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Católico homosexual de Malasia insta a al Iglesia a facilitar las conversaciones sobre fe y sexualidad.

Sábado, 27 de enero de 2024
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IMG_2182Un católico gay en Malasia ha instado a la iglesia a organizar y facilitar mejor las conversaciones sobre fe y sexualidad en su país de origen.

“Si nací naturalmente de esta manera, ¿por qué la Iglesia dice que está mal?” dijo el hombre, usando el alias Adam Abraham, a UCA News. “No puedo evitar lo que siento y también quiero ser católico”.

Abraham hizo los comentarios durante una entrevista sobre cuestiones LGBTQ+ en Malasia. Dijo que se guardó para sí su experiencia como católico gay debido a los sentimientos anti-LGBTQ+ entre sus compañeros creyentes. Pero expresó su esperanza de que la iglesia pueda cambiar: los sacerdotes podrían hablar sobre cuestiones LGBTQ+ en las homilías y los laicos deberían sentirse cómodos haciendo preguntas.

Abraham le contó a UCA News sobre sus luchas al crecer como gay y católico:

“[Él] sabía que ese amor estaba mal porque sus padres le enseñaron que su fe católica lo prohíbe. ‘No quería sentirme así. Le pedí a Dios que me lo quitara, pero todavía estaba allí”, dijo Abraham…

“Al igual que Abraham, que creció en Kota Kinabalu, cientos de católicos en Malasia sufren vergüenza y un sentimiento de pecado debido a la falta de apertura de la Iglesia católica para discutir la orientación hacia el mismo sexo, coinciden expertos y funcionarios de la Iglesia”.

“‘La Iglesia debería estar más dispuesta a escuchar a personas como yo. No todo el mundo elige vivir así”, afirmó”.

En el mismo artículo, Bryan Shen, un consejero malasio que se especializa en identidad sexual, dijo que muchos seminaristas en el sudeste asiático luchan por aceptar su sexualidad:

‘Casi todos los seminaristas que sienten atracción por personas del mismo sexo no quieren identificarse como gays o lesbianas, y la gran mayoría no revela con qué luchan‘, dijo [Shen]…

“Dijo que era importante ‘darnos cuenta de que hay muchas personas comunes y corrientes en comunidades religiosas conservadoras‘ que luchan contra la no heterosexualidad, no quieren identificarse ni vivir como LGBTQ, ‘y tienen un miedo mortal de ser descubiertos, juzgados y condenados’.”

Shen dijo que es vital que la Iglesia capacite a los seminaristas para que sean tolerantes con las personas LGBTQ+ y les enseñen sobre una sexualidad saludable. Tal capacitación haría que la Iglesia fuera mejor tanto para los ministros como para los feligreses.

Las diversas actitudes hacia los católicos LGBTQ+ en diferentes regiones del mundo pueden dificultar la inclusión y la formación. Pero testimonios como el de Abraham arrojan luz sobre la realidad de que así como las personas LGBTQ+ están en las parroquias de todas partes, la necesidad de un ministerio empático se extiende a toda la Iglesia global.

—Grace Doerfler (ella), Ministerio New Ways, 3 de enero de 2024

Fuente New Ways Ministry

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , ,

Malasia exigirá que los conciertos tengan un “interruptor de apagado” después del beso entre personas del mismo sexo en el escenario de The 1975

Lunes, 20 de noviembre de 2023
Comentarios desactivados en Malasia exigirá que los conciertos tengan un “interruptor de apagado” después del beso entre personas del mismo sexo en el escenario de The 1975

IMG_0190El gobierno quiere encontrar una manera de cortar inmediatamente la electricidad en caso de “cualquier incidente no deseado”.

Se informa que Malasia requiere un “interruptor de apagado” de emergencia para cerrar rápidamente los conciertos luego de un beso entre personas del mismo sexo en el escenario entre miembros de la banda de rock británica The 1975 en un festival de música de Malasia.

El incidente ocurrió en el escenario del Festival Good Vibes en Kuala Lumpur durante el verano. Healy criticó las leyes anti-LGBTQ+ de Malasia y besó al bajista Ross MacDonald entre un estruendoso aplauso. Dijo que casi canceló la actuación debido a las políticas anti-LGBTQ+ del gobierno, pero decidió que no era justo para los fans, que no tenían nada que ver con su gobierno.

Estoy jodidamente furioso”, dijo. “Y eso no es justo para usted, porque no es representativo de su gobierno. Porque sois jóvenes y estoy seguro de que muchos de vosotros sois homosexuales y progresistas”.

También afirmó: “No veo el sentido de invitar a The 1975 a un país y luego decirnos con quién podemos tener sexo”.

La homosexualidad está prohibida en la nación de mayoría musulmana, donde los musulmanes están sujetos a penas adicionales, hasta la pena capital, según la ley Sharia.

El resto del festival fue cancelado y desde entonces se ha prohibido que The 1975 vuelva a tocar en Malasia.

Ahora bien, según el Correo del Sur de China, El gobierno de Malasia está pidiendo a los organizadores de conciertos que tengan instalado un interruptor que pueda cortar inmediatamente la electricidad en caso de, como lo describe el Viceministro de Comunicaciones y Digital, Teo Nie Ching, “cualquier incidente no deseado”.

Teo añadió que la policía ahora realizará verificaciones de antecedentes de artistas de otros países antes de programar presentaciones en Malasia. Dijo que a partir de ahora Puspal, el comité de actuación y filmación de artistas internacionales, supervisará las actuaciones en directo.

“Durante una actuación, nos aseguramos de que las (partes relevantes) como el Departamento de Inmigración, Puspal, la policía y las autoridades locales estén en el lugar”, dijo Teo.

El estancamiento de la visión de Malasia sobre los derechos LGBTQ+

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyVarias organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la increíblemente arcaica visión de Malasia sobre los derechos de las personas LGBTQ+.

Actualmente, el país encarcela a las personas abiertamente LGBTQ+, además de impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo y la transición de género.

Según una encuesta de Ipsos en 2021, Malasia es uno de los peores países en cuanto a la opinión pública sobre las personas LGBTQ+. En total, el 65% de los ciudadanos malayos cree que no se debe permitir a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio ni obtener ningún tipo de reconocimiento legal, como la unión civil. Por el contrario, sólo un 8% dijo que apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El país no sólo castiga la homosexualidad con la cárcel, sino que apoya activamente los centros de terapia de conversión con financiación del gobierno.

Un informe de Human Rights Watch reveló que el gobierno de Malasia financia retiros de terapia de conversión sancionados por el Estado, cuyo objetivo es “rehabilitar” a las personas LGBTQ+.

A pesar de que estas instituciones afirman que la orientación sexual puede cambiarse, las identidades LGBTQ+ no pueden curarse, ya que no son enfermedades, ni tampoco enfermedades mentales.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. El pasado mes de julio se supo que el gobierno de Malasia podría ampliar los casos en los que se juzguen delitos según la sharia. En noviembre de 2022, detenían a 20 personas LGTB+ durante la fiesta de Halloween por ser  “Culpables de travestirse y fomentar el vicio”

Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 2019, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año 2017, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de 2018 nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. En 2021, una mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer .

t-nhaveen-asesinato-homofobiaEspecialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente LGTBQNation/Cristianos Gays

General, Homofobia/ Transfobia., Islam , , , , , , , , ,

Cancelan un festival de música de Malasia por un beso entre los artistas de 1975

Sábado, 12 de agosto de 2023
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IMG_0190Los organizadores del Festival Good Vibes de Kuala Lumpur han emprendido acciones legales contra The 1975 después de que su líder, Matty Healy, criticara la punitiva legislación anti-LGBTQ+ de Malasia durante su actuación como cabeza de cartel.

Un festival de música en Malasia se cerró después de que Matty Healy, líder de la banda indie británica The 1975, denunciara las leyes anti-LGBTQ+ del país y compartiera un beso entre personas del mismo sexo en el escenario.

El viernes (21 de junio), el espectáculo de The 1975 en el Festival Good Vibes en Kuala Lumpur se interrumpió después de que el cantautor y guitarrista Healy criticara la postura de la nación del sudeste asiático sobre los derechos LGBTQ+, diciendo a la multitud que tocar allí había sido un “error“. “No veo el sentido de invitar a The 1975 a un país y luego decirnos con quién podemos tener sexo”, dijo Healy, antes de besar al bajista de la banda, Ross MacDonald.

Apenas 30 minutos después de su set, Healy anunció que su actuación había sido cortada y dijo: “Está bien, nos acaban de prohibir en Kuala Lumpur, nos vemos más tarde”.

Ahora el resto de todo el festival ha sido cancelado.

El sábado (22 de julio), Good Vibes Festival confirmó que el Ministerio de Comunicaciones y Digital de Malasia les había ordenado cancelar los próximos dos días del evento de tres días, debido a la “conducta y comentarios” de Healy.

El festival estaba programado para llevarse a cabo del viernes 21 al domingo 23 de julio, con actuaciones del rapero australiano The Kid Laroi y la banda de rock estadounidense The Strokes.

