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La ministra del Interior del Reino Unido Suella Braverman: El miedo a la persecución de los refugiados LGBTQ+ es “insuficiente” para obtener asilo en el Reino Unido

Martes, 10 de octubre de 2023
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IMG_0650La ministra del Interior, Suella Braverman, cree que temer la discriminación por ser gay o mujer no es suficiente para tener derecho a asilo según las leyes internacionales sobre refugiados.

En el último de muchos discursos brillantes y alegres, Braverman dió una charla el martes (26 de septiembre) en el American Enterprise Institute en Washington, sobre sus esperanzas de tomar medidas enérgicas contra los solicitantes de asilo y la migración en general.

En un discurso visto por The Times, Braverman argumentará a favor de una revisión de la supuestamente obsoleta Convención de la ONU sobre Refugiados de 1951, firmada por 146 países, insistiendo en que “ahora vivimos en una época completamente diferente”.

Braverman advertirá sobre una reciente afluencia en el número de personas que pueden calificar para asilo gracias al alejamiento del término “temor bien fundado” en favor de términos como “temor creíble” o “temor plausible”.

Esto, al parecer, está dirigido a quienes buscan asilo por temor a la discriminación y otros peligros debido a su sexualidad o género.

“Permítanme ser clara: hay vastas zonas del mundo donde es extremadamente difícil ser gay o ser mujer”, dice su discurso. “Donde se persigue a personas, es correcto que ofrezcamos refugio. Pero no podremos sostener un sistema de asilo si, en efecto, el simple hecho de ser gay o mujer y temer la discriminación en tu país de origen es suficiente para calificar para protección”.

En respuesta a las afirmaciones del próximo discurso de Braverman, un portavoz de la organización benéfica Rainbow Migration dijo a The Times: “Estamos consternados al escuchar que el Ministro del Interior está cuestionando la legitimidad de las personas LGBTQI+ que solicitan asilo en el Reino Unido. Las propias estadísticas del gobierno sugieren que solo el 2 por ciento de todas las solicitudes de asilo en 2022 incluyeron la orientación sexual como motivo para necesitar protección. Ya es cierto que las personas LGBTQI+ deben enfrentar un temor fundado de persecución para calificar para la protección de refugiados en el Reino Unido”.

El discurso de odio de Braverman se produce cuando datos del Ministerio del Interior revelan un aumento del 89 por ciento en el número de lesbianas, gays y bisexuales que solicitaron asilo en el Reino Unido por motivos de orientación sexual de 2021 a 2022.

Las solicitudes que incluían la orientación sexual como parte de la base para solicitar asilo representaron solo el dos por ciento del número total de solicitantes de asilo en 2022. Y, de esas solicitudes de asilo basadas en la orientación sexual, a 739 personas se les concedió asilo u otras formas de irse por este motivo: un aumento del nueve por ciento desde 2021.

Estas solicitudes de asilo basadas en la orientación sexual provienen de personas de países con leyes anti-LGBTQ+ duras y a menudo potencialmente mortales, como Uganda o Pakistán.

Mientras que el proyecto de ley contra la homosexualidad de Uganda impone la pena de muerte a las personas homosexuales declaradas culpables en los llamados casos “agravados”, mientras que en Pakistán la homosexualidad es ilegal y se castiga con cadena perpetua.

A pesar de esas amenazas muy reales a las personas que buscan asilo desesperadamente en el Reino Unido, no sería diferente que Braverman desestimara el bienestar de las personas LGBTQ+ mientras intenta hacer cumplir sus políticas draconianas.

A principios de este mes, Braverman criticó a los agentes de policía del Reino Unido por trabajar en eventos del Orgullo LGBTQ+ durante el verano.

El ministro del Interior dijo a los Comunes que a los jefes de policía y a los funcionarios electos no se les pagaba por “bailar con drag queens. Están ahí para mantener a la gente segura. No les pagamos para que ondeen banderas en los desfiles, bailen con drag queens o hagan campaña”, dijo. “Es por eso que finalmente puse fin a toda asociación con Stonewall en el Ministerio del Interior y por eso espero que todos los PCC (comisionados de policía y delitos) y los jefes de policía se concentren en reducir el crimen y reconstruir la confianza, no en jugar a la política”.

