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Sensible y capaz de resistir…

Jueves, 13 de julio de 2017
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Dios, que me entrega tesoros para que los guarde, me permite que los custodie y los administre bien   Me agrada relacionarme con los demás. Mi intensa participación, me parece, irradia lo mejor y más sincero de mí; las personas se muestran sinceras conmigo, cada uno es una historia, y todos me cuentan su vida. Y mis ojos encantados no tienen que leer. […]. Soy un enfermo, no puedo hacer nada. Mas tarde enjugaré lágrimas y replegaré miedos, allá abajo. En el fondo, ya lo hago en esta cama. ¿Quizá sea por esto que tengo fiebre y mareos?. No quiero ser cronista de horrores. Ni tampoco de sucesos sensacionales.

Esta mañana le he dicho a Jopie: siempre llego a la misma conclusión, la vida es bella. Y creo en Dios. Quiero estar entre los  “horrores” y decir igualmente que la vida es bella. Ahora, con fiebre y mareos, acostado en un rincón, no puedo hacer nada. Hace poco me he despertado con la garganta seca, he aferrado mi vaso y he agradecido los sorbos de agua; he pensado: si pudiese andar entre los millares de hombres amontonadas por ahí y pudiese ofrecerles un trago… Me digo: no es nada, tranquilo, no es nada, tranquilo.

Cuando una mujer o un niño hambriento se ponía a llorar detrás de nuestras mesas de grabación, me arrimaba, le abrazaba sobre mi pecho, le apretaba, le sonreía y suavemente le decía a quien se encontraba acurrucado y aturdido: no es nada, no es nada. Me quedaba allí y, si podía, hacía algo. A veces me sentaba cerca de alguien, le ponía el brazo encima del hombro, guardaba silencio y le miraba a la cara. Nada resultaba nuevo, ninguna de aquellas expresiones de dolor humano. Todo me parecía familiar; como si ya hubiera vivido cada casa. Algunos me decían: tienes nervios de acero para resistir. No creo que tenga nervios de acero; mas bien, nervios sensibles, capaces de “resistir”. Tengo el coraje de mirar de frente al dolor. Al final de coda día me decía: ¡quiero tanto a los hombres!

*

E. Hillesum,
Diario 1941-1943, Milán 1992, 232ss).

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Declaración de solidaridad sin fronteras

Jueves, 13 de julio de 2017
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solidarios-300x264Miguel Ángel Mesa Bouzas
Madrid.

ECLESALIA, 07/07/17.- Siendo mayor de edad, y en plenas facultades mentales, con domicilio en Madrid, pero sintiéndome ciudadano del mundo, abogando por la superación y la eliminación de todas las fronteras en todos los países del mundo:

DECLARO:

Que a pesar de mis insuficiencias, temores e incoherencias, deseo que me inscriban en un registro que conste en todos los estamentos públicos y privados, nacionales e internacionales, en el que conste que me siento muy unido, enteramente cercano, intensamente identificado y en profunda solidaridad:

Con las mujeres, que sufren discriminaciones de todo tipo, acoso y toda clase de violencia, que son obligadas a casarse en edades tempranas, o son víctimas de trata para prostituirse, que son asesinadas por sus parejas, familiares u otras personas, por el simple hecho de ser mujeres, en un inmenso feminicidio a escala mundial.

Con el colectivo LGTBI, con cada una de sus personas concretas, con nombres y apellidos, con sus luchas y reivindicaciones, para superar la exclusión, el rechazo, el insulto, la violencia, la prisión, la muerte que sufren cada día.

Con los niños y niñas obligados a realizar un trabajo esclavo, a vender sus cuerpos, que sufren distintos tipos de agresiones en la escuela, en su casa, en la sociedad, que son empujados a la droga o enrolados a la fuerza en distintas guerrillas…

Con las personas en paro, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, que no tienen un trabajo, no pudiendo así independizarse, mantener a sus familias, sentir que pueden vivir con cierta seguridad, felices, con dignidad.

Con las personas refugiadas, que tienen que huir de sus países en guerra, por pobreza, para escapar de las persecuciones de distintos tipos, para mejorar sus vidas… y son engañados, extorsionados, violentados, perseguidos y, al final, al fin cuando llegan a su destino, son rechazados y apartados en campos de aislamiento… quienes han tenido ¿la suerte? de llegar.

Con las personas ancianas, olvidadas, abandonadas, desatendidas por sus familiares, por el Estado, muchas de ellas con alzheimer, parkinson u otras enfermedades, o sin medios para subsistir.

Con todos los hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes y ancianos de toda la tierra, que son víctimas de la guerra, el hambre, el odio, la violencia, el terrorismo, la marginación, la expulsión de su tierra, el racismo, o la persecución por sus ideas políticas o sociales, su identidad sexual, su religión, su etnia…

Con los países del Sur y los colectivos empobrecidos de nuestro mundo, valiosos y ricos por sus tierras y sus gentes, pero colonizados, explotados, enfrentados de forma subliminal entre su propia población, marginados de las decisiones que les afectan, ninguneados, despreciados por los países ricos del Norte, tan cristianos y civilizados, pero que en realidad son los causantes de muchas de sus desgracias, guerras y violencias, de su desesperanza.

Con la Madre Tierra, que sufre la devastación, el expolio, la polución, la despreocupación del género humano hacia ella. El aire, los ríos, lagos, mares y océanos, la superficie terrestre están en gran medida contaminados; los bosques, la selva, la flora y muchos animales están desapareciendo y, por eso, nuestro mundo está dando cada día más señales del dolor que le causan los seres humanos y, en especial, los países ricos, que no quieren tomar medidas drásticas para que se invierta el proceso de cambio climático que estamos causando y sufriendo.

Y para que así conste, reafirmando mi plena solidaridad y mi deseo de seguir siendo fiel, en la medida de mis posibilidades, a todas estas personas, a estos colectivos y sus justas causas, a este hermoso planeta azul, firmo la presente declaración a 30 de junio de 2017

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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La fundación San Martín de Porres, con personas LGBT, mujeres en riesgo…

Domingo, 25 de junio de 2017
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Antonio Rodríguez: “Atendemos en alojamiento y empleo en torno a 500 personas vulnerables”

“Todos tienen derecho a una segunda oportunidad”, cuenta el director del proyecto dominico 

(Elizabeth Ortega, en Tendiendo Puentes).- “Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada. Sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte…”, o se crucen en su camino con personas como Antonio Rodríguez, director de la Fundación San Martín de Porres, que son sensibles a la necesidad de darle una respuesta eficaz a los más de 30.000 “sin techo” que hay en España.

Empecemos por 500 en Madrid, que son las personas atendidas anualmente por esta fundación que nace en 1962, por iniciativa de los dominicos y con el Padre Ángel Manzaneque Romero a la cabeza, aunque no se formaliza jurídicamente hasta el año 1967.

La historia del Albergue de San Martín de Porres y, por ende, de la fundación, va de la mano de la historia de pobreza extrema que se vivía en las masas de población, que se acercaban a Madrid, víctimas del éxodo rural o de aquellos que se quedaron excluidos por cuestiones ideológicas y política: excombatientes de la guerra civil y, en general, víctimas de la contienda del país“, nos cuenta Antonio Rodríguez, director de la fundación de los dominicos, de carácter civil, pero cuya presidencia recae en el cardenal D. Carlos Osoro.

“Por entonces en Madrid sólo existía el albergue municipal de San Isidro con un fuerte carácter represivo y el padre Manzaneque, que vino con una sensibilidad muy acusada de Roma, y fue capaz de dar una respuesta incipiente a esta realidad, comprando unos terrenos en los que edificó el albergue que cambió drásticamente con la llegada de la democracia”.

