, sobre todo a las mujeres y a los hombres en necesidad.

Dios no es el señor con barba blanca que está allá, tras las nubes en los cielos, representado a veces como un triángulo que encierra un ojo que todo lo ve. Dios, a los cristianos, se nos manifiesta en la persona de Jesús de Nazaret, en su experiencia vital con Abba, su Padre, que creó el mundo por Amor y que en la encarnación en Jesús, supera el Dios extraterrestre, autonomiza al género humano (que le puede decir NO) y nos dice que le amemos; que le amemos en nuestros hermanos, particularmente en los más necesitados, porque, –  lo vio bien Juan el evangelista, el discípulo amado, nos dicen los evangelios – no se puede amar a Dios a quien no se ve, a quien nadie ha visto nunca jamás, si no se ama al prójimo que está al lado.

Porque, decimos los cristianos, que Dios está en Jesús, sí, en la Trinidad, sí, y está también aquí cerca, al lado para el que quiera ver: en el que tiene hambre, está sediento, desnudo, expatriado, injustamente vituperado, en la cárcel, enfermo, solo…. Para descubrir ese Dios no es preciso ser cristiano. Pues es ahí, precisamente ahí, en la fraternidad universal, donde, nos dicen Schiller-Beethoven, que “todos los hombres vuelven a ser hermanos”.

En el curso de un debate el año 2007, entre el entonces Decano de la Facultad de Teología de Lyon, Henri Cazelle y el filósofo ateo, André Comte-Sponville, este último afirmó:

“Cazelle y yo no estamos separados más que por lo que ignoramos: ni él ni yo sabemos si Dios existe…aunque él crea en Dios y yo no. Pero estaríamos locos si concediéramos más importancia a lo que ignoramos, y nos separa, que a lo que ya sabemos, tanto él como yo, y que nos reúne (…) a saber, la fidelidad común a lo mejor que la humanidad ha producido o recibido”.

¡Eguberri On!, ¡Feliz Navidad, ¡Feliç Nadal!, ¡Joyeux Noël!

Donostia San Sebastián, Navidad de 2018

Fuente Religión Digital

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25 Diciembre- Solemnidad de la Natividad del Señor

Martes, 25 de diciembre de 2018
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Navidad-ciclo-C

“… y habitó entre nosotros”

(Jn 1, 1-18)

Te voy a contar una situación real. Una chica cristiana, no practicante, bastante indiferente ante la iglesia, empezó a trabajar en un centro de educación religioso. A comienzos de diciembre la directora le estuvo enseñando el belén, que ella misma había estado colocando durante el fin de semana con algunos familiares. Un belén muy grande, puesto con mucho cariño y gusto, a sabiendas de que lo iban a admirar los alumnos, los trabajadores del centro, las familias de los alumnos… Tenía un sinfín de detalles, hasta un huerto con calabazas. Esta chica, a pesar de su fe adormilada, estaba enamorada de las fiestas navideñas. Las comidas familiares, cenas con amigos, las luces de las calles, los adornos, villancicos, la cabalgata de los reyes magos, hasta del cortylandia; de todo ese ambientillo que se crea y respira estos días.

Ahí estaba ella, entusiasmada con el belén que tenía delante, cuando se dio cuenta de que faltaba el Niño. Dudó entre decírselo o no a la directora ya que pensaba que se le había olvidado. Al final le preguntó: “¿y el niño?”. La religiosa no disimuló su sorpresa ante la pregunta y tras unos momentos de silencio contestó: “Es que todavía no ha nacido Jesús, lo pondré el día 24 por la tarde”. Más sorprendida se quedó la chica por esa ocurrencia de esperar hasta el día de Nochebuena para poner al Niño en su pesebre, hasta entonces vacío.

Ya ha llegado el día, es Navidad. Y esto de caer en la cuenta de cuándo ponemos al Niño en el belén, puede ser un buen termómetro que nos indique desde dónde celebramos la Navidad: desde el dejarnos llevar por lo externo o desde la fe. Porque, ¿qué celebramos en realidad?, ¿el nacimiento de Jesús, sin más, o que esa Palabra que ya existía en el principio se hizo uno de los nuestros? Sí, uno de los nuestros, un ser humano con su proceso, como tú y yo; desde su nacimiento, hasta la muerte, y, mientras, habitando entre nosotros. Esa Palabra, que es Dios mismo, hoy vuelve a nacer con el deseo de vivir la realidad del mundo, la nuestra.

Oración

Bendita seas, Trinidad Santa.

La que eras en el principio, la que eres hoy y la que serás por todos los siglos. Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Belén

Martes, 25 de diciembre de 2018
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liberan-a-jovenAcostumbrado a montar belenes en el pueblo, no sé si voy a acertar a representar la Natividad de Jesús aquí en la capital. Lo voy a intentar. Empezamos por los…

…antepasados. Tenemos muchos, Jeconías y Sorobábal y hasta Rut y Betsabé, Abuelos que unos viven en sus casas, otros en residencias y muchísimos que ya murieron y descansan sus cuerpos en el cementerio. Sus personas están en el belén del cielo.

El burro; Tenemos sillas de ruedas, motos eléctricas, taca taca, transeúntes, carrilanos… Un recuerdo agradecido a todas las personas que empujan las sillas de ruedas. Llevan a Jesús al portal de su casa o de su residencia.

Vamos hacia una cueva de Belén; Puede ser un hospital, una residencia, una casa de vivir, un albergue. Me hablan inmigrantes que viven 4 en la misma habitación. Hay muchos que han subalquilado su vivienda y ahí se encuentran juntos con derecho a cocina. Y hasta hay algunos que viven debajo del puente de cemento de San Millán.

Calefacción animal; Sacos de dormir, cajeros automáticos, ropa de los contenedores, algún albergue, algún portal.

Comida; Los vecinos, ollas comunales, bocadillos, algún alimento de las tiendas y del banco de alimentos y Caritas, Cocina económica. Y alguien que invita a un café caliente. El calor mayor lo tienen en un tetrabrik.

Música; Los que tocan y cantan en las calles, poniendo su caja para recibir, los que cantan villancicos por las calles.

Amigos; Los pastores, los sin techo, los voluntarios, los que no pueden pagar la luz, los que vivan fuera de casa, los desahuciados y los presos. Todos los que viven en las afueras de la ciudad, en centros o en casetas.

Ángeles: los hay a miles. Carteles anunciando actividades para estas fechas.

La estrella: no hace falta. Se saben ya dónde les van a poder dar acogida. Tantas luces eléctricas por las calles no les dejan ver las estrellas; no les facilitan el sueño de poder cenar y dormir bajo teja. No les dejan ver el corazón, ni a los vecinos les dejan ver a estas personas por las calles.

Mula y buey no tenemos, pero lo que son animales que le puedan dar calor, hay a miles, Son los perros Y cogemos las hojas que se van cayendo y bailan buscando la cueva para arropar al Niño

Castañeras: al natural. Para entrar en calor al pasar por las calles Poco negocio con estos calores.