Braverman ha ordenado una revisión del “activismo político de la policía” como resultado de su percibida lealtad a la comunidad LGBTQ+.

Esto a pesar de una revisión independiente de la Policía Metropolitana a principios de este año que la consideró institucionalmente racista, misógina y homofóbica. En una disculpa formal emitida en junio, el jefe de la Policía Metropolitana de Londres se disculpó con la comunidad LGBTQ+ por sus fracasos pasados y prometió para restaurar a los oficiales de enlace comunitario LGBTQ+ en toda la ciudad. Pero esto podría ser un paso demasiado lejos en los libros de Braverman.

La agencia de la ONU para los refugiados critica los comentarios de Braverman sobre asilo LGBTQ+

 La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) ha respondido a los comentarios muy controvertidos de la ministra del Interior del Reino Unido, Suella Braverman, sobre el sistema internacional de asilo.

Braverman enfrentó una fuerte reacción esta semana cuando criticó públicamente la convención de refugiados de 1951, alegando que ya no era adecuada para su propósito.

En otra parte de su discurso, pronunciado en el American Enterprise Institute en Washington DC, Braverman afirmó que ser discriminado por ser LGBTQ+ o ser mujer no es razón suficiente para calificar para asilo.

“Permítanme ser claro: hay vastas zonas del mundo donde es extremadamente difícil ser gay o ser mujer”, dijo Braverman en su discurso del martes (26 de septiembre).

“Donde se persigue a personas, es correcto que ofrezcamos refugio. Pero no podremos sostener un sistema de asilo si, en efecto, el simple hecho de ser gay o mujer y temer la discriminación en el país de origen es suficiente para calificar para protección”.

Actualmente, es ilegal ser LGBTQ+ en 64 estados miembros de la ONU.

Braverman también sugirió que el gobierno del Reino Unido haría “todo lo que sea necesario” para abordar el problema de los inmigrantes que llegan ilegalmente, incluso si eso significara abandonar la convención.

En una inusual declaración pública, ACNUR respondió a los comentarios de Braverman y defendió la convención de refugiados de 1951. “La necesidad no es una reforma o una interpretación más restrictiva, sino una aplicación más sólida y consistente de la convención y su principio subyacente de responsabilidad compartida”, se lee en un comunicado de la agencia, según BBC News“Cuando las personas corren riesgo de persecución por su orientación sexual o identidad de género, es crucial que puedan buscar seguridad y protección”, se lee en la declaración.

La declaración también hizo una clara referencia a la altísima acumulación de solicitudes de asilo en el Reino Unido.

El mes pasado, el Ministerio del Interior publicó estadísticas que revelaban un número récord de solicitantes de asilo, con 175.000 solicitudes esperando a ser decididas. “Una respuesta adecuada al aumento de llegadas y al actual retraso en materia de asilo en el Reino Unido incluiría fortalecer y acelerar los procedimientos de toma de decisiones”, sugirió ACNUR.

Braverman también ha sido condenado por la organización benéfica de asilo LGBTQ+ Micro Rainbow, que acusó al Ministro del Interior de utilizar a personas LGBTQ+ como chivos expiatorios. “Las personas LGBTQI a menudo se enfrentan a la muerte, el encarcelamiento y la violencia. Cuando vienen al Reino Unido en busca de seguridad, tienen que pasar por un sistema de asilo que los vuelve a traumatizar y deshumanizar. Además, el nivel de prueba es muy alto”, dijo a PinkNews el fundador y director ejecutivo, Sebastian Rocca. “El sistema, tal como está, es increíblemente difícil. Estos comentarios buscan volver a convertir a los inmigrantes y a las personas LGBTQI en chivos expiatorios para obtener beneficios políticos”.

El Partido Laborista también ha criticado los comentarios de Braverman. “En muchos países, la persecución de las personas LGBTQ+ está muy extendida, mientras que las leyes discriminatorias significan que se enfrentan a prisión o incluso a la pena de muerte simplemente por ser ellos mismos”, dijo Nadia Whittome, diputada laborista de Nottingham East. “Quienes huyen al Reino Unido ya son sometidos a ‘pruebas’ deshumanizantes para demostrar su identidad y el Ministerio del Interior todavía no les cree. Braverman alienta a la comunidad internacional a darle la espalda a los refugiados LGBTQ+ y aumenta el riesgo de que las personas sean enviadas a la muerte”.

