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Malasia ejecuta la condena de seis latigazos a las dos mujeres acusadas de intentar mantener sexo lésbico en un coche

Miércoles, 5 de septiembre de 2018
Comentarios desactivados en Malasia ejecuta la condena de seis latigazos a las dos mujeres acusadas de intentar mantener sexo lésbico en un coche

whipping_bernama_020317_03Los latigazos comenzaron a las 10 a.m. y terminaron aproximadamente 20 minutos después. – Bernama pic

A pesar de la presión internacional y de las voces que desde dentro de Malasia han clamado por la conmutación de la pena, las dos mujeres acusadas de «tentativa de sexo lésbico» han sido sometidas este lunes a seis latigazos o azotes, además del pago de sendas multas de 800 euros. Aunque Justice for Sisters y otras nueve organizaciones civiles malasias calificaron este tipo de sentencias como tortura, la visión heteropatriarcal del sistema de justicia y de la administración del Estado muestra otra cara radicalmente distinta. Diríase que kafkiana. «Básicamente, cuando hablas de azotes en los tribunales de sharía, la falacia de la gente de fuera es que el azote tiene el propósito de lastimar a la persona», ha dicho el vicepresidente de la Asociación de Abogados Musulmanes, Abdul Rahim Sinwan.

Dos mujeres malasias, de 22 y 32 años, respectivamente, han recibido seis latigazos por orden de un tribunal, tras ser descubiertas por agentes islámicos «encargados de hacer cumplir la ley» en el estado conservador de Terengganu «intentando participar en actos sexuales en un automóvil». Lo contábamos hace solo unos días, la condena física para estas víctimas de la LGTBfobia de Estado de Malasia estaba prevista para la semana pasada. No obstante, alegando «razones técnicas», se pospuso hasta este lunes.

«El azote en la sharía no está destinado a lastimar a la persona. Se trata de educar a la persona. Por lo tanto, no es doloroso, no es cruel», sostiene alegremente el vicepresidente de la Asociación de Abogados Musulmanes, Abdul Rahim Sinwan. «No se trata de una humillación, no se trata de lastimar a la persona. Han sido llevadas a través de puertas diferentes, han sido sacadas por puertas diferentes, ya que el propósito no es humillar a la persona», agrega el letrado.

Por su parte, la abogada Marlina Amir Hamzah, ha explicado que las mujeres fueron castigadas a la vista de unas 100 personas en el tribunal, entre las cuales había observadores públicos, representantes de agencias gubernamentales y miembros de distintas ONG. El siguiente vídeo recoge los momentos previos a la humillante ejecución de la condena:

Escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia

Ya se puede hablar de una escalada de LGTBfobia de Estado en Malasia. El Gobierno no solo dejaba claro su apoyo a la redada que hace unos días se realizaba de madrugada en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresaban que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Ya con anterioridad, el nuevo Ejecutivo de Malasia, que había despertado ciertas esperanzas de mejora para el colectivo LGTB tras el cambio político operado en las elecciones de mayo, había empezado a alentar la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa.

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que habían reaccionado con horror ni siquiera precisaron que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas

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Aplazada en Malasia la condena a latigazos de dos mujeres por tener sexo lésbico.

Miércoles, 29 de agosto de 2018
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2393cec1-316c-4170-9274-34205bab2e3fComo anunciábamos el pasado día 18,  este martes, dos mujeres tenían que ser sometidas a seis latigazos en Malasia, un país en el que día a día se incrementan las cotas de LGTBfobia de Estado. Las víctimas de esta inhumana tortura, además, tendrán que abonar sendas multas de 800 euros. «Estamos profundamente angustiados y absolutamente consternados por la inhumana sentencia de infligida a estas dos mujeres», denuncia la organización igualitaria The Human Rights Campaign (HRC). Asimismo, el grupo malasio Justice for Sisters y otras nueve organizaciones civiles han emitido una declaración conjunta en la que condenan la sentencia, al calificarla de «tortura». La declaración también dice que la dura sentencia viola tanto la Constitución de Malasia como la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El fiscal Muhamad Khasmizan Abdullah ha explicado, en declaraciones a los medios, que el pasado mes de abril agentes islámicos «encargados de hacer cumplir la ley» en el estado conservador de Terengganu, al noreste del país, descubrieron supuestamente a las dos mujeres musulmanas «intentando participar en actos sexuales en un automóvil»durante una de sus «patrullas». Para el director de HRC, Ty Cobb, en cambio, esto «debe ser detenido. Nos solidarizamos con los defensores de Malasia que están condenando esta sentencia y pidiendo que se revoque de inmediato».

Lo cierto es que los latigazos estaban previstos para este martes 28 de agosto, pero el el Tribunal Superior de la Sharía en Terengganu, sin embargo, ha pospuesto el castigo físico hasta el 3 de septiembre, alegando «razones técnicas». El secretario del citado tribunal, Nurul Huda Abdul Rahman, dice que «varias agencias estarán involucradas en el castigo y hay algunos problemas técnicos que aún deben resolverse».

