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El Frente Nacional es el partido que cuenta con más diputados abiertamente gais en la nueva Asamblea Nacional francesa

Viernes, 23 de junio de 2017
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asambleaHace pocos días recogíamos la noticia de que el nuevo Parlamento británico contaría con 45 diputados abiertamente LGTB de un total de 650, el mayor número en la historia del Reino Unido. También la nueva Asamblea Nacional francesa contará con el mayor número de diputados abiertamente LGTB de su historia, pero la proporción es mucho menor: 5 de 577. Los cinco, además, son hombres gais. El partido que más aporta (dos) es el  Frente Nacional, formación de extrema derecha que no se caracteriza precisamente por su defensa de los derechos LGTB. Sin duda el dato merece una reflexión.

Los hechos son los que son: de los cinco diputados abiertamente gais de la nueva Asamblea Nacional, dos pertenecen al Frente Nacional. Se trata de Bruno Bilde, muy próximo a la líder de la formación, Marine Le Pen, y de Sébastien Chenu. Este último, de hecho, cuenta con un historial destacado por lo que a la visibilidad en política se refiere. En su momento fue uno de fundadores de GayLib, grupo LGTB inicialmente vinculado a la UMP (antiguo nombre de Los Republicanos) y que en 2013 se desvinculó de esta formación debido a su virulenta oposición al matrimonio igualitario y pasó a aliarse con la UDI, una formación de centro-derecha. Sébastien Chenu, ya fuera de GayLib, se unió al Frente Nacional en 2014.

Por el contrario, ha quedado fuera de la Asamblea el político gay más destacado del Frente Nacional: su vicepresidente, Florian Philippot, que aunque pasó a la segunda vuelta en su circunscripción fue finalmente derrotado por el candidato de La République en Marche !, la formación constituida en torno a la figura de Emmanuel Macron que se ha hecho con la mayoría absoluta de la Asamblea.

Los otros tres diputados abiertamente gais son Luc Carvounas (Partido Socialista), Pacôme Rupin (La République en Marche !) y Franck Riester (Los Republicanos). Riester, de hecho, es el único de los cinco que repite mandato: ya fue diputado en la anterior legislatura, y de hecho era uno de los escasos miembros de la UMP (cuando todavía tenía ese nombre) favorable al matrimonio igualitario.

Conviene precisar que este contaje de diputados abiertamente gais tiene en cuenta la información que actualmente se tiene sobre la vida personal de los nuevos representantes, que además no es precisamente abundante en el caso de La République en Marche !, la formación con más diputados (308, sin contar los 42 de sus socios del centrista MoDem), muchos de ellos desonocidos en el panorama político francés. Algunos de ellos podrían visibilizarse como LGTB en el futuro.

Un motivo para la reflexión

El hecho de que el Frente Nacional sea el que más diputados abiertamente gais haya logrado siendo un partido contrario a los derechos LGTB (su candidata a las últimas elecciones presidenciales apostaba por derogar la ley de matrimonio igualitario) es una noticia que debe llamar a la reflexión por parte tanto del colectivo LGTB como de los propios partidos políticos.

Por un lado, negar que en algunos países europeos los partidos en los que el discurso islamófobo y el rechazo a la inmigración han pasado a ocupar un papel central ejercen atractivo sobre una parte de los votantes LGTB (muy singularmente de los varones gais) sería ingenuo. De hecho, es una tendencia que ya las encuestas previas a las elecciones presidenciales francesas detectaron. Sin duda, todo ello merece una reflexión por parte de los colectivos LGTB, que quizá deberían dar más importancia a que las nuevas generaciones sepan de dónde venimos, lo díficil que ha sido conquistar derechos y lo fácil que es perderlos.

Bien es cierto que en el caso concreto de Francia se da la paradoja de que el perfil más abiertamente homófobo fue en su momento asumido por la derecha tradicional, que buscó hacer de las protestas contra el matrimonio igualitario un elemento de desgaste de la presidencia de François Hollande en beneficio propio. El Frente Nacional de Le Pen, sin embargo, se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas, y de hecho nunca ha querido hacer de su contrastada oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso. Más que dirigirse al votante socialmente conservador, la estrategia de Le Pen fue la de intentar cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. No le fue suficiente para llegar a la presidencia, pero el intento fue desde luego serio.

En cualquier caso, es una realidad que en Europa hay partidos de extrema derecha que tienen menos problema a la hora de incluir en sus listas a candidatos abiertamente homosexuales que los partidos tradicionales. Que el Frente Nacional, con un total de ocho diputados, tenga dos diputados gais, mientras que La République en Marche !, con un total de 308, tenga solo uno, tiene una explicación tristemente bien sencilla: el partido de Macron no ha querido hacer el esfuerzo de inclusión y diversidad que podría haber hecho. Algo que bien puede hacerse extensivo a otros partidos y países. Está claro que la visibilidad LGTB y los techos de cristal no conocen necesariamente de ideologías.

Fuente Dosmanzanas

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La derecha francesa elige como candidato a la presidencia a Fillon, que ha hecho de la oposición a los derechos LGTB una de sus señas de identidad

Miércoles, 30 de noviembre de 2016
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francois-fillonDeprimente panorama el que ofrece Francia por lo que a la futura evolución de los derechos LGTB se refiere tras el triunfo del muy conservador François Fillon en las primarias de Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa. El que hasta hace solo unas semanas era principal favorito, y “esperanza” del activismo LGTB, Alain Juppé, ha sido claramente derrotado en la segunda vuelta. Fillon será, por tanto, el que con casi total seguridad se enfrentará a Marine Le Pen, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, en la ronda definitiva de las elecciones presidenciales francesas, que se celebrarán el próximo 7 de mayo (siempre que en la primera vuelta, que se celebra dos semanas antes, ningún candidato obtenga más del 50% de los votos). 

Hace una semana hacíamos un primer análisis de lo sucedido después de la derrota en la primera vuelta del expresidente Nicolas Sarkozy, que quedó en tercera posición pese a que parecía destinado a ser él el que se enfrentase a Juppé. Pero en las últimas semanas la candidatura de Fillon creció como la espuma, arrastrado, en buena parte, por el empuje del sector más ultraconservador de la derecha francesa, representado por Sens commun, un movimiento político nacido al calor de las movilizaciones contra la aprobación del matrimonio igualitario.

Movimiento al que Sarkozy, que hasta hace unos meses se había significado precisamente por su oposición al matrimonio igualitario, defraudó al hacer público su cambio de opinión sobre el tema en un libro en el que repasaba su trayectoria política. Allí lamentaba “vivamente” no haber cumplido su viejo compromiso de aprobar la unión civil entre parejas del mismo sexo cuando pudo hacerlo, y respecto al matrimonio igualitario, defendió que aunque debería haber sido decidido en referéndum, una vez aprobado no había lugar a dar marcha atrás. “Es un punto sobre el que, lo asumo, he evolucionado”, afirmaba.

El giro de Sarkozy decepcionó a los activistas homófobos de La manif por tous y de Sens commun, que a la larga acabaron por abandonarle y dar su apoyo expreso al que había sido su primer ministro entre 2007 y 2012, el muy conservador y católico François Fillon. Un político profundamente anti-LGTB, que a diferencia de Sarkozy (y por supuesto de Juppé), ha seguido presentándose durante todo este tiempo como un ferviente opositor al matrimonio igualitario. Una actitud que le viene de lejos: ya en 1982 se opuso a igualar la edad de consentimiento para mantener relaciones homosexuales a la de las relaciones heterosexuales, mientras que en 1999 se opuso al PACS (Pacte Civile de Solidarité, la limitada ley de parejas que antecedió al matrimonio igualitario).

Fillon, que de hecho se ha mostrado orgulloso de “seguir diciendo lo mismo, a diferencia de otros” ha prometido “reescribir” la ley de matrimonio igualitario para modificar los aspectos relativos a la homoparentalidad. En concreto, su propuesta es eliminar la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo (mantendría solo la “adopción simple”, una fórmula de acogida de niños que seguirían manteniendo los vínculos de parentalidad con sus padres biológicos). Así lo recalcó, de hecho, en el debate televisado con Juppé que tuvo lugar la pasada semana. Otras propuestas que el entorno de Fillon ha barajado serían legislar para hacer aún más explicita la ya vigente prohibición del acceso a las técnicas de reproducción asistida a las parejas del mismo sexo y a las mujeres sin pareja masculina, así como impedir el registro de hijos nacidos por gestación subrogada en países extranjeros (aunque en este caso la modificación legal chocaría con la jurisprudencia europea: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado ya dos veces a Francia por esa razón).

