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Sobre el mar.

Jueves, 23 de noviembre de 2023
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Del blog Nova Bella:

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Las palabras abren puertas sobre el mar

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Rafael Alberti

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“Comunidades de fe y de vida”, por Miguel Ángel Mesa.

Jueves, 23 de noviembre de 2023
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De su blog Otro mundo es posible:

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No hay ningún género de duda al afirmar que Jesús, desde que decidió salir a los caminos a anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, lo primero que hizo fue rodearse de un grupo de amigos y amigas, con los que poder compartir sus preocupaciones, sus gozos, sus dificultades, sus alegrías y esperanzas.

Sabemos que las personas somos seres sociales, gregarios, necesitados del contacto con los otros para poder desarrollarnos íntegramente y mantener una buena salud psicológica. Fuera de algunos hechos aislados, en los que un hombre o mujer eligen conscientemente un aislamiento personal, por distintos motivos, cuando una persona se aísla de los demás, es debido a algún desequilibrio psíquico que es preciso tratar médicamente.

 En nuestros días las modernas técnicas de la comunicación nos han hecho mucho más cercano el contacto con los demás, eliminando las distancias geográficas y convirtiendo en inmediato el tiempo para establecer la conexión. En nuestras sociedades la gente no puede estar un momento sin llamarse por el móvil, sin entablar contacto por twitter, facebook, correo electrónico, skype, y un sinfín de nuevas redes sociales. Esto demuestra una necesidad vital de relaciones, de intercambios, de correspondencia, de hallazgos e inquietudes.

Cuando hablamos de solidaridad, de lucha política y social, de compromiso con la sociedad, de una fe viva que se transforma en implicación profunda con la realidad, no se puede vivir o trabajar desde el individualismo. La fe, en concreto, tiene que experimentarse y compartirse en comunidad. La fe vivida de forma aislada, en un contacto vertical, intimista, al margen de los demás no es una fe tal como la vivió Jesús ni la que pretendió que vivieran sus amigos y seguidores.

La comunidad, que implica la plena identificación de fe, compromiso y vida, debe ser un lugar de acogida, confianza, alegría, intimidad, escucha, perdón, diálogo y autocrítica. Cuando una comunidad cristiana es así, genera hombres y mujeres íntegros, satisfechos, solidarios, felices.

Esto es muy difícil que se dé en comunidades grandes, como las parroquiales, por eso es necesario crear comunidades cristianas más pequeñas, donde se puedan vivir de una forma más gozosa los valores evangélicos, en su máxima sencillez y radicalidad, dentro de las capacidades que tenga cada uno/a, su trayectoria vital, su carácter, el camino que haya recorrido hasta ese momento…

En una comunidad es necesario, para que haya una sana convivencia, que siempre se disculpen los errores y se aprecien más los aspectos positivos de cada persona. Que se celebre, los sacramentos de la vida, las alegrías y las penas que la vida nos ofrece diariamente, la Eucaristía de una forma creativa y vivencial, la Reconciliación entre unos y otros, para perdonar y sentirse perdonados; los logros y los avances, los pasos atrás, las dificultades de cada uno/a. La muerte, que forma también parte de la vida. Conociendo y disculpando las fragilidades de cada persona.

En su cena de despedida, Jesús, conmovido, les dijo que no se consideraran sus siervos, sino sus amigos, hijos como Él de un Dios, Madre y Padre bueno, que les acogía como a Él, como a hijos e hijas suyos, muy queridos.

«Felices quienes no idealizan a los miembros de su comunidad y van disculpando, conociendo y valorando, aún en las pruebas más difíciles, su fragilidad humana».

(Espiritualidad para tiempos de crisis, coed. Desclée y RD)

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La Iglesia brasileña incorpora la red católica LGBTQ+ en las estructuras eclesiales

Jueves, 23 de noviembre de 2023
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 IMG_1324 Miembros de la red brasileña de grupos católicos LGBTQ+ en una reunión en octubre de 2023. (Crédito: Foto cortesía de la red).pincha para ampliarla..

Los grupos católicos pro-LGBTQ+ en Brasil han recibido bienvenida y apertura dentro de la iglesia, al tiempo que encontraron el rechazo de la sociedad brasileña.

Según Crux, tanto los laicos como el clero están fuertemente involucrados en una red de varios grupos católicos LGBTQ+ que se reúnen desde hace nueve años.

Sin embargo, no todos los grupos dentro de la iglesia están entusiasmados con la presencia de la red LGBTQ+. El resurgimiento del conservadurismo en Brasil, reavivado por el ex presidente Jair Bolsonaro, se refleja claramente dentro de la Iglesia católica. Luis Fernando Rabello, líder de la Red Católica de Grupos LGBTQ, se refirió a esta intolerancia política hacia las personas LGBTQ+ cuando afirmó: “Ese proceso también resuena en la Iglesia, con grupos conservadores que tienen una actitud más bien anti-LGBTQ”.

Cuando esta Red Católica se reunió a principios de octubre, no anunciaron al público el lugar de su reunión, para protegerse de los grupos conservadores. Al final de su reunión, publicaron una carta denunciando a los “grupos fundamentalistas de base cristiana en el Congreso brasileño” que han estado recortando los derechos LGBTQ+.

Crux informó más:

“Sin embargo, dentro de la Iglesia, los líderes de la red dicen que han estado recibiendo más atención por parte del episcopado y de los movimientos laicos, y recientemente se han dado pasos significativos para integrarla aún más a la vida eclesial.

“La red cuenta actualmente con 23 grupos en 10 estados brasileños y dos clusters en línea que reúnen a participantes que no pueden asistir a reuniones presenciales. Aunque esos grupos no forman parte de los consejos laicos diocesanos locales, la red se convirtió en miembro del consejo laico nacional en agosto de 2022.

“’Hay grupos conservadores en el consejo nacional laico, pero ninguno se opuso a su admisión. Su afiliación fue aprobada por unanimidad”, dijo Marcio Oliveira, secretario del consejo laico”.

