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Francia y Canadá prohíben, definitivamente las pseudoterapias de conversión

Lunes, 31 de enero de 2022
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468956-944-629La protección de la salud mental de las personas LGTBI avanza posiciones con la aprobación definitiva de dos leyes que prohíben las mal llamadas «terapias» reparadoras o de conversión. En Francia, la Asamblea Nacional daba su visto bueno, sin votos en contra, al proyecto remitido por el Senado. La medida entrará en vigor 14 días después de la firma del presidente Emmanuel Macron, a tiempo por tanto antes de que expire el actual periodo legislativo. En Canadá, la norma fue aprobada por unanimidad y está vigente desde el pasado 7 de enero. Ambas contemplan multas y penas de cárcel para quienes practiquen estas pseudoterapias, tanto en menores como en mayores de edad.

Como ya adelantábamos tras la aprobación por parte de la Asamblea Nacional francesa, la ley francesa que prohíbe las terapias de conversión ha superado su fase final, y el presidente Emmanuel Macron ha declarado que “ser uno mismo… no es nada que se pueda curar”.

La iniciativa francesa surgió de La República en Marcha (LREM), el partido del presidente Emmanuel Macron y persigue la prohibición de las prácticas encaminadas a modificar la orientación sexual o la identidad de género de una persona y que provoquen «una alteración de su salud física o mental». Las sanciones previstas ascienden a los 30.000 euros de multa y dos años de prisión, que aumentan hasta los 45.000 euros y tres años de cárcel en el caso de que la víctima de estas pseudoterapias sea un menor, dependiente o descendiente del autor.

El proyecto de ley prohíbe todas las “prácticas, comportamientos y declaraciones reiteradas con la intención de modificar o reprimir la orientación sexual o la identidad de género real o percibida de una persona, y que tengan como efecto una alteración material de su salud mental o física”.

La amplia prohibición, que no contempla exenciones para las terapias de conversión religiosa, fue votada por partidos de ambos lados del espectro político en diciembre de 2021, y ahora ha sido aprobada formalmente por Macron.

La terapia de conversión llevará ahora una pena potencial de dos años de prisión y 30.000 euros de multa. Si la víctima es menor de edad, o se considera “vulnerable“, o la persona que practica la terapia de conversión es uno de los padres o abuelos de la víctima, la pena aumenta a tres años de prisión y una multa de 45.000 euros.

Macron tuiteó tras la aprobación del proyecto de ley: “¡La ley que prohíbe la terapia de conversión se aprueba por unanimidad!

“Estemos orgullosos, estas prácticas indignas no tienen lugar en la República. Porque ser uno mismo no es un delito, porque no hay nada que curar”.

El alcance de estas prácticas en Francia no se conoce con exactitud. Pero una comisión parlamentaria puesta en marcha en 2019 por los diputados Laurence Vanceunebrock (LREM) y Bastien Lachaud (Francia Insumisa) reveló un centenar de casos en los que se llevaron a cabo pseudotratamientos de hipnosis, hormonales, electroshocks, exorcismos, llamadas a la abstinencia e incluso matrimonios heterosexuales forzosos. Vanceunebrock justificó la necesidad de un delito específico que castigue estas prácticas con el objetivo de detectarlas antes para ayudar mejor a sus víctimas.

Como decíamos más arriba, laproposición de ley de LREM salió adelante por unanimidad en la Asamblea Nacional el pasado 5 de octubre. La medida pasó a continuación al Senado para continuar su tramitación. Allí salió adelante con 305 votos a favor y 28 en contra, todos ellos de la derecha de Los Republicanos. Tras un acuerdo entre diputados y senadores, se introdujo una enmienda al texto que prevé que no serán objeto de delito los discursos «que inviten solamente a la prudencia y a la reflexión» a una persona que se esté planteando un proceso de reasignación. El texto reformado fue aprobado por unanimidad en la cámara baja el pasado 25 de enero y, aunque existían dudas al respecto, entrará en vigor antes del fin del actual periodo legislativo en febrero. Concretamente, 14 días después de que lo ratifique con su firma el presidente Emmanuel Macron. En abril de 2022 tendrán lugar las próximas elecciones presidenciales.

Los profesionales de la medicina que sean declarados culpables de realizar terapias de conversión en Francia podrían verse privados de su licencia médica durante diez años.

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Al otro lado del Atlántico, la Cámara de los Comunes de Canadá le dio su visto bueno el pasado diciembre, por unanimidad, a un proyecto de ley para prohibir las pseudoterapias de conversión. Se trata de un veto total, no solo en menores de edad, y contempla penas de hasta cinco años de cárcel para quien inflija estas prácticas y hasta dos para quien se beneficie económicamente de las mismas o las publicite. El Senado aprobó el texto en una tramitación exprés apenas seis días más tarde y, tras recibir la firma de la gobernadora general, entró en vigor el pasado 7 de enero.

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La situación en otros países

Canadá y Francia se unen al reducido grupo de países que han prohibido las pseudoterapias de conversión, ya sea de manera general o en menores de edad

En EE.UU., California fue el primero en hacerlo en 2012, no sin controversia. Le siguieron el también estado de Nueva Jersey (varios meses después), Washington D.C. (cuyo Consejo legislativo aprobó la norma por unanimidad en 2014) y más tarde se sumaron los estados de  OregonIllinoisVermont,  Nuevo MéxicoRhode Island, Nevada, Connecticut, Washington,  Hawái, MarylandDelaware y New HampshireNueva York, Colorado y Massachusetts, cuyo texto entró en vigor en 2019 tras la firma del gobernador republicano Charlie Baker.

En abril del mismo año  también  se les unía Puerto Rico, estado asociado a los Estados Unidos, aunque en este caso lo hacía mediante una orden ejecutiva firmada por su gobernador, Ricardo Roselló, después de que la Cámara de Representantes puertorriqueña rechazara tramitar un proyecto de ley aprobado por el Senado. Y en mayo, la Cámara de Representantes de Maine aprobó el proyecto de ley 1025 por 91 votos a favor (de demócratas, independientes y cinco republicanos) frente a 46 en contra (todos ellos republicanos). Su tramitación continuó en el Senado, donde salió adelante el día 21 de mayo por 25 votos afirmativos (de los demócratas y cinco republicanos), frente a 9 contrarios (todos republicanos).

Hay además numerosos condados y ciudades que haciendo uso de sus competencias locales han promulgado normas similares. Denver, precisamente la capital de Colorado, lo aprobó por ejemplo en enero de 2019  por decisión unánime de sus concejales, así como el estado de Utah.

Y en julio, era Ciudad de México quien prohibía las «terapias» de conversión de la orientación sexual y la identidad de género. Y en octubre de 2020, en el Estado de México. y en julio de 2021 el Estado de Yucatán.

En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. Irlanda y el Reino Unido también están dando pasos en esta dirección. La siguió Alemania el año pasado, aunque con un texto limitado a los menores de edad y con ciertas ambigüedades que el próximo Gobierno de Olaf Scholz se ha comprometido a revisar. El próximo país en sumarse será posiblemente Francia, cuya Asamblea Nacional aprobó en octubre, también por unanimidad, el veto a las pseudoterapias de conversión. Irlanda ha dado pasos en la misma dirección, antes de la disolución del Parlamento con la convocatoria de elecciones en 2020, y también se debate sobre el asunto en Austria. En mayo de este año, el Gobierno británico de Boris Johnson anunció un proyecto de ley, mientras que en Albania existe un veto de facto, toda vez que el colegio de Psicología prohíbe a sus miembros la práctica de cualquier procedimiento encaminado a intentar cambiar la orientación sexual o la identidad de género, ya sea en menores de edad o en adultos.

En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y era una de las disposiciones que preveía la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI que se discutió en el Congreso de los Diputados (aunque el PP intentó «colar»una proposición alternativa, en forma de enmienda a la totalidad, que no contemplaba este aspecto).  Un proyecto que naufragó con la convocatoria de las elecciones de abril de 2019. Tras la repetición electoral, el acuerdo de Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos contempla «la aprobación de una Ley contra la Discriminación de las Personas LGTBI incluyendo la prohibición a nivel nacional de las llamadas terapias de reversión».

Y, por fin, El Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez, presentó el pasado junio el proyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, que incluye la prohibición de las pseudoterapias de conversión.

En cualquier caso, conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre ayudar a cambiar sentimientos homosexuales. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…

Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.

«No» rotundo de los especialistas a las pseudoterapias reparadoras

La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. A nivel internacional, ya en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las terribles «terapias»reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.

En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.

Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.

De hecho, en julio de este año, nos enterábamos de que el Vaticano frenaba las “terapias de conversión” e instruía a los obispos españoles a desautorizar a un grupo de ex-gays. Sin embargo, con la dimisión del obispo  Xavier Novell nos enterábamos de que éste, participó, y avaló, ‘terapias de conversión’ de homosexuales hasta que fue frenado por el Vaticano. otros prelados que avalaban dichas prácticas (según las víctimas) serían: José Ignacio Munilla, Javier Martínez, Arturo Ros y  Juan Antonio Reig  avalarían estas prácticas

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La historia de “X. X.”, un eclesiástico homosexual que pasó por las ‘terapias de conversión’ y “pensó que no tenía más opción que suicidarse”

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«Nada que Curar», la guía que ayuda a combatir con información científica las denominadas terapias de conversión

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Fuente Pink News/Cristianos Gays

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Tras su aprobación definitiva en la Asamblea Nacional, la apertura de reproducción asistida a las parejas de mujeres entra en vigor en Francia

Jueves, 19 de agosto de 2021
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madres-lesbianas-696x522Buenas noticias desde Francia: tras dos años de interminable tramitación, la ley sobre bioética ha entrado finalmente en vigor. El texto, que abre a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras el acceso a las técnicas de reproducción asistida, ha salido adelante en la Asamblea Nacional después de que el Senado, con mayoría de derecha, lo rechazara. La nueva ley también aborda la discriminación de los hombres gais y bisexuales a la hora de donar sangre. La medida era una promesa electoral del presidente Emmanuel Macron y su predecesor François Hollande.

Como hemos explicado con anterioridad en dosmanzanas, la reproducción asistida en Francia (PMA por sus siglas en francés) solo estaba permitida a las parejas de distinto sexo, casadas o no, que además tenían que acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trataba de una prohibición total, que afectaba tanto a clínicas públicas como privadas, y que obligaba a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que deseara ser madre a acudir a centros de países vecinos, como Bélgica o España. En su campaña electoral de 2017, el presidente Emmanuel Macron defendió que se permitiera el acceso a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras a las técnicas de reproducción asistida.

