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El Papa Francisco da la bienvenida a las personas LGBTQ. Pero, ¿qué pasa con los obispos que él nombra y que no aceptan?

Viernes, 4 de febrero de 2022
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1639672206298Monseñor José Ignacio Munilla con el Papa Francisco

La Fiscalía de Tenerife investigará a Bernardo Álvarez por un delito de odio a los homosexuales

A pesar del estilo más acogedor del Papa Francisco hacia las personas LGBTQ, ha nombrado obispos a varios eclesiásticos LGBTQ negativos. En al menos dos casos, estos obispos problemáticos han atraído críticas públicas recientemente.

En España, los residentes de la ciudad de Orihuela están pidiendo a su alcalde que cancele una ceremonia histórica utilizada para dar la bienvenida a los nuevos obispos cuando el obispo José Ignacio Munilla asuma el cargo el próximo mes.

El obispo entrante de la Diócesis de Orihuela-Alicante, que es una figura mediática de alto perfil, ha admitido estar involucrado personalmente en los esfuerzos de terapia de conversión con al menos tres personas. En 2010, mientras dirigía la Diócesis de San Sebastián, dijo que ser gay es un “trastorno”, sugiriendo que la homosexualidad se debe a un trauma infantil o al uso de pornografía.

Información informó además que comentó sobre el tema de los padres LGBTQ que adoptan niños diciendo que “los experimentos se hacen con refrescos, no con niños”. También ha dicho que el feminismo es un “suicidio” para la dignidad de la mujer, ha caracterizado la masturbación como una forma de violencia, entre otras declaraciones extremas.

Debido a estos comentarios, los residentes de la ciudad se oponen a que el obispo entrante sea honrado en una ceremonia que se lleva a cabo durante cientos de años. Una petición de Change.org dice, en parte:

“Las teorías homofóbicas y antifeministas [de Munilla] no se corresponden con la realidad de España, ni con la realidad de Orihuela, donde la religión, los derechos LGTB+ y la dignidad conviven en una sociedad cambiante y respetuosa entre todos sus conciudadanos.

“Por ello, como ciudadanos, queremos pedir al alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana Galiano, que cancele el acto de bienvenida del nuevo obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, siempre que éste, públicamente, no se retracte de sus palabras. o mostrar su respeto por aquellos ciudadanos (y creyentes) que hayan podido sentirse ofendidos por su orientación sexual.

“Un acto con honores y de esta tradición, no debe teñirse de radicalismo y falta de respeto. Este hombre no es digno de Orihuela. Y nosotros, como ciudadanos de Orihuela, no asistiremos a este evento”.

Bishop-SsemogererePaul Ssemogerere

En otro nombramiento, el Papa nombró al obispo Paul Ssemogerere como nuevo arzobispo de Kampala, Uganda, donde se había desempeñado como administrador apostólico desde principios de 2021. El grupo de derechos humanos 76 Crimes informó parte del historial de Ssemogerere:

“Como destacado líder de la Iglesia, Ssemwogerere hizo campaña en 2016 contra un programa de educación sexual propuesto que se iba a introducir en las escuelas de Uganda, alegando que el programa promovía la homosexualidad, que según él era contrario a la naturaleza y a las enseñanzas de la Iglesia.

“Los donantes traen dinero, ahora ese programa que trajeron está enseñando a nuestros niños la homosexualidad. Ahora está en 100 escuelas. Por favor padres; es su responsabilidad enseñar correctamente a los niños la educación sexual”, se le cita diciendo en el Uganda Observer”.

Las críticas a Ssemwogerere también provienen de Kikonyogo Kivumbi, director ejecutivo de la Asociación de Prensa de Salud y Ciencia de Uganda, quien escribe sobre el impacto negativo que tiene tener figuras anti-gay como el nuevo arzobispo en el poder:

“La Iglesia Católica en Uganda es una institución importante en el bienestar de la gente, con muchos servicios de salud, educación y otros servicios vitales bajo la iglesia. Algunos activistas LGBT temen que los servicios basados en la fe que discriminan a las personas queer puedan ponerlos en mayor riesgo de problemas de salud”.

¿Qué deben hacer los católicos LGBTQ y sus aliados con esta disonancia entre el propio estilo del Papa y sus nombramientos episcopales?

Primero, establecer expectativas siempre es útil en las discusiones católicas: estamos tratando con un ser humano encargado del cuidado de 1.340 millones de personas. El Papa Francisco no puede involucrarse personalmente en el nombramiento de cada obispo, de los cuales hay más de 5.000 en todo el mundo. Las culturas tardan años en cambiar, e incluso con el tiempo que ha tenido Francisco, la Curia se resiste fuertemente en algunos lugares. Se harán malas citas. Incluso con el mejor Papa, bajo el esquema actual, esta realidad es inevitable. Y a pesar de algunas malas decisiones, el Papa Francisco ha hecho muchos nombramientos de eclesiásticos con antecedentes LGBTQ positivos.

Pero en segundo lugar, y lo que es más importante, estos dos incidentes en España y Uganda muestran por qué los católicos y los defensores LGBTQ deben involucrarse localmente con los líderes de sus iglesias. Necesitamos ser conscientes de quién está siendo designado, cuál es su historial y dónde pueden surgir desafíos, o nuevas oportunidades para el diálogo, que requieran acción de nuestra parte. Depende del Pueblo de Dios, no solo del Papa Francisco, garantizar que nuestros pastores brinden la atención que merecemos.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 26 de enero de 2022

Fuente New Ways Ministry

Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , , , , , ,

Detenciones arbitrarias contra comunidad LGTBI en Uganda y un proyecto de ley para endurecer la represión

Sábado, 16 de octubre de 2021
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Bandera-de-UgandaContinúa la represión policial contra la comunidad LGTBI en Uganda, aunque finalmente las sentencias liberen sin cargos a los detenidos, algunos de los cuales incluso deben ser indemnizados por conculcarse sus derechos constitucionales. En dos ocasiones, la policía detuvo a sendos grupos de jóvenes en refugios para personas LGTBI tras presentarse denuncias por llevar a cabo actos homosexuales o celebrar una «boda gay». Sin embargo, los cargos finalmente presentados en ambos casos fueron los de «propagación negligente de enfermedades» por violar la normativa impuesta en la lucha contra la COVID-19, un subterfugio con el objetivo de conseguir un castigo en los tribunales ante la falta de pruebas para los delitos que perseguían. Mientras tanto, el Parlamento aprobó en primera lectura el Proyecto de Ley de Delitos Sexuales, que agrava las penas para las personas que mantengan relaciones con personas de su mismo sexo, incluyendo a las mujeres, y establece su inclusión permanente en un registro público de delincuentes sexuales. 

Uganda-denunciantes-torturasDemandantes por torturas en prisión

La primera de las redadas se produjo en la mañana del 29 de marzo de 2020, cuando la policía entró en un albergue para jóvenes LGTBI sin hogar en Kyengera, a las afueras de la capital Kampala y detuvo a los 23 jóvenes varones allí presentes. Según denuncia el Foro por la Concienciación y la Promoción de los Derechos Humanos (HRAPF), al menos dos de ellos fueron agredidos. Tras dejar en libertad a tres de los arrestados, los restantes veinte fueron puestos a disposición judicial y enviados a prisión provisional, acusados de desobediencia y de transmisión negligente de enfermedades, en aplicación de las normas de distanciamiento social impuestas por la pandemia de COVID-19 prohíben las reuniones de más de cinco personas.

Sin embargo, la actuación policial partió de las denuncias de los vecinos del barrio, que acusaban a los jóvenes de llevar a cabo actos homosexuales, ofreciendo como prueba de su acusación el «amaneramiento anormal» de los refugiados. La policía sometió a los jóvenes detenidos al «paseo de la vergüenza», al conducirles a través del barrio, a la vista de todos, hasta la comisaría de Nkonkonjeru.

Finalmente, 19 de los detenidos fueron encarcelados, sin posibilidad de conseguir un abogado debido a las restricciones por la pandemia y, por lo tanto, sin poder solicitar la libertad bajo fianza. Así permanecieron durante 50 días, en condiciones infrahumanas. Según sus abogados, cuando finalmente pudieron visitarles en la prisión para encargarse de su defensa, entre los detenidos se dieron casos de desnutrición, disentería, malaria y tifus. Tampoco se proporcionó el tratamiento necesario a los prisioneros que conviven con el VIH, no por falta de medios, sino por el criterio de las autoridades de la prisión de no dar ningún medicamento a los prisioneros VIH positivos. Dadas estas circunstancias, algunos de los jóvenes detenidos han presentado una demanda por las torturas y el trato degradante de que fueron objeto durante su permanencia en prisión.

Uganda-detenidos-liberados-mayo-2020Liberación tras 50 días

Pasados esos 50 días, un juez dictaminó la puesta en libertad sin cargos de los 19 detenidos. Además, se estableció una indemnización para cada uno de ellos de 1341 dólares (1160 euros), por habérseles impedido su derecho a un abogado y a la solicitud de libertad bajo fianza. Según el magistrado, el derecho a un «juicio justo» no puede ser conculcado y debe garantizarse incluso en situaciones de emergencia como la pandemia de la COVID-19.

Una nueva redada en un refugio LGTBI con 42 detenidos

El 31 de mayo de este 2021 se produjo en la localidad de Nansana un hecho semejante. La policía irrumpió en el albergue para jóvenes LGTBI sin hogar Happy Family Youth Uganda Limited, alegando que estaba teniendo lugar en su interior la ceremonia de una «boda gay». Según el portavoz policial, permanecían en el local un total de 38 varones y 6 mujeres, los hombres estaban maquillados y se encontraron lo que parecían regalos y también preservativos sin usar.