Rabello ve el Sínodo sobre la sinodalidad como un paso importante dentro de la iglesia y dice: “Estamos muy entusiasmados con el sínodo y queremos brindarle nuestra colaboración si es posible“.

Después de tener la oportunidad de reunirse con los jefes de la conferencia episcopal brasileña en agosto pasado, Rabello compartió una esperanza optimista:

’Fue un encuentro muy positivo. Pudieron saber quiénes somos. En ocasiones, la gente puede tener la impresión de que queremos promover una ruptura. Pero quedó claro para el episcopado que somos parte de la Iglesia y queremos caminar por ella en el camino sinodal’”.

De cara al futuro, es importante para Rabello que la Red continúe construyendo asociaciones entre personas y organizaciones dentro de la iglesia. Oliveira se hizo eco de este sentimiento y dijo:

“’Creo que la red seguirá avanzando; no hay forma de evitarlo. Habrá enfrentamientos con grupos opuestos, son inevitables, pero seguirá creciendo’”.

—Liam Myers (él/él), Ministerio New Ways, 14 de noviembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

General, Historia LGTBI, Iglesia Católica , , , , , ,

¿Cuál es el rol de los medios en la prevención de discursos de odio?

Jueves, 23 de noviembre de 2023
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IMG_1274En rol de los medios en la prevención de los discursos de odio, es un libro de descarga gratuita que recoge las reflexiones sobre el tema. Surgió a partir de un ciclo del que participamos desde Agencia Presentes con “Herramientas para identificar y abordar discursos de odio”, que reproducimos.

CIUDAD DE BUENOS AIRES, Argentina. El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio es una publicación que surge como una respuesta y también una suerte de brújula que puede ayudar a abordar el momento que estamos viviendo. La publicación es el resultado de un ciclo de actividades organizadas en un contexto en el que los discursos de odio empezaban a circular con mayor virulencia en las redes sociales y medios de comunicación.

Entre octubre y noviembre de 2022, en una serie de charlas y encuentros convocados por la Defensoría del Público -a cargo de Miriam Lewin- y la agencia de noticias Télam, debatimos sobre discursos de odio en la sociedad argentina -el 1 de septiembre había sido el intento de asesinato contra la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner- y algunos de los temas que luego, en la campaña electoral, cobraron aún mayor protagonismo. Los mensajes discriminatorios, el negacionismo, la estigmatización y criminalización de la diferencia. Desde Presentes participamos de la jornada de reflexión sobre “Géneros, diversidades y disidencias”. Y en cada instancia se abrió un interrogante: ¿cuál es el rol del Estado y el marco normativo para el abordaje de estas temáticas, y el abordaje en los medios y agencias de comunicación?

IMG_1273Presentación del libro El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio. MIriam Lewin (Defensoría del Público), Bernarda Llorente (Télam) y Victoria Montenegro (Legisladora de CABA).

El ciclo de charlas se convirtió en este libro, El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio, editado por la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Télam y la legisladora Victoria Montenegro. Los textos recogen la participación de Andrea Copani (Secretaría de Derechos Humanos), Bernarda Llorente (Télam), Catalina Figueira Risso (Feminacida), Daniel Feierstein (CONICET), Ezequiel Ipar (Universidad Nacional de San Martín), Héctor Shalom (Centro Ana Frank), Horacio Lutzky (Defensoría del Público), Miriam Lewin (Defensora del Público), Silvina Molina (Télam), Vera Jarach (Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora), Victoria Montenegro (legisladora de la Ciudad de Buenos Aires) y de Agencia Presentes.

La legisladora porteña Victoria Montenegro ya en marzo de 2022 había convocado -desde la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación que preside- a debatir el tema con agrupaciones y organismos, frente al “incremento de situaciones de vandalismo contra elementos que visibilizan la memoria colectiva de nuestro pueblo, junto a los ataques sufridos por organizaciones sociales, políticas, el incremento de actos violentos contra la comunidad LGBTIQ+, el ataque a personas en situación de calle y a muchos otros sectores de la sociedad”.

Desde Presentes participamos de aquella reunión en la Legislatura y en el ciclo de la Defensoría compartimos lo que venimos trabajando sobre la temática con la equipa con base en Argentina y en México, donde los discursos anti trans cobran una dimensión gravísima. Reproducimos el capítulo Herramientas para identificar y abordar discursos de odio, que forma parte del libro. Y recomendamos la lectura de la publicación entera, que es libre y gratuita y se puede descargar acá.

IMG_1272Jornada de reflexión “Géneros, diversidades y disidencias”. María Eugenia Ludueña (Presentes), Catalin Figueira (Feminacida), Silvina Molina (Télam) y Miriam Lewin (Defensora del Público), octubre 2022.

Como dice en esta publicación Vera Jarach, Integrante de Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, sobreviviente del Holocausto, mamá de Franca Jarach, desaparecida en 1976: “El odio se disemina, como las semillas de odio, de distintas maneras y por distintas razones. En general, surge con muchísima frecuencia en situaciones graves en las que todo parece andar mal, donde hay que buscar un chivo emisario. Ahí es cuando esas semillas brotan. Las consecuencias son graves. Son las peores violencias de la humanidad: las persecuciones, los racismos, los genocidios, las guerras, todo eso es fruto del odio. En nuestra historia argentina, es todo eso que ha sucedido en la historia lejana, lo que ocurre actualmente y lo que puede volver a suceder».

Vera propone, sumar, a la consigna “Nunca más”, «dos que son primordiales:Nunca más el odio” y “Nunca más el silencio”. Están asociadas una a la otra porque a los primeros signos de odio, lo que debe hacerse es no callarse la boca, no mirar para el otro lado; hay que romper el silencio”.

Herramientas para identificar y abordar discursos de odio

IMG_1271Por María Eugenia Ludueña (Periodista especializada en géneros, diversidad y derechos humanos de la Agencia Presentes. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Docente en la Maestría de
Comunicación y Derechos Humanos de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata y profesora de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).