Meses después, con Macron ya en la presidencia y un Gobierno a su medida, la entonces secretaria de Estado de Igualdad Marlène Schiappa anunciaba una modificación de la ley sobre bioética para abrir la PMA a todas las mujeres. La medida contaba ya con el respaldo del Comité Consultivo Nacional de Ética. En julio de 2019, y tras un largo y tortuoso proceso, el Gobierno del primer ministro Édouard Philippe aprobaba finalmente el anunciado proyecto de ley. Entre los muchos puntos que contempla, la norma incluye la apertura de la PMA a las parejas de mujeres y a las mujeres sin pareja. La exministra de Sanidad Agnès Buzyn anunció que los tratamientos estarán cubiertos por el sistema público de salud. La propuesta mantenía la prohibición de la gestación subrogada, contra la que se había pronunciado el propio Macron.

El proyecto se trasladó entonces al Parlamento, donde el comité correspondiente le dio su visto bueno en septiembre. El pleno de la Asamblea, donde la «mayoría presidencial» de La República en Marcha es absoluta, aprobó la medida cruzando líneas partidistas: hasta un tercio de los diputados de Los Republicanos (LR), el principal partido de la derecha, emitió un voto favorable a pesar de la postura contraria de la formación. La tramitación continuó en el Senado, que votó la medida en enero de 2020. Con una importante salvedad: la mayoría de derecha y centroderecha de la cámara alta impuso la obligación de acreditar la infertilidad como condición para que la Seguridad Social asumiera los gastos de los tratamientos. Las parejas de mujeres y las mujeres solteras habrían quedado, por tanto, excluidas de nuevo de los mismos, a no ser que se los pudieran costear.

El proyecto de ley sobre bioética regresó a la Asamblea Nacional para que la cámara baja se pronunciara sobre los cambios introducidos en el Senado. Por lo que se refiere a la reproducción asistida, los diputados recuperaron la financiación pública de los tratamientos también en el caso de parejas de mujeres y mujeres solteras. El texto reformado obtuvo el respaldo mayoritario de la cámara baja en julio del año pasado y regresó al Senado. Por falta de consenso, la cámara alta retiró del proyecto de ley sobre bioética los artículos referidos a la apertura de la reproducción asistida, dejándolo por tanto completamente desnaturalizado. La medida regresó entonces a la Asamblea Nacional para un último intento de resolución.

El pasado 29 de junio, finalmente, la cámara baja aprobó un texto definitivo que entró en vigor el pasado 3 de agosto después de que el Consejo Constitucional rechazara sendos recursos presentados por los grupos de LR y UDI (Unión de Demócratas e Independientes, de centroderecha). La ya ley recoge de nuevo la apertura de la PMA a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras, financiada por la sanidad pública. Para obtener el derecho a la filiación, las parejas de mujeres tendrán que firmar ante notario, antes del nacimiento, el reconocimiento conjunto del hijo.

Bajo la nueva regulación, además, se permitirá la congelación de los gametos sin causa médica; hasta ahora, solo se permitía en casos excepcionales como los tratamientos oncológicos que pudieran producir infertilidad. La gestación subrogada sigue estando prohibida en Francia, pero las autoridades reconocerán la filiación del progenitor biológico de los hijos engendrados por este procedimiento en el extranjero. El otro miembro de la pareja tendrá que iniciar un proceso de adopción.

Otra importante novedad de la ley sobre bioética es la modificación de los criterios para donar sangre, que hasta ahora exigían un periodo de abstinencia de cuatro meses a los hombres que tienen sexo con hombres. La ley remite la reforma al Gobierno, pero establece que no se podrá incurrir en ninguna discriminación basada en «el sexo de las parejas con las cuales los donantes hayan mantenido relaciones sexuales» que no esté «justificada por la necesidad de proteger al donante o al receptor».

Una reforma aplazada por largo tiempo

La movilización homófoba fue la principal causa del fracaso del anterior intento de aprobar la apertura de la reproducción asistida. El fin de la prohibición del acceso para las parejas de mujeres y las mujeres sin pareja había sido durante años una de las banderas del Partido Socialista francés en materia de derechos LGTBI, y de hecho la promesa formaba parte de su programa electoral para las elecciones de 2012. El propio expresidente François Hollande se posicionó, siendo aún candidato, a favor del cambio. Tras su elección, sin embargo, pasó a adoptar una posición ambigua, respondiendo cuando se le preguntaba una cosa u otra en función del auditorio que tuviera delante.

Pero no fue hasta 2014, tras la remodelación que convirtió a Manuel Valls en el nuevo primer ministro, cuando se anunció la marcha atrás en la modificación legal. Laurence Rossignol, que entró con Valls en el Gobierno francés como secretaria de Estado de Familia, recibió a los representantes de la Manif pour tous, ante los cuales adelantó la renuncia a modificar la reproducción asistida. Una posición que confirmó tras ser ascendida a ministra.

Fuente Dosmanzanas

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El Senado francés rechaza en segunda lectura la apertura de la reproducción asistida a las parejas de mujeres

Sábado, 13 de febrero de 2021
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2b69a644ff6f486c41f66ca023ca8f0aLa tramitación de la reforma de la legislación sobre reproducción asistida en el Parlamento francés se está convirtiendo en el cuento de nunca acabar. El Senado, con mayoría de derecha, ha rechazado en segunda lectura el texto aprobado por la Asamblea Nacional en julio del año pasado, que abría los tratamientos y su financiación a las parejas de mujeres y a las mujeres sin pareja. El «no» de los senadores ha sumido a los colectivos LGTBI en la desesperación. La medida, una promesa electoral del presidente Emmanuel Macron y su predecesor François Hollande, regresará a la cámara baja para someterse a un último intento de aprobación.

Como hemos explicado con anterioridad en dosmanzanas, la reproducción asistida en Francia (PMA por sus siglas en francés) solo está permitida a las parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a clínicas públicas como privadas, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir a centros de países vecinos, como Bélgica o España. En su campaña electoral de 2017, el presidente Emmanuel Macron defendió que se permita el acceso a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras a las técnicas de reproducción asistida.

Meses después, con Macron ya en la presidencia y un Gobierno a su medida, la entonces secretaria de Estado de Igualdad Marlène Schiappa anunciaba una modificación de la ley sobre bioética para abrir la PMA a todas las mujeres. La medida contaba ya con el respaldo del Comité Consultivo Nacional de Ética. En julio de 2019, y tras un largo y tortuoso proceso, el Gobierno de Édouard Philippe aprobaba finalmente el anunciado proyecto de ley. Entre los muchos puntos que contempla, la norma incluye la apertura de la PMA a las parejas de mujeres y a las mujeres sin pareja. La exministra de Sanidad Agnès Buzyn anunció que los tratamientos estarán cubiertos por el sistema público de salud. La propuesta mantiene la prohibición de la gestación subrogada, contra la que se había pronunciado el propio Macron.

El proyecto se trasladó entonces al Parlamento, donde el comité correspondiente le dio su visto bueno en septiembre. El pleno de la Asamblea, donde la «mayoría presidencial» de La República en Marcha es absoluta, aprobó la medida cruzando líneas partidistas: hasta un tercio de los diputados de Los Republicanos (LR), el principal partido de la derecha, emitió un voto favorable a pesar de la postura contraria de la formación. La tramitación continuó en el Senado, que votó la medida en enero de 2020. Con una importante salvedad: la mayoría de derecha y centroderecha de la cámara alta impuso que haya que acreditar la infertilidad para que la Seguridad Social asuma los gastos de los tratamientos. Las parejas de mujeres y las mujeres solteras quedarían, por tanto, excluidas de nuevo de los mismos, a no ser que se los puedan costear.

El proyecto de ley sobre bioética regresó a la Asamblea Nacional para que la cámara baja se pronunciara sobre los cambios introducidos en el Senado. Por lo que se refiere a la reproducción asistida, los diputados recuperaron la financiación pública de los tratamientos también en el caso de parejas de mujeres y mujeres solteras. El texto reformado obtuvo el respaldo mayoritario de la cámara baja en julio del año pasado y regresó al Senado, donde presagiábamos que la tramitación no sería fácil.

Así ha sido. Tras un debate marcado en ocasiones por la confusión, la mayoría de derecha de la cámara alta ha aprobado un proyecto de ley de bioética que excluye el artículo referido a la apertura de la reproducción asistida, su medida más emblemática, dejándolo por tanto completamente desnaturalizado. Los diputados de La República en Marcha de Macron y los partidos de izquierda se han negado a apoyar un texto que salió adelante con los únicos votos de la derecha y el centroderecha. El presidente del Senado Gérard Larcher, de Los Republicanos, ha lamentado que no se alcanzara un consenso. Los socialistas, por su parte, apuntan a las ambiciones presidenciales de Bruno Retailleau (LR), opuesto a la medida, como causa del fracaso.

La esperada reforma regresará ahora de nuevo a la Asamblea Nacional para un último intento de aprobación. Los colectivos LGTBI, sumidos en la desesperación por los problemas para sacar adelante el texto, han tachado el rechazo del Senado de «lamentable», «innoble» y «lección magistral de patriarcado». El movimiento homófobo Manif pour Tous, de recuerdo infame por su papel en la violenta reacción al matrimonio igualitario, ha mostrado su satisfacción.

Una reforma aplazada por largo tiempo

La movilización homófoba fue la principal causa del fracaso del anterior intento de aprobar la apertura de la reproducción asistida. El fin de la prohibición del acceso para las parejas de mujeres y las mujeres sin pareja había sido durante años una de las banderas del Partido Socialista francés en materia de derechos LGTBI, y de hecho la promesa formaba parte de su programa electoral para las elecciones de 2012. El propio expresidente François Hollande se posicionó, siendo aún candidato, a favor del cambio. Tras su elección, sin embargo, pasó a adoptar una posición ambigua, respondiendo cuando se le preguntaba una cosa u otra en función del auditorio que tuviera delante.

Pero no fue hasta 2014, tras la remodelación que convirtió a Manuel Valls en el nuevo primer ministro, cuando se anunció la marcha atrás en la modificación legal. Laurence Rossignol, que entró con Valls en el Gobierno francés como secretaria de Estado de Familia, recibió a los representantes de la Manif pour tous, ante los cuales adelantó la renuncia a modificar la reproducción asistida. Una posición que confirmó tras ser ascendida a ministra.