La declaración, publicada en las redes sociales, decía: “Lamentamos profundamente anunciar que el calendario restante … planeado para hoy y mañana ha sido cancelado luego de la conducta controvertida y los comentarios hechos por el artista británico Matty Healy de la banda The 1975.

“Esta decisión se adhiere a la directiva de cancelación inmediata emitida a las 13:20 horas del 22 de julio de 2023 por el Ministerio de Comunicaciones y Digital.

“El Ministerio ha subrayado su postura inquebrantable contra cualquier parte que desafíe, ridiculice o contravenga las leyes de Malasia”.

Actualmente no existen derechos ni protecciones para las personas LGBTQ+ en Malasia. La intimidad entre personas del mismo sexo se castiga con azotes, multas o hasta 20 años de prisión. Las personas queer se enfrentan a las llamadas prácticas de “terapia de conversión”, y la expresión de género de las personas trans está explícitamente criminalizada.

En mayo, las autoridades de Malasia incautaron miles de libras esterlinas en relojes con el tema del Orgullo Gay en redadas en las tiendas Swatch.

Aunque algunos fans elogiaron las acciones de Healy en el festival, otros se apresuraron a calificarlo como un “truco”. Un usuario de las redes sociales escribió que “no hizo nada en absoluto para ayudar a las personas queer en Malasia… solo está empeorando todo para nosotros”, mientras que otros usaron el término “salvador blanco” para describir su comportamiento: ¿Adivina quiénes son las únicas dos personas que no se verán afectadas al 100% por las repercusiones de las acciones de este salvador blanco? Exactamente, estos dos asquerosos, privilegiados, cis, hetero hombres. Están bien, relajándose mientras esperan su próximo concierto pago. Matty Healy, un verdadero héroe”.

Otro publicó: “¿Pueden los compañeros homosexuales occidentales en las citas dejar de celebrar esto? Esta no es una ‘W rara’ de Matty Healy, porque ahora canceló el Good Vibes Festival, que era un espacio seguro para los malasios queer que viven en un país donde ser queer está criminalizado”.

Healy también obtuvo reacciones mixtas por un beso entre personas del mismo sexo en un espectáculo en Dubái en 2019, donde besó a un fan desafiando las leyes anti-LGBTQ+ de los Emiratos Árabes Unidos.

La actividad sexual consensuada entre hombres es ilegal en el país del Medio Oriente, y los activistas LGBTQ+ locales advirtieron que Healy podría haber puesto en riesgo a la fan con sus acciones. Healy dijo más tarde que lamentaba la decisión y que “se sentía bastante irresponsable“.

El estancamiento de la visión de Malasia sobre los derechos LGBTQ+

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyVarias organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la increíblemente arcaica visión de Malasia sobre los derechos de las personas LGBTQ+.

Actualmente, el país encarcela a las personas abiertamente LGBTQ+, además de impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo y la transición de género.

Según una encuesta de Ipsos en 2021, Malasia es uno de los peores países en cuanto a la opinión pública sobre las personas LGBTQ+. En total, el 65% de los ciudadanos malayos cree que no se debe permitir a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio ni obtener ningún tipo de reconocimiento legal, como la unión civil. Por el contrario, sólo un 8% dijo que apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El país no sólo castiga la homosexualidad con la cárcel, sino que apoya activamente los centros de terapia de conversión con financiación del gobierno.

Un informe de Human Rights Watch reveló que el gobierno de Malasia financia retiros de terapia de conversión sancionados por el Estado, cuyo objetivo es “rehabilitar” a las personas LGBTQ+.

A pesar de que estas instituciones afirman que la orientación sexual puede cambiarse, las identidades LGBTQ+ no pueden curarse, ya que no son enfermedades, ni tampoco enfermedades mentales.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. El pasado mes de julio se supo que el gobierno de Malasia podría ampliar los casos en los que se juzguen delitos según la sharia. En noviembre de 2022, detenían a 20 personas LGTB+ durante la fiesta de Halloween por ser  “Culpables de travestirse y fomentar el vicio”

Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 2019, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año 2017, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de 2018 nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. En 2021, una mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer .

t-nhaveen-asesinato-homofobiaEspecialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente PinkNews/Cristianos Gays

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El gobierno de Malasia podría ampliar los casos en los que se juzguen delitos según la sharia

Miércoles, 21 de junio de 2023
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240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyEl gobierno de Malasia va a proponer un proyecto de ley para aumentar los poderes de los tribunales islámicos. De salir adelante, la sharia se aplicaría a todos los ciudadanos del país asiático y no solo a los musulmanes.

La Malaysian Chinese Association (MCA), que forma parte de la coalición gobernante, expresó su preocupación por el hecho de que incluso los no musulmanes podrían ser juzgados por los tribunales de la sharia, también conocidos como sistema judicial syariah, utilizando la ortografía malaya.

Según los analistas, se trata de un intento del ejecutivo de acercarse a la oposición del Perikatan Nasional (PN), dominada por el partido islamista Parti Islam SeMalaysia (PAS), antes de las elecciones locales previstas para julio. El proyecto de ley propone aumentar los límites máximos de condena por delitos penales juzgados por tribunales de la sharia a 30 años de cárcel, una multa de 100.000 rupias (1.130 euros) y 100 bastonazos. Actualmente, los límites son tres años de cárcel, una multa de 5.000 rupias (57 euros) y seis bastonazos.

El actual ministro de Asuntos Religiosos anunció el 25 de mayo que la enmienda, conocida en Malasia como RUU355, se presentaría en el Parlamento una vez que el gobierno dé su aprobación, pero no especificó el plazo para hacerlo. Por su parte, al día siguiente, el vicepresidente del PAS, Idris Ahmad, ministro de Asuntos Religiosos entre agosto de 2021 y noviembre del año pasado, afirmó que el gabinete anterior ya había autorizado la presentación del proyecto de ley en las Cámaras.

Aunque la enmienda sólo debería afectar a los musulmanes, los miembros de otras religiones siguen desconfiando. Según los expertos, el actual gobierno presidido por Anwar Ibrahim intenta aumentar su credibilidad entre el electorado musulmán conservador sin perder el apoyo de los grupos étnicos no malayos: «El gobierno de unidad nacional debería presentar esta propuesta para reforzar sus credenciales religiosas antes de las elecciones en los distintos estados del país, donde otra ola verde parece dispuesta a barrer a todo el mundo», declaró al Strait Times Oh Ei Sun, miembro del Instituto de Asuntos Internacionales de Singapur, refiriéndose al color verde del Islam.

Hace poco, las autoridades incautaron en tiendas Swatch relojes con diseños de arco iris en apoyo del movimiento LGBTQ. Al mismo tiempo, en las últimas semanas el gobierno también decidió retirar su recurso contra una sentencia del Tribunal Superior que permitía que los no musulmanes utilizaran la palabra «Alá» para referirse a Dios, lo que generó la ira de los partidos islamistas después de décadas de batallas legales.

Mazlan Ali, profesor de la Facultad Razak de Tecnología e Informática de la Universiti Teknologi Malaysia, explicó: “El gobierno de Anwar está sometido a la presión de la oposición. Se lo acusa de ser pro-liberal y pro-LGBTQ. El PN utiliza muchas veces la religión y la raza para atacar al gobierno”, pero, continuó, “el primer ministro quiere demostrar que en realidad es lo contrario y que el gobierno de unidad nacional se toma en serio las cuestiones relacionadas con el Islam”.

El estancamiento de la visión de Malasia sobre los derechos LGBTQ+

whipping_bernama_020317_03Varias organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la increíblemente arcaica visión de Malasia sobre los derechos de las personas LGBTQ+.

Actualmente, el país encarcela a las personas abiertamente LGBTQ+, además de impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo y la transición de género.

Según una encuesta de Ipsos en 2021, Malasia es uno de los peores países en cuanto a la opinión pública sobre las personas LGBTQ+.

En total, el 65% de los ciudadanos malayos cree que no se debe permitir a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio ni obtener ningún tipo de reconocimiento legal, como la unión civil.

Por el contrario, sólo un 8% dijo que apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El país no sólo castiga la homosexualidad con la cárcel, sino que apoya activamente los centros de terapia de conversión con financiación del gobierno.

Un informe de Human Rights Watch reveló que el gobierno de Malasia financia retiros de terapia de conversión sancionados por el Estado, cuyo objetivo es “rehabilitar” a las personas LGBTQ+.

A pesar de que estas instituciones afirman que la orientación sexual puede cambiarse, las identidades LGBTQ+ no pueden curarse, ya que no son enfermedades, ni tampoco enfermedades mentales.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. En noviembre de 2022, detenían a 20 personas LGTB+ durante la fiesta de Halloween por ser  “Culpables de travestirse y fomentar el vicio”

Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 209, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año 2017, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de 2018 nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. En 2021, una mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer .

t-nhaveen-asesinato-homofobiaEspecialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Agencias/Cristianos Gays

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Detienen a 20 personas LGTB+ en Malasia durante la fiesta de Halloween: “Culpables de travestirse y fomentar el vicio”

Martes, 8 de noviembre de 2022
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Las autoridades islámicas de Malasia han detenido a 20 personas tras hacer una redada en una fiesta de Halloween para personas LGBTQ+.

