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Oficial de policía nigeriano bisexual y su compañero a punto de ser asesinados por matones.

Sábado, 25 de abril de 2020
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1587654014_26_94322380_265116404889841_6955829618774280726_nEl comando de la policía del estado de Imo ha rescatado a un agente casado, Chibuike Ukazu, y a su supuesta pareja gay, Yellow, en Umueze, estado de Imo, por presuntamente participar en actos homosexuales.

Todo lo que hizo un agente de policía fue presuntamente tener sexo con su pareja masculina en Nigeria, sin embargo, Chibuike Ukazu y su pareja fueron brutalmente golpeados y desnudados por una turba de jóvenes.

Una fuente dijo a The National que Ukazu, que supuestamente está casado, fue “atrapado in fraganti teniendo sexo” en una casa en Orlu, Imo. Fuentes y fuerzas del orden familiarizadas con la publicación describieron una escena perturbadora en la que los hombres fueron atacados por los lugareños el martes y procedieron a “golpearlos hasta el estupor” antes de que un oficial de policía de la división los fichara.

Incontables nigerianos honosexuales se sienten atrapados. Sus vidas son consideradas ilegales en todo el extenso país, y son castigadas con 14 años de prisión y, en algunos estados del norte, con la muerte.

 El miércoles, la banda apuntó al compañero del oficial y lo desnudó. Un miembro de la mafia dijo: “Inmediatamente entramos en la casa, el policía se bajó los pantalones y se quitó la camisa, se agachó y […] comenzó a tener sexo anal con él. Inmediatamente nuestros hombres irrumpieron, los arrestaron y los llevaron al salón comunitario. Los artículos recuperados de ellos son tres bolsitas de condones de diferentes marcas y la tarjeta de identidad del oficial de policía”.

La policía estatal de Imo confirmó el incidente y señaló que Ukazu fue encontrado con su “amigo”, dijo un portavoz, que los investigadores aún no han identificado. Cuando la pareja fue encontrada “en actos de homosexualidad”, la policía dijo en un comunicado, “los jóvenes se abalanzaron sobre ellos y los golpearon hasta dejarlos estupefactos, luego los llevaron al palacio del gobernante tradicional antes de ser rescatados por la DPO y su equipo”.

Los policías instaron al público a no tomar la “ley en sus propias manos”, presionando a los ciudadanos para que en su lugar reportaran “quejas” a la policía. “Sin embargo, la investigación del asunto ha comenzado con miras a desentrañar lo que realmente ocurrió y si se encuentra culpable se enfrentará a la ira de la ley”, añadieron las autoridades.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos el pasado enero, era la referente a un hombre azotado 14 veces en un día como “terapia de conversión” por ser gay.  En 2018, Adeniyi Raji, un solicitante de asilo en el Reino Unido quien tras rechazar su solicitud de asilo  se enfrenta a la deportación a Nigeria anteriormente, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

Estas noticias lamentablemente no son novedad en el país africano. De hecho, esta redada se suma a otras similares. Recientemente, seis personas fueron arrestadas con los mismos cargos. Fue en el estado de Abia, donde de nuevo se enfrentan a penas de cárcel. Hace un año recogíamos en esta página la detención de otras 40 personas tras participar en un evento informativo sobre el VIH. Y en abril de 2017 nos hacíamos eco de la detención de otras 53 personas, acusadas de haber participado en una «boda gay». La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años.

Todas estas detenciones se dan bajo el amparo de un Estado que es agente perseguidor. En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Asímismo cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

Así, por ejemplo, en enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

En abril de  2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero de 2017 nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente PinkNews/Cristianos Gays

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , ,

Hombre azotado 14 veces en un día como “terapia de conversión” por ser gay en Nigeria

Sábado, 4 de enero de 2020
Comentarios desactivados en Hombre azotado 14 veces en un día como “terapia de conversión” por ser gay en Nigeria

marcha-lgtbi-muertes-nigeria-696x522En 2014, el ex presidente nigeriano Goodluck Jonathan promulgó la “Ley de prohibición de matrimonio entre personas del mismo sexo (SSMPA)” que dictaminó que estar en una pareja del mismo sexo en cualquier forma, incluyendo matrimonio, uniones civiles e incluso relaciones, significaría un 14 -año de prisión.

También hace que una persona que “se registre, opere o participe en clubes, sociedades y organizaciones homosexuales, o que haga pública o indirectamente una demostración pública de una relación amorosa entre personas del mismo sexo en Nigeria sea responsable de 10 años de prisión.

En una entrevista con la BBC, el hombre, que pidió permanecer en el anonimato por su seguridad, dijo: “Todos me ven como una abominación, no debería ser algo que debería existir. Crecí en una familia cristiana, una familia muy religiosa que cree que las relaciones entre personas del mismo sexo son demoníacas”.

Dijo que cuando se acercó a su hermana, ella reaccionó mal, y unos días después, cuando pidió reunirse con él, trajo a un “profeta” que lo obligó a la llamada terapia de conversión.

El hombre continuó: “Él vendría a intervalos para hacer algunos” ejercicios espiritual es”, como dijo, que incluían desnudarme y azotarme y todo eso. “El primer día que continuó, lo hizo unas siete veces. Viniendo a diferentes intervalos por siete veces. Hizo lo mismo el segundo día, se convirtió en 14 veces. Luego, al tercer día, por agotamiento y por los dolores que estaba pasando, me desmayé”.

La BBC también entrevistó a una mujer que entró en terapia de conversión voluntariamente, después de que le habían enseñado que su atracción por el mismo sexo estaba mal. Ella dijo: “Levanté las piernas y luego vertieron aceite en mi vagina. No sé el contenido de lo que había en el aceite porque era un poco picante, pero me hizo sentir bastante incómodo. Para mí fue intrusivo porque ¿qué tiene que ver mi vagina con la liberación? Pero en ese momento no sabía mucho sobre mí, estaba listo para hacer cualquier cosa para tomar la sensación de atracción hacia el mismo sexo, estaba listo para hacer cualquier cosa para que desaparezca”.

Xeenarh Mohammed, de la Iniciativa para la Igualdad de Derechos en Nigeria, dijo que el SSMPA ha facilitado que la policía apunte a cualquier persona que perciban como gay: “Los jóvenes, especialmente los hombres jóvenes, se han visto afectados específicamente por la Ley de Prohibición del Matrimonio entre personas del mismo sexo porque la policía la ha utilizado como una cobertura para apuntar básicamente a las personas que encuentran que no se ajustan a las masculinidades de la manera que imaginan … detienen a personas así y las extorsionan por dinero “.

El mes pasado, 47 hombres se declararon culpables el mismo día después de que fueron llevados a los tribunales por cargos de mostrar afecto al mismo sexo en público. Los hombres dijeron que iban a una fiesta de cumpleaños en un hotel, pero la policía insistió en que estaban siendo “iniciados” en un club gay.

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El Papa con el presidente nigeriano… ¿Le dijo algo?

LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos era la referente a Adeniyi Raji, un solicitante de asilo en el Reino Unido quien tras rechazar su solicitud de asilo  se enfrenta a la deportación a Nigeria anteriormente, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

Estas noticias lamentablemente no son novedad en el país africano. De hecho, esta redada se suma a otras similares. Recientemente, seis personas fueron arrestadas con los mismos cargos. Fue en el estado de Abia, donde de nuevo se enfrentan a penas de cárcel. Hace un año recogíamos en esta página la detención de otras 40 personas tras participar en un evento informativo sobre el VIH. Y en abril de 2017 nos hacíamos eco de la detención de otras 53 personas, acusadas de haber participado en una «boda gay». La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años.

Todas estas detenciones se dan bajo el amparo de un Estado que es agente perseguidor. En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Asímismo cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

Así, por ejemplo, en enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente PinkNews/Cristianos Gays

Más información: terapia de conversión, flagelación, goodluck jonathan, Nigeria, Ley de Prohibición del Matrimonio Homosexual

Fuente Pink News

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Nigeria es el lugar más peligroso para los turistas LGBT, mientras que Noruega es el más seguro

Sábado, 23 de noviembre de 2019
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nigeria-es-el-lugar-mas-peligroso-para-los-turistas-lgbt-mientras-que-noruega-es-el-mas-seguroUn nuevo estudio ha encontrado que Nigeria es el país más peligroso del mundo para los turistas LGBT +, mientras que el Reino Unido es el cuarto más seguro.

Los investigadores del sitio web de viajes Asher & Lyric compilaron su lista de los mejores y peores países para turistas mediante el examen de los derechos LGBT + en cada país.

Examinaron cuestiones como la legalidad de las relaciones entre personas del mismo sexo en cada país, si las parejas del mismo sexo pueden adoptar allí y qué protecciones existen para los trabajadores LGBT +.

Nigeria recibió una calificación de “F” y un puntaje de 142. La homosexualidad es ilegal en Nigeria y se castiga con hasta 14 años de prisión o la pena de muerte bajo la ley Sharia. La discusión sobre los derechos LGBT + también está criminalizada en Nigeria.

Qatar, Yemen, Arabia Saudita, Tanzania, Irán, Sudán, Barbados, Malasia y Malawi completaron los 10 países más peligrosos para que los turistas LGBT + los visiten.

Mientras tanto, Noruega ocupó el primer lugar como el país más seguro para los viajeros LGBT + con un puntaje de 307 y una calificación de “A”. Le siguieron de cerca Portugal y Bélgica, con el Reino Unido en cuarto lugar con una “B +”.

Sorprendentemente, los Estados Unidos se ubican con solo 24 en la lista de países más seguros para los turistas LGBT +. Los investigadores atribuyen esto a la variación en las protecciones LGBT + entre diferentes estados, así como a la falta de protección constitucional para las personas LGBT +.

Sin embargo, Asher & Lyric señalaron que los turistas LGBT + deberían mirar más allá de los datos cuando sea posible para garantizar su seguridad mientras viajan al extranjero.

“Para medir la seguridad LGBTQ + en el extranjero, uno no puede ver solo los datos sobre si el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal o no y si existen leyes contra la discriminación LGBTQ +”, escribieron.

