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“Convivir con un gay es incómodo”: indignación por lo que le dijo el propietario al querer alquilar una habitación en Madrid

Lunes, 23 de enero de 2023
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homofobia-rusa-vacunaUn hombre ha denunciado un episodio de homofobia al haber sido rechazado de un piso por su condición sexual

Madrid.- Nuevo episodio de homofobia. Un hombre ha denunciado en redes sociales que le han rechazado en un piso compartido por su orientación sexual. Albert Mateu ha compartido un hilo en Twitter relatando lo que le ha ocurrido y ha recibido cientos de comentarios de apoyo y en repulsa al episodio.

“Ayer me rechazaron para alquilar una habitación en Madrid por ser homosexual. Me exigió decirle cuál era mi identidad. El propietario me dijo textualmente: ‘Convivir con un gay es incómodo. Que me busque un piso de gays‘”, relataba en Twitter, para luego añadir: “Me invadió la tristeza”.

Quien haya alquilado una habitación o un piso alguna vez sabe que cada vez son más los requisitos que ponen los propietarios o los inquilinos. Desde no aceptar mascotas o pedir una fianza de tres meses. Pero lo que Mateu no podía esperarse es que le condicionara su orientación sexual a la hora de alquilar una vivienda.

Además, el joven cuenta que el propietario le llamó “intolerante” al considerar que no respetaba sus necesidades. “Que tiene amigos gays, me dice. Yo aluciné”, lamenta Mateu en las redes sociales. “Que todavía siga pasando esto, es increíble”, añade indignado.

“Ya no tienes que ser millonario para alquilar, sino que además toca volver al armario…”, concluye. Los tweets han tenido mucha repercusión y es que muchos han sido los que han comentado para expresar su indignación y para apoyar al joven. “Te hizo un favor, para qué quieres convivir con alguien así (probablemente un reprimido)”, decía un usuario.

“Siento mucho que hayas tenido que pasar por eso“, le escribía otro. Muchos le han animado a denunciar este episodio de homofobia y el Observatori Contra l’Homofòbia en Cataluña le ha brindado ayuda para reparar la situación.

Fuente Cadena SER

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La Hermana Mónica, la “monja de las trans” que construyó un barrio cuando le pidieron “una cama limpia para morir”

Viernes, 4 de noviembre de 2022
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Diseño-sin-título-8-1-2La hermana Mónica Astorga, de la Orden de las Carmelitas Descalzas, en Neuquén, con un paraguas con la bandera LGBT+

Nunca viene mal volver a traer a esta página a esta hermana a la que queremos mucho:

Desde hace 16 años, la hermana Mónica Astorga, de la orden de las Carmelitas Descalzas acompaña al colectivo trans. En diálogo con Infobae, compartió sus batallas dentro de la Iglesia, el dolor de las historias, el sostén del Papa, lo que se consiguió y todo lo que falta.

 Por Mariana Fernández Camacho
22 de Octubre de 2022

 

“¿Cuánta homosexualidad tenemos dentro de los consagrados? ¿Cuántos hombres que a la mañana salen de sus casas muy trajeaditos a sus trabajos llevando a sus hijos al colegio estuvieron la noche anterior consumiendo trans? Pero después las matan con la indiferencia, con el abandono. Ayudemos a que la Iglesia sea una para todos. Jesús es uno para todos. Jesús no rechaza a nadie, ni deja a nadie afuera”.

La que habla es la hermana Mónica Astorga, monja de la orden de las Carmelitas Descalzas. Del otro lado de la pantalla la escuchan otros y otras que también visten hábitos, cofias y faldones, devotos y devotas de un Dios.

Su voz tiene la mezcla justa de ternura y firmeza. Con sus palabras increpa, incomoda, hasta fastidia sin perder jamás la serenidad, ni acudir a tonos altos. Para muchos, la hermana Mónica suena como el canto tan dulzón como peligroso de las sirenas.

“Hace unos días me escribieron en Facebook que soy una endemoniada. Imaginate lo que le dicen a las personas trans si a mí me acusan de endemoniada solo por acompañar. En estos 16 años infinidad de cosas me han dicho, dentro y fuera de la Iglesia. De las dos partes recibí. Pero como nada de lo que hago es para mí, las soporto. Si yo me estuviese beneficiando con algo, bueno, pero lo que hago es visibilizar a seres humanos que no existen para la sociedad.

ELQHZ7WHGFBTTLB2H6J5I6NSQ4“Voy a dejar de luchar el día que no tenga que lamentar una sola muerte en el año de una mujer trans”, dice la Hermana Astorga

Desde 2006 la hermana Mónica Astorga escucha las historias de dolor de mujeres trans. Una escucha empática, despojada de rebusques científicos o místicos. Una escucha que involucra al corazón.

“Yo tengo argumentos y pido argumentos. No me vengan con el pasaje bíblico de que Dios nos creó varón y mujer. El Evangelio es claro. ¿Con quién se sentó Jesús? ¿Por quién se dejó lavar los pies? A Jesús lo seguían prostitutas, estafadores, todo el descarte de la sociedad. A Jesús lo trataron de loco. A ese Jesús sigo y ese es el Evangelio que quiero vivir. No me pidan explicaciones científicas porque no las tengo. No sé por qué nacieron así. Lo único que sé es que hay mucho dolor en estas personas y que yo no soy quién para juzgar, para decirles a los demás `Dios te creó de esta manera´. Hay que escuchar a las mujeres trans. No a una, sino a 10, a 20. Escucharlas con el corazón, que te relaten sus vidas y decime si tenés el valor para tratarla de hombre y humillarla”.

Una cama limpia para morir

La hermana Mónica recuerda la primera vez que habló con una mujer trans. Se llamaba Romina.

“Romina vivía en Neuquén pero era sanjuanina y estaba atravesando un proceso de depresión muy grande. Por eso se había acercado a la parroquia, para pedirle a la Virgen de Lourdes. El sacerdote y una religiosa la vieron muy mal y la llevaron al monasterio conmigo. Pensaron que quizás podía ayudarla intercambiar con alguien más joven. Conversamos dos horas. Era la primera vez que escuchaba a una persona trans. Siempre tuve conocidos y amigos gays pero nunca había escuchado a una mujer trans. Y Romina relató una vida de mucho dolor. Antes de irse le dije que si quería volviera con más compañeras”.

Romina regresó a los cuatro días con tres compañeras trans. Todas eran oriundas de otras provincias y trabajaban en la prostitución. “Lo único que tenemos las trans”. La hermana Mónica recuerda la mala onda de ese primer encuentro. La desconfianza, el descreimiento.

