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Hablan los padres del joven gay Matt Shepard: ‘No queremos que los asesinos de nuestro hijo sean mártires’

Domingo, 12 de octubre de 2014
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noticias_file_foto_875852_1413128183Hoy se conmemora el 16 aniversario de la muerte del estudiante de Wyoming, Matthew Shepard. Sus padres, Judy y Dennis, han creado una fundación con el nombre de su hijo que lucha contra la homofobia y el odio. La historia del brutal asesinato de Matthew conmocionó al mundo. Fue secuestrado y torturado por dos hombres, antes de ser abandonado para morir atado a una cerca en los alrededores de la ciudad de Laramie, en Wyoming. Descubierto 18 horas más tarde, fue le trasladaron al hospital donde murió seis días más tarde, el 12 de octubre de 1998, por las graves lesiones que tenía en la cabeza. Tenía 21 años. Ahora, sus padres explican los motivos por los que retiraron la petición de la pena capital para los asesinos de su hijo.

repositorio_obj_5808_1413127715Los dos hombres que torturaron y mataron a su hijo fueron arrestados y condenados a penas de cadena perpetua, cada uno, por el delito. Russell Arthur Henderson, el primer coautor del crimen, se declaró culpable por haber cometido asesinato y secuestro, lo que le permitió evitar la pena de muerte. Por su parte, el otro coautor del crimen, Aaron James McKinney, también fue encontrado culpable por los mismos cargos. Henderson actualmente cumple su pena de dos cadenas perpetuas consecutivas; la misma pena se aplica a McKinney, pero sin posibilidad de obtener libertad condicional.

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Los padres de la víctima, Judy y Dennis Shepard posteriormente crearon la Fundación Matthew Shepard, para crear conciencia en torno a la homofobia y la diversidad. Este pasado viernes, con motivo del aniversario de la muerte de Matt, concedieron una entrevista al diario canadiense Xtra sobre el trabajo que realiza la Fundación en la sensibilización y las formas de hacer frente a la homofobia.

repositorio_obj_3026_1393696061La gente teme lo que no sabe o no entiende. A veces, ese miedo lleva a la violencia, el odio, los prejuicios y todas esas cosas, explicó Judy. “Hay ciudades, como por ejemplo Toronto, donde hay un ambiente de aceptación porque la diversidad es parte de la vida cotidiana de todos. Cuando vas a una zona más rural, de los Estados o incluso en Canadá, encuentras menos aceptación porque no ven la diversidad. La gente no entiende que existe, no saben lo que es y están temerosos ante lo que sea distinto. Los estereotipos reinan donde no hay diversidad”.

También han explicado los motivos por lo que no presionaron para que los asesinos de Matthew fueran condenados a la pena de muerte, a pesar de que el padre de Matthew, Dennis, inicialmente quería hacerlo: Judy me convenció de lo contrario,” dice Dennis. ‘Y ella tenía razón. Si los pone en la cárcel, donde nadie se acuerda de ellos, no están en el corredor de la muerte donde pueden solicitar recursos de casación y posiblemente librarse de la condena gracias a tecnicismo. No pretendemos que se conviertan en mártires que paguen por su crimen y animen a otros a cometer un acto de esta crueldad. Además no queremos someter a nuestro otro hijo a pasar repositorio_obj_5806_1413127660por la angustia de que, posiblemente, los asesinos saliesen en libertad condicional. Yo sólo quería que terminara. No quiero volver a verles de nuevo. Y así es como lo hicimos”.

Dennis sabe que su hijo Matthew estaría enormemente ‘orgulloso’ de la obra que se había hecho desde su muerte. “Sigue siendo un misterio para mucha gente por qué algunas personas deciden ser gays”, dice Judy, “Creo que en última instancia, la gente tiene que darse cuenta de qué y quien eres. Mientras más gente de la comunidad gay cuente su historia y alguien diga:, “Oh, adoro y respeto a mi vecino y son gay”. Toda la perspectiva que tenemos de la comunidad gay cambiará. Y cuanto más lo hagamos, más cerca estaremos abierto a la tolerancia y el respeto ‘.

Este es el reportaje que se ha hecho para conmemorar el 16 aniversario del asesinato de Matthew Shepard en la que se incluye la entrevista a sus padres, Judy y Dennis:

Fuente Ragap

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Credo

Domingo, 12 de octubre de 2014
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je-crois

Creo

Creo en el hombre creador del hombre.

Creo en la trinidad humana, Padre, Madre e hijo.

Creo en la virginidad de la paternidad

y de la maternidad auténticas.

Creo en la virginidad del amor.

Creo en la comunión de la luz

en la que las personas se engendran

y se reconocen recíprocamente.

Creo en el valor infinito del cuerpo humano y en su eternidad.

Creo que Dios es la Vida

y el secreto del cuerpo tal como él se revela en él.

Creo que Dios se hace cuerpo en tanto que se hace hombre.

Creo que el cuerpo no llega a ser él mismo

  más que desarrollando su dimensión mística que lo personifica

y que escapa a toda posesión,

Creo que el amor es un sacramento

que hay que recibir de rodillas.

Dios es ciertamente el dios de los cuerpos, tal como nuestros cuerpos son

llamados a  convertirse en el cuerpo de Dios para dar las lágrimas

en su dolor y más todavía hacernos sensible:

la sonrisa de su amor.

*

Maurice Zundel

***

 

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , , , , , ,

“Invitación”. 12 de octubre de 2014. 28 Tiempo ordinario. Mateo 22, 1-14

Domingo, 12 de octubre de 2014
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51-OrdinarioA28Jesús conocía muy bien cómo disfrutaban los campesinos de Galilea en las bodas que se celebraban en las aldeas. Sin duda, él mismo tomó parte en más de una. ¿Qué experiencia podía haber más gozosa para aquellas gentes que ser invitados a una boda y poder sentarse con los vecinos a compartir juntos un banquete de bodas?

Este recuerdo vivido desde niño le ayudó en algún momento a comunicar su experiencia de Dios de una manera nueva y sorprendente. Según Jesús, Dios está preparando un banquete final para todos sus hijos pues a todos los quiere ver sentados, junto a él, disfrutando para siempre de una vida plenamente dichosa.

Podemos decir que Jesús entendió su vida entera como una gran invitación a una fiesta final en nombre de Dios. Por eso, Jesús no impone nada a la fuerza, no presiona a nadie. Anuncia la Buena Noticia de Dios, despierta la confianza en el Padre, enciende en los corazones la esperanza. A todos les ha de llegar su invitación.

¿Qué ha sido de esta invitación de Dios? ¿Quién la anuncia? ¿Quién la escucha? ¿Dónde se habla en la Iglesia de esta fiesta final? Satisfechos con nuestro bienestar, sordos a lo que no sea nuestros intereses inmediatos, nos parece que ya no necesitamos de Dios ¿Nos acostumbraremos poco a poco a vivir sin necesidad de alimentar una esperanza última?