Fuente Dosmanzanas

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El Senado francés aprueba la apertura de la reproducción asistida a las parejas de mujeres, pero elimina la financiación de los tratamientos

Lunes, 3 de febrero de 2020
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2b69a644ff6f486c41f66ca023ca8f0aEl debate sobre la reforma de la legislación sobre reproducción asistida continúa su tramitación por el Parlamento francés. Tras su aprobación en primera lectura por la Asamblea Nacional el pasado mes de octubre, el proyecto de ley sobre bioética del Gobierno de Édouard Philippe se ha sometido al escrutinio del Senado. La mayoría de centroderecha de la cámara alta ha impuesto que la sanidad pública solo financie los tratamientos de reproducción asistida en los casos de infertilidad acreditada médicamente. Una provisión que excluye a las parejas de mujeres y a las mujeres sin pareja, que con el texto actual tendrían que costearse el proceso. La medida regresará en las próximas semanas a la Asamblea, que tendrá la última palabra.

En Francia, la reproducción asistida (PMA por sus siglas en francés) solo está permitida a las parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a clínicas públicas como privadas, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir a centros de países vecinos, como Bélgica o España.

Esta situación cambiará previsiblemente durante el transcurso de la actual legislatura. Ya en su campaña electoral de 2017, el presidente Emmanuel Macron defendió que se permita el acceso a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras a las técnicas de reproducción asistida. Lo hizo, eso sí, «a título personal» y expresando su deseo de que en todo caso se aprobara como una decisión técnica, no como fruto de «un combate identitario».

Meses después, con Macron ya en la presidencia y un Gobierno a su medida, la secretaria de Estado de Igualdad Marlène Schiappa anunciaba una modificación de la ley sobre bioética para abrir la PMA a todas las mujeres. La medida contaba ya con el respaldo del Comité Consultivo Nacional de Ética, que se había pronunciado a petición del Gobierno del primer ministro Édouard Philippe. Schiappa calificó la futura propuesta como una «cuestión de justicia social» para acabar con la discriminación de las mujeres que no pueden permitirse viajar al extranjero para someterse a un proceso de reproducción asistida.

El pasado mes de julio, y tras un largo y tortuoso proceso, el Gobierno de Philippe aprobaba finalmente el anunciado proyecto de ley sobre bioética. Entre los muchos puntos que contempla, la norma incluye la apertura de la PMA a las parejas de mujeres y a las mujeres sin pareja. La ministra de Sanidad Agnès Buzyn anunció que los tratamientos estarán cubiertos por el sistema público de salud. La propuesta mantiene la prohibición de la gestación subrogada, contra la que se había pronunciado el propio Macron.

El proyecto se trasladó entonces al Parlamento, donde el comité correspondiente le dio su visto bueno en septiembre. El pleno de la Asamblea, donde la «mayoría presidencial» de La República en Marcha es absoluta, aprobó la medida por 359 votos a favor frente a 114 en contra y 72 abstenciones. El apoyo cruzó líneas partidistas: hasta un tercio de los diputados de Los Republicanos, el principal partido de la derecha, emitió un voto favorable a pesar de la postura contraria de la formación.

La tramitación continuó en el Senado, que votó la medida el pasado miércoles. Con una importante salvedad: la mayoría de derecha y centroderecha de la cámara alta impuso que haya que acreditar la infertilidad para que la Seguridad Social asuma los gastos de los tratamientos. Las parejas de mujeres y las mujeres solteras quedarían, por tanto, excluidas de nuevo de los mismos, a no ser que se los puedan costear. El texto modificado ha obtenido 160 votos a favor y 116 en contra. Tras la votación del resto de artículos del proyecto de ley sobre bioética, la norma volverá a la Asamblea Nacional, que tendrá la última palabra.

Una reforma aplazada por largo tiempo

La movilización homófoba fue la principal causa del fracaso del anterior intento de aprobar la apertura de la reproducción asistida. El fin de la prohibición del acceso para las parejas de mujeres y las mujeres sin pareja había sido durante años una de las banderas del Partido Socialista francés en materia de derechos LGTB, y de hecho la promesa formaba parte de su programa electoral para las elecciones de 2012. El propio expresidente François Hollande se posicionó, siendo aún candidato, a favor del cambio. Tras su elección, sin embargo, pasó a adoptar una posición ambigua, respondiendo cuando se le preguntaba una cosa u otra en función del auditorio que tuviera delante.

Pero no fue hasta 2014, tras la remodelación que convirtió a Manuel Valls en el nuevo primer ministro, cuando se anunció la marcha atrás en la modificación legal. Laurence Rossignol, que entró con Valls en el Gobierno francés como secretaria de Estado de Familia, recibió a los representantes de la Manif pour tous, ante los cuales adelantó la renuncia a modificar la reproducción asistida. Una posición que confirmó tras ser ascendida a ministra. Esperemos que en esta ocasión los homófobos, que también se están movilizando, no consigan doblegar la voluntad de los representantes políticos.

Fuente Dosmanzanas

 

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El Frente Nacional es el partido que cuenta con más diputados abiertamente gais en la nueva Asamblea Nacional francesa

Viernes, 23 de junio de 2017
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asambleaHace pocos días recogíamos la noticia de que el nuevo Parlamento británico contaría con 45 diputados abiertamente LGTB de un total de 650, el mayor número en la historia del Reino Unido. También la nueva Asamblea Nacional francesa contará con el mayor número de diputados abiertamente LGTB de su historia, pero la proporción es mucho menor: 5 de 577. Los cinco, además, son hombres gais. El partido que más aporta (dos) es el  Frente Nacional, formación de extrema derecha que no se caracteriza precisamente por su defensa de los derechos LGTB. Sin duda el dato merece una reflexión.

Los hechos son los que son: de los cinco diputados abiertamente gais de la nueva Asamblea Nacional, dos pertenecen al Frente Nacional. Se trata de Bruno Bilde, muy próximo a la líder de la formación, Marine Le Pen, y de Sébastien Chenu. Este último, de hecho, cuenta con un historial destacado por lo que a la visibilidad en política se refiere. En su momento fue uno de fundadores de GayLib, grupo LGTB inicialmente vinculado a la UMP (antiguo nombre de Los Republicanos) y que en 2013 se desvinculó de esta formación debido a su virulenta oposición al matrimonio igualitario y pasó a aliarse con la UDI, una formación de centro-derecha. Sébastien Chenu, ya fuera de GayLib, se unió al Frente Nacional en 2014.

Por el contrario, ha quedado fuera de la Asamblea el político gay más destacado del Frente Nacional: su vicepresidente, Florian Philippot, que aunque pasó a la segunda vuelta en su circunscripción fue finalmente derrotado por el candidato de La République en Marche !, la formación constituida en torno a la figura de Emmanuel Macron que se ha hecho con la mayoría absoluta de la Asamblea.

Los otros tres diputados abiertamente gais son Luc Carvounas (Partido Socialista), Pacôme Rupin (La République en Marche !) y Franck Riester (Los Republicanos). Riester, de hecho, es el único de los cinco que repite mandato: ya fue diputado en la anterior legislatura, y de hecho era uno de los escasos miembros de la UMP (cuando todavía tenía ese nombre) favorable al matrimonio igualitario.

Conviene precisar que este contaje de diputados abiertamente gais tiene en cuenta la información que actualmente se tiene sobre la vida personal de los nuevos representantes, que además no es precisamente abundante en el caso de La République en Marche !, la formación con más diputados (308, sin contar los 42 de sus socios del centrista MoDem), muchos de ellos desonocidos en el panorama político francés. Algunos de ellos podrían visibilizarse como LGTB en el futuro.

Un motivo para la reflexión

El hecho de que el Frente Nacional sea el que más diputados abiertamente gais haya logrado siendo un partido contrario a los derechos LGTB (su candidata a las últimas elecciones presidenciales apostaba por derogar la ley de matrimonio igualitario) es una noticia que debe llamar a la reflexión por parte tanto del colectivo LGTB como de los propios partidos políticos.

Por un lado, negar que en algunos países europeos los partidos en los que el discurso islamófobo y el rechazo a la inmigración han pasado a ocupar un papel central ejercen atractivo sobre una parte de los votantes LGTB (muy singularmente de los varones gais) sería ingenuo. De hecho, es una tendencia que ya las encuestas previas a las elecciones presidenciales francesas detectaron. Sin duda, todo ello merece una reflexión por parte de los colectivos LGTB, que quizá deberían dar más importancia a que las nuevas generaciones sepan de dónde venimos, lo díficil que ha sido conquistar derechos y lo fácil que es perderlos.

Bien es cierto que en el caso concreto de Francia se da la paradoja de que el perfil más abiertamente homófobo fue en su momento asumido por la derecha tradicional, que buscó hacer de las protestas contra el matrimonio igualitario un elemento de desgaste de la presidencia de François Hollande en beneficio propio. El Frente Nacional de Le Pen, sin embargo, se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas, y de hecho nunca ha querido hacer de su contrastada oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso. Más que dirigirse al votante socialmente conservador, la estrategia de Le Pen fue la de intentar cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. No le fue suficiente para llegar a la presidencia, pero el intento fue desde luego serio.

En cualquier caso, es una realidad que en Europa hay partidos de extrema derecha que tienen menos problema a la hora de incluir en sus listas a candidatos abiertamente homosexuales que los partidos tradicionales. Que el Frente Nacional, con un total de ocho diputados, tenga dos diputados gais, mientras que La République en Marche !, con un total de 308, tenga solo uno, tiene una explicación tristemente bien sencilla: el partido de Macron no ha querido hacer el esfuerzo de inclusión y diversidad que podría haber hecho. Algo que bien puede hacerse extensivo a otros partidos y países. Está claro que la visibilidad LGTB y los techos de cristal no conocen necesariamente de ideologías.

Fuente Dosmanzanas

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El homófobo François Fillon, fuera de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas

Miércoles, 26 de abril de 2017
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imagen-sin-tituloAunque con matices, publicamos este resumen que publica Dosmanzanas con respecto a las recientes elecciones francesas, sin dejar de mirar el peligro que supone el paso a la segunda vuelta de la homófoba, antieuropea y xenófoba Marine Le Pen, realmente un peligro mayor que el de Fillon:

Ya se ha celebrado la primera vuelta de las elecciones francesas. No faltarán estos días análisis sobre el resultado (un verdadero terremoto político) pero como página LGTB que somos no podemos sino destacar la que, desde este punto de vista, es sin duda una excelente noticia: la derrota del candidato conservador François Fillon, que hace solo unos meses parecía destinado a convertirse en el próximo presidente de la República francesa. Fillon, uno de los políticos más abiertamente hostiles a los derechos LGTB, ha quedado fuera de la segunda vuelta.