Las detenciones se produjeron el sábado (29 de octubre) después de que los funcionarios del Departamento de Religión Islámica de los Territorios Federales (Jawi) hicieran una redada en una fiesta en el local REXKL de Kuala Lumpur, por lo que, según las autoridades, son delitos contemplados en la ley islámica.

Según los implicados en la redada, al menos 40 agentes religiosos respaldados por la policía asaltaron el abarrotado local nocturno.

Las autoridades afirman que durante la redada controlaron al menos a 53 personas y las dividieron en dos grupos: musulmanes y de otras confesiones.

El grupo de musulmanes fue entonces detenido, con los datos de identificación registrados por la policía de Malasia.

El activista Numan Afifi dijo a la AFP que algunos fueron detenidos por “travestirse“, mientras que otros fueron detenidos por “fomentar el vicio”.

Ellos [las autoridades] aislaron a los participantes musulmanes e identificaron a cualquiera que no se vistiera de acuerdo con el género que ellos creían que era”, añadió. “Pero claro, es Halloween, la gente se disfrazaba”.

De las personas detenidas, 18 fueron interrogadas por la policía el lunes (31 de octubre) sobre el evento LGBTQ+ y se les ha pedido que vuelvan para realizar más investigaciones, según Reuters.

El ex diputado de Klang, Charles Santiago, condenó las detenciones en un comunicado en el que pedía a la policía que reconsiderara sus prioridades en materia de detenciones de personas LGBTQ+.

“Esto es un acoso contra una comunidad marginada. ¿Cuándo aprenderemos a respetar y aceptar a las personas por lo que son?“, dijo. “Tenemos personas que aún se tambalean por la pérdida de empleos, el ringgit está débil, la economía necesita resucitar, pero ¿se utilizan recursos para perseguir a personas que estaban en una fiesta de Halloween?

“Insto a las autoridades a que dejen de perseguir [a las personas LGBTQ+] como si fueran delincuentes”.

El estancamiento de la visión de Malasia sobre los derechos LGBTQ+

Varias organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la increíblemente arcaica visión de Malasia sobre los derechos de las personas LGBTQ+.

Actualmente, el país encarcela a las personas abiertamente LGBTQ+, además de impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo y la transición de género.

Según una encuesta de Ipsos en 2021, Malasia es uno de los peores países en cuanto a la opinión pública sobre las personas LGBTQ+.

En total, el 65% de los ciudadanos malayos cree que no se debe permitir a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio ni obtener ningún tipo de reconocimiento legal, como la unión civil.

Por el contrario, sólo un 8% dijo que apoyaba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El país no sólo castiga la homosexualidad con la cárcel, sino que apoya activamente los centros de terapia de conversión con financiación del gobierno.

Un informe de Human Rights Watch reveló que el gobierno de Malasia financia retiros de terapia de conversión sancionados por el Estado, cuyo objetivo es “rehabilitar” a las personas LGBTQ+.

A pesar de que estas instituciones afirman que la orientación sexual puede cambiarse, las identidades LGBTQ+ no pueden curarse, ya que no son enfermedades, ni tampoco enfermedades mentales.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 209, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyMalasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año 2017, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de 2018 nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. En 2021, una mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer .

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Pink News/Cristianos Gays

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El Gobierno de Malasia financia centros de terapia de conversión

Sábado, 20 de agosto de 2022
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malaygayLas personas LGTBI en Malasia están siendo enviadas a una terapia de conversión aprobada por el gobierno para “curarlas” o “rehabilitarlas”, según un nuevo informe.

Los funcionarios del gobierno han creado activamente una sociedad anti-LGBTQ+ que utiliza el sistema de justicia penal y los centros de rehabilitación para socavar los derechos LGBTQ+, según un nuevo informe de Human Rights Watch and Justice for Sisters.

El informe encontró que los fondos del gobierno de Malasia en retiros de terapia de conversión aprobados por el estado llamados Mukhayyam, cuyo objetivo es cambiar la orientación sexual de los participantes. Desde junio de 2021, 1.733 personas han asistido a estos programas, según el informe.

Un entrevistado, Farah, relató su experiencia en un Mukhyyam, declarando en el informe: “Hablan sobre la belleza de la naturaleza, y nos piden que estemos agradecidos, y al final del programa usan su psicología … para decir que ‘Así que esta es tu naturaleza, así que tienes que volver a la naturaleza ‘”.

Thilaga Sulathireh, cofundadora de Justice for Sisters, dijo: “Los programas, mientras se enmarcan como compasivos, internalizan la discriminación social y estructural y fomentan los odiosos entre LGBTQ y las personas diversas de género y la hostilidad entre el resto de la población”.

El informe también encontró que el enfoque de los retiros para las discusiones sobre el VIH fue inquietante.

Farah dijo que los líderes mostraron una presentación de diapositivas de un grupo sobre personas que viven con el VIH, mostrando a las personas con fotografías. Farah dijo que estaban conmocionados en una sesión sobre arrepentimiento, diciendo que no fue hecho para educar, sino que era para infundir temor.

En otro caso, una mujer transgénero describió su experiencia en un centro de terapia de conversión y cómo un terapeuta le había dicho que necesitaba “reclamar su masculinidad”, diciendo que “tenía una crisis de identidad debido a su linaje de raza mixta”.

Una mujer fue aconsejada por un profesional de la salud mental “experimentar el sexo con una trabajadora sexual para tratar su identidad de género”.

En marzo de 2022, el gobierno de Malasia desarrolló una aplicación que afirmaba poder ayudar a LGBTQ+ personas a “abandonar el comportamiento homosexual” y “volver a la naturaleza”. Google lo eliminó rápidamente.

Una mujer queer, llamada solo como Amira, dijo en el informe: “Si el gobierno simplemente deja de hablar de personas LGBT, eso ya sería una gran cosa. Están hablando con una nación que ya tiene su propia fobia, y refuerzan su fobia “.

El activista transgénero de hace mucho tiempo, Manis Chen, dijo que el gobierno “bombea mucho dinero para combatir los [derechos] LGBT“, y agregó: “Imponen sus creencias”.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 209, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyMalasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año 2017, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de 2018 nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. En 2021, una mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer .

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Pink News/Cristianos Gays

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Mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer en Malasia

Lunes, 27 de septiembre de 2021
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 Nur-SajatNur Sajat  (Instagram / @ nursajat24)

Se insta a Tailandia a no extraditar a una activista trans y empresaria a su país de origen, Malasia, donde podría ser encarcelada durante años por usar ropa de mujer.

La empresaria de cosméticos Nur Sajat, de 36 años, huyó del país en enero después de que fue acusada de violar la ley Sharia al usar un vestido en un evento religioso en 2018.

Ahora enfrenta tres años de prisión por el delito, que supuestamente supuso un “desprecio” al Islam. Los medios de comunicación de Malasia también informan de que la buscan como víctima y testigo en un caso de fraude separado.

El tribunal emitió una orden de arresto en febrero después de que ella no se presentara a una audiencia, y Sajat ha estado huyendo desde entonces.

La policía de Malasia dijo en un comunicado el lunes (20 de septiembre) que Sajat fue detenida por las autoridades tailandesas el 8 de septiembre por tener un pasaporte inválido. Fue acusada de delitos de inmigración y puesta en libertad bajo fianza.

Ahora se entiende que busca refugio en la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Los medios locales informaron que planea buscar refugio en Australia, pero la amenaza de deportación se cierne sobre ella mientras permanece en Tailandia.

Phil Robertson, subdirector de Human Rights Watch para Asia, dijo que a Sajat se le ha otorgado el estatus de refugiada y que no debería ser devuelta bajo ninguna circunstancia. “Necesita ser enviada a un país que ofrezca protección de derechos, no perseguida por ser LGBT, que es lo que sucederá si la envían a Malasia”, tuiteó el lunes.

Thilaga Sulathireh, cofundadora del grupo de activistas transexuales de Malasia Justice for Sisters, dijo al the Straits Times que la “persecución continua contra Nur Sajat representa el clima de represión contra las personas LGBT en Malasia”.

Los malasios LGTBIQ+ se enfrentan habitualmente a la discriminación en virtud de las estrictas leyes islámicas del país que penalizan cualquier forma de sexo anal u oral con hasta 20 años de prisión y azotes obligatorios. Los cambios propuestos al código penal podrían hacerlo incluso opresivo en el futuro.

“La policía debe retirar de inmediato todas las investigaciones y el acoso contra Sajat”, dijo Sulathireh a la AFP.