Magos: hay muchísimas personas venidas de otras tierras en busca de la Vida, de trabajo, de paz. Son inmigrantes, refugiados, Muchas personas en búsqueda de la Verdad. Cantidad de personas en cursos, grupos, en estudio… Hasta llegan algunos carrilanos.

Niño: lo tenemos en el hospital y además viene con la asociación “Hospital Imaginario” que lleva a entretener y hacer fiesta. Y si lo buscamos en las afueras, como en Belén, los hay en casas, chabolas y como el belén es tan grande, podemos elegir a una persona adulta, pero con espíritu infantil. Está en la puerta de Palacio. Se llama también Jesús.

Se ven luces, muchas luces en las ventanas de todas las casas, ¿Encontraremos ahí a Jesús con María y José? ¿Hay lugar en esa posada para una mujer en estado, José y un Niño que va a nacer? Para eso he montado este belén. Bienvenido Jesús, que ya estás con nosotros. Gracias. El Belén ya está montado. Y Jesús habitando en él, especialmente en los rincones y en las periferias de la ciudad, hospitales, cárceles, psiquiátricos, residencias… Solo nos falta que nieve para disfrutar de ese manto de misericordia y bondad que Él nos ha traído.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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Creo en las estrellas de Navidad.

Martes, 25 de diciembre de 2018
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Meditar-en-el-universo-yoga-indaloCreo en la paz del corazón y en el esfuerzo por llevar esa paz al mundo en que vivimos.

Creo que Belén es la Casa del Pan, un pan partido, repartido, compartido, para que no haya más hambre en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en nuestro mundo.

Creo en los pastores que escuchan la buena noticia y dónde se encuentra el «Dios con nosotros», que salen a su encuentro y, por lo tanto, comparten lo que son y tienen con los marginados y excluidos de nuestra sociedad.

Creo en las estrellas que ya murieron, pero que nos han dado vida y conducido a donde nos encontramos hoy, a lo que somos, a lo que anhelamos ser.

Creo en las estrellas que continúan naciendo y nos siguen abriendo nuevos caminos, inéditas sendas a recorrer, ilusiones que prender en nuestro ojal, destellos llenos de fulgor para nuestros ojos apagados.

Creo en la buena noticia de Jesús de Nazaret, la más profunda humanización del misterio del amor de Dios, en la alegría y la esperanza que nos infunde y, a través de nosotros, en los demás.

Creo en ese otro mundo posible que nos animó a construir, por la dignidad y la felicidad de los seres humanos, para eliminar la injusticia, el odio, el llanto, la desilusión.

Creo que la Navidad acontece cada día del año, cuando trabajamos por la paz y la justicia, por el amor encarnado, por una nueva humanidad más fraterna, libre, en paz. Junto a la naturaleza y el universo que nos rodean, nuestro verdadero hogar, en el que nacimos y al que volveremos, para ser de nuevo polvo de estrellas luminosas, ardientes.

Miguel Ángel Mesa Bouzas

Fuente Fe Adulta

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En Damasco, un pesebre sin techo representa a los 13 millones de refugiados sirios.

Martes, 25 de diciembre de 2018
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5EC57970-C229-4240-9120-FA948A89EDE2El desamparo de la Sagrada Familia los simboliza.

Queríamos ser solidarios con nuestros compatriotas empobrecidos y olvidados”, dicen sus responsables.

Por primera vez en muchos años de guerra, la catedral maronita de la capital vuelve a ser centro de actividades

Este año muchos jóvenes cristianos han comenzado a reunirse de nuevo también en la catedral maronita de Damasco, después de años sin llevar a cabo ninguna actividad en común a causa de la guerra. Los jóvenes son los que esta Navidad se ocuparon de instalar el pesebre en el templo.

En esa escena de Natividad que los muchachos y muchachas han preparado las figuras de la Virgen María, San José y el Niño Jesús están al aire libre sin estar protegidas por un techo o dentro del establo, como habitualmente se presentan los pesebres en el mundo.

Y si los fieles y los peregrinos preguntan por esto a los jóvenes cristianos de Damasco, responden que la Sagrada Familia bajo las estrellas y sin un lugar a dónde ir simboliza la situación de 13 millones de refugiados sirios que no tienen techo.

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“El Niño Jesús es uno de ellos. Queríamos ser solidarios con nuestros compatriotas refugiados, empobrecidos y olvidados, con este pesebre sin techo abandonado, como ellos, a cielo abierto, de donde proviene la única esperanza”, explica en un mensaje enviado a la Agencia Fides el arzobispo maronita Samir Nassar.

Fuente Fides/ Religión Digital

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Cristianos Gays os desea una Feliz Navidad

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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“Como nos ama
hacese a nuestra medida”

Santa Teresa de Jesús

Los Administradores y Moderadores de Cristianos Gays queremos desearos a todos una muy feliz Navidad.

Deseamos que el Niño Dios se encarne no solo en nuestros corazones, sino también en nuestras obras.

Que sepamos reconocer a este Dios que se hace carne en una madre soltera, criado por un padre que no es el suyo en lo humano. Al margen de lo establecido. Por eso felicitamos la Navidad con el Niño que nace en el hogar con dos madres. El hogar con dos padres. El hogar con una sola madre o con un solo padre. Porque hogar es donde hay amor, no un numero y tipo de personas. Y si hay amor, ahí nace Jesús.

Hoy contemplamos en el relato del Evangelio cómo la Palabra se hizo carne (Jn 1, 1-18). Nos suele resultar complicado pensar en Jesús tal y como nos lo presenta hoy Juan: preexistente, divino, revelador del Padre… Es un misterio que desborda pero que llena de gozo desmesurado. Dios se nos muestra de una forma inauditamente cercana porque el amor tiende a abajarse y a hacerse próximo. También mi amor debe tender a encarnarse en gestos hacia los demás que muestren cómo es Dios.

Gracias por los que entráis, leéis, compartís y nos regaláis vuestra amistad y oraciones.

Que el Niño Dios colme de bendiciones todos vuestros nobles deseos y esperanzas.

¡Feliz Navidad!

*

***

Cerremos la puerta detrás de nosotros. Escuchemos con oído atento la inefable melodía que resuena en el silencio de esta noche. El alma silenciosa y solitaria canta al Dios del corazón su canto más suave y afectuoso. Y puede confiar que él le escucha. De hecho, este canto no debe ya buscar al Dios amado más allá de las estrellas, en una luz inaccesible, donde habita y ninguno puede verle.

Como es Navidad, como la Palabra se ha hecho carne, Dios está cerca, y la dulcísima palabra, la palabra del amor, encuentra su oído y su corazón en la sala más silenciosa del corazón. Y quien se ha detenido cerca de sí, aunque es de noche, en esta paz nocturna, en las honduras del corazón de Dios, percibe la dulce palabra del amor. Es preciso estar tranquilos, no temer la noche, hay que callar. De otro modo no se escucha nada.

De hecho, la última cosa se dice solamente en el silencio de la noche, cuando, por la llegada llena de gracia de la Palabra en la noche de nuestra vida, se ha hecho Navidad, noche santa, noche de silencio.

