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5º Domingo de Pascua. 28 abril 2024

Domingo, 28 de abril de 2024
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«Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí solo, si no permanece en la vid, tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.»

(Jn 15, 1-8)

Bella imagen de la vid, es una alegoría llena de vida resucitada. Es la imagen de la unión entre Jesús y nosotr@s. ¿Qué vid existe sin sarmientos? ¿Qué Dios vive sin entregar lo que es a quien está unid@ en Él?

En este texto lo primero que salta a la vista es que la vid y los sarmientos son parte de la propia vid. No son dos vides con antagonismo entre la propia vid y el sarmiento, ni son lo mismo, que sería un monismo.

La vid y los sarmientos son diferentes, pero no existen separados. Es decir, las formas separan, porque son lo que  vemos con nuestra mente. Pero sin la proyección mental, entrando en la profundidad de la contemplación, las formas no existen, contemplamos la esencia, lo que es, y entonces no son dos cosas distintas, sino una, con diferencias, que es la auténtica maravilla.

Tanto la física cuántica, como la visión transpersonal nos hablan de que todo está interrelacionado. Nada existe separado, y esto nos lo relata el Evangelio.

El sarmiento no puede dar fruto de por sí”. “ Yo soy la vid , vosotros los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él ese da fruto abundante.” «Permaneced unid@s a mi como yo lo estoy a vosotr@s”.

En la misma línea, si Dios es Amor, ¿cómo puede el Amor vivir sin amor y el amor sin Amar? Nuestro Dios es un Dios Trinitario, diferentes maneras de amar, pero el Amor es solo uno. Somos un@ en Dios.

Esto no lo “entendemos” con nuestra mente discursiva, analítica, sino con la inteligencia del corazón, que es la que comprende con las entrañas en un silencio que se hace a veces denso, hasta llegar a ser transparente. Es entonces cuando se abren las compuertas del ser y se descubre la vida entretejida y conectada al AMOR, a la Vid.

Oración

Resucítanos a la nueva comprensión de la alteridad del amar para que seamos un@ en el Amor.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La vid tiene varios elementos: RaÍz, cepa, sarmientos y hojas.

Domingo, 28 de abril de 2024

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DOMINGO 5º DE PASCUA (B)

Jn 15,1-8

Estamos en el comienzo del capítulo 15 de Jn, incluido en el larguísimo discurso de despedida, que Jn pone en boca de Jesús, después de la cena. En esta parte del discurso, se habla de la comunidad y su misión en el mundo. Insiste en que la Vida de Dios debe atravesar a cada miembro para posibilitar el amor que se debe manifestar en obras. La división de los organismos vivos en partes siempre es inadecuada. Toda la vid es un único ser vivo. Para producir frutos necesita raíz, cepa y tallos y hojas.

El simbolismo de la viña es muy frecuente en el AT. Pero no es tan frecuente la imagen de la vid. Además, el sentido que le da Juan es completamente original. El doble aspecto de una misma vivencia individual y una proyección a los demás es la clave de la experiencia pascual. La Vida de Dios, la de Jesús y la de los discípulos es la misma. Aunque no se nombra expresamente, la Vida sigue siendo el centro de todo el discurso.

Hay que tener en cuenta que la vid es una de las plantas que no produce fruto de provecho si no se poda severamente. Su capacidad de echar follaje es tan grande que, si no se le aplican fuertes correctivos, se le va toda la fuerza en tallos y hojas. La poda se realiza en dos etapas. La primera se hace antes de que brote y consiste en eliminar casi todos los sarmientos del año anterior, dejando solo los más vigorosos, y de estos, una parte mínima (dos o tres nudos). La segunda se hace sobre los pámpanos, eliminado todos los tallos que no llevan fruto e incluso desmochando los que lo llevan.

Yo soy la vid verdadera. Detrás del símbolo de la vid, se esconde todo un mundo de sugerencias. Se trata de un ser vivo que se manifiesta a través de elementos distintos, pero unificados por una realidad que los trasciende, la vida. Una vez más es la Vida el centro del discurso. Todo el que se adhiere a Jesús forma parte de la misma vid. Forma una comunidad viva que fructifica. En el AT es frecuente que la viña sea improductiva.

Mi Padre es el labrador. Como en el AT, es el Padre quien la ha plantado y la cuida. Pero hay que tener cuidado a la hora de interpretar este aspecto. Jesús nunca se propone como centro de su mensaje. Él predica el Reino que es Dios. Nunca se interpone entre Dios y el ser humano. Jesús nos dice que lo que Dios es para él, lo es también para cada uno de los hombres. No pensemos que Jesús es más que el Padre. La alusión al Padre labrador, expresa interés porque que todo sarmiento dé fruto.

Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, lo elimina, y a todo el que produce fruto, lo poda, para que dé más fruto. Tenemos un juego de palabras muy curioso: “airei” no significa cortar ni arrancar sino abolir, quitar. “kathairei” no significa podar sino limpiar, purificar. Ni uno ni otro se utiliza para designar tareas agrarias. Al emplearlos nos fuerza a ira más allá del primer significado. El versículo siguiente nos saca de dudas: Vosotros estáis ya limpios por el mensaje que os he dado. limpios” no tiene nada que ver con la pureza legal. Para Juan el único pecado es la opresión. Como ellos han salido de ese ámbito, se han liberado del pecado.

No debemos entender estos versículos como si Dios actuara en nosotros desde fuera y mecánicamente. Para Jesús, Dios es la savia, la Vida que se comunica a toda la vid. Jesús es el primer sarmiento que vivió plenamente de esa savia divina. No debemos confundir al hombre Jesús con el Dios cristiano, sino como el primer cristiano que haciendo suya la misma Vida de Dios, nos ha indicado la manera de alcanzar la plenitud humana. El mensaje de Jesús consiste en que todos vivamos esa Vida divina.

Ni cada individuo, ni la comunidad deben considerarse entes estáticos. Están obligados a dar frutos. Sarmiento improductivo es el que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu. Incluso el que produce fruto tiene que seguir un proceso que no acaba nunca. Solo el don total y constante de sí mismo permitiría alcanzar la meta. El Espíritu es un dinamismo que no se detiene nunca. Sería la savia que está siempre fluyendo. El producir fruto no hace referencia a una moralidad sino a la Vida.

El sarmiento no tiene vida propia, necesita recibir la savia de la cepa. La ausencia de fruto delata la falta de unión con Jesús. La presencia de fruto manifiesta que la savia-Vida está llegando al sarmiento. Ni la Vid sin sarmientos puede producir frutos, ni los sarmientos separados de la cepa. Los frutos se alcanzan por la unidad de ambos. Esa unión con Jesús no es algo automático, ni ritual, ni externo. Exige la actualización constante por parte del discípulo. Cada individuo y cada comunidad tienen que estar constantemente eliminando todo aquello que le impida la identificación con Jesús.

Existe una fuerte tendencia a equiparar el “producir fruto” con las buenas obras. En Jn no se hace ninguna distinción entre ser y obrar. Adherirse a Jesús es inseparable de producir el fruto que esa adhesión conlleva, pero los frutos no son directamente las obras, sino la Vida-amor, que necesariamente se manifestará en obras. De esta manera queda erradicado el peligro de creer que son las obras las que me llevan a la identificación con Jesús. Solo la Vida-Amor nos hace ser uno con Jesús y con Dios.

Porque sin mí, no podéis hacer nada. Por activa y por pasiva repite la misma idea. El sarmiento, que es una sola vida con la cepa, produce fruto y hace que la vid sea capaz de dar fruto. El que está separado no sirve para nada porque no tiene vida. Se trata de participar de la misma Vida de Jesús, que es la del Padre. Recordad: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el padre; del mismo modo, el que me coma vivirá por mí”. Estar unido, comer a Jesús, es comprometerse con él y participar de su misma Vida. De la misma manera alejarse de Jesús es garantizarse la esterilidad y la muerte.

En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir fruto por haberos hecho discípulos míos. Queda claro que no pueden ser palabras pronunciadas por Jesús. Los discípulos no comenzaron a dar frutos hasta después de la experiencia pascual. Solo entonces descubrieron al verdadero Jesús y lo vivieron de verdad. No son palabras de Jesús, sino palabras de la comunidad. Si no hacemos esta composición de lugar, no habrá manera de dar auténtico sentido al evangelio de Juan.

El domingo pasado se hablaba de un solo rebaño, hoy nos habla de una sola vid. Jesús y los discípulos constituyen una sola realidad viva. Ser vid significa estar unido, no solo a Jesús y a Dios, sino a los demás sarmientos. Si me separo de otro sarmiento, que está unido a la vid, me tengo que separar de la vid. Esa es la experiencia pascual que debe continuar en nosotros. Todos participamos de la misma Vida de Dios, que es la de Jesús. La Vida es una sola; al participar de ella formamos una unidad con todo.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Jerarquía y carisma.

Domingo, 28 de abril de 2024

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«Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí»

Enfrentadas a los judíos y de espaldas al resto de iglesias cristianas, las comunidades joaneas se convirtieron en comunidades herméticas directamente enganchadas a Jesús. Eran carismáticas y muy poco jerárquicas, vivían en unión mística con Jesús, y esto se manifestaba en la comunión en el amor de cada uno con el resto de los miembros de la comunidad. Mantenían una visión tan espiritualizada del cristianismo, que el resto de cristianos no terminaba de entenderles.