GFEIPL3HHZFN5ELT7UEUSFOTQU“Estaban cansadas de golpear puertas. Ni en las Iglesias las dejaban entrar. Jesús vino para todos y todas”, dice la Hermana Astorga

“Me preguntaban en qué iba a poder ayudarlas una monja de Clausura. Que estaban cansadas de golpear puertas, que ni en las iglesias las dejaban entrar. Saber eso fue un golpe fuerte. Porque la Iglesia tiene que ser misericordia, la iglesia tiene que ser acogida, cuidado, porque Jesús no es un cura, una monja o unos laicos que se creen perfectos. Jesús vino para todos y todas. Les contesté que las invitaba a la capilla a hacer lo que hacía yo diariamente: rezar”.

Rezar en susurros, suavecito, sin arrodillarse ni agachar la cabeza. Rezar para empezar a reparar.

“Más tarde les pedí que me contaran sus sueños, porque una persona sin sueños está muerta. Así fue como una de ellas, Kati, me contó que su sueño era tener una cama limpia para morir, porque no sabía si esa noche terminaba en un zanjón o en un hospital donde ni las sábanas les cambiaban. Ese comentario me traspasó. No podía creer que una persona me pidiera un lugar para morir. Cuando se fueron busqué a mi superiora y le pedí permiso para armar un espacio de oración para mujeres trans. Así empezó todo”.

Comer, rezar, amar

Los espacios de oración quedaron agendados cada quince días en la capilla del monasterio de Neuquén. El dato se fue pasando y los cruces se volvieron cada vez más populosos.

“Las esperaba con música suave y preparaba las oraciones. Ellas lloraban mucho. Era el lugar en el que podían relajarse, porque el resto del tiempo estaban permanentemente esperando la muerte o terminar presas. Yo les decía que mi lucha iba a ser sacarlas de la calle y darles una dignidad de vida. Algunas me decían que la prostitución era su trabajo y siempre lo respeté. No obligo a nadie a dejar la calle ni a rezar. No les impongo lo religioso. Yo las invito, viene la que quiere. Lo mismo con la calle, están invitadas a que pensemos cómo pueden dejarla si quieren. No estoy a favor de la prostitución, porque para mí la prostitución no dignifica a las personas y las termina matando. Pero sí respeto a la que quiera seguir trabajando en la calle y la invito igual a participe de los espacios de oración”.

4INAULFNAFGCJO5JNBUOW5PSXAA partir del pedido de una mujer trans de Neuquén, que le pidió “una cama limpia para morir”, la hermana Astorga comenzó a trabajar con ellas y llegó a conseguir un barrio para que vivan

Con los años y a partir de la construcción de lazos con el Estado y distintas organizaciones sociales, la Hermana Mónica generó proyectos que lograron mucho más que sostener espacios de rezos.

Primero se consiguió transformar una casa abandonada ─propiedad del Obispado en Neuquén─ en la Casa Santa Teresita, donde de lunes a viernes entre las 11 y las 18 horas las personas trans pueden tomar clases de peluquería, manicura, depilación o computación con talleristas que son también compañeras trans. Hay biblioteca, comedor para almorzar, pueden ducharse y conversar con psicólogas y trabajadoras sociales.

Antes de la pandemia pasaban por la “casita” ─como la llaman en confianza─ hasta 250 mujeres trans por mes. Y durante la encerrona por Covid se entregaron semanalmente 80 módulos de alimentos.

Kati es hoy la vicedirectora de la Casa Santa Teresita y por las tardes trabaja en la Dirección de Diversidad de la provincia de Neuquén. Aprendió costura al tiempito de conocer a la Hermana Mónica y dejó la prostitución. En marzo festejará su décimo aniversario sin consumir alcohol y en enero cumple 60 años.

“Kati me pidió una cama limpia para morir y eso fue muy fuerte. Que mi trabajo le haya cambiado la vida a ella, a mí ya me alcanza”, señala Mónica, la “monja de las trans” como también la conocen en confianza.

tercera-doble-5La Hermana Astorga en la inauguración del barrio para que las chicas trans de Neuquén tengan un techo

Además de la casita, en 2020 se inauguró en la ciudad de Neuquén el primer complejo de viviendas del mundo para mujeres trans en un terreno cedido al monasterio por el municipio y con fondos del gobierno provincial. En formato de comodato, los 12 departamentos están habitados por personas de entre 40 y 70 años en situación de vulnerabilidad.

“Una de las mujeres que se mudó llegó a vivir cuatro meses antes de morir, y doy gracias de que pudo disfrutar de ese espacio porque ni un animal vivía como ella. Me acuerdo que me contó que hacía años que no se bañaba bajo la ducha y que por eso se quedaba ratos largos en el agua. Ese monoambiente ahora lo ocupa otra compañera. Algunas viven con sus parejas, pero saben que si ellas se van sus parejas inmediatamente tienen que dejar el departamento”.

Se hace camino al andar

“Es muy contradictorio todo. Imaginate a una monja Carmelita Descalza acompañando al colectivo LGBT. Pero Dios me pidió que cuide a estos seres humanos, me puso en esta misión especial. No me importa cuando me dicen que son hombres disfrazados de mujer. Son seres humanos y punto. Dios me usó como instrumento. Tocar la vida de las trans, acercarme y acariciar sus heridas como un bálsamo suave. Yo las siento mis hijas, mis hermanas, mis amigas. A veces las reto como si fuera la madre, pero las escucho como una amiga y las quiero como una hermana. Soy la voz de las trans pidiendo, porque a ellas no las escucha nadie. A mí se me escucha, aunque sea por curiosidad”.

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El mensaje que le envió por escrito el Papa Francisco

–¿Qué luchas tuvo y tiene que dar dentro de la Iglesia?

–He discutido con obispos, con sacerdotes. Pero no soy una monja que va en contra de la Iglesia. Quiero y pertenezco a esta institución y sigo luchando desde adentro. Y empieza a aparecer gente dentro de la Iglesia que quiere acompañar en distintas diócesis. Mi sueño era que este trabajo que hice en Neuquén se extendiera en el país y el mundo. Nunca quise ser la cabeza de esto, al contrario quiero que se contagien. Bueno, ahora se está dando. Es una mínima parte todavía, pero algo es algo.

–¿Con qué cree que tiene que ver el cambio?

El Papa viene insistiendo desde hace rato de ser una Iglesia de puertas abiertas, donde todos tengan un espacio y estemos incluidos. Y aunque muchos lo critican, Bergoglio siempre me ayudó. Él me dijo: “No abandones este trabajo de frontera que te puso el Señor”.