*

Karl Rahner,
Dios se ha hecho hombre,
Brescia 31990, 72-73).

***

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¡Señor de la noche, Dios de luz, Visita mi establo oscuro!

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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Para decir juntos nuestra fe.

¡Señor de la noche, Dios de luz,
Visita mi establo oscuro!
Prepara en mí una cuna
Para que la Navidad tenga lugar esta noche (…)

En tus tierna manos
deposito mi miedo de no ser …
Esta noche naceremos
de un mismo aliento;
Nacerás en mí
Para venir al mundo que me rodea,
Y yo naceré de ti,
Acogida como una reina
Acogido como un rey
Hasta en mis más sombríos rincones.

¡ Señor de la noche, Dios de luz,
Visita mi establo oscuro!
Prepara en mí una cuna
Para que Navidad se efectue esta noche (…)
Entonces, por fin, en mi desierto
habrá sitio para los otros,
Aquellos que te nombro ahora
En un silencio
Que implora tu compasión.

*

Lytta Basset

***

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Natividad del Señor: Misa de medianoche

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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pastores

LECTIO

 Isaías 9,1-3.5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en tierra de sombras una luz les ha brillado.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se alegran ante ti con la alegría de la siega, como se regocijan al repartirse un botín.

Porque, como hiciste el día de Madián, has roto el yugo que pesaba sobre ellos, la vara que castigaba sus espaldas, el bastón opresor que los hería.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Sobre sus hombros descansa el poder, Y es su nombre: «Consejero prudente, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz».

Dilatará su soberanía n medio de una paz sin límites, asentará y afianzará el trono y el reino de David sobre el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará.

*•• Todas las lecturas bíblicas de las misas de Navidad, si bien con perspectivas diversas, intentan responder a una pregunta: ¿cuál es el sentido de la Navidad? Iniciamos el recorrido desde los antiguos profetas. El oráculo de Isaías presupone una situación dramática para el país de Israel, porque el estrépito de las armas resuena por doquier. La invasión asiría (siglo VIII a.C.) comenzada en Galilea amenaza ya la misma Judea y Jerusalén, y el pueblo, bajo el terror enemigo, camina en la oscuridad y no sabe adonde dirigirse. A esta gente sin esperanza anuncia el profeta: «El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz». Luego, dirigiéndose a Dios, exclama: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (v. 2).

¿Qué es lo que permite a los hombres pasar de las tinieblas a la luz, de la tristeza a la alegría? La alusión de Isaías se refiere a la huida de los Asirios, pero el profeta de Dios habla también de fuga de todo enemigo.

Anuncia la alegría por el que será: «Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz» (v. 5), el que, verdadero héroe de Israel, cumplirá todo esto. Pero ¿cómo será posible todo esto? Isaías responde: «El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará» (v. 6). He aquí, pues, el sentido y el mensaje más antiguo de la Navidad: el fin del miedo, la liberación de la dominación enemiga y todo ello gracias a que: «un niño nos ha nacido» (v. 5: cf. Is 7,14; Miq 5,1- 3; 2 Sm 7,12-16), un descendiente de David que dará vida a una sociedad en la que habrá justicia, paz, alegría y que dará a todos el coraje de vivir.

 Tito 2,11-14

Porque se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres.

Ella nos enseña a renunciar a la vida sin religión y a los deseos del mundo, para que vivamos en el tiempo presente con moderación, justicia y religiosidad, aguardando la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, el cual se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de que seamos su pueblo escogido, siempre deseoso de practicar el bien.

*» Pablo escribe a Tito, su discípulo convertido del paganismo y ahora obispo de Creta, explicándole el sentido de la venida de Jesús a nosotros con palabras llenas de esperanza: «Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (v. 11). La universalidad de la salvación es una dimensión esencial de la Navidad, y su verdadero mensaje es el anuncio de salvación y de vida nueva para toda la humanidad sin distinciones de razas ni colores, de clases sociales, ni de dotes intelectuales ni ninguna otra cosa. El Salvador que nos ha sido dado no es sólo un niño que ha elegido nacer en un pobre establo, entre incomodidades y queridos silencios, es sobre todo la sonrisa de Dios que se ha hecho visible, porque no ha perdido su esperanza en los hombres. Ha venido para enseñarnos el camino del bien, de la sobriedad y de la justicia, el desprecio de los atractivos malos e ilusorios del mundo, a la espera del retorno glorioso del Señor (v. 13). Libremente, dirá Pablo, «se entregó a sí mismo por nosotros» (v. 14), primero habiéndonos del Padre y llamándonos amigos, y después, al final, muriendo en la cruz por amor, nos ha liberado de toda esclavitud para reconducir al Padre, de una vez para siempre, a la humanidad reconciliada con él. Sólo la fe ayuda a descubrir el poder de Dios en la vivencia de un pobre. Desde que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, quiere ser acogido y reconocido como hombre: aquí es posible la búsqueda de Dios, porque él se ha quedado entre nosotros.

 Lucas 2,1-14

En aquellos días apareció un decreto del emperador Augusto ordenando que se empadronasen los habitantes del imperio. Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria.

 Todos iban a inscribirse a su ciudad. También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, desde la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta.

Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche al raso velando sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces les entró un gran miedo, pero el ángel les dijo:

“No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será también para todo el pueblo: Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.

Y de repente se juntó al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».

*

» Sobre el fondo de los anuncios proféticos (cf. Miq 5,1-4; 1 Sm 16,1-3), Lucas en el evangelio nos habla del nacimiento histórico de Jesús. El relato es simple, pero sugestivo, lleno de matices teológicos y construido sobre el modelo del anuncio misionero, que comprende tres momentos. Primero la narración del acontecimiento: el edicto de César Augusto en tiempos de Quirino, gobernador de Siria, y el nacimiento de Jesús en Belén, en la pobreza, en un país sometido a una potencia extranjera (w. 1-7); después el anuncio hecho por los ángeles a los pastores, primeros testigos del evento de la salvación (w. 8-14); y, por último, la acogida del anuncio, con los pastores que van a la gruta, encuentran a Jesús, y sucesivamente el relato de su experiencia a otros (w. 15-20).

El punto central del relato, sin embargo, son las palabras de los ángeles a los pastores, que consideran con respeto el sentido gozoso del acontecimiento y la fe en Jesús Salvador en la figura de un niño pobre, «envuelto en pañales, acostado en un pesebre» (v. 12). Dos motivos, pues, se iluminan uno a otro en el texto: la visible pobreza en la vivencia humana de Jesús y la gloria de Dios escondida en su presencia entre los hombres. Sólo unos cuantos pastores, representantes de gente pobre y humilde, reconocen al Mesías esperado: éste es el signo divino extraordinario del inicio de una época nueva en la historia de los hombres.