Por eso, cuando Juan se refiere a la vid y los sarmientos no está pensando en ningún tipo de ligazón externa, como el “cuerpo de la Iglesia” organizado y jerarquizado para mantenerse unido tanto en la doctrina como en la liturgia, sino que está hablando de mantenerse unido al espíritu de Jesús, pues sólo a través de esta unión podemos convertirnos en sarmientos vivos que dan buenos frutos.

Pero murió el “discípulo amado” y las disputas internas se generalizaron. Una parte de sus miembros cayó en el docetismo, otra en el gnosticismo, y otra buscó refugio en las comunidades paulinas. Y esto nos debe servir de lección. Es muy sano criticar la jerarquización de la Iglesia, pero sin olvidar el destino de aquellas comunidades que lo fiaron todo al carisma, a la acción del Espíritu, y prescindieron de la jerarquía. Se podría pensar que las comunidades paulinas (que acentuaron el sentido jerárquico hasta el punto de entender la autoridad como poder por delegación divina) estaban en lo cierto porque prevalecieron, pero tampoco son un ejemplo, porque parece evidente que la jerarquía dificulta la acción del Espíritu.

Y estos son los dos extremos que siempre están tentando a la Iglesia. Por una parte, es lógico pensar que una jerarquía con poco poder propicia la acción del Espíritu, pero por otra, el énfasis en la vivencia personal del espíritu de Jesús puede dificultar la comunión con toda la Iglesia y romper el sentido de comunidad.

Ambas tendencias están hoy presentes entre nosotros. En el contexto cultural en que nos movemos, se echa de menos la confianza en el Espíritu. Posiblemente la tentación de nuestra Iglesia occidental sea confiar más en la autoridad, en la estructura, en el derecho, e incluso en el dinero, que en la acción del espíritu de Dios. Como reacción a esta mentalidad, a veces tendemos a desentendernos de la comunidad de la Iglesia y vivir el espíritu de Jesús por libre, como algo meramente personal.

Sería bueno admitir que resulta difícil lograr un equilibrio adecuado entre lo jerárquico y lo carismático. Que no es fácil reducir el nivel de jerarquización hasta el punto de no entorpecer la acción del Espíritu, y evitar a la vez que el movimiento que nació en Jesús se convierta en desconcierto. En todo caso, conviene tener muy claro que el test definitivo de la presencia del Espíritu en una comunidad, o en la Iglesia entera, es el amor y, en definitiva, las obras; los frutos. Si el amor está presente, el espíritu de Jesús reina en ella, y si no, no.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí

Fuente Fe Adulta

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Permanecer, a pesar de todo.

Domingo, 28 de abril de 2024

IMG_4259Juan 15,1-8

Es invierno. Un adolescente, se dirige a casa de su vecino Daniel.

¿Qué te trae por aquí, Mateo?

Necesito que me ayudes a podar las viñas. Mi padre se encargaba de hacerlo, pero como ha fallecido, tengo que podarlas yo; me da miedo estropear las vides de la familia, algunas tienen cerca de 100 años.

– Iré contigo y te voy explicando.

En el campo, Daniel empieza a podar con tanta energía que el chico se asusta.

¿No estás cortando demasiado? No dará tiempo a que salgan uvas este verano. Será nuestra ruina.

– Al contrario, Mateo, voy cortando las ramas secas, que ya no darán fruto, para que la savia suba con fuerza y haga crecer los brotes nuevos, los pámpanos. No tengas miedo, así la savia no se desperdicia y los frutos ganarán en cantidad y calidad. Si hacemos una buena poda, las ramas nuevas crecerán tanto como la longitud de mi dedo, cada día. Podréis cosechar algunos racimos con más de 100 uvas y os darán unos buenos denarios por ellos.

– ¿Y si hubiéramos dejado las vides sin podar?

– Cuando llegara el verano, es posible que algunos racimos tuvieran media docena de uvas y otros no tuvieran ninguna. Además, las vides están más expuestas a enfermar. Esta tarea es imprescindible y se necesitan manos expertas.

– ¿Y qué hacemos con todos los sarmientos que hemos quitado?

– Mañana vendremos a recogerlos, son muy buenos para el fuego.

– ¡Qué bien! Cuando acabemos de podar, podremos esperar tranquilamente a que llegue el final del verano, para recoger los frutos, – exclama Daniel, entusiasmado-

– No. Para que haya una buena cosecha será necesario que en verano hagamos otra pequeña poda, para quitar a las vides algunos tallos que no tienen fruto, y aquellas hojas que impiden que el sol llegue a las uvas. Cuando llegue el momento de la cosecha, verás que ha merecido la pena este trabajo, aunque sea duro.

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¿Cuántas veces vio Jesús una escena similar, o participó en la poda de las viñas, puesto que solía ser un trabajo colectivo, en el que participaban el vecindario o la aldea?

Jesús, en su pedagogía, utilizó ejemplos que eran significativos para la gente que le escuchaba, ya fuera una higuera que no daba frutos, la puerta de un redil o una viña. Y, a raíz de esos ejemplos, la comunidad de Juan añadió sus catequesis post pascuales, para educar y reavivar la vida comunitaria.

El adolescente Mateo puede representar bien nuestra actitud ante las podas que nos hacen el buen Dios y la propia vida.  Son imprescindibles para desprendernos de lo viejo, seco y caduco”Es normal que nos de miedo perder aquello que nos ha adornado en el pasado: éxitos, reconocimiento, cargos…, pero la savia de Jesús no nos llega a través de todo eso.

Su savia nos llega a través de una actitud que el evangelio de Juan recoge con una palabra: permanecer. Juan utiliza esta palabra 40 veces en su evangelio. Es evidente que quiso decir algo importante para su comunidad.

Permanecer no significaba quedarse quieto, parado, inmóvil sino tener una conexión tan profunda que fluyera la vida.

Hoy podemos hacer un “ejercicio espiritual”, reflexionando sobre nuestra vida y rellenando los puntos suspensivos que hay a continuación:

· Permanecer sembrando en la familia los valores en los que creemos, aunque…

· Permanecer en al ámbito educativo, creyendo firmemente que …

· Permanecer en la comunidad eclesial, limpiando su rostro, salpicado de …

· Permanecer en el compromiso social, a pesar de…

· Permanecer en las fronteras de…

· Permanecer cuidando la naturaleza, con una actitud…

· Permanecer trabajando por la paz y la justicia en…

· …

Hoy puede ser un buen día para reflexionar sobre: ¿cómo vivimos, qué savia nos nutre y qué frutos estamos dando? ¿En qué lugares y grupos permanecemos, y de cuáles nos hemos separado, y por qué?

Hoy, podemos recuperar la esperanza, porque Dios, que es fiel, permanece como savia de la humanidad.

 

Marifé Ramos

 

Fuente Fe Adulta

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Dar fruto

Domingo, 28 de abril de 2024

IMG_4289Domingo V de Pascua

28 abril 2024

Jn 15, 1-8

El fruto no llega porque la planta se contraiga en un esfuerzo voluntarista, sino cuando se han dado las condiciones adecuadas. Al ofrecerlo, la planta tampoco se lo apropia; sencillamente, lo entrega.

Se encuentran ahí dos características que acompañan al fruto genuino, creativo y constructivo: no hay voluntarismo ni apropiación. Más bien al contrario, el fruto fluye de la vitalidad y lo hace de manera desapropiada.

Sin duda, para evitar engañarnos y no dejar de tocar tierra, puede ser adecuado preguntarse qué frutos brotan de uno mismo. Pero, quizás, tan importante como esa pregunta es esta otra: ¿qué rasgos presentan los frutos que brotan de mí?

En una planta sana y bien enraizada, el fruto está asegurado; viene solo. De la misma manera, cuando la persona vive en la comprensión, conectada conscientemente al fondo o verdad profunda, vendrá el fruto adecuado.

En una lectura o creencia cristiana, ese fondo se nombra como Jesús. De ahí que se ponga en su boca esta afirmación: Sin mí no podéis hacer nada. En otras creencias, el mismo fondo recibirá un nombre diferente. No importa: el Fondo siempre es uno y el mismo; más allá de nombres -siempre limitados y proyectados por nuestra mente-, todos ellos aluden a la profundidad que somos. Profundidad, que no es una dimensión más entre otras, sino aquella que nos constituye y que sostiene a todas las demás.

Pues bien, solo de esa profundidad, única y compartida, podrán brotar, de manera fluida y desapropiada, los frutos adecuados en cada momento. Sin esa conexión, “no podemos hacer nada”. Hasta el punto de que todo lo que hagamos desconectados de ella, no hará sino incrementar la locura del mundo.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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A veces para permanecer hay que cambiar

Domingo, 28 de abril de 2024

IMG_4262Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- San Juan: un evangelio centrado en Cristo.

        El evangelio y las tres breves cartas de San Juan, la tradición joànica, está totalmente centrada en JesuCristo.

Algunas características de las comunidades de San Juan:

  • Los cristianos de las comunidades joánicas sufrieron la expulsión del mundo judío.

El año 70 Roma destruye el Templo y la ciudad de Jerusalén. Los judíos culparon a los cristianos de tal destrucción, pues los cristianos no reconocieron nunca al emperador romano como dios.

Por eso, los judíos expulsaron de su ámbito cultural y de su tradición religiosa a los primeros cristianos, que lógicamente eran judíos.

  • Por otra parte, comienza a adentrarse en las comunidades cristianas alguna duda acerca de la humanidad de Jesús: una especie de gnosticismo.