Jesús era realista. Sabía que la invitación de Dios puede ser rechazada. En la parábola de “los invitados a la boda” se habla de diversas reacciones de los invitados. Unos rechazan la invitación de manera consciente y rotunda: “no quisieron ir. Otros responden con absoluta indiferencia: “no hicieron caso”. Les importan más sus tierras y negocios.

Pero, según la parábola, Dios no se desalienta. Por encima de todo, habrá una fiesta final. El deseo de Dios es que la sala del banquete se llene de invitados. Por eso, hay que ir a “los cruces de los caminos”, por donde caminan tantas gentes errantes, que viven sin esperanza y sin futuro. La Iglesia ha de seguir anunciando con fe y alegría la invitación de Dios proclamada en el Evangelio de Jesús.

El papa Francisco está preocupado por una predicación que se obsesiona “por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia”. El mayor peligro está según él en que ya “no será propiamente el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos acentos doctrinales o morales que proceden de determinadas opciones ideológicas. El mensaje correrá el riesgo de perder su frescura y dejará de tener olor a Evangelio”.

José antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS

Contribuye a difundir la invitación de Dios. Pásalo.

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“A todos los que encontréis, convidadlos a la boda”. Domingo 12 de octubre de 2014. 28º domingo de tiempo ordinario

Domingo, 12 de octubre de 2014
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matrimonio_previo

Nuestra Señora del Pilar

Nuestra Señora de Aparecida (Brasil)

Leído en Koinonia:

Isaías 25,6-10a: El Señor preparará un festín, y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
Salmo responsorial: 22: Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Filipenses 4,12-14.19-20: Todo lo puedo en aquel que me conforta.
Mateo 22,1-14: A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.” Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.” Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. [Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?” El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.” Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.”]

El Salmo interleccional y la epístola de Pablo a los cristianos de Filipos ponen de relieve el cuidado y protección de Dios. El primero recurre a las imágenes de pastor y anfitrión señalando el significado del “tú conmigo” (v. 4) en el camino y en el descanso. Por su parte la epístola señala la compañía divina en la vida del apóstol y la seguridad que ella se hará extensiva a los cristianos de la comunidad.

El pasaje del evangelio recurre a la misma imagen y comparte el horizonte universalista. En él podemos distinguir dos partes. En la primera, se presenta el Reino de Dios con ayuda de las acciones de un rey que quiere celebrar la boda de su hijo. Los símbolos de autoridad están expresamente seleccionados ya que esta sección, que tiene lugar en Jerusalén, gira en torno de la autoridad de Jesús.

Para la celebración el rey envía a sus “sirvientes”, en dos oportunidades, a notificar a los que han sido previamente invitados que el banquete está pronto. La reacción es de una violencia creciente.

Ante este fracaso, el rey ordena a los sirvientes de extender la invitación a la gente que está “al extremo de la calle” sin distinción de comportamiento ético, ya que entran al banquete “malos y buenos” (v. 10). La invitación ahora surte efecto ya que la sala se llena de invitados. Se trata de una llamada universal que supera todas las diferencias humanas y que reúne a todos en un mismo banquete.

Esta perspectiva universal, aunque ocasionada por el rechazo de los invitados, va mucho más allá de lo que puede, en el rey, motivar ese rechazo. Se trata de una voluntad salvífica sin límites que aprovecha un momento de hostilidad para manifestarse.

Los vv. 11-14 cambian bruscamente la perspectiva: viene la segunda parte. Aquí se trata de un caso particular de la participación al banquete. El ámbito universal continúa estando presente, pero se subraya la reacción de uno de los comensales.

El cambio de perspectiva toma su punto de partida en la entrada del rey en la sala del banquete. Con esa entrada se señala un acontecimiento decisivo, un juicio que se opera en cada uno de los invitados.

Haber entrado no da derecho automático a permanecer. Para participar plenamente al banquete es necesario haber aceptado el “vestido de fiesta”, el don de la fe. Uno de los presentes, aunque también llamado, no ha endosado el ropaje adecuado, no ha sido capaz del compromiso ético que acompaña a la llamada.

La mudez ante la pregunta del rey, indica la ineficacia de la llamada en tal convidado y motiva la sentencia condenatoria que el rey pronuncia en un juicio instantáneo y decisivo que lo arroja a las tinieblas exteriores, donde reinan el llanto y el rechinar de dientes (v. 13). La tristeza ante Israel por no haber aceptado la invitación puede transferirse a los miembros de la comunidad eclesial que no sean capaces de las exigencias que dimanan de la fiesta. Este destino reservado a los miembros “mudos” de la comunidad, incapaces de producir fruto coherente con su confesión de fe, pretende hacer un llamado concreto a cada uno de los integrantes comunitarios a tomar en serio la invitación que en principio han aceptado.

La advertencia se hace más urgente gracias a la mención del mayor número de los llamados que de los escogidos (v. 14) que no busca determinar número sino fundamentar la seriedad con que se debe tomar la decisión frente al Reino.

El banquete del Reino es un don gratuito de Dios pero exige que cada hombre sea capaz de aceptar la invitación que se le dirige y, llevar una vida coherente con el significado de la invitación. Sólo con esas dos actitudes es posible mantenerse en el ámbito de la gracia divina que aunque ilimitada jamás avasalla la libertad humana.

A pesar de todo lo dicho, no podemos menos de hacernos cargo de la «objeción a la totalidad» que muchos oyentes, personas cultas y con verdadera sensibilidad de hoy, van a sentir ante este texto del evangelio y toda la cosmovisión teológica a la que echamos mano para tratar de explicarla y aplicarla. La sensación cierta, aun en muchos que no acaban de poder expresarla con nitidez, es que este tipo de metáforas globales son profundamente inadecuadas, están gastadas y sobrepasadas, y no sólo no dicen ya nada (por eso necesitan de tanta explicación), sino que resultan ininteligibles, y hasta producen rechazo. Como afirma la teóloga Sally McFague, son metáforas no sólo obsoletas, sino dañinas. Con toda probabilidad Jesús ya no las usaría hoy, y se pasmaría de vernos muchos domingos dando vueltas en torno a ellas, queriendo dar vida a una simbología y una doctrina que está muerta. Es otro tema, muy importante, que tenemos que acostumbrarnos a plantear más y más. Cfr «Hacen falta nuevas imágenes religiosas», Agenda Latinoamericana’2011, p. 228, accesible también en el Archivo digital de la Agenda: servicioskoinonia.org/agenda/archivo Leer más…

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Dom 12. 10. 14. Un Sínodo al servicio de las “bodas”

Domingo, 12 de octubre de 2014
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sinodo-de-la-familia-2013Del blog de Xabier Pikaza:

Dom 28 tiempo ordinario, ciclo A. Mt 22, 1-11. Esta es la finalidad esencial del Sínodo 2014: Unos cientos de Padres Sinodales (en principio todos hombres y solteros, con buen solideo ¿sólo para Dios?) están reunidos en Roma para cumplir el evangelio del domingo: Mt 22, 1-11: ¡Deben preparar las bodas de los hijos de Dios, es decir, de los hombres y mujeres: que se casen si quieren, que sean felices, que celebren unidos el don de la vida.