–¿Cómo fue ese intercambio?

–En 2009 pasó por Neuquén, dio la misa y almorzó con nosotras en el monasterio. Me acerqué asustada y le conté lo que hacía con las mujeres trans. Estaba asustada porque algunos en ese momento ya ni siquiera me saludaban. Pero su respuesta me dio mucha seguridad porque era el Cardenal. También me dijo que cualquier cosa que necesitara contara con él. Al día de hoy nos seguimos comunicando. A veces las chicas le escriben y él las llama por teléfono o les manda cartas escritas a mano. El Papa siempre me pregunta “¿cómo están las chicas?”. Así las llama: “las chicas”. Hace poco además le dio un lugar especial en la Audiencia General a Guadalupe, una mujer trans argentina que vive en Italia. Pudo saludarlo y después se supo que el Papa la llamó para saber cómo estaba. Esos gestos los están viendo todos. Por eso antes me miraban como bicho raro y ahora hay sacerdotes y religiosas que empezaron a acompañar.

HBQOCPMGXRG7XPFQUNPO25D5PYGuadalupe, una trans argentina que vive en Italia, en su encuentro con el Papa Francisco

–¿De qué manera se acompaña?

–Escuchando, aceptando y respetando. No hay que querer cambiar a nadie, sino aceptarnos. Escuchar las historias, escuchar el dolor. Porque no es que se levantó hoy y dijo `soy lesbiana´ o `me quiero vestir de mujer porque me siento trans´. No es así. Son historias de lucha. La mayoría de las chicas que acompañé en Neuquén habían sido expulsadas de sus casas entre los 8 y los 15 años de edad. Entonces tenemos que trabajar de manera urgente con las familias. He conocido familias muy religiosas, a veces católicas o evangélicas, que echan al hijo de la casa porque es homosexual. Familias que les dicen a sus hijos que les dan asco. ¿Echas a tu hijo pero vas diariamente a misa? ¿Qué clase de cristiano sos?

–¿Y cómo es ese proceso de acompañamiento?

–Lento. Siempre les repito a quienes quieren acompañar al colectivo trans que hay que respetar los tiempos de ellas. Acompañarlas, ir abriéndoles camino y esperar. Llega un momento que te pones a la par porque ya van caminando. A veces se vuelven a caer y hay que ayudarlas a seguir. Y cuando las veo que pueden caminar voy detrás, cuidándolas. Eso vengo haciendo y son muchas las que están de pie, ya son muchas las que van caminando. Pero el camino es largo y falta.

Fuente Infobae

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Silvia Torralba: Asentamientos: un vivir amenazado.

Jueves, 14 de octubre de 2021
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barracones-barcelona-gloriesSuplemento del Cuaderno n. 218 de CJ – (n. 252)

Cristianisme i justicia

Silvia Torralba

Una cuarta parte de la población de las ciudades del mundo vive en asentamientos informales. Son 883 millones de personas, la mayoría de las cuales viven en el continente asiático, pero también en África subsahariana, en países latinoamericanos y del Caribe, y en ciudades europeas. Significa tener derechos vulnerados y, por eso, las Naciones Unidas se han propuesto mejorar las condiciones de estas personas y promover el acceso a una vivienda adecuada antes del año 2030.

 Vivir en un asentamiento.

«Un hogar es un lugar donde cualquier persona puede desarrollar y ejercer todos sus derechos; solo es adecuado cuando tiene agua potable y saneamiento, electricidad y otros servicios básicos; cuando está cerca del colegio, de servicios de salud y de oportunidades laborales». De este modo define la relatora especial de las Naciones Unidas por el derecho a la vivienda qué significa tener un hogar. Hablar del derecho a la vivienda significa ir más allá de las cuatro paredes que constituyen una casa e implica otros derechos asociados a la persona: a sentirse segura y no poder ser desalojada en cualquier momento, a tener las necesidades básicas cubiertas, a no tener que vivir en zonas contaminadas ni peligrosas… La mitad de la población mundial vive en las ciudades y una mayoría carece de las infraestructuras y servicios adecuados. Según la ONU-Hábitat, 1 las personas que sienten mayor inseguridad en las ciudades son aquellas que viven en asentamientos informales. En los países de África subsahariana, representan el 72% de la población urbana y en los de Asia meridional, el 59%. Con todo, la problemática afecta a la mayoría de los países del mundo. En 2018, por ejemplo, el gobierno francés contabilizó a más de 16.000 personas que vivían en 497 asentamientos informales. Cambiarle los zapatos a tu hijo porque los que llevaba se le han ensuciado de barro cuando salías de casa; no tener un buzón donde te lleguen las cartas; despertarte a medianoche porque llueve y el agua se filtra por el techo de la fábrica en la que duermes; lavar toda la ropa porque llega el día del desalojo y no sabes cuándo vas a volver a tener agua; no poder invitar a ningún compañero o compañera de tus hijos a jugar a casa… son algunas de las dificultades diarias que sufren las personas que viven en asentamientos.2

¿Asentamientos en Barcelona?

En ciudades modernas y tecnológicas como Barcelona, que tan solo el año pasado recibió doce millones de turistas, también se esconden estas realidades. El 15% de la población de Barcelona vive en riesgo de pobreza y exclusión, y unas 4.200 son personas sin hogar y, en consecuencia, aún más invisibles. En 2014, una docena de familias que vivían en barracas y camiones en un solar hicieron visible su situación al alcalde de la ciudad. «Barcelona es bonita, pero también tiene rincones. Nosotros somos uno de estos rincones y usted debería tenernos en cuenta», le contaban en una carta.