El gnosticismo es un “espiritualismo” de origen griego (no judío) que no valora la creación, lo corpóreo, lo material. Por tanto comienza ya una tendencia a negar la humanidad de Jesús. Jesús –para el gnosticismo- parecía, pero no era hombre. Por eso San Juan comienza su evangelio diciendo que el verbo se hizo carne (sarx): hombre.

Este gnosticismo provocó no pocas divisiones internas en las comunidades de Juan. Muchos cristianos fueron expulsados de sus comunidades.

02.- El “Yo soy”.

Dadas las decepciones y divisiones eclesiales de las comunidades joànicas, esta tradición vuelve su mirada a Cristo, que siendo hombre (carne: sarx)  era Dios.

En el AT, (Ex 3,14), cuando Moisés le pregunta a Dios: ¿Quién le digo al faraón que eres Tú?. Dios le contesta: Yo soy el que soy. Por eso S Juan aplica a Cristo este “Yo soy”.

Se podría decir que el evangelio de Juan es un continuo Yo soy” aplicado a Cristo. Los escritos de San Juan vuelven constantemente a Cristo: al que es: Yo soy el buen Pastor, yo soy la puerta y el Buen Pastor, yo soy, la luz, el pan, el agua, la resurrección y la vida o simplemente: “Yo soy”.

03.- Permaneced. Además de esa “vuelta” al “Yo soy”, otra característica de la tradición de san Juan es la constante invitación a sus comunidades a permanecer: Permaneced en mi amor, (Jn 15,9). Permaneced en lo que os enseñé desde el comienzo, (1Jn 2,27). La tradición de san Juan repite casi obsesivamente esta invitación a permanecer en el Señor. En el párrafo del evangelio que hemos escuchado hoy aparece 7 veces esta expresión: permaneced. (Además de dos veces en la primera lectura de la 1ª carta de Juan).

Permanezcamos en Cristo

04.- La Iglesia desde Cristo y no al revés.

        La tradición de San Juan entiende la Iglesia desde Cristo, desde el encuentro con Cristo. Son unas comunidades que permanecen unidas a Cristo, a la vid. Aunque como siempre y como todos tuviesen sus limitaciones, los cristianos joánicos viven en intimidad con Cristo.

Así como San Pablo entiende la Iglesia de modo comunitario: la iglesia es el pueblo¸ es el templo, es la esposa, es el cuerpode Cristo, etc., estas son imágenes que subrayan lo comunitario (social) de la Iglesia. En Juan las imágenes eclesiales son distintas y centradas en Cristo.

  • En San Juan “no hay pueblo (de Dios)”, pero uno, Cristo, tiene que morir por el pueblo, (Jn 11,50)
  • San Juan no habla nunca del Reino. Pero “Yo soy Rey”, (Jn 18,37). [1]
  • La viña en el AT representa el pueblo de Dios. En San Juan “no hay viña”, pero “Yo soy la vid”, que hemos escuchado en el evangelio. La viña queda sustituida por la vid. Quien importa en la Iglesia y en la vida es la vid, el Señor. Importan el labrador, el Padre, y la vid: Cristo.

05.- La vid: La savia, la vida la recibimos de la vida, de otros.

        Vivir unidos a Cristo.

La imagen de la viña, significa en el mundo bíblico al pueblo de Dios, que recibe la vida de Dios Padre.

Salmo 80,9         Sacaste una vid de Egipto.

Isaías 5               Mi amigo tenía una viña…

Mt 21                   la célebre e intencionada parábola de los viñadores homicidas.

        En San Juan el tema central de fondo es la vida, tener vida. Lo que los evangelios sinópticos llaman Reino de Dios / Reino de los cielos, San Juan lo denomina como vida.

Desde el comienzo en el Evangelio de Juan se nos dice que en Él estaba la vida, (Jn 1,4). Quien cree en Él tiene vida (Jn 3,4). Cristo es el agua de vida, (Jn 4,14). Es el pan de vida, Jn 6,51-54). Cristo es el Buen Pastor que da vida, (Jn 10). Cristo es la resurrección y la vida (Jn 11,25). Cristo es el camino, la verdad y la vida, (Jn 14,6).

        La vida la recibimos de otros: padres, familia, pueblo, amigos, cultura, iglesia, de JesuCristo.

        Ser cristiano en San Juan es vivir unidos a la vid de donde nos viene la savia, la vida.

Alimentémonos, pues, del pan de vida, bebamos el agua de vida eterna, recibamos la savia de Cristo, de la vida.

06.- Momento – situación eclesial actual.

        La situación eclesiástica actual entre nosotros, en nuestra propia diócesis es como la parábola de las bodas de Caná: (Jn 2,1-12) se han quedado sin vino (viña), sin amor. Solamente tenemos tinajas de piedra (las tablas de la ley), normas litúrgicas y doctrinales y lo que es peor, la preocupación no es la vida, el evangelio – evangelización, sino la doctrina, la ley y cubrir las liturgias cumpliendo estrictamente las leyes.

El único problema en nuestra iglesia es que no hay curas, cuando el problema es que no hay fe ni adhesión a Cristo

        Me resuena  en el alma la actitud de San Juan; permaneced: unidos a la vid, al Señor.

Este permanecer lo interpreto para el momento actual y para nosotros -al menos para mí- como permanecer en dos aspectos:

  1. Ante todo permanecer en la fe en la bondad y redención de Cristo Jesús.
  2. Permaneced también en el Pentecostés lleno de aliento vital y creatividad del Concilio Vaticano II, que fue como un Éxodo liberador en el que fue madurando y liberándose nuestra fe en el Señor.

Permanezco en el bien que nos hizo la libertad creativa de Juan XXIII y Pablo VI llevando adelante el Vaticano II. Permanezco en el espíritu libre del papa Francisco, aunque no pueda -porque se lo impiden- llevar a cabo lo que piensa y cree.

Han venido otros tiempos y situaciones posteriores. Como escribe el mismo San Juan en la 1Jn 2,19: salieron de nosotros, pero no eran de nosotros.

Permanezcamos unidos a la vid para tener vida.

El Señor es la vida, nosotros los sarmientos.

[1] Solamente una vez Nicodemo le pregunta a Jesús por el Reino.

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La imagen de la Vid habla más de comunidad que de individuos

Domingo, 28 de abril de 2024

IMG_4329De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del 5° domingo de Pascua

La unión entre Vid y sarmientos es otra forma de hablar de la comunidad cristiana

La vitalidad de la comunidad depende de su unión con Cristo, de la comunión con su espíritu

La imagen de la Vid habla más de comunidad que de individuos, más de relaciones interpersonales de todos los sarmientos entre sí que de individuos relacionándose exclusivamente con Jesús

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí.  Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada pueden hacer.  Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman.  Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho.  En esto es glorificado mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son mis discípulos (Jn 15, 1-8).

El domingo pasado hicimos referencias a varios textos del evangelio de Juan donde el evangelista pone en boca de Jesús la definición de lo que Él es: Pan de vida, Luz, Buen Pastor. En este texto va a decir que es “Vid verdadera”. Junto a esta definición señala elementos muy importantes: es la Vid cuidada por el Padre, es la Vid que junto a los sarmientos da fruto en abundancia, cumpliendo una sola condición: que los sarmientos permanezcan unidos a la Vid, es decir a Él mismo. Si no se está unido, no se puede dar fruto, nada se podrá realizar, no se forma parte del discipulado.

 Ahora bien, esa unión entre Vid y sarmientos es otra forma de hablar de la comunidad cristiana. Su vitalidad no depende de una excelente organización o de unos objetivos muy nobles. Depende de la unión con Cristo, de la comunión con su espíritu. En otras palabras, de beber de la misma fuente, recorriendo los mismos pasos de Jesús, transitando por sus mismos caminos. Por supuesto no se refiere a la literalidad del tiempo de Jesús sino al Espíritu que lo impulsó a la misión y que ahora nos ha de impulsar a vivir en el aquí y ahora de nuestro tiempo.

Pero es importante enfatizar que la imagen de la Vid y la permanencia en ella, no debe llevarnos a una espiritualidad individualista que, lamentablemente, caracteriza la piedad de bastantes cristianos. Parece que Jesús se hiciera a nuestra medida y solo interesara relacionarse con Él. Aumentan así las devociones y las peticiones de sus bendiciones para la propia vida, sin interesarse por la vida de los demás. Precisamente la imagen de la Vid, como dijimos antes, habla más de comunidad que de individuos, más de relaciones interpersonales de todos los sarmientos entre sí que de individuos relacionándose exclusivamente con Jesús. Hace mucha falta el cultivo de una espiritualidad más comunitaria, donde la suerte de los demás no sea indiferente para nadie. Es toda la Vid la que está llamada a mantener el alimento para toda la planta. No pueden vivir unas ramas, sin preocuparse por las otras. Aunque el texto diga que las ramas que se sequen, se cortan y se queman, es una manera simbólica de alertarnos de lo que puede pasar cuando la savia no recorre toda la planta. Pero no sería de extrañar que esas ramas secas vayan debilitando a toda la planta, es decir, minen, efectivamente, la vida comunitaria, dejándola estéril para dar algún fruto.