El derrotado, un centrista moderado favorable al matrimonio y a la adopción

El gran derrotado de las primarias de la derecha francesa es Alain Juppé, alcalde de Burdeos, un político moderado que en su momento no presentó su candidatura a la presidencia del partido (que ganó Sarkozy) y que prefirió jugar la carta de las primarias, pensando que un escenario “abierto” a todos los ciudadanos, y no solo a los militantes, le daría ventaja.

De hecho, es cierto que durante todo este tiempo Juppé parecía favorito frente a Sarkozy. Lo que era una buena noticia para el colectivo LGTB, dado el giro pro-LGTB que Juppé había experimentado en el pasado. Juppé comenzó su “proceso” publicando en octubre de 2012 una entrada en su blog en la que contaba que después de reunirse con activistas LGTB comprendía sus puntos de vista, añadiendo que aunque él hubiera preferido una ley de unión civil no se oponía al matrimonio igualitario. Con posterioridad afirmó ya con claridad que el matrimonio igualitario estaba integrado en la sociedad francesa y se declaró opuesto a la reescritura de la ley, para finalmente, en noviembre de 2014, declararse además favorable a la adopción homoparental después de un proceso de “madura reflexión”.

Por desgracia, los electores franceses (las primarias estaban abiertas a todos los ciudadanos, y no solo a los militantes republicanos) han castigado a Juppé y han preferido, para disputar la presidencia a Marine Le Pen, un candidato más próximo a la extrema derecha que esta representa.

Salvo improbable sorpresa, un futuro oscuro en materia LGTB

Está por ver cómo afecta esta nueva variable a la situación política. Los hay que piensan que Fillon será capaz, con su discurso ultraconservador en lo social, de quitar votantes a Le Pen. Nosotros no lo tenemos tan claro. De hecho, como en otras ocasiones hemos comentado, el Frente Nacional de Le Pen se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas contra el matrimonio igualitario, y nunca ha querido hacer de su oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso (lo que no quiere decir, por supuesto, que no exista). Por el contrario, los vínculos entre el pujante movimiento surgido de las protestas contra el matrimonio igualitario con el sector más conservador de Los Republicanos (antes UMP) eran ya muy evidentes. Y más que en el votante ultracatólico, Le Pen quiere cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. No nos parece tan claro que ese voto vaya a sentirse más atraído por Fillon (neoliberal en lo económico) que por Le Pen… Lo que sí nos parece es que las personas que voten en clave LGTB no tendrán especiales motivos para decidirse en favor de uno u de la otra si es que ellos son los candidatos finales (a la espera, por supuesto, de que se formalicen los programas electorales).

Un panorama muy oscuro en materia LGTB, en definitiva. Lo que no supone una especial sorpresa: ya hace tiempo que los propios socialistas franceses, desfondados tras el “esfuerzo” que les supuso aprobar el matrimonio igualitario, dejaron de lado al colectivo LGTB tras la incorporación como primer ministro de Manuel Valls. En febrero del año pasado nos hacíamos eco, por ejemplo, de como la propia ministra francesa de Familia, Infancia y Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol, confirmaba la renuncia a modificar la vergonzante ley que impide a las parejas de mujeres o a las mujeres sin pareja acceder a la reproducción asistida. “No quiero que se diga que la izquierda promueve debates sociales para distraer la atención, como fue el caso durante el debate sobre el matrimonio igualitario”, justificó.

De hecho, el único avance que se ha producido en este tiempo, la aprobación de una nueva normativa para la modificación de la referencia al sexo legal en el Registro Civil, ha sido decepcionante, al mantener el proceso bajo tutela judicial“El peor texto escrito nunca en el mundo sobre el cambio registral de las personas transgénero”, la calificó la Fédération LGBT francesa.

En cualquier caso, todos los analistas dan por hecho que ni el candidato socialista, sea el que sea, ni el que presenten las fuerzas a su izquierda logrará pasar a la segunda vuelta (así lo prevén todas las encuestas, y no parece que en este caso vayan a fallar). Salvo en el improbable caso de que en los próximos meses la situación política francesa dé un vuelco…

Fuente Dosmanzanas

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El triunfo de François Fillon en las primarias de la derecha francesa augura tiempos oscuros en materia LGTB

Martes, 22 de noviembre de 2016
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francois-fillonPues nada… Aviso a navegantes… Los que dicen que derecha e izquierda son iguales y se resisten a votar a una izquierda moderada ya que ellos son tan puros, revolucionarios y arcangélicos, al final tendrán que votar a la derecha para que el fascismo de Marine Le Pen no salga vecedor… Los “puros” que hicieron posible el ascenso del Nazismo con todas sus consecuencias y que vivieron tan campantes mientras no les tocó a ellos… Es tan maravillosos ser “puro” mientras eres “intelectual” o “profesor de la Uni”, tienes un patrimonio inmobiliario enorme pero eres muy revolucionario y no te embargan ni te desahucian… pero eso sí, “puro“, muy “puro“… Y la derecha sigue gobernando… recortando… ciscándose en el pueblo soberano… Y los “puros“… muy “puros“…

Malas noticias para los derechos LGTB, otra vez. El resultado de la primera vuelta de las elecciones primarias de Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa, ha arrojado como inesperado vencedor a François Fillon, cuyas posturas contrarias al matrimonio igualitario y a la homoparentalidad son bien conocidas. El que era principal favorito, y “esperanza” del activismo LGTB, Alain Juppé, ha quedado en segunda posición, pero a una importante distancia de Fillon, y sus opciones parecen ya pocas una vez que el tercero en discordia, Nicolas Sarkozy, ha anunciado su apoyo a Fillon en la segunda vuelta.

El resultado de las primarias de Los Republicanos es de gran importancia: de ellas saldrá el candidato que con casi total seguridad se enfrentará a Marine Le Pen, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, en la ronda definitiva de las elecciones presidenciales francesas, que se celebran el próximo 7 de mayo (siempre, claro está, que en la primera vuelta, que se celebra dos semanas antes, ningún candidato obtenga más del 50% de los votos). Todos los analistas dan por hecho que ni el candidato socialista, sea el que sea, ni el que presenten las fuerzas a su izquierda logrará pasar a la segunda vuelta (así lo prevén todas las encuestas, y no parece que en este caso vayan a fallar).

Hasta hace apenas unos días, se consideraba que la batalla en el seno de Los Republicanos era básicamente cosa de dos, Nicolas Sarkozy y Alain Juppé. Ya lo mencionábamos en una entrada publicada hace ahora dos años, en la que recogíamos las profundas divergencias en materia LGTB entre Sarkozy, que por aquel entonces prometía derogar el matrimonio igualitario si llegaba al poder, y Juppé, que se había posicionado claramente a favor del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental. “He dicho que la ley debe ser reescrita de cabo a rabo, pero si preferís digo que lo hay que hacer es derogarla para hacer una nueva, en francés es lo mismo. Si así os parece mejor, eso cuesta poco”, declaraba por entonces el expresidente Sarkozy en un acto de Sens commun, un movimiento político ultraconservador nacido al calor de las movilizaciones contra el matrimonio igualitario y vinculado a la que entonces aún se llamaba UMP. Sarkozy consiguió poco después hacerse con la presidencia de esta fuerza política, que pocos meses después cambiaría su nombre a “Los Republicanos”.

Ya por entonces se consideraba que el gran rival de Sarkozy sería Juppé, alcalde de Burdeos, un político moderado y muy popular, que no presentó su candidatura a la presidencia del partido y que prefirió jugar la carta de las primarias, pensando que un escenario “abierto” a todos los ciudadanos, y no solo a los militantes, le daría ventaja. De hecho durante todo este tiempo Juppé parecía favorito frente a Sarkozy. Lo que era una buena noticia para el colectivo LGTB, dado el giro pro-LGTB que Juppé habia experimentado. El alcalde de Burdeos comenzó su “proceso” publicando en octubre de 2012 una entrada en su blog en la que contaba que después de reunirse con activistas LGTB comprendía sus puntos de vista, añadiendo que aunque él hubiera preferido una ley de unión civil no se oponía al matrimonio igualitario. Con posterioridad afirmó ya con claridad que el matrimonio igualitario estaba integrado en la sociedad francesa y se declaró opuesto a la reescritura de la ley, para finalmente, en noviembre de 2014, declararse además favorable a la adopción homoparental después de un proceso de “madura reflexión”.