También ha habido reacciones negativas del propio partido de Braverman tras el discurso.

El miembro conservador de la Asamblea de Londres, Andrew Boff, dijo a BBC News que Braverman estaba “culpando a las víctimas” para distraer la atención de la “espantosa acumulación de solicitudes de asilo”.

Otro parlamentario conservador, que prefirió permanecer en el anonimato, señaló que a menos que el Primer Ministro Rishi Sunak “se deshaga” de Braverman, existía el peligro de que “se reflejara mal en él”. Sin embargo, Downing Street confirmó a la emisora nacional que había aprobado el discurso de Braverman

Fuente PinkNews

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Huyeron de Venezuela a EEUU por las violencias hacia LGBT+ y quedaron varados en Centroamérica

Viernes, 23 de diciembre de 2022
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WhatsApp-Image-2022-12-15-at-17.03.42-1186x593Venezolanos LGBTIQ están varados en diferentes países centroamericanos, expuestos a los mismos peligros que tuvieron que sufrir en la selva del Darién.

Era su cuarto día en la selva del Darién. Ismael descansaba en un campamento con otros migrantes venezolanos después de caminar entre ríos y barro cuando se enteró del anuncio del Departamento de Seguridad Nacional que les prohibía el ingreso a Estados Unidos, el famoso Título 42. Algunos dijeron a otros que se habían comunicado con sus familias y que les habían dicho que ya no había posibilidad de pedir asilo en EE.UU.

«Estaba devastado. Sentí que me había esforzado tanto para juntar el dinero, y todo el esfuerzo de atravesar la selva, todas las necesidades que pasé, el hambre que pasé, había sido en vano”, dice Ismael.

Varado en la capital costarricense, Ismael ve cada día a familias enteras de Venezuela mendigando comida y durmiendo con sus hijos en las calles. «Es muy triste». Su estado de ánimo es malo: se siente frustrado, preocupado, angustiado. Quiere salir de allí y seguir a México, pero no tiene dinero.

“En este momento tenemos 88 venezolanos LGBTIQ, migrantes, refugiados o solicitantes de refugio en nuestra base de datos. La cual representa la segunda nacionalidad con más personas dentro de IRCA CASABIERTA, solo superada por la población nicaragüense. La mayoría de las personas que ingresaron a partir de octubre están en la categoría migratoria de solicitantes de refugio”, explica Yahir Araya, director de comunicación del Instituto sobre Migración y Refugio LGBTIQ para Centroamérica (IRCA CASABIERTA).

Advierte, además, que muchas personas en tránsito han decidido quedarse en Costa Rica, pero que el país no cuenta con albergues ni planes gubernamentales para proteger a la población LGBTIQ.

Razones para huir

Durante octubre, y aún ahora, muchos venezolanos LGBTIQ están varados en diferentes países centroamericanos, expuestos a los mismos peligros que tuvieron que sufrir en la selva del Darién: agresión sexual, sexo de supervivencia, hambre y miedo, según explicaron tanto el ACNUR (la Agencia de la ONU para los Refugiados) como organizaciones y activistas de Estados Unidos, Honduras y Guatemala.

Para Ismael, la última opción era volver. Se quedó solo, su padre y su hermano regresaron a Venezuela, pero él, primero, quiso seguir. Necesitaba seguir. Trató de olvidarse de la angustia y apegarse a parte de su plan en el que estuvo trabajando durante los últimos 3 años. Pero no pudo.

Cuando supo que era peligroso para él como varón gay pasar solo por Honduras, decidió salir de Costa Rica para regresar a Panamá y de allí conseguir un vuelo más barato de regreso a Venezuela. Esperó ayuda en un refugio en Panamá y consiguió un vuelo de 200 dólares. “El albergue está colapsado, las condiciones son realmente inhumanas”, dice Ismael antes de irse. Ahora ha llegado a Maracaibo y está tratando de conseguir dinero para volver a su ciudad, en la frontera con Colombia.

Ismael está de vuelta en su país, del que salió buscando asilo.