La gente queer debe mirar la cultura en los países antes de visitarla. “También depende de la actitud general de la cultura, las minucias del sistema legal y la opresión de los derechos LGBTQ +. Estos problemas pueden afectar todo, desde su capacidad de mostrar muestras públicas de afecto hasta poder compartir la cama de una habitación de hotel hasta la capacidad en la que puede usar aplicaciones de citas sin ser atrapado por la policía local. Algunos elementos de nuestra lista, como el reconocimiento de adopción y la protección de los trabajadores pueden no afectar directamente a los viajeros LGBTQ +, pero estos factores son una buena indicación de las actitudes generales dentro de la cultura”.

También advierten a los turistas LGBT + que sean especialmente cuidadosos en países donde la homosexualidad es ilegal donde incluso besarse o tomarse de las manos en público puede generar multas o encarcelamiento.

Los investigadores señalaron que 45 de los 67 países donde la homosexualidad es ilegal eran antiguas colonias británicas. La mayoría de las leyes contra los homosexuales de esos países se introdujeron mientras formaban parte del Imperio Británico.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos era la referente a Adeniyi Raji, un solicitante de asilo en el Reino Unido quien tras rechazar su solicitud de asilo  se enfrenta a la deportación a Nigeria anteriormente, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

Estas noticias lamentablemente no son novedad en el país africano. De hecho, esta redada se suma a otras similares. Recientemente, seis personas fueron arrestadas con los mismos cargos. Fue en el estado de Abia, donde de nuevo se enfrentan a penas de cárcel. Hace un año recogíamos en esta página la detención de otras 40 personas tras participar en un evento informativo sobre el VIH. Y en abril de 2017 nos hacíamos eco de la detención de otras 53 personas, acusadas de haber participado en una «boda gay». La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años.

Todas estas detenciones se dan bajo el amparo de un Estado que es agente perseguidor. En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Asímismo cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

Así, por ejemplo, en enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente PinkNews/Cristianos Gays

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El Ministro de Seguridad de Uganda, General Elly Tumwine, afirma que las personas LGTB son “terroristas”

Miércoles, 9 de octubre de 2019
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FB_IMG_1546200805725El Ministro de Seguridad de Uganda, General Elly Tumwine y el opositor Robert Kyagulanyi (Bobi Wine)

El ministro de seguridad de Uganda ha llamado “terroristas” a las personas LGBT+ en un visceral ataque contra un candidato presidencial y sus partidarios.

El actual presidente del país, Yoweri Museveni, ha gobernado la república africana durante décadas, pero su gobierno se enfrenta a una ferviente oposición del grupo People Power, Our Power.

Con el apoyo del cantante y candidato presidencial Bobi Wine, el movimiento de resistencia pretende poner fin a la administración de Museveni a medida que se acercan las elecciones de 2021.

El 3 de octubre, el Ministro de Seguridad de Uganda, Elly Tumwine, habló con NBS TV y criticó abiertamente el movimiento, declarándolo una “organización terrorista” con vínculos con la criptomoneda.

Pero el político lanzó su espina más afilada cuando dijo que el grupo “se asocia” con personas LGBT+, una declaración condenatoria en un país donde ser gay se castiga con cadena perpetua.

VIDEO: Elly Tumwine, Ministro de Seguridad, sobre el movimiento “Poder popular”

El líder ugandés llama “terroristas” a las personas LGBT+. “Quiero advertir al público que hay una amenaza para el mundo llamada el Movimiento Rojo [Poder Popular]”, dijo en NBS TV Morning Freeze. “Es una organización terrorista.” Continuó: “Está asociado con el movimiento LGBT y las criptomonedas y cosas que quieren romper el orden establecido de las cosas.”

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El general Elly Tumwine Presidió jurando su cargo de Ministro de Seguridad en la Casa de Estado, Entebbe (foto del Facebook del presidente Yoweri Kaguta Museveni.

El mensaje de Tumwine llega en medio de una violenta represión en el país sin salida al mar, donde el gobierno de Museveni está obstaculizando el apoyo al Poder Popular. Esta misma semana, los militares ugandeses anunciaron que cualquier civil que sea sorprendido con boinas rojas -un símbolo del Poder Popular- será castigado con hasta cinco años de prisión.

Los partidarios ya están emprendiendo acciones legales contra la prohibición, informaron los medios de comunicación locales esta semana.

KAMPALA, UGANDA - 2019/10/01: Musician and opposition candidate Robert Kyagulanyi aka Bobi Wine during the press conference encouraging his "people power" supporters to continue wearing their trademark red berets in Kampala.Uganda's military announced that red berets had been banned, and civilians in possession of them could be punished with up to five years in prison. (Photo by Sally Hayden/SOPA Images/LightRocket via Getty Images)

El músico y candidato de la oposición Robert Kyagulanyi (Bobi Wine) durante una conferencia de prensa en la que animó a sus partidarios del People Power a seguir usando sus boinas rojas de marca registrada. (Sally Hayden / SOPA Images / LightRocket a través de Getty Images)

Wine, cuyo nombre real es Robert Kyagulanyi, declaró su intención de presentarse a la presidencia en julio. Con una crítica audaz y franca del presidente, las autoridades ugandesas, se vieron sacudidas por la noticia, que considera que este hombre de 37 años de edad es una amenaza de enormes proporciones para Museveni.

Sin embargo, el candidato de la oposición no siempre fue bien recibido por la población LGBT+ de Uganda. El cantante escribió una vez una canción en la que animaba a los oyentes a “quemar a todo hombre loco“, lo que llevó a pedir que se cancelara su gira por el Reino Unido. Desde entonces, la estrella del pop, convertido en legislador, se ha suavizado en su postura.

Un año antes de ser elegido en el parlamento en 2017, Wine comenzó a reunirse con activistas LGBT y declaró que abogaba por “la paz y la tolerancia de los diferentes puntos de vista” en Twitter.

En el último año he abogado por la paz y la tolerancia desde diferentes puntos de vista. Desprecio la violencia. @usmissionuganda

MALTA COMMONWEALTH MEETINGYoweri Museveni

El gobierno de Museveni ha gobernado el país desde 1986, más de tres décadas, en las  que ha eliminado las excepciones de la legislación antiLGTBI.

Además, Museveni, de 72 años, firmó el draconiano Proyecto de Ley contra la Homosexualidad en febrero de 2014, que exigía que los reincidentes fueran condenados a 14 años de prisión y que no denuncien a nadie por ser gay.

Sin embargo, la Corte Constitucional del país rechazó posteriormente el proyecto de ley y concluyó que el presidente del parlamento actuó ilegalmente al seguir adelante con la votación de la ley a pesar de que al menos tres legisladores se opusieron por la falta de quórum.

Museveni ha afirmado anteriormente que el sexo oral es un invento occidental que es “más terrible” que la homosexualidad.

Los ugandeses LGBT+ han denunciado las comparaciones del ministro de seguridad., mientras los defensores locales LGBT+ condenaron las palabras de Tumwine.

“El movimiento LGBTIQ no es parte del grupo terrorista”, dijeron los Defensores de los Derechos Humanos en una declaración en Facebook. “Somos personas pacíficas que predican la paz, la igualdad, los derechos humanos para todos y el amor.

Mientras Frank Mugisha, un defensor de los derechos de los homosexuales, tuiteaba: “Los ugandeses LGBT siempre han sufrido en el centro de todas las culpas”.

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

Protesters-outside-Uganda-009-460x214La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión.

El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía también en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto fue aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

Fuente Pink News/Cristianos Gays

General, Homofobia/ Transfobia., Islam , , , , ,

Los 57 arrestados como sospechosos de ser gays en Nigeria son Acusados de pertenecer a un «culto secreto»

Jueves, 6 de septiembre de 2018
Comentarios desactivados en Los 57 arrestados como sospechosos de ser gays en Nigeria son Acusados de pertenecer a un «culto secreto»

640x0-youtube-nz0yeftsv1c-acusados-de-pertenecer-a-un-culto-secreto-los-57-arrestados-como-sospechosos-de-ser-gays-en-nigeriaFoto Youtube

Era noticia que publicábamos hace unos días. El pasado domingo, 26 de agosto, un grupo de alrededor de 80 personas se encuentra celebrando un cumpleaños en un hotel de Egbeda, en la provincia de Lagos, cuando son interrumpidos por una redada de la policía que arresta a 57 de los invitados como sospechosos de estar participando en «actividades homosexuales». Se trata de la segunda acción policial de este tipo en el mes de agosto en Nigeria, después de que arrestaran a 6 personas en otro hotel del estado de Abia por la misma razón. Este jueves, 30 de agosto, un tribunal les acusa con tres cargos de conspiración, reunión legal y por pertenecer a un «culto secreto».

Un magistrado ha ordenado que los arrestados permanezcan en prisión bajo fianza de 200.000 narias (alrededor de 475 euros), aplazando el proceso para el 10 de septiembre. Los artículos 214 y 217 del capítulo 21 del Código Penal de Nigeria condena las relaciones entre personas del mismo sexo con penas de hasta 14 años de cárcel, aunque en 12 estados del norte donde se aplica la ley Sharia podrían haberse enfrentado a la muerte por lapidación. Todos los acusados se han declarado inocentes de todos los cargos, así como niegan la versión de la policía de lo sucedido.

«Fui a una fiesta de cumpleaños y la mayoría de nosotros no nos conocemos (…). Fui invitado por mi amigo Muyiwa, y no solo éramos chicos en la fiesta, estábamos con algunas chicas y otras estaban en las habitaciones del hotel vistiéndose para la fiesta», declara un arrestado de 25 años de edad que asegura que estaba simplemente adquiriendo una bebida en el pasillo cuando irrumpe la policía arrestando a cualquier persona, incluyendo algunas chicas que después dejaron marchar, así como no les comunicaron los cargos por los que les arrestaban hasta dos días después. «Al principio, la policía nos dijo que encontraron algunas drogas ilegales, como shisha, tramadol y otras, pero los que estaban en posesión [de estas sustancias] salieron y reclamaron su posesión (…). Nos acusaron de ser homosexuales. Yo no lo soy, fui allí de fiesta. También nos acusaron de ser iniciados, pero no se fundó ningún material de iniciación con nosotros o en el lugar», asegura el joven.

«Estaba en la recepción cuando llegó la policía y me dijeron que me echara al suelo, lo que hice con gusto porque sabía que no había cometido ningún delito. Pero he sido acusado de ser gay. Todos los esfuerzos por explicar a la policía y mostrarles la prueba de mi invitación al desfile y las imágenes resultaron rechazados», declara otro arrestado de 23 años de edad que asegura que estaba hospedado en el hotel por una noche de vuelta de una competición en la que había participado y que no conoce a ninguno de los invitados a la fiesta. También asegura no conocer previamente a ninguno de los invitados otro de los arrestados, que simplemente vio que se estaba celebrando algo y decidió unirse a la fiesta.