MEDITATIO

Para contemplar el misterio de Navidad necesitamos, sobre todo, simplicidad para asombrarnos ante su mensaje. Capacidad de asombro y mirada de niño son los medios necesarios para gustar el anuncio lleno de alegría de esta noche santa. Y esta alegría tiene una motivación clara: el nacimiento de un niño, Salvador universal, que trae motivos de esperanza para todos, que son paz, justicia y salvación. Y ¿qué signos cualifican a este niño? La debilidad, la pobreza, la impotencia y la humildad, cosas que el mundo ha rechazado siempre y que, por el contrario, ha hecho propias el Hijo de Dios.

Con la venida de Jesús las falsas seguridades de los hombres han zozobrado, porque Dios ha elegido no a los fuertes ni a los sabios, ni a los poderosos de este mundo, sino a los débiles, a los pequeños, a los necios, a los últimos: ha elegido «un niño acostado en un pesebre » (Le 2,7.12.16; cf. 1 Cor 1,27; Mt 11,26), pobre, marginado y desestimado. Precisamente sobre esta pobreza se despliega el esplendor del mundo del Espíritu, mientras nosotros estamos complicados en dramas de conciencia, porque nos tienta seguir principios de fuerza, de poder, de violencia. El niño de Belén nos dice que el milagro de la paz de la Navidad es posible para aquellos que acogen sus dones.

A esta luz el acontecimiento de esta noche no es sólo una fecha para conmemorar, sino evento capaz, también hoy, de contagio y de transformación. Cuatro son las noches históricas de la humanidad, según una antigua tradición rabínica: la noche de la creación (Gn 1,3), la de Abraham (Gn 15,1-6), la del Éxodo (Ex 12,1-13) y la de Belén, es decir, esta noche, que es la más importante, porque el Hijo de Dios ha traído su paz, distinta de la pax augusta, y es el fundamento de la «civilización del amor» (Pablo VI). ¿Somos capaces de vivir el misterio?

ORATIO

Te damos gracias, Señor del universo y de los hombres, porque en Jesús niño, que vino a la tierra portador de tus dones -la paz, la alegría, la justicia y la salvación-, se ha manifestado tu amor a todos. Queremos comprender, si bien con la pequeñez de nuestra mente, algo del misterio del Verbo encarnado, porque con ello se iluminará nuestro misterio humano.

Para los judíos era absurdo pensar que la Palabra definitiva de Dios apareciese en la debilidad del hombre Jesús. Para los paganos era escándalo aceptar la plena humanidad del Hijo de Dios, lugar indigno de la divinidad.

Nosotros, por el contrario, creemos que la Palabra, en un momento histórico muy preciso, «se hizo carne» en la fragilidad e impotencia como toda criatura, naciendo de una mujer, María (cf. 1 Jn 4,2-3), y creemos que en Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, reside la revelación definitiva del Padre y el anuncio de la fe que nos salva.

El hombre del tercer milenio tiene necesidad de Jesús, revelador de tu amor de Padre, para escapar de su individualismo y de su superficialidad, que lo privan de los verdaderos valores en que se puede encontrar la esperanza de vivir. Señor, el nacimiento de tu Hijo nos revela que también nosotros en Jesús hemos sido hechos hijos tuyos y te podemos conocer.

Haz que toda nuestra vida, sobre el modelo de la de Cristo, se vuelva en actitud de docilidad filial hacia ti y, para ello, en la noche de Navidad nos ponemos de rodillas, en adoración ante el rostro humano del Jesús-Niño, tu Hijo unigénito, en el que resplandece e irradia tu rostro invisible de Padre, para ver nuestro rostro divino.

CONTEMPLATIO

Pero ¿quién soy yo? ¿Podré decir algo digno de lo que se ve? Me faltan las palabras: la lengua y la boca no son capaces de describir las maravillas de esta solemnidad divina. Por eso yo con los coros angélicos grito y gritaré siempre: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».

Dios está en la tierra; ¿quién no será celeste? Dios viene a nosotros, nacido de una Virgen; ¿quién no se hará divino hoy y anhelará la santidad de la Virgen, y no buscará con celo la sabiduría, para hacerse más cercano a Dios? Dios está envuelto en pobres pañales; ¿quién no se hará rico de la divinidad de Dios si acoge algo humilde?

Exulto como los pastores y me sobresalto escuchando estas voces divinas: ansío ir al pesebre que acoge a Dios y deseo llegar a la celestial gruta: anhelo ver el misterio manifestado en ella y allí, en presencia del Engendrado, levantar la voz cantando: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!» (Sofronio de Jerusalén, Le Omelie, Roma 1991, 55-57).

ACTIO

Repite a menudo y vive hoy la Palabra: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En aquella noche de Navidad una multitud del ejército celeste se apareció en Belén a los pastores, diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!»; en este mismo momento nosotros celebramos ¡untos el nacimiento de nuestro Señor y su pasión y muerte. Según el mundo, este modo de comportarse es extraño. Porque ¿quién en el mundo puede llorar y alegrarse al mismo tiempo y por el mismo motivo? En efecto, o la alegría será dominada por la aflicción, o la aflicción será aniquilada por la alegría; solamente en nuestros misterios cristianos podemos alegrarnos y llorar al mismo tiempo y por la misma razón. Pero pensad un poco en el significado de la palabra «paz». ¿No os parece extraño que los ángeles hayan anunciado la paz mientras el mundo está incesantemente azotado por la guerra o por el miedo de la guerra? ¿No os parece que las voces angélicas se hayan equivocado y que la promesa fue una desilusión y un engaño?

Reflexionad ahora sobre cómo habló de la paz nuestro Señor mismo. Dijo a sus discípulos: «Mi paz os dejo, mi paz os doy». ¿Entendía Él la paz como nosotros la entendemos: el reino de Inglaterra está en paz con sus vecinos, los barones están en paz con el rey, el jefe de familia que cuenta sus pacíficas ganancias, la casa bien limpia, su mejor vino sobre la mesa para el amigo, su mujer que canta a sus hijos? Aquellos hombres que eran sus discípulos no conocían nada de esto: ellos salieron a hacer un largo viaje, a sufrir por tierra y por mar, a encontrar la tortura, la desilusión, a sufrir la muerte con el martirio. ¿Qué cosa quería, pues, decir Él? Si queréis saberlo, recordad que dijo también: «No os la doy como la da el mundo». Así pues, Él dio la paz a sus discípulos, pero no como la da el mundo

*

T. S. Eliot,
Asesinato en la catedral,
Madrid 1996.

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Vigilia de Navidad: Romance del Dios Peregrino de Adviento

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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48952917_1137005066476684_1391946394658406400_nDel blog de Xabier Pikaza:

Hay cuatro peregrinaciones:

1. Peregrinación exterior, a santuarios como Jerusalén o Compostela
2. Peregrinación interior… Hombres que buscan dentro a Dios
3. Peregrinación de amor: La de unos hombres que buscan a otros hombres
4. Peregrinación de Dios… que buscan en amor a los hombres.

Esa 4ª peregrinación es la de Adviento, y sobre ella escribió Juan de la Cruz el más bello de todos los romances, que algunos llaman Romance de la Trinidad (porque empieza así hablando del Dios Trinidad) pero que en sentido estricto es el Romance el Dios peregrino de la Navidad.