Las autoridades malasias no dieron señales de hacerlo, ya que instaron a Sajat a entregarse en una conferencia de prensa el martes (21 de septiembre). “Por muy inteligente que sea la ardilla para saltar, eventualmente volverá a caer a la tierra. La policía, junto con el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Fiscalía General, están trabajando para extraditar a esta persona ”, dijo el Comm Datuk Seri Abd Jalil Hassan, según informó The Star. “Sin embargo, también le aconsejo a esta persona que regrese a casa ‘de una buena manera’ para que los casos que se están enfrentando puedan continuar”.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 209, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyMalasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

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Malasia presiona para que la ley Sharia sea más dura con los musulmanes LGBT + mientras compite por un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

Miércoles, 14 de abril de 2021
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 malaysia-protest-trans-lgbt-governmentLos manifestantes se reúnen frente a una mezquita en Malasia en 2011 para instar al gobierno a reconocer a la comunidad LGBT + (Mohd Rasfan / AFP / Getty)

Malasia está presionando para que la ley Sharia sea más dura contra los musulmanes LGBT +, incluso cuando hace una oferta para un lugar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El martes (6 de abril), el gobierno de Malasia anunció planes para avanzar con una enmienda a la Ley de Tribunales de la Sharia que permitiría imponer castigos más severos a la comunidad LGBT +.

Las estrictas leyes islámicas del país ya penalizan cualquier forma de sexo anal u oral con hasta 20 años de prisión y azotes obligatorios, pero los ministros quieren impulsarlo aún más.

El ministro de asuntos religiosos, Datuk Zulkifli Mohamad, ha respaldado enérgicamente la enmienda, inicialmente presentada por su adjunto, que aumentaría drásticamente los límites máximos de sentencia que los tribunales de la sharia pueden imponer contra los delitos de la sharia.

Las personas LGBT + están “violando las normas” del comportamiento humano, declaró el ministro mientras defendía la propuesta. “No podemos aceptar tales prácticas. Solo necesitamos manejar el problema con sabiduría, invitándolos y educándolos para que regresen al camino correcto ”, informó Free Malaysia Today.

La insistencia del gobierno en leyes draconianas anti-LGBT + fue criticada por el Joint Action Group for Gender Equality (JAG) -Grupo de Acción Conjunta para la Igualdad de Género (JAG)-, una coalición de 14 organizaciones de derechos de las mujeres en Malasia.

En declaraciones a Malay Mail,  el grupo recordó al gobierno de Malasia su intención de unirse al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un organismo que se opone a todo lo que representa la enmienda de la ley Sharia. “Es irónico que estas medidas discriminatorias propuestas, una clara violación de los derechos humanos, coincidan con la candidatura del ministro de Relaciones Exteriores, Datuk Seri Hishamuddin Hussein, de integrar Malasia en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”, dijeron. “La decisión del gobierno de seguir adelante con una sentencia más severa contra las personas musulmanas LGBT + estaría en contradicción con la Declaración de Derechos Humanos de la ONU. Como tal, JAG solicita al gabinete de ministros que evite que la propuesta se presente en la próxima sesión parlamentaria y que se abstenga de perseguir a la comunidad LGBT +“.

JAG dijo que también le preocupa que el ministro de asuntos religiosos, Zulkifli, haya respaldado abiertamente los programas de terapia de conversión administrados por el gobierno al enmascararlos como un enfoque más suave. “Aquellos que se dirigen principalmente a mujeres transgénero, lesbianas y gays hacen cumplir la violencia prolongada y sancionada por el estado contra las mujeres”, agregaron, y señalaron que esto contradice las protecciones contra la discriminación de la constitución de Malasia.

La poderosa declaración está firmada conjuntamente por 10 organizaciones, incluidas Women’s Aid Organisation, All Women’s Action Society (Awam), Sisters in Islam (SIS), and Justice for Sisters.

La Ley 355 limita las sentencias que pueden imponer los tribunales de la sharia. La sentencia actual bajo la ley incluye tres años de prisión, una multa de RM5,000 (£ 905) y seis golpes con un bastón.

Sin embargo, el viceministro de Asuntos Religiosos, Ahmad Marzuk Shaary, Marzuk dijo que este castigo “no estaba teniendo mucho efecto en el grupo de personas”. Dijo que “Todas las agencias religiosas estatales y los encargados de hacer cumplir la ley han recibido instrucciones de tomar medidas contra aquellas [personas LGBT +] que no se comporten en consecuencia”.

Neela Ghoshal, directora asociada de derechos LGBT + de HRW, dijo que los estatutos estatales y federales de Malasia que criminalizan a las personas LGBT + están “ya fuera de los límites” con respecto al derecho internacional. Agregó que el gobierno del país “parece hundirse aún más en su desprecio por los derechos humanos. En lugar de aumentar las sanciones por acciones que no perjudican a nadie, el gobierno debería derogar esas sanciones”, dijo Ghoshal.

Los 13 estados y el territorio federal de Malasia penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo y la no conformidad de género. El código penal federal también castiga cualquier forma de sexo anal u oral con hasta 20 años de prisión y azotes obligatorios.

Marzuk también propuso que ser trans y producir o compartir contenido de redes sociales considerado “obsceno e indecente” podría ser un delito específico bajo la Ley 355. Esto incluiría producir o compartir imágenes de expresión de género no conforme.

La activista transgénero Nisha Ayub dijo: “En Malasia, las personas transgénero viven con el temor de ser atacadas y procesadas simplemente por ser quienes somos. ¿No somos parte de la sociedad? ¿No se supone que estamos protegidos por las leyes como los demás?

Activistas de derechos humanos de Malasia dijeron que los tribunales nunca habían impuesto penas con azotes, que son una forma de tortura según el derecho internacional, por conducta entre personas del mismo sexo antes de 2018. Pero en septiembre de 2018, el estado de Terengganu impuso una condena con azotes contra dos mujeres acusadas de intento relaciones entre personas del mismo sexo. En noviembre de ese año, el tribunal de la Sharia de Selangor condenó a cinco hombres a multas, encarcelamiento y azotes, mientras que otros que se declararon no culpables están a la espera de juicio.

En julio de 2020, el ministro de asuntos religiosos, Zulkifli Mohamad, publicó una publicación en Facebook que otorgaba “licencia completa” a los agentes federales para arrestar a personas transgénero y “asesorarlas” o “educarlas” para que “vuelvan al camino correcto”.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían a principios de este mes de septiembre seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 209, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyEspecialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Pink News/Cristianos Gays

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Malasia pretende aumentar las sanciones a personas LGTB+

Viernes, 29 de enero de 2021
Comentarios desactivados en Malasia pretende aumentar las sanciones a personas LGTB+

malaysia-protest-trans-lgbt-governmentManifestantes frente a una mezquita en Shah Alam, cerca de Kuala Lumpur, el 4 de noviembre de 2011 para instar al gobierno de Malasia a que reconozca a la comunidad LGBT +. (MOHD RASFAN / AFP a través de Getty Images)

Se ha instado al gobierno de Malasia a que renuncie a la propuesta de un ministro del gabinete de aumentar las sanciones penales contra las personas LGBT +.

Human Rights Watch (HRW) dijo que el intento de fortalecer las sanciones penales contra los malasios LGBT + es el último de una serie de medidas para cimentar una postura anti-LGBT + y anti-derechos humanos bajo el gobierno del primer ministro.

El viceministro de Asuntos Religiosos, Ahmad Marzuk Shaary, propuso enmiendas a la Ley de Tribunales de la Sharia (Jurisdicción Penal) (Ley 355) que permitirían a los tribunales estatales dictar sentencias más severas para las relaciones entre personas del mismo sexo que la sentencia máxima actual permitida por la ley federal.

La Ley 355 limita las sentencias que pueden imponer los tribunales de la sharia. La sentencia actual bajo la ley incluye tres años de prisión, una multa de RM5,000 (£ 905) y seis golpes con un bastón.

Sin embargo, Marzuk dijo que este castigo “no estaba teniendo mucho efecto en el grupo de personas”. Dijo: “Todas las agencias religiosas estatales y los encargados de hacer cumplir la ley han recibido instrucciones de tomar medidas contra aquellas [personas LGBT +] que no se comporten en consecuencia”.

Neela Ghoshal, directora asociada de derechos LGBT + de HRW, dijo que los estatutos estatales y federales de Malasia que criminalizan a las personas LGBT + están “ya fuera de los límites” con respecto al derecho internacional. Agregó que el gobierno del país “parece hundirse aún más en su desprecio por los derechos humanos. En lugar de aumentar las sanciones por acciones que no perjudican a nadie, el gobierno debería derogar esas sanciones”, dijo Ghoshal.

Los 13 estados y el territorio federal de Malasia penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo y la no conformidad de género. El código penal federal también castiga cualquier forma de sexo anal u oral con hasta 20 años de prisión y azotes obligatorios.

Marzuk también propuso que ser trans y producir o compartir contenido de redes sociales considerado “obsceno e indecente” podría ser un delito específico bajo la Ley 355. Esto incluiría producir o compartir imágenes de expresión de género no conforme.

