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La intolerancia hacia la comunidad LGBT pone en riesgo la candidatura de Marruecos para el Mundial 2026

Sábado, 21 de abril de 2018
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caf66ca3-3bc2-48ea-8a27-a14e66a231bdUna comisión de trabajo de la FIFA (la Federación Internacional de Fútbol Asociación, que engloba a más de 200 agrupaciones futbolísticas de todo el mundo) ha desembarcado esta semana en Marruecos para evaluar en el terreno la candidatura de este país para albergar la sede de la Copa Mundial de Fútbol de 2026. Tras las polémicas elecciones de Rusia 2018 y Catar 2022, sobre las que la FIFA lleva años recibiendo críticas debido a la situación en materia de derechos humanos de estos países y muy específicamente por sus leyes LGTBfóbicas, los nuevos estándares parecen dificultar las opciones de Marruecos de cara a 2026. Además, en el informe de 486 páginas que Marruecos envió a la FIFA, se omite la legislación LGTBfóbica existente como un factor de riesgo y por lo tanto no se aborda cómo se afrontaría el Mundial con este marco legal discriminatorio vigente. El presidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, Ahmed El Haij, denuncia que «el informe de derechos humanos de Marruecos presentado a la FIFA es un silencio intencionado sobre un tema que Marruecos sabe demasiado bien que es un crimen en su territorio».

La falta de respeto a los derechos humanos y la persecución indisimulada que Marruecos ejerce contra la comunidad LGTB le puede pasar factura de cara al posible descarte de su candidatura para acoger en 2026 la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA. La elección de la sede de 2026 está prevista el próximo mes de junio en Moscú, coincidiendo con la celebración en Rusia del Mundial 2018, que tiene lugar en este país. Precisamente, las numerosas críticas que levantaron las elecciones de Rusia y Qatar como sedes del campeonato mundial de fútbol para 2018 y 2022, respectivamente, debido al más que cuestionable posicionamiento y acción política en materia de derechos humanos de estos países, parece que invitan a la FIFA a tener en consideración estas realidades en adelante comprometiéndose a valorar si acepta finalmente la candidatura de Marruecos de no cumplir con sus expectativas en lo que respecta a la discriminación de la mujer y la tolerancia hacia comunidad LGBT., además del análisis de los estadios, las infraestructuras, la seguridad o las finanzas. La candidatura de Marruecos se enfrenta a la candidatura conjunta de México, Canadá y los Estados Unidos de cara a convertirse en sede de la Copa del Mundo en 2026.

Marruecos aspira a ser sede de la Copa Mundial de Fútbol en 2026, lo que podría poner en peligro un informe de 486 páginas que una Asociación de Prensa ha hecho llegar a la FIFA en el que señalan que el denominado «Reino Occidental» no ha declarado su legislación intolerante hacia la comunidad LGBT como un factor de riesgo de cara a la celebración de un evento de tal envergadura. Con el objetivo de estudiar su candidatura y valorar si el país del norte de África podría haberse adaptado a las exigencias de tolerancia internacional de cara a la celebración del Mundial, un equipo de la FIFA se traslada este lunes, 16 de abril, al Reino de Marruecos.

Marruecos sabía que la situación de los derechos humanos y, específicamente, la LGTBfobia de Estado que ejerce podría perjudicar su elección. Por ello, en el informe de 486 páginas que enviaron a la FIFA no dedican ni una palabra a abordar esta realidad. En cambio, una cláusula del capítulo 23 de este documento recoge la siguiente declaración: «el presidente [de la Federación Marroquí de Fútbol] firmó un compromiso público explícito para garantizar que la Copa Mundial de la FIFA sea un evento ejemplar desde el punto de vista de los derechos humanos, de conformidad con todos los requisitos internacionales de la FIFA y otros».

«El informe de derechos humanos que Marruecos ha presentado a la FIFA mantiene un silencio intencionado sobre un tema que Marruecos sabe demasiado bien es un crimen en su territorio (…). Es evidente que si Marruecos fuera sede de la Copa del Mundo, las personas LGBT que vengan a ver los juegos se enfrentarán a mucha discriminación. El estado no podrá protegerlos ni podrá comprometerse en la prevención de medidas que podrían ser tomadas en contra suya tanto por el estado como por la sociedad», declara Ahmed El Haij, presidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. Según el artículo 489 del código penal marroquí, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo se castigan con una pena de prisión de entre seis meses y tres años.

«Bajo los nuevos requisitos de no discriminación bajo los estatutos de la FIFA y bajo la Política de Derechos Humanos, una de las líneas rojas es la actividad, las leyes o las políticas anti-gay. Si realmente quiere ganar, Marruecos debería estar preparada para derogar el artículo del código penal que castiga a las personas por ser gay», asegura Minky Worden, director de iniciativas globales de Human Rights Watch. A la vista de la creciente preocupación por la celebración del Mundial en Rusia y las fuertes críticas por la elección de Qatar como sede en 2022, la FIFA ha incrementado su preocupación sobre la manera en la que los abusos de derechos humanos podrían afectar sucesivos eventos deportivos. Como consecuencia, los futuros anfitriones para el torneo en 2026 deben presentar informes independientes que evalúen de manera sincera el nivel de riesgo en las violaciones de los derechos humanos. Una valoración baja en este sentido podría descalificar una candidatura antes incluso de poder presentarse.

A diferencia de cuando Rusia y Catar se llevaron el gato al agua en el concurso de pujas de la FIFA para 2018 y 2022, respectivamente, los futuros anfitriones para el torneo de 2026 estaban obligados a encargar informes independientes de derechos humanos y proporcionar un análisis sincero de riesgos para formar parte de la evaluación del equipo de trabajo. Una candidatura que sea calificada con una puntuación muy baja en función de criterios técnicos o que no cumpla con los requisitos del torneo puede ser descalificada por el Consejo de la FIFA antes de la votación del próximo el 13 de junio.