Son habituales en Nigeria este tipo de actuaciones policiales en lugares públicos en los que se producen reuniones de personas que son acusadas de estar realizando «actos homosexuales». La primera ministra británica reconocía la responsabilidad en la herencia homofóbica de la era colonial que persiste en 36 países de los 53 que conforman la Commonwealth. «Lamento profundamente el hecho de que se introdujeran esas leyes, y el legado de discriminación, violencia e incluso muerte que persiste hoy», declaraba Theresa May, asumiendo la responsabilidad del Reino Unido en este terrible legado cultural.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos era la referente a Adeniyi Raji, un solicitante de asilo en el Reino Unido quien tras rechazar su solicitud de asilo  se enfrenta a la deportación a Nigeria anteriormente, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

Estas noticias lamentablemente no son novedad en el país africano. De hecho, esta redada se suma a otras similares. Recientemente, seis personas fueron arrestadas con los mismos cargos. Fue en el estado de Abia, donde de nuevo se enfrentan a penas de cárcel. Hace un año recogíamos en esta página la detención de otras 40 personas tras participar en un evento informativo sobre el VIH. Y en abril de 2017 nos hacíamos eco de la detención de otras 53 personas, acusadas de haber participado en una «boda gay». La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años.

Todas estas detenciones se dan bajo el amparo de un Estado que es agente perseguidor. En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Asímismo cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

Así, por ejemplo, en enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Universogay/Cristianos Gays

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Nigeria: 57 arrestados en una redada acusados de mantener relaciones homosexuales. Se enfrentan a una posible pena de 14 años de cárcel

Jueves, 30 de agosto de 2018
Comentarios desactivados en Nigeria: 57 arrestados en una redada acusados de mantener relaciones homosexuales. Se enfrentan a una posible pena de 14 años de cárcel

lagos-arrested-lagos-state-police_640x345_acf_croppedDesgraciadamente Nigeria vuelve a ser noticia por la LGTBfobia de Estado. 57 hombres han sido arrestados, acusados de homosexualidad y consumo de drogas. Pueden ser condenadas con hasta 14 años de cárcel. Esta última redada se suma a otros episodios similares en un país que penaliza por ley las relaciones entre personas del mismo sexo y donde nueve estados del norte tienen en vigor la pena de muerte, al aplicarse allí la ley islámica.

De nuevo Nigeria salta a los medios por la persecución de Estado contra las personas LGTB. El pasado domingo 26 de agosto, una redada a las dos de la madrugada acabó con 57 personas detenidas y acusadas de mantener relaciones homosexuales.

Al haber sido arrestadas en Egbeda (estado de Lagos), encaran una posible condena de 14 años. Pero podría haber sido incluso peor, pues de haberse encontrado en algunos de los estados donde se aplica la ley islámica, la condena habría sido a muerte. Además del cargo por relaciones homosexuales, les acusan también de consumo de sustancias prohibidas, según las declaraciones en rueda de prensa del portavoz de la policía.

Sin embargo, los asistentes niegan los cargos, en especial rechazan la acusación de homosexualidad, lo cual, dada la persecución legal, es una línea de defensa comprensible. Argumentan o bien que la fiesta no era gay o que asistieron a ella por otros motivos al de que fueran homosexuales: «Era una fiesta de cumpleaños y la mayoría de nosotros no nos conocíamos… No solo éramos chicos, había también algunas mujeres con nosotros y otras estaban en las habitaciones del hotel vistiéndose para la fiesta», declaró uno de los detenidos, un graduado de 25 años en Comunicación por la Universidad Olabisi Onabanjo.

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LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos era la referente a Adeniyi Raji, un solicitante de asilo en el Reino Unido quien tras rechazar su solicitud de asilo  se enfrenta a la deportación a Nigeria anteriormente, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

Estas noticias lamentablemente no son novedad en el país africano. De hecho, esta redada se suma a otras similares. Recientemente, seis personas fueron arrestadas con los mismos cargos. Fue en el estado de Abia, donde de nuevo se enfrentan a penas de cárcel. Hace un año recogíamos en esta página la detención de otras 40 personas tras participar en un evento informativo sobre el VIH. Y en abril de 2017 nos hacíamos eco de la detención de otras 53 personas, acusadas de haber participado en una «boda gay». La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años.

nigeria-policeTodas estas detenciones se dan bajo el amparo de un Estado que es agente perseguidor. En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Asímismo cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

Así, por ejemplo, en enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

gettyimages-463808219-650x440Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos gays

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Tras rechazar su solicitud de asilo en el Reino Unido, Adeniyi Raji se enfrenta a la deportación a Nigeria

Sábado, 16 de junio de 2018
Comentarios desactivados en Tras rechazar su solicitud de asilo en el Reino Unido, Adeniyi Raji se enfrenta a la deportación a Nigeria

dfghjkljhgf-237x160A pesar de que la homosexualidad es considerada un delito en Nigeria y de haber recibido una paliza y amenazas de muere, la solicitud de asilo por orientación sexual en el Reino Unido de Adeniyi Raji ha sido rechazada, por lo que ahora se enfrenta a la posible deportación si no prospera la apelación que ha interpuesto. 

Residente de Lagos, Adeniyi Raji, de 43 años de edad, es sorprendido por su esposa en la cama con otro hombre, lo que le lleva a huir del país tras divorciarse, perder sus trabajo y recibir una paliza y amenazas de muerte a través de las redes sociales. Solicita asilo en el Reino Unido en noviembre del año pasado, siendo puesto en libertad bajo fianza tras pasar por los centros de detención Harsmondsworth y Tinsley House. Después de que un tribunal de inmigración de primer nivel rechazara su solicitud, se encuentra actualmente en proceso de apelación y en riesgo de ser deportado de nuevo a Nigeria.

«Decidí ir al Reino Unido para buscar refugio y protección humanitaria [porque] mi vida estaba en peligro en Nigeria (…). Fui atacado en varias ocasiones. [Mi] exesposa nos sorprendió a mí y a mi expareja en la cama. Inmediatamente levantó la alarma, tan pronto como nos vio. La gente se reunió y comenzó a golpearnos severamente. Después, se divorció de mí», declara Raji, explicando que su jefe le despide por ser homosexual, siendo víctima del escarnio al publicar la policía su imagen y sus datos personales en los medios de comunicación con el objetivo de que le delataran y pudieran detenerle para enfrentarse a «la ira de la tierra como resultado de mi orientación sexual», siendo amenazado a través de las redes sociales con comentarios como «realmente dese que te mataran ese mismo día», «sabes que la práctica gay es una abominación en nuestra tierra» y «será mejor que abandones tus prácticas gays, si no podrías conseguir que te mataran en este país».

Las relaciones entre personas del mismo sexo se castigan con 14 años de prisión en Nigeria. Después de Pakistán y Bangladesh, Nigeria es el país de donde proceden la mayor cantidad de solicitudes de asilo basadas en la orientación sexual. Hasta 362 solicitudes de este tipo procedentes de Nigeria se presentan en el Reino Unido entre el 21 de junio de 2015 y marzo de 2017, de entre las que solo 63 consiguen el reconocimiento como refugiados, rechazando el 81 % restante. Según un informe de The Iniciative for Equal Rights, en 2016 llegan a producirse hasta 152 violaciones de los derechos de personas homosexuales.

«En Nigeria, la gente pone una llanta alrededor de tu cuello y te queman, y a nadie le importa; o te golpean hasta que mueres, y a nadie le importa. El Ministerio del Interior no cree en el impacto de las amenazas de los actores no estatales. La mayoría de las veces es difícil de probar [que alguien es gay], porque viven su vida privada en la clandestinidad. La mayoría no tiene un historial de vida [gay]. Ha habido un aumento en el número de nigerianos que buscan asilo en el Reino Unido sobre la base de su sexualidad», explica Bisi Alimi, ciudadano de origen nigeriano que dirige una campaña para apoyar los derechos de los miembros de la comunidad LGBT de Nigeria que solicitan asilo en el Reino Unido.

«El tribunal ha analizado su caso y ha anulado todas sus pruebas de que corre grave riesgo si lo trasladan a Nigeria, pero no ha habido pruebas de que los documentos no son genuinos», explica Bhaveshri Patel-Chandegra, abogado de Raji y especialista en inmigración del bufete de abogados Duncan Lewis. «A menudo son tratados como mentirosos», puntualiza Alimi, explicando que convierten en la responsabilidad de los refugiados demostrar que son homosexuales, lo que ya pone en riesgo sus vidas en caso de que sean deportados de nuevo a Nigeria, lo que le sucedía a Aderonke Apata, cuya solicitud era rechazada por considerar que no podía ser lesbiana si tenía hijos.

«El Reino Unido tiene un orgulloso historial de otorgar asilo a quienes necesitan nuestra protección y cada solicitud se considera cuidadosamente en función de sus méritos individuales. Hemos trabajado en estrecha colaboración con organizaciones y organizaciones benéficas, incluido Stonewall, UK Lesbian & Gay Inmigratin Group, y el alto comisionado de la ONU para los refugiados para mejorar nuestra orientación y capacitación para los trabajadores sociales de asilo», sostiene un portavoz del Ministerio del Interior.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos era la referente a una solicitante de asilo en el Reino Unido, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó la mencionada ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Universogay/Cristianos Gays

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La Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos

Jueves, 7 de junio de 2018
Comentarios desactivados en La Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos

marcha-lgtbi-muertes-nigeria-696x522La organización LGTBI Bisi Alimi se atreve a marchar en el Día Nacional de Luto de Nigeria con pancartas que recuerdan a las víctimas de la violencia LGTBfóbica.

Ser homosexual en Nigeria es ilegal y puede suponer pena de muerte o de 14 años de prisión

Llega el verano y arranca la temporada de Orgullos que, como ya sabéis, va de enero a diciembre aunque el momento fuerte sea todo el mes de junio. Y resulta que antes de que arrancara el Pride Month (como se llama ahora) en Nigeria un grupo de activistas nos pasaron la mano por la cara demostrando qué  es realmente el Orgullo. Aunque, técnicamente, esto no ha sido un Orgullo.