Ésta es la tarea que el evangelio del domingo (¡no sólo del Papa Francisco!) ofrece y pide a los sinodales de Roma. Ellos, como expertos en humanidad (¡así se presentan!) y como legados de un Dios que quiere las “bodas” de sus hijos,en el sentido extenso (no como puro sacramento canónico):

‒ que todos los hombres y mujeres del mundo puedan alimentarse bien, y tener salud física y mental, pues de lo contrario no hay bodas…

‒ que todos puedan tener libertad para hacer lo que quieran (y con quien quieran), para hacerlo en amor (y hacer el amor, que eso es también bodas…)

‒ que puedan vivir en gozo y fecundidad de vida y amor, solteros y casados, con soli-deo y sin solideo, que todos somos hijos del mismo Dios.

Para eso están reunidos, aunque su misión es dura, pues hombres y mujeres estamos bien liados en otros asuntos, y muchos no pueden pensar en matrimonios (y otros no quieren, pues sólo les importa el poder el dinero, como dirá la parábola).

Además, por lo que dice la prensa, entre los sinodales hay opiniones distintas, y deben discutirlas. Pidamos por ellos. De todas formas, ellos se han reunido como buenos “casamenteros” (decía Don Quijote que el oficio más importante del mundo, más que el de Rey o Sultán es el de casamentero: que todos los hombres y mujeres puedan bien casarse).

Este “oficio” de casamenteros y sinodales es difícil, como sabe este pasaje atormentado de Mt 22, 1-11, lleno de gozosas evocaciones y duros añadidos posteriores que he comentado al menos tres veces en este blog (al año 2008 y el 2011, al comentar la liturgia del domingo 28, ciclo ordinario, ciclo A.), poniendo de relieve los diversos rasgos mensajes del texto. Aquí me limito a ofrecer una breve paráfrasis de la primera parte del texto (dejando a un lado un fondo de violencia que aparece claro en la versión de Mateo…). Comento el pasaje y lo hago desde el fondo del Sínodo de la Familia.

((PD. Nuestro colaborador y amigo Galetel ha introducido unos sabrosos y “ciertos” comentarios sobre la parábola de Jesús y sus interpretaciones posteriores. En ese contexto he añadido algo que puede interesar a los lectores:

Tienes razón, Galetel… En otras postales, desde hace seis años, he comentado lo que dices… Todo es cierto. Pero aquí quiero centrarme sólo en el tema de fondo: Para que la boda escatológica del fin de los tiempos sea posible (real) tiene que potenciarse un equivalente histórico de “bodas humanas”. Sólo así se entiende el “padrenuestro” del evangelio: “así en la tierra como en el cielo”. El cielo escatológico empieza a realizarse aquí, de manera que no podemos hablar de bodas finales si no abrimos el camino de las “buenas bodas” (para todos) en la historia de los hombres. Por eso, los “sinodales”, reunidos en Roma, han de estar al servicio de esas bodas, es decir, de la auténtica familia de Dios)).

Así quiero decirlo con amor y con humor. Miren la foto: ¿Le parece que esos sinodales son buenos casamenteros? No le parece quizá que debían trotar algo más por el mundo, meterse en la masa, sufrir y gozar con la gente (¡oler a oveja, y a novia y demás…!). De todas formas, bendito sea Dios, que él nos ayude.

Todo este tema sigue inspirado en el espíritu y letra de mi libro sobre LA FAMILIA EN LA BIBLIA. Buen fin de semana

Parábola de Jesús, Mt 22, 1-11

imagesEn aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
“El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.” Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera… y dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.” Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

COMENTARIO CURSIVO

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los “senadores” del pueblo:

Éste es un pasaje para los jefes del pueblo, es decir, en nuestro caso, para los Padres sinodales… Ellos los que se consideran sumos sacerdotes y en especial los “senadores”, que son los ricos en poder y dinero tienen una responsabilidad especial. Esta es palabra para todos, pero va en especial para sacerdotes y jefes del pueblo, que hagan todo lo posible para que la gente se pueda casar bien…

“El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo.

Dios quiere que los hombres y mujeres “tengan bodas”, es decir, que puedan “casarse”, en banquete de amor. “Boda” aquí no es sólo casarse, sino vivir en salud, tener pan y libertad, encontrar un espacio de comunión, de diálogo. Que todos puedan comer y compartir, y alegrarse de ser chicos y chicas, hombres y mujeres, con padres e hijos, todos…, que puedan todos recorrer la vida como un camino de amor…

Mandó criados…

Los criados del Gran Rey son la gente de su “entorno”, sus hombres y mujeres de confianza. En este caso son los Padres Sinodales, que han de ser todos expertos en caminos y en bodas… entrenados en recorrer el mundo y en encontrar a la gente, invitándola para las bodas de Dios, que son las bodas de los hombres. Aquí tenemos un sínodo de un par de centenares de expertos en bodas… aunque a veces me parece que ellos no son los más indicados, pues faltan los chicos y chicas, las mujeres, que algo saben de bodas…

(Mandó criados….) para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda.”

Mandó una vez, mandó otra… Éste es un tema de toda la Biblia: Dios ha enviado mensajeros, invitando primero a los judíos (según la visión de Israel), después a todos los hombres y mujeres… Quiere que todos puedan compartir su boda, es decir, la boda de la vida de los hijos de Dios… Ahí andan los Padres Sinodales, viendo la manera de invitar a todos los pueblos y gentes de la tierra a las bodas de Dios. Son (han de ser) los buenos casamenteros… los que hagan posible que la vida sea una boda de amor… Como he dicho, ellos han de cumplir ese oficio esencial, aunque algunos dudan de que sean los más indicados.

Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

Desengañémonos. Mucha gente no (sobre todo los más poderosos) no quiere bodas, quiere otra cosas… Tener muchas tierras (dinero), tener buenos negocios (más dinero…). La gente no quiere que nadie le diga lo que tiene que hacer, sobre bodas de felicidad, bodas para todos…

Lo que mandan sobre el mundo son los campos (el oro y el hierro, el petróleo y las grandes posesiones…). Las bodas son secundarias, el amor no importa….

Los que mandan sólo quiere dinero, poder y violencia… Por eso matan, son capaces de matar a los que hablan de bodas, de amor para todos, de vida fraterna y amorosa. Ésta es la más triste radiografía de una realidad social e histórica hecha de deseo de dinero, de poder y de violencia, sin búsqueda de amor.