Marruecos compite en esta carrera por ser sede en 2026 contra la candidatura conjunta de los tres países de América del Norte: México, Canadá y los Estados Unidos, que sí han accedido a publicar sus informes de derechos humanos. El equipo de comunicaciones internacionales de la candidatura de Marruecos también se ha negado a proporcionar cualquier información sobre las políticas de su país en relación a la comunidad LGBT o cómo se abordaría su tolerancia ante la presencia de personas homosexuales, bisexuales y transexuales durante la celebración del Mundial en su territorio. Lo único que el informe marroquí proporciona es una promesa redactada por su federación de fútbol y firmada por su presidente, Fouzi Lekjaa, en la que se comprometen a «luchar contra todas las formas de discriminación», incluyendo la «orientación sexual», pero sin mencionar que la homosexualidad es una ofensa criminal, al contrario que sus oponentes norteamericanos, que se comprometen a utilizar su influencia para reducir el riesgo de discriminación y acoso, así como aluden repetidas veces al colectivo LGBT.

Para Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch, «bajo los nuevos requisitos antidiscriminación que se apegan a los estatutos de la FIFA y a la Política de Derechos Humanos, uno de los límites que no se pueden cruzar son las actividades, leyes o políticas anti homosexuales». En este sentido, la activista expone que «si Marruecos considera seriamente obtener la sede, necesitaría estar preparado para revocar el artículo del código penal que castiga a las personas por ser gay».

La alternativa a Marruecos es la candidatura conjunta formada por México, Estados Unidos y Canadá. En caso de resultar vencedora, se plantean como sedes compartidas las siguientes ciudades: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey (en México); Edmonton, Montreal y Toronto (en Canadá) y Atlanta, Baltimore, Boston, Cincinnati, Dallas, Denver, Houston, Kansas City, Los Ángeles, Miami, Nashville, Nueva York/Nueva Jersey, Orlando, Filadelfia, San Francisco, Seattle y Washington DC (en Estados Unidos).

Aunque la información facilitada por esta candidatura sobre derechos humanos (y la situación del colectivo LGTB en estos tres países) es muy diferente a la de Marruecos, no están exentos de polémicas. En primer lugar, por las tensiones existentes entre México y EE UU por las políticas racistas de Donald Trump, así como por la distribución de partidos; a Canadá y a México apenas les correspondería albergar, en realidad, una decena, frente a los 60 que se jugarían en suelo estadounidense.

«Al leer estas ofertas, queda muy claro que la apuesta conjunta de los EE. UU., Canadá y México está tomando este proceso muy en serio, tanto en el alcance como en la escala, admitiendo que tienen problemas de derechos humanos que necesitan para abordar (…). [En Marruecos] existen preocupaciones muy serias tanto en el frente de discriminación LGBT como en los derechos de las mujeres. Ninguna de esas cosas se menciona ni se reconoce en la propuesta», explica Worden, a quien contesta Jamal El Amrani, que representa a la Organización de la Cámara Júnior Internacional en Marruecos asegurando que no cree que prohibir la homosexualidad «sea un problema porque organizar una Copa del Mundo se trata principalmente de infraestructura, pasión por el fútbol y la capacidad de organizar una Copa del Mundo segura (…). Tenemos nuestras leyes y tenemos nuestros valores y tal vez la FIFA también tenga sus valores. Podemos tener algunas diferencias, pero solo debemos tener la capacidad de respetar las diferencias y ser tolerantes». De todos los miembros de la junta de derechos humanos de la candidatura, sólo uno sostiene que Marruecos es un país «amistoso y tolerante».

Dura y constante persecución de las personas LGTB en Marruecos

La última noticia quepublicamos fue en agosto de 2017, la despreciable incitación a la violencia contra los homosexuales por parte del realizador y guionista marroquí Mahmoud Frites, que el día 22 de agosto hacía público en su perfil de Facebook un mensaje en el que animaba a violar a aquellos “que desean ser violados”. El texto iba acompañado de una fotografía de Adam Lahlou, también conocido como Adouma o Adoma, un joven abiertamente gay y muy conocido en redes sociales como Facebook o Instagram. Días después, Adouma denunciaba una agresión y acusaba a Frites de ser el responsable.

Dos universitarios eran detenidos y acusados de «comportamiento inmoral» en enero en Inezgane, después de que se hiciera viral un vídeo en el que aparecían besándose, aunque apenas se les podía reconocer porque tan sólo se mostraban sus siluetas.

No podemos olvidar cómo el pasado 25 de marzo, un vídeo grabado con un teléfono móvil comenzó a circular como la pólvora por la red: en él se veía cómo un grupo de personas asaltan un domicilio particular, sacan a dos hombres de la cama, los golpean e insultan y finalmente los sacan a la calle desnudos y ensangrentados para mayor escarnio. La pareja era detenida en Beni Melal, después de haber sufrido la cruel agresión . Mientras que uno conseguía huir, el otro era condenado a 2 meses de cárcel y pagar una multa de 500 dirhams, aunque sería finalmente puesto en libertad, después de admitir su condición sexual y de que su abogado solicitara la anulación de la Ley 489.  Este episodio puso a Marruecos en el foco de organizaciones internacionales, desde Human Rights Watch (HRW) a la feminista Femen, que envió a Beni Melal a dos activistas que trataron de desnudarse ante la puerta del tribunal, aunque la policía intervino con presteza e impidió su acción.

HRW, que envió a un observador al proceso y ha publicado varios comunicados sobre el caso, se escandalizó por el hecho de que la Justicia marroquí procesara a las víctimas de una agresión antes que a los agresores. “Agredidos, ensangrentados, sacados desnudos a las calles y luego mandados a la cárcel por su vida privada (…) Este veredicto va a desanimar a las víctimas a la hora de buscar justicia y aumentará la probabilidad de delitos de homofobia” en el país, dijo la organización. Queda, no obstante, la preocupación expresada en numerosos medios por el carácter de la agresión: el allanamiento de un domicilio, la agresión colectiva y la vejación pública en plena calle contra dos seres indefensos. “El proceso de Beni Melal -decía Karim Bujari- interpela a todo el mundo porque también es el de la libertad individual opuesta a la resistencia violenta de la comunidad”.