Las declaraciones del fiscal ejemplifican la situación en Malasia, que venimos recogiendo en las últimas semanas: no solo las tímidas expectativas de mejora de la realidad del colectivo LGTB han caído en agua de borrajas sino que, además, parece empeorar día a día. Muhamad Khasmizan Abdullah defiende que «las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo están prohibidas en el Islam. Es una ofensa y moralmente incorrecto». Además, agrega que es la primera vez que se dicta sentencia por relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en Terengganu.

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El Gobierno de Malasia aprueba la redada a un bar de ambiente gay para «mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad»

Miércoles, 22 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en El Gobierno de Malasia aprueba la redada a un bar de ambiente gay para «mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad»

legendary-30-year-old-gay-club-in-kl-raided-world-of-buzz-4Siguen llegándonos preocupantes avisos de la LGTBfobia de Estado auspiciada por el nuevo Gobierno de Malasia (constituido tras las elecciones federales del pasado mes de mayo). No solo han dejado claro su apoyo a la redada que el sábado de madrugada se realizaba en un bar de ambiente gay de Kuala Lumpur sino que, en boca del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresan que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad». Al parecer, es la primera vez en sus 30 años de existencia que este local sufre un registro de estas características en el que, por cierto, intervinieron la Real Policía de Malasia, las autoridades municipales de Kuala Lumpur, el Departamento de Religiones Islámicas de los Territorios Federales y la Agencia Nacional Antidrogas. Con la escalada de declaraciones LGTBfóbicas en el país se va evidenciado que, salvo sorpresa, el ansiado cambio de signo gubernamental de Malasia no supondrá avances para el colectivo.

Crecen la preocupación y la decepción con respecto al nuevo Gobierno de Malasia conforme se van sucediendo las semanas. Hace solo unos días recogíamos, precisamente que el ejecutivo alentaba la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país. Lo hacía a cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa. Ahora, tras la redada al bar de ambiente gay Blue Boy de Kuala Lumpur, siguen sucediéndose las alocuciones públicas de intolerancia por parte de cargos nacionales, regionales y locales.

«En esta división de operaciones, varias agencias diferentes de aplicación están llevando a cabo controles en las instalaciones y los visitantes, para detectar varios tipos de delitos», explicaba el secretario general del Ministerio Regional, Datuk Seri Adnan Md Ikshan. El mismo cargo regional ha añadido que «la inspección preliminar determina que el centro de entretenimiento tiene una licencia comercial válida, pero si detectamos una ofensa, revisaremos la licencia y tomaremos medidas».

A pesar del recorrido de LGTBfobia social y de Estado en Malasia, este local de ambiente lleva funcionando tres décadas sin que, hasta el pasado sábado, haya recibido ningún tipo de presión ni ninguna inspección extraordinaria. En el momento de la redada había más de 100 personas en el club, tanto malasios como turistas. Aunque no ha trascendido si se ha realizado alguna detención, lo preocupante es que parece un intento de amedrentar a la comunidad LGTB de cara a cualquier tipo de visibilización. Un objetivo que queda patente con las declaraciones del ministro del Territorio Federal, Khalid Samad, expresando que «esperamos que esta iniciativa pueda mitigar que la cultura LGTB se extienda a nuestra sociedad».

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir”alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Este mismo mes de agosto, dos noticias nos preocupaban: El Gobierno de Malasia alienta la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país y la más desagradable, que el próximo día 18, dos mujeres serán azotadas por tener sexo lésbico.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El Gobierno de Malasia alienta la LGTBfobia al insinuar que el colectivo no debe visibilizarse porque incomoda «a la mayoría» del país

Martes, 14 de agosto de 2018
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240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyEmpiezan a frustrarse las esperanzas de mejora para el colectivo LGTB de Malasia. A cuenta de la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub en una exposición de George Town (ciudad del Estado de Penang) por orden administrativa, están desfilando por los medios de comunicación distintos representantes públicos y miembros del Gobierno para dejar claro que la comunidad LGTB no debe visibilizarse porque «la mayoría de la gente en este país no quiere que su cultura sea promovida abiertamente». Son declaraciones de Fuziah Salleh, viceministra de la Oficina del Primer Ministro, miembro del parlamento nacional y vicepresidenta del Partido de la Justicia Popular de Malasia (PKR o «Parti Keadilan Rakyat», en malasio); una formación integrada en la coalición de gobierno constituida tras las elecciones federales del pasado mes de mayo. El líder juvenil de los musulmanes moderados de Penang Amanah, Saifullah Abdul Nasir, ha asegurado, en referencia al colectivo LGTB, que «respetamos que merecen los derechos humanos básicos y tienen derechos como malasios también, pero su estilo de vida debe mantenerse en un espacio privado».

fuziah-salleh-1El Ejecutivo de Malasia se basa en prejuicios populistas sin ninguna base científica para apoyar el ostracismo del colectivo LGTB. La viceministra de la Oficina del Primer Ministro, Fuziah Salleh, ha dicho que es importante para el gobierno «proteger la sensibilidad y la voz de la mayoría» con respecto al tema, especialmente a «los padres que temen que sus hijos se sintieran atraídos por ese estilo de vida» si se promueve abiertamente la cultura de la diversidad.