A esa peregrinación de Dios dedico esta Vigilia. Si tienes prisa, deja el tema aquí. Si puedes parar un momento,deja que este Romance te anime y alumbre por dentro. Habrá merecido la pena.

Introducción. Romance del Dios peregrino

48413886_1136986239811900_468175444131184640_nDejo los preámbulos, las introducciones eruditas. Empiezo con texto. Así comienza la Vigilia del Dios de Navidad:

. Trinidad, Dios en sí, bodas del Padre (RTrin 1- 76)

a. Ser como donación y encuentro

SJC (=San Juan de la Cruz) comienza retomando el motivo de Jn 1,1, recreando desde esa perspectiva la frase originaria de la Biblia (Gen 1,1): en el principio, antes de la creación, se encuentra el Verbo (RTrin: Romance de la Triniadd 1-2). Conforme a la experiencia de la iglesia, que recoge y despliega la revelación de la Biblia (y de la historia de Jesús), SJC presenta al Verbo como Palabra personal, es decir como Persona, en comunión radical con Dios Padre:

En el principio moraba / el Verbo y en Dios vivía
en quien su felicidad / infinita poseía.
El mismo Verbo Dios era / que el principio se decía.
Él moraba en el principio y principio no tenía.
Él era el mismo principio / por eso de él carecía (RTrin 1-10)

El texto dice que el Verbo vivía (moraba) en Dios “en quien su felicidad infinita poseía” (Rom 1-4). Para SJC este Verbo es evidente¬mente el Hijo de la tradición dogmática cristiana, ratificada en e1 Concilio de Nicea (año 325), es el Hijo entendido como “palabra activa” de Dios, no como idea que puede existir en sí misma, es el Hijo es Verbo, acción comunicadora, es el mismo Dios que existe así al comunicarse, dándose a sí mismo.

Son significativas las primeras notas de este Verbo. Se dice que mora en Dios, indicando así que Dios no es un ser solitario, alguien que existe cerrado en sí mismo. De un modo consecuente, según eso, la nota primordial de la realidad no es la indepen¬dencia del ser que vive en sí (sustancia) y según eso se aísla de los otros, sino el gesto creador de aquel que sale de sí y puede (quiere) hacer que el otro sea (de tal manera que la realidad es según eso Padre, que se da y se entrega, dándose al Hijo, en quien vive, siendo de esa forma en sí al ser en el otro).

En esa línea se añade que el Verbo es feliz en palabra paradójica: posee infinita felicidad no “poseyéndose” a sí mismo, sino siendo en (por) el otro, pues la felicidad resulta inseparable del amor, es decir, de la comunión con otro. Y se dice también que Dios es principio total no teniendo principio, y dando todo su ser al Hijo (en quien tiene su ser y su gloria). Por su parte el Verbo es plenitud y es principio, pero siendo en el otro y desde el otro, es decir, en el Padre (RTrin 7-9).

En ese contexto se añade que ni el Padre es en sí (de manera que no puede decir “yo soy”, sino que dice que “sea el Hijo”), y el Hijo tampoco es en sí (sino en el Padre). De esa forma, el “ser” de Dios no se define como autonomía egoísta (dominio de sí mismo), sino como donación, de forma que en el principio de Dios se encuentra el Hijo, que es el mismo Dios “entregado”, saliendo de sí mismo y existiendo en el otro. Este misterio toma forma de paternidad y filiación:

El Verbo se llama Hijo, / que de el Principio nacía.
Hale siempre concebido, / y siempre le concebía.
Dale siempre su sustancia / y siempre se la tenía (RTrin 11-16).

En ese principio que siempre perdura encontramos ahora al Padre que concibe sin cesar al Hijo, en generosidad-fecundidad originaria, de manera que sólo tiene aquello que da o regala, dándose a sí mismo, plenamente (¡dale siempre su substancia y siempre se la tenía!). Lógicamente, según la tradición cristiana, el Dios primigenio se llama Padre, aunque presenta ras¬gos que recuerdan quizá más la imagen de la Madre (¡hale siempre concebido!). Pero más que el puro nombre importa la función del Padre (Madre) que solo puede tener su sustancia (poseerse) en la medida en que entrega (la “da”, dándose al Hijo).

b. Ser en sí, siendo en el otro

48387631_1136986699811854_2030076121348833280_nEn este principio trinitario (¡el Padre sólo tiene aquello que “da” y pierde, y el Hijo sólo tiene aquello que recibe y que nueva “da”, dándose al Padre) aparece ya en resumen (como en germen) todo el pensamiento y experiencia de SJC. El punto de partida de su pensamiento no es un tipo de “ontología cósmica” (como la de Aristóteles), ni es tampoco un pensamiento conceptual o discursivo. El principio y sentido de la realidad ha de entenderse, según eso, de forma trinitaria, desde el fondo de este símbolo de fe, que SJC presenta de forma narrativa en su romance. En el principio está el “don personal”, de manera que el “ser” de cada uno (empezando por el Padre) está en el otro (empezando por el Hijo), y así podemos hablar de una gloria (o esencia) compartida, pues cada uno la tiene sólo en la medida en que la pierde, es decir, en la medida en que se entrega, dándose a sí mismo, para quedar así en manos del otro (y ser el otro).

La gloria Padre es el Hijo y la del Hijo el Padre (RTrin 17-20), de manera que cada uno existe y es glorioso precisamente teniendo su gloria fuera de sí mismo (en el otro a quien la entrega, ofreciéndose a sí mismo). Ambos, Padre e Hijo, se vinculan, por lo tanto, al entregarse y ser uno en el otro, en una especie de unidad paterno-filial, que paradójicamente recibe y tiene rasgos nupciales, de manera que la realidad sólo existe (se despliega) allí donde cada uno la pierde, se pierde a sí mismo (dando lo que tiene), para ser y encontrarse a sí mismo en el otro.

Este ser-amor que se expresa y consiste en la entrega de cada uno aparece así como fundamento de todo lo que existe en cielo y tierra, en contra de la visión ontológica de una filosofía ontológica, donde cada uno es realidad en la medida en que se busca y se tiene a sí mismo, como substancia en sí (ontología griega) o como sujeto que se piensa a sí mismo (para sí mismo) y de esa forma se separa de los otros. En contra de eso, la realidad del Dios cristiano se define como alteridad, ser cada uno en la vida y ser del otro:

Como amado en el amante / uno en otro residía,
y aquese amor que los une, / en lo mismo convenía
con el uno y con el otro /en igualdad y valía (RTrin 21- 26).

Como amado en el amante… De esa forma, aquel que ama no reside o mora en sí, sino en el otro, pues para ser “en sí” es preciso salir de sí, ya que el ser es, según eso, donación y movimiento, alteridad y encuentro, de tal forma que el “en sí” y el “fuera de sí” se identifican. Ésta es la palabra decisiva que SJC ha formulado con toda precisión en la base de su relato creyente, llevando hasta el final rasgos y notas que encontramos ya en el evangelio de Juan.