Quienes sí cumplían condena de seis meses eran dos homosexuales sorprendidos manteniendo relaciones sexuales en el interior de un vehículo en Guelmim.

Y aún tenemos grabadas en la retina otras terribles imágenes, las de un intento de linchamiento de una mujer transgénero en Fez, ocurrido en junio pasado. Ocurrió lo mismo: solo gracias a que el vídeo se viralizó y desencadenó un escándalo que trascendió las fronteras de Marruecos, acabaron con una dos de los agresores fueron condenados a cuatro meses de prisión, y ello pese a que el propio ministro de Justicia; Mustafá Ramid, llegó a insinuar entonces que las personas LGTB son culpables de las agresiones que reciben. Leer más…

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El ministro marroquí de Derechos Humanos califica a los homosexuales de “basura”

Martes, 17 de octubre de 2017
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mustapha-ramidY luego habrá quien banalice esta situación o quien defienda a la banalizadora

La homosexualidad sigue siendo castigada con la cárcel en Marruecos. Ramid acaba de asistir en Ginebra al “examen periódico universal” sobre los derechos humanos.

El Código Penal marroquí castiga en su artículo 489 la práctica de la homosexualidad (definida como “la comisión de actos contra natura con individuos del mismo sexo”) con penas de hasta tres años de cárcel.

“Basura”Así calificó el pasado 28 de septiembre el ministro de Derechos Humanos de Marruecos, Mustafá Ramid, a los homosexuales. No se trata, por desgracia, de la primera vez que Ramid se pronuncia en términos ofensivos hacia las personas LGTB, que viven en Marruecos una situación muy complicada.

Mustafá Ramid participaba en una reunión sobre la prevención de la tortura en los países del norte de África organizada en Rabat por el Consejo Nacional de Derechos Humanos marroquí. Al ser interpelado en los pasillos por periodistas sobre la criminalización de la homosexualidad, Ramid, visiblemente molesto, contestó que era un tema al que no debía darse tanta importancia. “Esa gente es basura”, añadió (la web marroquí en francés Le Site Info muestra el vídeo y explica que el vocablo árabe que utilizó fue “aousakh”).

“¿Y qué les pasa ahora (a los homosexuales)? Si hablamos mucho de este tema, eso es darles importancia… Mira, somos marroquíes“, dice Ramid ante una cámara, y cuando se aleja, aparentemente sin saber que sigue estando grabado, dice: “Son basura”. Algunos medios aseguran que el ministro creía que no estaba siendo grabado, pero lo cierto es que viendo las imágenes de Le Site Info su actitud de desagrado ante los periodistas era evidente y no parece que le importara mucho ser grabado:

Ramid acaba de asistir en Ginebra al “examen periódico universal” sobre los derechos humanos, donde presentó algunas mejoras introducidas en su país, pero sin tocar los temas más espinosos, como son la prohibición de la homosexualidad, de las relaciones sexuales extramaritales, de la infracción del ayuno en ramadán o de la conversión a cualquier religión distinta del Islam.

Las palabras del ministro marroquí han desencadenado indignación en las organizaciones defensoras de los derechos humanos, como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos o la Asociación de Lucha contra el Sida, que han dirigido una carta al primer ministro, Saadeddine Othmani, para que tome cartas en el asunto. Tanto Othmani como Ramid pertenecen al Partido Justicia y el Desarrollo, la formación conservadora e islamista que gobierna en la actualidad Marruecos.

No se trata, por desgracia, de la primera vez que recogemos declaraciones LGTBfóbicas de Mustafá Ramid, quien nunca ocultó su opinión sobre los homosexuales y en numerosas ocasiones ha dicho que la sociedad marroquí “no está preparada” para admitir la homosexualidad. En 2015, cuando era ministro de Justicia, se refirió a un espantoso ataque sufrido por una mujer transgénero en Fez insinuando que las personas LGTB son en parte culpables de las agresiones que reciben por “provocar” a la sociedad.

Constante persecución de las personas LGTB en Marruecos

Actitudes como las del ministro Ramid son muy preocupantes, especialmente cuando de un tiempo a esta parte asistimos a un recrudecimiento de la persecución contra las personas LGTB por las autoridades de Marruecos, desmintiendo el tópico preexistente de que las leyes represoras no se aplican en la práctica (el artículo 489 del Código Penal marroquí castiga los “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta 3 años de prisión, además de una sanción económica. Y el artículo 483 establece penas de hasta dos años de prisión por “obscenidad pública”).

Lo cierto es que cada vez llegan más noticias de detenciones y condenas por violar la ley. En marzo de este mismo año, dos varones fueron condenados a seis meses de prisión por mantener relaciones homosexuales. La detención se produjo tras difundirse a través de las redes sociales un vídeo de ambos. Durante el juicio, uno de los acusados declaró que había sido maltratado verbal y físicamente por los agentes de Policía durante su estancia en comisaría. En noviembre de 2016, un varón homosexual español de 73 años y su pareja sexual, de 23, fueron detenidos, tras ser delatados por una camarera del hotel de Marrakech en el que se alojaban. El ciudadano español fue posteriormente puesto en libertad, pero no tuvimos noticias de qué acciones se tomaron con el detenido de nacionalidad marroquí. Un mes antes, dos adolescentes eran detenidas tras haber sido sorprendidas por un familiar mientras se besaban en su propio domicilio. Finalmente, el tribunal desestimó los cargos por falta de evidencias, aunque ambas permanecieron detenidas, y una de ellas incomunicada, durante varios días.