A partir de la década de los 70 los retos a los que se tendrían que afrontar serían otros: el desarraigo provocado por la movilidad geográfica, el paro masivo y el aumento del consumo de drogas, modificaron el perfil de las personas que se veían abocadas a la calle y no sería hasta finales del siglo XX, con la incorporación de España en la Unión Europea, cuando se empiezan a diseñar estrategias que iban más allá de los planes de emergencia, para generar proyectos de formación, empleo y modelos de alojamientos alternativos, que les devolvían la dignidad como personas autónomas e insertadas nuevamente en la sociedad.

pa9s8udpa8dup8audpa_560x280Antonio Rodríguez, director de la Fundación San Martín de Porres

La obra social de la fundación San Martín de Porres es de una radicalidad extrema, que sorprende en contenido y forma, a favor de las personas sin techo con las que comparten el día a día, sus sueños y frustraciones y con los que trazan un proyecto vital para que se vuelvan a enganchar al carro de la vida.

“Además de la atención a las personas sin hogar, nuestro campo de actuación se está expandiendo -nos comenta con satisfacción Antonio- y se está materializando en diversos proyectos, de carácter europeo, en los que se trabaja con servicios de alojamiento, empleo y salud mental, de una forma personalizada y participativa, que estimula una implicación responsable y gradual de la persona a lo largo de las distintas etapas del proceso en el que se le acompaña, hasta que son capaces de vivir por sí mismos”.

En las últimas décadas y especialmente con el cambio de siglo se ha trabajado mucho en el uso del lenguaje para no estigmatizar aún más a los que Eduardo Galeano, uno de los escritores más destacados de la literatura latinoamericana, llamaba “Los nadies”, y se desechó cualquier terminología que evocara a mendigos, indigentes o vagabundos para hablar de “sin techos” o “transeúntes”, pero sin tener aún claro cómo hablar de este fenómeno en las ciudades del primer mundo, sin que nos genere cierto cargo de conciencia.

Ahora para describir este fenómeno se utiliza el término “sinhogarismo”, que tiene cuatro categorías: sin techo, sin vivienda aunque vive en centros, prisiones, refugios…, vivienda insegura o inadecuada como una chabola o piso patera. Estas cuatro clasificaciones ponen el énfasis en una condición coyuntural y no estructural de la persona que está sin hogar, evitando perpetuar esa condición de por vida.

acceso-a-la-fundacion-san-martin-de-porres“En la actualidad -relata Antonio- desarrollamos distintos proyectos y programas de acogida y alojamiento. Por una parte está el centro de acogida o albergue “San Martín de Porres” con una capacidad de alojamiento para 62 personas sin hogar, 220 personas atendidas a lo largo del año.

“Por otra parte, en 26 viviendas independientes con 81 plazas de alojamiento, mayoritariamente en habitación individual, estamos desarrollando distintos proyectos específicos para distintos perfiles de personas sin hogar: mujeres con cargas familiares en coordinación con los servicios sociales de Carabanchel (15 plazas), un proyecto piloto de acogida a personas LGTB mayoritariamente “trans” en coordinación con el servicio LGTB de la Comunidad de Madrid (15 plazas), el proyecto “PISOS PLAZA MAYOR” (11 viviendas, 19 plazas) en coordinación con el Ayuntamiento de Madrid damos alojamiento a personas que pernoctaban en la Plaza Mayor pasando directamente de la calle a un piso (HousingFirst) y el resto de viviendas para personas sin hogar que están en un proceso de inserción sociolaboral.

“Y no solo acaba aquí nuestro trabajo sino que para que salgan de la exclusión tenemos que recorrer un itinerario que va desde la formación a la ayuda en la búsqueda activa de empleo, y hemos conseguido colocar incluso en la crisis a más 150 personas. A lo largo de un año, atendemos en nuestros diferentes recursos de alojamiento y empleo en torno a 500 personas“.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
Que no son, aunque sean.
Que no tienen nombre, sino número.

Pero tienen derecho a una segunda oportunidad -comparte con nosotros Antonio queriéndonos hacer partícipe de la claridad con la que analiza esta tétrica realidad del primer mundo- por eso desde el 2015 estamos adaptando una antigua Casa de Ejercicios de los dominicos en Santander para convertirlo en un hotel rural, acompañado de un proyecto de agricultura ecológica en marcha, gestionado íntegramente por personas sin hogar”.

Sigue con su conversación fluida llevándonos mentalmente a una hospedería en el Monasterio Nuestra Señora de Montesclaros, también en Santander, que desde este año 2017 la están llevando también personas sin hogar, en los que se capacitan para el sector servicio, especialmente: conserjería, limpieza y restauración…

La conversación era envolvente como las sábanas que se secaban al aire libre en el patio de la Vía Carpetana, sede de la fundación San Martín de Porres que trabaja por los nadie, aquellos que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja o negra de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos, que la bala que los mata o que el frío que los conduce a un destino que merecía una segunda oportunidad.

Fuente Religión Digital

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“El ego se apropia también del compromiso (IV)”, por Enrique Martínez Lozano.

Miércoles, 31 de mayo de 2017
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narcisismo1Decía en la primera entrega de este comentario que me produce tristeza percibir que, incluso hablando de espiritualidad y de compromiso, se caiga en la descalificación del otro y en el dualismo que fragmenta lo real. Frente a lo que considero trampas engañosas que nacen del ego, me parece importante abandonar cualquier mentalidad de “tribu”, superar el dualismo mental y avanzar hacia una integración consciente.

La descalificación es un mecanismo característico del ego. Resulta significativo el hecho de que cada grupo tenga la convicción de que cree en la “verdad” –con la que se ha identificado la creencia en la que se ha crecido–, mientras que son únicamente todos los demás los que creen en “supersticiones”. Frente a esta postura, nos hace bien reconocer que la persona que confiesa otra religión piensa exactamente lo contrario: para ella, las creencias fantasiosas o supersticiosas son las nuestras.

Por su parte, el dualismo es igualmente una construcción mental que, mientras la creemos, nos mantiene alejados de la realidad. El ego es simplista porque su perspectiva es sumamente reducida. Al tomar distancia de él, empezamos a abrirnos al amplio e inclusivo horizonte de la verdad.

Tal como lo veo, la integración –de polos opuestos, pero complementarios; de visiones del mundo diferentes a la del propio “catecismo” – no será posible hasta que no avancemos en la respuesta adecuada y experiencial a la pregunta ¿quién soy yo?; respuesta que, según el oráculo de Delfos, nos permite acceder a la comprensión de toda la realidad: “Hombre, conócete a ti mismo, y conocerás al Universo y a los dioses”. Por mi parte, no conozco pregunta más urgente ni desinstaladora que aquella; en realidad, el narcisismo no es otra cosa que la vivencia que resulta del hecho de habernos quedado instalados en una respuesta equivocada a esa primera cuestión.

La respuesta adecuada me hace ver que no soy el “yo” que mi mente pensaba. Según el autor del escrito que comento, “lo que mejor las caracteriza [a las que denomina “corrientes pseudomísticas”] es el lugar de honor exclusivo que reservan al individuo, al yo, que se erige en el único dios que, según sus criterios, merece entrega absoluta”. No niego que eso pueda darse, e incluso que sea un “paso” por el que transite la persona que va en busca de la verdad. Sin embargo, la genuina espiritualidad no anhela ningún “lugar de honor” para el yo, porque ha descubierto su inexistencia. Y desde la comprensión de su verdadera identidad, la persona espiritual no busca sino quitarse de en medio, “destronarse” a sí misma, para que la Vida se exprese a través de ella.

A partir de ahí, uno ya no “elige” qué hacer, sino que se vive como cauce o canal de la Vida que fluye. Es la Vida la que “toma las decisiones” y a uno no le queda otra cosa que alinearse con ella, en la vivencia de la unidad con todo lo real. Con lo cual, venimos a descubrir que, también en el terreno del compromiso, la pregunta decisiva no es ¿qué hago?, sino ¿desde dónde lo hago?

Si es desde el ego (o estado mental), habrá resistencia, apropiación, comparación, descalificación e incluso arrogancia. Cuando nace de la comprensión (o estado de presencia), hay aceptación, desapropiación, gratuidad y espíritu inclusivo.