De esa forma se define y completa el movimiento primero de la peregrinación de Dios (contrario al discurso ontológico normal de las religiones y las filosofías), pues cada uno sólo “es” (sólo se tiene) en la medida en que se da para que sea el otro, siendo así y teniéndose en el otro, no en sí mismo. Ser no es tenerse como substancia, ni pensarse como sujeto, sino darse para que exista el otro, siendo de esa forma en el otro.

El Padre Dios reside así en el Hijo, y el Verbo-Hijo en el Padre, de manera que no hay primero un “ser en sí” y luego “un ser en el otro”, pues cada uno sólo puede ser en sí siendo en el otro. En ese sentido no se puede hablar de Dios como “substancia”, ni como “sujeto”, sino sólo del Padre y del Hijo, que son Dios, dándose una al otro y compartiendo de esa forma la “esencia”. De esa manera, pudiéndose llamar en un sentido “padre” e “hijo”, ellos se muestran y aparecen de esa forma, al menos simbólicamente, como esposos, pero no en gesto de posesión (uno tiene al otro), sino de kénosis fundacional, de vaciamiento pleno, para que sea el otro.

La paternidad originaria (donación generosa de ser) se expresa así como pleno vaciamiento de Dios Padre, que es divino precisamente al no cerrarse en sí, sino al perderse y darlo todo (darse del todo) para hacer así que surja el otro. Sólo de esa forma, al dar y perderse totalmente en el otro (para encontrarse fuera de sí mismo) puede hablarse de paternidad-filiación y nupcialidad (de comunicación y pérdida de sí, con encuentro pleno del uno en el otro).

c. La paradoja de ser, comunión en gratuidad

SJC no intenta explicar la paradoja. Simplemente la rela¬ta, mostrando así que el Padre (al serlo en plenitud) se entrega totalmente a su Hijo, de tal manera que sólo en él (en el Hijo) puede encontrarse, pues sólo es en sí al ser en el otro. Eso significa que el Padre no impone su figura y su potencia desde arriba, pues no tiene un “ser previo” (absoluto) fuera de su donación, sino que sólo existe en sí al darse y ser en el otro (en el Hijo).

La realidad se entiende así como “vaciamiento amoroso”, es decir, como “donación de sí”, pues el Padre sólo existe al darse al Hijo, y el Hijo por su parte, al responderle y entregarle su existencia. De esa forma son en sí, pero sólo siendo en el otro, es decir, en la medida en que cada uno se entrega, existiendo uno en el otro, y los dos en comunión, de manera que el amor del Padre al Hijo es igual que el amor del Hijo al Padre, en donación mutua. Esa pérdida de sí y esa mutua donación, entendida como amor que les une precisamente al distinguirles (existiendo cada uno en el otro), recibe el nombre de Espíritu Santo. Por eso, con toda la tradición cristiana, SJC puede afirmar que ese amor (Espíritu Santo) «convenía con el uno y con el otro- en igualdad y valía», traduciendo así de un modo muy preciso la experiencia que está en el fondo del Concilio de Constantinopla (año 381). Leer más…

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“La Navidad, un hecho comprometido” por Pepe Mallo

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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navidad-maximino-cerezoLeído a la página web de Redes Cristianas:

Popular villancico, cargado de sutil ironía

El nacimiento de Jesús no fue registrado por las crónicas oficiales de los historiadores de su tiempo. Sin embargo, hoy día la evocación de tal suceso desborda los auténticos límites del acontecimiento histórico.

Unas fiestas mercantilizadas, consumistas, derrochadoras, diametralmente opuestas a lo que fue la Navidad evangélica. Me vienen a la mente las estrofas de un popular villancico. Su letrilla, cargada de sutil ironía, constata la deplorable realidad de la celebración actual de la fiesta:

“Si El es el “Dios con nosotros”/ es decir, el Emmanuel, /
¿por qué “adoramos” al otro, / o sea, a “Papá Noel”?
Si ese niño es salvador/ y en un pesebre ha nacido, /
¿por qué la gente ha metido/ el pavo en el asador?
Pandereta y almirez, / turrones y mazapanes / vinos, mariscos, champanes…/
Así celebran su fe / ¿creyentes o “zampapanes”?

La Navidad es la fiesta de la humanización de Dios

Separar la celebración de la Navidad de la realidad histórica de pobreza que la caracteriza supone negar a la historia su verdadero mensaje. Dios se hace presente en la historia, cómo, cuándo y dónde menos nos lo podíamos imaginar. Y de la manera menos sospechosa: “Nos ha nacido un niño”. El signo visible, el establo. En medio del estiércol maloliente de un pesebre; donde no es sitio para nadie y con la debilidad de los “donnadie”. No hay cunas palaciegas, ni altares sagrados, ni hoteles cinco estrellas, ni siquiera había sitio en la posada… Solo “había por allí unos pastores”, gente que guarda su pobre rebaño, que vela en la noche… Dios sólo encuentra un acogedor pesebre en el refugio de los pastores,… o bajo el puente de los vagabundos o en la choza de los indigentes o en la chabola de los pordioseros… y en tantos otros “oes” que podríamos añadir.

María, la madre de Jesús, cree en un “Dios” revolucionario

Estos días hemos venido recordando los diversos acontecimientos producidos en el entorno del nacimiento de Jesús, “nacido de mujer y sometido a la ley” (Gal. 4, 4). Destacamos el cántico del Magníficat (Lc.1,52-53). Se trata de un texto revolucionario porque trastorna por completo la candorosa y dulce imagen que muchos devotos de la Virgen tienen de cómo fue María, la madre de Jesús. Lucas presenta a María como pobre, marginal, socialmente poco valorada y que se consideraba a sí misma como una mujer que personificaba lo más bajo de la escala social y económica. En el Magníficat María afirma con fuerza los peligros que entrañan el poder y la propiedad egoísta. Dios tiene que derribar a los poderosos de sus tronos y acabar con las riquezas de los que acumulan lo que otros necesitan para no morirse de hambre. Dios se fija en los pobres e invierte la suerte de los oprimidos.

“La Palabra se hizo carne” (Jn.1,14)

El término “carne” significa debilidad y caducidad. Carne también significa “solidaridad”. El “Dios con nosotros”, al hacerse hombre, puede exclamar “esta sí que es carne de mi carne”, como Adán al encontrarse con Eva. El evangelio proclama la novedad de la encarnación: “la Palabra se hace carne”. La Palabra se hace cargo y carga de nuestra debilidad para avanzar con nosotros en el proceso de humanización. No sólo se encarna; se humaniza. Asume la humanidad en su pobreza, en su insuficiencia, en su limitación. “Se despojó de su rango”. Toda su vida fue un descenso: descendió al encarnarse, descendió al hacerse pobre y débil; descendió al verse rechazado, perseguido y hasta ejecutado, descendió al ponerse siempre en el último lugar. Dios se hace humano no tanto para acercar al hombre más a Dios como para arrimar al hombre más hacia el hombre, para que el hombre se haga más humano. Jesús en su humanidad no reivindica los derechos divinos sino los derechos humanos.