También en 2016, en el mes de junio, fueron juzgados dos jóvenes por mantener relaciones sexuales en el interior de un vehículo y fueron condenados a 6 meses de prisión, en un “juicio” exprés y sin una defensa digna (ningún abogado quiso representarles). En el mes de abril, dos jóvenes fueron sorprendidos en la cama por un grupo de hombres que habían irrumpido en su vivienda, fueron brutalmente agredidos, y, con el rostro ensangrentado y desnudos, llevados a la calle para su humillación pública. La Policía, en vez de perseguir a los agresores, detuvo a las víctimas, que fueron juzgadas y condenadas a penas de hasta 4 meses de prisión por practicar la homosexualidad.

En febrero de 2016 nos hacíamos eco de la condena a 18 meses de prisión a dos jóvenes por cometer “actos con un individuo del mismo sexo” por un tribunal de Tiznit, al sur de Marruecos. Y poco antes, en enero, dábamos cuenta de la detención de dos jóvenes marroquíes por haber difundido un vídeo en el que se besaban en un lugar público.

También en el pasado año 2015 tuvimos conocimiento de varias condenas en Marruecos, en aplicación de ese artículo. En el mes de junio se produjo la detención de Lahcen y Mohsine, otros dos hombres que se besaron, fotografiaron y dieron muestras de afecto ante la Torre Hasán, uno de los entornos históricos marroquíes más prominentes. A pesar de conseguir más de 71.000 firmas de personas todo el mundo pidiendo su liberación, ambos fueron condenados finalmente a cuatro meses de cárcel y una sanción económica. Ese mismo mes, se denunció la detención de 20 hombres homosexuales en Agadir, acusados de “difundir la corrupción”. Según el colectivo Aswat, no serían las únicas detenciones por ese motivo llevadas a cabo en ese año, que formarían parte de una campaña de arrestos dirigida por el Gobierno marroquí contra la población homosexual masculina para reafirmar su posición en el debate público sobre la despenalización de la homosexualidad. Un mes antes, tres hombres más fueron condenados a la pena máxima, tres años de cárcel. Tras recibir una denuncia, la Policía capturó a dos de los hombres mientras mantenían relaciones sexuales en el centro de trabajo de uno de ellos. Al ser interrogados, informaron de que se habían conocido a través de un tercero, que finalmente también fue detenido y condenado.

También en años anteriores,nos hemos hecho eco de diversas detenciones a personas homosexuales. En mayo de 2013 publicábamos la condena a cuatro meses de cárcel a dos jóvenes detenidos en “delito flagrante” cuando se encontraban en el interior del coche de uno de ellos. En mayo de 2014 seis hombres fueron condenados a penas que oscilaban entre uno y tres años por cometer “actos contra natura”. En octubre de ese mismo año informábamos de que un británico de 69 años era condenado a cuatro meses de prisión por homosexualidad (aunque, finalmente, fue puesto en libertad).

Un compendio de noticias que son solo una muestra de la realidad a la que se enfrentan las personas LGTB en Marruecos. Y es que, como dijera el joven marroquí Hamza (en el vídeo de la campaña que el colectivo Aswat lanzó para concienciar de la homofobia social marroquí) “ser homosexual en Marruecos es algo muy difícil, porque tienes que lidiar a diario con los estereotipos sociales preconcebidos, que no aceptan diferencias, especialmente el ser gay”.

Y hemos incluido solo las referidas a persecución por parte del estado porque, por poner un sólo ejemplo, el pasado agosto vimos espantados cómo un joven gay, muy conocido en redes sociales de Marruecos, era agredido después de que un director de cine incitase a “violarlo”

No podemos olvidar cómo el pasado 25 de marzo, un vídeo grabado con un teléfono móvil comenzó a circular como la pólvora por la red: en él se veía cómo un grupo de personas asaltan un domicilio particular, sacan a dos hombres de la cama, los golpean e insultan y finalmente los sacan a la calle desnudos y ensangrentados para mayor escarnio. La pareja era detenida en Beni Melal, después de haber sufrido la cruel agresión . Mientras que uno conseguía huir, el otro era condenado a 2 meses de cárcel y pagar una multa de 500 dirhams, aunque sería finalmente puesto en libertad, después de admitir su condición sexual y de que su abogado solicitara la anulación de la Ley 489.  Este episodio puso a Marruecos en el foco de organizaciones internacionales, desde Human Rights Watch (HRW) a la feminista Femen, que envió a Beni Melal a dos activistas que trataron de desnudarse ante la puerta del tribunal, aunque la policía intervino con presteza e impidió su acción.

HRW, que envió a un observador al proceso y ha publicado varios comunicados sobre el caso, se escandalizó por el hecho de que la Justicia marroquí procesara a las víctimas de una agresión antes que a los agresores. “Agredidos, ensangrentados, sacados desnudos a las calles y luego mandados a la cárcel por su vida privada (…) Este veredicto va a desanimar a las víctimas a la hora de buscar justicia y aumentará la probabilidad de delitos de homofobia” en el país, dijo la organización. Queda, no obstante, la preocupación expresada en numerosos medios por el carácter de la agresión: el allanamiento de un domicilio, la agresión colectiva y la vejación pública en plena calle contra dos seres indefensos. “El proceso de Beni Melal -decía Karim Bujari- interpela a todo el mundo porque también es el de la libertad individual opuesta a la resistencia violenta de la comunidad”.

Y aún tenemos grabadas en la retina otras terribles imágenes, las de un intento de linchamiento de una mujer transgénero en Fez, ocurrido en junio pasado. Ocurrió lo mismo: solo gracias a que el vídeo se viralizó y desencadenó un escándalo que trascendió las fronteras de Marruecos, acabaron con una dos de los agresores fueron condenados a cuatro meses de prisión, y ello pese a que el propio ministro de Justicia; Mustafá Ramid, llegó a insinuar entonces que las personas LGTB son culpables de las agresiones que reciben.

Sin pronunciamiento oficial de España

No podemos obviar la clamorosa falta de una denuncia contundente ante estas violaciones de los derechos humanos por parte del Gobierno español, ni siquiera cuando en 2015 una cooperante de nuestro país fue expulsada por apoyar “las causas de la desviación de la moral”. Y ello pese a que Marruecos sea un país vecino con el que España mantiene una intensa relación cultural, comercial y social.

 Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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Sanaa y Hajar, una pareja de adolescentes, es detenida y juzgada por besarse en una azotea de Marrakech

Miércoles, 9 de noviembre de 2016
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Lesbianas-musulmanasDos adolescentes han sido detenidas en Marrakech tras ser sorprendidas por un familiar abrazándose y besándose. Tras comunicar a la madre de una de las chicas lo que había contemplado, esta denunció el hecho a la Policía. Ambas fueron detenidas bajo la acusación de haber cometido actos contra la naturaleza con una persona del mismo sexo, y están a la espera de juicio enfrentándose a una pena de entre seis meses y dos años de cárcel. Desde las asociaciones de derechos humanos se denuncia tanto la detención, como el hecho de que una de las adolescentes haya sido ingresada en una prisión para adultos.

Sanaa y Hajar tienen 16 y 17 años respectivamente. Ambas se encontraban en la azotea de la casa de la primera, y estaban abrazadas y besándose cuando fueron sorprendidas por el primo de Sanaa, que las grabó con su teléfono móvil. Inmediatamente, enseñó las imágenes a su tía, quien se escandalizó por ver a su hija con otra chica, que además parecía ser una vagabunda. Lo puso en conocimiento de la Policía, que procedió a la detención de las dos muchachas el pasado 27 de octubre.

Sanaa fue conducida a un centro de detención para menores, pero Hajar ingresó en la prisión local para adultos. Desde las asociaciones de defensa de derechos humanos se denuncia que Hajar estuvo incomunicada, que su madre no tuvo información de su estado durante más de siete horas, que fue presionada para obtener una confesión y que se negó a tomar alimentos desde que fue detenida. Ambas fueron acusadas de haber vulnerado el artículo 489 del Código Penal de Marruecos, que castiga “los actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta tres años de prisión y una sanción económica. Hajar, además, se enfrenta a cargos por “vagancia”.

Tras permanecer detenidas desde el pasado jueves, 27 de octubre, el pasado viernes, 4 de noviembre, estaba previsto el juicio en Marrakech de Sanaa y Hajar pero  sus abogados habían solicitado la libertad condicional, que el Tribunal de Primera Instancia de Marrakech les concedía este 3 de noviembre siendo ambas puestas en libertad provisional con cargos, a la espera de juicio con la obligación de que comparezcan. Una de ellas denuncia haber sido maltratada estando bajo custodia policial.  Al día siguiente, el Tribunal de Primera Instancia de Marrakech ha fijado para el próximo 25 de noviembre la vista para el juicio contra las dos adolescentes.

Omar Arbib, presidente de la sección local de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), ha comunicado que han proporcionado un abogado para que se encargue de la defensa de Sanaa y Hajar. Según denuncia el activista Omar Arbib, dada la frecuencia con la que las autoridades consiguen confesiones forzadas, incluso en juicios de esta naturaleza, asegura que es poco probable que Sanaa y Hajar reciban un juicio justo, a pesar de que cuenten con un abogado defensor de su asociación.  Arbib denuncia las irregularidades cometidas y exige “su liberación y la derogación del artículo 489 que penaliza las relaciones sexuales entre dos personas del mismo sexo, por respeto a las libertades individuales y los tratados internacionales. El hecho de que se las grabase es también una violación de esas libertades. Por otra parte, no fueron detenidas en delito flagrante y el incidente no ocurrió en un lugar público”.

La ley en Marruecos continúa penalizando la homosexualidad, a pesar de su constitución de 2011 consagra el derecho de todas las personas a la «protección de su vida privada». Una garantía que, según los defensores de los derechos humanos, debería contemplar la despenalización de los actos homosexuales privados, penados y castigados con hasta tres años de cárcel por el Código Penal en su artículo 489, que persigue lo que denominan «actos contra natura con individuos del mismo sexo».

Recrudecimiento de la persecución a las personas LGTB

Si bien en numerosas ocasiones se han procesado a hombres homosexuales, el caso de Sanaa y Hajar sería el primero relacionado con una pareja de lesbianas, con el agravante de que ambas son menores de edad. No podemos olvidar el cómo el pasado 25 de marzo, un vídeo grabado con un teléfono móvil comenzó a circular como la pólvora por la red: en él se veía cómo un grupo de personas asaltan un domicilio particular, sacan a dos hombres de la cama, los golpean e insultan y finalmente los sacan a la calle desnudos y ensangrentados. Este episodio puso a Marruecos en el foco de organizaciones internacionales, desde Human Rights Watch (HRW) a la feminista Femen, que envió a Beni Melal a dos activistas que trataron de desnudarse ante la puerta del tribunal, aunque la policía intervino con presteza e impidió su acción.

HRW, que envió a un observador al proceso y ha publicado varios comunicados sobre el caso, se escandalizó por el hecho de que la Justicia marroquí procesara a las víctimas de una agresión antes que a los agresores. “Agredidos, ensangrentados, sacados desnudos a las calles y luego mandados a la cárcel por su vida privada (…) Este veredicto va a desanimar a las víctimas a la hora de buscar justicia y aumentará la probabilidad de delitos de homofobia” en el país, dijo la organización. Queda, no obstante, la preocupación expresada en numerosos medios por el carácter de la agresión: el allanamiento de un domicilio, la agresión colectiva y la vejación pública en plena calle contra dos seres indefensos. “El proceso de Beni Melal -decía Karim Bujari- interpela a todo el mundo porque también es el de la libertad individual opuesta a la resistencia violenta de la comunidad”.

Y aún tenemos grabadas en la retina otras terribles imágenes, las de un intento de linchamiento de una mujer transgénero en Fez, ocurrido en junio pasado. Ocurrió lo mismo: solo gracias a que el vídeo se viralizó y desencadenó un escándalo que trascendió las fronteras de Marruecos, acabaron con una dos de los agresores fueron condenados a cuatro meses de prisión, y ello pese a que el propio ministro de Justicia; Mustafá Ramid, llegó a insinuar entonces que las personas LGTB son culpables de las agresiones que reciben.