François Fillon, la sorpresa… desagradable

Nouveau nom de l'UMP, nouveau logo possible.

Nouveau nom de l’UMP, nouveau logo possible.

El propio Nicolas Sarkozy, que pese a su alto grado de conocimiento fuera de Francia nunca fue en realidad favorito para repetir como presidente del país, hizo su propio viraje en materia LGTB (bastante menos ambicioso que el de Juppé). El pasado enero hacía pública su nueva opinión sobre el tema en un libro en el que repasaba su trayectoria política: lamentaba “vivamente” no haber cumplido su viejo compromiso de aprobar la unión civil entre parejas del mismo sexo cuando pudo hacerlo, y respecto al matrimonio igualitario, defendió que aunque debería haber sido decidido en referéndum, una vez aprobado no había lugar a dar marcha atrás. “Es un punto sobre el que, lo asumo, he evolucionado”, afirmaba. Un giro, por cierto, que causó estupor entre los activistas homófobos de La manif por tous y de Sens commun.

Activistas que por cierto se cuentan entre los que han acabado dando su apoyo a un tercer candidato, el derechista François Fillon, por el que nadie daba un duro hace solo unas semanas pero que ha subido como la espuma conforme se acercaba el día de la votación. Las encuestas previas a la votación de este domingo, de hecho, le daban prácticamente empatado con Sarkozy en el segundo puesto, y con posibilidades de quitarle el puesto a este. No solo ha sido así, sino que Fillon se ha impuesto con rotundidad, al obtener el 44,2% de los votos, frente al 28,3% de Juppé y el 20,8% de Sarkozy. La segunda vuelta de las primarias será, por tanto, entre Fillon y Juppé, pero el primero se perfila como gran favorito, y no solo por su ventaja de 16 puntos. El propio Sarkozy le ha dado ya su apoyo explícito frente a Juppé. Solo una grandísima movilización del voto de izquierda (recordemos que las primarias de Los Republicanos están abiertas a toda la ciudadanía) podría impedir su victoria, algo que no parece muy probable.

¿Por qué creemos que la elección de Fillon es una mala noticia? En primer lugar, porque el que fuese primer ministro de Sarkozy entre 2007 y 2012, a diferencia de Juppé e incluso del propio Sarkozy, sigue presentándose como opositor al matrimonio igualitario. No es de extrañar: ya en 1982 se opuso a la despenalización de la homosexualidad, al igual que en 1999 se opuso al PACS (Pacte Civile de Solidarité, la limitada ley de parejas que antecedió al matrimonio igualitario).

Fillon, que de hecho se muestra orgulloso de “seguir diciendo lo mismo, a diferencia de otros” en esta materia ha prometido “reescribir” la ley de matrimonio igualitario para modificar los aspectos relativos a la homoparentalidad. En concreto, eliminaría la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo (mantendría solo la “adopción simple”, una fórmula de acogida de niños que seguirían manteniendo los vínculos de parentalidad con sus padres biológicos). También se legislaría para hacer aún más explicita la ya vigente prohibición del acceso a las técnicas de reproducción asistida a las parejas del mismo sexo y a las mujeres sin pareja masculina, y se impediría el registro de hijos nacidos por gestación subrogada en países extranjeros (aunque en este caso la modificación legal chocaría con la jurisprudencia europea: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado ya dos veces a Francia por esa razón).

Veremos qué sucede el próximo domingo, 27 de noviembre, en la segunda vuelta de las primarias. Pero si como parece Fillon se convierte en el candidato de Los Republicanos frente a Marine Le Pen, las personas que voten en clave LGTB no tendrán especiales motivos para decidirse en favor de uno u otro candidato. Una situación que augura, en cualquier caso, tiempos oscuros para los derechos LGTB en Francia.

Fuente Dosmanzanas

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Tras asegurar hace poco más de un año que lo derogaría, Sarkozy dice ahora que mantendrá el matrimonio igualitario si llega al poder

Jueves, 28 de enero de 2016
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14160768464708En materia de derechos LGTB, pocos políticos tan mentirosos hemos conocido como Nicolas Sarkozy. Durante su anterior etapa en la presidencia de la República Francesa incumplió su promesa de mejorar el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo. Tras perder las elecciones frente al socialista François Hollande, que sí cumplió con la promesa de legalizar el matrimonio igualitario (aunque dejó otras por el camino…) se convirtió en adalid de la peor homofobia, asegurando que derogaría la ley si volvía al poder. Ahora asegura que no lo hará.

La presidencia de Nicolas Sarkozy se caracterizó por la negativa a permitir ningún avance en materia LGTB, y ello pese a que en la campaña de 2007 había prometido mejorar el PACS (Pacte Civile de Solidarité, la figura jurídica abierta a las parejas del mismo sexo pero con derechos mucho más restringidos que los del matrimonio que el gobierno socialista de Lionel Jospin promovió en 1999) y convertirlo en una verdadera unión civil con derechos similares a los del matrimonio entre heterosexuales (dejando fuera la adopción). No fue así, y de hecho durante la campaña electoral de 2012 recuperó su perfil más conservador y justificó el incumplimiento de aquella promesa con el argumento de que “nos dimos cuenta de que sería inconstitucional reservar un contrato así solo a los homosexuales. Este contrato de unión civil habría socavado la institución del matrimonio”.

Finalmente el Partido Socialista francés se hizo con la mayoría en el Parlamento y Hollande ganó las presidenciales. El matrimonio igualitario fue finalmente aprobado, pero las fuerzas de la derecha (política y social) aprovecharon las vacilaciones de los socialistas durante el proceso y promovieron la que hasta la fecha ha sido la mayor campaña de odio contra el matrimonio igualitario vista en un país de la Europa occidental. GayLib, el que era grupo LGTB de la UMP, acabó de hecho por desvincularse del partido ante la hostilidad desplegada por sus compañeros. La reacción fue tal que movimientos fuertemente homófobos como la Manif pour tous adquirieron vida propia y se convirtieron desde entonces en agentes que condicionan de forma significativa la política francesa.

Sarkozy, en su afán por recuperar popularidad entre la derecha, se sumó sin dudarlo a la ola homófoba. En noviembre de 2014, en un acto de Sens commun, uno de los movimientos nacidos al calor de las movilizaciones contra el matrimonio igualitario pero afín a la UMP, prometió derogar la ley que lo hace posible si llegaba de nuevo al poder. En aquel momento Sarkozy hacía campaña para ser elegido presidente de la UMP (cosa que consiguió, por cierto) y sus declaraciones fueron interpretadas como un movimiento para hacerse con el favor del sector más conservador de su partido frente a su gran rival interno, Alain Juppé, que no se presentaba como candidato a ese cargo pero al que muchos ven como el gran rival de Sarkozy en las elecciones primarias de las que en 2017 deberá salir el próximo candidato conservador a la presidencia de la República. Juppé, más centrado que Sarkozy, se había alejado ya de los posicionamientos más extremos y se había declarado de forma explícita a favor del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental.

Ahora Sarkozy, quizá habiendo recalculado sus fuerzas y ante la pujanza del Frente Nacional (un partido también contrario al matrimonio igualitario pero que en todo este proceso ha preferido huir de la primera línea), vuelve a dar un giro de 180 grados. Ha sido en un libro que acaba de publicarse, La France pour la vie, en el que repasa su trayectoria política, y en que “lamenta vivamente” no haber cumplido su viejo compromiso de aprobar la unión civil entre parejas del mismo sexo. Respecto al matrimonio igualitario, defiende que Hollande debería haberlo llevado a referéndum, pero una vez aprobado asegura que no ha lugar a dar marcha atrás y “descasar” a las parejas que han contraído matrimonio. “Es un punto sobre el que, lo asumo, he evolucionado”, afirma.