En Agencia Presentes vemos con preocupación el gran avance de los discursos de odio en nuestra re-gión y en el mundo. Aunque Argentina no es el pri- mer país donde emergió este fenómeno, observamos fuertes movimientos antiderechos que se apropian del lenguaje y hacen cierto tipo de operaciones, que vamos a tratar de analizar en este encuentro.

Quisiera aclarar, en primer lugar, que no tenemos soluciones cerradas para este problema, que sin dudas nos parece muy grave, pero consideramos que es parte de otro mayor, de derechos humanos y des-igualdades estructurales.

Qué entendemos por discurso de odio

Comencemos por la definición de discurso de odio que tomamos de las Naciones Unidas. Se trata de cualquier forma de comunicación de palabra por escrito, o del comportamiento, que sea un ataque o utilice el lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación a una persona o un grupo por sus características inherentes. Es decir, en razón de su religión, origen, nacionalidad, raza, etnia, color, ascendencia, género o cualquier otro factor que tenga que ver con su identidad. En muchos casos, el discurso de odio tiene que ver con la intolerancia y también con la desigualdad.

Desde Presentes venimos trabajando en una agenda con dos grupos muy vulnerados por los discursos de odio. Por un lado, el de los colectivos de la diversidad sexual, pero también aquellos de la diversidad cultural, en especial las mujeres y diversidades indígenas. En los últimos días23, por ejemplo, pudimos observar cómo algunos medios construyen noticias apelando a ciertas estrategias que generan odio, a veces de manera brutal y otras de modos más sutiles. Hay modos de contar las noticias e historias que pueden ser discriminatorios, insultantes, ofensivos, amenazantes o motivar de manera directa la violencia. Lo vemos en la cobertura de temas indígenas que hacen ciertos sectores, con tratamientos estigmatizantes y deshumanizantes, que desconocen el marco de los derechos humanos.

Si bien tenemos definiciones de organismos inter- nacionales sobre el discurso de odio bastante con- sensuadas, no existe tal claridad acerca de la definición jurídica internacional, que desde hace años está en discusión.

En palabras de Naciones Unidas:

mientras que el sistema interamericano de derechos humanos ha desarrollado determi-nados estándares, no existe una definición universalmente aceptada de “discurso de odio” en el derecho internacional. Según un informe reciente emitido por la UNESCO que estudió las distintas definiciones de discurso de odio en el derecho internacional, el concepto con frecuencia se refiere a “expresiones a favor de la incitación a hacer daño (particularmente a la discriminación, hostilidad o violencia) con base en la identificación de la víctima como perteneciente a determinado grupo social o demográfico. Puede incluir, entre otros, discursos que incitan, amenazan o motivan a cometer actos de violencia. No obstante, para algunos el concepto se extiende también a las expresiones que alimentan un ambiente de prejuicio e intolerancia en el entendido de que tal ambiente puede incentivar la discriminación, hostilidad y ataques violentos dirigidos a ciertas personas” (Citado en Violencia contra personas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersexenAméricaLatina, OEA24).

En Argentina el problema de los discursos de odio cobró especial relevancia, por supuesto, por el intento de magnicidio contra la vicepresidenta, pero es un tema que ya se venía debatiendo desde antes. De hecho, en 2019, la ONU generó un plan estratégico de acción contra los discursos de odio.

En el sistema interamericano de derechos huma-nos hay consenso acerca de que no se trata tanto de censurarlos como de trabajar en estrategias para prevenirlos, yendo a la raíz del problema. Desde los medios, por lo pronto, estamos intentando moderarlos y debatir acerca de cuáles pueden ser las estrategias para afrontarlos.

Desde este enfoque, entonces, voy a compartir nues- tras experiencias y abordajes. En Presentes funcionamos como una plataforma de comunicación, pero también estamos muy en contacto con el activismo, que a su vez está muy empapado de territorios don- de las, los y les periodistas vamos cada vez menos. Son aliades cruciales a la hora de recabar datos, de abordar y reflexionar sobre ciertas problemáticas que, desde algunas maneras de hacer periodismo, podrían quedar un poco lejos.

Una de las problemáticas en las que trabajamos muy cerca del activismo de la diversidad sexual es el avan- ce de los discursos “trans excluyentes”, que se denominan TERF (un acrónimo que proviene del inglés, “trans-exclusionary radical feminism” / feminismo radical trans excluyente), que excluye a las personas trans al considerar que –me da hasta cierta vergüenza decirlo– borran a las mujeres cis de las agendas. Para ponerlo de manera muy resumida: la problemá- tica de la violencia de género y otras exclusiones que sufrimos las mujeres son temas de larga data vincula- dos al patriarcado y a opresiones históricas, y a nadie se le podría ocurrir pensar que tienen que ver con las personas trans, que en América Latina, por otro lado, tienen un promedio de vida entre 35 y 40 años.

A partir de tomar contacto con estos discursos que desde el movimiento “trans excluyente” generan mensajes de odio contra el colectivo trans, empezamos una serie de intercambios para pensar qué hacer.

Principales características de los discursos de odio

A partir de esta y otras experiencias entendemos que existen determinadas características que nos permi- ten identificar los discursos de odio. Pero, aclaro, no estamos hablando de recetas que remiten a categorías cerradas, sino de conversaciones que estamos teniendo con compañeres del equipo que lideramos con Ana Fornaro, codirectora y cofundadora de Pre- sentes, y Lucas Fauno, nuestro editor de audiencias. Es en las redes sociales donde estamos encontrando hoy más manifestaciones de discursos de odio.

Por otro lado, en México, donde reside otra parte de la equipa, entre ellas Milena Pafundi, coordinadora, y Geo González, periodista trans, el problema de las TERF se ha vuelto muy grave. Geo ha sido agredide en determinadas coberturas. Hace un tiempo decidimos hacer una nota para consultar con colectivas travestis y trans de México cómo hacían, qué estrategias habían encontrado viables para frenar los discursos de odio o si podían compartirnos algo acerca de cómo manejarse ante estas expresiones. Porque estos discursos pueden generar violen- cia. Existe una vinculación entre la violencia física y el discurso de odio; no funcionan por separado, aunque a veces parezca que sí. Además, provocan daños emocionales, algo de lo que se habla menos.