Uganda-detenidos-31-mayo-2021Detenidos el 31 de mayo de 2021

Se procedió a la detención de 42 de los presentes y su traslado a la comisaría de Nansana. Según denuncia HRAPF, al menos 17 de ellos fueron sometidos allí a inspecciones anales sin su consentimiento, algo considerado como una forma de tortura.

Sin embargo, ante el tribunal los cargos presentados fueron, como en el caso anterior, por violar la normativa establecida para la lucha contra la COVID-19 en cuanto al número de personas reunidas y la falta de distancia social. En concreto, la acusación fue la de «llevar a cabo un acto negligente que pueda propagar una infección o enfermedad».

En esta ocasión, los detenidos contaron desde el primer momento con la presencia de los abogados de HRAPF, que solicitaron de inmediato la libertad bajo fianza. Al ser concedida, permanecieron en prisión tan solo unos pocos días. Según declaraciones de HRAPF, el trato por parte de las autoridades de la cárcel fue correcto, quizás por temor a una nueva demanda. Sin embargo, fueron maltratados por la policía durante su detención y también por otros prisioneros, particularmente por los que se consideran líderes.

Finalmente, el 23 de septiembre tuvo lugar la audiencia en el tribunal de Nansana, tras la que se dictó sentencia absolutoria, quedando los 42 acusados definitivamente en libertad sin cargos.

Nuevo Código Penal y registro público de condenados por homosexualidad

El pasado mes de mayo, el Parlamento de Uganda aprobó el Proyecto de Ley de Delitos Sexuales, que incluye entre los actos punibles las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.

El Código Penal en vigor establece penas de prisión, que pueden llegar a la cadena perpetua, para aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El nuevo proyecto de ley especifica en su artículo 11 que los delitos punibles serán «la penetración del ano de otra persona con un órgano sexual o cualquier otro objeto» y «un acto sexual entre personas del mismo sexo». Esto supone la inclusión inequívoca de las mujeres dentro de este tipo de delitos y el fin de cualquier ambigüedad sobre el significado de «contra natura».

El texto aprobado también establece la creación de un registro permanente de delincuentes sexuales en el que se incluirán a todos los condenados por los delitos establecidos en el proyecto de ley. El registro será accesible para agencias de seguridad, compañías de seguros médicos, centros educativos, arrendadores, bancos y el público en general.

Yoweri-Museveni-presidente-UgandaYoweri Museveni,

Tras la aprobación por el Parlamento el proyecto de ley fue remitido al presidente Yoweri Museveni, para su promulgación. Sin embargo, en el mes de agosto Museveni decidió devolver el texto para su reconsideración. Según la vicepresidenta del Parlamento, Anita Among, el presidente había señalado que varios de los delitos incluidos en el proyecto de ley ya estaban sancionados por el Código Penal. Asimismo, Museveni apuntó que la Comisión de Reformas Legislativas había propuesto varias enmiendas al texto dirigidas a la Comisión de Asuntos Jurídicos y Parlamentarios que nunca fueron consideradas.

A la agrupación de colectivos de activistas LGTBI Sexual Minorities Uganda (SMUG) le preocupa que el proyecto de ley aumente el ambiente fuertemente homófobo en la sociedad ugandesa. Según SMUG, el artículo 11 vulnera los derechos y la protección de las minorías estipulados en la Constitución de la República de Uganda.

La difícil situación de la comunidad LGTBI en Uganda

La situación de las personas LGTBI en Uganda es muy complicada. Como señalábamos anteriormente, el artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión. En 2017, el Orgullo LGTBI de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTBI ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero la durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBIfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía en 2016 en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto había sido aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario. El nuevo Proyecto de Ley de Delitos Sexuales de 2021, pendiente de revisión por el Parlamento, trata de recuperar muchos de los aspectos del frustrado en 2016.

Lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTBI ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTBI a la ilegalidad.

Por fortuna, el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH.

Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. En octubre del año pasado recogíamos nuevos casos de violencia social y policial espoleada por las declaraciones de un ministro que animaban a reabrir el debate sobre la pena de muerte para las relaciones entre personas del mismo sexo.

En abril del pasado año, tras huir de Uganda, un refugiado gay se ahorcaba junto a la sede de la ACNUR en Nairobi (Kenia). Otro refugiado contaba: “Cuando eres gay en Uganda, no se te considera una persona”. Quedaba demostrado que el colectivo LGTB+ en Uganda sufre un aislamiento continuo…

En 2019, el ministro de seguridad de Uganda había llamado “terroristas” a las personas LGBT+ en un visceral ataque contra un candidato presidencial y sus partidarios. Pero, en un paso màs de esta escalada homófoba, el gobierno de Uganda anuncio que las condenas con pena de muerte volverán a ser vigentes, cinco años después de que las anularan. Según fuentes, con esto quieren frenar el aumento de relaciones sexuales no naturales del país.

En agosto, una mujer LGTBI que buscó asilo en el Reino Unido y fue deportada a Uganda -donde el sexo gay es ilegal- ha contado cómo fue perseguida y violada en grupo a causa de su sexualidad. La mujer, conocida sólo como PN, regresó al Reino Unido el lunes 5 de agosto después de que el Tribunal Supremo dictaminara que la decisión de rechazar su solicitud de asilo era ilegal.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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La policía ugandesa arresta a veinte personas en una redada en un albergue para jóvenes LGTBI sin hogar

Miércoles, 8 de abril de 2020
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uganda-1758988_960_720Represión contra la comunidad LGTBI en Uganda. La policía de este país africano ha arrestado a 23 personas en una redada en un albergue para jóvenes LGTBI sin hogar en las afueras de Kampala, agrediendo al menos a dos de ellas. Tres de los detenidos fueron puestos en libertad, mientras que los otros veinte permanecen en prisión provisional a la espera de juicio. Están acusados de vulnerar las normas de distanciamiento social impuestas por la pandemia de coronavirus, pero las autoridades tampoco descartan imputarles delitos de actos homosexuales, que están castigados con penas que pueden llegar a la cadena perpetua. Los activistas denuncian que la policía está aprovechando el miedo generado por la COVID-19 para recrudecer la persecución de la comunidad LGTBI.

Los hechos se producían en la mañana del pasado 29 de marzo. La policía hacía una redada en el albergue para jóvenes LGTBI sin hogar en Kyengera, a las afueras de la capital Kampala. 23 personas fueron detenidas y, según denuncia el Foro por la Concienciación y la Promoción de los Derechos Humanos (HRAPF), al menos dos de ellas fueron agredidas. Tras dejar en libertad a tres de los arrestados, los restantes veinte fueron puestos a disposición judicial y enviados a prisión provisional, acusados de desobediencia y de transmisión negligente de enfermedades. Las normas de distanciamiento social impuestas por la pandemia de COVID-19 prohíben las reuniones de más de cinco personas.

Las autoridades no descartan ampliar los cargos a la comisión de actos homosexuales, que en Uganda están castigados con penas que pueden llegar a la cadena perpetua. Los activistas están convencidos de que la LGTBIfobia es la verdadera motivación de la operación, que se escuda en el miedo que provoca el coronavirus para intensificar la persecución de la comunidad LGTBI y usarla una vez más como cabeza de turco.

El director de Sexual Minorities Uganda, Frank Mugisha, explica que la policía acudió al albergue tras las denuncias motivadas por la LGTBIfobia de los vecinos y lamenta que la estancia en una prisión atestada, lejos de impedir la transmisión, aumenta el riesgo de contraer COVID-19 u otras enfermedades. Los detenidos están especialmente indefensos, porque las limitaciones impuestas al transporte les impiden ejercer su derecho a la asistencia de un abogado. La vista está fijada para el próximo 29 de abril.

La difícil situación de la comunidad LGTBI en Uganda

La homosexualidad ya es ilegal en Uganda. La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía también en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto fue aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH.

Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. En octubre del año pasado recogíamos nuevos casos de violencia social y policial espoleada por las declaraciones de un ministro que animaban a reabrir el debate sobre la pena de muerte para las relaciones entre personas del mismo sexo. Y en noviembre, la policía detenía a 127 personas y acusaba a 75 después de una redada en un bar gay.

En 2017 el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

En octubre de 2019, el ministro de seguridad de Uganda había llamado “terroristas” a las personas LGBT+ en un visceral ataque contra un candidato presidencial y sus partidarios. Pero, en un paso màs de esta escalada homófoba, la semana pasada, el gobierno de Uganda anuncio que las condenas con pena de muerte volverán a ser vigentes, cinco años después de que las anularan. Según fuentes, con esto quieren frenar el aumento de relaciones sexuales no naturales del país.

En agosto del año pasado, una mujer LGTBI que buscó asilo en el Reino Unido y fue deportada a Uganda -donde el sexo gay es ilegal- ha contado cómo fue perseguida y violada en grupo a causa de su sexualidad. La mujer, conocida sólo como PN, regresó al Reino Unido el lunes 5 de agosto después de que el Tribunal Supremo dictaminara que la decisión de rechazar su solicitud de asilo era ilegal.

Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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La policía ugandesa detiene a dieciséis personas acusadas de homosexualidad, en pleno recrudecimiento de la violencia LGTBfoba

Martes, 29 de octubre de 2019
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uganda-1758988_960_720La persecución LGTBfoba se recrudece en Uganda. El anuncio de un ministro de reabrir el debate sobre la pena de muerte para las relaciones entre personas del mismo sexo ha desatado una oleada de violencia, que se ha saldado con numerosos miembros de la comunidad heridos o arrestados y al menos uno asesinado. En la última redada de la que se tiene constancia, la policía detuvo a dieciséis personas acusadas de homosexualidad, que fueron sometidas a la tortura de los exámenes anales y posteriormente puestas en libertad. El Parlamento Europeo ha aprobado una resolución expresando su preocupación por la situación.