Estupor de los grupos homófobos

La marcha atrás de Sarkozy, como era de esperar, ha generado estupor entre los grupos homófobos. Es el caso de La manif pour tous, que lo acusa de traicionar sus convicciones y que le ha solicitado ya una entrevista para pedirle explicaciones y ofrecerle “soluciones jurídicas” para las parejas ya casadas en caso de que se derogase la ley. El giro tampoco ha sentado bien en Sens commun, que lo califica de “deplorable” y que ha anunciado que no apoyará a ningún candidato republicano que no respete sus compromisos en esta materia.

También en su propio partido (que por cierto ya no es la UMP, formación que como tal dejó de existir en 2015 para convertirse en una nueva marca, “Los Republicanos”) se han comenzado a escuchar voces críticas. Es el caso de Hervé Mariton, el que fuera uno de sus competidores por la presidencia de la UMP y que también optará por ser elegido candidato de la derecha a las presidencia de la República, que en un tuit dice lamentar la marcha atrás de Sarkozy y asegura que él sí “mantiene su compromiso”.

Una situación política, en cualquier caso, poco prometedora

La marcha atrás de Sarkozy puede considerarse una buena noticia, más allá de que el personaje tenga un más que evidente déficit de credibilidad. En este momento, y salvo nuevo giro de la situación, los dos candidatos que parecen con más posibilidades de ser candidatos de la derecha a las próximas elecciones presidenciales, Juppé y Sarkozy, no serían hostiles al matrimonio igualitario.

En cualquier caso, incluso al margen de Los Republicanos, la situación de los derechos LGTB en Francia arroja pocos motivos para el optimismo, dada por un lado la pujanza del Frente Nacional y por otro el giro derechista del Partido Socialista tras el nombramiento como primer ministro de Manuel Valls. Valls, recordemos, dio al traste con las intenciones de su predecesor de permitir a las mujeres lesbianas el acceso a la reproducción asistida, solo permitido en Francia a parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a la sanidad pública como a la privada, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir (si se lo puede permitir) a clínicas privadas de países vecinos, como Bélgica, Holanda o España. Hace pocas semanas, de hecho, Le Monde denunciaba como aún hoy un médico que colabore con una pareja de lesbianas para ayudarle a ser madres se expone a una pena de cárcel de cinco años de prisión y multa de 75.000 euros. Increíble, pero cierto.

Fuente Dosmanzanas

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Victoria del populismo ultraderechista del Frente Nacional en las elecciones regionales de Francia

Miércoles, 9 de diciembre de 2015
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marine-le-pen-600x300“La victoria del Frente Nacional es la revuelta del pueblo contra las élites”… Con el mismo lenguaje de los populismos emergentes o caídos en desgracia… la sombra del régimen de Vichy  sobrevuela Francia…

La primera vuelta de las elecciones regionales francesas se ha saldado con la victoria del Frente Nacional (FN), el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen. 6 de las 13 regiones de Francia han dado una clara victoria al populismo ultraconservador. La segunda vuelta será decisiva para determinar el grado de poder territorial de las principales fuerzas políticas en Francia de cara a las próximas elecciones legislativas (que se celebrarán dentro de 18 meses).

El Partido Socialista del presidente François Hollande ha sido el más castigado por los electores. Hasta los comicios del 6 de diciembre, los socialistas tenían el control de 21 de las 22 regiones (el año pasado el mapa cambió, reduciéndose a 13). El caso es que el Partido Socialista solo podrá conservar el gobierno de 2 o 3 regiones. De cara a la segunda vuelta, los socialistas retirarán sus listas en aquellos territorios en los que la izquierda no tenga ninguna opción, con la esperanza de frenar el avance del FN. La más beneficiada de esta decisión será la derecha del homófobo declarado Nicolas Sarkozy, encarnada en Los Republicanos, la nueva marca electoral de la vieja UMP. Sarkozy, por su parte, ha dejado bien claro que no apoyará ninguna candidatura socialista donde cuentes con la posibilidad de gobernar.

El diario francés Le Monde, en su editorial de este lunes, califica de “reaccionario y xenófobo” al FN y define su ideología como “contraria a los valores de la república”. Esto le lleva a preguntarse, retóricamente, “¿cómo entender que es capaz de gobernar por sí solo el destino de casi un cuarto de la población francesa, si gana el 13 de diciembre en el Norte, en Provenza y en el Este?”. El rotativo galo achaca el triunfo de los de Le Pen a su discurso sobre la inmigración (especialmente tras la llegada masiva de refugiados procedentes de Siria e Irak) y a los atentados yihadistas de París, el pasado 13 de noviembre. El miedo es el caldo de cultivo ideal para el florecimiento y el éxito de los populismos. A esto se une la crisis de la izquierda, el aumento del paro y el estancamiento económico. El Frente Nacional ha construido su discurso jugando estas bazas y su líder, Marine Le Pen, resume así el éxito electoral de la formación: “el resultado increíble del FN es la rebelión del pueblo contra la élite”.

Incertidumbre en materia LGTB

Desde el punto de vista de las políticas LGTB, el avance del FN plantea inquietantes interrogantes. Si los resultados de los comicios regionales se repitieran en las generales, la derecha y la ultraderecha contarían con una holgada mayoría parlamentaria. Y aunque se haya revelado que varios dirigentes del FN son homosexuales ello no garantiza que el partido vaya a respetar los derechos de la comunidad LGTB. Haciendo un ejercicio de memoria histórica Ernst Röhm, líder de las SA, era homosexual, y esto no impidió que el nazismo persiguiera, torturara y asesinara en campos de concentración a miles de personas LGTB (el propio Röhm acabaría siendo eliminado, finalmente, con la aprobación de Hitler).

le-fn-toujours-homophobeEn enero del año pasado, sin ir más lejos, dosmanzanas recogía la infame propuesta de Julien Rochedy (en la fotografía de la izquierda), director del Frente Nacional de la Juventud, de proponer una ley que prohíba la “propaganda LGTB en los colegios de Francia. “Estoy en contra de la propaganda LGTB en la escuela, yo no quiero que mis hijos aprendan eso”, en estos términos justificaba Rochedy su propuesta homófoba. La aversión hacia la diversidad sexual de este joven dirigente se ponía de manifiesto al reconocer que tampoco le gusta la visibilidad del colectivo “en las calles o en las paredes”.

Incluso la mismísima Marine Le Pen se atrevió a asegurar sin vacilar que “Rusia no persigue a los homosexuales”, ignorando los reiterados ataques a personas homosexuales en ese país, amén de la supresión en la práctica de la libertad de expresión de los ciudadanos rusos LGTB. Le Pen manifestó en su momento, además, que le parecería “sorprendente” que el anuncio del presidente Hollande y del ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, de no asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi tuviera alguna relación con la violación de derechos humanos del colectivo LGTB en Rusia.

Un panorama en cualquier caso poco favorable

fn-produire-francaisCartel xenófobo del Frente Nacional

En cualquier caso, y aunque el FN no viese confirmadas sus expectativas, el actual panorama político francés ofrece pocas esperanzas en materia LGTB. No está de más recordar que la derecha tradicional se significó bastante más que el propio FN en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, y de hecho el propio Sarkozy se ha posicionado en este tema con una virulencia que Le Pen, pese a oponerse, siempre ha preferido evitar.

Por lo que se refiere al Partido Socialista, aunque justo es reconocerle su papel en la histórica aprobación del matrimonio igualitario, posteriormente se ha caracterizado por su tibieza a la hora de abordar otras reformas, especialmente tras el nombramiento como primer ministro de Manuel Valls, representante de su ala más derechista, que dio al traste con las intenciones de su predecesor de permitir a las mujeres lesbianas el acceso a la reproducción asistida. En Francia, el acceso solo está permitido a parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a la sanidad pública como a la privada, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir (si se lo puede permitir) a clínicas privadas de países vecinos, como Bélgica, Holanda o España.

En definitiva, la situación de Francia en estos momentos arroja pocos motivos para el optimismo en materia LGTB.

Fuente Dosmanzanas

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Sarkozy: “Hay que desechar el matrimonio gay”

Martes, 18 de noviembre de 2014
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14160768464708Nicolas Sarkozy, en un acto en Saint Etienne. JEFF PACHOUD AFP

Nicolas Sarkozy, en su empeño por volver a la primera fila de la política francesa, no ha dudado en sumarse a la ola de homofobia que recorre Francia y que parece haber arraigado con fuerza entre los sectores más conservadores. En un acto de Sens commun, movimiento político vinculado a la UMP y nacido al calor de las movilizaciones contra el matrimonio igualitario, Sarkozy ha prometido derogar la ley que lo hace posible si llega de nuevo al poder. Lo cierto es que la declaración de Sarkozy parece sobre todo un movimiento táctico para hacerse con el favor del sector más conservador de su partido frente a su gran rival interno, Alain Juppé, que se ha posicionado en favor del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental. ¿Hay que recordar, Sarkozy ha sido acusado de corrupción y tráfico de influencias por las autoridades francesas?.

