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Martes 01 de Noviembre de 2014. Todos los Santos

Martes, 1 de noviembre de 2016
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58-TodoslossantosALeído en Koinonia:

Os animamos también a leer la Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy

Apocalipsis 7,2-4.9-14: Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua.
Salmo responsorial: 23: Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
1Juan 3,1-3:Veremos a Dios tal cual es.
Mateo 5,1-12a: Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Se celebra hoy la Solemnidad de Todos los Santos. Qué bueno sería que los «santos» en ella celebrados no se redujeran sólo a los del “mundo católico”, los santos de nuestro pequeño mundo, de la Iglesia Católica, sino a «todos los santos del mundo», a los santos de un mundo verdaderamente «cat–hólico» (etimológicamente, según el todo, referido al todo), o sea, «universal». ¿No queremos celebrar en este día a todos los santos que están ya ante Dios? ¿Pues cómo vamos a limitarnos a pensar en «catálogo romano de los santos», de los «canonizados» por la Iglesia católica romana, según esa práctica llevada a cabo sólo desde el siglo XI, de «inscribir» oficialmente a los santos particulares de nuestra Iglesia, en ese libro? ¿Será que quienes figuran oficialmente inscritos durante 9 siglos en esta sola Iglesia son «todos los santos»… o tal vez serán sólo una insignificante minoría entre todos ellos?

Es decir: pocas fiestas como ésta requieren ser «universalizadas» para hacer honor a su nombre: la festividad de «todos los santos». Por tanto, hay que hacer un esfuerzo por entenderla con una real universalidad. Ésta es una fiesta «ecuménica»: agrupa a todos los santos. Es más que ecuménica, porque no contempla sólo a los santos cristianos, sino a «todos», todos los que fueron santos a los ojos de Dios. Ello quiere decir, obviamente, que también incluye a los «santos no cristianos»… a los santos de otras religiones (debería ser una fiesta inter-religiosa), e incluso a los santos sin pertenencia a ninguna religión, los «santos paganos» (Danielou tituló así un libro suyo), los santos anónimos (éstos deben ser verdadera legión), incluso los «santos ateos», a los que el pasaje de Mt 25,31ss pone en evidencia («cada vez que lo hicieron con alguno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron»).

Una fiesta, pues, que podría hacernos reflexionar sobre dos aspectos: sobre la santidad misma (¿qué es, en qué consiste, qué «confesionalidad» tiene…?), y sobre el «Dios de todos los santos». Porque muchas personas todavía piensan -sin querer, desde luego- en «un Dios muy católico». Para algunos Dios sería incluso «católico, apostólico… y romano». O sea, «nuestro». O «un Dios como nosotros», de hecho. Pudiera ser que, también… un poco… hecho «a imagen y semejanza» nuestra.

La actitud universalista, la amplitud del corazón y de la mente hacia la universalidad, a la acogida de todos sin etiquetas particularistas, siempre nos cuestiona la imagen de Dios. Dios no puede ser sólo nuestro Dios, el nuestro, el que piensa como nosotros e intervendría en la historia siempre según nuestras categorías y de acuerdo con nuestros intereses… Dios, si es verdaderamente Dios, ha de ser el Dios de todos los santos, el Dios de todos los nombres, el Dios de todas las utopías, el Dios de todas las religiones (incluida la religión de los que con sinceridad y sabiendo lo que hacen optan con buena conciencia por dejar a un lado “las religiones”, aunque no «la religión verdadera» de la que por ejemplo habla Santiago en su carta, 1,27). Dios es «católico» pero en el sentido original de la palabra. Está más allá de toda religión concreta. Está «con todo el que ama y practica la justicia, sea de la religión que sea», como dijo Pedro en casa de Cornelio (Hch 10).

Hoy nos parece todo esto tan natural, pero hace apenas 50 años que estamos pensando de esta manera -los años que hace que se celebró el Concilio Vaticano II-. En las vísperas de aquel Concilio, el famoso teólogo dominico Garrigou-Lagrange (avanzado, progresista, y por ello perseguido) escribía, con la mentalidad que era común en el ambiente católico: «Las virtudes morales cristianas son infusas y esencialmente distintas, por su objeto formal, de las más excelsas virtudes morales adquiridas que describen los más famosos filósofos… Hay una diferencia infinita entre la templanza aristotélica, regulada solamente por la recta razón, y la templanza cristiana, regulada por la fe divina y la prudencia sobrenatural» (Perfection chrétienne et contemplation, Paris 1923, p. 64). Danielou, por su parte, afirmaba: «Existe el heroísmo no cristiano, pero no existe una santidad no cristiana. No debemos confundir los valores. No hay santos fuera del cristianismo, pues la santidad es esencialmente un don de Dios, una participación en Su vida, mientras que el heroísmo pertenece al plano de las realidades humanas» (Le mystère du salut des nations, Seuil, Paris 1946, p. 75). Todas las grandes figuras de la humanidad, personajes como Sócrates o como Gandhi… sólo podrían considerarse héroes, no santos. No quedarían incluidos hoy en esta fiesta, según la visión católico-romana de aquellos tiempos preconciliares, porque «santos», sólo podrían serlo los buenos cristianos, ¡y católicos! Ésta es una de las tantas «rupturas» que realizó el Concilio Vaticano II.

La primera lectura bíblica de esta fiesta litúrgica, del Apocalipsis, aun estando redactada en ese lenguaje no sólo poético, sino ultra-metafórico, lo viene a decir claramente: la muchedumbre incontable que estaba delante de Dios era «de toda lengua, pueblo, raza y nación»… En aquel entonces, hablar de «las naciones» implicaba a las religiones, porque se consideraba que cada pueblo-raza-nación tenía su propia religión. A Juan le parece contemplar reunidos, en aquella apoteosis, no sólo a los judeocristianos, sino a «todos los pueblos», lo que equivale a decir: a todas las religiones.

Si corregimos así nuestra visión, estaremos más cerca de «ver a Dios tal como es» (segunda lectura), tal como podremos verle más allá de los velos carnales del chauvinismo cultural o el tribalismo religioso -que no son muy distintos-. Obviamente, esos «ciento cuarenta y cuatro mil» (doce al cuadrado, o sea, «los Doce», o «las Doce ‘tribus’ de Israel», pero elevadas al cuadrado y multiplicadas por mil, es decir, totalmente superadas, llevadas fuera de sí hasta disolverse entre «toda lengua, pueblo, raza y nación»), esos ciento cuarenta y cuatro mil, o los entendemos como un símbolo macroecuménico, o nos retrotraerían a un fantástico tribalismo religioso.

Las bienaventuranzas comparten esta misma visión «macro-ecuménica»: valen para todos los seres humanos. El Dios que en ellas aparece no es «confesional», de una religión, no es «religiosamente tribal». No exige ningún ritual de ninguna religión. Sino el «rito» de la simple religión humana: la pobreza, la opción por los pobres, la transparencia de corazón, el hambre y sed de justicia, el luchar por la paz, la persecución como efecto de la lucha por la Causa del Reino… Esa «religión humana básica fundamental» es la que Jesús proclama como «código de santidad universal», para todos los santos, los de casa y los de fuera, los del mundo «católico»…

Si a propósito de la festividad de Todos los Santos se nos sugiere el texto de las Bienaventuranzas, es porque ellas son en verdad el camino de la santidad universal (y supra-religional, simple y profundamente humana); en y con las Bienaventuranzas como carta de navegación para nuestra vida es posible alcanzar la meta de nuestra santificación, entendida como la lucha constante por lograr en el cada día el máximo de plenitud de la vida según el querer de Dios.

En la homilía, en la oración, en la conversación que tengamos sobre el tema, no dejemos de nombrar hoy a Gandhi, que tiene que ir de la mano con Francisco de Asís; a Martin Luther King acompañado por Mons. Oscar Arnulfo Romero –finalmente reconocido como «mártir» por Roma–; a la mística santa Teresa con el incomparable Ibn Arabí; al inefable Juan de la Cruz con el místico Nisagardatta («¡Yo soy Eso!»)… La manera de cambiar la vieja mentalidad «tribal», que también nos ha afectado en la concepción de la santidad, es practicar, conversar, manifestar la nueva mentalidad macroecuménica.

Dentro de la perspectiva cristiano-católica, para una aplicación más parenética de este precedente comentario exegético, recomendamos como la mejor referencia el capítulo V de la Constitución Dogmática de la Iglesia “Lumen Gentium”, del Vaticano II, sobre el “Universal llamado a la santidad”. Antes del Concilio se solía pensar que había una especie de «profesionales de la santidad», que se dedicaban de un modo especializado a conseguirla, como los monjes y los religiosos/as, que se decía que vivían en el «estado de perfección»; a los demás, los laicos/as o seglares, como que se les consideraba de alguna manera dispensados de tener que tender a la santidad. Leer más…

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Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Martes, 8 de diciembre de 2015
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4grm_cLeído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

 

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

 

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

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Más allá de una sola Iglesia… y de toda la Iglesia en su conjunto universal

Domingo, 5 de julio de 2015
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88729La celebración de la beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero será mañana sábado aquí en San Salvador. Llegué ayer para participar en el acto, invitado, junto con seis personas más de World Vision, por la Conferencia Episcopal Salvadoreña. Este es un gesto de fraternidad que agradecemos profundamente.

Lo primero que hice al llegar a la ciudad fue dirigirme a la sede de World Vision-El Salvador para participar en un acto en memoria de la vida, mensaje y testimonio de Romero. Estuvo presente el presbítero Héctor Pinto, representante de la Conferencia Episcopal Salvadoreña. También nos acompañaron la señora Ana Romero y el señor Milton Romero, sobrinos de Monseñor. Ellos tuvieron la amabilidad de participar en una entrevista sobre la vida de su tío y algunos recuerdos familiares. Me concedieron el honor de dirigir la entrevista y de exponer una perspectiva bíblica y cristiana de la vida de Monseñor.

¿Y por qué yo como pastor evangélico bautista (que considero la santidad de otra manera) y World Vision (que no es una Iglesia) participamos en esta beatificación? Porque Monseñor Romero, más allá de su filiación católica y de lo que internamente significa su beatificación ―que es un acto canónico estrictamente católico― es un cristiano universal que nos dejó un elocuente testimonio de radicalidad evangélica, coherencia de vida y santidad política que los cristianos y cristianas de hoy necesitamos retomar. Estar aquí es reconocer el valor de ese testimonio para la fe cristiana en nuestro continente.

World Vision no es una Iglesia, en el sentido institucional; es una organización cristiana interconfesional que sirve a niñas, niños y sus familias pobres y marginadas a través de programas de desarrollo humano, emergencias e incidencia en políticas públicas. Trabajamos con sentido de unidad cristiana: católicos, evangélicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes históricos y otros creyentes de diversas comunidades de fe, en procura de un mundo más digno y solidario, donde la plenitud de vida sea una realidad que puedan gozar las niñas y niños de nuestro mundo.

Por este sentido interconfesional y esta perspectiva de servicio a la promoción humana es que estamos aquí, para celebrar la vida y el legado de quien se entregó por la causa de la justicia, la paz y la reconciliación, que son causas del Reino de Dios. Y este Reino, como sabemos, está más allá de una sola Iglesia… y de toda la Iglesia en su conjunto universal.

San Salvador, 22 de mayo de 2015

Por Harold Segura C en Lupa Protestante

Publicado por ICM Pan de Vida

Cristianismo (Iglesias), General , ,

San Romero de América, en los altares y en los corazones

Domingo, 24 de mayo de 2015
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beatificacion-de-monsenor-romero_560x280Multitudinaria beatificación de Oscar Arnulfo Romero en San Salvador

Monseñor Paglia dice que “Romero cargó sobre sus hombros todo el dolor de los pobres”

(José M. Vidal).- Fiesta de la fe y del amor para elevar a los altares oficialmente (en los corazones ya estaba) al obispo mártir de la justicia Oscar Arnulfo Romero. En la plaza de Cristo Salvador abarrotada de fieles. En una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, que aseguraba, en su homilía, que la opción proferencial por los pobres del nuevo beato no era ideológica, sino evangélica.

Acompañado de cientos de obispos, cardenales y sacerdotes. Con casullas rojas, como corresponde a la beatificación de un mártir.

“Que se digne inscribir en el número de los beatos a Oscar Arnulfo Romero”, pide el arzobispo de San Salvador. A continuación, el postulador de su causa, Vincenzo Plagia lee la biografía del aspirante a beato. Y reslata que, en sus obras, escribió: “Los pobres son la encarnación de Cristo”. O “deseo ser una hostia ofrecida al Señor sobre el altar”. Y el Señor se lo concedió.