El pasado 28 de mayo en Nigeria se celebró el Día Nacional de Luto, que es el día en que el país conmemora las vidas de todos los nigerianos que murieron en diferentes actos de violencia. Pero en la marcha, celebrada en Lagos, suele olvidarse a las víctimas de una violencia muy concreta que este año han decidido alzar la voz: el colectivo LGTB+.

La Fundación Bisi Alimi, que recibe el nombre de un activista que tuvo que huir del país en 2004 tras anunciar su homosexualidad en televisión, se atrevió a organizar una pequeña manifestación para recordar a todas las personas LGTB+ que han muerto a manos de la violencia LGTBfóbica en el país. Que es mucha.

Ser homosexual es ilegal en Nigeria y está castigado con pena de muerte por lapidación en los estados norteños del país mientras en los del sur puede suponer una condena de hasta 14 años de cárcel. Como han señalado varios activistas, el simple hecho de salir a la calle con pancartas que mencionan a las personas LGTBI+ podía haberles supuesto un tremendo problema con la justicia; y así es como la Fundación Bisi Alimi ha demostrado qué significa realmente el Orgullo (aunque no fuera un Orgullo).

Esto es INCREÍBLE, @bisialimi. Es tan VALIENTE, vuestro equipo se merece algunos ELOGIOS. Dios mío, organizar una manifestación con pancartas LGTBI y no ser linchados es un magnífico desarrollo. ¿Cómo lo habéis conseguido?

En las pancartas que los miembros de Bisi Alimi mostraron durante la manifestación podían leerse frases como “Nuestro silencio por los asesinatos de nigerianos LGTBI ya no es de oro” o “También recordamos a las personas LGTBI de Nigeria asesinadas por ser quiénes eran” o “Las personas LGTBI también son asesinadas ¿por qué nos callamos?

 

En un momento de la manifestación la policía se acercó a una de las participantes, pero no hubo problemas. “Algunos policías vinieron a pedirme que les explicara qué significaba LGBTI.” explica la activista Rebecca E. Rose, “lo hice y me preguntó si tenía permiso para llevar esa pancarta. Le dije: ‘No necesito permiso, conozco la ley’. El hombre nos dejó en paz“.

Acuérdate de estos valientes nigerianos y nigerianas cuando venga el próximo hetero a decirte que ya no hace falta el día del Orgullo. Y acuérdate también del inmenso privilegio del que disfrutas por haber nacido donde has nacido cuando este año te subas a enseñar abdominales en una carroza.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

La última noticia que publicábamos era la referente a una solicitante de asilo en el Reino Unido, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó la mencionada ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisiónpor haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente | Gay Star News, vía EstoyBailando/Cristianos gays

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La Justicia europea rechaza las evaluaciones psicológicas para determinar la orientación sexual de un refugiado

Viernes, 26 de enero de 2018
Comentarios desactivados en La Justicia europea rechaza las evaluaciones psicológicas para determinar la orientación sexual de un refugiado

refugiados_sirios_en_TurquíaLas evaluaciones psicológicas no determinan la orientación sexual según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que falla a favor de un ciudadano nigeriano cuya petición de asilo había sido rechazada por las autoridades de Hungría al no considerar que sea homosexual.

Importante sentencia del Tribunal Europeo de Justicia con sede en Luxemburgo. En respuesta a una consulta de un tribunal húngaro, considera que los solicitantes de asilo que alegan el riesgo de ser perseguidos en sus países por razones de orientación sexual no deben ser sometidos a exámenes psicológicos para determinar la veracidad de sus testimonios. Los magistrados estiman que dichas prácticas constituyen una injerencia desproporcionada en la vida privada del solicitante y que su fiabilidad es, en cualquier caso, limitada.

El pronunciamiento del Tribunal Europeo de Justicia tiene su origen en el recurso de un solicitante de asilo procedente de Nigeria que alegaba el temor a ser perseguido en su país de origen a causa de su orientación sexual. Las autoridades húngaras denegaron el asilo porque, a pesar de considerar que sus declaraciones no eran contradictorias, el informe pericial psicológico no había confirmado su homosexualidad. El solicitante interpuso un recurso contra esta decisión, alegando que esas pruebas vulneraban gravemente sus derechos fundamentales y no eran adecuadas para determinar su orientación sexual. El Tribunal de lo Contencioso-Administrativo de Szeged (Hungría) consultó a la justicia europea sobre el asunto. Son las autoridades húngaras las que elevan el caso hasta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, con sede en Luxemburgo, que este jueves, 25 de enero, falla a favor del refugiado, sentando jurisprudencia en todos los países de la Unión Europa.

La pregunta que el Tribunal de lo Contencioso-Administrativo y de lo Social de Szeged, Hungría, remitió a la corte europea es si las autoridades húngaras “pueden valorar las declaraciones de un solicitante de asilo relativas a su orientación sexual basándose en un informe pericial psicológico” y si no se puede, qué “método de valoración” es admisible “para examinar la veracidad de las alegaciones presentadas en una solicitud de asilo fundada en el riesgo a ser perseguido por razón de la orientación sexual“.

Tras estudiarlo con detenimiento, en su sentencia, los jueces del Tribunal Europeo de Justicia recuerdan que la Directiva comunitaria relativa a los requisitos para la obtención del estatuto de refugiado reconocen que las autoridades nacionales tienen la potestad de solicitar un dictamen pericial durante el examen de una solicitud de asilo para evaluar la necesidad de una protección internacional. Eso sí, este proceso debe llevarse a cabo con pleno respeto a los derechos fundamentales que garantiza la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Entre ellos se encuentra el derecho a la dignidad humana y al respeto de la vida privada y familiar. Además, la decisión de otorgar o denegar el asilo nunca puede basarse exclusivamente en las conclusiones de un dictamen pericial. La Justicia Europea lo tiene claro: “un solicitante de asilo no puede ser sometido a un examen psicológico para determinar su orientación sexual” porque “la realización de este tipo de examen constituye una injerencia desproporcionada en la vida privada del solicitante”. Lo preguntaba Hungría y la respuesta es contundente. Si un refugiado solicita asilo en la UE denunciando que en su país está en peligro por sus ideas políticas, sus creencias religiosas o su orientación sexual, las autoridades pueden investigar su caso para verificar que efectivamente es así. Pueden hacer análisis, pero no un examen psicológico.

Los jueces saben que es terreno pantanoso cuando apuntan que “no puede descartarse que, en el contexto particular de la apreciación de las declaraciones de un solicitante de asilo relativas a su orientación sexual, algunos métodos periciales puedan resultar útiles para valorar hechos y circunstancias que consten en la solicitud y puedan aplicarse sin vulnerar los derechos fundamentales de dicho solicitante”, pero deja claro que al estudiar las declaraciones de un solicitante de asilo sobre su orientación sexual, “las autoridades y órganos jurisdiccionales nacionales no pueden fundamentar su decisión exclusivamente en las conclusiones de un dictamen pericial ni quedar vinculados por éstas”.

Sobre el caso concreto de los exámenes psicológicos, la justicia europea considera que se llevan a cabo en un contexto de gran presión sobre el solicitante, que se encuentra en una situación de vulnerabilidad en la que no puede dar su consentimiento en completa libertad. Por ello estima que su realización supone una injerencia en el respeto a su vida privada y que, en cualquier caso, su fiabilidad es limitada por estos mismos motivos. Recomienda en su lugar hacer una valoración de la coherencia y la credibilidad de las declaraciones del solicitante.

El Tribunal estima que si se realiza un examen psicológico para conocer la orientación sexual del solicitante, “la persona que debe someterse a este examen se encuentra en una situación en la que su futuro está fuertemente condicionado por la decisión que tomen dichas autoridades respecto de su solicitud” y la presión es máxima, puesto que el solicitante de asilo sabe que “un potencial rechazo a someterse a ese examen puede considerarse un factor importante sobre el que se basarán las autoridades nacionales a la hora de determinar si la persona ha fundamentado suficientemente su solicitud”. Es decir que, incluso si el refugiado acepta someterse a un test “dicho consentimiento no se presta necesariamente con total libertad, dado que viene impuesto por la presión de las circunstancias en las que aquél se encuentra” y por eso mismo “utilizar un informe psicológico para determinar la orientación sexual del solicitante constituye una injerencia en el derecho al respeto de su vida privada”.

Eso, sin embargo, sólo aclara una parte del problema. La injerencia en la vida privada, ¿está justificada si sirve para obtener información útil para valorar la necesidad real de protección internacional del solicitante? La corte de Luxemburgo considera que “sólo puede admitirse un dictamen si se basa en métodos suficientemente fiables”. Y aunque no es su competencia pronunciarse sobre la fiabilidad de ese tipo de test, la sentencia sí destaca que los exámenes “han sido muy cuestionados por la Comisión y por varios gobiernos nacionales” y “que la incidencia de un examen como el controvertido sobre la vida privada del solicitante parece desproporcionada en relación con el objetivo perseguido”.

Los magistrados van más allá en el caso del ciudadano nigeriano y afirman que se tipo de evaluaciones psicológicas “no es indispensable para evaluar la credibilidad de las declaraciones de éste relativas a su orientación sexual” y que las autoridades deberían tener “personal competente” para estudiar sus declaraciones.

En definitiva, “el Tribunal de Justicia concluye que la utilización de un examen psicológico con el fin de determinar la realidad de la orientación sexual de un solicitante de asilo no se ajusta a la Directiva leída a la luz de la Carta [de Derechos Fundamentales de la Unión Europea]”, según destaca el comunicado de prensa con el que el Tribunal Europeo de Justicia daba a conocer la sentencia.

Si en 2016 Iniciative for Equal Rights alerta de que se habían registrado al menos 152 violaciones de la intimidad de miembros del colectivo LGBT en Nigeria, a lo largo de este último año las autoridades nigerianas han continuado en la misma línea con actuaciones como la detención de 53 personas en abril, a las que acusan de «conspiración, reunión ilegal y pertenencia a un grupo anti social» por estar celebrando lo que suponen era una boda gay en un hotel, mientras que en una redad similar en otro hotel, en agosto, detienen a 42 personas «pilladas in fraganti» y sospechosas de ser homosexuales en lo que en realidad era una reunión de información y prevención sobre el VIH.