Actividad transgénero Nisha Ayub dijo: “En Malasia, las personas transgénero viven con el temor de ser atacadas y procesadas simplemente por ser quienes somos. ¿No somos parte de la sociedad? ¿No se supone que estamos protegidos por las leyes como los demás?

Activistas de derechos humanos de Malasia dijeron que los tribunales nunca habían impuesto penas con azotes, que son una forma de tortura según el derecho internacional, por conducta entre personas del mismo sexo antes de 2018. Pero en septiembre de 2018, el estado de Terengganu impuso una condena con azotes contra dos mujeres acusadas de intento relaciones entre personas del mismo sexo. En noviembre de ese año, el tribunal de la Sharia de Selangor condenó a cinco hombres a multas, encarcelamiento y azotes, mientras que otros que se declararon no culpables están a la espera de juicio.

En julio de 2020, el ministro de asuntos religiosos, Zulkifli Mohamad, publicó una publicación en Facebook que otorgaba “licencia completa” a los agentes federales para arrestar a personas transgénero y “asesorarlas” o “educarlas” para que “vuelvan al camino correcto”.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían a principios de este mes de septiembre seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyEspecialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Pink News/Cristianos Gays

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“No hay gays en Malasia”, afirma el ministro de turismo

Martes, 12 de marzo de 2019
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47783878_303El ministro de gobierno Datuk Mohamaddin bin Ketapi hizo la afirmación mientras hablaba con los medios de comunicación en un evento en Alemania el 5 de marzo, según Deutche Welle. Cuando se le preguntó si el país era seguro para los gays, Ketapi respondió: “No creo que tengamos nada parecido en nuestro país”.

Los comentarios llegaron cuando el ministro intentaba promocionar Malasia como destino turístico, después de haber hablado de su “belleza natural y cultura acogedora”.

Es ilegal ser gay en Malasia, y el gobierno del actual primer ministro Mahathir Bin Mohamad ha sido acusado de dirigir una campaña contra la comunidad LGBT+.

En octubre, el Primer Ministro afirmó que los derechos LGBT+ forman parte de los “valores occidentales”. Según el Bangkok Post y Nikkei Asian Review, dijo: “A veces los asiáticos aceptan los valores occidentales sin cuestionarlos. Debemos ser libres de no cambiar nuestros valores según sus deseos”. Continuó: “En este momento, no aceptamos a los LGBT, pero si ellos[Occidente] quieren aceptar, eso es asunto suyo. No nos obligues a hacerlo. La institución del matrimonio, la institución de la familia, ha sido ignorada en Occidente. ¿Por qué deberíamos seguir eso? Nuestro sistema de valores es igual de bueno. Si algún día decidiéramos caminar desnudos, ¿tendríamos que seguir?”

Dijo: “Por ejemplo, en Occidente, ahora los hombres se casan con hombres, las mujeres con mujeres, y la familia no está formada por padre, madre e hijo, sino que son dos hombres que adoptan un hijo de alguien. Se llaman a sí mismos una familia.”

El gobierno de Malasia ha tomado medidas enérgicas contra los derechos LGBT. El gobierno de Malasia está repleto de opositores a los derechos LGBT+.

En agosto de 2018, el ministro de asuntos religiosos del país, Mujahid Yusof Rawa, ordenó que dos retratos de activistas LGBT+ malasios fueran retirados de una exposición. Él dijo: “La sociedad no puede aceptar que los LGBT sean promovidos porque eso va en contra de las normas, la cultura y la religión”.

El mismo mes, el viceprimer ministro de Malasia, el Dr. Wan Azizah Wan Ismail, ordenó a los homosexuales que mantuvieran su sexualidad en secreto, mientras que el viceministro de Salud, el Dr. Lee Boon Chye, afirmó que las personas LGBT+ sufren de un “trastorno orgánico”.

Mahfuz Omar, viceministro del Departamento del Primer Ministro, afirmó que hay que ayudar a las personas LGBT+ a volver a sus “identidades originales” y que permitir que las personas sean transgénero causaría caos en la sociedad.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían a principios de este mes de septiembre seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Un entorno difícil para las personas LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyMalasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Cromosomax/Cristianos Gays

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Malasia censura escenas con contenido LGTB de la película «Bohemian Rhapsody»

Lunes, 19 de noviembre de 2018
Comentarios desactivados en Malasia censura escenas con contenido LGTB de la película «Bohemian Rhapsody»

de12039f-bohemian-rhapsody-trailer-review-queen-finally-comes-to-the-big-screen-640x480Las autoridades malasias vuelven a censurar una película por visibilizar la homosexualidad. Se trata de Bohemian Rhapsody, el filme sobre la mítica banda Queen y su vocalista Freddie Mercury. Las escenas borradas en la versión proyectada en el país asiático hacen referencia principalmente a relaciones entre hombres y travestismo. El filme, recomendado para mayores de 13 años en Estados Unidos y Reino Unido, ha recibido en Malasia una calificación para mayores de 18 años para evitar «más cortes» que «habrían afectado a la trama».  

Bohemian Rhapsody, que se ha estrenado recientemente en cines, cuenta la historia de la banda de rock Queen hasta el famoso concierto Live Aid en el estadio de Wembley en 1985. La cinta explora (sin entrar en profundidades) la sexualidad de Freddie Mercury, incluyendo sus relaciones con otros hombres. Un tema tabú para las autoridades malasias, que, como ya hicieran con La Bella y la Bestia, han vuelto a censurar las escenas donde la homosexualidad es más visible. Ya entonces la LPF dejó claro que solo permite tramas que hagan referencia a la homosexualidad si el personaje muere o acaba renunciando a su orientación sexual a lo largo de la película. En el caso de la película de Disney, la productora se negó a permitir la proyección de una versión censurada, cosa que no ha ocurrido por el momento con Bohemian Rhapsody.

Aunque en un principio se informó sobre un supuesto corte de 24 minutos con respecto al metraje original, la censura se ha quedado reducida a un total de tres minutos. En concreto, según el presidente de la LPF Mohd Zamberi Abdul Aziz, se han eliminado palabras malsonantes, así como escenas de «hombres besándose, hombres frotándose unos contra otros y un grupo de hombres con vestidos celebrando  una fiesta en una mansión». También se han borrado referencias a la relación entre Freddie Mercury y Jim Hutton (el que fuera su pareja durante los últimos años de su vida, al que la película presenta en un par de secuencias) y se ha editado la parte en la que Mercury se confiesa bisexual a su entonces pareja Mary Austin.

Zamberi defendió la edición de la película se ha llevado a cabo para que los malasios puedan verla, porque en caso contrario, las autoridades la habrían vetado por completo. «Cualquier cosa relacionada con lo LGTB o que lo promueva no se admitirá, y como sabemos que es una película que la gente quiere ver, solo cortamos muy pocas escenas», afirmó. Además de la censura, la película ha sido calificada para mayores de 18 años, a diferencia de Estados Unidos y Reino Unido, donde está recomendada para mayores de 13. Zamberi argumenta que, de haberla mantenido para mayores de 13 años, el filme habría sufrido la eliminación de escenas con besos o consumo de alcohol, por ejemplo. Unos cortes que «habrían afectado a la trama», a diferencia al parecer de los que sí se han producido.

LGTBfobia y censura pese al cambio político

En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia, y que el nuevo Ejecutivo no ha frenado pese a las esperanzas que había despertado. En agosto de este año una representante del Gobierno afirmó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Hace un mes, el ministro de Religión calificó los derechos LGTB de «ideas extremas» que «no se pueden permitir».

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

Una estigmatización social que, en ocasiones, tiene consecuencias criminales. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT…Aunque el suceso que causó una mayor consternación fue el brutal asesinato homófobo del joven T. Nhaveen en junio del año pasado. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que la aceptación de la diversidad gane posiciones en Malasia.

Fuente Dosmanzanas

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El ministro de religión de Malasia dice que los derechos LGTB son «ideas extremas» y que «no podemos permitir» que dicten la agenda

Viernes, 12 de octubre de 2018
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imageDatuk Mujahid Yusof Rawa, ministro de asuntos religiosos de Malasia, se ha despachado contra la igualdad, los derechos y la dignidad del colectivo LGTB de su país, cada vez más vulnerable por la exponencial escalada de LGTBfobia de Estado. El responsable de la cartera de Religión (lo que ya en sí dice mucho de la falta de libertades y de calidad democrática de un país, con independencia de qué fe se trate) califica los derechos y la igualdad de las personas LGTB como «ideas extremas», por lo que justifica que «no podemos permitir» que el colectivo dicte la agenda. Es decir, que ni hablar de proponer cambios legislativos porque el Gobierno se siente más cómodo en el rol que ha asumido de perseguir, penalizar y difamar (la clásica LGTBfobia de Estado, en otras palabras). Las declaraciones discriminatorias se suceden solo unas semanas después de que el primer ministro asegurara que «no podemos aceptar» el matrimonio igualitario o los derechos LGTB.