Con estas y otras alegaciones de similar calado, el gobierno pone de manifiesto su respaldo a la censura de los retratos de los activistas Pang Khee Teik y Nisha Ayub de la exposición «Stripes and Strokes» que se celebra en George Town, en el marco del festival cultural de la ciudad. Pero también permite entrever su postura de cara a la promoción de políticas públicas igualitarias, desfigurando las esperanzas que se abrieron con el cambio político del pasado mes de mayo en este país asiático.

PENANG 09/08/18: Penang Amanah Youth Cheif Mohd Saifullah Abd Nasir speaks to the press regarding the Lesbian, Gay, Bisexual and Transgender (LGBT) issue in front of Penang Island Municiple Council. PICTURE BY SAYUTI ZAINUDIN Por su parte, el líder juvenil de los musulmanes moderados de Penang Amanah, Saifullah Abdul Nasir, ha pedido que no se le permita al activismo LGTB «transgredir el espacio público». Incluso ha aprovechado el foco mediático para realizar un llamamiento «a todos los que no están de acuerdo con la promoción abierta LGTB en los espacios públicos para que hablen en contra, ya sea en sus redes sociales o a través de declaraciones oficiales en los medios de comunicación». No obstante, este representante se conforma con la invisibilización y añade que «respetamos que merecen los derechos humanos básicos y tienen derechos como malasios también». Eso sí, insiste en que «su estilo de vida debe mantenerse en un espacio privado».

Por su interés, reproducimos íntegramente la declaración que Nisha Ayub (una de las activistas LGTB cuyo retrato fue censurado) ha publicado en su cuenta de Facebook:

12234885_112470142452355_2040189451014128890_n«Todavía estoy orgullosa de ser malaya, donde todavía tengo ESPERANZA por una Malasia mejor. Muchas gracias a todos y cada uno de ustedes que se adelantaron para solidarizarse con esa opresión para las minorías. ¡Estoy tan conmovida de ver que se extiende ese amor y apoyo! Esto no se trata de mí y de la angustia, sino de todas las personas que han sido víctimas de cualquier forma de discriminación o acoso.

Me gustaría preguntar a todos los que constantemente han atacado y extendido el odio hacia mí, por favor siéntanse libres de llamarme cualquier término degradante o dibujarme una cara de cerdo o como quieran llamarme.

No guardo rencor a nadie, pero por favor no condenen a mis padres o familiares que no tengan ninguna relación en este asunto. El nombre de mi padre es mi apellido, él falleció cuando yo era menor. Por favor, no lo juzguen a él ni a los miembros de mi familia solo por mi culpa. Dejen que el alma de mi padre descanse en paz.

Mi quehacer ahora es mi propia acción, soy una adulta consciente y responsable de mi propia acción.

En solidaridad con todos… dejemos de difundir el odio, pero diseminemos el amor y la paz …

Después de todo, todos somos Seres Humanos, ¿no?»

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos. Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación. En abril, nos enterábamos de que la Universidad de Ciencias de Malasia (USM) celebró un concurso de carteles para “convertir” alumnos gays en heterosexuales. Y en mayo que el gobierno de Malasia ha comenzado a bloquear páginas LGTB+, incluido el portal Utopia-Asia que es la principal fuente de información para viajeros gais en la región.

Fuente Dosmanzanas

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Malasia: el vuelco electoral abre una esperanza de mejora de la situación de la comunidad LGTB

Martes, 15 de mayo de 2018
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240_f_91794336_7p8lv2bh0kbuky7jtsfknzjnmrl2bndyLas elecciones generales celebradas el pasado miércoles en Malasia resultaron en un vuelco histórico: por primera vez desde la independencia, el derechista Barisan Nasional (BN, «Frente Nacional») pasará a la oposición. El nuevo primer ministro Marathir Mohamad, que ya gobernó el país entre 1981 y 2003, se presentó con la promesa de conceder el indulto y ceder el testigo al dirigente opositor Anwar Ibrahim. Actualmente en prisión tras su segunda condena por sodomía, Ibrahim podría convertirse en el próximo jefe del Gobierno. Su ascenso al poder despierta tímidas esperanzas de una mejora de la situación de la comunidad LGTB, tras la fuerte represión promovida por el ya ex primer ministro Najib Razak.

La historia política malasia ha estado dominada, desde su independencia, por el Barisan Nasional y su predecesor, el Parti Perikatan («Partido de la Alianza»). Bajo las siglas del BN, Marathir Mohamad ejerció como primer ministro entre 1981 y 2003. Entre 1993 y 1998, el cargo de vice primer ministro lo ostentó Anwar Ibrahim, una figura muy conocida en el país. Tras un cese motivado por las crecientes discrepancias con las políticas del BN de Marathir, Anwar fue condenado por sodomía y corrupción en un proceso marcado por la crítica internacional y a las fuertes sospechas de purga política. Permaneció seis años encarcelado hasta su liberación en 2004.