Que este tiempo de Pascua de frutos abundantes en la vida de las comunidades eclesiales. Tal vez si miráramos más a Jesús, encontraríamos caminos de renovación y creatividad que tanta falta hacen a la Iglesia actual. Tal vez alimentándonos del mismo espíritu de Jesús tendremos más audacia para transformar “lo que siempre se hizo así”, por estructuras más ágiles, más moldeables, más plurales, más incluyentes, más diversas. Y, talvez, sería muy posible que la primavera eclesial que saboreamos con el Papa Francisco llegue a florecer decididamente, mostrando así que la unión con Cristo no defrauda, sino que da frutos abundantes de amor fraterno/sororal, de comunidades eclesiales a imagen de las comunidades de los orígenes.

(Foto tomada de: https://www.redentoristasdecolombia.com/la-vid-y-los-sarmientos/)

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Miseria

Sábado, 27 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Misery is the river of the world. (*)

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Tom Waits

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(*) La miseria es el río del mundo.

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Somos Pan”, por Carmen Notario.

Sábado, 27 de abril de 2024

IMG_4402Estamos leyendo estos días el capítulo seis del evangelio de San Juan, un largo capítulo con mucho contenido teológico. Si somos capaces de no pasar de largo y nos adentramos en el evangelio, en la intención de Jesús, y en lo que la primera comunidad cristiana nos quiere transmitir, nos ayudará en nuestro camino de discipulado.

Un alimento tan básico como el pan para muchas culturas, el alimento de los pobres como nos comentaba alguien, se convierte en uno de los símbolos principales del cristianismo, ¿por qué?

Son muchos los pasajes de los evangelios en los que Jesús: da de comer a los que le escuchan, multiplica el pan para que toda la multitud quede saciada, sienta a la mesa a personas enfrentadas entre sí, y al final de su vida se da él mismo como verdadera comida, entregando su cuerpo, todo su ser para la vida de muchos. Su legado es que hagamos lo mismo unos con otros.

Hacer pan, algo tan común sobre todo en los pueblos, propio del tiempo de nuestras abuelas, suena hoy como un lujo que no nos podemos permitir: no tenemos tiempo.

Los ingredientes nos vienen dados. El largo proceso hasta conseguir la harina, pasa por sembrar la semilla, darle tiempo a que se pudra en la tierra, esperar a que crezca, segar el campo, separar el grano de la cizaña, triturarlo… nos recuerda que el discipulado no es un camino fácil y que hay que saber vivir las diferentes etapas hasta convertirnos en un ingrediente apto para mezclarnos con los demás. Algo similar ocurre con el aceite. El agua nos viene dada como regalo y por eso, a veces la damos por supuesta. La levadura, la sal, no son imprescindibles aunque le añaden textura y sabor.

Cuando me coloco delante de todos estos ingredientes siento un gran respeto por lo que tengo delante porque sé que al mezclarlos se producirá una reacción que dará lugar a una masa “viva”. Esa es la sensación que experimento cuando después de mezclar todo lo saco del recipiente y lo pongo en una superficie plana para amasar. Cuanto más amaso, más flexible se vuelve… tiene vida propia y por eso crece si la dejo reposar. Amasar con otros es lo mejor que nos puede pasar. Cada persona le da una forma diferente a su pan pero aprendemos mirando y observando.

Tiene que pasar por el calor del fuego, se tiene que cocer, hasta hacerse crujiente, comestible, nutritivo. Su olor nos transporta al hogar, a la madre, a la mesa compartida con hermanos con sus risas y sus llantos. Es alrededor de la mesa donde nos sinceramos, compartimos lo mejor de nosotros y nos comprometemos con la vida propia y de muchos.

Si Jesús hubiera querido se podía haber quedado al nivel de dar de comer a todos, de luchar por la justicia distributiva y habría sido aplaudido por las masas, incluso aquellos que sustentaban el poder no se habrían puesto en su contra de una forma tan virulenta.

Jesús nos presenta el Reino como un cambio radical de valores, de comportamiento que está ya sembrado en cada ser humano; lo único que hay que hacer es, descubrirlo. Cuando nos quitamos las caretas y nos presentamos tal y como somos experimentamos no solo la felicidad propia, sino que le damos una vuelta de 180 grados a las relaciones humanas (y con el resto de los seres vivos), basadas en la solidaridad y la sostenibilidad.

La Tierra, el Universo no está acabado; es una Cosmogénesis en la que tu y yo aportamos nuestro grano de arena para que continúe su evolución. Cuéntanos lo que tú haces con tus manos. Ellas también son tierra y son co- creadoras con Dios de este mundo maravilloso que se nos regala cada día.

Carmen Notario, SFCC

Fuente espiritualidadcym@gmail.com

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“En general se entiende”, por Pedro Miguel Ansó Esarte.

Sábado, 27 de abril de 2024

IMG_3681El pasado mes de enero publiqué un breve ensayo (1) cuyo prólogo, de la pluma de José Arregi, reprodujo recientemente Fe Adulta. En él he realizado un ejercicio consistente en repensar el cristianismo, perentoria necesidad si queremos que dicho movimiento, que no fundó Jesús de Nazaret sino que se derivó de sus propuestas, sea significativo para la vida de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Durante las semanas siguientes he esperado con cierta ansiedad los juicios de los lectores que, como es sabido, suelen proceder en primer lugar de familiares y amigos. Y ha habido una curiosa coincidencia en dos afirmaciones: que en general se entiende y que les ha hecho pensar. Este segundo juicio me ha agradado sobremanera pues coincidía de pleno con mi intencionalidad: no dar respuestas cerradas ni dogmáticas, sino aportar elementos de reflexión para que cada lector sacara sus propias conclusiones.

Más me ha preocupado la primera afirmación pues si solo se ha entendido “en general” implica que algo no se ha entendido. No entender un texto en su totalidad es una preocupación muy extendida en una sociedad como la nuestra que tiende, por diversos motivos, al pensamiento fácil y a la consigna simplista. Voy a romper aquí una lanza en defensa de la tesis siguiente: nadie tenemos la obligación de entender un texto en su totalidad. Comprendo que esta afirmación, en boca de una persona que se ha dedicado a la enseñanza, pueda causar cierto estupor, pero si esta defensa da que pensar me sentiré complacido. Y es que trabajamos con la falacia de que lo meritorio es entenderlo todo, cuando en realidad lo plausible es ante todo el intento.

¿Qué hay un párrafo que no se entiende? Seguramente al finalizar el capítulo la dificultad se habrá desvanecido como brizna de niebla al sol. ¿Que un capítulo no se ha entendido? Probablemente el resto de los capítulos arrojará luz sobre él, de acuerdo con el principio de que todas las partes de un texto son solidarias entre sí. ¿Que el libro no se entiende en su totalidad? Otros libros acudirán en su auxilio. Contemos también con la realidad de que los lectores no tenemos la competencia necesaria para abordar algunos temas; nadie podemos abarcar en estos momentos la totalidad del saber. Es sabido que los sabios de la antigüedad se han diluido en nuestros actuales especialistas y que la concepción aristotélica de la Filosofía como “ciencia de la totalidad de las cosas, por sus causas últimas, adquirida a la luz de la razón” (según el libro de texto en el que me inicié de adolescente en dicha disciplina) es ya una antigualla.  A partir del siglo XVII las ciencias particulares, a medida en que fueron adquiriendo un método y progreso propios, fueron saliendo del tronco común de la Filosofía. Ya Kant (siglo XVIII) no dominaba todo el panorama científico del momento y mucho menos filósofos posteriores.

Los seres humanos tenemos cierta tendencia a culpabilizarnos con excesiva facilidad, con una inercia que nos viene quizá de nuestra cultura judeocristiana. Tendemos, por defecto, a cuestionarnos a nosotros cuando en realidad, a veces, deberíamos poner en tela de juicio la habilidad para pensar o escribir del escritor. La tarea de transportar las ideas desde la mente al papel es delicada y requiere un exquisito cuidado y especial destreza. En ocasiones se producen desajustes entre lo pensado y lo redactado; y por ello solemos, en ocasiones, disculparnos: “yo no quise decir eso”. No pasa nada, siempre que seamos conscientes de que escribir es un arte que se perfecciona con la práctica. Enriquecer el vocabulario y domesticar la sintaxis son tareas no menos laboriosas que esculpir una buena escultura o pintar un bello cuadro.

Los textos, además, parecen estar investidos de cierta sacralidad -la primacía del texto escrito sobre el oral- y rápidamente nos aprestamos a realizar ante ellos la genuflexión. Pero hay que perderles miedo pues si son realmente buenos deberían ser sugestivos, provocadores y generadores de sentido. Si un texto no llega a conmovernos o a cuestionar nuestras creencias, no deberíamos quizá dedicarle demasiado tiempo.

Ciertamente la época en la que nos ha tocado vivir no deja demasiado espacio para el pensamiento crítico. Abundan los mensajes cortos, propios de las redes sociales, las consignas partidistas y las falsas noticias que se cuelan como verdades inconcusas en las mentes irreflexivas. Pensar requiere silencio, sosiego y una mente despierta y activa. Elvira Lindo lo dice en un reciente artículo: “El peligro de que sea la obra de arte la que juzga a quien mira y no al contrario es que el público se acaba sometiendo a lo que dicta su grupo y no arriesga una opinión, sino que repite consignas. Se supone que una va al cine, lee un libro o escucha una canción no para engullir el mensaje trillado, sino para poner en suspenso alguna convicción.”

En resumen, que nadie sacralice un texto ni deje de leerlo solo por temor a sus dificultades. Confío en que todo esto, en general y en particular, se entienda.