Venezolanxs en las calles de Honduras y Guatemala

Osman Lara, líder y defensor de los derechos LGBTIQ+ del comité LGBTIQ+ del Valle de Sula, Honduras, dice que hay más venezolanos en las calles de Honduras, gente que antes del 12 de octubre sólo estaban en tránsito por un día máximo. “Hay más personas varadas, jóvenes más que nada, y algunos practicando el trabajo sexual, otros mendigando en las calles con carteles”, explica Lara. Además, han aumentado las extorsiones por parte de agentes de la Policía Nacional. 

Judith Ramírez coordina la Casa del Migrante San José en Esquipulas, en Guatemala, donde se brinda asistencia humanitaria a todos los inmigrantes en tránsito. También desde el 12 de octubre notó una situación mucho más desesperada de la habitual. “Ahora recibimos inmigrantes agotados, cansados, sin recursos económicos, enfermos, con necesidades humanitarias inmediatas”, dice Ramírez.

El contexto de la migración cambió radicalmente este año en Guatemala: en la Casa del Migrante pasaron de atender a 80 personas a atender hasta 500 personas por día, y el 90% de Venezuela. La organización les ha proporcionado cobijo, comida, llamadas telefónicas, ropa, un kit de higiene. Pero solo los pueden albergar por 3 días; es un espacio de tránsito y deben hacer lugar para los que siguen llegando.

“Realmente se han quedado en nada, sin poder irse a Estados Unidos ni regresar a su país Venezuela”, advierte Ramírez.

Sin tratamiento para VIH 

Pedro* está varado en la frontera de Costa Rica con Panamá. Le quedan siete pastillas de su tratamiento antirretroviral, que le durarán siete días. Después de eso, el VIH continuará dañando su sistema inmunológico y lo pondrá en mayor riesgo.

Lucha por sobrevivir con el poco dinero que le manda su marido desde Nueva York. Cuando sale del hotel que logra pagar a duras penas, ve otros migrantes durmiendo en la calle,  buscando qué hacer después de que el gobierno de Estados Unidos, a cargo de Joe Biden, ampliara el Título 42 para los venezolanos. Esto significa que desde el 12 de octubre, los únicos venezolanos que pueden solicitar el estatus de asilo tienen que contar con alguien que pueda patrocinarlos económicamente durante dos años. Y eso es muy difícil para la mayoría de ellxs, porque son primera generación de migrantes hacia el norte. Por esa política, según la ONU más de 5.300 venezolanxs han sido expulsadxs de Estados Unidos.

Pedro no tiene patrocinador. Así que en octubre Manuel, su pareja, se dedicó a trabajar muy duro en Nueva York, tratando de limpiar la mayor cantidad de casas posible para poder enviarle dinero a Costa Rica. En septiembre, ambos habían decidido que Manuel migrara primero a los Estados Unidos. No habían logrado conseguir plata suficiente para viajar juntos, así que primero iría uno, trabajaría, y en octubre saldría el otro. Así lo hicieron, pero esa política estadounidense los separó y dejó a Pedro sin salida.

“Soy un paciente con VIH y allí es casi imposible comprar medicamentos. En Chile gracias a dios pude conseguir la medicina pero cuesta mucho”, dice Manuel desde Nueva York. Primero migró a Chile, tres años antes, para juntar dinero y entonces sí viajar definitivamente a Nueva York.

¿Por qué migran las personas LGBTIQ?

WhatsApp-Image-2022-12-15-at-17.23.46“En Venezuela una vez hasta me golpearon por mi condición sexual. Me dieron un golpe en el ojo, que me dejaron viendo literalmente estrellitas. Tuve que salir corriendo porque capaz que me masacraban allí. Yo tenía como 21 años. Siempre estaba como escondiéndome, caminando con cuidando, tratando de verme lo más hombre posible, tenía que ser una persona que no soy yo. Porque o llamaba la atención o me empezaban a gritar cosas. Me robaban porque siempre somos presa fácil de robar”, cuenta Manuel.

En septiembre, cuando estaba en México caminando hacia Estados Unidos, Manuel empezó a buscar una organización LGBTIQ que pudiera ayudarlo. Encontró América Diversa, una organización que apoya a personas inmigrantes LGBTIQ de origen latino.