Saber cuántas personas viven en asentamientos es básico para dimensionar la problemática y abordarla. En Barcelona, las primeras cifras públicas que tenemos son del año 2011 y hablan de 695 personas; los últimos datos, de 2019, hablan de 836 personas. Se trata de personas adultas solas y también de familias con menores que viven en estructuras temporales, barracas y camiones ubicados en solares vacíos, fábricas en desuso y locales abandonados. Su procedencia es muy diversa: en los últimos años han llegado muchas personas de Europa del Este y actualmente constituyen la mayoría en los asentamientos; también destaca un numeroso grupo de familias que hace más de veinte años que llegaron de Galicia y Portugal buscando oportunidades de mejora; e incluso hay personas de varios países africanos y de otras procedencias. Si diez años atrás la mayoría de estas personas se concentraban en grandes espacios de barrios concretos de Barcelona, ahora se dispersan en lugares más pequeños y repartidos por diferentes distritos de la ciudad y otros municipios próximos, donde se han instalado tras sufrir reiterados desalojos. La carta que hace seis años recibió el alcalde de Barcelona la enviaron un grupo de familias de origen galaico-portugués, uno de los colectivos más invisibles de los asentamientos y un buen ejemplo de la falta de políticas transversales para transformar la problemática. Llegaron a Barcelona a mediados de los noventa, cuando la ciudad declaraba el fin de los barrios de barracas, y se establecieron en las calles de la ciudad con sus pequeñas caravanas como vivienda. Aunque hoy en día su situación ha mejorado, la mayoría comparte una historia de exclusión social y de vulneración de derechos heredada generación tras generación. Todas las familias de este colectivo han sufrido desalojos forzosos de forma reiterada. Un informe de Amnistía Internacional 3 recogía hace unos años algunos testimonios, entre ellos el de una mujer que explicaba: «Mi hijo tiene seis años y ya ha vivido seis desalojos en su vida». En Barcelona, como en el resto de ciudades de todo el mundo, vivir en asentamientos significa no poder vivir en espacios salubres y por un precio asequible, pero también implica la vulneración de otros derechos: a la electricidad y a condiciones higiénicas adecuadas; a la salud orgánica y emocional; a no ser discriminadas por su situación y ser consideradas vecinas de la ciudad; a contar con su opinión y ofrecerles alternativas cuando llega el día del desalojo…

Los efectos de un desalojo

Desde la asociación Amics del Moviment Quart Món, acompañamos a las familias de origen galaico-portugués que viven en asentamientos en Barcelona desde hace veinte años, durante los cuales hemos compartido muchas situaciones de desalojo: de día y de noche; con los niños y niñas en el colegio, pero también presentes durante el desalojo; con suficiente tiempo para recoger las cosas y sin margen de tiempo… En los últimos años, algunas familias han logrado acceder a pisos de alquiler social o a otro tipo de vivienda por sus propios medios; de las casi setenta familias que la entidad acompaña actualmente, el 67% aún vive en solares, fábricas en desuso y pisos ocupados. En estos momentos, una veintena de familias sufre procesos de desalojos forzados. La ONU alerta de que millones de personas sufren cada año desalojos forzosos o reciben amenazas para dejar su casa.4 Los motivos son muy diversos: proyectos urbanísticos, grandes acontecimientos como unos juegos olímpicos, especulación de la vivienda, criminalización de la pobreza, actividades del sector inmobiliario, desastres naturales, migraciones del campo a la ciudad, ejecuciones hipotecarias, conflictos armados, etc. Pero ¿cómo afecta a las personas? Hace dos años, el Observatorio DESC publicó un informe5 sobre el derecho a la vivienda en Barcelona y su impacto en la salud de las personas. La conclusión era que la inseguridad en la vivienda y el hecho de estar expuestas a sucesivos desalojos afecta a la salud orgánica y emocional de las familias. Desde la ONU-Hábitat lo confirman y se fijan en los menores: «La salud, el progreso educativo y el bienestar generales de los niños y niñas están profundamente influidos por la calidad de la vivienda en la que viven» y sufrir un desalojo forzoso «suele tener un profundo efecto en los menores». «La pobreza es causa y consecuencia de los desalojos. Por un lado, la falta de opciones y de seguridad en la tenencia y la imposibilidad de acceder a la vivienda pueden obligar a las personas empobrecidas a vivir en asentamientos, con el temor a ser desalojados. Por otro lado, los hechos demuestran que los desalojos forzosos suelen dar lugar a más empobrecimiento», añaden desde el organismo internacional. Las propuestas que surgen para abordar la realidad de los asentamientos en Barcelona van en este sentido: no desalojar a ninguna persona sin una alternativa efectiva y sabiendo que quedará expuesta a otras vulneraciones de derechos; modificar la normativa municipal para que las personas que viven en una fábrica o en un solar también puedan acceder a una vivienda social cuando las desalojen; despenalizar el modo de vida informal de las familias y aprovechar sus habilidades para buscar alternativas; e impulsar políticas de lucha contra el sinhogarismo, con recursos y dotaciones económicas específicas, que también tengan en cuenta la realidad de los asentamientos.

El horizonte 2030

El 18 de septiembre de 2018, el secretario general de las Naciones Unidas llevó a la Asamblea General de la ONU un informe 6 sobre el derecho a la vivienda adecuada que ponía el foco en los asentamientos informales y que instaba a incorporar el reto en la Agenda para el Desarrollo Sostenible. «El mundo está aceptando aquello que es inaceptable» cuando es «un imperativo de los derechos humanos garantizar a los asentamientos informales los estándares básicos de dignidad», afirmaba el documento. Los Estados deben actuar. La Agenda para el Desarrollo Sostenible los insta a alcanzar una serie de objetivos antes del año 2030. Dos de estos objetivos son mejorar la situación de los asentamientos y asegurar un alojamiento adecuado y seguro para todas las personas. Para lograrlo, el informe de las Naciones Unidas lanza recomendaciones: informar y contar siempre con el punto de vista de las personas afectadas, reconocer la relación entre el hecho de tener un hogar y otros derechos sociales, favorecer realojos en lugares cercanos a los que vivían las familias, asegurar que el sistema judicial también protege los derechos de las personas que viven en asentamientos informales… Es necesario que los Estados adopten estrategias nacionales específicas que tengan en cuenta estas situaciones y se precisa un enfoque basado en los derechos humanos en las situaciones que impliquen desalojos, añaden desde la ONU. No pueden ejecutarse desalojos, por ejemplo, cuando hay mal tiempo, por la noche o cuando las personas no están en casa, y siempre hay que dejar tiempo para recoger las pertenencias. Hace poco, las Naciones Unidas ha tenido que recordárselo a Francia. Según datos del gobierno francés que se refieren al 2018, en el país más de 16.000 personas viven en asentamientos informales y más de un 25% son menores. «No es aceptable justificar la inacción del Estado debatiendo qué ámbito del gobierno es el responsable: nacional, regional o local», advierte la ONU. Y añade: «La entidad gubernamental que establece el primer contacto con las personas cuyos derechos humanos están en juego debe garantizar la protección de estos derechos», apostando por alternativas de vivienda estable. Vivir en un hogar estable y sin miedo a ser desalojado, tener acceso a servicios básicos, al médico y a la educación… Defender el derecho de las personas es una obligación de todas las administraciones: estatales, regionales y locales. Es urgente cambiar la mirada y trabajar juntas para que todo el mundo pueda vivir sin sentirse amenazado. Silvia Torralba, Amics del Moviment Quart Món

1. ONU-Hábitat y Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. El derecho a una vivienda adecuada. Folleto informativo, N.º 21/Rev. 1.