(1) POR UN CRISTIANISMO CREÍBLE. Reflexiones de un cristiano de a pie (Tirant, 2024)

Pedro Miguel Ansó Esarte

Fuente Fe Adulta

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Mística del trabajo

Viernes, 26 de abril de 2024

Del blog Amigos de Thomas Merton:

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“Si uno se lleva bien con su trabajo y lo hace con tranquilidad, está orando todo el tiempo. Es importante recuperar este equilibrio, y comprender que el trabajo realizado como es debido no impide orar. El trabajo hecho como es debido es oración. Como es debido: lo cual no quiere decir que tengas que regodearte con él, ni que debas empeñarte en hacerlo a la perfección; es hacerlo como instrumento de Dios. Hay en esta actitud un sustrato de profundo misticismo. No es una mística. Es misticismo, una forma de estar unido a Dios.”

*

Thomas Merton

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***

 

 

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Sueños

Jueves, 25 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Solo sueño conmigo misma

aunque haya en mi otros personajes

que se atemorizan entre sí.

*

Ana Blandiana

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Revisando la imagen de Dios.

Jueves, 25 de abril de 2024

IMG_4162Siento que necesitamos cambiar urgentemente las imágenes que tenemos de Dios y que transmitimos en nuestras manifestaciones de fe y en nuestras celebraciones.

Por supuesto que no pretendo sentar pontificado. Espero iniciar un cambio de lenguaje y por lo tanto, un cambio de conceptos en torno a Dios.

Jesús de Nazaret nos transmitió su Mensaje con unas palabras que luego hemos ido cambiando y convirtiéndolas en un mensaje religioso, pero no cristiano.

En el evangelio, Jesús vive, busca, anuncia el Reinado de Dios. Una sociedad nueva desde el Dios Amor. Y en ese mensaje tienen centralidad los pobres, los que están al margen del camino. Jesús se encuentra y vive con los que están al borde de la sociedad. Jesús dialoga con ellos, tiene misericordia. Entrañas maternas de donde brota el amor y la bondad.

Esto pone en evidencia muchas figuras del dios que hemos elaborado. Hemos imaginado y anunciado un dios individual, varón, blanco, que vive al otro lado de las estrellas. Vigila el mundo para juzgar a los buenos y a los malos. Él no se contamina con la realidad de los humanos. Tiene una moral y un juicio exigente. Le encantan las ceremonias y la riqueza en los templos, celebraciones, con mucho oro y trajes elegantes, con templos con mucho arte. Amigo de los ritos y costumbres superficiales (un niño que reza las tres avemarías, aunque sea malo, se salva). Un dios que pide caridad con los pobres pero que no se identifica con ellos… Damos donativos a los pobres, pero no somos pobres con los pobres.

Un dios que está ajeno a las guerras y violencias. No está presente en las personas que sufren, que viven las consecuencias del hambre y la guerra. Está ausente en Gaza y Ucrania. No está a favor de los indefensos ni derriba a los poderosos. Un dios arbitrario, que manda la lluvia cuando quiere y cura… la enfermedad a quien le parece…

Un dios al que se le ofende con nuestros pecados y que necesita enviar a su Hijo a la cruz para redimirnos. No es el Jesús que, entregando su vida, nos salva y va transformando nuestras vidas, porque Él entrega su vida en cada momento de su caminar terreno hasta la Cruz. Favorece a los ricos como un regalo por ser buenos y empobrece a los débiles y pobres, porque les toca la mala suerte.

Un dios a favor del Patriarcalismo. A semejanza de los hombres…

Sin embargo Dios es hombre y mujer. No tiene forma. Es todo con todos y todas. Padre y Madre. El Verbo se hizo carne… Es un Dios afroasiático, negro y blanco. Se ha manifestado de diversas formas, no solo en el Cristianismo, sino en todas las religiones. Por eso podemos vivir un Ecumenismo, no solo entre las diversas religiones cristianas, sino entre todos los modos religiosos, porque Dios se hace presente en todos ellos.

Un Dios de la vida en las personas y en la ecología. Dios se hace vida y acompaña a toda la creación llenándola de vida. No se complace en “en este valle de lágrimas”, sino que nos llena de Vida y Esperanza. Resucitado, vive con nosotros.

Un Dios de la muerte y la Resurrección. Vivo, presente en cada persona y en cada realidad. No reservado a los templos. Toda la creación, el cosmos entero es un templo. No necesitamos acudir a las catedrales ni a los lugares sagrados para encontrarnos con Dios. Podemos ENCONTRAR la experiencia de Dios en nuestro quehacer cotidiano, en nuestras relaciones, creencias, liturgias y hasta en el respeto de nuestra moral. Un Dios vivo como ALGUIEN presente en toda NUESTRA VIDA.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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Pozo blanco del amor del hortelano. En memoria de S. Juan de la Cruz) (I-IV)

Miércoles, 24 de abril de 2024

Del blog de Alfonso J. Olaz El Rincón del Peregrino:

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Pozo blanco del amor del hortelano
(En memoria de S. Juan de la Cruz) (I-IV)

Pozo blanco del hortelano divino (I)

 Descanso de amores ya cumplidos
Terminada la tarea, y comenzando ya el reposo bien merecido
El hortelano te ofrece sus amores,
De todos sus jugos que embriagan y no dan amargura.
De flores olorosas, fragancias divinas
De rosas sin espinas, De mieles que saben al amado.

Amores que no hechizan,
Dardos que van directamente al corazón
Amor que hiere de amor, sin heridas que desangran,
Sin marcas ni cicatrices siendo corazón amado.

Fundiéndose en el Sol del amado,
Y ya habiendo entregado tu corazón partido
Ahora lo recibido será el corazón del amado
Cantos que se hacen amores,
De lenguas varias y con muchos sentidos.
Sentidos que se hacen divinos, de corazón, con mucho amor.

Alma que toda se trastoca,
Llorando el corazón de los sentidos que la razón no alcanza
Y volando tan alto, tan alto,
Que nada puede hacer y solo dejarse hacer
Ya no hay miedo, Ya no hay muerte
No es muerte porque es vida muy sentida,
Que rompe todos los sentidos,
De esta vida y sabe que eso es la Vida.

Ya no hay miedo, y de miedo nadie muere
Y en el miedo no está la Vida
Es Vida que es más grande que el miedo,
Pues es Vida y de esto nadie ha muerto.

Y sí de Vivir con Miedo,
Que es la Muerte en vida, Sin vivir
Y morimos sin haber vivido,
Olvidando que hubo un hombre hortelano que está vivo,
Y esperando a que le demos vida,
Para ser Vida de nuestra vida.

Pozo blanco del amor del hortelano (II)

En las luces y olores de tu huerto,
Que no son de esta tierra mojada
Que está siempre iluminada,
De los vestidos de sus frutales
De las flores que son para la amada
Y de los frutos que recoge el amado.

En este Valle de Lágrimas que hacemos,
Es posible un lugar llamado paraíso
Del paraíso ya aquí también recibido,
Donde es posible el amor del amado
Y Él te susurra que seas paraíso,
Donde caben todos, todos, Todos…
Seré paraíso para todos, para todos mis hermanos.

El huerto del Hortelano Junto al pozo blanco (III) 

Junto a la casita de mi amado,
Seré fraternidad para todos mis hermanos
Pozo blanco del amor del hortelano
Huerta divina en la brisa del mediodía,
Que seca el sudor del amado.

En la tarde peina sus cabellos de caracol de plata
Para en la gran noche danzad, amado con amada
Entre sus rosales, besos de fresa
Y entre las fresas,
Cintas de tus amores de todos tus colores.

En el huerto luce un pequeño jardín,
En el jardín una fuente, en la fuente una  jarra
La Jarra es del hortelano divino
Y junto a ella unos vasos para invitar a sus amigos
Agua fresca con limón, con menta y albahaca.

Enamorados, Pasos de dos amores,
Ritmos de la guitarra del hortelano,
Adagios, Arabescos, giros y saltos perfectos.

Y allí los dos os miraréis entre las estrellas
Y subiréis a ellas, sin las miradas del hombre
Con la escalera del Maestro divino
Con su bendición, sombrero de plata y bastón de nácar

Y allí tocando la más alta estrella,
Me darás a probar de lo que me diste el otro día
Amor que no cesa, que embriaga sin resaca
Rasgando dulcemente la tela de la amada,
Sin dolor, sintiendo, sin sentidos.

Cantando sin garganta,
Con la tuya tocando el Arpa de tu memoria divina,
Entre los rosales y las moreras de tu huerto
Y allí de las parras de tus uvas,
Me darás de ellas para saciar mi sed por mi amada
Y mi amada recibirá lo que yo no le di y siempre me pidió:
Ir por donde yo no quería ir, para hacer lo que yo no quería hacer.

Pozo blanco del amor del hortelano Hortelano divino (IV)

Que cada día riegas y estercolas tu huerto,
Eres Amor que enamoras Todo…
Y en tu locura del Amor por el hombre,
Te has fijado para darle de tu brisa,
Y tu corazón se lo has dado Todo.

¿Cómo es posible amar?
¿Y morir cada día por el amor que te has dado?
¡Haciéndote el menor entre los menores!
Humillándote siendo Dios, Creo porque eres Padre.

Pozo blanco del amor del hortelano
Y porque eres el Maestro Hortelano del pozo blanco
Has dejado en cada uno de nosotros,
Ser semilla en tu huerto,
Vivir en tu pozo blanco,
Cerca de tu fuente junto a la casita del hortelano.
Para que creamos que somos de tu misma familia
Que siempre hemos estado junto a tu parentela,
Y somos de tu descendencia.