«No podemos permitir el dictado de estas personas a Malasia, damas y caballeros. No se puede permitir que se impongan al ministro encargado de los asuntos religiosos», ha expresado Datuk Mujahid Yusof Rawa en relación a la comunidad LGBTI. «El país estaría en una situación desastrosa si estas ideas extremas nos dictaran, mientras tengamos la autoridad para decir lo correcto y ser valientes para decirlo», proseguía este miembro del Gobierno.

El ministro defendió este discurso en el Instituto Internacional de Estudios Islámicos Avanzados, ante académicos y personalidades. «Esta es la posición que adoptamos, pero nunca cerramos la puerta a que ellos cambien», añadía Yusof Rawa. También se refirió a los comentarios del primer ministro Mahathir Mohamad al organismo de derechos humanos de Malasia (SUHAKAM) de que el país no aceptaría la igualdad LGTB, como recogíamos hace un par de semanas.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían a principios de este mes de septiembre seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Un entorno difícil para las personas LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyMalasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Dosmanzanas

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El primer ministro de Malasia asegura que «no podemos aceptar» el matrimonio igualitario o los derechos LGTB

Miércoles, 3 de octubre de 2018
Comentarios desactivados en El primer ministro de Malasia asegura que «no podemos aceptar» el matrimonio igualitario o los derechos LGTB

gmmahathir0931_2xPocos meses después de que el cambio político en Malasia abriese una esperanza de mejora en la situación de las personas LGTB, el primer ministro Mahathir Mohamad despeja —para mal— las dudas y aclara que su gobierno no piensa mover un solo dedo para favorecer políticas igualitarias. Antes al contrario, asegura que «no podemos aceptar» avances en ese sentido. Lo cierto es que estas declaraciones coinciden con la línea profundamente LGTBfóbica de las últimas y preocupantes noticias que hemos venido recogiendo de este país asiático. El primer ministro se pronunciaba en los términos referidos tras su reunión con la Comisión de Derechos Humanos de Malasia (SUHAKAM), que defiende una posición más inclusiva, aunque contraria al matrimonio igualitario.

«SUHAKAM no apoya los matrimonios entre personas del mismo sexo en Malasia», se apresuraban a exponer públicamente desde este organismo, a rebufo de las palabras del primer ministro. «Si bien SUKAHAM suscribe y cree en la universalidad de los derechos humanos, no deja de tener en cuenta nuestros valores específicos del contexto», añadía su portavoz. «Sin embargo, SUKAHAM es firme en su posición de que nadie tiene derecho a discriminar a las personas LGTB o a tratarlas con odio o violencia». La Comisión de Derechos Humanos de Malasia también añadía que «el Gobierno no puede permitir que una situación en la que las creencias religiosas personales junto con la inacción gubernamental y la homofobia política se conviertan en una licencia para la violencia contra las personas LGTB».

«Si bien estamos de acuerdo con las sugerencias de SUHAKAM, tenemos que recordarle que nuestro sistema de valores es diferente al de Occidente», aseguraba sin embargo el primer ministro. «No podemos aceptar, por ejemplo, LGBT [sic], o el matrimonio entre hombres y hombres, mujeres y mujeres». «Nuestro concepto de familia sigue siendo el mismo, que las parejas con niños, con sus propios hijos, son una familia, incluso niños adoptados. Pero dos hombres o dos mujeres no se consideran una familia», alega Mahathir Mohamad. Unas declaraciones que van más allá de la mera oposición al reconocimiento jurídico del matrimonio igualitario (que nunca ha estado verdaderamente sobre la mesa en Malasia).

Este vídeo recoge (en inglés) algunas de las palabras del primer ministro en contra de la igualdad del colectivo LGTB:

Escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia

En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían a principios de este mes de septiembre seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

whipping_bernama_020317_03Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Un entorno difícil para las personas LGTB

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Dosmanzanas

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Malasia ejecuta la condena de seis latigazos a las dos mujeres acusadas de intentar mantener sexo lésbico en un coche

Miércoles, 5 de septiembre de 2018
Comentarios desactivados en Malasia ejecuta la condena de seis latigazos a las dos mujeres acusadas de intentar mantener sexo lésbico en un coche

whipping_bernama_020317_03Los latigazos comenzaron a las 10 a.m. y terminaron aproximadamente 20 minutos después. – Bernama pic

A pesar de la presión internacional y de las voces que desde dentro de Malasia han clamado por la conmutación de la pena, las dos mujeres acusadas de «tentativa de sexo lésbico» han sido sometidas este lunes a seis latigazos o azotes, además del pago de sendas multas de 800 euros. Aunque Justice for Sisters y otras nueve organizaciones civiles malasias calificaron este tipo de sentencias como tortura, la visión heteropatriarcal del sistema de justicia y de la administración del Estado muestra otra cara radicalmente distinta. Diríase que kafkiana. «Básicamente, cuando hablas de azotes en los tribunales de sharía, la falacia de la gente de fuera es que el azote tiene el propósito de lastimar a la persona», ha dicho el vicepresidente de la Asociación de Abogados Musulmanes, Abdul Rahim Sinwan.

Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, han recibido seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos «encargados de hacer cumplir la ley» en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». Lo contábamos hace solo unos días, la condena física para estas víctimas de la LGTBfobia de Estado de Malasia estaba prevista para la semana pasada. No obstante, alegando «razones técnicas», se pospuso hasta este lunes.

«El azote en la sharía no está destinado a lastimar a la persona. Se trata de educar a la persona. Por lo tanto, no es doloroso, no es cruel», sostiene alegremente el vicepresidente de la Asociación de Abogados Musulmanes, Abdul Rahim Sinwan. «No se trata de una humillación, no se trata de lastimar a la persona. Han sido llevadas a través de puertas diferentes, han sido sacadas por puertas diferentes, ya que el propósito no es humillar a la persona», agrega el letrado.

Por su parte, la abogada Marlina Amir Hamzah, ha explicado que las mujeres fueron castigadas a la vista de unas 100 personas en el tribunal, entre las cuales había observadores públicos, representantes de agencias gubernamentales y miembros de distintas ONG. El siguiente vídeo recoge los momentos previos a la humillante ejecución de la condena:

Escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia

Ya se puede hablar de una escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. El Gobierno no solo dejaba claro su apoyo a la redada que hace unos días se realizaba de madrugada en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaban que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia, que había despertado ciertas esperanzas de mejora para el colectivo LGTB tras el cambio político operado en las elecciones de mayo, había empezado a alentar la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas

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Aplazada en Malasia la condena a latigazos de dos mujeres por tener sexo lésbico.

Miércoles, 29 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en Aplazada en Malasia la condena a latigazos de dos mujeres por tener sexo lésbico.

2393cec1-316c-4170-9274-34205bab2e3fComo anunciábamos el pasado día 18,  este martes, dos mujeres tenían que ser sometidas a seis latigazos en Malasia, un país en el que día a día se incrementan las cotas de LGTBfobia de Estado. Las víctimas de esta inhumana tortura, además, tendrán que abonar sendas multas de 800 euros. «Estamos profundamente angustiados y absolutamente consternados por la inhumana sentencia de infligida a estas dos mujeres», denuncia la organización igualitaria The Human Rights Campaign (HRC). Asimismo, el grupo malasio Justice for Sisters y otras nueve organizaciones civiles han emitido una declaración conjunta en la que condenan la sentencia, al calificarla de «tortura». La declaración también dice que la dura sentencia viola tanto la Constitución de Malasia como la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El fiscal Muhamad Khasmizan Abdullah ha explicado, en declaraciones a los medios, que el pasado mes de abril agentes islámicos «encargados de hacer cumplir la ley» en el estado conservador de Terengganu, al noreste del país, descubrieron supuestamente a las dos mujeres musulmanas «intentando participar en actos sexuales en un automóvil»durante una de sus «patrullas». Para el director de HRC, Ty Cobb, en cambio, esto «debe ser detenido. Nos solidarizamos con los defensores de Malasia que están condenando esta sentencia y pidiendo que se revoque de inmediato».

Lo cierto es que los latigazos estaban previstos para este martes 28 de agosto, pero el el Tribunal Superior de la Sharía en Terengganu, sin embargo, ha pospuesto el castigo físico hasta el 3 de septiembre, alegando «razones técnicas». El secretario del citado tribunal, Nurul Huda Abdul Rahman, dice que «varias agencias estarán involucradas en el castigo y hay algunos problemas técnicos que aún deben resolverse».

Las declaraciones del fiscal ejemplifican la situación en Malasia, que venimos recogiendo en las últimas semanas: no solo las tímidas expectativas de mejora de la realidad del colectivo LGTB han caído en agua de borrajas sino que, además, parece empeorar día a día. Muhamad Khasmizan Abdullah defiende que «las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo están prohibidas en el Islam. Es una ofensa y moralmente incorrecto». Además, agrega que es la primera vez que se dicta sentencia por relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en Terengganu.

