Los dos hombres, uno de ellos de 23 años, fueron detenidos recientemente durante una redada nocturna por dos agentes de policía en un jardín público, y la Fiscalía ha ordenado su arresto hasta el proceso.

Las mismas fuentes añadieron que los dos hombres serán juzgados ante el Tribunal de Primera Instancia de Fez en una audiencia el próximo mes de septiembre, sin poder precisar la fecha. Sobre los dos jóvenes pesa además la agravante de “ebriedad pública”.

En Marruecos, la homosexualidad está expresamente castigada con hasta tres años de cárcel por el Código Penal en su artículo 489, que persigue la “comisión de actos contra natura con individuos del mismo sexo”.

A pesar de que varias ONGs nacionales e internacionales llamaron a su despenalización, la homosexualidad sufre de una gran reprobación social.

El Gobierno, encabezado por el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), ha excluido de la actual reforma del Código Penal los artículos más polémicos que tienen que ver con las libertades individuales y sexuales, como los que castigan la homosexualidad, el adulterio y las relaciones extramatrimoniales.

Recrudecimiento de la persecución a las personas LGTB

No podemos olvidar el c,omo el pasado 25 de marzo, un vídeo grabado con un teléfono móvil comenzó a circular como la pólvora por la red: en él se veía cómo un grupo de personas asaltan un domicilio particular, sacan a dos hombres de la cama, los golpean e insultan y finalmente los sacan a la calle desnudos y ensangrentados. Este episodio puso a Marruecos en el foco de organizaciones internacionales, desde Human Rights Watch (HRW) a la feminista Femen, que envió a Beni Melal a dos activistas que trataron de desnudarse ante la puerta del tribunal, aunque la policía intervino con presteza e impidió su acción.

HRW, que envió a un observador al proceso y ha publicado varios comunicados sobre el caso, se escandalizó por el hecho de que la Justicia marroquí procesara a las víctimas de una agresión antes que a los agresores. “Agredidos, ensangrentados, sacados desnudos a las calles y luego mandados a la cárcel por su vida privada (…) Este veredicto va a desanimar a las víctimas a la hora de buscar justicia y aumentará la probabilidad de delitos de homofobia” en el país, dijo la organización. Queda, no obstante, la preocupación expresada en numerosos medios por el carácter de la agresión: el allanamiento de un domicilio, la agresión colectiva y la vejación pública en plena calle contra dos seres indefensos. “El proceso de Beni Melal -decía Karim Bujari- interpela a todo el mundo porque también es el de la libertad individual opuesta a la resistencia violenta de la comunidad”.

Y aún tenemos grabadas en la retina otras terribles imágenes, las de un intento de linchamiento de una mujer transgénero en Fez, ocurrido en junio pasado. Ocurrió lo mismo: solo gracias a que el vídeo se viralizó y desencadenó un escándalo que trascendió las fronteras de Marruecos, acabaron con una dos de los agresores fueron condenados a cuatro meses de prisión, y ello pese a que el propio ministro de Justicia; Mustafá Ramid, llegó a insinuar entonces que las personas LGTB son culpables de las agresiones que reciben.

Agresiones que ocurren en un contexto en el que, como hemos venido informando de un tiempo a esta parte, parece darse un recrudecimiento de la persecución contra las personas LGTB por las autoridades de Marruecos, desmintiendo el tópico preexistente de que las leyes represoras no se aplican en la práctica. El artículo 489 del Código Penal marroquí, recordemos, castiga los “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo” con penas de hasta 3 años de prisión, además de una sanción económica. Y el artículo 483 establece penas de hasta dos años de prisión por “obscenidad pública”. Y lo cierto es que cada llegan más noticias de detenciones y condenas por violar la ley. Hace pocas semanas nos hacíamos eco de la condena a 18 meses de prisión a dos jóvenes por cometer “actos con un individuo del mismo sexo” por un tribunal de Tiznit, al sur de Marruecos. Y poco antes, en enero, dábamos cuenta de la detención de dos jóvenes marroquíes por haber difundido un vídeo en el que se besaban en un lugar público.