159px-anwar_ibrahimAnwar Ibrahim

En 2008, Anwar regresó a la política para liderar la oposición al entonces primer ministro Abdullah Ahmad Badawi y a su sucesor a partir de 2009, Najib Razak. En ese año se abrió la segunda causa contra el político por sodomía. Su ayudante Mohd Saiful Bukhari Azlan denunció que Anwar lo había violado y presentó supuestas pruebas que no cumplían los mínimos estándares legales para ser tenidas en consideración. El juicio comenzó en 2010 y el dirigente opositor fue declarado inocente en 2012; sin embargo, la parte demandante recurrió el fallo y la Corte de Apelaciones sentenció a Anwar a cinco años de prisión en marzo de 2014. El acusado recurrió a su vez, pero el Tribunal Federal (la máxima instancia judicial del país) denegó el recurso en 2015 y confirmó por unanimidad la pena.

El Gobierno malasio defendió que el juicio había respetado escrupulosamente las garantías legales, pero organizaciones de defensa de los derechos humanos vieron, de nuevo, una clara motivación política detrás del proceso. De hecho, el demandante reconoció en el juicio haberse reunido con el entonces vice primer ministro y posteriormente jefe del Gobierno Najib Razak dos días antes de que presuntamente ocurrieran los hechos que denunciaba. Políticamente, la condena dejaba a la oposición sin un liderazgo claro durante un tiempo: incluso después de cumplir la pena, Anwar estaría inhabilitado para presentarse a unas elecciones durante cinco años más.

najib_razak-220x300Najib Razak

En enero de este año, sin embargo, el ex primer ministro Marathir Mohamad anunciaba que se presentaba a las elecciones de mayo para arrebatar el poder a Najib, tras un pacto con su anterior adversario Anwar Ibrahim en virtud del cual le cedería a este el Gobierno en 2020 como muy tarde. Tras abandonar el poder en 2003, Marathir se había ido alejando de las posiciones de sus sucesores, hasta el punto de romper con el BN y unir fuerzas con Anwar para formar una alternativa. El ex primer ministro ganaba a Najib Razak las elecciones del pasado miércoles y se convertía, a sus 92 años de edad, en el primer jefe del Gobierno que no concurría por el BN o su partido antecesor.

En cumplimiento de la promesa de Marathir, la hija de Anwar anunciaba el sábado pasado que su padre recibirá el indulto el próximo martes. El líder opositor iba a concluir su condena, en cualquier caso, el próximo mes de junio. Pero el indulto anula la inhabilitación para cargo público de cinco años que todavía habría tenido que cumplir, abriendo la puerta para su futura investidura como primer ministro tras la dimisión de Marathir por su avanzada edad.

Si finalmente se cumple el plan y Anwar Ibrahim se convierte a medio plazo en primer ministro, la comunidad LGTB malasia alberga la esperanza de una mejora de su situación. Malasia sigue siendo un país dominado por la LGTBfobia social y de Estado, usada en el caso de este caso como arma política contra la oposición. En 2012, Anwar tachó de «arcaicas» las leyes antisodomía vigentes en el país, que amparan «la discriminación y la intolerancia violentas».

Malasia: LGTBfobia política y social

Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, en 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el entonces primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. En febrero de este año nos hacíamos eco de un artículo que ejemplificaba la estigmatización de la comunidad LGTB también desde los medios de comunicación.

En junio del año pasado conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de  T. Nhaveen. Está claro, sin embargo, que ni siquiera un hecho tan terrible como este ha servido de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia, como ya entonces pronosticábamos.

Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT

Fuente Dosmanzanas

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Malasia sugiere a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación

Lunes, 20 de febrero de 2017
Comentarios desactivados en Malasia sugiere a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación

malasia_equitacion-300x150Aunque las “terapias de conversión” carecen de evidencia científica y suelen acarrear consecuencias dañinas a las personas que se someten a ellas, para el Gobierno malasio son una “solución” adecuada para “curar” la homosexualidad. Así lo han reconocido representantes del ejecutivo, tras respaldar el vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia (JAKIM). En él se equipara la supuesta transición de la homosexualidad a la heterosexualidad con el aprendizaje de montar a caballo ya que, según dicen, ambas prácticas implican “recibir una amplia formación y orientación”. Asimismo, para reprimir la atracción hacia personas del mismo sexo recomiendan ayuno, recurrir al “amor de Dios” y el matrimonio heterosexual.

El Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia o JAKIM (una institución oficial que desarrolla las políticas religiosas del país) considera que se puede modificar la orientación sexual a base de “paciencia” y aconseja que los amigos de las “personas no heterosexuales” les presten su “ayuda” para devolverles al “camino recto”. El vídeo que promueve el JAKIM, que cuenta con el respaldo del Gobierno, transmite el mensaje de que la homosexualidad se puede “curar”.

A pesar de todo, algunos activistas señalan que es inédito que las autoridades religiosas recomienden “apoyar” a la comunidad LGTB, aunque sea para intentar cambiarles, en lugar de recurrir al odio, la exclusión o la violencia. El vídeo, con una duración de 3 minutos y locutado en malayo, dice textualmente que “el hecho es que hay quienes están entre los musulmanes que tienen orientación no heterosexual pero permanecen firmes en el camino del Islam”. Para ellos, prosigue la voz en off, “esto es una prueba de Alá y deben elegir enfrentar la prueba con lo que el Islam exige”.