El pasado agosto, el Gobierno volvía a poner en el punto de mira a la comunidad LGTBI ugandesa, una de las más perseguidas de África. Se relanzó entonces la posibilidad de reformar el código penal para castigar con la pena de muerte las relaciones homosexuales, una brutal medida que ya se intentó implementar en 2013. Un defecto de forma provocó su anulación por el Tribunal Constitucional del país, pero la legislación sigue castigando los delitos «contra natura» con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua.

El pasado 11 de octubre, el ministro de Ética e Integridad Simon Lokodo anunciaba que antes de fin de año se aprobaría una reforma para implantar la pena capital para las relaciones entre personas del mismo sexo y cárcel para la «propaganda homosexual». Aunque el Gobierno desmintió el plan, uno de los diputados que apoya la medida afirmó que la presentaría de todas formas en el Parlamento a título particular.

La atmósfera de renovada hostilidad social e institucional contra la comunidad LGTBI se ha traducido en un aumento de las agresiones homófobas y tránsfobas. Al menos una de ellas se ha saldado con una víctima mortal, la del activista Brian Wasswa, que murió en el hospital un día después de recibir una brutal paliza en su propio domicilio. Ocurría a principios de este mes. Pocos días después, dos mujeres trans eran salvajemente golpeadas a la salida de una discoteca. Los autores divulgaron vídeos de la agresión por las redes sociales.

La lista no acaba aquí: recientemente también se producía una agresión por parte de un oftalmólogo a una paciente lesbiana, con la que sospechaba que su hija mantenía una relación. La víctima sufre una fractura craneal grave tras ser golpeada con una barra de hierro. El domingo pasado, otra turba homófoba atacaba un centro de acogida para refugiados LGTBI en Kampala, la capital del país, provocando heridas graves a uno de los residentes. La organización avisó a la policía, que en lugar de proteger a las víctimas del ataque, arrestó a dieciséis personas que fueron acusadas de crímenes «contra natura»

Los activistas denuncian que los detenidos fueron sometidos a exámenes anales, unas prácticas consideradas tortura, para determinar si habían mantenido relaciones homosexuales. Como prueba de los presuntos delitos, se incautaron de preservativos, lubricantes y medicación antirretroviral. Los arrestados fueron puestos en libertad bajo fianza el pasado jueves, aunque la investigación policial sigue abierta.

La gravedad de la situación ha llegado hasta el Parlamento Europeo. La cámara aprobaba el pasado jueves una resolución para pedir a Uganda que no endurezca el código penal y que revise las leyes que criminalizan la homosexualidad. El texto salió adelante con 521 votos a favor, cuatro en contra y 110 abstenciones, entre ellas las de los tres eurodiputados de Vox. El resto de eurodiputados españoles presentes apoyó la resolución.

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión. El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero la durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía en 2016 en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto había sido aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos.

Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.. Los nuevos casos que recogemos ahora son una muestra de que la violencia social no solo sigue muy presente, sino que incluso se recrudece al calor de la hostilidad institucional.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas

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Activistas LGTB ugandeses plantan cara para celebrar el Orgullo 2018

Jueves, 5 de abril de 2018
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uganda-1758988_960_720Las organizaciones LGTB de Uganda tienen la esperanza de poder celebrar este año 2018 actos para conmemorar el Orgullo, tras dos años consecutivos en los que dicha celebración ha sido reprimida por las autoridades. Si lo consiguen, sería la primera celebración del Orgullo en dicho país desde el año 2015.

En 2016 el evento fue brutalmente reprimido. Dotaciones de policía irrumpieron en un local donde tenía lugar una de las celebraciones, agredieron a los asistentes y detuvo a varios activistas. Un joven sufrió heridas graves al intentar escapar. Frank Mugisha, director ejecutivo de Sexual Minorities Uganda, fue detenido junto con otros activistas. El Orgullo 2017 tampoco pudo llevarse a cabo: las amenazas por parte de Simon Lokodo, ministro de Ética e Integridad, obligó a sus organizadores a cancelarlo. Lokodo amenazó a los participantes con detenciones masivas e incluso agresiones físicas. De hecho, no ha sido este el único evento LGTB cuya celebración ha sido impedida o reprimida en los últimos años. También lo han sido, por ejemplo, el Festival Internacional de Cine Queer de Kampala 2017 y un evento de sensibilización sobre el VIH que había de tener lugar el pasado febrero.

No obstante, Isaac Mugisha -coordinador de Pride Uganda- tiene una visión optimista respecto al Orgullo de este año. “La situación ahora es muy diferente a la de los años anteriores. Por aquel entonces, solo contábamos con unos pocos activistas LGBT. Ahora nos encontramos con cientos de personas que quieren celebrar el Orgullo”, ha declarado. Mugisha afirma que el objetivo prioritario es construir puentes con aliados entre la población heterosexual, continuar el diálogo con los cuerpos policiales para evitar redadas durante las celebraciones de este año e incluso buscar apoyo institucional. Según Mugisha, el ministro Lokodo está cada vez más aislado en su discurso LGTBIfóbico.

Sí parece que el colectivo LGTB de Uganda cuenta ahora con aliados entre el resto de la población. De hecho, diversos locales de la capital del país, Kampala, han manifestado su intención de facilitar la organización del Orgullo de este 2018. Según Mugisha, el objetivo es conseguir más de estos aliados. Los activistas ugandeses llevan tiempo tratando de facilitar el entendimiento hacia la comunidad LGBT por parte del resto de la población e instituciones, entre ellas la policía y la judicatura.

No obstante, a pesar de los esfuerzos para sensibilizar a las instituciones del Estado, aún persiste mucha discriminación y represión hacia las personas LGTB en Uganda. Actualmente, los actos sexuales entre personas del mismo sexo son castigados con penas de cárcel, que pueden llegar incluso a la cadena perpetua. No obstante, los autores del “delito” deben ser sorprendidos en el acto, aunque desde el activismo se ha venido denunciando la práctica de los exámenes anales por parte de la policía ugandesa para establecer la “culpabilidad” de un acusado de homosexualidad.

La “ley anti-homosexualidad” de 2014: un punto de inflexión

presidente-uganda-castiga-homosexualidad-perpetua_ediima20140224_0627_4Un importante punto de inflexión para el colectivo LGTB ugandés fue, irónicamente, la aprobación de la “ley anti-homosexualidada finales de 2013, posteriormente anulada por la Corte Constitucional. Dicha ley, cuyo borrador inicial incluía la pena de muerte, ampliaba las actividades sujetas a persecución y prohibía también la denominada “promoción de la homosexualidad”, lo que hacía virtualmente imposible la existencia de organizaciones que defendiesen los derechos de las personas homosexuales. La ley castigaba incluso a aquellos que conociendo la existencia de una relación homosexual no la denunciasen a las autoridades.

Según afirma Mugisha, la aprobación de dicha ley trajo cambios positivos: “fue el momento en que la población ugandesa se dio cuenta de que las personas LGBT existían. Hasta entonces, creían que era algo occidental, pero el gobierno aprobaba una ley sobre personas que, según el propio gobierno, no existían”.

Dicha ley fue anulada al cabo de pocos meses por la Corte Constitucional de Uganda por un defecto de forma, pero la consciencia ya había despertado entre el colectivo LGTB del país. Según Mugisha, esta ley “hizo que mucha gente abriera su mente respecto al tema. Muchas personas LGBT salieron del armario, bares de ambiente se abrían en Kampala. La gente se volvió valiente. Algunos abogados nos defendían, la comunidad internacional enfureció”. Algo había cambiado en la sociedad ugandesa, y las personas LGTB no querían echarse atrás.

Objetivo: Orgullo 2018

Los activistas LGTB ugandeses buscan ahora plantar cara a la ley de orden público de 2013, que es la que se ha utilizado en ocasiones anteriores para reprimir las marchas del Orgullo, pero también a la ley que prohíbe de facto la libertad de expresión y asociación del colectivo LGTB, a través de la disolución forzosa de todas las organizaciones que luchen por los derechos del colectivo.

Mugisha cree que el apoyo de la comunidad internacional es imprescindible, pero también apunta a que el cambio debe venir de los propios ugandeses. La presión exterior, aunque necesaria, debe ser moderada e ir acompañada de cambios internos, para evitar causar más daño a las personas LGTB que se encuentran en el país.

El objetivo de los valientes activistas LGTB ugandeses no es simplemente poder celebrar una fiesta. Quieren que la celebración del Orgullo sea un auténtico revulsivo que sirva para cambiar la situación a largo plazo, mejorando las vidas de las personas no heterosexuales y de las personas trans en Uganda.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que “tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona”. El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan “prácticas indecentes” se castigan con hasta siete años de prisión.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía en 2016 en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014. La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario. Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación.

En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna, el año pasado el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como “inmorales o socialmente inaceptables, la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas

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Manchester rechaza asilo a refugiado de Uganda porque no puede demostrar que es gay

Miércoles, 15 de marzo de 2017
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abbey-kyeyuneAbbey Kyeyune es un refugiado de Uganda que había pedido asilo en el Reino Unido por ser homosexual, que se castiga con cadena perpetua en su país de origen, pero ahora se enfrenta a la deportación después de que no haya podido demostrar cuál es su orientación sexual. 

