Es de familia aristocrática, pero nunca presume de ello. A pesar de sus raíces, Isabel Gómez Acebo (Madrid, 1940) fue siempre una feminista sencilla y una teóloga abierta y, por eso, en las altas esferas jerárquicas de antaño nunca estuvo bien vista y sufrió, como otros muchos teólogos, la marginación eclesiástica. Pero eso no fue óbice para que se hiciese presente en el mundo académico e intelectual español desde hace varias décadas. En su mochila, un buen puñado de libros (incluso alguna novela, como ‘Francisco, el pañero de Dios’). Y sigue escribiendo, porque acaba de publicar ‘Perseguida por el amor’ (gcloyola), un autobiografía novelada de Dorothy Day.
Escrita en primera persona, para dar rienda a sus sentimientos, Gómez Acebo presenta la rica personalidad y la vida apasionante y apasionada de Dorothy Day, feminista confesa, defensora radical de los pobres con dichos y hechos, que “intentó con su vida hacer reales las bienaventuranzas”. Por eso, fue partera de la Iglesia en salida que está intentando implementar el Papa Francisco. Por eso, los dos son perseguidos, porque “hay muchas personas y movimientos en la Iglesia a las que les parece que la prioridad por los necesitados tiene tintes comunistas, aunque pertenezca a la médula del cristianismo”.
Dorothy Day es una figura poco conocida en España. ¿Cómo te encontraste con ella?
Leyendo una revista virtual estadounidense me encontré con una referencia que mencionaba a las dos personas católicas más importantes del siglo XX en los Estados Unidos. Daba sus nombres: Thomas Merton y Dorothy Day. Del primero había leído multitud de escritos, pero el nombre de la mujer ni me sonaba, si acaso el de una actriz rubita que se llamaba Doris Day. Ni que decir tiene que tapé mi ignorancia leyendo todo lo que encontré sobre ella y caí fascinada por su vida heroica
Recientemente has publicado en Ediciones Mensajero (Grupo de Comunicación Loyola) una novela sobre Dorothy Day, cuyo título es ‘Perseguida por el amor‘. ¿Cuál es ese amor que la persigue durante toda su vida?
El título para mi libro que había escogido inicialmente era la frase de un profeta “me sedujiste Señor y me dejé seducir”, porque nada hacía presagiar en la vida de Dorothy – amantes, divorcios, aborto… – su entrega total a Dios. Hay un poema de Francis Thomson que se llama ‘El sabueso de Dios‘ que relata muy bien lo que hace Dios con los pecadores y descarriados: los persigue, como los perros hacen con las liebres, para traerlos hasta él. Esa fue la labor que Dios hizo con Dorothy, perseguirla hasta que cayó rendida de amor a sus pies ofreciéndole su vida.
¿Por qué has elegido el género novelístico para abordar este personaje?
Porque las novelas, especialmente si son históricas, atraen a un número elevado de lectores que jamás abrirían un libro de una norteamericana desconocida que se entregó a Dios. Escogí hablar en primera persona para apartarme de una biografía fría y poder asomarme a los sentimientos que fueron naciendo en el alma de mi protagonista. Confieso que me influyó el libro de Marguerite Yourcenar sobre el emperador Adriano que empezaba por una frase: Yo Adriano. El género novelístico ofrece muchas oportunidades para, sin ser infiel a la historia, aportar otras intuiciones que enriquezcan la biografía
¿Qué novedad aporta tu novela, a la hora de acercarnos a Dorothy Day?
Para el público español todo es novedad ya que hay muy poca literatura sobre su persona. Mi aportación estriba en que convierto el libro en un diálogo con Dios. Escribo la novela en primera persona como si yo fuera Dorothy que, al final de su vida, reflexiona sobre su existencia. Escoge a Dios como interlocutor a sabiendas que contesta poco y que cuando lo hace su lenguaje está encriptado. Pero desde la atalaya que da la edad se da cuenta de las veces que Dios ha intervino en su vida, silenciosamente y sin que se diera cuenta: el descubrimiento de una Biblia, los cantos de los salmos en un templo, unas personas determinadas, los sacramentos, la apertura de sus ojos al sufrimiento…
En la vida de Dorothy, ¿dónde encontramos las expresiones más personales de su compromiso con el mundo?
Fundó un periódico para destapar las injusticias que había en el mundo y como no se arreglaban se puso manos a la obra. Primero dio de comer en su casa, ayudó en desahucios, alquiló pisos para los sin techo y terminó creando casas de hospitalidad para los vagabundos donde ella misma vivía. La razón de este comportamiento radical es que era capaz de ver el rostro de Jesucristo en todas las personas con las que convivía: borrachos, drogadictos, ladrones… Fue muy radical en la defensa de la paz, de los judíos, de los negros, de los niños alemanes e italianos que no eran culpables de nada. Apoyó huelgas que consideraba justas, promocionó sindicatos y veía con buenos ojos a las personas que intentaban cambiar el mundo.
Dorothy Day es una figura paradójica: demasiado conservadora para unos, roja escarlata para otros… ¿Dónde radica la universalidad de su mensaje?
Intentó con su vida hacer reales las bienaventuranzas y el juicio de Mateo “porque tuve hambre y me diste de comer”. Creo que hay pocas personas en el mundo a las que les parezca mal este comportamiento del que ella dio ejemplo. Pero dio un paso más no se contentó con denunciar, ni paliar los efectos del sufrimiento, sino que quiso llegar a sus causas para que no volviera a haber pobres. Esta peculiaridad de su mensaje la convirtió en una mujer radical que incomodaba a muchos. Por otro lado, chocaba su actitud más bien revolucionaria con la de ser una ferviente seguidora del dogma y la moral católica ya que parecían incompatibles
Como teóloga feminista que eres, ¿qué piensas que diría Dorothy Day a las feministas de hoy?
Fue feminista con su ejemplo en un momento histórico donde todavía pocas mujeres entraban en el espacio público. Le pusieron mil barreras por su condición de mujer para ser periodista, le dio una bofetada a un amigo que se sobrepasó en un baile, fundó un periódico The Catholic Worker con miles de suscriptores y a su muerte había en el mundo 250 casas de hospitalidad de su movimiento. No le importó los insultos que recibió por adoptar papeles masculinos. Les diría a las feministas actuales que no cejaran en su empeño de lograr sus sueños, pero que no olvidaran los de las mujeres que viven en circunstancias peores que las suyas. Dorothy siempre dijo que Peter Maurin había sido la cabeza pensante del movimiento porque entre hombres y mujeres siempre tiene que haber colaboración
Una creyente como Dorothy, que está en proceso de beatificación, ¿qué puede recordar a la Iglesia actual?
La iglesia actual, impulsada por el Papa Francisco, está en la línea de Dorothy, pero no tenemos más que ver las trabas que le ponen al Pontífice, al que llaman peronista y comunista. Fue pionera en la teología de la liberación a la que todavía hoy se mira con sospecha. Hay muchas personas y movimientos en la Iglesia a las que les parece que la prioridad por los necesitados tiene tintes comunistas, aunque pertenezca a la médula del cristianismo. Han cambiado muchas cosas, pero creo que Dorothy se quedaría espantada de ver el trato que se les da a los inmigrantes y la vista gorda que, por negocios, se hace con gobiernos apartados de los derechos humanos. Su radicalidad no le permitiría estos tratos.
Fuente Religión Digital
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