El activista Syed Azmi Alhabshi ha sido el responsable de compartir el vídeo a través de las redes sociales, ya que el JAKIM había evitado este tipo de distribución masiva. Sin embargo, el subdirector del Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, Mohd Izwan Yusof, confirmaba que esta institución se encuentra detrás del referido audiovisual, que insertamos a continuación:

LGTBfobia de estado en Malasia

En Malasia la homosexualidad está perseguida y se castiga con penas de hasta 20 años de cárcel (especialmente las relaciones entre hombres gais). De hecho, allá por 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.

Malasia es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes.

Venimos dando cuenta de la LGTBfobia social y política imperante en este pequeño estado peninsular de Asia. Algunos ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales, la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual o la censura de la canción Born This Way, de Lady Gaga, por su contenido LGTB. También en 2012, un joven gay musulmán recibía amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. Con anterioridad, concretamente en noviembre de 2008, informábamos sobre un edicto de las autoridades musulmanas contra las “actitudes masculinas” en las mujeres, entre las que se incluía el lesbianismo y el vestir “como hombres”.

Fuente Dosmanzanas

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Candidata presidencial de Taiwán desea un feliz San Valentín a las parejas homosexuales

Miércoles, 26 de agosto de 2015
Comentarios desactivados en Candidata presidencial de Taiwán desea un feliz San Valentín a las parejas homosexuales

taiwan_studies_tsa_ying_wen_091511El clip, “El amor no hace diferencia”, celebra la diversidad de la isla con parejas de diferentes edades, razas, orientaciones sexuales y nacionalidades, con canción de fondo interpretada en cuatro idiomas.

Magnífica iniciativa la del Partido Democrático Progresista (DPP) de Taiwán. La candidata presidencial, Tsai Ing-wen, ha publicado un vídeo para celebrar el día de San Valentín chino en el que se incluyen tres parejas homosexuales. Ing-wen, de 58 años, se ha negado hasta la fecha a dar explicaciones sobre su propia sexualidad, alegando que no quiere ser “cómplice de la opresión de género”. En cualquier caso, es bien conocida su postura y la de su partido con respecto al apoyo explícito a la comunidad LGTB. El pasado mes de diciembre, informábamos de que el parlamento taiwanés era el primero en Asia en debatir la aprobación del matrimonio igualitario. Una cuestión propuesta, precisamente, por el DPP y que cuenta con el rechazo del Partido Nacionalista Chino.

“Les deseo a todos un feliz Día de San Valentín”, escribía Tsai Ing-wen en el momento de dar a conocer el vídeo dedicado al amor que ha realizado su formación, el Partido Democrático Progresista, el más importante de la oposición en Taiwán. La pieza audiovisual, lanzada en varias redes sociales, se enmarcaba en la celebración del Qi Xi (21 de agosto), un equivalente chino al día de San Valentín. Varias parejas de gais y lesbianas se unen al amplio y diverso conjunto (en el que también aparecen parejas heterosexuales taiwanesas, personas de diferentes nacionalidades y de distintas edades). En este sentido, el título del vídeo, que podéis ver a continuación, ya es muy gráfico en relación al contenido inclusivo: El amor no discrimina.

Tsai Ing-wen, candidata a la presidencia de Taiwán por el Partido Progresista Democrático (DPP), lanzó un video donde participan varias parejas homosexuales como parte de su campaña y con motivo del Día de San Valentín chino, que se celebra el próximo mes de septiembre.

El clip de 1 minuto y medio titulado El amor no hace diferencia“, celebra la diversidad de la isla con parejas de diferentes edades, razas, orientaciones sexuales y nacionalidades, por ello usan también una canción interpretada en cuatro idiomas como música de fondo.

 

En la publicación del clip, la candidata deseó a todos un feliz dia de San Valentín. El vídeo fue compartido en Facebook y hasta el momento cuenta con 30 mil “me gusta” y más de 200 mil visitas en sus primeras 24 horas.

La sexualidad de Tsai Ing-wen ha sido objeto de especulaciones en varios momentos, sin embargo, ella se ha negado a responder preguntas sobre su vida privada.

El empresario gay chino Haiwen Shen, en declaraciones a The Advocate, ha felicitado a Tsai Ing-wen y al Partido Democrático Progresista, aunque añade que, “en realidad, ser elegido y luchar por los derechos de los homosexuales no es lo mismo” que la difusión de un vídeo. Además, este empresario considera que “hay que esperar hasta que sea elegida y ver cuáles son las políticas que lleva a cabo y qué impacto producen”. La presidenta del Partido Democrático Progresista, Tsai Ing-wen, al parecer, en las próximas elecciones se medirá contra Hung Hsiu-chu (la más que probable candidata por el conservador Partido Nacionalista Chino). Aunque mantienen posturas enfrentadas en relación a los derechos del colectivo LGTB, cualquiera de las dos se convertiría en la primera mujer presidenta de Taiwán.