Dice Yonatan Matheus, uno de los fundadores de América Diversa, que las personas LGBTIQ que migran lo hacen por tres razones básicas: “La primera, porque no pueden encontrar protección para sus derechos en su país de origen o han sido víctimas de violencia; la segunda es que muchas veces en sus países no cuentan con sistemas democráticos que puedan garantizar acciones de incidencia y movilización para que sus derechos sean reconocidos; y el último son personas LGBTIQ que están pasando por problemas de salud”.

Por ejemplo, quienes están viviendo con VIH o quienes son personas trans o géneros no binarios que no reciben protección o apoyo para sus procesos de terapia antirretroviral para VIH o personas trans de terapias de adaptación hormonal y crecimiento genital en su momento. Esos son como los tres grupos en los que nos estamos enfocando como las cosas en las que estamos haciendo nuestro trabajo”, explica Yonatan.

 Pero su trabajo comienza cuando los inmigrantes llegan a Nueva York. En el camino, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, trabaja tratando de ayudar a los inmigrantes a superar las miles de dificultades que enfrentan. Pero ni ACNUR ni el gobierno de Estados Unidos tienen datos sobre cuántos inmigrantes forman parte de la comunidad LGBTIQ.

“Uno de los ejes de ACNUR es identificar a las personas que han sido víctimas de violencia de género o han tenido que tener sexo de supervivencia. Los equipos en el territorio están identificando personas con necesidades específicas en esos grupos. No pudimos cuantificarlo, pero está documentada la prevalencia de violaciones y otras violencias de género en el paso por el Tapón de Darién”, indica Sibylla Brodzinsky, portavoz de ACNUR.

De acuerdo con datos de ACNUR, hay 7,1 millones de venezolanos refugiados o con otras necesidades de protección en el mundo, y la gran mayoría están en esta región de todas las Américas.

Desde el 12 de octubre, quienes estaban en tránsito ya no lo están, no tiene dinero ni dónde ir. “Estamos viendo personas que pasan la noche en las calles, cerca de los refugios, también con niños”, apunta Brodzinsky.

Cambian las políticas, sigue la incertidumbre

El martes 15 de noviembre, un mes después de que se ampliara el Título 42 a los venezolanos, el juez federal estadounidense Emmet Sullivan ordenó el fin de esa política, y dijo que era “arbitraria y caprichosa”. El Título 42 había sido creado por el gobierno de Donald Trump como una regla sanitaria, “para evitar la propagación del Covid-19” con la entrada de inmigrantes a los Estados Unidos, y entonces frenar su ingreso.

Ahora, con la decisión del juez, la administración de Joe Biden tiene hasta el 21 de diciembre para prepararse para el fin de la política. Pero la incertidumbre prevalece entre inmigrantes. Es que quince estados con gobiernos republicanos ya han pedido a la Corte Federal que mantuviera el Título 42.

Cuando supieron de la decisión del juez, Pedro ya se había vuelto a Venezuela. Cumplieron un año de casados a la distancia, con un futuro plagado de incertidumbre.

Manuel, desde un albergue en Nueva York, piensa si volverse o no, si abandonar su proyecto, lo que habían estado planeando desde que se conocieron. Dice que lo extraña mucho a su marido, muestra el tatuaje en el brazo con su nombre y se tapa la cara.

*Su nombre ha sido cambiado por motivos de protección.

16 de diciembre de 2022
Rosario Marina
Edición: Ana Fornaro

Fuente Agencia Presentes

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Alex, refugiado LGBTIQ+ en España: “Por fin me siento libre y con ganas de comerme el mundo”

Jueves, 10 de noviembre de 2022
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6EBDBD38-0124-48EA-A8E4-ABDDE79144F1El joven camerunés Alex. ONG Rescate / Olmo Calvo

 ACNUR apunta que la tasa de protección internacional para personas del colectivo suele ser más alta que en relación a otros motivos de persecución que contempla la Convención de Ginebra

Por Fabiola Barranco

28 de octubre de 2022 05:00h

Alex aprendió demasiado pronto el significado de la palabra supervivencia. Cuando todavía era un niño se topó con la discriminación y el estigma social que su entorno más cercano volcaba contra él cuando descubrieron que se sentía atraído por personas de su mismo sexo. “Me sacaron de la escuela porque decían que podía contaminar a los demás”, recuerda este joven camerunés. Pronto se vio encerrado en una jaula de la que quería escapar. “Allí no me sentía libre”, recuerda el joven desde su exilio. No sólo no podía vivir libremente su sexualidad, sino que además corría el riesgo de ser encarcelado.