El título de este trabajo me parece que no tiene excepciones: El ego se apropia también del compromiso. ¿Existe algún medio para evitar que sea así? Solo uno: comprender que el compromiso genuino no puede nacer nunca del ego y vivir en desapropiación.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

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“El ego se apropia también del compromiso (III)”, por Enrique Martínez Lozano.

Jueves, 18 de mayo de 2017
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narcisismo1Quise hacer el relato que compartía la semana anterior para alertar del riesgo que supone dejarse engañar por hermosas palabras. Detrás de ellas suele haber verdades no dichas ni reconocidas, necesidades psicológicas inconscientes que boicotearán todo camino de crecimiento y de entrega. Con lo cual, vuelvo al punto de origen: ¿qué es –y a quién puede beneficiar– un compromiso que no nace de la consciencia clara de quienes somos? No se niega la “buena voluntad” ni la “entrega” de quien lo vive, pero ¿a qué conduce? Fuera de la consciencia, no es extraño que todos los esfuerzos por mejorar el mundo no consigan sino estropearlo más. “Hasta que no trasciendas el ego –escribe John R. Price–, no podrás sino contribuir a la locura del mundo”.

El compromiso no es el criterio definitivo, por cuanto esa palabra –como cualquier otra- puede encerrar contenidos muy dispares. Tampoco la espiritualidad se libra de ese mismo carácter ambiguo. Solo una comprensión profunda e integradora capacitará y favorecerá un modo de vivir marcado por la unidad y la compasión. No en vano, el que nos dejó la sublime parábola del “juicio final” no fue un moralista –que pusiera la “obligación” del “compromiso” por encima de cualquier otra cosa-, sino un hombre sabio –genuinamente espiritual– que sabía que “el Padre y yo somos uno” y que era igualmente uno con todos los seres, razón por la cual, “lo que hicisteis a cada uno de estos, me lo hicisteis a mí”.  En efecto, cuando sé, de manera experiencial, que el otro es no-separado de mí, he encontrado la clave para vivir el compromiso.

Cuando no es así, suele ocurrir que el compromiso se convierte en otro “objeto” más que el ego se apropia, con el que se alimenta y fortalece. ¡Un ego “comprometido” es un ego que se siente muy vivo! ¿Quién no ha conocido personas que, pregonando la necesidad de compromiso y haciendo de él una referencia permanente –objeto incluso de su enseñanza–, lo estaban usando, en la práctica, para autoafirmarse, descalificar a otros –y de ese modo auparse ellos– y mantener su resistencia ante una realidad frustrante que eran incapaces de aceptar? El narcisismo –como bien reconoce el autor del texto que estoy comentando– consiste en vivir girando en torno al ego (“yo, mí, me, conmigo”). Pero sucede que el ego puede apropiarse también de la “acción” más exigente. Y no es difícil percibir cuánto narcisismo oculta una fachada –y una proclamación– de compromiso.

Por eso, solo cuando se libera de aquellas necesidades antes ocultas que lo condicionaban, el compromiso se vive con gratuidad y desapropiación. Se deja de juzgar el modo como los otros lo viven –el juicio, como la comparación y la descalificación del otro, son muestras de narcisismo– y se comprende que, también aquí, se darán tantas formas como personas. Y tal vez haya que abandonar las etiquetas mentales acerca de lo que es una “persona comprometida” para abrirse a valorar los diferentes modos de vivirlo.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

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“El ego se apropia también del compromiso (II)”, por Enrique Martínez Lozano

Miércoles, 17 de mayo de 2017
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narcisismo1“Espiritualidad” y “compromiso” son, sin duda, hermosas palabras. Y somos conscientes de la facilidad con la que los humanos nos dejamos engañar por palabras que gozan de plausibilidad social. Pero, separadas –desconectadas entre sí–, son fuente de confusión y, en último término, de sufrimiento, porque nos hacen movernos en una “media verdad”.

Tal como lo veo, ambas expresiones únicamente pueden conjugarse y nutrirse mutuamente cuando arrancamos de una respuesta adecuada a la pregunta primera: ¿quién soy yo? Creo comprender lo que el autor (del artículo que comento y que envié la semana pasada) pretende decir al afirmar que la pregunta decisiva para él es “¿dónde está tu hermano?”; sin embargo, me parece que será imposible responder a ella ajustadamente si no sé realmente quién soy. ¿Quién soy yo?: esta es la cuestión de la que pende absolutamente todo lo demás.

El interés por esta pregunta –si es genuino– no solo no es narcisista, sino que nos conduce a la comprensión de quienes somos y, de ese modo, termina pulverizando el narcisismo. Ignorar esa cuestión –atribuyéndola a “modas psicologistas”– equivale a construir sin cimientos sólidos.

En este punto, me parece oportuno aportar algo de mi propia experiencia, con el objetivo pedagógico de clarificar lo que vengo diciendo: creo que la narración de lo vivido puede favorecer la comprensión más que discursos teóricos o razonamientos eruditos sobre el tema.

Recuerdo nítidamente la fuerza que el compromiso social adquirió en mi juventud, hasta el punto de que en todo momento me estaba evaluando a mí mismo a partir de si estaba o no “comprometido”. Una vez llegado a Argentina, adonde me llevó –más allá del detonante concreto que lo provocó– el anhelo de un compromiso mayor, buscaba “entregarme” en los barrios más necesitados de la ciudad donde había aterrizado. Todo en mí giraba en torno al compromiso: el tiempo dedicado, el uso del dinero, el trabajo en el barrio… Me reprochaba incluso no tener el coraje suficiente para dejar la casa donde vivía e irme a vivir a uno más de los “ranchitos” de aquella especie de “villa miseria” que a diario recorría.

Por aquella época no me hacía demasiadas preguntas acerca de lo que hacía. Más adelante, poco a poco, fueron surgiendo, a partir de algo que un día hizo “clic” en mí. Eso ocurrió una mañana cuando, visitando a unos ancianos que malvivían bajo unas latas y cartones, sin otro bien en su interior que una enorme pantalla de televisión, descubrí que eran más felices que yo. Dentro de mí se disparó una especie de alarma: tenía claro que mi objetivo era ayudar a aquellas personas a que fueran felices y, de golpe, descubro que lo eran más que yo. ¿Qué movía realmente mi dedicación?

Poco a poco me fui abriendo a la verdad de lo que vivía, descubriendo que existían en mí motivaciones de todo tipo, unas confesadas, otras –para mí en aquel momento– inconfesables. Descubrí que en mi compromiso había ciertamente amor a las personas y fidelidad a mi vocación cristiana. Pero se hallaban presentes igualmente otros motivos, en forma de necesidades inconscientes, más o menos ocultas o camufladas: de ser reconocido, aceptado e incluso aplaudido; de sentir mi vida “útil” y con sentido; de creer estar en la verdad y de ser “coherente” con ella; de tener una imagen de persona “comprometida”; de liberarme de la frustración que me suponía el hecho de que la realidad no se ajustara a mis deseos, por lo que estaba instalado en la resistencia a la vida; de compensar culpabilidades reprimidas y de sentirme “digno” ante Dios; de perfeccionismo…

Todo se daba mezclado, en dosis diferentes. Descubrirlo de golpe supuso un zarandeo notable, una sensación de quedar desnudo ante la realidad, un encuentro con mis “demonios interiores” –la parte oscura y oculta de mí–… y el comienzo de una puesta en verdad que no sabía dónde habría de conducirme.