Hicimos entonces una nota como una suerte de “botiquín” de primeros auxilios para discursos de odio. Una de las primeras cosas que las activistas trans nos compartían tiene que ver con tomar conciencia acerca de la peligrosidad que encarnan estos discursos. Y esta conciencia va unida a una pregunta acerca de cómo los llamamos. ¿Discursos de odio? ¿Discursos discriminatorios? ¿Cómo hablamos de esto?

A veces parece que para que sea un discurso de odio hay que ubicarlo en un extremo, pero si no está en ese extremo no es un discurso de odio, porque nadie dice “vamos, mátenles”, y entonces no sería incitación a la violencia. Pero lo cierto es que esta operación tie-ne distintas gradaciones y niveles. De ahí que sea tan importante estar atentes.

Buscan dañar a una persona o grupo

IMG_1270Foto: Marcha del Orgullo 2023, Ana Mombello.

¿A quiénes apuntan los discursos de odio? ¿Apuntan a cualquier persona o apuntan a ciertos colectivos? No siempre apuntan a minorías. En general, se dirigen a colectivos históricamente vulnerados y tienen que ver con violencias estructurales. “Los discursos de odio no solamente son acusaciones falsas que buscan hacer daño. Están relacionados con violencias estructurales y sistemáticas hacia grupos históricamente vulnerados que favorecen el estigma y los prejuicios en contra de éstos”, nos decía Janet Castillo, coordinadora de la clínica jurídica en derechos sexua- les y reproductivos de la organización LEDESER (Mé- xico), en esta nota escrita por Geo González26.

Sofia Jiménez Poiré, integrante de la Colectiva Dignas Hijas, propone matizar el concepto de “discursos de odio” por “discursos estigmatizantes o discursos anti derechos”. Porque “no aparentan ser de odio sino más bien son discursos en defensa de un grupo”.

Lo primero es identificarlo y evaluar si es un discurso de odio, si es discriminatorio, si se está dirigiendo a generar daño a alguien. Y luego la pregunta que me hago, muchas veces, cuando trato de entender este tema es: ¿cuáles son los intereses que están en juego? ¿A quién defienden estos discursos?

Legitimar un estatus de desigualdad

A veces, una retórica muy incendiaria suele ser el primer signo, pero no el único. Vamos a ver que no se trata de una sola característica, sino de una superposición de capas. En general, lo que hace este discurso es construir una noticia falsa, deshumanizar a la otra persona, estigmatizarla, usar citas tramposas o tergiversadas como “la biología dice…”. Porque muchas veces intentan buscar sus argumentos para reforzar una idea falsa de “neutralidad” o “naturalidad”, cuando estamos hablando de construcciones sociales. Y casi siempre el discurso de odio se arroga el conocimiento de una verdad absoluta pero lo que intenta, en el fondo, es legitimar un estatus de la desigualdad.

Otra característica es la costumbre, muy extendida, sobre todo en temas de diversidad sexual, de usar ar- gumentos de la ciencia (esto se ve también en el tema del agronegocio). Pero la ciencia tampoco es neutral y está atravesada por intereses y desigualdades; de hecho es muy común desde los movimientos “trans excluyentes” la apelación a una ciencia inexacta, lo cual nos hace ver que estamos frente a un discurso discriminatorio. También es común que se ensañen con un rasgo en particular y busquen generalizarlo.

En Presentes, cuando damos los talleres, siempre decimos que en Argentina hay un marco legal de avanzada en cuanto, por ejemplo, a la diversidad sexual–somos uno de los países en contar, en América Latina, con una Ley de Identidad de Género pionera y de avanzada (2012) y de Matrimonio Igualitario (2010)– . Sin embargo, sabemos que las transformaciones culturales son complejas y llevan mucho más tiempo. Por eso aunque tenemos leyes maravillosas, estas no siempre encuentran un correlato en los discursos mediáticos, o los discursos judiciales, que siguen dis- criminando. Aunque en los últimos años asistimos a muchos cambios auspiciosos en materia de derechos humanos de la diversidad sexual, seguimos viendo titulares discriminatorios en Argentina, que cuenta con estas leyes, parecidos a los que podemos ver en El Salvador o en Paraguay, que siguen sin tenerlas.

La construcción de enemigues

Otro rasgo característico de los discursos de odio y discriminatorios es la construcción del enemigue. El otro día veía una nota en el diario LaNaciónque ana- lizaba a las mujeres mapuche privadas de su libertad en Bariloche. Si bien algunas fueron liberadas, otras continúan con arresto domiciliario; entre ellas una machi, Betiana27. Para el mundo indígena ella es una autoridad espiritual. Pero una nota en el diario LaNaciónse tomó el trabajo de analizar por qué una

  • El 6 de junio de 2023 el Tribunal Oral Federal de General Roca, Río Negro, ordenó su excarcelación, junto a la de Martha Luciana Jaramillo y Romina Rosas, tras pasar 8 meses detenidas.

persona que se identifica con una nación indígena percibe planes sociales de subsistencia. La Machi fue perfilada por ese medio como una enemiga, desde un enfoque prejuicioso, ofensivo y que alienta una visión falsa de la historia, donde los pueblos indígenas han padecido un genocidio y han sido despojados no sólo de la tierra sino de sus derechos más elementales. Cuando hay conflictos por este tema, el mundo indígena en determinados medios aparece estigmatizado o criminalizado.

Otra característica de la construcción del enemigue que busca el discurso de odio es profundizar la no- ción esquemática del “ustedes” y “nosotres”. Desde los medios tenemos que hacer un gran esfuerzo por no polarizar, por no ejercer una comunicación binaria y por no subrayar esas brechas que nos están proponiendo los discursos de odio.

