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Amenazas a activista trans Yren Rotela: exigen garantías a Paraguay

Martes, 14 de septiembre de 2021
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yrenrotelaaepLa activista trans paraguaya Yren Rotela denunció amenazas de muerte. Las organizaciones exigen que sean investigadas y piden garantías.

La activista trans paraguaya, Yren Rotela, denunció que recibió amenazas de muerte a través de una llamada telefónica el domingo 29 de agosto cerca de la medianoche. “No valés nada, te vas a morir”, fue una de las frases que recibió de parte de una persona que aún no fue identificada.

La denuncia fue radicada en la Comisaría 20 de Central Ciudad de J. Augusto Saldívar. Desde diversas organizaciones se comunicaron con Rotela y también desde la Dirección de Derechos Humanos (DDHH) de la fiscalía del Ministerio Público.

“Me acosté a dormir, me levanté a tomar agua y veo que mi celular estaba sonando. En ese momento atiendo el teléfono y me habla una voz gruesa, parecía esos que ponen un aparato para cambiar la voz. Directamente me habla por mi apellido, Rotela: ‘No valés absolutamente nada. Te vas a morir puto de mierda’”, contó la defensora de DDHH y agregó que luego de manifestarle a la persona que iba a hacer una denuncia, le respondió que sus “días ya están contados”.

Anteriormente, Rotela había estado preguntando sobre la muerte de una compañera también trans y ella cree que el llamado puede estar relacionado con esto. “Vengo averiguando sobre el homicidio ocurrido en Pedro Juan Caballero -una zona muy peligrosa- de una compañera trans, Soledad Fernández. A ella la mataron con nueve balazos y hasta ahora no hay respuesta de quién fue”, contó a Presentes.

Yren tiene 40 años y hace 24 que milita por los derechos humanos. “Desde entonces lo que hice fue querer dejar un país un poco mejor de lo que me tocó a mí”, dijo a Presentes la fundadora de Casa Diversa, el primer hogar de Paraguay para víctimas LGBT* de violencia.

Exigen al Estado garantías para Yren y el activismo

La Red Latinoamericana y del Caribe de personas trans (Red Lactrans) repudió las amenazas y hostigamiento contra la lideresa, y pidió al Estado garantías para que Yren y todxs lxs activistas de Paraguay puedan seguir luchado por los derechos humanos“.

No es la primera vez que Yren recibe amenazas y hostigamiento. En 2007 atentaron contra su vida: le dispararon ocho tiros, y tres impactaron en su cuerpo. “Yo siempre denunciaba las coimas, los abusos. Y para mí fueron policías. También en el 2015 un oficial uniformado me apuntó en la cabeza con su arma y gatilló, pero parece que estaba con seguro. Siempre digo que tiene que ver con mis denuncias, con mi lucha como defensora porque yo no tengo ningún problema con nadie”.

Maricarmen Sequera, co-directora de TEDIC, una organización que promueve los derechos digitales, explicó que en este caso se trata de una violencia telemática. Las leyes paraguayas definen la violencia telemática como “la acción por medio de la cual se difunden o publican mensajes, fotografías, audios, videos u otros que afecten la dignidad o intimidad de las mujeres a través de las actuales tecnologías de información y comunicación”.

Qué se puede hacer en Paraguay ante este tipo de amenazas

Sequera agrega que más allá de esta calificación, “en el código penal se encuentran las figuras legales de extorsión o acoso por las que una persona puede hacer la denuncia ante la policía o la fiscalía más cercana a su barrio”.

“Por un lado -dice Sequera- se puede hacer la acción penal. Por otro lado también se puede invocar la ley 5777/16 que es contra toda forma de violencias contra la mujer”. Y advierte que en el caso de Yren, en un gobierno tan conservador como el de Paraguay, esta figura es probable que no pueda usarse, por más que ella se identifique como mujer.

También aclara: “si bien este caso se puede resolver en términos tecnológicos y/o jurídicos, la comunidad trans recibe todo el tiempo este tipo de violencia”.

Defensoras y defensores de ddhh desprotegidxs en Paraguay

Rotela lo sabe bien y describe el escenario: “El contexto no es muy fácil para las defensoras y defensores, es un poco hostil en el sentido de que tampoco tenés seguridad. A veces las propias autoridades transmiten un discurso de odio, transfóbico, violento, entonces ¿qué esperar? La sociedad recibe que somos una amenaza para las familias. Los y las defensoras de DDHH están muy desprotegidxs en ese sentido”.

“En América Latina el acceso a la justicia es un problema cuando estamos hablando de violencias o delitos que afectan a las personas y específicamente a grupos vulnerables (LGTB, comunidades indígenas, campesinas)”, resume Sequera. Y agrega: “La violencia es estructural. Ante la ausencia de un Estado que no garantiza los derechos, Yren y todas las mujeres se encuentran en una situación de soledad, de no recibir las garantías constitucionales que tienen que tener todas las personas.

“La violencia digital es real”

Yren, al igual que otrxs activistas, también padeció violencias en el ámbito digital. Fernanda Carlés, coordinadora de proyectos de TEDIC, menciona algunas recomendaciones que hacen desde la organización para tener en cuenta al usar internet. “Ni las plataformas ni el Estado ofrecen buenas garantías para este tipo de situaciones, por ese motivo trabajamos mucho desde el ámbito de prevención y cuidado para evitar brindar más información de la que uno debería brindar en línea”, introdujo.

En primer lugar es importante “tratar de mantener la separación entre lo que es el perfil público del privado”, si bien “muchas veces es complicado porque una como activista suele tener un perfil público”. Por otro, resalta la importancia de registrar y documentar.

“A veces se piensa que el ataque o la violencia digital no es tan real como si pasara en el mundo físico, pero la verdad es que lo que ocurre en ambos espacios está conectado. Entonces recomendamos documentar este tipo de cosas, más que nada para tener pruebas por si se llega a la instancia donde se requiere realizar algún tipo de denuncia”, detalló.

Ante casos de amenazas, acoso u hostigamiento online existen dos vías de denuncias. “La primera es la denuncia en las plataformas, que lo que logra es bajar el contenido o bloquear la cuenta de la persona que está siendo violenta. Aunque este mecanismo muchas veces no responde en tiempo y forma al asunto. Por otro lado, la denuncia ante la fiscalía. Para este tipo de denuncias es super importante la documentación: hacer print de pantalla, por ejemplo”. Sequera pone la atención en que “no solamente hay que tener una mirada de sanciones, victimistas, sino también de prevención y contención. “La reparación no tiene que ser solamente encontrar al agresor y que esa persona pague su culpa, sino también que el Estado se haga responsable y cuide desde la educación y el respeto a todas las personas que estamos habitando en este territorio.

Fuente Agencia Presentes

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Paraguay 2021: La negación y el autoritarismo como políticas de gobierno para personas LGBT

Miércoles, 22 de diciembre de 2021
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Paraguayan boyAunque crecen los desafíos para los colectivos LGBT, este año renovaron su lucha y resistencia.

Ni la situación de derechos ni las condiciones de vida de las personas LGBTIQ+ mejoraron el segundo año de pandemia de covid-19 en Paraguay.

Desde el Estado no se registraron avances en torno a garantizar el derecho a la vida, seguridad, igualdad y no discriminación, así como en el acceso al trabajo digno.

Por el contrario, la violencia verbal, física y simbólica aumentó, según el último informe de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy).

En el apartado «Somos fuerza, resistencia y comunidad aún sin un Estado garante de derecho» elaborado por Rosa Posa, Lía Benítez Flecha y Carolina Robledo (de Aireana, grupo por las lesbianas), Mariana Sepúlveda (de Panambí, asociación de travestis, transexuales y transgéneros), Walter Morínigo (de Presencia Joven) y Erwing Augsten (de la Red contra toda forma de discriminación) identifican un estancamiento en el reconocimiento de derechos. Pero también celebran el avance en la movilización social.

Según un informe de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) la violencia sigue en aumento

El incremento de la violencia

La Asociación Panambi recibió 80 denuncias, de las cuales 20 fueron por violencia en penitenciarías, 20 por discriminación a la identidad de género, 30 por abuso de autoridad y 10 por agresión física en la zona de trabajo sexual.

En agosto, la activista por los derechos de las personas trans, Yren Rotela, recibió amenazas de muerte en varias oportunidades. “No valés nada, te vas a morir”, fue una de las frases que recibió de parte del agresor no-identificado.

El servicio de atención de Aireana, Rohendu, registró 203 denuncias entre noviembre de 2020 y octubre de 2021. La categoría “afrontar la discriminación” recibió los índices más altos.

En ella resaltan contextos relacionados con la salida del clóset; violencia, acoso y/o persecución a causa de la orientación sexual, identidad y/o expresión de género.

La violencia económica por identidad de género

Estas violencias se profundizan cuando se cruzan con otros motivos de discriminación como la clase social, la raza o el estado serológico. Entre noviembre de 2020 y septiembre de 2021, el Centro de Denuncias de DDHH y VIH recibió 46 denuncias.

Del total, 34 fueron de discriminación por orientación sexual, 7 por orientación sexual, 4 maltrato por identidad de género y 1 por violencia de género.

Persiste en la negación de la discriminación, la negación de la existencia de parejas del mismo sexo y la negación de la identidad de género. Así como la disociación de la orientación sexual y la identidad o expresión de género de los demás derechos.

El panorama actual está también marcado por despidos injustificados y discriminación laboral. “Negar es una estrategia que sostiene el avance del pensamiento antiderechos bajo el lema de proteger a la familia. En singular, se trata de la familia cisheterosexual nuclear). Lo que se hace es impedir los derechos de otras personas”, sostienen en el informe.

Sin respuesta al pedido de rectificación de nombre en la CI de las personas trans

El 15 de octubre, día de la visibilidad trans en Paraguay, 10 personas trans lanzaron la campaña “Soy Real #MiNombreDebeSerLegal” con el objetivo de que sus documentos personales reflejen el nombre con el cual se identifican.

El procedimiento establecido por las leyes no debería demorar más de tres meses. Sin embargo, ya pasaron cinco años desde que las activistas trans Mariana Sepúlveda o Yren Rotela iniciaron la rectificación de sus nombres y todavía no tienen una sentencia favorable.

El Código Civil otorga el derecho a solicitar ese cambio vía judicial, invocando una justa causa.

El pedido de rectificación de los diez nombres de Franchesca Yegros, Camila Denis, Kimberly Ayala, Liam Chaparro, Iris Leticia Brítez, Marie Lucía García, Liz Paola Cortaza, Ihara Jacquet, Yren Rotela y Mariana Sepúlveda todavía no recibió una respuesta oficial.

Sin identidad no hay acceso

Además de negarles el acceso a la salud, a la educación, a la Justicia y hasta una vivienda, el Estado les niega el reconocimiento de su identidad.

Ese mismo mes, la Pastoral de vida arquidiocesana emitió un pronunciamiento oponiéndose a que la defensora general, Lorena Segovia, sea elegida en la terna para ministra de la Corte Suprema de Justicia.

El motivo fue haber reconocido que en Paraguay existen niños y adolescentes trans.

De acuerdo a la organización, Segovia manifestó abiertamente durante la audiencia pública una «promoción de una ideología que atenta contra la dignidad humana».

Presas sin condena

Respecto de la situación penitenciaria, la mayoría de las personas trans están presas sin condena, pero esta situación también es extensiva al resto de la población penitenciaria: el 71,7% de las personas privadas de libertad en Paraguay no tienen condena.

Las mujeres trans están recluidas en cárceles de varones y son víctimas de ataques, agresiones y de discriminación, principalmente, por parte de los guardiacárceles.

La resolución N° 302 del Ministerio de Justicia, el 30 de abril del año pasado amplía un formato de planilla de uso diario en establecimientos penitenciarios.

En ella solicitan la incorporación de dos columnas denominadas “LGBTIQ+ y DISCAPACITADOS”, como datos que deberían consignarse en el parte diario.

La existencia negada

La abogada y activista feminista, Mirta Moragas, dijo a Presentes: “En la cárcel hay una sobrerepresentación de las personas LGBT. Desde el año pasado, el parte diario penitenciario tiene una clasificación LGTBI. Nadie reconoce que existimos pero en la cárcel sí nos reconocen, por ejemplo. El parte diario penitenciario distingue a personas extranjeras, personas indígenas y ya tienen una casilla LGTB”.

La semana pasada, Aireana firmó un convenio con el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura con el objetivo de seguir trabajando por la defensa de los derechos humanos y continuar con el trabajo por los derechos de las mujeres privadas de libertad, y su derecho al acceso a las visitas íntimas.

También acordaron impulsar acciones tendientes a la remoción de la discriminación por orientación sexual hacia personas, como las mal llamadas “terapias de conversión”, formas de tortura que siguen operando en el territorio nacional.

La discriminación y el odio siguen matando a personas trans

La joven trans, Gabriela Cabrera, de 23 años, murió bajo circunstancias que la Justicia paraguaya sigue sin esclarecer.

La primera hipótesis que arrojó el médico forense fue que se trató de un suicidio pero a un mes de su aparición sin vida los resultados de la autopsia no se dieron a conocer.

La fiscalía ordenó la detención de su pareja, Reinaldo Manuel Fernández González, que se encontraba abrazado al cuerpo cuando la encontraron. Le tomaron declaración indagatoria pero estuvo detenido menos de seis horas.

El fiscal a cargo dijo que no lo detuvieron porque “no reunía indicios suficientes para hacerlo”.

Días antes de su muerte, el domingo 7, fue golpeada brutalmente por un grupo de personas. Hasta el momento, ni los forenses ni la Fiscalía pueden determinar el motivo de su muerte y tampoco identificaron a los agresores, pero al menos hay una investigación en curso.

Sus compañeras de Casa Diversa exigen una investigación exhaustiva de la Fiscalía y que se haga justicia. Hasta la fecha, suman 62 asesinatos a personas trans en transición democrática en Paraguay.

La Justicia no ha dado respuestas sobre el crimen de Gabi Cabrera.Foto: Jessie Insfrán

Agentes policiales: primer anillo de violencia contra las trabajadoras sexuales

Los agentes policiales, en lugar de proteger a las trabajadoras sexuales, les impiden que trabajen o las extorsionan a cambio de sexo o dinero.

Aunque el trabajo sexual es una actividad lícita (no está prohibida pero tampoco regulada expresamente en la legislación), es continuamente objeto de discriminación, estigmatización y violencia. Esto facilita que las trabajadoras se vean afectadas por diferentes situaciones de violencia desde los propios agentes policiales, quienes controlan sus lugares de trabajo.

Los medios de comunicación también contribuyeron con violencia simbólica a través de la publicación de sus nombres y oficios.

Las trabajadoras sexuales denuncian no haber accedido a planes sociales del Gobierno durante la emergencia sanitaria, así como también la falta de investigación de los asesinatos a trabajadoras sexuales, principalmente, en las zonas de frontera.

Avanzan los discursos de odio y los grupos antiderechos

Bajo el lema “Construyamos la civilización del amor”, el sábado 25 de septiembre grupos de familias antiderechos marcharon en la “Caminata por la vida y la familia” en el microcentro de Asunción.

Su objetivo, según apuntan, fue llamar la atención de las autoridades que pretenden introducir en la legislación paraguaya el aborto y la educación sexual desde una perspectiva de género, a lo que llaman “la cultura de la muerte”.