El rey montó en cólera… y dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.” Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

Dejo a un lado el rasgo de violencia (el rey manda matar a los malos…), para quedarme sólo con la parte positiva, que responde al evangelio… A pesar de todo, el Rey quiere que haya bodas y se empeña en lograr que exista felicidad para su hijo, es decir, para todos los hombres y mujeres de la tierra. Ésta ha de ser la tarea del Sínodo, de esos Padres Casamenteros, reunidos en Roma, para que sean preparar o animar las bodas de los hijos de Dios.


AMPLIACIÓN EXEGÉTICA

Ésta es la parábola original, que ha sido citada también básicamente por Lc 14, 16-23. El texto ha sido conservado e interpretado (al parecer) por el documento Q, pero contiene un mensaje original de Jesús, que puede y debe situarse en el contexto de su “misión final”, quizá tras el “fracaso” de su mensaje en Galilea, quizá en el entorno de su ascenso a Jerusalén. Los elementos básicos de esa parábola, que se sitúa y entiende bien en el contexto del mensaje de Jesús, son los siguientes:

a. Jesús ha venido a “invitar” primero a los judíos (en especial a los galileos) al “banquete de bodas de los hijos de Dios”. Él ha preparado ese banquete, unas bodas de amor en libertad, y ha comenzado a realizarlo entre los suyos, abriendo ese mensaje y camino de bodas para todos: ¡vendrán de oriente y occidente y se sentarán en la mesa de bodas…! (tema de las multiplicaciones).

b. Pero el conjunto de Israel (en especial los galileos, luego los jerosolimitanos) no han aceptado ese banquete de Dios, no aceptaron su forma de entender las bodas. Han preferido quedarse en sus “negocios” (bien especificados por Lc 14, que recoge quizá una versión más antigua de la parábola). Jesús acepta ese rechazo como un misterio (en la línea de la tradición del rechazo de los profetas).

c. Jesús pide a los suyos que inviten a todos, buenos y malos, a los perdidos de los cruces de caminos, pobres, enfermos… En un primer momento, estos “nuevos invitados” son los israelitas “impuros”, los que no tienen dinero (no pueden dedicarse a sus bueyes y casas y viñas, ni casarse…). Jesús invita a todos, el banquete es gratis.

d. La iglesia posterior ha podido interpretar la “segunda llamada” de la parábolas (por campos y caminos) como una invitación a los “gentiles”, es decir, a los que no estaban preparados para el banquete de bodas…, a los que no habían pasado por la “escuela” de la ley judía. En esa línea los “casamenteros” del Sínodo tienen que ver cómo preparar mejor las bodas para todos…

la-familia-en-la-bibliae. En ese contexto es coherente la “amenaza final”, que puede provenir (parabólicamente) del mismo Jesús. Recordemos que estamos ante una parábola, con lenguaje figurado (simbólico), no ante un texto de teología. Es evidente que Jesús tiene que “amenazar” a los que no quieren el banquete, tiene que decirles que corren el riesgo de perderse a sí mismos. Esa palabra (el Rey manda matar a los que rechazan el banquete) forma parte de la misma dinámica de la parábola, que se cuenta con toda seriedad: ¡Quien rechaza el don de la vida, la gracia del amor, el banquete abierto a todos, corre el riesgo de perderse.

f. La Iglesia un banquete de familia-bodas. El símbolo y práctica del banquete, abierto a todas las naciones, en claves de reconciliación y plenitud humana, resulta importante en el menaje y vida de Jesús. Ese Banquete/Boda de Reino ha de ser universal, abierto a la muchedumbre, superando los sacrificios del templo de Jerusalén, y los convites rituales (puros) de los pequeños grupos de separados, como los fariseos (haburot) y esenios de Qumrán. La comensalidad abierta define el carácter humano y expansivo del movimiento de los seguidores de Jesús que no necesitan un templo donde sacrificar corderos para comerlos, entre los puros, ni casas especiales de doctrina (escribas), ni lugares de manutención separada (alimentos puros, para hombres en estado de pureza), sino que ofrecen y comparten la comida normal (pan y pescado), a campo abierto, con mujeres y niños, como si se hubiera cumplido ya la promesa de Is 26, 6-8.

g. La Iglesia, unas bodas… En esa línea se sitúa el tema de la peregrinación final de Is 2, 2-4, que forma es trasfondo de ese texto. : «En verdad os digo, vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob, en el Reino de los cielos…» (Mt 8, 11-12). Ese tema recoge un motivo de la tradición escatológica de Israel (cf. Is 2, 1-4; 18, 7; 40, 5; 60, 1-22; Miq 4, 1-2; Zac 8, 20-21), según la cual vendrán los hijos dispersos, desde los cuatro puntos cardinales, para sentarse a la mesa del banquete de bodas… … Pero el movimiento de Jesús ha reelaborado esa tradición dándole unos rasgos particulares. Expertos en ese banquete han de ser los Padres Sinodales. Buen trabajo, hermanos.

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Un banquete que termina mal. Domingo 28. Ciclo A

Domingo, 12 de octubre de 2014
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Il-regno-dei-cieli-è-simile-a-un-re-che-fece-una-festa-di-nozze-per-suo-figlioDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El domingo anterior, la parábola de los viñadores homicidas terminaba diciendo que la viña sería consignada «a un pueblo que produzca sus frutos» (v.43). Algo parecido afirma la parábola de hoy, la de los invitados al banquete, que nos ha llegado a través de Mateo y Lucas. Para comprender el enfoque de Mateo considero esencial tener en cuenta no sólo el texto de Isaías sino también el de Lucas.

El punto de partida: un festín de manjares suculentos (1ª lectura)

La parábola de los invitados a la boda se inspira en un poema del libro de Isaías a propósito del gran banquete que Dios organizará “en este monte”, Jerusalén, que supondrá la alegría, la salvación y la victoria sobre la muerte para todos los pueblos.

            Aquel día,

            el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos,             en este monte,

            un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera;

            manjares enjundiosos, vinos generosos.

            Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos,

            el paño que tapa a todas las naciones. 

            Aniquilará la muerte para siempre.

            El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros,

            y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país.

            Aquel día se dirá:

            «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara;

            celebremos y gocemos con su salvación.

            La mano del Señor se posará sobre este monte.»

La reinterpretación irónica de Lucas (Lc 14,15-24)

El texto de Isaías podía provocar en cualquiera el sentimiento que pone Lucas en boca de un oyente de Jesús: «¡Dichoso el que coma en el Reino de Dios!». Entonces Jesús, con gran dosis de ironía y realismo, cuenta una parábola que podemos dividir en dos actos:

Acto I:

un hombre organiza un gran banquete;

envía a un criado a llamar a los invitados;

los invitados se excusan de buena manera.