El expresidente francés Nicolas Sarkozy defiende ahora “derogar” la ley que regula el matrimonio homosexual después de haber propuesto hasta el momento una “reescritura” de la norma, promulgada en mayo de 2013. 

Nicolas Sarkozy, a la caza en Francia del voto antihomosexual

El ex presidente apuesta por reescribir la ley actual para permitir la unión entre gays

Rechaza, sin embargo, la adopción en el seno de las parejas homosexuales

La carrera por el liderazgo del principal partido de la oposición en Francia, la UMP, alcanzó ayer su punto álgido con un evento inusual. Convocados por la organización que se opone al matrimonio entre homosexuales, los tres candidatos a la presidencia de la formación -Nicolas Sarkozy, Hervé Mariton y Bruno Le Maire- coincidieron en un mismo acto. La ocasión era perfecta para cazar adeptos entre los votantes de derechas que se oponen a estas bodas y los que las toleran.

En el acto participaban los tres candidatos a la presidencia de la UMP, el principal partido de la derecha francesa: el propio Sarkozy, Hervé Mariton y Bruno Le Maire. Como era de esperar, los seguidores de Sens commun, movimiento político vinculado a la UMP que comparte ADN con la Manif pour tous, el conocido lobby homófobo francés, reclamaron a los tres candidatos que se posicionaran frente al matrimonio igualitario. Fue entonces cuando Sarkozy, que comenzaba su intervención proponiendo modificar “de cabo a rabo” la ley que permite en Francia el matrimonio entre personas del mismo sexo, acababa prometiendo lisa y llanamente su derogación. “He dicho que la ley debe ser reescrita de cabo a rabo, pero si preferís digo que lo hay que hacer es derogarla para hacer una nueva, en francés es lo mismo. Si así os parece mejor, eso cuesta poco”, declaraba el expresidente entre los vítores de un público entregado.

A petición del equipo de campaña del ex presidente, los rivales no se cruzaron en el atril. Juntos pero no revueltos, cada uno trató de sacar músculo en este debate sin cara a cara que puede ser crucial para que los militantes decidan a finales de noviembre quién será el presidente de la formación y el posible candidato a las elecciones presidenciales de 2017.

En este examen oral colectivo, Nicolas Sarkozy se vendió como el líder capaz de unir fuerzas dentro de la UMP. “No quiero que imitemos al Partido Socialista“, señaló en referencia a la fractura abierta dentro de la izquierda entre los que apoyan la política de François Hollande y los que la contestan.

El ex presidente no quiso un cara a cara en la tribuna, los tres políticos sí respondieron a las preguntas de los asistentes sobre el tema de la familia y la polémica ley del matrimonio homosexual. El acto había sido convocado por la organización Sens Común, la vertiente política de la Manif Pour Tous, el movimiento ciudadano creado en 2013 en oposición a la norma impulsada por François Hollande.

Sarkozy vinculó su rechazo al matrimonio igualitario con su rechazo a la homoparentalidad. “No sirve de nada decir que se está en contra de la reproducción asistida [para las mujeres lesbianas] o de la gestación subrogada si uno no se compromete a abolir la ley Taubira. Con el matrimonio para todos, la separación entre el matrimonio y la filiación es imposible”, añadió. conviene recordar, en este punto, que no solo la UMP, sino el propio gobierno socialista de Manuel Valls rechazan tanto la apertura de la reproducción asistida a las mujeres lesbianas (que deben viajar para ello a países vecinos, como Bélgica o España, y que solo muy recientemente han visto parcialmente confirmada por la justicia francesa su derecho a verse reconocidas como madres de los hijos así concebidos) como la gestación subrogada.

Aplausos a Sarkozy

Le Maire fue abucheado cuando aseguró que no pensaba pedir la derogación de la ley actual. A Sarkozy la audiencia le aplaudió cuando dijo que la norma tenía que ser reescrita “de arriba abajo” para conservar estas uniones pero eliminar la posibilidad de que estas parejas puedan adoptar.

Hasta ahora el ex presidente se había pronunciado vagamente sobre este tema, algo que le habían reprochado muchos militantes del partido. “La ley debe ser reescrita de arriba abajo, incluso derogarla, al fin y al cabo es lo mismo, hay que desecharla“(…) Hay que derogarla para hacer otra. Yo quiero que exista un matrimonio para los homosexuales y un matrimonio para los heteros“, dijo. Declaraciones homófobas que preocupan al sector más liberal de Francia. Tras mencionar en el mitin la necesidad de una “reescritura completa” de la ley del matrimonio entre parejas del mismo sexo, Sarkozy rectificó sobre la marcha para defender su abolición. “Si preferís que digamos derogar la ley Taubira (por el nombre de la ministra de Justicia), para hacer otra, aunque quiera decir lo mismo (…), no cuesta nada llamarlo así”, dijo, en respuesta a los militantes que le pedían a voz en grito la “derogación”.

Decenas de miles de personas han salido a las calles de París en el último año para pedir la revocación del matrimonio igualitario convocados por el colectivo “Manif pour tous”, aunque las encuestas indican que el apoyo a este tipo de uniones mantiene un respaldo mayoritario entre la población.

El dirigente había llegado al acto de ayer reforzado, tras conocerse esta semana que el ex primer ministro François Fillon intentó que el Elíseo presionara a la Justicia para que acelerara los procesos por corrupción abiertos contra Sarkozy. Este supuesto complot para eliminar al rival ha jugado a favor del ex mandatario que, a pesar de ello, no parte como favorito en la carrera por liderar la UMP.

Lucha de poder en la derecha francesa: Sarkozy frente a Juppé

El posicionamiento de Sarkozy era secundado por Hervé Mariton -nada sorprendente, teniendo en cuenta que se trata de un conocido opositor a la ley de matrimonio igualitario- pero no por Bruno Le Maire, el más joven y moderado de los tres candidatos a presidir la UMP, que reafirmaba -entre abucheos, eso sí- su ya conocida posición de no tocar la ley si el partido llega de nuevo al gobierno.

En cualquier caso, a pocos observadores de la política francesa se les escapa que el verdadero destinatario de la jugada era el principal rival político de Sarkozy, Alain Juppé, que aunque no se presenta a dirigir la UMP sí tiene intención de presentarse a las primarias para ser el candidato presidencial en 2017 (la que en definitiva es también la gran ambición política de Sarkozy). Juppé, que además de sempiterno alcalde de Burdeos ha ocupado varias carteras ministeriales y ha sido primer ministro, está considerado el político más popular de su partido y las encuestas le dan como el actual favorito de los electores del centro-derecha frente a Sarkozy.

Y es que Juppé, que parece deseoso de romper el cordón umbilical entre la UMP y la Manif por tous, se ha mostrado abiertamente favorable al matrimonio igualitario y a la adopción homoparental. Juppé comenzó su “proceso” publicando en octubre de 2012 una entrada en su propio blog en la que contaba que después de reunirse con activistas LGTB comprendía sus puntos de vista, añadiendo que aunque él hubiera preferido una ley de unión civil no se oponía al matrimonio igualitario. Entonces decía oponerse, sin embargo, a la adopción homoparental. Hace dos meses afirmaba ya con claridad que el matrimonio igualitario estaba integrado en la sociedad francesa y se mostraba opuesto a la reescritura de la ley, para finalmente, este 12 de noviembre, declararse favorable a la adopción homoparental después de un proceso de “madura reflexión”.

Recortando ventaja

El 36% de los franceses, según la última encuesta de popularidad de Ifop, prefieren al ausente en el acto de ayer, el ex ministro Alain Juppé. Un 21% se decanta por Sarkozy. Entre los simpatizantes de la UMP es el ex mandatario el que tiene ventaja, aunque esta se va recortando. Si hace unos meses apostaba por él un 59%, ahora sólo lo hace un 53%.