La marcha fue presidida por el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, el mismo que sostiene que el movimiento LGBT es una “agresión de ideologías que buscan destruir la naturaleza del varón y la mujer”. El mismo que intentó silenciar a la estudiante Belén Whittinsglow.

El mismo que pidió a Alexa Torres no hacer “de una piedrita una montaña”, para evitar que haga público el acoso que recibió por parte del sacerdote Silvestre Olmedo.

En Encarnación, el grupo antiderechos denominado “Movimiento Nacional Somos Muchos, Muchos Más” promovió la firma de acuerdo con candidatos a la intendencia de esa ciudad. Este acuerdo tuvo la intención de generar una Dirección de “Vida y Familia” dentro del municipio.

Estas acciones son realizadas con la intención de evitar la protección de derechos para las personas TLGBI.

La constante lucha contra los derechos LGBTI

Bajo la consigna “vida y familia” fueron vulnerados los derechos a la libre manifestación y movilización en el contexto de las marchas por los derechos TLGBI de la capital del departamento de Itapúa.

En esa misma ciudad, en mayo, grupos fundamentalistas denunciaron ante el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) la circulación entre estudiantes de la educación media de una encuesta realizada en contexto de pandemia.

El instrumento contaba con la posibilidad de seleccionar dentro del campo “identidad de género” las opciones de: mujer trans, varón trans o no binarie. En pocas horas, el MEC se desvinculó de dicha encuesta mediante un comunicado público firmado por el ministro de Educación, Juan Manuel Brunetti, donde reafirma su postura “por la vida y la familia”.

El violento rol de la Iglesia

En septiembre, el pastor evangélico José Duarte, que se hace llamar “el profeta de Lambaré” acusó de homosexuales y amenazó de muerte a lxs vecinxs que se manifestaron por polución sonora frente a la iglesia evangélica “Ejército de Avivamiento del Reino de Dios”.

A partir de las denuncias en redes sociales, se divulgaron videos de Duarte oficiando supuestas expulsiones de “espíritus malignos” y la instrumentalización de niñes para dar credibilidad a sus prácticas.

El autoritarismo penetró en diferentes instancias de la sociedad y el Estado, así como la concentración de poder político y económico en el movimiento Honor Colorado, una de las facciones de la ANR, el partido de gobierno.

A esto se suma la insistencia con declarar ciudades como “provida y profamilia”, que tomaron más fuerza y poder luego de las últimas elecciones municipales.

Fuente Agencia Presentes

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Para las personas trans paraguayas, la respuesta del Estado es la cárcel

Jueves, 23 de septiembre de 2021
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OLYMPUS DIGITAL CAMERA Las personas trans son el eslabón más vulnerable en las cárceles paraguayas. El sistema penitenciario agudiza una discriminación que ya existe en la sociedad hacia la población LGBTI, en general, y a las personas trans, en particular.

Yanina Monserrat tiene 21 años y está a 13 días de salir de prisión, pero lo dice en voz baja para que nadie se entere: “Cualquier cosa puede pasar”.

En 2014, cuando Yanina entró a la Penitenciaría Nacional de Emboscada, un guardiacárcel le pegó con una cachiporra de madera en la espalda y le cortó el pelo cortito. En otra ocasión, la encerró junto con otros 17 presos. Casi la violaron. “Pasamos entre 20 personas y dos personas trans, pero solo a mí me pegó y me cortó el pelo sin decirme nada. Lo amenacé con denunciarlo y me dijo que no iba a valer de nada mi denuncia, entonces me callé nomás”, cuenta Yanina hace dos años.

El guardiacárcel le pegó en la espalda, en los pies y brazos, con cachiporra. Yanina le mostró las marcas en su cuerpo a su mamá pero no quiso hacer la denuncia. Peor que eso era que la enviaran a otro centro penitenciario. Obligarlas a cambiarse de ropa y cortarles el pelo está entre las formas de discriminación y violencia más comunes dentro de las penitenciarías. Así como trasladarlas arbitrariamente a otros penales, negociar sus celdas con tercerxs y someterlas a explotación, abusos y violación.

Las personas trans fueron históricamente sujetxs de exclusión social, trans-odio y violaciones de sus derechos humanos. Y no solo en Paraguay. Cualquier persona detenida está sometida a un régimen de tortura, está alojada en condiciones inhumanas de detención, en lugares sobrepoblados y hacinados. Donde entra una persona hay más de cinco, y si no tenés condiciones materiales, dormís en el piso, comés alimentos podridos o pasás hambre.

El sistema penitenciario paraguayo se caracteriza por una división estricta entre los sexos, en una lógica binaria y heteronormativa que expone a las personas LGBTI a discriminación y violencias.

De acuerdo con los datos del MNP de mediados del 2020, la población penitenciaria de Paraguay alcanzaba a 13.925 reclusxs. De ellxs, según el Ministerio de Justicia, al menos 37 son personas trans a nivel país. La mayoría de las personas trans están presas sin condena, pero esta situación también es extensiva al resto de la población penitenciaria: el 71,7% de las personas privadas de libertad en Paraguay no tienen condena. Pero las personas trans están expuestas a un sistema que se caracteriza por una división estricta entre los sexos, en una lógica binaria y heteronormativa, que las violenta doblemente por ser travestis y trans.

Guardiacárceles, los primeros agentes de la violencia

“Vos tenés dos sistemas paralelos más o menos. Están las leyes, los reglamentos, los protocolos pero cómo funciona la cárcel es otra cosa. Todo depende de los guardiacárceles. Si vos hablás con los directores o directoras, los mejores intencionados te dicen que contra eso no pueden hacer nada”, reflexiona Mirta Moragas, abogada y activista feminista. Trabajó directamente con lesbianas privadas de libertad.

Los traslados son otra forma de ostentar poder. Si la persona privada de libertad es de Asunción y cae presa, puede pasarle que el guardiacárcel decida enviarla al departamento de Concepción (300km de la capital) solamente porque le cae mal. Ahí se pierden los contactos con las redes afectivas, como la familia, y de apoyo, como las organizaciones de derechos humanos que supervisan las condiciones del encierro y alcanzan recursos.

Yanina Monserrat estuvo detenida hasta 2019, fecha de la entrevista con Presentes

Yren Rotela es activista trans y defensora de derechos humanos y hace años trabaja de manera articulada con el Ministerio de Justicia, a través de la dirección de Atención a Grupos Vulnerables y DDHH. Según expresa, hay veces que en el encierro, el no tener algunos planes o desarrollos o proyectos o actividades que ayuden a la salud mental, al fortalecimiento y a pensar en esa reinserción hace que la convivencia se debilite.

“Muchas veces hay problemas entre ellas. Yo recibo algunas denuncias que, cuando tienen un pabellón, muchas veces esos pabellones o esas celdas se venden, entonces ellas terminan siendo pasilleras. Y siendo pasilleras también tienen muchas dificultades. Por eso se hacen esos traslados, y, a menudo, por buscar una celda o un pabellón, ellas se van”, apunta.

La mayoría de las personas trans están presas sin condena, pero esto abarca al resto de la población penitenciaria. Siete de cada diez personas privadas de libertad en Paraguay no tienen condena.

Los funcionarios no tienen ningún tipo de capacitación específica con relación a derechos humanos. Muchas veces, en las cárceles les obligan a cortarse el pelo o a vestirse como varón. Mientras sigan estando en cárceles de hombres va a seguir siendo un problema porque son el eslabón más vulnerable y más vulnerado. Todo el tiempo, son víctimas de ataques, de agresión y de discriminación”, observa Dante. 

El ex-comisionado del MNP coincide en que los guardiacárceles son los agentes principales de la violencia pero reconoce que en la cárcel hay distintos sectores que están, generalmente, gerenciados o explotados por otras personas privadas de libertad. “Nosotros, en los relatos que recuerdo específicamente, muchas de ellas referían haber sido víctimas de discriminación, ataques o violencia por parte de otras personas privadas de libertad. Muchas veces, eso en connivencia con los guardias y, otras veces, por afuera”, matiza.

“La respuesta siempre es el encierro” 

Yo enviaba (droga) sobre pedido”, cuenta Yanina, tendida sobre su cama mirando al vacío. “Un muchacho me dijo que vendía pero una de mis amigas envidiosas me dieron akase (dolor de cabeza, en guaraní). Si querían una caja de crack y tres de cocaína, yo llevaba, ellos me pasaban la plata y yo les entregaba. Pero la otra le robó a un tipo y me llevaron a mí en la comisaría porque estaba con ella. Ahí me revisaron y tenía un teléfono y 800.000 (guaraníes). Encontraron en mi carterita la droga”.

A Yanina la detuvieron por “cómplice de robo agravado” en 2014. La condenaron a 8 años, pero después de apelar le redujeron la pena a 5, y salió en 2019. En ese momento, en Tacumbú había 15 mujeres trans privadas de libertad. De ellas, cinco eran amigas de Yanina, a las demás solo el saludo y “hasta ahí nomás”. Le gustaba ver películas, novelas y escuchar música en YouTube. El celador le deja usar el celular, aunque está prohibido. Con eso hace videollamada con su abuela y escucha Natti Natasha.

El Protocolo de Atención a las Personas Trans Privadas de Libertad habla de promover el respeto a las personas trans de parte de otros internos, respetar sus visitas, incluidos amigos y familiares, facilitar el acceso a información, espacios y actividades para la reinserción social.

“A nosotras nos dan prisión, no nos dan, por ejemplo, un arresto domiciliario u otras alternativas. La respuesta siempre es el encierro, expresa Yren Rotela, activista trans y defensora de derechos humanos. “Eso pasa cuando un fiscal nos imputa por el hurto de 100.000 guaraníes (15 dólares). No estoy juzgando el hecho sino el proceso judicial. En la lógica de la presunción de inocencia no entramos nosotras, porque siempre somos culpables. Y eso tiene que ver con los prejuicios, las discriminaciones y los tabúes que tiene todo este aparato judicial”, sostiene.

Al igual que afuera de las cárceles, adentro, las personas trans son particularmente afectadas por los problemas estructurales que caracterizan a los penales del país. El hacinamiento, la corrupción o el autogobierno aumentan la vulnerabilidad del colectivo ya expuesto a todo tipo de abusos.

La cárcel de Tacumbú, un riesgo para las personas LGBTI

Tacumbú presenta los niveles de hacinamiento y sobrepoblación más altos de todo el país, y es un riesgo para las personas LGBTI detenidas. Ya en el 2013, tanto el MNP como la CIDH apuntaron a las deficientes condiciones materiales en las que se encuentran las personas trans detenidas allí, además de la violencia y discriminación a las que están expuestas. Esto se detalla en un documento coordinado por la Asociación para la Prevención de la Tortura (APT), con sede en Ginebra.

“El penal es lo que los guardiacárceles quieran y organicen. Y ahí también hay privilegios que, obviamente, son de clase, y hay muchas violencias contra las personas trans. Es un mundo paralelo y, en ese mundo, siempre terminan perdiendo las personas trans. Las más desamparadas afuera, son las más desamparadas adentro. Porque lo único que me iguala, eventualmente, es la plata”, sostiene Mirta Moragas.

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Seis hombres secuestraron y y torturaron a una joven trans en Paraguay

Viernes, 19 de marzo de 2021
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APERTURA8-golpiza-998x499Por Juliana Quintana, desde Asunción

Ilustración: Florencia Capella

Mientras mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y personas no binarias se preparaban para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, a las 11 de la mañana, una mujer trans (se omite su identidad porque sigue en riesgo) apareció golpeada y maniatada a orillas del arroyo San Lorenzo, en la ciudad homónima, a 13 kilómetros de Asunción. Al menos seis hombres la secuestraron y golpearon, en un primer episodio. Más tarde fue arrojada al riachuelo por otro grupo de personas. 

La sobreviviente no pudo realizar aún la denuncia en comisaría ni en la justicia por encontrarse muy traumatizada.

Según contó a Presentes la activista por derechos humanos y representante de Casa Diversa, Yren Rotela, la joven trans de 22 años sufrió dos episodios de violencia la misma noche. La víctima es trabajadora sexual y, ese domingo 7 de marzo, por la noche, se encontraba haciendo su recorrido en el centro de San Lorenzo. En un primer momento, recuerda que salió a trabajar y, entre las 5 y las 6 de la mañana un grupo de seis hombres la secuestraron, golpearon y torturaron al interior del vehículo.

Rotela explica que alrededor de las nueve y media caminó sobre la avenida Mariscal López donde fue vista por vecinas de la zona. “Ella cuenta que la ataron y la golpearon en la nuca. Al despertarse, se encuentra en el arroyo y empieza a arrastrarse hasta llegar a una casa cercana. Ahí pide ayuda y se desmaya. La señora que la encontró pensó que estaba muerta. Lo que le hicieron es terrible, mirá si la mataban, si la dejaban ahí, o si llovía y la llevaba el raudal. No sé qué iba a pasar con ella, dice Rotela a Presentes.

La dueña de casa llamó a la policía y las redes de cuidado de la ciudad se pusieron en contacto con Yren, quien la acompañó al Hospital Materno Infantil de Calle’i.

100 denuncias en 2020

Yahaira López, directora ejecutiva del programa Población Trans en la Asociación para la Educación de los Derechos Humanos (ASOEDHU), explica: “La gente nos violenta sin conocernos. Nos tratan como si no fuéramos personas porque ejercemos el trabajo sexual. No tenemos casa, no tenemos familia, y encima nos tratan como si fuéramos un bicho que no merece vivir dentro de esta sociedad”

El centro de documentación y registro de violencia hacia las personas trans de Panambi registró un incremento de los casos de violencia y discriminación desde el inicio de la pandemia. De acuerdo a los datos de Panambí, durante el 2020 recibieron 100 denuncias. El 52% proveniente de Asunción, y el 31% de otras ciudades del departamento Central. El resto corresponde a distintos puntos del país.

La violencia adquirió fuerza en la pandemia en relación a años anteriores. No tenemos otra opción que el trabajo sexual, no tenemos oportunidad de demostrar nuestra capacidad. En Paraguay tenemos una enorme barrera machista y patriarcal que no nos ofrece el cupo laboral trans”, refiere Yahaira.

La agresión física y la discriminación fueron las principales formas de violencia que sufrieron el 2020 las personas trans. La cantidad de denuncias duplica las recibidas en el período anterior. Desde 1989, la caída de la dictadura stronista, hasta el año pasado se identificaron 63 asesinatos a personas trans. Además, Paraguay es el único país del Cono Sur que no posee una ley contra toda forma de discriminación. 

Esta legislación no solo podría ayudar a mejorar la situación de las personas TLGBI, que en el 99% de los casos se dedican al trabajo sexual, sino también la de los pueblos originarios en Paraguay, donde cerca del 75% de sus integrantes vive en situación de pobreza extrema. Esto se debe a que, en la mayor parte de los casos, fueron desposeídos de sus tierras ancestrales durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y en la primera década de transición democrática.