Acto II:

El hombre, irritado, manda al criado a invitar al banquete a pobres, lisiados, ciegos y cojos;

el criado obedece, pero todavía sobra sitio;

el hombre vuelve a enviarlo «hasta que se llene la casa».

Moraleja:

«Ninguno de aquellos invitados probará mi banquete».

En la versión de Lucas, la parábola contada por Jesús explica por qué en la comunidad cristiana (el banquete) no están los que cabría esperar (los judíos), sino otros (los paganos). Del optimismo exagerado de Isaías pasamos al terrible realismo con que Jesús enfoca siempre las cuestiones.

La reinterpretación más dura y crítica de Mateo

La versión de Lucas podía suscitar en las comunidades cristianas un sentimiento de satisfacción y de falsa seguridad. Para evitarlo, Mateo añade una última escena e introduce también interesantes cambios; los dos actos se convierten cuatro:

            «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda. ” Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.” Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

            Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?” El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.” Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

Acto I:

  Un rey invita a la boda de su hijo;

 envía criados (en plural);

los invitados no quieren ir.

            Acto II:

  El rey vuelve a enviar criados;

  los invitados no hacen caso a los criados e incluso matan a algunos de ellos;

  el rey mata a los asesinos y prende fuego a su ciudad.

            Acto III:

  El rey manda a recoger a por las calles a todo, malos y buenos;

  La sala se llena de comensales.

            Acto IV:

  El rey descubre a un comensal sin traje de fiesta;

  manda expulsarlo del banquete.

            Moraleja:

                        «Hay más llamados que escogidos».

Mateo ha reinterpretado la parábola a la luz de los acontecimientos posteriores y en clara polémica con las autoridades religiosas judías.

En el Acto I, el protagonista no es un hombre cualquiera, sino un rey (Dios), que celebra la boda de su hijo (Jesús). Y no envía a un solo criado, sino a muchos (referencia a los antiguos profetas y a los misioneros cristianos). Los invitados, en vez de excusarse de buena manera, como en Lucas, simplemente no quieren ir.

Entonces introduce Mateo un acto nuevo (II), donde la invitación del rey encuentra una oposición mucho mayor (incluso llegan a matar a algunos criados) y la reacción del monarca es terrible, porque manda su ejército a acabar con los asesinos y a prender fuego a la ciudad (destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70).

El Acto III también representa una novedad con respecto a Lucas: no se invita a pobres, lisiados, ciegos y cojos, sino a todos, buenos y malos. El enfoque socio-económico de Lucas (en el banquete entran los marginados sociales) lo sustituye Mateo por el moral (todo tipo de personas).

Pero Mateo añade un nuevo Acto, el IV, que es la que más le interesa: un invitado se presenta sin vestido de boda y es echado fuera.

Con estos cambios, la parábola explica por qué la comunidad cristiana está compuesta de personas tan imprevisibles y, al mismo tiempo, contiene un toque de atención para todas ellas. En el Reino de Dios puede entrar cualquiera, bueno o malo. Pero, si se acepta la invitación, hay que presen­tarse dignamente vestido.

Ni frac ni maxifalda

Para entrar en una mezquita hay que descalzarse. Para entrar en una sinagoga hay que cubrirse la cabeza. Para entrar en cualquier iglesia se aconseja o exige un vestido digno. Pero el vestido del que habla la parábola no se mide en centímetros ni se debe caracterizar por su elegancia. Es una forma de comportarse con Dios y con el prójimo. O, utilizando una metáfora de san Pablo, hay que vestirse de nuestro Señor Jesucristo. No es un disfraz. Es un modo de vivir y de actuar que recuerde a los demás, dentro de lo posible, como él vivió y actuó.

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“La Iglesia y los carismas según San Pablo”, por José Combin, teólogo

Domingo, 12 de octubre de 2014
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carismas01Leído en la página web de Redes Cristianas

Las cartas de Pablo revelan lo que era la Iglesia en las comunidades fundadas por él más o menos 20 años después de la muerte de Jesús. La comunidad cristiana está comenzando y tiene todos los privilegios de la infancia.

Debemos considerar las epístolas que son realmente de s. Pablo: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, 1 Tesalonicenses, Filipenses, Filemón. Las otras fueron escritas después de la muerte de él y varias fueron escritas 30 ó 40 años después de la muerte de él por discípulos de él. Pero estos discípulos cambiaron la eclesiología, con certeza porque las mismas comunidades habían cambiado. El principal cambio es la presencia de ministros permanentes encargados de dirigir la comunidad, presbíteros y diáconos que no fueron establecidos por s. Pablo. De la misma manera los Hechos de los Apóstoles presentan a un Pablo bien diferente del Pablo de las cartas. Es el Pablo al cual se atribuyen todos los cambios que ocurrieron entre la muerte de él y la redacción de los Hechos. El autor de los Hechos no conoció a Pablo ni las cartas de él. Acepta tradiciones populares y agrega discursos y episodios que representan la teología de él y no la teología de Pablo.

1.- El pueblo de Dios

Debemos mantener que el concepto básico de la eclesiología de Pablo es el concepto de pueblo de Dios. El concepto de pueblo no es sociológico. Consulté tratados de sociología y pude ver que en la sociología no se trata del pueblo porque pueblo no es categoría sociológica, no es algo que se pueda observar. Pueblo es una categoría teológica porque es un ideal proyectado como promesa hecha a Abrahán.

Para Pablo los discípulos de Jesús son la continuación del pueblo de Israel. Los jefes de Israel traicionaron las promesas hechas a Abrahán y abandonaron el verdadero Israel. El verdadero y definitivo Israel está en las comunidades de discípulos de Jesús, judíos y gentiles. Pues las promesas de Abrahán no se dirigen a una pequeña porción de la humanidad separada del resto. La descendencia de Abrahán debía envolver todo el mundo siendo innumerable. Los judíos levantaron barreras e impidieron la entrada de todas las comunidades étnicas separadas de los judíos. Todo eso está en los cap. 9 a 11 de Romanos, exposición fundamental de la eclesiología de Pablo.

Pablo no pretende convertir individuos, quiere extender el pueblo de Dios hasta la extremidad del mundo porque ese es el plan de Dios revelado a Abrahán. Jesús vino para realizar ese plan de Abrahán. Por eso fue muerto. Pero después de él los discípulos rompieron las barreras y fueron al mundo entero y el pueblo de Dios contiene judíos y no judíos. Jesús no vino para salvar almas sino para refundar la descendencia de Abrahán, rompiendo las barreras y asumiendo él mismo la dirección de ese pueblo.