De aquella crisis fui aprendiendo el camino de “vuelta a casa”, de la que, sin ser consciente, había vivido alejado. ¿Cómo podría acompañar a alguien en ese camino si yo mismo no lo recorría? Fui consciente de que muchas de mis “seguridades” anteriores podrían verse amenazadas, pero aún así experimentaba una fuerza interior –hoy sé que era un gratuito anhelo espiritual– que me proveía de determinación para afrontar todo lo que pudiera surgir.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

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Bienvenida

Sábado, 18 de marzo de 2017
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Leído en Fe Adulta:

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Bienvenida la mañana,
con la clara luz de cada nuevo amanecer,
que me invita a despertar
a la belleza que me rodea
y aceptar la fragilidad y la esplendidez humana,
a renacer bajo la transparencia del agua,
a mirar el mundo como recién nacido,
reavivando mi anhelo por vivir,
con pasión, agradecimiento y buen humor,
cada momento de la jornada.

Bienvenida la tarde, 
que me urge a acudir a la cita
para brindar solidaridad y ternura,
al descanso y el sosiego,
a la intimidad y al diálogo,
a contemplar el variado tornasol
y el sorprendente espectáculo
de cada crepúsculo,
a dejarme conmover
por la vulnerabilidad y la bondad
de tantos gestos, que me motiva
a seguir caminando, a ser más humano.

Bienvenida la noche,
que me mueve a contemplar las estrellas
que un día existieron y aún iluminan mi vida
y a las que, radiantes, me impulsan hoy
a recrear otro universo,
a descubrir la poesía que me habita,
a cuidar con delicadeza y entusiasmo,
a dejarme emocionar por el silencio.
A escuchar cómo palpitan
los latidos de tantos vivos recuerdos
y a dejarme abrazar por el Mar,
que me mece con sus olas revestidas
de espuma y de sueños.

 *
  Miguel Ángel Mesa
***

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Nicolás Castellanos: “Llegué a Bolivia con 32.000 dólares y salvé 5.000 vidas”

Domingo, 5 de marzo de 2017
Comentarios desactivados en Nicolás Castellanos: “Llegué a Bolivia con 32.000 dólares y salvé 5.000 vidas”

nicolas-castellanos_560x280Renunció al obispado de Palencia, para poner en práctica sus prédicas

Vive en uno de los barrios más humildes y pobres de Santa Cruz de la Sierra

En un gesto inédito, renunció a la mitra el mismo año que el también obispo de Málaga, Ramón Buxarrais. Éste se fue a Melilla y Nicolás Castellanos, hasta entonces, titular de Palencia, se fue a Bolivia. Con los pobres de los pobres. A ellos entregó su vida entera, apostando por la educación de niños y jóvenes. Hoy puede presumir del complejo ‘Hombres Nuevos‘ en Santa Cruz de la Sierra, que acoge a más de 14.000 chavales.

Y, a sus 82 años, el obispo sin obispado sigue al pié del cañón, con su gente de Bolivia y repasa, para la agencia Efe, su recorrido con los desheredados. A los que ha rescatado del descarte y a los que sigue defendiendo con uñas y dientes. Es su abogado defensor.

El obispo emérito español Nicolás Castellanos llegó a Bolivia hace 25 años con una suma igual a 32.000 dólares que le dieron en su homenaje de despedida y comenzó la fundación Hombres Nuevos con la que asegura haber salvado al menos 5.000 vidas.

“Trajimos 5 millones de pesetas (32.000 dólares) y al mes de estar aquí ya montamos el centro de niños desnutridos con el que hemos salvado más de 5.000 vidas“, dijo Castellanos en una entrevista con Efe, al recordar que llegó a Bolivia el 16 de enero de 1992.

Desde entonces, el religioso (Mansilla del Páramo, León, España, 1935) vive en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (este) en uno de los barrios más humildes y pobres, Plan 3.000, pero no ha perdido su acento leonés ni se olvida de sus orígenes.

En Bolivia ha conseguido, junto a Hombres Nuevos, la integración social de niños y adolescentes, la construcción de escuelas, internados, centros médicos y también de templos.

“Yo no venía con la idea de hacer iglesias”, asegura, pero no había ninguna en el Plan 3.000 y la gente “quería un templo”. En total, el obispo Castellanos ha construido ya quince.

Castellanos renunció al obispado de Palencia (Castilla y León) en 1991 porque quería poner en práctica sus prédicas, yendo a “vivir a un barrio pobre”.

“¿Por qué un obispo no va a recibir la llamada para ser misionero?”, se preguntó.

Y mientras preparaba su renuncia, se “enamoró” de Bolivia en unas conferencias que le invitaron a dar en el país andino.

“Por otra parte, después de Haití, Bolivia es el país más pobre de América Latina“, explica al citar una cifra dramática: “al año mueren 14.000 niños y niñas” por causas evitables, como la diarrea.

Su intención, dice, era “escuchar y conocer las necesidades reales y sentidas de la gente” y después de este cuarto siglo “todo este esfuerzo y trabajo han levantado esperanza en la gente”.

En este tiempo ha visto como Santa Cruz pasó de ser una ciudad pequeña a la más grande, poblada y pujante de Bolivia.

El religioso cree que su contribución al crecimiento de la población cruceña ha llegado con la educación: “hemos hecho más de cien escuelas y eso implica también un cambio generacional. Un país para que salga de la pobreza necesita escuela para todos, de cierta calidad y que eduque en valores“.

Su posicionamiento en el lado de los desfavorecidos le valió en 1998 para ser galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, y aún no pierde las relaciones con España.

De hecho, hace unos meses el gobierno de su comunidad autónoma, Castilla y León, autorizó un gasto de 118.000 euros para la construcción de internados en el altiplano boliviano, lo que cual supondrá una expansión de su trabajo hacia la zona andina.

Asegura que hoy, sin ese internado, los jóvenes del campo tienen que andar hasta seis horas al día a 4.000 metros de altitud para llegar a una escuela, así que quiere darle “bienestar a esos hijos”.

Para celebrar los 25 años de Hombre Nuevos Bolivia, los jóvenes cruceños de la orquesta de la fundación fueron invitados hace unos días dar un concierto en el Vaticano.

“Fue algo excepcional, maravilloso. Imagínate jóvenes que jamás habían salido de Bolivia, encontrarse en un espectáculo tan maravilloso como un concierto delante del Papa ante 8.000 personas”, exclama el misionero.

Estos jóvenes comenzaron hace muchos años en la orquesta impulsada por el religioso y han conseguido interpretar obras musicales bolivianas en frente de un público internacional.

“La portavoz del Vaticano, Paloma García, que participó en un concierto vino emocionada y me dijo que pensaba que harían algo folclórico, exótico, bonito, pero nada más, pero que se había dado cuenta de que es una orquesta que está a la altura de cualquier orquesta de Europa”, afirma orgulloso el obispo.

Y a pesar de toda su obra humanitaria, Castellanos cree que aún “queda mucho por hacer” y se compromete a seguir trabajando “ilusionados para reducir las fronteras de la pobreza que es la ignominia de la humanidad”.

José M. Vidal

Fuente Efe – Religión Digital

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El poder de Dios en nuestras manos

Martes, 3 de enero de 2017
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proxyRealmente suena fuerte lo que nos ha puesto a escribir, sintetizado en el título de este artículo. Quizás abrume, quizás escandalice, pero la libertad que nos ha sido dada puede llegar al límite de lo absurdo: frustrar el plan de Dios para con nosotros y con todo lo que nos rodea, que es puro don.

Todo empezó leyendo el episodio de los dos ciegos suplicantes que seguían a Jesús (Mt 9, 27-31). No actuó de inmediato, les implicó en su propia sanación, aunque el poder de sanar procediera de él -“¿Creéis que puedo hacerlo?”-; un contundente “Sí” salió de las entrañas de los dos hombres y aún así, no les liberó de su propia responsabilidad en la sanación – “Que os suceda según vuestra fe”-. Su fe debía ser grande pues “se les abrieron los ojos”.

¿Qué significa creer que Dios todo lo puede? ¿Lo creo? ¿Estamos convencidas hasta el extremo de pasar evaluación de nuestra propia fe?