Los dos candidatos más votados en la primera vuelta de las elecciones francesas han sido Emmanuel Macron (candidato de En Marche !, una formación política construida en realidad en torno a su persona) y Marine Le Pen (Frente Nacional). Inmediatamente por detrás han quedado François Fillon (Los Republicanos) y Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa). En quinto lugar, ya muy alejado, se sitúa el candidato del Partido Socialista francés, Benoît Hamon. Pasan a la segunda vuelta, por tanto, Macron y Le Pen. Un centrista surgido de las filas socialistas (partido en el que militó y con el que llegó a ser ministro de Economía entre 2014 y 2016) y la representante de la extrema derecha, a la que todos situaban como candidata segura desde al menos 2014, cuando su partido consiguió la victoria en las elecciones europeas.

No era este, sin embargo, el caso de Macron. Hasta hace pocos meses, todos los analistas daban como cierto que el candidato a disputar la segunda vuelta con Le Pen (y que según las encuestas conseguiría la presidencia) sería el que presentasen Los Republicanos (la antigua UMP, el principal partido de la derecha francesa). De ahí que toda la tensión política se centrase en las elecciones primarias de ese partido. Desde dosmanzanas prestamos gran atención a aquellas primarias, en las que se impuso Fillon, un candidato abiertamente homófobo. Mucho han cambiado las cosas desde entonces.

Fillon, el candidato preferido de los homófobos

francois-fillonYa tras la primera vuelta de las primarias de Los Republicanos, el pasado noviembre, alertábamos del peligro de Fillon. En aquellas elecciones quedaba fuera el expresidente Nicolas Sarkozy, que solo pudo conseguir la tercera posición pese a que parecía destinado a ser él quien se enfrentase al que todos consideraban favorito semanas antes, el moderado Alain Juppé. Juppé quedó segundo y la victoria ya en la primera vuelta fue para Fillon, cuya candidatura había crecido como la espuma en pocas semanas, arrastrado en buena parte por el empuje del sector más ultraconservador de la derecha francesa, representado por Sens commun, un movimiento político nacido al calor de las movilizaciones contra la aprobación del matrimonio igualitario.

Fillon, un católico conservador y profundamente anti-LGTB pasaba a ser el gran favorito. A diferencia de Sarkozy (y por supuesto de Juppé), Fillon no dudó en seguir presentándose durante su campaña como un ferviente opositor al matrimonio igualitario. Una actitud que le viene de lejos: ya en 1982 se opuso a igualar la edad de consentimiento para mantener relaciones homosexuales a la de las relaciones heterosexuales, mientras que en 1999 se opuso al PACS (Pacte Civile de Solidarité, la limitada ley de parejas que antecedió al matrimonio igualitario). Fillon, que de hecho se ha mostrado orgulloso de “seguir diciendo lo mismo, a diferencia de otros” prometía incluso “reescribir” la ley de matrimonio igualitario para modificar los aspectos relativos a la homoparentalidad. En concreto, su propuesta era eliminar la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo (mantendría solo la “adopción simple”, una fórmula de acogida de niños que seguirían manteniendo los vínculos de parentalidad con sus padres biológicos). Así lo volvió a recalcar, de hecho, en un debate televisado con Juppé, al que acabó finalmente imponiéndose.

Otras propuestas que el entorno de Fillon barajaba era legislar para hacer aún más explicita la ya vigente prohibición del acceso a las técnicas de reproducción asistida a las parejas del mismo sexo y a las mujeres sin pareja masculina, así como impedir el registro de hijos nacidos por gestación subrogada en países extranjeros (aunque en este caso la modificación legal chocaría con la jurisprudencia europea: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado ya dos veces a Francia por esa razón).

Y en estas llegó Macron

6a00d8341bfe5d53ef01b8d243b95a970c-600wiSin embargo, cuando todo parecía abocado a un enfrentamiento entre una candidatura de extrema derecha y otra de derecha extrema, comenzó a adquirir pujanza la candidatura de Emmanuel Macron, antiguo militante socialista y ministro de Economía entre 2014 y 2016, que encabeza En Marche !, un movimiento político centrista construido en torno a su persona. Hasta el punto de que desde la derecha se desencadenó contra él una campaña de indisimulados tintes homófobos: un diputado de Los Republicanos le acusó de estar apoyado “por el lobby gay” y Macron vio de hecho como revivían viejos rumores sobre su posible homosexualidad. Rumores que ya en noviembre había desmentido, asegurando que “nunca había llevado una doble vida” (Macron está casado desde 2007 con Brigitte Trogneux). Tras reaparecer el rumor, Macron se mostraba aún más explícito y se permitía ironizar sobre su hipotética relación con Mathieu Gallet, el actual director general de Radio France.

Emmanuel Macron, decíamos entonces, era, de los candidatos que contaban con posibilidades reales de llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales (por aquel entonces el izquierdista Mélenchon estaba muy por atrás en las encuestas) el menos hostil a los derechos LGTB. Partidario del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental, Macron defiende también que se permita el acceso a las parejas de mujeres y a las mujeres solteras a las técnicas de reproducción asistida, una vieja promesa socialista que el primer ministro Manuel Valls bloqueó.

Eso no significa que sea un tema del que haya hecho bandera o con el que parezca familiarizado. Buen ejemplo de ello fue su intentona de congraciarse con los opositores al matrimonio igualitario, al declarar que “uno de los errores” del quinquenio de Hollande había sido humillarles. Unas declaraciones que fueron recibidas con gran enfado por el colectivo LGTB francés y que muestran que, si bien Macron no es abiertamente hostil a sus reivindicaciones, tampoco parece muy dispuesto a dar la batalla por ellas.

Le Pen, sin sorpresas

marine-le-pen-600x300Por lo que se refiere a Marine Le Pen, lo cierto es que siempre ha adoptado un perfil bajo por lo que a su oposición a los derechos LGTB se refiere. Ello no quiere decir que su partido no mantenga el ideario homófobo que corresponde a la extrema derecha, y de hecho entre los compromisos de Le Pen está el de derogar el matrimonio igualitario, si bien lo expresa de forma muy alambicada.

En lugar de hablar abiertamente de la derogación del matrimonio igualitario, en su programa Le Pen propone “crear una unión civil (PACS mejorado) que reemplazará las disposiciones de la ley Taubira, sin efectos retroactivos”. Es decir, Le Pen es partidaria de regresar a la situación previa a la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en 2013. La medida regresiva no afectaría a los enlaces que hubieran tenido lugar durante el periodo de vigencia de la ley de matrimonio igualitario, lo que ya de por sí supone una importante dificultad jurídica. A cambio propone una versión “mejorada” del Pacto Civil de Solidaridad, una ley limitada de parejas con derechos inferiores a los de las casadas que existe desde 1999. Para que pudiera poner en práctica este retroceso, eso sí, Le Pen necesitaría reunir también una mayoría parlamentaria a su favor en las elecciones legislativas de junio.

Quizá entre las razones del “perfil bajo” de Le Pen (una mujer que no se caracteriza precisamente por su continencia) se encuentra el hecho de que, según algunas encuestas, no son pocos los homosexuales que parecen dispuestos a votarla por su discurso islamófobo. Y decimos “los homosexuales” de forma consciente, porque esta tendencia ha sido detectada sobre todo entre varones gais, no tanto entre mujeres lesbianas.

Las elecciones francesas, un terremoto político

Hasta aquí nuestra primera aproximación a un resultado electoral que dará mucho que hablar en próximos días. Motivos no faltan: el hundimiento del bipartidismo tradicional (por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial habrá unas elecciones presidenciales en las que no estarán al menos o los viejos gaullistas o los socialistas), y muy especialmente del Partido Socialista; el inesperado surgimiento de un importante espacio electoral a la izquierda de los socialistas (no faltarán los paralelismos con España)… Habrá que ver, no obstante, que sucede el próximo 7 de mayo, cuando se celebre la segunda vuelta de las presidenciales: si finalmente Macron se impone a Le Pen, y con qué margen. Y las que cobran también un gran interés son las elecciones legislativas del próximo mes de junio, en las que el escenario de repente aparece muy abierto.

En cualquier caso, nosotros esta noche ya nos felicitamos por el mal resultado de Fillon.

Fuente Dosmanzanas

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Marine Le Pen plantea eliminar el matrimonio igualitario en Francia

Viernes, 17 de febrero de 2017
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marine-le-pen-600x300Con el Frente Nacional en plena campaña de pinkwashing conservador, Le Pen presenta un documento con propuestas de gobierno que se cargan los derechos de las parejas homosexuales así, a la francesa.

Sin decirlo abiertamente, pero sin dejar lugar a dudas: la candidata del Frente Nacional (FN) a la presidencia de Francia, Marine Le Pen, quiere derogar el matrimonio igualitario. Así lo ha dejado escrito en un documento con 144 compromisos que pretende promover si gana las elecciones que se celebrarán entre abril y mayo de este año. La favorita en los sondeos para la primera ronda también mantendría la prohibición del acceso a los tratamientos de reproducción asistida a las mujeres solteras y a las parejas de lesbianas.

Que Le Pen va de la mano de los homófobos y los retrógrados de la Manif Pour Tous no es ninguna sorpresa. Pero hasta ahora ella, que presumiblemente se disputará la presidencia del país con Macron (el candidato al que la derecha acusa de tener un “affaire” gay), no había dicho nada concreto sobre si tenía pensado eliminar o no el matrimonio igualitario que se aprobó en Francia en 2013 bajo el gobierno socialista de Hollande, aunque sí lo hizo su sobrina Marion Maréchal-Le Pen.

El Frente Nacional, el partido de Le Pen, lleva un tiempo intentando hacer algo que, curiosamente, es lo mismo que lleva tiempo intentando hacer el PP en España: una campaña de pinkwashing de tomo y lomo. El partido ha rebajado sus ataques al colectivo LGTB e incluso ha utilizado el terrorismo islámico para crear miedo entre el colectivo por la homofobia de los extremistas. Por supuesto también tienen su ristra de gays conservadores (a lo Maroto) que se están encargando de decir todas esas cosas que suelen decir Maroto, Llopart y compañía.

Marine Le Pen, por ahora, no ha hablado claramente sobre el tema, pero sí ha metido en un documento de 144 páginas una referencia bastante inquietante sobre lo que pretende hacer. En el punto 87 del documento dice básicamente que quiere mantener la prohibición de la Gestación Subrogada y reservar la PMA (Procréation Médicalement Assistée, técnicas de reproducción asistidas) únicamente para problemas de esterilidad.