Un pueblo envuelve la totalidad de la vida humana. Jesús no vino para enseñar una religión o una sabiduría, sino para cambiar toda la vida. Todo forma parte del pueblo: economía, política, cultura, vida corporal, desde la comida hasta el uso de los recursos naturales. Todo eso forma el pueblo. Los discípulos tienen por misión inaugurar ese pueblo que será el pueblo de Dios, integrando todos los otros pueblos en la unidad del proyecto de Abrahán. Hay lugar para todos porque no hay más barreras. Jesús suprimió todas las barreras que procedían de una cultura, de una porción de la humanidad, de un modo de vivir, de algunos jefes de los judíos cerrados en sí mismos y separados de los otros pueblos. Los jefes de Israel hacían casi imposible la entrada de los paganos porque levantaban obstáculos casi intransponibles. Ahora el pueblo está abierto y Pablo piensa que en poco tiempo va a envolver a la humanidad entera.

Las comunidades paulinas y los otros discípulos llamados por otros apóstoles constituyen el inicio de este pueblo ahora libre y abierto. Numéricamente son insignificantes pero la fe de Pablo consiste en esto: ver en ellos el comienzo de una nueva humanidad reunida en una única convivencia en que toda la diversidad se une en el amor y en la solidaridad..

2. La “ekklesía” (Iglesia).

En el inicio, los discípulos de Jesús no creían necesario dar un nombre a su reunión. Eran judíos, miembros del pueblo elegido de Israel. Dentro de Israel ellos eran los seguidores del camino de Jesús. Esperaban el reino de Dios anunciado por Jesús. El reino no vino. Apareció más distante que lo previsto. El concepto de reino de Dios fue transferido para el día en que se realizaría realmente el fin de este mundo y el advenimiento del nuevo, esperado como gran milagro de Dios. Aparecía un tiempo intermediario. Los discípulos no podían esperar simplemente ese día bastante distante. Vivían en la tierra, la vida terrestre continuaba. Fue necesario darse un nombre sobretodo cuando entraron paganos convertidos y los discípulos se distanciaron de la ortodoxia judaica.

Pablo dio a sus comunidades un nombre que era común a todas y expresaba la unidad entre todas. Pablo adoptó el nombre de”ekklesía”. Era genial porque esa palabra era muy significativa.

La palabra “ekklesía” tenía un solo significado. Era la asamblea del pueblo reunido, del “demos”, para gobernar la ciudad. No tenía otro significado. Tomando esa palabra Pablo sabía muy bien lo que hacía. No escogió ningún nombre religioso. Había asociaciones religiosas de diversos tipos en aquel tiempo en las ciudades griegas. Pero Pablo sabía que no venía a establecer en la ciudad una religión, un culto. La religión, el culto no interesaban. Para Pablo el culto de los discípulos de Jesús era su vida. Pablo venía para llamar a todos para formar un pueblo. Las comunidades de una ciudad representaban un pueblo, el pueblo de Dios en esa ciudad. Eran el verdadero pueblo, formando el verdadero “demos” aunque fuesen todavía una minoría insignificante. Pero Pablo miraba lejos con una fe invencible. Allí estaba el pueblo, en esa asamblea de los discípulos que era la asamblea del pueblo.

Las comunidades eran un pueblo que formaba “ekklesía”, esto es se gobernaban a sí mismos, sin jefes, sin personas que mandaban. Era la verdadera realización del ideal griego de ciudad. Los discípulos formaban entre ellos una auténtica “democracia” realizando el ideal nunca alcanzado por los griegos que admitían la esclavitud y la división de clases.

La verdadera traducción de “ekklesía” debía ser “democracia”. En cada ciudad los discípulos de Jesús forman una democracia. Sin embargo no hubo traducciones: en latín tomaron la palabra griega que perdió su sentido: “ecclesia”, lo que en castellano fue transformado en “iglesia”. La palabra “iglesia” no significa nada, no dice nada. Se transformó en el nombre de una institución.

Quien está en la Iglesia católica puede percibir hasta qué punto nos alejamos de los orígenes cristianos. Hoy quien considera que la Iglesia es y debe ser una democracia, será condenado como hereje. Estamos exactamente en el extremo opuesto de las comunidades cristianas primitivas.

En la “democracia” cristiana todos eran iguales, todos podían hablar, todos podían intervenir en las decisiones tomadas por la asamblea. Era realmente el advenimiento de la libertad, el núcleo de un nuevo pueblo, de una nueva humanidad. Las comunidades no se reunían para hacer un culto, para practicar una religión, sino para convivir unos con los otros en la fraternidad de un pueblo de iguales. Vivir juntos era la razón de esas reuniones. Había naturalmente una comida en común porque vivir juntos es comer juntos.

Lo que más se aproxima a la “ekklesía” de los orígenes, fueron las llamadas comunidades eclesiales de base, una realización de la cual no se tenía más noticia desde la edad media aunque fuese realizada en ciertas iglesias reformadas, sobretodo en los Estados Unidos.


3.- Los dones del Espíritu en las comunidades

La Iglesia, esa “democracia” forma una unidad, un solo cuerpo porque es el cuerpo de Cristo. Cada uno es un órgano de Cristo. El propio Cristo reúne todos sus miembros. Él une todos esos miembros por medio de los dones del Espíritu que son diversos. Cada uno recibe un don del Espíritu. El don es una capacidad para servir. Todos sirven a todos, todos están el servicio de todos. Así es la unidad. La unidad es hecha por el Espíritu.

Pablo dejó tres listas de dones o servicios que llama carismas. Las listas no son las mismas. No había catálogo oficial. Las comunidades no debían ser la copia de un modelo uniforme.

1 Corintios 12, 8-10: “A uno, el Espíritu da el mensaje de sabiduría; a otro, la palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro el mismo Espíritu da la fe; a otro todavía, el único y mismo Espíritu concede el don de las curaciones; a otro el poder de hacer milagros; a otro la profecía; a otro, el discernimiento de los espíritus; a otro el don de hablar en lenguas; a otro, el don de interpretarlas.”

1 Corintios 12, 28-30: “Aquellos que Dios estableció en la Iglesia son, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, doctores. Vienen enseguida los dones de los milagros, de las curaciones, de la asistencia, del gobierno y de hablar diversas lenguas”.

Romanos 12, 6-8: “Quien tiene el don de profecía, que lo ejerza según la proporción de nuestra fe; quien tiene el don de servicio, lo ejerza sirviendo; quien el de enseñanza, enseñando, quien el de exhortación, exhortando. Aquel que distribuye sus bienes, que lo haga con simplicidad; aquel que preside, con diligencia; aquel que ejerce misericordia, con alegría.”