Abbey Kyeyune vive en Manchester desde 2014, cuando solicitara asilo tras huir de Uganda, su país de origen. Su familia se pone violenta con él tras descubrir que está manteniendo una relación homosexual y huye del país al emitirse una orden de detención en su contra. Posteriormente descubriría que habían detenido a su pareja y ahora es el quien se enfrenta a la deportación, este lunes, 13 de enero, al no haber demostrado suficientemente que es homosexual, según las autoridades de Manchester.

Detenido actualmente en Campsfield House, Kyeyune sostiene que no puede volver con su familia en Kampala, porque está convencido de que le matarán, ni tiene amigos que puedan acogerle en Uganda. «He sido muy feliz en Manchester. Tengo muchos amigos aquí y he ido mucho a la iglesia», declara Kyeyune. Un jugador de futbol, Andrew Nagbe, se enfrentaba a la misma amenaza de demostrar su homosexualidad cuando varios agentes de inmigración los detenían en el Orgullo de Estocolmo, teniendo que demostrar su homosexualidad si quería evitar su deportación a Liberia.

El Ministerio de Interior del Reino Unido publicaba recientemente una guía sobre las solicitudes de asilo de personas del colectivo LGBT prohibiendo preguntas «detalladas sobre prácticas sexuales» o solicitudes de «pruebas sexualmente explicitas», antes de que algunos funcionarios hubieran llegado a la errónea conclusión de que una mujer no podría ser lesbiana si tenía hijos o que un hombre bisexual se sintiera coaccionado a presentar fotografías íntimas para contribuir a la aprobación de su caso. El Ministerio del Interior habría sido fuertemente criticado al sugerir que los hombres gays que eran deportados a países como Afganistán, podrían vivir seguros si «fingían ser heterosexuales». La entrevista de Kyeyune en el Ministerio del Interior tuvo lugar antes de que esta guía entrara en vigor.

«Cuando empezó a asistir a las reuniones, estaba un poco callado y sumiso. Creo que, por la forma en que lo habían tratado en su casa, le resultaba difícil superar el choque de tener que huir. Pero creo que simplemente necesitaba conocer gente como él. Y tuve la sensación de que realmente estaba llegando a un acuerdo con la situación, y disfrutar de ser un hombre gay entre otros hombres gay», explica Philip Jones, que dirige un grupo de apoyo a refugiados del colectivo LGBT que han pedido asilo en Manchester, que había iniciado una campaña en favor de Kyeyune y sostiene que tiene una amplia red de personas que le apoyan.

«Los solicitantes de asilo LGBT se encuentran en la imposible posición de tratar de ‘probar’ su sexualidad (…). Pídale a cualquier persona LGBT nacida en el Reino Unido que recuerde los nombres de todas las personas con las que se ha acostado y las fechas, describa exactamente el proceso de darse cuenta de que usted es LGBT… es una prueba de responsabilidad que nadie puede afrontar, menos todavía si sufres un trauma severo y abusos debido a tu sexualidad. La verdad es que, especialmente después de Brexit, el objetivo parece ser la disminución de los números de inmigración. Eso significa deportar tantas personas como sea posible tan pronto como sea posible. Los encargados de la toma de decisiones ven su trabajo no como ayudar a alguien a contar una historia difícil, sino conseguir que esa persona se vuelva, encontrar los errores, ponerlos ansiosos y, finalmente, decir que no», declara Karen Doyle, portavoz de Movement for Justice, un grupo de defensa de los derechos de los refugiados.

«El Reino Unido está orgulloso de su tradición de proporcionar asilo a aquellos que lo necesitan, y cada caso se considera cuidadosamente por sus méritos individuales. Cuando la gente establece una necesidad genuina de protección o un miedo fundado en la persecución, el asilo será concedido. Si se descubre que alguien no necesita nuestra protección, esperamos que salga voluntariamente del país. Donde no lo hagan, trataremos de hacer cumplir su salida», declara un portavoz del Ministerio del Interior.

Fuente Independent, vía Universogay

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Uganda planea iniciar un programa de terapias de conversión para homosexuales

Viernes, 12 de agosto de 2016
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Simon-LokodoSimon Lokodo

Días después de una violenta redada a un evento del Orgullo de Uganda, que llevaría a la cancelación de las demás actividades previstas, incluido el desfile, el gobierno de Uganda estaría iniciando un programa de terapias de conversión que sería obligatorio para todos los homosexuales.

Un exsacerdote católico, Simon Lokodo, actual ministro de ética e integridad del gobierno de Uganda, confirma a los medios de comunicación que estarían preparando una terapia de conversión para homosexuales, «un programa para rehabilitar a los miembros de la comunidad LGTB con el propósito definitivo de proporcionarles la oportunidad de llevar una vida normal de nuevo».

Uganda es uno de los 36 países africanos en los que el sexo entre personas del mismo sexo es ilegal. El jueves pasado, 4 de agosto, la policía irrumpe con violencia en un evento en el que se celebra la elección de Mr. y Miss Orgullo de Uganda 2016, en el Venom Club de Kampala, arrestando entre 15 y 20 personas. Otras actividades se habían celebrado con anterioridad esa misma semana sin que hubiera ningún tipo de incidente o altercado, el celo de la policía se debió a que les habían informado erróneamente de que en el interior del recinto se estaba llevando a cabo una peligrosa «boda gay».

Ante la amenaza del gobierno de arrestar a cualquier persona que participara en los eventos previstos para el fin de semana con motivo del orgullo LGTB, la organización optaba por su cancelación. Según Lokodo, el gobierno va a continuar actuando contra las actividades públicas relacionadas con el colectivo LGTB, señalando que se trata de actividades organizadas «con la influencia de algunas fuerzas extranjeras». En 2009, un político ugandés presentó un proyecto de ley que recomienda la pena de muerte para algunos actos homosexuales, alegando que quiere proteger a los niños. La condena internacional no se hizo esperar, lo que no impidió que se aprobara una ley menos severa, aunque fue rechazada por un tribunal por ser anticonstitucional.

El propio Lokodo tiene un largo historial de incidentes por utilizar su posición para llevar a cabo redadas extrajudiciales con el pretexto de eliminar las ONGs extrajeras y otras fuerzas que actúan supuestamente contra Uganda. En realidad, la amenaza de las libertades civiles del país africano no sólo afecta a la comunidad LGTB, sino a cualquiera que se muestre crítico con las políticas del gobierno, pero las minorías desfavorecidas, como los homosexuales, los bisexuales y los transexuales, siguen siendo uno de los grupos más vulnerables. A pesar de las declaraciones de Lokodo, el activista gay Frank Mugisha, que estuvo entre los detenidos de la redada del jueves, anima a la comunidad LGTB a continuar organizando reuniones y «eventos públicos o privados como cualquier otro ugandés».

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El Orgullo Gay de Uganda, aplazado tras amenazas del Gobierno

Martes, 9 de agosto de 2016
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28064_represion-violenta-manifestacion-ugandaLos organizadores de la Gay Pride de Kampala anunciaron el viernes el “aplazamiento” del evento y afirmaron que el ministro de la Ética de Uganda, país notoriamente homófobo, había amenazado con detener a todos los participantes.

Estamos habituados a relacionar el Orgullo LGTB con lo lúdico. Como un evento activista y concienciado que está envuelto en festividad y alegría. Una concepción que compartimos con otros países occidentales pero que está a años luz de como se vive en otras regiones donde el Orgullo LGTB se relaciona con agresiones, prohibición y silencio. Este es el caso de países como Rusia, Turquía, Serbia… y Uganda donde este pasado fin de semana la celebración del Orgullo LGTB ha terminado con quince detenidos.

Como ya publicamos el pasado sábado, el intento de celebración el Gay Pride en la capital ugandesa ha vuelto a sufrir un nuevo revés. Después de que el pasado viernes una veintena de personas que asistían a un desfile de moda fueran detenidas, la organización de este acto reivindicativo han tenido que aplazar, sin apuntar a ninguna otra fecha futura . La celebración del Orgullo LGTB de Uganda ha terminado con fuertes medidas policiales. Los cuerpos de seguridad ugandeses han arruinado el evento al detener durante una redada en un club nocturno a quince personas a las que han acusado de reunirse de forma clandestina para promover la homosexualidad. En Uganda, donde la homosexualidad todavía es ilegal, la celebración del Orgullo ha terminado una vez más con varios activistas entre rejas. Así lo ha declarado Clare Byaruhanga, activista LGTB, que ha declarado a la agencia Reuters que la policía del país entró por la fuerza en una fiesta que se estaba celebrando en un club de Kampala y ha acusado a los organizadores del evento de promover la homosexualidad. Las fuerzas de seguridad trasladaron a los detenidos a una Comisaría cercana al club, donde pasaron unas dos horas retenidos hasta que fueron puestos en libertad sin cargos. Sin embargo, Byaruhanga ha denunciado que los quince arrestados sufrieron insultos y burlas durante la detención, y que el personal de seguridad intentó “averiguar si los individuos transgénero eran realmente mujeres u hombres en un proceso que fue muy degradante”.

orgullo_gay_ugandaEl pasado jueves, 4 de agosto por la noche durante el tercer día de celebración del Orgullo LGTB ugandés, la policía interrumpió la celebración del Orgullo LGTB en Kampala, la capital ugandesa, llevando a cabo una redada en el Club Venom. El evento que tenía lugar en ese momento era la coronación de Mr./Ms./Mx. Uganda Pride, el cual fue interrumpido por la redada de la policía. Los asistentes permanecieron retenidos en el local durante aproximadamente hora y media, tiempo durante el cual fueron golpeados y sometidos a humillaciones. Además, se les hicieron fotografías y se les amenazó con difundirlas públicamente (algo que ya ha sucedido en ocasiones anteriores en ese país, como cuando acción el tabloide Red Pepper dio a conocer 200 nombres de personas LGTB o que apoyaban sus derechos). Algunos testigos aseguran que el trato fue mucho más cruel hacia las personas transexuales. La tensión del momento fue tal que un joven saltó desde un sexto piso con la intención de escapar de la policía. Se encuentra hospitalizado en estado grave.