Agresiones que ocurren en un contexto en el que, como hemos venido informando de un tiempo a esta parte, parece darse un recrudecimiento de la persecución contra las personas LGTB por las autoridades de Marruecos, desmintiendo el tópico preexistente de que las leyes represoras no se aplican en la práctica. El artículo 489 del Código Penal marroquí, recordemos, castiga los “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta 3 años de prisión, además de una sanción económica. Y el artículo 483 establece penas de hasta dos años de prisión por “obscenidad pública”. Y lo cierto es que cada llegan más noticias de detenciones y condenas por violar la ley. Hace pocas semanas nos hacíamos eco de la condena a 18 meses de prisión a dos jóvenes por cometer “actos con un individuo del mismo sexo” por un tribunal de Tiznit, al sur de Marruecos. Y poco antes, en enero, dábamos cuenta de la detención de dos jóvenes marroquíes por haber difundido un vídeo en el que se besaban en un lugar público.

También en el pasado año 2015 tuvimos conocimiento de varias condenas en Marruecos, en aplicación de ese artículo. En el mes de junio se produjo la detención de Lahcen y Mohsine, otros dos hombres que se besaron, fotografiaron y dieron muestras de afecto ante la Torre Hasán, uno de los entornos históricos marroquíes más prominentes. A pesar de conseguir más de 71.000 firmas de personas todo el mundo pidiendo su liberación, ambos fueron condenados finalmente a cuatro meses de cárcel y una sanción económica.

Ese mismo mes, se denunció la detención de 20 hombres homosexuales en Agadir, acusados de “difundir la corrupción”. Según el colectivo Aswat, no serían las únicas detenciones por ese motivo llevadas a cabo en ese año, que formarían parte de una campaña de arrestos dirigida por el Gobierno marroquí contra la población homosexual masculina para reafirmar su posición en el debate público sobre la despenalización de la homosexualidad.

Un mes antes, tres hombres más fueron condenados a la pena máxima, tres años de cárcel. Tras recibir una denuncia, la Policía capturó a dos de los hombres mientras mantenían relaciones sexuales en el centro de trabajo de uno de ellos. Al ser interrogados, informaron de que se habían conocido a través de un tercero, que finalmente también fue detenido y condenado.

También en años anteriores,nos hemos hecho eco de diversas detenciones a personas homosexuales. En mayo de 2013 publicábamos la condena a cuatro meses de cárcel a dos jóvenes detenidos en “delito flagrante” cuando se encontraban en el interior del coche de uno de ellos. En mayo de 2014 seis hombres fueron condenados a penas que oscilaban entre uno y tres años por cometer “actos contra natura”. En octubre de ese mismo año informábamos de que un británico de 69 años era condenado a cuatro meses de prisión por homosexualidad (aunque, finalmente, fue puesto en libertad).

Y es que, como dijera el joven marroquí Hamza (en el vídeo de la campaña que el colectivo Aswat lanzó para concienciar de la homofobia social marroquí) “ser homosexual en Marruecos es algo muy difícil, porque tienes que lidiar a diario con los estereotipos sociales preconcebidos, que no aceptan diferencias, especialmente el ser gay”.

La situación actual en Marruecos contrasta marcadamente con su posición histórica como refugio para hombres homosexuales, cuando eran perseguidos en Europa, el año pasado era España la que concedía asilo a 77 personas homosexuales. Actualmente, el problema no sólo afecta a la ley, sino a los valores sociales imperantes tan fuertemente conservadores y reaccionarios, que rechazan las relaciones homosexuales y no tienen piedad para denunciar aunque se trate de personas menores de edad y de su propia familia, como es este caso. El Gobierno marroquí, encabezado por el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), exclulía de la actual reforma del Código Penal los artículos más polémicos que tienen que ver con las libertades individuales y sexuales, como los que castigan la homosexualidad, el adulterio y las relaciones extramaritales.

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Fuente Universogay/Cristianos Gays/Dosmanzanas

 

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Más de 71.000 personas exigen la exoneración de dos jóvenes detenidos en Marruecos por ser homosexuales

Sábado, 20 de junio de 2015
Comentarios desactivados en Más de 71.000 personas exigen la exoneración de dos jóvenes detenidos en Marruecos por ser homosexuales

CHoxt61VEAAGvIJLa pareja gay detenida el pasado 3 de junio por besarse, fotografiarse y mostrar gestos mutuos de afecto junto a la histórica Torre Hasán de Marruecos se enfrenta ahora hasta 3 años de prisión. Esta sería la pena máxima a la que la justicia de nuestro país vecino podría condenar a Lahcen y Mohsine, basándose en los artículos 489 y 490 del Código Penal marroquí, que castiga “las relaciones contra natura entre individuos del mismo sexo”. Sin embargo, los jóvenes gais no están solos: cuentan con el respaldo de más de 70.900 personas de todo el mundo, gracias a la campaña puesta en marcha por el Colectivo Aswat (la organización LGTB más importante de Marruecos), a través de la plataforma estadounidense All Out. El juicio estaba previsto para este martes, pero finalmente se ha aplazado al próximo viernes 19 de junio.

“¿3 años de cárcel por ser gay?”, esta es la pregunta que da nombre a la campaña que exige la liberación sin cargos de Lahcen y Mohsine, detenidos en Rabat hace un par de semanas. Además de la enraizada estigmatización social de la comunidad LGTB en Marruecos, juega en su contra la elección del escenario en el que visibilizaron su orientación homosexual: la Torre Hasán. Como ya decíamos en la entrada en la que nos hacíamos eco de su arresto, se trata de uno de los entornos históricos marroquíes más prominentes, en el que se haya, asimismo, el mausoleo en el que está enterrado Mohammed V, primer rey del Marruecos independiente, así como su hijo y sucesor Hasán II, progenitor del rey actual. En el momento de publicar este post, se superaban las 71.000 firmas en apoyo a los derechos de Lahcen y Mohsine y exigiendo su inmediata puesta en libertad.