No necesitamos aquí investigar cuál era el contenido concreto de cada uno de esos dones. Lo que nos importa es que todos los miembros tienen un papel en la comunidad. Si alguien preside, no es para mandar, sino para reunir. En las comunidades paulinas nadie manda, nadie impone. Se realiza lo que dijo don Helder cuando llegó a Recife: aquí dos palabras son prohibidas: mandar y exigir. Leer más…

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Ignasi Moreta: “No hay que entender la religión como una bandera”

Domingo, 12 de octubre de 2014
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ignasi-moretaEditor de Fragmenta, editorial no religiosa que habla sobre las religiones

“El hombre religioso es un ser finito, pero capaz de lo infinito”

La religión no hay que entenderla como un equipo de fútbol o un partido político. ¿Para qué renunciar? ¿Quién me obliga? Es como si, en el campo literario, al apasionarme la poesía de Lorca no pudiera hacerlo la de Machado

(Jesús Bastante).- Ignasi Moreta es editor de Fragmenta Editorial, que lleva tiempo trabajando en catalán y castellano. En un momento complicado para que las editoriales sigan en busca, Fragmenta no sólo se dedica al campo de la religión católica, sino que se dedica a hablar de las distintas religiones. Es una editorial no religiosa que habla sobre religión. No hay que entender la religión como una bandera, explica.

Buscar y hablar, ése es el lema. Porque ser religioso es ser alguien que indaga, que no se conforma con lo que le dan, sino que entiende que es un ser finito, pero capaz de lo infinito, añade el editor de Fragmenta, quien añade que “la religión siempre surge de una cierta incomodidad con la serie de cosas que no van más allá”.

-Estar siempre en camino, pero con el horizonte de llegar a algún sitio… Aunque en tema de creencias no sé si sería bueno dejar de caminar nunca.

-Cuando uno cree que ha alcanzado algo, es que ha convertido lo que buscaba en un ídolo. La idolatría es la fijación en algo que tendría que ser instrumento y convertimos en un fin. En las religiones hay esta dicotomía clásica entre el icono y el ídolo. En el icono el significado permanece más allá, sin domesticar. Cuando creemos que lo tenemos ya, en la mano, lo hemos idolatrado. Lo hemos encerrado en nuestra formulación, nuestra creencia, nuestro dogma, nuestra imagen, en nuestro lenguaje. Entonces, hemos caído en la idolatría. El gran peligro de la religión es acabar siendo idolátrica: pensar que lo tenemos todo en el bolsillo, comprendido. La religión idolátrica sería la religión de las respuestas, mientras que la religión de las preguntas es la de la continua investigación. Es esa imagen preciosa de San Agustín: “Dios siempre es mayor”. Mayor que nuestras capacidades, nuestra imaginación, nuestras relaciones lingüísticas…

-…lo inabarcable.

Cuando creemos que lo tenemos, se nos escapa; cuando pensamos que, con nuestras categorías lingüísticas, lo entendemos, se desordena; Dios es más grande que todo eso.

-Y benditas escapadas. Las de Dios y las de los hombres.

Hay una pregunta que nunca te he hecho, y mira que hemos hablado en alguna otra ocasión: Fragmenta es un proyecto editorial pero también familiar, y en estos años lleváis veintisiete libros. ¿Cómo os ha cambiado la editorial, estando tan en contacto con opciones de vida de religión o conocimiento? ¿Ha ampliado horizontes para vosotros o para vuestros hijos, por ejemplo?

-Nos ha afectado para bien, claro. De alguna forma es un privilegio estar en contacto con personas con alma, en el sentido de que son personas fuera de lo común: que tienen cosas que decir, que se han tomado en serio su dimensión religiosa…y que tiene cada una su perspectiva. Hay quien ha adoptado una más neutra y académica y quien adopta otra más explícitamente implicada. Hay quien hace un estudio desde una determinada disciplina (ciencia, sociología…) y hay quien busca una mirada más global. En cualquier caso, lo que nos ofrecen los autores que hemos compartido con nuestro lector son oportunidades de ver la realidad desde puntos de vista distintos (aunque tampoco quiero decir con ello que en el fondo todo sea lo mismo, puesto que hay que hilar muy fino: aunque el conocimiento sea igual de importante, la toma de posición es muy diferente…).

Tu forma de ser, de preguntarte, de ser religioso, de vivir la búsqueda…acompañada de estas voces se hace mucho más rica, más cualitativa. Sin duda, te cambia. Te enriquece porque te cuestiona. Cada autor, cada libro, te obliga a plantearte problemas que no te plantearías solo. No hay que casarse con todo el mundo, pero sí estar atento a aquello que podemos aprender. Pero como vivimos en un mundo que es una especie de club de fútbol, creemos que tenemos que optar por uno y rechazar a los otros. Nos equivocamos.

No es que yo vaya con “los míos”. La religión no hay que entenderla como un equipo de fútbol o un partido político. ¿Para qué renunciar? ¿Quién me obliga? Es como si, en el campo literario, al apasionarme la poesía de Lorca no pudiera hacerlo la de Machado. ¡Tiene que haber propuestas distintas! ¿Por qué entendemos que a las religiones hay que afiliarse, rechazando otras propuestas, cosmovisiones…?

-O afiliarte, pero entender que no pasa nada, que no hay que entrar en una dinámica de enfrentamiento, sino de conocimiento, de compartir la libertad de cada uno para elegir.

-Claro. Luego estarán los que nos dirán: esa religión no la trates, es superficial, y bla, bla. Entiendo que acercarse a una religión de forma frívola es un peligro que hay que tener en cuenta, pero creo que siempre merece la pena la aproximación, para el conocimiento. Todas estas críticas las conozco: “Me gusta mucho, pero mi religión es ésta y ya está”. Bueno…Cada uno tiene su camino, pero creo que es bueno superar esta visión de las religiones como cotos cerrados donde la pertenencia es una especie de carnet que nos ponen en la boca.

-Más que de carnet, de sello.

-…De sello, de tatuaje que te identifica con una tradición y te excluye a las demás. Eso no ha de ser necesariamente así.

-Eso lleva a más de una guerra que estamos padeciendo, lamentablemente.

Tenemos cinco novedades, vamos a empezar de derecha a izquierda, con Antonio Marujo: Diálogos con Dios de fondo. Antonio Marujo es un colaborador, también, de esta casa.

Cuéntanos.