2. Amics del Moviment del Quart Món. (2014). Carta de famílies que viuen en un assentament a l’alcalde Xavier Trias.

3. Amnistía Internacional España. Abril del 2011.

4. ONU-Hábitat y Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Desalojos forzosos. Folleto informativo N.º 25/Rev. 1.

5. Observatorio DESC y otros. 2018. Radiografies de la situació del dret a l’habitatge, la pobresa energètica i el seu impacte en la salut a Barcelona.

6. Biblioteca digital de las Naciones Unidas (2018). Report of the Special Rapporteur on Adequate Housing as a Component of the Right to an Adequate Standard of Living, and on the right to non-discrimination in this context.

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Mujeres trans acceden a su primera vivienda digna por iniciativa de la monja Mónica Astorga y el Papa la felicitó

Lunes, 24 de agosto de 2020
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índiceSe trata de la hermana Mónica Astorga Cremona, superiora del Convento de Carmelitas Descalzas de la capital neuquina y asiste a chicas transexuales. “Dios te lo retribuirá abundantemente”, le dijo en una carta manuscrita scanneada y enviada por mail

“Querida Mónica, Dios, que no fue al seminario ni estudió teología, te lo retribuirá abundantemente. Rezo por vos y por tus chicas. No se olviden de rezar por mí. Que Jesús te bendiga y la Virgen santa te cuide. Fraternalmente, Francisco”

La hermana superiora del Convento de Carmelitas Descalzas de Neuquén, Mónica Astorga Cremona, no oculta su alegría. El papa Francisco le respondió un mail en el que ella le contaba de la reciente inauguración del complejo de viviendas para mujeres trans en el que trabajó los últimos tres años, diciéndole que “Dios te lo retribuirá abundantemente”.

“Querida Mónica, Dios, que no fue al seminario ni estudió teología, te lo retribuirá abundantemente. Rezo por vos y por tus chicas. No se olviden de rezar por mí. Que Jesús te bendiga y la Virgen santa te cuide. Fraternalmente, Francisco”

“Las chicas” de Mónica, como siempre las llama, no son ni más ni menos que las mujeres trans a las que acompaña. La religiosa contó que, como en otras oportunidades, el mensaje le llegó por mail, pero con una imagen adjunta del texto del Papa “escrito con su letrita”, porque él “no usa computadora”.

9788494894664“Nunca se opuso a lo que yo hago y para mí es un apoyo grande”, contó. Y agregó: “Cuando estuvo en Neuquén en 2009 como arzobispo de Buenos Aires, me dijo: ‘No abandones este trabajo de frontera que te puso el Señor y, para lo que necesites, contá conmigo'”.

La religiosa explicó que el término ‘frontera’, a nivel Iglesia, tiene mucho significado” e implica trabajar con las personas “descartadas” por la sociedad, “con los que pocos se quieren involucrar”.

Hace tres años, se había difundido otro correo electrónico enviado por el Papa a Astorga Cremona, en el que le decía: “A vos y al convento los tengo cercanos a mi corazón, como también a las personas con las que trabajan. Se lo podés decir”.

“En la época de Jesús, los leprosos eran rechazados así”, le había escrito en otra ocasión para expresar su rechazo a la discriminación de las personas trans.

Nacida en Buenos Aires en 1967, la religiosa vive en el monasterio de clausura de la Santa Cruz y San José de Neuquén desde donde, hace 14 años, acompaña con diferentes iniciativas a las mujeres trans, que acuden a ella para dejar las adicciones o la prostitución, conseguir un trabajo o aprender un oficio, enfrentando para ello la resistencia hasta de un sector de la propia Iglesia.

“A veces le pregunto cómo hacer cuando me dicen cosas feas, y él siempre me repite: ‘No dejes la oración y seguí con esto. Yo te acompaño’. Y en el último mail me dijo: ‘¿Jesús la pasó mejor o peor? No pretendas pasarla bien cuando hacés algo’, contó.

***

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Por Laura Loncopan Berti*
Fotos: Diario de Río Negro/Gobierno Provincial

Neuquén, al sur de Argentina, se transformó en la primera ciudad del mundo en tener un “barrio” trans. Un complejo de viviendas de monoambientes para uso exclusivo de doce mujeres trans mayores que pudieron salir de la marginalidad gracias al acompañamiento de la hermana Mónica Astorga. Astorga, de la orden de las Carmelitas Descalzas, hace diez años se puso al hombro este proyecto y consiguió apoyo del gobierno provincial y la Iglesia.

“Ella desde el primer momento nos empezó a ayudar en todo sentido. Yo estuve viviendo 15 años en una pensión. Obviamente que no estoy desagradecida, pero el lugar no era digno de vivir”, cuenta a Presentes Érica Díaz. Y continúa: “Cuando vos vas a pedir un alquiler te dicen 10.000 pesos y cuando te vieron la cara te dijeron 25. Eso es lo primero que pasa, la discriminación está desde siempre”. El lunes 10 de agosto se transformó en una de las mujeres trans en mudarse al complejo habitacional Costa del Limay, destinado a garantizar el acceso a la vivienda de esta población históricamente excluida.

Díaz vive en la ciudad de Neuquén, pero es de Cutral Co, la localidad que en 1996 instauró el piquete como forma de protesta social ante los estragos que había causado la desocupación luego de la privatización de YPF. Hace una década conoció a la hermana Astorga.

“Nunca pudimos vivir dignamente en una casa linda, siempre caemos a los lugares peores, todas vivimos mal en ese sentido, porque siempre se cobra mucho más. Entonces la hermana Mónica dijo: “vamos a hacer un proyecto”. Tardó diez años el proyecto y gracias a dios ahora estoy en mi casa, mirando cómo mis perros juegan en el patio”, afirma.

complejo_Érica es trabajadora sexual y tiene 40 años. El promedio de vida de la comunidad trans ronda los 35. “Desde que llegué acá estoy levantándome a las 6 para poner bonito el lugar”, asegura.

La hermana Mónica recibe las fotos que le mandan todas: “una me decía: “el baño de la casa es más grande que el cuarto donde yo alquilaba”.

El proyecto de la hermana Mónica

“Yo comencé a acompañar a las trans hace 14 años. Lo que a mí más me impactó es que cuando les pregunté qué sueño tenían me dijeron que lo que querían era una cama para morir. Para mí fue muy movilizante”, dijo a Astorga a Presentes.