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Fuente Agencia Presentes

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Mujeres trans paraguayas marcharon y denunciaron a la policía y la justicia

Sábado, 30 de noviembre de 2019
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DSC_0098-02-1024x748Por Juliana Quintana

“Oñondive jejahei’yre, la injusticia nos mata”, fue el lema que eligió la articulación del Paro de Mujeres Paraguay para marchar por el día internacional de la eliminación de violencia contra las mujeres. Con una sensación térmica de 40 grados, más de cinco mil mujeres rurales, indígenas, travestis, trans, gays, lesbianas y no binaries marcharon desde la Plaza Italia (Asunción), hasta la Plaza de la Democracia.

La marcha partió poco después de las 19 horas y comenzó por Ygatimi hasta la calle Chile donde se encontraban las intervenciones artísticas. Delante de la sede del Ministerio Público se colgaron los nombres y los rostros de los feminicidas de las 46 mujeres asesinadas en el 2019, y la protesta acompañó con el cántico: “poder judicial, corrupto y criminal”.

Alejandra Villalba es trabajadora sexual y promotora de Panambi. Hace dos años, hubo un robo en su parada en la ciudad de San Lorenzo y, sin ninguna prueba, la esposaron, la metieron en la patrullera y la llevaron a la comisaría. Estuvo detenida 3 días. Pero no la iban a dejar ir, tuvo que pagar a un abogado para que la liberen. “Yo creo que no hay ninguna justicia para las personas trans. Por cualquier cosa nos tratan de delincuentes y nos criminalizan”, contó Alejandra a Presentes.

La activista recordó que este año la discriminaron en varias oportunidades. Hace unos meses se encontraba cerca de la municipalidad de Capiatá en su zona de trabajo y entre cuatro policías la presionaron para que se retire porque no querían que se la viera allí. “Yo dependo de eso para sobrevivir. Creo que es un atropello de las fuerzas policiales”, continúa.

“Los jueces y fiscales siempre solicitan nuestra prisión” 

DSC_0106-01-683x1024“Hay una inoperancia judicial, estatal y un prejuicio muy alto que simplemente nos encarcelan para darnos castigo por nuestra identidad. A esta altura deberíamos tener medidas alternativas a una prisión domiciliaria como a cualquier otra persona. Los jueces y los fiscales siempre solicitan nuestra prisión como un castigo por nuestra identidad. El castigo para nosotras siempre es la cárcel o la muerte”, explica Yren Rotela, presidenta de Panambí quien además, junto con la activista Mariana Sepúlveda, trabaja como facilitadora judicial.

Según el registro del observatorio de violencia, del Centro de Documentación y Estudios (CDE), que se construye a partir del relevamiento de casos que difunde la prensa en 2019 hubo 45 femicidios. Pero la mañana de la marcha trascendió un nuevo caso en el barrio de Santa Lucía, de Asunción. Los transfemicidios, sin embargo, no se cuentan.

Por eso, en el 2013 Yren escribió por primera vez una lista con los nombres de las personas trans asesinadas que la comunidad trans e investigadoras pudieron confirmar. Desde la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner hubo 62 casos de asesinato de personas trans y solo una condena por transfemicidio.

Xonorika, activista de Transitar manifestó que cuando las excluyen de lo social, las excluyen también de la cultura y de la política. “No te mata solo un balazo, te matan precarizando tu vida. El mundo activamente genera condiciones para exterminarnos. Yo insto a que la gente cis se pregunte por qué no hay gente trans en las universidades, por qué no están en sus espacios. Estaría lindo que la propia gente de la comunidad se dé cuenta de que se puede hacer más al respecto. No esperar a que los cambios vengan desde el Estado. Tiene que hacerse algo al respecto porque es urgente. El genocidio trans es real”, expuso.

Primera condena por un transfemicidio 

Este año, por primera vez en Paraguay, hubo una condena por el  asesinato de una persona trans. El Tribunal de Sentencia de la ciudad de Luque (a 10 km de Asunción) declaró culpable a Blas Enrique Amarilla del asesinato de Romina Vargas, y le aplicó la sanción máxima de 25 años de cárcel.

DSC_0067-01-3756x1878“El caso de Romina fue histórico porque fue la primera vez que hubo una sentencia sobre un homicidio y un crimen de odio, pero no fue un regalo del Estado. Nosotras las mujeres trans y las mujeres en la diversidad, nos manifestamos y luchamos sin cansancio exigiendo justicia. Yo creo que no podemos parar porque queremos justicia por todos los asesinatos. Queremos que paren el feminicidio, el transfeminicidio y el travesticidio”, expresó Yren.

“El caso de Romina (Vargas) es la forma más explícita de violencia. Que te quiten la vida. Estuve acompañando ese proceso y lo que me llamó la atención fue cómo el juez, que era un hombre cis, en ningún momento podía mencionar la palabra «transfobia». Yo me pregunto qué otras formas de reconocer justicia hay aparte de la penalización. Creo que esa es otra discusión y me parece interesante que tiene que ver con un proceso muy largo de la comunidad trans de luchar por justicia”, reflexionó Xonorika.

Las manifestantes bailaban y cantaban “señor, señora, no sea indiferente, se matan a travestis en la cara de la gente”, al ritmo de la batucada de Aireana. Entre platillos, bombos y colores, sobresalió un nuevo elemento en la movilización: la bandera wiphala, como símbolo de solidaridad a la lucha y resistencia de los pueblos indígenas en Bolivia.

El recorrido terminó en la Plaza de la Democracia donde se llevó a cabo el festival del 25NPy. Por el escenario pasaron varies intérpretes, entre elles, destacó la escena final de Cabaret Trans, una obra de Panambi que busca sensibilizar por medio del arte a la sociedad y a los órganos del Estado sobre las situaciones cotidianas de violencia que sufren las personas Trans. La pieza artística fue dirigida por Omar Mareco, coreografiada por Antonio Otazo, y el guión fue escrito por las mismas actrices.

«Siempre ñande hina las pecadoras. Pecadores los sacerdotes pedófilos, pecadores los profesores universitarios acosadores, pecadores los que niegan nuestra identidad, los que critican nuestra apariencia. En lugar de preocuparse de cosas mucho más importantes. Los feminicidios, por ejemplo, que hoy suman 46 en lo que va del año. Lastiman a los niños, niñas y adolescentes, pero ha’ekuera hina (nosotres somos) pro vida y pro familia”, comienza el número musical Fabu Olmedo.

Cabaret Trans estuvo lleno de mensajes políticos. Al finalizar el musical, las artistas miraron hacia la pantalla donde se proyectaron los titulares de los portales de noticias con los transfeminicidios de los últimos años. Romina; Nikol; Naomi; Andrea; los nombres que se repiten y se multiplican todos los años.

Fuente Agencia Presentes

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La justicia paraguaya condenó por primera vez un transfemicidio

Viernes, 4 de octubre de 2019
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Por Jess Insfrán y Juliana Quintana

Fotos: Jess Insfrán

El Tribunal de Sentencia de la ciudad de Luque (a 10 km de Asunción) declaró culpable a Blas Enrique Amarilla del asesinato de Romina Vargas, y le aplicó la sanción máxima de 25 años de cárcel. Es la primera condena en Paraguay por el asesinato de una persona trans.

Amarilla asesinó a Romina Vargas de dos puñaladas en octubre de 2017 en San Lorenzo, Gran Asunción. Romina había salido con una amiga, cuando fue atacada en vía pública por “el cuchillero de travestis”, como se lo conoce en los medios de comunicación. La Fiscalía caratuló el caso como “homicidio doloso” porque en Paraguay, el transfemicidio no está tipificado y pidió la pena máxima para el acusado (25 años más 5, por medidas de seguridad). El informe forense reveló que fue por un shock hipovolémico por la herida del arma blanca.

7F5C0689-97F9-43A7-AF84-93FDE2F07A3CEl juicio comenzó a las 10:30 de la mañana. La defensora pública Rocío Lucena no se presentó al juicio oral. En su reemplazo, Fernando Cristaldo representó a Amarilla. El abogado de la defensa solicitó al tribunal una pena menor a 15 años, utilizando argumentos como que“asiste con regularidad a la iglesia del penal” y que tenía “problemas mentales”. Sin embargo, para la fiscalía los exámenes psicológicos y psiquiátricos demostraron que Amarilla era consciente de sus actos.

Además, el transfemicida -que en otras ocasiones ya había intentado asesinar a Maida Bordón, Sheila Aguayo e Yren Rotela-, reconoció haber sido autor del crimen y su odio hacia la comunidad trans. “No entiendo por qué me detienen, si a la sociedad no le importa si uno de ellos muere”, manifestó. Según consignó Yren Rotela, activista de Panambi y defensora de derechos humanos, el acusado Blas Amarilla había atacado a más mujeres trans que se encuentran recluidas en el penal de Tacumbú.

64E2E8F7-37F0-4845-85F3-7FCCCDAB4006La fiscala que llevó el caso, Ana Girala, dijo a Presentes que había pruebas sobradas que daban cuenta de un crimen de odio hacia el colectivo trans. “Se lo detuvo a Blas Amarilla con la evidencia en su poder. Con las pruebas de laboratorio, se corroboró que el cuchillo tenía sangre y que fue el arma utilizada para cometer el hecho punible. La persona que se encontraba con la víctima también reconoció como elemento jurisdiccional de prueba, y dio su versión ante este tribunal. Fue clara, contundente y específica en el relato de los hechos como sucedieron”, explicitó.

Para mí es demasiado importante porque es la primera vez que un ente público visibiliza la necesidad que tenemos. No es que por que queremos estamos en la calle. Es porque no tenemos otra opción de trabajo porque este Estado nos discrimina, contó Yren.

79248FB4-40AA-40B8-A849-A5BF80965E25Girala indicó que Amarilla al final del juicio reconoció el hecho y pidió perdón a la familia. “La no discriminación está prevista en la Constitución nacional y es hacer valer el derecho y buscar justicia en representación de ella, ya que los parientes no se han hecho presentes por la misma discriminación de la cual ella venía siendo víctima”, siguió la investigadora.

Entre las organizaciones que acompañaron el juicio en Luque estuvieron Panambi, Escalando, Aireana y Transitar. “Para mí es un momento histórico y trascendental en la lucha trans porque es el primer juicio público donde hubo una sentencia a nuestro favor. Valoramos el esfuerzo y el trabajo de la fiscalía porque presentó todos los elementos y se mantuvo firme. Fue una lucha de resistencia, de empoderamiento. Creemos que hoy empieza un momento en la historia en que la justicia también existe para nosotras”, expresó.

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Desde la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner hubo 61 casos de asesinato de personas trans y, hasta hoy, no había habido una investigación ni condena para ninguno de ellos.

 Fuente Agencia Presentes

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Una activista trans llegó a la Corte Suprema paraguaya para cambiar su nombre

Lunes, 16 de septiembre de 2019
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Mariana-Sepulveda-2-900x450Por Juliana Quintana

Foto: Jess Insfrán 

Aunque Paraguay es uno de los países sujetos a la jurisdicción de la Corte Internacional de Derechos Humanos, todavía las personas trans deben atravesar por una serie de obstáculos legales para cambiar su nombre asignado al nacer por falta de una ley de identidad de género. La activista trans Mariana Sepúlveda, luego de haber ganado la primera instancia judicial en el trámite de cambio de nombre en la cédula de identidad paraguaya, llegó a la Corte Suprema.

Luego del fallo de la jueza Karen Leticia González, que salió favorable a la Constitución y conforme al derecho internacional, la Cámara de Apelaciones sometió el caso a una opinión consultiva de la Corte. El fallo fue apelado por la fiscala Sara González Valdez, quien alegó que la resolución de la magistrada viola el artículo 56 de la ley 1266/1987 del Registro Civil que establece: “El Oficial del Registro Civil no inscribirá nombres ridículos o que puedan inducir a error sobre sexo, ni más de tres nombres”.

Sin ley que lo prohíba, con marco internacional que lo avala 

En Paraguay hoy no existe una ley que prohíba a una persona trans cambiar su nombre. Además, los argumentos de la Fiscalía colisionan con el criterio sostenido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al que el país suscribe. En el marco de la opinión consultiva solicitada por la República de Costa Rica, la Corte IDH señaló que las personas tienen derecho a definir de manera autónoma su identidad sexual y de género tanto en los registros, como en los documentos de identidad.

“La fiscalía utiliza fundamentos completamente arcaicos, trans-odiantes y fuera del derecho constitucional e internacional. Pero el Ministerio Público es el único órgano estatal, hasta ahora, que ha promovido la discriminación flagrante y abiertamente, no el Poder Judicial. Al contrario, hay que destacar la resolución de primera instancia de la jueza, eso es histórico. El problema es que esa resolución ahora puede quedar sin efecto porque la fiscalía apeló”, dijo a Presentes Maximiliano Mendieta, abogado defensor de derechos humanos.

“La ley está como una protección al menor de edad”

“Esta ley es inaplicable al caso de Yren y Mariana porque, el registro civil interviene solo cuando papá, mamá, uno o ambos, van a inscribir a su hijo o hija. La ley está como una protección al menor de edad. En este caso estamos hablando de dos personas mayores que solicitan el cambio de su nombre a través del juez. Entonces, ya no interviene el oficial del registro civil porque el cambio lo hace el juez o la jueza”, sostuvo Diego Molina, el abogado de Mariana, en diálogo con Presentes.

El caso de Mariana es paradigmático porque, a diferencia del caso de Yren Rotela, el juicio fue tratado como un traspaso de “nombre masculino” a “femenino”. El nombre de Yren no aparece en ninguna lista taxativa de nombres. “La fiscalía le dio un trato diferenciado a los dos casos. El de Yren no se trató tanto como un nombre masculino que se convirtió en femenino, el de Mariana sí. Yren lo que hizo fue invertir su nombre”, explicó Molina.

“¿Quién define lo que es de hombre o de mujer?  Acá lo que pasa es que la religión y el machismo está sobre todo. Carlos Benítez mandó una nota a los magistrados para que retrasen el cambio de nombre porque eso altera el orden público y las buenas costumbres, además del derecho de terceros. Que es completamente absurdo. El problema es que estamos acostumbrados al uso de nombres masculinos o femeninos pero ese es un concepto binario y machista”, manifestó Mariana.

Un caso que marcaría un precedente histórico

“La Corte Suprema de Justicia, en este momento, tiene fuego”, opina Mendieta. El encargado de los informes anuales sobre discriminación y violencia hacia las personas trans de la Asociación Panambi considera que estamos ante un “juicio histórico” que marcará un cambio de paradigma en Paraguay, ya sea por una resolución positiva o negativa.

“En este momento, siglo XXI, año 2019, el tema más importante para sentar precedente por parte del sistema interamericano de derechos humanos es, definitivamente, la violación de las personas LGBTI, como lo fue en los 90 los pueblos indígenas o como lo fue en los 80 los desaparecidos. En cada década hubo sentencias muy importantes de la corte. Yo creo que en este momento, la corte está frente al tema más importante de su época”, afirmó Mendieta.

Victoria en primera instancia

El año pasado, la jueza en lo Civil y Comercial, Karen González, resolvió hacer lugar a la demanda civil planteada por Mariana. Por sentencia definitiva N° 22, del 20 de febrero ordenó la rectificación del acta de nacimiento y dispuso el cambio de nombre. Señaló el artículo 25 de la Constitución que garantiza el pluralismo ideológico y establece que “toda persona tiene el derecho a la libre expresión de su personalidad, a la creatividad y a la formación de su propia identidad e imagen”.