Desde el Colectivo Aswat, se anima también a todos los usuarios a mover los hashtags de Twitter #‎Free_Lahcen_And_Mohsine‬ y ‪#‎Love_is_not_a_crime. Activistas y organizaciones LGTB (como el valenciano Colectivo Lambda) ya han utilizado estas etiquetas para solidarizarse con Lahcen y Mohsine, así como para animar a los usuarios a firmar la campaña antes del juicio. Un juicio que, por cierto, se ha ido retrasando hasta el próximo viernes 19 de junio, a pesar de estar programado primero para el día 12 y, posteriormente, para ayer. Uno de los argumentos esgrimidos por su defensa sostiene que se ha violado el secreto judicial. Y es que sus identidades fueron publicadas por un medio de comunicación local, incluyendo (además de sus fotografías, nombres y apellidos) sus direcciones. Tal cosa permitió a los intolerantes y a los islamistas radicales presentarse impunemente en las puertas de sus domicilios para manifestar su odio homófobo.

La acción afectiva de los jóvenes gais Lahcen y Mohsine (que no habría tenido ninguna consecuencia ni trascendencia pública alguna si hubiera sido protagonizada por una pareja heterosexual) se produjo como repulsa a la detención de las activistas de Femen que exhibieron en su cuerpo semidesnudo el lema “In Gay we trust” (libre adaptación del conocido ”In God we trust”, lema de los Estados Unidos), justo en la misma Torre Hasán. La reivindicación de Femen era calificada por el Ministerio del Interior de como “actos de hostilidad hacia Marruecos”. En pocos días, se sucedieron otras detenciones, deportaciones (entre ellas varias de activistas y cooperantes españolas), así como la protesta del bajista de Placebo, Stefan Olsdal (que, durante un concierto en el festival Mawazine, lució en su torso el número “489” tachado, aludiendo a la supresión del citado artículo homófobo del Código Penal, además de tocar con un instrumento pintado con los colores del arcoíris).

Despenalización de la homosexualidad en Marruecos

Aunque son pocas (o casi ninguna) las voces políticas de Marruecos que tímidamente sugieren la despenalización de la homosexualidad (sin contar, por supuesto, a la comunidad LGTB o a las organizaciones internacionales), se encuentran con el automático desprecio y la oposición de los agitadores de la intolerancia social, que prefieren las muestras públicas de censura y de represión, así como la mano dura del Ministerio del Interior en contra de “las causas de la desviación de la moral”. No obstante, hace unos días conocíamos la noticia sobre la elaboración de un informe del Ministerio de Sanidad, favorable a la despenalización de la homosexualidad, entre otras razones por el estigma y el freno del colectivo LGTB a la hora de hacerse las pruebas del VIH en Marruecos. Dicho informe, realizado en 2013, se había llevado en secreto en colaboración con la Asociación de lucha contra el Sida (ALCS) y ONUSIDA (agencia de las Naciones Unidas contra el Sida).

Fuente Dosmanzanas

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Marruecos expulsa a una cooperante española, detiene a una pareja gay y denuncia que desde el extranjero se trata de “socavar la moral pública”. Placebo defiende los derechos LGTB en un concierto

Lunes, 8 de junio de 2015
Comentarios desactivados en Marruecos expulsa a una cooperante española, detiene a una pareja gay y denuncia que desde el extranjero se trata de “socavar la moral pública”. Placebo defiende los derechos LGTB en un concierto

gay_marruecosLa  banda británica Placebo aprovechó esta semana el escenario en un festival de música en Rabat para protestar en favor de los derechos de los homosexuales en Marruecos

Durante los últimos días, en varios escenarios de Marruecos se ha exigido la despenalización de la homosexualidad. Sin embargo, lejos de cualquier aperturismo LGTB, el Gobierno de Rabat se está enrocando en posturas homófobas e intransigentes. La primera acción fue protagonizada por dos francesas de Femen. Unas horas después, en un concierto, el bajista del grupo musical Placebo, además de lucir la bandera arcoíris en su instrumento, se quitó la camiseta y dejó ver el número “489” tachado, en referencia al artículo del Código Penal marroquí que condena las relaciones homosexuales. Para atajar este tipo de reivindicaciones, la policía ha detenido a una pareja gay que se besaba en público cerca del mausoleo Hasan II en Rabat, en el mismo lugar donde tuvo lugar la protesta de las FEMEN. Los chicos han sido detenidos y están acusados de “atentar contra la moral pública” y el Ministerio del Interior marroquí ha expulsado a una cooperante española por apoyar, según su retorcida explicación, “las causas de la desviación de la moral”. A pesar de estos y otros desagravios (incluidas las expatriaciones de españoles), Mariano Rajoy recibe en Madrid, con todos los honores, al primer ministro de Marruecos y a una nutrida representación de su gobierno. El debate sobre los derechos humanos, sin embargo, ha quedado excluido de la reunión bilateral.

Mano dura contra cualquier reivindicación de los derechos humanos más elementales del colectivo LGTB. Esta es la premisa que ha adoptado el Gobierno de Marruecos ante la sucesión de protestas a favor de la derogación de los artículos 489 y 490 del Código Civil por los que “las relaciones contra natura entre individuos del mismo sexo” están penadas con hasta 3 años de cárcel y 1.000 MAD (unos 90 euros) de multa. El pasado domingo, dos activistas francesas de Femen eran las primeras en llevar a cabo su acción: mientras se besaban entre ellas frente a la Torre Hasán, con sus pechos desnudos, exhibieron en su cuerpo el lema “In Gay we trust” (libre adaptación del conocido ”In God we trust”, lema de los Estados Unidos). Como consecuencia, fueron detenidas y deportadas a Francia.