Coomo se ve, la extrema derecha francesa se posiciona contra el mantenimiento de la igualdad en el acceso al matrimonio de cara a las próximas elecciones. Mantiene, eso sí, un perfil bajo: en el documento con 144 “compromisos presidenciales, Le Pen no se atreve a hablar abiertamente de la derogación del matrimonio igualitario. Más claramente se expresa sobre la perpetuación de la exclusión de las mujeres solteras y las parejas de lesbianas a la reproducción asistida (PMA en sus siglas en francés). En el punto 87 de este programa resumido, la candidata escribe:

Frente a las presiones de autoridades supranacionales, mantener la prohibición de la gestación subrogada y reservar la reproducción asistida como respuesta a los problemas de esterilidad. Crear una unión civil (PACS mejorado) que reemplazará las disposiciones de la ley Taubira, sin efectos retroactivos.

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Justo después la propuesta de Le Pen es la de crear una “unión civil” mejorada, que reemplazará a la ley Taubira (nombre con el que se conoce a la ley del matrimonio igualitario) y lo hará sin efectos retroactivos. Porque Le Pen tampoco quiere meterse ahora en el berenjenal de decirle a los gays y lesbianas que ya se hayan casado que ahora sus matrimonios no son válidos, pero sí que pretende impedir que las parejas homosexuales se sigan casando.

Es decir, Le Pen es partidaria de regresar a la situación previa a la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo en 2013, lo que ella llama “ley Taubira” por la entonces ministra de Justicia, Christiane Taubira. La medida regresiva no afectaría a los enlaces que hubieran tenido lugar durante el periodo de vigencia de la ley de matrimonio igualitario. La actualmente eurodiputada del FN propone una versión “mejorada” del Pacto Civil de Solidaridad, una ley limitada de parejas con derechos inferiores a los de las casadas que existe desde 1999. Para que pudiera poner en práctica este retroceso sin antecedentes en Europa, eso sí, Le Pen necesitaría reunir también una mayoría parlamentaria a su favor en las elecciones legislativas de junio.

Como en otras ocasiones hemos comentado, el Frente Nacional de Le Pen se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas contra el matrimonio igualitario, y nunca ha querido hacer de su oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso. Y más que en el votante ultracatólico, Le Pen quiere cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. Algo que explicaría su reticencia a hablar abiertamente de la derogación del matrimonio igualitario en el programa resumido que ha dado a conocer.

Esto haría que Francia diera un paso atrás en la igualdad ante la ley y se plantara justo antes de 2013, cuando las parejas del mismo sexo tenían permitido formar una unión civil, pero no un matrimonio (aquí lo importante no era sólo el nombre, eran también los derechos y obligaciones del mismo). Lo que no queda claro es exactamente qué mejoras quiere añadir a las uniones civiles, aunque huele a movimiento desesperado por equipararlas al matrimonio pero sin llamarlo matrimonio.

En cualquier caso, Le Pen es la segunda candidata que muestra su oposición a esta medida. Tras la nominación de François Fillon como candidato de la derecha de Los Republicanos, dos de los tres candidatos más probables a pasar a la segunda vuelta se han expresado contra la igualdad matrimonial. Fillon apuesta por una “reescritura de la ley Taubira” que eliminaría la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo. Al igual que Le Pen, se muestra a favor de perpetuar las actuales restricciones en el acceso a la PMA. La candidatura de Fillon, por fortuna para los derechos LGTB, ha perdido fuelle en las últimas semanas tras el estallido de varias controversias que implicarían un trato de favor a miembros de su familia.

Mientras que el candidato conservador pierde apoyos, el centrista Emmanuel Macron ha ido ganando posiciones y amenaza con desbancarlo de la segunda posición. El hasta ahora militante socialista y ministro de Economía entre 2014 y 2016 es sin duda el menos hostil a los derechos LGTB de los tres candidatos con posibilidades reales de llegar a la segunda vuelta. Como comentávbamos más arriba, su ascenso ha provocado una campaña de indisimulados tintes homófobos contra él, al que han acusado de ser el candidato del “lobby gay”.

Y así los gays y las lesbianas puedan pagar los mismos impuestos que los heterosexuales, pero no utilizar el mismo nombre para su “unión”. Cosa totalmente lógica y nada homófoba, claro.

La derecha de siempre.

Fuente: Pink News, vía EstoyBailando/Dosmanzanas

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Campaña homófoba contra Emmanuel Macron, el candidato que amenaza con dejar fuera de las presidenciales francesas al anti-LGTB François Fillon

Viernes, 10 de febrero de 2017
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6a00d8341bfe5d53ef01b8d243b95a970c-600wiCuando todo parecía abocado a un enfrentamiento entre una candidatura de extrema derecha (la de Marine Le Pen) y otra de derecha extrema (la de François Fillon, el candidato más explícitamente anti-LGTB de todo el espectro político), la pujanza que está adquiriendo en las encuestas el candidato centrista, Emmanuel Macron, modifica radicalmente el panorama. No es por eso de extrañar que desde ciertas plataformas se haya lanzado una campaña de indisimulados tintes homófobos contra Macron, al que un diputado de Los Republicanos (el partido de Fillon y Sarkozy) ha acusado de estar apoyado “por el lobby gay”.

Numerosos medios recogían este martes la noticia de que Emmanuel Macron ha desmentido que mantenga una relación homosexual fuera de su matrimonio (Macron está casado desde 2007 con Brigitte Trogneux). En realidad, los rumores sobre la homosexualidad de Macron vienen de lejos, y ya en noviembre los desmintió asegurando que “nunca había llevado una doble vida”. La esposa de Macron es veinte años mayor que él, circunstancia que de haberse producido a la inversa no llamaría la atención, pero que en este caso ha contribuido a alimentar las especulaciones.

Este lunes por la noche, sin embargo, Macron se mostraba explicito y se permitía ironizar sobre su hipotética relación con Mathieu Gallet, el actual director general de Radio France, asegurando que en todo caso, dado que en su vida privada no se separa de su esposa, esa relación la habría mantenido “mi holograma” (Macron aprovechaba la frase para hacer una broma sobre la presentación de la candidatura presidencial del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que se desdobló entre Lyon y Paris gracias precisamente a un holograma).

Lo que no todos los medios recogían es el contexto en el que se producía el desmentido de Macron, cuando desde algunas plataformas informativas vinculadas a Rusia se le acusaba de ser el candidato del “lobby gay”. Muy singularmente destaca la entrevista publicada por la agencia rusa Sputnik al diputado de Los Republicanos Nicolas Dhuicq, que directamente asegura que “uno de los tipos que le apoya [a Macron] es el famoso hombre de negocios Pierre Bergé, socio y durante mucho tiempo amante de Yves Saint Laurent, que es abiertamente homosexual y promueve el matrimonio gay. Hay un verdadero lobby gay, muy rico, detrás de él. Esto creo que lo dice todo”.

El mismo artículo de Sputnik acusa, por cierto, a Emmanuel Macron de ser un agente del establishment bancario estadounidense y de haber mantenido vínculos con Hillary Clinton después de que el pasado 1 de febrero la organización WikiLeaks hiciese público un correo electrónico que demuestra que Macron, por entonces ministro de Economía, fue uno de los invitados a una serie de encuentros que en el año 2015 organizó el primer ministro francés, Manuel Valls, con Clinton. En este sentido, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha desmentido que esta organización (a la que en los últimos meses algunos han acusado de simpatías prorrusas) esté contribuyendo de forma intencionada a una campaña de desprestigio de Macron, el menos “prorruso” de los tres candidatos que hoy día parecen con posibilidades de hacerse con la presidencia.

Macron, el menos hostil a los derechos LGTB de los candidatos con posibilidades

Emmanuel Macron, antiguo militante socialista y ministro de Economía entre 2014 y 2016, encabeza ahora En Marche!, un movimiento político centrista construido en torno a su persona. Dejando de lado otras consideraciones políticas, lo cierto es que de los tres candidatos que a día de hoy cuentan con posibilidades reales de llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Macron es sin duda el menos hostil a los derechos LGTB. A la espera de que haga público su programa electoral y se conozcan con precisión sus posiciones en esta materia, se da por hecho su apoyo al matrimonio igualitario y a la adopción homoparental. Posición muy distinta a la del Frente Nacional de Marine Le Pen (si bien la formación de extrema derecha nunca ha querido hacer de su oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso) y desde luego a la de François Fillon, que sí ha hecho bandera de la homofobia (lo que de hecho le permitió obtener el apoyo del sector más conservador de la derecha francesa para derrotar al moderado Alain Juppé en las primarias de Los Republicanos).

Todo ello teniendo en cuenta que, salvo sorpresa, ni el candidato del Partido Socialista ni otros candidatos de la izquierda parecen contar hoy día con posibilidades de pasar a la segunda vuelta de las presidenciales. Por lo que se refiere a los socialistas, la derrota de Manuel Valls en las primarias frente al más izquierdista Benoît Hamon puede considerarse en cualquier caso una buena noticia en clave LGTB, dado el vergonzante bloqueo de Valls a la ampliación tanto a las mujeres sin pareja masculina como a las parejas de mujeres del derecho a recurrir a la reproducción asistida.

Seguiremos con atención lo que suceda en próximas semanas…

Fuente Dosmanzanas

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La derecha francesa elige como candidato a la presidencia a Fillon, que ha hecho de la oposición a los derechos LGTB una de sus señas de identidad

Miércoles, 30 de noviembre de 2016
Comentarios desactivados en La derecha francesa elige como candidato a la presidencia a Fillon, que ha hecho de la oposición a los derechos LGTB una de sus señas de identidad

francois-fillonDeprimente panorama el que ofrece Francia por lo que a la futura evolución de los derechos LGTB se refiere tras el triunfo del muy conservador François Fillon en las primarias de Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa. El que hasta hace solo unas semanas era principal favorito, y “esperanza” del activismo LGTB, Alain Juppé, ha sido claramente derrotado en la segunda vuelta. Fillon será, por tanto, el que con casi total seguridad se enfrentará a Marine Le Pen, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, en la ronda definitiva de las elecciones presidenciales francesas, que se celebrarán el próximo 7 de mayo (siempre que en la primera vuelta, que se celebra dos semanas antes, ningún candidato obtenga más del 50% de los votos). 

Hace una semana hacíamos un primer análisis de lo sucedido después de la derrota en la primera vuelta del expresidente Nicolas Sarkozy, que quedó en tercera posición pese a que parecía destinado a ser él el que se enfrentase a Juppé. Pero en las últimas semanas la candidatura de Fillon creció como la espuma, arrastrado, en buena parte, por el empuje del sector más ultraconservador de la derecha francesa, representado por Sens commun, un movimiento político nacido al calor de las movilizaciones contra la aprobación del matrimonio igualitario.