¿Qué tiene que ver el discurso de odio con las violencias? La Comisión Interamericana de Derechos Humanos hizo un Informe sobre violencias contra personas LGBTI en América Latina28 (2015). Es uno de los más importantes y exhaustivos de la región, y allí señaló que la violencia contra las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex se ve reforzada por la diseminación de discursos de odio dirigidos a esta comunidad en distintos contextos. Y, si bien afirma que es necesario estudiar este fenómeno con mayor profundidad, la evidencia sostiene que cuando ocurren crímenes contra personas LGBTIQ+, con frecuencia están en un contexto de deshumanización y discriminación. Me parece interesante señalar también en qué momentos vemos esto con más frecuencia. En general, lo que vemos es que las violencias contra las personas LGBTIQ+ crecen en contextos electorales, que es uno de los momentos donde los discursos de odio se disparan, o ante escenarios de debates legislativos donde pasa exactamente lo mismo.

Hace varios meses, la diputada Victoria Montenegro organizó una mesa contra los discursos de odio en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Me impresionó la cantidad de colectivos convocados por el tema del odio; personas de orígenes muy diversos y con problemáticas de derechos humanos muy diferentes que estaban sintiéndose objeto de esos dis- cursos de odio. Lo que tenían en común todas esas personas era una situación de vulnerabilidad: personas racializadas, en situación de calle, víctimas de la violencia policial, con falta de acceso a derechos. Justamente por la diversidad de sus blancos, los discursos de odio son una parte del problema, pero no el único. El problema de fondo se inscribe en una lucha más grande y muy desigual, y tiene que ver con garantizar los derechos para todes.

Moderar contenidos

Algunas personas buscan amparar los discursos de odio en el marco de la libertad de expresión, con el argumento de “yo tengo derecho a expresarme”. En general quienes abogan por la libertad de expresión que, por supuesto, es un derecho muy importante –no le estoy quitando relevancia– alegan “yo tengo derecho a expresarme”. A veces está bueno pensar que el derecho a la libertad de expresión –y esto lo dice el Relator Especial sobre la Libertad de Expresión de la ONU– no está por encima de ningún derecho, no es un derecho absoluto.

También está bueno pensar qué pasa con el derecho a la comunicación, porque la comunicación tam- bién es un derecho humano. En qué medida, el hacia quiénes se dirigen los discursos de odio puede tener también un correlato con quiénes podemos ejercer el derecho a la comunicación en los medios hoy. Es decir, ¿cuántas mujeres indígenas y diversidades tienen acceso a medios de producción y a generar su propia comunicación, narrativas con identidad en igualdad de condiciones que otros medios? Las desigualdades son aquí muy grandes. Este tema no puede quedar escindido.

Por último, me gustaría comentarles algo que nos pasó en Presentes. En octubre de 2022 cubrimos la noticia de que, en Chile, a Shane Cienfuegos, una persona no binaria, se la reconoció con su carnet que lleva la X. Fue un gran avance después de una pelea jurídica, porque no es un derecho, como acá, consagra- do a través de un decreto presidencial. Lo de Shane es producto de una lucha judicial. Airam Fernández, corresponsal en Santiago de Chile, publicó entonces una serie de videos para Twitter, con Shane como protagonista de la noticia: una victoria judicial. Fue impresionante la cantidad de discursos de odio en las redes sociales de Presentes.

En los seis años que vamos a cumplir no habíamos recibido jamás semejante nivel de agresión. No dábamos abasto para bloquear los comentarios. Porque, si bien no podemos frenar- lo, podemos hacer algunas cosas al respecto. La mo- deración, además, implica diferenciar esa gradalidad de los mensajes. Estamos a favor del debate, no vamos a bloquear a todo aquel que expresa un disenso, queremos dar lugar a la conversación. Lo que no queremos es que nadie se sienta agredide, violentade, o discriminade. Por eso estamos trabajando en la equipa una guía para establecer los niveles de mo- deración y determinar algunos criterios para llevar a cabo algunas acciones con la máxima de cuidar a la comunidad.

Moderar los comentarios odiantes o discriminatorios es parte de nuestra responsabilidad de cuidar a nuestras audiencias. Presentes no puede ser un lugar propicio para estos discursos, que tienen un efecto contagioso. Documentar esos ataques, que de alguna manera también violentan la libertad de expresión, es otra pata de la estrategia. Nos parece importante entender de dónde vienen, cuándo se disparan. Si sabemos que se van a disparar, cómo hacer para pensar alguna estrategia, estar más atentes. Podemos debatir, pero también podemos silenciar, bloquear, denunciar.

Tenemos una nota29 en Presentes que explica cómo denunciar fácil y rápido discursos discriminatorios en la Defensoría del Público, tal como sucedió en 2022, en que la institución recibió un alud de denuncias30.

Podemos reclamarle a los responsables de las grandes plataformas transparencia acerca del uso de los algoritmos, porque sabemos que ciertas expresiones tienen que ver con emociones extremas que se difunden más rápidamente.

Podemos construir una comunicación no binaria tratando de no polarizar; podemos organizarnos colectivamente como estamos acá, hablando, abriendo la comunicación para ver cómo los prevenimos, cómo los erradicamos.

Para concluir, quisiera agregar que hace falta tejer redes de protección, espacios de escucha y contención. Porque todo esto genera daño, no es gratis. Hace falta que acompañemos como podamos y desde donde podamos, exigiendo también políticas pú- blicas para alentar una comunicación diversa, plural y democrática, para que todas las personas tengamos un pleno ejercicio al derecho de la comunicación.

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8 de noviembre de 2023
María Eugenia Ludueña
Josean RiveraArchivo Agencia Presentes

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. ,

“¿Qué estoy dejando atrás?”: Hablan los homosexuales ugandeses que huyen de la ley contra la homosexualidad

Jueves, 23 de noviembre de 2023
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IMG_1334Cuando tomó la difícil decisión de huir de Uganda, tras la aprobación de la draconianas ley anti-LGBTQ+ del país, el activista Henry Mukiibi pensó: “¿Qué he dejado atrás?“.