La misma que pasaba las tardes en Nazaret,
Junto a tu madre María, Y tu padre José.

En vuestro pequeño huerto, Limpio y recogido
Esperando a que la voz del sol se recogiera.
Para contemplar la noche divina con Jesús
Y junto a vosotros, querida familia
Escuchar los cuentos y cantos que tuvimos en aquellas noches,
Que nos has dejado Y ahora ya son nuestras.

Pozo blanco del amor del hortelano

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 Alfonso Olaz

 

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Segunda imagen tomada de https://www.educo.org/blog/por-que-son-importantes-los-huertos-escolares

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“Las mujeres siguen a Jesús: memoria y conflicto”, por Carme Soto Varela

Miércoles, 24 de abril de 2024

IMG_4037El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa”

“Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas”

“Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18)”

Al comienzo de la Semana Santa quizá no esté de más recordar el lugar de las mujeres en los acontecimientos que celebramos estos días y a partir de ellos preguntarnos por el horizonte de seguimiento al que hoy las mujeres creyentes podemos aspirar. En esa encrucijada entre la pregunta y el recuerdo está la legitimación de los anhelos de muchas mujeres de encontrar en la Iglesia un lugar propio, inclusivo y liberador y de un reconocimiento pleno de su palabra y de su experiencia espiritual.

El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa. Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas. Se van dando pasos, sin duda, pero todavía queda mucho camino por recorrer y muchos cambios que implementar para que la Iglesia sea de verdad esa comunidad inclusiva que Jesús proclamó.

Una memoria conflictiva

María Magdalena es quizá un ejemplo paradigmático de cómo el horizonte del discipulado de las mujeres se fue resignificado para que encajara en las expectativas y valores que las sociedades tradicionalmente han asignado al sexo femenino colaborando en su silenciamiento y a su lugar secundario en la Iglesia.

En la memoria colectiva cristiana sigue arraigada, a pesar de los estudios serios y contrastados que se han hecho sobre su figura, la idea de su identidad pecadora y redimida por su amor a Cristo. Las relecturas que se han ido haciendo de ella a lo largo de los siglos en el arte, la literatura, el cine o las reflexiones religiosas la han perpetuado como un modelo de la fragilidad y dependencia femenina.

Un modelo con el que cada vez se identifican menos las mujeres. Como nos recuerda Carmen Bernabé: “Desde en el último tercio del siglo XX, la memoria de María Magdalena discípula de primera hora, apóstol, enviada con autoridad ha sido reivindicada como ejemplo, inspiración y modelo de autoridad por teólogas feministas y grupos de mujeres que encuentran en ella la fuerza y legitimidad para empoderarse en situaciones muy difíciles, para reivindicar una mayoría de edad en la Iglesia y una participación igual a los varones en los órganos de decisión de la vida comunitaria “ (Qué se sabe de… María Magdalena, 2020, 216).

Ella alienta así el testimonio y la audacia de muchas mujeres que nos reconocemos en su impotencia, en su silenciamiento, pero también en la confianza y en su adhesión a la persona de Jesús, que la mantuvo en la certeza de la esperanza, la capacitó para reconocerlo resucitado y la fortaleció en la difícil y arriesgada misión de ser portadora del primer anuncio del kerigma a pesar de muchos obstáculos.

Pero no las creyeron…(Lc 24, 8)

El evangelio de Lucas nos transmite con claridad la dificultad que la primera comunidad de Jesús tuvo en creer el testimonio de las mujeres sobre su encuentro con Jesús resucitado. Siglo tras siglo las mujeres seguimos experimentando como se cuestiona nuestra palabra y de nuestra experiencia. No se duda de nuestra fe ni de nuestra necesaria implicación eclesial, pero se sigue sosteniendo en la teología y a tradición un techo de cristal para nuestros carismas y dones.

La “negra sombra” de los abusos dentro y también fuera de la Iglesia planea en la vida de las mujeres como una niebla mucho más densa. El testimonio de muchas mujeres victimas de abusos sexuales, de autoridad y de conciencia, muchas mas veces de las esperables, son puestos entre paréntesis porque se considera que, siendo adultas, hay libre consentimiento. No falta,tampoco, quien sigue pensando que la seducción es un arma de mujer, descargando así de culpabilidad a quien agrede.

Las mujeres en nuestras parroquias, asociaciones, comunidades… nos seguimos encontrando con situaciones cotidianas que evidencian multitud de micromachismos que, casi imperceptiblemente, nos relegan a un lugar segundario, nos silencian o nos obligan a escuchar explicaciones o reflexiones en tono paternalista como si nuestra condición natural fuese la ignorancia (mansplaining).

Estas experiencias no son anecdóticas y tienen nombres propios, sufrimiento y cansancio. Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18).

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“Itiel Arroyo y la homosexualidad”, por Carlos Osma

Miércoles, 24 de abril de 2024

IMG_4036De su blog Homoprotestantes:

Aunque algunes vivamos cómodas en nuestra burbuja cristiana, formando parte de comunidades donde lo queer es un valor que suma a todos, la realidad de la inmensa mayoría de cristianas queer pasa por otro lugar: por la influencia de discursos, teologías, prácticas y experiencias que las denigran. Y eso no lo deberíamos olvidar. Aunque algunes se sitúen por encima del bien y del mal, o lo que es peor, de la realidad, para decirnos que ya tenemos todo lo que queríamos, que bajemos la voz y que respetemos a quienes piensan diferente a nosotres, tendríamos que levantarla aún más para decirles que no, que no queremos un trozo de pastel, que lo queremos todo, y para todes. Y que cada uno puede pensar lo que quiera, y cuanto más diferente a nosotras mejor, pero no estamos dispuestes a que sus pensamientos impacten negativamente sobre nuestros derechos, nuestra dignidad, nuestra fe: sobre nuestra vida.

El otro dia un joven cristiano que procede de un entorno fundamentalista, me explicó que sentía atracción per personas de su mismo sexo y que estaba intentando mantenerse célibe para ser fiel a Jesús, aunque reconocía que le era imposible y eso le hacía sentir muy culpable. Cada vez que hablo con alguna persona que me cuenta algo parecido -lamentablemente muy a menudo- es como si retrocediera treinta años, y siento como si el tiempo -y la mente- se hubiera congelado en fundamentalandia. Después, me envió un vídeo de Itiel Arroyo, que parece ser es uno de los influencers del fundamentalismo hispano en este momento, donde en una entrevista animaba a los hombres que tienen atracción hacia otros hombres a mantenerse célibes para ser fieles a Jesús. Todo esto envuelto en el discurso queerfóbico clásico de que una cosa es la ideología queer -a la que se debe oponer todo cristiano- y otra las personas con atracción hacia personas de su mismo sexo -obviando el concepto de orientación sexual- a las que hay que acoger para ayudarlas a superar su trauma -que evidentemente no está producido por la discriminación, sino por algún problema infantil con sus padres-.

Sí, en nuestra burbuja cristiana este discurso es todo menos cristiano, y se basa en la ignorancia sobre el ser humano y sobre la Biblia. Pero en la realidad de muchas cristianes hoy, es la Verdad bajada del cielo y revelada por profetas como Itiel Arroyo: «Renuncio con dolor a acostarme con otras mujeres, a ser adúltero. Renuncio a esos deseos porque he encontrado un deseo superior que es Jesucristo. De la misma forma que yo renuncio a esas cosas que deseo, la gente que tiene atracción hacia personas del mismo sexo, debe plantearse: ¿estoy dispuesto a renunciar a este deseo por amor a Jesús? Jesús puede ser suficiente para ti».

Y podemos reírnos al escucharlo, y decirle a Itiel Arroyo que los pactos en su matrimonio deberían también incluir a su mujer. O jugar al psicoanálisis barato como él -aunque intuyo que nos saldrá caro- e invitarle a sentarse en un diván para descubrir cómo ha construido él ese deseo superior al que llama Jesucristo -no vaya a ser una proyección de sus prejuicios-. Podemos enfadarnos y preguntarnos de dónde se saca este señor que Jesús quiso que las personas queer renunciáramos a mantener relaciones afectivas sanas, saludables y activas, por amor a él -o si más bien lo que pretende es que renunciemos nosotras para no tener él que renunciar al literalismo bíblico, y que su teología desfasada pueda seguir manteniéndose en pie-. O relativizarlo todo, y decir que la culpa en el fondo no es de Itiel Arroyo, que personas como estas siempre las ha habido y siempre las habrá, sino de quienes están dispuestes a hacerle caso. Pero estaríamos pasando por alto hasta qué punto influye el entorno de las personas que escuchan a estos predicadores de la queerfobia, y como puede impactar en sus relaciones familiares, de amistad, o incluso laborales, el oponerse a estos discursos.

Donde yo he dicho Itiel Arroyo, estoy convencido de que entre todas podríamos decir decenas, cientos, miles de nombres de cristianos católicos, ortodoxos, evangélicos, con el mismo discurso. Y únicamente necesitamos multiplicar el número de esos nombres por diez, por cien, para entender la magnitud de dolor que ha producido y sigue produciendo el discurso queerfóbico fundamentado en el pseudocristianismo fundamentalista. Aunque lo importante no es poner un número, sino caras, porque la cosa se entiende mejor cuando una persona te mira a los ojos para explicarte su sufrimiento por no poder liberarse del odio que estos profetas han introducido dentro de ella.