Asimismo, cuestionada precisamente por la duda sobre su orientación sexual, Nneka Obazee, intenta suicidarse ante su inminente deportación a Nigeria, al ser rechazada su solicitud de asilo en el Reino Unido, llegando otra refugiada, Aderonke Apata, a grabarse en un vídeo manteniendo relaciones sexuales con otra mujer para demostrar su orientación sexual. En cualquier caso, la decisión final sobre el ciudadano nigeriano queda ahora en manos de los tribunales.

El Tribunal ya prohibió las pruebas indignas

Hace tres años, el Tribunal Europeo de Justicia emitía otra importante sentencia sobre los derechos de los demandantes de asilo a causa de su orientación sexual. Los jueces de Luxemburgo consideraron que a la hora de valorar las solicitudes de asilo de personas que alegan el riesgo de ser perseguidas en sus países por razones de orientación sexual debe respetarse su dignidad humana. El tribunal estimó que exigirles “exámenes” para demostrar su homosexualidad e incluso la presentación de pruebas del tipo de grabaciones en vídeo de sus actos íntimos viola la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Un año antes, en noviembre de 2013, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea reconocía que las personas que buscan asilo en la Unión Europea por proceder de países que castigan penalmente las relaciones homosexuales tienen derecho al estatuto de refugiado. La letra pequeña, sin embargo, introducía limitaciones, al especificar que no bastaba la existencia de normas penales homófobas, sino que dicha persecución debía ser “efectivamente aplicada”.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó la mencionada ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisiónpor haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero de este mismo año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente El Mundo/Universogay/Cristianos Gays

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Una lesbiana, Nneka Obazee, intenta suicidarse ante su inminente deportación a Nigeria

Martes, 17 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en Una lesbiana, Nneka Obazee, intenta suicidarse ante su inminente deportación a Nigeria

image2-nigerian_lesbian_935539910Una solicitante de asilo en el Reino Unido, Nneka Obazee, intenta suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana. 

A sus 34 años de edad, Nneka Obazee, es una mujer lesbiana que lleva hospitalizada desde el 27 de septiembre, cuando intenta suicidarse con una sobredosis de analgésicos al serle notificada su inminente deportación a Nigeria, junto con su hijastro, de 19 años de edad, quien sí habría sido finalmente deportado una semana después. El intento de suicidio de Obazee «demuestra cuán grave sería la situación para ella si la hubieran devuelto a Nigeria», declara un portavoz de Lesbians and Gays Support the Migrants. Después de que su solicitud de asilo fuera rechazada por el Ministerio del Interior, dos tribunales de apelaciones habrían fallado igualmente en su contra.

«La identidad sexual es algo muy difícil para tener que ‘probar’, sobre todo cuando ha sido la causa de un trauma significativo en el pasado (…) Para cuando son reconocidos como refugiados, han experimentado los efectos de la incredulidad, la indigencia y ser detenidos, a menudo a un elevado coste para su salud psicológica», declara Rajiv Bera, de Asylum Aid. Algo que sabe bien Aderonke Apata, quien hace tres años se grababa en un vídeo manteniendo relaciones sexuales con otra mujer para demostrar su orientación sexual y conseguir de esta manera el asilo en el Reino Unido.

Según su versión, aprovechando un viaje al Reino Unido, hace cuatro años, Obazee se escapa con su hijastro de un marido que la maltrataba. Una vez se siente lo suficientemente segura, decide revelar su verdadera orientación sexual, motivo por el que su familia corta toda relación con ella. A lo largo de estos cuatro años reside en Manchester, donde ha sido miembro activo de la comunidad LGBT, así como voluntaria en un centro de acogida a personas homosexuales, bisexuales y transexuales.

«Nos preocupa que, con demasiada frecuencia, la sexualidad de las personas no se crea y las solicitudes de asilo se rechacen incorrectamente (…). Hace solo dos meses celebramos con alegría el orgullo de Londres con nuestra amiga Nneka y ahora todo lo que podemos hacer es vernos impotentes ya que está siendo atropellada por un sistema de inmigración injusto e inhumano para enfrentarse al peligro en Nigeria», explica Leila Zadeh, directora del U.K. Lesbian and Gay Immigration Group.

Hasta 152 violaciones de los derechos del colectivo LGBT se registran en Nigeria el año pasado, siendo uno de los 72 países del mundo en el que los actos homosexuales son ilegales. Mientras que detienen en agosto a 53 personas, acusándolas de «conspiración, reunión ilegal y pertenencia a un grupo anti social» por estar celebrando lo que se suponía era una boda gay, en agosto se producía una redada en un hotel de Lagos, en la que son arrestadas 42 personas al ser «pilladas in fraganti» en una reunión que tenía el único objetivo de informar y prevenir contra el VIH.

La zona sur de Nigeria es predominantemente cristiana, por lo que las penas relacionadas con la homosexualidad pueden ascender a los 14 años de prisión, mientras que en el norte, predominantemente musulmán, se aplica la ley sharia, lo que quiere decir que de ser condenada, Nneka Obazee podría ser ejecutada por lapidación. A nivel nacional, Le Ley de Prohibición del Matrimonio del Mismo Sexo, de 2011, incluye como delito formar parte de una organización que luche por los derechos de la comunidad LGBT.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó la mencionada ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisiónpor haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero de este mismo año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Universogay/Cristianos  Gays

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Detenidos más de 40 hombres en Nigeria acusados de “actos homosexuales” tras participar en un evento informativo sobre VIH

Miércoles, 2 de agosto de 2017
Comentarios desactivados en Detenidos más de 40 hombres en Nigeria acusados de “actos homosexuales” tras participar en un evento informativo sobre VIH

activista_nigeria-300x150Repugnante la última actuación de las autoridades de Nigeria: en su triste cruzada contra la diversidad de orientación sexual e identidad de género, una nueva redada se ha saldado con la detención de más de 40 hombres, acusados de “actos homosexuales”. Por desgracia, este tipo de intervenciones por parte de la policía, que contravienen el derecho internacional, no son ninguna novedad en este país del continente africano. Sin embargo, resulta especialmente significativo el hecho de que los arrestados se encontraban en un evento informativo sobre el VIH/sida, en el marco de un ambiente festivo, dentro del salón de un hotel de Lagos. La activista LGTB nigeriana Bisi Alimi ha dicho que “estos hombres estaban tratando de salvar sus vidas y hacer su país mejor, con la prevención de la propagación del VIH”.

Sin poder ofrecer una cifra exacta de arrestos, algunos medios hablan de unos 42 hombres detenidos, acusados de “actos homosexuales”. Al parecer, estas víctimas de la LGTBfobia de estado se encontraban en el salón de un hotel de Lagos, celebrando una reunión en la que resolverían sus dudas y recibirían asesoramiento e información en relación al VIH/sida.

Más concretamente, la policía de la división de Owode Onirin detiene a 42 personas sospechosas de ser homosexuales en una redada realizada este sábado, 29 de julio, en el Hotel Vincent, en el estado de Lagos de Nigeria. “Es cierto. Alrededor de 42 presuntos homosexuales fueron arrestadas y el hotel ha sido clausurado mientras continúa la investigación. Están bajo custodia del Grupo de Trabajo del Estado de Lagos y serán acusados pronto ante el tribunal”, confirma Olarinde Famous-Cole, portavoz de la policía. “Se han informado de que el hotel aloja a homosexuales. Estaban allí esta tarde cuando los policías les descubrieron. Alrededor de 40 de ellos fueron pillados in fraganti”, según declara un vecino de la zona, identificado como Tunji, indicando que la redada se desarrolló alrededor de las tres y media de la tarde, quien también señala que no es la primera vez que este establecimiento acoge encuentros de homosexuales.

Sin embargo, Bisi Alimi, activista LGBT nigeriano, puntualiza que el acto en el que fueron pillados “in fraganti”, fue el de hacerse pruebas del VIH y recibir asesoramiento y educación al respecto. Una información vital y necesaria para un país en el que alrededor de tres millones y medio de personas viven con el virus según un informe de 2015. “Estos hombres estaban tratando de salvar sus vidas y hacer de su país un lugar mejor previniendo la expansión del VIH”, explica Alimi, quien vive como refugiado en el Reino Unido desde que recibiera amenazas de muerte en su país.

El Gobierno de Nigeria parece ignorar que este tipo de acciones persecutorias son muy negativas para frenar el avance de la pandemia, a pesar de ser uno de los países del mundo más afectados por sus efectos. En este sentido, solo hace falta a acudir al informe publicado por ONUSIDA del año pasado: “la situación fue particularmente difícil en Nigeria, que en 2015 ocupó el segundo lugar del mundo en relación a la epidemia de VIH. Nigeria tuvo el mayor número de nuevas infecciones entre los niños en el mundo; se calcula que 41.000 [entre 28.000-57 000]. Aproximadamente, es el equivalente a los ocho países siguientes juntos. Solo ha habido un 21% de nuevas detecciones pediátricas por VIH en Nigeria desde 2009, en comparación con el 60% de promedio entre los otros países prioritarios del Plan Mundial”. Con todo, aún con más de tres millones y medio de personas que viven con VIH en este país, el Gobierno nigeriano demuestra que no le importa que se desincentive el interés de la ciudadanía por luchar contra la pandemia.

Como ocurre en otros países en los que se criminaliza la homosexualidad, no importa la orientación sexual real de las víctimas: a menudo es suficiente una sospecha, un juicio por las apariencias o un simple intento de “desacreditar” a un enemigo. El caso es que estos hombres se enfrentan a una pena de prisión que puede ascender hasta los 14 años, además de otras posibles penas como los azotes o latigazos.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó la mencionada ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero de este mismo año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Dosmanzanas/Universogay/Cristianos  Gays

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Un tribunal nigeriano libera sin cargos a dos hombres que fueron acusados de mantener relaciones homosexuales

Jueves, 22 de junio de 2017
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gay_pixUn tribunal nigeriano ha liberado sin cargos a dos hombres acusados de mantener relaciones homosexuales. La decisión se ha tomado después de que la defensa lograra demostrar que las confesiones que ambos efectuaron se habían obtenido con coacciones y malos tratos por parte de la policía. Aun así, los dos acusados han descrito su estancia en prisión provisional como “un infierno” del que apenas esperaban sobrevivir. De haber sido condenados, se hubiesen enfrentado a penas de hasta 14 años de cárcel.