Mukiibi, director ejecutivo del grupo LGBTQ+ de Uganda Children of the Sun Foundation (COSF), lleva huido y viviendo en la capital keniana, Nairobi, desde principios de este año, tras recibir información de que las autoridades de su país querían detenerlo en virtud de la nueva legislación contra la homosexualidad.

La Ley contra la Homosexualidad, promulgada en mayo y que contempla la pena de muerte para ciertos actos sexuales entre personas del mismo sexo, ha desatado un torrente de abusos contra las personas LGBTQ+ en el país. Varias personas homosexuales han sido detenidas. Otros, entre ellos Mukiibi, consiguieron escapar mientras su gobierno promulgaba una de las leyes anti-LGBTQ+ más duras del mundo.

Mukiibi explica a los medios de comunicación que la situación en Uganda es peor que nunca.

Los servicios del COSF, que proporcionan asistencia sanitaria y jurídica, así como refugio a personas vulnerables, entre ellas miembros de la comunidad LGBTQ+, se han visto afectados por la legislación.

Mukiibi afirma que fue testigo de cómo la gente se volvió “tan homófoba” que “empezaron a atacar” a los miembros del comité del COSF, “golpeándoles por ser quienes son”.

Y añade: “Lo que hicimos fue pedir a las personas cercanas que los trajeran a la clínica, y les estamos prestando servicios sanitarios para que reciban tratamiento. Los desahucios han llegado a ser demasiados porque el proyecto de ley tenía una frase que decía que los propietarios no debían dar a las personas LGBT alojamiento o casas en alquiler. Muchas personas fueron desahuciadas. Aquellos cuyos caseros conocían sus identidades, fueron desalojados porque los caseros temen que también sean llevados a prisión. Acogimos a esas personas en nuestro refugio, pero por desgracia, el casero de nuestro refugio me escribió una carta de desahucio desde que saben que soy una persona queer”.

Según la Ley contra la Homosexualidad de Uganda, los homosexuales pueden enfrentarse a cadena perpetua o incluso a la pena de muerte en casos de “homosexualidad agravada“, que puede incluir mantener relaciones sexuales con un menor o una persona vulnerable, mantener relaciones sexuales siendo seropositivo o practicar el incesto.

Alguien que simplemente abogue por los derechos de las personas LGBTQ+ podría ser condenado a 20 años de cárcel, y las personas que alquilan a personas LGBTQ+ se enfrentan a penas de hasta siete años de prisión.

Mukiibi dice que la vida es muy dura en Nairobi mientras espera ser reasentado en otro país. Mientras teme por su propia seguridad, sigue pensando en la comunidad LGBTQ+ que intenta sobrevivir en Uganda.

Si me evacuan, ¿qué dejo atrás?“, se pregunta. “Tienen un dicho: ‘No puedo ser héroe dos veces’. También intento que trabajemos a distancia para que los miembros de nuestra comunidad reciban los servicios que necesitan. La razón por la que se me ocurrió la idea de la clínica fue que a veces se discrimina a la comunidad LGBT en los centros, y hace poco fui testigo de ello. La gente acudió [a] profesionales sanitarios que les están sermoneando para que saquen a golpes la homosexualidad de los niños”.

 

Incluso antes de que se aprobara este año la Ley contra la Homosexualidad, las personas LGBTQ+ sufrían una grave discriminación en Uganda.

Uganda ya era una de las varias naciones africanas donde es ilegal ser homosexual y promulgó una ley previa contra la homosexualidad en 2014. Los tribunales la anularon, aunque ser LGBTQ+ seguía siendo ilegal debido a la legislación anterior, segúnto Human Rights Watch.

El sentimiento anti-LGBTQ+ ha sido generalizado en la nación de África Oriental, con el presidente Yoweri Museveni, describiendo a las personas queer como “desviados“, y funcionarios del gobierno atacando a grupos centrados en los queer.

La policía utilizó el COVID-19 como pretexto para hacer una redada en las instalaciones del COSF destinadas a la comunidad LGBTQ+, acusando a los residentes de infringir la normativa de distanciamiento social.

Muchos miembros de la comunidad LGBTQ+ ugandesa han buscado seguridad en Kenia, sólo para descubrir que allí también sufren discriminación.

Dhalie Bulyaba, director de la iniciativa familiar global de Safe Place International, decidió abandonar Uganda e ir a Kenia porque “quería encontrar un lugar que no le cuestionara su forma de vestir ni le pidiera explicaciones sobre cómo se identifica”.

Pero se dieron cuenta de que solicitar asilo y recurrir a las autoridades “obliga a salir del armario” a las personas LGBTQ+. “Kenia tiene una de las mayores poblaciones de refugiados de África“, explica Bulyaba, “reciben a mucha gente de Somalia, Sudán, la República Democrática del Congo y otras zonas devastadas por la guerra, así que cuando dices que vienes de Uganda, se confunden. Te preguntan: ‘¿Por qué estás aquí? En Uganda no hay guerra’. Te ves obligado a salir del armario y esperar que se apiaden de ti, porque Kenia también penaliza la homosexualidad. Ya es bastante difícil luchar por tus derechos en tu propio país”.

Las personas LGBTQ+ están criminalizadas en Kenia, y las relaciones sexuales entre hombres del mismo sexo se castigan con una pena máxima de 14 años de prisión.

En septiembre, cientos de manifestantes contrarios a la comunidad LGBTQ+ se concentraron ante el Tribunal Supremo del país para protestar por su decisión de reafirmar el derecho de asociación de la comunidad homosexual y de constituir organizaciones no gubernamentales.

A Bulyaba le encanta “intentar reflexionar sobre cuestiones de gran calado e impulsar el cambio sistémico”, y le apasionan tanto la lectura y la cocina como la defensa de derechos. Siempre hay tiempo en mi día para reunirme a tomar un café y denunciar a estos políticos y los sistemas que intentan impulsar”, añaden.

También señalan que la persecución de las personas LGBTQ+ africanas no procede únicamente de las fuerzas conservadoras del continente; grupos del Reino Unido y Estados Unidos están detrás de parte de ella.