Nuestra burbuja cristiana queerfriendly seguro que no ha sido fácil de construir, ni de mantener, pero las burbujas acaban siempre por explotar, y nos dejarán en algún momento a la intemperie. Por eso es importante construir sobre roca, con estructuras firmes y resistentes, a prueba de terremotos y huracanes integristas y fundamentalistas. Y para eso es imprescindible la apertura, los brazos abiertos de la inclusión de quienes han sido expulsados de otras comunidades, el botiquín del evangelio del amor para curar las heridas, la fraternidad para que todes seamos una. Pero también es necesaria la denuncia, no podemos mantenernos calladas ante el daño que la mayor parte de las comunidades cristianas, guiadas por personas profundamente queerfóbicas y que dan cobertura a influencers del odio, están generando en tantas y tantas personas.

Si Itiel Arroyo -o cualquier otro- necesita apelar al Jesucristo queerfóbico que se ha construido para no ser infiel a su mujer, nosotres le respetamos, es su decisión. Pero que a eso no le llame evangelio, ni lo imponga como un modelo a seguir para las personas queer. Para nosotres el evangelio pasa por la libertad, por la comunidad de la diversidad, por el Jesús que Ɐmaba a uno de sus discípulos, por el Jesús que nos ama a todes sus discípules y no nos exige sacrificios absurdos como renunciar al sexo o al amor. Lo que predican personas como Itiel Arroyo no es evangelio, tiene un nombre: odio. Y si con algo deberíamos ser intolerantes las cristianas, es con el odio.

Carlos Osma

El Discípulo Que[er] Jesús ∀maba

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Saciado

Martes, 23 de abril de 2024

Del blog Nova Bella:

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Fui a beber a los pozos del deseo
y pasé por encima de la vileza del pecado…

*

Ibn Suhayd

***

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“Una ojeada a la Razón. Una reflexión muy personal”, por Mariano Álvarez Valenzuela.

Martes, 23 de abril de 2024
Digital StillCamera

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Desde siempre se nos ha dicho que el ser humano es un animal racional, es decir, dos realidades en una, y siempre me he preguntado cómo es posible lograr tal equilibrio. Por lo pronto lo animal no define a la razón y la razón si define a lo animal además de definirse a ella misma, aspecto éste último algo contradictorio, pues es ella misma quien afirma que lo definido no debe entrar en la definición bajo el riesgo de caer en una tautología, y que en este caso sería además una pedante egología:” Esto es así porque lo digo yo”.

Mal empezamos si la propia razón empieza contradiciéndose e imponiéndose autoritariamente. La razón-sujeto (definidora) es a su vez razón-objeto (definida), es decir, juez y parte, y ya se sabe que quien parte y reparte se queda con la mejor parte. Pero la situación no queda aquí, todavía se complica más al entrar la razón en una esquizofrenia múltiple, pues en todo juicio (ámbito exclusivo de la razón), además del juez, intervienen el fiscal que acusa y el defensor que se justifica ante dicha acusación. Es como si el acelerador y el freno de un vehículo fuesen el mismo pedal, derraparíamos constantemente, y no digamos nada si además queremos que tome parte el jurado, dejémoslo aparte de momento.

Así las cosas, la razón dista mucho de ser una destiladora de equilibrios. Pero la cosa no queda tampoco aquí si su prepotencia le lleva a querer universalizarse como agente clarificador y ordenador de toda realidad. ¿Será esta la causa de que en su interior surja una inconsciente razón llamada duda? ¿Quién hará de juez entre ambas?

Así resulta que este animal racional, el ser humano, asume un cierto pragmatismo dual, el de convivir con su razón científica objetiva sin dudas y a la vez con su razón filosófica llena de dudas. Es como no acabar de fiarse uno mismo de sí mismo. ¡Menudo desasosiego! Con todo esto, la razón resulta ser ya de entrada un principio de diferenciación social, autoclasificándonos unos como de letras y otros como de ciencias, pero no nos preocupemos, nuestra realidad va mucho más allá de las ciencias y las letras, incluso más allá de la razón que en este caso sería de las razones.

Este más allá de toda razón en la persona, reside en una facultad suprarracional, pero muy anclada a su materialidad, aunque la razón en su papel de agente clarificador y ordenador no se haya podido negar a ponerle nombre con el calificativo de “voluntad”. No hay razón que se le resista. Cuando a alguien se le pide explicaciones sobre ciertos actos y decisiones inexplicables, acaba exclamando: ¡Porque me lo pide el cuerpo! ¡Porque me da la gana!…

Si la razón se afana en limpiar, abrillantar y dar esplendor creando un orden enmarcado por leyes, la voluntad muchas veces actúa reactivamente contra dicho marco legal, confirmando así el principio de la dinámica de toda realidad física y que la propia razón expresa diciendo que: “A toda acción se le opone una reacción igual y de sentido contrario”.

Pero este aparente irracionalismo que emerge desde los sentimientos, no se ve exento de tener que dar razón de lo que su cuerpo le pide como bien apuntaba B. Pascal en su conocida expresión de: “El corazón tiene razones que no entiende la razón”.

Por lo que la cuestión que nos debemos plantear no reside tanto en considerar a una como la buena y la otra como la contraria. Hay que procurar limpiar y esclarecer, pero sin renegar de lo emotivo, de lo pulsional, lo pasional, y en definitiva de lo que nos pide el cuerpo o nos dé la gana, pero ambas han de aproximarse en una dinámica de complementariedad que las unifique.

Razón y corazón no funcionan por separado. El pensamiento meramente espiritual, descansa en su base cerebral, que se extiende por todo el entramado neuronal del sistema nervioso conformando su base somática, de ahí que somos también inteligencia sintiente, pero, así como una exaltación de la razón sobre el corazón se traduce en una “cabezo-nada”, también una exaltación del sentimiento sobre la razón se traduce en una “corazo-nada”. En definitiva, ambas por separado quedan en nada. En este contexto, no hemos hecho nada más que un intento de resucitar la vieja filosofía de la doble verdad, que algunos filósofos árabes, en su día, trataron de introducir en contraposición a la verdad filosófica y teológica.

La buscada sabiduría se aviene cuando empezamos a trabajar en ese buscado equilibrio dinámico “racio-cordial”, equilibrio que demanda la presencia de la sabiduría hebrea y de la razón helénica. La primera empieza diciendo “tú”, para poder reflejarse en él y percibirse. La segunda empieza por un “yo” que duda hasta de sí mismo.

La primera se encuentra a “” por un acontecimiento que le viene de fuera de “”. La segunda se busca a “” sin querer salir de “”.

El mundo griego comienza con el “yo” de la duda, que es como un “no yo”, pues esa es su esencia, la de negarse continuamente y reafirmarse a partir de su negación, que también por necesidad lógica debería ser una negación dudosa. El mundo hebreo comienza con el “creo”, te creo, te veo, me fio, es el “fiat” del asentimiento. Son dos cosmovisiones que o se reclaman en una complementariedad o se contraponen, no hay más opciones.

Kant que era un pensador de oficio, decía que la razón no es solamente un pensar invadido por la duda que no nos permite salir de un hiperbólico racionalismo, sino también un querer práctico que busca su norte, su sentido, en donde el riesgo, la apuesta, la voluntad, el tanteo, el instinto y podríamos añadir el sufrimiento, las alegrías y en definitiva a toda pulsión inconsciente.

También Wittgenstein, un gran apasionado por la filosofía y la matemática, considerado un gran pensador metafísico de este siglo pasado (ayer), desmitificaba la razón diciendo que cualquier decir racional es un decir paradójico. Recordemos que toda paradoja es una idea contradictoria, pero sin contradicción lógica, lo que la convertiría en un sofisma. Toda paradoja es un razonamiento en apariencia válido, pero que contraviene al sentido común. ¡Cuántas paradojas se nos cuelan inconscientemente en nuestro llamado sentido común simplemente porque no rompen las reglas de la lógica!

La presencia que acontece al “yo” del mundo hebreo que razona para poder reconocerse y poder responderle, le dice: Heme aquí dispuesto y abierto a tu palabra para acogerte y para ser acogido, pues sin “ti” no podría decir “yo”, y sin mí, tú tampoco podrías pronunciarte y no se produciría ni encuentro ni acontecimiento alguno.

Del saber al querer y del querer al saber, cuanto no sea así, no pasaría de ser un absurdo Kafkiano.

La racionalidad humana es a su vez ética y metafísica, carne y espíritu, animal y racional, y ambas acaban siendo el substrato de una voluntad bien informada para poder afrontar el reto de su existencia en libertad.

En este punto, primigenio y último, nada separa al creyente del no creyente sino la fe. Para creer y tener fe, la voluntad es quien tiene la última palabra para poder enfrentarse a ese abismo que supera a toda razón y a todo querer. Ante este abismo llamado libertad, la voluntad no solo está sola, sino que debe renunciar a su soledad para abandonarse libremente en la alteridad de en Quien se puede ver reflejado y ya pueda decir “yo” sin dudas…… ¡Qué riesgo!

La vida humana tiene su singular riesgo llamado libertad, que nos singulariza uno a uno sin límites espacio-temporales. Solamente la voluntad es quien asume en última instancia dicho riesgo, por muchas “cabezo-nadas” y “corazo-nadas” que le vengan en forma de hipótesis o en forma de ganas, ya que siempre la tesis, su tesis, la confirma su voluntad.