El complejo de 12 monoambientes está en el barrio Confluencia. La obra demandó una inversión de 27,6 millones de pesos. El monasterio Carmelitas Descalzas, al que pertenece la hermana, es el que administra el lugar y está destinado exclusivamente a mujeres trans adultas en situación de vulnerabilidad. Tiene seis departamentos en la planta baja y seis en la superior, con un salón de usos múltiples.

Del proyecto no solo participó el gobierno provincial –cuya construcción fue canalizada por el Instituto de la Vivienda- sino que el municipio capitalino fue el que cedió, en 2017, el terreno al monasterio. En el acto de inauguración participaron las beneficiarias, la hermana, el gobernador, Omar Gutiérrez y el intendente Mariano Gaido.

El complejo, explica Astorga, está “a nombre del monasterio, así se pudo resolver todo el trámite, porque si se lo dábamos a alguna organización corría el riesgo de que después se disolviera y con el lugar quedasen una o dos personas. El monasterio administra pero no podemos hacer uso de ese lugar para otro fin. A ellas se les hizo un comodato. No pagan alquiler y allí pueden vivir hasta que se mueran, o si se quieren ir y dejar el lugar, lo va a ocupar otra trans”.

NF003-NEUQUÉN.Entregaron-departamentos-a-integrantes-LGTBIQ-de-Neuquén-FOTO-Oscar-Livera-1024x683Para Astorga la primera exclusión que recibe esta población proviene de su familia. “La mayoría de las trans que yo acompaño fueron expulsadas entre los 8 y los 15 años de sus casas y algunas no tuvieron nunca más contacto con su familia. Se las sigue matando hasta el día de hoy en Argentina. De enero a la fecha tenemos 58 muertes, el promedio de edad de 35 años, la última que mataron fue en Tucumán (Vanesa Solórzano)”, señala.

La familia no es la única institución refractaria a las personas trans. También lo es la Iglesia Católica a la que pertenece la hermana. “Sí, tuve diferencias con varios y varias, pero tengo el apoyo principal del Papa y él me acompaña”, manifiesta.

A Jorge Bergoglio lo conoce desde que era jesuita y estaba en el Colegio del Salvador de Buenos Aires. Comenta que le mandó fotos de la inauguración. “Me pone “saludo a tus chicas”, no me pone a esos hombres disfrazados de mujer, a esos enfermos”, agrega la hermana.

Ella es una referente para sacerdotes y monjas de todo el país que asisten a las personas trans. “Es como hacer una masa, este trabajo se va haciendo con un mínimo de levadura y va fermentando. Así, muy despacito. Por eso yo desde la Iglesia dejo que digan lo que quieran decir los cerrados conservadores, los que salen a gritar haciendo alarde de que luchan por las dos vidas, pero están dejando morir a todo este otro grupo que merece vivir también. Se va haciendo un camino con este poquito de levadura”, apunta.

Discriminación, motivos económicos y sobreprecios

En 2018 se presentó el primer relevamiento a la población trans de Río Negro y Neuquén que realizaron la Universidad Nacional del Comahue junto a organizaciones LGBTIQ+, con aportes de las áreas de Derechos Humanos y Diversidad de ambas provincias. El informe plantea una detallada caracterización socio-demográfica, en una muestra que incluye cinco localidades, e incorpora la situación habitacional.

De acuerdo a los datos publicados, el 45% de las personas trans de ambas provincias “tuvo dificultades para alquilar, que están relacionadas con: la discriminación que padecen les entrevistades por su identidad (más del 60% en ambas provincias), motivos económicos (alrededor del 15% tanto en Río Negro como en Neuquén), y sobreprecios (el 15% en Río Negro y el 7% en Neuquén).”

En el trabajo se menciona que “si bien en el instrumento no hay una pregunta referida específicamente a los contratos de locación, durante el desarrollo del mismo algunes encuestades revelaron que nunca firmaron uno. Esto implica que las variaciones en las condiciones del alquiler sean recurrentes, lo que impacta en el valor de la locación, que a su vez produce una enorme inestabilidad en la posibilidad de hacer uso del derecho a la vivienda.”

En cuanto a la adquisición de una propiedad, el relevamiento indica que “el 68% en Neuquén y el 63% en Rio Negro nunca intentó comprar una vivienda.”

“Yo le voy a enseñar cómo se trata a una mujer trans”

Para Adrián Urrutia, director provincial de Diversidad que estuvo presente en la inauguración, la posibilidad de tener una casa “viene a reparar años de persecución.” “Hasta el 2011 en Neuquén estaban vigentes los códigos contravencionales que criminalizaban a las personas travestis y a la homosexualidad. Los derogamos el 24 de agosto a las 3 de la mañana en la Legislatura con la presión de las organizaciones. Ese Estado que criminalizaba, hoy entrega una vivienda”, sostiene.

NF006-NEUQUÉN.Entregaron-departamentos-a-integrantes-LGTBIQ-de-Neuquén-FOTO-Oscar-Livera-2656x1328La dirección puso a disposición camionetas para la mudanza. Así fue como trasladó sus muebles Paola Guerrero, de 46 años.

“Yo vivía con unos amigos que me alquilaban una pieza. Siempre en departamentitos chiquitos. Las demás compañeras que tienen casa es porque han heredado o se han juntado, porque si no es muy difícil para una trans tener una vivienda propia”, asegura.

Y recuerda: “Yo iba a alquilar y en un momento cuando les digo: “mire, yo soy trans” ahí empiezan: “ay, no porque mi marido no quiere”, “ay, no porque mis vecinos qué van a decir”. Siempre hay un prejuicio, un pero. O piensan que todas somos re barderas, que vamos a dejar mal el lugar. Al principio caes como el monstruito que llegó al barrio, creo que por un tiempo largo las mentes están muy cerraditas y vamos a seguir así”.

Paola fue una de las primeras en militar en Conciencia Vihda, en Vidas Escondidas y en ATTTA en la región. En ese contexto la conoció a la hermana. “Ella me dijo: ¿Paolita vos querés tener tu propia casa? ¡Y sabes cómo me puse a llorar!”, relata.

Hizo su transición a los 15 años y estudió gerontología en el Centro de Mano de Obra Especializada (CeMOE) Macelino Champagnat. Fui una de las primeras trans que entró a un colegio religioso con Luján, las dos primeras que inauguramos. El primer día no lo reté, pero lo eduqué al director del Champagnat, porque nos trató en masculino y yo le dije: “mire, acá estamos en una escuela yo le voy a enseñar cómo se trata a una mujer trans”.