Los grupos cristianos con sede en Estados Unidos -conocidos por luchar contra todo, desde los derechos reproductivos hasta las libertades de las personas LGBTQ+- han realizado grandes inversiones en África durante la última década, impulsando una agenda estrictamente conservadora.

En abril, un demoledor informe reveló que el gobierno británico financió el trabajo de una organización religiosa virulentamente anti-LGBTQ+ en Uganda, según VICE.

El Banco Mundial ya ha dejado de conceder préstamos a Uganda, y la Unión Europea ha denunciado la legislación anti-LGBTQ+ más reciente.

Sulah Mawejje, directora para Kenia de Safe Place International Dream Academy, afirma que el Banco Mundial y otras organizaciones “tienen que ser más proactivas y menos reactivas” porque saben que los movimientos anti-LGBTQ+ en África están financiados por organizaciones extranjeras. “¿Por qué han esperado a que se apruebe algo como este proyecto de ley antigay para imponer sanciones e intentar plantar cara al gobierno?”, se pregunta. “Podríamos haber evitado que la gente se viera obligada a huir y a pasar por el dificilísimo proceso de convertirse en refugiado”.

Mawejje, intérprete a tiempo parcial para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, añade que es “mucho más que un refugiado, una persona que se ha enfrentado a una discriminación indecible” al huir de Uganda. “Tengo otra faceta, como muchos refugiados, a la que no llegan los medios de comunicación: soy el alma de la fiesta“, dice. “Me encanta ser atrevido y desafiante”.

Fuente PinkNews

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Evitar la “ingeniería social” y los “excesos”: Ayuso lidera el discurso ultra que justifica los recortes en las leyes LGTBI

Jueves, 23 de noviembre de 2023
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la-presidenta-de-la-comunidad-de-madrid-isabel-diaz-ayuso_4_800x450El PP de Madrid lleva a la práctica las ideas que la ultraderecha defendió en la última campaña y en sus pactos de gobierno, y reforma normas autonómicas para no “confundir” la protección de las personas LGTBI con “alguna ideología” o luchar contra la “imposición de doctrinas”

Marta Borraz

Porque hay discriminación”. La presidenta madrileña, Isabel Díaz-Ayuso, defendía así la ley contra la LGTBIfobia de la comunidad frente a la que después se convertiría en diputada de Vox, Carla Toscano. Era 2016, Madrid acababa de aprobar la norma, la extrema derecha no estaba en las instituciones y entonces era presidenta Cristina Cifuentes. Las cosas hoy son diferentes. Ayuso preside la comunidad y tras flirtear desde 2019 con la idea de reformar la ley para contentar a Vox, que se lo ha exigido reiteradamente, no ha sido hasta ahora, que cuenta con mayoría absoluta, cuando ha decidido iniciar el proceso.

El grupo parlamentario del PP en la Asamblea de Madrid acaba de registrar este viernes dos proposiciones de ley que previsiblemente se aprobarán antes de que termine el año y que modifican el paquete legislativo con el que desde 2016 cuenta la región: la conocida como ley trans y la de protección contra la LGTBIfobia. El trámite, iniciado por la vía de urgencia, ha indignado a la oposición y a los colectivos LGTBI, que se han agrupado en la plataforma Ni un paso atrás, y se concentraron este lunes (día 13 de noviembre) en la Puerta del Sol para denunciar lo que a su juicio es un “retroceso legislativo”.

El paso dado por el PP de Ayuso se convierte en el primero de los anunciados por las derechas en un contexto de aumento de poder autonómico y municipal que ha puesto al colectivo LGTBI en la diana. La diversidad tuvo un papel clave en los pactos de gobierno entre PP y Vox tras las elecciones y acabó cristalizando en cuestiones como la retirada de las banderas arcoíris de los edificios municipales por exigencia de la ultraderecha, los vetos a los símbolos o la promesa de derogación o reforma de las leyes autonómicas, además de en Madrid, en Aragón o Baleares, donde aún no han iniciado el proceso.

En otras comunidades, los populares compraron el veto parental, una de las medidas estrella de la extrema derecha destinada a impedir charlas LGTBI, feministas o de educación afectivo sexual en los centros educativos y que todavía no han amagado con implantar en ningún territorio. Todo ello revestido de la retórica habitual que ha ganado fuerza en los últimos años, con la que hay quienes equiparan el avance en derechos al “adoctrinamiento ideológico” de la sociedad, especialmente de las niñas, niños y adolescentes en las aulas.

En la Región de Murcia, donde más lejos ha llegado la implantación del veto parental, el Gobierno regional, en manos de PP y Vox, eliminó las siglas LGTBI de la Consejería de Política Social, Familia e Igualdad en enero de este año, aunque el pacto no nombra (ni para bien ni para mal) a las personas LGTBI. En la Comunitat Valenciana, el punto 29 del acuerdo que hizo presidente con el apoyo de la ultraderecha al popular Carlos Mazón se comprometía a reforzar la inspección educativa para “sacar la ideología de las aulas y permitir que los padres elijan la educación de sus hijos”.

La retórica de la “ideologización

Es este mismo el marco que replica la norma que está empezando a tramitar el PP madrileño para reformar la Ley 3/2016, de 22 de julio, de Protección integral contra la LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual. Así, la exposición de motivos asegura que la ley, aprobada hace siete años con la abstención de los populares, contenía elementos que “podían socavar la igualdad” o “confundir” la protección de algunas personas “con alguna ideología concreta que pudiera monopolizar el debate público, el académico, los medios, las artes, y se erigiera en una visión monopolística y excluyente”.

El texto califica de “excesos” algunos preceptos y afirma que la reforma “busca evitar” que la no discriminación “se convierta en un instrumento de ‘ingeniería social’ que confunda ciertas doctrinas de parte con los derechos fundamentales”, además de corregir aspectos que “ya sea de buena fe o motivos por el afán de imponer ciertas doctrinas conocidas como ‘de género’ acaban conculcando derechos fundamentales”. En el fondo, late el discurso de la “ideología de género”, que no es nuevo ni inocente, sino que lleva siendo usado internacionalmente desde principios de los 2000 por sectores ultracatólicos para socavar los derechos de las mujeres y personas LGTBI.