Al menos 16 personas fueron finalmente detenidas y llevadas a comisaría. Entre los detenidos se encuentran activistas del país como Frank Mugisha y Pepe Julian Onziema, dirigentes de la organización Sexual Minorities Uganda (SMUG) y Clare Byarugaba de Chapter Four Uganda, organización ugandesa a favor de los derechos humanos que lucha contra de la legislación homófoba del país.  Entrada la noche, alrededor de la 1:20 de la madrugada, los detenidos fueron puestos en libertad sin cargos.

Varias organizaciones de derechos humanos, como Human Rigths Watch, han denunciado estas actuaciones policiales, mostrando que los cuerpos de seguridad están para proteger el derecho a la asociación pacífica y asamblea de cualquier ciudadano, y no para violar estos derechos. Por su parte, la policía se defiende alegando que no se les había informado de la celebración de este acto y que creían que se estaba celebrando una boda homosexual, lo cual violaría las leyes homófobas del país. Los organizadores del evento aseguran que sí se les había informado debidamente, al igual que de los actos celebrados en días anteriores, en los que no tuvo lugar ningún tipo de incidente.

“En tanto que comité, decidimos postergar los eventos restantes”, previstos el sábado y domingo, indicaron los organizadores, que se mostraron optimistas acerca de las actuales negociaciones con “altos responsables del gobierno”. “Comunicaremos las nuevas fechas en cuanto hayan concluido las negociaciones”, precisaron.

La decisión fue adoptada después de una reunión del abogado de los organizadores, Nicholas Opiyo, con el ministro de la Ética, Simon Lokodo, y un representante de la policía.

31804_uganda-pride-2015El letrado aseguró que el ministro ordenó la anulación de las actividades y les advirtió de que si se celebraban la policía detendría a todos los participantes y serían movilizados ciudadanos para “defender los valores morales de Uganda”.

El ministro, que no reaccionó por el momento a estas afirmaciones, habría declarado que “si los participantes fueran golpeados, ellos tendrían toda la culpa”, según Opiyo.

La homofobia está muy extendida en Uganda. Acosos e intimidaciones a los homosexuales son corrientes en este país donde se desarrolla un cristianismo evangelista muy beligerante contra el movimiento LGBT.

La comunidad internacional ha vertido duras críticas al endurecimiento de las políticas en el país. Y es que Uganda ha aprobado una ley antigay que incluye la cadena perpetua como una de las penas establecidas para impedir la homosexualidad. Sin embargo, el Tribunal Constitución derogó la legislación alegando dificultades legales.

A pesar de las amenazas de los parlamentarios, que han advertido de que la ley podría volver a ser aprobada, los analistas han indicado a Reuters que la presión ejercida por la comunidad internacional frenará cualquier propuesta similar. 

Una comunidad que no se puede esconder entre excusas y subterfugios. Es el momento de estar a la altura de las circunstancias.

Uganda, donde las relaciones llamadas “contra natura” son castigadas con cadena perpetua por una ley de la época de la colonización británica, adoptó en diciembre de 2013 una nueva legislación que reprime sobre todo la “promoción de la homosexualidad” y vuelve obligatoria la denuncia de homosexuales.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Agencias/Cáscara amarga/Dosmanzanas/Redacción Chueca

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La policía irrumpe en el Orgullo Gay de Uganda

Sábado, 6 de agosto de 2016
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pridelogoMás de 20 personas asistentes a un desfile de moda fueron detenidas y llevadas a comisaría, alguna de ellas denuncia que fueron abofeteadas.

La policía de Uganda irrumpió en un acto del orgullo gay en la capital del país y detuvo brevemente a un destacado activista de los derechos de los homosexuales y a algunos de sus compañeros, según dijo el líder activista el viernes.

Frank Mugisha explicó que él y otra veintena de personas que asistía a un desfile de moda en un club nocturno de Kampala el jueves por la noche fueron detenidas y llevadas a comisaría para un interrogatorio.

Fueron liberados unas dos horas después sin cargos, dijo Mugisha, aunque algunos dijeron que los agentes los habían abofeteado.

Un hombre que intentó escapar del arresto se lesionó cuando trataba de saltar para ponerse a salvo, añadió. Patrick Onyango, portavoz de la policía de Uganda, confirmó las detenciones pero no dio más detalles.

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La homosexualidad es ilegal en Uganda, según una ley de la era colonial que prohíbe los actos sexuales “contra el orden natural”.

Fuente Agencias/Cáscara Amarga

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La presidenta del Parlamento de Uganda anima a reintroducir la infame ley homófoba que el Constitucional anuló por defecto de forma

Sábado, 23 de abril de 2016
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uganda_speaker_of_parliament_defends_right_to_oppress_gaysLa pesadilla homófoba en Uganda podría regresar. Rebecca Kadaga, la presidenta del Parlamento, se ha mostrado partidaria de volver a tramitar la ley que endurecía el trato penal a las personas homosexuales y que fue anulada por el Tribunal Constitucional de ese país por defecto de forma. Kadaga fue una de sus mayores defensoras y llegó a calificar la brutal ley de regalo de Navidad a su pueblo.

El texto aprobado por el Parlamento ugandés en diciembre de 2013 y ratificado dos meses después por el presidente Yoweri Museveni, preveía penas de hasta cadena perpetua para las personas LGTB y quienes los apoyaran. En agosto de 2014, sin embargo, el Constitucional anulaba la medida, aunque no se pronunció sobre el fondo de la cuestión y se limitó a considerar que en la votación del texto por el pleno del Parlamento, este no disponía del quórum necesario (al menos un tercio de los diputados electos). El fallo, conviene precisar, no supuso la despenalización de las relaciones homosexuales en Uganda, ya ilegales en el marco jurídico anterior.

Nada más conocerse la sentencia, un grupo de representantes comenzó a organizarse para forzar una nueva votación de la ley homófoba en el menor tiempo posible. El proyecto, en cualquier caso, debería ser sometido a una nueva tramitación completa para no volver a ser tumbado. En este tiempo, el Parlamento ha discutido y aprobado una ley que permite al Gobierno prohibir o disolver cualquier ONG, entre ellas las que defienden los derechos LGTB o luchan contra la propagación del VIH.

Pero parece que esta medida no es suficientemente represiva para Kadaga, quien ha reabierto el debate sobre la anulada ley homófoba. La presidenta de la cámara se ha mostrado decidida, en una entrevista, a promover su tramitación si se presenta de nuevo ante el Parlamento. Si efectivamente empezara una nueva discusión del asunto, sería posible para el presidente Yoweri Museveni (que amagó en su momento con vetar la ley aunque al final optó por sumarse a la corriente homófoba) detener el proceso por medio del ministerio de Hacienda, que en este caso solo tendría que emitir un dictamen negativo de impacto fiscal para que el proyecto no prosperara. Museveni se ahorraría así más complicaciones con los países donantes de ayuda al desarrollo, entre ellos Estados Unidos.

Absuelto el entrenador de fútbol acusado de sodomía

Sin salir de Uganda, esta semana también hemos conocido la resolución de un caso que habíamos recogido en dosmanzanas. Chris Mubiru, exentrenador del equipo de fútbol Sports Club Villa de Kampala, ha sido absuelto de los cargos de sodomía que pesaban sobre él. El asunto se remonta a 2012, cuando el infame tabloide Red Pepper publicó unas fotografías de Mubiru manteniendo supuestamente relaciones sexuales con uno de sus jugadores. Bajo el titular “Smoked Out” (“Al descubierto”), el tabloide se jactaba en portada de haber “pillado” al entrenador “sodomizando a jugadores”. En el interior, más imágenes con textos describiendo las escenas de la forma más homófoba, destinados claramente a incendiar la opinión pública.

Un año más tarde de la aparición de las fotos en Red Pepper, Mubiru fue detenido y comenzaba el proceso por “conocimiento carnal” del futbolista Emmanuel Nyanzi. El entrenador habría sido además sometido a la tortura de los “exámenes anales” para determinar su posible homosexualidad. En septiembre de 2015, un tribunal de Kampala lo encontró culpable de sodomía y lo sentenció a 10 años de prisión y al pago de una multa. Ahora, el Tribunal Supremo ha revocado la sentencia original por falta de pruebas de que se hubiera producido penetración anal.

Fuente Dosmanzanas

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La activista ugandesa Kasha Nabagesera, premiada con el Nobel alternativo

Jueves, 8 de octubre de 2015
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1394304005_679519_1394304618_noticia_normalLa activista LGTBI ugandesa Kasha Nabagesera ha sido galardonada con el premio Right Livelihood 2015. El jurado destacó “su valentía y persistencia, a pesar de la violencia y la intimidación, en trabajar por el derecho de gais y lesbianas a una vida libre de prejuicios y persecuciones“, en un acto celebrado este jueves en Estocolmo. La ceremonia de entrega se celebrará el próximo 30 de noviembre en el Parlamento sueco.