El efecto Sarkozy amenaza con desinflarse, sobre todo porque son los militantes de la UMP los que tendrán que votar al líder del partido en noviembre. Consciente de que la batalla es reñida, el ex presidente ha tratado de acaparar la atención mediática, con mítines programados en ciudades clave e introduciendo fórmulas novedosas en sus actos, como el debate abierto con los militantes que participan en sus actos.

“Es la misma relación de fuerzas (Sarkozy-Fillon) que había a principios de septiembre, antes de que Sarkozy anunciara su vuelta a la política. Es como si el tirón que supuso ese anuncio se hubiera disipado rápidamente”, aseguran en el Ifop.

Críticas en su propio partido

De hecho, las declaraciones de Sarkozy han recibido críticas de varios compañeros de su propio partido, instalado en una situación de permanente esquizofrenia por lo que al matrimonio igualitario se refiere. Es el caso de la antigua portavoz de Sarkozy y excandidata de la UMP a la alcaldía de París, Nathalie Kosciusko-Morizet, que en su momento se abstuvo en la Asamblea Nacional cuando se votó la ley de matrimonio igualitario (y que ya hace más de un año advirtió de que no se puede engañar a los electores prometiendo una marcha atrás que no es viable), de la exministra de Familia Nadine Morano o del senador conservador y abiertamente gay Roger Karoutchi, todos ellos reconocidos “sarkozystas”.

Karoutchi, que ha opinado incluso que la derogación de la ley sería inconstitucional,  se ha mostrado favorable sin embargo a una reforma legal que cierre definitivamente las puertas al acceso de las mujeres lesbianas a la reproducción asistida o de cualquier pareja a la gestación subrogada. Un nuevo y lamentable ejemplo de que se puede ser abiertamente gay y contrario a los derechos LGTB…

Fuente El Mundo y Dosmanzanas

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El odio homófobo de la ‘Manif pour tous’ contra los derechos de las personas LGTB vuelve a tomar las calles de Francia

Martes, 7 de octubre de 2014
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4500847_7_2d56_dans-la-manif-pour-tous-dimanche-apres-midi_73135289f573e2c265069faf797e0e4bLa Manif pour tous, el gran movimiento homófobo surgido al calor del proceso de aprobación del matrimonio igualitario en Francia, vuelve a las calles. Entre 70.000 (según la policía) y 500.000 personas (según los organizadores) han desfilado en París para expresar su oposición a la reproducción asistida para las mujeres lesbianas o al reconocimiento de los hijos nacidos por gestación subrogada en el extranjero. Bastantes menos (7.500 según la policía, 30.000 según los organizadores) lo han hecho en Burdeos, la otra ciudad en la que tenían lugar movilizaciones. Los moviemientos LGBT han respondido con una concentración “por la legalidad de todas las parejas y familias”, convocada por la ONG All Out para el mismo día en la Plaza de la República de París. Presentan más de 250.000 firmas recogidas a través de Internet “que debe ser contemplada por todos los políticos franceses”.

Fue en febrero pasado cuando los homófobos franceses celebraron su última gran movilización callejera contra el reconocimiento de derechos a las familias homoparentales (en aquella ocasión centraron su protesta contra el conocido como “informe Lunacek”, una propuesta de hoja de ruta contra la homofobia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género aprobada por el Parlamento Europeo pocos días después). Sin embargo la Manif pour tous no ha permanecido inactiva durante este tiempo. De hecho, el movimiento homófobo se ha consolidado como un poderoso lobby que de hecho ha conseguido la marcha atrás sobre la modificación de las leyes de reproducción asistida.

 Los manifestantes han arremetido contra la eventual legalización de las madres portadoras y contra el recurso de las lesbianas a la gestación artificial, aunque ninguno de esos puntos están en el orden del día del Ejecutivo. La última manifestación de este tipo se remonta a febrero, cuando mostraron su oposición más de 500.000 personas en París, y otras 40.000 en Lyon, según los organizadores, frente a las 80.000 y 40.000, respectivamente, de los cálculos de la policía. “Las parejas homosexuales ya existían. No hacía falta consagrar su matrimonio y menos que accedan a técnicas de fecundación”, decía un manifestante, dentista de París. Una madre de Versalles caminaba a su lado rodeada de sus cinco hijos. No le gusta el programa de igualdad en la escuela. “Niños y niñas no son iguales”. “Se trata solo de meter más socialismo en la escuela”, dice un jubilado de Lyon.

Para la presidenta de la “Manif pour tous”, Ludovine de La Rochère, que se ha mostrado confiada en superar esas cifras, la ley impulsada por la ministra de Justicia, Christiane Taubira, es “el árbol que impide ver el bosque”, porque conduce en su opinión a esas “prácticas oscurantistas e inaceptables en el país de los derechos humanos”.

noticias_file_foto_870497_1412525102Si son dos padres, ¿quién friega los platos?”: Sarcasmo contra  el machismo y homofobia en la Manif Pour Tous

La agrupación ha desplegado su habitual marea de banderolas azules y rosas con lemas como “Protejamos la familia”, “No a las madres portadoras” y otros en contra de la “mercantilización” de los cuerpos de quienes se prestan a ese servicio. “Los niños no son mercancía”, rezaban los eslóganes más habituales de la manifestación. “Hollande, enemigo de la familia”, decía otro. Los recortes en prestaciones familiares y leyes que han ampliado la igualdad y el derecho al aborto, además de la legalización del matrimonio homosexual, son las decisiones que este colectivo rechaza de plano. Un nuevo sondeo de opinión, esta vez de IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública), demuestra que el 61% de los franceses, sin embargo, es favorable a equiparar en derechos a los matrimonios homosexuales. El 55% está a favor del sistema del vientre de alquiler. El Gobierno, no obstante, ha advertido que no legalizará este recurso. No ha apelado, sin embargo, el fallo del Supremo, lo que el movimiento conservador deplora. Este colectivo, según sus portavoces, acusa al Gobierno de Hollande de demoler la familia tradicional. En cuanto a la enseñanza de igualdad en la escuela, el movimiento conservador está contra los que llama “la ideología de género” por considerar que es “malsana”. A todo ello se unió la semana pasada la decisión gubernamental de recortar las ayudas familiares. Se ha reducido a un tercio las ayudas por hijo a partir del segundo y se ha recortado el permiso parental, que ya no se podrá ampliar hasta los 36 meses (a partir del segundo hijo), salvo que se lo repartan padre y madre. Es una decisión, enmarcada en la política de contención de gastos para reducir el déficit público, que ha alentado al movimiento a redoblar su acusación de que el Ejecutivo socialista sufre “familiafobia”.

Ha sido la justicia la que se ha visto obligada a reconocer a los nuevos modelos de familia algunos de los derechos que el gobierno se niega a promover por vía legislativa. Por un lado, hace solo dos semanas la Corte francesa de Casación confirmaba el derecho a que, en el seno de los matrimonios de mujeres lesbianas que se ven obligadas a acudir a otros paises (como Bélgica o España) para concebir a sus hijos, la madre no gestante adopte al hijo de la madre gestante. Y a finales de junio era el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el que fallaba a favor de dos matrimonios heterosexuales franceses que tuvieron tres hijas mediante gestación subrogada en Estados Unidos y a las que Francia se negó a registrar por estar dicho procedimiento prohibido en su suelo. Sentencia que por cierto obligó al gobierno español a claudicar y anunciar que cursaría a todos los consulados de España la orden inmediata de volver a inscribir en el Registro Civil a estos menores.

repositorio_obj_5719_1412526802Caras tapadas en la performance en la que MPT compara subrogación y fecundación asistida con comprar en el Carrefour

Es en este contexto en el que los homófobos franceses se han vuelto a movilizar en favor de la familia tradicional como único modelo de familia posible y en contra del matrimonio igualitario, del acceso de las lesbianas a la reproducción asistida, de la gestación subrogada o de la educación en la diversidad en las escuelas. Lo han hecho, además, con asistencia de destacados miembros tanto de la UMP, el principal partido de la derecha francesa, como del Frente Nacional, la más que pujante formación de extrema derecha.