El Gobierno madrileño defiende, además, que las normas deben adaptarse a la Ley Trans estatal que entró en vigor el pasado mes de marzo y, según han asegurado varios miembros del Ejecutivo estos últimos días, las reformas buscan otorgar peso a los “profesionales cualificados y personas especializadas” en detrimento de los colectivos LGTBI, ya que, según ha declarado Ayuso, “se había creado un mundo paralelo para lobbies”.

Para las organizaciones LGTBI, los textos suponen un retroceso que tendrá como efecto “la desprotección e invisibilización” de las personas LGTBI y especialmente de las personas trans, cree Luis Fernando Rosales, coordinador de Arcópoli. Además, la carga simbólica de la reforma la han señalado todos los colectivos. Y es que en ella se defiende que viene a “corregir” aspectos de la actual normativa que podrían “conculcar” derechos como “la libertad de expresión y de prensa, la libertad de cátedra y educativa o la presunción de inocencia”. “Lo que esconde esta narrativa es intentar convencer a la ciudadanía de que no estamos hablando de derechos humanos sino de ideología”, explica Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal LGTBI.

La autodeterminación, de “dudosa constitucionalidad”

Entre otras cosas, la reforma de la conocida como ley trans (Ley 2/2016, de 29 de marzo, de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación) elimina el concepto de identidad de género, que sustituye por “sexualidad” o “condición sexual” y también el reconocimiento del “derecho a la identidad de género libremente manifestada” que sí contempla ahora la norma.

Ya en la exposición de motivos, la reforma apunta a que la autodeterminación de género, en la que se basa la Ley Trans estatal para que las personas trans puedan modificar su sexo legal, es de “muy dudosa constitucionalidad” ya que es “ajeno a la Ciencia y al Derecho” y cuya introducción “va en detrimento de la seguridad jurídica”. Si ahora la ley trans autonómica reconoce que “en ningún caso” las personas trans deberán ser obligadas a acreditar su identidad “mediante informe médico o psicológico”, la reforma elimina esta frase para incorporar que se “tomarán en consideración los informes de los servicios médicos”.

Aunque está por ver qué efectos concretos tendrán estas modificaciones teniendo en cuenta que ahora sí ya existe un paraguas estatal, un cambio inmediato en el ámbito sanitario, que depende de las comunidades, es que los menores trans solo podrán acceder al tratamiento médico tras ser atendidos “por un profesional de la salud mental” y necesitarán un informe médico favorable “imprescindible” si tienen dos o más enfermedades mentales al mismo tiempo.

Las dos proposiciones de ley registradas paralelamente coinciden en algunos puntos: ambas derogan el régimen sancionador, por lo que en Madrid pasará a regir únicamente el estatal; eliminan el fomento de contenidos en pos del respeto a la identidad de género de los medios de comunicación y también acaban con la inversión de la carga de la prueba, una excepción común en el derecho anti discriminatorio que implica que en procedimientos civiles, administrativos o laborales, nunca penales, es la parte demandada la que debe demostrar que no ha habido vulneración del principio de igualdad.

Para Saúl Castro, abogado especializado en derechos LGTBI, los efectos de unas y otras medidas difieren. La inversión de la carga de la prueba “fue establecida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Constitucional” y venía a ser “una reiteración” porque se trata “de una práctica jurisdiccional asentada” que ya está establecida en la llamada Ley Zerolo y en la Ley Trans. Lo que sí considera “más grave” es la eliminación del régimen sancionador porque la normativa estatal “fue muy tibia” en este sentido “y contempla muchas menos infracciones” contra el colectivo LGTBI.

Sin Consejo LGTBI ni centro de memoria histórica

La reforma propuesta por los populares deroga el artículo que obliga a la creación del Consejo LGTBI y del centro de memoria histórica LGTBI, además de diluir las medidas de apoyo y reconocimiento institucional y las del ámbito educativo, el preferido por la extrema derecha en su cruzada antiLGTBI. Entre otras cosas, suprime la inclusión en el currículo de contenidos en diversidad –aunque los incorpora la Ley Trans estatal– la previsión de que las bibliotecas cuenten con un fondo LGTBI o el compromiso de que los poderes públicos conmemoren el 17 de mayo como día contra la LGTBIfobia e instalen la bandera arcoíris en las sedes institucionales.

Aun así, el efecto real sobre los derechos de la población es limitado para Castro. No porque no sea “un recorte gravísimo” sobre el papel, sino porque “las leyes no se estaban implementando o lo estaban haciendo de forma incorrecta”. El abogado define el paso dado por el grupo popular como “una materialización de un incumplimiento reiterado” y muestra sus dudas sobre cómo va a convivir la nueva legislación con la Ley Trans o la Ley Zerolo porque “puede haber preceptos que entren en conflicto”. Para Sangil, es especialmente perjudicial “que se eliminen las referencias a trabajar la diversidad en las aulas” porque implicará una rebaja de estos contenidos.

En el ámbito del deporte también hay algún cambio. En línea con las reivindicaciones que un sector del feminismo contrario a la autodeterminación de género ha enarbolado en los últimos años, la reforma de la ley trans madrileña mantiene la promoción de las personas trans en igualdad en el deporte y añade “sin menoscabo de los derechos de los demás participantes, y en especial del deporte femenino en todas sus categorías”, un precepto que repite en las demás medidas.

Este ha sido celebrado por la Alianza contra el Borrado de las Mujeres, una de las plataformas contrarias a la Ley Trans más activas, como un “aspecto muy positivo” así como “la limitación de las intervenciones del transactivismo en el ámbito educativo” o la “eliminación de contenidos educativos acientíficos”, pero la organización pide más y reclama, entre otras cosas, que los adolescentes menores de edad no puedan acceder a tratamientos médicos o que en las residencias de mayores u hospitales no se permita el uso de instalaciones según la identidad de género.

Fuente El Diario

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