La magistrada resaltó que, en el expediente, se acreditó la afectación de la dignidad y personalidad de Mariana, en detrimento de su integridad psíquica y emocional, cuyo cuidado, según lo instaurado por el artículo 4° de la Carta Magna, es una tarea encomendada al Estado. Además, según el artículo 46 se deben remover los obstáculos que propician conductas desiguales o discriminatorias.

“La gente se burla por nuestros nombres en el ámbito de la salud, de la educación y del trabajo. Cuando se dan cuenta de que somos biológicamente hombres y rechazamos el poder por el sometimiento de nuestro sexo, nos disciplinan. Para cualquiera, cambiarse el nombre es un trámite administrativo. En cambio, nosotras tenemos que llegar a las instancias más elevadas de la justicia”, enfatizó Mariana.

Fuente Agencia Presentes

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Sexilios en Paraguay: por qué y adónde migran las personas LGBT+

Miércoles, 19 de octubre de 2022
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Cinco historias de sexilio narran una migración motivada por la orientación sexual o identidad de género. La esperanza y lo que se deja atrás.

ASUNCIÓN, Paraguay. En Carmen del Paraná, la ciudad en la que nació Cuco Viveros, se conocen todes. En 2012 había pocas personas jóvenes, y prácticamente, ninguna era LGBTI+. Al menos ninguna había salido del clóset aún. Carmen del Paraná queda en el departamento de Itapúa, al sur de Paraguay. Sus siete mil habitantes saben casi todo de la vida de las personas que allí viven, en la frontera con Encarnación, una ciudad más grande a la que habitualmente migran las personas de la diversidad sexual.

Cuco dice que recuerda el colegio como un lugar horrible, un espacio de maltrato y discriminación. Sus gestos, sus expresiones y su forma de caminar eran razón de burla tanto por sus compañeres como por sus docentes. A los 19 le contó a su familia que era gay. Ahí comenzó un trabajo minucioso e incesante de reconocimiento y lucha que duró diez años. Su primera migración fue a Encarnación, donde estudió tecnología de los alimentos y donde vio por primera vez a una mujer trans bailar en el carnaval más grande del país.

La historia de Cuco es como la de muchas personas LGBTI que migran de sus ciudades de origen por las leyes anti-LGBT o para buscar geografías más amigables con las diversidades sexuales. A esto se le llama sexilio”, un exilio motivado por la orientación sexual o la identidad de género. La abogada feminista, Michi Moragas, dice: “En muchos casos, esto hace que puedan, por ejemplo, salir del clóset cuando no lo hacen en sus propias comunidades. A veces, esto también implica la distancia física con relación a la familia de origen porque no saben o no les aceptan”.

Refugio drag

“¿Qué iba a hacer en Carmen del Paraná?”, refirió Cuco. “Yo no tenía representación, no tenía conocidxs gays, nadie hablaba del tema, ni siquiera mis amigxs sabían de mi orientación sexual. No sé si hasta ahora lxs chicxs que viven ahí hablan del tema o si son aceptadxs. Obviamente, mis padres querían que me quede, pero a mí me parecía súper difícil pensar en crecer como drag. Siempre lo vi como una carrera”, contó a Presentes.

A su identidad drag la bautizó Dislexia Severa.

Los estudios, la profesión y la exclusión no fueron los únicos motivos por los que decidió migrar. Yo pensaba: ¿y cómo voy a conocer el amor? No había nadie. Yo no tuve la oportunidad de tener ese noviazgo adolescente. Recién de grande pude desarrollar mis emociones en base a mi orientación. Te roba un poco la vivencia”, reflexionó Cuco.

Encarnación, frontera con Posadas, es una ciudad conservadora con una historia de resistencia LGBT. Cuco quería mudarse a Asunción, pero antes decidió terminar su carrera. “Trabajé en fiestas en Encarnación y Posadas, pero quería más espacios para el arte drag. Todas las marchas se hacen acá, las fiestas drag, las discos gays, todo está acá. Y yo quería pertenecer a ese mundillo”, contó Cuco. Llegó en abril de 2019 y se convirtió en una figura emblemática de la escena drag en la capital.

Pero Asunción no necesariamente es una ciudad más tolerante o menos violenta, sino que se producen dos fenómenos específicos. Por un lado, la diversidad está inmersa en una masa de gente más grande. Por otro, la migración se produce de las distintas expulsiones al microcentro de Asunción, donde están concentradas muchas personas de la diversidad sexual y de género. Es, de hecho, donde se encuentran la mayoría de las oficinas de las organizaciones sociales que trabajan por los derechos LGBTIQ+.

Muchas veces se piensa que es la gente de zonas rurales de Paraguay la que viene a Asunción escapándose de su comunidad. En realidad, quienes vivimos en Asunción también tuvimos que migrar de nuestras casas, irnos al centro, compartir habitaciones con otras personas gays o trans, volver a generar una familia”, analiza Erwing Szokol, abogado, investigador y activista por los derechos humanos TLGBI.

Irse de la familia

49527AF7-6C08-40FD-9F96-49A62C914796-768x384Migrar no significa sólo mudarse de ciudades pequeñas a las grandes capitales o al exterior, sino huir de un hogar y familia en búsqueda de un nuevo lugar de pertenencia. Pero en el caso de Matías Irala, migrar significó buscar su autonomía fuera de los límites de Asunción. De hecho, me mudé porque estaba en una relación con un chico que había migrado a Buenos Aires. Y a eso también agregar que estaba motivado por historias de chicos que habían encontrado en la “ciudad de la furia” un espacio más libre para vivir su sexualidad”, agrega.

Matías es periodista y creativo del área de la moda. Salió del clóset a los 13 años por presión de su familia. Un día, al no querer asistir a la iglesia, confesó que era gay, pensando que recibiría comprensión y empatía. No fue así. En cambio, fue el inicio de una larga cruzada en la que se vio afectado por una posición más violenta y reactiva por parte de su núcleo familiar. “Esa situación me obligó a buscar lazos paralelos que me permitieron sostenerme. Me hizo entender que la familia se puede crear a partir de las experiencias, la comprensión y el cariño más allá de la política sanguínea”, comenta.

Algo que lo marcó profundamente fue la primera vez que fue al cine en Buenos Aires y vio a parejas LGBT expresando libremente su cariño en público. “Este hecho, aparentemente convencional, me hizo ver la gran brecha en materia de derechos que nos separa a ciudades como Buenos Aires, y la nuestra, aún conservadora, Asunción”, comenta. Matías cree que si no hubiera migrado, no habría podido trabajar en su rubro actual. Ni hubiera tenido las herramientas para entender su sexualidad y la de otras personas a su alrededor. 

Lo que se pierde

Pato Masera, cofundadora de Nhi Mu Teatro Aéreo, asistente de dirección y production manager, cree que una de las cosas más fundamentales de haber migrado fue el poder sentirse individuo. En Paraguay, Pato no tenía una buena relación con su familia, y siempre se sintió en la periferia de su experiencia familiar. Además de esto, su madre no logró aceptar su bisexualidad. Si bien no se sentía parte de este círculo familiar, al migrar dejó atrás una parte vital de su persona, la comunidad creativa y afectiva que representa Nhi Mu, a sus compañeras que se convirtieron en su familia. Actualmente Pato vive en Astoria, un barrio de Queens, Nueva York, con su esposa.

El acto de migrar también genera pérdidas, sensaciones de abandono y de lejanía. Así lo siente Pato cuando piensa en lo que dejó atrás. “Me culpo todos los días por no estar ahí, por no sufrir lo que sufren mis compañeras, por no necesitar lo que necesitan ellas. Hay veces que siento que perdí la oportunidad de hacer creativamente eso que quiero, aunque ya no sea el teatro aéreo lo único que me emociona”. Y aun así, siente también que se ganó a sí misma.

En este tipo de migraciones, existen muchos matices que van desde la expulsión, el sentir que la única opción es salir, la conformación de familias por fuera de las familias biológicas, la exploración de una identidad oprimida y discriminada, hasta las ganas de vislumbrar el mundo con ojos distintos.

3FB9B79F-67A8-4CC9-B358-CE8C388DC09F-768x384Ana Díaz Sacco hablaba de mudarse a los Estados Unidos desde que estaba en el colegio. Ana es música, estudiante de artes sónicas en Portland, Estados Unidos, y también hace bagels y café para pagar las cuentas. Antes de migrar, vivía en Asunción e integró proyectos musicales importantes para la escena musical asuncena como EEEKS y Wilson Wilson. En esa odisea de dejar su vida en Paraguay —dejar a su comunidad de amigos, la escena musical de la que formaba parte— ganó perspectiva y conexiones muy especiales. Como el hecho de haber conocido a su novia, con quien quiere pasar el resto de su vida. “Todavía no puedo creer que estoy tan lejos. Es una aventura en un espacio liminal. La música es el lenguaje común que me mantiene acá”, explica.

Diásporas trans

En ocasiones, se trata de una migración basada en la búsqueda de mejores contextos para ser libres de ser quienes son, ya sea por su orientación, su identidad o su expresión de género. En muchos casos, las personas trans migran buscando mejores oportunidades para transicionar. O para ir a lugares donde claramente pueden encontrar apoyos para tratamientos hormonales o reasignación de sexo.

Las historias de vida de la mayoría de las personas trans son de expulsión de sus familias y de búsquedas de otro hogar, otros lugares donde sus cuerpos corran menos riesgos. “Ser travesti en Paraguay y en otros países de América Latina está relacionado con el ejercicio de la prostitución porque la mayoría son expulsadas de sus familias, escuelas, cuando se rebelan al mandato de género establecido para ellas”, escribe Verónica Villalba Morales, comunicadora, miembra fundadora de Aireana, activista lesbiana y feminista, en su artículo Diásporas guaraní desde las disidencias sexuales, del libro Migrantes. Perspectivas (críticas) en torno a procesos migratorios del Paraguay.

Integrante de la Coordinación de Mujeres del Paraguay. Miembra fundadora de Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas

Una migración nunca es fácil”, dijo Yren Rotela, defensora de derechos humanos y fundadora del primer centro comunitario para personas LGBT, Casa Diversa. “Venir a Augusto J. Saldívar no fue solamente una decisión. Tratamos de evitar situaciones graves de violencia que estábamos viviendo en San Lorenzo, una ciudad que recibe a muchas personas de distintas partes del país”, sostuvo. 

San Lorenzo fue por mucho tiempo una ciudad de destino de personas LGBTI porque ofrece oportunidades para ejercer el trabajo sexual. Casa Diversa estuvo varios años allí y las mujeres trans que vivían en el albergue podían acceder fácilmente a centros de salud, mercados y transporte. Pero también se volvió la ciudad más violenta para las personas trans.

Acá (en A. J. Saldívar) también hay mucha inseguridad, de eso no nos salvamos. Lo positivo es que estamos en un barrio tranquilo. Es una comunidad servicial que nos sorprendió mucho. Nosotras vamos a la plaza, jugamos, cosas que nunca antes hacíamos. Nos invitan a cumpleaños, las chicas hoy tienen amistades de su edad, de su entorno, que eso es muy positivo”, agrega Yren Rotela.

Diásporas LGBT en Paraguay de los años 60

En 1959, en plena dictadura de Alfredo Stroessner, luego del asesinato de Bernardo Aranda, acusar a “lxs 108” de cualquier situación de violencia se volvió íntimo. Ese acontecimiento hizo que muchas personas fueran exiliadas sexualmente. Cómo vivir la sexualidad y cómo mostrarse ante lxs otrxs era una carga que comenzaba a pesar sobre las personas LGBT.

3A3880B7-6BCE-4FFC-A15F-060A5B205CFF-768x384Erwing Szokol analiza: “La gente que sobrevivió al caso 108 no podía vivir más en Paraguay. Por tanta presión que había, muchas de esas personas tuvieron que migrar, principalmente, a Buenos Aires, la capital más importante y más cercana que tenía Paraguay”. Este fenómeno se repitió en varias otras ocasiones.

El último caso de persecución masiva a las personas homosexuales fue el de Mario Luis Palmieri de 1982, donde se calcula que hasta 600 personas fueron detenidas. “Eso se vuelve como un dispositivo de control de las corporalidades, de los discursos tanto por la fuerza pública como por el sistema social. Sos un excluido de los ambientes: de las escuelas, de los clubes, de las universidades, del trabajo y así van aislándote hasta desactivarte totalmente como persona”, explica Erwing.

Entre las principales razones de sexilio, Moragas menciona los contextos conservadores. “Une migra buscando tener reconocimiento de derechos o tener un contexto donde no le de miedo salir a la calle o tener pareja, expresar la identidad de género, expresó la abogada del Consultorio Jurídico Feminista.

El hecho de que Paraguay sea un laboratorio de discursos anti-derechos genera un clima hostil hacia las personas LGBT, y refuerza el estigma que ya existe. Para Moragas, es un discurso que impide el crecimiento de la sociedad y de los debates, y el reconocimiento del aporte de las personas LGBT a la sociedad.

Con respecto a las políticas públicas TLGBI, Paraguay está en las mismas condiciones que en la dictadura: sin ley de identidad de género, sin ley de matrimonio igualitario, sin ley contra toda forma de discriminación. Se reproducen fenómenos migratorios de hace cincuenta años por las mismas razones: “migrar para poder ser”.

22 de septiembre de 2022
Juliana Quintana y Nadia Gómez
Sofía Amarilla
Edición: Ana Fornaro

Fuente Agencia Presentes

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Construyen una casa digna para adultas mayores trans en Paraguay

Sábado, 12 de febrero de 2022
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1644226982740Casa Diversa, el centro comunitario trans llegó a alojar a 30 personas.
Foto: Jessie Insfran.

Transvivienda es un proyecto para construir una casa destinada a trans adultas mayores.

ASUNCIÓN, Paraguay. “El alquiler no te espera. Te echan, te tiran o te sacan tus cosas y terminás en la calle”, cuenta Yren Rotela, fundadora de Casa Diversa, el primer centro comunitario con énfasis en personas trans.

La precariedad laboral, el trabajo sexual como principal actividad laboral, los prejuicios y la insuficiencia de ingresos hizo que las condiciones de vida de las personas trans tuvieran impactos diferenciados en el real acceso a los derechos sociales básicos. Pero es la problemática habitacional una de las más afectadas.

La asunción social de la identidad de género en las personas trans representa un punto de inflexión en sus trayectorias biográficas. Desde muy temprano, migran de un espacio a otro sin un lugar al cual arraigarse. A partir de ahí comienzan a transitar un camino signado por una sistemática exclusión económica y social, con un impacto en todos los ámbitos de sus vidas, como la familia, la salud, el trabajo, la vivienda y la seguridad.

Ni techo ni trabajo ni derechos

Génesis tiene 28 años y vive en Casa Diversa, ubicado hoy en el distrito de Julián Augusto Saldívar (a 28 km de Asunción). Estudió hasta el segundo año de periodismo en una universidad técnica, pero la expulsaron cuando comenzó a transicionar. En otra oportunidad, la despidieron de un trabajo por su orientación sexual. Distintos escenarios de exclusión, la llevaron a dedicarse al trabajo sexual.