Según un sondeo realizado entre los pasados 29 de septiembre y 1 de octubre, el 57 % de los franceses se opone a la abolición de la “ley Taubira”, y el 53% se dice favorable a ampliar la procreación médicamente asistida a las parejas de lesbianas. Otro 55%, según esa encuesta, efectuada por el instituto demoscópico Ifop, es partidario de autorizar “en un marco reglamentado” la gestacion subrogada en Francia, actualmente prohibidos sea cual sea la orientación sexual de la pareja. El Gobierno, no obstante, se muestra particularmente inflexible en ese último punto: Una de las primeras acciones de Manuel Valls tras ser designado primer ministro fue de hecho viajar al Vaticano y declarar que su gobierno no promovería dicha modificación, pese a formar parte del programa electoral con el que los socialistas ganaron las elecciones legislativas. La secretaria de estado de Familia, Laurence Rossignol, llegaba a recibir a los representantes de la Manif por tous y confirmarles la renuncia de su gobierno a modificar la normativa de reproducción asistida. “Estamos felices de que el gobierno reconozca el peso de nuestro movimiento. Esperamos ahora que detrás de las palabras lleguen los hechos”, declaraba entonces el coordinador general de la plataforma homófoba, Albéric Dumont. Además, el primer ministro, Manuel Valls, anunció el viernes que se va a promover una “iniciativa internacional” para que los países donde la gestación subrogada es legal no los permitan para los nacionales de Estados donde están prohibidos. Para Valls, se trata de “una práctica intolerable de comercialización de los seres humanos y de mercantilización del cuerpo de las mujeres“, razón por la que afirmó que la postura francesa no va a cambiar pese a la condena de Francia por el Tribunal de Estrasburgo en junio.

BzMblUACYAANXH2Risas contra la igualdad, manipulación infantil, homofobia en grado superlativo…

Habrá que ver hasta qué punto, la Manif pour tous –que en buena parte debió su pujanza inicial al afán de la derecha de desgastar al presidente Hollande- sobrevive como agente político.

Fuente El País

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La justicia francesa amplía los derechos de los matrimonios homosexuales

Miércoles, 24 de septiembre de 2014
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noticias_file_foto_863147_1411484104Los hijos concebidos por inseminación artificial pueden ser adoptados por las parejas lesbianas

En Francia, las parejas lesbianas sufren ciertos obstáculos legales para adoptar legalmente al hijo concebido por una de las esposas mediante inseminación artificial. El Tribunal Supremo ha fallado ahora, sin embargo, que tal posibilidad debe ser admitida en interés del menor aunque tal inseminación, con donante anónimo, se haga fuera del territorio francés y vulnerando, de alguna manera, el marco legal galo. Según la alta instancia, el hecho de que se recurra a ese sistema “no es obstáculo alguno para que la esposa de la madre pueda adoptar al bebé así concebido”. Se trata de una decisión polémica en un país cuyos movimientos conservadores en contra del matrimonio homosexual siguen tan activos que han logrado paralizar algunos de los proyectos sociales del Gobierno de François Hollande.

Entre esos proyecto gubernamentales estaba precisamente una ley que permitía la filiación de los hijos habidos en parejas lesbianas mediante inseminación artificial. Para el movimiento Manif pour tous (Manifestación para todos, en respuesta a la legalización del matrimonio gay, bautizado en Francia como ‘Matrimonio para todos’), el recurso a la inseminación artificial de donante anónimo, así como al vientre de alquiler, es un puro mercadeo de seres humanos y un ataque a la familia tradicional. La ministra delegada de la Familia, Dominique Bertinotti, tuvo que dejar archivado en un cajón su proyecto de ley, que suponía una cierta revolución en Francia del derecho de familia, y Hollande prescindió de ella en la última remodelación del Gobierno, en marzo de este año.

La retirada del proyecto Bertinotti es celebrada como una victoria por parte de Manif pour tous que, por cierto, prepara otra vasta manifestación para el 5 de octubre en París y Burdeos. Su bestia negra es ahora la nueva ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, impulsora de la última reforma de la ley de igualdad, la ampliación del derecho al aborto y partidaria de introducir en la escuela la formación de género, proyecto también retirado.

En mayo del pasado año, el Consejo Constitucional francés afirmó que la inseminación artificial, reservada en principio en Francia para parejas heterosexuales con problemas de infertilidad, no está abierta para las parejas de mujeres. En base a tal argumento, el tribunal penal de Versalles falló en abril de este año que no admitía la adopción de un niño en el seno de una pareja lesbiana que había concebido mediante inseminación artificial en el extranjero porque era un “fraude de ley”. El Supremo asegura ahora que no lo es.

Frente a la nueva posición del Gobierno socialista francés, los jueces avanzan en el capítulo social en contra de los movimientos más conservadores. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo condenó a Francia el pasado mes de junio por no inscribir el nacimiento de un bebé nacido en el extranjero gracias a una práctica prohibida en Francia: el viente de alquiler. En campaña electoral, François Hollande se mostró partidario de analizar este asunto, pero no se comprometió a legislar al respecto antes de un debate profundo por miedo a impulsar un cierto mercadeo de cuerpos. Dos parejas francesas que habían logrado tener hijos mediante este sistema en Estados Unidos apelaron a la justicia, pero perdieron el caso ante el Supremo francés.

El matrimonio homosexual, legalizado en Francia en abril del pasado año, es todavía un asunto polémico. Para el diputado Hervé Mariton, de centroderecha y candidato a presidir la UMP (Unión por un Movimiento Popular), el principal partido de la oposición, el fallo judicial se alinea esa ley que abrió la puerta al matrimonio gay, incluido el derecho a la filiación de los hijos. “La única manera de salir de esta espiral es su retirada”, ha declarado a Le Figaro. “Cualquier otra respuesta es hipócrita pues ese texto no impide la fecundación asistida. Para evitarlo, es necesaria a abrogación de la ley”.

Nicolas Sarkozy, dispuesto a volver al palacio del Elíseo en 2017 tomando primero las riendas de la UMP, ha criticado duramente la forma en la que Hollande introdujo la ley, dividiendo a la sociedad y, sobre todo, “utilizando a los homosexuales contra la familia”. No quiso, sin embargo, aclarar si derogaría la norma una vez en la presidencia del país.

Fuente el País

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El Gobierno francés recula ante la presión de los ultraconservadores y aplaza el proyecto de Ley de la Familia, del que excluye la reproducción asistida para parejas de lesbianas.

Jueves, 6 de febrero de 2014
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El pasado 3 de febrero, el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, informaba de que su Gobierno no presentaría el proyecto de Ley de la Familia en el presente año, dejando sin fecha definitiva un texto que en principio debía ser examinado en consejo de ministros el próximo mes de abril para ser debatido en el Parlamento durante el segundo semestre de 2014. También confirmaba las declaraciones efectuadas por el ministro del Interior, Manuel Valls, según las cuales el Gobierno se opondría a la introducción de cualquier enmienda parlamentaria que pretendiera incluir las técnicas de reproducción asistida (PMA, según las siglas francesas para Procréation Médicalement Assistée) para parejas de lesbianas y mujeres solteras o la legalización de la gestación subrogada.

Tan solo un día después de la concentración del movimiento homófobo Manif pour tous por las calles de París y Lyon, en protesta contra el reconocimiento de los derechos de las familias homoparentales, el ministro del Interior, Manuel Valls, era invitado por la cadena RTL. Interrogado sobre las protestas de los manifestantes, el ministro afirmaba que “la idea de que el Gobierno trabajaba en contra de las familias no tiene sentido”, desmintiendo que las teorías de género fueran a ser enseñadas en las escuelas y aclarando que “el Gobierno se opondrá a las enmiendas parlamentarias que introduzcan la PMA o la gestación subrogada en la Ley de la Familia”.

 El jefe del grupo parlamentario socialista, Bruno Le Roux, rectificaba en cierto modo al ministro, estimando que el anuncio de cuál sería la actitud del Gobierno al respecto era “prematuro”, y asegurando que el grupo socialista “seguirá luchando para abrir nuevos derechos en nuestro país”. Respecto a la PMA, remitía a lo que resolviera el Comité Nacional de Ética. Estas declaraciones forzaron  al primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, a confirmar lo declarado por el ministro del Interior respecto a la oposición del Gobierno a la ampliación de la PMA, a la vez que declaraba que la Ley de la Familia no se debatiría en el Parlamento este año debido a lo apretado de la agenda parlamentaria. Por su parte, el Comité Nacional de Ética informaba que su informe no estaría preparado hasta el 2015.