Y Paglia sigue contando su vida y sus palabras. Decía, por ejemplo, “el obispo no es sólo un profeta, sino un creador de comunidad”. Y su relato se ve interrumpido por aplaudos. “Con Romero, Jesús caminaba de nuevo con su pueblo”, dice monseñor Plagia. Y añade que cargó sobre sus hombros con todo el dolor de los pobres. “El pueblo sintió el olor de pastor de Romero y éste llegó a ser un ejemplo de pastor que defiende a los pobres”.

Lo acusaron de hacer política, pero Romero aclaraba: ‘lo que busco hacer no es política, sino Evangelio que tiene que iluminar las calles del país

Paglia dice que Romero veneraba a Pablo VI, mientras a Juan Pablo II apenas tuvo tiempo de conocerlo. “El secreto de la verdad, para mí, es estar en comunión con el Papa” “Su voz se difundió por toda la tierra y el sensus fidelium lo veneró desde siempre como santo”. “Hoy Romero sigue pidiendo nuestra conversión”

Con esta celebración se lleva a cabo la misa interrumpida el día del martirio y la otra interrumpida la del día del funeral. Y, desde el cielo, Romero bendice a este país, a todo el mundo, a toda la Iglesia y al Papa Francisco que sentimos cerca de nosotros en estos momentos“.

A continuación se lee, precisamente, la carta del Papa Francisco en la que concede el permiso para beatificar a monseñor Romero. Y el pueblo aplaude y canta el Amén.

Y, entre una estruendosa ovación, llegan las reliquias de monseñor Romero. En una urna, la camisa ensangrentada que llevaba el dia de su asesinato. Mientras suena “Tu reino es justicia, tu reino es paz, venga a nosotros tu reino, Señor”.

El pueblo de el Salvador, a través de su arzobispo, monseñor Alas, agradece la beatificación al Papa: “Expreso nuestro más profundo agradecimeinto al Papa Francisco por la beatificación del mçártior Oscar Romero, que derramó su sangre en defensa de la fe”.

Tras las lecturas, la intencionada homilía de monseñor Amato.

Algunas frases de la homilía del cardenal Amato

“La beatificación de monseñor Romero es una fiesta de gozo y de fraternidad. Un don del Espíritu Santo a la Iglesia y a la noble nación salvadoreña”

“La del obispo es una dura tarea, como decía San Agustín”

“Romero amó a sus fieles y a sus sacerdotes con el afecto y con el martirio, dando la vida como ofrenda de reconciliación y de paz”

“Testigo heróico del Reino de Dios”

“Las almas de los justos están en las manos de Dios”

“La memoria de Romero sigue viva y da consuelo a los pobres y marginados de la tierra”

“Nada ni nadie separó a Romero de Cristo y de su Evangelio”

“Una bala traidora lo hirió de muerte y su sangre se mezcló con la sangre redentora de Cristo”

“¿Quién era Romero? ¿Cómo se preparó al martirio?”

“Era un sacerdote bueno, un obispo sabio, pero sobre todo un hombre virtuoso. Amaba a Jesús y lo adoraba en la eucaristía. Amaba a la Iglesia y al Papa y a su pueblo”

“El martirio no fue una improvisación, sino que tuvo una larga preparación”

“Hombre de fe profunda y de esperanza inquebrantable”

“Siempre decía: ‘Con tu todo y con mi nada haremos mucho”

“Un cambio en su vida de pastor casi tímido fue el asesinato de Rutililo Grande, jesuita salvadoreño”

“Este evento tocó el corazón de monseñor Romero”

“Los campesinos se quedaban huérfanos y Romero quiso tomar su puesto”

“La liberación que el padre Grande predicaba se inspira en la fe”

“Desde aquel día, su lenguaje se volvió más explícito en la defensa del pueblo oprimido, sin preocuparse de las amenazas que cotidianamente recibía”

“Sus palabras no eran una provocación al odio y a la venganzia, sino una invitación a la concordia de sus hijos divididos”

“Soñaba que un día, sobre las ruinas del mal, brillaría la gloria de Dios y su amor”

“Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica. Su caridad se extendía también a los perseguidores”

“La caridad pastoral le infundía una fortaleza extraordinaria”

“Tengo que ir adelante. No guardo rencor a nadie, decía”

“Romero es otra estrella luminosa que se enciende en el firmamento espiritual de la Iglesia americana”

“Son muchos los santos de este maravilloso continente”

“Tierra de amor y fidelidad a la buena noticia del Evangelio”

“Su beatificación, fiesta de paz, de justicia y de perdón”

“Que su martirio sea una bendición para El Salvador para las familias, los pobres y los ricos. Para todos los que buscan la felicidad”

“Romero no es un símbolo de división, sino de paz, de concordia y de fraternidad”

“Romero es nuestro. Pertenece a la Iglesia y a la humanidad”

“Romero es nuestro, pero también de todos. Para todos es el profeta del amor de Dios y del amor al prójimo”

“Beato Oscar Romero, ruega por nosotros”

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Obama celebra la beatificación de monseñor Romero y pide inspirarse en él

Domingo, 24 de mayo de 2015
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obama-en-su-visita-a-la-tumba-de-romero_560x280“Figura inspiradora para El Salvador y toda América”

Agradeció a Francisco su decisión de beatificar al Santo de América

El presidente de EEUU, Barack Obama, celebró la beatificación del mártir salvadoreño monseñor Óscar Arnulfo Romero, que se realizará hoy en San Salvador ante unas 285.000 personas, y dijo que su figura debe servir de inspiración para trabajar por la justicia y la paz.

Monseñor Romero, asesinado de un tiro el 24 de marzo de 1980 en plena misa cuando era arzobispo de San Salvador, fue una figura inspiradora para la gente de El Salvador y de toda América”, destacó Obama en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.

Según Obama, Romero fue un hombre “inteligente” y “valiente“, que “hizo frente a los males que veía sin temor, guiado por las “necesidades” de la población “oprimida y pobre” de su país.

El mandatario recordó que se emocionó “profundamente” cuando tuvo la oportunidad de visitar la tumba del arzobispo en marzo de 2011, dentro del viaje que realizó a San Salvador.

El Salvador ha avanzado mucho en los últimos 35 años”, subrayó Obama, quien agregó que actualmente el trabajo que realiza EEUU en ese país y en toda Centroamérica se guía por la “visión” de Romero y está orientado a “promover oportunidades económicas, fortalecer el imperio de la ley y crear vecindarios más seguros”.

Obama agradeció también al papa Francisco por su decisión de beatificar a Romero y por su “liderazgo” al enfatizar la obligación compartida de “ayudar a los que más lo necesitan”. Esperemos que la visión del arzobispo Romero nos inspire a todos a respetar la dignidad de todos los seres humanos y a trabajar por la justicia y la paz“, concluyó.

Miles de devotos de monseñor Romero llenaban hoy, desde primeras horas de la madrugada, la plaza del Salvador del Mundo de la capital salvadoreña, donde el arzobispo será beatificado a las 10.00 hora local (16.00 GMT) ante unas 285.000 personas, según estimaciones de la Iglesia católica.

El 24 de marzo de 1980, monseñor Romero fue asesinado de un tiro en el pecho mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital Divina Providencia de San Salvador.

La Comisión de la Verdad que investigó los crímenes cometidos durante la guerra civil de El Salvador (1980-1992) indicó que “existe plena evidencia” de la complicidad en este asesinato del ya fallecido Roberto D’Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido que gobernó el país entre 1989 y 2009.

Una ley de amnistía aprobada un año después de los Acuerdos de Paz que en 1992 pusieron fin a la guerra civil en el país dejó en la impunidad el crimen de monseñor Romero, recordado por denunciar las injusticias cometidas en los años previos al conflicto armado. (RD/Agencias)

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San Romero de América, Pastor y Mártir nuestro

Sábado, 23 de mayo de 2015
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romero

El ángel del Señor anunció en la víspera…

El corazón de El Salvador marcaba
24 de marzo y de agonía.
Tú ofrecías el Pan,
el Cuerpo Vivo
-el triturado cuerpo de tu Pueblo;
Su derramada Sangre victoriosa
-¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre
que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!

El ángel del Señor anunció en la víspera,
y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;
como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de tu Pueblo.

¡Y se hizo vida nueva
en nuestra vieja Iglesia!

Estamos otra vez en pie de testimonio,
¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!
Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.
Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el Continente.
Romero de la Pascua latinoamericana.
Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa.

Como Jesús, por orden del Imperio.
¡Pobre pastor glorioso,
abandonado
por tus propios hermanos de báculo y de Mesa…!
(Las curias no podían entenderte:
ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo).

Tu pobrería sí te acompañaba,
en desespero fiel,
pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.
El Pueblo te hizo santo.
La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.
Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio.

Como un hermano herido por tanta muerte hermana,
tú sabías llorar, solo, en el Huerto.
Sabías tener miedo, como un hombre en combate.
¡Pero sabías dar a tu palabra, libre, su timbre de campana!

Y supiste beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo,
con una sola mano consagrada al servicio.
América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini
en la espuma-aureola de sus mares,
en el retablo antiguo de los Andes alertos,
en el dosel airado de todas sus florestas,
en la canción de todos sus caminos,
en el calvario nuevo de todas sus prisiones,
de todas sus trincheras,
de todos sus altares…
¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos!

San Romero de América, pastor y mártir nuestro:
¡nadie hará callar tu última homilía!

*
Pedro Casaldáliga

ÓSCAR-ROMERO-2

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Beato Monseñor Romero: sacerdote, profeta y… mártir

Sábado, 23 de mayo de 2015
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beatificacion-monsenor-romeroComo primicia de un nuevo Pentecostés, nuestro hermano Oscar es beatificado hoy…

Reflexiones con motivo de su próxima beatificación
Pablo Dominguez, Secretariado Diocesano de Migraciones, Alicante

ECLESALIA, 19/05/15.- En estos momentos en el cielo, Mons. Romero se debe sentir como un niño con zapatos nuevos. Romero fue sacerdote, profeta y… mártir; pero desde ahora también oficialmente Beato, en su  recién reconocimiento por la Iglesia Católica. Parece que la talla de sus humildes pies que pisaron nuestro mundo, especialmente el de los más pobres, ha crecido. Ascendiendo así en los altares.

Pero Monseñor Romero ya era santo, desde el día que lo mataron hace 35 años. Así lo siente suyo su pueblo, no solo el salvadoreño, sino todo un continente, especialmente todos los empobrecidos de Latinoamérica y del mundo entero que conocen su testimonio. Llamándolo, recordándolo e invocándolo como San Romero de América, pastor y mártir nuestro. Confirmando sus palabras días antes de su asesinato: “Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás… Si me matan resucitaré en el Pueblo”.

Este posiblemente es el reconocimiento más grande que ha recibido hasta ahora Mons. Romero, quizá con aras de hacerle justicia terrenalmente. Con esta proclamación se puede interpretar un paso más del Papa Francisco, en nuestro querer una Iglesia pobre y para los pobres. Como así lo fue la experiencia eclesial de Romero: “Los pobres han marcado el verdadero caminar de la Iglesia”.

Por eso en este acontecer eclesial no solo se reconoce el camino de santidad de Oscar Romero como obispo de los pobres, sino también una vez más la realidad de un pueblo mundial que ha sido y es oprimido por el desigual sistema económico, político y social de nuestro mundo. Al mismo tiempo que a una teología más encarnada en la lucha y liberación de la humanidad, “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres (y mujeres) de nuestro tiempo… son a la vez… de los discípulos(as) de Cristo”, como dice el Concilio Vaticano II en la constitución pastoral Gaudium et Spes. Recordemos que más del 80% de la humanidad vive en la pobreza, repartida por todos los continentes, también en los barrios de nuestras ciudades.