Y es que, en Camerún, el país que le vio nacer y crecer, condena con hasta cinco años de cárcel la homosexualidad. Es uno de los 69 países que, según el informe de La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex  (ILGA, por sus siglas en inglés), las leyes criminalizan a las personas que forman parte del colectivo LGTBIQ+. Un castigo que el propio Alex se resistía a creer pero que la constitución de Camerún recoge. “Yo no sabía que ser quien soy era un delito”, dice con cierta ironía y rabia.

Y así fue cómo decidió escapar. Primero huyó de su casa y conoció a su primera pareja, un amor que vivió en la clandestinidad y el exilio pero que las fronteras arrebataron. “De Camerún cruzamos a Nigeria, Níger, Argelia y Marruecos”, fue entonces, en la otra orilla del Mediterráneo, cuando Alex y su pareja se embarcaron en una patera. “El murió, no consiguió llegar” recuerda siempre con la voz quebrada.

Así, con esa mochila a cuestas llegó a España, país de acogida y donde vive desde finales de año de 2018. La primera etapa de su vida aquí la pasó en un centro de acogida para menores que, como él, viajaban sin la compañía de una persona adulta, donde también asegura que sufrió fuerte discriminación por parte de los compañeros que hacían mella en unas heridas invisibles que Alex no ha cesado esfuerzos en curar. No fue fácil. Un idioma nuevo, un lugar nuevo y una sensación de no poder mirar atrás. Alex, que se mostraba siempre tímido e introvertido, hoy presume ser otra persona que ha logrado vivir su vida.

La aceptación como camino a la libertad

“Por fin me siento libre y con ganas de comerme el mundo. Primero conseguí aceptarme a mí mismo tal como soy, no como la sociedad me quiere ver. Aprendí a amarme, a respetarme, a perdonarme, a reconocer que no tengo culpa de ser como soy y sentirme orgulloso de ser yo mismo”, celebra.

Después de cuatro años desde que llegara a España y presentara su solicitud de protección internacional por motivos de persecución por género, Alex ha conseguido una respuesta favorable a su expediente. “¡Estoy muy contento!” no para de repetir con emoción, es una pequeña victoria en este camino de obstáculos. Sabe que, por desgracia, su historia no es un caso aislado. Es perfectamente consciente de que muchas personas también han tenido que abandonar sus hogares después de que sus vidas corrieran peligro, no por ser parte del colectivo LGTBIQ+ sino por venir de contextos en los que están perseguidos y o sufren una fuerte discriminación. Cuenta que ya ha terminado el borrador de un libro con sus vivencias, donde denuncia la persecución LGTBIQ+, pone en valor a los supervivientes de las fronteras y la lgtbifobia. “Quiero ayudar a otras personas que han pasado por lo mismo que yo y que vean que no están solas”, confiesa ilusionado.

Si bien es cierto que las cifras oficiales no especifican el número de peticiones de protección internacional entre las personas LGTBIQ+ que llegan a España, las organizaciones involucradas en el sistema de acogida han percibido un aumento en los último años y, desde ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, confirman que “hay muchas solicitudes basadas en este motivo y también la tasa de protección suele ser más alta que en relación a otros motivos de la Convención de Ginebra”.

Una respuesta adaptada a las necesidades

En España ha habido algunos avances en materia de  protección internacional para las personas que huyen en busca de refugio tras sufrir persecución  por el hecho de formar parte del colectivo LGTBIQ+. Por ejemplo, la importancia de promover un tratamiento diferenciado a lo largo de todo el procedimiento y una intervención adecuada a sus necesidades de acogida, siendo importante la formación específica en la materia de todo el personal en contacto o que trabaja con personas solicitantes LGTBIQ+, o la existencia de más recursos y de  espacios seguros con equipo de profesionales especializados a cargo.