El pasado mes de diciembre, la policía de la localidad nigeriana de Benin City procedió a la detención de Paul Frank, de 31 años, y Christian Ejimofor, de 22. Ambos fueron acusados de “conocimiento carnal ilegal”, por mantener relaciones homosexuales, así como de robo y conspiración. Según el fiscal del caso, O. A. Enebabor, los supuestos delitos se habían cometido “entre el 14 y el 17 de diciembre”.

Tras una audiencia preliminar que tuvo lugar el 4 de enero, se dictó prisión provisional para los dos detenidos, que habían confesado los hechos en las dependencias policiales. Cuando ya habían pasado 50 días en prisión, Tom Malanga, un abogado que desarrolla su labor en los Estados Unidos, tuvo conocimiento del caso a través de los medios de comunicacion y quiso ofrecer sus servicios. En contacto con sus afiliados en Nigeria, solicitó fianza para ambos, que el juez fijó en 200.000 nairas (570 euros, 636 dólares) para cada uno.

Con la representación legal adecuada, se inició la vista el pasado 30 de mayo, con una Fiscalía que desplegó en principio toda su dureza. Sin embargo, la defensa objetó la presentación de unos vídeos en los que se mostraban las confesiones de ambos acusados, alegando que estas habían sido conseguidas bajo coacción, y que sus defendidos habían sido golpeados por los agentes de policía. El tribunal aceptó la alegación, impidiendo que los vídeos fueran presentados como evidencia. En ese momento, dado que no podía presentar más pruebas, la Fiscalía decidió retirar los cargos, y el juez dictó la libertad definitiva de los acusados.

Tom Malanga, sin embargo, también quiso denunciar públicamente el trato inhumano que habían recibido sus defendidos durante su estancia en prisión, donde fueron objeto de todo tipo de abusos y violencia. El infame maltrato había llegado hasta el punto de que Christian Ejimofor presentaba tras su liberación graves síntomas de desnutrición y un estado de salud muy delicado. Ambos describieron su estancia en la cárcel como “un infierno”, al que apenas hubieron podido sobrevivir unos pocos días más.

Debido a ello, el abogado Tom Malanga efectuaba las siguientes declaraciones tras el juicio: Me siento lleno de orgullo y felicidad por que este día haya llegado, aunque todavía me enfurece que algo así haya sucedido, y también me entristece que haya otras personas LGTB cuyas detenciones no han sido dadas a conocer en los medios y están ingresadas en prisiones nigerianas en estos momentos”.

Nigeria: violencia social y de Estado

La homosexualidad es ilegal en Nigeria según los artículos 214 y 217 de su Código Penal y puede tener penas de hasta 14 años de cárcel. En Nigeria las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel (en el sur cristiano) o incluso hasta la muerte por lapidación (en los estados del norte en los que se aplica la ley islámica). A principios de 2014, además, el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley que agravaba el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, prohibiendo toda muestra de afectividad entre personas del mismo sexo y cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. No en vano, algunos la describieron como la ley para “encarcelar a todos los gays”. Desde su entrada en vigor, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión.

En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero de este mismo año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Dosmanzanas

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Grupo de activistas LGBT denuncia al gobierno de Uganda por negarse a registrar su asociación

Sábado, 20 de mayo de 2017
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uganda_gay_rightsSexual Minorities Uganda es un grupo de activistas del colectivo LGBT de Uganda, un país en el que la homosexualidad está penada por la ley y es habitual la violencia contra las minorías sexuales, que ha llevado a su gobierno ante los tribunales por negarse a registrarles como asociación. 

Sexual Minorities Uganda es un grupo de activistas de Uganda que lleva intentando formalizar su registro como asociación oficial desde 2012, pero ante las reiteradas negativas de la oficina del Servicio de Registro, ha presentado una denuncia ante el Tribunal Supremo de Kampala, esperando una notificación oficial para finales de este mes. Estar registrados como asociación les garantiza ciertos beneficios y obligaciones por parte del estado, cruciales para poder llevar a cabo su labor.

«Decidimos presentar una demanda ante el tribunal deliberadamente para abogar por los derechos de asociación y reunión, porque una organización legal es incapaz de cometer un acto criminal», explica Patricia Kimera, una de los abogados que representa SMUG, como también se refieren a sí mismos, explicando que optaron por la demanda tras recibir una carta oficial del Registro en la que especifican que su nombre, Minorías Sexuales Uganda (en español), es «indeseable y porque los homosexuales y las relaciones del mismo sexo son ilegales en Uganda, la oficina no puede legitimar una ilegalidad».

El objetivo de SMUG, es el de luchar por los derechos de homosexuales, bisexuales y transexuales en Uganda a través de la promoción de reformas políticas, además de ofrecer asesoramiento y otros servicios similares que hasta la fecha han proporcionado de manera clandestina, todas ellas actividades que no suponen ningún delito por mucho que la homosexualidad esté penada en su país desde 1952. Como gran parte del África subsahariana, el país es socialmente conservador y profundamente religioso, lo que hace que asociaciones de derechos humanos como SMUG no consigan ser registrados como organización legal. Aseguran que la decisión de la agencia gubernamental viola una serie de derechos consagrados en su constitución, incluyendo la libertad de asociación, expresión, reunión y los derechos de las minorías a participar en los procesos de toma de decisiones de la asociación.

«Hay tantos retos al dirigir una organización que no está registrada. Uno es el hecho de que tienes que operar de manera clandestina, por ejemplo, no puede pedir directamente a los donantes, no puedes obtener fondos, no puedes tener espacios para tus actividades, lo que significa que la mayoría de las cosas que haces tienes que hacerlas de manera clandestina», explica Daglous Mawadri, coordinador legal de SMUG. En los últimos años, Yoweri Museveni, presidente de Uganda, ha intentado aprobar leyes para restringir aún más todavía los derechos del colectivo LGBT, siendo revocadas en algunos casos por el tribunal constitucional, pero su actitud es públicamente notoria en contra de los homosexuales, llegando a acusar a determinados grupos de «reclutar deliberadamente a personas que no son homosexuales en la homosexualidad» a cambio de dinero. La comunidad internacional ha condenado tanto sus leyes como sus declaraciones, llegando en alguna ocasión a perder subvenciones internacionales.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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Acusan a 53 personas de acudir a la celebración de una boda gay en Nigeria

Sábado, 22 de abril de 2017
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gay_pixDetienen a 53 personas en Nigeria, acusándolas de «conspiración, reunión ilegal y pertenencia a un grupo anti social» por estar celebrando lo que se supone era una boda gay en un establecimiento hotelero en base a una ley de 2014 que condena la mera convivencia entre personas del mismo sexo.

Mientras se suceden las condenas y movilizaciones por la purga de homosexuales en Chechenia, continúa la caza del gay en Nigeria, donde sólo el año pasado se registran hasta 152 violaciones de los derechos de la comunidad LGBT, siendo habitual agredir físicamente a cualquier persona sospechosa de ser homosexual. No es tampoco la primera vez que se detiene a un grupo de personas que acuden a algún tipo de celebración, que pueda ser un cumpleaños o con cualquier otro pretexto, como sucedía el pasado 15 de abril en el estado de Kaduna, donde se retenía algo más de cincuenta personas sospechosas de acudir a la celebración de una boda gay.

«Los sospechosos fueron detenidos el 15 de abril en un motel (…). Se les acusa de conspiración, reunión ilegal y de pertenencia a un grupo anti social», declara el senador Mahmud Bello. Según la versión de la policía se les detiene por estar «preparando la celebración de un matrimonio homosexual en un hotel de Zaira, entre Faruk y Sanussi, que siguen fugados» y habrían sido delatados, presuntamente, por un trabajador del establecimiento hotelero. La mayoría de los detenidos son estudiantes de entre 20 y 30 años de edad que fueron puestos en libertad este miércoles, 20 de abril, tras declararse inocentes y abonar una fianza interpuesta por un juez de la Corte de Justicia de Zaria, quien les ha citado para continuar el proceso el próximo 8 de mayo.

La ley de Nigeria castiga la homosexualidad con penas de entre 10 y 14 años de cárcel, no sólo las «relaciones amorosas entre personas del mismo sexo», sino la mera «cohabitación entre personas del mismo sexo», según una ley aprobada por el ahora expresidente Goodluck Jonathan en 2014. A pesar de ser un país terriblemente homofóbico, cuya población es fuertemente religiosa, ya sean cristianos o musulmanes, nunca ha nadie ha sido condenado por esta ley, salvo una joven, condenada por ser lesbiana, aunque puedo eludir la cárcel al conseguir el estatus de refugiada en Francia.

Pero desde que la ley entrara en vigor sí parece haberse generado «un sentimiento de miedo y de celo excesivo» ante la manera en la que actúan las fuerzas de seguridad, según explica Wendy Isaack, especialista de temas de género para Human Rights Watch, como prueba de ello están las numerosas detenciones que a menudo se producen por simples sospechas o por celebrar su cumpleaños con sus amigos, como sucedía cuando detenían al activista Ifeanyi Orazulike.

Nigeria: violencia social y de Estado

106131-20111207La homosexualidad es ilegal en Nigeria según los artículos 214 y 217 de su Código Penal y puede tener penas de hasta 14 años de cárcel. En Nigeria las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel (en el sur cristiano) o incluso hasta la muerte por lapidación (en los estados del norte en los que se aplica la ley islámica). A principios de 2014, además, el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley que agravaba el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, prohibiendo toda muestra de afectividad entre personas del mismo sexo y cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. No en vano, algunos la describieron como la ley para “encarcelar a todos los gays”. Desde su entrada en vigor, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión.

En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

124943_pngbase64eeb7ed4290656355_principalEn enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

SANYO DIGITAL CAMERA Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Fuente Universogay/Cristianos Gays

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Denunciadas en Nigeria 152 violaciones de los derechos humanos de sus ciudadanos LGTBI durante el último año

Martes, 10 de enero de 2017
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tiers-report-cover-2016La organización The Iniciative for Equal Rights, en colaboración con otras entidades, ha elaborado el informe anual sobre las violaciones de los derechos humanos de la población LGTBI nigeriana. En el periodo comprendido entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016, se han denunciado 152 vulneraciones de los derechos humanos, que han afectado a 232 personas. Evidentemente, se trata únicamente de hechos que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, por lo que, en un país donde la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real debe ser abrumadoramente mayor.