Entre los nombramientos y títulos, en su currículum terrenal, además de haber llegado a ser Arzobispo de San Salvador, fue galardonado con diferentes reconocimientos civiles antes de su asesinato, por su lucha a favor de los Derechos Humanos, los más distinguidos fueron los Doctor Honoris Causa por la Universidad de Georgetown (EE.UU.) y la Universidad de Lovaina (Bélgica). Y la nominación en 1979 al Premio Nobel de la Paz, quien sería finalmente entregado a Madre Teresa de Calcuta. A quien felicitó por su premio. Pero por encima de todos estos, el más importante, fue recibir la gracia de su conversión, casi a sus 60 años, de ser pastor de su pueblo pobre: “Con este Pueblo no cuesta ser buen pastor”, decía él, llevándole a correr su misma suerte. Su identificación fue tan grande que expresaba: “El Pueblo es mi pastor, mi profeta… Pastores somos todos porque ustedes son quienes me están guiando”. Dejando así a un lado todo tipo de privilegios y comodidades ofrecidas por los poderosos de su tiempo.

Romero como el profeta que fue no se libró de todo tipo de calumnias y acusaciones propias de su contexto, por su denuncia de las injusticias y posición de estar con los más pobres. La Iglesia no puede ser neutral cuando la Creación gime hasta el presente con dolores de parto (Rm 8, 18-23), tiene que estar siempre al lado de quienes más sufren. Seguramente haría suyas las palabras de su homólogo brasileño en el apostolado, Helder Camara: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”.

El reinado de Romero fue como el de Jesús, siguiendo sus pasos lo mataron, porque no era para los grandes poderes de este mundo. Habiendo hecha suya la causa de los pobres entregó su vida, muriendo por los suyos, por su pueblo. La vida de Mons. Romero es evangelio encarnado, hecho vida. Si el grano de trigo no cae a tierra y muere, queda solo; pero si muere da mucho fruto. (Jn 12, 24).

Este reconocimiento oficial de nuestra Iglesia Católica llega hoy para Mons. Romero, mañana será para Mons. Gerardi, Arlen Siu, Felipe y Mary Barreda, Joao Bosco, Ellacuría y compañeros… Como así para miles de peregrinos y peregrinas que entregaron su vida por un mundo más humano, más de Dios, de los empobrecidos y empobrecidas de nuestra historia. Ellacuría, quien también se encarnó en la patria chica de Romero, corriendo su misma suerte, tras su perpetrada muerte, afirmó lapidariamente: “Con Monseñor Romero Dios pasó por la historia”.

Que mi sangre sea semilla de libertad y señal de que la esperanza será pronto una realidad”. Querido Romero, escuchamos tus palabras como un eco en nuestro corazón que nos invita a seguir comprometiéndonos con tu causa, a seguir tus pasos. Desde que acabaron con tu vida el fruto de tu entrega no ha dejado de dar vida, y vida en abundancia (Jn 10, 10). Tus pies que caminaron por los maltrechos caminos de nuestro mundo, siguiendo los de Jesús, marcaron un camino lleno de esperanza y liberación. Hoy tus zapatos se quedan pequeños. Tu pueblo ya te hizo santo. Tu vida, ¿también  hoy no será una de las bellas flores de nuestra nueva primavera eclesial, en el permanente Pentecostés que estamos invitados, invitadas a vivir?

“El Reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor, se consumará su perfección. Esta es la esperanza que nos alienta a los cristianos. Sabemos que todo esfuerzo por mejorar una sociedad, sobre todo cuando está tan metida esa injusticia y el pecado, es un esfuerzo que Dios bendice, que Dios quiere, que Dios nos exige”.

(Palabras de la última homilía de Mons. Romero, instantes antes que entregara su vida).  (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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23.05.15. Beato Romero

Sábado, 23 de mayo de 2015
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11262993_883173091743476_6507209933649503993_nAsí quiero recordarte, Óscar Romero, treinta y cinco años después de tu muerte, sentado y cercano, con traje negro de cura-obispo. No ibas para Beato, no había hecho carrera para obispo mártir, ni te habías preparado para hablar de la justicia como hablaste… Pero te tocó y lo hiciste.

Las circunstancias te pusieron en la brecha, y fuiste voz de evangelio, día a día, en la vida muerte de tu pueblo, encontrando la palabra y el gesto adecuado en cada circunstancia. Habías nacido para otras respuesta, pero escuchaste las nuevas voces doloridas de tu pueblo y supiste encontrar la voz de la Justicia, la justicia del Dios de Jesús para tu gente.

Eras en el fondo muy tradicional, te gustaban las capillas piadosas, el rezo intenso de la gente, sin mezclarte en cuestiones que parecían simplemente materiales… pero los intereses materiales golpearon y mataron a tu pueblo, y tú supiste llegar al fondo de las almas, hasta la verdad de Jesús, con la voz del evangelio.

Y la inmensa mayoría de tu pueblo te sintió cercano: por tu manera de sentirte y ser iglesia, por tu forma de ser pueblo. Por eso te quisieron los más pobres de los pobres de tu pueblo, sintieron que eras de ellos, que estabas con ellos, siendo de Dios.

No te querían los jerarcas de la buena sociedad organizada, los jefes de las armas, ni los grandes del dinero y del comercio para algunos. Dijeron que eras enemigo del orden, amigo de revoluciones peligrosos… y hasta Roma llegaron las voces y escritos de tus acusadores. Y en la misma Roma te tuvieron miedo y quisieron silenciarte los dueños casi eternos de una Curia llamada Vaticana: Te humillaron cuando fuiste, te quisieron expulsar del obispado, querían que callaras (quizá los mismos que ahora te dicen Beato).

El mismo “Santo Padre” fue duro contigo, como si debiera vigilarte, como si tuviera que ignorarte y después marginarte cuando fuiste a verle (en mayo de 1879, diez meses antes de tu asesinato). Lo recuerdo muy bien, hasta creo que tengo por ahí algún escrito de aquel tiempo. Se decía que Roma quería apartarte, poniendo en tu lugar un “administrador apostólico”, porque no eras un hombre del sistema, una “figura” apropiada para aquel momento (es decir, para los dueños de un poder sangriento).

No voy a remover papeles, pero los que tenemos cierta memoria y un poco de edad sabemos recordar. Sé que volviste muy triste de Roma, y que el Papa (hoy ya santo) no quiso o no pudo entenderte. No te condenó porque era puro evangelio lo que tú decías y hacías, pero no se puso de tu parte.

Y así mataron los “poderes militares” al servicio de un sistema de dominio económico, pero te dejó morir una Iglesia aliada al sistema, una Iglesia que ahora se dice orgullosa de ti, todos buscando un lugar en tu foto de gloria.

11295892_883176528409799_5746432243968923782_nHan pasado los años, y algunos piensan que las cosas ya se han olvidado, pero muchos que éramos entonces ya “mayores” recordamos, y nos alegramos de que te digan Beato (¡no te hacen, ya lo eres, beato y santo). Nos alegramos, pero nos alegraríamos más si se dijeran las cosas en verdad, si cambiara la visión del conjunto de la Iglesia…

Ciertamente, tu Papa Juan Pablo II, viajando por tu tierra tres años más tarde, el 1983, quiso entrar en tu catedral inacabada, para orar ante tu tumba, para decir entonces que habías dado la vida por “amor a Dios y servicio a tus hermanos”. Era quizá tarde, pero fue hermoso que lo hiciera, y es hermoso que la Iglesia Universal, a través del Papa Francisco (a pesar de la oposición de muchos, dentro y fuera de la Iglesia) haya querido nombrarte Beato, no simplemente por tu muerte en defensa de la fe, sino en defensa de la justicia.
Las tres imágenes que comentan esta postal se las debo a Rosa Quinta, que las ha “colgado” amablemente en mi Facebook, donde podrá verlas quien quiera. Gracias Rosa, te debo este gesto, y el cariño que tienes por Romero.
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Tres años de verdad

Le asesinaron hace treinta y cinco años (24. 03. 80), después de tres de pasión con su pueblo y como su pueblo de El Salvador. Su “vida pública”, como arzobispo de la capital (San Salvador) duró tres años, como la de Jesús y no dejó a nadie indiferente.

Unos le consideraban un profeta, un mártir, un luchador por la paz y el diálogo, un hombre de Iglesia.
Otros, en cambio, le vieron como un simple un revolucionario, un agitador de masas, un político frustrado que promovía la crispación, un personaje en busca de notoriedad social.

Y así le mataron los políticos e ideólogos de un orden imperial capitalista. Su rostro amable, esculpido en piedra, entre D. Bonhoeffer y M.Luther King, en la abadía de Westmister, Londres, invita a mantener la esperanza contra toda desesperanza (cf. Imagen).

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El recuerdo de su asesinato, unido nuevamente al de Jesús, proclama la certeza y la fuerza de un amor y una justicia que es el rostro de Dios sobre la tierra.

Experiencia fundante.

Ciertamente, Romero se había preocupado siempre por los pobres, pero de un modo general. Pues bien, unas semanas después de haber sido nombrado arzobispo de San Salvador, el 22 de febrero de 1977, uno de sus buenos amigos, que trabajaba mano a mano con los pobres, Rutilio Grande SJ, fue brutalmente asesinado por los escuadrones de la muerte.

Ese asesinato despertó su conciencia cristiana y marcó desde entonces subida.

En los meses y años que siguieron a la muerte de Grande, fueron asesinados muchos sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral. Entre ellos había religiosas como Dorothy Kazel, Ida Ford, Maura Clarke, y trabajadores laicos como Jean Donovan, que fueron asesinados el 2 de diciembre del 1980. Estas muertes tuvieron una gran repercusión pública, pero hubo también muchos catequistas, organizadores de asambleas de trabajo, periodistas, estudiantes, personas vinculadas al servicio médico y más de tres mil campesinos, que eran asesinados cada mes. Ellos deben ser añadidos a la lista de los iconos de justicia, aunque sus muertes hayan sido en gran parte desconocidas, no reconocidas y no publicadas. A través de estos injustamente asesinados, Romero se encontró en el centro de una guerra dirigida en contra de los pobres.

Metáfora central

La metáfora central que configuró la visión espiritual del Beato Romero fue Cristo crucificado y el pueblo crucificado de El Salvador, como él mismo decía:

Cada vez que miramos a los pobres…descubrimos el rostro de Cristo… El rostro de Cristo se encuentra entre los sacos y cestas de los trabajadores del campo; el rostro de Cristo se encuentra en aquellos que son torturados y maltratados en las prisiones; el rostro de Cristo está muriendo de hambre en los niños que no tienen nada que comer; el rostro de Cristo está en los pobres que piden a la Iglesia, con el deseo de que su voz sea escuchada

El Cristo crucificado iluminó su vida, hasta que el 24 de Marzo de 1980, dentro de la iglesia del Hospital de la Divina Providencia, le dispararon y mataron mientras celebraba la misa.

Teología operativa.

El eje principal en torno al cual giró la vida de Romero fue la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. En ésa línea, él creyó que había sido llamado a “sentir con la iglesia”, especialmente en la medida en que ella sufre en el mundo.

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San Romero de América, pastor y mártir en defensa de los pobres

Viernes, 22 de mayo de 2015
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san_romero¡Alegrémonos! El sábado 23 de mayo tendrá lugar en San Salvador la ceremonia de beatificación de Óscar Arnulfo Romero, que fuera arzobispo de esa ciudad desde 1977 hasta su asesinato, a los 62 años, mientras celebraba la eucaristía, el 24 de marzo de 1980. Su vida y su muerte nos interpelan a los que formamos parte de Redes Cristianas a vivir el cristianismo con coherencia y poniendo en primer lugar a los pobres y a los que sufren por la violencia y la injusticia, y a seguir trabajando por una iglesia cuyas prioridades sean las que tuvo Monseñor Romero, cuya sangre -en un mundo sediento de testimonio- ha sido la mejor “teología narrativa” que podíamos recibir de un obispo:

 «Como pastor estoy obligado por mandato divino a dar la vida por quienes amo, que son todos los salvadoreños, aun por aquellos que vayan a asesinarme. Si llegaran a cumplirse las amenazas, desde ya ofrezco a Dios mi sangre por la redención y resurrección de El Salvador

Su beatificación, y su eventual canonización posterior, devolverá –como dice su postulador- a los hombres de buena voluntad el legítimo derecho a enarbolar el ideal del amor a los otros hasta el extremo. “Y para los cristianos-católicos, lo hayamos conocido o no, será la expresión personificada del creyente que, con la coherencia de su testimonio y los principios fundamentales de su fe, entendió e hizo suya, con plena conciencia, la opción incondicional por la vida”.