Movimiento al que Sarkozy, que hasta hace unos meses se había significado precisamente por su oposición al matrimonio igualitario, defraudó al hacer público su cambio de opinión sobre el tema en un libro en el que repasaba su trayectoria política. Allí lamentaba “vivamente” no haber cumplido su viejo compromiso de aprobar la unión civil entre parejas del mismo sexo cuando pudo hacerlo, y respecto al matrimonio igualitario, defendió que aunque debería haber sido decidido en referéndum, una vez aprobado no había lugar a dar marcha atrás. “Es un punto sobre el que, lo asumo, he evolucionado”, afirmaba.

El giro de Sarkozy decepcionó a los activistas homófobos de La manif por tous y de Sens commun, que a la larga acabaron por abandonarle y dar su apoyo expreso al que había sido su primer ministro entre 2007 y 2012, el muy conservador y católico François Fillon. Un político profundamente anti-LGTB, que a diferencia de Sarkozy (y por supuesto de Juppé), ha seguido presentándose durante todo este tiempo como un ferviente opositor al matrimonio igualitario. Una actitud que le viene de lejos: ya en 1982 se opuso a igualar la edad de consentimiento para mantener relaciones homosexuales a la de las relaciones heterosexuales, mientras que en 1999 se opuso al PACS (Pacte Civile de Solidarité, la limitada ley de parejas que antecedió al matrimonio igualitario).

Fillon, que de hecho se ha mostrado orgulloso de “seguir diciendo lo mismo, a diferencia de otros” ha prometido “reescribir” la ley de matrimonio igualitario para modificar los aspectos relativos a la homoparentalidad. En concreto, su propuesta es eliminar la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo (mantendría solo la “adopción simple”, una fórmula de acogida de niños que seguirían manteniendo los vínculos de parentalidad con sus padres biológicos). Así lo recalcó, de hecho, en el debate televisado con Juppé que tuvo lugar la pasada semana. Otras propuestas que el entorno de Fillon ha barajado serían legislar para hacer aún más explicita la ya vigente prohibición del acceso a las técnicas de reproducción asistida a las parejas del mismo sexo y a las mujeres sin pareja masculina, así como impedir el registro de hijos nacidos por gestación subrogada en países extranjeros (aunque en este caso la modificación legal chocaría con la jurisprudencia europea: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado ya dos veces a Francia por esa razón).

El derrotado, un centrista moderado favorable al matrimonio y a la adopción

El gran derrotado de las primarias de la derecha francesa es Alain Juppé, alcalde de Burdeos, un político moderado que en su momento no presentó su candidatura a la presidencia del partido (que ganó Sarkozy) y que prefirió jugar la carta de las primarias, pensando que un escenario “abierto” a todos los ciudadanos, y no solo a los militantes, le daría ventaja.

De hecho, es cierto que durante todo este tiempo Juppé parecía favorito frente a Sarkozy. Lo que era una buena noticia para el colectivo LGTB, dado el giro pro-LGTB que Juppé había experimentado en el pasado. Juppé comenzó su “proceso” publicando en octubre de 2012 una entrada en su blog en la que contaba que después de reunirse con activistas LGTB comprendía sus puntos de vista, añadiendo que aunque él hubiera preferido una ley de unión civil no se oponía al matrimonio igualitario. Con posterioridad afirmó ya con claridad que el matrimonio igualitario estaba integrado en la sociedad francesa y se declaró opuesto a la reescritura de la ley, para finalmente, en noviembre de 2014, declararse además favorable a la adopción homoparental después de un proceso de “madura reflexión”.

Por desgracia, los electores franceses (las primarias estaban abiertas a todos los ciudadanos, y no solo a los militantes republicanos) han castigado a Juppé y han preferido, para disputar la presidencia a Marine Le Pen, un candidato más próximo a la extrema derecha que esta representa.

Salvo improbable sorpresa, un futuro oscuro en materia LGTB

Está por ver cómo afecta esta nueva variable a la situación política. Los hay que piensan que Fillon será capaz, con su discurso ultraconservador en lo social, de quitar votantes a Le Pen. Nosotros no lo tenemos tan claro. De hecho, como en otras ocasiones hemos comentado, el Frente Nacional de Le Pen se cuidó mucho de no tener un gran protagonismo en las protestas contra el matrimonio igualitario, y nunca ha querido hacer de su oposición a los derechos LGTB un eje llamativo de su discurso (lo que no quiere decir, por supuesto, que no exista). Por el contrario, los vínculos entre el pujante movimiento surgido de las protestas contra el matrimonio igualitario con el sector más conservador de Los Republicanos (antes UMP) eran ya muy evidentes. Y más que en el votante ultracatólico, Le Pen quiere cazar votos en el que tradicionalmente era el caladero de la izquierda, las clases obreras, azuzando para ello un discurso anti-Unión Europea, antiinmigración y a favor de un “proteccionismo inteligente”. No nos parece tan claro que ese voto vaya a sentirse más atraído por Fillon (neoliberal en lo económico) que por Le Pen… Lo que sí nos parece es que las personas que voten en clave LGTB no tendrán especiales motivos para decidirse en favor de uno u de la otra si es que ellos son los candidatos finales (a la espera, por supuesto, de que se formalicen los programas electorales).

Un panorama muy oscuro en materia LGTB, en definitiva. Lo que no supone una especial sorpresa: ya hace tiempo que los propios socialistas franceses, desfondados tras el “esfuerzo” que les supuso aprobar el matrimonio igualitario, dejaron de lado al colectivo LGTB tras la incorporación como primer ministro de Manuel Valls. En febrero del año pasado nos hacíamos eco, por ejemplo, de como la propia ministra francesa de Familia, Infancia y Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol, confirmaba la renuncia a modificar la vergonzante ley que impide a las parejas de mujeres o a las mujeres sin pareja acceder a la reproducción asistida. “No quiero que se diga que la izquierda promueve debates sociales para distraer la atención, como fue el caso durante el debate sobre el matrimonio igualitario”, justificó.

De hecho, el único avance que se ha producido en este tiempo, la aprobación de una nueva normativa para la modificación de la referencia al sexo legal en el Registro Civil, ha sido decepcionante, al mantener el proceso bajo tutela judicial“El peor texto escrito nunca en el mundo sobre el cambio registral de las personas transgénero”, la calificó la Fédération LGBT francesa.

En cualquier caso, todos los analistas dan por hecho que ni el candidato socialista, sea el que sea, ni el que presenten las fuerzas a su izquierda logrará pasar a la segunda vuelta (así lo prevén todas las encuestas, y no parece que en este caso vayan a fallar). Salvo en el improbable caso de que en los próximos meses la situación política francesa dé un vuelco…

Fuente Dosmanzanas

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El triunfo de François Fillon en las primarias de la derecha francesa augura tiempos oscuros en materia LGTB

Martes, 22 de noviembre de 2016
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francois-fillonPues nada… Aviso a navegantes… Los que dicen que derecha e izquierda son iguales y se resisten a votar a una izquierda moderada ya que ellos son tan puros, revolucionarios y arcangélicos, al final tendrán que votar a la derecha para que el fascismo de Marine Le Pen no salga vecedor… Los “puros” que hicieron posible el ascenso del Nazismo con todas sus consecuencias y que vivieron tan campantes mientras no les tocó a ellos… Es tan maravillosos ser “puro” mientras eres “intelectual” o “profesor de la Uni”, tienes un patrimonio inmobiliario enorme pero eres muy revolucionario y no te embargan ni te desahucian… pero eso sí, “puro“, muy “puro“… Y la derecha sigue gobernando… recortando… ciscándose en el pueblo soberano… Y los “puros“… muy “puros“…

Malas noticias para los derechos LGTB, otra vez. El resultado de la primera vuelta de las elecciones primarias de Los Republicanos, el gran partido de la derecha francesa, ha arrojado como inesperado vencedor a François Fillon, cuyas posturas contrarias al matrimonio igualitario y a la homoparentalidad son bien conocidas. El que era principal favorito, y “esperanza” del activismo LGTB, Alain Juppé, ha quedado en segunda posición, pero a una importante distancia de Fillon, y sus opciones parecen ya pocas una vez que el tercero en discordia, Nicolas Sarkozy, ha anunciado su apoyo a Fillon en la segunda vuelta.

El resultado de las primarias de Los Republicanos es de gran importancia: de ellas saldrá el candidato que con casi total seguridad se enfrentará a Marine Le Pen, la candidata del ultraderechista Frente Nacional, en la ronda definitiva de las elecciones presidenciales francesas, que se celebran el próximo 7 de mayo (siempre, claro está, que en la primera vuelta, que se celebra dos semanas antes, ningún candidato obtenga más del 50% de los votos). Todos los analistas dan por hecho que ni el candidato socialista, sea el que sea, ni el que presenten las fuerzas a su izquierda logrará pasar a la segunda vuelta (así lo prevén todas las encuestas, y no parece que en este caso vayan a fallar).

Hasta hace apenas unos días, se consideraba que la batalla en el seno de Los Republicanos era básicamente cosa de dos, Nicolas Sarkozy y Alain Juppé. Ya lo mencionábamos en una entrada publicada hace ahora dos años, en la que recogíamos las profundas divergencias en materia LGTB entre Sarkozy, que por aquel entonces prometía derogar el matrimonio igualitario si llegaba al poder, y Juppé, que se había posicionado claramente a favor del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental. “He dicho que la ley debe ser reescrita de cabo a rabo, pero si preferís digo que lo hay que hacer es derogarla para hacer una nueva, en francés es lo mismo. Si así os parece mejor, eso cuesta poco”, declaraba por entonces el expresidente Sarkozy en un acto de Sens commun, un movimiento político ultraconservador nacido al calor de las movilizaciones contra el matrimonio igualitario y vinculado a la que entonces aún se llamaba UMP. Sarkozy consiguió poco después hacerse con la presidencia de esta fuerza política, que pocos meses después cambiaría su nombre a “Los Republicanos”.