“En la calle pasás frío, calor, lluvia, hambre, aguantás a los tipos, a la gente que viene y, en los casos más extremos, van y te matan ahí en la calle. Nadie sabe quién fue ni lo investigan. Tenés que tomar alcohol o lo que sea para poder aguantar porque sana no vas a hacer nunca nada. De noche salimos y de día dormimos toda una tarde. Hay veces que volvemos a salir sin comer nada”, relata Génesis.

A menudo, a las personas trans se les niega la posibilidad de alquilar un departamento o no consiguen pisos accesibles. La falta de acceso a una vivienda digna profundiza la situación de vulnerabilidad social de las personas trans.

La alternativa de alojamiento más frecuente es el alquiler de habitaciones de hoteles, que es considerada por ellxs una opción precaria porque deben sortear diversos obstáculos, entre ellos, resignar gran parte del tiempo que destinan a sus actividades laborales, exponerse a situaciones de riesgo y recibir sobreprecios de los alquileres, por discriminación.

“Hay muchas compañeras que viven en alquileres y no tienen una plata segura, son trabajadoras sexuales y ya son grandes para eso. También hay veces que le quieren alzar el precio del alquiler. Ponele que pagan un millón de guaraníes en alquiler (143 dólares) y, al mes, le quieren alzar a un millón y medio por ser trans nomás. Hay veces que les pagás a los dueños de los que te alquilan y antes del mes ya te echan o pagás el doble”, expresa Génesis.

La solución colectiva

En ese contexto nace Transvivienda, un hogar para las personas trans adultas mayores. El proyecto se encuentra en una primera etapa y consiste en la construcción de dos habitaciones con baños compartidos, que serán otorgadas a las adultas mayores de Casa Diversa, Mónica Ávalos y Liz Paola Cortaza.

Ellas podrán vivir ahí sin pagar renta ni servicios básicos y compartirán las áreas comunes con las demás. De esa forma podrán acceder a una vivienda propia que ayudará a mejorar su calidad de vida.

“Todos los seres humanos soñamos con tener una tierra, solo que cuesta muchísimo. Transvivienda se pensó hoy para Mónica y en Liz Paola, son las dos beneficiarias del plan piloto. De ahí nosotras queremos dar a conocer que, si nosotras en sociedad civil lo pudimos lograr, el Estado puede y tiene que hacerlo. La idea es que ambas vayan fortaleciéndose, se vayan empoderando y puedan tomar otra herramienta en su vida. Nuestra incidencia va a ser para que el día de mañana, Flor, Ara y Moria, puedan acceder a la vivienda propia. Y el Estado tiene que darnos ese derecho”, sostiene Yren.

Según explica Yren, ninguna está en contra del trabajo sexual, sino que hoy muchas ya se encuentran cansadas emocional y físicamente. “Llegamos a los 30 años sintiéndonos viejas. No lo somos, pero nuestro cuerpo está dañado. Llegamos muy mal a esa edad. Mónica se recuperó del cáncer, hoy tiene buena salud, un trabajo, si logra independizarse va a poder irse y seguir con su vida. Es lo que buscamos. Pero ahora, queremos darle ese respiro”, refiere.

Moria tiene 34 años y por más de 20 se dedicó al trabajo sexual, hoy le gustaría que esa no sea la única opción para sus compañeras más jóvenes. “La calle viene y nos arrastra. Algunas murieron, algunas se casaron y algunas viajaron a otro país, pero muy pocas tienen esa suerte. A Ara y a Flor les digo que estudien para que sepan defender sus derechos o al menos leer un contrato de alquiler. No quiero que ellas pasen lo mismo que yo pasé”, dice Moria.

Salvo contadas excepciones, en la mayoría de los locales de Asunción no se permite el ingreso de las personas trans. Eso las fue expulsando a ciudades aledañas, como San Lorenzo, que es uno de los sitios más grandes de trabajo sexual en el país, pero también una de las ciudades con mayores casos de violencia hacia las personas trans

Cuando Casa Diversa se instaló allí, llegaron a vivir entre 30 personas LGBTI. Pero comenzaron a tener problemas habitacionales, entre ellos, las inundaciones. La última vez que se les inundó la casa, tuvieron que subir todas sus pertenencias al techo y estuvieron ocupándose de que no se les echara todo a perder. En esos días, varios de sus objetos personales fueron robados.

El acceso a una vivienda a través del mercado inmobiliario formal con los precios y las exigencias que impone se vuelve inviable. Sin una vivienda estable, la probabilidad de violencia aumenta. Es por eso que, entre todas, decidieron construir un espacio seguro que les permita trabajar, seguir formándose y luchar por derechos básicos que hoy no les son garantizados.

Fuente Agencia Presentes

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Activistas y organizaciones de derechos humanos exigen investigación y justicia por la muerte de Gabi Cabrera

Lunes, 22 de noviembre de 2021
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La joven trans, Gabriela Cabrera, de 23 años, murió bajo circunstancias que aún no fueron esclarecidas por la Justicia paraguaya. La primera hipótesis que arrojó el médico forense fue que se trató de un suicidio pero sus compañeras de Casa Diversa exigen una investigación exhaustiva de la Fiscalía y que se haga justicia.

 La joven trans de 23 años, Gabriela Cabrera, apareció muerta el jueves 11 de noviembre  a orillas del arroyo San Lorenzo, ubicado sobre las calles Saturio Ríos y Fortín Arce en la ciudad de San Lorenzo. Gabi, como le decían de cariño sus allegadxs, era voluntaria de Casa Diversa, el primer hogar de Paraguay para víctimas LGBT de violencia. Llegó en marzo de este año cuando seis hombres la secuestraron, golpearon y torturaron al interior de un vehículo, y luego, la arrojaron al arroyo San Lorenzo.

Ocho meses más tarde, la policía la encuentra muerta en el mismo lugar. Sus vecines vieron a Gabi en el suelo con un hombre que lloraba sobre su cuerpo inmóvil. A las diez de la mañana notificaron del hecho tanto a la activista por los derechos humanos, Yren Rotela como a la familia, y fueron juntxs a identificar el cuerpo de la joven trans. Según Rotela, la persona que estaba durmiendo al lado del cuerpo sin vida de Gabi es Reinaldo Manuel Fernández Gonzalez, su pareja de 25 años.

La fiscalía ordenó la detención de Reinaldo y le tomaron declaración indagatoria pero estuvo detenido menos de seis horas. En comunicación con Presentes, el fiscal Gerardo Mosqueira dijo que no lo detuvieron porque no reunieron indicios suficientes para hacerlo. “No podemos imputar por imputar nomás, tenemos que tener elementos para sostener una imputación”, expresó.

Sin embargo, Reinaldo declaró que antes de encontrarla muerta, habían tenido una discusión. Que la dejó por diez minutos y que, cuando regresó, la encontró sin vida, con una cuerda enredada en el cuello muy cerca de un árbol. “Nos dijo que Gabi se colgó por el árbol. Que estaban juntos, después él salió del lugar y que al volver ya la encontró a Gabi colgada por el árbol. Entonces, él, del susto, saltó por ella y ahí se soltó la cuerda y cayeron al suelo juntos y se quedó dormido. Esa fue la escena que nosotros encontramos”, cuenta Mosqueira.

El agente fiscal indicó que el médico forense determinó de forma preliminar que se podría tratar de un caso de suicidio, pero para determinar la causa real de muerte, el cuerpo fue sometido a una autopsia. “El viernes pasado se realizó la autopsia y el resultado estará en dos o tres semanas, donde se podrá determinar si se trató o no de un suicidio”, agrega Mosqueira. Su familia y gente querida exigieron que el caso sea investigado en profundidad.

Para Yren no está claro que se trate de un suicidio. Le llama la atención que todo haya transcurrido en un lapso de 10 minutos, que la cuerda se haya roto cuando caían juntxs al suelo y que el cuerpo de Gabi no tuviera ningún golpe. Yren la vio por última vez el martes 9 por la tarde. En aquella oportunidad, le preguntó cómo estaba y Gabi le contó que estaba con lesiones, que le pegaron unos hombres el fin de semana. “Me humillaron mucho”, le dijo a Yren, quien notó que Gabi rengueaba de una pierna. También le dijo que le dolía la cabeza, un dato que corroboró Mónica, promotora de Salud de la Asociación Panambí.

Madre, me voy el viernes y me quedo hasta el domingo porque ese día regresa con todo Paola Cacho”, le dijo Gabi, refiriéndose a la casa de sus xadres. Paola Cacho es un personaje artístico que ella creó para el programa Diversas que tienen los domingos con Casa Diversa. “Ella me dice eso y yo me quedo con esa versión. Yo no la vi entristecida. Es más, le pregunté cómo estaba y me dijo que bien. Recién después me contó que le pegaron”, narra Yren.

A0329991-7E2D-4037-8C29-0E601C26D6AAGabi formaba parte del elenco de Transformando Realidades. Foto: Juan Florenciañez

Respecto del lugar, Mosqueira expresó: “Lo que pasa es que ellos son pareja y se van a vivir a ese lugar. Según su mamá, vivió tres meses ahí y ni siquiera volvía mucho a su casa. Solamente me comentó que salía a la noche a trabajar y que siempre estaba con su novio. Mientras que no tengamos el resultado de la autopsia es difícil saber”.

Intento de transfemicidio 

El sábado 13, Yren publicó en sus redes sociales dos videos grabados la madrugada del sábado 6 de noviembre, cuatro días antes de la aparición sin vida de Gabi, en los cuales se la ve claramente siendo agredida por un grupo de hombres a la salida de un boliche en San Lorenzo. “El viernes llegan a mí esas imágenes”, cuenta Yren, “cuando yo hago pública la muerte de Gabi, la gente que grabó el video me escribe a mis redes sociales”.

Gabi ejercía el trabajo sexual en la esquina de una de las discotecas y frecuentaba esa locación. Una de las personas que contactó a Yren con las imágenes de aquella noche cuenta que, por diversión, le arrojan una champañera cargada y luego un vaso de chopp directo a la cabeza. “Esa es la que después yo veo cuando nos encontramos días después. Entonces, ella reacciona porque se sintió herida y empieza a tirar botellas en medio de la ruta. En ese momento, una de las botellas cruza y se dice que fue por un parabrisas”, cuenta.

Hay otra versión que dice que esas mismas personas que le tiraron el vaso son las que luego fueron a pegarle. Una tercera versión que llega a Yren sostiene que una de las botellas casi alcanza a una chica y, entre cinco hombres golpean a Gabi, después se sumaron más personas para continuar agrediéndola. Todas las versiones coinciden en que fueron varixs quienes la golpearon hasta dejarla inconsciente.

Una de las personas que compartió el video con Yren le contó que llamó desesperadamente al 911 y que nunca llegaron. Estuvo más de una hora tirada en el suelo. En el video se la ve solo a una mujer de remera negra apartando a la gente que la golpeaba y corriendo a Gabi del camino. “A ella le pegaron entre más de 10 personas por 20 minutos. Los que estaban dentro de uno de los boliches filmaron y me pasaron el video. Y había guardias de seguridad que vieron todo y no defendieron a Gabi”, expresa la activista.

“Sé lo que se siente cuando una se siente humillada. Lo que Gabi pasó, muchas de nosotras hemos pasado y nos hemos curado solas. Yo mucho tiempo me aguanté en esa esquina. Hoy tengo que salir a denunciar, no me puedo quedar callada. Si la disco apagaba la música y alguien decía por el micrófono: ‘paren, basta, vamos a llamar a la policía’ hubiera sido otra la historia. No puede ser que como sociedad nos quedemos callados porque era una trans. Si Gabi no moría, esto nunca iba a salir a la luz”, consignó Yren.

De acuerdo al fiscal Mosqueira, este caso no tiene ningún nexo con la muerte de Gabi. “Se denunció también este hecho pero aclaro que no tiene nada que ver con su muerte porque el golpe habría ocurrido el 6 de noviembre, aunque no sabemos la fecha exacta. El cuerpo de Gabi cuando fue encontrado ese día jueves no tenía rastros de golpes. Eso lo identifica el médico forense”, sostuvo.

La fiscal a cargo de esta causa es Viviana Riveros. De acuerdo al Ministerio Público, tras el golpe que recibió Gabi el sábado, recibió asistencia médica y luego se retiró a su casa. Riveros manifestó que cuentan con algunos circuitos cerrados y que están buscando a testigos del hecho que deben prestar declaración indagatoria en los próximos días. La publicación del Ministerio dice: “La muerte en estas circunstancias es investigada a fin de determinar si ha sido consecuencia de hechos de violencia previa”.

Desde el domingo, el hastag #JusticiaParaGabi es tendencia en Twitter. Lxs usuarios piden un esclarecimiento de las circunstancias en la que murió Gabi Cabrera. Casa Diversa, la Coalición TLGBI y la Plataforma Feminista del Paraguay, encargada de organizar y convocar las marchas del 8 de marzo y del 25 de noviembre, exigen una “investigación exhaustiva” para dilucidar las circunstancias de su muerte y que “no se convierta en una estadística más de impunidad”.

La Comisión Asesora de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores sacó un comunicado el lunes  a la tarde en el que repudia los hechos de violencia que trascendieron en las últimas semanas. “La población LGBTI es víctima cotidiana de la discriminación y  la violencia en varios ámbitos, impidiendo el goce o ejercicio de sus derechos en términos de igualdad. Es necesario demostrar con hechos y acciones la voluntad del Estado de velar por el cumplimiento de los derechos consagrados en la Constitución y las leyes, y de proteger aún con más celo a aquellos grupos más vulnerables y en situación de riesgo”, refieren.

A Gabi le gustaba bailar y actuar. Fue parte del elenco artístico de Transformando realidades bajo la dirección actoral de Omar Mareco y era encargada de la huerta de Casa Diversa. De tratarse de un transfemicidio, sumarían 63 asesinatos a personas trans en transición democrática en Paraguay. En octubre de 2019, la justicia paraguaya condenó por primera vez un transfemicidio, los otros 61 quedaron impunes.

Fuente Agencia Presentes

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Juró Kimberly Ayala, la primera abogada trans de Paraguay

Miércoles, 11 de noviembre de 2020
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DSC_0168-01-784x1024Por Juliana Quintana, desde Asunción

Fotos: Jessie Insfrán

Kimberly Ayala juró como abogada a las 11 de la mañana en el Palacio de Justicia de Asunción. Presentó, por tercera vez, su pedido de juramento ante la Corte Suprema de Justicia y, luego de 5 años de haberse recibido de la facultad y de habérsele negado dos veces el derecho a jurar y acceder a su matrícula, en una fecha histórica, por fin, lanzó su birrete. Su logro representa un hito en el país por tratarse de la primera persona trans en convertirse en abogada.

Bajo la consigna “Birretes arriba por Kimberly”, distintas organizaciones se congregaron en la explanada del Palacio de Justicia de Asunción. Estuvieron presentes la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY), Amnistía Internacional, Diversxs, la Red Paraguaya de la Diversidad Sexual (REPADIS),  Coalición TLGBI, Its Gets Better Paraguay y la Red Contra Toda Forma de Discriminación.