El establo y la cruz simbolizan la opción por los más débiles

Los protagonistas del nacimiento, María y José, eran gente humilde, sencilla, de pueblo, débiles económica, cultural y socialmente. La debilidad es, pues, el marco que preside la entrada de Jesús en este mundo; debilidad cuya manifestación se irá haciendo más firme día tras día hasta culminar en la cruz, símbolo de degradación, ignominia y marginación. El establo al comienzo de su vida y la cruz en el desenlace simbolizan vigorosamente esa opción por los más débiles. Hubo establo al principio y patíbulo al final; y en medio, la solidaridad con la gente humilde, con las víctimas de la desigualdad y del injusto reparto de los bienes de esta tierra. Jesús nació pobre, vivió pobre, murió como un desdichado, como un excluido, como un criminal, como un peligro para la sociedad. Al decir “pobre”, decimos mucho más que hombre o mujer carente de lo necesario para vivir: Decimos hombre, mujer, despreciados, excluidos, humillados, negados; decimos hombre o mujer, a quienes la iniquidad ha obligado a interiorizar que no tienen derechos, a vivir como si no los tuviesen, a ser como si no fuesen; decimos hombre o mujer, a quienes hemos llevado a dudar de su dignidad humana, de su condición de hijos de Dios.

La Navidad es una historia liberadora

Celebramos diversas “navidades”: representaciones populares, sociológicas, piadosas, poéticas, emotivas, humanitarias… que pueden ser válidas, pero no son primordiales; tanto más que algunas rayan en el folclore. Dios no se limita

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“Cómo salir del armario en Navidad”, por Carlos Osma

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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pexels-photo-283778De su blog Homoprotestantes:

Es posible que ya estés algo cansada de que todo el mundo crea que eres heterosexual y te estés planteando afrontar ese rito de inicio por el que, cual circuncisión judía, tenemos que pasar las personas gais: la salida del armario. Supongo que ya sabes que no hay momentos más o menos buenos para dar este paso, y que cualquiera que escojas será visto como inoportuno por quienes te quieren como ellos quieren. Pero como me imagino que lo que más te importa es la reacción de tu familia, y estamos justamente en época navideña, pues llámame tonta, pero yo diría que si no quieres ir haciendo salidas del armario todos los días, o que tu tía María se entere de “lo tuyo” por una llamada de tu primo Moisés; una estrella del cielo puede estar mostrándote que quizás el día de la comida de Navidad, con toda tu familia reunida alrededor de una mesa, es el mejor momento para hacerlo.

Si tu estrategia se resume en presentarte en tan señalada fecha con una botella de vino y tu guapísimo novio, yo no te lo aconsejaría. Mi amiga Elisabeth lo probó, apareció con su novia Agar en casa de sus padres el día de Navidad del año pasado, y a pesar de pasarse toda la comida enganchadas como lapas, y dándose más de un beso con lengua y todo, nadie pareció percatarse. De hecho, la madre de Elisabeth le dice de vez en cuando que vuelva a invitar a casa a esa amiga que tiene, que no recuerda como se llama, pero que le pareció muy maja. Algo parecido le pasó a Pablo, que trajo al novio que había conocido la semana anterior en un bar leather, y se le olvidó comentarle que para una comida tan importante era mejor que llevase puesto algo más que unos pantalones de cuero que dejaban al aire todo su trasero, unos tirantes que apenas tapaban las estrellas que llevaba en los pezones, y un látigo. Sorprendentemente toda la familia actúo como si el novio leather llevara puesto un esmoquin, menos el tío Santiago que de vez en cuando le daba una palmadita en el culo y le decía: “Tienes que venir a nuestra iglesia, yo puedo enseñarte lo que Dios quiere para ti”.

No se trata de algo personal, tu familia se aferrará a tu heterosexualidad hasta límites inverosímiles, y no vas a conseguir que abra los ojos a la realidad simplemente porque seas gay. Así que renuncia a las soluciones fáciles, no metas a nadie en algo que debes afrontar sola, y échale valor. Piensa que eres el Josué de la diversidad y que lo único que tienes a favor son las palabras de Dios que te dicen: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas[1]. Si lo piensas bien, este versículo puede serte de mucha ayuda, y después de que tu padre haya bendecido durante diez minutos la cena de Navidad, y antes de hincarle el diente al pollo relleno (mientras tu hermana le echa un ojo a los bíceps del novio de tu prima), puedes coger la copa de cava, darle golpecitos con una cuchara, y cuando tengas la atención de todo el mundo, lees la cita, carraspeas, y anuncias que te has armado de valor para anunciarles algo muy importante. Te aseguro que menos tu tío Jonás que nunca se entera de nada, los demás van a poner una cara de terror que flipas.

Antes de entrar en materia, yo te recomendaría haber ensayado antes en casa o en tu habitación lo que vas a decir. En el caso de que tengas las llaves de la iglesia, puedes ir cuando no haya nadie, subir al púlpito y ensayar desde allí. Si tienes alguna amiga o amigo de la iglesia que sabe “lo tuyo”, que te acompañe en los ensayos, porque nosotras tenemos cierta tendencia al melodrama. De lo que se trata es de que digas con la convicción de la samaritana (que incluso hizo cambiar de opinión al mismo Jesús) lo que quieres decir. Ni más, ni menos. Nada de momentos lacrimógenos, por mucho que quieras a tu familia, no se lo merecen. Si al menos te hubieran echado un cable cuando tenías doce años y estabas más perdido que Marco buscando a su madre, se entendería, pero si decidieron callarse “el secretito” que sospechaban, y controlar toda emoción que pudiera delatarles, pues ahora sigue su ejemplo. Tú limítate a transmitirles quién eres.

Estaría bien ponerle algo de música de fondo, como en la iglesia. De algo te tiene que haber servido pasar en ella todas las mañanas de los domingos desde que naciste. Así que si tienes un teléfono móvil con conexión a algún altavoz cercano puedes llevar preparada una canción que refuerce lo que vas a decir, te ayude a no perderte, y permita entender a tu auditorio que estamos ante un momento divino. Si tu móvil es del paleolítico o no quieres estar pendiente de la logística del momento sino del contenido, necesitarás contar con la ayuda de algún familiar que sepa de tecnología. Si tienes un hermano o hermana entre 5 o 15 años, es la persona perfecta. Con esta edad controlan la tecnología como nadie. Yo pondría la canción “Ain’t no mountain high enough”, pero eso va a gustos, lo que sí que te diría es que no pongas ninguna de Marcos Vidal, porque si tu padre o tu madre se ponen a llorar, no vas a saber si lo han hecho por lo que has dicho, por que se sienten culpables, porque tu tía Abigail ha puesto demasiada cebolla al consomé, o porque no hay ser humano que pueda escuchar a este cantautor sin que se le salten las lágrimas.