También en el pasado año 2015 tuvimos conocimiento de varias condenas en Marruecos, en aplicación de ese artículo. En el mes de junio se produjo la detención de Lahcen y Mohsine, otros dos hombres que se besaron, fotografiaron y dieron muestras de afecto ante la Torre Hasán, uno de los entornos históricos marroquíes más prominentes. A pesar de conseguir más de 71.000 firmas de personas todo el mundo pidiendo su liberación, ambos fueron condenados finalmente a cuatro meses de cárcel y una sanción económica.

Ese mismo mes, se denunció la detención de 20 hombres homosexuales en Agadir, acusados de “difundir la corrupción”. Según el colectivo Aswat, no serían las únicas detenciones por ese motivo llevadas a cabo en ese año, que formarían parte de una campaña de arrestos dirigida por el Gobierno marroquí contra la población homosexual masculina para reafirmar su posición en el debate público sobre la despenalización de la homosexualidad.

Un mes antes, tres hombres más fueron condenados a la pena máxima, tres años de cárcel. Tras recibir una denuncia, la Policía capturó a dos de los hombres mientras mantenían relaciones sexuales en el centro de trabajo de uno de ellos. Al ser interrogados, informaron de que se habían conocido a través de un tercero, que finalmente también fue detenido y condenado.

También en años anteriores,nos hemos hecho eco de diversas detenciones a personas homosexuales. En mayo de 2013 publicábamos la condena a cuatro meses de cárcel a dos jóvenes detenidos en “delito flagrante” cuando se encontraban en el interior del coche de uno de ellos. En mayo de 2014 seis hombres fueron condenados a penas que oscilaban entre uno y tres años por cometer “actos contra natura”. En octubre de ese mismo año informábamos de que un británico de 69 años era condenado a cuatro meses de prisión por homosexualidad (aunque, finalmente, fue puesto en libertad).

Y es que, como dijera el joven marroquí Hamza (en el vídeo de la campaña que el colectivo Aswat lanzó para concienciar de la homofobia social marroquí) “ser homosexual en Marruecos es algo muy difícil, porque tienes que lidiar a diario con los estereotipos sociales preconcebidos, que no aceptan diferencias, especialmente el ser gay”.

España concedió asilo a 77 homosexuales marroquíes en 2015

Marruecos es uno de los 77 países del mundo que aún consideran delito ser homosexual y cuyo código penal prevé penas que pueden llegar a los 3 años de prisión por esta causa.

En medio de la cólera suscitada por la violenta agresión homófoba de Beni Mellal, el diario marroquí Assabah ha dado a conocer, citando fuentes de Kifkif, la Asociación para la Integración de Lesbianas, Gays, Bisexuales y transexuales Refugiados y Migrantes, y el Gobierno de Melilla, que España ha concedido protección a 77 marroquíes demandantes de asilo por orientación sexual o identidad de género.

Según Kifkif estos solicitantes de protección se enfrentan a muchos problemas a la espera de la ansiada carta de asilo. “Durante mucho tiempo los casos de asilo por orientación sexual o identidad de género de personas procedentes de Marruecos han estado en stand by, España no quería entorpecer con ello a sus ya de por sí accidentadas relaciones con Marruecos”, explica Samir Bargachi, presidente de Kifkif.

La entidad cuenta con pocos medios para poder atender todas las demandas de ayuda, entre ellos con un local en el centro de Madrid donde se realizan varias actividades de acogida para los refugiados LGBT, especialmente los procedentes de los países de mayoría musulmana. “De repente nos han empezado a llegar muchos casos y nos vemos desbordados”, se lamenta Bargachi.

En Marruecos, los sectores más conservadores y tradicionales insisten en que la homosexualidad es “ajena a las costumbres y tradiciones locales”, situándola al mismo nivel que la delincuencia y el terrorismo.

El código penal marroquí contempla, en su artículo 489, que fue introducido el 26 de noviembre de 1962, la criminalización de “actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo”. Las autoridades marroquíes han aumentado la presión sobre la comunidad LGBT, aunque no suele haber juicios por el artículo 489, debido sobretodo a las presiones internacionales que provoca. Se prefieren las acusaciones de “escándalo público”, con menor repercusión internacional y, por lo tanto, menos señalada por los medios de distintos países. Desde la independencia de Marruecos en 1956, más de 5.000 homosexuales han pasado por los tribunales por delitos relacionados con el artículo 489.

Fuente Agencias/Cristianos Gays/Dosmanzanas