Lo primero será adentrarnos en la contaminación que sufrimos referente a la idea del Poder. Esa palabra nos lleva instantáneamente a pensar en varios tipos de poderes, que a veces hasta se confunden: el poder de Dios y los poderes del mundo, el poder del dinero, etc…

El poder de Dios, generalmente se identifica con algo sobrenatural, incluso mágico. Un poder ejercido por alguien fuera del mundo, que por voluntad propia o movido por los pedidos, ruegos y súplicas de las personas intervendría para cambiar situaciones. Este poder sería capaz por sí solo de hacer milagros y otros signos de manera antojadiza, ya que en algunas ocasiones cambiaría el rumbo de las circunstancias y en otras no.

Los poderes del mundo, con los esquemas de opresión, discriminación, avaricia, corrupción, etc. manipulan, aplastan y difunden el miedo como mecanismo de sumisión, anestesiando la capacidad de libertad de la gente. Esto mismo sucede muchas veces dentro de las religiones, que en nombre de Dios cometen todo tipo de atropellos.

El poder del dinero como espejismo que doblega la cultura, la creatividad, la capacidad intelectual, transformando la vida en una cadena de producción y de consumo. Cada instante del tiempo se mercantiliza y se valora según la rentabilidad que produce. Ahí caen los más débiles: los niños, los ancianos, los enfermos, lo que huyen de conflictos sangrientos… Así ejerce el mitológico Rey Midas actualizando las formas y maneras a estos tiempos. Desgraciadamente también por este poder, las religiones son tentadas.

Nuestro modo de entender el poder está influido por el modo en que lo ejercen quienes dominan las naciones, pero, sorprendentemente, al detenernos con seriedad frente a la figura de Jesús entregándose hasta la cruz por solidaridad con quienes estaban llenos de miedo y atormentados por la injusticia, nos llega un modo distinto de entender el poder de Dios. Es el poder de lo humilde, de lo chiquito, de lo escondido que irrumpe como la levadura en la masa transformándolo todo. Así el poder de Dios en nuestras manos tiene una fuerza arrolladora. Y con ese nuevo modo de entenderlo nos llegan nuevas palabras. Solidaridad, la primera palabra, solidaridad hasta la muerte, y esta solidaridad es una que nace desde la impotencia que nos lleva a reinterpretar la vida desde Dios. Otra palabra que nos llega es responsabilidad, al darnos cuenta de que es a través de nosotros como se manifiesta el poder solidario de Dios.

La solidaridad se hará realidad mirando el sufrimiento del mundo, dejando que la empatía y la compasión se hagan presentes en los espacios donde la violencia destruye sin ton ni son; pero también en el epicentro del poder del mundo, en donde se toman las decisiones de matar o no matar, de acoger o repatriar, de fabricar armas o vacunas.

Tenemos responsabilidad activa en la administración de ese poder infinito que Dios tiene y que ha querido poner en nuestras manos, implicándonos en su acción salvífica. Y cada día nos pregunta: “¿Creéis que puedo hacerlo?”. ¿Qué respondemos?

Si el silencio y la cabeza agachada son la respuesta, seguirán sufriendo tantos inocentes.

“¡Qué suceda según vuestra fe?… ¿Será nuestra fe capaz de mover montañas? Seremos capaces de ser luz y sal o dejaremos escondido el poder que Dios nos ha dado para transformar el mundo?

Viviendo ya el tiempo de Navidad,  revisemos que para Dios todo empieza siempre en pequeño, incluso de restos. A veces suspendemos en solidaridad y en responsabilidad, pero la esperanza sale al paso. “Ven, Señor, Jesús…” y aquí llega, es Navidad.

Yolanda Chavez (Los Ángeles)

Mari Paz López Santos (Madrid)

Patricia Paz (Buenos Aires)

Fuente Fe Adulta

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Solidarios con todos

Domingo, 25 de diciembre de 2016
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solidarios-300x264Hermanos, Dios ha querido hacerse hombre, ha querido compartir con nosotros la aventura de la vida, saber por experiencia propia qué es vivir en este mundo, gozar, sufrir y crecer, caminar con nosotros… Oremos.

Padre, que seamos solidarios con todos.

• Te presentamos Padre a la Iglesia, que sea faro que nos recuerde permanentemente el gozo de sabernos hijos tuyos y la misión encomendada de ser Buena Noticia para todo el mundo, y en especial, para los más desfavorecidos.

Padre, que seamos solidarios con todos.

• Nos presentamos, Padre, todos los que queremos seguir a tu hijo Jesús, que nuestra vida entera sea un grito de esperanza para todos los que viven con dificultad, que seamos, en medio de este mundo, recuerdo y presencia de tu corazón solidario y misericordioso.

Padre, que seamos solidarios con todos.

• Te recordamos, Padre, a todos los enfermos, los huérfanos, las viudas, los parados, los maltratados, los excluidos, que la llegada de tu hijo Jesús suponga una Buena Noticia en sus vidas, que también ellos encuentren motivos para la alegría y la esperanza.

Padre, que seamos solidarios con todos.

• Te recordamos, Padre, a todos los pueblos que viven conflictos bélicos, a todos los que sufren el azote del terrorismo, que la venida de tu hijo Jesús, y nuestro firme compromiso hagan posible la paz en el mundo.

Padre, que seamos solidarios con todos.

Padre bueno, en estas vísperas de la celebración de la Navidad, concédenos la gracia de abrirnos y transformarnos por dentro para que seamos Buena Noticia en nuestros entornos. Gracias, Padre, por hacerte uno entre nosotros.

Vicky Irigaray

Fuente Fe Adulta

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Misterioso descubrimiento

Martes, 13 de diciembre de 2016
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Del blog de Henri Nouwen:

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“Los que han descendido al misterio profundo de sus corazones y han hallado el hogar íntimo donde encuentran a su Señor, llegan al misterioso descubrimiento de que la solidaridad es la otra cara de la moneda de la intimidad. Se hacen conscientes de que la intimidad del hogar de Dios incluye a todos. Empiezan a ver que el hogar que han encontrado en su ser más íntimo es tan amplio que en él cabe toda la humanidad.”

*

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Henri Nouwen

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Barcelona Gay Men’s Chorus transforma la música en juguetes solidarios

Miércoles, 30 de noviembre de 2016
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34810_bgmc-concierto-solidario-cartelEl coro Barcelona Gay Men’s Chorus celebra su segundo aniversario en un concierto solidario para la campaña navideña de recogida de juguetes de Creu Roja Joventut el 2 de diciembre en Luz de Gas en el que la entrada es un regalo para los pequeños más desfavorecidos.

Barcelona Gay Man Chorus, la ONG Actúa y Cruz Roja Juventud abren su corazón para transformar la música en un acto solidario. Bajo la sencilla y mágica fórmula de un juguete = una entrada solidaria, quieren sacar lo más preciado que tienen lxs peques: su sonrisa.

Un acto solidario que pretende recaudar tantos juguetes como sea posible para que los más desfavorecidos puedan disfrutar de una Navidad de gratos recuerdos.

Por segundo año consecutivo, la Sala Luz de Gas acoge el concierto solidario ‘Actua amb el cor’ del Barcelona Gay Men’s Chorus (BGMC), que repasará lo mejor de sus dos primeros años de andadura en un espectáculo con muchas sorpresas que se celebrará el 2 de diciembre.

Impulsado por la ONG Actúa, la misión de esta velada es participar en la recogida de juguetes de la campaña navideña de Creu Roja Joventut, para que ningún pequeño se quede sin regalo estas fiestas.

34808_bgmc-concierto-solidario-portada¿Cómo se puede participar? 

  1. Reserva tu plaza a coste cero en Atrápalo e imprime la entrada
  2. Compra un juguete
  3. ¡Ven a Luz de Gas y canjea el regalo y la entrada para acceder al concierto!

El concierto estará totalmente adaptado para personas sordas gracias a una intérprete de Lengua de Signos (Conxita Paricio) que cantará con las manos.