En la senda del matrimonio igualitario

En los últimos años, la opinión pública taiwanesa se ha encaminado hacia la igualdad LGTB. Según una encuesta pública de 2013, el 53 % de los taiwaneses aprueba la opción del matrimonio abierto a parejas del mismo sexo, mientras que en una anterior encuesta era solo el 37 %. Por ahora, como ya explicó dosmanzanas a finales de 2014, solo se trata de una declaración de buenas intenciones, ya que todavía no se ha discutido un texto articulado. Antes de la promulgación de la ley, el proyecto debería superar tres lecturas durante la legislatura.

El diputado progresista del DPP Cheng Li-chiun, uno de los promotores de la ley igualitaria taiwanesa, decía que “si no podemos romper el ciclo de discriminación, entonces todo el mundo podría convertirse en una víctima de discriminación a causa de sus respectivas diferencias”. En el extremo opuesto se sitúa la Alianza Taiwanesa de Grupos Religiosos por la Familia. Agitando un discurso homófobo e intransigente, desde dicha agrupación han acusado al DDP y al colectivo LGTB de “pretender ser grupos cívicos” y de “aterrorizar” a otros diputados al hablar de matrimonio entre personas del mismo sexo. Aunque el peso del Partido Nacionalista Chino en el Parlamento de Taiwán es determinante y su postura homófoba es evidente, puede considerarse un punto de inflexión para el cambio que la principal institución del país trate la cuestión abiertamente.

Taiwán avanza en la lucha por la igualdad LGTB

La celebración del Orgullo LGTB de Taipéi (capital de Taiwán) de 2014 batió un récord de apoyos: 65.000 personas volvieron a reclamar la igualdad legal. Y es que, a pesar de todo, la taiwanesa es una de las sociedades más abiertas a la diversidad del continente asiático. En este sentido, la valentía en los pasos dados por algunos activistas lleva tiempo dando la vuelta al mundo. La lucha se centra ahora en el plano legislativo, después de que el año pasado el histórico activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio emprendieran una batalla jurídica tras intentar infructuosamente contraer matrimonio. La pareja decidió llevar su caso a la Corte Administrativa de Taipéi, que en marzo de este año desestimó su demanda al considerar que según la legislación vigente en Taiwán, el matrimonio debe contraerse entre un hombre y una mujer.

Anteriormente ya había protagonizado un esfuerzo similar la pareja formada por Chen Ching-Hsueh (o Nelson Chen) y Kao Chih-wei, cuyo caso estuvo a punto de generar una sentencia en el Tribunal Constitucional en enero de 2013. En aquella ocasión, los interesados retiraron el recurso antes de obtener una resolución del alto tribunal, debido a las presiones y amenazas que recibieron en las redes sociales por parte de extremistas homófobos. Nelson Chen aseguraba entonces que él y su prometido ya no querían “ser la única pareja gay de Taiwán en dar la cara”.

El apoyo a los derechos LGTB, como hemos comentado, progresa a nivel social, a pesar de la ausencia de avances legales. En septiembre de 2013, 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar la aprobación del matrimonio igualitario. Taipéi, por su parte, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático y es hoy un destino turístico LGTB en alza.

Taiwán y Vietnam, dos de los países asiáticos más tolerantes

En enero de este año, nos hacíamos eco de la eliminación del veto al matrimonio igualitario en Vietnam, consolidándose como referente LGTB en el sudeste asiático. El gobierno vietnamita promovía, además, la eliminación de “prácticas obsoletas del matrimonio” como la poligamia, las uniones forzosas, la obligación de que una viuda contraiga nuevo matrimonio con el hermano del difunto y se garantizará los enlaces entre parejas pertenecientes a grupos étnicos distintos que así lo deseen. La situación puede resultar chocante desde el punto de vista occidental, ya que la eliminación de la prohibición de las bodas entre personas del mismo sexo no conlleva por el momento su reconocimiento jurídico en Vietnam, pero supone sin duda un nuevo avance que se produce después de que ya en 2013 un decreto suprimiera las multas económicas a las ceremonias nupciales igualitarias. Con todo, Vietnam y Taiwán son dos de los países asiáticos más tolerantes con las personas LGTB.

En el polo opuesto, hace solo unos días publicábamos que el primer ministro de Malasia comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico y aseguraba que carecen de derechos humanos. En Malasia se pueden cumplir hasta 20 años de prisión por mantener relaciones homosexuales. De hecho, el principal líder de la oposición malasio está cumpliendo cinco años de cárcel por ‘sodomía’. Hasta el momento, ningún país asiático permite a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio, pero la situación es muy dispar entre unos  y otros. En mayo de 2014 entró en vigor en el sultanato de Brunéi la reforma del Código Penal, que irá adaptándose a la sharia (o ley islámica) en un proceso ya programado que constará de tres fases. La última implicará la pena de muerte por lapidación para las relaciones entre personas del mismo sexo, el adulterio, la apostasía o las relaciones extramatrimoniales. Y tampoco llegan buenas noticias desde la India, donde se han llegado a realizar detenciones de más de 600 personas acusadas de practicar la homosexualidad.