Cuenta Dosmanzanas que lo cierto es que la apertura de las técnicas de reproducción asistida a las parejas de lesbianas y mujeres solteras siempre fue un asunto controvertido dentro del seno del Partido Socialista. Inicialmente se previó introducirlo dentro del proyecto de ley de matrimonio igualitario, que también regulaba la adopción de las familias homoparentales, lo que ocasionó la protesta de un grupo de parlamentarios socialistas que se oponían a esta inclusión por razones éticas. Tanto el presidente François Hollande como el primer ministro Jean-Marc Ayrault también expresaron sus reticencias al respecto. Finalmente fue eliminado del proyecto de ley de matrimonio, en espera de un nuevo proyecto de ley sobre la familia que ya se anunciaba por entonces.

 La ley francesa en vigor solo permite esas técnicas a parejas heterosexuales, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Asimismo impide la donación de óvulos o embriones por parte de terceros. Tanto las mujeres solteras como las parejas de lesbianas francesas que quieren hacer uso de las técnicas de reproducción asistida deben viajar a países donde está permitido, como Bélgica o España.

Según informaciones, el entorno del presidente Hollande siempre se ha mostrado contrario a la ampliación de la PMA, aunque alguno de sus ministros se declarara favorable. Por ello creyó imprescindible acudir al Comité Nacional de Ética para que elaborara un informe. En cuanto a la gestación subrogada, ya en marzo de 2013 declaraba categóricamente que “permanecerá prohibida en Francia mientras yo sea presidente de la República”.

 Una de las ministras favorables a la ampliación de la PMA es la titular de la cartera de Familia, Dominique Bertinotti, que, aun reiterando su postura favorable, confirmaba la exclusión de este asunto de la futura Ley de Familia, aunque aventuraba que el tiempo para su debate podría llegar en “dos, tres o cinco años”.

 Los miembros del movimiento homófobo Manif pour tous expresaban su satisfacción por la exclusión de la PMA de la Ley de la Familia y por la dilación sin fecha de la misma, atribuyéndose el mérito de haber doblegado al Gobierno. Los comentaristas políticos, por su parte, lo atribuyen a la necesidad expresada por el presidente Hollande de no dar excusas a la extrema derecha para “alterar la calle” en un año electoral. Según estas informaciones, François Hollande, Jean-Marc Ayrault y Bruno Le Roux habrían decidido enterrar el proyecto de ley hace días, teniendo previsto darlo a conocer cuando los ecos de las manifestaciones homófobas se acallaran. Al parecer, la indiscreción del ministro del Interior obligó a precipitar los acontecimientos.

Por otra parte, leemos en El País:

Protestas en Europa contra leyes igualitarias para la comunidad LGBT

Es “la primera vez desde el final de la ocupación que se oye gritar ‘fuera los judíos’ en las calles de París”

La presión de la Francia más reaccionaria y ultra —que en las últimas tres semanas ha tomado repetidamente las calles para manifestar su rabia y su odio al Gobierno, al presidente, François Hollande, y al mundo en general— cosechó ayer una significativa victoria. El Ejecutivo francés anunció este lunes su decisión de retrasar la promulgación de la Ley de la Familia, anunciada para este año, hasta el siguiente ejercicio, en un intento de frenar las protestas católicas.

Tras la Marcha Pro-Vida del 19 de enero, y la llamada Jornada de la Ira, que reunió el 26 de enero en París a 17.000 personas para protestar por la presión fiscal —la marcha degeneró en consignas antisemitas, racistas y homófobas, y hubo disturbios y 250 detenciones—, este domingo fue el turno de más de 100.000 ciudadanos pacíficos, muchos de ellos niños, jóvenes y abuelos.

Ataviadas con los colores pastel de la Manif pour Tous, el movimiento tradicionalista que lideró la masiva oposición a la ya aprobada ley de matrimonio homosexual, las familias protestaron en París y Lyon contra la supuesta familifobia del Ejecutivo socialista. El queroseno de la protesta eran dos rumores, o más bien dos patrañas: la introducción de la teoría de género en la escuela para promover la homosexualidad de los alumnos, y los planes del Gobierno para legalizar los vientres de alquiler.

Lejos de calmarse, el delirio de una parte históricamente silenciosa de la sociedad francesa parece ir a peor. Estos indignados, herederos de la derecha antisemita y pétainista, han tomado el relevo de la dividida y desaparecida izquierda radical; y su creciente presencia en los medios y en las calles ha generado un ambiente en la quinta potencia económica mundial que cada vez recuerda más a los años treinta.

Bajo la mirada, a medias complaciente y a medias asustada de sus partidos de referencia, el exgaullista y hoy populista Unión por un Movimiento Popular (UMP) y el extremista y antisistema Frente Nacional (FN), esta heterogénea galaxia reaccionaria, formada por católicos más o menos fundamentalistas, cargos electos de ideología retrógrada, grupúsculos violentos, asociaciones de estudiantes racistas, seguidores del cómico Dieudonné —al que ayer Reino Unido prohibió la entrada en el país— e intelectuales negacionistas como Alain Soral, expresa sin filtros ni tabúes su anhelo de insurrección.

Se autodenominan “revolucionarios” y no dejan títere con cabeza. Un día exigen para Francia una ley del aborto como la que prepara el Gobierno español; otro día insultan al presidente Hollande y exigen su dimisión –el domingo le cantaban: “¿acaso, François, tu madre se llama Robert?”- otros intimidan a los homosexuales y a los inmigrantes.

El intelectual y senador Robert Badinter ha subrayado este domingo en Le Parisien que es “la primera vez desde el final de la ocupación que se oye gritar ‘fuera los judíos’ en las calles de París”, y ha lamentado la “débil reacción de los partidos republicanos” y la “degeneración del debate político”. El viernes, Hollande había alertado desde Oxford contra “los movimientos extremistas que no tienen fronteras e intentan crear un clima de odio”, y el ministro del Interior, Manuel Valls, redobló el domingo ese mensaje afirmando que está naciendo un “Tea Party a la francesa” que solo puede ser combatido desde la izquierda.

A medida que se acercan las municipales de marzo y las europeas de mayo, y en vista de que los sondeos no mejoran, Valls ha cambiado su discurso. Primero ha dejado atrás sus diatribas contra la comunidad gitana y la libre circulación de personas, esencia del proyecto europeo. Y ayer decidió retrasar la promulgación de la Ley de la Familia.

En paralelo, se van conociendo cada vez más detalles sobre el entramado económico e ideológico del Frente Nacional de Marine Le Pen, y ambos parecen bastante menos inocentes de lo que asegura su líder. Según el libro del periodista Frédéric Haziza Vol au-dessus d’un nid de fachos, Frédéric Chatillon, uno de los asesores favoritos de Le Pen, ex líder del grupo neonazi GUD y prestamista del FN, tiene lazos con el historiador negacionista Robert Faurisson y participa en cenas de homenaje a Hitler. Chatillon ha replicado pidiendo a la justicia que censure algunos pasajes del libro.

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Demasiado gay para ser candidato de derechas en Francia.

Lunes, 3 de febrero de 2014
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Leemos en Ragap que Frank Boucher, militante desde hace siete años de Unión por un Movimiento Popular (UMP, el partido de la derecha francesa), ha decidido abandonar la lista electoral de la que formaba para los comicios municipales en Château -Renault y ha solicitado la baja de su carné en esta formación, informan medios franceses.

¿La razón? “Ciertamente, mi homosexualidad nunca se menciona claramente . Pero me ha hecho una máquina que perder, simplemente porque la UMP no quiere que un homosexual encabece la lista electoral. Duele que existan connotaciones homofóbicas”, explica. “Prefiero dejar mi lugar para no ser una carga. También me quito de en medio porque estoy agotado. No me avergüenzo de ser quien soy; no tengo de qué avergonzarme. Me gustaría que se me viera como a un hombre con valores”, añade.
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La versión que ha dado UMP es diferente. Según el diputado Claude Greff ni él ni su partido son homófobos. No obstante, la explicación que ofrece deja entrever hasta dónde llega su apoyo a los derechos del colectivo LGBT:Apoyé la unión cívica, no el matrimonio gay, ya que fue impuesta por el Partido Socialista francés”.
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No hace falta recordar que el matrimonio gay fue el asunto que a comienzos de 2013 centró el ataque de la derecha francesa, también UMP, contra el gobierno de Hollande.
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Recordatorio

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