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El Gobierno de Malasia aprueba la redada a un bar de ambiente gay para «mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad»

Miércoles, 22 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en El Gobierno de Malasia aprueba la redada a un bar de ambiente gay para «mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad»

legendary-30-year-old-gay-club-in-kl-raided-world-of-buzz-4Siguen llegándonos preocupantes avisos de la LGTBfobia de Estado auspiciada por el nuevo Gobierno de Malasia (constituido tras las elecciones federales del pasado mes de mayo). No solo han dejado claro su apoyo a la redada que el sábado de madrugada se realizaba en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresan que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad». Al parecer, es la primera vez en sus 30 años de existencia que este local sufre un registro de estas características en el que, por cierto, intervinieron la Real Policía de Malasia, las autoridades municipales de Kuala Lumpur, el Departamento de Religiones Islámicas de los Territorios Federales y la Agencia Nacional Antidrogas. Con la escalada de declaraciones LGTBfóbicas en el país se va evidenciado que, salvo sorpresa, el ansiado cambio de signo gubernamental de Malasia no supondrá avances para el colectivo.

Crecen la preocupación y la decepción con respecto al nuevo Gobierno de Malasia conforme se van sucediendo las semanas. Hace solo unos días recogíamos, precisamente que el ejecutivo alentaba la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Ahora, tras la redada al bar de ambiente gay Blue Boy de Kuala Lumpur, siguen sucediéndose las alocuciones públicas de intolerancia por parte de cargos nacionales, regionales y locales.

«En esta división de operaciones, varias agencias diferentes de aplicación están llevando a cabo controles en las instalaciones y los visitantes, para detectar varios tipos de delitos», explicaba el secretario general del Ministerio Regional, Datuk Seri Adnan Md Ikshan. El mismo cargo regional ha añadido que «la inspección preliminar determina que el centro de entretenimiento tiene una licencia comercial válida, pero si detectamos una ofensa, revisaremos la licencia y tomaremos medidas».

A pesar del recorrido de LGTBfobia social y de Estado en Malasia, este local de ambiente lleva funcionando tres décadas sin que, hasta el pasado sábado, haya recibido ningún tipo de presión ni ninguna inspección extraordinaria. En el momento de la redada había más de 100 personas en el club, tanto malasios como turistas. Aunque no ha trascendido si se ha realizado alguna detención, lo preocupante es que parece un intento de amedrentar a la comunidad LGTB de cara a cualquier tipo de visibilización. Un objetivo que queda patente con las declaraciones del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresando que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Este mismo mes de agosto, dos noticias nos preocupaban: El Gobierno de Malasia alienta la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país y la más desagradable, que el próximo día 18, dos mujeres serán azotadas por tener sexo lésbico.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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Malasia azotará en unos días a dos mujeres por tener sexo lésbico.

Sábado, 18 de agosto de 2018
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2393cec1-316c-4170-9274-34205bab2e3fDos mujeres en Malasia han sido sentenciadas a seis latigazos cada una después de ser arrestadas por tener relaciones sexuales entre ellas.

Esta barbaridad sucederá el 28 de agosto si nadie hace nada por detenerlo. Pero es que no es todo. Además, han sido multadas con RM3,300 (700€) cada una  y, si no pagan, podrían ir a prisión por cuatro meses.

Las mujeres, que tienen 32 y 22 años, se declararon culpables luego de que agentes de la sharia en el estado de Terengganu las encontraran practicando sexo en un coche con un dildo, según el medio local Sinar Harian.

La sentencia ha sido dictada mientras Malasia está envuelta en una discusión sobre los derechos LGBT +, provocada por la orden de “demonización” del ministro de gobierno, Mujahid Yusof Rawa.

El sexo gay (entre otras cosas) está prohibido en el país, además de una larga lista de delitos que están “contra el orden de la naturaleza”.

Las palabras del juez Kamalruazmi Ismail son, cuanto menos, aterradoras.

Se debe aplicar un castigo adecuado para que esto se convierta en una lección y un recordatorio no solo para ustedes dos, sino para todos los miembros de la sociedad.

Justice For Sisters (JFS), un grupo malayo de derechos LGBT +, calificó el castigo como “una grave violación” de la “dignidad y los derechos humanos” de las mujeres. En una declaración en su web agregaron que “la sentencia es errónea y perjudicial y equivale a tortura”.

El castigo no puede usarse para dar lecciones a la sociedad. Tal pensamiento perjudicial puede peligrosamente permitir el abuso de poder y la explotación de personas inocentes, perpetuando las injusticias. La penalización del sexo consentido entre adultos es una grave violación de los derechos humanos, y Malasia ha sido llamada a revisar y derogar las leyes que penalizan a las personas LGBTQ, basadas en actos sexuales consensuados, en muchos foros internacionales de derechos humanos. Los actos sexuales consensuales entre adultos no son un crimen.

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Oveja Rosa/Cristianos Gays

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El Gobierno de Malasia alienta la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país

Martes, 14 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en El Gobierno de Malasia alienta la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyEmpiezan a frustrarse las esperanzas de mejora para el colectivo LGTB de Malasia. A cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa, están desfilando por los medios de comunicación distintos representantes públicos y miembros del Gobierno para dejar claro que la comunidad LGTB no debe visibilizarse porque «la mayoría de la gente en este país no quiere que su cultura sea promovida abiertamente». Son declaraciones de Fuziah Salleh, viceministra de la Oficina del Primer Ministro, miembro del parlamento nacional y vicepresidenta del Partido de la Justicia Popular de Malasia (PKR o «Parti Keadilan Rakyat», en malasio); una formación integrada en la coalición de gobierno constituida tras las elecciones federales del pasado mes de mayo. El líder juvenil de los musulmanes moderados de Penang Amanah, Saifullah Abdul Nasir, ha asegurado, en referencia al colectivo LGTB, que «respetamos que merecen los derechos humanos básicos y tienen derechos como malasios también, pero su estilo de vida debe mantenerse en un espacio privado».

fuziah-salleh-1El Ejecutivo de Malasia se basa en prejuicios populistas sin ninguna base científica para apoyar el ostracismo del colectivo LGTB. La viceministra de la Oficina del Primer Ministro, Fuziah Salleh, ha dicho que es importante para el gobierno «proteger la sensibilidad y la voz de la mayoría» con respecto al tema, especialmente a «los padres que temen que sus hijos se sintieran atraídos por ese estilo de vida» si se promueve abiertamente la cultura de la diversidad.

Con estas y otras alegaciones de similar calado, el gobierno pone de manifiesto su respaldo a la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub de la exposición «Stripes and Strokes» que se celebra en George Town, en el marco del festival cultural de la ciudad. Pero también permite entrever su postura de cara a la promoción de políticas públicas igualitarias, desfigurando las esperanzas que se abrieron con el cambio político del pasado mes de mayo en este país asiático.

PENANG 09/08/18: Penang Amanah Youth Cheif Mohd Saifullah Abd Nasir speaks to the press regarding the Lesbian, Gay, Bisexual and Transgender (LGBT) issue in front of Penang Island Municiple Council. PICTURE BY SAYUTI ZAINUDIN Por su parte, el líder juvenil de los musulmanes moderados de Penang Amanah, Saifullah Abdul Nasir, ha pedido que no se le permita al activismo LGTB «transgredir el espacio público». Incluso ha aprovechado el foco mediático para realizar un llamamiento «a todos los que no están de acuerdo con la promoción abierta LGTB en los espacios públicos para que hablen en contra, ya sea en sus redes sociales o a través de declaraciones oficiales en los medios de comunicación». No obstante, este representante se conforma con la invisibilización y añade que «respetamos que merecen los derechos humanos básicos y tienen derechos como malasios también». Eso sí, insiste en que «su estilo de vida debe mantenerse en un espacio privado».

Por su interés, reproducimos íntegramente la declaración que Nisha Ayub (una de las activistas LGTB cuyo retrato fue censurado) ha publicado en su cuenta de Facebook:

12234885_112470142452355_2040189451014128890_n«Todavía estoy orgullosa de ser malaya, donde todavía tengo ESPERANZA por una Malasia mejor. Muchas gracias a todos y cada uno de ustedes que se adelantaron para solidarizarse con esa opresión para las minorías. ¡Estoy tan conmovida de ver que se extiende ese amor y apoyo! Esto no se trata de mí y de la angustia, sino de todas las personas que han sido víctimas de cualquier forma de discriminación o acoso.

Me gustaría preguntar a todos los que constantemente han atacado y extendido el odio hacia mí, por favor siéntanse libres de llamarme cualquier término degradante o dibujarme una cara de cerdo o como quieran llamarme.

No guardo rencor a nadie, pero por favor no condenen a mis padres o familiares que no tengan ninguna relación en este asunto. El nombre de mi padre es mi apellido, él falleció cuando yo era menor. Por favor, no lo juzguen a él ni a los miembros de mi familia solo por mi culpa. Dejen que el alma de mi padre descanse en paz.

Mi quehacer ahora es mi propia acción, soy una adulta consciente y responsable de mi propia acción.

En solidaridad con todos… dejemos de difundir el odio, pero diseminemos el amor y la paz …

Después de todo, todos somos Seres Humanos, ¿no?»