En 2015, Kimberly egresó de la carrera de Derecho en la Universidad Nacional del Este (UNE). Obtuvo un promedio sobresaliente en su promoción y salió mejor alumna pero nunca pudo ejercer ante tribunales porque la justicia no reconocía su identidad de género. Aún así, ella está acostumbrada a luchar. Hace años que pertenece a la agrupación Diverses, de Hernandarias (su ciudad natal). De hecho, estuvo presente el año pasado cuando grupos antiderechos atacaron la marcha LGBT en el departamento de Alto Paraná.

Al poco tiempo de recibirse, Kimberly comenzó a gestionar sus documentos desde Hernandarias para jurar como abogada. Su prima, que trabaja en la Corte, trató de ayudarla a avanzar con el juramento pero no se lo permitieron porque su foto “no coincidía” con el nombre. Cuando Kimberly llamó por teléfono, le dijeron que para solucionar el problema debía sacarse una foto nueva.

“La persona que me atendió me dijo que me alce el cabello y me ponga corbata y maquillaje. Más todavía me molesté y le dije que yo no iba a someterme a eso porque es como negar mi identidad. Yo soy una mujer trans y ya hacía tiempo estaba viviendo como mujer trans. Esto es algo que yo ya formé, que ya es mío. Le dije que mi otra identidad quedó en el pasado”, contó Kimberly a Presentes. Pero no la dejaron jurar.

A partir de ahí empezó a buscar ayuda. Consiguió el acompañamiento legal de una abogada de Asunción que se acercó varias veces a la Corte Suprema. Como tampoco tuvo respuesta, acudió a la secretaría de género. Ellos se expidieron sobre el caso y derivaron a la plenaria de los ministros. “El presidente interino en aquel momento era muy conservador, entonces, las cosas no se desarrollaron. No recibí ninguna recomendación ni siquiera de la secretaría de género”, expresó la abogada.

No existía excusa para seguir demorando el juramento

DSC_0266-01-1024x808La indignación la llevó a Kimberly a tomarse un tiempo del caso. Mientras tanto, trabajó en el área de marketing y también como peluquera. En el 2019 intervino el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales del Paraguay (INECIP), que lleva lleva causas sociales y presentó, por segunda vez, los documentos al Poder Judicial para su jura como abogada. Consiguieron hablar con un ministro que se mostró predispuesto a ayudarla, pero tampoco hubo respuesta.

Este año, Rosalía Vega, de Amnistía Internacional se enteró de lo ocurrido y se puso en contacto con Kimberly y Julia Cabello, abogada de la Codehupy, llevó su caso. Ambas trabajaron en conjunto para lograr que se cumpla con el derecho constitucional de Kimberly.

“No había un criterio legal para evitar que jure. Ella cumplió con todos los requisitos establecidos para que pueda matricularse y jurar como abogada. Nosotros, previendo cualquier situación, pedimos a la propia Corte Suprema de Justicia hace unos meses atrás, por acceso a la información pública, todas las resoluciones y requisitos para que una persona pueda realizar su juramento y matricularse como profesional del derecho. Esa información nos fue remitida por escrito por parte del Poder Judicial. Cualquier tipo de requisito adicional hubiera sido ilegal y arbitrario”, puntualizó Cabello.

Ella no pedía un cambio de nombre, solo pedía jurar con su imagen actual. Según contó Cabello, el dictamen de la secretaría de género de la Corte Suprema decía, entre otras cosas, que sería absurdo que la fotografía no se correspondiera con su imagen actual. Sobre todo, porque el departamento de identificaciones del Paraguay, el ente que pone el Estado paraguayo para determinar la identidad de las personas, le adjudicó la cédula de identidad de Kimberly con su nombre asignado al nacer y su imagen actual.

“Esto es muy importante porque va a sentar jurisprudencia, va a dejar un precedente de que sí podemos lograr lo que nos propongamos. Esto va a dar un panorama y un horizonte súper bueno a toda la población trans que siempre fue tan marginada y excluida. Vale la pena que las personas vean cómo esta sociedad nos cierra puertas y ventanas, inclusive cumpliendo con todos los requisitos que la sociedad te impone para ser un ciudadano. Y en este caso, no era nada más que por discriminación”, dijo Kimberly.

Sin avances en una ley de identidad de género

El presidente del Poder Judicial, Alberto Martínez Simón, en diálogo con una radio local, citó el artículo 25 de la Constitución Nacional. “Dice que cada persona puede manifestar y crear su propia identidad de la manera que libremente la quiera ejercer y por lo tanto una persona puede venir vestida de mujer si es que lo siente así. No encuentro ningún impedimento legal para negarle el derecho al juramento a una persona que ha concluido con el estudio de la carrera”, expresó el funcionario.

DSC_0197-01-1024x683Kimberly junto a Yren Rotela

Sin embargo, hay nombres que todavía esperan el aval de la Corte. Yren Rotela y Mariana Sepúlveda, ambas activistas por los derechos de las personas trans, denunciaron que no hubo avances sobre sus cambios de nombre. En el caso de Mariana, tuvo que  atravesar por una pericia psicológica y luego del fallo de la jueza Karen Leticia González, que salió favorable a la Constitución y conforme al derecho internacional, la Cámara de Apelaciones sometió el caso a una opinión consultiva de la Corte.

El fallo fue apelado por la fiscala Sara González Valdez, quien alegó que la resolución de la magistrada viola el artículo 56 de la ley 1266/1987 del Registro Civil que establece: “El Oficial del Registro Civil no inscribirá nombres ridículos o que puedan inducir a error sobre sexo, ni más de tres nombres”. Si bien en Paraguay hoy no existe una ley que prohíba a una persona trans cambiar su nombre, aún no existe una ley de identidad de género que garantice este derecho.

“Mi transición fue durante mi quinto año de carrera. Todo el alumnado y los docentes de ese momento me acompañaron. Muchos me felicitaron. También hubo a quienes no les gustó pero, en general, el recibimiento fue muy bueno”, relata Kimberly. Ganó una beca para hacer una maestría en educación superior en Ciudad del Este, donde la reconocían con su nombre social.

“Yo sé que es difícil pedirles que se adapten al nuevo nombre, pero es tiempo de empezar ya en el país. No soy la única que está en la universidad. Yo sé que hay psicólogas trans, filósofas trans, otras chicas trans que ya terminaron su carrera, solo que ellas no tuvieron el problema que yo porque la carrera de derecho es súper machista”

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El derecho al trabajo es para todas las personas, así como el de la libre expresión de la personalidad. “Somos el único país de la región que no tiene una ley contra toda forma de discriminación, y no por una ingenuidad de creer que una ley va a resolver el problema pero va a aportar decididamente en una sociedad un poco más consciente, más tolerante de los derechos. O sino hacemos agua de lo que dice nuestra propia constitución”, expuso Cabello.

Aunque la obligaron a jurar con su nombre asignado al nacer, Kimberly juró con un tapabocas que llevaba inscripto “Más amor, menos odio”. Su sueño es ocuparse de sus compañeras trans privadas de libertad y concursar para convertirse en jueza. “Este es un ejemplo de que sí se puede, siendo libre y expresando nuestra personalidad”, manifestó.

Fuente Agencia Presentes

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Transformando: la primera escuela para personas LGBT en Paraguay

Jueves, 6 de agosto de 2020
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DSC_0013-1024x683Por Juliana Quintana

Fotos: Jess Insfrán

Al asumir sus identidades, todas dejaron de ir a la escuela. Algunas nunca llegaron a ir. Del seno de Casa Diversa, el albergue para personas LGBTI+ víctimas de violencia, y por iniciativa de las residentes nace la Escuela Transformando, un espacio donde se estudia Matemática, Ciencia y Comunicación, pero también Derechos Humanos y Educación Sexual Integral para personas trans.

En la Escuela Transformando les profesores son voluntaries. No hay uniformes, maestros homofóbicos, ni baños con género. Las materias se eligen en función a los gustos y la disponibilidad horaria de cada alumne. Aunque la propuesta inicial consiste en que les alumnes se incorporen, eventualmente, al sistema educativo formal, la escuela LGBTI+ funcionará como un lugar de preparación y empoderamiento para encarar las barreras de la educación tradicional.

“Venimos insistiendo en la dirección de educación permanente para adultos mayores porque queríamos tener un espacio educativo, pensando en chicas como Araceli o Moria que no leen ni escriben. No queremos que las adolescentes lleguen a la adultez sin antes alfabetizarse. El año pasado tuvimos una profesora que se llama Wilfrida, que empezó a darle clases a algunas chicas. Ahí dijimos ‘bueno, ya que no existe una educación ni un lugar seguro para nosotras, vamos a educarnos antes’”, expresa Yren  Rotela, activista de Panambi por los derechos trans.

El año pasado, las residentes de Casa Diversa, ubicada en San Lorenzo, una ciudad a 13 kilómetros de Asunción, recibieron talleres de artes plásticas, teatro, maquillaje y peluquería. Conversando, se dieron cuenta de que todas querían aprender algo más y se les ocurrió abrir una escuela que les permita recuperar la fe en la educación. Entonces, empezaron una campaña por redes sociales para recibir libros, cuadernos y útiles escolares.

La organización Mil Solidarios del Bañado Sur, encabezada por el pa’i Oliva (padre, en guaraní) donó pupitres, un pizarrón y un escritorio para la Escuela Transformando. “Él es un gran aliado y compañero. Fue la única persona que nunca me rechazó. Me habló con cariño y me apoyó desde que lo conocí, contó Yren.

Transformando es una iniciativa autogestionada y busca desestigmatizar a las materias que culturalmente son adjudicadas a las chicas trans. Por eso, lxs alumnxs tienen la posibilidad de asistir a clases de fotografía, cocina, oratoria, escritura y ortografía, entre otras. De momento, la escuela tiene una capacidad de 30 personas y son, en su mayoría, personas trans que parten de contextos diferentes. Cuatro de ellas tienen que terminar el bachillerato y, el resto, debe empezar la primaria. Las que viven en Casa Diversa tendrán la facilidad de acceder a las clases en su casa.

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Un sistema que no está preparado

Yren explica que el bullying es un factor determinante para la deserción escolar y la fobia a la educación. “Sabemos que hoy la violencia hacia nosotras es altísima en este sistema y si no estás empoderada no vas a resistir. Por algo digo que hasta hoy sigo teniendo errores ortográficos. A veces me olvido de poner una S, una coma, un punto. Hay cosas que no aprendí por culpa del modelo educativo que no respeta las identidades y los gustos de las personas”, sostiene.

Y es que el sistema educativo paraguayo no ofrece a las personas trans las condiciones de inclusión que están consagradas en la constitución nacional. La ley de Educación Inclusiva tiene por objeto remover las barreras que limitan el aprendizaje y la participación. Así como garantizar la accesibilidad de los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo por medio de recursos humanos calificados, tecnologías adaptativas y un diseño universal.

El año pasado, Casa Diversa se reunió con representantes del Ministerio de Educación y Cultura pero les ofrecieron espacios que no están preparados para las personas LGBT. Queremos estar incluidas en el sistema educativo pero ellos no tienen respeto hacia nuestra identidad. ¿A qué le llaman educación inclusiva? ¿Hay protocolos de cuidado? ¿Qué garantías de seguridad nos ofrecen? A veces son los profesores, a veces la estructura y a veces el alumnado. ¿Cómo hacemos para aguantar todo eso? Es muy molesto ir a resistir ahí adentro en lugar de ir a aprender”, cuestiona la defensora de derechos humanos.

Dueñas de su futuro

El trabajo sexual es la principal actividad económica de las personas trans en Paraguay. Según explica Rotela, el 99% de elles se dedica a la prostitución. La espiral de la violencia comienza en las familias, cuando son expulsadxs del interior de sus hogares en edad escolar. Desde ese momento, la identidad de género comienza a ser motivo de expulsión de todo los demás ámbitos de sus vidas, incluyendo el mercado laboral. Y en la calle reciben todo tipo de abusos.

“A mí lo que me preocupa mucho es el tema de la calle. No estoy en contra del trabajo sexual pero sí en contra de la manera en la que lo ejercemos nosotras en esta inseguridad. La policía viene, te fastidia, te coimea, te violenta. También está la gente que nos grita, nos insulta, nos tira botellas. El porcentaje más alto de asesinatos de personas trans fue en calle. Y es difícil sacarles a las personas ya mayores pero me preocupa la adolescencia, que vuelva a tener esa única alternativa”, manifiesta Yren.

Moria es de Villa Hayes, tiene 32 años y nunca fue a la escuela. Su mamá tuvo muchos hijos y no tuvo los medios para enviarlos al colegio. “A mis 12 ya se dieron cuenta que era diferente a los muchachos, por mis gestos, cómo me comportaba. Me echaron de mi casa y empecé a trabajar como jardinera en la casa de una señora que se llamaba Isabel. Ella me enseñó todo lo que sé: a hablar, normas de comportamiento, cómo sentarme en la mesa, cómo tratar a la gente, todo. Se llamaba Isabel”, narra Moria. 

Isabel quiso enviarla a la escuela nocturna, pero terminaba tarde y le daba miedo que fuera sola. Cuando Moria cumplió los 15, su cuidadora falleció y tuvo que comenzar a “hacer calle”, como le dice ella. Hace cuatro meses se incorporó a Casa Diversa y desde entonces tiene nuevas amigas, se comunica más con otrxs, participa de charlas y, sobre todo, dice, se siente mejor. Le encanta todo lo que tenga que ver con la costura porque la tranquiliza, pero también quiere aprender a leer para no tener que volver a ejercer la prostitución.

Isabel Moreno tiene 39, es presidenta de la Asociación Escalando y socia fundadora de Panambi. Cuando tenía 15 comenzó a transicionar, y como su papá no la aceptaba, decidió dejar su casa y los estudios. Al irme de mi barrio tuve que empezar a hacer calle. Para mí es importante terminar el colegio porque quiero seguir una carrera y abandonar el trabajo sexual. Hay muchas chicas que se destruyen en la calle, pasamos por mucha violencia”, relata.

Hoy, después de años de activismo, pudo volver a vivir con su padre, con el que mantienen buenas relaciones. “Yo, la verdad, quiero superarme en la vida. Me siento segura cursando acá, siento que voy a estar en mi espacio, a gusto, me voy a sentir cómoda”, expone Isa.

Además de Panambi, Escalando se suma como organización de apoyo a la escuela. Luego de instalar su oficina comenzarán a enseñar a les alumnes la técnica del sublimado con unas máquinas, para hacer tazas, pines, calcomanías, remeras, banderas y bolsos y, así, arrancar microemprendimientos. Estas iniciativas aportan otras perspectivas a la realidad a la que son habitualmente arrojadas.

“Fuimos descubriendo que, además de todo esto y del cuidado de la salud mental de las chicas, un abrazo puede calmar mucho. A veces nosotras no queremos que nos abrace la gente o que nos besen en la mejilla porque nosotras nunca tuvimos ese afecto. Trato de cuidar todos los detalles en la escuela para que se quieran quedar. Que se enamoren y que busquen lo que les guste y decidan seguir hasta el final”, aseguró Yren.

Clases a distancia y biblioteca popular

El inicio de la cuarentena obligatoria obligó a la Escuela Transformando a posponer varias de sus clases presenciales. La semana pasada se reanudó el plan de alfabetización de las personas trans que viven en Casa Diversa, con las medidas sanitarias correspondientes. Les alumnes de fotografia cursan los miércoles a distancia, de 15 a 17 horas; Teatroterapia con el profesional del teatro paraguayo, Omar Mareco los lunes y jueves, de 17 a 19 y se sumaron algunas materias urgentes como primeros auxilios.