El informe detalla todas las vulneraciones de los derechos humanos que han sido denunciadas, bien mediante las líneas gratuitas habilitadas por las diversas asociaciones como The Iniciative for Equal Rights, como por informes que han recibido directamente. En el 65 % de los casos las denuncias han sido efectuadas por las propias víctimas, en el resto por testigos presenciales. De entre las que ha podido conocerse fehacientemente la identidad de las víctimas, las violaciones de los derechos humanos han afectado a 129 hombres (el 82 %) y 28 mujeres (el 18 %).

Las distintas agresiones han sido agrupadas por el tipo de violación cometida y detallando el artículo del Código Penal nigeriano se habría infringido. Las violaciones de derechos humanos han sido cometidas en 107 ocasiones por ciudadanos civiles, en 37 ocasiones por miembros de las fuerzas del orden, y en 16 ocasiones por una mezcla de ambos. Entre los delitos cometidos contra la población LGTBI figuran el asalto con lesiones, el linchamiento, el chantaje, la extorsión, las amenazas de muerte, el robo con intimidación, el arresto irregular, la detención ilegal, el secuestro, el linchamiento, el intento de violación o el intento de asesinato.

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El informe denuncia que estas violaciones de los derechos humanos se han incrementado exponencialmente desde que, a principios de 2014, se promulgara una ley que agravaba el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, lo que puso en el punto de mira social a los ciudadanos LGTBI nigerianos. También hace recomendaciones al Gobierno de Nigeria para que se implique en la defensa de sus derechos civiles, entre las que se cuenta la vigilancia estricta de las fuerzas del orden, muchas veces implicadas en las agresiones, que suelen efectuar detenciones ilegales, manteniendo detenidos sin cargos a ciudadanos LGTBI en ocasiones hasta durante un mes.

Cabe señalar que la mayor parte de las denuncias efectuadas ante las distintas asociaciones provienen de los estados del sur, de mayoría cristiana, mientras que hay un silencio casi absoluto en los estados norteños de mayoría musulmana, donde se aplica la sharia (o ley islámica) y existe una mayor dificultad para que las asociaciones de defensa de los derechos humanos realicen su labor o establezcan líneas seguras de comunicación. El número de vulneraciones cometidas contra los derechos de los ciudadanos LGTBI de Nigeria deber ser, por tanto, abrumadoramente mayor.

Nigeria: violencia social y de Estado

La homosexualidad es ilegal en Nigeria según los artículos 214 y 217 de su Código Penal y puede tener penas de hasta 14 años de cárcel. En Nigeria las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel (en el sur cristiano) o incluso hasta la muerte por lapidación (en los estados del norte en los que se aplica la ley islámica). A principios de 2014, además, el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley que agravaba el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, prohibiendo toda muestra de afectividad entre personas del mismo sexo y cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. No en vano, algunos la describieron como la ley para “encarcelar a todos los gays”. Desde su entrada en vigor, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. En dosmanzanas hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión.

En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Fuente Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El presidente de Uganda plantea el debate sobre el origen de la homosexualidad en África

Jueves, 22 de diciembre de 2016
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ugandaeLGmUIqKrUoAdfh-800x450-noPadNos preguntamos si Francisco piensa lo mismo, visto que no hizo caso a las peticiones para que condenase la violencia homófoba

Yoweri Museveni, presidente de Uganda, y otros líderes africanos sostienen que no habría homosexuales en África sin la contribución de grupos occidentales, achacando que fueron los colonizadores quienes la introdujeron en su continente.

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, plantea el debate sobre el origen de la homosexualidad en Uganda tras declarar que los niños de su país son reclutados por «grupos occidentales arrogantes y descuidados» con el objetivo de convertirlos en homosexuales. Otros líderes africanos apoyan su punto de vista, como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, que describe la homosexualidad como «un azote plantado por el hombre blanco en un continente puro», o el expresidente de Kenia, Daniel Arap Moi, que ha llegado a decir que «la homosexualidad va contra las normas y tradiciones africanas». Declaraciones no consiguen otra cosa que reforzar las actitudes negativas hacia el colectivo LGBT y reforzar su rechazo por parte de la sociedad, tal y como denuncian activistas gays y lesbianas en Uganda.

Los conflictos ocasionados por el rechazo del actual gobierno hacia la homosexualidad son continuos y constantes en Uganda. Una encuesta revelaba en febrero la esterilización de mujeres portadoras de VIH sin su consentimiento como una práctica habitual en Uganda. Pocos meses después, el ministro del estado para ética e integridad, Simon Lokodo, anunciaba su intención de iniciar un programa de terapias de conversión para homosexuales después de una violenta redada para impedir la celebración del Orgullo, a pesar de que el año anterior se había celebrado sin mayor problema y sin haber causado ningún altercado. Un mes después, la policía vuelve a impedir la celebración del desfile del Orgullo LGBT, que se había pospuesto hasta septiembre con la esperanza de que se pudiese celebrar.

Un informe de Sexual Minorities Uganda documenta 264 casos de discriminación contra gays, lesbianas, bisexuales y personas transexuales en este año, incluyendo amenazas físicas, ataques violentos, tortura, arresto, chantaje, desalojo, justicia popular y destierro familiar. «Me llevaron a la rehabilitación durante dos semanas esperando que me redimieran y mis sentimientos cambiarían. Pero eso no me cambió (…). Nadie me enseñó a sentirme así. Sucede naturalmente en mí que me siento atraído por los hombres», explica Mugisha, que ha tenido que someterse a una terapia de conversión obligado por su propio padr e quien, finalmente se ha rendido, pero le anima a que mantenga un comportamiento heterosexual en público. De la misma manera, Joyce Buyinza es una lesbiana a quien su padre ha rechazado debido a su orientación sexual.

Es una creencia ampliamente aceptada en Uganda que la homosexualidad no existía en África antes de la colonización. Muchos dicen que nace de la cultura occidental y que va en contra de los valores africanos. Una idea que, indudablemente, tiene su origen en la ignorancia, puesto que la homosexualidad también estaba perseguida y penada por sus colonizadores, y que es rebatida por la propia Buyinza, quien argumenta que «cuando trazamos nuestra historia, aprendemos sobre la gente gay que existe en nuestras comunidades». Sylvia Tamale, activista de derechos humanos y ponente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Makerere, asegura que la homosexualidad en Uganda es anterior al colonialismo. No fue ni aprobada ni suprimida por completo, pero sin duda fue reconocida por múltiples grupos étnicos. Según explica, un rey de Buganda, Kabaka Mwanga II, que gobierna desde 1884 hasta 1901, era homosexual e incluso quemaba a hombres jóvenes si se resistían a sus tener relaciones sexuales con él. A pesar de que otros relatos aseguran que Mwanga era bisexual, algunos todavía afirman que era heterosexual y tenía muchas esposas.

Por otro lado, Brenda Namayengo, que se define como amante de la cultura africana, dice que los relatos históricos que afirman que Mwanga era gay son inexactos. «Tenemos que entender que los que escribieron sobre las tendencias homosexuales de Mwanga eran personas que lo odiaban: los misioneros blancos (…). En su mente imperialista y cristiana, distorsionaron su imagen, y pintarle como homosexual era parte de su propaganda. La homosexualidad nunca ha sido una orientación sexual africana», explica, defendiendo que la homosexualidad es un comportamiento occidental, asegurando que hay grupos que pagan a los ugandeses para promover la homosexualidad, «debido a que son perezosos y no quieren trabajar, ven la promoción de la homosexualidad como una manera rápida de ganar dinero». En realidad se trata de la misma opinión que tienen los radicales religiosos occidentales sobre los homosexuales, sólo que en su versión inversa.

«Nunca había interactuado con ninguna persona blanca que me ofreció dinero antes de descubrir que sentía esa atracción sexual hacia los hombres», asegura Mugisha, quien manifiesta su orientación a su familia cuando todavía tiene solamente 13 años de edad. Otra activista, Tamale, sostiene que, precisamente, fueron los colonizadores quienes, a través del cristianismo, convencieron a muchos africanos de que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo van contra la naturaleza humana. Como consecuencia, las personas homosexuales volvieron al armario, sostiene la escritora Jennifer Makumbi, donde han permanecido hasta que el movimiento LGBT se ha ido activando en todo el mundo y comenzaron a surgir personas abiertamente homosexuales en el cine y la televisión, motivo por el que quizás muchos la asocien ahora con la cultura occidental.

Alex Kiwanuka, un ugandés heterosexual, explica que las lenguas locales ya incluían referencias a la homosexualidad mucho antes de que llegaran los colonizadores. Okulyaebisiyaga es la palabra con la que los Baganda describen el sexo entre personas del mismo sexo, que utilizaban mucho antes de que llegaran los colonizadores blancos. Elizabeth Kemigisha, abogada de derechos humanos, declara que los ugandeses necesitan desaprender la noción de que la homosexualidad no es africana, explicando que «el aprendizaje debe comenzar en la escuela primaria y en los hogares». Una propuesta ciertamente positiva, pero que parece todavía bastante improbable cuando el mes pasado una coalición de 54 países africanos demandaban la destitución del experto en discriminación al colectivo LGBT, recientemente propuesto  por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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Cinco hombres nigerianos son condenados a siete años de prisión por mantener relaciones homosexuales

Lunes, 5 de diciembre de 2016
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Jos-MapCinco hombres han sido condenados a siete años de prisión por mantener relaciones homosexuales, según sentencia de un Tribunal de Damaturu, la capital del estado norteño de Yobe, en Nigeria. Una dramática noticia más que nos llega desde el país africano, que no hace sino incrementar cada vez más la represión contra las personas LGTB, desde que en 2014 entró en vigor una ley que endurecía el ya de por sí durísimo tratamiento penal existente para todo lo relacionado con la homosexualidad. Como en otros países, la promulgación de nuevas leyes al respecto crea una alarma pública artificiosa, que trae consigo un recrudecimiento de la LGTBfobia social y de Estado.

La noticia difundida por los medios nigerianos es escueta, pero contundente y dramática. Un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, ha condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

Se han dado a conocer el nombre y la edad de cuatro de ellos: Ali Sherif, de 30 años; Yusuf Mukaila, de 45; Sule Hassan, de 32 y Mustapha Usman, de 23. También se ha difundido que Sule Hassan admitió haber mantenido relaciones sexuales con un hombre llamado Tijani, tras recibir la cantidad de 500 nairas (1,49 euros, 1,59 dólares). Por su parte, Ali Sheriff confesó ante el tribunal tras darse a conocer en la corte algunos de los mensajes conservados en su teléfono móvil.