Siguiendo el intrincado protocolo que nuestra Iglesia exige para seleccionar ejemplos existenciales que proponernos, el camino de San Romero de América (tal como lo bautizó Casaldáliga, recogiendo una costumbre popular iniciada el mismo día de su muerte) ha sido largo. En vida, sufrió por sus difíciles relaciones con algunos de sus hermanos obispos. Y, tras su muerte, sólo uno de los miembros de la Conferencia Episcopal Salvadoreña asistió a su funeral. Jon Sobrino nos cuenta que, aún años después, en marzo de 1996, monseñor Revelo (que fue en el pasado obispo auxiliar de Romero, y su gran adversario) le criticó, en un almuerzo con Juan Pablo II, por ser responsable de nada menos que “los 70.000 muertos que se dieron en este país”. Así que no es de extrañar los treinta y cinco años necesarios para llegar aquí. A pesar de que en pocas figuras se produce como en él la aclamación del pueblo sencillo con la que tradicionalmente se elegía a los santos. Y aunque contraste con lo notorios que han resultado, en décadas recientes, algunos procesos de beatificación y canonización desarrollados de forma fulminante, y que obviaron las controversias que ensombrecían a algunos de sus protagonistas. Ha sido, sin duda, decisivo -y muy de agradecer- el impulso dado al proceso por el papa Francisco, que en febrero pasado autorizó la promulgación del decreto para declararlo mártir de la Iglesia… Un obispo asesinado por «odio a la fe». Y, para escándalo de muchos, ¡a manos de otros cristianos!

Óscar Romero fue a lo largo de su vida un notable cristiano, sacerdote y obispo, de talante conservador, que tomó posesión del cargo de arzobispo de San Salvador el 22 de febrero de 1977, en una época particularmente convulsa en su país. El asesinato, unas semanas después, de su íntimo amigo, el jesuita Rutilio Grande, párroco comprometido con las Comunidades Eclesiales de Base y la organización de los campesinos, le llevó a convocar –en contra de la opinión del nuncio apostólico y de otros obispos- una misa única, para mostrar la unidad de su clero. Esta misa, celebrada en la plaza Barrios de San Salvador, fue el inicio de un profundo cambio personal, de una coherente radicalización, y de tres años de “vida pública” que –como a Jesús de Nazaret- le llevaron al martirio.

Monseñor Romero dijo la verdad pública, vigorosa, insistente, larga, repetida y responsablemente, con autoridad, y en fidelidad total al Evangelio. Las palabras de la homilía pronunciada la víspera de su asesinato son memorables:

«En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!»

Treinta y cinco años después, celebramos con el pueblo salvadoreño y con la Iglesia universal, mediante su proclamación como beato, lo que ya Ellacuría dijo en el funeral pronunciado en la UCA pocos días después del asesinato: “con Monseñor Romero, Dios pasó por El Salvador”.

Fuente Editorial de Redes Cristianas

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SALVADOREÑOS CONMEMORARÁN MAÑANA EL 32 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE ROMERO

Miles de salvadoreños recuerdan al obispo mártir en murales, estatuas y llaveros

San Romero de América: “Nunca van a callar la voz de un santo”

Todo preparado para la multitudinaria beatificación de este sábado en San Salvador

Monseñor Óscar Arnulfo Romero, símbolo de una Iglesia cercana a los pobres, será beatificado el sábado, aunque los salvadoreños ya lo arropan como un santo al que rezan por un país más justo y lo recuerdan en murales, estatuas y hasta llaveros.

Monseñor Romero será proclamado beato en una multitudinaria ceremonia en la plaza Salvador del Mundo de la capital salvadoreña.

“Monseñor Romero fue un hombre extraordinario, preocupado por su rebaño y es un ejemplo claro al mundo de un pastor que vivió y que sufrió junto a los más pobres”, reseñó monseñor Jesús Delgado, quien fue secretario personal de Romero.

El 23 de marzo de 1980, monseñor Romero en una homilía hizo un vehemente llamamiento a los soldados a desobedecer órdenes de disparar contra el pueblo: Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión. Un día después del emotivo llamamiento, un francotirador de la extrema derecha le disparo en el pecho cuando oficiaba la misa ante en la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia, en el norte de la capital.

El 30 de marzo, la multitud que acudió a su funeral fue dispersada a balazos por soldados que dejaron numerosos muertos.

El magnicidio de Romero, fue el detonante de una guerra civil que duró doce años (1980-1992) y dejó 75.000 muertos.

Su vida y la iglesia

Romero nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, un pueblo cafetalero en el departamento de San Miguel, a 156 kilómetros al noreste de San Salvador.

Su vida religiosa comenzó en 1931, cuando ingresó al seminario menor de San Miguel, donde fue conocido como ‘El niño de la flauta’, por el pequeño instrumento de bambú que heredó de su padre.

En 1937, fue aceptado en el seminario mayor San José de la Montaña, en San Salvador, y siete meses más tarde, viajó a estudiar teología en Roma, donde presenció las calamidades de la Segunda Guerra Mundial y fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942.

El 21 de junio de 1970, fue nombrado obispo auxiliar de la capital y, más tarde, obispo de Santiago de María, Usulután, el 15 de octubre de 1974, en momentos que comenzaba la represión contra campesinos organizados.

Conocido entonces por su postura conservadora, Romero fue ungido arzobispo el 23 de febrero de 1977, a sus 59 años.

En marzo de 1977, el asesinato de su amigo el sacerdote Rutilio Grande, junto a dos campesinos, transformó a Romero, quien hizo de la denuncia su bandera. Por las denuncias que transmitía por la radio católica YSAX y el semanario Orientación, Romero llegó a ser conocido como ‘La voz de los sin voz’.

Sencillo y admirado

Asesinato-arzobispo-Oscar-Romero-marzo_LNCIMA20130628_0300_27Muchos salvadoreños lo recuerdan como un hombre sencillo, que disfrutaba de fotografiar escenas de la vida cotidiana. Era sencillo, le gustaba el contacto directo con la gente. Me dolió su muerte, pues es de los pocos que he conocido que vivió íntegramente el Evangelio”, recuerda el artesano de la madera Fernando Llort, quien conoció personalmente a monseñor Romero. Llort recuerda que Romero visitó varias veces su taller en la ciudad de La Palma, a 86 kilómetros al norte de San Salvador y en una ocasión le pidió que le hiciera un báculo para usar en las misas.

Otros que quizás no lo conocieron en vida visitan a diario la cripta de Romero, en el sótano de la Catedral, donde los fieles se arrodillan, depositan flores, prenden velas y le rezan para pedir mejores tiempos en el país. Uno de tales visitantes, don Guadalupe Navarro, un albañil de 77 años devoto del pastor rememoró: el día que lo mataron, lloré, perdíamos la esperanza de cambios en el país, pero hoy vemos una luz y esa luz es nuestro San Romero, nunca van a callar la voz de un santo. Hoy, la imagen de Romero se multiplica en estatuas, murales, camisas, llaveros, y tazas con su rostro que se venden en las calles.

Ante su tumba han desfilado personalidades como el fallecido papa Juan Pablo II en 1983. Años después, en 2011, lo visitó Barack Obama.

Una Comisión de la Verdad creada por la ONU, culpó al fallecido mayor del ejército Roberto d’Aubuisson, fundador de la entonces gobernante Alianza Republicana Nacionalista, de derecha, de ser el responsable de “organizar y supervisar” el asesinato.

La causa para canonizar a Romero se abrió en la Iglesia Católica local en 1994 y en Roma en 1997. En abril de 2013, el papa Francisco desbloqueó el proceso y el 3 de febrero de 2015 firmó el decreto que reconoce a Romero como mártir de la iglesia.

Por su parte, y tal y como informa Radio Vaticana, el coordinador regional de Caritas en América Latina y el Caribe, el padre Francisco Hernández Rojas de Costa Rica explica cómo funciona esta red de Caritas en Latinoamérica compuesta por 22 conferencias episcopales y destaca la importancia de monseñor Óscar Arnulfo Romero quien será beatificado el próximo 23 de mayo en El Salvador. “Caritas América Latina y el Caribe es un órgano de comunión adscrito al Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) dentro del departamento de justicia y solidaridad del CELAM” en los que desarrollan varios ejes de trabajo, como el del medio ambiente, la gestión de los riesgos y las emergencias.

Otro de los ámbitos en los que trabajan es la ‘Dignidad, derechos humanos y construcción de paz’ del cual el padre Francisco Hernández explica que “el punto de partida siempre es la dignidad humana en la misma perspectiva que nos señala el Magisterio social de la Iglesia y desde allí queremos construir una perspectiva de derechos donde todos los seres humanos seamos sujetos de derechos, y también de deberes, y que puedan ser respetados y que podamos ser constructores y sujetos de nuestra propia historia…”.

En esta línea, el sacerdote costarricense señala a Radio Vaticano que “monseñor Óscar Arnulfo Romero es la expresión de la búsqueda de una sociedad justa, fraterna y solidaria como el ‘mínimo de la caridad’ así como nos enseña el Magisterio social de la Iglesia, expresado muy bien, magistralmente, por el Papa Benedicto XVI en -la Encíclica- Caritas in Veritae”. “Monseñor Romero es esa expresión de la entrega en la caridad de una Iglesia que quiere proteger a sus hijos, a sus hijas, que quiere defenderlos, que quiere que todos, cada uno de sus hijos y de sus hijas tengan iguales oportunidades, haya una sociedad equitativa, donde todos puedan encontrar los elementos necesarios para una vida humana tal como lo expresa el documento de Aparecida”.

(RD/Agencias)

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Por otra parte, crece la polémica por la organización de la beatificación de Mons. Romero. Organizaciones romeristas cuestionan el slogan de “Mártir por amor”. También critican que sectores que trabajaron por Romero no estén invitados al acto.

Cecilia Morales/ Antonio Soriano
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Organizaciones como Articulación Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBES), Tutela Legal María Julia Hernández, Comité Nacional Monseñor Romero, Comunidad Monseñor Romero Cripta, entre otras, alzaron ayer sus voces para cuestionar la organización de los actos de beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, programada para el próximo sábado.

Las organizaciones dicen sentir “temor” porque se desfigure el legado de Romero ahora que es una “marca oficial”. Critican el eslogan “Mártir del amor”. Dicen que puede ser cualquier cosa y que no dice nada del mártir por su pueblo. Recuerdan que el decreto del vaticano dice “por odio a la fe”. Este eslogan, según el colectivo, refleja a un Romero sin compromiso.

“Monseñor dio la vida en defensa de los pobres, de los excluidos, de los marginados, de las víctimas de violaciones de derechos humanos y ahora se lo pueden convertir en un santo totalmente pasivo”, expresó José Roberto Lazo Romero, uno de los miembros del colectivo y exempleado de Tutela Legal del Arzobispado. Lazo también criticó la forma de distribuir las zonas para el acto de beatificación al reservar un espacio para “pobres/campesinos” y no cree que la gente deba asistir al acto como una estadística. “La iglesia jerárquica debe tener más sensibilidad y le va a llevar bastante tiempo asumir este legado, su pensamiento, su pastoral y su opción preferencial por los pobres”.

Por su parte, el presbítero, Simeón Reyes, dijo que respeta la opinión de las organizaciones y lamentó que el acto esté creando divisiones. No obstante, defendió el trabajo que están haciendo las organizaciones del evento. Sobre el jingle de “Mártir por amor” se refiere a que Monseñor fue mártir “por amor a los pobres” o mártir por “amor a la justicia”. “Mártir por amor lo que hace es concentrar todos estos motivos fundamentales por los que Monseñor da la vida, que hayan algunos que no están de acuerdo, bueno lo respetamos”, declaró a Diario El Mundo.

El vocero de la organización rechazó que estén haciendo un uso mediático de Monseñor Romero. “Todo católico debe alegrarse por lo que está sucediendo, un beato, un santo no divide sino que ayuda a estar en más en comunión unos con otros, pueden estar en desacuerdo, pero es que es difícil estar en acuerdo con todos”, reflexionó el padre Reyes sobre las críticas a la ceremonia.

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Rouco presiona a los obispos para que no asistan a la “beatificación política” de monseñor Romero

Viernes, 22 de mayo de 2015
Comentarios desactivados en Rouco presiona a los obispos para que no asistan a la “beatificación política” de monseñor Romero

romero-rouco-720_560x280Desde luego, hay pájaros de mal agüero que no se resignan a “morir matando”… 

La ausencia de prelados españoles avergüenza al propio Nuncio del Papa

El único representante oficial de la CEE será el sacerdote José María Gil

(José M. Vidal).- No se resigna a pasar a un segundo plano. El cardenal Rouco Varela mandó tanto y durante tanto tiempo en la Iglesia española que se sigue sintiendo como una especie de “reina madre” del episcopado. Y en calidad de tal, ha llamado personalmente por teléfono a varios prelados españoles, para disuadirlos de asistir a la elevación a los altares del arzobispo salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero, por considerar que se trata de “una beatificación política”.