Entre las iniciativas que nacieron en el encierro, también surgió la biblioteca popular de Casa Diversa. A partir de una serie de donaciones de útiles y libros escolares, les residentes del refugio LGBT levantaron de cero una biblioteca para que la comunidad se acerque, lea e intercambie libros. Las cajas de madera se convirtieron en estantes de colores llenos de libros y macetas con plantas.

Según cuentan las organizadoras, el fin es incentivar a las personas de la diversidad sexual y de género a la lectura y, cuando la pandemia lo permita, tener un café literario. Con el apoyo de amigxs, aliadxs y colaboradorxs, la Escuela Transformando va camino a cambiar la historia de las personas LGBTI+ en Paraguay.

Fuente Agencia Presentes

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Intento de transfemicidio en Paraguay: la salvaron sus compañeras

Miércoles, 24 de junio de 2020
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PARAGUAY-PORTADA-1024x512-1024x512Por Juliana Quintana

Paola Benítez Ramírez, una mujer trans de 24 años, fue víctima de un crimen de odio el lunes 25 de junio en su departamento, ubicada al lado de Casa Diversa, el refugio para personas LGBT víctimas de violencia, (Avenida del Agrónomo y Cabo Verde, del barrio San Roque) en la ciudad de San Lorenzo, a 14 kilómetros de Asunción. La fiscal Mirtha Rivas de la unidad 3 de San Lorenzo, a cargo de la investigación, imputó a Miguel Cabral Cardozo por lesión grave y solicitó prisión preventiva pero el juez le dio prisión domiciliaria.

“Estoy a los inicios del proceso, voy a citar a los testigos y analizar los antecedentes. Yo necesito que un forense me diga el grado de las lesiones que sufrió para avanzar con la investigación. El acusado se abstuvo de declarar, solo se le tomaron los datos personales con su abogado defensor”, informó la fiscal Mirtha Rivas en diálogo con Presentes.

Cerca de las 18 horas, Cabral Cardozo, de 19 años, llegó al departamento que Paola comparte con otras tres compañeras y recibió el servicio sexual que acordaron previamente. De acuerdo a la información que pudo acceder Presentes, Cabral se rehusó a pagar lo convenido porque, en sus palabras, pensó que iba a estar “con una mujer”. Aprovechó que Paola se estaba vistiendo para golpearla en la cabeza varias veces, primero con una silla, luego con un vaso de vidrio y la hirió en el ojo con la rodilla.

“Eso de confundirnos con una mujer es famoso en los hetero gua’u (supuestamente, en guaraní). Porque piden una cosa y después salen pidiendo de más sin pagar lo que corresponde. Él consiguió su número de un sitio de anuncios de trans, la llamó por teléfono, hicieron una cita y vino. Quería un servicio, la Paola se lo dio, le pagó, después quería otro tipo de servicio y la Pao le dijo que eso le costaba más dinero. Ahí salió la reacción animal de este hombre”, expresa Tami Tossi, amiga de Paola.

“Alejate porque le voy a matar”

Cuando Cabral comenzó a agredirla, Paola pidió auxilio y la primera en escuchar los gritos fue Liz Paola, que estaba en la habitación de al lado. Liz bajó las escaleras para advertir lo que ocurría a las demás que, en ese momento, se encontraban en Casa Diversa. Todas intentaron entrar a la habitación, golpearon y gritaron a través de la puerta pero Cabral no abría.

La activista trans Yren Rotela estaba en una transmisión en vivo por Facebook cuando escuchó los gritos. “Yo ahí corro y me subo encima de un lavatorio que da a la ventana y la veo en el piso. Él me mira y me dice: ‘alejate porque le voy a matar’”, cuenta Rotela.

Alcanzó a ver que él estaba encima de la cama y Paola en una esquina en el piso. Tenía algo en la mano que en ese momento no logró identificar pero pensó que se trataba de un cuchillo. De acuerdo al relato de las residentes, Cabral entraba y salía de la pieza, como nervioso, y cuando comenzó a amenazar a las demás, Yren lo filmó con el celular de una de las chicas. En el video se puede ver al hombre diciendo que quería “llegar a un acuerdo”.

“Me hizo revivir todos los momentos difíciles que pasé”

“Yo me desesperé y mandé a cerrar el portón del corredor porque tenía miedo de que él salga. Te juro que cuando lo miraba también miraba a Blas Enrique Amarilla el día en que intentó matarme; me hizo revivir todos esos momentos difíciles que pasé”, expresa la cofundadora de Panambi y directora de Casa Diversa.

Según cuenta, su compañera envió el video a varios grupos de WhatsApp que se viralizó al poco tiempo. Yren le hablaba al agresor para tranquilizarlo y le suplicaba que dejara salir a Paola de la habitación: “Si no la dejás salir, esa chica se va a morir”. Recién entonces Cabral la sacó del departamento arrastrándola del pelo, la arrojó al pasillo y se volvió a encerrar.

Entre todas, se acercaron a Paola para levantarla pero se desvaneció en la escalera. Le hablaban y no respondía, llamaron siete veces al 911. Tuvieron que salir a la calle a pedir ayuda hasta que vieron pasar a un policía en moto. El oficial ingresó, y pidió que nadie tocara a la víctima porque tenía la cabeza ensangrentada y fue a buscar a los Bomberos Voluntarios.

Al llegar, asistieron a Paola y la llevaron al Hospital General de San Lorenzo. Los agentes de la Comisaría 1ª Central hicieron varios intentos de golpear la puerta del departamento donde Cabral estaba encerrado. Tanto Yren como Tami confirman que, cuando finalmente salió, tenía puesta una ropa diferente, limpia, también se había bañado y cambiado el tapabocas. La policía lo detuvo y lo llevó a la comisaría. Más tarde, las compañeras de Paola se percataron de que su billetera no estaba y encontraron el celular de la víctima en una propiedad privada.

Mientras Tami y Paola fueron al hospital, Yren hizo la denuncia esa misma noche en la comisaría. El parte médico indica que Paola tuvo un traumatismo de cráneo, producto de las lesiones que le produjo el golpe de la silla y cortes con el vaso. “Fue algo muy fuerte. Yo creo que este chico vino preparado, trajo una mochila, lastimó a nuestra amiga y cuando vino la policía ya estaba todo cambiado de ropa. Si no estábamos nosotras otra iba a ser la historia”, dice Tami. Al día siguiente, a las ocho de la mañana, Yren y Paola fueron a declarar.

Una ola de violencia mediática  

Miguel Cabral confesó en declaraciones a la prensa local que había golpeado a Paola con una silla. Según su versión, él se encontraba en el domicilio de Paola esperando ómnibus de pasajeros y que fue “invitado por una mujer para ingresar a un departamento. Pero que una vez en el recinto “se dio cuenta” de que se trataba de una persona trans. La nota trata a Paola con el nombre que le asignaron al nacer.

En Paraguay siguen resonando los 61 casos de asesinato de personas trans que no recibieron  investigación ni condena desde la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner. El año pasado, en un juicio histórico, el Tribunal de Sentencia de la ciudad de Luque declaró culpable a Blas Enrique Amarilla del asesinato de Romina Vargas, y le aplicó la sanción máxima de 25 años de cárcel. Fue la primera condena en el país por el asesinato de una persona trans. Sin embargo, la ley contra toda forma de discriminación y la ley de identidad de género siguen siendo deudas pendientes con la democracia.

El programa de televisión paraguayo El Repasador ridiculizó el intento de transfemicidio de Paola en la edición del 16 de junio. A través de comentarios violentos de les panelistas hacia la identidad de género de las personas trans, la música y los efectos con los que enmarcaron el video que grabó Yren cuando la encontraron Paola luego de ser torturada, el programa dedicó todo un segmento a la revictimización y burla del caso.

“Desde las diversidades trans lamentamos que los medios masivos de comunicación sigan con sus etiquetas negativas y epítetos peyorativos y ofensivos donde exponen a las risas, las burlas, chistes e insultos”, escribió Yren desde su muro de Facebook y expresó su preocupación hacia las expresiones de supuestos profesionales en áreas como ciencias sociales y jurídicas, que validan la discriminación y transgreden las normas éticas del periodismo.

Televisión antiderechos y con invitadas neonazis 

Esta no es la primera vez que El Repasador se ensaña en contra del colectivo LGBT: el programa es conocido por su postura antiderechos y con antecedentes de discriminación hacia colectivos feministas, disidencias y LGBTIQ+. Incluso, el año pasado invitó como panelista a Sara Winter, política neonazi que fue detenida el lunes en Brasil por manifestaciones antidemocráticas contra el Congreso y la corte suprema.

En la Ley N° 5777 de protección integral de la mujer incluye la violencia mediática y la define como la “acción ejercida por los medios de comunicación social, a través de publicaciones u otras formas de difusión (…) que promuevan la cosificación, sumisión o explotación de mujeres o que presenten a la violencia contra la mujer como una conducta aceptable”.

Organizaciones como Aireana, Diversxs Asunción y Panambi se expresaron en repudio al programa. La asociación de travestis, transexuales y transgéneros Panambi puso a disposición de los medios una guía para comunicar en diversidad para el tratamiento informativo de noticias sobre personas trans con enfoque de derechos.

 El Comité de Derechos Humanos (CDH) recomendó al Estado Paraguayo proteger a las personas trans contra toda forma de discriminación e investigar sistemáticamente los casos de violencia contra ellas.

“Las personas trans no tenemos ninguna seguridad, no tenemos ningún espacio, no tenemos nada. Yo me asusté mucho cuando él nos dice ‘váyanse de acá o sino le mato a tu amiga’ mientras escuchábamos como la otra gemía de dolor pidiendo auxilio. No le deseo a nadie ver a una amiga de la manera en que yo vi a Paola. Ojalá la Justicia haga su trabajo”, recuerda Tami.

Pero la Constitución Nacional es clara. En su artículo 46 estipula que todos los habitantes de la República son iguales en dignidad y derechos: “No se admiten discriminaciones. El Estado removerá los obstáculos e impedirá los factores que las mantengan o las propicien”. Así como el artículo 25, del derecho a la libre expresión de su personalidad, que expresa que las personas son libres de formar su propia identidad.

*Casa Diversa recibe aportes al número: (+595)982601004. También el grupo activista por la resistencia de las trans-travesti y no binarie, Transitar Paraguay, está recaudando fondos para solventar los gastos hospitalarios, tratamiento y medicamentos de primera necesidad de Paola. Reciben donaciones que incluyen artículos de higiene personal y analgésicos. El número disponible para giros Personal es: (+595)986220246.

Fuente Agencia Presentes

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Violencia en cuarentena: el doble encierro de las personas LGBT

Viernes, 1 de mayo de 2020
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PARAGUAY_FESTIVAL_IGUALDAD_CARTELESPor Juliana Quintana

A 14 kilómetros de Asunción, en San Antonio, es de noche y están quemando basura. El humo se cuela en la casa de James a través de las ventanas que no están selladas, las puertas que no tocan el suelo y las grietas en la pared. Vive con su hermana queer y un papá, que le sigue tratando de “hija”.

Cada tanto pasa esto, que alguien prende un pucho, se quema algo o hacen un asado en el vecindario y a James se le comienza a desencadenar un ataque de asma. Ese día, cuando su papá lo ve llorando y respirando con dificultad,  le grita que está loca, que tiene un brote psicótico y llama a la policía.

“Me amenazó con pegarme con un ventilador, me dijo que me iba a romper la cara. Tuve miedo, entonces, comencé a gritar. Guardé algunas cosas en la mochila y me fui corriendo. Por un momento pensé que iba a alcanzarme porque se me enganchó el bolso en el portón. Lo arranqué de un tirón y corrí como 25 cuadras hasta el centro de Ñemby. Le pedí a unos amigues que me fueran a buscar”, cuenta James. Esto ocurrió unas semanas antes de que el Gobierno decrete el aislamiento preventivo en el país.

Cuando la cuarentena se volvió obligatoria, le escribió a su hermana porque estaba preocupado, no quería estar dando vueltas en la calle. Fue así que decidió volver a su casa. “Muchas de las discusiones empiezan porque le pido que no me diga ‘mi hija’. Él ya sabe que no me identifico como mujer, y tampoco soy de su propiedad”, expresa James.

Por eso, “para no lidiar con él” alteró su ciclo de sueño, duerme de día y vive de noche. Tiene 26 años y hace cuatro, cuando le dijo a su papá que era lesbiana, no parecía haber problemas. Pero cuando le dijo que era pansexual y que se identificaba con un género no-binario, no lo aceptó. 

“Es muy difícil vivir en un ambiente donde no se te respeta. Todo lo que tiene que ver conmigo se lo pregunta a mi hermana delante de mí, hace como que no estoy acá o me trata horrible. Él ve que estoy haciendo una transición que tiene que ver con mi imagen y eso parece ser muy drástico para él. Con mi hermana finge demencia y le da el privilegio de ser el hijo varón”, dice.

Una habitación propia

El coronavirus puso en evidencia los contextos de desigualdad y exclusión estructural que viven las personas LGBTI+ en Paraguay, así como las diferentes escenarios de violencias a la que están expuestas. Para les que ya vivían en hogares en los que eran discriminades por sus orientaciones sexuales o identidades de género, durante este periodo de confinamiento, la convivencia se vio agravada. El nombre de les entrevistades fueron modificados para proteger sus identidades.

Karina tiene 26 años y vive con sus madre y padre. Ellxs saben que es lesbiana desde el 2012 pero en la casa nunca se habla de esto. Cuando empezó el periodo de cuarentena, hace más de un mes, terminó con su pareja y prefirió no contárselo a nadie. “Yo hago un esfuerzo para no mostrarme mal en los espacios comunes. Soy consciente del privilegio de tener una habitación propia porque me da esa facilidad. Para la gente que quizás no tenga esa privacidad debe ser un proceso mucho más difícil. Pero el confinamiento me afecta al estar reducida a habitar un pequeño espacio”, confiesa.

Salir del closet en cuarentena 

Algo similar le ocurre a Carlos, que salió del clóset durante la cuarentena porque su mamá se dio cuenta de que estaba mal. “En general, prefiero guardarme el sufrimiento antes que preocuparlos porque van a reaccionar mal. Se lo tuve que contar a mi mamá hace poco. Era un día que yo estaba muy vulnerable, de esos que sentís que te tocan y te vas a desmoronar como una casita de cartas. Vino, me habló, me preguntó qué me pasaba. Y ahí no aguanté más, lloré muchísimo y le dije que soy gay”, expresa.

“Hay como una cultura de no hablar del tema. Y, en mi casa, no van a saber cómo lidiar con eso o lo van a responder con más silencio porque es una situación que fuerza a todos los miembros de la familia a quedarse en un mismo rincón. La actitud de elles no habilita que tengamos ese espacio para hablar”, sostiene Karina.

Carlos opina que su mamá “se lo tomó bien”, pero desde entonces no se volvió a mencionar el tema. Se encierra en su habitación y trata de distraerse con lo que puede: “No tenés escapatoria de lo que sentís ni de lo que pensás y eso forma como un estado de claustrofobia emocional. Tengo opciones para decir lo que siento, como hablar con los amigues o escribir, ver una peli, pero igual no tengo esa posibilidad de salir y tomar un café con alguien”.