Ya por entonces se consideraba que el gran rival de Sarkozy sería Juppé, alcalde de Burdeos, un político moderado y muy popular, que no presentó su candidatura a la presidencia del partido y que prefirió jugar la carta de las primarias, pensando que un escenario “abierto” a todos los ciudadanos, y no solo a los militantes, le daría ventaja. De hecho durante todo este tiempo Juppé parecía favorito frente a Sarkozy. Lo que era una buena noticia para el colectivo LGTB, dado el giro pro-LGTB que Juppé habia experimentado. El alcalde de Burdeos comenzó su “proceso” publicando en octubre de 2012 una entrada en su blog en la que contaba que después de reunirse con activistas LGTB comprendía sus puntos de vista, añadiendo que aunque él hubiera preferido una ley de unión civil no se oponía al matrimonio igualitario. Con posterioridad afirmó ya con claridad que el matrimonio igualitario estaba integrado en la sociedad francesa y se declaró opuesto a la reescritura de la ley, para finalmente, en noviembre de 2014, declararse además favorable a la adopción homoparental después de un proceso de “madura reflexión”.

François Fillon, la sorpresa… desagradable

Nouveau nom de l'UMP, nouveau logo possible.

Nouveau nom de l’UMP, nouveau logo possible.

El propio Nicolas Sarkozy, que pese a su alto grado de conocimiento fuera de Francia nunca fue en realidad favorito para repetir como presidente del país, hizo su propio viraje en materia LGTB (bastante menos ambicioso que el de Juppé). El pasado enero hacía pública su nueva opinión sobre el tema en un libro en el que repasaba su trayectoria política: lamentaba “vivamente” no haber cumplido su viejo compromiso de aprobar la unión civil entre parejas del mismo sexo cuando pudo hacerlo, y respecto al matrimonio igualitario, defendió que aunque debería haber sido decidido en referéndum, una vez aprobado no había lugar a dar marcha atrás. “Es un punto sobre el que, lo asumo, he evolucionado”, afirmaba. Un giro, por cierto, que causó estupor entre los activistas homófobos de La manif por tous y de Sens commun.

Activistas que por cierto se cuentan entre los que han acabado dando su apoyo a un tercer candidato, el derechista François Fillon, por el que nadie daba un duro hace solo unas semanas pero que ha subido como la espuma conforme se acercaba el día de la votación. Las encuestas previas a la votación de este domingo, de hecho, le daban prácticamente empatado con Sarkozy en el segundo puesto, y con posibilidades de quitarle el puesto a este. No solo ha sido así, sino que Fillon se ha impuesto con rotundidad, al obtener el 44,2% de los votos, frente al 28,3% de Juppé y el 20,8% de Sarkozy. La segunda vuelta de las primarias será, por tanto, entre Fillon y Juppé, pero el primero se perfila como gran favorito, y no solo por su ventaja de 16 puntos. El propio Sarkozy le ha dado ya su apoyo explícito frente a Juppé. Solo una grandísima movilización del voto de izquierda (recordemos que las primarias de Los Republicanos están abiertas a toda la ciudadanía) podría impedir su victoria, algo que no parece muy probable.

¿Por qué creemos que la elección de Fillon es una mala noticia? En primer lugar, porque el que fuese primer ministro de Sarkozy entre 2007 y 2012, a diferencia de Juppé e incluso del propio Sarkozy, sigue presentándose como opositor al matrimonio igualitario. No es de extrañar: ya en 1982 se opuso a la despenalización de la homosexualidad, al igual que en 1999 se opuso al PACS (Pacte Civile de Solidarité, la limitada ley de parejas que antecedió al matrimonio igualitario).

Fillon, que de hecho se muestra orgulloso de “seguir diciendo lo mismo, a diferencia de otros” en esta materia ha prometido “reescribir” la ley de matrimonio igualitario para modificar los aspectos relativos a la homoparentalidad. En concreto, eliminaría la posibilidad de adopción plena por parejas del mismo sexo (mantendría solo la “adopción simple”, una fórmula de acogida de niños que seguirían manteniendo los vínculos de parentalidad con sus padres biológicos). También se legislaría para hacer aún más explicita la ya vigente prohibición del acceso a las técnicas de reproducción asistida a las parejas del mismo sexo y a las mujeres sin pareja masculina, y se impediría el registro de hijos nacidos por gestación subrogada en países extranjeros (aunque en este caso la modificación legal chocaría con la jurisprudencia europea: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado ya dos veces a Francia por esa razón).

Veremos qué sucede el próximo domingo, 27 de noviembre, en la segunda vuelta de las primarias. Pero si como parece Fillon se convierte en el candidato de Los Republicanos frente a Marine Le Pen, las personas que voten en clave LGTB no tendrán especiales motivos para decidirse en favor de uno u otro candidato. Una situación que augura, en cualquier caso, tiempos oscuros para los derechos LGTB en Francia.

Fuente Dosmanzanas

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El movimiento homófobo francés “Manif pour tous” quiere que los ayuntamientos promocionen el matrimonio heterosexual

Lunes, 26 de septiembre de 2016
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BzMblUACYAANXH2Noticia cuando menos curiosa que nos llega de Francia. La Manif pour tous ha presentado sus propuestas para las elecciones presidenciales, y, además de la derogación del matrimonio igualitario, propugna una serie de medidas destinadas a privilegiar el matrimonio heterosexual. Entre estas medidas, se incluye que los poderes públicos animen explícitamente a las parejas heterosexuales no casadas a que contraigan matrimonio.

El movimiento homófobo francés Manif pour tous presentó el pasado 13 de septiembre sus propuestas sobre “la familia y el interés del niño”. Entre ellas, se incluyen la petición, ya “clásica”, de derogar la ley del matrimonio igualitario o la de prohibir la adopción por parte de “homosexuales”. Especifican, eso sí, que no buscan “descasar” o “desadoptar” a nadie, pues toda ley “mira al futuro”, lo que cabe interpretar como que se respetaría el estatus de los ya casados y adoptados, pero se prohibiría en lo sucesivo. Asimismo, también hablan de reforzar la prohibición ya existente de la gestación subrogada.

Sin embargo, la Manif pour tous va en esta ocasión aún más lejos. Para empezar, pretenden consagrar constitucionalmente el matrimonio heterosexual, introduciendo en la Constitución francesa la siguiente enmienda: “El matrimonio es la unión de un hombre y de una mujer que se comprometen libremente el uno con la otra y con los hijos que nacerán de su unión ante la nación, en igualdad de derechos y deberes”. Pero hay más aún. El apartado 4.6 de su informe, titulado “promover el matrimonio, marco más estable y protector para la vida familiar”, propone “presentar la institución del matrimonio en los cursos de educación cívica”, “sistematizar la preparación al matrimonio civil en los ayuntamientos como ya se hace en algunos (…)” o “restablecer la intervención del juez en el divorcio por consentimiento mutuo”.

Más adelante, el grupo homófobo francés promueve “repensar” la educación afectiva y sexual, ya que según ellos los manuales escolares de Ciencias de la vida y de la tierra “incluyen capítulos que promueven claramente la ideología de género (…). Además, confunden la lucha contra la homofobia con la promoción de las reivindicaciones de las asociaciones LGBT”.

Entre las medidas concretas que proponen incluyen además “derogar la circular Taubira sobre la nacionalidad de los niños nacidos por gestación subrogada en el extranjero”, “denunciar la Convención europea de derechos del hombre” o incluso “proponer el matrimonio a los padres jóvenes no casados al inscribir el nacimiento en el registro civil”. En definitiva, no solo buscan una derogación del matrimonio igualitario, sino una promoción activa del matrimonio tradicional por parte de los poderes públicos.

La mayoría de los franceses han pasado página sobre el matrimonio igualitario

Está claro que el movimiento conservador que sacudió el país galo durante el proceso de aprobación de la ley de matrimonio igualitario busca pervivir en el nuevo escenario político que surgirá en Francia en 2017, año en el que con bastante probabilidad (así lo indican todas las encuestas) derecha y extrema derecha disputarán la presidencia. Sin embargo, con los datos en la mano, sus exigencias son más bien la deriva de quien ha perdido todo contacto con la realidad. Según un estudio reciente, el 65% de los franceses es partidario de mantener el matrimonio igualitario tal y como está, incluyendo un 53% de simpatizantes de Los Republicanos, el partido de kiss-inNicolas Sarkozy, cuyos últimos pronunciamientos sobre la materia van en la línea de mantener la ley de matrimonio igualitario pese a haber defendido su abolición hace solo dos años (el que se prevé su gran rival por la candidatura de Los Republicanos a la presidencia, Alain Juppé, hace ya tiempo que se declaró de forma explícita a favor del matrimonio igualitario).

Por último, queremos señalar una iniciativa que busca responder con alegría la próxima manifestación homófoba de la Manif pour tous en París. Frente a una manifestación de este colectivo en París el próximo 16 de octubre, Jacky Majda, político centrista y activista a favor del matrimonio igualitario, ha convocado una “besada gigante” ese mismo día. El objetivo es desviar el foco de atención, que ese día París no sea noticia solo porque la homofobia se haya manifestado en ella. Esperemos que tengan éxito, y que logren que París destaque ese día como la ciudad que en su día vio florecer la Ilustración.

Fuente Dosmanzanas

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Tras asegurar hace poco más de un año que lo derogaría, Sarkozy dice ahora que mantendrá el matrimonio igualitario si llega al poder

Jueves, 28 de enero de 2016
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14160768464708En materia de derechos LGTB, pocos políticos tan mentirosos hemos conocido como Nicolas Sarkozy. Durante su anterior etapa en la presidencia de la República Francesa incumplió su promesa de mejorar el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo. Tras perder las elecciones frente al socialista François Hollande, que sí cumplió con la promesa de legalizar el matrimonio igualitario (aunque dejó otras por el camino…) se convirtió en adalid de la peor homofobia, asegurando que derogaría la ley si volvía al poder. Ahora asegura que no lo hará.

La presidencia de Nicolas Sarkozy se caracterizó por la negativa a permitir ningún avance en materia LGTB, y ello pese a que en la campaña de 2007 había prometido mejorar el PACS (Pacte Civile de Solidarité, la figura jurídica abierta a las parejas del mismo sexo pero con derechos mucho más restringidos que los del matrimonio que el gobierno socialista de Lionel Jospin promovió en 1999) y convertirlo en una verdadera unión civil con derechos similares a los del matrimonio entre heterosexuales (dejando fuera la adopción). No fue así, y de hecho durante la campaña electoral de 2012 recuperó su perfil más conservador y justificó el incumplimiento de aquella promesa con el argumento de que “nos dimos cuenta de que sería inconstitucional reservar un contrato así solo a los homosexuales. Este contrato de unión civil habría socavado la institución del matrimonio”.