Mariano Álvarez Valenzuela

Fuente Atrio

Espiritualidad

“¿Quién teme al género?” de Judith Butler. Una lectura reveladora para los católicos LGBTQ+

Martes, 23 de abril de 2024

IMG_3951 Adam Beyt

La publicación de hoy es del colaborador invitado Adam Beyt (él/él), profesor asistente visitante de Teología y Estudios Religiosos en Saint Norbert College, Wisconsin. Su primer libro, Remaking Humanity: Embodiment and Hope in Catholic Theology, es una teología política constructiva que utiliza el trabajo del teólogo dominicano Edward Schillebeeckx y la filósofa estadounidense Judith Butler. El libro se publicará en Bloomsbury en el otoño de 2024.

Con la publicación del libro Gender Trouble de 1990, la filósofa estadounidense Judith Butler (ellos/ella) articuló un marco muy influyente sobre cómo académicos, activistas y muchas personas queer debaten hoy sobre el género. A partir de este trabajo, los escritos de Butler han popularizado la idea de que el género es una actuación. Este término no significa que sea un “espectáculo”, sino un proceso continuo y repetido, mediante el cual los cuerpos se clasifican como masculinos y femeninos y se les enseña a habitar disposiciones, comportamientos y orientaciones culturalmente condicionados.

Según la teoría de Butler, podríamos pensar en el género como un “proyecto de grupo local” mediante el cual se construye socialmente y se encarna contextualmente. En otras palabras, desde el momento en que un médico anuncia “¡es un niño!” En el caso de un niño al que se le asigna un varón al nacer, el niño es continuamente “educado como varón” en una determinada forma de estar en el mundo. Butler, entre muchos otros académicos, ha reconocido que su trabajo no fue el primero en hacer esta observación sobre el género, sin embargo, su trabajo ha sido un compañero de conversación útil para discutir temas LGBTQ+ y su relación con otros aspectos de la vida pública.

En las últimas décadas, la propia Butler se ha convertido en el objetivo de lo que muchos movimientos anti-LGBTQ+, junto con ciertos grupos de feministas, han denominado “ideología de género”. De hecho, Butler fue quemada en efigie en Brasil en 2017. Originada en la década de 1990, en la década de 1990, la frase “ideología de género” se ha convertido en un término general para muchos conservadores sociales, incluido el Papa Francisco y otros líderes católicos, que interpretan el discurso que involucra “género”. ”para desviarse de lo que creen que son las leyes reveladas de la naturaleza. Para quienes aceptan la “Teología del Cuerpo” (TOB) de Juan Pablo II, la “ideología de género” abarca cómo las interpretaciones ahora generalizadas de la “libertad” se han desviado de la “verdad” nupcial del cuerpo humano. Para TOB, los cuerpos humanos tienen sólo dos formas sexuadas distintas, limitadas a lo que muchos etiquetarían hombres y mujeres cisgénero. Una pareja así debe implementar amorosamente el don de la sexualidad de Dios para complementarse mutuamente en un matrimonio heterosexual, monógamo y sacramental, que sea a la vez unitivo y abierto a la creación de vida. La “ideología de género”, según afirman sus críticos, socava este supuesto significado del cuerpo, incitando a las personas a utilizar anticonceptivos artificiales, someterse a cuidados que afirmen el género, exigir acceso al aborto y actuar según deseos sexuales que están “intrínsecamente desordenados”.

IMG_3955En Who’s Afraid of Gender?, (¿Quién teme al género?), Butler ofrece su respuesta a tales críticas en una de sus obras más públicas y de mayor lectura, proporcionando un interlocutor de conversación revelador para los católicos que afirman queer hoy en día. Butler señala que el “género” se ha convertido en un “fantasma”, un “fenómeno psicosocial… un lugar donde los miedos y ansiedades íntimos se organizan socialmente para incitar pasiones políticas”. Este fantasma nombra “una forma de organizar el mundo provocada por el miedo a una destrucción de la que se responsabiliza al género”. Para decirlo en términos más religiosos, el movimiento que se opone a la llamada “ideología de género” interpreta las afirmaciones culturalmente omnipresentes en torno al género como si fuera un “demonio” que necesita ser exorcizado del discurso público para defender el bien común. Para Butler, este demonio llamado “género” oscurece otros miedos y prejuicios.

Butler comienza el trabajo centrándose en el uso de la “ideología de género” en las declaraciones del Vaticano, destacando su aparición en declaraciones del Papa Francisco y otros documentos como el muy denostado texto de 2019 “Varón y Mujer Él los creó” de la Congregación para la Educación Católica. Si bien Butler elogia el enfoque más amable de Francisco sobre el tema, les preocupa la comparación que hace el pontífice de la ideología de género con las armas nucleares. Butler también señala cómo el término “ideología de género” se considera a través de términos coloniales, lo que significa que el marco imperialista occidental de “género” se está imponiendo erróneamente al Sur Global. De hecho, la variación humana en cuanto a género, sexo y sexualidad (y la inescrutabilidad de esas categorías mismas) sigue siendo un fenómeno universal en todas las culturas y geografías.

Luego, Butler rastrea cómo el “fantasma de género” atraviesa diferentes localidades y movimientos, que van desde la xenofobia de Viktor Orbán de Hungría hasta las feministas radicales transexclusivas (TERF) del Reino Unido, que se refieren a sí mismas como “críticas de género”. Es importante destacar que Butler también cita a académicos negros y decoloniales que señalan cómo la mediación cultural del género también está entrelazada con categorías conectadas con la  raza y la colonizacion.

A lo largo de la carrera de Butler, las reflexiones sobre la ética han sondeado sus raíces judías para poner en primer plano la responsabilidad hacia las comunidades marginadas. Estas preocupaciones morales se superponen con las de los católicos, como honrar la dignidad humana y construir un mundo más justo donde todos puedan prosperar. En ¿Quién teme al género?, las citas de Butler incluyen a teólogos que afirman queer como Elizabeth Johnson, CSJ, y Dan Horan, OFM, junto con una referencia positiva a DignityUSA, una organización católica LGBTQ+.

IMG_3956Judith Butler

Su crítica termina con una exhortación a construir coaliciones para un mundo más justo, donde muchos tipos diferentes de humanos puedan ser libres. Además, su crítica se suma al coro de muchos otros católicos, incluido yo mismo, que exigen relatos vivificantes de la humanidad en la teología católica. Diferentes géneros, habilidades, razas y sexualidades pueden reflejar la imagen sagrada de Dios (Imago Dei), como un caleidoscopio del glorioso misterio de lo Divino.

El libro ofrece un útil punto de partida sobre cómo un pensador influyente se enfrenta a un esfuerzo concertado y global para socavar la dignidad humana de las personas queer y su participación en la vida pública. Lo recomiendo para aquellos que quieran una visión estimulante de los debates en curso sobre género, dignidad humana y nuestras vidas compartidas.

Mientras anticipamos otro documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que se espera reproduzca el fantasma incoherente en torno a la “ideología de género”, recordemos que la misericordia, el amor y la justicia de Dios exigen mucho más de nuestra Iglesia.

—Adam Beyt (él/él), 5 de abril de 2024

Fuente New Ways Ministry

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Pastor de tu pueblo.

Lunes, 22 de abril de 2024

Isaias-40-Buen-Pastor

Pastor de tu pueblo.

Pastor de tu pueblo,
Tú nos guiaste por mesetas montes y cañadas,
con paciencia, ternura y sabiduría,
como los viejos pastores guían sus rebaños.

Hoy estamos desorientados y sin sueños.
¿Por qué no vienes a estar con nosotros un rato?
¿Por qué no nos sacas de estos apriscos vanos?
¿Por qué sigues sentado en tu trono de nubes?

Andamos errantes por campos agostados
sorbiendo el polvo y nuestro llanto;
nos flaquean el ánimo y las fuerza
y no encontramos un lugar de descanso.

Hemos perdido el horizonte que nos señalaste
y somos víctimas de nuestros miedos,
de nuestros anhelos frustrados en el camino,
de nuestros egoísmos y laberintos diarios.

Pero somos los mismos que sacaste de la esclavitud,
que guiaste y acompañaste por el desierto
y después invitaste a vivir en todos los rincones
y países que tú amas, cuidas y mantienes.

Crecimos como las estrellas del cielo.
Llegamos hasta los confines de la tierra.
Nos hicimos presentes en todos los continentes,
y ahora estamos aletargados, encogidos, con miedo.

Nos dijiste que éramos tu rebaño escogido,
tu pueblo, tu iglesia, tus hermanos…,
y nos hemos convertido en el cachondeo diario
de quienes caminan a nuestro lado.

Tú, que eres buen pastor, con entrañas y corazón…
Tú, que conoces a los tuyos por su nombre…
Tú, que los defiendes de lobos y otros peligros…
Tú, que prometiste darnos vida siempre…

¡Sílbanos tus alegres canciones que motivan,
llévanos por tus caminos preferidos,
condúcenos a los pastos que alimentan
y a las fuentes refrescantes que Tú conoces.

¡Muéstranos tu rostro alegre y luminoso,
como el sol nos ofrece generoso el suyo!
¡Guíanos, en estos tiempos de duda e incertidumbre,
con paciencia, ternura y sabiduría!

¡Reúnenos,
cúranos,
defiéndenos
y danos tu Espíritu!

*

Florentino Ulibarri

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad

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