ACNUR es uno de los organismos que juega un papel importante para que estos avances sigan su curso. Entre muchas funciones, Eva Menéndez, punto focal en temas LGTBIQ+ de la Oficina de ACNUR en España, destaca el apoyo que brindan a las autoridades competentes en materia de asilo “para que refuercen sus capacidades y se puedan identificar las necesidades de protección internacional de dicho colectivo”.

“Es muy importante que se garantice el acceso seguro al procedimiento de asilo de estas personas, que se valoren correctamente sus solicitudes y se les proporcione una acogida adecuada para evitar no sólo que vuelvan a pasar por situaciones traumáticas, sino para que se promueva su autonomía, participación y empoderamiento”, asegura Ménéndez. También trabajan en contextos de gestión de llegadas irregulares donde hay que tener una mirada de protección “porque entre quienes llegan puede haber personas del colectivo LGTBIQ+ que no pueden retornar a sus países de origen en condiciones de seguridad. Por eso es fundamental desarrollar mecanismos para su correcta identificación y asegurar que reciben información sobre el derecho de asilo de una forma y en una lengua y lenguaje adaptado a su perfil”.

Se trata de un recorrido en el que cada vez tienen más protagonismo y participación las propias personas afectadas. Gente que, como Alex, comparten su historia para que no se repita y se avance en derechos.

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Fuente El Diario

La dura realidad de la comunidad LGTBI camerunesa

A finales de 2012, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresaba su preocupación por la complicada situación de las personas LGTB en Camerún, uno de los países con una LGTBIfobia social y de Estado más pujante. Y es que cada poco tiempo se producen noticias de detenciones y abusos policiales, algunas de las cuales hemos recogido a lo largo de los últimos años.

En noviembre de 2011 tres hombres fueron condenados a prisión acusados de mantener relaciones homosexuales en un coche (una de las “pruebas” que el juez tuvo en cuenta fue que los acusados habían estado bebiendo Baileys, una bebida poco masculina. Por fortuna este caso fue luego reconsiderado). En octubre de 2011 se condenó a tres años de cárcel a Jean-Claude Roger Mbédé por declararse a otro hombre por SMS, pena que fue confirmada en diciembre de 2012. Lamentablemente, en enero de 2014 Jean-Claude fallecíaabandonado por su familia, por las complicaciones derivadas del maltrato sufrido.

En julio de 2013 se conoció la sentencia a prisión de dos hombres detenidos dos años antes por mantener relaciones homosexuales. También en 2013, fue sentenciado a nueve años de cárcel Cornelius Fonya, acusado de mantener relaciones con un joven de 19 años, en un juicio plagado de irregularidades. Su abogado, Walter Atoh, ha debido huir del país tras ser amenazado de muerte, mientras se dilucida la apelación. Un año después, en junio de 2014, se dio a conocer la historia de una pareja homosexual que se vio obligada a huir de su localidad tras ser ataca por sus vecinos y detenida por la policía.

A finales de 2015, Joshua Mbarga, un activista LGTB, sufrió la invasión de su hogar por unos delincuentes que intentaron matarle tras robarle con total impunidad. Alertada por los vecinos, la Policía intervino hasta que los asaltantes decidieron acusar a Mbarga de pretender mantener relaciones sexuales con uno de ellos. En ese momento la víctima se convirtió en objeto de investigación.

En octubre de 2016, tuvo lugar una redada masiva en un local de ambiente LGTB de Yaundé, con un fuerte dispositivo policial que detuvo a todos los clientes y trabajadores presentes en el local. En diciembre del mismo año, fueron detenidos otros doce hombres por posesión de lubricantes y preservativos, algo considerado por las autoridades como prueba de comportamiento homosexual. A finales de 2017, tres jóvenes fueron detenidos tras caer en una trampa tendida por miembros del ejército, por lo que deberán ser juzgados por un tribunal militar. Y en enero de 2018, el asalto a un local de ambiente homosexual por un grupo de militares se saldaba con muerto y varios heridos graves.

En mayo de 2021, fueron condenadas a cinco años de cárcel dos mujeres trans acusadas de «tentativa de homosexualidad». Y en noviembre del mismo año, Una persona intersexual era agredida por un grupo de hombres.