Y las presiones de Rouco han surtido efecto, al menos por ahora. Oficialmente, ni un sólo obispo español estará en la beatificación del Santo de América. La única representación oficial del episcopado la ostentará el secretario general, José María Gil. A no ser que algún prelado se decida a última hora a coger un avión por su cuenta con destino a San Salvador.

En círculos eclesiales se habla de “vergüenza“. Cuentan en esos mismos ámbitos que el propio Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini, se quedó de piedra al leer esta mañana la nota oficial de la Conferencia episcopal. Y llamó a su presidente, el cardenal Blázquez, para mostrarle su desacuerdo con la decisión.

En los pasillos de la última Plenaria, algunos obispos comentaron su deseo de ir a la beatificación de Romero. Ésos fueron precisamente los que recibieron las llamadas telefónicas del arzobispo emérito de Madrid.

Los demás son conscientes del feo que hace la jerarquía española a la Iglesia salvadoreña y, de rebote, al propio Papa, pero creen que ya es demasiado tarde, para enmendar el error, plantarse ante Rouco y plantearse el viaje de prisa y corriendo, dado que la beatificación es pasado mañana en San Salvador.

Poco tiempo y problemas de agenda han aducido la mayoría de los prelados a los que llamó el Nuncio del Papa, para quejarse. El cardenal Cañizares fue el que se mostró más abierto a la sugerencia de Fratini y hasta podría decidirse asistir al acto.

Pero el ridículo ya está hecho. Porque monseñor Romero es el arzobispo mártir de una Iglesia hermana, vinculada con la española por ser heredera de la fe que allí llevamos, por los misioneros que desde entonces hasta ahora han dejado allí sus vidas. Entre ellos, Rutilio Grande o Ignacio Ellacuría y sus hermanos jesuitas, asesinados por la dictadura militar salvadoreña.

Romero es un mito. Romero es un símbolo. Romero es la antítesis del obispo-príncipe. Romero es un modelo acabado de la Iglesia hospital de campaña, que apuesta por los pobres y da la vida (literalmente) por ellos. Él encarna como nadie esa otra forma de ser Iglesia, enraizada en el Evangelio y en la justicia, que ha estado reprimida y, ahora, de la mano de Francisco, vuelve por sus fueros.

Ante ese icono, el episcopado español se retrata una vez más. Y es que, en la etapa eclesial anterior a Francisco (hace menos de tres años), hablar de Romero, Gutiérrez, Casaldáliga o Helder Cámara era poco menos que nombrar a “herejes” y personajes anti-Iglesia. Ahora, Romero y Cámara van camino de los altares y tanto Casaldáliga como Gutiérrez (y la Teología y la espiritualidad de la Liberación, que representan) han sido rehabilitados por Roma.

Ese giro copernicano es el que no acepta el cardenal Rouco Varela ni el grupito de prelados que todavía lo secunda. Siguen en sus trece, fieles al viejo modelo eclesial y poniendo palos, abierta o camufladamente, en las ruedas del pontificado del Papa Bergoglio. Les parece que se está pasando de rosa al elevar a los altares a los iconos de la ‘progresía’.

Otro grupo de obispos (entre ellos, los que decían en Añastro que querían ir a la beatificación) todavía se dejan condicionar por una llamada del cardenal gallego. Unos porque le deben favores. Otros, porque no se atreven a contradecirle.

Y la gran mayoría de los prelados se deja llevar por la vieja inercia del “no significarse”. Es decir, mantenerse quietos y callados, sin hacer ruido y, por lo tanto, sin subirse decididamente y con ganas al carro de Francisco.

De ahí que esta espantada del episcopado español sea una anécdota con fuerza de categoría. Un episodio con fuerza significativa, que retrata a la perfección la situación actual de la jerarquía española y lo mucho que tendrá que remar el pontificado de Francisco, para que sus reformas y su forma de vivir y predicar el Evangelio llegue a España y cuaje en la jerarquía de su Iglesia.

Fuente Religión Digital

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“Esperanza Pascual”, por Carlos Ayala

Miércoles, 15 de abril de 2015
Comentarios desactivados en “Esperanza Pascual”, por Carlos Ayala
cssr325Y en la bendición “Urbi et orbi“,  papa tras papa, siguen olvidándose de las víctimas de la Homofobia/Transfobia que siguen siendo invisibles para esta jerarquía poco misericordiosa, lo que no nos extraña porque habría que comenzar a exigir ecplicaciones en la propia casa…  Leído en Adital :
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¿Qué significa la resurrección de Jesús? Ofrecemos tres reflexiones que nos ponen en el camino de la respuesta: la primera, tomada de los estudios teológicos de José Antonio Pagola; la segunda, sacada del pensamiento de nuestro pastor mártir monseñor Romero; y la tercera, escogida del mensaje “urbi et orbi” del papa Francisco, en ocasión de la pascua 2015. Veamos.

Según Pagola, la ejecución de Jesús ponía en cuestión todo su mensaje y actuación. Aquel final trágico planteaba un grave interrogante incluso a sus seguidores más fieles: ¿tenía razón Jesús o estaban en lo cierto sus ejecutores? ¿Con quién estaba Dios? En la cruz no habían matado solo a Jesús. Con el él habían matado también su mensaje, su proyecto del reino de Dios y sus pretensiones de un mundo nuevo. En ese contexto, la resurrección es una respuesta contundente de Dios ante aquel hecho ignominioso. Es la reacción de Dios que confirma a su querido hijo Jesús desautorizando a quienes lo han condenado.

Esto es lo primero que predican los discípulos una y otra vez: “ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de gente sin ley, pero Dios lo resucitó de entre los muertos; el Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndole del patíbulo” (Hc 2, 23-24). Por tanto, con su acción resucitadora, Dios ha confirmado la vida y el mensaje de Jesús, su proyecto del Reino de Dios y su actuación entera. Es decir, la resurrección es algo que se ha producido en el crucificado, no en la imaginación de sus seguidores. Esta es la convicción de todos. La resurrección de Jesús es un hecho real, no producto de su fantasía ni resultado de su reflexión. No es tampoco una manera de decir que de nuevo se ha despertado su fe en Jesús.

Para los primeros cristianos, por encima de cualquier otra representación o esquema mental, la resurrección de Jesús es una actuación de Dios que, con su fuerza creadora, lo rescata de la muerte para introducirlo en la plenitud de su propia vida. Así lo repiten una y otra vez las primeras confesiones cristianas y los primeros predicadores. En el mismo momento en que Jesús siente que todo su ser se pierde definitivamente siguiendo el triste destino de todos los humanos, Dios interviene para regalarle su propia vida. Allí donde todo se acaba para Jesús, Dios empieza algo radicalmente nuevo. Cuando todo parece hundirse sin remedio en el absurdo de la muerte, Dios comienza una nueva creación. Ahora bien, con esta intervención de Dios se inicia la resurrección final, la plenitud de la salvación. Jesús es solo el primogénito de entre los muertos, el primero que ha nacido a la vida definitiva de Dios. Él se nos ha anticipado a disfrutar de esa plenitud que nos espera también a nosotros. Su resurrección no es algo privado, que le afecta solo a él; es el fundamento y la garantía de la resurrección de la humanidad y de la creación entera. Jesús es primicia, primer fruto de una cosecha universal.

Por otra parte, monseñor Romero en un contexto litúrgico de pascua y en medio de una realidad social dominada por la pobreza y la represión contra los que buscaban cambios, señalaba que le daba gusto pensar que la Iglesia en la que predicaba “no era una Iglesia abstracta, por las nubes, sino una Iglesia que peregrinaba con los pies en la tierra”. Y desde ese espíritu proclamaba: “El gran inspirador de la liberación de nuestra patria y de los hombres es (…) Cristo resucitado, el que esta mañana canta la verdadera victoria sobre todas las opresiones de la tierra. Cristo que ahora colocado en la gloria del Padre, puede desafiar los poderes de Poncio Pilato y del Imperio Romano; y el fanatismo de los dirigentes espirituales de Israel, de sacerdotes y de una religión que había pervertido sus sentidos”.

Luego el arzobispo mártir planteaba una exhortación y un desafío. Su llamado: “Ojalá, los fanáticos de la violencia y el terrorismo; ojalá, los que creen que con la represión y la fuerza se van a arreglar las cosas, aprendieran que no son esos los caminos del Señor, sino éstos: los humildes caminos de Cristo por la obediencia a la ley del Señor, por el respeto y el amor, y el que ahora entrega a los hombres la verdadera liberación para que el que la quiera aprovechar”.

Y al modo de los profetas de Israel dejaba un reto a los creyentes: “¿Por qué tan poca inventiva, cristianos? ¿Por qué, poseyendo el proyecto del reino de los cielos, con la fe en Cristo Rey resucitado, se hacen esclavos de ideologías de la tierra? ¿Por qué creen que lo cristiano vale menos que lo político? ¿Por qué no tienen ustedes la audacia de dar un sentido cristiano también a la organización donde ustedes pertenecen? ¿Por qué han de ser esclavos de los otros? ¿Por qué han de perder ustedes el liderazgo que Cristo lleva por delante? ¿Por qué han de someterse a los yugos? ¡No se humillen! ¡Dicen que son liberadores y son esclavos! ¡Dicen que trabajan por reivindicaciones y se dejan subyugar! El cristiano es el más rebelde que existe, porque no se somete a ninguna ideología de la tierra, porque posee la gran libertad del liberador Jesucristo” (abril 1979).

Finalmente, el anuncio de la Buena Nueva de la resurrección de Jesús nos lleva a la solidaridad con los crucificados de nuestra historia. Así lo ha expresado el papa Francisco en su mensaje pascual “urbi er orbi”. A modo de peticiones el papa ha tenido presente a muchas de las víctimas del mundo actual. Ha pedido al Cristo resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino tener el valor humilde del perdón y de la paz. Pedimos – dijo el papa – a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo

Ha pedido paz y libertad para tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por parte de personas y organizaciones criminales. Paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana. Ha implorado la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas que ganan con la sangre de los hombres y las mujeres. Y para los marginados, los presos, los pobres, los emigrantes, los enfermos, los niños sometidos a la violencia y cuanto hoy están de luto; el papa ha rogado para que llegue la voz consoladora del Señor Jesús: «La paz esté con ustedes» (Lc 24,36). «No teman, he resucitado y siempre estaré con ustedes».

 Carlos Ayala Ramírez
Director de Radio YSUCA

 

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La radicalidad evangélica de Óscar Romero

Martes, 24 de marzo de 2015
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a-oscar-romero-la-voz-de-los-sin-voz_560x280Retirar su causa, signo profético

“Su fe me da vida y me parece válida para mi lugar y mi tiempo”

(Rodrigo Sánchez).-La vida y el testimonio de Óscar Romero han significado para mí, como para muchos, un ejemplo vibrante de entrega y compromiso con el Reino de Dios. Estudiaba yo la secundaria cuando por primera vez escuché hablar de él, causando en mí un fuerte impacto el hecho de haber sido asesinado mientras celebraba la Eucaristía. Desde entonces he madurado en todos los aspectos y ahora que comprendo mejor la profundidad de su vida y su radicalidad evangélica me siento más atraído hacia su persona y más interpelado a seguir su ejemplo. Leer su vida y sus palabras me da vida. Dicho esto quisiera explicar porque me gustaría que Oscar Romero no fuera canonizado.

El hecho es que no me opongo a esta canonización en particular sino a todas ellas en general, pues me parece que carecen de fundamento y sentido evangélico, al menos en la forma que actualmente se desarrolla el proceso.
La doctrina de la Iglesia nos dice que todos estamos llamados a la santidad, y que todos aquellos que mueren y gozan en la presencia de Dios (que se van al cielo) son ya considerados santos. Al proclamar a determinadas personas como santos, estas se nos proponen como un ejemplo a seguir por haber vivido de forma sobresaliente en alguna o varias maneras.

Creo en la comunión de los santos y valoro la posibilidad de tener y seguir el modelo de alguna persona cuyas actitudes, pensamientos, sueños y fe me dan vida y me parecen válidos para mi lugar y mi tiempo. Por otro lado, pienso que la intención y el proceso de las canonizaciones se han tergiversado.