Fuente Cáscara Amarga y Dosmanzanas

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El primer ministro de Malasia compara a las personas LGTB con el Estado Islámico y dice que carecen de derechos humanos

Martes, 25 de agosto de 2015
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Pm-MalaysiaRespetar los derechos humanos es algo positivo para el país, salvo si ello es contrario al Islam. Este es el peculiar argumento de Najib Razak, primer ministro de Malasia, para negarse a proteger al colectivo LGTB. “Aunque en términos de definición, los derechos humanos se han definido universalmente, nosotros todavía definimos los derechos humanos en el país en el contexto del Islam y la sharía”, ha espetado Razak. El jefe del gobierno malasio considera que, aunque se trate de una postura difícil de sostener en el plano internacional, “debemos defender nuestra propia definición de los derechos humanos”. Organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch han criticado con contundencia estos planteamientos. Para entender el alcance de la situación en Malasia baste recordar que, el pasado mes de febrero, el líder de la oposición, Anwar Ibrahim, fue condenado a cinco años de prisión por ‘sodomía’.

En opinión del Gobierno de Malasia, las personas LGTB no merecen la aplicación de los derechos humanos porque tal cosa contradeciría, según su punto de vista, el Islam y la sharía (la ley islámica). “Esto es lo que tenemos que defender”, ha asegurado el primer ministro, Najib Razak. Todavía más grave y esperpéntico, si cabe, es la asociación que Razak ha hecho entre el colectivo LGTB y el Estado Islámico (EI): “Grupos como el Estado Islámico y las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales se dirigen a la generación más jóvenes … y parecen tener éxito en influir en ciertos grupos de la sociedad”. Una comparación que resulta especialmente miserable, teniendo en cuenta que el EI asesina de forma violenta y brutal a las personas LGTB.

En Cristianos Gays hemos recogido algunas de las ejecuciones espeluznantes del EI, de las que los propios asesinos se encargan de distribuir material audiovisual. De hecho, hace solo unos días, nos hacíamos eco de que las Naciones Unidas debatirá sobre la persecución a las personas LGTB por el EI, debido a la gravedad del asunto. Ignorando esta realidad o restándole importancia (difícil de juzgar qué es peor), el primer ministro malasio argumenta que “algunos se disfrazan detrás de los derechos humanos para legitimar sus acciones, que se han desviado de las enseñanzas islámicas”. Un claro desprecio a la comunidad LGTB. Para Najib Razak tanto el Estado Islámico como el colectivo LGTB son “extremistas” y ambos utilizan el concepto de ‘libertad’ con el fin de imponer sus puntos de vista sobre los demás. Razak, a pesar de la crudeza de sus declaraciones, se arroga a sí mismo una pretendida (y falsa) postura de “moderación” y “centralidad”.

Recordemos, por otra parte, que el jefe de la oposición de este país del sudeste asiático, Anwar Ibrahim, tendrá que pasar los próximos cinco años en la cárcel, después de que el Tribunal Federal ratificara la sentencia por ‘sodomía’, emitida contra él en febrero. Un caso que, a diferencia de lo que ocurre en relación a otros países con los que existe rivalidad, no es denunciado con la misma contundencia por los líderes políticos y mediáticos, ni acapara grandes titulares o portadas.

Críticas desde Malasia y desde las ONG internacionales

La propia Comisión de Derechos Humanos de Malasia (Suhakam) ha señalado que todo el mundo tiene derecho a los derechos humanos básicos y que estos no pueden restringirse utilizando como pretexto la raza o la religión. Según el presidente de Suhakam, Tan Sri Hasmy Agam, “esto no solo puede enviar un mensaje engañoso, tanto a nivel nacional como internacional, sino que puede socavar la posición de respeto internacional de Malasia, en particular en las Naciones Unidas, así como el trabajo de la Comisión, que tiene incansablemente desde sus inicios la misión de la promoción y la protección de los derechos humanos en el país”.

El subdirector de Human Rights Watch en Asia, Phil Robertson, se ha mostrado “sorprendido” por la decisión. Robertson considera que la postura que el Gobierno malasio ha asumido de ignorar la protección de las personas LGTB y su visión particular sobre el concepto de ‘derechos humanos’ aleja al país de los organismos internacionales. Para este responsable de Human Rights Watch, “la respuesta lógica sería que Malasia dimitiera de la ONU” si no se atiene a asumir sus reglas de juego. Por este motivo, Robertson  se pregunta: “¿Malasia está dispuesta a hacer eso?”.

También Amnistía Internacional ha alzado su voz para recordarle al primer ministro y a su Gobierno que “los principios de la Declaración Universal son universalmente los principios aceptados del derecho consuetudinario e internacional de derechos humanos. En virtud de su universalidad, estos principios tienen prioridad sobre las religiones, con el fin de atribuir un sentido de igualdad entre todas las personas”. Aunque Malasia se incorporó a la ONU en 1957, asumiendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional insta a que el país firme los tratados de derechos humanos relacionados, que en conjunto constituyen la Carta Internacional de Derechos Humanos: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), así como sus dos Protocolos Facultativos.