Como explicábamos más arriba, las relaciones homosexuales están penadas con hasta cinco años de cárcel en Camerún, pero según la activista LGTB Alice Nkom solo se puede detener a una persona si se la encuentra en situación de «flagrante delito». Desgraciadamente, tal y como corrobora Human Rights Watch, son cada vez más los casos en los que la policía ignora este requerimiento.

Fuente Cristianos Gays

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Mujer trans enfrenta años de prisión por usar ropa de mujer en Malasia

Lunes, 27 de septiembre de 2021
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 Nur-SajatNur Sajat  (Instagram / @ nursajat24)

Se insta a Tailandia a no extraditar a una activista trans y empresaria a su país de origen, Malasia, donde podría ser encarcelada durante años por usar ropa de mujer.

La empresaria de cosméticos Nur Sajat, de 36 años, huyó del país en enero después de que fue acusada de violar la ley Sharia al usar un vestido en un evento religioso en 2018.

Ahora enfrenta tres años de prisión por el delito, que supuestamente supuso un “desprecio” al Islam. Los medios de comunicación de Malasia también informan de que la buscan como víctima y testigo en un caso de fraude separado.

El tribunal emitió una orden de arresto en febrero después de que ella no se presentara a una audiencia, y Sajat ha estado huyendo desde entonces.

La policía de Malasia dijo en un comunicado el lunes (20 de septiembre) que Sajat fue detenida por las autoridades tailandesas el 8 de septiembre por tener un pasaporte inválido. Fue acusada de delitos de inmigración y puesta en libertad bajo fianza.

Ahora se entiende que busca refugio en la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Los medios locales informaron que planea buscar refugio en Australia, pero la amenaza de deportación se cierne sobre ella mientras permanece en Tailandia.

Phil Robertson, subdirector de Human Rights Watch para Asia, dijo que a Sajat se le ha otorgado el estatus de refugiada y que no debería ser devuelta bajo ninguna circunstancia. “Necesita ser enviada a un país que ofrezca protección de derechos, no perseguida por ser LGBT, que es lo que sucederá si la envían a Malasia”, tuiteó el lunes.

Thilaga Sulathireh, cofundadora del grupo de activistas transexuales de Malasia Justice for Sisters, dijo al the Straits Times que la “persecución continua contra Nur Sajat representa el clima de represión contra las personas LGBT en Malasia”.

Los malasios LGTBIQ+ se enfrentan habitualmente a la discriminación en virtud de las estrictas leyes islámicas del país que penalizan cualquier forma de sexo anal u oral con hasta 20 años de prisión y azotes obligatorios. Los cambios propuestos al código penal podrían hacerlo incluso opresivo en el futuro.

“La policía debe retirar de inmediato todas las investigaciones y el acoso contra Sajat”, dijo Sulathireh a la AFP.

Las autoridades malasias no dieron señales de hacerlo, ya que instaron a Sajat a entregarse en una conferencia de prensa el martes (21 de septiembre). “Por muy inteligente que sea la ardilla para saltar, eventualmente volverá a caer a la tierra. La policía, junto con el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Fiscalía General, están trabajando para extraditar a esta persona ”, dijo el Comm Datuk Seri Abd Jalil Hassan, según informó The Star. “Sin embargo, también le aconsejo a esta persona que regrese a casa ‘de una buena manera’ para que los casos que se están enfrentando puedan continuar”.

Escalada de LGTBfobia pese al cambio político en Malasia

whipping_bernama_020317_03En entradas anteriores hemos venido hablando de la escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, recibían en septiembre de 2018 seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». El Gobierno, por otra parte, no solo dejaba claro su apoyo a la redada que días antes tenía lugar en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaba que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia había defraudado las expectativas despertadas cuando insinuó que el colectivo LGTB no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Y en 209, el ministro de turismo Datuk Mohamaddin bin Ketapi  afirmaba en un evento en Alemania, que “No hay gays en Malasia”.

Un entorno difícil para las personas LGTB

240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyMalasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. En febrero del año pasado, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se sugería a los homosexuales que «aprender» a ser hetero es como iniciarse en la equitación. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia, de la que ya hemos hablado, y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.

Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Pink News/Cristianos Gays

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