  • Cuándo: el 2 de diciembre de 2016 a las 21:30 horas (apertura de puertas 20:30 horas)
  • Dónde: Luz de Gas, Muntaner, 246 (Barcelona)
  • Entradas a coste cero

Barcelona Gay Man Chorus – Edgar CarrascalFuente

Por Nota de prensa/Redacción Chueca

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Compasivos y solidarios

Martes, 27 de septiembre de 2016
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isabel-sola_270x250Isabel Sola, asesinada en Haití…

Hermanos, Jesús nos ha recordado su desconfianza radical hacía el dinero porque nos “endurece el corazón”, nos hace insolidarios, insensibles a las dificultades de los demás. Oremos.

Padre bueno, queremos ser compasivos y solidarios.

• Padre bueno, que la Iglesia sea ejemplo e invitación a vivir con criterios de justicia y responsabilidad el dinero y los bienes que tenemos.

Padre bueno, queremos ser compasivos y solidarios.

• Padre bueno, que los creyentes seamos solidarios con los que más necesitan, que sepamos compartir y dar para que otros puedan vivir con dignidad.

Padre bueno, queremos ser compasivos y solidarios.

• Padre bueno, que todos nosotros seamos conscientes de la abundancia en la que vivimos y que lo que nos sobra, siguiendo una “austeridad solidaria”, salve vidas, dé vida a otros.

Padre bueno, queremos ser compasivos y solidarios.

• Padre bueno, que este lado del mundo, donde vivimos en la abundancia, no nos olvidemos del otro lado del mundo, donde los hombres y mujeres mueren de hambre, de enfermedad y de miseria.

Padre bueno, queremos ser compasivos y solidarios.

• Padre bueno, que todos nuestros mayores que viven solos o en residencias sientan nuestra cercanía y cariño, que nos tomemos en serio acompañarles en su día a día.

Padre bueno, queremos ser compasivos y solidarios.

Padre bueno, que nuestras entrañas se estremezcan ante tanta injusticia e insolidaridad. Concédenos un corazón compasivo y audaz junto a los más desfavorecidos de nuestro mundo. Te damos las gracias por la vida de tu hijo Jesús.

Vicky Irigaray

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“Justicia social más que ayuda humanitaria”, por José Carlos García Fajardo

Lunes, 15 de febrero de 2016
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959384Leído en  la página web de Redes Cristianas

Cabe cierta ayuda humanitaria, aunque sólo sea por la vía de la reparación, pero pudiera ser que la mejor manera de ‘ayudar’ fuera retirarnos y reconocer su mayoría de edad.

Quizá haya llegado el momento de hablar menos de ‘ayuda humanitaria’ y denunciar las corrupciones y abusos por parte de los poderosos del norte sociológico en connivencia con dirigentes venales de esos pueblos empobrecidos del sur, de Oriente Medio y de tantas otras latitudes. Hay que llamar a las cosas por su nombre y no quedarnos en reacciones viscerales cuando se trata de atajar los males en sus raíces.

Si se pagara el precio justo por las materias primas que se les expolia obligándolos a monocultivos intensivos que desertizan las tierras; si se impusiera un embargo absoluto en la venta de armas de manera que ningún país miembro de la ONU pudiera vender armas a esos estados bajo amenaza de las más severas sanciones; si se detuviera la proliferación de fábricas sucursales del norte que se instalan en esos países para explotar la mano de obra barata y sin condiciones de seguridad social alguna; si se reconociera que la deuda externa ya está pagada con creces y que muchos países necesitan el 60% de su renta nacional para pagar los intereses de la misma; si no se invadieran sus mercados con los excedentes de producción de las industrias del norte creándoles nuevas necesidades y dependencias por medio de la imposición del modelo de desarrollo neoliberal, elevado a la categoría de paradigma, y que se ha revelado como eficaz sólo donde ha habido posibilidad de explotar las materias primas y la mano de obra barata de otros pueblos como “recursos”; si se llevara a los tribunales penales internacionales a las multinacionales perversas y potencias corruptoras así como a los dirigentes venales de esos países; y si se cooperara en situación de igualdad con esos pueblos para ayudar en un desarrollo endógeno, sostenible, equilibrado y global –de acuerdo con sus idiosincrasias, culturas y características propias-, se estaría contribuyendo a una verdadera actitud humana y justa que va más allá de una ayuda económica esporádica y siempre de acuerdo con los intereses de los países donantes.

Hace años, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, denunció a los países ricos por reducir en un 24% la ayuda humanitaria y aseguró que el hambre hacía peligrar el futuro de 20 millones de personas en África. Annan solicitó un esfuerzo especial cuando la atención mundial había vuelto sus ojos y su dinero a otras crisis. Sus palabras no sirvieron para movilizar a la comunidad internacional y seguimos lamentándonos de que millones de seres humanos estén amenazados por el hambre, las guerras y revoluciones cuando se podía haber actuado con antelación.

Reconocemos esa terrible situación pero debemos preguntarnos por las causas de esas hambrunas -debidas no sólo a la sequía sino a la imposibilidad de cultivar los campos- de esas guerras, de esos desplazamientos humanos.

Ya está bien de explotación, de mentiras y de falsos problemas. África es un continente rico en pueblos, culturas y civilizaciones, rico en materias primas, en tierras regadas y en bosques. Es la mayor reserva del mundo en toda clase de minerales. Quizá por eso nos pidan ‘ayuda humanitaria’ en lugar de justicia y de solidaridad. El ex presidente de Tanzania, Julius Nyerere, dijo a una comisión de donantes de países del Norte: “Por favor, no nos echen una mano, quítennos el pie de encima”. El líder conocido como La Conciencia de África pedía relaciones de justicia. Como Jomo Kenyatta, primer presidente de Kenia, decía de los ingleses “Cuando vinieron, ellos tenían la Biblia y nosotros las tierras; ahora, ellos poseen las tierras y a nosotros nos dejaron la Biblia”.

Recordemos esas posibilidades de ayuda por parte de la comunidad internacional, que pueden sonar a utópicas, pero que las asumimos en el sentido de que “utopía es lo que no existe en ningún lugar… todavía”. Porque no debemos soñar con un hipotético Plan Marshall que podría llevar a una dependencia todavía mayor respecto de las economías de los países del Norte.

Cierto que cabe una ayuda, aunque sólo sea por la vía de la reparación, -en estricta equidad y justicia-, pero pudiera ser que la mejor manera de ‘ayudarles’ fuera retirándonos y reconociendo su mayoría de edad y la capacidad para relacionarse con otros países y con otros modelos de desarrollo económicos distintos en términos de igualdad.

El más terrible azote de los pueblos en conflictos motivados por el fanatismo como reacción a la explotación de sus riquezas naturales no es el hambre ni las epidemias sino los intereses económicos extranjeros, sus dirigentes y las fuerzas militares o paramilitares.

José Carlos García Fajardo es Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)

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Es complicado ser cristiano/a de izquierdas

Jueves, 4 de febrero de 2016
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sin-hogar“Dar de comer al hambriento es justicia distributiva y exigencia de fe cristiana”

“El bolsillo es un tema tabú”

“Hay que dar hasta que duela, no de las sobras”

(José María García Mauriño, Cristianos de Base de Madrid).- Todo el mundo sabe que ser cristiano o cristiana es mucho más que ir a Misa los domingos y no robar ni matar. “Creer es comprometerse”, y lo complicado es el compromiso de los cristianos. ¿A qué nos comprometemos? Es algo muy personal, no es una obligación impuesta por las normas más o menos dogmáticas de la Iglesia. Lo difícil es el compromiso serio con las personas empobrecidas. Es una característica de los creyentes de izquierdas, el ocuparse y preocuparse por la pobreza, por las desigualdades sociales, por los últimos de la sociedad.

Todos y todas somos muy de izquierdas mientras no nos toquen el bolsillo. Ser de izquierdas es ser solidario con las personas empobrecidas. Es tomarse en serio lo que llamamos “opción por los pobres“. Jon Sobrino decía: No hay opción por los pobres sin decisión a defenderlos. Y por lo tanto, sin una decisión a introducirse en el conflicto histórico. Esto no suele ser muy tenido en cuenta. Ni siquiera teóricamente. Pero, digámoslo una vez más: no hay opción por los pobres sin arriesgar”. Hasta aquí Jon Sobrino.