Hasta 20 años de prisión por ser homosexual

La cuestión de los derechos de las personas LGTB en Malasia no se reduce a una discusión sobre conceptos y definiciones. La cruda realidad es que la homosexualidad está perseguida y se castiga con penas de hasta 20 años de cárcel (especialmente las relaciones entre hombres gais). En 2011 publicábamos las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad. Malasia es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes.

Venimos dando cuenta de la LGTBfobia social y política imperante en este pequeño estado peninsular de Asia. Algunos ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales, la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual o la censura de la canción Born This Way, de Lady Gaga, por su contenido LGTB. También en 2012, un joven gay musulmán recibía amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. Con anterioridad, concretamente en noviembre de 2008, informábamos sobre un edicto de las autoridades musulmanas contra las “actitudes masculinas” en las mujeres, entre las que se incluía el lesbianismo y el vestir “como hombres”.

Con información de Dosmanzanas

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El líder de la oposición de Malasia, condenado a cinco años de cárcel “por sodomía”

Sábado, 14 de febrero de 2015
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imagesProsigue la estela homófoba en Malasia, es este caso también con objetivos políticos. El líder de la oposición de este país del sudeste asiático, Anwar Ibrahim, tendrá que pasar los próximos cinco años en la cárcel después de que, este martes, el Tribunal Federal ratificara la sentencia emitida contra él hace casi un año por sodomía.

Anwar es una figura política muy conocida en Malasia. Viceprimer ministro entre 1993 y 1998, ya fue condenado por sodomía y corrupción en un caso distinto y permaneció seis años encarcelado hasta su liberación en 2004. Después de reunir a las principales fuerzas de la oposición al partido gobernante desde la independencia del país, Barisan Nasional, Anwar ganó las elecciones de 2013 en votos pero no en escaños, por lo que siguió ejerciendo como líder de la oposición.

En 2008 se abrió la segunda causa contra el político por sodomía. Su ayudante Mohd Saiful Bukhari Azlan denunció que Anwar lo había violado y presentó supuestas pruebas que no cumplían los mínimos estándares legales para ser tenidas en consideración. El juicio comenzó en 2010 y el dirigente opositor fue declarado inocente en 2012; sin embargo, la parte demandante recurrió el fallo y la Corte de Apelaciones sentenció a Anwar a cinco años de prisión en marzo de 2014. El acusado recurrió a su vez, pero esta semana, el Tribunal Federal (la máxima instancia judicial del país) denegó el recurso y confirmó por unanimidad la pena.

El Gobierno malasio defiende que el juicio ha respetado escrupulosamente las garantías legales, pero organizaciones de defensa de los derechos humanos opinan que detrás del proceso hay una clara motivación política. De hecho, el demandante reconoció en el juicio haberse reunido con el entonces viceprimer ministro y actual jefe del Gobierno Najib Razak dos días antes de que presuntamente ocurrieran los hechos que denunciaba. Políticamente, la condena deja a la oposición sin un liderazgo claro durante un tiempo: incluso después de cumplir su condena, Anwar estará inhabilitado para presentarse a unas elecciones durante cinco años más.

Lo cierto es que en los últimos años las autoridades malayas parecen muy preocupadas por la cada vez más visible realidad LGTB en su país. En 2012 el Gobierno anunciaba la introducción de una nueva asignatura en los colegios que bajo el eufemístico nombre de “Educación en Salud Social y Reproductiva” persigue alertar a los jóvenes de los “peligros” de ser LGTB. Semanas antes se conocieron sus intenciones de colaborar con ONG antigays para “frenar la expansión del problema social LGTB”, adelantadas ante el Parlamento por Mashitah Ibrahim, representante del Gobierno, y confirmadas luego por el viceprimer ministro y ministro de Educación, Tan Sri Muhyiddin Yassin. Y más recientemente, el verano pasado, diecisiete mujeres transexuales eran arrestadas acusadas de violar la sharia o ley islámica.

Malasia sigue castigando la “sodomía” con penas de hasta 20 años de cárcel, aunque no suele perseguirse penalmente. En 2011 conocíamos las intenciones de los líderes musulmanes de dos estados del país de endurecer la persecución de la homosexualidad (Malasia es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes).

Malasia es, en cualquier caso, fuente habitual de noticias de corte homófobo. Como ejemplos, el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales, la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual o la censura de la canción Born This Way, de Lady Gaga, por su contenido LGTB. También en 2012, un joven gay musulmán recibía amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario. Antes, en noviembre de 2008, las autoridades musulmanas dictaban un edicto contra las “actitudes masculinas” en las mujeres, entre las que se incluía el lesbianismo y el vestir “como hombres”.

Otro ejemplo de intento de censura se tornó en fracaso, cuando grupos religiosos intentaron que fuera prohibido un concierto del cantante inglés Elton John en Kuala Lumpur por ser abiertamente gay. No solo no lo consiguieron, sino que el concierto, que resultó todo un éxito, se convirtió en un acto de reafirmación de la comunidad LGTB local.

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