La historia nos dice que la Iglesia en su jerarquía ha utilizado la proclamación de santos para exponer un determinado modelo de vida cristiana acorde a sus intereses e ideas. Lo que ha sucedido es que la canonización tiene camino libre si la persona postulada se ajusta a estos valores, y en caso contrario, su proceso (si lo hay) se vuelve eterno y complicado. Óscar Romero es un buen ejemplo de esto.

Hay otras dudas que me surgen al respecto. Está visto que el proceso requiere una gran inversión de tiempo y dinero, y que aquellos postuladores o congregaciones que tienen más recursos tienen también más posibilidades de llevar a término la causa. Recuerdo a una religiosa, que a la pregunta sobre su fundador, me respondió que nunca iba a ser santo (!?) porque su congregación no tenía dinero para iniciar el proceso. Además es imposible no indignarse ante el tremendo despilfarro en las ceremonias de beatificación o canonización y su contraste con la crisis y pobreza de la mayoría de los pueblos. La reciente canonización de 500 españoles es un ejemplo de ello.

Otro aspecto importante radica en el sentido mismo de la canonización. Si la idea es proponer la vida de una persona como modelo, ¿por qué supeditar su santidad a la consecución de uno o varios milagros? En todo caso esos milagros fueron obtenidos de Dios después de muertos, así que, ¿cómo nos sería posible imitarlos en esa virtud? Parece entonces una especie de competencia entre santos, para ver quién es más poderoso, quién más cercano a Dios. Nada más alejado de la propuesta de Jesús.

Lo mismo se puede pensar de aquellos que fueron o son proclamados santos por haber tenido alguna aparición importante, y sin tener en cuenta realmente su vida. Sin duda que tuvieron que haber sido buenos cristianos, pero el haber sido elegido por Dios para ser testigo de esta o aquella aparición o revelación es precisamente don de Dios. No podemos imitarlos tampoco en este aspecto pues uno no puede indicarle a Dios a quién elegir.

Cuando alguien ha vivido apasionada y entregadamente, cuando su compromiso con Dios en el prójimo nos ha revelado un amor sin fronteras, cuando su fidelidad en la lucha por la justicia y la libertad lo lleva al sufrimiento e incluso a la muerte, entonces es su propia vida la que habla. La gente seguirá sus pasos y se identificará con su lucha. Sólo por citar tres ejemplos, Marcelino Champagnat fundó a los Hermanos Maristas en 1817. Desde entonces muchos siguieron sus pasos, se identificaron con su espiritualidad y continuaron sus sueños siempre teniendo presente a aquél que les inspiró. Hombres y mujeres de los cinco continentes no necesitaron que fuera proclamado santo (fue canonizado en 1999) para seguir su ejemplo y para compartir el regalo de su vida y carisma con todos. Muchos hemos considerado a Óscar Romero un ejemplo de santidad y ni aún la constante oposición e indiferencia de la jerarquía nos ha convencido de lo contrario. Así mismo, mis padres han sido el mayor ejemplo de vida amorosa y comprometida. Aún tengo la dicha de tenerlos conmigo pero estoy seguro que cuando vayan al encuentro del Padre no voy a necesitar confirmación alguna para venerarlos y ciertamente no iniciaré un proceso para lograr que todo el mundo reconozca en ellos lo que yo reconozco.

Desde mi manera de ver las cosas, ganaríamos mucho si dejáramos de lado estas proclamas. Si terminamos por reconocer que todos los que están en la presencia del Padre son santos (¿acaso no tenemos un día para todos los santos?) y que el legado de aquellos que hicieron algo sobresaliente hablará por sí mismo, nos ahorraríamos mucho tiempo, muchos recursos humanos y materiales para ser destinados más solidariamente. Ganaríamos también en la construcción de una Iglesia menos centralizada en la que las Iglesias locales tuvieran más atributos.

En suma, no me opongo a reconocer la santidad ni la ejemplaridad de aquellos que nos inspiran. Propongo cribar ese reconocimiento y dejarlo más auténtico, libre de sesgos y turbiedades.

En el esfuerzo por construir una Iglesia más libre y apegada al evangelio, la Iglesia Latinoamericana y en concreto aquellos alrededor de Óscar Romero se han distinguido por remar contra corriente y por romper paradigmas. Ahora muchos por esos lares afirman: “Roma confirmará lo que siempre supimos”. Y yo me pregunto por qué necesitan esa confirmación si siempre lo supieron. Por ello me gustaría ver que los que tienen autoridad para hacerlo retiraran la causa. Eso, en mi opinión, sería un signo más profético que su misma canonización.

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Romero y el escuadrón de los 500

Domingo, 22 de marzo de 2015
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1422969219_OscarArnulfoRomeroSan Romero de América

La Iglesia del país presentará a la Santa Sede el testimonio de medio millar de mártires

Un millón de fieles doblarán la población de San Salvador para la beatificación de Romero

La beatificación será el 23 de mayo. El pequeño país centroamericano hará las cosas en grande. Con el pensamiento puesto en toda América Latina

por Andrea Bonzo

Ahora que la fecha es oficial –el 23 de mayo se celebrará la esperada beatificación de Romero- El Salvador se está movilizando para hacer las cosas en grande. Empezando por el altar, cuyo proyecto fue ilustrado incluso con una foto por el vicepostulador de la causa, Mons. Rafael Urrutia. La ceremonia se llevará a cabo en la Plaza Salvador del Mundo (dedicada al patrono del país) aunque, como explicó el arzobispo de San Salvador Mons. José Luis Escobar Alas, quizás el lugar elegido no tendrá espacio suficiente para contener la multitud que está prevista. “No tenemos un lugar que pueda acoger a un millón, o medio millón de personas”. Por eso el arzobispo hizo saber que las autoridades están evaluando la posibilidad de colocar pantallas gigantes para retransmitir la ceremonia en toda la ciudad.

Escobar Alas hizo también un anuncio que pocos esperaban: “Estamos recogiendo el testimonio de más de 500 hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, sobre todo catequistas, que dieron la vida por su fe”, con el propósito de presentar todo en el Vaticano “para pedir que también sean declarados mártires” en un proceso colectivo, porque “son verdaderos testigos de la fe católica”.

Por otra parte es muy elocuente el simbolismo de la fecha elegida para la ceremonia aunque no sea el 24 de marzo, cuando se cumplen 35 años del asesinato (es muy poco tiempo para organizar un acto de tales dimensiones). El blog Super Martyrio, que sigue atentamente el proceso de beatificación del obispo, no deja de destacarlo: “La beatificación de Monseñor Romero en vísperas de Pentecostés será significativa como reflexión sobre la muerte de Romero”. En efecto, Pentecostés es el 40º aniversario de la primera carta pastoral de Romero, titulada “El Espíritu Santo en la Iglesia”, que en cierta forma se considera un compendio del pensamiento y de las ideas del próximo beato. La carta fue publicada precisamente en Pentecostés del año 1975, cuando Romero era obispo de Santiago de María.

Que las cosas se harán en grande lo anunció también el presidente, Salvador Sánchez Cerén, ex guerrillero y miembro del partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Ya poco después del anuncio del reconocimiento del martirio, el presidente había convocado a la nación “a la paz y reconciliación definitiva”, cosa que volvió a ratificar ayer en Twitter: “La figura de Mons. Romero une y reconcilia a toda la sociedad salvadoreña”.

Sin embargo, la mirada está puesta mucho más allá de las fronteras del pequeño El Salvador. Prima la convicción de que Romero debe ser un beato para todo el continente. “Esta beatificación es un regalo enorme para América Latina, un emblema de paz”, había anticipado el embajador de El Salvador ante la Santa Sede, Manuel Roberto López, apenas se anunció el reconocimiento del martirio. Se sumó luego el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien definió a Romero como “un símbolo de toda América”. Si el presidente Sánchez Cerén decide confirmar el propósito que manifestó en privado a los obispos salvadoreños, se enviarán invitaciones para la ceremonia de beatificación “a todos los presidentes de América Latina”.

La celebración promete ser una fiesta de todo el continente, aunque solo falte el latinoamericano más famoso. “¡Allí habrá guerra entre el cardenal Amato y monseñor Paglia!”, bromeó Francisco en el vuelo de retorno de Manila. “¿Cuál de los dos hará la beatificación? Yo personalmente, no. Es normal que las beatificaciones sean celebradas por el cardenal del Dicasterio o algún otro”. Pero la incógnita ya fue develada y la ceremonia estará presidida por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato.

 

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“Rutilio Grande, cristiano liberador”, por Carlos Ayala

Domingo, 22 de marzo de 2015
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Pbro-_Rutilio_Grande,_SJ_2014-02-26_09-49Leído en Adital:
Este 12 de marzo se cumplen 38 años de la muerte de quien ha sido considerado el primer mártir de la Iglesia salvadoreña y cuya causa de beatificación ha sido sugerida por el propio papa Francisco. Hablamos del padre Rutilio Grande, asesinado en 1977 junto a dos campesinos: Manuel Solórzano, de 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16. ¿Quién era Rutilio Grande? Veamos cómo lo describe monseñor Romero en la homilía que pronunció durante las exequias del padre Grande, el 14 de marzo de 1977.Monseñor Romero mostró gran pena por cada uno de sus sacerdotes asesinados; y en el caso de Rutilio, ese dolor caló más hondo por la amistad entrañable que había entre ellos. Las primeras palabras de su homilía son elocuentes en ese sentido: “Si fuera un funeral sencillo, hablaría aquí, queridos hermanos, de unas relaciones humanas y personales con el padre Rutilio Grande, a quien siento como un hermano. En momentos muy culminantes de mi vida, él estuvo muy cerca de mí y esos gestos jamás se olvidan; pero el momento no es para pensar en lo personal, sino para recoger de ese cadáver un mensaje para todos nosotros, que seguimos peregrinando”. Y en seguida el arzobispo explica cuál es ese mensaje, siguiendo las enseñanzas de la Exhortación apostólica de Pablo VI, Evangelii nuntiandi, un texto de suma importancia eclesial, porque en él se plantea cómo evangelizar considerando las problemáticas y desafíos del llamado mundo moderno.Pues bien, siguiendo el espíritu y letra de ese documento, Romero recuerda que ante la angustia de los pueblos en condiciones de hambre y miseria, la Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que nazca esa liberación, de dar testimonio de ella y de hacer que sea total. Así, la Iglesia trata de suscitar que cada vez más cristianos se dediquen a la liberación de los demás. A estos cristianos “liberadores” les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, una doctrina social a la que no solo deben prestar atención, sino ponerla como base de su prudencia y de su experiencia para traducirla concretamente en categorías de acción, de participación y de compromiso. Rutilio, según Romero, representa un testimonio ejemplar de quien ha unificado, desde la fe cristiana, evangelización y liberación. Este es el marco para comprender su vida y su muerte.En vida, enfatiza Romero, Rutilio fue “un sacerdote, un cristiano que en su bautismo y en su ordenación sacerdotal ha hecho una profesión de fe: creo en Dios Padre revelado por Cristo su Hijo, que nos ama y que nos invita al amor. Creo en una Iglesia que es signo de esa presencia del amor de Dios en el mundo, donde los hombres se dan la mano y se encuentran como hermanos”. En vida hizo realidad el mensaje de la Iglesia plasmado en su doctrina social, que dice a todo ser humano “que la religión cristiana no tiene un sentido solamente vertical, espiritualista, olvidándose de la miseria que lo rodea. Es un mirar a Dios, y desde Dios mirar al prójimo como hermano y sentir que todo lo que hicieran a uno de estos a mí lo hacen”.

Y en la muerte de Rutilio, continúa monseñor, se puso de manifiesto su generosa y total entrega. “Es significativo que mientras el padre Grande caminaba para su pueblo, a llevar el mensaje de la misa y de la salvación, allí fue donde cayó acribillado. Un sacerdote con sus campesinos, camino a su pueblo para identificarse con ellos, para vivir con ellos”. Y luego una paradoja. Monseñor Romero, en medio de la persecución y frente al cadáver de Rutilio, anuncia una esperanza: “Hermanos, salvadoreños, cuando en estas encrucijadas de la patria parece que no hay solución y se quisieran buscar medios de violencia, yo les digo, hermanos: Bendito sea Dios que en la muerte del padre Grande, la Iglesia está diciendo: Sí hay solución, la solución es el amor, la solución es la fe”.