No cabe duda que la decisión personal y comunitaria de la gente de base es la defensa de las personas empobrecidas. Los defendemos cuando vamos a las mareas blanca y verde, Denunciamos el silencio de la jerarquía ante el drama de los refugiados. Hacemos declaraciones en contra de las desigualdades sociales. Estamos de acuerdo con los partidos más radicales. La mayoría somos antisistema. Escribimos cosas contra el capitalismo. Más todavía, participamos en comprometidas Eucaristías, asistimos a foros sociales, hacemos reflexiones profundas sobre la justicia, buscamos un conocimiento más profundo de los Evangelios, defendemos los Derechos humanos, estamos por una Ecología radical, y mucha solidaridad con América Latina. Todas esas cosas son buenas, necesarias para mantener la tensión de la fe, pero insuficientes, si no llegamos al bolsillo.

¿Qué más podemos hacer? La exigencia fundamental es una exigencia de justicia social, lo mismo para creyentes que para los no creyentes. El punto decisivo, lo mismo para unos que para otros, es el de la propiedad, el del dinero. El problema es el bolsillo.

espana-pobre¿Qué pasa con el bolsillo? Que es un tema tabú. Eso no se puede tocar porque saltan chispas. Tocamos lo más sagrado que hay, la propiedad privada. Es lo propio de la mentalidad capitalista. Mi dinero es mío ha sido fruto del trabajo de toda mi vida y hago con él lo que me da la gana. Y nos cuesta trabajo ver que las necesidades básicas de la mayoría de la gente, no están cubiertas. Cada Ser Humano es igual a otro Ser Humano, las personas empobrecidas tienen la misma piel que tú y que yo. No es fácil exigirnos lo que nos corresponde a cada uno de nosotros, creyentes o no, en conciencia, por estricto deber moral, no por imperativo legal de la hacienda pública.

Nos podíamos preguntar, si queremos ser coherentes con la opción por las personas empobrecidas. ¿Qué es lo que arriesgamos los creyentes de izquierdas? Mientras no nos toquen el bolsillo somos un ejemplo de compromiso sociopolítico. Repito, el punto clave de la ética y de la fe en Jesús es el bolsillo, no solo las tertulias cristianas, la celebración de la eucaristía o las clases de Biblia, y los compromisos sociales, todo eso también es muy conveniente, es necesario, pero no es suficiente.

Jesús dijo claramente, (¿de forma simplista?) “No podéis servir a Dios y al dinero”. “Si quieres ser perfecta, vende lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme”. Darlo a los pobres, dice Jesús, no a la familia o a los amigos y amigas. Servir al dinero es lo que hacen muchos que se identifican con los objetivos del capitalismo liberal, propio de la derecha, como es el deseo de acumular beneficios, no de repartir o de compartir. El dar de comer al hambriento no es sólo un imperativo ético de justicia distributiva, sino que al mismo tiempo, para los creyentes, es una exigencia de fe. Es un postulado evangélico que se preocupa de los últimos. No se puede servir a Dios y al dinero, a la propiedad. Nosotros y nosotras vivimos muy bien, muy cómodamente, pero hay muchísimos millones de personas que no viven, que se mueren cada día de hambre o de miseria o todo junto, o que se van muriendo lentamente. Tenemos de todo, no nos falta de nada, y la mayoría de los Seres Humanos apenas tienen lo necesario para vivir.

En un cartel de la comunidad de Sto Tomás de Aquino, de Madrid, ejemplar en muchos aspectos, dice lo siguiente: “no os canséis de dar, pero no deis de las sobras, dad hasta sentirlo, dar hasta que duela”. Dar de lo que tenemos en la cuenta corriente, dar de la pensión, de lo que tenemos, si es mucho, mucho, si es poco, poco. Pero, siempre dar. Si en el 31 de diciembre tengo más dinero en mi cuenta corriente, que en enero de ese mismo año, se puede decir que me he enriquecido, pero no he compartido nada. Es complicado crecer económicamente y al mismo tiempo ser solidario de verdad con las personas empobrecidas.

Fuente Religión Digital

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Es Navidad cuando…

Domingo, 3 de enero de 2016
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abundanceMiguel Ángel Bouzas.
Madrid

ECLESALIA, 25/12/15.- Es Navidad cuando descubrimos que todo en la vida es gracia, que todo es don, que estamos llamados a salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro, para hacernos un regalo para los demás.

Es Navidad cuando escuchamos la buena noticia de la presencia de la bondad en los demás, en el mundo que nos rodea y nos dejamos seducir, llevando con alegría nuestro compromiso para acabar con la tristeza, la soledad, la injusticia, el dolor y tanto llanto.

Es Navidad cuando alejamos nuestro egoísmo y salimos a contemplar la realidad, nos llenamos de asombro al descubrir dónde está presente Dios, dónde se encarna, en qué belenes nace, sufre, está marginado. Y no nos quedamos de brazos cruzados.

Es Navidad cuando hacemos presentes a las estrellas que nos han guiado hasta donde hoy estamos, lo que ahora somos. Especialmente de todos los familiares, amigos y amigas que nos han acompañado en nuestras vidas. Ellos y ellas están presentes celebrando con nosotros esta Navidad.

Es Navidad cuando no nos dejamos llevar por la desilusión y sabemos descubrir y recrear nuevas estrellas, que nos impulsan a vivir con ilusión, con esperanzas renovadas, realistas, pero conducidos por el sueño de una sola humanidad fraterna, en medio de una creación donde la vida surja en plenitud.

Es Navidad si seguimos viviendo no de forma aislada, sino en comunidad, junto a otras personas que nos ayudan a crecer, a Francisco renovando la Iglesia, a tantas mujeres y hombres que se convierten en navidad cada día del año, al convertirse en don gratuito para los demás.

Es Navidad cuando cuidamos a quien nos necesita y nos dejamos cuidar cuando nuestros ánimos decaen. Siempre marchamos en camino hacia Belén, hacia Dios, hacia el misterio del Amor, la Belleza y la Bondad que anida en cada ser humano, en la Naturaleza y el Universo que nos embelesa, nos consuela y nos llena de paz y energía, para seguir construyendo un mundo nuevo

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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“Estoy Molido”… El día y la hora nadie lo sabe…

Domingo, 15 de noviembre de 2015
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Hoy es día de reflexión ante los brutales atentados de París. Por eso, traemos estas palabras de nuestros hermanos y hermanas de la Communión Béthanie, con quienes nos solidarizamos de forma especial:

Ataques terroristas París, el viernes, 13 de noviembre de 2015

Beirut, el 12 de noviembre, Ankara, el 10 de octubre

Nuestra Comunión Béthanie está allí, en una intensa oración  y en silencio.

” La única respuesta al mal absoluto, es la fraternidad.”

André Malraux

Con mis hermanas, mis hermanos, nuestros amigos y amigas, continuaremos nuestro camino fraternal resueltamente.

Y yo, como hermano prior, me comprometo, hasta la muerte, a vivir la fraternidad.

*

Frère Jean-Michel+ Dunand,
prior de la Communion Béthanie

82755365

***

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

“En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.”

*

Marcos 13, 24-32

***

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“Emociones que se interponen”, por J. C. Gª Fajardo

Jueves, 8 de octubre de 2015
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voluntariadoLeído en  la página web de Redes Cristianas

Existe una confusión entre voluntariado social y otras formas de relación afectiva. Por muy políticamente incorrecto que pueda resultar, el voluntario no tiene por qué ser amigo de las personas a las que visita.

Es normal el impacto emocional de un voluntario social que entra por primera vez en un Centro Penitenciario, en el Módulo Penitenciario de un Hospital, en una planta con enfermos graves o en un Centro de Día para mayores con demencia. Es una experiencia nueva que está fuera del concepto de normalidad al que estamos acostumbrados.