-Marujo fue periodista del Diario Público en Portugal y tuvo la oportunidad de entrevistar a grandes personalidades: por allí pasaron el Dalai Lama, Hans Kung y otros grandes nombres no sólo de la religión, sino de la filosofía, el conocimiento y las artes. Con esa perspectiva de explorar las preguntas últimas, pues es un periodista con una sólida formación en el ámbito religioso, les hacía preguntas de fondo, no las previsibles. Tras tantos años dedicados a la profesión, quiso reunir esas entrevistas, recopilar materiales y, con ellos, el propio espíritu, también, del entrevistador. Leer más…

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El “favorito” de Benedicto XVI, George Gänswein, reitera que los actos homosexuales son “desordenados” y “contrarios a la ley natural”

Domingo, 12 de octubre de 2014
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011Benito, George y un niño…

Con lo bonito que es ver a una familia feliz, no entiendo la homofobia de algunas monseñorías… Como dice el autor de este artículo, “la mirada de Benedicto XVI se torna aún más dulce. Y sus ojos parecen acariciar la inocencia. A su lado, el rostro de su fiel y guapo secretario, monseñor Georg Gänswein, resplandece de alegría“…

El secretario personal de Benedicto XVI se alinea con los “halcones” del Sínodo

Ganswein sobre los divorciados vueltos a casar: “Contradicen lo indicado por el Señor”

El Papa, el secretario y el bebé

(José Manuel Vidal).- El secretario personal de Benedicto XVI, George Ganswein,  se une al “partido” del cardenal Müller y demás opositores a la telogía de la misericordia del cardenal Kasper, apoyada por el Papa Francisco. Y reitera la doctrina sobre los divorciados vueltos a casar y sobre los gays. En ambientes eclesiásticos se cuestiona el pronunciamiento público del prefecto de la Casa Pontificia. No tanto por lo que dice, sino por quién lo dice y por cuándo lo dice.

Las declaraciones de la mano derecha del Papa emérito aparecen en una entrevista concedida a Alfonso Signorini, director de la revista italiana ‘Chi’. En ellas, entre otro cosas, avanza, de entrada, este principio: “La Iglesia debe tener el coraje de expresar sus convicciones, porque, de lo contrario, no serviría a la verdad”

También aborda dos de los temas más polémicos del Sínodo que se está celebrando en Roma. Sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar dice: “Es una cuestión muy delicada. Está en juego el matrimonio sacramental que, según la doctrina católica, es indisoluble, al igual que el amor de Dios hacia el hombre”.

Y añade:El que contrae una nueva unión contradice con su decisión lo indicado por el propio Señor, aunque también es cierto que sólo Dios escruta y conoce la conciencia de cada cual”.

 A su juicio, “el Papa Francisco sigue (en este tema) la línea de sus predecesores, cuyo magisterio sobre el matrimonio sacramental es muy claro“.

De ahí que sobre la discusión de esta temática en el Sínodo declare: “La Iglesia no cierra los ojos ante las dificultades de los fieles que viven en situaciones delicadas y espinosas. Sin embargo, la Iglesia debe ofrecer respuestas sinceras que se orienten no según el espíritu de los tiempos, sino según el Evangelio y la palabra de Jesucristo, que es el hijo de Dios. Es verdad que Dios acoge y perdona, pero también lo es que pide la conversión

En cuanto a la homosexualidad, monseñor Ganswein asegura que “la Iglesia, apoyándose en la Sagrada Escritura y en la Tradición, siempre declaró que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural, porque impiden al acto sexual el don de la vida“.

Eso sí, el secretario del Papa emérito, advierte, sin embargo, que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza, evitando cualquier injusta discriminación contra ellos.

El alemán Georg Gaenswein, confesó también en la citada entrevista que su celibato en los primeros años “no fue fácil” y explicó que al entrar en el seminario tuvo “luchas interiores” sobre el celibato.

“Cuando entré en el seminario para ser sacerdote lo hice totalmente convencido respecto al desafío del celibato. No faltaron, lo digo sinceramente y sin vergüenza las luchas interiores. No fue fácil, pero todo el vida tiene un precio, explicó.

El celibato no es una vida sin amor. Es la vida de un amor que es más grande que el carnal. Tienes que renunciar a algo que es grande, lo sé, pero lo haces porque hay algo aún más grande que es el reino de los cielos“.

Fuente Religión Digital

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Franco luce en la cúpula de El Palmar de Troya

Domingo, 12 de octubre de 2014
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1412693796972estatua-galc4Indecente:

Una estatua del dictador (sí, ese monigote de la izquierda), vestido de militar y con una corona de santo dorada, ha sido incluida en la fachada de la basílica de los Carmelitas de la Santa Faz

La iglesia de El Palmar de Troya, en Utrera (Sevilla), también denominada de los Carmelitas de la Santa Faz, ha incluido en la fachada de su basílica casi una decena de nuevas esculturas entre las que se encuentra la del dictador Francisco Franco, vestido de militar y con corona de santo dorada.

A pesar de su decadencia desde que hace una década murió Clemente Domínguez, autoproclamado “papa Gregorio XVII“, con un declive de fieles y de captación de fondos, su iglesia de El Palmar presenta ahora una imagen renovada de color blanco y marrón carmelita, con estas nuevas esculturas en su fachada.

Junto a las esculturas de san Pedro, san Miguel, san Francisco de Paula, san Fernando y san Francisco de Asís, la estatua de Franco (san Francisco Franco para esta iglesia), preside la parte alta del edificio y se hace visible más allá de los muros de hormigón de unos cinco metros que rodean a la finca. La Iglesia Palmariana, rechazada por la Iglesia Católica, cuenta entre su santoral también con san Adolfo (Adolf Hitler), san José Antonio Primo de Rivera, san José Calvo Sotelo, san Luis Carrero Blanco, santa María Eva Ibarguren, san Francisco Jiménez de Cisneros o incluso san Cristóbal Colón.

Tiene su origen en la supuesta aparición en 1968 de la Virgen a cuatro niñas en un lentisco de la finca la Alcaparrosa -donde se sitúa el templo-, algo que supuestamente también le ocurriría al que fue el papa Gregorio XVII, hasta entonces un contable de Sevilla. Su éxito se basó en que acogió a los descontentos por las decisiones adoptadas en el Concilio Vaticano II, que rompió con algunas de las tradiciones de la Iglesia, y en su auge consiguieron congregar a miles de personas para ver a su Papa entrar en trance.

Gracias a las numerosas donaciones, muchas de ellas de empresas del extranjero, la orden experimentó un importante crecimiento que le llevó a levantar el imponente templo con ocho torres de casi cuarenta metros de altura. La muerte del papa Gregorio en 2005 dio inicio a una crisis de fieles y recursos que dejaron esta iglesia inconclusa, por lo que ahora, casi diez años después, sorprenden las nuevas actuaciones en su fachada.

Los religiosos palmarianos llegaron a tener entre 2.500 y 3.000 metros cuadrados de suelo en pleno centro de Sevilla, propiedades que terminaron de vender en 2003 y cuyos dividendos han permitido, al parecer, que se mantuviera la orden en el tiempo. Tras la muerte del papa Gregorio, su iglesia lo nombró san Gregorio “El muy grande” y su sucesor fue el abogado Manuel Alonso Corral, autoproclamado como Pedro II hasta que murió en 2011 y fue elegido en cónclave el padre Sergio María, exmilitar murciano que adopto el nombre de Gregorio XVIII, todos ellos considerados como “antipapas” por la Iglesia Católica.

Entre los excomulgados por esta iglesia se encuentran la Familia Real, los comunistas o todos los espectadores que hayan visto la película “Jesucristo Superstar”.

Funte Público

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