Se gatilla el estrés 

Muchas personas LGBT que viven con sus familias están atravesando momentos difíciles, ya sea por rupturas o por un distanciamiento obligatorio de sus vínculos. En un artículo del portal queer Them, la psicoterapeuta estadounidense Laura A. Jacobs explica que estas preocupaciones actúan de manera sinérgica, activando nuestros estresores de fondo. Los sentimientos de depresión y desesperanza serán mucho más pronunciados en este periodo.

Montse Vera, psicóloga de la red feminista de salud mental, opina que la población LGBTI está desprotegida y tiene muchos más factores de riesgo psicológico. Según explica, hay más predisposición a estados depresivos por el rechazo que reciben tanto de adentro como afuera del hogar. La falta de actividades y de interacción social habilita un tiempo de soledad inédito que lleva a las personas a repensarse en esta sociedad que todo el tiempo moraliza y sanciona.

“Nos quedamos encerrades con nuestres fantasmas y cuando tenés personas que vienen con síntomas de depresión que sienten que su existencia no encaja, más la tristeza de sentirse presionades en la convivencia, exacerban los síntomas. Lo que yo estoy viendo en las terapias a distancia es que hay muchísimas pesadillas o impulso a la autolesión y algunas ideaciones suicidas, que tiene que ver con ese proceso. Hay una sensación de insatisfacción personal y de culpa”, reflexiona Montse.

Alicia es hija única, tiene 26 años y también quedó encerrada con sus padres. Susurra la palabra bisexual para que no la escuchen hablando de eso por teléfono. Según relata, se siente libre de expresar su sexualidad siempre y cuando sea fuera del ámbito de la familia. “Yo siento que tengo una muy buena relación con mis padres pero hay una parte de mí que ellxs no conocen. La persona que soy hoy es gracias a estos años de terapia que vengo haciendo”, manifiesta. En lo que va de la cuarentena, ya tuvo dos ataques de pánico.

La virtualidad como refugio

El encierro se duplica para quienes no salieron del clóset y están obligades a compartir más tiempo y espacio con las familias y se recluyen a sus habitaciones o en la virtualidad donde pueden ser elles mismes. Cada vez que discute con su papá, James se encierra en su habitación. “Me refugio en la virtualidad porque ahí es donde puedo exigir validación y obtenerla, o ser parte de una imaginería en la que la gente identificada de esta manera puede también compartir espacio”, dice.

Sobre ese punto, a Karina le ayuda concentrarse en el trabajo y conectarse con sus amigas. Cree que es una buena manera de descentrarse y entender que si bien todes tenemos derecho a sufrir, hay quienes están con problemas habitacionales más graves o esperando esos 500.000 guaraníes de subsidio para sobrevivir (se refiere a Pytyvo, el programa del Estado que gira 76 dólares a un miembro de la familia, una vez al mes). “Me ayuda tocar un instrumento, hablar o conectar con amigos, tratar de pensar cómo están las otras personas a mi alrededor”.

Existe un imaginario en el que pasar más tiempo con la familia durante el encierro podría facilitar la comunicación. Alicia cree que la cercanía y la proximidad de este tiempo se traduciría en comprensión. Sin embargo, para Montse, este no es el momento de solucionar conflictos históricos con la familia porque en caso de que se produzca una situación de quiebre, no hay a dónde acudir. 

Acá no hay una Secretaría de diversidad, menos un Ministerio, ni hay una estructura estatal que lxs proteja. Lo que hay son organizaciones que tienen también sus limitaciones en la atención en este momento. Entonces, ¿adónde vas? Encima con el contexto del covid, si te vas de la casa, no es fácil que cualquier amigx te reciba. Por ahora, es importante evitar la confrontación en lo posible y estar en contacto permanente con los afectos ya sean amigues o vínculos”, recomienda la profesional.

Las personas trans en emergencia 

El Decreto del Gobierno que insta a la ciudadanía a “quedarse en sus casas” restringe los horarios de trabajo hasta las 20:00hs. Para les trabajadores sexuales que ofrecen sus servicios en la vía pública o en casas de citas esto significa un descenso en la demanda. Tienen que dedicarle más horas al trabajo para ganar lo mismo. Muchas viven al día, si no juntan el dinero, no pagan la habitación en la que viven, no comen, no llegan a pagar el alquiler.

“Las personas travestis y trans somos vulnerables a adquirir y transmitir el virus a nuestro entorno cercano a través de la convivencia. La disposición del gobierno de quedarnos en nuestras casas y la restricción la circulación en horas de la noche afecta a las trabajadoras sexuales que ofrecen sus servicios en la vía pública o en casas de citas”, expone la activista trans por los derechos humanos Yren Rotela.

Desde el centro comunitario de formación y albergue transitorio Casa Diversa en varias ocasiones pidieron el apoyo del Estado. Solicitaron alimentos de primera necesidad y elementos de cuidado que las permita protegerse pero hasta la fecha no contaron con ninguna respuesta. Ellas mismas se autogestionaron kits para personas trans y todas las semanas preparan ollas populares a partir de donaciones y colectas de alimentos no perecederos*.

Muchas personas trans que ejercen el trabajo sexual que fueron expulsades de hoteles precarios o que viven hacinades en asentamientos sin ninguna asistencia del Estado ahora están en situación de calle, sin paradero. Además, en las últimas semanas denunciaron casos de violencia institucional por parte del brazo armado de la policía, conocido como Grupo Lince.

Según Darío Arias, militante LGBTI de Argentina y cosecretarie regional de ILGALAC (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe), a nivel regional, la violencia a las que habitualmente están sometidas estas comunidades creció exponencialmente. Esto se debe a que la enorme mayoría de los gobiernos de la región no tomaron medidas preventivas con un enfoque específico en materia de géneros y diversidad sexual.

“Las personas LGBTI+ están en una situación de emergencia en materia de derechos, especialmente lxs travestis y trans. Es fundamental que los estados de la región implementen medidas con una perspectiva antidiscriminatoria y con un enfoque de géneros y diversidad como así también territorial e interseccional. Esto, por supuesto, tiene que hacerse en relación a todas las dimensiones que nos atraviesan como sujetos en esta sociedad”, refuerza.

*Para donaciones a Casa Diversa: Cta. Cte. Banco Familiar: 22 2660341 y Giros Tigo: (+595)984609823.

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Fuente Agencia Presentes

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Asesinaron a una persona trans en Pedro Juan Caballero (Paraguay)

Jueves, 17 de octubre de 2019
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030697ab6ePor Juliana Quintana

Soledad Fernández, de 42 años, fue asesinada el lunes 7 de octubre por la noche detrás de la Villa del Sol, un condominio cerrado de camino a la localidad de Zanja Pyta, vecina de Pedro Juan Caballero (Amambay). Soledad, trans que hacia el final de su vida pidió que se la volviera a llamar Marcelino Soler, se encontraba acompañada por Leonardo Miranda De Oliveira cuando un hombre cis encapuchado los comenzó a seguir. De acuerdo a las declaraciones posteriores de Miranda, el hombre les dijo que se trataba de un asalto pero inmediatamente disparó a Soledad.

Los 9 disparos de revólver Calibre 22 quedaron dentro del cuerpo. Según se informó a Presentes, la fiscalía trasladó el cuerpo hasta la morgue del hospital regional de Pedro Juan Caballero. El médico forense constató que las heridas estuvieron ubicadas en la zona del tórax, cuello, boca, costilla  izquierda y espalda.

La fiscal a cargo del caso, Sandra Díaz, en diálogo con Presentes, explicó que el homicidio  fue efectuado por un hombre, todavía sin ser identificado, de aproximadamente 20 años. “Yo asumo que, primero, le disparó parado y después mientras caía, recibió más disparos porque tiene heridas en la boca y en el cuello. Se comprobó el tipo de arma porque se extrajeron las balas que quedaron en el cuerpo. Hallaron una en la cabeza y tres en el cuerpo”, refirió.

Alrededor de las diez de la noche, lxs vecinxs escucharon varios disparos y vieron a un hombre huyendo a pie del lugar en donde se encontraba el cuerpo. Acudieron al lugar agentes policiales de la subcomisaría segunda del barrio Villa Industrial, quienes comunicaron el hecho a los responsables del Ministerio Público y al forense. El viernes, Leonardo Miranda prestó declaración policial para dar más información acerca del atacante.

5d4c874bf0“Leonardo contó que corrió del susto cuando el hombre disparó. Un vecino de la zona, que era un ex policía, escuchó lo ocurrido y llamó a los agentes. Según el testigo, ese día más temprano se reunieron con Marcelino cerca de las 19 horas y salieron a caminar por el barrio Villa Industrial. Fue allí que apareció el hombre y asesinó a Soledad. Yo me imagino que buscaba asesinar a Marcelino. Los familiares nos van a dar más información para el transcurso de la semana”, relató Laura Panderi, asistente fiscal.

«Homicidio doloso»

La fiscal caratuló a la causa como un homicidio doloso y mencionó que todavía no se puede hablar de un crimen de odio y que, si bien aún se desconoce el móvil del homicidio. La activista de Panambí Yren Rotela aseguró que era muy querida por los ciudadanos de Pedro Juan.

“Yo conocí a Soledad en el 2009 porque era una referente de Panambi en Pedro Juan Caballero en ese tiempo. Ese año fue hacer un trabajo con la población ahí. También fue promotora de salud, sé que pasó por muchas cosas”, expresó Yren y contó que desde que se involucró en el evangelismo comenzó a cambiar su mirada hacia el colectivo. En la Iglesia le decían que porque era travesti “vivía como vivía”.

“Yo entiendo que cuando uno se aferra a la vida buscando alguna forma de sobrevivir. Muchas veces, cuando vivís en un contexto, siendo mujeres trans, no tenemos alternativa laboral, no tenemos estudios y tenemos que soportar mucha violencia, discriminación. Se te cierran muchísimo las puertas. Ella entró en depresión y buscó refugio en la espiritualidad. Lo cual me parece muy bien, pero eso la hizo volver a su identidad masculina socialmente afectada”, recuerda Yren.

Hace una semana de que Yren Rotela y Mariana Sepúlveda celebraban el fallo del Tribunal de Justicia de Luque por el transfemicidio de su compañera, Romina Vargas. La condena a Blas Amarilla, por el caso de Romina marcó un hito en la Justicia paraguaya al tratarse de la primera condena por el asesinato de una persona trans en Paraguay.

PARAGUAY-PORTADA--1024x512“Con el caso de Romina trabajamos un año para que el fiscal entienda todo el contexto en el que vivimos. Muchas de mis compañeras pueden ser personas que están delinquiendo pero, ¿por qué? porque caemos en una situación de criminalización. Obviamente no lo justifico, pero un robo no puede ser razón de asesinato”, consideró la activista.

“Conocí a Soledad cuando trabajábamos en las calles. Ella era compañera mía. Luego yo me separé de mi zona de trabajo porque comencé a estudiar Derecho. Me da mucha impotencia lo que le sucedió porque, lastimosamente, en Paraguay no hay ninguna ley que nos ampare”, lamentó su compañera Nicol González Gauto.

La ley contra toda forma de discriminación sigue siendo una deuda pendiente en el país. De ser verificado el crimen de odio, se trataría del transfemicidio número 62 en transición democrática.

Fuente Agencia Presentes

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Taxista atropelló a una mujer trans y la dejó morir: exigen investigar qué pasó

Viernes, 26 de julio de 2019
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FIOMARA-ASUNCION-218x300Por Juliana Quintana, desde Asunción

Fiomara Wiegueth era una trans de 22 años. El sábado a la noche un taxista la atropelló en la avenida Fernando de la Mora, cerca de la Terminal de Ómnibus de Asunción, y la dejó morir. En esa zona muchas trans expulsadas del ámbito educativo y del mercado laboral, sobreviven ejerciendo el trabajo sexual, como Fiomara. La fiscala de la causa, Patricia Calabrese, dijo a Presentes que el taxista fue imputado por homicidio culposo y omisión de auxilio.

De acuerdo a una persona que fue testigo presencial -cuyos datos no fueron revelados por la fiscalía porque podría comprometer a la investigación-, después de atropellar a la joven, el taxista se bajó del vehículo, vio a la víctima en el suelo, todavía viva, y huyó. Esta persona fue quien llamó a la ambulancia y a la policía.

“El testigo presencial dice que vio desde su ventana que el taxista la atropelló, se bajó del vehículo, miró y se fué. Le hicieron el alcotest y determinaron que no estaba alcoholizado”, expresó la fiscala Calabrese.

Mientras un equipo de trabajadorxs de la salud intentaba reanimar a Fiomara, uno de los paramédicos del Servicio de Emergencias Médicas Extrahospitalarias (SEME) descendió de la ambulancia -se presume fue a buscar algunos insumos de trabajo- y fue arrollado por un motociclista que venía a alta velocidad. El hombre que iba al mando de la motocicleta y la mujer que lo acompañaba terminaron dentro del vehículo de emergencias. El paramédico que llegó a auxiliar a Fiomara finalmente sobrevivió.

Cuando se enteraron de lo ocurrido, los padres de Fiomara, Eusebio Martínez y Ninfa Eva Servián viajaron desde Coronel Oviedo (a 150 km de Asunción) y atravesaron por una serie de obstáculos burocráticos antes de que se les permitiera retirar el cuerpo de su hija. “Ese día, nosotros llegamos a Asunción como a la una de la tarde, y el cuerpo llegó como a las seis, ni tuvimos tiempo de ir a hacer la denuncia. En la fiscalía barrial Número 1 nos negaron todo porque no llevamos su partida de nacimiento. Aunque nosotros habíamos llevado una copia de su cédula de identidad, no querían entregarnos el cuerpo”, manifestó Eusebio. “Ese día se entregó el cuerpo (de Fiomara) a los familiares que vinieron de la ciudad de Coronel Oviedo para identificarla. También ya se solicitó examinar las cámaras de seguridad de la zona”, dijo la fiscala Calabrese.

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“Queremos saber qué fue lo que pasó con Fiomara”

Ni bien se enteró de lo ocurrido, la activista trans Yren Rotela impulsó una red de ayuda por redes sociales para financiar el sepelio y el traslado de Fiomara a Coronel Oviedo. Yren fue, también, quien se comunicó con sus padres y les entregó lo recaudado en Casa Diversa donde le hicieron un homenaje pequeño y una despedida.

“Estamos cubriendo todos los gastos de la funeraria y del sepelio pero nadie se comunicó con nosotros. Todavía no nos explicaron qué fue lo que pasó ahí”, contó Eusebio. La familia hacía seis meses que no tenía novedades de su hija. La última vez que habían tenido contacto, ella contó que quería hacer un viaje a San Pablo, Brasil. Los padres aseguraron que, “luego de nueve meses de duelo”, volverán a Asunción para hacer los trámites referentes a la investigación.

“Esta es una clara muestra de la criminalización, la discriminación y el estigma que se tiene hacia las personas trans. Queremos que la Fiscalía se mueva, queremos justicia. Queremos saber qué fue lo que pasó con Fiomara”, concluyó Yren.

Fuente Agencia Presentes

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