En pocos días, este impacto quedará amortiguado por la costumbre y pasará a ser parte de su nuevo esquema de normalidad. Si el impacto no desaparece, el voluntariado se convertirá en una experiencia estresante. Lo mejor será hablar con el responsable y pensar si no convendría cambiarle de servicio.

Otro aspecto emocional importante se refiere a la confusión común entre voluntariado y otras formas de relación sentimental. El voluntario no tiene por qué ser amigo íntimo del beneficiario. Esta afirmación tan políticamente incorrecta y tan incómoda de realizar es muy necesaria en muchos momentos.

Está claro que la relación entre voluntario y beneficiario puede cambiar. ¿Por qué el voluntariado no puede ser el inicio de una hermosa amistad? ¿Por qué no se puede producir un enlace sentimental más allá de la acción voluntaria?

Nadie lo impide, pero el voluntario debe saber que se ha producido ese cambio y que las reglas del juego cambian. En la vida diaria, una relación laboral puede conducir hacia un noviazgo, pero los implicados deben saber que cuando se discute por el sueldo o por el horario no hay que mezclar cuestiones sentimentales.

El voluntario tampoco debe mostrar lástima ni pena por el beneficiario. Debe situarse en un plano de igualdad y esto supone en muchas ocasiones ser firme y saber decir ‘no’. Mostrar lástima no es un buen revulsivo para un programa de voluntariado social. Por otro lado, ser firme y decirle ‘no’ a la otra persona significa demostrarle que lo consideras adulto, inteligente y preparado para asumir esta respuesta. Todo esto encaja sin contradicción alguna en un clima de amabilidad y de respeto.

En cualquiera de los casos, si la implicación se lleva más allá de un punto lógico, la continuidad del servicio puede verse afectada y lo que pretende ser un compromiso responsable se convierte en una carga que, aprovechando cualquier excusa, muchos voluntarios soltarán enseguida. O confundirán las normas del voluntariado con las de otra actividad que se rige por parámetros diferentes.

Es necesario poner límites para evitar que la implicación excesiva, en cualquiera de los sentidos hablados, no perjudique la continuidad de la acción voluntaria y no deje en el voluntario la sensación de frustración, decepción o impotencia.

fajardoccs@solidarios.org.es

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Nuestro milagro de la multiplicación

Viernes, 11 de septiembre de 2015
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“Lo contrario de una mentalidad de escasez es una mentalidad de abundancia. Una mentalidad de abundancia nos lleva a estar seguros de que hay suficiente para todos, más que suficiente: comida, conocimiento, amor,…de todo. Con esta actitud mental damos lo que tenemos a cualquiera que nos encontremos. Cuando vemos pasar hambre a la gente, le damos comida; cuando encontramos gente ignorante, le enseñamos; cuando encontramos personas necesitadas de afecto le damos amistad, le presentamos a nuestros amigos y familia.

Si vivimos con esta actitud mental de abundancia, vemos el milagro de la multiplicación de todo cuanto damos: comida, saber, amor….todo.

E incluso quedan muchas sobras.”

*
Henri Nouwen
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“Aylán, el icono”, por José Arregi

Jueves, 10 de septiembre de 2015
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7-Aylan-Kurdi-APMientras seguíamos inquietos las fluctuaciones del Ibex o las incertidumbres de la Bolsa de Shangai, discutíamos míseramente sobre cuotas de inmigrantes, las justas para cubrir nuestras necesidades económicas o lavar nuestra conciencia, o exhibíamos frívolamente la capacidad de jigas de nuestro último Smartphone, la imagen de este niño sirio de tres años, solo, desamparado, muerto en una playa turca, nos ha encogido el corazón. No lo podemos mirar, pero ¿cómo dejar de mirarlo? Sus pequeños ojos apagados nos miran y nos reflejan. Su sangre helada, como la de Abel, nos grita desde el fondo del mar y de la tierra: “¿Dónde está tu hermano?”.

Se llama Aylán Kurdi. Mira esa foto: Aylán cuelga de los brazos de un policía turco, como colgaba el crucificado, después de haber “entregado el espíritu”, el aliento vital; cuelga con sus pequeños pies calzado y sus pequeñas manos desnudas, como Jesús en brazos de María en todas las Pietàs vivas del mundo. Caído, inerte, mudo. Talitha kum (“levántate, niña”), dijo Jesús en arameo, la lengua de Siria por entonces, a una niña muerta. Levántate, Aylán. ¿Pero cómo te levantarás, si nosotros no te levantamos?

En otra foto, yace en la playa boca abajo, mientras una pequeña ola lo acaricia suavemente, como si quisiera enjugar en su cara las últimas lágrimas de su trágico viaje. Como si el mar nos dijera: “Ahí tenéis al niño, nacido del agua, ahogado en el agua. Nadie lo ha salvado como al pequeño Moisés, el liberador. Os lo devuelvo para que vuestra conciencia despierte. ¿Cómo habéis convertido estas aguas en un mar de lágrimas de niños, de madres, de hombres desesperados?.

Aylán, varado en la orilla del mar, de la vida, de la historia humana, es una imagen sobrecogedora de nuestra humanidad varada. Es testigo del naufragio de nuestra civilización, con sus imperios de ayer y de hoy, con sus anacrónicos Estados parapetados en fronteras, todas ellas artificiales, con sus Naciones Unidas sujetas al derecho de veto de los más poderosos, con su economía especulativa, asesina, destinada al beneficio de unos pocos, con su política sometida a los poderes financieros. Y con sus grandes religiones ancladas en la posesión y en la difusión de la verdad absoluta, empeñadas en la conquista espiritual (o incluso militar, ¡qué horror!) del planeta. Esta humanidad naufraga. O la salvamos entre todos o todos nos hundiremos.

Aylán es un trágico retrato del desajuste del mundo en que vivimos
, uno de cuyos focos más dramáticos es el Medio Oriente, con su feroz guerra civil entre sunnitas y chiítas, con su increíble fanatismo, con sus brutales dictaduras, con su desalmado Estado Islámico enemigo del Islam y de la paz, de la humanidad. ¿Cómo es posible que tantos musulmanes, árabes o no, lo apoyen o consientan o callen? Pero Occidente no es inocente. ¿Quién se repartió el Oriente Medio después de la I Guerra Mundial hace cien años? ¿Quién ha hecho fracasar, desde entonces, desde Irán hasta Egipto, las frágiles democracias laicas nacientes? ¿Quién apoyó las dictaduras más crueles de esos países? ¿Quién se apoderó de sus inmensos pozos petrolíferos? ¿Quién ha humillado y maltratado a sus hermanos, nuestros hermanos palestinos, ignorando cínicamente los mandatos de las Naciones Unidas? ¿Quién impulsó el nacimiento y financió el desarrollo primero de Al Qaeda y luego del Estado Islámico hasta que se les fueron de las manos? Otro mundo, otra Europa es necesaria.

Aylán nos pone a cada uno en nuestro lugar y ante nuestra responsabilidad. Pregonamos la ciudadanía universal. Presumimos de Derechos Humanos, y no sin razón: es lo mejor que han dado al mundo Europa y Occidente, con la oposición, por cierto, de la Iglesia católica en no pocos de sus artículos, las cosas como son. Pero no nos engañemos. El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reza: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Desde el fondo de su profético silencio mortal, Aylán nos grita: “Europa, no mentirás. Europa, no cierres tus puertas. Iglesia católica, deja tus obsesiones doctrinales y morales, vuelve a la parábola del Buen Samaritano”.

Aylán significa “halo de luz” en turco, y “roble” en hebreo, lengua pariente del arameo (o siríaco) y del árabe. No sé, ni me importa, cuál es el origen concreto del nombre. Aylán es un icono de luz, una semilla de vida más fuerte que el roble. Y germina, revive y brilla en los movimientos sociales de acogida de inmigrantes, testigos benditos de la esperanza.

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