Monseñor Romero, pues, destaca el carácter liberador del modo de ser cristiano del padre Rutilio. Y lo hace para que, inspirados en ese amor y en esa fe del protomártir, podamos también ser cristianos liberadores. Esto es, creyentes proféticos, utópicos y comprometidos. Tres rasgos cuyos contenidos quedan planteados en una de las homilías más emblemáticas pronunciadas por el padre Grande en febrero de 1977. Terminamos recordando algunos fragmentos.

Profecía. “Mucho me temo, mis queridos hermanos y amigos, que muy pronto la Biblia y el Evangelio no podrán entrar por nuestras fronteras. Nos llegarán las pastas nada más, porque todas sus páginas son subversivas. ¡Subversivas contra el pecado, naturalmente! (…) Es ilegal ser cristiano auténtico en nuestro país. Porque el mundo que nos rodea está fundado radicalmente en un desorden establecido, ante el cual la mera proclamación del Evangelio es subversiva”.

Utopía. “Manteles largos, mesa común para todos, taburetes para todos. ¡Y Cristo en medio! Él, que no quitó la vida a nadie, sino que la ofreció por la más noble causa. Esto es lo que Él dijo: ¡Levanten la copa en el brindis del amor por mí! Recordando mi memoria, comprometiéndose en la construcción del Reino, que es la fraternidad de una mesa compartida, la eucaristía”.

Compromiso. “Hermanos míos, algunos quieren un dios de las nubes. No quieren a ese Jesús de Nazaret, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos. Quieren un dios que no les interrogue, que les deje tranquilos en su establecimiento y que no les diga estas tremendas palabras: ‘Caín, ¿qué has hecho de tu hermano Abel’?”. Este era el sentir del mártir Rutilio Grande. Que nuestro homenaje sea convertirnos en cristianos liberadores.

 Carlos Ayala Ramírez

Director de Radio YSUCA

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“Romero, 35 años después”, por José Mª Castillo

Miércoles, 18 de marzo de 2015
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cartel-del-congreso-de-la-uca_560x280De su blog Teología sin frontera:

Del 18 al 23 de este mismo mes de marzo, en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), se va a celebrar un Congreso Internacional de Teología, que recordará y analizaráEl legado de los mártires de cara al futuro”.

Intervendrán en el congreso teólogos latinoamericanos (Jon Sobrino, el obispo de Saltillo (México) Mons. José Raúl Vera, brazo derecho de Don Samuel Ruiz en Chiapas, Ricardo Falla y Rodolfo Cardenal, jesuitas), la teóloga norteamericana Melinda Roper (de la congregación de Maryknoll) y teólogos europeos (José M. Castillo, José L. Sicre, Javier Vitoria, Martha Zechmeister), completando el programa un selecto panel de testigos que compartieron con Romero su compromiso y su empeño por defender la vida y la dignidad de un pueblo masacrado por todas las violencias imaginables. Me refiero a Mons. Ricardo Urioste, la Hermana Noemí Ortiz, la actual profesora de la Universidad Sonia Suyapa Pérez y el jurista Héctor Dada.

Este congreso presenta, además, la singular actualidad de celebrarse cuando faltan pocas semanas para el 23 de Mayo, fecha que el papa Francisco ha señalado para la beatificación de Monseñor Romero. Se superan y se dejan atrás las incontables dificultades que, en la misma Curia Vaticana, ha tenido que superar el arzobispo Romero, un hombre que, ya en vida, se dio de cara con problemas muy graves para poder comunicarse (o simplemente para entrevistarse) con Juan Pablo II. Y que, años después de su muerte martirial, sus restos mortales se vieron desplazados de la catedral de San Salvador a la oscuridad de la cripta de dicha catedral, al tiempo que, en Roma, manos ocultas (que nunca dieron la cara) bloquearon el proceso de beatificación, justificando el bloqueo con la manida acusación de que Romero era comunista.

Pero la importancia de este congreso no estará en recordar, una vez más, lo que ocurrió en los años de la cruel guerra civil que tanta sangre y tanto sufrimiento causó en aquel torturado país. Lo que interesa, en este momento, es tomar conciencia de lo que estamos viviendo. Y pensar a fondo en el futuro. Los que dieron sus vidas por un futuro mejor, ¿qué han conseguido con el derramamiento de su sangre? Cuando mataron a Ignacio Ellacuría, cinco jesuitas más y dos mujeres, allí mismo en la UCA, donde se va a celebrar el congreso, yo empecé a ir aquella universidad para ayudar, de alguna manera al menos, a suplir el vacío que habían dejado los que murieron.

Y desde entonces me vengo haciendo una pregunta a la que nunca encuentro respuesta: ¿por qué ha ocurrido tantas veces, y sigue ocurriendo de forma tan provocativa, que las religiones se afanan, se preocupan y luchan con más empeño por alcanzar la felicidad de la “otra vida”, que por humanizar y hacer más soportable y más digna “esta vida”? Si encontramos caminos de respuesta a esta inquietante pregunta, daremos sin duda alguna un paso de gigante.

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Seguimos el mismo camino de Jesús y de los pobres: la persecución

Domingo, 15 de febrero de 2015
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romer_560x280Monseñor Óscar A. Romero [1].

“Debemos estar claros desde el principio de que la fe cristiana y la actuación de la Iglesia siempre han tenido repercusiones socio-políticas. Por acción o por omisión, por la connivencia con uno u otro grupo social los cristianos siempre han influido en la configuración socio-política del mundo en que viven. El problema es cómo debe ser el influjo en el mundo socio-político para que ese influjo sea verdaderamente según la fe”.

“Como en otros lugares de América Latina después de muchos años y quizás siglos han resonado entre nosotros las palabras del Éxodo: “He oído el clamor de mi pueblo, he visto la opresión con que le oprimen” (Ex 3,9). Estas palabras de la Escritura nos han dado nuevos ojos para ver lo que siempre ha estado entre nosotros, pero tantas veces oculto, aun para la mirada de la misma Iglesia”.

“El constatar estas realidades y dejarnos impactar por ellas, lejos de apartarnos de nuestra fe, nos ha remitido al mundo de los pobres como a nuestro verdadero lugar, nos ha movido como primer paso fundamental a encarnarnos en el mundo de los pobres”.

“Ahí hemos encontrado a los campesinos sin tierra y sin trabajo estable, sin agua ni luz en sus pobres viviendas, sin asistencia médica cuando las madres dan a luz y sin escuelas cuando los niños empiezan a crecer. Ahí nos hemos encontrado con los obreros sin derechos laborales, despedidos de las fábricas cuando los reclaman y a merced de los fríos cálculos de la economía. Ahí nos hemos encontrado con madres y esposas de desaparecidos presos políticos. Ahí nos hemos encontrado con los habitantes de tugurios, cuya miseria supera toda imaginación, y viviendo el insulto permanente de las mansiones cercanas”.

“En ese mundo sin rostro humano, sacramento actual del siervo sufriente de Jahvé, ha procurado encarnarse la Iglesia de mi Arquidiócesis. Hemos hecho el esfuerzo de no pasar de largo, de no dar un rodeo ante el herido en el camino, sino de acercarnos a él como el buen samaritano”.

“Es una novedad en nuestro pueblo que los pobres vean hoy en la Iglesia una fuente de esperanza y un apoyo a su noble lucha de liberación. La esperanza que fomenta la Iglesia no es ingenua ni pasiva. Es más bien un llamado desde la palabra de Dios a la propia responsabilidad de las mayorías pobres, a su concientización, a su organización -en un país en que, unas veces con más intensidad que otras, éste está legal o fácticamente prohibida-”.

“La esperanza que predicamos a los pobres es para devolverles su dignidad y para animarles a que ellos mismos sean autores de su propio destino. En una palabra, la Iglesia no sólo se ha vuelto hacia el pobre sino que hace de él el destinatario privilegiado de su misión”.

“La Iglesia no sólo se ha encarnado en el mundo de los pobres y les da una esperanza, sino que se ha comprometido firmemente en su defensa. Las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil; los que juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país”.

“Estos textos de los profetas Amós e Isaías no son voces lejanas de hace muchos siglos, no son sólo textos que leemos reverentemente en la liturgia. Son realidades cotidianas, cuya crueldad e intensidad vivimos a diario. Las vivimos cuando llegan a nosotros madres y esposas de capturados y desaparecidos, cuando aparecen cadáveres desfigurados en cementerios clandestinos, cuando son asesinados aquéllos que luchan por la justicia y por la paz”.

“En esta situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político, la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. No puede ser de otra manera, pues recuerda a aquel Jesús que se compadecía de las muchedumbres. Por defender al pobre ha entrado en grave conflicto con los poderosos de las oligarquías económicas y los poderes políticos y militares del Estado”.

“Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado a aquella parte de la Iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa. Y de nuevo encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesialos pobres. De nuevo son los pobres los que nos hacen comprender lo que realmente ha ocurrido. Y por ello la Iglesia ha entendido la persecución desde los pobresLa persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres. La verdadera persecución se ha dirigido al pueblo pobre, que es hoy el cuerpo de Cristo en la historia. Ellos son el pueblo crucificado, como Jesús, el pueblo perseguido como el siervo de Jahvé. Ellos son los que completan en su cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo. Y por esa razón, cuando la Iglesia se ha organizado y unificado recogiendo las esperanzas y las angustias de los pobres, ha corrido la misma suerte de Jesús y de los pobres: la persecución”.

*** 

[1] Recopilación ofrecida por Jaume Flaquer de textos extraídos de un Discurso de Oscar Romero para la recepción del Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Lovaina (2-2-1980)y editado por la revista Selecciones de Teología. http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol20/78/078_romero.pdf

Fuente Cristianismo y Justicia

Imagen extraída de: Religión Digital

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Óscar Romero, mártir de la justicia social

Domingo, 8 de febrero de 2015
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20110318_TheMartyrsDel blog de Xabier Pikaza:

Dentro de un mes se cumplen treinta y cinco años de su asesinato (24. 03. 80), que le llegó en el momento justo, como a Jesús, después de haber recorrido tres de pasión con su pueblo y como su pueblo de El Salvador.

El pasado 3. 02. 1015 el Papa Francisco ha confirmado su martirio (in odium fidei), por odio a la fe de manera que no se necesita un “milagro” para que sea declarado beato, cosa que se hará en breve. Yo quiero presentarle aquí como mártir del compromiso social, es decir, del mensaje y camino del Reino, igual que Jesús

Con esa ocasión, retomando una postal anterior de este blog (22.03.10) y la semblanza que le dedico en el Diccionario de Pensadores Cristianos, quiero recordar de nuevo su figura. Oficialmente, Óscar Romero es ya mártir de la fe (in odium fidei), que ahora (según el Papa Francisco) se identifica con la justicia social (in odium iustitiae)

Para todos aquellos que le queremos, San Romero ha sido y sigue siendo testigo y promotor del valor de los hombres concretos y en especial de los más pequeños, en una sociedad como la nuestra, donde algunos se elevan y triunfan matando (o dejando morir) a los pobres, por motivos económicos y políticos.

Introducción

romero2Su “vida pública”, como arzobispo de San Salvador duró tres años, como la de Jesús y no dejó a nadie indiferente. Unos lo consideraban un profeta, un mártir, un luchador por la paz y el diálogo, un hombre de Iglesia; otros, por el contrario, veían en él a un revolucionario, un agitador de masas, un político frustrado que promovía la crispación, un personaje en busca de notoriedad social. Por eso le mataron los políticos e ideólogos (¡incluso religiosos!) de su tierra, con la colaboración de la Nueva Roma Imperial (USA).

El rostro amable de Romero, esculpido en piedra entre D. Bonhoeffer y M.Luther King en abadía de Westminster, Londres, junto a los «nuevos mártires» del siglo XX, invita a mantener la esperanza contra toda desesperanza.

Esta figura emblemática de la Iglesia Latinoamericana sigue estando especialmente presente en la memoria y el cariño de los más humildes de El Salvador. El recuerdo de su asesinato trae a la mente una forma equivocada de solucionar los conflictos políticos y sociales, pero también atestigua la permanente tentación de recurrir a la violencia para resolver los problemas molestos.