44190114--644x362Placebo llevaba la misma reivindicación al escenario del festival de música Mawazine. Stefan Olsdal, bajista del grupo y cuya pareja es un español, tocó con un instrumento pintado con los colores del arcoíris (emblema LGTB) y lució en su torso el número “489” tachado, aludiendo a la supresión del citado artículo homófobo del Código Penal. El propio Olsdal se encargó de subir una fotografía en su cuenta de Instagram, con la frase :“El artículo 489 condena la homosexualidad en Marruecos. ¡Todavía! Vamos a deshacernos de él. Todo mi amor y apoyo a aquellos que tienen que luchar por su derecho a amar! Paz y amor de Placebo“.Cabe recordar que, además de la declarada homosexualidad de Olsdal, el vocalista Brian Molko es abiertamente bisexual.

بلاسيبو-526x404El concierto de Placebo en Rabat se enmarca, como decíamos, en el festival Mawazine, que cuenta con el apoyo del rey Mohamed VI. De hecho, varios familiares del monarca y miembros de la casa real siguieron el festival desde las primeras filas, como se ha sabido a través de diversos medios de comunicación. Los pequeños gestos aperturistas por parte de algunos allegados a la realeza, no obstante, chocan de frente con los intereses del gobierno, que se juega su reelección en las próximas elecciones. Con todo, no es la primera vez que en el certamen se despiertan “polémicas” relacionadas con los derechos LGTB o con la “moral” de las actuaciones. Ricky Martin, Elton John o Jennifer Lopez pueden atestiguarlo en ediciones anteriores del mismo festival.

La portavoz española de Femen, Lara Alcázar, fue detenida, según su propia versión, horas antes de la protesta pro LGTB de sus compañeras francesas de organización. La versión oficial de Marruecos es diferente. Las autoridades aseguran que Alcázar fue expulsada de su territorio el pasado 22 de mayo. La activista feminista, por el contrario, mantiene que fue detenida y expulsada el 31 de mayo. En cualquier caso, parece obvio que Alcázar iba a tomar parte de las protestas y que se ha evidenciado el ánimo del Gobierno marroquí de castigar cualquier tipo de manifestación encaminada a favorecer los derechos LGTB. Tampoco hay que menospreciar la idea de que, como cara visible de Femen en España, Lara Alcázar era una posible “sospechosa” de antemano, a la que podría convenir silenciar antes de que hiciera algo que pusiera en aprietos a las autoridades. Para Alcázar, “no fue una detención en sí, sino una eliminación arbitraria de la policía secreta”.

Actiistas-650x300El Ministerio del Interior marroquí califica las protestas de Femen como “actos de hostilidad hacia Marruecos” por parte de aquellos, dice, que son “inelegibles por la sociedad marroquí, con todos sus componentes”. La credibilidad de Marruecos queda en entredicho, sea como fuere, por la detención de una pareja gay que también escogió para besarse, un día después de la reivindicación de Femen, la Torre Hasán (uno de los entornos históricos más prominentes, en el que se haya, además, el mausoleo en el que está enterrado Mohammed V, primer rey del Marruecos independiente, así como su hijo y sucesor Hasan II, progenitor del rey actual).

Y, si cabe, todavía es más flagrante la detención y extradición de la delegada española en Marruecos del Instituto Internacional para la Acción Noviolenta (NOVACT), Laia Villa. En declaraciones a El Mundo, el director de esta organización sostiene que “cuando llegó a casa, a las siete de la tarde, le estaban esperando varios policías en la puerta”. Para entender lo sucedido, en realidad, hay que remontarse al pasado 17 de mayo, Día Mundial contra la homofobia. La embajada de Holanda en Rabat acogió ese día diversos actos a favor de los derechos humanos y de la diversidad sexual, tras su prohibición en espacios públicos por parte de las autoridades marroquíes. Villa y otros cooperantes, así como representantes políticos como, por ejemplo, el embajador de la Unión Europea, participaron con su presencia (todo ello a pesar de que, ahora, la embajada holandesa prefiera mantenerse al margen de polémicas e, incluso, tratar de no ser citada en los medios).

Laia Villa, antes de estos hechos, ya había denunciado meses atrás que “las asociaciones de derechos humanos en Marruecos están viendo una vulneración que no habían presenciado desde 2010”. Estas declaraciones se hacían públicas el pasado mes de febrero, tras lo ocurrido en la sede de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Concretamente, la policía marroquí entró a la fuerza en las oficinas de la citada entidad con la finalidad de detener a dos periodistas de France 3 que se encontraban rodando un documental sobre el control y la presión de las autoridades marroquíes sobre organizaciones no gubernamentales como AMDH.

Y es que las autoridades de Marruecos han detenido y expulsado del país a L.V. delegada del Instituto Internacional para la Acción No Violenta (Novact) porque, según ha alegado Rabat, promovía iniciativas contra la «moral pública» y el «desvío» de las buenas costumbres al defender los derechos de la comunidad LGTB. “Cuando llegó a casa, a las siete de la tarde, le estaban esperando varios policías en la puerta”, cuenta el director de Novact.

La ONG española ha explicado en un comunicado que su delegada fue detenida por tres policías de paisano el miércoles, a las 18.30 horas, a las puertas de su domicilio en Rabat. Tras varias horas de interrogatorio, las autoridades marroquíes decidieron expulsarla del país, cumpliendo así una amenaza que ya habían esgrimido en mayo.

Tras su detención, las autoridades la montaron en un coche y la llevaron a Tánger Med, dónde pagaron un ferry hasta Algeciras. Llegó a la ciudad española sin teléfono y sin dinero. “Nos hemos enterado de que estaba en España porque me ha llamado ella misma desde un móvil que ha pedido nada más llegar. Tanto a mí como al Consulado y a la Embajada nos habían informado de que estaría en la Comisaría de la Place Pietri -una plaza de Rabat-“, sigue narrando el director del colectivo español. Sin embargo, cuando llegó allí no había ni rastro de la cooperante española. Leer más…

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