Finalmente el Partido Socialista francés se hizo con la mayoría en el Parlamento y Hollande ganó las presidenciales. El matrimonio igualitario fue finalmente aprobado, pero las fuerzas de la derecha (política y social) aprovecharon las vacilaciones de los socialistas durante el proceso y promovieron la que hasta la fecha ha sido la mayor campaña de odio contra el matrimonio igualitario vista en un país de la Europa occidental. GayLib, el que era grupo LGTB de la UMP, acabó de hecho por desvincularse del partido ante la hostilidad desplegada por sus compañeros. La reacción fue tal que movimientos fuertemente homófobos como la Manif pour tous adquirieron vida propia y se convirtieron desde entonces en agentes que condicionan de forma significativa la política francesa.

Sarkozy, en su afán por recuperar popularidad entre la derecha, se sumó sin dudarlo a la ola homófoba. En noviembre de 2014, en un acto de Sens commun, uno de los movimientos nacidos al calor de las movilizaciones contra el matrimonio igualitario pero afín a la UMP, prometió derogar la ley que lo hace posible si llegaba de nuevo al poder. En aquel momento Sarkozy hacía campaña para ser elegido presidente de la UMP (cosa que consiguió, por cierto) y sus declaraciones fueron interpretadas como un movimiento para hacerse con el favor del sector más conservador de su partido frente a su gran rival interno, Alain Juppé, que no se presentaba como candidato a ese cargo pero al que muchos ven como el gran rival de Sarkozy en las elecciones primarias de las que en 2017 deberá salir el próximo candidato conservador a la presidencia de la República. Juppé, más centrado que Sarkozy, se había alejado ya de los posicionamientos más extremos y se había declarado de forma explícita a favor del matrimonio igualitario y de la adopción homoparental.

Ahora Sarkozy, quizá habiendo recalculado sus fuerzas y ante la pujanza del Frente Nacional (un partido también contrario al matrimonio igualitario pero que en todo este proceso ha preferido huir de la primera línea), vuelve a dar un giro de 180 grados. Ha sido en un libro que acaba de publicarse, La France pour la vie, en el que repasa su trayectoria política, y en que “lamenta vivamente” no haber cumplido su viejo compromiso de aprobar la unión civil entre parejas del mismo sexo. Respecto al matrimonio igualitario, defiende que Hollande debería haberlo llevado a referéndum, pero una vez aprobado asegura que no ha lugar a dar marcha atrás y “descasar” a las parejas que han contraído matrimonio. “Es un punto sobre el que, lo asumo, he evolucionado”, afirma.

Estupor de los grupos homófobos

La marcha atrás de Sarkozy, como era de esperar, ha generado estupor entre los grupos homófobos. Es el caso de La manif pour tous, que lo acusa de traicionar sus convicciones y que le ha solicitado ya una entrevista para pedirle explicaciones y ofrecerle “soluciones jurídicas” para las parejas ya casadas en caso de que se derogase la ley. El giro tampoco ha sentado bien en Sens commun, que lo califica de “deplorable” y que ha anunciado que no apoyará a ningún candidato republicano que no respete sus compromisos en esta materia.

También en su propio partido (que por cierto ya no es la UMP, formación que como tal dejó de existir en 2015 para convertirse en una nueva marca, “Los Republicanos”) se han comenzado a escuchar voces críticas. Es el caso de Hervé Mariton, el que fuera uno de sus competidores por la presidencia de la UMP y que también optará por ser elegido candidato de la derecha a las presidencia de la República, que en un tuit dice lamentar la marcha atrás de Sarkozy y asegura que él sí “mantiene su compromiso”.

Una situación política, en cualquier caso, poco prometedora

La marcha atrás de Sarkozy puede considerarse una buena noticia, más allá de que el personaje tenga un más que evidente déficit de credibilidad. En este momento, y salvo nuevo giro de la situación, los dos candidatos que parecen con más posibilidades de ser candidatos de la derecha a las próximas elecciones presidenciales, Juppé y Sarkozy, no serían hostiles al matrimonio igualitario.

En cualquier caso, incluso al margen de Los Republicanos, la situación de los derechos LGTB en Francia arroja pocos motivos para el optimismo, dada por un lado la pujanza del Frente Nacional y por otro el giro derechista del Partido Socialista tras el nombramiento como primer ministro de Manuel Valls. Valls, recordemos, dio al traste con las intenciones de su predecesor de permitir a las mujeres lesbianas el acceso a la reproducción asistida, solo permitido en Francia a parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a la sanidad pública como a la privada, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir (si se lo puede permitir) a clínicas privadas de países vecinos, como Bélgica, Holanda o España. Hace pocas semanas, de hecho, Le Monde denunciaba como aún hoy un médico que colabore con una pareja de lesbianas para ayudarle a ser madres se expone a una pena de cárcel de cinco años de prisión y multa de 75.000 euros. Increíble, pero cierto.

Fuente Dosmanzanas

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Victoria del populismo ultraderechista del Frente Nacional en las elecciones regionales de Francia

Miércoles, 9 de diciembre de 2015
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marine-le-pen-600x300“La victoria del Frente Nacional es la revuelta del pueblo contra las élites”… Con el mismo lenguaje de los populismos emergentes o caídos en desgracia… la sombra del régimen de Vichy  sobrevuela Francia…

La primera vuelta de las elecciones regionales francesas se ha saldado con la victoria del Frente Nacional (FN), el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen. 6 de las 13 regiones de Francia han dado una clara victoria al populismo ultraconservador. La segunda vuelta será decisiva para determinar el grado de poder territorial de las principales fuerzas políticas en Francia de cara a las próximas elecciones legislativas (que se celebrarán dentro de 18 meses).

El Partido Socialista del presidente François Hollande ha sido el más castigado por los electores. Hasta los comicios del 6 de diciembre, los socialistas tenían el control de 21 de las 22 regiones (el año pasado el mapa cambió, reduciéndose a 13). El caso es que el Partido Socialista solo podrá conservar el gobierno de 2 o 3 regiones. De cara a la segunda vuelta, los socialistas retirarán sus listas en aquellos territorios en los que la izquierda no tenga ninguna opción, con la esperanza de frenar el avance del FN. La más beneficiada de esta decisión será la derecha del homófobo declarado Nicolas Sarkozy, encarnada en Los Republicanos, la nueva marca electoral de la vieja UMP. Sarkozy, por su parte, ha dejado bien claro que no apoyará ninguna candidatura socialista donde cuentes con la posibilidad de gobernar.

El diario francés Le Monde, en su editorial de este lunes, califica de “reaccionario y xenófobo” al FN y define su ideología como “contraria a los valores de la república”. Esto le lleva a preguntarse, retóricamente, “¿cómo entender que es capaz de gobernar por sí solo el destino de casi un cuarto de la población francesa, si gana el 13 de diciembre en el Norte, en Provenza y en el Este?”. El rotativo galo achaca el triunfo de los de Le Pen a su discurso sobre la inmigración (especialmente tras la llegada masiva de refugiados procedentes de Siria e Irak) y a los atentados yihadistas de París, el pasado 13 de noviembre. El miedo es el caldo de cultivo ideal para el florecimiento y el éxito de los populismos. A esto se une la crisis de la izquierda, el aumento del paro y el estancamiento económico. El Frente Nacional ha construido su discurso jugando estas bazas y su líder, Marine Le Pen, resume así el éxito electoral de la formación: “el resultado increíble del FN es la rebelión del pueblo contra la élite”.

Incertidumbre en materia LGTB

Desde el punto de vista de las políticas LGTB, el avance del FN plantea inquietantes interrogantes. Si los resultados de los comicios regionales se repitieran en las generales, la derecha y la ultraderecha contarían con una holgada mayoría parlamentaria. Y aunque se haya revelado que varios dirigentes del FN son homosexuales ello no garantiza que el partido vaya a respetar los derechos de la comunidad LGTB. Haciendo un ejercicio de memoria histórica Ernst Röhm, líder de las SA, era homosexual, y esto no impidió que el nazismo persiguiera, torturara y asesinara en campos de concentración a miles de personas LGTB (el propio Röhm acabaría siendo eliminado, finalmente, con la aprobación de Hitler).

le-fn-toujours-homophobeEn enero del año pasado, sin ir más lejos, dosmanzanas recogía la infame propuesta de Julien Rochedy (en la fotografía de la izquierda), director del Frente Nacional de la Juventud, de proponer una ley que prohíba la “propaganda LGTB en los colegios de Francia. “Estoy en contra de la propaganda LGTB en la escuela, yo no quiero que mis hijos aprendan eso”, en estos términos justificaba Rochedy su propuesta homófoba. La aversión hacia la diversidad sexual de este joven dirigente se ponía de manifiesto al reconocer que tampoco le gusta la visibilidad del colectivo “en las calles o en las paredes”.

Incluso la mismísima Marine Le Pen se atrevió a asegurar sin vacilar que “Rusia no persigue a los homosexuales”, ignorando los reiterados ataques a personas homosexuales en ese país, amén de la supresión en la práctica de la libertad de expresión de los ciudadanos rusos LGTB. Le Pen manifestó en su momento, además, que le parecería “sorprendente” que el anuncio del presidente Hollande y del ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, de no asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi tuviera alguna relación con la violación de derechos humanos del colectivo LGTB en Rusia.

Un panorama en cualquier caso poco favorable

fn-produire-francaisCartel xenófobo del Frente Nacional

En cualquier caso, y aunque el FN no viese confirmadas sus expectativas, el actual panorama político francés ofrece pocas esperanzas en materia LGTB. No está de más recordar que la derecha tradicional se significó bastante más que el propio FN en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, y de hecho el propio Sarkozy se ha posicionado en este tema con una virulencia que Le Pen, pese a oponerse, siempre ha preferido evitar.

Por lo que se refiere al Partido Socialista, aunque justo es reconocerle su papel en la histórica aprobación del matrimonio igualitario, posteriormente se ha caracterizado por su tibieza a la hora de abordar otras reformas, especialmente tras el nombramiento como primer ministro de Manuel Valls, representante de su ala más derechista, que dio al traste con las intenciones de su predecesor de permitir a las mujeres lesbianas el acceso a la reproducción asistida. En Francia, el acceso solo está permitido a parejas de distinto sexo, casadas o no, que además deben acreditar la esterilidad de al menos uno de sus miembros. Se trata de una prohibición total, que afecta tanto a la sanidad pública como a la privada, y que obliga a cualquier mujer francesa sin pareja masculina que desee ser madre a acudir (si se lo puede permitir) a clínicas privadas de países vecinos, como Bélgica, Holanda o España.

En definitiva, la situación de Francia en estos momentos arroja pocos motivos para el optimismo en materia LGTB.

Fuente Dosmanzanas

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