El recuerdo de su asesinato, unido al de la muerte de Jesús proclama la certeza y la fuerza de la esperanza que vence cualquier desesperación e impotencia; desde la vida entregada del Señor Jesús pueden mantener su dignidad los hombres y mujeres que sufren las injusticias de los poderosos o la instrumentalización de quienes siguen dominando los resortes religiosos de la vida de los pueblos.
Una memoria personal

Fui a verle hace unos años a su tumba, en la cripta de la catedral. Allí está tumbado, como en los sepulcros medievales. Una mujer de pueblo, trabajadora muy pobre, me dijo: No, eso no es Monseñor Romero. Le han hecho muy mal. Él no está muerto ahí, sino que está vivo, de pie, nos está recibiendo ¿No le ve Usted? Yo le llevo aquí, en mi camisera, Usted puede verlo. Está vivo en mi vida.

Creo que no volveré a su tumba. Él está vivo en el pueblo de El Salvador, está vivo en todos los que, de un modo o de otro, seamos cristianos o no, recordamos su memoria. Yo la quiero recordar, uniéndole al Cristo resucitado, su amigo y modelo. Gracias, Óscar Romero por haber vivido. Para recordar su trayectoria retomo y rehago y unas palabras de D. G. Groody, Globalization, Spirituality and Justice, Orbis New York 2007).

Experiencia fundante.

Ciertamente, Romero se había preocupado por los pobres a lo largo de toda su vida, pero la Conferencia de Obispos de Medellín, su experiencia del sufrimiento del pueblo en su propio país y su sensibilidad ante las injusticias que ese pueblo sufría, hicieron que se robusteciera su conversión a Cristo y a los pobres.

Unas semanas después de haber sido nombrado arzobispo, el 22 de febrero de 1977, uno de sus buenos amigos, que trabajaba mano a mano con los pobres, Rutilio Grande SJ, fue brutalmente asesinado por los escuadrones de la muerte de El Salvador . El asesinato de Grande marcó un impacto significativo en la vida de Romero, aunque Grande no fue el primero de los asesinados. De todas formas, como observa Jon Sobrino, tras este acontecimiento, cayeron las escamas de los ojos de Romero, de manera que pudo ver más claramente las estructuras de imperio, que conducían al sufrimiento injusto de la gente de su país (cf. J. Sobrino, Arzobispo Romero. Un Obispo con su Pueblo, Sal Terrae, Santander 1981).

En los meses y años que siguieron a la muerte de Grande, fueron asesinados muchos otros sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral. Entre ellos había religiosas como Dorothy Kazel, Ida Ford, Maura Clarke, y trabajadores laicos como Jean Donovan, que fueron asesinados el 2 de diciembre del 1980. Estas muertes tuvieron una gran repercusión pública, pero hubo también muchos catequistas, organizadores de asambleas de trabajo, periodistas, estudiantes, personas vinculadas al servicio médico y más de tres mil campesinos, que eran asesinados cada mes. Ellos deben ser añadidos a la lista de los iconos de justicia, aunque sus muertes hayan sido en gran parte desconocidas, no reconocidas y no publicadas. A través de estos injustamente asesinados, Romero se encontró en el centro de una guerra dirigida en contra de los pobres

Metáfora central.

La metáfora central que configuró la visión espiritual de Romero y de su sacerdocio fue Cristo crucificado y el pueblo crucificado de El Salvador. Él afirmaba lo siguiente:

Cada vez que miramos a los pobres…descubrimos el rostro de Cristo… El rostro de Cristo se encuentra entre los sacos y cestas de los trabajadores del campo; el rostro de Cristo se encuentra en aquellos que son torturados y maltratados en las prisiones; el rostro de Cristo está muriendo de hambre en los niños que no tienen nada que comer; el rostro de Cristo está en los pobres que piden a la Iglesia, con el deseo de que su voz sea escuchada

El Cristo crucificado iluminó la visión de Romero hasta que exhaló su último aliento. El 24 de Marzo de 1980, dentro de la iglesia del Hospital de la Divina Providencia, dispararon sobre Oscar Romero y le mataron mientras celebraba la misa. Imitando a la de Cristo, la misma vida y muerte de Romero fue una expresión sacramental del amor crucificado de Dios hacia el mundo, a favor del pueblo sufriente de El Salvador y de otros muchos, más allá de ese pueblo. Su brutal asesinato seguirá sembrando semillas de esperanza y de vida para todos aquellos que luchan por una mayor justicia social y que profesan la fe en un Dios liberador, cuyo amor no puede ser extinguido ni siquiera por la muerte.

Teología operativa.

El eje principal en torno al cual giró la vida de Romero fue la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. En ésa línea, él creyó que había sido llamado a “sentir con la iglesia”, especialmente en la medida en que ella sufre en el mundo. Romero creía que la misión de la Iglesia consiste en proclamar el Reino de Dios, que es el reino de “la paz y la justicia, de la verdad y el amor, de la gracia y de la santidad… para conseguir un orden político, social y económico que responda al plan de Dios”. (cf. R. Brockman, The Word Remains: A Life of Oscar Romero, Orbis Books, Maryknoll NY 1982, 5).

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La comisión de teólogos de la Santa Sede reconoce el martirio de Óscar Romero

Domingo, 11 de enero de 2015
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vive1_560x280El Papa podría anunciar su beatificación el 24 de marzo, en el 35 aniversario de su asesinato

Francisco quiere hacer coincidir su viaje a Centroamérica para presidir la ceremonia

(Jesús Bastante).- Paso definitivo para la canonización del obispo mártir de El Salvador. La comisión de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos acaba de aprobar, por unanimidad, la declaración de “martirio” de Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa por un grupo de paramilitares.

Según adelanta el diario Avvenire (propiedad de la Conferencia Episcopal italiana), el próximo paso es que sea la propia Congregación la que confirme este juicio y, finalmente, la aprobación del Papa. En este caso, al incoarse la causa del martirio, no es preciso un milagro para la declaración de beato.

Distintas fuentes apuntan que podría ser el propio Francisco quien beatificase a Romero el próximo mes de septiembre, si finalmente viaja a El Salvador durante la gira que le llevará a Estados Unidos y algunos países de centro y sudamérica. Otras fuentes afirman que el Papa podría anunciar dicha declaración el martes 24 de marzo, coincidiendo con el 35 aniversario de su asesinato.

Curiosamente -tal vez no tanto-, el propio Francisco citó expresamente a monseñor Romero en su audiencia general del miércoles. Y es que el impulso de Bergoglio ha resultado definitivo para acabar con la paralización de un proceso que estuvo frenado en Roma desde 1998.

Su postulador en la fase inicial fue Vicenzo Paglia, actual responsable del Pontificio Consejo para la Familia. Tras más de veinte años durmiendo el sueño de los justos en un cajón, la causa se reactivó en 2012, y una vez designado como Papa Francisco, se desbloqueó definitivamente.

En más de una ocasión, Bergoglio ha citado el ejemplo de Romero, y según fuentes del episcopado salvadoreño, llegó a decir a los obispos del país que la beatificación del arzobispo mártir era prácticamente un hecho. Apenas quedan semanas para que esta noticia se confirme, y “San Romero de América” deje de ser una frase esperanzada para convertirse en una oración oficial en la Iglesia católica.

Fuente Religión Digital

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Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Lunes, 8 de diciembre de 2014
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4grm_cLeído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

 

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

 

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

 

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

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En el XXV aniversario mártires de la UCA: El “recuerdo peligroso” de Jesús, por José María Castillo, teólogo

Domingo, 16 de noviembre de 2014
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cms-image-000007343XXV aniversario de los mártires de la UCA

Ignacio Ellacuría, veinticinco años después

Redacción de Atrio: Recordando a Ellacuría y a sus compañeras y compañeros mártires

La influencia del filósofo y teólogo se mantiene en su obra 25 años tras su asesinato

“El padre Nachito decía “¡esto es una injusticia!” y entonces al ratito de eso pum, no se oyó nada”

Mártires de el salvador: ¡Prohibido olvidar!

La dictadura argentina también vigilaba a monseñor Romero

Romero será beato en 2015

En recuerdo de los Mártires de El Salvador. Leído en su blog Teología sin Censura:

El asesinato de cinco jesuitas y dos empleadas de la UCA (Universidad Centroamericana, de San Salvador), el 16 de Noviembre de 1989, coincidió, en aquel mismo año y en aquel mismo mes, con la caída del muro de Berlín. Se ha dicho que los acontecimientos de aquel momento histórico, no sólo en Europa sino también en Centroamérica, fueron “la metáfora suprema del triunfo de la libertad”. Y es que, como ha escrito Bertrand de la Grange, corresponsal de Le Monde en la Centroamérrica de aquellos días, el mundo asistió en aquel Noviembre del 89, al “derrumbe del bloque soviético (que) sentenció la lucha armada y aceleró los procesos de paz en Centroamérica”.

La coincidencia (con la pequeña distancia de pocos días) entre los asesinatos de la UCA, en El Salvador, y la caída del Muro, en Berlín, representa las dos caras de la lucha por la conquista de la igualdad y de la libertad, los dos pilares sobre los que se pueden (y se tienen) que edificar los derechos humanos y la paz en el mundo. Por la conquista de este ideal sufrieron y murieron, tanto los que cayeron en el muro de Berlín como los que fueron asesinados en El Salvador.

Por caminos opuestos, y a primera vista contradictorios, unos y otros murieron por la misma causa: la lucha por la libertad y la dignidad. A fin de cuentas, cuando se trata de alcanzar la libertad, lo mismo da que la opresión venga de la derecha o de la izquierda. En un caso y en otro, se les roba a los seres humanos lo más grande que se les puede quitar, su dignidad. Y eso es lo que se les arrebataba tanto a las víctimas apresadas por el Muro de Berlín, como a los cerca de 4.000 salvadoreños que murieron en las dos semanas de combates, entre guerrilleros, soldados y población civil, a partir del 11 de Noviembre del 89.

Se ha dicho que aquello fue la ofensiva que abrió la posibilidad de la paz, al dejar patente que la guerra no se podía decidir militarmente. En esta coyuntura, el 15 de Noviembre, fue cuando el Estado Mayor del ejército salvadoreño decidió eliminar a los “reconocidos líderes” que le estorbaban en su proyecto de seguir dominando al pueblo. En la madrugada del día 16, fueron asesinados los mártires de la UCA.

La enseñanza, que nos deja patente todo esto, es un hecho que da mucho que pensar: por el camino de la represión y la dominación, lo que hacemos es levantar muros y fronteras que nos dividen, nos separan y nos alejan. Sin embargo, por el camino de los que dan la vida porque no soportan la desigualdad y la falta de libertad, lo que hacemos es dar pasos de gigante hacia un mundo en el que será posible vivir en paz.

jesuitas-uca-720_560x280Por esto puedo asegurar que me produce una tristeza inmensa la postura ignorante y fanática de quienes se empeñan en seguir diciendo que, desde Mons. Romero hasta los jesuitas de la UCA, todos los que lucharon y murieron en Centroamérica, por el ideal de una sociedad más justa, más libre y más igualitaria, no eran sino militantes políticos de izquierdas que pretendían imponer un sistema de dominación totalitaria. ¿No se dan cuenta, quienes echan mano de ese vulgar lenguaje de tópicos manidos, que todo aquel proceso de Centroamérica ocurrió precisamente cuando se estaba hundiendo el Muro que separaba a los dos bloques, y que representaba el final de la guerra fría y del sistema totalitario impuesto por el comunismo?

Así las cosas, ¿se puede asegurar tranquilamente que Ignacio Ellacuría y los otros jesuitas (como los campesinos del Mozote y tantos miles de muertos de aquellos meses en El Salvador) fueron “los huérfanos del Muro”? A quienes se atrevan a tomar en serio semejante cuestión, yo les pregunto: ¿Y qué decimos de los que murieron por hundir para siempre el Muro de Berlín? ¿Fueron estos también enemigos de la justicia y de la libertad?

No hay cosa que me dé más pena que la gente que no piensa, porque es incapaz de pensar. Quienes piensan siempre lo que piensan otros, ésos son los que viven siempre a merced de lo que interesa a otros, no de los que les conviene a ellos. Y esto, ahora más que nunca, abunda demasiado para desgracia de todos.

De Ignacio Ellacuría, y de aquellos jesuitas, me impresiona su libertad y su coherencia. Yo mismo lo vi y lo palpé con mis manos y mis ojos, cuando, poco después de la muerte de aquellos mártires, tuve la enorme suerte de poder irme a la UCA, para echar una mano – durante 16 años – en la terea de cubrir el inmenso vacío que habían dejado aquellos testigos de sus más profundas convicciones, las convicciones del Evangelio, la forma de vida que quedó trazada en el “recuerdo peligroso” de Jesús.

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