Kasha Jacqueline Nabagesera nació en Kampala, capital de Uganda, hace 35 años. Fue expulsada de varias escuelas, y a punto estuvo de serlo de la universidad en la que estudiaba para ser contable en 2002, por su condición de mujer lesbiana. Este incidente la motivó a convertirse en una activista de derechos humanos a los veintiún años y, tras varios cursos de derecho internacional en derechos humanos y una pasantía en una organización LGTBI sudafricana, decidió fundar la ONG Freedom and Roam Uganda (FARUG) en 2003. Después de diez años al frente de la organización, Nabagesera decidió dejar el cargo de Directora Ejecutiva de FARUG para centrar sus esfuerzos en la construcción y promoción de la comunidad LGTBI.

Desde que comenzase su andadura en el activismo, Nabagesera ha participado en diversos encuentros y congresos internacionales, hablando de la difícil situación que viven en su país las personas LGTBI. Su labor le ha reportado reconocimiento y diversos galardones. Pero también le ha traído más de un quebradero de cabeza. Sin ir más lejos, tras participar en el Foro Social Mundial de Nairobi 2007, fue acosada y amenazada en varias ocasiones. Sin desanimarse, continuó su lucha por la aceptación del colectivo LGTBI en su país. En 2011 recibió el Premio Martin Ennals de Derechos Humanos, y en 2013 logró el Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg.

Nabagesera ha sufrido agresiones verbales y físicas en multitud de ocasiones, lo que le obliga a ocultar su rostro y esconderse con frecuencia. Estos días, apenas puede salir de casa pero, a pesar de ello, se muestra optimista y ve el lado positivo de esta situación: la gente ya no puede negar la existencia de gais y lesbianas en Uganda. “Estoy muy, muy esperanzada con el movimiento en Uganda. Incluso cuando algunos se van, otros vienen a bordo”, señala. La activista ugandesa tiene pensado seguir viajando por toda África, como embajadora de una nueva confianza dentro del movimiento LGTBI: “el reto está ahí, pero también registramos algunos éxitos que nos mantienen en la lucha”, dice. Cabe recordar que las relaciones homosexuales son ilegales en Uganda, país donde además reina una fuerte homofobia social.

Activismo y batalla judicial

Nabagesera es una de las pocas activistas en Uganda que ha participado en el proceso judicial para avanzar en los derechos de la comunidad LGTBI. Cuando un tabloide ugandés publicó los nombres y fotos de supuestos gais y lesbianas, ella fue una de las tres personas que denunció al periódico ante los tribunales y ganó el juicio. Y no solo eso. Cuando en 2012 el Ministro de Ética cerró un taller en el que participaban varias organizaciones LGBTI, con la excusa de que tales reuniones eran ilegales, Nabagesera formó parte del grupo que demandó al ministro por violar su libertad de reunión. Este y otros episodios contribuyeron a cambiar la opinión pública de una parte de la sociedad ugandesa, que comenzó a tomar conciencia de que las personas homosexuales también poseen derechos constitucionales. La activista es también miembro del Comité directivo de la Civil Society Coalition on Human Rights and Constitutional Law, que engloba a más de sesenta organizaciones ugandesas que colaboran para detener el progreso de la ley antigay vigente en el país.

En agosto de 2014, nos hacíamos eco de la decisión del Tribunal Constitucional de Uganda de anular la ley aprobada en diciembre del año anterior por el Parlamento de ese país y que endurecía el trato penal a las personas homosexuales, con penas que pueden llegar a la cadena perpetua, y castiga a las personas y organizaciones que les presten ayuda o soporte. Nabagesera fue una de las diez personas que presentaron una petición contra esa ley.

Pero además, Nabagesera decidió vengarse de la cruzada antigay llevada a cabo en su país en los últimos cuatro años, a través de varios medios de comunicación locales que contribuyeron a la intimidación y el acoso de las personas LGTBI, proporcionando sus datos personales y avergonzándoles. Por ello, a finales de 2014 decidió contraatacar lanzando Bombastic, una nueva revista de 72 páginas publicada y distribuida de forma privada. En ella, se pueden encontrar ensayos, historias personales y poemas escritos por gays, lesbianas, bisexuales y transexuales ugandeses, algunos de ellos utilizando seudónimos. La creación de la revista ha permitido a la activista poder sentarse y dialogar con funcionarios del gobierno. Nabagesera también ha puesto en marcha una web, Kuchutimes, donde se ofrece información y acceso a la revista.

Premios Nobel: activistas LGTB no, homófobos sí

Resulta, cuando menos llamativo, que en toda su historia el Premio Nobel de la Paz “oficial” jamás haya sido concedido a alguien que luche en favor de los derechos de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales. En cambio, sí ha premiado a homófobos, como el ex presidente de Polonia Lech Wałęsa, ganador del Nobel en 1983 y que en una entrevista concedida en 2013 no dudaba en afirmar que los diputados homosexuales debían sentarse “en la última fila, e incluso más allá, al otro lado de la pared”. Para rematar, Wałęsa añadió que era “de la vieja escuela” y que no pensaba cambiar. “Entiendo que hay gente diferente, diferentes orientaciones y que tienen derecho a su identidad. Pero que no cambien el orden establecido desde hace siglos. No quiero ni oír hablar de eso. Que lo hagan entre ellos y que nos dejen en paz a mí y a mis nietos”, añadía. Y en 2011 una de las ganadoras del Nobel de la Paz fue la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, que solo unos meses después se posicionó en contra de la despenalización de la homosexualidad en su país, declaraciones que luego matizó.

Este año, las apuestas señalan a Angela Merkel como una de las grandes favoritas al Nobel de la Paz, por su gestión en la crisis de refugiados. La canciller alemana ha manifestado públicamente su posición contraria a la adopción homoparental y al matrimonio igualitario. “Para mí el matrimonio es entre hombre y mujer”, ha señalado en más de una ocasión.

Fuente Dosmanzanas

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Amama Mbabazi, candidato presidencial en Uganda respalda derechos homosexuales

Sábado, 25 de julio de 2015
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slideamKAMPALA. – En un momento histórico, Amama Mbabazi se ha convertido en el primer candidato presidencial ugandés en decir abiertamente que se opone a la homofobia.

El actual primer ministro, que lanzó su campaña el mes pasado para ser nombrado Presidente en 2016, ha conmocionado a la opinión pública diciendo que la gente gay, no son “la amenaza más grande”.

Activistas por los derechos LGBT+ han aclamado como uno de los momentos más significativos del progreso que Uganda ha visto en años.

En una entrevista televisiva que se transmitió la mañana de ayer, Mbabazi dijo:

“Estoy en contra de la homofobia. Aunque creo que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, la homosexualidad no es algo nuevo. Yo he dicho muy claramente que no debe existir ningún tipo de discriminación y no es la mayor amenaza ahora en el país”.

Su declaración ha causado una profunda división entre el público en Uganda, con algunos diciendo que es justo que las personas LGBT+ no sean perseguidas mientras que otros dicen que no podrían apoyarlo debido a esta misma cuestión. Algunos incluso se preguntaban si Mbabazi ha recibido fondos de los americanos para financiar su campaña.

Con información de gaystarnews.com

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Alemania amenaza con expulsar a dos refugiados ugandeses, uno gay y otra lesbiana, argumentando que Uganda “ya los protege”

Martes, 17 de febrero de 2015
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media.media.55f9edf7-f957-404a-b3a9-b3aaed5e5fab.normalizedUna noticia indignante  que nos llega de Alemania. Kyabangi y Sekulima, dos jóvenes homosexuales procedentes de Uganda y que llevan cerca de cuatro años viviendo en Múnich, podrían ser expulsados después de que sus solicitudes de asilo hayan sido denegadas. ¿El motivo? Que las autoridades alemanas consideran, contra toda evidencia de la espantosa realidad que viven las personas LGTB, que el Gobierno ugandés protege a las personas LGTB.

Las historias de estos dos refugiados son similares, en su dureza, a las de muchos jóvenes LGTB en Uganda. Kyabangi, de 35 años, nació en una localidad cercana a Kampala. Su primera novia fue asesinada en plena calle, solo por ser lesbiana. Para evitar un matrimonio forzoso exigido por la mayoría de su entorno social y familiar, la joven huyó a la capital ugandesa. Allí, tras un periodo breve de calma, su homosexualidad salió a la luz y comenzó la pesadilla: chantajes, pérdida de su negocio y su domicilio y la humillación de encontrarse su imagen por todo el barrio impresa en panfletos con su nombre y la palabra “sodomía”. Gracias a la ayuda de una comunidad religiosa, Kyabangi consiguió un pasaporte y pudo huir del país en verano de 2011.

Sekulima, el otro joven amenazado de expulsión, tiene 30 años y gozaba de una buena posición social en Uganda como jefe de control de calidad de una empresa de equipamiento médico. Cuando su superior se enteró de su homosexualidad, fue despedido sin más contemplaciones. La noticia se difundió y Sekulima fue víctima de dos ataques violentos: lo golpearon en la mandíbula y lo apuñalaron en el costado. Temiendo que la próxima agresión le costara la vida, logró huir a Alemania y en el centro para refugiados de Múnich conoció e hizo amistad con Kyabangi.

Ambos refugiados tardaron un tiempo en poder explicar el motivo de su solicitud de asilo debido a las terribles experiencias sufridas en Uganda. Pero con el tiempo y la ayuda de los voluntarios de las organizaciones LGTB muniquesas Sub y LeTRa, consiguen integrarse en su nuevo país, aprender el idioma y hacer amigos, e incluso participar en los principales eventos LGTB de la ciudad. Sekulima planea estudiar ingeniería biomédica y Kyabangi, formarse como electricista. Unos proyectos de futuro que ahora podrían truncarse por la decisión de la Agencia Federal de Migración y Refugiados (BAMF) de devolverlos a Uganda; país donde, en contra del erróneo criterio de la BAMF, corren peligro de muerte.