Luján es Luján Acuña, que tiene 53 años, es enfermera y referente de las mujeres trans adultas mayores. “Son años de lucha, años de sueños. Cuando nos juntamos por primera vez con la hermana Mónica nos preguntábamos: “¿qué es lo que puede llegar a hacer esta monja por nosotras?” Lo descubrimos con los años”, subraya Luján.

Afirma: Nosotras somos las encargadas de cambiar esta historia moderna, contemporánea. Se va a hablar de nosotras mucho más allá de nuestras muertes, porque fuimos las primeras mujeres trans que entablamos un lazo tan fuerte dentro de la Iglesia Católica que hoy en día tenemos la suerte de que se está replicando en varias provincias de nuestra querida Argentina. Esto nos da la certeza de que la Iglesia tiene que reconocer la transexualidad como parte de esta sociedad y que el mundo nos tiene que dar el lugar que nos corresponde: ciudadanas de primera. Con todos los beneficios y las obligaciones que eso trae”.

*editora de género en el Diario de Río Negro

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Fuente Agencia Presentes/Religión Digital

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Argentina: Vivienda: encuesta revela “violencia propietaria” hacia personas LGBT+

Sábado, 16 de mayo de 2020
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Por Alejandra Zani

Foto: Ariel Gutraich/Archivo Presentes

Una de las consecuencias de las medidas del aislamiento por el Covid-19 se reflejó en la incapacidad de lxs inquilinxs para afrontar el pago de los alquileres de sus viviendas. Según una encuesta realizada por la Federación de Inquilinos Nacional (FIN), 6 de cada 10 personas no podrá pagar ese monto durante mayo. Estos números aumentan en el caso de la población LGBTI+. “Del total de las compañeras trans y travestis que participaron en la encuesta, un 100% vive en condiciones de informalidad. Además, el 100% de las compañeras travestis y el 93,8% de las mujeres trans dijeron que no podrían pagar el alquiler porque dejaron de percibir ingresos”, explica Gervasio Muñoz, presidente de la FIN y referente de Inquilinos Agrupados.

De acuerdo a Muñoz, esta es la primera vez que una encuesta de la Federación refleja las condiciones habitacionales de un sector de la población LGBTI+. “El segmento entrevistado corresponde a 150 compañeras trans y travestis vinculadas a la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR). Desde que comenzó la cuarentena, el trabajo en la calle se desactivó por completo, y las compañeras denunciaron numerosas situaciones de hostigamiento y amenaza de desalojo por parte de los propietarios”.

“Cuando no tenés casa o cuando te estás endeudando para pagar un alquiler, el imperativo #QuedateEnCasa pierde sentido. La casa no puede ser un lugar de violencia machista ni de especulación inmobiliaria, explica Lucía Cavallero, socióloga y referente del colectivo Ni Una Menos, a Presentes. “La población LGBTI+ tiene muchos problemas para acceder a la vivienda porque generalmente estamos desheredados, no tenemos casas conyugales, así que en todas esas situaciones ameritaría el desarrollo de planes de vivienda o subsidios masivos para hacerse cargo de la imposibilidad de pagar el alquiler”.

A pocos días del comienzo de la cuarentena, el gobierno publicó en el boletín oficial el decreto de emergencia pública 320/2020 que dispuso, entre otras medidas, “la suspensión temporaria, hasta el 30 de septiembre del año en curso, de los desalojos de los inmuebles” destinados a vivienda única personal o familiar, actividades culturales y pequeñas producciones, entre otras situaciones de excepción, así como el congelamiento en el precio de los alquileres. Aun así, al día de hoy denuncian que se incumple la nueva medida.

En esta situación, explica Muñoz, no hay ley, no hay Estado ni hay Justicia. “Hay un sistema muy perverso que tiene el Gobierno de la Ciudad con el que subsidia a la persona y no al hotel. Es decir, la persona debe demostrar que alquila una habitación en ese lugar, lo que para alquileres informales es complicado, y les dan un subsidio para pagar la habitación. Pero frente a esto, el hotel aumenta el precio del alquiler. A esto hay que sumar que estamos hablando de pensiones donde se vive en condiciones indignas, celdas sociales. Se les llama hotel por una cuestión romántica, pero son prisiones en medio de la ciudad”.

A quiénes excluye el #QuedateEnCasa

Pamela (34) ejerce el trabajo sexual desde los 16 años. Nació en Salta y hace 18 años se mudó a Buenos Aires y actualmente reside en un hotel en Constitución ubicado en las calles México y San José. “El hecho de que seamos chicas trans y trabajadoras sexuales, y muchas veces migrantes, para los dueños de los hoteles no significa nada. No le dan importancia al decreto del presidente y nos hostigan y nos amenazan para que paguemos el alquiler sin importar el contexto”, cuenta a Presentes. 

Casi la totalidad de las personas trans y travestis entrevistadas en la encuesta de la FIN declaró que dejó de percibir ingresos durante la cuarentena. “Si nos amenazan con desalojo, no nos queda otra que salir a la calle, arriesgar nuestra vida en medio de la pandemia para pagar los gastos necesarios, y ahí empieza lo que ya sabemos. Se imcumple la cuarentena, somos chicas trans y trabajadoras sexuales, nos llevan presas. La historia de siempre”, continúa Pamela.

Formas de violencia propietaria

Para Cavallero, las mujeres cis, las lesbianas, las trans, las travestis y las madres con niñes son la población más expuesta a situaciones de violencia durante las medidas de aislamiento por el Covid-19. “Acuñamos el término violencia propietaria para pensar esta situación en la que muchas mujeres, lesbianas y travestis están expuestas por estar endeudadas con los propietarios y con las inmobiliarias, lo que las expone a situaciones de violencia. Esto, respecto al colectivo LGBTI+, se expresa en los desalojos de los hoteles donde radican compañeras travestis y trans, trabajadoras sexuales, y donde el acceso a la vivienda se da de manera informal”.

El término acuñado por la socióloga refleja las presiones, abusos, hostigamientos y demás tipos de amedrentamiento por parte de los propietarios de viviendas y por las inmobiliarias. Estas violencias van desde desalojos violentos hasta el cese de los servicios de la vivienda, como la luz, el agua o el gas. “Hubo situaciones en donde entraron por la fuerza por tener la llave y desalojaron a inquilinxs, sacaron las pertenencias de la persona al medio de la calle, esa es una situación extrema. Luego hay situaciones como que te presionen llamandote todos los días, que te corten la luz, o en el caso de las inmobiliarias, que intimen a través de cartas. Las condiciones que hacen posible esa violencia son el no acceso a la vivienda y la situación de restricción de ingresos, de tener que endeudarse con respecto a la posibilidad de poder pagar un alquiler”, explica Cavallero.