Llegados a este punto, si estás convencida de que quieres salir del armario ante tu familia en la comida de Navidad, recapitulemos y situémonos de nuevo en la mesa. Estás de pie, con la copa en la mano, el discurso ensayado, el tono decidido y la música sonando por fin de fondo. Míralos entonces a todos y diles la verdad, que los quieres pero que te has callado hasta ahora quién eres porque son la mejor familia del mundo y tenías miedo de perderles. Repíteles que los quieres, que lo vuelvan a escuchar, pero que tú no te has sentido tan querida como crees que mereces. Que sabes que no lo han tenido fácil tampoco, que seguro que no han sabido como afrontarlo, pero que tú eras la niña o el niño que necesitaba su ayuda y no la tuviste. Explícales que estas más que agradecido por la educación cristiana que te han dado, que te ha aportado muchas cosas buenas, pero que también ha sido uno de los elementos que más difícil ha hecho que te quieras y te aceptes. Diles que has tenido tus problemas con ese dios al que te enseñaron a orar y cantar en la escuela dominical, que es un dios que no se ha portado bien contigo, que estás un poco perdido con todo eso de la fe, que ahora incluso dudas, pero que si con algo te has sentido siempre identificada es con el niño Jesús que nace en un pesebre porque todas las puertas de los hostales le fueron cerradas. Toma aire, y vuelve a decirles que los quieres, pero que solo puedes hacerlo como lesbiana, como gay, que te niegas a quererlos con mentiras. Que así eres tú, que lo tomen o lo dejen, pero que te aterra y siempre te ha aterrado perderles. Diles que estás decidida a ser feliz, a querer y que te quieran, a acertar y equivocarte, a vivir en definitiva. Diles que vengan contigo, y que tú quieres ir con ellos, pero que sabes que eso no depende ahora solo de ti. Mira a tu madre, a tu padre, a tus hermanos y hermanas, míralos a todos a los ojos, diles de nuevo que los quieres, bébete por fin la copa de cava (te la mereces), explícales que es la primera vez que en este día sientes que ha irrumpido de verdad la vida y la esperanza, y antes de sentarte agotada; deséales una feliz Navidad.

  1. El discurso final es solo una propuesta, no olvides adaptarlo a tus circunstancias… ¡Y una cosa más! Dales al menos dos o tres meses para que hagan la digestión de la comida, no mucho más, que si no se acomodan y volverás a estar en las mismas. A la valentía ahora necesitarás añadir paciencia y algo de suerte. Te deseo lo mejor. Feliz Navidad.

Carlos Osma

NOTAS:

[1] Jos 1,9

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“Noche de Paz”, el villancico más famoso del mundo, cumple 200 años

Lunes, 24 de diciembre de 2018
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3B125550-79A9-4736-8A5C-CE0AD57F9B4AJoseph Mohr

Patrimonio de la humanidad, ha sido traducido a más de300 idiomas y dialectos

Más de mil millones de personas la cantarán, o al menos la escucharán, esta Nochebuena

(RD/EFE).- Nació una fría Nochebuena en los Alpes austríacos, recorrió el mundo conquistando generación tras generación, interrumpió batallas, fue manipulado por los nazis y adaptado a diversos estilos: el villancico “Noche de Paz, Noche de Amor” cumple 200 años.

Cuando el 24 de diciembre de 1818, en una pequeña iglesia de la localidad de Oberndorf, cerca de Salzburgo, fue cantada por primera vez por su letrista,Joseph Mohr (1792-1848), y su compositor Franz Xaver Gruber(1786-1863), nadie imaginaba que iba a convertirse en la canción de Navidad más famosa del planeta.

Doscientos años después, traducida a más de 300 idiomas y dialectos, “Noche de Paz, Noche de Amor” forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

Más de mil millones de personas la cantarán, o al menos la escucharán, esta próxima Nochebuena.

Austria recuerda este aniversario con más de 600 eventos, entre exposiciones, conciertos, películas, obras de teatro, conferencias, simposios y publicaciones, que reflejan su historia, mitos y leyendas.

La génesis de la obra empieza humilde, cuando el joven cura Mohr idea un poema de seis estrofas (hoy suelen cantarse tres) en 1816, llamado “el año sin verano”, debido a un severo frío anómalo que destruyó cosechas y propagó el hambre.

Los científicos lo atribuyen a una caída de la actividad solar sumada al oscurecimiento del cielo por millones de toneladas de polvo, cenizas y dióxido de azufre arrojadas a la atmósfera en fuertes erupciones volcánicas en 1815 en Indonesia.

Las causas del desastre climático, uno de los peores de la historia moderna, eran desconocidas para la gente de entonces, y en Europa central agravó la inseguridad sociopolítica y las penurias que ya habían dejado las guerras napoleónicas (1792-1815).

Los historiadores coinciden en que el texto de la canción expresa un profundo anhelo de paz, esperanza y consuelo.

Para Tina Breckwoldt, autora del libro “Ein Lied mit Geschichte” (Una canción con historia), el poema “tocó un nervio” altamente sensible en la Europa de entonces: “Todos deseaban la paz”.

Además, “Mohr, que había nacido y crecido en medio de la guerra”, expresa en tres de las estrofas, las menos cantadas hoy, el ideal de la unión de los pueblos, explica a Efe la experta, responsable de Dramaturgia del célebre coro infantil Niños Cantores de Viena.

“‘Noche de Paz’ es mucho más que una canción de Navidad”, afirma.

Según la leyenda, la sencilla melodía fue compuesta para guitarra y coro porque el órgano de la iglesia de Oberndorf estaba corroído por los ratones y no había medios para repararlo.

Mohr, nacido en la pobreza como hijo ilegítimo en Salzburgo, la ciudad natal del legendario Mozart, pudo hacer carrera gracias a la ayuda de un vicario que descubrió su talento y lo promovió.

Aparentemente, fue Mohr quien le pidió a Gruber, un maestro de escuela y organista, componer una melodía para su poema, y los dos entonaron juntos la canción en la Misa de Gallo de 1818 en Oberndorf, acompañados por una guitarra.

Poco después los caminos de los dos amigos se separaron, sin imaginar la gigantesca expansión de la audiencia que iba a tener su obra conjunta gracias, sobre todo, a familias tirolesas de vendedores ambulantes que la integraron en el repertorio de canciones que ofrecían en ferias y actuaciones por Europa.

El villancico entusiasmó así en Leipzig (Alemania), San Petersburgo, París, Londres o Nueva York y además fue impreso en numerosos cancioneros y los misioneros cristianos lo dieron a conocer en todos los continentes.

El 24 de diciembre de 1914 la entonaron cientos de miles de soldados de diversas naciones en su idioma natal, desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial, en unas horas de tregua apodadas “milagro de hermandad”.

Años más tarde, en 1941, mientras la dictadura nazi intentaba imponer una versión de propaganda (cambiando la letra por “…todo duerme… Adolf Hitler vela por el destino de Alemania”), el presidente de EE.UU., Franklin D. Roosevelt, y el primer ministro británico, Winston Churchill, la cantaban en la Casa Blanca.

Bing Crosby, Simon y Garfunkel, Johnny Cash, Justin Bieber, Sinéad O’Connor son solo algunas de las estrellas de la música popular que han presentado versiones propias del villancico.

Fuente Religión Digital

Cristianismo (Iglesias), General ,

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