La decisión puede, sin embargo, ser recurrida ante la justicia y los jóvenes cuentan para ello con el apoyo legal y económico de Sub y LeTRa. A esta posibilidad se agarra Sekulima, que por lo demás, se encuentra consternado. “En Holanda y en Finlandia han reconocido como perseguidos a varios amigos gays. Y cuando los políticos alemanes viajan a Uganda, condenan la discriminación. Pero a nosotros nos dicen: no hay ningún problema”. El joven lo tiene claro: “No quiero vivir más como un animal. No me quiero esconder más. Para eso, mejor morir”.

Y esta es la situación del “paraíso” ugandés …

Y es que, como casi todo el mundo conoce, el clima de odio hacia las personas LGTB en Uganda es terrible y, además, se ha exacerbado con motivo del proceso de discusión y aprobación de una ley que pretendía endurecer el trato penal a la homosexualidad; una ley que ha sido anulada por el Tribunal Constitucional de Uganda por un defecto de forma, a pesar de lo cual ya se ha puesto en marcha otra iniciativa para aprobar una nueva ley que sustituya a la anterior. Una norma que eliminaría las referencias directas a la homosexualidad, que sería sustituida por el eufemismo “prácticas sexuales antinaturales” y se centraría en castigar con penas de cárcel cualquier actividad considerada como “promoción” de las relaciones no tradicionales.

Una jugada con la que el presidente Yoweri Museveni intentaría mantener su popularidad sin poner en riesgo la ayuda externa que recibe el país. Aunque el presidente amagó en su momento con vetar la anterior ley, al final optó por sumarse a la corriente homófoba y apoyarla; una decisión adoptada en clave interna, pero que a nivel internacional no le trajo más que quebraderos de cabeza, incluyendo sanciones económicas en forma de reducción de la ayuda exterior.

Un informe elaborado por Sexual Minorities Uganda en mayo de 2014 denunciaba el extraordinario aumento en los ataques contra las personas LGTB en el país desde que se inició todo este proceso legal. Desde su aprobación inicial y hasta la fecha de elaboración del informe, se habían producido 162 de estos incidentes, que incluían linchamientos, violencia colectiva, incendio de hogares, chantaje, pérdida de puestos de trabajo, detenciones, expulsiones y suicidios. El informe denunciaba el ambiente de hostilidad creado durante todo el proceso de tramitación de la ley, cuyo fruto es la autoridad práctica para perseguir a las personas LGTB con total impunidad. El ejemplo más reciente de esta situación, de los numerosos que desgraciadamente existen, lo recogíamos hace apenas dos semanas.

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Uganda celebra en su marcha del Orgullo LGTB la anulación de la draconiana ley homófoba

Martes, 12 de agosto de 2014
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Uganda_Gay_Pride_867129ySi hay algo que define a la comunidad LGTB de Uganda es su valentía, y una vez más así ha quedado de manifiesto. Más de un centenar de personas se congregaron este sábado en la ciudad de Entebbe, a orillas del lago Victoria, para reivindicar la dignidad de los ciudadanos LGTB en el tercer Orgullo celebrado en el país. La marcha ha estado marcada este año por la reciente sentencia del Tribunal Constitucional ugandés que anulaba la infame ley que endurecía el trato penal a las personas homosexuales.

El evento, al que se podía acceder solo mediante invitación, contó con la autorización de la policía, según la organizadora Sandra Ntebi. Los alrededor de 100 participantes discurrieron, como el año pasado, por el Jardín Botánico de Entebbe, ciudad situada cerca de la capital Kampala y que, además, alberga el palacio presidencial. Muchos de ellos portaban máscaras para evitar ser reconocidos y, como medida de seguridad, el lugar exacto de la concentración no fue revelado hasta última hora.

uganda-gaySome Ugandans are gay. Get over it”, rezaba el mensaje que portaba uno de los manifestantes (“Algunos ugandeses son gays [y lesbianas]. Supéralo”), una adaptación del eslogan de la campaña pro-gay en los autobuses de Londres promovida por la organización Stonewall en 2012. Ntebi explicó el carácter festivo de la marcha: “Este evento es para unirnos. Todos estaban escondiéndose por la ley anti-homosexual. Es un día feliz para todos nosotros”, declaró. Otro de los participantes, Alex Musoke, relató como reunió el “coraje” para salir del armario tras la invalidación de la ley homófoba, mientras que una bandera arco iris animaba a la población a “unir sus manos” contra el “genocidio” de los homosexuales en Uganda. La marcha transcurrió sin incidentes ni detenciones (a diferencia de lo ocurrido hace dos años) y con una reducida presencia policial.

El fiscal general recurre la decisión del Constitucional

Mientras tanto, sin embargo, los sectores homófobos de Uganda no se dan por vencidos. Horas antes de que diera comienzo la marcha, el fiscal general anunció su intención de recurrir la sentencia del Constitucional ante el Tribunal Supremo, que invalidaba la ley homófoba por falta de quórum en su aprobación. La noticia se produce después de que un grupo de unos 100 parlamentarios firmara una petición a la presidenta del Parlamento Rebecca Kadaga para que permita una rápida repetición de la votación de la ley; algo a lo que se opone uno de sus principales promotores, el diputado David Bahati.

La jugada del fiscal general podría quitar parte de razón a los que acusaban al presidente Yoweri Museveni de estar detrás del relativamente rápido fallo del Constitucional. Lo cierto es que, con su intervención o no, el presidente se quitaba un peso de encima justo antes de su visita a Estados Unidos, país que había impuesto sanciones a Uganda a raíz de la aprobación de la ley. Con respecto a las posibilidades del recurso, el activista Edwin Sesange se ha mostrado optimista al considerarlo un “desperdicio del dinero de los contribuyentes, aunque ha asegurado que sus abogados están preparados para seguir defendiendo la anulación de la ley.

Fuente Dosmanzanas

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Uganda planea una nueva ley anti gay.

Miércoles, 30 de abril de 2014
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Uganda-gay-person-burned-aliveParecía que la cosa no podía ir a peor en Uganda, pero se ve que sí. Si el parlamento del país aprobó el 24 de febrero (gracias a un informe tergiversado) una ley que permite la cadena perpetua para la población LGBT, ahora podría aprobar una nueva ley anti gay, que prohibiría las ayudas que las ONG les prestan.

El proyecto, que es estudiado por el gabinete antes de ser introducido en el parlamento, también prohibiría la “promoción de la homosexualidad”, según James Baba, Ministro de Interior, en unas declaraciones recogidas por la agencia Reuters.  “Hay algunas ONG que han venido aquí para hundirnos, para promover la mala conducta como la homosexualidad”, mantiene Baba. “Como gobierno responsable tenemos que comprobar eso. Las ONG no podrán hacerlo cuando aprobemos esta ley”.

La nueva ley obligaría a todas las organizaciones benéficas a informar al gobierno sobre sus presupuestos anuales, sus fuentes de ingresos y a presentar la contabilidad anual.

Las ONG extranjeras tendrían prohibido comentar o involucrarse política ugandesa. “Son los ugandeses quienes pueden decir si debmos descartar o no un proyecto de ley”, afirma Baba. “Como una ONG extranjera, ¿qué participación tiene usted en nuestra política?”, se pregunta. “Nuestros ciudadanos tienen todo el derecho de poner a su gobierno a trabajar y a cuestionar la tarea del gobierno, pero los extranjeros no deberían tener este privilegio”, añade.

Los opositores a este nuevo proyecto aseguran que con la legislación se erosionarán aún más las libertades civiles y consolidará un clima de opresión de cara a las próximas elecciones de 2016, en las que el presidente Yoweri Museveni cumple 30 años en el poder y que se espera que sea reelegido.  En el poder desde 1986, Museveni ha sido objeto de creciente censura por su creciente represión de la oposición y por el fracaso en cuestiones como el control de la corrupción que ha afectado a los servicios públicos esenciales.

Los grupos locales e internacionales de derechos humanos han sido especialmente críticos, y han puesto en relieve la creciente violencia contra los miembros de la oposición, y la impunidad de los funcionarios corruptos leales a Museveni, que dicen que está dispuesto a cerrar todas las plataformas clave que dan una voz a la sociedad civil. El año pasado el Parlamento aprobó una ley de gestión de orden público que obliga a disponer de autorización policial para las reuniones de tres o más personas para hablar sobre asuntos políticos.

Un abogado de derechos humanos en Kampala, Nicholas Opiyo, asegura que la ley está dirigida a evitar las críticas de la ONG sobre la corrupción del gobierno. “Lo que ocurre es que en vez de usar la fuerza bruta, la política de Museveni es cada vez más dependiente en el uso del dinero para ganar las elecciones. Así que con el fin de tener vía libre en el gasto de recursos públicos para comprar votos en las próximas elecciones, comienza a restringir las ONG”, explica.

Fuente Ragap

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Se recrudece la persecución de homosexuales en Uganda.

Martes, 29 de abril de 2014
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da669adbd3cd2a7738bbecc2a22cba7eDiarios de Uganda con la aprobación de la ley anti-gay (ISAAC KASAMANI / AFP)

“Estoy exhausta. No sé por dónde empezar. Tenemos muchos casos pendientes”, dice a IPS la ugandesa Sandra Ntebi, mientras atiende un celular que no para de sonar y desde el que coordina una línea caliente que ayuda a lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexo (LGBTI) a encontrar un techo seguro tras ser hostigados.