Hace tiempo que veníamos observando, desde la Federación de Inquilinos, que la mayor parte de estas violencias, casi en su totalidad, recaen sobre mujeres cis y trans, y quisimos comenzar a discutir esto con el colectivo Ni Una Menos para poder empezar a pensar en alguna solución”, explica Muñoz. Desde la FIN presentaron un proyecto de ley en donde proponen, entre otras cosas, que los corredores inmobiliarios deben formarse en Derechos Humanos y Género. “Nos parecía importante plantear eso y comenzar a transitar ese camino. Lxs inquilinxs dicen mi dueño, mi propietario, y los propietarios dicen mi inquilino, y ahí hay una reminiscencia de los viejos modos patronales, la versión moderna del patrón de estancia que maltrataba a la hija del peón”.

Soluciones solidarias en tiempos de pandemia

“En Constitución se está trabajando mucho con la contención habitacional. Los dueños de los hoteles, que los tienen en pésimas condiciones, entendieron que no pueden expulsar a nadie, y cuando lo intentaron, nos pusimos bravísimas y mediante distintas acciones detuvimos los desalojos”, cuenta Marcela Tobaldi, presidenta y fundadora de la Asociación Civil Rosa Naranja.Logramos que hasta nuestras compañeras más vulnerables, que no cuentan con subsidios habitacionales o que se encontraban en situación de calle, pudieran ingresar a habitaciones para ser contenidas”.

Por su parte, Pamela cuenta que gracias a la ayuda de AMMAR consiguieron contar con bolsones de comida y que cada fin de semana se reúnen en un comedor en el barrio de Constitución para ayudar a todas las trabajadoras sexuales. “Además, nos acercamos todas a la Casa Roja de AMMAR en donde nos ayudan con la Jornada de ciudadanía porteña, para entender los programas de subsidios a los que podemos acceder, y ahí dan mucha contención a las compañeras migrantes”.

“Lo que pedimos es que haya políticas activas de desendeudamiento por parte del Estado. Es inadmisible que la gente que está en situación de restricción en su posibilidad de obtener ingresos, cuando acabe el aislamiento termine hiperendeudada con las inmobiliarias o propietarias, así que pedimos que el Estado se haga cargo de esas deudas”, explica Cavallero. “También pedimos un abordaje específico para estas situaciones de violencia a mujeres cishetero y personas LGBTI+, que el Estado haga cumplir la prohibición de desalojos y que esta se extienda por 24 meses”.

Para la referente del colectivo Ni Una Menos, es necesario tomar una medida de fondo que regule la situación. “La ley de Alquileres permitiría que no lleguemos a estas instancias en las que estamos ahora en donde el Estado emite un DNU y es imposible que se traduzca en la efectiva regulación del mercado porque es un mercado que está desregulado hace muchísimos años. Lo que pedimos, en definitiva, es que se desarrollen planes que entiendan que la vivienda es un derecho”.

Fuente Agencia Presentes

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Para que puedan vivir.

Sábado, 17 de noviembre de 2018
Comentarios desactivados en Para que puedan vivir.

A man sleeps on a sculpture of a figure called 'Homeless Jesus' in front of the Archdiocese of Washington Catholic Charities offices in Washington, on September 16, 2015. Photo courtesy of REUTERS/Jonathan Ernst *Editors: This photo may only be republished with RNS-POPE-HOMELESS, originally transmitted on Sept. 24, 2015. Empezamos a ver a personas durmiendo o pasando la noche en los portales, cajeros, puentes…

Todos los cristianos queremos ofrecer signos para que las personas puedan sentirse llamadas a seguir a Jesús de Nazaret.

Y hay un signo –significativo- que hoy veo sencillo y expresivo.

En casi todas las diócesis hay locales, pisos, habitaciones, que no estamos usando como comunidad cristiana y que se están envejeciendo en la soledad y el silencio. Pensemos la cantidad de habitaciones que tenemos en los seminarios, casas de monjas, antiguos colegios, casas parroquiales…

Vería un gesto muy positivo el compartir esos pisos con las personas sin techo, por lo menos hasta que puedan ser personas empadronadas y cobrar la renta ciudadana. En el proceso de acompañar a los refugiados o a los inmigrantes a ser ciudadanos con todos los derechos y obligaciones, hay que empezar porque tengan empadronamiento. Y para ello, necesitan un piso donde vivir. Qué buena operación por parte de los cristianos.

Es cierto que son los gobiernos los principales responsables de dar esa vivienda. Pero en la iglesia no podemos seguir teniendo pisos vacíos. Si queremos vivir el espíritu de Jesús, podemos ceder los pisos.

Sé por propia experiencia lo que cuesta encontrar una vivienda para una familia así. Y mientras, los pisos diocesanos, vacíos.

Buscamos signos evangelizadores. Ahí tenemos uno muy importante. Obras son amores. Alabamos cuando alguna parroquia deja sus locales para que puedan comer y dormir los empobrecidos. Mucho más cuando se trata de locales que están vacíos, abandonados, sin usar.

Incluso todos los cristianos, todas las personas que lo deseemos, podemos unirnos y poner cada uno al mes una cantidad pequeña y entre todos pagar durante seis meses la cuota de alquiler. Luego ya cobrarán como ciudadanos empadronados los 430 euros.

Nuestra misión es crear vida digna para todos. Y quien más lo necesita es quien peor lo pasa.

No se encuentran pisos baratos. Es una necesidad urgente. Podemos prestar nuestras huertas y locales para edificarlos. Y podemos prestarlos a las rentas bajas. El Reino exige la entrega total hacia una sociedad nueva. Y este es un signo urgente.

La principal responsabilidad es del gobierno, pero, en caso de no hacerlo y mientras lo seguimos exigiendo, hay personas que tienen que vivir en la calle. Sería un buen gesto por nuestra parte. Hasta me atrevería a decir: ni un euro más gastado en arreglo de templos, mientras todos los hijos de Dios no tengan casa.

Las personas que piden a la puerta de nuestras iglesias, nos lanzan un SOS. ¿Cómo entrar nosotros en el templo y dejar fuera sin morada a tantas personas?

Entramos en el templo y rezamos alegremente “por los que no tienen vivienda, roguemos al Señor” Y siento que Dios me dice: “pues haz algo, pon siquiera un ladrillo para que encuentren dónde vivir “

No faltan viviendas, falta reparto y uso de las viviendas. Hay para todos.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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