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir” alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas

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Malasia y Rusia comienzan a bloquear webs LGTB+ y sobre VIH

Miércoles, 16 de mayo de 2018
Comentarios desactivados en Malasia y Rusia comienzan a bloquear webs LGTB+ y sobre VIH

censura-webs-lgtb-534x462Los censores rusos eliminan una web de información para hombres gais VIH+ bajo la excusa de que incumple la ley contra la “propaganda” homosexual.

Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

La persecución al colectivo LGTB+ y sus libertades en países tan profundamente homófobos como Rusia o Malasia no se limita únicamente a una cuestión de igualdad de derechos o de inseguridad en las calles: internet también sufre lo suyo.

Rusia ya tiene bastante experiencia en la clausura tanto de páginas webs como de grupos de VKontakte (el Facebook ruso) con la excusa de que incumplen la ley contra la “propaganda” gay. Hace unas semanas censuraban la red social Telegram, hace unos meses se cargaron la web Gay.ru y lo mismo pasó con un grupo de apoyo a menores LGTB: Children 404. La última web en caer ha sido Parni Plus (Chicos Plus), un portal LGTB+ sobre salud sexual para personas VIH+ que el Servicio Federal de Supervisión de Comunicaciones (conocido como el Roskomnadzor) decidió tumbar porque “promueve relaciones sexuales no convencionales“.

Desde el Roskomnadzor enviaron una notificación a la página anunciando que violaban la ley de 2013 porque “contiene información que desafía los valores familiares y promueven relaciones sexuales no convencionales“. La web ahora tiene posibilidad de apelar la decisión pero, como hemos visto en otros casos, las apelaciones no suelen servir para nada y es bastante probable que no se consiga salvar la página.

Dos notas curiosas. Por un lado a los activistas LGTB+ se les ha ocurrido marcar en Google Maps el edificio del Roskomnadzor como un bar gay que lleva tiempo cerrado, como forma de protesta por la censura. Por otro lado, una web que invita a los ciudadanos rusos a denunciar y torturar a las personas LGTB+ del país ha aparecido por primera vez como un dominio abierto (este tipo de webs son habituales en la Deep Web) para conseguir que cada día de mayo sea una “vuelta a Chechenia”, en referencia a la purga que se cree costó la vida a más de 200 personas LGTB+ el año pasado. Obviamente, nadie ha censurado esa página.

Pero Rusia no es el único país que está atacando la libertad de expresión del colectivo. En Malasia, otro país institucional y socialmente homófobo, las autoridades han bloqueado el acceso a la web Utopia-Asia.com, una página de Bangkok que sirve como portal de viajes especializado en personas LGTB+ y personas con VIH.

Varios usuarios acudieron hace unos días a las redes sociales para protestar porque, una vez aterrizados en el aeropuerto de Kuala Lumpur, descubrieron que la web no era accesible ni a través del wifi del aeropuerto ni a través del wifi de varios establecimientos. Así lo denunció el Sinar Project, un colectivo que vigila la libertad de expresión de internet en el país, que descubrió que la empresa TMNet estaba redireccionando la página a un mensaje falso que avisaba de que la página había sido eliminada.

Malasia tiene un largo historial de censura LGTB+ en medios audiovisuales (recordamos, especilamente, el circo que montaron alrededor de la nueva versión de La Bella y la Bestia), pero ésta es la primera vez que atacan una página web. “Lo que dice esto es que Malasia, en lugar de cerrar páginas de sexo hardcore, decide acosar a una página comunitaria LGTB que ha sido recomendada durante años por la revista Time, el New York Times y Lonely Planet“, ha explicado el fundador de Utopia Asia, John Goss, en una entrevista; “Este movimiento es especialmente escandaloso porque Utopia -que es un recurso gratuito y no pornográfico- está diseñada para ayudar a mejorar las vidas de las personas. Malasia debería preocuparse por la corrosión de los derechos humanos y el auge de la intolerancia religiosa en lugar de qué proveedores de servicios sanitarios, hoteles o restaurantes acogen a los gais. De lo contrario están implicados en el crecimiento de una crisis humanitaria en su propio jardín, y eso va a hacer daño a los dólares de su turismo.

Fuente | Gay Star News, vía EstoyBailando

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Malasia: el vuelco electoral abre una esperanza de mejora de la situación de la comunidad LGTB

Martes, 15 de mayo de 2018
Comentarios desactivados en Malasia: el vuelco electoral abre una esperanza de mejora de la situación de la comunidad LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyLas elecciones generales celebradas el pasado miércoles en Malasia resultaron en un vuelco histórico: por primera vez desde la independencia, el derechista Barisan Nasional (BN, «Frente Nacional») pasará a la oposición. El nuevo primer ministro Marathir Mohamad, que ya gobernó el país entre 1981 y 2003, se presentó con la promesa de conceder el indulto y ceder el testigo al dirigente opositor Anwar Ibrahim. Actualmente en prisión tras su segunda condena por sodomía, Ibrahim podría convertirse en el próximo jefe del Gobierno. Su ascenso al poder despierta tímidas esperanzas de una mejora de la situación de la comunidad LGTB, tras la fuerte represión promovida por el ya ex primer ministro Najib Razak.

La historia política malasia ha estado dominada, desde su independencia, por el Barisan Nasional y su predecesor, el Parti Perikatan («Partido de la Alianza»). Bajo las siglas del BN, Marathir Mohamad ejerció como primer ministro entre 1981 y 2003. Entre 1993 y 1998, el cargo de vice primer ministro lo ostentó Anwar Ibrahim, una figura muy conocida en el país. Tras un cese motivado por las crecientes discrepancias con las políticas del BN de Marathir, Anwar fue condenado por sodomía y corrupción en un proceso marcado por la crítica internacional y a las fuertes sospechas de purga política. Permaneció seis años encarcelado hasta su liberación en 2004.

159px-anwar_ibrahimAnwar Ibrahim

En 2008, Anwar regresó a la política para liderar la oposición al entonces primer ministro Abdullah Ahmad Badawi y a su sucesor a partir de 2009, Najib Razak. En ese año se abrió la segunda causa contra el político por sodomía. Su ayudante Mohd Saiful Bukhari Azlan denunció que Anwar lo había violado y presentó supuestas pruebas que no cumplían los mínimos estándares legales para ser tenidas en consideración. El juicio comenzó en 2010 y el dirigente opositor fue declarado inocente en 2012; sin embargo, la parte demandante recurrió el fallo y la Corte de Apelaciones sentenció a Anwar a cinco años de prisión en marzo de 2014. El acusado recurrió a su vez, pero el Tribunal Federal (la máxima instancia judicial del país) denegó el recurso en 2015 y confirmó por unanimidad la pena.

El Gobierno malasio defendió que el juicio había respetado escrupulosamente las garantías legales, pero organizaciones de defensa de los derechos humanos vieron, de nuevo, una clara motivación política detrás del proceso. De hecho, el demandante reconoció en el juicio haberse reunido con el entonces vice primer ministro y posteriormente jefe del Gobierno Najib Razak dos días antes de que presuntamente ocurrieran los hechos que denunciaba. Políticamente, la condena dejaba a la oposición sin un liderazgo claro durante un tiempo: incluso después de cumplir la pena, Anwar estaría inhabilitado para presentarse a unas elecciones durante cinco años más.

najib_razak-220x300Najib Razak

En enero de este año, sin embargo, el ex primer ministro Marathir Mohamad anunciaba que se presentaba a las elecciones de mayo para arrebatar el poder a Najib, tras un pacto con su anterior adversario Anwar Ibrahim en virtud del cual le cedería a este el Gobierno en 2020 como muy tarde. Tras abandonar el poder en 2003, Marathir se había ido alejando de las posiciones de sus sucesores, hasta el punto de romper con el BN y unir fuerzas con Anwar para formar una alternativa. El ex primer ministro ganaba a Najib Razak las elecciones del pasado miércoles y se convertía, a sus 92 años de edad, en el primer jefe del Gobierno que no concurría por el BN o su partido antecesor.

En cumplimiento de la promesa de Marathir, la hija de Anwar anunciaba el sábado pasado que su padre recibirá el indulto el próximo martes. El líder opositor iba a concluir su condena, en cualquier caso, el próximo mes de junio. Pero el indulto anula la inhabilitación para cargo público de cinco años que todavía habría tenido que cumplir, abriendo la puerta para su futura investidura como primer ministro tras la dimisión de Marathir por su avanzada edad.

Si finalmente se cumple el plan y Anwar Ibrahim se convierte a medio plazo en primer ministro, la comunidad LGTB malasia alberga la esperanza de una mejora de su situación. Malasia sigue siendo un país dominado por la LGTBfobia social y de Estado, usada en el caso de este caso como arma política contra la oposición. En 2012, Anwar tachó de «arcaicas» las leyes antisodomía vigentes en el país, que amparan «la discriminación y la intolerancia violentas».

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos.

Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Dosmanzanas

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