Para el medio LGTB NoStringNg, la condena es completamente inaceptable, pues no es razonable condenar a dos adultos que, haciendo uso de razón, optan por participar en privado en un asunto que ellos consideran placentero”.

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¿Le pediría Francisco a Goodluck Jonathan que terminase con esta execrable homofobia?…

Nigeria: violencia social y de Estado

La homosexualidad es ilegal en Nigeria según los artículos 214 y 217 de su Código Penal y puede tener penas de hasta 14 años de cárcel. En Nigeria las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel (en el sur cristiano) o incluso hasta la muerte por lapidación (en los estados del norte en los que se aplica la ley islámica). A principios de 2014, además, el presidente Goodluck Jonathan promulgó una ley que agravaba el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, prohibiendo toda muestra de afectividad entre personas del mismo sexo y cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. No en vano, algunos la describieron como la ley para “encarcelar a todos los gays”. Desde su entrada en vigor, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. En dosmanzanas hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión.

En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

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Detenido un hombre en Nigeria por mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ceder a un chantaje

Sábado, 19 de noviembre de 2016
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Jos-MapUn hombre nigeriano se enfrenta a cargos por mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. La víctima ya ha tenido que abonar grandes sumas de dinero en gastos judiciales, y teme acabar ingresando en prisión. El Código Penal de Nigeria castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 14 años de cárcel.

El pasado mes de octubre fue detenido un hombre en la ciudad nigeriana de Sapele, en el estado de Delta, acusado de “tener conocimiento carnal contra natura”, por haber mantenido relaciones sexuales con una persona de su mismo sexo. Según declaraciones al medio LGTB NoStringNg, el acusado había sido contactado por un joven, con quien finalmente se relacionó físicamente. Tras el encuentro, el joven le exigió una cantidad de dinero a cambio de no denunciarle por violación. Más tarde supo que la idea del chantaje había partido de la madre del extorsionador. “Eso es a lo que se dedican”, afirma la víctima, “lo descubrí después del incidente. Chantajean a la gente, que les pagan movidos por el miedo”.

Sin embargo, él decidió no ceder al chantaje y se negó a pagarles ninguna cantidad. Casi inmediatamente, la Policía se presentó en su domicilio y procedió a detenerle por haber mantenido relaciones homosexuales. Presentados los cargos, la víctima del chantaje ya ha comparecido ante el juez en seis ocasiones, aunque el juicio definitivo tendrá lugar el próximo 6 de diciembre. El coste legal ya le ha supuesto un desembolso de más de 120.000 nairas (cerca de 360 euros, 380 dólares), una abultada cantidad para el nivel económico nigeriano, de la que se está haciendo cargo su familia.

El mayor temor del acusado es terminar en prisión, pues, tras su detención y presionado por las fuerzas del orden, terminó confesando en comisaría que había mantenido relaciones homosexuales, si bien aún no ha hecho ese tipo de declaración ante el tribunal. Según el artículo 214 del Código Penal de Nigeria, se enfrenta a una pena que puede llegar hasta los 14 años de cárcel.

Nigeria: violencia social y de Estado

La homosexualidad es ilegal en Nigeria según los artículos 214 y 217 de su Código Penal y puede tener penas de hasta 14 años de cárcel.

Desde la promulgación de la ley que agrava el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos que han creado un ambiente de profunda homofobia social. EnCristianos Gays hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión.

En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

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Pastor norteamericano procesado por sus opiniónes homófobas

Martes, 26 de julio de 2016
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noticias_file_foto_759855_1396526502Se trata del pastor y guionista norteamericano Scott Lively, quien visitó Uganda en 2009, y expresó su apoyo a los pastores del país que estaban trabajando para oponerse a la “proliferación de la homosexualidad”.

El pastor norteamericano Scott Lively fue demandado por un grupo de activistas LGTB de África, acusándolo de cometer “crímenes contra la humanidad” por sus homófobas opiniónes sobre la homosexualidad en el país.

Según amplía NoticiaCristiana ahora, una organización de protección de las libertades religiosas de Estados Unidos está tratando de hacer la mencionada demanda internacional.

El pastor y guionista oriundo de Massachusetts había visitado Uganda en 2009 para predicar y expresar su “visión bíblica sobre la homosexualidad”. Lively expresó en aquella oportunidad su apoyo a los pastores del país, que estaban trabajando para “oponerse a la proliferación de la homosexualidad en la región”.

Varios años después de su visita, ‘Minorías Sexuales de Uganda’ (SMUG, por sus siglas en inglés) presentó una demanda contra el religioso, indicando que él había violado el derecho internacional porque sus palabras “animaban a la persecución del gobierno contra los homosexuales en el país”. El grupo también afirma que el pastor era parte de una conspiración para privar a los homosexuales de sus derechos.

Debido a esta acusación, fue procesado por el ‘Estatuto Tort’ (ATS), que permite a los individuos de las naciones extranjeras presentes hacer quejas federales contra los ciudadanos de Estados Unidos que han cometido delitos en el extranjero.

“Eso es casi tan ridículo como se está haciendo ahora”, dijo Lively al New York Times en 2013. “Nunca he hecho nada, excepto en Uganda predicar el Evangelio y dar mi opinión sobre el tema homosexual”.

El caso de Lively ha estado siendo tramitado en los tribunales durante los últimos cuatro años y la semana pasada los abogados del pastor presentaron una solicitud de juicio sumario en un intento de anular la acción judicial del grupo LGBT.

Los legisladores de Uganda habían trabajado para tipificar como delito la conducta homosexual en el país. Por su parte, los grupos religiosos instaron al Parlamento a aprobar una legislación “para proteger la moral personal y social de la nación”.

La legislación ordenaba la cadena perpetua para los que se dedicaban a la “homosexualidad agravada”, aquellos que “intencionalmente esparciesen el virus VIH, cometiesen pedofilia homosexual o participasen en actos sexuales con personas del mismo sexo

La legislación fue aprobada El texto aprobado por el Parlamento ugandés en diciembre de 2013 y ratificado dos meses después por el presidente Yoweri Museveni, preveía penas de hasta cadena perpetua para las personas LGTB y quienes los apoyaran. En agosto de 2014, sin embargo, el Constitucional anulaba la medida, aunque no se pronunció sobre el fondo de la cuestión y se limitó a considerar que en la votación del texto por el pleno del Parlamento, este no disponía del quórum necesario (al menos un tercio de los diputados electos). El fallo, conviene precisar, no supuso la despenalización de las relaciones homosexuales en Uganda, ya ilegales en el marco jurídico anterior.

Sin embargo, la pesadilla homófoba en Uganda podría regresar. Rebecca Kadaga, la presidenta del Parlamento, se ha mostrado partidaria de volver a tramitar la ley que endurecía el trato penal a las personas homosexuales y que fue anulada por el Tribunal Constitucional de ese país por defecto de forma. Kadaga fue una de sus mayores defensoras y llegó a calificar la brutal ley de regalo de Navidad a su pueblo.

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Veinte jóvenes nigerianos son brutalmente golpeados por una turba violenta, bajo la sospecha de ser homosexuales

Jueves, 30 de junio de 2016
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Jos-MapUna turba violenta atacó a 20 jóvenes nigerianos de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas ha querido presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente.

El pasado 19 de marzo, en la localidad nigeriana de Jos, una horda de violentos fanáticos atacó a golpes a 20 jóvenes bajo la sospecha de que eran homosexuales. La brutal paliza ocasionó grandes heridas en las víctimas, con profusas hemorragias que hicieron temer que alguno perdiera la vida. Un activista presente en los hechos, denunció lo ocurrido al medio LGTB NoStringNg, describiendo la dantesca escena con las siguientes palabras: “Los hombres no mostraron ninguna compasión con ellos, a pesar de que no tenían prueba alguna de que fueran homosexuales. Les golpearon brutalmente. Se llegó al punto de que el padre de una de las víctimas, que trató de detener a la turba que golpeaba a su hijo, fue también golpeado junto a su hijo. Un panorama espantoso”.

Según el activista, todo comenzó cuando los padres de un joven, de quien sospechaban que era gay, le llevaron a un médico para que le realizara un examen anal que lo confirmase. Una práctica considerada como una forma de tortura y sin ninguna validez científica. Tras la infame prueba, el médico, saltándose todo código deontológico, confirmó a los padres la homosexualidad de su hijo. No se sabe cómo y quién difundió la noticia, pero sirvió para que una horda, llena de violencia y fanatismo, decidiese recorrer el barrio en busca de homosexuales.

Allanaron con violencia las casas de las víctimas, a quienes arrastraron y agruparon para golpearles con saña. Fueron elegidos algunos de los amigos del joven, aunque, según el testigo, “la mayoría de los hombres que fueron atacados tenían aspecto afeminado, por lo que, debido a la idea errónea de que todos los hombres homosexuales son afeminados, se convirtieron en su objetivo y fueron fuertemente golpeados”.

Tras la brutal paliza, ninguna de las víctimas ha querido presentar una demanda contra sus atacantes, ya que no solo temen posibles represalias, sino que un juicio tan solo serviría para que sus nombres se vinculasen a un “caso homosexual”, con el consiguiente estigma social. El activista que fue testigo presencial comenta que “algunas de las víctimas ya no se sienten seguras en la zona y están haciendo planes para huir de allí, ya que temen que puedan decidir hacerles daño de nuevo”. Algunos están recibiendo tratamiento por parte de organizaciones de defensa de los derechos humanos. En su mayoría, las familias de los agredidos también están ofreciendo su apoyo.

Nigeria: violencia social y de Estado

La homosexualidad es ilegal en Nigeria según los artículos 214 y 217 de su Código Penal y puede tener penas de hasta 14 años de cárcel.

La ley nigeriana castiga con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel (en el sur cristiano) o incluso hasta la muerte por lapidación (en los estados del norte en los que se aplica la ley islámica) por el delito de sodomía, es decir, por relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Pero desde la promulgación de una ley que agrava el tratamiento penal para todo aquello relacionado con la homosexualidad, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB, alentados por los líderes políticos y religiosos que han creado un ambiente de profunda homofobia social. La reforma contempla penas de 10 años de prisión por la exhibición pública o privada de una relación afectiva entre dos personas del mismo sexo, así como la pertenencia a cualquier tipo de asociación u organización de defensa de los derechos LGTB.
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General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

Recordatorio

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