 Publicado el: 26 de abril de 2014 a las 18:04

Por: Redacción 180

“En este mismo momento, a algunas personas las están echando de sus hogares, y otras están en la cárcel. Cada día hay casos similares”, añade en un hotel de Kampala donde está instalada.

Esa es la situación en Uganda dos meses después de que el 24 de febrero, el presidente Yoweri Museveni promulgó un draconiano proyecto antigay que criminaliza aún más la homosexualidad en esta nación del este de África.

El día de la entrevista, Ntebi ha recibido llamadas relativas a cuatro nuevos casos de personas LGBTI, o percibidas como tales, que fueron víctimas de desalojos por parte de señores de la tierra, de arrestos policiales o de ataques colectivos. En total, ella y un colega han recibido hasta ahora reportes sobre unos 130 casos en todo el país desde que Museveni estampó su firma en la Ley Anti-Homosexualidad. La ley castiga con cadena perpetua algunos actos homosexuales, y también penaliza la “promoción de la homosexualidad”, entre otras medidas.

“La situación es tensa. En este momento, esta ley está promoviendo la violencia”, dice Ntebi. “Recibo los informes desde que tengo la línea telefónica de denuncias. Luego nos sentamos a analizar los detalles y los categorizamos en desalojos, arrestos y ataques“, explica.

Durante la jornada, su colega ha recibido una llamada sobre un nuevo incidente en Hoima, en el occidente del país. Entre los casos que trata Ntebi hay un nuevo ataque contra Brenda, una trabajadora sexual transgénero de unos 40 años y que tiene sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Brenda vive en los suburbios de la capital. En marzo la hicieron “desfilar” ante los medios locales, la señalaron como transexual, la golpearon, la desnudaron y la arrestaron. “Nosotros la rescatamos, ella volvió a su casa en la aldea y no pudo ni siquiera salir, porque la gente estaba afuera todos los días, esperándola”, dice Ntebi. “Le arrojaban piedras”, detalla. Brenda pasó a quedarse en casa de una amiga, siguiendo el consejo que le dieron en la línea telefónica LGBTI. Luego, el 17 de este mes, la golpearon de nuevo, la llevaron al hospital y ahora se refugia en un hotel. “Estamos intentando procurarle una vivienda de alquiler”, dice Ntebi.

El 19 de marzo, cuando Brenda fue atacada por primera vez, tres hombres ugandeses que se presumía que eran gays fueron atacados e internados en el Hospital Mulago de Kampala. Pocas semanas después, dice Ntebi, una embajada alertó al equipo sobre el posible suicidio de una persona LGBTI.

El 3 de este mes, funcionarios de inteligencia forense allanaron la clínica del Proyecto Walter Reed, en la Universidad Makerere de Kampala. La clínica es un proyecto sin fines de lucro en el que colaboran la casa de estudios y el programa de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, para la investigación sobre el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida).

La policía sostuvo que el proyecto, uno de los pocos que ofrecen en Kampala servicios a personas LGBTI con sida, estaba “realizaba reclutamiento y capacitación de hombres jóvenes en actos sexuales antinaturales”.

Muchos activistas y otros miembros de la comunidad gay ahora están clandestinos, dice Ntebi, quien usa un chaleco negro de una campaña de 2006 organizada por la no gubernamental Minorías Sexuales Uganda, que reúne a todas las entidades homosexuales del país. Las palabras “Déjame en paz” están bordadas en la espalda.

Ntebi dice que muchos activistas huyeron de Uganda para buscar asilo en diferentes países, mientras que la mayoría de las organizaciones LGBTI fueron clausuradas “por temor”. Ahora solo va a trabajar a su oficina cuando es absolutamente esencial.

Uno de los que decidió ocultarse es Beyondy, apodo de un diseñador de moda de 23 años. Antes, pasaba sus días cosiendo ropa para sus clientas o planificando trabajos para acontecimientos, como la segunda Marcha del Orgullo Gay en 2013. Desde que se promulgó el proyecto, Beyondy se mudó a una precaria vivienda de un dormitorio, en un tugurio ubicado en un bullicioso suburbio de Kampala, donde casi siempre está encerrado, mirando vídeos musicales interpretados por Beyoncé, Pink y Rita Ora. Solo sale cuando es imprescindible. “Yo quería ser artista, para que la gente viera mi talento y me descubriera. Pero ahora pienso que es imposible. En este momento el asunto es sobrevivir, salvar tu vida y estar tranquilo, todo el tiempo en la clandestinidad“, dijo a IPS. En el pasado lo atacaron “mucho”, y teme que lo vuelvan a hacer ahora que está en vigor la ley antigay. “Hace poco alguien dijo: ‘Si pudiéramos elegir entre perdonar a un violador y a un gay, elegiríamos al violador'”, relató.

Los activistas esperan que una petición presentada en marzo para desafiar la ley dé resultados a comienzos del mes próximo en el tribunal constitucional del país. Según el periódico ugandés The Observer, el gobierno ha presentado un recurso que sostiene que la ley no viola el derecho a la igualdad y la libertad de castigos crueles, inhumanos y degradantes que garantiza la Constitución nacional. Pero aunque la ley se revoque, Beyondy dice que se necesitará mucho más que un fallo judicial cambiar la actitud de la sociedad hacia la homosexualidad en Uganda.

Los activistas enfatizan que Uganda “importó” el actual clima de homofobia, a través de representantes occidentales de las iglesias evangélicas. En ese clima, prácticamente todos son conscientes de que pueden usar la sexualidad de otra persona para atacarla. “Está en la mentalidad de las personas, y aunque se anule la ley seguirán pensando en eso”, dice Beyondy.

(Amy Fallon/ IPS)

Fuente 180.com.uy

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Miles de ugandeses muestran su apoyo al presidente Museveni por aprobar la ley contra la homosexualidad.

Jueves, 3 de abril de 2014
Comentarios desactivados en Miles de ugandeses muestran su apoyo al presidente Museveni por aprobar la ley contra la homosexualidad.

Manifestación-homófoba-en-UgandaMiles de personas se congregaron el pasado 31 de marzo en Kampala, la capital de Uganda, para celebrar la aprobación de la ley que castiga la homosexualidad hasta con la cadena perpetua y rendir pleitesía al presidente Yoweri Museveni por haberla promulgado. Musevini se dirigió a los presentes para afirmar que Uganda no necesita la ayuda de los países occidentales porque es “uno de los países más ricos del mundo”, y persistiendo en su idea de que la homosexualidad es un comportamiento antinatural e insalubre.

El encuentro recibió el nombre de “Servicio nacional de acción de gracias para celebrar la aprobación de la ley antihomosexualidad”, y fue organizado por el Consejo Interreligioso de Uganda. Los congregados, entre los que se encontraban cientos de niños con sus uniformes escolares, portaban carteles en los que se podían leer palabras de agradecimiento a Museveni por “salvar el futuro de Uganda“ o cómo se dirigían al presidente estadounidense para exigirle “acuerdos, no homosexualidad”.

El primero en hablar fue David Bahati, ponente de la ley homófoba en el Parlamento ugandés, con una exaltada alocución en la que pretendía relacionar esta manifestación con la que tuvo lugar en el momento de independencia de Uganda, que transcurrió por el mismo recorrido. Bahati afirmaba: “nos encontramos hoy aquí de nuevo para celebrar nuestra soberanía y libertad… para tomar las riendas de nuestro destino. Los ciudadanos de Uganda están con usted, señor presidente. Los líderes religiosos y culturales están con usted, señor presidente. Los miembros del Parlamento y la nación le respaldan”.

enhanced-buzz-wide-8504-1396281880-19Se sucedieron después los discursos de semejante signo de distintos líderes políticos y religiosos, en los que se incidía sobre todo en las críticas por las amenazas tanto de la Unión Europea como de los Estados Unidos de cesar o reducir el grueso de las ayudas destinadas a Uganda, entre ellas las dirigidas a luchar contra la propagación del VIH. Algunos incluso expusieron la idea de organizar una fundación para mitigar las pérdidas económicas que se pudieran producir. Los líderes religiosos abogaban por combatir el VIH con la abstinencia y la fidelidad matrimonial, aun sin dejar de culpar de su propagación a la homosexualidad.

Discurso del presidente Musevini

El presidente Museveni tomó la palabra para expresar su acuerdo con la idea de una fundación, arguyendo que Uganda es “uno de los países más ricos del mundo” en comparación con los países europeos, que tan solo producen una cosecha al año, mientras que los agricultores ugandeses son capaces de producir dos.

Incidió también en su idea de que la homosexualidad es un comportamiento antinatural importado de Occidente, igual que “otras cosas terribles… como el sexo oral”, del que afirmaba que era “una estupidez… la boca es para comer”. Sobre otras prácticas que consideraba propias de homosexuales, las creía contrarias a la disposición anatómica natural, pues “los órganos sexuales de los seres humanos son altamente especializados. Y ya que esa partes del cuerpo no son para esos propósitos, ocasionan repercusiones muy poco saludables… los intestinos se salen, ¡es terrible!”.

Los asistentes, entre ellos los cientos de escolares presentes, aclamaron las palabras del presidente Musevini, que concluyó su discurso y el encuentro asegurándoles que “ahora estoy motivado para combatir en esta guerra”. Ni en la alocución de Yoweri Musevini ni en las del resto de participantes hubo ninguna referencia a la violencia homófoba desatada en el país desde la promulgación de la ley.

Fuente Dosmanzanas

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